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    democracia

  • RACIONALIDAD AMBIENTALLa reapropiacin social de la naturaleza

    por

    ENRIQUE LEFF

  • portada de ivonne murillo

    primera edicin, 2004 siglo xxi editores, s.a. de c.v.isbn 968-23-2560-9

    derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mxico

  • Para Jacquie y Tatianay a la memoria de Sergio

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    La problemtica ambiental emerge como una crisis de civilizacin: dela cultura occidental; de la racionalidad de la modernidad; de la eco-noma del mundo globalizado. No es una catstrofe ecolgica ni unsimple desequilibrio de la economa. Es el desquiciamiento del mun-do al que conduce la cosificacin del ser y la sobreexplotacin de lanaturaleza; es la prdida del sentido de la existencia que genera elpensamiento racional en su negacin de la otredad. Al borde delprecipicio, ante la muerte entrpica del planeta, brota la preguntasobre el sentido del sentido, ms all de toda hermenutica. La cri-sis ambiental generada por la hegemona totalizadora del mundoglobalizado por la voluntad homogeneizante de la unidad de laciencia y la unificacin forzada del mercado no es ajena al enigm-tico lugar del yo ante el otro que cuestiona Rimbaud al afirmar jeest un autre, dando el banderazo de salida a la desconstruccin delyo, sacudindolo de la complacencia de su mismidad en la autocon-ciencia del sujeto de la ciencia y lanzndolo al encuentro con la alte-ridad; o la disociacin entre el Ser y la significacin del mundo lafalta de correspondencia entre las palabras y las cosas que sealaMallarm al evidenciar la ausencia de toda rosa en la palabra rosa.

    La crisis ambiental, como cosificacin del mundo, tiene sus racesen la naturaleza simblica del ser humano; pero empieza a germinarcon el proyecto positivista moderno que busca establecer la identi-dad entre el concepto y lo real. Mas la crisis ambiental no es slo lade una falta de significacin de las palabras, la prdida de referentesy la disolucin de los sentidos que denuncia el pensamiento de laposmodernidad: es la crisis del efecto del conocimiento sobre el mundo.Ms all de las controversias epistemolgicas sobre la verdad y la ob-jetividad del conocimiento; ms all del problema de la representa-cin de lo real a travs de la teora y la ciencia, el conocimiento se havuelto contra el mundo, lo ha intervenido y dislocado. Esta crisis dela racionalidad moderna se manifest, antes que como un problemadel conocimiento en el campo de la epistemologa, en la sensibilidadde la poesa y del pensamiento filosfico. Pero la crtica a la razndel Iluminismo y de la modernidad, iniciada por la crtica de la me-

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    tafsica (Nietzsche, Heidegger), por el racionalismo crtico (Adorno,Horkheimer, Marcuse), por el pensamiento estructuralista (Althus-ser, Foucault, Lacan) y por la filosofa de la posmodernidad (Levinas,Deleuze, Guattari, Derrida), no ha bastado para mostrar la radicali-dad de la ley lmite de la naturaleza frente a los desvaros de la racio-nalidad econmica. sta ha debido mostrarse en lo real de la natu-raleza, fuera del orden simblico, para hacerle justicia a la razn. Lacrisis ambiental irrumpe en el momento en el que la racionalidad dela modernidad se traduce en una razn anti-natura. No es una crisisfuncional u operativa de la racionalidad econmica imperante, sinode sus fundamentos y de las formas de conocimiento del mundo. Laracionalidad ambiental emerge as del cuestionamiento de la sobree-conomizacin del mundo, del desbordamiento de la racionalidadcosificadora de la modernidad, de los excesos del pensamiento obje-tivo y utilitarista.

    La crisis ambiental es un efecto del conocimiento verdadero ofalso, sobre lo real, sobre la materia, sobre el mundo. Es una crisisde las formas de comprensin del mundo, desde que el hombre apa-rece como un animal habitado por el lenguaje, que hace que la his-toria humana se separe de la historia natural, que sea una historiadel significado y el sentido asignado por las palabras a las cosas y quegenera las estrategias de poder en la teora y en el saber que han tras-tocado lo real para forjar el sistema mundo moderno.

    Los mestizajes culturales a lo largo de la historia de la humanidadfusionaron cdigos genticos y cdigos de lenguaje a travs de las di-versas formas culturales de significacin y apropiacin cultural de lanaturaleza. La racionalizacin econmica del mundo, fundada en elproyecto cientfico de la modernidad, ha llegado a escudriar los n-cleos ms ntimos de la naturaleza, hasta hacer estallar la energa deltomo, descubrir los hoyos negros del cosmos y penetrar el cdigogentico de la vida. Las cosmovisiones y las formas del conocimientodel mundo han creado y transformado al mundo de diversas mane-ras a lo largo de la historia. Pero lo indito de la crisis ambiental denuestro tiempo es la forma y el grado en que la racionalidad de lamodernidad ha intervenido al mundo, socavando las bases de susten-tabilidad de la vida e invadiendo los mundos de vida de las diversasculturas que conforman a la raza humana, en una escala planetaria.

    El conocimiento ha desestructurado a los ecosistemas, degradadoal ambiente, desnaturalizado a la naturaleza. No es slo que las cien-cias se hayan convertido en instrumentos de poder, que ese poder se

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    apropie la potencia de la naturaleza, y que ese poder sea usado porunos hombres contra otros hombres: el uso blico del conocimientoy la sobreexplotacin de la naturaleza. La racionalidad de la moder-nidad est carcomindose sus propias entraas, como Saturno devo-rando a su progenie, socavando las bases de sustentabilidad de la vi-da y pervirtiendo el orden simblico que acompaa a su voluntadecodestructiva. La epistemologa ambiental ya no se plantea tan sloel problema de conocer a un mundo complejo, sino cmo el cono-cimiento genera la complejidad del mundo. La reintegracin de larealidad a travs de una visin holstica y un pensamiento complejoes imposible porque la racionalidad del conocimiento para aprehen-der y transformar el mundo, ha invadido lo real y trastocado la vida.La transgnesis y la complejidad ambiental inauguran una nueva re-lacin entre ontologa, epistemologa e historia.

    La crisis ambiental no es tan slo la mutacin de la modernidad ala posmodernidad, un cambio epistmico marcado por el postestruc-turalismo, el ecologismo y la desconstruccin, la emergencia de unmundo ms all de la naturaleza y de la palabra. No es un cambiocultural capaz de absorberse en la misma racionalidad ni de escapar-se de la razn. La crisis ambiental inaugura una nueva relacin en-tre lo real y lo simblico. Ms ac de la prdida de referentes de lateora, ms all de la identidad del Logos con lo real y de la significa-cin de las palabras sobre la realidad, la entropa nos confronta conlo real, ms que con una ley suprema de la materia: nos sita dentrodel lmite y la potencia de la naturaleza, en la apertura de su relacincon el orden simblico, la produccin de sentidos y la creatividaddel lenguaje. Contra la epopeya del conocimiento por aprehenderuna totalidad concreta, objetiva y presente, la epistemologa ambien-tal indaga sobre la historia de lo que no fue y lo que an no es (ex-ternalidad denegada, posibilidad subyugada, otredad reprimida),pero que trazado desde la potencia de lo real, de las fuerzas en jue-go en la realidad, y de la creatividad de la diversidad cultural, an esposible que sea. Es la utopa de un futuro sustentable.

    Entre los pliegues del pensamiento moderno, emerge una racio-nalidad ambiental que permite develar los crculos perversos, los en-cerramientos y encadenamientos que enlazan a las categoras delpensamiento y a los conceptos cientficos al ncleo de racionalidadde sus estrategias de dominacin de la naturaleza y de la cultura. Ensordina, a travs de la neblina de los gases de efecto invernadero quecubre la tierra y ciega las ideas, este libro va desentraando el efecto

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    de la racionalidad terica, econmica e instrumental, en la cosifica-cin del mundo, hasta llegar al punto abismal en el que se desba-rranca en la crisis ambiental. Muestra las causas epistemolgicas deesta crisis, de las formas de conocimiento que ancladas en la metaf-sica y la ontologa del ente, llegan a desestructurar la organizacinecosistmica del planeta y a degradar el ambiente. Critica los con-ceptos con los que la filosofa guard celosamente la comprensindel mundo el valor, la dialctica, la ley, la economa, la racionali-dad y la esperanza de su trascendencia a travs de la autoorganiza-cin de la materia, la evolucin de la vida y la cultura, la reconcilia-cin de los contrarios o una ecologa generalizada. La ideologa delprogreso y el crecimiento sin lmites topa con la ley lmite de la na-turaleza, iniciando la resignificacin del mundo para la construccinde una racionalidad alternativa.

    La racionalidad ambiental reconstruye al mundo desde la flechadel tiempo y de la muerte entrpica del planeta, pero tambin des-de la potencia de la neguentropa y de la resignificacin de la natu-raleza por la cultura. La condicin existencial del hombre se hacems compleja cuando la temporalidad de la vida enfrenta la erosinde sus condiciones ecolgicas y termodinmicas de sustentabilidad,pero tambin cuando se abre al futuro por la potencia del deseo, lavoluntad de poder, la creatividad de la diversidad, el encuentro conla otredad, y la fertilidad de la diferencia.

    La desconstruccin de la razn que han desencadenado las fuer-zas ecodestructivas de un mundo insustentable, y la construccin deuna racionalidad ambiental, no es tan slo una empresa filosfica yterica. sta arraiga en prcticas sociales y en nuevos actores polti-cos. Es al mismo tiempo un proceso de emancipacin que implica ladescolonizacin del saber sometido al dominio del conocimientoglobalizador y nico, para fertilizar los saberes locales. La construc-cin de la sustentabilidad es el diseo de nuevos mundos de vida,cambiando el sentido de los signos que han fijado los significados delas cosas. No es una descripcin del mundo que proyecta la realidadactual hacia un futuro incierto, sino des-cripcin de lo ya escrito,prescrito, inscripto en el conocimiento de la realidad, del saber con-sabido que se ha hecho mundo. La racionalidad ambiental recuperael sentido crptico del ser para desenterrar los sentidos sepultados ycristalizados, para reestablecer el vnculo con la vida, con el deseo devida, para fertilizarla con el humus de la existencia, para que la tensinentre Eros y Tanatos se resuelva a favor de la vida, donde la muerte

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    entrpica del planeta sea revertida por la creatividad neguentrpicade la cultura. Si el Iluminismo gener un pensamiento totalitarioque termin anidando la pulsin de muerte en el cuerpo, en los sen-timientos, en los sentidos y en la razn, la racionalidad ambiental esun pensamiento que arraiga en la vida, a travs de una poltica delser y de la diferencia.

