revolución francesa michelle vovelle

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    LA REVOLUCIN FRANCESACOMO REVOLUCINBURGUESA: ALBERT

    SOBOUL Y MICHELVOVELLEIsabel Clemente

    Coordinadora del Departamento de Historia de la Universidad de los Andes

    INTRODUCCIN

    Responder a la pregunta "Por qu hubo una revolucin en Francia?" ha sido una viejapreocupacin entre los analistas de este acontecimiento inclusive antes de que Alexis deTocqueville la formulara con tanta precisin.

    De hecho, ya los protagonistas del proceso revolucionario desarrollaron explicaciones diversasy la historiografa francesa no ha cesado, desde el siglo XIX, de plantear el problema.

    Las tentativas de respuesta han ligado indisolublemente la pregunta de de Tocqueville a unacuestin ms general: el carcter y naturaleza de la revolucin.

    En realidad, el tema de la Revolucin Francesa se convirti en el problema central de lahistoriografa en Francia, desde comienzos del siglo XIX, en parte como respuesta a la corrientecontrarrevolucionaria, de signo le-gitimista y catlico que triunf con la Restauracin y queacogi la visin de Burke, para quien la revolucin haba sido el producto de las ma-

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    "La revolucin de 1830consagr el 'triunfo de lasideas de 1789' y con ella

    se consolid lahistoriografa liberal cuyasprimeras obras se haban

    publicado en plenaRestauracin."

    quinaciones de unos pocos escritores y "philosophes", a las cuales suce-di la revuelta del "populacho" ignorante.

    La revolucin de 1830 consagr el "triunfo de las ideas de 1789"1 y conella se consolid la historiografa liberal cuyas primeras obras se habanpublicado en plena Restauracin.2

    Ella revaloriz la revolucin y la explic en trminos de necesidad hist-rica, como resultado lgico de la crisis e insuficiencia del Antiguo Rgi-men, insistiendo en el carcter burgus de la revolucin, atribuyendo ala burguesa un papel central en sus orgenes y en su desarrollo. Desdeentonces, se han acumulado los estudios dando origen a una bibliografaverdaderamente inagotable. El resultado ha sido el que la Revolucin Fran-cesa se ha convertido en uno de los temas ms investigados por la histo-riografa occidental.

    Entre los estudiosos franceses, que con mucho representan la mayor par-te de esa tradicin historiogrfica, la tendencia predominante en sus an-lisis, fue, desde el siglo XIX, la de privilegiar la interpretacin social dela revolucin, cual tuvo en Barnave un primer (y autorizado) precedente,con laIntroduction a la Rvolution Francaise, escrita en 1792.

    Slidamente fundamentada en la erudicin, en un desarrollo constantede la reflexin terica y en un rigor conceptual creciente, esta tendenciase estableci firmemente en la investigacin histrica francesa, llegandoa constituir una sucesin casi filial que va de Jean Jaures, a Albert Mar-thiez, a Georges Lefebvre, a Albert Soboul.

    Cada generacin de historiadores incorpor nuevos temas, nuevos pro-

    blemas y nuevos enfoques, en un cuadro cada vez ms complejo de lasfuerzas sociales actuantes en la revolucin.

    De acuerdo con la interpretacin social, que Soboul ha denominado cl-sica, son los antagonismos entre las clases los que explican el origen, elcarcter y los resultados de la Revolucin Francesa. Esta culmin en unatransformacin profunda de las estructuras sociales, de signo antifeudal,anti-aristocrtico y burgus. Los cambios en el Estado, en la poltica ex-terior, en la poltica econmica y social son examinados en directa rela-cin con los cambios en la composicin social de los grupos en el podery de las sucesivas y cambiantes alianzas establecidas (y disueltas) a lo godel perodo revolucionario.

    Contra esta tradicin historiogrfica, se han propuesto desde la dcadajde los cincuenta interpretaciones que la contradicen no slo en sus fun-damentos principales, sino en su mismo planteamiento metodolgico ge- ]neral: se cuestiona que el anlisis de las clases sea el instrumento real-]mente adecuado para la interpretacin de la Revolucin Francesa.

    1 Lefebvre Georges. El nacimiento de la historiografa moderna. Barcelona, ediciones Martnez Roca, 1974. Pg. 171

    2. Francois Guizot,Historia de la civilizacin en Francia. Adolphe Thiers.Historia de la Revolucin Francesa. Historia del Consulado y del Imperio.Francois-Aguste Mignet.Historia de la Revolucin Francesa. Jules Michelet .Historia de la Revolucin Francesa. Lamartine.Historia de los girondinos.Edgar QuinetLa revolucin. Louis Blanc.Historia de la revolucin francesa. Alexis de Tocqueville.El Antiguo Rgimen y la revolucin

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    "Los autores de la 'teoraatlntica' han incurrido enel error de colocar en unmismo plano procesos de

    caracteres y consecuenciasdiferentes, minimizando deesta manera la profundidad

    de las luchas sociales ypolticas de la Revolucin

    Francesa."

    currido en el error de colocar enun mismo plano procesos decaracteres y consecuenciasdiferentes, minimizando de estamanera la profundidad de lasluchas sociales y polticas de laRevolucin Francesa,despojndola de todo contenidoespecfico (anti-feudal ycapitalista en lo econmico;antiaristocrtico y burgus, enlo social).

    Esta tesis niega por otro lado, elcarcter nacional de laRevolucin Francesa altransformarla en un aspecto msde una revolucin occidental.Finalmente, en aras de sostener

    esta construccin terica, la de larevolucin occidental, extendidasobre Europa y Amrica, seminimiza el hecho de que

    Si verdaderamente hubo una sacudida social y poltica al menos en Europa occidentalfue consecuencia de la conquista revolucionaria y del dominio napolenico.4

    La teora de la revolucin occidental o atlntica fue diluyndose gradual-mente, al aproximarse sus autores a la interpretacin social propia de lahistoriografa revolucionaria, sin dejar continuadores en el campo de lahistoria comparada de las revoluciones5.

    LA REVOLUCIN FRANCESA Y EL CAPITALISMO EN FRANCIA

    La crtica a la interpretacin poltico-ideolgica de la Revolucin Fran-cesa, sostenida por los historiadores anglosajones Alfred Cobban, Eliza-beth Eisenstein y George B. Taylor, parte del planteamiento que formu-lara Georges Lefebvre en respuesta al texto de Cobban The Myth of theFrench Revolution: se preguntaba entonces (1956) Lefebvre sobre el porqu del crdito a la interpretacin mtica de las revoluciones y encontra-ba la respuesta en la evolucin ideolgica de las clases dominantes anteel impulso democrtico; sintindose amenazadas, habran repudiado larevolucin de los antepasados que les aseguraron la preeminencia peroque se constitua en un peligroso precedente de las revoluciones contem-porneas.

