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a APIA 4\ OEMA EOÍÍONEA

SIMPOSIO APOCALIPSIS (1)

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es increible lo que aprenderas

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  • aAPIA 4\OEMA EOONEA

  • Ttulo de la obra original en ingls: Symposium on Retelation -

    Bock ICopyrigbtA 1992 by the Biblical Research Institute,

    12-t0l ()ld Oolumbia Pike, Siluer Spring, Maryland 20904. All rights reserued.Spanish language edition published by permission of the copylight ounet

    5-lt

  • Contenido

    Vcrsioncs bblicas ernpleadas.. .......................ivN()ti s()l)rc cstir vcrsirn en espaol.. ....,.........ixAbrcvirrt rrrrrs .......... xviAl lcctor ................xix

    IEstudios introductorios

    Orrrttrlo 1.................. ..................3l)rirrcipios ftrrclaciollltlcs de irrterpretaci

  • Al lectorCon la publicacin de Sruposro soBRE Apocupsrs, en dos to-

    mos, la Comisin concluye casi una dcada de estudio continuo quese centr en primer lugar en cuestiones sobre Daniel, Levtico y He-breos. En aos recientes la Comisin ha dedicado su tiempo casi ex-clusivamente a cuestiones relativas al libro de Apocalipsis. SrtrposlosoBRE ApocRupsls (libros 1 y 2) recibe la numeracin de los vol-menes 6 y 7 de la coleccin CDA.

    El inters en el significado del libro de Apocalipsis es generalizadoentre muchos grupos cristianos. La erudicin crtica relega sus men-sajes simblicos a acontecimientos que se dieron en el judasmo y enel Imperio romano del siglo I. Sin embargo, muchos cristianos con-servadores han adoptado algn tipo de interpretacin futurista quesita el cumplimiento del grueso de las profecas de la era cristiana alos siete ltimos aos de la historia, adornado con creencias como unrapto secreto de la iglesia, la conversin de los judos, un anticristoindividual y un perodo de tres aos y medio de tribulacirn.

    Al vivir en un clima religioso tal, los adventistas dcl sptirno dano se han sustrado de la influencia de estas escuelas de interpre-tacin en su propia interpretacin de la profeca bblica. El encar-go que la Comisin recibi en un primer momento conllevaba retosque provenan de las perspectivas preteristas o de la alta crtica. Msrecientemente. no obstante, se vienen promoviendo puntos de vistaque echan mano de cumplimientos duales de profecas concretas deDaniel y el Apocalipsis, as como otros modelos de interpretacin, loque lleva a formas variantes del futurismo.

    No cuestionamos la sinceridad de quienes desarrollan sistemasdiferentes para sondear los misterios de la profeca apocalptica, yalentamos el estudio serio de las Sagradas Escrituras por parte detodos los miembros de iglesia. No obstante, los mtodos de interpre-tacin preterista y futurista no pueden sino debilitar el fundamentoclc corte histrico de Daniel y el Apocalipsis del que depende la inter-'rrctaci

  • para nosotros, no es una cuestin arbitraria. Los adventistas del sp-timo da somos intrpretes historicistas de estas profecas porquecreemos que Jess y los propios datos de la Biblia nos sealan esemtodo como el nico mtodo correcto que puede usarse.

    Teniendo en cuenta el inters actual, varios captulos de este libroexaminan los argumentos en pro de interpretaciones afianzadas enla suposicin de la existencia de cumplimientos duales en la profecaapocalptica. Un captulo en particular examina el punto de vista queproyecta los perodos cronolgicos de Daniel 12 y Apocalipsis 13 acumplimientos escatolgicos futuros.

    Para una correcta interpretacirn de las antiguas Escrituras son esen-ciales principios slidos de interpretrcin. Esto es as en especial en ellibro de Apocalipsis, dado que su simbolismo es extrao a nuestra men-talidad moderna. Los primcros seis captulos de esta obra estn dirigi-dos a establecer tales principios. Dado que los escritos de Elena G. deWhite se citan a menudo como autoridad para puntos de vista que ellanunca mantuvo, dos captulos y un artculo del apndice abordan suinterpretacirn de esas profecas. Se sugieren varias directrices para evi-tar un uso indebido de esa importante fuente de interpretacin bblica.

    La seccin exegtica del libro 1 aborda diferentes aspectos de laoscura serie de los sellos (4:1,

    - 8: 1)y las trompetas (8: 1- 11: 18).

    La cuestin central de si los sellos y las trompetas se cumplen en se-cuencias que surcan la era cristiana hasta el fin, formando este partede las mismas, o si ambas series encuentran su cumplimiento (o uncumplimiento dual) nicamente en el tiempo del fin se evala en ar-mona con los indicadores de las Sagradas Escrituras.

    En este volumen aparecen presentaciones de los sellos y de la vi-sin de Apocalipsis 10 (parte del interludio de la serie de las trompe-tas). La Comisin no deseaba fomentar especulaciones innecesariassobre la oscursima serie de las trompetas. Opt por no imprimirmuestras de interpretaciones historicistas. Limitando su expresinpublicada a la evidencia bblica que, con claridad, ubica tanto lossellos como las trompetas en pocas histricas, dentro del tiempocle gracia, la Comisin desea alentar el estudio continuo dentro decstos pirrmetros.

    Urrlr vcz rrrlis, clcscamos expresar nuestra gratitud a los eruditos eirrvilrrtLrs ruc lrarr :rrrxiliado a la Comisirn en su tarea, en especial aIrs :rtlort's ( uyirs nr()n()grlrfrs aprrcccn cn cstc v

  • Captulo I

    Principios fundacionales de interpretacinKenneth A. Strand

    Sinopsis editorial. Los cristianos conservadores creemos firme-mente que el mensaje de la Biblia trasciende a su tiempo y su cultura.En consecuencia, segn pasan los aos y se ensancha el abismo de lossiglos entre los mundos antiguo y moderno, cobra mayor importan-cia que los estudiosos de las Escrituras se adhieran estrictamente aprincipios slidos de interpretacin, no sea que interpreten indebida-mente la Palabra de Dios. Esto tiene incidencia especial en lo que serefiere al descubrimiento de las verdades envueltas en los smbolos delos libros apocalpticos de Daniel y Apocalipsis.

    En este importante captulo, el autor explica con detalle las carac-tersticas de la profeca apocalptica, expone el propsito y la temti-ca del libro de Apocalipsis y explora la naturaleza de sr"r simbolismo.Asimismo, seala la marera de determinar su significado.

    Todo sistema de interpretacin delApocalipsis debe comenzar conla ubicacin de sus segmentos en marcos temporales pasados, pre-sentes o futuros. Tras aos de estudio, el autor de este trabajo estprofundamente convencido de que una interpretacin clara de la es-tructura literaria del Apocalipsis presenta el cimiento necesario sobreel cual elevar una interpretacin slida de sus visiones. El propiolibro proftico aporta las claves para explicar su estructura.

    Los datos indican que el Apocalipsis se compone de ocho visionesunidas internamente para formar cuatro pares. La profeca se dividede forma natural en dos secciones: los captulos 1-14 y los captulos15-22. Cuatro visiones preceden esta lnea divisoria natural (final delcaptulo 14), y cuatro visiones dan conclusin al libro. Las primerascuatro visiones (serie histrica) encuentran cumplimiento en la eracristilna, cuc llcva a su culminaciln en el segundo advenimiento. Lasr'iltinras culltro visiorrcs (scric escrtollgico-judicial) abarcan aconteci-tttit'rttos 'rostcriorcs lt llt tcrrnirraci

  • Srr.posro soaRe Apoclrpsrs

    humanos. f)ado que una debida comprensin de Ia organizactondel Apocalipsis resulta tan vital parala interpretacin de sus visio-nes, los prximos dos captulos tambin abordarn este tema concierto detalle.

    Esquema del captuloI. Enfoques interpretativos del ApocalipsisII. Exgesis, teologa y hermenuticaIil. Reglas generales de interpretacinry. Reglas especiales para la interpretacin apocalpticaV. Propsito y temtica del ApocalipsisVI. Estructura literaria del Apocalipsis

    El libro de Apocalipsis ha sido objeto de malas interpretacionesy de un tratamiento indebido en un grado mayor que cualquierotro libro de la Biblia.Incluso un vistazo superficial al gran nmerode comentarios sobre el Apocalipsis revela un abanico fenomenal-mente amplio de malentendidos, de interpretaciones indebidas y deconclusiones que no solo son contradictorias sino que, con frecuen-cia, resultan sumamente especulativas. En marcado contraste con laprofusin de material expositivo sobre elApocalipsis est la virtualcarencia de estudio de la rica teologa del libro. Hasta la fecha, noexiste ningn estudio exhaustivo de la teologa del libro de Apo-calipsis, y aun las presentaciones de motivos o temas teolgicosconcretos de Apocalipsis son relativamente raras frecuentemente,resultan a la vez someras y poco fiables.1

    1. Los artculos especializados representan con frecuencia exgesis de un pasa-je ms que la teologa del Apocalipsis en su conjunto o al menos la teologaque informa o subyace al propio pasaje. Es posible que haya algunas excep-ciones en ciertas reas, como, por ejemplo, la cristologa, la pneumatologay la eclesiologa. Tambin cabe destacar el captulo "Doctrine" [Doctrina]en H. B. Swete,The Apocalypse of St. John [El Apocalipsis de San Juan], 3"ed. (Cambridge, Inglaterra, 1908), clix-clxxiii. Trata los temas del mono-tcsrno, la doctrina de Dios, la cristologa, la pneumatologa, la eclesiologa,lrr s

  • 6 Srvposro soenr Apocnupsrshistoria antigua. La mayora de los eruditos preteristas consideran quelas profecas del Apocalipsis reflejan acontecimientos y situaciones re-lativas a la iglesia cristiana y al Imperio Romano de los das de Juan,alcanzando posiblemente un breve trecho posterior a esa poca paraenglobar cosas previstas por Juan. Ha sin embargo, algunas excep-ciones de preterismo que permitiran que las profecas del Apocalipsisllegasen incluso hasta Constantino el Grande, a comienzos del siglo IV,perteneciendo la seccin de 19: 11 en adelante a un perodo posteriorque en nuestros mismos das sigue siendo futuro.4

    Futurismo. El sistema futurista de interpretacin ve el cumplimientode la mayor par:te del Apocalipsis restringido a un breve perodo anfuturo para nosotros. Una subclase del futurisrno

    -en la que caen la

    mayor parte de los futuristas y aun la mayora de los evanglicos-es lo que se denomina pretribulacionismo o dispensacionalismo.5 Esteenfoque particular interpreta normalmente que los acontecimientosregistrados en Apocalipsis 4: 1

    - 19 10 ocurren en un perodo de siete

    aos que todava se encuentra en nuestro futuro, un perodo que co-mienza con un rapto "secreto" y marcado a su trmino por la gloriosaaparicin visible de cristo. Los pretribulacionistas o dispensaciona-listas consideran que este perodo de siete aos constituye la septua-gsima semana de aos de la profeca de DanieI g:24-27, aunque lasemana sexagsima novena concluy al comienzo de Ia era cristiana.6

    El origen del punto de vista preterisra suele atribuirse a Luis de Alczar(fallecido en 1613),jesuita espaol, en su monumenral Inuestigacin sobreel sentido ocuho del Apocalipsis (publicada de forma pstuma en "161,4).Junto a l y otros expositores catlicos antiguos, diversos crmentaristasprotestantes de siglos posteriores (por ejemplo, I.'Tl lleckwith, Moses Sruarry H.B.Swete) han tendido a permitir que parres dcl Arocalipsis tengan uncumplimiento que llega a los primeros siglos l.rosirpoosf

  • Srr'posro soeRe ApocnLpsts

    De momento, baste simplemente sealar que cualquier enfoquebasado en criterios y opiniones externos (en vez de surgir del propioApocalipsis) debera considerarse sumamente sospechoso. De hecho,las confusiones tan endmicas en la mayora de los comentarios, seacual sea su postural interpretativa particular, tienen su raz en la eis-gesrs

    -es decir, inyectar en el texto algo que no est en l-, en vez de

    proceder de la base de la sana exgesis --txtraer del texto lo que esten l-.