    La racionalidad ambiental inquiere y cuestiona los ncleos f-rreos de la racionalidad totalitaria porque desea la vida. Formulanuevos razonamientos que alimenten sentimientos que movilicen ala accin solidaria, al encantamiento con el mundo y la erotizacinde la vida. Construye saberes que antes de arrancar su verdad almundo y sujetarlo a su voluntad dominadora, nos lleven a vivir en elenigma de la existencia y a convivir con el otro. La tica de la otre-dad no es la dialctica de los contrarios que lleva a la reduccin, ex-clusin y eliminacin del adversario del otro opuesto, incluso enla trascendencia y redencin del mundo donde se impone un pensa-miento dominante. La tica ambiental explora la dialctica de louno y lo otro en la construccin de una sociedad convivencial y sus-tentable. Ello implica no slo la desconstruccin del Logos, sino de launidad y del pensamiento nico como eje rector de la construccincivilizatoria desde el monotesmo de la tradicin judaica hasta laidea absoluta hegeliana, para poder pensar y vivir la otredad, paraestablecer una poltica de la diferencia.

    La racionalidad ambiental indaga as sobre la fundacin de lo unoy el desconocimiento del otro, que llev al fundamentalismo de unaunidad universal y a la concepcin de las identidades como mismi-dades sin alteridad, que se ha exacerbado en el proceso de globali-zacin en el que irrumpe el terrorismo y la crisis ambiental como de-cadencia de la vida, como voluntad de suicidio del ser y exterminiodel otro, como la prdida de sentidos que acarrea la cosificacin delmundo y la mercantilizacin de la naturaleza. La racionalidad am-biental busca contener el desquiciamiento de los contrarios comodialctica de la historia para construir un mundo como convivenciade la diversidad.

    Este libro no es un intento ms por comprender, interpretar y re-significar la realidad, para armonizar la globalizacin econmica conel pensamiento de la complejidad. No se trata de rebarajar las cartaspara adivinar el futuro en el juego de abalorios de la sustentabilidad.Pues lo que entraa la crisis ambiental no es tan slo los lmites delos signos, de la lgica, de la matemtica y de la palabra para apre-

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    hender lo real; no son tan slo las fallas del lenguaje para decir y de-cidir el mundo. La palabra que ha nombrado y designado las cosaspara forjar mundos de vida, se ha tornado en un conocimiento. Y el co-nocimiento ya no slo nombra, describe, explica y comprende la rea-lidad. La ciencia y la tecnologa trastocan y trastornan lo real quebuscan conocer, controlar y transformar.

    La racionalidad ambiental desconstruye a la racionalidad positi-vista para marcar sus lmites de significacin y su intromisin en elser y en la subjetividad; para sealar las formas como ha atravesadoel cuerpo social, intervenido los mundos de vida de las diferentesculturas y degradado el ambiente a escala planetaria. La racionali-dad ambiental inaugura una nueva mirada sobre la relacin entre loreal y lo simblico una vez que los signos, el lenguaje, la teora y laciencia se han hecho conocimientos y racionalidades que han recon-figurado lo real, recodificando la realidad como un mundo-objeto yuna economa-mundo. La racionalidad ambiental construye nuevosmundos de vida en la rearticulacin entre la cultura y la naturalezaque, ms all de una voluntad de forzar la identidad entre lo real ylo simblico en un monismo ontolgico, reconoce su dualidad y di-ferencia en la constitucin de lo humano. Del desquiciamiento de lanaturaleza y de la razn que se expresa en la crisis ambiental, emer-ge una nueva racionalidad para reconstruir el mundo, ms all de laontologa y la epistemologa, desde la otredad y la diferencia.

    Este libro nace de piezas en bruto cinceladas sobre la dura piedradel pensamiento en el que fueron tomando forma mis primeras re-flexiones sobre epistemologa ambiental y ecologa poltica desdehace veinticinco aos. He retomado algunos de esos textos, en la me-dida que en ellos indagaba sobre algunos de los ncleos y bloquesejemplares de la racionalidad de la modernidad sobre todo del pen-samiento y el discurso crtico de la modernidad frente a los cualesse fue delineando, contrastando y construyendo el concepto de ra-cionalidad ambiental: el valor econmico; el pensamiento ecologis-ta; el discurso y la geopoltica del desarrollo sostenible; la entropaen el proceso econmico; las relaciones de poder en el saber; la re-lacin entre cultura y naturaleza; los movimientos sociales de reapro-piacin de la naturaleza. Estos textos se encontraban atrapados en sumagma original como aquellos esclavos de Miguel ngel en que laforma lucha por nacer de su marmreo origen. En su sintaxis teri-ca se asomaba la categora de racionalidad ambiental como una in-tuicin apenas insinuada. Vuelvo al cincel para desprender a estos

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    textos de su forma arcaica, para darle movimiento a la roca originalde su pensamiento indagador, para desconstruirlos y reconstruirlosdesde la perspectiva de una racionalidad ambiental emergente quepone al descubierto los lmites del pensamiento de la modernidad,para pensar la condicin del tiempo de la sustentabilidad.

    Los textos de cada captulo son esclavos de su tiempo, de las for-mas de pensamiento, los giros de lenguaje y la sintaxis terica con losque fueron articulados y estructurados. El tiempo vuelve a golpear lapiedra dura en la que cristalizan las ideas para dejar que de sus en-traas fluya una nueva savia. Como en una pintura en movimientodonde las diversas escenas del paisaje epistmico se van expresandoen la tela fluida del tiempo, se entretejen las discursividades y argu-mentaciones de la episteme moderna, hasta que van enmudeciendo,acalladas por sus propias contradicciones y sus lmites de significa-cin, para dar voz as a esa otredad que es el saber ambiental que es-tablece los puntos de referencia y las lneas de demarcacin desdedonde se configura una nueva racionalidad.

    La racionalidad ambiental se va constituyendo al contrastarse conlas teoras, el pensamiento y la racionalidad de la modernidad. Suconcepto se fue gestando en la matriz discursiva del ambientalismonaciente, para ir creando su propio universo de sentidos. Este libro esla forja de este concepto. Su construccin terica no es la de una cre-ciente formalizacin o axiomatizacin del concepto para mostrar suverdad objetiva, sino la de la emergencia de nuevos sentidos civiliza-torios que se forjan en el saber ambiental, ms all de todo idealismoterico y de la objetivacin del mundo a travs del conocimiento. Laracionalidad ambiental se forja en una tica de la otredad, en un di-logo de saberes y una poltica de la diferencia, ms all de toda onto-loga y de toda epistemologa que pretenden conocer y englobar almundo, controlar la naturaleza y sujetar a los mundos de vida.

    El captulo primero aborda el concepto de valor en el que KarlMarx funda uno de los pilares del pensamiento crtico de la economaconvencional. Ms all de la historicidad del concepto de valor-traba-jo por efecto del progreso tecnolgico, su desconstruccin adquierenuevas perspectivas al contrastar el principio de un valor objetivocon los principios de la racionalidad ambiental. El captulo segundocuestiona al pensamiento ecolgico principalmente en la propuestadel naturalismo dialctico de Murray Bookchin y debate la cuestindel monismo-dualismo ontolgico en la perspectiva de la compleji-dad ambiental. El captulo 3 indaga sobre el dislocamiento del orden

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    simblico y del entendimiento del mundo por la hiperrealidad gene-rada por el conocimiento. El pensamiento de Jean Baudrillard se fun-de en el discurso y a la geopoltica del desarrollo sostenible, replan-teando la sustentabilidad como un nuevo encuentro entre lo real y losimblico. El captulo 4 avanza en ese propsito al confrontar a la teo-ra econmica desde la ley lmite de la entropa, contrastando losaportes de Nicholas Georgescu Roegen y de Ilya Prigogine y actuali-zando mi propuesta para la construccin de un paradigma de produc-cin sustentable y productividad neguentrpica. El captulo 5 ocupael centro del libro para desarrollar el concepto de racionalidad am-biental a partir del pensamiento crtico de Max Weber sobre la racio-nalidad de la modernidad. En el captulo 6 retomo el tema del saberambiental y las relaciones de poder que all se entretejen a partir deMichel Foucault, abriendo una reflexin crtica en el campo de la eco-loga poltica sobre la sustentabilidad y llevando el pensamiento de laposmodernidad hacia una poltica del ser, de la diferencia y de la di-versidad cultural. El captulo 7 abre la construccin de la racionalidadambiental demarcndola del postulado de la racionalidad comunica-tiva de Jurgen Habermas y atrayendo el pensamiento tico de Emma-nuel Levinas sobre la otredad al campo ambiental para pensar la cons-truccin de un futuro sustentable como un dilogo de saberes. En elcaptulo 8 desarrollo la aplicacin del concepto de racionalidad am-biental en la relacin cultura-naturaleza como campo privilegiado dela reconstruccin de la relacin de lo Real y lo Simblico en la pers-pectiva de la sustentabilidad; parto de mis anteriores argumentos so-bre la construccin de una racionalidad productiva asentada en la sig-nificacin cultural de la naturaleza, actualizando una reflexin sobrelas relaciones entre cultura ecolgica y racionalidad ambiental y enla-zndolos con el pensamiento de George Bataille sobre el don y la pul-sin al gasto. El captulo 9 lleva la reflexin sobre la racionalidad am-biental a su construccin social, a travs de la constitucin de nuevosactores polticos y su despliegue en los movimientos ambientalistasemergentes. Retomo aqu mis reflexiones sobre estos movimientos so-ciales y la relacin entre pobreza y degradacin ambiental, para mirarla reinvencin de identidades en las luchas actuales de reapropiacinde la naturaleza y la cultura de las poblaciones indgenas, campesinasy locales.

    La racionalidad ambiental se construye debatindose con la racio-nalidad terica que habita la visin materialista de la historia deMarx, el naturalismo dialctico de Bookchin, la retrica posmoderna

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    de Baudrillard, la ley de la entropa de Georgescu-Roegen, la termo-dinmica disipativa de Prigogine, el pensamiento de la complejidadde Morin, la racionalidad comunicativa de Habermas y la ontologade Heidegger. El libro debate los aportes y lmites de esos autores yde los grandes relatos fundados en conceptos-esencias, de los princi-pios ordenadores que han generado una visin realista y objetiva,omnicomprensiva y totalitaria del mundo, de donde va emergiendola racionalidad ambiental: del valor-trabajo; de la autoorganizacingenerativa, evolutiva y dialctica de la materia y la ecologizacin delmundo; de la entropa como ley lmite de la naturaleza y muerte ine-luctable del planeta; de la organizacin simblica como ordenadorade la relacin entre cultura y naturaleza; de las relaciones de poderen el saber; de la diferencia frente a la ontologa genrica del Ser; deuna tica de la otredad ms all de la racionalidad comunicativa; dela invencin de identidades ms all de todo esencialismo.

