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* Reincidente no incluye sección de Sociales Año VII, Número 123, 1ra. quincena de junio de 2016 ¿ES TRUMP, LA AMENAZA DEL SIGLO XXI? Isaac Emmanuel Palestina Duarte MACONDO VIVE Berenice Alvarado Ramírez EL VENERABLE DÍA DEL SOL Jorge A. Rodríguez y Morgado MI CONCIENCIA César Alejandro Cruz Cuevas POLICULT CINCO Jorge Meléndez Preciado DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña REMEDIO PARA EL FASTIDIO LABORAL E l Partido Republicano, del que Donald Trump es pre-candidato a la presidencia de Estados Unidos, se creó el 20 de marzo de 1854 en el estado de Winsconsin tras la di- solución del Partido Whig. En sus orígenes aglutinó a todas las personas blancas de los Estados del norte que luchaban para abolir la esclavitud de las personas negras en los del Estados del sur.” Actualmente, este partido se ubica en la derecha ideológica que defiende la economía de libre mercado, y está representado por un porcentaje muy significativo en todos los sectores del gobierno de Estados Unidos. Tiene 47 de 100 se- nadores; 234 de 435 representantes en la cámara baja; 30 de 50 gobernadores. Por su parte, Adolf Hitler (1889-1945) fue funda- dor del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán y Canciller de Alemania desde 1933 hasta su muerte en 1945. Dicho partido, también de derecha, era, sin embargo, era contrario al liberalismo aunque también al comunismo. Sus ideas se plasmaron en el libro de Adolf Hitler Mi Lucha. “Es un error confundir el racismo de los populis- tas norteamericanos o el chauvinismo de los republi- canos franceses con el fascismo” (Erick Hobsbawm: Historia del Siglo XX. México, Crítica, 2014). El fas- cismo y el populismo son conceptos diferentes que se adecuan a determinadas circunstancias y que necesi- tan elementos peculiares de cada nación. “Precisamente la aldea por su naturaleza parece ser una comunidad fundada por la familia, a cuyos miem- bros algunos llaman hermanos de leche y también hijos e hijos de hijos (Aristóteles: La Política, Madrid, Alianza Editorial, 2005). La acción y organización que adop- tan estos sujetos es para defender esta colonia natural de lo que ellos consideran una amenaza. Los ciudadanos, una calidad que se otorga a un individuo que cumpla con ciertos supuestos, son limi- tados precisamente para conservar la colonia natural. Para Hitler esta colonia natural era la “raza aria”; para Trump, los ciudadanos americanos. Hay considerar que el prejuicio de Hitler parte de un referente his- tórico “muchos todavía consideran como un accidente el hecho de que la ideología nazi se centrara en torno al antisemitismo y la política nazi, consecuente e in- transigente, se orientara hacia la persecución y final- mente al exterminio de los judíos” (Hanna Arendt: Los Orígenes del Totalitarismo, Madrid, Alianza Editorial, 2000). En cambio, el pensamiento racial que es caracterís- tico del patriotismo estadounidense de fines del siglo XIX e imperialista del siglo XX y fines del XIX, tie- ne otro antecedente histórico concentrado no en los inmigrantes sio particularmente en la de raza negra. Debemos recordar que en su origen los fundadores y la colonia natural eran inmigrantes, lo que hace pecu- liar el discurso de Trump pues es contradictorio a los valores que invoca. Después de la primera guerra mundial, las cla- ses medias y bajas de Europa quedaron destrozadas y asumieron una visión pesimista del mundo. La gue- rra exacerbó el sentimiento nacionalista en todos los países y, después, la inconformidad con los tratados de paz, la creación de países que no respondían a an- tecedentes históricos sólidos. La amenaza de la revo- lución social radicalizó el escenario en el marco de una profunda crisis económica. Los sistemas democráticos fueron culpados y el liberalismo atacado por dos fren- tes, el nazi y el comunista. Todo ello fue aprovechado por Hitler, Mussolini, Franco, Hirohito y otros dicta- dores, considerados fascistas, aunque cada uno tuviera sus propios matices. El ascenso de tales personajes se presentó como respuesta a que los sistemas democráticos representa- tivos no cumplían con las demandas de la época: se les culpaba de la situación. Las extendidas inconformida- des fueron manipuladas y muchos de los denominados fascistas, llegaron al poder a través de golpes militares en contra de los postulados liberales en contra de los postulados liberales. No buscaban consensos y ni si- quiera el reconocimiento de las reglas del juego de la democracia representativa. Se requerían movimientos rápidos y no legislativos y el fascismo supo responder a esas exigencias para sobrellevar la crisis del 29. El derrumbe del capitalismo liberal parecía inminente. En nuestra contemporaneidad no se vive algo se- mejante, y al candidato republicano, —que no tiene una ideología determinada ni un plan de gobierno especifico–, se le puede ubicar como populista, pero no como fascista. No atenta contra el liberalismo más bien lo invoca, apela al poder del pueblo y participa en unas elecciones representativas, llama a defender el patriotismo, usa una postura racial contra los in- migrantes particularmente con los ciudadanos mexi- canos. Es un demagogo y populista, pero no un fas- cista. “El populacho es principalmente un grupo en el que se hallan representados los residuos de todas las clases. Esta característica torna fácil la confusión del populacho con el pueblo, que también comprende a todos los estratos de la sociedad. Mientras el pueblo en todas las grandes revoluciones lucha por la verda- dera representación, el populacho siempre gritara en favor del hombre fuerte, del gran líder. Porque el popu- lacho odia a la sociedad de la que está excluido como al Parlamento en el que no está representado” (Hanna Arendt: Los Orígenes del Totalitarismo, Madrid, Alian- za Editorial, 2000) Resulta entonces inverosímil la comparación del pre-candidato republicano con Hitler y está mal em- pleado la calificación de fascista a su persona. Aunque ambos son fruto de la ignorancia, de prejuicios y de resentimientos en sectores de la población, no se les puede comparar. El fascismo fue un movimiento de talla mundial, Trump lucha por una candidatura. Está fuera de lugar que en el siglo XXI una perso- na se atreva a pronunciar las insensateces que dice este sujeto. Pero lo terrible es que cuente con el apoyo de muchos ciudadanos y que pueda conquistar la candi- datura presidencial en una democracia de masas de la primera potencia mundial. Aunque Hitler es el principal villano en la histo- ria del siglo XX, no se le puede comparar con Trump. Con todo lo que le se ha dicho y se sabe de él, no puede ignorarse que tenía un programa de gobierno y lograba una entrega total de las masas. Trump, sale en la televisión y su gran aportación es provocar ulceras o carcajadas en los sectores más o menos informados del mundo. Es una muy pobre figura en comparación con la amenaza que verdaderamente representó el Führer. * El autor es estudiante de licenciatura en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP. Isaac Emmanuel Palestina Duarte* Donald Trump, pre-candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, ha apelado a lo largo de su campaña a un discurso racial, intolerante, y algunos presumen que fascista haciendo la comparación con Hitler. Pero, será en verdad, nazi? ESCRÍBENOS • Para cualquier aclaración • Para algún comentario • Para hacer alguna contribución • Para externar una crítica • Para protestar por algo • Para alguna mentada (pero leve) • Para discutir el futuro de la humanidad • Para dudas (que no sean existenciales) • Para preguntas (no capciosas) Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es: [email protected]

