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RESEÑA Las obras completas de Quentin Skinner por Sandra CHAPARRO QUENTIN SKINNER, Visions of Politics, Cambridge University Press, Cambridge, New York, 2002. 3 volúmenes (vol. I, 226 pp.; vol. II, 482 pp.; vol. III, 386 pp.). Quentin Skinner reitera en este último libro algunos de sus más conocidos argu- mentos metodológicos. Dividida en tres volúmenes, susceptibles de una lectura por separado, Visions of Politics constituye no obstante una unidad que muestra una forma muy específica de solucionar algunas de las dificultades teóricas a las que necesariamente se enfrenta todo historiador de las ideas. Es en el primero de los tomos, Regarding Method, donde se resumen largos años de polémicas entre el autor y sus críticos. La mayoría de los ensayos que figuran en el libro ya habí- an sido publicados con anterioridad como artículos de revista o contribuciones a libros colectivos, pero todos ellos han sido puestos al día, corregidos o simplifi- cados. Sin embargo, el mayor mérito de esta obra reside en el hecho de que, en los dos últimos volúmenes, se realizan interesantes análisis sobre la teoría políti- ca del Renacimiento y el Barroco aplicando, precisamente, el método propuesto en la primera parte. En el volumen I, Skinner afirma que una de las tareas fundamentales de todo historiador de las ideas es la reconstrucción del contexto intelectual en el que vivían inmersos los autores cuyas obras se analizan. Muestra su más profun- do desacuerdo con algunos filósofos actuales que, en su opinión, pretenden delei- tarnos con imaginativas utopías basadas en la supuesta existencia de modelos políticos universales, atemporales y omnicomprensivos. Partiendo de conceptos que creen inmutables desde que fueran definidos por los “clásicos”, estos filóso- fos elaboran complicados sistemas que parecen ofrecer visiones siempre cohe- rentes y límpidas de la realidad. Skinner considera inútil buscar descripciones unívocas o sistemas totalmente coherentes ya que, según él, todo texto surge en un determinado contexto intelectual en cuyo seno no deja de ser un argumento a favor o en contra de otro texto, otro autor u otra corriente de pensamiento. Esto convierte la tarea del historiador/hermeneuta en algo cercano a una “arqueología Foro Interno 2005, 5, 115-121 ISSN: 1578-4576

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  • RESEALas obras completas de Quentin Skinnerpor Sandra CHAPARRO

    QUENTIN SKINNER, Visions of Politics, CambridgeUniversity Press, Cambridge, New York, 2002. 3volmenes (vol. I, 226 pp.; vol. II, 482 pp.; vol. III,386 pp.).

    Quentin Skinner reitera en este ltimo libro algunos de sus ms conocidos argu-mentos metodolgicos. Dividida en tres volmenes, susceptibles de una lecturapor separado, Visions of Politics constituye no obstante una unidad que muestrauna forma muy especfica de solucionar algunas de las dificultades tericas a lasque necesariamente se enfrenta todo historiador de las ideas. Es en el primero delos tomos, Regarding Method, donde se resumen largos aos de polmicas entreel autor y sus crticos. La mayora de los ensayos que figuran en el libro ya hab-an sido publicados con anterioridad como artculos de revista o contribuciones alibros colectivos, pero todos ellos han sido puestos al da, corregidos o simplifi-cados. Sin embargo, el mayor mrito de esta obra reside en el hecho de que, enlos dos ltimos volmenes, se realizan interesantes anlisis sobre la teora polti-ca del Renacimiento y el Barroco aplicando, precisamente, el mtodo propuestoen la primera parte.

    En el volumen I, Skinner afirma que una de las tareas fundamentales detodo historiador de las ideas es la reconstruccin del contexto intelectual en elque vivan inmersos los autores cuyas obras se analizan. Muestra su ms profun-do desacuerdo con algunos filsofos actuales que, en su opinin, pretenden delei-tarnos con imaginativas utopas basadas en la supuesta existencia de modelospolticos universales, atemporales y omnicomprensivos. Partiendo de conceptosque creen inmutables desde que fueran definidos por los clsicos, estos filso-fos elaboran complicados sistemas que parecen ofrecer visiones siempre cohe-rentes y lmpidas de la realidad. Skinner considera intil buscar descripcionesunvocas o sistemas totalmente coherentes ya que, segn l, todo texto surge enun determinado contexto intelectual en cuyo seno no deja de ser un argumento afavor o en contra de otro texto, otro autor u otra corriente de pensamiento. Estoconvierte la tarea del historiador/hermeneuta en algo cercano a una arqueologa

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  • de los textos, a travs de la cual redescubrir los lenguajes del debate poltico delmomento. Para lo cual es preciso aprehender lo que Reinhart Koselleck califica-ra de conceptos normativos, vocablos densos que como justicia, virtud oprudencia aparecen repletos de significados enraizados en los valores morales ypolticos bsicos de las culturas y las sociedades en las que surgen.

