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FLACSO-ISA 2014, BUENOS AIRES Global and Regional Powers in a Changing World Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, Argentina 23-25, julio 2014 Panel Transiciones y Persistencias: Debates Contemporáneos sobre Género, Trabajo, y Migración Impactos de las Remesas y Envíos Sociales en el Circuito Migratorio Otomí San Pablito, Pahuatlán, Puebla-Durham, Carolina del Norte Rocío del Carmen Osorno Velázquez [email protected] Resumen El contacto de la población migrante con su comunidad de origen, la construcción de nuevas identidades, el emprendimiento de actividades organizadas, el desarrollo y transformación de diversas prácticas culturales influye en la relación del migrante con su comunidad. Por tal motivo, con el fin de conocer los impactos de estos vínculos entre las sociedades migratorias, esta ponencia enfoca su análisis en el concepto de remesas y envíos sociales. Las primeras definidas como aquellas ideas, conductas, identidades y capital social que se transfiere desde las comunidades expulsoras de migrantes a las comunidades receptoras y, los segundos entendidos como las transferencias socio-culturales (ideas, prácticas y valores) procedentes de la comunidad de origen a la comunidad de destino. Para ejemplificar el ciclo de las remesas y envíos sociales en un espacio social transnacional, en esta ponencia centraremos nuestro análisis en los flujos migratorios indígenas otomíes de San Pablito, Pahuatlán, Puebla, México con destino a Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos. La selección de este caso nos permitirá dar a conocer los cambios en las relaciones de género tanto de la localidad de expulsión como de recepción de migrantes otomíes; así, explorar cómo la producción, reproducción de las remesas y envíos sociales promueve el establecimiento de circuitos migratorios indígenas trasnacionales. 1

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FLACSO-ISA 2014, BUENOS AIRESGlobal and Regional Powers in a Changing World

Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, Argentina23-25, julio 2014

Panel Transiciones y Persistencias: Debates Contemporáneos sobre Género, Trabajo, yMigración

Impactos de las Remesas y Envíos Sociales en el Circuito Migratorio Otomí SanPablito, Pahuatlán, Puebla-Durham, Carolina del Norte

Rocío del Carmen Osorno Velá[email protected]

Resumen

El contacto de la población migrante con su comunidad de origen, la construcción denuevas identidades, el emprendimiento de actividades organizadas, el desarrollo ytransformación de diversas prácticas culturales influye en la relación del migrante consu comunidad. Por tal motivo, con el fin de conocer los impactos de estos vínculosentre las sociedades migratorias, esta ponencia enfoca su análisis en el concepto deremesas y envíos sociales. Las primeras definidas como aquellas ideas, conductas,identidades y capital social que se transfiere desde las comunidades expulsoras demigrantes a las comunidades receptoras y, los segundos entendidos como lastransferencias socio-culturales (ideas, prácticas y valores) procedentes de la comunidadde origen a la comunidad de destino. Para ejemplificar el ciclo de las remesas y envíossociales en un espacio social transnacional, en esta ponencia centraremos nuestroanálisis en los flujos migratorios indígenas otomíes de San Pablito, Pahuatlán, Puebla,México con destino a Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos. La selección de estecaso nos permitirá dar a conocer los cambios en las relaciones de género tanto de lalocalidad de expulsión como de recepción de migrantes otomíes; así, explorar cómo laproducción, reproducción de las remesas y envíos sociales promueve el establecimientode circuitos migratorios indígenas trasnacionales.

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Abstract

The relation between migrants and their community of origine, the construction of newidentifies, the entrepreneurs hip of organise activités, the développent andtransformation of cultural practices and their influence between migrants Relationshipwitz itsa community. Therefore, in order to know the impact between migratory society,This paper focuses its analysis in the concept of social remittances. and socialexchanges. The first defined as ideas, behaviors, identities and social capital that aretransferred from migrant sending communities to receiving communities and the latterunderstood as socio-cultural transfers (ideas, practices and values) from the homecommunity the community of destiny. To illustrate the cycle of remittances and socialexchanges in a transnational social space, we will focus our analysis on the indigenousOtomi migration from San Pablito, Pahuatlán, Puebla, México to Durham, NorthCarolina, United States. The selection of this case will allow us to present the changesin the gender relations between the town of expulsion and reception of Otomi migrants;and in effect, explore how the production and reproduction of social remittances andsocial exchanges promotes the establishment of indigenous transnational migratorycircuits.

Introducción

Si bien es cierto que la migración internacional no es un hecho reciente y la movilidad

geográfica espacial es algo intrínseco a la evolución humana, la migración es también

un proceso social que tiende a reconfigurar las relaciones entre Estado, sociedad y

mercado y a re articular las formas de organización social que se desarrollan entre las

personas migrantes y sus sociedades de origen, tránsito y destino.

Continuamente, la participación de las personas migrantes en el mercado laboral,

los espacios políticos, así como en el ámbito público y privado, inserta a éstas en “una

relación dialéctica entre lo local y lo global que interpela las instituciones, las políticas

públicas, la intangibilidad de las fronteras y la soberanía nacional” (Morin, 2003: 7). En

un contexto migratorio, las diversas estructuras organizacionales, políticas, económicas

y sociales se traslapan para interrelacionarse a nivel local (micro), el institucional

(meso) y global (macro).

La migración internacional nos deja entrever escenarios cada vez más complejos

y contradictorios de esta relación entre lo local y lo global. “La movilidad asciende al

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primer lugar entre los valores más codiciados; la libertad de movimientos, una

mercancía escasa y distribuida de manera desigual, se convierte rápidamente en el factor

de estratificación en nuestra época (Bauman, 2001: 8),” afectando tanto las relaciones

interestatales como las relaciones individuales de las personas migrantes.

Éstas, mediante su movilidad, no sólo contribuyen a fomentar cambios y

transformaciones en las estructuras políticas, económicas, socioculturales y

organizativas de las comunidades migratorias, sino también pueden poner de manifiesto

las desigualdades económicas, sociales y políticas existentes entre los países y

sociedades de tránsito, expulsión y recepción de migrantes.

