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Evaluación crítica de “Out of the Cities”, Parte 1 de David Westbrook J. Gabriel Piedra Quirós

Evaluación crítica de 'Out of the Cities', de Dave Westbrook

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Evaluación crítica del tema 'Out of the Cities' de Dave Westbrook; que expone la señal profética para salir de las ciudades junto con su fallida explicación del 11 de septiembre del 2001 a la luz de la Biblia y de los escritos de EGW.

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Evaluación crítica de “Out of

the Cities”, Parte 1 de David

Westbrook

J. Gabriel Piedra Quirós

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¿Qué es “Out of the Cities”? “Fuera de las Ciudades”, como se traduce al español, es una presentación hecha en 2 partes por el ministro adventista

Dave Westbrook. En éste se explica en su primera parte, cuándo, acorde a los escritos del Espíritu de Profecía, hemos

de salir de las ciudades, para vivir en el campo, mientras que en la segunda exposición, se enseñan los principios

básicos a tener en cuenta para la vida en el campo por parte del pueblo de Dios, la que no he escuchado hasta el

presente. En consecuencia, haremos un análisis breve pero al punto, sobre los contenidos de su primera exposición.

Una presentación dividida en dos secciones

En la primera sección de su primera exposición, Dave Westbrook cuenta cómo, al leer el libro, más bien un folleto de

nombre “Country Living” [De la Ciudad al Campo], se vio confundido al leer declaraciones de Elena de White que

indicaban que dentro de muy poco, el pueblo de Dios debería salir de las ciudades, e irse a vivir al campo, ya que el

estilo de vida perjudicial de las ciudades no representaba un bien para la vida espiritual del pueblo adventista. Las

razones eran también de carácter misionero, y debido a la venida de los juicios de Dios sobre la tierra. No obstante, en

otras declaraciones, Westbrook halló que Elena White indicó que ya era tiempo de salir de las ciudades. Al tiempo

descubre, por iluminación del Espíritu de Dios, que debía de colocar las declaraciones de “Country Living” en orden

cronológico para poder comprender por qué esa aparente confusión.

En resumen, Westbrook encuentra que cada vez que las declaraciones que señalan la inminencia de salir de las

ciudades hacia el campo, las tales se hallan cada vez más cerca de finales de la década del 80, particularmente del año

1888; pero después de ese año, las citas de la autora son categóricas al indicar que ya es el tiempo de abandonar las

grandes ciudades y salir al campo. Algunas de las declaraciones son:

Antes de 1888:

Cita en cuestión:

“No es ahora tiempo para que el pueblo de Dios fije sus afectos o se haga tesoros en el mundo. No está lejano el tiempo en que, como los primeros discípulos, seremos obligados a buscar refugio en lugares desolados y solitarios. Así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la señal para que huyesen los cristianos de Judea, así la toma de poder por parte de nuestra nación [los Estados Unidos], con el decreto que imponga el día de descanso papal, será para nosotros una amonestación. Entonces será tiempo de abandonar las grandes ciudades, y prepararnos para abandonar las menores en busca de hogares retraídos en lugares apartados entre las montañas. Y ahora, en vez de buscar costosas moradas aquí, debemos prepararnos para trasladarnos a una patria mejor, la celestial. En vez de gastar nuestros recursos en la complacencia propia, debemos buscar la economía”. —Joyas de los Testimonios 2:165, 166 (1885). (De la Ciudad al Campo, p. 88 [ingles p. 30]).

Posterior a esa fecha:

Las posteriores declaraciones a la fecha:

“El mundo protestante ha establecido un día de reposo idolátrico en el lugar donde debería estar el sábado de Dios, y va en pos de las pisadas del papado. Por esta razón veo la necesidad de que las familias del pueblo de Dios se trasladen fuera de las ciudades, a lugares apartados del campo, donde puedan cultivar la tierra y cosechar los productos que ellas mismas siembren. De este modo podrán criar a sus hijos con hábitos sencillos y saludables. Veo la necesidad de