Reincidente 123

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Page 1: Reincidente 123

* Reincidente no incluye sección de Sociales* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año VII, Número 123, 1ra. quincena de junio de 2016

¿ES TRUMP, LA AMENAZA DEL SIGLO XXI? Isaac Emmanuel Palestina Duarte

MACONDO VIVE Berenice Alvarado Ramírez

EL VENERABLE DÍA DEL SOL Jorge A. Rodríguez y Morgado

MI CONCIENCIA César Alejandro Cruz Cuevas

POLICULT CINCO Jorge Meléndez Preciado

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

ENGAÑO Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín

FRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Gabriela BreñaREMEDIO PARA EL

FASTIDIO LABORAL

El Partido Republicano, del que Donald Trump es pre-candidato a la presidencia de Estados Unidos, se creó el 20 de marzo de 1854 en el estado de Winsconsin tras la di-

solución del Partido Whig. En sus orígenes aglutinó a todas las personas blancas de los Estados del norte que luchaban para abolir la esclavitud de las personas negras en los del Estados del sur.” Actualmente, este partido se ubica en la derecha ideológica que defiende la economía de libre mercado, y está representado por un porcentaje muy significativo en todos los sectores del gobierno de Estados Unidos. Tiene 47 de 100 se-nadores; 234 de 435 representantes en la cámara baja; 30 de 50 gobernadores.

Por su parte, Adolf Hitler (1889-1945) fue funda-dor del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán y Canciller de Alemania desde 1933 hasta su muerte en 1945. Dicho partido, también de derecha, era, sin embargo, era contrario al liberalismo aunque también al comunismo. Sus ideas se plasmaron en el libro de Adolf Hitler Mi Lucha.

“Es un error confundir el racismo de los populis-tas norteamericanos o el chauvinismo de los republi-canos franceses con el fascismo” (Erick Hobsbawm: Historia del Siglo XX. México, Crítica, 2014). El fas-cismo y el populismo son conceptos diferentes que se adecuan a determinadas circunstancias y que necesi-tan elementos peculiares de cada nación.

“Precisamente la aldea por su naturaleza parece ser una comunidad fundada por la familia, a cuyos miem-bros algunos llaman hermanos de leche y también hijos e hijos de hijos (Aristóteles: La Política, Madrid, Alianza Editorial, 2005). La acción y organización que adop-tan estos sujetos es para defender esta colonia natural de lo que ellos consideran una amenaza.

Los ciudadanos, una calidad que se otorga a un individuo que cumpla con ciertos supuestos, son limi-tados precisamente para conservar la colonia natural. Para Hitler esta colonia natural era la “raza aria”; para Trump, los ciudadanos americanos. Hay considerar que el prejuicio de Hitler parte de un referente his-tórico “muchos todavía consideran como un accidente el hecho de que la ideología nazi se centrara en torno al antisemitismo y la política nazi, consecuente e in-transigente, se orientara hacia la persecución y final-mente al exterminio de los judíos” (Hanna Arendt: Los Orígenes del Totalitarismo, Madrid, Alianza Editorial, 2000).

En cambio, el pensamiento racial que es caracterís-tico del patriotismo estadounidense de fines del siglo XIX e imperialista del siglo XX y fines del XIX, tie-

ne otro antecedente histórico concentrado no en los inmigrantes sio particularmente en la de raza negra. Debemos recordar que en su origen los fundadores y la colonia natural eran inmigrantes, lo que hace pecu-liar el discurso de Trump pues es contradictorio a los valores que invoca.

Después de la primera guerra mundial, las cla-ses medias y bajas de Europa quedaron destrozadas y asumieron una visión pesimista del mundo. La gue-rra exacerbó el sentimiento nacionalista en todos los países y, después, la inconformidad con los tratados de paz, la creación de países que no respondían a an-tecedentes históricos sólidos. La amenaza de la revo-lución social radicalizó el escenario en el marco de una profunda crisis económica. Los sistemas democráticos fueron culpados y el liberalismo atacado por dos fren-tes, el nazi y el comunista. Todo ello fue aprovechado por Hitler, Mussolini, Franco, Hirohito y otros dicta-dores, considerados fascistas, aunque cada uno tuviera sus propios matices.

El ascenso de tales personajes se presentó como respuesta a que los sistemas democráticos representa-tivos no cumplían con las demandas de la época: se les culpaba de la situación. Las extendidas inconformida-des fueron manipuladas y muchos de los denominados fascistas, llegaron al poder a través de golpes militares en contra de los postulados liberales en contra de los postulados liberales. No buscaban consensos y ni si-quiera el reconocimiento de las reglas del juego de la democracia representativa. Se requerían movimientos rápidos y no legislativos y el fascismo supo responder a esas exigencias para sobrellevar la crisis del 29. El derrumbe del capitalismo liberal parecía inminente.

En nuestra contemporaneidad no se vive algo se-mejante, y al candidato republicano, —que no tiene una ideología determinada ni un plan de gobierno especifico–, se le puede ubicar como populista, pero no como fascista. No atenta contra el liberalismo más bien lo invoca, apela al poder del pueblo y participa en unas elecciones representativas, llama a defender el patriotismo, usa una postura racial contra los in-migrantes particularmente con los ciudadanos mexi-canos. Es un demagogo y populista, pero no un fas-cista. “El populacho es principalmente un grupo en el que se hallan representados los residuos de todas las clases. Esta característica torna fácil la confusión del populacho con el pueblo, que también comprende a todos los estratos de la sociedad. Mientras el pueblo en todas las grandes revoluciones lucha por la verda-dera representación, el populacho siempre gritara en favor del hombre fuerte, del gran líder. Porque el popu-

lacho odia a la sociedad de la que está excluido como al Parlamento en el que no está representado” (Hanna Arendt: Los Orígenes del Totalitarismo, Madrid, Alian-za Editorial, 2000)

Resulta entonces inverosímil la comparación del pre-candidato republicano con Hitler y está mal em-pleado la calificación de fascista a su persona. Aunque ambos son fruto de la ignorancia, de prejuicios y de resentimientos en sectores de la población, no se les puede comparar. El fascismo fue un movimiento de talla mundial, Trump lucha por una candidatura.

Está fuera de lugar que en el siglo XXI una perso-na se atreva a pronunciar las insensateces que dice este sujeto. Pero lo terrible es que cuente con el apoyo de muchos ciudadanos y que pueda conquistar la candi-datura presidencial en una democracia de masas de la primera potencia mundial.

Aunque Hitler es el principal villano en la histo-ria del siglo XX, no se le puede comparar con Trump. Con todo lo que le se ha dicho y se sabe de él, no puede ignorarse que tenía un programa de gobierno y lograba una entrega total de las masas. Trump, sale en la televisión y su gran aportación es provocar ulceras o carcajadas en los sectores más o menos informados del mundo. Es una muy pobre figura en comparación con la amenaza que verdaderamente representó el Führer.

* El autor es estudiante de licenciatura en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP.

Isaac Emmanuel Palestina Duarte*

Donald Trump, pre-candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, ha apelado a lo largo de su campaña a un discurso racial, intolerante, y algunos presumen que fascista haciendo la

comparación con Hitler. Pero, será en verdad, nazi?

