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Universidad de las Tunas Vladimir Ilich Lenin Facultad de Ciencias Agrícolas Título: Evaluación agroproductiva de siete cultivares de soya, (Glycine max (L) Merril) en un suelo Fersialítico Pardo Rojizo Lixiviado en la CCS “Waldemar Días.” en el municipio de Majibacoa. Autor: Leodán Guerra Pacheco Tutora: MSc. Aracelis Romero Arias. Dr.C Raquel Ruz Reyes. Las Tunas, Junio 30 del 2014. Año 56 de la Revolución.

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Universidad de las Tunas

Vladimir Ilich Lenin

Facultad de Ciencias Agrícolas

Título: Evaluación agroproductiva de siete cultivares de soya, (Glycine max (L) Merril) en un suelo Fersialítico Pardo Rojizo Lixiviado en la CCS “Waldemar Días.” en el municipio de Majibacoa.

Autor: Leodán Guerra Pacheco Tutora: MSc. Aracelis Romero Arias. Dr.C Raquel Ruz Reyes. Las Tunas, Junio 30 del 2014. “Año 56 de la Revolución.”

Pensamiento

Comandante en Jefe Fidel Castro 1ro de mayo del 2000 “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser

cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres

humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es

desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es

defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia,

desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y

realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que

no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas.

Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para

Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y

nuestro internacionalismo.”

Dedicatoria

Dedico este trabajo a:

A mis padres por su apoyo incondicional y haberme ayudado a

alcanzar este logro.

A toda mi familia por el apoyo recibido. En especial a Osmani Pacheco

Sosa (mi tío).

A mi Tutora Ing. Araceli Romero Arias por ayudarme en todo

momento y formar valores importantes en mi formación.

A mi gran “Amor” Liliannis Pupo Coello ya que sin ella y estas

personas, no habría sido posible este logro porque son la fuerza de mi

existencia.

Agradecimiento

Quiero empezar agradeciendo a la revolución y al compañero Fidel

Castro, por darme la oportunidad de superarme y de esta forma serle

útil a la revolución, en estos tiempos tan difíciles, a Dios, a mis

padres, familia, esposa, suegros, tutora, al claustro de profesores de mi

facultad, a mis amigos (as), compañeros (as) a todas esas personas que

me han dado su apoyo incondicional lo cual me ha dado fuerza para

seguir adelante y tener una buena preparación para las tareas a las

que me enfrente en el futuro como profesional, que has sembrado en mi

toda la confianza, amor y cariño y que sin ellas la realización de este

trabajo fuera más compleja no hubiese tenido la calidad y el respeto

que ustedes merecen.

A todas esas personas que de una forma u otra han hecho que este

sueño se haga realidad.

Muchas gracias.

Resumen

Con el objetivo de evaluar el comportamiento agroproductivo de 7 cultivares de soya

(Glycine max., L Merril) se desarrolló una investigación en condiciones de campo en la

CCS ´´Waldemar Díaz´´ en Los Guayos, municipio Majibacoa, provincia Las Tunas, en el

periodo comprendido entre el 28 de noviembre del 2013 hasta el 5 de marzo del 2014 en

condiciones de campo. Los cultivares estudiados fueron: Júpiter, Conquista, BR-4,

Canadá, INIFAT-382, Williams-82, Incasoy-1. Se empleó un diseño de bloques al azar,

con cuatro réplicas por tratamientos; Las parcela tuvieron un área de 10 m² en un suelo

Fersialítico Pardo rojizo lixiviado. Los parámetros evaluados fueron. Altura de las plantas,

número de hojas, grosor de tallo, altura de la primera vaina, masa seca y fresca, número

de vaina por plantas, de granos por vaina, peso de 100 granos y rendimiento por

hectárea. Los cultivares Júpiter, Conquista e INIFAT-382 lograron los mejores resultados

en los parámetros morfofisiológicos: altura de la planta, número de hojas por planta,

diámetro del tallo. El mejor comportamiento de masa fresca y seca lo obtuvieron los

cultivares Júpiter, Willians-82, INIFAT-382 y Canadá, así como el mayor rendimiento de

granos se obtuvo en los cultivares Júpiter e INIFAT-382 y el menor en el cultivar Incasoy-

1. Para el estudio realizado todos los cultivares fueron económicamente rentables

destacándose los cultivares Júpiter, INIFAT-382, y Williams-82.

Palabras claves: Soya; Evaluación; Cultivares; Parcelas; Rendimientos.

Abstract

In order to evaluate the productive performance of seven soybean cultivars (Glycine max

(L) Merrill) has developed a research field conditions in the CCS ''Waldemar Díaz'' Los

Guayos, Majibacoa municipality, province of Las Tunas, in the period from November 28,

2013 until March 5, 2014 under field conditions. The cultivars studied were Júpiter,

Conquesta, BR-4, Canadá, INIFAT-382, Williams-82, and INCASOY-1. Design used

randomized block with four replicates per treatment; the plot had an area of 10 m² in soil

leachate reddish fersiallitic Brown. The parameters evaluated were. Plant height, number

of leaves, stem thickness, height of the first pod, dry and fresh weight, number of pods per

plant, seeds per pod, 100-grain weight and yield per hectare. The Júpiter Conquesta and

INIFAT-382 cultivars achieved the best results in morph physiological parameters: plant

height, number of leaves per plant, stem diameter. The better performance of fresh and

dry mass so obtained the Jupiter, Willians-82, INIFAT-382 and Canadá cultivars and the

highest grain yield was obtained in Jupiter and INIFAT-382 cultivars and lowest in the

cultivar INCASOY-1. To study all cultivars were economically profitable highlighting the

Jupiter INIFAT-382, Williams-82 cultivars.

Key words: Soybean, Evaluation, Cultivars, Parcels; Yields.

Índice

I. INTRODUCCIÓN .............................................................................................................. 1

II. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ............................................................................................... 5

II.1 Origen de la soya (Glycine max. (L) Merril).................................................................... 5

II.2 Morfología: ..................................................................................................................... 5

II.3 Cultivares ....................................................................................................................... 7

II.4 Requerimientos agro-técnicos ..................................................................................... 11

II.5 Plagas: ......................................................................................................................... 12

II.6 Exigencias clima y suelo .............................................................................................. 13

II.6.1 Temperatura .............................................................................................................. 13

II.6.2 Humedad ................................................................................................................... 14

II.6.3 Luz ............................................................................................................................ 16

II.6.4 Suelos ....................................................................................................................... 16

II.7 Nutrición ....................................................................................................................... 17

II.8 Importancia: ................................................................................................................. 20

II.8.1 Importancia de la soya en la alimentación animal: ................................................... 21

III. MATERIALES Y MÉTODOS ....................................................................................….25

III.1 Ubicación de la zona objeto de estudio .................................................................. 25

III.1.2 Caracterización del suelo y comportamiento de las variables climatológicas ...... 25

III.1.3 Comportamiento de las variables climáticas: ...................................................... 26

III.1.4 Experimento: ....................................................................................................... 27

lll.2 Labores agrotécnicas realizadas al cultivo. ............................................................. 28

III.2.1 Fitotecnia aplicada: ............................................................................................. 28

III.2.2 Preparación de suelo........................................................................................... 28

III.2.3 Siembra ............................................................................................................... 28

III.2.4 Riego ................................................................................................................... 28

III.2.5 Fertilización ......................................................................................................... 28

III.2.6 Control de plantas arvenses ................................................................................ 29

III.3 Control de plagas ................................................................................................... 29

III.4 Cosecha ................................................................................................................. 29

III.5 Método de análisis empleado para evaluar las mediciones. .................................. 29

III.6 Análisis económico. ................................................................................................ 29

IV.RESULTADO Y DISCUSIÓN ........................................................................................ 30

IV.1 Valoración económica ............................................................................................ 37

V.CONCLUSIONES .......................................................................................................... 38

VI.RECOMENDACIONES ................................................................................................. 39

VII.BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................... 40

ANEXOS

1

I. Introducción

La soya (Glycine max. (L) Merril) es la principal oleaginosa a nivel mundial, debido a su

alto porcentaje de proteínas (35 a 50%), contiene vitaminas (tiamina, riboflavina, ácido

nicotínico, E, K, A, D y C), y minerales como: hierro, fósforo, magnesio, zinc, cobre y

calcio, además contiene entre 1-5% de lecitina y de aceite de calidad (15 – 25%) por lo

que constituye una fuente de proteína barata y de gran calidad, tanto para la

alimentación del ganado, pudiendo utilizarse tanto el grano como la planta (Morejón,

2008).

La soya ocupó en el 2011 una producción total de 246,7 millones de toneladas de

granos. EE.UU. es el mayor productor con 83,17% de la producción mundial, seguido

por Brasil con 74,81%, Argentina 48,87%, China con un 14,48%, La India con un

12,28%, Paraguay con 8,30%, Canadá con 4,24% y Bolivia con 2,30%. Según

Wikipedia (2014).

Sin lugar a dudas, la harina de soya ocupa un lugar de privilegio entre los numerosos

recursos proteicos que actualmente se emplean en la alimentación animal. De acuerdo

con el Departamento de Agricultura de USA, la misma representa aproximadamente

70% del consumo mundial de harinas proteicas, de ella el 18% por bovinos con el

objetivo de incrementar la producción de carne y leche su principal destino (Soystats,

2005).

Por otra parte, la soya constituye la base proteica de muchos alimentos para humanos y

animales. Se emplea en la extracción de aceite para consumo humano, además como

base para conformar diversos productos, como son: barnices, colas, esmaltes, grasas

industriales, lubricantes y tintas (Ortiz et al., 2004).

En la agricultura moderna es una especie fundamental para la producción animal en la

alimentación de varias especies debido a la buena calidad nutricional y elevado

contenido de proteína (Lemos, 2006; Paula, 2007). Se considera también, un cultivo

con una posibilidad viable para la producción racional y sostenida, con base en la

rotación de cultivos, que garantiza la conservación y el mejoramiento del potencial

productivo del suelo (Valencia et al., 2008).

A pesar de los múltiples usos de la soya el mundo industrializado no se ha preocupado

mucho de divulgar o emplear esta planta para alimentar a los animales y así suplir las

2

necesidades de millones de personas en África, en Asia y una gran parte de América

Latina que no consumen leche (Morejón, 2008).

En Cuba se conoce la soya desde el 1904, cuando fueron plantadas para su

aclimatación cincuenta cultivares en la Estación Experimental Agronómica de Santiago

de las Vegas. Por años su cultivo se limitó a las demandas de investigaciones y solo a

fines de la década de los años 50 se inició la explotación comercial en áreas de las

actuales provincias de Villa Clara, Ciego de Ávila y Pinar del Río con destino a la

fabricación de piensos para el ganado, llegándose a procesar 15 000 y 35 000

toneladas por años, pero el aumento de las importaciones casi la erradicó de los suelos

cubanos (Ortiz et al., 2004).

Sin embargo nuestro país no ha estabilizado su producción, en la actualidad se

importa desde Brasil, Argentina y países de Asia, lo que obliga a destinar cuantiosos

recursos para adquirir el grano, viéndose en la necesidad de importar grandes

cantidades con la correspondiente erogación de divisa ya que es un elemento

imprescindible para la producción intensiva de carne de aves y cerdos, producción de

leche, así como para la producción de yogur, aceite y complementar otros alimentos

(Villalobar y Camacho, 2008), los precios actuales superan: (615 USD/tonelada).

