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RICARDO OROZCO FLORES DE BACH MANUAL DE APLICACIONES LOCALES EL PATRÓN TRANSPERSONAL: UNA EFICAZ HERRAMIENTA DE TRABAJO INDIGO Zamora, 91-95 08018 Barcelona www.edicionesindigo.com

Manual Ricardo Orozco

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Manual R. Orozco Flores de Bach

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  • RICARDO OROZCO

    FLORES DE BACH MANUAL DE

    APLICACIONES LOCALES

    EL PATRN TRANSPERSONAL: UNA EFICAZ

    HERRAMIENTA DE TRABAJO

    INDIGO Zamora, 91-95

    08018 Barcelona www.edicionesindigo.com

    http://www.edicionesindigo.com
  • 2002 Ricardo Orozco 2003 Ediciones y distribuciones Vedr, S.L. Primera edicin: enero 2003 ISBN: 84-89768-78-1 Depsito legal: B-1266-03 Fotocomposicin: Text-Grfic Ausis Marc, 16 - 08010 Barcelona Impresin: Liberdplex Constitucin 19, Bloque 8, local 19 08014 Barcelona Encuademacin: Encuademaciones Roma Feixa Llarga, 70 08907 L'Hospitalet (Barcelona)

  • A mi hija Marina

  • Cuando sali mi primer libro, Flores De Bach. Manual para Tera-peutas Avanzados. ndigo, Barcelona, 1996, la idea que animaba este trabajo era la siguiente: por una parte reivindicar la filosofa de Bach como instrumento consustancial que sustentaba y justificaba la terapia; por otra, sugerir que el sistema floral estaba siendo infrautilizado debi-do, tal vez, a una interpretacin reduccionista que slo contemplaba las flores para aplicaciones mentales y emocionales, limitadas casi siempre al mbito de lo domstico.

    Parta de la base, y an sigo pensando lo mismo seis aos despus, de que no se poda compartimentalizar al ser humano de la manera en la que se vena haciendo a la hora de trabajar con las flores, y que mente, emocin, cuerpo y alma, eran integrantes indivisibles de esa superposi-cin de planos energticos interconectados que nos configuran y sus-tentan.

    Resumiendo, que si el sistema floral del doctor Bach haba sido con-cebido desde una visin holstica del ser humano, su campo de accin sin duda deba ser el mismo.

    El mensaje era ms o menos el siguiente: Estamos confundiendo nuestros lmites con los de la terapia, la punta del iceberg con el iceberg en s. Esto es mucho ms de lo que nos figurbamos.

    Por otra parte introduca el concepto de Patrn Transpersonal como herramienta para ampliar y sistematizar otras aplicaciones florales, com-plementarias de las clsicas, a nivel oral y tpico. Todo ello desde un punto de vista racional.

    La respuesta fue mucho mayor de lo que supona. De toda Espaa, de casi todos los pases de Latinoamrica y cuando sali la edicin am-pliada en italiano, de este ltimo pas, empec a recibir cartas, llamadas

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  • y e-mails de terapeutas y usuarios agradecindome el trabajo, compar-tiendo sus buenos resultados y confirmndome lo que ya sospechaba: ellos tambin haban intuido que la terapia era algo ms de lo que se vena barajando hasta el momento.

    Definitivamente, pienso que quienes creen que las flores no trabajan en el terreno fsico se equivocan, as como los que piensan que para tocar lo espiritual hacen falta otras herramientas. Sin duda no han ledo bien a Bach, ya que todo el sistema gira en torno a la reconduccin del ego a los dictados intuitivos del alma.

    Quienes llevamos ya tiempo trabajando con las flores, as como mu-chos de los que acceden a la lumbre del sistema floral, vivimos en la constatacin cotidiana de ello.

    A los varios aos de mi debut literario, Clemente Snchez y yo nos embarcamos en un ambicioso proyecto que cristaliz en Flores de Bach. Diagnstico Diferencial entre Esencias, ndigo. Barcelona, 1999, libro que creemos ha contribuido a un mejor manejo de las flores.

    Despus de 6 aos del Manual para Terapeutas Avanzados sigo con-vencido de que an queda mucho por hacer en el terreno floral. El que haya tanta gente trabajando con criterios amplios sobre la terapia de Bach, es el aliciente que me ha animado a embarcarme en esta tercera incursin floral.

    Los criterios de mi primer libro son an vlidos para m, pero han sido tantas las contribuciones y confirmaciones que se han producido, que senta la obligacin de compartir y terminar de hilvanar las conti-nuas actualizaciones y ampliaciones de los Patrones Transpersonales y sus aplicaciones locales.

    RICARDO OROZCO

    Verano de 2002 Barcelona - Valle D'Adda (Bergamo-Italia)

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  • Agradecimientos

    sta es quiz para m la parte ms importante del libro. Todos, en menor o mayor medida, dependemos de la ayuda de otros

    para crecer y evolucionar. Desde lo ms trivial, a lo ms complejo, no existe una autosuficiencia real en casi ningn aspecto de nuestro de-venir.

    Este libro es fiel testigo de lo antedicho y por eso quiero testimoniar mi agradecimiento a todas aquellas personas que me estimularon y ayu-daron en el complejo proceso de elaboracin de este manual.

    Agradezco de corazn a mi amiga Rosa Castell que siempre ha es-tado animndome en el tema del libro y en todos los aspectos de mi

    vida. A mi secretaria y amiga, Sara Mara Calzada, por insistirme da a da capricornianamente en la necesidad de trabajar ms y ser menos Hornbeam, tambin por haber colaborado en el proceso de documenta-cin del libro. A mi hija Marina que con Sara Mara Calzada, corrigie-ren con mucho amor y humor el estilo y la gramtica. A Enzo Carlevaro, Carlos Salazar y de nuevo Marina, que contribuyeron en las figuras.

    Fue muy importante tambin para m el apoyo de mis compaeros de SEDIBAC, que siempre han valorado mi trabajo, as como el estmulo recibido por Eduardo Grecco, Susana Veilati; mis amigos de Italia: Ezio Sposato, Ermanno Paolelli, Angela Cavalcanti; los profesores de la Uni-versidad de Sta. Clara de Cuba: Boris (El Grande) C. Rodrguez, Eloida

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  • Pedroza, Dayamic Rodrguez, Luca Alba y en definitiva tantos alum-nos que han compartido sus experiencias conmigo.

    Mi gratitud es infinita para Ezio Sposato que, para que adelantase en el libro, me ofreci su casa en el bosque de Lombarda y sobre todo su hospitalidad y amistad, en un momento muy difcil de mi vida.

    Tambin es obligado agradecer la disposicin siempre positiva de mis editores, los que desde un principio creyeron en mi trabajo dejndome toda la libertad literaria inimaginable.

    Quiero asimismo agradecer a mi maestro e iniciador en la terapia floral, Carlos Cruz, al que todava me une una amistad inmune al paso del tiempo.

    Pero en verdad hay dos personas sin las cuales nada hubiera sido posible. Ellos, Edward Bach y Nora Weeks, lo dieron todo de forma altruista e incondicional en beneficio de la humanidad. Creo que lo si-guen haciendo desde otras esferas.

    El autor

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  • Introduccin

    Luces en la oscuridad La terapia floral de Bach goza, cuando esto escribo, de muy buena

    salud. Tal vez no es todava, como pensaba Bach, la medicina del futuro

    pero sin duda es una medicina con futuro. Debe, sin embargo, superar aun no pocas barreras y prejuicios en este tiempo complicado donde el

    materialismo ms cartesiano impregna todas las disciplinas llamadas " ortodoxas.

    Ms pronto que tarde la medicina oficial deber reconocer que se ha alejado demasiado del hombre, al confundir tecnologa con progreso, en su loca carrera hacia quin sabe dnde.

    Hoy ms que nunca, tal vez debido al alejamiento exagerado de nuestros orgenes y de las fuentes filosficas y espirituales que buscan un sentido a nuestra existencia, surge una necesidad imperiosa de re-torno, de eterno retorno dira, en busca de nosotros mismos. Quiz de ah que Wild Oat, la esencia del vaco existencial, sea de tan rabiosa actualidad.

    A todo esto ha contribuido sin duda la deshumanizacin de la medi-cina oficial, que no termina de salir de las concepciones mecanicistas que con pocos elementos pretenden explicarlo todo.

    Desde luego hay que reconocer que, al menos en Occidente, ha au-mentado la expectativa de vida y que las grandes plagas y epidemias han sido sustituidas por el estrs, la depresin y las enfermedades cardiovasculares. En cambio, en frica, Amrica Latina y Asia, slo por poner un ejemplo, temas como el SIDA adquieren proporciones b-blicas, fomentadas por el egosmo del denominado mundo rico. Los pobres hoy son ms pobres que nunca. En este sentido, no resulta extra-

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  • o que la medicina se plantee con criterios empresariales de rentabili-dad, y no como un derecho inalienable.

    Sin embargo, cabra preguntarse si el hecho de aadir aos a nuestra vida ha redundado tambin en aadir calidad de vida a esos aos. A tenor de lo que podemos percibir en el mbito de la medicina comunita-ria, no parece corresponderse lo uno con lo otro. Tanta energa, tiempo y recursos puestos en el desciframiento del cdigo gentico, y tan poco de todo ello en escuchar al paciente o en la bsqueda de un poco de sentido a tanto sufrimiento innecesario.

    Por otra parte, sabemos que una gran proporcin de las enfermeda-des son de causa iatrognica, es decir producidas por la actuacin mdi-ca, amn del uso indiscriminado de frmacos alopticos. El famoso primum non nocere1 parece no ser tenido en cuenta y el discurso para justificar ciertos estragos de la qumica aloptica parece ser el mismo que se usa para justificar las bajas civiles de los bombardeos en las guerras actuales: algo as, como nosotros no tenemos la culpa, son efec-tos colaterales.

    Esta proliferacin de conductas agresivas y sobre todo prepotentes, que para nada tienen en cuenta la psique, ni las particularidades indivi-duales de cada uno, por no hablar ya del alma, no dejan de sumir en la perplejidad a muchos de los que hemos sido paradjicamente formados en las aulas de la medicina cientfica.

    Sin duda, el error de seguir considerando al ser humano como una mquina compleja desprovista de todo significado y trascendencia, ser contemplado con una indulgencia no exenta de compasiva irona por el mdico del futuro.

    Cada da son ms los profesionales de la salud y los usuarios de la sanidad que vuelven la vista atrs a la bsqueda de sistemas naturales ms holsticos y sobre todo ms respetuosos con nuestra naturaleza. En suma no agresivos. Y es precisamente esta necesidad de volver a las races la que en la actualidad est impulsando el resurgimiento de tera-pias como la que nos ocupa.

    El doctor Bach fue muy consciente, hace ms de 70 aos, de este fenmeno. Fue testigo privilegiado de la tendencia aloptica de su po-ca, que por cierto no ha hecho ms que aumentar, y abog por una

    1. Expresin latina que significa lo primero no daar.

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  • suelta a los sistemas naturales de sanacin, abjurando de la medicina cientfica en la que militaba.