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)

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Mariano E. Torres Bautista*

Publicar viene del vocablo latino “Publici” que significa “Hacer público”; es decir, dar a conocer una idea o nuevo conocimiento. Sabemos que

actualmente existen diferentes formas de publicación como son los carteles, el libro, fabuloso invento me-dieval que sustituyó el uso de rollos que ahora encon-tramos en formato físico y cada vez más en versión electrónica. Igualmente existen los periódicos en am-bos formatos, compartiendo el ciberespacio con las páginas WEB, blogs, así como las revistas tanto cien-tíficas como de divulgación por especialidades.

Desde los años 70 se empezó la llamada “Impacto-latría”. El término fue acuñado por el Dr. Jordi Cami en 1997, en la revista Medicina Clínica. Implica acce-der a publicar en REVISTAS DE IMPACTO y de esa manera acceder y mantener el status académico. El instrumento surge a su vez del artículo de Eugene Garfield: “Citation analysis as a tool in journal evalua-tion”. (Science, vol. 178, n. 4060, p. 471-479).

Ese pequeño pero influyente artículo planteó que las revistas podían ser ordenadas en función de un in-dicador: la frecuencia de citación en la comunidad científica internacional. La publicación de trabajos en las revistas de impacto genera beneficios individuales

al investigador ya que publicar ahí es la manera usual de dimensionar el mar de investigadores y trabajos existentes en todo el mundo. Esto a su vez depende de distintos factores: lengua, área científica, políticas de desarrollo privilegiadas, etc. Por otra parte, la suma de esos beneficios individuales repercute en la institución de pertenencia. Esto demanda contar con un conjun-to de investigadores que publican asiduamente en las llamadas Revistas de Impacto.

Garfiel creó a su vez el llamado Journal Citation Reports del Institute for Scientif ic Information, en 1960, adquirido por la Corporación canadiense Thomson Reuters en 1994. La Impactolatría significa entonces la medición del rendimiento del profesor/investigador a través de parámetros bibliométricos.

Luego vino el SNIP (Source Normalized Impact per Paper), creado por el catedrático Henk Moed de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos. Source Normalized Impact per Paper (SNIP) mide el impacto contextual de las citas ponderándolas según el número total de citas en una determinada área temática. Esta es una combinación del Journal Citation Reports ( JCR) que corresponde a su vez con las llamadas Revistas In-dexadas, que es el patrón de medida que aparece en los

citation indexes. Así, al impacto de una única cita se le da un valor más alto en áreas temáticas en las que las citas son menos probables, y viceversa. Es decir, esto mide el impacto contextual de las citas ‘normalizando’ sus va-lores  y, teniendo en cuenta la frecuencia de la cita del campo de investigación, considera la inmediatez - rapi-dez con que un  documento es probable que tenga un impacto en un área determinada; también responde a la medida en que está cubierto el campo por la base de da-tos subyacente. Es un esfuerzo por calcular sin utilizar la clasificación temática de una publicación para evi-tar la  limitación de manera que se pueda contrarrestar cualquier potencial de manipulación editorial.

De ahí que el esfuerzo no culmine al pasar la carre-ra de obstáculos que implica pasar el filtro de los dic-taminadores que, en un país como México, parece que hay un regocijo cada vez que se anota: “No se publica” en vez de anotar: “Se recomienda hacer estos cambios 1, 2, 3, etc., para su publicación.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Phanteon-Sorbonne; actualmente se des-empeña como profesor/investigador del programa de Maestría en Antropología Social de la BUAP.

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¿Qué da más lástima un escritor amordazado y rodeado de policías o uno en perfecta libertad y que no tiene nada que decir?Kurt Vonnegut

La adoración al Sol viene desde la más remo-ta antigüedad. Casi todas las civilizaciones lo consideraban como dios supremo y go-bernante de todo. Alrededor de 300 años

después de la muerte de Jesús, el emperador Romano Constantino I o Constantino el Grande, que era un henoteísta (práctica religiosa en la que hay una divini-dad suprema a la vez que otras inferiores a ella) solar, creyendo que el dios Sol Romano, era la manifestación visible de un invisible “más Alto Dios” (summus deus), quien era el principio detrás del Universo.

Al inicio del calendario juliano, establecido en el año 45 a. C., la semana la constituían ocho días, los cuales se asignaron con letras de la A a la H. A medida que el Imperio Romano se expandió, se entró en con-tacto con el mitraísmo persa, el cual se convirtió rápi-damente en un culto religioso muy popular en Roma, convirtiéndose en el rival más serio del cristianismo. En el mitraísmo la semana era de siete días, con los nombres de dioses planetarios.

Fue hasta el año 321 d. C. que el Emperador Cons-tantino estableció el calendario Romano con semanas de siete días. Los días fueron nombrados de acuerdo a los nombres de los planetas observables a simple vis-ta, tradición que habían adoptado de los babilonios. Es así que el lunes se dedicó a la Luna, el día martes al planeta Marte, el miércoles a Mercurio, el jueves a Júpiter, el viernes a Venus, el sábado a Saturno y el do-mingo lo estableció como día del Sol.

La leyenda nos cuenta: “Constantino es reporta-do como haber soñado que Cristo se le apareció a él y le dijo que inscribiera las primeras dos letras de su nombre (XP en griego) en los escudos de sus tropas. Él dijo que al día siguiente había visto una cruz sobre-puesta en el Sol y las palabras “con este signo vence-rás” (in hoc signo vinces). Constantino entonces derrotó a Majencio en la batalla del puente Milvio, cerca de Roma. El Senado engrandeció al vencedor como sal-vador del pueblo romano. Así, Constantino, que había sido un adorador solar pagano, ahora miraba la deidad cristiana como ejecutor de la victoria. Allí se convierte al cristianismo y empieza a mezclar sus creencias pa-ganas con los santos. Fue el emperador romano que terminó con la persecución contra cristianos y judíos dentro del imperio.

Y como era un fiel adorador del Sol, dedicó como séptimo día de la semana, en lugar del sábado judío, a su dios Sol llamándolo “día del señor” (dies Domini-cus - de donde proviene la palabra “domingo”), “ve-nerable día del Sol” o simplemente “día del Sol” (dies solis)- En la actualidad, este día es nombrando así en muchos idiomas (inglés –sunday; alemán – Sonntag; africano –sondag; holandés: zondag).

El 7 de marzo del año 321 d. C. Constantino I promulgó el siguiente edicto: “ En el venerable día del Sol se dejará a los magistrados y al pueblo de las ciu-dades descansar y se cerrarán todos los talleres. En el campo las personas ligadas a la agricultura podrán vo-luntaria y legítimamente continuar sus labores, pues con frecuencia sucede que el día siguiente no es el ade-cuado para sembrar o plantar viñas, pues se teme que por dejar pasar el momento propicio para tales opera-ciones se perderá el favor del cielo”.

Asimismo, Constantino ordenó celebrar el naci-miento del Dios Sol el 25 de diciembre de cada año del calendario gregoriano. Es por ello que la navidad (del latin nativitas que quiere decir natividad) es la costumbre romana de celebrar el nacimiento del Dios Sol, de manera similar a las fiestas de brumalia y satur-nalia similares a la navidad de nuestros días. La fiesta de la navidad aparece por primera vez en el cristianis-mo en el año de 336; antes no se conocía y en ningu-na parte de la Tora se señala que se celebre esta fiesta.

