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KALAKORIKOS, 2016, 21, p. 59-79 BIBLID 1137-0572(2016)21p.59-79 59 KALAKORIKOS, 2016, 21, p. 59-79 ISSN 1137-0572 La casa Cristóbal: pasado, presente y futuro. Informe histórico-artístico de la casa de las cariátides de Calahorra Cristóbal house: past, present and future. Artistic and historical report on cariátides house of Calahorra Carmen Moreno Fernández* Resumen Este texto presenta un informe histórico-artístico de la casa Cristóbal, situada en la calle Mártires número 18 de la ciudad de Calahorra (La Rioja), planteado como un texto riguroso acerca de la edificación, teniendo en cuenta su emplazamiento físico e histórico, además de los cambios sufridos a lo largo de su historia constructiva. El artículo tiene como objetivo divulgar el valor patrimonial de esta obra, en el contexto de Calahorra y la Comunidad Autónoma de La Rioja, mediante el conocimiento de todos los aspectos artísticos, históricos y sociales que la hacen única. Palabras clave: Casa Cristóbal; Modernismo; Calahorra; Arquitectura; Patrimonio. Abstract is paper presents an artistic and historical report on Casa Cristóbal, located in Calle Mártires, 18 in the city of Calahorra (La Rioja). is document is a rigorous text that studies the construction considering its physical and historical location as well as the changes suffered over its constructive history. e first aim of this article is to disclose the heritage value of this building not only in Calahorra but also in the autonomous community, La Rioja, through the understanding of all the artistic, historical and social aspects that make it unique. Key words: Casa Cristóbal; Modernism; Calahorra; architecture; heritage. * Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. E-mail: [email protected]

La casa Cristóbal: pasado, presente y futuro. Informe ... · agua corriente y los sistemas de desagüe eficaces; y por supuesto, es necesario apuntar la relevancia de la construcción

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KALAKORIKOS, 2016, 21, p. 59-79 BIBLID 1137-0572(2016)21p.59-79

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La casa Cristóbal: pasado, presente y futuro.Informe histórico-artístico de la casa de las cariátides de Calahorra

Cristóbal house: past, present and future.Artistic and historical report on cariátides house of Calahorra

Carmen Moreno Fernández*

ResumenEste texto presenta un informe histórico-artístico de la casa Cristóbal, situada en la calle Mártires número 18 de la ciudad de Calahorra (La Rioja), planteado como un texto riguroso acerca de la edificación, teniendo en cuenta su emplazamiento físico e histórico, además de los cambios sufridos a lo largo de su historia constructiva. El artículo tiene como objetivo divulgar el valor patrimonial de esta obra, en el contexto de Calahorra y la Comunidad Autónoma de La Rioja, mediante el conocimiento de todos los aspectos artísticos, históricos y sociales que la hacen única.

Palabras clave: Casa Cristóbal; Modernismo; Calahorra; Arquitectura; Patrimonio.

AbstractThis paper presents an artistic and historical report on Casa Cristóbal, located in Calle Mártires, 18 in the city of Calahorra (La Rioja). This document is a rigorous text that studies the construction considering its physical and historical location as well as the changes suffered over its constructive history. The first aim of this article is to disclose the heritage value of this building not only in Calahorra but also in the autonomous community, La Rioja, through the understanding of all the artistic, historical and social aspects that make it unique.

Key words: Casa Cristóbal; Modernism; Calahorra; architecture; heritage.

* Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. E-mail: [email protected]

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Introducción

La arquitectura, como cualquier otra manifestación artística, proporciona ejemplos elo-cuentes si nos preocupamos por conocerlos. El edificio objeto de este artículo, la casa Cristóbal, la “casa de las cariátides” o el “edificio de La Unión”, ilustra la forma construc-tiva de una época, además del gusto y los estilos vigentes en Calahorra en el momento de su construcción. Pero esta edificación tiene mucho más que contar: es la imagen elegida por una clase social concreta, es ejemplo de la introducción de teorías que defendían la salubridad de los edificios, es fruto de un cambio en el modo de articular la ciudad de Calahorra y supone una muestra acerca del ocio a principios del siglo XX en nuestra ciudad. Para llegar a comprender la casa Cristóbal, es necesario dibujar un marco político, social, urbanístico, estilístico y teórico a su alrededor, puesto que todos estos aspectos influyen en su localización, su modo de construcción y su estilo.

1. Marco histórico de la construcción

Los siglos XIX y XX, espacio temporal que influye en el carácter de esta vivienda, están protagonizados por un aspecto fundamental: el cambio. Si bien es cierto que el paso de una época a la siguiente no está justificada más que por cambios en las formas de hacer, de pensar, de gobernar o en las creencias; entre los siglos que nos ocupan, la sociedad adoptó hábitos y creencias que no existían en épocas anteriores. Y, sin las cuales, no concebimos nuestro modo de vida en la actualidad.

En estos años, cambian las formas de gobierno (desmoronamiento del Antiguo Régimen, vida política regulada por una Constitución, existen los partidos políticos y el sufragio censitario masculino); al igual que se transforma la economía, la cual se dirige hacia el modelo capitalista actual. Los avances tecnológicos marcarán de forma permanente la vida cotidiana: es el momento en el que se introduce la luz eléctrica 1, el agua corriente y los sistemas de desagüe eficaces; y por supuesto, es necesario apuntar la relevancia de la construcción del ferrocarril a mediados del XIX. También es la época en la que surgen las teorías higienistas, las cuales influyen en la reestructuración de las ciudades y las viviendas. Y como aspecto fundamental en la arquitectura de esta época,

1. A este respecto, es interesante añadir los siguientes datos aportados por Gutiérrez Achútegui: “Año de 1890. 7 de septiembre. D. Víctor y Carbonel, vecino de Zaragoza, en nombre de una casa inglesa ofreció el suministro de ciento veinticinco lamparitas incandescentes de 16 bujías, en sustitución del alumbrado de petróleo, asunto que se encomendó para su estudio a los Sres. Palacio, Lorés, Muro y Jasses”. GUTIÉRREZ ACHÚTEGUI, P. Historia de la muy Noble, Antigua y Leal ciudad de Calahorra. p. 280.

