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Jordi Maiso Blanco Henry David Thoreau: , Etica como unidad de teoría y praxis 1 Parte Abstract. The life and work of Henry David Thoreau constitute an indissoluble whole. His et- hical and vital position is a proposal of an alter- native way of life, which disputes the deep basis of our society and our interaction with nature, and has turned him into the prophet of ecology and civil disobedience. Resumen. La vida y la obra de Henry David Thoreau constituyen un todo indisoluble. Su plan- teamiento ético y vital es una propuesta de un mo- do alternativo de vida, que cuestiona las bases profundas de nuestra sociedad y nuestra interac- cián con la naturaleza, y le ha convertido en el profeta del ecologismo y la desobediencia civil. Introducción: la necesidad de retornar a Thoreau My life has been the poem 1would have writ, but 1could not both live and utter it Henry David Thoreau A primera vista, la elección de un personaje de mediados del XIX, como es Thoreau, puede pa- recer anacrónica dentro del marco de la ética apli- cada, una disciplina a la que cada día se le abren nuevos retos desde múltiples perspectivas. Parece que vamos tan rápido que somos incapaces de ser contemporáneos de nuestro presente, que cada día el horizonte se ensancha más y más, mucho más allá de donde nuestra vista puede alcanzar. ¿Por qué, entonces, volver la mirada tan atrás? Hace 150 años que murió Thoreau, sin em- bargo, su pensamiento no se ha quedado, ni mu- cho menos, obsoleto. Si se le sabe escuchar, ve- remos que muchos de sus planteamientos son de rabiosa actualidad. Muchos dicen que la evolu- ción occidental ha convertido a Thoreau en un profeta, especialmente en la relación del hombre con la naturaleza, pero también en el terreno po- lítico y social (su idea de desobediencia civil in- fluye decisivamente en Tolstoi, Gandhi y Martin Luther King), y tiene retazos de absoluta actuali- dad para la convivencia pacífica en sociedades plurales. Supo interpretar los signos de su tiempo para vislumbrar los fenómenos que por entonces se estaban gestando. Aún careciendo de la debida perspectiva que da la distancia temporal, su aná- lisis le bastó para oponerse a lo que los líderes del momento querían hacer pasar por bueno, pragmático y moderno. Sin embargo, Thoreau murió sin ser apenas conocido, y su figura no se revalorizaría hasta casi un siglo después. En España gozó de cierta aceptación en las postrimerías del franquismo y la transición, pero era leído en clave hippie. Existe una desinformación acerca de él bastante extendida. Entre la bibliografía que he consulta- do para la elaboración de este trabajo, me he en- contrado con varios artículos en que el descono- cimiento de su obra es alarmante. La informa- ción que impera hoy sobre él está basada en tó- picos y referencias de segunda mano. Una rápi- da lectura de las fuentes directas bastaría para solucionar el problema. Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XL (102), 113-123, EXTRAORDINARIO, Diciembre 2002

Henry David Thoreau: Etica como unidad de teoría y praxisinif.ucr.ac.cr/recursos/docs/Revista de Filosofía UCR... · 2018-12-05 · profeta del ecologismo y la desobediencia civil

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Jordi Maiso Blanco

Henry David Thoreau:,Etica como unidad de teoría y praxis

1 Parte

Abstract. The life and work of Henry DavidThoreau constitute an indissoluble whole. His et-hical and vital position is a proposal of an alter-native way of life, which disputes the deep basisof our society and our interaction with nature,and has turned him into the prophet of ecologyand civil disobedience.

Resumen. La vida y la obra de Henry DavidThoreau constituyen un todo indisoluble. Su plan-teamiento ético y vital es una propuesta de un mo-do alternativo de vida, que cuestiona las basesprofundas de nuestra sociedad y nuestra interac-cián con la naturaleza, y le ha convertido en elprofeta del ecologismo y la desobediencia civil.

Introducción:la necesidad de retornar a Thoreau

My life has been the poem 1would have writ,but 1 could not both live and utter it

Henry David Thoreau

A primera vista, la elección de un personajede mediados del XIX, como es Thoreau, puede pa-recer anacrónica dentro del marco de la ética apli-cada, una disciplina a la que cada día se le abrennuevos retos desde múltiples perspectivas. Pareceque vamos tan rápido que somos incapaces de sercontemporáneos de nuestro presente, que cada díael horizonte se ensancha más y más, mucho másallá de donde nuestra vista puede alcanzar.

¿Por qué, entonces, volver la mirada tanatrás? Hace 150 años que murió Thoreau, sin em-bargo, su pensamiento no se ha quedado, ni mu-cho menos, obsoleto. Si se le sabe escuchar, ve-remos que muchos de sus planteamientos son derabiosa actualidad. Muchos dicen que la evolu-ción occidental ha convertido a Thoreau en unprofeta, especialmente en la relación del hombrecon la naturaleza, pero también en el terreno po-lítico y social (su idea de desobediencia civil in-fluye decisivamente en Tolstoi, Gandhi y MartinLuther King), y tiene retazos de absoluta actuali-dad para la convivencia pacífica en sociedadesplurales. Supo interpretar los signos de su tiempopara vislumbrar los fenómenos que por entoncesse estaban gestando. Aún careciendo de la debidaperspectiva que da la distancia temporal, su aná-lisis le bastó para oponerse a lo que los líderesdel momento querían hacer pasar por bueno,pragmático y moderno.

Sin embargo, Thoreau murió sin ser apenasconocido, y su figura no se revalorizaría hastacasi un siglo después. En España gozó de ciertaaceptación en las postrimerías del franquismo yla transición, pero era leído en clave hippie.Existe una desinformación acerca de él bastanteextendida. Entre la bibliografía que he consulta-do para la elaboración de este trabajo, me he en-contrado con varios artículos en que el descono-cimiento de su obra es alarmante. La informa-ción que impera hoy sobre él está basada en tó-picos y referencias de segunda mano. Una rápi-da lectura de las fuentes directas bastaría parasolucionar el problema.

