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Año 1. Número 03, Enero 2010. Revista Cultural Mensual QUEREMOS TANTO A CORTAZÁR *Destomemos la Casa: Otra interpretación a “Casa tomada” de Julio Cortázar *Poesía: Claudia Berrueto *Mr. B *Jazz en el club de la serpiente *La Ilustración de Mariana Baizán

Revista Freim! #03 - Queremos tanto a Cortazar

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QUEREMOS TANTO A CORTAZÁR

*Destomemos la Casa: Otra interpretación a “Casa tomada” de Julio Cortázar

*Poesía: Claudia Berrueto*Mr. B

*Jazz en el club de la serpiente*La Ilustración de Mariana Baizán

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Revista Freim!Es una publicación mensual. Número de reserva al título en derecho de autor en trámite. Domicilio de la publicación: David Alfaro Siqueiros No. 6-A, Col. Campiña de Aragón. C.P. 55130 Ecatepec Edo. de Mex.

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Director General:

Fabián R. Zugaide

Editor:

Ricardo Pineda Aguilar

Consejo editorial:

Christian Peña, Mónica Zempoalteca, César Enrique Pérez

Diseño:

Freim! Diseño y Publicidad

Fotografía:

Argel Ahumada de Mendoza

Colaboran en este número:

Alan Abarca Saint Martín, Rubén Vázquez, Claudia Berrueto, Ricardo Garduño, Karina Almaráz, Cristian Bonilla, Mariana Baizán

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Queremos tanto a Julio¿Por qué queremos tanto a Cortázar?, ¿será por su prosa ágil, evocativa y poé-tica? Tal vez sea ese humor melancólico que destila en cada frase, o quizá se deba a que es el equilibrio perfecto entre eru-dición intelectual elevada y cotidianei-dad más inmediata. Afiches biográficos, libros oportunistas y biografías no au-torizadas, pinturas, dedicatorias, apli-caciones en Facebook y demás homenajes son los que el escritor argentino ha ins-pirado a un sinfín de lectores a lo largo y ancho del mundo entero, posicionándolo como un maestro indiscutible del cuento y lectura obligada de la literatura uni-versal.Julio Cortázar es fresco, innovador y rico en figuras y lenguaje, siempre. Su relectura da pié a cosas nuevas y siem-pre conmueve por su calidad y estilo. No obstante no es un escritor fácil, ya que las historias, metáforas y subtextos que habitan en sus relatos conllevan a otros pensamientos, escenarios y realidades que nos dicen cosas sutiles, trascendentes y extraordinarias a las que no es sencillo acceder. Bruce Nauman (artista plástico estado-unidense) decía en una de sus obras que “El verdadero artista ayuda al mundo revelando verdades místicas”, y Cortázar empata perfectamente en tal afirmación. Cortázar fue un artista completo, atípi-co, que gustaba poner en práctica juegos, mundos de posibilidades que ponen al lector como un agente activo de sus obras, mismo que puede disfrutar con todos sus sentidos ya que la obra del argentino es rica en imágenes, sonidos y demás evo-

caciones que se dejan disfrutar tanto con los sentidos como con la mente.Heredero del cuento moderno (sus tra-ducción a la obra de Edgar Allan Poe es impecable) y creador de una de las no-velas más hermosas y complejas en habla hispana (Rayuela, Julio Cortázar es y será por siempre una lectura obligada para todos. En Freim! Rendimos un afectuoso homenaje al escritor nacido en Bruselas, Bélgica en 1914. En este número encontramos diversas perspectivas y referencias que harán la delicia de los iniciados, y que seguro des-pertarán la curiosidad a los que todavía no le han entrado al autor de Carta a Una Señorita en París, El Perseguidor, Historia de Cronópios y de Famas, Las babas del Diablo, y un montón más de cuentos extraordinarios, ricos y variados. Haciendo referencia a uno de sus cuen-tos, Queremos tanto a Glenda, en donde hay personajes que son una suerte de club cultural (como el Club de la Serpiente en Rayuela) afectos al cine, la literatura, la música y el teatro, este número de Fre-im! Es un club, una suerte de punto de reunión para todos aquellos adeptos del escritor latinoamericano y su obra. En la redacción esperamos con emoción sus co-mentarios y percepciones de este ejemplar, con el que damos la bienvenida a este incierto 2010 y sus sorpresas venideras, que lo disfruten.

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Ensayo a las cuatro

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Resumen: Para que un texto literario sea considerado como clásico o parte del ya tan famoso canon occidental que propuso Harold Bloom es necesario releerlo, resignificarlo y reinterpretarlo: “Casa tomada” de Julio Cor-tázar no es la excepción. Numerosos análisis se han realizado de la obra de dicho autor y, principalmente, a este cuento. Estudiosos tales como el Dr. Pablo Scasso Rossi consideran que trata el tema del incesto. ¿En verdad es di-cho tema lo que Cortázar quiere exponer? Mi parecer es distinto, por lo tanto, propongo una nueva interpretación eliminando ese término como eje temático. Considero que el cuento dice algo más que el “simple y silencioso matrimonio de hermanos”. ¿Por qué no revisarlo como un cuento de terror? Mi interpretación se valdrá al confrontar el estudio del Dr. Scasso, así como elementos teóricos. Es necesario advertir que el punto de vista que propongo es uno más que puede dar pie a otro tipo de investigación.

Palabras clave: Análisis psicoanalítico, Julio Cortázar, “Casa tomada”, incesto, Argentina, terror, cotidianeidad.

Destomemos la Casa:Otra interpretación a “Casa toma-da” de Julio Cortázar1

Sin lugar a dudas, “Casa tomada” de Ju-lio Cortazar ha sido, es y será un texto difícil de interpretar. Por estar inserto en Bestiario aumenta su grado de compleji-dad. La diégesis o historia del cuento es sencilla. Dividida en seis partes, nos en-contramos en una fábula en donde sólo existen dos personajes: el yo-narrador e Irene. La cotidianidad se presenta como elemento principal, al igual que las dis-tintas características espaciales de la Casa misma. Utilizo este término en mayús-cula, ya que será primordial durante el desarrollo del presente trabajo. Estu-diosos como el Dr. Pablo Scasso Rossi han llegado a la conclusión, ni errónea ni absoluta, que dentro del cuento que Cortázar nos brinda se toca el tópico del incesto así como el de la castración. Di-fiero al respecto y a continuación explico el porqué. En la Casa habitan dos personas, como mencioné en el párrafo anterior, Irene y el yo narrador. Por lo tanto, nos encontramos ante un cuento autodie-gético donde sólo se conocerá la vi-sión del que está contando la historia. A lo largo del texto de Scasso titulado “‘Casa tomada’: aproximaciones a una interpretación”,2 observamos una postu-1 El presente trabajo se redactará y citará de acuerdo al cuadernillo “Criterios básicos para la presentación de trabajos escritos” de la Universi-dad del Claustro de Sor Juana”.2 Scasso Rossi, Pablo, “‘Casa tomada’: aproximaciones a una interpretación” en «http://www.smu.org.uy/publicaciones/noticias/separ115/

Destomemos la Casa:Otra interpretación a “Casa tomada” de

Julio CortázarAlan Abarca Saint Martin

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ra en donde la maciza puerta de roble, al igual que el polvo denotan el carácter del narrador, así como la causa para el desarro-llo de la historia. Por el momento no daré mi interpretación, sino que esbozaré lo que dicho artículo propone, para luego hablar de mi postura. El Dr. Scasso dice: “La sen-sación de polvo que vuela, cubre e impreg-na no sólo el ámbito sino que se proyecta en Buenos Aires, envuelve la atmósfera de por sí antigua llena de rombos de carpetas y macramé […] en una suerte de recinto de la memoria”.3 Continúa más adelante: “No es entonces la casa la que empieza a ser tomada, no es la casa que se está inva-diendo, se está tomando un símbolo que representa un pasado encarnado en la his-toria de la pareja de los dos hermanos”.4 En este sentido, el Dr. Scasso comienza a vislumbrar su pensar sobre el incesto den-tro del texto. Estoy de acuerdo con el tra-tamiento de la memoria, ya que el cuento se inicia justo haciendo la referencia de los antepasados y aquellos seres que habitaban la Casa. Leemos en el cuento de Cortázar: “Tuve que cerrar la puerta del pasillo”5 y el Dr. Scasso comenta: “Con este mecanismo, el hermano (el relator) momentáneamente opone la defensa […] frente a los emba-tes que angustiarían al mismo tiempo que dejarían en evidencia lo prohibido de la situación incestuosa”.6 Y por último, al respecto de esta idea, menciona sobre el final del cuento: “la acusación los empuja, la evidencia del incesto los señala y arroja como una pareja prohibida: el matrimonio de hermanos”.7 [Las negritas en este párra-fo son mías]. Paso ahora a dar mi opinión al respecto. Como primer punto estoy de acuer-do con el Dr. Scasso al respecto de la memoria. Cortázar inicia su cuento: “Nos gustaba la casa porque aparte de espacio-art-17.pdf» (3 de noviembre del 2009) p. 30.

