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LCDE058 - Glenn Parrish - Contrainvasion

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LCDE058 - Glenn Parrish - Contrainvasion

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GLENN PARRISH

La conquista del espacio N 58

GLENN PARRISH CONTRAINVASION

ColeccinLA CONQUISTA DEL ESPACIO n. 58

Depsito Legal B 27.923 1971 Impreso en Espaa Printed in Spain 1 edicin: setiembre, 1971

GLENN PARRISH 1971 sobre la parte literaria ANTONIO BERNAL 1971 sobre la cubierta

Concedidos derechos exclusivos a favor de EDITORIAL BRUGUERA, S. A. Mora la Nueva, 2. Barcelona (Espaa)

Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S. A.Mora la Nueva, 2 Barcelona 1970

Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, as como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginacin del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, ser simple coincidencia.

CAPITULO PRIMERO

Rod por el suelo herboso y dio un par de volteretas, antes de detenerse, aturdido y medio ensordecido, en un lugar que le resultaba desconocido por completo. Stan Jarvis permaneci unos minutos as, en la misma posicin, hasta que not empezaba a recobrarse.Entonces se irgui un poco y, apoyndose sobre una mano, mir a su alrededor. Lo malo era que la noche no permita ver demasiadas cosas.Crey ver delante de l una especie de barrera de tierra y hierba. Se puso de rodillas y ya se iba a levantar, cuando percibi a lo lejos un extrao sonido.Jarvis escuch con atencin. La locomotora silb a gran distancia. Sin embargo, se acercaba rpidamente al lugar en que se encontraba.El ojo luminoso del farol delantero traspas las tinieblas. Jarvis se lanz de bruces al suelo, escondindose tras unos altos matorrales. Una rfaga de luz pas cerca y brevemente.El resoplar de la locomotora, los escapes de vapor y el golpeteo de las bielas fueron sonidos que se produjeron en lo alto de la barrera, que no era, sino el terrapln de la lnea ferroviaria. Mirando a travs de los ramajes, Jarvis pudo contemplar el expreso nocturno, que se aproximaba a toda velocidad.El convoy desfil a cinco o seis metros de distancia y a otros tantos de altura, atronando la noche con el estrpito de sus vagones rodando a gran velocidad. Jarvis entrevi ventanas iluminadas y a gentes que rean y charlaban en el interior de los vagones.La oscuridad y el silencio volvieron rpidamente. Jarvis qued slo en la llanura.Una rfaga de viento silbante hizo ondular las altas hierbas y acarici el rostro de Jarvis con perfume de flores silvestres. Se puso en pie y empez a equiparse.Muchas cosas le haban dicho de aquel pas y las haba tomado por exageraciones. El paso del expreso empezaba a hacer tambalear su escepticismo.Se equip rpidamente. Aquella indumentaria, pens, era lo mejor. En aquel pas tena bastante xito. Abarquill las alas de su Stetson color gris perla y comprob que la funda de su revlver estuviese bien colocada. El arma entraba y sala con facilidad.Era un Colt 44 de seis tiros, modelo 2.100, con supercarga expansiva y triple alcance que los primitivos revlveres de 1860, provisto de escape de gases, a fin de evitar el salto del arma al disparar. El aspecto del Colt 2.100 era, sin embargo, idntico al de los primitivos.Jarvis qued complacido de su aspecto: chaleco, camisa a cuadros, pauelo al cuello, pantalones a rayas y botas de medio tacn, con grandes espuelas mexicanas. Por uno de los bolsillos del chaleco asomaba la chapita de la bolsa de tabaco.Antes de emprender la marcha, sin embargo, decidi borrar las huellas de su estancia en aquel lugar. Sac una diminuta linterna, no mayor que su dedo meique, y explor el suelo.Perfecto, no haba el menor rastro. El transpositor haba funcionado correctamente, a la intensidad necesaria y ni un voltio de ms. De haberse empleado un exceso de potencia, ahora habra en el suelo un crculo de hierbas abrasadas y hasta tierra calcinada, y no se adverta nada en absoluto. Qu pas ste se dijo, mientras iniciaba la marcha . Mira que emplear ferrocarriles con locomotoras de vapor para sus viajes...A media maana, lleg a Gnovia, capital de Tsarapis Alfa. Nadie se fij en l o, por lo menos, as se lo pareci.

* * *

Haba hecho un alto en el camino para tomar un bocadillo, en un parador, situado no lejos de una magnetolnea, por donde pasaban los automviles a tres y cuatrocientos kilmetros por hora, guiados cada uno por su onda particular. La comida en Tsarapis Alfa era pasable y nada cara.Un amable conductor le llev hasta la capital, dejndole en una calle cntrica. A Jarvis no le extra que el automovilista vistiese como un romano del siglo 1 terrestre; los tsarapianos gustaban de las indumentarias de pocas pasadas.Pase por las calles, de trazado audaz. Las mujeres, en especial las jvenes, vestan sucintamente. Ms de una le gui un ojo. Jarvis, sin embargo, no haba ido a Tsarapis Alfa para correr una aventura amorosa, aunque no la desdeara, si se presentaba la ocasin.De pronto, vio un cartel pegado en el muro. Un ojo enorme le miraba escrutadoramente.Debajo, en caracteres tsarapianos, haba una inscripcin.Cuidado! Los invasores estn por todas partes. Vigila! Tsarapis Alfa para los tsarapianos! Estpido mascull Jarvis entre dientes.Haca bastante calor. El buen clima de Tsarapis Alfa era proverbial.Cerca de donde estaba haba un bar. Entr contonendose, haciendo sonar sus espuelas. Haba bastante gente. Tsarapis Alfa era un mundo feliz, en el que bastaban dos jornadas de siete horas cada una para cumplir el trabajo de una semana.Las indumentarias eran muy dispares. A los tsarapianos les gustaban los ropajes terrestres. Abundaban, sin embargo, los de corte clsico: romano y griego. No faltaban un par de pieles rojas y hasta haba una chica demasiado osada que vesta como una dama de la Edad Media, con su caperuza de tules. La falda, sin embargo, era cortsima. La chica tena unas piernas que no podan permanecer ocultas.Jarvis pidi un doble. El camarero, vestido como un tirols, se lo sirvi. El rumor de las conversaciones era continuo.Aguz el odo. Se hablaba, cmo no, de los invasores.Jarvis ri para s. Si estos tontos supieran que yo soy uno de esos invasores... Pero no le encontraran. Todo, documentos y falsa personalidad y, por supuesto, la moneda tsarapiana, estaba perfectamente falsificada y l se haba impuesto por completo de su nueva personalidad. Prcticamente, slo le faltaba dar con el jefe de las fuerzas de invasin, a fin de recibir instrucciones.Tsarapis Alfa ser nuestro algn da, se dijo, henchido de orgullo.Abon la consumicin, con un par de discos. La palabra tsarapiana que designaba la unidad de moneda se traduca al terrestre ms o menos por la palabra disco. El vino era muy bueno, flojo, pero de un gusto exquisito.Li un cigarrillo diestramente, contemplado por algunos nativos con cierta envidia. Encendi el fsforo con un seco golpe de la ua del pulgar y prendi el cigarrillo.Inhal el humo y lo dej ir por boca y narices. Luego se encamin hacia la salida.En la mente llevaba grabada la direccin de la persona a quien deba visitar. Se pregunt cul sera la misin que deba ejecutar en Tsarapis Alfa.En la JIP no haban querido decrselo. Para evitar compromisos si, lo que no es probable, le atrapasen. Ya se lo indicarn cuando llegue a Tsarapis Alfa, le haban dicho. Bien, no tena prisa en empezar a actuar.Sali a la calle. Dos hombres uniformados le cerraron de pronto el paso.Jarvis se fij en el gran rombo amarillo que ambos llevaban sobre el pecho, en el centro. Haba cuatro letras, que le haban enseado a temer: CIDI, y significaban: Centro de Investigacin y Deteccin de Invasores. Documentacin exigi secamente uno de los guardias.Jarvis no se inmut. Sac del bolsillo su billetera y se la tendi al agente. Es falsa dictamin el tsarapiano instantneamente. Jarvis procur mantener la calma. Creo que se equivoca, amigo contest . Ah constan mi verdadero nombre y direccin, as como mi oficio. Puedo indicarle una serie de personas que respondern por m... S, indicar esa serie de personas habl el otro polica . Dir sus nombres y los detendremos tambin, acusados de invasin ilegal.Jarvis frunci el ceo. Sigo sin entender dijo secamente.El primer polica sonri de un modo extrao. Amigo, su.transpositor no ha funcionado bien del todo y ha dejado un rastro, que nos ha llevado hasta usted. Las pruebas del delito son contundentes.Jarvis se qued con la boca abierta.Pero eso es imposible! protest. Terrestre, nuestros mtodos de deteccin son cada vez ms perfectos declar el polica . En un viaje ordinario, quiz usted hubiera podido pasar desapercibido. Usar el transpositor va a ser su perdicin.Jarvis mir a los dos hombres. La desesperacin invadi su nimo.Quin le haba mandado a aquella emboscada?, se pregunt.Sera juzgado y condenado. La ejecucin no se hara esperar; los tsarapianos no solan andarse con bromas con los invasores.Dio un paso hacia atrs. Le haban enseado a usar el revlver.Pero los policas estaban ya prevenidos y sus armas no eran peores. El jefe de la pareja desenfund velozmente y dispar.Jarvis dio un tremendo salto en el aire y cay muerto. La multitud se arremolin en torno a su cadver.Quin era? preguntaron varios.Bah, un invasor! Est muerto? Como la abuela de mi abuela. A ver si barren de una vez a esos malditos invasores. Es que no tienen bastante con su condenado planeta?

