Revista Perspectivas en Historia de Los Medios - 2015

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  • 8/20/2019 Revista Perspectivas en Historia de Los Medios - 2015

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    IISSN 2422-6718

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    r i   O 

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     s  u 

    Crónicas de una trama sindical. 9 

    Por Rubén Levenberg 

    Daniel Parcero. Una historia de ladrilleros. 11

    Por R. L.

    Los trabajadores en la estatización de la TV. 13

    Por Diego de Charras

    Las voces sindicales en la Ley 26.522. 15

    Por Mariana Baranchuk

    do ier S S

     Año 1 – Número 1 – Diciembre de 2014

    Editada con el aporte de la Facultad deCiencias Sociales – UBA

    Decano: Glenn Postolski.Vicedecana: Patricia Funes,Proyección Institucional:Pablo Hernández.Director de la Carrera de Ciencias de laComunicación: Diego de Charras.

    Equipo De Cátedra:Julio Moyano (Titular)Rubén Levenberg (Adjunto)

     Alejandra OjedaPatricia Faure

     Ariel GurmandiEnrique Fraga

    Equipo Editorial:

    Director: Rubén LevenbergCoordinador general: Julio MoyanoRedacción e investigación: AlejandraOjeda, Ariel Gurmandi, Enrique Fraga yPatricia Faure.Diseño: Cristina [email protected]ón: Manuel [email protected] de tapa: Obra de Ignacio Zaba-lúa. [email protected]

     Agradecimiento: Sindicato de Prensa delChaco.

    Aportes EspecialesCarlos “Tato” DíazDaniel BadenesDiego de CharrasMariana BaranchuckMara Avila

    ISSN 2422-6718

    DNDA: en trámiteEditores responsables:Julio Moyano y Rubén LevenbergSantiago del Estero 1029 – Piso 1 – Of. 100.

    (CP) C1075AAU - CABA.http://historiaymedios.sociales.uba.ar/https://www.facebook.com/historiadelosmediosUBA Contacto y suscripciones:[email protected]

    Perspectivas en Historia de los Medios

    Publicación del Colectivo“Jorge B. Rivera”.Equipo UBACyT - Instituto de Estudiospara América Latina y el Caribe (IEALC)Cátedra de Historia General de los Me-dios y Sistemas de Comunicación.

    Carrera de Ciencias de la ComunicaciónSocial – FCS-UBA

    Nota del editor 4

    INVESTIGACIÓN SOBRE HISTORIA DE LOS MEDIOS  5

    La prensa y su historia como objeto de estudio. Por Julio Moyano

    OPINION   7Una construcción desde abajo. Por Daniel Badenes 

    PROTAGONISTAS  16

    Santiago Senén González, un periodista en la historia.

    Por Patricia Faure 

    TEMAS Y DEBATES 18El primer periodista rioplatense. Por César Díaz

    Crítica y la Gran Guerra. Por Enrique Fraga 

    La Nación y sus tapas. Entre el Estado y las mieles del mercado.

    Por Alejandra Ojeda 

    PROYECTOS  24Investigación

    Lanzamiento. El área de historia de la comunicación gráca.

    INTERNACIONALES 26La historia de la prensa es la cuestión.

     AYER Y MAÑANA  28De la máquina de escribir a la tablet.

    Esferas mutantes en la era digital. Por Ariel Gurmandi 

    LETRAS  31

    Un libro quemado. Por P.F 

    La nueva agenda de la industria musical.

    Por Mara Avila y Ariel Gurmandi 

    TESIS Y TESINAS  33

    DATOS  34

    Congresos y jornadas sobre comunicación.

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    Con esta publicación nos proponemos ofrecer una herramienta devinculación entre docentes, investigadores, alumnos, ensayistas

    y divulgadores interesados en la historia general de los medios,entendidos como objetos culturales e instituciones sociales de especialcomplejidad y signicación. La revista reeja enfoques diversos,

    porque consideramos que se trata de un objeto de estudio que debeser necesariamente abordado de manera multidisciplinaria desde lasciencias sociales y humanas, tomando en cuenta, además, laconguración histórica tanto de los medios de comunicación como de

    los campos disciplinares que los problematizaron y problematizan: lahistoria, la política, la sociología, la economía y los estudios culturales.

    Entre los aspectos de la realidad que pretendemos abordar, elegimospara el primer número las organizaciones gremiales de los periodistas

    y nos preguntamos cómo se posicionaron frente a los cambiostecnológicos, políticos, sociales y económicos de los medios.

    Para intentar algunas respuestas, colaboraron con nosotros docentesque han trabajado la historia de los gremios de prensa. Tambiénentrevistamos a dos de sus protagonistas: el periodista e historiador Daniel Parcero cuenta cómo a partir de la gura de Emilio Jáuregui un

    mártir de las entidades gremiales en los años 60, se sumergió en unainvestigación que comienza en los últimos años del siglo XIX y llegahasta nuestros días. Por su parte, el periodista Santiago SenénGonzález rememora algunos de los momentos claves de la historiasindical del sector.

    En otras secciones nos ocupamos de relevar aspectos diversosde nuestro objeto de estudio, abriendo espacios estables parareseñar investigaciones, libros, tesis y tesinas. Iniciamos, por otraparte, exploraciones y debates en torno a la digitalización de laprensa y la prensa digital, así como cuestiones que conguran la

    agenda de nuestro asunto: los cien años del inicio de la PrimeraGuerra Mundial; la investigación en historia de los medios en la Argentina; la gura del prócer rioplatense Manuel Belgrano como

    periodista y las transformaciones de la estrategia de tapas del diarioargentino La Nación entre 1862 y 1902.

    Finalmente, esperamos que esta publicación sea una contribuciónque reeje el origen y la guía de nuestro trabajo como cátedra: el

    pensamiento y la obra del profesor Jorge B. Rivera, cuyapresencia motivadora, a diez años de su fallecimiento, siguesiendo inconfundible.

        N   o   t   a

        d   e    l   e    d    i   t   o   r

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    5Perspectivas en Historia de los Medios

    Dentro del cam-po de la histo-ria de los me-

    dios, la prensa ha

    constituido su troncoprincipal por diver-sos motivos: en pri-mer lugar, por tratar-se de un dispositivocon presencia histó-rica muy anterior alresto de lo que con-temporáneamen-te denominamosmedios (radiofonía,

    televisión, cine, etc.), lo que la constituye en objeto yen fuente de gran alcance para la historiografía, másaún cuando el registro escrito que la prensa produceabarca valiosa información económica, política, cultu-ral, legal, literaria, estética, etcétera. En segundo lugar,por la mayor anidad de las tradiciones historiográcas

    para considerar lo escrito como fuente por sobre regis-tros más recientes como el material fílmico o la orali-dad. En tercer lugar, por el más temprano desarrollode la archivística en torno a colecciones de impresosrespecto de archivos sonoros o audiovisuales.

    Por último, porque al constituirse el campo comu-nicacional como espacio académico de investigacióny docencia, el acervo bibliográco de historia de los

    medios aparecía, en virtud de las tradiciones histo-riográcas y sociológicas preexistentes, el grueso de

    la bibliografía que constituía el estado de la cuestión.En la Argentina, este momento de constitución toma

    forma en los años ’80, en una conuencia de prácticas

    e indagaciones de diverso origen: periodistas, produc-tores de contenidos, escritores, académicos provenien-tes de Letras, Filosofía, Sociología, Historia o Derechohallaban en esta intersección nuevos problemas eidentidades. Sin embargo, las lagunas en los aborda- jes y el aún incipiente conocimiento mutuo de líneas

    investigativas no-vedosas iniciadasdesde nes de la

    década de 1950 en

    cada uno de esoscampos hacíannotar silencios einsuciencias evi-dentes1. 

    De esta ma-nera cuando lascarreras universi-tarias de cienciasde la comunica-ción social comen-

    zaban a fundarsedurante la aperturademocrática pos-terior a 1983, dosreferentes muysignicativos en la

    conformación deeste campo en Ar-gentina, Jorge B.Rivera y EduardoRomano, en “So-bre maneras deleer y de pensar la

    prensa periódica” (Rivera y Romano, 1987) debíanarrancar su reseña con una caracterización amarga:

    “De manera indudablemente paradojal, un perio-dismo que se inicia a comienzos del siglo XIX, y que en

    1 Valga mencionar entre esas iniciativas novedosas los estudios impulsados porChiaramonte en Historia, que habrían de marcar una transformación profunda enla historiografía de las décadas siguientes, los nuevos problemas de sociología delconocimiento y de la comunicación incorporados en los ’60 por la vía del contactocon la communication research en posgrados y traducciones, la inuencia de co-rrientes losócas y sociológicas francesas y alemanas, traducidas y debatidasen los ‘60, o los estudios de las industrias editoriales argentinas de Ford, Riveray Romano, formados en Letras pero en gran medida constituidos en espacios ex-traacadémicos de producción (experiencias editoriales innovadoras) y de debate(espacios políticos resistentes y contra-hegemónicos.

    La prensa y su historia

    Por  Julio Moyano

    Iniciamos aquí una sección sobre estados del arte en la investigación sobre historia de los me-dios desde el marco académico de las ciencias de la comunicación, donde colegas reseñarán,en los próximos números, tanto estados de la cuestión propiamente dichos como investigacio-nes específicas en curso o recientemente terminadas.

     A comienzos de los años’80, empezaban a circularlos trabajos de la Escuelade Birmingham con lastraducciones pionerasde Silvia Delfino y otroscomunicólogos de la nuevageneración.

    INVESTIGACIÓN SOBRE HISTORIA DE LOS MEDIOS

     como objeto de estudio

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    determinado momento contó entre sus títulos a algu-nos de los diarios más importantes del mundo –desdeel punto de vista de su circulación y calidad intrín-seca–, no cuenta con obras historiográcas globa-les de real signicación. Podemos mencionar como

    excepciones, sin embargo, a tres libros aparecidos acomienzos de la década de 1940, con dos salveda-

    des obvias e indispensables: se trata de libros (...)desactualizados (...) inscriptos en la vieja línea ‘cata-lográca’ de la más rancia historiografía argentina,

    atenta a la acumulación de nombres, títulos y fechas(no siempre conables) y no

    al tipo de análisis que podría

    interesar desde una perspectiva cientíca y cultural

    más moderna.” (Rivera-Romano, 1987: 16.).La armación, contundente y provocadora, no

    estaba exenta de respaldo: Rivera había publicadoen 1986 un libro que circuló abundantemente en elambiente comunicacional latinoamericano: La inves-tigación en comunicación Social en la Argentina2. Enél trazaba un exhaustivo estado de la cuestión queincluía la dimensión histórica del objeto comunica-cional. Frente a una bibliografía anotada compuestapor 256 textos fundamentales, sólo 31 abordaban deuna u otra manera algún aspecto de la historia de los

    medios grácos. De ellos, sólo doce lo hacían ex-plícitamente en torno a aspectos de la historia de laprensa periódica, y sólo seis de estos últimos abor-daban problemas del siglo XIX. Esta realidad mos-traba cinco dimensiones decisivas del momento queatravesaba el campo comunicacional en cuanto a losestudios históricos:

    a) La inexistencia de estudios de conjunto queabordasen la historia de la prensa periódica argen-tina, a excepción de los tres libros publicados conmotivo del concurso convocado en 1942 por el Cír-

    culo de la Prensa, por los autores Fernández (1943),Galván Moreno (1943) y Beltrán (1943).

