Sumando Ideas i I-digital- Socialdemocracia y Economia 0

7/30/2019 Sumando Ideas i I-digital- Socialdemocracia y Economia 0

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SOCIALDEMOCRACIA Y ECONOMA

Rafael SimancasInmaculada Rodrguez-Piero


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Coordinadores del documento:

Rafael Simancas, Secretario de Formacin del PSOE

Inmaculada Rodrguez-Piero, Secretaria de Poltica Econmica del

PSOE

Agradecimientos:

La Fundacin IDEAS quiere agradecer la colaboracin desinteresada de

todos los autores que han contribuido en este documento con sus

opiniones y propuestas.

Editado por Fundacin IDEAS

c/ Gobelas 31, 28023 Madrid

Telf. +34 915 820 091

Fax. +34 915 820 090www.fundacionideas.es

ISBN: 978-84-15386-27-8

Depsito legal: M-36650-2012


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SOCIALDEMOCRACIA Y

ECONOMA

Coordinadores:

Rafael Simancas

Inmaculada Rodrguez-Piero


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ndice

PRLOGO.Socialdemocracia y Economa, por

Alfredo Prez Rubalcaba ..................................................................................... 7

PRESENTACIN.Europa, Democracia y Bienestar,

por Rafael Simancas Simancas .......................................................................... 11

INTRODUCCIN. La alternativa econmica de la socialdemocracia,

por Inmaculada Rodrguez-Piero Fernndez .................................................. 33

Socialismo y mercado, por Joaqun Almunia Amann ........................................ 45

Los mercados, el Estado y la Unin Europea,

por Francisco Fernndez Marugn ................................................................... 53

Socialismo y trabajo, por Soraya Rodrguez Ramos .......................................... 85

La reforma laboral y su alternativa,

por Concepcin Gutirrez del Castillo ............................................................ 103

La fiscalidad, instrumento capital para la igualdad,

por Ramn Juregui Atondo ........................................................................... 113

Una nueva arquitectura fiscal: eficiencia y equidad,

por Pedro Saura Garca ................................................................................... 127

Las reformas econmicas y fiscales pendientes,

por Valeriano Gmez Snchez ............................................................... 143


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ALFREDO PREZ RUBALCABA

Secretario General del PSOE

PRLOGO

SOCIALDEMOCRACIA Y ECONOMA

Aunque su ttulo no lo evidencia, este libro est marcado por la

omnipresencia de la crisis. Las intervenciones que aqu se renentuvieron lugar en meses convulsos, y en ellas se percibe el temor, por

no decir la certeza, de que lo peor an estaba por llegar. Una

percepcin que a comienzos de septiembre, al escribir estas lneas, se

ha hecho ms intensa.

Como viene siendo habitual desde el comienzo de esta crisis, las

metforas acuadas para hacer comprensible lo abstruso han acabadoconvirtindose en eufemismos que intentan enmascarar la cruda

realidad. De esta forma, un trmino impregnado de connotaciones

positivasrescatar evoca salvacin, seguridad- oculta la tozuda verdad

de que se trata de un prstamo que lleva asociado duras imposiciones.

Imposiciones que indefectiblemente acaban afectando a aspectos

esenciales del Estado de Bienestar.

A estas alturas es evidente que la derecha -por supuesto la espaola,pero tambin la europea- ha encontrado en la crisis econmica una

coartada para imponer su programa mximo, para hacer cosas que

hasta ahora slo se haban atrevido a proponer sus sectores ms

radicales. Como si los responsables de la crisis hubieran sido los

sistemas pblicos de proteccin social, y no la inhibicin de algunos y la


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codicia de otros; como si el modelo que ha quebrado no hubiera sido el

del capitalismo liberado de cualquier tipo de control; en fin, como si los

culpables de este desastre no hubieran defendido el mismo modelo

econmico que los que ahora se erigen en salvadores, las soluciones

que proponen desprenden el inconfundible aroma del viejo discurso de

la derecha: adelgazamiento extremo del Estado, precarizacin de las

condiciones de los trabajadores, darwinismo social, etc. Es decir, la

nica alternativa que ofrecen es una poltica que se disfraza de ciencia

para esconder la ideologa, y que se proclama de reformista para

imponer retrocesos de varias dcadas.

Pero la crisis no slo amenaza con llevarse por delante derechos

sociales conseguidos con mucho esfuerzo. Al negar la sola posibilidad

de alternativas, al convertir las recetas en axiomas, al describir el

funcionamiento de la economa como algo sujeto a leyes fsicas y no

como el fruto de decisiones humanas, la derecha est negando la

propia necesidad de la poltica.

Los primeros meses de gobierno del Partido Popular son una expresin

elocuente, y algo burda, de un fenmeno que aqu se manifiesta en

forma de huida del Parlamento, negativa a dar explicaciones a la

opinin pblica, y recurso al mantra de la inevitabilidad de las

decisiones. Nada, por otra parte, que no nos sea familiar a los

espaoles, pues nuestra derecha nunca se ha sentido incmoda ante

discursos que promuevan el desapego de los ciudadanos hacia la

poltica. La novedad, en un pas de profunda vocacin europesta como

es Espaa, es que este desapego pueda trasladarse hacia Europa.

La preocupacin por las insuficiencias democrticas de la construccin

europea es un lugar comn; ahora, cuando los espaoles perciben que

de las instituciones comunitarias slo nos llegan imposiciones, cuando

muchos de los retrocesos que se anuncian vienen con etiqueta


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europea, es inevitable recordar que a la mayora de quienes deciden

esas polticas no los ha votado nadie. Porque si es comprensible que

Europa nos fije un techo de dficit pblico, no lo es que, de paso, nos

diga cmo debemos regular nuestro mercado laboral. Es preciso

desvelar el engao: si los gobiernos nacionales aceptan esta intolerable

dejacin de sus responsabilidades polticas en manos de tcnicos es

porque sustancialmente unos y otros comparten la misma ideologa.

Atajar este riesgo es esencial, porque ni podemos ni debemos

renunciar a Europa; ms an, la solucin a la crisis en Espaa ser

europea, o no ser.

ste es el escenario en el que los socialdemcratas debemos trabajar,

defendiendo los dos conceptos que estn reunidos en nuestra propia

denominacin: socialismo y democracia. Como siempre hemos hecho.

Y actualizando permanentemente nuestro discurso, adaptndolo a la

situacin de cada momento. Pero sin aceptar lecciones de quienes

desde la derecha nos reclaman refundaciones, cuando lo que

pretenden es que renunciemos a nuestros principios y nuestrosvalores.

Si hay algo que los socialistas sabemos hacer muy bien es autocrtica;

es una de nuestras fortalezas, una de nuestras seas de identidad, y no

vamos a abandonarla. Con espritu autocrtico, con ambicin de cambio

debemos afrontar el incierto escenario que se nos presenta. Lo que

nunca debemos hacer es purgar pecados ajenos. No slo porque sera

injusto; sobre todo porque nos debilitara para responder al

compromiso con el que, hace ms de 130 aos, naci el Partido

Socialista Obrero Espaol.


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RAFAEL SIMANCAS

Secretario de Formacin del PSOE

PRESENTACIN

EUROPA, DEMOCRACIA, BIENESTAR

El presente trabajo recoge las aportaciones realizadas por una decena

de socialistas insignes en una serie de seminarios celebrados durante la

primavera-verano del ao 2012, bajo el ttulo genrico de

Socialdemocracia y Economa en la sede histrica de Ferraz (Madrid).

Las sesiones se desarrollaron a partir de tres grandes referencias.

Joaqun Almunia y Francisco Fernndez Marugn trataron sobre la

relacin entre Socialismo y mercado: el gobierno de la economa.

Soraya Rodrguez y Concha Gutirrez se centraron en el componente

laboral: Socialismo y trabajo. Y Ramn Juregui junto a Pedro Saura

completaron el dibujo con sus alocuciones sobre Socialismo y

fiscalidad.

La jefa econmica del PSOE, Inmaculada Rodrguez-Piero, estableci

la doctrina oficial, es decir, el discurso sobre la poltica econmica denuestro partido. Y Valeriano Gmez, portavoz parlamentario en la

Comisin de Economa, recogi algunas de las conclusiones del

encuentro.


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El resultado de toda esta labor, enriquecida por cientos de

aportaciones en multitud de debates abiertos, queda reflejado en estas

pginas.

Durante un tiempo, a la economa se le negaron los apellidos. No haba

economa de izquierdas o economa de derechas, ni tan siquiera

economa progresista o economa liberal-conservadora. La economa

era correcta o incorrecta. El pensamiento nico se impona como

un dogma a salvo de crticas y alternativas. A pesar de que la aplicacin

de tal pensamiento se ha saldado histricamente con xitos parciales

(para unos pocos) y con fracasos globales (para las mayoras).

Desde el triunfo de los socialistas franceses y la aparicin en la escena

europea del Presidente Hollande, las cosas han cambiado. La economa

ha recuperado sus apellidos. El PSOE y Rubalcaba siempre lo tuvieron

claro. Defendemos una economa con apellido socialdemcrata. Junto

a nuestros compaeros, los socialistas europeos. Y a continuacin se

ofrecen algunas pistas sobre lo que esto significa.

Europa

Los tres trminos ms repetidos en el desarrollo de los seminarios

sobre Socialdemocracia y Economa, organizados por la Secretara de

Formacin del PSOE durante la primavera-verano de 2012, fueron

precisamente estos: Europa, democracia y bienestar. Quizs porqueestos tres conceptos son los que mejor identifican, desde una

perspectiva progresista, los problemas, los desafos y tambin las

soluciones del tiempo que vivimos.

