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Organo de su Venerable Orden Tercera • y Cofradías. Dirección y Administración: PP. MERCEDARIOS Silva, 39.—Madrid (12) AÑO VIII I 24 SEPTIE MBRE 1926 NÚM. 98 e t 00000G0000000000000000000000000000000000000000000000000000000000 000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000• Esta fecha, 24 de Septiembre de 1926, festividad de Nuestra Santísima Madre, hay que señalarla con piedra blanca en los fastos de la Merced; hacia las cuatro de la tarde embarca- rán en Marsella, en el vapor «Cham- bord», cuatro Madres y dos Hermanas de nuestro Convento de Bérriz, con rumbo a la China: p rimera de la serie de las Expediciones Misioneras de aquel Convento. Pedimos a los lectores de LA MERCED una ora- ción ferviente para que Nuestra Madre las ben- diga, las haga santas y dignas de ejercer un Apostolado fecundo en la China. o o 000 0000 o o 2 o o o o o O O O o 3 o o o 2 o 3 o o o o o o 3 o o o 3 o o 3 o o o )00000000000000000VG000000000.20000000000000000000000000000000. 00p0000300000000000000000000000000000000000000000000000000000000

PP. MERCEDARIOS - odemih.com VIRTUAL/Publicaziones... · do con imágenes suyas milagrosas en tanta abundancia que apenas hay iglesias nuestras que no sea Casa de de- voción, que

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Organo de su Venerable

Orden Tercera • y Cofradías.

Dirección y Administración:

PP. MERCEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12)

AÑO VIII I 24 SEPTIE MBRE 1926 NÚM. 98

e t00000G0000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000•

Esta fecha, 24 de Septiembre de 1926,festividad de Nuestra Santísima Madre,hay que señalarla con piedra blanca en

los fastos de la Merced;hacia las cuatro de la tarde embarca-rán en Marsella, en el vapor «Cham-bord», cuatro Madres y dos Hermanasde nuestro Convento de Bérriz, con

rumbo a la China:primera de la serie de las Expediciones

Misioneras de aquel Convento.

Pedimos a los lectores de LA MERCED una ora-ción ferviente para que Nuestra Madre las ben-diga, las haga santas y dignas de ejercer un

Apostolado fecundo en la China.

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.NUESTRA SEÑORA DE LA MERCEDCuadro de V. López, en el Museo de Valencia.

Tr.a ctaria a la labor, como la piedra, y que estuviese sin2 1rio (de época posterior), 3entadd como Reina, con magní-; leo manto, con las manos acogedoras vueltas a los morta-les como Madre de Misericordia «Merced, no era cosa sin-guldr en aquel siglo por sentada y sin Niño.

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Imágenes milagrosas de NuestraSeñora de la Merced.

Una de las pruebas de la predilección maternal de Marí?Santísima con su Orden de la Merced, es haberla enriqueckdo con imágenes suyas milagrosas en tanta abundanciaque apenas hay iglesias nuestras que no sea Casa de de-voción, que dirían los antiguos, o Santuario, que hoy del i-mos, de Nuestra Señora de la Merced.

Dejando aparte imágenes de advocación diversa, edal°Nuestra Señora de Gracia en Roma, de Bonaría en Cerd e

-ña, de los Remedios en Madrid, etc., con que María honrósu Orden, me limitaré en este artículo a reseñar algunasimágenes de Nuestra Señora de la Merced, bajo cuya ad-vocación celebra la Iglesia el 24 de septiembre a Maria

Santísima como Fundadora de la Orden.

Preliminar.

La primera iglesia que la Orden por su primer religio.y Maestro General S. Pedro Nolasco levanta en Barcelonsu cuna, no la dedica ni a la Santa Cruz ni a Santa Eulha, en cuya catedral tuvo principio y de donde tomó el notbre de Santa Eulalia u Olalla, sino que la consagra a honde la Bienaventurada Virgen María, indicio vehementeprueba confirmatoria de la intervención de María en la fi'dación de la Merced (1).

En tiempo bien cercano a esta fecha, 1249, debiódar erigido el altar mayor y en él la imagen de NuesrSeñora de la Merced, que nos la representa en su calid4de Reina y Madre de Misericordia.

No hay razón seria que impida adjudicar la precicimagen—tal vez dádiva real, procedente de Francia —a ,primera mitad del siglo XIII; los elementos decorativos aescaño o sela, gótico primario, son propios de aquel tierpo; la riqueza, amplitud y naturalidad del plegado se ecuentran en imágenes de aquel tiempo en materia más r

(1) In civitate Barcinonae contraxit originem, et a nostra Cathedr.Ecclesia Sanctae Crucis Sanctaeque Eulaliae idem Ordo nomen et SI

num accepit. Concedimus vobis et vestris in perpetuum quod in don'vestra quam habetis Barchinonae justa litus maris possitis construeOratorium sive Capellam cum campanis, et ibi altare engere in honrem Bzatae Mariae. Permiso del Obispo de Barcelona a Nuestro SanPadre para levantar la iglesia, con fecha 28 de abril de 1249.

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Sentada en actitud acogedora como ésta, segurament e-!ja primera de la Merced; o, lo más general, de pie, con o'sin Niño, cobijando bajo su manto a sus religiosos y dev o

-tos, como la de piedra de la portada del antiguo conventode Barcelona, del año 1343, y la del retablo de Gerona demediados o del último tercio del siglo XIV (I), las dos quese publican de grabados en madera impresas sobre perga-mino, del primer tercio del siglo XVI; la de relieve en pie-dra, según el P. Serratosa, de 1532, sobre la entrada delantiguo refectorio de la Merced de Burgos; y según el ilus-trísimo señor don Francisco de Boil, obispo de Alguer, las •que había en Lisboa y Coimbra, donde hay «muchas igle-sias con nuestra Señora de la Merced y sus caballeros

' arrodillados debaxo de su manto» (2); imágenes que pdre-ce deben ser anteriores a la primera mitad del siglo XV, Ysi son caballeros los que se cobijan debajo de su manto no'pueden ser posteriores al primer tercio del siglo XIV, sonlas imágenes típicas de la Merced.

Esta idea de María, generalmente sin Niño, en actitud'acogedora o con los brazos extendidos, es la más propia dela Merced y la más ordinariamente representada en lasimágene primitivas de América. De ellas es buen modelaartístico las que publicamos de V. López.

Este título de la Merced y su gráfica representación eslo más grato para el corazón humano. «El panbién, diceSan Bernardo, damos a su Majestad, oh gran Señora, delo fino y heroico de tu humildad, de lo cándido de tu purezay, finalmente, de lo demás que liberal atesoró en tí la liberalmano; mas tu misericordia es para nosotros la más sabro-

(1) La segunda razón, que ya insinuamos antes, es la antiquísimapintura de esta sacratísima Reina que cerca de cuatro siglos ha se veen Gerona, en la capilla que ya de tiempos muy antiguos edificó la>piedad y devoción de los fieles el insigne mártir San Serapio, escla re-cido lustre de la misma Orden. En dicha capilla está colocada sobre elaltar mayor la pintura de Nuestra Señora de la Merced, del misnlumodo y con los mismos adornos con que hoy la veneramos pintadaen sus efigies e imágenes: esto es, con vestido blanco y enteramentesemejante a los que usan sus hijos y alumnos, adornada además conel blasón de la misma Religión, tendidos ambos brazos y protegiendo'debajo de su capa o manto, verdaderamente real, así a muchos hii°,s.de su misma Orden como también a otros varones ilustres que estati'adornados con las insignias de príncipes y obispos. (El P. Maese"Interian de Ayala, en El Pintor Cristiano y Erudito. tom. 2, pág. 25"'reditado en Barcelona el 1883 por la Viuda e Hijos de V. Subirana )

(2) Citado por el P. Ribera en su Centuria Primera de la Mercedpág. 217.

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sa , porque a ella abrazamos con más afecto, de ella nos*acordamos con más frecuencia y a ella con más continua-ción invocamos» (1).

Los Mercedarios desde sus principios dedicaron lasIglesias que levantaban a la Santísima Virgen, y esto que .es constitución actual de la Merced, lo es, si creemos alP . Vargas, desde el año 1325 (2). En una bula de Nicolás IVde l año 1291 figuran veintitrés ;glesias de la Merced, de lasque diez tienen por titular a Santa María, siete a SantaEu lalia, de las cuales por lo menos tres, la de Sevilla, Cór-doba y Murcia el año 1356 la tenían ya cambiada por SantaM aría, una a Santo Tomás, una a San Miguel, una ä San-to Domingo, una a San Bartolomé y dos a Santa Catalina;Prueba es ello de la devoción que la Merced tiene a suMadre,

Nuestra Señora de la Mercedde Jerez de la Frontera

Antiquísima es la imagen, y sobre su origen hay, queYo sepa, hasta tres versiones.

La que corre en Jerez, originada o por lo menos fomen-tada por el grabado de la imagen con los milagros por ellaobrados, publicado en 1881 y que me transmite el ilustrado!Registrador de la Propiedad de aquella ciudad y gran ami-'g.() y devoto de la Merced, don Juan G. Rodrigo, «es que seencontró, al hacer obras en la fundación del convento, enu n horno de cocer ladrillos, en perfecto estado de conser-Ya ción, y a eso achaca el pueblo el color negro que tiene laeagen». Como inverosímil la rechaza el P. Rallón, que

( I ) En La Merced Coronada del P. Talamanco, pág. 26.4 ( 2) Magister Generalis Fr. Raymundus Albertus hoc Anno 1325,Huarc inonae Comitia generalia celebravit in quibus inter alia quedan]-7481a.tutum adinvenit tenoris sequentis. Quoniam gloriossisinia Virgol a. Dei Mater, fuit vera nostri Sacri Ordinis fundatrix. eamq; nos-. patronam et Protetricem agnosc mus, dignum et iustum est ut_t)sa m s pecialibus obsequis et reverentiis prosequamur. Ideo Fr. Ray-P"nu ndus Alberti Magister Ordinis de Mercede Ca p tivorum,.e1fr. Beren-riu s Cantul Prior de Barcinonae et alii definitores hujus praesentis

inviolabiliter Ordinamus praecipimus et mandamus quod‘ ,,quaect-mq; nostri Ordinis Ecclesia (etsi alicui sancto sit specialiter di-lata, sitque alicuius sancti, vel Sanctae Titularis) si in tali nostra Eccle-d , non est extructa capella, vel ad minus aliquod aliare in honoremg.4 1 °riosi ssirrae Virginis Mariae, de'novo extrui volumus, et praecipi-

ç2ns in qua vel in quo omni die Sabbati per annum missa Virgi Mariaeantetur. Chronica Ordinis,,ad annum 1526.

