A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Annotation

    RESEÑAAbbott es un profesor 

    universitario de vacaciones, padreexhausto de una niña de dos años,marido de una embarazada insomney amo de un perro miedoso.

    Abbott se afana en las tareasdomésticas, aunque sus trabajos no

    salen siempre como quisiera: un díase olvida de ponerle crema solar a

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    su hija o la viste de invierno e pleno verano; otro día se estropeala nevera o aparece una serpienteen su jardín.

    Abott parece abducido por susafanes diarios, pero no puede dejar 

    de ponerse constantemente eentredicho ni de percibir las

    implacables paradojas de las queestá hecha la vida.

    Y así, mientras limpia elvómito de la sillita de su hija sedice: «Las dos proposicionessiguientes son ciertas:

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    (a) Si tuviera la ocasión,Abbott no cambiaría ni uno delos elementos fundamentalesdesu vida, pero

    (b) Abbott no soporta suvida».

    Compuesta por pequeñasescenas cotidianas, terroríficas

    unas, maravillosas otras, A propósito de Abbott es una

    descacharrante historia sobre las pequeñas desventuras, agobios y

    luchas de las que está hecha la paternidad.

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    CHRIS BACHELDER 

     

    A PROPÓSITO DE ABBOTT

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    Título original: Abbott Awaits

    Copyright © 2011 by ChrisBachelder 

    © de la traducción, IsmaelAttrache, 2012

    © de esta edición: Libros delAsteroide S.L.U.Ilustración de cubierta: © Ed.

    Carosia

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    Publicado por Libros delAsteroide S.L.U.

    ISBN: 978—84—15625—209

    Depósito legal: B. 27.830— 2012

    Diseño de colección ycubierta: Enric Jardí

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     Para las maravillas:

     Jennifer, Alice, Claire

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    O the evening robin, at the end of a

     NewEngland summer day! If I could ever 

    find thetwig he sits upon!1

    THOREAU, Walden

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    La bombilla de la lámpara delescritorio se fundió hace once días,

     pero Abbott sigue girando elinterruptor cada vez que se sienta.

    Es una costumbre, no unaesperanza, piensa Abbott, aunque se

    d i fl i b l

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    detiene a reflexionar sobre ladiferencia entre ambas cosas. Sesienta en la oscuridad y espera aque se produzca la conexión. Al

    otro lado del pasillo, debajo de la puerta de su dormitorio, no hay luz,

    lo que implica que su mujer duerme, o no. Está embarazada de

    seis meses y tiene insomnio. ¿Ladespertaría si Nueva York quedara

    reducida a un montón de ceniza yescombros? ¿A Charlotte? En todocaso, esta noche el imperio estámás o menos intacto. Abbott pincha

    i l U j d j

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    en un titular: «Una pareja dejaatado a un niño en un coche, al sol, para ir a cenar», pero descubre queel artículo no responde a las

     preguntas que plantea dicho titular.Por ejemplo, ¿por qué hace la gente

    lo que hace?, y ¿qué ha sucedido?Teniendo en cuenta cuál es el

    restaurante en cuyo aparcamientosupuestamente dejaron atado al

    niño, de nueve años, el verbo«cenar» no solo le parece a Abbottimpreciso sino periodísticamente perverso. Ve en otro sitio que una

    i l b id d h f id

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    antigua celebridad ha preferidomorirse antes que llegar a lamadurez. Otra persona ha muerto por culpa de una broma gastada co

    un saco de dormir. Tras unatrampilla ha aparecido un calabozo.

    En letras más pequeñas: elfuncionamiento y el mal

    funcionamiento de ciertos equiposmilitares ha segado la vida de

    muchas, muchas personas, y todasellas, supone Abbott, habrían preferido seguir viviendo, a pesar de todo. Recuerda que tiene que

    t l é d d l j dí D b í

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    cortar el césped del jardín. Deberíaacostarse. Sabe que dormir esnecesario para tener buen humor,energía, memoria reciente y remota;

     piel, cerebro, corazón, espalda y pies sanos. Hay gente que llega a

    morirse por falta de sueño. Peroesta noche, en una página web co

     poco tráfico y cargada desuperioridad moral, encuentra u

    ensayo fotográfico sobre uorfanato de Chernóbil, dos décadasdespués de la Catástrofe. Hay unaadvertencia sobre el carácter 

    t b d d l i á A

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     perturbador de las imágenes. A partir de ese momento le resultacomplicado cerrar la página, noquiere ser de esos que no quiere

    ver cosas perturbadoras. Peroantes, la ronda de seguridad en seis

     pasos de Abbott: (1) hora  (00.42);(2 ) vigilabebés  (en silencio); (3)

    luz por debajo de la puerta del dormitorio  (no hay luz); (4)

    otencia del acceso telefónico ainternet   (49,6 Kbps); (5) abultadomontón de exámenes finales

    (corregidos a medias); (6) nivel de

    l id (bajo) Abbott

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    luido en su copa  (bajo). Abbottatraviesa la casa oscura, se dirige ala cocina para rellenarse la copa yvuelve al despacho en penumbra.

    o es que no haya cajas de bombillas en el armario del

    vestíbulo. Se acomoda en la silla,gira el interruptor de la lámpara.

    Sabe que esto le va a doler: veráfotografías que tardan mucho e

    descargarse, en las que apareceniños deformados y radiactivos,mientras su hija, de desarrollonormal, duerme al otro lado del

    vestíbulo con un pijama azul y

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    vestíbulo con un pijama azul yverde. La niña tiene una piel perfecta. Abbott minimiza laventana donde va apareciendo la

     puntuación de un partido de béisbolde la Costa Oeste y entonces, ya

     perturbado, elige una image perturbadora.

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    JUNIO

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    1. Abbott va a la tienda deanimales

     Nunca habría que fiarse de unatienda de animales en la quetambién sirven refrescos, pero haceuna mañana soleada en el valle dePioneer, al oeste de Massachusetts,

    y Abbott está dispuesto a salir aencontrarse con el mundo. Además,

    tiene que ocupar otra hora para quesu mujer pueda dormir con la casa

    en silencio Durante el trayecto e

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    en silencio. Durante el trayecto ecoche desde la cafetería, busca lasgafas de sol en un compartimento dela puerta del copiloto y se las pone

     por primera vez ese año. Lemolestan en la nariz y en las orejas.

    Tienen casi diez años. Quizá eseverano sea capaz, por fin, de

    romperlas o perderlas. «¿Estáslista?», le pregunta a su hija de dos

    años mientras la saca de su sillitade seguridad. En el aparcamiento,la niña señala al cielo y exclama:«¡La luna!». Abbott levanta la vista

    con escepticismo pero la pequeña

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    con escepticismo, pero la pequeñatiene razón. Los adultos pasan a slado llevando bolsitas de peces ogrillos. Sonríen al hombre de las

    gafas de sol del milenio pasado y ala niña de cabello rizado. Ya en el

    interior de la tienda de animales yrefrescos, Abbott lamenta de

    inmediato haber realizado esaexpedición. Para empezar, el olor.

    Y esos gorjeos y esos susurros tantristes. Su hija comienza aretorcerse y, cuando la deja en elsuelo, se abalanza sobre un alto

    expositor giratorio con unos pájaros

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    expositor giratorio con unos pájarosde plástico que sirven, segúdescubre un consternado Abbott, para que los pájaros domésticos de

    verdad no se sientan solos. Les ha puesto el nombre de Amigos. La

    niña saca uno de esos objetos delos estantes inferiores y sale

    disparada en dirección a lascobayas, que están dormidas o

    muertas, recorre en zigzag el trágico pasillo y va pasando por hámsteresescondidos, los conejos quemordisquean cosas y lagartos que

    disfrutan de la luz que emiten unas

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    disfrutan de la luz que emiten unas bombillas amarillas. Casi todos losanimales, los de sangre caliente ylos de fría, esconden las caras e

    las esquinas más alejadas de lasaulas o los terrarios. Abbott

    advierte que, a partir de un punto alfondo del pasillo, los recintos

    empiezan a contener animales queson comida al por menor para otros

    animales: moscas, gusanos, larvas,cucarachas, hormigas y grillos.«Ahí —dice la niña—. Eso.» Lachiquilla le enseña su Amigo a un

    escorpión aburrido. El final del

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    escorpión aburrido. El final del pasillo, donde se alza una silueta decartón, a tamaño natural, de u personaje al que Abbott no

    reconoce, resulta que no es el finaldel pasillo. El corredor continúa

    extendiéndose en la penumbra,debajo de un tubo fluorescente

    fundido. La hija de Abbott pasacorriendo al lado de la silueta a

    tamaño natural, pierde un zapato pero no le importa. Abbott recogeel zapato y la sigue. Le da lasensación de que el interior del

    edificio es más grande que el

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    edificio es más grande que elexterior. Al fondo del pasillo,delante de unas cajas apiladas decerveza de raíz y de gaseosa co

    sabor a vainilla, ve un acuario llenode artículos de fiesta de vivos

    colores. Su hija también lo ve y seacerca, arrastrando un calcetín. Al

    aproximarse al acuario tenuementeiluminado, Abbott advierte que está

    lleno de caracoles de plástico decolores chillones. Al acercarse aúnmás, siguiendo a su hija, descubreque en la urna hay cangrejos

    ermitaños —de verdad— con el

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    e ta os de ve dad co ecaparazón pintado, una imagen antela cual experimenta una complejareacción. No puede evitar 

     preguntarse, en primer lugar, quién pintará esos cangrejos. No resulta

    difícil imaginar las improvisadascadenas de montaje, la ventilació

    insuficiente, los dedos estropeados por los movimientos repetitivos y

    los cortes producidos por las pinzas. Piensa que la pintura decangrejos no satisface lo que élconsidera una necesidad