    Pienso que hoy ms bien deberamos tender a una medicina de complementacin / integracin donde el usuario tuviera ms posibilida-des de eleccin y el mdico le informase de las distintas opciones de tratamiento que existen para su caso.

    Pero el tema fundamental es que la tarea de Bach no qued limitada a una crtica testimonial, sino que se impuso la ciclpea misin de crear

    un sistema teraputico coherente con su lnea de pensamiento y senti-miento, sistematizando una verdadera medicina del alma, que adems no haca ascos a dolencias ms o menos fsicas. Dedic toda su vida a la lucha contra el sufrimiento humano. Es ms, ide una verdadera medi-

    cina floral preventiva, una asombrosa tcnica que buscaba corregir ten-dencias patolgicas que derivaran ms adelante en enfermedades fsi-cas o psquicas.

    Para Bach, la enfermedad no es material en su origen, sino el resulta-do de una serie de disarmonas que empezaron a nivel de lo mental / emocional en forma de pensamientos, sentimientos y actos que podran definirse como defectos del ego, o intentos de la personalidad de in-subordinacin a la tutela del Alma o Ser Superior. Esta supraestructura intenta conducir a la personalidad, sobre todo por medio de la intuicin, en la direccin del aprendizaje y el bienestar. Lo preventivo, consiste pues en detectar esas disarmonas y ayudar, mediante el uso de las esen-cias, a su correccin para evitar la somatizacin.

    Esto es lo que podramos definir como una verdadera profilaxis. Pero al mismo tiempo quiso que su sistema tambin sirviera para el trata-miento de la enfermedad somtica una vez producida, o cuanto menos como paliativo del sufrimiento humano, animal e incluso vegetal, tanto era su amor.

    Pero adems, cre Bach un sistema nico de desarrollo espiritual o si se quiere de crecimiento personal, que an hoy no deja de sorprender-nos. Y todo al mismo precio!

    Leer su filosofa, expresada con palabras simples que encierran ver-dades complejas, es un gozoso ejercicio de conocimiento y una invita-cin a la sinceridad que siempre nos aporta un poco de luz en la oscu-ridad.

    Sin embargo, hay que reconocer que Bach no escribi sus retratos florales para los terapeutas, sino ms bien para el ciudadano de a pie.

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  • Quiz ste haya sido el motivo por el que mucha gente se form una visin excesivamente simplista de la terapia floral, pero es que l quera llegar a todos, cualquiera que fuese su nivel de entendimiento.

    Como ya anticipaba en el prlogo, la terapia ha devenido, en estos 70 aos de andadura, en mucho ms de lo que se supona desde una aproxi-macin simplista.

    Ello ha servido de aliciente para que muchos profesionales del cam-po de la medicina, naturopata, psicologa, psiquiatra, enfermera, etc., se sintieran atrados por los valores aadidos que se ofrecan. Bastantes de ellos los han encontrado y han podido profundizar en la terapia. Otros simplemente han abandonado, pienso que en gran medida porque no han encontrado, en la muy extensa literatura floral, herramientas conve-nientemente calibradas para el empleo de la tcnica.

    Creo, sin necesidad de entrar en un Pine tal vez irreversible, que muchos de los que escribimos tendramos que pensar un poco en los dems y ser conscientes de que quiz deberamos hacerlo desde el rigor de la experiencia cotidiana, ms que desde el ensayo o la narracin meramente testimonial y por tanto sospechosa de Heather, no exento en ocasiones de Chicory. Pero me he propuesto no ser Beech, por lo que abandono desde ya este discurso, aunque la reincidencia es algo que ocurre incluso en las mejores familias.

    En este libro encontrar el lector algunas herramientas de las prome-tidas y dejo en sus manos el aportar otras de las que tan necesitados estamos.

    Realidades y perspectivas florales Deca que en estos momentos la terapia floral atravesaba un buen

    momento, y voy a intentar demostrarlo con datos. Todo ello se inscribe forzosamente dentro del creciente inters que los usuarios estn concen-trando en la demanda de medicinas complementarias.

    En 1984, el Instituto de Demoscopia de Alemania, realiz una en-cuesta con ms de 2000 personas y el 74% se consideraban seguidores o interesados en tratamientos naturistas. Una nueva encuesta en 1989 realizada con la misma cantidad de personas mostr que el 58% de los alemanes haban utilizado ya, al menos una vez, tratamientos naturistas. En 1992 la utilizacin haba aumentado en un 70%.

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  • La encuesta Eisenberg de EE UU, realizada en 1993 con ms de 1500 personas, detect que un 34% utilizaban medicinas complementarias.

    La Asociacin de Consumidores de Gran Bretaa en 1992, cifr en un 25 % los britnicos que en ese ao haban utilizado estos tratamientos.

    En 1981, en Holanda, el 6,4 % de la poblacin utilizaba medicinas complementarias. En 1990 era ya el 15 %, y en 1994 el 60 % utilizaba o vea muy positivamente estos tratamientos.

    En Francia, la homeopata es la medicina complementaria ms popu-lar, habiendo pasado su uso de un 16 % en 1982 a un 36 % en 1992.

    En 1996, una encuesta en 4 centros de salud de la periferia de Barce-lona y Gerona, con un total de 161 encuestados, revel que un 41,6 % de los participantes en la encuesta haba recurrido en el ltimo ao a algn tipo de medicina complementaria. Un 54 % utilizaba remedios caseros

    con sus familiares. A la pregunta de si les parecera bien o recurriran a estas medicinas si estuvieran financiadas por la Seguridad Social (medi-cina pblica espaola), un 80 % respondi que lo vera bien.2

    En Italia, segn los ltimos datos oficiales del ISTAT (Instituto Na-cional de Estadstica) en 1999, 9 millones de italianos (ms del 15% de la poblacin) fueron tratados con medicinas no convencionales. 10.000 mdicos prescriben habitualmente homeopata.3

    En Espaa se calcula que 1 de cada 4 espaoles acude a la medicina alternativa.4

    En la actualidad, 18 colegios mdicos provinciales tienen seccin de mdicos naturistas.

    Circunscribindonos ms a la terapia floral, un primer indicador de peso del inters suscitado por las flores, es la extensa literatura con la que contamos en este momento.

    El castellano y el italiano son probablemente los dos idiomas en los que por el momento existe ms literatura, tanto en traducciones como en publicaciones autctonas. En cada una de las dos lenguas se supera el centenar largo de libros. En italiano se aprecia la entrada masiva de mdicos atrados por la terapia.

    2. Toda la informacin estadstica expuesta aqu, procede del trabajo presentado por la doctora. Araceli Abilla en la V Jornada de Fitoterapia y Etnobotnica, organizada por Santiveri en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, en mayo de 2002.

    3. Extrado de MB. La Medicina Biologica. Rivista Italiana di Omeopatia, Omotossicologia e Medicine Integrte. Nm. 93. Septiembre de 2002.

    4. Ver peridico El Mundo, de 18 de abril de 1999.

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  • Ni que decir tiene que las flores de Bach estn muy representadas en internet, con gran abundancia de pginas web.5

    En 1998 la terapia floral fue incorporada al sistema de salud cubano, establecindose una diplomatura a nivel nacional, exclusiva para profe-sionales sanitarios. Estos estudios constan de 250 horas lectivas y lo ms interesante es que 100 horas se dedican a metodologa de la inves-tigacin en el campo floral. Se han formado hasta el momento ms de 2000 diplomados. Este hecho es de un inters inusual, ya que no slo implica un reconocimiento en el mbito cientfico de nuestra labor, sino que tambin, como ya habr deducido el lector, disponemos de trabajos de investigacin realizados con metodologa cientfica que validan la terapia floral frente a otros tratamientos y al placebo.6

    En los aos 2001 y 2002, tuve el privilegio de impartir en el Instituto de Ciencias Mdicas, dependiente de la Universidad de Santa Clara (Cuba), un postgrado para los diplomados en Terapia Floral, que vers sobre el Patrn Transpersonal y las aplicaciones locales.

    En Espaa, en el mbito universitario, las flores de Bach han entrado en algunos postgrados, como por ejemplo el que imparte la Universidad Ramn Llull de Barcelona (Postgrado de Terapias Naturales Orientales y Occidentales), destinado a titulados universitarios en disciplinas de la salud.

    Las flores de Bach tambin figuran en los programas de la mayora de escuelas de Naturopata.

    Diversos colegios provinciales de Diplomados Universitarios de En-fermera, tambin han incluido cursos de terapia floral para sus afiliados.

    Sin duda estos son ejemplos de los avances que se consiguen cuando las flores se administran con rigor y seriedad. Aunque hay que recono-cer que el camino por recorrer es todava muy largo.

    A nivel asistencial, existen tambin ejemplos de implantacin de la terapia en algunas reas bsicas de salud. Pero hay que destacar que este hecho depende ms en general de la tenacidad y vocacin de servi-cio de los mdicos y enfermeros que los impulsan, que del convenci-miento de quienes gestionan la salud comunitaria. Ejemplos muy

    5. Se pueden consultar como muestra las siguientes: www.sedibac.org ; www.seflor.org : www.amicidibach.com ; www.ricardoorozco.com.

    6. Algunos de estos trabajos se pueden obtener en el siguiente sitio de internet www.sedibac.org.

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    http://www.sedibac.orghttp://www.seflor.orghttp://www.amicidibach.comhttp://www.ricardoorozco.comhttp://www.sedibac.org
  • encomiables son los de los doctores Enrique Garca Tscar y Consuelo Martnez en Gijn, mdicos de familia que llevan ms de 10 aos admi-nistrando flores en la Seguridad Social, as como la meritoria labor en este sentido de la doctora Araceli Abilla, mdico de familia y naturpata en el Centro de Atencin Primaria de Cornell (Barcelona).

    Sin duda hay muchos ms casos de experiencias satisfactorias en este sentido.

    Otro tanto ocurre en Italia, donde incluso algunos psiquiatras han introducido las flores en hospitales psiquitricos. Un buen ejemplo es el de la doctora Maria Antonietta Blzola.7

    Sorprende tambin el que otro psiquiatra, Ermanno Paolelli,8 haya hecho un importante trabajo de investigacin en el campo del color, compaginando las flores con los colores.

    El asociacionismo en torno a las flores tambin ha crecido a medida que lo haca el nmero de terapeutas. En Espaa, destacara la forma-cin de SEDIBAC (Sociedad para el Estudio y Difusin de la Terapia del doctor Bach de Catalua), asociacin sin nimo de lucro de la que fui cofundador en 1993 y que en la actualidad cuenta con ms de 500

    asciados en todo el pas. En Madrid, nuestros amigos de SEFLOR tam-bien trabajan en el mismo sentido. Se puede contactar con ambas enti-

    dades mediante las direcciones que figuran al final del libro. Existe la Sociedad Iberoamericana de Terapeutas Florales, pero se-

    ria muy largo el mencionar la labor de otras sociedades en diversas lati-tudes, y el riesgo inevitable de omitir alguna de ellas me disuade defini-

    tivamente. Se han creado marcos internacionales para compartir los conocimien-

    tos y descubrimientos alcanzados. Una buena muestra de ellos son los Congresos Internacionales de Terapia Floral. Los ltimos fueron cele-brados con xito en La Habana (2000), Barcelona (2001) y Mxico

    (2002).

