Introduccion Al Cristianismo II

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    LOS SACRAMENTOS EN GENERAL

    I.- NATURALEZA DE LOS SACRAMENTOS

    1. Noción de los sacramentosLa palabra latina "sacramentum" significa etimológicamente algo que santifica (res sacrans), y

    equivale en griego a la voz "misterio" (: cosa sacra, oculta o secreta).

    Del significado nominal se ve claro que el sentido de la palabra es muy amplio: significa cualquiercosa sagrada o religiosa. En esta concepción amplia reciben el nombre de sacramento también lasrealidades sagradas del Antiguo Testamento, es decir, anteriores a la venida de Cristo (p. ej., el CorderoPascual, los sacrificios, la circuncisión, etc.). Sin embargo, es importante tener claro que estas realidadesdifieren esencialmente de los sacramentos de la Nueva Ley, porque no producían la gracia, sino sólo

    figuraban la que había de venir por la Pasión de Cristo.

    En este sentido amplio, la palabra sacramento se puede aplicar también a la misma Iglesia, comolo enseña el Concilio Vaticano II: “ La Iglesia es un Cristo como un sacramento; o sea, signo einstrumento de la unión con Dios, y de la unidad de todo el género humano"  (Const. L.G, n. 1).

    Como ya dijimos, el misterio de Cristo se continúa en la Iglesia, que goza siempre de su presenciay lo sirve, especialmente a través de aquellos signos instituidos por Él mismo, que significan y producenel don de la gracia, y son designados con el nombre de sacramentos. El Catecismo de la Iglesia Católicaofrece la siguiente definición: " Los sacramentos son signos ef icaces de la gracia, insti tuidos por

    Cri sto y conf iados a la I glesia por l os cuales nos es dispensada la vida divina"  (n.1131).O, en definición equivalente del Catecismo Romano (parte 11, cap. 1, n. 11), una cosa sensible que

     por institución divina tiene la virtud tanto de significar como de conferir la gracia santificante.

    La noción de sacramento incluye los siguientes elementos:1) que es una 'cosa sensible', es decir, algo que el hombre es capaz de percibir por los sentidos

    corporales (el agua en el bautismo, el pan y el vino en la Eucaristía, etc.);2) esa cosa sensible es, además, 'signo' de otra realidad (la 'gracia' o 'vida divina');3) que haya sido instituido por Jesucristo durante su vida terrena;4) que tenga eficacia sobrenatural para producir la gracia en el alma del que lo recibe. No sólo

    significa la gracia sino sobre todo la produce de hecho;5) como los sacramentos han sido confiados a la Iglesia, se dice que 'los sacramentos son de la

    Iglesia' (Catecismo, n. 1118). Esto tiene un doble sentido: "existen 'por ella' y 'para ella'. Existen 'por laIglesia' porque ella es el sacramento de la acción de Cristo que actúa en ella gracias a la misión delEspíritu Santo. Y existen 'para la Iglesia' porque ellos son 'sacramentos que constituyen la Iglesia'"(Catecismo, n. 1118).

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    2. Los elementos del signo sacramental

    Ciertamente, el Señor podía habernos comunicado la gracia directamente, sin necesidad de recurrira ningún elemento sensible. A veces lo hace así, y envía su gracia invisible como una ayuda real, sinmediar elemento externo alguno.

    Sin embargo Dios, creador de la naturaleza humana, ha querido acomodarse a ella al darnos sugracia. Jesús, p. ej., realizaba de ordinario los milagros sirviéndose de algunos elementos materiales, ode algunos gestos y palabras: "tocó con su mano al leproso y le dijo: quiero, queda limpio..."  (Mt. 8,3);"untó con barro los ojos del ciego de nacimiento; éste se lavó después y recuperó la vista" (Jn. 9, 6-7);"diciendo esto, sopló y les dijo: reciban el Espíritu Santo..."  (Jn. 20, 22).

    Del mismo modo, quiso Jesús en los Sacramentos unir su gracia a signos externos en los que seencarna, se materializa, la acción invisible del Espíritu Santo. La pedagogía divina ha querido comunicaral hombre la gracia sobrenatural a través de las mismas realidades materiales que usamos en nuestra vidaordinaria, dándoles una significación más alta y una eficacia que de suyo no tienen ni pueden tener.

     No eligió, sin embargo, una realidad material cualquiera, sino aquella que ya en el plano naturalsirve para un fin similar al que Dios quiere producir sobrenaturalmente: el agua, para lavar; el aceite, para fortificar el cuerpo; el pan, para alimentar, etc. Luego determinó que, mediante unas palabras pronunciadas con su autoridad, estas realidades materiales significaran y causaran un efecto santificador:el agua lava la mancha del pecado en el alma.

    El elemento material se llama materia del sacramento y, las palabras que lo completan y dan sueficacia a la materia se denominan forma. Cuando la forma es pronunciada por el ministro con laintención de hacer lo que hace la Iglesia, Dios confiere su gracia a través del sacramento, que es elinstrumento del que se sirve para santificarnos. Tenemos ahí el signo externo de la gracia (materia yforma) y la gracia conferida.

    El signo sensible lo componen conjuntamente la materia y la forma, y es a lo que la Iglesia da elnombre de sacramento.

    La materia y la forma constituyen la esencia del sacramento y no pueden variarse o modificarse, pues fueron determinadas por institución divina. La Iglesia, al establecer modificaciones en los ritos, jamás varía esta parte esencial, sino que sólo regula las ceremonias litúrgicas alrededor de los doselementos constitutivos de cada sacramento.

    La Sagrada Escritura hace resaltar esos dos elementos esenciales (cfr. Ef 5, 26; Mt 26, 26 ss.; 28,19; Hechos 6,6; 8, 15; Sant. 5, 14 etc.). Del mismo modo, la Tradición da testimonio de que lossacramentos se administraron siempre por medio de una acción sensible y de unas palabras queacompañan a la ceremonia. Por ejemplo, dice San Agustín refiriéndose al bautismo: "Si quitas las palabras, ¿qué es entonces el agua, sino agua? Si al elemento se añaden las palabras, entonces se originael sacramento" (In Jo. tr. 80, 3; cfr. S. Th. III, q. 60, a. 6).

    Hemos dicho que esa realidad sensible tiene una característica: es un signo de otra realidad,significa algo ulterior, en este caso, algo sagrado.

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    Pero, ¿qué clase de signos son los sacramentos? Un ejemplo puede servirnos: el abanderadoavanza, con la bandera en alto, y los demás la saludan con gesto enérgico, porque en el lábaro estásignificada la patria; pero la bandera, es obvio para todos, no es la patria. De igual modo, cuando elartista dibuja un anagrama de Cristo, comprendemos muy bien que ahí no está Dios.

    El sacramento es también un símbolo, un signo, puesto que representa sensiblemente una realidad

    misteriosa; pero es un símbolo de otro orden. Instituido por Cristo, tiene la tremenda fuerza de contenerrealmente lo que significa: así, siguiendo con el mimo ejemplo, el bautismo no sólo simboliza la purificación y la limpieza interiores, sino que efectivamente la produce. Por eso Santo Tomás dice que elsacramento es un signo que produce lo que significa. Como si la bandera contuviera a la patria, o en elanagrama de Cristo estuviera el mismo Señor presente.

    Los sacramentos de la Nueva Ley, pues, no sólo significan la gracia, sino sobre todo la producende hecho en las almas. No son signos convencionales o ineficaces, sino que verdaderamente obransiempre aquello que significan de un modo infalible, en aquel que los recibe con las debidasdisposiciones. Esta idea se expresa diciendo que obran ex opere operato  (por la obra realizada), con

    independencia de las personas y en dependencia absoluta de la voluntad divina que los ha instituido.Este es el cuarto aspecto de la noción del sacramento mencionado arriba, esencial para la comprensióndel mismo, y sobre el que volveremos a insistir más adelante.

    3. Necesidad de los sacramentos

    Se plantea ahora una doble cuestión:a) si la gracia ha de llegar al hombre necesariamente a través de los sacramentos; b) si es necesario al hombre recibirlos para conseguir la salvación.

    Sobre el primer punto, hay que decir que es posible que la gracia llegue al hombre también deotros modos: Dios puede comunicarla sin los sacramentos, de manera puramente espiritual. Por eso, noexistía en Él la ineludible necesidad de instituirlos ya que, como señala Santo Tomás (S. Th. III, q. 76, a.6, ad. 1), "virtus divina non est alligata sacramentis" ("el poder de Dios no está ligado a lossacramentos"). Sin embargo, considerando la naturaleza a la vez material y espiritual del hombre, talinstitución era muy conveniente: así se nos hace participar de lo invisible a través de lo sensible.

    Por lo que respecta a la segunda cuestión, hay que decir que no todos los sacramentos sonnecesarios para cada persona, pero como Cristo vinculó a ellos la comunicación de la gracia, y por tantola consecución de la vida eterna, todos los hombres tienen necesidad de algunos de ellos para salvarse.

    Para todos es absolutamente necesario recibir el bautismo y, para quienes han pecado mortalmentedespués de bautizarse, es imprescindible también recibir el sacramento de la penitencia o reconciliación(Dz 388, 413, 996, 1071). La recepción de la Eucaristía se precisa además para aquellos que han llegadoal uso de razón (cfr. Jn 6, 53).

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    sobrenaturales aquellas realidades que, aunque suceden de modo extraordinario (p. ej., una curaciónmilagrosa), no rebasan el orden de lo creado;

    3º. Gratuito: siendo superior a la naturaleza, no hay fundamento para exigirlo como debido, sinoque procede de la bondad de Dios;

    4º. Para alcanzar el fin sobrenatural: habiendo sido el hombre destinado a este fin, es provisto por

    Dios de un medio proporcionado -la gracia- para alcanzarlo.

    2. 

    División de la gracia

    La gracia puede ser actual y habitual. La gracia actual es un don transitorio, y la habitual es un don permanente.

    La gracia que permanece se llama habitual, porque es un hábito, esto es, algo que permanece demodo estable en el alma. La gracia que pasa se llama habitual, porque es un acto, que termina despuésde algún tiempo; p. ej., un buen deseo.

    La gracia habitual se llama también gracia santificante, porque realiza la justificación del hombre,llevándolo del estado de pecado al estado de justicia y santidad. Santifica per se al hombre y lo hacevivir en lo que se llama estado de gracia.

    La gracia actual se llama también auxiliante, pues es un auxilio que Dios da al alma" en el origende la conversión o en el curso de la obra de la santificación" (Catecismo, n. 2000).