    2 Ediciones Desco, Lima, 1986 y Puntosur, Buenos Aires, 1987.

    b) La escasez y dispersión de materiales orien-tados al abordaje histórico del periodismo gráco,

    por lo general compuesto por estudios de casos o demomentos especícos, y con un fuerte énfasis en los

    resultados de revisiones de catálogos. Como excep-ción, estudios sobre imprenta colonial y del períodode las guerras de independencia habían alcanzado

    madurez.c) El anclaje de los estudios comunicacionales engrupos de referencia formados en torno a la Facultadde Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en particular sus carreras de Filosofía, Letrasy la joven carrera de Sociología, a partir de las cualesse habían congurado los territorios de la sociología

    de la comunicación y la semiótica en la Argentina,así como de la crecientemente compleja trama de laformación de ocio en los propios espacios mediáti-cos y editoriales.

    d) Este anclaje era notorio también en la biblio-grafía internacional compartida por estos grupos,que priorizaban textos sobre losofía y sociología

    de las masas, sociología de la comunicación y de laliteratura, estudios literarios y de géneros, estudiossemióticos, etc.3 Los estudios especícamente histó-ricos eran escasos, y se leía, por ejemplo, la compi-lación de ensayos Historia y comunicación social, deVázquez Montalbán (1979), o trabajos de Javier Es-tienou Madrid (1977), fuertemente atravesados porla visión del marxismo estructuralista. A comienzos

    de los años ’80 empezaban a circular los trabajosde la Escuela de Birmingham con las traduccionespioneras de Silvia Delno y otros comunicólogos de

    la nueva generación.También se conocía en español el trabajo clá-

    sico de Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, editado originalmente en 1962. Pero el in-ujo de Williams con Communications, The Long

    Revolution  o Marxismo y literatura,  o del mismoHabermas, apenas comenzaban a transitar desdeel espacio de las teorías de la comunicación hacia

    el de la historia de los medios donde tanto impactotendrían más adelante.

    La revista Comunicación y Cultura impulsaba tra-bajos de indagación histórica originados en la socio-logía de la cultura o en la losofía, como lo fueron los

    artículos de Jesús Martín Barbero, posteriormentereelaborados y ampliados para su primer edición delhoy clásico De los medios a las mediaciones.

    Continuaremos en el próximo número. u

    3 Visita de Horovitz y publicación de libros clásicos.

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    La investigación en

    comunicación So- 

    cial en la Argentina,Jorge B. Rivera

    Eduardo Romano,

    Foto Radio UBA

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    7Perspectivas en Historia de los Medios

    Hace casi cinco años, cuando con un grupo decolegas del área Comunicación de la Universi-dad Nacional de Quilmes (UNQ) escribimos elplan de estudios de la Tecnicatura en Gestión de Me-dios Comunitarios que hoy tiene plena vida, decidi-mos incluir Historia de los Medios de Comunicacióncomo parte de la formación obligatoria.

    La idea era convocar a la historia desde el tiempopresente, como una herramienta viva para el análisisy la acción.

    Se planteaba un desafío triple: la propia indaga-ción histórica sobre los medios –que, sabemos, to-davía es un campo incipiente en términos de investi-gación y enseñanza–, la construcción de una miradalatinoamericana –frente a la impronta europeísta ynorteamericana del grueso de la bibliografía exis-tente– y la necesidad de abordarla desde los sec-tores populares, recuperando sus experiencias deapropiación de estas tecnologías y el rol de la comu-nicación en los procesos de transformación social.Una pregunta que ya se hacía Armand Mattelart hac-más de tres décadas: “…¿Qué tipo de formas de comu-

    nicación y cultura producen los hombres y mujeres queresisten la opresión de la mujer por el hombre, la de losniños por los adultos, la de los grupos por las clases, lade los excluidos por las castas, la de las mayorías porlas minorías, la opresión de ciertos lenguas por otras,de ciertas regiones por otras naciones, la de la periferiapor el centro?...” (Mattelart, 2011, págs. 13 y 14).

    La respuesta involucra hablar de medios comu-nitarios, educativos, alternativos, alterativos, libres,populares, ciudadanos, militantes, participativos, dia-lógicos, asociativos, autogestionados, obreros, rura-les, insurgentes, contrainformativos, radicales, para el

    cambio social. Son muchas las denominaciones querondaron las experiencias de comunicación de secto-res populares en América latina. Cada palabra expre-sa un matiz y tiene una genealogía. La pluralidad denomenclaturas es síntoma de la diversidad de prác-ticas y la complejidad de los debates en un procesohistórico con contextos sociopolíticos cambiantes.

    Límites y experiencias

    ¿Cómo organizar esa constelación de experiencias?Desde la perspectiva que hemos ido construyendo, or-ganizamos esas praxis sociales donde las tecnologías

    de comunicación se vincularon con proyectos emanci-padores, a partir de ocho grandes vertientes. Tematiza-mos la prensa militante, anclada primeramente en lasexperiencias anarquistas y socialistas de las ciudades

    proletarias, que pensó a los medios como organizadorespolíticos; a los medios sindicales, cuya referencia para-digmática son las radios mineras de Bolivia; a los educa-tivos impulsados por la Iglesia luego del Concilio Vatica-no II; a los medios de las guerrillas y a aquellos que seforjaron en la resistencia a las dictaduras; a la pluralidadde medios comunitarios nacidos en las reconstruccionesdemocráticas de los ’80 y los ’90; a los usos contra in-formativos de lo audiovisual y la red Internet con los mo-vimientos altermundistas; y a la emergencia de medios

    descolonizadores creados y gestionados por pueblosoriginarios. Finalmente, pensamos también una vertien-te que denominamos “medios para la liberación”, bus-cando recuperar algunas situaciones históricas en las

    que se asumió desde el Estado la posibilidad de pensaruna “industria cultural revolucionaria”. En América latinaes enriquecedor conocer las discusiones y proyectosque se forjaron en el proceso inmediatamente posterioral triunfo de la Revolución Cubana, en los años de go-bierno de la Unidad Popular, en Chile, y también duranteparte de la experiencia sandinista.

    La tarea enfrenta muchos obstáculos: la parciali-

    dad y la dudosa conservación de los archivos es unode ellos. La clave es no renunciar a ese objetivo epis-temológico-político, aunque se trate de construir unahistoria con retazos, peinada a contrapelo, eternamen-te en construcción. u

    * Profesor titular ordinario de Historia Social de los Mediosen la UNLP. Director de la Licenciatura en Comunicación

    Social de la UNQ.

    Referencias bibliográcas

    Badenes, Daniel, Historia de los medios de comunicación,Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2014. http://issuu.com/danibadenes/docs/historia_de_los_medios_digital)Mattelart, Armand, Para un análisis de las prácticas de co-municación popular. Introducción a comunicación y lucha de

    clases, vol 2, Buenos Aires, El Río Suena, 2011.

    Una construcción desde abajoPor  Daniel Badenes *

    La historia de los medios es una disciplina que aborda una constelación de experiencias cuyastrayectorias se cruzan, tienen protagonistas en común y, muchas veces, palabras en disputa.

    La pluralidad denomenclaturases síntoma de

    la diversidad deprácticas y la

    complejidad delos debates.

    OPINIÓN

    Fuente-AFSCA

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    El Instituto de Investigaciones Gino Germani tiene como misión fundamentalcontribuir activamente al desarrollo de la producción cientíca de la Universidad

    de Buenos Aires en el área de las Ciencias Sociales.El Instituto se brinda al servicio de la comunidad académica paraapoyar la producción de conocimiento, procurando articular e integrarinterdisciplinariamente sus avances con los realizados en los diversos camposde la investigación cientíca contemporánea.

    Participa activamente en la formación y actualización de los recursos humanosde la Universidad, contribuyendo a consolidar entre sus miembros un perl

    de profesor-investigador a partir de la vinculación estrecha entre docencia einvestigación, que distingue a la institución.En su sede se llevan a cabo proyectos de investigación de carácter básico yaplicado, impulsando la investigación social entendida como un instrumentoimprescindible para enfrentar creativamente los complejos desafíos queplantea el orden social contemporáneo y contribuir a la construcción de unasociedad más equitativa, inclusiva y democrática.

    Facultad de Ciencias SocialesUNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

    DecanoLic. Glenn Postolski

    VicedecanaDra. Patricia Funes

    Secretaria de Estudios AvanzadosDra. Mercedes Di Virgilio

    Directora del Instituto de InvestigacionesGino Germani

    Dra. Carolina Mera

    Pte. J.E. Uriburu 950 6º pisoC1114AAD -Ciudad de Buenos Aires - Argentina

    Teléfono: +54 11 4508 38 15

    www.iigg.sociales.uba.ar . [email protected] 

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    DOSSIER

    Losgremios 

    en la historiade los medios

    Por  Rubén Levenberg.

    Los sindicatos de prensa han sido poco tenidos en cuentaen la historia de los medios, pero fueron protagonistas durante

    más de un siglo en el proceso de modernización de los diariosy la puesta en marcha de los dispositivos innovadores.La puja entre el profesionalismo y la sindicalización... s

    Tapa del libro publicado por la Unión de Trabajadores de Prensa

    de Buenos Aires (UTPBA) en 1987

    9Perspectivas en Historia de los Medios

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    E

    l agrupamiento de los periodistas en sus orga-nizaciones gremiales no sólo ha sido poco ex-plorado en los estudios sobre historia de los

    medios, sino también en las investigaciones sobrelos procesos productivos y etnografía de las redac-ciones. Entre quienes exploraron el tema se desta-can el trabajo de reconstrucción de Daniel Parcero(Parcero, 2010) y la investigación de Cintia Mignonesobre Santa Fe (Mignone, 2010).

    Toda la historia de la agremiación de prensa con-vive con el debate sobre el rol de las empresas pe-riodísticas y su relación con sus empleados: ¿sontrabajadores o profesionales liberales? Mignone sin-tetiza el tema con un recorrido que origina el título desu libro: “Del apostolado al sindicalismo”.