    Ver su libro I Fiori della Mente. I Rimedi di Bach nella Pratica Clnica. Bollati Boringhieri. ,1997.

    8. Le Qualita dell 'Anima. Techniche Nuove. Milano, 1999.

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  • Un mismo tema, diversas vas, idntico destino Quiz el tema ms apasionante de la realidad floral en la actualidad

    es la diversidad de enfoques, sin duda complementarios, sobre los que nos movemos numerosos autores y terapeutas.

    El enfoque ms o menos tradicionalista ya queda suficientemente explicitado por autores como Chancellor y la mayora de los posteriores.

    Ms adelante, el advenimiento de profesionales que vienen del mun-do de la psicologa, psiquiatra y psicoanlisis aportar una nueva luz ms clara sobre los mecanismos de la personalidad en los que se inscri-ben las disarmonas anticipadas por Bach. Buena muestra de esta co-rriente, tan beneficiosa para la comprensin de la terapia floral, es la existencia en lengua espaola de autores como Eduardo Grecco, Brba-ra Espeche, M- Luisa Pastorino, Rogelio Demarchi, Susana Veilati, Claudia Stern y un largo etc. El primero de ellos adems ofrece slidas vinculaciones entre rganos, sistemas, meridianos emocionales y ms cosas dignas de una atenta lectura.

    En italiano destaca, como ya adelantara, el doctor Ezio Sposato que ha ideado un estupendo sistema de diagnstico y tratamiento basado en las topografas ofrecidas por el alemn Dietmar Krmer. He podido cons-tatar los beneficios del sistema de mi amigo Sposato en mi propio cuerpo.9

    El trabajo ya referenciado sobre la correspondencia entre colores y flores realizado por el psiquiatra italiano Ermanno Paolelli me impresio-na cada vez ms, adems de su trabajo con la psicosntesis de Assagioli.

    En alemn brilla con luz propia Metchild Scheffer, que ha sido la fuente en la que hemos bebido la mayora de terapeutas florales. Ella integra maravillosamente lo conocido de las flores, con aportaciones propias de un inters inusual en lo que atae a crecimiento personal, simbologa, etc.

    Siguiendo con los alemanes Krmer, muy valorado en Alemania, Ita-lia, Suiza y Austria, ofrece unas topografas florales y unas teoras muy atractivas y tiles, habiendo adems realizado una brillante correlacin con la acupuntura.

    El doctor Gtz Blome ofrece muchas visiones algo especiales de la terapia y ha incursionado con xito en el campo de la astrologa.

    9. Ver su libro La Medicina Ritrovata. Xenia. Milano, 1998.

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  • En ingls destaca, adems del trabajo enorme de Chancellor, que ins-cribamos en el campo de la ortodoxia inicial, la labor de Julian Barnard, que ha incursionado en lo que l denomina el gesto de la planta, una forma de entender la signatura, relacionando la forma y el comporta-miento de la planta en su hbitat, color, etc. con aplicaciones teraputi-cas. Sus escritos no tienen desperdicio.

    Tambin muy meritoria es la visin enormemente espiritualizada que de las esencias ofrecen Katz & Kaminsky.

    En poco tiempo los cubanos han llevado la aplicacin de las flores al terreno de la medicina aloptica con una gran naturalidad, dando un ejem-plo de integracin que produce una sana envidia. Hay una gran dificultad para la publicacin en formato de libro, salvo en el caso del gran psiclo-go y amigo Boris Camilo Rodrguez, pero eso no es bice para que hayan realizado trabajos, como ya anticipaba, de una gran rigurosidad.

    Para que la lectura de esta introduccin no sea demasiado farragosa prefiero remitir al lector a la bibliografa final, donde cito los libros de tantos autores mencionados.

    Mi contribucin y punto de vista en el marco de estos nuevos enfo-ques florales quedan reflejados en esta publicacin.

    Tambin en la ltima dcada han cobrado peso otros sistemas flora-les. como el de California (Katz & Kaminsky), el australiano Bush Unicista (Tan White), Pegasus, orqudeas de diversas procedencias (Ama-zonas, Machu Pichu), Rosales, Cactus, y una lista interminable que lle-ga probablemente a 400.

    Desde luego todos merecen atencin y probablemente tienen su lugar centro de la terapia floral.

    Personalmente he decidido profundizar al mximo en el de Bach, porque sigo pensando que slo sabemos un 30 o 40 % del mismo. La prueba irrefutable para m es que continuamente se producen nuevos descubrimientos y aplicaciones desconocidas hasta el momento.

    Creo que a veces confundimos nuestros lmites personales con los de terapia de Bach, por lo que se tiende a no profundizar suficiente en la

    misma. Esta circunstancia puede determinar que creamos no tener bas-tante con esta herramienta.

    Una flor de Bach no es la pgina de un libro, sino un universo carga-do de inmensidades y probabilidades, en gran parte desconocidas. Y todo esto con ser el nico sistema floral que puede acreditar 70 aos

    de prctica y casustica.

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  • Mi trabajo con los Patrones Transpersonales es una tarea que proba-blemente me lleve el resto de la vida (poca o mucha) y mi funcin pare-ce ser por el momento sta, por lo que inevitablemente no he podido profundizar sobre los otros sistemas florales y otros temas sin duda inte-resantes, ya que el tiempo es veloz y tajante.

    Para algunos esto puede parecer un signo de rigidez y una limitacin. De otros sin embargo recibo un apoyo y reconocimiento constante que me hace pensar que tal vez no est del todo equivocado en mi postura.

    Creo firmemente que todos los caminos son igual de buenos si nos llevan a un mayor conocimiento de nosotros mismos y de la enferme-dad, y se emplean en beneficio, como deca Bach, de la humanidad que sufre y no en el engorde de nuestros egos.

    Instrucciones y advertencias para un buen uso de este manual Parto de la base que el lector ya conoce en menor o mayor medida el

    sistema Bach. Por este motivo se omiten las descripciones bsicas de las esencias, por otra parte suficientemente descritas en numerosos libros. Slo comentar algunos aspectos bsicos, cuando stos nos ayudan a comprender otros temas ms complejos.

    Este manual se desarrolla desde una premisa bsica: nada de lo pro-puesto aqu como herramienta es alternativo a los usos tradicionales de las flores de Bach y el Patrn Transpersonal (PT) representa por consi-guiente un complemento a las aplicaciones personalizadas de las flores y de ninguna manera, repito, una alternativa, ya que cada persona es diferente y la terapia no trata enfermedades sino enfermos (y no enfer-mos). Estar reiterando continuamente este punto an a riesgo de hacer-me tan pesado como una cacata tropical, pero para m es muy impor-tante dejar esta circunstancia bien clara.

    He buscado explicar el Patrn Transpersonal, a diferencia de mi pri-mer libro, en cierta forma desde arriba, para lo que me ha sido de ayuda leer a Rupert Sheldrake, Henry Reed, y profundizar un poco ms en Barnard.

    Despus de la fundamentacin del PT y de los hallazgos de este con-cepto en la obra de Bach, paso a describir, esencia por esencia, este

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  • principio. Si bien cada flor representa un captulo diferenciado, reco-miendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que si-guen el orden cronolgico del libro.

    Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, sntomas, etc., porque saba que seran inmediatamente sacados de contexto y utiliza-dos en una suerte de alopatizacin del sistema.

    Una encantadora pareja de alumnos, Ros Menoyo y Albcrt Bover, psiclogos ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de reper-torio transpersonal para desarrollar conjuntamente. He estado dudando casi hasta ltima hora, pero finalmente he decidido no incluirlo por las razones antedichas.

    Pero como contrapartida, tal vez paradjica, he decidido consignar varias docenas de frmulas de probada eficacia en la pragmtica creen-cia de que, adems de su efectividad, ayudaran en la comprensin de la terapia y los principios que animan el libro.

    Creo que ya es momento de concluir esta introduccin, porque tengo entendido que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en s.

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  • principio. Si bien cada flor representa un captulo diferenciado, reco-miendo la lectura correlativa ya que hay referencias continuas que si-guen el orden cronolgico del libro.

    Siempre he sido renuente a los repertorios de cuadros, sntomas, etc., porque saba que seran inmediatamente sacados de contexto y utiliza-dos en una suerte de alopatizacin del sistema.

    Una encantadora pareja de alumnos, Ros Menoyo y Albert Bover, psiclogos ambos, me presentaron un bosquejo muy avanzado de reper-torio transpersonal para desarrollar conjuntamente. He estado dudando casi hasta ltima hora, pero finalmente he decidido no incluirlo por las razones antedichas.

    Pero como contrapartida, tal vez paradjica, he decidido consignar varias docenas de frmulas de probada eficacia en la pragmtica creen-cia de que, adems de su efectividad, ayudaran en la comprensin de la terapia y los principios que animan el libro.

    Creo que ya es momento de concluir esta introduccin, porque tengo entendido que no debe ser mayor que el desarrollo del libro en s.

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  • PRIMERA PARTE EL PATRON TRANSPERSONAL

    FUNDAMENTOS Y DEFINICIONES

  • 1. ALGO NO CUADRA DEL TODO

    Viejos tpicos a superar Podemos llegar a las flores de Bach por diversas vas. Muchos lo han

    hecho desde su posicin de pacientes, otros han devenido en terapeutas desde el autodidactismo. Una proporcin bastante alta lo ha hecho des-de el tamiz de algn curso, tanto en el cuerpo de estudios de naturopata como de la terapia floral por separado.

    Cualquiera que haya sido la forma de aproximacin, de alguna ma-nera y en un cierto momento, hemos situado la terapia en algn compar-timiento ms o menos estanco de nuestro conocimiento. Dicho de otra forma, hemos archivado con una etiqueta las premisas que creemos ex-plican y articulan la terapia.

    Inevitablemente este proceso, de hecho natural, implica a menudo una excesiva simplificacin, palabra que termina de la misma forma que limitacin.

    Como quiera que sea, es habitual or de las flores lo siguiente: Es una terapia interesante que acta en el mbito de lo mental y emocional. Por consiguiente, puede ser de alguna ayuda en el contexto de otras disciplinas donde lo principal es precisamente esa otra terapia.

    Creo que sta es la opinin que mucha gente tiene an de las flores de Bach o al menos es el encuadre que se les da en diversas escuelas de naturopata.

    Sin embargo, quienes hemos profundizado en las esencias y las utili-zamos como terapia principal, o incluso como monoterapia, tenemos una percepcin bastante diferente del tema, que nos lleva al convenci-miento de lo siguiente: La terapia floral es una verdadera medicina \ holistica que opera sobre todos los campos de nuestro ser: mental 1

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  • emocional, fsico y espiritual. Y esto ocurre, en la mayora de los casos, simultneamente.

    Pero aqu el tema es el siguiente: Qu es lo que ha llevado a tanta gente a tener una visin reduccionista de las flores? Sin duda sta es una pregunta simple de esas de respuesta compleja.

    Por una parte, pienso que ha contribuido a este error el no leer sufi-cientemente a Bach. Creo que l deja bastante claro que las flores son un instrumento de evolucin espiritual. Es ms, todo su sistema gira en torno a lo que define metafricamente como un da de colegio en el que se debe aprender una o como mximo dos lecciones. Quiere que estemos bien atentos y conscientes de ese aprendizaje que es el verda-dero sentido de la encarnacin.