CAPITULO II

La mquina mensajera tablete bruscamente.Hayo Wellir estaba repasando unos microfilmes, que contemplaba en la pantalla de un proyector, situado sobre la mesa. Par la proyeccin y tir de la cinta que sala de la mensajera.Ley:Localizado invasor en Calle 92, a la altura del nmero 3.771. Muerto al intentar resistirse al arresto. Se solicitan instrucciones respecto de su cadver. Fin.Wellir tom un micrfono y dict: Devolver cuerpo a su punto de origen. Eso es todo.En algn lugar, una mensajera traducira sus palabras en signos grficos. Wellir cerr el micrfono y se desentendi del asunto. Estos condenados terrestres... fue todo lo que dijo.Continu la proyeccin de los documentos. Una hora despus, su secretario le anunci una visita: Seor, la duquesa Smara Junz desea visitarle. Wellir enarc las cejas.La duquesa Smara, ha dicho? S, seor. Dice que es urgente y... Est bien, que espere solamente dos minutos. Luego hgala pasar.Wellir reflexion unos instantes, apartada su mente de los documentos que examinaba hasta haca poco. Smara Junz, una mujer bellsima y enigmtica, pens. Origen terrestre, pero nacida en Tsarapis Alfa. Inmensamente rica, una de las primeras fortunas del planeta. Excntrica chiflada decan otros.Las malas lenguas anotaban en su haber siete suicidios de otros tantos galanes desdeados por ella. Haba estado a punto de casarse cinco veces. Cinco veces haba roto el compromiso, dos de ellas en la misma ceremonia.Por supuesto, los pretendientes burlados haban sido indemnizados con largueza. A Smara no le dola el dinero. Sus fbricas de alimentos eran otras tantas fbricas de moneda.Para qu diablos vendr a ver a un modesto funcionario del CIDI?, se pregunt.La puerta se abri de repente. Seor anunci el secretario , la duquesa Smara. Wellir se puso en pie. Smara avanz sonriente hacia l. Le ruego me disculpe por interrumpirle su importante trabajo, seor Wellir dijo la hermosa visitante , pero, en realidad, no poda demorar ms la entrevista.Wellir contempl a la joven. Era ms alta y an ms hermosa de lo que haba calculado. El vestido que llevaba, de autnticos hilos de oro, de grosor no superior a una centsima de milmetro, era de una audacia mesurada, confeccionado exclusivamente para hacer resaltar la escultrica anatoma de la mujer. Sintese, por favor, seora dijo . Y permtame que le exprese mi placer y el honor que siento por recibirla. Es usted muy amable, seor Wellir contest Smara. Cruz las bien torneadas piernas y le mir fijamente . Sin duda estar preguntndose por qu diablos viene a verle una mujer que, adems de la fama de rica y ociosa, tiene la de chiflada.Wellir emiti una risita de circunstancias. Es usted muy injusta consigo misma, duquesa dijo. Oh, no hago ms que repetir los comentarios que se formulan sobre m constantemente. En realidad, son bastante ciertos. Tal vez, pero nadie podr negar que su belleza est fuera de toda discusin. Lo admito ri Smara . Me veo al espejo todas las maanas.Wellir suspir. Afortunado espejo exclam . Y bien, duquesa? Seor Wellir, usted es secretario del CIDI dijo Smara. Tercer secretario puntualiz l. Pero con carcter de ejecutivo. Mis atribuciones estn limitadas, duquesa.Tan limitadas que no le permitan aceptar a un agente ms en su Centro?Wellir mir de hito en hito a su bella visitante.Viene a recomendarme a algn conocido suyo? inquiri. No. Vengo a recomendarme a m misma.Usted! exclam Wellir, sin poder contenerse. S. De qu se extraa? Acaso no tienen agentes femeninos en el Centro? Por supuesto, pero... Ah, ya, piensa que es una de mis nuevas chifladuras. Ya no s qu hacer ni en qu entretenerme y, para pasar mejor el tiempo, he decidido convertirme en agente del CIDI. No es eso lo que est pensando, seor Wellir? Bien, duquesa, el caso es que yo... Por qu quiere ser agente de la contrainvasin?, como se denomina por ah popularmente nuestro Centro. Soy tsarapiana, seor Wellir. Esa no es explicacin suficiente. En Tsarapis Alfa viven miles de millones de personas y no todos quieren ser agentes de nuestro organismo. Pero yo s insisti Smara . Y creo que hara un buen papel en el Centro, modestia aparte.Conoce usted a algn invasor? Es probable contest Smara con voluble acento. Wellir sonri. Ya s dijo . Usted quiere darse el gusto de desenmascarar a ese invasor, para que se vuelva a pronunciar su' nombre y su imagen se proyecte en todas las pantallas. Hace algn tiempo que no se menciona demasiado a la duquesa Smara Junz, verdad?Ella se puso en pie, plida de indignacin. No he venido aqu a escuchar insultos, seor Wellir exclam. Me gusta hablar claro en todo momento, duquesa dijo l framente . Lo siento, su peticin queda rechazada. Hay otras personas de rango superior al suyo, seor Wellir. Entonces, por qu ha venido a verme? Usted es el encargado de la recluta de agentes... Est equivocada, duquesa. Mi seccin se encarga de recepcin y clasificacin de informes. Oh dijo Smara . Entonces, he sufrido un error. Del cual me felicito, porque as he tenido ocasin de contemplarla al natural sonri Wellir . Puedo serle til en alguna otra cosa ms, duquesa? Nada, muchas gracias respondi ella secamente . Seor Wellir, estimar acepte mis excusas por haberle hecho perder el tiempo. A pesar de todo, ha sido un placer conocerle.Wellir hizo una inclinacin de cabeza. Smara dio media vuelta y se alej hacia la puerta con vivo taconeo. Wellir se qued solo. Permaneci reflexionando durante unos momentos y luego toc una palanquita.Un interfono funcion en el acto.Wellir? dijo, una voz. S, jefe. Me ha sucedido una cosa curiosa.De qu se trata, Wellir? pregunt el director del CIDI. La duquesa Smara Junz, seor. Ha venido a mi despacho, pidindome una plaza de agente. Vaya, qu tripa se le ha roto a esa loca? Eso es lo que yo me digo, no s por qu, me parece que no he obrado bien al rechazarla, Le he dicho que mi seccin no recluta agentes, lo cual es cierto; pero he callado que, si lo estimo conveniente, puedo nombrar a la persona que yo estimo idnea para el cargo.Y...? Bueno, una mujer como la duquesa Smara resultara bastante til. Tiene muchos conocimientos... y quiz podramos lograr algo interesante. Es posible convino el director . De todas formas, la decisin queda en sus manos, Wellir. Gracias, jefe. Si no le importa, yo mismo har una discreta investigacin sobre la duquesa. No debemos olvidar que su madre era terrestre. Eso s es cierto. Bien, tngame informado de los resultados, Wellir. Se lo prometo, seor.Wellir cort la comunicacin. Una ligera sonrisa se form en sus labios.Por qu no probar? pregunt.

* * *

El cadver de un hombre llamado Stan Jarvis, ha sido hallado a orillas del Rdano, a pocos kilmetros del mar ley Ben Ormez . Jarvis vesta con la indumentaria propia de los cowboys de finales del siglo XIX y, segn la autopsia, haba muerto a consecuencia de un disparo de arma de fuego...Basta, basta! cort el general Hi-Han . Basta o me dar un ataque de nervios.Ormez mir a su gigantesco jefe, un hombre de ciento veinte kilos de peso y trax de barril. La cabeza del general estaba completamente afeitada, a excepcin de un mechn de pelo en la coronilla. Hi-Han no quera que nadie ignorase su origen mongol. Lo sorprendieron, seor dijo Ormez tristemente.Cuntos agentes hemos perdido ya, Ben? pregunt Hi-Han. Siete en diecinueve meses, seor. Todos han sido localizados a las pocas horas de su llegada a Tsarapis Alfa. Y ninguno ha podido contactar con el jefe, para desarrollar la segunda fase mascull el general . Cmo diablos lo habrn detectado?Ormez se encogi de hombros. Tal vez un deficiente funcionamiento del transpositor sugiri. No, no, en absoluto, Ben. Los transpositores funcionan cada da mejor. Eso es imposible. Entonces, es que ellos tienen cada vez mejores detectores, mi general. Eso ya es ms probable admiti Hi-Han . Pero, bueno, si no podemos consumar la invasin de Tsarapis Alfa de una manera, lo haremos de otra. Emplearemos los planes Rayo Fulminador y S.D.. El primero ir dirigido contra los altos cargos tsarapianos. El segundo, contra la masa de la poblacin, entendido? S, seor. Quin se encarga del plan Rayo Fulminador?Hi-Han escribi algo sobre un papel. Llame a este nmero. Le contestar una mujer. Dgale que el reloj de su esposo est ya reparado y que puede enviar a recogerlo cuanto antes. El precio de la reparacin es de diez crditos. Entendido, Ben? S, mi general.CAPITULO 111El hombre era alto, delgado, de ojos claros y cara inexpresiva. Rechaz la copa que le ofrecan y no quiso fumar tampoco.Cul es el precio, general? pregunt Lon Turc. Diez millones. No est mal. Qu se exigir de m? Hi-Han tendi un papel a su fro visitante. Ah tiene una lista. Aprndasela de memoria antes de una hora. Pasados sesenta minutos, el papel arder por s solo.Turc tom el papel. Sus cejas se arquearon por un instante, pero no tard en volver a su expresin de habitual impasibilidad. Peces muy gordos calific. S admiti Hi-Han sin pestaear. De acuerdo. Se har.Qu arma piensa emplear, Turc? Fusil extratemporal. Peligroso, no?Turc solt una risita. Es prcticamente imposible de localizar, y aunque se consiguiera, nadie se atrevera a disparar contra el tirador. Usted ya sabe lo que ocurrira. S, desde luego. Espero que no se tropiece con un ignorante, Turc. No suelo tratar con zoquetes dijo el asesino profesional desdeosamente . Bien, cuente con un trabajo bien hecho. Eso espero, Ture. Ah, haga el viaje ordinariamente, como un turista ms. Por supuesto.El asesino sali. Ormez sac un pauelo y se enjug el sudor de la frente. Ese hombre me da miedo confes. Hi-Han torci el gesto.Cree que me gusta a m ms que a usted emplearlo para llevar adelante nuestros planes? Pero no tenemos otro remedio que hacerlo, si queremos consumar la invasin de Tsarapis Alfa. S, seor. Ah, ya hemos puesto en marcha el plan Rayo Fulminador, Ahora falta echar a andar el plan S.D.. Seccin de Desmoralizacin sonri Ormez. Justamente, pero de eso se encargar el comandante de las fuerzas de invasin en Tsarapis. Ya le he enviado un mensaje, Ben. Perfectamente, seor. Algo ms? Hi-Han hizo un gesto negativo. No contest . Por ahora, slo nos queda esperar, cruzados de brazos, a recibir noticias.Ojal sean buenas! suspir Ormez.Hayo Wellir desconect el mando de conduccin magntica y su automvil empez a separarse de la magnetopista, reduciendo lentamente su velocidad. Cinco kilmetros ms adelante, a sesenta moderados kilmetros por hora, rod bajo un frondoso tnel de rboles, hacia la quinta de recreo que se alzaba en uno de los ms hermosos parajes del planeta.Anocheca ya. Wellir detuvo el coche junto a la verja de la tapia, se ape y presion un timbre.Un invisible objetivo escrut su figura. Alguien pregunt:Qu desea? Soy Hayo Wellir contest el hombre . Deseo hablar con la duquesa Smara. Un momento, seor, voy a consultrselo.Wellir aguard pacientemente. A los pocos momentos, un estirado individuo avanz a lo largo del enarenado sendero que parta en dos el bien cuidado jardn. La seora duquesa accede a recibirle, seor anunci el mayordomo, tras abrir la reja . Siga todo recto; yo me encargar de su automvil, seor. Muchas gracias, Jenkins dijo Wellir de buen humor. Mi nombre es Dobn, seor puntualiz el mayordomo estiradamente.Wellir contuvo una sonrisa. A Dovn pareca enojarle que le hubiese aplicado un nombre de mayordomo terrestre.Alcanz la casa, sin sorprenderse demasiado del lujo. Era lo que se poda esperar de una mujer rica y ociosa, pens.Cruz el vestbulo. Una voz femenina son al otro lado de una puerta entreabierta: Aqu, seor Wellir.El visitante abri la puerta. Desde el umbral, contempl a la mujer, lnguidamente tendida sobre un divn, cubierto su esbelto cuerpo con una especie de tnica tornasolada, de tejido de trama muy poco espesa.Smara sonri mientras miraba al hombre. Le complaca el aspecto fsico de Wellir. Era un sujeto de recia complexin, mandbula enrgica y con algunas canas en las sienes. Quiz no era un hombre guapo en el sentido literal de la palabra, pero Smara reconoci en su interior que posea un atractivo fsico como haba visto en pocos hombres. Entre, no se quede ah parado invit ella. Gracias, duquesa.Wellir cerr la puerta. Ella alarg un brazo de mrbidos contornos. Prepare algo de beber, por favor. S, duquesa.El visitante actu rpida y diestramente. Luego se acerc al divn con dos copas en la mano.