    Esos apóstoles comenzaron a reconocer inte-reses comunes al mismo tiempo que los diarios seconsolidaban como industrias culturales, a nes del

    siglo XIX y principios del XX. Pero fueron otros losprotagonistas de la sindicalización, cuando las em-presas ampliaron su visión comercial y sus públicoslectores, con la consiguiente necesidad de contarcon periodistas dedicados a su profesión.

    Diarios y periodistas

    Luego de haber surgido con un fuerte compro-

    miso político e impulso estatal, los dos grandesdiarios comerciales que desde Buenos Aires seproyectaron hacia gran parte del país, La Nación y La Prensa, mantuvieron hasta nes del siglo XIXuna relación ambigua con las redacciones. A pe-sar de la muy temprana organización del gremiotipográco bonaerense (1857), la labor periodísti-ca quedaba atrapada entre la extensión de otrastareas –tipografía, secretarías estatales– y la sub-ordinación a otras funciones: política, cientíca y

    funcionarial. Los futuros trabajadores de prensase hallaron frente a un largo período de retribución

    meramente simbólica por colaboraciones y una di-cultosa transición hacia el pago por producciones,

    primero, y hacia la sindicalización, más adelante.El primer hito gremial fue en 1938, cuando se realizóel congreso nacional de periodistas en la ciudad deCórdoba. El encuentro dio nacimiento a la Federa-ción Argentina de Periodistas (FAP), que promoveríauna ley para regular la actividad como un trabajo.

    La propuesta se plasmó en el decreto 7618 que,impulsado por Juan Domingo Perón, estableció elEstatuto del Periodista en 1944. En 1946, el Congre-so lo raticó con la ley 12.608. En su disputa con los

    diarios, pero también porque entendía a la prensacomo una industria cultural con patronos y trabaja-dores, buscó ubicar al Estado como un mediador, talcomo hacía con otros sectores. (Cane, 2007).

    Del trabajador al proveedor

    El gremio sufrió la más brutal represión a partir demarzo de 1976, cuando comenzó la dictadura quehizo desaparecer a más de un centenar de trabaja-dores, además de los presos y exiliados internos yexternos. Ya en democracia, en 1986 el gremialismode prensa de la ciudad de Buenos Aires y del conur-bano bonaerense encaró la fusión entre la Asocia-

    ción de Periodistas de Buenos Aires (APBA) –queagrupaba a comunistas, socialistas, intransigentesy a un sector creciente de periodistas de izquierdaindependiente–, y el Sindicato de Prensa de Capital,de raigambre peronista, aunque también contenía agrupos comunistas y de izquierda. Hubo elecciones yel primer secretario general fue Carlos Subiza, quienganó las elecciones ante un peronismo con proble-mas internos, cuyo principal candidato era el dirigen-te histórico Roberto Gasparini. En la denominacióndel amante gremio había toda una denición frente

    al debate histórico: Unión de Trabajadores de Prensa

    de Buenos Aires (UTPBA).Hasta nes de los años ’80, los diarios y revistas

    utilizaban de manera limitada el sistema de “cola-boraciones” para no tomar a sus periodistas comoempleados. El salto hacia una mayor precarizaciónfue en 1991, cuando la entonces Dirección GeneralImpositiva (DGI) emitió la resolución Nº 3419 queobligaba a los vendedores de servicios a inscribirsecomo proveedores en calidad de autónomos y allífueron incluidos los periodistas.

    Convertidos en “proveedores de servicios”, loscolaboradores tuvieron que inscribirse como autóno-mos, hacer sus aportes y facturar por nota. Trabajoa destajo, sin estabilidad, aguinaldo, vacaciones nilicencias por enfermedad. Las empresas se habitua-ron limitar a 23 las notas por año, para que no lle-garan a la 24 y evitar toda relación de dependencia.Había comenzado la era más dura del trabajo preca-rio, descentralizado, en la cual los periodistas pagansus cargas sociales, utilizan sus recursos personales –teléfono, computadora, Internet– y negocian sus in-gresos en condiciones de desigualdad. Es una de lasgrandes deudas del gremialismo de prensa.u 

    Bibliografía mencionada

    Cane, James, “Trabajadores de la pluma. Periodistas, pro-pietarios y Estado en la transformación de la prensa argen-tina, 1935-1945” en Da Orden, María Liliana y Melon Pirro,Julio César (compiladores ), Prensa y peronismo. Discur-sos, prácticas, empresas 1943 -1958 , Rosario, ProhistoriaEdiciones, 2007.

    Mignone, Cintia, Del apostolado al sindicalismo. Una histo-ria de los gremios de prensa de Santa Fe, Editorial de laUniversidad Nacional de Rosario, 2010.

    Parcero, Daniel, Trabajadores de prensa, ladrilleros del

     periodismo  (primera parte), Buenos Aires, Corregidor,2010.

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    De hablar tranquilo y seguro, cuenta que su cos-tumbre de preguntar lo llevó a una búsquedadel presente hacia el pasado para reconstruir

    la historia de los gremios de prensa, un trabajo quecristalizó en dos tomos y un tercero a punto de nacer.

     –¿Cómo apareció la idea de escribir esta his-

    toria?

     –Yo militaba en el gremio y, como era muy curioso,no paraba de preguntar a los compañeros qué habíapasado antes del ’73, que parecía ser el pasado másremoto de los sindicatos de prensa. Así me enteré

    de que en nuestro gremio teníamos un mártir, EmilioJáuregui, un dirigente vinculado al comunismo. Pre-gunté, insistí, hasta que en 2005 en la conducción dela Federación Argentina de Trabajadores de Prensa(Fatpren) me dijeron “terminá de preguntar, investigáy lo publicamos”.

     –¿Cómo fue esa reconstrucción?

     –Jáuregui había estado en el Partido Comunista,así que contacté a algunos dirigentes que me derivaronuno a otro hasta que llegué a quienes habían sido suscompañeros. Primero militó en el comunismo, pero for-

    mó parte de la juventud crítica del PC que derivó en elmaoísmo. El 25 de junio de 1969, vino Nelson Rockefe-ller, enviado del presidente de Estados Unidos, RichardNixon. El 25 se produjeron atentados en los mercadosMinimax, que formaban parte de la cadena comercialdel visitante. Dos días después había una gran movili-zación obrero-estudiantil convocada por la CGT de los Argentinos en la zona de Once. En las primeras las

    de la columna radical cuentan que estaba Rodolfo Te-rragno, pero ya se estaban retirando cuando viene lapatrulla de Coordinación Federal. Los policías seguían

    a Jáuregui, de apenas 29 años, y lo mataron ahí en lacalle, sobre la vereda de Anchorena al 600, donde hacepoco colocamos una baldosa en su homenaje. En miinvestigación pude contactar a Ana, la viuda, que viveahora en España, y a Mariana, su hija, a quien su padreapenas pudo tener en brazos dos o tres días, y conocímuchos detalles que me permitieron completar la trama.

     –Aparecía la historia más remota del gremio…

     –Al menos había pasado la primera barrera en labúsqueda hacia el pasado. Emilio Jáuregui se habíaaliado al Sindicato de Prensa de la Capital junto a

    otro periodista que estaba en el PC, Eduardo Joza-mi, y había llegado a la secretaría general, según mecuentan sus pares, hoy ya personas de 87, 88 años.Entre otros, Alfonso Feis, un viejo cuadro del Partido

    Comunista de enton-ces, a quien entrevisté.Me contó, por ejemplo,que en el ’62, cuando elgobierno provisional deGuido decidió intervenir el gremio de prensa, ya es-taba conducido por los comunistas. Aquella direccióndel año ’62 fue a parar a una comisaría en la calleRiobamba al 50, que hoy ya no existe.

     –¿Allí estaba Jáuregui?

     –Estaba. Venía de una familia aristocrática y traba-

     jó en el diario La Nación, pero se había convertido enun dirigente obrero clasista por decisión propia. Erasobrino nieto de Federico Pinedo –abuelo del actualdiputado del PRO–, quien nalmente lo sacó de la cár -cel. También salió Osvaldo Bayer, secretario generaldel gremio, pero por una gestión diplomática que lollevó a Bonn.

     –¿Cómo?

     –Estos ex dirigentes me contaron que alguna vezel gremio también había sido peronista, y que se lla-maba Sindicato Argentino de Periodistas, al que lla-maban SAPO, jugando con la sigla. Siguiendo haciael pasado me encontré con aquellas viejas organiza-ciones, ya del siglo XIX, que habían dado vida a unaorganización elitista, que eran los “plumíferos”, loshombres destacados que trabajaban en La Prensa yen los diarios de aquella época.

     –¿No se sentían trabajadores?

     –Eran hombres que vivían de otra cosa, desdemédicos hasta militares y abogados convocados porlos diarios de la época para exponer su interpretación

    de la realidad. Con ellos se formaron los primeros cír-culos de periodistas, que comulgaban con el medio.Por ejemplo, el Círculo de Cronistas, de 1891, que en1896 se convirtió en el Círculo de la Prensa. Llegarona hacer dos congresos, pero no había una concien-cia sindical. Muchos no cobraban. Mientras que parael diario era un lujo tener sus plumas (de ahí lo de“plumíferos”), para el profesional había un sentimientode pertenencia y de posibilidad de difundir sus ideas.Esos cronistas se identicaban con la idea de que no

    eran trabajadores, los periodistas eran periodistas.

     –En el primer tomo usted habla del congreso deCórdoba y de la creación de la FAP. ¿Allí comienza

    el posicionamiento gremial del periodismo?

     –Fue un principio de agremiación y creo que hubo

    Daniel Parcero

    Una historia de ladrillerosPor  R. L.

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    un quiebre ideológico. En 1936, se creó el Círculo dela Prensa en Córdoba y obtuvieron del gobernador Amadeo Sabattini la primera ley previsional para elsector. Ellos llamaron para 1938 al congreso nacionaldonde se fundaría la Federación Argentina de Perio-distas (FAP), pero ahí los porteños se opusieron, noquerían un gremio. Los representantes de las otrasprovincias se asumieron como trabajadores, es a loque yo llamo “ladrilleros”, para simbolizar el esfuerzode trabajo. Así nació la FAP.

     –¿Y cómo se posicionan frente a Perón?