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    omo sapiens  ( sapiens  quiere

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    p ( p qdecir inteligente o sabio)aparecieron hace unos doscientosmil años, momento en que casi

    enseguida, relativamente hablando,empezaron a decorar otras

    especies. Abbott contempla uncangrejo morado con una franja

    amarilla que se acerca a otro rosacon una greca azul en zigzag y,

    aunque no sabe muy bien si loscangrejos ermitaños tienen sistemanervioso central, espera que, ecaso afirmativo, dicho sistema

    carezca de la complejidad

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    p jsuficiente para generar sentimientosde vergüenza o humillación. Egeneral, está en contra de cualquier 

    tipo de pintura en animales, pero eese instante le parece que u

    cangrejo ermitaño constituye unachuchería particularmente

    inadecuada. Hay que reconocerlo:no se trata de una criatura

    demasiado alegre, y esos remolinos pintados en tonos pastel resultan,más que graciosos o monos,impropios y deprimentes.

    aturalmente no falta, para el fa

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    pentregado, el cangrejo de los RedSox, azul y con una B  roja, solo euna esquina de la urna. Abbott se

    agacha para estudiarlo y, al ver queel animal está atrapando pequeños

    fragmentos de pintura paramanualidades de color verde lima,

    nota un chasquido eléctrico en el pecho que sólo puede implicar que

    el circuito cardíaco le ha vuelto afallar. «Bonito —dice su hija, pegando las palmas de las manos yla nariz al cristal sucio—. ¿Puedo

    uno?», pregunta. Todos los expertos

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    en educación infantil, cuyosconsejos su mujer le transmite deforma radicalmente abreviada,

    aconsejan que se utilice la palabra«No» con la menor frecuencia

     posible cuando uno habla con uniño pequeño. «No», dice Abbott.

    Coge a la niña en brazos y se poneen marcha. «Vamos —dice—. Es

    hora de volver a casa.»

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    2. Abbott y la voltereta

    En la alfombra manchada delcuarto de estar, Abbott levanta

    cuidadosamente a su hija girándolasobre la cabeza, en algo parecido a

    una voltereta. «Voltereta», dice el padre. «¿Papá hace?», pide la niña.

    «Vale», accede, al fin y al cabo, esverano y está de vacaciones. Aparta

    los libros y los animales paradisponer de más espacio. Está

    entregados a divertidos juegos

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    físicos; el cuerpo es un instrumento

    asombroso. «Muy bien, mírame»,dice al notar que la atención de la

    niña ya empieza a centrarse en unaardilla de peluche listada. Se

     prepara, pero se detiene para plantearse si lo que tiene en la

    cabeza es realmente una voltereta.Lleva años, quizá décadas, si

     pensar en una voltereta. Lo que estáhaciendo (o lo que se dispone ahacer) no parece serlo. No puedeser una voltereta. Para empezar, lo

    que se dispone a hacer (dar una

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    vuelta de campana y aterrizar sobre

    la espalda) se le antoja algoextraordinariamente difícil y

     peligroso. Extrapola y se dice quehabrá un momento, en mitad de la

    «voltereta», en que las únicas partes de su cuerpo que estarán e

    contacto con el suelo serán lasyemas de los dedos y el cráneo. Y

    eso da la impresión de ser unafigura gimnástica bastanteavanzada. Lo que sabe de lasvolteretas es que son ejercicios

    sencillos, divertidos, espontáneos,

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    un giro muy básico, por lo que

    deduce que se está equivocando ealgo. Mientras se arrodilla, con la

    frente en la alfombra, Abbott seconvence de que aquello no es una

    voltereta, pero contempla la posibilidad de llevarlo a cabo de

    todos modos, dejándose llevar por la actitud que hay que exhibir alentregarse a un divertido juego.«¡Ardilla!», exclama su hija. Smujer entra y dice: «Huy, papá estáintentando dar una voltereta.

    Cuidado, papá». «Papá hace»,

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    asegura la niña, a quien la cuestió

    vuelve a interesar. Abbott recuerdalo que se sentía al subir al

    trampolín más alto de la piscina delcondado. No podías volver a bajar 

    la escalera tal cual. «¿Esto es unavoltereta?», pregunta, con la frente

    en la alfombra. «¿Y a ti qué te parece?», responde su mujer.«¿Está mirando?», pregunta él.«Bueno, más o menos», dice ella.Así que Abbott lleva a cabo lo proyectado, una vuelta vertiginosa y

    desmañada que termina en unasl id

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    leves náuseas y un gruñido. No

    tanto un giro como una caídaaccidental. La respiración le sale

    entrecortada y se queda mirando eltecho. Piensa que lo que le duele

     puede ser el riñón. Su mujer y shija aplauden y ríen. «Tienes que

    meter la barbilla, cariño», le dicesu mujer. Un hombre no sabe cuálesson sus actos postreros: la últimavez que nada en el mar, la últimavez que hace el amor. Sin embargo,a los treinta y siete años, quizá en el

     punto medio de su vida, la únicai Abb b h

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    que tiene, Abbott sabe que ha

    intentado dar su última voltereta.

     

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    3. Abbott y el semáforoestropeado

    Después de que una tormentaeléctrica atraviese con graestruendo el valle de Pioneer,

    doblando los arces y traumatizandoal perro de la familia, Abbott sale

    de casa para comprar un cartuchode tinta para la impresora. Mientras

    conduce va viendo grandes ramasen los jardines y las calles. Oye

    unas sirenas a lo lejos. El sol ya halid l f lt j d h

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    salido y el asfalto mojado humea.

    Al acercarse a un cruce de doscarreteras de doble sentido, co

    mucho tráfico, observa que elsemáforo está estropeado,

    derribado seguramente por latormenta. No hay ningún agente de

     policía para dirigir el tráfico. Pulsaun botón para cerrar las puertas delcoche. Se acuerda de lo escaso desu seguro de vida. Sin embargo, poco a poco percibe lo que está pasando delante de él en el cruce.

    Los conductores, como sii t h bi ll d

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     previamente hubieran llegado a u

    acuerdo, están resolviendo lo delsemáforo estropeado como si en ese

    cruce de dos carreteras hubiera unaseñal de stop, y están avanzando

    or turnos. Si Abbott no seequivoca, esos turnos siguen u

    movimiento coordinado contrario alde las agujas del reloj. De tanto etanto se produce alguna pausa en laque ningún coche circula y en la queun conductor le hace una seña aotro, que a su vez responde con u

    ademán y avanza. Todos utilizan lasseñales pertinentes A lo largo de

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    señales pertinentes. A lo largo de

    su vida Abbott ya ha visto, dos otres veces, alguno de esos

    igualitarios subgrupos circulatorios,surgidos tras la tormenta y todas

    esas veces ha estado a punto deecharse a llorar. Esa ruptura en el

    orden social perfectamentereparada por un grupo deconductores humanos, moralmenteimaginativos y cooperadores,dotados de un firme e instintivo

    sentido de la justicia. Aquello

    contradice lo que sostienen ThomasHobbes William Golding el padre

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    Hobbes, William Golding, el padre

    de Abbott... Cuando Abbott sedetiene delante del semáforo roto,

    indica a un asiático de medianaedad que pase, que haga el giro a la

    derecha que el asiático le haindicado que quiere efectuar. (El

    asiático gira a la derecha y losaluda.) Abbott mira al conductor que tiene a la izquierda. Una mujer con pinta de profesora de yogatamborilea con los dedos en el

    volante para instar a Abbott a

    avanzar, y él la saluda con sumoentusiasmo mientras atraviesa el

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    entusiasmo mientras atraviesa el

    cruce de un lado a otro y se dirige acomprar el cartucho para la

    impresora. La nivelación de lascalles y los desagües pluviales

    están cumpliendo con su cometido.El sol brilla y purifica. Todos los

    universitarios se han marchado. Ahídebería acabar la historia, pero nolo hace. Cuando acaba la historia,que es ahora, Abbott está pensandode nuevo en lo que le pasó al bebé

    en Tulsa.

