Con Trotsky en El Exilio

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    Con Trotsky en el

    exilio:

    De Prinkipo a

    Coyoacn

    Datos de publicacin:Apareci por vez primera con elttulo With Trostky in Exile: From Prinkipo to Coyoacan,

    publicado en 1978 por Harvard University Press. Luegoapareci en frances.Traduccin al castellano:Del frances, por Tununa

    Mercado, 1979.Versin digital:Editado de su versin original porValentina; publicado por elCentro de Estudios,Investigaciones y Publicaciones "Leon Trotsky",porcortesa de quien aparece aqu.Esta edicin:Marxists Internet Archive, septiembre de2013. Preparado para Marxists.org por Rodrigo Cisterna..

    Nota introductoria

    Los recuerdos del secretario, traductor yguardaespaldas de Trotsky entre octubre de 1932 ynoviembre de 1939 recrean detalladamente laatmsfera en que viva y trabajaba en esos aos de

    http://www.ceipleontrotsky.org/http://www.ceipleontrotsky.org/http://www.ceipleontrotsky.org/http://www.ceipleontrotsky.org/http://www.ceipleontrotsky.org/http://www.ceipleontrotsky.org/
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    exilio. El relato simple y preciso de esa cotidianeidadtrascendente permite, en no pocos casos, superarerrores involuntarios de otros autores, disiparcalumnias y despojar al personaje del aura mitolgica

    que, como a todos los grandes hombres, suelecrersele. Este libro, lejos de basarse en la frgilmemoria, est minuciosamente verificado con unarchivo personal del autor que contiene 22 mildocumentos (entre ellos 4 mil cartas de Trotsky),correspondientes al periodo que se extiende entre1929 y 1940. El periodo del exilio en Mxico esampliamente considerado, aportando mucha -ynueva- informacin, de quien fuera testigo de la

    relacin con Diego Rivera, Frida Kahlo, Bretn ygran cantidad de personalidades mexicanas.Eludiendo la devocin incondicional tanto como lahostilidad sistemtica, el relato de Heijenoort -que no

    pretende ser un examen integral de la personalidadde Trotsky, de sus ideas y de su carcter- contribuyesin embargo a la visin crtica de una etapa histricaque los sucesos posteriores actualizan hoy. Unaexperiencia vivida no se transmite como un objeto.

    Su transmisin es una reconstruccin, unareconstruccin para quien escribe y otra, quizsdiferente, para quien lee. De eso se trata.

    ______________________________

    Prlogo

    Viv junto a Len Trotsky, salvo algunas interrupciones, deoctubre de 1932 a noviembre de 1939. Era miembro de suorganizacin poltica y me convert en su secretario, traductor yguardaespaldas. El pequeo libro que presento no es la historia

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    poltica de esos aos. Tampoco es un retrato de cuerpo enterodel hombre. Son recuerdos, mis recuerdos. Intento recrear laatmsfera en la que viva y trabajaba Trotsky durante esos aosde exilio. Me esforzar por no repetir aqu lo que ya se conoce

    y lo har slo cuando sea necesario para apoyar mi relato. Pidoen consecuencia a mi lector cierto conocimiento de losacontecimientos de que hablo. Le pido tambin que a vecesrestablezca ciertas proporciones; mi relato, muy a menudo,estar hecho de detalles puesto que soy el nico que los conocey no quiero que desaparezcan conmigo; el lector no deber

    perder nunca de vista el contexto en el que todo eso debeinsertarse.

    En el transcurso de mi relato suceder que a veces tenga quedar un detalle que, a primera vista, podr parecer de un intersmenor. Es que s, por mi conocimiento del pasado y de losarchivos, que esa informacin quizs permitir que uninvestigador pueda reconstituir un hecho, identificar undocumento.

    Lo que se ha escrito sobre Len Trotsky despus de sumuerte, aun cuando sus autores hayan sido personas de buenavoluntad, contiene una buena dosis de errores materiales.

    En un Apndice trato de corregir algunos de esos errores.Pero a menudo mi propio texto, sin que yo sealeexplcitamente un error, ha sido escrito como reaccin contraalgn fragmento de un trabajo que considero errneo. Sobreaquellos episodios que peor se conocen es donde ms meextiendo e intento dar todos los detalles que recuerdo. Ciertoserrores que se han vuelto tan frecuentes a menudo slo sonfaltas debidas a distracciones, a veces a tonteras. Pero Trotsky

    es un personaje que parece destinado a provocar actividadesmitognicas, contra las que creo que se debe reaccionar

    presentando un relato lo ms preciso y concreto posible. Poraadidura, las calumnias stalinistas contra Trotsky fueron tanmasivas, tan prolongadas, que seguramente quedan aqu y allalgunos restos de mal olor; la mejor manera de disiparlos escontar simple y exactamente cmo viva.

    Conozco demasiado bien las flaquezas de la memoria para

    llegar a imaginar que no hay errores en mi relato. Pero habaguardado algunas notas y tuve a mi disposicin los archivos,

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    archivos que yo mismo haba puesto en orden. Pude verificarentonces bastantes cosas.

    No he credo oportuno mezclar a estos recuerdos un examen

    crtico de la personalidad de Len Trotsky, de sus ideas y de sucarcter. sa sera otra tarea. Los archivos contienen, tan slopara el perodo de 1929 a 1940, cerca de 22 mil documentos.En otras partes se descubrirn otros. Entre esos documentoshay cerca de cuatro mil cartas de Trotsky, quien fue un grancultor de la epstola tanto por la cantidad como por el estilo.Todo eso queda por explotar. Hasta ahora los escritos deTrotsky han sido objeto, casi exclusivamente, ya sea de unaanatematizacin completa, o de una veneracin devota. Pero loque esos textos piden es una crtica. Crtica de las ideas y desus encadenamientos, de los argumentos empleados, de las

    perspectivas y de sus cambios. Crtica literaria tambin, con unexamen del estilo, un estudio de las metforas que puedanconducir a apreciaciones sobre la persona del autor. Todo esoqueda por hacer, pero no es lo que quise emprender en mi libro.Lo que aporto en este pequeo volumen son, en cierta medida,algunos materiales para ese trabajo.

    Demasiadas veces me sucedi que al contar tal o cual

    episodio de mi vida con Trotsky mi interlocutor sacaraconclusiones muy diferentes de las que yo pensaba obtener conmi relato, como para no saber que el poder de las palabras tienesus lmites. He tratado de elegir bien las mas, pero sinforjarme muchas ilusiones. Sin duda habr malentendidos. Unaexperiencia vivida no se transmite como un objeto. Sutransmisin es una reconstruccin, reconstruccin para quienescribe y reconstruccin, quizs diferente, para quien lee.Dicho esto, he aqu mi relato.

    I

    Prinkipo

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    Llegu a Prinkipo el 20 de octubre de 1932. Tena veinte aos.Acababa de salir de nueve aos de internado y me senta unrebelde total contra la sociedad.

    Desde la edad de quince aos me consideraba comunista, alprincipio con una coloracin rousseauniana y utopista, despus,en medio de la gran crisis econmica y de sus repercusiones,con una actitud ms directamente poltica y activista. A partirde la primavera de 1932 era, de hecho, miembro de la LigaComunista, el grupo trotskista francs de entonces. En aquellapoca no haba carnets de afiliacin: ramos tan pocos, apenasuna veintena de personas verdaderamente activas en Pars. Yo

    participaba en las actividades del grupo que consistan sobre

    todo en tomar parte en las discusiones y en vender a viva vozLa Vrit por las tardes en las bocas de los metros, cuando losobreros salan del trabajo, o el domingo por la maana en lascalles, en los barrios populares. Pegbamos carteles por lanoche, lo que a menudo terminaba en una delegacin policial,

    pues nunca tenamos el dinero para ponerles a esos carteles lostimbres legalmente requeridos. Fui el primer adherente de laLiga que no haba pasado por el Partido Comunista o laJuventud Comunista; todos los que encontraba en la Liga

    haban sido expulsados de una o la otra de esas organizaciones.La Liga haba sido creada en 1930 y haba tenido una vida

    agitada. En 1932, su direccin se encontraba en manos de dosgrupos, Raymond Molinier y Pierre Frank de un lado, Pierre

    Naville y Grard Rosenthal, del otro. El primer grupo, segurode gozar de la confianza de Trotsky, era el que tena

    preponderancia. Las diferencias de temperamento y de carcterentre Molinier y Naville eran una fuente constante deconflictos. En 1930 hubo una crisis que amenaz la existenciamisma de la nueva organizacin. La paz tuvo que ser impuesta

    por Trotsky. Cuando adher a la Liga, no haba desacuerdosprofundos entre los dos grupos y la vida interna de laorganizacin era entonces relativamente calma. Pero elantagonismo entre Molinier y Naville habra de dominar lavida del grupo durante los aos que siguieron.

    El grupo francs formaba parte del movimiento trotskistainternacional. Despus de 1923 Trotsky haba criticado la

    direccin de la Internacional Comunista por lo que considerabadesviaciones de la va revolucionaria. Sin embargo, incluso

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    luego de haber sido expulsado de Rusia por Stalin en 1929,Trotsky siempre consider que su objetivo era reconducir a laInternacional Comunista al camino de la "Revolucin", y nocrear una organizacin rival. Aunque formalmente excluidos de

    las filas de la organizacin oficial, los trotskistas seconsideraban parte de una oposicin que por el momentoestaba afuera, pero que un da recuperara su lugar en las filasde la Internacional Comunista. "Nuestras ideas sern vuestrasideas y se expresarn en el programa de la InternacionalComunista", haba escrito Trotsky unos aos antes.

    A mediados de 1932, el principal tema de disputa entre lostrotskistas y los stalinistas era la situacin en Alemania. Hitlerascenda en forma continua y los dos grandes partidos obreros,el Partido Socialdemcrata y el Partido Comunista, conmillones de votos, permanecan desunidos e inertes. El PartidoComunista alemn, por orden de Stalin rechazaba toda accincomn con los socialistas, identificndolos con los nazis. A

    principio de 1932, Stalin haba hecho el profundodescubrimiento de que nazismo y socialdemocracia eran"gemelos". La actividad del Partido Comunista alemndescansaba sobre la teora de que los socialistas eran, enrealidad, "socialfascistas". Una publicacin comunista oficialdeclaraba en julio de 1931: "Todas las fuerzas del Partido(Comunista alemn) deben ser lanzadas a la lucha contra lasocialdemocracia". El peligro que representaba Hitler eraminimizado y varias veces la direccin del Partido Comunistaalemn anunci que el movimiento nazi estaba a punto dedescomponerse. Trotsky toc a rebato: denunci la polticaabsurda del Partido Comunista alemn en una catarata deartculos y folletos, llenos de mordacidad y de inspiracin. Sihoy echramos una mirada hacia atrs, esos escritos

    apareceran como los ms brillantes de todos los que produjoen el exilio.