     –Perón buscaba aliados dentro de los distintosgremios y también encontró a algunos que personal-mente querían sumarse. Uno de ellos era un reporterográco que se había hecho peronista en el ’45, Ma-nuel Damiano, un personaje que termina muy mal enla historia del gremio. Perón ya había tenido algunasconversaciones en la Secretaría de Trabajo. Quería

    que le llevaran propuestas organizativas, como la quehabía presentado el diputado radical Víctor Guillot en1926 y que quedó en la nada. Era casi lo que luegose aprobaría como Estatuto del Periodista. Estos di-rigentes lo retomaron y se lo llevaron a Perón, quienles brindó su apoyo y hasta les ofreció donarles unacasa para el gremio. Ellos, que venían del socialismomás socialdemócrata, muy antiperonista, se fueronmal porque se sintieron sobornados. Rechazaron ladonación y ahí es cuando Perón les dijo “muchas gra-cias” y se quedó con el proyecto. El se lo presentó algeneral Farrell, se instituyó primero como decreto y en1946 fue raticado por ley del Congreso.

     –¿Y qué fue del gremio nuevo?

     –Ya siendo presidente, Perón decide armar el Sin-dicato de Prensa con algunos de los que se habíanapartado del tronco socialista. Damiano era el máscercano de todos, el más peronista. Hubo otros secre-tarios generales, pero él estaba aún en el ’55, cuandoes llevado preso. Muy maltratado, como todos. Ha-bía mucha saña, hubo torturas. Habiendo conversadocon algunos testigos, me dijeron que salió muy mal,

    no sólo quebrado, sino que también empezó a mante-ner alguna relación con los servicios de la Marina y seconvirtió en un hombre de la noche. Tuvo un enfrenta-miento muy duro con los comunistas y no logró hacerpie, pero volvió una vez que asesinan a Jáuregui.

     –Ahí estamos todavía hablando del Sindicato

    Argentino de Prensa.

     –Dejó de ser Sindicato Argentino de Prensa en1955, cuando llega una intervención feroz, y el gre-mio tuvo que cambiar de nombre para adecuarse a lanormalización que proponía la dictadura fusiladora. La

    entidad se refunda como Sindicato de Prensa Capital.

     –¿Los comunistas lideraban la APBA, pero no

    el Sindicato?

     –Llegaron a también a la Fatpren, donde sehabían sumado los sindicatos del interior. ConducíaVenido Matheu, del PC. Luego el comunismo entraen crisis y los jóvenes escindidos liderarán el Sin-dicato Capital hasta 1966, cuando la dictadura deJuan Carlos Onganía, interviene el gremio y des-plaza a Jáuregui quien había quedado a cargo de laFederación. Después, creada la CGT de los Argenti-nos, Jáuregui y Jozami militaron allí. Onganía envióal ministro de Trabajo de entonces para charlar conRogelio Coria de la UOCRA y Juan José Tacconede Luz y Fuerza. Tenían que ayudar a Damiano y leofrecieron obreros de la construcción para aliarse

    al Sindicato de Prensa. Después de enfrentamientosen los que hubo algunos tiros, Damiano se impone,hay elecciones, y gana. Recién en 1984 la oposiciónencabezada por Roberto Gasparini le ganó las elec-ciones. En la APBA recalaron sectores del PC y delperonismo combativo. De éstos últimos el grupo que

    lideraba, entre otros, Eduardo Jozami.

     – De allí surge la UTPBA…

     –En 1986 se fusionaron el Sindicato y la APBA. Elperonismo y sus aliados perdieron en el proceso deunidad por ir divididos, en manos de sectores de iz-quierda sin historia sindical. Eran momentos de mu-chos debates entre el peronismo y el antiperonismo ysobre nuestro rol como periodistas. Somos profesio-nales por el conocimiento acumulado, pero trabajadores por la relación de dependencia y discutimos

    el precio de nuestro trabajo en las paritarias. Si esono es una denición de la lucha de clases y de quesomos trabajadores- hablamos de otra cosa.. .u

    Clandestinos

    Parcero relata su experiencia de militancia en tiem-pos difíciles.“Yo empecé a trabajar en prensa a los 15 años enMar del Plata. Tuve la suerte de conocer a Amíl-car González, que era un militante peronista muycombativo de aquellos años, secretario generaldel sindicato local. Al poco tiempo vino el golpedel ’76. El 24 de marzo había una audiencia en elMinisterio de Trabajo. Amílcar fue igual y lo esta-ban esperando. Estuvo desaparecido, después loblanquearon y pudo exiliarse en Venezuela. Yo metuve que ir tres días después porque nos buscabana todos. Para el Mundial de Fútbol del ’78 nos cru-zamos varios que teníamos ganas de hacer algo yarmamos la Agrupación Raúl Scalabrini Ortiz en laCoordinadora Nacional de Trabajadores de Prensa(Conatrap), organización en la que nos nucleamos

    todos durante la dictadura. Allí estaban José LuisPonsico, Rodolfo Audi, Pascual Albanese, AlfredoCarazo –conductor nacional–, y había compañerosen todas las provincias.”

    DOSSIER

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    Los últimosdías de juliode 1974 deja-

    ron entrever la ex-trema tensión en laque se encontraba

    la televisión argen-tina cuatro déca-das atrás. El me-dio, que con másde veinte años dehistoria festejabalos quince de susubsistema priva-do, parecía encon-trarse a las puertasde un giro coper-nicano. La caducidad de las licencias otorgadas alos empresarios privados y la perspectiva de que elEstado asumiera su usufructo ponía en debate todala razón de ser del sistema. Se podía pensar en unservicio no comercial, con la participación de los tra-bajadores y que le asignara al medio otro rol que nofuera el de mero entretenimiento. Fue entonces cuan-do aparecieron en escena con un rol protagónico losdistintos sindicatos de trabajadores de los medios decomunicación.

    El Movimiento Unicado de Artistas Peronistas

    publicó en el diario Clarín el 24 de julio de 1974 unasolicitada que planteaba: “El pueblo sabe que losmedios masivos de comunicación son el elementomás poderoso de penetración ideológica, de desvir-tuación de principios tales como la unidad nacional,del fortalecimiento de la institución familiar y de lasana educación de sus hijos basada en la realidaddel país (…) Es por eso que el pueblo sabe tambiénque la única solución es que los canales de televi-sión salgan de la férula de estos ‘zares’, ‘emperado-

    res’ o ‘reyes’ para que sea el Gobierno del pueblo,el Gobierno peronista, con la colaboración de lostrabajadores, el que lleve adelante la tarea de trans-formación que la televisión necesita con carácter de

    imperativa urgencia”.Pero la idea no se an-

    caba sólo en las huestesdel sindicalismo peronista.El radical Luis Brandoni,secretario general de la

     Asociación Argentina de Actores, sostenía que “lostrabajadores de la televi-sión quieren que los cana-les estén en manos de uncuerpo colegiado, integra-do por un representantedel Poder Ejecutivo, de losgremios que tengan quever con la TV y miembrosdel Poder Legislativo”.

    Con Perón

    La televisión argenti-na, nacida en 1951 con elprimer gobierno peronistay consolidada en la déca-da posterior, para 1972contaba con 3.700.000aparatos. En todo el paísexistían 35 canales detelevisión en una red cen-tralizada alrededor de loscuatro canales de cabe-cera de Buenos Aires y

    sus respectivas productoras. Todos se nanciaban

    con publicidad, salvo Canal 7, que recibía fondos es-tatales. El 80 por ciento de la programación emitidaen el interior se producía en la Capital Federal. Deellas, Proartel era la que poseía mayor cantidad decanales asociados (12), con una cobertura que al-canzaba el 89,47 por ciento de los televidentes. Este

    nivel de centralización y concentración dejaba claroque cualquier modicación en la estructura de los ca-nales privados de Capital haría sentir su inuencia

    en todo el país.

    Los trabajadores en laestatización de la TV

    Por  Diego de Charras *

    El 22 de julio de 1974, un grupo armado de origen gremial tomó brevemente las sedes de loscanales 9 y 11. Perón había prometido su estatización, pero su muerte frustró el proyecto. Latoma fue el preludio de la intervención.

    Más allá de su oscuraresolución alentadapor López Rega, elproyecto originalplanteado por losgremios perseguíaun nuevo paradigma

    para la televisiónargentina.

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    Con las licencias vencidas a partir del 28 de abrilde 1973 (ver recuadro), en los primeros meses de1974 había que apurar una resolución. El 28 demayo, Perón convocó a la Casa Rosada a los gre-mios vinculados con la televisión.

    El primer mandatario llegaba al país profunda-mente impresionado con el servicio público europeo.

     A pesar de ello, mezclaba argumentos estatistas yprivatistas generando cierta confusión entre sus in-terlocutores. Por momentos, alababa el servicio eu-ropeo y resaltaba que la televisión debía servir a losintereses de la comunidad, pero a los pocos minutosdestacaba la importancia de los programas de en-tretenimientos y relativizaba la importancia de que elEstado poseyera los medios de comunicación.

    El encuentro se resumió en una frase del presi-dente hacia los gremialistas: “Esto lo deben resolverustedes que son los que conocen el problema”. O

    sea: la “nacionalización” de la televisión, como se lallamó en aquellos momentos, era prácticamente unhecho. Todos los sindicatos vinculados al medio pro-ponían la estatización.

    Sin embargo, el presidente no llegó a tomar nin-guna decisión. El 1º de julio de 1974, su esposa, y vi-cepresidenta en ejercicio de la presidencia, anuncióal país el fallecimiento del primer mandatario.

    Sin Perón

    En pocos días, la cuestión de la televisión reapa-

    reció. El 22 de julio los canales 9 y 11 fueron copadostransitoriamente por pequeños grupos armados. Eldiario Clarín  lo describía de la siguiente forma: “Latoma de los canales 9 y 11 se concretó poco antes delmediodía, y esa acción trascendió al público tele es-pectador alrededor de las 13, cuando sorpresivamen-te, se cortaron sus transmisiones (…) poco despuésretornaron las respectivas señales al aire y se alcan-zaron a difundir placas y comunicados gremiales”1.

    El secretario adjunto del Sindicato Argentinode Televisión, Esteban Riquelme, reconoció la ini-

    ciativa de su gremio: “Tomamos esa actitud paraforzar al Estado a que tome cartas en el asunto,denitivamente”2. Para ganar efectividad, el SAT nohabía comunicado la operación a ninguno de losotros gremios. No obstante, otras explicaciones sepueden encontrar en las disputas internas dentrodel peronismo. El ex secretario general de Actores,Brandoni, en una entrevista subrayaba: “Nosotros noparticipamos de la toma de los canales. Esa tarde fuicon la abogada de la asociación y una escribana alabrar un acta para certicar que no teníamos nada

    que ver con esas tomas (…) nunca tuvimos nada que

    1 “Por unas horas ocuparon dos canales de TV”,Clarín, 23 de julio de 1974.