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XL (102), 113-123, EXTRAORDINARIO, Diciembre 2002

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Henry David Thoreau (1817-1862) no llegóa los 45 años. Tuvo una vida breve, pero intensaen experiencias. Su vida y su obra son insepara-bles. Consigue una unidad perfecta entre teoría ypraxis, y por ello mi trabajo se centra tanto en susescritos como en su biografía. Es un escritor asis-temático, incluso antisistemático, "sus obras sondivagaciones de un caminante que se deja llevarpor sus pensarnientos'". Personaje controvertido,contradictorio e inclasificable, despierta tanto fi-lias como fobias. No en vano se llamaba a sí mis-mo "genio torcido". Se le ha intentado encasillarcomo Trascendentalista, como demócrata, comoun peligroso ácrata, como liberal, como místico ycomo naturalista. Es cierto que algo hay en él detodo ello. Sin embargo, como dice Juan José Coy,hay que rescatarle en toda su complejidad, pues-to que su obra es un intento de labrar su propiapersonalidad: "el éxito mayor de Thoreau noconsistió en la creación de un sistema, sino en lacreación de sí rnismo'". Por tanto, a nuestro com-plejo personaje, hay que añadirle, además de 10anterior, una dosis de romanticismo, por aquellode intentar hacer de su vida la mejor obra de ar-te, como demuestra a 10 largo de los catorce vo-lúmenes que conforman su diario.

Thoreau no salió apenas de su pueblo natal,Concord, en Massachussets; por ello, autores co-mo Henry James han dicho de él que es provin-ciano, incluso pueblerino. Sin embargo, su men-talidad no era pueblerina ni convencional, ni mu-cho menos. Mantuvo una firme voluntad de pen-sar y vivir por sí mismo, no por 10 que le vinieraimpuesto. Fue la definición viviente de 10 que esun individuo libre. A pesar de que, por 10 general,sus obras no vendieron bien, supo mantener la in-tegridad y su independencia, no se sumó a ningúndiscurso político, religioso, ideológico o institu-cional. A modo de ejemplo esta la anécdota de sudiploma universitario. Thoreau se graduó en Har-vard", sin pena ni gloria, pero se negó a pagar eldólar para recibir el diploma que le acreditaba,ante 10 cual simplemente dijo "bástele a cadaoveja su propia piel"4.

Como Kant, es un defensor acérrimo de laautonomía moral del individuo, que entiende enun sentido muy fuerte. Además, defiende y prac-tica un pensamiento opuesto a la abstracción.

Considera que la sabiduría es un término malaplicado, ya que, como los filósofos helenísticos,especialmente los cínicos, considera que el sabioes el que mejor sabe vivir: "¿Existe algún tipo desabiduría que no se aplique a la vida?, ¿o es la sa-biduría tan sólo el molinero que muele la lógicamás fina?"5 Como consecuencia de esto, tieneuna peculiar idea de la filosofía: "Ser un filósofono consiste meramente en tener pensamientos su-tiles, ni siquiera en fundar una escuela, sino enamar la sabiduría hasta el punto de vivir confor-me a sus dictados una vida sencilla, independien-te, magnánima, confiada. Estriba en resolver al-gunos problemas, no solo desde el punto de vistateórico, sino también práctico'".

La obra de Thoreau tiene dos grandes ejes: lanaturaleza y la sociedad. Por un lado, la defensade 10 natural en una sociedad americana que vi-vía su primera revolución industrial y estaba enplena fiebre de producción, y su disconformidadcon el modelo de vida capitalista. Por otro, suoposición a un gobierno imperialista, esclavista,en contradicción abierta con los ideales que pro-clamaba, y que no se rige por la justicia y laigualdad, sino únicamente por la economía. Deacuerdo con esto, en sus escritos y conferenciasno se limita a lisonjear al público y decirle lo quequiere oír, sino que entrega una fuerte dosis de símismo intentando despertar las adormecidasconciencias de su auditorio: "Me han venido abuscar y se han comprometido a pagarrne; a cam-bio, estoy dispuesto a entregarme a ellos aunqueles aburra 10 indecible"?

Su obra está plagada no tanto de dicotomíascomo de dialécticas: naturaleza-civilización, in-dividuo-sociedad, soledad-solidaridad, integri-dad-conformismo, etc ... Con frecuencia se ha in-tentado simplificar su pensamiento, y su imagenha sido fijada por académicos y 10 que Henry Mi-ller denomina "hombres de gusto": "es la imagendel eremita, del excéntrico, de la broma de la Na-turaleza. En fin, se ha conservado la caricatura'".Hay que volver a Thoreau respetando toda sucomplejidad. Es esta complejidad asistemática loque dificulta notoriamente un estudio ordenadode su vida y su obra sin caer en la esquernatici-dad o en simplificaciones excesivas. Su biografíay sus escritos constituyen una totalidad muy rica

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en la que nada se da disociado, sino que todo es-tá unido, vinculado entre sí. Los diversos temasse iluminan unos a otros y dan coherencia al con-junto. Como dice Coy, Thoreau fue un ecologis-ta avant la lettre, un pacifista cuando nadie locreíaconcebible y un elogiador de la pereza mu-choantes que Lafargue.

Con todo esto, la articulación temática consis-tiráen primer lugar en su visión de la política, cen-trándomeen su defensa de las minorías, y, sobretodo,en su propuesta de desobediencia civil, conlaevolución que ésta experimentaría; trataré tam-biénsu oposición al sistema capitalista y su moraldeltrabajo por el trabajo; esto me llevará a su pro-puestaalternativa de simplificación de nuestras vi-das,vuelta a la naturaleza y su peculiar visión dela ecología y de la interacción adecuada ente elhombrey la tierra. Por último, el tema de la edu-cación,que le preocupó seriamente durante todasuvida y está en estrecha relación con su ética.

Para contextualizar, me he servido principal-mentede las introducciones de Juan José Coy aUnavida sin principios y Desobediencia civil yotros escritos. A lo largo del trabajo, utilizo nu-merosascitas de Thoreau, tal vez parezcan dema-siadas,pero a veces sus palabras exponen la si-tuacióncon tal brillantez y simplicidad que cual-quierparáfrasis resultaría burda.