Espero le guste dijo. Me gustar sonri Smara . A qu debo el honor? pregunt despus del primer sorbo. Usted vino a visitarme a mi despacho hace das le record l. No guardo demasiado buen recuerdo de aquella visita, si he de serle sincera. Si usted quiere ser sincera, habr de convenir en que tambin los dems tienen derecho a serlo con usted. Metafricamente, me ech a patadas del despacho se quej Smara. Exagera un poco, pero debe comprender mi posicin, duquesa. Tal vez Smara se sent en el divn, pero escondi las piernas bajo el cuerpo . Por qu no sigue hablando? pregunt.Todava persiste en sus propsitos? Ah, ha venido a contratarme como agente del CIDI. S, duquesa.Smara juguete un momento con la copa.Qu le ha hecho cambiar de opinin? pregunt. Usted.Yo? S. Tenemos toda clase de agentes en el CIDI. Quiero ver cmo se comporta una mujer rica y ociosa en el servicio. Entiendo. Usted opina que no dar resultado.Quin sabe? sonri Wellir . Segn para qu misiones, puede resultar un magnfico agente. Por cierto, dnde ha estado todos estos das? He tenido que aguardar ms de una semana para visitarla. Hice una cura de inteligencia contest Smara sorprendentemente.Cmo? resping Wellir. Hice un examen de conciencia y vi que era una ignorante. En vista de ello, me intern en una clnica de inteligencia, para cultivar mi mente. Ahora ri ella , soy terriblemente intelectual. Puedo hablar de cualquier tema con la necesaria profundidad para no parecer pedante, pero tampoco sin hacer el ridculo. Entiendo. Enseanza por mquinas. S. Hipnopedia. Pero, adems, acelerada. Cada da, un tema. Eso debe de resultar agotador, no? Un poco, pero con dos das de convalecencia, una queda como nueva. Usted no est vieja, ni mucho menos, duquesa. No me halague, Hayo. Y llmeme Smara; soy menos protocolaria de lo que usted cree.Wellir agarr una silla y se sent a horcajadas frente a ella. Dicen que siete hombres se suicidaron por usted manifest. La gente exagera. Slo fueron tres. No es mala marca. Y sus cinco compromisos rotos? Cuatro, Hayo.Por qu rompi, Smara?Ella hizo un gesto de indiferencia. No lo s contest . Nunca he podido encontrar una razn que me justificase a m misma aquellas rupturas. En el fondo, es usted una mujer muy tmida, Smara. No me haga rer, Hayo. Algunos dicen que no conozco lo que es vergenza.Wellir apur su copa. Usted est traumatizada psquicamente por algo dijo . Teme al matrimonio y por eso rompi con sus cuatro pretendientes. No es cierto... Es verdad, pero no lo vamos a discutir ahora cort l . Quiere ser agente del CIDI. S, ya se lo he dicho. Muy bien, no le preguntar las razones, pero s le indicar cul ha de ser su primera misin.Es interesante? Si la desempea a conciencia, probar que es un buen elemento para la organizacin, Smara. Bien, hable ya de una vez, Hayo; no me tenga sobre ascuas.Conoce un local llamado Los Tres Discos Rojos? Una taberna? Algo por el estilo.Dnde est, Hayo? Wellir sonri. Avergelo usted misma dijo . Vaya all todas las noches hasta que reciba nuevas rdenes. Abra bien los ojos y los odos; eso es todo lo que tiene que hacer. Smara pareci decepcionada.Nada ms? pregunt. Es suficiente contest Wellir. Pero, qu es lo que he de ver y or en Los Tres Discos de Oro?No dice que acaba de someterse a una cura de inteligencia? No es capaz de discernir por s misma? Cul es la misin de nuestro Centro?Smara suspir. S, lo har contest. Tendr que cambiarse de aspecto. No use ropas lujosas, aunque tampoco vaya vestida con andrajos. Empiezo a sospechar la clase de papel que quiere que yo desempee, Hayo.Wellir sonri. Ya era hora de que lo comprendiese dijo. Pero no s si servir...El visitante se puso en pie.A pocos pasos del divn haba una mesita con aparatos de comunicacin. Conect el interfono y dijo: Dobn, la duquesa desea estar sola. Tiene la noche libre. Bien, seor respondi el mayordomo con voz impasible.Smara se puso en pie de un salto, sofocada. Pero, qu osada...!Wellir se acerc a ella y la estrech en sus brazos. Eres una mujer muy hermosa dijo. Sultame... Y tengo la sensacin de que hasta ahora no has tratado ms que con peleles. Pero, Hayo... Necesitars conocer algo ms de la vida dijo l, acentuando la presin de sus brazos. Y t me lo vas a ensear. S, porque no quiero que fracases.Es ese el nico motivo, Hayo? No. Hay otro.Cul? Dmelo, por favor. Ya lo sabrs, Smara.Ella ech la cabeza hacia atrs. Tengo la sensacin de que quieres cobrarte el precio de mi admisin como agente del Centro dijo. Wellir sonri. No. Quiero cobrarme el precio de ensearte lo que es la vida real y no la ficticia que has estado viviendo hasta ahora contest l, Inclin la cabeza y los labios de Smara se rindieron incondicionalmente.

CAPITULO IV

Los preparativos no eran fciles, pero Lon Turc conoca su oficio.El fusil extratemporal estaba ya listo. Turc manej hbilmente los controles del aparato, ocultos bajo sus holgados ropajes, y se movi sin ser visto, hasta situarse en las cercanas del objetivo.El objetivo era un hombre de edad mediana y aspecto apacible, que estaba cenando en compaa de su esposa. Turc prepar el fusil.Su vista resbal a travs de la mirilla temporal. En el centro del visor haba un minsculo crculo fosforescente.Turc movi el fusil, hasta que el crculo qued situado justamente sobre la sien del hombre. Sus brazos se inmovilizaron con absoluta rigidez durante unos segundos.Apret el botn de disparo. La cabeza de la vctima oscil violentamente. Luego se inclin con brusquedad a un lado y rod al suelo, mientras su esposa prorrumpa en chillidos de espanto.Turc sonri. Haba visto con toda claridad el impacto del proyectil en la pared opuesta de la sala, despus de atravesar el crneo de su vctima de lado a lado. Tan seguro estaba de su puntera, que hubiera jurado que no haba cinco milmetros de diferencia en los niveles respectivos de los dos orificios, el de entrada y el de salida, abiertos por el proyectil en las sienes.Todava sumergido en la esfera extratemporal, despiez el fusil sin prisas, guardndolo despus en una cartera de mano, de aspecto completamente inofensivo. A continuacin, camin como quinientos metros.Alcanz un lugar solitario y meti la mano derecha bajo los ropajes. Los controles le devolvieron a la dimensin normal.Turc camin apaciblemente por la calle. Ya se oan las primeras sirenas de alarma.Sonri satisfecho. Alguien se iba a volver loco, tratan. do de averiguar la identidad del asesino de Phri Sakkar, ministro de Energa de Tsarapis Alfa.

* * *

Con el ceo fruncido, Hayo Wellir ley el papel que su secretario acaba de entregarle.Era una simple octavilla. Las cosas que se decan en el papel le hicieron saltar de indignacin. Pero, cmo se atreven...?Estruj la octavilla, hirviendo de clera. La alis despus y volvi a leerla:

INVASORES EN TSARAPIS ALFA?Infundios del gobierno. Mordaces declaraciones, con las que pretenden mantener atados a los buenos tsarapianos, amantes de la libertad.Lo que pretende el gobierno de tiranos que rige los destinos de Tsarapis Alfa es, sencillamente, encerrarnos a todos en una esfera aislante de los dems mundos galcticos, ahogando as nuestras ansias de libertad...

El zumbador del interfono son de pronto, apartando la atencin de Wellir de la lectura. Rayo, venga inmediatamente le llam el director. Al momento, jefe.Wellir entr en el despacho del director del CIDI.Conoce la noticia? pregunt Ladso MacTyr. No, seor. Qu sucede? Phri Sakkar, ministro de Energa, fue asesinado anoche, en su propia casa, pese a la proteccin policial y en presencia de su propia esposa.Wellir silb. Eso es grave, jefe calific. Muy grave confirm MacTyr . El cargo de ministro de Energa es uno de los ms importantes en el gobierno. Los que ordenaron el crimen saban bien lo que se hacan. Ordenaron el crimen, ha dicho usted. S, Hayo, eso mismo he dicho. El asesino actu bajo rdenes... se imagina de quin? Un terrestre, por supuesto. Justamente. Persisten en sus propsitos, no hay que darle vueltas. Y lo peor de todo es que no vamos a poder encontrar al asesino.No han encontrado huellas?MacTyr lanz una risita de amargo sarcasmo. El que dispara con un fusil extratemporal no deja ms huellas que las del proyectil contest.Wellir silb. De modo que us un fusil extratemporal dijo. S, Hayo. Pero puede ser localizable, seor. Es difcil, aunque no imposible. Ahora bien, si usted se viese delante de un tipo armado con un fusil extratemporal, se atrevera a dispararle?Wellir se estremeci.Rayos, no! mascull . No lo hara por nada del mundo. Exactamente es lo que piensa el asesino, Hayo. No deja huellas y, en el peor de los casos, es decir, si se le consigue localizar; situado en la extratemporalidad, nadie se atrevera a atacarle. Pero no siempre permanece en posicin extratemporal. Desde luego, aunque, una vez que pasa al ambiente de tiempo normal, quin lo identifica?Wellir se mordi los labios. Jefe, me permite hacerme cargo del caso? solicit. Pdaselo al coronel Fuc U. Es el que dirige las investigaciones. Bueno, yo actuar paralelamente, sin interferir sus trabajos. Usted advirtaselo, simplemente. De lo dems me encargar yo. Conforme, Hayo. Ah, otra cosa. Ha ledo las octavillas que han aparecido en muchos puntos de la capital? S, seor. Una clase de propaganda particularmente mordaz. Puede causar dao en mentes poco cultivadas aleg MacTyr. Es probable. Pero se puede luchar tambin por el mismo mtodo.Contrapropaganda? S, seor. Lo estudiar, Hayo. Mientras tanto, vea a Tuc-U y trate de pescar al asesino del ministro de Energa. Voy a procurarlo con todas mis fuerzas, jefe respondi Wellir con enrgico acento.

* * *

El pelo, rabiosamente teido de azul verdoso, la piel levemente amarillenta y las pupilas muy verdes, conferan a Smara Junz un aspecto completamente distinto del suyo habitual. Estaba teniendo bastante xito en Los Tres Discos de Oro, haba que reconocerlo.Pero Smara se senta perpleja. Para qu haba sido. enviada all?El lugar no era muy decoroso y abundaba en clientes de todas las cataduras. Algunos daban fro slo de mirarlos.Las mujeres que pululaban entre las meses no tenan mejor apariencia. Y ms de una la haba dirigido una mirada poco amable, cuando no una palabrota de grueso calibre.Un hombre se acerc a ella. Te invito a un trago, guapa dijo. Bueno acept Smara. Caminaron hacia el mostrador.De dnde eres? pregunt el individuo . Tienes todo el aspecto de haber nacido en Kydar Epsilon, pero el acento... Soy kydariana de nacimiento, en efecto minti Smara , pero me trajeron a Tsarapis Alfa cuando era una nia. Comprendo. Me llamo Brez. Apellido terrestre, parece. Un caprichito de mi madre hace treinta y dos aos ri el hombre, bastante atractivo, juzg Smara.Ella ri tambin. Las mujeres, a veces, somos caprichosas convino. Bebieron. Brez pidi otra copa. Si sigo as... se lament Smara. El hombre se ech a rer. Este vino es inofensivo dijo . Tendras que probar los del planeta de mi padre. All s que saben hacer vino bueno.Brez sac una moneda. Smara se qued perpleja. No haba mucha gente que usara las monedas de mil discos como cosa corriente. Cobra, guapa dijo a la barmaid. Al momento.Una mujer se acerc a la pareja en aquel instante. Ests en mal sitio se dirigi a Smara.La joven arque las cejas. No entiendo contest. El sitio que ocupas es mo. Lrgate.Smara recibi un fuerte empujn que la hizo trastabillar. La otra se situ en el mostrador, frente a Brez, de espaldas a la joven. Es mi sitio insisti. Brez sonrea. Temo que te lo van a disputar, Erna. Una mano toc en el hombro de Erna. Se le ha cado el bolso dijo Smara. Erna pic. Gir en redondo y se agach.Una rodilla subi con violencia y le aplast la nariz. Erna chill.Smara la agarr por el pelo con la mano izquierda y con la derecha asest a su contrincante varios golpes de no escasa potencia. Erna chillaba y gema en medio del alborozo de la concurrencia.Al final, Smara agarr a Erna por los pelos con ambas manos y la arrastr por el suelo. Erna pudo ponerse en pie, pero estaba ya junto a la puerta y la atraves con tremenda violencia, catapultada por algo que le pareci la coz de un mulo terrestre.Smara regres junto al mostrador, encarnado el rostro y el pecho alborotado, pero satisfecha por la demostracin que haba hecho, Brez la acogi complacidamente. Peleas bien dijo. No me gustan las provocaciones respondi ella. Brez la mir un momento. Todava no me has dicho tu nombre observ. Luenna. Est bien, me gusta. Luenna, aqu hay demasiada gente.Smara sinti que se le cortaba el aliento. Deba aceptar la poco velada invitacin? Formaba parte de su papel?Sonri evasivamente. Brez dio por entendido que ella consenta en la propuesta y se volvi hacia el mostrador. Dame una botella del mejor vino terrestre pidi a la barmaid . Cuidado con los sellos de origen y no me largues una botella de vino sintetizado, entendido? Descuida, hombre; para los buenos clientes, siempre tenemos botellas legtimas.Mientras Brez hablaba con la barmaid, Smara sinti que algo rozaba su mano derecha. Una voz susurr: Cuando ests a solas con l, chaselo en la copa de vino sin que se d cuenta. Esprame despus.Smara cerr la mano. Procur mantenerse serena. Ni siquiera se atrevi a volver la cabeza, temerosa de delatarse a s misma. Pero aquella voz slo poda pertenecer a Hayo Wellir.Brez se volvi hacia ella, con la botella en la mano.Vamos? dijo, sonriendo.Smara se colg de su brazo. Estoy dispuesta contest. Pero ms tarde, a solas con Brez, se sinti atacada por ciertos escrpulos. Y si la pldora que le haban dado era un veneno?Reflexion mientras se dejaba besar por el hombre. Si Wellir quisiera matar a Brez empleara otros medios.Los labios de Brez aplastaron los suyos. Aprovechando el momento, Smara alarg la mano derecha y dej caer la pldora en el vaso de su fogoso acompaante.