     

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    4. El perro de Abbott

    El perro de Abbott es un precioso, robusto y sano labrador 

    amarillo que muy bien podríatratarse, él enterito, del ser más

    timorato de la Creación. Al animalsiempre le han dado un miedo

    tremendo los truenos, los fuegosartificiales y los motores que

     petardean; pero la extensión y laintensidad de sus temores ha

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    veraniegas. También da laimpresión de que le da miedo algo

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    impresión de que le da miedo algo

     para lo cual la definición más precisa sería la de nada. Entre los

    síntomas de su miedo se cuentaunos intensos temblores, los jadeos,

    la alopecia y un babeo tan excesivoque las patas delanteras se le pone

    relucientes y resbaladizas. La mujer de Abbott afirma con frecuenciaque el animal siente los cambios de presión, los fenómenosmeteorológicos lejanos. «No, de

    eso nada», replica Abbott. Desde

    hace una semana, sin motivoaparente al perro le invade el

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    aparente, al perro le invade el

     pánico por las noches. La mujer deAbbott, en el tercer trimestre de

    gestación, se levanta frecuentementea orinar. Cuando vuelve a la cama,

    Abbott se ha fijado en que el perrotiembla e intenta meterse debajo de

    cosas demasiado pequeñas para que pueda meterse en ellas, mientras losadeos diseminan el mal aliento del

    animal. «Será que se está acercandouna tormenta», aventura su mujer 

    todas las noches. Abbott siempre

    abre de par en par lascontraventanas para señalar lo que

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    contraventanas para señalar lo que

    él cree que es la Osa Menor. «Miralleva una semana diciendo—. No

    hay ninguna tormenta.» «Estarálejos —dice su mujer—. Él la

    nota.» Hoy, tras cinco o seis nochessin tormentas, Abbott, incómodo

    con tanto misterio e irritado con el perro, se empeña en detectar por lanoche alguna pulsación o algunaonda aterradora durante la brevevisita de su mujer al baño, al otro

    extremo del pasillo. Se incorpora

    en la cama, contiene el aliento,ladea la cabeza con un gesto

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    ladea la cabeza con un gesto

    receptivo y llega así a una hipótesis prometedora: parece que al perro le

    asusta el rumor apenas audible del papel higiénico al desenrollarse.

    Sabe que esa conjetura requiere uexperimento bien diseñado y u

    ayudante dispuesto. Ruega a smujer que quite, sin apenas hacer ruido, el rollo de papel del portarrollos sujeto a la pared, la próxima vez que vaya. Cuando ya

    haya quitado el rollo, ella puede...

    Su mujer le dice que del resto sepuede encargar ella sola. Cuando

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     puede encargar ella sola. Cuando

    llega el momento, unas dos horasdespués, la esposa lleva a cabo la

     prueba con una eficiencia quecompensa su actitud desganada.

    Entretanto, Abbott observa al perrocon rigor y objetividad. Advierte

    que el sujeto, aunquemanifiestamente angustiado por laausencia de su mujer, no muestralos síntomas de un episodio de pánico absoluto. La inexistencia de

    terror parece confirmar su hipótesis

    (aunque Abbott se siente impelido allevar a cabo varias pruebas más,

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    eva a cabo va as p uebas ás,

    con y sin el portarrollos sujeto a la pared). Es una anécdota que a

    Abbott le gustaría contar a suscolegas en un cóctel para

     profesores universitarios, si algunavez asistiera a uno; podría

    considerarse una agradable,graciosa y emocionante anécdotasobre la mascota de la familia, perotambién puede convertirse en una parábola sobre la Ilustración.

    Abbott imagina a los eruditos

    apiñándose y apretujándose paraescuchar la historia, a punto de

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    , p

    derramar sus copas sobre laalfombra del decano. Para resaltar 

    los efectos dramáticos de lanarración (y conseguir explicar 

    claramente las sesudasimplicaciones sobre la formació

    del conocimiento), Abbott advierteque debe tomarse ciertas licenciascon la verdad. Embellece, amplía.Omite. Por ejemplo, no ve motivoalguno por el que deba contarle al

    embelesado e imaginario público

    que él no suele reaccionar al miedodel perro con compasión, ni

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    p p ,

    siquiera con curiosidad intelectual,sino con rabia y exasperación. A

    Abbott le vuelve loco que el perroviva siempre tan angustiado por ta

     poco, que no lo puedan tranquilizar,cuando tiene miedo, con palabras,

    razonamientos, pruebas, afecto oqueso. Abbott sabe que conviene nomencionar todo eso, pero esosdetalles resultan sumamentemolestos; el pelo en el armario, la

     baba por el suelo. Hablamos de una

    criatura que sabe que ha llegado lahora del paseo por el calzado que

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    p p qha elegido  Abbott, pero que seniega a comprender que el globo de

    una fiesta de cumpleaños no suponeuna amenaza de muerte. Ahora,

    abruptamente, la anécdotadesaparece y la sustituyen la rabia y

    la exasperación que Abbott habíaolvidado al imaginarla. No sabe, ono del todo, por qué le producetanta rabia y exasperación esemiedo tenaz del perro. Abbott

    sostiene que la hipótesis de s

    mujer es indemostrable.

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    5. En el que el artificiosorprende a Abbott

    Resulta que las lágrimas deuna actriz muy conocida en una película muy conocida no so

    lágrimas de verdad. Son un efectoespecial, añadido tras el rodaje. El

    director, pillado por un heroicoorganismo de control del sector del

    entretenimiento, defiende a la actrizen una entrevista, alegando que

     podría haber llorado de verdad siél se lo hubiera pedido. No se lo

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     pidió. Es una intérprete espléndidaque se merece un Oscar. Fue en el

     proceso de montaje cuando eldirector decidió que las lágrimas

     podían mejorar la escena ecuestión. Y entonces sí, incluyó

    unas cuantas digitalmente. Noentiende a qué viene la polémica.Al fin y al cabo, la persecución ecoche del filme no es real, nitampoco lo es el triple homicidio.

    En internet aparece un fotograma de

    la película en que llora la actriz yAbbott advierte que, efectivamente,

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    las lágrimas parecen falsas: soesferas grandes, redondas,

    compactas, hollywoodienses, gotasde rocío en una hoja. Da la

    impresión de que podrían fluir hacia arriba, subir por el rostro de

    la actriz. El director declara en esaentrevista que no debemos olvidar que todo arte es una ilusión. Afirmaque, aunque las lágrimas hubierasido reales, habrían sido falsas.

    Dice que hay que plantearse esa

    cuestión. Abbott comprende por quéPlatón expulsó a hombres como ese

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    de su ciudad. «Lo que tendrían quehacer en el cine —dice en la cena,

    se supone que a su mujer, el únicoadulto presente aparte de él— es

     ponerle a todo el mundo lágrimasen la cara. En las comedias, en las

     películas de acción, en los dramas.A todo el mundo. A todos los personajes de todas las películas,que lloren desde los títulos decrédito hasta el final. ¿No

    mejorarían así todas las escenas?

    Eso es lo que me gustaría ver.»Casi todas las tardes se reúnen a

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    cenar en familia, normalmentesobre las cinco menos cuarto. «Es

    difícil —le dice su mujer al cabode un rato— relacionarse con todo

    el mundo.» Su hija pregunta: «¿Más pepino?». Su mujer dice: «¿Sabes a

    qué me refiero?». Abbott cree quesí sabe a qué se refiere. Cree quequiere decir que es imposible. Loque quiere decir es: «Por favor,corta el rollo. No te levantes de la

    mesa en cuanto acabes de cenar.

    Vive con nosotras, ahora, en estacasa».

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    6. Abbott y la paradoja delcrecimiento personal

    Abbott tiene que ocuparse de

    la niña durante dos horas y quinceminutos hasta que su mujer tome el

    relevo. Por la mañana su hija y éldan un caluroso paseo por los

    alrededores del vecindario a pasosdesesperantemente lentos y vuelve

    a casa con bastantes bellotas y una piedra lisa y gris. Abbott se prepara

    antes de mirar el reloj de la cocina.Calcula la hora restándole quince

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    minutos a su estimación másconservadora del tiempo

    transcurrido, pero descubre que,aun así, se ha adelantado quince

    minutos. La mañana bosteza ante él.Le lee un libro a la niña seis veces

    seguidas, con unas ganas tremendasde prenderle fuego a la casa delautor. Su hija derrama zumo sobrela alfombra, y Abbott lo seca con lacamiseta. Contemplan el gato del

    vecino en el jardín. Se cargan u

    yoyó. Dan vueltas a un molinillo.Comen unas galletas en forma de

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    animales. Juegan con un dinosauriode juguete, de cuello larguísimo,

    cuyo maravilloso nombre científico,según descubrirá Abbott más tarde,

    han cambiado en secreto para ponerle un apelativo mucho peor.

    Mira el reloj y lanza un grito deangustia. Sus cuatro tazas y mediade café han sido en realidad, segúel medidor de la jarra, once tazas.Bailan como si fueran robots.

    Encuentran una mariquita y unas

    agujas marrones de pino que hadebido caerse del árbol de

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    avidad. Clasifican unas cuentas decollares por colores, por tamaños.

    Las dejan caer por superficiesinclinadas. «Papá sienta ahí», dice

    la hija de Abbott, y Abbott se sientaahí. «Coge esto», dice ella, y él lo

    coge. «Haz esto», dice ella, y él lohace. «Así no», dice ella. ¿Quéhacía antes Abbott en las mañanasde verano? Ni siquiera puederecordar, ni siquiera puede

     plantearse la libertad, la terrible

    enormidad de Su Propio Ser. Sumujer entra en el cuarto de estar, le

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    da un beso en la cabeza caliente yotro en la cabeza caliente de la

    niña, después se sienta en el sueloen posición de ponerse a jugar.

    Abbott se bebe de un trago lo quequeda del café tibio y se va a la

    cama. Oye cómo su mujer y su hijahablan en la mesa del comedor.«¿Cómo crees que deberíamosllamar al bebé?», le pregunta a la pequeña. Se produce una pausa y la

    niña responde: «Guepardo». Abbott

    se va sumergiendo en el sueño cola inefable sensación de alivio de

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    no haber sabido, antes de ser padre,qué suponía ser padre (no sabía de

    verdad   cómo era de verdad ), porque de haber sabido antes de ser 

     padre lo profundamente agotador que resulta, hasta qué punto hay que

    olvidarse de uno mismo, nuncahabría sido padre, y entonces, oahora, nunca habría sido padre deesa niña extraordinaria. Su mujer, sihubiera estado ahí, quizá habría

    dicho que eso no tenía sentido.