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Of9acri odffl beor cede re,dem PnonÍocprittti poftfl2ibue. S.

te %eje reneridipn rre frrrcc in oo tuinocba rifrinti noori azdmit fundanientiiircgui5 /ciTtNiittniones pzo rinlinccnriv

le ercinae. quibut3 rane in fpecitio fi, que a nintani Irl ve.;d it i oecen oíjiræi p , rpicere. lang ocificapiticboOCIS vt an fui» vertnis Occozn re voltario. Iiialetc•

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED A 13.Portada de las Constituciones editadas en pergamino en Valladolid el año 1533. 1. /-

escribía por los años de 1686 en el mismo convento de

Jerez.Este Padre dice se encontró en sitio señalado por re5-

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Plandores, el domingo de Palmas, de donde le vino llamar-se a ntiguamente Nuestra Señora de la Palma, por el ReyAlfonso, que, si no está equivocado el año 1547, fué Alfon-so Xl el Justiciero. Pero esto mal se aviene con lo que ante -riormen te este mismo historiador dice: «Dióle (S. PedroPascual, a quien da por fundador de este convento) títulocle Santa María de la Merced, y la ciudad, experimentadaslas muchas que de tan gran Señora recibía, la (iglesia) hatenido por santuario propio, frecuentándolo con particula-res asistencias por ciudad y Cabildo en días señalados, yr i es mirado por el Común como Parroquia de los Caba-lleros —y Republicos en razón de sus concursos» (1), porqueSI esta narración se da por verdadera, ha de atribuirse elsuceso a los años en que reinaba Alfonso el Sabio, con-quistador de esta ciudad, en cuyo reinado tuvo principio elconvento de la Merced de Jerez., La tercera versión asegura que reinando Enrique II porlos años 1569, apoderándose los moros de Algeciras, un,so ldado ignoto llevó esta imagen que el Rey Don Alfonso,.,nabia puesto en la iglesia de las Algeciras —en la iglesiau.e l a Merced llamada Santa María de Algeciras, existentecier tamente en aquellos años?—envuelta en «un paño blancoY azul, pespuntado con lazos de algodón, a manera de col-cha , del cual se conserva el día de hoy un pedazo en el,reli cario, habiéndose gastado lo restante en reliquias que senan llevado a diferentes partes» (2) y la dejó en nuestroconvento de Jerez. Pusiéronla sobre uno de los cajones dela. sacristía «y allí se vió resplandecer con tan extraordina-rias luces y sobrenaturales que los religiosos, en capítulo,acordaron colocarla en el altar mayor y tomarla por Aboga-da y Titular del convento, dándole nombre de Nuestra Se-nora de la Merced, que no sabían se llamaba de la Pal-nla» (3). Pero al tratar de ponerla en el altar mayor hallaronqu e no podían moverla de la sacristía, por lo que «mudandocas i toda la traza de la iglesia» tuvieron que hacerla deM odo que donde estaba la imagen fuese el presbiterio.

Esta imagen estaba en el 1686 en que escribe el PadreaIl «en un muy ancho y espacioso nicho, en unas andas

" Plata de la cual es toda el servicio del altar..., cuya tallaes de estatura natural y el color del rostro moreno, y a lo

A ( I ) Arch. H. N.; Ms. 8993, Fragmentos históricos de la Merced de, cl alucfa, fragmento 24, págs. 2 y 3 vtas., respectivamente.,2), P. Miro. Rallón en el lugar citado, pág. 4 vta.w) P. Rallón en el lugar citado.

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que se da a entender, no lo fué así en su principio, quetambién hace el tiempo su efecto en las cosas sagradas.Reconócese en lo gastado de la materia su antigüedad, y elrespeto que se le debe no da lugar a que de nuevo el pincelse atreva a llegar al rostro, que es grave y modesto, Ycausa devoción y respeto a los que la miran. Las joyas Yvestidos que le han dado los fieles son ricos y pre , io-sos» (1).

«No hay ninguna fotografía de la imagen sin vestid u-ras, porque la talla está tan deteriorada que la tienen reves-

tida de una especie de canuto de plata, sobre el cual vanlas ropas. La imagen es completamente negra, de cara per-fecta y muy bonita; las manos y el niño deben ser más nurdemos que la escultura» (2).

Muchas son las maravillas que por su intercesión haperimentado la ciudad, y muchos son sus actos capituizacerca del Patrocinio de esta Señora. De las hechas envor de los particulares «dan testimonio las paredes del cvento e iglesia cubiertas todas de mortajas, grillos y canas, piernas, cabezas y presentallas, cuyos prodigiosucesos fuera negocio muy prolijo referir».

El P. Pedro José Chamorro el año 1780 escribió Execa-toria de muchos y justificados beneficios que debe Jereza la Virgen de la Merced. De buena letra y firmado por elautor, que no la tiene tan buena, existe un ejemplar en lasección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional (3), y dela misma obra—a no ser que sea el Resumen histórico pa'negírico, del mismo autor—debe ser el ejemplar del querdice el citado don Juan G. Rodrigo, «ví en la sacristía unlibro manuscrito por fray Pedro José Chamorro y Alba, quecomprende noticias y sucesos desde el año 1268 al 1776».

Cita el P. Chamorro, lo que es mucho de agradecer, almargen de la narración de cada uno de los sucesos m era-villosos, las fuentes de donde las toma, que casi son sien l-pre el protocolo y papeles del convento, y las actas ca p i ta-lares de la ciudad, y que era hombre que quería docum en-tarse en lo que escribía, demuéstralo una carta original'conservada en el manuscrito citado, que con fecha 7 de 11:).'vienf)re de 1763 dirigió a un religioso de Madrid, pregavtándole si en el archivo de la Orden de la Corte obraN

(1) Fragmento citado, pág. 6.(2) Carta del Registrador de la Propiedad de Jerez, don Juan a

drigo.(ä) Ms. 8730.

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algún documento que autorizase los milagros llamados losCabaiiiles y el de los Potros cerriles, narrados por el Pa.,dre Talarnanco en La Merced Coronada.

Empezando por los ú:timos cuenta los prodigios hechosPor Nuestra Señora de la Merced en favor del común de laciu dad—de los particulares no habla porque sería, dice,m olestar con la multitud—«para que los que viven que losv ieron, con la experiencia se inclinen a no dudar de los másantiguos».

Favores de lluvia en tiempo de sequía, cuenta diecisieteOc urridos entre los años 1779 y 1507; de ayudas en guerrastres: los años 1702, 1325 y 130; preservación o cesaciónde ep idemias, nueve: entre los años 1682 y 1521; de protec-clön de Nuestra Señora en las plagas del campo, cuatro;de socorro en un hambre muy grande, uno, y en un pleitodo nde se ventilaba el derecho de tierras de mucho valorPara la ciudad, otro.

Entresaquemos algunos de los sucesos más notables.El año 1773 de sequía en Andalucía y después de roga-

tivas sin resultado en varios pueblos, «la ciudad de Jerez,Por único y primer recurso, acordó procesión general alCo nvento de la Merced Caizada por agua en martes 16 denov iembre por la mañana, a la oración del mismo día co-M enzó a llover... La ciudad dió cien doblones para una lärn-Para de plata en memoria del prodigio».

1734. «Procesión general después de otras por agua enDomingo de Ramos por la tarde, y a las once de la nochedel citado día principió a llover y continuó. En la mismahora golpearon las puertas de la iglesia y precisando queles a briesen, hízose así y entraron muchas personas a darla s gracias. Se descubrió la soberana imagen y hubo mu-chas lágrimas de gozo, y se cantó el «Tedeum» en aquellahora»._, 1602. «Procesión general, agua en martes, 9 de abril,9%o día de Pascua. Estando ya todos en la iglesia de laM erced y los cielos claros, al mover a la Virgen, principióa llover mucho, después de un gran rato repitieron la mis-m a diligencia y llovió con tal fuerza que acordó la ciudad8e cantase misa en acción de gracias, aquí mismo aquellaMañana».

1600. «Procesión general en 30 de abril con la Señorade la iglesia mayor. Llovió mucho y fué año fertilísimo».

Año 1599. «Procesión general por agua. Al salir la So-uel'ana Virgen por la puerta de la Merced se arrebató en

ex-resfa-on-de-so5

1-20-

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éxtasis el V. Juan Pecador (San Juan de Dios), y llovióbien».

1702. «Desembarcaron sus tropas los ingleses, apode-rándose de Rota y Puerto de Santa María en 24 de agosto;hizo notables daños sin haber quién le resistiera. Se man-tuvo allí hasta que en la mañana de la Virgen de la Mercedse fué. En acción de gracias hizo procesión general de estaSeñora. Desde este caso la venera como Compatrona laciudad y gran Puerto de Santa María».

1600. «El 20 de julio se hizo procesión general de roga-tiva pidiendo la cesación de la peste, y el 7 de agosto es-cribe el corregidor don Antonio Osorio al cabildo lo si-guiente: «No puedo ir a dar a V. S. la enhorabuena de lasalud que Dios se ha servido dar a esta ciudad. El hospitalde enfermos se ha quitado, porque no los había; sólo que-dan cuarenta convalecientes, los que van despachando contoda brevedad. Y así convendrá, si a V. S. le parece, darlas gracias a Dios de las mercedes que nos ha hecho y aNuestra Señora de la Merced, pues desde el día que acor-damos procesión se fué aminorando el mal...»

«La ciudad acordó en vista de esta carta que con con-sulta de médicos se pregonase la salud con toda solemni-dad posible».

1569. «Sacaron en procesión a esta su Patrona MaríaSantíbirna de la Merced. Hízose la procesión en el día dela Ascensión por la tarde, contándose ya 19 de mayo; lo-gróse la salud. En la estación hizo la Señora un patentemilagro, y en los días de la octava, que estuvo manifiestaen la capilla mayor de la Merced, hizo más de catorce pro-digios».

1640. «El pulgón o cuclillo iba este año vorazmentearruinando todas las viñas de Jerez. Afligida la ciudad re

-currió en fervorosa rogativa a su Patrona María Santísimade la Merced, y experimentó, no sólo la cesación de la Pl a

-ga, sí también el portento que el día siguiente amaneciótodo el pulgón ahogado en el río de esta ciudad (1).

Gran(de fué la devoción que a la Santísima Virgen enesta imagen tuvo el santo y apostólico varón P. Maestroi's ray Juan Bernal, que, dice el P. Guerrero, cuando mozoiba «muy de ordinario a visitarle y pedirle con fervorosasoraciones guardase su castidad y le hiciese digno siervo desu precioso Hijo. Corrióse la voz que la Santísima Virgeo

(1) Obra citada del P. Chamorro. Ms. 8730.

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le habló y mandó tomar su santo hábito de la Merced. Nofui menester volvérselo a decir segunda vez enamoradoComo estaba de aquella imagen de María» (1). Tomó, enefecto, el hábito en Jerez como filial de aquel convento, ySal ió a hacer el noviciado al convento de Sevilla.

La venerable antigüedad de la imagen, no igualada porninguna otra de Jerez, patronazgo sobre la ciudad duranteigl os y patrocinio continuado con grandes favores y mo-

tivos son suficientísimos para que Jerez trate de la corona-ció n canónica de su Patrona y de declarar basílica menorSU histórica iglesia.Nu estra Señora de la Merced de Orán.

Sobre esta imagen y sus milagros escribió el P. Pdo.fray Miguel Pareja (2), que residió en el convento de Orándesde el año 1688 hasta el 1707, y sobre el mismo asunto,además del Rvdrno. P. Maestro Guimerán, dice, escribieronta mbién «algunos historiadores hijos Eurstres de nuestraDrOV illCid de Valencia».