    En julio de 1932 la situacin empeor bruscamente enAlemania, donde hubo un nuevo desplazamiento hacia laderecha. El Partido Comunista francs convoc, para el 27 de

    julio, a un gran mitin en Bullier, a fin de tratar de justificar lainjustificable poltica del Partido Comunista alemn y de laInternacional Comunista. Bullier era un vasto saln de baile en

    lo alto del Boulevard Saint-Michel, capaz de contener variosmiles de personas y se utilizaba de tanto en tanto para mtines

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    polticos. La Liga haba decidido hacerse or. Queramosexplicar una vez ms que las organizaciones socialistas ycomunistas deban formar un frente unido contra Hitler. La salaestaba repleta. Y nosotros, apenas unos veinte, en medio de la

    multitud. Despus de uno o dos discursos de oradores oficialesdel Partido Comunista, quienes repitieron que en Alemania elenemigo principal era el Partido Socialdemcrata, nosotrosabrimos fuego. Raymond Molinier grit: "Pedimos la palabra

    para una declaracin de cinco minutos!" Pudo agregar algunaspalabras sobre la gravedad de la situacin en Alemania y sobrela necesidad de un frente unido contra Hitler, pero no logr irmuy lejos. A una seal de Pierre Smard, uno de los dirigentesdel Partido Comunista francs y, sin duda, el que tena ya una

    especialidad en perseguir a los trotskistas, los miembros delservicio de orden que ya nos haban ubicado y tomado posicinalrededor nuestro, se apoderaron de unas sillas y empezaron agolpearnos. Yo fui uno de los que ms recibieron. Me sacaroncon la cabeza ensangrentada

    Ya en el mes de junio Raymond Molinier me habapreguntado si estaba dispuesto a partir a Prinkipo para sersecretario de Trotsky. Se necesitaba alguien y una de lasrazones que guiaron la eleccin de Molinier fue sin duda queyo lea ruso, idioma que me haba puesto a aprender solo. Mi

    partida haba sido demorada varias veces, pero el 13 de octubreme embarcaba en Marsella, en el Lamartine y, despus de unaescala en Npoles y en el Pireo, desembarcaba en Estambul, el20 por la maana. Supe ms tarde que Pierre Frank, que seencontraba entonces en Prinkipo, haba venido a buscarme;

    pero, en mi apresuramiento, descend tan rpido que nosdesencontramos. Sin abandonar el muelle, tominmediatamente el barquito a labes para Prinkipo, donde

    desembarqu al final de la maana, valija en mano. Al llegar ala puerta de la casa, le di una nota al polica turco que all seencontraba. Fue Jan Frankel quien sali a recibirme. Yo estabaconversando con l en el vestbulo de la casa cuando Trotskydescendi de su escritorio. Estaba vestido con un traje de lino

    blanco. Volvindose hacia Jan, dijo, refirindose a m: "Separece a Otto". Otto era Otto Schssler, que viva entonces all;como yo, es rubio, pero el parecido se detiene all: somos muydiferentes por el tamao y la forma del rostro.

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    Len Trotsky se haba exiliado de Rusia a comienzos de1929. Haba llegado a Estambul, proveniente de Odessa el 12de febrero de 1929, con su segunda esposa, Natalia, y su hijomayor Liova que entonces tena 23 aos. Trotsky y Natalia

    haban dejado en Rusia a su hijo menor Serguei, un ingenieroque no se ocupaba de poltica. Dos meses despus de sullegada, Trotsky, Natalia y Liova se instalaron en Prinkipo, unaisla en el mar de Mrmara. Zinaida, o Zina como le deca, lahija mayor de Trotsky, de su primer matrimonio, haba dejadoRusia a fines de 1930 y llegado a Prinkipo el 8 de enero de1931, con su hijo Vsievolod o Sieva, diminutivo de su nombre.Liova se fue de Prinkipo el 18 de febrero de 1931 para ir aBerln, a fin de retomar sus estudios de ingeniera y tambin

    para participar en la poltica revolucionaria. Zina, por su parte,dej Turqua el 22 de octubre de 1931, tambin con destino aBerln para seguir un tratamiento mdico, dejando a Sieva enPrinkipo.

    A mi llegada all encontr viviendo en la casa, comosecretarios y custodios, a Jan Frankel, de Praga; Pierre Frank,de Pars y Otto Schssler, de Leipzig. Una dactilgrafa rusa,Maria Ilinichna Pevsner, que tena un departamento enEstambul, llegaba por las maanas y se iba al final de la tarde;cuando el mar estaba peligroso, pasaba la noche en el hotelitode Prinkipo, el Hotel Savoy.

    Jan Frankel, que haba llegado a Prinkipo el 15 de abril de1930 era, de alguna manera, el secretario titular. Su llegadahaba permitido que Liova pudiera partir a Berln. OttoSchssler, llegado en mayo de 1932, era miembro de ladireccin del grupo trotskista alemn y Pierre Frank, llegado el15 de julio de 1932, era miembro del grupo trotskista francs.

    Los dos haban venido a Prinkipo ms bien como visitantes,visitantes cuyas visitas se haban prolongado pues habamuchas cosas que hacer. En la prctica, esas diferencias noeran muy marcadas. En cuanto a m, deba ocupar el lugar deFrankel, despus de un perodo de formacin.

    Prinkipo es la ms importante de las islas de un pequeoarchipilago del mar de Mrmara. Este archipilago comprendecuatro islas principales que estn habitadas y cinco ms

    pequeas que no lo estn. De las islas habitadas Prinkipo es lams distante de Estambul. La distancia es de unos treinta

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    kilmetros y, en aquella poca, los barcos que salan del puentede Glata al desembarcadero de Prinkipo tardaban, con escalasen las otras islas, alrededor de una hora y media para hacer elviaje.

    La isla de Prinkipo tiene una quincena de kilmetros depermetro, pero estaba en gran parte despoblada. La poblacinse concentraba en una aldea, casi una pequea ciudad, cerca delembarcadero; a continuacin algunas casas se escalonaban a lolargo de la costa norte de la isla y luego se hacan ms rarashacia el oeste. La parte sudoeste de la isla estaba deshabitada.Alejndose de la costa hacia el interior de la isla, se ascenda

    bastante rpidamente. El punto ms elevado estaba a unos 200metros por encima del nivel del mar y cerca de all haba unmonasterio ortodoxo griego. El interior de la isla estabacubierto de pinos, cuyo fuerte perfume flotaba siempre en elaire. El suelo era rojizo. El mar y el cielo, a diferentes horas delda, tenan colores vivos y siempre cambiantes. Al amanecer oen el crepsculo se vean unos violetas y malvas raramentevistos en otra parte.

    Al este de la isla, a pocos kilmetros, se encuentra la costaasitica, al noroeste, mucho ms lejos, apenas visibles, la costa

    de Europa. Halki, la isla habitada del archipilago ms cercanade Prinkipo, se encuentra al noroeste, a uno o dos kilmetros.El mar de Mrmara, con sus islas y la costa asitica, lavegetacin de Prinkipo, el cielo, todo eso junto formaba el sitioms bello del mundo. Yo volv a ver Prinkipo en 1973. En laisla hay muchas ms construcciones. La costa asitica, dondeen 1932 slo estaba el pueblito de Kartal, es hoy en da unsuburbio de Estambul, de casas apretadas. El mar de Mrmaraest contaminado y una fbrica de cemento despide, desde la

    costa asitica, un constante penacho de humo hacia el cielo dePrinkipo.

    La base de la poblacin de Prinkipo en 1932 era griega,aunque la administracin y la polica estuvieran,evidentemente, en manos de los turcos. Todas las islas delarchipilago tienen un nombre griego y un nombre turco.Prinkipo en turco es Byk Ada, la Gran Isla. En Prinkipo, Islade Prncipes, el emperador de Bizancio relegaba all a los

    prncipes en desgracia, a menudo despus de haberles hechosaltar los ojos.

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    La casa que ocupaba Trotsky se encontraba en la costa norte,a un cuarto de hora de marcha a pie del desembarcadero, en elsitio en que las viviendas comenzaban a hacerse raras. La casa,que tena unos cuarenta o cincuenta aos, estaba slidamente

    construida y haba sido sin duda la residencia de verano dealgn personaje importante de Estambul. Se encontraba en ungran jardn rectangular, al que divida en dos partes, el lado dela calle y el lado del mar. El jardn estaba rodeado de bardas deunos dos metros de altura. Se acceda a la casa por una callecitacerrada, Hamladji Sokagi, que descenda hacia el mar. Despusde haber atravesado una pequea puerta de hierro a la entrada,se encontraba a la derecha una dependencia, donde haba

    permanentemente una reducida guarnicin de cuatro a seis

    policas turcos. Al doblar hacia la izquierda, un senderoconduca a la entrada principal de la casa. El jardn, bastanteabandonado, estaba lleno de arbustos y de flores y a la siestalas lagartijas se calentaban al sol sobre las paredes. Se podaatravesar la casa y salir del lado del mar. De ah el jardndescenda bruscamente hacia ste y el camino zigzagueaba enmedio de una abundante vegetacin mediterrnea. Al final del

    jardn se abra una puerta y se llegaba al desembarcaderoprivado de la casa, slidamente construido con enormespiedras.

    La casa tena dos pisos principales. En la planta baja,despus de un vestbulo, una gran habitacin central, conventanas amplias y una puerta vidriada que daba al mar, erautilizada como comedor. A la izquierda haba, cerca de laentrada, una habitacin que serva de sala de guardia, luegovena otra pieza que era, a mi llegada, el cuarto de Pierre Franky de Otto Schssler. A la derecha, estaban la cocina y otra

    pieza. El medio del primer piso formaba una galera amplia que

    terminaba en un balcn del lado del mar. En los costados deesta galera haban instalado contra la pared, estanteras, queestaban llenas de libros y de legajos. A la izquierda de lagalera se encontraba el bao reservado a Trotsky y a Natalia,luego su dormitorio. A la derecha haba, en primer lugar, una

    pieza que era de Jan Frankel y ma, despus un pequeoestudio al que llambamos la cancillera, donde trabajabaMaria Ilinichna y donde se acomodaban los legajos de lacorrespondencia y, finalmente, en esquina, el escritorio de

    Trotsky, grande, con ventanas a ambos lados, bien iluminado.En el segundo piso haba una mansarda, donde ordenbamos

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    las colecciones de diarios y de revistas y una pieza dondedorma la cocinera. No haba telfono en la casa. En caso deurgencia, se utilizaba el telfono del Hotel Savoy, a diezminutos de marcha.

    Toda la casa estaba escasamente amueblada. Ms que vivir,pareca que acampbamos all. Las paredes estaban pintadas ala cal. Pero la casa era espaciosa, seca y llena de luz.

    Cuando Trotsky, Natalia y Liova llegaron de Estambul,vivieron durante cerca de tres semanas en el consuladosovitico. Estaban all en una situacin ambigua, a la vezhuspedes y prisioneros. Era una situacin transitoria que nodur mucho tiempo. El 5 de marzo dejaron el consulado y seinstalaron en el Hotel Tokatliyan, en la calle principal de Pera.El 6 de marzo, Trotsky envi a Maurice Paz, en Pars, elsiguiente telegrama: "Libres estamos hotel buscamos domiciliosalud Len". La primera palabra revela los sentimientos deTrotsky durante su estada en el consulado sovitico. Despusde pasar unos das en el Hotel Tokatliyan, los nuevosemigrados se instalaron en un departamento amueblado queencontr Liova, en el sector llamado Bomonti del barrioChichli de Estambul, en el nmero 29 de la calle Izzet Pash. A

    fines de abril se instalaron en la casa Izzet Pash (la calle y lacasa tenan el mismo nombre, lo que enga a algunosnarradores), en Prinkipo. La casa, la cual yo conoc, seencuentra sobre la costa norte de la isla como aqulla en queviv, pero un poco ms cerca del desembarcadero. Fue daada

    por un incendio, del que volver a hablar, en la noche del 28 defebrero al primero de marzo de 1931, cerca de las dos de lamaana. La maana del incendio, Trotsky se fue a vivir durantetres semanas al Hotel Savoy. A fines de marzo abandona

    Prinkipo y se instala en una casa en la costa asitica, en Moda,un barrio de la pequea ciudad de Kadiky, en el nmero 22 dela calle Chifa. En enero de 1932 vuelve a vivir a Prinkipo, en lacasa a donde llegu y que he descrito.