    Como quiera que sea, en mi primer libro ya dediqu bastante espacio a analizar los lineamientos espirituales de la terapia y no querra resultar redundante.

    La espiritualidad no es como las ideas polticas, algo que se pueda o no tener. Simplemente est y todo el discurso de Bach no deja de insis-tir, una y otra vez, en esta premisa bsica.

    A Por otra parte, pienso que muchos terapeutas han confundido los bre-vsimos retratos de florales de Bach, hechos para la autoprescripcin de las esencias, con la descripcin de lo que la esencia hace a todo nivel. Haran falta 39 libros de no menos de 100 pginas cada uno para tener un pequeo atisbo de ello. Creo que este tema resulta tan evidente que no me detendr ms en l.

    Despus, hay otra creencia bastante generalizada de que las flores no actan sobre el cuerpo fsico. Bach da una gran importancia a este lti-mo. Basta con citar algunos pasajes suyos para encuadrar el tema:

    No hay nada accidental con respecto a la enfermedad, ni su tipo, ni la zona del cuerpo donde se manifiesta: como cualquier resultado de la energa sigue la ley de causa y efecto. 1

    Si sufren de asma o dificultades respiratorias, estn de alguna manera as-fixiando a otra persona o les falta coraje para hacer el bien y eso los sofoca (...) Incluso la zona afectada indica la naturaleza del defecto: las manos sea-lan un fracaso o una equivocacin al actuar; los pies un fallo en ayudar a otros; el cerebro, falta de control. El corazn, deficiencia, exceso o conducta

    1. Crate t Mismo.

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  • errnea en el aspecto afectivo. Los ojos, falencias en ver y comprender ade-cuadamente la verdad cuando est ante nosotros...2

    Como intentar demostrar ms adelante, el doctor Bach lea en el cuerpo el sentido y el mensaje de los sntomas y los signos, traducindo-lo, inmediatamente, a un lenguaje floral, en lo que podemos entender como una verdadera semiologa floral.

    No obstante, Bach era consciente de la necesidad de simplificar, si lo que quera era llegar al mayor nmero posible de personas. Valoremos el que las acotaciones anteriores iban destinadas a un auditorio de mdi-cos homepatas y por tanto supuestamente receptivos a este tipo de lec-tura corporal simblica, lo que no puede entenderse, mirado desde este prisma, como algo excepcional.

    Siguiendo con el objetivo de la simplificacin, Bach afirmar ms adelante:

    En el tratamiento de casos con estos remedios, no se presta ninguna aten-cin a la naturaleza de la enfermedad. 3 Estas manifestaciones, que parecen zanjar de alguna forma el tema,

    no significan demasiado para m, habida cuenta de su forma de prescri-bir las esencias. Bach, hombre pragmtico y entusiasta donde los haya, deba continuamente adecuar su discurso al cumplimiento estratgico de sus objetivos, lo que lo obligaba a modificar frecuentemente algunas partes del mismo.

    Creo firmemente que a la mentalizacin exagerada en el uso de las esencias, ha contribuido de forma decisiva la prepotencia y rigidez de la medicina aloptica.

    Como quiera que esta ltima desprecia en gran medida lo emocional y mental como causa o activador de la enfermedad, surge en contraposi-cin a ello una postura equivalente que acta como contrapeso, lo que nos habla de contraponer rigidez a rigidez. El dogma es el siguiente: la mente, slo la mente, el cuerpo no importa.... Pero yo me pregunto lo siguiente: Para qu hemos encarnado en un cuerpo fsico, sino para que ste nos sirva de vehculo y tambin de pantalla de lectura y preven-cin de disarmonas que ocurren en un nivel ms sutil?

    2. Conferencia pronunciada en Southport (1931) para mdicos homepatas. 3. Los Doce Curadores y Otros Remedios.

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  • Definitivamente resulta imposible separar mente, emocin, fsico y alma, ya que forman parte indivisible de esto que atiende a la denomi-nacin de seres humanos.

    No somos, como bien dice mi amigo Sposato, bistecs que cami-nan, pero tampoco almas o mentes desencarnadas, al menos de mo-mento.

    Nuevos enfoques a considerar e integrar Es necesario volver la vista atrs (sin necesidad de convertirnos en

    estatuas de sal como la mujer de Lot) y volver a los orgenes de la terapia floral una y otra vez, para obtener los dorados frutos que las esencias nos reservan. Para ello se requiere releer y reinterpretar a Bach sin prejuicios ni a prioris.

    Tambin hablamos de los orgenes, cuando leemos el libro de esa maravillosa mujer que fue Nora Weeks,4 sin la cual estoy convencido de que hoy no sabramos ni quin fue Bach.

    Si a los dos anteriores unimos la imprescindible recopilacin de Philip Chancellor,5 ya tenemos suficiente material para fundamentar mi trabajo sobre el Patrn Transpersonal.

    De la lectura de estas tres fuentes, se extraen varias conclusiones coincidentes que apuntan en una misma direccin. El criterio prescriptivo floral procede de tres encuadres complementarios que actan a modo de cmaras, enfocando al paciente desde tres ngulos diferentes:

    Mental. Emocional. Conductual. Creo que no nos equivocamos al afirmar que las flores parecen en

    inicio prescribirse basndose en lo que uno piensa, siente y hace. Y se trabaja en esa poca, tal como refleja sobre todo Chancellor, de una manera simple y eficaz, sin complicaciones. Desde luego no hay en ese entonces una visin psicologista, ni mucho menos psicoanaltica, en la interpretacin de lo que ocurre en el paciente.

    4. Weeks, Nora. Los Descubrimientos del Dr. Edward Bach. Lidiun. Buenos Aires, 1993. 5. Chancellor, Philip. Flores de Bach. Manual Ilustrado. Lidiun. Buenos Aires, 1994.

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  • Y hasta aqu todo parece muy claro, pero enseguida empezamos a ver deducciones y prescripciones florales digamos que heterodoxas. Algo empieza a no cuadrar del todo con los postulados desgranados ms arriba.

    Personalmente, fui el primer sorprendido cuando me di de narices con el paradigmtico caso del famoso electricista, narrado por el propio Bach.6

    Vale la pena detenerse en l, por lo que lo reproduzco ntegramente:

    Sexo masculino, 21 aos

    Antecedentes: El paciente se dedicaba a la instalacin de cables elctricos, y en el mo-

    mento del accidente se encontraba subido en el extremo de un poste de diez metros de altura. Estaba trabajando en la instalacin de un cable positivo, es decir conductor, y mientras lo sujetaba, el viento agit contra l el cable nega-tivo, o de tierra, cuyo contacto hizo circular 700 voltios a travs de su cuerpo.

    Su mano derecha, que sujetaba el cable positivo, se cerr espasmdicamente sobre l, como suele suceder en los casos de electrocucin, sin poder soltarlo: una vez liberado del contacto con el cable de tierra, cay desde los diez me-tros, sobre un cerco de arbustos que amortigu el golpe, recogindosele en estado de semi-inconsciencia. Tratamiento:

    O C T U B R E 24: Revis al paciente cuatro das despus del accidente. La mano derecha se hallaba hinchada a casi tres veces su tamao normal, con severas quemaduras en la yema del pulgar, entre los dedos anular y meique, y en el lado externo de la palma. La mano careca de toda sensacin, y en cierta forma estaba prcticamente muerta, con una total ausencia de dolor.

    Inmediatamente se le administr Clematis en forma interna, para devolver la vida a la mano, agregando Impatiens en forma de locin, para actuar como blsamo sobre las heridas.

    O C T U B R E 2 6 : La mano ha empezado a volver a la vida, y al retornar el tacto ha comenzado a doler cuando se la mantiene suspendida hacia abajo: tambin ha disminuido la inflamacin. Durante la maana, el paciente pis accidentalmente a su pequeo cachorro, y el grito que lanz lo sobresalt de

    6. Extrado de Bach por Bach. Obras Completas. Escritos Florales. Continente. Buenos Aires, 1993.

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  • tal forma que le oblig a sentarse, temblando y estremecindose convul-sivamente, como lo haba hecho durante el shock elctrico. Sin embargo, el paciente se manifestaba externamente alegre, y minimizaba la importancia de sus heridas.

    En esa oportunidad se le proporcion Agrimony, Mimulus y Rock Rose en forma interna: Agrimony, para el estado mental de excitacin a pesar de sus quemaduras; Mimulus para suavizar el sistema nervioso, y Rock Rose para prever posibles complicaciones, tales como hemorragias en las heridas.

    O C T U B R E 2 8 : La mano aparece mucho menos inflamada, pero tiende a do-ler cuando se la venda; por primera vez sangr ligeramente por las quema-duras.

    Se agreg Impatiens a la locin de calndula utilizada para vendar la mano; tambin se administraron Impatiens y Agrimony internamente: Impatiens para el dolor, y Agrimony, como antes, para el estado mental.

    O C T U B R E 3 0 : Las heridas, que hasta el momento no haban presentado nin-guna reaccin saludable, comenzaron a supurar con un olor ofensivo, espe-cialmente la de la yema del pulgar, y fue preciso vendarlas dos veces al da.

    Dos de los dedos temblaban y se estremecan espasmdicamente. El pa-ciente no haba vuelto a ser el mismo desde el shock elctrico. An careca de sensaciones en el pulgar o en su yema, pero la mano ya casi haba vuelto a su tamao normal.

    Se le administraron Scleranthus, Clematis y Gentian en forma oral: Scle-ranthus para la inestabilidad de los dedos; Clematis para volverlo a su perso-nalidad normal, y Gentian para aliviar una ligera depresin.

    N O V I E M B R E 2: Ligera mejora, pero an persiste la insensibilidad del pulgar y el rea circundante.

    N O V I E M B R E 5 : Se genera un cierto temblor en la mano, cuando el paciente trata de abrir y cerrar los dedos.

    Se le administraron Clematis, Gentian y Scleranthus internamente: Clematis para devolverle la vida a la mano; Scleranthus para el temblor, y Gentian para la ligera depresin, que an persista.

    N O V I E M B R E 11: El paciente evoluciona bien, excepto por cierta rigidez en los dedos, especialmente el pulgar, que aparece bastante bloqueado.

    Se le proporcion Vervain internamente, agregndola tambin a la locin, a fin de combatir la rigidez.

    N O V I E M B R E 1 7 : La mano est mucho mejor; puede escribir algo a mquina, y las heridas prcticamente han cicatrizado, excepto la ms grande de la yema del pulgar, donde los tejidos se haban quemado hasta la fascia.

    Se le administr Vervain para cierta rigidez remanente, y se aplic Impatiens en las vendas por si las terminales nerviosas expuestas provocaban algn dolor.

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  • N O V I E M B R E 1 8 : Cuando el paciente lleg para el siguiente vendaje, no slo poda mover libremente el pulgar, sino que manifest encontrarse maravillosa-mente bien; se senta en excelente estado, y pudo hacer una caminata de diez millas.