Constantino, además, convocó a un Concilio (Ni-cea) en donde se tomaron las siguientes decisiones: Cambiar la verdadera fiesta y la fecha de Pesaj por la de la pascua a la fecha del 22 de marzo de cada año; cambiar el sabath al domingo como día oficial de des-canso del Dios Sol Invictus; y se ordenó cambiar el ca-lendario original hebreo por el calendario Gregoriano (vigente hasta nuestros días).

El 7 de marzo de 2016 se cumplieron 1695 años de celebrar, con un descanso obligatorio, el día del Sol (domingo) instaurado por el emperador Constantino. Interesante, ¿no?

*El autor es Ingeniero Civil con Doctorado (PhD) en Ingeniería por el Instituto Moscovita de Ingeniería y Construcción; actualmente es trabajador de la BUAP en el área de construcción.

Jorge A. Rodríguez y Morgado*

Mantén tu rostro al Sol y así no verás las sombras

Helen Keller

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Se engañan quienes pretenden encontrar aplicada en la historia de Latinoamérica alguna doctrina tal como fue construida.

Con perspicacia, apuntó Víctor Alba:

América Latina fue y es receptiva a las ideas llegadas de fuera. Pero siempre las adaptó rá-pidamente a sus necesidades y, por decirlo así, las naturalizó. Los movimientos que no logra-ron hacer esta asimilación de las concepciones ideológicas que los inspiraron se desintegraron o resultaron históricamente ineficaces [...] La historia de los movimientos políticos obreros, como, en general, la historia de todos los mo-vimientos obreros latinoamericanos, es, en gran medida, la historia de esta naturalización de las ideas importadas y su aplicación a la realidad latinoamericana, que a su vez nos da la pauta para explicarnos el éxito en unos lugares y unos períodos, y el fracaso en otros lugares y otros períodos, de tales movimientos.1

Las ideas cooperativo-mutualistas, sindicalistas, anarquistas y marxistas llegaron al subcontinente lati-noamericano y a México a lo largo del siglo XIX en oleadas, generalmente como subproducto no pensado del fracaso de turbulencias sociales europeas (las revo-luciones de 1830 y de 1848; la Comuna de París en 1871; los intentos revolucionarios de 1854 y 1856 y las revueltas cantonalistas de 1873-1874 en España) o de represalias gubernamentales (las leyes antisocialistas de Bismark en 1871 o las persecuciones de ácratas espa-ñoles en los 70 y 80 del siglo XIX,2 por referir algunos)

Aunque no se ha hecho aún la historia, y ni siquie-ra el inventario del socialismo utópico en América La-tina, los estudiosos del tema aseguran que las primeras corrientes se establecieron a principios del siglo XIX:

A poco que se avanza en el conocimiento de los pioneros del utopismo socialista del siglo XIX en los países latinoamericanos, por una parte se advierte que fueron los agentes de un importante proceso de ex-pansión ideológica, que vinculaba a los centros inte-lectuales del mundo como los de Europa Occidental con nuestro Nuevo Mundo, sino que además ese pro-ceso está estrechamente enlazado a la formación de las nuevas sociedades latinoamericanas, como el que se produce en los años 30 del siglo XIX, cuando termina el proceso revolucionario independentista, se libra la difícil tarea de organizar estructuras políticas, sociales y económicas, y obviamente intelectuales.3

Han sido poco valorados o bien han sido dejados en el olvido los aportes que la presencia y las ideas de

los distintos exponentes del protosocialismo europeo tuvieron en la formación del pensamiento latinoame-ricano decimonónico y en la constitución de ciertas estructuras políticas en algunas de las nuevas naciones.

Figuras de la resonancia y prestigio del inglés Ro-bert Owen y los franceses Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Claude Henri de Rouvroy animaron singulares experiencias sociales: talleres, escuelas, colo-nias experimentales, falansterios, mutualidades. coope-rativas de producción, distribución y consumo, periódi-cos, revistas, manifestaciones artísticas, etc., y aunque se considera el año 1848 como el de la aparición del

“socialismo de transición” con Pierre-Joseph Proudhon, Louis Blanc y Auguste Blanqui (al que posteriormente sucedieron personalidades de la talla de Carlos Marx, Federico Engels, Mikhail Bakunin y Piotr Kropotkin, entre otros), el utopismo de décadas atrás se mantuvo en Latinoamérica (y en zonas periféricas que giran en torno a la órbita intelectual europea) un tiempo mayor:

…a nuestro parecer, la historia del utopismo latinoamericano no comienza antes de 1830, pero en cambio se extiende por dos generacio-nes, casi hasta fines del siglo.4

Sus portadores fueron alemanes, franceses, ita-lianos y españoles que obligadamente salieron de sus países por su actuación como organizadores, líderes, pensadores, escritores o simples activistas en los fa-llidos intentos por cambiar sus sociedades. Algunos de ellos vieron en el nuevo mundo terreno fértil para poner en práctica sus propuestas políticas y sociales, otros como espacio y tiempo de reflexión y madura-ción de proyectos, unos más para propagar sus pos-tulados en connacionales emigrados o entre grupos ilustrados de las clases dominantes; pero todos, o casi todos, con la mira puesta en el retorno a sus lugares de origen. No fue, por tanto, infrecuente que su actividad se concentrara en los círculos de expatriados, que pu-blicaran periódicos y revistas en sus lenguas maternas y que, más allá de dichos ambientes, sus tratos fueran principalmente con personajes de las élites criollas y gobernantes locales.

Por su parte, algunos grupos ilustrados de las cla-ses dominantes de la región, en función de las vicisi-tudes y exigencias impuestas por la reestructuración política y económica que atravesaban las nacientes repúblicas sudamericanas, se acercaron e hicieron su-yos, “aclimatándolos” a sus necesidades, postulados, ar-gumentos, lemas y puntos programáticos de diversas corrientes sociales en boga. Tenemos así, acompañan-do al ideario de los padres fundadores de la repúbli-

ca norteamericana y de los enciclopedistas franceses de siglo XVIII y, más avanzado el siglo, al positivis-mo comteano, en mayor o menor grado, influencias e ideas de autores utopistas, cooperatistas, mutualistas, anarquistas y marxistas en los planes, discursos y pro-gramas de los más avanzados pensadores y protago-nistas liberales del siglo XIX latinoamericano. Por su parte, en el campo conservador, que se alimenta del catolicismo ultramontano o del liberalismo individua-lista, se aprecia el arreglo y utilización de proyectos utopistas que, fuera de su contexto matriz, sirvieron a causas distintas a las que los inspiraron.

Hubo en todos los casos una distancia grande en-tre las teorías y las prácticas. No existió aplicación

“pura” de las doctrinas, sino combinaciones, adaptacio-nes y arreglos que, en los contextos europeos, serían catalogados como herejías. Al ser realidades históricas, sociales y culturales distintas a las que las produjeron y sustentaron, no podía haber sido de otra manera. Se dio, así, un proceso de adaptación que se desenvolvió por caminos diversos y alcanzó resultados a veces in-esperados. La historia de los movimientos políticos y sociales de la región está acompañada por esa natura-lización de ideas importadas y de su aplicación “impu-ra” o desfigurada “La ortodoxia ideológica no es jus-tamente una virtud latinoamericana [...] y una de las formas elementales de la heterodoxia es la mezcla y hasta el sincretismo entre las diversas corrientes ideo-lógicas”, observó un reconocido especialista.5

El sincretismo, más acentuado en los países con fuerte presencia indígena, fue el producto central de todo ello: sincretismo cultural, sincretismo religioso, sincretismo político y social, sincretismo gastronómi-co, etc. y, a la vez, la clave para comprender las realida-des y la dinámica mexicana y latinoamericana. Notas

1 Víctor Alba: Historia del movimiento obrero en América Lati-na. Libreros Mexicanos Unidos, México, 1964, p. 69.

2 En el caso de España, hay que considerar la intensa migra-ción a Latinoamérica que sucedió entonces: “Entre 1882 y 1914, más de dos millones de españoles marcharon a Cuba o a América Latina…” (Historia de España. T. 17: La etapa liberal, 1808-1898. El País, Madrid, 2007. p. 360.)