    El centrarse en los significados supone dotar a las palabras de la considera-cin de actos, pues quien utiliza en un debate intelectual las herramientas lin-gsticas a su alcance, de hecho hace algo, acta, o ms bien inter-acta, desdeel seno de las convenciones que dotan de significado a las palabras y los discur-sos. Es desde la perspectiva de esta teora de los actos de habla de John Searlecomo Quentin Skinner formula sus propios postulados metodolgicos que bienpodran resumirse en la frase los textos son actos y los actos textos. El acto dehabla permite considerar la fuerza ilocucionaria de toda afirmacin y definir lasintenciones ocultas tras la formulacin discursiva. Si todo lo que decimos tieneuna intencin, el analista debera ser capaz de dilucidar qu puede haber signifi-cado un acto lingstico en unas circunstancias dadas. As, las redescripcionesque hacemos de un texto determinado, atendiendo al uso para el que fue pensa-do, darn las razones, el sentido de la accin, de un autor que bien puede estaraconsejando, criticando o reformulando el discurso legitimador hegemnico. Loque implica que el historiador de las ideas debera ser capaz tambin de localizarlos cambios sociales o polticos que pudiera haber tras las alteraciones que seperciben en el uso de los conceptos-clave.

    El siguiente paso consiste obviamente en preguntarse por la forma en que tie-nen lugar estos cambios de vocabulario. Partiendo en este caso de ideas de RolandBarthes, Michael Foucault y Jaques Derrida, Skinner suscribe la afirmacin de quetodo texto tiene vida propia al margen de su creador. As cabe apreciar que loscambios discursivos en alta poltica se gestan menos innovando vocabularios quemodificando el uso de los ya existentes, para lo cual se suele recurrir al expedien-te de la extensin metafrica. La primera tarea es aislar los conceptos-clave del dis-curso. En torno a ellos ha surgido toda una forma de hacer historia: la historia con-ceptual propuesta por Koselleck y su escuela. La bsqueda de conceptos de signi-ficados densos y el anlisis de su evolucin en el tiempo pueden permitirnos, enopinin de los defensores de esta metodologa, reconstruir toda una banda de cre-encias sociales. Skinner, de la mano esta vez de autores como Taylor o Lukes, plan-tea la necesidad de utilizar las creencias sociales a modo de espejo para intentarapreciar cmo las sociedades pretritas se vean a s mismas. Se tratara, en defini-tiva, de recuperar ese imaginario social del que hablara Cornelius Castoriadis. Esdecir, deberamos intentar recuperar todo el conjunto de smbolos e interpretacio-nes heredadas que constituyen la subjetividad de una poca.

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    En este primer volumen metodolgico se proponen por tanto al historiadorde las ideas un mtodo y un propsito. El propsito: la reconstruccin de los con-textos intelectuales de una poca. El mtodo es circular: parte del anlisis de lostextos que constituyen nuestro legado cultural para redescubrir las intencionesque pudiera haber tras su creacin y difusin. La puesta en relacin de los diver-sos escritos de una poca analizados por el historiador de los conceptos puede,en opinin de Skinner, ayudarnos a reconstruir imaginarios sociales que, a suvez, nos sean de utilidad para leer los textos de formas novedosas, con los ojosde quienes los escribieron y, sobre todo, de quienes los leyeron.

    En el segundo volumen de Visions of Politics, titulado Renaissance Virtues,Skinner incluye algunos de sus ensayos ms interesantes sobre el pensamientopoltico del Renacimiento. El lector puede disfrutar de nuevas ideas en torno a unelemento fundamental de la historia de las ideas: la tradicin republicana. Elautor rastrea los orgenes y evolucin de esta tradicin que parte de una ideaclave: que el fundamento de todo buen gobierno debe ser la preservacin de lalibertad ciudadana.

