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Edición número 17 de la revista Pedagogía Magna
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NÚMERO 17 1 MAYO 2011
PEDAGOGÍA MAGNA www.pedagogiamagna.com Página 1
PEDAGOGÍA MAGNA
NÚMERO 17 1 MAYO 2011 ISSN 2171-‐9551 MINISTERIO DE CULTURA EDITA: ASOCIACIÓN SOCIOCULTURAL MUNDIEDUCA CIF: G-‐29893526 DEPÓSITO LEGAL MA 2126-‐2010
NÚMERO 17 1 MAYO 2011
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ÍNDICE DE CONTENIDOS
ALUMNOS/AS CON PARÁLISIS CEREBRAL EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
EL TRATAMIENTO DE LA DISLEXIA EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
EL TRATAMIENTO DEL AUTISMO EN EDUCACIÓN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
POSIBILIDADES DE LA AGENDA ESCOLAR EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
EL APRENDIZAJE DE LA LECTOESCRITURA EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
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DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LOS NIÑOS DE EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
DESARROLLO EMOCIONAL EN EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
EL PAPEL DEL DOCENTE EN EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN VIAL EN EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
LOS VALORES EN EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
ESTRATEGIA PEDAGÓGICA ORIENTADA AL DESARROLLO DEL DESEMPEÑO DIRECTIVO
INTEGRAL DEL DIRECTOR DE SECUNDARIA BÁSICA
Por Yosvani Julio Miranda Batista
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ALUMNOS/AS CON PARÁLISIS CEREBRAL EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
Hablar de integración escolar significa adentrarnos en un complejo y naciente
campo de la educación; un campo que se encuentra en proceso, donde se conjuntan
las acciones de educación especial, infantil, primaria, secundaria y la sociedad en
general.
Se entiende por integración escolar la aceptación en las escuelas regulares de
todos los educandos en edad escolar, con o sin discapacidades; la integración
constituye un medio estratégico para lograr un objetivo ético: la equidad en la calidad
de la educación básica. La estrategia de integración requiere de la participación de las
autoridades gubernamentales y educativas, los directivos, los docentes de educación
especial y regular, la familia, los alumnos a integrar, los alumnos que cursan su
educación básica y la comunidad. Cada uno de los participantes juega un papel
importante y deberá realizar acciones importantes encaminadas a lograr la integración
escolar, donde todos. los educandos con y sin discapacidad compartirán la misma
escuela aprendiendo a comprenderse y aceptarse.
Presentaré, de forma general, el sustento teórico metodológico de la práctica
docente de cómo los niños con parálisis cerebral logran acceder al lenguaje escrito y lo
utilizan como una forma de comunicación.
Al hablar del currículum básico nos referimos a los planes y programas de
educación básica primaria vigentes, en los que se establece, como una prioridad del
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enfoque comunicativo de la lengua, el dominio de la lectura, la escritura y la expresión
oral. De ahí la importancia de lograr que los niños con parálisis cerebral accedan al
dominio de la lengua escrita como una forma de comunicación y como elemento
necesario para integrarse a la educación regular.
La adopción del currículum básico en las escuelas de educación especial
responde al proceso de reorientación de los servicios de dichas escuelas, los cuales van
encaminados a lograr la integración de los niños con necesidades educativas especiales
a las escuelas regulares.
Para poder adoptar el currículum básico de educación primaria y lograr que los
niños con parálisis cerebral accedan a la lengua escrita, ha sido necesario realizar una
serie de adaptaciones y adecuaciones curriculares. Las adaptaciones curriculares son
una secuencia de acciones sobre el currículum escolar formal que consisten en la
modificación de uno o más de sus elementos básicos que responden al qué, cómo y
cuándo enseñar y evaluar.
Por su parte, las adecuaciones se refieren a la instrumentación o al
equipamiento necesario que el niño requiere para acceder al currículum; estas
adecuaciones pueden ser modificaciones arquitectónicas y adecuación al mobiliario,
así como la disposición de aparatos y equipo especial que necesita el alumno con
discapacidad; en la práctica, las adecuaciones han implicado el uso de máquinas de
escribir, tableros de comunicación, sillas especiales, adaptación de polainas en manos
y/o pies y otras que facilitan al niño los aprendizajes escolares.
La necesidad de realizar adaptaciones y adecuaciones curriculares obedece a
que los niños con parálisis cerebral (pc) presentan trastornos del movimiento y la
postura debido a una lesión irreversible y no progresiva del sistema nervioso central en
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un cerebro inmaduro; como consecuencia del daño cerebral, además de los trastornos
motores, pueden presentar alteraciones en el lenguaje y el habla, convulsiones,
discapacidad intelectual, defectos sensoriales y perceptuales, problemas de
aprendizaje, de conducta y de personalidad.
Por los trastornos del movimiento y la postura que presentan los niños con Pc
pueden clasificarse clínicamente en: espásticos, cuando su tono muscular se
incrementa al realizar movimientos voluntarios debido a una lesión en la corteza
cerebral, atetósicos, cuando el daño se encuentra en los ganglios basales, originando
un tono muscular fluctuante y movimientos involuntarios; atáxicos, cuando
manifiestan dificultades en el equilibrio y la marcha presentando un daño en el
cerebelo.; y mixtos, cuando se combinan estos distintos tipos. Topológicamente, se
clasifican con base en los miembros afectados: paraparesia o paraplejía, cuando la
alteración afecta las extremidades inferiores; hemiparesia o hemiplejia, si afecta dos
extremidades en sentido longitudinal (derecha o izquierda); diparesia o diplejía,
cuando estén afectadas las cuatro extremidades, acentuándose en las inferiores; y
cuadriparesia o cuadriplejía. si involucra las cuatro extremidades. El grado de
afectación puede ser leve. moderado y severo, según las posibilidades de ejecución
motora, pudiendo modificarse en función de un buen o mal manejo.
Con base en las características que presenta cada uno de los niños, los docentes
de educación especial han comenzado a establecer el tipo de adecuación que se
necesita para acceder a los aprendizajes escolares. Realizar las adaptaciones y
adecuaciones curriculares ha implicado que los docentes primeramente conozcan,
como marco teórico referencial, las aportaciones de Piaget, Coll, Ferreiro, Gómez
Palacio y otros, dentro de la corriente constructivista, además del currículum básico
oficial, las aportaciones de Daniel González M. sobre las adaptaciones curriculares, las
de López Melero en lo referente a integración escolar, las características de los niños
con parálisis cerebral, y que interactúen con los niños en el ámbito escolar, para
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identificar sus necesidades y posibilidades tanto de aprendizaje como de ejecución
motora.
Las adaptaciones y adecuaciones curriculares realizadas para favorecer el
aprendizaje de la lengua escrita se fundamentan en la concepción que se tenga de
dicho aprendizaje, por lo que considero necesario realizar una breve explicación del
mismo.
Aprendizaje de la lengua escrita
El punto de partida para que un niño acceda a la lecto-‐escritura es el mismo
que para todo aprendizaje, donde el sujeto, en función de sus esquemas asimiladores,
interactúa con el objeto de conocimiento'; en este caso, el objeto de conocimiento es
el lenguaje escrito, el cual es concebido como "un trabajo creativo del hombre, que
tomando como base su conocimiento del lenguaje oral y las necesidades de
comunicación, construye un sistema de representación gráfica, permitiéndole
comunicarse a través del tiempo y el espacio" ' debido a que sus producciones escritas
le permiten comunicarse cuando el o los interlocutores no estén presentes expresando
sus ideas.
Para que un niño acceda al aprendizaje de la lengua escrita debe presentar una
estructura mental que le permita llegar a utilizar signos convencionales y arbitrarios;
pasar del uso de los símbolos a la utilización de signos. Este proceso inicia con la
aparición de la función simbólica, mediante la cual el niño adquiere la capacidad para
representar el mundo que lo rodea, sus sentimientos, sus pensamientos, etcétera.
Muchos de los niños que asisten al cam presentan una estructura mental que les
permite llegar a utilizar signos como una estrategia de comunicación, es decir, pueden
acceder al lenguaje escrito. Sin embargo, sus dificultades radican en los trastornos del
movimiento, los cuales, en muchos casos, constituyen una limitante o imposibilidad
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para trazar los signos debido a que no pueden sostener los instrumentos comúnmente
utilizados para escribir (lápiz, pluma, etcétera); y del lenguaje, debido a que pueden
presentar una privación total del habla (afasia), o dificultades para articular uno o
varios fonemas (disartrias), alteraciones del ritmo, fallas en los modos y puntos de
articulación de los fonemas y problemas en la correcta acentuación de las palabras.
El aprendizaje de la lengua escrita comprende en forma general dos etapas; en
la primera, el niño asimila el sistema de escritura mediante un proceso constructivo en
el cual pone en juego sus esquemas asimiladores e interactúa activamente con la
lengua escrita identificando su función social, de comunicación y el principio
alfabético.
En la segunda etapa, el niño consolida este aprendizaje reconociendo y aplicando las
convenciones ortográficas, semánticas y sintácticas. La adquisición de la lengua escrita
es un proceso complejo en el que el niño va construyendo un sistema de
representación; este proceso pasa por diferentes etapas, iniciando con
representaciones gráficas totalmente ajenas a su correspondencia con los sonidos del
habla hasta lograr una correspondencia grafofonética.
Favorecer el aprendizaje de la lengua escrita
Para favorecer el aprendizaje de la lengua escrita en los niños, los docentes han
implementado una serie de estrategias metodológicas entre las que se encuentra
involucrar movimientos de todo el cuerpo para favorecer que los niños identifiquen la
direccionalidad de la escritura. Esto se realiza en el suelo, utilizando el espacio áulico;
se utilizan sillas de ruedas, sillas especiales para favorecer el control postural, se
adecua el mobiliario existente mediante cojines y chalecos para ayudar a los niños a
permanecer sentados, se les colocan polainas en las manos para inhibir movimientos
involuntarios. Si un niño realiza sus actividades de escritura con el pie, se le sienta en el
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piso o en una silla pequeña colocando los materiales de tal manera que los pueda
manejar con los dedos del pie; el maestro constantemente plantea preguntas para
identificar la hipótesis de escritura que sostiene cada niño y así favorecer su proceso
de alfabetización.
Las actividades propuestas en los ficheros de español han sido adaptadas y
adecuadas mediante el uso de tableros de comunicación con dibujos y con las letras
del alfabeto, los desplazamientos de los niños son mediante arrastre, gateo, sillas de
ruedas y algunos con marcha; se permite que los niños formen equipos de trabajo
libremente y compartan responsabilidades.
En las actividades propias de escritura se utilizan máquinas de escribir,
habilitando al niño en su manejo mediante el uso de polainas en las muñecas para
inhibir los movimientos involuntarios; las hojas de los libros de texto se desprenden
para ser introducidas en la máquina de escribir. Cuando un alumno tiene dificultades
para sostener un lápiz debido a que no presenta el movimiento de pinza en la mano, se
le proporciona un lápiz más grueso o se le coloca cinta adhesiva para que pueda
sostenerlo con toda la mano.
Los niños que presentan dificultades en el habla son estimulados mediante el
uso de dibujos y enfatizando el nombre de las cosas para que ellos comiencen a
establecer la relación entre los sonidos del habla y las letras; también se les plantean
preguntas directas para que mediante el uso de "sí " o "no" manifiesten sus
conocimientos. En algunas sesiones de trabajo, se favorece que los alumnos realicen
sus producciones escritas sin la presentación de las letras convencionales en los
tableros de comunicación, en la máquina o con alfabetos móviles; de esta forma los
niños realizan sus trazos de acuerdo a sus posibilidades y se sienten libres, siendo ellos
quienes después solicitan sus instrumentos señalando que "así sí se puede leer". Las
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actividades se realizan en diversas ocasiones y se dedican más de diez horas a la
semana para el área de español.
Después de observar las posibilidades de aprendizaje y de movimiento que presenta
cada niño se realizan en forma individual las adecuaciones.
En conclusión, los niños con parálisis cerebral pasan por los mismos niveles de
conceptualización de la lengua escrita que los presentados por otros niños; la
diferencia estriba en concretar las adaptaciones y adecuaciones curriculares
específicas para cada niño, de acuerdo con sus muy particulares necesidades
especiales, empleando para ello paciencia, estudio, creatividad y amor, mucho amor,
hábitos y valores que se aprenden de los mismos niños, cuyo valor y tenacidad son
ejemplares.
Integrar a un niño con parálisis cerebral es un reto que implica un trabajo
conjunto entre educación regular, educación especial, autoridades educativas,
padres de familia y comunidad en general; en este sentido, el fin es lograr una
verdadera integración, no sólo escolar, sino familiar, social y laboral.
FERNANDO JOSÉ VILA DÍAZ
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EL TRATAMIENTO DE LA DISLEXIA EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
Etimológicamente la palabra dislexia quiere decir aproximadamente
dificultades de lenguaje. En la acepción actual se refiere a problemas de lectura,
trastorno en la adquisición de la lectura.
Una primera definición sencilla de la dislexia es la que nos dice que es el
problema para aprender a leer que presentan niños cuyo coeficiente intelectual es
normal y no aparecen otros problemas físicos o psicológicos que puedan explicar las
dichas dificultades. Cuando se habla del tratamiento de la dislexia generalmente se
piensa en fichas de lateralidad, orientación espacial, grafomotricidad, orientación
temporal,seriaciones,etc....
Sin embargo no está demostrado que todo esto sea necesariamente previo al
aprendizaje de la lectoescritura ni "conditio sine qua non" para poder avanzar y
recuperar las dificultades disléxicas. Volver a aprender la lectoescritura, pero
adecuando el ritmo a las posibilidades del niño, trabajando siempre con el principio
rector del aprendizaje sin errores, propiciando los éxitos desde el principio y a cada
paso del trabajo de sobreaprendizaje. Se trata de hacer el reaprendizaje correcto de
las técnicas lecto-‐escritoras, haciéndolas agradables y útiles para el niño, propiciando
como digo el éxito, en lugar del fracaso que está acostumbrado a cosechar.
Las colecciones de fichas me parecen útiles como trabajo de apoyo y
complementación de la tarea principal, para variar las tareas y que no sean demasiado
idénticas a las del aula, así como para trabajar determinados aspectos en los que algún
niño debe incidir especialmente.
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En la situación del aula se pueden dar las siguientes sugerencias específicas:
1. Haga saber al niño que se interesa por él y que desea ayudarle. Él se siente inseguro
y preocupado por las reacciones del profesor.
