Navarro Botons Victor Los jesuitas y la renovación científica en la España del siglo XVII

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  • ISSN: 0213-2079

    LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII The Jesuits and the scientific renovation in seventeenth century Spain

    VCTOR NAVARRO BROTNS Instituto de Estudios Documentales e Histricos sobre la Ciencia (Universitat de Valencia-CSIC). Facultad de Medicina. Avda. Vicente Blasco Ibez, 17. 46010 Valencia.

    Espaa, como es bien sabido, particip en muy escasa medida en las reali-zaciones y avances de la ciencia europea del siglo XVII. Una serie compleja de factores polticos, sociales, econmicos e ideolgicos se sumaron, provocando el distanciamiento, cada vez mayor, de la actividad cientfica europea. El aisla-miento ideolgico, impuesto inicialmente para preservar la ortodoxia religiosa, actu cada vez con ms fuerza, como una barrera para la penetracin de las nuevas corrientes filosficas y cientficas. Las instituciones que en el siglo XVII ofrecan puestos para el cultivo de la ciencia, en conjunto no eran sino un resto empobrecido y anquilosado de las existentes en la centuria anterior. Las uni-versidades, que en el siglo XVI se haban mostrado receptivas a las novedades, en esta poca continuaron manteniendo los mismos programas y ctedras cien-tficas: las de medicina, por un lado, y, por otro, las de astronoma, matemti-cas y filosofa natural dentro de la facultad de artes. Por otra parte, la decaden-cia en su conjunto de la enseanza universitaria quedaba bien reflejada en el hecho de que disciplinas como la ciruga, las matemticas y la astronoma se incluan en las siete ctedras llamadas "raras", casi nunca cubiertas por resultar difcil encontrar profesores con una mnima preparacin y por la falta de inte-rs del alumnado. La ctedra de filosofa natural y las ms importantes de medi-cina estaban frecuentemente al servicio del peor escolasticismo y a espaldas de las novedades. En la Casa de Contratacin de Sevilla, una de las grandes insti-tuciones de la ciencia aplicada del siglo XVI europeo las enseanzas de nuti-

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    ca, astronoma y matemticas degeneraron hasta prcticamente sucumbir en la parte central de la centuria1.

    No obstante, este aislamiento cientfico no fue nunca total y a travs de algu-nas, muy contadas, instituciones, personalidades o grupos aislados lenta pero pro-gresivamentes, los conocimientos producidos a lo largo de la revolucin cientfica fueron penetrando en este pas. En lo que se refiere a las disciplinas fsico-mate-mticas y sus aplicaciones, los jesutas desempearon un papel de primera impor-tancia en este proceso y ello por varias razones. En primer lugar, porque las ni-cas instituciones que durante la mayor parte de la centuria mostraron cierta vitalidad en los estudios cientficos, sobre todo a travs de las ctedras de mate-mticas y en el marco de la ideologa jesutica, fueron algunos de los colegios de la Compaa establecidos en Espaa, muy especialmente el Colegio Imperial de Madrid2. En segundo lugar, porque la pertenencia a la Sociedad jesutica les per-miti a los profesores, espaoles o extranjeros afincados en Espaa, un contacto con los cientficos jesutas europeos y, a travs de ellos, con la ciencia europea en general. En tercer lugar, porque el eclecticismo jesutico y la manera cautelosa, pero progresiva, como los cientficos jesutas europeos asumieron la ciencia moderna resultaba muy adecuada en el ambiente espaol, reacio y hostil a las novedades, cuando no indiferente. As, los cientficos espaoles partidarios de la renovacin en estas materias, an no perteneciendo algunos de ellos a la Socie-dad, tomaron a los jesutas como principal modelo para sus propsitos de intro-ducir en Espaa la nueva ciencia.

    El objetivo del presente trabajo es estudiar este papel destacado de los jesu-tas en la actividad cientfica desarrollada en la Espaa del siglo XVII y su impor-tancia e influencia en la recepcin en este pas de los nuevos saberes relaciona-dos con la fsica, la astronoma y las matemticas.

    1. Cf. JOS MARA LPEZ PINERO, Ciencia y tcnica en la sociedad espaola de los siglos XVI y XVII, Barcelona, 1979.

    2. Y, a finales de siglo, el Colegio de la Compaa de Cdiz. Carecemos de noticias sobre si se introdujeron enseanzas cientficas en otros colegios de la Compaa. Segn Alberto Dou, "Las mate-mticas en la Espaa de los austrias", en Estudios sobre Julio rey Pastori1888-1962), Luis Espaol Gon-zlez, ed., Logroo, 1990, pp.151-172, tambin se enseaban matemticas en el Real Colegio de Santa Mara i Sant Jaume (Cordelles) de Barcelona, en el de Nobles de Calatayud y en el de Bilbao, todos ellos regentados por los jesutas. En la Universidad de Ganda, nico centro docente de la Compaa autorizado para conceder grados, no existan ctedras de matemticas. En 1700 se establecieron tres ctedras de medicina. Entendemos el trmino "ideologa jesutica" en el sentido expresado por Steven J. Harris en "Transposing the Merton Thesis: Apostolic Spirituality and the Establishment of the Jesuit Scientific Tradition", Science in Context, 3 (1983), 29-67, como una extensin, a su vez, de la propuesta de Rivka Feldhay :"to cover more than just the jesuit educational program, developing the value-struc-ture of the Society, and exploring further the institutional ramifications of the Jesuit image of know-ledge" (p. 48). Vase tambin, del mismo autor, Jesuit Ideology and Jesuit Science: Scientific Activity in the Society of Jesus, 1540-1773, Tesis doctoral, University of Wisconsin-Madison, 1988 (UMI, Ann Arbor, 8901 168).

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    Los REALES ESTUDIOS DEL COLEGIO IMPERIAL DE MADRID

    El Colegio de la Compaa de Jess de Madrid se cre hacia 1560. En 1572 se establecieron escuelas de gramtica, retrica y teologa. El Colegio cont, entre sus alumnos, a Lope de Vega y Quevedo. En 1609 se estableci que en adelante se denominara Colegio Imperial y en 1623 el General de la Compaa, Viteleschi, recibi un escrito del rey Felipe IV manifestndole su intencin de fundar unos "Estudios generales" en la corte y dotarlos con largueza, ofrecindole al jesuta su direccin y ctedras. Otras personalidades, como el Conde Duque de Olivares, Hernando Chirino de Salazar y el rector del Colegio, Pedro de la Paz, le escribie-ron a Viteleschi en el mismo sentido. Adems, se le envi un memorial que por-menorizaba el alcance del asunto y enumeraba las ctedras a fundar, el personal necesario y la dotacin. Tras algunos tanteos y negociaciones, Viteleschi accedi al proyecto y en 1625 se redact el plan fundacional de los nuevos estudios que tendran por finalidad principal educar los hijos de los nobles, futuros gobernan-tes del pas3.

    El plan estableca "estudios menores de la gramtica latina" y estudios mayo-res, estos ltimos compuestos por diecisiete ctedras: erudicin, griego, hebreo, caldeo y siraco, cronologa ("historia cronolgica"), smulas y lgica, filosofa natural, metafsica, dos de matemticas, tica, polticas y econmicas, "de re mili-tari" ("donde se interpreten Polibio y Vejecio y se lea la antigedad y erudicin que hay acerca de esta materia"), historia natural, "sectas , opiniones y pareceres de los antiguos filsofos acerca de todas las materias de filosofa natural y moral", teologa moral y casos de conciencia y Sagrada Escritura. En las ctedras de mate-mticas se especificaba: 1. De matemtica, donde un maestro por la maana leer la esfera, astrologia, astronoma, astrolabio, perspectiva y pronsticos. 2. De mate-mtica, donde otro maestro diferente leer por la tarde la geometra, geografa, hidrografa y de relojes4.

    La creacin de los Estudios tuvo que enfrentarse con la oposicin de las otras rdenes religiosas y de las universidades castellanas, que vieron amenazados sus intereses y prerrogativas. Paralelamente, en la Universidad de Lovaina se suscit una oposicin anloga a la creacin en esta ciudad de un nuevo Colegio de la Compaa. Los profesores de esta Universidad enviaron a Espaa a Jansenio, que permaneci en Madrid desde junio de 1626 hasta febrero de 1627. Este ltimo mes Jansenio se dirigi a los universitarios de Alcal, que le entregaron cartas para sus compaeros de Valladolid y Salamanca3. Por su parte, las universidades castella-nas elevaron memoriales al monarca en contra de la creacin de los Estudios. Finalmente, el asunto se resolvi con la supresin de las ctedras de smulas y

    3. Cf. JOS SIMN DAZ, Historia del Colegio Imperial de Madrid, 2 vols., Madrid, 1952-59-4. Ibid., I, pp.67-68. 5. Segn V. Prez Goyena, "Jansenio en las Universidades de Espaa", Razn y F, 56 (1920), 451-

    465, citado por Simn Daz, op.cit., (nota 3), I, pp.80-81.

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    lgica del plan, la prohibicin de la concesin de grados y la disminucin de la dotacin6.

    Algunos autores han afirmado que los Reales Estudios del Colegio Imperial sustituyeron o absorbieron a la llamada "Academia de Matemticas" de Madrid, lo cual precipit la decadencia de la ciencia espaola7. Debe sealarse, sin embargo, que esta "Academia", fundada por Felipe II en 1582, se reduca bsicamente a una ctedra de matemticas y cosmografa desempeada por el cosmgrafo mayor de Indias y dependiente del Consejo de Indias8. En 1625, ao de la fundacin de los Estudios, falleci el titular de la ctedra Juan Cedillo Daz. El rey dispuso enton-ces que mientras se buscaba a la persona adecuada para reemplazarlo, las leccio-nes fueran ledas por aquellos jesutas, que en opinin del rector del Colegio Imperial, tuvieran los conocimientos necesarios. Se estableci adems, que las lec-ciones se seguiran impartiendo en la sede de la "Academia", la casa de la Calle del Tesoro. Los jesutas leyeron en la "Academia" los cursos comprendidos ente 1625 y 1628 y este ltimo ao el superintendente real de los Estudios consigui que Felipe IV ordenara que las clases se impartieran en el propio Colegio Impe-rial. Al propio tiempo, se estableci que el jesuta encargado de la docencia reci-bira el nombramiento de catedrtico y cosmgrafo mayor del Consejo de Indias. Desde entonces hasta la expulsin de los jesutas en 1767, la ctedra y su cargo asociado fueron desempeados, sin ninguna excepcin, por religiosos del Colegio Imperial. La ctedra, no obstante, pervivi hasta 17839.

    Por otra parte, la ctedra de fortificacin y artillera que desempeaba Julio Cesar Firrufino desde su creacin en 1605 hasta 1650, que se ha asimilado fre-cuentemente a la "Academia" de matemticas, fue en realidad una creacin del Consejo de Guerra, se imparti en dependencias distintas a las de la "Academia," funcion de modo independiente y autnomo y sigui hacindolo despus de la creacin de los Reales Estudios.

    6. Ibid., I, pp.71-97. 7. Tal era la opinin de F.PICATOSTE Y RODRGUEZ, Apuntes para una Biblioteca Cientfica Espao-

    la del siglo XVI, Madrid, 1891, p l 4 9 , y de otros historiadores espaoles del siglo XIX de ideologa libe-ral.

    8. Durante uno o dos aos, Francisco de Bobadilla, conde de Puoenrostro, aprovech las dependencias de la "Academia" en la casa de la calle del Tesoro, para que en horas diferentes se leye-ran diversas materias de matemticas y arte militar, adems de las de la ctedra. Sobre la "Academia" de matemticas de Madrid el estudio mas completo y riguroso, basado en fuentes de archivo, es el de M.I. Esteban Maroto y M. Esteban Pieiro, Aspectos de la ciencia aplicada en la Espaa del Siglo de Oro, Valladolid, 1991.

