Manual de Etica Profesional

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    Teresa Yurntica profesional y praxis

    Una revisin desde el concepto de agencia

    Rodrigo Lpez Zavalatica profesional en la formacin universitaria

    Ana Hirsch AdlerUlises Torres Snchez

    tica profesional en los estudiantes de la Escuela Nacionalde Trabajo Social de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Judith Prez Castrotica profesional y formacin de profesores universitarios

    Martn Lpez Calvatica profesional y complejidad

    Los principios y la religacin

    Tercera poca|

    Volumen XXXV|

    Nmero 142 | Suplemento 2013

    Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educacin / Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    ISSN 0185-2698

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    Introduccintica profesional en la educacin superior

    R L Z*

    El campo temtico de la tica profesional en Mxico ha tenido un desarrolloimportante durante los ltimos diez aos. Las investigaciones realizadas enuniversidades mexicanas como resultado de iniciativas individuales y aisla-das, fueron punto de apoyo en el trayecto hacia la construccin de un espa-cio de interlocucin y trabajo colegiado, cuyo inters comn, el de conocerla cultura profesional de los sujetos universitarios, condujo a investigadoresde 15instituciones de educacin superior a la puesta en marcha del ProyectoInteruniversitario sobre tica Profesional, coordinado por Ana HirschAdler, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y laEducacin (IISUE) de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.

    Un conjunto de factores estn asociados al contenido de este suplemento;sin embargo, aqu slo anoto los ms directamente relacionados con los auto-res y que estn contribuyendo a fortalecer el campo. Son los siguientes:

    1. En el ao de 2002 casi una centena de acadmicos fundamos la RedNacional de Investigadores en Educacin y Valores (REDUVAL), tenien-

    do como sede el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinariasde la UNAM, en Cuernavaca, Morelos. Tomando en cuenta los interesesde investigacin de sus integrantes, a su interior se crearon siete cam-pos temticos, los cuales se constituyeron en subreas luego de que elConsejo Mexicano de Investigacin Educativa admitiera la creacindel rea Educacin y valores. Tales campos temticos son: formacinciudadana y derechos humanos, desarrollo moral y formacin en va-lores morales y en valores estticos, valores profesionales y tica pro-fesional, valores de los estudiantes, profesores y directivos, valores de

    la corporeidad, el movimiento y la educacin fsica, valores en la filo-sofa y la poltica educativas, y equidad de gnero. Estos siete campostemticos constituyeron la base para la elaboracin de los estados delconocimiento 2002-2011de la sexta rea del COMIE. Con la constitucinde la REDUVALcomo asociacin civil en 2007, las jornadas nacionalesbianuales como espacio para presentar resultados de investigacin, ascomo con las publicaciones del trabajo de sus integrantes (Chvez et al.,2007; Figueroa et al., 2009; Montes et al., 2011), este colegiado de investi-gadores se ha convertido en un referente de los estudios en educacin

    y valores.2. En 2006 iniciaron los trabajos del Proyecto Interuniversitario sobre

    * Coordinador de este suplemento dedicado al tema de la tica profesional en la educacinsuperior.

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    tica Profesional. Con un estrategia general comn en las 15 univer-sidades participantes, y con la libertad de la orientacin metodolgicay conceptual de cada grupo institucional o investigador, se han produ-cido dos informes de la investigacin nacional (Hirsch y Lpez Zavala,2008; 2011), adems de mltiples productos que se han convertido en li-bros, artculos y ponencias de los integrantes del Proyecto. Esta matrizgener investigaciones particulares, las cuales han convertido el temade la tica profesional en un objeto de conocimiento y, adems, en unacicate para intervenir en las propuestas curriculares buscando influiren la formacin universitaria y, especialmente, en el desarrollo de lamoralidad de los jvenes como sujetos de una profesin.

    3. Los grupos de investigadores mexicanos integrados en el proyec-to sobre tica profesional han establecido lazos de colaboracin conuniversidades espaolas con el propsito de crear dilogos tericos ymetodolgicos que amplen la mirada sobre este tpico. As es comola problemtica de la tica en la docencia y la investigacin ya ha sidoanalizada por acadmicos de ambos pases, lo cual inaugur una lneade intercambios y publicaciones conjuntas de beneficio comn (Hirsch

    y Lpez Zavala, 2012).

    Este suplemento est integrado por cinco artculos. Pretendemos abrir unaventana a la conceptualizacin del campo, as como a experiencias de investi-gacin sobre el lugar de la tica profesional en la educacin superior. Los auto-res somos integrantes de la REDUVALy del Proyecto Interuniversitario sobretica Profesional. Los textos contienen cinco aristas del perfil terico y meto-dolgico de este grupo de investigadores: el primero es de Mara Teresa YurnCamarena, doctora en Filosofa por la UNAM y profesora-investigadora delInstituto de Ciencias de la Educacin de la Universidad Autnoma del Estado

    de Morelos, quien desarrolla los elementos componentes de la tica profesionalestructurndolos en tres dimensiones: eticidad, moralidad y comportamientomoral. Concibe al ethosprofesional como disposiciones del sujeto que se ponenen prctica ante situaciones socio-morales, a las cuales se enfrentan los profe-sionales, en ocasiones con ausencia de una mirada crtica, por lo que orienta suconclusin diciendo que:

    La formacin tica del profesional no debiera reducirse a la internalizacin dela eticidad profesional existente, sino tendra que contribuir a la configuracin

    de una personalidad capaz de criticar los valores existentes sobre todo, actuarreflexiva y autocrticamente para modificar sus esquemas y prcticas teniendocomo horizonte la dignidad de todos y todas.

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    La conviccin de Yurn est presente en los ejes analticos con los que serealiza la investigacin emprica en este grupo de acadmicos, desde donde seconstruyen imaginarios para la formacin de profesionales.

    El segundo artculo es de Rodrigo Lpez Zavala, doctor en Educacin yprofesor-investigador de la Universidad Autnoma de Sinaloa, adscrito a laFacultad de Ciencias de la Educacin. Problematiza la formacin en la uni-

    versidad pblica desde la perspectiva de la tica profesional, particularmenteen su dimensin socio-moral. La preocupacin pedaggica que le subyace escmo debe realizarse la formacin universitaria, que sin dejar de atender lasnecesidades tericas y tcnicas para el buen ejercicio de la profesin en la esferadel trabajo, requiere adems cuidar el desarrollo del ethosprofesional, ya queen ste se encuentran las disposiciones ticas que lo identifican con la justiciaen la vida social. As, se afirma que la tica profesional no es tema de segundoorden, en tanto que los sujetos que se forman en la universidad son, predomi-nantemente, los que tendrn en sus manos las decisiones de la sociedad pol-tica y civil.

    Se ha incluido un trabajo que tiene como base la investigacin realizadaen la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM(ENS). Sus autores sonAna Hirsch Adler, doctora en Sociologa por la UNAMe investigadora del IISUE

    de la misma Universidad, y Ulises Torres Snchez, doctor en Ciencias de laEducacin y profesor-investigador de la ENS. A partir de los cuatro principiosde la tica profesional en los que convergen la mayora de los autores en estecampo (beneficencia, no maleficencia, autonoma y justicia), construyen unaestructura analtica cruzando resultados de dos investigaciones cuyo puntoen comn son los estudiantes de Trabajo Social de la UNAM. A partir de estetrabajo se pueden tomar pistas metodolgicas acerca de cmo se est constru-

    yendo conocimiento en este campo.Nuestra colaboradora Judith Prez-Castro es doctora en Ciencias Sociales

    por El Colegio de Mxico y profesora-investigadora de la Universidad JurezAutnoma de Tabasco. Su artculo tiene como objeto una experiencia de for-macin de profesores universitarios, la cual analiza conceptualmente creandodilemas tico-profesionales y un patrn de conductas no ticas, para hacer usode estas categoras y llevar a cabo una reconstruccin crtica del trayecto vividopor un segmento acadmico de su Universidad.

    El trabajo con el que cerramos presenta un discurso creativo, polmico ypertinente a propsito del desarrollo conceptual del campo de la tica profesio-nal. Su autor es Martn Lpez Calva, doctor en Educacin por la Universidad

    Autnoma de Tlaxcala y profesor-investigador de la Universidad PopularAutnoma del Estado de Puebla. Pone en interjuego conceptos fundamentales

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    como el de beneficencia, autonoma y justicia, con una categora central de lateora de la complejidad: la religacin mltiple de Edgar Morin. Una visin in-geniosa que nos permite hacer una relectura de lo logrado hasta ahora. Es unapostura tericamente estructurante que coadyuva a potenciar la base concep-tual de los estudios sobre tica en la formacin de profesionales.

    Los autores del suplemento buscamos interlocutores en un campo proble-mtico de la investigacin educativa. Buscamos ayuda para encontrar el ethosperdido de una profesionalidad expuesta a la lluvia de la tcnica.

    R

    C Gonzlez, Guadalupe, Ana Hirsch Adler y Hctor MaldonadoWillman (2007) (coords.), Investigaciones en educacin y valores,Mxico, Gernika.

    F de Katra, Lyle, Ana Hirsch Adler y Susano Malpica (coords.)(2009), Horizontes ticos y educacin en Mxico, Mxico, Red Nacionalde Investigadores en Educacin y Valores (REDUVAL)/Gernika.