2. Establezca criterios para su trabajo en términos concretos que él pueda entender,
sabiendo que realizar un trabajo sin errores puede quedar fuera de sus posibilidades.
Evalúe sus progresos en comparación con él mismo, con su nivel inicial, no con el nivel
de los demás en sus áreas deficitarias. Ayúdele en los trabajos en las áreas que
necesita mejorar.
3. Dele atención individualizada siempre que sea posible. Hágale saber que puede
preguntar sobre lo que no comprenda.
4. Asegúrese de que entiende las tareas, pues a menudo no las comprenderá. Divide
las lecciones en partes y comprueba , paso a paso, que las comprende ¡Un disléxico no
es tonto! Puede comprender muy bien las instrucciones verbales .
5. La información nueva, debe repetírsela más de una vez, debido a su problema de
distracción, memoria a corto plazo y a veces escasa capacidad de atención.
6. Puede requerir más práctica que un estudiante normal para dominar una nueva
técnica.
7. Necesitará ayuda para relacionar los conceptos nuevos con la experiencia previa.
8. Dele tiempo: para organizar sus pensamientos, para terminar su trabajo. Si no hay
apremios de tiempo estará menos nervioso y en mejores condiciones para mostrarle
sus conocimientos. En especial para copiar de la pizarra y tomar apuntes.
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9. Alguien puede ayudarle leyéndole el material de estudio y en especial los exámenes.
Muchos disléxicos compensan los primeros años por el esfuerzo de unos padres
pacientes y comprensivos en leerles y repasarles las lecciones oralmente.
Si lee para obtener información o para practicar, tiene que hacerlo en libros que estén
al nivel de su aptitud lectora en cada momento.
Tiene una dificultad tan real como un niño ciego, del que no se espera que obtenga
información de un texto escrito normal. Algunos niños pueden leer un pasaje
correctamente en voz alta, y aún así no comprender el significado del texto.
10. Evitar la corrección sistemática de todos los errores en su escritura. Hacerle notar
aquellos sobre los que se está trabajando en cada momento.
11. Si es posible hacerle exámenes orales, evitando las dificultades que le suponen su
mala lectura, escritura y capacidad organizativa.
12. Tener en cuenta que le llevará más tiempo hacer las tareas para casa que a los
demás alumnos de la clase. Se cansa más que los demás. Procurarle un trabajo más
ligero y más breve. No aumentar su frustración y rechazo.
13. Es fundamental hacer observaciones positivas sobre su trabajo, sin dejar de señale
aquello en lo que necesita mejorar y está más a su alcance. Hay que elogiarlos y
alentarlos siempre que sea posible.
14. Es fundamental ser consciente de la necesidad que tiene de que se desarrolle su
autoestima. Hay que darles oportunidades de que hagan aportaciones a la clase. Evite
compararle con otros alumnos en términos negativos ( así es como a veces se consigue
que se conviertan en caracteriales). No hacer jamás chistes sobre sus dificultades. No
hacerle leer en voz alta en público contra su voluntad. Es una buena medida el
encontrar algo en que el niño sea especialmente bueno y desarrollar su autoestima
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mediante el estímulo y el éxito.
15. Hay que considerar la posibilidad, como se ha dicho antes, de evaluarle con
respecto a sus propios esfuerzos y logros, en vez de avaluarle respecto de los otros
alumnos de la clase. (Es la misma filosofía de las adaptaciones curriculares). El
sentimiento de obtener éxito lleva al éxito. El fracaso conduce al fracaso (profecía que
se auto-‐cumple)
16. Permitirle aprender de la manera que le sea posible, con los instrumentos
alternativos a la lectura y escritura que estén a nuestro alcance: calculadoras,
magnetófonos, tablas de datos...
Considero que todo profesional de la enseñanza debería saber algo sobre dislexia y
tener en cuenta estas oraciones en la medida de lo posible. Se evitarían muchos
problemas en las aulas.
El papel de los padres en el tratamiento de la dislexia
En nuestro sistema educativo se da por supuesto que la responsabilidad de
la enseñanza recae sobre el profesor más que sobre los padres. En el caso de los niños
disléxicos, suele recaer sobre el especialista (psicólogo, pedagogo, logopeda, profesor
especializado). Este énfasis en la labor del profesor no es adecuado por cuanto los
padres pueden ser y de hecho son en ocasiones por propia iniciativa, una fuente de
ayuda importante para sus hijos.
El papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños
disléxicos quizás sea el de apoyo emocional y social. El niño de be de saber que sus
padres comprenden la naturaleza de sus problemas de aprendizaje. Esto requerirá
frecuentemente el tener que dar al niño algún tipo de explicación acerca de sus
dificultades disléxicas. El mensaje importante que hay que comunicar es que todos los
implicados saben que el niño no es estúpido y que quizá ha tenido que esforzarse
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mucho más en su trabajo para alcanzar su nivel actual de lectura y escritura.
También es importante comunicarle que se le seguirá queriendo, aunque no
pueda ir especialmente bien en el colegio. Hay que evitar que la ansiedad de los
padres aumente los problemas del niño, aumentando su ansiedad y preocupación
generando dificultades emocionales secundarias.
Los padres (y todos los que se relacionan con él o ella) deben dejar muy claro
al niño que puede tener éxito, ya que si el niño "sabe" que no puede tener éxito,
porque así se lo hacen sentir las personas importantes de su entorno, el niño tiene
miedo a intentarlo y como en la profecía que se auto-‐cumple, hace por fracasar, sin
apenas darse cuenta. Esto complica la tarea del especialista.
El éxito puede implicar una considerable cantidad de trabajo, pero se le hace
ver que se comprende su problema y él va a recibir una ayuda específica a fin de que
pueda superarlo.
Irónicamente, son a veces los padres que han tenido dificultades similares y
que han sufrido mucho en la escuela son los que tienden a ejercer una presión mayor,
consiguiendo un fin diametralmente opuesto al pretendido. Conviene que admitan su
preocupación y compartir con el niño los problemas que tuvieron. Esto le hace al niño
sentirse más normal .
Es totalmente inadecuado e inútil comparar en sentido desfavorable al niño
disléxico con un niño sin problemas. Esto sucede especialmente si el niño que va bien
en el colegio es más pequeño que el que tiene el problema. Conviene recordar que
ambos son distintos y que el disléxico tiene sus cualidades. La rivalidades fomentadas
entre hermanos pueden acabar mal..
Es importante desarrollar la autoestima a todo los niveles. Puede hacerse
dispensando al niño consideración positiva incondicional, en especial cuando se siente
decaído o fracasado. Es fundamental evaluarlo con su propio nivel, esfuerzo y
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rendimiento. La dificultad es no pasar a la sobreprotección, al "todo vale". Pero la guía
es tener clara la escala de valores en la que se desenvuelve el niño, la situación de
partida, el esfuerzo realizado.
Otra cosa a tener en cuenta son las dificultades prácticas asociadas con la
dislexia: confusiones con las horas del día, equivocaciones respecto del lugar donde se
colocan las cosas, tendencia al desorden, distraibilidad, torpeza en ocasiones,
dificultad en el cumplimiento de las instrucciones ( sino se le dan muy claras y
concretas y se aseguran de que las haya comprendido). Todo esto exige una buena
dosis de paciencia, pero es tan importante como comprender las dificultades mismas
del aprendizaje del lenguaje escrito.
Los padres pueden tener en ocasiones un papel directo de enseñantes. Esto
depende en buena medida del tipo de relación que haya entre padres e hijos. A veces
es completamente imposible y hasta desaconsejable que los padres ayuden a sus hijos.
La situación se torna en ocasiones en tan cargada de ansiedad que los padres o el niño
pierden la calma, se enfadan y las condiciones de un aprendizaje con éxito y de
refuerzo positivo sistemático, se vuelven inalcanzables.
FERNANDO JOSÉ VILA DÍAZ
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EL TRATAMIENTO DEL AUTISMO EN EDUCACIÓN
PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
Pongamos un grupo de alumnos/as del primer curso, del primer ciclo de
Educación Primaria, e incluye las áreas de Lengua Castellana y Literatura,
Matemáticas, Conocimiento del Medio y Educación Artística (Plástica), desde un
enfoque globalizador e integrador que caracteriza el periodo educativo, dada la
necesidad de integrar las distintas experiencias y aprendizaje del alumnado en estas
edades. Todo ello queda recogido en el artículo 2 del Decreto 230/2007.
Yo debo, como maestro, luchar por la implantación de la escuela integradora,
que se entiende que los alumnos/as son distintos en sus características y en su
aprendizaje, pero debo contribuir a que todos los niños/as con problemas se
desarrollen en el grupo con la ayuda de los demás y los apoyos que reciben en la
escuela.
Me encuentro con un grupo de 23 alumnos/as (16 niños y 7 niñas), y el perfil
de su mayoría es el siguiente:
- Uno de los niños posee autismo, aunque el grado de desarrollo en el que se
encuentra es leve.
- Otro niño, dado las características que lo definen, los especialistas en su
estudio dicen que tiene Síndrome de Asperger.
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- Dos niñas se encuentran con programas de refuerzo.
- El resto de los alumnos/as poseen un nivel normal en cuanto a su desarrollo en
las áreas instrumentales básicas, destacando entre ellos dos niños y dos niñas
por poseer una mayor capacidad de atención, concentración, etc., y por tanto,
un mejor rendimiento en el trabajo.
Para que la escuela se convierta en el Centro de la Integración Social, debe ser
un espacio en el que se ofrezca la posibilidad de aprender y de desarrollar las
capacidades personales.
Yo pienso, desde mi punto de vista como padre y maestro que soy, que lo
verdaderamente importante es que el niño/a se sienta incluido en su grupo/aula y así
mismo, dentro de su escuela. Todo ello sería más fácil predominando los principios y
valores de respeto y tolerancia, cooperación, solidaridad y la aceptación de la
diversidad.
A mediados de los 90 se aceptaron todos estos principios y dio lugar a la
introducción del concepto de "inclusión", siendo en este momento un agente de
cambio conceptual, indicándonos que no es suficiente para los alumnos/as con
necesidades educativas especiales estar en la escuela ordinaria; sino que debe
participar en ella y en la vida social de la escuela.
La integración del niño con Autismo es fundamental para su evaluación y
desarrollo. La comunicación es el pilar fundamental para la socialización en el
alumno/a con estos trastornos generalizados del desarrollo y con grandes problemas
en el desarrollo social y en comunicación verbal y no verbal.
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El niño con Síndrome de Asperger, a pesar de no tener un desarrollo
lingüístico bastante elevado, no son capaces de expresar sus emociones y
sentimientos, de establecer relaciones con los chicos/as de su edad, por ello, sus
compañeros lo ven como alguien raro. Además, su lenguaje oral apenas se ve
acompañado del lenguaje gestual y corporal.
El alumnado autista (más cercano a la definición del autismo de Leo Kanner)
suele presentar una discapacidad intelectual asociada y presenta dificultades para la
comunicación. Esto hace que sea necesario, en muchas ocasiones, elaborarles
adaptaciones curriculares individualizadas altamente significativas, requiriendo, en un
importante número de casos, la escolarización en aulas específicas de educación
especial en centros ordinarios o en centros específicos.
Mi alumno con Síndrome de Asperger es diferente, inocente y solitario. Todas
las situaciones de abuso ocurren, sobre todo, en tiempos sin organización (recreo,
comedor y de camino a casa). Es necesario prevenir estas situaciones mediante un
apoyo y vigilancia programada y flexible:
- Preparar al niño/a anticipándole los cambios de rutina.
- Crear un clima de afecto y comprensión, y potenciar una relación positiva entre
el tutor y el niño, son dos claves fundamentales para facilitar la adaptación e
integración del niño/a en el entorno escolar.
- Proporcionar apoyos extra y adaptar la programación de actividades
extraescolares para que puedan ser realizadas.
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- Fomentar la participación activa en el aula, aprovechando sus intereses y
resaltando sus capacidades para que el niño/a se sienta valorado/a.
- Emplear apoyos visuales para organizar su jornada escolar (agendas), para
motivar la comunicación con la familia (cuaderno viajero de ida y vuelta del
colegio a casa), para anticipar los posibles cambios en la jornada escolar y para
guiar sus comportamientos (cuadernos con normas de conducta en situaciones
específicas).
- Enseñar de una manera explícita lo que en muchos casos no requiere una
enseñanza formal (estados mentales, normas de cortesía,...).
- Garantizar el éxito en las interacciones sociales con los iguales, empleando para
ello la figura medidora de un adulto y diseñando programas específicos de
habilidades sociales tanto dentro del aula como en los tiempos de recreo.
- Adaptar los objetivos y contenidos curriculares (si fuese preciso).
- Diseñar situaciones de enseñanza-‐aprendizaje en entornos naturales. Siempre
que sea posible, es aconsejable que el apoyo del maestro/a de pedagogía
terapeútica se lleve a cabo dentro del aula ordinaria.
En la etapa de Educación Primaria, las necesidades más frecuentes en el
alumnado con autismo son:
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• Necesidades en los elementos de acceso al curriculum. Los alumnos/as con
autismo van a necesitar la puesta en funcionamiento de una serie de recursos
específicos que les faciliten el seguimiento del currículum, en cualquier nivel de
adaptación que se les plantee. En este sentido, las necesidades educativas
especiales, en cuanto a recursos que más habitualmente van a presentar estos
alumnos, son los siguientes:
- Espacios seguros y bien estructurados, evitando grandes cambios que, de
seguro, provocarán reacciones incontroladas (las rabietas son reacciones muy
frecuentes en estos niños/as)
- Ubicación del aula en una zona alejada de grandes ruidos que puedan
perturbar su atención.
- En el caso de los alumnos con conductas autoagresiva o heteroagresivas podría
ser necesaria la colocación de protectores en las mesas, las sillas, etc..
- Habitualmente necesitarán espacios específicos dentro de los centros donde
realizar actividades de trabajo individual (refuerzo curricular, logopedia, etc.)
• Intervención de profesonales especializados: Maestro/a de Pedagogía
Terapeútica, maestro/a de Audición y Lenguaje, Equipo de Orientación
educativa, Trabajo colaborativo de estos profesionales y del resto de la
Comunidad Educativa.
Mi alumno autista se encuentra motivado por su familia y se está reforzando
dentro de la clase, en un clima de afecto y comprensión, y yo pretendo que mi relación
con él sea positiva. Este alumno necesitará que, de manera prioritaria, se atienda a los
siguientes objetivos:
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- Controlar hasta la normalización las conductas desadaptatdas: los rituales y
estereotipias, etc.