3 Carlos M. Rama: Utopismo socialista (1830-1893). Bibliote-ca Ayacucho, Sucre, Venezuela, 1977, p. X.

4 Carlos M. Rama: Utopismo socialista (1830-1893). Bibliote-ca Ayacucho, Sucre, Venezuela, 1977, p. XI.

5 Carlos M. Rama: Utopismo socialista (1830- 1893) Bibliote-ca Ayacucho, Sucre, Venezuela, 1977, p. XI.

* El autor es Doctor en Sociología Política por la Uni-versidad de Granada, España; actualmente es Director del Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

América Latina no ha producido una sola doctrina social, económica o

política. Todas las que han arribado al sub-continente son de matriz europea

o norteamericana. Formuladas en y para contextos históricos, culturales,

económicos, políticos y sociales distintos, su aplicación y resultados han sido

siempre diferentes, en mayor o menor grado, a lo esperado. Necesariamente han atravesado por un proceso de adaptación

o aclimatación que arroja desenlaces sorprendentes.

Enrique Condés Lara*

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ciparon en dicha matanza, la cual está condenada por expertos de varias partes. Todo esto viene a cuento porque tiene enorme valor Mirar Morir de Coizta Grecko, con guión del periodista Té-moris del mismo apellido. Exhibida durante largo rato en la Cineteca Nacional, se puede encontrar en diversos lugares y es importantísimo verla para darse cuenta de las historias mentirosas que han contado los funcionarios que esgrimieron la “ver-dad histórica” (sic que no sabe si reír o enojarse) o los tundemáquinas que defienden al gobierno. Los dos Grecko plantean que si somos benévolos, el 27 Batallón de Infantería, asentado en Guerre-ro, cuando menos solapó a quienes secuestraron a los 43 estudiantes normalistas en Iguala. Pero-que la institución que asegura defender al pue-blo mexicano sea omisa, resulta un contrasentido. Una cinta fuera de serie que no debe perderse, y lo obligará a expresar: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

2. Un reportero que ha sido el más notable en mostrar las triquiñuelas de la policía y otros órganos de represión y defender a los ciudada-nos con elementos visibles y verificables, es José Reveles, quien formó y dirigió una espléndida revista: Filo Rojo, la cual desgraciadamente se extinguió. Pero el sigue en la brega y sabe mu-chas cuestiones por sus averiguaciones de in-formador. Aparece en varias ocasiones en Mi-rar Morir, pues antes hizo un libro sensacio-nal, donde se encuentran datos de lo qué pudo ocurrir con los muchachos de la Normal Isidro Burgos. El texto se llama: Échale la Culpa a la

Heroína. De Iguala a Chicago (Grijalbo) y an-ticipó algo que ahora se debate: Guerrero es un lugar donde la amapola se produce en cantida-des amplias y se exporta a Estados Unidos de forma cotidiana. Esta vía es una de las posibi-lidades de por qué secuestraron a los 43. Hay en la trama un quinto autobús del cual se sabe poco y se oculta mucho. Y también en el caso del levantón estarían, posiblemente, coludidos los azules, los verdes y hasta los grises (colores de las mal llamadas fuerzas del orden). Impre-sionante.

3. ”Bajo el control del derechista Partido Acción Nacional (PAN)”, se entregaron “más de 56 mi-llones de hectáreas de concesiones mineras a compañías privadas, el equivalente a más de una cuarta parte del territorio del país”. Y entre 2005 y 2010, “el gobierno federal cobró a las com-pañías mineras” seis mil 540 millones de pesos, “apenas 1.2 % del valor de la producción minera durante el mismo período” (El Neoextractivis-mo de Henry Veltmeyer y James Petras, Crítica). Nos están esquilmando, pero lejos de corregir el rumbo, Enrique Peña Nieto sigue con dicha po-lítica entreguista, para solaz de las empresas ca-nadienses, Germán Larrea y Alberto Bailleres, quienes acumulan miles de millones de dólares sin mayor esfuerzo y con mucha sangre.

* El autor es profesor de la Facultad de Ciencias Polí-ticas y Sociales de La UNAM y periodista.

1. Lo verde no siempre es vida. Desentrañar los se-cretos del ejército, analizarlo críticamente y seña-larlo como responsable de crímenes contra la so-ciedad es difícil, arriesgado, insólito. ¿Quién orde-nó la matanza de 1968, por ejemplo? Hay diversas versiones, es cierto, pero faltan certezas y respon-sables. Si el Batallón Olimpia, el Estado Mayor Presidencial o la sección de Guardias Presidencia-les estuvieron involucrados, todavía no hay inda-gaciones de fondo ni, mucho menos, existió casti-go a los responsables. No los de abajo que siempre caen, sino a los jefes. Tal vez el caso Rosendo Ra-dilla sea ejemplificante, ya que un organismo in-ternacional sentenció en contra del siempre “pro-tector” Estado mexicano. Pero hay muchas otras cuestiones que incomodan, Tlatlaya por citar un caso, donde se exoneró a casi todos los que parti-

Macondo está en todos lados. Macondo es la casa de la abuela, la del amigo de Vargas Llosa, la de los

personajes de Cortázar, la tuya y la mía… ¡Macondo es Latinoamérica!

Berenice Alvarado Ramírez*

García Márquez se inspiró en nosotros para hacer su obra. ¡Qué mejor retrato que el de un pueblo sumido en pobreza, desigualdad, luchas sociales e ignorancia!

Mientras leía este texto plagado de aspectos manieristas y neobarrocos, empecé a especular sobre el posible lugar en el que Márquez había posicionado su obra y su pre-sunta inspiración. ¿Fue la violencia de los años cincuenta, de los sesenta, la que quiso reflejar? ¿Acaso los golpes de Estado? ¿La militarización? Me atrevo a decir que fue eso y más.

Úrsula, Aureliano Buendía, Remedios la bella, Amaranta y cada uno de los personajes se asemejan con el carácter y forma de actuar del hombre latino. La mezcla llevada a cabo por realismo mágico permite ubicar la obra en diversos contextos y buscar un parentesco entre los personajes, ¿no me crees? Entonces me gustaría proponerte algo: lee la novela y trata de imaginarte el lugar en donde se desarrolla y las personas de las cuales habla sin buscar sus homólogos entre los habitantes y los países latinos.

Por mi parte, al final me quedo con un simple: ¡Macondo vive!

*La autora es estudiante de licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la FF y L de la BUAP.

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HORIZONTALES1. Lugar de Nueva York donde

nació el candidato Trump.6. (The), apodo que le puso su es-

posa Ivana a Trump.11. Unión americana (inic.).12. Trump cuestionó el ingreso de

Obama a esta universidad, ar-guyendo que sus notas no eran buenas.