    H Adler, Ana y Rodrigo Lpez Zavala (coords.) (2008), tica profe-sional y posgrado en Mxico. Valores profesionales de profesores y estu-diantes, Mxico, Universidad Autnoma de Sinaloa (UAS)/Univer-sidad Iberoamericana (UIA)-Puebla/Universidad Autnoma de

    amaulipas (UA)/Universidad Autnoma del Estado de Morelos(UAEM)/Universidad Autnoma de Yucatn (UADY)/UniversidadAutnoma de Chiapas (UNACH).

    H Adler, Ana y Rodrigo Lpez Zavala (coords.) (2011), tica y valoresprofesionales. Trece experiencias de investigacin universitaria en Mxico,Mxico, Universidad Autnoma de Sinaloa (UAS)/UniversidadAutnoma de Yucatn (UADY)/Universidad Autnoma del Estadode Morelos (UAEM)/Universidad Autnoma de amaulipas(UA)/Universidad Iberoamericana (UIA)-Puebla, Universidadde Monterrey (UM).

    H Adler, Ana y Rodrigo Lpez Zavala (coords.) (2012), tica pro-fesional en la docencia y la investigacin, Mxico, Universidad

    Autnoma de Sinaloa (UAS)/Universidad Autnoma de BajaCalifornia (UABC)/Universidad Autnoma de amaulipas (UA)/Universidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo (UMSNH)/Universidad Popular Autnoma del Estado de Puebla (UPAEP)/Ediciones del Lirio.

    M Lpez Militza, Ana Hirsch Adler y Jess Santilln Gutirrez(coords.) (2011), Aportes de investigacin en educacin y valores en

    Mxico. La verdadera convivencia con el ethos, Mxico, UniversidadMichoacana de San Nicols de Hidalgo (UMSNH)/Red Nacionalde Investigadores en Educacin y Valores (REDUVAL).

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    tica profesional y praxisUna revisin desde el concepto de agencia

    T Y*

    En este trabajo expongo algunas razones para apoyar la tesis de que la ticaprofesional en el mundo actual tendra que incluir una faceta poco tomada encuenta en las estrategias universitarias, que consiste en la constitucin del pro-fesional como sujeto prxico, es decir, como un sujeto con agencia, capaz detransformar representaciones, prcticas y estructuras sociales, teniendo comohorizonte la dignificacin1de la vida. En la primera parte del trabajo expongolos elementos que involucra la tica profesional; en una segunda parte, mues-tro los componentes del ethosprofesional y la manera en la que las relacionesde poder influyen en esos componentes para reproducir una eticidad y unamoralidad deficientes que se adaptan a la lgica instrumental y homologadorapropias de la modernidad lquida. En el tercer apartado muestro la necesidadde que el ethosprofesional adquiera concrecin en un sujeto prxico superan-do la figura del pseudo-agente reproductor y el agente auto-referencial.

    L

    La tica profesional es parte de una cultura profesional que incluye un con-junto de saberes, creencias, valores y esquemas de accin que orientan lasprcticas en el campo profesional. Como parte de la cultura, se transmite deuna generacin a otra mediante procesos de socializacin y enculturacin; suselementos son ms o menos compartidos por quienes se reconocen con de-rechos y obligaciones para ejercer la profesin; sirve de pauta de lectura a losprofesionales para dar sentido a sus actividades en el contexto en el que actan

    y est en la base de las prcticas profesionales y de las estructuras que sostienenla profesin. Junto con los dems componentes de la cultura profesional, es unreferente de identificacin societaria (Dubar, 2000) gracias a la cual se genera ymantiene una cadena equivalencial (Laclau, 1996) entre quienes se identificancon la profesin, por ms que los modos de apropiacin del sistema de signi-ficacin varen dependiendo de las biografas y contextos particulares de losprofesionales.

    * Doctora en Filosofa. Profesora investigadora en la Universidad Autnoma del Estado deMorelos. CE: [email protected]

    1 Con este trmino me refiero al esfuerzo que realiza una persona para actuar en favor dela vida y satisfacer lo que Heller (1978), retomando a Marx, llama necesidades radicales:libertad, conciencia, socialidad, objetivacin y universalidad (reconocimiento).

    2 La caracterizacin que presento complementa lo dicho en trabajos anteriores (Yurn, 2003;2011).

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    En la tica profesional distingo tres dimensiones: la eticidad de la profe-sin, la moralidad y el comportamiento moral del profesionista. La eticidadde una profesin es el conjunto de ideas acerca de las acciones y prcticas queen la profesin merecen el calificativo de buenas, as como los valores quecaracterizan la misin de la profesin. A esto se agrega un cdigo o conjunto

    de prescripciones generales explcitas o tcitas, que se van transmitiendo de ge-neracin en generacin y se enriquecen o ajustan con la experiencia colectivade la profesin. El cdigo establece aquello a lo que est obligado el profesional,

    y qu le est prohibido en el campo de su profesin. A menudo, la expresintica profesional se reduce a ese cdigo.

    Esa eticidad es un producto histrico que se le impone al profesional comomarco de accin. Las prcticas profesionales que se realizan conforme a la fun-cin y principios prescritos contribuyen a reproducir esa eticidad.

    La moralidad del profesionista consiste en los procedimientos de juicioconforme a los cuales el profesional, en cada caso, toma decisiones cuandolos valores entran en conflicto o cuando la validez de las normas se pone encuestin. Se trata de procedimientos que se llevan a cabo interiormente (deli-beracin, reflexin y construccin de pautas de juicio o criterios de justicia). 3El tipo de procedimiento que se aplica depende en buena medida de las ex-periencias de vida, de la efectividad de los procesos educativos, del nivel dedesarrollo cognitivo alcanzado y del esfuerzo de descentramiento que realizala persona para arribar al punto de vista moral, donde el criterio es abstracto

    y universalizable. El procedimiento interno puede combinarse con uno exter-no siguiendo el principio del discurso prctico que se enuncia as: Toda nor-

    ma vlida habra de poder encontrar el asentimiento de todos los afectados sistos participasen en un discurso prctico (Habermas, 1991: 68).

    En sntesis, la moralidad es el procedimiento que se sigue para juzgar larectitud de una norma o decisin y se manifiesta como un sentimiento de obli-gacin o deber, que se relaciona con la clase de ser al que aspiramos cuandoactuamos moralmente (Foucault et al., 1988: 200-201). En este caso, es el idealde profesional al que se aspira.

    El tercer componente de la tica profesional es el comportamiento moralo conjunto de actos que realiza el sujeto en el plano profesional. Adems de la

    eticidad internalizada y los procedimientos de juicio moral, en el comporta-miento se pone en juego la capacidad de auto-regulacin, que consiste dicePuig (1996) en el esfuerzo para dirigir la propia conducta y convertir los prin-cipios morales en formas de vida, prcticas y modos de ser. Para auto-regularsees preciso comprender la posibilidad y viabilidad de cada situacin concretaen la que se va a actuar, as como la comprensin de uno mismo que conlleva

    3 Estos criterios responden a una estructura motivacional que condiciona la toma de posi-cin y las decisiones del profesional. Siguiendo a Kohlberg, Habermas (1985) distingue tresestadios de desarrollo de juicio moral (cada uno con dos niveles) que van de menor a mayor

    descentramiento: en el estadio pre-convencional los criterios de justicia son la autoridad yel deseo de premio o el temor al castigo; en el estadio convencional predomina el apego a losroles y a la ley; en el estadio pos-convencional es el apego a principios universales librementeasumidos o construidos y a criterios para juzgar principios morales. Cada nivel se refleja endiversas formas de interaccin.

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    el autoconocimiento, la autoestima, el dilogo intrapersonal y la capacidadde auto-determinacin. Segn Ricoeur (1996), la comprensin de la situacin

    y la hermenutica del sujeto hacen posible eljuicio en situacin(o juicio pru-dencial) que resulta necesario cuando una regla o principio general conduce aatascos prcticos al aplicarse a los diferentes.

    E,

    El mundo actual, caracterizado por grandes brechas que reflejan relacionesde dominacin, explotacin y exclusin, enmarca la actuacin de los profe-sionales. No es difcil que la actuacin profesional que se realiza conforme aprincipios morales universalizables, entre en conflicto con intereses particula-res y hegemnicos. Tampoco resulta extrao que la actuacin del profesionalrenuncie al esfuerzo que requiere el punto de vista moral y la auto-regulacin,con lo cual su ejercicio profesional se aleja, si no es que se contrapone, al ideal dedignificacin, y, en cambio, contribuye a la reproduccin de un orden injusto.

    La eticidad profesional internalizada (bajo la forma de creencias, valores eintenciones), los criterios y habilidades para juzgar la rectitud de una norma oprincipio, y los modos de auto-regulacin y la capacidad de juicio prudencialconstituyen el ethosprofesional. ste se conforma por un conjunto de disposi-ciones (saberes, motivaciones, actitudes, ideales, intenciones) y se va configu-rando en el proceso de formacin y en el ejercicio profesional. Estas disposi-ciones se activan cuando dicho profesional debe resolver algn problema delcampo en el que se desempea que atae directa o indirectamente al mbito

    social (es decir, a las interacciones de los seres humanos, tanto en el marco delas instituciones como de las relaciones interpersonales) y al moral (porque laposible solucin pone en juego los criterios de justicia, bondad y/o equidad).Dicho brevemente, el ethosprofesional es el sistema disposicional que se activafrente a problemas del mbito socio-moral en el campo profesional.