    Los primeros ensayos del libro estn dedicados a explicar cmo la oratoria,la historia y el derecho romano son capaces de dar un innovador impulso al pen-samiento poltico de las ciudades-estado italianas. Es partiendo de Salustio, TitoLivio, Tcito, Cicern, Sneca, Juvenal o Virgilio como los antecesores delfamoso humanismo cvico italiano van a recuperar una tradicin de pensa-miento cuyo principal objetivo ser la creacin y mantenimiento de una civitaslibera. En este sistema el civis, ciudadano dispuesto a autogobernarse partici-pando en la gestacin del sistema legal que fundamenta la justicia, se contrapo-ne al sbdito que siempre est sub dictum, sometido a la potestad y tutela de ungobernante. Para hacer innecesaria toda tutela poltica los republicanos entiendenque es preciso ensear a los ciudadanos la prctica de la virtus. Un tipo de exce-lencia cvica que constituye la nica garanta de que la comunidad podr mante-nerse libre, al margen de interferencias tanto internas (faccionalismos) comoexternas (dominacin por parte de otras comunidades polticas).

    Los valores bsicos de la tradicin republicana chocan, como no poda serde otro modo, con ciertos puntos de vista sobre el gobierno justo defendidos porla teo-poltica escolstica, dominante en esos tiempos. Para ilustrar las divergen-cias entre ambas, Skinner nos invita a deslizar la mirada por los frescos que sobreel buen gobierno pintara magistralmente Ambrogio Lorenzetti en la Sala deiNove del Palazzo Publico de la ciudad de Siena, en la tercera dcada del sigloXIV. Haciendo un original anlisis de las pinturas, el autor seala cmo alldonde los escolsticos crean en la esencial bondad de la naturaleza humana, slopervertida tras el pecado original, los republicanos se cien a sus fuentes roma-

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    nas para mostrar cmo la tendencia humana a dominar su entorno hace necesa-rio ganar la anhelada paz poltica recorriendo el largo camino de la discordia y laguerra civil. Para estos ltimos, el bien comn estara fundamentado en el con-flicto y su superacin y no en sentimientos innatos de amor o solidaridad entrelos miembros de la comunidad poltica. Adems, all donde unos describen la jus-ticia como la capacidad de percibir la razn natural que rige el universo y adap-tar el gobierno a los dictados de sta, los otros la conciben como el arte de recti-ficar desigualdades y salvaguardar equilibrios. Y si la teo-poltica escolstica dael nombre de prudencia a esa capacidad de percepcin mediadora entre las leyesque rigen la creacin y las leyes de la convivencia, el republicanismo entiendeesa misma virtud como una capacidad activa, perteneciente a todo ciudadano,que le habilita para maniobrar con eficacia en una esfera pblica caracterizadapor el cambio incesante. La distancia entre ambas concepciones aumenta anms en relacin al concepto de fortaleza. Pues donde el republicanismo entiendeque es fuerte quien es capaz de actuar con coraje y resolucin en tiempos de con-flicto, la escolstica considera fuerte a aquel capaz de soportar con entereza losvaivenes del mundo. Skinner resume el anlisis de esta obra de arte en una frase:representa el nacimiento del ciudadano.

    En uno de los captulos ms relevantes de este segundo volumen, Skinnerpasa a considerar la recepcin de los principios y valores republicanos por partede ese gran florentino que fuera Nicols Maquiavelo. A partir de una concepcinrepublicana de la justicia y la libertad, Maquiavelo aboga por una educacin cvi-ca que ensee virt a los gobernados. La virt necesaria para que sean capaces deerigirse en garantes de su propia libertad y la de su comunidad. Lejos de recurriral concepto cristiano de virtud, el florentino hace una utilizacin clsica (grecola-tina) del trmino, que pasa as a entenderse como aquello que es bueno/til paraalcanzar la mxima de las aspiraciones polticas: el mantenimiento de la libertad.

    Tradicionalmente se ha entendido que el florentino maneja una idea posi-tiva de libertad, siguiendo una tradicin republicana que propugna la necesidadde participacin ciudadana activa en la fijacin y mantenimiento de las normasde justicia que rigen la comunidad. Pero nuestro autor aprecia asimismo, en elconjunto de la obra maquiaveliana, una seria defensa de la necesidad de garanti-zar una libertad negativa. Pues, afirma, Maquiavelo reitera en mltiples oca-siones que la comunidad como un todo, para considerarse libre, debe verse exen-ta de cualquier interferencia o dominacin extranjera.