    Semejanzas entre una y otra:a) son dones sobrenaturales y gratuitos; b) merecidos no por las propias acciones, sino por la Pasión de Jesucristo;e) que se dan para la salvación del hombre.

    Diferencias entre una y otra:a) la habitual es permanente; la actual, transitoria; b) la habitual infiere en el alma; la actual en alguna potencia del alma (inteligencia o

    voluntad).

    3.  La gracia santificante

    A.  Noción Por gracia habitual o santificante se entiende aquel don sobrenatural, que nos hace participar de

    la vida divina, y que infiere en el alma, a modo de cualidad permanente.Se dice:a) que nos hace participar de la vida divina, porque la esencia misma de la gracia consiste en

     participamos algo de la vida de Dios;

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     b) que infiere en el alma, y no en sus potencias (inteligencia y voluntad). Es el principio de vidasobrenatural y, por tanto, ha de inferir en el principio vital, que es el alma. Así corno la salud se dice quese posee en el cuerpo, así la gracia se posee en el alma;

    c) a modo de cualidad, esto es, algo que modifica el alma, perfeccionándola;d) permanente, porque perdura mientras el pecado mortal no la haga perder.

    Esa gracia santificante:a) se recibe inicialmente en el bautismo (cfr. Dz. 130, 186,424, 742, 796, 847,849; Catecismo, n.

    1263). b) aumenta principalmente por la recepción de los sacramentos y también por la oración y por las

     buenas obras (cfr. Dz. 695, 698, 803, 834, 842, 849, 1004; Catecismo, nn. 1127-1129).c) determina la salvación, pues si se posee al momento de la muerte asegura la bienaventuranza

    eterna, y si no se tiene al morir, es inevitable la eterna condenación.Los protestantes afirman que el único verdadero pecado es la falta de fe -la infidelidad- y sólo él

    hace perder el agrado de Dios. Citando el texto de 1 Cor 6, 9ss. ("los fornicarios, los adúlteros, lossodomitas, los ladrones, los avaros, los borrachos, los maldicientes, los rapaces... no poseerán el reino deDIOS), el Concilio de Trento condenó esta herejía; cfr. Dz. 808, 833, 837, 862;

    d) se pierde por cualquier pecado mortal (estudiaremos este aspecto con detalle, al tratar delsacramento de la penitencia);

    e) puede ser recuperada mediante el sacramento de la penitencia, o bien por la perfecta contricióncon el deseo de recibir el sacramento (cfr. Dz. 40, 21,410,429,457,464,493,531,574,693,714,800,809,836,842; Catecismo, nn. 1446,1452, 1453, 1458-70).

    B.  Excelencia

    La gracia santificante confiere la dignidad más alta a la que el hombre puede aspirar: con ella se posee una vida superior, que no se compara con ninguna de las más altas aspiraciones naturales de lacriatura racional. Por la gracia el hombre recibe el más dilatado de los reinos: Dios lo hace partícipe detodos sus bienes.

    Una imagen de lo que es la gracia santificante nos es ofrecida en el bautismo de Jesús. Cuandohubo salido del río Jordán, después de haber sido bautizado por Juan el Bautista, se abrieron los cielos:el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma, y se oyó de lo alto la voz del Padre que decía:"Este es mi Hijo, en quien tengo puestas todas mis complacencias" (Mt. 3, 17). Esto mismo esexactamente lo que sucede en la justificación de un alma mediante la gracia: se abren los cielos sobrenosotros, el Espíritu Santo viene a morar en nuestra alma, y el Padre nos recibe por hijos.

    C. EfectosTres son sus principales efectos:

    1. Borra el pecado, lo que se llama justificación.2. Produce en el alma la vida sobrenatural.3. Comunica a nuestros actos mérito sobrenatural.

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    1. La justificación

    Justificación es el paso del estado de pecado al estado de gracia. Es una verdadera remisión de los pecados, ya que el pecado y la gracia no pueden darse simultáneamente en el alma: el primero produceen ella el estado de rechazo de Dios (véase el inciso 5.1.1 del 'Curso de Teología Moral'), y la gracia es

    cierta participación y semejanza con Dios.El Magisterio de la Iglesia definió lo anterior como verdad de fe, frente a la herejía protestante que

    lo negaba. Según esta herejía, no hay verdadera remisión de los pecados, sino que en el hombre justificado los pecados quedan sólo encubiertos por los méritos de la Pasión de Cristo, pero permanecenen el alma. De lo anterior, concluyen, sólo es posible salvarse si Dios no imputa esos pecados,dejándolos de tornar en cuenta en virtud de la fe del mismo pecador. El Concilio de Trento los condenacon las siguientes palabras: "Si alguno dijere que por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo no se remiteel pecado original. O también si afirma que no se destruye todo aquello que tiene verdadera y propiarazón de pecado, sino que sólo se rae o no se imputa, sea anatema" (Dz. 792; ver también Dz. 799, 821 y

    895).

    2. La vida sobrenatural

    Simultáneamente a la remisión del pecado, la vida de Dios es comunicada al alma. San Pedro loexpresa diciendo que por la gracia somos hechos "partícipes de la naturaleza divina" (1 Pe. 1,4).

    Habiendo Dios destinado al hombre a gozar de la posesión de Él mismo, permite que ya desde suvida mortal pueda: gozar de alguna manera de ese Bien, por medio de la gracia. La gracia es, pues, unavida nueva, la vida de Dios en nosotros. San Agustín lo explica asegurando que "es el mismo Dios presente en nosotros, a fin de ser para nuestra alma lo que ésta es para nuestro cuerpo: un principio de

    vida y de acción".Ha de notarse, sin embargo, que la gracia no es Dios, sino el efecto creado que produce en el alma.

    La naturaleza divina no se nos participa esencialmente, porque la esencia de Dios es incomunicable, sinoaccidentalmente, en el sentido de que Dios imprime en nuestra alma una cualidad con la que llega a serno Dios, pero sí deiforme, esto es, muy parecida a Dios. Los teólogos lo comparan a la unión entre elhierro y el fuego: el hierro candente no se convierte en fuego, pero se hace ígneo y enteramentesemejante a él. De modo parecido, no es que por la gracia el hombre se haga Dios, pero resultadivinizado, deiforme y semejante a Él.

    Por haber sido elevado a la participación de la naturaleza divina, el hombre, cuando se encuentraen estado de gracia, es hecho hijo de Dios y heredero del reino celestial. No tiene sólo relación decriatura a Creador, sino que Dios lo introduce en su familia (domestici Dei), como hijo suyo. Y, deforma idéntica a lo que sucede en la vida humana, el hijo es también heredero de las posesiones de su padre: " y, si hijos, también herederos del reino celestial, coherederos con Cristo" (Rm 8, 16-17).

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    3. Las acciones se hacen meritorias

    Por estar informadas de un principio sobrenatural de vida y acción, todo acto bueno realizado porel hombre en estado de gracia supone un derecho que Dios le otorga a recibir una recompensasobrenatural (mérito en la definición clásica, es ius ad praemium, derecho al premio).

    En virtud de la distancia infinita que hay entre Dios y el hombre, no habría posibilidad de mérito por parte de la criatura ante el Creador, si antes no se presupone un plan divino que lo fundamente; esdecir, que la condición para poder merecer -tener derecho a un premio-es que Dios así lo haya dispuesto.

    El fundamento en la Sagrada Escritura de donde proviene la realidad del mérito es muyabundante: cfr. I Tim. 4,7; Santo 1, 12; Mt. 5, 1-12; Le. 6, 38; 17, 10; 11, 28-30; I Cor. 3, 8; Rom 2, 6-8;II Tim 4,8; etc. La Sagrada Escritura usa preferentemente los términos "recompensa", "premio","corona" u otros análogos.

    Las condiciones por parte del hombre para merecer bienes sobrenaturales son:

    a) que esté en estado de gracia, b) que el acto sea libre,c) que la obra sea moralmente buena, en su objeto, fin y circunstancias

    Es verdad de fe (cfr. Dz. 834) que, con las buenas obras hechas en gracia, podemos merecer: elcielo, el aumento de gracia y el aumento de gloria, en conformidad con las promesas hechas por Jesús.Al lado de este mérito propiamente dicho -llamado también mérito de condigno--, existe otro méritoimpropiamente dicho, llamado mérito de congruo, que no es el derecho a obtener una gracia fundada enlas promesas de Dios, sino la confianza de obtenerlo por la divina misericordia. En este sentido, el queno está en gracia puede merecer, de congruo, la gracia de su conversión, en virtud de sus buenas obras.

    De condigno, el hombre en pecado no tiene derecho a ninguna recompensa.

    4.  La gracia actual

    La gracia actual puede definirse como: un don sobrenatural, que ilumina el entendimiento, omueve y conforta a la voluntad, para que el hombre sea capaz de realizar una acción sobrenatural, demodo transitorio.

    Es luz en la inteligencia y fuerza para la voluntad. La gracia actual resulta necesaria para cualquieracto de orden sobrenatural: aceptar la fe, evitar el pecado, hacer un acto de amor de Dios, para rezar,conocer verdades divinas, perseverar en la gracia santificante.

    Ya sea que la gracia actual sea concedida a un justo que la posee de modo habitual, ya a un pecador que se encuentra en pecado mortal, siempre es de orden sobrenatural y tiene por objeto las obrasde salvación: impulsa al justo a perseverar en el bien y a crecer en la virtud, y mueve al pecador alarrepentimiento, para que vuelva al camino de Dios.

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    Desde el punto de vista del momento en que actúa, la gracia actual se llama:a) gracia antecedente: la que causa el acto posterior;b) gracia consecuente: la que, en el tiempo se da después del primer acto.

    La realidad de la gracia antecedente y consecuente nos permite vislumbrar como el hombre que

    realiza actos sobrenaturales, está de continuo "arropado" por la gracia, y siempre dependiendo de ella.

    Desde el punto de vista de la potencia en que actúan, hay:a) gracias iluminativas del entendimiento: p. ej., las que se conceden para poder hacer un acto de

    fe sobrenatural;b) gracias motoras de la voluntad: p. ej., un sentimiento de amor a Dios.

    Desde el punto de vista de los efectos:a) gracia suficiente: da al hombre la posibilidad de hacer el acto sobrenatural, pero no produce su

    efecto por la resistencia del sujeto;b) gracia eficaz: es la que siempre produce su efecto.