    9. Cf. VICENTE Y ESTEBAN, op.cit. (nota anterior). Segn estos autores, en todos los nombramientos de jesutas como catedrticos cosmgrafos, se inclua y se reproduca completamente, como soporte legal, la cdula de Felipe IV de 1628 en la que se ordenaba que las materias que deba leer el cate-drtico fueran las mismas que ense Garca de Cspedes, titular de la ctedra entre l607 y l 6 l l . Al propio tiempo, se repeta siempre "entretanto que se halle persona de satisfacin que las regente", dndose a entender as que el rey recurra a los religiosos del Colegio Imperial a falta de otras perso-nas capacitadas. Vase, por ejemplo, el nombramiento de della Faille para dicho puesto, reproducido por Vicente y Esteban en ibid., pp.199-200.

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    La inauguracin oficial de los Reales Estudios tuvo lugar en 1629. Se impar-tieron las primeras lecciones y Lope de Vega redact un largo poema, basndose en stas, para el acto de apertura10. En lo relativo a las ctedras cientficas, inicial-mente slo se impartieron lecciones de historia natural, por el titular de la ctedra Juan Eusebio Nieremberg. Juan Bautista Poza dio "cuenta y razn de las dems ctedras por los lectores que se esperan"11. Los jesuitas, deseando prestigiar a los Reales Estudios intentaron llevar a Madrid a cientficos extranjeros de la orden con experiencia docente y reconocido prestigio. El curso 1627-1628 haba ledo las matemticas el suizo alemn Juan Bautista Cysat, pero en 1629, por razones des-conocidas, ya no estaba en Madrid12. Vitelleschi intent atraer a Gregorius de Saint Vincent, aunque sin xito13. En cambio se consigui para el puesto de profesor de matemticas a uno de sus mejores discpulos: Jean Charles della Faille, que se incorpor al puesto el ao citado, 162914. Adems, este mismo ao se nombr tambin catedrtico de matemticas a Claude Richard15. Junto a della Faille y

    10. Segn Simn, op.cit. (nota 3), I, pp-97 y 98, los jesuitas representaron una composicin dra-mtica con mucho xito. Hugo Sempilius, en su De mathematicis disciplinis (vase abajo), p.95 relata tambin la inauguracin y nos informa de que se mostraron "exquisitas mquinas": "Archite columba, musca norimbergensis, dracones volantes, et id genus alia", todo muy de acuerdo con el gusto del Barroco por la novedad y el artificio, tan bien descrito por Jos Antonio Maravall, La cultura del Barro-co, Barcelona, 1975.

    11. Cf. SIMN, op.cit. (nota 3), I, pp- 97 y ss. En las pp.99-115 de esta obra puede verse transcrito el poema de Lope de Vega sobre las primeras lecciones de los Reales Estudios.

    12. Es decir, Cysat dio clases en el Colegio Imperial antes de la inauguracin de los Reales Estu-dios. Vase Joaqun Sarralle, "Los matemticos del Colegio Imperial", Razn y F, 156 (1957), 421-438, quin aporta informacin procedente de Berhnard Duhr, Geschichte derjesuiten in der landen deuts-cher zunge (in der ersten halfte des XVII Jabrbunderts),Beilin, 1913- En los Catlogos trienales de la Provincia de Toledo utilizados por Simn, op. cit. (nota 3), p-573, aparece citado como Bautista Suati (Cat. 1628).

    13. Cf. HENRI BOSMANS, "Grgoire de Saint-Vincent", Mathesis, 38 (1924), 250-256; del mismo autor, la biografa de Saint-Vincent en la Biographie National Belge, vol.XXI, cols.141-171. En la carta de Vite-lleschi a Saint-Vincent, citada por Bosmans (p. 147 de ste ltimo trabajo), le dice: "Votre Reverence est demande nommmemt par le Roi Catholique pour enseigner les mathmatiques l'Acadmie de Madrid. Le P. della Faille envoy pour y professer cette science est charg d'un autre cours." Saint-Vin-cent declin la oferta alegando motivos de salud.

    14. Cf. H.P. VANDERSPEETEN, "Le R.P. Jean Charles della Faille, de la Compagnie de Jsus, prcepteur de Donjun d'Autriche", Collection de "PrecisHistoriques"(Bruxelles), 2e srie, vol.3 (1874), pp. 77-83, 111-117, 132-142, 191-201, 213-219 y 241-246.

    15. VICENTE Y ESTEBAN PINEIRO, en op. cit. (nota 8), pp.198-199, reproducen el informe de Juan de Billela, intendente general de los Reales Estudio, de 7 de Agosto de 1629, recomendando se nombre a Claude Richard para "una ctedra en que se lean las matemticas" en los Reales Estudios de la corte. Los citados autores suponen que se trataba de la ctedra de la "Academia de matemticas", con su cargo asociado de cosmgrafo mayor. El documento citado, sin embargo, se refiere slo a los "estudios" del Colegio Imperial, sin ninguna mencin expresa a la ctedra de la "Academia" vacante desde la muer-te de Cedillo, como era habitual en documentos anteriores y posteriores. No obstante, considerando que poco despus se nombr a della Faille para la ctedra de matemticas de los Estudios y que, como hemos visto en la nota anterior, se intent nombrar tambin a Saint-Vincent para una segunda ctedra, es posible que la interpretacin de Vicente y Esteban sea la justa.

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    Richard, en las primeras dcadas de funcionamiento de los Reales Estudios del Colegio Imperial residieron y ensearon en esta institucin, el polaco Alexius Sil-vius Polonus (1593-ca.l653)16, el escocs Hugo Sempilius17 y el italiano Francisco Antonio Camassa(1588-l646)18. Tambin ense matemticas y arte militar el jesuita vasco Francisco Isasi19.

    Las obras impresas y manuscritas redactadas por los jesutas del Colegio Imperial nos pueden servir para acercarnos al ambiente cientfico de esta institu-cin, el nivel de formacin y conocimientos de sus profesores y las enseanzas impartidas. En este sentido, me referir, en primer lugar y por su peculiar inters, a los textos de Juan Eusebio Nieremberg (1595-1658), madrileo de origen alemn. Nieremberg es un autor conocido principalmente por sus numerosas obras de asctica, teologa, exegesis y hagiografa. Entre 1629 y 1644 fue profesor de histo-ria natural y Sagradas Escrituras. En 1630 public, en Madrid, una Curiosa filoso-fa y tesoro de las maravillas de la naturaleza, ampliada posteriormente con otra parte, de ttulo Oculta filosofa (Madrid, 1633)20. Es un ejemplo destacado de la

    16. Cf. ALEXANDER BIRKENMAJER, "Alexius Sylvius Polonus (1593-ca.l653), a little known maker of Astronomical Instruments", Vistas in Astronomy, 9 (1967), 11-13- Segn Birkenmajer, Polonus estudi en el Colegio de Kalisz donde el poeta y matemtico belga Charles Malapert desempeaba una cte-dra. Despus se traslad a Blgica con Malapert y, en 1630, ambos, Polonus y Malapert, se dirigieron a Madrid, al Colegio Imperial, donde el belga debera ocupar una ctedra de matemticas. Malapert cay enfermo y muri al pisar suelo espaol. Polonus se instal en Madrid, hasta cir. 1638, y constru-y en el Colegio Imperial una esfera de Arqumedes (en 1634), que mostraba, segn Birkenmajer, los movimientos celestes "according to the heliocntrica! theory". Esto ltimo es bastante dudoso y debe ser un error de este autor: la esfera de Arqumedes segua el sistema geocntrico y los jesuitas de Madrid tenan fuertes motivos para no mostrar entusiasmo por la teora heliocntrica.

    17. HUGH SEMPILL (1596-1654), nacido en Craigevar (Escocia), sobrino del coronel William Sempill que fund en 1627 el Seminario de Colegiales Seculares de Madrid para la ordenacin de sacerdotes de la "misin escocesa". Hugh Sempill ingres en la Compaa de Jess en Toledo, en l6l5, y en 1627 fue nombrado rector del Seminario de Escoceses. Encontrndose en los Pases Bajos en el squito de la Infanta fue requerido para incorporarse como profesor a los Reales Estudios del Colegio Imperial (segn consta en una minuta conservada en el Archivo de Simancas, Estado, leg. 2647: "De las cartas que se han de enviar para los estudios reales y maestros que faltan"). En su De mathematicis discipli-nis (I635) Sempill celebra con entusiasmo la fundacin de los Estudios y la inclusin en ellos de la enseanza de las disciplinas matemticas. Sobre esta obra, vase abajo. Detalles biogrficos de este autor en Dictionary of National Biography, XVIII (Oxford, 1917), p. 1173-

    18. Camassa era de Lecce. Vase Carlos Sommervogel, Bibliothque de la Compagnie de Jsus, 11 vols., Bruselas, 1890-1900, volli, col. 175 y Simn, op.cit. (nota 3), I, p.545.

    19- Segn SIMN, op.cit., (nota 3),I, p.556, era de Eibar, naci hacia 1605 e ingres en la Compaia en I62O. Actu tambin de ingeniero militar. Muri en 1650. Della Faille, en su correspondencia con Van Langren, lo menciona varias veces, una de ellas en relacin con la actuacin de Isasi como inge-niero en la defensa de Fuenterraba en 1638 contra los franceses, donde lo compara con Arqumedes. Cf. Omer Van der Vyver, "Lettres de J.Ch. della Faille, S.I., Cosmographe du roi Madrid, M.F. Van Langren, cosmographe du roi Bruxelles, 1634-1645", Archivium Historicum Societatis Iesu, 46 (1977), 72-183, en p.139.

    20. Sobre Nieremberg puede verse Eduardo Zepeda Henriquez, d., Obras escogidas del R.P.Juan Eusebio Nieremberg, 2 vols., Madrid, 1957 y Hughes Didier, Vida y pensamiento de Juan Eusebio Nie-remberg, Madrid, 1976. Falta, sin embargo, un estudio amplio y riguroso de las ideas filosficas y cien-tficas de Nieremberg. Didier, en op.cit., p.463, califica a la Curiosa filosofa, a la Oculta y a la Histo-ria naturae (vase abajo, sobre esta obra) de obras insustanciales. Lynn Thorndike en A History of

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    literatura sobre curiosidades relativas al mundo mineral, vegetal, animal y huma-no que puede incluirse en la tradicin de los textos de magia natural y libros de secretos, con especial nfasis en lo extraordinario y maravilloso. La obra alcanz gran popularidad, avalada sin duda por el prestigio de su autor, como lo testimo-nian las numerosas reediciones que de ella se hicieron21. En ella, el jesuita dedic un libro a estudiar el magnetismo y otro a presentar lo que l llam "filosofa reno-vada de los cielos". As, en el libro IV, se ocup de "la piedra imn, como no atrae al hierro, ni mira a los polos del mundo, ni otra estrella", siguiendo bsicamente la informacin y las ideas expuestas por Gilbert en De magnete, varias de cuyas experiencias describe22. Nieremberg conviene con el autor ingls en que la Tierra es un imn, adoptando su nomenclatura para los polos; tambin comenta, siguien-do siempre a Gilbert, los diversos movimientos asociados con el magnetismo, como la variacin y la inclinacin. Reiteradamente se remite al autor ingls que, segn su parecer, "a todos se adelant en esta Filosofa, cuyas experiencias he hallado verdadersimas", as como sus conclusiones, si bien disiente de l en lo relativo al movimiento de rotacin de la Tierra. Aqu Nieremberg menciona la con-dena del heliocentrismo por parte de la Inquisicin romana, citando a Copernico, Ziga y otros defensores de dicha teora, aunque para Nieremberg la condena est dirigida fundamentalmente contra el movimiento de traslacin de la Tierra y no expresamente contra el de rotacin. Pero este ltimo movimiento, postulado por Gilbert en el marco de su teora, le parece a Nieremberg una hiptesis inne-cesaria y poco fundada en el conjunto de la misma23. En otro pasaje menciona a Galileo y sus intentos por explicar el flujo y reflujo del mar por el movimiento de rotacin de la Tierra, mostrando su desacuerdo con esta interpretacin24. Tambin recoge, a modo de rpida alusin, la distincin de Gilbert entre los fenmeno elc-tricos y magnticos25. En conjunto y segn mi conocimiento, este texto de Nie-

