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Orgapo be su VeperableOrbe') Cercera y (ofrabías

Tn Ji e rab Dirección y Administración:

PP. MERCEDARIOSSilva, 39.—Madrid (12)

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El Ilmo. P. Inocencio López Santamaría, Obispo de Trebenna, consagradoel día 31 de Agosto en Poyo.

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15 DE SEPTIEMBRE DE 1930 NtiM. 9

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EI nuevo Prelado de Piauhy 22

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Es el Ilmo. y Rvdmo. P. Inocencio

López Santamaría, Obispo titular de

Trebenna, preconizado el I.° de

Agosto del presente año y consagra-

do el 31 del propio mes y año.

Es sobrada y ventajosamente co-

nocido de los lectores de LA MER-

CED, siendo innecesaria la pondera-

ción de sus cualidades y méritos.

En la Orden es bien conocido por

haber ocupado en ella el más alto

puesto durante doce años. Antes ha-

bla desempeñado otros cargos:

Maestro de Novicios, Comendador,

Definidor y Vicario Provincial.

Entre los fieles es muy apreciado

como predicador elocuente y celoso.

Sus sermones y pláticas en misio-

nes, ejercicios, retiros, novenas, et-

cétera, se' cuentan por millares.

Esto le creó una clientela selecta y

numerosa como director de las almas

y moderador de las conciencias. Son

muchas läS ' personas y Comunidades

religiosas que han de añorar su au-

sencia.

Por razón del alto puesto de Su-

premo Jerarca de la Orden tuvo trato

y amistad con Benedicto XV. Lo han

apreciado y distinguido muchos ' Car-denales y otros altos dignatarios de

la Iglesia cuando su estancia ,enRoma.

Quienes no conozcan personal-

-mente al nuevo Obispo de Trebennapodrán pensar, juzgando por estos

datos, que se trata de un personaje

inaccesible a los humildes.

No es tal el P. Inocencio que cono-

cen sus muchos amigos y admirado-

res. Su semblanza está hecha en dos

palabras.

Lo conocí siendo yo novicio y él

mi Maestro. Nos enseñaba a apren-

der del Divino Maestro la mansedum-

bre y la humildad, y él mismo era

humilde, recogido, timorato y abne-

gado como el rnejor novicio.

Pasaron los años y juntos estuvi-

mos en Roma, él como Superior Ge-

neral, pero más bien parecía un no-

vicio, siempre un religioso observan-

te y abnegado, un Superior bonda-

doso y prudente.

¿Qué será como Obispo? Un após-

tol? ¿Un mártir?... pero siempre un

religioso humilde y abnegado.

Fr. A. BARROS

El 31 de agosto, festividad de nuestro San Ramón Nonato, tuvo lugareste acontecimiento en la grandiosaiglesia de San Juan de Poyo, casairadre de la provincia de Castilla.

A las diez de la mañana, precedidosd e la numerosa Comunidad Merceda-ri a, salieron procesionalmente por laPuerta principal del convento el exce-len tísimo Sr. Nuncio de Su Santidad,Monseñor Federico Tedeschini, quehabía de oficiar de consagrante, y losExcmos. Sres. Obispos de Madrid y>N Y, ,que llevaban en medio con hábi-tos ya episcopales, al consagrando.Seguían a la procesión todas las auto-ri dades civiles y militares de la pro-vi ncia de Pontevedra y los alcaldesde Poyo y ciudad de Pontevedra.

Después de orar en la capilla delSantísimo, provisionalmente la delCristo, siguieron al altar mayor, don-de el Sr. Nuncio en su trono al ladodel Evangelio y los Obispos asisten-tes con el consagrando en el altar la-teral, presidido por la imagen de SanPatrón, se revistieron para el pontifi-ca l de la consagración, mientras elcoro solemnemente cantaba tercia.

Fueron: Presbítero asistente delSr . Nuncio, el Canónigo de Santia-go M. I. Sr. D. Robustiano Sandez;Dieconos de honor, los muy reveren-dos Padres Manuel Cereijo y Antonio

Rodríguez; Diácono y Subdiácono deMisa, el M. R. P. Provincial de Va-lencia, Fr. Martín Ortúzar, y el misio-nero del Piauhy R P. Francisco Frei-ría; Maestro de ceremonias, el muyilustre Sr. D. Antonio Villasante, Ca-nónigo de Santiago; Ministros de Mi-tra de los Obispos asistentes, susrespectivos Capellanes; Ministro delibro y Ministro de palmatoria delObispo consagrando, el Párroco deSotovellanos, pueblo del Sr. Obispo,y el P. Fidel de la Fuente, y Maestro,por fin, de ceremonias, el P. Secreta-rio Provincial.

Asistió a la ceremonia, toda emo-cionadísima, la anciana madre delObispo, D. Victoria Santamaría. Fue-ron padrinos de consagración, la ex-celentísima Marquesa de Riestra, y suhijo D. Raimundo, que hoy lleva eltítulo del Marquesado.

Concluida tercia, se trasladó elSr. Nuncio al faldistorio, colocado enmedio de la tarima del altar mayor, yallí, sentado de cara al pueblo, recibióa los dos Obispos asistentes, que lepresentaron al Rvdmo. P. Inocencio,y tomando la palabra el ExcelentísimoSr. Obispo de Madrid, como más an-tiguo en el episcopado y ostentandoen la derecha la bula de consagración,dirigiéndose al Sr, Nuncio, le dijo:(Rvdmo. Padre, pide la Santa Madre

CONSAGRACIÓN EPISCOPALdel Ryclmo. P. Inocencio López Santamaría con el títulode Obispo de Trebenna, para Prelado del Buen Jesús

de :Piauhy.

Di

— 324 — — 525 —

Iglesia Católica que elevéis al epis-copado a este presbítero aquí pre-sente,»

«¿Tenéis mandato apostólico?»,preguntó el Nuncio.

«Tenemos», contestó el Sr. Obispode Madrid; y lo alargó al M. R. P. Al-berto Barros, que actuó de Notariodel Sr. Nuncio, leyendo desde el púl-pito con voz clara y vibrante las letrasapostólicas de promoción al episcopado del Rvdmo. P. Inocencio.

Examen.

Sentados los Obispos como en de-liberación o tertulia, el Obispo consa-grando en medio de los dos asisten-tes y enfrente al Sr. Nuncio, fue so-metido a un doble examen de costum-bres y fe.

Prometió en el primero predicarcon el ejemplo y de palabra la sanadoctrina; ser fiel y obediente al Roma-no Pontífice, guardarse de todo peca-do, mejorar de día en día sus costum-bres; guardar y enseñar la castidad ytemplanza; entregarse totalmente alservicio divino y desentenderse de losnegocios terrenos; ser humilde y su-frido y enseñar a serio a los demás;ser afable y misericordioso con lospobres y con todos los necesitados.

Aceptó el Obispo consagrante estepropósito de vida santa en nombrede la Iglesia, diciendo: «El Señor teconceda todo esto y te conserve yfortalezca en todo bien.»

A continuación hizo la profesión de

fe en los misterios más principales deella, condenó toda herejía, y el señorNuncio lo recibió todo diciendo;

«Amadísimo hermano en Cristo, au-mente el Señor en ti esta fe para ver-dadera y perdurable bienaventuran-za.» Y haciendo todos los presentessuya esta súplica, dijeron: «Amén.»

Principio de la Misa.

Empezó la Misa diciendo el señorNuncio la confesión con el Obispoelecto y Ministros, y los Obisposasistentes con sus Capellanes, y su-biendo el Nuncio al altar para conti-nuar la Misa, el Obispo consagrando,llevado por los Obispos asistentes, seretiró a su altar ante el cual fue re-vestido por el Mayordomo del señorObispo de Madrid D. Amador Váz-quez Cambón y el P. Secretario Pro-vincial, de los ornamentos pontifica-les: sandalias, pectoral, estola, tuni-cela, dalmática, casulla y manípulo, yasí revestido en medio de su altar,continuó la Misa hasta el acto en quela suspendió juntamente con el señorNuncio para proceder a la

Consagración.

Sentado de nuevo el Sr. Nuncio eael faldistorio colocado en medio de latarima, y de cara al pueblo, dijo alconsagrando presentado de nuevopor los Obispos asistentes:

«Compete al Obispo juzgar, inter-pretar, consagrar, ordenar, ofrecer,bautizar y confirmar.»

E inmediatamente todos de pie, in'vitó a la oración con estas palabras:

«Pidamos, hermanos míos carísi'mos, que la benignidad de Dios ro-dopoderoso, proveyendo al bien cle

toda la Iglesia, dé a éste su escogidola abundancia de su gracia, por Cris-to Nuestro Señor.»

Y consecuentes con esta oración,lodos de rodillas y postrado en tierrael consagrando, empezó el canto del es letanías de todos los Santos, pi-d iendo en ellas reiteradamente a DiosN ilestro Señor que se digne bendecir,santificar y consagrar a éste su elegi-do , sobre el que a una hacían la señald e la cruz el Obispo consagrante ylos asistentes.

Parte esencial de la consagración.

Concluidas las letanías, de rodillase l consagrando, el consagrante ayu-dado de los Obispos asistentes, pusoe l libro de los Evangelios abierto so-bre la cerviz y hombros del consa-grando, y tocando con ambas manosel Obispo consagrante y asistentes lacabeza del consagrando, a una le di-jeron.

« Recibe el Espíritu Santo.»Y continuó el Sr. Nuncio con esta

oración:x Sé. propicio, Señor, a nuestras sii-

Plicas, e inclinando sobre éste tueiervo el vaso de la gracia sacerdo-tal , derrama sobre él la virtud de tubendición, por nuestro Señor Jesu-cristo , tu Hijo, que contigo vive yreina, Dios, en unidad del Espírituk3anto»; y elevando la voz y cantandola introducción al prefacio en el tonode él, hizo el elogio del simbolismode los ornamentos episcopales, quese resume en estas palabras finalesde l a p rimera parte: «y por tanto, te8uplicamos, Señor, que a éste tu

siervo que has elegido para el minis-terio del sumo sacerdocio le conce-das la gracia de que lo que se repre-senta por el resplandor del oro, porel brillo de las perlas y lo primorosode la labor, resplandezca en sus cos-tumbres y acciones; da,le la plenitudde tu ministerio, y adórnalo con to-das las galas de ta gloria, santifí-calo con el rocío de tu unción celes-tial.»

Interrumpió el Sr. Nuncio este pre-facio y entonó el .Veni Creator», ydurante su canto ungió con el sagradoCrisma la corona del P. Inocencio,diciendo: «Sea ungida y consagradacon bendición celestial tu cabeza enel orden pontifical.»

Reasumió el Obispo celebrante elprefacio pidiendo que la virtud delEspíritu Santo representada por estaunción llene todo el interior del nuevoObispo y se manifieste en su exterior;que abunde en él la constancia de lafe, la pureza del amor y la sinceridadde la paz; que sean hermosos sus pa-sos dados para evangelizar la paz ylos bienes del cielo; que su predica-ción no consista en artificiosas pala-bras de humana sabiduría, sino enostentación del espíritu y de la virtud;que el Señor le de las llaves del Cieloy que de ellas use, sin envanecerse,para edificación y no para destruc-ción; que lo que en la tierra ale quedeatado en los cielos y lo que desate enla tierra sea desatado en los cielos;que a quien no le perdone los peca-dos no le sean perdonados, y a quiense los perdone le sean perdonados;que el que lo maldiga sea maldito, yel que lo bendiga se vea lleno de ben-

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diciones; que sea siervo fiel y pru-dente y que en todo se muestre varónperfecto; que sea infatigable en el cui-dado, fervoroso de espíritu, que odiela soberbia, ame la humildad y la ver-dad y jamás la abandone vencido porla lisonja o por el temor; que no tomela luz por las tinieblas ni las tinieblaspor luz; ni llame bien al mal, ni malal bien, que igualmente se preste alsabio y al ignorante, para aprovechara todos; que Dios le dé autoridadepiscopal para regir su Iglesia y supueblo; que Dios mismo sea su auto-ridad, su poder y sostén; que multiplique sobre él sus bendiciones y sugracia para que sea digno de alcanzarla misericordia de Dios y serle en todograto; por Nuestro Señor Jesucristo,tu 1-lijo, que contigo vive y reina,Dios, en unidad del Espíritu Santo,por los siglos de los siglos.

Pasó inmediatamente a la unción delas manos, bendición y entrega delbáculo y del anillo; y por fin, tomandoel libro de los Evangelios, que hastaahora lo tuvo sobre los hombros elnuevo Obispo, se lo entregó cerrado,diciéndole:

«Recibe el Evangelio, y vé, predi-calo al pueblo que se te ha confiado,que poderoso es el Señor para au-mentar en tí su gracia; que vive yreina por los siglos de los siglos.»