La soya está penetrando cada vez más como componente clave de los alimentos

balanceados para todo tipo de producción ganadera, pues antes se usaba un cinco por

ciento en pollos y cerdos y ahora su utilización asciende al 30 por ciento, porque es una

proteína barata y de alta calidad (Diaz et al., 2007).

La potencialidad del cultivo de la soya difiere entre las distintas zonas de producción del

país debido fundamentalmente a factores climáticos. La búsqueda de altos

rendimientos en el cultivo implica un buen manejo de los diferentes factores que lo

pueden afectar tales como la producción de semillas, el riego, la fertilización, los

cultivares (Wolf, 2010).

En el país se han logrado producciones de 1,3 a 2 t.ha-¹ que se considera bajo ya que

hay cultivares que pueden alcanzar desde 3,5 a 5 t.ha-¹. A partir de la utilización de la

misma se han buscado alternativas para lograr mayor eficiencia en la producción donde

se pretende incrementar su disponibilidad para la alimentación animal. (Turruelles,

2012; Pérez-Peña et al., 2013; Romero-Arias et al., 2013).

3

En el 2000 se inició un proyecto conjunto con el INCA y el CENSA, para evaluar

cultivares foráneos y cultivares desarrolladas en estos centros, estas se sembraron en

la primavera del 2001, 2002 y 2003 en varias provincias del país arrojando resultados

positivos los cultivares desarrollados en estos centros (Cultivos Tropicales, 2004).

En Las Tunas la producción de soya ha sido más bien a un nivel experimental que

productivo, sin haberse logrado el establecimiento a gran escala, para revertir este

problema se han llevado a cabo varios trabajos investigativos, ferias campesinas sobre

el cultivo de la soya las cuales han reunidos a productores de cultivos varios, cerdos y

otros animales, con el objetivo de evaluar cultivares y adquirir las que mejor respondan

a las condiciones y preferencias individuales de los agricultores (Romero A A, 2012).

Propiciando así los cultivares mejores adaptados y semillas de calidad para obtener

altas producciones y disminuir la necesidad de fuentes de proteínas para la

alimentación de animal, contribuyendo a aumentar la disponibilidad de alimentos

principalmente en la época de sequía con la inminente tarea de aumentar la producción

de carne y leche.

A partir de la utilización de la misma se han buscado alternativas para lograr mayor

eficiencia en la producción donde se pretende incrementar su disponibilidad. En

Majibacoa el cultivo no tiene antecedentes ya que solo existe un cultivar con un

rendimiento promedio de 1.2 t.ha-¹ por lo que se plantea el siguiente problema

científico: La insuficiencia de cultivares de soya adaptados a las condiciones

edafoclimáticas en la CCS Waldemar Díaz en el municipio Majibacoa limita los

rendimientos agrícolas del cultivo.

Objeto de estudio: El cultivo de la soya.

Objetivo General: Evaluar siete cultivares de soya en las condiciones edafoclimáticas

de la CCS Waldemar Díaz para seleccionar las de mejor potencial productivo.

Campo de acción: Comportamiento agroproductivo de cultivares de soya en la CCS

Waldemar Díaz.

Hipótesis: La evaluación de cultivares de Soya a través de los indicadores morfo

fisiológicos, sus rendimientos, en las condiciones de clima y suelo de la CCS Waldemar

Díaz en el municipio Majibacoa, permitirá seleccionar los cultivares más productivos y

4

con ello se contribuirá a la diversificación biológica del cultivo con vista a la alimentación

animal.

Objetivo específicos:

1. Revisión bibliográfica referente al cultivo de la soya dentro y fuera del país.

2. Evaluar indicadores morfofisiológicos del cultivo de la soya en las condiciones

edafoclimáticas de la CCS Waldemar Díaz del municipio Majibacoa.

3. Determinar indicadores de rendimiento y sus componentes.

4. Realizar una valoración económica de la producción de los diferentes cultivares.

5

II. Revisión Bibliográfica

II.1 Origen de la soya (Glycine max. (L) Merril)

La utilización de la soya como alimento humano está ligada al pueblo chino desde sus

orígenes, ya que ha constituido su principal fuente de proteína y durante miles de años

su cultivo estuvo restringido a las zonas en que se asentaba este pueblo. Es una

leguminosa sembrada por los chinos hace cerca de 5 000 años. Posteriormente en el

siglo XX pasó a ser cultivada comercialmente en los Estados Unidos y a partir de ahí

hubo un rápido crecimiento en la producción con el desarrollo de los primeros cultivares

comerciales (Gomes de Almeida, 2006; Valladares, 2010).

Según Wikipedia (2014) la soya se clasifica de la siguiente manera:

Reino: Plantae

Subreino: Tracheobionta

Filo: Magnoliophyta

Clase: Magnoliopsida

Subclase: Rosidae

Orden: Fabales

Familia: Fabaceae

Subfamilia: Faboideae

Tribu: Phaseoleae

Subtribu: Glycininae

Género: Glycine

Especie: Glycine max (L.) Merrill.

II.2 Morfología:

Planta: Planta herbácea anual con un hábito de crecimiento erecto y alta facilidad de

adaptación a diversas condiciones edafoclimáticas, cuyo ciclo vegetativo oscila de tres

a siete meses y de 40 a 100 cm de envergadura. Las hojas, los tallos y las vainas son

pubescentes, variando el color de los pelos de rubio a pardo más o menos grisáceo.

(Oda, 2007; Rodríguez et al., 2008).

6

Sistema Radicular: Cuando comienza la germinación, lo que se desarrolla en primer

lugar es la raíz del embrión (radícula), que va a ser la encargada de absorber el agua y

los nutrientes y asegurar la fijación de la planta al substrato.

La raíz central de la soya no profundiza excesivamente, pero puede ramificarse mucho

y ocupar, transcurridas entre cinco y seis semanas desde la emergencia de la plántula,

los espacios entre líneas. Las raíces empiezan a crecer cuando las condiciones de la

humedad y temperaturas del suelo son adecuadas. Al final del ciclo del cultivo pueden

haber alcanzado incluso un metro y medio de profundidad, aunque el mayor volumen

radicular se concentra en los primeros 30 cm. Las raíces de la soya, como las de todas

las leguminosas, se caracterizan por su capacidad de producir nódulos en los que se

desarrollan las bacterias (Bradyrhizobium) capaces de fijar nitrógeno atmosférico

(Socorro y Martín, 1998; EMBRAPA, 2011).

Tallo: El hepicótile (parte del tallo que se halla por debajo del punto de inserción de los

cotiledones) comienza a desarrollarse después de que las raíces, empujando a la

semilla hacia la superficie del suelo. Durante este proceso el hipocótilo se va

enderezando hasta alcanzar una posición vertical sobre el terreno. El mismo es rígido y

erecto, adquiere alturas variables, de 0,4 a 1,5 metros, según cultivares y condiciones

de cultivo. Suele ser ramificado. Tiene tendencia a encamarse, aunque existen

cultivares resistentes al vuelco. Éste tiene la capacidad de ramificarse, característica

cuya intensidad depende de los cultivares y del espaciamiento utilizado (Fehr y

Caviness (1971) citado por Toledo 2004).

Hojas: Cuando el hipocótilo adquiere la posición vertical y está ya al aire, los

cotiledones se abren y aparece el primer par de hojas, situadas en un mismo nudo.

Estas hojas son simples, a diferencia de las adultas, todas trifoliadas con los foliolos

oval-lanceolados (con tres falsas hojas o foliolos) y que se localizan de forma alterna en

el tallo. De color verde característico que se torna amarillo en la madurez, quedando las

plantas sin hojas (Silveira y Duran, 2000).

Flores: Las flores se ubican en el punto de unión de las hojas con el tallo principal o

con las ramas laterales (axila de la hoja), y se agrupan formando un racimo. El número

de flores por axila depende de los cultivares, de las condiciones climáticas y de su

situación en la planta. Se encuentran en inflorescencias racimosas axilares en número

variable. Son amariposadas y de color blanquecino o púrpura, según el cultivar. El

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periodo de floración, que normalmente dura unos 25 días, puede extenderse hasta los

45 ó más (Socorro y Martín, 1998; Toledo, 2004).

Legumbre: A partir de las flores fecundadas se originan las típicas vainas dehiscentes

por ambas suturas, que en la soya pueden tener hasta cuatro granos cada una. La

coloración de estas vainas y la presencia o ausencia de pilosidad son características

relevantes para identificar los distintos cultivares de soya (Alemán, 2004).

Semilla: La semilla de soya se compone de dos partes: el tegumento o capa protectora

y el embrión, donde se encuentran los órganos básicos de formación de la planta

adulta, y los cotiledones u hojas embrionarias con tejidos de reserva, que contienen

fundamentalmente aceite y proteínas .Se produce en vainas de 4 a 6 cm de longitud y

cada vaina contiene de 2 a 3 granos. La semilla varía en forma, desde esférica hasta

ligeramente ovalada y entre los colores más comunes se encuentran el amarillo, negro

y varias tonalidades de café (FENALCE, 2010).

Es esférica, del tamaño de un guisante y de color amarillo. En algunos cultivares

mejorados presenta alrededor del 40-42 % de proteína y del 20-22 % en aceite,

respecto a su peso seco (Alemán, 2004).

II.3 Cultivares

La semilla de soya disminuye y pierde rápidamente su poder germinativo como

resultado de su alto contenido de proteína y grasas, así como también porque su

tegumento es muy fino y por tener una alta higroscopicidad. Esto se produce sobre todo

en condiciones de altas temperatura y humedad. Si se almacena en un lugar seco y

frío, puede mantener su germinación hasta 3 años. Se ha comprobado que los

cultivares de grano verde o amarillo pierden la germinación más rápido que la de

granos oscuros (Díaz, 1979).

Considerando que existe diversidad morfológica en función del ambiente que se

considere, la planta de soya puede alcanzar en el mes de noviembre una altura

promedio de 83 cm (Kantolic et al., 2006), con valores máximos de 123 cm registrados

en el mismo mes, y mínimos de 41cm en los meses de septiembre y enero. (Toledo et

al.; 2008) Presenta las dos primeras hojas unifoliadas opuestas y el resto trifoliadas

dispuestas en forma alterna. A partir de algunas yemas axilares pueden desarrollarse

ramas con una estructura similar al tallo principal. El sistema radical está compuesto por

8

una raíz principal pivotante donde, según el genotipo, la máxima profundidad

exploratoria de las raíces principales es próxima a los 2 metros.

Soldini (2008). Plantea que el éxito de la producción de soya en las regiones tropicales

se ha debido en gran medida a la obtención de cultivares muy productivos, adaptados a

las condiciones tropicales. La búsqueda de cultivares con mayor adaptación a las

condiciones agroclimáticas de Cuba ha estado muy estrechamente vinculado con la

introducción y evaluación de cultivares foráneos, en siembras de verano (julio-agosto);

en esta época la mayoría de los genotipos foráneos evaluados que suman varios

cientos, producen granos eficientemente, sin embargo, existen áreas de consideración

que podrían utilizarse para la producción de este cultivo en siembras de primavera

(abril-mayo). Con el inicio de las intensas precipitaciones y la elevación de la

temperatura, es posible producir eficientes volúmenes de granos sin la costosa técnica

de riego, que significa un alto porcentaje del costo del cultivo; en este período las

intensas lluvias durante el crecimiento vegetativo y hasta el llenado de los granos

ayudan a obtener altos rendimientos, pero en las fases de madurez y cosecha se

producen grandes pérdidas, impidiendo en muchos materiales su secado y la caída de

las hojas que en ocasiones impiden la utilización de los granos (Ortiz, 2008).

