Socialismo y Espiritismo. Leon Denis

8/9/2019 Socialismo y Espiritismo. Leon Denis

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SOCIALISMO

YESPIRITISMO

Len Denis

1 edicin digital27.01.2006 versin completaFederacin Esprita Espaolahttp://www.espiritismo.es

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Ttulo del original francs Socialisme et Spiritisme Pars, 1924.

Traducido por Hctor Centrn de la versin portuguesa de Wallace Leal V. Rodrigues,

realizada para la Casa Editora O Clarim, San Pablo Brasil.

1 edicin digital 27.01.2006 extrada de la edicin en espaol de la Fundacin Esprita Allan

Kardec Editora Argentina 18 de Abril.

Federacin Esprita Espaola

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ADVERTENCIA AL LECTOR

El llamado proceso de globalizacin que vive el mundo en estas ltimasdcadas del siglo 20, podr inducir a muchos a pensar que este libro

postrero de Denis es falto de actualidad, dado que el Socialismo -al que serefiere y analiza imparcialmente su autor- es cosa superada por elCapitalismo en esta fase denominada hoy Neoliberalismo. Pero no es as,puesto que a la globalizacin podemos entenderla como el cumplimientode lo que dice previsoramente el Codificador en el captulo XVII:32 de suobra La Gnesis...: "La unidad se lograr en religin como tiende arealizarse en los rdenes social, poltico y comercial mediante la cada delas barreras que separan a los pueblos y por la asimiliacin de los hbitos,las costumbres y el uso de la lengua". Es decir que, "por la fuerza de lascosas" -expresin que emplea Kardec en este mismo pargrafo y muyfrecuentemente en el resto de sus dems libros-, vamos hacia esa unidadque adopta en este momento la forma llamada de globalizacin, que otrossocilogos, pensadores y polticos han calificado, en sus distintos perodos,de los nacionalismos (como el caso que Juana de Arco inici en Francia,ver el captulo 13 del hermoso libro que sobre ella escribi Denis); elperodo de los regionalismos (como el actual del Mercosur que estnexperimentando inicialmente cuatro pases de nuestra Amrica del Sur) y elde los continentalismos, proceso que se ha iniciado en Europa, paraalcanzar -como prevea Kardec- la unidad de la humanidad en todos los

rdenes, sin que ello sea una planificacin o intencin deliberada delhombre, sino que obedece a lo prefijado por las leyes naturales, que son lasque conducen el proceso de la evolucin, como nos lo dicen Kardec yDenis, por no mencionar sino a espritus.Pero este movimiento de la globalizacin se ve afectado igualmente portodos los vicios fundamentales que condujeron al fracaso a los distintossistemas sociales a travs de los tiempos y que son, como sabemos, los delorgullo y el egosmo, a los que hace una severa crtica Lon Denispartiendo de las revolucionarias concepciones del Espiritismo

fundamentadas sobre el conocimiento cientfico, filosfico y religioso encuanto a la dimensin espiritual e inmortal del Ser, encarnado ydesencarnado, y de las leyes que rigen su evolucin eterna a travs de lasvidas sucesivas, o reencarnaciones, en esta y las dems moradas delUniverso.Sintetizando: Este libro es de suma actualidad y vigencia, y ms, nosanimamos a decir que l ser mejor valorado en los tiempos nuevos que seavecinan, dado que l trasciende las limitaciones de las formas y losconocimientos actuales del saber oficial, afectado por preconceptos

culturales arcaicos y misonestas, y se expresa sobre la necesidad deinstaurar la verdadera educacin, la nica capaz de transformar los

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caracteres, la cimentada sobre la base de la moral cientfico-evanglica delEspiritismo: nica va posible de salir de este atolladero que detiene elavance del progreso moral.Por ello es, tambin, que esa admirable obra medimnica recibida por

Pietro Ubaldi: La grande sntesis, dice en el captulo XCVII: "Se creynicamente en los cambios de sistemas y no se vio que la sustanciadecisiva es la maduracin del hombre".Y se es, precisamente, el objetivo fundamental al que apunta la tareaespecfica de la Doctrina de los Espritus en su afn de aportar su esfuerzoy dedicacin por resolver -en forma indirecta- los tremendos problemassociales, polticos y culturales que son efecto de una deficiente educacindel ser humano, deficiencia educativa que, a su vez, es la resultante delfracaso estrepitoso de los credos religiosos, las filosofas y las ciencias queno han demostrado capacidad para resolver racional y cientficamente elproblema mximo del hombre: qu somos, de dnde venimos y adndevamos.Y en ello radica la importancia capital de este libro de Denis, que nosdemuestra la fuerza moralizadora y renovadora del Espiritismo en estostiempos de transicin que vivimos.

FUNDACIN ESPRITA ALLAN KARDEC

Buenos Aires, agosto de 1997.

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LA TEMTICA DE ESTE LIBRO ANTEVISTAPOR ALLAN KARDEC EN LA

CODIFICACIN ESPRITA

"Puesto que el progreso es una condicin de la humana naturaleza, nadietiene poder para oponrsele. Es unafuerza viva que las malas leyes puedenretrasar, pero no ahogar. Cuando esas leyes se tornan incompatibles con l,el mismo progreso las arrasa, junto con todos aquellos que se esfuerzan pormantenerlas vigentes, y as seguir ocurriendo hasta que el hombre hayapuesto sus leyes de acuerdo con la justicia divina, que desea el bien paratodos y no admite leyes sancionadas por el fuerte en detrimento del dbil"(El Libro de los Espritus, pargrafo 781a.).

"El hombre no puede permanecer para siempre en la ignorancia, porquedebe llegar a la meta que la Providencia le seala. As pues, se vailustrando por la fuerza misma de las circunstancias. Las revolucionesmorales, como las sociales, se infiltran de manera paulatina en las ideas,germinan durante siglos y despus estallan de sbito y hacen que sedesplome el carcomido edificio del pasado, que no armoniza ya con lasnuevas necesidades y las aspiraciones tambin nuevas.

"Con frecuencia el hombre no ve en esas conmociones ms que laconfusin y el desorden momentneos que lesionan sus intereses

materiales. Pero aquel que eleva el pensamiento por encima de su propiapersona admira los designios de la Providencia, que del mal hace surgir elbien. Es la tempestad que purifica la atmsfera despus de haberla agitado"(El Libro de los Espritus, pargrafo 783).

"Todo es armona en la Creacin; todo revela una previsin que no sedesmiente ni en las cosas pequeas ni en las grandes. En principio,debemos apartar toda idea caprichosa inconciliable con la sabidura divina;y en segundo trmino, si nuestra poca est marcada para el cumplimiento

de ciertas cosas, es porque tienen su razn de ser en la marcha general delconjunto."Una vez sentado este principio, diremos que nuestro planeta, as comotodo lo que existe, est sujeto a la ley del progreso. Progresa fsicamentepor la transformacin de los elementos que lo componen y, moralmente,por la depuracin de los Espritus encarnados y desencarnados que lopueblan. Estos dos progresos se relacionan y avanzan paralelamente, puestoque la perfeccin de la habitacin est en relacin con la del habitante.[...] "Ese doble progreso se verifica de dos modos: el uno, lento, gradual e

insensible; el otro, caracterizado por cambios ms bruscos, con cada uno delos cuales se opera un movimiento ascensional ms rpido que marca con

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es el complemento de la juventud; poda, por lo tanto, ser prevista ypredicha de antemano, y es esa la razn por la que se dice que los tiempossealados por Dios han llegado."En esta ocasin, no se trata de un cambio parcial, de una renovacin

circunscripta a una nacin, a un pueblo, a una raza; se trata de unmovimiento universal que se opera en beneficio del progreso moral.Tiende a establecerse un nuevo orden de cosas, y los mismos que a ello seoponen con ms empeo, coadyuvan a l sin saberlo. La generacin futura,libre de las escorias del viejo mundo y formada por elementos ms puros,estar animada por ideas y sentimientos muy diferentes de los que nutren ala generacin actual, que se va a pasos agigantados. El viejo mundo habrmuerto y vivir en la historia, como sucede hoy con la Edad Media y suscostumbres brbaras e ideas supersticiosas."En cuanto a lo dems, sabemos que el orden de cosas actual deja an nopoco que desear; despus de haber agotado, en cierta manera, los mayoreslogros en cuanto al bienestar material, producto de la inteligencia, se llega acomprender que el complemento de ese bienestar slo puede hallarse en eldesarrollo moral. Cuanto ms se avanza, ms se siente lo que falta, sinpoder, no obstante, definirlo claramente: es el efecto del trabajo ntimo quese opera para la regeneracin; se tienen deseos y aspiraciones que soncomo el presentimiento de un estado mejor."Pero un cambio tan radical como el que se est elaborando no puedellevarse a cabo sin perturbaciones; hay una lucha inevitable en las ideas.

Ese conflicto originar forzosamente perturbaciones temporarias, hasta queel terreno haya sido desbrozado y el equilibrio restablecido. Los gravesacontecimientos anunciados surgirn de esa lucha de ideas y de ningnmodo de cataclismos o catstrofes puramente materiales. Los cataclismosgenerales eran consecuencia del estado de formacin de la Tierra; hoy yano se agitan las entraas del globo, sino las de la humanidad" (La Gnesis,los Milagros y las Profecas segn el Espiritismo, XVIII:2, 3, 5, 6 y 7).

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La civilizacin completa y la incompleta

"Por cules signos podemos reconocer a una civilizacin completa?"-La reconoceris por su desarrollo moral. Os creis muy adelantados

porque habis hecho grandes descubrimientos y maravillosas invenciones;porque estis ms confortablemente alojados y mejor vestidos que lossalvajes; pero slo tendris de veras el derecho de llamaros civilizadoscuando hayis desterrado de vuestra sociedad los vicios que la deshonran, ycuando vivis juntos como hermanos, practicando la caridad cristiana.Hasta entonces, no seguiris siendo otra cosa que pueblos instruidos queslo recorrieron la primera fase de la civilizacin" ( El Libro de los

Espritus, pargrafo 793).