    Soboul empieza por sealar que el ataque de Cobban a la caracterizacinantifeudal de la Revolucin Francesa tiene su origen en una definicinestrechamente jurdica del feudalismo, que no tiene en cuenta el hechode que en el siglo XVIII, el concepto de feudalismo involucraba el con-junto del sistema seorial, de tal suerte que, tanto en el lenguaje de loscampesinos como en el de los juristas, derechos feudales y derechos se-oriales pasaron a constituir una unidad y fue en este sentido que el con-cepto se transmiti hasta los constituyentes de 1789 que con tanta solem-nidad declararon su extincin la noche del 4 de agosto.

    "...lo que aqu nos importa, no es tanto la definicin jurdica del feudalismo comojsu dimensin social; no tanto el sentido que le daban los juristas, sino el que le daban]los campesinos."6

    "Si verdaderamente hubouna sacudida social ypoltica al menos en

    Europa occidental fueconsecuencia de la

    conquista revolucionaria y

    del dominio napolenico."

    4 Soboul. A. La Revolucin francesa... pg. 345 Por ejemplo, en lo que respecta a la historia de las revoluciones de independencia en

    Hispanoamrica, el eco de la teora atlntica ha sido ms bien dbil. En uno de los msimportantes estudios de carcter global, la obra del historiador britnico John Lynch, Lasrevoluciones hispanoamericanas 1808-1826

    5se examinan los movimientos independentistas como

    expresiones del nacionalismo

    6 Soboul, A. "La historiografa clsica..." op. cit. pg. 171.

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    Soboul insiste en la persistencia de las estructuras feudales y supeso econmico hacia finales del siglo XVIII y llama la atencinsobre la deduccin que los derechos feudales representaban sobre elconjunto de la produccin (y por consiguiente, la carga con quegravitaban sobre los campesinos) en primer lugar, y la parte deestos derechos en la renta total del seoro, en segundo lugar.

    Apoyndose en los resultados de las investigaciones cumplidassobre el tema, Soboul afirma que es posible sostener que lanobleza francesa detraa el tercio de la renta agrcola del pas. Esarelacin derechos feudales-rentas campesinas es la que explica elcomportamiento de los campesinos al final del AntiguoRgimen, en tanto que la relacin derechos feudales-renta totaldel seoro ilustra el comportamiento de la nobleza y explica losmotivos de la contrarrevolucin.

    En otro sentido, los crticos de la caracterizacin de la RevolucinFrancesa como burguesa y capitalista, han basado su interpretacinen el examen de la composicin social de las asambleasrevolucionarias: en ellas, la burguesa capitalista, compuesta de

    negociantes, banqueros, manufactureros y empresarios era slouna minora, mientras que el porcentaje de funcionarios oficialesera muy alto. Esta argumentacin, elaborada por Cobban, secomplement con el estudio de Elizabeth Eisenstein quedemostraba cmo los protagonistas de las accionesrevolucionarias pertenecan a muy diversas categoras sociales,siendo tan slo una nfima minora de activistas de origenburgus. La conclusin a que llegaba el estudio de Eisenstein erano slo que la burguesa haba estado ausente en el movimientode protesta de 1788 y no desempe un papel importante en losacontecimientos y en las reformas de 1789, sino que la iniciativarevolucionaria correspondi a un grupo de intelectuales ilustrados,un grupo de "agitadores" que, aun cuando provenan de rdenes

    y clases sociales diversos, perseguan unos objetivos polticoscomunes; una conclusin bastante parecida a la tesis de EdmundBurke.

    Finalmente, el historiador norteamericano George Taylor encontrabapoco demostrable la oposicin econmica entre la burguesa yotras clases de la sociedad: haba identidad en formas deinversin e ideas socioeconmicas entre gran parte de la noblezay el sector propietario de las clases medias (bien diferente de laclase capitalista por excelencia, la de los empresarios).

    Por consiguiente, lejos de presentar la Revolucin Francesa comouna lucha entre unas clases que habran opuesto unas formasdiferentes de riqueza y unos intereses econmicos distintos, estosautores han elaborado una interpretacin jurdica y poltica de larevolucin: un movimiento dirigido mayoritariamente por ungrupo de funcionarios, unidos por el comn objetivo de laconquista del poder y por una comn formacin ideolgicailustrada.

    Soboul admite que el papel de los intelectuales y los funcionariosoficiales es fundamental en la maduracin y conduccin de larevolucin pero subraya el hecho de que, si es posible distinguirdiversas categoras burguesas, entre las cuales la ms progresista fuela de los intelectuales y funcionarios, la burguesa constitua unaunidad: si era, de hecho, diversa y mltiple, se distinguaclaramente de las otras clases de la sociedad por su estilo de vida,

    su educacin y sobre todo, su fortuna."...no tanto por su volumen como por su origen, su naturaleza, la manera en queera gestionada y gastada"7

    "Soboul afirma que esposible sostener que la

    nobleza francesa detraa eltercio de la renta agrcola

    del pas."

    "La iniciativarevolucionaria correspondi

    a un grupo de intelectualesilustrados, un grupo de'agitadores' que, auncuando provenan de

    rdenes y clases socialesdiversos, perseguan unos

    objetivos polticoscomunes.

    7 Soboul, A. La Revolucin Francesa... op. cit.pg. 40

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    "Los profesionales,funcionarios e intelectuales

    se preocuparon muy pocopor promover elcapitalismo a travs de su

    accin en las asambleasrevolucionarias.''

    "La Revolucin Francesaconstituye, con las

    revoluciones holandesa einglesa del siglo XVII, lacoronacin de una largaevolucin econmica y

    social que ha hecho de laburguesa la duea delmundo."

    Tambin admite Soboul que los profesionales, funcionarios e intelectua-les se preocuparon muy poco por promover el capitalismo a travs de suaccin en las asambleas revolucionarias. Sin embargo, llama la atencin

    sobre la necesidad de tomar en cuenta a los grupos de presin tales comoel Club Massiac y los diputados extraordinarios de las manufacturas ydel comercio.

    Por otro lado, el carcter social de la revolucin no debera establecersede acuerdo con las intenciones de sus protagonistas, que comprendan unagama muy variada, tanto desde el punto de vista social como del ideolgi-co, sino examinando principalmente sus resultados:

    "el feudalismo fue abolido, el antiguo sistema de produccin destruido, la libertadde empresa y de beneficio establecida sin restriccin, abriendo as la va al capi-talismo"8

    En realidad, la interpretacin de Soboul apela a la continuidad del tiempohistrico. En efecto, siguiendo una concepcin discontinua de la historia yparcelndola en un desarrollo episdico, resulta muy lgico concluir que lasmedidas revolucionarias poco contribuyeron al triunfo de una economacapitalista, en lo inmediato, y que las preocupaciones de los dirigentes de larevolucin se orientaron de preferencia, hacia problemas distintos de laelaboracin de un proyecto claramente capitalista para Francia, impulsando msbien una poltica econmica que buscaba responder a los apremios de lacoyuntura.