En el primer informe anual de la Estación experimental agronómica de Santiago de las

Vegas, hoy Instituto de investigaciones fundamentales en agricultura tropical (INIFAT) y

del Ministerio de la agricultura de Cuba (MINAG), se menciona la aclimatación de 50

cultivares de soya los cuales fueron estudiados para recomendar los de mayor potencial

productivo. Como resultado de esta investigación, actualmente se dispone de los

cultivares INIFAT-V9, INIFAT-70, Cubasoy-23, Cubasoy-120, INIFAT-382, Júpiter,

Williams, Canadá, Conquista, Duocrop, G7R-315, IGH-24, GR-4, Doko, Vernal y

Cristalina. Las características de las mismas se detallan en el acápite correspondiente (ver

cultivares) y las épocas de siembra apropiadas para cada una de ellas, para grano y

forraje. Paralelamente a lo expuesto, dentro del problema principal estatal de frijol y soya,

en diversas instituciones del país (Instituto Nacional de Ciencia Agrícola, Instituto de

Ciencia Animal, Instituto de Investigaciones de Pastos y Forrajes, Instituto de

Investigaciones de Mecanización Agropecuaria, Instituto de Investigaciones de Sanidad

Vegetal, INIFAT, IIIA y otras), se han efectuado investigaciones que posibilitan maximizar

el aprovechamiento de los nuevos cultivares, entre las que figuran a la rotación e

9

intercalamiento con caña, maíz, cítricos, tabaco, papa, arroz entre otros, rhizobiología,

nutrición mineral, riego, mecanización, incidencia y control de plagas, enfermedades y

malezas, usos y conservación del grano, producción de semilla élite y otras, permitiendo

realizar un manejo y uso integral de la soya en las condiciones de Cuba (Fernández et al.,

1989 y Fé, 2003).

Desde el año 1986 se evalúan cultivares y líneas de soya en colaboración con el Instituto

Liliana Dimítrova, el Instituto de Ciencias Agrícolas y el Instituto Nacional de

Investigaciones Fundamentales de la Agricultura Tropical llegándose a la conclusión que

el mejor comportamiento por época de siembra es como sigue:

Tabla 1 Comportamiento por época de siembra:

Cultivares Época de siembra Ciclo cosecha

(días)

Rendimiento.

(t/ha-1)

Júpiter Verano, Invierno 110-120 días 1,6-3,8

Conquista Primavera, Verano, e Invierno 120 días 1,5-3,0

BR-4 Verano e Invierno 90 días 2,0-3,5

Canadá Verano e Invierno 90 días 1,0-2,5

INIFAT-382 Verano, Invierno 120-130 días 2,0-3,6

Williams-82 Primavera, Verano, e Invierno 90 días 3,5

Incasoy-1 Primavera, Verano, e Invierno 90 días 3,5

II.3.1 Descripción de los cultivares evaluados:

El éxito de la producción de soya en las regiones tropicales se ha debido en gran

medida a la obtención de cultivares muy productivos adaptados a las condiciones

tropicales (Ferraz de Toledo et al., 1995). Para el desarrollo de los primeros cultivares

comerciales fueron necesarias inicialmente comprender muy bien las respuestas al foto-

período de la soya.

Incasoy-1

Procede de una selección del cultivar Williams-82 a partir de una mutación natural dando

granos de color negro, de crecimiento determinado, con el follaje de color verde oscuro; la

pubescencia del tallo, hojas y vainas es gris y el color de la flor es blanco. Debe

sembrarse en abril y mayo para grano y agosto para semilla. La altura de la planta es de

10

90 cm. Tiene un ciclo de 90 días. El peso de 100 semillas es de 13 g con un contenido de

proteínas del 38% y de 20% de aceite, son de testa negra e hillium castaño. Es resistente

al desgrane y el acame; tolerante a acondiciones adversas. La altura de la primera vaina

es de 11 cm. Rendimiento de 3,5 t.ha-1. Forma parte del Programa Nacional. Es de usos

múltiples y en especial como sustituto del frijol negro en el arroz congrí (Ponce et al.,

2007).

INIFAT-382

Es una selección del cruce entre Calzadilla 2-2 x Abura. De crecimiento indeterminado,

tiene el follaje de color verde normal; la pubescencia del tallo, hojas y vainas es leonada y

el color de la flor es púrpura. Debe sembrarse desde agosto a enero (óptimo en agosto

para grano y semilla); del 15 de febrero al 20 de marzo en rotación con tabaco solamente

en Pinar del Río. La altura de la planta oscila entre 80 y 100 cm, en dependencia de la

época de siembra. Tiene un ciclo de 120-130 días. El peso de 100 semillas es de 16 a 20

gramos, las mismas tienen un contenido de proteínas del 40 % y de 22 % de aceite, son

de testa amarilla e hilo castaño. Es resistente al desgrane y el acame; tolerante a

enfermedades, especialmente a la bacteria Xanthomonas campestri pv. glycines. La altura

de la primera vaina es superior a los 10 cm. El rendimiento es de 2-3,6 t.ha-1. Forma parte

del Programa Nacional trazado por el país para incrementar la producción del cultivo

encaminado a reducir importaciones, donde se recogen los cultivares más apropiados

para la época y su tecnología de producción (MINAGRI, 1992).

Williams-82

De crecimiento determinado, con el follaje de color verde oscuro; la pubescencia del tallo,

hojas y vainas es gris y el color de la flor es blanco. Debe sembrarse en abril y mayo para

grano y agosto para semilla. La altura de la planta es de 85 cm. Tiene un ciclo de 85 días.

El peso de 100 semillas es de 18 g con un contenido de proteínas del 40% y de 20% de

aceite, son de testa amarillo claro e hilo negro. Es resistente al desgrane y el acame;

tolerante a acondiciones adversas. La altura de la primera vaina es de 11 cm.

Rendimiento de 3,5 t.ha-1. Forma parte del Programa Nacional trazado por el país para

incrementar la producción del cultivo encaminado a reducir importaciones, donde se

recogen los cultivares más apropiados para la época y su tecnología de producción

(MINAGRI, 1992).

11

Júpiter

Proviene del cruzamiento D49-2491 x Bilomi N03 introducida al país en 1973.De

crecimiento determinado, con el follaje de color verde oscuro; la pubescencia del tallo,

hojas y vainas es leonada y el color de la flor es púrpura. Debe sembrarse en julio y

agosto para grano y semilla. La altura de la planta es de 100 cm. Tiene un ciclo de 110

días. El peso de 100 semillas es de 18 g con un contenido de proteínas del 42% y de 21%

de aceite, son de testa amarillo claro con tonalidades verde claro e hilo crema. Es

resistente al desgrane y el acame; tolerante a acondiciones adversas. La altura de la

primera vaina es de 16 cm. Rendimiento de 3,8 t.ha-1. Forma parte del Programa Nacional.

Camacho (1968), en ensayos con cultivares de soya de los grupos VII y VIII, para las

condiciones ecológicas del Valle del Cauca, en Colombia, encontró que el mejor

comportamiento correspondía a los cultivares Improved Pelican, 'Mandarín' y 'Hill' con

rendimientos entre 1.850 y 2.400 kg por hectárea.

González (1969), en Costa Rica realizó varias siembras en los meses de junio, julio,

agosto y septiembre; los resultados obtenidos indican que los mejores rendimientos se

obtienen en las siembras de junio y julio, observándose una disminución de los mismos,

cuando las siembras se realizan en agosto y septiembre.

Crispín Medina (1972), reporta que en México, de los cultivares introducidos, los de

mejor comportamiento son: 'Lee', 'Hood', 'Jackson' y 'Hardee', habiendo además

obtenido cultivares como: 'Tropicana', 'Cajeme' y 'Laguna 65', adaptadas a las

condiciones ecológicas de sus regiones productoras.

Miranda et al., (2011), en ensayos de cultivares de soya en diferentes épocas de

siembra en Honduras, encontró que los rendimientos en la siembra de julio eran

superiores a los rendimientos en la siembra de octubre, para todos los cultivares,

observando que el cultivar 'Mandarín' rendía 3.810 kg.ha-1 sembrada en julio

comparados con 2.474 kg.ha-1 en la siembra de octubre.

II.4 Requerimientos agro-técnicos

Agrotecnia del cultivo:

El propósito de utilización de estas leguminosas, ya sea para la producción de grano o

forraje, desempeña un papel decisivo para el establecimiento de su mejor época de

siembra. Se plantea que siembras tempranas a inicio de la estación lluviosa produce una

explosión de desarrollo vegetativo conveniente para producir forrajes, mientras que las

12

siembras de agosto - octubre se adaptan más a la obtención de granos, ya que la planta

puede avanzar y crecer una parte de su ciclo con abundante agua y madurar sus frutos en

época de seca, lo que ayuda a evitar la pudrición de las vainas y a disminuir la

desigualdad en la maduración de las semillas (Fresoli et al., 2004).

En el caso de la soya el Ministerio de la Agricultura de Cuba (MINAG 1992) apoyado por

el Instituto nacional de investigaciones fundamentales de la agricultura tropical (INIFAT) y

el Instituto de investigaciones hortícolas Liliana Dimitrova, creó un programa para la

siembra de cultivares en diferentes épocas del año (primavera, verano, invierno), con

rendimientos de 1.8 a 2 t.ha-1 de grano y de 4 a 6 t M.S /ha de forrajes (Velázquez, 2002).

La lluvia es la principal fuente de agua para la mayor parte de la producción de soya a

nivel mundial. A finales de abril o principios de mayo, con el inicio de las intensas

precipitaciones y la elevación de las temperaturas, es posible producir eficientes

volúmenes de granos sin la costosa técnica de riego, lo que podría significar un alto

porcentaje del costo del cultivo (Samuels y Reyes, 2013).

II.5 Plagas:

Estudios realizados en EE.UU. indicaron que defoliaciones de 1/3 del área foliar en

estado vegetativo de plena floración no provocan mermas significativas del rendimiento

y que 15 a 17% de defoliación no causan daño en ningún estado de desarrollo. Las

pérdidas en los rendimientos pueden ocurrir con defoliaciones mayores a partir de

floración y del inicio del llenado de grano. El aumento de la foto-síntesis de las hojas

inferiores y la aparición de nuevas hojas son mecanismos que permiten la tolerancia al

daño sin reducción significativa de los RTO. (Martínez González et al., 2006).

Las leguminosas son susceptibles al ataque de plagas y enfermedades, Las principales

plagas son: (gusanos trozadores, típulasy cucharoncitos), los nematodos y las larvas de

Spodoptera spp Araña roja (Tetranychus spp.), Pulgones (Aphis spp), trips (Thrips spp.),

cicádulas o saltones (Empoasca spp.), salthojas del amachacamiento (Scaphytopius

fuliginosus Osb.) y aleiródicos (como la mosca blanca, (Bemisia tabac Genn.). Mosquita

de la vaina, Chinches (Nezara viridula L), la Zicca taeniola Dall., las Loxa spp., la

Piezodurus guildinii west., las Euchistus spp. Y la Edessa spp. (Martínez González et al.,

2006).

