Juramento Socrático [PIENSA]

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JURAMENTO SOCRÁTICO En el momento de ser admitido entre los miembros de la profesión

docente, me comprometo solemnemente a:

«La libertad se aprende en la escuela: la libertad o la esclavitud» (Emilio Lledó)

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I. RESPECTO A LA ENSEÑANZA, A LAS INSTITUCIONES Y AL SISTEMA EDUCATIVO

1. Reconocer como eje de la acción educativa la transmisión de conocimientos. Toda

enseñanza que ignore este principio es necesariamente manipuladora. 2. Considerar como objetivo último de la acción educativa la emancipación intelectual y

moral del alumno. 3. Preservar el sistema democrático y los principios que lo inspiran: igualdad de

oportunidades, l ibertad y solidaridad. 4. Entender la exigencia como el motor indispensable de la enseñanza:

a. en relación con uno mismo (en el esfuerzo permanente por enseñar más y mejor);

b. con el alumnado (como medio para que dé lo mejor de sí mismo); c. y con la propia institución (promoviendo aquello que enriquece la labor de

enseñar).

5. Defender el mérito científico-académico como el pilar que da sentido a toda la acción educativa y ampararlo frente a cualquier intento de subordinarlo a intereses espurios, partidistas o sectarios.

6. Entender el centro educativo como un recinto de convivencia, en el que ha de imperar el respeto hacia los demás y hacia la labor que allí se desarrolla.

7. Evaluar y diagnosticar de manera objetiva, sin ceder a presiones o intereses ajenos a la propia enseñanza.

8. Defender la docencia como transmisión de las grandes creaciones del espíritu humano y como desarrollo de la capacidad y la sensibil idad para comprenderlas y emularlas.

II. RESPECTO A LA PROFESIÓN 9. Mantener una permanente actualización científica en la disciplina propia. 10. Mostrar en todo momento (también con el propio ejemplo) la íntima articulación entre

derechos y deberes, sin la cual ningún proyecto de convivencia democrática es factible. 11. Ejercer cabal y responsablemente la l ibertad de cátedra, sin aceptar ninguna intromisión

ni avasallamiento político o ideológico. 12. Exigir a todos los sectores educativos el debido respeto a la profesión docente y a las

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personas que la desempeñan. 13. Preservar la dignidad docente. En especial:

a. No aceptando tareas no relacionadas con la docencia. b. Demandando una contrapartida retributiva acorde con el valor de la profesión. c. Exigiendo unas condiciones de trabajo adecuadas que sean, como mínimo, las

establecidas de manera general en el Estatuto de los Trabajadores. d. Rechazando la impartición de materias por parte del profesorado no especialista. e. Impugnando cualquier injerencia política en asuntos exclusivamente académicos. f. Promoviendo una asignación meritocrática de los puestos de responsabil idad (o,

en igualdad de méritos, con carácter rotatorio). g. Demandando un acceso a la función pública docente según los estrictos principios

de mérito y capacidad.

III. RESPECTO AL ALUMNADO

14. No permitir prácticas discriminatorias entre alumnos y actuar con todos los medios (creándolos cuando no existan) ante cualquier situación de acoso o violencia.

15. Reconocer como un derecho inalienable de los alumnos la oportunidad de entrar en contacto con la riqueza del patrimonio cultural de la Humanidad en sus plurales manifestaciones. En ese sentido, entender la tarea educativa como una apertura a lo universal humano.

16. Fomentar la l ibertad intelectual y el respeto al individuo. Oponerse al adoctrinamiento (pedagógico, ideológico, religioso o de cualquier otro tipo).

17. Ejercer la docencia desde la autoridad democrática: aquella que fundamenta su ejercicio desde la conciencia de que se educa para la democracia, no en democracia.

18. Entender la acción educativa como una acción siempre favorable al alumno, lo que incluye una doble tarea:

a. de contención. Ser intransigente con sus faltas de respeto y su indolencia o, en general, con un l ibertinaje que malogra el desarrollo integral de su personalidad y constriñe sus márgenes reales de acción.

b. de seducción: animándole a interesarse por aquello que, aunque cueste trabajo, tiene una recompensa superior: «Las cosas bellas exigen esfuerzo», decían los antiguos griegos. Enseñar desde la convicción de que no hay verdadera elección sin conocimiento de las alternativas. Como expresó Unamuno: «Solo la cultura da libertad».

19. Reivindicar ratios razonables, pues constituye un elemento relevante para mejorar las condiciones del aprendizaje.

20. Establecer los medios para que todos los alumnos sean atendidos según sus necesidades.

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IV. RESPECTO A LA SOCIEDAD

21. Trasladar a la opinión públ ica el estado de la cuestión educativa, especialmente de aquellas anomalías que afectan gravemente a la institución y sean susceptibles de manipulación demagógica.

22. Estar comprometido con la igualdad de oportunidades. En consecuencia: luchar para que el desarrollo intelectual de los alumnos y sus oportunidades de promoción social no estén lastrados por el lugar de origen o por un tipo de enseñanza no acorde con sus capacidades.

23. Ser intransigente con cualquier instancia (incluyendo a la propia Administración) que pretenda cercenar o mermar las posibil idades emancipadoras que ofrece una verdadera enseñanza.

24. Entender la adaptación al entorno —o a otras circunstancias concretas— como punto de partida para aspirar a la universalidad y nunca como punto de llegada.

25. Defender el estatuto propio e independiente de la enseñanza frente al de asuntos sociales. Escuela y servicios sociales deben actuar de manera coordinada en determinados casos, pero no deben delegarse graves cuestiones sociales en las instituciones de enseñanza, pues estas no disponen de los recursos necesarios para atenderlas.

26. Cumplir firmemente los principios del Juramento Socrático dentro del aula, sin conceder asilo al desaliento o al cinismo; y también fuera del aula, cuando ello sea necesario para defender la enseñanza

Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre

entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte

contraria.