    A partir de ese momento, el progreso fue rpido, y la herida ms grande cerr sin ninguna supuracin ms. La nueva piel se form naturalmente, ha-ciendo evidente que no hara falta ningn tipo de implante de piel, y que la mano no presentara ningn tipo de discapacidad posterior. Las cicatrices re-sultantes fueron muy leves, y slo sobre la yema del pulgar, donde la quema-dura haba alcanzado el cuarto grado.

    Antes de analizar esta historia, conviene aclarar algunos trminos. Como resulta obvio, se echa en falta algunas flores como Crab Apple, para la limpieza de las heridas, Star of Bethlehem para el trauma en s. o bien el propio Rescue Remedy.

    La razn de su ausencia es que en esa poca Bach slo trabajaba con los doce sanadores. No en vano hablbamos del inicio de la tera-pia, por lo que este caso puede datarse a finales de 1932 o principios de 1933.

    Lo primero que destaca en la historia del electricista es la aparicin de una cuarta cmara que se desplaza al escenario de la manifestacin y traduce en un lenguaje floral lo que se est produciendo. Por ejemplo, la mano est como muerta, es otra manera de decir necesita Clematis para devolver la vida a la mano.

    El temblor de los dedos es traducido inmediatamente a una expresin ms genrica: inestabilidad, que Bach relaciona inmediatamente con Scleranthus.

    El uso de Vervain para la rigidez no tiene desperdicio ya que incluso lo aplica localmente, adems de la prescripcin oral. Hoy ya resulta f-cil relacionar la esencia con el Patrn Transpersonal de rigidez dinmi-ca, es decir una rigidez caliente, inflamatoria, subsiguiente a las heridas ocasionadas por las quemaduras.

    Impatiens es literalmente utilizado como analgsico, ya que lo em-plea localmente como blsamo en forma de locin, aunque hoy sabe-mos que tambin sirve para la rigidez inflamatoria que sin duda era patente en este caso.

    Es muy significativo el uso que hace de Mimulus como ansioltico para suavizar el sistema nervioso. Esta aplicacin no personal de Mimulus, se ver en bastantes ocasiones en la recopilacin de Chancellor.

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  • Agrimony tambin se da como ansioltico. En muchos ms casos lo ve-mos recetado para el picor, dolor, etc.

    De todas las aplicaciones de esta historia, la nica que en realidad parece tradicional es la de Gentian, para aliviar una ligera depresin, y un comentario de Agrimony sobre la minimizacin que hace el elec-tricista de sus heridas, manifestndose alegre.

    Este caso tiene para m un valor aadido que viene dado por las apli-caciones locales de las esencias, tema en el que he trabajado los ltimos 10 aos, con resultados muy estimulantes.

    Siguiendo con la historia en cuestin, resultara muy simplista y te-merario el pensar que Bach no tena un buen da, o que acaso se haba excedido en la taberna de Cromer o incluso que olvid destruir un rela-to lleno de desatinos florales. Volveremos ms adelante sobre este caso.

    Lo reseado hasta aqu no es tan atpico como parece. Podramos pensar que al tratarse de los inicios de la terapia, los criterios de aplica-cin an no estaban lo suficientemente cimentados y que ms adelante se terminara abandonando esta forma tan curiosa de prescribir las esen-cias. Pero sin embargo, esto no ocurre, y seguimos encontrando una tendencia a prescribir, de vez en cuando, flores que no se deducen de la personalidad ni de la actitud del paciente.

    Sigamos un poco con Chancellor, del libro ya reseado, para ver apli-caciones atpicas de Agrimony:

    Unos terneros que sufran de tia respondieron bien a Crab Apple y Agrimony, la ltima porque los animales estaban torturados por la irritacin.

    Como se ve aqu no se est hablando de unos terneros que minimi-cen sus problemas actuando con una mscara de alegra y cordialidad forzada, ni siquiera que positivicen en exceso.

    El siguiente caso pertenece al propio Bach y es transcrito por Nora Weeks. En l se vuelve a ver la aplicacin de Agrimony por caracters-ticas no personales del paciente, sino por la tortura. Tambin es intere-sante la pauta de administracin. Como vemos el famoso 4 gotas 4 veces al da no viene de Bach:

    Un hombre de 38 aos estaba sufriendo un serio reumatismo desde haca 5 semanas. Cuando se le vio por primera vez, todas las articulaciones estaban

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  • afectadas por hinchazn y sensibilidad. Estaba muy dolorido y se revolva en su tormento, sin poder quedarse quieto.

    Se le administr Agrimony cada hora durante 20 horas, observndose en-tonces una notable mejora; el dolor y la hinchazn haban desaparecido por completo, a excepcin de una articulacin en el hombro. El paciente estaba ms tranquilo y menos ansioso. Se continu dndole Agrimony durante otras 6 horas, al cabo de las cuales el paciente durmi durante 4 horas. Al desper-tar, el dolor haba desaparecido por completo.

    Hombre de 51 aos de edad. Durante los ltimos 28 aos haba sufrido psoriasis en las piernas, con irritacin y escamas. Esta afliccin, que haba sido producida por un perodo de ansiedad y preocupacin, le causaba gran tormento mental y desesperaba de curarse alguna vez. Por naturaleza tenia tendencia a ser demasiado serio; aunque tena sentido del humor no poda suprimir una sensacin de disgusto engendrado por la enfermedad. Franca-mente no tena esperanzas en curarse pero para dar el gusto a su mujer nos consult. Se le recet Gorse por su extremada desesperanza y por la larga duracin y la persistencia del malestar; Agrimony para combatir el tormento mental que le provocaba la psoriasis y Crab Apple para el disgusto consigo mismo y para que le limpiara la mente y el cuerpo. Un mes ms tarde nos escribi: Me siento mejor conmigo mismo y ms esperanzado. Tengo la piel menos irritada que en mucho tiempo y la descamacin es insignificante, mien-tras que el tamao de las llagas disminuye. El tratamiento continu durante 6 meses ms, al cabo de los cuales una carta suya deca: Jams me he senti-do tan bien en la vida. Es casi imposible creer que me he curado de una enfermedad tan larga. Cada da que pasa me siento mejor.

    En el caso anterior vemos perfectamente un tpico ejemplo de fusin entre lo que consideramos la tendencia ortodoxa (personalizada) de pres-cribir las flores: el uso de Gorse es impecable para su claudicacin ante la enfermedad, as como el de Crab Apple para limpiar la mente y el cuerpo, con la otra forma que vengo anticipando, la que podemos lla-mar heterodoxa (o no personalizada). Salta a la vista que la aplicacin de Agrimony es simplemente para el tormento mental o, dicho de otra forma, la ansiedad o incluso angustia que le causa la enfermedad.

    Sigamos un poco ms con Chancellor: Nia de 10 aos. Cuando nos llamaron estaba en semicoma por neumona,

    tena mucha fiebre y estaba muy inquieta. Sus padres se sentan aterrorizados y el mdico de la familia estaba atendindola. A ella y a los padres se les dio Rock Rose de inmediato. Se intentaba neutralizar su serio estado y contrarres-tar el terror que sus padres le transmitan. A intervalos le mojaban los labios y las encas con el remedio Rock Rose. A las dos horas, la temperatura haba

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  • bajado mucho y durante la noche recibi dosis de Rock Rose cada hora. Cuando despert el da siguiente, aunque la temperatura era normal, todava estaba muy dbil y molesta. A Rock Rose se agreg Centaury que combate la debi-lidad y Chicory, que es para los que estn inquietos. Su progreso fue gradual y excelente y en poco tiempo estuvo bien de nuevo.

    En este caso podemos observar un interesante uso de Rock Rose, donde se trata el pnico en el ambiente y sus posibles consecuencias sobre la nia. Pero en realidad lo he elegido, porque se hace un uso no personal de Centaury para dar energa, o combatir la debilidad. Por otra parte es curiosa la aplicacin de Chicory para los que estn inquie-tos.

    Nora Weeks recoge en su libro historias del propio Bach, donde tam-bin podemos encontrar aspectos interesantes relacionados con nuestro tema. Dado lo extenso del caso, slo expongo la primera mitad.

    Un hombre de edad mediana, lisiado, con artritis reumatoide en ambas caderas, rodillas, tobillos y muecas, haba perdido las esperanzas de recupe-rarse. Se las arreglaba para moverse con la ayuda de dos bastones, pero su-fra dolores constantes. Las articulaciones estaban seriamente deformadas, los msculos atrofiados y su estado general era precario. Padeca estreimiento y hemorroides que sangraban frecuentemente y estaban siempre irritadas.

    A pesar de tener grandes dificultades para desplazarse, continuaba traba-jando, realizando una tarea que le obligaba a estar de pie muchas horas por da. Intent todo tratamiento posible con la esperanza de encontrar algn leve respiro, pero con muy poco xito.

    Era de ndole nerviosa, excesivamente preocupado de que su familia y tra-bajo se perjudicaran por l. Se culpaba por su enfermedad y trabajaba en exceso, lo que le debilitaba an ms y le volva irritable y susceptible.

    Se le dieron los siguientes remedios: Gorse por desesperar de la curacin: Red Chestnut por su preocupacin excesiva por los dems; Vervain por su intensidad y tensin excesiva; Centaury por la debilidad; Mimulus por su ner-viosismo e Impatiens por su impaciencia e irritabilidad (...).

    En esta historia destaca el uso de Centaury por la debilidad. No deja de asombrarme el uso generoso que hacan antiguamente de Mimulus como ansioltico. He encontrado docenas de casos donde se aplica de esta forma.

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  • Conclusiones Podra seguir durante mucho ms espacio exponiendo los hallazgos

    de estas aplicaciones florales no personales, pero creo que ya son ejem-plo suficiente para que el lector se d cuenta de lo que pretendo por el momento, que no es otra cosa que demostrar que haba una cuarta c-mara que serva para interpretar, traducir y prescribir esencias, ms all de los parmetros mentales, emocionales y conductuales estandarizados.

    Esa cmara, repito, lea y traduca a un lenguaje floral aquello que registraba en lo concerniente sobre todo a la forma de la manifestacin somtica o funcional.

    Producto de ello, algunas esencias eran prescritas como comple-mentacin de las que venan dadas por criterios ms personales.

    Esta forma complementaria de seleccionar algunas flores implica un conocimiento profundo del patrn energtico genrico vibracional de la flor, abrindose por consiguiente muchas posibilidades teraputicas poco exploradas en lo que a terapia floral se refiere.

    Mi impresin personal es que esa especie de cmara, de herra-mienta en suma, se fue perdiendo al paso del tiempo debido, sobre todo, a la excesiva mentalizacin de la terapia a la que antes me refera, o tal vez a un intento de sistematizacin de la praxis floral que resultase ms accesible para la mayora de terapeutas y usuarios.

    De hecho, la mencionada herramienta se vena utilizando en forma rudimentaria y automtica, en una especie de relacin implcita que equi-paraba inestabilidad a Scleranthus, debilidad a Centaury, nerviosismo a Mimulus, tormento a Agrimony, etc.

    Pero para aplicar una herramienta es necesaria una suerte de calibra-do de la misma o, lo que es igual, una sistematizacin que necesaria-mente debe incluir unos cdigos, unos trminos, unas instrucciones.