    El escollo eisegtico se revela de varias formas. A menudo aparen-tan ser plausibles, porque parecen utllizar el vlido principio inter-pretativo de comparar un pasaje bblico con otro. Sin embargo, ellector debe tener presente que lo que importa no es la cantidad depasajes bblicos citados, aludidos o yuxtapuestos. Lo que cuenta esla solidez del procedimiento empleado. Segn 2 Pedro 3: 1'6 habaen los das del Nuevo Testamento personas que torcan las Escritu-ras (para su propia perdicin". Desgraciadamente, esa prctica sigueimperando en gran medida en nuestros das, y la interpretacin delApocalipsis parece particularmente proclive a la misma.

    Exgesis, teologa y hermenuticaA modo de introduccin, observamos que existen tanto diferencias

    como cosas en comn entre los enfoques exegticos y teolgicos dellibro de Apocalipsis. La exgesis aborda un texto o un pasaje espec-fico y busca extraer el mensaje que el autor se propuso con ese textoo ese pasaje particular. Esto abarca todas las inquietudes que tiene unexgeta normalmente cuando se enfrenta con cualquier fragmentoliterario (significado de las palabras, relaciones sintcticas, etc.), loscontextos histrico y literario generales y cualquier otra informacinque pueda arrojar luz sobre el significado del pasaje, incluyendo de-claraciones relevantes que haga el autor en otros lugares.

    El estudio teolgico utiliza las mismas herramientas y principioshermenuticos. Sin embargo, mientras que el estudio exegtico nor-malmente significa el examen meticuloso y en profundidad de untexto o wn pasaie particular, el estudio teolgico suele abarcar losiguie nte:

    llrr rrinrcr lugrrr, utiliza los resultados cxegticos clc varios tcxtos ()rrrsrr jt's crrrprrrt'ntrrrlos. l')r scgrrnclo ltrgar, brtscrr pottcrlos r'n llt tlclliclil

    Principios fundacionales de interpretacin

    relacin mutua. Por ltimo, se empea en buscar una relacin entreesta sntesis y las evidencias y exposiciones bblicas ms amplias delos mismos motivos) temas o perspectivas teolgicos (tanto del Anti-guo Testamento como del Nuevo).

    Por ello, la exgesis de Apocalipsis formula esta pregunta funda-mental: Qu nos dice este pasaje especfico del Apocalipsis? Por otrolado, el estudio teolgico formula una pregunta ms amplia: Qutemas o motivos teolgicos se ven iluminados o dilucidados por estepasaje, y cmo se enmarca la presentacin que este libro hace de esostemas o motivos en el contexto ms amplio tanto de la teologa delNuevo Testamento como de la teologa bblica en su conjunto?

    Debido a los tipos de interpretaciones errneas del Apocalipsisque vienen apareciendo en aos recientes, no solo provenientes deautores no adventistas, sino tambin en ciertos crculos adventistas,reiteraremos brevemente en primer lugar los principios conocidos ygeneralmente aceptados de interpretacin bblica. Luego prestaremosatencin ms detallada a ciertas cuestiones de importancia vital rela-tivas al Apocalipsis que resultan demasiado a menudo desconocidaspara los expositores actuales, o que son pasadas por alto por losmismos. El presente captulo no reiterar indebidamente lo que hasido presentado sobre este tema en otros lugares de la coleccin dela Comisin sobre Daniel y el Apocalipsis, pero el asunto de una her-menutica slida resulta tan esencial que puede resultar de utilidadhasta que se presente algn tipo de reformulacin.e

    Reglas generales de interpretacinObviamente,las reglas parala interpretacin de cualquier libro de

    la Biblia deben aplicarse tambin al libro de Apocalipsis. Por lo tanro,ofrecemos a continuacin algunos comentarios sobre las mismas.

    9. Ililliam G. Johnsson, "Conditionality in Biblical Prophecy'Vlith Particu-lar Reference to Apocalyptic" [La condicionalidad en la profeca bblicacon referencia particular a la apocalptica),Tbe Seuenty'Weeks, Leuiticus,and tbe Nature of Prophecy [Las setenta semanas, el Levtico y la natura-leza de la profecal, coleccin CDA, ed. F. B. Holbrook, romo 3 (Washing-t

  • 1 0 Srvposto soeRr Apoclrpsrs

    La Biblia es la meior intrprete de ella mismaLos adventistas creemos firmemente que las Escrituras no son de

    interpretacin privada, sino que los santos hombres de Dios habla-ron segn eran inspirados por el Espritu Santo (2 Ped. 1: 20-21).Estehecho de la inspiracin divina ganantiza que las Sagradas Escriturasson una verdad completamente fiable. Lleva a la conclusin de quela Biblia es la mejor intrprete de ella misma, principio interpretativoya mencionado antes.

    Sin embargo,los pasajes bblicos no deben combinarse sin la con-currencia de criterio alguno. Un enfoque slido tiene en cuenta lossiguientes hechos: (1) Las Escrituras no son nicamente la verdaden un sentido general, sino que tambin contienen muchas uerdadesindiuiduales. (2) Por lo tanto, al abordar cualquier pasaje de las Es-crituras resulta importante asegurarse de manera precisa de qu tratael pasaje particular y de cul es su mensaie concreto en sw propiocontexto especffico. (3)Aunque reunir dos o ms pasajes bblicos quetienen relevancia para el mismo tema ilumina nuestra comprensinde la verdad divina que se aborda, combinar de manera falaz dos oms declaraciones que son absolutamente ciertas en s mismas puedemuy bien llevar a una sntesis que carece completamente de validezy es errnea.

    El ltimo punto precisa ser recalcado de forma particular. Por ejem-plo, si intentsemos aunar una biografa del todo exacta de CsarAugusto con una biografa del todo exacta de George \Tashington (acada uno de estos personajes se lo llam "padre de la patria"), tendra-mos indudablemente un relato combinado lleno de errores. Lo mismoocurrira si furamos a incrustar un relato verdico dela carrera militarde Napolen Bonaparte en un relato verdico de la Segunda GuerraMundial.

    Obrar tan a la ligera con fragmentos individualmente ciertos y deltodo precisos de informacin histrica parece ridculo, y sin duda loes. No obstante, precisamente este tipo de metodologa tiene su pa-ralelismo hoy en ciertos modelos interpretativos aplicados al libro deApocalipsis!10 Se trate el asunto de la historiografa general o de los

    I 0. l,os rdventistas del sptimo da tendemos l asombrarnos de que los evrrrrg-licos dispcnsacionalistas puedan desplazar la scptungsimrl scrlr.lnl clc I)-icl 9:24-27 tlt'stlc l;r r,rrr tlt'l N'l'hast urr tit'rnPo rr'rrr lirtrrro (:n rru('str'()srtoriostl:rsytlctttt'lttcotortvit't't;tttApocrrlirsrs4: I l(): l0c:tsi t'tturrt

    Principios fundacionales de interpretacin 1 1

    estudios bblicos (o, si a eso vamos, cualquier otro campo), el resulta-do final no es la verdad, sino la confusin y el error.

    El estudio diligente que echa ?na.na de todasla s h erramient a s di sp onib le s

    Se dice de los bereanos que eran oms nobles" que los de Tesalni-ca porque reciban con presteza la palabra de los apstoles y porquedespus estudiaban las Escrituras para determinar si el mensaje delos apstoles era verdadero (Hech. L7t L1). La bsqueda de la verdaddivina debe ser meticulosa, diligente y equilibrada.

    Tal estudio conlleva una debida comparacin de un pasaje biblico con otro, cuidando de adquirir tanto.conocimiento como re-sulte posible de cada pasaje bblico utilizado. Esto sugiere un usoserio y apropiado de las herramientas que estn a nuestro alcance:concordancias de la Biblia, diccionarios bblicos, manuales de la Bi-blia, obras de referencia sobre la historia y la arqueologa bblicas,mapas y estudios geogrficos de las tierras bblicas, diccionarios delas lenguas originales y otras ayudas para el estudio de los idiomasbblicos. (De ser posible, el texto bblico debera leerse en las len-guas originales).

    Aunque debemos ser cautos de lo que no es ms que tradici

  • 12 Srr.posro soaRr Apoct-rpsts

    tambin, hay disponibles varias traducciones de la Biblia (al menosen espaol) quc pueden compararse entre s.

    N

  • 14 Srlaposro soanr Apoclrpsrs

    y con lir nrriz dicsc r.n bufido a las aguas del mar! Y, pese a ello, estadcscripci

  • 1 6 Srr'posro soens Apocupsrs

    Origen en pocas de angustia y perpleiidad. En su marco histrico,como en Daniel y el Apocalipsis,la apocalptica bblica surgi en mo-mentos de angustia, perplejidad y persecucin. Por ello, parece quela profeca apocalptica aflora cuando circunstancias funestas parael pueblo de Dios pudieran llevarlo fcilmente a cuestionar si Diossigue actuando y si mantiene el control de las cosas y ensea conclaridad y contundencia que Dios, en efecto, sigue siendo el Seorde la historia, que est con su pueblo y que lo vindicar en una cul-minacin escatolgica grandiosa y gloriosa. La profeca apocalpticaes un tipo de literatura que resulta especialmente apta para consolary dar esperanza a los oprimidos y pisoteados siervos de Dios en elmomento en que necesitan de forma vital precisamente tal consueloy tal esperanza.

    Basada en visiones y sueos. Una comparacin de la profeca apo-calptica con la profeca clsica y con otros ejemplos de literaturabblica indica que la apocalptica est caracterizada por una referen-cia ms frecuente a las visiones y los sueos que en ningn otro tipode literatura encontrado en la Biblia. Junto a ello, no es infrecuentela aparicin de ngeles para interpretar tales visiones y tales sueos.

    Uso generalizado del simbolismo. Aunque la profeca clsica usa elsimbolismo hasta cierto punto,la apocalptica puede distinguirse por1. El libro de Apocalipsis est cargado de smbolos de tipos diversos;sus imgenes son especialmente abundantes.

    Uso de simbolismo compuesto. Adems, con independencia deltipo de simbolismo que usen los profetas clsicos, estos tienden aseguir patrones realistas, mientras que la apocalptica se aparta a me-nudo de las formas convencionales. Presenta, por ejemplo, animalesque no existen en la naturaleza, como el dragn de siete cabezas y labestia marina del Apocalipsis, el len alado y el leopardo de cuatroalas de Daniel, etctera. Naturalmente, el simbolismo compuesto eracomn en el arte y la literatura del Prximo Oriente antiguo.

    Resumen. Aunque la clasificacin basada en tales criterios ha sidocuestionada,l3 la mayora de los estudiosos sigue considerando queestos elementos constituyen caractersticas bsicas de la profecaapocalptica. En cualquier caso, la simple realidad es que hay un con-junto de escritos antiguos que, en mayor o menor grado, manifiesta

    Vi'asc cspcciirlrncnte I'ul I). IJansorr, "lhe [)atttn of Aytcalypti

  • 1 8 Sruposro sosRe Apocaupsrs

    antiguos, y, sin duda, en algunos aspectos, los nuestros estn ms"actualizados" y son ms precisos. Sin embargo, sea nuestra cos-movisin antigua o moderna, se queda muy por debajo de las rea-Iidades ms elevadas del universo de Dios. Su condescendenciaa comunicarse con nosotros en nuestro lenguaje

    -por medio denuestro marco conceptual- es tan grande que cualquier diferen-cia humana surgida tras dos o tres milenios resulta en la prcticairrelevante.