«No hay memoria, ni se sabe quién llevó a Orán estesa nto simulacro, hermoso en extremo; es de medio cuerpo,rostro y manos hermosísimas. Era singularísima la granuevoción que en aquella ciudad le tenían por su gran pa-trocinio y los muchos milagros que por su intercesiónObraba », Caída Orán en poder de los turcos el año 1708, se trajola i magen a Cartagena y se colocó en el hospicio que allíten ia la Orden, donde hacían cuarentena los cautivos redi-nlidos ; «y no será fácil, escribe el citado P. Pareja, que lagra n devoción que le tiene aquella ciudad y los de Oráncj u e allí están, le dejasen sacar de allí habiéndoles enriqueci-

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uo el cielo con tan precioso tesoro hasta que se recupererä n y vuelva a su CdSd a purificarla, pues hoy está hecha'ezquita de moros». Allá volvió recuperada Orán, el año1732.

Muchos fueron los fervores que la Santísima Virgen dis-Pensó a los españoles residentes en Orán, en mala hora

Ms. 8293, freg. 15.v . ; 2 ) Re lación sencilla que remitió del convento de Santa Lucía de la,4 11la de Elche al P. Pdo. fray Gabriel Barbastro, Maestro de Noviciosrikhe de Valencia, el P. Pdo. fray Miguel Pareja, siendo comendador del10 110 co nvenio de Elche y comendador que fué varias veces del con-

1

- i e Ori, Elector General, dafiniclor de Provincia. Archs. Hist. N.ss. 8730.

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ve'a en la capilla de la Virgen cantando salves y con go-zo.s , con los religiosos.»Por la mañana, viendo no parecía la Virgen, se retira-

ron todos a descansar y el alférez don Lázaro Salazar yEscobedo, suegro del ca pitán de galera don Manuel Per-Mo selle, devotísimo de Nuestra Madre, alférez de Infante-pues era tan devoto que todos los años el sábado de

traii ramos y flores a nuestro convento, aunque letocase llevarlos a la iglesia mayor o a los otros conventos;_,ste se puso a la ventana en su casa, que después de susoids era del capitán Marroquín, y estando allí vió una bar-ci a que asomaba por la punta de la aguja, y despertó a doñaJuana, su mujer, diciendo venía una barca y que sin dudaSeria de las galeras y que en España habría gran novedad.

.Pui observando la navegación y vió era la barca muy pe-que n- a y que salía a la orilla del mar muy a menudo.„ »Se acercó la barquilla, y como pudo se llegó al barqui-no , y a la novedad acudió todo el lugar y entre todos el er-Pli taño de Nuestra Señora del Carmen, cuya ermita esta-. a

a la orilla del mar, y viendo a los cinco cautivos, queme la gran miseria y hambre que habían padecido, todosgjedaron atónitos y confusos de verles, y el ermitaño deNtiestra Señora del Carmen, cuya ermita estaba a la orillauel mar, les pidió el barquillo para ponerle en la iglesia de

ermita, y ellos dijeron que no querían, que no era Ma-dclec'Invaiadje.el Carmen, sí Madona de la Merced, pues toda la..inoche había estado sentada a la popa y les había libradome l os grandes peligros en que se había visto en lo dilatado

»Y admirados todos del prodigio acompañaron a aque-'n pobres y míseros cautivos, y cogiendo uno de ellos el.1.:,' arquillo a cuestas, vinieron todos al convento a dar lasmeb idas gracias a su libertadora y devota, que la encontra-

2

ro n en su nicho con las sayas todas mojadas, llenas dererl d, y le hicieron cantar misa de gracias, y por memoria111Sieron colgado el barquillo del techo de la capilla vieja y*Mi se conservó mientras duró la iglesia vieja.da »De todo esto se recibió información y estaba autentica-

:

; en el archivo del convento. El que escribe esto la leyó‹ It insi ittaas. veces y también las vió el P. Ballester cuando fui

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abandonada por España el 1790, en los muchos sitios que.sufrió de los moros y en las calamidades públicas; pero'sobre éstos son notabilísimos hechos en favor de los cris-tianos cautivos de los que transcribiré de la obra citada dosCdSOS.

«En la iglesia vieja de Orán había en el techo colgadauna barca de cañas aforrada con pellejos de buey como'artesa pequeña, en la cual se vinieron de Argel cinco cauta-vos napolitanos, habiendo primero invocado el amparo Ypatrocinio de Nuestra Madre Santísima de la Merced deOrán, que sin él era imposible haber llegado, pues los Pe'Ilejos mojados y amerados con el agua del mar, no pudien-do navegar salían a la orilla y ponían el barquillo al sol Yvolvían a marchar. Así navegaron las ochenta leguas (1), Yla noche antes de llegar a Oran, para que resplandeciera'más la misericordia de la Virgen, el milagro se hiciera máspatente y se aumentara más la devoción, sucedió que el P a

-dre Navarro el Viejo, sacristán que era del convento deOrán al trocado de las velas, que ordinariamente era a lasonce de la noche, bajó a la iglesia a componer las lámPa'ras, y yendo a la capilla de Nuestra Madre halló la lamp a -ra apagada. Llevó luz y vió que la cortina que cubría el n i

-cho de la Virgen estaba descompuesta; subió sobre el altary advirtió que la Virgen no estaba en el nicho. Subió co-rriendo y avisó al P. Comendador, que era el Padre Lectorfray Luis Gosalbo, y le contó lo que pasaba. El P. Come n-dador mandó llamar a todos los religiosos y bajaron a laiglesia, y la reconocieron toda creyendo habían entrado la-drones y robado la Virgen.

»Mandó repicar las campanas, y como después de troca'do se podían tocar sin causar gran novedad a todo el lugar;el señor marqués de San Román, que era capitán genera'de la plaza y devotísimo de Nuestra Madre e hijo de con-fesión y muy amante del P. Comendador y demás religi°-sos de nuestro santo hábito, luego despachó un soldado desu guardia para que supiese por qué motivo se tocaban lascampanas del convento a aquella hora. Informóle el P. co-mendador de lo que pasaba y de la gran aflicción en qu e s,e

hallaba, pues no parecía la Virgen. Y con esta noticia baiua la iglesia el capitán general con su capitán de guardia Ycriados, y con esto acudieron otros muchos capitane s Ymuchas personas del lugar, y toda la noche estuvieron ert

(1) Hay de Argel a Orán 3 55 kilómetros.

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NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED• Relieve en piedra sobre la puerta del antiguo refectorio de nuestro Convent o de

Burgos de 1532.

Nuestra Señora de la Merced dela Ciudad de Santo Domingo.

k Dádiva de los Reyes Católicos, mis predecesores, dice'una Real cédula, y la primera que pasó a aquellos parajes?.por cuya intercesión se han experimentado en ellos . porten'tosos milagros, así en los temblores de . tierras, tempesta des? ' •invasiones de los enemigos, en que se ha aparecido visible"mente sobre las murallas, como en otros diferentes suceso

por Cilyos beneficios le había jurado dicha ciudad por su.Paträna» (1).. 4 Donónos este precioso retrato y copia de la augustísinlin'

Emperatriz de los cielos doña Isabel, Reina Católica aeEspaña, entregándola con amorosas lágrimas a nuestra,religiosos, cuando con el afortunado y memorable capi-ialldon gristóbal Colón, Almirante después del Nuevo Mun0"pasaron el Océano a desmentir filosofías opuestas a • la Pr();,

videncia omnipotente, pues negaban la habitación humail.',.en los dilatados orbes súbditos de la zona tórrida o quemada"

(1) Arch. Hist. N.; Ms. 8730.

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Y fu erownuestros frailes (como queda tantas veces referido);los que ptimero aposesionaron el Bautismo en aquella in-itensidad de tierra...»

« Es la milagrosa imagen de estltura algo mayor que ennuestro siglo tienen las mujeres, muy bien proporcionada, ytan hermosa que es imposible poner en ella con atención laVista y no desahogar el corazón y el alma de cualquiercongoja por apretada que sea. Hablo de experiencia, porqueaunque indigno, merecí cerca de dos arios vivir en el dichomonasterio, y me sucedió, no pocas veces, en su presenciaefauveon rtaabipl>e ( li.o) que afirmo, y dicen casi todos los que la fre2

Esta imagen, después de haber estado puesta a la vene-ración pública, la relegaron a un ángulo deia sacristía ded onde la sacó una hermandad de loS Dolores de NuestraSeñora, fundada en el convento, para que en los pasos de lapasión y especialmente en la representación del Desenclavó,,'Con hábito de viuda dolorosa, represéntase ante los ojos delo s fieles los sufrimientos de María. « La quitaron, dice eIPadre Maestro Téllez, mn lienzo con que se encubría, y laadv irtieron el semblante totalmente mudado: hechos-carnelos ojos,' laS lágrimas copiosas bordando las mejillas, yestas, de Suerte pálidas, que los afectos de los presentesPasaban de admiración a un género de pasmo y horrorde voto, lo's labios hasta allí claveles, ya lirios y violetas, yOda ella, en efecto, un espectáculo de angustias».

Esta misma imagen, vestida de galas cubierta de unManto de luto, sacáronla la mañana de Pascua para la re-Presentación del encuentro de Jesús resucitado con su Madreglo riosa, que se hizo en el atrio de nuestra iglesia. « Cubier-ta, Pues, nuestra Patrona Virgen y madrugando con el albala gente, músicas, artificiales fuegos y festivas demostracio-nes , comenzó la procesión duplicada por el Hijo de Diosresucitado y por su Madre deseosa, cada cual por una partede la plaza, y al recibirse entrambos, quitándola el dolorosomanto, de improviso se mostró de suerte hermoso su virgi-nal semblante derramando gozos por los labios y por la vista,,que pudieran los serafines admirarse y dar las mismas vocesque el enajenado pueblo, puesto que éstas eran tantas, que .CO n su estruendo confundían las de los instrumentos y trorn1Peta s.,No es ponderable el asombro alegre que infundiÓ ertodos aquel l a, prodigiosa maravilla, ,el C011C.Ut-S0 de gente.enu estra iglesia, la devoción que a nuestra Patrona sobprapgCobraron todos desde entonces, ,Çolocáronla, debajo • de. undosel en ,e1, altar de la mayor y, all1:10,s; días nnglieg, . '

jt

\ 9) P. Mtro. Fr. Gabriel Téllez (Tirso de Molina), Historia general dél-l' ocien de la Merced, parte segunda, • s

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la invocaban, con remedios evidentes de cuantos se valíande su patrocinio . (1).

. No fa!tó quien atribuyendo a embeleco el fenómeno dijerahabían pintado la cara triste para el Viernes Santo, y alegrepara el día de Pascua, y tomó la especie tanto cuerpo que elArzobispo de Santo Domingo, Primado de las Indias, mandóel ario siguiente se depositase bajo llave la imagen en sucapilla y de allí saliese para las lepresentaciones piadosasdel Viernes Santo y día de Pascua en que se renovó el pro-digio del año anterior, y hablando el Padre Téllez del en'cuentro de Jesucristo resucitado con su Santísima Madredice: «Al correrla la cortina negra o manto congojoso, ama-neció en su cara la alegría de los cielos.., dejando avergon-zada a la malicia, y en estimación más venerable a la glo-riosa efigie de cuantos en el Nuevo Mundo tienen nombre».