    2 Idem.

    ver con la pelea interna del justicialismo en sí, don-de las facciones se disputaban los espacios”. Por suparte, el entonces secretario de Prensa y Difusión,Emilio Abras, dijo que el gobierno compartía los cri-terios y argumentos expuestos por los gremios vin-culados a la televisión, pero era “totalmente inexactoque la Secretaría de Prensa y Difusión haya tenido

    participación alguna en los episodios ocurridos enlos canales 9 y 11”3. Sin embargo, la inexistente in-tervención policial dio la pauta de que las accionesdel SAT tenían algún guiño del entonces ministro deBienestar Social, José López Rega.

    El 31 de julio, María Estela Martínez de Perón dis-puso a través del decreto 340 la intervención sobrelos canales de televisión, sus bienes inmuebles y lasplantas productoras de programas. En otras pala-bras, la estatización. Sin embargo, los gremios dela televisión no fueron convocados a la participación

    en ningún proyecto de reconversión del medio. Lagura de López Rega ocupó un lugar cada vez máscentral en el gobierno y la gestión de la televisiónno fue la excepción. Así, no sólo quedaría trunco elproyecto de los gremios de participar en la gestiónde los canales, sino que se iniciaría un período deamenazas, crímenes y persecución a trabajadores ypersonalidades de la cultura.

    Más allá de su oscura resolución alentada porLópez Rega, el proyecto original planteado por losgremios perseguía un nuevo paradigma para la te-

    levisión argentina como no había existido hasta esemomento y como tampoco existiría en los años poste-riores. Incluía un modelo de servicio público con unamayor participación de los trabajadores, disminuciónde la carga publicitaria, mayor producción nacional ymás contenidos culturales. Un concepto por el cuallas organizaciones de trabajadores de los medios se-guirían bregando aún cuarenta años después. u

    *Docente e investigador en Políticas y Derecho a

    la Comunicación (UBA-UNLP).

    3 Idem.

    El momento justo

    Las licencias de los canales 9, 11 y 13 que se ad- judicaron por quince años, el 28 de abril de 1958,vencían el mismo día de 1973. Así, el peronismo,que asumía el gobierno ese año tendría en susmanos la decisión de estatizar o readjudicar laslicencias a privados. Finalmente, se dispuso la ca-ducidad. Aunque, por las dicultades del contexto

    político, con dos elecciones en un mismo año, ladecisión se prorrogó por un año.

    DOSSIER

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    El accionar de laúltima dictadu-ra cívico-militar

    sobre los cuerpos ylas organizacionesde los trabajadorestuvo un impacto de-vastador sobre las

    experiencias poste-riores. La consolida-ción del modelo neo-liberal fue el brochede oro para el de-bilitamiento de la estructura sindical y de todaotra práctica basada en principios solidarios.En el sector de la comunicación, la avanzada neoli-beral favoreció privatizaciones y compras y fusiones,lo que llevó a una forma de propiedad concentrada,centralizada, multimediática y extranjerizada. Esto

    profundizó aspectos de la precariedad laboral: poliva-lencia, autocensura, dicultad para la sindicalización ypaupérrimas condiciones salariales.

    Contra todo, en el peor momento de retroceso na-ció la Confederación de Sindicatos de Trabajadores dela Comunicación Social (Cositmecos), una entidad sin-dical de tercer grado. Cabe destacar, para dar cuentade la pluralidad de su conformación, que las organi-zaciones que la componen1  tienen adscripción a lasdiferentes centrales obreras existentes. El nacimientode la entidad como comisión se remonta al año 1989

    y fue producto de la necesidad: evitar el cierre y liqui-dación de los canales de TV abierta 11 y 13 de CapitalFederal. La iniciativa derivó en una experiencia inédita:la coadministración sindical-estatal de dichos canales.Durante el breve tiempo que le tocó coadministrar, sedemostró que el Estado y los trabajadores podían diri-gir una empresa con nanzas sanas.

    1 En el presente, la Cositmecos está conformada por once entidades sindicales:Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos(Satsaid), Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), Sindicato Argentino de la Industria Cinematográca (SICA), Sindicato Argentino de Músicos

    (SADEM), Sociedad Argentina de Locutores (SAL), Asociación Argentina de Actores(AAA), Asociación Argentina de Trabajadores de las Comunicaciones (Aatrac, ex AA-TRA), Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (SUTEP), SindicatoÚnico de la Publicidad (SUP), Federación Argentina de Trabajadores de la Imprenta,Diarios y Anes (Fatida) y Sindicato de Vendedores de Diarios y Anes (Sivendia).

    La ley en sus pri-

    meros pasos

    En 2001, la Co-sitmecos presentó supropio anteproyec-to de radiodifusión. Allí se desarrollabanciertos ejes que lue-

    go serían centra-les en la actual Ley26.522: el derechode los prestadoressin nes de lucro

    a brindar serviciosla existencia de losmedios universita-rios como parte delsector público y par-ticipación de los tra-

    bajadores en los ór-ganos de control.Tras la etapa de

    los Foros Participa-tivos de ConsultaPública, el proyecto

    sumó cuatro reformas propuestas por el Satsaid,tres por la Cositmecos, una por la Unión de Músi-cos Independientes, otra por Actores y una más porlos Locutores. u

    * Docente e investigadora. Facultad de Ciencias

    Sociales. Universidad de Buenos Aires.

    Arrasados

    Los gremios de prensa sufrieron inmediatamentelos ataques de la última dictadura militar. El mis-mo 24 de marzo de 1976, un disparo de bazucaarrasó la sede del Sindicato de Prensa de Men-doza y una tanqueta cargó contra la entrada de laFederación Argentina de Trabajadores de Prensa,

    entidad reiteradamente intervenida en su historia.Según el informe de la Conadep, el 1,6 por cientode los desaparecidos fueron trabajadores de pren-sa y el 1,3 por ciento, artistas y actores.

    Las voces sindicales en la Ley 26.522 Por  Mariana Baranchuk *

    Los gremios del sector de la comunicación jugaron un rol importante en el debate de la Ley de

    Servicios de Comunicación Audiovisual.

    Los trabajadores delos medios ocupanun rol central en lasalvaguarda de los logrosalcanzados en materia dedemocratización de lascomunicaciones.

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    S

    u vida y pro-

    fesión, como

    la de su padrehomónimo, se iden-

    tican con el olfato,

    palabra cara al pe-

    riodismo. “Así em-

    pecé el ocio en la

    parte gráca y en un

    diario cuya redac-

    ción tenía ese olor

    tan signicativo: la

    tinta. Uno se inicia-

    ba como aspirantey pasaba por varias

    secciones para co-

    nocer sus virtudes

    y vicios. A los dos

    años ya era un periodista profesional con matrícula”,

    se enorgullece.

    Comenzó en el periodismo hace más de medio si-glo, cuando las máquinas de escribir reinaban en lasredacciones. Quien lo ayudó en sus primeros pasosfue otro militante gremial, Octavio Palazzolo, cronista

    teatral en el diario El Mundo. “Hizo la gestión de miingreso al matutino tras la promesa –incumplida porcierto– de que no abandonara los estudios de abo-gacía, carrera que había elegido por mi voluntad ytambién por deseo de mi padre.”

    Es que su padre, junto a Octavio Palazzolo y JuanValmaggia, había impulsado el Primer Congreso Na-cional de Periodistas realizado en Córdoba el 25 demayo de 1938, que estableció la conmemoración del7 de junio como el Día del Periodista y elaboró el Es-tatuto Profesional que años después se convertiría

    en la Ley 12.908.“Los hombres que participaron en aquel primer

    congreso fueron los impulsores de una organiza-ción gremial que amparó sus intereses profesiona-

    les frente al sec-tor empresario y

    estructuró, concarácter denitivo,

    una institución la-boral auténtica ins-pirada en los pro-blemas típicos dela tarea periodís-tica y, desde lue-go, manejada concabal concienciade clase”, apuntó

    Senén González yagregó: “Participa-ron periodistas, noempresarios.

    Santiago Senén González, un periodista en la historia

    Por  Patricia Faure

    Con el mentón hacia abajo y los ojos hacia arriba, habla para adentro, en confidencia. Parala foto, se pone la gorra a lo Pablo Neruda en su versión marinera, y gesticula con las ma-nos cercanas al cuerpo, que descansan sobre la mesa o giran como aspas para señalar unaapreciación que no desea olvidar. Así, Santiago Senén González se expresa con seguridad sinnecesidad de meditar lo que dice, porque al tema lo tiene transitado y madurado en vida, libro,cátedra y lucha gremial.

    Siempre los gremios Como trabajador de prensa y como escritor, San-tiago Senén González siempre estuvo ligado a lostemas sindicales: “En 1954, trabajé en El Líder  y

    luego del golpe fui a Democracia. En 1957, de-cidieron que fuera al congreso de la CGT inter-venida. Me negué por ser delegado, pero al nal

    acepté y me hice especialista en trabajo sindical.Estuve 40 años en la ocina de prensa en el Mi-nisterio de Educación de la Nación. Trabajé en elMuseo Social del Periodismo y fui profesor en laUniversidad del Salvador. Fui director periodísti-co en época de Alfonsín, pero siempre vinculadoa los temas gremiales. Mi primer libro, Ejército ysindicatos  (1969), lo hice en coautoría con JuanCarlos Torre. Compilé el Archivo del Sindicalismo Argentino para la Universidad Di Tella y el Archivodel Sindicalismo de Prensa para el Archivo Históri-co Provincial Ricardo Levene, de La Plata”.

    PROTAGONISTAS

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     Algunos luego fueron expulsados o abandona-ron los cargos directivos que tenían en el Círculo dela Prensa, que era lo que existía y que funcionabacomo mutual. A partir de entonces, de la lucha sindi-cal, se creó la Asociación de Periodistas de Buenos Aires y, a nivel nacional, la Federación Argentina dePeriodistas”.

    Si bien los gremialistas pioneros de los años ’30no se identicaron mayoritariamente con Juan Do-mingo Perón, las demandas se fueron convirtiendoen realidad. “A Perón le interesaba regular el trabajoy el capital, había impulsado la aprobación de estatu-tos y ese conjunto de normas fueron hitos en su épo-ca. Tenemos que señalar lo pionero que fue aquello”,explicó Senén González.