    El trabajo que expongo aqu va destinado precisamente a eso, a ofre-cer una herramienta que nos ayude a sacar ms provecho de las ilimita-das posibilidades teraputicas que las esencias ofrecen, a mi modo de ver bastante infrautilizadas.

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  • 2. DE LA MICROPERSPECTIVA A LA MACROPERSPECTIVA. DE LO ABSTRACTO A LO CONCRETO. DE LA ENERGA UNIVERSAL AL PATRN TRANSPERSONAL

    Dios cre las formas del Universo con msica y geometra. E D G A R CAYCE

    Modelos filosficos. Modelos energticos Sabemos que las esencias no actan por principios moleculares acti-

    vos, dada la dilucin con la que trabajamos y los mtodos con que se las prepara.

    Este libro no abordar un tema tan general como es el de las terapias energticas o vibracionales y sus mecanismos de accin.1

    Pero sin embargo, s considero necesario referirme muy sucintamente a algunos enfoques energticos que nos ayudarn a comprender cmo se genera lo que yo entiendo como un Patrn Transpersonal.

    Tomo prestados algunos conceptos y pasajes provenientes de Henry Reed,2 Rupert Sheldrake3 y Julin Barnard.4 Sin ellos saberlo, sus traba-

    1. Ya me refer en mi primer libro a dichos mecanismos, pero me parece que el mejor texto para entender este tema tan complejo sigue siendo: La Curacin Energtica. Richard Gerber. Robin Book. Barcelona, 1993. Un verdadero best seller de las medicinas energticas, completa-do por su posterior trabajo: La Curacin Vibracional. Robin Book. Barcelona, 2001.

    2. El Despertar de los Poderes Psquicos. Henry Reed. Edaf. Madrid, 1991, 1999. 3. Una Nueva Ciencia de la Vida. Rupert Sheldrake. Kairs. Barcelona, 1990 y en menor

    medida La Presencia del Pasado. Rupert Sheldrake. Kairs. Barcelona, 1990. 4. Las Plantas Sanadoras de Edward Bach. Julin & Martine Barnard. Flower Remedy

    Programa. Hereford, Inglaterra, 1999. Traducida de la edicin inglesa de 1988.

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  • jos me han ayudado considerablemente a respaldar con hiptesis teri-cas muy atractivas, mi concepto de Patrn Transpersonal. Esto es para m muy importante, ya que as se puede entender ste, a menudo difcil, concepto, partiendo en cierta forma de ms arriba que en mi primer libro.

    Podemos intentar explicar el mundo en el que vivimos, y esto incluye todo lo comprendido en la naturaleza, lo fenomenolgico, lo material, el mundo de las formas, las ideas, los pensamientos, etc., desde dos gran-des perspectivas enfrentadas: microperspectiva y macroperspectiva.

    La primera de ellas forma parte de lo que entendemos como punto de vista mecanicista, cientfico. Desde este enfoque, la ciencia reduce toda la vida a la accin de la qumica y la fsica, usando el tomo como ladrillo.

    Engancha unos cuantos tomos y obtendrs una sustancia qumica. Mez-cla algunas sustancia qumicas y obtendrs una reaccin qumica. En algn punto de esta secuencia, una de estas reacciones qumicas, afortunadas pero accidentales, crean nuevas formas vivas. Despus de un tiempo llegamos a las plantas, a los animales y a los seres humanos. Un pensamiento humano es el resultado final de reacciones qumicas en el cuerpo que responden a sucesos fsicos y qumicos en el mundo exterior. Todo se explica como una cadena de secuencias de causa efecto que implican bsicamente procesos atmicos. 5

    En este enfoque, todos los procesos se analizan en trminos de la parte menor. Pero incluso muchos cientficos, entre los que incluimos al preclaro y revolucionario Sheldrake, rechazan el emplear la micropers-pectiva para explicarlo todo, ya que es evidente que esta teora no con-sigue justificar el porqu de las formas concretas. Por ejemplo, si con-sideramos una estructura compleja como una protena y las formas moleculares posibles que puede adoptar, el nmero resultante es astro-nmico. Si calculamos el tiempo posible que tardara en probar todas esas posiciones mediante rotaciones, ste sera mayor que la edad del Universo conocido. (Sheldrake).

    Frente a esta visin reduccionista, oficial en este momento, que re-presenta la microperspectiva, surge otra opuesta llamada macro-perspectiva. En ella se analiza la vida en trminos de los procesos ms generales que engloban y gobiernan a los ms pequeos.

    5. Henry Reed. Op. cit.

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  • La macroperspectiva es tambin holstica,6 pues concibe el sistema no como una amalgama de partes, sino como un todo, al igual que la ecologa. Algunos descubrimientos recientes de la fsica cuntica, segu-ramente ayuden en un futuro cercano a inclinar a la ciencia hacia una concepcin del mundo ms integrada holsticamente.

    Sin embargo, esta macroperspectiva no es para nada una novedad. De hecho, es la microperspectiva la que apenas tiene unos pocos cientos de aos.

    Para Platn, muy influenciado por el pitagorismo (concepto de idea-nmero), las formas del mundo de la experiencia sensorial eran como reflejos imperfectos de Formas o Ideas arquetpicas y trascendentes. Tambin Aristteles crea en la existencia eterna de las formas espec-ficas.

    La macroperspectiva da por sentado que detrs de todo fenmeno, subyacen principios preexistentes de orden, de jerarqua.

    En este punto resulta muy esclarecedor citar un prrafo de Richard Gerber:

    Los niveles de ordenacin constitutivos de toda vida y de toda materia se rigen por leyes implcitas de forma: las energas sutiles que determinan la forma existen como pautas geomtricas repetitivas y figuras que influyen so-bre la expresin de toda clase de sistemas, desde el tomo ms diminuto hasta las ms inmensas galaxias. 7

    Pero an es posible concretar un poco ms. Para Sheldrake, las for-mas de la naturaleza son precipitados orgnicos de patrones maestros (arquetipos en un sentido amplio) que existen en una realidad de otra dimensin que denomina campo morfogentico.

    Las teoras de Sheldrake son en realidad una explicacin cientfica, aunque en ocasiones algo compleja, de cmo se puede llegar a entender lo que denomino como Patrones Transpersonales.

    Pero vamos a profundizar ms en estos conceptos. Quiz un buen comienzo sea partir de lo que energticamente podemos considerar el inicio, valga la redundancia.

    Todos hemos odo hablar, como modelo energtico terico, de una energa primordial, de algo mayor que lo impregna todo: Lo Uno. Claro

    6. Holos, significa todo, entero en griego. 7. Op. cit.

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  • que a este principio germinal podramos llamarlo Dios, Energa Univer-sal, Amor (como veremos enseguida Bach prefiere utlizar este ltimo trmino).

    Lo Uno se expresa en manifestaciones especficas aunque interco-nectadas. Estas manifestaciones se ven como patrones: patrones de vi-bracin.

    En este punto es interesante el ver como Bach recurre a una imagen budista (Red Enjoyada de Indra), que cristianiza convenientemente, para explicar mediante una de sus habituales metforas el principio inaltera-ble de Lo Uno, a lo que se refiere como principio de la Unidad de Todas las Cosas:

    Asumir que el Creador de todas las cosas es el Amor, y que todo lo que registra nuestra conciencia en su infinito nmero de formas, son manifestacio-nes de ese Amor, ya sea un planeta, un guijarro, una estrella o una gota de roco; tanto en el hombre como en una forma de vida inferior.

    Quiz sea posible tener un atisbo de esta concepcin, pensando en nuestro Creador como un gigantesco sol resplandeciente de amor y generosidad, desde cuyo centro irradia en todas direcciones un infinito nmero de brillantes rayos luminosos. Nosotros, al igual de todo aquello de lo que tenemos conciencia, somos nfimas partculas al extremo de esos rayos, enviadas para obtener experiencia y conocimiento, para regresar finalmente al gran centro. Y aun-que para nosotros cada rayo pueda parecer separado y distinto, es en realidad parte de ese Gran Sol Central. La separacin es imposible, ya que tan pronto como uno de los rayos es separado de su fuente, inmediatamente deja de existir.

    Quiz podamos comprender as algo de la imposibilidad de la separacin, pues a pesar de que cada rayo pueda poseer su propia individualidad es, no obstante, parte de la gran fuerza creadora central. De esta forma, cualquier accin contra nosotros mismos o contra los dems afecta al todo, porque la imperfeccin provocada a una parte se refleja en ese todo, donde todas y cada una de las partculas deben, en ltima instancia, alcanzar la perfeccin. 8

    Esta visin, anticipa el modelo hologrfico, y sugiere que cada parte del universo puede comunicarse con todas las dems por resonancia de patrones, lo que a mi entender guarda relacin con lo que Sheldrake denomina como resonancia mrfica. Entendemos que esta resonancia energtica se produce cuando un sistema es impulsado por una fuerza alternativa, que coincide con su frecuencia natural de vibracin.

    8. Extrado de Crate tu Mismo. Bach por Bach. Obras Completas. Continente. Buenos Aires, 1993.

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  • Pero sigamos todava con el concepto de Lo Uno. Al principio de la Creacin, esta fuerza Una debi manifestarse de dos maneras contra-puestas y complementarias, esto es, como una fuerza de atraccin y otra de repulsin, ya que la vida es de naturaleza dual: positivo/negativo; masculino/femenino; arriba/abajo; da/noche. Es decir como energa Yin y energa Yang. Este smbolo es seguramente la representacin ms an-tigua de esta particin energtica primordial. Diversas tradiciones ancestrales hablan de esta biparticin. Por ejemplo, la Biblia nos dice que Dios separ el cielo de la tierra, la luz de la oscuridad. Los upanishads de la India, explican que el mundo naci cuando el gran huevo csmico estall en forma de oro y plata. El oro form el cielo y la plata la tierra.

    Fue necesario que el Uno se dividiera en dos para crear la energa. La oscilacin entre dos polos opuestos es la dinmica bsica de la vibra-cin. Esa oscilacin/vibracin es la base de la energa. La energa elc-trica se manifiesta de forma similar con una oscilacin entre los polos positivo y negativo.

    Toda la energa creativa deriva de esta fuente nica, de la vibracin central y universal al inicio de la Creacin. Esta vibracin universal in-tegra e impregna todas las dems vibraciones derivadas. Por tanto, Lo Uno se expresa en manifestaciones especficas aunque interconectadas. Estas manifestaciones se expresan como patrones: patrones de vibra-cin, o lo que es lo mismo secuencias organizadas de energa con su correspondiente informacin.

    Un aspecto muy importante de las fuerzas creativas es su tendencia a manifestarse. La creatividad empieza como energa pura, pero cambia al asumir un patrn especfico. Como patrn de vibraciones, la energa contiene informacin. Dicho patrn de informacin, consigue pasar del nivel muy abstracto e invisible (campo morfogentico de Sheldrake) al nivel concreto y material de la realidad.