Lo es Europa, desde luego. El otrora modelo de desarrollo solvente y

equilibrado, la inspiracin perenne para los procesos de integracin


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econmica y poltica en todo el mundo, constituye hoy el epicentro de

una crisis gravsima, que naci en Estados Unidos, que fue global, y que

hoy es una crisis fundamentalmente europea.

En estos das, las preocupaciones de Madrid, de Roma, de Pars, de

Berln, pero tambin de Nueva York, de Pekn y de Brasilia, estn

situadas en Europa. Preocupa la envergadura de su deuda, la viabilidad

de su moneda, la solvencia de sus bancos, la capacidad de sus

instituciones, y la diligencia de sus dirigentes. El mundo sigue de cerca

cada reunin del Consejo Europeo, cada decisin de la Comisin

Europea, cada debate del Parlamento Europeo. Y las sensaciones vanvariando de la expectacin, a la frustracin, el pesimismo y el enfado.

La percepcin general es que la crisis ha sorprendido a los europeos y a

sus instituciones comunes en una situacin comprometida. Europa

parece atrapada en una trampa. No puede retroceder ya hacia el

tiempo en el que los Estados nacionales contaban con los instrumentos

contracclicos ms tradicionales, como la devaluacin de la moneda.

Pero tampoco es capaz de avanzar lo suficientemente rpido hacia el

tiempo en el que los instrumentos comunes podrn suplir a aquellas

viejas herramientas, por ejemplo protegiendo a las deudas soberanas

de los ataques especulativos.

En este contexto hay quienes pretenden escapar por la puerta trasera,

renacionalizando las decisiones. Otros apuestan por acelerar la

integracin econmica y poltica. Y, como siempre, unos cuantos optanpor no moverse. Los socialistas peleamos por salir de la crisis con ms

Europa. Solo una Europa unida y eficaz permitir superar esta situacin

crtica conforme a nuestros valores de progreso, justicia y equidad.

Ciertamente no existe un demos europeo. Es muy poco lo que

pueden compartir culturalmente un andaluz con un bvaro o un lapn.


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Pero lo que no excita el ethos comn, deber aconsejarlo un ejercicio

de pura racionalidad. Si el reto es global y las soluciones son globales,

empearse en las estrategias nacionales de corto alcance puede

llevarnos al suicidio.

Los europeos ramos el 25% de la poblacin mundial en los finales de

la segunda gran guerra, y no haba forma de concebir la organizacin

poltica y econmica de la Humanidad sin contar con el viejo

continente. Hoy apenas representamos el 5% de los habitantes del

planeta, y hace tiempo que Europa dej de ser relevante en el contexto

internacional. Juntos tenemos una oportunidad. Por separado, estamoscondenados a la irrelevancia definitiva.

Los socialistas proponemos ms Europa por valores. Porque Europa es

el camino para avanzar en prosperidad y en derechos de ciudadana.

Pero un pensamiento circunscrito al inters individual de cada uno de

nosotros, nos llevar exactamente a la misma conclusin.

Democracia

El segundo concepto ms citado en nuestros seminarios ha sido el de

democracia, o lo que es igual, la poltica democrtica.

La poltica est en el origen mismo de la crisis. Fueron decisiones

polticas las que posibilitaron en el mundo la desregulacin de los

mercados financieros y la proliferacin especulativa de sus productostxicos. Y fueron decisiones polticas, por accin y por omisin, las

que dieron lugar en Espaa al burbujeo inmobiliario.

Si la poltica estuvo en el inicio, la poltica debe estar en el final. Si la

poltica fue la causa, la poltica ha de ser la solucin. La poltica

democrtica.


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Acelerar la unin econmica, monetaria y bancaria en la Unin Europea

es una resolucin poltica, como lo es otorgar al Banco Central Europeo

la funcin de impulsar el crecimiento, o flexibilizar los plazos en el

proceso de consolidacin fiscal, o establecer una fiscalidad suficiente,

progresiva y valiente para sostener las polticas de bienestar.

Aciertan quienes identifican la crisis econmica como el sntoma de

una enfermedad que se llama crisis poltica y crisis democrtica. En

Europa ha fallado el ejercicio de la poltica y han fallado las

instituciones democrticas. Y las dificultades econmicas son tan solo

la consecuencia prctica de un problema de fondo. La crisis econmicaes el sarpullido. La patologa es de naturaleza poltica.

Buena parte de la ciudadana europea entiende que la poltica

democrtica ha abdicado de su responsabilidad a la hora de

administrar el espacio comn que compartimos. Y ahora son otros los

poderes que adoptan las decisiones. A menudo, estos poderes no son

democrticos, y a menudo los intereses que defienden no son los

intereses generales.

Alguien podra hacer hoy una encuesta a escala europea con una sola

pregunta: Qu instancia resulta ms influyente en el desarrollo de

esta crisis econmica y en sus repercusiones sobre su trabajo y su

bienestar, el Parlamento que usted eligi con su voto o el banco

Goldman Sachs? La respuesta es tan evidente como preocupante.

Aquellos que dirigen la respuesta institucional a la crisis, exigiendo

constantes sacrificios a la poblacin, carecen de una mnima

legitimidad democrtica. Quin es el seor Rehn? O el seor

Juncker? O el seor Draghi? Quin ha elegido a estos seores para

que decidan por todos los dems? Por qu los representantes


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legtimos de la ciudadana europea se pliegan a las recetas discutibles

que dictan estas personas?

En estos das se ha sabido que el anterior gobernador del Banco CentralEuropeo dirigi en el verano del ao 2011 una carta al Gobierno

espaol exigindole la adopcin de determinadas medidas como

contrapartida para su intervencin en el mercado secundario de deuda.

Al parecer el tono de la carta era imperativo. Con qu derecho

democrtico?

Y, al parecer tambin, el contenido de la carta versaba, no sobre

poltica monetaria, sino sobre cambios legales en el derecho laboral!

Los tecncratas de Frankfurt extorsionaban a un Gobierno legtimo

para que torciera su voluntad democrtica impulsando modalidades de

contratacin laboral sin derechos para los trabajadores. Se trata de un

comportamiento intolerable, pero no de un comportamiento extrao o

aislado. La supeditacin de la poltica democrtica a la tecnocracia es

un hecho tan incomprensible como cotidiano en Europa.

Los ciudadanos europeos son conscientes de que se les ha hurtado un

debate poltico e ideolgico en torno a las decisiones a adoptar para

hacer frente a la crisis. Sin discusin previa y sin contraste democrtico

alguno, los partidarios del pensamiento correcto han impuesto el

recetario de la austeridad suicida, y amenazan con no soltar el

acelerador hasta que nos estrellemos todos.

La victoria socialista en Francia, los posicionamientos anticclicos del

presidente Hollande y los agobios de Monti y Rajoy en los mercados de

deuda, estn forzando un cambio de tendencia. La ortodoxia germana

ya encuentra contestacin en el seno del Consejo Europeo, y la poltica

comienza a entrar en juego. Frente a la austeridad a toda costa, se

plantean programas de crecimiento en clave keynesiana. Frente a los


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calendarios estrictos, se anteponen los intereses flexibles. Frente a la

Europa encallada, se apuesta por desplegar las velas de la Unin.

Es importante que cambien las polticas, pero a efectos de lacomprensin y el respaldo legitimador de la poblacin europea, resulta

an ms relevante que las nuevas decisiones se expliquen, se consulten

y se adopten con respeto a las instituciones que nos hemos dado para

evitar que el pensamiento (y los intereses) de unos pocos se imponga

sobre el pensamiento (y los intereses) de la mayora.

Bienestar

El bienestar social es el tercero de los epgrafes ms reiterados en los

debates sobre socialismo y economa. Tiene sentido, porque las

implicaciones ms graves de la crisis financiera estn teniendo lugar

sobre las condiciones de vida de los sectores ms desfavorecidos de la

sociedad. El desempleo galopante, los continuos recortes en las

polticas de bienestar y la exclusin social creciente representan elpaisaje tras la batalla. Y los nicos que no pueden escapar de este

paisaje son aquellos que nada tuvieron que ver con la declaracin de la

guerra y que nunca obtuvieron parte del botn.

Adems, los gobiernos conservadores, en Espaa, sin ir ms lejos, han

utilizado la crisis como coartada para aplicar algunos de sus programas

ms anti-sociales. El ideario neoliberal ha encontrado en el argumentode sacrificarse para salir de la crisis la oportunidad histrica para

reducir el papel del Estado a su mnima expresin, sobre todo en lo

relativo al ejercicio de los derechos sociales de los ciudadanos.

La desregulacin de los mercados laborales est rompiendo el

equilibrio tradicional de poderes entre patronal y trabajadores en el


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seno de la empresa. Las reformas emprendidas por la derecha

desarman al trabajador, le privan de sus derechos laborales ms

elementales, y dejan en manos del empresario la decisin unilateral

sobre cuestiones como el salario, la jornada, el horario, la movilidad, el

despido colectivo Al desautorizar los convenios sectoriales, ms de un

80% de los trabajadores, todos los contratados por empresas medianas

y pequeas, carecen ya de un escudo protector elemental para la

defensa de sus derechos e intereses.

La exigencia institucional para ajustar drsticamente los dficits

pblicos mediante plazos draconianos no solo conduce a la austeridadsuicida y la condena del crecimiento. Los ajustes brutales sobre el

presupuesto pblico estn afectando gravemente a los captulos del

gasto destinados a la atencin de las necesidades ms bsicas de la

poblacin. De esta manera, en Espaa se ha puesto fin a la

universalidad de la atencin sanitaria, al acceso equitativo a la

universidad y al desarrollo de la Ley de atencin a las personas

dependientes.