    Recuerdos de redacción

    “Comencé haciendo crónicas deportivas por telé-

    fono en los años ’48, ’49 para El Pueblo. Hasta queun día le pedí la intervención a Palazzolo, que eracronista teatral en El Mundo, para trabajar en el dia-rio”, explicó Senén González, quien como muchosde los que ingresaban al ocio pasó por la sección

    “de torpes” (deportes).“En el edicio de Río de Janeiro al 300 me reci-

    bió el doctor Emilio Rubio, quien había sido brillantecronista deportivo y titular del Círculo. Con sus ga-fas negras y su voz autoritaria me permitió entrar en‘el Olimpo’, al decir de Raimundo Calcagno (Calki),

    cronista de carreras y luego prestigioso comentaristade cine. La sección tenía como jefe a Allende Ira-gorri y su redactor brillante era Marianito Juliá, quea n de año hacía la vaquita para jugar al caballo

    que nos permitiera festejar el Año Nuevo. De másestá decir… nunca se ganaba”, relata y agrega: “Mo-raban en aquel Olimpo, entre otros dioses, Robertoy Conrado Nalé Roxlo (Chamico), el escritor Hora-cio (Amelio) Rega Molina, los poetas Amado Villar yRoberto Ledesma, el crítico de arte Arturo Romay;guras que volcaron su talento en la literatura, como

    Enrique González Tuñón, Ramón Gómez de la Ser-na y otros que ahora se me escapan”.

    Senén González menciona a varios de los cole-gas con los que trabajó por entonces. “De la cuadra,o sea la redacción general, evoco a Leandro Pita Ro-mero, con su hablar castizo; Gastón Pomares, JuanEsteban Ezcurra, Franklin Rawson Paz, el humoristaEduardo Almira y Jorge Göttling que, de tango, vayasi sabía”, contó y recordó hasta al encargado de losvales de comida y viajes de subte o tranvía: “Era Gre-gorio Stilman, que además repartía el carnet para

    entrar como periodista al estadio y, a veces, hastanos daba dos para llevar al palco a un amigo, que sedeslumbraba al ver al periodista ejercer su trabajo”.

     Además, en la redacción también estaban presen-

    tes el peronismo y las tensiones dela época. Como cuando su compañero Calkifue cesanteado por pedido del secretario de Prensay Difusión Raúl Apold. “Resulta que en un comentariosobre una película hablaba acerca de un testamentofalso. Justamente, esa semana el presidente Perón

    guardaba en Plaza de Mayo un documento conocidocomo Testamento para el Año 2000. A Apold le pare-ció una ironía planeada y exigió su despido”.

    Y sobre colegas combativos, Senén Gonzálezmencionó a Octavio Rivas Rooney, militante socia-lista, quien debió cubrir un paro ferroviario y terminóarengando a los trabajadores.

    “No sólo lo echaron del diario, sino que apareciódetenido en la Penitenciaría Nacional de la calle LasHeras. Regresó a la redacción tras la gestión del di-rector Rubio. Cuando volvió, en el comedor el mozo

    le trajo dos botellas de tinto para brindar.” u

    Trabajadores, profesionales y empresas

     –¿El periodista es un profesional liberal o un

    trabajador asalariado?

     –Seguimos siendo periodistas profesionales quetrabajamos en donde nos convocan, pero haynuevas formas. Como la gráca perdió vigencia,

    hay quienes compran espacios en televisión o enuna radio y se producen a sí mismos. Si comprásespacio, sos autónomo; si trabajás a cambio deun salario, sos empleado. Ambos, dentro de susformas, tienen libertad. –¿Cómo ha sido históricamente la relación en-

    tre empresas de prensa y periodistas?

     –El empresario deende sus intereses y los traba- jadores, los suyos. Antes de 1938 hubo una huel-ga en la que se unieron los trabajadores del tallercon los periodistas; al nalizar el conicto, echa-ron a los periodistas intelectua- les y quedaronlos grácos. Luego, la fuerzase logró con el Estatuto Pro-fesional.

    El poder sindical de

    Santiago Senen Gonzalez

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    El rol de periodista de ManuelBelgrano ha sido minimiza-do, entre otras razones, por

    la visión de algunos historiadores,como Paul Groussac, quien lle-gó a considerar que sus artículoshabían sido un  “inofensivo deberescolar”1  y hasta armó que Bel-grano “no había nacido escritor”.

    Pero el hombre de la Revoluciónno sólo tenía el respaldo de una só-lida formación adquirida en Europa,sino que también acreditaba largosaños de producción escrita. Si secomunicaba con un estilo sobrio,era con el propósito de hacer acce-sible al público rioplatense las ideas propias y las quevenían del exterior. Era un convencido de que aquíhabía que poner en práctica las transformaciones quetantos benecios habían producido ya en Europa.

    Belgrano fue la persona más indicada para va-lorar el poder de la prensa. La formación intelectualque adquirió en Europa lo llevó a promover toda ini-ciativa tendiente a desarrollar el periodismo desdeuna época relativamente temprana. No sólo se habíadiplomado de abogado, sino que sus conocimientosde distintas lenguas –latín, italiano, francés e inglés–le permitieron tomar contacto con las ideas dominan-tes: siócratas, iluministas y enciclopedistas. Pudo

    plasmar estos nuevos pensamientos en sus escritosinstitucionales, en sus artículos periodísticos y, sobretodo, en su destacada labor intelectual dentro de laesfera pública rioplatense2.

    Los periódicos que llegaban a América conteníannoticias procedentes de España y Europa en general.En cambio, El Correo Mercantil de España y sus In-dias (1792) se caracterizaba porque no sólo presen-taba informaciones del Viejo Mundo, sino también no-ticias procedentes de las colonias americanas. Estaseran enviadas a España, se las compilaba, imprimía

    1 Groussac, Paul, Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires, 1942, p. 123 se

    muestra igualmente crítico cuando alude a la Autobiografía de Belgrano a la quecalica de “impregnada evidentemente de despecho y mala voluntad”.

    2 Díaz, César, Comunicación y Revolución 1759-1810 , La Plata, EPC. UNLP, 2012. Aquí examinamos detenidamente este concepto acerca del que no hay unanimi-dad de criterio.

    y volvían al Río de la Plata en for-ma de publicación periódica.

    Los comienzos

    La primera oportunidad con-creta fue cuando el ministro DiegoGardoqui, desde España, requi-rió al Consulado de Buenos Airesel envío mensual de noticias para

    ser publicadas en El   Correo Mer-cantil de España y sus Indias:  “ElConsulado resolvió que todos susdiputados en el interior le transmi-tiesen con regularidad noticias desus distritos para servir de base a

    los informes reque-ridos desde la Me-trópoli, que seríanproyectados por elSecretario Manuel

    Belgrano y aproba-dos por la Junta delConsulado”3.

    En El  Correo Mer-cantil   no sólo recibía

    las informaciones de las distintas regiones del virrei-nato, sino que las reelaboraba periodísticamente,porque eran informes de funcionarios que estabanacostumbrados a realizar documentos formales y noposeían un lenguaje adecuado para un periódico.Los materiales editados por Belgrano casi no eranmodicados en el periódico.

    El esfuerzo de Belgrano lo llevaría nalmente a

    encabezar un proyecto. Francisco A. Cabello y Mesasolicitó permiso al virrey marqués de Avilés paraconstituir en Buenos Aires una sociedad patriótica yliteraria y publicar el primer periódico de la región quese titularía Telégrafo Mercantil Rural, Político Econó-mico e Historiógrafo del Río de La Plata (1801).

    El virrey recomendó su publicación al Real Tri-bunal del Consulado, que brindó la más completacooperación. Además de su participación abierta, lapluma de Belgrano se evidenciaba en algunos artícu-

    3 Mariluz Urquijo, José,Noticias del Correo Mercantil de España y sus indias , Bue-nos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1977, p. 14.

    El primer periodista rioplatensePor César Díaz (*)

    Manuel Belgrano fue corresponsal y articulista antes y durante la Revolución de Mayo. Unadelantado para su época, entendió el valor social y político de la prensa.

    En El Correo Mercantil  recibía las informacionesde las distintas regiones

    del virreinato, y las reela-boraba periodísticamente.

    TEMAS Y DEBATES

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    los sin rma sobre temáticas que solo él dominaba.

    Pero, sobre todo, se observaba su presencia en elandamiaje de colaboradores de distintos puntos delvirreinato que poseía la hoja de Cabello y Mesa.

    Con posterioridad, al alejarse el director del Te-légrafo Mercantil   de los objetivos fundacionales,Belgrano y el Consulado le retiraron todo el apoyo.

     A partir de ese momento trabajó con celeridad parasustituir al periódico, a pesar de que el Telégrafo Mer-cantil  tenía un permiso de “exclusividad”. Su esfuer-zo se plasmó en una nueva publicación, el Semana-rio de Agricultura, Industria y Comercio, que aparecióen septiembre de 1802, por lo que ambos circularonsimultáneamente. En efecto, Manuel Belgrano dio enforma anónima al semanario de Vieytes, en el quepor lo menos son inspiración suya, estudios comoel que se publicó en el primer número, bajo el título“Comercio”, en el que hay conceptos y pasajes en-

    teros que pertenecen a las dos primeras Memorias4

    .Las ideas progresistas, sobre todo, las siocráticas,se popularizaron a través de sus artículos constitu-yendo la columna vertebral de dicho periódico.

    El virrey Cisneros le brindaría luego la oportuni-dad de publicar un nuevo órgano de prensa, el Co-rreo de Comercio (1810-181).

     Allí introdujo conceptos inherentes al periodismointelectual / ampliado5 al referirse a la trascendenciade las publicaciones periódicas, especialmente entiempos y en lugares donde, como en el Río de la

    Plata, había una carencia de libros. Y agregaba: “Noentraremos a manifestar la necesidad y utilidad delos periódicos, porque éstos son puntos demasiadosventilados y en que no hay persona que tenga sentidocomún, que no esté de acuerdo, de resultas de lo quela experiencia ha demostrado en todas las Nacionesque han sabido aprovecharse del feliz descubrimien-to de la Imprenta para semejante objeto”. Belgranotenía gran claridad conceptual acerca de la funcióndel periodismo en un contexto poco favorable.

    En el Correo de Comercio se publicaron dos artícu-

    los disonantes con la orientación del periódico. El pri-mero, titulado “Causas de la destrucción o de la con-servación y engrandecimiento de las naciones”6, apa-recido el 19 de mayo de 1810, es decir a sólo seis díasdel pronunciamiento del 25, en el cual se percibe un

    4 Gondra, Luis, Las ideas económicas de Manuel Belgrano, Buenos Aires, TalleresGrácos Argentino J. Rosso, 1923, p. 90.

    5  Este concepto lo utilizamos para analizar al periodismo impreso de la época.Véase Díaz, C., Comunicación y Revolución…

    6 Muchos autores, entre ellos, el primer biógrafo de Belgrano, B. Mitre incurrieron enel error de denominarlo “Origen de la grandeza y decadencia de los imperios”, dado

    que lo tomaron de la autobiografía del prócer. Acaso Belgrano cometió este indesea-do error al escribir años después la mencionada autobiografía, por no tener a la vistael artículo y valerse solamente de sus recuerdos. Cfr. Paul Groussac, enSantiago deLiniers, Conde de Buenos Aires, Buenos Aires, Imprenta Americana, 1942, p. 303,menoscaba no sólo el artículo, sino también a Belgrano y al periódico en general.

    sesgo político, de prosa directa y persuasiva, escritocon la intención de quien sabía que esas eran las cir-cunstancias propicias para darlo a la luz pública, puesaludía a un concepto vital para los días venideros.