    Sin embargo, la Biblia fue escrita precisamente en tiempos anti-gu.os para nosotros. Por lo tanto, es necesario que, en nuestro empeopor entender hoy el mensaje de Dios contenido en su palabra escrita,tengamos presentes aquellos marcos de referencia pertinentes paralos antiguos autores y sus oyentes.l4

    Aunque las modernas conceptualizaciones cientficas de la reali-dad han aportado algunos progresos o correcciones importantes) enotras ocasiones han conducido a una grave prdida. Sencillamente,no resulta posible la verificacin cientfica emprica para todas lasesferas de la realidad (de hecho, tales verificaciones pueden estar limi-tadas a una parte muy pequea de la realidad total, como los propioscientficos empiezan a captar cada vez ms a menudo). Me atrevo asugerir que una de las mayores prdidas de la antigua conceptualiza-cin semtica de la realidad es el asunto que estamos considerando: la"continuidad vertical" que ve el cielo y la tierra en estrecho contactomutuo.

    Esta "continuidad vertical" resulta bsica para todo eI corpws b-blico; y axiomtica para el mismo, tanto en el Antiguo Testamentocomo en el Nuevo. Sin embargo, en ningn sitio se manifiesta deforma ms prominente que en la apocalptica. Por ejemplo, no escasualidad que el libro de Apocalipsis presente reiteradamente en-tornos celestiales en relacin con su descripcin de actividades quetienen lugar en la tierra. En realidad, la profeca apocalptica ilwstra yescenifica este elemento vital de la perspectiva bblica.

    La esencia y la importancia de este concepto de la "continuidadvcrtical", en su aplicacin a los mensajes del libro de Apocalipsis, hansickr rnrry bicn expresaclas err las siguierrtcs palabras escritas por Ele-

    l l. lrlt'nr ( i. tlc Whitt' r(':llizir unil t'rtcit'rttc prt'st'rtt;tt itirr (l(' lrr r):ltulill('z,t tk' 1,,st'srtilrrs ilrsPir:ttlo. r'tl stt "lttltrttltttti

  • 20 Srprposro sosRe ApoceLpslsde lo mismo. Por ejemplo, el breve "Apocalipsis de las Semanas,', enel libro etope de Enoc 91 12-27 y 93:1,-10,divide la historia en diezperodos sucesivos, abarcando el ltimo de ellos el juicio final y dan-do paso a la eternidad. otra ilustracin es la parbola de Baruc enlos captulos 53-74 sobre una nube de tormenta que descarga aguasclaras y negruzcas en unos doce perodos alternativos luminosos yoscuros, que llegan por fin a la consumacin escatolgica. y hay va-rios ejemplos ms, incluyendo la visin del guila de mltiples alasque aparece en 4 Esdras, captulos 11-12,y el sueo o la visin de lostoros y las ovejas (amn de una amplia variedad de animales diferen-tes) en el Enoc etope, captulos 85-90.

    [,os desarrollos o los procesos histricos secuenciales tambin sonevidentes en cl libr' divinamente inspirado de Apocalipsis. Desdehreg', p

  • 22 Srposro sosnr Apocupsrs

    el Dios del cielo establezca su propio reino eterno que llenar toda latierra y permanecer para siempre.lT

    En resumen, lo ms notable de las caractersticas generalmente reco-nocidas de la apocalptica es su uso del simbolismo. Obviamente, hayun nfasis intensificado en esta caracterstica, y muchos de los smbo-los son de naturaleza compuesta. Adems, los simbolismos reflejan losllamativos contrastes tan evidentes en la apocalptica, y frecuentemen-te dan evidencia de un alcance amplio y csmico.

    Determinar el origen de los smbolos empleados, cerciorarse de suabanico de significados y de su centro de atencin especfico consti-tuyen consideraciones vitales para el intrprete. El asunto se planteaen otro lugar de este volumen.18

    Sin duda la faceta peor entendida y ms mal empleada de la apo-calptica tiene que ver con su continuidad horizontal. La mayora delas caractersticas generalmente reconocidas de la apocalptica apa-recen a veces en el resto de la literatura proftica de la Biblia. Sinembargo, la continuidad horizontal de la profeca apocalptica es unacaracterstica que sobresale en una contraposicin muy marcada conrespecto al planteamiento de la historia que hace la profeca clsica.

    Para que sea slida, la interpretacin teolgica del Apocalipsis tie-ne que ser compatible con esta perspectiva histrica. El Apocalipsisabarca, igual que el libro de Daniel, una progresin de la historia pasoa paso, no un enfoque polarizado ya sea en el perodo antiguo, en laculminacin escatolgica o en ambos. Los comentaristas que deseancombinar el preterismo con el futurismo como mejor mtodo para elApocalipsis se oponen abiertamente a la naturaleza misma del libro:un apocalipsis.le Es vital que seamos fieles a la perspectiva histricareal del Apocalipsis si queremos llegar a conclusiones acertadas encuanfo a los importantes mensajes de ese libro.

    17. Dan.2: 35,44-45; cf. Apoc.2l,22.18. Vase el cap. 4 de este volumen, "Interpretacin del simbolismo del Apoca-

    liPsis".19. l,os cxpositores que aceptan un cumplirniento historicista en el pasado de

    tit'rt:ts visiones tle Daniel y el Apocalipsis, pero cuc luego opfrrn p()r scl,ur-rlo t'tttttrlitnt'nto, futt

  • 24 SrMposro soaRr ApoceLrpsrs

    El concepto es expresivo de las bendiciones y las maldiciones for-mularias de Deuteron omio (27-28) y encuentra ilustracin grfrca enla propia historia de Israel. Esto se ilustra perfectamente, por ejem-plo, en el libro de Jueces. Siempre que Israel dejaba de adherirse asu compromiso de pacto, el resultado era la opresin por parte denaciones extranjeras. La liberacin llegaba siempre que Israel se vol-va al Seor con sincero arrepentimiento. Aunque cada caso fue unepisodio diferente, con un juez distinto que encabez aba la liberacin,el tipo de fenmeno histrico en cada situacin fue el mismo. As,puede decirse que, en el marco israelita, "la historia se repite,, entrincitio, aunque no en los detalles especficos.

    lin cl libro dc Aprcalipsis encontramos sugerencias similares depatroncs rcpctitivos, c()mo en la divisin cuatro-tres dentro de di-vcrs()s sqptct()s. l)odclnos pensar, por ejemplo, en las llamativas simi-litudes encontradrs cn las cartas a feso y Sardis, y tambin en lasde Esmirna y Filadelfia (las iglesias primera y quinta, y las iglesiassegunda y sexta, respectivamente, en Apocalipsis 2-3).

    Adems, la propia manera en la que se usa el simbolismo en Apo-calipsis implica a veces una aplicac in reiterada (y posiblem ente con-tinual. Particularmenre imponente es la expresin de Apocalipsis 11:8, ,.1 gran ciudad, llamada en sentido figurado Sodoma y Egipto,donde tambin fue crucificado su Seor" [de los dos testigos]. Aquhallamos tres lugares (sodoma, Egipto, Jerusaln) aunados e identifi-cados de tal forma que la mente se retrotrae a acontecimientos tantodel pasado distante como mucho ms cercanos en el tiempo. Esosacontecimientos tambin estuvieron separados geogrficamente.

    Lo que este texto nos dice no es que vaya a haber un segundo cum-plimiento de Sodoma, y menos un tercer cumplimiento, o que vayana darse cumplimientos mltiples del antiguo Egipto que mantuvo aIsrael en la opresin. El mensaje, ms bien, es que esas tres entidadesdiferenciadas pueden ser identificadas en una especie de "aunamien-to" en cuanto al carcter subyacente de maldad y de opresin quelas distingui. Por ello, pueden aplicarse perfectamente de manerasimblica l

    "gran ciudad" que plasma y repite un carcter similarde maldad y de opresin.

    (irrentand' la visirn de Juan, tambin Elena G. dc \7hite hrce;rlrrrras afinnaci

  • 26 Stt',tposto sosne APocnulPsls

    En primer lugar, respondiendo a este planteamiento, es precisodecir que los principios enunciados ms arriba en cuanto a la pre-..nt".ir, histrica en la profeca apocalptica mantienen su validezpara esta cuestin exactamente igual que para el "cumplimiento rei--terado,,.

    Esos principios no dan lugar en absoluto aIa falta de cum-plimiento o al-aplazimiento de la prediccin apocalptica a causa dela condicionalidad.

    En resumen, la profeca apocalptica presenta una progresin his-tca que no da lugar a la variabilidad, dado que Dios predice nlas.or", qr. deben suceder pronto> (Apoc. 1: 1). Por ejemplo, no hayduda aiguna de que los cuatro jinetes de Apocalipsis 6 hayan de sa-lir cabalgan do; iiertamente, saldrn en la progresin indicada. Lomismo se aplica a las advertencias representadas por las trompetas,a las plagas de la perdicin, a la destruccin de Babilonia, etctera.son todas cosas que se le muestra a Juan y de las que se le dice queocurriran.sencillamente, no hay en juego elemento de contingenciaalguno!

    Sin embargo, puede argumentarse que hay un elemento de condi-cionalidad

    "n l"r cartas a las siete iglesias. As es, en efecto. El con-

    cepto mismo de esas cartas tiene en la condicionalidad un marco sub-y"."nt. de referencia. Pero esta condicionalidad particular no tienerelacin con la presentacin histrica de la situacin de las iglesias,sino con la manera en que las iglesias y las personas que las com-ponen respondern al llamamiento de cristo, con la forma en quedecitlirn posicionarse en el futuro en cuanto a su relacin de pactocon el Seor.

    Aqu acapara el primer plano la naturaleza hortatoria de la litera-tura epistolar. El hecho de que el libro de Apocalipsis sea una carta ala par que una profeca apocalptica le da un cierto aroma de exhor-,".in. P"ro .sa ."hortacin, es preciso recalcarlo, est limitada a losllamamientos (doquier se encuentren en el libro; vase, por ejemplo,16: 15) y no se aplica al tipo especfico de vaticinio proftico quees parte consustancial de la naturaleza de la literatura apocalptica.Tambin el libro de Daniel tiene elementos de condicionalidad en susscccignes histricas y dondequiera se presente algn llamamiento.

    Sirr crlrrtrg, r.ti cn l)rrriel ni err Apocalipsis csti suicto a la con-rlici

  • 28 Srr"rposro sogRe Apoclrpsrs1. Efectividad de la presentacin. El smbolo es a menudo la forma

    ms convenientc o contundente de presentar un mensaje. Se diceque "una ima;en vale ms que mil palabras", y as es con frecuen-cia, con ms prccisi

  • 30 Srposro soeRe Apocaupsrs

    En el libro de Apocalipsis es fcil encontrar ejemplos de esta din-mica. De hecho, no sera ningn disparate afirmar que esta represen-ta la forma bsica en que opera el simbolismo dentro del Apocalipsis.Por ejemplo:1. El smbolo de los

    "dos testigos" (Apoc. 11) tiene antecedentes enZacaras 4 y en Moiss, Elas, Jeremas y otros profetas.

    2. En la porcin central del libro de Apocalipsis (8:2 -

    18: 24) existeuna doble presentacin de lo que podra denominarse temticadel "xodo de Egipto"/"cada de Babilonia". Las primeras cincotrompetas tienen como fuente antecedente las plagas del antiguoEgipto, mientras que con la sexta trompeta la escena traslada suescenario al ro ufrates, el ro de Babilonia (9: 1.4).Asimismo, lasprimeras cinco plagas vuelven a basarse en las plagas que cayeronsobre Egipto, mientras que con la sexta plaga el escenario vuelvea cambiar al ro ufrates (16 12).