    La gracia actual es absolutamente necesaria para los actos de orden sobrenatural: "Sin mí nada pueden hacer" (Jn. 15,5); "Nadie puede decir 'Jesús, Señor', sino en el Espíritu Santo" (l Cor 12,3).

    Errores sobre la necesidad de la gracia actualExaminando los errores que, a lo largo de la vida de la Iglesia, han aparecido sobre la necesidad de

    la gracia, podremos llegar con más facilidad a una comprensión justa de la doctrina católica.

    Los adversarios del dogma católico se sitúan en dos extremos:a) el primer grupo, formado por pelagianos, semipelagianos y racionalistas, con el pretexto de

    defender el libre albedrío y las fuerzas de la humana naturaleza, niegan que la gracia sea necesaria; b) el segundo grupo, formado por los protestantes, los bayesianos y los jansenistas, exagera -por

    decirlo de algún modo, la importancia de la gracia, en detrimento de la libertad personal.

    ¿Qué dice la Iglesia? Doctrina católica. La doctrina católica, definida por el Concilio de Trento,ocupa un justo medio entre los errores contrapuestos citados arriba. Puede formularse en las tres proposiciones siguientes (las dos primeras contra los pelagianos, la tercera contra la herejía protestante):

    a) Primera proposición: la gracia actual es necesaria al hombre que se encuentra en pecadopara iniciar su conversión (" Ninguno puede venir a mí si mi Padre celestial no lo trajere": Jn. 6,44).

    Un acto realizado con las propias fuerzas no rebasa el orden de lo natural; y todo lo que conciernea la fe y a la conversión, es de orden sobrenatural.

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    Un árbol silvestre, por mucho que se cultive, producirá siempre frutos silvestres. Pero al aplicarleun injerto, brotarán de él ramas, flores y frutos buenos. Se le ha capacitado para producir frutos porencima de su inicial potencialidad. De modo semejante, el alma no puede en sí producir actossobrenaturales: necesita de un injerto divino que la haga obrar por encima de su naturaleza, y este divinoinjerto es la gracia.

    Dios es Autor, pues, no sólo de la gracia que justifica al hombre -gracia santificante-, sino tambiénde todo aquello que lo prepara para recibir esa justificación:

     b) Segunda proposición: el hombre justificado -p. ej., que posee la gracia habitual-, necesita dela gracia actual:

    1º. Para perseverar en el estado de gracia santificante; es decir, para evitar todos los pecadosmortales. Por haber quedado dañada su naturaleza -como consecuencia del pecado original-le esimposible al hombre resistir largo tiempo si no está sostenido por una ayuda especial de Dios, a través

    de gracias actuales.2º. Para hacer obras buenas sobrenaturales pues, como ya dijimos, "la virtud de Cristo (p. ej., lagracia) antecede, acompaña y sigue a las buenas obras, y sin ella en modo alguno pueden ser gratas aDios" (Concilio de Trento, ses. VI, cap. 16; Dz. 809).

    3º. También es precisa la gracia actual, para evitar los pecados veniales.Por la debilidad de la naturaleza humana ocasionada por el pecado original, el hombre no puede

    evitar absolutamente todos los pecados veniales durante su vida tornados colectivamente, pero sí puedeevitarlos uno a uno: y para esto precisa de la gracia actual. Es un privilegio especialísimo -concedido ala Santísima Virgen por su Maternidad divina-evitar todos los pecados veniales (cfr. Dz. 833).

    4º. Para conseguir la perseverancia final. Es dogma de fe (cfr. Dz. 826) que, además de necesitarse

    gracias actuales para evitar los pecados mortales, se precisa una gracia específica de Dios para morir enestado de gracia: es un don especial, el más grande de todos.

    c) Tercera proposición: el hombre pecador puede, antes de la justificación, conocer verdadesreligiosas de orden natural y realizar acciones moralmente buenas, sin el socorro de una graciapropiamente dicha. No todas las acciones del pecador son pecado, y las virtudes que pueda tener noson vicios.

    Los luteranos, calvinistas, bayesianos y jansenistas incurren, por tanto, en un error cuando afirmanque la naturaleza humana está tan corrompida por el pecado original, que es incapaz de toda buenaacción. Según éstos, la naturaleza humana quedó sustancialmente corrompida por el pecado originalhasta el punto de no poder producir otra cosa que pecados. "La esencia del hombre es pecado" (Lutero)."El hombre se encuentra ahora despojado del libre albedrío y miserablemente supeditado a todo mal"(Calvino). Bayo y Jansenio sostuvieron, asimismo, que sin la gracia, el libre albedrío no nos sirve paraotra cosa que para cometer pecado.

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    Esta tercera proposición de la doctrina católica se apoya:En los textos de la Sagrada Escritura: entre otros, aquel en que San Pablo declara, hablando a los

     paganos, que son "inexcusables, puesto que habiendo conocido a Dios (por la razón natural), no lo hanglorificado como a Dios" (Rom 1,21). Este reproche del Apóstol sería incomprensible si los paganos nohubieran podido conocer ciertas verdades de orden natural, como la existencia de Dios, y realizar

    acciones moralmente buenas, sin ayuda de la gracia.En la razón, pues la experiencia cotidiana nos muestra que los infieles pueden, igual que los justos,

     poseer las verdades naturales y realizar buenas acciones: p. ej., dar limosnas y ayudar a los demás por pura generosidad.

    Cooperación o resistencia a la gracia

    Hemos dicho que, desde el punto de vista de los efectos, hay dos clases de gracia: la suficiente,que da al hombre la posibilidad de realizar un acto sobrenatural, pero que no consigue su efecto por la

    oposición o resistencia del sujeto, y la eficaz, que lo consigue siempre de modo infalible.Ahora bien, si la gracia eficaz que Dios da al hombre siempre consigue su efecto, ¿queda por elloel hombre privado de su voluntad? En otras palabras: si hay una infalibilidad en la moción divina permaneciendo la libre actuación humana, ¿cómo compaginar esa aparente contradicción?

    Hay que decir que el entendimiento de las relaciones entre la acción de Dios y la libertad delhombre es un misterio de difícil penetración por parte de la inteligencia: se trata de averiguar, ni más nimenos, la forma como Dios actúa.

    Santo Tomás clarifica el misterio cuando explica que, si bien es cierto que Dios causainfaliblemente el efecto, lo hace sin embargo moviendo a las cosas según su naturaleza propia. Elhombre posee por naturaleza el libre albedrío y, por tanto, la moción divina no se realiza sin el

    movimiento de la libertad. Al tiempo que infunde la gracia, mueve a la libertad a aceptarla. No anula elacto libre, sino que es su causa. Dios, cuando quiere que algo se realice de modo necesario,necesariamente se realiza; y cuando quiere que algo se realice de modo libre, se realiza libremente.

    IV.- LA EFICACIA SACRAMENTAL

    Ya mencionamos que los sacramentos son -por voluntad de Cristo-la continuación, hasta el fin delos tiempos, de las mismas acciones salvíficas realizadas por el Señor durante su vida terrena. De ahíque sean medios de santificación con la misma eficacia infalible que poseía la Santísima Humanidad deCristo: actúan comunicando siempre la gracia, cuando el rito se realiza correctamente y el sujeto no pone un obstáculo.

    Los sacramentos "son eficaces porque en ellos actúa Cristo mismo; Él es quien bautiza, Él quienactúa en sus sacramentos con el fin de comunicar la gracia que el sacramento significa" (Catecismo. n.1127).

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    Filosóficamente se explica diciendo que los sacramentos son causas instrumentales. Así, se diceque una es la acción del que obra (causa principal, p.ej., el artista que pinta un cuadro), y otra la delinstrumento con que obra (causa Instrumental, p.ej., el pincel del pintor). En los sacramentos, la causa principal es DIOS, a través de la Humanidad Santísima de Jesucristo; el sacramento es sólo instrumentoa través del cual Dios produce la gracia.

    Por lo anterior, los sacramentos se llaman signos eficaces de la gracia pues de un modo infalible la producen en el alma. La teología, para designar esa eficacia objetiva, creó la fórmula "sacramentaoperantur ex opere operato"; es decir, los sacramentos actúan por el mismo hecho de realizarse, dan lagracia en virtud del rito sacramental que se lleva a cabo. "Ex opere operato" quiere decir, textualmente,"por la obra realizada". El Concilio de Trento sancionó esta fórmula, definiéndola como dogma de fe:"Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no confieren la gracia en virtud del ritosacramental que se realiza (ex opere operato) (...) sea anatema" (Dz. 851).

    El Concilio hubo de definir esta doctrina para contrarrestar la afirmación de los protestantes en elsentido de que los sacramentos son eficaces por la fe que el sujeto o el ministro ponen en su confección

    o recepción.Esta terminología de algún modo expresa la grandeza de los sacramentos: son, en efecto, una presencia misteriosa de Cristo invisible, que actúa de modo visible a través de esos signos eficaces. "Enconsecuencia, siempre que un sacramento es celebrado conforme a la intención de la Iglesia, el poder deCristo y de su Espíritu actúa en él y por él, independientemente de la santidad personal del ministro"(Catecismo, n. 1128).

    La formulación explícita de esta doctrina se remonta ya a los tiempos en que San Agustín refutabaa los donatistas, que condicionaban la eficacia de los sacramentos a la disposición del ministro; elministro sólo presta los medios para que Jesucristo, misteriosamente presente en la Iglesia, actúe contoda su eficacia salvadora. Una vez más se vislumbra la profunda relación entre Cristo-Iglesia-

    Sacramentos.El efecto del sacramento tampoco se produce por la actitud del que lo recibe: la gracia se confiere

    a quien no pone óbice por el mismo hecho de realizarse el rito sacramental. Ahora bien, es importantetambién recalcar que la mayor o menor cantidad de gracia sí depende de las disposiciones del sujeto quelo recibe. Esta disposición subjetiva se designa con la fórmula "ex opere operantis", que textualmentesignifica "por la acción del que actúa".

    Sin embargo, y en esto radica la comprensión de la eficacia sacramental, no son las disposicionesdel sujeto la causa de que el sacramento produzca la gracia, sino que sólo la medida del grado de graciaque recibe.

    Los protestantes dicen que son las disposiciones del sujeto lo que da eficacia a los sacramentos.Así, dirán que si la fe de un hombre es tan grande que le lleva a creer que el bautismo le perdona el pecado original, entonces el pecado original queda borrado; de otro modo permanece la mancha. Ladoctrina católica afirma que, por ser actos del mismo Cristo, no es el sujeto quien les confiere podersantificador, sino que éste les viene dado ya por la misma institución divina.