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la influencia de la clase burguesa, cuyas costumbres e intereses modelan la tipología y el estilo de la construcción de la vivienda privada.

1.2. Cambios en el urbanismo calagurritano: hacia la ciudad modernaA finales del siglo XIX los habitantes de Calahorra vivían casi en una situación de haci-namiento en el casco antiguo de la ciudad. Las calles estrechas no contaban con sistemas de desagüe eficaces, las casas no estaban bien ventiladas ni iluminadas y se distribuían en habitaciones diminutas. La situación se agravaba con el tiempo, puesto que la prosperidad económica de Calahorra traía consigo un aumento de la población.

Figura 1. Plano de Calahorra 1851 2.

2. Ibídem, p. 261.

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Tal y como se puede ver en el plano de la ciudad de 1851 (fig. 1) el margen noroeste de la ciudad quedaba marcado por la “puerta vieja”, la cual fue derribada en 1863 3. El paseo de las Rosas, actual calle Mártires, fue la vía de crecimiento natural que siguió Calahorra. Así, el 23 de julio de 1881, se ponen a la venta los solares de los paseos de las Rosas y del Siete 4. Un año antes se habían puesto a la venta los solares del margen izquierdo del paseo Mercadal (los que separan el paseo de la calle Paletillas), por lo que se estaba articulando una zona de expansión urbanística totalmente nueva. Unos años más tarde, en 1890, el paseo de las Rosas ya no se denomina de esta forma, sino que ya había adquirido su nombre actual, calle Mártires, tal y como se puede comprobar con las siguientes palabras de Gutiérrez Achútegui: “Año de 1890. […] En este año se plantaron acacias en el Raso y calles Grande, Mártires, Cavas, Cuesta del Río y otras.” 5.

Teniendo en cuenta estos datos, y simplemente observando un plano de Calahorra en la actualidad, nos damos cuenta de que la calle Mártires se hizo urbanizable bajo la tipología del ensanche, símbolo por excelencia de modernidad y progreso. Los ensanches fueron la solución urbanística más popular en el siglo XIX, se trataban de calles anchas y rectilíneas, las cuales contrastaban con las calles estrechas y tortuosas del casco antiguo de las ciudades. Esta solución se importó a Calahorra convirtiendo a la calle Mártires en uno de los primeros ejemplos de proyección urbanística de nuestra ciudad: primero se proyectó y trazó la calle, y posteriormente se dividió el parcelario y se puso a la venta para su edificación. Este modo de hacer era contrario a lo que hasta entonces se había practicado en términos urbanísticos.

Añadir en último lugar a este respecto, que el ensanche fue el lugar donde la pujante clase burguesa comenzó a instalar sus casas unifamiliares de estilo urbano, dejando la tipología de chalet para localizaciones más alejadas del núcleo de la ciudad. Inmaculada Cerrillo expone que “la calle de los Mártires es el mejor exponente en el que encuentran la burguesía local el lugar más apropiado para levantar sus edificios de viviendas” 6.

1.3. El higienismoEn el siglo XIX se empezó a ver la relación entre la proliferación de las epidemias con factores como el hacinamiento de la población, la insalubridad (de las viviendas y las calles) y la higiene personal. La ciencia estaba en pleno desarrollo en esta época, por lo que se investigaron estos aspectos para tratar de hallar una explicación y la cura a

3. GUTIÉREZ ACHÚTEGUI, P. Op. cit. Citado por MATEOS GIL, A.J. Arquitectura doméstica en Calahorra durante el primer tercio del siglo XX. p. 206.

4. GUTIÉREZ ACHÚTEGUI, P. Op. cit. p. 277.

5. Ibídem, p. 280.

6. CERRILLO RUBIO, I. La arquitectura del siglo XX en La Rioja, p.192.

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enfermedades como el paludismo, el cólera, la disentería o las fiebres tifoideas. Es así como surgió la teoría de las “miasmas”, la cual se basaba en la idea de que el aire estaba poblado por impurezas y sustancias nocivas, las cuales, al entrar en el organismo, pro-vocaban enfermedades.

Por otro lado, desde el siglo XVIII se conocía la composición del aire, y la experi-mentación demostró que la gente al exhalar producía dióxido de carbono. Al ser evi-dente que permanecer en una habitación muy poblada resultaba agobiante y molesto, los científicos dedujeron que el dióxido de carbono producido en la respiración era el culpable de ese malestar 7.

La combinación de ambas ideas, el peligro de contagio de enfermedades y el interés por el confort en espacios cerrados, produjo en la comunidad médica un movimiento llamado higienismo 8, el cual propugnaba la importancia del aire fresco, la buena higie-ne personal (mejor si ésta se producía con agua muy fría) y del entorno, esto es, en las viviendas, en los lugares de trabajo y en las ciudades.

Estas teorías fueron calando en la sociedad, lo que no solo dio paso a un cambio en las costumbres de aseo, sino que también se convirtieron en una justificación más a favor de construir en las ciudades calles anchas, enmarcadas por edificios de ventanas amplias, que permitieran el paso de la luz del sol y la correcta ventilación del aire.