CAPITULO V

Brez dorma con apacible expresin, tendido en el divn. Smara le contemplaba perpleja.Y ahora? Qu hacer? se pregunt. De pronto, llamaron a la puerta.Fueron unos golpes suaves, aunque perfectamente audibles. Smara se levant, cruz la estancia y abri. Los ojos de Wellir la contemplaron alegremente. Ests guapsima, disfrazada de kydariana alab. Se me ocurri que poda resultar explic ella. Y ha resultado, en efecto admiti Wellir . Cmo est el terrestre? Dormido, pero... es un terrestre? Claro confirm l, con acento de seguridad. Wellir se acerc al divn. Smara corri hacia aquel lugar. Rayo, no irs a... Wellir volvi la cabeza.Qu te pasa? Piensas que voy a rebanarle el pescuezo? pregunt.Ella se mordi los labios. No s... Resultara horrible, Hayo. Si fuera necesario, lo hara, pero necesito a Brez vivo por ahora contest l . Me interesa mucho ms que siga viviendo. Por eso te di solamente una pldora narctica. He estado a punto de no echarla en su copa. Llegu a pensar que se trataba de un veneno. Hermosa, si quieres tomar parte en el juego, has de obedecer, puntualmente las rdenes que te den dijo Wellir . De lo contrario, recoge los trastos y vulvete a casita. Hasta ahora te he obedecido puntualmente protest Smara . He ido a esa inmunda taberna, me he peleado con una mujerzuela, me he dejado besar y abrazar por Brez...Uy, cuntas cosas! ri l . Es fogoso Brez? No creo que eso te quite el sueo. Pero, qu ests haciendo? Registrarle, claro. Por qu te crees que ped que lo narcotizases?Smara call. Wellir actuaba rpida y diestramente. De sbito, lanz una exclamacin.Ah, creo que lo he hallado! Qu es, Hayo?Wellir le ense una pequea agenda de notas. En una de sus pginas haba una anotacin: WW 17 X UB 09. No entiendo dijo Smara . Significa algo? S, son las coordenadas, en clave, del punto de llegada de un invasor.Oh! se asombr ella. Hace algn tiempo capturamos la clave, cosa que, como puedes comprender, se mantuvo, y todava se mantiene, en secreto. Sin embargo, no habamos tenido la suerte de encontrar el punto de llegada de un agente. Bueno dijo Smara , sa es la clave que indica el punto de llegada. Pero, quin te garantiza que no ha llegado ya?Wellir sonri. Mira la pgina de esta agenda contest . Sobre la ltima anotacin, hay cuatro o cinco ms, todas tachadas. Significan otros tantos agentes terrestres que han conseguido infiltrarse. Ah, ya entiendo. Pero, no es una imprudencia por parte de Brez llevar la agenda de un modo tan descuidado?Crees que en la Tierra son tontos? No te has fijado en este tubito que tengo en la mano?Los ojos de Smara captaron la imagen de un cilindro blanco, que le haba parecido un cigarrillo sin encender y que Wellir tena orientado hacia la libreta. Wellir apart a un lado el tubito y la pgina qued en blanco.Oh! exclam, asombrada.Wellir devolvi la agenda a su sitio. En aquel momento, Brez murmur: Egghead.Wellir arque las cejas.Qu dice? pregunt. Ella se encogi de hombros. No lo s contest . Ha pronunciado esa palabra ya dos o tres veces, en sueos. Es extrao coment l . Pero tal vez signifique algo. Bueno, de todas formas, yo me marcho. Ah te quedas, Smara.Cmo? No me voy contigo? No. Brez despertar dentro de un cuarto de hora, aproximadamente. El narctico no dejar secuelas de mal gusto ni torpeza de movimientos. Wellir contempl la botella un instante . Todava est casi llena. Tira casi todo el vino por el sumidero y dile que se le fue la mano en los tragos y se durmi, entendido?Y despus?Wellir sonri maliciosamente. Ah, eso ya queda a tu discrecin, hermosa contest.Smara se ruboriz. Yo no soy... El cargo impone muchas servidumbres dijo l sarcsticamente . Pero tu discrecin te har saber cul es la forma mejor en que debes actuar.De pronto, agarr la botella, la destap y se llev el gollete a los labios. Bebi un buen trago y chasque la lengua. Es un pecado desperdiciar del todo un vino tan bueno coment con jovial acento.Smara se qued sola. Perpleja, mir al durmiente, que ya no tardara mucho en despertar.De pronto, se le ocurri la solucin.Brez despert poco despus. Junto a la botella, casi vaca, encontr un papel escrito, situado sobre la mesa:

No tengo la culpa de que, entre el vino y yo, eligieras el vino.

Brez mascull una interjeccin de enojo. Esa chica tiene razn murmur . Me he emborrachado indecentemente y no se le puede reprochar que se haya sentido ofendida.

* * *

La oscuridad era absoluta en la llanura.Wellir estaba agazapado tras unos arbustos, junto a dos personas, una de las cuales era una mujer, joven y atractiva.Habr fallos, sargento? pregunt. Si las coordenadas de llegada son exactas en su definicin, no, seor, no habr fallos contest Arvilia Mgr.Qu campo de accin tiene el aparato? Entre diez y treinta metros de radio, alrededor del punto exacto de llegada, seor.El otro acompaante estaba acuclillado frente a una caja negra, de buen tamao, casi como una maleta, contemplando una larga pantalla de verdosa, con forma de paralelogramo. Una minscula antena sobresala de uno de los extremos de la caja. La tensin de la rejilla es correcta inform. Bien, slo falta esperar la llegada del agente dijo Wellir.Arvilia se estremeci. No va a resultar agradable dijo. Si se estuviera en su casa, nosotros no tendramos que recurrir a estos procedimientos mascull Wellir, colrico.De pronto, el hombre lanz una exclamacin: Actividad en la pantalla! El agente est en el transpositor!Un puntito brillante haba aparecido en la pantalla y se mova con cierta lentitud hacia el extremo de la derecha. Wellir y sus dos acompaantes observaron fascinados el progreso de aquel minsculo crculo fosforescente. Est a punto de llegar anunci el observador. Los ojos de Arvilia se fijaron en el singular aparato que haba delante de ellos, a unos diez metros de distancia. Era una rejilla de brillantes hilos de metal, de medio centmetro de grosor, de unos cinco metros de lado, sostenida por varias hileras de slidos pilares aislantes de porcelana, que separaban el conjunto un metro del suelo. Once segundos dijo el observador.La tensin era extrema. Arvilia tena en la mano la caja de control remoto.Siete segundos!La mano de Arvilia se crisp sobre la caja. Su pulgar estaba apoyado sobre el botn rojo, situado en uno de sus extremos. Cinco segundos... cuatro... tres... dos... uno...Tensin total!Arvilia presion el botn.Algo surgi de repente en el centro de la rejilla. La oscuridad fue disipada unos segundos por un violento relmpago.Se oy un terrible alarido. El chispazo, blanco azulado, permiti ver la silueta de un hombre en la rejilla, pero la visin dur menos de un segundo.Volvi la oscuridad. Wellir se puso en pie. Desconecten orden.Encendi una lmpara corriente y se acerc a la rejilla. En el centro de la misma, se vea una huella negruzca, que alteraba la brillantez de los cables metlicos.La huella tena todos los contornos de un cuerpo humano. Wellir sonri satisfecho. Alguien se estar tirando ahora de los pelos en la Tierra dijo.

* * *

El general Hi-Han y su ayudante Ormez estaban detrs de la cabina de gruesos cristales, que daba a la sala donde se hallaba el transpositor.Un hombre entr en la sala, seguido por varios ms, vestidos con batas blancas. El individuo se situ en el centro de la plataforma de lanzamiento, que los trasladara en contados segundos al planeta situado a decenas de aos luz.Los operadores actuaron con rapidez, retirndose poco despus. El agente dirigi los ojos hacia la cristalera y sonri, a la vez que agitaba una mano en seal de saludo. Buen viaje dijo Hi-Han.Alguien puls un interruptor. La figura del agente empez a transparentarse hasta desaparecer del todo. Ya est en camino dijo Ormez, muy aliviado.Pasaron algunos segundos. Faltaba encenderse la lmpara verde, que sealara una llegada sin inconvenientes. De repente, se oy un oscuro bramido. En menos de cinco segundos, el ruido se hizo insoportable.Sbitamente, se oy un violento estallido en la sala. Un cuerpo humano, completamente ennegrecido, apareci en la plataforma de lanzamiento, con los miembros retorcidos de una manera espantosa.Hi-Han crey que se le saltaban los ojos de las rbitas.El lanzamiento ha fallado! grit.

CAPITULO VI

S, el lanzamiento ha fallado, pero, por qu? dijo Hi-Han, furioso.Los dos hombres estaban ya en el despacho del general. Hi-Han se paseaba muy nervioso arriba y abajo, cruzando y descruzando los dedos continuamente. Slo hay una explicacin posible, general habl Ormez lentamente.Una rejilla refractaria? S, seor.Hi-Han entorn los ojos. En tal caso, sabe lo que eso significara? pregunt. S, seor. Significara dos cosas: una precisin increble en la colocacin de la rejilla... y el descubrimiento de nuestra clave de lanzamientos, lo que implicara, por descontado, el conocimiento de las coordenadas utilizadas en cada caso.Hi-Han detuvo sus paseos. Han descubierto la clave =repiti. Seguro, seor. Slo hay dos personas que conozcan la clave en Tsarapis Alfa, Ormez. Lo s, mi general. Una de ellas la conoce porque es su deber. La otra, porque est encargada de anunciar el momento propicio del lanzamiento. El segundo es Luis Brez. S, y eso indica que lo han apresado... No tenemos noticias de que haya sucedido una cosa semejante. Ya lo sabramos, general. Entonces, cmo diablos han conseguido la clave? Ormez se encogi de hombros. Los tsarapianos no son tontos, seor contest. Desde luego. Hi-Han alz el ndice : Ben, enve un mensaje a Brez. Dgale esto: Clave descifrada. Agente E 3 IN devuelto y muerto. Entrevstese con O.H. para pedirle instrucciones. Enviaremos nueva clave. Eso es todo, Ben. S, seor... pero vamos a sudar mucho si queremos continuar infiltrando agentes.Hi-Han torci el gesto. Bueno. Turc nos ayudar bastante con su fusil extratemporal dijo.

