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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades Programa de Psicología Curso Psicopatología de la Adultez y la Vejez Transcripción de Video TRANSCRIPCIÓN DE VIDEO Rentería, I. (2011). El marketing de la locura – vendiendo la enfermedad. Recuperado de: http://www.youtube.com/watch?v=85nOEFllGbs Según los psiquiatras de la organización mundial de la salud, 450 millones de personas en el mundo tienen un trastorno mental; tres veces las poblaciones metropolitanas de Tokio, Nueva York, los Ángeles, Londres, París, la Ciudad de México, Mombasa, Milán, Madrid, Atenas, Berlín, combinadas. ¿Hay realmente esta cantidad de enfermos mentales o fue sólo un caso de buen Marketing? A principios del 99, Estados Unidos enfrentó una nueva epidemia aterradora, “te sonrojas, te resulta difícil respirar”, decían los posters, con el eslogan, “imagina ser alérgico a la gente”; la enfermedad era el trastorno de ansiedad social. Se afirmaba que afectaba al 13,3% de la población americana y para saber más se instruía a los lectores a contactar con un grupo, “la actual coalición del trastorno de ansiedad social”. Lo que al público no se le dijo, era que tanto la coalición, como la campaña las había creado una agencia de relaciones públicas y era financiada por una empresa farmacéutica. Más tarde ese año con la campaña haciendo consciente a millones de personas de este mal, previamente desconocido, el Paxil se convirtió en la primera droga aprobada por la FDA, para el trastorno de ansiedad social. Psiquiatras como Jack Gorman en la Universidad de Columbia y Murray Stein de la Universidad de California en San Diego, firmaron como los líderes para la campaña de Paxil y en 3 años, Paxil se disparó en su posición, para ser la primera. El director de producto Paxil, alardearía más tarde diciendo, “el sueño de cada hombre de marketing es encontrar un mercado no identificado, desconocido y desarrollarlo, eso es lo que pudimos hacer con el trastorno de ansiedad social”. La competición del Paxil, se fijó en eso y ese mismo año Pfizer consiguió la aprobación de la FDA para vender su antidepresivo Zoloft, para el tratamiento del trastorno del estrés postraumático. Contrataron también una firma de relaciones públicas para crear su propio grupo de líderes psiquiátricos y les pagaron para difundir sus noticias sobre el trastorno. Esta campaña afirmaría

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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA – UNADEscuela de Ciencias Sociales, Artes y HumanidadesPrograma de PsicologíaCurso Psicopatología de la Adultez y la VejezTranscripción de Video

TRANSCRIPCIÓN DE VIDEORentería, I. (2011). El marketing de la locura – vendiendo la enfermedad.

Recuperado de: http://www.youtube.com/watch?v=85nOEFllGbs

Según los psiquiatras de la organización mundial de la salud, 450 millones de personas en el mundo tienen un trastorno mental; tres veces las poblaciones metropolitanas de Tokio, Nueva York, los Ángeles, Londres, París, la Ciudad de México, Mombasa, Milán, Madrid, Atenas, Berlín, combinadas.

¿Hay realmente esta cantidad de enfermos mentales o fue sólo un caso de buen Marketing?

A principios del 99, Estados Unidos enfrentó una nueva epidemia aterradora, “te sonrojas, te resulta difícil respirar”, decían los posters, con el eslogan, “imagina ser alérgico a la gente”; la enfermedad era el trastorno de ansiedad social. Se afirmaba que afectaba al 13,3% de la población americana y para saber más se instruía a los lectores a contactar con un grupo, “la actual coalición del trastorno de ansiedad social”. Lo que al público no se le dijo, era que tanto la coalición, como la campaña las había creado una agencia de relaciones públicas y era financiada por una empresa farmacéutica.

Más tarde ese año con la campaña haciendo consciente a millones de personas de este mal, previamente desconocido, el Paxil se convirtió en la primera droga aprobada por la FDA, para el trastorno de ansiedad social. Psiquiatras como Jack Gorman en la Universidad de Columbia y Murray Stein de la Universidad de California en San Diego, firmaron como los líderes para la campaña de Paxil y en 3 años, Paxil se disparó en su posición, para ser la primera. El director de producto Paxil, alardearía más tarde diciendo, “el sueño de cada hombre de marketing es encontrar un mercado no identificado, desconocido y desarrollarlo, eso es lo que pudimos hacer con el trastorno de ansiedad social”.

La competición del Paxil, se fijó en eso y ese mismo año Pfizer consiguió la aprobación de la FDA para vender su antidepresivo Zoloft, para el tratamiento del trastorno del estrés postraumático. Contrataron también una firma de relaciones públicas para crear su propio grupo de líderes psiquiátricos y les pagaron para difundir sus noticias sobre el trastorno. Esta campaña afirmaría que una de cada trece personas, ha desarrollado este trastorno en su vida, esto incluiría a quien viera un acto de violencia, un desastre natural o un evento angustioso; y como con Paxil, las ventas del Zoloft subieron por las nubes

Esta práctica de vender la enfermedad, se conoce como la compraventa de la enfermedad, una expresión que definió el periodista Lyn Meyer, y es intentar convencer a gente que está especialmente bien de que están enfermos y ha gente ligeramente enferma de que están muy enfermos.

En Madison, la compraventa de la enfermedad se logra con una estrategia de clasificar la condición, en donde la enfermedad mental, se vende igual que los coches, la cerveza o el detergente de ropa. De acuerdo con el mayor Gurú de Nueva York, Vince Parry, no hay una categoría terapéutica que acepte mejor la clasificación que el campo de la ansiedad y la depresión, donde la enfermedad raramente se basa en síntomas mensurables y por lo tanto, abierta a la definición conceptual.