"Como todas las cosas, la civilizacin tiene sus grados. Una civilizacinincompleta es un estado de transicin que engendra males particulares,desconocidos en el estado primitivo. Pero no por eso dejan de ser unprogreso natural y necesario, que lleva consigo el remedio para los malesque engendra. Conforme la civilizacin se va perfeccionando eliminaalgunos de los males que ha engendrado, y con el progreso moraldesaparecern esos males por completo."De dos pueblos llegados a la cumbre de la escala social, slo podrconsiderarse el ms civilizado -en la verdadera significacin de la palabra-aquel de ellos en que se encuentre menos egosmo, avidez y orgullo. Aquel

cuyos hbitos sean ms intelectuales y morales que materiales. Aqueldonde la inteligencia puede desarrollarse con mayor libertad. Donde hayams bondad y buena fe, ms benevolencia y generosidad recprocas. Dondelos prejuicios de casta y de nacimiento estn menos arraigados, puesto queson ellos incompatibles con el verdadero amor al prjimo. Donde las leyesno consagren privilegio alguno y sean las mismas para el ltimo como parael primero de los hombres. Donde la justicia sea ejercida sin ningunaparcialidad. Donde el dbil encuentre siempre apoyo del fuerte, y la vidadel hombre, sus creencias y opiniones sean mejor respetadas. Donde, por

ltimo, haya menos desdichados y todo hombre de buena voluntad estsiempre seguro de no carecer de lo necesario" (Allan Kardec, El Libro delos Espritus, nota del pargrafo 793).

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"...la cuestin social en sus relaciones con el Espiritismo absorbi laatencin del infatigable anciano. El ao 1924 lo dedic por completo a eseestudio, cuyos materiales deban darle elementos para una nueva obra*."Tales artculos contienen puntos de vista muy penetrantes sobre unsistema econmico y poltico que tiende a la regulacin racional de lademocracia. El Socialismo que Denis preconiza se confunde con el de JeanJaurs, enteramente impregnado de idealismo y de un sentimientohondamente humano. [...]"De ah que, en conjunto, el Socialismo encomiado por el gran tribuno seamejor que un sistema que reglamente los medios de produccin y cambio.Constituye, ante todo, la puesta en prctica de una alta concepcin delDerecho y la justicia: esa concepcin que a travs de las civilizaciones el

gnero humano persigue, bajo la influencia ms o menos claramentesentida de dicho ideal".

GASTON LUCELen Denis, el Apstol del Espiritismo, cap. 4 "La Vejez"

* VerLa Revista Esprita, ao 1924.

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PREFACIO DE LA EDICIN BRASILEA

No conozco el texto original de Lon Denis que sirvi de base a la presente

traduccin de Wallace Leal Rodrigues, e igualmente no encontraba motivopara este anlisis que me fue solicitado por ese dedicado compaero de laDoctrina. Adems, sus observaciones y notas al pie de pgina ya habanaumentado sobremanera el volumen en relacin al texto original e incluidodatos histricos y biogrficos de importancia sobre la materia.Es de destacar, sin embargo, inicialmente, que el trabajo de Lon Denissobre Socialismo y Espiritismo fue concebido cuando an no se conocanlos principales experimentos polticos realizados con las teoras de Engels,Marx y Lenin, como tampoco las distorsiones de los conceptos e inclusodel contenido.Pero lo primero que es preciso resaltar es lo referente a lasdiversificaciones del Socialismo, dado que, deformado en su anlisis yaplicacin, ha servido de cobertura a las estructuras del Estado, que nocorresponden a su realidad doctrinaria.El Cristianismo se fundamenta en los principios socialistas (o stos enaqul), en lo relacionado con la forma de organizacin de la sociedad.Allan Kardec en sus Obras Pstumas, captulo "Las Aristocracias", analizael proceso de socializacin del poder, en perfecta consonancia con lo queconsta en su libro La Gnesis..., I:8, en que hace esta manifestacin tan

cercana a la de Marx: "Desgraciadamente, en todas las pocas las religioneshan sido instrumentos de dominacin".El extraordinario creador de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle,afirmaba en su libro La Nouvelle Revlation (La Nueva Revelacin),edicin Payot, Pars, 1919: "El hombre es libre en la medida en que ponesus actos en armona con las leyes universales. Para reinar el orden social,el Espiritismo, el Socialismo y el Cristianismo deben darse las manos; delEspiritismo puede nacer el Socialismo idealista" I.Hijo de un maestro de obras, ya a los doce aos de edad trabajaba Lon

Denis, por cambio de trabajo de su padre, en la desoxidacin o limpieza delcobre en la Casa de la Moneda de Burdeos. Esa ruda tarea le haca sangrarlos dedos al cortar las lminas de ese metal.Ese origen obrero fue decisivo, quiz, para marcar el sentido social de suvida, incluso porque hasta la visin deficiente fue consecuencia delesfuerzo nocturno realizado con el estudio, ya que durante el da trabajabaayudando a su familia.Con races obreras, pudo ms tarde dedicarse al movimiento cooperativistay al servicio solidario con la enseanza.

I Hay versin espaola editada por la Fundacin Esprita Allan Kardec en 1997, con el ttulo deLa Nueva Revelacin: El Espiritismo.

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Por estas razones no le fue difcil comprender -conforme expone en estetrabajo- que "Espiritismo y Socialismo estn unidos por lazos estrechos,dado que aqul ofrece a ste lo que le falta, esto es, el elemento de lasabidura, de la justicia, del equilibrio, las grandes verdades y el noble ideal

sin el cual ste corre el riesgo de permanecer impotente o el de sumergirseen lo tenebroso de la anarqua". Y reforz esa afirmativa acentuando que"el Socialismo podr convertirse en una de las fuerzas que llevar a lahumanidad hacia destinos mejores".El logro de un nuevo orden social en que el hombre no sea el lobo delhombre, sino su hermano, es el sueo que persigue toda la humanidad.Ningn ciudadano de sentimientos acordes con los principios delCristianismo puede aceptar, sin una justa reaccin, las disparidades socialesy econmicas que se observan entre la existencia de riquezas fabulosas -engeneral mal ganadas y mal utilizadas- junto a comunidades demenesterosos que no tienen lo ms esencial para sobrevivir.Kardec, en sus Obras Pstumas, captulo intitulado "Libertad, Igualdad,Fraternidad", as como enEl Libro de los Espritus, resalta lo siguiente:

"Destruid en las leyes, en las instituciones, en lasreligiones y en la educacin todos los ltimos vestigios de los tiempos dela barbarie y de los privilegios, as como todas las causas que provocan ydesarrollan esos eternos obstculos al verdadero progreso, los cuales seviven desde la infancia y se aspiran por todos los poros en la atmsferasocial. Recin entonces los hombres comprendern los deberes y

beneficios de la fraternidad y se establecern por s solos, y sin peligros,los principios complementarios de la igualdad y la libertad".

Estaba seguro Kardec de que llegaremos a esa fase de justicia social, conlibertad e igualdad, por lo que en un prrafo siguiente del mismo libro ycaptulo citados, nos manifiesta su conviccin de que la alcanzaremos:

"Su aspiracin a un orden de cosas ms justo es un signo de esaposibilidad. A los hombres progresistas corresponde el deber de activarese movimiento por el estudio y la puesta en prctica de los medios ms

eficaces para ello".

Esa comprensin de los cambios de la estructura del mismo orden socialest profundamente sobreentendida en el contenido de la Doctrina Espritaque se fundamenta en la justicia de la reencarnacin, pero que atribuye alser humano la tarea fraternal de auxiliar a su hermano, procurando eliminarlas diferencias a travs de una prctica social que posibilite cooperar con susemejante necesitado con los bienes que l posee.Los dogmas, que han envejecido, expresan la necesidad de otra vivencia,por lo cual, la revolucin que trajo el Cristianismo, conmoviendo loscimientos del podero romano con la palabra afectuosa del Nazareno, tuvo

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el mismo sentido de la revolucin que el Espiritismo pregona, y que tienepor objeto la destruccin del egosmo, llevando a los hombres laconviccin de que nada poseen verdaderamente propio, ya que son merosdepositarios de los bienes materiales y simples usufructarios de la riqueza.

De ese usufructo y de ese depsito habrn de dar cuenta en lasreencarnaciones sucesivas.No haba violencia en la prctica de Jess, aunque l fuese claro y precisocon referencia a la riqueza en toda oportunidad que le era propicia paramanifestarse.Y los apstoles siguieron sus pasos.La misma Iglesia Catlica procura actualizarse socialmente, como sihiciese una autocrtica por volver al Cristianismo primitivo. Sin embargo,tiene dificultades insuperables, dado que la estructura conservadora demuchos siglos es una barrera muy slida que la separa de la va socialistapor disminuir las desigualdades flagrantes y las injusticias sedimentadas enel orden social vigente. La introduccin de la encclica Matere Magistrasigui la lnea de laRerum Novarum y de la Popularium Progresso. Ya elPapa Po XI denunciaba como principal vicio del capitalismo liberal eldivorcio entre el orden econmico-social y la moral, aunque no pudiesepasar la Iglesia de la palabra a la accin.El problema no radicaba solamente en diagnosticar las races de la miseriay en condenar la voracidad del capitalismo, sino en procurar los caminos aseguir hacia esa justicia social, proscrita del planeta. Las dificultades se

acumulaban, y la Iglesia no iba ms all del diagnstico...La conversin cristiana se tendra que producir con la revisin del episodiode Zaqueo, en su encuentro con Jess, anulndose las injusticiaspracticadas con la restitucin de los bienes y la renuncia a los privilegiosque posea.Mientras la conversin de Zaqueo no se produzca con la vivencia de laenseanza del Maestro, el orden establecido se conserva intocable y elcompromiso con las iniquidades sociales y con las estructuras sedimentadases reafirmado en todo momento.

No fue una advertencia vana la de Jess al joven rico que trataba deseguirlo, para lo cual le recomend abandonar sus bienes, como tampoco laobservacin hecha relacionada con el bolo de la viuda, que fuera tan poco,pero que sin embargo fue la ddiva mayor, por cuanto mientras los demshaban dado lo que les sobraba, ella ofertaba lo que le haca falta...Tampoco fueron sin razn las lecciones que se repitieron demostrando quela riqueza debera estar al servicio de la comunidad, por cuanto el mal usode la propiedad significa el que se creen mayores escollos para alcanzar elReino de los Cielos. "Es ms fcil pasar un camello por el ojo de una aguja,

que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo, 19:24).

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En el Deuteronomio, 15:4, se manifiesta el clamor para que no exista lamendicidad; en elLevtico, 25:34 a 37, se condena la usura y la ganancia, yen el mismo Levtico, 19:13, se reprueba la retencin indebida del salariodel jornalero.