3 Ídem 4 Ídem5 Cortázar, Julio, “Casa tomada” en Bestiario, Alfaguara, México, p. 17.6 Op. Cit. Scasso, 30.7 Ibídem, 31.

sa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia”.8 De esta forma se habla, indirectamente, de la memoria de la familia. Más adelante, el hermano (relator) comenta: “Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa”.9 Pa-reciera que el yo-narrador se burlara de su situación, ya que ninguno de los dos logró formar un círculo familiar. A propósito de la cita, aparece una frase de vital importan-cia nuestro simple y sencillo matrimonio de hermanos. A partir de este punto, discrepo totalmente con el Dr. Scasso sobre el in-cesto. Correcto, se lee lo del matrimonio, literal, en el que están inmersos Irene y el relator. Pareciera, más bien, que esta frase sencillamente denota el estilo de Cortázar dentro del cuento mismo y no otro signi-ficado. ¿Por qué la insistencia del incesto dentro del texto si Irene y el hermano casi ni se dirigen la palabra? A lo largo del cuento observamos que cada uno realiza distintas acciones: los dos limpian toda la casa, Irene teje pullovers y el hermano lee libros franceses. Luego la limpieza se hace menor, Irene sigue tejiendo y el hermano revisa la colección de timbres postales. Cortázar escribe: “casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo”10 y luego: “Nuestros dormitorios tenían el living de por medio”.11 Seguimos, entonces, viendo que los hermanos duer-men en cuartos separados. Y ya es al final cuando el hermano toca a Irene: “Rodeé mi brazo la cintura de Irene (yo creo que estaba llorando) y salimos así a la calle”.12 Entonces, ¿cómo es posible que se sugiera que es un cuento incestuoso si no existen referencias ni eufemismos al respecto?

8 Op. Cit., Cortázar, 13.9 Ibídem, 13 y 14.10 Ibídem, 18.11 Ibídem. 19.12 Ibídem. 20 y 21.

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universo. Es realmente un cosmos”14 En efecto, la Casa del cuento de Cortázar es un microcosmos en donde habitan los recuerdos por una parte, por otro los dos habitantes y al final lo que está tomando la Casa. Es lo familiar que nos hablaba Freud, entonces, se podría decir o cuestio-nar ¿lo cotidiano se vuelve siniestro? Supongamos que es lo común lo que está tomando la Casa y es esta misma ha-bitualidad lo que expulsa a los dos herma-nos. Pareciera que en la Casa ellos busca-ran no progresar y es el edificio que insita el progreso. En el cuento leemos: “Estába-mos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar”. No hay interés por parte de los personajes, ya que sus actividades son sólo para matar el tiempo. ¡Qué mejor forma terrorífica de nuestra vida que la cotidianidad misma! A los escritores cuando están traba-jando sus textos se les comenta, constante-mente, que es necesario dejar descansar los cuentos. De esta forma se podrá observar y analizar el propio proceso para identificar aquellos fragmentos que necesitan trabajo. Considero que esta misma sugerencia se debe aplicar para el estudio de la obra lite-raria. Por qué no abandonar por un cierto periodo el texto para poder retomarlo y volver a estudiarlo ya con una biblioteca cultural aún más amplia. Dejemos descan-sar a Irene, al yo-narrador, a aquello que toma la casa porque, seguramente, han de estar mareados con tantos estudios dentro de este embrollo laberíntico.

Bibliografía:

Ambriz Aguilar, César Eduardo, “Texto tomado. Análisis narratológico de ‘Casa tomada’ de Julio Cortázar”, Espéculo. Re-vista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid en 14 Bachellard, Gastón, “La Casa. Del sótano a la guardilla. El sentido de la choza” en La Poética del Espacio, FCE, México, p. 33.

Si habláramos de un tema en parti-cular dentro del cuento podría ser el de la cotidianeidad misma. Irene y el hermano todos los días realizan las mismas acciones: limpieza, tejido, lectura. Con este aspecto de lo cotidiano surge otra interpretación del cuento. Es importante recordar que Julio Cortázar tradujo los cuentos de Edgar Allan Poe y, por supuesto, existe influencia por parte de este autor. También es impor-tante recalcar que Bestiario se insertaría como los cuentos de horror que Cortázar escribió. Por lo tanto, ¿por qué no leer “Casa tomada” como si fuera un cuento de este género? Para dicha interpretación utilizaré lo que propone Sigmund Freud al respecto de lo siniestro. Estamos de acuer-do que un algo toma poco a poco la casa. Freud utilizaría un término en particular:

Lo Unheimlich, lo siniestro, forma uno de estos dominios. No cabe duda que dicho concepto está próximo a los de lo espantable, angus-tiante, espeluznante. […] lo siniestro sería aquella suerte de espantoso que afecta las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás. […] La voz alemana «unheimlich» es, sin duda, el antónimo de «heimlich» y de «heimisch» (íntimo, secreto, y familiar, hogareño, doméstico), imponiéndose en consecuencia la deducción de que lo siniestro causa espanto precisamente porque no es conocido, familiar”.13

Considero esta cita importante para tratar el tema del horror. El yo narrador escucha los ruidos de la Casa y no sabe en realidad qué es. Sin embargo, actúa como si tu-viera noción de quiénes son los que están tomando la Casa. Al respecto de la Casa, Gastón Bachellard afrima: “Porque la casa es nuestro rincón del mundo. Es —se ha dicho con frecuencia— nuestro primer 13 Freud, Sigmund, “Lo siniestro”en Obras completas. Tomo III. Trad. Luis López Ballesteros y de Torres. 3ª ed. Biblioteca Nueva, España, p. 2483.- 10 - Freim!

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«http://www.ucm.es/info/especulo/numero42/casatoma.html» (17 de noviembre de 2009).Bachellard, Gastón, “La Casa. Del sótano a la guardilla. El sentido de la choza” en La Poética del Espacio¸ FCE, México, 2008 pp. 33-69.Bajtín, Mijail, “De la prehistoria de la palabra en la novela” en Nara Araújo y Teresa Delgado, Textos de teorías y crítica literarias, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2003, pp. 295-336.Cortázar, Julio, “Casa tomada” en Bestiario, Alfaguara, México, 1992, pp. 13-21. Freud, Sigmund, “Lo siniestro” en Obras completas. Tomo III. Trad. Luis López Balles-teros y de Torres. Tercera Edición. Biblioteca Nueva, España: 1973. pp. 2483-2505. Gadamer, Hans-Georg, “Fundamentos para una teoría de la experiencia hermenéuti-ca”, en Dietrich Rall, En busca del texto. Teoría de la recepción literaria, UNAM, México, 2001, pp. 19-29.Iser, Wolfang, “El proceso de lectura” en Nara Araújo y Teresa Delgado, Textos de teorías y crítica literarias, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2003, pp. 485-513.Scasso Rossi, Pablo, “‘Casa tomada’: aproximaciones a una interpretación” en «http://www.smu.org.uy/publicaciones/noticias/separ115/art-17.pdf» (3 de noviembre del 2009).