La respuesta de la socialdemocracia debe ser contundente en defensa

del modelo social que identifica la idea de Europa y que legitima sus

instituciones. La izquierda europea ha de luchar para mantener y

recuperar un Estado de Bienestar hoy jibarizado a causa de la

aplicacin de las recetas neoliberales.

Pero los socialistas no podremos limitarnos a una estrategia deresistencia. Millones de ciudadanos europeos, especialmente en los

pases intervenidos, viven hoy amenazados por la pobreza, la

marginalidad y la exclusin social. En Espaa, por ejemplo, la cobertura

social al desempleo ha pasado del 80% en 2008 hasta el 62% en el

verano de 2012, y cada mes que pasa la cobertura desciende un punto

porcentual.


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Los progresistas de Europa han de impulsar un Programa de

Emergencia Social que contribuya a cubrir las necesidades sociales ms

elementales para todas las personas que han sido arrojadas al paro y la

precariedad como consecuencia de la crisis y las estrategias erradas en

su combate.

Un Programa de Crecimiento y un Programa de Emergencia Social son

las iniciativas ms urgentes que la izquierda debe promover en las

instituciones europeas, desde sus principios solidarios y desde su

voluntad de atender el inters general en un horizonte de recuperacin

econmica y social.

Reinventar la izquierda

Est la socialdemocracia preparada para ofrecer respuestas eficaces?

Muchos progresistas europeos han recibido la victoria de los socialistas

franceses con un sentimiento ambivalente. El triunfo de Hollande es

una gran noticia que abre nuevas posibilidades para cambiar el rumbo

de la poltica europea, superando el bucle del ajuste que lleva a la

recesin y que vuelve al ajuste, y promoviendo estrategias anticclicas

de ndole keynesiana.

Tal posibilidad no debera postergar, sin embargo, el debate (an)

pendiente en torno al futuro de la socialdemocracia. Gan Hollande,

los laboristas recuperaron terreno y hasta vuelven las esperanzas parael SPD en Alemania. Pero sera un error interpretar el castigo a los

administradores de la crisis tambin en Francia como el triunfo

definitivo de las ideas de la izquierda en Europa. Ni tan siquiera como

un punto de inflexin irreversible.


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El triunfo de la izquierda francesa debera contemplarse como una

nueva oportunidad (puede que la definitiva) para revisar las estrategias

polticas de la izquierda europea desde una posicin influyente, y no

como un espejismo para el regocijo y el inmovilismo.

La socialdemocracia (an) debe adoptar una decisin: reinventarse o

fenecer. O cambia de objetivos, de contenidos, de formas y de

actitudes, para convertirse en una fuerza con respuestas tiles a los

retos del presente y del futuro, o acabar cediendo espacio poltico e

influencia poco a poco. Aunque gane de vez en cuando alguna eleccin

por razones circunstanciales, como el descarte del contrario.

A pesar de los buenos datos puntuales que llegan de la generales

francesas, de las regionales alemanas y de las municipales britnicas, el

peso poltico, los respaldos electorales presentes y las expectativas

futuras para la socialdemocracia europea an estn por debajo de lo

que represent esta fuerza en la segunda mitad del siglo XX, y muy por

debajo de lo preciso para constituir una fuerza determinante en este

siglo XXI.

Los partidos socialdemcratas europeos an recogen los dividendos de

sus logros histricos incontestables durante la segunda mitad del siglo

XX: la conquista de los derechos en el trabajo, los grandes pactos de

rentas, la construccin del Estado de Bienestar y las prestaciones

pblicas que han asegurado durante muchos aos una vida digna a

millones de seres humanos. Importantes conquistas, sin lugar a dudas,pero los ciudadanos del siglo XXI otorgan sus favores electorales en

funcin de sus expectativas de futuro y no de sus recuerdos del

pasado. Adems, algunos de aquellos logros sufren hoy un serio

retroceso a causa de la crisis econmica que nos asola y de la que los

socialistas no hemos sido totalmente ajenos.


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Las transformaciones ms decisivas que han de llevar a cabo las fuerzas

socialdemcratas estn relacionadas sobre todo con la actitud. La

izquierda pierde cuando se hace conservadora. El socialismo es, por

definicin, proclive al cambio y a la bsqueda de nuevas metas

conforme a sus valores de igualdad y emancipacin. La defensa de lo

conquistado es una obligacin moral, pero es mejor salir a campo

abierto para ganar nuevas batallas que encerrarse en el castillo de la

historia.

Los socialistas haran bien en erradicar de su faz las arrugas del

pesimismo crtico permanente, y sustituirlas por la sonrisa jovial de ladeterminacin y la confianza en un futuro mejor.

Una nueva dimensin

Adems, los socialistas deben pensar y actuar en una nueva dimensin.

Los problemas son de ndole global, y las soluciones no pueden

limitarse al pequeo espacio de nuestros viejos Estados nacin. UnosEstados Unidos de Europa tendran dificultad ya, incluso, para

acompasar sus pasos respecto a las grandes potencias del futuro

anticipado: Estados Unidos, China, India, Brasil Pero a pesar de ser

conscientes de este problema, los socialistas seguimos atentos al

control de nuestra pequea parcela. Ms vale cabeza de ratn Y al

ratn se lo come el gato, tarde o temprano.

Nos desgaitamos exigiendo un gobierno econmico para Europa, que

embride los nacionalismos periclitados, que impulse una fiscalidad

comn, con fuerza para plantar cara a los ms pudientes y hacerles

pagar el tributo debido al bienestar colectivo. Reclamamos la cesin de

la soberana nacional, pero no somos capaces de ceder la soberana

orgnica. Qu socialista espaol, incluidos los dirigentes, conoce el


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nombre del actual Presidente del Partido Socialista Europeo? Y el del

anterior? Y el del anterior al anterior? Hasta que los socialistas de

Europa no pongan en comn sus fuerzas y sus esperanzas, cada clula

local, regional o nacional mantendr un tiempo su luz autnoma, pero

la luz acabar por apagarse.

Lo realmente relevante, no obstante, es el mbito de las ideas y las

polticas. No fue la expectativa del poder, ni la voluntad de ganar

elecciones, ni una decisin tctica en el gran tablero del juego poltico

lo que movi a miles de socialistas a fundar sus partidos y a

defenderlos tanto en tiempos de bonanza como en pocas depersecucin y sufrimiento. La fuerza de la izquierda est en la

superioridad moral de sus valores y en el horizonte utpico de sus

promesas de justicia. La fortaleza de la izquierda est en sus ideas. Por

eso es tan importante actualizarlas y sacarles brillo con el debate

abierto y franco en su base social.

Frente a lo que mantienen los tericos del fin de las ideologas, la

dialctica que ha movido el mundo poltico durante el ltimo siglo es la

dialctica derecha-izquierda, y su correspondencia en la tensin entre

el inters privado y el bien comn. El pacto de posguerra y el temor al

avance sovitico mantuvo esa tensin en equilibrio hasta la cada del

Muro. Desde entonces, la hegemona de la derecha en el plano de las

ideas y la globalizacin de los intereses privados promovi el triunfo de

la codicia, la acumulacin y la desigualdad.

El objetivo hoy consiste en alcanzar un nuevo equilibrio entre el inters

privado y el bien comn, entre la libertad y la igualdad, en una nueva

sntesis de justicia global. Esta nueva justicia global es la utopa

socialdemcrata en el presente siglo.


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Recuperar la utopa

El pragmatismo de los socialistas en la responsabilidad del poder es

legendario, hasta el punto de hacernos perder de vista el horizonte devez en cuando. Sin embargo, la igualdad siempre fue una gua fiable

para mantener el rumbo. La equidad, la libertad y la justicia social han

sido los principios que cimentaron nuestras propuestas y nuestras

acciones. Son, adems, los valores mayoritarios entre los espaoles.

Mientras formen parte de los cimientos de nuestro comportamiento,

no nos equivocaremos.

Los socialistas supimos siempre tambin disear programas mximos

ilusionantes y movilizadores. De difcil realizacin, pero nunca

imposibles. Lo fueron en su da el fin del trabajo infantil, la jornada de

40 horas semanales, el voto femenino y la sanidad universal gratuita.

En la actualidad, la utopa socialista pasa por una nueva alianza entre la

socialdemocracia, el emprendimiento y los avances cientficos y

tecnolgicos, para forjar un nuevo modelo econmico que combine lavigencia de los mercados regulados con la garanta de la prosperidad, el

pleno empleo y los derechos laborales como condicin inexcusable

para la participacin en los intercambios globales.

Este nuevo horizonte debe incluir tambin un gobierno global que

asegure la paz, el progreso equilibrado y los derechos sociales bsicos a

toda la poblacin, mediante una fiscalidad transnacional suficiente,

progresiva y justa, en la que contribuyan ms los que ms tienen.

Pero no nos olvidemos de las formas: una democracia a la altura de las

demandas de participacin de nuestro tiempo. Gobiernos abiertos,

administraciones transparentes y cauces de cogestin democrtica

para una ciudadana plenamente consciente de su voluntad y de su


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derecho a ser protagonista de su propio futuro. Y los partidos

socialdemcratas, al frente de estas exigencias.

O la socialdemocracia europea ofrece las respuestas y las esperanzasque las mayoras estn esperando, o lo harn otros, sean neoliberales

(desigualdad), sean nacionalistas (enfrentamiento), o sean populistas

(incertidumbres).

Esa es la opcin (an): Reinventarse o morir.