Las lecciones del Cristianismo primitivo se conservan vivas y renacen enlos principios de la Doctrina Esprita, que surgi, prcticamente, con larevolucin industrial producida en Europa.La sustitucin de un sistema social por otro no fue una solucin, puesto quelo que se muestra con evidencia es la necesidad de un orden social fundadoen la fraternidad y en el amor al semejante.Las mismas naciones ricas y ostentosas, a costa de la miseria deldenominado tercer mundo, suministrador de las materias primas y azotadopor un ndice alarmante de mortalidad infantil, brinda a aqullas lacontribucin de una mano de obra depreciada y deshonrada en un ambientepletrico de enfermedades, de miseria y de hambre, en que el hombre no sediferencia del animal por el tratamiento que recibe.Por esa razn Kardec compar a los hombres con las naciones cuandoadvirti que si ellas siguiesen el precepto de no hacer a las dems lo que nodeseasen que les hiciesen, el mundo vivira en un clima de paz y deprogreso."Vencido el egosmo, ser ms fcil extirpar las dems pasiones quecorroen el corazn humano", recuerda Lon Denis.De hecho, el edificio social a ser instaurado por el Socialismo puede no

excluir la totalidad de las iniquidades, dado que la condicin humana no esperfecta, pero, sin duda, mucho significar para la estructuracin de unasociedad menos injusta.La constatacin de esas iniquidades no ha sido hecha slo por los espritasque predican un orden social ms cristiano.Los documentos ms recientes de la Iglesia Catlica ("Subsidios paraPuebla", Documento N 13 - Conferencia Nacional de Obispos Brasileos -Ediciones Paulinas, 1978, p. 8), son utilsimos en la constatacin de esarealidad:

"Obsrvase en el continente latino-americano unaexacerbacin del conflicto entre opresores y oprimidos, debido a unasituacin de angustiante iniquidad social.

"El inicuo reparto de las rentas viene propiciando unpeligroso enfrentamiento de las clases sociales.

"La posesin de los medios de produccin se concentra enlos grupos poderosos o del Estado, al mismo tiempo que se acelera ladesnacionalizacin de las economas nacionales por el dominio crecientede las multinacionales".

La revolucin que significa el Espiritismo es ms profunda, puesto quepenetra en las bases del comportamiento humano e implica una revisin de

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los principios morales, sin la cual la revisin jurdica, econmica y socialno sera lograda con eficacia.Pero debemos entender que el Socialismo no puede consistir en unafrmula artificial que deba ser impuesta dictatorialmente en tal o cual pas,

en uno u otro continente.Partiendo de lo fundamental, comprendiendo al Socialismo como unareaccin de la colectividad contra el predominio de los interesesindividuales o grupales, tendremos que admitirlo con las caractersticaspropias de cada comunidad, a efecto de no copiar ejemplos impropios conla realidad de cada nacin.Una incursin por la historia nos hace pasar por el Socialismo de Platn,Toms Moro, Campanella, Engels, Marx, Lenin, etctera, pero lascontradicciones, que pueden llevarnos exactamente a lo contrario de lo quese persigue, estn en las limitaciones puramente econmicas de lasfrmulas y del anlisis.El Espiritismo agrega otro elemento al Socialismo, distinguindolo de lasdems frmulas, aunque reconoce que Platn no slo aplic el mtodopsicolgico para explicar el surgimiento del Estado en razn de lasnecesidades del hombre, sino que advirti tambin de los riesgos de lamultiplicacin de esas necesidades. Esa fue, exactamente, la razn por lacual, al nacer el comercio y crearse el dinero, el hombre se acostumbr alos excesos y al lujo y, con ello, advino la ganancia, con lo que se complicla estructura primitiva del Estado. En consecuencia, la pobreza y la riqueza

se vieron en la imperiosa necesidad de convivir, lidiando a travs de lostiempos. Manifiesta Platn que, al llegar a tal estado, la paz interiordesapareci y "hasta el Estado ms pequeo se dividi en dos partesdistintas: el Estado de los pobres y el de los ricos, que se hostigan".El Espiritismo, aunque comprenda y explique ciertos fenmenos sociales yeconmicos por medio de la ley de reencarnacin, tiene que sereminentemente revolucionario en el sentido de reivindicar los cambios dela estructura de la sociedad, combatiendo la concentracin de la riqueza yla falta del sentido de fraternidad, que significan la conservacin de los

privilegios y de los excesos en el uso de los bienes.Jess, hijo de artesanos, enseando con su propio nacimiento la grandeleccin evanglica de los simples y el amor a los pobres, fue unrevolucionario por excelencia, pero no se transform en un caudillo alservicio de grupos o partidos, dado que su misin trascenda las miseriasdel imperio romano y no poda perderse en el laberinto de las pasionespolticas y de las artimaas de la burocracia de la administracin.La vida de Jess, as como la de los apstoles y la poblacin cristiana deJerusaln, era la demostracin prctica y real de las enseanzas que

predicaban la fraternidad y la vida comunitaria.

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Es evidente que los tiempos son distintos y que con el progreso tcnico ycientfico, la revolucin industrial y los cambios sensibles en la forma devida y de la convivencia social, no se podra reproducir la misma atmsferay exigir de la comunidad actual que viviese como los apstoles.

No obstante, los principios que fundamentaban aquella forma de vida, esdecir, el sentido de cooperacin y de solidaridad, el amor a los humildes ynecesitados, la reparticin de los bienes con el semejante, el predominio delos sentimientos sobre las ganancias, del amor sobre el odio, soninmutables en el transcurso de los siglos y sealan el verdadero sentidocristiano de la vida.El Espiritismo no predica una novedad cuando hace un llamamiento a lavida simple y fraternal.Personalidades inolvidables como San Vicente de Paul y San Francisco deAss son, desde hace siglos, ejemplos imborrables de ese amor cristiano.El fundador de la Orden de los Franciscanos era hijo de un ricocomerciante, mas, sin embargo, en vez de heredar los bienes y laabundancia, obedeci al llamamiento de una voz interior que lo inclin aservir a los pobres.Y San Vicente de Paul tiene su biografa sintetizada en una frase queacostumbramos a reproducir por la belleza de la comparacin: "En l, comoen ciertas plantas en las cuales las flores nacen antes de las hojas, la caridadse manifest antes de la razn".Con todo, cmo eliminar "las plagas de la propiedad privada", de que

hablaba Toms Moro en su Utopa?Como continuidad histrica del Cristianismo, el Espiritismo, con su sentidoevolucionista, march hacia el encuentro de los ideales socialistas y notuvo ninguna duda en afirmar con Kardec que "Tiende a establecerse unnuevo orden de cosas, y los mismos que a ello se oponen con ms empeo,coadyuvan a l sin saberlo" (La Gnesis..., XVIII:6).Mas dnde estaran esas plagas de la propiedad privada?Einstein (citado por Humberto Mariotti en su Parapsicologa y

Materialismo Histrico - Haca una doctrina social de la Filosofa

Esprita, Editorial Vctor Hugo, Buenos Aires, 1963), en una afirmativaconstante en un artculo en la revista Gauche Enropenne, Pars, enero de1957, sealaba las siguientes causas:

"La anarqua econmica de la sociedad capitalista, tal como sta existehoy, constituye, a mi juicio, la fuente real del mal".

Y prosegua Einstein:

"Por un cuidado de sencillez, llamar en adelante trabajadores a todos

aquellos que no comparten la propiedad de los medios de produccin,aunque esto no corresponda al uso ordinario del trmino".

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Para el Espiritismo, los bienes son concedidos en custodia y su usufructoevidencia valores espirituales que son acreditados a quienes comprendenque esos bienes no les pertenecen, ya que el hombre es un meroinstrumento en el uso de la propiedad al servicio del conjunto social.

Debe haber sido ese el fundamento de Cosme Mario para afirmar que "elSocialismo es un captulo del Espiritismo", en su libro Concepto espiritistadel Socialismo (Editorial Vctor Hugo, Buenos Aires, 1960).Otro no habra sido, igualmente, el objetivo de Humberto Mariotti alescribir su libro Parapsicologa y Materialismo Histrico, ya citado.El Socialismo debe "promover las reformas ms osadas, acelerando laevolucin hacia la transformacin", segn la expresin de Lon Blum,concepto que no se aparta de aquel que entiende que el cristiano sincero yfiel a los orgenes del Cristianismo tiene que ser accesible a la renovacinsocial y a las transformaciones sociales que nos conduzcan a una sociedad

justa, como preconiz el Divino Maestro.Para tal fin, son necesarios coraje, renuncia y sinceridad en los propsitos.Jean Jaurs, en su Discours la Jeunesse, de 1903, as lo reconoca:"Coraje es ir hacia lo ideal y comprender lo real... Es procurar la verdad ymanifestarla; es no seguir la ley de la mentira triunfante y no hacer denuestra alma, de nuestra boca y de nuestras manos el eco de los aplausosimbciles y de los gritos fanticos".Hemos de reconocer que el capitalismo envejeci y que muchas han sidolas modificaciones por las que pas la sociedad.

Asistimos al surgimiento de los contratos laborales, eliminando el trabajoesclavo, aunque ste tenga vigencia an despus de la abolicin de laesclavitud bajo otras formas sutiles; pero es innegable la reduccin de lashoras de trabajo, el seguro por desempleo, las licencias, el descansosemanal remunerado, etctera.Pero la sociedad capitalista, a su vez, reaccion ante esas conquistas,confiando a los medios jurdicos las medidas legales que le permitiesensobrevivir mediante la instauracin de los monopolios, las multinacionales,las sociedades annimas, los ttulos de crdito, la garanta fiduciaria, las

fortunas mviles... que permiten un sueo tranquilo con el secreto de losdepsitos en los bancos suizos..., las quiebras que dejan a los arruinadosms ricos que antes...Esas adaptaciones para sobrevivir justifican afirmaciones como estas deWalter Lippmann y Nicholas Murray Butler, respectivamente (WalterLippmann,A cidade Nova, 1938, pgs. 32 y 329):

"El capitalismo moderno no habra podido desarrollarse si no existiese lasociedad por acciones."Las sociedades por acciones fue el mayor descubrimiento de lostiempos modernos, superior al del vapor y de la electricidad".