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Ese día no sucedió nada, ni tampoco cele-braba nada; no fue un día especial, ni tam-poco marcó el inicio de una historia espec-tacular ni un cambio dramático en mi vida; es más, fuera de ese minuto no hay nada que pueda recordar con seguridad porque esa fecha es tan intrascendente para mí, como lo es para cualquier otra persona. Es sólo un recuerdo muy vívido que no dice nada; nada más que el tiempo no se detuvo y que hasta la fecha, sigue sin hacerlo.

Tú no lo sabes, pero yo soy un obseso del tiempo; no me refiero a la típica manía de andar siempre apresurado corriendo para todos lados o con un reloj de pulso que tire de mí como si fueran correas de caballo. Mi fijación tiene que ver con el transcurso del tiempo, con la forma en la que avanza y no se detiene, hecho que me genera una serie de sentimientos mezclados entre la aprehensividad y la transitoriedad. ¿Qué trato de decir con esto? Que con el paso del tiempo todo se vuelve trivial, inocuo; lo que me provoca gran ansiedad porque siento que cada minuto que pasa, jamás regresará a menos que lo capture (aunque si soy sincero, el para qué quiero capturar al tiempo es algo que aun no logro res-ponder). De esa manera me he vuelto un coleccionista de fragmentos robados al tiempo.

Hace algunos años leí “El perseguidor” de Cortázar. Ahora, no recuerdo bien de qué se trataba, incluso ni siquiera recuerdo si me gustó o no. Sin embargo, recuerdo un pequeño fragmento en donde el protago-nista, un saxofonista drogadicto contem-poráneo de Miles Davis, explicaba que el tiempo le jugaba bromas y que no era

lineal, más bien, se trataba de un amasijo de temporalidades que convivían en un mismo espacio. El músico se dio cuenta y a través de sus melodías, atrapaba ese tiempo escurridizo.

No sé, siempre que pienso en el tiempo, me da una nostalgia inmediata; es como si tuviera voz y contara una cuenta regresiva y me dijera que todos mis recuerdos están a punto de convertirse en nada porque no soy capaz de acordarme de todos ellos. Siento nostalgia también por el presente, porque se evapora cada segundo y no se cómo detenerlo; así, cada una de las cosas que hago, digo, pienso, siento se convierte en un recuerdo que dentro de muy poco olvidaré y será como si nunca lo hubiera vivido.

¿Te parece complicado? A mí me parece sumamente triste, incluso sicótico, porque de un tiempo a la fecha mi percepción de la realidad no es muy buena; dudo de todo lo que hago y veo, como si estuviera en medio de una bruma que no me deja ver claro, como si todo el día estuviera a la mi-tad entre la vigilia y el sueño ¿te ha pasado que sueles confundir tus pensamientos con la realidad? En fin, debe ser la serotonina...

El caso es que me gusta conservar objetos que hablen del tiempo, que lo rompan, lo transgredan y me lleven a un momento muy específico que, de no haber sido por ese ligero atisbo de memoria, seguramente se hubieran confundido en la maraña de situaciones que tengo en la cabeza.

13 de marzo de 1987, 10:34 AMRubén Vazquez

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Fotografía: Ricardo Pineda

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vive en la azotea de mi casa y que no sirve sino para dar un aspecto de abandono al cuarto de servicio. El acabar esa mesa sig-nificaba que ya no tenía que cargarla más en el metro y que ya no sería el blanco de las burlas de mis compañeros pues su as-pecto era más que ridículo y me hacía ver igual a mí. Lo mejor de todo era que ya había terminado desde una semana antes todo mi trabajo y no tendría otra cosa que hacer sino seguir al pie de la letra aquella sentencia de Cioran: “dejar que las horas pasaran en lugar de llenarlas”.

Estaba parado afuera del salón de clases en el primer piso. Desde ahí observaba todo lo que sucedía en el patio: cómo unos co-rrían todavía con restos de alimentos para evitar que los dejaran fuera de clase, otros se lavaban las manos y tomaban agua de los bebederos; algunos más tomaban el ca-mino para el patio de atrás en donde esta-

Imaginarás que en mi cajón existen miles de fotografías de todos tamaños y colores y que cada una representará alguna his-toria rarísima o qué se yo, alguna de esas ridículas justificaciones que damos cuando tratamos de hacernos los interesantes. Pues sí, hay algunas imágenes, pero no son todas las que crees. A decir verdad, las fotografías no son mis objetos favoritos.

Por ejemplo, conservo mi peso y estatura impresos en un boleto de esas máquinas que están en los centros comerciales fe-chado el domingo 21 de abril de 1991. 1.77 metros y 60 kilos. Ja, era una garrocha ambulante en aquel entonces; pero lo que más me emociona es que puedo compro-bar como he cambiado físicamente y so-bretodo, saber con exactitud cómo estaba hace algunos años (aún más que con una fotografía), pues considerando que si bien crecí unos 3 o 4 centímetros más, ¡mi peso aumentó casi 12 kilos!

Cursaba el segundo año de secundaria y ese día estaba en la escuela. Era viernes y todos mis compañeros entraban a los talleres que iniciaban justo después del descanso de la mañana. Todos llevábamos materiales para trabajar en clase y que re-presentaban una gran carga extra que no podíamos olvidar. Las niñas que tomaban cocina, llevaban cacerolas, trastos y algunos alimentos para preparar; los de dibujo téc-nico llevaban su regla T y grandes láminas de color amarillo en las que se hallaban figuras sin acabar de triángulos y patro-nes de colores; los de carpintería llevaban tablas y herramientas; y los de estructuras metálicas, taller que cursaba yo, cargába-mos con varillas y mesas y percheros y las cosas más absurdas y aburridas que un niño podía llevar a la secundaria. Sin embargo ese día estaba muy tranquilo pues una semana antes terminé con una mesa de centro totalmente inútil que hoy - 14 - Freim!

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ba la zona de talleres.

En fin, todos parecían tener prisa y sentir-se presionados por algo. Todos menos yo.

En ese momento tuve una sensación de libertad infinita y de estar en un lugar privilegiado observando todo. No física, sino espiritualmente. Era como si pudiera sentir la frustración de toda la escuela y a partir de ahí, compararla con la libertad ociosa de quien ya no tiene más que ha-cer sino sentarse a esperar a que el tiempo pase sin sentirse culpable por ello.Como habrás de suponer, sentí una nos-talgia muy fuerte por lo que estaba su-cediendo. Tenía la certeza de que lo que veía en ese momento, recargado sobre el barandal y con lo brazos cruzados, con esa

mirada condescendiente de quien parece entenderlo todo, no sucedería jamás. No quiero decir que nunca volvería a tener esa sensación, sino que ese momento en parti-cular nunca regresaría. Nunca más estaría parado ahí, ni vería la misma escena, ni el tiempo se detendría o quizá diera un giro para volver a ser la misma hora del mismo día.

Me acerqué a un compañero a quien todo el mundo conocía como el sapo por sus grandes y saltones ojos aceitunados y su rostro más bien regordete; y le pregunté la hora. Él volteó su muñeca y pude ver un reloj digital con una carátula grandísima y dos botones rojo y azul. Aunque ya había visto la hora, él repitió con indiferencia: 10:34.

Por esa melancolía que deambulaba en mi cabeza y en un intento desesperado por conservar el recuerdo lo más vívido posible, decidí que nunca olvidaría ese momento exacto. Ni la hora ni el día, no importaba si el resto de la mañana se con-fundiera con algo brumoso y difícil de aprehender.

Ahora entiendo que lo que sentí, según Douglas Coupland, fue nostalgia del pre-sente. Es una especie de autoafirmación que implica que uno se encuentra satisfe-cho pero, abrumado por el ritmo de vida vertiginoso y cambiante, esas sensaciones ligadas con sentimientos infantiles de bienestar, nunca se repetirán porque van ligadas a una despiadada transitoriedad.