Política para individuos libres

Al igual que se forman los ventisqueroscuando cesa el viento,

así cuando cesa la verdadsurge una institución

A Thoreau le tocó vivir tiempos difíciles,confusosy contradictorios. En los Estados Uni-dosde su época, lo normal era contradecir losidealesproclamados por su Constitución y su De-claraciónde independencia. Era normal la guerradeMéjico, extender y afirmar la práctica de la es-clavitudy consolidar un Estado que promovieratodoesto en nombre de un capitalismo desmedi-do,y que estaría siempre del lado de los banque-ros,la industria, los grandes negocios y los polí-ticos."Frente a este tipo de normalidad, Henry

Thoreau reivindica la anormalidad?". En su Apolo-gía del capitán John Brown, caracteriza la políticacomo sinónimo de oportunismo, corrupción, abu-so de poder y exhibicionismo. Así, el término ori-ginal ha perdido todo su valor y significado. Tho-reau sí que reconoce que la política es una funciónvital para la sociedad, pero cree que debería "rea-lizarse inconscientemente, como sucede con lascorrespondientes funciones del cuerpo físico''!", yesto pasa, en primer lugar, por no excluir la dife-rencia, sino intentar cohabitar en la pluralidad.

Contexto: a favor del pluralismoen una sociedad injusta

A mediados del Siglo XIX, John L. O'Sulli-van proclama el Destino Manifiesto de los Esta-dos Unidos como país elegido por Dios para ci-vilizar y democratizar el mundo!'. Esto no es si-no una forma de justificar el colonialismo y el ex-pansionismo yanqui, la gesta del Oeste y la con-quista de los espacios aún abiertos hasta el PaCÍ-fico. Frente a esto, Thoreau defiende los derechosde las minorías hasta las últimas consecuencias.Convencido de la ilegitimidad que significaba laagresión violenta "mediante acciones militaressalvajes, contra países circundantes mucho másdébiles e ínestables'v-, mantuvo siempre un fé-rreo antimilitarismo que era impensable poraquél entonces. Pensaba que los soldados no eransino unas pobres víctimas, personas mediocrespotenciadas por un vistoso uniforme: "Es impo-sible darle a un soldado una buena educación sinque deserte. Su enemigo natural es el gobiernoque lo entrena'v '.

De este modo, defendió a los mejicanos queestaban siendo expoliados y a los negros que es-taban siendo esclavizados, pero también a losemigrantes irlandeses, que habían tenido queemigrar a los Estados Unidos debido a la crisisde la patata, y al llegar, se encontraron con losestados racistas y esclavistas del sur, y con quelos estados del norte, supuestamente más civili-zados, les consideraban "apenas dignos de perte-necer a la raza humana"!". Especialmente se in-teresó por los indios, con los que conectaba porsu elogio a la pereza y su ecologismo radical. La

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situación en que éstos vivían también era penosa,ya que, además de ser expoliados, tenían que so-portar escuchar declaraciones como las de Ge-rard Chargin, del Tribunal Supremo del Estadode California: "Deberíamos enviaros a vuestropaís, a Méjico ... Deberíais suicidaros. Sois infe-riores a los animales y no tenéis el derecho a vi-vir en una sociedad organizada'v". Además, co-mo dato curioso y significativo, los indios apare-cen en la mitología norteamericana como "servengativo" por excelencia. Thoreau está alarma-do por la situación y enseguida cae en la cuentade lo que la exterminación de los indios supone,así que trata con miedo y cautela esta situacióncrucial para la historia americana. A partir de1850 se empieza a interesar cada vez más porellos, leyendo vorazmente libros sobre el tema ycoleccionando objetos que le llamaban la aten-ción. En una sociedad blanca occidental indus-trial moderna, su interés por los indios no fue su-perficial, se sintió cerca de ellos en su preocupa-ción por mantener el equilibrio ecológico, e hizolo que a ninguno de sus contemporáneos blancosse le ocurrió hacer: estudiarles para aprender deellos, dándose cuenta así de que coincidía conmuchos de sus valores básicos, más que con losde una sociedad hipócrita y corrupta: "Tengo mu-cho que aprender del indio, nada del misione-ro"!", "a mi modo de ver, el encanto del indioconsiste en que vive en la naturaleza libre y sinrestricciones, es su habitante y no su invitado, yla trata con cuidado y con amabilidad"!",

Esta defensa que lleva a cabo Thoreau de lasminorías es sin duda alguna una cuestión de su-ma actualidad para nuestras sociedades plurales yglobales. Más que la tolerancia, lo que defendiófue la integración en la diferencia de las distintasetnias para lograr una convivencia armónica. Co-mo apunta Coy, Estados Unidos es un crisol enque se funden inmigrantes de todas partes bus-cando el paraíso perdido. Sin embargo, en el Si-glo XX se extendió la creencia de que indios, ne-gros, judíos, italianos, británicos, irlandeses, de-más europeos, suramericanos, árabes, y, en gene-ral, cualquiera que transgrediera la pauta generaly se encuadrara dentro de lo marginal, debía re-convertirse, blanquearse, americanizarse, dejarseasimilar renunciando a su propia identidad. Este

intento de uniformidad e imposición de normali-dad propia del Siglo XX, e incluso aún de nues-tro presente, ya era considerada inaceptable porThoreau a mediados del XIX.

Ante esta situación de esclavismo, racismo,guerras injustificadas e injustificables y demásbarbaries, Thoreau se ve obligado a desobedecera su Estado en nombre de su conciencia moral,iniciando una tradición de desobediencia civilmuy influyente que llega hasta nuestros días.