Aum .ritóse la devoción a la santa imagen con sucesosmaravillosos acaecidos el 8 de septiembre de 1615 (en queentonces se celebraba la fiesta de la Merced) en que cesó eluniversal terremoto que, durante cuarenta días, afligió todala isla y ciudad de Santo Domingo.

A petición del Padre Comendador, Fray Juan Rodríguez,.se hizo de todo información jurídica, sobre la cual, a instan'cias del mismo Padre, recayó calificación favornble quedieron el Padre Juan de Gálvez, Guardián de San Franciscoy el Padre Luis Jerónimo de Lore, Comisario Franciscanode Nueva España, e hizo pública don 'Juan Francisco Manse-ra Talaverano, Vicario General del Arzobispado de SantoDomingo, que en diciembre de 1615 «manda y mandó sepubliquen y prediquen en las iglesias y conventos de dichaciudad y en las demás partes y lugares las solemnidadesque el caso requiere».

Dejando la poética descripción del Padre Maestro Téllez,transcribimos el informe de los dos mencionados PadresFranciscanos, dado a 22 de diciembre del ario 1615.

«Dixeron que en seis puntos principalmente parece h a-berse declarado esta Santa Imagen milagrosamente excededel orden de naturaleza; los cuales lo comprobaron con m u-cho número de testigos, mayores de toda excepción, ecle-siásticos y seglares, así hombres como mujeres, de la geitemás granada y principal de esta ciudad, en que contestanmuchos y diferentes personas, las cuales fueron examina"das con la forma y orden que pone el Dro, en el capítuloVenerable del Sexto, que es en los Decretales, los cua"les son:

» En el abrir y cerrar los ojos y menearlos milagrosarnen:te, lo cual declaran haber visto treinta y cinco persona quufueron testigos de vista, como se contiene en la información;

'1) Padre Maestro Téllez en el lugar citado.

El segundo de la alteración y mudanza del rostro trigüe-ño en blanco, en que testifican, declaran y contestan treintatestigos;

» Decreta el tercer punto el de tener en si movimientotrémulo que se vió en las cintas que estaban pendientes delos velos que la Madre de Dios tenía con que se abrían y ce-rraban; el cual dicho movimiento consta ser fuera del ordennatural, porque ya habían cesado los temblores que hubo enesta ciudad, los cuales se vieron con experiencias que seh icieron de no ser causados del aire ni viento, ni del humode las hachas y candelas, en el cual milagro declaran y con-testan cuarenta y cuatro testigos oculares;

» El cuarto es el moverse con movimientos conocidos lasdos varillas de hierro o plata con que se tiran los velos, enq ue declaran y contestan siete mujeres principales, sin otrostestigos, que consta por los autos e informaciones a que seremiten, sin dos hombres que también declaran lo mismo;

» El quinto es de unos resplandores a modo de luceros quese vieron en los brazos y corona de Nuestra Señora que semudaban de una parte a otra, en el cual declaran y contes-tan cuarenta y dos testigos de vista, hombres y mujeres;

» El sexto, que de la corona de Nuestra Señora vieronsalir un pajarito, y volando por lo alto, en que declaran ycontestan quince personas, testigos oculares, mujeres.

» Demás de lo dicho consta haber hecho milagro la SantaImagen, dando salud a un enfermo desahuciado de cámarasde sangre, en que declaran dos testigos, que el uno de elloses el mismo enfermo en quien se obró el milagro, y el otrosu camarada.

» Y asimismo hay otros cuatro milagros de testigos sin-gulares, que por no estar probados, no se hace menciónde ellos.

» Asimismo declara el Padre Bartolomé Sánchez, clérigo,que a un enfermo devoto de la Virgen que estaba a punto demorir y sin habla, y apercibida la mortaja, se le apareció yconcedió que no muriese hasta que se confesase, y así comohubo confesado fué Dios servido de llevárselo, en el cualMilagro contestan Isabel Méndez, que por ser beneficio espi-ritual en bien del alma, se debe estimar en tanto y más quetodos los referidos.

» Y asimismo, estando Gaspar Francisco, vecino de dichaciudad en la iglesia del convento de la Madre de Dios, oídomisa después de haber dicho la mayor y estando hablandocon Leonarda de Jesús, beata y Lucía de..., cayeron de unacapilla de lo alto de ella dos vigas, y la una dió en la silla yse la hizo pedazos, y el viento lo arrojó de la silla, dondePensaron que lo había hecho pedazos, y encomendándose al a Madre de Dios fué libre del peligro, del cual le preservó

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Nuestra Señora por haberse encomendado a Ella, en lo cualdeclaran y contestan cinco testigos.

»Por todo lo cual, los dichos Padres Guardián y Comisa-rio, dieron su parecer y censuras, aprobando los dichosmilagros ser verdaderos y dignos de ser calificados por eldicho Deán.»

Al ario siguiente, a 29 de agosto, los capitulares de laciudad, agradecidos a Nuestra Señora de la Merced, acorda-ron ofrecerse por sus esclavos y tomarla por su Patrona eintercesora con su benditísimo Hijo para que los ampare ylibre de los terremotos y temblores de tierra que pueden su-ceder en la Isla y otros trabajos (1).

El Padre Maestro Téllez, dice que este acuerdo fué debi-do a las diligencias del Padre Pdo. Fray Juan Gómez, Vi-cario General de aquellas Islas y sus compañeros, entre loscuales estaba el mismo Téllez, recién llegados de España.

«Todo el Cabildo, continua, Justicia y Regidores en for-ma de ciudad y Ayuntamiento, la Cancillería con su Presi-dente, éralo entonces don Diego Gómez de Sandoval, y susOidores, representando la Real Audiencia, votaron a nuestraImagen Soberana por única Patrona, y sucedió esta accióndebida el día de su Natividad deseada; prometieron, pues,como lo cumplen, celebrar esta festividad cada año, condemostraciones generosas, regocijos generales y religiosasprocesiones, acompañado de todos los ilustres Magistra-dos» (2); y más atrás en la misma obra al fol. 241 dice predi-có en esta festividad el Padre Vicario General mencionado,y que hicieron voto expreso de su inmaculada preservación(Concepción)».

Cuanta fué la devoción que a esta imagen y a su Inmacu-lada Concepción se despertó en este tiempo, muéstralo Tirsode Molina, testigo ocular de lo que narra. « Especialmente seintrodujo en aquella ciudad e isla la devoción de la limpiezapreservada de la Concepción purísima de nuestra Madre ySeñora... Y las noches y días sin cesar en procesiones yconcursos frecuentaban a centenares nuestra iglesia; salíanlos marineros de sus mares, tendidas sus banderas y conhachas encendidas en las manos e instrumentos bélicos,parece que se ofrecían virtualmente a morir en el patrociniode tan piadosa causa. Los muchachos, sin diligencia, ni aunnoticia de sus padres, se convocaban, y gastando en velasy cirios lo que la amorosa importunación recababa de susmadres, con estandartes de papel y estampas de este misteriocompasivo salían por las calles en cuadrillas a nuestro tem-

(1) Consta del acuerdo tomado por la ciudad de que hay copia en elMs. citado 8730.

(2) Padre Maestro Téllez, Historia General del Orden de Nuestra Se-ñora de la Merced, Redención de cautivos. Segunda Parte fol. 462 vto.

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Plo cantando villancicos y motetes a la privilegiada VirgenY Reina de la original pureza».

También es Nuestra Señora de la Merced en esta mila»groba imagen « especial protectora de las armas, para locual el ario 1656 a 14 de mayo se apareció sobre las murallasde esta ciudad, con cuya asistencia se consiguió la victoriamilagrosa por trescientos católicos contra siete mil herejescomandados del pérfido Cromwel, de la que consta por Realeedula en este Gobierno, y de todo hay relaciones auténti-cas en el supremo consejo (por lo que el Conde de Perialba,capitán general que era, con los demás oficiales de guerra,Juraron a esta Santa imagen por especial Patrona y aboga-chi de las Armas), como también tradición de la misma apari-ción en la batalla de la Habana Real contra franceses» deque existen, añade otro instrumento del ario 1735, aun mu-chos testigos vivos».

Algunas cosas más pudiera añadir, pero por no alargarmás este ya largo artículo, baste lo dicho.

Como esta hay muchas otras imágenes milagrosas de laMerced, cuyas noticias duermen en los archivos, de algunas(le las cuales, ofreciéndose ocasión, hablaremos.

FR. JUAN G. DE CASTRO.

Vida de San Pedro Pascual, obispode Jaén y manir, en Granada, de la

Orden de la Merced.Por Juan Pardo de Villegas.

8u fiesta el 23 de octubre.

Con razón son culpados los hijos de esta ciudad en elPoco cuidado que han tenido, dejando esculpidos los he-chos heroicos de los pasados para que los por venir estu-viesen enterados en la verdad, y los ajenos estimasen susgrandezas, si bien fueron tantas las inquietudes que losmoros de Granada causaban con sus entradas a esta tierra,que cuidaban más de las armas que de las plumas. Y hastala última rebelión y levantamiento de los moriscos, año de1568, que apaciguó con valor el señor don Juan de Austria,venciendo y sujetando a los rebeldes, no las dejaron deles manos los hijos de esta ciudad.

He procurado con todas veras las noticias del Santo

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mártir don Pedro, y mayores las he hallado en la ciudad deGranada que en la de Jaén. Pero no me admiro, porque sumayor asistencia fué en aquella ciudad, como prisionero detantos años y operario insigne de la Viña de Dios, y adondele puso como en universidad para que mostrase ser doctorde su Iglesia, no sólo enseñando en las clases de las maz-morras, adonde había tanto número de discípulos que ape-nas me atrevo a señalarlo, sino con sus escritos, haciendodiálogos para enseñanza de cristianos y refutando con susrazones evidentes la seta de Mahoma para concluir a losmoros'.

Fué este santo Obispo natural de Valencia o su comar-ca, y échase de ver en un libro que compuso, llamado Bibliade los Misterios de la Fe, en lengua valenciana, que dió elexcelentísimo señor marqués de Mondéjar don Luis Hurtadode Mendoza a los Padres del Carmen Descalzos, y está ensu Librería. Fué religioso de Santa Olalla (así se llaman losfrailes de la Merced) y después obispo titular en Toledo,adonde sirvió y administró el Pontifical del señor arzobispode aquella ciudad (1).

Fué electo por los señores capitulares del Cabildo deJaén por los años de 1294, algo más o menos, como cons-ta del manuscrito que dejó un capitular de la santa iglesiade Jaén por los años de 1428, de quien me envió un PadreMonje de la Cartuja algunas aportaciones que estaban enpoder del señor don Pedro de Castro. y Quiñones, arzobis-po de Granada y después de Sevilla, el autor el doctorMartínez, natural y capitular de Jaén.

Y este santo doctor y mártir, se ejercitó desde el día queentró en su Obispado, en cumplimiento de su obligación,sin perdonar el trabajo ni tener rato que no fuese en ordena la enseñanza de los fieles, predicando y confesando portodos los lugares de la comarca.* Este santo obispo se iba a Granada con salvoconductodel rey moro, para visitar los cautivos y confortarlos en laFe y socorrer sus necesidades, hasta que en una entradaque hizo se quedó cautivo, porque le dijeron al rey que nosólo hablaba con los cristianos cautivos, pero que alterabala república, oponiéndose a ella y a su ley, y que habíatraído a muchos moros a sí, y convirtiéndolos a la ley delos cristianos, y que era traición manifiesta a que se debía

(1) Lo de obispo titular de Granada y auxiliar de Toledo no esexadto. -

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Poner remedio, y no guardar salvoconducto, supuesto queel obispo había quebrantado las leyes comunes contra laley y la patria.