    Es en este punto donde Skinner abandona el pensamiento republicano ita-liano para adentrarse en el proceloso mundo de la recepcin inglesa de esta tra-dicin. As, ante los ojos del lector desfilan comentarios a las obras de JuanGerson, Toms Moro o John Mair. Lo interesante es, sin duda, la demostracin

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    que sus conclusiones suponen de la validez del mtodo propuesto. Pues lareconstruccin, en este caso de los contextos intelectuales anglo-sajones de lossiglos XVI y XVII, permite poner en duda una hiptesis de trabajo an hoyampliamente aceptada: la idea de que el pensamiento protestante es, desde susinicios, progresista y novedoso. Tan novedoso que se tiende a pensar que est enla base de muchos de los elementos utilizados para la posterior creacin delestado moderno, a pesar de la fuerte resistencia manifestada por el pensamien-to catlico, mucho ms conservador. Al mostrar cmo se entrecruzan en los tex-tos las lneas de tradicin, cmo surgen las ideas en la confrontacin con otrosdiscursos rivales, Skinner nos recuerda que la historia de las ideas no deja de serhistoria, y que el discurso moral y poltico nunca deja de ser un planteamientoms, siempre abierto al cambio.

    Las pginas siguientes estn dedicadas a mostrar la gran influencia que ejer-ciera el pensamiento clsico romano sobre intelectuales ingleses de los siglos XVIIy XVIII como John Milton, James Harrington, Henry Bolingbroke o AnthonyShaftesbury, para pasar a referir en un ltimo e interesante captulo las bases dellento proceso de cambio que lleva de los estados de los prncipes a la personifica-cin del estado. Una transformacin conceptual de la que acabara emergiendo laidea moderna de estado como entidad artificial separada tanto de la persona delgobernante como de la comunidad de ciudadanos. La tradicin republicana yahabra dado unos primeros y fundamentales pasos en esta direccin al desvinculara la figura del gobernante de su tradicional concepcin como encarnacin caris-mtica del estado. Pero, afirma Skinner, el republicanismo acaba desplazandohacia el conjunto de los ciudadanos la encarnacin de ese estado y la voz de suvoluntad. As, donde en su opinin se encuentra formulada por primera vez la ideade estado en tanto que persona jurdica que conforma el corazn del cuerpo polti-co es en la obra de Thomas Hobbes. Para Hobbes el motor de la vida pblica no esni la persona natural del soberano, ni la universitas del pueblo. El eje pasa a ser lapersona artificialis del estado, en realidad un marco tutelar de la libertad (entendi-da en su acepcin negativa como no-interferencia), capaz de encauzar las volunta-des implicadas en los procesos de gobierno.

    A este nuevo modelo poltico, el de Thomas Hobbes, dedica el autor el ter-cero de los volmenes de su triloga titulado Hobbes and Civil Science. Partiendode la reconstruccin del contexto intelectual al que perteneca el gran filsofoingls, Skinner muestra cmo, en el punto lgido de su carrera, Hobbes abando-na los preceptos del arte de la retrica humanista para adoptar el mtodo demos-trativo propio de los gemetras. Comprender este paso es esencial para llegar aentender lo que significa la nocin de ciencia civil. Segn la carta dedicatoriaque introduce los Elements of Law de Hobbes, se tratara de un estudio del

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    mundo cvico llamado a ser cientfico al contar con fundamentos verdaderos.El motivo que le impulsa a buscar este cambio epistemolgico se hace explcitoal final de la obra cuando afirma no querer fundamentar los principios moralesque rigen la convivencia en meras opiniones de autoridad. Se trata, en definitiva,de tomar posicin ante un problema terico muy debatido en el siglo XVII, asaber, la cuestin de si el orden moral forma parte de un orden natural inmutableo si sus races son convencionales. Skinner pone as en relacin la epistemologade la obra de Hobbes con un problema terico clave para la formulacin poste-rior de sus teoras: la idea de que el bien y el mal, lo honesto y lo deshonesto slopueden fundamentarse en las constituciones y leyes emanadas del poder civilsoberano. Un poder soberano aceptado por los sbditos para que dome el animusdominandi que forma parte de la naturaleza humana. Esta es, segn Hobbes, per-versa, lo cual se evidencia incluso en el acto supuestamente festivo de la risa.Pues sta no sera sino la expresin de nuestro afn de superioridad y soberbiaante lo que consideramos ridculo e inferior en los dems. En un extenso y amenocaptulo dedicado al anlisis de textos varios sobre el tema de lo risible, Skinnermuestra cmo Hobbes utiliza la capacidad humana de risa como una pieza msen la formulacin y apuntalamiento de sus teoras sobre el estado y el poder. Puespara l la risa no sera sino una amenaza para la paz al ser una falta de ese auto-control necesario para la convivencia.