    El libro va desconstruyendo estos bloques de racionalidad llevn-dolos hasta el lmite de su significancia, donde quedan atrapados ensu propio laberinto terico y discursivo, para descubrir sus puntosciegos y encontrar la puerta de salida entre las sombras de lo impen-sado y lo que queda por pensar. Los nudos se desanudan, el tejido sedesteje, los conceptos se disuelven, se esfuman, pero se entretejennuevas tramas discursivas por las que avanza una indagatoria queabre vas al pensamiento en una exploracin infinita, donde se man-tiene el sentido de la bsqueda de una comprensin del mundo queno est fijada por un paradigma y una estructura terica que fuercenuna identidad entre lo real posible y una idea establecida, donde laconstruccin de la realidad quede sometida a una ley. Esta es la tra-ma de la racionalidad ambiental que se muestra en la mirada agujaque recorre las teoras que han sostenido y sometido al mundo, pa-ra tejer una nueva razn que ilumine nuevos sentidos civilizatorios yconstruya nuevas realidades.

    De umbral en umbral, el concepto de racionalidad ambiental secontrasta con los conceptos que sostienen a la racionalidad de la mo-dernidad hasta llevarlos a sus propios lmites de comprensin de lacomplejidad ambiental. La racionalidad ambiental aparece como unconcepto mediador entre lo material y lo simblico, un pensamientoque recupera el potencial de lo real y el carcter emancipatorio delpensamiento creativo, arraigado en las identidades culturales y lossentidos existenciales, en una poltica del ser y de la diferencia, en laconstruccin de un nuevo paradigma de produccin sustentable fun-

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    dado en los principios de la neguentropa y la creatividad humana.La racionalidad ambiental reivindica una nueva relacin teora-pra-xis, una poltica de los conceptos y estrategias tericas que movilizanlas acciones sociales hacia la sustentabilidad. Ms all del realismo to-talizador de las teoras que han dado soporte al pensamiento de lamodernidad, la racionalidad ambiental busca repensar la relacinentre lo real y lo simblico en el mundo actual globalizado, la media-cin entre cultura y naturaleza, para confrontar a las estrategias depoder que atraviesan la geopoltica del desarrollo sostenible.

    El libro no es un collage de mis escritos anteriores sobre estos te-mas. stos se han injertado, amalgamado y entretejido, abriendo va-sos comunicantes y reconstituyendo el cuerpo textual en el que se vaconstruyendo el concepto de racionalidad ambiental. Estos textoshan sido piezas clave de este tapiz discursivo; han servido como basti-dor y tela de fondo en las cuales se dibuja este concepto. Estas ideassaltan fuera de su imagen representativa para moverse por el mundo,donde la racionalidad ambiental se construye en los procesos socialesde reapropiacin de la naturaleza. De esta manera se va articulandoun pensamiento y un discurso con un conjunto de prcticas produc-tivas y procesos polticos, donde el concepto de racionalidad ambien-tal se va delineando, adquiriendo sustancia y atributos, desplegndo-se al contrastarse con los ncleos y esferas de racionalidad terica ycon procesos de racionalizacin social de la modernidad, y aplicndo-se en la construccin de sociedades y comunidades sustentables.

    La elaboracin de este libro ha implicado una labor de artesano,en la que he tomado mis propios borradores y ensayos para elaborarun cuadro mayor, en el que stos se han reacomodado en el espaciodiscursivo y la arquitectura del libro, estableciendo nuevas perspecti-vas e iluminando el centro ocupado por el personaje principal: la ra-cionalidad ambiental. Este tejido discursivo no es el de un gobelino,sino un tapiz de diferentes texturas; sus textos se entrelazan en unjuego de contextos, con sus diferentes planos y perspectivas, sin aspi-rar a una representacin final. Muchas de las reflexiones que seanuncian en el libro han sido apenas esbozados: la relacin entre cul-tura y racionalidad, entre el ser y el saber; la incorporacin del saberen identidades y el arraigo del saber en territorios de vida; los proce-sos sociales y las formas culturales de reapropiacin de la naturaleza,de los servicios ambientales y los bienes comunes del planeta; las es-trategias de poder que permitan construir un mundo de diversidadesculturales, un proceso de globalizacin que articule islas de produc-

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    tividad neguentrpica y un futuro sustentable construido por un di-logo de saberes. Son brechas abiertas para seguir pensando y constru-yendo: los valores de mediacin de una tica de la otredad, que sinreducir la diversidad a una unidad-valor, permitan a las autonomasproliferar sin temor al relativismo axiolgico generado por el culto ala unidad aseguradora; que establecezca valores para la convivenciade las diferencias que contengan el estallido de la violencia y la ani-madversin hacia lo otro por la confrontacin de intereses, de senti-dos, de regmenes de verdad y de matrices de racionalidad; la legiti-macin social de un derecho a la diferencia que cierre el paso a ladialctica de la violencia de los contrarios como explicacin y volun-tad de la evolucin de la historia. Son cabos sueltos y puentes colgan-tes, como lianas en espera de que otros monos gramticos, epistmi-cos y polticos se abracen de ellos para desplazarse por las copas delos rboles y las florestas del saber. Es un tejido abierto a seguir entre-tejiendo las ideas que nacen de la racionalidad ambiental.

    No faltar quien cuestione la relacin que establezco entre el con-cepto de racionalidad ambiental y las esferas de la sensibilidad, de latica, y del saber, hasta ahora externas al orden de la racionalidadformal e instrumental, de la racionalidad econmica, jurdica y tec-nolgica que han constituido la columna vertebral del proyecto demodernidad. Pero esta racionalidad ha empezado a resquebrajarse yest inundada por islas de irracionalidad. En tanto, el orden de lacultura, los procesos de significacin y la produccin de sentido, seamalgaman con la razn en tanto que son razonables; que las diver-sas culturas en su relacin con la naturaleza, al construir sus formasde significacin entre el lenguaje y la realidad, lo real y lo simblico,construyen diferentes matrices de racionalidad. La racionalidad am-biental articula los diversos rdenes culturales y esferas del saber,ms all de las estructuras lgicas y los paradigmas racionales del co-nocimiento.

    El concepto de racionalidad ambiental se va constituyendo as enun soporte del pensamiento crtico que no pretende constituir unparadigma cientfico, un conocimiento axiomatizado y sistematiza-do, capaz de inducir un proceso de racionalizacin hacia la consecu-cin de fines y medios instrumentalmente trazados de la sustentabi-lidad, un concepto capaz de finalizarse a travs del pensamientoterico y la accin social. Este libro, consistente con la condicin delsaber ambiental, aspira a desconstruir la racionalidad opresora de lavida, pero como el lenguaje en el que se expresa, no podr decir una

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    ltima palabra. Abre un camino para hacer caminos, para labrar te-rritorios de vida, para encantar la existencia, fuera de los cercos deobjetividad de una razn de fuerza mayor que anule los sentidos a lahistoria.

    Escribo desde Mxico y la mayor parte de este libro fue elaboradoen los aos que he trabajado en el Programa de las Naciones Unidaspara el Medio Ambiente como coordinador de la Red de FormacinAmbiental para Amrica Latina y el Caribe. Quiz lo plasmado en es-te libro hubiera podido pensarse y escribirse en cualquier lugar delplaneta. Pero la potencia de la racionalidad ambiental se me ha ma-nifestado por la presencia y la vivencia de la riqueza ecolgica y cul-tural de esta maravillosa regin del mundo que ha conducido mi re-flexin sobre estos temas. Muchas notas, ideas y textos fueron confec-cionados en incontables viajes en los que hemos construido alianzascon gobiernos y universidades; solidaridades con grupos acadmicos,sociales y gremiales, en favor de la educacin ambiental. Las reflexio-nes de este libro se entrelazan con un movimiento social cada vezms amplio por una tica de la Sustentabilidad que se expresa en unManifiesto por la Vida; muchos nombres se inscriben ya en la construc-cin de un Pensamiento Ambiental Latinoamericano y una Alianzapor la Educacin Ambiental, en la que destacan los empeos de laConfederacin de Trabajadores de la Educacin de la Repblica Ar-gentina (CTERA). En el campo abierto por la ecologa poltica, la ra-cionalidad ambiental dialoga con los movimientos sociales por laconstruccin de sociedades sustentables y por la reapropiacin de sunaturaleza y sus territorios de vida. Este libro nace y se inserta en eseproceso social de construccin de un futuro sustentable.

    Todos los nombres! A cuntos tendra que nombrar para dejarconstancia de mi agradecimiento a las personas que en distintos mo-mentos han estimulado y dado impulso al pensamiento que se plas-ma en este libro, que han dejado su huella a travs de escritos, dedilogos, de debates; de presencias y encuentros; de solidaridades ycomplicidades; de vida compartida. Aquellos que de forma ms pa-tente han inquietado mi pensamiento y atrado mi pulsin por pen-sar y mi pasin de escribir, estn inscritos en las referencias bibliogr-ficas a lo largo del libro, en mis alianzas y demarcaciones con suspensamientos. Son presencias sin las cuales no existira este libro.Pues no hay pensamiento que no surja en el contexto de su tiempo,en congruencia o discordia con lo ya afirmado por alguien y escritopor otro, del Alef al Omega de la cultura humana. Otras presencias,

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    ms cercanas, han acompaado mi camino a travs de invitaciones adar cursos y conferencias, a escribir un texto, a compartir congresosy seminarios, donde el dilogo en vivo ha estimulado mis reflexionessobre estos temas. Cmo hacer justicia a todos los que a lo largo deestos aos, al convocarme a un coloquio me han puesto a pensar y aescribir; a los colegas y los interlocutores quienes al debatir estos te-mas me han hecho consciente de nuevos problemas en los que ha-ba que pensar, de posiciones que era necesario fundamentar, de ar-gumentos que faltaba elaborar? Este pensamiento est enlazado enlas redes de economa ecolgica, ecologa poltica y educacin am-biental, en las que he fraguado alianzas de ideas y de vida con entra-ables amigas y amigos ambientalistas, cuya lista, para mi fortuna, esextensa. Entre todos ellos debo agradecer a los alumnos de mi semi-nario de ecologa poltica de la UNAM, con quienes hemos estableci-do un espacio para el debate y la creacin libre de las ideas. Y sobretodo, a esas presencias y ausencias que forman el tejido ntimo de mivida, de mis padres, mis hermanas y mi hermano, de amigas y ami-gos entraables e imprescindibles; y mi universo ms cercano, don-de destella la luz de Jacquie, de Tatiana y de Sergio, artfices y sopor-tes de mi existencia.

    Finalmente, quiero dejar constancia de mi agradecimiento a misamigos de Siglo XXI, mi casa editorial y hogar de sus autores, por ha-ber consentido en mi obsesin de que este libro, como los anterio-res, viera la luz en este ao par, y por su cario y cuidado en la edi-cin del texto.