    Filosóficamente se explica diciendo que la actitud del sujeto es causa dispositiva de la gracia(dispone el grado de gracia que se recibe), pero no causa eficaz (no produce la gracia).

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    V.- EFECTOS DE LOS SACRAMENTOS

    Señala el Concilio Vaticano II que los sacramentos tienen la virtud de identificarnos con Jesucristo por medio de la gracia que confieren: por ellos "somos incorporados a los misterios de su vida,configurados con El, muertos y resucitados, hasta que con Él reinemos" (Const. L. G, n. 7).

    Sistematizando las consecuencias de esa identificación con Cristo, podemos afirmar que son treslos efectos que producen los sacramentos:

    -la gracia santificante, que se infunde o se aumenta;-la gracia sacramental, específica de cada sacramento;-el carácter, que es producido por tres sacramentos (bautismo, confirmación y orden sacerdotal).

    a)  La gracia santificante

    El Concilio de Trento definió como verdad de fe que todos los sacramentos del Nuevo Testamento

    confieren la gracia santificante a quienes los reciben sin poner óbice (cfr. Dz. 843 a 849,850 y 851).En la Sagrada Escritura, los textos en los que aparece -directa o indirectamente-este efecto, sonmuy abundantes (cfr. Jn. 3, 5; Hechos, 8, 17; Ef 5, 26;II Tim. 1,6; Tit.. 3, 5;.Sant. 5, 15; etc.). Algunos pasajes designan este efecto con palabras equivalentes (v. gr., purificación, regeneración, remisión de los pecados, comunicación del Espíritu Santo, etc.).

    La gracia santificante puede venir a un alma que ya la poseía, produciéndose un aumento de esagracia. Puede también ser comunicada a un alma en pecado mortal u original, infundiéndola donde noexistía.

    Esta diferencia se pone de manifiesto en la terminología teológica que califica al bautismo y a la penitencia como sacramentos de muertos, o destinados a perdonar el pecado mortal u original, que priva

    (mata) la vida sobrenatural en el alma; y a los otros cinco como sacramentos de vivos, porque han derecibirse en estado de gracia y suponen un enriquecimiento y desarrollo de la Vida sobrenatural que yase posee.

    Por excepción, el sacramento de la confesión es también sacramento de vivos, cuando quien lorecibe no tiene pecado mortal.

    b)  La gracia sacramental

    Además de esta gracia común a todos los sacramentos, hay una gracia llamada sacramental, propiade cada uno de ellos. Cada sacramento, en efecto, confiere una gracia sacramental específica, distinta encada uno de ellos, que añade a la gracia santificante un cierto auxilio divino cuyo fin es ayudar aconseguir el fin particular del sacramento (cfr. S. Th. III, q. 62, a. 2).

    La gracia sacramental proporciona al cristiano, en las diversas situaciones de su vida espiritual yen el tiempo oportuno, las gracias actuales necesarias para cumplir sus deberes. Los padres, p. ej., envirtud del sacramento del matrimonio tendrán gracia para recibir y educar cristianamente a los hijos; lossacerdotes contarán con los auxilios necesarios para el desempeño de su ministerio; etc.

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    c)  El carácter

    Es verdad de fe (cfr. Dz. 852; 411 y 695 vid. Catecismo, n. 1121) que el bautismo, la confirmacióny el orden sacerdotal imprimen en el alma el carácter, es decir, una marca espiritual indeleble que haceque esos tres sacramentos no se puedan volver a recibir. En la Sagrada Escritura se designa el carácter

    como 'sello divino' o 'sello del Espíritu Santo' (cfr. II Cor. 1,21 ss.; Ef. 1, 13; 1,30).Quien recibe uno de estos tres sacramentos, está para siempre sellado por Cristo: llevará consigo

    sus rasgos, como el hijo lleva los rasgos de su padre, de modo indestructible. Los pecados puedendesfigurar esos rasgos, pero no aniquilarlos; incluso el bautizado que se condena permanece con ellos.

    Según la teología de los Padres de la Iglesia, el carácter permite a los bautizados ser reconocidosen el cielo: Dios y los ángeles distinguen con el carácter sacramental la pertenencia a Cristo de los bautizados, de los confirmados y de los ordenados, de igual modo que la circuncisión permitía reconocera los descendientes de Abraham. Por eso, el recibir el sello es garantía y prenda de vida eterna.

    Resumiendo, podemos decir que el carácter es un:signum configurativum (signo configurativo), porque asemeja a Cristo, nos configura con Él;signum distinctivum (signo distintivo), porque distingue a quien lo recibe;signum dispositivum (signo dispositivo), porque capacita para el culto divino.

    La esencia del carácter, explica Santo Tomás (cfr. S. Th. III, q. 63, a. 2), es una especie de'potencia' o 'poder' que hace al hombre apto para realizar los actos del culto divino. En otras palabras, elcarácter es una participación del sacerdocio de Cristo, esto es, de su mediación entre Dios y los hombres.

    VI.- INSTITUCION Y NÚMERO DE LOS SACRAMENTOS

    1.  Institución de los Sacramentos

    Cristo instituyó directa y personalmente todos los sacramentos: Él determinó tanto el signo externocorrespondiente como la gracia que de él se derivaría.

    La Iglesia definió como verdad de fe que todos los sacramentos del Nuevo Testamento fueroninstituidos por Jesucristo (cfr. Dz 844) Se pronunciaba de esta manera contra la herejía protestante, queconsideraba la mayor parte de los sacramentos como una invención de los hombres.

    Los reformadores protestantes, después de muchas vacilaciones, terminaron por admitir sólo lainstitución divina de dos sacramentos: el bautismo y "la cena".

    La Sagrada Escritura muestra con toda claridad la institución del bautismo (cfr. Mt, 28, 19; Mc.16; 16: Jn. 3, 5), la Eucaristía y el orden sacerdotal (cfr. Mt 26, 26-29, Mc. 14, 22-25; Lc. 22 19-20; ICor 11, 23-25), y la penitencia (cfr. Jn. 20, 23). Aunque la institución de los demás no aparecedestacada, fue Cristo quien lo hizo con su potestad.

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    Así lo atestigua la Tradición. Desde los primeros momentos, los Apóstoles bautizan a los queaceptan el Evangelio (cfr. Hechos 2, 41), siguiendo el mandato del Señor, y confirman después a los bautizados (Cfr. Hechos 8, 17). El Apóstol Santiago habla de la unción de los enfermos como de algo perfectamente sabido por todos (cfr. Santo 5, 14-15), recomendando y promulgando lo establecido porJesucristo. Queda clara la institución del sacerdocio en la Última Cena, al decir Jesús: “Haced esto en

    memoria mía” (Lc 22, 19), y el matrimonio queda santificado por la presencia del Señor en las bodas deCaná (cfr. Jn. 2, l-11), reafirmando Cristo mismo la unidad e indisolubilidad de la primera institución(Cfr. Mt. 19,1-9).

     Ningún sacramento, pues, ha sido instituido por la Iglesia, ya que la autoridadad eclesiástica notiene poder sobre la esencia de los sacramentos; sólo puede cambiar “aquello que según la variedad delas circunstancias, tiempos y lugares, juzgara que conviene más a la utilidad de los que lo reciben o a laveneración de los mismos sacramentos" (Conc. de Trento ses XXI cap.2: Dz. 931).

    2.  El número de los sacramentos

    Los sacramentos instituidos por Nuestro Señor Jesucristo son siete: ni más ni menos, a saber: bautismo, confirmación, Eucaristía, penitencia (o reconciliación), unción de los enfermos, ordensacerdotal y matrimonio.

     Nadie negó el número septenario de los sacramentos hasta el s. XVI, en que lo hicieron los protestantes. Lutero en 1520 admitió los siete en el 'Sermón del Nuevo Testamento”, pero ese mismoaño, en ´De captivitate Babylonica' aceptó sólo tres: bautismo, "cena” y penitencia. Y en 1523, ya noadmite sino los dos primeros, entendiéndolos además a su manera.

    Aunque el Nuevo Testamento en ningún lugar los enumera juntos, sí habla de modo claro y

    explícito de cada uno de ellos. Señalamos los principales textos:

    1. Bautismo: Mt. 28, 19; Mc. 16, 16; Jn. 3,5.2. Confirmación: Hechos 8, 17; 19,6.3. Eucaristía: Mt. 26, 26; Me. 14, 22; Lc. 22, 19; I Cor. 11, 24.4. Penitencia: Mt. 18, 18; Jn. 20,23.5. Unción de los enfermos: Mc. 6, 13; Sant. 5, 14.6. Orden sacerdotal: I Tim. 4, 14; 5, 22; II Tim. 1,6.7. Matrimonio: Mt. 19,6; Ef. 5,31-32.

    Desde antiguo enseña el Magisterio el número septenario (cfr. Concilio de Lyon, año 1247: Dz.465; Concilio de Florencia, año 1439: Dz. 695), y se vio precisado a definirlo como verdad de fe paraimpugnar la herejía protestante: "Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley son más o menosde siete, sea anatema" (Dz. 844).

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    La conveniencia de que los sacramentos sean siete, explica Santo Tomás, se infiere por analogíade la vida sobrenatural del alma con la vida natural del cuerpo: por el bautismo se nace a la vidaespiritual, por la confirmación crece y se fortifica esa vida, por la Eucaristía se alimenta, por la penitencia se curan sus enfermedades, la unción de los enfermos prepara a la muerte, y por medio de losdos sacramentos sociales -orden y matrimonio- es regida la sociedad eclesiástica y se conserva y

    acrecienta tanto en su cuerpo como en su espíritu (cfr. S. Th. III, q. 61, a. 1).Pero las razones más profundas del número septenario están en la esencia misma de la Iglesia. La

    misión de la Iglesia, en efecto, es comunicar la salvación alcanzada por Cristo en la Cruz. Para ello, primeramente debe comunicar la vida (bautismo), y más tarde desarrollarla y fortalecerla(confirmación); debe también perdonar y devolver la gracia, cuando se ha perdido (penitencia), proclamar ante los hombres su condición de Esposa de Cristo (matrimonio), y hacer partícipes de la vidaeterna a sus hijos (unción de enfermos). Finalmente, ha de comunicar a los hombres la mismaHumanidad de Jesús que, mediante la acción del sacerdote (orden), se hace presente en la renovación delSacrificio del Calvario (Eucaristía).