14. Alcohólicos Anónimos.16. Escucharlo.18. Ciudad del norte de África, en

Egipto.20. Opulenta.22. Organización Internacional del

Trabajo (sigla).23. (Taj), un casino construido por

Trump con “bonos basura”.25. Cuerpo aeriforme a la tempera-

tura y presión ordinarias.26. (De Milán), uno de los teatros

de ópera más famosos del mun-do.

28. De oro.30. Cadena que transmitió un co-

nocido reality show de Trump.31. Artículo indeterminado.32. Hacer rayas.34. Poner minas (inv.).37. Época.38. Fue puesta en duda su nacio-

nalidad por Donald Trump, en abril del 2011.

41. Hermana o prima del padre o de la madre de una persona.

42. ( José María de), presidente de Bolivia de 1861 a 1864.

43. El mayor órgano del cuerpo humano o animal (inv.).

44. Parte del tejado.47. Antes de Cristo (inic.).49. (Knauss), se casó con Trump en

2005.51. Conozco.52. Llegará al mundo.53. Publicas obras impresas.

VERTICALES1. Alimento sólido elaborado a

partir de la leche cuajada.2. Símbolos del uranio y amperio.3. Símbolos del electrón e hidró-

geno.4. Embarcación.5. Abreviatura de señorita.6. Flor endémica de México,

consta de 35 especies, cuatro es-tán en riesgo de extinción.

7. Metal precioso.8. Abreviaturas de norte y de diá-

metro.9. Nota musical.10. (Alonso), literato y filólogo

español, Director de la Real Academia Española, Premio Miguel de Cervantes 1978.

13. Símbolos del vanadio y resis-tencia eléctrica.

15. (Benjamin), fue respaldado me-diante un video por Trump.

17. Trump ha arremetido en contra de éstos mexicanos.

19. Unidad de Izquierda Comunis-ta.

21. Desciende, se precipita al suelo.23. Prefijo que significa grande.24. (Esquivel), autora de la novela

Como agua para chocolate.27. Abreviatura de litro y símbolo

del bario.29. Del verbo unir.32. Fue apoyado por Trump para

presidente de EU, en la década de los 80.

33. Arco en inglés.35. Tres en números romanos.36. (Marla), se casó con Trump en

1993.39. Hermosa.40. Departamento del norte de

Francia.44. Presa, culpable de un delito

(inv.).45. Interjección de estímulo.46. Escuchad.48. Símbolo del calcio.49. Forma de pronombre.50. Perezoso, mamífero.51. Sociedad Anónima.

CADENA PERPETUATiene ganas de salir de la prisión del florero, pero la

flor artificial jamás lo logrará.MAGIASacaba conejos de la chistera, ases de la manga, adi-

vinaba las cartas escondidas en la baraja.Era el mago más aplaudido por los niños de la fiesta.Desapareció los aplausos, cuando un infante le des-

cubrió los trucos.

DE DIRECCIONESTodos los caminos conducen a Roma.Pero el chofer inexperto jamás pudo llegar al Co-

liseo.DE LABORATORIOGenaro era un experto en fórmulas y experimentos

científicos de laboratorio.Sin embargo, con las mujeres jamás logró hacer

química.

Cecilia Vázquez Ahumada*

El bacalao (Gadus morhua) es un pez ori-ginario del Atlántico Norte, el mar del Norte y el mar Báltico. Este pez es co-mestible y esa es su riqueza.

John Cabot (1540-1599), navegante venecia-no al servicio de Inglaterra, en el año de 1497, lle-gó a la Isla de Terranova y la península del Labra-dor. Ahí descubrió además de la tierra, la rique-za de los bancos de bacalao. Peces tan abundantes que eran atrapados por la tripulación con tan solo lanzar canastas por la borda.

Esta riqueza atrajo marineros y pescadores de Reino Unido, Francia, España y Portugal gene-rando fuertes y sangrientos enfrentamientos que llegaron a su fin hasta el siglo XX cuando las aguas pesqueras se pusieron en manos de los terrano-venses.

Durante el siglo XVIII, el bacalao representa-ba tal riqueza que un ministro inglés dijo que estos pescados eran el oro británico por el cual debían combatir con fiereza contra los franceses.

El bacalao es un pez carnívoro que llega a medir hasta 2 metros de largo, se alimenta de crustáceos, moluscos, peces más pequeños y hasta de ejempla-res de su propia especie; es una especia demersal, es decir, que viven cerca del fondo del mar, que pre-fiere las aguas costeras de entre 6 y 60 metros de profundidad. Este pez es sociable y vive en grandes comunidades, mismas que se ven incrementadas durante el apareamiento, entre los meses de ene-ro, febrero, marzo y abril. También se mantiene en grupos enormes durante el desove. Luego de que son fecundados e incubados los huevos, del tamaño del plancton, eclosiona y da lugar a pequeñas larvas de 4 milímetros de longitud.

Los bacalaos alcanzan la madurez entre los 3 y 4 años de edad, y su talla es de aproximadamente 50 centímetros. El bacalao adulto tiene el lomo de color gris y marrón, los flancos moteados y más claros, el vientre blanco. Entre las agallas y la base de la cola, posee una línea blanca que lo distingue. Tiene tres aletas dorsales, dos anales, dos pélvicas, dos pectorales, para la locomoción, y una protube-rancia larga en la mandíbula inferior para localizar presas en el fondo del mar.

Los vikingos fueron los primeros pescadores de bacalao, allá por la Edad Media. El bacalao se puede conservar seco y salado, razón de su idonei-dad para el comercio a larga a distancia, primero entre Europa del norte y la meridional, luego al sur de América.

Desde el siglo XVI el bacalao salado adqui-rió importancia en la alimentación en el norte de España. Los hacendados azucareros del Cari-be alimentaron a sus esclavos con bacalao trocea-do, procedente de la península del Labrador y la isla de Terranova, provincia atlántica de Canadá. El bacalao sigue siendo fundamental en la cocina vasca y catalana; los ingleses lo fríen y los consu-men con papas, es el afamado f ish and chips.

La historia le concedió un buen lugar al baca-lao. A comienzos del siglo XVIII, Massachusetts practicaba un rico comercio con las Indias Orien-tales francesas, con las posesiones españolas en América y las neerlandesas. Bacalao y madera eran los principales productos que ofrecía. A cambio recibía melaza para fabricar ron. En 1733 Ingla-terra prohibió este comercio con la Ley de la Me-laza para proteger sus inversiones en plantaciones en América, pero los americanos, enfrentados a los inspectores de la Corona se vieron obligados a practicar el contrabando. Y fueron introduciendo más y más sentimientos independentistas, hasta que en 1775 tomaron las riendas de sus destinos.

El bacalao fue explotado industrialmente de los años 50 a finales de los 60 del siglo pasado, lo cual llevó a la especie a un punto crítico que orilló al gobierno canadiense en los años 80 a imponer una veda. Los terranovenses atravesaron entonces una severa crisis económica, que no conocieron durante los cinco siglos que dependieron del baca-lao. Pero aún con esta medida drástica de control de captura, el bacalao sigue en proceso de recupe-ración. Este pez es un ejemplo más de los abusos del sistema dominante de consumo irrefrenable.