En este tiempo reinaba en Granada Amir Mozlemin, lla-mado por otro nombre Muley Mohamad Abdala, el cualj untó a los mayores de su Corte y morabitos de Granada yconsultó el caso, no tanto por su palabra y letra (debajo delcual seguro había entrado el Santo Obispo), cuanto temien-do al rey Don Sancho el Bravo, con quien tenía hechastreguas. Determinaron todos quedase cautivo y preso elSanto Obispo, pues había quebrantado las leyes comunesde la patria y religión. Con que luego fué a dar a las maz-morras adonde estaba ocupado en el ejercicio que le traíadesde Jaén, que era de enseñar la doctrina cristiana y losmisterios de la Santa Fe Católica, y lo aherrojaron como alos demás cautivos. Este día fué de los más festivos paraS u alma, pues en aquellas prisiones se gloriaba, y más sien-do padecidas por el cumplimiento de su obligación. Ejerci-thase el Santo Obispo en predicar y confesar a los cauti-vos, llenándolos de consuelo.

Acordó el rey, de consulta de los suyos, que no se leapretara mucho con prisiones, porque siendo tan viejo po-dían acabarle la vida, y que de su cautiverio interesaríanu n grande precio con su rescate. Y como no se mueve lahoj a del árbol sin la voluntad de Dios, movió la de estosbä rbaros a que le diesen suelta al Santo Obispo para quemejor pudiera ocuparse en los ejercicios tan de su gusto,como era enseñar y confesar a los cautivos. Pudo con esto

a lir y visitar las Christianas, que estaban sirviendo en ca-Sd de muchos moros principales, y con doctrina esforzar-,las para que en sexo tan frágil no faltara el cimiento de laLey , que es la fe, y a los niños hijos suyos les enseñaba losMi sterios. Y asimismo buscaba socorros que llevar a losca utivos oprimidos y muertos de hambre. -

Por este tiempo se vió muy afligida la Santa Iglesia deJ aén, viendo a su Obispo cautivo. Unos le culpaban la ni-M iedad de su celo, que primero era acudir a las obligacio-ne s de su Iglesia; otros ponderaban su mucha caridad. Tra-taron de su rescate y enviaron a los mercaderes catalanesque tratasen del con el rey. El cual pidió una grande sumade dinero. Cuanta fuese no consta: pero con ella se hizo'un a muralla muy dilatada que hoy llaman del Obispo. Yalgunos quieren que sea del rescate del Obispo Don Gon-zalo de Zútliga. Pero la verdad es haberse hecho con el res-

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cate de este Santo Obispo. Pero fui de este modo: que lle-vando el dinero a Granada por medio de estos christianosmercaderes, el Santo Obispo, viendo la mucha falta queharía y que halló a los christianos muy faltos de la Fe, Ymuchas mujeres y niños, a quien habían engañado los mo-ros y hecho renegar, y que eran estos mayores daños de laIglesia que los que causaba en la suya con su ausencia, e s

-tuvo toda la noche consultando con Dios, que es el Padrede las luces, y así tomó resolución de no salir del captive-rio. Fuése al rey y le dijo que le había de dar tantos cauti-vos por aquel dinero, los que él nombrara, y que en otraocasión se rescataría él.

El rey se alegró mucho porque con eso se prometíanuevo precio y más ganancia. Nombró el Santo Obispomuchos niños y mujeres y otros cautivos del Obispado deJaén, en que se concertaron y salieron libres. Mucho sintie-ron en Jaén esta acción, por la falta que les hacía su Prela-do; pero mucho edificó ver una acción tan heroica y detanto precio, como renunciar su libertad y trocarla por unavida tan arrastrada y abatida como ser esclavo de hombresbárbaros, sin ley ni piedad. Y esto así le escribió su Cabil-do con grande sentimiento, a que respondió satisfaciendocon razones tan fuertes y tan llenas de celo de amor deDios, que no sólo quedaron satisfechos, pero consolados.

Parecióle al Santo que la carne hacía resistencia al amory caridad en que estava encendida su alma por los christi a

-nos cautivos, a quien había rescatado, y a los que quedavan quisiera rescatar; y aquella noche castigó su cuerpocon disciplinas más de las ordinarios. Y así determinó otrodía luego que amaneció, dezir misa para consuelo suyo Yde los cautivos que quedaron en las mazmorras. Y solíanayudarle unos muchachos a quien el Santo Obispo habíaenseriado, y a los cuales había rescatado el día antes. S a

-lió a la puerta del baño a ver si encontraba con algún cau-tivo que supiese y se le ofreció un niño hermoso, con su

jaquetilla y bonete a el modo de cautivo corno de edad decuatro años y le dijo: ¡,Qué buscas, obispo? Respondió elSanto: Niño mío, quien me ayude a misa. ¿Cuyo eres?,que no te he visto jamás. Dijo el niño: Después lo sabrás,y yo sé ayudar a misa. Dijo el Santo Obispo: ¿Pues Milpequeño y sabes? Dixo el niño: Pregúntame, y lo verás.

Habiéndolo examinado se vistió y en la preparación quehizo le dió a Dios gracias que a un niño tan pequeño le h u

-biese dado saber para consuelo de su alma y que supiese

a yudar a misa, y lo hallase en tiempo que lo buscaba.En fin, Señor, son obra de vuestra mano, dezía el SantoObispo. Habiendo dicho misa se puso a dar gracias aNuestro Señor y le hizo cargo del sacrificio que habíaofrecido y que había ayudado la !nocencia de un niño enCuya boca (dezía) so/eis, Señor poner vuestra alabanza,Como le dixo el Profeta Rey. Ardía su corazón tanto en eia mor de aquel niño que no diö gracias tan de espacio cornootros días. Y fuése para él y le dijo: Aliño mío, ¿cuyo eres?i,Tienes padre? Y respondióle: Padre y madre tengo, perono están en esta tierra, y tú muy bien los conoces. ¡Puesqué haces tú aquí? dijo el Obispo: Vengo a un negocioque tú sabrás—respondió el niño. Volvió a decir el SantoObispo: Pues quien sabe ayudar a misa, también sabrálos misterios de la Santa Fe.— Pregúniame—dixo el niño.Y el Obispo le dixo: ¿Quién es la Santísima Trinidad?Pespondióle tan altamente cual jamás había oído. Hízoleo tra pregunta: ¿Quién es Jesu-Crislo? Y respondióle: Pe-dro , yo soy Jesu-Christo. Ves aquí las llagas de mi pa-tsión. Y por los niños y cautivos que has rescatado, que-dändoie tú en prisiones, me has hecho tu prisionero. ElSanto se arrodilló y el niño desapareció, quedándose elSanto Obispo Don Pedro en éxtasis. Y volvió al cabo detin a gran pieza, bañado de lágrimas, efecto del gozo queen su alma tenia con los favores que de Chrrsto había re-cibido.

Trató el Santo con mayores veras favorecer y ampararO los cautivos, llevándoles cuanto podía juntar de las cris-ti anas cautivas que servían en casa de algunos moros prin-cipales. Y como el rey tenía la mira en el interés, ponía0. m uchos cautivos en aprieto para que escribiesen a sustierras que los rescatasen o renegasen por lo qual no erasól o el mal tratamiento que les hacían, dándoles de palos,sino que no les daban de comer, y el Santo obispo les bus-Ceiba y llevaba. Dijéronle un día al rey que no conseguía81-1 i ntento porque todos los días les llevaba el Obispo comi-,'4 Y regalos. El rey quiso satisfacer y al pasar por junto'le l a Alhambra, que es camino para el Cerro de las Mazmo-rras, adonde estaban los cautivos), le salió al encuentro, yviendo que en la falda llevara bulto le dijo: ¿Qué llevasel? Y el Santo respondió: Unas flores. Siendo así que loqu e l levaba era viandas de pan y otras cosas y aparecieronfbl°res. El rey se quedó como corrido porque no halló lo queuscaba ni consiguió lo que pretendía. Con que el Santo

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siguió su camino y les dió el refresco que esperaban 1

afligidos cautivos y que el Santo Obispo acostumbraballevarles todos los días.

Sus ejercicios eran confesar, predicar y consolar losafligidos cautivos, enseñándoles los misterios de nuestraSanta Fe, quitándolos de algunos errores en que estaban,apartándolos de muchos pecados. También escribió muchoslibros de Santa Doctrina, que hoy están en la librería de SanLorenzo el Real del Escorial, especialmente uno contra la Se'ta de Mahoma, el año 1300. Y como el Santo nunca se ocultópara las disputas que tenía y la predicación era en públiien la cual no sólo exortaba a el cautivo christiano, sin°refutaba al moro y reprendía al su mala Seta y por lo cualconvirtió a muchos moros a nuestra Santa Fe, manifest an-

do sus escritos, haciendo disputas con los leídos de la leyde Mahoma y mostrándoles el libro. Con que habiendo lle-gado todo esto a noticia del rey (porque los rnorabito s leacusaron), aunque de su rescate interesaba gran suma dedinero, se vió obligado a hacer demostraciones de juez, Yasí mandó que luego al punto le quitasen la vida, y Porcuanto era muy querido así de moros como de christianos,no se le diese castigo en público, sino que se la quitasenadonde quiera que estuviese el Santo Obispo. Sucedió estardiciendo misa y llegaron sus crueles verdugos, y con sualfange le cortaron la cabeza y después pusieron en una es'carpid. Este cuerpo y cabeza, dicen, hallaron los Padres delCarmen Descalzos en una zanja que hicieron cerca de losaños 1580, de suerte que se conocía ser unos huesos de Sa n-

to muy blancos, tenia un Pectoral de Obispo y se halló unaImagen que llamaban Nuestra Señora del Sepulcro. peroen algunos manuscriptos de Baeza se dice que lo trajeran 3ella y que Dios hace muchas mercedes a esta ciudad 1701.

las reliquias de este Santo mártir, aunque no se sabe en quéparte pusieron el cuerpo que por guardado no parece, Y escierto que si está lo pusieron en buena guarda por las inva"siones de los moros que cada día había en aquella ciudad'Fué su martirio por los años de 1302, algunos más o me-,nos, según el manuscripto que me certifica haver vist o elPadre Fray Sancho de Noruega, Monge Cartujo, en Pcderdel Señor Obispo de Granada Don Pedro de Castro. En laCapilla del Castillo de Jaén pusieron los antiguos su esta-tua pocos años después de su martirio y tránsito glorioso

Y aunque no está canonizado siempre han hablado C°11gran veneración de su santidad y martirio los señores Ob's'

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Po de Jaén, y el señor Don Sancho Dávila y Toledo por tallo tiene como consta del rótulo que le puso. Este descuidoes de los Cabildos que a un santo y mártir tan esclarecidono hayan cuidado de sus noticias y de tratarlo en RomaCO n Su Santidad. Quiera Dios venga tiempo en que lo ha-gan para mayor gloria y honra suya y lustre de esta ciudadde Jaén (1).