    El ethos es la conciencia moral del profesional porque retomando aPuig (1996) opera como una estructura significativa que se manifiesta comodisposiciones de ndole funcional, que permiten enlazar el significado conflic-tivo de la informacin moral que se recibe del medio con un tipo de juicios y

    acciones posibles para dar respuesta adecuada al problema que se enfrenta. Es,pues, un regulador moral complejo. Cuando esa conciencia ha sido formadahermenuticamente, toma en cuenta las razones que hacen plausible la posi-cin de todos los implicados en la realidad problematizada y aplica el juicioprudencial.

    Las situaciones problemticas de orden socio-moral no slo son el referentedel ethos, sino que lo van conformando, pues no siempre son del mismo tipo, nidemandan respuestas idnticas, y siempre estn atravesadas por relaciones depoder que se van modificando espacial y temporalmente. Por ello, cada situa-

    cin problemtica que se enfrenta demanda una toma de posicin.El profesional tiende a elegir lo que considera bueno en un momentodado, pero esto no necesariamente es lo bueno para todos los integrantes de lasociedad. Frecuentemente, lo que se presenta como bueno es lo que conviene

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    a los intereses de quienes tienen un lugar dominante en la sociedad, pero me-diante procedimientos ideolgicos se muestra ilusoriamente como bien co-mn, como lo que todos quieren, como lo normal. Sin embargo, lo normalno es lo moral (Morey, 1995). Por ello, siguiendo la recomendacin de Ricoeur(1996), la eticidad aceptada como normal ha de pasarse por el tamiz del punto

    de vista moral para considerarse justa y someterse al juicio en situacin (pru-dencial) para lograr la equidad. De no seguirse este procedimiento lo que sehace es repetir esquemas y prcticas que reproducen el orden existente, y siese orden es inequitativo se tender a agravar la situacin de injusticia.4Dichobrevemente, cuando el ethosno est acompaado de un sentido crtico tiendea reproducir un orden injusto.

    En la poca actual, que Bauman (2000) ha bautizado como modernidadlquida, los profesionales, como la mayora de los trabajadores, no cuentan conuna plaza segura para toda la vida, ni con la proteccin que esto significa. En laactualidad es difcil lograr un empleo de larga duracin y parece innecesariodesarrollar lealtad institucional, pues los vnculos son frgiles. Por otra parte,a diferencia de lo que suceda hace algunas dcadas, dice este autor (Bauman,2007a) que ya no se puede suponer que los estudios profesionales permitenaprender todo lo que se requiere para un determinado empleo o el ejercicio deuna profesin, pues el lapso de vida de los saberes se ha acortado; adems, elconocimiento y el acceso al mismo se han mercantilizado y trivializado. En elciberespacio hay una gran cantidad de informacin al alcance de la mano, peroal mismo tiempo ajena, ms all de toda esperanza de ser asimilada o compren-dida cabalmente. En esa gran masa de informacin se derrumban los criterios

    ortodoxos de ordenamiento (relevancia cientfica, utilidad, autoridad); resultadifcil separar la paja del trigo. La regla emprica que suele aplicarse consiste enatender a la relevancia momentnea del tema.

    Algo semejante ocurre con los valores: todos parecen tener el mismo peso.Se desconfa de los valores cohesionadores de antao y stos dejan lugar a unainfinidad de valores que responden a intereses individuales o deseos momen-tneos. Todo ello afecta necesariamente a la materia de trabajo de las profesio-nes y a la misin de cada una de ellas. El poder de las transnacionales imponeuna lgica funcional en detrimento de un horizonte de dignidad para todos.

    La eficacia y la competitividad (como rivalidad), parecieran predominar porencima de la solidaridad y el compromiso.

    El profesional, como miembro de una sociedad de consumidores, es l mis-mo un bien de consumo (Bauman, 2007b); debe saber venderse, como se vendeun producto. Su xito no depende de un proyecto vital sino de su capacidadpara despertar el inters por comprar sus servicios y productos; mostrarse

    jovial, dueo de aptitudes comunicativas, abierto, curioso, con ideas inslitasy proyectos excepcionales (Bauman, 2000).

    Como bien apunta Dingwall (2004), los tiempos actuales no se ven pro-

    picios para las profesiones: la falta de regulacin en los mercados de trabajo,

    4 Coincido con Ricoeur (1995) en que lo justo ha de incluir lo bueno, lo recto moral quedebe ser retomado en las leyes (lo justo legal) y lo equitativo.

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    que se considera crucial para el xito del mercado global, afecta el ejercicio delas profesiones; en consecuencia, los sindicatos y las prcticas restrictivas son

    vistos como obstculos para el tipo de flexibilidad que se requiere. En suma,la simbiosis de los profesionistas y los mercados pone de manifiesto la lgicafuncional de la globalizacin de las profesiones y por ello muchos suponen que

    las profesiones atadas a los Estados nacionales van a desaparecer o a modifi-carse profundamente en favor de las profesiones globales, que tienden a formarparte de una red de cuerpos internacionales. Pese a todo, augura este autor, lasprofesiones nacionales coexistirn con las globales en algunas reas como lasalud y el bienestar social, por ejemplo, pero a condicin de que se recupere laconfianza que la sociedad de manera tradicional deposita en sus profesionales.Dicho en nuestros trminos, la sobrevivencia de las profesiones depende de latica que los profesionales puedan ser capaces de desplegar.

    E

    Al hablar de la estructuracin social, Giddens (2003) insiste en que las estruc-turas sociales existen gracias a las formas de conducta social que se reproduceninveteradamente por un tiempo y un espacio. Si esto es as, entonces pese a laliquidez (Bauman, 2000) que caracteriza a la modernidad actual, la sociedad si-gue en proceso permanente de estructuracin, aunque las estructuras actuales

    ya no den certeza ni constituyan un asidero para los individuos, y parecieranestar fuera del alcance de los agentes.

    En este contexto, no extraa que desde diversas perspectivas tericas se

    ponga nfasis en los factores estructurales y se considere una ingenuidad oun atavismo decimonnico la idea de un sujeto con agencia. Bauman (2002)

    ve en la agencia entendida como la capacidad de influir sobre las circuns-tancias de la propia vida, formular el significado del bien comn y hacer quelas instituciones sociales cumplan con ese significado, mediante un poder co-lectivo en el que convergen intereses la clave para recuperar la poltica, peroreconoce que la falta de agencia en nuestros das es provocada por mltiplesfactores, entre los que destacan: la vida de consumo; la fabricacin social dela vulnerabilidad; el cambio en el papel del Estado, que abandona a los indi-

    viduos a sus propias fuerzas y astucia, mientras el verdadero poder se deslo-caliza y acta ms all de la poltica (en los mercados y las finanzas); y sobretodo, el trastocamiento de lo pblico y lo privado. A lo anterior abona el he-cho de que no se cuenta con un conjunto de valores u opciones consistente ycohesivo. Por ello, quienes logran algo de agencia, actan como individuosegocntricos y autorreferenciales. La idea de comunidad se ha vuelto obsole-ta y en su lugar se procuran grupos en los que se agregan los individuos, cadauno de los cuales ve por su propia conveniencia. Las graves desigualdadesque trae consigo este conjunto de factores (Bauman, 2011) ha provocado el

    agravamiento de la pobreza integrada o estructural y el aumento creciente dela pobreza marginal o coyuntural (Paugam, 2005), as como grandes oleadasde migracin por razones econmicas y un enorme conjunto de vidas resi-duales (Bauman 2005).

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    Sin embargo, insistimos con Dubet (2011) que la sociedad existe en la me-dida que la producimos y la representamos. Est atravesada por mltiplesactividades (algunas ligadas a intercambios internacionales y otras a asuntoslocales) pero no es algo en estado puro. Es la yuxtaposicin de varios sistemas,de varias esferas y grupos entre los que circulan individuos y actores. Por ello,

    como dice Sewell (2006), el cambio social es posible, sobre todo si se consideraque las estructuras consisten no tanto en reglas que sustentan instituciones,como dice Giddens, sino en procedimientos o esquemas disponibles inter-subjetivamente, capaces de ser actualizados o puestos en prctica en diversascircunstancias. Vistas as, las estructuras no son, sin ms, restricciones de laagencia; tambin facilitan la adquisicin de disposiciones y habilidades paratransformar la realidad natural y social, de modo que las capacidades estruc-turalmente formadas puedan ser puestas a trabajar de manera creativa e inno-

    vadora (Sewell, 2006: 148).Desde la perspectiva de Sewell (2006), la agencia tiene lugar justamente

    cuando los actores movilizan recursos y esquemas culturales reinterpretndo-los y transponindolos a nuevos contextos. Esto es posible porque las prcticasocurren en estructuras diversas y en variados niveles y esferas instituciona-les. El propio Bauman (2002) da algunas pistas sobre lo que hay que hacer paraprocurar el cambio cuando dice que los individuos no pueden instituir unasociedad que promueva y proteja la libertad, si no instituyen juntos una agen-cia capaz de conseguir cambios en la esfera pblica y de restituir su sentido alo pblico y lo privado.

    Una profesin es un conjunto de competencias y saberes sancionados so-

    cialmente, aplicados en la realizacin de actividades y prcticas ejercidas pbli-camente para cumplir con una funcin social. Tambin constituye un elemen-to identitario; el ejercicio de la profesin es la va para la obtencin de ingresosque permiten satisfacer las necesidades del o la profesional y su familia. Laprofesin se ejerce en el marco de instituciones, aun cuando el profesional ejer-za libremente. El profesional transita permanentemente entre lo pblico y loprivado, y tiene dominio sobre un campo determinado de actividades; est enconstante formacin (al menos eso es lo deseable) y las ms de las veces formaparte de asociaciones gremiales que contribuyen al desarrollo de la profesin.