Diez propuestas socialistas

En la reunin previa al Consejo Europeo del verano de 2012, los

representantes de las diferentes organizaciones nacionales integrantes

del Partido Socialista de Europa (PSE) desarrollaron un planteamiento

propio para afrontar la crisis.

Las propuestas con respaldo mayoritario entre los socialistas europeos

pueden sistematizarse en diez medidas:

Flexibilizacin del ritmo en el ajuste fiscal, a fin de adecuarlo a los

objetivos de recuperacin del crecimiento y el empleo. Eso s,

flexibilidad sin ajustes adicionales.

Mutualizacin de la deuda pblica y creacin de los eurobonos, de

forma paralela a la coordinacin de las polticas presupuestarias.

Cambio en el estatuto del Banco Central Europeo, dotndole de

capacidad para adquirir deuda soberana y mandatndole para que

priorice el crecimiento antes que la inflacin.

Un programa de crecimiento a partir de inversiones pblicas

financiadas desde los fondos estructurales congelados y el refuerzo del


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Banco Europeo de Inversiones, con la prioridad absoluta de crear

puestos de trabajo.

Creacin de un presupuesto pblico europeo, aprobado en elParlamento de Europa, orientado hacia un cambio en el modelo

productivo: energas renovables, I+D+i y redes transeuropeas de

transporte.

Reforzamiento de las polticas pblicas de bienestar, en la sanidad, la

educacin y los servicios sociales, adems de un programa de

emergencia social para cubrir los riesgos de exclusin social.

Una nueva fiscalidad europea, con impuestos a las transacciones

financieras, a los depsitos bancarios y a las grandes fortunas,

equiparando rentas del capital y rentas del trabajo.

Intensificacin del combate al fraude fiscal y a los parasos fiscales,

adems de la aplicacin de la fiscalidad verde y los principios de el que

contamina paga y el pago por uso.

Creacin de una agencia europea de calificacin del rating financiero,

de naturaleza pblica y realmente independiente.

Impulsar la unin poltica y econmica de los 27 Estados hacia una

Europa federal.

Se trata de un punto de partida interesante para fundamentar la

alternativa socialdemcrata al pensamiento correcto.

Una alternativa vlida para movilizar conciencias y sumar apoyos. En el

horizonte cercano tenemos el reto de las elecciones alemanas e

italianas. En el horizonte medio hemos de atender a las elecciones al

Parlamento Europeo de 2014.


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Una gran oportunidad para la eclosin definitiva del Partido Socialista

de Europa, con un programa comn y un candidato propio para presidir

la Comisin Europea.

An dos reflexiones para finalizar.

A quin le interesa prolongar la crisis?

Los anlisis que se realizan sobre la persistencia de la crisis europea

desde otras latitudes son muy reveladores. En Estados Unidos, en Asia

y en las potencias emergentes en general cunde la extraeza por lafalta de respuestas eficaces a la grave crisis econmica que sufre

Europa. La crisis global surgi en Norteamrica hace cuatro aos, se

extendi rpidamente a todo el planeta y a da de hoy, en general, sus

peores efectos ya se estn superando.

Sin embargo, la economa europea permanece incomprensiblemente

encallada sobre el arrecife griego, que tan solo representa el 3% de su

PIB. Por qu Europa no ha adoptado las medidas que han permitido

sortear el abismo en otros territorios? Por qu se insiste en una

estrategia procclica que profundiza la inactividad y el desempleo? Por

qu las autoridades monetarias europeas permanecen impasibles ante

los ataques especulativos sobre las deudas soberanas?

A menudo fijamos la atencin sobre quines sufren las peores

consecuencias de la crisis, como es lgico. Millones de parados,empresarios en quiebra, recorte de derechos, pobreza y exclusin

social Por el contrario, rara vez atendemos a quines no solo no

sufren, sino que obtienen ventajas en medio del desastre generalizado.

La crisis econmica en Europa perjudica a todos por igual? Hay

quines se estn beneficiando de la persistencia de la crisis? A quin


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conviene que la crisis no se solucione a corto plazo? Las respuestas a

estas preguntas pueden resultar de gran inters para conocer las

razones autnticas sobre lo que est ocurriendo.

Hablemos de Alemania. A Alemania le conviene solucionar

rpidamente la crisis econmica en el conjunto de Europa? Qu hay

detrs del dogmatismo alemn con las recetas de la austeridad y el

ajuste fiscal? Por qu Alemania no permite hacer al Banco Central

Europeo lo que estn haciendo todos los bancos centrales del mundo

para proteger la estabilidad de su moneda e impulsar el crecimiento? Y,

a todo esto, si los bancos centrales tienen su sede en las capitalespolticas, por qu el banco central de todos los europeos est radicado

en Frankfurt?

La realidad es que Alemania est financiando su deuda con un inters

nfimo, a veces incluso negativo, mientras las primas de riesgo castran

cualquier oportunidad de despegue econmico entre sus socios del

club europeo. La verdad es que la economa alemana est obteniendo

magras ventajas competitivas en el sufrimiento de los pases de su

entorno. Hubo un tiempo en el que las economas europeas tendieron

a homogeneizar sus potenciales en la industria, en la formacin de su

capital humano, en su esfuerzo investigador e innovador.

Aquella tendencia al equilibrio se ha invertido claramente. Alemania es

ms primera potencia europea que nunca. Mientras espaoles,

italianos y franceses sacrifican sus sistemas educativos y susinversiones en innovacin sobre el altar del ajuste fiscal, Alemania

consolida su ventaja sobre los dems en lo que Juan Ignacio Bartolom

sigue llamando el reparto internacional del trabajo. Mientras

nosotros nos desangramos a cuenta de las recetas de austeridad

made in Germany, nuestros mejores ingenieros, formados a cuenta

del presupuesto espaol, emigran a Alemania para reforzar an ms la


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economa teutona. Lo que no lograron Napolen y Hitler a caonazos,

lo est consiguiendo Merkel a travs de las instituciones comunitarias.

Pero no solo los alemanes obtienen beneficio de esta crisis. Losgrandes especuladores de las finanzas necesitan un terreno libre y

propicio para sus juegos de riesgo y acumulacin. Las autoridades

monetarias serias en Wall Street, en la city londinense y en el sureste

asitico no admiten ya las prcticas de casino que ponen en jaque los

cimientos de sus economas reales. Sin embargo, en Europa sigue

habiendo barra libre, porque los rectores de su Banco Central, lejos de

servir al inters general de los ciudadanos europeos, tan solo sirve alinters de quien les pone, les quita y les manda, desde Berln. A los

especuladores tambin les viene bien la crisis y su lucrativa

inestabilidad.

Y no conviene olvidar a quienes aprovechan la crisis para sacar de los

cajones los programas polticos ms reaccionarios, aquellos que

acumulaban el polvo de los aos durante los que nadie se atrevi a

ponerlos en prctica. Pero la crisis legitima el discurso del sacrificio, y

camufla el abuso como austeridad. Los espaoles lo sabemos bien. Ah

est la reforma laboral que desarma los derechos de los trabajadores, y

la amnista fiscal que lava el dinero sucio de los criminales

inmobiliarios, y los destrozos en el Estado de Bienestar, que abren la

brecha de la desigualdad.

Claro que la crisis no afecta a todos por igual! Hay quienes trabajanpara que no concluya demasiado pronto. Y el trabajo de los dems

debiera ser el de desenmascararlos, denunciarlos y combatirlos.


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Riesgo de quiebra social

Cuidado. La cuerda se est tensando demasiado, y puede romperse.

Deben tenerlo en cuenta aquellos que desde la Europa opulenta juegana demorar la reactivacin econmica en las naciones del Sur, para

seguir ganando ventaja competitiva. Y aquellos que cada da siembran

la incertidumbre y la desconfianza en la economa real, para multiplicar

sus ganancias en el casino financiero. Y aquellos que cada viernes

decretan recortes en las polticas sociales, para figurar como los

campeones de la austeridad. Y aquellos que aprovechan la coyuntura

de crisis y el miedo de la gente para sumar medio punto de ganancias,a costa de los despidos colectivos. Cuidado. Mucho cuidado. Porque la

situacin est llegando al lmite. Y quizs se arrepientan.

El ltimo informe del Consejo Econmico y Social en Espaa arroja

datos pavorosos, segn su propio presidente. Uno de cada cuatro

hogares se encuentra en riesgo de pobreza. Ms de 400.000 familias

viven exclusivamente de la exigua pensin del abuelo. Ya hay ms

jvenes menores de 30 aos en paro que trabajando. Cada jornada,

incluidos sbados y domingos, cerca de 200 familias son desahuciadas y

expulsadas de sus hogares. En una gran ciudad como Barcelona el

nmero de las personas sin hogar se ha elevado en un 32% entre 2008

y 2011, al tiempo que se han duplicado los habitantes en

asentamientos ilegales.

Una cuarta parte de la poblacin en edad laboral est en el paro, ycerca de 2,5 millones de desempleados lo son de larga duracin. En el

ao 2008, cuando estall la crisis, el ndice de cobertura en las

prestaciones por desempleo estaba prximo al 80%. Hoy nos

acercamos al 60%, y cada mes se reduce un punto. Es decir, casi 40 de

cada 100 parados ya no recibe ninguna ayuda pblica. Un peligro ms:

la ltima prrroga para la vigencia del subsidio de los 400 euros


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finaliz el mes de junio pasado, y el Gobierno an no ha aclarado su

continuidad en el futuro.