    Quizá Abbott le habría acariciadola cadera con el dorso de la mano.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    «Precisamente ahí está la gracia», podría haber dicho.

     

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    7. La angustia de Abbott

    Puede suceder en cualquier momento, en cualquier habitació

    de la casa. Abbott nunca seencuentra a salvo y, por tanto, su

    mujer tampoco. Esta tarde,agachado en la cocina, echando una

    ración de pienso de una bolsa deveinte kilos en el cuenco de plástico en el que come el perro, ucupón doblado cae al suelo de

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    la vista, tirando un poco de piensoal suelo; nota un hormigueo

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    desagradable en la nuca. ¿Seguiráhabiendo comida para perros e

    2017? ¿O tiendas de comestibles?¿O moneda de curso legal? «¿Te

    has fijado alguna vez —le preguntaa su mujer, a la que tiene deespaldas— en que, cuando dices evoz alta un año del futuro, suenacomo un mal presagio?» El perro secome, uno a uno, los sustanciosostrozos del suelo. Abbott dice: «Y

    eso no pasa cuando los ves escritos,

    sino cuando los dices en voz alta.2023. 2048. El objetivo del tratado

    h b d id l i i d

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    es haber reducido las emisiones decarbono a la mitad en 2051.

    Enhorabuena a la promoción de2040». Su mujer dice: «Voy a ver.

    Un segundo. Vale: el tratado estarávigente hasta 2074». Abbott asiente.«¿Lo ves?», dice.

     

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    8. La vida maravillosa

    Los expertos creen que en laactualidad la pornografía ocupa el

    uno por ciento de internet, según leeAbbott esta noche en internet. No

    cabe duda de que, en algún lugar, elconfeti cae sobre unos órganos

    túmidos. Cuando hace búsquedas por la red, Abbott imagina todo el porno que acecha en el interior delmonitor, justo detrás de la pantalla

    en la que lleva a cabo la búsqueda.Está en el interior , dentro del

    d d S l h fi í i

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    ordenador. Solo hay una finísimamuselina de titulares de noticias

    trágicas entre su mirada aletargaday esa abundancia de desnudos y de

     penetraciones poco ortodoxas.Imagina que una pequeñatrasposición de letras en ladirección de una página web lollevará a un coño, a un ano, a una persona que orina encima de otra.Esa idea, como tantos otros

    aspectos de la vida estadounidense,

    lo excita y lo desanima. Ecuestiones de porno, Abbott no es

    ji t O d i l d t

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    mojigato. O, por decirlo de otromodo, en cuestiones de porno es

    mojigato. Se pregunta si el consumode pornografía se puede considerar 

    de forma legítima un elemento deldesarrollo humano. Toda esasoledad y esos cargos a la tarjeta decrédito. En La vida maravillosa,Stephen Jay Gould sostiene la tesis

    de que los seres humanos son unaentidad, no una tendencia. «Somos

    una cosa, una parte de la historia — 

    escribe Gould—, no la encarnacióde unos principios generales.» Tras

    áli i h ti d l i t

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    un análisis exhaustivo del registrofósil de quinientos treinta millones

    de años de antigüedad, situado euna cantera de piedra caliza

    llamada esquisto de Burgess (y deobservar las generalizadasextinciones de especies que se produjeron después de la formacióde dicha cantera), Gould llega a la

    conclusión de que la evolución dela vida humana fue

    espectacularmente improbable, una

    lotería. «Si, partiendo de Burgess,repitiéramos la misma secuencia u

    illó d ti G ld

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    millón de veces —sostiene Gould, dudo que volviera a darse la

    evolución de algo semejante alomo sapiens.» Gracias a un gra

    esfuerzo mental, a una noche cosuficientes horas de sueño y a laausencia de ruido ambiental, Abbott puede apuntalar mentalmente eseconcepto de forma precaria, como

    un acróbata que sostiene, haciendoequilibrios, una silla en la que se

    sienta una ayudante vestida de

    lentejuelas. Sin embargo, cuandointenta añadir mentalmente la

    proliferación de pornografía e

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     proliferación de pornografía einternet a la tesis de Gould sobre la

    contingencia histórica, la tarea sevuelve demasiado fatigosa y está a

     punto de desmayarse, presa de laexcitación y el desánimo. Quémilagro tan atroz. Abbott sabegracias a Keats que lo más elegantees vivir en la Paradoja «si

    embarcarse en una búsquedairritada». Pero también sabe que él

    es, sobre todas las cosas, u

     buscador irritado, con las mismas posibilidades de reformarse que u

    perro tembloroso (Hay lluvia en el

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     perro tembloroso. (Hay lluvia en eltejado, una canción en el monitor.

    Podría teclear zorras cachondas  yzanjar la cuestión.)

     

    9 La imaginaria carta de

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    9. La imaginaria carta deAbbott a un imaginario

    experto en infancia ypaternidad que publica

    artículos en medios detodo el país

    Esto podría formar parte de lasección a la que envían sus cartas

    los Padres en Apuros. Abbottexplica que casi todas las mañanas

    se levanta pronto con su hija, unaniña pequeña, mientras su mujer,

    que padece insomnio y está

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    que padece insomnio y estáembarazada, intenta dormir unas

    horas. Prepara el desayuno para laniña y se sienta con ella mientras se

    lo toma. Sí, vale, está muy biehacer cosas con ella, pero la verdades que, casi todas las mañanas,Abbott se muestra indiferente ytaciturno. A veces (no hay que

    olvidar que es muy pronto, que notienen niñera y que él está

    cansadísimo y que cada vez parece

    menos probable que lo llamen paraque cuente alguna anécdota

    fascinante en la radio pública)

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    fascinante en la radio pública)hunde la cabeza entre las manos. La

    niña come y parlotea al otro lado dela mesa mientras Abbott se frota los

    ojos con las palmas de las manos.Sin embargo, de vez en cuando, por motivos que desconoce, Abbott semuestra alegre y bromista en eldesayuno. Hace muecas, pone

    voces, se esconde detrás de lascajas de cereales, finge escupir 

    comida asquerosa, agita los brazos

    y vuela en torno a la mesa. Usegundo, ahora llega la pregunta. A

    la hija de Abbott le encanta que ese

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    la hija de Abbott le encanta que eseextraño padre haga acto de

     presencia, si bien nunca puede dar  por segura su presencia. A Abbott

    le preocupa su propia inconstancia.Sabe que la constancia de un padreresulta fundamental, que los niñoscrecen fuertes cuando sienten unaestabilidad y una regularidad e

    casa. La pregunta, pues, es lasiguiente: ¿debería abandonar esa

    infrecuente jovialidad y mostrarse

    sistemáticamente mohíno y frío eel desayuno? Lo firma, atentamente,

    El Resentido del Valle

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    El Resentido del Valle.

     

    10 Abbott y losl t i t j bit

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    10. Abbott y loslevantamientos jacobitas

    Abbott se sienta en el borde de

    la cama de su hija después de queésta despierte de una larga siesta.

    La niña está contenta y con muchasganas de cantar. «El petendiente»,

    entona dando palmadas. Tiene losdedos tan abiertos y extendidos que

    se le doblan un poco hacia atrás, demodo que, al juntar las manos, solo

    se tocan las palmas. «El petendiente», canturrea. Tumbada y

    debajo de la sábana a Abbott le

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    debajo de la sábana, a Abbott le parece minúscula y enorme. Está

    arrebolada y sudorosa. «Papá — dice—. El petendiente.» Abbott no

    sabe dónde ha aprendido esacanción. «Es una palabra parecidala corrige—, pero se dice

     pretendiente.» Su hija canta: «El petendiente, el petendiente». «Sí, se

     parece —insiste él—, pero es pretendiente.» Su hija canta: «El

     petendiente, el petendiente». Abbott

    insiste: «Se parece, cariño, pero sedice pretendiente. Pretendiente.

    Pretendiente». Su hija dice:

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Pretendiente». Su hija dice:«Papá». «Es una erre, rrrrrrrrr   — 

    aclara él—. Pretendiente.» Su hijada palmadas y entona,

    equivocándose, una frase sobre elmar. Abbott canta: 

    El pretendiente  se ha perdidoen el mar.

    Mi Bonnie en la mar está.El pretendiente  se ha perdido

    en el mar.

    Oh, que vuelva mi Bonnie ya2. 

    La niña dice: «Cuidado,P H i d

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    La niña dice: «Cuidado,Popo». Hace que su poni de

     peluche vaya subiendo por la paredy canturrea en voz baja: «El

     petendiente, el petendiente». Abbott pasa al estribillo: 

    Que vuelva, que vuelvami Bonnie a mi lado.

    Que vuelva, que vuelva,que vuelva mi Bonnie ya.