    Alrededor de 1930, un cientfico suizo llamado Hans Jenny, demos-tr de una forma sorprendente, cmo las vibraciones invisibles pueden modular el aspecto de las formas visibles.9

    Jenny coloc una sustancia (arena, polvos, lquidos o plastilina) en una membrana metlica redonda. A medida que el disco se mova en respuesta a diversas vibraciones sonoras, la sustancia asuma formas di-ferentes. La realidad subyacente de estas formas estaba en la vibracin

    9. Henry Reed, Op. cit.

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  • sonora. Al quitar el material, se poda quitar la forma manifiesta, y sin embargo el patrn vibratorio invisible permaneca, esperando el medio de hacerse de nuevo visible. Muchas de las formas se parecan a patro-nes que aparecen en la naturaleza.

    Si reflexionamos sobre este experimento, podemos llegar a la siguiente conclusin: la energa es real La forma fsica es relativamente irreal

    Pondremos otro ejemplo de cmo podemos entender el mundo desde una macroperspectiva. Por ejemplo, los patrones vibratorios que resul-tan de la creacin de un arbusto estn en todo el universo, ya que se pueden entender como especializaciones del Uno. Sin embargo, slo han llegado a un nivel fsico y estable en los lugares concretos donde crece esa especie de arbusto en particular. Todos los ejemplares de esa especie de arbusto estn ligados al patrn vibratorio que est asociado con esa especie. Desde la visin de la microperspectiva, ese arbusto se reproduce por semillas que los pjaros llevan a todas partes de la tierra, una secuencia de causa y efecto de sucesos mecnicos. Sin embargo, desde la visin de la macroperspectiva, todos los arbustos surgen de la fuente vibratoria, como los radios de una rueda. El hecho de plantar una semilla, slo determina dnde la fuente central vibratoria manifestar otro rasgo.1 0

    Pero ahora llegamos a la parte ms apasionante de la exposicin. Los pensamientos y los sentimientos, son en realidad cosas, y como tales pueden ser definidos como patrones vibracionales determinados a nivel mental y emocional.

    Los mismos patrones vibracionales de la mente, que han creado los patrones de nuestro pensamiento y nuestra imaginacin, tam-bin crean los patrones del mundo fsico. La mente y la naturale-za son una.

    Existe una innegable correspondencia entre los patrones de imgenes espontneas que surgen en la mente y los patrones de la naturaleza que revelan los microscopios y telescopios.

    10. Ibid.

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  • Este esquema intenta representar lo que ocurre con la energa en sus hipotticas divisiones.

    I representa Lo Uno\ II, la biparticin de esa energa primordial en la polaridad Ying-Yang y III, las diferentes formas, los diferentes patrones vibracionales que se derivan de este hecho.

    De alguna forma, los patrones expresados en III pueden definirse como principios creativos que constituirn todas las formas concretas de la naturaleza y, por consi-guiente, tambin patrones de pensamiento y sentimiento concretos individualizables en el ser humano. Cada uno de estos patrones especficos proviene y forma parte de I.

    Las flores. Por fin las flores! Como bien dice Julin Barnard:11

    Las flores son una expresin externa de patrones especficos de la fuerza de la vida, patrones que se expresan en nosotros en forma de pensamientos y sentimientos (...) Las flores son una metfora de esa emocin humana. Pero las plantas son ms que una metfora, ya que en realidad, representan un pensamiento; son la presencia fsica de una forma de pensamiento (...) Las plantas representan ideas en forma fsica, como pensamientos de la tierra. Bach fue un experto en correlacionar patrones y se dio cuenta de que

    11. Op.Cit.

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  • cada una de las flores que l define como de un orden superior, equiva-le exactamente a un patrn de pensamiento o de sentimiento humanos.

    Dicho de una forma ms en consonancia con todo lo que hemos visto hasta aqu, Bach descubri que la energa de cada una de las 38 flores que escogi, vibraba de la misma forma en que lo hacan determinados pensamientos o sentimientos.

    Por ejemplo Chicory, como esencia floral, emite un patrn vibracional que es exactamente igual al que se manifiesta cuando nuestro amor por los dems se expresa de forma altruista y sin esperar nada a cambio. Esto es el aspecto positivo del estado Chicory.

    Para Scheffer,12 cada uno de los dictados o cualidades del alma vege-tal que llevan las flores, coincide en el hombre, adems de con una frecuencia energtica, con un dictado del Alma o Ser Superior. En el Alma humana, estaran codificados, en forma de potenciales energti-cos, los 38 dictados correspondientes a los aspectos positivos de las flores de Bach.

    Bach insiste casi obsesivamente en que el Alma humana intenta con-tinuamente influir con sus dictados sobre la personalidad, para encami-narla en el sendero del aprendizaje y la salud, entendida sta en un sen-tido espiritual. Sin embargo, la personalidad no siempre est receptiva a esta informacin intuitiva. Muy por el contrario, mediante diversos de-fectos trabaja, yo dira casi que de forma profesional, en la emisin de patrones negativos que cada vez la alejan ms del camino trazado por el Alma. La conclusin de todo esto no puede ser ms clara: surge la disarmona, que tiende a cristalizar, como energa estancada, en lo que conocemos por enfermedad.

    Como ya anticipaba, las flores de Bach superponen al patrn negati-vo personal en desequilibrio, el patrn vibracional en equilibro emitido por la esencia. Ambos resuenan, al vibrar en la misma frecuencia, y el primero es susceptible de ser reconducido o desbloqueado por el se-gundo.

    En realidad lo que hacen las flores, en su accin ms profunda, es repermeabilizar el circuito Alma/personalidad. De ah que mucha gente tratada con los remedios de Bach diga: Ahora me siento ms yo mismo.

    Siempre me gusta, llegado a este punto, citar a San Agustn. El, hace

    12. La Terapia Floral de Bach; Teora y Prctica. Urano. Barcelona, 1992.

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  • 1500 aos, expres lo siguiente: Dentro de m hay alguien que es mu-cho ms yo mismo que yo mismo. Hermosa manera de hablar del Yo Superior, del Alma. Bien, las flores hacen que ese verdadero Yo Mismo aflore por encima del ego.Todo el sistema floral gira en torno a ello.

    Con todas las nociones adquiridas en este captulo, creo que estamos en condiciones de adentrarnos en el Patrn Transpersonal. Prometo ser lo ms didctico posible.

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  • 3. EL PATRN TRANSPERSONAL PASO A PASO

    Lo mejor, con diferencia, es ser un maestro en la metfora: es la nica cosa que no se puede aprender de otros

    y es tambin una seal de genialidad, pues una buena metfora implica una percepcin intuitiva

    de la similitud en lo diferente. ARISTOTELES

    Vayamos al grano (como dira un Impatiens) Si volvemos a la paradigmtica historia del electricista, reproducida

    ntegramente en el primer captulo, detectamos claramente a Bach correlacionando patrones. Para ello se debe partir de un a priori: existe un punto de referencia claro, que es la accin de las flores a todo nivel. Es ms, la comprensin precisa de lo que la esencia trabaja de modo genrico.

    Para el caso de Scleranthus, ese principio genrico es la estabilidad. Dicho de otro modo, Scleranthus combate la inestabilidad donde quiera que sta se manifieste. Da lo mismo que esa inestabilidad se exprese en un adolescente indeciso, un cuadro febril o, como en nuestro caso, en el temblor de los dedos del electricista.

    Bach traduce inmediatamente temblor por inestabilidad y esta ltima por Scleranthus. Para llegar a la prescripcin de la esencia es necesario traducir el signo objetivo, visible (temblor), a un trmino ms genrico, ms amplio, que se pueda relacionar directamente con una esencia: ines-tabilidad, ya sabiendo que lo que aportar Scleranthus es precisamente lo contrario: estabilidad.

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  • Otro tanto ocurre con Clematis. Bach indica que la mano est como muerta, anestesiada. Es necesario traducir esta apreciacin a un trmi-no ms genrico, aunque ya valdra muerte, que es el siguiente: desco-nexin. Es obvio que la mano est temporalmente fuera de servicio a resultas de la descarga. La pregunta siguiente es sta: Existe alguna flor que ayude en la reconexin de la mano, o de cualquier otra funcin interrumpida? La respuesta es Clematis.

    Bach comprende que las flores actan de forma genrica, universal, ya que son patrones vibracionales amplios. Por eso no limita su uso slo a la correccin de manifestaciones ligadas a la personalidad o compor-tamientos circunstanciales, sino que lo hace extensivo a cualquier mani-festacin en un organismo viviente, y da lo mismo que sea la conducta,

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    Figura 2

  • el pensamiento o el sentimiento cambiantes de una persona, el movi-miento de los dedos de una mano o un brquil que alterna temporadas de lozana con otras de decaimiento extremo. Dondequiera que la ines-tabilidad se exprese, existe un patrn genrico en desequilibrio suscep-tible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayuda de Scleranthus.

    En cualquier lugar que exista desconexin, hay un patrn genrico en desequilibrio susceptible de ser reconducido, rearmonizado, con la ayu-da de Clematis. Y as sucesivamente.

    Es imprescindible para m que esta visin sea perfectamente com-prendida, por lo que me encomiendo a la ayuda salutfera de Cherry Plum, esperando no perder el control verbal de mi exposicin. Me tomo dos gotas del mismo y sigo.

    Bien, parece que la esencia est funcionando, por lo que se me ocu-rre que en este punto ser mejor insertar una figura por aquello de que una imagen vale ms que mil palabras.

    Tomaremos como ejemplo para la explicacin a Cherry Plum el cual trabaja, como es sabido, el eje control/descontrol.

    Las flores elegidas por Bach tienen una accin teraputica, por lo que coincidiremos en que vibran en armona, en equilibrio. El patrn vibracional de la flor, Cherry Plum en este caso, tiene por tanto que ver con el equilibrio.

    En este ejemplo, a ese patrn vibracional armnico, equilibrado, po-demos llamarlo control por lo que lo representamos en la parte inferior de la Fig. 2 de forma ordenada, como ciclos de onda uniformes.

    Va todo bien hasta aqu? Ay!... casi iba a preguntar si haba alguna duda, pero me he dado cuenta de que se trata de un libro, y no de una de mis clases.

    Pero sigamos un poco ms. El tema es que el desequilibrio, en el caso de Cherry Plum el descontrol, vibra de la misma forma cualquiera que sea el lugar donde se manifieste. Volvamos al esquema anterior.

    Representamos el descontrol como ondas disarmnicas que emanan, de arriba hacia abajo, de la mente, el tiroides, el corazn, ovarios o un grupo de clulas.

    Con este esquema conceptual intento explicar que, a mi modo de ver, el descontrol siempre vibra siguiendo el mismo patrn de forma. A ni-vel mental, nos producir el consabido miedo a perder el control inhe-rente a lo que entendemos por estado Cherry Plum. En el tiroides, se manifestar en forma de patologa endocrinolgica; en el corazn en

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  • forma de alteraciones del ritmo, tales como arritmia; en los ovarios en for-ma de desajustes menstruales; a nivel celular en forma de cncer, etc.

    Pero lo cierto es que la esencia de Cherry Plum no sabe para qu la hemos prescrito. Como patrn vibracional el remedio aporta informa-cin, e inunda nuestro organismo con su patrn armnico, que se super-pone por resonancia al disarmnico, como podemos observar en la Fig. 3. De manera, que la esencia chequea las manifestaciones de descontrol a todo nivel, intentndolas subsanar.