No se trata de generar alarma. Todos estos datos son incontestables, ydibujan un panorama muy preocupante. El coste ms importante de la

crisis se ha cobrado entre los menos pudientes. Ms all de los

retrocesos del PIB, de la cada de los ndices burstiles o del castigo a la

prima de riesgo, las consecuencias ms lacerantes de la crisis se

expresan en forma de paro, desahucios y precariedad social. El colchn

de muchos aos de buenas polticas sociales y la cobertura familiar han

amortiguado los golpes hasta ahora. Pero el colchn ha adelgazadotanto que apenas protege ya a unos pocos.

Cuando el calor arrecia y nadie se ocupa de recoger el matorral seco, el

riesgo de incendio es grande. Cualquier chispa puede iniciarlo.

Mientras algunos hacen clculos codiciosos, en lo econmico y en lo

poltico, la temperatura del malestar social en nuestro pas est

creciendo, y puede acabar con un estallido de consecuencias

impredecibles.

Por ello, extraa que a la hora de enumerar los riesgos sistmicos para

nuestra economa, algunos jams se olvidan de la estabilidad de los

grandes bancos, pero rara vez se acuerdan del riesgo de la quiebra

social. Esperemos que no se den cuenta demasiado tarde. Y que

rectifiquen antes.

Hoy, oposicin til

En todo caso, la responsabilidad de los socialistas pasa por trabajar

para que la macroeconoma nos conduzca al progreso con justicia


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social, y para que la microeconoma proporcione a cada ser humano los

medios suficientes para vivir con dignidad conforme a sus derechos.

En eso estamos. Ahora, mediante la oposicin til. Maana, an mstiles desde el Gobierno.


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INMACULADA RODRGUEZ-PIERO

Secretaria de Poltica Econmica del PSOE

LA ALTERNATIVA ECONMICA DE LA

SOCIALDEMOCRACIA

Esta va a ser la legislatura de la economa, como tambin lo fue la

legislatura pasada.

La crisis econmica ha sido la principal causa de la derrota electoral del

PSOE, como tambin lo ha sido en los dems pases de nuestro entorno

que han tenido elecciones.

Y es evidente que nuestra capacidad de ofrecer una alternativa

econmica solvente, capaz de crear empleo, de mantener y desarrollar

nuestro Estado del Bienestar y de distribuir mejor los costes de la crisis,determinar si volvemos al gobierno dentro de cuatro aos (o menos).

Yo apuesto a que s.

En las siguientes lneas tratar de exponer cuales son los principios de

nuestra alternativa econmica.

Pero antes har referencia al contexto en el que nos encontramos y a

la forma en cmo est afrontando el gobierno esta situacin.

Contexto

Espaa, como la mayora de economas avanzadas, est inmersa en una

crisis global que se prolonga ya ms de cuatro aos.


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Una crisis que los socialistas conocemos muy bien, porque nos ha

tocado gestionarla durante la pasada legislatura.

Y lo hemos hecho con aciertos y con errores.Aciertos, que nos han permitido hacer frente a la crisis consiguiendo un

doble objetivo: evitar ser intervenidos y no poner en peligro los pilares

del Estado del Bienestar. Aciertos, que quizs no han sido justamente

valorados y que, quizs tambin, puedan ser apreciados con el tiempo

por los ciudadanos, ahora que pueden confrontar con la respuesta del

Gobierno actual del Partido Popular.

Y errores, como no haber hecho lo suficiente para frenar la burbuja

inmobiliaria y repartir mejor los costes de la crisis con una revisin en

profundidad de nuestro sistema fiscal.

Especificidad de la crisis

La especificidad de la crisis de la economa espaola se debe a losdficits estructurales que hemos acumulado durante los aos de

bonanza y que sintetizara en tres:

1.- Un excesivo peso de la construccin residencial y de la actividad

inmobiliaria, provocando un elevado endeudamiento de las empresas

privadas para construir ms viviendas, de las familias para comprarlas y

de las entidades bancarias para financiarlas, dando lugar a una gran

burbuja que estalla en medio de la crisis.

2.- Los problemas especficos de nuestro sistema financiero que se

resumen en su exceso de capacidad, su elevada exposicin al riesgo

inmobiliario; sus problemas de liquidez y el empeoramiento de su

solvencia por el desplome de los precios de los activos inmobiliarios.


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3.- El elevado dficit exterior por cuenta corriente debido a nuestra

baja productividad, fruto de un modelo de crecimiento demasiado

ligado a la construccin, un sector poco productivo y no exportable.

Detrs de todo ello figura un denominador comn: la burbuja

inmobiliaria que se ha desarrollado debido a factores internos y

externos. Entre los internos, estn la ley del suelo del todo urbanizable

que cambiamos en 2006, y los incentivos fiscales a la compra de

vivienda que alentaban el endeudamiento y que luego limitamos por

nivel de renta. Deduccin, que el Gobierno del Partido Popular ha

vuelto a recuperar en contra de las recomendaciones de todos losorganismos internacionales.

Entre los factores externos, se encuentran una poltica monetaria

global que facilitaba el sobreendeudamiento, porque se careca de la

necesaria regulacin y supervisin internacional para impedir los

excesos, unas agencias de calificacin de deuda que no slo no

previeron lo que estaba pasando sino que contribuyeron a los

desequilibrios y unas entidades financieras que aplicaron una poltica

de asuncin de riesgos, cuanto menos, imprudente.

Quiero sealar que lo que verdaderamente preocupa a nuestros

acreedores es el sistema financiero y los millones de hectreas de suelo

que estn en el balance de nuestros bancos.

La crisis financiera

Y la crisis financiera se ha precipitado en estos ltimos meses.

Espaa pidi formalmente el pasado da 25 el rescate bancario al

Presidente del Eurogrupo. Una mala noticia, pese a los intentos del

Presidente del Gobierno de mostrar lo contrario.


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Pedir un rescate, aunque sea para el sector financiero, daa la imagen

de nuestro pas, supone entregar las llaves de nuestra poltica

financiera y someterse a las exigencias de la Comisin Europea. Es

decir, supone un estigma y la prdida de soberana.

Y ha sido as porque el Gobierno de Rajoy ha cometido varios errores

en su reforma financiera.

En primer lugar ha diseado una reforma financiera sin haber

concretado el importe de las necesidades de recapitalizacin bancaria y

sin conocer el detalle de las condiciones del rescate antes de solicitarlo.

Todo ello, ha provocado una gran incertidumbre en los inversores con

la consiguiente presin sobre la prima de riesgo y el tipo de inters de

la Deuda Pblica.

El Gobierno ha abierto en canal al sistema financiero para operar, pero

an no sabe ni cules son los rganos sobre los que hay que intervenir,

ni el instrumental quirrgico que va a contar con la operacin.

Lo lgico hubiera sido, primero, determinar las necesidades derecapitalizacin de las Entidades Financieras. Segundo, disear el

mecanismo de financiacin con la UE, el BCE y el FMI y tenerlo cerrado

en todos sus extremos. Tercero, presentar la Reforma Financiera.

En segundo lugar, la psima gestin de Bankia, anunciando el Ministro

unas necesidades de capital continuamente crecientes, han desatado

la prdida de confianza en la solvencia del conjunto de las entidadesfinancieras y demonizado al Banco de Espaa.

Quizs, este aspecto ha sido el determinante para llegar a la situacin

en la que nos encontramos.

Adems, hay mucha incertidumbre y falta de transparencia respecto a

los criterios de valoracin de las carteras de los bancos, respecto a la


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creacin de las Sociedades de Gestin de Activos y respecto al proceso

de desconsolidacin bancaria.

Los inversores requieren tener un marco claro, transparente y seguroantes de decidir invertir en la deuda de las Entidades Financieras y del

Estado y, eso, es justo lo que no se da en nuestro pas.

La recesin y la psima gestin de la crisis del Gobierno han precipitado

todo, junto a la falta de una hoja de ruta clara y decidida de la UE de

apoyo al euro y de apuesta por el crecimiento. Puede que el rescate se

pudiera haber evitado. Eso es algo que no podremos saber, pero lo que

s sabemos es que la gestin de este Gobierno no poda haber sido

peor.

Espaa tiene un problema de endeudamiento

Como deca el origen de nuestros males no es el endeudamiento

pblico.

Nuestra deuda pblica es unos 20 puntos inferior a la de la media de la

UE. Una diferencia similar a la que haba en 2004.

Pero s que es cierto que Espaa tiene un problema de endeudamiento.

Un problema de endeudamiento privado. En solo ocho aos (desde

2000 a 2008) la deuda privada pas del 100% al 200% del PIB

Nuestro endeudamiento privado no fue para invertir en sectores

industriales de futuro. Fue mayormente para invertir en ladrillo. Tanto

empresas constructoras, como familias.

De hecho las actividades relacionadas con la construccin pasaron de

ocupar el 35% del crdito de las entidades financieras con negocio

mayoritariamente en nuestro pas en 1998, al 60% en 2010.


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Es decir la burbuja inmobiliaria es la principal responsable de nuestro

endeudamiento.

Modelo de Crecimiento

El crecimiento de la economa espaola no puede, ni debe, volver a

sustentarse en un crecimiento desequilibrado sustentado bsicamente

en la construccin residencial, fruto del mal llamado milagro espaol,

que en realidad esconda la maldicin de la burbuja.

Tampoco puede basar su modelo competitivo en bajos costessalariales, como defiende el PP y desarrolla con su Reforma Laboral.

Este no es nuestro modelo de crecimiento.

Uno de los ejes de nuestra Poltica Econmica sigue siendo ser ms

competitivos y exportar ms, reorientando nuestro modelo de

crecimiento hacia uno basado en una mayor productividad, ms

diversificado, mejorando nuestro capital fsico, tecnolgico y humano,haciendo ms eficiente nuestra economa y mejorando la competencia.

En definitiva, necesitamos invertir ms para crear empleo.