El 16 de agosto de 1885 se dan en nuestra ciudad los primeros síntomas de cólera y pocos días después, se declara oficialmente la epidemia. La sociedad calagurritana, conocedora de las teoría de las miasmas, creyeron que podían evitar el avance de la enfermedad encendiendo hogueras con azufre en las calles, con la idea de “purificar la atmósfera” 9.

¿Qué relación se puede identificar entre las teorías higienistas, la epidemia calagurri-tana y la casa Cristóbal? La respuesta no puede ser más sencilla: el promotor de la obra y primer dueño del edificio, don Antolín Cristóbal Arenzana, era médico forense del juzgado de Primera Instancia de Calahorra. Él, como médico, debió de demandar una vivienda bien iluminada, la cual además contara con sistemas de ventilación óptimos. Este aspecto, aunque muy relevante, no demuestra la elección del estilo del edificio. Sin embargo, la alta posición social con la que debió contar don Antolín, sí justifica que esta

7. Una publicación de grandísimo interés en relación con la evolución del confort en la vivienda en todos sus aspectos, tanto el estético como el funcional, es RYBCZYNSKI, W. La casa. Historia de una idea, ha sido de gran ayuda para plasmar de qué trata el higienismo en este artículo.

8. Una extraordinaria ilustración de las prácticas higienistas en nuestra ciudad es el texto publicado en 1886 del doctor Sotero Hita y Comas, el cual se encuentra digitalizado y disponible para consulta en la Biblioteca Virtual de La Rioja. HITA Y COMAS, S. Estudio médico-topográfico de la ciudad de Calahorra.

9. GUTIÉREZ ACHÚTEGUI, P. Op. cit., p. 278-279.

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casa sea “la mejor muestra del modernismo en Calahorra” 10, lo cual nos lleva a siguiente punto en este discurso.

2. El modernismo: el estilo de la burguesía

La arquitectura del siglo XIX está marcada en su mayor parte por historicismos y eclecti-cismos que se ocuparon de recuperar y mezclar elementos artísticos utilizados en épocas anteriores. Hacia el final de este siglo, se comenzó la búsqueda de un nuevo lenguaje, el cual no bebiera del pasado. Fue el momento en el que nació el modernismo o art nou-veau, estilo de características muy peculiares: no solo estéticas, sino también teóricas.

El modernismo no es dado a exponerse estrictamente como un estilo unitario, puesto que desde su origen mostró grandes diferencias dependiendo del lugar de producción de las obras. Como ilustración de la infinidad de sus facetas, hay que mencionar el hecho de que ni siquiera existe un nombre genérico para referiste a él: “Modern Style y Art Nouveau, tanto para Inglaterra como para Francia y Bélgica; Seccesion-stil para el foco de Viena; Jugend-stil, para el foco de Alemania; Liberty, nombre inglés adoptado por Italia; Arte Nova en Portugal, etc.” 11. Aunque si bien es cierto que las denominaciones son diferentes, todas ellas se refieren a la idea de un estilo joven y nuevo, no basado en el pasado.

A pesar de la heterogeneidad de esta corriente, existen puntos en común en todas sus vertientes, que permiten definir y diferenciar el objeto artístico modernista. En pri-mer lugar, como ya se ha mencionado, el modernismo se define por la búsqueda de un lenguaje artístico nuevo, tanto en los elementos utilizados como en el modo de conju-garlos dentro de la obra. Este lenguaje renovador busca inspiración en las formas de la naturaleza, las cuales se estilizan dando lugar a elementos carnosos y sinuosos con un recuerdo a los tallos de las plantas y los pétalos de las flores. Estas formas orgánicas se entrelazan entre sí sin atención al cambio de los materiales, y por tanto sin establecer fronteras entre las diferentes labores artísticas. Así, la arquitectura es el marco perfecto para englobar todas las manifestaciones artísticas en una obra de arte total, en la cual no se limita el trabajo en hormigón, ladrillo, hierro, cristal, cerámica o madera; todos los materiales se conjugan entre sí en favor de la forma perseguida. Esta característica dota al estilo modernista, y especialmente a la arquitectura, de un halo de movimiento, en el parece que las obras viven, y por tanto adquieren una forma surgida de un crecimiento orgánico. Este modo de concebir y realizar las obras solo es posible con el trabajo indi-

10. MATEOS GIL, A.J. Op. cit., p. 225.

11. URRUTIA, A. Arquitectura española siglo XX, p.40.

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vidualizado de las piezas, por lo que el modernismo alaba el trabajo artesanal, siendo esta particularidad una de las que relacionan el estilo con el movimiento inglés Arts & Crafts, con el cual posee muchas deudas.

Como se puede deducir de lo anterior, este estilo no queda definido por un tipo de arco, el cual se utilice en todos los ejemplos, ni una forma específica de ordenar las edificaciones o un material único de construcción. Se trata más bien de una concepción artística, la cual posee unos rasgos definitorios que ayudan a su identificación. Como ejemplo, y sin necesidad de salir de nuestras fronteras, se puede mencionar el caso de la casa Batlló de Gaudí, la cual colinda con la casa Amatller de Puig i Cadafalch, y se encuentra a unos metros de la casa Lleó Morera de Domènech i Montaner; formándose así en unos pocos metros tres ejemplos de aspecto totalmente diferente, y sin embargo todos ellos son indudablemente hitos modernistas.