apresurarse a fin de tener todas las cosas dispuestas para la crisis” (Ibid. [Mensajes Selectos 2:412], 1897).” (Carta 90, 1897) (De la Ciudad al Campo, p. 54 (inglés pp. 20, 21)). “Antes que el azote venga como avenida de aguas sobre los habitantes de la tierra, el Señor exhorta a todos los que son israelitas de verdad a prepararse para aquel suceso. A los padres hace llegar este grito de alarma: Juntad a vuestros hijos en vuestros hogares; separadlos de aquellos que desprecian los mandamientos de Dios, que enseñan y practican lo malo. Salid de las grandes ciudades tan pronto como os sea posible. Estableced escuelas de iglesia. Dad a vuestros hijos la Palabra de Dios por fundamento de toda su educación”. —Joyas de los Testimonios 2:454. (De la Ciudad al Campo, p. 33 (ingles p. 12) 1900). “Ha llegado el tiempo cuando, a medida que Dios abra el camino, las familias deberían salir de las ciudades. Los niños deberían ser llevados al campo. Los padres deberían conseguir un lugar tan apropiado como lo permitan sus

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recursos. Aunque la casa sea pequeña, debe estar rodeada por un terreno que pueda ser cultivado”. —Mensajes Selectos 2:413 (1903). (De la Ciudad al Campo, p. 66 (inglés, p. 24)). “‘¡Salid de las ciudades! ¡Salid de las ciudades! ¡Salid de las ciudades!’ Este es el mensaje que el Señor me ha dado. Se producirán terremotos e inundaciones; y no debemos establecernos en las ciudades impías, donde se sirve en todo sentido al enemigo, y se olvida con tanta frecuencia a Dios”. (Life Sketches of Ellen G. White, pp. 409, 410 (1906) (De la Ciudad al Campo, p. 86 (ingles p. 30)))

Lo anterior conduce a una pregunta ¿qué sucedió entre 1885 y 1897 que llevó a Elena White a afirmar que ya era el

tiempo de abandonar las grandes ciudades? Que en 1888 se aprobó la Ley Blair, en otras palabras, la promulgación de

una ley dominical nacional en los Estados Unidos, acción que fue indicativa de que esa era la señal para no vivir en las

grandes ciudades, ya que la próxima vez, la ley dominical sería instituida como señal de que la crisis final comenzaría,

conllevando la persecución contra el pueblo de Dios. ¿Cuál es la base para la afirmación anterior? Que de acuerdo al

Espíritu de Profecía, “Así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la señal para que huyesen los

cristianos de Judea, así la toma de poder por parte de nuestra nación [Los Estados Unidos], con el decreto que

imponga el día de descanso papal, será para nosotros una amonestación Entonces será tiempo de abandonar las

grandes ciudades, y preparamos para abandonar las menores en busca de hogares retraídos en lugares apartados

entre las montañas. Y ahora, en vez de buscar costosas moradas aquí, debemos preparamos para trasladarnos a una

patria mejor, la celestial. En vez de gastar nuestros recursos en la complacencia propia, debemos buscar la economía"

(Joyas de los Testimonios, tomo 2, págs. 165,166; 1885).” (De la Ciudad al Campo, p. 31).

Cestio Galo viajó a Jerusalén con su ejército en el 66 d.C. con el fin de restaurar la paz en la ciudad debido a su

rebelión contra el imperio, pero regresó de manera inesperada a Roma, siendo sus tropas reducidas por los rebeldes

judíos. Los cristianos vieron en esa llegada la señal para su huida de la ciudad, como Jesús lo dijo (Mateo 24:15-20; cf.

Lucas 21:20-24). Sin embargo, el ejército romano, esta vez bajo el mando del general Vespasiano, regresaría para

sofocar la rebelión, en la cual cientos de miles de judíos morirían y la ciudad y el templo serían destruidos.

Teniendo en mente lo anterior, la ley Blair promulgada en 1888 en Norteamérica, habría sido la señal para el pueblo

Dios de huir de las ciudades, y vivir en el campo, por el desconocimiento de cuándo será decretada nuevamente la ley

dominical en Norteamérica con la persecución final antes del regreso de Jesús, siendo lo anterior el motivo de salir de

las ciudades. Me di a la tarea de investigar a fondo las declaraciones en forma cronológica, así como muchas otras no

citadas en “De la Ciudad al Campo”, y descubrí personalmente que la interpretación dada por Westbrook es muy

consistente. Cada uno debe hacer su propia corroboración, viendo si esas cosas son así (Hechos 17:10, 11).

Hasta acá, todo bien. No obstante, la segunda sección que trata sobre los eventos finales, contiene otra historia

diferente.