Espigando en los Libros Sagrados.Al borde de un pozo.

Era la hora en que el sol lentamente envolvía con susardorosos rayos, en un cendal de dulces ensueños, la tierrade los prodigios y maravillas. Los yermos campos de esePaís sacerdotal estaban embellecidos por un suave matiz dea n.atista que el astro rey iba diluyendo en blandas ondas;al lá, perdidos en el dilatado horizonte y bajo un amplio yesp lendoroso cielo, asomaban las cumbres de los montes deH ebal y de Garizzim, y en sus refrigerantes faldas, bajo laesbelta palmera, las alegres zagalas reunían sus rebañostrotones y polvorientos.

Era la hora mística que convida al recogimiento y a lareflexión. A la ardiente caricia de un sol abrasador, en quee l divino Rabí de Nazareth, aquel que conmovía con elPotente eco de su poder, los elementos de la naturaleza,grave, pensativo, cubiertas las sencillas sandalias con elPolvo del camino, apoyado en su báculo, fatigado, atravie-sa los campos de la hostil Samaria y se dirige hacia elPozo misterioso, donde parece todavía flotar la sombra deAbraham, cuando iba camino de la tierra de Canaá, la deIsaac, levantando su tienda, la de Jacob, sacando aguaPara apagar su sed y la de sus ganados. Jesús se acerca atnitigar su sed abrasadora en la clara frescura de aquellasCristalinas aguas... Sentóse al borde del milenario y toscobrocal del histórico pozo y sumióse en una muy hondameditación, en la que permaneció largo rato; diríase que

(1) Fui aprobado su culto inmemorial por Clemente X, el 14 de:ge ols6t705.de 1670 concediendo el oficio y misa a toda la Orden el 11 dedici embre de 1673, extendida la misma concesión a la diócesis de Tole-do el 14 de julio de 1674, y a las de Granada y Jaén el 18 de diciembre

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osa

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Meditaba en la ardua labor que se había echado sòbrre si, lade salvar a k, humanidad perdida a la sombra de un árbolen el Edén encantado de las Delicias.

Esta hora silenciosa, en que todo enmudecía, todo c a lla-ba, fué turbada por los pasos vacilantes de una joven, deFortina, que había tenido cinco maridos, pero que en aque-lla hora no tenía ninguno... Mira con la mayor indiferencia;con el mayor de los desprecios, a aquel hombre que, a lasclaras, manifestaba cual era su raza y su origen. Era gal i

-leo, y entre galileos y samaritanos existía un odio profun-do. La hermosa joven se inclina sobre el gastado brocalhunde su cántaro en las puras y linfas aguas de la bíblicafuente y extrae agua de su fondo.

Cuando la b rellp samaritana, siempre indiferente a lapresencia del Divino Caminante, intenta colocar su cántaroal hombro para dirigirse a la ciudad, oye que aquel Galileole habla con voz dulce, at:-ayente, y que le dice:

_Müjer, darrie de beber, del Tagua que llevas en elCántaro.' La hermosa Fortina, sorprendida, atónita, ante la súpli-

ca del Galileo, le contesta con aire de desprecio y de inso-lencia,:

.--,Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí quesoy, mujer samaritana?, porque los judíos no tienen tratocon los samaritanos.

A esta rebeldía de la mujer de Samaria, a este duroreproche, contesta el boncladísimo Jesús:

—Si conocieras, ¡oh mujer!, el don de Dios y supierasquién es el que te dice dame de beber, tú quizás le pedi-rías a él, y te daría un agua viva.

Entonces jesús la mira con ojos compasivos, con ojosde misericordia, que tienen la virtud de que la bella jovenno desdeñe ya al Galileo que le habla, sino que, deponien-'do su nativa altivez, su brusca rebeldía, le pregunte conmarcada curiosidad y respeto.

—,Dónde tienes tú esa agua? ¿Sóis acaso más grande,que miestro padre bcob, que nos dió este pozo, de cuyas'aguas bebió él y'sus hijos y sus ganados?

La mujer samaritana se va sintiendo atraída hacia erDivino Rabí; las palabras que brotan' de los labios del duld-Minó Galileo ' penetran fuertemente en el corazón de la re-beide corno una catarata de luz i van iluminando,su inteligencia, ahuyentado las densaS tinieblas del sect&f.

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rismo. La contestación que le da el Divino Nazareno rin-den el corazón de la samaritana a la verdad.

—Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed:mas el que bebiese del agua que yo le daré, nunca jamástendrá sed. Porque el agua que yo le daré se hará en él undfuente de agua que saltará hasta la vida eterna.

El corazón de esta joven de Samaria estaba fatigado,cansado, hastiado de los goces gastados de la materia, sinque ellos hayan podido saciar esa sed devoradora que leabrasaba. Así es que, al oir al bondadosísimo caminantehablar de un agua de tal virtud, la bella joven salta de gozo,Palpito su corazón de entusiasmo, y en el deseo de apagarel fuego de todas las inquietudes humanas, le dice:

—Señor, dame esa agua, para que no tenga sed ni ven-ga aquí a sacarla.

Estas hermosas palabras son una oración, y el que ora,,el que ruega, es ya de Dios. Fortina, la joven libertina.,l icenciosa, la de los cinco maridos, la rebelde e insolente alDivino Pabí, está rendida a la gracia. Pero el misericordio-so Galileo quiere rendirla más, quiere que aquella agua quele promete, la busque en el origen de otra fuente, cuyas'aguas tienen otros cauces. Por esto la dice:

—Llama a tu marido.Y confusa, avergonzada, aniquilada, abarcando en'

aquel morrrnto todas las asquerosidades de su vida liber-:tina y desenfrenada, viendo que aquel Caminante se la,conocía toda, contesta:

—Señor, no tengo marido.Jesús, en lugar de rechazarla, de mirarlo con indigna-'-

ción, aplaude su franqueza, su noble sinceridad.—Dices bien, eres sincera, confiesas la verdad: no tie-

nes marido, pues cinco tuviste, y el que ahora tienes, no te -Pertenece.

La mujer samaritana queda atónita al ver que aquelCaminante que no habla visto nunca, que no conocía, leíaSUS más ocultos pensamientos, penetraba en las profundi-dades de su corazón, había adivinado la historia triste desu licenciosa vida. Entonces siente la necesidad de esaagua de que antes le había hablado, se siente ávida de luz.que falta a su inteligencia para esclarecer las sombras desus tenebrosas dudas y de sus errores. Por eso, en unarranque sublime, le dice:

—Señor, nuestros padres adoraron' en este monteDy-

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--vosotros decís que en Jerusalén está el lugar en donde es'menester adorar.

• —10h, mujer!, créeme, ha llegado la hora... (1).El Divino Rabí de Nazareth le da el agua de la fe inex-

Ainguible, la que tiene la virtud de saciar, para siempre, ¡Psed de lo divino, de lo infinito, de lo eterno...; y las pala'

.bras atrayentes, dulces, pronunciadas por aquel misteriosoGalileo, tuvieron la gracia de disipar el umbrío fanatismo,de Fortina, trocando su oscurecida conciencia con el inmar-cesible fulgor de la fe...

La rendida mujer de Samaria calla, permanece silencios:Sä, ante la majestad del celestial Maestro; después, salien-do de su retraimiento, vociferó..., gritó... Y dejando el cán-taro en el suelo lleno de agua, convertida, bautizada conla misteriosa agua de la fe, corrió hacia la ciudad, llevandoen su alma un rayo de blanca luz y en su corazón el donde Dios, y abriendo sus labios narra, cuenta a voz en gri-to, palaitando su espíritu de inefable gozo, las maravillasde aquel Caminante, de aquel Profeta, que tan bien le habíadescubierto todos los más ocultos misterios de su corazón

--37 todos los secretos de su conciencia; y los habitantes deSichar, al oir las estupendas y maraviilosas narraciones deFortina, lo que el Divino Rabí había hecho con ella, creyóen aquel Galileo, con fervor indescriptible, y acude a él,ávido de escuchar de sus divinos labios las sublimes ense-fianzas, su celestial doctrina, y, después, lo aclaman, enmedio de transportes de delirante entusiasmo, como elSalvador del mundo, y confiesan, públicamente, que es el

.,Mesías prometido a sus padres.

¡Ah! ¡si las sociedades modernas conocieran el don4 de Dios!...

P. DELGADO CAPEANS, O. DE M.

(I) San Juan, cap. IV.

NOTAS RELIGIOSASLa Grandeza de la Merced..

Hay mucho de singular en esta devoción que la Merced'Profesa -a la Reina del cielo. No se puede llevar el blancohábito sin experimentar un ardoroso afecto doméstico; esmás, se siente vergüenza de no amar a la augusta Señora,la misma vergüenza que inspira el vivir de la farsa o el ser -ingrato.

Toda la hermosa historia de la Merced, la humilde y muyheroica de los primeros siglos, la opulenta y muy varia dela edad moderna, la deprimida y esperanzada de nuestrosdías, tiene la razón de un inmenso servicio prestado a la.gran Madre de Dios. Es una devoción universal y espon-tánea como la planta cii fertilísimo campo; siempre valienteY a veces atrevida que nuestros religiosos han llevado a losColegios universitarios y a los campos del apostolado,.como el olor característico de su existencia.

¿Dónde está el guerrero que ponía su fuerte brazo alservicio de Dios, de la justicia y la caridad? ¿Dónde está-aquella caballería que Bossuet define: alma guerrera, seño-ra del cuerpo que conduce? El caballero debía poseer tres.v irtudes: el valor, la fidelidad y la castidad; y aun aque-llos que no eran religiosos sintieron a veces amor tan altoque dirigiéndose a la señora de sus pensamientos, excla-man: No te amara tanto, si no amase más el honor. La ca-ballería ha decaído al pasar por tantos medios sombríos,.como son la cultura casi exclusivamente intelectual condesprecio de otras más importantes, el orgullo de la posi-ción y el amor al placer.

Pero las órdenes medioevales han conservado bien el'espíritu de aquella época que fue marco de las más altasconquistas espirituales (1), y aun hoy puede la Merced-.ostentar la típica mens fervida de los caballeros.., de laMadre de Dios. María despierta en nosotros sentimientos.a nálogos a los que en larga ausencia producen la casa, etl ugar, los árboles seculares, los montes asociados a los.años serenos de nuestra adolescencia.

(1) Para muestra, ¿cuándo se viö a toda Europa unida en un mismowPens amiento avanzar sobre Oriente por fines exclusivamente relig i o-8 (W? No faltan autoridades que extienden esa época desde el afio 1000,a 1500 de Jesucristo.

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Todo ser razonable se acuerda con especial calor de susorígenes y todas las hipótesis que se pueden inventar paraexplicar mejor el hecho que estoy describiendo no haránmás que confirmar con nueva luz !a acción singuiarísimade la celestial Señora en el origen y formación de laMerced.

tiz. ahí el secreto de nuestra grandeza. No nos fijemosdemasiado ni en la economía política, ciencia peligrosasegún el Evangelio, ni en la geografía ni -estadística; ame-mos a la que es la raíz de nuestra vida y el amor nos daráfuerzas de gigante para proseguir la renovación del mundo.