Se levantó el nuevo Obispo, y elconsagrante primero, y después losObispos asistentes lo abrazan y be-san, diciéndole:

' La paz sea contigo.» A lo que con-testó el consagrado: Y con tu espí-ritu..

Los Obispos asistentes llevaron al

Obispo consagrado a su altar lateral,donde los capellanes le limpiaron lacabeza y las manos con limón y migasde pan, y últimamente se lavó lasmanos.

Continuación de la Misa.

El Sr. Nuncio en el presbiterio y elnuevo Obispo en su altar, leyeron elEvangelio y el Credo; y dicho el ofer-torio, el Nuncio se sentó de nuevo enel faldistorio colocado en medio delaltar, y el nuevo Obispo de rodillasante el consagrante, le fue ofreciendodos cirios; dos panes, uno dorado yotro plateado, y dos barrilitos de vino,uno dorado y otro plateado. Los ex-celentísimos Marqueses de Riestrasubieron al presbiterio y fueron pre-sentando al Obispo su ahijado, lo queconstituyó la ofrenda.

Desde este momento el consagrantey el consagrado dijeron una sola Mi-sa, ofreciendo y consagrando unasola hostia que comulgaron ambos,ofreciendo y consagrando un mismocáliz de que participaron ambos.

Dada la bendición de la Misa, el.Sr. Nuncio bendijo y puso al nuevoObispo la mitra y guantes, y tomán-dole de la mano derecha y el señorObispo de Madrid de la izquierda, loentronizaron, sentándole en la mismasilla del consagrante, el cual le entre-ga el báculo, y entonado el Te Delta'mientras el Coro lo cantó, el nuevoObispo, acompañado de los dos asis-tentes, recorrió la iglesia bendiciendoa los fieles, y a su madre en primerlugar, que toda emocionada, como es

natural, le esperaba a la bajada delpresbiterio.

Vuelto al altar, se cantó una antífo-n a y una oración en que se pidió parae l nuevo Obispo que aproveche conl a palabra y el ejemplo a sus súbdi-tos, para que juntamente con su grey,llegue a la vida eterna.

Por fin, el nuevo Obispo agradecióal consagrante el favor recibido, can-tando tres veces cada vez con tonomás subido: ad mallos annos, y abra-zando y besando de nuevo el ObispoConsagrante y los dos asistentes alnuevo Obispo, se retiraron a sus lu-gares respectivos, donde dejaron losSagrados ornamentos y dieron gra-cias.

EL CORRESPONSAL

Ei ayunó antes de lacomunión.

La diferencia de hora entre varioslugares.

La tierra da una vuelta completasobre sí misma en veinticuatro horas,O lo que es lo mismo: el sol recorrel os 360 grados del Ecuador en 1.440mi nutos que tiene el día.,uD i svi.diendo esos minutos por 360grados, resulta que el sol recorreexactamente un grado en cuatro mi

flto

Tomando ahora un mapa, vemosq ue entre Roma y Madrid, por ejern-Plo , hay 16 grados, que multiplicadosPor 4 dan 64 minutos. Lo que indicaqu e cuando en Madrid son las ocho,

serán en Roma las nueve y cuatrominutos.

Entre Madrid y Barcelona hay seisgrados de distancia, y por tanto,cuando en Madrid son las diez, seránen Barcelona las diez y veinticuatrominutos.

El meridiano de Greenwich (que esel de la hora oficial en España y entodo el Occidente europeo) está cer-ca de 4 grados de longitud Este conrespecto al meridiano de Madrid. Estoquiere decir que la hora oficial ade-lanta unos 14 minutos con respecto ala hora real de Madrid.

Y estando Coruña más de 8 gradosal Oeste de Greenwich, cuando sonlas doce oficiales faltan aún 32 minu-tos para el mediodía real.

El Derecho canónico declara expre-samente que para el ayuno ordinarioy para el eucarístico, puede seguirsela hora oficial o la real del lugar.(Canon 53).

Por tanto, quien beba o coma a las12 y 32 de la noche en Coruña puedetodavía comulgar o decir misa. EnMadrid, que está menos de 4 gradosal Oeste de Greenwich, se podrácomer y beber todavía a las 12 y 14minutos y comulgar o decir misa en lamañana siguiente.

El meridiano de Greenwich, pasapor Castellón y entre Lérida y Zara-goza.

VÁZQUEZ

ca> o> 43.>

DIA DE JUBILOMemorable fué el día de San Ramón

de este año 1930.Poyo, el secular Monasterio, se

invadido de innumerables visitantesde Galicia y aun de España entera.Y ¿a qué se debía tal afluencia degente? A asistir a una gloria más dela Orden Mercedaria, plasmada en laConsagración Episcopal, de uno desus más preclaros hijos, el ilustrísimoy Rvdmo. P. Inocencio López Santa-maría, preconizado Obispo de Tre-benna y Ordinario de Born Jesus deGurgueia, en el Brasil.

Día magno en los fastos de esteviejo caserón de piedra, asilo antañode los mil feligreses en tiempo de lamorisma.

Bien anunciado el programa, secumplió puntualmente; a las nueve ymedia . hizo su eatrada el Nuncio deSu Santidad Monseñor Tedeschini ennuestra casa. Era el Prelado oficiante;momentos antes habían llegado loslimos. Sres. Obispos de Madrid,Dr. Leopoldo Eijo, y el de Tuy, Doc-tor Antonio García. Y a las diezmenos minutos, una procesión magnasalía por la puerta principal del Con-vento y entraba por la de la Iglesia.

Se hallaba ésta engalanada comonunca, 15 colgaduras de damascorojo caían de sus bóvedas, jarrones ycandelabros de plaia lucían en el altarmayor, y doce mil bujías eléctricasreverberaban in quietas, fulgurandocual rayos de gloria sobre el barrocoaltar dorado, donde iba a tener lugar

la consagración del hijo de la viejaCastilla, gloria insigne de la Merced,a la que dió sus mejores días, sacrifi-cándose mil veces desde el puesto deGeneral que ocupó seis años.

La Virgen Blanca estaba amorosa-mente rodeada de un resplandor divi-no, que semejaba la ya siete vecescentenaria aparición en la gran urbe,Barcelona, y con su cetro de oro, ycon su Niño, sonrisa del cielo, queanidó en su pecho y descansa en susbrazos, bendecía a todos los que,dichosos, gozábamos viendo tantoesplendor.

Leídas las Bulas por el muy reve-rendo P. Provincial de Castilla, FrayAlberto Barros, entona el (Introito» elCoro, y arranca soberbia como nun-ca la gran Misa Primera Pontificalisde Perosi.

¿Qué tendrá el culto católico quetanta solemnidad despliega? Es queDios, el de Nazaret y el del Calvario,bendice las plegarias de sus hijos,pues no son más que el recuerdo, lasublime memoria de día, ardoroso,del día sangriento que subió a lz Cruza morir por sus verdugos.

También es verdad que el pueblono siempre se da cuenta de las ora-ciones que se dicen en el altar. Paraeso y para que con fruto las siguiese,se imprimió un folleto, que se repartióprofusamente entre los asistentes, her-mosamente redactado por el P. Secre-tario Provincial Fr. J. Gilabert Cas-tro, con el que seguía las ceremonias

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del acto solemne de la Consagra-ción.

Avanza la misa; y después del abra-zo',_ y beso de paz de los obispos, elnuevo Obispo baja del altar, y atra-vesando la Iglesia bendice a un ladoy a otro, y la gente, de rodillas y depire, recibe con el corazón henchidode emoción la primera y más fervo-rosa bendición del nuevo Obispo. Derodillas la de más cerca, de pie lalejana, pues todos quieren ver alnuevo Prelado, de talle sencillo ymodesto, de cara y acciones de san-to, cuyo vestido blanco cual el delPapa, reverbera con la luz, y mandarayos su cara, de emoción, de senti-miento por dejar su patria, de sacrifi-cio y cruento porque las tierras a quele manda el Papa, a que le mandaDios y su Madre la Virgen Blanca, esinhospitalaria por su sol, por su faltade agua y pan, y constituirá un dolorcontinuo la carencia de mil otras co-sas más necesarias a la vida.

Alégrate, siervo bueno, le dirá undía Cristo al nuevo Prelado, que fuis-te fiel siervo mío y que te sacrificastepor mi amor; he aquí que te premiocon el abrazo más caro de mi corazónlargo como mi Ser y como él inmortal.

Ad mallos annos, señor Obispo,encargado, pastor amante de las sel-vas de Piauhy, cuando llegue a veraquellos hijos del Padre también, nose olvide del día de gloria que hoyciñó al Convento de Poyo, donde en-tró de Novicio, donde profesó y don-de cantó la primera Misa.

FR, RAIMUNDO SANJURJO

ANECDOTAEn cierto convento había un leguito

anciano, que en sus años buenos ha-bía sido muy trabajador, aunque aho-ra le flaqueaban las fuerzas y tambiénel juicio.

Dedicábase a cazar grillos en lahuerta, y llevándolos a la celda seembelesaba con su canto.

No le sucedía lo mismo a un céle-bre predicador que vivía al lado, yrogó dulcemente al anciano que man-dara la música a otra parte.

Como no fuera escuchado, halló lamanera de hacer callar a los grillos,quitándoles suavemente los élitros.

El dueño, que veía poco e ignorabael misterio, continuaba alimentando asus animalitos, maravillándose deque no cantaran, a pesar de que co-mían bien,

—Habrán acordado someterse a laley del silencio—contestó el predica-dor consultado -. ¿No ve, hermano,que hasta los perros dejan de ladraren los conventos por no ir contra laregla?

Pero otro religioso llamado a con-sulta advirtió el truco y explicó alleguito que los grillos no cantan conla boca, sino con las alas, de quemalamente se veían ahora privados.

No se necesitó más para que elanciano sospechara el origen del mal.Un día de gran fiesta en que habíacafé y dispensa de lectura, comenzó aquejarse de que había hombres crue-les que mutilaban a los animalitos ylos torturaban...

Todos los frailes se miraban tinooa otros con sorpresa, cuando el presdicador gritó: ¡Eh! Se prohiben la-alusiones.

Y entre risas generales explicó lssucedido.

BERNARDINO MARTÍN

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Al Ilmo. y- Rvdmo. Padre Fr. Ineeeeio\I-26pez

•Santamaría.

Vertían en mi nave su: Sombr a'lös laureleS'después de mi postrero y . artístico paseo,mas al ver de 1aš brisa'S el continúo äletebque me coima, las 7.?ela5 y romN les ce?4elesde entregarme a las, olas sentí nuevo deseo.

Mas no cual 'marinero que at.botar su trainera,.

no sabe si los peces esquivarán :sus' mallas:.

yo sé que tras la espera de la jornada entera

cargada mi trainera, divisaré .läS Playasdonde la fresca sombra de . mi laurel me espera

Lo sé, porque .aquel héroe que ensalzará mi canto,se ofrece ante mis ojos cual una mar gigante,

donde la pesca fuese va yiadary abundanie.v donde el marinero recogerícutanto'cuanto más (-Cm : su barca bogase hacia

Es cual et mär: Si quieroioar al caballerb,sti,.pec,ho vasella.do con,barras inmortales,

con barras que escudaron corazones roles,

con barras que brillaron con viril reverbero

en densas polvaredas de batallas campales.

Si quisiera loarlo de varóncorazón que rezuma divikaleS-Aromas,diría: es una planta que haiegado el cristal

que brota del símbolo de una fuente claustral,en donde sólo beben las cándidas palomas.

Del trueno de sus voces icuánitas veces caíanlos rayos de la gracia que al pecador herían,

" • • .• .

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332 —

las lluvias que apagaban encendidas pasiones,que regaban los campos de tantos corazonesque ya se marchitaban, que ya se repudrían!

Su voz se oirá ahora bajo distintos cielos,tendrán otros la dicha de beber sus consuelos;sólo los gigantescos árboles seculares,que bañan sus raíces en ríos como mares,serán testigos mudos de sus santos desvelos.

Siempre de selva en selva (cual cazador que olvidaque en casa es esperado de la madre querida,y el día gasta entero comprobando asechanzaspor cazar en sus redes a la cierva escondidade que tal vez sus galgos le dieron esperanzas)

no de diversa suerte le veremos un día,la .frente coronada con el sudor glorioso,abrir por los zarzales de la sierra bravía,y olvidar de los suyos el regazo amorosopor lograr al salvaje que allí se le escondía.

Allá se va llevando la fe que es su tesoro:no soñando en Cipangos con montañas de oro,ni en huertos donde vuelan pintados colibríes,ni en ríos en que anidan corales y rubíes,ni en mares en que (lanzan las sirenas a coro.

FR. J. SANTIAGO CRESPO

Poyo, 4 Septiembre 1930.