El contacto de la población migrante con su comunidad de origen, la

construcción de nuevas identidades, el emprendimiento de actividades organizadas, el

desarrollo y transformación de diversas prácticas culturales influye en la relación de las

personas migrantes con su comunidades. Por tal motivo, con el fin de conocer los

impactos de estos vínculos entre las sociedades migratorias, esta ponencia enfoca su

análisis en el concepto de remesas y envíos sociales. De esta forma, explorar cómo la

producción, reproducción de las remesas y envíos sociales promueven el

establecimiento de circuitos migratorios indígenas trasnacionales y permiten percibir

algunos de los cambios en las relaciones de género que se dan dentro de estos circuitos

migratorios,

Cabe destacar que los resultados emitidos en esta ponencia derivan del

desarrollo de nuestra tesis de maestría “Más allá de la migración internacional: impactos

de las remesas y los envíos sociales en el circuito migratorio San Pablito, Pahuatlán,

Puebla – Durham, Carolina del Norte,” así como del seguimiento que se ha dado en la

región de la Sierra Norte de Puebla mediante la colaboración con otros proyectos de

investigación.

A fin de sintetizar algunos de los principales hallazgos del trabajo realizado en la

región, este artículo se divide en tres apartados. En el primero analizamos los conceptos

de remesas y envíos sociales y su importancia en la construcción de los circuitos

migratorios transnacionales, especialmente, en comunidades de carácter indígena. En el

segundo apartado describimos el caso del circuito migratorio indígena otomí San

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Pablito, Pahuatlán – Durham, Carolina del Norte. Finalmente, en el tercer y último

apartado damos a conocer algunos de los principales impactos que los envíos y remesas

sociales has generado en el circuito migratorio transnacional San Pablito, Pahuatlán-

Durham, Carolina del Norte.

Relevancia de las remesas y envíos sociales en la construcción de circuitos

migratorios indígenas

El pensar en la existencia y preeminencia de un circuito migratorio trasnacional implica

también referirnos a la producción, reproducción, retroalimentación y transformación

de prácticas culturales y de organización social. Peggy Levitt explica que las remesas

sociales comprenden aquellas ideas, conductas y capital [social y humano] que fluyen

de las comunidades de destino a las comunidades de origen. Éstas, generalmente, sirven

como instrumentos en las que los individuos crean una cultura global a nivel local. A su

vez le permiten integrarse a un contexto específico considerando su propio bagaje

cultural y lo incentivan a experimentar con la adopción de nuevas formas de

organización política, económica y social (Levitt, 2001:11). De igual forma, esta

adaptación de su cultura y adopción de nuevas prácticas sociales permiten tanto a

migrantes como no migrantes a reconfigurar su posición con base a su etnia y género.

Si bien, en un principio a las remesas sociales se les dio el carácter

unidireccional, actualmente se reconoce que no sólo se mueven en una dirección (Levitt,

2011: 2). También, las comunidades de origen tienden a enviar a la sociedad receptora

un conjunto de ideas, tradiciones, costumbres, formas de comportamiento y bienes con

capital simbólico (comida, artículos religiosos, vestimenta, etc.) que, a su vez, pueden

moldear y determinar cambios en las relaciones sociales de la comunidad receptora,

proceso al que haremos referencia como envíos sociales. La relación remesas y envíos

sociales adquieren un carácter bidireccional. A diferencia de las remesas sociales, el

sentido de dirección de los envíos sociales procede de la comunidad de origen a la

comunidad de destino

El intercambio de estas prácticas socio-culturales (ideas, creencias, valores,

actitudes, etc.) se refleja a través de un proceso de transferencias de bienes simbólicos.

Estos bienes pueden adquirir una forma tangible mediante la expansión de sistemas de

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comunicación (instalación de casetas telefónicas, ampliación del servicio postal) o en la

distribución de elementos físicos de completa cotidianeidad como fotografías, videos,

ropa, alimentos, aparatos electrónicos, entre otros. De igual forma, estos bienes

simbólicos pueden asumir formas intangibles mediante la reproducción de festividades,

ceremonias religiosas y comunitarias, las narraciones de los migrantes o en la forma de

organización colectiva.

Esta propiedad dual como bienes simbólicos -tangibles e intangibles- a la vez

que permite a la población migrante y sus comunidades reforzar su sistema de creencias

también les permite reproducir actividades sociales en un espacio social trasnacional. La

circularidad de creencias, ideas y valores, dentro de este espacio, puede influir en el

debilitamiento o fortalecimiento de los propios circuitos migratorios. Mientras las

remesas y envíos sociales, mediante las transferencias de bienes simbólicos -tangibles e

intangibles,- pueden fortalecer y reforzar determinadas prácticas socioculturales; éstas

también pueden dar paso a la reconfiguración y transformación paulatina de algunas de

las prácticas socioculturales desarrolladas al interior del circuito migratorio. Un ejemplo

de ello, lo podemos percibir en el circuito migratorio indígena otomí San Pablito, 1

Pahuatlán – Durham, Carolina del Norte.

Particularidades del circuito indígena otomí San Pablito-Pahuatlán – Durham,

Carolina del Norte

La migración internacional es un complejo proceso social de interseccionalidad genérica

y étnica. El establecimiento de lazos y conexiones políticas, económicas y culturales

entre la sociedad de origen y destino generan un proceso de traslape en las diferentes

estructuras y niveles (micro, meso y macro) de organización social. “[El predominio] de

migrantes de un mismo lugar de origen, en una misma localidad y en una misma

actividad económica se explica por una compleja red de relaciones sociales que vincula

a los lugares de origen con los puntos de destino” (Durand, 2007: 2). Un punto

1 La localidad de San Pablito, Pahuatlán se caracteriza por estar ubicada en una de las nueve regiones culturales con población otomí: la Sierra de Puebla o sur de la Huasteca (Galinier, 1987:18). Esta región abarca los estados de Hidalgo, Puebla y Veracruz. San Pablito junto con ElManzano, Zacahuala, Chila, Zacapehuaya, San Andrés, Cuaxtla (Puebla), Santa Mónica, San Nicolás, San Clemente, Santa Inés, Palo Bendito (Hidalgo), Otatitilán, Ayotuxtla, Santa María (Veracruz) conforman la frontera oriental de esta región otomí (Soustelle, 1993:439).

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fundamental a resaltar en relación último punto es el bagaje cultural, histórico e

identitario de este grupo etnolingüístico.

Tal es el caso de la migración indígena otomí procedentes de San Pablito, Pahuatlán al

condado de Durham, Carolina del Norte. Los otomíes, después de los nahuas, ha sido

uno de los grupos etnolingüisticos más importante de la altiplanicie mexicana (Carrasco,

1950: 12). En el caso del municipio de Pahuatlán, el mayor asentamiento otomí se ubica

en la localidad de San Pablito. De acuerdo con cifras del INEGI (2010), esta localidad

pasó de tener 2,675 habitantes en 1990 a 3,178 habitantes en 2010, de los cuales 1,427

son hombres y 1,751 son mujeres; es decir, 45% de la población total es masculina y

55%, femenina.