La Sociedad de las Naciones.Aumenta la influencia protestante a costa de la católi-

ca en el seno de la Sociedad de Naciones. Da nde digoprotestante, mejor estaría anticatólica. Entra Alemania enel consejo permanente, sale Brasil y se ausenta España.

Mucho miedo y recelo, sobre todo por parte de Ale-mania.

España, Polonia y Brasil pretendieron puesto perma-nente en el consejo y allá por el mes de febrero de este añose corrió por Prusia la especie de que Francia quería formarun bloque de naciones latinas. Esa es la única razón, a loque se ve, para no se tuviera en cuenta la justa causa deEspaña.

En Alemania hay que distinguir bien dos partes: la unacatólica, que fué siempre la más civilizada y comprendetodo el Sur y todo lo que abraza la cuenca del Rin hacia elOeste; y la otra parte que fué luterana. Mejor dicho, la Ale-mania fué siempre católica y Prusia anticatólica.

Mientras los católicos moderen, como ahora, los asun-tos de Germania, todo irá bien; pero si alguna vez se alzaPrusia con la hegemonía interior, sí que podría haber unafácil incompatibilidad entre Alemania y la Sociedad de lasNaciones.

Son 55 las naciones miembros de esta Sociedad y alpasarles revista se consigue una impresión halagüeña, puesson católicos en su mayoría. Lo malo es que casi todo esuna inmensa chiquillería de naciones, fáciles a la sugestiónde los poderosos del mundo. ¿Qué?, aun hoy mismo valeel lugar común que llama a Inglaterra protectora de nacio-nes pequeñas. Yo creía esto una de tantas humoradas in-glesas; pero las cartas de la reina Victoria, nuevamentepublicadas, demuestran que esta buena señora tornaba muY

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en serio la alta función tutelar, muy en particular con Bél-gica y Portugal (1). No demostra .on tal durante la guerrahispano-yanqui, ni con Irlanda.

La Sociedad de las Naciones es esa serie de Gobiernosunidos con el objeto de mantener la paz y resolver los con-flictos internacionales. Ya se sabe que su carta auténticason las catorce proposiciones de Wilson, que no son máse n lo esencial que el Mensaje que un año antes publicó Be-nedicto XV, traducido al inglés norteamericano, muy rotun-do. Es típico el caso de Alemania para ver que del lado po-lítico se puede esperar bien poco; el gran bien que la Socie-dad de las Naciones puede hacer al mundo es estimular ladiscusión privada de las academias y organismos particu-l ares, en todas las naciones, sobre aquellos asuntos quees capan de los cuadros nacionales, como son el desarme,arbitraje obligado, el trabajo, propiedad artística o intelec-tual, comunicaciones... Así se formaría poco a poco unaaristocracia intelectual y moral con nobilísimas preocupa-c iones de bienestar general humano.

Algo ha hecho y3 la Sociedad de las Naciones en esteSentido con las diversas comisiones especiales, especial-fuente la de la cooperación intelectual, oficina de trabajo...

Ahora, que el hombre hace metafísica hasta cuando laniega y hace doctrina moral hasta cundo niega la morali-d ad de los actos humanos; en las materias más indiferentesllega un momento que apunta a problemas que saliendo dela es pecialidad rozan con la metafísica y la moral; he aquíU n peligro para la Sociedad de las Naciones, precisamentede aquellos mismos elementos que han de constituir suV ida. Item más: la revelación presenta hechos con trans-cendencia enorme que llega hasta la fisiología o higiene.

De ahí que todo organismo internacional estable tenga

(1 ) Como también tomaba en serio su calidad de «suprema gober-"cl ara» de la llamada iglesia de Inglaterra. Digo esto, porque algunavez se ha oído por ahí cierta conjetura acerca de su catolicismo oculto.E n una de esas cartas se lee: e La reina siente, con una fuerza mayorde l o que se puede expresar con palabras, el deber que se ha impuestosobre ella y su familia de mantener los «verdaderos y reales principios37 el espíritu» de la religión protestante, porque su familia fue colocadaen el trono de estos reinos «solamente» para mantenerlos».

Ah, si los Estuardos, que al fin traían una gran herencia, hubieranlitinfado en el siglo XVII sobre los poderosos nuevos ricos, que lofueron a causa del inmenso latrocinio de los bienes de la Iglesia, otrohubiera sido el aspecto moral y religioso de la Inglaterra moderna.

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que reconocer en ciertas materias y de una manera siste-mática a aquella autoridad soberana, de la legitimidad decuyos títulos responden veinte siglos de examen universaly la historia de la civilización. Fué cristiana la hermosa so-lidaridad de la Edad Media y tendrá que serlo cualquier otraque se levante en el mundo. La solidaridad, desarticuladade la filosofía cristiana, es una palabra que no significanada, es gas.

De hecho la Sociedad de las Naciones ha solicitado mu-chas veces la colaboración de la Santa Sede, aunque nobaste esto ni la actitud correcta y deferente que guardancon ella.

No es cierto que la Sociedad de las Naciones esté enmano de masones, aunque no se niegue alguna influenciamasónica. Lo cual no justifica la abstención de los católicos,sino lo contrario.

Es una verdad que ha buscado siempre el concurso delas asociaciones católicas, y para muestra tenemos a la Ins-titución católica de estudios internacionales con sus trescomisiones especiales: la comisión de la cooperación inte-lectual donde trabaja tanto y tan bien el gran Gonzaga deReynold, profesor de la Universidad de Berna; la comisiónde causas humanitarias (lucha contra la esclavitud, contrael opio y demás estupefacientes); la comisión de la repr e

-sentación y defensa de las minorías nacionales.Na intervenido la Institución muchas veces y en causas

importantes. Además, el secretario general, cargo de má-xima importancia, es un católico: Sir James Eric Drum-mond. Por el momento parece pref2rible la Sociedad de lasNaciones a esta paz armada que significa guerra próxima.Quien necesite prueba de esta última afirmación, sabe delespíritu humano muy poco. Claro que mientras subsista laamenaza rusa, no hay que hablar de desarmes. Es unasimpleza el manifiesto último contra el servicio militar obli-gatorio, que está circulando por los países de Europa.

Firman gente de todos los paises de Europa, menos deItalia, con el indio Rabindranath Tagore. Los españolesson: Miguel de Unamuno, Luis Jiménez Asúa y GregorioMarañón.

FR. MARTIN O. DE ARRIAGA

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Un Zoco, o día de feria entremoros.

Es una mañana luminosa y tibia en que españoles yboros hemos madrugado más que de ordinario. Estos,L ujosamente ataviados con su mejor chichia (gorro) y chi-aba (túnica exterior) y luciendo sandalias bordadas dePlata, a usanza antigua ., júntanse en corrillos y se explicana las mil maravillas en su «chau-chau», sumamente estri-dente, que apenas llegamos a comprender. Los españolesParticipábamos también de la misma alegría; era día deZOCO (feria) en que unos y otros pensábamos divertir pesa-res, cada cual a su modo.

Un askari (soldado moro) se ofrece a acompañarme, yacepto la invitación gustosísimo. Era éste el que ha sidoordenanza de Abd-el-Krim, llamado Abselam Ben Ah, chicolisto, por cierto, y sumamente ducho, como discípulo de lalmaestro. Vestía lujosísima futa (turbante) de color canario,del que prendían numerosas crinches de seda bicolor quese extendían a lo largo de sus hombros haciendo capricho-sos arabescos en el campo blanco de la chilaba.

Salimos cada uno en su caballo, que el bueno de Abse-lan me pide para «ir por zoco», diciéndome que no montabadesde que Abd-el-Krim se había entregado a los franceses.En primero y único trote llegamos de la Alcazaba (fuerte)al zoco, distancia de dos kilómetros, de los que los caba-llos dieron cuenta en cortíshno tiempo. Con agilidad debuen jinete, una vez llegados al campo se baja de su corcel,coge el estribo del mío y me ayuda a bajar tan bien o mejorque pocos días antes podía haberlo hecho con su amo.Aunque.., fuese nada más que por haberle dado este peque-ño gusto de ir a caballo, es lo cierto que me tenía ya porverdadero amigo, como lo demostró en todo el viaje.

A un pequeño grito se nos p resentó Sidi Mohamed Mo-hatar, muy conocido suyo, de buena p resencia y revelando

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en su porte exterior ser de familia rica y bien acomodada,pues lucía las más vistosas sedas que se fabrican en etRiff. Me presentó a él en términos muy halagüeños, dicién-dole que yo era el rnedicón (practicante) de las cabilas deBeni Bu Frah y Beni lief, y que curaba a todos de bardal((gratis), y que yo estar fraile, es decir, que sabía leer y es-

cribir, que esto significa entre ellos la frase de «estarfraile».

Bajo el emparrado de cepas silvestres que amortigua la

luz deslumbrante del sol africano, tenía colocada su tiendaSidi Mohamed. Nos sentamos a la puerta sobre frondosasalfombras de Ra-Bat, sitio mejor que ningún otro parapoder contemplar cosa tan pintoresca y bulliciosa como esel zoco. De un cafetín cercano trae un morito una mesamuy baja, tanto que no medía tres dedos de alto, y sobreella Inedia docena de vasos para tomar el «tai», único licorde estas tierras, y un chivani (viejo) la tetera (jarrita parael te), donde triunfaba el riquísimo licor, sobresaliendo elolor a hierbabuena. Fuera de la tienda y sin perdernos devista se colocaron nuestros dos sirvientes, niño y viejo,ambos astutos hasta lo increíble.

Mohatar, con un cerrojo de fusil, molió el pilón de azú-car, y después de un sin fin de graduaciones, pasando el

licor de la tetera a los vasos, y de éstos a aquélla, se deci-dió dármelo a probar, por si todas sus dosis estaban en supunto. Y tan bueno estaba, que me tomé de una sentada losquince vasos reglamentarios que manda tomar munana(Dios). Al «tai» siguió el kif, tabaco para ellos mejor queningún habano, invitación hecha también por Sidi Moha-med, que nos lo presentó en una enorme y artística piPa,por la que fumamos todos, y yo con bastante asco y corrtemor a alguna de tantas enfermedades infecciosas comoellos padecen.

Después que hubimos terminado rogué a Mohatar orde-nase que se presentasen el morito y el viejo que tanto nos'

hicieron reir. Les convidó a un «tai» y muy pronto el chi-vani» empezó a soltarse y a perder la vergüenza. Dijo q"-

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el estar mocho amigo de españolía, que estar por Balbao›(Bilbao) y que en el año de los sucesos le obligaron avenirse. Al interrogarle sobre lo que había visto en Españano sabía por dónde empezar de tanto como quería decir.

Le hicimos una especie de interrogatorio que todo élrevela un rico caudal de sensibilidad oriental. A todo aque-llo que sirve para envolver le daba el nombre de chilaba;-así el sobre era la «chilaba de la papela» y los calcetineslas «chilabas de los pies». La oveja era la «mujera de bo-rrego» y los corderillos los «mochachos». Hablando delrobo que le habían hecho en no sé qué zoco, le pregunta-mos si desconfiaba de alguno, a lo que él contestó: Yo nosaber cómo llamar, pero si v;sor yo conocer; estar uno quetener mentira por ojo, estar falso (quería decir que estaba.tuerto). Los mancos eran «cojos por mano» y las máquinasde escribir «estar ametralladora de permisos». Decía estorefiriéndose a los pases que en las oficinas de Intervencio-nes se les da a los moros amigos para que puedan libre-mente viajar, que regularmen te se les dan escritos a máqui-na. Así se explicaba nuestro chivani, lo que hacía tan bien,Como el lector puede comprender. Muy cortésmente despi-dióse de nosotros, cogiendo el camino de su cafetín, y nos-otros nos fuimos a dar una vuelta por el zoco, fin principalde nuestro viaje.