O o o. aZdreD«). e ce o 0. 0(404KM...00 00 0.4nepee.. o o O 0...eDV0110 o 00 G)

La prelatura de hm t'este de Gurguela5o0ooneeenno-0000.0eceee-000 n30-0-enneee—000—eeeen—ooe

En el Brasil, en el Estado Federaldel Piauhy, en su parte sur se hallasi tuada la diócesis del nuevo Obispoivl ercedario Ilustrísimo y Reverendísi-mo Fray Inocencio López Santamaría,consagrado en Poyo el día de SanPamón de este año, 1930.

En una extensión de cien mil kiló-metros cuadrados, cuenta sólo seten-ta Y cinco mil habitantes, cuya mayorParte viven en pequeñas aldeas deSeis a quince vecinos, en medio de laselva.

País hermoso, de una vegetaciónexuberante, en lo más duro de la zonatropical, carece de las más indispen-sables condiciones para pasar en élu na vida agradable, y el sacrificio del OS Misioneros es algo grande, puessólo puesta la vista en Dios y enNuestra Madre se puede morar allí.

Los mayores enemigos son el climaY el enjambre de animales dañinosque pululan por todos los rincones dele Prelatura, sobre todo en cierta épo-ca del año.

La Prelatura está dividida en cincoParroquias, que son: Primera. LaSede Born Jesus de Gurgueia, a ori-llas del mismo río, navegable parabarcos pequeños, cuenta con unosseiscientos habitantes el casco de lacapital del obispado, aunque toda laParroquia, que a su vez es Ayunta-miento, no ande muy lejos de losveinte mil.

Su río—el Gurgueia - es afluente. 1:41 Parnahyba, que es el principal del

Estado y recoge todas sus aguas. Enel Gurgueia se encuentra con fre-cuencia la Anaconda, o como la lla-

man los naturales, la Sucuriú, ser-piente de diez metros como máximo,astutísima, que se alimenta de laspresas que inocentemente se le acer-can, pues tiene su cuerpo oculto en elagua y sólo enseña una parte de lacabeza, que parece una mata en mediodel río.

Cuando los misioneros necesitanatravesar el río y el caballo se dacuenta de alguna, no hay modo deque lo cruce y entonces se • la ve en

acecho para cazar a los incautos.Cuando está haciendo la digestión, acausa de la mucha cantidad de comi-da, es muy fácil matarla, pues casi nose mueve. En el Museo Misional dePoyo hay una piel de seis metros delongitud por más de medio de ancho.Su alimentación consiste en garzas,patos e infinidad de aves grandes, ymata también con frecuencia cabri-tos, ovejas y aun terneras y potros.

La segunda parroquia, aunque ma-yor que la de Born Jesus, es Säo Ray-mundo, que civilmente consta de dosAyuntamientos: Säo Raymundo el uno

con las tres cuartas partes de la po-blación; el otro es Caracol.

Säo Raymundo, situado a 96 kiló-metros de Remanso, en el río SanFrancisco, una de las grandes arte-rias comerciales del Brasil, cuentacon mil seiscientos habitantes y tieneel título de ciudad.

g:',2 (1C • ' `;-,;(-1,-- 534

-Los dos Ayuntamientos quitormáln(: parroquia ' tienen en total - unos

tr -inta y, cine.6 tirehaldtantes.Säo Raymundo está en un llano a

paa.distancia por:sti porte Este de lasierra rd`o Piauhy, dista 360,.1iló•me,-troS dé Bomjesus; yhay!:que cruzar-5los en,baballería.: La • mayor dificultad'para.vivir -en Säo Raymundo la cons-tituYe la falta de agua, pues aparte dela época de las lluvias -diciembre aabril—que torrencialmente ,encónjúnto, cromo mes .y medio, forman.=dei.,ríos,navegables , por la cantidadenorme que baja de la sierra, l&res-tante del año no quedan Más que unosCuarifos Pciísbis; bastantesalobres, don-di abrevan,- el ganado: Y beben los'hombreS.

En esta ciudad, el Padre' FranciscoFreiría levantó Y pronto lo dará ter-minado, si las limosnas > de los fielesse lo permiten, un seminario que tieneveinticinco metros de larg.o por diezde ancho; rodeado de una huerta demedio kilómetro cuadrado, en total.Tiene el-pensamiento de .construiruna cisterna de unos trescientos me-tros cúbicos de capacidad, para alma-cenar el agua que tanto falta...Sáo Raymunclo es eli-Sitio, de más

fácil. acceso de la ,Prelatura y tienecorrea tres veces al mes y telégrafo.Rompiendo' el:bosque: ayudó a cons,truirel Padre Freiría una. carretera;y un camión la recorre diariamentema` ir a Remanso con : pasajeros ycarga:.

Pe,Rernanso se .navega dos días , ymedio. por el río San Francisco y sePega a Joazeirqdonde está la esta-ción terminal del *ferrocarril. para ir a

Bahía, después de otros dos días detren.

-Al Sur de la, Prelatura,,engen del río Parnahyba está la terceraparroquia en importancia, compuestade dos Ayuntamientos, que son: Se-,,fe Filomena, titular y Gibues.

Et Estado de •Piauhy tiene una pequeña •zona eostera de apenas ocho,kilómetros ep línea recta .'y en elladesemboca el Parnahyba, junto a laciudad del mismo. nombre. Este río-_esnavegable hasta . Santa Filomena:,adonde llegan barcos pequeños remol-cando lanchones cargados de prodüc-.tos diversos y a veces pasajeros engran número.

Ha cambiado mucho el aspecto dela Prelatura desde que los abnegadosMisioneros Mercedarios se encarga-ron de ella, dotándola de la carreteradesde Säo Raymundo hasta Remanso,y piensan si pueden en muy pocotiempo llegar con los autos a B0,111

Jesus.Un poco larga se va haciendo esta

reseña, así que pararemos *por hoý yalgo más diremos otro día.

Para terminar, las otras dos parro-quias son: Corrente y Paraguä, dondehay una hermosa laguna , navegable,con mucha riqueza. .Entre estas .(105

t

darán un total r en gente y extensióncorno' Bom Jesús o Santa Filomena',que son entre si iguales. Sao Raymundo" teniendo la misma extensión-7-veinticinco mil kilómetros cuadrados,,poco más ó menos—tiene mayor, casidoble numero de habitantes.

Ya conocen las almas generosas elnuevo campo pastoral del virtuosoPrelado el Ilustrísimo y Reverendísi-

iiiõ Inocencio López Santamaría.Ayudarle con su óbolo material sindejar de pedir al Padre amorosísimoPor él, es lo que debe sacarse en con-secuencia.

Mil cosas más como las imágenes,campanas, construcción de capillas,aparte enseñar a sus habitantes elEvangelio, es lo que debe el Piauhy alos Mercedarios. Curioso es lo quevoy a contar, que al mismo tiempo esuna serial de la cultura que poseen.

Desconocían en Säo Paymundo eltemple del acero y cuando vieron queel Padre Freiría trabajaba una piedra

Por algunos documentos conocidos,Y por otros varios indicios, sostuvehace dos arios (1) que la SantísimaVirgen de la Merced, la Redentora deCautivos, era la titular de muchas denuestras iglesias, sobre todo desdeel siglo XIV, oscureciendo al santoPatrono de la humilde capilla a cuyolado se establecieron los primerosmercedarios.

Lo que sucedió evidentemente enBarcelona, ¿por qué no había de re-petirse en otras partes? El fervor conque los hijos de la Merced fomen-taban la devoción a su Madre, debíaProducir un resultado semejante alque en Barcelona obtuvieron SanPedro Nolasco y sus inmediatos su-cesores, aunque ni él ni ellos olvida-

C.1 ) LA Meaceb, Septiembre de 1928.

con un cinCel, se le acercaron y ledijeron que estropeaba el hierro; ma-yor espanto todavía al ver que el Pa-dre hacía un agujero en el centro dela roca en cuestión, ¿para qué? Lagente corría a verlo trabajar. La con-cluye, la monta en un soporte y conel pie la mueve. Era una rueda de afi-lar; la maravilla hizo brotar de loslabios de los piauhyenses la siguienteexpresión:

—Ah, por eso con los de allá no sepuede.

FR. R. SANJURJO

Poyo IX-1930.

ron a Santa Eulalia, su primera ti-tular.

Y como ejemplos de la popularidad'alcanzada por el título de la Merced,cité la fundación proyectada en Al-ghero (Cerdeña) en 1383, cuya titularhabía de ser precisamente Santa Ma-ría de la Merced, y recordé el nombrede una galera que llevaba ese títuloen 1390 y de otra que formaba partede la Armada, que llevó a Tierra Fir:nie, en 1514, a Pedrarias Dávila, lla-mada también Santa María de* laMerced.

Después he encontrado otro docu-mento de 1383 en que consta que alreedificarse la iglesia de nuestro con-vento de Tárrega se antepuso el títulode Santa María de la Merced al deSan Juan Bautista, que antes tenlaPuso la primera piedra el Infante Don

Santa María de la Merced

— 336 —

W11.1,

- 337 —Martin, después Rey de Aragón, quedió una considerable limosna p aralas obras. (A. C. A. Monacales, 2.679fol. 116.)

Pero si alguna duda pudiera quedaracerca de esa verdad, vinieron adisiparla las actas de visita de nues-tros conventos por el Rmo. Gaver,de 1442 en adelante. Esas actas, con-servadas originales en el Archivo dela Corona de Aragón (Monacales,2.668 y 2.669), contienen datos curio-sísimos para la historia de la Ordeny aun de la Iglesia y del Arte en ge-neral.

Gaver, en efecto, llevaba consigodos o más religiosos, y, mientras élhacía el escrutinio de la observanciaregular, sus secretarios levantabanun inventario detalladísimo de cuantohabía en el convento, desde el altarmayor hasta la cocina, y desde lacelda del comendador hasta el cuartodel mozo de mulas.

Esos inventarios nos permiten vera quinientos años de distancia todaslas dependencias del convento, comosi nos encontráramos en ellas. Porsupuesto que no se olvidaban loslibros ni los documentos interesantesque el convento tuviera, y de los queel General tomaba buena nota para suHistoria.

Pronto tendré el gusto de publicaralgunos de esos inventarios, ya quetodos sería difícil.

En el altar mayor se comienza porel Sagrario, en el que solía haberuna cajita de marfil, plata u otra ma-teria preciosa, que servía de copón.Tal es el origen de las innumerablesarquitat, ricas que figuran en los mu-

seos. Ni en uno solo de nuestrosconventos figura otro copón.

Descríbese luego el retablo con susimágen es, y en lugar preferente figuramuchísimas y eces la de Santa Maríade la Merced, y rep resentada en va-

nos cuadros la historia de la funda-ción de la Orden.

No pocas veces la imagen es devestir, y entre los ornamentos sagrados se cuentan los mantos y demásropas de Santa María y del Jesuset,o Jesusito.

Así en Barbastro encontró Gaver,en 1446, «un retablo de la VirgenMaría de la Merced». (Monacales.2.669, folio 20). En Zaragoza encon-tró igualmente un solemne taber-náculo con la María muy hermosa,mientras el retablo de San Lázaro,primitivo titular, había sido llevado alrefectorio. Era comendador el célebremaestro y escritor Fr. Pedro de Cijar.

En Huesca, en Mayo de 1494, en-contró también el General Urgel, enel altar mayor, «un retablo de la Vir-gen María de la Merced con sus his-torias y guardapolvos.» En tincas-tillo, el mismo año, el altar mayortenía dos frailes con un Rey, aludien-do sin duda a la fundación.

En Sangüesa, el mismo año, a 9de Mayo, era Comendador Fr. Alon-so de Sevilla, y los visitadores, des-pués de examinar el cofrecito consa-bido, vieron en el altar mayor la Vir-gen de la Merced con la Virgen de laEsperanza y Santa Agueda.

La visita hecha en Calatayud elmismo año, nos dice también que enel altar mayor había «la Virgen de laMerced con la historia de la funda-

Merla iglesia edel siglo XV.

Frases parecidas se reproca y otros conventos, dondeenumeran las ropas de la Virgen ydel Niño. También la Virgen del OHvar estaba ya vestida por entonces.

Nada tiene, pues, de extraño, queen América, donde todo había quehacerlo de nuevo, los misionerosMercedarios dieran el título de laMerced a la mayor parte de sus igle-sias, pues eso era lo que habían vistoen sus conventos de origen.

Poco hace al caso que la Iglesia nohubiera canonizado tal advocación,como no ha reconocido muchas otrasde gran devoción hasta pasados va-rios siglos. Aunque la de la Merced,harto reconocida, estaba con el nom-bre mismo de la Orden de San-

ta María de la Merced de los cau-tivos.

En España es bastante general queesas advocaciones que no tienen aúnoficio propio, se festejen el día 8 deSeptiembre con la Natividad de Nues-tra Señora, aunque otros se solem-nizan el día de la Asunción. Tal su-cede en Madrid con la Virgen deAtocha.