Es muy importante que no dejemos que se extiendan falsedades sobre

el origen de nuestros problemas.

Porque, frente a lo que el gobierno quiere hacernos creer, de que no

hay alternativa a sus recortes, tenemos que explicar que s hayalternativa.

Estn haciendo recortes ideolgicos porque esa es su concepcin del

Estado, un Estado mnimo en donde cada uno viva de acuerdo con sus

posibilidades y no de acuerdo con sus potencialidades.


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Espaa sufre todava un retraso significativo en capital humano e

innovacin respecto a las economas desarrolladas. Sin embargo, en

lugar de proteger estas partidas, lo que hacen en los Presupuestos es

recaer sobre ellas especialmente el ajuste: en I+D+i, en educacin, en

becas, en formacin profesional, en la internacionalizacin de nuestras

empresas. Y junto a ello, se oponen a crear un impuesto a las grandes

fortunas o una Oficina contra el Gran Fraude fiscal.

Este Gobierno ha demostrado que no tena un plan contra la crisis.

Sus continas improvisaciones, desmentidos, la actitud esquiva de su

presidente, son la prueba de que estn desbordados por la situacin.

No tenan un plan, pero s tienen una ideologa.

Una ideologa que aplican, utilizando la crisis como excusa, para

desmantelar nuestro sistema de cohesin social e igualdad de

oportunidades.

El principal error del gobierno es que la orientacin de su poltica

econmica est profundamente equivocada.

Existe un consenso bastante amplio entre organismos internacionales y

analistas, de que las polticas de ajuste extremo conducen a ms

recesin.

Sin duda, el ajuste es un instrumento necesario, pero no puede

convertirse en el nico objetivo de poltica econmica, entre otras

cosas, porque nos llevar al incumplimiento de los objetivos fijados.

La consolidacin es necesaria, pero los gobiernos son responsables de

su velocidad y su diseo. Realizar un ajuste presupuestario extremo

cuando la economa entra en recesin es un grave error, cmo tambin

lo es el nivel y composicin de los gastos que se pretenden recortar y

las fuentes de ingresos tributarios que se pretenden aumentar.


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Es imprescindible, por tanto, revisar la senda de consolidacin fiscal de

acuerdo con la Unin Europea y acordar una poltica de crecimiento

realista, de tal manera que la Unin juegue el papel estabilizador que le

corresponde en un periodo de recesin.

La consolidacin fiscal indiscriminada ha generado zozobra en los

mercados, preocupados por el crecimiento y la capacidad de devolver

nuestras deudas. Los acreedores estn exigiendo reformas que eleven

las tasas de crecimiento a medio plazo de nuestra economa y una

consolidacin fiscal realista. Justo lo contrario de lo que est haciendo

el Gobierno.

Es verdad que necesitamos realizar ajustes y reformas estructurales.

Es verdad que necesitamos racionalizar el gasto pblico.

Y es verdad que nuestro sistema fiscal requiere una revisin en

profundidad para ser ms justo, eficiente y estable.

Pero desde el Partido Socialista defendemos que es posible otro ajuste

que reparta mejor el coste de la crisis y que no impida el proceso de

modernizacin y desarrollo tecnolgico de nuestra economa.

Pero adems de equivocarse en el qu, el gobierno tambin se

equivoca en el cmo y ha conseguido generar una gran prdida de

credibilidad ante los mercados, ante nuestros socios europeos y ante

los ciudadanos.

Ante los mercados, porque no entienden el retraso en la presentacin

de los presupuestos por fines electorales y porque no se creen unos

presupuestos que no han tenido en cuenta el efecto que la propia

consolidacin fiscal tiene sobre la contraccin del PIB, en trminos de

menor recaudacin y mayor gasto, y porque las estimaciones de

ingresos y gastos que plantean no son crebles.


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Ante nuestros socios europeos, retrasando la presentacin de las

cuentas pblicas para intentar ganar unas elecciones autonmicas, o

tratando de imponer unilateralmente un objetivo de dficit, sin

plantear una estrategia compatible con las reglas de juego europeas.

Y pierde credibilidad ante los ciudadanos que creyeron que iban a

resolver la crisis, que iban a dar confianza a la economa, que iban a

bajar los impuestos, que no iban a abaratar el despido, que no iban a

recortar en sanidad y educacin.

El problema es que la credibilidad de cualquier gobierno cotiza en la

cuenta de resultados de su pas.

Alternativa

Y frente a este panorama, los socialistas tenemos que construir nuestra

alternativa desde la oposicin.

Nuestra oposicin no es engaar a la gente y decir que tenemos lasolucin inmediata a todos los problemas de la economa espaola.

En primer lugar, porque no la hay y, en segundo lugar, porque sera

poco creble despus de haber estado en el gobierno.

Claro que tenemos que hacer reformas en nuestro pas.

Y sobre esto quiero hacer una reflexin general. Porque se habla

mucho de que para mejorar nuestra competitividad es necesario

reformar el mercado laboral. Yo creo que los cambios son necesarios

en todos los mbitos. En el mbito laboral tambin, aunque no en la

direccin que lo ha hecho el gobierno. Pero tambin es necesaria una

reforma empresarial en nuestro pas.


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Nuestra clase empresarial, en general, aunque hay excepciones, tiene

una visin anticuada sobre cules son los elementos claves de la

mejora de la competitividad.

Omos demasiado a la patronal hablar de costes del despido y de

impuestos, y poco de formacin, innovacin, conciliacin para motivar

a los empleados.

Por eso, el Partido Socialista cree que las reformas son necesarias, pero

han de ser reformas abordadas por todos los agentes econmicos y

que sean capaces de combinar los tres pilares de nuestra poltica

econmica:

Crecimiento, cohesin social y estabilidad presupuestaria.

Polticas de crecimiento que requieren continuar la agenda reformista

para

- introducir ms eficiencia y competencia en nuestros mercados de

bienes y servicios,

- reforzar nuestro sistema educativo y la formacin continua de

trabajadores,

- consolidar nuestra apuesta por la investigacin, el desarrollo y la

innovacin.

- potenciar la actividad emprendedora y la base exportadora de

nuestras empresas y

- seguir capitalizando nuestra economa con infraestructuras

productivas.

En este sentido el Grupo Parlamentario Socialista plante una serie de

enmiendas, para impulsar el gasto productivo en educacin, la


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investigacin, la internacionalizacin de nuestras empresas, o la

inversin productiva que fueron rechazadas por el Grupo Popular.

La falta de poltica de crecimiento es la causa de que, como predice laComisin Europea, Espaa sea el nico pas de la zona euro que seguir

en recesin en 2013.

Planteamos polticas de Cohesin, reforzando nuestro estado de

bienestar, adaptndolo a las nuevas necesidades de las familias y

mejorando su eficiencia. Frente a recortes del PP, como el copago

farmacutico que va a suponer un injusto impuesto a los pensionistas y

los enfermos con una dudosa eficacia econmica, proponemos

eficiencia, como la subasta del suministro de frmacos que ya utiliza

Andaluca que ahorrar 1.500 millones.

No es lo mismo recortar que reformar, el Gobierno vende reformas,

pero solo hace recortes. La labor de los socialistas es ofrecer reformas

para que nuestro sistema de bienestar sea ms fuerte y eficiente.

Y por ltimo, polticas de estabilidad presupuestaria: El Gobierno solove el ajuste presupuestario por el lado de los servicios pblicos,

porque por el lado de los ingresos, plantea subida de impuestos, que

adems de injustos, son temporales por lo que no resolvern nuestro

dficit estructural.

Nosotros, adems de mejoras en la eficiencia del gasto, proponemos

reforzar nuestra base fiscal para que sea ms slida y potente porquelos ingresos fiscales del inmobiliario nunca volvern a ser lo que fueron.

Y para ello pedimos un esfuerzo a quienes menos sufren la crisis, que

son las grandes fortunas a travs de un nuevo impuesto y a las grandes

empresas a travs de una reforma del Impuesto de Sociedades que

aumente verdaderamente su tipo efectivo en lnea con el de los pases

de nuestro entorno.


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Estas propuestas de nuevos impuestos, junto con la propuesta de

retirar la subida del IRPF y eliminar la amnista fiscal, generaran 5.100

millones de euros adicionales.

En definitiva, hay otra forma de plantarle cara a esta crisis.

Sabemos que esta crisis es cambiante. Que no podemos salir solos. Que

necesitamos que Europa vuelva a ser Europa y no un conjunto de

pases sometidos a una poltica tan equivocada como la que nos

propone la seora Merkel.

Pero tambin sabemos que Espaa es un gran pas, que en los ltimos30 aos ha avanzado ms que ningn otro, y que no merece un

Gobierno incapaz de ofrecer una puerta de esperanza.

Se puede salir de esta crisis.

Se debe salir sin dejarnos por el camino el estado de bienestar.

Es nuestra tarea demostrarlo. Y para ello necesitamos la ayuda de

todos los socialistas y de todos los progresistas de esta sociedad.


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JOAQUN ALMUNIA AMANN

Comisario de Competitividad de la Unin Europea

SOCIALISMO Y MERCADO

Al final de la Segunda Guerra Mundial, la socialdemocracia europea

empieza a desarrollar su modelo social en el marco de la economa de

mercado. La combinacin de las ideas de Keynes y Lord Beveridge, esdecir de una poltica econmica concebida para la Gran Depresin en

Estados Unidos en los aos 30 por una parte, y la propuesta de

construccin de un Estado de bienestar siguiendo en lo sustancial el

esquema anglosajn por otra, es el modelo que la socialdemocracia

abraza a partir de 1945.