- Conocer y controlar su cuerpo, teniendo en cuenta sus capacidades y
limitaciones de acción y expresión, comportándose de acuerdo con elas y
mostrando una actitud positiva hacia su cuidado e higiene, y hacia la
consolidación de hábitos básicos de salud e higiene, y hacia la consolidación de
hábitos básicos de salud y bienestar.
- Actuar progresivamente de forma cada vez más autónoma en sus actividades
habituales escolares y extraescolares para satisfacer sus necesidades básicas de
salud y bienestar corporal, de juego y de relación, mostrando un nivel de
independencia y de seguridad ajustados a sus posibilidades reales, pidiendo
ayuda cuando sea necesario.
- Vivenciar y percibir las relaciones sociales en los núcleos básicos de relación
(familia, escuela,...) estableciendo vínculos interactivos y favoreciendo la
normalización y generalización a otros ámbitos sociales, aprendiendo pautas de
respeto a los demás.
Las necesidades educativas especiales que acabo de exponer serían válidas, en
líneas generales, para el alumnado con el Síndrome de Asperger y el alumnado Autista
en la Etapa de Educación Primaria y también se puede aplicar a la Etapa de Educación
Infantil. Sin embargo, cuando el alumnado va llegando a la edad adecuada, es
necesario priorizar objetivos que vayan permitiendo una progresiva incorporación a la
vida adulta con las mayores cotas de autonomía personal que sea posible alcanzar.
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En la línea de la intervención a seguir, se debe de pasar sin duda, por una
necesaria integración y normalización en un centro ordinario, pero por supuesto, con
las adaptaciones curriculares pertinentes, ya que no debemos olvidar que estos
niños/as tienen un pensamiento visual. Por ello, hemos de hacer mucho más uso de
imágenes que de las palabras y sonidos que es lo que habitualmente se usa de manera
prioritaria en los centros escolares.
FERNANDO JOSÉ VILA DÍAZ
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POSIBILIDADES DE LA AGENDA ESCOLAR EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
El estudiante, cuando llega a casa después del colegio necesita, de manera
imprescindible, del trabajo individual para aprender, consolidar y afianzar los
conocimientos que ha comprendido en clase. Los buenos alumnos son aquellos que
siempre saben qué ejercicios han de resolver y qué han de estudiar para el día
siguiente porque apuntan sus tareas con precisión.
Con frecuencia ocurre que los alumnos entre 8 y 12 años llegan a casa y
terminan su trabajo en un plis-‐plas, porque cuando abren su agenda y buscan la página
de la fecha del día se encuentran una palabra o dos que, escuetamente, dicen: Lengua
y Mates. Otras veces apuntan: Ejercicios 2 y 3. Si el niño estudiara e hiciera los
ejercicios el mismo día por la tarde, tal vez tendría alguna oportunidad de recordar a
qué se refieren estas notas difusas. Pero no suele ser así. En estos momentos, no hay
asignaturas con clase diaria, por lo que aquello que apunta el lunes no lo ha de
presentar, por lo menos, hasta el miércoles y cuando llega a casa dice: "Esto lo haré
mañana, hoy no toca". Grave error.
Al día siguiente, el olvido ha conseguido que el niño lea las dos palabras
apuntadas, se rasque la cabeza y se pregunte: "Lengua, Lengua... ¿qué debe tocar para
mañana? Me parece que era esta lectura... ¿o era la siguiente? No, no, era ésta. Y las
palabras de vocabulario... ¡Mamá, mamá... ¡ ¿Puedo llamar por teléfono a Susana para
que me diga las palabras de vocabulario que tocan para mañana? ".
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Cuando una situación semejante a la descrita se repite un par de veces
seguidas, o varias alternas, quiere decir que el niño necesita, inmediatamente, ayuda
para aprender a usar y organizar su agenda escolar. A un padre o una madre, persona
adulta y con experiencia para organizarse, le puede parecer que ser concreto y preciso
para apuntar los deberes en la agenda es algo gravado en los genes de todos los
humanos y que, por lo tanto, no necesita aprenderse. Sin embargo no es así. Tener
capacidad de organización es una cualidad muy valorada en el mundo profesional,
precisamente porque es un bien escaso.
Es cierto que hay niños con más tendencia natural hacia la organización que
otros. A los primeros es más fácil ayudarles a usar bien la agenda. Posiblemente, sólo
con las orientaciones que el profesor dé en clase sea suficiente.
Pero están los otros, aquellos que se fían de su memoria y de su falso
optimismo y que se dicen "ya me acordaré". La realidad es que no se acuerdan, y
aunque parezca mentira, día tras día se repiten la misma frase y vuelven a caer en el
mismo error. Estos niños necesitan la ayuda paciente, cariñosa y organizada de los
padres y educadores.
La vida fuera de la escuela puede ayudarlos bastante. Así, pedirles que ayuden
a preparar listas de compra, tanto del supermercado, como de un libro, de un bote de
pintura, etc. es un buen recurso para que vean la necesidad de organizarse bien y de
que anote con precisión: asignatura, tema, página, ejercicios concretos, y aquello que
exactamente ha de estudiar: Conocimiento del Medio, para el miércoles día 20,
ejercicios 2, 3, y 5 de la pág. 25 y aprender de memoria el resumen de la página 24.
Fijaos que digo aprender de memoria y no digo estudiar. Si apunta la palabra
estudiar, el alumno/a puede alegar que ya lo ha hecho, y tal vez tenga razón, porque
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no precisa cuánto. En cambio, si dice aprender de memoria, no tiene la tarea acabada
hasta que no lo sabe, y nosotros podemos comprobarlo. En estos pequeños detalles
está el secreto de un buen uso de la agenda para hacer con éxito el trabajo de casa,
que incluye tanto la realización de ejercicios como, muy importante, entender y
memorizar los contenidos de cada lección.
Además de apuntar los deberes, la agenda tiene un papel fundamental, pues
sirve, también, de comunicación entre el maestro y la familia. Esta comunicación no
debe ni puede limitarse a apuntar exclusivamente quejas del niño. La agenda nunca se
puede concebir como un rosario de notas acerca de los defectos y malas conductas del
alumno.
Todos los niños, insisto en lo de todos, hacen cosas que están bien. Y si
maestros y padres notificamos un día que "hoy Marta no ha hecho los deberes o se ha
portado muy mal en clase", otro día también debemos apuntar que "hoy Marta se ha
esforzado" o "ha hecho compañía en el recreo a su amigo Juan que tiene la pierna
enyesada". Si nos limitamos a las cosas negativas, la agenda, en vez de ser una valiosa
herramienta de educación, puede convertirse en un instrumento odiado por el niño
que sólo le humilla y le deteriora la autoestima.
A veces la agenda toma unos tintes un poco extraños, porque los alumnos
gozan de ilustrar su propia agenda o la de sus amigos para "comunicarse" entre ellos
con dibujos y frases poco adecuadas. En ocasiones son gansadas como ripios de
dudoso gusto y la cosa no pasa de ahí. Es su manera de afirmar su identidad y de
oponerse al poder del adulto. Pero otras, contienen frases, comentarios y dibujos de
categoría SX, (algunos cómics sonrojarían a muchos papás y mamás que se creen de
vuelta de todo) que han de tratarse con delicadeza, porque la educación del buen
gusto y del saber estar, también ha de formar parte del curriculum educativo.
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Cuando vemos que un alumno lleva una agenda en estas condiciones, es
imprescindible hablar abiertamente con él o ella. Algunos padres pueden pensar que
sólo son cosas de niños que no tienen importancia. Pero los profesores sabemos que sí
tienen importancia. Porque, en nuestra cultura, tenemos unas formas de hacer que
ayudan a ser cada día más persona y más adulto responsable.
Y hay otras formas que ayudan a lo contrario: ser cada día más adolescente y
menos responsable. Dar por buenos e incluso aplaudir o reír estos comportamientos
no sólo altera la escala de valores de la persona, sino que, además, quita al alumno
mucho tiempo de estudio y, por lo tanto, hemos de poner remedio.
La experiencia dice que las grandes broncas no son la solución más adecuada.
Da mejor resultado escuchar activamente la versión del propietario y hacerle ver que
esas ilustraciones no son más que niñadas de mal gusto.
Puede ser que en el curso haya más agendas en este sentido. A veces los
profesores tardamos en enterarnos de estas situaciones y agradecemos la ayuda de los
padres. No se trata de buscar culpables sino de proponer soluciones. El tutor, que es
un profesional, ya sabrá cómo tratar la situación tanto de manera individual como de
grupo.
Otro tema es qué agenda comprar, cuál es la más apropiada para el niño de
todas las que existen en el mercado. Hay colegios, especialmente los privados, que
tienen una agenda diseñada por ellos y que es obligatoria para todos los alumnos de
todas las edades. En este caso, hasta que el niño acaba la Enseñanza Primaria, pienso
que nos debemos acomodar a la agenda que propone la escuela. Pero en cuanto llega
la ESO, la agenda se usa más porque el alumno ha de anotar más deberes y es
importante que él mismo elija la que le resulte más cómoda y efectiva.
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En definitiva, nuestro papel consiste en ayudar a nuestro alumno a usar la
agenda según sus necesidades. Hay niños que nos pondrán las cosas muy fáciles, y con
un pequeño empujón conseguirán organizar adecuadamente sus deberes en casa.
Otros requerirán más atención y paciencia por nuestra parte, pero si mantenemos un
seguimiento continuado también obtendremos buenos resultados en cuestión de
semanas.
Si al alumno se le ocurre, igual que a otros compañeros de clase, pintarrajear su
agenda con dibujos o frases inadecuadas, es conveniente que le expliquemos la
importancia de respetar su material escolar. Si los dibujos no son de mal gusto,
tampoco hay que darle al tema excesiva importancia, pero es importante que
potenciemos los comportamientos responsables y adultos, y el uso adecuado de la
agenda es una buena "excusa" para hacerlo.
Una cosa sí debe quedar clara: el uso de la agenda escolar es “personal e
intransferible”. Muchas veces, los niños utilizan su agenda para hacer anotaciones
privadas sobre sucesos acontecidos durante el día (a semejanza de un diario). Es por
ello por lo que debemos resaltar la importancia de que no deben mirar las agendas de
los demás sin permiso previo. Muchos grandes conflictos escolares se han provocado
debido a estos casos, donde unos utilizan de forma malintencionada la información
que ha obtenido de una agenda que ha visto sin permiso.
Y no sólo por el “diario” que pueda contener la agenda es importante que no
lean la de los demás. También debemos hacer hincapié en que a nadie le interesa las
anotaciones que el profesor ha hecho a los demás (si no quieres que sepan de ti, no
quieras de los demás).
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Partiendo de mi propia experiencia, la agenda escolar se ha ido usando a partir
de 3º de Primaria, aunque este curso hemos empezado a probar en 2º y, al parecer,
está dando bastantes buenos resultados.
Los niños de 2º escriben en la agenda si han terminado sus tareas y si tienen
algún control. El profesor se encarga de asegurarse que lo escriben correctamente y
detectan posibles engaños de algún pillín.
En casa es muy importante que la familia haga su parte. Es típica la situación de
la madre/padre enfadándose con su hija/o porque se le olvida todo, y no apunta las
cosas en la agenda, o se olvida coger el libro del que tiene que estudiar, o se olvida
hacer las operaciones que le mandan todos los días... Es aquí donde hay que
aprovechar y fomentar el uso de la agenda. La norma es que tiene que apuntarlo
TODO, no sólo lo que le recuerda el profesor: si hay operaciones, si le dan libros de
lectura, si le dan la hoja de lectura acompañada, si le dan una circular... TODO. Otra
norma es que, si escribe que hay control, automáticamente tiene que coger un libro. Y
por último y fundamental, al llegar a casa tiene que acordarse de abrir la agenda y
mirar lo que ha escrito.
Esto último seguro que parece una bobada evidente, pero hay alumnos/as que
no lo hacen. Pero poco a poco irán haciéndose con una rutina en la que, casi sin darse
cuenta, harán un uso correcto de la agenda, evitando así muchos quebraderos de
cabeza por los “olvidos”.
FERNANDO JOSÉ VILA DÍAZ
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EL APRENDIZAJE DE LA LECTOESCRITURA EN PRIMARIA
Por Fernando José Vila Díaz
Aprender a leer y a escribir es una de las conquistas más apreciadas por los seres humanos. Representa el acceso a la cultura escrita, a mundos desconocidos, al futuro mejor. Contribuye a la afirmación de la persona y da un matiz diferente a la calidad de la vida. Sin embargo, este aprendizaje, se hace difícil para muchos de nuestros niños. El fracaso escolar y la repetición los acechan constantemente cuando inician la escolaridad.
El desarrollo motor y perceptual no basta para acceder a leer y a escribir. La
construcción del lenguaje escrito es un proceso que el niño tiene que vivir de manera
personal. El docente tendrá que conocer este proceso para ofrecer oportunidades que
les permitan descubrir por sí mismos la función social del lenguaje, las relaciones entre
palabras, fonemas, grafías, a partir de textos producidos e interpretados por los
propios niños.
Es necesario redescubrir y restituir el significado del aprendizaje de la lectura y
la escritura: ¿para qué se lee?, ¿para qué se escribe?, ¿por qué no iniciar el aprendizaje
con expresiones que tengan significado para el niño, con palabras que sean de su
contexto?, ¿cómo recuperar el saber natural que ya tiene el niño sobre lo escrito?
El lenguaje escrito no aparece cuando el niño empieza la escolaridad básica. El
lenguaje oral y el escrito son la manifestación de una de las funciones más complejas:
representar y encontrar significados. Esta función se va desarrollando y manifestando
desde los primeros años, con la formación de imágenes, la construcción, el modelado,
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el dibujo, el juego dramático, la expresión oral, la lectura de imágenes. Muchos son los
niños que tienen oportunidad de estar en contacto con texto escritos, y por ello saben
ya donde se lee y adivinan lo que en el texto se dice.
Los niños de ambientes rurales y urbano marginales generalmente tienen poco
acceso a elementos escritos: periódicos, propagandas, libros, revistas... La escuela
tiene que proveer esta estimulación, creando una relación afectuosa y democrática
con los niños.
1. ¿Qué niño/a queremos?