Las enfermedades del cultivo de soya pueden constituirse por importantes factores

limitantes de producción; dentro de la diversidad de enfermedades que afectan a la

13

soya se destacan las denominadas enfermedades de fin de ciclo (EFC) que aumentan

su intensidad después del estadio de desarrollo y que pueden causar pérdidas de

rendimiento del 8-10%. Con la senescencia de la planta, los mecanismos naturales de

resistencia se vuelven menos activos y consecuentemente junto con las condiciones

lluviosas y húmedas de ese período aumenta la manifestación de este complejo de

enfermedades, además la mayoría afectan la calidad de la semilla cosechada.

(Carmona et al., 2004).

Entre las enfermedades más comunes de esta leguminosa se encuentran

“Podredumbre húmeda del tallo” (Sclerotinia sclerotiorum (Lib.) de Bary), “Cancro del

tallo” (Diaporthe phaseolorum soja (Lehman) Wehm), “Muerte súbita” (Fusarium solani

Mart.), Mancha ojo de rana (Cercospora sojina H.), Mildiu (Peronospora manshurica

(Naumov) Syd), “Roya de la soja” (Phakopsora pachyrhizi Syd. & P. Syd), “Mancha

púrpura” (Cercospora kikuchii T. Matsumoto & Tomoy), “Tizón del tallo y de la vaina”

(Phomopsis spp.), “Antracnosis” (Colletotrichum spp.) y “Mancha parda” (Septoria

glycines (Hemmi)) (Baigorri, 2004).

Autores como Reddy et al., (1993), Jackai y Adalla (1997), Formento et al., (2005)

Plantearon que las principales estrategias para el control de todas estas enfermedades

incluyen el uso de cultivares tolerantes, tratamiento de semillas, aplicación foliar de

fungicidas y el uso de prácticas culturales (rotación de cultivos, fechas de siembra,

densidad de plantas, etc.). Da también buen resultado rodear el cultivo con plantas altas,

como el girasol, para dificultar la invasión de pulgones.

II.6 Exigencias clima y suelo

II.6.1 Temperatura

La temperatura y el foto-período son los factores ambientales que regulan la duración

de las fases de desarrollo del cultivo, actuando en forma simultánea en las plantas y

con evidencia de interacción entre ellos. La duración de una fase (habitualmente

medida en días) depende de la temperatura, siendo esta determinante en la duración

de cada uno de los distintos estados fenológicos del cultivo. La relación entre la

duración de una fase y la temperatura no es lineal, por ello se prefiere caracterizar la

longitud de una etapa a través de su inversa. Esta función inversa de la duración se

llama tasa de desarrollo y su unidad es 1/día. En términos generales esta tasa aumenta

14

linealmente entre la temperatura base (temperatura por debajo de la cual no hay

desarrollo) y óptima donde se incrementa la velocidad con que se cumple cada etapa

(Kantolic et al., 2004).

Las temperaturas óptimas para el desarrollo de la soya están comprendidas entre los 20 y

30º C, siendo las temperaturas próximas a 30º C las ideales para su desarrollo. El

crecimiento vegetativo de la soya es pequeño o casi nulo en presencia de temperaturas

próximas o inferiores a 10º C, quedando frenado por debajo de los 4º C. Sin embargo, es

capaz de resistir heladas de 2 a 4º C sin morir. Temperaturas superiores a los 40º C

provocan un efecto no deseado sobre la velocidad de crecimiento, causando daños en la

floración y disminuyendo la capacidad de retención de legumbres (Díaz et al., 2007).

Las temperaturas óptimas oscilan entre los 15 y los 18º C para la siembra y los 25º C para

la floración. Sin embargo, la floración de la soya puede comenzar con temperaturas

próximas a los 13º C. Las diferencias de fechas de floración, entre años, que puede

presentar un cultivar, sembrado en la misma época, son debidas a variaciones de

temperatura (Gazzoni, 2004).

La soya es una planta sensible a la duración del día, es una planta de día corto. Es

decir, que para la floración de un cultivar determinado, se hacen indispensables unas

determinadas horas de luz, mientras que para otro, no. Las principales zonas

productoras de soya tienen un promedio de temperaturas en la media estación de 23 a

25º C. Brawn, 1960 observó una relación cuadrática entre la tasa de desarrollo de la

soya y la temperatura del aire (Graterol y Montilla, 2003).

En soya la temperatura base varía entre 6 y 10º C. Las temperaturas óptimas diurnas

para foto-síntesis están comprendidas entre 30 y 35º C. La fijación de vainas se retrasa

con temperaturas menores a 22º C y cesa con temperaturas menores a 14º C (Vega,

2006).

II.6.2 Humedad

La soya se caracteriza por su gran demanda de agua, ya que gasta gran cantidad de este

elemento para formar una unidad de materia seca además de tener un alto coeficiente de

transpiración (entre 400 y 700). Para la obtención de producciones máximas, la necesidad

de agua en el cultivo durante todo su ciclo varía entre 450 y 800 mm (4.500-8.000 m3/ha),

dependiendo de las condiciones climáticas, del manejo del cultivo y de la duración del

ciclo. Normalmente se dan de cinco a diez riegos durante el ciclo vegetativo de la planta o

15

en forma de lluvia en aquellas zonas templadas húmedas donde las precipitaciones son

suficientes (Fleites, 2005).

La disponibilidad de agua es importante, principalmente, en los períodos de

germinación-emergencia y floración-formación de granos. La semilla necesita absorber,

como mínimo, 50% de su peso en agua para asegurar buena germinación. La

necesidad de agua en el cultivo aumenta con el desarrollo de la planta, con un máximo

durante la floración-formación de granos. Déficits hídricos durante el segundo periodo,

provocan alteraciones fisiológicas en la planta, como el enrollamiento de hojas y como

consecuencia la caída prematura de las mismas y de flores, aspectos que influyen en la

reducción del rendimiento de los granos. EMBRAPA, 2010

Las necesidades máximas tienen lugar durante las siguientes etapas del cultivo: Desde la

germinación hasta la emergencia de las plántulas. La semilla de la soya necesita absorber

un mínimo del 50% de su peso en agua, un promedio de 100 a 150 g/ planta para

garantizar una buena germinación. En esta fase el contenido de agua en el suelo debe

estar entre el 50 y 80% del total de agua disponible.

Desde la floración hasta el llenado de los granos. La necesidad de agua de un cultivo de

soya aumenta con el desarrollo de la planta, llegando al máximo (300 a 350 mm) durante

el período comprendido entre la floración y el llenado de granos (De la Vega et al., 2004).

Es un factor importante que reduce el número de estructuras reproductivas y modifica la

tasa de desarrollo hasta la antesis. La magnitud de este efecto varía con el momento, la

extensión y la intensidad del estrés, por debajo del 60% durante esta fase provocan

alteraciones fisiológicas en la planta (cierre estomático, torcimiento de hojas, muerte

prematura, aborto de flores y caída de legumbres). La deficiencia de nutrientes, la

humedad u otras condiciones de estrés, en general, alargan la duración de la etapa

vegetativa y acortan la duración de la etapa reproductiva (Baigorri et al., 1997).

Debido a la gran área foliar de la soya se produce un clima específico alrededor de las

plantas, por una parte se reduce la evaporación del agua del suelo porque este

permanece cubierto por el cultivo, pero por otra la gran transpiración del cultivo puede

aumentar la humedad relativa del aire a su alrededor hasta en 10 ó 15% (Pecina, 2005)

16

II.6.3 Luz

La planta de soya es muy sensible a la luz, y la radiación solar controla la transformación

del período vegetativo al de la floración y también controla la velocidad de crecimiento

durante la etapa de maduración.

Hartwig (1970) planteó que la soya es una especie de días cortos con respuesta

cuantitativa. Esto significa que cada cultivar tiene un foto-período crítico, por debajo del

cual el período emergencia - floración no incrementa su duración. Con días más largos

que el crítico la tasa (velocidad con que se produce el fenómeno o proceso) de desarrollo

de los órganos reproductivos se vuelve más lenta y la floración se retrasa.

Kantolic et al., (2004) Plantea que el control foto-periódico en soya ocurre prácticamente

hasta la madurez. Varía con la latitud y con la época del año. Los distintos genotipos de

soya exhiben un rango amplio de sensibilidad. El mismo va desde cultivares insensibles a

la duración del día, pasando por cultivares con foto-períodos críticos altos, adaptados a

latitudes altas, que florecen con días muy largos, a genotipos adaptados a bajas latitudes

que florecen con foto-períodos más cortos y que poseen alta sensibilidad. Bajo foto-

período inductiva los procesos se hacen más lentos con temperaturas sub-óptimas y

supra-óptimas. Las temperaturas bajo las cuales el proceso es más rápido oscilan entre

26 y 34º C diurno y entre 22 y 30º C nocturnos .En Cuba no es un factor limitante para el

cultivo de la soya, aunque se debe tener el cuidado de seleccionar los cultivares

adaptados a las diferentes épocas de siembra (Baigorri et al., 1997).

II.6.4 Suelos

La soya se cultiva en todo tipo de suelos a excepción de las arenas profundas. Tiene

poca tolerancia a suelos pantanosos, salinos y mal aireados así como los suelos

ácidos. Los suelos con pH superior a 9,6 e inferior a 3,9 no sirven para su cultivo

(Ustimenko – Kakumouski, 1982). Produce buenas cosechas solo en la capa arable de

terrenos profundos, ricos en materia orgánica y minerales, con reacción neutral (pH 6,5

-7,0) (Eggum, 1992) sugiere que cuando el pH es de 5,5 o menor, es necesario encalar

para obtener altos rendimientos. López y García (1996), plantean que la presencia de

NaCl inhibe la nodulación y la fijación de nitrógeno en la simbiosis Bradyrhizobium-

leguminosa.

No es muy exigente en suelos muy ricos en nutrientes, por lo que a menudo es un

cultivo que se emplea como alternativa para aquellos terrenos poco fertilizados que no

17

son aptos para otros cultivos. Es especialmente sensible a los encharcamientos del

terreno, por lo que en los de textura arcillosa con tendencia a encharcarse no es

recomendable su cultivo. Si el terreno es llano, debe estar bien nivelado, para que el

agua no se estanque en los rodales. Sin embargo, es una planta que requiere mucha

agua, por lo que en los terrenos arenosos deberá regarse con frecuencia. La soya es

algo resistente a la salinidad. (Rodríguez, 2008).

II.7 Nutrición

Según (Soldini, 2008) los nutrientes son considerados factores que determinan el

rendimiento alcanzable por lo que es preciso establecer un equilibrio nutricional para

obtener rendimientos máximos en la producción tanto del forraje como grano.

Nitrógeno:

El nitrógeno es uno de los elementos que las plantas requieren en mayor cantidad. Es

necesario para el crecimiento disminuyendo el aborto de las flores por lo que se

incrementa el número de vainas, proviene tanto de la fijación simbiótica como de la

asimilación directa del nitrógeno inorgánico del suelo. Su aporte puede ser aumentado

mediante la fertilización nitrogenada La tasa de aprovechamiento de fertilizantes por la

soya es, generalmente, inferior al 50% y varía en función de las condiciones ambientales y

las características físicas del suelo (Fundora et al., 2009).

Según Echeverría (2003) la soya se caracteriza por acumular una gran cantidad de

proteína en grano, lo que implica que el cultivo debe acumular alta concentración de N en

biomasa aérea. Los requerimientos de N desde la germinación hasta la floración (son

bajos, mientras que desde comienzo de fructificación hasta la plenitud de llenado de

granos, la demanda es elevada.