*La autora es Licenciada en Antropología Social por la BUAP; actualmente adscrita al INAH-Puebla.

“El que corta el bacalao” Dicho popular que hace referencia al que manda.

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Mercedes era el nombre de mi abuela, una señora incansable, religiosa hasta el ex-tremo, sin otra cualidad que tener la pa-ciencia para soportar a un hombre que

profesaba un culto así mismo y a todo lo mundano, y en especial, a todo lo opuesto a lo que mi abuela creía, ese hombre era Diego, mi abuelo.

Junto a ellos viví infinidad de cosas, muchas muy divertidas, otras a veces un poco menos, pero todas, sin lugar a dudas muy útiles. Sin pensar mucho, me viene a la mente un recuerdo de la víspera de mis quince años. Era un domingo por la mañana y mi abuelo se pre-paraba para acostarse después de una noche de brandi, dominó, humo y pláticas eternas con sus tres infalta-bles compinches, tísicos y malitos de la razón igual que él. Por otro lado, mi abuela, con disciplina y puntuali-dad militar, ya iba de salida llevándome con ella hacia la misa inaplazable convocada por los fuertes repiqueteos de los badajos de la capilla de San Nicolás.

Con la devoción intacta, alimentada por la cos-tumbre inalterable y por la herencia de su educación católica, desde antes de antes de salir de casa Merce-des ya mascullaba entre dientes el Credo o el Ave Ma-ría, según, haciendo eso le ganaba al tiempo, rezando conforme su manda personal las oraciones que Diego jamás rezaría. Justo antes de cerrar la puerta de la ha-bitación, mi abuelo, como ascendido de los infiernos le picó con las peores intensiones las costillas a mi abuela con una pregunta burlona y a todas luces obvia.

—¿Ya te vas a misa mujer?— preguntó Diego.—Ya, como todos los domingos…—respondió mi

abuela y después agregó con el mismo tono, como ilu-minada por el mismísimo espíritu santo—. Deberías de venir con nosotros a ver si por fin después de tantos años se te caen esos cuernos, que caray, como te afean.

—¿Cuernos mujer?—volvió a preguntar mi abuelo.—Sí, de diablo, no vayas a pensar otra cosa.—Qué bueno que me lo aclaras ¡Eh! Porque gus-

toso le metería tres tiros a tu curita Filemón…—hizo una breve pausa y recalcó— justo en medio de las pier-nas—. Completó mi abuelo y soltó la carcajada desco-munal y sin complejos que siempre lo caracterizó.

—¡Ay Diego!, el cura, ¿qué culpa?, si te engañara sería con el sacristán. Es más guapo y joven, nunca bebe y siempre reza — Contestó al ataque mi abuela.

—Un perfecto marica. Dile que limpie el pedacito de cielo que me toca— dijo mi abuelo— o de inferno, me da igual— completó, soltando la misma carcajada escandalosa, que esta vez lo dejó sin aire y hasta le sacó un par de lagrimas que se limpió con el calcetín que se quitaba. Se alborotó sus blancos rizos mientras se repo-nía de la falta de oxigeno que le produjo tanta hilaridad y se acostó creyendo haber ganado su batalla; se enfun-dó en el edredón blanco esperando dormir hasta poco después del medio día en que su vida y la Mercedes se empataban.

—No te preocupes, yo le digo— dijo mi abuela enfurecida y dándome un fuerte jalón de ma-nos salimos de la habitación para que mis oídos dejaran de escuchar tan profana discusión.

Así fue siempre, Mercedes nunca me soltó ante la supuesta influencia perniciosa de Diego. Sin embargo, me dejó leer sus li-bros, escuchar sus pláticas, can-tar sus canciones, decir sus pa-labras y estar con él como cual-quier nieto sería cuando lo educa su abuelo.

Aunque las tácticas de mi abuela iban más allá de lo mun-dano, cada mañana, cada noche o cuando juzgaba que mi abuelo llegaba a un libertinaje casi sodó-mico, nos enfrascábamos en pro-fundos rezos para salvar el alma del viejo. Que nunca fue un hom-bre malo, solo muy distinto a las costumbres de mi abuela y muy distinto al común denominador de hombres de su edad, oxidados y arrepentidos, como él decía.

No sé si con los rezos lo logra-mos. Pero mi abuelo fue tan libre y mi abuela tan buena, que si exis-te el paraíso seguro están ahí.

Hoy tengo treinta y tres años, mis abuelos murieron casi juntitos

hace ya más de nueve, y ante esa diferencia evidente con la que fui educado, frente a cada decisión que involucre mi moral confusa, aparecen Mercedes y Diego, tan cer-canos como siempre, pegaditos a mis orejas, aconseján-dome que hacer y peleando tan amorosamente como toda la vida lo hicieron.

* El autor es licenciado en Informática, profesor de la Preparatoria Alfonso Calderón Moreno de la BUAP.

César Alejandro Cruz Cuevas*

Desde pequeño me críe con mis abuelos, hasta hoy no sé porque pero así fue. Aunque mis

padres han vivido siempre en una casa grande con mi hermana menor, yo crecí con ese par de

viejecitos que me educaron muy bien. Nunca me faltó nada, tampoco me dieron de sobra, y cada día me divertí como enano gozando de lo pintoresco de aquella relación tan poco

convencional que tenían los viejos.

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Director y editor: Enrique Condés LaraConsejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Juan Lozada León, José Fragoso Cervón,

María de Lourdes Herrera Feria, Hugo López Coronel, Gabriela Breña, Francisco Hernández Echeverría Cecilia Vázquez Ahumada y Eulogio Romero Rodríguez, Octavio Spíndola Zago

Corrección: Enrique Condés BreñaDiseño: Israel Hernández Cedeño

Correo electrónico: [email protected]*No incluye sección de Sociales

RE~INCIDENTE. Año VII. No. 123. Primera quincena de junio de 2016. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Fran-cisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emi-liano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en junio de 2016 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

solucióN alReiNcigRama de este NúmeRo

Estaba en mi cuarto de estudios (antes nave es-pacial) acomodando los últimos cachivaches después de la renovación, cuando recibí una

llamada telefónica del Rucovich. Quería saber si me encontraba para, amenazadoramente, hacerme una visita “de cortesía” (¿de cuándo acá?) a mi cantón. Estaba cerca y traía un “cualquier cualquier” para po-nernos bien. Lo grave es que traía cola, nada menos que al Yuvencoff.

Aunque le dije que estaba muy ocupado con al-gunas cosas, ninguna excusa sirvió para impedir que llegaran. Es más, de inmediato sonó el timbre y el sar-cástico grito de una de las damas que habitan mi casa, rompiendo la atmósfera psicodélica que había cons-truido al interior de mi guarida: “¡¡¡Joseeee aqui te bus-can tus amigotes!!!”. Y, ni modo, tuve que recibirlos.