El imperativo de la desobediencia civil

Thoreau hoyes ante todo conocido por ser elprimer hombre en proponer en un Estado liberalla desobediencia civil ante leyes o situaciones in-justas, como lo eran el esclavismo, la guerra deMéjico, y la situación de indios, negros y demásminorías. En la Declaración de Independencia nohay alusión alguna a la esclavitud, a pesar de quese afirma: "Sostenemos como verdades evidentesque todos los hombres nacen iguales; que a todosles confiere su creador ciertos derechos inaliena-bles entre los cuales está la vida, la libertad y laconquista de la felicidad; que, para garantizar es-tos derechos, los hombres instituyen gobiernosque derivan sus justos poderes del consentimien-to de los gobernados='". Esto parece querer decirque indios y negros no son hombres. Por su par-te, la Constitución mantiene una dudosa posiciónante la esclavitud, diciendo que se mantenga don-de está y que no se instaure donde no exista. Mu-chos ciudadanos no se atrevieron a pronunciarsecontra la esclavitud por atenerse a la Constitu-ción, que se consideraba como fuente absoluta dela justicia. Sin embargo, Thoreau cree que la con-ciencia individual adecuadamente ejercitada, es-tá por encima de las leyes positivas, y que si és-tas no responden a lo que la conciencia conside-ra justo, el individuo está en el legítimo derechode desobedecerlas, puesto que obedece a una leysuperior a la que aparece recogida en la Constitu-ción. Sostiene que el gobierno y la legislación noes algo tan respetable cuando se dedica simple-mente a dictar normas para mantener la esclavi-tud. Si Estados Unidos es, como dicen, el puebloelegido por Dios, si los norteamericanos son sus

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hijos, Thoreau piensa que su familia debió de ex-tinguirse antes del Siglo XIX.

Básicamente, Thoreau tiene tres obras referi-das al tema de la desobediencia civil como reac-ción al esclavismo, y, como apunta Walter Har-ding, hay una evolución cronológica, en la quecon el paso del tiempo va acentuando su radica-lidad. En Desobediencia civil (1849), llama aromper toda colaboración directa o indirecta conlo que se considera injusto; en La esclavitud enMassachussets (1854), exhorta a violar una leyconcreta; en la Apología del capitán John Brown(1859), clama a favor de la rebeldía abierta con-tra el Estado en cuanto tal. En estas obras, mues-tra cómo se utiliza el gobierno, la legislación y laprensa, no como un medio para servir al pueblo,sino como un medio por el que los gobernantesse sirven del pueblo. A continuación, analizarécada obra paso a paso.

Desobediencia civil

Escrito en primera persona, en este opúsculoestá el trasfondo de las dos posteriores. El ger-men de todo está recogido aquí. La obra nace araízde la guerra de Méjico y el encarcelamientode Thoreau, que, dirigiéndose desde WaldenPondal zapatero, fue arrestado por negarse a pa-garimpuestos, siguiendo el imperativo de su con-cienciade no apoyar a un gobierno esclavista nifinanciar una guerra sucia e injusta. Finalmente,sólo pasó en prisión una noche, puesto que al-guienpagó sus impuestos y fue liberado. Sin em-bargo,según parece, Thoreau no quería abando-nar la prisión, y tuvo que ser echado a patadas,porquecreía que "bajo un gobierno que encarce-laa alguien injustamente, el único lugar que de-beocupar el justo es la prisión"!". El resto de suvida,su familia tuvo que pagar sus impuestos pa-raevitarle problemas, a pesar de que él decía queasíno le hacían favor alguno a él, sino a un Esta-doinjusto.

La obra comienza hablando del gobierno, yThoreause expresa con claridad: "el mejor go-biernoes el que no gobierna en absoluto; y, cuan-dolos hombres estén preparados, será ese y nootroel tipo de gobierno que tendrán'v". Conside-

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ra al gobierno un inconveniente, una invenciónengañosa que aunque se supone que "no es másque el medio elegido por el pueblo para ejecutarsu voluntad, es igualmente susceptible de origi-nar abusos antes de que el pueblo pueda ele-gir,,21. El ejemplo paradigmático de esto es laguerra de Méjico (1846-1848), que básicamenteconsistió en usar unas ridículas ofensas comopretexto para declarar la guerra, tomar Veracruz,hacerse con la mitad del territorio mejicano y fir-mar la paz de Guadalupe de Hidalgo. En opiniónde Thoreau, los motivos de esta guerra son los in-tereses económicos en el algodón y en las indus-trias fabriles, además del intento de ampliacióndel territorio en que la esclavitud sea legal, pues-to que ésta es clave para sustentar la economía.Por tanto, cree que el problema del gobierno es lainstrumentalización, ya sea la de los hombres afavor del gobierno, o la del gobierno en beneficiode los hombres que detentan el poder.

Buscando las causas de este gobierno injus-to, da con un problema clave de las democracias:la mayoría, que no ostenta el poder por justicia,sino por la fuerza del número. Siendo así, la ma-yoría puede ser injusta, estar engañada, mal in-formada, y más aún en una sociedad en la que elmáximo poder lo detenta la prensa, a través de lacual mandan los gobiernos, creando opinión pú-blica. Esta es también la cruz de la democraciaactual, en la que todas las complejísimas y múl-tiples redes de la sociedad de información se aca-ban reduciendo a una o dos empresas, y en laque, como señala Chomsky, la libertad de expre-sión la acotan los anunciantes.

En definitiva, Thoreau considera que la jus-ticia y la conciencia son previas a la mayoría.Precisamente, la clave de su desobediencia civiles no someter la conciencia al legislador ni a lamayoría: "Debiéramos ser hombres primero yciudadanos después+. Lo deseable no es cultivarel respeto por la ley, sino por la justicia. La úni-ca obligación que tengo derecho a asumir es la dehacer en cada momento lo que crea justo,>23.Enconsecuencia, considera que los hombres queobran según su conciencia no pueden sino opo-nerse al Estado, y por eso éste les considera susenemigos. En cuanto al gobierno americano desu tiempo, cree que "no nos podemos asociar con

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beneficio con ello, o porque será tan escasa queya no merezca la pena. Considera que sólo sepuede acelerar la abolición de la esclavitud por elvoto de quien afianza su libertad con ese voto, y,en ese momento, ese voto no estaba permitido.