    En cambio, si se parte del supuesto de la continuidad del tiempo histrico,como lo hace Soboul, la revolucin aparece como un momento en el cursogeneral de la historia del capitalismo y del ascenso de la burguesa al poder y las

    medidas revolucionarias, como otros tantos avances de ese sistema econmicocuyo triunfo se cumpli plenamente durante el siglo XIX. Desde el horizonte dela historia de la Francia del siglo XIX, las medidas del perodo revolucionario,consolidadas y desarrolladas por el Primer Imperio, aparecen entoncescargadas de porvenir.

    La Revolucin Francesa constituye con las revoluciones holandesa e in-| glesadel siglo XVII, la coronacin de una larga evolucin econmica y] social queha hecho de la burguesa la duea del mundo.9

    CRITICAS DE SOBOUL A LA CONCEPCIN DE FURET Y RICHETI

    La crtica a la teora de la dualidad de la Revolucin Francesa, que opuso' una

    revolucin de la Ilustracin, aristocrtica y burguesa, de signo progresista, lade 1789, a una revolucin popular, violenta y retrgrada,10 la de 1793, teoraexpuesta principalmente en la obra de Furet y Richet publicada en 1965, LaRvolution, es sobre todo un ataque a la concepcin de lo contingente, el azary lo irracional como factores de la historia.

    8 Ibid, pg. 42

    9 Soboul, A. Compendio de la historia.Op. cit., pg. 19.

    10 Soboul admite, sin embargo, que lasmasas populares adheran a los viejosderechos colectivos que garantizaban suexistencia y que se oponan a la libertadeconmica: si la burguesa capitalistareclamaba la libertad econmica, las

    masas populares campesinas y urbanasafirmaban una mentalidad y uncomportamiento precapitalista. Op. cit.,pg. 105.

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    En primer trmino, Soboul ataca la tesis de la supuesta revolucin de laslites que en 1789 habran llegado a una convergencia tctica contra elabsolutismo: en realidad, nos dice Soboul, no haba en 1789 una lite fran-cesa unificada y lo menos que puede decirse es que las lites (aristocrti-cas y burguesas) se dividieron frente al problema del privilegio, volvin-

    dose imposible el compromiso.Por otro lado, contra la idea central de Furet y Richet en cuanto el papelunificador de la ideologa de la Ilustracin, Soboul apela al carcter am-bivalente de este movimiento de ideas, cuyos ms connotados voceros hanproporcionado argumentos tanto a los dirigentes revolucionarios comoa los partidarios de la reaccin y a los nostlgicos del antiguo orden.

    En tercer lugar, para Soboul, la capacidad de arbitraje y reforma del reyde Francia, a la cual Furet y Richet, apegados a una visin contingentede la historia, asignaron tanta importancia en la determinacin del girode la revolucin, era inexistente en las condiciones del estado monrqui-co del Antiguo Rgimen. Un anlisis en profundidad de este sistema po-

    ltico revela cmo la alianza entre monarqua y aristocracia era inextricable:La monarqua haba probado que era el Estado de la aristocracia11, afir-macin que encuentra su prueba no slo en las declaraciones reales de1789 en defensa de la sociedad de rdenes y de todo el sistema de privile-gios que protega a la "buena y fiel nobleza" sino en toda la poltica pos-terior del rey y la corte para impedir y finalmente aplastar la revolucincon el concurso extranjero.

    Por consiguiente, el rey no poda sino inclinarse hacia un solo lado noslo por falta de capacidad de arbitraje sino por falta de real inters enun supuesto arbitraje.

    "Ni la nobleza ni la monarqua podan, sin negarse a s mismas, aceptar la supresindel privilegio, cuyo mantenimiento, por otra parte, no podan aceptar las lites bur-guesas. Una necesidad interna haca que el enfremamiento fuese ineluctable"12

    En cuarto trmino, la distincin que los autores han hecho entre las tresrevoluciones de 1789 y entre stas y el supuesto resbaln o desviacin de1792 a 1795, es resultado segn Soboul, de la introduccin de lo contin-gente y lo irracional en la explicacin histrica, de un lado, y de la faltade un anlisis minucioso de las estructuras de la sociedad del Antiguo R-gimen caracterizadas por el privilegio y el feudalismo, de otro lado. Efec-tivamente, teniendo en cuenta este ltimo aspecto, resulta evidente la con-tradiccin de la burguesa con todo el fundamento feudal de esa estructu-ra social y su necesidad de alianza con otros sectores para destruirlo. El

    anlisis del tercer estado revela su realidad social mltiple y diversa y per-mite establecer, en su interior, corrientes especficas y autnomas, hechoque justifica las investigaciones de Lefebvre sobre los campesinos y lasd e l p r o p i o S o b o u l y Ge o r g e s R u d s o b r e l o s " s a n sculottes" y la "muchedumbre" urbana.13 Sin embargo, esta realidad di-versa del tercer estado no permiti, en el estudio de estos movimientosparticulares, desconocer su insercin en el curso general de una revolu-

    "No haba en 1789 una lite francesa unificada y lomenos que puede decirse

    es que las lites sedividieron frente al

    problema del privilegio,volvindose imposible el

    compromiso."

    11 Soboul op. cit., pg. 45.12 Soboul, op. cit., pg. 4413 Soboul, Albert. "Lesans-culottesen l'an II" op. cit., Rud, George.

    The crowd in the Frenen Revolution.

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    cin burguesa. De esta manera la alianza, entre la burguesa opulenta ylos "desarrapados"14 que a Furet y Richet les pareca tan asombrosa einesperada, es para Soboul perfectamente lgica y explicable en trminoshistricos: lejos de constituir una desviacin o un accidente, la interven-cin del movimiento popular fue indispensable para el xito de la revolu-cin liberal iniciada en 1789. En el perodo 1792-1795 que Soboul carac-teriza como "el depotismo de la libertad" fue cuando la burguesa pudo,gracias a la alianza popular, exterminar todas las formas de contrarrevo-lucin y hacer as posible, al fin, el sistema liberal que se afirm definiti-vamente despus de 1795, para alcanzar su plenitud despus de 183O15.Dentro de la explicacin de Soboul, la guerra no aparece como un meroaccidente, debido a un expansionismo pasional de los franceses16 sino co-mo un resultado de las propias tensiones internas de la revolucin a lavez que como un factor dinamizante del proceso revolucionario. Esa re-lacin dialctica entre guerra y revolucin admirablemente desarrolladaen su historia de la Revolucin Francesa, es un argumento central en latesis unitaria de la revolucin.