    Es admirable esta sintonía de la naturaleza y misión de la Iglesia con las necesidades y esperanzasdel hombre. Y más admirable todavía, la bondad de Dios que nos entrega de nuevo al Verbo por mediode los sacramentos, y que llevaba a San Ambrosio a afirmar: "Yo te encuentro, Señor, en tussacramentos" (Apología del Profeta David 12, 58).

    En definitiva, los sacramentos son el cumplimiento de la promesa de Jesús a sus Apóstoles: "Yoestaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo" (Mt. 28, 20). La presencia visible deCristo durante su vida en la tierra, se ha vuelto presencia invisible en los sacramentos: "Lo que eravisible en el Señor, se ha vuelto invisible en los sacramentos" (San León Magno, Sermón 74, 2).

    VII.- LA VALIDEZ Y LA LICITUD SACRAMENTAL

    Antes de seguir adelante, resulta oportuno tratar de aclarar dos conceptos claves para lacomprensión de la eficacia sacramental: el concepto de validez y el de licitud.

    Sacramento válido es aquel que, en su confección y (o) en su recepción, verdaderamente se ha producido, es decir, ha habido sacramento.

    Sacramento lícito es aquel sacramento válido que, además, se ha confeccionado o recibido contodas sus condiciones y, por tanto, produce todos sus efectos.

    Algunos ejemplos de invalidez e ilicitud aclararán lo anterior:

    Sobre invalidez:- confeccionaría inválidamente (no habría sacramento) el sacerdote que no tuviera pan de harina

    de trigo en la consagración (sino de otra harina), o que bautizara con un líquido distinto del agua. Oquien, sin ser sacerdote, pretendiera consagrar;

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    - recibiría inválidamente un sacramento (en sentido propio, no lo recibiría) el sujeto que simularaconfesar sus pecados, sin intención de recibir el perdón; o quien, por provechos materiales, fingierarecibir el bautismo.

    Sobre la ilicitud:

    -la ilicitud en la recepción del sacramento se daría, por ejemplo, en aquel que recibiera laconfirmación (o cualquier otro sacramento de vivos) con conciencia de pecado mortal: recibe laconfirmación, el matrimonio, etc., pero ilícitamente, faltando el requisito de poseer el estado de gracia;

    - un ejemplo de ilicitud en la administración la causaría el médico que bautizara recién nacidosque no se hallan en peligro de muerte: aquellos niños reciben válidamente el bautismo, pero de modoilícito.

    VIII.- EL MINISTRO Y EL SUJETO DE LOS SACRAMENTOS

    1. El ministroPor ministro del sacramento se entiende la persona que lo confiere. En sentido estricto, el ministro primario de todos los sacramentos es el Dios-Hombre, Jesucristo: como ya vimos, los sacramentos sonla prolongación en el tiempo y en el espacio de las acciones que Él realizó en la tierra.

    Pío XII enseña en la Encíclica Mystici Corporis (1943) que "cuando los sacramentos de la Iglesiase administran con rito externo, Él es quien produce el efecto interior en las almas (...) por la misión jurídica con la que el divino Redentor envió a los Apóstoles al mundo, como Él mismo había sidoenviado por el Padre, Él es quien por la Iglesia bautiza, enseña, gobierna, desata, liga, ofrece y sacrifica.

    En nombre de Cristo y haciendo sus veces, se llama ministro del sacramento a la persona que harecibido de Dios el poder de conferirlo.

    Veremos con detalle, al tratar de cada sacramento, el ministro ordinario (ex officio) y elextraordinario (ad casum) de cada uno.

    Como el ministro humano actúa en nombre de Cristo y haciendo sus veces ("in persona Christi", IICor. 2, 10), necesita de un poder especial conferido por el mismo Cristo. Por ello, prescindiendo de lossacramentos del bautismo y del matrimonio, para la administración válida de los demás es necesario poseer poder sacerdotal o episcopal, recibido en la ordenación.

    El Concilio de Trento condenó la doctrina protestante según la cual cualquier cristiano tiene la potestad de administrar y confeccionar todos los sacramentos (cfr. Dz. 853).

    Además de la debida potestad, para que un sacramento se administre válidamente, se requiere:

    a) que el ministro realice como conviene los signos sacramentales; es decir, que debe emplear lamateria y la forma prescritas, uniéndolas en un único signo sacramental.

    Por ejemplo, no bautizaría el que pronunciara palabras distintas a "Yo te bautizo en el nombre delPadre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", o bien, el que no derramara agua sobre la cabeza del bautizado,etc. (cfr. Dz. 695).

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    b) El ministro ha de tener, además, la intención de hacer, al menos, lo que hace la Iglesia.   Larazón es que el rito sacramental sólo tiene valor de verdadero sacramento cuando se le da el sentido quequiso darle el mismo Cristo al instituirlo, o sea, haciendo tal y como lo hace la Iglesia. Al decir los protestantes que el significado de cada sacramento dependía del que quisiera darle el sujeto, el Concilio

    de Trento declaró como verdad de fe que es necesario al ministro tener intención de conferirlo en elsentido único y verdadero que les dio Jesucristo: "Si alguno dijere que al realizar y conferir lossacramentos no se requiere en los ministros intención por lo menos de hacer lo que hace la Iglesia, seaanatema" (Dz. 854. Ver también Dz. 424, 672, 695 Y752).

    Por ser acciones de Cristo, los sacramentos tienen eficacia propia y no dependen de la santidad nide la gracia del ministro: el instrumento obra en virtud de la causa principal, no de la situación subjetivadel que lo administra. Si de ella dependiera, supondría una fuente de incertidumbre y de intranquilidad(cfr. S. Th. III, q. 64, a. 5).

    Lo anterior no quiere decir que el ministro no esté obligado a administrar dignamente los

    sacramentos, esto es, en estado de gracia. En pecado mortal o con falta de fe -salvada la intención dehacer lo que hace la Iglesia-los administraría válida pero ilícitamente.

    2. El sujetoEl sujeto es la persona que recibe el sacramento, y en todos los casos sólo puede ser recibido de

    manera válida por una persona viva (estado de viador). Los muertos no pueden recibir sacramentos, pueséstos comunican o aumentan la gracia en el alma, y ésta no permanece en un cadáver; la muerte es precisamente la separación del alma y el cuerpo. Así, pues, sólo los seres vivos son sujetos capaces de larecepción sacramental.

    a) Condiciones para la recepción válida de los sacramentos

    Se requieren dos condiciones en el sujeto para que un sacramento no sea nulo: la capacidad y laintención de recibirlo.

    1º. La capacidad es cierta aptitud del sujeto, de acuerdo a la naturaleza de cada sacramento, y el finde Cristo al instituirlo. No todos los hombres son aptos para cualquier sacramento: así, son incapaces, por ejemplo, los no bautizados, de recibir los otros sacramentos; las mujeres, de recibir el orden sagrado;los sanos, de recibir la unción de enfermos, etc.

    2º. Se requiere también -para los adultos con uso de razón-la intención de recibirlo. El motivo esclaro: Dios tiene en cuenta la libertad del hombre, y hace depender la salvación (en quien tiene uso derazón) de su propio querer. El sacramento que se recibe sin intención o contra la propia voluntad es, portanto, inválido.

    Por ejemplo, el Papa Inocencio III declaró que si algún infiel era obligado a bautizarse, el bautismo era inválido (cfr. Dz. 411).

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    En el caso del niño que se bautiza, el sacramento recibido es válido (verdad de fe, cfr. Dz. 410), porque la falta de intención queda suplida por la intención de la Iglesia, representada en el ministro, los padres y los padrinos, que actúan en su nombre.

    En caso de urgente necesidad (por ejemplo, pérdida del conocimiento, perturbación mental, etc.) elsacramento puede ser administrado sin la intención actual del sujeto, si existen razones fundadas para

    admitir que éste (el sujeto), antes de sobrevenir el caso de necesidad, tenía el deseo implícito de recibirel sacramento.

    Por ejemplo se puede con esas condiciones conferir la unción de enfermos al que se encuentra enestado de coma; se puede absolver de sus pecados al demente que en sus momentos lúcidos seconfesaba, etc.

    b) Condiciones para la recepción lícita de los sacramentos.

    Hemos dicho que la recepción de un sacramento es lícita o fructuosa cuando el que lo recibe lo

    hace con todas las disposiciones debidas y por ello se producen todos sus efectos. Es ilícita o sacrílegacuando voluntariamente se recibe sin las debidas disposiciones.

    La condición para recibir los sacramentos de vivos es el estado de gracia: la recepción en pecadomortal constituye grave sacrilegio. El adulto que recibe los sacramentos de muertos (el bautismo y la penitencia) ha de tener al menos fe y arrepentimiento de sus pecados (ver Dz. 798; Catecismo, nn. 1247-49).

    IX.- LOS SACRAMENTALES

    “Los sacramentales son signos sagrados, por los que, a imitación en cierto modo de los

     sacramentos, se significan y se obtienen por mediación de la Iglesia unos efectos principalmenteespirituales"  (CIC, c. 1166).

    Los sacramentales pueden consistir en 'cosas' (en el sentido de cosas materiales) o en 'acciones'.Las cosas o las acciones que, por designio de la autoridad competente, reciben esa capacidad, laobtienen ex impetratione Ecclesiae (por impetración de la Iglesia), es decir, que la Iglesia, como esposasanta e inmaculada de Cristo, asigna la eficacia de su oración a determinadas realidades materiales,concediéndoles una especial virtualidad de producir efectos espirituales.

    Por tanto, los sacramentales no obran ex opere operato, pero su eficacia no descansa tampoco enla mera disposición subjetiva del que hace uso de ellos, sino principalmente en la intercesión de laIglesia, que posee una particular eficacia.

    Se asemejan a los sacramentos en cuanto:a) son signos sagrados sensibles, muchas veces con materia y forma;

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     b) son medios públicos de santificación;c) producen efectos espirituales;d) son actos de culto público (cfr. CIC, c. 834).

    Difieren de los sacramentos en que:

    a) los sacramentos son de institución divina; los sacramentales, de institución eclesiástica; b) los sacramentos actúan ex opere operato; los sacramentales, ex impetratione Ecclesiae; c) los sacramentos son signos de la gracia; los sacramentales, signos de la oración de la Iglesia;d) los sacramentos tienen como fin producir la gracia que significan; los sacramentales, sólo

    disponen para recibir la gracia (consiguen gracias actuales), y obtienen otros efectos.