      Su hija dice: «¿Abres

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     palabra «muerte». ¿Quién le haenseñado a su hija esa canció

     popular escocesa sobre CharlesEd d S ( B i P i

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    p pEdward Stuart («Bonnie Prince

    Charlie»), quien, en 1745, tras dosdécadas de exilio en Italia, regresó

    a su patria con la intención de quesu familia volviera a ocupar eltrono inglés, aunque fueinterceptado por los casacas rojas yse vio obligado a escapar del país

    disfrazado de criada? Tampoco esque la niña se la haya aprendido

    muy bien, pero aun así. Abbott

    entona el estribillo otra vez, cohistrionismo. Intenta recuperar la

    atención de su hija, que ha bajado at d l tá d l

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    j , q jgatas de la cama y está pasando las

     páginas de un libro sobre un coyote.«El petendiente, el petendiente»,

    entona. « Rrrrrr », corrige Abbott,que, siendo sinceros, no tiene unaidea muy clara de cómo funciona elrégimen monárquico inglés y que,hasta veinte minutos después, no

    lleva a cabo una búsqueda einternet para averiguar el origen de

    la canción mientras la niña le pide

    sin éxito que le dé uvas. «Erealidad habla de una señora que

    desaparece —le miente a su hija,l j d él i d l

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    p j ,que se aleja de él corriendo por el

     pasillo— y que creo que tuvo no séqué accidente en el mar...» Esa

    noche, en la cama, la mujer deAbbott, resentidamente despierta,declara que es incapaz de aguantar la música infantil y que se va avolver loca, pero loca de verdad, si

    no se saca de la cabeza esaespantosa canción que aparece e

    uno de los CD nuevos de su hija.

    Abbott la comprende. Desde haceveinte minutos le está taladrando la

    mente otra canción, de un tonol t t á i b

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    ,levemente trágico pero que acaba

    resultando ininteligible, llamada«Hinky Dinky Dee». Su mujer se

    revuelve entre las sábanas. «Te lavoy a cantar —le dice a Abbott—.Te la regalo.» Entona un estribilloenloquecedor: 

    Mi diente, mi diente.Con mi diente hago de todo.

    Se me cae y me sale otro.

    Mi diente, mi diente.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    11. Abbott y la trona

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    . bbo y o

    Abbott está en el camino deentrada a la casa, lavando la trona

    de su hija con una manguera, unaesponja y un cubo de agua

    abonosa. Los vecinos pasan por delante y dicen madre mía, quétiempos aquellos. Dicen que ojaláles lavara también el coche cuandotermine. Dicen que debería montar 

    una pequeña empresa. Los vecinos

    se detienen con los perros sujetos por correas y le cuentan anécdotas

    de fruta podrida y yogures queaparecen debajo de los cojines del

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    aparecen debajo de los cojines del

    asiento, de misteriosas pestilencias,de asquerosos hallazgos. Ah, eso no

    lo echan de menos. Abbott respondeque sí, que las tronas se ponehechas un asco. Los vecinos añadeque ellos tuvieron arcadas muchasveces, literalmente. Uno no lo

    entiende, afirman, hasta que tienehijos. Lo sé, dice Abbott, es

    horroroso. Una mujer que Abbott

    cree que se llama Laura le cuentaque su marido está descansando u

     par de días después de lavasectomía Abbott cambia el

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    vasectomía. Abbott cambia el

    mando de la nueva manguera, pasade ASPERSOR a CHORRO, y el

    agua impacta de tal modo en latrona que esta se levanta y quedaapoyada en dos ruedas de plástico.Unas uvas pasas resecas salevolando como metralla. Un arco iris

     pequeño y personal lanza destellosen la neblina alrededor del nuevo

    accesorio de la manguera.

     

    12. Abbott acapara el MalHumor

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    pHumor

    Como tantos otros antes que él,

    Abbott descubre, después decasado, que el matrimonio es una

    lucha (clínicamente, unanegociación) por ver cómo se

    reparte el Mal Humor. Unmatrimonio, sobre todo umatrimonio con hijos, no puedefuncionar bien si ambas partes

    andan de mal genio; por lo tanto, elMal Humor es un privilegio del que

    no pueden gozar los dos cónyuges ala vez ¿A quién se le permite estar

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    la vez. ¿A quién se le permite estar 

    de Mal Humor? Esto se convierteen una lucha cotidiana. En una

    Unión Perfecta, el Mal Humor sedistribuye de forma ecuánime, comoel cuidado de los niños o las tareasdomésticas. Hay una custodiacompartida del Mal Humor. Si un

    cónyuge se pasa todo un fin desemana rezongando, el otro puede

    hacerse cargo del Mal Humor entre

    semana. Si uno de los dos seencuentra abatido durante el

    desagradable período que va deldía de Navidad al de Año Nuevo

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    día de Navidad al de Año Nuevo,

    el otro puede reclamar para sí el deAcción de Gracias, Pascua y el

    Cuatro de Julio. Sin embargo, en umatrimonio normal, uno de losmiembros de la pareja tiende aadueñarse de ese estado de ánimode forma desproporcionada. A este

    fenómeno se le denomina Acaparar el Mal Humor. Un jueves del

     pasado mes de febrero, de forma

     pacífica, Abbott le cogió el MalHumor a su mujer mientras hacía

    una larga cola en el supermercadoBig Y, y lleva cuatro meses sin

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Big Y, y lleva cuatro meses sin

    cedérselo. Eso se llama Acaparar el Mal Humor. Es un síntoma del

     buen carácter de su mujer que estano intentara, inicialmente, recuperar el Mal Humor, cosa a la que teníatodo el derecho. Al fin y al cabo,está embarazada y duerme fatal.

    Durante las primeras semanas, el primer mes incluso, dejó que

    Abbott se lo quedara, sin hacer 

     preguntas. Como una bibliotecariasimpática, siempre se ha mostrado

    muy comprensiva con los retrasos;además, Abbott sospecha que han

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    además, Abbott sospecha que han

    llegado al acuerdo tácito de que élnecesita el Mal Humor un poquitomás que ella. Aunque nunca hanllevado un registro (al menos, élno), está bastante seguro de que élha sido el dueño mayoritario delMal Humor desde que está

    casados. Además, supone que ellaimagina que obtendrá un interesante

     paquete de compensación anímica a

    cambio de la paciencia y de la buena disposición. No obstante, a

    medida que van transcurriendo lassemanas y los meses, Abbott nota

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    semanas y los meses, Abbott nota

    que su mujer empieza aimpacientarse, que quiere recuperar el Mal Humor, que lo intentarecurriendo a las relacionessexuales, y negándose a mantener relaciones sexuales. Lo intentarecurriendo al humor jovial y

    después a las amenazas joviales.Podemos hacerlo, le dice, de la

    forma fácil o de la difícil. Le dice

    que puede partirle las rodillas. Alfinal acaba recurriendo a

    estrategias de guerrilla, a losataques por sorpresa, a unos

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    q p p ,

    rápidos y profundosempeoramientos del estado deánimo pensados para mejorar elhumor de Abbott y lograr unequilibrio marital. Pero él no cede.Quiere tener el Mal Humor (sienteque lo necesita), y renunciar a él

    tras mantenerlo tanto tiempoempieza a parecerle algo arbitrario.

    Si ha sido suyo tanto tiempo, ¿por 

    qué tiene que traspasarlo ahora?Muchas veces tiene la sensación de

    hallarse en un estado rayano en elgoce o la satisfacción, pero en esos

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    g , p

    momentos, al darse cuenta del peligro, vuelve a refugiarse en elcentro del Mal Humor. Y esta tardeAbbott vuelve de la ferretería y veque su hija pequeña sale corriendo por el camino de entrada pararecibirlo. Dice «papá» una y otra

    vez, se aferra a su pierna como uniño en un anuncio de un seguro de

    vida o de una hipoteca. Le sonríe

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     13. Abbott sufre lapunzada de la

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    reivindicación

    En esa esquina del sótano, buscando unos rodillos y una

     bandeja de pintura en el interior yalrededor de unas cajas de cartón,

    Abbott encuentra el agua. Veintelitros, puede que no ocultos, pero

    indudablemente a buen recaudo.Tras la perplejidad inicial se

    adueña de él una sensación desatisfacción, sustituida a su vez por 

    la turbación. No es una discusióque a uno le apetezca ganar.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    q p g

    Mientras la mujer de Abbott nomuestre ninguna preocupació

    respecto al apocalipsis, mientraslos argumentos que emplee surjade unas ideas irracionales sobre laesperanza y el progreso, mientrasno compre de tapadillo artículos

     para una emergencia, el hogar deambos puede seguir existiendo e

    un equilibrio delicado pero

    sostenible. Es él   quien teme ladesastrosa caída de la civilizació

    occidental, no ella. Y, ahora, esa prueba espantosa, esa visió

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    desagradable del interior de smujer. Qué difícil es conocer aalguien, y qué poco deseable.Veinte litros. Abbott cruza el sótano para buscar los diez litros que él haescondido en la esquina de enfrente.Ahí están, debajo de una cama

    elástica rota, con aspecto de ser insuficientes. No sabe muy bien si

    ella tiene el doble de miedo o si es

    el doble de eficiente.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     14. En el que Abbott noconsigue terminar una

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    tarea bastante sencilla

    Cuando Abbott entra en casadespués de haber segado el césped,

    ve que su mujer le está cortando el pelo a su hija en medio de la

    cocina. La niña está sentada en latrona con una toalla sobre los

    hombros. No se mueve; tiene ugesto serio, estoico. Su mujer,

    concentrada, se muerde el labio;está utilizando las únicas tijeras de

    la casa, las que también emplea para cortar papel, cartón, tela,

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    alambre, goma, cuerda, bolsas de pienso, paquetes plásticos de pilas

    y, en una ocasión, en mitad de lanoche, aluminio. «No sabía queibas a hacer eso...», le dice Abbottmientras se enjuga el sudor derostro y cuello con papel de cocina.