    Por la funcin que realiza, todo profesional participa, aunque no sea cons-ciente de ello, en la estructuracin de la sociedad, ya sea que contribuya a re-producir y perpetuar una sociedad en la que reina la injusticia, o que partici-pe de manera reflexiva, crtica y autocrtica para contribuir, en el campo desu ejercicio profesional, al cambio social. Cuando las prcticas profesionalesreproducen las estructuras sociales constituyen una pseudo-agencia que per-mite al profesional moverse con relativo xito en las estructuras vigentes. Haytambin prcticas que contribuyen al cambio de la estructura, pero slo en be-neficio de una clase social, de un grupo o gremio, o incluso en beneficio de un

    individuo; en este caso se trata de una agencia autorreferencial, como le llamaBauman (2002). Finalmente, puede haber prcticas que rompan en mayor omenor medida con el orden establecido y se orienten a atender las necesidadesradicales de todos y todas, es decir, a dignificar la vida. Se trata, pues, de tres

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    situaciones distintas: en la primera, el profesional es un pseudo-agente repro-ductor; en la segunda, es un agente autorreferencial, y en el tercero es un sujetoprxico. A continuacin expondremos brevemente lo que esto significa.

    La praxis, entendida a la manera de Snchez Vzquez (1980), no slo es acti-vidad que tiene su finalidad en s misma (como en el actuar tico), sino tambin

    es accin que produce cambios objetivos en la realidad social. En ambos casos,es una actividad orientada y esclarecida por la teora. En la praxis as entendidase vinculan las tres formas de actividad que distingua Aristteles (1961): praxis(o actividad que tiene su fin en s misma), poisis (accin que, como el trabajo,produce un efecto distinto al agente) y teora (actividad contemplativa y expli-cativa). La praxis es prctica en la que se combina saber, actuar moral y hacer.Adems, la praxis es necesariamente crtica de la realidad social injusta y porello tiende a revocar toda forma de dominacin(Heller, 1977).

    Por su parte, el agente de la praxis es sujeto, pues como dice Touraine(Touraine y Khosrokhavar, 2002), es conciencia individual (o ethos), capaz demirarse a s misma, con el poder de decir Yo. El sujeto, dice este autor, se de-fine en trminos de esfuerzo y anhelo, pero tambin en trminos de carencia

    y fragilidad, y su accin se realiza bsicamente como resistencia, pero al fin yal cabo, como dira Sewell (2006), resistencia creativa en la medida en que con-tribuye a modificar esquemas y cambiar estructuras. Tambin es resistenciaresponsable en la medida en que ese poder de decir Yo significa asumirsecomo aqul a quin se le imputan los actos (Ricoeur, 1996) y acciones, con lasconsecuencias de las mismas. El sujeto prxico es, entonces, no slo agente (elque hace), sino autor (el Yo que se autoriza a hacer), y actor en la medida en

    que se asume como ser social capaz de actuar con otros en el cambio social(Touraine y Khosrokhavar, 2002).

    Si es difcil percatarse de que la eticidad en la que nos movemos es una etici-dad deficiente, ms lo es el ver crticamente las propias prcticas y esquemas deaccin, as como las estructuras que stos contribuyen a producir y reproducir,reforzando la eticidad deficiente que justifica y, no pocas veces, oculta la injus-ticia. Es justamente, por ello, que la formacin tica del profesional tendra queincluir el desarrollo de la capacidad crtica y autocrtica que es indispensablepara tomar posicin en relacin con el ser y el quehacer profesionales.

    B

    La tica profesional involucra la eticidad de la profesin, la moralidad y elcomportamiento moral en el campo de la profesin. El ethosprofesional es unconjunto de disposiciones que se activa frente a situaciones socio-morales quesurgen en el ejercicio de la profesin y que frecuentemente no se ven como pro-blemticas por falta de una mirada crtica. El ethosprofesional que internaliza

    y acepta como normal una eticidad deficitaria tiende a reproducir estructuras

    sociales injustas, mientras que el ethosprofesional crtico puede jugar una fun-cin de enorme relevancia social si el profesional se asume como sujeto prxicocapaz de modificar sus esquemas y prcticas y de actuar con otros para trans-formar la profesin y la sociedad.

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    La formacin tica del profesional no debiera reducirse a la internalizacinde la eticidad profesional existente, sino que tendra que contribuir a la confi-guracin de una personalidad capaz de criticar los valores existentes, colocarseen el punto de vista moral, juzgar con prudencia las situaciones con miras a laequidad y, sobre todo, actuar reflexiva y autocrticamente para modificar sus

    esquemas y prcticas teniendo como horizonte la dignidad de todos y todas.

    R

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    tica profesional en laformacin universitaria

    R L Z*

    Los rasgos de la sociedad lquida han llegado a la universidad para instalarsecomo cultura en los mbitos de formacin de los jvenes. Como si fuera undiscurso terico pedido a propsito para explicar lo que acontece en este es-pacio institucional, Bauman (2011) nos llama a estar alertas ante la volatilidadde las identidades y la escasa fuerza de los discursos densos y de compromisosduraderos; la frgil consistencia de estos discursos ha ahuyentado el inters porconvicciones sociales y, a la vez, ha contribuido a reducir la identidad profesio-nal a su dimensin econmica. El refugio en los saberes tiles para respondera las expectativas y demandas de un mercado cambiante en periodos cada vezms cortos se ha vuelto una constante en la educacin superior, la cual convivecon escasas manifestaciones culturales que se resisten a dejar de lado la dimen-sin tica de las profesiones.

    Me propongo mostrar cmo esto se expresa en los espacios acadmicosde la formacin universitaria, particularmente teniendo como referencia a los

    profesores y estudiantes. En primer lugar, me ayudar de la descripcin de al-gunos rasgos que constituyen el contexto social y cultural con los que estn re-lacionadas las profesiones; sin ello correramos el riesgo de analizar la tarea dela universidad desde una visin ahistrica, ya que los profesionales que egresande las instituciones de educacin superior necesitan comprender su campo so-cial y poner a prueba sus identidades y capacidades.

    En un segundo momento establecer, al menos para el caso que analizo, losprincipios ticos que se requiere tener en cuenta en la formacin universitaria.El desarrollo de la profesionalidad como uno de los fines de la universidad ha

    de tener en cuenta la constitucin del ethosprofesional, lo cual nos lleva a en-tender a las profesiones no slo desde una perspectiva tecno-econmica.

    En tercer lugar, tomar en cuenta experiencias de investigacin sobre ticaprofesional llevadas a cabo durante una dcada en universidades pblicas yabordar cmo se expresa esta problemtica en particular en la UniversidadAutnoma de Sinaloa.

    El propsito es llegar a conclusiones que nos ayuden a conocer un campotemtico, teniendo como referencia un caso para identificar una problemticaque cruza todo el espacio de la universidad pblica en Mxico: el de la tica

    profesional en la formacin universitaria.

    *Doctor en Educacin, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias de la Educacin de laUniversidad Autnoma de Sinaloa. CE: [email protected]

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    Tomamos como propio el concepto que Adela Cortina (2000) ha desarrollado,en el sentido de que toda profesin adquiere legitimidad por varias vas, ya quese logra no slo con el dominio de competencias para el buen desempeo en

    la dimensin tcnica, cuyo resultado es la obtencin de ingresos para la ma-nutencin del profesional y de su familia, sino adems, y de modo relevante,mediante la construccin de legitimacin social, con lo cual el profesionalcompensa a la sociedad por el bien recibido al haberse formado como tal enuna institucin educativa creada por el Estado moderno para el bien de losindividuos y de la comunidad. Es decir que hay deberes ticos ante la sociedadpara hacer el bien comn desde los saberes de cada profesin. No concebirloas es presumir errneamente que el ttulo universitario se adquiere slo pormritos de una trayectoria individual, lo cual niega la historia y las finalidadesde la universidad y pone en cuestin la mnima eticidad que debe estar conte-nida en la cultura profesional.

    Una leccin magistral contenida en la pedagoga clsica es la que provienede Comenio (1988), quien concibe a la institucin educativa como el taller dela humanidad. Es aqu, en la escuela, escribi Comenio en el siglo XVII, dondese han de formar hombres y mujeres para convertirse en personas eruditas,

    virtuosas y piadosas. Llevado este principio pedaggico hasta la formacinuniversitaria, nos conduce a pensar una profesionalidad donde los saberes aca-dmicos y las competencias tcnicas propias de cada campo, necesariamentese imbrican con las cualidades, convicciones e identidades con la justicia, la so-

    lidaridad y el resto de valores propios de la sociedad democrtica. Lograr estadivisa para el ejercicio de las profesiones constituye una de las finalidades de laformacin universitaria, concebida sta en la perspectiva de la tica profesional(Bolvar, 2005).

    La tica profesional no es un tema de segundo orden, menos an en socie-dades como la mexicana, donde la violencia, la injusticia social, la corrupcin

    y el descrdito de los actores polticos que dirigen el poder pblico, se ha con-vertido en una ola que est invadiendo a las instituciones. Con mucha antici-pacin Durkheim (1992) expuso que los profesionales tienen la tarea moral de

    contribuir para crear un estado de orden y paz, atribuyendo a cada profesinun espacio desde el cual se adquiere el deber de colaborar para una vida civili-zada. La pregunta que se desprende es si acaso las universidades estn toman-do en cuenta la vida contempornea, tanto las necesidades tericas y tcnicasde las profesiones como las que se desprenden de la realidad socio-cultural yeconmica en donde se inscribe cada campo disciplinario y, por supuesto, losnexos que stas tienen con los fenmenos de la vida pblica que pautan la vidacivil.