Partimos de la convicción de que el niño desarrolla su pensamiento y las normas de
relación con los demás, mediante un proceso de construcción desde dentro, que tiene
que ser vivido por el propio niño y facilitado y estimulado por los adultos. Por eso,
pretendemos lograr un niño que explore, actúe, haga preguntas, elabore hipótesis
descubriendo así significados, adquiera conceptos, establezca relaciones acerca de los
elementos y situaciones de su entorno; que no sólo aprenda manipulando objetos,
sino que piense, analice, compare, "prediga" lo que sucederá, saque sus propias
conclusiones y explicaciones acerca de su mundo y las exprese.
Que se exprese oralmente comunicando vivencias, sentimientos e ideas sobre los
acontecimientos de la realidad cercana y cotidiana de su vida familiar, escolar y
comunal.
Que descubra la escritura y la lectura como medios de comunicarse, de representar su
expresión oral, de llegar a otros a través de la distancia, de obtener nueva información.
Que encuentre placer en leer y escribir porque lo hace en un contexto que tiene
significado para él.
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Que se comprometa activamente en la producción y comprensión de textos,
porque ve que sus expresiones orales se convierten en texto escrito que él mismo
puede interpretar y otros "leer". Que se considere valioso e importante, con una
autoestima e imagen positiva de sí mismo. Que se sienta querido y aceptado como
persona a quien se le escucha y atiende aun cuando su lógica no coincida con la del
adulto. Que se sienta gratificado cuando expresa sus ideas y opiniones, reconocido en
su esfuerzo más que por la calidad de sus resultados, que siente que se valora su
experiencia, lo que trae como saber a la escuela.
Que participe en trabajos de grupo, en el diálogo grupal, que empiece a sentirse parte
de pequeños grupos, a planificar actividades en conjunto, a cooperar con otros, a
compartir responsabilidades, a tomar acuerdos y aceptar las ideas de otros, sin perder
su individualidad.
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2. Un docente que propicia aprendizajes activos, agradables, significativos.
Por favor, lea Ud.: “Ich bleibe zu Hause”. ¿No puede? Pero... ¿Ud. sabe leer?.
¿Que pasa entonces? ...Algo que parece sencillo y que debemos llegar a comprender
cabalmente: Leer no es descifrar y pronunciar el sonido de cada letra; leer es
comprender. Si no Ud. habría entendido lo que dice la frase.
¿Sabe lo que decía? Decía: "Yo estoy en casa" ( en alemán). Ud. podrá también
deducir que escribir no es copiar; escribir es expresar. Por eso, queremos despertar en
los niños el gusto por el aprendizaje de la lectura y la escritura, y dar énfasis a la
comprensión, a la captación del sentido. Buscamos que el niño se sienta motivado a
escribir para expresarse, que incremente su habilidad de hablar, de "leer" dentro de un
contexto, de crear sus propios cuentos, sus propias formas de expresarse y que
descubra además la estructura nuestro lenguaje.
Pensamos que el aprendizaje de la lecto-‐escritura es producto de la interacción
del niño con su mundo y con situaciones de lectura y escritura. Es el niño el que va
construyendo este conocimiento. El adulto organiza experiencias en las que se lee y
escribe y esta atento a dar información cuando el niño la solicita o cuando ya ha
agotado todas sus posibilidades de encontrar respuestas. Debemos aprovechar, como
docentes, todas las oportunidades para estimular el lenguaje oral y escrito.
El lenguaje debe estar implícito en todas las actividades e integrarse en las
experiencias directas de los niños. Serán experiencias cotidianas las siguientes:
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• El dejar que los niños entren libremente en contacto con libros, laminas y letras
del área de lenguaje.
• Dejar que los niños hagan preguntas y expresen su curiosidad.
• Leerles o contarles cuentos solo por el gusto de escucharlos.
• Leer los afiches, los carteles, los nombres de las calles, la lista de los alumnos.
• Crear códigos con ellos para identificarse.
• "Escribir" invitaciones para que los padres, los artesanos o los trabajadores de
la comunidad nos visiten y nos enseñen algo en la escuela o ir nosotros a
visitarlos.
• Escribir cartas a otros niños de otro pueblo, de otra escuela...
• Preparar una ensalada y dibujar o escribir la receta.
• Dictar lo representado en un dibujo o releer lo que escribimos en clases
anteriores.
• Jugar al mercado y "leer" las etiquetas de los envases.
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• Leer noticias del periódico o escribir las noticias que traen los niños y colocarlas
en el periódico del aula.
• Cantar canciones infantiles o canciones propias de la región y escribirlas.
• Jugar a identificar ¿dónde dice ...?
• Manipular letras en imprenta.
• Escribir y leer el propio nombre.....
Seguramente que al final nuestros/as alumnos/as habrán descubierto los
sonidos y nombres de muchas letras, "ésta suena e, como en mi nombre" o " ésta es
igual que la de Anita", "ésta con ésta suenan...", pero su aprendizaje habrá sido más
rico, producto de un continuo empleo del lenguaje oral y escrito, y de ir descubriendo
dentro de el sus sonidos, sus formas, sus estructuras. Habremos enlazado el uso de
lenguaje con su comprensión y sus funciones de comunicación. Escuche a los niños.
Saber que alguien lo escucha con interés ayuda al niño a expresarse con confianza, a
conversar sin temor.
Procuremos que sean los niños quienes se expresen, quienes creen sus textos,
los dicten, los interpreten. Evitemos "darles,"trasmitirles" los aprendizajes. Tratemos
que los niños encuentren sus propias respuestas; permitámosles que las intercambien
entre ellos. Tratemos de grabar su clase y analice quién habla mas (maestro o niño).
Puede resultarnos una experiencia interesante. Hagamos que aprender sea placentero.
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Primero preguntémonos si la actividad tiene sentido. Estemos atento a sí el
niño sigue la actividad con interés; si no, mejor es suspenderla para continuarla en otra
oportunidad. Si el niño demuestra interés, el aprendizaje se hace más provechoso
porque se hace con gusto. Ésto es importante porque el aprendizaje tiene que ser
agradable aunque implique esfuerzo. Utilicemos el juego como forma principal de
aprender. El juego es una excelente forma de representación y expresión. Usémoslo
cada vez que podamos: jugar a encontrar palabras que suenan semejante, jugar a
encontrar tarjetas con palabras iguales, jugar a hacer corresponder palmadas con
silabas, etc. Creemos un ambiente positivo. Gratifiquemos los pequeños avances de los
niños, elógielos cuando tengan éxito. Sus éxitos y seguridad futuros dependerán de
estas primeras experiencias satisfactorias. Respete la lógica infantil.
Admitamos como válidas todas sus formas de expresión: sus garabatos, sus
intentos de dibujar letras. Aceptemos las hipótesis que los niños establezcan aunque
no coincidan con su pensamiento adulto. Estos aparentes " errores" corresponden al
momento evolutivo en que se encuentra el niño y expresan su lógica.
"Yo lo poní". Claro que sí. ¿Por qué debe ser de otra forma? El sabe que se dice:
comí, dormí, reí; luego...
Estos "errores" forman parte del proceso de construcción del lenguaje. No los
corrijamos y llevemos al niño a captar sus propias contradicciones. Hagamos del
"error" un punto de partida para que el niño aprenda.
FERNANDO JOSÉ VILA DÍAZ
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DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LOS NIÑOS DE
EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
De acuerdo con el análisis psicodinámico (Freud) el niño/a de educación infantil
en este período lo posicionamos en la etapa fálica de su desarrollo psicosexual,
obteniendo placer en su estimulación genital. Circunstancias recogidas en este período
son también los complejos de Edipo –en el niño-‐ y de Electra –en la niña-‐.
El auto-‐concepto desempeña un papel central en el psiquismo del individuo,
siendo de gran importancia para su experiencia vital, su salud psíquica, su actitud hacia
sí mismo y hacia los demás en definitiva, para el desarrollo constructivo de su
personalidad.
• Una conducta de apego como resultado de una relación afectiva
fundamentalmente madre-‐hijo, que va a tener una relevancia importante en la
configuración de la personalidad del individuo.
• Un reconocimiento o autoconocimiento de sí mismo, comenzando por la
propia imagen, diferenciando el yo del no-‐yo, para descubrir al final de esta etapa la
existencia de los otros.
En el ciclo de los 3-‐6 años son características relevantes:
• Una conducta de grupo, tras el descubrimiento de los otros donde se va a
desarrollar aspectos tan importantes como el juego en un principio paralelo y
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posteriormente compartido, conflictos por la posesión de los objetos primeros
contactos con la norma...
Destacar que el conocimiento de estas características, junto con las
necesidades derivadas de los ritmos biológicos propios de esta edad, no solo permiten
avanzar en el desarrollo armónico e integral de nuestros alumnos, sino que también
justifica el trabajo por rutinas y gran parte de la organización de un centro de
Educación Infantil.
Los logros del lactante le permiten al niño desempeñar un papel mucho más
activo en su relación con el ambiente: se desplaza libremente, siente gran curiosidad
por el mundo que lo rodea y lo explora con entusiasmo, busca ser cada vez más
independiente.
El adulto, a partir de este momento, pasa a asumir un rol de colaborador. Esto
no quiere decir que se le reste importancia al papel que juegan los padres en la
educación del niño, estos además de satisfacer necesidades básicas, son mediadores
que permiten que sus hijos conozcan la función que históricamente se les ha brindado
a los objetos por parte de la sociedad.
Esta etapa se caracteriza por ¿Qué es esto?, el niño sólo va a saber cómo usar
una cuchara o un lápiz y la función de estos (ya la cuchara no la utiliza para golpear, o
el vaso para colocar los objetos dentro de él, sino que es capaz de llevárselo a la boca
para comer o beber), en la interacción con el adulto al manipular estos objetos.
La manipulación de los objetos pasa ahora a convertirse en la actividad
fundamental de esta etapa. A partir de este momento los intereses del niño estarán
encaminados al dominio de nuevas acciones con los objetos. Aquí el adulto asume un
papel de educador ayudante, que al enseñarle la función social de los objetos,
contribuirá que asimile además normas de conducta en la sociedad.
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En el interaccionar con los objetos, el niño comienza a separar los objetos de su
función social para comenzar a utilizarlo simbólicamente Así, utiliza un lápiz como un
carrito, una cajita como una cocinita. Aquí él conoce la designación social del objeto
pero lo utiliza para sustituir a otro, que no tiene a su alcance en la situación del juego o
está socialmente prohibido para su edad.
El lenguaje en los primeros momentos está básicamente ligado a las acciones
con los objetos y depende de la interacción con los adultos. En esta etapa el niño
escucha con mucho interés las conversaciones y éstas poco a poco comienzan a
regular su comportamiento.
En esta etapa el lenguaje se enriquece, la comprensión de las palabras y las
órdenes verbales sencillas, pueden regular la conducta del niño. El lenguaje activo
también se incrementa.
En el desarrollo de la personalidad comienzan a aparecer formas elementales
de reconocimiento de sí mismo como un ser independiente. Cuando el niño primero se
reconoce en su aspecto externo y después pasa al mundo interior, es cuando el niño se
identifica a sí mismo en una foto.
Aparece entonces la autoconciencia. En el lenguaje comienza a utilizar los
pronombres personales, "mío", "yo". Reconocerse a sí mismo, independizarse del
adulto y a la vez querer ser como ellos, unido a las protestas por la atención constante
por parte del adulto, genera contradicción entre las crecientes posibilidades del niño,
las formas elementales de actividad con los objetos y las relaciones con los adultos.
La necesidad de satisfacción independiente se convierte en motivo de perretas,
negativismo y reacciones de rebeldía, lo que caracterizará la crisis del desarrollo en
esta etapa.
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El manejo de los padres de esta situación es trascendental para el posterior
desarrollo de la personalidad del individuo. Por ello, ante dicha crisis se debe procurar
mayor independencia en el niño, y dejar que realice aquellas actividades para las
cuales consideramos que está preparado (bañarse y comer solo, elegir la ropa que se
va a poner y/o comprar, etc.)
Es necesario distraer la atención de aquellas actividades que no puede realizar
por su seguridad, o por no estar preparado para ellas, hacia el juego de roles donde
simule la actividad del adulto y se prepare para la próxima etapa, siempre conversando
y explicando al niño, por qué puede o no puede hacer, para lograr cierta autonomía en
el niño que favorezca su desarrollo.
Si el adulto se convierte en un obstáculo y no le permite la autonomía que
necesita, puede prolongar la crisis y podría influir negativamente apareciendo
inseguridad, dependencia, etc.
¿Cuáles son entonces los aspectos más importantes del niño de edad temprana?
El adecuado manejo de la crisis por el adulto, sentará las bases para un eficaz
desarrollo de la personalidad futura. Según Mujina, Cherkes – Zide, y Rechtnikok
(1981) las transformaciones cualitativas en los tres primeros años de vida son tan
considerables que se pudiera decir que el niño se encuentra en el punto medio de
desarrollo del hombre.
En la etapa comprendida entre los 4 y los 6 años, el niño adquiere facilidad para
manejar el lenguaje y las ideas le permiten formar su propia visión del mundo, a
menudo sorprendiendo a los que lo rodean.
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El lenguaje egocéntrico es cuando el niño al jugar sólo o acompañado planea en
voz alta las acciones que él mismo va a realizar (-‐"ahora voy a mover el coche de aquí
para allá").
Esta situación es motivo frecuente de preocupación de los padres pues piensan
que el niño está hablando sólo. Éste no aparece por mucho tiempo para acompañar las
acciones del niño, sino que poco a poco comienza a convertirse en un instrumento del
pensamiento usado en la búsqueda de solución de problemas que se le presentan en
la situación de juego.
También desarrolla su capacidad para utilizar símbolos en pensamientos y
acciones, y comienza a manejar nociones como edad, tiempo, espacio. Esta es la etapa
del pensamiento pre-‐operacional, es decir, la etapa en la cual se empiezan a utilizar los
símbolos y el pensamiento se hace más flexible.
La función simbólica (capacidad para representarse mentalmente imágenes
visuales, o auditivas que tienen alguna semejanza con el objeto representativo, por
ejemplo, puede utilizar una cuchara como un martillo en un momento determinado
aunque sabe que esa no es la verdadera función de ese objeto).
Se manifiesta a través del lenguaje, la imitación diferida y el juego simbólico. La
capacidad para expresar sus necesidades y pensamientos a través del lenguaje les
ayuda a ser más "independientes".
A finales de la etapa comienzan a establecer relaciones de amistad, las
relaciones fundamentales son con sus padres, aunque ya se va viendo cómo se va
ampliando progresivamente el marco de las relaciones sociales que promueven la
socialización del individuo.