Hasta la fecha no sé si lo he superado, pero de algo estoy seguro: desde entonces me he convertido en un perseguidor de mo-mentos, en un coleccionista de tiempo, de fragmentos aislados que no dicen nada, pero cuya belleza radica precisamente en esa liviandad temporal.

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Fotografía: Ricardo Pineda

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Repisa

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me decían que debía leer a ese hombre que decía cómo ablandar un ladrillo y lo decían como si de mi certamen de literatura psicoac-tiva se tratara. Una vil pachecada y nada más. Del mismo modo hablaron de leer Rayuela, y aunque afirmaran que se podía leer desde cualquier página, lo que resultó impreciso y hasta falso, no me dieron grandes ganas de hacerlo. Es verdad que la idea de poder leer un libro desde donde fuera y hacia donde fue-ra me dio curiosidad y hasta envidia. Tiempo, sólo tiempo después supe como García Már-quez, que yo quería convertirme en un escri-tor como tú. No en escritor como tú, si no en uno, como tú.Me fui a la biblioteca y leí De Cronopios y de Famas y supe para qué se hace uno escritor, versión número cuatro: para chingar a los de-más, para exhibirlos, para pintar una raya con el mundo. También desde entonces supimos que leerte era muy difícil, pero hallamos que si lo hacíamos con acento argentino, resultaba más sencillo.

Escribir eso me recuerda que esa noche, re-cargados en la barda, yo ya había leído De Cronopios y de Famas. Chale, entonces no me acuerdo.Un día, sólo un día, leí Rayuela. ¿Qué puedo decir que sea nuevo? Nomás que por culpa de una tía que tengo, no he podido apreciar a La Maga. Además, sé de mucha gente que se piensa parecida y me dan harta hueva. Hay que tratar, en un mundo saturado de tantas cosas, de ser un poquito originales. Nada más eso. Julio, mi hermano, yo apenas he leído tres co-sas de ti y me siento muy indigna de escribir-te. No quiero tomar tus ideas como una pas-tilla sin masticarlas. Nunca me verás tomán-dote como un credo, ni yendo a París nomás por que tú sí fuiste. Nunca, pero jamás, vuelvo a jugar rayuela con Ámbar pensando en ti, ahora sólo lo haré para bajarle sus domingos. Tampoco voy a lavarme los dientes ya: es in-evitable pensar en ti con la pasta de dientes (pasta, allá tú y los dentífricos) entre las ma-nos, quién te manda mencionarla tanto. Te juro que no voy a tomar mate, ni nada. Julio, por favor, sálvame del pecado de la soberbia de “una vez leí Rayuela (y nomás por eso…)”.P.D.: Justo le decía eso último a Alma camino a la cantina Río de la Plata (...), cuando un wey que iba con nosotras dijo: “Miren, librería Rayuela”. Así es, la librería de en-frente se llama así y no pude más que hincarme, mirar al cielo con los brazos abiertos y pedir perdón. Pero ahora que lo pienso, no fue más que otro caso de falta de origina-lidad: ponerle Rayuela a la librería nomás por que así se llama un libro tuyo, carajo…

Carta aJulio CortázarKarina Almaráz

La última, o quizás única, ocasión en que yo leí una carta dirigida a ti, fue una carta mal escrita, mal intencionada, mal todo.Y esta la escribo sólo por dos cosas: Alma jura que dije que lo haríamos las dos, escribirte una carta cada una y la segunda razón sólo es apéndice de la primera: Alma jura que tú escribiste que al leer, te sentías amigo del es-critor. Sólo Alma y una razón como esa me harían escribirle a un autor al que a pesar de todo, apenas conozco.Y más que hablar de ti, de tus narraciones cortas, de tus puentes y coincidencias (por eso, por eso me gustas tanto aun antes de haberte leído todo: por breve y por las coincidencias), he de hablar de mí, de lo que veo, lo que co-nozco, lo que me hallo a cada paso y para pa-recer que de verdad te hablo, mencionaré “las coincidencias”. Si acaso entran, claro.Todas las personas que conozco que sean hombres, que te hayan leído, que te cuenten entre sus favoritos, son unos pelmazos tre-mendos que a cada instante sacan a relucir la palabra “jazz”, y creo, aunque de verdad amen el jazz, que lo hacen por faroles. Pero no te estoy echando la culpa, no los hiciste preten-ciosos, así ya venían. Imaginaté che, a un ar-gentino volviendo pretenciosos a unos chicos también sureños, pero del sur del DF. A lo mejor por eso me animé: para decirles preten-ciosos de mierda y nada más.Me dan algo de risa. Que te tomen tan en serio. Que sean tan solemnes con un tipo que escribía manuales para subir escaleras. Lo que hace la fama.Otra cosa que pasa y esa no la provoca la fama, es que cuando veo tus fotos, me da mu-cha pena. Que hayas muerto antes de que yo naciera, que hayas nacido aun antes que mi padre y que mi abuelo. Estabas bien bueno. Guapo, escritor, breve. Yeah.La primera vez que supe de ti, no la recuerdo bien. Tomaré por tal aquella en que mis ami-gos de la prepa, a quienes me hubiera gustado hacer más caso, una noche, recargados en una barda debajo de un foco y sin más luz que esa, - 18 - Freim!

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Instrucciones para saludar de besoEl saludo de beso no es el azar de la mejilla más próxima del saludador hacia la mejilla

contraria, y por consiguiente, más cercana del saludado. En eso también somos diestros y si-niestros, para lo cual me declaro diestro y con un abuelo materno lo contrario a la virtud de ser ambidiestro.

A su vez, el saludo boca-boca tampoco se deja al destino, pues la nariz juega el papel de cha-perón a esquivar, por lo que el dominio de los polos cerebrales sobre los seres juega un papel im-portante en la inclinación de 15 a 25 grados de la cabeza sobre su eje-cuello hacia el cuadrante I o IV del Plano Cartesiano. Para esta encomienda es necesario ser diestro y a su vez, siniestro…

Beso: chasquido -de impulso o cortesía- producido por los labios al ser estos contraídos mientras se succiona levemente de manera carnal o simbólica al receptor.

Instrucciones para matar un cordero En tres tiemposEn un amarre se concentran cuatro patas que confundidas divagan entre ellas la inevitable

intervención / se corta el acceso de los víveres a la cúpula / se fractura la relación con los tra-bajadores.

Todos duermen.

En dos tiempos Se abre el apetito / se giran instrucciones a los sicarios.

Instrucciones para el uso de una red social virtualImportunar con explicatorias sobradas e inútiles como:Me gusta té de limón por las mañanas mientras llueve, country, morenita clara, ¡dale Pu-

mas!, siempre soy el de la iniciativa, me quiero suicidar, tapioca, ¡me la pasé increíble!, te amo, auU! I wana be rockstar!, odio a los pinchez frezaz, mis tacones nuevos, me caí, mi perrito se cagó, felicidades Mina, vivo como en el universo, Octavio Paz Rules.

A su vez, todo contenido exento de esto juega un papel alterno y satelital a la adulación y autoenconamiento advertido.