    Las finalidades de la universidad no se reducen a la habilitacin de los jve-

    nes para el mundo del trabajo; siendo esto importante, es pertinente advertirque con ello se reduce su accin educativa a la esfera tcnica-cognitiva, cuyaracionalidad instrumental obedece, dira con Habermas (1988), al imperativodonde priman la eficiencia y la eficacia, con las consecuencias culturales que

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    esto trae consigo en la formacin universitaria. Se trata de poner en juego lossaberes profesionales propios de cada campo formativo con las realidades so-ciales, econmicas y culturales que le dan contexto y sentido humano a cadaprofesin. La urgencia tica en la sociedad mexicana marcada por la pobreza,la corrupcin, el descrdito de las instituciones polticas, la violencia estatal

    y civil, la exclusin escolar, as como la disminucin del espacio pblico parala convivencia pacfica, est constituyndose en el apartado pendiente del cu-rrculo universitario. Los datos son alarmantes cuando observamos que losespacios dirigidos por profesionales egresados de las universidades se hanconvertido en generadores y reproductores de estos males que lastiman a losindividuos y a la sociedad, a pesar incluso de que los profesionales afirmanabanderar un proyecto democrtico.

    Las universidades mexicanas tienen en su contexto social mltiples hechosque ponen en cuestin el perfil tico de la formacin universitaria. Uno deellos es el siguiente: el informe de Transparencia Mexicana (2013) seala queel Barmetro Global de la Corrupcin ubica a Mxico y Argentina como losms corruptos este ao, en un universo de 107pases; 71de cada 100mexica-nos percibe que este fenmeno ha crecido como tendencia general, lo cual seexpresa con mayor nfasis en las policas, partidos polticos, poder judicial ylegisladores. As mismo, se afirma que la tercera parte de los participantes enla muestra nacional considera que los medios de comunicacin y las empre-sas privadas, seguidas de las organizaciones religiosas, practican y fomentanla corrupcin. No quedan fuera de este cuestionamiento el ejrcito, el sistemaeducativo, organizaciones de la sociedad civil y el sector salud, considerados

    como corruptos por la cuarta parte de los encuestados.La mayor parte de los lderes, administradores y cabezas de estas institu-

    ciones que son consideradas por los mexicanos como corruptas tienen for-macin universitaria, lo cual es un hecho suficiente como para preguntarnosacerca de la herencia cultural que la universidad aporta a los sujetos que asis-ten a sus aulas durante cinco aos y desarrollan ah su proceso formativo.Pero si bien la universidad no es la nica agencia que contribuye a que dichosprofesionales tengan como norma de desempeo profesional prcticas no ti-cas, los resultados de Transparencia Internacional la implican, pues aunque

    requerimos hacer una lectura multifactorial, este hecho nos lleva a tomar encuenta que la universidad es una institucin formal que tiene la encomiendasocial explcita de formar mujeres y hombres responsables, honrados y jus-tos para una sociedad democrtica. As lo sealan sus leyes orgnicas (UdeG,2006; UANL, 1971; UAS, 2006). Y ante esa finalidad de la educacin superior senecesita examinar este problema que tiene a la tica profesional como el cen-tro de la crtica.

    No es cuestionable ni perverso ganar dinero; ste es uno de los fines pri-mordiales de toda profesin. Lo perverso es olvidar el bien y la utilidad que

    los profesionales deben proporcionar a la sociedad. En esto radica una de lasfuentes de legitimidad que construyen las profesiones, cuando sus miem-bros no trabajan slo para s mismos, sino adems, y sin lucro de por medio,para el bien de la comunidad (Cortina, 2000: 19). El Barmetro Global de la

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    Corrupcin nos abre una ventana de lo que sucede al interior de las institu-ciones pblicas y privadas que son dirigidas principalmente por personas conttulo universitario y cuestionadas por los mexicanos. Al estar todas ellas rela-cionadas con los campos profesionales que se cultivan en la universidad, estohace posible que los dispositivos para la formacin universitaria intervengan,

    contribuyendo en la identificacin, la crtica y reorientacin de las prcticasque rien con la tica profesional.Los saberes profesionales son recursos culturales para el buen desempeo

    en un empleo; sin embargo, no deben tener nicamente este fin, pues la mismacultura profesional puede servir, desde la perspectiva ciudadana, para entender

    y actuar junto con pares de la profesin ante problemticas que estn afectandoa la vida civil, y cuyas acciones no estn mediadas por contratos laborales sinopor la conviccin de compensar a la sociedad el bien recibido a travs de la for-macin. Esta es una va de legitimacin social imprescindible para reconocercomo profesionales a todas aquellas personas que tienen como fuente legal deingresos una actividad econmica (Lpez Zavala, 2009: 28-34), pues ms all deensear reglas ticas y la consecuente memorizacin por los estudiantes paraenfrentar exmenes escolares, ms bien se trata de tener presente el deber de launiversidad de intervenir en la configuracin de una cultura tica orientada aidentificar qu tipos de prcticas ayudan a alcanzar la meta de la profesin ycules no, qu valores y principios es preciso encarnar para proporcionar a lasociedad el bien que le es debido (Cortina, 2000: 24).

    Este modo de ser y de vivir bien la profesin no slo ante el cliente o suempleador, sino hacer el bien desde la profesin a los pares del campo y a la

    comunidad, nos sita en la dimensin socio-moral. Es propiamente el campode la tica profesional, entendida como los principios, valores, convicciones,actitudes, reglas y deberes que constituyen la eticidad necesaria para la buenaprofesionalidad. El dominio acadmico de estos conceptos es insuficiente, yaque si bien cumple la pretensin de eficacia en el aprendizaje, culturalmentees limitado, sobre todo si lo contrastamos con la aspiracin formativa, puesde lo que se trata, dira con Yurn (2005: 39), es que tales saberes ticos vivan laexperiencia de la internalizacin, lo que dara como consecuencia el desarrollodel ethosprofesional.

    La formacin del ethos profesional toma sentido pleno no en escenariosimaginados sino en mbitos socialmente existentes, lo cual contribuye al de-sarrollo de la profesionalidad moral (Lpez Zavala, 2009) cuyos rasgo generaldistintivo es que, adems de contar con capacidades tericas y tcnicas para eldesempeo en su campo disciplinar, su vocacin y sus actos tienen como divi-sa la pretensin de justicia en la relacin con su comunidad. Todo esto no slocomo un ejercicio cognitivo para desarrollar el saber conocer, como ya lo ano-tara Delors (1996) casi al finalizar el siglo XXen su esquema de los cuatro pilaresde la educacin; sino tambin, como en su misma obra se seala, desarrollar el

    saber para la convivencia. sta es, a propsito de la formacin universitaria, laconfiguracin del ethos profesional, que toma en cuenta los contextos sociales,econmicos, culturales, ambientales y de todo orden, sin dejar de tener comodivisa las finalidades ticas de cada profesin.

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    P ,

    La tica profesional en la universidad podemos estudiarla en las distintasdimensiones que cruzan a este campo temtico. Esto ya se viene haciendo

    desde 2006a travs del proyecto interuniversitario en el cual estn involucra-das 15universidades del pas,1y al cual subyacen las cuatro dimensiones deformacin que Teresa Yurn (2005: 24) ha denominado: epistmica, tcnica,socio-moral y existencial. En este trabajo mi inters se orienta a identificar laproblemtica de la formacin universitaria asociada con las necesidades quese desprenden de la vida social; el propsito es abordar la configuracin delethos profesional, particularmente en lo referido al desarrollo socio-moralde los jvenes, cuya pretensin de justicia se ha de expresar en la prctica desu profesin.

    Concibo como premisa fundamental en la formacin universitaria el prin-cipio de beneficencia. Este principio lo sito en el epicentro tico de la tareaque la sociedad le ha asignado a la universidad, pues hacer el bien a travs delas polticas y acciones contenidas en la legislacin, el discurso institucional

    y su currculo es la razn de ser de la universidad como entidad acadmica ysocial. Los profesores, como profesionales de la docencia y sujetos relevantes enla formacin de los jvenes en la educacin superior, necesitan encarnar estedeber de la universidad. Hortal lo ha dicho en pocas palabras: Un profesionaltico es aqul que hace el bien en su profesin. No hay nada ms moralizadorque cada cual haga bien lo que tiene que hacer (Hortal: 2000: 60). As pues, si en

    la universidad se ensean saberes desactualizados y se pondera su memoriza-cin, adems de estar alejados de las problemticas que atraviesan los camposprofesionales, aislados de los conflictos que estn deteriorando la vida comu-nitaria y cultivando los rituales de evaluaciones conservadoras, entonces tene-mos que concluir que en la universidad no se cumple con el principio de bene-ficencia al no hacer bien la funcin socialmente necesaria que le corresponde.

    Hacer el bien en la universidad a quienes se estn formando como profe-sionales no ha de reducirse a ensear bien el conocimiento y las habilidadestcnicas. Siendo esto imprescindible, la beneficencia, como orientadora de la

    accin formativa del ethos profesional, nos conduce a enlazarla con el principiode justicia, lo cual constituye la base de entrada a la dimensin socio-moral; esla premisa tica para concebir al profesional como un sujeto que no slo pre-tende desarrollar competencias para ganar un salario en un campo de trabajosino, junto a esto, que est abierto a la creacin de disposiciones para entender

    y coadyuvar en la construccin de una sociedad justa y democrtica. La ticaprofesional queda incompleta y distorsionada si no se enmarca en una ticasocial (Hortal, 2000: 67); el profesional tiene como divisa la posibilidad de am-pliar los mrgenes de la justicia en la sociedad con la puesta en juego de sus

    1 La referencia corresponde al Proyecto Interuniversitario sobre tica Profesional, coor-dinado por Ana Hirsch Adler, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre laUniversidad y la Educacin (IISUE) de la UNAM, el cual est en marcha desde 2006en insti-tuciones de educacin superior del pas.

