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sexualidad en la cultura occidental
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LA SEXUALIDAD EN LA CULTURA OCCIDENTAL
Nombre: Yoselin Condezo Inga. (201111339)
La cultura Occidental se formó en Europa Occidental bajo la influencia de las
culturas griega y romana y del cristianismo, y de allí se extendió, a partir del
siglo XV, hasta América a través de la conquista.
La historia nos permite reconstruir parcialmente las costumbres sexuales a
partir de la fuente de nuestra cultura. Grecia se distinguió por ser una cultura
sexofilica, no sexofobica como la cultura cristiana. El sexo era algo bello y
natural. En la Grecia antigua la mujer ocupó un puesto secundario, restringido
políticamente y sin ninguna participación en la vida pública o intelectual.
Ninguna mujer griega de la antigüedad fue heroína, pero en cambio era botín
de guerra. Sin embargo, 500 a.c, la guerra de Esparta trajo cierta liberación
sexual a las mujeres.
Sócrates y Platón abogaron por la igualdad de sexos y el último defendió la
libertad sexual de hombres y mujeres. La Grecia antigua separó en tres tipos
de mujeres el papel reproductivo, el sexual-placentero, y el afectivo-social.
La sexofilia griega se manifiesta en su admiración del cuerpo, en el nudismo de
su arte y sus atletas y en su aceptación del amor sexual entre hombres. A
diferencia de nuestra cultura actual que según se muestra en los reinados de
belleza ny en las costumbres decorativas de la mujer, tiene su ideal de belleza
en el cuerpo femenino, los griegos consideraron el cuerpo del sexo masculino
como el ideal estético sin acentuar los rasgos sexuales.
La mujer romana no solo gozó de cierta igualdad con el hombre en el campo
sexual, sino también en sus derechos civiles. La mujer romana podía acudir al
aborto y, gracias al dote y a la autoridad que su padre conservaba sobre ella
por esta misma razón, tenía cierta independencia del marido.
El Judaísmo, tuvo algún impacto en las creencias y en los valores de la cultura
occidental. No fue propiamente el judaísmo por sí mismo, sino la versión
cristiana de la Biblia la que llego a moldear gran parte de las actitudes y del
comportamiento de los pueblos de occidente.
Las estructuras sexosociales y su interpretación moral servían a una estructura
económica y social agraria y patriarcal. Sin embargo, las racionalizaciones que
mantuvieron las creencias y exigencias antisexuales para la mujer, fueron
reforzadas y extendidas a los hombres de la cultura occidental, teóricamente al
menos, por el impacto del cristianismo, tal como fue interpretado y enseñado
por los padres y teólogos de la iglesia, quienes estaban bajo la influencia del
estoicismo y del maniqueísmo.
La revolución sexual no ha llegado probablemente a Latinoamérica con todas
sus nuevas características, aunque en algunos aspectos la sexualidad, en
muchos grupos aborígenes, no ha estado sujeta al modelo occidental-cristiano;
por ejemplo, el matrimonio no es usado por gran parte de la población de
algunos países, aunque si mantiene una unión libre monogámica.