    Magic and Experimental Science, 8 vols., New York, 1923-1958, vol.VII, pp.330-333, seal el inters de la Oculta filosofa, cuyo contenido describe sumariamente, como muestra de la pervivencia en la Espaa del siglo XVII de la literatura sobre magia natural. Nosotros, en anteriores trabajos, sealamos la importancia de estas obras en el contexto cientfico y filosfico espaol de la poca. Vase mi tra-bajo "El cultivo de la fsica en Espaa en los siglos de la revolucin cientfica", en Historia de la fsica hasta el siglo XIX (Madrid, 1983), pp.311-327 y el artculo "Nieremberg y Otn, Juan Eusebio", redacta-do en colaboracin con J.M.Lpez Pinero, en J.M. Lpez Pinero, T.F.Glick., V.Navarro Brotns y E.Por-tela Marco, dirs., Diccionario Histrico de la Ciencia Moderna en Espaa, 2 vols., Barcelona, 1983, vol. II, pp.110-111.

    21. La Curiosa filosofa fue reeditada en Madrid en 1632, 1634 y 1644; la Oculta filosofa, en Madrid en 1638 y en Barcelona, en 1645; ambas obras juntas, en Madrid en 1643 y en Alcal en 1649. Ade-ms, las dos obras fueron incluidas en la edicin de las Obras filosficas de Nieremberg de 1651, 1664 y 1686. Cf. A.Palau Dulcet, Manual del librero hispanoamericano, 28 vols. (Barcelona-Madrid: 1948-1977), vol. XI, p. 39-42.

    22. Curiosa filosofa, fol. 99v. y ss. Cito segn la edicin de 1632. 23. Ibid., fols. 108r y ss. 24. Ibid., fol.ll5r. 25. Ibid., ff. 132v-133r. Al final de esta parte, dedicada al magnetismo, Nieremberg menciona la

    obra Philosophia magnetica (Ferrara, 1629) de su correligionario Niccol Cabeo y dice que lo ley des-pus de haber compuesta la suya. Cabeo y otros cientficos jesutas dedicaron mucha atencin a las cuestiones del magnetismo y la electricidad, tratando siempre de distanciarse y criticar las ideas de Gil-

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    remberg es la primera exposicin publicada en Espaa de las nuevas teoras sobre el magnetismo y, en particular, de la obra de William Gilbert.

    En su "filosofa renovada de los cielos", Nieremberg se muestra relativamente bien informado de los nuevos conocimientos y descubrimientos astronmicos rea-lizados hasta la fecha en que compuso su libro (hacia 1629); adems, no rehuye la discusin de sus implicaciones cosmolgicas. Nieremberg se refiere aqu, de nuevo, a la teora de Copernico, manifestndose contrario a la misma26. No obs-tante, considera obsoleto el sistema de Ptolomeo y se acoge al de Tycho Brahe, como era frecuente entre los cientficos jesutas27. Adems, menciona los descu-brimientos de Galileo sobre el relieve lunar, los satlites de Jpiter y Saturno (el anillo, como es sabido, no fue interpretado como tal hasta Huygens); tambin alude a las fases de Venus: "la estrella de Venus suele verse con instrumentos pti-cos lucir la mitad, como media Luna", y a las manchas solares, acogindose en ste ltimo punto a la interpretacin de algunos de sus correligionarios de las manchas como satlites del Sol28. Niega la solidez de las "esferas celestes", citando observa-ciones de trayectorias de cometas, "novae" y movimientos planetarios; defiende la corruptibilidad de los cielos y que las estrellas se mueven por mpetu propio, as como que los astros son de la misma naturaleza que la Tierra29. En sntesis y si exceptuamos la importante cuestin del heliocentrismo, las ideas cosmolgicas expuestas por Nieremberg acusaban fuertemente los resultados de los progresos en el saber astronmico y coincidan, en general, con los puntos de vista de los mejores astrnomos de la Sociedad de Jess.

    En 135 Nieremberg public en Amberes un tratado de historia natural titula-do Historia naturae maximeperegrinae HbrisXVI distincta de enorme inters, ya que en esta obra el jesuta incluy ciento sesenta captulos de la Historia de las plantas de Nueva Espaa de Francisco Hernndez, as como cinco figuras proce-dentes de los textos de las mismas, adems de otros textos hernandinos. Tanto las figuras sobre plantas como varias relativas a animales que ilustran captulos de la

    bert acerca de la relacin entre el magnetismo de la Tierra y su movimiento de rotacin. Sobre las ideas de Cabeo acerca del magnetismo, vase Martha R. Baldwin, "Magnetism and the anti-Copernican Pole-mic", Journal for the History of Astronomy, 16 (1985), 155-175. Sobre las actividades y contribuciones de los jesutas al tema de la electricidad, vase J.L. Heilbron, Electricity in the and 18 Centu-ries, Berkeley, 1979-

    26. NIEREMBERG, Curiosa filosofia, fol. l66r y ss. 27. Ibid. fol. 154v y ss. 28. Ibid., 159r y ss. 29. Ibid., fol. 154 r y l62v y ss. En los folios 173 y ss. de la obra que comentamos, Nieremberg

    discute si "las estrellas tienen alguna vida". Afirma que su materia es "corruptible, y compuesta de igual materia con los elementos, y an con mezcla de sus cualidades primeras y segundas". No considera necesarios a los ngeles para mover el mundo o las estrellas y finalmente concluye que "si alguna vida fuera tolerable en las estrellas podra ser si se diesse una media entre la vegetativa y sensitiva" (f.l74r). El animismo o panpsiquismo, que impregna las ideas de Nieremberg, de raices platnicas y estoicas y herencia del naturalismo renacentista, lo comparta el jesuta con el cisterciense Juan Caramuel y Lob-kowitz, condiscpulo de Nieremberg en Alcal. Vase Julin Velarde, Juan Caramuel, Oviedo, 1989, espec. pp.91-99-

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  • VICTOR NAVARRO BROTONS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 23

    Historia de los animales de Nueva Espaa del mismo Hernndez, reproducidas tambin por Nieremberg en su libro, conservan las caractersticas amerindias, dife-rencindose claramente de las copias "europeizadas" encargadas por Nardo Anto-nio Recchi, que sirvieron de modelo a la edicin romana de la obra de Hernn-dez. Por otra parte y a pesar de que el nmero de captulos reproducidos por Nieremberg es muy inferior al de la seleccin de Recchi, aparecen en la Historia peregrinae treinta y siete que fueron excluidos de la versin castellana de Xim-nez y de la edicin romana y otros cinco de los que slo se public la figura en la edicin romana. As, la obra de Nieremberg contribuy de forma notable a la difusin europea de los resultados de la famosa expedicin a Mxico30.

    Como han sealado diversos autores, los jesutas desarrollaron ms que nin-guna otra orden religiosa la enseanza de las matemticas "puras" y "mixtas" en los numerosos colegios de la Compaa repartidos por toda la Europa catlica31. Los jesutas del Colegio Imperial pusieron nfasis en destacar la importancia de las disciplinas matemticas y sus mltiples aplicaciones en un medio no muy recepti-vo de estas materias. A estos fines orient Hugo Sempilius su obra De mathema-ticis disciplinis, publicada tambin en Amberes, como la Historia naturae de Nie-remberg, en I635. En esta obra, dedicada a Felipe IV, Sempilius trata del objeto, objetivos, "dignidad" y utilidad de las disciplinas matemticas, que para l inclu-yen la geometra y la aritmtica, la ptica, la esttica, la msica, la cosmografa, le geografa, la hidrografa y los meteoros, la astronoma, la astrologia y el calenda-rio. En el captulo V del Libro primero, Sempilius discute ampliamente la contro-vertida cuestin de si las matemticas son o no verdaderas ciencias32. Aqu sigue muy de cerca la exposicin e ideas de su correligionario Giusepppe Biancani en De mathematicarum natura dissertano (Bolonia, I6l5)33.

    30. Vase JOS MARA LPEZ PINERO y JOS PARDO TOMS, Nuevos materiaes y noticias sobre la "His-toria de las plantas de Nueva Espaa", de Francisco Hernndez, Valencia, 1994, espec. pp. 129-133-

    31. Vase F.DAINVILLE, "L'enseignement des mathmatiques dans les Collges Jsuites de France du XVII au XVIII sicle", Revue d'Histoire des Sciences, 7 (1954), 621 y 109-123; idem, "L'enseignement des mathmatiques au XVII sicle", XVlfi Sicle, 30 (1956), 62-68; G.Cosentino, "L'insegnamento delle matematiche nei collegi gesuitici nell'Italia settentrionale", Physis, 13 (1971), 205-217 ; Karl A.F. Fischer, "Jesuiten-Mathematiker in der deutschen Assistenz bis 1773", Archivum historicum Societatis Iesu, 47 (1978), 159-224; idem, Jesuiten-mathematiker in der franzsischen und italianischen Assitenz bis 1762", Archivium Historicum Societatis Iesu, 52 (1983), 52-92; idem, Die Jesuiten-Mathematiker des nordost-deutschen Kulturgebietes, Archives Internationales d'Histori des Sciences, 34 (1984), 124-161; Harris, Jesuit ideology... (cit. nota 2); J.L.Heilbron, op. cit. (nota 20).