La economía local de San Pablito basada en las actividades agrícolas en los

campos cañeros, las huertas de café fue sustituida por una economía comercial basada

en la actividad artesanal: elaboración, compra y venta de papel amate. La confección de

adornos hechos con chaquira (cinturones, pulseras, collares, aretes, entre otros) y la

elaboración de papel amate se ha convertido en elementos identitarios de este lugar

(Masferrer, 2010: 94). Asimismo, para el caso particular de San Pablito, la necesidad de

encontrar nuevos nichos laborales y mercados para sus productos artesanales ha

contribuido a un incremento en los flujos migratorios tanto a nivel nacional como

internacional.

Comúnmente, los hombres laboran como cargadores, jornaleros agrícolas y

albañiles en la industria de la construcción; mientras que las mujeres trabajan en la

limpieza y el servicio doméstico. La activa participación de la población otomí en los

flujos migratorios nacionales, así como la inserción en nuevos mercados laborales

rurales y urbanos ha permitido que los otomíes de San Pablito o san pablitos se

incorporasen a los flujos migratorios al vecino país del norte, los Estados Unidos. Esta

situación también está asociada a cambios en las dinámicas generacionales de la

población y el interés de los jóvenes por viajar a los Estados Unidos

[los que migran en el interior] ya son gente grande, porque principalmente los jóvenes no lesllama la atención quedarse en México, sino migrar a los Estados Unidos. Por lo regular, casinadie trabaja en México de los jóvenes. En primer lugar porque casi no hay trabajo; en segundolugar, la paga pues es muy baja. Por lo tanto, ellos se arriesgan a cruzar luego luego a los EstadosUnidos (Martín Santos, Presidente Municipal, Pahuatlán del Valle, entrevista personal abril2009).

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La década de los setenta sentó las bases de la migración internacional de San

Pablito a los Estados Unidos. A partir de esta década, los otomíes de San Pablito,

paulatinamente, se fueron insertando en una economía rural globalizada en los campos

agrícolas texanos; posteriormente en la década de los ochenta y noventa, comenzaron a

movilizarse a la Costa Este de Estados Unidos, principalmente, al estado de Carolina del

Norte.

[Los de San Pablito] comenzaron a irse hace, aproximadamente, treinta años […], fines de lossetenta. [Ellos] se iban principalmente a Texas y ya cuando se enteraron de que en otros estadospagaban mejor, ya le brincaron a Carolina del Norte, por ejemplo, a Nueva York, Washington,Nebraska, California […]. La mayoría se concentra en Carolina del Norte (Secretario Municipal,Pahuatlán del Valle, entrevista personal, abril 2009).

El condado de Durham, Carolina del Norte se ha convertido para los san pablitos

en uno de sus principales destinos migratorios. Durham es la quinta ciudad en

importancia dentro del estado de Carolina del Norte con una superficie de 772

kilómetros cuadrados. Una característica fundamental es este lugar es su ubicación en el

corredor metropolitano, económico y financiero Durham-Charolette- Raleigh. Durham

fue uno de los principales condados en Carolina del Norte en recibir mayores flujos

migratorios, el 63% corresponde a personas de origen mexicano. De acuerdo con datos

de Kasarda y Johnson (2006: 3), la mayoría de los nuevos migrantes provienen de nueve

entidades mexicanas: Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Guanajuato, Veracruz, Hidalgo,

Estado de México, Distrito Federal y Puebla. Todas estas entidades federativas se

caracterizan por su pluralidad étnica y alta presencia de diversos grupos indígenas.

Ante la expansión económica de la Costa Este y siguiendo la tendencia

económica de su estado, el condado de Durham se caracteriza por tener una economía

basada en el área de servicios (principalmente de carácter profesional, financiero,

educativo y de salud), el comercio y el transporte; así como la producción de bienes,

manufactura y la construcción. La posición estratégica de Durham en el estado de

Carolina del Norte como área de desarrollo tecnológico, educativo e inmobiliario ha

posibilitado un rápido crecimiento de la industria de la construcción. Ésta se ha

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convertido en el principal nicho laboral de la población otomí de San Pablito y la

población mestiza de Pahuatlán.

Esto nos lleva a reflexionar sobre la forma en que se interrelaciona la población

otomí y los mecanismos que este grupo etnolingüistico ha desarrollado para construir y

mantener sus redes sociales. Sobre todo si consideramos que, en un contexto migratorio,

la identificación lingüística no siempre resulta ser suficiente para fortalecer los lazos

entre un grupo social, sino esta identificación también debe estar acompañada tanto por

la preservación y mantenimiento de diversas prácticas socioculturales como por la

construcción de un capital social. Asimismo, el establecimiento redes de información e

interconexión entre población migrante, retornados y población no migrante permitieron

crear entre Pahuatlán y Durham un circuito migratorio transnacional. Éste último fue

resultado de la paulatina consolidación de estas dos comunidades geográficamente

alejadas pero unidas en un espacio social transnacional nutrido de la extensión de redes

sociales basadas en lazos familiares, afectivos y de compadrazgo.

Impactos de las remesas y envíos sociales en el circuito indígena otomí San Pablito

Pahuatlán – Durham, Carolina del Norte

Una vez señaladas algunas de las particularidades del circuito migratorio otomí San

Pablito, Pahuatlán - Durham, Carolina del Norte, en esta tercera sección nos

centraremos en analizar los impactos de las remesas y envíos sociales en la organización

social de la población otomí, primordialmente en las relaciones de género.

Las primeras oleadas de migrantes otomíes se caracterizaron por un perfil

migratorio homogéneo: hombres en edad productiva dedicados a la agricultura y la

artesanía del papel amate, con un nivel de estudios de educación básica (primaria) y un

bajo dominio del español. Paralelamente al desarrollo de redes sociales, los flujos

migratorios se fueron diversificando y, hoy en día, se caracterizan por su heterogeneidad

(por condición de género, clase, etnia, nivel de estudios, edades, etc.), Con mayor

frecuencia, tanto hombres como mujeres comienzan a incorporarse en estos flujos

migratorios internacionales a edades más tempranas, tal como lo advierte un servidor

público del municipio

…[los que se va a D.F] ya son gente grande, porque principalmente los jóvenes no les llama la atención quedarse en México, sino migrar a los Estados Unidos, por lo regular casi nadie trabaja

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en México de los jóvenes. En primer lugar porque casi no hay trabajo, en segundo lugar la paga pues es muy baja. Por lo tanto, ellos se arriesgan a cruzar luego, luego a los Estados Unidos (Luis, entrevista personal, Pahuatlán, Puebla, abril 2009).