    3. La temtica que podra denominarse"cada de Babilonia"l"Elasen el monte Carmelo" se da en la sexta plaga (16: 12-16l.zs

    Aqu los antecedentes veterotestamentarios aportan una realidadpara la comunidad cristiana que supera los significados originales.Cabe sealar dos aspectos de inters:

    1. El constante cuidado de Dios por su pueblo de tiempos antiguoscontina en la comunidad cristiana) pa^ la que Jesucristo nes elmismo ayer, hoy y por los siglos" (Heb. 13: 8). El concepto es in-herente a la afirmacin de que nuestro Seor es el Alfa y la Omega(L:8;22:13). De hecho,la nueva comunidad cristiana, incluyen-do el segmento representado por las congregaciones de Asia Me-nor que constituan la feligresa de Juan, era una continuacin enla sucesin de personas que Dios haba escogido y sostenido ante laadversidad y las artimaas del diablo.

    2. La iglesia cristiana representa una intensificacin de cuanto Dioshaba hecho por su pueblo en el pasado. Esta comunidad no soloest en la lnea de la fe, sino que representa una culminacin delos propsitos y los planes de Dios para su pueblo. Por ello, todaslas experiencias significativas de la historia del trato de Dios con

    25. V'rsc Williarn tI. Shea, "The Location and Significance of Armageddon inl{t'v l6: 16" lLlhic:rcir'rn y sigrrificaci

  • 3? Srr"tposro sosne ApocnLrpsrs3. Descubrir en la medida de lo posible la fuente o las fuentes del sim-

    bolismo, fijndose en el significado original, as como cualesquieraotros significados derivados para la comunidad que lo usa ahora.

    4. Considerar el smbolo desde el punto de vista del tipo de literatu-ra en el que aparece (para el libro de Apocalipsis,la apocalptica,literatura caracterizada por un hincapi escatolgico csmico, loscontrastes llamativos, etctera).

    5. Fijarse en las relaciones del smbolo con la temtica principalque se aborda. Por ejemplo, el mensaje de cualquiera de las sietetrompetas tiene que ser compatible con la temtica ms abarcan-te de toda la visin de las siete trompetas.

    6, Considerar el smbolo dentro de su contexto literario inmediatoo de su marco textual. Tiene que haber compatibilidad tambina este nivel.

    7. Interpretar el smbolo en relacin con su uso convencional. Susignificado preciso (dentro del abanico de su uso convencional)ha de ser determinado por la temtica que se aborda y en armo-na con el marco textual inmediato: los principios enunciados enlos puntos 5 y 6 anteriores.

    B. Cuando busquemos la aplicacin histrica, hay que evirar cons-truir una historia "a la medida" para que encaje en ideas pre-concebidas de lo que debera ser la aplicacin del mensaje; antesbien, hemos de dejar que el propio mensaje sea la gua del cum-plimiento histrico.

    9. No procurar encontrar una aplicacin de cada detalle de un sim-bolismo generalizado; en vez de ello, sacar la imagen o la leccinprincipal. A menudo, partes de las presentaciones simblicas sim-plemente complementan la imagen de conjunto.

    10. Reconocer que el alcance de la presentacin simblica puede variardesde una simple metfora a una profusa alegora y que el signifi-cado de un smbolo especfico puede variar en contextos diferentes.

    Propsito y temtica del ApocalipsisDcicrminar el propsito y [a temtica de un libro dado es un

  • 34 Srr"rposro sosn Apocaupsts

    Siempre presente. Pero el Apocalipsis tambin muestra a Cristo siem-pre presente con sus fieles seguidores en todas sus tribulaciones en eldiario acontecer. Es el Alfa y la Omega, el que estuvo muerto pero quevive por los siglos de los siglos y tiene las llaves de la muerte y del Hades(vase 1,:1,7-1.8). Su victoria es tambin nuestra victoria, aun ante lamuerte (cf. Apoc.12: 11,). O, como lo expresa con tanta belleza el librode Hebreos,Jess es alavez

    "el iniciador y perfeccionador de nuestrafe" (Heb. 12: 2, NVI).

    Estructura literaria del ApocalipsisPor lo general, los expositores de la Biblia intentan averiguar no

    solo el propsito y la temtica de un autor, sino tambin el procedi-miento que sigui para desarrollar esa temtica. As, los comentaris-tas suelen incluir un esquema del libro que estudian.

    Los comentarios del Apocalipsis suelen incluir esquemas. Sin em-bargo, cuando los comparamos, encontramos que la mayora man-tiene una incoherencia mutua y eue, frecuentemente, es incompatiblecon el propio texto del Apocalipsis. Algunos esquemas que difierenentre s son, no obstante, mutuamente compatibles, tal como he se-alado en otro lugar, mientras que otros esquemas (y esto ocurre enIa rnayora de los mismos) sencillamente no encajan en un patrncoherente.28

    No es nuestro objetivo llamar la atencin a la variedad de esque-mas hoy disponibles en los comentarios. Deseamos, ms bien, cen-trarnos en un esquema especfico q:ue surge directamente del propicttexto del Apocalipsis. Despus, nos fijaremos en otros patrones litera-rios que tienen una incidencia importante en la forma en que debieraser el interpretado el Apocalipsis.

    Un quiasmo literarioEs preciso que permitamos que el propio libro nos d las claves de

    su esquema. Cuando se sigue este procedimiento, emerge del texto unamplio patrn literario para todo el libro realnrente hermoso. Adop-ta la forma deun quiasmo, es decir, un patr(in cle turalelisrnr inucrso.

    2u. Vi':rse nri exposicin en Interprctittg thc lltxtk of lit't't'l,rliott, I I 41. Sc ll:r-nrlr llr:rtt'rrcitin clel lcctor i un.l v:rri('(l:ltl rl.'.'r,tt.'ttt,ts. Vr;;ulst'l;lrrtllitir lltsnr,rrrrrgr':rfrrs dcl Api'nrlicc cn l:rs r;igs. 65,7\'/\).

    Principios fundacionales de interpretacin 3 5

    Los datos en apoyo del esquema no pueden darse aqu con detalle,pero algunas observaciones exigen una mencin.2e

    Existe una divisin estructural fundamental entre los captulos 14y 15. Un prlogo y cuatro visiones principales preceden a esa lneadivisoria, a la vez que cuatro visiones principales y un eplogo la si-guen. El prlogo y el eplogo mantienen un paralelismo mutuo. Hayun paralelismo similar (en orden inverso) de las visiones de la prime-ra divisin del libro con las visiones de la ltima divisin. Vase eldiagrama de la pgina 45.

    Vemos que las visiones anteriores a la cesura del final del captulo 14tratan fundamentalmente de la era cristiana. Despus de esa ruptura, lasvisiones se centran en la era del juicio escatolgico. Las visiones de laprimera parte del libro revelan que la iglesia es defectuosa, que los santosde Dios son perseguidos y que las fuerzas del mal estn en su apogeo. Encambio, las visiones que comienzan en el captulo 15 revelan una vueltade las tornas, de manera que se produce una victoria gloriosa para lossantos de Dios y llega la perdicin para los poderes que, de antiguo,venan enseorendose sobre ellos.

    Las visiones hasta el captulo 14 pueden calificarse como de la"era histriCA",y las que lo siguen como de la "era escat

  • 36 Sruposro sosne ApocLrpsrsescatolgica final. No obstante, los acontecimientos anteriores a esaculminacin abordan especficamente la era histrica. Debido a esehincapi fundamental, pueden ser denominadas con acierto visionesde la "era histrica".

    En la segunda mitad del libro,las propias visiones manifiestan sis-temticamente la perspectiva del juicio escatolgico. No obstante,incluyen dos tipos de material que tiene que ver con la era histrica:(1,) explicaciones, que necesariamente deben darse desde el punto devista del propio profeta en el tiempo para que sean entendidas porl y sus lectores; y (2) llamamientos, que, obviamente, en caso deque sean atendidos, deben aplicarse al perodo anterior al final deltiempo de gracia. No se trata de "puntos de viraje" en las visiones ens, porque el marco escatolgico o de juicio de las propias visiones esinvariable empezando por las siete postreras plagas y continuandoen los acontecimientos subsiguientes hasta la gloriosa culminacinalcanzada en la presentacin de la nueva Jerusaln y la tierra nueva.

    Cuando consideramos la estructura quistica del Apocalipsis, ve-mos de inmediato que se atiene perfectamente a la doble temticaexplicitada en el prlogo y el eplogo. La primera gran seccin dellibro (caps. 1-14) abordala era en la que el que es el Alfa y la Omegaprotege y sustenta a su pueblo a pesar de las pruebas y las persecu-ciones que le pueden sobrevenir. La segunda gran seccin del libro,del captulo 15 en adelante, aborda los juicios escatolgicos que searraciman y se centran en torno a la consumacin de la historia: elsegundo advenimiento de Cristo.

    Determinacin de la organizacin literaria del ApocalipsisLa amplia estructura quistica que abarca la totalidad del libro de

    Apocalipsis resulta vital por sus implicaciones teolgicas. Para empe-zar, subraya la doble temtica de la profeca destacada ms arriba.Ms importante an es que el esquema capacta al intrprete parareconocer la debida ubicacin y el debido nfasis que hay que dar alos temas o motivos teolgicos concretos del libro. En consecuencia,examinaremos con ms detalle el procedimiento mediante el cual seestableci esta estructura quistica, procedimiento que debera guiart'l clcscubrimiento de todos los patrones literarios bblicos.

    l)crivitda clcl tcxto. Urt -rrrnfo rlc irrtrortirrrcia crrritlrl, s

  • 38 Srr"rposro sosRe Apocupsrsse han detectado las similitudes entre las visiones de "doblete" (lo quehemos denominado temtica del "xodo de Egipto"/"cada de Babilo-nia"), como en los objetivos en los que recaen las trompetas y las pla-gas (la tierra, el mar, los ros y los manantiales, etc.), y en los paralelostemticos y verbales entre los captulos 12-14 y 17-18 (una mujer enambas secciones; animales de siete cabezas y diez cuernos; pronuncia-mientos dela cada de Babilonia; etc.). A pesar de reconocer tales simi-litudes, los estudiosos del Apocalipsis, en general, no han discernido laanaloga mutua que mantienen de forma quistica.

    El paralelo quistico entre Apocalipsis 4: I -

    U:1 y 19: I -21.:4 es

    observado con menor frecuencia por los comentaristas. Sin embargo,estas dos secciones tambin tienen cmulos de similitudes. Ambostienen un marco en el que Di

  • 40 Srr'rposro soeRe Apocalrpsrs

    En las primeras tres visiones de la serie de la era "de juicio escato-lgico" (Apoc. 15

    -21:4), existe un tipo similar de patrn cudrupleadaptado, naturalmente, a lo que es apropiado para esa era particu-lar. Aunque esbozar esas visiones est ms all de lo que nos propo-nemos aqu, observemos que la segunda seccin de las mismas puededenominarse "Progresin judicial" y que la tercera seccin presenta" Llamamientos " .32

    En resumen, acertamos al concluir que el Apocalipsis tiene un no-table equilibrio en sus patrones literarios. Como nota final, debera-mos observar que las escenas introductorias a las ocho visiones seenmarcan en el contexto del templo o incluyen imgenes que tienenque ver con el templo. Baste sealar que este "contexto del templo"para las escenas de la "Introduccin de victoria" supone uno de losmedios mediante los cuales se plasma la potente "continuidad verti-cal" del Apocalipsis.

    Estructura literaria e interpretacinAunque, aparte de su estructura literaria, existen otros factores

    ruc tienen un impacto en la interpretacin del Apocalipsis, una

    l.. V,t,,,,*"i,,r.1,,,*,Z.]tlct'stcvoltrtttt'1,crnlostlirr1r:rrtrlrsrut,kls:rconrprtan.