* * *

Hayo Wellir ley el nuevo informe que acababa de llegar a sus manos y torci el gesto. Otro asesinato mascull.Todava estaba por descubrir el asesino del ministro de Energa. Wellir confiaba en atraparlo, pero saba que no le iba a resultar fcil.Un nuevo miembro del gobierno acababa de perecer, con el corazn destrozado por la. bala salida de un fusil situado fuera de la dimensin normal del tiempo. La vigilancia establecida en torno a cada ministro se haba mostrado estril.MacTyr le llam en aquel momento.Conoce la noticia, Haya? pregunt. Desgraciadamente, s, seor.Qu ha conseguido usted? Nada. Lo siento. Pero ha devuelto un agente infiltrado a su punto de origen. Bueno, era algo que tena planeado desde haca tiempo. Se me present la ocasin, eso es todo, seor.No se le ocurre ninguna idea para localizar al asesino del fusil extratemporal?Es localizable, jefe? Si se pone un poco de empeo, s, Hayo. Bien, imagine que lo detecto. Qu hacer? Nada, verdad? No se le puede disparar a un tipo situado en el interior de una esfera extratemporal. Se producira una catstrofe. Eso es cierto, pero tambin es verdad que el tipo est en la capital. Ponga todos sus sabuesos a buscarle, Hayo. Prefiero hacerlo yo mismo, con un mnimo de ayuda, jefe. Demasiada gente... bueno, pasara eso de que los rboles no dejan ver el bosque. Tal vez admiti MacTyr . Bien, llmeme apenas sepa algo. S, seor.Wellir reflexion unos momentos. Encontrar al asesino no iba a resultar tarea precisamente fcil. Se pregunt cul sera el primer paso que debera dar.Su vista resbal sobre una de las octavillas distribuidas annima y clandestinamente en los ltimos tiempos. De modo maquinal, estruj el papel, encontrndolo muy fino y sedoso al tacto. El detalle se aloj en un rincn de su memoria, sin que le prestara mayor atencin.El videfono son de pronto.He de continuar desempeando el papel de Luenna, la kydariana? consult la duquesa Smara Junz. Debo darle nuevas instrucciones, pero me gustara hacerlo en persona. Si usted me invitase a cenar, por supuesto.Smara sonri en la pantalla. Me encantar ser su anfitriona acept la propuesta.

* * *

La esbelta silueta de Smara se dibuj en el umbral de la puerta. Vio a Wellir y arque las cejas al observar su indumentaria.Qu clase de ropa llevas puesta? pregunt, extraada. En la Tierra le llaman frac. Suele usarse para fiestas y actos sociales de mucho compromiso contest l, mientras se quitaba el sombrero de copa. Un poco snob, no se dice as? Tambin es una palabra terrestre, pero ya sabe, a los tsarapianos nos chiflan los ropajes de aquel pas. Y si no, qu es lo que llevas puesto?Smara sonri. Su indumentaria consista en una larga tnica, blanca de tejido muy espeso y orlas de oro, en forma de grescas. La tnica estaba abierta completamente por el costado izquierdo, desde el hombro. Las damas romanas no eran atrevidas como yo dijo, riendo, a la vez que se colgaba del brazo de su husped . De todas formas, no es la nica prenda que llevo puesta. S, ya he entrevisto algo parecido a un pantaln contest l desenvueltamente. Al pasar junto a una mesa, dej el sombrero, el bastn con puo de marfil y los guantes blancos . Qu tal la experiencia en Los Tres Discos de Oro? Fascinante calific Smara . Tengo que volver all? Por ahora, no. Es suficiente con lo que hiciste dijo Wellir. Me decepcionas suspir ella . Yo cre que ibas a encomendarme misiones continuamente... Qu quieres beber? pregunt, detenindose ante un aparador bien provisto. Cualquier cosa, gracias. Un agente no est siempre en accin, a menos que las circunstancias lo requieran. Y yo hice bastante con narcotizar al terrestre. S, desde luego.Sabas que me buscara? Me lo imaginaba.Smara se volvi hacia l y le entreg una copa.Cmo fuiste capaz de imaginrtelo? pregunt. Sospechbamos de l y era preciso confirmar las sospechas. Naturalmente, no iba a enviar a un sargento rudo y fornido. Una mujer joven y hermosa, eh? Dio resultado, creo sonri l.Y si hubiera buscado a otra? Tarde o temprano se hubiera fijado en ti. Y era la ocasin que esperabas. Justamente.Smara se separ de Wellir y se sent en un divn, replegando las piernas bajo el cuerpo. Ya se han cometido dos asesinatos de personajes de gran relieve poltico dijo. Lo s. Forma parte de la campaa de invasin. Parece como si quisieran exterminar al Gobierno. No te quepa la menor duda, Smara. Bueno, cuando muere un ministro, siempre se designa un sustituto... Habr crisis de Gobierno, tarde o temprano, y alguno de los nuevos ministros ser un invasor. Ms adelante, se reproducir la crisis y ms invasores ocuparn puestos ministeriales. Y as hasta que ellos, en realidad, gobiernen el planeta... Justamente. Coparn otros puestos de responsabilidad... La Jefatura del CIDI, por ejemplo. S, Smara. Y, adems, estn llevando a cabo una campaa de calumnias, que confunden a la opinin pblica. Efectivamente. No parece que tengamos muchas probabilidades, verdad?Wellir tom un sorbo. Las cosas no estn muy fciles admiti. Pero t logrars rechazar la invasin. Me gustara, Smara. Sin embargo, opino que va a resultar punto menos que imposible. En tu opinin, cul sera la jugada clave para detener la invasin? Desenmascarar al comandante en jefe de las fuerzas de invasin respondi Wellir . Est aqu, en Gnovia, la capital... y l, con toda seguridad, posee un archivo muy completo, con los nombres y situaciones de cada uno de sus agentes. Pero no tenemos la menor idea de cul pueda ser, lo confieso humildemente. Un terrible problema suspir Smara . De todas formas, ya sabes que puedes contar conmigo incondicionalmente.Gracias. ' Wellir sonri . Antes hemos hablado algo de una cena record. Est ya dispuesta contest ella . Jenkins..., perdn, Dobn, la servir cuando t lo indiques. Cre que le habas concedido la noche libre, Smara. Ella sonri maliciosamente. Despus de que hayamos cenado contest, mientras empezaba a levantarse de nuevo.Wellir se inclin para dejar la copa sobre una mesita.En el mismo instante, algo zumb sobre sus hombros y se hundi en el suelo con gran fuerza. Cuidado dijo l, a la vez que saltaba hacia delante. Smara recibi un golpe en el estmago y cay de espaldas sobre el divn. Wellir qued casi encima, rodendola con sus brazos. No te muevas aconsej a media voz. Han... disparado... contra... nosotros tartamude la joven, terriblemente plida. Rectifica, hermosa. Han disparado contra m.

CAPITULO VII

Durante unos momentos, rein en la estancia un completo silencio. De pronto, Wellir se dej caer al suelo. Smara, arrstrate hasta el vestbulo y trae mi bastn. No levantes la cabeza en absoluto, entendido? Ella asinti en silencio. Cuando volvi, vio a Wellir arrodillado junto a la ventana. Hayo llam.El hombre se volvi. Smara observ que estaba en mangas de camisa. Ah tienes mi frac indic l . Tindete de espaldas en el suelo y levntalo con el bastn. En cuanto dispare de nuevo, djale caer. Has entendido? S, Hayo.Wellir asom ligeramente la cabeza. De pronto, a unos cien metros de distancia y a seis o siete del suelo, vio un leve chispazo amarillo. Ya est anunci Smara.Wellir se puso en pie y ech a correr, sin preocuparse en absoluto de su indumentaria.Adnde vas? pregunt ella. No te preocupes, ya volver.Wellir sali de la casa y corri velozmente hacia la verja exterior, que abri sin prdida de tiempo. Mont en su coche, dio el contacto y arranc.Trescientos metros ms adelante, vio parado otro vehculo a un lado del camino. Lo rebas con el suyo, se detuvo a un lado y regres a pie, escondindose junto al coche.Un hombre apareci a los pocos momentos, caminando pausadamente. En la mano derecha llevaba una cartera tipo valija.Lon Turc abri la portezuela del coche y lanz la cartera al lado derecho del asiento. Alguien abri la otra portezuela y se apoder de la cartera. Gracias por el obsequio de un fusil extratemporal, amigo dijo Wellir.Turc se qued pasmado de asombro. Pero su quietud dur un instante tan slo. No se mueva intimid Wellir . Mi pistola est situada en esta dimensin temporal y dispara proyectiles coagulantes.Turc volvi la cabeza lentamente.Wellir? pregunt. S. Cre haberle quitado de en medio. Siento defraudarle, pero ha desperdiciado intilmente dos balas. Bien, imagino que ahora querr llevarme arrestado, no es cierto?Puede pensar otra cosa? Aprtese del coche y ponga las manos en la nuca o disparar sin vacilar.Turc se retir un paso. Sbitamente, desapareci de la vista de Wellir.El joven lanz una maldicin.Delante de l tena una especie de esfera transparente, apenas visible, sin embargo. Turc se hallaba en su interior.La esfera se alej a toda velocidad. Wellir no intent siquiera perseguir al asesino.Turc estaba en otra dimensin temporal. Haba podido ver la esfera de tiempo en que se envolva, pero era debido a la corta distancia que los separaba. En pleno da a diez o doce metros, el asesino resultara completamente invisible.Suspir resignadamente.Al menos, le he dejado sin fusil", pens, mientras se apoderaba de la valija.Luego hurg en el motor del vehculo de Turc y arranc cortando los cables del alineador magntico y del suministro de energa. El automvil ya no podra moverse mientras no se reparase la avera, cosa nada fcil sin las herramientas y materiales adecuados.Regres a la casa. Smara le aguardaba ansiosamente en la puerta.Has conseguido algo? pregunt. El asesino escap, sumergindose en la dimensin extratemporal. Su fusil, sin embargo, ha pasado a mi poder.Lo conocas? No. Nunca lo haba visto, aunque creo poder reconocerlo si vuelvo a verle. Entra dijo ella . Necesitas un trago.Qu hay de la cena? sonri Wellir. No s cmo puedes tener apetito. A m se me han pasado las ganas. En cambio, yo tengo ms hambre que nunca, pero antes voy al bao. Tengo las manos sucias. Muy bien, como quieras.Wellir se lav las manos y arranc una hoja del papel toalla, mientras refunfuaba: Mucha elegancia, pero ni siquiera emplea toallas verdaderas.Se sec las manos a medias y necesit otra hoja. De pronto, se puso rgido.Empez a sacar hoja tras hoja del toallero automtico. En la ltima encontr la marca de fbrica.Una sonrisa apareci en sus labios. Con el papel en las manos, regres a la sala. Smara, hoy es ya un poco tarde y, adems, el asunta merece ser organizado adecuadamente dijo . Te gustara hacer una excursin maana a la fbrica de Papel Nmero Treinta y Nueve?Ella le mir sorprendida.Qu hay en esa fbrica, Hayo? pregunt. La imprenta clandestina donde se imprimen las octavillas subversivas contest l.