    En 1789 no hubo tres revoluciones, sino una sola, burguesa y liberal, conapoyo popular, particularmente campesino. No hubo desviacin, ni des-lizamiento de la revolucin de 1792 a 1794, sino la voluntad de la bur-guesa revolucionaria de mantener la cohesin del tercer estado, graciasa la alianza con las masas populares, sin cuyo sostn las adquisicionesde 1789 hubieran sido comprometidas para siempre. El ao II no fue "un

    "El anlisis del tercerestado revela su realidadsocial mltiple y diversa ypermite establecer, en su

    interior, corrientesespecficas y autnomas."14Trmino empleado por Soboul para definir los sectores popularesen su texto Compendio de Historia de la Revolucin Francesa. Madrid. Tecnos, 1966.15 Soboul op. cit. pg. 4616 historiografa de las relaciones internacionales en el periodo dela Revolucin y el Imperio revela la complejidad de factores queincidieron en la poltica exterior de los estados, en particular Inglaterra. Vase al respecto la clsica obra de Andr Fugier enHistoriade las Relaciones Internacionales dirigida por Pierre Renouvin. TomoI, Vol II, Madrid, Aguilar 1967.

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    tiempo de desamparo", sino un momento de radicalizacin necesaria pa-ra asegurar la victoria sobre la contrarrevolucin y la coalicin y por con-siguiente la victoria de la revolucin burguesa17

    Ni tampoco la movilizacin de los sectores populares, apremiados porla cuestin del pan cotidiano, es para Soboul un accidente, una respuesta

    irracional y violenta ante el mito del complot aristocrtico sino un movi-miento con motivaciones especficas, ligadas a las condiciones econmi-cas generadas por la crisis y agravadas por la guerra.

    De manera que la ruptura con la estructura del Antiguo Rgimen que pro-vocaron los acontecimientos de 1789, se desarroll y se configur comoun nuevo orden bajo el gobierno revolucionario del ao II. El sentidorevolucionario de la Revolucin Francesa radica, precisamente, en esa ins-tauracin de un orden nuevo, diferente esencialmente del precedente, pro-ceso que super con mucho los cambios en el gobierno y que involucrla destruccin de las antiguas relaciones sociales: es en este sentido queSoboul reclama la nocin de revolucin para el caso francs, rechazandolos conceptos de reforma o transicin con los que ha intentado rotularse

    los acontecimientos posteriores a 1789.

    Por consiguiente, revolucin: transformacin radical de las relaciones sociales y delas estructuras polticas sobre los cimientos de un modo de produccin renovado18

    Explicar la revolucin como un momento poltico clave, dentro de unafase prolongada de transicin hacia el capitalismo, que permiti el rea-juste poltico, institucional y la redistribucin del poder en beneficio dela burguesa para adecuar el sistema poltico a un equilibrio ya capitalistaimplica dejar sin explicacin el por qu de la revolucin como cambioviolento y total, sostiene Soboul.

    Siguiendo el planteamiento de Marx acerca de las vas de la transicin

    del feudalismo al capitalismo, establece que en Francia se cumpli "lava realmente revolucionaria" tal como Marx la defini, en la medida enla que la Revolucin tuvo como consecuencia final la subordinacin delcapital comercial (ligado a la alta burguesa, a su vez aliada a la oligar-qua de grandes propietarios feudales) al capital productivo.

    De este anlisis se desprende una importante conclusin que articula, co-mo un eje, la obra entera de Soboul sobre la Revolucin Francesa:

    "En ese sentido, el elemento motor de la revolucin se encontr entre los artesanosy campesinos independientes, pequeos y medianos productores, en una palabra enla pequea y media burguesa, y no en la alta burguesa ms o menos coaligada conel poder del Estado absolutista, gentes de finanzas, grandes negociantes, fabricantes,

    empresarios. Histricamente, este antagonismo se concret en la oposicin entre jaco-binos y montaeses, por una parte, por otra monrquicos, luego feuillants, por lti-mo girondinos, unos y otros inclinados siempre al compromiso con la aristocracia"19

    Al suprimir los derechos feudales, la revolucin liber a los productoresdirectos, los pequeos y medianos productores, comerciantes a partir deentonces independientes, asegurando as la autonoma de la produccincapitalista, creando las condiciones necesarias para la formacin del ca-

    "En 1789 no hubo tresrevoluciones sino una sola,

    burguesa y liberal, conapoyo popular,particularmente

    campesino."

    17 Soboul op. cit. pg. 4718 Soboul op. cit. pg. 5019 Soboul, op. cit. pg 55

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    Un episodio del gran miedo. Grabado.

    "El predominio de la rentaen especie en Francia,

    explicara en parte, paraSoboul, la evolucin mslenta hacia el capitalismo

    en comparacin conInglaterra."

    pital productivo. En este sentido, son, en el anlisis de Soboul, especial-mente relevantes estas medidas revolucionarias: la afirmacin de la con-cepcin burguesa de la propiedad, la supresin de los derechos feudales,los diezmos eclesisticos, las obligaciones comunitarias, los monopolioscorporativos, los privilegios de las grandes compaas de comercio colo-

    nial, la libertad econmica definida por el artculo 17 de la declaracinde derechos de 1793, la ley Le Chapelier, de larga vigencia en la historiade las relaciones del "capital" y el "trabajo" en Francia, que prohibalas coaliciones obreras y las huelgas y fundaba un individualismo socialigualitario20, la unificacin del mercado nacional que, al tiempo que des-trua la organizacin institucional del estado del Antiguo Rgimen, eli-minaba las autonomas y particularismos provinciales y locales, raciona-lizaba la economa e impulsaba la libre competencia21.

    Sin embargo, Soboul reconoce que los progresos del capitalismo fueronlentos durante el perodo revolucionario, que la dimensin de las empre-sas sigui siendo modesta y el capital comercial preponderante, porqueel trnsito al capitalismo no es un proceso simple22.

    En otra de sus obras23, Soboul estudia el perodo napolenico y muestracmo se cumplieron entonces avances realmente importantes en la tran-sicin hacia el capitalismo, cuyo pleno dominio de la economa francesase consum apenas bajo el segundo Imperio, segn acuerdo general delos historadores del siglo XIX francs. El predominio de la renta en espe-

    20 Soboul, op. cit. pg. 108

    21 Sin embargo, la competencia extranjera qued frenada con la proteccin aduanera a la produccin nacional y se mantuvo el sistemaexclusivo para el comercio colonial.

    22 Se necesit mucho ms tiempo an para que el capitalismo se afir

    mase definitivamente en Francia. Soboul op. cit., pg. 56.23Le Premier Empire: Pars, Presses Universitaire de France, 1973

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    El tercer est ado soporta el peso del primero y del segundo

    (clero y nobleza).Coleccin Museo Carnavalet.

    ci en Francia, explicara en parte, para Soboul, la evolucin ms lentahacia el capitalismo en comparacin con Inglaterra.