    Secuencias recapitulatorias en Apocalipsis 4-14Sellos I Trompetas I Fuerzas en pugna(4:1-8:1) I (S:Z-11:18) I t,tg-t4:20\

    1. Visinde victoria

    Sala del trono I Incienso mezclado I Templo abierto,y Cordero I con las oraciones I siendo visibledigno de ahrir I de los santos I el arca del pactoel libro | (8:2-5) I (11: 19)(4:1-5:14)

    2. La progresin hisrrica I Primeros seis Primeras seis I Las fuerzas del malsellos(6:1.-1.7\

    trompetas I atacan al pueblo(8:7 -

    9: 2l) | de Dios(12:1

    - 13:18)

    3. Atencin centrada I Sellamiento Angel y libritor I Los 144.000en los acontecimientos I de los 144,000; temploydos I redimidoslfinales I gran multitud testigos(10: I - | losmensajes(7: 1-17) I l: 14) | de los tres ngeles(14:l-1,2)

    4. Culminacin gloriosa I Sptimo sello Sptima trompeta I La siega(8:1) ( I l: l5- I 8) | de la tierra ( 14:14-20\

    Principios fundacionales de interpretacin 41

    metodologa slida de estudio no debe excluir lo que esa estructuranos aporta. De hecho, la estructura bsica y otros patrones que he-mos indicado ms arriba proporcionan directrices importantes parala interpretacin.

    En primer lugar, la estructura literaria indica que cualquier in-terpretacin que convierta los mensaies del Apocalipsis o bien enalgo enteramente histrico o en algo completamente escatolgicoes incorrecta, porque el libro est dividido en partes fundamentalesque son, respectivamente, histricas y escatolgicas. En segundo lu-gar, provenga de los puntos de vista preterista, histrico continuo(historicista) o futurista, no es vlido ningn mtodo interpretati-uo absolutamente lineal que establezca una cadena completamentesecuencial de acontecimientos. Porque si, de hecho, el libro ha dedividirse al final del captulo '1,4 en una seccin histrica y otraescatolgica, tal organizacin quistica literaria hace sospechosacualquier interpretacin que salve la lnea divisoria con una secuen-cia ininterrumpida de acontecimientos muy prximos entre s. Elloes as, no importa que se considere que la secuencia encuentra sucumplimiento en el mundo antiguo, en una sucesin continua deacontecimientos a Io largo de la era cristiana o en una serie de acon-tecimientos an futuros.

    En tercer lugar, las evidencias de recapitulacin en el Apoca-lipsis (comprense las estructuras literarias homlogas destacadasanteriormente) hacen que resulte razonable suponer que, dentrode cada parte fundamental del Apocalipsis, se cubran los mismosasuntos generales en secuencias reiteradas (al menos en cierta for-ma recapitulatoria o con solapamiento). As, se contempla la mis-md erd o el mismo marco bistrico desde perspectivas diferentes ocon aspectos distintos en las cuatro visiones que forman la primeradivisin del libro.

    En cuarto lugar, debemos interpretar una seccin dada de mate-riales segn su ubicacin en la estructura quistica fundamental dellibro. Por ejemplo, lo que se denomina posicin "amilenaria" queequipara el perodo de mil aos de Apocalipsis 20 con la era cristianaes negado por el hecho de que Juan lo ubica de lleno dentro de laserie de visiones sobre el "juicio escatolgico".

    I)or ltir.rro, rro dcbcnros pasar p()r alto el hecho de que la divisintlcl lillro crr tl

  • 42 Srlposro soenr Apocaupsrs

    puede guiarnos a una interpretacin adecuada de pasajes especficos.As, siempre que se entiende un pasaje en una divisin del Apocalip-sis, puede aportar claves en cuanto al significado del pasaje correlati-vo en la otra divisin del libro. Captulo II

    Las ocho visiones bsicassKenneth A. Strand

    El libro de Apocalipsis es una obra literaria muy bien construidaque contiene muchos patrones hbilmente entrelazados. Tales pa-trones son algo ms que una simple demostracin de gusto estticoy de destreza compositiva, pues tambin tfascienden al propsitotil de servir como artificio mnemotcnico. En realidad, de formadirecta y convincente, ponen de relieve diversos aspectos del men-saje teolgico del libro.

    En el mbito ms amplio, todo el Apocalipsis est esrrucuradosiguiendo un patrn quistico global en el que el prlogo y el eplogoson partes homlogas y en el cual las secuencias o visiones profticasfundamentales intermedias estn tambin emparejadas siguiendo unorden quistico o inverso. En varias ocasiones anteriores he abor-dado esta amplia estructura quistica y su significaci

  • 44 Srt,rposto soen ApocnLrpsrs

    divisoria quistica tienen, bsicamente, una perspectiva histrica (esdecir, tienen una relacin con la era cristiana), y las visiones posterio-res a la lnea divisoria quistica retratan la era del juicio escatolgico.

    Con respecto al primer punto anterior, debera recalcarse que haefectivamente, ocho secuencias profticas fundamentales en el Apo-calipsis, no siete, como han supuesto diversos intrpretes.2 En cuantoal segundo punto, sera preciso destacar varias acotaciones: En lasvisiones comprendidas entre la segunda y la cuarta, cada secuenciahistrica c

  • 46 Srr"rposro soaRe Apoclrpsrsprincipal de texto adicional (B) que puede denominarse "descripcinproftica bsica". Las otras seis visiones (III-VII) tienen esos mismosdos bloques, pero aaden dos bloques ms (C y D).

    A los bloques de texto que ocupan el tercer lugar en las visionessegunda a sptima les daremos el ttulo de "interludio", trmino muyusado por los exgetas para esas secciones concretas en las visionesII, III y IV, pero igualmente aplicable a las secciones correspondientes,mucho ms breves, de las visiones V VI y VIL Sin embargo, deberadestacarse que, aunque el trmino'interludio' sugiere a menudo unainterrupcin, o un hiato, en la lnea de pensamiento, la misin de es-tos terceros bloques de material en las visiones II-VII del Apocalipsises potenciar o intensificar la idea central del material que los antece-de inmediatamente.4 El cuarto bloque puede ser designado "culmina-cin escatolgica"1 en cierto sentido, tanto l como el "interludio"precedente son en realidad una extensin de la "descripcin profticabsica" iniciada en el segundo bloque.

    Aunque ms adelante en este artculo ser necesario aadir ciertosmatices al anlisis bsico precedente, en este punto podemos resumirde manera grfrca los resultados alcanzados hasta ahora. Tal resumense presenta en el Diagrama 2.

    Diagrama 2.. Estructuras pamlelas en las ocho visiones fundamentalcs del Apocalipsrs

    (

    D

    Clnnm'_'l)

    4. Paul S. Minear, en relacin con el interludio quc sc dr crr l6: 15, hr rrb

  • 48 Srr'posro sosRe Apoct-lpsls

    Bloque D, culminacin escatolgica, 8: 1. Es abierto el sptimo sello,momento en el que hay

    "silencio en el cielo, durante media hora'

    Visin III,8: 2 -

    17: 78

    Bloque A, escena de introduccin victoriosa, 8: 2-6. Aparecen sietengeles portando trompetas; otro ngel se dirige al altat de oro, enel que ofrece incienso, cuyo humo, mezclado con las oraciones delos santos, asciende a Dios. Acto seguido, el ngel llena un incen-sario con carbones encendidos del altar y lo arroja a tierra, lo queresulta en voces, truenos, relmpagos y un terremoto, smbolostodos de juicio.

    Bloque B, descripcin proftica bsica, 8z 7 -

    9: 21, Suenan las pri-meras seis trompetas, desencadenando fuerzas devastadoras queabarcan los simbolismos de una tormenta de granizo sobre la tie-rra, un gran monte ardiendo arrojado al mar, etc. Las primerascinco de estas trompetas derivan sus imgenes de las plagas delantiguo Egipto, pero la sexta trompeta traslada el escenario a Ba-bilonia con la mencin del .gran ro ufrates , en 9:, '14.s

    Bloque C, interludio, 10: I * 11:13. Un ngel que sostiene un rolloabierto anuncia (10: 6) que , tras lo cual se producen

    "relmpagos, voces, truenos, unterremoto y gtanzo grande".

    Bloque B, descripcin proftica bsica, captulos 12 y 13. El dragn,la bestia marina con aspecto de leopardo y la bestia terrestre queportaba dos cuernos persiguen al pueblo de Dios.

    Bloque C, interludio,l4z 1-73. Juan ve (1) al Cordero y los 144,000santos victoriosos en pie sobre el monte Sion, y (2) a tres ngelesque vuelan por el cielo y proclaman mensajes de advertencia.

    Bloque D, culminacin escatolgica,14: 14-20. Se siega la doble co-secha de la tierra: (1) la cosecha del grano, y (2) las uvas, que sonarrojadas al gran lagar de la ira de Dios.

    Las visiones del iuicio escatolgico

    VisinV 15: 7 -

    76: 17

    Bloque A, escena de introduccin victoriosa, 15: 7 -

    16:1. Los santosvictoriosos estn en pie sobre el mar de vidrio y entonan el cntico

    7. K. A. Strancl, "An Overlooked Old-Testament Background to RevelationI l: I" ltIll :urt('e('(l('nl('v('t('r()t('stilnl('ntilri() pasado por rrlt

  • 50 Sttposto sosnr Apocnupsts

    de Moiss y del Cordero; y cuando es "abierto en el cielo el santua-

    rio del tabernculo del testimonis", salen siete ngeles que recibensiete copas

    "llenas de la ira de Dios", el humo llena el tempo, demodo que nadie puede entrar hasta que hayan concluido las plagasde los siete ngeles; por ltimo, los ngeles reciben la instruccin deque se pongan en camino y derramen las copas.

    Bloque B, descripcin proftica bsica, 16: 2-'1.4. Se derraman lasprimeras seis copas de la ira, con efectos devastadores en la tierra,el mar, los ros, los manantiales, etctera. (Una vez ms, como en elsepteto de las trompetas, las imgenes de las cinco primeras copassigue el patrn de las plagas del antiguo Egipto, pasando despusla escena a Babilonia, ya que la sexta copa alude en 1.6: 12 al ,,granro ufrates".)

    Bloque C, interludio, 16: 15. En la descripcin de la sexta copa -ladesecacin del ufrates y la presencia de espritus demonacos que

    engaan a los reyes de la tierra y los encaminan a "la batalla de

    aquel gran da del Dios Todopoderosoo (1,6: 1,2-L4)- se inser-ta una llamativa bienaventuranza en el versculo 15:

    "Yo [Cristo]vengo como ladrn. Bienaventurado el que vela [...]". Luego sigueun comentario aadido en el sentido de que el lugar de la batallase denomina

    "Armagedn" (vers. 16).Dado que ahora nos hemos adentrado en la seccin del Apocalip-sis que, en vez de pertenecer a la era histrica, presenta visionesdel juicio escatolgico, es obvio que es de esperar un nuevo tipode "interludio", como, en efecto, se da aqu. Los interludios ante-riores eran ms bien descripcions detalladas de acontecimientoso condiciones durante una porcin final de la era histrica. Losinterludios que se dan en las visiones V-VII son ms bien de unaclara naturaleza exhortatoria.Cabe preguntarse por qu se dan tales interludios aqu. Para esteinterludio de Apocalipsis 16: 15, Paul S. Minear ha sealado conmucho acierto:

    "El dicho revela el terrible peligro en el que seencuentra el cristiano desprevenido. Si uno pregunta, como R. H.Charles, "Cmo podra nadie dormir en medio de los terremo-tos csmicos que acaecan?", puede responderse: "Ah est el qr,ridclcl rsunto". Segn crea.fuan, haba cristianos dornridos, clcl tod

  • 52 Srr"rposro soaRr Apocr-rpsrs

    Dado que, en la estructura quistica del captulo 18, el versculo 20es el homlogo quistico de los versculos 4-8,e probablemente ha-bra que considerar que los dos "interludios" dentro de este quiasmoconcreto constituyen el "interludio" total de la secuencia global de1.7: 3b

    - L8 24. El versculo 20 realiza un llamamiento a regociiarse

    por el hecho de que Dios ha proclamado contra la propia Babiloniael juicio que ella haba impuesto contra el pueblo de Dios.r0

    Bloque D, culminacin escatolgica,18: 9-19,21-24. La seccin cen-tral del captulo 18 presenta, por medio de una triple elega, lacompleta desolacin de Babilonia por el fuego; y la seccin finaldel captulo (vers.21-24) hace hincapi en la ruina de Babiloniay en su situacin absolutamente desolada tras el juicio de Dioscontra ella.