Convencionalmente, se toma la casa Tassel (1892-1893) de Víctor Horta 12 como el inicio del estilo modernista, siendo el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 la fecha elegida para su final. Así, se ha considerado al modernismo como “un canto de cisne del siglo XIX que muere en el XX” 13. Nos damos cuenta que su nacimiento, desa-rrollo y desaparición fueron rápidas, pero no podemos caer en el convencionalismo de ponderar la cantidad frente a la calidad.

Como último apunte a este breve retrato del estilo modernista, es necesario incluir unas notas sobre la clientela relacionada con el modernismo. A pesar de que el estilo nunca se planteó como elitista, las propuestas artísticas a las que llegaba eran muy caras debido al detalle con el que se debían realizar las obras, sobre todo las obras arquitec-tónicas. Por tanto, el cliente del arquitecto modernista debía contar con un capital im-portante. Además, hay que decir que en el marco temporal en el que nos encontramos, el campo del arte oficial estaba protagonizado, como es lo usual, por el clasicismo y los historicismos; es por ello que escasean los ejemplos modernistas de edificios sacros, oficiales o estatales. La adinerada aristocracia y burguesía, deseosa de encontrar un estilo innovador que los mostrara ante el resto de la sociedad como progresistas, fue la clientela principal del modernismo. Con el tiempo, el uso recurrente de las formas modernistas por parte de una élite caló en la sociedad y se produjo la identificación entre el estilo y la alta posición social.

12. El distribuidor de esta obra, donde comienza la escalera que conecta verticalmente los diferentes pisos, es el ejemplo modelo del modernismo. La forma en la que una línea sinuosa recorre el mosaico del piso, continuando en la pintura de la pared hasta el techo, y sin detenerse al llegar a unos tallos de forja que al engrosarse forman una columna elegantemente estilizada; es una imagen elocuente del movimiento orgánico que impregna este estilo.

13. URRUTIA, A. Op. cit., p. 43.

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3. La casa Cristóbal

3.1. El bien inmueble y su estiloEl edificio fue construido para don Antolín Cristóbal Arenzana, médico forense del juzgado de Primera Instancia de Calahorra. El proyecto presentado al Ayuntamiento de Calahorra para su licencia está fechado el 20 de agosto de 1921 y firmado por el ingeniero industrial F. Orduña.

Figura 2. Fachada del proyecto de edificio para don Antolín Cristóbal Arenzana 14.

El plano se reduce exclusivamente a un plano de fachada (alzado y sección), por lo que nada se puede afirmar de la distribución interior original. Sin embargo, la revisión catastral del edificio en los años 30 –estudiada por Ana Jesús Mateos- aporta información interesantísima sobre aspectos constructivos del interior y exterior del edificio:

La revisión catastral de los años 30 informa de que el revoco exterior es una chapado de baldosas coloradas y el pavimento se realizó con baldosas de Zaragoza. Las escaleras pre-

14. ARCHIVO MUNICIPAL DE CALAHORRA (en adelante AHC). Expedientes de obras mayores, 1921. sig. 831/8

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sentan bóvedas de ladrillo y los pisos son de hormigón y madera. Los muros interiores se realizaron de mampostería de ladrillo, los tabiques de ladrillo y la fachada de sillería de ladrillo. El revestimiento interior se realizó con yeso y los tejados son de ladrillo. La carpintería se califica de “buena”. 15

Esta combinación de materiales tradicionales (piedra, ladrillo, madera, yeso, teja) y otros de introducción moderna, especialmente el hormigón en los forjados, al que habría que sumar las baldosas, que tras la visita al interior del edificio se ha podido comprobar que son de tipo hidráulico de fabricación industrial, remiten al ambiente arquitectónico que caracteriza el final del siglo XIX y las primeras décadas del XX en toda España.

Precisamente es en términos de tradición y modernidad como Inmaculada Cerrillo describe la arquitectura de La Rioja en esta época 16 y la “casa de las cariátides” se ajusta perfectamente a ello: un inmueble que en su estructura sigue parámetros tradicionales y que se reviste de un lenguaje estilísticamente innovador en su fachada, en este caso mediante la adopción de motivos ornamentales modernistas que, a su vez, se combinan sin empacho con otros más academicistas, como las columnas de orden corintio o el friso de triglifos y metopas del coronamiento del paño central de la fachada, aunque realizado éste en ladrillo, a la manera tradicional, como la hilada simple de ladrillos en esquinilla que corre por encima. Todo ello nos conduce a la cuestión del concepto del eclecticismo en la arquitectura del siglo XIX y del primer tercio del siglo XX y, por ende, a la definición de los historicismos, regionalismos y modernismo.

Esta adopción superficial de un estilo, llegando a mezclar los motivos más diversos, refleja bien el deseo de diferenciación de la burguesía local, que elige las nuevas zonas de los ensanches urbanos para ubicar sus viviendas y utiliza las fachadas como signo representativo de su estatus social y económico. Llegados a este punto, y teniendo en cuenta las características principales del estilo modernista y cómo éstas se reducen en este ejemplo a una decoración aplicada a una fachada tradicional cabe hacernos la siguiente pregunta: ¿es la casa Cristóbal realmente modernista?