Hombres y mujeres de diversas edades, condiciones educativas y civiles se

convierten en protagonistas de esta migración indígena. Un ejemplo de ello es la historia

de Bartolomé y Abraham, migrantes conectados por una relación familiar de parentesco

(tío y sobrino, respectivamente). Al momento de la aplicación del cuestionario (en julio

de 2008), ambos manifestaron tener siete meses de haber llegado a Durham, Carolina

del Norte. A pesar de haber llegado juntos en enero de 2008, las experiencias

migratorias de ambos eran contrastantes.

Por un lado, en el caso de Bartolomé de 53 años, la llegada a Durham no era

algo nuevo. En 1996, momento coyuntural para la historia de la localidad de San

Pablito, Bartolomé comenzó su experiencia migratoria con dirección a Durham. El

perfil migratorio de este migrante coincide con el perfil prevaleciente en las primeras

oleadas de migrantes sanpablitos. El perfil de Bartolomé se caracteriza por ser un

hombre, campesino, casi monolingüe, que después de terminar la primaria, incluso

antes, incursionó en las actividades agrícolas sembrando maíz, frijol, cacahuate y café.

Por otro lado, a diferencia de Bartolomé, la experiencia migratoria de Abraham

si era nueva, en enero de 2008 había comenzado su primera travesía a los Estados

Unidos. El perfil de Abraham (joven artesano de 22 años que después de terminar la

preparatoria decide migrar a Durham) coincide con el perfil e inquietudes de otros

jóvenes migrantes. Ya que como el comentaba, su decisión de migrar tuvo varios

motivos “[…] primero, mejorar la situación económica; segundo, aprender inglés […].

Aquí se adquiere salario, se pueden hacer cosa.” (Abraham, Durham, Carolina del

Norte, entrevista personal, julio de 2008).

A pesar de tener historias migratorias distintas, un elemento fundamental que

comparten hombres y mujeres que deciden migrar en aras de lograr mejores condiciones

de vida. Varios de los entrevistados coincidieron que la decisión de migrar era resultado

de la falta de trabajo, bajos niveles de ingresos, pobreza y el interés de ganar más

dinero, tal como lo reflejan frases que continuamente se logran escuchar en San Pablito

“aquí todos somos pobres, no tenemos nada.” Ante la precariedad de las condiciones

de vida, el interés de lograr una movilidad social, la mayoría de las personas migra para

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tener la posibilidad de construir una casa, invertir en algún negocio o solventar gastos

de educación de sus hijos. Tal como lo reflejan las palabras de Cristóbal oriundo de San

Pablito en Durham

yo vine aquí con el pensamiento de venir a Estados Unidos a trabajar, ganar dinero. Nadie mecorrió, yo solito quise venir […] Quiero estar aquí dos o tres años más y ya después regresar. Poreso sufro pesares aquí. Tengo que sacar de aquí para luego regresar, sino no se puede. (Cristóbal,migrante, Durham, entrevista personal, julio 2008).

Otro ejemplo es el caso de Carmen quien decidió migrar al norte para ayudar

económicamente a su familia y construir una casa, que nos comentaba

Entonces le decía yo a mi papá, sabe papá… tengo que ir [a los Estados Unidos] para que te voya hacer una casa grande y ya no vas a sufrir a vender y vender.’ Porque hay veces vendíamos yveces no vendíamos nada hasta no comíamos porque no vendíamos. , ‘algún día, algún día novas a trabajar’ (Carmen, Durham, entrevista personal, julio 2008)

La historia de Carmen hace referencia a que la principal fuente de ingresos del

lugar es la artesanía basada en la elaboración de papel amate y confección de productos

de chaquira, siendo el primero unos de los principales productos artesanales de la

región. La producción artesanal (papel amate y chaquira) junto con la migración

internacional (ramo de la industria de la construcción) son las principales actividades

productivas a las que se enfoca la población oriunda de San Pablito y que sustentan gran

parte de la economía de esta localidad.

Cabe señalar que estas mismas actividades productivas están fuertemente

marcadas por una alta concentración de hombres en la industria de la construcción y una

producción artesanal basada fundamentalmente en el trabajo femenino. En la mayoría

de las ocasiones, los ingresos obtenidos de la producción del amate son percibidos, al

interior del hogar, como una fuente complementaria del ingreso. Las remesas

procedentes de Carolina del Norte tienden que llegan a Pahuatlán llegan a representar

hasta el 65% del total de las remesas recibidas en la cabecera municipal, de las cuales

aproximadamente un 30% son de personas oriundas de San Pablito (D’ Aubeterre y

Rivermar, 2010).

La economía de San Pablito es básicamente una economía de migración y

artesanal. Ante la idea de que en Estados Unidos podrán tener mayores ingresos, ganar

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mejor, hombres, mujeres, especialmente jóvenes deciden continuar su viaje a los

Estados Unidos a pesar del fortalecimiento de políticas migratorias cada vez más

restrictivas, mayores niveles de securitización. Las aspiraciones por lograr ‘mejores

ingresos y condiciones de vida,’ ya son ideas establecidas en el imaginario colectivo de

la población migrante, convirtiéndose así en uno de los principales nutrientes de las

redes sociales.

En el caso del circuito migratorio otomí San Pablito- Durham, la construcción de

las redes sociales están basada, fundamentalmente, en la existencia de vínculos por

consanguineidad y lazos afectivos (amistad o de pareja). De acuerdo con datos de la

investigación, la mayoría de estas redes están conectadas por dos principales vínculos:

familiares (34%) y de afinidad (43%). La transmisión de información y mantenimiento

de comunicación (sobre todo vía telefónica), entre la comunidad migrante y con

migrante, ha permitido estas mismas redes sigan retroalimentándose.

De igual forma, los procesos de transmisión de información y comunicación s

resultan ser un elemento clave para la construcción y preservación de las redes sociales.

El envío de dinero, llamadas telefónicas, envíos por paquetería permiten establecer

lazos entre la población migrante y no migrante. La mayoría de la comunicación

transmitida entre la comunidad de origen y la comunidad de destino va acompañada del

intercambio de bienes y productos de carácter simbólico (remesas y envíos sociales)

que, generalmente son retransmitidos, adaptados y adecuados por la población migrante

y no migrante en el campo social transnacional.