* * *

Tengo una buena pista, jefe. Dos, mejor dicho. Ladso MacTyr, director del Centro de Informacin y Deteccin de Invasores, mir fijamente a su subordinado. Hable, Hayo invit. Primero, anoche estuve a punto de desaparecer del mundo de los vivos. El asesino dispar dos veces contra m. Interesante. Cmo fall? La primera vez, de milagro. La segunda, mediante una trampa que le tend...Wellir explic lo ocurrido. MacTyr le escuchaba con toda atencin. Y se le escap dijo, cuando Wellir hubo terminado. As, cualquiera, jefe. Puso en marcha el mecanismo de pase a la dimensin extratemporal y desapareci. Claro que le vi todava unos segundos, pero, quin se arriesgaba a disparar contra l, aunque no fuese ms que un proyectil coagulante? S, es cierto. Pero entrev sus facciones. Es alto, delgado y de rostro huesudo. Creo que tiene el pelo muy rubio y las pupilas claras. Adems, captur el fusil, aunque me imagino que no hallaremos en l una sola huella. Usa guantes, claro. Desde luego, jefe. Bien, pondr a todos los hombres disponibles a buscar al asesino. Cul es la otra pista? La Fbrica de Papel Nmero Treinta y Nueve, jefe. MacTyr arque las cejas.Seguro?Wellir sonri. Sac una octavilla y luego un trozo de la toalla que haba encontrado en casa de Smara. Compare la textura de los dos papeles, jefe. Es absolutamente idntica, cosa que puede comprobar mediante un simple anlisis microscpico. S, parecen de la misma clase de papel, aunque, desde luego, lo comprobaremos por anlisis. Podra ser una buena pista para encontrar la imprenta clandestina. Est en la fbrica, jefe afirm Wellir.Cmo lo sabe? El joven sonri. Es una deduccin elemental respondi . Resulta ms cmodo llevar all el material y efectuar el proceso de impresin en la fbrica. De este modo, se evitan el transporte del papel hasta la imprenta. Las octavillas se distribuyen ya desde la misma fbrica, con lo que se ahorran una importante parte del proceso. Parece razonable admiti MacTyr . Cules son sus proyectos sobre el particular? Registrar la fbrica, por supuesto. MacTyr se llev las manos a la cabeza.Pero ocupa una extensin enorme! clam. Wellir sonri.Se ha fijado usted en la forma en que estn impresas las octavillas? pregunt. Pues... Los invasores emplean una multifotocopiadora, capaz de imprimir octavillas a razn de trescientas por minuto, dieciocho mil a la hora... y como trabajan cinco o seis horas por la noche, tiran noventa mil por da, cuando menos. Pero una multifotocopiadora emite estticos fciles de detectar. Suponiendo que no est dotada de condensadores, para evitar interferencias dijo MacTyr. Cuento con ello, jefe. Ahora bien, el circuito antiinterferencias puede anular los estticos, pero no los destellos luminosos que son precisos para la impresin de las octavillas. Eso es lo que me guiar hasta el objetivo con el detector sensible a la luz por destellos sincrnicos. Ahora ya lo entiendo. Cundo piensa ir, Hayo? Esta misma noche, jefe.Solo? No sonri Wellir . Ir acompaado, pero por una sola persona.

* * *

Dobn, el alto y estirado mayordomo, abri la puerta y se inclin respetuosamente ante el recin llegado. Buenas noches, seor salud . La seora duquesa le aguarda en la sala. Gracias, Jenkins. Perdn, seor. Mi nombre es Dobn. Ah, s, lo haba olvidado. Disclpeme, Dobn. Wellir cruz el amplio vestbulo y lleg a la sala. Smara se puso en pie al verle. Estoy dispuesta, Hayo manifest. Wellir la contempl de hito en hito. Esa ropa no es adecuada en modo alguno dijo. Smara se qued sorprendida. Es un vestido muy corriente aleg. S, pero necesitas pantalones. Debers moverte con holgura y las faldas te estorbarn. Cualquiera dira que me llegan hasta el suelo, Hayo. Entonces, me distraer yo contemplando tus piernas. Mira a ver si tienes una blusa y unos pantalones oscuros; es lo mejor.Smara se puso colorada. A otros hombres les gustaron siempre mis piernas dijo.A quin no? sonri l . Pero hay que vestirse segn requiere la ocasin. Anda, date prisa. Est bien, me cambiar en cinco minutos.Smara fue puntual. Wellir sonri de nuevo al verla. Eso es ya otra cosa dijo.Tom su brazo y se dirigi con ella hacia la puerta. Dobn acudi a abrir la puerta del vestbulo. Tardar en volver, Dobn dijo la joven . No hace falta que me espere. Bien, seora duquesa.El coche de Wellir estaba en la puerta. Montaron y l lo puso en marcha inmediatamente.Smara reclin la cabeza en el respaldo. Hayo, me pregunto por qu los terrestres tienen tanto inters en invadir nuestro mundo dijo. Hay muchas respuestas para esa pregunta, pero todas se pueden resumir en una sola.Cul es, Hayo? Ambicin de poder.De todos los terrestres o de su Gobierno? Aparentemente, de su Gobierne. En el fondo, y de una manera ms o menos subconsciente, de todos los terrestres.Smara medit largo rato sobre aquellas palabras. El automvil entr en la magnetopista y durante dos horas rod a trescientos cincuenta kilmetros por hora.Wellir haba programado anticipadamente el itinerario. En el momento adecuado, una luz empez a centellear en el tablero.Desconect el control magntico y el automvil empez a decelerar. A poco, abandon la magnetopista y entr por un camino secundario, muy bien cuidado, sin embargo.Poco despus, se hallaban en las inmediaciones del gigantesco complejo fabril. La factora funcionaba prcticamente con las mquinas tan slo, vigiladas por unos cuantos tcnicos. Se vean bastantes luces encendidas, que correspondan a los distintos cuartos de control.Haba una valla alta enrejada, que delimitaba el rea de la fbrica. Wellir detuvo el coche y tom del asiento posterior una caja que puso sobre sus rodillas.Qu es eso? pregunt Smara, intrigada. Un detector de destellos sincrnicos contest l, mientras levantaba la tapa del aparato.En la cara superior haba un crculo de vidrio de color oscuro. Wellir presion un interruptor y gradu varias llaves.El crculo se ilumin con una tonalidad rojiza, algo oscura. En uno de sus lados apareci un puntito de vivo color amarillo, que giraba velozmente, muy cerca del borde. Hay un emisor de destellos sincrnicos en funcionamiento anunci l. Es la mquina que imprime las octavillas, no? S. El papel est tratado qumicamente y cuando recibe el destello, el mensaje queda grabado en el acto. Como si fuese una fotografa. S, pero a la velocidad de trescientos destellos por segundo. No est mal. Pero tenemos una valla que nos cierra el paso. Cmo piensas salvarla?Wellir sonri. Desconect el detector, cerr la tapa y se lo colg del cuello por una correa. Ahora lo vers respondi.Toc un botn en el tablero del coche. El automvil se elev de inmediato, como un ascensor. No te privas de nada, eh? Los automviles voladores estn muy controlados y no los tiene cualquiera dijo Smara. Es que yo no soy un cualquiera dijo l, haciendo que el automvil se desplazara suavemente por encima de la valla.Momentos despus, tocaban tierra de nuevo. Vamos dijo Wellir, una vez se hubo apeado del vehculo.El detector entr de nuevo en funcionamiento. Wellir observaba continuamente los movimientos del punto amarillo en la pantalla.La seal giraba continuamente. De pronto, empez a perder velocidad y se detuvo en un punto determinado de la pantalla.El borde externo estaba dividido en numerosas partes, por medio de rayitas que significaban grados de arco. Wellir empez a seguir la direccin que le marcaba el detector.'La seal oscilaba a veces, pero bastaba orientar el aparato, para que Wellir pudiera continuar en la direccin correcta. As, movindose con sigilo por los lugares ms oscuros, llegaron a un punto donde la seal empez a moverse alternativamente a derecha e izquierda, sin ofrecer trazas de pararse.

CAPITULO VIII

Wellir se desconcert unos momentos. Estaban parados al pie de un cobertizo, sin especial significado, que tena todo el aspecto de un gran almacn de materias primas. Smara observ la perplejidad de su acompaante y se sinti extraada.Qu sucede, Hayo? La seal dijo l, mostrndole el detector . Oscila continuamente, aunque dentro de un sector muy reducido. Orienta el aparato en otro sentido propuso ella. Wellir sigui el consejo de Smara. La seal pareci enloquecer y gir velozmente junto al borde de la pantalla. No, no debo mover el aparato de como lo tena murmur . Es la deteccin ms aproximada, pero no entiendo por qu la seal oscila continuamente en un arco de unos veinte grados. La seal se inmoviliza cuando detecta el emisor de destellos, no es as? En efecto, Smara. Pero hace unos momentos, cuando estbamos ms alejados de este cobertizo, se qued quieta. Por qu se mueve ahora? Creo que ya lo s murmur l . Se deba a la distancia angular al objetivo...Inclin el aparato hacia arriba y la seal aument sus desplazamientos laterales. No es as, Hayo dijo Smara. Bueno, lo inclinar hacia abajo manifest Wellir. Poco a poco, baj el aparato, hasta que, de pronto, la seal se inmoviliz. Ahora lo comprendo sonri l . La multifotocopiadora est en un stano de este cobertizo. Cuando estbamos lejos de aqu, la seal se par, debido a lo que he dicho antes: a la distancia angular. Al acercarnos, el ngulo de emisin ha aumentado y por eso la seal ya no era tan precisa y se mova. Estupendo dijo Smara . Qu vas a hacer ahora? Entrar en el edificio, por supuesto. Quieres sostener el detector un momento? Claro.Smara observ que Wellir llevaba un ancho cinturn de cuero, del que descolg algo parecido a una linterna no demasiado gruesa. Wellir acerc a la puerta, que era de metal, uno de los extremos del tubo y empez a pasearlo muy cerca de su superficie.El metal enrojeci casi instantneamente. Nubes de vapor se elevaron all donde tocaban los invisibles rayos despedidos por la linterna. Al final, Wellir practic un orificio del tamao suficiente para que los dos pudieran pasar sin dificultades.El almacn era enorme y estaba lleno de fardos de papel apilado, que cubran toda la superficie. No haba stano, sino que el suelo, en realidad, se hallaba a varios metros bajo el nivel del suelo exterior.Wellir se qued perplejo.Cmo puede ser esto? murmur.Las pilas de papel, que, en realidad, componan una sola gigantesca, ocupaban casi todo el recinto interior, desde el techo a cinco o seis metros bajo el nivel de la entrada. Aquel gigantesco bloque de color blanco no meda menos de doce metros de altura, por veinte de anchura y cuarenta o ms de longitud. Comprueba el detector dijo Wellir. La seal contina inmvil cuando se inclina el aparato contest Smara.Una ligera sonrisa apareci en los labios de Wellir. Ya no hay duda dijo . La imprenta clandestina est en el interior de esta masa de papel.Smara se qued sin aliento.Es posible? Como lo oyes. Qu mejor escondite que este inmenso amontonamiento de balas de papel, ya preparado para la impresin? En el interior de este bloque se ha dejado un extenso hueco y bajo l han montado los invasores su fbrica de mentiras. Pero necesitarn respiraderos... Eso no es difcil de conseguir. Ms difcil resulta hallar la entrada. No veo cmo lo vamos a conseguir dijo ella. Espera un momento.Wellir hizo un recorrido rpido por el interior del almacn, contorneando la masa de papel. Regres junto a Smara y dijo: No hay otra salida que la que cubrimos nosotros. Por tanto, cuando escapen, estaremos aguardndolos aqu.Qu vas a hacer? pregunt la joven. Pegar fuego al papel declar Wellir resueltamente. Alarg la mano y lanz una descarga trmica contra la bala de papel que tena ms cerca.