Finalizado el conflicto mundial, comienza una poca denominada los"treinta aos gloriosos" en la que el crecimiento econmico no

constitua realmente un motivo de preocupacin. El aumento del PIB y

del empleo venan prcticamente dados por las polticas econmicas al

uso. De lo que se trataba era de extender los frutos del crecimiento y

de redistribuirlos de la forma ms eficaz y equitativa posible. Por tanto,

podemos decir que la socialdemocracia abraz la economa de

mercado a cambio de una redistribucin del crecimiento.La redistribucin por el lado de los ingresos y de los gastos es el rasgo

distintivo de la socialdemocracia, en el que se han formado varias

generaciones de socialdemcratas. El esfuerzo redistributivo ha sido,

desde luego, mayor con gobiernos socialdemcratas que con gobiernos

de centro o de centro derecha.


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El mercado no lo resuelve todo

En este sentido, la socialdemocracia nunca ha estado de acuerdo con el"laissez faire" sin lmites. Abrazar la economa de mercado no significa

pensar que el mercado lo resuelve todo. Existen fallos y carencias

importantes en su funcionamiento; ste es incapaz por ejemplo de

proporcionar una educacin y una sanidad universal, un buen sistema

de pensiones o una proteccin adecuada frente al desempleo. Para

todo ello se necesita la intervencin del Estado y esa intervencin la ha

protagoniza bsicaaunque no exclusivamente- la socialdemocracia.

Cuando comienza la transicin democrtica en Espaa en la dcada de

los 70, tenemos que hacer frente a las dos crisis del petrleo, con una

tasa de paro no tan elevada como la actual pero quizs ms daina, ya

que la cobertura por desempleo era entonces mucho ms reducida, el

nivel de recursos de las familias era menor y los servicios pblicos

estaban menos desarrollados. Es en este contexto en el que a partir dela gran victoria electoral de 1982 tenemos que hacer lo que otros

pases haban construido desde el final de la Segunda Guerra Mundial

hasta la dcada de los 70.

Y es entonces cuando surge un debate, lanzado por Margaret Thatcher

y Ronald Reagan, que se centra en el rechazo de la intervencin estatal,

se muestra favorable a la desregulacin y est en contra del aumento

de la presin fiscal y del gasto pblico. Esta corriente, que hoy

denominamos neoliberalismo, thatcherismo o reaganismo, se traduce

en una estrategia de liberalizaciones y privatizaciones que en un primer

momento no alcanza a Espaa. Nosotros avanzamos ms bien en la

direccin contraria, protagonizando la construccin del Estado de

bienestar. En 2007-2008, antes del inicio de la crisis que padecemos


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ahora, Espaa ya se ha alineado en lo sustancial con el ncleo de los

pases europeos avanzados en trminos de tamao del sector pblico.

Nuestra presin fiscal era hace cinco aos algo ms baja que la media

de la UE -lo cual tiene su lgica ya que nuestra renta per cpita es

todava inferior a la media- y nuestros servicios pblicos similares al de

muchos pases europeos, aunque el gasto social todava quedaba algo

rezagado.

A lo largo de las dos dcadas anteriores al estallido de la crisis nace y se

propaga un virus al que, desde la socialdemocracia europea no hemos

sabido responder con eficacia y contundencia. Me refiero a laextensin de algunos aspectos importantes del paradigma neoliberal a

la socialdemocracia. A partir de mediados de los 90 la mayora de los

gobiernos de la UE estn dirigidos por socialdemcratas, pero a pesar

de su hegemona la izquierda no sabe o no acierta a responder a

determinados desafos como el envejecimiento de la poblacin, los

flujos migratorios o el surgimiento de los pases emergentes. Fueron

aos desperdiciados para asentar un modelo alternativo alneoliberalismo para afrontar esos desafos.

Una actitud conservadora

Hay que decir que en este debate los socialdemcratas nunca se han

sentido cmodos. Nuestra estrategia poltica no ha sabido contraponer

un paradigma nuevo, adaptado a las nuevas circunstancias, que supere,

actualice y adapte el proyecto socialdemcrata tradicional a una

sociedad en constante evolucin. Hemos tenido una actitud defensiva

en vez de definir una lnea poltica sintindonos cmodos con nuestras

propuestas. El modelo enarbolado por los conservadores es apoyado,

en gran medida, por las clases medias que ven con buenos ojos la


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reduccin de impuestos o la posibilidad de poder elegir entre los

servicios pblicos y su alternativa privada. Y ese modelo alcanza y

contamina a una parte de las polticas que llevan a cabo algunos

gobiernos socialdemcratas. Cuando no se cruzan las lneas y no se

abrazan las posiciones del adversario, en vez de plantear una

alternativa orientada hacia el futuro, capaz de dar respuestas a los

nuevos problemas, se intenta muchas veces acudir a los viejos

manuales, con lo que la socialdemocracia va tomando una orientacin

que podemos denominar, con los matices que corresponda,

conservadora.

Ha habido un intento de modernizar y de adaptar las polticas

socialdemcratas al siglo XXI: la llamada "tercera va", lanzada por los

laboristas britnicos -el New Labour-, que dio lugar en los 90 a

debates de gran inters, intentando responder a la pregunta de qu

tipo de polticas la sociedad del siglo XXI espera de un partido

socialdemcrata. Pero los errores cometidos en su etapa de gobierno

por quin protagoniz la expresin poltica de ese esfuerzo derenovacin, y la trivializacin del esfuerzo de reflexin cediendo a la

tentacin de reducirlo a una campaa meditica, hizo que en la dcada

siguiente la experiencia acabase en fracaso.

En la actualidad, no veo por desgracia entre los partidos socialistas y

socialdemcratas europeos un esfuerzo de renovacin poltica y

redefinicin estratgica que est a la altura de los desafos actuales: la

prdida de poder adquisitivo, el aumento del paro y de la desigualdad,

la prdida de peso y de protagonismo de nuestro electorado

tradicional, las consecuencias de los cambios profundos que estn

teniendo lugar y que se aceleran como consecuencia de la crisis. Por

referirme a nuestra principal sea de identidad, si los socialdemcratas

no nos ocupamos de la desigualdad, ser difcil que fuerzas polticas


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ms conservadoras lo hagan. Y, honestamente, carecemos de un

discurso claro y potente sobre un tema tan clave como el aumento de

las desigualdades que llegue con rapidez y contundencia a los

ciudadanos.

Reformas estructurales

Quizs, el terreno donde mejor se aprecia la prdida de credibilidad de

nuestras propuestas tradicionales es en nuestra estrategia de poltica

econmica. Por citar algunos ejemplos del debate actual:El sistema financiero tiene que favorecer el crecimiento y para ello

debe financiar nuevas iniciativas empresariales. Cmo hay que

abordar la restructuracin de los bancos? Qu hay que hacer para que

vuelvan a dar crdito, sin caer de nuevo en una burbuja financiera?

Cmo velar para que los ciudadanos no sean quienes carguen sobre

sus espaldas con todo el peso de esa restructuracin? Por supuesto,

ello exige abordar y discutir aspectos tales como las estructurasretributivas, los bonus, y lo que cada ao se llevan al bolsillo los

consejeros o los altos ejecutivos de algunas entidades financieras.

Respecto de la consolidacin fiscal, hay que asumir con naturalidad que

la reduccin del nivel de endeudamiento excesivo es algo

perfectamente acorde con los principios y valores de la buena poltica.

Es ms, tal esfuerzo es imprescindible cuando nos encontramos en unasituacin de acumulacin de deuda pblica y privada como la actual. Y

no me refiero nicamente a Espaa sino a otros pases europeos. De lo

que nos debemos ocupar es de discutir qu ajustes hay que llevar a

cabo y cmo hacerlo, cules son las prioridades y qu sectores deben

quedar al margen.


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Del mismo modo, el debate sobre la necesidad de llevar a cabo

reformas estructurales es estril. Sin ellas, no hay futuro. Desde

nuestro punto de vista lo que resulta imprescindible es determinar qu

reformas hay que llevar a cabo para retomar la senda del crecimiento,

cules son las prioridades de cada una de ellas, cmo se reparten los

esfuerzos y los beneficios. Y argumentar con conviccin que una

economa ms eficiente y competitiva requiere niveles de cohesin

elevados y una atencin permanente a la reduccin de las

desigualdades.

La dimensin europea

Por ltimo, para todo ello necesitamos incorporar la dimensin

europea. Europa ha sido para Espaa un referente de paz, de libertad,

de democracia, de proteccin de los derechos humanos y las libertades

fundamentales, de bienestar y de un modelo social. En estos

momentos, Europa es adems el espacio imprescindible para el xitode las polticas econmicas. Un pas por s solo, incluso si tiene el peso

econmico de Alemania, no es capaz de afrontar con xito los retos

que todos tenemos planteados. Frente a quienes intentan refugiarse

en una visin arcaica de la soberana nacional, nosotros tenemos que

explicar que slo unindonos en el espacio europeo seremos capaces

de recuperar autonoma y soberana, en un contexto que va a seguir

estando caracterizado por grados crecientes de globalizacin.

Debemos ser ambiciosos y mirar al futuro sin miedo. Y ello exige

apostar por la profundizacin de la integracin europea. Europa es la

dimensin mnima imprescindible para poder tomar decisiones con

autonoma en un mundo global. De lo contrario, sern otros los que

nos impongan sus decisiones. En muchos casos, sern los mercados. En


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otros, terceros pases. Europa tiene que ser capaz de superar sus

diferencias, dejar de lado la defensa de pequeos intereses particulares

y avanzar en su proceso de integracin poltica. De lo contrario,

nuestros socios (EEUU, Rusia, China, India) empezarn a dejar de

considerarnos relevantes y fiables a la hora de buscar interlocutores

adecuados.