    ENRIQUE LEFF

    18 de noviembre de 2004

  • 1. LA TEORA OBJETIVA DEL VALOR,LA REVOLUCIN CIENTFICO-TECNOLGICAY LAS FUERZAS PRODUCTIVAS DE LA NATURALEZA

    INTRODUCCIN

    Los economistas de todas las escuelas han firmado el acta de defun-cin de la teora del valor como el principio que habra de asentar elproceso de produccin en un sustento objetivo y en una sustanciamaterial, ya sea en las fuerzas de la naturaleza o la potencia del tra-bajo. Sin este anclaje en lo real, el proceso econmico ha quedadodeterminado por las leyes ciegas del mercado, subjetivado en el inte-rs individual, guiado por el espritu empresarial, y sostenido por elpotencial tecnolgico que, convertidos en principios de una cienciaeconmica, han legitimado una racionalidad desvinculada de lascondiciones ecolgicas de la produccin, de un juicio moral sobre ladistribucin de la riqueza y de las formas de significacin cultural dela naturaleza.

    Ni el ecomarxismo en su contribucin a la crtica de la econo-ma poltica, ni la economa ecolgica en sus esfuerzos por incor-porar las condiciones ecolgicas y econmicas del proceso producti-vo han logrado restaurar un principio y una sustancia de valor como fundamento del proceso econmico. En este vaco terico hagerminado la teora del valor total del neoliberalismo ecolgico yde la economa ambiental.1 En este contexto cobra inters una her-menutica de la teora del valor en Marx y del orden epistemolgicoy discursivo del materialismo histrico, para descubrir las razones dela desvalorizacin del valor dentro de la propia teora en que se inscri-

    1 El concepto de valor econmico total la suma del valor real directo, del valorde uso indirecto, del valor de opcin y del valor intrnseco expresa la voluntad om-nvora de la economa ambiental para recodificar al mundo a todas las cosas y todoslos valores en trminos de capital (capital natural, capital humano, capital cientficoy tecnolgico). El concepto de valor econmico total es una estrategia totalitaria pa-ra la apropiacin econmica del mundo, desde el valor econmico actual de los bie-nes naturales y los servicios ambientales, hasta los valores contingentes asignados a esanaturaleza humana que se expresan en la voluntad de pagar de individuos ecologi-zados y empresarios conservacionistas.

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    be su concepto, es decir, las limitaciones de la racionalidad tericaque comprende la dialctica social de la que el concepto de valor esfundamento.

    El anlisis de la teora del valor muestra la historicidad de la teoramarxista de la produccin y abre una reflexin sobre las formas do-minantes de explotacin de la naturaleza y del trabajo en el momen-to actual la capitalizacin de la naturaleza, as como los procesos deapropiacin y distribucin desigual a partir de las estrategias de po-der inscritas en la lgica del mercado y la racionalidad del conoci-miento. Esta indagatoria abre nuevas perspectivas para la construc-cin de una racionalidad ambiental en la cual la fuerza de trabajo, lospotenciales de la naturaleza, el poder de la ciencia y la tecnologa, yla potencia del saber son movilizados por intereses sociales diferen-ciados y valores culturales diversos hacia una economa sustentable.

    ORIGEN DEL VALOR

    La teora del valor no es el centro a partir del que se trazara un cr-culo perfecto del pensamiento marxista; sin embargo, la teora delvalor-trabajo constituy uno de los pilares ms slidos y una argu-mentacin fundamental del materialismo histrico como una teoraobjetiva y cuantitativa, siguiendo los cnones epistmicos de las cien-cias naturales de su tiempo. Con la teora del valor-trabajo Marx cues-tiona las bases ideolgicas de la ciencia econmica emergente y plan-tea un principio explicativo del proceso de produccin capitalista.

    En Smith la teora del valor se encontraba an atrapada en esejuego de representaciones y similitudes que constituye la configura-cin epistemolgica del saber en la era clsica, que resulta en unacircularidad tautolgica de la relacin trabajo-mercanca (Foucault,1966). Con Ricardo aparece el trabajo como principio generador delvalor, pero ste se resuelve en la categora de salario o en una mer-canca-patrn. En Marx, la categora de tiempo de trabajo socialmente ne-cesario aparece como la sustancia del valor; es el principio estructuraly cuantitativo que permite un conocimiento objetivo sobre la din-mica del capital. La teora del valor constituye as el nudo conceptualque enlaza al conjunto de procesos econmico-sociales que dancuenta del proceso de produccin. La naturaleza que fuera la fuen-te originaria del valor en la doctrina fisiocrtica queda desterrada

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    del campo de la economa, relegada como objeto de trabajo a la fun-cin de dotar al proceso econmico de materias primas y recursosnaturales. Para Marx lo concreto es concreto por ser la sntesis demltiples determinaciones. La teora del valor explica una de di-chas determinaciones, aquella que, inserta dentro del modo de pro-duccin capitalista, impulsa el desarrollo de las fuerzas productivas.Estas fuerzas productivas se desarrollan en relacin con el cambiotecnolgico generado dentro de las relaciones sociales de produc-cin que oponen a la clase capitalista (propietarios de los medios deproduccin) con la clase proletaria (poseedores de la fuerza de tra-bajo) en un campo de lucha de clases.

    El materialismo histrico debati largamente sobre el proceso quehabra de determinar la superacin del modo de produccin capita-lista, entre la lucha de clases y el desarrollo de las fuerzas producti-vas. Empero no repar en los constreimientos que imponan lospresupuestos de positividad que la teora objetiva del valor haba le-gado de la episteme de su tiempo a su proyecto de emancipacin. Ar-mado del mtodo dialctico, el materialismo histrico pudo develarlas causas de la explotacin social y de la naturaleza, pero fue incapazde ver la historicidad misma de la teora del valor, es decir, la formacomo la teora del valor habra de desvalorizarse dentro de su propiadialctica histrica, antes de ser destituida por la revolucin proleta-ria. La positividad del valor fue negada por el objetivismo de la racio-nalidad terica del materialismo histrico. Pero dejemos que el pro-pio Marx exprese las contradicciones de su razonamiento.

    Para Marx toda mercanca tiene una utilidad particular, resultadode la accin de un trabajo especfico que transforma objetos de tra-bajo distintos para producir una diversidad de valores de uso inter-cambiables. Pero lo que hace que estos trabajos distintos puedan te-ner una unidad fundamental de medida es que pueden reducirse aun cierto desgaste de energa humana, de msculos, nervio y cere-bro. Ciertamente es el modo de produccin capitalista en su cons-truccin de la realidad, y no Marx con su teora, lo que desustantivaal hombre de su ser para reducirlo a pura fuerza de trabajo, a esafuncin dentro del modo de produccin capitalista que da su sopor-te emprico a la teora del valor-trabajo. El trabajo productor del va-lor para Marx es un trabajo simple y directo, y en general resulta dela aplicacin de la mano para accionar los medios de produccin pa-ra transformar la materia. La generalizacin de este tipo de trabajosurge del progreso tcnico, que con el desarrollo de la gran indus-

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    tria va transformando las formas de trabajo (en cuanto a su diversi-dad de movimientos y complejidad en el uso de la energa corporaly mental) hasta reducirlas a un trabajo manual simple y repetitivo.En este sentido, la determinacin que hace del tiempo de trabajo launidad sobre la cual se establecen las equivalencias del intercambiode mercancas es resultado del movimiento histrico que genera elprogreso tcnico, que a su vez produce el principio emprico de lateora cuantitativa del valor en la dinmica del modo de produccincapitalista. En este sentido Marx afirma que:

    La utilizacin de la cantidad de trabajo como nica medida del valor, sin im-portar su calidad, supone a su vez que el trabajo simple se ha convertido enel pivote de la industria [y que] los trabajos se han igualado por la subordi-nacin del hombre a la mquina o por la divisin extrema del trabajo.2

    TRABAJO SIMPLE, TRABAJO ABSTRACTO, TRABAJO COMPLEJO

    El fundamento terico de la teora del valor gira en torno del concep-to de trabajo abstracto. En la teora marxista este concepto represen-ta el ncleo productor y la sustancia de los fenmenos econmicos;pero a su vez es el resultado de un proceso histrico que produce eltrabajo simple y directo como principio productor del valor. De estamanera Marx elude tanto el individualismo metodolgico de la eco-noma vulgar como el idealismo racionalista que produce la realidadhistrica a partir del pensamiento. En este sentido, Marx afirma:

    Esta abstraccin del trabajo en general no es el resultado mental de una to-talidad concreta de trabajos. La indiferencia con respecto del trabajo parti-cular corresponde a una forma de la sociedad en la que los individuos pasancon facilidad de un trabajo a otro [] El trabajo se ha convertido entonces,no solamente en tanto que categora, sino en la realidad misma, en un me-dio de producir la riqueza en general.3

    2 K. Marx, Misre de la Philosophie, en uvres, conomie. I, Pars, Ed. Gallimard,1965, pp. 28-29 [Miseria de la filosofa, Mxico, Siglo XXI, 1981, pp. 33-34].

    3 K. Marx, Introduction Gnrale la Critique de lconomie Politique, en uv-res [], op. cit., p. 259 [Introduccin general a la crtica de la economa poltica/1857,Mxico, Siglo XXI, 1997, pp. 54-55]. Indiferente a la materia particular de los valo-res de uso, el trabajo creador de valor de cambio es por lo mismo indiferente a la sus-

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    Marx reconoci la historicidad de los conceptos del materialismohistrico al afirmar que:

    Las categoras ms abstractas, a pesar de su validez (a causa de su abstrac-cin) para todas las pocas, no son menos, dentro de esta determinacinabstracta, el producto de condiciones histricas, y no tienen su plena validezque para ellas y dentro de su lmite.4

    Marx enfrent al fetichismo abstracto de la economa vulgar basa-do en una relacin ahistrica entre factores de la produccin (capi-tal y trabajo), partiendo de las condiciones de empiricidad produci-das por la historia, es decir, aquellas que generaron el trabajo pro-ductivo de valor como efecto de las relaciones sociales de produc-cin capitalista. De esta manera, si bien Marx cuestiona la reificacinde la realidad que produce el modo de produccin capitalista y suaparente naturalidad que hace ver las relaciones sociales como rela-ciones entre cosas, su teora crtica se alimenta de las bases empri-cas y epistmicas de las ciencias naturales de su tiempo:

    El valor de cambio aparece as como la determinacin natural de los valoresde uso en la sociedad, como una determinacin que les concierne en tantoque cosas y gracias a la cual se substituyen una a la otra en el proceso de cam-bio segn relaciones cuantitativas determinadas; forman equivalentes igualque los cuerpos qumicos simples se combinan segn relaciones determina-das y forman equivalentes qumicos.5

    tancia particular del trabajo mismo. [] representa un trabajo homogneo, indife-renciado [] trabajo en el cual la individualidad del trabajador se ha borrado [] eltrabajo que crea el valor de cambio es trabajo general abstracto [] Para medir losvalores de cambio de las mercancas en base al tiempo de trabajo que contienen, esnecesario que los diferentes trabajos sean reducidos a un trabajo indiferenciado, ho-mogneo, simple, a un trabajo de igual calidad, y que no se distinga sino en su canti-dad. [slo entonces] el tiempo de trabajo materializado en los valores de uso de lasmercancas es a la vez la sustancia que hace de ellos valores de cambio. [] y la me-dida que determina la cantidad de su valor. [] Esta reduccin aparece como unaabstraccin [] Sin embargo se trata de una abstraccin que cada da se traduce enactos en el proceso de la produccin. La resolucin de todas las mercancas en tiem-po de trabajo no es una abstraccin ms grande, ni menos real [] que la resolucinde todos los cuerpos orgnicos en aire. K. Marx Critique de lconomie Politique,en uvres[], op. cit., pp. 280-281.