Frente a esto, hay que pasar a la acción, y esaquí donde entra ya la desobediencia civil, por-que los medios que propone el Estado para solu-cionar el problema requieren toda una vida, y, co-mo dice Thoreau, "no vine al mundo para hacerde él un buen lugar para vivir, sino a vivir enél"3'. En nuestra vida, tenemos más cosas que ha-cer que combatir lo que vemos que está mal, pe-ro lo mínimo que debemos hacer es evitar practi-caria: "que vuestra vida sea un freno que detengala máquina. Lo que tengo que hacer es asegurar-me de que no me presto a hacer el daño que yomismo condeno'P-. No nos podemos quedar sa-tisfechos simplemente por tener una opinión, ha-brá que actuar en consecuencia: en Thoreau no esposible la teoría sin praxis, y ya no nos toca tanlejos, es tan simple como no a ir a filas si eres lla-mado o negarse a financiar al Estado con el pagode los impuestos, estas medidas no son violentasni crueles, pero el pago de los impuestos suponeapoyar las medidas violentas y crueles del Esta-do, así que este es el modo de revolución pacífi-ca. Thoreau creía que si los hombres justos libe-raban a sus esclavos y rompían su asociación conel gobierno, la esclavitud sería abolida, porque enaquél momento la situación era que la reformacontaba "con docenas de periódicos a su favor,pero ni con un solo hombre'P''.

Debido a la ya citada intrínseca unidad entrelos planteamientos teóricos y la conducta prácti-ca de Henry Thoreau, fue encarcelado por losseis años que llevaba sin pagar el impuesto sobrelos votantes-". Fue encerrado por no reconocer"la autoridad de un Estado que compra y vendemujeres y niños a la puerta del Senado, como side ganado se tratara"35. En Desobediencia civilnos narra su experiencia en prisión, y nos cuentacómo, recluido en ella, se sentía más libre quesus conciudadanos que estaban fuera, al otro la-do de los barrotes. Era "como si hubiera sido elúnico que hubiera pagado sus impuestos'v", yaque había afirmado su conciencia por encima delas instituciones.

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él y mantener nuestra propia dignidad. No puedoreconocer ni por un instante que esa organizaciónpolítica sea mi gobierno y al mismo tiempo el delos esclavos'P'. "Cuando resulta que la fricción seconvierte en su propio fin, y la opresión y el roboestán organizados, yo digo: 'hagamos desapareceresa máquina'. En otras palabras, cuando la sextaparte de la población de un país que se ha compro-metido a ser refugio de la libertad, está esclaviza-da, y toda una nación es agredida y conquistada in-justamente por un ejército extranjero y sometida ala ley marcial, creo que ha llegado el momento deque los hombres honrados se rebelen y se suble-ven,,25. Es una llamada a que los que se conside-ran abolicionistas, rompan su silencio y su pasivi-dad y tomen partido por lo que consideran justo, yque lo hagan sin temor, hasta las últimas conse-cuencias: "Este pueblo debe dejar de tener escla-vos y de luchar contra Méjico aunque le cueste laexistencia como tal pueblo,,26. Precisamente, loque critica aquí Thoreau es la hipocresía de los po-líticos, que anteponen la integridad de la unión,que podría haberse visto amenazada por la con-frontación en el tema del esclavismo, a la toma departido para solucionar una situación intolerable".Considera que el problema está en el espíritu com-petitivo de comercio inculcado a granjeros y co-merciantes, que les ha llevado a tener más interésen los negocios que en hacer justicia a la degra-dante situación de Méjico y la esclavitud, "inclusoposponen la cuestión de la libertad a la cuestióndel mercado libre y leen en silencio las listas deprecios y las noticias del frente de Méjico tras lacena, incluso caen dormidos sobre ambos,,28.

Thoreau considera que en lo que dice lla-marse una democracia no podemos limitamos aesperar a que otros solucionen el mal, o reducirtoda nuestra acción al voto. Considero que su crí-tica al voto es muy actual en la democracia repre-sentativa de nuestros días: "Las votaciones sonuna especie de juego (...); un jugar con lo justo ylo injusto, con cuestiones morales'S", Thoreauestima que se vota por lo que se cree que debeser, pero no diciendo que deba prevalecer, sinoque eso se deja en manos de la mayoría, por eso,"incluso votar por lo justo es no hacer nada porello"3o. Cuando la mayoría vote por la aboliciónde la esclavitud, será porque ya no sacará ningún

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La esclavitud en Massachussets

A partir de 1850, con muchos nuevos territo-rios donde la esclavitud es legal debido a la gue-rra de Méjico, comienzan las huidas de los escla-vos hacia el norte en busca de su libertad, así quese aprueba la Ley de Esclavos Fugitivos, según lacual los esclavos evadidos que sean encontradosen estados no esclavistas deben ser devueltos asus legítimos propietarios. En reacción a los ca-sos concretos de Thomas Sims y Anthony Burns,apresados en Massachusetts, y devueltos a susrespectivos amos, Thoreau, habitante de dichoEstado, es invitado a dar un discurso el día de laIndependencia. El resultado es este escrito, quesería poco después publicado en The liberator.

Thoreau recuerda al comienzo de esta obraque en los casos de Sims y Burns, lo que real-mente ocurre en el Palacio de Justicia es que es-tán "juzgando a un HOMBRE para saber si real-mente es un ESCLAVO"37, y se pregunta quéjuez se siente en disposición de decidir una cues-tión semejante, previa a toda institución. El aná-lisis que lleva a cabo de los hechos es que el Go-bernador y el gobierno de Estados Unidos le hanarrebatado a un hombre su libertad de por vidapor el simple hecho de ser negro, y todas las fuer-zas armadas del Estado están al servicio de unhombre que se considera dueño de otro hombreal que llama esclavo, para que el amo pueda re-cuperar su propiedad.