Hoy, Europa es mucho ms que la posicin de un determinado

gobierno en relacin con la disciplina fiscal. Igual que ayer, la UE ha

representado para la Espaa democrtica mucho ms que el dinero

procedente de los Fondos estructurales. Todava nos falta recorrer unlargo camino en trminos de integracin. Pero cada vez tenemos

menos tiempo para avanzar decididamente en esa direccin. La mayor

integracin de la Unin Econmica y Monetaria, la de las polticas

fiscales, financieras, tributarias o presupuestarias, slo es posible

llevarla a cabo a travs de decisiones polticas que, como en el inicio de

la integracin europea, exige el concurso de las principales familias

polticas.

En el comienzo del proceso de integracin europea, los

socialdemcratas nos incorporamos al proceso, en cierta medida, a

remolque de los demcrata-cristianos. Hoy en da, sin embargo, la

derecha y el centro derecha no van a encabezar la integracin europea

ya que ceden permanentemente a la tentacin de refugiarse en el

mbito nacional adoptando actitudes defensivas e insolidarias frente a

sus vecinos y socios.

Un ejemplo reciente ha sido la actitud de Sarkozy que, en la campaa

para las recientes elecciones en Francia, adopt una posicin de crtica

a Alemania y a Espaa y lleg a poner en tela de juicio logros de la

integracin europea como Schengen. No es el nico, como vemos

diariamente en el Reino Unido, Holanda, Finlandia y otros pases con


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gobiernos conservadores. Esta es una tentacin de la derecha en la

que la izquierda no puede ni debe caer. Si existe en este momento una

fuerza poltica capaz de liderar y encabezar la integracin europea, es

la socialdemocracia. Y no habr posibilidad de impulsar una poltica de

crecimiento con xito si nos basamos en un motor de integracin

poltica fuerte.

Una integracin poltica que exige, al lado de polticas econmicas

eficaces, una preocupacin por mejorar el control democrtico y la

capacidad representativa de las instituciones europeas, que estn

llamadas a adoptar decisiones y a desarrollar estrategias que hasta estacrisis estaban encomendadas en exclusiva a cada uno de los Estados

miembros.

Gobernar los mercados

Por lo tanto, gobernar sobre los mercados es una condicin necesaria

para el desarrollo de un proyecto socialdemcrata atractivo y creble,capaz de adaptar a las necesidades y caractersticas de la sociedad del

siglo XXI el modelo que fuimos capaces de poner en pi en el pasado.

Ese nuevo proyecto requiere un proceso serio de reflexin y de debate,

huyendo de la tentacin de seguir confiando en frmulas y propuestas

que ya tienen poco que ver con la sociedad de hoy y con las

aspiraciones de los ciudadanos. Y uno de los elementos claves para

articularlo es, sin duda, la dimensin europea. Sin ella, nuestra voz se

escuchar menos y quedar distorsionada por quienes tratan de

refugiarsesin aprender de los errores del pasado- en el populismo y

el proteccionismo.


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FRANCISCO FERNNDEZ MARUGN

Ex Diputado del PSOE

LOS MERCADOS, EL ESTADO Y LA UNION EUROPEA

La globalizacin ha ocasionado cambios en el gobierno de la economa

mundial. La movilidad de los factores de la produccin en particular

del capital financiero- ha hecho que decisiones estratgicas las tomenempresas multinacionales, organismos internacionales y un elenco

amplsimo de entidades financieras globales. La diversidad de

situaciones es tal que ahora est planteada la cuestin de cmo

compatibilizar globalizacin y democracia.

A la vez que esto sucede las medidas de rescate de los bancos y las de

estimulo de las economas, por citar algunas, las adoptan las entidades

polticas nacionales.

Semejante asimetra es un factor de inestabilidad, puesto que, el

capitalismo depende de un delicado equilibrio entre mercados y

normas reguladoras. Aunque los mercados necesitan que los regulen

las instituciones pblicas, es muy evidente que, hoy da se carece de las

mismas.

Esto ocurre, incluso en el Unin Europea, donde se vienen dandoavances encaminados a articular respuestas suficientes, que estn

resultando de difcil plasmacin, para la disponibilidad de autoridades,

comunes y centralizadas, en mbitos especficos, como son las

cuestiones econmicas, fiscales y financieras.


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La economa y los economistas

La Economa es la disciplina que estudia cmo los hombres han

recurrido, desde tiempos muy remotos, a organizaciones cada vez mscomplejas para poder resolver las necesidades que les plantea la vida

cotidiana. A travs de ella, ha resultado factible comprender una de sus

principales preocupaciones (J. K. Galbraith). Quizs por eso ha venido

estando sujeta a un cambio continuo ya que, los agentes (empresarios,

sindicatos, consumidores y gobiernos) que actan en su seno,

evolucionan sin cesar.

Los recientes acontecimientos ocasionados por la crisis han producido

un profundo fallo sistmico que ha afectado a mltiples instituciones.

Pues bien, lo mismo ha ocurrido en el planteamiento dominante entre

los economistas, donde se ha abierto una brecha considerable. Los

modelos que vean utilizando para explicar, el comportamiento de los

agentes econmicos junto con el funcionamiento de las variables

fundamentales, se ha visto que adolecan del vicio del idealismo y del

alejamiento de la realidad.

Creyeron que el mundo real era similar al que ellos construan en sus

enfoques tericos. No fue as, ese edificio se vino abajo, como un

castillo de naipes, en el momento en el que fue evidente, a los ojos de

todos, que la realidad, y en particular los mercados financieros, eran

muy distintos del que en sus esquemas haban dibujado (X.C. Arias y A.

Costas).

Aquel aroma de certeza que exhalaban, apoyndose en racionalidades

simuladas y extremas, se desvaneci sembrando dudas sobre la solidez

de la arquitectura intelectual que se haba levantado. Aquella idea de

que, por fin tenamos una lnea de pensamiento que permita

entender, hasta las ltimas consecuencias, el funcionamiento del


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sistema econmico era algo ms que una dulce ensoacin, era simple

y llanamente una arrogancia.

Arrogancia que haba servido para pregonar la apoteosis de laeconoma de mercado gracias al triunfo que se pensaba hasta ese

momento- que haba alcanzado el capitalismo financiero. Los ms

acrrimos defensores de estos planteamientos ufanamente se

atrevieron a decir que el problema central de la prevencin de las

depresiones, haba sido de hecho resuelto, en todos sus aspectos y

para muchos aos (Robert Lucas, 2003).

Aos despus y no tantos- tan solo se admite que lo mejor que

hacemos es explicar los fenmenos que han venido sucediendo, por lo

que el poder proftico de esta profesin se ha visto limitado y no poco.

Las preguntas que se nos hacen resultan, la mayor parte de las veces,

incomodas, para el ncleo central de la doctrina econmica. Todo esto

conduce a que, la imagen social de los economistas se haya

deteriorado extraordinariamente.

Tenemos claro hacia dnde vamos?

Cmo hemos llegado a estar tan equivocados?

Por qu no fuimos capaces de advertir el desastre que vena?

Los economistas, no hemos salido bien parados de este envite. La

creencia bastante generalizada, entre nosotros, de que la bonanza

continuara prolongndose indefinidamente, no se ha cumplido. Losmercados no han funcionado bien, una vez ms, se ha demostrado que

dejados por si solos no son estables. Hasta se ha visto, en esta ocasin

claramente, que se comportan como autnticos tornados que se llevan

por delante cuanto ven. Tampoco, lo han hecho bien los reguladores


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pblicos, quienes con frecuencia se vieron privados de los

instrumentos adecuados para llevar a cabo su funcin.

El resultado de cuanto argumento es muy evidente, en las sociedades

avanzadas hay planteados un conjunto de problemas econmicos y

sociales de gran envergadura. A su emergencia ha contribuido esa

visin dominante en la economa, que todo lo orientaba hacia la

supuesta eficiencia de los mercados y a la infalibilidad de la tcnica.

El mercado y los mercados globales de capital

El mercado era el lugar donde, los compradores y vendedores se

encontraban realmente, para intercambiar sus productos: alimentos,

prendas de vestir, ganado o cualquier otra mercanca. En l,

productores y consumidores, se sometan a su poder regulador. Deba

ser un instrumento impersonal, situado al margen de cualquier

manipulacin por parte de un individuo o de una organizacin. El

mercado y la concurrencia en l, eran los garantes del sistema, que

debera ser preservado a toda costa. Se deca que cunto ms viva sea

la concurrencia ms potente ser el mercado. En este contexto, el

Estado quedaba relegado a un papel menor, cuestin que abordar

ms adelante con mayor precisin.

El mercado subvena a todas las necesidades de la sociedad. Solo sifuncionaba mal, por un motivo o por otro era cuando el Estado pasaba

el relevo, para evitar la anarqua o la explotacin de los dbiles por los

fuertes. Esto supona que, el Gobierno poda intervenir para aliviar los

atropellos de la concurrencia, para imponer ciertos precios, o

establecer precios mnimos. O bien decretar ciertos mrgenes de


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beneficios a fin de mantenerlos al abrigo de una competencia

excesivamente salvaje.

A lo largo del tiempo, se ha podido constatar una serie decircunstancias durante las cuales, tanto los consumidores como los

productores, carecan de rentas suficientes o si las tenan no las

gastaban, o an disponiendo de ellas, no las invertan con la intensidad

suficiente para absorber toda la capacidad que esa sociedad tena para

producir bienes y servicios. Cuando eso ocurra la economa de esa

sociedad tena una capacidad de produccin inutiliza

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