La respuesta a ello no puede ser más peregrina: en cierto modo, sí lo es. Se debe tener en cuenta, que un estilo posee sus mayores representantes con sus obras más célebres a la cabeza. Con el paso del tiempo, el modernismo fue permeabilizando de las capitales estatales hasta llegar a una ciudad como Calahorra. El modernismo que podemos admirar en la calle Mártires es denominado y definido por Ángel Urrutia con las siguientes palabras:

15. MATEOS GIL, A. J. Op. cit., p. 227-228.

16. CERRILLO RUBIO, I. Op. cit., p. 163-216.

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Modernismo epitelial, requerido oportunamente dentro de una atmósfera propia del cambio de siglo, diseminado en infinidad de obras dispersas por todas las ciudades españolas y hasta no hace mucho tiempo anónimas la mayoría, que se posa sobre estruc-turas y esquemas de alzados tradicionales, tanto para embellecer fachadas como para aplicarse en detalles interiores, trabajado en su conjunto con una profusión artesanal muy interesante. 17

Así, la “casa de las cariátides” puede definirse de “modernista” siempre dentro de esta singular concepción que también expresa Mireia Freixa:

Muchas veces […] el carácter modernista de un edificio no nos viene dado por la concepción arquitectónica del mismo, sino por los elementos ornamentales seriados, balcones, rejas, yeserías, azulejos… que podrían encontrarse en los catálogos de las principales industrias 18 .

Por otra parte, el “modernismo” que la muestra la “casa de las cariátides” enlaza más, en su ejecución final –que presenta algunas variantes respecto del proyecto original–, con la vertiente organicista del estilo que con la secesionista, y tiene en el despliegue de ornamentación escultórica, especialmente con sus “cariátides”, su elemento más llamativo y original en el ámbito local.

3.2. Tipología y descripción del inmuebleConsiderando las tipologías de vivienda burguesa de los primeros años del siglo XX, el edificio responde a los parámetros de casa urbana de pisos, destinada a residencia uni-familiar. Es un caso frecuente en Calahorra, tal y como expone Ana Jesús Mateos 19, que en las viviendas unifamiliares se destine la planta baja a acceso y corral o establecimiento comercial, como es éste el caso 20.

La composición en planta del edificio se organiza de acuerdo a un diseño que permite su adaptación a la disposición trapezoidal del solar en que se emplaza, que dobla su an-chura hacia la fachada noreste, es decir, la fachada trasera. De toda la parcela construida, la vivienda solo ocupa la mitad en profundidad, siendo el bajo comercial la construcción que se extiende hacia el sureste y hasta el callejón posterior.

17. URRUTIA, A. Op. cit., p. 45.

18. FREIXA, M. El modernismo en España, p.51.

19. MATEOS GIL, A. J. Op. cit., p. 216.

20. “La superficie de la parcela sobre la que se asienta es de unos 962m2 y cuenta con una superficie cons-truida total de unos 1836m2”. JIMÉNEZ ESCOBAR, A.L. Proyecto básico y de ejecución, Rehabilitación de fachada en la calle Mártires 18 Calahorra. p. 8.

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La fachada principal es de ladrillo rojo y piedra. En ella se puede apreciar la diferencia entre la planta baja, ocupada por el bajo comercial, y las dos plantas alzadas de la vivienda.

En la planta baja, la fachada está revestida con mármol negro y comprende cuatro vanos adintelados. El ingreso a la vivienda se realiza a través del vano extremo izquierdo, que acoge además un pequeño comercio en desuso de dimensiones muy reducidas. Los tres vanos restantes pertenecen al bajo comercial situándose en el central la puerta de acceso al mismo. Por debajo del aplacado de mármol, aún pueden apreciarse los arcos deprimidos rectilíneos de los vanos originales.

Figura 3. Fotografía de la fachada principal de Mártires 18. Foto: R. Muñoz.

La composición de la fachada correspondiente a las dos plantas del inmueble pre-senta una estructura tripartita, con un paño central ocupado por dos órdenes de vanos y flanqueado por cuerpos de miradores acristalados que sobresalen del plano de fachada y delimitan ésta en su desarrollo horizontal. Los dos pisos de miradores, de planta rectan-gular, están formados por una estructura de piedra delimitada por columnas de orden corintio y se encuentran cerrados con carpintería y vidrieras, todo ello decorado con sencillos motivos geométricos. Los cuerpos de miradores están sustentados por ménsulas decoradas con figuras humanas tenantes que representan alegorías de las estaciones. De izquierda a derecha, son: primavera: mujer con vestido vaporoso que porta una guir-nalda de flores; verano: hombre con torso descubierto que carga una gavilla de espigas

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a la espalda; otoño: joven llevando frutos; e invierno: anciano abrigado con túnica que sujeta un haz de leña sobre su cabeza.

Figura 4. Primavera. Foto: R. Muñoz.

Figura 6. Otoño. Foto: R. Muñoz.

Figura 5. Verano. Foto: R. Muñoz.

Figura 7. Invierno. Foto: R. Muñoz.

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El paño central definido por los miradores está ocupado en su doble altura por parejas de ventanales en arco deprimido rectilíneo, con el enjarje y la clave destacados en piedra a modo de moldura que enmarca la parte superior del vano; la clave está de-corada a su vez con cabezas femeninas. Entre los miradores del primer piso discurre un balcón corrido con antepecho de cemento moldurado decorado con tallos vegetales muy carnosos y de ritmo sinuoso, en los extremos y en el centro se incorpora una decoración de pequeñas flores y líneas sobre placas lisas; acoge los dos ventanales del primer piso y apoya sobre una ménsula central que también recibe ornamentación vegetal. Los dos ventanales del segundo piso, a diferencia del primero, dan acceso a sendos balcones semicirculares cuya parte inferior se encuentra tratada como si fuera una sección del cáliz de una flor y están cerrados con rejería de forja con motivos geométricos de diseño abstracto.

La línea superior de fachada entre los miradores está formada por diversas hiladas del mismo ladrillo que el telón de fachada, entre los que destaca un sencillo friso de triglifos y metopas coronado por una sola línea de ladrillos en esquinilla. El remate de los miradores y el alero superior de la fachada está decorado con antefijas de piedra de dos tamaños alternativamente.