Nuestra llegada todos la celebraban dándonos la bien-venida (Mahaba bic, medico'n, n'aliaba bic). De todas laseabilas llegaban moros y moras, cargadas éstas de leña,frutas, aceite, etc., etc., y algunas con la riqueza de doshuevos, y quien con dos o tres cebollas. En sitio aparte seI nstalan los hebreos, los que presentan las rnE jores alhajas,que constituyen el adorno y atavíos de las moras de laCiudad. El mayor local es el destinado al sacrificio del «bo-rrego» (carnero), llegando hasta 400 los que en algunoszocos se matan. Fläcenlo públicamente para hacer ver que-mueren mirando al sol y por moro, que estar mucho limpio-(santo), conforme se lo manda Mahoma en el Korän. Una-mora vieja que venía de la cabila de Beni Bu Frah sacó del

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pecho un papel arrugado, lo desdobló sonriente, y con unamueca que ella quiso hacer agradable, nos dice:

--¡,Hada el flus? (¿,Es esto dinero?).La pobrecilla nos enseñaba un papel impreso que había

servido para envolver jabón de olor que tenía caprichososdibujos en color y grabados de medallas de exposiciones.Al ver que nos reíamos se alejó; la llamamos y la damosuna pieza de a real, que dejó caer, llenándonos de maldi-ciones, y sin atender a nuestras explicaciones, gritaba:«Alah iscatalek baba» (Dios maldiga a tu padre). Un me-hazni (soldado de las intervenciones) nos dice: Yo conoceresa mujera; yo visor Beni-Gmil que estar mocho meleja,m000.ocho gapa; por esta mujera . estar guerra dos anioskabail (cabilas) de Anyera e Beni-Gmil. Según pude ver

,después, el pueblo moro está en la creencia de que munanale quitó el alma a la mujer, entregándola al Dueño del Maly el cuerpo se lo dejó aquí para más sufrir.

Continuamos nuestra excursión camino de la parte delzoco donde se hallan las mujeres, todas ellas cubiertas deharapos y esclavizadas. El amigo Mohatar me presentótres de las suyas, sumamente sucias y andrajosas. Enten-derme con ellas no lo intenté, pues sabía que me sería im-posible. Tenían a la venta en un cesto de mimbres, huevos,algunas escobas y unos monísimos porrones para el aguade puro gusto oriental.

Muy cerca de nosotros aparece un moro enano, al cualle seguían una caterva de chicos que a cuenta de él sedivertían. Chistoso por demás, se metía con todas las mu-jeres hasta que les hubiera quitado el dinero que era lo quepretendía. Su cantinela siempre era la misma: «Mujera,mulera, soldi, soldi» (perras), frase con que divertía a losque le seguían.

Más allá se ha parado un mdmento ese moro que reco-rre el zoco siempre de prisa y gritando. Acaba de vender aun askari una bandeja de cobre en 20 pesetas. Un acomP a-Unte suyo, que tampoco le va en zaga, ha tomado de

,montón de trastos viejos unos gemelos en apariencia de

Plata, se los entrega y sale disparado gritando: «Jamsanus de pesetas» (cinco pesetas y media). Cuando vuelve äPasar ha debido encontrar ui espléndido postor y grita:«Sena de pesetas aaldú?» (seis pesetas, ¡,quién las da?).Un europeo era el que tenía que caer en sus redes y decidióa darle no seis, pero sí las cinco pesetas y media. Objetoque no llegaba a valer ni cincuenta céntimos de puro maloque era.

Allá por entre la muchedumbre asomó un fakir (sacer-dote moro). Su cara puntiaguda y terrera, en que a duras-Penas medraban unos pelos, tiene grabada la sombra del,fa natismo, esa pena racial que yo no sabría cómo bautizar.En altas voces hablaba al pueblo y exhortábales al cumpli-miento de la ley, terminando con la lectura de un capítuloque yo supuse sería del Koran. Moros y moras comenzarone rezar, tan pronto postrados en tierra como arrodillados.elevando sus manos hacia el cielo en acción suplicante.-Sidi Mohamed también se recogió brevísimos momentos, y'qu itándose la chilaba, oró fervorosamente a Munana. Ab-selam, por lo contrario, preciábase de ser un indiferente, delos pocos que hay entre ellos. Interrogué a Sidi Mohatarcuál era el motivo de sus rezos, a lo que él muy convenci-do, contestó: «Tú visor que tod giente morer; hombres,m ujeras e mochachos morer marra (todos). Si yo rezar,estar mocho amigo de munana (Dios) e yo estar mochotnelejo (muy bien): comer buena fonda, no estar guerra conn adie y estar bien con goberno. No resar. Tú estar guerraCO n munana, e munana penar a tí mocho, mocho penar.»

De esta manera razonaba mi amigo Mohatar plenamenteConvencido de sus creencias no menos religiosas que fa-näticas.

Desde aquí adelante se ve la cabila de Beni Bu Fra conla imas (casas) hechas de tierra, otras de sacos y cuales dera maje y mimbres. Allá en lo alto, y frente a las históricastorres de Alcalá, un edificio de cantería llama nuestra aten-ción: es la que ha sido una de las casas de Abd-el-Krim,donde él tenía parte de la familia y varias veces se habían4

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reunido aquellos que con el cabecilla iban a tratar de paz,.Datos sumamente curiosos y que los admito como verídicos,como historiados por personaje tan digno de fe como eranuestro compañero Abselam Ben AU.

Más abajo, y en la enorme llanura del zoco el Jemis, sedestaca un edificio de dimensiones tales que a simple vistadiríamos que era uno de nuestros cuarteles peninsulares:en otros tiempos ha sido casa central telefónica de Abd-el-Krim, de donde partían varias líneas que unían los territo-rios del Riff y Gomara hasta Xauen. En la actualidad lahabitan fuerzas indígenas de la Mehala 2.' de Melilla e hi-tervenciones militares, todas ellas al mando de personaleuropeo.

' Serán ya las dos de la tarde, y en el zoco ya no reinael bullicio y gritería de un principio. Los que no hace mu-cho llegaban, vuelven ahora a emprender su viaje de regre-so, reflejándose en sus caras esa alegría tan propia del

, campesino en días de feria. Es nota curiosa para el turistaver cómo los moros van montados sobre sus borricos y lasmoras, en cambio, con descomunal carga sobre sus espal-das a pie. Figurándose Mohatar que a mí esto me daríamucha lástima, me dice: «Suerte munana, estar mujera»;como si dijera: ¿Quién le tiene la culpa de haber nacido

.111Lijer?»

Decíamos esto, y en el campo del zoco vemos que sehalla aguardándonos el criado de Mohatar, que les traía aél un borrico que Abselam decía que estar rifeño (por sersumamente ruin) y a nosotros los dos caballos que antes lehabíamos encomendado.

Altamente honrados con la presencia de Mohatarlodo nuestro viaje, le invitamos a que nos acompañasenuestra frugal comida, a lo que accedió gustosísimo. 5esubió en su mal burro al mismo tiempo que nosotros 1 0

hacíamos en nuestros flamantes caballos árabes, y con unalaijnjj (adiós) nos hemos despedido de los pocos que Yaquedaban en el zoco. Y así como antes habíamos venido a;todo trote, ahora nos vamos camino de nuestro caml;'"

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mento despacio, comentando la vida de unos y otros, don-de han salido a relucir cosas tan importantes que nos deci-dimos a darlas en capítulo aparte.

FR. AGAPITO FERNANDEZ

Zoco el Jemis de Beni Bu Frah 10 de agosto de 1926.

.LISCPIPCION para el altar de Nuestra Santísi-ma Madre en la iglesia de la Buena Dicha.

Pesetas.

Suma anterior 600,00El M. I. Sr. D. _José R. del Valle, Arcediano de la

S. I. C. de Madrid 50,00Señorita Regina López 55,00Una ex colegiala de Berriz 25,00Una devota, por favor recibido 10,001). a Marina Cobas (Noya). 25,00D. Eduardo Maldonado 31,00D.' Teresa González, de Caravia 25,00

TOTAL. 821,00

NOTICIASMADRID

Profesión religiosa. — E1 31 del próximo pasado, festividaddel Taumaturgo mercedario San Román Nonato, ha emitidolos votos solemnes en San Pedro de los Naturales, Sor ClaraMochicoti, religiosa del Instituto de Terciarias Mercedariasde la Caridad.

Durante la misa han cantado preciosos motetes la Vene-rable Comunidad con irreprochable gusto. Recibió los votosel Rector de San Pedro, y en nombi e de la Reverenda Ma-dre Superiora general, Sor Encarnación Maeztu, Superioradel Real Sanatorio del doctor León, de esta Corte.

Viajeros.—En este mes estuvo en esta residencia FrayAgapito Alonso Fernández, que en Sanidad militar está enAldea cumpliendo sus deberes con la Patria.

—El Padre Ramón Martín, de la provincia de Aragón,estuvo aquí unos días de paso para su provincia.

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ESCORIAZA

Bodas de oro de vida religiosa.—Celebró esta fechamora ble el 3 de agosto pasado la religiosa Sor Mercedes deSan Ramón, renovó solemnemente su profesión y fué muyobsequiada por sus hermanas de hábito. Nos asociamos a lasenhorabuenas recibidas, deseando que Nuestro Señor señaleesta fecha con su gracia y la corone con la de la perseve-rancia.

CEUTA

El 30 de noviembre pasado se consagró a Nuestra Santí-sima Madre de la Merced el campamento de Ben Karrich(Tetuán), donde quedó por titular y se espera lo sea de laiglesia que allí tal vez se edifique.

Están en proyecto grandes fiestas para la Merced enCeuta, donde es probable predique la novena el ReverendoPadre Jesús E. Massanet, de nuestra Orden, que allí estásirviendo a la patria.

HERENCIA

Desde el día 31 de agosto se están celebrando en nuestraiglesia solemnes funciones que este clevotísimo pueblo ofre-ce a su Madre y Patrona la Virgen de la Merced. Todos losdías por la mañana hay misa cantada y por la tarde ejerc i

-cio, sermón por el R. P. Fernando Díaz. A estos cultos acudegran multitud. La iglesia está primorosamente adornada.

STJMAÆtIOIMÁGENES MILAGROSAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, por Fr. Juan

G. Castro.—VIDA DE SAN PEDRO PASCUAL.-ESPIGANDO EN LOS LIBROS

SAGRADOS, por Fr. Ricardo Delgado Capeans.—NOTAS RELIGIOSAS, porFr. Martín O. de Arriaga.—UN Zoco, por Fr. Agapito Fernández.—,

SUSCRIPCIÓN PARA UN ALTAR A NUESTRA SANTÍSIMA MADRE.-NOTICIAS.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.