    Descontrol y control resuenan en la misma frecuencia, ya que son dos manifestaciones de un mismo eje, dos caras de una mis-ma moneda.

    Figura 3

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  • Vemos aqu la superposicin de los patrones vibracionales: el arm-nico aportado por la flor, al disarmnico subyacente.

    Si todo va bien, podemos llegar a la fase de resolucin, en la que encontramos todas las estructuras vibrando armnicamente, esto es en la misma forma en que lo hace la esencia. A esta fase le llamamos de control, ya que recordemos que estamos hablando de Cherry Plum. Si hablsemos de Scleranthus la llamaramos de estabilizacin; si lo hici-semos de Clematis de reconexin, y as sucesivamente. Si emplesemos un trmino general para definir esta fase, que pudiese expresar este he-cho para todas las flores, ste sera equilibrio, o tal vez armonizacin.

    Este tercer paso lo vemos representado en la Fig. 4. Por supuesto que todo lo expuesto hasta aqu, tanto en el desarrollo

    como en las figuras, es conceptual: un esquema lgico para intentar comprender las aplicaciones que vendrn ms adelante. En suma, un modelo terico posibilista.

    Figura 4

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  • Podramos deducir de estas hiptesis una serie de premisas y asocia-ciones lgicas.

    En primer lugar, que toda patologa se manifiesta, como disarmona que es, siguiendo unos patrones de forma estables, individualizables, deducibles, y, lo que es sin duda ms importante, traducibles a un len-guaje floral. Esta constatacin nos abre una serie de posibilidades tera-puticas, hasta hace muy poco impensables.

    Puede plantersenos una primera e inquietante pregunta: Pero va-mos a ver, para que, como en el ejemplo anterior, una persona tenga una arritmia cardiaca que traducimos por descontrol, no es antes obli-gatorio haber pasado por un perodo de Cherry Plum mental, para que en la lnea de Bach esto se concretice en algo funcional e incluso or-gnico?.

    A mi modo de ver no; o al menos no siempre este pasaje es objetivable. De hecho, muchos patrones pueden cristalizarse rapidsimamente en una dolencia fsica sin dejar rastro de su presencia en la mente, tanto porque no tenemos herramientas para descubrirlo, como por la fugacidad de su paso.

    Claro que sera mucho ms coherente, de cara al terapeuta y siguien-do con los esquemas anteriores, encontrar un sujeto con miedo a perder el control, disfunciones tiroideas, arritmias, tics, cncer, enuresis, etc. Para nosotros todo cuadrara, aunque para el paciente sera un desastre.

    Desde luego, pueden hacerse mltiples lecturas, ms o menos probabilsticas, de la forma en la que se manifiesta la enfermedad, como metfora informativa que en realidad es. El hecho es la dificultad que tenemos para relacionar una serie de signos y sntomas con una supues-ta causalidad subyacente.

    Creo que a menudo hemos cado en el error de confundir el activador o desencadenante de la enfermedad, con la causa real de sta, o cuanto menos nos hemos obsesionado demasiado con el tema. Deberamos ha-cer un ejercicio de humildad, y admitir que muchas de las causalidades de lo que nos ocurre fermentan en estratos a priori casi inaccesibles, como por ejemplo el campo de lo krmico y que, para ms inri, podran haber temas no resueltos de anteriores vidas que nos pasan facturas a cobro en este momento.

    La mayora de las veces no se trata de mirar en un libro una lista de sntomas y signos, seguir los puntos suspensivos y leer a continuacin, como si de un documento inalterable se tratase, la absoluta, irrebatible,

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  • trascendente, reveladora y verdadera causa de nuestra dolencia. Ojal fuera todo tan simple.

    Lo mejor tal vez sea asumir nuestras limitaciones y emplear lo que hemos desarrollado hasta aqu con pragmatismo.

    En conclusin, siguiendo con el ejemplo de las figuras, a una perso-na que tenga arritmia, adems de sus flores personales, que desde luego siempre son lo ms importante, habra que darle tambin Cherry Plum, aunque no encontremos a nivel de personalidad, ningn indicador men-tal o emocional.

    Llegado este punto, se entiende que incorporamos una cuarta cmara de recogida de informacin. Ya habamos hablado en el primer captulo de las otras tres: mental, emocional y conductual.

    Esta cuarta cmara, que enseguida llamaremos transpersonal se de-dica a traducir la forma en la que se manifiestan las dolencias a un lenguaje floral no interpretativo en el fondo, sino repito en la forma.

    Calibrando la herramienta. Definiciones, trminos, pistas, metodologas Un Patrn es un modelo, a partir del cual se pueden hacer imitacio-

    nes o duplicados. sta es una definicin de diccionario. Pero tambin podemos entender el patrn como una secuencia organizada, identifica-ble, y ms o menos estable. En definitiva un punto de referencia que sirve para compararlo con otras cosas.

    Podemos as hablar de patrn de conducta, patrn celular, de medida, monetario, de peso, etc.

    Transpersonal, es una palabra formada por dos partculas. Trans es un prefijo que significa en latn ms all, o del otro lado. En este caso, querra decir ms all de lo personal, o incluso de la personalidad, si lo que queremos es adaptarlo mejor al estudio de las flores.

    Entonces, literalmente las palabras Patrn Transpersonal (PT), defi-nen modelos, esquemas, secuencias, que estn ms all de lo personal; o bien, que no tienen que ver con lo personal. Es importante compren-der la etimologa de las palabras para no llamarnos a engao.

    Lo que quera expresar con el trmino PT eran aquellas acciones de las flores que no tenan que ver con la personalidad del receptor; o si se

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  • quiere, aquellas prescripciones florales que no eran personales, que no estaban dadas por el temperamento o la actitud de los destinatarios.

    Recib algunas crticas, en el sentido de que el trmino transpersonal ya haba sido casi monopolizado por la corriente de la psicologa transpersonal y cierto es que poda dar lugar a equvocos. Podra haberlo cambiado, pero en realidad ya haba publicado mi primer libro y no me atrev a ello porque podra haber dado pie a todava ms confusiones. Baraj el trmino metapersonal como sustitutorio, pero en realidad no expresaba la misma cosa. Meta, procede del griego met que en algunos casos significa, de otro modo, en otro lugar.

    Otro trmino tal vez ms adecuado hubiera sido el de Patrn Isomrfico, ya que Iso proviene del griego sos quiere decir igual o se-mejante y mrfico, tambin del griego morph, significa forma. Si aho-ra pudiera elegir, preferira isomrfico, pero me ratifico en transpersonal, porque al fin y al cabo la etimologa es lo que manda.

    Siento detenerme tanto en lo que puede parecer una nimiedad, pero las palabras no siempre significan lo mismo para todas las personas, de ah la necesidad de puntualizar al mximo.

    Volviendo a la historia del electricista, y en concreto a su mano, entre la exploracin ocular de Bach y la seleccin de la esencia floral, existe un nexo forzoso, conceptual, que implica el conocimiento de lo que la flor hace a todo nivel.

    Es obvio que Bach no necesitaba ninguna de las tablas que van a aparecer dentro de poco en este libro. l era un correlacionador autom-tico de patrones.

    Como quiera que nosotros no podemos compararnos, s necesitamos los trminos precisos que nos sirvan de bisagra para realizar este traba-jo, con el menor margen de error posible.

    Los trminos que doy como PT son precisamente ese nexo, esa clave que nos permite seleccionar las esencias concretas que con-templan la forma de lo que se est produciendo.

    El primer problema metodolgico con el que me top, fue el de pro-poner trminos lo suficientemente genricos, amplios, universales, para poder definir de forma aproximada lo que la esencia trabaja a todo ni-

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  • quiere, aquellas prescripciones florales que no eran personales, que no estaban dadas por el temperamento o la actitud de los destinatarios.

    Recib algunas crticas, en el sentido de que el trmino transpersonal ya haba sido casi monopolizado por la corriente de la psicologa transpersonal y cierto es que poda dar lugar a equvocos. Podra haberlo cambiado, pero en realidad ya haba publicado mi primer libro y no me atrev a ello porque podra haber dado pie a todava ms confusiones. Baraj el trmino metapersonal como sustitutorio, pero en realidad no expresaba la misma cosa. Meta, procede del griego met que en algunos casos significa, de otro modo, en otro lugar.

    Otro trmino tal vez ms adecuado hubiera sido el de Patrn Isomrjico, ya que Iso proviene del griego sos quiere decir igual o se-mejante y mrfico, tambin del griego morph, significa forma. Si aho-ra pudiera elegir, preferira isomrfico, pero me ratifico en transpersonal, porque al fin y al cabo la etimologa es lo que manda.

    Siento detenerme tanto en lo que puede parecer una nimiedad, pero las palabras no siempre significan lo mismo para todas las personas, de ah la necesidad de puntualizar al mximo.

    Volviendo a la historia del electricista, y en concreto a su mano, entre la exploracin ocular de Bach y la seleccin de la esencia floral, existe un nexo forzoso, conceptual, que implica el conocimiento de lo que la flor hace a todo nivel.

    Es obvio que Bach no necesitaba ninguna de las tablas que van a aparecer dentro de poco en este libro. l era un correlacionador autom-tico de patrones.

    Como quiera que nosotros no podemos compararnos, s necesitamos los trminos precisos que nos sirvan de bisagra para realizar este traba-jo, con el menor margen de error posible.

    Los trminos que doy como PT son precisamente ese nexo, esa clave que nos permite seleccionar las esencias concretas que con-templan la forma de lo que se est produciendo.

    El primer problema metodolgico con el que me top, fue el de pro-poner trminos lo suficientemente genricos, amplios, universales, para poder definir de forma aproximada lo que la esencia trabaja a todo ni-

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  • vel. El trmino deba servir para expresar lo que ocurre en un tejido, un rgano, un miembro, un animal, una planta, etc. No siempre esto ha sido posible. En ocasiones, como por ejemplo Agrimony, he preferido apartarme de la ortodoxia a la que me refera en beneficio de lo prcti-co, eligiendo el trmino tortura, el que evidentemente no cumple los requisitos de transpersonalidad.

    El segundo tema, era que no bastaba con encontrar las palabras pre-cisas, sino que deba demostrarse, al menos empricamente, que la esen-cia realmente trabajaba en consonancia con el trmino escogido. En muchos casos ya existan antecedentes suficientes de empleo trans-personal en la literatura del propio Bach, Chancellor, Weeks, etc. Esto era evidente para Agrimony, Scleranthus, Clematis, Crab Apple, Hornbeam y algunas otras flores. Para las otras, la comprobacin llega-ra en estos casi 10 aos de experiencias, tanto personales como de otros colegas y alumnos formados en estos principios.

    Los usos que doy ms adelante del PT estn suficientemente contras-tados y validados. Los PT hipotticos o en estudio, todava deben ser demostrados, por lo que sera prematuro darlos ya como vlidos.

    Si tomamos como punto de referencia la flor, podemos afirmar que en realidad la esencia es de por s transpersonal, ya que estamos hablan-do de su patrn vibracional, independientemente de que se la tome o no, o de que sea aplicada sobre una persona, un miembro de la misma, un animal o una planta.

    El PT es lo que el