A fines del sig l o XVI, sin embargo,muchos de nuestros conventos cele-braban la fiesta de la Merced en losprimeros días de Agosto, y en el capí-tulo general de 1593, celebrado en

ud, el Vicario Provincial deiguel Perlas, propuso

en la dominica(1)

a-

ción de la Orden», aunque el primi-tivo titular era San Agustín. La Vir-gen tenía ropas abundantes.

En el inventario del convento deValencia, en 1446 (cuya advocaciónhabía sido Santo Domingo) se des-cribe también la imagen de la Virgenen el altar mayor, y aunque no sedice expresamente que fuera de la

ed, todos los documentos dan ase título desde principios

'ten en Da-se

CalatayAragón,que se fijase tal fiestainfraoctava de San Lorenzo.

No se llegó a un acuerdo, y la yriedad continuó hasta que Paulo V,en 1616, señaló para la fiesta de laMerced el domingo más próximo aldía 1.° de Agosto con lecciones pro-pias (2).

Finalmente, Inocencio XII, en 1696la fijó en el 24 de Septiembre.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

P. M

(1) Vargas: «Chronica», 11, 238.(2) Linas: «Bullarium, pág. 224.

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De Sagrada Escritura0:00 00%.

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El túnel de Siloé.Ha sido un verdadero acontecimien-to la salida del Convento de Berrizde la cuarta expedición de misioneraspara el Oriente. Los grandes diarios«El Debate. y «A 5 C» reprodujeronla emocionante escena de la despedi-da a la puerta de la clausura. El señorObispo de Vitoria fué personalmentea dar la bendición a las heroicas hijasde la Merced, que emulando a los re-dentores de antaño (¡ellas, débilesmujeres!) salen animosas y contentaspara la revuelta China y para lasislas perdidas en la inmensidad delPacífico.

¡Brindo el ejemplo a los anticleri-cales, que suponen haberse extingui-do en los Conventos de hoy el espí-ritu de los grandes santos de los pa-sados siglos! Felizmente sucede todolo contrario: en ellos abundan las vo-caciones para los ministerios másarriesgados y que exigen grandísimaabnegación.

¡,Cómo se llega a esa heroica re-solución? No será, ciertamente, en lapereza enervante y en la vida muelley comodona. Todo eso lo dejamospara nuestros amables censores.

Los religiosos, hoy como antaño yquizá más que antaño, viven una vidade trabajo continuo, de rigor y auste-ridad y poco tienen que perder en ir

a las Misiones de China o delPiauhy.

Gracias a esa austeridad logranhacer con escasísimos recursos loque sus adversarios no consiguencon los millones del presupuesto, yteniendo un personal escasísimo con-siguen dar la impresión de que soncientos en todas partes.

No estamos, pues, gracias a Dios,tan lejos del espíritu de nuestros fun-dadores como creen nuestros enemi-gos, y nos esforzamos con la graciade Dios por igualar y aun superar suideal.

Tres de las nuevas misioneras vandestinadas a Wuhú (China), dos aSaipán (Islas Marianas) y otras dosa Ponapé (Carolinas). Todas ayuda-rán a sostener y ampliar los Colegiosya abiertos, y bajo la dirección decontadísimos misioneros, harán creera los anticlericales de allá (que tam-bién los hay tan envidiosos como losde aquí) que las Ordenes religiosasdisponen de inmensos recursos y deun personal innumerable.

Y es verdad. Disponen de los re-cursos inagotables de la divina Pro-videncia, y de la abnegación decada religiosa, c,ue la hará valer porciento,

WILHELM

La piscina o estanque de Siloé escélebre en el santo Evangelio. A ellamandó Jesús al •ciego de nacimientodespués de haberle restregado losojos con lodo diciéndole: Ve a lapiscina de Silbé y 16 vate (Joan . , 9, 7).Sabida es la tremolina que se armócon este milagro y la manera irrebatible con que el ex ciego confundió alos fariseos.

Cerca del estanque se hallaba sinduda la torre de Siloé, cuyo derrum-bamiento aplastó a dieciocho perso-nas. El Señor se valió de este sucesopara exhortar a los judíos al arrepen-timiento diciéndoles: Si no hacéis pe-nitencia,' todos pereceréis de modosemejante (Luc., 13, 4). La torre -de-bía ser una de las que defendían lamuralla por aquel lado.

Los topógrafos de la Ciudad Santaseñalan esta piscina en la parte sud-oriental de ella y mide 16 metros delargo por 5,6 de ancho. Los árabesla llaman Ain-Silwan, osca Fuente deSiloé.

Pero lo notable es cómo se hicieronl legar allí las aguas que no brotanespontáneamente. Proceden de la lla-mada actualmente Ain-silti-Maryam,O Fuente de la Virgen, que es segu-ramente la misma que en lo antiguose llamaba de Gihon, y está situadaa l Noreste de la colina del templo, a ladi stancia de 335 metros en línea recta.

La fuente de Gihon era el único ma-

nantial seguro que poseía la antiguaJerusalén, pues los demás acueductosque la surtían podían ser cortados encualquier momento por los enemigos,y, efectivamente, lo fueron en los va-rios sitios que padeció la ciudad.

Pero el manantial de Gihon caíatambién fuera de las murallas en tiem-po de los reyes y aun en el de Nues-tro Señor. Si los sitiadores se apode-raban de la fuente, no quedaba a lossitiados Más recurso que el agua delas cisternas recogida en la estaciónlluviosa.

Para obviar este gravísimo incon-veniente David mismo, o alguno .desus inmediatos sucesores, hizo cáVaren la roca viva una escalera que cohvarias inflexiones permitía bajar cerc.adel manantial, sin que los enCinigóspudieran impedirlo.

' Tales escaleras son frecuentes en'las fortificaciones antiguas, y recuer-,.do la notabilísima construida PorSangallo en Orvieto a principiosdelsiglo XVI, que permite bajar . y subirdos recuas de mulos sin tropezarse,pues tiene dos ramas, destinadas launa a la bajada y la otra a la subida.Claro es, que la de Jerusalén fue más

modesta.

Por eso el aprovisionamiento de laciudad era difícil y penoso, mientrasque los sitiadores tenían libre acceS5'a la fuente. Ezequías trató de privar-les de este importante elemento, me-

WINIMIIIII>H1411

Capítulo Provincial de la Merced de Castilla reunido en Poyo el 2 de Agosto.

- 340 - - 341 -

? o ran do a la vez la defensa de la ciu-dad. Para ello mandó cavar un túnelpor debajo del templo, llevando lasaguas todas al sur de la colina.

El intento era atrevido y su ejecu-ción incomparablemente más difícilque la del túnel de Montefurado enGalicia y otras obras romanas muyponderadas.

En 1880 se encontró dentro del tú-nel, a unos seis metros de la salidaa la piscina, una lápida con cincorenglones en caracteres hebreos, queexpresan las dificultades de la obra yla alegría de todos al ver correr elagua. La inscripción está hoy en el Mu-seo de Constantinopla, y dice así:«La mina. ¡He aquí la historia de lamina! Cuando los mineros levantabanel pico unos enfrente de otros y que

faltaban todavía tres codos por atra-sar, se gritaron que había desviaciónhacia la derecha. Y el día en que seacabó de romper, los mineros die-ron unos contra otros, pico contrapico, y las aguas corrieron desde lafuente hasta el depósito en una longi-tud de mil doscientos codos. Y ciencodos era la altura de la roca sobrela cabeza de los mineros» (1).

La alegria de los que habían lleva-do a cabo tal obra era justificada, so-bre todo porque los tropezones ha-bían sido numerosos. La idea de co-menzar el túnel simultáneamente porlos dos lados, como hoy se hacecasi siempre, era de una verdaderaaudacia.

(1) Vígouroux: Dictionnaire, Aqueduc

Para conservar la línea horizontalu tilizaron sin duda el nivel de agua, ylas inflexiones son de poca importan-cia, mas para conservar la direcciónl ongitudinal de la galería no teníanotro recurso que su buen ojo.

No es de extrañar, por tanto, quehubieran de rectificar varias veces ladirección, cavando un total de 533metros, o sean 198 más de los nece-sarios. Para tales rectificacionesabrieron pozos al exterior en las par-tes menos elevadas de la colina.

La altura actual de la galería oscilaentre 4,50 y 0,45 metros y el ancho esel necesario para dar paso a doshombres, excepto en el punto de encuentro de las brigadas, donde losobreros, contentos con ver correr elagua, dejaron la obra a medio hacer.

La medida de la galería ha confir-mado que el codo hebreo equivalía a0,45 metros, pues tal es el resultadode dividir por 1200. codos la longitudtotal.

La Sagrada Escritura elogia comose merece la obra llevada a cabo porEzequías hacia el año 750 antes deJesucristo. Así se lee en el II de los

Paralipómenos (32, 30): Fué tambiénél, Ezequfas, quien cubrió la salidaalta de las aguas de °ilion y las di-rigió abajo, al occidente de la ciudadde David.

Quinientos años más tarde el autordel Eclesiástico (48, 17) ensalza alpiadoso rey en los siguientes térmi-nos: Ezequfas fortificó la ciudad,hizo entrar las aguas de Gog (Ciihon)en medio de ella, atravesó la rocacon hierro y construyó fuentes paralas aguas.

La lápida conmemorativa de estahazaña fue hasta hace poco uno delos ejemplares más antiguos de laescritura hebraica. Pero desde la ocu-pación de Palestina por los aliados sehan hecho numerosas excavacionesen todas partes, apareciendo inscrip-nes que se remontan al siglo XIII an-tes de nuestra Era. Los caracteressón hebreos, aunque la lengua seauno de los dialectos cananeos, princi-palmente el fenicio, pues los israeli-tas no habían llegado todavía a laTierra de Promisión.

FR. G. NÚÑEZ

- - En lo pasadocomo en el presente Justicia y verdad

szi

— 343 —

El Obispo de Mondoñedo, FrayAntonio de Guevara, saladísimo autorde las Epístolas Familiares, reprendido por las muchas mentiras queescribínen ellas, se disculpó con decirque en las cosas remotas no habíaseguridad más que en la SagradaEscritura.

Su falta de conciencia histórica fuecensurada también por Melchor Canoen los Lugares Teológicos, aunquesin expresar su nombre. Pero Gue-vara apenas engañaba a nadie. Todosconocían su humor y tomaban susescritos y discursos como un agradable pasatiempo, no como informa-ción seria.

El cronista-bufón D. Francesillo deZúrliga apunta la llegada a la Cortede Guevara con estas o parecidasfrases: «E llegó el Obispo de Mon -dohedo, cronista parlante de Su Ma-jestad, gran clecidor de todo lo que leparecía.» Y en las preguntas que sehicieron en cierta cueva misteriosa,supone que Fr. Antonio desea saber:Si han de creer todo lo que yo diga ysi me han de dar otro Obispado me-jor, y que sea pronto.

Lo que pasó en los años siguienteses mucho más grave, como todossaben. Se fabricaron documentos pormillares y libros por docenas con eldeliberado propósito de engañar alpúblico y hacerle tragar por verdadesinconcusas lo que era pura inven-ción.

Hasta hubo algunos que pretendie-

ron justificar la mentira aborrecidapor Dios, cuando con ella se lograbafomentar la piedad. Era una aplica-ción diabólica del principio criminalde que el fin justifica los medios.

En contra de esto, nuestro PadreZumel y demás teólogos serios sos-tuvieron que el emplear medios repro-bables para alcanzar un fin bueno,aumenta la culpa, a no ser que excuseuna invencible ignorancia, pues talesmedios son un insulto voluntario ylibre hecho a . Dios, y no tienenquiera la disculpa de la pasión o elinterés que tantas veces ciega a loshombres.

En el caso concreto de la mentirapiadosa opio dolo, San Agustín habíadicho ya: «No tiene Dios necesidadde nuestra mentira» Y la Iglesia re-pite frecuentemente a Dios con David:Aborreces a todos los que obran lainiquidad y destruirás a todos los quehablan la mentira.

Algunos de esos embusteros, dán-dose cuenta de la enormidad que co-metían, afirmaban que ellos no inven-taban nada, ni falsificaban documen-tos, ni fabricaban cronicones, sinoque recogían lo que otros habían'dicho sin meterse a averiguar si eraverdad o no.

¡Mala excusa!, pues todo el quehabla o escribe con el propósito deser creído, está obligado a examinarsi es verdadero o falso lo que dice, oa exponer a los oyentes sus dudas.

En algunos llegaba a tanto la ce-

guedad, que siendo mirados en susPalabras, para no engañar a una odos personas a quienes hablaban,no tenían el menor inconveniente enhacer creer grandes mentiras a milla-res de lectores, ¡como si la mentiraescrita y difundida por la prensa nofuera mucho más grave que la oral!