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Sin embargo, existe un punto sobre el cual siempre se debate cuando seexamina el tema de que fue objeto el trabajo de Len Denis Socialismo y

Espiritismo, es el relativo al materialismo histrico y a la interpretacin delconcepto econmico como fundamental, as como al de la lucha de clases

como esencia del marxismo.Alemn de nacimiento, Marx, despus de sus estudios en el colegio de suciudad natal, prosigui los mismos en las Universidades de Bonn y Berln,radicndose en 1843 en Pars a fin de dedicarse al estudio del Socialismocon Arnold Ruge, en colaboracin con el cual edit los Deutch-Franzsische Jahrbchem, donde public los primeros estudios conocidosluego como marxistas, particularmente, La crtica de la Filosofa del

Derecho de Hegel.El concepto materialista de la historia no se conjuga con la DoctrinaEsprita, puesto que, en tal aspecto, las posiciones son inconciliables.Convencido de que la economa poltica constituye la base de la sociedadcapitalista y que la actividad intelectual no es sino el reflejo de la evolucineconmica, Marx se dedic enteramente a la profundizacin de esa materia.El concepto materialista de la historia, comprendido exclusivamente en talsentido, habra de constituir la ms grave divergencia, motivo de unaimposible convivencia armnica entre el Socialismo y el Espiritismo.Marx estaba preocupado con el elemento revolucionario de la historia y nocon el origen de las cosas. 1 negaba valor a la afirmacin de los filsofosidealistas que decan que las transformaciones provenan,

fundamentalmente, del espritu o de la razn absoluta, puesto que concebaque ellas tenan origen en las condiciones materiales de la existencia.Se mostraba ms preocupado en localizar la realidad o la verdad social,pero la falla de su concepcin del hombre radicaba en la exclusin delfactor moral y espiritual.Convengamos, sin embargo, que esa divergencia fundamental no puedeinvalidar todo un acervo de estudios de la interpretacin econmica de lahistoria, que l realiz con gran dedicacin y buena fe.Es suficiente a los espritas, como a los dems espiritualistas, trocar esa

falla de interpretacin con la visin cristiana de los fenmenos.En general, la lucha contra el marxismo ha sido hecha de un modo sectario,pues no se tiene en vista ms que la defensa de los dogmas de ciertosgrupos religiosos o de intereses de grupos econmicos amenazados.El marxismo trabaja sobre los hechos, por lo cual expres realidadessociales y econmicas, aunque le falta el importante sostn del fenmenoespiritual que Allan Kardec investig y defini con precisin en suimportante obra de codificacin de la Doctrina de los Espritus.Sin el conocimiento del fenmeno espiritual, Marx rechaz la hiptesis del

mundo incorpreo, aversivo como era a los dogmas religiosos de su tiempoy a las mismas religiones por su profundo compromiso con las estructuras

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sociales y econmicas, lo que l consider un importante factor desumisin econmica y social del hombre.Marx consideraba al espiritualismo una irrealidad y lo responsabilizaba porsu apoyo a los regmenes reaccionarios y conservadores.

Ignor la esencia revolucionaria del Cristianismo y se neg a aceptar quelos errores estaban en su distorsin y no en su esencia original.Jules Moch, en Socialisme Vivant(Editora Robert Lafont, Pars, 1960), enuno de sus captulos analiza la cuestin relativa al materialismo histrico.Seala Jules Moch el materialismo clsico de ciertos filsofos comoirreconciliable con las doctrinas religiosas que distinguen al alma eterna delcuerpo perecedero, dado que, segn esa escuela, la vida estindiscutiblemente ligada a la materia y, por ello, el alma slo existe en elcuerpo y por el cuerpo.De tal manera afirma que el materialismo histrico de Marx, es la tesissegn la cual los fenmenos econmicos constituyen el substrato de la vidade los grupos humanos y son ellos que la condicionan y ejercen unainfluencia predominante en la evolucin social, poltica y moral delhombre, sin tener ninguna relacin con el materialismo clsico.Y destaca Jules Moch: "No debemos, adems, llevar la teora delmaterialismo histrico hasta sus ltimas consecuencias; sera absurdoreducir toda la evolucin de las sociedades a consideraciones econmicas,as como negar la influencia de otros factores morales o humanos."El Socialismo moderno -prosigue- est lejos de ser un anlisis apenas

econmico. Es mucho ms que eso, pues tiende a permitir al hombre sulibre expansin en todos los campos y liberarse de todas las opresioneseconmicas, polticas y espirituales. Es esencialmente una rebelin contrala injusticia, contra la deshumanizacin del hombre en una sociedad quereposa sobre el provecho sin trabajo, el apetito de la ganancia y del lucro.En qu radicar la incompatibilidad de esta protesta con una creenciafilosfica o religiosa? Por el contrario: el Socialismo y la religin nopueden chocar entre s por el simple hecho de que sus campos de accin nose superponen. Las religiones, cuando tienen por miras moralizar la vida,

tienden esencialmente a dar al hombre una esperanza despus de la muerte;el Socialismo quiere liberar a la vida y no se preocupa ni con el origen nicon el destino final del hombre".El libro de Len Denis tiene la virtud de reactivar el debate en torno delSocialismo y el Espiritismo, permitiendo la continuidad de un anlisis que

juzgamos oportuno, especialmente ahora que el Partido Socialista, enFrancia, al ser electo presidente de la gran nacin latina su candidato,procurar establecer, sin la violencia de la revolucin por las armas, lasmodificaciones viables para abrir camino al programa de socializacin

gradual y democrticamente, respetando la estructura pluripartidaria.

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El impuesto sobre las fortunas -medida adoptada por el gobierno deFrancia- es ya un paso importante para la mejor distribucin de la renta,permitiendo utilizar parte del exceso de la concentracin de bienes y capitalen favor de los sectores ms necesitados y desatendidos.

Debemos considerar la enseanza de la Naturaleza que nos brinda todo conla esencia de la vida sin cobrarnos por el aire que respiramos, por la lluviaque alimenta los campos y hace fluir los ros, por la luz que nos llega todoslos das, por el calor que el sol irradia a todos sin indagar el origen,condicin social, econmica y geogrfica, ejemplificndonos con lagratuidad de sus servicios y sin pedirnos recompensa alguna.La leccin de la Naturaleza, ofertando su capital sin reivindicar lucros oretribuciones, provechos o beneficios, es una leyenda escrita en laconciencia colectiva que reclama del hombre la ejemplificacin de lafraternidad, que no es otra, finalmente, que la misma palabra del DivinoReformador aconsejndonos hacer a nuestro semejante lo que deseamosque l nos haga.

FREITAS NOBRE

San Pablo, abril de 1982.

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Socialismo y Espiritismo Len Denis

1.

Espiritismo y Socialismo estn unidos por lazos estrechos, dado que aqulofrece a ste lo que le falta, esto es, el elemento de la sabidura, de la

justicia, del equilibrio, las grandes verdades y el noble ideal sin el cual stecorre el riesgo de permanecer impotente o el de sumergirse en lo tenebrosode la anarqua.Sin embargo, antes que nada, importa definir claramente los trminos queempleamos. Para nosotros, el Socialismo es el estudio, la investigacin y laaplicacin de leyes y medios susceptibles de mejorar la situacin material,intelectual y moral de la humanidad. En esas condiciones son innumerableslas gradaciones, las variedades de opiniones, de sistemas, desde elSocialismo cristiano hasta el Comunismo, ya que todo hombre que se

preocupe por la situacin de su semejante puede decirse socialista,cualquiera sea su predileccin o concepciones.Mi intencin no es tanto tratar la cuestin social desde el punto de vistapoltico o econmico, sino investigar sobre la influencia que el Socialismopodra tener sobre la evolucin del espritu humano y, particularmente,sobre la educacin del pueblo. Las cuestiones sociales, que han revestidodesde hace tiempo un carcter violento y amenazaban prender fuego aledificio que nos abriga, han perdido un poco su belicosidad. Este es elmomento de considerarlas sin pasin, sin prejuicios y con la calma que espropia de los espritus reflexivos, interesados en la justicia y deseosos defacilitar la evolucin de todos en paz y armona. Como veremos, lacuestin social es, esencialmente, una cuestin moral.Nosotros apoyamos decididamente las reivindicaciones legtimas de laclase obrera, reclamando para el trabajador su parte de influencia y debienestar, su derecho a participar de los beneficios industriales y su lugardigno bajo el sol; sin embargo, reprobamos los medios violentos yanrquicos que seran un peligro para la sociedad occidental, despus dehaber arruinado a la sociedad bolchevique.Lo que caracteriza en la actualidad ante nuestros ojos el estado del

Socialismo -exceptuando a unos muy raros sectores-, es el conocimientoinsuficiente y muy rudimentario de las leyes universales, pues sin l, y sinrespetar su observancia, toda obra humana est condenada por anticipacina la impotencia y a la esterilidad, cuando no culmina en el desorden y en elcaos.La vida de las sociedades, como la del Universo, est equilibrada porfuerzas opuestas, antagnicas, y el equilibrio perfecto de ellas produce elorden, la paz, la armona; pero, desde que una de estas fuerzas predominesobre la otra, se produce la perturbacin, la confusin, el sufrimiento. El

estado de inferioridad de nuestro mundo deviene, precisamente, de la

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instabilidad de las fuerzas fsicas y sociales en accin en su superficie, puesuna repercute sobre la otra.Todo el pasado nos demuestra el predominio de las clases elevadas,denominadas dirigentes, sobre el pueblo llevado al estado de miseria. Hoy

en da, es la clase trabajadora la que a veces intenta constituirse endirectora de la sociedad. Pero el despotismo que se origina en lo bajo no esmejor del que se genera en lo alto; es, tal vez, peor, puesto que es msbrutal y ms ciego.Despus de la ltima guerra1 el nivel intelectual y moral bajsensiblemente, las pasiones se desencadenaron y los apetitos y la avidez semostraron ms ardientes y primitivos; ello fue porque lo mejor de loshombres se perdi; llevados por su entrega y su espritu de sacrificio stoscorrieron hacia la muerte como hacia una fiesta, mientras que los dems,demostrando ms prudencia y menos desinters, supieron preservar susvidas. Aquellos que se ofrecieron en holocausto para salvacin de losdems, giran en multitud por encima de nosotros2 asimilando fuerzas yluces nuevas. Ellos regresarn muy brevemente al seno de esta humanidadque tiene necesidad de su concurso para trabajar por la evolucin general.Desde ya, en la generacin que surge, Espritus de valor tomarn su puestoen una veintena de aos y los veremos afirmarse por sus mritos y virtudesadquiridas. Mientras tanto, tendremos que atravesar un perodo difcil,durante el cual todos los que tienen conciencia del deber de solidaridad quenos liga a todos, pero los espritas sobre todo, tendrn que sacrificar su

bienestar personal para guiar a sus semejantes por el camino arduo delprogreso.La grande ley de evolucin que rige a todos los seres, debe tambin servirde base a toda la organizacin social. Cada uno tiene derecho a unasituacin relativa con sus aptitudes y sus cualidades morales. Con todo, esla adquisicin que traemos de nuestras vidas anteriores a la que laeducacin esprita puede y debe pulir y perfeccionar.Lo esencial sera, pues, hacer conocer al hombre, antes que nada, de dndeviene y hacia dnde va, es decir, cul es la finalidad real de la vida y su

destino. Solamente entonces surgir, con toda claridad y en todas susconsecuencias sociales, esa solidaridad que liga a todos los seres en todoslos grados de su ascensin, impulsndolos, por su propio bien, a regresar ala Tierra y a los dems mundos en las condiciones ms diversas, a efecto de

1 El lector debe tener presente que Lon Denis escribi esta obra despus de la Primera GuerraMundial, que se desarroll entre 1914 y 1918. [Nota del traductor al portugus.]2 Sir Arthur Conan Doyle, el grande esprita y escritor ingls creador del clebre personajeSherlock Holmes, mostr una fotografa psquica tomada en Londres en el cenotafio delSoldado Desconocido, en el momento de cumplirse un minuto de silencio y recogimiento. Se ve

en ella una multitud de cabezas de jvenes, entre los cuales afirm reconocer la de su hijomuerto en el frente. [Nota de Lon Denis.]