    VisinWL79: 7 -

    27:4Bloque A, escena de introduccin victoriosa, 19: 1-10. En un marco

    celestial que es homlogo al marco dado en el captulo 4, se elevanhimnos en alabanza de Dios por haber juzgado a la gran rameaBabilonia y vindicado al pueblo de Dios; acto seguido, se hace re-ferencia a la esposa del Cordero, que ultima los preparativos de suboda, y se pronuncia una bendicin sobre

    "los que son llamadosa la cena de las bodas del Cordeo'. Es conveniente observar queaunque el marco del templo celestial de los captulos 4-5 y el delcaptulo 19 son el mismo, existe una diferencia con respecto a laactividad y la perspectiva, hecho tambin puesto de manifiesto me-diante el contenido de los himnos en las dos visiones. La primeravisin se circunscribe claramente a la era histrica, mientras queesta pertenece con igual claridad ala era del juicio escatolgico.

    9. Vanse'llilliam H. Shea, "Chiasm by Theme and by Form in Revelation 18"[Quiasmo temtico y formal en Apocalipsis 18], AUSS 20 (19821:249-56; yKenneth A. Strand, "Two Aspects of Babylon's Judgment Portrayed in Rev-elation 1 8 " [Dos aspectos del juicio de Babilonia presentados en Apocalipsis181, AUSS 20 (1982): 53-60.

    10. Vase "Two Aspects of Babylon's Judgment", 55-59; para una traduc-cin actualizada ms literal de Apoc. 18: 20b, vase d., "Some Modalitiesof Symbolic Usage in Revelation 18" lModalidades del uso sintbtlico clcApocalipsis 181, AUTS 24 (1986\:43-45.81 trasfondo trnto clc Aroc. lll:4-fl con.ro del vers.20 es la ley del tcstirnonio malicios

  • 54 Srr'rposro soeRe Apocrupsls

    sugerir anotaciones para los ttulos de esos bloques de texto que vanms all de la que ya se ha indicado en las secciones anteriores de esteartculo y en el Diagrama 2.

    Al considerar la "escena de introduccin victoriosa" de cada unade las ocho visiones, descubrimos que hay siempre un contexto b-sico centrado en el templo o imgenes de algn tipo que tienen ante-cedentes en el templo.lr Por lo tanto, nuestro ttulo de "escena de in-troduccin victoriosa" (bloque A) puede completarse con la coletilla"con marco en el templo".

    En cuanto a los bloques de texto segundo a cuarto (bloques B, Cy D), sera conveniente que prestramos atencin a una diferenciaentre la perspectiva de las visiones que preceden a la lnea de divisinquistica (visiones l-lV) y la de las visiones que la siguen (visionesV-VIII). Con respecto a las primeras, la "descripcin proftica bsi-ca" est dentro del mbito histrico; con respecto a las segundas, elmaterial bsico visionario de los bloques B pertenece al juicio escato-lgico o final. Por lo tanto, para las visiones I-IV es preciso acotar la"descripcin proftica bsica" con la coletilla "en la historia"; paralas visiones V-Vru esa acotacin sera "en el juicio final".

    En lo referente a los terceros bloques de texto (C), en las visionesII-IV la designacin bsica de "interludio" puede asimismo comple-

    11. En algunos casos se menciona de forma explcita el templo del cielo, comoen las escenas introductorias a las visiones IV y V; en otros casos, la alusinal mobiliario del templo da evidencia de un marco espacial circunscrito altemplo aunque no apaezca la palabra'templo', como ocurre en las escenascle las visiones I, II y III. Las nicas escenas introductorias que no tienentuna clave obvia a la iconografa del templo son las de las visionesVl yVIII.Sirr cnrhargo, en cl caso de la primera se da en el versculo precedente (16:17, l;r plrrgrr

  • 56 Srr'posro sosnr ApocnLrpsrs

    4. ConclusinEn este captulo hemos observado que en el libro de Apocalip-

    sis existe una estructura literaria muy coherente y equilibrada. Estaestructura no solo tiene valores o cualidades estticas y mnemotc-nicas, sino que tambin tiene mucho que ver con el mensaje teol-gico del libro. Diversos aspectos de la teologa sern abordados enun captulo posterior que explorar con ms detalle las escenas "deintroduccin victoriosa" de las ocho visiones, pero aqu podemosmencionar un nfasis teolgico significativo: La propia estructuraquistica global realza una tenltica doble que abarca y sustenta losdiversos mensajes del libro: (1 ) que Cristo es el Alfa y la Omega, y(2) que volver al final de la historia para retribuir a todos segn susobras (Apoc. 1: 7-8 y 22: l2-I3). En otras palabras, es una aytda yun apoyo continuo, fiable y siempre presente para los fieles durantela era histrica de adversidad que padecen (cf. Apoc.1:17-18;Mat.28:20b; Juan 16: 33; Heb. 1.2:2a;13: 8); y volver de forma perso-nal para dar inicio a la serie de acontecimientos que destruyen

    "a losque destruyen la tierra" , a la vez que dan a sus leales seguidores laherencia de la "tierra nueva" y el cumplimiento de todas las grandespromesas que les fueron hechas (vanse Apoc. 11: 15-18; 21.:1-4,7,22-27;22: 1-5).12 Las cuatro secuencias profticas que preceden a lalnea divisoria quistica abordan fundamentalmente el primer aspec-to, y las cuatro grandes visiones que siguen a esa lnea divisoria estndedicadas principalmente al segundo aspecto.

    En conclusin, puede introducirse aqu brevemente un elementoadicional: Es digno de mencin que en las escenas introductorias alas ocho visiones la iconografa del templo revela un patrn que co-mienza con un mbito terrenal en la visin I (los candelabros querepresentan a las iglesias de la tierra) y que contina con un mbitocelestial en las visiones II-VII (o bien [a] una mencin explcita alntemplo [...] en el cielo" o a su mobiliario, o [b] un antecedenteque indica ese marco celestial),13 y que es seguido finalmente por un

    Merece la pena sealar crrc lrrs promcsas hechas a los "vencedores" de las sieteiglesias (2:7b,'Llb, 17b, )6'28; y .3: .5, 12, 2l) son mencionadas nuevamenreen su mayora especficrrrrr('n(c cn 2l:5

    - 22:.5 como algo cumplido (por

    e ierrrplo, 21:27;22:2,4l, rrs corrro hiry unir rlusi

  • ICaptulo IIIEscenas de "introduccin victoriosa"'i'

    Kenneth A. Strand

    Este captulo es una continuacin del captulo anterior sobre la es-tructura literaria bsica de las ocho visiones fundamentales del librode Apocalipsis.r En aras de facilitar la consulta, el Diagrama 3 de mi ar-tculo anterior se reproduce aqucomo Diagrama 1 del presente artculo.

    Diagrama 1. Visin general dc la estructur: v el contenido del Apocalipsis

    Vn)nes de l er del ur.!, cs.rl(ttsi.ovt vtr vlil

    (re: r r0)

    il

    Los bloques de texto en los que se centra nuestra atencin en esteestudio son los designados "A" en este diagrama, es decir, los quellevan el ttulo de "escena de introduccin victoriosa con marco enel templo". Echaremos en primer lugar un vistazo de conjunto alcontenido de esas escenas para las visiones I a VIII y luego conside-raremos algunos de los fenmenos especficos y de las implicacionesteolgicas.

    ''Reirnpreso con permiso, AUSS 25 (1987),267-88, balo el rtulo "The'Vicro-rious Introduction' Scenes in the Visions in the Book of Revelation" [Las esce-ns de "introduccirn victoriosa" en las visiones del libro de Apocalipsisl.l. Kcrlncth A. Strand, "The F'.ight ll:tsic Visit>ns irr the Rook of l{evelation"

    [,as ocho visiortcs brsic;rs tlcl libro

  • 60 Srr"rposro sosRe Apocalrpsrs

    1. Resumen de las escenas "de introduccinvictoriosa"

    Al presentar la siguiente visin de conjunto del contenido de lasocho escenas de introduccin victoriosa, facilito aqu tanto un resu-men del material textual en s como algunos comentarios prelimina-res relativos a ese material. Debera destacarse en estos resmenesque no se incluyen todos los detalles de las escenas;2 sin embargo,antes de los propios resmenes, se presentan las referencias bblicasapropiadas (tal como se presentan tambin en el Diagrama 1), y ellector puede acudir al propio texto bblico para obtener una imagende conjunto ms completa.

    Introduccin ala visin ITexto: Apocalipsis 1: 10b-20Resumen: En la isla de Patmos (1:9), el celestial Cristo resucitado

    aparece en visin gloriosa a Juan, revelndose como Aquel queestuyo muerto, pero que ahora vive por siempre y tiene las llavesdel hades y de la muerte. Juan ve a Cristo sosteniendo siete es-trellas en su diestra y caminando en torno a siete candelabros deoro. Las siete estrellas son definidas como

    "los ngeles de las sieteiglesias" (vers. 20), y los siete candelabros son definidos como .lassiete iglesiaso (vers. 20), es decir, feso, Esmirna, Prgamo, Tiatira,Sardis, Filadelfia y Laodicea (vers. 11).

    Comentario: Por lo general, los exgetas reconocen el hecho de quelos candelabros forman parte de la iconografa del templo, aunqueha habido diferencias de opinin en cuanto al antecedente preciso.La cuestin que suele suscitarse es si ese antecedente es el candela-bro nico del "lugar santo" (estancia exterior o primera) del anti-guo tabernculo del desierto (xo.26:35; en el templo de Herodestambin haba un solo candelabro) o los diez candelabros de laprimera estancia del templo de Salomn (1 Rey. 7:49). Una terceraalternativa, generalmente pasada por alto por los comentaristas,es el simbolismo del candelabro deZacaras 4, que desempea un

    2. No

  • 62 Srvposto sosne Apocupsrs

    no en el cielo. Este hecho est claro a partir de dos consideracionesfundamentales: que el Cristo celestial se encuentra con Juan en latierra (en Patmos), y que los

    "candelabros" entre los que Cristomanifiesta su presencia son iglesias que estn en la tierra. El hechode que la siguiente visin indique una transicin al cielo, comoveremos cuando desviemos nuestra atencin a esa visin, puedeconsiderarse una tercera prueba que seala en la direccin del m-bito terrenal de esta primera escena introductoria.Un detalle adicional digno de atencin es que esta escena de intro-duccin victoriosa sirve para dar consuelo y para garantizar a losfieles seguidores de Cristo su presencia entre ellos en el momentoen que afrontan las poderosas fuerzas del engao y la persecu-cin.5 Tal aspecto positiuo es, de hecho, una caracterstica comna las ocho escenas introductorias de las visiones principales delApocalipsis.

    Introduccin a la visin IITexto: 4z I

    - 5z 14

    Resumen: Juan ve una puerta abierta "en el cielo" y oye una voz quelo insta

    "Sube ac [...]!" Inmediatamente, est "en el Espritu" yve

  • 7.