* * *

El papel empez a humear de inmediato. Wellir corri por todas partes, lanzando descargas trmicas, que propagaron los focos de incendio.Luego volvi junto a Smara y apag las luces del cobertizo. Ahora slo falta esperar dijo, mientras tiraba de ella hacia el exterior.Tardarn mucho en salir? No creo. Lo ms probable es que tengan detectores de temperatura en el interior. No olvides que trabajan dentro de una masa de fcil combustibilidad. A veces, incluso se produce la combustin espontnea y deben estar prevenidos, comprendes?Smara asinti. Las nubes de humo se hacan cada vez ms densas.De pronto se oy un grito:Maldicin! Quin ha sido el estpido que...? Vamos, date prisa. Largumonos de aqu antes de que sea demasiado tarde.Dos hombres salieron por la puerta. Wellir les cerr el paso. Ser mejor que se queden quietos dijo. Los individuos le miraron, extraados. Ha sido usted acus uno de ellos. S. Soy Wellir, tercer secretario del CIDI.El hombre meti la mano dentro de su blusa. Wellir le dispar una descarga trmica, que lo fulmin instantneamente.Quiere usted seguir su suerte? pregunt al otro. No, rayos mascull el prisionero. En ese caso, camine delante de m con las manos en alto y recuerde mi proyector trmico. S, seor suspir el individuo.Mientras caminaban, Wellir hizo algunas preguntas: Nombre? Gonzlez, El Gonzlez. Terrestre, claro.Gonzlez se encogi de hombros. Con este apellido... dijo con sorna . Pero que conste que estoy en Tsarapis Alfa con toda legalidad. Tengo los papeles en regla. Veremos contest Wellir. Llegaron al coche. Smara, quieres guiar? pregunt Wellir. Desde luego, Hayo.Momentos despus, el vehculo se elevaba lentamente para franquear la cerca metlica. A lo lejos, el almacn era una masa de llamas, que despeda un humo espessimo.Ya se oan las primeras sirenas de alarma. Smara orient el automvil hacia la magnetopista, mientras reanudaba la conversacin con el prisionero. De modo que est legalmente en el planeta. S insisti el prisionero. Pero realizaba una labor delictiva. No podrn juzgarme ms que por el delito de impresin clandestina y de calumnias dijo tranquilamente . Unos meses de crcel... Y la expulsin del planeta, verdad? No pueden hacer otra cosa conmigo, Wellir. Salvo acusarle de complicidad en unos cuantos asesinatos cometidos en unos miembros del Gobierno de Tsarapis Alfa.Gonzlez se revolvi en el asiento.Yo no he tenido nada que ver con ese cochino asunto! protest con vehemencia. Temo que el fiscal no quiera verlo as dijo Wellir indiferentemente . A fin de cuentas, es un terrestre y colaboraba en la invasin. De un modo tcnico, se le puede considerar cmplice del asesino. Todos los terrestres que cooperan en la invasin son cmplices de quienes realizan acciones directas para consumarla, el asesinato, entre otras. Rayos mascull Gonzlez, muy preocupado. Pero el fiscal podra ser benevolente si usted me dijera el nombre del comandante en jefe de las fuerzas terrestres de invasin.Gonzlez le mir con los ojos entrecerrados.Cul es el trato, Wellir? La primera acusacin, solamente. Unos meses de crcel y expulsin de Tsarapis Alfa. Est bien. Le dir lo nico que s. El nombre del jefe, mejor dicho, el nombre en clave, porque ni siquiera lo conozco.Lo conoca su compaero? No, tampoco, a pesar de que se comunicaba con l por radio. Creo que nadie, o casi nadie, conoce al jefe. Muy bien, adelante con el nombre en clave. Egghead.Egghead! repiti Smara, sorprendida . Es el mismo nombre que pronunci...Wellir levant una mano. Silencio, guapa cort . Tiene algn significado especfico ese nombre? Cabeza de Huevo contest Smara. Vaya resopl Wellir. He estado bastantes veces en la Tierra explic ella . Cabeza de Huevo puede referirse lo mismo a un tipo completamente calvo como a un intelectual. Como los intelectuales piensan mucho, all se dice que quedan calvos de tantos pensar y de ah el apodo.Wellir se qued muy pensativo.La declaracin de Smara acababa de sumirle en una gran perplejidad. Era obvio que el comandante en jefe de las fuerzas de invasin tena que ocupar un puesto de importancia, que le permitiese maniobrar sin dificultades.Wellir sospech inmediatamente de su propio ,jefe, calvo como una bola de millar. La Jefatura del CIDI, no era el mejor sitio para dirigir la invasin del planeta?

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Egghead comunica que la imprenta clandestina ha sido descubierta y destruida dijo Ormez.Hi-Han solt un grueso taco en su idioma nativo.Es que no supo prever lo que iba a ocurrir? mascull. S, pero no pudo avisarles. A fin de eliminar riesgos, estaba desconectado de ellos por radio y por videfono mientras trabajaban. Brook ha muerto. Gonzlez ha sido apresado aadi Ormez. Le harn hablar dijo Hi-Han. No podr decir mucho. Su misin era exclusivamente la de imprimir. Adems, estaba legalmente en Tsarapis Alfa, de modo que la pena ser mnima. Gonzlez callar.Hi-Han se sinti mucho ms tranquilo.Otras novedades? pregunt. Turc pide un nuevo fusil extratemporal. Perdi el que tena y no quiere seguir adelante con armas ordinarias. Bien, que se lo enven, pero que le descuenten doscientos mil del precio de su trabajo. Protestar, mi general. Yo recibir sus protestas en persona y le contestar molindole a patadas bram cl mongol . Pero, qu clase de asesino es ese que pierde su arma? Envesela inmediatamente y annciele las coordenadas de recepcin para que vaya a recogerla. Bien, seor. Y dgale a Egghead que active el asunto o tendr que ir yo en persona a hacerme cargo de la invasin declar Hi-Han malhumoradamente. S, seor.Ormez se retir. Hi-Han agarr un lpiz y lo parti en dos, lleno de furia por los continuos tropiezos que estaba sufriendo.Pero, es que no iban a terminar nunca la conquista de Tsarapis Alfa?

CAPITULO IX

La imprenta clandestina ha sido destruida, jefe inform Wellir.Buen trabajo! elogi MacTyr. Arrest a uno de los dos impresores. El otro muri. Bien hecho aprob el jefe. Pero el asesino contina en libertad. Lo siento, Hayo. Hasta ahora, nuestros agentes no han conseguido dar con l.Wellir contempl el pelado crneo de su jefe.T le habrs avisado de que andaban tras sus huellas y se habr cambiado de aspecto, acus mentalmente. Bueno, que continen la bsqueda dijo con indiferencia . Otra cosa, jefe.S, Hayo? El prisionero me dijo el nombre clave del jefe de los invasores. Es una buena noticia exclam MacTyr alegremente. S, seor, pero desconocemos su identidad en absoluto. No obstante, s quin acaso le conozca en persona. Hombre, eso es muy interesante. Qu piensa hacer usted al respecto, Hayo? El individuo se llama Brez. Voy a tenderle una trampa esta misma noche. Conforme, Hayo. Venga a verme maana con el resultado de su actuacin. As lo har, seor.Wellir regres a su despacho. Deliberadamente, no haba querido ser ms explcito. Si MacTyr era el jefe de los invasores, no dejara de conocer a Brez y le pondra en guardia contra la trampa. Bien, veremos a ver cul de los dos es el ganador mascull.La sargento Mgr llam en aquel momento. Seor, tenemos informes de que los invasores van a hacer un envo por transpositor dijo.Conocen las coordenadas? S, seor. Muy bien, Arvilia. Usted y Ben-Tsii se situarn en las inmediaciones del lugar de recepcin. Acten de la misma forma que la vez anterior. Yo no podr ir con ustedes. Entendido, seor. Informe maana del resultado, Arvilia. S, seor.Wellir cerr el contacto. Medit durante unos momentos y luego, alargando una mano, tecle una cifra de llamada en el videfono.La pantalla se ilumin, mostrando la mitad inferior de una enorme baera, llena de espuma.Quin es? pregunt Smara. Wellir sonri. Hasta en el bao recibes las llamadas dijo.Por qu no? contest ella sin inmutarse . Acaso crees que puedes ver algo atractivo?El objetivo de la cmara gir para captar el rostro de la joven, que emerga de una nube de blanqusimas espumas. Smara sonri maliciosamente.Y bien, Hayo? Wellir sonri tambin. Ests encantadora dijo . Has estado en la Tierra muchas veces, creo. S. Por qu me lo preguntas? All, en muchas partes, existe la costumbre de tomar el t de las cinco de la tarde. Invtame a tomar el t en tu casa. Cre que ibas a pedirme que te invitase a cenar. Me hubiera gustado mucho ms. Eres un agente del CIDI y yo tu jefe inmediato. Obedece la orden de tu jefe.Smara sac un brazo de mrbidos contornos y se los llev a la sien. A la orden contest.

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Se trata de que vuelvas a ser Luenna dijo l, despus de tomar unos sorbos de la infusin contenida en su taza.Ella le dirigi una mirada escrutadora.He de narcotizar otra vez a Brez? No. Acepta su invitacin. Te pedir excusas por... haberse emborrachado. Perdnale... y deja que te lleve a su casa.Y despus? Yo me encargar del resto. Entiendo. Vas a preguntarle quin es Egghead. Justamente.Te contestar?Wellir hizo un gesto de suficiencia. Deja que yo me encargue del interrogatorio dijo. Muy bien. Eso es todo? S, cario. Me has llamado cario exclam Smara, fingiendo maravillarse.Wellir se puso en pie, rode su mesa, se inclin y la bes en una mejilla. Cario, cielo mo y todas las cosas dulces que quieras contest alegremente.Hum! Empiezo a sospechar que te has enamorado de m, Hayo. Careces de psicologa, Smara. Me he enamorado de tu fortuna.Oh! dijo ella, atnita.Pero ya no pudo seguir hablando, porque Wellir sala ya de la estancia.Sin embargo, no tard en sonrer. Por lo menos, es sincero, se dijo.Y luego empez a pensar en cambiar su aspecto para transformarse de nuevo en Luenna, la kydariana.

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La sargento Arvilia Mgr y su ayudante Ben-Tsii aguardaban en la oscuridad, no lejos de la rejilla de rechazo. El detector permaneca inactivo. Arvilia y su acompaante se haban armado de paciencia y no tenan prisa.A un kilmetro de aquel lugar, un automvil se par silenciosamente. Lon Turc se ape y camin con sigilo hacia el punto donde el extremo receptor del transpositor iba a materializar el fusil extratemporal que necesitaba para continuar su siniestra labor.Turc era hombre precavido. No en vano se ganaba la vida suprimiendo las de los dems.A los pocos pasos se coloc unas gafas de vidrios especiales, que polarizaban la luz, haciendo converger todos los rayos luminosos en sus retinas. La oscuridad desapareci instantneamente delante de sus ojos.Trot durante unos minutos. De pronto, divis a dos personas agazapadas detrs de unos arbustos.Una dura sonrisa se form en los labios de Turc. Agentes del CIDI, pens de inmediato.Para estas cosas, tena una pistola que actuaba completamente en la misma dimensin temporal. Era un arma que actuaba por aire comprimido, silenciosa y eficaz.Los proyectiles eran como flechas de acero, con un ncleo muy pesado cerca de la aguzada ojiva de la punta y cuatro aletas para guiarlos en vuelo. El alcance del arma, con puntera efectiva, era de cien metros.Una minscula batera accionaba el compresor de aire, no menos diminuto, situado en la culata. La capacidad de carga era de seis proyectiles, que podan ser disparados en otros tantos segundos.Turc se arrodill a cincuenta metros del objetivo. Dobl el brazo izquierdo, apoy en el hueco el largo can del arma y tom puntera.El proyectil meda unos siete centmetros de largo por uno de dimetro. En la boca del can haba una larga protuberancia, con pequeas aletas, distribuidas estratgicamente, a fin de eliminar el ruido de la onda de aire comprimido a altas presiones al chocar contra la atmsfera exterior. La onda de choque se dispersaba y el arma actuaba as en un completo silencio.La primera flecha perfor los huesos de la nuca de Arvilia. La cabeza de la joven oscil con violencia, unos instantes antes de desplomarse al suelo, con siete centmetros de acero en el cerebro.Ben-Tsii se volvi, sorprendido. Otro proyectil lleg y le traspas la garganta.Cay de espaldas, pataleando espasmdicamente. Sus movimientos, sin embargo, no duraron demasiado. Turc avanz entre las sombras. Una infernal sonrisa se dibuj en sus labios al ver los dos cuerpos inertes tendidos sobre la hierba.Inclinndose, abri la tapa posterior del detector y arranc las pilas. El aparato dej de funcionar. Luego se acerc a la rejilla destructora y la contempl durante unos momentos. Sintise tentado de destruirla, pero pens que era un esfuerzo intil; en cl CIDI haba tiempo y medios suficientes para instalar otra con gran rapidez.Le convena esperar. Y as lo hizo.Media hora despus, se oy un sordo zumbido, que aument en intensidad durante un cortsimo espacio de tiempo. Luego brill un breve relmpago y el zumbido desapareci.Turc volvi a sonrer. El fusil extratemporal pedido estaba sobre la rejilla.Abri la valija en que vena el arma. Dentro haba un corto, pero sustancioso mensaje:

Primer objetivo que debe suprimir es H. Wellir, tercer secretario del CIDI.