    32. HUGO SEMPILIUS, De mathematicis disciplinis, p. 7 y ss.: "An Mathematicae sint verae scientiae". 33- Sobre las ideas de Biancani, vase H. Schilling, Die Geschichte der axiomatischen Mthode im

    16 und beginnenden 17Jahrhundert, Hildesheim, 1969; Giulio Cesare Giacobbe, "Epigono nel seicen-to della Quaestio de certitudine mathematicarum :Giuseppe Biancani", Physis, 18 (1976), 5-40; Paolo Galluzzi, "Il Platonismo del tardo Cinquecento e la filosofia di Galileo", en: Ricerche sulla cultura dell'I-talia moderna, Paola Zambelli, ed., Bari, 1973, pp-37-79; William A. Wallace, Galileo and his Sources. The Heritage of the Collegio Romano in Galileo's Science, Princeton, 1984; Peter Dear, "Jesuit Mathema-tical Science and the Reconstitution of Experience in the Early Seventeenth Century", Studies in the His-tory and Philosophy of Science, 18 (1987), 133-175; idem., Mersenne and the Learning of the Schools, Ithaca and London, 1968, pp.67-69- Sobre la polmica acerca del status epistemolgico de las mate-mticas, vase adems G.C.Giacobbe, "Il Commentarium de certitudine mathematicarum disciplinarum

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  • 24 VCTOR NAVARRO BROTNS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII

    Biancani sostena la tesis de que las matemticas eran verdaderas ciencias en el sentido aristotlico, contra la postura defendida por autores como Alessandro Piccolomini, Pietro Catena y Benito Pereira, para los cuales estas disciplinas no podan llamarse ciencias en cuanto que no consideraban ningn gnero de causa y no obedecan a los cnones formales de la silogsitica. Para Sempilius, de acuer-do con Biancani, las matemticas son verdaderas ciencias, totalmente distintas de las otras ciencias. Sin entrar ahora a analizar la argumentacin de Sempilius y las distintas interpretaciones de la famosa controversia, ciertamente su postura puede interpretarse, como lo ha hecho Giacobbe para el caso de Biancani, como mues-tra de su fidelidad a la concepcin tradicional, aristotlico-escolstica, del saber34. No obstante, hay en su defensa de las matemticas como autntica ciencia, defen-sa no ausente de aspectos retricos, una clara intencin apologtica orientada a apoyar y promocionar su enseanza en el Colegio Imperial de Madrid en pie de igualdad con las otras disciplinas y, en general, a llamar la atencin de los grupos dirigentes sobre su importancia y utilidad. Adems, como ha indicado Peter Dear, el mantenimiento de los lmites entre las disciplinas, consecuente a la afirmacin de que las matemticas son ciencias totalmente distintas de las dems, les permi-ta, a los cientficos jesutas, por una parte, evitar la identificacin o el compromi-so con cualquier doctrina fsica objeto de controversia o peligrosa y, por otra, una confesin de ignorancia respecto de esta materia, es decir, la fsica o filosofa natu-ral35. Todo ello resultaba muy funcional, desde el punto de vista tctico, para no enfrentarse abiertamente con los filsofos y telogos espaoles, en general fieles guardianes del saber tradicional, aristotlico-escolstico36.

    Esta concepcin de las matemticas no implicaba, sin embargo, su descalifi-cacin como competentes o adecuadas para tratar cuestiones fsicas; al contrario, como ya haba sealado Clavius, los fsicos podan aprender muchas cosas de las disciplinas matemticas, que, por ello, les eran cada vez ms indispensables. En este sentido, Sempilius se manifiesta con claridad al referirse a la utilidad de las matemticas para el fsico, donde pregunta como puede ste discutir slidamente sin la geometra acerca de los puntos, las lneas, las superficies, los indivisibles, y

    di Alessandro Piccolomini", Physis, 14 (1972), 162-193; idem, "Francesco Barozzi e la Quaestio de cer-titudine mathematicarum", Physis, 14 (1972), 357-374; idem, "La riflessione metamatematica di Pietro Catena", Physis, 15 (1973), 178196; idem, "Un gesuita progressita nella Quaestio de certitudine mat-hematicarum rinascimentale: Benito Pereyra, Physis, 19 (1977), 51-86; A.C.Crombie, "Mathematics and platonism in the sixteenth century italian Universities and in Jesuit Educational Policy", en: Prismata. Festschrift fr Willy Hartner, Y.Maeyana und W.G.Saltzer, eds., Wiesbaden, 1977, pp.63-95; Adriano Carugo, "Giuseppe Moleto:Mathematics and the Aristotelian Theory of Science at Padua in the Second Half of the 16th Century", en: Aristotelismo veneto e scienza moderna, 2 vols., Luigi Oliver, ed., Pado-va, 1983, voli, pp.509-517.

    34. Vase GIACOBBE, "Epigono..." (cit. en nota anterior). 35. Dear, "Jesuit..." (cit. en nota 33), pp. 164-165. 36. Como ha sugerido Mario Bagioli, "The social status of italian mathematicians, 1450-1600", His-

    tory of Science, 27(1989), 41-95, el debate de certitudine mathematicarum puede entenderse tambin, al menos en parte, desde una perspectiva sociolgica y como resultado de las tensiones entre los mate-mticos y los filsofos derivadas de su distinto status profesional.

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  • VCTOR NAVARRO BROTNS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 25

    si estos son positivos o negativos, reales o imaginarios; y lo mismo cabe decir de la rarefaccin y la condensacin as como del movimiento y otras muchas cues-tiones. Sin la geometra, dice Sempilius, el filsofo, al estudiar el movimiento se refugia en las distinciones materiales y formales. Adornado con esta ciencia, de unos movimientos, como el circular y el rectilneo, podr deducir otros muchos37. Por otra parte, si bien en algunos casos, como el de la "esencia" de los cielos, rehu-ye pronunciarse, por no ser asunto de las matemticas38, en otros muchos no deja de discutir cuestiones que tradicionalmente eran competencia del filsofo natural, como la solidez de los orbes, el relieve lunar, las manchas solares, el fuego sublu-nar, el verdadero sistema del mundo y el movimiento planetario, aportando los nuevos descubrimientos y observaciones astronmicas de Tycho Brahe, Muoz, Galileo, Kepler, Scheiner,etc.39 Tambin menciona los satlites de Jpiter y Satur-no y las fases de Venus.

    En general, en la descripcin del objeto y utilidad de cada una de las disci-plinas matemticas, Sempilius muestra una apreciable erudicin. Al final de la obra, incluy un extenso indice de autores por materias, desde la Antigedad cl-sica hasta su poca, preparado, segn nos informa, con vistas a la elaboracin de un Diccionario math emtico, que no sabemos si lleg a ultimar. En esta lista, la erudicin de Sempilius es particularmente notable en lo que respecta a los auto-res espaoles del siglo XVI y principios del siglo XVII, muestra elocuente del esfuerzo de los jesutas del Colegio Imperial por asumir la tradicin cientfica del pas que los haba acogido.

    Tambin se conserva de este autor un voluminoso manuscrito de Arithmeti-cal que incluye el estudio de los logaritmos y la combinatoria, entre las materias tratadas40.

    Como hemos indicado anteriormente, en 1629 se nombr a Claude Richard (1589-1664) para ocupar una ctedra de matemticas, quiz con el cargo asocia-do de cosmgrafo mayor41. Anteriormente, Richard haba enseado hebreo en el Colegio jesuta de Toulon y matemticas en el de Lyon. Permaneci en el Cole-gio Imperial hasta su muerte. Public en Amberes dos voluminosos tratados de matemticas. El primero, Euclides elementorum geometricorum (1645), adems de la edicin de los Elementos de Euclides, contiene una gran cantidad de comenta-

    37. SEMPILIUS, De mathematicis disciplinis, pp.54-55. 38. Ibid., p.198: "Ad mathematicum propie pertinet caelorum quantitas, figura, motus, positionum,

    differentiae, numerus,...". 39- Vanse los libros VII, "De Cosmographia" y X, "De Astronomia" de la obra citada. Sobre el sis-

    tema del mundo, Sempilius describe el de Copernico, del que dice que est en contradiccin con los principios de la fsica y las Sagradas Escrituras; le parece mejor el de Tycho Brahe, aunque, en su opi-nin, tambin presenta dificultades, ya que concede demasiado poco espacio a los tres planetas supe-riores; aade que se han propuesto otras ingeniosas vas para explicar los fenmenos y finalmente no se pronuncia y remite a su Diccionario Math ematico para ms informacin. Cf. Ibid., pp.119-120.

    40. Ms. en la Academia de la Historia, Col. Cortes, n 9/2789. Tambin, del mismo autor, se con-serva un Tratado de la guerra, Ms., Academia de la Historia, Col. Cortes, n 9/2168.

    41. Sobre ste autor, vase V.Navarro, "Richard, Claudio", en Diccionario histrico... ( cit. en nota 20), vol.I, pp.228-229 y Sommervogel, op.cit. (nota 18 ), voi. VI, col. 1808.

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  • 26 VICTOR NAVARRO BROTONS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII

    ros de otros autores, adems de los del propio Richard. A los comentarios a Eucli-des siguen otros sobre Isidorus de Miletus, Hypsicles de Alejandra y Franois de Foix (o Franciscus Flussatem Candallam) sobre los cinco slidos regulares y su ins-cripcin en una esfera y cuestiones de proporcionalidad de segmentos segn Wer-ner y Juan Bautista Villalpando, seguidos de las reflexiones y notas de Richard42. La segunda obra es una magnfica edicin de las Cnicas de Apolonio (1655) (los cuatro primeros libros), basada en la anterior, de Federico Commandino, con gran cantidad de lemas y colorarios aadidos al texto43. Adems, Richard realiz inves-tigaciones de ptica y magnetismo y dej numerosos manuscritos de astronoma, arte militar y otras materias, algunos de ellos preparados para sus clases44. As, uno de ellos es un tratado de la esfera "leydo en Madrid a los seores pajes de Su Majestad el Rey Nuestro Seor, Don Felipe IV en el ao de 1639"45. Algunas de sus ideas cosmolgicas aparecen expuestas en un opsculo sobre el cometa de 165246.

    42. De los problemas de Richard para editar su Eue lides, que viaj a Flandes vestido de seglar, le escriba della Faille a Van Langren: "El P.Ricardo, que imprime su Euclides en Amberes, anda ao y medio por dos mil reales que le faltan, aviendo l gastado de su dinero ms de ochocientos duca-dos, y no acavan de drselas." Cf. Van der Vyver, op.cit. (nota 19), P-179- Un breve pero interesante comentario sobre el estudio de Richard de la proposicin 16 del Libro I de los Elementos que afirma que el ngulo exterior de un tringulo es mayor que cualquiera de los dos interiores y opuestos, en Dou, op.cit. (nota 2), p.l64. Segn Dou, Richard evita la hiptesis, implcia en Euclides, de que la recta sea de longitud infinita.

    43. Aunque no se public hasta 1655, Richard la deba tener preparada ya en 1646. Grgoire de Saint-Vincent, en carta a Mersenne de 6 de Mayo de 1646, le deca, a propsito de las obras de Richard, que adems del Euclides :"Plures tomos alios pollicetur, et inter caeteros Apollonium integrum cum suis notis aut commentariis;...Eundem authorem, Apollonium scilicet, imprimi intelligo in Hollandia cum quatuor librorum..." Cf. P.Tannery, C. de Waard y A.Bealieu, Correspondence du P.Marin Mersenne, vol.XTV , Paris, 1980, p.269- Por otra parte, Mersenne se interes por los trabajos de Richard sobre geo-metra clsica y le ofreci ocuparse de la edicin de sus obras, caso de que se imprimieran en Pars. Richard haba entrado en relacin con el librero Berthier, para editar sus trabajos en esta ciudad, dado que no se senta satisfecho de la edicin de su Euclides. Vanse las cartas de Richard a Mersenne de 30 de Mayo de 1646 y de 6 de Noviembre del mismo ao en la Correspondence... (citada arriba), pp.296-299 y 598-601. En estas cartas Richard se interesa vivamente, adems, por las obras de Mer-senne, por las que confiesa su admiracin. Ignoramos la respuesta de Mersenne. Algunos autores citan una edicin del Arqumedes de Rivault revisada por Richard y editada en Pars en 1646. Cf. la nota 2, p.298, de los editores en el volumen citado de la Correspondence de Mersenne. Sin embargo, no se ha localizado ningn ejemplar de esta edicin, probablemente inexistente. No obstante, en la Academia de la Historia hemos localizado recientemente un considerable volumen de manuscritos de Richard, cuyo inventario y estudio estamos llevando a cabo. Incluyen los relativos a las ediciones de Euclides y Apolonio; comentarios al tratado de Arqumedes Sobre la esfera y el cilindro; tratados de proyec-ciones de crculos en la esfera y sus aplicaciones astronmicas (discusin de distintos planisferios), de trigonometra plana y esfrica segn diversos autores clsicos y renacentistas, de aritmtica y lgebra (incluida la combinatoria), un tratado titulado Sphaera Catholica, redactado entre 1637 y 1638, "In quo fundamenta geometrica totius astronomiae cosmographiae geographiae et gnomonices iaciuntur", segn se lee en el manuscrito, y otros trabajos.