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adquirir las cualidades inherentes a esos medios y, muchas veces, incluso,para rescatar deudas de un pasado culposo.Despus de las doctrinas del pasado que no nos trajeron sino oscuridad eincerteza, el Espiritismo proyecta una viva claridad sobre el camino a

recorrer; en el encadenamiento de nuestras vidas sucesivas l nos muestrael orden, la justicia y la armona que reinan en el Universo. Que elsocialista se muestre razonable y adopte esta grande Doctrina, esta Cienciavasta y profunda que ilumina a todos los problemas y nos ofrecedemostraciones experimentales de la supervivencia; que sus adherentes seimpregnen y conformen a ella sus actos, y el Socialismo podr convertirseentonces en una dinmica impulsora que llevar a la humanidad haciadestinos superiores.

***

Aun cuando no me sea grato, creo un deber insistir sobre el estado deespritu con el cual me propongo tratar este vasto tema.Nac en la clase obrera y en ella no conoc sino luchas y privaciones. Mipadre era constructor, luego se convirti en pequeo contratista, pero eltrabajo era escaso y hubo que cambiar de profesin. Yo mismo, despus dehaber recibido una instruccin muy sumaria, me inici como empleado decomercio y la labor manual no me era extraa. Ya a los doce aos yodesoxidaba piezas de cobre en la Casa de Moneda de Burdeos, y mis dedos

de criatura sangraban por el trato rudo con el metal. A los diecisis aos, enuna fbrica de loza, en Tours, conduca la cubeta los das que deshornabanlas piezas. A los veinte aos acarreaba pieles en las horas de mucho apuro,o si no manejaba la margarita, gruesa herramienta de madera que sirvepara suavizar los cueros. Obligado durante el da a ganarme el pan y el demis padres ancianos, me consagraba muchas noches a los estudios a fin decompletar mi pequeo acopio de conocimientos, de lo cual proviene eldebilitamiento prematuro de mi visin.Despus de la guerra de 1870, comprend que era preciso trabajar con ardor

por la educacin del pueblo. Con este fin y el auxilio de algunosciudadanos, fundamos, en nuestra regin, la Liga de Enseanza, de la quefui su secretario general. Se crearon bibliotecas populares y se iniciaron deinmediato y por todas partes una serie de conferencias. Esto lo manifiestopara demostrar que guard siempre contacto con la clase trabajadora,participando en su cuidado y colaborando en sus aspiraciones y sus ansiasde progreso. Me mostr interesado en el movimiento cooperativo y pormucho tiempo llev los libros, a ttulo honorario, de un grupo detrabajadores cordeleros unidos en un emprendimiento comn.

Ahora que la edad blanque mi cabeza y con ella adquir experiencia,aprecio mucho ms las ventajas que proporciona a toda alma las

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reencarnaciones entre los humildes y la libre aceptacin de la ley deltrabajo. En efecto, el trabajo es un preservativo soberano contra las trampasde la pasin, una especie de bao moral, un escudo de alegra, de paz, defelicidad, cuando es realizado con inteligencia y perseverancia.

Es as como yo comprend mejor la razn del porqu la ley de evolucinconduce, a la inmensa mayora de los seres, a renacer en el seno de la clasetrabajadora para desarrollar en ella sus sanas energas, fortalecer loscaracteres y mostrar al hombre verdaderamente digno de este calificativo.En la lucha constante contra las necesidades, en el esfuerzo cotidiano porsalir del apremio de la lucha por la vida poco a poco la voluntad se afirma,el juicio se fortalece y las ms bellas cualidades se engrandecen y purifican.Y es por tal motivo que las mayores almas que pasaron por la Tierra:Cristo, Juana de Arco y tantos otros Espritus, quisieron renacer en lascondiciones ms oscuras para servir de ejemplo a la humanidad.

***

Debo decir aqu que, en el curso de mi vida y desde mi infancia, en mediode las dificultades que tuve que vencer, siempre fui sustentado por elmundo invisible. En las circunstancias que termino de sealar, yo me sentallevado en mi camino por una fuerza imponderable, una dinmica de la cualignoraba su naturaleza, pues mis guas espirituales slo se revelaron unpoco ms adelante. Con todo, yo posea ya una facultad medimnica, la de

la psicografa, y con ella obtena comunicaciones con forma bastanteliteraria. Pero esta facultad se anul cuando me convert en conferencista.Mis protectores del espacio me explicaron que haban adaptado susrecursos fludicos a mis facilidades oratorias, a los medios deimprovisacin, por ser ms eficaces a la difusin del Espiritismo. Pudeobservar muchos casos anlogos de transformacin de facultades psquicas,especialmente en los mdiums de incorporacin.En ese tiempo yo no trataba an, pblicamente, temas espritas, escogaasuntos a ellos relacionados, ms o menos directamente, tales como la

pluralidad de mundos habitados, el genio de la Galia, Juana de Arco yotros asuntos que permitan abordar, incidentalmente, el problema delmundo invisible.Recin fue por 1880 que abord pblica y decididamente la cuestinesprita. Los auditorios eran poco favorables y fue preciso, ms de una vez,soportar los escarnios, las objeciones pueriles y, sobre todo, los abucheos.Hoy los conferencistas espritas enfrentan un mejor acogimiento. Susoyentes no son siempre adeptos o convencidos, pero por lo menos escuchancon cortesa. Esas diferencias de actitudes dan la medida exacta de los

progresos alcanzados por nuestros ideales en un perodo de cuarenta aos.

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Fue sobre todo en el curso de mis conferencias contradictorias con

Volders3

y Oscar Beck, dos capacitadas cabezas del Partido Socialista, que

yo pude darme cuenta de que estaba profundamente imbuido de teoras

materialistas y, en consecuencia, en la imposibilidad de establecer conexin

entre el plan de reforma social y las leyes generales del Universo, cuyaesencia es por entero espiritualista. Es verdad que existen brillantes

excepciones, entre las cuales citar a Jean Jaurs4, que fue siempre un

espiritualista convencido, elocuente, a la vez que un poeta por sus

inclinaciones naturales. Pero, en mi concepto, en cuanto a esto, l no hizo

escuela.

De la experiencia extrada de mis relaciones constantes con los trabajadores

de todo orden, deduzco esta consideracin: los trabajadores, sean de las

ciudades o bien de los campos, tomados individualmente, aislados, son

3Jean Volders: poltico belga; particip de la formacin de las ligas de trabajadores que reuni

en un partido obrero en 1885. Organiz el Congreso Socialista Internacional, de Bruselas en

1891. [Nota del traductor al portugus]4

Jaurs, Jean - Poltico francs. Luego de realizar brillantes estudios secundarios, concurri a la

Ecole Superieure Normale, en Pars, y luego se convirti en profesor de filosofa en el Liceo de

Albi. Se interes por la poltica, siendo elegido diputado por Tarn en 1885. Derrotado en las

elecciones de 1889, volvi nuevamente a sus estudios por algn tiempo y, en 1891, defendi

dos tesis para su doctorado: "De la realidad del mundo invisible" y "De Primis Socialismi

Germanici Lineamientis apud Lutherum, Kant, Fichte et Hegel". Apoy la huelga de los

mineros de Carmaux y stos lo eligieron para integrar la Cmara, esta vez como diputado del

Partido Socialista Independiente. A pesar de ser derrotado en 1898, volvera a ser diputado por

Tarn en 1902, 1906, 1910 y 1914. Su Socialismo no coincide exactamente con el marxismo,

pues rechazaba la dictadura del proletariado y la concretizacin del colectivismo por un Estado

burocrtico y un internacionalismo sistemtico. El Socialismo era, para l, el libre y pleno

desenvolvimiento de la persona humana, el verdadero sentido de la declaracin de los derechos

del hombre. Consideraba posible la creacin de una sociedad sin clases por medios pacficos,

sin salir del marco electoral. Cuando se produjo el caso Dreyfus, pidi la revisin del proceso.

Su libroLas pruebas influy en que perdiese las elecciones de aquel ao, pues su actitud choc

con La oposicin de Jules Guesde y otros marxistas de un ala contraria a la defensa de un oficial

burgus. A pesar de esa oposicin, Jaurs fue el defensor del bloque de la izquierda. Con todo,

fue electo vicepresidente de la Cmara de Diputados en 1903; pero el Congreso de la

Internacional Comunista de Amsterdam, en 1904, conden a los socialistas que participaran en

un gobierno burgus, apoyando, por tanto, a Guesde contra Jaurs. Como ste acept la decisindel Congreso, se hizo posible la unin de todas las tendencias socialistas en la Seccin Francesa

de la Internacional Obrera (SFIO, 1905). Jaurs y su Socialismo humanista hicieron rpidos

progresos en la nueva organizacin, en detrimento del guesdismo. El no era apenas un orador

poltico, sino un educador del pueblo, al cual trasmita ideas de progreso, libertad y justicia.

Algunos de sus adversarios reconocan en l una grande fuerza espiritual; sin embargo, su

oposicin a la poltica colonial y sobre todo su lucha incansable por una reconciliacin franco-

alemana le reportaron el odio de diversos nacionalistas franceses. Fue asesinado por un

desequilibrado, Raoul Villian, en 1924, y sus despojos fueron trasladados solemnemente al

Panten. Jaurs public diversas obras, entre las cuales figuran: Historia Socialista de la

Revolucin Francesa;El Nuevo Ejrcito;Accin Socialista yDiscursos Parlamentarios. Entre

1931 y 1939 fueron publicados por Max Bonnafous nueve volmenes de obras seleccionadas

con el ttulo de: Obras de Jean Jaurs. [Nota del traductor al portugus.]