Tributo al Manual de instrucciones de “Historia de Cronopios y Famas”

de Julio CortázarRicardo Garduño

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Cortázar tiene un poco o mucho de jazz, ex-plícito o escondido, siendo su novela Rayuela y el cuento El Perseguidor (claro homenaje al padre del be bop Charlie Parker), las referen-cias más obvias.Cortázar era abierto fanático del Jazz, es-cribió artículos y dio varias entrevistas en torno al género, emparentando éste con la posibilidad de ser genuino, de que el autor vaya creando de manera espontánea su pro-pia obra, sin intermediario alguno, en cierta manera Rayuela es eso y más; no obstante, los personajes de dicha novela no escuchan el Jazz que podría ser el soundtrack perfecto del libro, como un John Coltrane, Thelonius Monk o un Miles Davis, el cool Jazz o el fre Jazz, sino que son adeptos al jazz más tem-prano, a los clásicos, cuando ni siquiera se le conocía popularmente como tal, sino las variantes como el ragtime, el dixieland, el swing, y ya más tarde el bop y el be bop.En El Perseguidor, Julio Cortázar nos relata la historia de un saxofonista que se encuentra en una vorágine melancólica, sumido entre otras cosas, por su adicción a la marihuana (en la vida real Parker fue adicto a la heroína como muchos músicos de Jazz). El protago-nista tiene la sensación de estar adelantado musicalmente 15 minutos a lo que toca, refi-riendo varias veces la frase “esto ya lo toqué mañana”, y no es para menos en este y otros cuentos del argentino: la cantidad de imáge-nes a una velocidad vertiginosa, las metáforas que permiten al pensamiento desdoblarse, y el regocijo al ser “leídas” con todos los senti-dos, hacen de esta hermosa música el acom-pañante ideal para casi toda la obra del autor, que también se adelantó estilísticamente a muchos de sus contemporáneos. No gratuitamente Rayuela se deja leer des-

Es curioso como hoy en día el Jazz represen-ta una música aburrida para cierto sector de la población mexicana (muchos por cierto), sólo para entendidos o gente con ciertas pre-tensiones intelectuales. El otro día en una reunión, el hijo de un afamado saxofonista mexicano despotricaba sobre el género, alu-diendo a éste como “una chingadera para rucos”, no entendía, me parecía irónico. Algo más o menos así experimenté cuando tuve una tertulia literaria con un familiar mío hace un par de años. La reunión versaba sobre el llamado Boom Latinoamericano, donde obviamente salió a relucir de botepronto Cortázar. Mi tío arremetía contra Rayuela, tildándola de ininteligible, llena de poses aristócratas extranjeras (francesas para más específico), y aburrida por su falta de fuerza. Ironías de la vida, no es para todos tal vez, pensé.No obstante, en aquellos días en los que mu-chos no nacíamos, y que muchas de las nove-las que hoy atesoramos fueron concebidas, las cosas no eran muy distintas, pero se encon-traban en el polo opuesto: el ambiente pari-sino de finales de los cincuenta y principio de los sesenta despotricaba contra el Jazz por ser una música estruendosa, para bohemios y vagos, vividores que no eran entendidos de la buena música. Hay un poco de romanticismo en todo eso, y con ello un mito y un maridaje por demás famoso: Julio Cortázar y el jazz. Para muchos no resulta rara la obvia relación que existe entre la obra del escritor argentino y la música proveniente del sur de Estados Unidos, y perfeccionada en el orbe entero, más específico en Europa. Por muchas razo-nes: el estilo libre, el fraseo, la capacidad de improvisación, el compás, el manejo de los tiempos (síncopas, coordinación de comien-zos, medios y finales), etc. La mejor obra de

Esta noche:Jazz en el Club de la Serpiente

Ricardo PinedaSucede además que por el jazz salgo siempre a lo abierto, me libro del cangrejo de lo idéntico para ganar esponja y simultaneidad porosa ( Julio Cortazar)

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ordenadamente, donde la participación del lector es de suma importancia, donde la in-terpretación y la incorporación de nuevos ele-mentos es forma pero también contenido. No por nada Rayuela es una novela atípica, de las que más se disfruta leer y releer. Louis Amstrong, Lester Young, Count Basie, Coleman Hawkins, entre otros, hacen de Ra-yuela y los cuentos de Cortázar un maridaje perfecto, una tonada deliciosa de trompeta o saxofón, una línea interminable de piano, con un contratiempo majestuoso de bajo y batería de acompañamiento. Otro detalle importante es el tono de las obras. Muchas de las veces hay existencialis-mo, melancolía y exploración en los cuentos del escritor, en los que dichos elementos fun-cionan como fuerzas generadoras que traba-jan de manera simultánea, siendo el punto de partida hacia algo más grande, hacia detalles fantásticos, afectando así la acción y los mun-dos paralelos de sus historias. Y es que como la tradición indica, tanto en el Jazz como en Cortázar, hay dos historias, dos melodías: la base o la anecdótica, y la improvisación, la verdad a ser develada por el lector-espectador. Las atmósferas, la psicología de los perso-najes, y los escenarios donde explota la obra cortaziana, resultan por demás ad hoc para un solo de saxofón, para el Koln Concert

de Keith Jarrett, para un Sonny Rollins, e incluso un elegante Lee Morgan, influencia todos de infinidad de escritores, cineastas, artistas plásticos y demás fauna artística. Un vinil dando vueltas, machacando el corazón, empujando el hilillo del humo del cigarro por la ventana hacia el cielo gris y húmedo. Los amantes que se miran sin mirarse, que se van dibujando poco a poco, que se van creando; eso es el Jazz y eso es Cortázar, y siempre más.Quizá sea por eso que el argentino que vi-vió en Francia mientras escribía, mientras escuchaba mucho del buen Jazz que se hacía en aquel entonces, arrojó muchas obras me-morables a las que siempre se vuelve, tal vez porque son deliciosas, porque nos dicen cosas nuevas, porque el Jazz y Cortázar pueden ser la misma cosa, y más, siempre otra cosa.Si usted no ha leído a Cortázar, o no le ha entrado al Jazz, le recomiendo conseguirse un ejemplar de ambos; uno de Cortázar (con letra grande de preferencia), y uno de Parker, Monk, Davis o Coltrane (por favor evite el jazz blanco de elevador) y dese cuenta del ejercicio creativo que resulta, de lo disfrutable que es, y de que todos los prejuicios culturales pueden ser derrumbados de un tirón, cómo la vida adquiere otros matices, tan diversos como elocuentes.

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Licenciada en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Coahuila. Becaria del FECAC en el área de poesía (2003-2004). Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (2005-2006). Becaria del FONCA Jóvenes Creadores en el área de poesía (2009-2010). En 2006 obtuvo el Tercer Lugar en el Concurso de poesía Manuel Acuña (2006). Es autora de Polvo doméstico (IMAC, 2009), libro con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía Tijuana 2009. Actualmente trabaja en la coordinación editorial de la UA de C.

Claudia Berrueto (Saltillo, Coahuila, 1978)

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casaaquí me machuco los dedos, parto velozmente la carne, cuelgo la ropa en cuerdas de alta tensión, abro las ventanas y las cosas perdidas vienen a mi encuentro.

aquí aprendí a alterarme las pestañas con una cuchara vieja para cargarlas de nylon frente a los espejos, a esconderme bajo los sillones para evitar palizas. aquí cambié de nombre, comí pastel con restos de números de cera y tendí mi brazo para inyectarme curas temporales; aprendí a bailar y a recibir parientes embalsamados por manos extrañas, aquí abracé a mis abuelos y lloré hasta el desmayo. aquí duermo con la imagen de un mar que me cubre. aquí nombro cosas que la muerte no entiende.

aquí canto en mí.

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polvo domésticouna mujer que arrulla sus anillos en la cocina despierta, viene de soñar una casa llena de caballos enfermosy se levanta a entender el polvo que dejaron sobre ellaporque cree únicamente en el polvo que su sueño le da

una mujer que de niña comió esmalte de uñasdespierta y tarda en recordar su nombre y mira la terquedad, la permanencia de la muerte en su casaporque ella va muriendo en ese polvodesde que un caballo sarnoso habitó su realidad

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durante el sueño soy la propietaria:del hospital donde conozco a un hijo nuevo,del cuchillo con el que mi padre me destaza,del mar en el que soy raíz de constelaciones,de la persecución que agita todos mis órganos,de la lentitud de mi alegría,del calor que me da un elefante durmiendo a mi lado,del tren fantasma que se convierte en mi abuelo,de los pies del gigante que baila conmigo,de las luces que enciendo con mi caída.

soy dueña de esa materia que brinda velocidad a mis ojos cerrados.es de mi propiedad lo que no pasa pero sucede.