Otros afirmaban que la seriedad yel maduro examen de lo que se diceestá bien y es necesario en las cosasContemporáneas, pero no en las re-motas. Pero yo pregunto: ¿Cuántosaños ha de tener un suceso para serremoto y para que se pueda hablar deél a tontas y a locas? ¿Veinte, treintaaños? Nadie puede señalarlo con pre-cisión, y los embusteros menos quenadie.

Prácticamente lo que hacen es men-tir descaradamente o hablar sin discernimiento aun de las cosas de ayery de esta mañana, que son ya histó-ricas y a veces más difíciles de aqui-latar que las de varios años.

Por eso cuando se comprueba queun autor trata de ese modo la histo-ria, lo que procede es poner en cua-rentena sus noticias contemporáneas,sus cuentas y aun sus certificaciones,Pues ninguna garantía ofrecen. Pro-bablemente serán mentiras, o cuandomenos cosas dichas sin examen nidiscernimiento.

En el juicio sobre las personas esmuy laudable la benignidad, y Nues-tro Señor Jesucristo nos previene queseremos medidos con la misma me-dida que aplicáremos a los demás.Pero esto no nos autoriza para cano-nizar a todo el mundo sin examen nidistinción.

La historia es, en fin de cuentas,un tribunal de justicia, y el objeto deésta es dar a cada uno lo suyo. Elque se mete a historiador está obli-gado en esto, como en lo demás, ainvestigar seriamente la verdad, ycuando la encuentre manifestarla sinrebozo.

¿Y si no aparece? Debe tambiénmanifestarse la duda, no sentenciandosino donde esté justificada la senten-cia. En esto los historiadores estánmejor que los jueces en España, aquienes la ley obliga a sentenciar, sinadmitir excusa por la oscuridad delpleito o del texto.

Pero en cambio, el cargo de histo-riador no se obtiene por oposición nipor nombramiento de autoridad com-petente, sino que el aspirante se lotoma por autoridad propia. Verdad estambién que su audacia suele ser cas-tigada severamente por la posteri-dad.

FR. AMAD01-2 DE LA VERDAD

STiNT11 CriTTILINT\

(VERSIÓN DE POYO, PONTEVEDR/i)

Allá arriba en Turquíadentro de Turquía estabauna niña muy bonitaque Catalina se llama.Su padre era un perro moro,su madre una renegada;todos los días de fiestasu padre la castigaba,porque no quería serlo que su madre mandaba.Le mandó hacer una ruedade cuchillos y navajas:la rueda estaba hecha,Catalina arrodillada:bajó un ángel del Cielocon su corona y su palma:

—Sube, sube, Catalina,que el Rey del cielo te llama.

—Qué me quiere el Rey delque de tanta prisa llama?Al decir estas palabrascae un marinero al agua;se presentó el demonioen figura de una rana:

---4Que me das, marinerito,por sacarte destas aguas?

—Te doy todos mis navíos,y mi oro y mi plata.

—No te quiero tus navíos,ni tu oro, ni tu plata,quiero que, cuando te mueras,que a mí m'entregues el alma.

—El alma la entrego a Dios,el cuerpo a la mar salada.

Debe tenerse en cuenta que este ro-mance es uno de los que más abundanen la tradición española, y sus va-riantes han sido dadas a conocer endiferentes colecciones. Sólo de Gali-

cia conozco varias versiones que lo-calizan la acción en diferentes partes.Baste citar las de Verín y Puentedeu-me que comienzan: 'En Cádiz hay unaniña, etc., y la curiosísima que donAntonio de la Iglesia registra en suobra (1):

Alo arriba en Solistriaxunto a o lugar de Noyarnahay nuha nena bonitaque Catalina se chama... etc.

En Galicia hay una niñaque Catalina se llama, si, si,.su padre era un perro moro,su madre una renegada...

El chispeante genio andaluz, siem-pre alerta para una chirigota, convier-te el desenlace, trágico de por sí, enbroma, diciendo:

El arma es para mi Dios,que la tiene bien ganada,y er cuerpo para los peses,qu'están debajo del agua,los giiesos pa' r compañeroque repica las campanas.

(1) El idioma gallego. Coruña 1886. Tomo III.päg. 118.

No es menos de notar la versión,al parecer bastante defectuosa, queMenéndez Pidal logró en Montevideo,

Cielo al interrogar a unas niñas. He aquí elcomienzo:

ESTUDIOSGALLEGOS ROMANCES

— 545 —

La versión de Poyo, tal corno la here cogido. y según puede verse enotras variantes peninsulares, está for-mada por la unión de dos romances,cuya unión nadie hasta ahora supo oquiso explicar, cómo se realizó.

En el Romancerillo de Milá apare-cen las dos canciones bien delimita-das (1). El segundo fragmento lo re-gistra Menéndez Pelayo en el tomotercero de la Primavera (2), bajo eltítulo de El Marinero.

Mañanita de Sancayó un marinero al agua¿qué me das marinerito,porque te saque del agua?

Corresponde este fragmento a lamisma familia que el de la Nau Ca-therineta, portugués, y del cual figu-ran hasta treinta y cinco redacciones.

La versión de Puentedeume se ciñeSólo a la primera parte, y termina:

—4-Qué nie querrá Dios del Cielocon tanta prisa me llama?

---Te quiere ajustar las cuentasde la otra vida pasada.

—La vida la pasé buenalas cuentas las daré malas.

Por último, debe observarse la di-versa figuración, que en estos roman-ces se da al demonio. Mientras enunos no se nos dice siquiera quién esel tentador, en otros es ya simplemen-

(1) Milä y Fontanals: Romancerillo. 2, » ed. 1882.N úms. 24 y 34.

(2) lbidem. 12omances tradicionales de Astu-ria s. Núm. 57

te el diablo o demonio, y en algunosse disfraza de fraile, y aun, corno enel nuestro, toma la forma de una rana.Varias son también las promesas delmarinero, y en todas unánime la ne-gación de entregar su alma a otro quea Dios.

De admitir el parecer de Garret(opinión que el polígrafo montañésacepta), la fuente de este romance fuealgún naufragio histórico. Mas lo quemejor se desprende de las varias lec-ciones, es que el poeta ideó lo delnaufragio para dar ambiente más pro-picio a la tentación del demonio, y asíhacer resaltar mejor la confesión defe, del náufrago.

En el Cuestionario del folklore ga-llego, ya citado, se dice al núm. 100:« Romances religiosos, versiones lo-cales de los de Os Nadales .. SantaCatalina.., etc., y música usada concada uno en la localidad».

La que se usa aquí en Poyo, y queguardo, así como la del anterior ro-mance, es bonita y llena de vida. Lacantan muy bien, intercalando des-pués del primer verso el siguienteapoyo: «mas, oh vida mía», y despuésde los versos pares (que siempre serepiten): ' vida del alma». Esquemati-zando: a, b, c, d, c, d.

Se canta también sin estas interca-laciones, y entonces la música varía.

GLIMERSINDO PLACERMercedario.

Poyo Julio-1930.

(9,2) <e>

el111n—_

El año pasado se anunció qué en élpresente festejariamoS el cincuentena-rio-'cle nueStra restauración. ¿Cómose ha hecho el Silencio sobre eseaSultto?---- nos preguntan algunos lec-tores.

MuY sencillo: Porque examinadoslos documentos se halló que el resta-lifecimiento del primer convento mer-eédario en 'esta parte de España nose llevó a cabo hasta 1881, aunque sepensara en'ello desde años atrás.

No deseamos aparecer más jóvenesde lo que somos, pero tampoco' acep-tamos la responsabilidad de años queno hemos vivido. Porqüe cada átioes, a no dudarlo, una gran responsabilidad.

De varios papeles resulta que elP. Magín Bertrán, Vicario Ge p eral dela Orden en 1879, estaba en muy bue-nas relaciones con el P. AntonioNoya, Cura de Conjo y Vicario Pro-vincial de los pocos religiosos dis-persos que aún vivían en Castilla.

Al realizarse la elección de nue-vo General en Enero de 1880, tuvo el

Magín un vóto, y no es dudosoquejuera el del P. Noya, según pro-mesa de éste en cartas que hemosvisto.

El nuevo Maestro 'deneral, Fr. Pe-dro Armengol Valenzuela, estaba enChile, su patria, al recibir la noticiade su nombramiento y no tomó pose-

sión en Roma hasta el 31 de Juliode 1880.

Desde entonces quedó el P. Magínen libertad para emprender la restau-ración de la provincia de Castilla;pero llegado a España debió detener-se algunos meses en Cataluña,-su pa-tria, y tal vez en Madrid, haciendogestiones, Lo cierto es que no apare-ce en Conjo hasta 21 de Mayo de1881, en que administra un bautismocon autorización del Vicario PadreNoya.

La situación de los dos Padres eraalgo delicada. No se podía destituir alP. Noya de su cargo de Superior nicabía esperar de él obra útil, dada suedad y achaques.

En Agosto vino a Conjo el P. Va-lenzuela para darse cuenta de lo quepodía hacerse, y poco después, murióel P. Noya el 21 de Octubre de 1881.

El P. Magín hizo entonces un in-ventario de todos los objetos quecomo propiedad del convento habíadejado el difunto. Son como unos 50entre mesas viejas, sillas y algunosornamentos y alhajas del culto. ¡Va-liente tesoro para la obra que se pro-

,yectaba!- En este documento, conservado enRoma, es donde el P. Magín ' alude ala visita hecha por el General a Con-jo pocos meses antes.

Pero entretanto, Dios Nuestro Se-

ñor había traído a la Orden un re-,fuerzo' ) Mesperado: A principios deaquel año se había presentado enRoma un sacerdote vascongado, comc,de treinta y ocho años, pidiendo -elhábito mercedario. Llevaba una reco-mendación de la Comendadora de Bé-rriz, y el P. Valenzuela considerócorno providencial su llegada.

, Tenía por nombre BuenaventuraNicolás de Boneta, y era fácil leer ensu ancha frente su capacidad e indomables energías. Su salud era enton-ces 'delicada y fué preciso obtenerledispensa de algunos meses de no-viciado , para alejarlo del clima deRoma.

pues, su profesión el día deTodos los Santos, y poco despuésemprende su viaje a Galicia. El mis-mo describirá después muchas vecessus impresiones del ferrocarril hastaBraftuelas, donde se construía el famoso túnel del Lazo, para bajar de lameseta castellana a la costa. De allíhasta Lugo en coche, a través de en-marañados vericuetos, y después has-ta Coruña en tren nuevamente, parallegar a Santiz.go en la carrilana inmortalizada por Pérez Lugín.

En•Corito se encargó el P. Bonetade la parroquia (pues había sido CuraArcipreste en Mondragön), y de bus-car alpiste para los pajarillos que elP. Magín fuera reuniendo, y que ha-bían de ser con el tiempo la provinciarnercedaria de Castilla.

Gracias a las energías y abnegación, del P. Boneta (y a no fantásticos donativos), no faltó un pedazode pan a los novicios formados espi-ritualmente por el P. Magín, y logró-

se, aunque con mil trabajos, restau-rar más tarde el grandiosa Monaste-rio de Poyo...

Pero de esto habrá ocasión de ha-blar, pues el último capítulo allí cele-brado acordó que nuestras bodas deoro se solemnizaran de la mejor ma-nera posible, para dar gracias a Diospor los beneficios recibidos y paraque los ejemplos de los que nos pre-cedieron nos alienten a trabajar condenuedo.

Copiaré sólo los documentos delregistro generálico referentes a lanueva fundación

Día 28 de Agosto de 1880: « Nues-tro Rvdmo. P. Maestro General con-cedió licencia por el termino de seismeses para ir a España al R. P. FrayMagín Belträn. (Firmado), Fr. Clodomiro Enríquez, Secretario General*.

Día 29 del mismo: «Con esta fecha,nuestro Rvdmo. P. General nombróVicario Provincial de nuestra provin-cia de Galicia al Rvdo. P. Fr. MagínBettrán, con todas las facultades quele concede nuestra Constitución.—Fr. Clodomiro Enríquez, SecretarioGeneral».

Día 9 de Noviembre de 1881: «Conesta fecha S. Paternidad Reverendísi-mo nombró Comendador de nuestroConvento de Santa María de Conjoal P. Buenaventura N. de Boneta contodas las facultades que a dicho car-go concede nuestra Constitución.—Fr. Clodorniro Enríquez, SecretarioGeneral».

FR. G. V.

et3z,

547 —

Nuestras bodas de oro

Restauración de la provincia mercedaria de Castilla.

-- 349 —

Era un soberbio y antiquísimo cas-tillo, cuya pesada fábrica de negruz-cas piedras, parecía elevarse sobresu pedestal de rocas desafiando lamano devastadora del tiempo; gigantede granito que ostentaba como feudalcorona las almenas de su cuadradotorreón. A su sombra protectora lashumildes casas del valle se agrupa-ban rodeadas del verde tapiz de sushuertecillos, a los que daba frescor ylozanía el río, que a poca distanciacruzaba, pretendiendo en vano esca-lar en sus crecidas las rocas en quese asentaba el histórico castillo de losen un tiempo dueños y señores detodo aquel contorno.