Como hemos visto con anterioridad, las remesas/envíos sociales se conforman

de la transmisión e intercambio de bienes simbólicos, ideas, conductas y capital social.

Si bien el intercambio de estos productos tangibles e intangibles puede acelerar el

proceso de cohesión en las redes sociales, también puede producir importantes cambios

en los procesos de organización social de las comunidades migratorias.

Uno de los ejemplos más comunes de las remesas/envíos sociales son los bienes

simbólicos, productos (in)tangibles imbuidos en un complejo proceso de significación y

construcción de identidad. Entre los ejemplos más comunes de éstos podemos encontrar

indumentarias, música, fotos, videos, imágenes, experiencias festividades, tradiciones y

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costumbres que transmiten, procesan y recrean importantes significados socioculturales

entre la comunidad de origen y destino. En el caso del circuito migratorio San Pablito-

Durham son varios los productos simbólicos que constantemente están circulando entre

estas dos comunidades. Las personas entrevistadas frecuentemente hacían alusión de

remitir y enviar fotos, indumentaria, comida, aparatos electrónicos. La ropa, los aparatos

electrónicos, son de los principales bienes que recibe la población de San Pablito.

De igual forma, en esta circularidad de bienes, personas oriundas de San Pablito

pueden recibir en Durham productos más tradicionales que les permitan estar en

contacto con sus tradiciones. Entre los envíos más frecuentes enviados de San Pablito a

Durham tenemos la comida y las fotos. Entre los alimentos más enviados podemos

encontrar comida de temporada como las chicalas,2 el pan de muerto, el mole de

cacahuate, entre otros. La posibilidad de preparar alimentos con productos procedentes

de su terruño los remite a acortar la distancia geográfica y sentirse por algunos instantes

en su comunidad. Mientras que en el caso de las fotos, la población migrante puede ser

testigo de los eventos que se dan en su comunidad y dar cuenta del paso del tiempo.

Generalmente estos productos simbólicos evocan en los migrantes un sentimiento de

pertenencia y nostalgia a su comunidad de origen.

Llama nuestra atención que otro de los productos que son enviados a Carolina

del Norte tienen que ver con representaciones religiosos (imágenes) y ropa bordada con

chaquira para ser usada durante las festividades del Carnaval. Varias de las personas

entrevistadas narran como una de las principales festividades de San Pablito, en años

recientes, comenzó a ser organizada y reproducida en Durham

El carnaval lo celebran allá [en Durham] A los muchachos que les gusta el relajo, ellos mismosse organizan. Muchas personas llevan trajes típicos de acá, aunque unos cuantos nomás, pero ahíestán, y se junta mucha gente. También la policía de allá se adaptó en eso, no les hacen nada,nomás ven que todo está tranquilo y ya (María, migrante retornada, Proyecto Pahuatlán-Durham,octubre de 2008).

Precisamente, como parte del establecimiento y mantenimiento de lazos comunitarios

entre los indígenas otomíes, hombres y mujeres otomíes se han dado a la tarea de

2 Las chícalas pertenecen a la familia de las hormigas arrieras. En los meses de verano (julio-septiembre) la población otomí incorpora a su alimentación como fuente de valor nutricionaly de tradición

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reproducir en el lugar de destino (Durham) algunas prácticas sociales distintivas de su

lugar de origen (San Pablito). Tanto hombres como mujeres muestran un interés por

participar activamente en el desarrollo de distintas celebraciones comunitarias. Entre los

festejos más recurrentes, a los que hacen referencia los encuestados fueron: el carnaval

otomí, la celebración de día de muertos, los festejos de 12 de diciembre y la realización

de rituales religiosos como el bautismo.

La importancia del envío y recepción de estos productos es que ha posibilitado el

surgimiento de actores que se adaptan a las necesidades de las redes sociales y enfocan

sus actividades laborales a establecer conexiones entre la comunidad de origen y de

recepción. Varias de las personas entrevistadas manifestaron la posibilidad de enviar y

recibir productos por medio de un mensajero otomí encargado de transportar productos

entre Durham y San Pablito.

hay un señor de San Pablito que ya tiene papeles y cada quince días está en Durham y quince enPuebla e Hidalgo. Él es el encargado de llevar y traer cosas de ida y vuelta, está los viernes enJuniper, está encargado de ser el vínculo y llevar productos (María, migrante retornada,Proyecto Pahuatlán-Durham, octubre de 2008).

Ante el desarrollo de estas actividades informales, los mensajeros se convierten

en un punto estratégico de unión entre la población migrante y no migrante. En la

mayoría de los casos, no cumplen con la función de trasladar productos en las

localidades del campo social transnacional, sino también se convierten en difusores de

diversas prácticas sociales.

De igual forma que los bienes simbólicos son parte importante del desarrollo de

las remesas y envíos sociales, éstos también dan lugar a importantes cambios en el

circuito migratorio San Pablito-Durham. Siguiendo el análisis de Peggy Levitt (2001:

59), uno de los impactos más importantes de las remesas y envíos sociales se da en las

estructuras normativas, entendidas como aquellos valores, ideas y creencias que

influyen en el comportamiento individual del migrante y en su interacción con otras

instituciones y organizaciones sociales. “Migrants carry ideas, practices and narratives

and these enable mobility and different forms of membership and belonging” (Levitt y

Lamba, 2009: 11). Estas ideas, valores y creencias pueden ser movilizados,

reproducidos y adaptados en el campo social transnacional por la población migrante en

la sociedad de destino o por la sociedad de origen.

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Un ejemplo de este tipo de remesas y envíos sociales se da en la estructura

familiar y la alianza matrimonial de la población otomí. La familia como institución

social se encuentra caracterizada por la sobrevivencia de un patrón patrilineal y el

principio de residencia patrilocal (Franco Pelotier, 1992: 152). Ante una alianza

matrimonial, las familias juegan un papel muy importante en el establecimiento de la

vida conyugal de la pareja otomí. Ya que por un lado, la pareja necesita del

reconocimiento familiar; por otro lado, al basarse en el principio de residencia

patrilocal, las parejas deben integrarse a la familia del padre del esposo.

La conformación de la familia doméstica se puede caracterizar por poseer un

carácter nuclear o extenso (CIESAS, 2010). La sociedad otomí se encuentra inserta en

un orden patriarcal.3 La nueva pareja debe buscar la aprobación ante la familia, tal como

lo expresa Olivia, “la gente de aquí no se quiere separar de sus hijos cuando uno se casa

o se juntan, no quieren que se vayan al otro lado” (Olivia, migrante retornada, Proyecto

Pahuatlán-Durham, octubre 2008).

