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Arte que se implica
Ingvild Goetz
Ha sido mi amor por el arte y la curiosidad por adentrarme en un terreno desconocido lo
que ha alimentado mi pasión por el coleccionismo a lo largo de estos años. Empecé mi
carrera como galerista en Zúrich, Múnich y Düsseldorf, pero era una pésima vendedora,
porque lo que de verdad me habría gustado hubiera sido quedarme yo con todo. El
trabajo como galerista, no obstante, me permitió estar cerca de los artistas. En 1984
cerré la galería y, al cabo de un tiempo, concentré todos mis esfuerzos en el
coleccionismo. La base de mi actividad de coleccionista la constituían el arte
estadounidense de entre los años sesenta y ochenta, y obras de arte povera. Sin
embargo, no quería ver el arte solamente en el salón de casa, sino también en contextos
más amplios. Por ello encargué a los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de
Meuron, por entonces casi dos desconocidos, la construcción de un museo privado.
Cuando este abrió las puertas en 1993, la colección contaba apenas trescientas obras.
El edificio, de estructura rígida y diáfana, influyó muchísimo en mi manera de
coleccionar. Enseguida me di cuenta de que no solo podía mostrar obras individuales,
sino que debía presentar grupos de obras en contextos más amplios. A menudo, cuando
me decido a adquirir una determinada obra, tengo ya en mente exposiciones enteras.
Tengo un vínculo muy personal con todo lo que colecciono. Por eso, salvo Harald
Szeemann, que me introdujo en la escena artística del Nueva York de los sesenta, nunca
he tenido asesores. Mi mayor interés va dirigido a las posiciones artísticas que buscan
implicarse, que van al fondo de las cuestiones políticas y sociales. El arte es capaz de
hacer esto de una forma mucho más sutil que la política. Así, además de la pintura y la
escultura estadounidense y del arte povera, he seguido ampliando el fondo con los Young
British Artists, obras sobre papel, fotografías o piezas de determinados artistas como
Thomas Schütte, Mike Kelley, Rosemarie Trockel o Fischli & Weiss.
Como siempre he sentido un particular interés por el presente, llegué al media art en una
fecha muy temprana. Ese es el motivo por el cual la colección de media art, cuya mayor
parte he donado al Estado Libre de Baviera, ha crecido hasta contar con más de
quinientas obras. Incluye prácticamente todas las formas de proyección de trabajos en
cine, vídeo y diapositivas, hasta llegar a las instalaciones multicanal.
He evitado en gran parte las corrientes dominantes y he preferido concentrarme en
aquellos artistas que trabajaban al margen y a los que la escena no prestaba atención.
Entre estos figuran también muchas mujeres cuya obra no ha sido apreciada en la misma
medida que la de los hombres. En la actualidad, la Colección Goetz cuenta con un fondo
de más de cinco mil obras de casi todos los géneros artísticos. Dos veces al año
presentamos exposiciones de este fondo en el edificio de nuestra sede y en cooperación
con otras instituciones de todo el mundo.
All the world’s a stage es el título de la exposición de las más de noventa obras que he
seleccionado junto a Karsten Löckemann. Giran en torno al tema de la representación, la
teatralidad y la puesta en escena.
He aceptado gustosa la invitación de la Fundación Banco Santander para ser la primera
coleccionista alemana en mostrar en Madrid una selección de mi fondo, en el marco de
una serie de exposiciones de importantes coleccionistas internacionales. La enorme
superficie de la exposición, con cerca de tres mil metros cuadrados, no solo brinda la
posibilidad de presentar una muestra representativa, sino también la de centrarse en un
enfoque temático que se hace visible en casi todas las técnicas artísticas.
Por ello quiero expresar mi gratitud, antes que a nadie, a Paloma Botín O'Shea, que con
su generosa invitación ha hecho posible la presente exposición. En lo que a la realización
del proyecto se refiere, quiero dar las gracias a Borja Baselga, director de la Fundación
Banco Santander; a Rosario López, directora de Proyectos Culturales, y a María
Beguiristain, responsable de Dirección Artística. Vaya un agradecimiento especial a
Karsten Löckemann, conservador de la Colección Goetz, que junto con Leo Lencsés
desarrolló el proyecto de exposición, así como a todo el equipo de la Colección por su
incansable colaboración.