    Heme aqu entonces en la casa, rpidamente integrado a lavida comn. Una actividad importante, a la que tengo queadaptarme de inmediato, es la pesca. En el desembarcadero dela casa, en la parte baja del jardn, hay dos botes de unos

    diecisis pies de largo cada uno. Uno de ellos tiene un motorfuera de borda. Un pescador griego, Kharalambos, un hombre

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    joven, simple y puro, se ocupa de los botes y de losinstrumentos de pesca. Partimos a la maana, hacia las .cuatroy media. Todava es de noche. Trotsky desciende el senderoque lleva al desembarcadero con paso firme. Algunas veces,

    bastante raramente, Natalia nos acompaa en esas salidas depesca matutina. De los secretarios, uno o dos estamos all. Unode los policas turcos tambin viene. Abajo, Kharalambos tienetodo preparado y partimos rpidamente. Muy pronto, el cielocomienza a ponerse color malva. Es la pesca en pleno mar,activa, a veces extenuante, con lneas o redes, con diferentestcnicas, la que entonces dirige Kharalambos como un amo, deacuerdo a las estaciones y a las especies de peces. El mar deMrmara estaba en aquella poca lleno de peces y traamos

    grandes cantidades de pescado; haba sobre todo rubios ypescados enormes que llambamos palamouts y que son unaespecie de bonito, con la forma y los colores de la caballa, peromucho ms grandes; haba muchos otros. Para el almuerzocomamos muy a menudo pescado, pero eso apenas disminuala cantidad que traamos. El excedente lo donbamos alHospital de Prinkipo.

    A veces Kharalambos colocaba a la tarde nasas para pescarlangostas que bamos a levantar al da siguiente a la maana.Un da volvimos con unas treinta piezas que Trotsky, muyorgulloso, hizo alinear sobre el piso del comedor. Algunasveces dejbamos las lneas con anzuelo durante la noche; perosuceda que los tiburones venan a prenderse de esas lneas ycuando tirbamos de alguna de ellas apareca un monstruo dedos metros que haba que matar a tiros. En lo que se refiere a la

    pesca, se haban producido cierto nmero de accidentes antesde mi llegada que despus me contaron; era un aspecto de loque poda llamarse el folklore de Prinkipo. Un da, Jeanne, la

    compaera de Liova, acompa a Trotsky a pescar. Jeannetena inclinaciones naturistas. Haban trado una red llena de

    peces, que agonizaban en el fondo del bote. Jeanne se puso, abrazos llenos, a arrojar los peces nuevamente al mar. Intildecir que a Trotsky no le gustaban ese tipo de cosas. Otroincidente que formaba parte del folklore, fue un desperfecto enel motor durante una partida de pesca bastante lejos, del ladode Yalova. Hubo que acampar sobre la costa asitica y pasar lanoche al aire libre.

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    De tanto en tanto, la pesca dejaba el lugar a la caza. bamos acazar a la costa asitica, cerca de Kartal. Dejbamos el bote enla playa, con Kharalambos. Partamos con el perro a travs deterrenos incultos, cubiertos de arbustos, una especie de selva.

    La caza era exclusivamente de codornices; muy raramente, unconejo. Trotsky tenan un tiro de escopeta rpido y preciso.Pero era evidente que ese tipo de caza lo absorba muchomenos que la pesca. La caza, por otro lado, era bastante pocoabundante. La cacera muy pronto se converta ms bien en unejercicio de marcha y Trotsky no dejaba de hacer preguntassobre el trabajo en la casa ("Respondi usted esa carta?", etc.),que no haca durante la pesca. Tambin contaba historias decaza. Por ejemplo, cmo se caza el lobo en Siberia: un

    campesino corre muy velozmente, desenrollando un ovillo dehilo embadurnado de grasa y describiendo un ampliosemicrculo que el lobo no poda atravesar.

    Contaba as cmo Lenin llevaba a cazar a Zinoviev, quedetestaba esa actividad y se ocultaba, siempre que poda, en unalmiar de donde Lenin lo sacaba tirndolo de las botas. Hubotambin algunos picnics en el campo sobre la costa asitica. Deuno de ellos vine quemado por el sol y Natalia cur misquemaduras con yogurt, a la manera rusa. Despus de cuatroaos de lucha contra Stalin en el interior del Partido Comunistaruso, Trotsky haba sido excluido de ese partido a fin de 1927 ydespojado de todas sus funciones oficiales. A principio de1928, Stalin lo haba deportado a Alma At, la ciudad principalde Kazajstn, en la parte oriental de Asia central sovitica, ams de tres mil kilmetros de Mosc. Trotsky estuvo all con

    Natalia y Liova. Era, por supuesto, estrechamente vigilado porla GPU, pero tena an cierta libertad. Reciba y enviaba cartas.Iba de caza. Trotsky me cont un da en Prinkipo que durante

    la estada en Alma At, Liova y l haban estudiado de cerca,en los mapas, el camino que haba que seguir para alcanzar lafrontera china, que se encontraba a unos 200 kilmetros, parauna eventual evasin en esa direccin. A fines de 1928, Stalinhaba llegado a la conclusin de que Trotsky no poda

    permanecer en Alma At. Asesinar a Trotsky en ese momentohabra encontrado una oposicin por parte de ciertos miembrosdel Politbur y habra podido enceguecer de rabia a algn

    joven trotskista, hasta el punto de llevarlo a cometer un

    atentado contra Stalin. Exiliar a Trotsky pareca la salida.Stalin vacil largo tiempo. El tren que llevaba a Trotsky,

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    Natalia y Liova, de Alma At a Rusia occidental se quedparado durante doce das y doce noches en una va muerta, a laespera de rdenes. Stalin se decidi finalmente y Trotsky fueenviado a Estambul. Probablemente Stalin pens que, una vez

    en el extranjero, Trotsky permanecera aislado, sin amigos nidinero, y que sera fcil desacreditarlo a los ojos del puebloruso si publicaba artculos en la prensa extranjera.

    En 1932, Stalin habra de darse cuenta de que habacometido un error al dejar salir a Trotsky de Rusia. En elextranjero, Trotsky encontr nuevos amigos, public el Boletnde la Oposicin en ruso y derram una catarata de libros,folletos y artculos. La posibilidad de que Stalin quisiera"corregir" su error asesinando a Trotsky creci de ao en ao.Haba tambin otro peligro. En esos aos Estambul estaba llenade rusos blancos que haban combatido en la guerra civil y queno estaban exactamente bien dispuestos respecto de Trotsky.Adems, los dos peligros podan fcilmente combinarse:mediante la GPU, Stalin poda manipular un ruso blanco para

    preparar un atentado contra Trotsky.

    En 1932 el problema de la seguridad se haba convertido enuna preocupacin constante en Prinkipo. La guardia nos

    llevaba gran parte del tiempo. Estbamos, por supuesto,siempre armados. En ese momento tenamos principalmente

    parabellum alemanas. Trotsky mismo tena una curiosa ypequea pistola automtica que no s de dnde haba salido.Cuando Trotsky iba a la planta baja de la casa para comer,cerrbamos una parte de las ventanas y de las puertas de vidriocon postigos de hierro, y el que de nosotros estaba entonces deguardia, haba comido ms temprano y realizaba su misin enel jardn, alrededor de la casa. Por la noche, el que estaba de

    guardia permaneca en la sala de guardia, cerca de la entrada, yperidicamente haca rondas, a veces con uno de los policasturcos. Nunca me hice demasiadas ilusiones acerca de laeficacia de nuestra vigilancia. Cuando un gran Estado, quedispone de medios financieros y tcnicos inmensos, quiereeliminar a un individuo aislado, desprovisto de recursos,rodeado solamente de algunos amigos jvenes, la partida esdemasiado desigual. Ese escepticismo no disminua nuestrasansias y nuestra devocin. Hacamos lo que podamos,

    dicindonos que tal vez podramos detener al menos el gesto deun desequilibrado. Un agente de la GPU, Blumkin, que haba

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    formado parte del secretariado militar de Trotsky durante laguerra civil, se encontr con Liova en una calle de Estambul yvisit clandestinamente a Trotsky en el verano de 1929. Deregreso a Mosc, fue traicionado y Stalin lo hizo fusilar. En

    Prinkipo, Blumkin, que era un conocedor, haba dicho aTrotsky que por lo menos haca falta una veintena de hombresadiestrados para asegurar la guardia. Nosotros no ramos msque tres o cuatro y poco entrenados.

    La guardia era fatigosa y probamos varios sistemas. Deacuerdo a uno de ellos, nos relevbamos cada cuatro horas; deacuerdo a otro, uno de nosotros asuma la guardia porveinticuatro horas corridas. Nunca se logr nadaverdaderamente satisfactorio. ramos demasiado pocos. Serdespertado en pleno sueo a las dos de la maana para tomarun turno de guardia es algo muy penoso cuando se repitedurante meses y meses, y la falta de sueo constituye uno demis recuerdos de Prinkipo. Cuando durante el da uno denosotros se tenda un rato en la cama para descansar leyendoalgo o para dormitar y, por una razn u otra, Trotsky entraba enel cuarto, no dejaba de exclamar: Vean ustedes a 1aemigracin rusa!

    El cartero traa todas las maanas (salvo el viernes, en esetiempo da feriado en Turqua) un correo abundante. Cartas,diarios, libros, paquetes de documentos afluan del mundoentero. Abramos todos los paquetes antes de entregrselos aTrotsky, pero las cartas se las dbamos sin abrir. La tcnica delasesinato no permita todava en esa poca -pensbamos- meterun artefacto mortfero dentro de un sobre delgado. Todos losdas haba algunas cartas excntricas; algunas citaban la Biblia,otras proponan recetas para la salud o para la salvacin del

    alma. Estaban tambin los coleccionistas de autgrafos.

    El correo nos traa, con tres o cuatro das de atraso, losdiarios de Europa occidental. Trotsky lea entonces conminucia Le Temps y la Deutsche Allgemeine Zeitung,anotndolos con lpiz rojo o azul. Algunos artculos serecortaban y archivaban. Por la maana, llegaban los

    peridicos turcos del da, de los que por lo menosalcanzbamos a leer los titulares. Despus del medioda,

    bamos al desembarcadero a comprar un pequeo diario francs

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    y un pequeo diario alemn que se publicaban en Estambul,que traan los cables de las agencias de prensa.

    Nuestros contactos con el mundo exterior se haban reducido

    al mnimo. Haba una cocinera griega que dorma en la casa. Ala maana vena una criada griega a hacer la limpieza. Cuandofue la primera instalacin en Prinkipo, en 1929, se intent, porrazones de seguridad, prescindir de servicio domstico. Peromuy pronto hubo que renunciar a ese plan. He aqu lo que meescribi Jeanne Martin al respecto, en una carta fechada el 25de febrero de 1959. "Cuando llegu a la casa, Raymond(Molinier) me pregunt si aparte de cierto trabajo de secretaria,de leer los diarios extranjeros (yo haba elegido ocuparme delingls), podra tambin cocinar para todo el mundo, con ayudade Natalia.