La tasa de absorción de NO3 se incrementa durante la fase vegetativa y alcanza un valor

máximo durante el llenado de granos cuya tasa de absorción de NO3- es de un 50% del

máximo (Nakasato, et al., (2004).

Se calcula que para obtener un rendimiento promedio de 1-2 t.ha-1 de granos, se requiere

alrededor de 100-150 kg.ha-1 de nitrógeno; 60-100 kg.ha-¹ de fósforo y 60-80 kg.ha- 1 de

potasio, según análisis de suelo (Villar, 2011).

Fósforo:

El fósforo se encuentra en las plantas formando parte de los ácidos nucleicos, los

fosfolípidos, las coenzimas NAD y NADP y como parte integrante del ATP (Vázquez y

18

Torres, 2006). En la soya este elemento proporciona una mayor resistencia a los tallos y

tejidos, influye en la maduración de las plantas y en las cualidades del grano. Además

mejora las condiciones para el desarrollo de las bacterias fijadoras del nitrógeno.

Muchas son las razones por las cuales la aplicación de fertilizantes no produce un

aumento del rendimientos es porque el fósforo aplicado puede no estar disponible para la

planta, porque es absorbido por el suelo o por falta de agua, o se absorbe y se acumula

en la planta debido a la deficiencia de otros nutrientes, la aplicación del fósforo depende

del contenido que tenga el suelo. Un suelo con contenido iguales o menores de 4 ppm de

P205 debe aplicarse 100 kg.ha-1, entre 5 y 8 debe aplicarse 50 kg.ha-1 y no debe aplicarse

fósforo cuando los contenidos en el suelo superan los 8 ppm. (Driessen., et al., 2001).

A la fertilización fosfórica, muchos autores le dan gran significado para la obtención de alto

rendimiento de soya. (Lamas et al., 2002) encontraron una correlación positiva entre la

disponibilidad de fósforo en el suelo y la concentración foliar en floración y entre ésta y el

rendimiento de Soya, lo que hace pensar que debería esperarse respuesta a la

fertilización fosforada en suelos con bajo nivel de fósforo. Para decidir una estrategia de

fertilización es necesario conocer todos los factores y la respuesta a la aplicación de un

nutriente.

Potasio:

El potasio participa en la síntesis de proteínas y de carbohidratos más complejos

(almidones). Regula la permeabilidad celular e incrementa la absorción de agua de las

células, por lo que juega un papel muy importante en la economía hídrica de las plantas

(Vázquez y Torres, 2006). El potasio también tiene relación, aunque indirecta, en el buen

funcionamiento de la fijación simbiótica.

Lamas (2002). Plantea que los rendimientos no se incrementan con la aplicación de

potasio, aunque es aconsejable aplicarlo, con la finalidad de favorecer la retención de

vainas y reducir la dehiscencia y mejorar la calidad de la semilla, así como reducir el

ataque de hongos. Según (Poppi et al., 1995 y Boucher et al, 2006) la soya es un gran

exportador de fósforo y potasio en granos y aporta muy poca materia orgánica al suelo por

lo que proponen aplicar 60 kg de potasio por hectárea.

Navas y Marín (2000), demostraron que la fijación biológica cubre las demandas de

éste cultivo. Marín (1988) explicó que la fijación empieza a hacerse evidente a partir de

los 21 días hasta alcanzar un promedio de 718 mg N /planta a los 70 días. Por otro

19

lado, según Calegari (1999) puede llegar a fijar entre 49 - 308 kg N.ha-1, la fertilización

fosfórica en suelos pobres y ácidos puede mejorar el comportamiento de éste cultivo.

Calcio:

El cultivo de la soya incrementa sus rendimientos en más del 100% en un suelo ácido

cuando se hace un buen encalado. Por ello, la corrección de la acidez del suelo es una de

las medidas más efectivas para incrementar los rendimientos de la soya en tales suelos

(FAO, 2006).

La mayor parte del calcio se encuentra en las hojas y es prácticamente inmóviles los

tejidos donde se deposita. La parte superior de la planta de soya tiene un 2% de calcio. El

pectato de calcio es un compuesto estructural de las paredes celulares. El calcio tiene un

efecto beneficioso sobre la permeabilidad de las membranas citoplasmáticas. Las

membranas de las raíces se rompen fácilmente cuando existe carencia de este elemento.

Al romperse las células de las raíces exudan sales inorgánicas y compuestos orgánicos al

ambiente acuoso que las rodea. Si el subsuelo tiene bajos contenidos de calcio y altos de

aluminio, no es penetrado por las raíces de los cultivos. Ponce, (2002).

Magnesio:

El magnesio es un elemento esencial para el desarrollo de las plantas. Es el único

constituyente metálico de la clorofila y que ocupa un lugar en la estructura de esta. Según

la Enciclopedia práctica de la agricultura y la ganadería (2009) el magnesio tiene su

influencia en la nutrición fosfórica y actúa como un transportador del fósforo,

particularmente dentro de las semillas. El magnesio junto al fósforo participa en el

mecanismo respiratorio de las plantas. Este elemento tiene un rol importante en la

formación de aceite. Dentro de las plantas cumple las siguientes funciones:

1. Es parte esencial de la clorofila lo cual le confiere el color verde a las hojas.

2. Es necesario para la formación de azúcar a partir del dióxido de carbono y del agua

bajo la acción de la luz solar.

3. Regula la absorción de otros elementos nutritivos.

4. Actúa como transportador del fósforo en la planta.

5. Promueve la formación de aceites y grasas.

6. Toma parte en la transportación del almidón.

20

II.8 Importancia:

La soya Glycine max (L.) Merril pertenece a la familia Fabaceae subfamilia Faboideae,

pero con características propias que la diferencian del resto de los integrantes de dicha

familia, y que se destaca por su alto contenido de proteína y por su calidad nutritiva.

Ocupa una posición intermedia entre las legumbres y los granos oleaginosos,

conteniendo más proteínas que la mayoría de las legumbres, pero menos grasa que la

mayor parte de las oleaginosas (Kantolic et al., 2006 y Wikipedia (2014).

La soya se utiliza como alimento humano desde 3000 a.C. Hoy es un cultivo explotado en

diferentes partes del mundo y es un alimento que puede contribuir a la solución de los

problemas nutritivos en las regiones tropicales (Carrao y Gontijo, 1999).

El valor biológico de la soya como fuente alimentaria y su condición de leguminosa le

confiere un valor agrícola adicional, relacionado con el mejoramiento de los suelos a

través de la fijación biológica de nitrógeno. Según Figueredo, (2005), el nitrógeno fijado de

la atmósfera se utiliza por los microorganismos construcción de células de su cuerpo y se

hace asequible a las plantas después que estas mueren. Su aporte puede catalogarse de

determinante si tenemos en cuenta que mediante la fijación biológica se logra cubrir de

forma gratuita hasta el 50% de nitrógeno necesario para la planta.

A igual peso, la soya contiene el doble de proteínas que la carne, cuatro veces las

proteínas de los huevos y doce veces las proteínas de la leche. También posee un 18%

de grasas no saturadas, vitaminas A, E, F y grupo B (tianina, riboflavina y niacina). Tiene

gran cantidad de minerales como fósforo, calcio, magnesio, hierro y cobre. Según el sitio

alimentación-sana, (2009) es también una de las fuentes más ricas en leticina,

imprescindible para las células vivas, ya que emulsiona el colesterol y ayuda la asimilación

de las vitaminas.

Sus proteínas de reservas son albúminas y globulinas (glicinas (11S) y conglicinas (7S)),

que se encuentran en sitios de almacenamiento denominados cuerpos proteicos o granos

de aleurona y concentran aproximadamente del 65 al 80% de la proteína total de la

semilla. Las globulinas 7S (glicoproteína) es la fracción mayoritaria que representa

aproximadamente el 50% de la proteína (Pérez, 1996).

La condición de leguminosa le confiere una importancia agrícola adicional, relacionado

con el mejoramiento de los suelos a través de la fijación biológica de nitrógeno. Según

Figueredo et al., (2005), el nitrógeno fijado de la atmósfera se utiliza por los

21

microorganismos para la construcción de células de su cuerpo y se hace asequible a las

plantas después que estas mueren. Su aporte puede catalogarse de determinante si tiene

en cuenta que mediante la fijación biológica se logra cubrir de forma gratuita hasta el 50%

de nitrógeno necesario para la planta.

Hall y Brant (1975), relacionaron los múltiples usos de la soya entre los que figuran: El

grano de soya contiene entre el 18 y el 21 por ciento de grasa, y del 38 al 40 por ciento de

proteína; se emplea en la extracción de aceite del que se confeccionan barnices, colas,

esmaltes, grasas industriales, lubricantes y tintas. (Morejón, 2008).

Si en una hectárea de soya, se obtiene un rendimiento en grano de 1 t/ha-1 puede dar

9 000 L de leche de soya (3% de proteína y 1,8% de grasa vegetal, sin colesterol), de la

cual se produce yogurt, queso crema y helado. Dicha leche es indicada para niños que no

toleran la de vaca, personas hipertensas y con otras dolencias. Además aporta 600

kilogramos de harina con 25 por ciento de proteína, lo que equivale a 150 kilogramos de

proteína/ha-¹ (Boucher et al., 2006).

II.8.1 Importancia de la soya en la alimentación animal:

Su importancia se puede analizar sobre la base de los usos, la producción, la calidad y el

costo de la proteína que es cultivada por sus semillas, alto contenido en aceite, proteína y

subproductos (aceite y harina de soya, principalmente) se utilizan en la alimentación

humana y del ganado siendo este último su principal uso y encaminado a satisfacer las

necesidades de proteínas del mismo (Boucher et al., 2006).

La soya pertenece al problema estatal principal 006, tiene prioridad en los planes de

desarrollo del partido y el estado, es un elemento primordial en la fabricación de leche y

yogur de soya para la alimentación humana. Con ella se puede obtener harina para

enriquecer picadillo y hamburguesa y como extensores.

Una libra de soya tiene el equivalente en proteína a 5 litros de leche o 25 huevos.

Sembrando 100 ha-1 de soya se puede obtener 150 tonelada de granos con lo que se

puede fabricar de 15-27 tonelada de aceite comestible, se puede obtener 113 tonelada

de harina con las cuales puede producirse unas 560 toneladas de pienso con 20% de

concentrado proteico (Batista et al., 2001).( Anexo 1).

Cuando se comprendieron las posibilidades insospechadas de la soya, que va desde su

uso como forraje hasta ingrediente para productos alimenticios procesados, se creó la

22

Asociación Americana de Soya (ASA) que une a industriales, productores de soya y

científicos (Ríos, 2003).

Cada año la extensión de plantaciones de soya aumenta, así como las subvenciones

estatales. Esto mantiene los precios constantemente bajos, lo que permite a los molinos

de aceite continuar con una guerra de precios. La tarea de los científicos ha sido

convertir la pasta de soya en un producto que satisfaga las demandas de los criadores

de animales. Ellos también investigan nuevos usos de la soya (FAO, 2004).

La soya es una legumbre muy nutritiva, que contiene un elevado porcentaje de proteínas

(casi 37%) de alta calidad, con casi todos los aminoácidos esenciales menos uno, la

metionina, la cual se completa con la combinación de soya con cereales (Lucas et al.,

2000).

Tabla 2. Composición nutritiva de la soya según (Deulofeu, 1997).