Análisis crítico a la interpretación del 11/9 del 2001 dentro del marco de los eventos finales, así como de la

interpretación de algunas declaraciones de Elena de White, y de la Biblia

Uso de los escritos del Espíritu de Profecía

Antes que nada, quiero declarar que el presente análisis no tiene el objetivo de afrentar a la persona intérprete de la

exposición que estamos analizando, sino comprobar si lo expuesto está apoyado tanto por la Biblia como por los

escritos de Elena White. Así mismo, es esencial comprender que la Biblia sola es suficiente para conocer la verdad

revelada por nuestro Dios. Los escritos de Elena White fueron dados con el propósito de llevar al pueblo de Dios a la

Biblia, ya que el descuido de estudiarla por la gran mayoría, daría todo eso como resultado. Algunas declaraciones

sobre esto:

“Poco caso se hace de la Biblia, y el Señor ha dado una luz menor para guiar a los hombres y mujeres a la luz mayor”. (Véase Review and Herald, Elena G. de White, 20 de Enero de 1903 [CE 174]; Elena G. de White, Mensajes Selectos, tomo 3 (Asociación Publicadora Interamericana, Miami, Florida, de la primera edición castellana), p. 32.).

“Los testimonios de Hna. White no deben ser presentados en primera línea. La Palabra de Dios es la norma infalible. Los testimonios no han de ocupar el lugar de la Palabra. Debe ejercerse gran cuidado por parte de todos los creyentes, para presentar cuidadosamente estas cuestiones, y siempre conviene detenerse cuando se ha dicho suficiente. Prueben todos su posición por medio de las Escrituras, y prueben por la Palabra revelada de Dios todo

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punto que sostienen como verdad (Carta 12, 1890)”. (Elena G. de White, El Evangelismo (Asociación Publicadora Interamericana, Miami, Florida, de la primera edición castellana), p. 190). “Cuanto más miremos las promesas de la Palabra de Dios , más brillantes aparecen. Cuanto más las practiquemos, tanto más profunda será nuestra comprensión de ellas. Nuestra posición y fe se basan en la Biblia. Y nunca queremos que un alma presente los testimonios antes que la Biblia (Manuscrito 7, 1894)”. (Ibíd.).

Este tópico se expande más aún en un estudio específico sobre esto. A continuación, las citas de Elena de White.

La declaración de Testimonios para la Iglesia, Tomo 9, sobre la destrucción de edificios en Nueva York

Westbrook cuenta la experiencia de Nick, un amigo suyo, adventista, quien trabajó en uno de los edificios del World

Trade Center en Nueva York. A partir de la experiencia de Nick al atestiguar los trágicos eventos del 11 de Septiembre

del 2001, Westbrook intenta darle un cariz catastrófico que va más allá de lo manifestado en la Biblia o en los escritos

de Elena White. En primer lugar, dice que su amigo quien fue testigo de los ataques, describió el evento como

“apocalíptico”. Ahora, si bien es cierto Westbrook intenta justificar la idea de “apocalíptico” a partir de algunas

declaraciones del Espíritu de Profecía, dicho adjetivo es incorrecto usarlo para tentar al público a creer que dicho

evento fuera descrito por Elena de White sin antes presentarlo a la audiencia a partir de lo revelado por Dios, ya que al

llevar a la audiencia a que crea en una posible verdad, ésta debe presentarse partiendo de las fuentes inspiradas. Si esto

se hace primero, cuando se enseña con un “así dice el Señor”, las descripciones de alguien sobre un evento profetizado,

ahora sí, pueden enriquecer esa verdad, pero no ha de ser al revés. Sencillamente es antibíblico (cf. Isaías 28:13; etc.).

Posteriormente, Westbrook apunta a que la declaración de Testimonios para la Iglesia, el tomo 9 y página 11, en

inglés [página 12 en español], es considerada por algunos adventistas del séptimo día como una descripción de los

eventos del 11 de Septiembre (así mismo lo creía yo), ya que allí se profetiza la destrucción de edificios en Nueva

York. Agréguese a esto, que el capítulo donde se halla la declaración se titula “La Crisis Final”. La cita en cuestión es

la siguiente:

“Estando en Nueva York en cierta ocasión, se me hizo contemplar una noche los edificios que, piso tras piso [recuerden ésta frase], se elevaban hacia el cielo. Esos inmuebles que eran la gloria de sus propietarios y constructores eran garantizados incombustibles. Se elevaban siempre más alto y los materiales más costosos entraban en su construcción… “La siguiente escena que pasó delante de mí fue una alarma de incendio. Los hombres miraban esos altos edificios, reputados incombustibles, y decían: "Están perfectamente seguros. Pero esos edificios fueron consumidos como si hubieran sido de brea. Las bombas contra incendio no pudieron impedir su destrucción. Los bomberos no podían hacer funcionar sus máquinas…” (Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia, Tomo 9, p. 12).