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    saberes profesionales, lo cual constituye un modo de compensar a la sociedadel bien recibido en las aulas universitarias.

    . M

    Los principios ticos ubicados en la dimensin socio-moral se han convertidoen discurso jurdico en las instituciones de educacin superior, cuyo sentidonormativo contiene eticidad suficiente como para someter a crtica el aconte-cer de la formacin profesional en las universidades mexicanas. Valga anotarlo siguiente: en Jalisco, la principal universidad pblica se propone formar laconciencia de solidaridad en la democracia, la justicia y la libertad (UdeG,2006: 2); en la nortea universidad de Nuevo Len se deposita en los profesoresla gran tarea de la formacin integral del hombre con espritu crtico, sufi-ciente capacidad prctica y orientado a servir a la sociedad (UANL, 1971: 16);en el noroeste del pas, la masificada universidad sinaloense establece que sumisin es formar profesionales capacitados para contribuir en la definicin depolticas y formulacin de estrategias para disminuir las desigualdades econ-micas, sociales y culturales (UAS, 2013: 3); y en el mismo sentido la principaluniversidad pblica de Morelos establece que entre sus finalidades est la deinsertarse creativamente en su entorno, que no ser slo un campo de estudiosino, fundamentalmente, objeto de transformacin sobre el que se debe ejerceruna permanente funcin crtica (UAEM, 2008: 3). Estas referencias aleatoriasnos muestran la convergencia tica en el discurso de algunas instituciones p-blicas de educacin superior.

    Como una va para conocer si en la universidad se est viviendo la forma-cin orientada por estos conceptos, acudo al trabajo llevado a cabo por ungrupo de acadmicos durante la ltima dcada. En las investigaciones que sehan realizado en al menos 15 universidades de Mxico bajo la cobertura delProyecto Interuniversitario sobre tica Profesional, profesores y estudian-tes dan cuenta del mosaico axiolgico existente en la educacin superior.Predomina entre el profesorado la tendencia a reconocerse como sujetos iden-tificados con las proclamas institucionales de ser acadmicos responsables,autnomos, justos y con vocaciones identificadas con los valores democrticos

    (Hirsch y Lpez Zavala, 2008, 2011; Hirsch, 2011). Esto nos hace suponer que laformacin universitaria est pautada por principios ticos que se promueven atravs de la accin docente durante la relacin educativa. De ser as, las univer-sidades estaran cumpliendo el cometido que tienen contemplado en los dis-cursos polticos, normativos y curriculares. Sin embargo, el acercamiento a losmbitos culturales donde la tarea de los profesores se lleva a cabo, as como alas distintas versiones y significaciones que tienen de s mismos, nos revela quela eticidad mnima en la formacin universitaria sigue siendo una aspiracin.

    En la Universidad Autnoma de Sinaloa se han desarrollado investigacio-

    nes entre los profesores y estudiantes, y tambin acerca del discurso institucio-nal, sobre la formacin universitaria en la perspectiva de la tica y los valoresprofesionales en lo que va del siglo XXI. Un rasgo distintivo de la formacin deprofesionales en la UAS es el predominio de una racionalidad tcnica, cuyos

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    efectos en las disposiciones de los jvenes para vivir su profesin es la cons-truccin de trayectorias individuales hacia el xito; en sus principales expec-tativas no se incluye su contribucin a la disminucin de la violencia social, lainequidad econmica, la exclusin escolar, el analfabetismo, el creciente fen-meno autodestructivo de los adolescentes y otros rasgos que hoy caracterizan

    a la sociedad sinaloense. El desarrollo de la socio-moralidad en la formacinuniversitaria es una asignatura pendiente, teniendo en cuenta el perfil ticocontenido en las finalidades de la universidad.

    Aunado a lo anterior, en una exploracin de la cultura de un segmento deprofesores considerados como expertos en la formacin de valores, se observen ellos el dominio acadmico de este campo temtico; sin embargo, sus acti-tudes ante dilemas de la docencia y su relacin con las problemticas socialesestn sujetas a pautas institucionales que mantienen el control del profesora-do, lo cual refleja la paradoja de que entre los mismos especialistas que hantomado a los valores educativos como su materia de trabajo, sus convicciones

    y actitudes son presa del conservadurismo que inhibe el desarrollo del ethosprofesional (Lpez Zavala, 2006: 18). El patrn de comportamiento docentese mantiene; se mimetizan discursos y prcticas universitarias, dice ValentnFlix (2010) con relacin al seguimiento que realiza de los problemas de la for-macin profesional, y al estudiar la cultura de los profesores, donde ha identifi-cado actitudes que se reproducen en los estudiantes y que son manifestacionesde un academicismo que busca cumplir metas de aprendizaje sin nexos conuna ciudadana democrtica. Es el pensamiento nico en la universidadque ha transformado sus intereses en las necesidades personales y sociales de

    los futuros profesionales (Flix, 2010: 73).Una muestra de todas las carreras que se cursan en el campus principal

    de la UAS reflej que la mitad de los estudiantes encuestados estuvieron deacuerdo en que se estudien las asignaturas acadmicas teniendo en cuentaproblemticas del entorno, siempre y cuando no se politice la enseanza; unatercera parte se mostr indiferente y un amplio segmento de profesores estndudosos de que sea lo correcto, ya que consideran que son tiempos donde lapoltica qued atrs (Lpez Zavala, 2009: 31-32). En el posgrado este patrn semantiene: dos informes de investigacin indican que los valores relacionados

    con el ethosprofesional siguen estando tmidamente presentes. Esto lo expre-saron los estudiantes y profesores de este nivel a travs de cuestionarios y en-trevistas aplicados en todos los programas de maestra de la UAS(Lpez Zavalaet al., 2011). Es importante anotar que una recurrencia observada es que mien-tras los profesores dicen que hacen bien su trabajo, una franja minoritaria deestudiantes cuestiona que durante el trayecto de formacin la docencia estencerrada en el dominio terico con escasa contrastacin ante lo que sucedeafuera de los muros escolares.

    En el contexto de estos resultados volteamos la mirada a nuestro espacio

    particular para conocer lo que hacemos y cmo lo hacemos en la pequeacomunidad de pedagogos de la UASque tiene la encomienda de formar pro-fesionales de la educacin (Lpez Zavala y Sols, 2011). El resultado es pocohalageo: el dominio de saberes tericos por los estudiantes de la Facultad

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    de Ciencias de la Educacin est sirviendo slo para salvar exmenes y hacerexitoso el trayecto escolar, pues el desconocimiento de las problemticas coti-dianas del sistema educativo, los dilemas que a diario viven los profesores y elanlisis de las posibilidades de cambiar a las escuelas, est fuera de la forma-cin de los educadores. En la casa de los pedagogos la tica profesional est

    moribunda! Y los necios que piden darle una vuelta al timn, son vistos comotales: necios.En un recuento de los estudios acerca de la formacin de profesionales,

    particularmente en su dimensin socio-moral (Lpez Zavala, 2011), defiendoel principio pedaggico de que la universidad tiene finalidades acadmicas ysociales. No ha de ser slo la de formar individuos altamente competentes parael desarrollo econmico del pas; siendo sta la realidad predominante en lasuniversidades, se necesita anteponer a ella la conviccin de que el desarrollodel ethosprofesional con clara pretensin de justicia en la vida social, es el cin-turn protector de las profesiones para impedir que queden atrapadas en unaracionalidad tecno-instrumental.

    C

    La presencia de la tica profesional en la formacin universitaria sigue siendo,predominantemente, slo el discurso general de las instituciones de educacinsuperior. Los estudios en este campo temtico llevados a cabo en una ampliafranja de universidades mexicanas, as como la referencia particular de unauniversidad del noroeste del pas aqu contemplada, nos indican que sigue

    siendo una asignatura pendiente, ms an cuando las seales que surgen enlos espacios laborales y sociales donde actan los profesionales dan cuenta dela existencia de corrupcin, descuido del medio ambiente, exclusin escolar,desnutricin infantil, pobreza en la mayora de la poblacin, legislacin pro-tectora de grandes capitales, entre otros hechos ticamente cuestionables. Lapersistencia de estos problemas no se explica por factores relacionados concompetencias tcnicas sino, fundamentalmente, por la escasa eticidad en losmbitos polticos donde toman decisiones personas que en su mayora cuen-tan con ttulo universitario.

    La narrativa predominante en las aulas universitarias es ahistrica, lo quetrae como consecuencia expectativas profesionales que no contienen la caraincmoda de la realidad. En el camino hacia el xito del profesional no tieneimportancia el desarrollo del ethos y, por consiguiente, estn alejados de uncompromiso socio-moral con la sociedad que hizo posible su formacin. Elmercado y los indicadores de movilidad social estn marcando la pauta de losaprendizajes necesarios, los cuales no estn en la pista de una profesionalidadque responda a los llamados de los problemas sustantivos de la vida regional

    y nacional. Nada que responda a tradiciones densas como el patriotismo, la

    justicia social, el estado de bienestar o educacin para todos es consideradocomo pauta de la moralidad profesional desde donde se regirn sus actos ysus decisiones, pues los metarrelatos de vida justa y democrtica son tomadoscomo distractores del perfil deseado para la vida lquida. Con todo ello, dira

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    con Zygmunt Bauman, a la formacin universitaria se le estn restando com-promisos con el cuerpo social y sus problemticas de fondo que afectan a la

    vida pblica.La tica profesional, como campo de conocimiento para imaginar la crea-

    cin de dispositivos de formacin en la universidad, cobra importancia no slo

    acadmicamente sino, adems, como una va para hacer ms legtimo y moralel trabajo universitario.