Así mismo, a diferencia de otros grupos étnicos como los nahuas, los otomíes también

se caracterizan por darle una vital importancia al establecimiento de vínculos

conyugales por personas de su misma comunidad; de esta forma preservar y fortalecer

los lazos por afinidad y consanguineidad dentro de la comunidad. Sin embargo, ante el

incremento de los flujos migratorios a los Estados Unidos, estos patrones históricamente

prevalecientes han cambiando.

Un ejemplo de este tipo de estructuras normativas es el caso de Adela y Fabián.

Una pareja de jóvenes migrantes otomíes con dos hijas nacidas en Durham, Carolina del

Norte. A pesar de compartir una alianza matrimonial en Estados Unidos, ambos viven

procesos de inserción muy diferentes. Por un lado, Fabián posee una experiencia

migratoria de aproximadamente once años, ya que en 1997, a la edad de 15 años migra

por primera vez a Durham.

Posteriormente en 2001, Fabián regresa a San Pablito por un periodo de un año.

En el 2002, Fabián vuelve a Durham con su pareja Adela, quien llegó a Durham a la

edad de 18 años. Adela nos refiere que le gustaría trabajar pero ante la necesidad de

3 El patriarcado es un orden social genérico de poder, basado en un modo de dominación cuyo paradigma es el hombre. Ese orden asegura la supremacía de los hombres y de lo masculino sobre la inferiorización previa de las mujeres y lo femenino. Es asimismo un orden de dominio de unos hombres sobre otros y de enajenación entre las mujeres (Lagarde, 2001: 52).

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cuidar a sus niñas no le es posible. Esta situación nos lleva a reflexionar sobre cómo las

estructuras normativas registradas en este circuito migratorio no sólo afectan la

composición de los flujos migratorios, sino también su comportamiento social.

En el caso de Adela y Fabián vemos una clara estructura de movilización y

reproducción de las remesas y envíos sociales. Como estructura de reproducción,

Fabián después de tres años de vivir en Durham decide regresar a San Pablito para

establecer una alianza matrimonial con una persona de su misma comunidad; sin

embargo, como estructura de movilización, la pareja en lugar de vivir en la residencia

patrilocal al interior de la comunidad, ambos deciden establecerse independientemente

en Estados Unidos.

Generalmente, ambas estructuras se privilegia el mantenimiento de prácticas

socioculturales de la población otomí,4 el hecho de que la pareja se ubique fuera del

espacio geográfico produce, en la mayoría de los casos, un enfrentamiento con la

familia paterna, en palabras de Adela, “es muy difícil para papás que acepten que sus

hijos vivan en otro lado.”

Si bien se registran varios casos que siguen este comportamiento en la estructura

normativa familiar, también hay otros casos en que la mujer con la migración adquiere

un papel más activo tanto dentro en la sociedad de llegada como de origen. Tal es el

caso de María, migrante retornada, quien migró con su pareja en 1997. Sin embargo, a

diferencia de Adela, a su llegada María inmediatamente incursiono al mercado laboral

en Durham, realizando diversas actividades como el trabajo en una factoría y el cuidado

de niños, en una entrevista señalaba la importancia de ‘independizarse’

[en Durham] estuvimos solos los dos desde un principio, entonces tuvimos

nuestro propio dinero y trabajamos para nosotros mismos, comprábamos las

cosas para nosotros y después nacieron los niños y ya trabajamos para los niños.

Es lo mismo acá [en San Pablito], cuando regresamos, luego empecé a trabajar

[…] como vi que aquí [San Pablito] sale más rápido el dinero, que acá no rinde

nada, entonces dije “si yo me pongo a descansar, después se me va a terminar lo

que traje, no voy a tener nada para después (María, migrante retornada, Proyecto

Pahuatlán-Durham, Sn Pablito, Pahuatlán, octubre 2008)

4 establecer vínculos matrimoniales entre personas de la misma comunidad y asentarse como familia nuclear.

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La independencia a la que María hace referencia está estrechamente asociada, a

su inserción en el mercado laboral como una forma de complemento al ingreso familiar

y la posibilidad de compaginar el cuidado de la familia, primordialmente, de los hijos

con el desarrollo de alguna actividad productiva. Ante esta situación, en su condición

de migrante retornada, ha buscado aplicar los conocimientos aprendidos en Durham

para asociarse con otras mujeres artesanas, así poder impulsar la comercialización de

sus artesanías en papel amate.

Otro ejemplo de experiencia migratoria es la de Carmen, migrante en Durham,

quien manifestaba una preocupación ante la posibilidad de retornar a su comunidad de

origen, al percibir importantes discrepancias entre San Pablito y Durham, sobre todo en

temas de educación

[…] lo que le digo a mi esposo cuando me manda para México es ‘No quiero

irme.’ Yo no tengo futuro para mis niños en México. Por ellos no quiero ir,

porque yo quiero [lo] mejor para mis niños y ese es mi sueño […], verlos crecer

y que vayan a la universidad. Aunque yo, yo no tengo futuro aquí, a mis hijos si

les está esperando algo para ellos. (Carmen, migrante activa, Durham, Carolina

del Norte, junio 2008).

Esta situación no es particular Carmen, sino también representa la nueva situación de

varias familias ‘de status mixto.’ Familias caracterizadas por que alguno de sus

miembros, usualmente alguno de los padres es indocumentado; mientras otros,

comúnmente niños son estadounidenses por nacimiento. (Passel, 2006; Rivermar, 2008:

107). En la última década, este tipo de familias ha adquirido un importante

protagonismo, ya que conforme se ha fortalecido el circuito migratorio otomí, el

surgimiento de este tipo de familias ha aumentado. Esta situación se ha convertido en un

desafío no sólo para el Estado, sino también para la conservación de algunas prácticas

socioculturales.

Estas tres experiencias, la de Adela, María y Carmen, dan evidencia de la

existencia de múltiples experiencias migratorias en un mismo circuito migratorio.

Generalmente, cuando una pareja, o alguno de los miembros deciden migrar y

establecerse en el país de recepción, el migrante tiende a enfrentar a múltiples dilemas

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determinados por el género. La decisión de migrar está marcada por la construcción

social del género sobre lo que debería ser la feminidad y la masculinidad dentro de los

hogares y las redes sociales (Hondagneu-Sotelo, 1994). La experiencia de cada

migrante (hombre o mujer) nos da cuenta de la existencia de varias feminidades y

masculinidades.