    Me explic que no se poda, por razones de seguridad, buscarninguna ayuda mercenaria, sobre todo para la cocina, comousted comprender. Acept. Mi papel fue un poco delicado,difcil y muy pesado. Pues L. D.[1]exiga que los recortes lefueran entregados en el ms breve plazo (usted recordar querevisbamos todos los peridicos que venan de Europa); porotro lado, yo tena que asumir casi totalmente la compra de

    vveres en el mercado, la preparacin de la comida y, con elrgimen estricto a que deba someterse L. D., haba que

    preparar dos tipos de comida diferentes; todo eso con unmaterial primitivo. Las comidas deban servirse exactamente alas horas fijadas porque el empleo del tiempo de L. D. era muyestricto, como usted lo sabr. Un da subi de nuevo a suescritorio y no quiso bajar porque no haba encontrado lacomida lista a la hora establecida; l no esperaba que lollamaran a la mesa, bajaba y todo tena que estar preparado. No

    deca una palabra, no se quejaba. Pero Natalia y yo estbamosdesesperadas". El sistema, ciertamente, no poda marchar y fuenecesario recurrir al servicio domstico.

    No tenamos, en el mundo turco, ni amigos ni conocidos.Nuestros nicos contactos en Estambul eran con el propietariode la casa, un armenio, al que todos los meses le pagbamos larenta, y con algunos comerciantes menores para la compra de

    papelera y los instrumentos de pesca. Durante mi estada en

    Turqua, Trotsky fue una o dos veces a Estambul, a hacerse verpor el dentista. Alquilbamos una lancha grande a motor que

    http://www.marxists.org/espanol/heijenoort/1978/exilio.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/heijenoort/1978/exilio.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/heijenoort/1978/exilio.htm#n1http://www.marxists.org/espanol/heijenoort/1978/exilio.htm#n1
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    vena a recogernos al desembarcadero mismo de la casa y nosllevaba directamente a Estambul.

    No hubo ninguna dificultad con las autoridades turcas

    durante toda la estada de Trotsky en Turqua. En el momentode su lucha por la independencia nacional en 1920, KemalPash haba recibido armas de la Rusia sovitica y esasentregas de armas se haban hecho por intermedio de Trotsky,que entonces era comisario del pueblo en la guerra. Alguienque vino a visitar a Trotsky en 1933 dio mucho ms tarde uninforme de sus conversaciones con l y puso en la boca deTrotsky las siguientes palabras: "Cuando Turqua combata aGrecia durante la guerra, yo ayud a Kemal Pash gracias alEjrcito Rojo. Entre compaeros de armas esas cosas no seolvidan. Por eso Kemal Pash no me enjaul a pesar de la

    presin de Stalin". Las palabras no son tal vez exactamente lasque emple Trotsky, pero los hechos son exactos. He odotambin decir que en los primeros aos de la revolucin rusa,Lenin y Trotsky fueron designados miembros honorarios del

    parlamento turco. En septiembre de 1965 Grard Rosenthal mehizo el siguiente relato: se encontraba en Prinkipo desdecomienzos de 1930 (se qued alrededor de dos meses). KemalPash vino a visitar a cierto alto dignatario turco, quizs unministro, que tena una residencia en Prinkipo, cerca de laresidencia Izzet Pash, donde viva entonces Trotsky. Envi unayuda de campo para que preguntara a Trotsky si podarecibirlo. Este hizo responder que no se encontraba bien,sustrayndose as a la visita. Por qu? No podra respondernada con justeza.

    Probablemente quera evitar todo contacto personal conKemal Pash que en ese momento persegua a los comunistas

    turcos. Esa fue, segn mi conocimiento, la nica tentativa decomunicacin entre las altas autoridades turcas y Trotsky.Cuando se decidi el viaje a Copenhague, en noviembre de1932, las autoridades turcas dieron a Trotsky y a Natalia

    pasaportes turcos para extranjeros, sin ninguna dificultad. (Suspasaportes soviticos estaban vencidos y no podan serrenovados porque, mediante un decreto del 20 de febrero de1932, Trotsky y sus allegados haban sido desposedos de lanacionalidad sovitica). Cuando regresamos de Copenhague,

    nos volvimos a instalar en Prinkipo sin ningn problema y lospasaportes turcos sirvieron de nuevo cuando partimos hacia

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    Francia, en julio de 1933. De hecho, esos pasaportes turcos,vencidos desde haca tiempo, fueron los nicos papeles deidentidad con los que luego Trotsky y Natalia entraron en

    Noruega y posteriormente en Mxico.

    Las autoridades turcas siempre acordaron sin dificultad lasvisas, entonces necesarias para aquellas personas que deseabanvisitar a Trotsky en Turqua o que tenan incluso que quedarseall algn tiempo (como yo, por ejemplo). Bastaba con decirque se iba all por asuntos de edicin o de traduccin.

    En Prinkipo, los extranjeros iban a registrarse a la policalocal. Para los habitantes de la casa todo era muy simple. Comoya dije, haba una pequea guarnicin de policas turcos a la

    puerta. Su jefe, Omer Effendi, hablaba ruso y tambin un pocode francs y era seguramente por eso que haba sido elegido.Era del Cucaso y, en un momento de confianza, una noche metarare, muy bajo para que no lo oyeran los otros policas, unacancin que comenzaba as: la ni Rousski, la ni Turtski, laKavkavski. (No soy ruso, no soy turco, soy caucsico).

    Las relaciones con las autoridades turcas fueron, entonces,correctas, pero nada ms. No tenamos relaciones continuas

    con algunos altos funcionarios a quienes habramos podidorecurrir para arreglar pequeos asuntos (como fue luego el casoen Mxico). Cuando Arne Swabeck, un trotskistanorteamericano, lleg a Prinkipo en febrero de 1933, pas porBerln y Liova le remiti, para que nos la trajera, una radio deonda corta. En la frontera, el envo fue retenido por losaduaneros. Pas dos das en la aduana de Estambuldebatindome con la burocracia turca, para finalmente salir conla valija vaca, sin la radio.

    Cuando Jeanne lleg a Prinkipo en 1929, le dijo a Trotsky:"Usted se parece a sus retratos". A lo cual l respondi: "Quincmodo es! Como si uno fuera un mueble". Trotsky estabalejos de ser un mueble. La vivacidad de sus gestos y de sudiscurso atraa inmediatamente la atencin. Lo queimpresionaba, ante todo, era la frente, muy alta, vertical perono agrandada a causa de la calvicie. Despus los ojos, azules,

    profundos, la mirada fuerte y segura de su fuerza. Durante su

    estada en Francia, Trotsky tuvo que viajar frecuentemente deincgnito para simplificar los problemas de seguridad. Se

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    afeitaba entonces la barba, asentaba sus cabellos a los costados,divididos por una raya al medio. Pero cuando se trataba dedejar la casa y de mezclarse con el pblico, a m me dabaterror: "No, es imposible, el primero que pase va a reconocerlo,

    no podr cambiar su mirada [...]" Luego, cuando Trotsky sepona a hablar, era la boca lo que atraa la atencin. Ya sea quehablara ruso o un idioma extranjero, los labios se aplicaban aarticular distintamente las palabras. Se irritaba cuandoescuchaba a otros hablar de manera confusa y precipitada y seimpona siempre a s mismo una elocucin perfectamente clara.Solamente cuando se diriga a Natalia en ruso, su discurso sevolva ms apresurado y menos articulado hasta llegar a ser unmurmullo. Cuando conversaba con sus visitas en su escritorio,

    las manos, al principio apoyadas sobre el borde de la mesa detrabajo, pronto se agitaban en gestos amplios y firmes, como sicolaboraran con los labios a modelar la expresin del

    pensamiento. El rostro aureolado de cabello, el porte de lacabeza y toda la actitud del cuerpo eran orgullosos y altivos. Sualtura era superior a la media, el pecho fuerte, la espalda anchay robusta, pero la musculatura era fina y las piernas, encomparacin con el tronco, parecan un poco delgadas. Un da,en Mxico, por jugar, se midi conmigo. Me advirti que tenaun centmetro menos que yo. Pero este centmetro no habasido medido cientficamente y yo creo que es necesarioalargarlo. Trotsky deba medir entre un metro setenta y siete yun metro setenta y ocho.

    En el otoo de 1920, una inglesa, Clare Sheridan, escultora yprima de Winston Churchill, vino a Mosc a modelar lascabezas de varios dirigentes bolcheviques. En sus memorias,que no dejan de tener inters, escribe que Trotsky "me indichasta qu punto su rostro era asimtrico. Abri la boca y

    castaete los dientes para mostrarme que su mandbulainferior estaba torcida". Esos defectos no eran aparentes. ClareSheridan observa asimismo: "Su nariz era tambin torcida y

    pareca que alguna vez se la hubiera quebrado". Luego, acontinuacin: "Le ped que se quitara los quevedos porque memolestaban. Detesta sacrselos; dice sentirse desarmado` yabsolutamente perdido sin sus quevedos. Quitrselos, para l escomo una especie de dolor fsico; forman parte de l y, sinellos su personalidad se transforma completamente. Es una

    lstima, pues esos quevedos estropean una cabeza que, sinellos, sera clsica". A lo largo de todos los aos que estuve

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    cerca de l, slo vi a Trotsky sin sus lentes dos o tres veces;casi nunca se los sacaba, salvo cuando estaba con Natalia asolas. Esos lentes eran demasiado gruesos y, sin ellos, los ojos

    parecan ms pequeos y ms cercanos uno de otro.

    Lo que Trotsky escriba puede dividirse en tres partes: lacorrespondencia, los artculos y folletos, los grandes libros.

    Haba grupos trotskistas en una treintena de pases. Cada unode esos grupos estaba, la mayora de las veces, dividido en doso tres fracciones que libraban una dura lucha ideolgica yorganizativa. Desde el momento en que consideraba estarsuficientemente informado, Trotsky intervena directamente enesas luchas. Eso constitua una parte importante de sucorrespondencia. En casos menos crticos, escriba largascartas, llenas de consejos. Dictaba en francs a Frank y a m; enalemn a Otto o a Jan; para algunos que lean ruso, dictabadirectamente a Maria Ilinichna. Cada dos o tres das dictabauna larga carta para Liova, que estaba entonces en Berln. Lacorrespondencia era clasificada en los archivos que seencontraban en la cancillera.

    Los artculos eran suscitados por la actualidad poltica.

    Trotsky raramente tena dos artculos en barbecho al mismotiempo. El artculo poda ser una nota corta o alargarse hasta el

    punto de convertirse en un folleto o en un pequeo libro. Todosesos artculos, excepto ms tarde algunos artculos cortosredactados en circunstancias difciles, estaban escritos en ruso.Muchos fueron publicados en el Boletn de la Oposicin. Unavez traducidos, se publicaban en la prensa trotskista a travsdel mundo. De tanto en tanto, destinaba un artculo de carcterms general a la prensa "burguesa", en Alemania o en los

    Estados Unidos, para conseguir un poco de dinero. Los grandeslibros fueron Mi vida, La Historia de la revolucin rusa, LaRevolucin traicionada y, posteriormente, el Lenin y el Stalin.En esos casos, el trabajo se extenda varios meses, a vecesvarios aos y se llevaba a cabo conjuntamente con los otrosescritos.

    Esta divisin tripartita que acabo de esbozar no era, porsupuesto, absolutamente estricta. En ciertas ocasiones un texto

    que haba sido comenzado como una carta, adquira un ttulo yse converta en un artculo. Algunos folletos como Y ahora?