Pero si la mole granítica desafiabalos siglos, la grandeza de sus dueñoshabía sido vencida por mil vicisitudesque el tiempo había traído consigo; ylos actuales habitantes del castilloeran un anciano y una jovencita queestaban muy lejos de llevar la vidafastuosa, casi regia, de sus anteceso-res. Las mesnadas de escuderos ypajes, los hombres de armas, los co-cineros y marmitones de antaño que-daron reducidos a un viejo criado,ayuda de cámara en otro tiempo delactual conde de Vallseñor, y a su mu-jer, que desempeñaba los cargos decocinera, ama de llaves y hasta se-ñora de compañía de María Blanca,cuando las caritativas visitas de estaa la vecina aldea, la alejaban más delo que aconsejaba la prudencia, delos antiguos dominios de su familia,

Porque la vida de María Blancaera bien distinta de lo que podía espe-rarse de una jovencita de dieciochoaños, criada en aquella imponentemorada, en la que no se había atrevi-do a penetrar el progreso modernistacon sus libertades... Educada por unviejo severo y dominante, que encas-tillado en su nido de águila desdeña-ba todo trato con el exterior, la her-mosa niña no conocía más goces quelos que la Naturaleza le ofrecía consus espléndidas galas; adoraba lasflores, se extasiaba ante la belleza deuna hermosa puesta de sol, y susgrandes ojos parecían querer sondearmás allá de las estrellas, cuando enlas plácidas noches del estío se que-daba absorta sobre la gran platafor-ma del castillo, rodeada de esos milrumores, de esos perfumes enervan-tes de que la tierra se satura, cuandoal recibir el último beso del sol seduerme envuelta en las brumas de lanoche.

María Blanca era el ángel de cari-dad de aquellos contornos; todas lasmiserias, todos los dolores, eranconsolados por la hermosa joven,que corría de cabaña en cabaña re-.partiendo sus limosnas, y lo que va-lía aún más, sus dulces palabras deresignación y fortaleza. Su presenciaentre aquellas pobres gentes era aco-gida con verdadero júbilo; y, sobretodo, los viejos y los niños, la adora-ban; cuando la joven, agotados susrecursos, recurría a la munificencia

paterna y con cariñosos halagos con-seguía desarrugar el ceño y aflojarlos cordones de la bolsa de su proge-nitor que, no obstante su adusto yautoritario talante, amaba a su hijacomo a las niñas de sus ojos, éstacorría presurosa a la cabaña en quemayor necesidad encontrara, trocan-do las angustias del hambre por lasuave alegría de la gratitud.

Pero un día, precisamente la víspe-ra de aquel en que comienza nuestrorelato, al acercarse María Blanca alanciano conde de Vallseñor en de-manda de cierta cantidad destinada asacar de un grave conflicto a una po-bre familia, éste rechazó a su hija condureza, diciendo bruscamente:

—No me pidas más dinero paraesos belitres! Dentro de poco nos per-derán de vista, y bien seguro que seacuerden de nuestros beneficios.

La pobre niña creyó que su padrese había vuelto loco y sus ojos se lle-naron de lágrimas.

—Es que el pobre Pascual...—em-zó a decir.

El conde dió en el suelo una pata-da de impaciencia.

—¡Hasta cuándo has de contrade-cirme!—gritó colérico—. Te digo queno hay dinero para limosnas.. Al-gún día puede que la pidamos nos-otros... ¡Veremos quién nos la daentonces!

Más y más aterrada María Blanca,miró a su padre suplicante y las lá-grimas rodaron por sus mejillas.

Aquellas lágrimas parecieron disi-par la cólera del conde como por en-canto. Atrajo a su hija sobre sus ro-dillas y besándola en la frente:

— ¡Pobre niña!—murmuró con unaternura tan desusada en él que aumen-tó la congoja de ésta—. Es precisoque lo sepas todo, hija mía; no pode-mos dar más limosnas porque esta-mos arruinados; los acreedores nosacosan y este castillo será prontovendido en pública subasta. ¿Dóndeiremos los antiguos y nobles condesde Vallseñor, un viejo y una niña? Apedir por esos caminos..., a morirnosde hambre en un rincón.

Y el pobre anciano, avergonzadopor haberse dejado vencer por lapena, se levantó bruscamente midien-do a grandes pasos la estancia paraocultar a su hija el llanto que asoma-ba a sus ojos.

Aquella revelación dejó por un mo-mento anonadada a la joven; pero re-poniéndose pronto con esa generosaabnegación de las almas jóvenes, ex-clamó colgándose del cuello de supadre, que se detuvo bruscamente ensu paseo de león enjaulado.

—Morirnos de hambre! ¡Ah, no,padre mío! Yo trabajaré para losdos.

- ¡Tú, la heredera de Vallsetior, tra-bajar!—dijo con profunda amargurael conde.

—Al salir de este castillo ya no seréla heredera de Vallseñor—respondiócon sencilla entereza María Blanca—.Soy joven y fuerte y Dios me ayu-dará.

Y al día siguiente de esta escena,bajó María Blanca, como de costum-bre, a la iglesia del pueblo, dondedespués de oir la misa y comulgar,entró en la casa parroquial a pedirconsejo al anciano cura.

El castillo de Vallseñor

350 — 351 —

Pero al ver que éste .fio estaba solo,diö un paso para retirarse, lo que ad-.siertido por el sacerdote, le hizo vol-

-verse vivamente diciendo:.—No° se marche,-señorita Blanca;

precisamente el señor me pedía lamanera de llegar hasta el señor con-de, su padre; no parece sino que Diosla ha enviado a usted.

Confusa la hermosa niña, dirigióuna mirada tímida al desconocido; eraun arrogante muchacho vestido consencilla elegancia y que a su vez lacontemplaba con admiración.

—Señorita—dijo saludando c o ndesembarazo—. Soy el hombre deconfianza del señor conde de PueblaReal, su primo de usted, según creo.Vengo comisionado por mi señorpara tratar con su señor padre acercade cierto rumor, bien triste, que hallegado hasta él.

María Blanca se puso encendidacomo la grana,

-¿La venta del castillo, tal vez?—preguntó con voz temblorosa.

El enviado se inclinó tristemente,diciendo:

—Si la señorita está enterada detodo, ¿a qué hacerme de nuevas? Miseñor sabe que el castillo sale a pú-blica subasta, y como no quiere quepase a manos extrañas la morada enque vieron la luz tantos ilustres ante-pasados suyos, me ha dado plenospoderes para adquirirlo.

Dos lágrimas silenciosas rodaronpor las mejillas de Blanca.

-Dios pague a mi noble primo sugenerosa idea. Ya que nosotros sal-gamos del castillo, que al menos seahabitado por ,uno de nuestra familia.

- ¿Entonces, no tendrá inconve-niente en anunciar al señor conde mivisita?

—Ninguno; ahora mismo volveré acasa; puede usted ir cdando guste.

Y ansiosa de comunicar la nueva asu padre, aunque temerosa al mismotiempo del efecto que ésta pudieracausar al anciano, la joven tornó 'abuen paso a la señorial mansión, su-biendo a la estancia del conde que,según costumbre suya, siempre queexperimentaba alguna contrariedad,paseaba nerviosamente de un ladopara otro.

—Padre mío - dijo dulcemente Ma-ría Blanca, tratando de seguirle en supaseo, cosa algo difícil, pues los pa-sos del buen señor eran largos yprecipitados -. Un señor, enviado se-gún dice, del conde de Puebla Real,pide licencia para venir a tratar ccriusted de la compra del castillo.

El conde se detuvo bruscamente ydirigió una mirada fulminante a lapuerta de entrada, como 'si quisierapulverizar con ella al osado visi-tante.

—El conde de Puebla Real! —rugiómás bien que exclamó—. ¿Ese bota-rate, hijo del loco de mi hermano? •

—Sí, padre mío—contestó con res-petuosa firmeza María Blanca, posan-do su pequeña mano, cariñosamente,sobre el brazo de su padre-. ¿Olvidausted que ese mismo hermano vino allamar a su puerta cuando murió mipobre madre y usted no le quiso reci-bir? Bien hermoso es de su parte, quevenga ahora en nuestro auxilio.

El conde bajó la cabeza, gruñendocomo un perro castigado:

para qué Werie?'Yo :-.rió- te hi'llamado. .

—Pero lo menos que puede ustedhacer es recibir bondadosamente a suenviado.

Y merced a la intervención de laj oven, el conde depuso un tanto suceño para recibir al comisionado dela compra del castillo.

Pero éste se mostró tan respetuoso,tan conciliador en cuanto el violentoanciano creyó-ser de su derecho, quePronto se hubo cerrado el trato y enmuy buenas condiciones para el ven-dedor.

--Mi señor me ha encargado 'digäal señor' conde que puede permane-cer en el castillo con la señorita, suhija, cuanto tiempo crea conveniente;y si se dignara quedarse en el de he-cho, creo le daría una alegría- dijo elj oven al terminar de exponer sus con-diciones.

El conde alzó con dignidad sil blan-ca

—Diga a su señor, que le agradez-co su generosidad- contestó- . Peroque al dejar de ser dueño de Vall-señor, no permaneceré en él de li-mosna.

María Blanca dirigió una suplicantemirada al enviado de su primo, cornosi le rogara no diera a las palabrasdel conde demasiado valor.

• Aquél se inelin& replicando resin-.410s. r!1grite : ,

—Mi señor tendrá un verdadero pe-sar; al menos consientan ustedes enhabitar el castillo hasta que él venga.

Y volviéndose a María Blanca, aña-dió:

— Creo que mi señor al comprar elcastillo está en la idea de contraermatrimonio; Me ha encargado delamueblado y embellecimiento de al-gunas estancias; y la señorita podríaadonsejarme en ciertos detalles de lahabitación de la futura condesa.

--1Ah! ¿Se casa tïii primo?—pre-guntó vivamente la joven con ese id-lere's que inspira a todas la idea delinatrimonio.

—Eso creo es su deseo. ¿Me ne-gará la señorita el favor que le pidó?

María Blanca-Miró a su padre, quemoviendó la cabeza' con cierto dis-gusto,

—Haz lo que quieras; pero en cuan-to anuncien la llegada de mi sobrino,nos alejaremos, marchando aunquesea a un mesón.,

El joven enviado se inclinó sin re-pliCar, y poco después era conducidoa la salida del castillo.

J. GARCÍA HERREROS

T. M.

(Concluirá).

La dureza de nuestras respuestas°,,,,n"(J.000000000000000.0000000.000000000000000000e0.00yCnoo00.00000000......o.yo.U0000U00000000000

e

Para mi amigo D. X.

Mi querido amigo: Me dice ustedque los de la acera de enfrente sequejan de la brutalidad con que lostratamos. También yo oigo y leo lomismo. La queja es de lo más gra-cioso. Cuando ellos se han cansadode rebajarnos, de insultarnos, de lla-marnos frailucos ululantes y otraslindezas.., porque nos decidimos ahablar un poco fuerte, se escandali-zan y dicen que eso no es la manse-dumbre evangélica.

Poco han leído el Evangelio losque tal dicen. Tómense el trabajo derepasarlo (si es que alguna vez lohan leído) y verán cómo el mansí-simo Jesús decía verdades de a folio,sin Luidarse mucho de que se escan-dalizaran los fariseos.

¡No, amigo mío! La mansedumbreenseñada y practicada por Jesús, noimpide hablar claro y alto cuando lascircunstancias lo reclaman. Ni menosobliga a tolerar indefinidamente elmatonismo de unos cuantos señoresque han erigido en dogma de fe sugran superioridad moral y científica...¡los cuitados!

A este propósito le contaré un epi-sodio chusco. Un compañero mío, aquien usted conoce, y que muy raravez se sale de sus casillas, visitaba aotro amigo en su oficina.

Este, con diversos pretextos, y re-

pitiendo las vulgaridades que leía enlos periódicos de la izquierda, se dió

a zaherir a la Iglesia, comenzandopor el Papa, siguiendo por el Arzo-bispo de Toledo y acabando por elúltimo fraile. En ninguno hallaba cosabuena y a todos los encontraba faltosde cultura, de comprensión y de nosé cuantas cosas más.

Nuestro fraile aguantaba beatífica-mente elel chaparrón con la sonrisa unpoco simple y un poco socarrona enél habitual, dando que reir hasta a losujieres que presenciaban la escena.

Así fueron pasando meses, hastaque un día, viéndolo entrar en sudespacho, el lector de periódicos zur

dos dijo a los amigos presentes:Este ahora viene por aquí raras vecesporque teme las verdades.

¡Nunca tal dijera! El fraile sacudióentonces la modorra y respondió: Loque temo no es lo que puedan de-cirme, sino lo que yo habré de con-testar.