El resto de fachadas del inmueble, tanto la sureste, que se eleva sobre el bajo comer-cial, como la trasera orientada hacia el noreste, reciben un revoco sobre los paños de ladrillo y están ocupadas por ventanas de tamaño y disposición irregular.

Está constituida por una fábrica rectangular, distribuida en dos viviendas amplias y tres de menor tamaño; una de ellas, al menos, no era una vivienda sino un despacho. Una escalera situada en el lado noroeste del inmueble permite la comunicación vertical interior, está iluminada por vanos que abren a uno de los patios interiores.

La primera planta está dividida en dos residencias. La más amplia se distribuye en la mitad sureste del inmueble, por tanto ocupa la mitad derecha del mirador central del primer piso, el mirador derecho y se extiende hasta la fachada posterior de la edificación. Las dos estancias que abren a la fachada se encuentran comunicadas entre sí por puertas correderas. El resto de estancias, que abren a un largo pasillo, no se han podido visitar debido al mal estado de conservación. Tanto en la estancia que abre al balcón central como en el mirador derecho, se conservan las baldosas hidráulicas originales que se mencionan en la revisión catastral de los años 30. El resto de la planta, compuesta por dos estancias; una que abre al balcón central izquierdo y la otra al mirador izquierdo; forma un pequeño apartamento.

La segunda planta se encuentra igualmente dividida en dos viviendas independientes. La más amplia, de nuevo, es la situada al sureste; ocupa el balcón de antepecho forjado derecho y el mirador derecho, extendiéndose hasta la fachada posterior del edificio a través de un largo pasillo al que se abren las diferentes estancias. La vivienda situada al

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noreste es más pequeña, ésta es la que, al menos en los últimos años en los que la edifi-cación se mantuvo en uso, sirvió como despacho.

Existe una tercera estancia, en un tercer nivel en altura que no se aprecia desde la calle Mártires. El acceso se realiza a través de la escalera situada en el noreste del edificio, lamentablemente intransitable debido a su estado de conservación. La escalera forma una caja cuadrada a la que abre una baranda de forja con decoración en golpe de látigo y pasamanos de madera.

Ubicado en la planta baja del inmueble y destinado al café de la Unión Calahorra-na, está configurado por un gran espacio principal articulado por siete pilares reves-tidos de listones de madera e iluminado por ventanas ovaladas cerradas mediante cristal traslúcido que se abren en la pared del fondo y constituyen los únicos vanos de iluminación de este gran salón. Toda esta zona del fondo está ocupada por la barra del café, de madera, y junto a ella, en el lado derecho, se encuentra el distribuidor que da paso a varias estancias, entre ellas la cocina, la peluquería, al servicio de los socios de la Unión, y el salón de baile.

El salón de baile es una gran habita-ción rectangular cuya cubierta, de cerchas de pendolón de madera, está soportada por cuatro finas columnas de hierro 21. Este salón cuenta con un pequeño espacio anexo con mostrador de guardarropía y servicios, y la escalera que conduce a una pequeña sala de billar.

Tanto la cocina como el salón de baile tienen acceso a distintos patios interiores.

3.3. Historia constructivaEl proyecto de fachada del edificio está datado el 20 de agosto de 1921, aunque se desco-noce la fecha en que se otorgó la licencia municipal que marcaría el posible inicio de la construcción. El proyecto de Orduña conservado es un magnífico alzado y sección de la

21. El sistema de cubierta a dos aguas queda al descubierto debido a que la tercera parte se ha derrumbado.

Figura 8. Caja de escalera desde la segunda planta.

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Figura 9. Espacio principal del café la Unión Calahorrana.

Figura 10. Espacio del salón de baile del café la Unión Calahorrana.

Carmen Moreno Fernández

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fachada en papel ferroprusiato a lápiz blanco 22. Entre este plano y la fachada construida hay pocas diferencias, aunque la ejecución de la obra no fue fiel al proyecto en todos los detalles. Las variaciones son las siguientes:

– Las ménsulas escultóricas de la planta baja se transforman de cariátides a figuras tenantes alegóricas de las estaciones.

– El antepecho del balcón corrido del primer piso se planteó con una decoración geométrica, diferente a los motivos vegetales organicistas construidos 23.

– Los cuatro balcones quedaban en el proyecto enmarcados parcialmente por una moldura lisa, no con el enjarje destacado en piedra.

– La rejería de los balcones del piso superior presentaba en el proyecto un diseño diferente al llevado a cabo.

– El remate de los miradores se planteaba en el proyecto con tejadillos a cuatro aguas, no con remate liso coronado por antefijas decorativas.

– El diseño de las vidrieras de los miradores no contemplaba las formas geomé-tricas que finalmente se realizaron.

– El motivo circular de la carpintería de la parte superior de los miradores se proyectó también para los vanos centrales del primer piso, pero nunca se llevó a cabo.

– El friso de triglifos y metopas en ladrillo rojo que decoran la línea superior del paño central de la fachada no aparecen en el dibujo de Orduña.

El uso de la planta baja del inmueble para establecimientos comerciales ha supuesto a lo largo de su historia algunas reformas y cambios que se concentran en la planta calle. En primer lugar, la utilización como café de la Unión Calahorrana supuso la colocación de una marquesina en la fachada 24, el revestimiento de ésta con placas de mármol negro y la consiguiente transformación de los vanos originales en adintelados. Y, en segundo lugar, la instalación en años posteriores de una tienda de pequeñas dimensiones en la zona de ingreso al inmueble ocupó parte de este espacio y del hueco de la escalera, de-jando la puerta de entrada en un recodo.