    64 Srposro soene Apocaupsrs

    7:23-39), como sugieren diversos comentaristas, parece que esta-mos ante una iconogrufa del "atrio exterior", no ante imgenesde la "primera estancia". Esto, por s mismo, no planteara un pro-blema por el hecho de que se diga que el mar estaba

    "delante deltrono>, porque todas las facetas del complejo del templo podanser consideradas desde esa perspectiva. Sin embargo, es ms pro-bable que el antecedente simblico de este

    "mar de vidrio" sea la"bvedao que se alzaba sobre las cabezas de los seres vivientes ybajo el trono de Dios en Ezequiel 1,:22-28 y 10: L.7Esta escena celestial de Apocalipsis 4-5 tiene, obviamente, unaidea central positiva. Los temas gemelos de la creaci6n (4:1,1,) yla redencin (cap. 5) dan esperanza y seguridad a los seguidoresde Cristo, especialmente por cuanto reconocen que el Cordero esconsiderado digno de romper los sellos y abrir el rollo, que ha sidodenominado con acierto

    "rollo del destino,.8Robert H. Mounce, The Book of Reuelation [El libro de Apocalipsis], NICNT,17 (Grand Rapids, 1977): 136-37, ha sealado con gran acierto esta circuns-tancia, y tambin ha llamado la atencin a 2Enoc 3: 3 y Sal. 104: 3 (pg.1361,aunque no est claro si el propio Mounce considera realmente que las imgenesde esos pasajes constituyan el antecedente del

    "mar de vidrio" del Apocalipsis.Para un anlisis reciente detallado y exhaustivo de las imgenes de Apoc. 4-5,vase R. Dean Davis, "The Heavenly Court Scene of Revelation 4-5" [La esce-na de la corte celestial de Apocalipsis 4-5] (tesis doctoral, Andrews Universiry1986)."Rollo del destinoo y ,,libro del destino" son expresiones aplicadas pordiversos exgetas y comentaristas a este documento lacrado siete veces. Mu-chos que no usan exactamente esta terminologa indican el mismo conceptoen su presentacin del rollo. Edwin R. Thiele, Outline Studies in ReuelationIEstudios esquemticos del Apocalipsis], ed. rev. (Berrien Springs, Mchigan,1959),97 (la paginacin puede variar en otras ediciones), utiliza especfica-mente la expresin .libro del destino". Charles M. Laymon, The Book ofReuelation: Its Messages and Meaning [El libro de Apocalipsis: Sus mensa-jes y su significado] (Nueva York, 1960), 77, se refrere a la escena de Apoc.5 como l

    "preparacin del destino"; y Mounce, 1.42, afirma que el rollocontiene

    "el informe completo de lo que Dios, en su voluntad soberana, hadeterminado como destino del mundo,.Sin embargo, subsiste una cuestin fundamental: Qu se quiere decir con eltrmino 'destino'? Es la historia futura del mundo desde la perspectiva deIuan? Por otro lado, son las recompensas escatolgicas que se reparten ah conclusin de la historia humana? O se trata quiz de una combinaci(rnclc atrrbirs? Willirnr l"lendrikscn, Mtrc'lhan (ltntucrors: An Intcrltrettttiorrrtl !bc lltxtk ttl-Rcuahtittn lM:is qrrc vcr'ccdort's: lrrtcrrrctrrci

  • 66 Srvposro sogRr ApocaLrpsrs

    Introduccin ala visin IVTexto: 11:19Resumen: Juan ve "el templo de Dios [...] abierto en el cielo", estan-

    do ante su mirada el arca del pacto divino. Entonces se producenorelmpagos, voces, truenos, un terremoto y granizo grande".

    Comentario: Esta escena de introduccin victoriosa nos lleva a unnuevo marco dentro del

    "templo [...] e.r el cielo": concretamen-te, al santuario interior o "lugar santsimo".10 En 1, la atencin

    10. En cuanto a la posible "arquitectura" del "templo [...] etr el cielo,, pueden

    hacerse las siguientes observaciones (cf. tambin la n. 6, supra): (1) Es unanocin tpica entre exgetas que el trono de Dios est confinado al lugarsantsimo, de modo que la iconografa del departamento exterior en Apoc.4 sealara que en el arquetipo celestial del tabernculo/templo israelita dela antigedad la estructura en dos estancias de este se funde en un nicorecinto. Un ejemplo de esta lnea general de pensamiento es el excelente es-tudio de Mario Veloso, "The Doctrine of the Sanctuary and the Atonement:Biblical, Historical, and Theological Studies" [La doctrina del santuario yla expiacin: Estudios bblicos, histricos y teolgicosl, ed. A. V. l7allen-kampf y V/. R. Lesher (.Washington, DC, Biblicl Research Institute, 1981),394-41,9. (2) Sobre la base de una posible analoga con la idea expresadaen cuanto al "velo" o "cortina" en Heb. 10: 20 (con el antecedente del velorasgado de Mat. 27: 51, tristemente pasado por alto demasiado a menudo),podra haber en el Apocalipsis un concepto subyacente de un nico recintoen el templo celestial. Con todo, la significacin funcional del modelo condos estancias est presente en el Apocalipsis en la dinmica que se hace evi-dente en el paso de una escena a otra. (3) Merece atencin una alternativasugerida por C. Mervyn Maxwell, Dkls reuela el futuro (Miami, Florida:APIA, 1993), pg,. 1,7 l:

    "[.a suposicin de que el trono de Dios en el cieloest ubicado nicamente en el lugar santsimo celestial pasa por alto el he-cho de que en los tiempos del Antiguo Testamerto la presencia de Dios nosiempre estaba confinada al lugar santsimo, sino que estaba representada aveces en el lugar santo>. Maxwell cita xo. 33:9 y Eze.9: 3,y tambin alu-de al pan de la proposicin del recinto exterior. (En otro lugar del presenteestudio, llamo la atencin a xo. 40: 34 y Deut. 31.: "14-"l5,que amplan anms el emplazamiento de la presencia de Dios.) (4) Debe reconocerse queemplazar el smbolo del "trono" en el Apocalipsis ignora completamenteel uso que el propio libro hace del smbolo al tratarlo algo as como unelemento omnipresente (por ejemplo, el uso representado en Apoc. 6: l6 y22:3 en comparacin o contraposicin con el expuesto en Apoc.4-.5). (.5)De importancia capital es el hecho que el motivo del "trono de l)r

  • 68 Stt"rposto soeRe Apocnltpsls

    del templo las copas de la ira para derramarlas sobre la tierra; ensegundo lugar, porque el templo se llena de humo durante el tiempode las plagas, de modo que

    "nadie poda entrar en el templo", unasugerencia, sin duda, de que en ese momento no habra ningn mi-nisterio de misericordia en el templo.lt

    Introduccin ala visin MTexto: 16: 18

    - 77:3a (con 16: 17 como trasfondo)

    Rcsumen: lJna vez que el sptimo ngel ha derramado en el aire sucopa de la ira, una gran voz

    "del templo, del trono" declara "He-ch. La ciudadde Babilonia se divide, caen las ciudades de las naciones' y cae delcielo un granizo enorme, siendo cada piedra

  • 7O Srvposlo soaRe ApocLlpsls

    19 se produce una llamativa inversin: en l tenemos alabanza yaclamacin de Dios porque ahora ha llevado a cabo esa vindica-cin.Adems, en la introduccin de la visin VII se da un nfasis en.la cena de las bodas del Cordes" (vers. 9) y en la reverencia a la del Cordero (vers.7). Las vestiduras de lino blanco (vers.8) evocan, naturalmente, una imagen similar en la visin II conrespecto a los mrtires del quinto sello y de la gran multitud de laseccin en la que se depara atencin a los acontecimientos finales(6:9-11 y 7:9-I7, respectivamente). Debera observarse tambinque la secuencia de la visin VII concluye, y ello no deja de tener suinters, con una nueva referencia a la

    "esposa>, concretamente conla visin que Juan tiene de la santa ciudad, la nueva Jerusaln, quedesciende del cielo, de parte de Dios,

    "ataviada como una esposahermoseada para su esposo> (Apoc. 21,:2).

    Introduccin ala visin VIIITexto: 21:S-lta (y referencia a los versculos 1-4 como trasfondo)Resumen: En el contexto del marco del

    "cielo nuevo> y la "tierranueva>, habiendo descendido de parte de Dios, desde el cielo,

    "lasanta ciudad, la nueva Jerusaln", Juan contempla ahora a Aquelque est sentado en el trono. Este Ser divino

    -el propio Dios enlas visiones 1si6ss- declara: .Yo hago nuevas todas las co-s5". Dirigindose a Juan, dice: "Escribe, porque estas palabrasson fieles y verdaderas", y sigue diciendo a Juan: "Flecho est. Yosoy el Alfa y la Omega [...]". Se pronuncia una doble sentencia: laherencia de todas las cosas para el vencedor; pero la destruccinen el lago de fuego, (que es la muerte segunda", para aquellos queno son vencedores. Acto seguido, uno de los ngeles que portabanlas siete copas de la ira traslada a Juan a una montaa elevada y lemuestra la gran ciudad, la santa Jerusaln, que desciende desde elcielo de parte de Dios y que tiene la gloria de Dios.

    Comentario: A diferencia de las escenas introductorias de las visionesII-VII, en las que estaba claro en cada caso que el contexto seguasiendo el cielo, ahora se presenta un teln de fondo que tiene unmarco terrenal

    -homlogo a la situacin con respect

  • 72 Srr"rposro soaRr Apocupsls

    y el resto de las secuencias profticas que introducen. As, en la visin I,la presentacin de Cristo como alguien que camina entre los siete cande-labros o las siete iglesias precede, de manera adecuada, a sus consejos aesas iglesias; en la visin II,la escena del Cordero al que se proclamadigno de abrir el rollo lacrado con siete sellos y que luego toma ese rollode la mano de Aquel que se sienta en el trono constituye un teln defondo apropiado para la ruptura de los sellos propiamente dicha porparte del Cordero.

    As, estas escenas introductorias nos aportan un contexto con unaorientacin positiva

    -un mensaje de promesa y confianza, por asdecirlo- que mantiene una relacin con la secuencia que viene acontinuacin. En el primer caso, Cristo garantiza su presencia a supueblo en medio en las luchas de sus miembros contra el engao y lapersecucin

    -luchas que requieren palabras de consejo y de nimoprovenientes de 1, y, con frecuencia, la reprensin (caps. 2 y 3)-.Asimismo, en la segunda visin hay confianza en que las fuerzas

    desencadenadas por la ruptura de los sellos estn dentro del marcoredentor de la obra celestial del Cordero inmolado,lo que finalmenteresultar en la apertura del libro del destino eterno para los fieles alCordero.la Los sellos son abiertos de manera sucesiva en el captulo6 y en 8: 1, intensificando la progresin a cada paso, hasta que seproduce un dramtico silencio cuando ha de abrirse por fin el li-bro propiamente dicho. El "interludio" del captulo 7 es, de formamuy visible, un pasaje en el que se depara la atencin, de forma muyapropiada, a los acontecimientos finales de esta secuencia concreta.A1 poner de relieve el sellamieno de los siervos de Dios, hay en este"interludio" una especie de juego de palabras con la terminologa del"sello". Sin embargo, todo el concepto de pertenencia y de conser-vacin inherente en el simbolismo del "sello" tambin conecta muydirectamente esta escena del captulo 7 con la ruptura de los sellos:15los 144,000 sellados por orden divina estn protegidos de los estra-

    14. Cf. Ia n.8, supra.15. Los lxicos y diccionarios teolgicos (como el TDNT) y obras de referencia

    similares (s.v. ogpcyq ltf*Citl\ han aclarado la significacin del "sello" y elprocedimiento o la prctica del "sellamiento" en el mundo antiguo. Para unareferencia sucinta a seis significados posibles, vasc

    .f . Massyngberdc Forcl,Rcuelatitn lApocalipsisl, AB, 3tl (Garclcrr Oity, Nrrcvrr Vrrk, 19751 ll6-17.(,/. trrnrbi'n el cstrrlio rnis bit'n dctirll:rrl> "St';rls rrrrtl Sc:rrrtbs"'lSellos y csca-r:rlrtrrsl, cn /l )ll 4: 2.54 59.

    Escenas de "introduccin victoriosa" 73

    gos de los jinetes de los cuatro primeros sellos,16 e incluso en la espe-cie de martirio presentado en el quinto sello pueden descansar conplena confianza en el cuidado divino.17 El hincapi en el cuidado deDios es objeto de nfasis adicional en la presentacin realizada en lassecciones b y c del captulo 7 (vers. 9-77) sobre la gran multitud quesale de la gran tribulacin (como los mrtires del quinto sello, rienenvestiduras blancas!).