    4 K. Marx, Introduction, uvres, op. cit., pp. 259-260 [p. 55].5 K. Marx, Critique, uvres, op. cit., p. 285.

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    El pensamiento marxista no logr superar la objetividad de la teo-ra del valor, que habra de encontrar sus lmites en la historicidadmisma de su objeto cientfico y en una realidad que se ira transfor-mando como efecto de su propia dinmica interna. sta habra de ge-nerar la no correspondencia entre los conceptos atemporales del ma-terialismo histrico modo de produccin, formacin social, relacio-nes sociales de produccin, desarrollo de las fuerzas productivas conlos conceptos temporales que constituyen la teora del valor el traba-jo abstracto y el tiempo de trabajo socialmente necesario como prin-cipios de la acumulacin de capital, cuya temporalidad depende delas transformaciones propias de la realidad a la que corresponden.

    Aunque el trabajo abstracto, en su manifestacin emprica comotrabajo simple y directo, es la fuente de todo valor, en realidad su de-terminacin cuantitativa no surge de la aplicacin de un tiempo detrabajo indeterminado. Para que el trabajo abstracto produzca unacantidad de valor, ste debe ser un tiempo de trabajo socialmente necesa-rio. El carcter social y necesario del trabajo significa, por una parte,el hecho de que los valores de uso producidos como cristalizacin deun determinado tiempo de trabajo representan una utilidad realen el mercado de mercancas. Pero adems implica que el tiempo detrabajo que determina su valor de cambio depende a su vez del de-sarrollo de las fuerzas productivas del trabajo que modifican su pro-ductividad.6 En este sentido, es necesario comprender la forma enque el progreso tcnico afecta el tiempo de trabajo social productorde valor.

    Una vez que el desarrollo de la gran industria reduce todo traba-jo a la aplicacin de movimientos simples y directos, cada progresotcnico impone ciertas condiciones medias de intensidad para laaplicacin de la fuerza de trabajo, de manera que en tiempos igua-les produce valores iguales. De esta forma, el valor que contienecualquier mercanca estar ponderado por la intensidad media querequiere su fabricacin.7 Pero al mismo tiempo, el progreso tcnico

    6 Por aumento de la fuerza productiva o de la productividad del trabajo, entende-mos en general un cambio en los procesos que reducen el tiempo socialmente necesa-rio para la produccin de una mercanca, de tal forma que una cantidad menor de tra-bajo adquiere la fuerza de producir ms valores de uso. (K. Marx, Le Capital, vol, I,en uvres [], op. cit., p. 852) [El capital, Mxico, Siglo XXI, 1987, t. I, vol. 2, p. 382].

    7 Toda fuerza de trabajo individual es igual a las otras, en tanto que posee el ca-rcter de una fuerza social media y funciona como tal (de manera que) no emplea enla produccin de la mercanca sino el tiempo de trabajo necesario en promedio, o el

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    hace variar la productividad de la fuerza de trabajo, de modo que es-tablecer el tiempo de trabajo socialmente necesario que resulta delproceso de innovacin y difusin tcnica ha constituido un proble-ma terico y tcnico fundamental para la teora marxista del valor.

    VALOR Y PROGRESO TCNICO

    El clculo en valor plantea inicialmente el problema de determinarcules son las condiciones tcnicas que definen el tiempo de trabajosocialmente necesario en una formacin capitalista en la que existeuna heterogeneidad de tcnicas y una productividad diferencial de lasfuerzas productivas, no slo entre las diversas ramas productivas, sinoincluso en la industria productora de un mismo valor de uso. En laobra de Marx surge una confusin terica a este respecto, ya que enalgunos pasajes el tiempo de trabajo socialmente necesario aparecedeterminado por la tcnica ms productiva, mientras que en otros elvalor se establece por las condiciones tcnicas medias en un momen-to dado. Cuando Marx analiza el efecto de la mquina de vapor en laproduccin de tejidos, afirma que, despus de su introduccin, los va-lores de uso producidos en condiciones tcnicas inferiores reducen sucontenido de valor; el tiempo de trabajo que los produjo o que los si-gue produciendo se desvaloriza, ya que el producto de su hora de tra-bajo individual no representaba ms que la mitad de una hora socialde trabajo y no daba ms que la mitad de su valor.8 Sin embargo, enotros pasajes de El capital Marx atribuye el establecimiento del tiempode trabajo socialmente necesario a las condiciones tcnicas medias, yno a la tcnica ms productiva. En este sentido Marx afirma que:

    El valor individual de cada pieza, producida en las condiciones (tcnicas)excepcionales, va a caer por debajo del valor social [ya que] cuenta me-nos trabajo que la masa de los mismos artculos producidos en las condicio-

    tiempo de trabajo socialmente necesario. (K. Marx, Le Capital, vol. I, en uvres, op.cit., p. 566) [El capital, op. cit., t. I, vol. 1, p. 48].

    8 K. Marx, Le Capital, vol. I, en uvres, op. cit., p. 566 [El capital, op. cit., t.I, vol.1,p.48]. Supongamos que un artculo representa seis horas de trabajo. Si se produceuna invencin que permite producirlo [] en tres horas, el artculo ya producido,que circula en el mercado, no tendr ms que la mitad de su valor primitivo. (K.Marx, Le Capital vol. I, en uvres, op. cit., p. 1031) [op. cit., p. 653].

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    nes sociales medias. [] Ahora bien, valor de un artculo quiere decir, nosu valor individual, sino su valor social, y ste est determinado por el tiem-po que cuesta, no en un caso particular, sino en promedio.9

    Ya sea que se opte por una u otra interpretacin del tiempo de tra-bajo socialmente necesario, el capitalista individual que introduceuna nueva tcnica reduce el tiempo de trabajo necesario para produ-cir sus mercancas, lo que le procura una mayor plusvala relativa yuna sobreganancia sobre sus competidores. Pero ste no es un crite-rio terico satisfactorio para determinar cul es el tiempo de trabajosocialmente necesario como determinante de la formacin de valor.Si la tcnica ms productiva es la que establece el tiempo de trabajosocialmente necesario, entonces puede hablarse de una desvaloriza-cin de las mercancas producidas en condiciones tcnicas inferio-res. Pero si ste se fija por las condiciones tcnicas promedio, enton-ces dependera tanto del proceso de difusin tcnica, como del pesoespecfico del conjunto de tcnicas que en cada momento confor-man las condiciones medias de las fuerzas productivas aplicadas aproducir un bien determinado.

    La solucin que se d a este problema terico repercute en las hi-ptesis sobre la eliminacin progresiva de la ley del valor. Si la tcni-ca ms productiva es la que determina el tiempo de trabajo social-mente necesario, entonces la aparicin de una tecnologa totalmenteautomatizada en una rama industrial desvalorizara todos los artcu-los que se producen en ella. Pero si son las condiciones tcnicas pro-medio, entonces la desaparicin de la teora del valor debera espe-rar a que se produjera una generalizacin completa de la automatiza-cin de los procesos productivos. Marx busca resolver este problematerico postulando que el trabajo de una productividad excepcionalcuenta como trabajo complejo o crea en un tiempo dado ms valorque el trabajo social medio del mismo gnero.10 Sin embargo, estesubterfugio terico no resuelve la cuestin de fondo y plantea nuevosproblemas: por una parte, nada indica que todo progreso tcnico, al

    9 Ibid., p. 854 [op. cit., p. 385].10 Ibid., p. 856 [op. cit., pp. 386-387]. Maximilian Rubel indica en sus notas a la obra

    de Marx que el texto alemn habla de potenzierte Arbeit, subrayando el adjetivo, loque parecera indicar que no se trata de un trabajo calificado, sino de un trabajo demayor intensidad. La traduccin inglesa dice intensified labour (op. cit., p. 1661) Es-to, sin embargo, no aclara el problema, puesto que se trata de la introduccin de unainnovacin tcnica, y no slo de un aumento en la intensidad del trabajo.

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    aumentar la productividad del trabajo, deba al mismo tiempo reque-rir un trabajo complejo, en cuyo caso las condiciones empricas quepermiten constituir al trabajo simple y directo como determinantesde la formacin del valor desapareceran con el desarrollo tecnolgi-co. Por otra parte, slo la reduccin del trabajo complejo a trabajosimple permitira una evaluacin de la cantidad de valor que produ-ce. M. Rubel afirma as que

    La reduccin del trabajo complejo a trabajo simple no es un hecho de la ex-periencia, contrariamente a lo que Marx afirma en la Crtica. [] y en El ca-pital. En cuanto a las leyes que rigen esta reduccin, no sern jams formu-ladas en ningn libro de El capital.11

    De esta forma, el tiempo de trabajo socialmente necesario, comodeterminante emprico y cuantitativo de la formacin del valor, se vatransformando en un principio abstracto, cuyos efectos seran percep-tibles a travs de los precios del mercado y de una demanda que fija-ran, como resultado, el tiempo de trabajo destinado a producir cadamercanca. La competencia de capitales en el mercado de mercancassera el proceso encargado de traducir a su unidad cuantitativa simpleel valor variable de las mercancas provenientes de las diferentes acti-vidades productivas, en las que las innovaciones tecnolgicas se pro-ducen en diferentes tiempos, afectando en forma variable la produc-tividad de la fuerza de trabajo.12 Marx afirmara as que:

    La ley del valor determina cunto de su tiempo disponible puede gastar la so-ciedad en la produccin de cada tipo de mercanca. En la divisin manufac-turera del taller, el nmero proporcional fijado primeramente por la prcti-ca, despus por la reflexin, gobierna a priori a ttulo de regla la masa deobreros aplicados a cada funcin particular; en la divisin social del trabajo,no acta sino a posteriori, como necesidad fatal, oculta, muda, visible slo enlas variaciones baromtricas de los precios del mercado, que se imponen ydominan [...] la arbitrariedad irregular de los productores mercantiles.13

    11 Ibid., p. 1636.12 Para aplicar una medida similar, debemos contar con una escala comparativa

    de las diferentes jornadas de trabajo: es la competencia la que establece esta escala.(K. Marx, Misre de la Philosophie, en uvres, op. cit., p. 28) [Miseria de la filosofa,op. cit., p. 33].