22. Véase fig. 2.

23. Una fotografía antigua, datada en torno a los años veinte, muestra la casa ya construida, pero con el antepecho en obras, indicativo de que la construcción aún no había concluido o bien de que se estaba cambiando el antepecho en ese momento. La fotografía está publicada en: López Rodríguez, P., Calahorra levítica y liberal, p.60.

24. En la fotografía publicada en Enciclopedia de La Rioja, p. 244, se puede apreciar la marquesina que impedía ver las alegorías de las estaciones desde la acera. Fue retirada en los años ochenta del siglo XX por los propietarios, a petición del Ayuntamiento de Calahorra.

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En algún momento, posiblemente en los años 80, se reemplazaron las tejas originales, las cuales se mencionaban en la revisión catastral de los años 30, por las placas onduladas que muestra en la actualidad.

Los cambios que hayan podido realizarse en el interior del inmueble y variado su distribución espacial no se conocen con precisión. Tras la visita al interior de las vivien-das se ha podido apreciar algunos cambios con el paso del tiempo. Como ejemplo, en la vivienda principal del primer piso se aprecian dos niveles de escayola, con la original tapada por otra más reciente o varias capas de papel pintado en diferentes habitaciones, elementos que no influyen en profundidad en la morfología del edificio. No obstante, la caja de escalera a pesar de encontrarse intransitable debido a derrumbes en la techum-bre, no ha sufrido cambios, y varios espacios de las viviendas cuentan con las baldosas originales.

Las intervenciones realizadas por el Ayuntamiento de Calahorra relacionadas con la protección ambiental del edificio son recientes. La penúltima actuación de la que se tiene constancia data de noviembre de 2010, cuando se procedió a la consolidación de una parte de la fachada en la que, muy afectada por la humedad tras un periodo de lluvias, se habían producido desprendimientos que ponían en riesgo la seguridad de los viandantes. Los propietarios, tras varias peticiones del Ayuntamiento, procedieron a la reparación del saledizo de los miradores y el balcón del primer piso 25.

El pasado abril se colocaron los andamios, acto con el que dio comienzo una res-tauración profunda de la fachada. Esta actuación no prevé cambios en la morfología del edificio y se explicará pormenorizadamente unos puntos más adelante.

3.4. Estado de conservación actualEn 2003 Ana Jesús Mateos Gil señalaba sobre el edificio que “su estado actual hace temer sobre su futuro” 26. Pasados los años el inmueble se encuentra actualmente en un estado deplorable y sigue amenazante el mismo temor. Tres de los cuatro ventanales de la facha-da estaban abiertos y muchos de los vidrios de los miradores están rotos, lo que produce que el interior quede a la intemperie con la consiguiente filtración de aguas pluviales. Estas mismas filtraciones afectan a la fachada donde han provocado desprendimientos en el remate de ambos miradores y manchas de humedad tanto en el saledizo del balcón superior derecho como en la efigie decorativa de la clave del vano inferior. Además, hay una importante afección visual por los cables de telefonía y electricidad que discurren por la fachada afeando su aspecto y se aprecia suciedad en el paramento de ladrillo. La

25. ÁLVAREZ. I. La Casa de las Cariátides se consolida.

26. MATEOS GIL, A. J. Op. cit., p. 228.

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decoración escultórica, presenta suciedad generalizada y algunos desprendimientos, pero afortunadamente no se encuentra en muy mal estado.

En relación a la fachada posterior, en muchas zonas muestra desprendimientos en el acabado que dejan las hileras de ladrillo a la intemperie. Así como vidrios rotos y carpinterías en muy mal estado.

El interior de la vivienda no muestra un estado de conservación mejor que la facha-da. En la mayoría de los espacios a los que se pudo acceder se observaron manchas de humedad y desprendimientos de los techos, en el caso de la segunda planta, han perdido hasta el entramado de cañizo que aislaba el techo interior con la cubierta de la edificación. Hay varias grietas que recorren la edificación desde el Café de la Unión hasta el segundo piso, lo que demuestra que la estructura se encuentra afectada. En relación a este punto, es necesario incluir las siguientes notas de Jiménez Escobar, arquitecto encargado de llevar a cabo la rehabilitación de la fachada: “la caja de escaleras se encuentra muy da-ñada estructuralmente, habiéndose desplazado al menos uno de los muros de carga de la misma, lo cual desaconseja el acceso a las mismas.” 27.

Si bien es cierto que el abandono no ha ayudado a mejorar el estado de conservación, el edificio presenta afecciones que muy probablemente comenzaron pocos años después de su construcción. Es llamativo que en algunos aspectos, el edificio demuestra que se contó con profesionales en sus propios gremios. Es el caso, por ejemplo, del encargado de realizar el trabajo en ladrillo de la fachada, puesto que la disposición de éstos muestra gran dominio en la técnica. En otros casos, quizá por desconocimiento de la técnica, se recurrieron a opciones que no fueron las correctas. Es el caso de la forma en que se acogieron las columnas de los miradores que enmarcan la fachada, éstas cuentan con un capitel prefabricado el cual no se adaptó completamente a la morfología interior del balcón, por lo que constituyen puntos de permeabilidad de humedad y temperatura. Sucede lo mismo en la cubierta de los miradores, las cuales no recibieron originalmente un sistema de canalización de las aguas pluviales, el cual se solventó rompiendo las es-quinas y colocando una pieza cilíndrica, sin más atención a la funcionalidad o la estética.