    Finalmente, ante la cuestin de por qu en Francia se adopt la va real-mente revolucionaria y no la del compromiso, Soboul encuentra la res-puesta en la obstinada negativa de la aristocracia, empeada en la defen-sa de sus privilegios, opuesta a toda concesin a la burguesa ascendentey a las masas rurales. La burguesa, que "no haba deseado la ruina dela aristocracia", tuvo que proseguir hasta el fin la destruccin del ordenantiguo, presionada por la contrarrevolucin y la guerra, alindose conlas masas urbanas y rurales. De hecho, Soboul seala que los motines cam-pesinos apenas cesaron de 1789 a 1792 y hasta el verano de 1793, hastala abolicin definitiva de los derechos feudales decretada finalmente me-diante la ley del 17 de julio"24

    En otro orden, esta interpretacin revolucionaria de la Revolucin Fran-cesa, se complementa con otra idea bsica en la obra de Soboul, la espe-cificidad de la Revolucin Francesa. Los estudios cumplidos sobre las re-voluciones burguesas de los Pases Bajos, Inglaterra y los Estados Uni-dos proporcionan a Soboul elementos para construir un cuadrocomparativo que apoya esta idea. Los hechos principales que permitenafirmar esa especificidad seran:

    24 Soboul op. cit. pg. 56

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    Retra to de Sans-Culot te

    1. La ausencia de un compromiso entre la burguesa y la aristocracia a la manera del que acabimponindose en Holanda a partir de 1672 o en Inglaterra despus de 1689.

    2. El carcter ampliamente burgus y democrtico de la Revolucin Francesa, en contraste con elrestrictivamente burgus de la revolucin de Holanda o Inglaterra, pas este ltimo en el cual loscampesinos no adquirieron ningn dominio sobre la tierra y en el cual la gentry tuvo un papel de primerorden en la organizacin capitalista de la economa agraria. La Revolucin Francesa reivindic de unamanera particular la igualdad de los derechos del hombre mientras que el compromiso de la burguesa y laaristocracia hizo innecesaria a la igualdad en Holanda y en Inglaterra.

    En Francia, la alianza de la burguesa y los sans-culottes impuso la igualdad, la democracia y el sufragiouniversal, al menos hasta el 9 Thermidor. A partir de esa fecha.

    "pareci proscrita para siempre. Pero permaneci desde entonces en la conciencia de los hombres de nuestro pas la conviccin deque, sin la igualdad, la libertad no es ms que el privilegio de algunos, que libertad e igualdad son inseparables, que la mismaigualdad poltica no es sino una vana apariencia cuando se afirma la desigualdad social25".

    25 Soboul op. cit., pg. 64. Ver cita de Abb Roouz, pg. 195. La Revolucin Francesa , Tecnos.

    34

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    3. El carcter universal de la concepcin francesa de las libertades, distingue claramente el proceso francs del britnico, del holands y andel norteamericano, que si bien proclam en sus declaraciones la universalidad de los derechos del hombre, mantuvo la esclavitud y el r

    gimen censitario del sufragio. En Francia, las libertades no slo se afirmaron con carcter universal, sino de un modo ms radical: se afirmla libertad de conciencia, se aboli la esclavitud (en 1794).

    4. La formulacin de un nuevo derecho internacional, a partir de la concepcin universal de los derechos y de la concepcin de la nacin como asociacin voluntaria de ciudadanos libres, es otra originalidad dela Revolucin Francesa. Aunque las revoluciones de Holanda, Inglaterra y los Estados Unidos tuvieron un claro sentido nacionalista (afirmar la soberana y la independencia en Holanda y los Estados Unidos, fortalecer la nacin y conferirle una posicin dirigente en el mundo en Inglaterra) slo en Francia la revolucin produjo una teora dela nacin.

    Por ltimo, en su fundamentacin de la interpretacin social de larevolucin como anlisis global del proceso, Soboul reivindica unprincipio que resulta bsico en el mtodo histrico: la Historia totalcomo horizonte necesario de las historias parciales, de los estudios sobresectores particulares. Lo contrario, conduce a fragmentacionesepisdicas, a demostraciones empricas sobre hechos particularesdesvinculados de la totalidad y a la incapacidad para construir unaexplicacin racional de la historia.

    "Soboul reivindica unprincipio que resulta bsicoen el mtodo histrico: la

    Historia total comohorizonte necesario de lashistorias parciales de losestudios sobre sectores

    particularmente.''

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    "Para Vovelle es claro elcarcter burgus de la

    Revolucin Francesa y laimportancia de sta como

    fenmeno de rupturaradical con las estructurasdel pasado, de destruccin

    del Antiguo Rgimen."

    VOVELLE Y LA MENTALIDAD REVOLUCIONARIA

    Michel Vovelle, historiador marxista consagrado al estudio de las menta-

    lidades, ha aportado nuevos elementos a la sustentacin de la interpreta-cin social de la Revolucin Francesa. Su obraLa cada de la monarquase sita en la misma lnea de las obras de Soboul, no sin dejar de sealarlos numerosos problemas que an existen, el estado embrionario de lainvestigacin sobre varios aspectos cruciales para la interpretacin de laRevolucin Francesa.

    Para Vovelle es claro el carcter burgus de la Revolucin Francesa y laimportancia de sta como fenmeno de ruptura radical con las estructu-ras del pasado, de destruccin del Antiguo Rgimen.

    A la vista de las contradicciones internas descubiertas en el sistema se tienela sospecha de que el Antiguo Rgimen no muri por accidente. Lascrisis y el endurecimiento del sistema "feudal", las resquebrajaduras en |el edificio de la sociedad de rdenes, las imperfecciones vividas o los va-lores rechazados del sistema absolutista, adquirieron slo fuerza relevanteen el momento en que, a consecuencia de la evolucin de las fuerzas] yde las relaciones de produccin, otra Francia empez a ver la luz26.

    26 Vovelle 1787-1792. Barcelona, Ariel 1959. pg. 54

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    Ante la discusin acerca de la propiedad o no de la caracterizacin feudal delAntiguo Rgimen, Vovelle acoge la argumentacin de Soboul acerca del conceptode feudalismo vigente en el siglo XVIII y demuestra cmo, no slo elfeudalismo segua dominando indiscutiblemente en Francia, sino que enfrenta la nobleza con los campesinos y la burguesa. Siguiendo los estudios avanzadospor Sagnac27 y continuados por investigadores posteriores, Vovelle atribuyeespecial importancia a las consecuencias de la reaccin seorial, desarrollada

    en la segunda mitad del siglo XVIII: la refeccin, por parte de una noblezaempeada en rehacer o fortalecer su base econmica de libros y planos delsuelo con el fin de actualizar los valores del tributo campesino, elrestablecimiento de derechos seoriales cados en desuso incrementaron lacarga sobre los campesinos, haciendo particularmente odioso el conjunto deobligaciones feudales; las operaciones de seleccin y cercamiento de laspropiedades y el comienzo de un reparto de los bienes comunales implicabanun real ataque a la propiedad y al sistema de la economa campesina, muydependiente del uso de esas tierras comunales; finalmente, el sistema de losgrandes arriendos que introdujo un elemento nuevo en el campo, elarrendatario general, el cual ai rendaba la percepcin de las rentas de unaaristocracia ausentista, levant en general la resistencia en el campo; por todoello el rgimen feudal apareca cada vez ms oneroso y detestable a los ojos de

    los campesinos que pasaron a enfrentar un sistema de dominacinrevigorizado. Son estas las condiciones que explican la intervencin delmovimiento rural en el perodo revolucionario y las que dan sentido a lasmedidas antifeudales de la revolucin que golpearon a una nobleza querepresentaba el ncleo de la clase rentista y el mayor beneficiario deltributo feudal.