    De las 'cosas' que son sacramentales, la más importante es el agua bendita, que es agua bendecidacon oraciones contra la presencia del influjo demoníaco.

    Es una especie de exorcismo que aleja al demonio y alcanza tranquilidad y segura ayuda. La

    Iglesia lo recomienda mucho, como protección durante el sueño, en momentos de tentación y para rociarel lecho de los enfermos.Se considera 'sacramental' cualquier objeto bendito: crucifijo, velas, ramos de olivo. etc.De las 'acciones' que son sacramentales, "figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de

    la mesa, de objetos, de lugares). Toda bendición es alabanza a Dios y oración para obtener sus dones. EnCristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre 'con toda suerte de bendiciones espirituales' (Ef1,3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señalsanta de la cruz de Cristo" (Catecismo, n. 1672).

    LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACION CRISTIANA

    "La iniciación cristiana se realiza mediante el conjunto de tres sacramentos: el Bautismo, que esel comienzo de la vida nueva; la Confirmación, que es su afianzamiento; y la Eucaristía, que alimenta aldiscípulo con el Cuerpo y la Sangre de Cristo para ser transformado en Él" (Catecismo, n. 1275).

    I.  EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO

    Dios, al crear al hombre, le concedió el don de la gracia santificante, elevándolo a la dignidad dehijo suyo y heredero del cielo. Al pecar Adán y Eva se rompió la amistad del hombre con Dios, perdiendo el alma la vida de la gracia. A partir de ese momento, todos los hombres ---con la solaexcepción de la Bienaventurada Virgen María-nacemos con el alma manchada por el pecado original.

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    La misericordia de Dios, sin embargo, es infinita: compadecido de nuestra triste situación, envió asu Hijo a la tierra para rescatamos del pecado, devolvernos la amistad perdida y la vida de la gracia,haciéndonos nuevamente dignos de entrar en la gloria del cielo.

    Todo esto nos lo concede a través del sacramento del bautismo: "Con Él hemos sido sepultados por el bautismo, para participar en su muerte, de modo que así como Él resucitó de entre los muertos por

    la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una nueva vida" (Rom. 6, 4).

    1. 

    NOCION

    El bautismo es el sacramento por el cual el hombre nace a la vida espiritual, mediante la ablucióndel agua y la invocación de la Santísima Trinidad.

     Nominalmente, la palabra "bautizar ('bapitzein' en griego) significa 'sumergir', 'introducir dentrodel agua'; la 'inmersión' en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la-muerte de Cristode donde sale por la resurrección con Él (cfr. Rm, 6, 3-4; Col 2, 12) como 'nueva criatura' (2 Cor. 5,

    17; Ga. 6, 15)"  (Catecismo, n. 1214).Entre los sacramentos, ocupa el primer lugar porque "es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión"  (Catecismo, n. 1213).

    San Pablo lo denomina "baño de regeneración y renovación del Espíritu Santo"  (Tit. 3, 5);San León Magno compara la regeneración del bautismo con el seno virginal de María;Santo Tomás, asemejando la vida espiritual con la vida corporal, ve en el bautismo el nacimiento a

    la vida sobrenatural.

    2.  EL BAUTISMO, SACRAMENTO DE LA NUEVA LEY

    Es dogma de fe que el bautismo es un verdadero sacramento de la Nueva Ley instituido porJesucristo.

    Además de la definición dogmática del Concilio de Trento (cfr. Dz 844), el Papa S. Pío X condenócomo herética la siguiente proposición de los modernistas: "La comunidad cristiana introdujo lanecesidad del bautismo, adoptándolo como rito necesario y ligando a él las obligaciones de la profesióncristiana"  (Dz. 2042). Los modernistas niegan con esta proposición tanto la institución del bautismo porCristo como su esencia propia de sacramento verdadero.

    En la Sagrada Escritura también se prueba que el bautismo es uno de los sacramentos instituidos por Jesucristo:

    a) En el Nuevo Testamento  aparecen testimonios tanto de las notas esenciales del sacramentocomo de su institución por Jesucristo:

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    -el mismo Señor explica a Nicodemo la esencia y la necesidad de recibir el bautismo: "En verdadte digo que quien no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de los cielos" (in. 3,3-5);

    -Jesucristo da a sus discípulos el encargo de administrar el bautismo (cfr. in. 4, 2);-ordena a sus Apóstoles que bauticen a todas las gentes: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y

    en la tierra; vayan, pues, enseñen a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y

    del Espíritu Santo" (Mt. 28, 18-19). "vayan por todo el mundo, prediquen el Evangelio a toda creatura.El que creyere y se bautizare, se salvará" (Me. 16, 15-16);

    -los Apóstoles, después de haber recibido la fuerza del Espíritu Santo, comenzaron a bautizar: verHechos 2, 38 Y41.

     b) En el Antiguo Testamento aparecen ya figuras del bautismo, es decir, hechos o palabras que,de un modo velado, anuncian aquella realidad que de modo pleno se verificará en los siglos venideros.

    Son figuras del bautismo, según la doctrina de los Apóstoles y de los Padres, la circuncisión (cfr.

    Col. 2. 11ss.), el paso del Mar Rojo (cfr. I Cor, 10, 12), el Diluvio Universal (1 Pe. 3, 20ss.). En Ez 36,25, hallamos una profecía formal del bautismo: "Esparciré sobre ustedes agua limpia y serán limpiadosde todas sus inmundicias y de todos sus ídolos los limpiaré". Cfr. también Is. l, l6ss.; 4, 4; Zac. l3, l; etc.

    Además el bautismo que confería San Juan Bautista antes del inicio de la vida pública deJesucristo, fue una preparación inmediata para el bautismo que Cristo instituiría (Mt. 3, ll). El bautismode Juan, sin embargo, no confería la gracia, tan sólo disponía a ella moviendo a la penitencia (cfr. S. Th.III, q. 38, a. 3).

    Sobre el momento de institución, Santo Tomás de Aquino (cfr. S. Th. III. q. 66, a. 2) explica queJesucristo instituyó el sacramento del bautismo precisamente cuando fue bautizado por Juan (Mt. 3,l3ss.), al ser entonces santificada el agua y haber recibido la fuerza santificante. La obligación de

    recibirlo la estableció después de su muerte (Mc. l6, l5, citado arriba). Lo mismo enseña el CatecismoRomano, parte II, cap. 2, n. 20.

    3.  EL SIGNO EXTERNO DEL BAUTISMO

    1.  La materiaLa materia del bautismo es el agua natural (de fe, Conc. de Florencia, Dz. 696).Las pruebas son:lº. Sagrada Escritura: lo dispuso el mismo Cristo (Jn. 3, 5: "quien no naciere del agua…”,) y así lo

     practicaron los apóstoles (Hechos 8, 38; "llegados donde había agua, Felipe lo bautizo; Hechos l0, 44-48).

    2º. Magisterio de la Iglesia: lo definió el Concilio de Trento: "si alguno dijere que el aguaverdadera y natural no es necesaria para el bautismo... sea anatema" (Dz. 858). Trento hizo estadefinición contra la doctrina de Lutero, que juzgaba lícito emplear cualquier líquido apto para realizaruna ablución. Otros textos del Magisterio: Dz. 412, 447, 696. Sería materia inválida, por ejemplo, el

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    vino, el jugo de frutas, la tinta, el lodo, la cerveza, la saliva, el sudor y, en general, todo aquello que nosea agua verdadera y natural.

    3º. La razón teológica encuentra además los siguientes argumentos de conveniencia para emplearel agua:

    - el agua lava el cuerpo; luego, es muy apta para el bautismo, que lava el alma de los pecados;- el bautismo es el más necesario de todos los sacramentos: convenía, por lo mismo, que su

    materia fuera fácil de hallar en cualquier parte: agua natural (cfr. S. Th. III, q. 66, a. 3).

    La ablución del bautizado puede hacerse ya sea por infusión (derramando agua sobre la cabeza) o por inmersión (sumergiendo totalmente al bautizado en el agua): "El bautismo se ha de administrar porinmersión o por infusión, de acuerdo a las normas de la Conferencia Episcopal" (CIC. c. 854).

    Para que el bautismo sea válidoa) debe derramarse el agua al mismo tiempo que se pronuncian las palabras de la forma;

     b) el agua debe resbalar o correr sobre la cabeza, tal que se verifique un lavado efectivo (en casode necesidad -p. ej., bautismo de un feto-bastaría derramar el agua sobre cualquier parte del cuerpo).

    2.  La formaLa forma del bautismo son las palabras del que lo administra, las cuales acompañan y determinan

    la ablución. Esas palabras son: "Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo".Esta fórmula expresa las cinco cosas esenciales:lº. La persona que bautiza (ministro): Yo2º. La persona bautizada (sujeto): te3º. La acción de bautizar, el lavado: bautizo

    4º. La unidad de la divina naturaleza: en el nombre (en singular; no 'en los nombres', lo que seríaerróneo)

    5º. La distinción de las tres Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

    4.  EFECTOS DEL BAUTISMO

    Los efectos del bautismo son cuatro: la justificación, la gracia sacramental, la impresión delcarácter en el alma y la remisión de las penas.

    1. La justificaciónHemos dicho que la justificación consiste, según su faceta negativa, en la remisión de los pecados

    y, según su faceta positiva, en la santificación y renovación interior del hombre (cfr. Dz. 799,Catecismo, n. 1989).

     No son dos efectos, sino uno solo, pues la gracia santificante se infunde de modo inmediato aldesaparecer el pecado; estas dos realidades no pueden coexistir y, además, no hay una tercera posibilidad: el alma o está en pecado o está en gracia.

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    Así pues, al recibirse con las debidas disposiciones, el bautismo consigue:a) la remisión del pecado original y -en los adultos- la remisión de todos los pecados personales,

    sean mortales o veniales; b) la santificación interna, por la infusión de la gracia santificante, con la cual siempre se reciben

    también las virtudes teologales -fe, esperanza y caridad-, las demás virtudes infusas y los dones del

    Espíritu Santo. Puede decirse que Dios toma posesión del alma y dirige el movimiento de todo elorganismo sobrenatural, que está ya en condiciones de obtener frutos de vida eterna.

    Estos dos efectos se resumen, por ejemplo, en el texto de la Sagrada Escritura que dice:"Bautícense en el nombre de Jesucristo para remisión de sus pecados (perdón de los pecados), yrecibirán el don del Espíritu Santo (santificación interior)" (Hechos 2,38). Otros textos: 1 Cor. 6 11:Hechos 22, 16: Rom. 6, 3ss.; Tit. 3, 5; in. 3, 5, etc. En el Magisterio de la Iglesia se enseña esta verdaden los siguientes textos: Dz. 696, 742, 792, 895, etc.