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poco inclinados a las doctrinas subversivas: Comunismo y Anarquismo.Sin duda alguna, conservan del pasado, de los siglos de servidumbre, unaespecie de atavismo intuitivo que los muestra hostiles a todas las formas deopresin; pero poseen en el fondo de s mismos el sentimiento de la

realidad, aman la justicia y el progreso.Es en los grandes centros industriales donde sobre todo tienen losexcitadores ms influencia sobre las masas trabajadoras, a quienes lapalabra de los oradores inflamados por una ruin inescrupulosidad lasalcanza mejor, impulsndolas a los excesos. Sin embargo, esto tiene,generalmente, poca duracin. Francia es un pas de buen sentido y de raznque permanecer refractaria a las teoras de los bolcheviques y otrasdoctrinas ajenas a nuestra forma de ser. Lo que se denomina lucha declases no existe ms que en el papel. En realidad no existen ms clasesdesde la Revolucin Francesa, no hay ms entre ellas lmites precisos, puesse manifiesta una penetracin recproca y continua. Todo trabajadoreconmico puede convertirse en patrn. La burguesa tiene sus races en elpueblo y en l se nutre incesantemente: es de su seno que surgi la mayorade los hombres que ilustraron a la humanidad; fue de ah que se elevarontantos burgueses, gracias a su trabajo y a su talento. Adems, cuntospequeos propietarios, comerciantes y rentistas no cayeron, en razn de laguerra y de sus consecuencias econmicas, en la misma situacin delproletariado? Su nmero es difcil de ser calculado, pues, cambiando desituacin, mudan casi siempre de residencia y se van a perder entre la

multitud de las grandes ciudades.Lo desgraciado de esto es que los campos son abandonados y la pltora dehabitantes de las ciudades aumenta incesantemente. Se abandonan lostrabajos sanos y productivos reales para confinarse en viviendas estrechas,privadas de aire y de luz. De tal manera la raza se esteriliza, debilita yresbala por un declive peligroso.

***

Parece que asistiramos a un comienzo de desagregacin de la sociedad. Elcimiento que liga a los elementos del edificio, esto es, el sentido de familia,la disciplina social, el patriotismo, el sentimiento religioso, etctera, seenervan y descomponen.A quin cabe la responsabilidad de este estado de cosas? En gran parte ala Iglesia y a la Escuela. Petrificada en sus dogmas, la Iglesia se mostrimpotente para comunicar al cuerpo social esa fe viva que es la grandefuerza, la misma alma de las naciones; su catecismo, incomprensible eincomprendido es notoriamente insuficiente para esclarecer y guiar a los

seres del pueblo por los caminos difciles de la existencia. Ciertamente, es

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verdad, pueden an contentarse; pero una sociedad entera no puede vivir deese pan reseco y endurecido.Hablamos de la Escuela actual, amplia y obligatoria. Ella fue una reaccincontra la escuela congregacionista imbuida de prejuicios dogmticos y de

doctrinas seculares. Los promotores de la escuela laica tenan un programay una finalidad: hacer que todos compartieran, en un mpetu de entusiasmo,su confianza en la solidaridad humana por la difusin de la educacin y elconocimiento de los principios que afirman el deber y la participacin detodos en la obra comn. Esa instruccin era complementada con nocionesde moral impregnadas de ideal espiritualista. Los manuales de Paul Bert, deCompayr, enseaban la existencia de Dios, la inmortalidad del Ser,procurando reencender el fuego sagrado en las almas francesas. Sussucesores, sin embargo, continuando con sus miras exclusivamenteterrenas, eliminaron paulatinamente esas nociones de idealismo y la escuelacay bajo la influencia materialista.Desde entonces, la instruccin laica, desprovista de elevacin, desarrollexclusivamente el sentimiento personal. Del orgullo al egosmo no hay msque un paso, por lo cual, treinta aos despus, ste creci por obra delbienestar logrado por una civilizacin materialista. Cuando la instruccinest desprovista de freno moral, de sancin, y en ella se inmiscuye lapasin material, no hace otra cosa que superexcitar los apetitos, los deseosde gozos, traducindose en un egosmo desenfrenado.Es preciso, por tanto, combatir al egosmo con una enseanza idealista

regeneradora. Vencido el egosmo, ser ms fcil extinguir las otraspasiones que corroen el corazn de los humanos.La escuela neutra representa, en la actualidad, un conjunto deconocimientos carentes del bien moral necesario para constituir unaeducacin autntica, una direccin eficaz. Ella reencontrar su prestigio, supoder benfico, asimilando una doctrina espiritualista independiente,susceptible de llenar el vaco de todas las enseanzas confesionales. Puesbien, esa doctrina slo el Espiritismo puede ofrecerla. A la espera de esafusin, cul es el papel de nosotros, los espritas? Es el de crear, de

multiplicar el ejemplo de nuestros hermanos lioneses, las escuelasdominicales donde la doctrina y la moral espritas son enseadas a losnios tanto como a los adultos.Lo que dijimos de la escuela primaria, aplcase igualmente a la enseanzasuperior, e incluso a la ciencia, la cual no es an ms que un conjunto deteoras pasajeras, de hiptesis provisorias que un siglo edifica y que el siglosiguiente destruye y sustituye, como lo demuestra el doctor Charles Richetcon un vigor y una franqueza admirables.Es verdad que una ciencia se construye de a poco. Ella tiene por base la

experimentacin psquica; pero choca con tantos prejuicios, preconceptos yrutinas materialistas, que pasar mucho tiempo antes de realizarse esa

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sntesis necesaria y esperada que religar a las ciencias actuales, parciales,fragmentarias, en un todo armonioso, esto es, en una concepcin general dela vida y del Universo. Ella se convertir as en un mvil de accin, en unfoco de luz capaz de iluminar y de guiar al hombre por las vas hasta aqu

inciertas de su destino inmortal.La ciencia no est hecha, ella se hace; llegar un da en que, mostrndoseintegral y homognea abrazar en sus estudios a los mundos visible einvisible, penetrando en ese ocano de vida oculta que nos envuelve. Ellaconocer las leyes y, por sobre todo, esa grande ley de ascensin queconvoca a cada uno de nosotros a travs de los tiempos para un bienestarmejor. Entonces, llegado a este dominio elevado del conocimiento, podrservir de base al destino humano y a la educacin, pues ella no ser apenasuna ley fsica, sino tambin una ley moral a ofrecer a la humanidad.Hoy ella es, an, un balbuceo de infante ensayando pronunciar las primerasletras del grande libro eterno y divino.Agobiada bajo el peso de la materia, cuya densidad es mayor entre nosotrosque en los planetas vecinos, sofocada por una atmsfera envenenada, porlos fluidos de las pasiones terrenas, cmo el hombre podr conocer la vidainvisible que llena el espacio? Cmo podr tener una idea de esas

jerarquas espirituales que se superponen hasta las cumbres de la SedeIncreada? Con todo, esto es lo que el hombre tiene ms necesidad deconocer, pues constituye el fin supremo de sus esfuerzos, la sancin de susactos, la compensacin reservada a todas sus pruebas y a sus males.

Es verdad que, por el descubrimiento de las fuerzas radiantes y de losestados sutiles de la materia la ciencia humana comenz a entrever laposibilidad de una vida invisible, mas, antes de haber analizado este estadode la vida por sus mtodos actuales, antes de haber examinado sus leyes,sus consecuencias morales, pueden transcurrir muchos siglos! Esperandoque nuestra ciencia terrestre llegue a esa altura de nuestras necesidadessociales y doctrinales, la enseanza de los Espritus viene a abrir vastoshorizontes, inicindonos en las leyes de la armona universal. Poco a poco,sobre todo los puntos de nuestro globo terrqueo una comunin se

establece entre los vivos y los muertos para luego, desde la Tierra entera,elevarse un himno de jbilo, un canto de reconocimiento y de amor haciaAquel que, en su sabidura y su providencia permiti que esta grandeRevelacin se produjese en el momento mismo en que la humanidadpareca inclinarse hacia un abismo de tinieblas y dolores; hacia Aquel quedispone de todas las cosas con una sabidura, una providencia y un arteinfinitos.

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Nuestro mundo -dijimos precedentemente-, es arrastrado por una corrientepoderosa hacia una era de transformacin social. El Socialismo, cualquiera

sea la opinin que de l se tenga, ya se lo apruebe o se lo condene, haseguido su camino a pesar de las resistencias y se convirti en una fuerzaque es preciso tener en cuenta. l tiene en s los principios del futuro; ltriunfar, quiz, con formas muy distintas con las que hoy es concebido ysu obra ser pacfica o sangrienta, conforme al principio o la idea maestraque lo inspire.En la actualidad, los socialistas estn divididos en escuelas rivales. Ellostrabajan de maneras diversas para reunir los elementos necesarios a lafundacin de un nuevo edificio social. Les falta, sin embargo, lo esencial,

el cimiento que debe aunar esos elementos, esto es, la fe depurada y elespritu de sacrificio que ella inspira. Les falta el ideal poderoso queentusiasma, fecunda y vivifica.Para construir la sociedad futura, para fijar la ley definitiva es preciso,antes que nada, conocer la ley universal del progreso y de justicia y tomarlapor gua, puesto que si no conformamos nuestras obras a la ley eterna querige a las cosas, no haremos ms que una obra efmera construida sobre laarena que se caer irremediablemente.La ciencia es, con todo, y por alguna razn especial, importante en estemomento crucial por el que pasa el mundo y que cada vez se agrava ms?No, es apenas un intento de hacer cesar o por lo menos aminorar elsufrimiento humano, y se es tambin el deseo intenso de poner fin a lasiniquidades sociales que inspira al Socialismo en sus diversas corrientes.Ese movimiento que la ciencia an no cre, llegar a ella indicndole,dirigindole, sealndole la finalidad elevada que debe ennoblecer eidealizar sus esfuerzos? Desde este punto de vista, la ciencia actual semuestra impotente.Es as como hemos visto a los socialistas inspirarse en ciertas teorascientficas y erigiendo al materialismo y al atesmo a la categora de un

principio. Hzose tabla rasa de todas las esperanzas en un ms all, de todaidea de supervivencia, de toda concepcin de un ideal divino. Y ese estadode espritu es lo que la muestra a la ciencia estril o funesta. As comodeca Giuseppe Mazzini5, el gran demcrata de su patria, Italia, se puede

5 Mazzini, Giuseppe - Escritor y poltico italiano nacido en Gnova el 22 de junio de 1805 ymuerto en Pisa en marzo de 1872. Estudi derecho, filosofa y medicina, gradundose en 1827.Adhiri a los Carbonarios (organizacin secreta que luchaba por la unificacin de Italia desde eltiempo de Napolen I), escribiendo en peridicos de oposicin al gobierno y a la Iglesia. Fuepoltico, filsofo, innovador religioso y crtico literario, pero en todas estas facetas deja siempre

traslucir la sntesis homognea y perfecta que cimenta sobre la solidez de su fe religiosa que,para l, era "el elemento eterno, esencial e inmanente de la vida, el espritu de la humanidad, sualma, la vida, la conciencia y su smbolo exterior".