    44. NIEREMBERG, en su Curiosa filosofa, f.l34v, menciona las experiencias de Richard con diaman-tes y Sempilius, en De mathematicis disciplinis, p.81, menciona experiencias de ptica de Richard. Los manuscritos de Richard de estas materias se conservan tambin en la Academia de la Historia.

    45. Ms. Academia de la Historia, Col. Cortes, n 9/2680. 46. Ms. en la Academia de la Historia, Papeles de Jesutas, Tomo 64, Doc.16.

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  • VCTOR NAVARRO BROTNS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 27

    En este trabajo el jesuita describe las observaciones que realiz sobre el fenme-no entre el 20 y el 30 de septiembre de dicho ao. Dice que lo observ "con los antojos de larga vista excellentes del Rey". Discute la "substancia de los cielos" y menciona observaciones de cometas, "novae", satlites de Jpiter y Saturno y la Va Lctea, realizadas por Brahe, Galileo y otros autores, para defender la tesis que los cielos por donde se mueven las estrellas, planetas y cometas no pueden ser "duros e impenetrables". Opina que la "materia de todas las estrellas, planetas y cometas es de fuego elementar" y que los motores de todos los astros son los ngeles.

    Otro profesor del Colegio Imperial que desarroll una notable actividad cien-tfica fue el belga Jean Charles della Faille. Della Faille haba estudiado matemti-cas en Amberes con Grgoire de Saint-Vincent y enseado estas materias en Dole y en Lo vaina, donde sucedi a su maestro. En 1629 comenz a ensear en el Cole-gio Imperial, donde despleg una considerable actividad docente. Adems de los cursos en los Reales Estudios, daba lecciones particulares de matemticas a diver-sos miembros de la nobleza y, durante un cierto tiempo, de arte militar y fortifi-cacin a los pajes del rey. En 1638 Felipe IV lo nombr cosmgrafo mayor del Consejo de Indias y en 1644 preceptor de su hijo bastardo Juan Jos de Austria. Della Faille ense matemticas al hijo del rey y pronto se convirti en su conse-jero indispensable, acompandole en sus campaas militares. La formacin reci-bida por Juan Jos de Austria en contacto con el cientfico jesuita debi influir decisivamente en su inters por la ciencia ya que, aos despus se convirti en uno de los mecenas de los cientficos espaoles, teniendo a su servicio a mdicos tan significativos del movimiento de renovacin cientfica espaola como Juan Bautista Juanini47.

    Della Faille mantuvo una estrecha amistad y colaboracin cientfica con Michael Florent van Langren, cosmgrafo y matemtico del rey de Espaa en Bru-selas, quien aspiraba al premio ofrecido por los reyes espaoles al que encontrara la solucin al problema de determinar la longitud en el mar48. La idea de van Lan-gren era utilizar las fases de la Luna en lugar de los eclipses lunares49. Della Faille defendi la propuesta de su amigo, pero no se lleg a ninguna decisin. En las car-tas dirigidas por della Faille a van Langren puede apreciarse la amplitud de intere-ses cientficos del jesuita y la atencin y espritu crtico con que segua los progre-sos en matemticas, astronoma, geografa, cartografa, fsica y otras materias.

    47. Para la biografa de della Faille, vase el trabajo de Vanderspeeten (cit. en nota 14) y Van der Vyver, op.cit. (nota 19 ), y la bibliografa citada por ste. Tambin, Dictionary of Scientific Biography, Charles C. Gillispie, d., vol.VII, New York,1973, pp-557-558. Sobre el mecenazgo de Juan de Austria en Juanini, cf. Lpez, op.cit. (nota 1), pp.404-405.

    48. Sobre la relacin entre della Faille y van Langren, vase van der Vyver, op.cit. (nota 19). 49. Basaba su procedimiento en que el Sol, de la Luna nueva al plenilunio ilumina progresiva-

    mente las diferentes fomaciones lunares de Este a Oeste, desapareciendo estas mismas formaciones en el transcurso de las dos ltimas fases lunares. Sobre van Langren, adems del trabajo de van der Vyver (cit. en nota 19), vase V. Navarro, "Langren, Michael Florent van", en Diccionario histrico... (cit. en nota 2), vol. I, p.507, y la bibliografa citada en este artculo.

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  • 28 VCTOR NAVARRO BROTNS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII

    La nica obra impresa de della Faille es la titulada Theoremata de centro gra-vitatis partium circulis et ellipsis (Amberes, 1632), escrita a instancias de su maes-tro Saint-Vincent50. El tratamiento de della Faille es rigurosamente geomtrico y arquimediano y el texto mereci los elogios del joven Huygens. En esta obra della Faille dice haber publicado unas tesis de mecnica de las que no se han visto ejemplares. Dej, adems, numerosos manuscritos, entre ellos un Tratado de cni-cas, unos Problemas para escrivir reloxes, un cuaderno de referencias de autores matemticos (principalmente clsicos) por temas51. Tambin se conserva, de este autor, un Tratado de arquitectura y un texto de carcter metodolgico, sobre el mtodo en la geometra52. En esta ltima obra, el jesuita, adems de la lgica tra-dicional aristotlica defendi el uso de una lgica inventiva con el recurso del cl-culo combinatorio, tema al que los cientficos de la Compaa, desde Clavius, pres-taron especial atencin53. Sobre los intereses de della Faille por la mecnica, un testimonio interesante es una traduccin al castellano de la obra de Giovanni Batis-ta Baliani De motu naturali gravium solidorum (Genova, 1638), probablemente obra suya54.

    Della Faille se interes tambin por las cuestiones de cartografa nutica y al parecer dise una carta nutica con un mtodo propio para resolver el "proble-ma de los rumbos", cuya naturaleza exacta ignoramos. No obstante, cabe sealar

    50. Cf. HENRI BOSMANS, "Le trait De centro gravitatis de Jean Charles della Faille", Annales de la Socit Scientifique de Bruxelles, 38 (1914), 255-317.

    51. Estas obras se conservan manuscritas en Bruselas en poder de la familia della Faille, que nos ha facilitado copias de las mismas a travs del profesor P.P. Bockstaele. Sommervogel, op.cit. (nota 18), vol.111, col.529-530, cita algunas de ellas.

    52. El Tratado de arquitectura se conserva en la Biblioteca de Palacio de Madrid, Ms. n 3729. Vase F.J.Snchez Cantn, Fuentes literarias para la Historia del arte espaol, Madrid, 1941, vol.V, pp.276-279. Un estudio de la parte matemtica de este tratado en Isabel Vzquez Paredes, "La geome-tra en el Tratado de Arquitectura de JeanCharles della Faille", Revista Matemtica Hispanoamericana, 32(1980), 4349; idem, "Anlisis geomtricos de los cortes de piedras y arcos en el Tratado de Arqui-tectura de Jean Charles della Faille", en Actas VII Jornadas Hispano-Lusas de Matemticas Barcelona, 1980, 61-64. El texto sobre el mtodo en la geometra se conserva en la Biblioteca de la familia della Faille. En la Academia de la Historia, M.S. Col. Cortes, n 9/2732, hemos visto una copia de este texto, con fecha de 1640.

    53- Vase Ramn Cenai, la combinatoria de Sebastin Izquierdo, Madrid, 1974, espec. pp.54-87. 54. Conservada en un volumen de manuscritos en la Academia de la Historia, Col. Cortes, n

    9/2751 y atribuidos, en el Catlogo de Cortes a Juan de Rojas y della Faille. El manuscrito se titula: De el movimiento natural de los cuerpos graves. En la correspondencia de della Faille con Van Langren puede verse un testimonio del inters del primero por la obra de Baliani. As, en carta fechada el 24 de Enero de 1639, della Faille escribe: "Estos das he visto un librillo de cinco o seys pliegos de papel, en Genua, por un cavallero llamado Juan Bautista Baliano, del movimiento de los perpendculos o pesos colgados de un hilo, por medio de los quales medimos el tiempo. ...Fuera desto, trata del movi-miento natural de los pesos que caen y de los que bajan por planos inclinados al horizonte...". Cf. Omer Van der Vyver, op.cit. (nota 19), p. l4l . Sobre los intereses de della Faille por la mecnica, vase tam-bin su carta a N. Zucchi, escrita desde aples en 1648, donde se encontraba acompaando a Juan de Austria, y publicada por Ugo Baldini, "Una lettera inedite del Torricelli ed altre dei gesuiti R.Proda-melli, J.C. della Faille, A. Tacquet, P Bourdin e F.M.Grimaldi", Annali dell'Istituto e Museo di Storia della Semenza di Firenze, 5 (1980), 15-37.

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  • VICTOR NAVARRO BROTNS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 29

    que conoca bien la proyeccin de Mercator y sus ventajas para la navegacin55. En este sentido, cabe destacar que los jesuitas del Colegio Imperial colaboraron en la introduccin en Espaa de esta proyeccin en las cartas nuticas, pues entre las obras impresas y manuscritas de los cosmgrafos espaoles anteriores: Cspedes, Cedillo, etc., no hemos hallado ninguna referencia a dicha proyeccin.

    SEBASTIN IZQUIERDO Y EL ENCICLOPEDISMO

    Poco es lo que sabemos todava de la actitud de los profesores de filosofa jesuitas espaoles o afincados en la Espaa de esta poca en relacin con su acti-tud hacia las nuevas ideas y conocimientos. La impresin general es que perma-necieron estrechamente vinculados a la tradicin escolstica y a las enseanzas de Surez, Toledo, Pereira y los conimbricenses56. El jesuta espaol Rodrigo de Arria-ga, que incorpor algunas novedades en su Cursus philosophions (Ia d.,1632), no es representativo del ambiente espaol, dado que desarroll su labor en Praga y su influencia en Espaa est an por establecer57.

    Una excepcin muy interesante a lo dicho la constituye Sebastin Izquierdo (I6OI-I68I), natural de Alcaraz (Albacete), que residi en el Colegio Imperial de

    55. En sus Advertencias...a todos los profesores y amadores de la matemtica tocantes a la propo-sicin de la longitud por mar y tierra, Madrid, 1634, Van Langren menciona un Problema de los rum-bos, obra de della Faille y "especulacin muy ingeniosa y nueva que denota particularmente el cami-no que los navegantes desean de seguir en la mar" (f.4r) y en su escrito sobre La verdadera longitud (1644) invita al lector (p.5) a estudiar los trabajos de della Faille sobre el tema. En la correspondencia con Van Langren (cf. Van der Vyver, op.cit. nota 19) della Faille se refiere varias veces al tema de las cartas nuticas. As, el 24 de febrero de 1635 (pp. 101-103) le habla de diversas cartas de grados de longitud creciente realizadas por Luis Carduchi (matemtico e ingeniero militar que sucedi a Firrufi-no en la ctedra de fortificacin y artillera del Consejo de Guerra), Camassa y Sempilius. Da tambin una relacin de los autores que haban escrito sobre el problema de la loxodroma: Pedro Nez, Edward Wright, Simon Stevin, Willebrord Snell y otros. En otras cartas se refiere a su propia carta nu-tica, que tiene la forma de un rombo, cuyas ventajas son difciles de advertir por la informacin que da(vase la carta de 14 de Marzo de 1637, pp.111-113). En la carta de 8 de Julio de 1637 (pp.119-121) comenta con aprobacin los mapas en proyeccin de Mercator y las aprueba para la navegacin y en carta de 8 de septiembre de 1638 (pp. 137-142) dice que entre sus funciones de cosmgrafo est la de hacer cartas de grados crecientes.