Y a renglón seguido soltó un chorrode verdades que dejaron pálidos alos presentes y pesaroso al que im-prudentemente había dado ocasión aque se abriese la espita.

Pues esto, amigo mío, es justamen-te lo que les sucede a los periódicosanticristianos. Ellos abren la espitay luego se maravillan de que corrael agua.

Estaban acostumbrados a repartirlas alabanzas y los dicterios, reser-vándose para sí la mejor parte de las

Primeras y creyéndose jueces inape-lables; ahora ven que la gente se ríede sus juicios y que va enterándosede lo que valen.

Usted, como yo, conoce una ins-titución, gremio o monipodio cuyosmiembros tienen la costumbre de sentenciar enfáticamente: ¡Ese es unamala persona! ¡Este otro sí que eshombre intachable!

Yo y otros estamos cansados dereirnos de su frescura, y en adelante,cuando los oigamos leer sus senten-cias, les diremos, como alguna vezlo hice ya: Ustedes deben limitarse adecir quiénes son sanguijuelas y guié-

Por los años de 1575, recorrió Es-paña y Portugal un valenciano llama-do Bartolomé de Villalba, vecino deiérica, que consignó sus impresionesen un libro titulado «El Pelegrino Cu-rioso y Grandezas de España». LaSociedad de Bibliófilos Españoles losacó del olvido publicándolo en dostomos en 1886.

Tiene datos muy curiosos sobreCiudades y lugares y más particular-mente sobre los conventos donde en-contraba hospedaje y limosna. EnSalamanca vió al Maestro Mancio, aGallo y a Rejón, bien conocidos en lab iografía del P. Zumel.

Visitó Samos, Sarria y Mellid, y enSantiago encontró de Arzobispo aD. Francisco Blanco (1574-1581), conl o que precisa la fecha del viaje, puesMancio falleció en 1575.

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nes no, pues en eso deben ser com-petentísimos; pero ¿qué mal enemigolos ha metido a juzgar de las buenaspersonas? ¿Saben ustedes lo que esabnegación, sacrificio.., y demás ele-mentos que constituyen una personabuena?

Aunque todo sea verdad, no creausted que se me ha agotado el buenhumor. San Francisco de Asís loquería ver siempre en sus frailes, ySan Francisco de Sales decía que unsanto triste es un triste santo.

A ellos se encomienda todos losdías su afectísimo amigo,

GARCÍA

Dice, entre otras cosas, que Santia-go tenía de cuatro a cinco mil vecinos;Coruña, cuatro mil; Oviedo, dos mil;Pontevedra, cuatro mil. En esta ciu-dad visitó el sepulcro de Fr. Juan deNavarrete, Franciscano fallecido engran fama de santidad hacía poco. EnSanto Domingo había una docena defrailes. Fuése «de allí a un Monasteriode monjas franciscas, y subiendo porun camino deleytoso con mucha arbo-leda fuese a Ceres (Léres), casa demonjes benitos de seys monjes.»

Convento de Poyo.

«De allí a poca traviesa dió en otrode San Juan del Pueyo, monasteriode treze monjes, situado en deliciosositio con una güerta y muchos naran-jos. La casa es pequeña, mas muy

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COmo era el Convenio de Pon en 1575

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apañada y un quarto de legua de lamar, en la qual tienen una isla y unbatel para ir a recreo.»

«Era Abad Fray Lope de LIngro, unvenerabilísimo religioso y letrado, elqual informó a nuestro peregrino dela diversidad de pescados que allí sa-can y que había visto sacar del martritones o hombres marinos y otrospescados monstruosos.»

«Y ya que se quería partir el pele-grifo le dixo con mucho donaire queen pago de haberlo hospedado no lehiziese tan mala obra como hacerleclaustral de la orden de San Benito.Contestó el abad que el Santo dejómandado que se hiciese limosna a lospelegrinos y ansi que él se la queríahazer y que se llamaría a agravio sino la quisiese recibir.»

Harto ensalzó el peregrino el tér-mino de su liberalidad, mas no quisoadmitir la limosna ofrecida. De allí seabaxó a la villa. (T. I, pág. 436.)

Claro es que no existía aún la her-mosa iglesia en que acaba de serconsagrado con inusitada solemnidadel Ilmo. P. Inocencio López. La queentonces había era románica, peque-ñita, de tres naves, que comprendíandesde las gradas del presbiterio hastala balaustrada del coro actual. A ellapertenecían, sin duda, las piedras quese han encontrado en el muro de lahuerta.

Nada estaba construído tampocodel convento actual salvo quizá unaparte del claustro de las procesiones,que se terminó en 1600, según ins-cripción recién descubierta. El PadreLIngro vivía aún en 1598 y figura comoreligioso particular en el libro del

consejo abacial que conservamos.Debía ser hombre tan caritativo comohumorista a juzgar por el cuento delos tritones u hombres marinos conque dejó boquiabierto al sencillo pe-legrino.

FR. G. V.

Nuevas gracias apos-tólicas para la Orden.¿Qué se ha de rezar para ganar laindulgencia el día de la Merced?

En galeradas nos envía de Romael P. Procurador General un Brevede S. S., fechado el 7 de Agosto úl-timo, en que confirma perpetuamentea la Orden las absoluciones genera-les concedidas últimamente por sieteaños, a saber: En las fiestas de laSantísima Trinidad, Navidad, Resu-rrección, Santísimo Nombre de Jesús,Santísimo Redentor y Pentecostés.Anunciación, Purificación y Asunciónde la Santísima Virgen. Las dos fies-tas de San Miguel Arcángel; Nativi-dad de San Juan Bautista; San José,Esposo de la Santísima Virgen; losSantos Apóstoles Pedro y Pablo;San Pedro Armengol, mártir de laOrden, y San Pedro Pascual, Obispoy mártir mercedario.

Se confirma también perpetuamen-te a los Superiores de la Merced lafacultad de autorizar la bendiciónapostólica después de las misiones,con la fórmula prescrita.

Estas gracias han sido concedidas

por mediación del Emmo. Sr. Car-denal Pompilj, Vicario de Roma yProtector amanlísimo de nuestraOrden.

Sabido es que en nuestras iglesiasse gana indulgencia plenaria todascuantas veces se visiten desde lasprimeras vísperas de la Merced hastalas doce de la noche del 24 de Sep-tiembre. ¿Qué se ha de rezar en cadavisita? No había nada determinado yalgunos decían que bastaba un PadreNuestro. Siempre nos pareció dema-siado poco para una cosa tan grandecomo una indulgencia plenaria.

La Sagrada Penitenciaría acaba deextender a todas las indulgencias si-milares la declaración dada en 1924

ROMA

En el « Osservatore Romano» y el« Giornale d'Italia» del 9 de Agosto vemosuna interesante información gráfica y lite-raria de la bendición de campanas paranuestra iglesia argentina, llevada a cabopor el Emmo. Cardenal Pompilj, Vicar'ode Roma y Protector de la Orden. Ambosperiódicos ponderan la actividad fulmi-n ante de nuestro Reverendísimo P. Gene-ra l , que en pocos meses ha realizado lasi m portantísimas obras necesarias para laa pertura de la nueva iglesia, que se cele-brará dentro de algunas semanas. A laCeremonia asistió el Emmo. Cardenal Ca-pi tosti, muchos Prelados, representantes

para la Porciúncula, o sea que paraganarlas es necesario y suficienterezar en cada visita seis Padre Nues-tros, Ave María y Gloria Patri. Elnuevo decreto lleva la fecha de 5 deJulio de 1930.

De paso no estará mal recordarque esas indulgencias se llaman jubi,leos muy impropiamente, pues estapalabra tiene significado preciso enlas concesiones del año santo y otrassemejantes, donde además de la in-dulgencia plenaria se dan a los con-fesores facultades especiales en favorde los fieles. La indulgencia del díade la Merced y otras iguales a ella,deben llamarse indulgencia plenariatodas cuantas veces se visite la igle-sia. Es menos sonoro, pero máscierto y propio.

de las embaladas argentinas y españolesy de las Ordenes religiosas.

CAZORLA (Jaén).

¡Cuánto amor, qué tesoro de inefabksdulzuras encierra el corezán de las abne-gadas religiosas IvI , rceelarlas hacia susqueridos enfermos! ¡Qué rasgos más su-blimes, qué cuadros de heroicidad extraor-dinaria no quedarán ocultos a los ojos delos hombres, pero sí escritos con letrasde oro en el gran libro de la vida!... ¡Conqué esmero, con qué solicitud exquisitalos cuidan! ¡Con qué pacencia sufren lasmolestias que ocasionan! ¡Cómo cierranlos ojos y los oídos para no ver ni esc.u-

NOTICIAS

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char los gestos despreciativos, insolentes,las palabras groseras contra estos ánge-les del amor, de la salud y del consuelo.

Mas no solamente cuidan con solicitudde los males físicos del cuerpo; su caridadse extiende también a los males del alma,a veces más graves que la misma muerte;tal se ve en el hecho que voy a referiry que es rigurosamente histórico, y queconstituye uno de los rasgos más hermo-sos de amor a nuestros semejantes:

Existía aquí una familia imbuida en elsocialismo. De esta desgraciada familiasalió un matrimonio que rehusó las bendi-ciones de Nuestra Santa Madre la Iglesia,que sublima y dulcifica la pesada cruz delmatrimonio; y este hogar, sin re l igión quecumplir, sin Dios a quien adorar y sininfierno que temer, no reparaba en modoni medio con que buscase la vida, aunquefuese por vías ilegítimas; y esta fué lacausa de que sufriesen muchas veces ham-bres, persecuciones y encierros.

De este matrimonio nació una niña y unniño, a quienes los padres dejaron en latristísima condición de esclavos de Sata-nás por no querer redimirlos con las rege-neradoras aguas del Santo Bautismo.

Dedicados a la labranza y al pastoreo,pasaron estos jóvenes sus primeros añossin que llegase a sus oídos noticia deque tenían un alma que salvar, un Dios aquien debían entera sumisión y alabanza,y un infierno donde se castigan los peca-dos eternamente.

Mas Dios Nuestro Señor, que no quierela muerte del pecador, sino que se arre-pienta y viva, tampoco quiso que estosjóvenes se condenasen por su ignorancia;y les envió su ángel tutelar en la personade una piadosa señora que conoció alniño cuando éste contaba catorce años deedad, y compadecida de su desgracia, leinstruyó en nuestra santa religión y lehizo bautizar en ausencia de su padre.

En cuanto a la niña diré: que obligados

sus padres por la necesidad, tuvieron queponerla a servir en ésta, en donde la jovenllegó a conocer la religión de Cristo, tanignorada por ella.

Mas Dios Nuestro Señor, que de losmales saca bienes, permitió que cayeragravemente enferma y que fuera llevada alhospital, en donde las jardineras de laCaridad encontraron un dilatadísimo cam-po para sembrar y cultivar su preciadaflor. Desde las primeras horas, las hermanas no cesaron de trabajar para restituirlela salud corporal, y mucho más para darlela salud espiritual. Por eso veíase a me-nudo a una hermana sentada a la cabecerade la cama, que con un libro en las manos,iba leyendo ya un punto del Evangelio,ya alguna meditación del pecado, del in-fierno, de la muerte y la consoladora pará-bola del Hijo Pródigo; o la instruía en losfundamentales dogmas de nuestra santareligión, siendo interrumrida varias vecespara satisfacer su curiosidad sobre talesejemplos o para desvanecer alguna dudasobre tan altos misterios.

Pocos días después la joven pedía convivos deseos el Santo Bautismo, y se afli-gía de sobremanera al considerar si lamuerte llegase i sorprenderla sin haberrecibido las regeneradoras aguas.

Pero llegó el día tan deseado; quizás elmás feliz sobre la tierra. El 17 de Agostoel agua santa del Bautismo corría por lafrente de la joven, que lloraba de emoción,al verse ya suelta de las terribles cadenascon que el monstruo satánico k aprisio-naba.

Recibe la sagrada Comunión con losmás vivos afectos de piedad, y abrazadaa su Jesús, pide por la conversión de suspadres, por las que habían sido sus ánge-les de paz, sus queridas hermanas enfer-meras, y, sobre todo, le pide a Jesús queno le deje pecar más, prefiriendo antes lamuerte. Llámase María Tamargo Fernán-dez.

¡,Quién sabe si este día será el principiode otros mejores? Pues la flor de la Cari-dad, que con tanto amor las hermanasplantaron en su corazón, producirá, conla ayuda de Dios, abundante fruto en elhogar de sus padres, que se convertirá enotro jardín de amadores de la Caridad. —ESTANISLAO Jesús DE MARÍA, Devoto Mercedario.

VERIN (Orense).