Proteína 40 %

Hidrato de Carbono 20 %

Humedad 8,4 %

Sales Minerales 5,0 %

Fibra Cruda 1,5 %

Almidón 0,1 %

Duella et al., (2003), plantea que para vacas lecheras o novillos en terminación, la

cascarilla de soya permite remplazar tanto a los granos clásicos como a los ensilajes

“energéticos” de planta entera (maíces/sorgos). Además, posee niveles de proteína muy

aceptables (14-16% PB).

La soya para consumo directo, tanto en grano entero como en harina, debe someterse al

proceso de desactivación de los factores antinutritivos, entre los que se hallan los

inhibidores de la tripsina, desnaturalizándose además las proteínas de reserva, las que

pasan a formas más digeribles (Mounts et al., 1987 y Durham 2003).

La planta entera se puede utilizar como abono verde, para ensilados, en forma de forraje

verde, heno o como harina deshidratada para la fabricación de granulados destinado a la

alimentación bovina (Pérez, 1996 a,).

La popularidad que la soya ostenta dentro del sector pecuario se debe a su vasta

disponibilidad y capacidad de suministrar nutrientes requeridos por el animal (Ej.,

aminoácidos, ácidos grasos) en forma relativamente económica. Desde un punto de

23

vista nutricional, la principal ventaja que la harina de soya posee para la producción

animal es su alto contenido de proteína rica en algunos aminoácidos digestibles,

particularmente lisina y triptófano. En realidad, ninguna otra especie oleaginosa

presenta tan alta concentración de lisina digestible como la soya (Baker, 2000). Cabe

destacar que la lisina es uno de los aminoácidos esenciales que más frecuentemente

limita la productividad de animales rumiantes (Ej., bovinos) y no-rumiantes (Ej., aves,

cerdos). Por otra parte, el aceite de soya es una excelente fuente de energía digestible

y ácidos grasos omega-6 que puede ser utilizado exitosamente en la alimentación de

numerosas especies (Storebakken et al., (2000); NRC, (2001). Si bien la cascarilla de

soya posee un bajo contenido de proteína y lípidos, la misma es rica en fibra

fermentable (celulosa y pectinas) lo cual determina que su valor nutricional (energía

digestible) para los rumiantes (Ipharraguerre y Clark, 2003) y otros animales con

capacidad fermentativa Ej. Conejos (Nicodemus et al., 1999) sea comparable al de los

cereales. Sin embargo, ningún ingrediente presenta un contenido y balance perfecto de

nutrientes, y la soya no es la excepción (Karr-Lilienthal et al., 2004).

Avances en el conocimiento sobre los requerimientos nutricionales, la fisiología, y otras

áreas inherentes a la alimentación y manejo de los animales han permitido el desarrollo

de sofisticados sistemas de simulación que aspiran perfeccionar la nutrición animal (Ej.,

NRC, 1998, 2001). En particular, estos modelos intentan facilitar el logro de un

suministro exacto y preciso de nutrientes requerido por el animal (Ej., aminoácidos

digestibles, ácidos grasos omega-3, etc.) para permitir minimizar el costo de producción

a través de la maximización de la eficiencia productiva (Grieshop, 2003).

Las investigaciones nacionales e internacionales sugieren que la cascarilla de soya de

buena calidad (limpia, libre de materiales extraños) puede reemplazar hasta un 30% al

grano de maíz y hasta un 25% al forraje proveniente de ensilaje de maíz, siempre y

cuando la disponibilidad de la fibra efectiva (fibra larga, para estimular la rumia)

permanezca en niveles aceptables (al menos 1 kg de M.S/animal/día). (Bressani, R.

1993).

La soya se destaca por su alto contenido de ácidos grasos polínsaturados esenciales

(linoléico y alfa-linolénico, junto a la vitamina E) con más del 60% del total de ácidos

grasos. El tenor de fosfolípidos puede alcanzar 3 %. Los ácidos grasos insaturados

24

constituyen más de las dos terceras partes de los ácidos grasos, el linoléico, linolénico y

palmítico son los mayoritarios. (Boucher et al., 2006).

Las proteínas de estas leguminosas tienen una composición en aminoácidos esenciales

(histidina, isoleucina, leucina, lisina, fenilalanina, tirosina, treonina, triptófano y valina)

balanceada. La concentración de lisina es particularmente elevada, convirtiéndola en una

fuente de proteína de primer orden. (Alimentación sana, 2009).

Los hidratos de carbono de la soya se encuentran en forma de celulosa insoluble,

hemicelulosa, estaquinosa y rafinosa solubles, (Cuniberti, 1997). El contenido de azucares

solubles es de 6 a 13%, la sacarosa (1.8-3.1%) es el azúcar más abundante, seguido por

los oligosacáridos estaquinosa (2.0 a 3.6), verbascosa (0.6 a 3.1) y rafinosa (0.2 a 1.4).

Con relación a las vitaminas la soya presenta altas concentraciones de tiamina

(0.87mg/100 g), riboflavina (0.87 mg / 100 g), niacina (1.62 mg /100 g), B6 (0.38 mg /100

g) y ácido fólico (0.37 mg /100 g), mientras que son deficientes en vitamina B12 (Boucher

et al., 2006).

Si bien la soya se caracteriza por ser la leguminosa tropical con mayor aporte proteico

energético, la literatura nacional e internacional plantea la presencia de factores

antinutricionales como lectinas, inhibidores de proteasas, a oligosacáridos y fitatos, que

limitan el uso de sus granos crudos en la alimentación animal (Liener (1994), Bressani

(2000) y Díaz (2000). Lo anterior obliga a profundizar en estudios de factores

antinutricionales y valor nutritivo de estas leguminosas para ser utilizadas en la

alimentación animal, fundamentalmente de especies monogástricas.

En la industrialización de la Soya se pueden obtener porcentajes de aceite y torta

residual del 15 y el 80 % respectivamente, lo que implica la obtención de 5,33 kg, de

torta por cada kilogramo de aceite extraído, empleándose dicha torta en la alimentación

humana y animal (Messina, 1994).

Como forraje ofrece altos rendimientos y contenidos de proteína como alternativa

forrajera para la ganadería bovina, pero además es altamente competitiva en la

producción de grano para la alimentación avícola y porcina siendo una alternativa

factible para la solución de la escasez de proteínas para la alimentación animal.(Díaz,

2007).

25

III. Materiales y Métodos

III.1 Ubicación de la zona objeto de estudio

La investigación se desarrolló en la CCS ”Waldemar Díaz”, localidad Los Guayos del

municipio Majibacoa, en el período comprendido desde el 28 de noviembre del 2013

hasta el 5 de marzo del 2014, el mismo se localiza en el centro-este de la provincia de

Las Tunas, Cuba. Limita por el este con la provincia de Holguín, al sur con Granma; al

norte con los municipios de Puerto Padre y Jesús Menéndez, y al oeste con el de Las

Tunas (Figura 2.1). Posee una extensión territorial de 698,89 km2 (ONE, 2011).

Figura 2.1. Ubicación geográfica del municipio.

III.1.2 Caracterización del suelo y comportamiento de las variables climatológicas:

En Majibacoa los suelos predominantes son: Gley Vértico (35.12%), Ferralítico

amarillento (32.21%), Pardos Sialíticos (32.85 %). Los factores limitantes más

importantes son: la erosión (26.5%), salinidad (37.9%), drenaje deficiente (70.76%) y

baja fertilidad natural (16.98%),.Estas características en su mayoría, son el resultado de

sus procesos de formación, además del inadecuado manejo y conservación por la

existencia de indisciplinas tecnológicas en la producción agropecuaria y la insuficiente

26

capacitación en tecnologías agroecológicas, limitaciones que indican las difíciles

condiciones del sector agropecuario para desarrollar la producción. Leyva (2006).

El suelo predominante en la finca donde se realizó el experimento pertenece al

Agrupamiento de los Fersialíticos Pardos rojizos, clasificado como lixiviado (Hernández

et al., 1999). Las características del suelo fueron analizadas en el Laboratorio provincial

de Suelos de Camagüey lo cual se muestran en la tabla 3.

La investigación se realizó en el período comprendido entre el 28 de noviembre del

2013 hasta el 5 de marzo del 2014 en condiciones de campo.

Tabla 3: Composición química del suelo Fersialítico Pardo rojizo lixiviado.

Prof. MO pH Cmol (+)kg-1 ppm

cm. % KCL Ca2+ Mg2+ K+ Na+ P2O5

0--20 2,64 7,2 20,0 10,0 0,17 0,06 6,92

Las muestras se tomaron a una profundidad de 20 cm antes de la siembra se procedió

al secado y tamizado por malla de 2 mm. El suelo se caracteriza por un bajo contenido

de materia orgánica, con un pH ligeramente alcalino, la relación Ca / Mg+K es

adecuada, los contenidos de fósforo son bajos y la capacidad de cambio catiónico es

media.

III.1.3 Comportamiento de las variables climáticas:

Teniendo en cuenta que el comportamiento de las variables climatológicas pueden

afectar los resultados de las producciones de los cultivos, fueron medidas la

temperatura, humedad relativa y precipitaciones durante el período de desarrollo del

experimento (noviembre-febrero). Para el caso de la temperatura y la humedad relativa

los valores se tomaron en la Estación Provincial de Meteorología situada en la calle

Lucas Ortiz / Fernando Suárez y Calixto Sarduy y las precipitaciones de la oficina de

Recursos Hidráulicos los cuales están reflejados en las Tablas 4.

Se puede observar que el comportamiento de las lluvias se comportó de manera

inestable y en el período experimental fue extremadamente seco. Las temperaturas

muy altas, estando la media alrededor de 30,2 ºC.

27

Tabla 4: Comportamiento medio de las variables climáticas (2013 -2014)

Variable / meses Nov. Dic. Enero Feb.

Temperatura o C 30,6 30,5 29,6 30,6

Precipitaciones (mm) 0 3 35 22

Humedad relativa % 78 73 74 75

Evaporación (mm) 162,39 183,31 156,56 176,39

III.1.4 Experimento:

El experimento se realizó en áreas de la CCS " Waldemar Díaz" en la localidad de Los

Guayos del municipio Majibacoa en la provincia de Las Tunas, en el período

comprendido desde el 28 de noviembre del 2013 hasta el 5 de marzo del 2014, en

condiciones de campo. El mismo se realizó con el objetivo de seleccionar, difundir e

introducir mediantes indicadores morfosiológicos y económicos, 7 cultivares de soya

para aumentar la diversidad biológica del cultivo y la disponibilidad de alimento proteico

para la alimentación animal.

Donde se evaluaron siete cultivares de Glycine max., (Ver tabla 5)

Tabla 5. Cultivares objeto de estudio:

1. Júpiter

2. Conquista

3. BR-4

4. Canadá

5. INIFAT-382

6. Williams-82

7. Incasoy-1

Para el montaje de este experimento se utilizó un diseño de bloques al azar con 7

tratamientos (cultivares) respectivamente y 4 réplicas cada uno, en parcelas de 5 x 2,5

m de ancho con una distancia entre réplicas de 1 m.

Durante el ciclo vegetativo a las plantas se le realizaron las siguientes

observaciones:

1 Altura de las plantas (cm). Se realizó a los 15, 30, 45 y 60 días después de la

germinación para lo cual se utilizó una cinta métrica.