Parry, sugiere a los ejecutivos, tres estrategias principales para lo que él llamó el fomento de la creación de enfermedades:

La primera, es elevar la importancia de una condición o hacer que el público crea que un problema es mucho peor y mucho más extendido de lo que realmente es. Antes de la introducción de los antidepresivos, la depresión se consideraba, incluso para los psiquiatras que afectaba sólo cien de cada millón de personas, desde entonces, las estimaciones han subido a tanto como 100 mil por un millón, un aumento de mil veces; el resultado es que más o menos del 10% de los americanos, unos 27 millones de personas, toma antidepresivos hoy en día, el doble que en 1996.Otra enfermedad psiquiátrica, el trastorno bipolar, se consideraba raro, afectando sólo a una décima parte del 1%, cuando se introdujo en el DSM 3, hoy se afirma que un 10% de la población, cien veces del número original, tiene esta condición. El trastorno bipolar pediátrico no está enumerado siquiera en el DSM, cuando el psiquiatra de Harvard, Doctor Joseph Biderman, empezó a publicar estudios afirmando que los cambios de ánimo en los niños no eran comportamientos normales, sino que en realidad eran enfermedades mentales. La campaña de ventas de la enfermedad de Biderman funciono, sólo en la última década,

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el índice de niños con Bipolar ha subido un cuatro mil por ciento, pero lo que no se le dijo a los padres, era que veinticinco empresas farmacéuticas distintas, habían garantizado el trabajo de Biderman. La extensión de su influencia no se reveló hasta que una investigación del Senado en 2008, expuso a Biderman, por no informar de 1 millón 600 mil dólares en ingreso farmacéutico. Pero estas revelaciones no tuvieron efecto en la psiquiatría. El Bipolar pediátrico sigue siendo aceptado ampliamente en la comunidad psiquiátrica.

La venta de la enfermedad, estrategia número 2, redefinir una condición existente. Esta táctica, toma un estado de ánimo normal y lo define como una enfermedad psiquiátrica que ahora tiene que tratarse con drogas. Ejemplo, la tristeza invernal, una condición vital común, relacionada con la falta de sol en los meses de invierno, pero redefinida por los psiquiatras como el trastorno afectivo estacional, una enfermedad psiquiátrica que requiere tratamiento psiquiátrico; otro ejemplo, consideremos el cambio de emociones en la menstruación de la mujer, creada por los psiquiatras como trastorno disfórico premenstrual, una enfermedad mental, descubierta no en el laboratorio, sino en el departamento de marketing del fabricante de drogas Eli Lilly.

Estrategia número 3, para la venta de enfermedad, crear una condición nueva para una necesidad del mercado no satisfecha. Ejemplo, trastorno de ir de compras compulsivo, promocionado por el psiquiatra doctor Jack Horman, en sus apariciones ante el público, se citaba un estudio reciente que afirmaba que hasta 20 millones de americanos, 90% de ellos mujeres, podía tener el problema, lo que no reveló era que el estudio fue financiado por los laboratorios Forest, fabricantes del antidepresivo Celexa, y que él era un asesor pagado para por lo menos trece firmas farmacéuticas, incluyendo Forest.

La mayoría de los consumidores no ha oído hablar del concepto del marketing de la enfermedad, para sacar beneficio, pero para los que están en la publicidad y los fármacos es bien conocido. Un informe de 2005 de comprensión de la empresa Reuters para ejecutivos de compañías farmacéuticas, observa que la capacidad de crear nuevos mercados de enfermedades, aporta una cantidad indiscutible de miles de millones de ventas de fármacos y que los próximos años presenciará todavía más creación de enfermedad, patrocinada por las corporaciones.

Uno podría preguntar, ¿hay alguien cuestionando este aumento extremadamente considerable y científicamente no comprobado de enfermedades mentales? En abril de 2006, el diario médico Británico, encontró sin querer cuando publicaron un estudio pionero que anunciaba una enfermedad psiquiátrica recién descubierta, el trastorno de deficiencia motivacional o MoDeD, se caracterizaba por letargo y una indisposición para trabajar, se afirmó que en MoDeD afectaba a millones, pero cuando los medios de comunicación por todo el mundo trasmitieron las noticias sin cuestionarlas, el diario dijo la verdad, el estudio era parte de la edición de su día de los inocentes, pero el chiste demostró el punto, la venta de la enfermedad funciona, incluso gente sin enfermedades mentales pueden ser consideradas de riesgo y que se les recomiende un tratamiento de drogas.

Un estudio publicado en el diario de la Asociación Médica Americana, instaba a todas las víctimas de ataques al corazón a tomar un antidepresivo para prevenir la depresión, estuvieran deprimidos o no; luego se descubrió que los autores tenían una relación financiera no revelada con el fabricante del antidepresivo Lexapro.

El drogado preventivo es la onda del futuro, como un experto dijo, por lo visto hay una cantidad de dinero ilimitada que ganar con el marketing farmacéutico de los remedios para las enfermedades y todavía más de los remedios para reducir los factores de riesgo para la enfermedad. Con estas astutas campañas de ventas de la enfermedad, 100 millones de personas en el mundo están hoy en día tomando psicotrópicos y como resultado la industria de los psicotrópicos está ganando más de 150 mil dólares cada minuto. Un asesor del consumidor dijo, puedes vender cientos de millones de dólares de una droga, hasta una mala, si tienes la campaña de marketing correcta.

Lo que nos lleva nuestra siguiente pregunta: ¿ahora que las campañas de comercialización de la enfermedad crean la ilusión de enfermedad mental generalizada, que tan seguras son las drogas que los psiquiatras recetan para tratarla?