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Si en etapas anteriores la familia era la que esencialmente se ocupaba de
trasmitir normas y valores, ahora se le incorporan los coetáneos, es decir, los niños de
su misma edad que comparten el juego. Su interés por el mundo de los adultos, se
canaliza a través del juego de roles. Es en la imitación de los adultos, donde se
enriquece la imaginación y se desarrollan la atención y la memoria voluntaria, en
función de mantener los argumentos del juego.
Aquí ocurre un enriquecimiento del lenguaje y aparece el lenguaje explicativo,
el cual posibilita relatar un grupo de acciones sin necesidad de ejecutarlas durante el
juego.
Los niños absorben valores y actitudes de la cultura en la que los educan. Van
viviendo un proceso de identificación con otras personas; es un aprendizaje emocional
y profundo que va más allá de la observación y la imitación de un modelo.
En esta etapa se destaca que el papel de los adultos en la preparación para el
ingreso a la educación primaria es fundamental. La inserción en un mundo
desconocido, con nuevas exigencias y estilo de vida, puede generar crisis de
adaptación en los niños preescolares.
BIBLIOGRAFÍA:
PERSONALIDAD: ASPECTOS COGNOSCITIVOS, Madrid
España, Ed. Pirámide, 1995.
INTRODUCCIÓN AL DESARROLLO INFANTIL GÉNESIS Y
ESTRUCTURA DE LAS FUNCIONES MENTALES, México, Ed.
Trillas, 1994.
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DESARROLLO INFANTIL I. ESTRUCTURACIÓN DE LA
REALIDAD EN EL NIÑO, México, 1996.
DESARROLLO INFANTIL II. ESTRUCTURA DE LA FANTASÍA EN
EL NIÑO, México, 1997.
Mª CRISTINA PÉREZ GONZÁLEZ
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DESARROLLO EMOCIONAL EN EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
En la formación inicial y/o permanente del profesorado es indispensable tener
en cuenta la dimensión emocional y su repercusión en el ámbito educativo. Educar no
se reduce a instruir, en transmitir conocimientos y destrezas sino en el desarrollo
integral de la persona, en sus actitudes, sentimientos y valores que lo hacen ser
persona para vivir y convivir con los demás.
La educación emocional tiene como objetivo el desarrollo de competencias
emocionales y la inteligencia emocional de las personas. Con ello se pretende prevenir
la violencia, el fracaso, la depresión y desarrollar estrategias, actitudes y competencias
que favorezcan el bienestar, la armonía, el crecimiento y el desarrollo integral de la
persona.
En la etapa de desarrollo de 0 a 6 años, los aspectos emocionales juegan un
papel esencial para la vida y constituyen la base o condición necesaria para el progreso
del niño.
Greenspan y Thorndike (1997) investigaron las posibles etapas del desarrollo
emocional, demostrando que en los primeros meses de vida el niño es capaz de
reconocer emociones bien positivas bien negativas.
Incluso al poco tiempo de nacer los niños son capaces de reconocer las
emociones de los que les rodean, aunque no se sabe a ciencia cierta si lo hacen por
pura imitación.
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Pronto, después del nacimiento, los bebés muestran signos de interés, angustia
y disgusto; y en los siguientes meses, estas emociones se diferencian en alegría, furia,
sorpresa, tristeza, timidez y miedo:
• Llanto, primera comunicación, para llamar la atención
• La sonrisa: desde el nacimiento muestran distintas expresiones faciales.
• Alegría, cólera (ira), sorpresa y tristeza (2º-‐4º mes)
• Miedo (5º mes)
Un niño de 8 meses es capaz de diferenciar las emociones de sus padres,
aunque por limitaciones en el lenguaje, no consiga expresarlas.
Alrededor de los tres años, son conscientes en la elección de las personas y las
emociones que genera esa relación, por eso decide con quien jugar, a quien besar,
abrazar,… De estas relaciones nacen emociones socio-‐morales como: Vergüenza, culpa
y orgullo.
A partir de los cuatro años utilizan un léxico emocional mediante términos
como: tristeza, miedo, enfado… EL LENGUAJE, será un instrumento con el cual el niño
comprenderá la realidad, comunicará experiencias y expresará sentimientos.
Desarrollará en consecuencia la Conciencia Emocional. El recuerdo será fuente
de emoción, con lo que si las vivencias son agradables, mostrará seguridad. La
regulación emocional, será una de las competencias emocionales más importantes de
esta etapa, y para ello utilizará el juego simbólico, el cual aporta nuevas formas de
expresión del afecto.
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Es una fuente de descarga emocional, ya que pueden adoptar un estado
emocional diferente al suyo. El niño piensa que la emoción viene generada por la
situación no por su propia valoración.
Es decir, no es consciente que el que debe regular la emoción es él mismo. La
principal herramienta reguladora del niño es la madre. El niño busca consuelo y la
ayuda del adulto.
La regulación emocional favorece la interacción social con los demás. Por
último en esta edad las Habilidades socio-‐emocionales formarán parte importante en
el desarrollo emocional del niño.
Cerca de los 6 años los niños pasan del egocentrismo a desarrollar la relación
con los iguales. A medida que aumenta el mundo social del niño, aumenta la
intensidad y complejidad de las emociones.
La empatía expresión de las propias emociones, favorece la resolución de
conflictos, las conductas pro-‐sociales, la tolerancia, el respeto, la solidaridad,…
Los amigos serán las personas que les trate bien y le proporcionen seguridad.
Pero, para tener buenos amigos es necesario conocer a los demás, comunicarse y ser
capaz de expresar sentimientos positivos. (Al principio será costoso).
Para educar las emociones los padres tienen un tiempo acotado con sus hijos:
los primeros 15 años de vida. De los 0 a los 7 años deben implantar normas, y de los 7
a los 15, imponer límites.
Las normas son inamovibles, no debieran ser más de cuatro o cinco, y deberían
implantarse con fuerza a partir de los dos años de vida del niño. La más importante de
todas es el respeto. El problema que los especialistas ven en los padres es que éstos
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esperan hasta muy tarde para exigírselas al niño, y también se las imponen sin respeto.
Esto ocurre, por ejemplo, cuando golpeamos al niño porque dijo una palabrota.
El niño dijo algo sin respeto, pero el padre también lo trata sin respeto. O le grita. O lo
trata con violencia. Los límites, por su parte, pueden consensuarse con los niños, pero
en ningún caso se pueden transar.
Si a un niño de 11 años se le dice que puede ir a una fiesta sólo hasta las 12 de
la noche, es sólo hasta las 12. Si el niño insiste tanto en querer volver más tarde y la
mamá dice: me tienes cansada, ya bueno, vuelve a la hora que quieras; si rompe una
vez el límite, ya nunca más podrá imponer un límite. En eso falla la mayoría de los
padres: aplican límites según su estado de ánimo.
Para los padres, hacer el cambio y modificar estas actitudes no es algo que
ocurra de un día para otro. Es un trabajo consciente de meses, en los que se debe
trabajar por crear un "clima emocional" seguro, donde, describe, los niños sean
respetados por igual, donde haya una aceptación incondicional, los padres expresen su
afecto en actitudes y palabras, y sobre todo exista comunicación afectiva.
Los padres deben identificar estos factores y proponerse, por ejemplo, trabajar
un factor cada dos semanas. Primero, trabajar el tema de la aceptación incondicional:
cambiar la frase hijo, ¿cómo puedes ser tan tonto..?, por hijo, has hecho una tontería.
Luego, el respeto: mirarme al espejo, y ver cómo lo trato. Un mes después voy
a trabajar comunicación afectiva, y para eso voy a tener que estudiar, ya que requiere
mucho trabajo práctico de entregar amor a los niños. Luego, hay que darles
oportunidades de crecimiento personal a los hijos.
Hay que hacer una distinción entre disciplinar y educar emocionalmente.
Disciplinar significa poner énfasis en el mal acto que cometió un niño y que lleva
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consigo una sanción. El énfasis está en qué castigo le voy a dar. Educar las emociones,
en cambio, no considera el hecho, sino por qué se produjo, y por lo tanto nos da un
momento ideal para reflexionar con el niño, invitarlo a que se dé cuenta del error que
cometió para que no vuelva a hacerlo.
Un padre que educa emocionalmente antes de castigar se hace varias
preguntas: ¿Qué llevó a mi hijo a portarse mal? ¿Impulsividad? ¿Falta de reflexión? ¿Se
dejó llevar por los amigos? ¿Quizás no supe escuchar lo que me estaba pidiendo? Pero
a los padres les cuesta actuar así.
El niño hace una rabieta y el papá dice: cállate, y no me sigas hablando así, que
soy tu padre. Si no, te vas castigado. Pero no escucha qué es lo que quiere decir el
niño; entonces ese niño, ante el grito del padre, grita más fuerte, y el castigo es más
fuerte. O bien, vuelve a repetir la falta porque no entiende por qué lo castigaron. Hay
que enseñarles a los padres qué quieren decir los niños y por qué quieren decirlo.
El colegio, tal como los padres, también debería ser un agente de educación
emocional en los niños. Sin embargo, en la mayoría de los casos no ocurre así. El
principal responsable de la falta de educación emocional en la escuela es el desgaste
emocional de los profesores.
El peor educador emocional en la escuela es el profesor deprimido "por todas
las razones que sabemos: malos sueldos, aulas atestadas. Y el segundo factor que
influye es la falta de conocimiento de psicología del desarrollo, que los profesores
aprenden en la universidad de forma muy teórica.
Muchos llegan con un total desconocimiento del púber, y el profesor educa de
manera intuitiva. Se entiende que el niño va a aprender conocimiento y cultura y eso
es un error garrafal, porque el niño va a aprender como persona, y el colegio debe
intervenir en lo emocional.
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Un tema aparte es el bullying que se produce al interior de los colegios. Se les
pide a los colegios que resuelvan el problema, y los responsables del bullying no están
en la escuela, sino fuera de ella. Es la educación emocional autoritaria y castigadora, y
la violencia intrafamiliar, además de los programas y juegos de video violentos. El
victimario es la casa, y la víctima el colegio", dice la neurosiquiatra.
BIBLIOGRAFÍA:
EL NIÑO DE CINCO A DIEZ AÑOS, Buenos Aires, Argentina, Ed.
Paidós, 1977.
Elizabeth Hurlock, "Desarrollo del Niño", McGraw -‐ Hill, México, 1988.-‐
David Ausubel y Edmund Sullivan, "El Desarrollo Infantil, Paidós, Argentina, 1983.
J.B. Watson, A.T.Jersil y J.E.Anderson, "Las emociones del niño escolar".
Lawrence, Shapiro, "La inteligencia emocional de los niños", Cap. 2: "Emociones
Morales", España, 1997.
Mª CRISTINA PÉREZ GONZÁLEZ
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EL PAPEL DEL DOCENTE EN EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
Siempre hemos sido conscientes que dentro de un aula de infantil todo,
absolutamente todo, tanto bueno como malo que ocurra, es responsabilidad del
maestro. En ocasiones nos conformamos después de un par de intentos con decir ¿qué
le voy a pedir al niño si mira la familia cómo es? ¿es que la pobrecita no da para más? y
frases por el estilo cuando no encontramos la solución acertada a un problema de
aprendizaje en el aula.
Y digo de aprendizaje porque independientemente de en el ámbito en el que se
desarrolle la problemática todo influye directamente en el aprendizaje. Bien, dicho
esto, ¿no somos los maestros los encargados de ofrecer a nuestros alumnos las
habilidades, estrategias y destrezas necesarias para enfrentarse a la vida, a la sociedad,
al grupo de iguales, a los conflictos que se le puedan plantear?
¿Cómo entonces podemos conformarnos con excusas tan vanas que incluso
nosotros mismos inventamos?
Es cierto que en la educación de un niño influye y se requiere un trabajo
continuo entre la familia y el maestro. Pero dentro de ese trabajo de apoyo, el maestro
tiene la responsabilidad de enseñar, si es necesario, a las familias. Al igual, que las
familias tienen la obligación de poner en práctica en casa lo aprendido y de apoyar al
maestro y a sus hijos a lo largo de la construcción de su aprendizaje y de su vida.
Por tanto el maestro, debe cumplir varias misiones:
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-‐ El maestro no está para trasladar sus conocimientos a los alumnos. Ni
tampoco es un mero espectador pasivo. Tiene la obligación de ofrecer a sus
alumnos las herramientas necesarias para que ellos mismos puedan construir
su aprendizaje.
-‐ El maestro debe evaluarse continuamente a sí mismo y a las actividades,
tareas y juegos planteados para poder estar seguro de responder a las
necesidades, características, intereses e ideas previas de sus alumnos.
-‐ El maestro debe colaborar con la familia para que los logros de los alumnos
sean globales y reales, y no se centralicen únicamente a la escuela.
Con todo esto, lo único que quiero decir, es que la batalla nunca está perdida
mientras no se juegue hasta la última carta. Un buen maestro nunca debe darse por
vencido y nunca debe exigir lo mismo a todos sus alumnos.
Pese a las incompatibilidades en ayudas, personal y recursos materiales que
podemos encontrarnos en la educación actual, nunca podemos trazar una línea a la
que queremos que todos lleguen o de la que no queremos que ninguno baje. Debemos
hacer un esfuerzo por ofrecer una educación de calidad y para ello se requiere de una
educación individualizada.
Todo lo que hasta ahora he escrito en este artículo, sé que a la mayoría de
vosotros os va a sonar a sueño, a teoría y que muchos diréis. Es que la realidad del aula
después es otra muy distinta, y tenéis razón. Pero precisamente por ello debemos
hacer un esfuerzo.
Un maestro tiene en sus manos una pastilla de arcilla que depende de cómo
moldee se fracturará o no en el futuro. Tenemos en nuestras manos a la sociedad del
futuro de la que nosotros mismos dependeremos y que gobernará nuestro país.
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Eso es una responsabilidad y un deber social lo suficientemente grande para
que todo esfuerzo merezca la pena. Ser maestro no es una profesión, es una vocación,
un estilo de vida.
El docente infantil debe estar bien preparado en relación a su rol para asumir la
tarea de educar a las nuevas generaciones, y ello implica no sólo la responsabilidad de
transmitir conocimientos básicos para el preescolar, sino también el compromiso de
afianzar en los niños valores y actitudes necesarios para que puedan vivir y desarrollar
sus potencialidades plenamente, mejorar su calidad de vida, tomar decisiones
fundamentales y continuar aprendiendo.