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despedidaa pesar de la canción que había en mis labios cuando entré a tus ojos y que hoy está por doquier;de sortear el tráfico juntos como toreros jóvenes y briosos; de los silencios tan pulidos intercambiados con alegríay de la inquietante encalladura de tu cuerpo,mi vestido se mueve sin promesas.

varias heridas se han desplegado, mira que son bellas así, latiéndome como frutas jugosas y salvajes mientras hablo o duermo.ahora debo ser pacientey aprender a domesticar sus dulces desfiguros.

he lavado tantas veces mi pañuelo de despedidas.aquí la mejor de las galas que conozco ondeando sobre mi cabeza para ti.

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para elvis

hay vigilias en que soy el viejo uniforme militar que te acaricia bajo la lluviay la pista destinada a tus pies, y la luz sobre el vuelo de tus capas, y el recipiente de tu sonrisa sonora.

hay vigiliasen que es mía la hermosa ambladura de tu corazón y la inmovilidad de tus cabellos.y soy la campana que amanece detrás de tus ojosy estoy lista para pulir cada joya que reposa en tu cuerpo.

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para charles chaplin

lo veo en alaska,desencajado,afilando cubiertos,a punto de servir un zapato negrosobre un plato blanco.siempre devora con propiedad.

adorna un árbol en año nuevoy envuelto en la miseria sueña que coqueteabailando con sus pies de pansobre la mesa.

la blancura lo dominay está en su cabaña de hambrebalanceándoseal borde de un precipicio de hielo y oro.siempre hay música sobre él.

sé que esto debería romperme el alma pero lo disfruto:tengo una alegría de almohadas que revientany cubre de plumas mi risa.

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Entre columnas

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res que ha tematizado el subterráneo en distintas obras, aquel espacio suburbano cuya condición subalterna no es el estar en la periferia sino abajo. En muchos de sus textos parece ofrecernos la posibilidad de desplazarnos, de fugarnos por momentos de la ciudad concebida como una gran máquina producto de la razón instrumen-tal. El lector puede experimentar los ar-tefactos urbanos como un juego de pasaje a otros mundos, su apreciación sobre el subte se acerca más a un juego, al hombre que juega con el objeto, se pierde en él, se atemoriza, y regresa.

Cortázar comienza a definir el espacio del subte comparándolo con la noche, por ende con la oscuridad, en contraposición con otro tiempo, el del día (sol) que impli-ca un estado de vigilia, contrario al sueño nocturno que luego será visto como pesa-dilla y sin razón. El espacio de lo bajo y la superficie están definidos por la oscuridad y la claridad, no sólo en términos visuales sino valorativos. Por ello el autor transfor-ma en el espacio subterráneo la dimensión del tiempo, no sólo cuando utiliza la me-táfora de la noche para hablar del subte, sino cuando lo que cambia es la tempora-lidad.

Este otro tiempo, que contiene su propia lógica, es el que descubre el personaje de su cuento El Perseguidor. Allí, un saxo-fonista de jazz pierde su instrumento que había dejado debajo del asiento, se dio cuenta de que lo había perdido cuando subía las escaleras, es decir, en el momento

La atracción por el metro es interesante ya que ha sido utilizado varias veces en escenarios de películas, comics, novelas y cuentos, pero también como espacio sig-nificativo en el argumento de esas obras, como una máquina fuera de control, el lugar de persecuciones donde los perse-guidos pueden huir entre una multitud indiferente, otras veces supera el rol de mero escenario para formar parte de las argumentaciones mismas del relato, como la metáfora de un espacio-tiempo, como ejemplo está la segunda parte de Matrix, donde Neo no puede ser ubicado por el sistema porque se encuentra fuera de las coordenadas. Salvador Dalí decía también en una entrevista, que la primera vez que utilizó el tren subterráneo de París sintió un miedo terrible, la experiencia la definió como el ser engullido y estar viajando por los intestinos de un gran mounstro para después simplemente ser arrojado al exte-rior.

¿Cuáles son las representaciones, expe-riencias, percepciones que se generan en la relación que los sujetos tienen con los artefactos que hacen a sus grandes urbes? ¿Conviven? ¿Se enfrentan? ¿La cotidiani-dad nos hace ajenos a la curiosidad y nos invade la sed por la novedad de nuevos y más modernos artefactos, mientras los vie-jos y clásicos objetos que hemos creados se valorizan como “antigüedad”? o ¿Aún podemos volver sobre los mismos espacios y objetos para vivirlos de otro modo?

Julio Cortázar es uno de los pocos auto-

Espacio-Tiempo en el subte

Fabián R. Zugaide

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del pasaje a la superficie, porque viajar en el metro, como hacer música, lo metía en otro tiempo o en el mismo Tiempo.

“Esto del tiempo es complicado, me agarra por todos lados”, dice Johnny Carter (Chari-le Parker), señalando que el tiempo es total. “(…) yo meto la música en el tiempo cuando estoy tocando, a veces. La música y lo que pienso cuando viajo en el metro”.

“El metro es un gran invento mi amigo, Bru-no. Viajando en el metro te das cuenta de todo lo que podría caber en la valija (en el tiem-po). A lo mejor no perdí el saxo en el metro, a lo mejor (...) Un día empecé a sentir algo en el metro, después me olvidé (…). Y entonces se repitió, dos o tres días después”.

Lo que le sucede al personaje es que expe-rimenta un doble tiempo, mientras recuer-da varias escenas de su vida y cree que ha estado pensando en ello un cuarto de hora, tan sólo ha pasado un minuto y medio.

“Entonces me vas a decir cómo puede pasar que de repente siento que el metro se para y yo me salgo de mi vieja y Lan y todo aquello y creo que estamos en Saint Germani-des-Prés, que queda justo a un minuto y medio de Odeón”. “¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio?”

“Viajar en el metro es como estar metido en un reloj: las estaciones son los minutos, com-prendes, es ese tiempo de ustedes, de ahora; pero yo sé que hay otro, y he estado pensando, pensando…”

“¿Cuánto hará que estoy contando este peda-cito?”

Cortázar abre todo un mundo debajo de la ciudad, un mundo con su propio tiempo, un mundo que adquiere fuerza cuando el metro transita por los túneles, porque aún la aparición de las estaciones sigue mar-cando coordenadas que ubican al sujeto. En cambio, es en ese trayecto por el túnel oscuro donde el personaje experimenta lo que llama “elasticidad retardada del tiempo”.

El autor cuenta su propia experiencia de niño y la compara con la actual:

“Hoy sé que el trayecto en subte no duraba más de veinte minutos, pero entonces lo vivía como un interminable viaje en el que todo era maravilloso desde el instante de bajar las escaleras y entrar en la penumbra de la esta-ción”

Junto a la diferencia de temporalidades experimentadas, el autor nos indica el mo-mento del pasaje arriba-abajo: aquel ins-tante donde baja las escaleras, y también nos sitúa en otro espacio (adentro-afuera) indicado por la luz: entrar en la penumbra. Allí se inicia la experiencia que describe como “maravillosa”.

En otro cuento de Cortazar, Texto en una libreta (Queremos Tanto a Glenda), pone entre paréntesis dicho orden basado en el racionalismo cuando introduce la falla en el cálculo del sistema de control de pasa-jeros que usan diariamente la Línea A, de los Subterráneos de Buenos Aires.

“El buen sentido sentenció cuatro errores de cálculo, y los responsables de la operación re-corrieron los puestos de control buscando posi-bles negligencias”, en uno de los días se produ-jo “lo inesperado”: contra 113, 987 personas ingresadas, la cifra de los que habían vuelto a la superficie fue de 113,983”. Luego de fuertes controles sobre los trabajadores del subte, el error los llevaba a la explicación de que lo que faltaban eran pasajeros. En otro día de con-trol “107, 328 habitantes de Buenos Aires re-aparecieron obedientes luego de su inmersión episódica en el subsuelo”. Cuando los controles parecían llegar a la perfección, el día viernes excedía un pasajero. Finalizado el control, la empresa no divulgó el resultado y atribuyó las diferencias a errores de cálculo del personal o las máquinas, “Los resultados anómalos no se dieron a conocer al público”.