    En el segundo, “La libertad de la prensa es laprincipal base de la ilustración pública” –11 de agos-to de 1810–, subrayaba el valor del estímulo a la cir-

    culación de ideas para un gobierno revolucionario,en consonancia con los preceptos del periodismointelectual / ampliado. Sin embargo, pensaba que aesas ideas se las debía resguardar sobre todo, enmomentos en que había que construir las bases deun nuevo Estado. Por ello, trató de inculcar en lapoblación las ventajas de poder escribir sin restric-ciones, excepto acerca del dogma religioso, de lasinjurias y de la obscenidad. Entre otros conceptos,escribió: “La libertad de la prensa no es otra cosaque una facultad de escribir y publicar lo que cada

    ciudadano piensa y puede decir con la lengua. Es tan justa dicha facultad, como lo es la de pensar y de ha-blar, y es tan injusto oprimirla, como lo sería el teneratados los entendimientos, las lenguas, las manos, olos pies a todos los ciudadanos”. Escrito pocos díasdespués de la Revolución de Mayo, el párrafo era unalegatos en favor de la libertad de expresión7. u 

    7 Debe recordarse que M. Moreno también se había referido a este tema en unbreve artículo “Sobre la libertad de escribir” publicado en laGazeta de Buenos Ayres, el 21 de junio de 1810. Este, a nuestro entender, no posee la profundidadni claridad de conceptos que caracterizan al escrito por Belgrano. Cabe agregaracerca de este célebre artículo que “la liación del escrito moreniano se relacionaestrechamente con la ‘disertación presentada a una de las sociedades del Reino’por Valentín de Foronda, y publicada en 1789 en el Espíritu de los mejores diarios”.Véase Rípodas Ardanaz, Daisy,Refracción de ideas en Hispanoamérica colonial ,Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1983, p. 144.

    Aquel redactor fantasma

     Además de su labor de corresponsal para El Correo

    Mercantil  de España y sus Indias, Belgrano escribía allí

    otro tipo de artículos. En una carta dirigida a su amigo

    chileno Manuel Salas, utilizaba conceptos similares a

    los que aparecerían tiempo después publicados en un

    suelto sin rúbrica en el periódico peninsular. Es el caso

    de una nota sobre el uso del aceite de madi para la fri-

    tura de comestibles.

    La tarea periodística de Belgrano había comenzado en1795 como corresponsal, lo que justica mencionarlo

    como el primer periodista rioplatense, pero además su

    actuación no se limitó a esta primera tarea reporteril,

    sino que también prosiguió de manera sistemática tanto

    en el Telégrafo Mercantil   como en el Semanario y de

    forma más directa en el Correo de Comercio.

    * Doctor en Comunicación graduado en la Universidad Nacio-

    nal de La Plata (UNLP). Director del Centro de Estudios en

    Historia, Comunicación, Periodismo y Medios de la Facultad

    de Periodismo y Comunicación Social (Cehicopeme) de la

    Facultad de Periodismo (UNLP).

    19Perspectivas en Historia de los Medios

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    Cuando el 28 de junio de 1914, elarchiduque Fran-cisco Fernando de Austria fue muerto enSarajevo por Gavri-lo Princip, en Buenos Aires el diario Crítica,fundado por NatalioBotana y pionero de laprensa sensacionalis-ta argentina, no teníatodavía un año de vidaen las calles porteñas.

    Pese a la distanciageográca que separaba a la Argentina del escenario

    de los posteriores acontecimientos bélicos y la pos-tura neutral del país ante el conicto, los periódicos

    locales tuvieron un rol informativo vital, potenciado porla excepcionalidad noticiosa de la guerra, el interés delas comunidades de inmigrantes provenientes de lospaíses en pugna y, en otro orden, por las consecuen-cias que podía tener la contienda para la integracióneconómica al comercio internacional vía el modeloagroexportador.

    En línea con Patricia Vega Jiménez1 y su trabajosobre la prensa costarricense, puede armarse que

    la Gran Guerra fue el primer acontecimiento mediáti-co de magnitud del siglo XX, acrecentado por el de-sarrollo propagandístico y otras estrategias de per-suasión. El periodismo gráco fue una herramienta

    decisiva para la comunicación en la región.Si bien los diarios de Buenos Aires se vieron in-

    uidos por el insumo informativo y propaganda de las

    agencias de noticias europeas, estaba luego en cadamedio la decisión de desarrollar sus estrategias depublicación dirigidas a su lector especíco.

    Por eso, quien hiciera un paneo por los ejemplaresde Crítica durante los primeros meses de la contien-da, podría conjeturar que su cobertura, explícitamente

    aliadóla, fue una ex-periencia que impusouna serie de desafíospara la producciónperiodística y un pun-tapié para la experien-cia sensacionalista delmedio, que al ser nue-vo y con escasos re-cursos, a diferencia desu competencia, apro-vechó las ocasionesinformativas con unagama de elemen-tos que involucraron lonarrativo, el diseño, locomercial, lo visual yel entretenimiento.

    Secciones jas e in-

    novación

    La línea edito-rial en contra de Ale-mania fue toda unaapuesta que hasta lanalización del conic-to le permitió al medio

    realizar tiradas de 140.000 ejemplares2. Esta posturaaliadóla de Crítica ya estaba consolidada a un mes delinicio del enfrentamiento, en octubre de 1914, y ocu-

    paba en promedio las tres primeras páginas del diario;sin embargo, su cobertura necesitó tanto de seccionesjas como de otras más exibles de acuerdo con la in-formación disponible.

    Por ejemplo, junto con información de carácternacional la tapa tuvo de manera estable la sección“Guerra Mundial”, a dos columnas, con el resumende las acciones de combate. Se destacó aquí la uti-lización de una variedad tipográca en cada título y,

    en algunos casos, ilustraciones.Otra sección que tuvo estabilidad fue “Jornadas

    1 Vega Jiménez, Patricia, “Primicias de la Primera Guerra Mundialen la prensa costarricense (1914)”, Cuadernos Inter.c.a.mbio so-bre Centroamérica y el Caribe, Universidad de Costa Rica, Año4, N° 5, 2007. http://www.latindex.ucr.ac.cr/index.php/intercambio/article/view/3909

    Crítica  y la Gran Guerra Por Enrique Fraga

    La guerra mundial que se desató en 1914 fue un tema que el diario de Natalio Botana instaló

    en la tapa desde el comienzo y que siguió en sus ediciones con textos, diseño y publicidadesespecíficas.

    2 Abós, Álvaro, Ciudadano Botana. La biografía denitiva del crea-dor del diario Crítica, 1° edición, Javier Vergara Editor, Buenos

     Aires, 2013.

    Para mantener laatención, reinventaronsecciones y hastageneraron artículos máscercanos al entreteni-miento y a la propagandaque a la noticia.

    TEMAS Y DEBATES

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    de guerra”, dedicada también a la crónica de losacontecimientos. Su disposición varió entre las pági-nas 2 y 3, adaptándose a la publicación de cuerposfotográcos o publicidades; es que la segunda pá-gina fue depositaria de la información fotoperiodísti-ca del conicto, esporádica de lunes a viernes y fuer -te el n de semana bajo la sección “La guerra ilus-trada recibida por el correo de hoy”, que incluía unadecena de imágenes.

    En la tercera página aparecía otra sección ja.

    Tenía ilustraciones, a veces historietas de un cuadroy texto al pie; en otros casos verdaderos carteles deguerra, que con la versatilidad de Pedro de Rojasmezclaban recursos como la información de coyun-tura, la propaganda política de carácter macabro, elhumor negro y siempre una marcada línea editorialantialemana.

    Sin embargo, a poco de comenzada la guerra, Crí-tica tuvo la exigencia de aportar novedad acerca deun conicto que ya por momentos se volvía rutina-rio. La edición del 23 de octubre, por ejemplo, es en-fática: “La guerra europea ya no entusiasma a nadie.Lo poco agrada y lo mucho ‘stufa’”.

    Esta necesidad de innovación del medio para“entusiasmar” fue cubierta con una serie de condi-mentos que fueron desde la publicación repetida deinformación (vía suplementos y coberturas especia-les), la invención y reinvención de secciones y hastaa la generación de artículos o propuestas más cerca-nas al entretenimiento y la propaganda que al que-hacer noticioso.

    Por ejemplo, la página 2 tuvo una sección dedi-cada a crónicas, cables de los aliados y anécdotasdel conicto que cambiaba varias veces de nombre.

     Así, en tan sólo un mes, se sucedieron “Informa-ciones por cable y correo con alcance hasta las 4PM” (01/10/1914), “Notas, anécdotas y cosas de laguerra” (13/10/1914), “Notas grácas del teatro de la

    guerra” (14/10/1914) y “Combates, episodios y esce-nas de la guerra” (19/10/1914).

    Los condimentos de las batallasEl entretenimiento ocupó un rol no menor en la co-

    bertura bélica. Por ejemplo, uno de los folletines queCrítica publicó a poco de iniciado el conicto fue “Se-cretos de la Corte Imperial”, una biografía de Guiller-mo II a través de las memorias de la condesa de Ep-pinghoven y traducido por Emilio Dupuy de Lome.

     Acompañado por una sugestiva ilustración en laque el líder germano y su mujer eran observadosmientras dormían en la intimidad de su recámara, demanera indiscreta y junto a la leyenda “Libro secues-

    trado en Berlín”, la primera entrega ocupó la mitadde la tapa del 2 de octubre, luego de una anuncia-da publicación en números anteriores. Pasada lanovedad, el folletín fue a la página 4, junto a notas

    costumbristas como “Acuarelitas de arrabal” y el “No-vísimo diccionario lunfardo”. En 1916, un segundofolletín, “El Kaiser desenmascarado. Memorias delconde Axel von Schwering” siguió la línea de aquellaprimera intervención.