    En lo que tiene que ver con el enfrentamiento que estas condiciones des-pertaron en la burguesa, Vovelle analiza las consecuencias que para sta trajouna poltica dirigida a poner fin a lo que el conde de Saint-Simon habadenominado "reinado de vil burguesa". Esta reaccin aristocrtica se tradujoen la exclusin sistemtica de los burgueses de los altos cargos oficiales, de lasjerarquas superiores de la Iglesia y de los mandos militares (Edicto de Segur),

    con lo cual se clausuraron las vas ms importantes para la movilidadascendente. Dentro de este marco se ubica lgicamente el papel revolucionariode la burguesa: ella tom la iniciativa revolucionaria en un movimiento deagresividad por frustracin ante una sociedad que no le conceda el lugar quereclamaba. El anlisis de su composicin como clase no slo aporta en Vovellela demostracin del carcter burgus de la revolucin, sino la identificacinde sus sectores de avanzada y de proyeccin hacia el porvenir. Vovelle parte deuna definicin de burguesa que, con el carcter de hiptesis de trabajo,responde a las objeciones formuladas por los historiadores anglosajones a lacaracterizacin de la Revolucin Francesa como revolucin burguesa.

    La clase cuyo estatuto jurdico se defina por ser plebe y que, en el campo y laciudad, agrupaba a todos aquellos que se situaban en posicin de dominacineconmico-social en la esfera de las relaciones sociales capitalistas... antagonistade los privilegiados no comprometidos en estas mismas relaciones en la medidaen que postulaba esta consciente o incons

    27 Philippe Sagnac: historiador francs clsico, autor entre otros textos de La Fin de l'anden rgimen et la

    Revolucin americaine 1763-89 y compilador, en compaa de Louis Halphen, de la coleccin Peu-ples et

    Civilizations.-

    "La burguesa tom la iniciativarevolucionaria enun movimiento de

    agresividad por frustracinante una sociedad que no

    le conceda el lugar quereclamaba.

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    cientemente otro aparato de Estado y a la larga (condesfase) otro marco productivo28.

    Vovelle, establece que esta burguesa no era, en laspostrimeras del Antiguo Rgimen, ni mayoritaria nitriunfadora: estaba limitada por la importancia todavaesencial de las clases cuya ganancia no proceda del be-neficio sino de la renta y en las cuales las relaciones noestaban en absoluto regidas por el libre contrato sinopor diversos lazos de dependencia y por estructurasjerarquizadas y codificadas de las cuales la sociedad derdenes era una concrecin. Dentro de esta burguesa,Vovelle distingue diversas categoras, desde la"burguesa autntica" hasta los diversos tipos mixtos oambiguos. En la primera, aglutina varios tipos: losfinancieros; los banqueros de "tipo moderno" queempezaban a orientar inversiones hacia las empresasindustriales, tales como los Mallet, Prregueux, Hot-tinger, Delessert o Prier; los "marchands" y grandesnegociantes, entre los que ocupaban lugar destacado losque controlaban el comercio colonial; los industrialesde tipo moderno, muchos de los cuales procedan de lanobleza aunque el predominio burgus era muy grande.Estos eran los antecesores de los "burguesesconquistadores"29 del siglo XIX.

    Junto a esta burguesa autntica, se agrupaba una granvariedad de tipos mixtos o fuerzas "hbridas" quecombinaban diversas formas de ingresos,

    grupos insertos estructuralmente en el Antiguo Rgimen... peroaptos, al mismo tiempo para integrarse en el combate para ladestruccin de las antiguas relaciones de clase preexistentes30.

    Entre stos sita Vovelle a los rentistas y a losprofesionales liberales. Con respecto a stos ltimos, queestuvieron en tan alto nmero en las prime-

    28 Vovelle, op. cit., pg. 69.29 La expresin es Charles Moraz30 Vovelle, op. cit., pg. 73.

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    ras filas de la Revolucin, se hace necesario precisar el grado de sus rela-ciones con las otras categoras burguesas. Ha sido una pieza clave en laargumentacin de los historiadores anglosajones para cuestionar el ca-rcter burgus de la Revolucin, el hecho de que en las asambleas revolu-cionarias los profesionales liberales, en especial abogados y notarios, tu-vieron un elevado porcentaje. Vovelle presenta en su obra varios ejem-plos de la vinculacin de muchos de estos profesionales con los sectoresde la burguesa autntica: los dirigentes girondinos, tan ligados con el sectorfinanciero; o Barnave, el abogado delfines que asumi conjuntamente conLameth en la Asamblea Nacional la defensa de los intereses ligados al co-mercio antillano en los debates de 1791 en torno al rgimen colonial y contralas reivindicaciones de los libres de color.

    Adems, slo una parte de este grupo poda cumplir hasta en sus ltimostrminos la evolucin ascedente, dentro del Antiguo Rgimen: la castaparlamentaria.

    Para la mayora, la reivindicacin burguesa de la destruccin del Anti-guo Rgimen social y poltico era tanto ms seductora cuanto que no te-na nada que perder y mucho que ganar31

    Examinadas dentro del contexto de la evolucin de las fuerzas producti-vas, las categoras de la burguesa autntica, resaltan como la fuerza deavanzada. El capital comercial atacaba ya muy ampliamente al mundoartesano y en el medio rural se extenda el rea de una agricultura evolu-cionada y un campesinado diferenciado al que acompaaban los progre-sos del individualismo agrario.

    Vovelle avanza una comparacin entre el ndice de crecimiento en la pro-

    duccin agrcola y el del comercio y la industria. Sin dejar de sealar elcarcter novedoso de la investigacin en este campo, las carencias de fuen-tes para muchos sectores y las desigualdades regionales, cifra en un 20%aproximadamente el ndice de crecimiento agrcola en tanto que el comercio(en trminos globales) presentaba, entre 1720 y 1789, un alza del 400 al450% dentro de l, el negocio antillano se colocaba, con mucho en undestacado primer lugar ya que se haba decuplicado: en la industria, elcrecimiento era notable, aunque diferenciado por sectores: 61% en la pa-era, 80% en la lencera,200% en la fundicin, 300% en la metalurgia.32

    La masa metlica circulante habra pasado, en el transcurso del siglo, de700 millones de libras a unos dos mil millones aproximadamente. Ahorabien, comparando esta subida del beneficio con la que se experimentaba

    en la renta de la tierra, Vovelle demuestra cmo, si bien la aristocraciase beneficiaba de una ganancia en aumento, en trminos relativos, se eclip-saba frente a la burguesa productiva en cuanto al ndice y al ritmo delenriquecimiento, al tiempo que las necesidades de consumo impuestas porel tren de vida noble se confrontaban con el ascenso constante de los pre-cios. La oposicin de la aristocracia a la monarqua desde 1787 y su par-ticipacin en el proceso revolucionario sera consecuencia, para Vovelle,de una reaccin ante el peligro del desclasamiento.