Comenta también la paradójica circunstan-cia de que siete días después de que el pueblo deMassachussets devolviera a Sims a la esclavitud,los habitantes de Concord tocaran las campanaspara celebrar su libertad, lo que le lleva a obser-var "que hay algunos que si les ataran a un postede flagelación y no tuvieran libre más que unamano, la usarían para tocar las campanas y dispa-rar cañones celebrando su libertad. Así sucedióque algunos de mis convecinos se tomaron la li-bertad de tocar y disparar; ese era todo el alcan-ce de su libertad, y cuando el sonido de las cam-panas dejó de oírse, su libertad también se extin-guió; cuando toda la pólvora se hubo gastado, sulibertad se desvaneció como el humo"38. Ante es-ta actitud, parece como si los conciudadanos deThoreau no se dieran cuenta de lo que verdadera-

mente supone la esclavitud. La libertad que cele-bran se agota en la misma celebración cuando unhombre es devuelto a otro para no ser de por vi-da otra cosa que su propiedad.

Las únicas actitudes que se tomaron con res-pecto a esto fue cuando, en 1854, Stephen Douglasdice que cada Estado decida por voluntad mayori-taria la legalidad de la esclavitud. "Con esto, Dou-glas intenta satisfacer las aspiraciones del sur sinofender a las del norte. Como de costumbre: la es-clavitud, o la antropofagia, o la guerra, dejadas porlos políticos a la legitimación de las urnas"39. Estees precisamente el tipo de democracia que Thoreauno puede aceptar. No se puede someter la libertadde más de tres millones de personas a las urnas, nia las leyes, ni a las instituciones. Personalmente,esto me recuerda a los que intentan legitimar la le-galidad de la pena de muerte en algunos estados deNorteamérica aduciendo que es respaldada por el75% de la población, como si la vida no fuera pre-via a la opinión o a la existencia del Estado.

En La esclavitud en Massachussets, Tho-reau hace referencia a los jueces que, siguiendola autoridad de la Constitución, permiten queesos hombres sigan siendo esclavos, y señala queeso es hacer de la constitución un medio paraservir intereses económicos, convertir en reali-dad inmutable algo que debería estar al serviciodel pueblo, subordinando así los intereses delpueblo a un instrumento legal: "La ley nunca ha-rá libres a los hombres, son los hombres los quedeben hacer libre a la ley,,40. Los jueces y aboga-dos se preguntaban si la Ley de Esclavos Fugiti-vos es constitucional, cuando la cuestión es queera una ley injusta que negaba la libertad de al-gunos hombres. En definitiva, apunta Thoreau,como ya decían los antiguos sofistas griegos, seconsidera justo lo que es útil para el que gobier-na. En el mejor de los casos, lo que ocurre es quela maquinaria de la justicia sustituye a la justiciamisma, generando una suerte de espejismo quedeja a muchos contentos: "La justicia es dulce ymusical, mientras que la injusticia es áspera ydiscordante. El juez sigue sentado a su organillodándo\e a la manivela, pero no se oye música, só-lo oímos el ruido de la manivela. Él cree que lamúsica reside en la manivela, y la muchedumbrele tira monedas igual que siempre't."

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En suma, Thoreau considera que tanto Mas-sachussets como el resto de estados que se venafectados por la Ley de Esclavos Fugitivos, de-ben abandonar su servilismo y romper su unión

. con los esclavistas. Cree que bajo un mal gobier-no que condena a la esclavitud, la vida pierde va-lor, y, con ella, todo lo demás. Su propuesta esdejar atrás de una vez por todas el esclavismo, ypara ello recurre a la Naturaleza, a la imagen delnenúfar que florece dulcemente aunque nace delestiércol, y nos recuerda que "la naturaleza no seha asociado al acuerdo de Missouri. No hay olora acuerdo en la fragancia del nenúfar"42. Tras es-ta alusión a la naturaleza, concluye afirmando lanecesidad de enterrar de una vez por todas la es-clavitud y el servilismo, porque "incluso ellosson buenos como abono"43.

Apología del capitán John Brown

Como consecuencia de la Ley de EsclavosFugitivos, muchos ciudadanos se prestaron a co-laborar con los esclavos para ayudarles a conse-guir su libertad. Así nacen los Underground Rail-roads, una red de personas que ayuda a los escla-vos a huir de sus plantaciones en el sur y les ayu-dan a llegar a Canadá. Thoreau colaboró activa-mente en este tren subterráneo, así como tambiénun tal John Brown, al que había conocido en lasegunda mitad de los años cincuenta.

John Brown era un hombre controvertido.Era puritano, profundamente religioso, y absolu-tamente opuesto a la esclavitud. Para unos se tra-taba simplemente de un asesino, un fanático y unloco, para otros, de un defensor de los débiles ylas minorías, y un antiesclavista convencido y ra-dical. Lo cierto es que este abolicionista destruyólas propiedades de varios esclavistas, e inclusollegó a matar a algunos. El gobierno lo apresó, losometió a un tribunal de guerra y lo ahorcó.

Cuando Thoreau pronunció su apología, aúnno se había pronunciado la sentencia de muertepara Brown. Casi nadie asistió a la conferencia,debido a la dura represión oficial que amenazabaa los que apoyaran al convicto, y además a que laopinión pública había sido manipulada por laprensa. En la reconstrucción de la personalidad

de Brown que Thoreau lleva a cabo en el escrito,hay, según dice Coy, bastante más imaginaciónque historia, ya que su autor opera fundamental-mente desde su conciencia de acuerdo con lascircunstancias del momento. Lo que intenta ha-cer es lavar la imagen que daba la prensa del con-victo, motivado por el respeto que sentía haciasus ideas con respecto a la esclavitud, a las mino-rías y a su antimilitarismo. Walter Harding, bió-grafo de Thoreau, afirma que si éste hubiera co-nocido las barbaries del capitán Brown, segura-mente no lo hubiera defendido con tanto entu-siasmo. De todos modos, parece que "se mostrósiempre mucho más atraído por los ideales deBrown que por Brown mismo'r'".