Sin embargo, en la mayoría de los casos, tiende a estar determinada por ciertas

actividades o roles de género regulado por los regímenes de género dominantes. En

relación a estas construcciones sociales genéricas, la migración masculina está asociada

a su rol de género como proveedor y a su interés por encontrar nuevas estrategias de

ingresos, mejorar sus condiciones de vida o satisfacer una necesidad de curiosidad,

aventura y aprendizaje, es decir ‘ser para sí mismo.’ Paradójicamente, la movilidad

femenina está más orientada a mantener los lazos afectivos, conyugales y familiares

cumpliendo su rol como reproductora.

En los tres ejemplos mencionados, en la sociedad de origen (San Pablito), la idea

del servicio, el cuidado y la maternidad está estrechamente asociada a la idea del deber.

En sociedades patriarcales, actividades como el cuidado del hogar, la familia y el trabajo

doméstico carecen de reconocimiento social y remuneración económica. Mientras que

en la sociedad de destino (Durham), esta misma idea de servicio y cuidado puede

representar una alternativa de ingresos (servicio doméstico, el cuidado de niños,

ancianos, enfermos, entre otros) o un medio para incursionar en espacios que les

brinden mayor seguridad en materia de educación, seguridad social y certidumbre

económica, generalmente están asociados a la práctica y organización colectiva.

Otro ejemplo de remesa/envío social ubicado en la fase de retroalimentación es

la jefatura del hogar. Los resultados del cuestionario nos darán un mejor ejemplo del

mantenimiento y adaptación de algunas prácticas socioculturales como la patrilocalidad.

Llama nuestra atención que al momento de cuestionar a los migrantes activos sobre el

tema de la jefatura familiar, varios de ellos entraron en conflicto. Ya que mientras en

San Pablito, la mayoría de ellos se consideraba jefe del hogar, en Durham consideraban

que esta posición estaba debilitada por dos principales factores: la distancia existente

entre el migrante y su familia y la necesidad de compartir un vivienda con otros

familiares, amigos y paisanos.

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El reconocimiento como jefe o jefa de familia en un hogar con migrantes

también es un claro ejemplo de la realidad distintiva que vive la población (migrante y

no migrante) por su condición de género. Ante ausencia del varón, la familia, y la

comunidad reconocen en el migrante como en la figura masculina la responsabilidad de

tomar las decisiones en relación al hogar, la utilización de los recursos y la

representación comunitaria. Esto no siempre se da cuando la persona que está ausente es

una mujer. Aunque tampoco debemos descartar, la presencia, cada vez más frecuente, de

jefaturas femeninas en la comunidad de San Pablito.

Cabe resaltar que otro punto que llamo nuestra atención en relación a la jefatura

del hogar es la vinculación con la representación del migrante en la comunidad de

origen y la tendencia patrilocal, que en palabras de Franco Pellotier (1992: 162) se

mantiene incluso cuando el hombre trabaja o vive fuera de la comunidad, la mujer se

queda en casa de los padres del marido mientras establece la pareja su propia residencia.

Si concentramos el análisis en las mujeres retornadas o cuyo marido ha migrado

veremos que a partir de la relación migración y patrilocalidad surgen importantes

procesos sociales en contradicción.

Varias de las mujeres encuestadas manifestaron que, en un principio, ante la

migración de su pareja tuvieron que residir en la casa de sus suegros. Esta situación, por

lo regular, generaba conflictos entre la pareja y la familia del migrante. Aunque, la

mayoría de los migrantes hombres argumentaba que uno de los principales por migrar

era obtener ingresos para lograr la independencia económica, construir su casa, así

romper con el poder ejercido por residencia patrilocal; éste, indirectamente, seguía

reproduciendo estos lazos de patrilocalidad mediante el control económico sobre su

pareja.

Ante la ausencia del migrante en la comunidad, el cónyuge y los padres juegan un

papel protagónico. Gran parte de las personas entrevistadas manifestaron que ante la

ausencia del migrante, tanto la pareja como los padres, son los encargados de cumplir

con las funciones de representación del migrante sobre todo a lo que refiere a la

representación comunitaria (establecimiento de compadrazgos, cooperación

comunitaria), también son la pareja y los padres a quienes, regularmente, los migrantes

les envían remesas.

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Aunado a las estructuras normativas como la base de la configuración social de la

comunidad, también cobra relevancia el sistema de prácticas en que se mantendrán y

reproducirán las relaciones sociales. Una característica fundamental de estas prácticas es

su socialización, es decir, la forma en que estas prácticas producirán la participación

colectiva de la población migrante y no migrante.

Como pudimos observar con el análisis de bienes simbólicos, la mayoría de los

eventos que se realizan en Estados Unidos se asocian a prácticas religiosas católicas.

Esta información resulta de gran relevancia ante el surgimiento, durante los años

cincuenta, del protestantismo en la región. El protestantismo logró implantarse

discretamente en localidades como San Pablito y masivamente en otras como San

Nicolás (Galinier, 1990: 96). Justamente ante esta división religiosa, prácticas como el

carnaval, se han convertido en un estandarte de identificación cultural de la población

de San Pablito.

La población católica migrante de San Pablito ha encontrado en la reproducción

de diversas prácticas religiosos un sistema de práctica sociocultural que le permite

mantener los lazos culturales con su comunidad de origen reafirmar su identidad

religiosa en una sociedad de destino dominada por el protestantismo. Un ejemplo de ello

es el festejo el 12 de diciembre. Otomíes, nahuas y mestizos procedentes de Pahuatlán

se reúnen junto con otros latinos en el barrio de “la Maldita Vecindad” para rendir culto

a la imagen de la Virgen de Guadalupe. La noche del 11 de diciembre, migrantes latinos

se reúne para celebrar este día con bailes y, así generar un sentido de pertenencia al

lugar.

Esta misma celebración también reúne a los migrantes en la iglesia de la

Inmaculada Concepción. Iglesia católica caracterizada por su interés de establecer

vínculos con la comunidad de habla hispana. Cada domingo a las 13:00 horas se realiza

una misa en español para la comunidad migrante en Durham. Varios de los entrevistados

manifestaron conocer esta iglesia y, ocasionalmente, asistir a misa y participar en

algunos eventos comunitarios. La organización en diversos comités conformados por

población latina ha permitido que esta institución comience a tener un papel, cada vez,

más protagónico como intermediario social entre la sociedad migrante y otras

instituciones públicas y civiles.