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    alcanzaban a ser libros. La divisin permite, no obstante,introducir cierta organizacin en la masa de escritos dejados

    por Trotsky. Corresponde tambin a sus mtodos de trabajo.

    A mi llegada a Prinkipo partamos a pescar o de caza a lascuatro y media de la maana. Regresbamos hacia las ocho.Desayunbamos rpidamente y algo ligero. Maria Ilinichnallegaba y Trotsky se pona a dictar. La cancillera, donde MariaIlinichna se sentaba frente a la mquina de escribir, tena una

    puerta que daba al escritorio de Trotsky. Este se pona a andarde un lado para el otro, de su escritorio a la cancillera y, sindetenerse, dictaba, si no a plena voz, por lo menos en voz

    bastante alta. Eso duraba a menudo hasta la una de la tarde. Siy o estaba en mi cuarto, escuchaba esas frases martilleadas,rtmicas y melodiosas.

    Poda entreverse cul haba sido la potencia de esa laringeante una multitud, en una poca en que el arte de la oratoriatodava no tena a su disposicin la tcnica electrnica.

    Las cartas en francs o en alemn, Trotsky nos las dictabasentado frente a su escritorio. Manejaba bien el francs perotena algunas dificultades, sobre todo con el subjuntivo y las

    conjunciones. Lo hablaba, por cierto, con gran naturalidad. Pormomentos la voz tomaba en francs un tono agudo que no tenaen ruso, la u francesa se escuchaba como i y la e muda seconverta en cerrada. Por lo que yo pude juzgar, su sintaxisalemana era mejor que su sintaxis francesa y tambin su

    pronunciacin. Ms tarde habra de mejorar mucho su ingls;pero cuando en 1933, Swabech y posteriormente Shachtmanestuvieron en Prinkipo, escribi con ellos las cartas en ingls.

    Antes de mi llegada a Prinkipo, las traducciones del ruso alfrancs eran hechas en Francia por diversas personas. MauriceParijanine tradujo al francs Moya Zhizn ("Mi vida"). Lasfiorituras con que haba adornado su traduccin y sus notas

    personales que agreg al texto de Trotsky produjeron algunosaltercados que Grard Rosenthal cont en su libro sobreTrotsky[2]. Las cosas llegaron a arreglarse un poco. En la

    primavera de 1932, Raymond Molinier envi a Parijanine aPrinkipo, donde se qued tres semanas. Trotsky le explic que

    quera que las traducciones de sus escritos fueran precisas y

    http://www.marxists.org/espanol/heijenoort/1978/exilio.htm#n2http://www.marxists.org/espanol/heijenoort/1978/exilio.htm#n2http://www.marxists.org/espanol/heijenoort/1978/exilio.htm#n2
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    claras, sin aditamentos, y le confi la traduccin de la Historiade la Revolucin Rusa.

    Creo que Parijanine hizo incluso una parte de esa traduccin

    en Turqua, bajo el control de Trotsky. En el mismo momentode mi llegada a Prinkipo se estaban corrigiendo las pruebas delsegundo volumen. Trotsky encontraba que la traduccin deParijanine era todava demasiado verbosa. Una de mis primerastareas al llegar a Prinkipo fue recortar, con Frank, las volutascon que Parijanine haba ornado la prosa de Trotsky. Despusde mi llegada a Prinkipo me puse a traducir los artculos queste escriba. Al principio, una vez que la traduccin estabalista, le lea el texto en francs, en su escritorio, mientras lsegua el texto ruso. Luego de algunas semanas, abandon esa

    prctica.

    El desayuno que, como ya dije, se tomaba de regreso de lapesca, cerca de las ocho y media, era simple y rpido,bebamos t o comamos queso de cabra. Natalia se ocupabadel t y lo serva a todo el mundo. Cuando el t estabademasiado caliente, Trotsky, a la manera rusa, lo volcaba de lataza al platillo y lo beba aspirndolo. A m, que vena deFrancia, cuando sucedi aquello por primera vez, me pareci

    que era algo que no deba hacerse.

    El almuerzo era a la una, o un poco antes. Nunca duraba msde una media hora. Bebamos agua. Hubo una botella de vinode los Dardanelos sobre la mesa el 7 de noviembre que, comose sabe, es al mismo tiempo el aniversario de la insurreccin deOctubre y el del nacimiento de Trotsky. Muy a menudocomamos pescado. La carne era presentada en albndigas decarne picada, en tomates o pimientos rellenos y casi nunca era

    carne de carnicera. Trotsky no coma mucho. Adems, parecano prestar atencin a lo que coma. Durante los siete aos quecom tres veces por da, sentado a su derecha, nunca le o hacerobservacin cualquiera sobre un platillo. Poda hablar de lasdiferencias entre las manzanas francesas y las manzanasamericanas, pero no se trataba de sus gustos personales, sinoque enunciaba observaciones sociolgicas. En el retiro dePrinkipo, con ese grupo de personas que no variaba durantemeses, no siempre haca el gasto de una conversacin. Me

    acuerdo de comidas, en periodos difciles, en las que nopronunci ni una sola palabra. En general, eran observaciones

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    sobre el trabajo, una noticia que haba recibido en una carta oledo en un diario, observaciones polticas que volvamos aencontrar, unos das ms tarde, en un artculo y que habaensayado con nosotros. Alguna vez surga algn recuerdo.

    Recuerdos de juventud, como esa vez en que haba hecho elridculo en casa de su primo de Odesa poniendo mostaza a unpollo. A veces, recuerdos del Kremlin, donde l vivi en undepartamento prximo al de Lenin. De cada poca de su vida,en fin, salvo de una: la guerra civil. A menudo lo o comparartal o cual episodio de la guerra civil rusa con un episodio de laguerra civil norteamericana o con la revolucin mexicana, en

    particular ms tarde, cuando en Mxico encontr a hombresque haban tomado parte en ella. Pero sas eran observaciones

    polticas. Recuerdos de carcter personal referidos a esa pocajams escuch ninguno. Sus comentarios sobre la gente eranmuy a menudo sarcsticos. Los que se referan a sus enemigosy adversarios, por supuesto. Pero su sarcasmo era burlaamistosa cuando se ejerca, muy a menudo, sobre quienes lorodeaban. Por ejemplo, cuando Daladier era primer ministro,sola decirme: "Su amigo Daladier [...]". Evidentemente, yo noera de ningn modo responsable de Daladier. A unnorteamericano poda llegar a decirle: "Su amigo Roosevelt[...]". Su conversacin tena frecuentemente ese tono mordaz.En su viaje a Mxico, Bretn observ ese costado bromista deTrotsky.

    Despus del almuerzo, Trotsky tomaba una siesta y estabaprohibido entonces molestarlo por cualquier cosa que fuera,aun un telegrama Era en ese momento cuando lea cosas no

    polticas, por lo general una novela rusa o francesa. Es ascomo lleg a leer Los hombres de buena voluntad, de JulesRomains, a quien llamaba "un artista incomparable". Despus

    de haber ledo, dormitaba unos veinte minutos y la siestaterminaba a las cuatro. La vida recomenzaba en la casa.

    Cuando yo llegu a Prinkipo, tombamos el t todos juntos ala tarde, en el comedor, y se producan entonces las mismasconversaciones que durante el almuerzo. Ms tarde, esacostumbre se perdi y Trotsky tomaba el t en su habitacin,con Natalia. La cena era a las siete, ligera y breve. Despus deella Trotsky segua todava trabajando en su escritorio, luego se

    retiraba a su dormitorio cerca de las nueve o nueve y media.Dorma por lo general bastante mal y tomaba somnferos;

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    Natalia sola lamentarse al da siguiente ante nosotros: "L. D.de nuevo tuvo que tomar nembutal anoche," Frankel me contque en 1931, en el momento de las encarnizadas luchas defracciones en el grupo trotskista francs, si al final del da

    llegaba un telegrama anunciando una nueva peripecia de lalucha, se pona de acuerdo con Natalia para que no fueraentregado a Trotsky hasta el da siguiente, para no perturbarlela noche. Trotsky no fumaba y no toleraba que se fumara en su

    presencia.

    Le gustaba poner nombres a la gente que lo rodeaba. Como am no me gustaba el t, logr, despus de algn tiempo, que medieran leche a la maana. A partir de ese instante me converten "Molokan", el bebedor de leche, nombre de una secta rusacuyos miembros se alimentaban de leche. Por haber logrado

    poner en marcha la bomba de agua, fui bautizado "elTecncrata", en la primavera de 1933, cuando la Tecnocraciahaca su aparicin en la escena. Cuando tuve que hacer lostrmites por las visas ante el consulado francs en Estambul,me convert en el "ministro de Relaciones Exteriores".

    Mucho tiempo despus, en Mxico, cuando yo ya conocabien sus costumbres y saba adelantarme a sus exigencias, fui

    "Uzh" (Uy), un sobre nombre que, al parecer, Lenin habadado a Sverdlov.

    El primer visitante que lleg a Turqua luego del arribo deTrotsky a Estambul, fue un abogado francs, Maurice Paz, quelleg el 12 o 13 de marzo de 1929 y se qued unas semanas.Era en Pars uno de los dirigentes del grupo de oposicin que

    publicaba la revista Contre le courant. Las discusiones polticasque tuvo con Trotsky rpidamente se volvieron agrias.

    Por aadidura, Paz no pareca olvidarse de que era abogado.He odo decir que le pidi a Trotsky que le reembolsara losgastos del viaje. No era el tipo de gente que Trotsky buscaba.Paz le recomend una marca de tinta; Trotsky, siempre

    preocupado por su pluma y por todo lo que tuviera que ver conel acto de escribir, encontr que la tinta era buena y la adopt."Es lo nico que hizo bien", deca Trotsky despus, al hablar dePaz.

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    A fines de marzo lleg de Pars un joven desconocido querpidamente conquist a Trotsky. El 20 de abril, Trotskyescribi a Maurice Paz lo siguiente: "Personalmente, RaymondMolinier es uno de los hombres ms serviciales, prcticos y

    enrgicos que se pueda imaginar. Fue l quien encontr unalojamiento, l quien discuti las condiciones con lapropietaria, etc. Est muy decidido a quedarse con nosotrosunos meses, con su mujer". Trotsky ciertamente se habadejado conquistar por Raymond Molinier. Unos meses mstarde, declaraba a alguien que haba venido a visitarlo:"Raymond Molinier es la prefiguracin del revolucionariocomunista futuro". Raymond regres a Pars en mayo; Jeanne,su mujer, cuyo nombre de soltera era Martin des Pallires, se

    qued unos meses ms en Prinkipo, cumpliendo las funcionesde secretaria francesa y, como ya hemos visto, de cocineraimprovisada.

    Alfred y Marguerite Rosmer llegaron un poco antes de finesde mayo. Eran viejos amigos de Trotsky. Rosmer y l se habanconocido en Pars, durante la primera guerra mundial, y sehaban vuelto a encontrar en Rusia, en los primeros aos de larevolucin. Marguerite se qued cuatro semanas, Alfred hastamediados de julio. A comienzo de julio llegaron GrardRosenthal, Pierre y Denise Naville, para tomar parte en lasdiscusiones que habran de desembocar en la formacin de ungrupo trotskista comn en Francia y en el lanzamiento de LaVrit. A fines de mayo haba venido un lituano-austraco,Jakob Frank (o Graef), que conoca el ruso y de quien hablarde nuevo ms adelante; cumpli funciones de secretario hastafin de octubre. Robert Ranc, un francs elegido por MargueriteRosmer, lleg a principios de octubre y se qued algunosmeses. Grard Rosenthal vino de nuevo a fin de enero de 1930

    y permaneci alrededor de dos meses.