Thoreau encontraba a Brown anticuado, porsu respeto a la Constitución y su fe en la integri-dad de la Unión. Sin embargo, éstas eran la basede su abolicionismo, ya que consideraba la prác-tica del esclavismo contrario a ambas. Thoreaupiensa en cambio que la Constitución no es sinoun medio del que los gobernantes se sirven, y quela integridad de la Unión, en defensa de la cuallos políticos no se atrevían a intervenir contra lasprácticas esclavistas del sur, e incluso las apoya-ban, no era un pretexto suficiente para eludir a lajusticia. Lo que admira precisamente de Brownes que no la elude, sino que hace de ella su cau-sa y la persigue hasta el final: "llegado el mo-mento de la verdad, muy pocos hombres se mos-traban dispuestos a entregar sus vidas en defensade algo que sabían injusto. No les gustaba queése pudiera ser su último acto en el mundo"(45).Thoreau reconoce que Brown recurrió a la vio-lencia, y lo intenta justificar recordando que lapaz de la comunidad se mantiene por las esposas,la cárcel, la horca y el capellán.

De acuerdo con esto, Thoreau se muestradesconcertado ante la gente que comenta que elcapitán había desperdiciado su vida luchandocontra el gobierno, o que se pregunta qué ganabacon esa lucha. Le cuesta creer que la pasividad yel pragmatismo hayan cegado tanto a la gente, ypor ello dice que lo primero que hay que comba-tir en estos casos es "la ausencia universal desensibilidad en la cabeza y en el corazón, la faltade vitalidad en el hombre (...); de aquí surgen to-dos los tipos de miedo, superstición, fanatismo,

THOREAU: ÉTICA COMO UNIDAD DE TEORÍA Y PRAXIS

persecución y esclavitud'r'". En efecto, si tantosciudadanos no se dan cuenta de la importanciaque tiene luchar contra el régimen esclavista, quedictamina que unos hombres nacen libres, y otrosnacen siervos, destinados a ser propiedad de otro,debido a que el color de su piel es diferente, elproblema no es solamente de los esclavistas, sinode toda la población.

Thoreau critica abiertamente en el escrito alos políticos abolicionistas, que hablan de la "pa-cífica difusión de sentimientos humanitarios sinningún tumulto'v'" como único medio de libera-ción, mientras que en la práctica atacan a Browny hacen cumplir la Ley de Esclavos Fugitivos.Thoreau no puede soportar esta demagogia, quese queda en meras palabras a las que contradicela acción de los sujetos que las profieren. Es in-capaz de entender la teoría desligada de la praxis,la declaración de intenciones al margen de la ac-ción, los ideales proclamados separada de la con-ducta práctica que exigen.

"Cuando un gobierno utiliza todo su poderen proteger la injusticia ( ...), sosteniendo la escla-vitud y matando a los libertadores del esclavo, seestá comportando como una fuerza bruta, o peor,como una fuerza demoníaca=". No hay que olvi-dar que el gobierno que aplasta sin atender a ra-zones a los que se sublevan apoyando la libertadde hombres esclavizados, es un gobierno que es-tá actuando, no en beneficio de la justicia, sino alservicio de los intereses de personas que se sien-ten con derecho a poseer a otras para que traba-jen para ellos, lo cual constituye una forma untanto extrema de sustentar su economía. Se tratade un gobierno que concibe como enemigos a losque se interponen entre él y los oprimidos, poreso Thoreau dice que es un gobierno representa-tivo en el que la capacidad de raciocinio y de sen-timiento humano no están representadas.

Estados Unidos tenía entonces cuatro millo-nes de esclavos, y el Estado de Massachussetsdebía colaborar a que siguieran siéndolo evitan-do su huida. De este modo, mientras el gobiernose esconde de su obligación de hacer justicia an-te tal situación, organizaciones clandestinas deciudadanos disconformes se ven obligadas a darla cara, como es el caso de los Underground Rail-roads, que ente 1810 y 1850 habían hecho llegar

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a Canadá a unos cien mil esclavos. Esto fue posi-ble gracias a una minoría, entre la que estabantanto Thoreau como Brown, y fue en todo mo-mento una organización ilegal. La pregunta queThoreau nos plantea es si habría que haber espe-rado a que esa organización fuera legal o apoya-da por la mayoría. "¿Acaso es imposible que unsolo individuo tenga la razón y un gobierno estéequivocado? ¿Deben imponerse las leyes tan só-lo porque se hayan aprobado?, ¿o declararlas vá-lidas por un número cualquiera de hombres, si noson válidas? ¿Tiene que ser el hombre necesaria-mente el instrumento que lleve a cabo un actoque su propia naturaleza rechaza'r'",

En estas tres obras, Thoreau pone sobre lamesa asuntos muy importantes sobre la relaciónentre el individuo y el Estado. En su opinión, elEstado debe reconocer al individuo como podersuperior independiente del que derive su poder, yno debe juzgar "contrario a su propia estabilidadque haya personas que vivan fuera de él, sin in-tervenir ni acogerse a él, tan sólo cumpliendo consus deberes de vecino y arnigo'P". En definitiva,propone un Estado que se rija por una ética demínimos, permitiendo que el individuo se desen-tienda de él, dejándole que lleve a cabo su vidacomo a él le plazca.

El conflicto viene cuando el Estado cometeinjusticias. ¿Cómo debe actuar el individuo en-tonces? En estas obras hemos visto sus respues-tas, aplicadas concretamente a las cuestiones de laesclavitud y de las guerras injustas. En cuanto asu defensa del Capitán John Brown, he de decirque no estoy de acuerdo. Es cierto que los senti-mientos de humanidad no son nada sin hechos,pero hay que tener cuidado con cómo se llevan acabo estos hechos. Thoreau dice que Brown se le-vantó a favor de la dignidad humana, sin sumarsea ninguna institución y obedeciendo a una ley su-perior, pero cabría preguntarle en nombre de quéley superior se legitima el asesinato. Es cierto queel odio, el rencor y el desprecio son sentimientosque muchos sentirían hacia los esclavistas, peronunca se puede llegar a la justicia a través de me-dios injustos. En cuanto a la legitimación queThoreau intenta hacer de los actos de Brown alu-diendo a los métodos del Estado para mantener elorden, él mismo alude en Desobediencia civil a lo

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ridículos e inútiles, aunque vergonzosos, que resul-tan los procedimientos violentos con los presos. Enla propia obra de Thoreau, encontramos procedi-mientos más adecuados que los expuestos en laApo-logía del capitán John Brown por los que el indivi-duo se puede enfrentar a la injusticia del Estado.