El ingeniero que informa al protagonista de este hecho, razona que el descenso del número de pasajeros que regresan a la su-

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a pisar de nuevo el primer peldaño de la es-calera, quedarme ahí entre la gente que sube y baja, ignorando a los que me miran de reojo sin comprender que no me decida a moverme en una zona donde todos se mueven”

Una vez descubierto ese mundo subterrá-neo, el protagonista dice:

“(…) entonces empecé a tener miedo de ba-jar”;

“un lento calambre en el estómago cada vez que llegaba a una boca del subte” ;

“(…) la tranquilidad de estar en la superficie y en un lugar neutro me llena de una calma que no tenía cuando bajé hasta el quiosco”;

Bruno ve a su amigo, Johnny Parker, como perdido ante el relato de su experiencia del tiempo, y su amigo le insiste:

“La verdadera explicación sencillamente no se puede explicar. Tendrías que tomar el metro y esperar a que te ocurra”. Bruno piensa “Sonrío lo mejor que puedo, comprendiendo que vaga-mente que tiene razón, pero lo que él sospecha y lo que yo presiento de su sospecha se va a bo-rrar como siempre apenas esté en la calle y me meta en mi vida de todos los días”.

Habrán notado que muchas veces aparece marcado el pasaje (entrar, salir, bajar, subir, meterse), el sujeto configura el espacio en el que vive, da cuenta de él, pero también está valorizado, es un espacio producido ideológicamente y que da cuenta de un orden de cosas. Si, por un lado, el mundo de la superficie es ordenado, también or-dinario, mientras que abajo suceden expe-riencias extraordinarias pero que también producen un temor que pone en jaque mucho de lo aprendido.

perficie es inferior al que descendió por el fantástico hecho del desgaste que sufre la masa:

“Nadie ha contado jamás a la gente que sale del estadio de River Plate un domingo de clásico, nadie ha cotejado esa cifra con la de la taquilla. Una manada de 5, 000 búfalos corriendo por un desfiladero, ¿contiene las mismas unidades al entrar que al salir? El roce de las personas en la calle Florida corroe sutilmente las mangas de los abrigos, el dorso de los guantes. El roce de 113,987 viajeros en trenes atestados que los sacuden y los frotan entre ellos a cada curva y a cada frenada, puede tener como resultado (por anulación de lo individual y acción del desgaste sobre el ente multitud) la anulación de cuatro unida-des al cabo de veinte horas”.

Los relatos de Cortázar están escritos en primera persona y en principio sus des-cripciones podrían ser tomadas como una experiencia individual. Lo cierto es que, en primer lugar, lo que describe son dos mundos distintos en una misma ciudad a los cuales se accede transitando los pasajes que conectan la superficie con lo bajo, eso sí, de una manera no convencional. En segundo lugar, quizá lo más importante, es que el propio relato en primera persona devela un sujeto que transita entre esos dos mundos, un sujeto ambivalente que necesita racionalizar sus experiencias para narrarlas al lector.

El sujeto de la enunciación es el pasa-je mismo, el puente que comunica entre mundos y la posibilidad de darle un len-guaje a una experiencia cultural colectiva y urbana. El narrador lleva la marca de que ha pasado por otro mundo, y toda la seguridad del mundo urbano (de la super-ficie) comienza a fallar… El protagonista de Texto en una libreta, teme, vomita, se paraliza, ya no cumple con la impronta de la circulación:

“He pasado una hora en el café sin decidirme - 38 - Freim!

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Pixel

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MarianaBaizán(Mendoza, Argentina, 1975)

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Artista plástica e ilustradora freelance. Licenciada en Artes Visuales, especializada en Pintura. Desde el año 2002 participa del staff de la mendocina Revista Zero, ilustrando la tira ‘Las Memorias de la Liebre, el Gusano y el Hombre’, del escritor Andrés Llugany. Miembro del ‘Círculo del Cuadrito’ hasta el año 2006, y del ‘Foro de Ilustradores de Libros Para Chicos / Argentina’. Ha realizado trabajos para Argentina, Colombia, Chile e Italia; diseño escenográfico para el Teatro Independencia de Mendoza, e ilustración y diseño para cubiertas de CD’s, como las realizadas para la banda de rock, ‘Ultramandaco’. En la plástica fue reconocida por la Fundación Avon, recibiendo una Mención especial en el Salón Regional de Pintura Lola Mora, 2005. Actualmente ilustra de manera Freelance, habiendo lanzado su propia línea de tarjetería ilustrada. En 2007 presentó su tesis de licenciatura ‘Ilustración de Textos: El Libro-Álbum’, una investigación teórico-práctica sobre este género, en donde como corolario realiza su propio libro-álbum ilustrado: ‘La Cruzada de los Niños’.

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EL PERSEGUIDOR

Julio era melómano, especialmente jazzero.. Su cuento ‘El Perseguidor’ (‘Armas Secretas’, 1959), deja huella de esto... Esta es mi musical me-lancólica interpretación de lo que estoy dibujando.

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LEJANA

Identifico a Julio con puentes.. quizás porque una de sus fotos mas famosas es con los Puentes del Sena de fondo, o porque la historia de Alina Reyes - la que mayores lágrimas de pánico hicieron surgir de mi - concluye/comienza sobre los Puentes de Budapest. Basada en el cuento ‘Lejana’ de ‘Bestiario’ (1951), y en el húngaro Puente Lánchíd (1849), entre otros, realicé esta ilustración.

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CAROL Y EL AUTONAUTA

La francesa autopista que une París y Marsella, fue la protagonista en dos de sus obras: ‘La Autopista del Sur’ (1966), y en la aventura de ‘Los Autonautas de la Cos-mopista’ (1983).. y no sé por qué, relaciono a la chica del Dauphine con Carol Dun-lop.. quizás porque las dos se le adelanta-ron a sus hombres en la ruta, y se fueron... se fueron... ‘La vi emprender su viaje soli-tario, donde yo no podía ya acompañarla, y el 2 de noviembre se me fue de entre las manos como un hilito de agua, sin aceptar que los demonios dijeran la última pala-bra [...] el dolor no es, no será nunca más fuerte que la vida que me enseñaste a vivir como lo hemos mostrado en esta aventura que toca aquí a su término pero que sigue, sigue en nuestro dragón, sigue para siem-pre en nuestra autopista.’

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LA IRONÍA DEL TIEMPO

El tiempo... su única ceja... la eterna juventud de su mirada... y la ironía de escribir a máquina con una laptop... un juego temporal al cual, seguramente, él se hubiese sumado.

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RAYUELA

Si Julio hubiese sido dibujante, seguramente hubiese sido Escher... y la rayuela + la constante lúdica no podían estar ausente en el fin de esta galería... Publicar este dibujo, implica girar-lo, girarlo, jirarlo, jirando, jurando, jugando... hasta que te conforme alguno de sus flancos.

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Iris

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Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la UNAM, artista visual y estudiante de cine en el Centro de Capacitación Cinematográfica.

Siempre que estoy en presencia de la soledad es, en cierta medida, una suerte de canto interno, de melodía que retumba sólo en las paredes de la nada. Las fotografías de Argel Ahumada siempre están cargadas de música, de una melodía interna que llena esas imágenes desoladas, en los rincones que pocos o nadie ya ponen atención. La ciudad de México explota de sonidos, de música y de soledad, todo al mismo tiempo, y como dijera el cantante, todo en un mismo lugar. Las Instrucciones para Cantar de Julio Cortázar sirven para acompañar estas fotografías.

Argel Ahumada De Mendoza (Ciudad de México, 1984)

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Instrucciones para cantarEmpiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo. Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumman. (Historias de Cronopios y de Famas, 1962).

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Recomendaciones

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de melancolía, pero lo mismo funciona como un ambiente, un tranquilizante, un seductor, y por demás es uno de los mejores discos en la música en general que se hayan hecho. Durante la segunda mitad del año que acaba de concluir, se lanzó una edición de aniversario de lujo nunca antes vista, que contiene un acetato de color azul, un libro, dos discos, afiches y un dvd, a una cantidad exorbitante (poco más de dos mil pesos). No obstante, sirva este número para recordar y recomendar un disco al que, como pocos, le ajusta el mote de “extraordinario”, que hace un maridaje excepcional con la obra de Julio Cortázar, y que vale la pena adquirir en su versión sencilla (muchos ceros menos y más accesible que la edición ya mencionada), o digital. Si usted ha sido de los que les prejuicia la palabra jazz, éste sería el disco que habría que escuchar para romper con tal barrera.