    13 Marx dir en el libro III de El capital, que los valores se disimulan detrs de losprecios de produccin y los determinan en ltima instancia (K. Marx, op. cit., p.1592) [El capital, op. cit., t. III, vol. 8, pp. 1106-1107].

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    LA LEY DEL VALOR Y LA LEY DE LA OFERTA Y LA DEMANDA

    Con la divisin en ramas tcnicas que genera el proceso de acumu-lacin ampliada del capital, el principio emprico y cuantitativo delproceso econmico capitalista se va transformando en una esenciainvisible, que slo es perceptible a travs de sus efectos en el movi-miento de los precios del mercado. La economa poltica aparece asconstituida, como cualquier otra ciencia, por conceptos que repre-sentan la estructura oculta de la materia que determina y regula susmanifestaciones empricas (as el inconsciente en psicoanlisis, losgenes en biologa o los ncleos atmicos en fsica). La particularidadepistemolgica del materialismo histrico radica en la transforma-cin de un principio terico y emprico a la vez el tiempo de traba-jo simple y directo que genera un momento histrico determinado,el cual pierde su soporte emprico y terico como resultado de la di-nmica del propio proceso econmico que explica. La ley del valor,que en un primer momento aparece como causa determinante de laley de la oferta y la demanda al generar la sustancia en torno a la cualse equilibran los precios del mercado, va subordinando su jerarquaterica hasta convertirse en un efecto regulado por la competenciade los capitales individuales y por la ley de la oferta y la demanda delmercado de mercancas.

    Marx indica claramente que para que un cierto tiempo de traba-jo produzca valor, debe producir simultneamente un valor de uso,una utilidad, un bien para el cual existe una demanda efectiva. Eneste sentido, toda mercanca para la cual no existe una demandapierde automticamente su valor. Dentro del modo de produccincapitalista, tanto la oferta como la demanda son producto de la din-mica de la acumulacin capitalista y no del libre juego de factoresproductivos en el mercado o de un principio subjetivo fundado enlos deseos o necesidades de los hombres. Son las leyes del valor y dela plusvala las que determinan la oferta de mercancas al mismotiempo que inducen y modelan su demanda. El desarrollo de lasfuerzas productivas como resultado de la competencia de los capita-les individuales y la bsqueda de nuevos sectores de inversin para larevalorizacin de la plusvala producida, influyen en las orientacio-nes de la ciencia y la tecnologa y determinan la cantidad y diversi-dad de la oferta de mercancas. Este proceso modifica al mismo tiem-po la estructura del empleo, la distribucin del ingreso y la deman-da efectiva, de manera que la plusvala generada pueda realizarse en

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    el intercambio de mercancas, y revalorizarse nuevamente para ali-mentar a la reproduccin ampliada del capital.

    VALOR Y PLUSVALA

    Con la teora de la plusvala Marx demuestra que el proceso econ-mico no es determinado por las leyes del mercado que regulan laoferta y la demanda y el libre juego de factores productivos, sino porla lucha de clases, que dentro de la estructura social capitalista movi-liza el progreso tcnico y la distribucin econmica entre capitalistasy trabajadores. Con la ley del valor busca una medida cuantitativa delproceso econmico que se produce como efecto de dicha estructu-ra, y no como resultado del juego de categoras econmicas como elsalario, el costo de produccin y la ganancia. Por estas razones, la leyde la oferta y la demanda, si bien puede anular a posteriori una ciertacantidad de valor constituido por la aplicacin de un tiempo de tra-bajo, no puede convertirse en el principio constitutivo del valor.

    La determinacin que imprimen las condiciones tcnicas sobre eltiempo de trabajo socialmente necesario vuelve a plantearse con elconcepto de plusvala relativa. El progreso tcnico aparece all comoun proceso determinado por la dinmica de la acumulacin capita-lista, permitiendo extraer una plusvala relativa creciente de la fuer-za de trabajo una vez que las luchas proletarias limitan la posibilidadde incrementar la plusvala absoluta por un aumento en la duracino la intensidad de la jornada de trabajo.14 El incremento de la pro-ductividad en las industrias productoras de bienes-salario disminuyeel valor de la fuerza de trabajo al reducir el tiempo de trabajo social-mente necesario para su mantenimiento, de manera que el capitalis-ta puede apropiarse una mayor parte del valor producido durante la

    14 El modo de produccin se consideraba dado cuando examinamos la plusvalaproveniente de la duracin prolongada del trabajo. Pero desde que es necesario ga-nar plusvala por la transformacin del trabajo necesario en sobre trabajo, ya no bas-ta que el capital, dejando intactos los procesos de trabajo tradicionales, se contentecon prolongar simplemente su duracin. Entonces le es necesario transformar lascondiciones tcnicas y sociales. (K. Marx, Le Capital, en uvres, op. cit., p. 852) [Elcapital, op. cit., t. I, vol. 2, pp. 382-383]. Una vez establecidos los lmites de la jornadade trabajo, la tasa de plusvala no puede elevarse sino por el incremento de la inten-sidad o de la productividad del trabajo. (K. Marx, Le Capital, op. cit., p. 1003 ) [op.cit., p. 620].

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    jornada de trabajo. De esta manera, la produccin de plusvala rela-tiva a travs de la reduccin del tiempo de trabajo necesario se vin-cula con los efectos que sobre la produccin del valor ejerce la re-duccin del tiempo de trabajo socialmente necesario. El progresotcnico, al mismo tiempo que desvaloriza al capital y las mercancasque produce, aumenta la plusvala relativa que extrae de la fuerza detrabajo, contrarrestando la tendencia hacia la baja de la tasa de ga-nancias. Estos procesos se conjugan para aumentar la tasa de ganan-cia del capitalista innovador en el sector de bienes-salario. Sin em-bargo, para fines tericos, es necesario analizar separadamente el au-mento en la tasa de ganancias que produce el incremento de plusva-la relativa del que surge como efecto de la desvalorizacin del capi-tal fijo instalado por la incorporacin de un adelanto tcnico porparte de un capitalista frente a sus competidores. Marx funde ambosprocesos al afirmar que:

    El capitalista que emplea una tcnica perfeccionada se apropia en conse-cuencia en forma de sobre-trabajo, una parte ms grande de la jornada detrabajo que sus competidores. l hace por su cuenta particular lo que el ca-pital hace en grande y en general en la produccin de plusvala relativa.15

    El capitalista que emplea una tcnica perfeccionada desvalorizalas mercancas que producen sus competidores con tcnicas menosproductivas. Pero esto no le permite apropiarse ms sobretrabajo,porque el tiempo de trabajo necesario slo se reduce con la genera-lizacin de la utilizacin de un progreso tcnico en la produccin debienes-salario. Mientras que el capitalista innovador extrae sobrega-nancia en tanto que su innovacin tcnica no se generaliza, la plus-vala relativa que releva la tasa media de ganancia se produce por lageneralizacin del incremento de la productividad de los bienes-sa-lario. Al eliminar la especificidad de estos dos procesos se confundela teora del valor con la teora de la plusvala.

    15 Ibid., p. 856 [op. cit., p. 387].

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    COMPOSICIN ORGNICA DEL CAPITAL

    Y APROPIACIN PRODUCTIVA DE LA NATURALEZA

    El problema del clculo del tiempo de trabajo socialmente necesa-rio, o de la cantidad de valor que contiene una mercanca, se hacean ms complejo al considerar que este valor no slo es productodel trabajo vivo directo que la mquina extrae del trabajador, sinoque toda mercanca incorpora tambin una parte proporcional delvalor contenido en el capital fijo, es decir, en las materias primas, bie-nes intermedios y equipo que se consumen en la produccin de unvalor de uso determinado. Las materias primas y bienes intermediosque entran en la composicin de un nuevo producto transfieren aste su valor original, el cual se suma al que produce el tiempo detrabajo socialmente necesario empleado en el proceso productivo;su valor se ve afectado, como el de cualquier otra mercanca, por losefectos del progreso tcnico en el tiempo de trabajo socialmente ne-cesario para producirlos. El caso de la maquinaria y el equipo es di-ferente, puesto que la cantidad de valor que estos medios de produc-cin transfieren al producto no slo depende del valor que incorpo-ran en el proceso de produccin de los bienes de capital, sino tam-bin de su ritmo de utilizacin fsica y obsolescencia tcnica, as co-mo del lapso de tiempo en el que conservan su funcin productivaantes de ser desplazados por bienes de produccin ms productivos.

    Marx presupone que el tiempo de reproduccin del capital corres-ponde al tiempo necesario para su consumo.16 De esta forma, dostcnicas que contienen el mismo valor, pero distinta durabilidad de-bido a su constitucin material como valores de uso, habrn transmi-tido el mismo valor al producto, y si la composicin orgnica de di-cho capital es proporcional a su duracin, ambas tcnicas habrnproducido la misma plusvala, lo que permite su recapitalizacin altrmino de la usura del equipo. Esto podra constituir una hiptesispertinente para una teora abstracta del capital, pero en la realidadde la competencia entre capitales, el reemplazo de un equipo porotro ms productivo depende del ritmo de produccin de una inno-vacin tecnolgica, as como de un balance entre los beneficios queimplica el poder monoplico de una tecnologa ms productiva,

    16 K. Marx, Grundrisse, vol. 3, Anthropos, Pars, 1968, p. 305 [Elementos fundamen-tales para la crtica de la economa poltica (Grundrisse) 1857-1858, Mxico, Siglo XXI,1986].

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    frente a los costos de una rpida reposicin del capital invertido. Es-to hace que el tiempo de reproduccin del capital, y sobre todo surevaloracin en la forma de una innovacin tecnolgica, no corres-pondan con su tiempo de usura natural.