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A diferencia de la celebración del 12 de diciembre que congrega a una gran parte

de la comunidad latina, el carnaval otomí resulta ser una práctica sociocultural muy

característica del flujo migratorio de San Pablito, Pahuatlán. La riqueza simbólica,

mítica, metafórica e, incluso genealógica;5 que envuelve al carnaval, ha contribuido a

que este evento se convierta en un elemento central de la estructura de reproducción

social de los envíos sociales. De esta forma, la réplica del carnaval en Durham permite a

los migrantes indígenas otomí fortalecer su identidad étnica y reforzar sus lazos de

pertenencia con su comunidad de origen.

Lugares como los apartamentos de Juniper Street se convierten en espacios de

congregación de la población indígena otomí durante el fin de semana del carnaval,

generando con ello una estructura de reproducción de remesas sociales. Jóvenes

migrantes se visten con indumentarias típicas del carnaval para danzar alegremente y

reproducir, sencillamente, una de las tradiciones más añejas de su cultura. La mayoría

de los familiares no migrantes participan activamente, en el campo social transnacional,

mediante el envío de costosos y llamativos trajes propios de la región (estructura de

movilización). Mientras que otros familiares no migrantes, al no poder afrontar los

costos del envío se limitan a narrarles, vía telefónica, los sucesos más relevantes en la

realización de esta tradición en San Pablito.

Cabe destacar que el carnaval no se limita únicamente ser únicamente una

estructura de movilización y reproducción social, sino que su vinculación con el sistema

de cargos. Para varios grupos indígenas, el sistema de cargos se ha convertido en uno de

los principales mecanismos utilizados por la sociedad indígena para asumir una

identidad colectiva. Esto debido a que al poseer una estructura sociopolítica basada en el

deber y la responsabilidad, permite organizar la participación colectiva y fomentar la

integración social.

A diferencia de otros grupos indígenas como los mixtecos cuya estructura social

tiene como eje transversal el sistema de cargos, para la mayoría de los grupos indígenas

otomíes este sistema se ha ido flexibilizando. La participación de la comunidad se basa

fundamentalmente en la ejecución de las llamadas faenas o responsabilidades cívicas6 y

la y cooperación monetaria. En el caso particular de los otomíes y su relación con el

5 Galinier en su libro “La mitad del mundo” realiza un amplio análisis del significado, las características y la organización del carnaval en diversas comunidades otomíes.

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sistema de cargos, “los migrantes que se encuentran en Estados Unidos tienen la

obligación de encontrar un remplazo en las faenas o enviar dinero necesario para cubrir

los gastos asignados a cada ciudadano o su sustituto para determinadas faenas, como

reparar el palacio municipal, construir canales de irrigación o pavimentar carreteras.”

(Crummett, María y Ella Schmidt, 2004: 444)

La cooperación monetaria para el desarrollo de actividades sociales se ha convertido en

la principal manera en que los migrantes no sólo siguen teniendo presencia en San

Pablito, sino también cumplen con el mantenimiento de lazos sociales y afectivos en la

región. Por lo que retomando el caso de la reproducción del carnaval, podemos ver que

esta práctica sociocultural implica no únicamente reproducir únicamente una

celebración muy distintiva de San Pablito en Durham, sino también involucra la

creación de una estrategia de retroalimentación de las remesas/envíos sociales, ya que

su ejecución está imbuida de dos valores que caracterizan a las sociedades indígenas: la

solidaridad y la reciprocidad, con ello la posibilidad de fortalecer su capital social ante

la movilización de los recursos económicos y sociales.

Los familiares no migrantes integran a los migrantes en la participación de esta

tradición a través de sus narraciones; la población migrante promueve el desarrollo de

esta tradición mediante el envío de remesas económicas destinadas a la cooperación

comunitaria. Algunos de los migrantes reportan haber realizado una cooperación que va

de los 1,000 a los 5,000 pesos para apoyar a sus familias en la realización de este

evento; de esta forma, cumplir con sus obligaciones, en el sistema de cargos, como

mayordomos.

Actividades como las mayordomías, los sistemas de cargo son elementos vitales

para el proceso de identidad comunitaria. La participación se limita a las actividades del

terruño y, por lo regular, en el lugar de destino (Durham) mantienen prácticas

individuales centradas específicamente en actividades festivas. A diferencia de algunos

mestizos que ha aprovechado sus conocimientos y habilidades en el desarrollo de algún

oficio, promoviendo el establecimiento de negocios, principalmente vinculados a una

histórica práctica como es la panadería. En el caso de la población otomí en Durham

sólo identificamos a un migrante, Cirilo, migrante otomí que tiene un negocio

6 Las ‘faenas’ requieren de compromisos semanales de cada ciudadano, ya sea de trabajo físico o de ayuda financiera.

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establecido en el Old North Durham. El protagonismo de su negocio radica en su

orientación a la medicina tradicional, la herbolaría, de cierta forma reproduce parte de

las creencias ancestrales y tradicionales de curación y sanación. Cirilo se auto identifica

como un hombre de negocios, sus conocimientos en contabilidad, computación le han

permitido que migrantes oriundos de la región, se apoyen en para tratar asuntos

referentes a impuestos o el uso de la computadora. Aunque él manifiesta recordar con

nostalgia su tierra, asume que, ante la fragilidad de la región por divisiones políticas,

religiosas, tiene más posibilidades de desarrollarse en Durham que en San Pablito.

Conclusiones

Llama nuestra atención que a pesar de realizar actividades comunitarias basadas

en la cooperación, la población otomí no realice actividades de organización cívica,

política e incluso religiosa. Por el contrario, la mayoría de las personas entrevistadas y

encuestadas manifiestan desinterés e incertidumbre al estar marcada la vida diaria en

San Pablito y Durham están marcadas por envidias, divisiones políticas, religiosas.

La participación organizativa se limita a cumplir funciones de faena o participar

con alguna cooperación económica. Ante la ausencia del migrante, los familiares no

migrantes, en su mayoría mujeres, son quienes están desarrollando una participación

activa en el proceso de la toma de decisiones a nivel comunitario, continuamente están

presentes en comités de salud y educación. Áreas caracterizadas por responsabilidades,

civiles y morales, en mayoría de las ocasiones refuerza, el llamado triple rol de género

(doméstico, productivo, comunitario). No obstante, las mujeres están adquiriendo mayor

presencia en este circuito migratorio no han logrado desarrollar igualdad de

oportunidades, las estructuras sociales y organizativas siguen reproduciendo políticas y

prácticas reguladas por un sistema patriarcal.

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