El aspecto actual del interior del antiguo café la Unión Calahorrana no le augura un futuro prometedor. Pueden verse varias áreas de humedades, además de tres derrumbes importantes. Uno se ha producido en el salón principal, aproximadamente a dos metros de la entrada, y a pesar de que solo ha afectado al falso techo del salón, se deduce que la rotura se ha producido por filtraciones en el primer piso de la vivienda. Las otras dos partes desplomadas corresponden al distribuidor y al salón de baile, siendo este de proporciones muy considerables ya que ha provocado que la mitad de este espacio se encuentre totalmente a la intemperie.

27. JIMÉNEZ ESCOBAR, A.L. Op. cit., p. 10.

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La edificación puede que no siga en pie durante diez años más si no hay una interven-ción urgente. El problema fundamental es que la edificación se encuentra desprotegida ante las aguas pluviales, que quedan largo tiempo estancadas en la planta baja, y en caso de que la filtración llegue a afectar los cimientos, algo que muy probablemente suceda, la estructura podrá colapsar y acabar por desaparecer.

3.5. Rehabilitación de la fachada en cursoEl Plan General Municipal de Calahorra incluye la “casa de las cariátides” en su catálogo del patrimonio arquitectónico y le reconoce un interés de grado III, equivalente a una protección ambiental 28. Según la normativa de protección del patrimonio de este Plan, dicho grado de protección se otorga a “edificaciones de carácter arquitectónico especial por el valor parcial de algunos de sus elementos constructivos, ya sea interior o exterior (fachadas, escaleras, patios, aleros, balcones, carpinterías, pinturas, escudos, etc.)” 29 elementos arquitectónicos que serán objeto de especial protección y sobre los que “se

28. Plan General Municipal de Calahorra (texto refundido de septiembre de 2005), ficha III-54.

29. Ibídem, art. 20.1.

Figura 11. Interior del mirador derecho del primer piso.

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realizarán, exclusivamente trabajos de restauración o de reposición de elementos” 30. Toda intervención debe recibir obligatoriamente la aprobación de la Oficina Técnica del Ayuntamiento, garantizando de ese modo que las características fundamentales de la edificación se mantienen 31. En el caso de la”casa de las cariátides” es su fachada prin-cipal (calle Mártires) lo que motiva su inclusión en el grado III, de ahí que la protección ambiental del edificio comprometa únicamente a la conservación de esta, excluyendo cualquier alteración.

El pasado octubre se remitió un requerimiento a los propietarios de la casa Cristóbal por parte del Ayuntamiento de Calahorra, con motivo de ello se encargó la restauración de la fachada que actualmente está en curso. En el proyecto de rehabilitación de fachada 32, se da debida cuenta de los pormenores de las obras de restauración. Éstas, a grandes ras-gos, comprenden la limpieza de la fachada de ladrillo, reponer los vidrios rotos y reparar la carpintería, asegurar la cohesión de las esculturas y sus limpieza, sustituir el cajón exterior de las persianas por una solución que reproduzca el diseño original, repasar la cubierta de las galerías y la impermeabilización de los balcones, pintado de los vuelos de los balcones, retirado del aplacado de mármol de la zona inferior de la fachada y en el caso del hueco del portal, se prevé recuperar la configuración original con ladrillo.

Es innegable que el proyecto de rehabilitación de la fachada trata un amplísimo número de acciones necesarias para la recuperación de la misma, todas ellas centradas “en la recuperación de la imagen original del edificio con técnicas de conservación no destructivas, primando la recuperación frente a la restitución” 33.

Y sin embargo, la actuación en curso es insuficiente para garantizar la conservación de la casa Cristóbal. En el mismo proyecto de rehabilitación de fachada se aconseja categóricamente prohibir el uso del edificio por el riesgo que esto conlleva. Además se ha llevado a cabo el apuntalamiento de la fachada desde el sótano hasta la cubierta para evitar que se derrumbe.

Llegado el caso en el que la estructura de la edificación colapse y se derrumbe, conservaremos la fachada de la casa Cristóbal, un testimonio de inestimable valor de la llegada del modernismo a nuestra ciudad y embajadora de una época pasada. Sin embargo, perderemos el valor intrínseco al arte arquitectónico. Una edificación no es solo su fachada, sino todo el conjunto. La arquitectura no se aprecia parándote frente a ella como un cuadro, ni rodeándola como una escultura, sus valores se encuentran también en su interior.

30. Ibídem, art. 21.2

31. Ídem.

32. JIMÉNEZ ESCOBAR, A.L. Op. cit.

33. Ibídem, p.11.

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4. Conclusión

Para poner el punto y final a este artículo, me limito a apuntar que el conocimiento y la divulgación son las bases para valorar y conservar nuestro pasado. La ignorancia lleva al error y al olvido, por lo que cualquier trabajo orientado a dar a conocer parte de lo que fuimos tiene un valor intrínseco. Más allá de recabar fechas y datos, que por sí mismos, carecen del significado que nosotros les aportamos.

Con este texto, tenía la intención de aportar el conocimiento con el que cuento de un pedazo de Calahorra que forma parte de su historia y aspecto. Conservo la expecta-tiva de ayudar a que quien camine por la calle Mártires, y vea la casa Cristóbal, no solo sepa apreciar su valor arquitectónico o artístico, sino que sea capaz de percibir el valor histórico, como ejemplo de la vida en nuestra ciudad a principios del siglo XX; y su valor social, como sede de La Unión Calahorrana, además de formar parte del marco de las grandes festividades de Calahorra que siempre cuentan con la calle Mártires como lugar de celebración.

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