El maestro debe interactuar con las instituciones y los padres de familia en lo
que se refiere a las metas de desarrollo integral del niño. Ser docente de Educación
Infantil es tener la oportunidad de enfrentarse cada día a una caja de sorpresas: una
sonrisa, el llanto, un logro, un interrogante difícil de responder, situaciones que hacen
del ejercicio académico un rol gratificante y un reto permanente.
De manera general se puede decir que el educador infantil desempeña un rol
didáctico y de animación, ya que atiende al niño tanto en aquellas actividades
programadas de enseñanza como en las rutinas diarias y en las de entretenimiento.
Su rol será el de un organizador que prepara el espacio, los materiales, las
actividades, distribuye el tiempo, adaptando los medios de que dispone el grupo y a
los fines que persigue. Habrá de crear para el niño un ambiente afectuoso, saludable y
de bienestar, en el que se encuentre los estímulos necesarios para su aprendizaje y
para que se sienta cómodo, seguro y alegre.
Su rol es el de un motivador y estimulador del desarrollo en sus distintas
facetas tanto en el plan individual como social. En su rol de animador ofrecerá al niño
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acciones que le permitan aprender, pero siempre motivadoras y fundamentadas en el
juego. Motivará al niño para interesarle y despertar su curiosidad por las cosas.
Cooperará con el niño en su aprendizaje, sin sustituirle en aquellas acciones
que él mismo pueda realizar. Estará atento y no intervendrá con precipitación, aunque
procurará ayudarle siempre que lo necesite.
Por otro lado, habrá de mantener su rol de observador conociendo la manera
de relacionarse los niños, sus reacciones, preferencias, modos de juego, materiales
que más utiliza, zonas que ocupa, en definitiva, se trata de conocer al niño en
particular, al grupo y también al medio, de modo que se pueda modificar sus pautas de
actuación y organización de los medios si es necesario.
Debe realizar una observación continua de los múltiples aspectos del grupo, su
evolución, relaciones, necesidades de juegos, etc. Dentro de su rol deberá procurar
estimular el espíritu investigador y la autonomía del niño. Con sus actividades y el
ambiente creado, promoverá la relación entre los niños mediante actividades
compartidas.
Favorecerá en el niño actitudes de respeto, cooperación y libertad, siempre
actitudes positivas. Respetará profundamente al niño, lo que llevará a un respeto
mutuo. Reforzará la confianza del niño, si se muestra respetuoso con él y no tiene un
trato discriminatorio con ninguno de los que conforman el grupo.
En la relación con el niño parte importante de su rol es saber captar los
distintos mensajes que le transmite, respondiendo a sus intereses favoreciendo la
comunicación con él. Conocerá sus necesidades e intereses adecuando los medios
educativos para satisfacerlos, ampliando el campo de dichos intereses.
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Ha de tener cuidado en no sobreprotegerlo para no limitar sus posibilidades y
el desarrollo de su autonomía. Un docente no debe olvidar que parte de su rol es servir
como modelo en muchas adquisiciones (lenguaje, por ejemplo), por lo que debe cuidar
su actuación y actitudes frente a él.
De manera general se puede decir que las principales características del rol docente
están concebidas en los siguientes aspectos:
• Ser el nexo entre la sociedad actual y el educando.
• Ser mediador entre niño y el conocimiento.
• A través de su papel en la escuela, el rol del maestro es el de agente de
consolidación de un estilo de vida democrático. Esta tarea ha de concentrarse
en las relaciones pedagógicas y en las relaciones educativas con los niños.
• A partir de las relaciones educativas con los niños, es rol del educador, dirigir al
alumno estableciendo estrategias que faciliten la construcción de su propio
conocimiento.
Por lo tanto, en base a las características del rol docente el maestro debe
realizar los siguientes aspectos:
• Debe establecer un ambiente que propicie el desarrollo socio-‐afectivo del niño.
• Evaluar el currículo en función de los requerimientos socio-‐afectivos y socio-‐
cognitivos de los alumnos, así como el valor transferencial de los contenidos y
de la metodología que propone.
• Realizar el planeamiento de su tarea en función de esta evaluación.
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• Seleccionar las estrategias metodológicas que mejor se adopten a las
construcciones cognoscitivas.
• Conducir la enseñanza.
• Evaluar el proceso educativo en su totalidad integrando la auto-‐evaluación de
su propia tarea.
• Estimular la auto-‐educación del alumno en la medida de sus capacidades.
• Realizar el seguimiento individual a los niños.
• Crear las condiciones para la comunicación y participación de los padres en la
tarea educativa.
BIBLIOGRAFÍA:
GIMENO, J., “Teoría de la enseñanza y desarrollo del currículum”. 1981.
PEREZ, M., y CALZADA, P., “El profesor en la Escuela Infantil de 0 a 6 años”.
1991.
VV.AA., “Especialización del profesorado de educación infantil”. UNED. 1995.
Mª CRISTINA PÉREZ GONZÁLEZ
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IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN VIAL EN EDUCACIÓN
INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
Aunque los índices de accidentalidad vial infantil están en descenso, los niños
siguen constituyendo uno de los grupos de mayor riesgo, ya que son mucho más
propensos a sufrir accidentes en su condición de peatones: su nivel de atención es más
bajo, desconocen las normas, son imprudentes por naturaleza, tienen problemas de
visión por su estatura...
Muchas de estas pautas pueden enseñarse por mediación de los parques
infantiles de tráfico, y en los colegios, pero sin duda la responsabilidad más importante
la tienen los padres día a día. Desde muy pequeños se debe inculcar la educación vial
puesto que los niños no sienten peligro al salir a la calle, su único objetivo es jugar.
Nuestro principal objetivo a la hora de enseñar Educación Vial en el ámbito de
la Educación Infantil, va a ser la correcta utilización de la vía pública a través de una
enseñanza práctica, activa y en contacto con la realidad, todo ello destinado a que la
persona llegue a ser lo más autónoma posible.
Hemos de resaltar que la Educación Vial va a ayudar no sólo a aumentar la
seguridad, sino a mejorar la calidad de vida, por ello, es necesario concederle la
importancia que se merece.
Más de 20.000 niños entre 1 y 14 años son víctimas mortales en accidentes de
tráfico en países ricos cada año porque no utilizan los sistemas de seguridad o lo hacen
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de manera incorrecta, según datos de Unicef. Esta cifra representa el 41% de todas las
muertes infantiles por accidente.
El Instituto de Seguridad Vial ha publicado un estudio titulado 'La Seguridad Vial
en los niños: cuestión de familia' que consiste en un trabajo de investigación para
comprobar el conocimiento de los conductores que de manera habitual llevan niños de
0 a 12 años como pasajeros. Las encuestas se han realizado en la Comunidad de
Madrid aunque los datos son extrapolables al resto de España.
Está comprobado que con buena información y concienciación además del uso
de sistemas de seguridad infantil la cifra de niños fallecidos en accidentes de tráfico
podría reducirse en un 75%.
Según este estudio los niños aprenden por imitación de conductas, por lo que
es imprescindible que los padres den ejemplo. Si los más pequeños ven que sus
mayores se ponen el cinturón ellos harán lo mismo y no discutirán el uso de los
sistemas de seguridad en cuanto entren al vehículo.
También hay que resaltar que en muchas ocasiones son los propios niños
quienes advierten a sus padres cuando incumplen una norma de tráfico. Por ello, es
muy importante que los mayores tengan conductas lo más correctas posibles,
haciendo saber a los niños que los sistemas de seguridad infantiles son imprescindibles
y casi infalibles para la prevención de accidentes.
El estudio que se ha realizado llega a la conclusión de que los accidentes son la
razón principal de muerte del grupo de población entre 1 y 44 años, y está
comprobado que con una buena información y concienciación esta cifra se podría
reducir en gran medida.
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Los niños son los peores parados de todos, puesto que dependen de sus padres
para utilizar estos sistemas. Según el estudio, el 30% de los pequeños viaja
incorrectamente protegido. Sus padres son los responsables de todo esto tanto por la
poca como por la mala utilización de los sistemas de seguridad infantil. Esta cuestión
debe ser resuelta ya que es posible evitar el 75% de las muertes infantiles y casi el 90%
de los daños graves.
Para que los conductores y responsables de los niños sean más conscientes de
la importancia de proteger a un niño adecuadamente cuando viaje en coche vamos a
dar un dato: Está físicamente demostrado que a una velocidad de 60 km/h ningún
brazo es capaz de retener a un niño de 18 kilos. La razón es que en caso de colisión
frontal, su peso llegaría a ser de más de una tonelada.
También hay que incidir en que un niño sin sujeción multiplica por cinco las
posibilidades de sufrir lesiones mortales y el uso de sistemas de retención infantil
(sillas o cojines elevadores) reduciría en casi un centenar el número de niños muertos
cada año en España.
Nuestros hijos no son conscientes del peligro. Conocer algunas normas básicas
de educación vial les protegerá en la calle, aunque siempre deben estar vigilados por
un adulto.
A partir de los tres años los niños pueden empezar a aprender algunas normas
básicas de educación vial, aunque aún son muy pequeños para caminar solos por la
calle.
Cualquier paseo puede servir de excusa para que experimenten por sí mismos y
aprendan cómo comportarse en lugares con tráfico y coches, animados (y protegidos)
por papá y mamá. Además, les resultará muy estimulante que les felicitemos cuando
se comportan bien.
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Sin la vigilancia de un adulto, un niño es capaz de cometer las mayores
imprudencias. Su campo visual es menor que el nuestro, y su baja estatura le impide
controlar todo el entorno. Además, apenas distingue la derecha de la izquierda.
Por mucho que el pequeño proteste e insista en ir a su aire, hay que vigilar sus
movimientos. Está en nuestra mano fomentar comportamientos seguros en su vida
cotidiana que le ayudarán a minimizar las ocasiones de peligro.
¿Qué podemos enseñarles?
Niños de 3-‐4 años
Para que las normas se les queden grabadas, lo mejor es contarles en alto qué
hay que hacer cada vez que se espera un semáforo o se va a atravesar un paso de
peatones. También hay que dejarles claro que estas líneas paralelas son el único sitio
seguro por donde se puede pasar, y que siempre tienen que hacerlo de la mano de un
adulto.
Hay que explicarles que no se cruza mientras el hombre del semáforo esta en
rojo, pedirles que nos avisen cuando se pone en verde y aclararles que es entonces
cuando se puede cruzar. Eso sí, también tienen que mirar a los dos lados de la calzada
para asegurarse de que no viene ningún coche y que los que hay están detenidos.
Es importante predicar con el ejemplo. Nuestros hijos repiten las conductas de
sus padres, así que también somos su referente en la educación vial. Debemos cruzar
en línea recta, con decisión, sin correr y solo cuando el semáforo esté en verde. Si lo
hacemos cuando está rojo, aunque no vengan coches, las explicaciones pierden todo
su valor.
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Niños de 5-‐6 años
• En la calle. Tienen que saber distinguir claramente la calzada de la acera, y
caminar, a ser posible, por el interior de esta. Debemos prevenirles de jugar
junto a entradas o salidas de garajes, en zonas de tránsito de ciclistas, etc.
Aunque aún no deban hacerlo solos, es importante que aprendan a cruzar la
calle correctamente. Una forma divertida de enseñarles puede ser dejar que
nos guíen por las calles más tranquilas, y nos demuestren así todo lo que van
aprendiendo. Esto nos dará al mismo tiempo una idea de si han entendido las
normas.
• En el parque. Aunque vayan siempre acompañados, no podemos pretender
que no se despisten jugando. Por ello es importante mostrarles claramente la
zona en la que pueden jugar y qué límites no deben traspasar.
• Al salir del colegio. Es importante que no crucen solos la carretera, si la hay,
aunque nos vean llegar de lejos y se mueran de ganas de correr hasta nosotros.
Debemos establecer un lugar de espera fijo y evitar llegar tarde por si se ponen
nerviosos y deciden moverse. Es recomendable, en cualquier caso, que
aprendan cuanto antes la dirección de casa y unas pautas mínimas de
actuación, por si llegan a perderse en este u otro momento. No moverse del
sitio o dar con un policía municipal que les atienda, por ejemplo, podrá sacarles
de más de un apuro.
• En casa. ¿Qué tal comprar libros y juegos enfocados a la educación vial? Así, los
niños aprenderán mientras dibujan, trabajan la memoria o simulan recorridos
urbanos. Aunque también unos cojines, una alfombra y unas sillas pueden
servirnos, (¿por qué no?), para improvisar el más divertido de los circuitos
automovilísticos sin salir del salón de casa
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Aún no existe en los centros escolares una asignatura de seguridad vial como
tal, por lo tanto conseguir que desde la enseñanza básica se imparta a los niños una
materia que trate la educación vial y la importancia de saber circular correctamente
por la vía pública es todavía la mayor carencia en materia de educación; razón por la
cual se lleva demandando muchos años esta disciplina a la Administración Pública.
Aunque parece que ahora, en la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía ya
se incluyen varias lecciones sobre seguridad vial.
BIBLIOGRAFÍA:
Anexo. Real Decreto 443/2001, sobre condiciones de seguridad
en el transporte escolar y de menores.
4. Dossier. Seguridad infantil. Niños:
los menos protegidos. Tráfico. Julio-‐
Agosto 1998.
5. Longás S. Los niños bien sentados.
Informe Seguridad Infantil. Renault
1995.
6. González GT. Un seguro que vale
Mª CRISTINA PÉREZ GONZÁLEZ
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LOS VALORES EN EDUCACIÓN INFANTIL.
Por Mª Cristina Pérez González
Desde las diferentes disciplinas científico-‐técnicas que estudian el
comportamiento de las personas, las investigaciones que explican las estrategias y/o
mecanismos cognitivos que posibilitan las relaciones entre nosotros y los aprendizajes
que hacemos, se consensua en definir los primeros años de vida de nuestra especie
como determinantes para que la integración de los sujetos en las sociedades sea
adecuada a las normas, costumbres y valores ético-‐morales que dichas sociedades
postulan como válidos y prioritarios para su propio progreso económico y cultural.
Partiendo de estos presupuestos, entendemos la Educación en Valores como el
proceso que ayuda a las personas a construir racional y autónomamente sus valores. O
sea, capacitar el ser humano de aquellos mecanismos cognitivos y afectivos, que, en
completa armonía, nos ayuden a convivir con la equidad y comprensión necesarias
para integrarnos como individuos sociales y como personas únicas, en el mundo que
nos rodea.