    Lo que antecede ilustra la manera en la que existe una estrecha co-rrelacin entre las escenas de introduccin victoriosa y el resto de lasrespectivas visiones que esas escenas introducen, y no ser necesariodar aqu ms detalles fuera de estas dos muestras. De hecho, puedelograrse un rpido repaso del contenido fundamental de cada visinconsultando la seccin segunda del captulo 2 de este volumen. La ob-servacin adicional que habra que hacer aqu es que, aunque todaslas escenas de introduccin victoriosa tienen un, ini., psitiva depromesa y confranza para los leales a Cristo, algunas

    -especialmentelas de las visiones III-VI (las dobles series con la temtica del "xodode Egipto"/"cada de Babilonia")- tambin presentan aspectos ne-gativos. Esta cuestin recibir mayor atencin ms adelante.

    Por 1o general, los comentaristas pasan por alto este vnculo porque no lo-gran fiiarse meticulosamente en el antecedente veterotestamentario de Zac.6, en el que caballos de diversos colores salen a recorrer la tierra (vers. 7)y en el que, en respuesta a la pregunta del profeta en cuanto a la identidadde los cuatro grupos de caballos, un ngel los define como los cuatro nln"')[rul] (vientos) de los cielos que salen de la presencia del Seor de todala tierra (vers. 4-5). Los comentaristas que han visto la conexin incluyena G. R. Beasley-Murray,The Book of Reuelation [El libro de Apocalipsis],New Century Bible (Londres,'1974),142; y Leon Morris, Tbe Reuelationof St. John [El Apocalipsis de San Juan], Tyndale NT Commentaries (GrandRapids, Mchigan, 1969), 113. Desgraciadamente, algunas versiones, comola RSV inglesa o la SA espaola, distorsionan completamente el significadodel hebreo al emplear la fraseologa

    "Estos llos grupos de caballos] son losque salen en direccin a los cuatro vientos del cielo", cuando, en realidad,los que salen son precisamente los vientos (= caballos).Prra un cstudio exhaustivo del quinto sello, vase Joel Nobel Musvosvi,"'l'hc Oonccpt of Vengeance in the Book of Revelation in the Old Tesramenrirntl Ncr lirrstcnr (l()ntcxt" lFll concepto de venganza en el libro de Apoca-lirsis t'n cl contcxto rlel Arrtigrro'l('stantcnto y del l)r

  • 7 4 Stt'lposto sosne APocertPsls

    La iconografa deltemplo y su importanciaComo hemos observado, la iconografa del templo es omnipre-

    sente en las escenas introductorias de las ocho secuencias profticasfundamentales del Apocalipsis. Para las visiones II-VII, los contextos.rtrr.r, oel templo i...1 ." el cielo', y en ellas aparece,"mobiliario"de ese templo. Sin embrgo, en la visin I la iconografa del temploes la de .^nd"l"bro, qrr. .pr.r.ntan a .las siete iglesias" de 1a tierra'Y en la visin VIII vuelve a haber un mbito terrenal, pero esta vezen el contexto de la santa ciudad de la nueva Jerusaln y la "tierra,r.r"u",, haciendo el propio Dios morada con su pueblo (21:3-4)'ysiendo descritos "Dits i. .l y el Corderoo como el "templo" de lanueva Jerusaln (21,2 22).

    Es evidente de inmediato que las tres aplicaciones fundamentalesque el NT presenta de la iconografa del templo entran en juego en.rru, .r..n"s introductorias. En la primera visin, tenemos el concep-to neotestamentario de la iglesia cristiana como "el nuevo templo".Las referencias por antonJmasia de este concepto son'-sin duda'1 Corintios 3z 1'6-17 y 2 Corintios 6: L6-1"7, pero, desde lueg.o' haytambin una reflexin sobre ello en 1 Pedro 2:5,y tambin en la pro-clamacin de santiago ante el concilio de Jerusaln a la que se aludeen Hechos 15: 13-1. En esta referencia, Santiago aplica la profecade Ams 9:11-1.2refiriendo y aplicando directamente la reanudacinpt p"tr" de Dios de la reedifi.".itt del 'tabernculo ["'] de David"'irr. .rt"b" cado,al influjo de gentiles en la iglesia apostlica'

    El paralelo neotestamentario ms cercano al uso reflejado en las.r..rr", inrroducrorias de las visiones II-VII del libro de Apocalipsises ei que se halla en el libro de Hebreos. All,se habla de-cristo comod. ut (sumo sacerdote, el cual se sent a la diestra del trono de laMaj.starl en los cielos. l es ministro del sanruario y de aquel verda-der tabernculo que levant el Seor y no el hombre" (Heb' 8: 1-2;vase tambin el vers' 5).18

    Por ltimo, la aplicacin ms bsica y medular de la imaginera deltemplo en el NT es, sin duda, 1o ilustrado en la escena introductoriay .r, l" descripcin proftca de la visin VIII del Apocalipsis; es decir,L,-,, ,.f"r.n. a lu presencia directa divina' Fln el prl.go al Evangc-

    Ittlf.'--' ^,.-l-ente

    ll excclctrtc rrcsctttrtcititt ctt l)rtvitlsotr' 336-67; vi'rrsctrrnlhii.' t.l "li.xcrtrstts" ll)igrcsitinl tlt'l)rtvltlsrll s y que, por lo tanto, una vez que Cristo hubo resucita-do de entre los muertos,

    "sus discpulos recordaron que haba dichoesto" (Juan 2:19-22).

    La presencia divina era la nocin medular del tabernculo o deltemplo en el antiguo Israel.re Moiss recibi el mandato de construir(un santuario para m, para que yo habite entre ellos, (xo. 25:B, LBA). Precisamente esta idea fundamental

    -la de la presenciadivina- domina asimismo las escenas introductorias de las ochovisiones del Apocalipsis. El Cristo divino vivo por siempre es repre-sentado, en primer lugar, como presente entre su pueblo en la tierra,sostenindolo y dndole mensajes por medio de su Santo F,spritu(visin I);20 luego la escena pasa al santuario celestial, donde (lrist

  • 7 6 Sruposlo sosRe ApocnLlPsls

    hasta Dios, y el aspecto negativo se describe en el incidente en elque el ngel arroia a tierra un incensario con brasas encendidas, delo que resultan seales de juicio en forma de voces, truenos' relm-pagos y un terremoto.

    En el captulo anterior de este libro seal que las visiones III a VIconsisten en un motivo duplicado que puede ser denominado conacierto como la temtica del "xodo de Egipto"/"cada de Babilo-nia" (vase el Diagrama 2 a continuacin como ilustracin de la te-mtica). Resulta interesante que, precisamente en conexin con esascuatro visiones, se dan las referencias ms contundentes de un juicionegativo. Tal como verificaremos en breve, hay tambin una progre-sin de intensidad en el simbolismo del juicio.

    l)iagrama 2. La temtica del "xodo de Egipto'7"cada de Babilonia" cn el Apocalipsis

    (Este cliagrama cs una amFlicin det cue prece en Kcneth A. Straod, "The Tw Witnesscs of Reveltrrn I 1: 3-1 2" lLos dos testisos denpJii"ii,lzf,uisrvt*r''tzr.r"'nbindeberaprestarse arencinalapresetcindeestcmticaenlp. l28delartuloe

    Las escenas introductorias de las visiones VII y MII vuelven en partea la idea central positiva de las secciones comparables de la visionesI y II. Sin embargo, en cada una de estas dos visiones finales' pesea que su idea central fundamental sea positiva, hay al menos unareferencia indirecta (pero contundente, a pesar de todo) a un juicionegativo. En la visin VII se produce una aclamacin de Dios porhaber juzgado ala ramera y haber vindicado a los santos. Aun as,la bendicin de la salvacin es |a tnica de los himnos de alabanza; especialmente en las referencias a la esposl del Cordero y a lacena de las bodas del Cordcro, cn cllas brilla la:rle4ra con rniixi-rr.r9 esplcrrclor! llrr ln visi

  • 78 Srvposro soene Apoct-lpsls

    de "introduccin victoriosa". Ya hemos observado, desde otra pers-pectiva, el movimiento en el marco del templo desde un mbito te-rrenal a un mbito celestial y el regreso a un mbito terrenal nuevo(es decir, de una ntierra nueva"). Sin embargo, las propias escenasdel templo celestial (en las visiones II-VII) muestran una interesanteprogresin en el simbolismo que se da en ellas. Consideraremos bre-vemente este asunto, seguido por la atencin, tambin sucinta, a unaprogresin que se da en la imaginera de juicio negativo utilizada enlas visiones III-VI.

    La iconografia del templo del cielo. En la visin II, las siete lm-paras o los siete candelabros encendidos sugieren un entorno dela primera estancia, o lugar santo. Despus, la visin III nos llevahasta el dorado altar del incienso ante el trono' y luego la visin IVpone ante nuestra mirada el arca del pacto de Dios en la estanciainterior, o lugar santsimo.23 Ello parece tener relacin con un n-fasis creciente sobre el tiempo del fin en las respectivas "descripcio-nes profticas bsicas" y en los respectivos "interludios", aunquetodas estas secuencias abarquen la era desde los das del profetahasta el fin. (Este fenmeno ya ha sido suficientemente tratado enel captulo anterior y, por lo tanto, no es preciso dar ms detallessobre l aqu).

    Tras la lnea divisoria quistica, la iconografa del templo ya nocontempla el mobiliario, porque las funciones representadas por talmobiliario

    -o las actividades salvficas indicadas con el mismo-

    ya no existen. Antes bien, el humo llena el templo, de modo que noprosigue ningn tipo de ministracin de la misericordia (15: 8); seproducen anuncios o seales de iuicio, dndpse nicamente una re-ferencia general a su origen en el templo, desde el trono o en el cielo(cf. 1.6: 1,7ss.; 19: 1.-5;21.: 5).

    Iconografa de iuicio negativo. Las cuatro visiones centrales delApocalipsis

    -es decir, de la III a la VI- tienen introducciones que

    presentan un simbolismo de juicio negativo contundente. Una carac-terstica interesante es la intensificacin de la idea central negativa.Las seales de la visin III son truenos, voces' relmpagos y un terre-moto (8:5); a lo anterior, la visin IV aade

    "granizo grande" (11:'l9l; y, por ltimo, la visin VI presenta estos mism

  • 80 Srr"rposro soaRe ApoceLtpsts

    esta misma Persona divina se aparece a Juan como Aquel que es-tuvo muerto, pero que vive por los siglos de los siglos (Apoc. 1:17-18) y que est presente, andando entre sus iglesias/candelabros.As, esta primera escena de introduccin victoriosa da evidencia dela presencia continuada y estrecha de este mismo Jess en su iglesiaen la tierra. Su propia victoria durante su encarnacin ha garanti-zadola existencia de esta misma comunidad, la comunidad del pac-to, y su propia presencia divina permanece verdaderamente con supueblo durante la era histrica (por medio de su Santo Espritu).24En el cuarto Evangelio, el prlogo afirma que Cristo

    "habit entrenosotros> (Juan 1: 14), pero el discurso sobre el Parclito indicaque, aun despus de la ascensin de Jess al cielo, tanto l comoel Padre vendran a hacer su "morada" con los fieles discpulos deJess (vase Juan 14: 15-21,23).

    Lo homlogo de esta presencia divina en el aqu y ahora es Iaplenitud de la experiencia de la presencia divina supeditada al se-gundo advenimiento de Jess para retribuir a todos segn su obra(Apoc. 22:1,21. En las fases finales de esas retribuciones

    -es decir,en la experiencia del

    "cielo nuevo>, de la "tierra nueva> y la nuevaJerusaln- Dios y el Cordero vuelven a"morar" con su