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Es por ello que, en razn de la mencin de Mazzini que hace Denis, queremos resear muysomeramente la coincidencia ideolgica que existe entre ambos, como tambin con Kardec,sobre temas fundamentales.Dice Mazzini en sus escritos, que fueron innumerables y de la ms diversa ndole:"No conozco en la historia, ninguna gran conquista del espritu humano, ni ningn progreso enel perfeccionamiento de la sociedad humana, que no tuvieran sus races en una fuerte creenciareligiosa" (Scritti editi e inediti, VII:334)."Sin Dios, podis imponer, no persuadir, podis ser tiranos, cuando os llegue el turno, pero noeducadores o apstoles" (Ibdem, XVIII:31 y 32). De ah la falencia catastrfica de quienes hanintentado y presumen de poder instaurar una moral social sin Dios. "No -dice Mazzini-, lahumanidad necesita algo ms que una simple moral. Necesita resolver sus propias dudas, calmarsu sed de futuro. Necesita que se le diga (y demuestre con hechos, decimos nosotros) de dndeviene y adnde va" (Cartas ntimas, 58). En cuanto a la filosofa, dice: "puede hacer el anlisis,la anatoma, la diseccin de la vida, pero no tiene ni un soplo de vida como para mostrar a loshombres los deberes a cumplir y dar a la moralidad nueva fuerza y grandeza" (Cartas a D.Stern, 72).

Y como lo sealaran ya Kardec, Denis, Max Planck, el fsico, y tantos otros ms, nuestro atrasocomo comunidad organizada es ms de ndole espiritual y moral que intelectual, por lo que dice:"Lo que queremos, lo que el pueblo quiere, lo que la poca reclama para salir de este fango deegosmo, de dudas y de negaciones, adonde nos han precipitado el progreso de las luces al notraer consigo el progreso de la religin y del arte, es una fe, una fe que hermane a nuestrasalmas, hoy separadas por la persecucin de fines individuales, en la conciencia de un origen, deuna ley y de un objetivo comunes" (Scritti editi e inediti, V:278 y 179). Pero no "un fantasma dereligin sin fe, sin fuerza y sin misin", como la que impera en nuestros das, que haabandonado a Cristo y al Evangelio, razn por la que condena al Papado "por no habercumplido con su deber de proteger a los dbiles y porque durante tres siglos y medio hacomerciado con los principales del mundo y obedeciendo a todo gobierno de infieles,crucificando a Jess nuevamente en nombre del egosmo", y afianzando "la detestable idolatra,

contra la que proveer Dios los medios aniquiladores de todos los dolos que existieron, existeny existirn" (Ibdem, V:43 y XVIIL207). Pero como Denis y Kardec, dice: "Yo recuerdo todo loreferente a la Iglesia y me postro ante su pasado".Referente al Mesas escribi: "Amo a Jess como al hombre que am ms que cualquier otro ala humanidad, a los siervos y a los amos, a los ricos y a los pobres y a los brahmanes, a los ilotasy a los parias". [...] "Pero no queremos sumir a Dios al nacido de mujer, no lo levantamos hastadonde no podemos esperar alcanzarlo; queremos amarlo como al hermano ms perfecto detodos nosotros y no adorarlo y temerlo como juez inexorable y dominador intolerante delporvenir" (Ibdem, XVIIL205)."La vida -deca a propsito de las reformas intelectuales y morales de Ernest Renan- no consisteen la bsqueda de la felicidad" (como ser, por ejemplo: el aumento de las gananciaseconmicas, el egosmo, la meditacin, el ayuno o el aislamiento de la sociedad humana), sino

que, "como lo expresa Carlyle, por la conquista de la ms elevada nobleza posible". [...] "Eldolor y el placer, la desgracia y la felicidad, son accidentes del viaje". [...] "Se trata, pues, dehallar un principio educador que gue a los hombres lo mejor posible, que les ensee a serconstantes en el sacrificio, que los vincule a sus hermanos, sin colocarlos en una situacin talque dependan de las ideas de un solo hombre o de la fuerza de todos. Y este principio es el

Deber. Es preciso convencer a los hombres de que ellos, que son hijos de un solo Dios, han deser en la Tierra los ejecutores de una sola ley; de que cada uno debe vivir, no para s, sino paralos dems; de que el fin de sus vidas no consiste en ser ms o menos felices, sino en mejorarse as mismos y a los dems, y de que el combatir contra la injusticia y el error, en cualquier parteque se los encuentre, en pro de sus hermanos, no es solamente un derecho, sino tambin undeber: un deber que no se puede descuidar sin caer en la culpa, un deber para toda la vida". [...]"La vida es una misin". [...] "La vida es una lucha contra el mal, al que no podemos hacerdesaparecer aqu abajo, pero debemos mantenernos en guerra constante contra l y reducircontinuamente su seoro". [...] "La suprema virtud es el sacrificio; es preciso pensar, obrar,

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manifestar de todos los partidos polticos: "Veo en torno de m un estado dedisolucin e individualismo en que se desemboca, forzosamente, por laausencia de un pensamiento religioso, de una concepcin elevada; y veo enesa ausencia la causa y explicacin de todos los fenmenos que nos

entristecen" (Cartas ntimas).Se me podr preguntar si este sentimiento elevado de justicia y solidaridad,si este ideal superior es conciliable con el conflicto de los intereses y lalucha por la vida. Se puede exigir del hombre, en nombre de los principios

combatir y padecer siempre que sea necesario, pero no por nosotros, sino por los dems: por eltriunfo del bien sobre el mal". [...] "Dios no os preguntar al juzgaros: qu has hecho por tualma?, sino qu has hecho por las almas de los que te haba dado por hermanos?" [...] "Cuandosiento que me dicen: He aqu un justo, pregunto: Cuntas almas se han salvado por l?" [...]"Para qu sirven las ideas cuando no es posible encarnarlas en actos?" [...] "Dios piensaobrando, y nosotros, desde lejos, debemos imitarlo". [...] "El que separa la fe y el pensamiento

de la accin y al hombre moral del hombre prctico o poltico, no es verdaderamente religioso.Rompe la cadena que une a la tierra con el cielo" (Scritti editi e inediti, XVI:103; XVIII:15 y16; V:213; XVI:103; VII254; VIII:74; V:118 y VIII:75).Como Allan Kardec, que entrevi en el estudio de los fenmenos espritas "la clave del oscuro ycontrovertido problema del pasado y el porvenir de la humanidad, la solucin y la respuesta atodas mis bsquedas", como l expresa respecto a la unidad religiosa, Mazzini, en su juventud,elabor planes de reforma religiosa y se preguntaba si la evolucin religiosa podra ser laexpresin de una concepcin cristiana o "aplicacin del Cristianismo", o si se erigira una nuevareligin que lo reemplazase. Concluyendo en que: "La moral de Cristo es eterna, la humanidadpodr agregarle lo que desee, pero no podr sacarle ni una palabra" (Cartas ntimas, pgs. 107 y125). Pero a pesar de que en esos aos en que l vivi en la Tierra se estaba codificando lapotente luz renovadora de la Religin en espritu y verdad, mediante la Revelacin de los

Espritus, el Espiritismo, a travs de las manos capacitadas de Allan Kardec, Mazzini de elloquizs no se inform y, para l, qued en los resultados de unas audaces y no del todocomprendidas intuiciones carentes de elementos cientficos que las fundamentasen acorde conlos nuevos tiempos. Fue Mazzini, sin embargo, un Espritu precursor que supo ver el problemade la reencarnacin resuelto, diciendo que "la memoria de la conciencia que tiene el alma de unaexistencia anterior era una manifestacin de que el alma individual progresa a travs de unaserie de nuevas encarnaciones en otros mundos, que cada encarnacin eleva en un grado el almay que la rapidez del progreso depende de su purificacin". [...] "De iniciacin en iniciacin, atravs de tus encarnaciones sucesivas, tu palabra purifica y ampla la frmula del sacrificio,estudia su camino y ensea tu fe eternamente progresiva". Y agrega: "Si alguna vezreconocisemos esta evolucin progresiva de la religin y de la moral, no habra ya msposibilidades para el escepticismo, comprenderamos entonces que toda fe agotada no es falsa,sino imperfecta, por lo que no es preciso destruirla, sino completarla. Toda religin derrama enel alma humana una nueva gota de la vida universal" (Scritti editi e inediti, V:160 y 161 y XVI:69).Mazzini, como Gandhi y Albert Schweitzer, fue un rstico de accin que, como vimos a travsde unos pocos pensamientos que hemos seleccionado de l, intuy las claridades filosficas yreligiosas que trajo al mundo el Espiritismo con la publicacin, en Pars, de El Libro de los

Espritus, el 18 de abril de 1857, con el cual prosigue el proceso religioso de las tres grandesrevelaciones -confirmado por el Espritu de Verdad- que habr de restablecer el conocimientode la ley divina y universal, liberado ahora de los preconceptos humanos. [Nota de la Editora 18de Abril confeccionada con extracciones del libro de Bolton King, Jos Mazzini , Editorial

Amricalee, Buenos Aires, 1945.]

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encuentran su plena y entera aplicacin. Nos sentimos ligados a nuestrossemejantes en la medida de los sacrificios que, por ellos, estamosdestinados a reencontrarnos y a reunirnos para seguir, a travs de etapasnumerosas, en las condiciones sociales ms variadas hacia el curso de

nuestra ascensin hacia una finalidad grandiosa y comn.Las enseanzas de ultratumba ejercen sobre aquellos que las reciben unaimpresin profunda, puesto que emanan, la mayora de las veces, de seresque conocimos y amamos en la Tierra, de nuestros propios parientes yamigos que, como prueba de su identidad, nos brindan detalles psicolgicosque no permiten dudar de su verdadera personalidad ni de la presencia detales manifestantes. En sus mensajes sugestivos, stos describen sussensaciones en la vida del espacio, sus respectivas situaciones, buenas omalas, conforme a sus mritos y a su grado de evolucin alcanzado. Ellosnos informan de los sufrimientos morales causados por el recuerdo de lasfaltas cometidas y la necesidad de retornar a la encarnacin para desarrollarlas facultades y energas latentes en su ser, para reparar y evolucionar.Estas enseanzas proporcionan a todos quienes de ellas participan unacomprensin ms ntida de las grandes leyes de justicia y armona querigen en el Universo y, por tal razn, ofrecen mayor coraje frente a laspruebas y una mayor firmeza en el carcter para el cumplimiento del deber.A medida que estos conocimientos se propagan, una corriente se estableceentre el Cielo y la Tierra, entre los adeptos y sus protectores invisibles. Paraall se elevan las aspiraciones humanas y descienden las fuerzas, los

auxilios, las inspiraciones. Cada vez ms se observa producirse entre losparticipantes esta radiacin de las almas, esa expansin del corazn, lacreacin de una atmsfera fraternal de confianza que har ms fcil lasolucin de numerosos problemas sociales que el egosmo, la ignorancia yel odio haban mostrado hasta aqu insolubles. Fue eso que permiti algrande escritor ingls, sir Arthur Conan Doyle, escribir al respecto delEspiritismo: "En los tiempos recientes ha llegado a nuestras manos unanueva revelacin de origen divino que representa el mayor acontecimientoreligioso acontecido desde la muerte de Cristo (pues la Reforma no fue ms

que un arreglo de viejas doctrinas, no una revelacin nueva). Unarevelacin que altera el aspecto total de la muerte del hombre y de suporvenir en la otra vida. [...] O se trata de una demencia absoluta o de unarevolucin del pensamiento. Una revolucin cuyos primeros frutosconsisten en arrancar de nuestro nimo, de una vez y para siempre, el temora la muerte y trocar en profundo consuelo nuestro pesar, cuando los seresque nos son queridos pasan y se ocultan tras el velo misterioso del msall" ( La Nueva Revelacin: El Espiritismo, cap. IV, "Problemas ylimitaciones").