Se trata de trabajar las dimensiones morales de la persona para así potenciar el
desarrollo y fomento de su autonomía, racionalidad y uso del diálogo como
mecanismo habilitador en la construcción de principios y normas, tanto cognitivos
como conductuales. Dichas dimensiones, a su vez, posibilitaran la equidad y empatía
necesarias en dicho proceso, para que las formas de pensar y actuar se nos presenten
parejas, en una relación simétrica frente a la resolución de conflicto de valores.
La Educación en Valores no se cuestiona los cambios significativos que se están
dando a nivel personal ni social. Presupone que, si los valores económicos priman y
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devalúan los valores psicológicos y afectivos que nos ayudan a ser personas con
criterios de auto-‐reflexión hacia nosotros mismos y el mundo que nos rodea, a ser
capaces de poder comprender al Otro como si de nosotros mismos se tratase, puede
ser que, en un futuro quizás no muy lejano, viviremos en una sociedad
despersonalizada y egoísta.
Hemos dicho que los valores son propios de las personas y que están por todas
partes, es decir, todas nuestras acciones y pensamientos están llenos de valores. Este
es un hecho que ha pasado, pasa y pasará siempre. Pero como profesionales de la
educación no dejamos de sorprendernos de esta vuelta del VALOR dentro del ámbito
educativo.
Por esta razón nos preguntamos: ¿Por qué esta necesidad de educar en
valores? (No olvidemos que hasta hace relativamente pocos años hablar de valor se
consideraba “carca”). ¿Tendrá razón Lyotard cuando dice que la crisis de los grandes
relatos ha dejado a la persona sin historias comunes? Puede ser.
Quizás esta necesidad de fomentar la Educación en Valores es debido a los
cambios sociales, culturales y educativos. La evolución de las tecnologías es, hoy por
hoy, un triunfo del Hombre, pero, quizás, este triunfo, que nos aporta un bienestar
económico y cultural, hace que dejemos de lado sin pensar demasiado, la dimensión
Humana de la persona. Pensamos que es por este motivo que hay colectivos de
intelectuales que reflexionan sobre el ser humano que queremos para nuestro futuro.
Hemos citado a Lyotard como autor que intenta explicar el paso de la
modernidad a la postmodernidad caracterizando esta última como la pérdida de la fe
en los meta-‐relatos abriendo el camino hacia los pequeños relatos, es decir, esas
formas de conocimiento local que son internas a las comunidades dentro de las que
pasan. Es la modernidad la que reconoce la incertidumbre, la complejidad, la
diversidad, la subjetividad, etc.
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Se da cuenta que los dualismos que dominan el pensamiento son inadecuados
para comprender el mundo que nos rodea, es decir, un mundo con muchas causas y
efectos que interactúan de maneras complejas y que nos da diversas realidades. Por
esta razón podemos decir que el mundo y el conocimiento son construidos
socialmente, todas las personas nos podemos considerar como participantes activos
en este proceso.
Por esta razón y como educadores que somos hemos de ser conscientes de
nuestro rol y de la manera como ayudamos a nuestros alumnos a construirse también
socialmente. Es por esta razón que consideramos la educación moral como una
construcción en la cual la escuela, la familia, los iguales, tienen un papel muy
importante.
Podríamos atrevernos a comentar como lo hace Lyotard, que el individuo está
en crisis, sin ánimo de ser catastrofistas, sino todo lo contrario, ya que la crisis
subjetiva nos puede aportar nuevos elementos en la creatividad del pensamiento y con
ellos abrirnos nuevos retos, posibilidades y expectativas, que nos ayudarán a
respondernos las nuevas preguntas que nos está suscitando. La Educación en Valores
pretende adaptar las necesidades derivadas de dicha crisis y reorganizarlas en función
de las expectativas educativas que de ella se derivan.
Uno de los elementos de análisis que queremos aportar en este escrito es, la
reordenación del concepto de Infancia que, hasta ahora, tenemos elaborado, bien
individualmente bien, colectivamente. Puesto que la sociedad está en constante
proceso de cambio, las necesidades intelectuales y las prioridades también son
cambiantes. Por lo tanto y como consecuencia de ello, el concepto de infancia o de
niño, también debe reestructurarse progresivamente.
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Así pues, entendemos que no podemos trabajar desde los presupuestos de la
Educación en Valores, con el concepto de un niño pasivo, una “tabula rasa”, el cual
puede ser inoculado o instruido según determinados postulados educativos. El niño
que desde nuestra disciplina se pretende, es un niño activo, con potencial cognitivo y
afectivo, preparado para ir descubriendo sus posibilidades psíquicas, afectivas y
sociales, con la ayuda de la información y conducta de todos los adultos involucrados
en su educación.
Por ello creemos de importancia capital, ofrecer desde la institución educativa
los conocimientos, procedimientos y actitudes que hagan posible la construcción de
criterios morales propios, derivados de la razón y el diálogo. Y pensamos que todo este
trabajo se debe iniciar ya con los más pequeños, es decir, en la educación infantil.
Pero, el problema con que nos encontramos los educadores en nuestra práctica
docente, es que mientras nadie discute que la Educación en Valores debe empezar en
las primeras edades y que es importante tenerla en cuenta, no dejando de lado otros
aspectos psicológicos, sociológicos y afectivos, los referentes didácticos y la bibliografía
al respecto son muy escasa, pues es muy limitado el material escrito sobre educación
en valores en esta etapa educativa.
Esto hace que si los educadores y maestros no tienen referencias sobre esta
temática es difícil que puedan hacer un análisis y reflexión sobre su propia práctica
educativa, ya que no cuentan con modelos de posibles actividades sistematizadas para
poder realizarlos con sus alumnos y alumnas. Estos referentes no deberían ser
“recetas” sino materiales que les ayudarían a reflexionar sobre su propia realidad y
poder ir construyendo una metodología y un ritmo de trabajo adecuado a su escuela y
a sus necesidades.
Decimos que no se tratarían de “recetas” ya que debemos tener en cuenta que
en la educación en general y concretamente en el tema que estamos tratando las
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recetas y los métodos “mágicos” no existen como modelos a imitar a la perfección. Lo
que sí es viable y aconsejable es el poder conocer diversas experiencias y formas
diferentes de tratar esta temática pero es cada institución y cada educador el que
reflexionará y diseñará cómo sistematizar el trabajo de los valores en su entorno
atendiendo las necesidades sociales e individuales de los niños y niñas que forma parte
de su entorno educativo.
Además, hemos de reflexionar sobre el tema y ser responsables del “modelo”
de reflexión y de intervención didáctica que construimos. También debemos tener en
cuenta que el modelo al que lleguemos no podemos darlo nunca por acabado ni
podemos pensar que no se puede mejorar ya que como profesionales de la educación
sabemos que la tarea educativa es un tipo de tarea que está continuamente en
constante progreso y con la cual debemos adoptar siempre un proceso de
cuestionamiento, de diálogo, de reflexión, y de auto-‐reflexión, para así ir construyendo
el día a día y mejorar nuestra práctica docente.
Pero aunque no existan demasiadas referencias bibliográficas al respecto
sabemos que la Educación en Valores es muy trabajada en las primeras edades aunque
no se hace de forma sistematizada, por lo tanto explícita y en pocas ocasiones se
reflexiona sobre los valores que transmitimos a los niños y niñas, sea con nuestro tono
de voz, con los juegos que proponemos, en las actividades programadas que llevamos
a cabo, en la hora de la comida, cuando cambiamos los pañales o los peinamos, etc.
Trabajamos en valores constantemente, puesto que los transmitimos
consciente o inconscientemente, en todas las actividades que proponemos a los
alumnos o en nuestra relación con ellos. La intención no es cargar al maestro y la
maestra de educación infantil con más actividades educativas, ya que conocemos lo
exhaustivo que es.
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Lo importante es no dejar de pensar y reflexionar sobre qué valores queremos
transmitir y reflexionar si son estos los que transmitimos o quizás transmitimos los
contrarios. Es decir, quizás quiero que unos niños y niñas sepan escucharse unos a
otros y yo soy el primero que no los escucho a ellos. Quizás me gusta que me den los
buenos días y yo no se los doy a ellos. Estas son situaciones que se dan, provocadas
muchas veces, por la rutina de la cotidianeidad y que nos pueden pasar a nosotros.
Solamente reflexionando en el día a día podemos darnos cuenta de ello y re-‐pensar
nuestra tarea de educadores y educadoras.
No nos debe asustar como podemos concretar objetivos, o concretar
metodologías orientadas en esta línea. Tal y como hemos dicho en otro momento,
siempre se está educando en valores. Sólo nos lo debemos creer nosotros mismos y
reflexionar sobre ello. Nuestra manera de entender el mundo y los otros es un
potencial que estamos transmitiendo a nuestros alumnos, a nuestros hijos,...
El resultado de nuestro trabajo ha de ser pues, el resultado de cada día, de la
paciencia, de la interacción, del dominio de conocimientos... y es un resultado que se
irá evaluando procesualmente, es un trabajo de “hormiguita”, es la maduración lenta
de un fruto, pero de un fruto muy importante, delicado y especial: es el fruto de la
calidad de Humanidad del futuro.
BIBLIOGRAFÍA:
DEL CARMEN MARTÍN, M. (Coord.) (1995): Programa de educación en valores para la
etapa infantil. Ediciones Aljibe. Granada
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(Proyecto
para indagar y expresar las emociones).
Mª CRISTINA PÉREZ GONZÁLEZ
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ESTRATEGIA PEDAGÓGICA ORIENTADA AL DESARROLLO DEL DESEMPEÑO DIRECTIVO INTEGRAL DEL DIRECTOR
DE SECUNDARIA BÁSICA
Autor: Lic. Yosvani Julio Miranda Batista [email protected]
Universidad de Ciencias Pedagógicas “José Martí”, Camagüey, Cuba.
Introducción
El perfeccionamiento gradual de los diferentes subsistemas del Ministerio de
Educación (MINED) está encaminado a lograr una cultura general integral de las
generaciones de cubanos para sustentar la continuidad del modelo económico social
socialista, demostrando que es posible un mundo mejor.
En tal sentido, los diversos subsistemas transitan actualmente por un proceso de
perfeccionamiento que incluye modificaciones en el diseño curricular y en la
organización escolar en correspondencia con las nuevas demandas de la sociedad que
se construye.
Para lograr estos propósitos, es ineludible continuar consolidando la formación de los
directivos como componente imprescindible para el éxito de las políticas trazadas, la
cual ha transitado desde la etapa inicial de cursillos y seminarios a formas
institucionalizada con la formación de maestros en ejercicio por parte del Instituto de
Perfeccionamiento Educacional (IPE) y el surgimiento en 1976 de los Institutos
Superiores Pedagógicos, constituidos hoy en Universidades de Ciencias Pedagógicas.
Ha evolucionado desde un marcado componente empírico hasta el carácter científico.
A pesar de la atención prestada por el MINED para garantizar un mejor desempeño de
los directores de secundaria básica, el estudio realizado por los autores, a partir de la
revisión documental de informes de ayudas metodológicas, visitas especializadas e
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inspecciones de la provincia Camagüey; las evaluaciones de los directores de los
referidos centros; además del criterio de estos directivos y de metodólogos del
subsistema en la provincia; observaciones realizadas en reuniones de directores
municipales y preparaciones provinciales, así como, de los resultados del proyecto de
investigación(Pino, 2006): “El perfeccionamiento del desempeño de los directores de
escuelas secundarias básicas”,se advierten deficiencias en la actividad pedagógica
profesional de dirección de los directores, definida por (Alonso, 2002) como:“una
forma de actividad de dirección específica del sector educacional, que se distingue por
el marcado carácter técnico metodológico y científico pedagógico con que desarrolla el
proceso de dirección y por su clara orientación hacia la transformación de la
personalidad y el desarrollo profesional de los cuadros y docentes, en función de los
objetivos que plantea el Estado a la formación de las nuevas generaciones; actividad
que se desarrolla en el marco de un proceso de solución conjunta de tareas
pedagógicas -‐-‐tanto instructivas como educativas-‐-‐, y en condiciones de plena
comunicación entre dirigentes y dirigidos, con la activa participación de las
organizaciones políticas, sociales y de masas que actúan en su entorno.”
Las insuficiencias se evidencian en los siguientes hechos:
•Insuficientes conocimientos básicos de los contenidos relacionados con las funciones
de dirección.
•Deficiente desarrollo de habilidades directivas que propicien la concreción del
modelo de escuela.
•Limitado aprovechamiento de las potencialidades del entorno.
El carácter transformador de la actividad pedagógica profesional de dirección ocurre a
través del desempeño directivo integral del director de secundaria básica, definido por
los autores como una actuación consciente, histórico concreta, basado en el proyecto
educativo de la Revolución Cubana, que se fundamenta esencialmente en las
exigencias político sociales, el dominio de la actividad que dirige y la capacidad
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organizativa, cuyo propósito es orientar, demostrar y transformar la realidad educativa
a partir de acciones propias de la actividad pedagógica profesional de dirección.
El diseño de una estrategia pedagógica que contribuya al desarrollo del desempeño
directivo integral del director de secundaria básica tendría un efecto positivo en la
solución de las insuficiencias presentes en la actividad pedagógica profesional de
dirección.
Desarrollo
El cumplimiento del objetivo implica un acercamiento necesario al término estrategia,
que proviene del ámbito militar y aparece fuertemente asociado a los estudios de
gestión empresarial, pero que además ha sido introducido en todas las esferas de la
actividad, en especial en la educación. En el estudio bibliográfico fueron consultados
entre otros autores: Menguzzatto y Renaud (1994), Sierra Salcedo (2003), Castellanos
Simonons (2003), Rodríguez del Castillo y Rodríguez Palacios (2004), Pino Guzmán
(2003-‐2004).
En el análisis de múltiples criterios e interpretaciones que aparecen en la literatura, los
autores han constatado que las estrategias relacionadas con la educación, son
clasificadas según su tipología, en pedagógicas, didácticas y metodológicas. No
obstante se pueden apreciar aspectos no coincidentes, entre ellos, dimensiones, fases
o etapas. En la confección de la estrategia que se presenta, se utiliza el término
dimensiones, destacándose, el diseño, la implementación o ejecución y el control o
evaluación; así como el desarrollo de acciones orientadas a la transformación de un
objeto o proceso.