    De este modo, las idas y venidas prosiguieron. Jan Frankelarrib de Praga el 15 de abril de 1930, recomendado porMarguerite Rosmer. Se qued bastante ms tiempo que quieneslo haban precedido y fue su presencia lo que permiti a Liova

    partir a Berln el 18 de febrero de 1931.

    Durante uno de sus viajes peridicos a Turqua, Raymond

    Molinier vino con Jeanne y se volvi solo a Pars unas semanasms tarde, dejando a Jeanne en Prinkipo. En una de esas

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    noches clidas turcas, Jeanne y Liova se amaron. Jeanneconsideraba el episodio como una aventura de una noche y

    pensaba regresar a Pars para reunirse con Raymond. PeroLiova se tom el asunto mucho ms en serio y habl incluso de

    suicidarse si Jeanne no se quedaba a vivir con l. Quedaronfinalmente juntos y ella se lig posteriormente mucho a l. Suscartas luego de la muerte de Liova, en 1938, muestran unadesesperacin desgarradora. Trotsky se irrit mucho con Liova

    por su relacin con Jeanne; pero ya hablar ms adelante de lasrelaciones de Trotsky con su hijo.

    Unos das despus de la partida de Liova a Berln, en lanoche del 28 de febrero al primero de marzo, a las dos de lamaana, los habitantes de la residencia Izzet Pash fuerondespertados por un incendio. Trotsky, Natalia y Zina se

    precipitaron al jardn. Frankel se qued en la casa en llamaspara arrojar los legajos del archivo por la ventana, hasta que losbomberos lo obligaron a salir. El incendio era del tipo que eningls se llama un flash fire, es decir, un incendio que pasarpidamente y se consume solo. Cuando estuve en Prinkipo, vialgunos libros con el lomo ennegrecido por el fuego, pero queno se haban quemado y estaban casi intactos. El incendiohaba sido originado por un calefn instalado en el desvn quehaba sido dejado encendido durante la noche. El fuego sloda el desvn y el primer piso no lleg a derrumbarse. En el

    primer piso mismo, el incendio, al pasar tan rpidamente, nolleg a tocar dos armarios cerrados, cuyo contenido fueencontrado intacto. Se perdieron libros, una coleccin defotografas de la poca de la revolucin, carpetas de recortes dediarios que haban sido ordenadas para un libro sobre lasituacin mundial, efectos personales, dos mquinas de escribirrusas. Se salv el manuscrito del segundo tomo de la Historia,

    en el que estaba trabajando Trotsky, los legajos decorrespondencia con los deportados de Siberia, en realidadtodos los documentos importantes. Trotsky mismo consiguisacar al salir el cuaderno de direcciones siberianas. En unaconversacin que tuve con Natalia en 1958, ella me manifestque slo se perdieron las cosas impresas, excepto tal vez unascartas que estaban sobre el escritorio de Trotsky y sobre el deMaria Ilinichna, as como unas pginas de un manuscrito queTrotsky estaba escribiendo sobre el affaire Oustric de Francia.

    Unos aos ms tarde, en una carta, Trotsky declara que en elincendio se destruy un manuscrito suyo sobre Marx y Engels.

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    Pero me inclino a pensar que, en ese punto, la memoria le fall.Fue bastante despus, a principio de 1933, cuando tuvo durantecierto tiempo el proyecto de escribir ese libro. En sus cartas delos primeros meses de 1931, no menciona tal trabajo y, en

    1958, en la conversacin que tuve con Natalia, ella neg queun manuscrito de esa naturaleza se hubiera perdido en elincendio.

    Los sobrevivientes se fueron a instalar en el Hotel Savoy,donde ocuparon un pequeo pabelln en el patio, compuesto detres habitaciones. Frankel habra de declarar ms tarde: "Nossentamos todos abatidos y estbamos muy apenados por las

    prdidas irreparables que haba causado el incendio, todos,menos el compaero Trotsky. Una vez que nos hubimosinstalado, despleg sus manuscritos sobre la mesa, hizo venir ala dactilgrafa (que esa noche se haba quedado en el HotelSavoy) y se puso a dictarle captulos de su libro como si nadahubiera pasado durante esa noche". Trotsky hizo exactamentelo mismo en circunstancias parecidas, como por ejemplo, el

    primer atentado en Coyoacn, la madrugada del 25 de mayo de1940. Despus de haberse aguantado, en medio de la noche, losdisparos de los asesinos conducidos por Siqueiros y mientrasesperaba la llegada de la polica mexicana, Trotsky se sent ala mesa y se puso a escribir. Dictar o empuar la pluma, eran

    para l medios de conservar su equilibrio moral.

    Unos das despus del incendio, Raymond y Henri Molinierllegaron de Pars y comenz la bsqueda de una nuevavivienda. Se encontr una casa en Moda, un barrio de Kadiky,en la costa asitica de la que habl anteriormente; la instalacinse realiz en los ltimos das de marzo.

    Desde mayo de 1929, Alfred y Marguerite Rosmer habandesempeado el papel de rganos de transmisin entre Trotskyy el mundo exterior. Era en particular Marguerite la encargadade las relaciones con los editores y la que guardaba las sumasde dinero, nada extraordinarias, pero no obstante relativamentesignificativas, que producan los contratos por la autobiografay la Historia. Luego se produjo la ruptura entre Trotsky y losRosmer y esas funciones pasaron a Raymond Molinier.

    A mi llegada a Prinkipo, las personas que estaban ms cercade Trotsky en lo que se refiere a las decisiones prcticas, eran

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    Liova, entonces en Berln, Jan Frankel, en Prinkipo, yRaymond Molinier, en Pars. Para algunas cuestiones biendefinidas, Henri Molinier desempeaba un papel importante.

    El clima entre esa gente que rodeaba a Trotsky eramarcadamente antinavillista. Liova y Frankel, sin hablar de loshermanos Molinier, en su apreciacin de Naville establecanmuchos menos matices que Trotsky quien, a pesar de losdesacuerdos con Naville y de que muy a menudo estabairritado contra l, conservaba respeto por sus cualidadesintelectuales. En la habitacin que yo comparta con l, Frankelguardaba, arriba de un armario, dos ejemplares de LaRvolution surraliste para mostrrselos a los recin llegados yhacerles ver, de este modo, los horrores del pasado surrealistade Naville.

    Con los visitantes y recin llegados, Trotsky desplegaba todasu amabilidad. Hablaba, explicaba haciendo gestos, haca

    preguntas, era por momentos verdaderamente encantador. Lapresencia de alguna mujer joven pareca animarlo an ms.Pero, cuanto ms se haba trabajado con l, ms exigente era yms brusco sola ser su trato. La situacin en que vivamostena mucho que ver en eso. Tenamos que vivir meses juntos,

    que pronto seran aos, da tras da, en un espacio restringido,con constantes medidas de seguridad. Todo estaba previsto, lasvisitas, las salidas. "Usted me trata como a un objeto", me dijoun da.

    En su tercera emigracin, de 1929 a 1940, las tres personascon las que se permita ser ms brusco fueron Liova, JanFrankel y yo. Frankel me cont que en Prinkipo las relacionesentre Liova y su padre llegaron en un momento dado a un

    punto tal que Liova habl de ir al consulado sovitico enEstambul para tramitar su regreso a Rusia. Frankel no me dijolo que hizo Liova, pero en una carta de ste a su madre,fechada el 7 de julio de 1937, hay una frase misteriosa: "[...] sime hubieran autorizado a volver a la URSS en 1929 [...]", loque parece indicar que Liova realmente fue a presentar unasolicitud al consulado sovitico y que ese pedido habra sidorechazado. Trotsky colm toda medida cuando, el 15 defebrero de 1937, a propsito de un retraso en el envo de

    declaraciones sobre los procesos de Mosc, escribi a Liova,que estaba entonces en Pars: "Me es difcil decir de dnde

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    recibo los peores golpes, si de Mosc o de Pars". En lo que am respecta, yo senta que en mis relaciones con Trotsky habauna modulacin constante. Eran perodos de confianza alegre yclida, seguidos, sin que se supiera muy bien por qu, de

    momentos taciturnos, incluso tensos. Curiosamente, Trotskytuvo ms tarde en Mxico, con los norteamericanos, relacionesen cierta manera ms simples, quizs un poco ms reservadas,

    pero menos variables. Era ciertamente entonces ms viejo, perotal vez su impaciencia se debilitaba ante la placidez americana.

    Para salir a pescar tenamos, como ya dije, un bote con motorfuera de borda. Luego de cada salida al mar, lo retirbamos del

    bote y lo hacamos marchar durante unos minutos en un barrilde agua dulce para purgar el sistema de enfriamiento del aguade mar, muy corrosiva, que haba quedado en l. Un da de

    junio de 1933, al regresar de la pesca a la maana, nos dimoscuenta de que no tenamos ms aceite de la densidad requeriday que slo nos quedaba un aceite de densidad diferente que seutilizaba en el invierno; decidimos entonces no utilizar elmotor hasta que consiguiramos el aceite apropiado. A la tardeme dispuse a enjuagar el motor en el barril; era urgente evacuarel agua de mar, aun cuando para ello fuera necesario que elmotor marchara con un aceite de una densidad diferente. Puseentonces el motor en marcha en el barril, en la parte baja del

    jardn, cerca del desembarcadero. En el momento en queescuch los traquidos del motor, Trotsky sali al balcn de lacasa y me grit, con todas sus fuerzas: "Pare esoinmediatamente!" En esos instantes era intil intentarexplicarle las cosas.

    Trotsky tena con los objetos relaciones limitadas y precisas.Haba, en general, -cmo decirlo- cierta rigidez, cierta falta de

    naturalidad y de sentido de la improvisacin en la maneracomo los manejaba. Alrededor suyo haba cierto nmero deobjetos que le eran familiares: la estilogrfica, el motor del

    bote, los instrumentos de pesca, la escopeta de caza. Ellostenan que ser tratados de acuerdo a ciertas reglas, difcilmentemodificables. La adaptacin a un nuevo objeto siempre era unaoperacin relativamente complicada. La pluma contaba mucho.La eleccin de una nueva pluma exiga muchos ensayos. Losavos de pesca eran objeto de un gran cuidado. Apreciaba

    mucho las lneas y los anzuelos que le traan o enviaban de losEstados Unidos. Manejaba el motor fuera de borda de acuerdo

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    a las reglas que le haban indicado y sufra si alguien seapartaba de ellas, aunque fuera un poco. Frankel me cont enPrinkipo que, aun en Rusia, Trotsky haba querido tener unautomvil propio y aprender a conducir. Joffe, un diplomtico

    sovitico amigo de Trotsky, le haba hecho traer un MercedesBenz, especialmente equipado con un motor muy poderoso.Trotsky se puso al volante y, a los 400 metros, se meti con elauto en una zanja. se fue el fin de su aprendizaje. En Saint-Palais, en el verano de 1933, no haba en la casa, por razonesde seguridad, ms que trotskistas. Las tareas domsticasrecaan sobre Jeanne Martin y Vera Lanis, ayudadas por todoslos que entonces vivan alrededor de Trotsky. Sobre todo alatardecer, nos quedaba la tarea desagradable de lavar la vajilla.