    R

    B, Zygmunt (2011), La sociedad sitiada, Mxico, Fondo de CulturaEconmica.

    B, Antonio (2005), El lugar de la tica profesional en la forma-cin universitaria, Revista Mexicana de Investigacin Educativa,vol. 10, nm. 24, pp. 93-123, en: http://engage.intel.com/servlet/JiveServlet/previewBody/25512-102-1-30973/EL%2520LUGAR%25

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    nocimiento interdisciplinario, tomo II, Mxico, Gernika.H Adler, Ana y Rodrigo Lpez Zavala (coords.) (2008), tica profe-

    sional y posgrado en Mxico. Valores profesionales de profesoresy estudiantes,Mxico, Universidad Autnoma de Sinaloa (UAS)/Universidad Iberoamericana Puebla, Universidad Autnoma deamaulipas (UA)/Universidad Autnoma del Estado de Morelos(UAEM)/Universidad Autnoma de Yucatn (UADY)/Universidad

    Autnoma de Chiapas (UNACH).H Adler, Ana y Rodrigo Lpez Zavala (coords.) (2011), tica y va-lores profesionales. Trece experiencias de investigacin univer-sitaria en Mxico, Mxico, Universidad Autnoma de Sinaloa(UAS)/Universidad Autnoma de Yucatn (UADY)/UniversidadAutnoma del Estado de Morelos (UAEM)/Universidad Autnomade amaulipas (UA)/Universidad Iberoamericana (UIA)-Puebla,Universidad de Monterrey.

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    L Zavala, Rodrigo (2009), La profesionalidad moral. Valores ticosen la formacin universitaria, en Rodrigo Lpez Zavala (coord.),Huellas de la profesionalidad. tica profesional en la formacinuniversitaria, Mxico, Universidad Autnoma de Sinaloa (UAS)/Plaza y Valds, pp. 11-37.

    L Zavala, Rodrigo (2011), tica de la profesin acadmica. Valores delprofesorado en la sociedad del conocimiento, Mxico, Universidad

    Autnoma de Sinaloa (UAS)/Juan Pablos.L Zavala, Rodrigo y Martha Lorena Sols Aragn (2011), tica pro-fesional del profesorado. Valores pedaggicos e intelectuales enla cultura docente, Mxico, Universidad Autnoma de Sinaloa(UAS)/Consejo Estatal de Ciencia y ecnologa (CECy).

    L Zavala, Rodrigo, Eustolia Durn Pizaa, Valentn Flix Salazar,Olivia Izaguirre Fierro, Martha Lorena Sols Aragn y Jos PabloRuelas Seplveda (2011), tica profesional, profesores y estu-diantes. La configuracin de valores en el posgrado de la UAS,en Ana Hirsch Adler y Rodrigo Lpez Zavala (coords.), tica yvalores profesionales, Mxico, Universidad Autnoma de Sinaloa(UAS)/Universidad Autnoma de Yucatn (UADY)/Universidad

    Autnoma del Estado de Morelos (UAEM)/Universidad Autnomade amaulipas (UA)/Universidad Iberoamericana (UIA)-Puebla,Universidad de Monterrey, pp. 19-47.

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    tica profesional en los estudiantes dela Escuela Nacional de Trabajo Social de la

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    A H A*

    U T S**

    Los temas ticos son aquellos que generan preguntas normativas acercade los derechos y del bienestar de las personas y de otros seres vivos, ysobre el carcter del agente y de los tipos de personas que buscamos ser.Las preguntas normativas son preguntas acerca de los valores, opuestasa las preguntas acerca de los hechos. Aunque las cuestiones factualesson muy importantes para una toma de decisiones de carcter tico,

    las decisiones ticas involucran hacer juicios importantes acerca de losvalores (Callahan, 1998: 6).

    I

    El trabajo que ahora se presenta se basa en dos investigaciones realizadas en laUniversidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), que se articulan con elcampo temtico de la tica profesional.

    Una de ellas es el Proyecto de investigacin sobre tica profesional,que se lle-va a cabo en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educacin,

    de la que se retoman algunos elementos centrales del marco terico y una de laspreguntas del cuestionario-escala que se aplic a una muestra de 1mil 086estu-diantes (en 2004y 2005) y de 709profesores e investigadores (en 2006y 2007) deposgrado de la UNAMde todas las reas de conocimiento en las dos prime-ras fases del trabajo emprico.1Los asuntos que se obtuvieron del marco tericoson: principios de la tica profesional, cdigos ticosy pertenencia a colegiosprofesionales,conductas no ticas y dilemas ticos. La pregunta del cuestiona-rio-escala es acerca de los principales rasgos de ser un buen profesional.

    La segunda investigacin es una tesis de doctorado en Ciencias de la

    Educacin del Colegio de Estudios de Posgrado de la Ciudad de Mxico, in-titulada Construccin de un instrumento para conocer la responsabilidad so-cial universitaria en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UniversidadNacional Autnoma de Mxico.2De ese estudio nicamente se retoman las pre-guntas directamente vinculadas con la tica profesional.

    * Doctora en Sociologa, Investigadora Titular en el Instituto de Investigaciones sobre la Uni-versidad y la Educacin de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM). CE:[email protected]

    ** Doctor en Ciencias de la Educacin, profesor-investigador de la Escuela Nacional de TrabajoSocial de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM).

    1 La tercera fase consisti en el diseo y aplicacin de una gua de entrevista abierta para los40coordinadores de posgrado de la UNAMen el ao 2009.

    2 Fue desarrollada por Ulises Torres Snchez. La pregunta central es: qu responsabilidadsocial tiene la UNAMcon el pas, a travs de la ENTSpor medio de sus funciones sustantivas:docencia, investigacin y difusin y extensin de la cultura? Las principales dimensionesson: capital social, tica profesional, trabajo social y responsabilidad social universitaria.

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    El objetivo de este artculo es vincular aspectos tericos y empricos de am-bas investigaciones, para contribuir al conocimiento de la tica profesional enel mbito universitario.

    L E N

    T S (ENTS)

    Presentamos brevemente las caractersticas de la muestra y las respuestas a laspreguntas sobre tica profesional que se aplicaron a los estudiantes de licencia-tura y posgrado (especialidades y maestra) de la Escuela Nacional de TrabajoSocial (ENS) en mayo de 2012.

    Caractersticas de la muestraEl instrumento,3expresamente diseado para esta tesis, se aplic a una mues-tra de 164alumnos del ltimo semestre de cada uno de los niveles acadmicosque ofrece la ENS: licenciatura (112estudiantes), tres especialidades (Jvenes,Mujeres y Adultos mayores) (31estudiantes) y maestra (21estudiantes). El pro-cedimiento de aplicacin consisti en entregar el cuestionario a cada estudian-te dentro del saln de clase para contestarlo individualmente.

    La mayor parte de los alumnos de la muestra son jvenes, pues se ubican enel rango de edad de 20a 25aos (66.5por ciento). En esta carrera predominanlas estudiantes, lo que tambin se refleja en la muestra (80.5por ciento mujeres

    y 19.5por ciento hombres). La mayora no trabaja, pues 85.7por ciento de licen-ciatura, 71por ciento de especialidad y 76.2por ciento de maestra indicaron

    que se dedican de tiempo completo a sus estudios.Las principales razones por las que ingresaron en la ENSson que conside-

    ran que el trabajo social contribuye al desarrollo de las personas que atienden,por las asignaturas que comprende el plan de estudios, como segunda opcin yporque es una carrera multidisciplinaria. Los problemas ms mencionados engeneral son: falta de reconocimiento de la carrera y de actualizacin de los pro-fesores, deficiente enseanza (en especial en la asignatura de prcticas), falta deteora y de otras especializaciones de posgrado y escasa claridad metodolgica.

    Las preguntas que se refieren a los principios de la tica profesionalEs importante mencionar que en el campo temtico sobre tica profesionalhay cuatro principios acordados por la mayora de los autores (Beauchamp yChildress, 2001; Hortal, 2002; Bermejo, 2002). Estos son: beneficencia, no male-ficencia, autonoma y justicia.4

    En sntesis, el de beneficencia se refiere a los bienes y servicios que cada unade las profesiones brinda a la sociedad. Incluye a los beneficiarios directos de laactividad profesional y a los indirectos, que puede tratarse de personas, grupos

    y comunidades. Tambin es significativo que incluya los bienes internos, que

    3 Se revisaron cinco cuestionarios sobre responsabilidad social universitariaelaborados entre2004y 2011, dos de Chile: Universidad de Concepcin y Universidad de Temuco; y tres deEspaa: Universidad de Valladolid, Universidad de Len y Universidad de Valencia.