Las dimensiones se analizan a partir de la Teoría del Diseño Cunicular(Pino, 2006)
como direcciones de un proceso en sucesión, en el que cada dimensión es parte de la
estructura de la estrategia pedagógica y el conjunto de las tres dimensiones
constituyen un sistema concebido e implementado en función del desarrollo del
desempeño directivo integral del director de secundaria básica, que si bien inicia la
transformación durante la aplicación de la estrategia pedagógica en función del
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cumplimiento de los objetivos, trasciende hasta la consolidación del proceso de
desempeño directivo integral, más allá del desarrollo de la misma.
Tal sustento refiere a un proceso en el que cada dimensión se desarrolla en el mismo
tiempo y espacio del resto, no como etapas, aunque es posible apreciar su prevalencia
en ocasiones. Las dimensiones no siguen una secuencia lineal obligada; no son
excluyentes ni dominantes unas sobre otras, se fusionan e interactúan en cada
momento de la elaboración y práctica estratégica.
Atendiendo al objeto de transformación, se determina que la tipología de estrategia a
asumir sea pedagógica. En este trabajo se asume la clasificación emitida al respecto
por (Sierra, 2008), quien especifica que es: “La concepción de la dirección pedagógica
durante la transformación, del estado real al estado deseado, en la formación y
desarrollo de la personalidad de los sujetos de la educación, que condiciona el sistema
de acciones para alcanzar los objetivos de máximo nivel, tanto en lo personal como en
la Institución Escolar.”
Al respecto, los autores asumen que la estrategia pedagógica propuesta es un proceso
consciente, que establece en sistema, como se va a alcanzar el desempeño directivo
integral.
La estrategia pedagógica para contribuir al desempeño directivo integral que se
propone, es aplicable a una situación concreta, un lugar y tiempo determinado, con la
flexibilidad suficiente y la transparencia necesaria para lograr la concientización de los
sujetos implicados y responder a sus necesidades y potencialidades y a los sucesos y
condiciones que se presentan en el contexto durante su aplicación.
La estrategia pedagógica posee como concepción metodológica base, la
Metodología del Análisis Reflexivo a Partir de la Práctica, teniendo en cuenta que la
lógica interna de esta concepción se basa en la teoría dialéctica del conocimiento: a
partir de la práctica teorizar sobre ella y regresar a la práctica; partir de lo concreto,
realizar un proceso de abstracción y regresar de nuevo a lo concreto. La práctica como
la fuente del conocimiento y el criterio de la verdad.
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Con un sustento pedagógico centrado en los aportes de la teoría histórica cultural
(Vigotski, 1979) las acciones prevista en la estrategia pedagógica para el desarrollo del
desempeño directivo integral en los directores de secundaria básica se encuentran en
la zona de desarrollo próximo, para lo cual es preciso que el diagnóstico centre su
atención en la zona de desarrollo actual que poseen los referidos directores.
Al considerar la relación de la zona de desarrollo próximo con lo interpsicológico, se
asume que las acciones que se ejecutan para que el director de secundaria básica
desarrolle su desempeño directivo integral, mediado por las relaciones que en lo
externo se producen con el resto de los sujetos implicados en la implementación de la
estrategia pedagógica, deben conducir desde el plano externo o interpsicológico al
plano interno o intrapsicológico, promoviendo la Situación Social del Desarrollo
(Bozhovich, 1976), entendida como : "aquella combinación especial de los procesos
internos del desarrollo y de las condiciones externas, que es típica en cada etapa y que
condicionan la dinámica del desarrollo psíquico durante el correspondiente período
evolutivo y las nuevas formaciones psicológicas, cualitativamente peculiares, que
surgen hacia el final de dicho período"
Lograr reducir la diferencia entre el actual proceso de desempeño que desarrolla el
director de secundaria básica y el desempeño directivo integral que se persigue con la
implementación de la propuesta exige de una estrategia pedagógica donde el centro
sea el director sujeto de transformación, a partir de un diagnóstico objetivo.
Consecuente con el citado sustento pedagógico, la estrategia pedagógica propuesta,
conduce al desarrollo ya que en ella se promueve el cambio del director de secundaria
básica más allá de los niveles alcanzados en un momento histórico social determinado
y propicia la superación de metas ya cumplidas. En ella se integran e interrelacionan
dialécticamente los subsistemas que estructuran el desempeño directivo integral del
director de secundaria básica: exigencia político sociales, el dominio de la actividad
que dirige y la capacidad organizativa; pero además se potencia el establecimiento de
los vínculos necesarios para la integración con la comunidad pedagógica como
contexto en el cual el director desarrolla su desempeño directivo integral.
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La proyección en torno a desarrollar el desempeño directivo integral en el director de
secundaria básica determina que las formas organizativas que se adopten para la
implementación de la estrategia pedagógica orientada al desarrollo del desempeño
directivo integral del director de secundaria básica, deben caracterizarse por la
participación, el trabajo cooperativo y la implicación de los actores, mediante el
reconocimiento de la diversidad de desarrollo de los directores implicados y la
combinación de la atención individual con la interacción e influencia recíproca con
quienes realizan su misma labor. La generación de un ambiente afectivo es esencial en
la consolidación del protagonismo, la participación y motivación de los implicados.
Estrategia pedagógica orientada al desarrollo del desempeño directivo integral del
director de secundaria básica
A continuación los autores describen las dimensiones en las que se ha estructurado la
estrategia.
DIMENSIÓN: DISEÑO.
Se estructura en un proceso caracterizado por el movimiento dialéctico entre lo
general y lo particular, en el que el desarrollo de las partes se efectúa desde la
perspectiva del todo que significa la estrategia pedagógica, con el establecimiento de
relaciones orientadas a la situación ideal a alcanzar, que debe ser determinada y que
describe el estado futuro deseado, figurando cómo debe ser la realidad una vez
realizada la acción. Se valorará el presente en relación con la situación perspectiva
deseada, además de la factibilidad de las acciones en función de dicha situación
perspectiva, estableciendo una relación dialéctica entre “el deber y el poder ser”, lo
cual se traduce en un modelo operacional descriptor de cómo transitar del estado
actual al deseado. Al respecto es necesario desarrollar ocho tareas o pasos:
Diagnóstico:
Esta tarea consiste en efectuar un acercamiento a partir de la reunión y valoración de
información sobre el estado actual del desempeño directivo integral del director de
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secundaria básica desde el punto de vista de sus relaciones internas, así como de las
que se desarrollan a lo externo con el resto de los sujetos implicados en el contexto
socio histórico concreto en que se aplicará la estrategia pedagógica, ya referidas en la
introducción de este artículo.
Tiene un carácter orientado a la búsqueda, la explicación, la prevención, la orientación
y la construcción conceptual de la situación problemática en el marco específico del
centro. En la explicación de la realidad, desde el punto de vista de los directores, el
planteamiento debe estar dirigido a ¿cómo fue, cómo es y cómo tiende a ser? para lo
que se realizará un análisis sociopsicológico y diagnóstico de las características
específicas de su desempeño directivo integral.
El diagnóstico, no solo posibilita un conocimiento de las necesidades y potencialidades
en la búsqueda de una efectiva regulación de los sujetos comparando los resultados
con las regularidades generales del campo de investigación obtenidas y utilizando las
dimensiones e indicadores conceptualizados, también la apropiación y
perfeccionamiento de los instrumentos y las técnicas propias del desarrollo del
proceso, así como informaciones trascendentes para el diseño de las acciones que se
puedan emprender.
Formulación del núcleo central:
Este se constituye en el elemento o proceso esencial que debe ser transformado. En
tanto todas las dimensiones y tareas lo asumen como referente:
El perfeccionamiento de la actividad pedagógica profesional de dirección del director
de secundaria básica.
Formulación de la piedra angular:
La piedra angular del núcleo central de la estrategia pedagógica que se fundamenta se
considera:
El desarrollo del desempeño directivo integral del director de secundaria básica.
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Formulación de los factores estratégicos:
Se determinaron a partir de los subsistemas del desempeño directivo integral del
director de secundaria básica, las regularidades del diagnóstico, como aspectos, áreas
o actividades que no pueden fallar, porque si fallan harían fracasar los principales
propósitos e imposibilitarían el logro de los objetivos. Se consideran las siguientes:
Exigencias político sociales.
Dominio de la actividad que dirige.
Capacidad organizativa.
Formulación de los objetivos estratégicos:
Los objetivos estratégicos son el resultado del análisis estratégico. Se entienden como
los fines generales, precisos, medibles y verificables que al ser definidos orientan de
forma rectora y lógica la elaboración del plan de acción. Ellos deben ser desafiantes,
aunque realistas y deben estar relacionados y ser fijados como una afirmación positiva
y alcanzable para poder ver el progreso. A continuación se retoman los factores
estratégicos, para cada uno de los cuales se define un objetivo estratégico, además de
los indicadores:
Factor estratégico:
Exigencias político sociales.
Objetivo estratégico: Garantizar que las exigencias político sociales constituyan pilares
orientadores en el desempeño directivo integral del director de secundaria básica.
Indicadores:
Desarrollo de la Fidelidad y lealtad a la Revolución Cubana.
Eliminar el fraude y el engaño. Ser digno de crédito, verídico en su desempeño.
Cumplimiento sistemático de sus deberes.
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Factor estratégico:
Dominio de la actividad que dirige.
Objetivo estratégico: Lograr que el dominio de la actividad que dirige propicie la
demostración del director de secundaria básica como parte de su desempeño directivo
integral.
Indicadores:
Dominio de los procesos de la Educación.
Dominio de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Dominio de la realidad escolar, familiar y comunitaria.
Factor estratégico:
Capacidad organizativa.
Objetivo estratégico: Potenciar la capacidad organizativa para el desarrollo del
desempeño directivo integral del director de secundaria básica.
Indicadores:
Empleo de los principios generales de la Dirección Científica y específicos de la
Dirección Científica Educacional.
Aplicación las funciones generales de dirección y específicas de la Educación.
Utilización de métodos y estilos de dirección revolucionarios.
Organización para la puesta en práctica:
La organización se sustenta en la previsión de todas las medidas para su
implementación con el mínimo de gastos de tiempo y a propiciar condiciones de
aplicaciones eficaces y efectivas de las técnicas e instrumentos previstos. Favorece la
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creación de la red de relaciones entre los subsistemas que aseguran la integridad de la
estrategia pedagógica.
Al concebir esta tarea es fundamental la preparación, desde una posición activa, a los
sujetos encargados de aplicar la estrategia pedagógica, con espacios orientados a la
comprensión de las particularidades de la misma, lo cual debe contribuir al logro de
una mayor implicación. El desarrollo de las preparaciones se concibe tanto en lo
individual como en lo colectivo en dependencia de las características de los sujetos y
de la complejidad del contenido, de manera que potencie el establecimiento de
relaciones orientadas al cumplimiento del objetivo.
Diseño de la evaluación:
Debe orientarse a la constatación del cumplimiento de los objetivos previstos
atendiendo al conjunto de indicadores e instrumentos que permitan validar la
factibilidad de la estrategia pedagógica. Las dimensiones e indicadores y los
instrumentos de evaluación deben quedar plasmados en cada una de los documentos
del diseño estratégico, es decir, en su concepción más general.
Es concebida con un carácter sistemático, continuo y de retroalimentación presente
desde el propio proyecto y a través de todo el proceso.
Planificación de las acciones:
Se constituyen en el elemento concreto en el cual se sintetizan los fundamentos
expuestos. Su planificación debe corresponder con el sistema de trabajo del director
de secundaria básica. En ellas deben quedar claramente expresados los participantes,
responsables, además del personal que controla la acción. Como salida de los objetivos
estratégicos, deben estar dirigidas a su cumplimiento, preferiblemente desde la
integración de estos en acciones comunes.
DIMENSIÓN: IMPLEMENTACIÓN.
La implementación de la estrategia pedagógica se caracteriza por una actuación
práctica y el establecimiento de vínculos afectivos que activan procesos de
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autoperfeccionamiento, al ser el momento en que de manera conjunta, los actores
desarrollan las acciones antes concebidas. Se caracteriza por las relaciones que se
establecen entre los subsistemas involucrados, previstas durante la organización, las
cuales dan respuesta a los objetivos estratégicos.
La adecuada instrumentación de la estrategia pedagógica propicia que esta se
convierta en un instrumento de trabajo e investigación cotidiano y sistemático, no
obstante, no necesariamente significa el cumplimiento exitoso de sus objetivos. Su
cuidadosa concepción, su adecuada fundamentación científica, la participación activa y
protagónica de los actores son premisas en tal sentido.
DIMENSIÓN: EVALUACIÓN.
El criterio de medida fundamental de la evaluación lo constituye el cumplimiento de
los objetivos estratégicos y de las dimensiones e indicadores conceptualizados, con el
empleo de instrumentos que permitan validar la efectividad de la puesta en práctica
del proyecto estratégico y de la transformación deseada.
Se realiza desde el primer momento en función de todo el proceso y no solamente del
resultado final, aunque adquiere mayor relevancia durante y después de la ejecución
del sistema de acciones. Pretende poner de manifiesto el estado real de la marcha del
proceso, identificar los logros y dificultades en su aplicación para un posible rediseño.
Implica realizar una valoración del proceso y de los resultados alcanzados y de la
eficacia del diseño estratégico en su conjunto, en función de los objetivos estratégicos
planteados.
Es preciso evaluar la propia estrategia de evaluación, para lo que se ha de diseñar y
probar la factibilidad de los instrumentos y técnicas a emplear, en la búsqueda de su
objetividad, validez y confiabilidad. En la medida en que avanza la estrategia
pedagógica, la evaluación se dirige hacia formas más completas y complejas.
Conclusiones
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El desempeño directivo integral del director de secundaria básica, que se define como
una actuación consciente, histórico concreta, basado en el proyecto educativo, se
fundamenta esencialmente en las exigencias político sociales, el dominio de la
actividad que dirige y la capacidad organizativa, cuyo propósito es orientar, demostrar
y transformar la realidad educativa a partir de acciones propias de la actividad
pedagógica profesional de dirección, a la cual dinamiza.
La estrategia pedagógica está orientada al desarrollo del desempeño directivo integral,
constituida por las dimensiones: diseño, implementación y evaluación, las cuales no
transcurren en una secuencia lineal obligada, sin ser excluyentes ni dominantes, se
fusionan e interactúan en cada momento de la elaboración y práctica estratégica,
contribuye al perfeccionamiento de la actividad pedagógica profesional de dirección
del director de secundaria básica.
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YOSVANI JULIO MIRANDA BATISTA