    La mujer humedece el cabello de laniña con un pulverizador que él no

    ha visto hasta entonces ni una sola

    vez. Se siente como si fuera uintruso. Intenta desaparecer yéndose

    al perímetro oscuro de su pequeñacocina, pero no existe. «¿Cuándo

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    has aprendido a hacer eso?», pregunta. Su mujer se agacha ycierra un ojo para comprobar que laniña lleva el pelo igualado por detrás. Demuestra mucha habilidad,

    mucha confianza; mucha pericia yvalentía con esas tijeras romas. «La

    verdad es que no he aprendido eningún sitio —dice—. Lo estoy

    haciendo y ya está.» A Abbott le

     parece que el círculo de rizos querodea la trona tiene un significado

    ceremonial o ritual. A él leresultaría tan complicado cortarle

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    el pelo a su hija como extraerle elapéndice. Ni siquiera se ha planteado la necesidad de cortarleel pelo, pero evidentemente hay quehacerlo. ¿Cuál es la reacció

    adecuada ante el primer corte de pelo de una hija? ¿Por qué siente

    tristeza y miedo? Su mujer da uúltimo y leve tijeretazo y después

    se pasea en torno a la silla mientras

    alisa con cuidado varios mechones.«Ya está —declara—. Ha quedado

    estupendo.» Abbott asiente. Esverdad que ha quedado estupendo.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Da un paso para alcanzar el centrode la sala y posa la mano sobre lacabeza de la niña. «Papá, no», diceesta. «¿Te importa barrer el pelo?»,le pregunta su mujer. Él se acerca

    sigilosamente al armario para coger la escoba y la cosa esa en la que

    metes lo que has barrido. «¿Quieresverte?», le pregunta la mujer a la

    niña, sosteniéndole un espejo. Él

     barre el cabello, lo mete en esacosa y se queda sosteniéndola.

    Tirabuzones de oro, eso es lo queson. «¿Y con esto qué se supone

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    que hago?», pregunta. «Tirarlo»,dice su mujer. Abbott se aproximaal cubo de basura, abre la tapa y velos posos de café, una zanahoriacorreosa, unos tallarines húmedos y

    un pañal. Cierra la tapa. La mujer sostiene el espejo y le ahueca el

     pelo a la niña en torno al cuello. Ledice: «Bueno, ¿por qué no lo llevas

    fuera y lo esparces al viento?».

    Abbott dice: «¿En serio?». «Es biodegradable», dice ella. Abbott

    lleva fuera el pelo de su hija. Pasaal lado del boj y pasa al jardí

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    mientras percibe el olor a hierbacortada y tubo de escape. El gatoatraviesa el jardín como unacentella, lo que le recuerda aAbbott que él tiene un gato. Los

     pájaros están montando un graestruendo en los árboles; él alza la

    vista y mira el sol con ojosentrecerrados. Después vuelve a

     posar la mirada en el cabello

    dorado sobre la superficie de plástico verde. Vuelve a pasar al

    lado del boj y entra en la casa. Smujer y su hija se han ido a otra

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    habitación. Oye sus voces. De ucajón de la cocina saca una bolsa para sándwiches. Mete el cabelloen el interior, la cierraherméticamente y la coloca detrás

    de un libro de cocina en lo alto dela nevera, donde se quedará para

    siempre; o hasta que su mujer laquite de ahí.

     15. El expatriado

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    La paternidad es un país lejanoy peculiar con unas costumbres y u

    idioma propios. Aquellos que noviven en Paternidad, al oír a los

    ciudadanos de Paternidad puede pensar que estos han sufrido unalesión en una parte pequeña peroimportante del cerebro. «¡Estas noson las toallitas para pieles

    sensibles! —grita la mujer de

    Abbott desde el cuarto de la niña. Y hay que lavar estos libros que

    tiene aquí.» «¡Oye! —aúlla Abbott. ¿Por qué has borrado los

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    dibujos de Blue Robot?»

     16. Abbott y el utensilioinadecuado

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    A Abbott le da vergüenza su

    escoba. Sabe que no es el utensiliomás indicado para la tarea prevista.

    A lo largo de su vida adulta ha idoacumulando un número nada

    desdeñable de utensilios, lamayoría de los cuales resulta queno son los más indicados para lastareas previstas. Abbott vio que sus

    vecinos (hace meses, cuandodespuntaba la primavera) barría

    las piedras que había arrastrado lanieve, para sacarlas de los jardines

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    de entrada y echarlas a la calle, counas enormes escobas que servíatanto para interior como paraexterior. Esos objetos teníanmangos de goma, cerdas muy duras

    y garantía de por vida. La de Abbotes un sencillo modelo de cocina y

    apenas sirve para quitar la gravilladel garranchuelo. Imagina a u

    grupo formado por los primeros

    colonos de Nueva Inglaterra, que loobservan desde la calle y tuercen el

    gesto. Abbott sabe que deberíacomprar una escoba más adecuada,

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     pero siente que si lo hace se estarácomprometiendo de forma absolutacon esa casa, ese jardín, ese barrio,esa familia, ese estatus económico,ese clima, esa región y sus ciclos

    desconocidos: la retirada de lanieve en invierno, los barridos de

     primavera; la recolocacióestacional de la gravilla. Si se

    convierte en dueño de una escoba

    así, barrerá ese jardín infestado demalas hierbas toda su vida, hasta

    que muera. La escoba inadecuada leda vergüenza, pero no le cierra

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     puertas. Le permite disfrutar de lalibertad del inexperto, aunque laverdad es que esa tarde en el jardíno la está disfrutando mucho. Pararecoger las piedras que hay entre el

    césped y los hierbajos se veobligado a rastrillar con una fuerza

    desproporcionada, no tardan edolerle las muñecas y los

    antebrazos, y advierte que empieza

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    niña estaba rogándole algo (Abbotno recuerda el qué), y él le ha

    alzado la voz. Le ha dicho:«Cállate». Ha gritado. «No haces

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    más que insistir e insistir e insistir le ha dicho—. Es que no paras.»Abbott sabe que los padres nodeben gritar, que los gritosempeoran las cosas y que con ellos

    los niños aprenden a hacer lomismo. Sabe que debe emplear u

    tono de voz tranquilo y equilibradoen todo momento. Sabe que debe

    aplaudir lo que se hace bien e

    ignorar lo que se hace mal hasta queesto último desaparece para

    siempre. Abbott se percata de quela escoba se está deshaciendo. La

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    gravilla se ha enredado entre lashebras de paja y para sacarlasnecesitará recurrir a algún utensilioque no tiene. Ya es bastantenegativo que le haya gritado a s

    hija. Pero es aún peor que elexabrupto dirigido a la niña de dos

    años haya reproducido casiliteralmente lo que le dijo varias

    noches antes, en tono más bajo pero

    con mayor agresividad, a su mujer.Se ha dado cuenta al pronunciar las

     palabras esta mañana, al oírlas, alnotar el familiar sonido del insistir 

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    e insistir e insistir . Hay diversasmaneras de analizar su pésimareacción, diferentes estrategias para plantear la acusación. Eshumillante, sospecha Abbott,

    hablarle a tu mujer del mismo modoen que le hablas a tu hija pequeña,

     pero puede resultar directamenteinquietante que le hables a tu hija

     pequeña del mismo modo en que lo

    haces a tu mujer. En ambos casos,eso implica que él se ha

    comportado como si estuvieracasado con una niña pequeña.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Aunque se consuela al sospechar que el problema, en realidad, esmucho más grave y está mucho másgeneralizado, que no secircunscribe a su mujer y su hija.

    Cree que le podría haber gritado asía cualquiera, a cualquier cosa, de

    su pequeño y suplicante mundo.Todo en torno a él insiste. Todos

    los días, esos aprovechados y esos

     pedigüeños: el gozne roto, la bañera mohosa, el perro que tiene

    que mear. Por la calle,aproximándose, ese universitario

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    sudoroso que pide firmas paraconseguir un aire más limpio.

     17. El Día del Padre

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Ya hace calor a las 8.36cuando Abbott y su hija se

    acuclillan al lado de la alcantarillaque hay en la cuneta, delante de scasa. La niña dice: «Piedras».Abbott coge tres piedrecitas, se las pone en la palma de la mano y la

    acerca a su hija. Esta extrae unautilizando el pulgar y el índice, la

    sostiene encima de la alcantarilla

    durante un instante y la deja caer.Ambos aguardan el sonido de la

     piedra al llegar al agua: un ploptenue y agudo que resuena por el

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    túnel oscuro. La niña se ríe al oírlo.Abbott vuelve a acercarle la palmade la mano, la niña extrae otra piedra, la tira por la alcantarilla yse ríe cuando llega al agua. Abbott

    le ofrece la última piedra, y la niñala coge y la tira por la alcantarilla,

     pero esta piedra es demasiado pequeña y plana para hacer ruido.