No es que cortarlos o no verlos. El problema es que estos sujetos siempre están discutiendo. Los so-portas un rato pero, después de un tiempo de oírlos, te sacas de onda con sus terquedades y no sabes ya cómo sacártelos de encima. Son amigos desde la niñez, fue-ron militantes de izquierda en su juventud, un equi-po temido en los enfrentamientos (con piedras, vari-llas, fuscas, etc.), contra las fuerzas represivas; perte-necieron al Partido Comunista Mexicano desde que eran estudiantes e incluso coincidieron en la entonces Unión Soviética, pero sus formas de pensamiento iz-quierdoso son bastante diferentes. Mientras el Yuven-coff, en Rusia se entregó disciplinadamente al estudio radical en la escuela de cuadros, con el firme propósito de adquirir los conocimientos estratégicos necesarios para ser parte de la vanguardia revolucionaria y libe-rar a México y América Latina del yugo capitalista y la explotación del hombre por el hombre, cuando cayó la URRS, se le cayeron los calzones, y ya sin brújula, se refugió con los “odiados” camaradas de la banda de los atascados. Mientras que el Rucovich (siempre atasca-do), tomó el viaje a la dizque patria de los trabajado-res como de turismo de izquierda; como una buena oportunidad de conocer sin dogmas el sistema socia-lista en aquel país y, además, algunos sus antros; regre-

só convencido de que el comunismo de aquellos tiem-pos y lugares, no era una panacea y que lo que había que crear aquí era un modelo con las caracteristicas de nuestros país (un revisionista en toda extensión).

Ya en onda de viaje psicodélico (bien cruzados), el alucine nos llevó hacia el tema de la muerte (ay na-nita). El Yuvencoff comentaba que había ya dejado instrucciones a su familia para que cuando muriera no hubiera velorio ni rezos ni ningún teatrito de pla-ñideras, que sólo cremaran sus restos y se deshicieran de las cenizas arrojándolas a donde sea; afirmaba que después de muertos todo se acaba al transformarse la materia. Por su parte, el Rucovich afirmaba que des-pués de muerto no todo lo que a él se refería se aca-baba; afirmaba que él había construido cosas en esta vida que después de su muerte no dejarían desapare-cerían de tajo, como su familia, su obra literaria, sus investigaciones; para él, el hombre no sólo se com-pone de materia, porque tiene sentimientos, como los odios y sus grandes amores, tristezas y alegrías, y emociones diversas que lo hacen aspirar a más y más, y que si bien estaba de acuerdo con la cremación, le gustaría que sus restos los regaran en un jardín de la Universidad o en una cañada de la sierra o, cuando menos, en una cantina. Y dijo: “ya pacheco, cualquier cuatachín que me alucine, con solo recordarme, con-tará conmigo porque siempre estaré dispuesto al co-torreo” (no, pus sí).

—Y tú, pinche José, —me interrogaron— ¿qué piensas de esto?. La pregunta me saco de onda, y solo alcance a contestar: “Como no me voy a morir pron-to, aún no he pensado en eso, pero les puedo asegurar que si muero primero, como buen espíritu burlón y reventado, mientras encuentro a otro cuerpo con el cual echar desmadre, los voy a estar chingando ja-lándoles las patas mientras duermen, cabrones. ¡Para que no se olviden de mí! Y presten desa, aunque sea como incienso”.

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP y cuatachín.

Según cifras del Banco Mundial para el año 2014, México tenía una población total de más de 125 millones de personas y su pro-ducto interno bruto ascendía a $1.283 billones de dólares. La es-peranza de vida al nacer era de 77 años. Y lo que aquí nos ocupa, durante el año 2011 gastó el 0.43% de su PIB en investigación y desarrollo, aunque la Ley de Ciencia y Tecnología indica des-tinar al menos 1%, frente al 2.76 de Estados Unidos; el 1.84 de China; el 2.89 de Alemania; o el 1.21 de Brasil (representa por sí solo el 60% del gasto en I+D de América Latina); los cuales han incrementado el gasto consistentemente en esta área en los últimos años, no haciendo oídos sordos a las recomendaciones de la UNESCO. En América Latina 2/3 de las inversiones en I+D se financian

con fondos estatales, de los cuales el 40% se canalizan hacia las universidades y el resto hacia institutos de investigación públicos. La iniciativa privada no ha hecho lo que le corres-ponde en este campo.

No publico cifras de países con peores actuaciones en lo que a inversión en investigación y desarrollo toca, porque quiero pensar que estamos tratando de salir del hoyo, no de hundir-nos más.

México ni gasta en el rubro de manera importante ni aumenta esa reprobable cantidad. Tampoco mejora los servicios involu-crados en el campo, como es el registro de patentes. De acuer-do con investigadores de la UNAM, registrar una patente en México lleva entre cuatro y seis años.

Suiza, Reino Unido, Suecia, Países Bajos y Estados Unidos son las 5 naciones más innovadoras, mientras que China, Ma-lasia, Vietnam, India, Jordania, Kenia y Uganda figuran en un grupo de países que toman más en serio eso de invertir en ciencia y tecnología, investigación e innovación, y están des-pegando y dejando atrás a países con el mismo grado de desa-rrollo económico.

En cuanto a la calidad de la innovación, que se evalúa sobre la base de los resultados de las universidades, la difusión de artículos científicos y la dimensión internacional de las soli-citudes de patente, pocas economías sobresalen.  Los Estados Unidos y el Reino Unido se sitúan por delante, en gran parte porque cuentan con universidades de primera clase; les siguen el Japón, Alemania y Suiza.  Entre las economías de ingresos medianos con los mejores resultados en cuanto a la calidad de la innovación están China, Brasil y la India, aunque China deja cada vez más atrás a los demás.

En materia de publicaciones, en China se dio un crecimien-to superior al 100% en los primeros diez años del siglo XXI, mientras que en América Latina la contribución que Brasil hiciera a las publicaciones mundiales durante el mismo perío-do fue cercana al 50%.

El conocimiento es riqueza, crea riqueza. Si no invertimos en el rubro, no dejaremos de ser un país bananero.

Fuentes: http://datos.bancomundial.org/pais/mexicohttp://www.wipo.int/econ_stat/es/economics/gii/http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/science_and_te-chnology_could_be_the_way_to_greater_equality_in_latin_america_says_unesco_report/#.Vhvl0iskRPM

José Fragoso Cervón*

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1. Cuando regreses a tu casa sumamente fastidiado/a del trabajo, detente en una farmacia y compra un termómetro rectal marca Johnson & Johnson. Asegúrate que sea de esa marca.

2. Al llegar a tu casa, cierra la puerta y las cortinas, apaga el celular y desconecta el teléfono para que no te molesten.

3. Ponte ropa cómoda y siéntate en tu sillón favo-rito. Abre el estuche, saca el termómetro y, con cuidado, ponlo sobre la mesa o en un lugar del que no pueda caerse.

4. Saca las instrucciones de la caja y lee con aten-ción las letras pequeñas: “Todos los termómetros rectales hachos por Johnson & Johnson son perso-nalmente probados y luego esterilizados”.

5. Cierra tus ojos y repite en voz alta: “Soy feliz por no trabajar en el control de calidad de Johnson & Johnson”.

6. Ahora, repite en voz alta: “No volveré a quejarme nunca más de mi trabajo” “No volveré a quejarme nunca más de mi trabajo” “No volveré a quejarme nunca más de mi trabajo” “No volveré a quejarme nunca más de mi trabajo”7. Vuelve a repetir: “No volveré a quejarme nunca más de mi trabajo” “No volveré a quejarme nunca más de mi trabajo”8. Pero si no te alivianaste y sonreíste con lo an-

terior, es que eres un amargado/a y ¡deberías trabajar en el control de calidad de Johnson & Johnson.

No te quejes. En este mundo loco e injusto, Siempre podrás encontrar alguien con un

trabajo peor que el tuyo