    2. La gracia sacramentalEsta gracia supone un derecho especial a recibir los auxilios espirituales que sean necesarios paravivir cristianamente, como hijo de Dios en la Iglesia, hasta alcanzar la salvación.

    Con ella, el cristiano es capaz de vivir dignamente su 'nueva existencia', pues ha renacido, cualnueva criatura, semejante a Cristo que murió y resucitó, según las palabras del Apóstol: "Con Él fueronsepultados en el bautismo, y en Él, asimismo, fueron resucitados por la fe en el poder de Dios, que loresucitó de entre los muertos" (Col. 2, 12. Cfr. Conc. Vat. 11, Decr. Unitatis redintegratio, 22).

    3. El carácter bautismalEl bautismo recibido válidamente imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el carácter

     bautismal, y por eso este sacramento no se puede repetir (De fe, Conc. de Trento, Dz. 852 y 857;Catecismo, n. 1121).

    Como hemos dicho, el carácter sacramental realiza una semejanza con Jesucristo que, en el casodel bautismo, implica:

    a) La incorporación del bautizado al Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia.El bautizado pasa a formar parte de la comunidad de todos los fieles, que constituyen el Cuerpo

    Místico de Cristo, cuya cabeza es el mismo Señor.De la unidad del Cuerpo Místico de Cristo -uno e indivisible-se sigue que todo aquel que recibe

    válidamente el bautismo (aunque sea bautizado fuera de la Iglesia Católica, por ejemplo en la IglesiaOrtodoxa o en algunas confesiones protestantes) se convierte en miembro de la Iglesia una, santa,católica y apostólica, fundada por Nuestro Señor Jesucristo.

    b) La participación en el sacerdocio de Cristo, esto es, el derecho y la obligación de continuar lamisión salvadora y sacerdotal del Redentor. Por el carácter, el cristiano es mediador entre Dios y los

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    hombres: eleva hasta Dios las cosas del mundo y da a los hombres las cosas de Dios. Esta participaciónes doble:

    1º. Activa: santificando las realidades temporales y ejerciendo el apostolado.Así lo resume el Decreto sobre el apostolado de los seglares (Decreto Apostolicam actuositatem.

    del Conc. Vaticano Ir), en el n. 2: "la vocación cristiana es, por su misma naturaleza, vocación al

    apostolado". 'Por su misma naturaleza' supone el hecho único y exclusivo de la recepción bautismal. Vertambién, Const. Lumen gentium, nº.31 y33.

    2º. Pasiva: facultad para recibir los demás sacramentos.Por eso el bautismo se denomina ianua sacramentorum, puerta de los sacramentos.

    4. Remisión de las penas debidas por los pecadosEs verdad de fe (Concilio de Florencia, Dz. 696; Concilio de Trento, Dz. 792), que el bautismo

     produce la remisión de todas las penas debidas por el pecado.

    Se supone, naturalmente, que en caso de recibirlo un adulto, debe aborrecer internamente todos sus pecados, incluso los veniales.Por esto, San Agustín enseña que el bautizado que partiera de esta vida inmediatamente después

    de recibir el sacramento, entraría directamente en el cielo (cfr. De peccatórum meritis et remissione, n,28, 46).

    Santo Tomás explica el porqué de este efecto con las siguientes palabras: "La virtud o mérito de la pasión de Cristo obra en el bautismo a modo de cierta generación, que requiere indispensablemente lamuerte total a la vida pecaminosa anterior, con el fin de recibir la nueva vida; y por eso quita elbautismo todo el reato de pena que pertenece a la vida anterior. En los demás sacramentos, en cambio,la virtud de la pasión de Cristo obra a modo de sanación, como en la penitencia. Ahora bien: la

     sanación no requiere que se quiten al punto todas las reliquias de la enfermedad"  (In. Ep. ad Romanos,c. 2, lect. 4).

    5.  NECESIDAD DE RECIBIR EL BAUTISMO

    El bautismo es absolutamente necesario para salvarse, de acuerdo a las palabras del Señor: "El quecreyere y se bautizare, se salvará" (Me, 16, 16).

    El Concilio de Trento definió: "Si alguno dijere que el bautismo es libre, es decir, no necesario para la salvación, sea anatema" (Dz. 861). La legislación eclesiástica afirma: "El bautismo, puerta de lossacramentos, cuya recepción de hecho o al menos de deseo es necesaria para salvarse... (CIC, c. 849).

    La razón teológica es clara: sin la incorporación .a Cristo -la cual se produce en el bautismo-nadie puede salvarse, ya que Cristo es el único camino de vida eterna, sólo Él es el Salvador de los hombres(cfr. in. 14,9; Hechos 4, 12. Ver S. Th. III, q. 68, aa. 1-3).

    Sin embargo, este medio necesario para la salvación puede ser suplido en casos extraordinarios,cuando sin culpa propia no se puede recibir el bautismo de agua, por el martirio (llamado también

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     bautismo de sangre), y por la contrición o caridad perfecta (llamada también bautismo de deseo) paraquienes tienen uso de razón.

    1º. El bautismo de deseo es el anhelo explícito (p. ej., catecúmeno) o implícito (p. ej., pagano oinfiel) de recibir el bautismo, deseo que debe ir unido a la contrición perfecta.

    El Catecismo de la Iglesia Católica enseña al respecto que" a los catecúmenos que mueren antes desu Bautismo, el deseo explícito de recibir el Bautismo, unido al arrepentimiento de sus pecados y a lacaridad, les asegura la salvación que no han podido recibir por el sacramento" (n. 1259). Otros textos delMagisterio pueden verse en: Dz. 388, 413, 796, 847. Ver también CIC, c. 849.

    Para aquel que ha conocido la revelación cristiana, el deseo de recibirlo ha de ser explícito. Por elcontrario, para el que no tenga ninguna noticia del sacramento basta el deseo implícito. De esta forma, lamisericordia infinita de Dios ha puesto la salvación eterna al alcance real de todos los hombres.

    Es, pues, conforme al dogma, creer que los no cristianos que de buena fe invocan a Dios (sin fe esimposible salvarse), están arrepentidos de sus pecados (no puede cohabitar el pecado con la gracia),

    tienen el deseo de hacer todo lo necesario para salvarse (cumplen la ley natural e ignoraninculpablemente a la verdadera Iglesia), quedan justificados por el bautismo de deseo (cfr. LumenGentium, n. 16).

    "En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordiadivina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, quequiere que todos los hombres se salven y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: 'Dejad quelos niños se acerquen a mí, no se lo impidáis' (Mc. l0, 14), nos permiten confiar en que haya un caminode salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aun la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo” (Catecismon.1261).

    2º. El bautismo de sangre es el martirio de una persona que no ha recibido el Bautismo, es decir,el soportar pacientemente la muerte violenta por haber confesado la fe cristiana o practicado la virtudcristiana.

    Jesús mismo dio testimonio de la virtud justificativa del martirio: “A todo aquel que me confesaredelante de los hombres yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10,32); “El que perdiere su vida por amor mío, la encontrará” (Mateo 10, 39); etc. La Iglesia venera comomártir a la niña santa Emereciana, que antes de ser bautizada fue martirizada sobre el sepulcro de suamiga santa Inés, al que había ido a orar. De Valentiniano II, que fue asesinado mientras se dirigía aMilán para recibir el Bautismo, dijo san Anselmo: “Su deseo lo ha purificado” (De obitu Valent. 51).Conforme al testimonio de la Tradición y la liturgia (por ejemplo, la festividad de los Santos Inocentes),también los niños que no han llegado al uso de razón pueden recibir el bautismo de sangre.

    6. 

    EL MINISTRO DEL BAUTISMO

    “El ministro ordinario del Bautismo es el Obispo, el presbítero y el diácono” (CIC, c. 861, & 1).

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    Sin embargo, “en caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la intenciónde hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza del candidato diciendo: “Yo tebautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”  (Catecismo, 1284).

    Si el que fue bautizado permanece vivo tras el Bautismo de emergencia, se debe notificar al párroco correspondiente, el cual averiguará la validez del sacramento, registrándolo en los archivos

     parroquiales y completando las ceremonias adicionales. Fuera de caso de necesidad, el Bautismoadministrado por una persona cualquiera sería válido, pero gravemente ilícito (cf. CIC, c. 862).

    En el caso de urgente necesidad, puede administrarlo cualquier persona, aun hereje o infiel, con talque emplee la materia y la forma prescritas y tenga intención -al menos-de hacer lo que la Iglesia hace.

    "En caso de necesidad, no sólo puede bautizar el sacerdote o el diácono, sino también un hombreo una mujer, e incluso un pagano y un hereje, con tal que lo haga en la forma que lo hace la Iglesia yque pretenda hacer lo que ella hace"  (Dz. 696). Ya antes, el Concilio de Letrán definió como verdad defe que el bautismo puede administrarlo válidamente cualquier persona (cfr. Dz. 430).

    La razón de lo anterior es clara: siendo el bautismo absolutamente necesario para la salvación,

    quiso Jesucristo facilitar extraordinariamente su administración poniéndolo al alcance de todos. Es poreso que la Iglesia indica que "los pastores de almas, especialmente el párroco, han de procurar que losfieles sepan bautizar debidamente" (CIC, c. 861, & 2).

    Si el niño permanece vivo tras el bautismo de emergencia, se debe notificar al párrococorrespondiente, el cual averiguará la validez del sacramento, registrándolo en los archivos parroquialesy completando las ceremonias adicionales.

    Fuera de caso de necesidad, el bautismo administrado por una persona cualquiera sería válido, pero gravemente ilícito (cfr. CIC, c. 862).

    7.  EL SUJETO DEL BAUTISMO

    “Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano no bautizado, y sólo él" (CIC, c. 864).Los sujetos incapaces son sólo los ya bautizados o los muertos. En duda si la persona vive, se

    administra bajo condición: "Si vives, yo te bautizo..."  Cuando hay duda sobre si alguien fue bautizado, osi el bautismo fue administrado válidamente, y la duda persiste luego de cuidadosa investigación, se hade bautizar bajo condición: "Si no estás bautizado, yo te bautizo..."

    Para estudiar las condiciones que han de reunir los que se bautizan, distinguiremos al sujeto adultodel que no ha llegado al uso de razón.