    56. Esta es la oponin de los historiadores de la filosofa espaola de la poca, como Ramn Cenai, "La filosofa espaola del siglo XVH", Revista de la Universidad de Madrid, 11 (1962), 373-410 y Gui-llermo Frayle, Historia de la Filosofa Espaola, 2 vols., Madrid, 1971, vol.I, p.328. No obstante, en la Academia de la Historia se conservan numerosos manuscritos de filosofa cuyo estudio detenido, no realizado hasta ahora por nadie desde la perspectiva indicada, podra aportar nuevos datos y matices sobre el asunto.

    57. Sobre Arriaga en relacin con la ciencia moderna, vase V Navarro, "Arriaga, Rodrigo", en Dic-cionario histrico... (cit. nota 20), vol.I, pp.7879 y Charles B. Schmitt, "Galilei and the Seventeenth-Cen-tury textbook tradition", en: Novit celesti e crisis del sapere, Firenze, 1984, P.Galluzzi, d., pp.217-229. Schmitt menciona, junto a Arriaga y otros autores no espaoles, a otro jesuita, Francisco de Oviedo (I6O25I) como representantivo de los profesores de filosofa que introdujeron modificaciones en las doctrinas tradicionales a partir de los progresos cientficos. Vase tambin Thorndike, op.cit. (nota 20), voi. VII, pp.399-402.

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  • 30 VCTOR NAVARRO BROTNS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII

    Madrid y ense filosofa y teologa en los colegios jesuticos de Alcal de Henares y Murcia hasta l66l. En esta ltima fecha en se traslad a Roma58. Izquierdo publi-c una obra titulada Pharus Scientiarum (Lyon, 1659) con la intencin de ofrecer una teora general de la ciencia o "scientia de scientia", es decir, un tratado general del mtodo del saber cientfico. Por ello, el Pharus se inscribe en el dominio de la historia de la lgica del siglo XVII. Adems, la bsqueda de un "Ars generalis scien-di" lo inserta en la corriente de pensamiento de inspiracin luliana, que extiende su influencia a lo largo del siglo XVII, culminando en la obra de Leibniz59. Como sea-la Vasoli, Izquierdo une la nocin de "arte universal" con la de "enciclopedia", con-cebida como scientia orbicularia, seu circularis, que no consiste en un agregado de todas las ciencias, sino en una specialis scientia que comprende todas las otras60. Pero adems, la obra del jesuta espaol presenta un sincretismo en el cual tienen cabida la lgica tradicional aristotlica y el empirismo baconiano. En el panorama muy conservador de la literatura filosfica peninsular del siglo XVII, esta obra pre-senta un evidente inters por los elementos parcialmente renovadores que contiene; destaquemos, en este, sentido, la afirmacin de la importancia de la observacin y el experimento como base del conocimiento cientfico y la inclinacin hacia el "mos geometricus" en el desarrollo y exposicin de la filosofa.

    Izquierdo ofrece en el Pharus un tratado de combinatoria, con algunas apor-taciones originales, que puede considerarse un inmediato antecedente del De Arte Combinatoria (1666) de Leibniz61. Ambos escritos estn animados de una misma intencin de servicio a la lgica inventiva y, con ello, a la metodologa de la cien-cia. La obra de Izquierdo influy en autores espaoles contemporneos y poste-riores, como Caramuel, Zaragoza y los cientficos valencianos de finales de siglo62.

    EL ASTRNOMO MALLORQUN VICENTE MUT Y LA RECEPCIN EN ESPAA DE LA ASTRONOMA MODERNA

    En las dcadas centrales del siglo XVI Mallorca fue el escenario de una desta-cada actividad astronmica entorno a la figura de Vicente Mut. Nacido en Palma de

    58. Vase RAMN CEAL, op.cit. (nota 53) y Jos Luis Fuertes Herreros, La lgica como fundamen-tacin del arte general del saber en Sebastin Izquierdo, Salamanca, 1981.

    59. Sobre las ideas de Izquierdo, adems de las obras de Ceal (cit. n. 53) y Fuertes (cit. nota ante-rior), vase tambin J. Carreras Artau, Historia de la filosofa espaola...siglos XIII al XV, vol.II, Madrid, 1943, pp.305-309 ; Paolo Rossi, Clavis Universalis. Arti Mnemoniche e Logica combinatoria de Lullo a Leibniz , Miln-Npoles, I960)- Cesare Vasoli, "I gesuiti e l'enciclopedismo seicentesco", en: Les jsui-tes parmi les hommes aux XVtet XVIlfi sicles (Actes du Colloque de Clermont-Ferrand. Avril, 1985), Clermont-Ferrand, 1988, G. et G. Demerson, B.Dompnier et A.Regond, eds., pp.491-507.

    60. Vasoli, op.cit. (nota anterior), p.495. 61. Un detenido estudio de la combinatoria de Izquierdo y su influencia en Cenai, op.cit. (nota 53). 62. Sobre todo en la combinatoria. En cuanto a las ideas filosficas generales, la influencia es ms

    difcil de precisar y, en cualquier caso, est por determinar. Sobre la influencia de Izquierdo en los cientficos valencianos de finales de siglo, vase Vctor Navarro, Tradici i canvi cientfic al Pas Valen-cia Modern (1660-1720): Les cincies Fisico-matemtiques, Valencia, 1985.

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  • VICTOR NAVARRO BROTONS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 31

    Mallorca en l6l4, curs humanidades con los jesuitas, cuya sotana lleg a vestir, aunque durante muy pocos meses. Posteriormente estudi matemticas y jurispru-dencia y sigui la carrera militar hasta llegar a ser sargento mayor de Palma, admi-nistrador("contador") e ingeniero. Desempe tambin la profesin de abogado, fue jurado de la ciudad y cronista general de su patria. Muri en Palma en 1687.

    Mut public obras de historia, hagiografa, tctica militar, fortificacin y astro-noma. Como historiador y cronista destaca su Historia del Reyno de Mallorca (I65O) escrita como continuacin de la de Juan Dameto63.

    Mut mantuvo relaciones estrechas con algunos cientficos jesuitas espaoles y extranjeros. En 1652 estuvo en Madrid, donde realiz varias observaciones de eclipses64. De este hecho y de la referencia a una carta de un tal "Andreas Brisue-la", en la cual ste le transmiti los datos obtenidos por los jesuitas de Madrid sobre un eclipse de Luna, cabe pensar que mantuvo relaciones cientficas con los matemticos del Colegio Imperial65. Tambin en la dcada de los cincuenta inici su amistad con el jesuta valenciano Jos de Zaragoza, en cuya formacin y orien-tacin hacia la astronoma y las matemticas debi influir. Por otra parte, mantu-vo correspondencia con Athanasius Kircher y Giovanni Battista Riccioli, dos de los cientficos jesuitas europeos ms destacados. Riccioli, en particular, incluy en sus obras Almagestum novum (1651) y Astronomia reformata (1665) muchas de las observaciones que Vicente Mut le transmita en sus cartas66.

    En el tratado de fortificacin de Vicente Mut, Arquitectura militar (Mallorca, 1664) hemos encontrado el primer intento, en la Espaa de la poca, de incorpo-racin de la dinmica galileana al anlisis del tiro de proyectiles y una de las pri-meras referencias a la nueva mecnica de la literatura espaola impresa del siglo

    63- Datos biogrficos de Mut en J.M.Bover, Biblioteca de escritores baleares, vol.I, Palma de Mallor-ca, 1868, p.536. Un estudio de los trabajos cientficos de Mut puede verse en Vctor Navarro," Fsica y astronoma modernas en la obra de Vicente Mut", Llull, 2 (1979), 43-62.

    64. Cf. VICENTE MUT, Observationes motuum caelestium, Mallorca, 1666, pp. 23 y 24. 65. Ibid., p.4. 66. JOHN FLETCHER, "Astronomy in the life and works of Athanasius Kircher", Isis, 61 (1970), 42-67,

    cita a Mut (incorrectamente: Vincentius Mutz) en relacin con una carta de ste a Kircher de 1649. Vase tambin Thomas F.Glick, "On the influence of Kircher in Spain", Isis, 62 (1971), 379-381. En un trabajo posterior, "Athanasius Kircher and his correspondence", en Athanasius Kircher und seine Beziebungen zum gelebrten Europa seine Zeit, John Fletcher, d., Wiesbaden, 1988, Fletcher incluye a Mut entre los corresponsales de Kircher y cita 6 cartas del mallorqun conservadas en los Archivos de la Universidad Gregoriana Pontificia. Sobre la correspondecia con Riccioli, en el Almagestum novum, el jesuta italiano menciona diversas observaciones y datos del mallorqun, tomadas de la obra de Mut De Sole Alfonsino u obtenidas por cartas que ste le escribi, segn indica el propio Riccioli. Vanse, por ejemplo, las citas en el tomo I, p.423 (a propsito de la magnitud aparente y verdadera de las fijas); p.708 (dimetro planetas inferiores); p.711 ( dimetro y movimiento retrgrado de Jpiter), etc. En el tomo 2, p.412, menciona a Mut a propsito de las Plyades y dice que fue el primero en medir sus dis-tancias angulares. Tambin en la Astronoma reformata del mismo Riccioli abundan las referencias a las observaciones de Mut, particularmente a propsito de los eclipses lunares, Jpiter, Marte, Venus y Saturno. En el vol.I, p.285 puede verse un cuadro comparativo de los datos obtenidos por Mut sobre Saturno cerca del perigeo y los deducidos de diversas tablas. Observaciones, dice Riccioli, "nobis per literas libralissime communicatae".

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  • 32 VICTOR NAVARRO BROTONS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII

    XVII. As, al estudiar los "tiros de proyeccin" dice que una bala disparada verti-calmente desde lo alto de una galera, por mucha velocidad que esta ltima lleve, caer al pie del rbol. Para ms detalles, remite a Galileo, Mersenne y Gassendi. Ms adelante y siempre en el contexto de la discusin de cuestiones de balstica, menciona con cierta imprecisin la ley galileana de la cada de graves y al estu-diar el caso del tiro horizontal, analiza correctamente la trayectoria del proyectil en forma parablica, basndose en el carcter mixto del movimiento y en la pro-porcionalidad entre los espacios recorridos y los cuadrados de los tiempos.

    En lo que se refiere a la astronoma, Mut public tres obras: De Sole Alfonsi-no restituto (Palma, 1649), Cometarum anni MDCLXV (Mallorca, 1666) y Obser-vations motuum caelestium (Mallorca, 1666). La primera es una investigacin acerca del dimetro del Sol, de su paralaje y de la anchura de la sombra terrestre. La estimacin del dimetro aparente del Sol la realiz valindose de un dispositi-vo inspirado en el que emple el astrnomo jesuta Scheiner, a quien Mut men-ciona, para observar las manchas solares, consistente en obtener la imagen del astro a su paso por el meridiano en una pantalla perpendicular al eje ptico del telescopio. La tcnica empleada por el astrnomo mallorqun fue comentada por Riccioli en el Almagestum Novum y por Milliet Dechales en su Cursus seu mun-dus matbematicus67.