    La niña se queda inmóvil varios

    segundos, esperando el sonido.Entonces dice: «¿Más piedras?». A

    Abbott no le resulta cómodo estar en cuclillas. Ha empezado a dolerle

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    la cadera derecha. Claro que ha pensado que puede ser artritis.Coge tres piedras más, se las poneen la palma de la mano y la acercaa su hija. Un enérgico hombre

    canoso, catedrático o catedráticoubilado, se acerca a la alcantarilla

    y se detiene. «A mis hijos lesencantaba tirar piedras por esa

    maldita alcantarilla hace treinta

    años —le cuenta a Abbott—. Todoslos niños de este barrio han lanzado

     piedras por ahí. Décadas de piedras. Me extraña que no se haya

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    obstruido.» El tono de voz delhombre, una compleja mezcla decomprensión y severidad, es unacaracterística única de esa región ysigue dejando perplejo a Abbott,

    que se crio rodeado de lascomodidades de una simpatía

    superficial. No sabe si sentirsealiviado por formar parte de una

    estirpe o molesto por lo prosaico

    de sus tribulaciones. «Que pase u buen día», le dice Abbott al

    hombre. Su hija dice: «Hombre».Con el pulgar y el índice la niña

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    extrae una piedra de la palma que letiende Abbott, sostiene la piedra,remoloneando, por encima de laalcantarilla, y la deja caer. Sonríeal oír cómo resuena el plop. Dice:

    «Plop». Extrae otra piedra de lamano de Abbott, la sostiene por 

    encima de la alcantarilla, la dejacaer. La piedra, al llegar al agua,

     produce un sonido tenue y agudo

    que resuena levemente por el túneloscuro. «¿Más piedras?», pide la

    niña. «Aquí tienes otra», le ofreceél, acercándole la mano. Son las

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    8.39, hace calor. En algún lado, uncortacésped ya zumba. Abbott dejade acuclillarse y se sienta en lacalzada, junto a la alcantarilla. Uvecino pasa por delante y los

    saluda. Hay docenas, si no cientos,de piedrecitas a su alcance. La niña

    tira una por la alcantarilla, sonríe aloír el sonido. ¿Más piedras?, pide.

    Un perro ladra en algún jardí

    trasero. Una nube tapa y luegodestapa el sol. El campus resulta

    lejano y teórico, como una galaxia oel cielo. Hay algo que va más alládel tedio. Se puede atravesar todo

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    el tedio y salir por el otro lado, yese es el don que hoy ha recibidoAbbott. Coge una piña, se la poneen la palma de la mano y se la

    acerca a su hija. La niña abre losojos de par en par y suelta unas

    risas. Agarra la piña y dice:«Piña».

     18. Todas lasobservaciones, según

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    advirtió Darwin, debenreforzar o contradecir una

    opinión para resultarútiles

    A Abbott le gustaría creer quees un buen hombre, pero su mujer está en el piso de arriba sollozando,

    y él está abajo con el pegamento de

    contacto.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     19. La mente de Abbott

    Abb d l á

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Abbott da un volantazo y está a punto de chocar contra un buzó

    mientras intenta leer un cartelmanuscrito en el que se anuncia el próximo sermón, titulado LATOLERANCIA Y EL AMOR NOSON LO MISMO. No hace falta

    comentarlo ni reaccionar a él. Nisiquiera hace falta pensar. Abbott

    sabe que se supone que debes

    imaginar que tu mente, tconciencia, es una habitació

    limpia y vacía, ventanas abiertas e paredes opuestas, por la que correel viento. Ese viento es el mundo,

    d

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    que aparece y desaparece, o quequizá solo aparece. A él le gustaañadir unas cortinas blancas yondulantes que den forma al viento,

    aunque no tarda en descubrir que ela habitación de su conciencia hay

    cierta broca, una taladradorainalámbrica cuya batería hay que

    cambiar. Le va a hacer falta una

    toma de corriente. ¿Llega laelectricidad a esa sala? No

    recuerda cómo se llaman las cosasque rematan las barras de lascortinas. Tienen un nombre. Eli f li

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    viento forma un remolino en shabitación y levanta polvo. Sin que pueda evitarlo, el anunciomanuscrito del sermón inspira

    varias ideas a Abbott. Una idea esque la tolerancia, aunque,

    efectivamente, no es idéntica alamor, sí se encuentra, en un

    imaginario Continuum de los

    Afectos, mucho más cerca del amor que el uranio enriquecido. Otra

    idea, enterrada debajo de la primera como el superviviente deun terremoto, es que en realidad no

    i t d l i l

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    existe nada que sea lo mismo que elamor, incluyendo el amor.

     20. El malestar es para losarrendatarios

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Algunas historias, como esta,

    tienen más de un final. Aquí va el principio: cuando su familia se

    instaló en una casa del oeste deMassachusetts, Abbott se encontróuna alfombra de tres por cuatrometros, medio enrollada y apoyadaen una pared del inacabado sótano.

    Poco después de la mudanza,

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    lugar empezó a apestar. Una noche,mareado por las emanaciones,

    Abbott indaga y se da cuenta con uescalofrío de que un pis de gatoque, al parecer, nunca se secaempapa la alfombra Resulta ya

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    empapa la alfombra. Resulta yaimposible no enfrentarse a la

    cuestión. Tiene que hacer algo conla alfombra, sin perder un instante.

    La enrolla (torciendo el gesto al ver el húmedo cemento de debajo),

    abre las oxidadas puertas metálicasde acceso al sótano, arrastra ese

     peso mojado y cilíndrico por seis

    escalones de madera y lo sube alardín trasero, después rodea con él

    la casa y llega al camino deentrada. Ahora ha llegado elmomento de la reflexión. Laalfombra es demasiado grande para

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    alfombra es demasiado grande paradejarla en el bordillo y que la

    recoja el camión semanal de la basura, demasiado grande tambié

     para llevarla en el interior o en eltecho de su coche y trasladarla así

    al vertedero. Abbott sabe lo quehay que hacer, y coge del garaje una

    sierra normal de carpintero, con la

    que intenta cortar una franja dellado de los tres metros. Si

    embargo, la alfombra tiene un bordegrueso, reforzado, según acabarádescubriendo Abbott, con un hilometálico resistente a las sierras

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    metálico resistente a las sierras.Así pues, vuelve al garaje y sale

    con un enorme par de tijeras de podar, y, con cierto esfuerzo, logra

    desprender el borde. La palabraque no puede recordar hasta mucho

    después es orillo. El sol se ha puesto por detrás de las copas de

    los árboles grandes, pero la noche

    sigue siendo bastante calurosa, yAbbott suda. Las ventanas de la

    casa están abiertas y oye que smujer le dice a su hija: «Con la boca, no». Una vez que hadesprendido el borde de la

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    desprendido el borde de laalfombra con las tijeras de podar 

     puede, realizando un esfuerzoconsiderable, cortar una franja de

    tres metros con la sierra, y sedetiene en el borde de abajo para

    recurrir de nuevo a las tijeras.Gracias a esa combinación de

    herramientas practica siete cortes

    largos y crea ocho franjas dealfombra asquerosa y orinada, de

    tres metros de largo y unoscincuenta centímetros de ancho. Latarea le lleva un buen rato. El hilometálico del interior de los bordes

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    metálico del interior de los bordesle hace cortes en los dedos, que

    tiene mojados de pis y con granosviscosos de arena de gato. Oye que

    su mujer le dice a su hija: «Hallegado la hora del baño». Los

    vecinos pasan por delante y vecómo corta una alfombra con una

    sierra. Sabe que es posible que

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    de entrada como si fueran leña.Cuerda, piensa. Oye que su mujer 

    le dice a su hija: «Ahora, a lacama». Abbott guarda las tijeras de podar y la sierra en el garaje, ybarre la arena y la pelusa de la

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     barre la arena y la pelusa de laalfombra que hay en el camino.

    Después saca del garaje un cubo de basura vacío y una caja de bolsas

     para césped, muy resistentes.Coloca los rollos de alfombra e

    dos bolsas, cuatro en cada una, laslevanta y las tira al cubo. Intenta

     poner la tapa haciendo fuerza, pero

    no cierra. Ese único astro nítidodebe de ser Venus. Abbott recuerda

    que el camión de la basura no pasahoy sino al día siguiente. Prefiereque el atestado cubo sin tapa no sequede acusadoramente en la acera

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    quede acusadoramente en la aceradurante treinta y seis horas, así que

    decide llevarlo a rastras al garajeotra vez. Tanto arrastrar acabará

    agujereando el fondo del cubo, peroAbbott todavía no lo sabe y el

    asunto no le preocupa. Pulsa utimbre iluminado y fijado sobre u

    cuadradito de madera, y la puerta

    del garaje desciende lentamentecomo el telón al final de una obra.

    Y aquí es donde la historia se bifurca como un rayo, donde tocatierra en cuatro puntos distintos. Elprimer final trata de Ernes

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     primer final trata de ErnesHemingway y la masculinidad:

    Abbott sale a pescar unas truchasmoteadas en un arroyo frío, las mata

    dándoles golpes contra una piedra,las envuelve en hojas y las deja e

    la sombra hasta la hora de la cena.El segundo final presenta un tono

    frío y familiar, es otra variación de

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    menos se desarrolla del siguientemodo: casi cualquier tarea, por 

    repulsiva que pueda resultar al principio, puede, si se aborda coIngenio y se ejecuta coLaboriosidad, producir 

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    , psentimientos de Satisfacción y

    Placer.