Considero especialmente significativa y ac-tual su propuesta en Desobediencia civil de resis-tencia no violenta, de negamos a colaborar con loque es injusto. Retirar nuestro apoyo a la injusti-cia no es nada desdeñable, requiere una renunciaconstante. En el caso de nuestra sociedad de con-sumo, la aplicación de esta máxima sería no con-sumir los productos de empresas que utilizan mé-todos para la elaboración de sus productos querechazamos (como la esclavitud, salarios infra-humanos o el maltrato a animales). Este es el ti-po de acción que podemos llevar a cabo los que,como dice el propio Thoreau, tenemos más cosasque hacer que combatir aquello con lo que no es-tamos de acuerdo, pero al menos así no nos pres-taremos a colaborar con ello.

Por otra parte, creo que los UndergroundRailroads sí que son una forma adecuada de ha-cer justicia. Efectivamente, no supone quedarseen la pasividad, en el mero rechazo formal de laesclavitud, sino que requiere acción, entrega ycompromiso, pero sin incurrir en matanzas ni enmedios injustos. Se trata de una acción completa-mente positiva: ayudar a devolver la libertad apersonas que han sido privadas de ella. En defini-tiva, acción sí, pero nunca buscando la justicia através de la injusticia.

Notas

1. Mauricio Bach, "Introducción" a Breviario paraciudadanos libres, p.8.

2. Walter Harding. Citado por Juan José Coy en"Henry Thoreau: entre utopía y realidad", intro-ducción a Una vida sin principios, p. 25.

3. Thoreau fue el tercero de cuatro hermanos. Des-cendiente de emigrantes franceses, su familia vi-vía una precaria situación económica, que sólopodía permitirse mandar a un hijo a la universi-dad. Él fue el elegido.

4. Thoreau, citado por Juan José Coy en el estudio pre-liminar a Desobediencia civil y otros escritos, p. xi.

5. Thoreau, Una vida sin principios, p. 77.6. Thoreau, Walden, p. 30.7. Thoreau, Una vida sin principios, p.66.8. Henry Miller, prólogo a Walden, p. 7.9. Juan José Coy, "Henry Thoreau: Entre utopía y

realidad",op. cit., p.lO.10. Thoreau, Una vida sin principios, p. 107.11. Esta creencia sigue aún hoy muy extendida en Es-

tados Unidos, como se puede ver en algunos delos escritos políticos de Noam Chomsky y en laobra de Vicente Verdú El planeta americano.

12. Juan José Coy, "Henry Thoreau: Entre utopía yrealidad",op. cit., p.lO.

13. Thoreau, Breviario para ciudadanos libres, p. 62.14. Milton Meltzer y Walter Harding, A Thoreau

profile, citados por Juan José Coy en "HenryThoreau: entre utopía y realidad", op. cit., p. 17.

15. Gerald Chargin, citado por Juan José Coy en"Henry Thoreau: entre utopía y realidad", p. 23.

16. Thoreau, Breviario para ciudadanos libres, op.cit., p. 45.

17. Thoreau, Libro de citas, p. 91.18. Declaración de Independencia de Estados Uni-

dos, citada por Juan José Coy en el estudio preli-minar de Desobediencia civil y otros escritos, p.XXIJI.

19. Thoreau, Desobediencia civil, en Desobedienciacivil y otros escritos, p. 43.

20. Ibidem, p. 29.21. Ibidem, p. 30.22. Esta afirmación aparece casi con la misma fórmu-

la en La esclavitud en Massachussets, cuando di-ce "quisiera recordar a mis compatriotas que antetodo deben ser hombres, y americanos después,cuando así convenga" (La esclavitud en Massa-chussets, en Desobediencia civil y otros escritos,p.70).

23. Ibidem, p. 31.24. Ibidem, p. 33.25. lbidem, p. 34.26. Ibidem, p. 35.27. Precisamente, según apunta Coy, cuando en 1863,

Lincoln aboliera la esclavitud por la Ley deEmancipación, no fue por su oposición al racismoo por su interés en salvaguardar la legítima liber-tad de los esclavos, sino básicamente por motivospolíticos consistentes en mantener la integridadde la Unión, y se aplicó básicamente a los terre-nos ocupados por la Confederación.

28. lbidem, p. 36.29. lbidem, p. 36.30. Ibidem, p. 37.31. lbidem, p. 41.

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32. Ibidem, p. 41.33. lbidem, p. 43.34. Con anterioridad, siendo profesor de la escuela

que había fundado con su hermano John, se negóa pagar los impuestos de la Iglesia, ya que no po-día entender que su escuela no recibiera nada delos impuestos y la Iglesia sí. En consecuencia, re-dactó una declaración en la que decía no quererser considerado miembro de una asociación o so-ciedad en la que no se hubiera inscrito personal-mente.

35. Thoreau, Walden, pp. 152-153.36. Thoreau, Desobediencia civil, p. 47.37. Thoreau, La esclavitud en Massachusetts, pp 59-

60.38. Ibidem, p. 63.39. Juan José Coy, estudio preliminar de Desobedien-

cia civil y otros escritos, p. xxvi.40. Thoreau, La esclavitud en Massachusetts, p. 66.41. lbidem, p. 74.42. lbidem, p. 77.43. lbidem, p. 78.44. Juan José Coy, estudio preliminar a Desobedien-

cia civil y otros escritos, p. xxix.45. Thoreau, Apología del capitán John Brown, en

Desobediencia civil y otros escritos, p. 86.46. lbidem, p. 90.47. lbidem, p. 95.48. Ibidem, p. 100.49. lbidem, p. 109.50. Thoreau, Desobediencia civil, p. 57.

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