    1º. Los adultosPara quienes han llegado al uso de razón es necesaria la intención de recibir el bautismo, de

    manera que "el bautizado sin voluntad de recibir el sacramento, ni lícita, ni válidamente es bautizado"  (lnstr. de la Sagrada Congregación del Santo Oficio, 3-VIII-1860).

    Estaría en este caso, por ejemplo, el infiel que sea obligado a recibir el bautismo, o que finjarecibirlo para sacar provechos personales, o si mientras duerme es bautizado sin su consentimiento, etc.

    Para recibirlo lícitamente, se requiere (cfr. CIC, c. 865, & 1):

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    - que el sujeto tenga fe (recuérdense las palabras de Mc. 16, 16: "El que creyere y fuere bautizado,se salvará": primero la fe, luego el bautismo). Las verdades de fe en las que -al menos-debe creer, son: laexistencia de Dios, que Dios es remunerador, la Encarnación del Verbo, y la Santísima Trinidad. Ha de preceder al bautismo, por tanto, la instrucción suficiente sobre estas verdades; ya después de bautizadohabría de ser instruido en las demás;

    - que esté arrepentido de sus pecados (Hechos 2, 38: "arrepiéntanse y bautícese cada uno deustedes") pues, como hemos dicho, la gracia -en este caso, la que recibe el bautizado-es incompatiblecon el pecado.

    De lo anterior se seguiría, por ejemplo, que quien acepte ser bautizado por miedo, recibiráválidamente el sacramento, puesto que le faltaría la intención de recibirlo, aunque mientras no tuviera lafe y la penitencia debidas, sería infructuoso en él.

    2º. Los niñosEs válido y lícito el bautismo de los niños que aún no llegan al uso de razón.

    Inocencio III lo declaró verdad de fe contra los valdenses (Dz. 424 y 430); el Conc. De Trentocontra los anabaptistas (que repetían el bautismo cuando el individuo llegaba al uso de razón) y contralos protestantes (afirmaban que al ser la fe causa eficaz de la validez sacramental, se requería que elsujeto la poseyera en acto: cfr. DI. 867 a 870).

    La costumbre de bautizar a los niños es muy antigua en la Iglesia. Ya el Concilio de Cartago (a.418) declaró contra los pelagianos que los niños recién nacidos del seno materno han de ser bautizados(canon 2). La misma doctrina se declaró en Éfeso y en otros muchos Concilios (11 de Letrán, IV deLetrán, Vienne, Florencia, etc.).

    Según la doctrina católica, la fe actual del niño puede faltar, pues no es ella la causante de laeficacia sacramental -como afirman los protestantes- sino sólo un acto dispositivo. La fe en acto es

    sustituida por la fe de la Iglesia.Una profunda fundamentación filosófica de este importante tema es tratada en la Suma Teológica

    III, q. 68, a. 9.Santo Tomás de Aquino (cfr. S. Th., III, q. 68, a. 9) prueba que no sólo es lícito y válido bautizar a

    los niños, sino que además:-es necesario bautizarlos, ya que nacen con la grave mácula del pecado original, que sólo el

     bautismo puede curar (resultaría análogo el caso del niño que nace enfermo y no se busca su alivio);-es conveniente porque, como la gracia se produce ex opere operato, ya desde esa tierna edad son

     poseedores de los bienes sobrenaturales y reciben la constante actuación benéfica del Espíritu Santo ensus almas.

    Con frecuencia algunos se preguntan: "¿Está bien que los padres o los padrinos acepten en nombredel niño unas obligaciones sin saber si luego serán aceptadas?" Es verdad que el bautismo imponeobligaciones y exige responsabilidades, pero también la vida y la educación del párvulo exigenresponsabilidades y, con todo, no se pregunta al niño si quiere asumir las cargas de la escuela o de lavida, sino que se le prepara para hacerlo porque son para él un bien.

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    El bautismo es un don, el mayor de todos los dones. Para recibir un don no se requiere elconsentimiento explícito. ¿No hay acaso leyes por las que los padres o tutores pueden y deben aceptaruna herencia en nombre de su hijo? ¿Por qué razones habría que hacer una excepción con el bautismo,que abre camino a los tesoros de la gracia?

    Tampoco es motivo suficiente decir que siempre queda tiempo para recibir el bautismo en edad

    adulta. Esto equivaldría a decir que no tiene importancia alguna el beneficio que recibe el niño desde pequeño, o exponerlo durante años al peligro de perder el cielo eternamente y, puesto que nadie tieneseguro un solo día de vida terrena, luego tampoco está asegurado el bautismo más adelante si a sutiempo no lo recibió por negligencia de sus padres.

    En vista de la importancia que el bautismo tiene para la salvación, la legislación de la Iglesiaindica que "los padres tienen obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas" (CIC, c. 867 & 1), y "si el niño se encuentra en peligro de muerte, debe ser bautizado sindemora" (Ibid., & 2).

    Por la misma razón, también se indica que "el niño de padres católicos, e incluso no católicos, en

     peligro de muerte, puede lícitamente ser bautizado, aun contra la voluntad de sus padres"  (c. 868, & 1);aunque fuera del peligro de muerte, no se ha de bautizar al niño cuyos padres se opongan, por no tener laesperanza de poder educarlo en la religión católica (Ibid.).

    Por último, se indica que:- "El niño expósito o que se halló abandonado, debe ser bautizado, a no ser que conste su bautismo

    después de una investigación diligente" (c. 870);- "En la medida de lo posible se deben bautizar los fetos abortivos, si viven" (c. 871).La doctrina de que el feto humano está informado por el alma racional desde el primer momento

    de su concepción, es la razón por la que el legislador manda bautizar si se produce un aborto. Es de notar

    que esta doctrina es tan firme, que no tiene lugar en este caso el bautismo bajo condición, si consta queel feto está vivo.

    Las mismas razones aducidas para el bautismo de los niños han de emplearse cuando se trata dedementes que nunca han tenido uso de razón.

    8.  LOS PADRINOS DEL BAUTISMO

    Padrinos son las personas designadas por los padres del niño -o por el bautizado, si es adulto-, parahacer en su nombre la profesión de fe, y que "procuran que después lleve una vida cristiana congruentecon el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones del mismo" (CIC, c. 872).

    La legislación de la Iglesia en tomo a los padrinos del bautismo estipula que:

    -"ha de tenerse un solo padrino o una madrina, o uno y una" (CIC, c. 873);- para que alguien sea admitido como padrino, es necesario que:

    Tenga intención y capacidad de desempeñar esta misión;

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    Haya cumplido 16 años;Sea católico, esté confirmado, haya recibido el sacramento de la EucaristíaY lleve una vida congruente con la fe y la misión que va a asumir; No esté afectado por una pena canónica; No sea el padre o la madre de quien se bautiza (cfr. CIC, c. 874 & 1).

    II. 

    EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACIÓN 

    1.  NOCIÓN

    La confirmación "es el sacramento que da el Espíritu Santo para enraizarnos más profundamenteen la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía más a su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la

     palabra acompañada de las obras"  (Catecismo, 1316).

    Por implicar perfección y consumación de la gracia y el carácter del bautismo, este sacramentoforma parte de la iniciación cristiana. Confirmar significa afirmar o consolidar, y por ello laconfirmación lleva a su plenitud lo que en el bautismo era sólo inicio. Particularmente luego de larecepción de este sacramento, la misión del cristiano será más activa que pasiva, en consideración dedicha plenitud: misión eminentemente apostólica, donde se continúa -de algún modo- la gracia dePentecostés.

    Por esta razón, sólo los confirmados pueden ser padrinos de bautismo, o recibir las sagradasórdenes.

    La confirmación es para nosotros lo que Pentecostés fue para los Apóstoles.Luego de haber dado Jesucristo el Espíritu Santo a los Apóstoles (cfr. in. 20, 22), éstos

     permanecían tímidos, ignorantes e imperfectos. Dios procede por grados en la comunicación de susdones. Los Apóstoles tenían ya el Espíritu Santo, pero no habían recibido aún la fortaleza para confesarla fe y transmitirla: ésta la recibieron el día de Pentecostés. También nosotros recibimos por primera vezal Espíritu Santo en el bautismo, recibiendo luego, la plenitud de sus dones, en la confirmación.

    2.  LA CONFIRMACION, SACRAMENTO DE LA NUEVA LEY

    Este sacramento, como todos los otros, fue instituido por Jesucristo, pues sólo Dios puede vincularla gracia a un signo externo. Sin embargo, no consta en la Sagrada Escritura el momento preciso de lainstitución, aunque repetidas predicciones de los profetas relativas a una amplia difusión del Espíritudivino en los tiempos mesiánicos (cfr. Is. 58, 11; Ez. 47, 1; Joel2, 28, etc.), el reiterado anuncio por partede Cristo de una nueva venida del Espíritu Santo para completar su obra, y la misma acción de losApóstoles hacen constar la institución de un sacramento distinto del bautismo.

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    2.  La formaLa forma de la confirmación consiste en las palabras que acompañan a la imposición individual de

    las manos, imposición que va unida a la unción en la frente.El Ordo Confirmtionis (22-VIII-7l) indica que las palabras son: "Recibe el signo del Don del

    Espíritu Santo".

    Lo mismo que al soldado se le dan las armas que debe llevar en la batalla, así al confirmado se lesigna con la señal de la cruz en la frente, para significar que el arma con que ha de luchar es la cruz,llevada no sólo en su mano o sobre su pecho, sino sobre todo en su propia vida y conducta.

    4.  EFECTOS DE LA CONFIRMACION

    “De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión plena del Espíritu Santo,

    como fue concedida en otro tiempo a los apóstoles el día de Pentecostés"  (Catecismo, 1302)."Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal:

    -nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir 'Abbá, Padre' (Rm.8,15);-nos une más firmemente a Cristo;-aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo;-hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia;-nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la

     palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristoy para no sentir jamás vergüenza de la cruz" (Id., 11. 1303).

    Otro efecto de la confirmación es que "imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el

    'carácter', que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíriturevistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo (cfr. Lc. 24, 48-49)" (Id., n. 1304).

    “El 'carácter' perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo, y 'elconfirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como en virtud de un cargo(quasi ex officio)" (Id., n. 1305).

    5.  NECESIDAD DE RECIBIR EL SACRAMENTO

    En el inciso 2.5 se explicó que el bautismo es el único sacramento absolutamente necesario para lasalva