    Si un equipo es reemplazado antes del trmino de su usura natu-ral, de su obsolescencia tcnica o de su revalorizacin econmica, es-to no implica lgicamente que el valor que transmiti a las mercan-cas que produjo durante su vida til haya sido igual al valor total quetransmite un equipo similar que funcione durante un periodo mslargo de tiempo a manos de un competidor incapaz de introduciruna innovacin tecnolgica. El valor que transmite una maquinariaa las mercancas que produce no slo dependera entonces de supropio valor, sino del tiempo de produccin e incorporacin de unainnovacin tecnolgica que determina el tiempo til de transmisinde valor, distinto al tiempo normal de operacin de la mquina encuestin. En todo caso, sea por la ley de la competencia o por el pro-ceso de innovacin tecnolgica, surge de all un grado de indetermi-nacin en la ley del valor. La parte alcuota del valor que transfiereun equipo a las mercancas que con l se producen depende deltiempo que se mantenga operando como resultado de la competen-cia entre capitales; pero el reemplazo de los bienes de capital depen-de a su vez de la aparicin de una innovacin tcnica. Ahora bien, lacreatividad que genera una innovacin que eleva la productividadde los nuevos equipos y las condiciones tcnicas medias de la pro-duccin depende cada vez ms de inversiones en el sector tecnol-gico, pero no est determinada por el tiempo de trabajo manual ointelectual aplicado a un descubrimiento cientfico y su desarrollotecnolgico, ni por la cantidad de valor destinado a la produccin deestos conocimientos. Marx afirma en este sentido que:

    El progreso incesante de la ciencia y de la tecnologa dota al capital de unapotencia de expansin, independiente, dentro de ciertos lmites, de la mag-nitud de las riquezas de las que se compone [...] el progreso de la potenciaproductiva del trabajo que se produce sin el concurso del capital que se en-cuentra en funcin, pero de la que se beneficia desde que cambia de piel, lodeprecia tambin ms o menos durante el intervalo de tiempo en el quecontinua funcionando bajo su antigua forma.17

    17 K. Marx, Le Capital, uvres, op. cit., p. 1112 [op. cit., p. 749].

  • TEORA DEL VALOR Y FUERZAS PRODUCTIVAS DE LA NATURALEZA 15

    LAS FUERZAS PRODUCTIVAS DE LA CIENCIA Y LA DESVALORIZACIN DEL VALOR

    Desde el momento en que la acumulacin de capital induce la pro-duccin y la aplicacin tecnolgica de la ciencia como un requisitopara la reproduccin del capital, se vuelve imposible el clculo del va-lor que contiene el capital incorporado a una nueva tcnica, y en con-secuencia la cantidad de valor que transmite a las mercancas que pro-duce. La introduccin de estos nuevos medios de produccin desva-loriza la maquinaria y equipo que siguen operando, as como el valorde las mercancas que producen. De esta forma, el valor que transmi-te el equipo viejo al producto ya no slo depende del tiempo de tra-bajo que contiene y que extrae de la fuerza de trabajo. El valor de unamquina en el momento en el que aparece una nueva tecnologa enel mercado no puede revaluarse a partir del tiempo de trabajo social-mente necesario para producir la nueva maquinaria, sino a partir desu productividad, que no tiene una relacin cuantitativa con el costoo el tiempo de trabajo necesarios para su produccin. Su valor se vuel-ve incalculable, puesto que ya no depende del tiempo de trabajo vivodirecto aplicado en la produccin de bienes de produccin y de con-sumo, sino de un trabajo intelectual mediato, que es irreductible a tra-bajo simple directo. De esta manera se van socavando las bases con-ceptuales necesarias para fundar una teora cuantitativa del valor y seabren las vas para una teora cualitativa del valor; pero sta no estexenta de los problemas de toda teora que intente fundarse en elprincipio de un clculo objetivo de valor.

    El progreso tcnico es una necesidad inherente del capital paraelevar la produccin de plusvala relativa y al mismo tiempo para des-valorizarse y vencer los efectos del aumento de la composicin org-nica del capital sobre la tendencia hacia la baja de la tasa de ganan-cia. Pero este proceso de valorizacin-desvalorizacin-revalorizacindel capital se produce en un movimiento contradictorio que va des-plazando a la formacin del valor como el principio determinantede la dinmica del capital. En general, toda revalorizacin del capi-tal incorporado a una nueva tecnologa implica la introduccin deun capital fijo con menor valor, y con menor capacidad para extraervalor de la fuerza de trabajo.18 Sin embargo, la expansin misma del

    18 Marx apunta que, estando dadas las bases generales del sistema capitalista, eldesarrollo de los poderes productivos del trabajo social surge siempre a un cierto pun-to de la acumulacin para convertirse desde entonces en el mecanismo ms podero-

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    capital provoca un aumento de la masa de trabajo incorporada alproceso productivo y se contrapone a la disminucin del valor pro-ducido en un proceso individual.

    La reduccin y la desaparicin de la ley del valor-trabajo como prin-cipio cuantitativo que determina el desarrollo del capital, no ha elimi-nado las relaciones de explotacin en que se funda la produccin ca-pitalista. La resolucin de las contradicciones internas del capital enlos pases con un mayor grado de desarrollo capitalista implic desdesus inicios la implantacin de este modelo en las formaciones precapi-talistas. La ganancia capitalista sigui dependiendo en gran medida dela explotacin del trabajo y de los recursos de los pases subdesarro-llados o perifricos. En este sentido, aunque la revolucin cientfi-co-tecnolgica tiende a desvalorizar el equipo productivo y a reduciren gran parte el trabajo vivo directo que ste pone en movimiento yque por lo tanto crea valor, las mercancas producidas con estos avan-ces tecnolgicos han seguido incorporando el valor producido en laelaboracin de las materias primas y productos intermedios que ali-mentan la acumulacin del capital, incluso aquellos elementos del ca-pital que son producidos con tcnicas tradicionales y que incorporanla oferta ecolgica de recursos naturales en los que se desvanece todoposible clculo de valor. De all que el pensamiento marxista se hayamantenido fiel hasta el fin a una teora del valor-trabajo como deter-minante de la dinmica del proceso de acumulacin e internacionali-zacin del capital. Pero esto no autoriza a pensar en una teora cuanti-tativa del valor, ni a seguir ignorando la importancia creciente de laaplicacin de las fuerzas naturales y tecnolgicas de produccin a tra-vs de la aplicacin de la ciencia en la produccin de mercancas.

    so. [] El desarrollo de las potencias productivas del trabajo social que dicho progre-so acarrea se manifiesta a travs de los cambios cualitativos [] en la composicin tc-nica del capital [] es decir, que la masa de herramientas y de materiales aumentacada vez ms en comparacin con la suma de fuerzas de trabajo necesarias para ha-cerlos funcionar. En la medida que el incremento del capital vuelve al trabajo msproductivo, disminuye la demanda de ste en proporcin de su propia magnitud. []Esos cambios en la composicin tcnica del capital se reflejan en su composicin va-lor, en el crecimiento progresivo de su parte constante a expensas de su parte varia-ble. [] Sin embargo el decrecimiento de la parte variable del capital en relacin consu parte constante, ese cambio en la composicin valor del capital, slo indica lejana-mente el cambio en su composicin tcnica. La razn es que el progreso de las poten-cias del trabajo, que se manifiesta por el incremento del equipo y de los materialespuestos en movimiento por una suma menor de trabajo, hace tambin disminuir devalor a la mayor parte de los productos que funcionan como medios de produccin.(K. Marx, Le Capital, uvres, op. cit., pp. 1134-1135) [op. cit., pp. 772-775].

  • TEORA DEL VALOR Y FUERZAS PRODUCTIVAS DE LA NATURALEZA 17

    TRABAJO MANUAL Y TRABAJO INTELECTUAL:TEORA CUANTITATIVA Y CUALITATIVA DEL VALOR

    El problema fundamental para elaborar una teora cualitativa del va-lor, manteniendo los principios bsicos del pensamiento marxista,surge de la desarticulacin que se produce entre las condiciones deproduccin del valor a partir del tiempo de trabajo y el proceso dedesarrollo de las fuerzas productivas; pues si bien son las condicionestcnicas de las fuerzas productivas las que le confieren al trabajo elcarcter de socialmente necesario, la produccin misma de estas fuerzasproductivas naturales y tecnolgicas aparece como un proceso ex-terno a la produccin de valor,19 o como un proceso uniforme hist-ricamente, que por lo tanto no afecta las relaciones de valor.20 Marxno integra el proceso de innovacin tecnolgica al ciclo de rotacindel capital al considerar que las fuerzas naturales que se ofrecengratuitamente pueden ser incorporadas al proceso de produccindonde actuarn con ms o menos eficacia. El grado de sta dependede los mtodos y de los progresos cientficos que no cuestan nada alcapitalista.21

    Desde el momento en el que se concibe el desarrollo de las fuer-zas productivas como un proceso independiente de la formacin delvalor, se rompe la consistencia de la teora del valor como determi-nante de la acumulacin capitalista. Esta desarticulacin terica seproduce tambin por la falta de conexin entre el trabajo manual yel trabajo intelectual como determinantes del desarrollo de las fuer-zas productivas. Aunque Marx no slo admite la existencia del traba-jo complejo frente al trabajo simple, sino que lo considera como unacategora conceptual para dar cuenta del trabajo colectivo dentro deuna jerarqua de fuerzas de trabajo, el trabajo intelectual aparecesiempre como una propiedad que el capital extrae de la clase prole-taria y que concentra para explotar su fuerza de trabajo.22 Pero nun-

    19 Hemos introducido el desarrollo de las fuerzas productivas como un elementoexterior (K. Marx, Grundrisse, vol. 2, uvres, op. cit., p. 145).

    20 El desarrollo progresivo de las fuerzas productivas sociales acta uniformemen-te o casi sobre el tiempo de trabajo exigido para la produccin de las diferentes mer-cancas (K. Marx, Critique de lconomie Politique, en uvres, op. cit., pp. 289-290).

    21 K. Marx, Le Capital, Livre 1, en uvres. conomie. I, op. cit., p. 931 [op. cit., pp.470-472].

    22 Lo que los obreros parcelarios pierden se concentra frente a ellos en el capital.La divisin manufacturera les opone las potencias intelectuales de la produccin co-mo la propiedad de otro y como un poder que los domina. Esta escisin empieza a

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    ca se hace explcita la conexin necesaria entre el valor producidopor la explotacin del trabajo manual (del proletariado) y el trabajointelectual que incrementa el poder de explotacin del capital. Pues-to que la ciencia aparece como una fuerza productiva independien-te del trabajo, no es posible articular el proceso de innovacin queda al trabajo su carcter socialmente necesario ni pensar el progresotecnolgico como efecto de la formacin de valor. Tampoco es posi-ble incorporar el concepto de valor a las fuerzas naturales que poneen marcha la ciencia para la produccin de mercancas. De esta for-ma, el trabajo cientfico, y su cristalizacin en el desarrollo de lasfuerzas productivas que adopta el capital, aparecen como un trabajono productivo, en el sentido capitalista, es decir, no productor de va-lor. Slo el trabajo simple directo que estos medios de produccinbombean de la fuerza de trabajo es fuente de valor y, como tal, de-terminante de la dinmica del capital.

    El trabajo cientfico adquiere otra perspectiva dentro de la teorade la plusvala y de la circulacin. Marx afirma que en el sistema ca-pitalista el fin determinante de la produccin es la plusvala. No seconsidera pues productivo sino el trabajador que produce una plus-vala para el capitalista, y cuyo trabajo fecunda al capital.23 Fecun-dar al capital no significa simplemente extraer una plusvala en elproceso productivo, sino que implica tambin la capacidad de repro-ducir las condiciones de explotacin de la fuerza de trabajo. Para lareproduccin ampliada del capital no basta con extraer una canti-dad de valor que pueda recapitalizarse en forma de capital fijo al tr-mino de la usura de una maquinaria o equipo. La acumulacin capi-talista y la competencia de capitales hacen necesario que la plusvalaproducida, para ser recapitalizada, cristalice en medios de produc-cin de una productividad creciente,24 es decir, en un progreso tec-nolgico. En este sentido, no hay trabajo ms fecundo para el capi-tal que el trabajo cientfico-tecnolgico, ya que ms que el trabajo

    surgir desde la cooperacin simple. [] se desarrolla en la manufactura, que mutilaal trabajador a] punto de reducirlo a una parcela de si mismo; se completa al fin conla gran industria que hace de la ciencia una fuerza productiva independiente del tra-bajo y que la enrola al servicio del capital (K. Marx, Le Capital, uvres, op. cit., p.905, subrayado mo) [op. cit., p. 440].