Llegó a ésta, donde se posesionó delcargo de Comendador de nuestra Resi-dencia, el R. P. Miguel Escánez. El nuevopadre no ha podido menos de reconocerel hondo afecto y viva simpatía con quedesde las más humildes hasta las másaristocráticas familias de esta hidalgavilla, miran y se interesan por las Cosasde nuestra amada Orden, sobre todo en laheroica empresa de nuestras misiones delPiahuy.

El día 28 del pasado tuvieron en nuestraiglesia el retiro mensual las Marías de losSagrarios Calvarios; predicó las platicascon gran unción el R. P. Armengol Fer-nández.

Este mismo padre dirigió también losejercicios espirituales a la Comunidad deHermanitas de esta villa.

Los días 29, 30 y 31 se celebró un solemne triduo en honor del glorioso tauma-turgo de nuestra Orden San Ramón No-nato; predicó la primera y última tarde elR. P. Comendador, y la segunda el reve-rendo P. Manuel Tarrío, quien al cantarlas grandezas de la vida apostólica y elheroísmo de los misioneros, logró con-mover los corazones de sus oyentes a talpunto, que en la colecta que al día siguien-te, domingo, se hizo para las misiones,se logró reunir muy cerca de 600 pesetas.

Muchas de las almas generosas quecontribuyeron, algunas de ellas que lohizo con 250 pesetas, no quisieron, enmodo alguno, dar su nombre.

¡Bien por la villa de Verin y por susgenerosos agüistas!

Terminó la fiesta del día último con unsolemne Te Deum, dándose a adorar lareliquia del Santo, y cumpliéndose así laorden de nuestro muy R. P. Provincialde que se diera gracias a Dios NuestroSeñor por la elevación a la dignidad epis-copal de nuestro Ilmo. y Rvdmo. P. Ino-cencio López.

POYO (Pontevedra).

Conclusión del capitulo Provin,-cial.—Fueron nombrados por el definito-rio: Comendador de Poyo, el P Luis Ba-rros (ree'egido); de Sarria, el P. FernandoDíez; de El Ferrol, el P. Manuel Cereijo;de Herencia, el P. Ildefonso Sánchez; deVerín, el P. Miguel Escánez; de San Se-bastián, el P. Clemente Vázquez; de Ovie-do, el P. Agapito Fernández Alonso; delColegio de San Pedro en Madrid, el padreEligio Alvarez; de Lequeitio, el P. JuanUribe; Maestro de Novicios, el P. LorenzoSantamaría; de coristas, el P. Serafín So-laegui. Quedaron sin proveer las casas dela Buena Dicha y de Puerto Rico. A todosnuestra cordial enhorabuena con los me-jores votos de pleno éxito en su gobierno.

BIBLIOGRAFIAHISTORIA DE ESPAÑA (Edad Contemporá-

nea. 1808-1923), por Pío Zabala, Cate-drático de la Universidad de Madrid.Dos tomos en 8.°—Sucesores de JuanOH. Barcelona, 1930.

Conocí al señor Zabala cuando, muyjoven aún, ganó la cátedra de HistoriaContemporánea en la Universidad y desdeentonces he espiado sus pasos a ver sicorrespondían a las esperanzas que sus

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energías, talento y laboriosidad habíanhecho concebir. Su actuación política enIre los mauristas ha sido simpática y haresultado maestro en el arte de repartirestacazos"... oratorios. Su forma no serámuy brillante, pero su documentación essólida.

A pesar de esas distracciones encontróvagar para escribir numerosos trabajoshistóricos de investigación y de vulgari-z ;ción. Hoy nos da su propia asignaturaque, como era de esperar, resulta de manomestra. La ex2osición de los sucesos deEspaña en los 125 años anteriores a laDictadura está hecha con sobriedad, peroc( n bastantes detalles y no faltan los episodios picarescos tan abundantes en nues-tra revuelta vida política. Tomarla siem-pre por lo serio sería falseara malamente.

¿,Quiere esto decir que acepto en abso-luto los juicios del diligente profesor? Eradifícil que nuestras apreciaciones coinci-dieran en tantas cosas y personas aquíenjuiciadas, pero en general su criteriome parece recto y seguro.

La obra está editada en buen papel conprofusión de retratos como la Historia deEspaña y de la Civilización Española, deAltamira, a la que pretende completar.

F. MAUCOURANT. Vida íntima con Jesús.Treinta meditaciones. Traducción deP. M. Bordoy Torrents,1 t. en 16.°, de280 págs Ptas. 3, en tela.—Editorial Li-túrgica Española, Cortes, 581. Barce-lona.

El mejor elogio que podemos hacer deestas meditaciones, es que en su lenguaoriginal llévanse vendidos 159.000 ejem-plares.

Tan rápida difusión demuestra eviden-temente que el autor ha sabido a la vezatraer las bendiciones del cielo y merecerlas simpatías de los amigos de Dios en latierra.

Libro lleno de savia cristiana, impreg-nado enteramente del espír tu evangélico,contiene todo aquello que los santos y losautores espirituales más autorizados handicho y escrito como más suave y lumi-noso. Libro atractivo en la forma y muysólido en el fondo, su lectura revela unconocimiento profundo dcl corazón huma-no y una gran experiencia en la direcciónde las almas. Estas treinta meditaciones,substanciosas y prácticas, ejercerán sobrelas almas una influencia eficacísima consu aroma de suavidad; servirá para dilatarlos corazones y los dispondrá insensible-mente a dar su consentimiento al amor,sintiéndose felices y santas con el sóloefecto de la divina ternura. Si la vida eter-na es conocer íntimamente a Jesús, sobretodo con el corazón, indudablemente estaobra es una feliz iniciación de la vidaeterna.

Se han publicado dos ediciones; unapara las personas que viven en el m ndoy otra para las que han abraz3do la vidareligiosa.

Ilacia la Fe Católica. Vol. I.—LA IGLESIA

DE JESÚS ANTE LA RAZÓN Y EL CORAZÓN

DEL HOMBRE. — VOI. 11. —JESÚS ANTE LA

CRÍTICA. SU EXISTENCIA, SU MISIÓN, SU

PERSONALIDAD, por Pablo Buysse, Pro-fesor de Apologética del »Seminario deGante. Traducción del R. P. Ramiro deSantibáñez, O. M. C.--983 págs. — 12pesetas en rústica y 16 en tela. EditorialLitúrgica Española, Cortes, 581. Bar-celona.

Después de haber hojeado estas intere-santes obras, quedamos plenamente con-vencidos que su lectura producirá verda-dera sensación entre las personas cultasy de un modo especial a las que se dedi-can a la predicación y a la enseñanza.Vamos a dar un pequeño bosquejo de losdos tomos:

1. ---- »La idea que de Jesús nos da eldogma concuerda con la que nos sumi-nistra el texto del Nuevo Testamento, in-terpretado a la luz de la crítica textual?Esta identidad absoluta la demuestra elautor con una maestría y una objetividadi nnegables y la argumentación sólida ydominadora que emplea deja en el ánimodel lector una huella imborrable e impere-cedera.

II.—Los libros del Nuevo Testamento nose limitan a enseñarnos las relaciones queJesús ha venido a establecer entre loshombres y su Padre. El reino de los cíe-/os implica,implica, según el texto evangélico, lasalud de una sociedad unida con Jesús,vivificada por El y destinada a prepararsePara la parousie. La permanencia de estasociedad después de la muerte de Jesús,implicaba la existencia de una jerarquíadocente, con poderes supremos en su es-fera y continuadora de la misión de Jesúshasta la plena realización del Reino. NoConocemos ningún otro libro tan aptoPara vulgarizar estas verdades y asentarla fe sobre verdades inconmovibles.

Innumerables son los elogios que estasobras de Buysse han merecido de lossabios más eminentes y de las revistascatólicas más prestigiosas. Nosohos nosl imitaremos a consignar que el valor trans-cendental que nosotros entrevemos paral a elevación de nuestra cultura religiosa,Consiste en que, mediante ellas, el públicoi bero americano podrá iniciarse por vezPrimera en las grandes controversias mo-dernas que hoy agitan los espíritus enmaterias religiosas.

IDEAS PEDAGÓGICAS DE FENELÖN, por JulioRenault, Inspector general de Ense-ñanza en Bélgica. Versión españolade F. Gallach Palés, Profesor en elInstituto y Escuela Industrial de Valencia. —Volumen XI de la «Nueva Bi-blioteca Pedagógica » .—Madrid, 1930.-

Bruno del Amo, Editor. — Apartado5.003.—Precio, 3 pesetas.

Una obra más del infatigable pedagogobelga, celebrado autor de «La Educaciónde la pureza», «Educación y educadores»,y otras muchas ya bien conocidas denuestros lectores y de cuya aparicióndimos cuenta en tiempo oportuno.

Todas las obras de este ilustre autorestán escritas en el más sano criterio ca-tólico, y la casa editora del Sr. Del Amo,presta un gran servicio a la cultura espa-ñola 'dando a conocer, en nuestra lengua,los escritos del sabio profesor belga.

El Sr. Renault explica en un sabrosoprólogo su intento al contrastar las doc-trinas del eminente educador francés, y lohace con estas sencillas palabras: «Va-mos a intentar resumir, caracterizar y co-mentar las ideas pedagógicas de estemaestro de educación, cosa que hicieronya otros antes que nosotros. Tal vez creael lector fuera preferible indicarle los apre-ciables trabajos de quienes nos precedie-ron en esta tarea. No pensamos lo mismo,debido a que dichas obras, que desdeluego admiramos, se dirigen principal-mente a los especialistas de la psicologíay de la pedagogía, mientras nosotros escri-bimos para los padres.

Para poner a su alcance la explotaciónde los tesoros de la experiencia, creamosla colección que titulamos «Ideas pedagó-gicas», de que éste es nuestro primer vo-lumen. Nuestros cuidados se limitarán aespigar entre los consejos que juzguemosmás dignos de recordar, a subrayar bre-vemente su importancia y aplicación, acriticar, algunas veces, lo que nos parez-ca excesivo.

Modesto es nuestro trabajo, lo quedeseamos es que sea fecundo, debido a laautoridad del maestro que vamos a pre-sentar.

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NECROLOGIAEl 2 de agosto falleció en Madrid la

excelentísima señora doña ConsueloPin de Ceballos, confortada con losSantos Sacramentos y después depenosa enfermedad soportada cris-

llanamente. Casi todos los concu-rrentes a nuestra iglesia y cuantos laconocían admiraban sus virtudes decristiana y de madre sometida por elSeñor a duras pruebas, que espera-

mos habrán recibido ya su recompen-sa en el cielo.

A su viudo, el excelentísimo señorgeneral don Robustiano Ceballos, ya sus hijas, celosas camareras deNuestra Santísima Madre, a sus her-manos y demás familia, nuestro mássentido pésame lleno de cristiana es-peranza.

—El 19 de Agosto falleció tambiénen Madrid el Sr. D. Martín Vázquezde Liz, bienhechor especial de la pro-vincia mercedaria de Castilla, a losnoventa y cuatro • años, después derecibir todos los Santos Sacramen-tos.

—En el convento de mercedarias deEscoriaza, el 31 de Agosto, Sor Nati-vidad de Jesús Azcárate, a los treintaaños de edad.

Rogamos a todos nuestros suscrip-tores una oración.

Indulgencias para Octubre.Día 23.—San Pedro Pascual, Obis-

po y mártir de la Orden. Absolucióngeneral y otra indulgencia plenariavisitando la iglesia.

Día 25. - Cuarto sábado. Indulgen-cia plenaria asistiendo a la misa deNuestra Santísima Madre.

S -U M IR. I E)

EL NUEVO PRELADO DEL PIAUHY, por Fr. A Barros.— CONSAGRACIÓN EPISCOPAL DEL

j2VDMO. P. INOCENCIO LÓPE/ SANTAMARÍA —DÍA DE JÚBILO por Fr. RaimundoAL ILMO. Y RVDMO. PADRE FR INOCENCIO L(PEZ SANTAMARÍA. por Fr. J. Santiago Crespo.LA PRELATURA DE BOM JESUS DE GURGUEIA, por Fr. R. SdlljUrj0. — SANTA MARÍA DE LA

MERCED, por Fr. &al lermo Vazquez.— NUEVAS MISIONERAS AL EXTREMO ORIENTE, porWilhelm.—DE SAGRADA ESCRITURA, por Fr. G Niit'vz —JUSTICIA Y VERDAD, por Fr. Ama-dor de la Verdad. — ESTUDIOS GALLEGOS, por Fr. Gumersindo Placer. — NUESTRAS BODAS

DE ORO, por G. V.—EL CASTILLO DE VALLSEÑOR, por J. García Herreros.—LA DUREZA DE

NUESTRAS RESPUESTAS por García—CÓMO ERA EL CONVENTO DE POYO EN 1575, por FrayG. V.—NOTICIAS.--BIBLIOGRAFÍA. —INDULGENCIAS DEL MES Dr. OCTUBRE.

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.