     A tres días de anunciar la contratación de los ser-vicios de la agencia francesa Havas, el 23 de no-viembre Crítica prometió la publicación de “pruebasfotográcas de la barbarie alemana” y agregó: “Se

    trata de documentos sensacionales, enviados direc-tamente de la Polonia rusa, que comprobarán unavez más la alta justicia de nuestra campaña a favorde la civilización”. Así, al día siguiente y bajo el títu-lo “La barbarie alemana, documentos grácos para

    la historia” el medio presentó en su tapa un desplie-gue fotográco de víctimas mortales del conicto con

    la bajada: “Mutilaciones, cráneos triturados por la cu-lata de los fusiles alemanes”. Dos días después, re-publicó una impactante foto de niños muertos, ahoraampliada. La repetición de la macabra escena fueacompañada al pie de página por una ilustración quecomo en un juego infantil invitaba al lector a formarla gura del káiser Guillermo II tras plegar el dibujo

    de cuatro cerdos. Otro ejemplo de entretenimiento,fotoperiodismo, sensacionalismo y propaganda. u

    Bibliografía consultada

     Abós, Álvaro, Ciudadano Botana. La biografía denitiva delcreador del diario Crítica, primera edición, Buenos Aires,Javier Vergara Editor, 2013.

    Vega Jiménez, Patricia, “Primicias de la Primera GuerraMundial en la prensa costarricense (1914)”, en Cuader-nos Inter.c.a.mbio sobre Centroamérica y el Caribe, Uni-versidad de Costa Rica, Año 4, N° 5, 2007. http://www.latindex.ucr.ac.cr/index.php/intercambio/article/view/3909  Saítta, Sylvia, Regueros de tinta. El diario Crítica en la dé-cada de 1920 , primera edición, Buenos Aires, Siglo Vein-tiuno editores, 2013.Stone, Norman, Breve historia de la Primera Guerra Mun-dial , primera edición, Buenos Aires, Ariel, 2013.Diario Crítica, octubre, noviembre y diciembre de 1914,ejemplares microlmados, Biblioteca Nacional de la Repú-blica Argentina.

    Avisos al tono

    La idea de aprovechar la guerra para hacer negociostambién se reejó en la publicidad. Si bien los avisos re-cién aparecían en la cuarta página junto a informaciónmenos dura, hubo situaciones sorprendentes como ladel 23 de octubre de 1914 cuando en una página com-pleta titularon: “Ultimas noticias. Documento sensacio-nal. Reagravamiento de la conagración europea”, para

    captar la atención del lector y luego promocionar la venta“sin precedentes” de 10.000 pantalones fantasía a $ 4 y5000 trajes de saco desde $ 7, entre otros artículos quese vendían en Bartolomé Mitre y Carlos Pellegrini.

    21Perspectivas en Historia de los Medios

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    La primera plana de un periódi-co es tanto la puerta de entradacomo su presentación. Cons-

    truida para atraer la mayor cantidadde público a primer golpe de vista,se juegan en ella los recursos másimpactantes, dentro del estilo edito-rial de cada publicación.

    Esta función de la primera pla-na se conguró en la Argentina a

    nes del siglo XIX, cuando los pe-riódicos comenzaron a venderseen los escaparates de los kioscosy a competir con publicaciones

    ilustradas. En las décadas siguien-tes la prensa estadounidense jósu impronta inaugurando una tapacruzada por grandes e impactantestitulares, ilustraciones y recuadros.

    Los cambios tecnológicos acu-mulados en la segunda mitad delsiglo impactaron en la prensa dia-ria, cuadruplicando la cantidad depáginas por número, reduciendo el tiempo de impre-sión y ampliando exponencialmente la cantidad de

    ejemplares por tirada, con destino a un nuevo merca-do lector ávido y en condiciones de consumir.

    El aviso comercial, puesto en el centro de la es-cena como medio principal de nanciamiento durante

    este mismo período, irrumpe en el sistema visual deldiario, cuya conguración histórica provenía hasta

    entonces de la lógica letrada. Así, las publicidadescambian el aspecto de la página al generar puntos deatención, rompen el formato columna y fortalecen lasdinámicas de materiales seriados (que había inaugu-rado el folletín) a partir de la irrupción de las primeras

    campañas publicitarias.

    Las tres columnas

    Durante siglos una página de periódico se parecía

    mucho a la de un libro. El forma-to sábana con columnas de textoiniciado en el mundo anglosajón

    fue la norma en el siglo XIX, habi-litando caminos divergentes entreel libro y el diario en cuanto a la or-ganización visual de sus páginas.En la Argentina, el paso hacia lastres columnas, que se lleva a caboentre 1820 y 1850, fue un momen-to clave de ese distanciamiento,que se da simultáneamente en latapa y en el interior de las publi-caciones, las cuales no siempre

    tenían en sus portadas un diseñodemasiado diferente al resto de lapublicación.

    La primera página conteníainformación cuya importancia enrelación con el conjunto era rela-tiva: en algunos casos había in-formación comercial, en otros lapublicación de actos de gobierno,

    en otros, los avisos por palabras. En su base, no eraextraña la presencia del folletín, pero también podía

    este último hallarse en la parte inferior de otras hojas,sobre todo cuando cada número contenía más de unpliego de contenidos.

    Los dos diarios más importantes de la Argentinadurante el modelo agroexportador (y aún después, alo largo del siglo XX), fueron sin dudas La Nación y LaPrensa. Ambos se incubaron al amparo del gobiernode Mitre y reconvirtieron nombre, estructura societa-ria y nanciamientos entre 1869 y 1870, fechas reco-nocidas de fundación. Nacían empresas periodísticascuya clave principal no sería el presupuesto estatal,

    sino las grandes suscripciones y los avisos. En estecontexto de transición y cambios, las tapas de La Na-ción experimentaron un proceso de denición tanto

    en la forma como en el contenido.

    LA NACIÓN Y SUS TAPAS

    Entre el Estado

    Por Alejandra Ojeda

    Nacido al amparo del gobierno de Bartolomé Mitre en 1862, se reconvirtió ocho años después,ya con el nombre definitivo de La Nación , y pasó a ser un diario con diseño, publicidad y con-tenidos con una visión comercial.

    y las mieles del mercado

    La Nación - Imágenes - 22/23: El lugar

    de las fotos: 4 de septiembre de 1902.

    TEMAS Y DEBATES

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    Reconversión sin aditamento

    El antecesor de La Nación fue La Nación Argen-tina, fundado en 1862, voz no ocial del gobierno de

    Mitre, dirigida por su secretario. El paso hacia La Na-ción ha sido anunciado como un cambio radical en lafunción del periódico, describiendo a este momentocomo fundacional de una nueva forma de hacer pren-sa, ajustada a los principios del Estado y la prensamodernos. La fecha simbólica, el 4 de enero de 1870.En términos concretos, no habrá grandes modica-ciones en el diario y su imagen, más allá del cambiodel nombre del periódico. Por lo demás, continuaronlos mismos redactores e impresores, incluso se man-tuvo la correlación de números en el folletín, que per-maneció a pesar del cambio.

    Desde el punto de vista de su visualidad, desde1870 y hasta mediados de la década de 1890, losprincipales elementos grácos estaban dados por

    formas tipográcas, fundamentalmente el nombre del

    periódico, algunos títulos de secciones y unas pocaslíneas que terminaban de organizar el espacio.

    La tapa seguía siendo pensada desde una lógicaletrada, donde la información inicial era leída en pri-mer lugar, y el resto de los elementos se leía en unorden sucesivo, siguiendo el recorrido lineal de cadacolumna, en orden de lectura (derecha a izquierda).

    En tal sentido, los títulos de las secciones, queempiezan a consolidarse y regularizarse hacia 1880,son una marca visual que comienza a organizar elmaterial textual con una lógica distinta a la sucesión

    continua, y permite que el lector ingrese a la lecturade la tapa desde distintos lugares.Uno de los primeros géneros que se destaca dentro

    de la primera página, por su estabilidad y ubicación, esel editorial, que durante muchas décadas del siglo XIXfue colocado en el inicio del recorrido de lectura (arribaa la izquierda, primera columna), y con la identicación

    de sección en la misma letra del nombre del periódico.En la medida en que, tras la derrota mitrista y la conci-liación de 1878 el discurso político faccional comienzaa ser desplazado por otro basado en el consenso parafacilitar la venta de público a los anunciantes, el edito-rial pasa a la segunda página, y ocupan la página unodiversos avisos sobre espectáculos, fúnebres y clasi-cados. Eventualmente volverá a la primera plana en

    fechas patrias y otros momentos especiales.Un segundo género que mantuvo su lugar desta-

    cado en la primera plana hasta nales del siglo XIX

    fue el folletín, espacio de divulgación literaria que seubicaba en el último cuarto de la página, separadoclaramente del resto por una línea que cruzaba latotalidad de la página.

    Este espacio fue uno de los primeros en incluir

    ilustraciones, y en muchos periódicos europeos esta-ba diseñado para ser cortado y encuadernado. En elcaso de los folletines de La Nación, esta función de“libro por entregas” no estaba plenamente organizada,

    publicándose en muchas ocasiones dos folletines dife-rentes impresos, uno en anverso y el otro en reverso,con lo que se perdía la posibilidad de encuadernarlos ose perdía la regularidad de publicación continua.

    La identidad

    Entre tanto, el logotipo con el nombre del periódi-co ocupa un lugar estable y destacado. Este elementorecién adquiere su conguración gráca denitiva en

    1873; hasta entonces se modicaba cada vez que la

    imprenta del diario cambiaba su repertorio de tipos. Re-cién en esa fecha empezó a considerarse importantemantener el encabezado estable en términos de forma,no sólo de contenido.

    El 1º de septiembre de 1894, año de muchos cam-bios técnicos, de gestióny dirección para el perió-dico, La Nación modicóradicalmente el orden de

    aparición de sus seccio-nes, artículos y avisos:la primera página pasó aestar ocupada por la car-telera de espectáculos,los avisos fúnebres y cla-sicados, criterio que se

    mantuvo hasta las prime-ras décadas del siglo XX.

    Estas secciones noposeían ilustraciones y presentaban un diseño mo-

    nótono que se mantendría hasta principios del sigloXX. Excepcionalmente, la primera plana se poblaráde imágenes en aquellas ocasiones en que la familiaMitre quería impulsar algún proyecto o tema particu-lar, como es el caso de la construcción del cemente-rio de la Chacarita.

    Esta inclusión de imágenes estaría determinadano solamente por la voluntad editorial, sino porquesu elaboración fuese posible. En 1894, encontramosmuchos grabados en el periódico, debido al paso efí-mero de un artista plástico llamado Malharro, quienunos meses después partía a Francia a completarsus estudios. Para este tipo de notas, además, eraposible encontrar fotografías de archivo desde lascuales elaborar las imágenes dibujadas, pues era ha-bitual que el Estado documentara fotográcamente

    las obras públicas que se iban realizando en la ciu-dad. Aún no había fotograbados en los diarios y sólocomenzaban a verse en las revistas.

    Esta práctic