     21. Abbott y el día más

    largo del año

    E t l j t d l t

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Entre los juguetes del cuarto

    de estar hay un rompecabezas deanimales de la selva y sus sonidos,

    que responde a los cambios de luz yque funciona a pilas, que le haregalado a la hija de Abbott o unamigo de Abbott sin niños o unamigo de Abbott que odia a Abbott.

    Esta noche, como todas las noches,

    él y su mujer ordenan el cuarto deestar después de acostar a la niña.

    Esta noche, como todas las noches,cuando apagan la luz después deordenar activan un potente sonidode animal selvático que responde a

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    q plos cambios de luz: un chillido

    genéricamente salvaje que surge delfondo de la caja del rompecabezas.

    Un mono, quizá, o un loro. Estanoche, como todas las noches, el

    sonido de animal selváticoconstituye una sorpresa

    insoportable, una emboscada.

    Abbott y su mujer se ríen y dice palabrotas. Joder   y mierda, por 

    ejemplo. Esos improperios, comovan dirigidos a un rompecabezas para niños de dos a cuatro años,suenan más vulgares y, por tanto,

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    g y, p ,más satisfactorios. Esta noche,

    como todas las noches, Abbottafirma que le va a quitar las pilas a

    esa mierda de trasto. En el exterior,el sol se está poniendo y el cielo ha

    adquirido ese color que resulta precioso y aterrador. «Ya, ya, ya»,

    dice su mujer mientras desaparece

     por el pasillo oscuro. Este día,como todos los días, es infinito y se

    ha agotado.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     22. El Índice de

    Tapacubos de Abbott(ITA)

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Mientras Abbott se dirige acasa atravesando en coche el valle

    de Pioneer, su estado de ánimomejora cuando ve un reluciente

    tapacubos apoyado en un arce, ydespués otro en una estropeadavalla de madera. Parecen brillantesmedallas concedidas a la raza

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    semana con un coche nuevo.Advierte, además, que a las ruedas

    del lado del conductor les falta eltapacubos. El coche, tan elegantehace pocos días, ahora parecedestartalado. Considerando la

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     posibilidad de que haya un fallo e

    el diseño, Abbott da la vuelta paraestudiar el lado del copiloto, y ve

    que esos tapacubos tampoco están.Con independencia de lo que quiera

    creer, Abbott sabe queestadísticamente resulta muy poco

     plausible que se hayan caído los

    cuatro tapacubos de ese cochenuevo. Detiene el vehículo justo

    tras pasar por delante del caminode entrada del vecino, vuelve lacabeza y se queda mirando esa nadanegra del centro de los neumáticos.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Siente que se halla inmerso en u

    drama de fuerzas moralesenfrentadas, como las que

    encontramos en Hawthorne. Abbottse pregunta si será descabellado

     pretender vivir y educar hijos en u país en el que la cifra de tapacubos

    apoyados (TA) supera la cifra de

    tapacubos robados (TR). Imaginauna lista de las naciones

    industrializadas, clasificadas coarreglo a un índice de tapacubos: la proporción TA:TR, el resultado decalcular la media de tapacubos

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    apoyados por cada tapacubos

    robado. Un índice de 2 sería la prueba de una gran altura moral. La

    verdad es que cualquier cosa por encima de 1 sería un indicador de

    virtud, pues apuntaría a que predominan los sentimientos más

    nobles de los ciudadanos, aunque

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     23. El S. R. C. de Abbott

    Lamentablemente, de nuevo,Abbott no podrá asistir. Le pilla en

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    p pun mal momento. Al consultar suagenda, se entera de que el día ecuestión tenía un compromiso. Ese

    día tiene que levantarse pronto cosu hija para pasarse dos o tres

    horas jugando con botones y cuentasde collares en el cuarto de estar.

    Hay botones pequeños que caben e

    los grandes, y muchas de lascuentas lanzan destellos. No es una

    ocasión que pueda perderse.Lamenta no poder siquiera pasarseun minuto a saludar   porque tieneque ir al supermercado Big Y a

    i di i i dól

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    comprar ciento diecisiete dólares

    de alimentos, pese a que su mujer ya hizo la compra hace cuatro días.

    Debe dejar en el coche el tentempiéque con tanto cariño ha preparado,

     para que su vorazmente hambrientahija, que por algún motivo nunca

    tiene apetito en casa, se vea

    obligada a comer artículos delsupermercado, lo que implica que

    Abbott acabará pasando una cajavacía y una botella vacía por lacaja, que le costarán cinco dólarescon cincuenta y ocho centavos.D é d d l

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    Después, cuando guarde la compra,

    sacará la caja y la botella de la bolsa y las tirará directamente al

    cubo de reciclaje. Va a estar muyocupado atando fuerte la cuerda del

    globo de helio de la oficina bancaria del interior de Big Y,

    alrededor del asa del carrito de la

    compra, porque a su hija le dará u patatús si el globo sale volando.

    Espera que lo entienda usted. Lainvitación tiene una pinta estupenda,hace tres años Abbott habría sido el primero en llegar y el último e

    h l t bl t

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    marcharse, pero lamentablemente

    debe escuchar las opiniones de lacajera y del chico que le mete las

    cosas en las bolsas en Big Y sobrela cantidad de leche que compra.

    ¡De tres tipos distintos! Mientras shija echa una cabezada,

    desgraciadamente Abbott seguirá

    ocupado y no podrá irse ahurtadillas  ni llevarles nada a

    hurtadillas. Le ha prometido a s

    mujer que va a instalar un cierre deseguridad de plástico en la tapa delváter para que su hija no se dedique

    ti d l i t i d l

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    a tirar monedas en el interior de la

    taza y reírse. Por si fuera poco, hayque llevarle al veterinario una

    muestra de orina del perro y, siAbbott está leyendo bien la nota de

    su mujer, también del gato.Lamentablemente, a lo largo del

    día, Abbott también debe construir 

    y luego desmontar la presuntuosaconvicción de que nadie leagradece lo que hace, y ese ciclo deautocompasión y autocastigo tiendea ser arduo y a consumir muchotiempo. Abbott es consciente de queel evento podría durar bastante y

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    el evento podría durar bastante y

    ser divertido, pero teme que nisiquiera podrá darse una vuelta

    más tarde porque tiene la tarde y lanoche completamente ocupadas.

    Debe salir a jugar con piñas, cosaque siempre acaba durando más de

    lo que uno preveía. Luego habrá

    llegado el momento de volver acasa y de que le froten un poco dearabe de arce por el pelo, momento

    en el que él estará ocupadísimorechinando los dientes yrecordándose una y otra vez que susresponsabilidades suponen u

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    responsabilidades suponen u

     privilegio, que lleva una vidaenvidiable y que, si atendemos a las

    cuestiones fundamentales, es uhombre de lo más afortunado.

    Abbott sabe, desgraciadamente, quetambién ha rechazado las cuatro

    últimas invitaciones y que e

    determinado momento dejará ustedde invitarlo, pero ese día llevamucho tiempo comprometido y élno puede hacer nada por cambiarlo.Antes de que se dé usted cuentahabrá llegado la hora del baño, y éldebe estar ahí para apretar el

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    debe estar ahí para apretar el

    mapache de plástico y que estesuelte unos chorros. Después del

     baño, bajará al piso inferior yfingirá buscar algo. Si ese día le

    sobra algo de tiempo, lo cual no parece muy probable, Abbott sabe

    que tendrá que dejar de albergar 

    sentimientos intensos ycontradictorios hacia su mujer, ydedicar unos escasos sesentasegundos a intentar imaginar lo quesentirá ella. Ahora que vuelve aleer la invitación, Abbott ve que elevento al que lo han invitado tuvo

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    evento al que lo han invitado tuvo

    lugar el fin de semana pasado.Lamenta sinceramente mandar ta

    tarde esta nota en que lamentatambién su ausencia. Espera que lo

    haya pasado usted muy bien, y lerecuerda que le encantaría reunirse

    con usted al cabo de cuatro o cinco

    años para tomar un café o quizá unacerveza.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     24. Abbott entra

    Ese crujido que Abbott oyemientras se desviste antes det l d l

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    acostarse lo producen lasnumerosas fundas de plástico de las pajitas de los cartones de zumo,

    metidas en los bolsillos de las bermudas que lleva tres días

    seguidos poniéndose. Después podrá ponerse a cavilar sobre los

    fluorocarbonados y los vertederos,

    la domesticación del hombremoderno, la odontología preescolar, la descabelladaconjunción entre cartón  y zumo, pero primero tiene que echar u

    vistazo a la habitación oscura de shija que está tumbada de espaldas

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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    hija, que está tumbada de espaldas,

    con medio cuerpo sobre laalmohada. La parte superior de la

    cabeza está aplastada contra la pared, y el rostro muy vuelto a u

    lado, donde Abbott no puede verlo.La niña se ha llevado las manos al

    cuello y ha cerrado los puños. Se ha

     preparado para sobrevivir al sueñocomo si fuera un vendaval, una ola.Los ojos de Abbott se adaptan, peroAbbott no.

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     25. Abbott y el antiguo

    tractor

    Claro que podrían cruzar el

  • 8/16/2019 A Proposito de Abbott - Chris Bachelder

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     barrio en coche, pero ir a pie esmás divertido. Sirve para hacer ejercicio, y también es agradabl