2 Número de hojas. Se realizó a los 15, 30, 45 y 60 días después de la germinación.

28

3 Grosor del tallo (mm). Se realizó a los 15, 30, 45 y 60 días después de la

germinación para lo cual se utilizó un pié de rey.

4 Masa fresca y seca del forraje cuando comenzaba a llenar las vainas (g). Para

determinar la masa seca se utilizó una estufa a 70o C durante 72 horas y así

respectivamente hasta obtener el peso constante.

5 Altura de la primera vaina (cm). Se realizó a los 60 días después de la

germinación y se utilizó una cinta métrica.

6 Número de vainas por plantas. Se contó el número de vainas por planta.

7 Número de granos por vaina.

8 Peso de 100 granos (g). Se utilizó una balanza analítica (SARTORIUS).

9 Rendimiento por hectárea, t.ha-1. Para su evaluación se tuvo en cuenta el

rendimiento obtenido en cada parcela, y posteriormente se transformaron estos

datos a rendimientos en toneladas por hectárea.

lll.2 Labores agrotécnicas realizadas al cultivo.

III.2.1 Fitotecnia aplicada: Según lo establecido por el instructivo técnico del cultivo

(MINAG 2006).

III.2.2 Preparación de suelo: Las labores de preparación de suelo se hicieron por el

método tradicional, empleando una yunta de bueyes con un arado de rejas y un arado

criollo para surcar.

III.2.3 Siembra: Se realizó el 28 de noviembre del 2013 de forma manual a una

profundidad de 4 cm y la distancia entre surcos de 0.50 m y 0.10 m entre plantas. Para

la siembra se utilizó semilla procedente del Instituto Nacional de Investigaciones

Fundamentales de Agricultura Tropical (INIFAT) y del Instituto Nacional de Ciencias

Agrícolas (INCA), con un 98 % de germinación.

III.2.4 Riego: En este sentido las condiciones de humedad para los cultivares evaluados

estuvo controlada pues se mantuvo de forma diaria entre el 75-80% de la capacidad de

campo, para lo cual se le aplicaron 2 riegos por semana priorizando las etapas críticas

del cultivo.

III.2.5 Fertilización: Se aplicó fórmula completa de forma manual en el fondo del surco

al momento de la siembra. Las dosis empleadas fueron: 80 kg.ha-¹, 100 kg.ha-¹ de

fósforo y de potasio.

29

III.2.6 Control de plantas arvenses: Se realizó con azada según el grado de aparición

de arvenses con un espaciamiento de alrededor de 15 días.

III.3 Control de plagas

Las plagas no llegaron a afectar los lumbrales económicos por lo que no se le aplicó

ningún producto químico.

III.4 Cosecha: La cosecha se realizó de forma manual, en la fase de madurez y se

expuso al sol para lograr así un buen secado del grano. El rendimiento se determinó a

partir del peso total de granos.

III.5 Método de análisis empleado para evaluar las mediciones.

Los datos obtenidos de las diferentes mediciones se sometieron a análisis de varianza

de clasificación doble y comparación de medias mediante la prueba de Duncan para el

0,05 % de probabilidad de error, la información fue procesada con el software

estadístico Infostat, versión 1.0 actualizada 20/12/2001 (Di Rienzo et al., 2001).

III.6 Análisis económico. Para realizar el análisis económico se tuvo en cuenta la escala especial agrícola de las

Unidades Básicas de Producción Cooperativa, los cálculos se hicieron a partir del

costo necesario para establecer una hectárea de soya. Las labores de preparación de

suelo, cultivo y cosecha fueron las descritas en el trabajo. El costo de producción se

valoró entre $ 643,00 en el año de estudio durante los cuales se aplicaron las mismas

labores, variando sin embargo el precio de la semilla considerándose dicha variación al

determinar el costo en el último año. Ej: Ver tabla 12.

El análisis económico efectuado se hizo en base a la producción obtenida en t. ha-1,

para cada uno de los cultivares, evaluándose los siguientes indicadores económicos.

Gr= Rto x Vp

Donde:

Gr: Ganancia de realización.

Rto: Rendimiento agrícola en t/ha-1.

Vp: Valor o precio de una tonelada del producto.

Gn= Gr - Gt

Donde: Gt: Gastos totales C/P= Gr / Gt

Donde: C/P: Costo por peso en pesos para una hectárea de soya.

30

IV. Resultado y Discusión

La soya es muy exigente a la temperatura, durante la investigación la temperatura

promedio fue de 30,2º C por lo que se puede afirmar que fue óptima para el desarrollo

del cultivo. Las temperaturas óptimas para el desarrollo de la soya están comprendidas

entre los 20 y 30º C, siendo las temperaturas próximas a 30º C las ideales para su

desarrollo. (Díaz et al. 2007).

En la tabla 6 se muestran los resultados de altura de las plantas. A los 15 días de

germinadas las plantas la mayor altura coincidió con el cultivar Júpiter y la menor altura

el Canadá, no difiriendo de la BR-4. El resto de los cultivares ocuparon posiciones

intermedias en la interacción, aunque BR-4, Williams-82 e Incasoy-1 no difirieron entre

sí en este período. A los 30, 45 y 60 días los cultivares Júpiter, Conquista e INIFAT-382

fueron significativamente superiores a los otros cultivares; el cultivar BR-4 fue

significativamente inferior, aunque a los 30 días no difirió del cultivar Canadá e Incasoy-

1, además del Williams-82 a los 45 días. El resto de los cultivares ocupó posiciones

intermedias en la interacción.

La característica más importante de la planta de soya es su foto-período. El crecimiento

y desarrollo de la misma depende grandemente de la duración del día, la cual definirá

su altura y la duración de su ciclo. Para que una planta de soya pase de su fase

vegetativa a la reproductiva es necesario que la duración del día sea más corto que su

foto-período crítico, que no es más que el período de luz más largo, bajo el cual la

planta puede florecer (Fresoli et al., 2004).

31

Tabla 6. Comportamiento de la altura en los cultivares evaluados.

Tratamiento

Altura de la planta (cm).

15 días 30días 45días 60días

Júpiter 13,82 a 26,86 a 43,25 a 47,88 a

Conquista 11,46 c 25,86 a 42,76 a 47,23 a

BR-4 8,53 de 12,56 c 18,26 c 21,26 c

Canadá 7,71 e 13,50 bc 21,53 bc 26,47 b

INIFAT-382 12,60 b 24,75 a 44,87 a 48,57 a

Williams-82 9,57 d 16,75 b 23,41 bc 26,40 b

Incasoy-1 8,84 d 16,30 bc 23,41 bc 27,62 b

E Stand 0.67 2.4 4.8 3.2

Medias con superíndice desiguales, en una misma columna difieren estadísticamente mediante la

dócima de comparación de Duncan para P< 0.05.

En estudios realizados por Ponce et al., (2003) se demuestra que en primavera las

plantas pueden alcanzar mayor altura. En cultivares de porte alto, la altura es un

requisito fundamental, que permite una mayor eficiencia en la producción y a la vez

para la cosecha mecanizada y de mayor posibilidad para competir con las plantas

arvenses (FAO., 2006).

Estos cultivares no presentan igual ciclo vegetativo de acuerdo con Anwar et al., (2009)

la altura de la planta es uno de los parámetros más afectado por la duración del día. El

cultivo de la soya es muy sensible al foto-período, varía con la latitud y con la época del

año.

Las plantas de soya presentan las dos primeras hojas unifoliadas opuestas y el resto

trifoliadas dispuestas en forma alterna. A partir de las cuales se desarrollan ramas con

una estructura similar al tallo principal en las cuales aparecen las vainas (Kantolic et al.,

2004). Este aspecto es fundamental para el rendimiento en granos ya que las vainas

aparecen según los nudos y estos nudos precisamente están dados por la aparición de

hojas.

Batista et al., (2008) plantean que los cultivares de soya del INCA, más el Cubasoy- 23,

el Williams-82, el G7- R315, son de ciclo corto en todas las épocas, mientras que en la

primavera los que tienen el ciclo más largo son: el IGH-24, el Vernal, el Doko, Júpiter, el

INIFAT, Vavilov-9 y el IAC-8. Estos cultivares a la vez tienen en todas las épocas un

32

amplio follaje que las destaca como cultivares de gran potencial forrajero y que

pudieran ser usados en la alimentación animal.

El menor número de hojas en los primeros 15 días de germinadas las plantas

correspondió al cultivar BR-4, no difiriendo del cultivar Canadá., en el resto de los

cultivares el número de hojas fue significativamente superior, sin diferencia entre sí. A

los 45 días los cultivares Conquista, INIFAT-382 y Williams-82 presentaron mayor

número de hojas, las cuales difirieron estadísticamente del resto de los cultivares. A los

60 días estos cultivares fueron superiores estadísticamente, aunque Williams-82 no

difirió con BR-4 y Canadá. Los menores valores de forma significativa en este período

coincidieron con los cultivares Júpiter e Incasoy-1.

El número de hojas es importante ya que es la formación del área foliar del cultivo, la

encargada de realizar el proceso de foto-síntesis y que la producción de grano o forraje

de la planta sea más eficiente (Turruelles, 2012), pero cuando las condiciones

nutricionales o hídricas no son óptimas, el área foliar es limitada (Kantolic, 2008).

Tabla 7. Número de hojas por planta.

Tratamiento Número de hojas por planta.

15 días 30días 45días 60días

Júpiter 4,95 ab 8,85 d 13,76 b 14,48 c

Conquista 5,25 a 12,38 bc 19,73 a 20,96 a

BR-4 4,15 c 11,38 bcd 14,23 b 15,56 bc

Canadá 4,47 bc 10,48 cd 14,91 b 15,33 bc

INIFAT-382 4,87 abc 13,33 b 19,78 a 20,51 a

Williams-82 5,22 ab 15,96 a 19,26 a 18,98 ab

Incasoy-1 4,72 abc 12,11 bc 13,73 b 12,16 c

EE ± 1,4* 2,8* 1,3* 2,5*

abcd Medias con letras diferentes dentro de cada columna difieren a P < 0.05 (Duncan 1955).

Prácticamente toda el agua transpirada pasa a través de estomas ubicado en la

superficie de las hojas. De manera que a medida que aumenta el área foliar aumenta

linealmente el consumo de agua del cultivo (Andriani, 2006).

El grosor del tallo (Tabla 8), fue significativamente mayor a los 15 y 30 días de la

germinación en los cultivares INIFAT-382, Júpiter, Conquista y Williams-82, aunque la

33

BR-4 no difirió de las tres últimas. El cultivar Canadá fue significativamente inferior a los

15, 30 y 45 días, aunque a los 30 días no difirió de la BR-4. A los 60 días los mayores

valores de forma significativa correspondieron con los cultivares Conquista e INIFAT-

382, que difirieron estadísticamente del resto de los cultivares.

Estos cultivares no presentan igual ciclo vegetativo y de acuerdo con Sharom, (1996) el

diámetro puede ser afectado por la duración del día.

Tabla 8. Diámetro del tallo de las plantas de soya.

Tratamientos

Diámetro del tallo, mm.

15 días 30días 45días 60días

Júpiter 2,79 ab 4,17 ab 4,59 c 5,10 b

Conquista 2,86 ab 4,39 ab 5,53 ab 6,32 a

BR-4 2,48 b 3,95 bc 4,96 bc 5,49 b

Canadá 2,10 c 3,57 c 4,60 c 5,48 b

INIFAT-382 3,12 a 4,69 a 5,92 a 6,45 a

Williams-82 2,83 ab 4,42 ab 5,14 bc 5,66 b

Incasoy-1 2,59 b 4,44 ab 5,18 bc 5,56 b

EE ± 0,2* 0,3* 0,3* 0,4*

abc Medias con letras diferentes dentro de cada columna difieren a P < 0.05 (Duncan 1955).