    23 Ibid., p. 1002 [op. cit., p. 616].24 La plusvala no es pues convertible en capital sino porque el producto neto en

    el que esta plusvala existe, contiene ya los elementos materiales de un nuevo capital(K. Marx, Le Capital, uvres, op. cit., p. 1084) [op. cit., p. 715].

  • TEORA DEL VALOR Y FUERZAS PRODUCTIVAS DE LA NATURALEZA 19

    simple directo, permite que la plusvala producida en el proceso di-recto pueda ser recapitalizada y reproducido el ciclo del capital. Ade-ms,

    al descubrir nuevos materiales tiles o nuevas cualidades de la materia ya enuso, la mquina [la ciencia en general] multiplica las esferas de inversin pa-ra el capital acumulado. Al ensear los mtodos adecuados para reutilizarlos excrementos [del capital] en el curso circular de la reproduccin y delconsumo social, convierte, sin concurso alguno del capital, esos no-valoresen tantos otros elementos adicionales de la acumulacin.25

    Por todo esto, si bien la produccin de valor depende cada vezmenos del trabajo simple directo, la revalorizacin del capital depen-de cada vez ms del trabajo cientfico y de la innovacin tecnolgica.En la medida en que la propia acumulacin capitalista determinauna tendencia hacia la sustitucin creciente del trabajo vivo directoy su conjugacin con la aplicacin directa de las fuerzas de la cienciaen la produccin de mercancas, tiende a desaparecer la determina-cin especfica del valor como principio fundamental de la dinmi-ca estructural del capital.26

    DESARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS/RELACIONES SOCIALESDE PRODUCCIN

    El cambio en la dinmica del capital que genera la revolucin cient-fico-tecnolgica plantea el problema de pensar la dialctica entre eldesarrollo de las fuerzas productivas y la transformacin de las rela-ciones sociales de produccin. Puesto que el valor producido por lafuerza de trabajo es el fundamento para la comprensin del proceso

    25 Ibid., pp. 1111-1112 [op. cit., pp. 748-749].26 En la medida misma que el tiempo quantum de trabajo surge del capital co-

    mo el nico elemento determinante de la produccin, el trabajo directo tomado co-mo principio de creacin de los valores de uso desaparece, o al menos se reduce cuan-titativamente y cualitativamente a un rol ciertamente indispensable, pero subalterno,en relacin con el trabajo cientfico en general, de la aplicacin tecnolgica de lasciencias naturales, y de la fuerza productiva general resultado de la organizacin so-cial del conjunto de la produccin (K. Marx, Principes dune Critique de lcono-mie Politique, en uvres, op. cit., vol. 2, p. 301).

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    econmico, Marx afirma que si la produccin pudiera efectuarse sintrabajo alguno, no existira ni valor, ni capital, ni produccin de va-lor.27 De esta manera Marx transita del momento histrico pasadoque produjo las condiciones sociales para pensar en la formacin devalor como el principio fundamental de la dinmica del capital, a unfuturo utpico, en el que todo trabajo habra desaparecido. En otrotexto Marx apunta:

    El intercambio de trabajo vivo contra trabajo materializado, en otras pala-bras, la determinacin del trabajo social en tanto que oposicin entre capi-tal y trabajo asalariado, constituye el ltimo desarrollo de la relacin de va-lor y del sistema de produccin fundado sobre el valor. Su condicin perma-nente, es la masa del tiempo de trabajo inmediato, el quantum de trabajoaplicado en tanto que factor de produccin decisivo de la riqueza. Pero amedida que se desarrolla la gran industria, la creacin de la verdadera rique-za depende menos del tiempo y de la cantidad de trabajo empleados que dela accin de los factores puestos en movimiento en el curso del trabajo, cu-ya poderosa eficacia no tiene comparacin con el tiempo de trabajo inme-diato que cuesta la produccin; ms bien depende del estado general de laciencia y del progreso tecnolgico [] Cuando, en su forma inmediata, eltrabajo haya cesado de ser la gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajocesar y deber cesar de ser la medida del trabajo, as como el valor de cam-bio dejar de ser la medida del valor de uso. El sobre-trabajo de las masas hu-manas dejar de ser la condicin del desarrollo de la riqueza general. []Desde entonces, la produccin fundada sobre el valor de cambio se derrum-ba, y el proceso inmediato de la produccin material se despoja de su formay de sus contradicciones miserables.28

    El desarrollo de las fuerzas productivas aparece as como el factordeterminante de la transformacin de las relaciones sociales de pro-duccin, al eliminar la ley del valor.29 De all que algunos tericosposmarxistas desplazaran el centro de la explotacin social en la era

    27 K. Marx, Principes, en uvres. Economie. II, op. cit., p. 250.28 Ibid., pp. 305-306.29 En tanto que el progreso de la produccin reside en la mecanizacin y en la in-

    dustrializacin extensiva, el capital constituye su forma de movimiento eficiente, ade-cuada. A escala histrica, podemos encontrar all una cierta justificacin de la existen-cia del capital, en tanto que forma social externa, transitoria, del desarrollo de la civi-lizacin. [] las relaciones de produccin no son sino una forma del movimiento delas fuerzas productivas (Richta, 1969: 30-34).

  • TEORA DEL VALOR Y FUERZAS PRODUCTIVAS DE LA NATURALEZA 21

    de la automatizacin del modo de produccin capitalista a la razntecnolgica y a la racionalidad del pensamiento cientfico.30 La revo-lucin cientfico-tecnolgica fue ocupando el centro del pensamien-to crtico sobre el devenir histrico y la dialctica social, convirtin-dose incluso en un medio trascendente para la liberacin del hom-bre, desplazando a segundo trmino la lucha de clases en la transfor-macin de las relaciones sociales de produccin y el cambio social.31

    El progreso tecnolgico ha generado una sustitucin progresivadel trabajo manual directo por trabajo intelectual indirecto en la pro-duccin de mercancas, hasta que lleg a desaparecer la determina-cin cuantitativa del valor-trabajo. El desarrollo de las fuerzas pro-ductivas condujo a que la produccin de la riqueza dependiera cadavez ms del empleo de las fuerzas naturales de produccin magnifi-cadas por la ciencia y la tecnologa que del trabajo vivo directo, gene-rando el derrumbe de la produccin fundada en la ley del valor. Em-pero, las transformaciones del proceso de trabajo generadas por lacientifizacin de la produccin no han eliminado las relaciones so-ciales de produccin capitalista las formas asimtricas de propiedad-apropiacin y de explotacin-control social fundadas en el podersobre los medios de produccin de una clase capitalista que hoy ba-sa su poder econmico y poltico en la capitalizacin de la naturale-za y en la propiedad privada del conocimiento cientfico-tecnolgico.

    La teora del valor ha quedado atrapada en sus insuficiencias, in-consistencias y contradicciones que han llevado a una hermenuticade concepto de naturaleza que le subyace como una metafsica de la

    30 La razn, en tanto que pensamiento conceptual, en tanto que comportamien-to, produce necesariamente la dominacin. El logos es la ley, el comando, el ordenpor el poder del conocimiento (Marcuse, 1968: 190).

    31 El cambio poltico no puede convertirse en un cambio social y cualitativo sinoen la medida en que cambiara el sentido del progreso tcnico, es decir, en la medidaen que pueda desarrollar una nueva tecnologa [] Para que la realidad tecnolgicapueda ser trascendida, es condicin necesaria previa que sta se cumpla; realizndo-se, constituira al mismo tiempo la racionalidad que permitira esta trascendencia []Si la racionalidad tecnolgica alcanzara su perfeccin, traducira la ideologa en rea-lidad, y trascendera al mismo tiempo la anttesis materialista de esta cultura (Marcu-se, 1968: 252, 255, 258). Saltan a la luz las contradicciones a las que lleva este pensa-miento dialctico: la dominacin es producida no por una estructura social sino poruna razn tecnolgica; pero las condiciones de su desaparicin son la plena realiza-cin del desarrollo cientfico-tecnolgico. En lo poltico implica que la liberacin de-pende del desarrollo de las fuerzas productivas y la automatizacin generalizada delos procesos de trabajo, y no de una prctica poltica tendiente a transformar las rela-ciones sociales de produccin.

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    produccin, de una dialctica trascendental que, fundada en unconcepto de naturaleza, ha iluminado y guiado al pensamiento mar-xista en su lucidez y en sus oscuridades.

    EL CONCEPTO DE NATURALEZA EN MARX

    El principio de un valor objetivo, del valor-trabajo formado por untiempo de trabajo socialmente necesario, de una ley social comoprincipio del pensamiento crtico sobre la economa vulgar, de laconstruccin terica que externaliz a la naturaleza del proceso deformacin de valor, remite a un fondo ontolgico y epistemolgico,a un concepto de naturaleza como base de objetividad de los proce-sos materiales, incluso de la objetividad del proceso social que reifi-ca la realidad al considerarla como relaciones entre cosas. En el ma-terialismo histrico, la historia pierde su naturalidad; pero al mismotiempo queda atrapada en las mallas de una racionalidad objetivista,de un orden ontolgico que orienta la praxis social a travs de unateleologa de la historia fundada en la produccin.

    Alfred Schmidt realiz una exgesis de El concepto de naturaleza enMarx (Schmidt, 1976), sobre el saber de fondo en el que se producela teora marxista y que orienta la prctica poltica. Esta concepcinnaturalista de la historia se expresa en la obra filosfica de Marx comouna categora ontolgica, ms que como un concepto de naturalezaconstruido dentro de su teora del modo de produccin capitalista. Elconcepto de naturaleza en Marx remite as a una categora ontolgicatranshistrica que permitira comprender la totalidad del mundo.

    el proceso laboral productor de valor de uso en su movimiento histrico (y)la interpretacin recproca de naturaleza y sociedad, tal como se produce enel seno de la naturaleza como realidad que abarca ambos [] la sociedad semuestra a la vez como un contexto natural [] en el sentido metafsico deuna teora de la totalidad del mundo [] La naturaleza para Marx es unmomento de la praxis humana y al mismo tiempo la totalidad de lo que exis-te [] El concepto marxista de naturaleza resulta idntico al de la realidaden conjunto (Ibid., 11, 12, 23, 25).

    La elevaci


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