    La segunda de las obras citadas, Observationes motuum caelestium recoge los resultados de ms de veinte aos de estudio y paciente observacin de los cielos. En la dedicatoria dice Mut: "ofrezco estas observaciones a quien desee someter a examen las tablas de los movimientos celestes" y seguidamente da una breve noti-cia de los autores que, a su juicio, ms haban contribuido al progreso de la astro-noma: "Con los medios de la antigua astronoma, el gran Atlas que fue Tycho Brahe sostuvo esta mole sobre sus robustsimos hombros, al que, agobiado como estaba bajo tan grande carga, ayud Longomontano. En el mismo escenario sud y sinti fro Kepler, que tabul los movimientos de Marte con cifras ms precisas...El Padre Juan Bautista Riccioli, en su Nuevo Almagesto, estructur todo el saber astronmico con sabia pluma y observaciones muy exactas, posibilitando mayores cosas". Final-mente, se lamenta de que "algunos insignes astrnomos, que consignan con gran precisin sus propias observaciones, hayan mutilado extraordinariamente las ajenas que podan servir para refutar sus hiptesis preconcebidas"68.

    La obra consta de tres captulos. El primero est dedicado a describir distin-tas observaciones de eclipses lunares realizadas con un anteojo telescpico com-puesto de dos lentes convexas-el descrito por Kepler- y de "casi ocho palmos" (aprox. l60 cm.) y las conclusiones acerca del paralaje y dimetro de la luna, para-laje horizontal del Sol, etc., utilizando las tablas astronmicas de Kepler, Lansberg

    67. Cf. G.B.RICCIOLI, Almagestum novum, vol.I, Bolonia, 1651, P-735; Claude Franois Milliet Decha-les, Cursus seu mundus matbematicus, 3 vols., Lyon, 1674, volili, p.432.

    68. Una traduccin al castellano completa de la dedicatoria y otros textos de Mut la publicamos en J.M.Lpez Pinero, V.Navarro Brotns y E.Portela Marco, Materiales para la historia de las ciencias en Espaa. S.XVI-XVII, Valencia, 1976, pp.238-243.

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  • VICTOR NAVARRO BROTONS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 33

    y otros autores. Finaliza el captulo con una tabla resumen. Mut concluye adems que estas observaciones exigen, de acuerdo con Kepler, que la excentricidad del Sol sea casi bisecta, lo que supone una importante modificacin de las opiniones expresadas en su obra anterior, donde todava se inclinaba por una teora solar prekepleriana.

    El captulo II se titula "Observationes planetarum, cum adnotationibus astro-nomicis, praesertim circa motus per Ellipses". Comienza con una descripcin del mtodo empleado para adaptar su telescopio a la medida de distancias angulares celestes y a continuacin detalla los resultados de sus observaciones. La primera ley de Kepler, es decir, el movimiento de los planetas segn trayectorias elpticas, la menciona Mut a propsito de Marte, "que entre los planetas es el ms fugaz". Reconoce que, para este planeta, las tablas ms adecuadas son las de Kepler, aun-que aade que estn construidas a partir de un "abstrussimo" clculo por elipses. Seguidamente, tras sealar que el mtodo kepleriano no es "geomtrico", reafirma su convencimiento de que los planetas se mueven por crculos, "ya que el movi-miento circular es ms adecuado para la perpetuidad del giro en todas direccio-nes que sin interrupcin repiten los cuerpos celestes que integran el Universo..." "No obstante- prosigue- como para facilidad del clculo, el conjunto de crculos puede resolverse en elipses, pienso que deben admitirse sistemas formados por stas."69

    Mut, como muchos de los astrnomos de su poca, no entendi el verdade-ro alcance y significado de la obra de Kepler. Por ello, ante la indudable dificul-tad del mtodo kepleriano, en lugar de la segunda ley utiliz la llamada hiptesis elptica simple de Boulliau-Ward, consistente en suponer que el planeta se mueve uniformemente respecto del segundo foco de la elipse. Adems, incorpor la correccin introducida por Boulliau con la que, como ha sealado Curtis Wilson, se consegua un alto grado de precisin en las longitudes de Marte70. Por otra parte, Mut silencia que aunque Boulliau rechazaba la fsica celeste de Kepler, era un copernicano convencido que intent desarrollar el programa de Copernico de forma consistente. Para Mut las teoras planetarias son supuestos imaginarios- "fal-sae positiones", dice71. En este sentido, su postura es anloga a la de Riccioli. Este autor, aunque era abiertemente contrario a la teora heliocntrica y a la propuesta kepleriana de unir la astronoma con la fsica y defenda que la astronoma debe-ra limitarse a "salvar las apariencias" con modelos geomtricos, en el Almagestum novum explic detalladamente las teoras y leyes de Kepler. Asimismo, en la Astro-nomia reformata adopt la elipse como una base provisional para las teoras pla-

    69- MUT, Observationes..., p.63-70. Cf. CURTIS WILSON, "Kepler's derivation of the elliptical path", Isis, 5 (1968), 5-26; idem, "From

    Kepler's Laws, Socalled, to Universal Gravitation: Empirical Factors", Archive for History of Exact Scien-ces, 6 (1970), 89-170. Sobre la difusin de las leyes de Kepler en el siglo XVII, vase tambin J.L. Rus-sell, "Kepler'Laws of Planetary Motion, 1609-1666", The British fournal for the History of Science, 2 (1964), 124 y I.B.Cohen, "Kepler's Century: Preludy to Newton", en Kepler four hundred years (Priora, 1975), A.Beer y P. Beer, eds., Oxford, 1975, pp.3-4l.

    71. Y aade: "et Planetae non geometrizant". Cf. Mut, Observationes..., p. 68.

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    netarias, afirmando que las determinaciones de los dimetros aparentes del sol confirmaban la biseccin de la excentricidad72. A pesar de todo y valorando la obra de Mut en el contexto espaol de la poca, reviste particular inters, ya que se trata de la primera discusin realizada por un autor espaol de las elipses keple-rianas.

    La tercera obra de astronoma de Vicente Mut es un opsculo de 20 pginas dedicado al cometa de 1664 con algunas observaciones relativas a otro cometa aparecido en 1665. En ella el mallorqun incluye las observaciones que, realizadas en Valencia, le comunicaba su discpulo y amigo, el jesuta Jos de Zaragoza, as como las de otros observadores mallorquines, como Miguel Fuster. En una tabla leemos la evolucin del cometa a lo largo de los meses de diciembre y enero; en ella figuran la hora de observacin, la longitud, la latitud, el ngulo de la rbita con la eclptica y la distancia la nodo73. En lo tocante a la trayectoria seala Mut que, relegada la creencia de los peripatticos en la impenetrabilidad de los cielos, los autores modernos, como Kepler, Galileo, Cysatus y Gassendi (siguiendo a Sneca) sitan a los cometas en la suprema regin del aire o bien en el ter, segn un movimiento de trayectoria rectilnea en el plano de un crculo mximo. Esta opinin le parece plausible, porque se ajusta correctamente a todos los fenme-nos de los cometas, pero piensa que "hay que aadir algo a esta sentencia":

    "Como el cometa de este ao (1664) traz casi un semicrculo en contra del orden de los signos (del Zodaco), parece imposible que pasara desde Libra hasta Aries con movimiento rectilneo, como por una cuerda, puesto que en dicha tra-yectoria recta hubiera estado prximo a la Tierra, incluso extraordinariamente cerca, con un desmesurado paralaje, que de hecho no fue tan enorme. En efecto, la cuerda que subtiende el crculo mximo por un cuadrante, se acerca ms al cen-tro. Esta dificultad tambin se plantea con el sistema que acepta el movimiento de la Tierra, de modo que el cometa que, por su trayectoria rectilnea, nosotros tem-amos que cayera a la Tierra, Kepler tema que tambin cayera en el Sol"74.

    Para explicar la razn de que la trayectoria del cometa pueda aparecer como un semicrculo asimila, a modo de analoga, el movimiento del cometa a la tra-yectoria parablica de un proyectil, tal y como la estudi en su Arquitectura mili-tar. As, el cometa, al "debilitarse el movimiento rectilneo, se inclina con una tra-yectoria parablica." Esta explicacin por analoga con la trayectoria de los proyectiles fue usada tambin por Hevelius75.

    72. Vanse, sobre Riccioli, los trabajos de Wilson, "From Kepler's Laws..." y Russell citados en la nota anterior.

    73- MUT, Commetarum..., p.12. 74. Ibid., p.13 75. Si bien Hevelius estudi el movimiento del cometa desde la perspectiva copernicana. Vase

    J.A.Ruffner, "The curved and the straight: cometary theory from Kepler to Hevelius", Journal forthe His-tory of Astronomy, 2 (1971), 178-194. La propuesta de Mut fue comentada por A.G.Pingr en su Come-tographie, 2 vols., Paris, 1783-1784, vol.1, p.143.

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  • VICTOR NAVARRO BROTONS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 35

    LA OBRA CIENTFICA DE JOS DE ZARAGOZA Y SU CONTRIBUCINA LA RENOVACIN CIENTFICA ESPAOLA

    Jos de Zaragoza(l627-l679) estudi en la Universidad de Valencia, adqui-riendo el grado de doctor en teologa. En 1651 ingres en la Compaa de Jess, realizando el noviciado en Huesca. Pas luego a ensear retrica en Calatayud, y artes y teologa en Palma de Mallorca. En esta ltima ciudad entabl relacin con Vicente Mut y Miguel Fuster, lo que devi ser, como hemos sealado, de gran importancia para su orientacin cientfica76.

    De Mallorca se traslad a ensear teologa en Barcelona y, hacia l660, al Colegio de San Pablo de Valencia. En Valencia residi ms de un decenio, ense-ando oficialmente teologa y dedicndose privadamente a la investigacin y a la enseanza de las disciplinas matemticas. En esta ciudad, segn nos cuenta el pro-pio Zaragoza, se encontr con algunas personas muy versadas en la astronoma, con las que entabl relacin y colaboracin cientfica77. Entre sus obras impresas y manuscritas figuran referencias y datos de observaciones astronmicas realiza-das por estas personas: el matemtico y msico Felix Falc de Belaochaga(l625-1715), maestro de los cientficos renovadores valencianos de finales de siglo, y el aristcrata Enrique de Miranda78.

    A finales de 1670 Zaragoza fue nombrado titular de la ctedra de matemti-cas de los Reales Estudios del Colegio Imperial de Madrid, donde permaneci los nueve aos que le restaban de vida, desempeando otros cargos oficiales como cosmgrafo y consejero tcnico y cientfico y como maestro de matemticas del monarca. Durante estos aos public muchos de sus trabajos, quedando otros inditos.

    Zaragoza public varias obras de matemticas, principalmente con una inten-cin didctica. Tales son su Arithmtica universal (Valencia, 1669), un compen-dio elemental de aritmtica y lgebra; su Geometra especulativa, y prctica (Valen-

    76. Para la biografa de Zaragoza , vase A.Cotarelo Valledor, "El P. Zaragoza y la astronoma de su tiempo", en Estudios sobre la ciencia espaola del siglo XVII, Madrid, 1935, pp.65-223.

    77. Vase COTARELO VALLEDOR, op.cit. (nota anterior), p.109 y Navarro, Tradici... (cit. nota 62), p.31 y passim.

    78. En la Academia de la Historia, Papeles de Jesutas, tomo 187 (9/3760), doc. 15, se conserva un Ms. de dos folios titulado: "Eclipse de luna observado en Valencia por D. Flix Falc de Belaochaga a 29 de Octubre de el ao 1678". En idem, Col. Cortes, 9/2782, se conserva correspondencia entre Falc y Zaragoza sobre diversas cuestiones cientficas. Tambin una larga carta, fechada en 1658, de Falc a Francisco Serrano, sobre cuestiones de arquitectura civil y militar y msica, tema ste sobre el que Falc se declara discpulo de Serrano. Francisco Serrano es otro nombre a aadir a la lista de matemticos valencianos de mediados de la centuria. Zaragoza lo menciona en su Fabrica y uso de varios instru-mentos matemticos, Madrid, 1675, p.204, junto a Falc, entre los "muy peritos en las mathemticas" y como experto en cuestiones musicales. Entre los manuscritos de Corachn, conservados en la Biblio-teca Mayansiana del Colegio del Corpus Christi de Valencia (BAHM-371) figura un tratado sobre el astrolabio que Corachn atribuye a Francisco Serrano. Asimismo, segn Patricio Pealver, Bosquejo de la matemtica espaola en los siglos de la decadencia, Sevilla, 1930, pp.33-34, Andrs Puig, en su Arit-mtica y lgebra (1672), al exponer la resolucin de ecuaciones de grado superior al segundo dice que lo aprendi de "Juan Serrano" en 1652, profesor de Puig en Valencia.