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En realidad, puede decirse que el Espiritismo es un Socialismo etreobasado sobre las reglas absolutas de la justicia y sobre las leyes de laconciencia y de la razn. Sus principios son inmutables. Ellos muestran a la

humanidad el camino del deber por el cual ella se proporcionar laverdadera luz y la plenitud de sus libertades y de sus derechos. Losespritas saben que la obra divina representa el accionar de la justicia, lasabidura y la belleza. Todo acta, progresa y asciende, desde el tomohasta Dios. Las leyes de la evolucin son soberanas, mas sobre nuestraTierra esa evolucin no puede ser sino lenta y gradual.Si pudisemos ver las cosas desde lo Alto, constataramos que esaevolucin de nuestro planeta sigue reglas fijas. En la actualidad entramosen posesin de fuerzas radiantes, de corrientes de ondas que nos permitencomunicar nuestros pensamientos con todas las distancias y abren nuevoshorizontes a la ciencia.Ms adelante, por procesos anlogos, entraremos en relacin con lassociedades del espacio y de ellas recibiremos ejemplos y lecciones.La grande iniciacin es as vertida, gota a gota, a efecto de que los seressean por ella mejor impregnados y se sometan a la regla soberana yuniversal del bien y de lo bello. Pues es en ese esfuerzo -que hace cada unode ellos para elevarse a la alta concepcin de la belleza fsica y moral delmundo- que se encuentra la fuente de todos los placeres intelectuales y elmvil de todo el progreso.

Desde el punto de vista social como desde el individual, en la realizacinde la ley del bien y de lo bello permanece la finalidad esencial, la regla y larecompensa de los esfuerzos comunes. Cada uno debe concurrir con lo queest a su alcance al orden y la armona del conjunto. Las almas superiores,los genios, los artistas, los poetas, trabajando en la obra estticacontribuyen a elevar las inteligencias y llegan a hacer vibrar los corazones;otros realizan tareas ms humildes que se le indican, tareas no menosnecesarias a la vida de todos, con lo que procuran elevarse ellos mismos aun nivel ms importante y responsable en el Universo.

Es esta ley sublime la que establece la conexin con la nocin del derechoy del deber, para que todo individuo participe en el orden social, en raznde su grado de evolucin. Unos trabajan en el orden inmediato paraasegurar los derechos de la vida transitoria, otros para una finalidad msvasta en cuanto al futuro, preparando aspectos importantes de la evolucincolectiva.Si todos los hombres estuviesen penetrados del esplendor de estas leyes,comprenderan la finalidad que se persigue a travs de los tiempos, seasociaran con todas las fuerzas de su corazn, con toda su alma a la obra

universal de la belleza y la armona, pues sabran que trabajando para eltodo trabajan para ellos mismos. No existiran tantos odios, resistencias,

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rebeliones y otros males. El sufrimiento sera erradicado de la humanidad,pues la solucin est en la comprensin del fin a ser alcanzado y de ponerseen accin los medios apropiados para esta realizacin.Es esto lo que nos ensea la Doctrina de los Espritus, y en esto ella se

muestra superior a las revelaciones precedentes e incompletas que nos dan,sobre el futuro del alma, apenas unas vagas indicaciones y plidasdescripciones de parasos adecuados a los estados poco evolucionados delpensamiento humano.

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Muchos lectores me preguntan qu pienso de la crisis actual (enero de1924). Mi opinin personal poco importa, por lo que prefiero resumir aqu,a guisa de respuesta, las instrucciones dadas por nuestros guas espiritualessobre este asunto complejo y delicado:Las lecciones de la guerra -dicen ellos sustancialmente-, no trajeron losfrutos que hubimos de esperar. Luego de la experiencia vivida, lo materialcay ms pesadamente sobre el espritu: se sobreexcitaron los apetitos, laavidez. Cmo detener este desborde de las pasiones que nos arrastra haciael abismo? Actuando sobre el medio que las desencadena: el dinero! Deah la crisis financiera que afecta despiadadamente en la hora actual.Todos han de sentirse alcanzados por este mal desde el punto de vistasocial o financiero. Cada uno debe hacer un regreso al pasado, interrogar y

medir sus propias responsabilidades. Entonces, recin, se podr produciruna mudanza radical. De acuerdo con una ley inmanente y superior, todoproducto econmico adquirido sin escrpulo, sin trabajo, ser volatilizado;as se pueden prever ruinas y catstrofes innumerables, como la cada degrandes empresas.Desde el punto de vista espiritual, es preciso regenerar a las masas a travsdel trabajo y de una nueva orientacin, pues es por el trabajo que se puedencrear los elementos necesarios para los cambios que son la fuente vital de laexistencia. El dinero, que despus de la guerra haba perdido su valor,

producindose un profundo desfasaje, deber restablecerse gradualmenteen razn del esfuerzo y del trabajo nacional. Vuestros vecinos intrigancontra ustedes, sin embargo, tales intrigas se vuelven contra ellos mismos.Tened presente que no es por la prdida de tantas vidas humanas, sino porla prdida de grandes fortunas que vuestra poblacin comprender mejor laley del trabajo y a ella se someter de buen grado. Existe, adems, elmiedo, que es el inicio de la sabidura. La crisis ser resuelta por el mismo

juego de los acontecimientos que lo Alto juzg til dejar madurar. Espreciso esperar an por la solucin de esta crisis y de las luchas polticas y

econmicas.

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Por el momento, lo que importa es que cada uno se vuelque hacia s mismo;para ello la Espiritualidad ayudar. Una nacin sin ideal, sin un fin elevado,va en pos de su destruccin. Adems de esto, los crculos polticos msopuestos deben inspirarse en un ideal superior, un ideal que se ale al

racionalismo ms amplio.

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Concete a ti mismo!, deca la sabidura antigua. Pero lo que el hombremenos conoce es lo relacionado con lo que es l mismo, y de esa ignorancia

devienen la mayor parte de sus errores, de sus debilidades y de sus males.El hombre moderno no se interesa ms que por su cuerpo material, y estoes, precisamente, lo que hay de menos esencial en nosotros. La parte sutil eimponderable de nuestro Ser, aquella que escapa a nuestros sentidos, lacual, perteneciendo a ese mundo invisible del cual venimos en ocasin denuestro nacimiento y al que regresamos cuando morimos, es la queconstituye el mundo de las causas, de las sanciones, la nica permanente ydurable.Esa forma invisible e impalpable que sustenta a nuestro cuerpo durante la

vigilia, que de l se desprende durante el sueo y despus de la muerte es, atravs del tiempo, la sede de nuestra alma y de sus facultades: laconciencia, la razn, el sentimiento y la voluntad. Por ella estamos ligadosa un orden superior y divino y, por ella, somos imperecederos.En ella est tambin la fuerza de las intuiciones profundas, de lasinspiraciones que iluminan a nuestro Ser cuando nos sabemos abstener delas influencias materiales y dar libre curso a las fuerzas ocultas que residenen nosotros. Pero el hombre muy raramente oye las voces que hablan en l,distrado como est por las preocupaciones exteriores.Si supisemos leer en el bello libro de la conciencia, en l encontraramosel reflejo de todas las leyes superiores. Pero como las voces de laconciencia, la fuente de las inspiraciones son sofocadas, ahogadas bajo lasuma de los intereses y de las pasiones materiales, la enseanza de losEspritus viene a restablecer la ley moral, llamndonos a cumplir las reglasde la vida aqu, en este mundo y en el ms all. Y es gracias a esaenseanza que la justicia se nos muestra como una norma del Universo, noms la justicia humana, siempre defectuosa, sino la justicia divina,infalible, insuflada de misericordia.Nada de penas eternas, sino la posibilidad, para todos los culpables, de la

reparacin, de la rehabilitacin por la expiacin, por el dolor. Nada deparasos, de infiernos, de purgatorios que se abren y se cierran por mediode oraciones pagadas. Tampoco lo irracional donde se confunden endesorden, sin distincin y sin maana, el bien y el mal, lo justo y lo injusto,el asesino y la vctima. Pero s la certeza de que no hay separacindefinitiva para aquellos que se han amado; la perspectiva de volvernos aver, despus de la sancin comn que nos correspondi por la justicia, enotros mundos ms felices. Como tambin la prueba de que Seresafectuosos, aunque invisibles, nos asisten, nos protegen, nos inspiran y

guan nuestros pasos por los senderos abruptos de la vida; la prueba de quenadie de nosotros est solito, abandonado, sino que una proteccin tutelar

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se extiende sobre todos y nos rene con nuestros amigos del Espacio en unsentimiento de confianza y de amor.El Espiritismo, bien comprendido como bien practicado, se convertir, paralos corazones sufrientes, para las almas desoladas, en una inmensa fuente

de fuerza moral y de consolaciones.Aqu surge una cuestin: Qu es la moral? En qu consiste ella? Esapenas una concepcin arbitraria del deber, un conjunto de preceptosestablecidos por los hombres conforme a los tiempos y los medios? No!La moral es una de las expresiones de la ley eterna, divina, de evolucin yprogreso, ley de la cual ella es inseparable, dado que en ella encuentra suapoyo y su sancin.Es as como la moral, llamada positiva, separada de la nocin de lainmortalidad del alma y de la idea de Dios, es siempre fra. Ella no tocaningn corazn, ningn Espritu, por lo que se muestra estril. Ella es comola simiente que se arroja sobre las piedras. Fue sta la moral de la escuelalaica durante una treintena de aos y por ella podemos constatar los frutosamargos que dej en la mentalidad de las generaciones que contribuyeron aformar. Para reaccionar contra este estado de cosas se suea, en ciertosmedios, en darse lugar a la escuela congregacionista, pero esto sera caer deCaribdis en la Scila6.La enseanza moral debe mostrar a todos la finalidad de la vida, que no esla procura de la felicidad, como muchos suponen, sino elperfeccionamiento y la depuracin del Ser que de

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Socialismo y Espiritismo. Leon Denis