    Una convivencia mediada por un rbitro: la persona artificial del estado. Unapersona jurdica que adquiere todo su poder y autoridad merced a una transferen-cia voluntaria que de sus derechos realizan los sbditos a cambio de proteccin yseguridad. Segn Hobbes, la nica opcin con la que cuenta una multitud paracrear una repblica es la de transformarse en una persona artificial que repre-sente a los individuos que la componen. Skinner dedica un amplio comentario aesta pieza esencial de la teora poltica hobbesiana en la que se describe el pactoque gesta la unidad y concordia de la comunidad poltica mediante la cesin delos derechos que cada uno posee en el estado de naturaleza. Tras la cesin, losactos pblicos del soberano pasan a ser los actos de la de la comunidad.

    Estas afirmaciones hacen imprescindible, en opinin de Skinner, un anlisisms detallado de la nocin de libertad en Hobbes. Definida en el captulo 14 delLeviatn como la capacidad de utilizar el poder para la preservacin de la propianaturaleza, la libertad slo puede existir all donde no existen impedimentosexternos a su ejercicio. Encontramos as en el Leviatn de Hobbes una exposicinclsica de lo que cabe entender por libertad negativa. Una libertad negativa cuyanecesidad fundamenta y legitima el pacto original mediante el cual todo el poderes trasferido al soberano a cambio de proteccin, de la gestacin de espacios parael disfrute de derechos en los que la injerencia externa brille por su ausencia.

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    Los estudios de reconstruccin del contexto en el que fueran escritas lasobras de Hobbes muestran la gran influencia que sobre la formulacin de sus teo-ras pudiera haber tenido la violencia propia de la guerra civil inglesa que le toca-ra vivir. Lo que lleva a Skinner a examinar con mayor atencin ciertos argumen-tos ideolgicos relacionados con la revolucin constitucional que se diera en laInglaterra del siglo XVII. Es lo que le hace centrarse en las hiptesis formuladaspor Hobbes en torno al espinoso tema de la obligacin poltica. En este caso lapregunta fundamental sera: cesan las obligaciones de los ciudadanos hacia elestado cuando ste no les protege adecuadamente? Las posibles respuestas alproblema no fueron unvocas ni sencillas, pero Skinner muestra, una vez ms,cmo todas ellas estaban necesariamente mediadas por las relaciones intelectua-les y el clima de opinin en el que surgieron. Un clima de violencia y caos quegeneraba fuerte consenso en torno a la idea muy primaria de que, por malo quesea un gobierno, siempre es preferible a la alternativa que suponen las miseriasy calamidades que inevitablemente acompaan a una guerra civil.

    Este ltimo volumen finaliza con un anlisis en profundidad de las relacio-nes intelectuales de Hobbes con sus colegas, tanto ingleses como extranjeros. Latriloga se cierra as siguiendo hasta las ltimas pginas el mtodo recomendadoen las primeras: reconstruyendo un contexto intelectual que no slo tiene un inte-rs histrico o cientfico, sino que debe llevarnos a reflexionar asimismo sobre laforma en que hoy construimos y legitimamos nuestros propios valores. Ver culfue la gnesis y evolucin de conceptos que an hoy utilizamos como poltica,justicia o bien comn, nos permite apreciar tambin las derivas histricas de suutilizacin e incluso disparatar con las posibilidades de cambio que hubieranquedado a disposicin del ciudadano actual de haberse dado usos alternativos. Lahistoria de las ideas puede entenderse as como un medio para reflexionar sobrenuestras creencias actuales. Puede que nos haga capaces de identificar, inclusohoy, en nuestro propio medio y mundo, las tendencias lentas de cambio en el usode ciertos vocabularios, evitando que las teoras ticas y polticas dominantes ennuestros das sean aceptadas acrticamente.

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