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    eia, I67I) y su Trigonometra (Mallorca, 1672). Todas ellas, si bien no contienen ninguna aportacin sustancial, en su poca significaron un notable esfuerzo peda-ggico por enriquecer el empobrecido panorama espaol en esta disciplina. Su trabajo ms importante en matemticas es la Geometra magna in minimis (Tole-do, 3 vols., 1674). Esta obra, aunque muy vinculada a los mtodos clsicos, carac-terstica, por otra parte, muy comn entre los matemticos jesutas, contiene nota-bles aportaciones originales. En ella Zaragoza utiliza el concepto de centro mnimo de un sistema de puntos (o "centro de masas" de la fsica), anlogo al usado por Giovanni Ceva cuatro aos despus, y con l construye una teora geomtrica que resulta isomorfa a la de la esttica de un sistema de cuerpos aislados. Algunos de los resultados a los que lleg, segn ha explicado Recasens Gallart, son: cons-truccin de una teora geomtrica del clculo baricntrico; restitucin y generali-zacin, en trminos de la geometra clsica, del lugar 5o de Apolonio; clculo de las razones originadas en un tringulo por transversales que pasan por un punto interior (relaciones llamadas "de Ceva"); relacin cuadrtica entre los lados de un cuadriltero y sus diagonales (teorema de Euler); resolucin del problema del tetraedro mnimo79. Lamentablemente, la obra de Zaragoza no tuvo la difusin que mereca y sus aportaciones quedaron ignoradas por los matemticos europeos.

    En el mbito de la astronoma, Zaragoza, como Vicente Mut, fue un excelen-te observador. Entre sus numerosas observaciones destacan las de los cometas de 1664 y I667. El informe relativo al primero, remitido a la Academia de Ciencias de Pars, se conserva manuscrito_ y constituye un detenido estudio del fenmeno de 50 pginas80. Comienza con una descripcin de sus observaciones, as como las de otros autores: Vicente Mut, Enrique de Miranda, Miguel Fuster, el cientfico jesuta Milliet Dechales, el profesor de matemticas del Colegio Romano FGottin-giez y el astrnomo italiano Geminiano Montanari. A continuacin estudia el movi-miento aparente del cometa y trata de analizar su trayectoria, concluyendo que sta "se acerca ms a la lnea recta, y es un medio entre el circular y el rectilneo" y aade "dejo el elptico porque puede nacer de los dos"81. Sobre el "lugar verda-dero" del cometa, Zaragoza demuestra que siempre estuvo "sobre la Luna", de lo que se deduce, contra "la comn filosofa peripattica y su prncipe Aristteles..." que los cielos son fluidos y corruptibles82. Finalmente hace una breve alusin a ls predicciones astrolgicas y seala, de manera lacnica, que "el juicio de sus efec-tos(del cometa) se reserva para los astrlogos judiciarios, que podrn hacer nue-

    79- E.RECASENS GALLART, La "Geometra magna in minimis" de J.Zaragoza. El centre mnim i elLloc 3 ^ d'Appol.loni (Tesis de Barcelona, 199D; idem., "J. Zaragosa's "Centrum Minimum", an Early Version of Barycentric Geometry", Archive for History of Exact Sciences, 46 (1994), 285-320. Vase tambin P.Pealver, op.cit. (nota anterior).

    80. En la Biblioteca de Ste Genevive de Paris, Ms.n 1045, fols. 42-92, con el ttulo Discurso del cometa del ao 1664y 1665. Pingr, en la op.cit. (n. 75), vol.II, pp.13-21, comenta este trabajo e inclu-ye un extracto del mismo (el primer captulo), en francs. Victoria Rossell est ultimando un estudio sobre este manuscrito y otros trabajos de astronoma de Zaragoza.

    81. Discurso..., fols. 73v-74r. 82. Ibid., fol. 76r y ss.

    Ediciones Universidad de Salamanca Stud, hist., H.a mod., 14, pp. 15-44

  • VICTOR NAVARRO BROTONS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII 37

    vos juicios, si se han de confirmar con la verdad de las observaciones"83. Este mismo cometa motiv que Zaragoza escribiera un Discurso contra los astrlogos, cuya tesis principal era que de los efectos de estos fenmenos "no se puede saber nada cierto, ni an conjeturar con mediana probabilidad"84. Esta actitud de reser-va y escepticismo ante las predicciones astrolgicas ya la haba manifestado Vicen-te Mut quien, en uno de sus primeros escritos, sealaba: "los pronsticos son muy daosos a la Repblica, porque se les da sobrado crdito; y es de modo que si el astrlogo acierta una vez (que habr sido acaso) no se acuerda de las infinitas que yerra"85.

    En cuanto a las observaciones de Zaragoza del cometa de 1677, segn Cassi-ni fueron las primeras realizadas en Europa, siendo mencionadas en el Journal des Savants y en las Mmoires de la Academia de Ciencias de Pars86. Por otra parte, el jesuta valenciano redact otros muchos trabajos de astronoma y elabor tablas astronmicas. Algunos de estos trabajos, que quedaron inditos, los prepar para sus clases en el Colegio imperial87. La nica obra de esta materia que lleg a impri-mirse es su Esphera en comn celeste y terrquea (Madrid,l675). Pretenda, esta obra, ser una versin renovada y adaptada a los nuevos conocimientos en la mate-ria de los textos tradicionales de la Sphera y es una muestra elocuente de la pre-ocupacin de su autor por difundir en el ambiente espaol los avances en el cono-cimiento cientfico. El esquema del libro es el habitual en este tipo de tratados: I. De la Esphera en comn. II. De la Esphera celeste. III. De la Esphera terrquea. En general, Zaragoza se limita bsicamente a recoger y sintetizar la informacin e ideas contenidas en los textos de esta materia publicados en Europa en siglo XVII por sus correligionarios y, muy en especial, por Giovanni Battista Riccioli, aunque ocasionalmente aporta observaciones propias. En la descripcin de los distintos sistemas astronmicos incluye la teora heliocntrica de la que dice que "est con-denada por la congregacin de los SS. Cardenales Inquisidores como contrara a las Divinas Letras, aunque por modo de hiptesis o suposicin pueden todos valerse de ella para el clculo de los planetas, conque slo se condena la actual realidad de esta composicin, pero no su posibilidad"88. Tambin, como Vicente

    83. Ibid., fol.91r. 84. Ms. en la Biblioteca Nacional, Madrid, n 8932, fols. 58r-65v. 85. VICENTE MUT, El prncipe en la guerra y en la paz, Madrid, 1640, p.198. 86. Segn COTARELO , op.cit. (nota 76), p.152, quin cita la edicin del Journal pour l'anne

    MDCLXXVII de 1718 (Paris), vol.4, p.120 y las Mmoires de l'Acadmie Royale des Sciences, vol.X (Paris, 1730), p.592. En la Academia de la historia, Col. Cortes, 9/2782, se conserva una copia del manuscrito de Zaragoza. Sommervogel (op.cit. en nota 18), vol.VIII, p.1468, indica que en el Archivo Vaticano (Spagna, n 149) se conserva un manuscrito de Zaragoza relativo a este cometa con el ttulo: Obser-vationes cometae babitae in oppido Argandae ab Astrophilo anno 1677.

    87. As, por ejemplo, en el manuscrito titulado Astronoma terica y prctica (Bib. Nacional de Madrid, Ms. 8932) se lee: "Tradita discipulis suis in Matritense academia Imperialis Collegii, 1673)"- Una relacin de las obras impresas y manuscritas de Zaragoza en Cotarelo, op. cit. (nota 66).

    88. Esphera..., pp.45-46.

    Ediciones Universidad de Salamanca Stud, hist., H.a mod., 14, pp. 15-44

  • 38 VCTOR NAVARRO BROTNS LOS JESUTAS Y LA RENOVACIN CIENTFICA EN LA ESPAA DEL SIGLO XVII

    Mut, a quin cita, se hace eco de la primera ley de Kepler, y expone la llamada hiptesis elptica simple de Boulliau-Ward89. Adems, al ocuparse del magnetismo, en la parte III de la obra, indica que "an Keplero atribuye el curso de los plane-tas al magnetismo del Sol"90. No obstante, para el jesuita "todas las apariencias de los movimientos planetarios se salvan con un movimiento espiral". Esta teora, de orgenes remotos, la encontramos en Biancani y otros autores jesutas, as como en Bacon y en diversos autores espaoles del siglo XVI91. Tambin comenta Zara-goza los nuevos descubrimientos astronmicos: fases de Venus y Mercurio, satli-tes de Jpiter y Saturno, manchas solares, relieve lunar y observaciones de "novae" y cometas, y discute sus consecuencias cosmolgicas, aunque cautelosamente y no sin ambigedades y vacilaciones. As, aunque rechaza las esferas celestes y afirma que los cielos son fluidos y los astros corruptibles, sita a las "novae" en el cielo planetario para mantener slido al firmamento92. No obstante, apunta que es pro-bable que sea fluido y que las "estrellas vayan por l como aves por el aire"93. Tam-poco menciona la rotacin del Sol, acaso porque sta haca pensar en la posibili-dad de un movimiento anlogo de la Tierra.

    La parte tercera de la Esphera es un compendio de geografa matemtica y fsica, segn se entenda en la poca, en el que estn ausentes las nociones de geografa descriptiva de pases94. Incluye el estudio de la navegacin, con trata-miento de los problemas de la determinacin de la latitud y la longitud y la deter-minacin de la curva loxodrmica. Tambin se ocupa del interior de la tierra,

    89. Zaragoza, Ibid., p.80. No menciona las otras dos leyes, ni comenta, como haba hecho Mut, las alternativas a la segunda ley propuestas por Boullau y otros astrnomos. En la Astronoma terica y prctica (Ms. citado en nota anterior), ff.l9r-20r explica el movimiento elptico siguiendo a Bouillau, sin mencionar las modificaciones que ste introdujo a su teora inicial (vase arriba). En este manus-crito expone tambin la teora de la Luna de Kepler y su propia teora, valindose tambin de mode-los elpticos.

    90. Esphera...., p.199. Zaragoza se hace eco de las reservas de sus correligionarios hacia las ideas de Gilbert y Kepler y afirma que las "experiencias...hacen muy probable el magnetismo de la Tierra, pero no exceden los trminos de la probabilidad", pudindose explicar, en su opinin, dichas expe-riencias por la existencia de "ocultas minas de piedra imn que hay por toda la Tierra".

    91. Ibid., p.80. Sobre Biancani, vaese William H. Donahue, Dissolution of the Celestial Spheres: 1595-1650, New York, 1981. p.195. Bacon, en el Thema coeli (The Works of Francis Bacon, 7 vols., London, 1857-1874, vol.Ill), pp.779-780, propone este movimiento espiral, sin duda inspirndose en al-Bitryi (Alpetragius), aunque sin el re