    A su vez, el anlisis de la estructura poltica revela a Vovelle la imposibi-lidad de una poltica de reformas segn el modelo del despotismo ilustra-

    "La abigarrada estructuradel Estado francs bajo el

    Antiguo Rgimen hacapesado e ineficiente el

    funcionamiento del sistemay creaba serias limitaciones

    al efectivo ejercicio delpoder: era impensable un

    'arbitraje real."

    31 Vovelle op. cit., pg. 74.

    32 ibid., pg. 65.

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    do: la abigarrada estructura del Estado francs bajo el Antiguo Rgimenhaca pesado e ineficiente el funcionamiento del sistema y creaba seriaslimitaciones al efectivo ejercicio del poder, los privilegios de la aristocra-cia ntimamente imbricados con la monarqua, hacan impensable un "ar-bitraje real".

    Se ha escrito mucho sobre la importancia y la realidad de la eleccin que tenia abierta

    todava la monarqua en aquel estadio del enfrentamiento. Quiz si hubiera tomadola palabra a los notables y hubiera apostado por la burguesa contra los privilegiados,el rgimen se hubiera salvado. Pero es ste un falso problema de reconstruccin hist-rica, pues supone como reales las posibilidades de arbitraje de un sistema ligado a lasantiguas estructuras."

    Pero adems, en el curso mismo de la revolucin, la afirmacin de lasfuerzas polticas revela cuan ilusorio era el arbitraje: la posicin de la co-rona y de la mayor parte de la aristocracia bajo el signo de la contrarre-volucin; el cisma religioso y la evolucin del clero refractario hacia lasfilas de la contrarrevolucin; la ruptura del partido patriota ante las defi-niciones constitucionales, el debate sobre las colonias y la poltica frenteal rey despus de la fuga frustrada a Varennes son otros tantos factoresque explican la inviabilidad del compromiso que de todas maneras busccon insistencia un sector de la burguesa.

    De la misma manera que Soboul, Vovelle afirma rotundamente la uni-dad del proceso revolucionario. La distincin establecida por Furet y Ri-chet de tres revoluciones autnomas en el verano de 1789 le parece quedeforma la realidad. Sin embargo, reconoce que la Revolucin no fue enabsoluto monopoltica y se movi en diversos niveles y es necesario toda-va precisar las formas de articulacin entre unos y otros y explicar losniveles especficos tanto en cuanto a los grupos sociales como en cuantoa las entidades regionales y municipales.

    Con toda seguridad, la unidad del movimiento revolucionario fue, en muchos puntos,

    muy forzada, pero tampoco podemos hablar de una simple coexistencia, en ltimo casoforutita, de una futura revolucin burguesa y de una rabia inveterada mezcla de mo-tivaciones econmicas y de milenarismo nostlgico...34

    "Sin la revolucin popular,la revolucin burguesahabra fracasado."

    Vovelle encuentra que, a travs de mediaciones muy distintas aparece-ran un mismo proyecto y un mismo resultado, la destruccin del Anti-guo Rgimen social y poltico. Sin la revolucin popular, la revolucinburguesa habra fracasado. La insurreccin campesina permiti a la bur-guesa avanzar en la imposicin del capitalismo en la economa rural. Larevolucin de 1789 fue, pues, unitaria y a partir de esta caracterizacin,carece de sentido hablar de un ao feliz, el de 1790. Para Vovelle, esteao es ms bien un momento de tregua y adems, el autor, que es pro-venzal, llama la atencin acerca de las distorsiones del anlisis exclusiva-

    mente parisino de la revolucin : la revolucin municipal tuvo importan-cia propia y reivindicaciones especficas y no fue un mero reflejo de larevolucin en Pars. En muchos casos, los movimientos en las provinciasse anticiparon a los de la capital.

    Precisamente, Vovelle seala que en 1790, si se atiende a la diversa cro-nologa de las revoluciones provinciales, urbanas y rurales, se asiste a un

    33 Vovelle, op. cit., pg. 102.34 Vovelle, op. cit., pg. 128

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    "dinamismo constantemente renovado" que se conjuga con la organiza-cin de la contrarrevolucin, que se desarroll paralelamente a la madu-racin del proceso revolucionario.

    Tiempo de desconcierto por la fuerza de los acontecimientos, ya que la aristocracia,al recuperarse, arruin toda la posibilidad de un compromiso duradero lo cual quita mu-cha credibilidad a la idea de un "resbaln" ulterior35.

    En otro orden de cosas, Vovelle cuestiona el concepto de revolucin dela lite ilustrada, a la luz de su prctica investigativa en el campo de lasmentalidades. Seala cmo el habito de la lectura no estaba tan difundi-do como se ha afirmado, en qu medida las bibliotecas "ilustradas" co-rrespondan sobre todo a la nobleza y al clero, que componan a su vezla mayora de los miembros de las academias de provincias, hasta qupunto el nivel de la prctica religiosa separaba a una aristocracia que se-gua siendo devota de las categoras plebeyas entre las que progresaba unespritu laico, precursor de la futura descristianizacin. De manera quela lite no era homognea desde el punto de vista cultural. Las "luces"albergaban tambin el liberalismo aristocrtico, hecho ms de nostalgiasque de esperanzas36

    No haba comunidad de intereses dentro de la lite, ni un programa pol-tico comn: por lo tanto, no es posible hablar de una lite revolucionaria.

    Finalmente, un aporte novedoso de la obra de Vovelle ha sido el de lacaracterizacin revolucionaria del movimiento popular en oposicin a latesis pasatista sostenida por Furet y Richet, quienes atribuyeron a cam-pesinos y artesanos, comportamientos "pnicos", posturas milenaristas

    y en general, un carcter retrgrado por apego a las formas del pasado,en contraste con la burguesa que, en su concepto, encarnaba el progreso.

    En realidad el Gran Miedo permiti la imposicin del derecho burgusde la propiedad y trajo como resultado la liberacin jurdica del indivi-duo, sin la cual no se entendera la expansin del capitalismo del sigloXIX ni la sociedad de pequeos propietarios que se construy en Franciacon la revolucin. Pero adems, en el nivel de la cultura, Vovelle descu-bre el carcter de ruptura, de "acontecimiento fundador" de la revolu-cin y ello no slo en lo que concierne a la burguesa sino tambin enlas clases populares. En su ponencia presentada en un coloquio de Bam-berg, en 1979, con el ttulo de "La Revolucin Francesa acontecimientonecesario o contingente?"37 Michel Vovelle analizaba la crisis de los va-

    lores dominantes bajo el Antiguo Rgimen y la elaboracin de unos valo-res y una sensibilidad nuevos, en un perodo pre-revolucionario que seiniciara hacia 1750 y la "fundacin" de una cultura nueva, revoluciona-ria, en el curso mismo de la revolucin, problema abierto, actualmente,a la investigacin sobre las mentalidades. En este sentido, el anlisis deVovelle se aparta radicalmente de toda una historiografa que encontren las manifestaciones populares durante la revolucin rasgos incompa-tibles con la cultura de las luces, caracteres "pasatistas" arraigados enuna tradicin de violencia y de "furores"38. La violencia, las matanzas

    "No haba comunidad deintereses dentro de la lite

    ni un programa polticocomn: por lo tanto, no esposible hablar de una lite

    revolucionaria."