Para entrar yterminar el jazz

Hace 50 años salió a la luz un disco que cambiaría la historia del jazz por completo, el Kind of Blue de Miles Davis. Conocido por muchos pero desapercibido para los no iniciados, Kind of Blue es y será un documento musical que reúne elementos importantes de la música contemporánea, y traspasa barreras de género.Con este disco se entró a lo que hoy conocemos como jazz modal, y representa el disco quintaescencial del género. No en balde se encuentra en él una alineación de primerísimo nivel en el plato, como el saxofonista John Coltrane, el pianista Bill Evans (único integrante “blanco” durante la sesión, hay que recordar que Miles era muy segregado en esa época por su color, y su aversión hacia los blancos muy marcada), entre un par más. Los únicos cinco cortes en el disco fueron el resultado de una serie de improvisaciones, que dieron fin durante la primavera de 1959, y que le abrieron al trompetista las puertas del reconocimiento mundial en definitiva. Davis solía decir que la trompeta era como una extensión de su cuerpo, y no era para menos, ya que aquí se puede constatar la fluidez, el fraseo y ritmo de lo que el jazz podía llegar a ser. Cierto tipo de tristeza es más o menos la traducción del título de este álbum, muy atinada por cierto ya que los cortes destilan una tristeza muy disfrutable, especial para esos estados - 70 - Freim!

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Sin lugar a dudas, Julio Cortázar es uno de los autores más redituables del orbe, y sus ediciones y reediciones se buscan y consumen hasta el cansancio; homenajes, reimpresiones, ediciones especiales, de lujo, homenajes y eventos temáticos son llevados a cabo con cierta regularidad y tufillo de lugar común. A 25 años de su muerte, la editorial Alfaguara edita Papeles Inesperados, una selección precisamente, de escritos que el escritor argentino decidió dejar en el tintero, tales como ensayos, pedazos de cuentos y parte de algunas de sus novelas.Este libro hace la delicia de los fans más aguerridos del autor, aquellos clavados y deseosos de leer lo más posible del argentino, incluso una nota en una servilleta, coleccionistas, para completistas vaya. No obstante, si bien el libro resulta en una suerte de oportunismo editorial, de “descubrimiento literario”, vale la pena por algunos textos que se dejan leer en desorden de su índice primigenio, tales como Manuscrito hallado junto a una mano, Los gatos, o lo referente a El libro de Manuel, entre un par más.Papeles Inesperados sirve más para aquellos deseosos de ser partícipes de cómo se forja un gran escritor, para aprender de los procesos. No obstante es Cortázar, y su literatura se deja disfrutar con ese sentimiento de familiaridad y

Los lados B de CortázarPapeles Inesperados. Cortázar

Julio. Alfaguara. 2010.desconcierto que es su marca personal. Sin embargo sí es importante recalcar el hecho de que son textos inconclusos que el autor decidió dejar de lado, y conociendo su acuciosidad para el cuidado y selección de su obra, por lo que resulta la duda si el autor hubiera optado por retomar o publicar lo aquí editado. Un libro que no funciona para quienes no conocen la obra del argentino, o para quienes consideran que sus cuentos, junto a Rayuela, son sus obras más contundentes y sólidas y que no se necesita más. La única pregunta que debería hacerse uno antes de comprar este libro, fuera de si se es fan o no, es ¿Qué tanto vale la pena leer todo de un autor? Y si es válido o no, consumir lo que dicho autor decidió dejar de lado para no publicarse, pero lo que muchos antepondrán es el amor hacia el argentino, que no es poco.

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En 1977 la televisión cultural española transmitió la serie de entrevistas a diversos personajes de la cultura iberoamericana. Durante la primera mitad de la década dichas entrevistas fueron editadas bajo el nombre de Grandes Personajes a Fondo. En este dvd dedicado a Julio Cortázar, tenemos una excelente entrevista al autor argentino por parte del español Joaquín Soler Serrano, en donde el autor de Bestiario y Último Round desmenuza con asombrosa calma y claridad diversos aspectos de su vida y obra, desde su infancia hasta cómo llegó a ser el escritor reconocido que entonces ya era. El documento vale mucho para todos aquellos interesados en cómo se llega al proceso creativo, así como también hace la delicia de todos los seguidores de la literatura del escritor argentino. La calidad de la imagen no es muy buena, y los juegos de cámara prácticamente nulos, sin embargo no hay necesidad ya que las palabras de Julio Cortázar llenan por completo el espectro de las dos horas de esta entrevista, derivadas de preguntas claras, concretas e interesantes. El dvd es altamente conseguible y accesible en cuanto precio, y como extra, trae enlaces a diversas páginas de interés sobre la obra del escritor. Todo un disfrute.

Julio.Gran personaje a fondoGrandes Personajes a Fondo. Julio Cortázar. Trasbals. 2004. Barcelona.

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Cortázar para poetasJulio Cortázar es conocido principalmente por sus cuentos. El escritor argentino solía decir que un cuento alargado es una mala novela, no obstante también es autor de una de las mejores, Rayuela, que junto con Los premios, (1960), 62/modelo para armar (1968), Libro de Manuel (1973), El examen, 1986 (obra póstuma), conforman su obra novelística.Sin embargo, Cortázar, como todo buen escritor, también escribía poemas. Algunos de ellos fueron publicados en Presencia, 1938 (sonetos), Pameos y meopas, 1971, en Salvo el crepúsculo, 1984. Pocos conocen su obra poética, aquí dejamos una liga para entrarle al Cortázar poético,

listo a ser leído y descubiertos por todos bustedes:

http://www.los-poetas.com/b/corta1.htm

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Asuntos DomésticosExcelente blog literario de Víctor Cabrera (Arriaga, Chiapas, 1973), quien es autor del libro de Episodios célebres (Instituto Mexiquense de Cultura, 2006), Diez sonetos (edición de autor, 2004) y del poemario

Signos de traslado ( Juan Pablos / Leer y Escribir, 2007).

http://www.asuntosdomesticos.blogspot.com

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Jazz time con sabor a ParísYa se ha comentado que Rayuela es una novela sin precedentes no sólo en la

literatura de habla hispana, sino del mundo entero, por su estructura narrativa, por sus referencias culturales, por su prosa rítmica y evocativa.

Pero también es conocida como un homenaje al jazz, en varias ocasiones el autor ha referenciado al género musical (que junto al box eran sus grandes pasiones), a

su métrica, a su ritmo y estilo, como detonante inspiracional para dicho libro.

También, para quien no hay leído la novela, ésta se encuentra plagada de referencias directas a este género, principalmente al jazz de raíz, ese que engendró del blues y que tiene en Estados Unidos sus mejores exponentes. Los personajes son adeptos del género, hablan sobre él, escuchan discos y llevan una vida que

empata perfecto con el escenario sobrio y melancólico del París de fines de los 50 y principios de los 60.

En 2001 Pilar Peyrats publicó en España un disco con todos los cortes incluidos en el libro, segmentados en sus capítulos correspondientes, y con referencias

directas de Rayuela, de hecho, bajo el nombre de Jazzuela. Ahora prácticamente inconseguible en estado físico, este disco resulta apropiado tanto para los amantes

del jazz, lectores iniciados de Rayuela, como para el principiante que desee entender a bien de qué se habla en la novela cuando se refieren al jazz.

Este vínculo tiene el archivo listo para descargar y descomprimir de forma gratuita, una virtud de la red, y un regalo de verdad.

http://www.taringa.net/posts/musica/1258986/Jazzuela---Todo-el-jazz-de-Rayuela-(de-Julio-

Cort%C3%A1zar).html - 78 - Freim!

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