    4 Se desarrollan a mpliamente en Hirsch, 2009.

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    se refieren a los asuntos sustantivos del ejercicio profesional, es decir, aquellosque le dan sentido a las profesiones y que les brindan legitimidad social, y losbienes externos, que tratan sobre las condiciones que ataen al trabajo (porejemplo remuneracin, prestigio y ambiente laboral). Aunque ambos son im-portantes, se origina un conflicto de carcter tico cuando los profesionales le

    otorgan un mayor peso a los bienes externos.El principio de no maleficencia, que se utiliza mayormente en las CienciasBiolgicas y de la Salud y en la investigacin cientfica y tecnolgica, trata acer-ca de evitar daar a los seres vivos con los que se trabaja y a los cuales se inves-tiga. Damos por hecho que tambin incluye el cuidado de la naturaleza.

    El principio de autonoma se refiere principalmente al respeto y proteccinde los beneficiarios de la actividad profesional. Se divide en dos grandes as-pectos: el derecho del profesional a tomar decisiones ticas y el derecho de losbeneficiarios con respecto a su vinculacin con los profesionales.

    El principio de justicia, que tiene una visin restringida en trminos de latica profesional, trata acerca de la distribucin de los recursos (de todo tipo)con respecto a las mltiples necesidades que demandan dichos recursos.

    Varias de las preguntas del cuestionario aplicado en la ENSse refieren a losprincipios de la tica profesional.

    Las vinculadas con el principio de beneficencia son:

    Principales servicios que proporciona el trabajador social a la sociedad. Engeneral, de acuerdo a las respuestas, la orientacin y la intervencinocupan los dos primeros lugares en los tres niveles acadmicos. Por otro

    lado, las frecuencias ms bajas se ubican en investigar. Decisin ms importante en el ejercicio profesional de un trabajador so-

    cial. El porcentaje ms alto es hacer lo correcto (77.4por ciento). Conpuntajes ms bajos estn: obtener la felicidad de la persona, usuario ocliente (11.6por ciento) y escoger lo ms fcil (11por ciento).

    Lo que debe hacer un trabajador social para estar al servicio de las perso-nas. Las respuestas son: intervencin (43.3por ciento), compromisosocial (35.4por ciento) e informar (6.1por ciento).5

    Es importante recuperar aqu lo mencionado previamente en las carac-

    tersticas de la muestra acerca de que la principal razn que expresaronlos estudiantes encuestados para ingresar en la ENSes que consideranque el trabajo social contribuye al desarrollo de las personas que atien-de, lo cual se relaciona directamente con este principio.

    Con respecto al principio de no maleficencia, se encuentra la siguienteinterrogante:

    Cmo puede un trabajador social evitar dao a una persona? En orden

    descendente las contestaciones fueron: conocer el contexto del sujetopara intervenir (40.9por ciento), respeto (21.3por ciento), evitar los

    5 El 1.8por ciento no contest esta pregunta y 13.4por ciento indic que no sabe.

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    juicios de valor y ser profesional (17.7por ciento) y responsabilidad dela persona (14.0por ciento).6

    Hay dos preguntas relacionadas con el principio de autonoma, en este casodel beneficiario de la actividad profesional:

    Consideracin que tiene un trabajador social al momento de atender auna persona. Los porcentajes ms altos de la primera consideracin ex-presada se localizan en las siguientes respuestas: posee un valor nico(50por ciento), solucin a sus conflictos (13.4 por ciento), el usuariopuede tomar una decisin por s mismo (30.5por ciento) y slo recibeun servicio (6.1por ciento).

    Cuando el trabajador social atiende a una persona, usuario o cliente con-sideralas capacidades del individuo (58.5por ciento), la aptitud delindividuo (31.1por ciento) y las consecuencias que pueden producir-se (10.4por ciento).

    En relacin al principio de justicia, que como ya se dijo se refiere principal-mente a la distribucin de los recursos, la pregunta es:

    Forma que utiliza un trabajador social para promover una mejor distri-bucin de los recursos. En orden descendente las respuestas son: jerar-quizar necesidades (55.5por ciento) y participar en las polticas (30.5por ciento).7

    Rasgos de ser un buen trabajador socialEn el Proyecto de investigacin sobre tica profesional, en el cuestionario-esca-la sobre tica profesional se incluy una pregunta abierta acerca de los cincoprincipales rasgos de ser un buen profesional.8Esta interrogante clave se in-cluy en el instrumento de la tesis referida de la siguiente manera: cules sonlos principales rasgos de ser un buen trabajador social?El principal rasgo se sin-tetiza de la siguiente manera: tica (41.5por ciento), conocimientos (32.9porciento), empata (12.8por ciento) y vocacin (10.4por ciento).9

    6 El 6.1por ciento no contest. 7 El 14por ciento no contest. 8 Esta misma pregunta se incluy en el cuestionario-escala sobre tica profesional que se apli-

    c en algunas universidades espaolas en 2003-2004, con la asesora de los doctores JuanEscmez y Rafaela Garca-Lpez de la Universidad de Valencia. Result una pregunta de-tonadora, que adems se ha utilizado en tesis de la Maestra y el Doctorado de la UNAM,tanto en aspectos generales como en referencia a disciplinas especficas, como es el caso de

    Comunicacin y periodismo y en esta tesis de Trabajo social. 9 El 2.4por ciento no contest. Es importante mencionar que los rasgos expresados por los

    estudiantes de la ENTSpueden ubicarse en tres tipos de competencias: ticas, cognitivas yafectivo-emocionales. No se manifiestan en los porcentajes ms altos, rasgos de las compe-tencias sociales y tcnicas.

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    Cdigos ticos y pertenencia a colegios profesionalesLos cdigos de las profesiones se ligan directamente con el mbito de la deon-tologa. El trmino proviene del griego deon, que significa obligacin, o loque es obligatorio (Callahan, 1998: 19). De acuerdo con Augusto Hortal (2002)la deontologa profesional se ocupa de deberes y obligaciones y busca formular

    un conjunto de normas exigibles a todos los que ejercen una misma profesin.Para Joan Callahan (1998: 19) la distincin entre lo teleolgico y lo deonto-lgico en la teora tica puede ser de utilidad para pensar acerca de los tipos derazones que pueden aducirse para tratar de resolver los problemas ticos quesurgen en la tica aplicada en general, y en la tica profesional en particular.Cuando se priorizan las teleolgicas para sostener una decisin a favor o encontra de una accin o de una prctica, uno sostiene que dicha accin o prc-tica es moralmente o no moralmente justificable (al menos en parte) por algoextrnsecoa ella, es decir, por algo que va producirse o que se prevendr que seproduzca. Utilizar razones deontolgicas en la evaluacin de acciones o prc-ticas es apelar a un rasgo intrnseco. Ambos tipos de razones pueden utilizarseen la toma de una decisin.

    La pregunta que se hizo a los estudiantes de la ENSsobre este asunto fuela siguiente: la institucin/empresa/escuela/dependencia u organismo donde es-tudia y/o trabaja cuenta con un cdigo de tica?El 65.2por ciento contest ques, 13.4por ciento que no y 21.3por ciento no sabe. Sobre si conoce los cdigos,63.4por ciento contest que no y 36.6 por ciento, afirmativamente. Ningunode los estudiantes encuestados pertenece a un colegio profesional. Muy pocos,adems, pertenecen a grupos voluntarios. Es evidente la falta de conocimiento

    que expresaron sobre este tema.

    Conductas no ticasEste rubro no se incluy en el cuestionario-escala que se aplic en la UNAMaestudiantes y profesores de posgrado como parte del Proyecto de investigacinsobre tica profesional, pero se incorpor posteriormente en el marco tericode la investigacin y en algunas tesis de posgrado, bajo la influencia de un im-portante libro de Martn Aluja y Andrea Birke (2004) y con base en el trabajoemprico de Pedro Canto y Norma Benois (2009).

    Los dos primeros autores (Aluja y Birke, 2004: 94) clasifican y exponen dostipos de conductas: las ticamente inaceptables10y las ticamente cuestio-nables, en la bsqueda de definir lo que es una mala conducta cientfica y deestablecer normas para regularla. Pedro Canto y Norma Benois, en su inves-tigacin sobre tica profesional en los posgrados de la Universidad Autnoma

    10 Aluja y Birke (2004), despus de revisar mltiples documentos internacionales acerca deconductas ticamente inaceptables, indican que se logr el consenso en tres: 1) fabricacinde datos. Se refiere a la invencin de datos y experimentos que no se efectuaron o la descrip-

    cin de artefactos u objetos que no existieron; 2) falsificacin de datos. Trata de la alteracinde los datos experimentales con el fin de producir un resultado que se ajuste a las expec-tativas de los investigadores; y 3) plagio. Se define como apropiacin de ideas, de mtodosinnovadores, datos o cuerpo de un texto como propio, sin citar la fuente o reconocer alcreador de la idea.

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    de Yucatn,11incluyeron dos preguntas abiertas sobre conductas no ticas quelos estudiantes consideraron acerca de sus profesores y las que indicaron queellos mismo cometen.

    En la tesis que ahora se presenta sobe la Escuela Nacional de Trabajo Socialde la UNAM, se indag acerca de:

    Conductas no ticas de los profesores. Las que identifican los estudian-tes encuestados son: falta de respeto a las opiniones (42.7por ciento),abuso de autoridad (18.3por ciento), baja preparacin acadmica (11por ciento) y acoso sexual a las alumnas (6.1por ciento). Es importantela cifra de 22por ciento de los estudiantes de la muestra que no ubicaronconductas no ticas.

    Conductas no ticas en sus compaeros. Las expresadas son: falta de res-peto a las opiniones y preferencias sexuales (45.1por ciento) y falta decompromiso acadmico (18.3por ciento). El 29.9por ciento indic quetodo es t