Turc dej ele sonrer. A veces piden cosas punto menos que imposibles de realizar mascull disgustadamente.

* * *

Erna mir de reojo a Smara cuando la joven entr en la taberna. Smara decidi dejar las cosas bien sentadas de una vez. El otro da te di una buena dijo desenvueltamente . Cuando yo est con alguien, no me molestes o la prxima vez. te sacar los ojos.Erna se encogi de hombros despectivamente y luego le volvi la espalda. Smara se acerc al mostrador. Dame una copa de lo bueno pidi a la barmaid. Que sean dos, Riksia son una voz a su tacto. Smara no se movi. Hola, hombre flojo salud, sin volver la cabeza. Brez sonri. Me gustara saber si me emborrach o me pusiste un narctico en la copa dijo con acento jovial. Tu bolsa te responder mejor que yo, Lucas Brez. Te faltaba algo de dinero cuando despertaste? S, algunas de mis colegas recurren a esos trucos para limpiar a sus clientes, pero yo no soy de sas. Me enfurec, cuando vi que te habas quedado dormido, eso es todo. Dispnsame, Luenna, no he querido ofenderte. Ese vino terrestre es muy fuerte, Brez. Quiz. Pero me gustara tomar otra copa contigo, en el mismo sitio. Si me prometes no emborracharte de nuevo... Brez alz una mano. Prometido contest. Ella dulcific su gesto. Entonces, no perdamos ms tiempo dijo.

CAPITULO X

Brez encendi la luz de la estancia y dej que Smara pasara delante de l. Cerr la puerta y se dirigi a la estantera, de la que descolg dos copas. Verti vino en ambas y se volvi hacia su hermosa acompaante.Qu prefieres para tomar? consult. Lo mismo que t sonri Smara. Muy bien. Beberemos vino nuestro. Es ms flojo que el terrestre, pero tambin muy bueno.Entreg una copa a Smara y levant la suya. Por una mujer hermosa, y para que se le pase el enfado brind. Se me ha pasado ya contest ella.Smara tom un sorbo. Luego camin hacia cl divn y se sent, con un fascinante despliegue de sus extremidades inferiores.Brez estaba en pie, frente a ella, con la sonrisa en los labios.Por qu me miras tanto? pregunt Smara, extraada . No vienes a sentarte conmigo? Estoy esperando dijo l.A quin esperas?Brez alarg la mano y tom la copa que ella an sostena en la suya. La levant y contempl su contenido con expresin crtica. S, ser suficiente murmur calculadoramente.Cmo? No entiendo dijo Smara . Qu es lo que quieres decir, Brez? Sencillamente, dentro de unos instantes estars narcotizada y dirs cuanto yo quiera preguntarte.Hubo un momento de silencio. Smara tena los ojos desmesuradamente abiertos.De pronto, intent ponerse en pie. El narctico la venci en aquel momento y se derrumb sobre el divn. Brez se inclin sobre ella. T no eres quien aparentas dijo . Quiero conocer tu verdadera personalidad. Dmelo. Soy... la duquesa Smara Junz..., pero tampoco soy ella contest la joven.El turno de la sorpresa lleg ahora para Brez.Qu diablos ests diciendo? exclam malhumoradamente.Smara se lo cont todo. Brez sinti que los pelos se le ponan de punta.Maldicin! exclam . Esto tiene que saberlo el jefe cuanto antes. De lo contrario...Gir sobre sus talones y se volvi hacia la puerta. Pero no pudo dar un paso.Wellir estaba en el umbral, con un arma en la mano. No tenga tanta prisa, amigo Brez dijo framente.

* * *

Un profundo silencio gravit sobre la estancia. Los dos hombres se contemplaron unos instantes, como evaluando las fuerzas respectivas.Qu le ha dado a Smara? pregunt. Un narctico respondi Brez. Y ha hablado, claro. S. Bueno, no importa. Usted no podr repetir a nadie lo que ella le ha dicho.Brez sonri. Usted cree? Se lo garantizo dijo Wellir . Quin es Egghead? Cmo conoce ese nombre? pregunt Brez, sorprendido. Lo dijo usted mismo, hace algunas noches, cuando estaba narcotizado. Ya me pareca a m murmur el terrestre . Ella lo neg. Era lgico dijo Wellir . Vamos, conteste, quin es Egghead?Por qu no lo busca usted mismo? sonri Brez. Usted me lo dir, aunque no quiera. Por supuesto, tampoco podr repetir a nadie lo que ella le haya podido decir. Lstima. Dijo cosas muy interesantes, sobre todo, las referentes a su verdadera personalidad. S, me lo imagino. Brez, retrese unos pasos. Voy a reanimarla. Despus se vendr con nosotros. Cuente con un interrogatorio a fondo. Es posible que consiga interrogarme, pero dudo mucho de que logre despertar a la chica.Wellir arque las cejas. He venido prevenido para cualquier eventualidad declar. Menos para una droga que durante quince minutos es un potente narctico que libera las inhibiciones del paciente. Despus, se convierte en un veneno mortal dijo Brez framente.Wellir sinti que se le contraa el estmago. Brez, no estar hablando en serio contest. Este asunto no es cuestin de broma dijo el terrestre, sin perder la calma.El tsarapiano volvi los ojos un instante. Smara yaca sobre el divn, espantosamente plida y sin el menor movimiento de su pecho.De sbito, percibi un movimiento con. el rabillo del ojo. Brez se le echaba encima.Apret el gatillo casi instintivamente. Brez acus el golpe y se tambale, pero no lleg a caerse.Qu diablos...? jade, llevndose ambas manos al pecho. Un proyectil coagulante explic Wellir sin piedad . Dentro de dos minutos, su sangre ser una masa slida.Brez se arrodill. Sus movimientos eran muy torpes. Pero sonrea. Si usted... supiera... dijo, pronunciando las palabras con evidente dificultad.Qu es lo que debo saber? pregunt Wellir. Brez se inclin y rod al suelo.Sus ojos se vidriaban rpidamente. Ella... no es... Sm...Call de repente. Wellir se inclin sobre l y lo zarande brutalmente.Hable! grit . Siga, maldita sea!Pero Brez ya no poda hablar. La coagulacin de la sangre avanzaba a un ritmo velocsimo. El corazn se le par de pronto, incapaz de bombear una masa que de lquida pasaba a slida con espantosa rapidez.Unos segundo s ms tarde, Wellir se incorpor. Por qu se mova Smara, si estaba muerta?Tard unos instantes en darse cuenta que no haba tales movimientos, sino que ello se deba a que su vista se haba enturbiado. Por las lgrimas.

* * *

El general Hi-Han toc un timbre. Una secretaria acudi a los pocos momentos. Mara dijo , traiga su grabadora. Quiero dictarle un mensaje reservado. S, seor.La secretaria sali para volver a los pocos instantes. Situ el aparato en la mesa, junto al general, dio el contacto y le present el micrfono.El general habl durante algunos minutos. De pronto, lanz una maldicin. Borre esa palabrota, Mara mascull . Se me ha olvidado un dato y tengo que consultarlo en el archivo. S, seor.Hi-Han sac una llavecita del bolsillo y se dirigi a una puerta situada a su derecha. Los negros ojos de Mara siguieron el menor de sus movimientos.El general desapareci en la habitacin a la cual l slo tena acceso, o bien algunas personas de su estricta confianza, pero acompaadas de l mismo. Estuvo unos momentos dentro del archivo y no tard en volver a salir.Cerr la puerta. Cuando volva junto a la mesa, Mara lanz un gemido y se desplom redonda al suelo.Rayos! exclam. Dej la llave sobre la mesa y corri en auxilio de la secretaria . Mara, despierte! dijo, dndole unas suaves palmaditas en las mejillas . Despierte, mujer...La joven abri los ojos casi en seguida. Estaba intensamente plida. No se mueva dijo Hi-Han . Le traer un poco de coac.Ella esper, todava tendida en el suelo, aunque apoyada sobre un codo. Hi-Han vino con el coac. Mara tom un par de sorbos y los colores retornaron lentamente a sus mejillas. Le ruego me dispense, seor. Nunca pude suponer que...Hi-Han sonri benevolentemente. No se preocupe contest . Son cosas que pasan a veces, aunque... Es usted casada?Mara se ruboriz. No, seor replic . No... no me sucede nada de lo que usted ha pensado. Soy un poco baja de presin, simplemente. Ah, eso lo explica todo. El general la ayud a ponerse en pie . Si no se siente bien, vyase a casa, Mara. No es necesario, seor; ya me he repuesto. Gracias por todo, seor. Si usted quiere, podemos continuar con el dictado. Puesto que se encuentra en condiciones, adelante. Minutos ms tarde, Hi-Han daba por terminada la grabacin. Mara sali contentsima del despacho. Oculto en la mano, llevaba un molde de la llave del archivo personal de Hi-Han. Era algo por lo que haba estado luchando desde haca mucho tiempo. El desmayo, nada fingido por otra parte, le haba ayudado a conseguir sus propsitos.Mara se senta muy extraada. Ella no era nada propensa a desmayos. La baja presin haba sido slo una mera excusa para disimular. Pero, de cuando en cuando, senta fuertes dolores en el estmago y el corazn, dolores que haban sido la verdadera causa del desmayo. Por fortuna, el malestar disminua con rapidez.Tendra que averiguar por qu se haba desmayado, pens, aunque luego se puso a buscar un plan que le permitiese entrar en el archivo del general en el momento adecuado.

CAPITULO XI

No sabe cunto lo siento, Hayo dijo MacTyr a la maana siguiente. Me siento abrumado, seor confes el joven . Creo... que haba llegado a enamorarme de ella. Una verdadera lstima, en efecto. De todas formas, confo en obtener buenos resultados.Wellir mir de hito en hito a su jefe. Era Egghead el hombre que tena frente a l?Por ahora, no haba podido comprobarlo, pero las sospechas persistan en su nimo.Brez haba acudido a la trampa. Si MacTyr fuese el jefe de los invasores, le habra advertido... o haba permitido que fuese a la trampa, sacrificando a uno de sus hombres a fin de continuar en el annimo?Tena la cabeza a punto de estallar. Ya no saba ni qu pensar.Por qu dice eso, seor? pregunt. Ya es hora de que lo sepa, aunque slo sea en parte, Hayo. Tengo un agente infiltrado en el mismsimo cuartel general de la JIP.Wellir se qued boquiabierto.La Jefatura de Invasin Planetaria terrestre? exclam. S, exactamente confirm MacTyr . Por ahora, sin embargo, permtame que me reserve el nombre. No obstante, debo sealarle que nos ha prestado muy valiosos servicios, informando de la llegada de agentes terrestres, va transpositor". Me deja usted confundido, seor. Era hora de que lo supiese sonri MacTyr . Por l supimos que el asesino iba a recibir un fusil extratemporal...El secretario entr en aquel momento con unos papeles en la mano. Malas noticias, seor dijo.Qu sucede, Urmy? pregunt MacTyr. La sargento Mgr y su ayudante Ben-Tsii han sido encontrados muertos, junto a la rejilla anuladora de la fuerza del transpositor. El detector estaba abierto y sin pilas, lo que significa que el terrestre pudo recibir su envo sin dificultad.MacTyr se sinti consternado. Wellir tuvo que sentarse en una silla. Pobre Arvilia murmur . Era tan hermosa... El jefe se pas una mano por la cara. Hay que dar caza a ese as