    Una vez, Trotsky quiso ayudarnos. Empez a secar cada platoy cada vaso con una minucia tal que la operacin se prolonghasta tarde en la noche, dejndonos a todos ms cansados quesi no nos hubiera ayudado.

    Trotsky no tena alrededor suyo ni adornos ni recuerdos.Durante un tiempo conserv cerca de su cama una fotografa deRakovsky que haba sido, sin duda, su amigo personal mscercano en Rusia. La fotografa haba salido de Rusia en 1932,en condiciones difciles. En abril de 1934, despus de lacapitulacin de Rakovsky, yo estaba quemando papeles sinvalor, viejos borradores, en el jardn de la residencia deBarbizon, cuando Trotsky se acerc y me dijo, tendindome lafotografa de Rakovsky: "Tenga, puede quemar esto tambin".

    La mesa de su escritorio estaba siempre llena de papeles. Losordenaba a su manera y siempre saba perfectamente dnde seencontraba cada cosa. Nadie poda tocar nada de esa mesa;

    Natalia le quitaba el polvo muy por encima. En Prinkipo,

    Trotsky tena en un escritorio un cofrecito de metal, quellambamos el tesoro, y en el que guardaba las cartas msconfidenciales. Posteriormente ya no guardaba nada en suescritorio: todo entraba a los archivos, clasificados por lossecretarios. Las nicas cosas que no entraban en los legajos delos archivos, eran las cartas de Serguei, que Natalia guardabaen su cuarto.

    Cuando llegu a Prinkipo, en Estambul se encontraba un

    norteamericano, B. J. Field (cuyo verdadero nombre era Gould)y su esposa, Esther. Ambos haban sido miembros del grupo

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    Trotsky acept la invitacin de los estudiantes danesesporque le daba la oportunidad de defender sus ideas mediantela palabra, encontrar un nmero relativamente grande de suscamaradas de ideas y porque, quizs, podra presentrsele la

    posibilidad de establecerse en un pas de Europa occidental.Discretos esfuerzos ante el gobierno dans para obtener unavisa de estada permanente, o aunque fuera slo bastante

    prolongada, no tuvieron resultado. Ningn otro pas ofreciresidencia. Hubo que retomar el camino de Prinkipo. Elgobierno francs ni siquiera permiti que Trotsky se detuvieraen Pars. El 6 de diciembre, llegado de Dunkerque a la Gare du

    Nord a las 10 de la maana, tena que tomar a las 11 y 10 eltren de Marsella en la Gare de Lyon.

    Las fechas de salida de los barcos eran tales que haba queesperar una decena de das al prximo barco para Estambul.Las autoridades francesas se pusieron de acuerdo para permitira Trotsky que pasara ese lapso en un suburbio de Marsella,alojado en una residencia que se rentara para la ocasin. HenriMolinier fue entonces a Marsella para buscar una casa queconviniera y ponerla en condiciones. El 4 de diciembre, yo

    parta tambin de Pars a Marsella. El 5, con Henri trabajamospara dar los ltimos toques al acomodo de la casa y el 6, tomel tren hacia Avignon para esperar, all, aqul en que llegabaTrotsky de Pars. En Avignon me encontr entonces conTrotsky. Esa fue la primera vez que vi a Liova. Luego, duranteel viaje de Avignon a Marsella, viaj en el mismocompartimiento con Trotsky y Liova. Me puse a hablar delgrupo trotskista de Pars, al que haba tenido la ocasin de verde cerca durante las anteriores semanas. Trotsky me par.Estaba seguro -me dijo- de que la polica francesa habainstalado micrfonos en el vagn. Trat de explicarle que era

    bastante difcil (con la tcnica de ese momento), a causa delruido de fondo, valerse de un micrfono disimulado en un trenen marcha, pero permaneci escptico.

    El tren hizo una parada excepcional en una pequea estacinde los alrededores de Marsella, Le Pas-des Lanciers. Era alldonde tenamos que encontrar a Henri Molinier quien nosesperara con automviles para ir a la mencionada residencia.Henri estaba efectivamente all con los automviles, pero haba

    una contraorden. Las autoridades francesas haban decididoque tenamos que dirigirnos directamente al puerto y

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    embarcarnos en un pequeo barco italiano, el Campidoglio,que parta para Estambul al da siguiente (ya era de noche). Fueuna gran decepcin, pero nada poda hacerse. Tomamosentonces el camino al muelle y llegamos al Campidoglio. Era

    verdaderamente un barco muy pequeo, viejo, que, segn nosdijeron, transportaba yeso. La pasarela era casi una simpleplancha, horizontal. Trotsky y Natalia subieron a bordo conRaymond Molinier. Yo todava estaba en el muelle, arreglandodiversos asuntos, cuando Trotsky reapareci, avanzando con

    pasos bruscos por la plancha que serva de pasarela. Prontoestuvo junto al comisario especial que se encontraba en elextremo de la misma, sobre el muelle. Trotsky agitaba su dedo

    bajo la nariz del comisario y le deca: "No podemos viajar en

    semejantes condiciones. El gobierno francs nos ha engaado".Esa fue una de las veces en que lo vi absolutamente furioso."Cree usted tener el derecho de meterme por la fuerza de la

    polica francesa en un barco italiano?" gritaba. El comisario lerespondi: "S", pero no tuvo la audacia de impedir fsicamenteque Trotsky pasara, aunque tena a su disposicin todos losmedios del Estado francs. Natalia vena detrs, con Raymond.Era evidente que el barco de carga, un verdadero cascajo, nollevaba pasajeros normalmente, que algo haba sido arregladode prisa, a pedido de las autoridades francesas que queran vera Trotsky lo ms pronto posible fuera del territorio. Adems deque iba a tardar ms de 15 das para llegar a Estambul, el barcotena que hacer escala varias veces, cargando y descargandomercaderas, con un ruido espantoso a cualquier hora del da yde la noche. Henos aqu, entonces, en el muelle, a la luz de

    proyectores, junto al desdichado Campidoglio. Es medianoche.Algunos de nosotros estn sentados sobre las maletas. Muchosagentes de polica, de uniforme y de civil, nos rodean; pero nohay periodistas: evidentemente la polica francesa no tieneningn inters en difundir sus planes.

    Comienzan las discusiones. Llamadas telefnicas a Pars.Trotsky me dicta el texto de un largo telegrama que enviar aHerriot, entonces presidente del Consejo, a Chautemps,ministro del Interior, y a Monzie, ministro de Educacin

    Nacional y en el que protesta por la manera como la policafrancesa lo ha engaado. Alguien sugiere que podramos tomarun barco italiano, un verdadero barco de pasajeros que llega a

    Estambul, si Italia concede una visa de trnsito. Como elCampidoglio no va a levar anclas antes de medioda, la polica

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    francesa permite a Trotsky y quienes lo acompaan puedanpasar el resto de la noche en un hotel de Marsella, dejandosentado que si a la maana siguiente Italia no acuerda la visa detrnsito, Trotsky ser metido por la fuerza en el Campidoglio.

    Hacia las tres y media de la madrugada vamos a instalarnos,pues, en el Hotel Regina, en Marsella. El da para m no haterminado: tengo que montar guardia, sentado en una silla en el

    pasillo del hotel, a la puerta de la habitacin de Trotsky yNatalia.

    Al da siguiente, el 7 de diciembre, Henri Molinier va aprimera hora al Consulado italiano. Llamada a Roma. La visade trnsito es acordada. En la mitad de la tarde tomamos el tren

    para Vintimilla. Nosotros, es decir, Trotsky, Natalia, JanFrankel, Otto Schssler y yo. Trotsky y Natalia se han tenidoque separar de Liova, que regresar a Berln. En la frontera, uncomisario especial italiano nos atiende. Las relaciones franco-italianas no eran excelentes en aquella poca y, despus delincidente de Marsella, el comisario italiano no puedecontenerse de hacer un comentario burln, indirectamente,sobre Francia. "Aqu, seor Trotsky, usted est libre", declara.Era evidentemente una exageracin. La travesa de Italia se

    haca en condiciones perfectamente determinadas y bajo elpermanente control de la polica. De Vintimilla partimos haciaGnova y de Gnova a Miln, a donde arribamos el 8 por lamaana. Casi inmediatamente volvimos a salir hacia Venecia, ala que llegamos poco despus de las tres de la tarde para tomarall el barco para Estambul. Al llegar nos encontramos con queel barco acababa de partir pero que, por tren, podamosalcanzarlo en Brindisi, donde tena que hacer escala. Mientrasesperbamos la salida del tren, el comisario nos hizo visitar la

    ciudad y recorrimos los canales en una lancha. Cerca de lasnueve de la noche tomamos el tren para Brindisi de donde alda siguiente, el 9 de diciembre, inmediatamente nosembarcamos en el vapor italiano Adria.

    Mientras se sucedan todas estas tribulaciones, Trotskyestaba melanclico y taciturno. Durante unas semanas habavivido una vida llena de encuentros nuevos y ahora tena queabandonar Europa occidental y volverse a sumergir en el

    aislamiento de Prinkipo. En la escala del Pireo, no descendi atierra. Llegamos a Estambul el 11 a la noche, bastante tarde.

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    Pasamos la noche a bordo y desembarcamos a la maanasiguiente. Pierre Frank, que haba venido de Pars por tren,lleg antes que nosotros a Estambul y verific, antes de nuestrallegada, que todo estaba en orden en la casa. se fue el fin del

    viaje a Copenhague.

    La vida retom su curso como antes en Prinkipo. Trotsky sepuso a trabajar nuevamente. Pareca tener energas renovadas.Estaba decepcionado, ciertamente, por el rechazo que se leopuso a su intencin de quedarse en Europa occidental, pero talvez nunca crey verdaderamente que habran de autorizarlo. Suatencin se concentr en dos temas, la situacin econmica enRusia, extremadamente grave en ese momento, y laconsolidacin organizativa del movimiento trotskistainternacional que comenzaba a hacer relativos progresos.Respecto de la economa rusa, tuve con l una conversacinsobre las tasas de desarrollo; me procur una tabla delogaritmos en la librera francesa de Pera y le trac ciertonmero de curvas, basadas sobre diferentes tasas decrecimiento. Puso las hojas en su escritorio, pero no las utiliz.Tengo la impresin de que un argumento matemtico no le eratransparente, no le transmita confianza.

    La noche de Navidad hubo una gran tempestad. El marestaba tan desencadenado que aun en el pequeo estanqueinterno del desembarcadero de la casa, los dos botes no estabanseguros; las olas pasaban por encima del muelle. Tuvimos quesacar, en plena noche, los botes del agua slo con los brazos yllevarlos al jardn. Trotsky estaba junto a nosotros, lleno devigor.