    35 Vovelle, op. cit., pg. 150.

    36Ibid., pg. 94.

    37ste texto ha sido publicado en la obra de Michael VovelleIdeologas ymentalidades. Barcelona, Ariel, 1985. pg, 293.

    38El trmino pertenece a Roland Mousnier.

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    del perodo revolucionario seran, de acuerdo con esta concepcin, una"...reconduccin de actitudes y gestos cuya montona repeticin podra

    seguirse regresivamente hasta la Fronda, la Liga..." aun cuando Furet, laproyecte adems hacia el futuro y vea en ellas la matriz de todos los gulags.

    "Entre los valores nuevosocupa un lugar

    determinante la igualdad,proclamada a nivel dediscursos, escritos y

    solemnes declaraciones

    pero tambin en lasmanifestacionescotidianas."

    42

    Vovelle, en cambio, encuentra en la revolucin, la aparicin de un nue-vo humanismo. A partir de un mtodo que se apoya en el anlisis de logestual, del lenguaje, de la simbologa, de la imaginera, establece el com-plejo de valores que lo fundamentan: ellos son ms el resultado de la crea-tividad revolucionaria que la herencia del pasado. Entre los valores nue-vos, ocupa un lugar determinante la igualdad, proclamada a nivel de dis-cursos, escritos y solemnes declaraciones pero tambin en lasmanifestaciones cotidianas: a travs del tuteo, la ropa (la generalizacindel pantaln de los sans-culottes), el gorro frigio y los banquetes frater-

    nales, se expresaba una sensibilidad popular nueva y una doctrina de laigualdad.

    La vigilancia revolucionaria como deber est en la base de la legitima-cin de la violencia de la poltica terrorista y de la organizacin de comi-ts de vigilancia popular; por ella, el ideal ilustrado de filantropa es sus-tuido por la idea de la violencia necesaria para hacer triunfar los objeti-vos de la revolucin.

    En la formacin del sistema de valores revolucionario, jug un papel muyimportante la conciencia de la revolucin como acontecimiento de rup-tura con el pasado, de advenimiento de una nueva era, de regeneracin:en ella se fundan la legitimacin del cambio radical que la revolucin pro-

    duce, los nuevos conceptos de dignidad de la persona humana, la volun-tad de establecer una nueva medida del tiempo (el calendario revolucio-nario) y del espacio (el sistema mtrico) as como una nueva toponimia

    42

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    (que implica una manera distinta de apropiarse del espacio), una religio-sidad nueva con el culto a los mrtires revolucionarios, a los hroes ni-os, a la diosa Razn y con el movimiento descristianizador. La contri-bucin de Vovelle a la crtica de las interpretaciones "pasatista" del mo-vimiento popular, a las tesis del carcter "ciego" y retrgrado, a la imagendel sans-culotte brutal y sanguinario difundida por algunos autores, re-sulta muy valiosa y permite clarificar la real integracin de este movimientoen el curso general del proceso revolucionario dirigido por la burguesa.Desde el estudio de la mentalidad colectiva, Vovelle arriba a la unidadde la revolucin, una unidad que sin embargo, sigue planteando proble-

    mas a la investigacin.

    CONCLUSIONES

    Del examen de los trabajos de Soboul y Vovelle, resulta la constatacindel carcter problemtico de muchos aspectos del proceso revolucionariofrancs. A pesar del cmulo realmente inpresionante de publicaciones sobreel tema, subsisten muchos vacos sobre los cuales la investigacin deberempearse.

    Vovelle insiste mucho en su obra sobre la necesidad de profundizar enel estudio de los movimientos provinciales, en la medida en que existe undesarrollo desigual en ese campo: regiones que no han sido prcticamen-

    te investigadas, otras que lo han sido slo parcialmente, etc. Subsiste ade-ms el problema de la articulacin entre estos movimientos y el de la ca-pital, sealado por Vovelle.

    En ese sentido, las investigaciones en el campo de las mentalidades pare-cen destacar la vitalidad de unas culturas regionales que terminaron sien-do arrasadas por la poltica educativa y lingstica de signo centralizador.

    Es importante destacar la cautela de Vovelle y su preocupacin por sea-lar el alcance limitado de muchas conclusiones as como las lagunas quepresenta an la historia revolucionaria: problemas como la historia eco-nmica del perodo, la transformacin generada por la venta de los bie-nes del clero, los niveles y mecanismos de la articulacin entre movimien-to campesino, movimiento popular urbano y revolucin burguesa, etc.

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    Tambin Soboul ha sealado el carcter inconcluso de la investigacinsobre el movimiento urbano y en su ltima obra hace una evaluacinordenada de los problemas de mtodo y de fuentes con que habrn deenfrentarse las investigaciones sobre este tema, as como una muyinteresante ubicacin de aspectos a investigar en ese campo.

    Ambos autores han reforzado la interpretacin social y unitaria de la revolucin, proporcionando a la vez una rigurosa demostracin lgica yuna acumulacin de evidencias empricas, difciles de destruir por sus contradictores.

    Hay, por otro lado, una cuestin de base en este debate sobre laRevolucin Francesa y es la que Michel de Certeau planteaba alsostener que el lugar desde el cual escribe el historiador determina susopciones y sus mtodos. El presente, como lo enseaba Marc Bloch, esel punto de partida de toda investigacin sobre el pasado. El caso de laRevolucin Francesa es especialmente ilustrativo al respecto. AlbertSoboul no oculta que escribe "desde el lugar" de los sans-culottes dePars. Para l, la Revolucin ha sido el punto de arranque de un largoproceso de luchas populares y la identidad del autor con ellos esexplcitamente expuesta:

    La convocatoria de los Estados Generales fue acogida como una "buena nueva" anun-ciadora de tiempos mejores en los que la existencia estara ms conforme con lajusticia. En el ao II, el mismo mito y la misma esperanza animaron a los sans-culottes. Han sobrevivido en nuestra historia: son testimonio de ellos, febrero de1848, marzo de 1871, la primavera de 1936 y mayo de 1968. Viven todava en elnima de nuestro

    Esta afirmacin explica claramente la perspectiva del estudio de Soboul

    que se ha planteado como investigacin "desde abajo" del proceso revo-lucionario.

    En cambio, cuando Francois Furet dice:

    Nuestra poca, en la que comienza a esfumarse la fascinacin ideolgica de la granrevolucin...40

    resulta claro que escribe la historia desde otro lugar.

    39Soboul. La Revolucin francesa... p. 12

    40Furet Francois. "La Francia Revolucionaria". Mxico. Siglo XXI, 1982.