Según Baigorri, (2002) citado por Romero (2012) el grosor del tallo se comporta de

acuerdo a las condiciones de temperatura y humedad imperantes en la localidad de la

siembra oscilando entre 4 y 22 mm, siendo el diámetro de más de 4 mm el adecuado

para el desarrollo del cultivo y menos propenso al acamado. Lo cual coincide con los

resultados obtenidos en la investigación donde todos los cultivares presentan un

diámetro mayor a los 4 mm.

La masa fresca y masa seca del forraje integral (Tabla 9) se comportaron de manera

similar destacándose el cultivar Júpiter, la cual no mostró diferencia significativa con la

INIFAT-382, los menores resultados los mostró el cultivar Incasoy-1, la cual no difirió de

la BR-4 y la Canadá.

El forraje de soya es una alternativa para producir cantidades adecuadas de masa

fresca y seca con excelente calidad nutricional. Importante para asegurar suministros

durante épocas críticas o durante todo el año.

34

Tabla 9. Masa seca y Fresca del forraje integral del cultivo de la soya.

Tratamiento Masa fresca, (g). Masa seca, (g).

Júpiter 31,70a 10,36a

Conquista 31,60b 10,21b

BR-4 30,79bc 9,45bc

Canadá 30,94bc 9,60bc

INIFAT-382 31,43ab 10,09ab

Williams-82 31,60b 10,21b

Incasoy-1 30,15c 8,81c

EE ± 0,28* 0,30*

abc Medias con letras diferentes dentro de cada columna difieren a P < 0.05 (Duncan 1955).

Los resultados obtenidos por Díaz et al., (2003) demostraron la posibilidad agronómica

de los cultivares de soya Duocrop, Cubasoy-23, Incasoy-24 e Incasoy-27, para la

producción de forrajes, forrajes integrales (4.5 t.ha-¹ de M.S) y granos (1.2 t.ha-¹) en

siembras de verano.

Tobía et al.,( 2007).Plantea que los cultivares de soya de mayores producciones de

granos son también las más adecuadas para la producción de forraje y ensilajes de

buena calidad. Destacando que el mejor cultivar forrajero es aquel que produce mayor

cantidad de semilla, ya que esta parte de la planta contiene mayor cantidad de proteína.

Estudio que confirma los resultados obtenidos en la investigación donde los cultivares

de mayor producción de masa fresca y seca fueron precisamente los mayores

productores de grano.

Tobía C., (2011). Plantean que la producción de forrajes de excelente calidad

nutricional y su incorporación a las raciones disminuye la alta dependencia que tienen

los sistemas de producción de leche y carne de materias primas importadas (alimentos

balanceados), lo que contribuiría a incrementar la rentabilidad y competitividad de los

mismos.

Tobía C., (2011). A partir de resultados de campo con el empleo de forraje de Soya

determinaron que constituye una alternativa válida para ser utilizada como recurso

forrajero durante la estación estival en Argentina. En todos los casos analizados, el

contenido de proteína bruta del forraje no disminuyó del 15 %, llegando a valores

35

máximos de aproximadamente 24 %, la digestibilidad de la materia seca, presentó

valores medios del orden del 64 %, con oscilaciones de entre 58,5 % y 68,5 %.

Con relación al comportamiento de los componentes del rendimientos (Tabla. 10).,

se observa que el menor número de vainas por plantas corresponde al

cultivar Incasoy-1, difiriendo estadísticamente del resto de los cultivares, los cuales no

difirieron entre sí . Estos resultados coinciden con los obtenidos por otros autores que

reportan una asociación entre el número de vainas y el rendimiento (Díaz y León, 1985;

Deulofeu, 1997 y Ortiz et al., 2004).

El número de granos por vainas fue superior en los cultivares Canadá, Conquista y

Williams-82, estas dos últimas no difirieron estadísticamente de los cultivares Júpiter,

BR- 4 e Incasoy-1; el menor valor en el número de granos por plantas correspondió al

cultivar INIFAT-382 sin diferencias estadísticas con la Júpiter y BR- 4.

En lo referente a los granos por vaina se debe tener presente que este dependerá de

los cultivares en cuestión ya que presentan una alta heredabilidad, (Ortiz et al., 2000)

La altura de la primera vaina (Tabla. 10) fue significativamente superior en los cultivares

Júpiter, Conquista e INIFAT-382, con respecto al resto de los cultivares los cuales no

difirieron entre sí.

Tabla 10. Estructura de los rendimientos.

Tratamiento Número de vainas por plantas

Número de granos por vaina

Altura de la primera vaina (cm)

Júpiter 31,67 a 2,06 bc 9,26 a

Conquista 31,70 a 2,21 ab 8,70 a

BR-4 25,87 a 2,06 bc 4,54 b

Canadá 28,45 a 2,26 a 4,38 b

INIFAT-382 26,67a 1,91 c 9,01 a

williams-82 25,55 a 2,13 ab 5,12 b

Incasoy-1 17,00 b 2,08 b 5,53 b

E Stand 5,68 0,1 0,8

abc Medias con letras diferentes dentro de cada columna difieren a P < 0.05 (Duncan 1955).

Al analizar el efecto del peso de 100 granos, se aprecia que los cultivares que lograron

el mayor peso del grano resultaron ser los cultivares Williams-82 e INIFAT-382, esta

última no difirió estadísticamente del Incasoy-1 y Júpiter, los menores valores

36

correspondieron al cultivar Canadá; El resto de los cultivares ocuparon posiciones

intermedias (Tabla. 11).

Tabla 11. Estructura de los rendimientos.

Tratamiento Peso de 100 Granos, (g)

Peso de los granos por plantas, (g)

Rendimiento, t.ha-1

Júpiter 18,45 bc 11,55 a 3,11 a

Conquista 15,02 ed 9,87 abc 2,77 abc

BR-4 16,97 cd 8,62 bc 2,52 bc

Canadá 13,85 e 8,57 bc 2,51 bc

INIFAT-382 22,10a 11,95 a 3,19 a

williams-82 19,87 ab 11,22 ab 3,04 ab

Incasoy-1 19,20 bc 7,45 c 1,30 c

E Stand 1,6 1,7 0,35

abcd Medias con letras diferentes dentro de cada columna difieren a P < 0.05 (Duncan 1955).

En la (Tabla 11) se muestra el comportamiento de los rendimientos; pudiéndose

notar que existieron diferencias, resultando ser los mejores cultivares Júpiter, INIFAT-

382 y Williams-82 con 3.11, 3.19 y 3.04 t.ha-¹ respectivamente, aunque las dos últimas

no difirieron de los cultivares BR- 4 y Canadá. El menor peso de los granos por plantas

correspondió con el cultivar Incasoy-1, que solo difirió de las de mayor peso. Esta

campaña tuvo un buen comportamiento en relación con los factores suelo, clima y

riego, este último se realizó por surcos, lo que permitió que 3 cultivares

manifestaran rendimientos por encima de 2.0 t.ha-¹, valores que se consideran,

desde el punto de vista económico, como buenos, porque hace rentable el cultivo.

Este resultado indica que hay una correspondencia entre los cultivares en cuanto

al tamaño del grano y los rendimientos. Los resultados obtenidos coinciden con lo

planteado por Díaz y Zamora y Abdou (2007) y de modo general coincide por los

obtenidos por Farias (1995) que reportan que en Cuba el peso de 100 granos de soya

oscila entre 11.6 y 23.5 gramos.

Condiciones similares se le presentaron a Batista (2001), al evaluar el comportamiento

de algunos componentes del rendimiento en la soya en la provincia de Guantánamo.

Estos resultados se corroboran con lo planteado por Villalobos, (2002), Montes

et al., (2004), Ortiz et al., (2004), Zamora y Abdou (2007), los cuales reportaron

rendimientos en un rango de 1 hasta 3 t.ha-¹.

37

IV.1 Valoración económica

Para el cálculo económico (Tabla 12), se valoraron los gastos relacionados con la

preparación del suelo, siembra, riegos, labores agrotécnicas y la cosecha. La ganancia

de realización se valoró a partir del precio del grano de soya, que en Cuba es de ($)

4780.60 CUP la tonelada, y es importada hace varios años a razón de 615 USD la

tonelada, lo que demuestra lo difícil de su adquisición por parte de los campesinos y

entidades estatales en las condiciones actuales se precisa producir sostenidamente

este preciado producto durante todo el año para satisfacer las necesidades en la

producción de proteína por los agricultores para sus animales y obtener mayor

cantidad de leche y carne. En este caso se pudieran ahorrar más de 500,00 dólares por

hectárea de campo sembrado valorando los rendimientos obtenidos.

Los resultados de la investigación reflejan que todos los cultivares alcanzaron

ganancias. Los cultivares que mayor ganancia proporcionaron fueron Júpiter, Williams-

82 e INIFAT-382, superiores a los 9 000 pesos.ha-¹. Constituyendo una alternativa

viable para la producción del cultivo en aras de aumentar la disponibilidad de alimentos

para la suplementación proteica a los animales rumiantes ya que su forraje puede

contribuir a proporcionar una alternativa en los momentos críticos del año es decir en la

seca.

Tabla 12. Cálculo económico.

Indicadores Júpiter Conquista BR-4 Canadá Williams-82 INIFAT-382 Incasoy-1

Rendimiento,

t.ha-1

3,11 2,77 2,52 2,51 3,04 3,19 1,30

Gastos totales,

CUP

643.00 643.00 643.00 643.00 643.00 643.00 643.00

Ganancia de

realización,

CUP

10087,07 8461,67 7266,51 7218,71 9752,42

10469,51

6214,78

Ganancia

neta, CUP

9444,07 7818,67 6623,51 6575,71 9109,42 9826,51 5571,78

Costo por

peso, CUP

0.07 0.08 0.10 0.10 0.07 0.07 0.16

38

V. Conclusiones

Los cultivares Júpiter, Conquista e INIFAT-382 lograron los mejores resultados

en los parámetros morfofisiológicos: altura de la planta, número de hojas por planta,

diámetro del tallo y masa seca y fresca del forraje integral.

Los mayores valores en el rendimiento de masa fresca, masa seca y grano de

soya se obtuvo en los cultivares Williams-82, Júpiter e INIFAT-382 con 3,8; 3,11 y

3,19 t. ha-¹, y el menor en el cultivar Incasoy-1.

Todos los cultivares obtuvieron ganancias. Los cultivares que mayor rentabilidad

fueron el Júpiter, Williams-82 e INIFAT-382.

39

VI. Recomendaciones

• Evaluar estos cultivares en diferentes años y épocas de siembra en otros municipios

de la provincia para la producción de forraje y granos.

• Extender los genotipos estudiados a las fincas de productores y las entidades

estatales.

40

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Anexos

C. Nutricional según (Batista et al., 2001):

• Proteína: 38-40%

• Carbohidratos: 30%

• Aceite: 15-27%

• Minerales 5%

1 Kg de grano de Soya = 2.75 kg de huevos

2 Kg de carne de res

3 Kg de carne de cerdo

1.75 Kg de carne de pollo

1.5 Kg de queso

10 litros de leche de vaca