    Cuando Trotsky dej el consulado sovitico de Estambul, el

    gobierno sovitico le haba dado una suma de 1 500 dlares,como "derechos de autor".Trotsky recibi tambin un

    pasaporte sovitico. Profesin? "Escritor!" Reportajes que lehicieron en la prensa mundial le significaron modestas sumasde dinero que le permitieron instalarse en Turqua. Loscontratos editoriales, sobre todo por la autobiografa y laHistoria, produjeron sumas ms importantes. Una parte de esedinero sirvi para financiar la publicacin del Boletn de laOposicin y ayud a que saliera cierta cantidad de

    publicaciones trotskistas, como La Vrit. Se enviaba tambinun poco de dinero a los deportados de Siberia. En la penuria en

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    que se debatan en esa poca todos los revolucionarios, loscontratos literarios haban producido un relativo desahogo.Pero cuando yo llegu a Prinkipo, en octubre de 1932, el finalde ese desahogo estaba cerca. El viaje a Copenhague, con los

    desplazamientos de un nmero bastante grande de personas,tuvo como saldo un importante dficit financiero, a pesar de lassumas que pagaron los organizadores dinamarqueses y la radionorteamericana. En los meses siguientes las dificultadesrecrudecieron. Pero de todo eso hablar despus. Jan Frankeldej Prinkipo el 5 de enero para irse a Pars. All tena quetomar parte en el trabajo del Secretariado Internacional, que

    pronto habra de ser transferido de Berln a Pars.

    El 5 de enero, Zina se suicid con gas en Berln. Fueencontrada muerta a las dos de la tarde. Liova envi a Nataliaun telegrama que lleg el 6, apenas nos levantbamos de lamesa, despus del almuerzo. Si mal no recuerdo, fue PierreFrank el que estaba entonces de guardia y llev el telegrama a

    Natalia, cuando ella alcanzaba el primer piso. Trotsky y Nataliase encerraron inmediatamente en su habitacin, sin decirnosnada. Nos dimos cuenta de que algo grave haba pasado, nosabamos qu. Nos enteramos de la noticia por los diarios de latarde. En los das que siguieron, Trotsky entreabra de tanto entanto la puerta de su habitacin para pedir una taza de t.Cuando, unos das ms tarde, sali para ponerse de nuevo atrabajar, tena los rasgos devastados. Dos profundas arrugas sele haban formado a cada lado de la nariz y le enmarcaban la

    boca. Su primer trabajo fue dictar una carta pblica dirigida alComit Central del Partido Comunista ruso en la que hacarecaer la responsabilidad de la muerte de su hija sobre Stalin.

    Yo no conoc a Zina. Fueron Jan Frankel y Jeanne Martin

    quienes me hablaron de ella. De los cuatro hijos de Trotsky,ella era la que ms se pareca fsicamente a l y, en ciertamanera, moralmente tambin. Las cartas que escriba a su

    padre eran llenas de pasin. Haba salido de Rusia a finesde1930, con su hijo Vsievolod, nacido en 1926. El padre delnio, Platn Volkov, haba sido deportado a Siberia. De lafamilia de Trotsky, ella fue la ltima en salir de Rusia. Haballegado a Prinkipo con su hijo el 8 de enero de 1931. De suestada en Turqua s muy poco. Parti hacia Berln el 22 de

    octubre de 1931, dejando a Sieva. En Berln se iba a encontrarcon Liova y Jeanne Martin; tena la intencin de seguir un

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    tratamiento psicoanaltico. Trotsky se irrit porque ella habadejado a Sieva en Prinkipo. El 30 de junio de 1932, escriba aLiova: "Mam (Natalia) tiene los pies y manos absolutamenteatados por Sieva, hay que apresurar lo ms que se pueda el

    asunto Sieva". Esta ltima frase se refera a la partida eventualde Sieva a Alemania, donde se encontrara con su madre.Cuando yo llegu a Prinkipo, en octubre de 1932, Sieva todavaestaba all. Era una muchachito dulce y tranquilo, iba todas lasmaanas a la escuela y apenas se haca notar en la casa. Nataliaestaba lejos de tener pies y manos "absolutamente" atados porl.

    En Berln, Zina encontr un mdico judo que hablabafluidamente el ruso y empez a hacerse tratar por l. Jeanne lavea mucho. Como ya cont antes, Sieva viaj de Prinkipo aPars en noviembre de 1932. El 14 de diciembre parti de Parsa Berln, donde se encontr con su madre a mediados dediciembre de 1932. He aqu lo que Jeanne Martin me escribien una carta de fecha 27 de marzo de 1959:

    "Usted sabe, Zina en definitiva se haba olvidadoun poco de Platn. Haca tanto tiempo que se habanseparado que no se le podra verdaderamentereprochar nada. Se estaba curando de su tuberculosis.

    No quera en absoluto regresar a Rusia, muy por elcontrario. Era L. D. el que quera que ella pensara enregresar, pues haba comenzado a comportarse demanera no muy razonable, desde varios puntos devista. Tema sobre todo verse algn da obligada aregresar a Rusia. Tuvo realmente accesos de delirio yfue internada para que la trataran en una clnica, pero

    jams lleg a perder su espritu y todo eso, por otro

    lado, no dur mucho. El doctor, consultado una vezpor nosotros sobre la cuestin Sieva, nos aconsejdejarlo junto a ella; no vea ningn peligro para l enestar cerca de Zina. Vea usted, ella pens alejarlo desu lado en el momento fatal. Su ltimo pensamientofue para l. Estaba tambin muy acomplejada y enrealidad eso parece bastante natural, si puede decirse,cuando se conoce su vida anterior a la llegada aBerln. Pero no pienso que haya sido solamente la

    inminencia, que ella senta, de un regreso de su

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    enfermedad mental, de la que la creamos curada,puesto que haba salido de la clnica y regresado avivir libremente a su pensin, con Sieva, lo que lahaya empujado a eliminarse. Estaba desesperada,

    pero de su desesperacin yo solamente podrahablarle, no escribirle. Su desesperacin debehaberse desplegado a lo largo de todos esos papelesque dej en su casa, sin intentar destruirlos, sinsiquiera haber pensado en hacerlo. Me pregunto porqu no destruimos todo eso, pero no era yo quientena que tomarla iniciativa. Y si Len (Liova) creyque haba que conservarlos [...]. Lo cierto es que la

    polica se los llev en dos allanamientos que hizo en

    mi casa (en Pars, calle Lacretelle), cuando la muertede Len y es terrible pensar que la polica puso sussucias manos en esas cosas tan delicadas y dolorosas.

    Nunca pudieron ser recuperadas ni encontradas lahuella, cuando despus de la guerra se los reclamoficialmente, con todos los papeles que se llevaronde casa. Haba desaparecido todo, se nos dijofinalmente".

    En una conversacin que tuve con ella en septiembre de1959, Jeanne mencion todava tres hechos. El primero, que enBerln Zina no se confiaba a Liova. Incluso antes de suicidarse,slo dej a Jeanne una carta breve. Era una nota perfectamentelcida en la que deca: "Ocpense de Sieva, l es bueno". Elsegundo hecho, es que en el momento de su muerte, Zinaestaba embarazada; Jeanne no hizo ningn comentario alrespecto y yo no puedo decir ms nada de eso. El tercer hechoes que durante el tratamiento psicoanaltico de Zina, Trotskyhaba mandado al psiquiatra las cartas que ella le habaenviado; Trotsky pens sin duda ayudar de este modo almdico; pero Zina lo supo y qued profundamente herida. Lasltimas cartas de Zina a su padre revelan que ella se sentaabandonada. El 14 de diciembre de 1932, le escribi: "Querido

    pap, slo espero de ti siquiera unas pocas lneas". La tragediapersonal que fue para Trotsky la muerte de su hija muy prontodesapareci en la tragedia poltica que se abati sobre Europa.El 30 de enero de 1933, Hindenburg llamaba a Hitler a lacancillera del Reich. Se estableci, por entonces, en Alemaniauna situacin bastarda. Los dos grandes partidos obreros y los

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    sindicatos todava estaban intactos, mientras que el partido nazitena el gobierno entre sus manos. El 2 de marzo, en una deesas reuniones de la tarde en su estudio, Trotsky nos dijo: "Sedeben explotar todas las posibilidades a fondo. Es como si

    tuvieran ustedes que escalar una montaa abrupta que -creenustedes- slo les ofrece una pared lisa. Cuando se encuentranfrente a ella, les parece imposible treparla. Pero si se valen decada falla, de cada escaln natural, de cada intersticio, paraaferrarse con las manos o para apoyar el pie, entonces puedenescalar el pen ms alto, en las condiciones ms difciles. Hayque tener valenta, y tambin prudencia y perspicacia". Lasorganizaciones obreras nada hicieron. Hitler se enardeci. Lafarsa del incendio del Reichstag le permiti barrer, a comienzos

    de marzo, los sindicatos y los partidos obreros y establecer surgimen totalitario.

    La reaccin de Trotsky no se hizo esperar. El 14 de marzotermin su artculo titulado La tragdie du proltariat allemand("La tragedia del proletariado alemn") con un subttulo: "Lesouvriers allemands se relveront, le stalinisme Jamais!" ("Losobreros alemanes se reincorporarn, el stalinismo Jams!").Hay que recordar, una vez ms que hasta entonces la actitud deTrotsky hacia las organizaciones comunistas oficiales habasido la de la reforma. El movimiento trotskista se presentabacomo una oposicin en el marco de la Tercera Internacional,aun cuando hubiese sido formalmente excluido de ella. Aqu yall, al margen de la organizacin trotskista, algunos pequeosgrupos o individuos haban hablado de una nuevaInternacional, pero Trotsky siempre haba rechazadodecididamente la idea. El abandono de la poltica de la reformaindicaba, por lo tanto, una ruptura. Toda la actividad cotidianade los grupos trotskistas haba sido hasta ese momento tratar de

    hacerse or por los miembros de las organizaciones comunistasoficiales. El cambio de poltica se hizo, por otro lado, en variasetapas.

    Ya en esa reunin del 2 de marzo, Trotsky nos haba dicho:"Estoy seguro de que si Hitler se queda con el timn enAlemania y el Partido (Comunista) se hunde, habr que edificarentonces un nuevo partido. Pero la parte constitutiva msimportante de ese partido vendr del antiguo". No era sa,

    entonces, ms que una opinin hipottica. Despus de lacatstrofe del 5 de marzo, el artculo del 14 de marzo rechazaba

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    como fenecida la poltica de la reforma del Partido Comunistaalemn, pero mantena esa poltica para los otros partidos de laInternacional Comunista, en particular para el partido ruso. Noobstante, el problema de la Internacional en su conjunto no

    poda dejar de plantearse. En abril, el Comit ejecutivo de laInternacional Comunista haba adoptado, por unanimidad, unaresolucin que declaraba que la poltica seguida por el PartidoComunista alemn "haba sido enteramente correcta hasta elmomento del golpe de Estado de Hilter inclusive". El Comitejecutivo, bajo la orden de Stalin, cubra a Stalin. Hubo aqu yall reacciones episdicas en las filas de los partidoscomunistas; pero, como organizacin, la Internacional

    permaneca en el puo de Stalin. La poltica de la reforma

    perda toda razn de ser.El 15 de julio de 1933, Trotsky, bajo el pseudnimo de G.

    Gourov, diriga a los grupos trotskistas un artculo titulado: "Esnecesario construir de nuevo partidos comunistas y unaInternacional comunista". En ese artculo, la poltica de lareforma haba sido abandonada para el conjunto de lasorganizaciones comunistas dominadas por Stalin. Esta poltica-deca el artculo- se haba vuelto ahora "utpica yreaccionaria". En ese renunciamiento a la poltica de la reformael partido ruso planteaba un problema muy particular. Pocotiempo antes de su artculo del 15 de julio, Trotsky nos habadicho en Prinkipo, durante una junta: "Desde abril estamos porla reforma en todos los pases, excepto Alemania, dondeestamos por un partido nuevo. Podemos ahora asumir una

    posicin simtrica, es decir, estar por un nuevo partido en todoslos