Ahora, la forma en que Westbrook intenta demostrar “fuera de toda duda” que dicha declaración hace alusión a los

fatídicos eventos del 11 de Septiembre en Nueva York, se basa en la respuesta que su amigo le dio, sobre si esa cita

describe ese evento o no; él le declaró que es más que eso, ya que la cita se halla en el tomo 9, página 11, es decir, 9/11

(en inglés, mes, y luego día del mes). Seguidamente, Westbrook agrega que el “Señor es bueno”, en referencia a la

“pista” que dejó para indicarnos que en esa cita, la hermana White profetizó los eventos del 11 de Septiembre del 2001.

Acá debemos detenernos por un momento antes de continuar para preguntarnos, ¿en qué debe basarse la interpretación

de toda declaración? Debe basarse en el contenido de ella, el tiempo en que se escribió, el lenguaje de uso, etc., que por

mi parte, no me detendré en todo el contexto al analizarla, porque todos los eventos descritos por la hermana White en

ese capítulo, se compone de varias páginas, y es algo que va más allá de lo que he de presentar en el presente estudio.

Mas baste decir, que la cita sola –como veremos-, es suficientemente documentada por la misma autora en otro lugar

para comprender su significado, lo que leeremos a continuación:

“"No hace muchos años, un hermano que trabajaba en la ciudad de Nueva York publicó algunas noticias alarmantes con respecto a la destrucción de esa ciudad. Yo escribí inmediatamente a quien estaba a cargo de la obra allí diciéndole que no era sabio publicar tales noticias; que ello haría surgir una excitación que resultaría en un movimiento fanático, y que esto perjudicaría a la causa de Dios. Es suficiente presentar la verdad de la Palabra de Dios al pueblo. Las noticias alarmantes son perjudiciales para el progreso de la obra".* El 3 de agosto de 1903, la Sra. White escribió además con respecto a este informe sensacional: "¿De dónde vino la noticia de que yo declaré que Nueva York ha de ser barrida por una ola gigantesca? Nunca lo he dicho. Yo he dicho, cuando veía los grandes edificios levantarse allí, piso tras piso: '¡Qué terribles escenas

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ocurrirán cuando el Señor se levante para sacudir terriblemente la tierra! Entonces se cumplirán las palabras de Apocalipsis 18: 1-3'. Todo el capítulo 18 de Apocalipsis es una advertencia de lo que ha de suceder en la tierra. Pero yo no tengo luz en particular con respecto a lo que ha de venir sobre Nueva York, y lo único que sé es que algún día los grandes edificios de esa ciudad serán derribados por el poder trastornador de Dios. Por la luz que me ha sido dada, sé que la destrucción está en el mundo. Una palabra del Señor, un toque de su poder terrible, y estas masivas estructuras caerán. No podemos imaginarnos el carácter terrible de las escenas que ocurrirán".” (Notas Biográficas de Elena G. de White (Publicaciones Interamericanas, División Hispana de la Pacific Press Publishing Association, Californai, EE.UU.), pp. 450, 451; el énfasis es mío). Nota: El pie de página del * del primer párrafo, se da la fuente de la cita, y el año de su publicación: Review and Herald, 5 de Julio de 1906, y acorde a la introducción del tomo 9 de Testimonios para la Iglesia, en la página 9: “Al considerar el momento cuando se escribió el tomo 9, nos encontramos con un período de cinco años que se extiende hasta las postrimerías del verano de 1909. En lo que se refiere a la vida de la Sra. White, el período se inicia y se cierra con viajes desde su hogar en Santa Elena, California, hasta el este del país, para asistir a importantes reuniones. Para la denominación, ése fue un tiempo de plena recuperación de las crisis de 1902 a 1903 y de expansión de la obra, de iniciación de nuevas empresas y de establecimiento de nuevas instituciones. La Sra. White, después de asistir a importantes reuniones efectuadas en el Estado de Míchigan en la primavera de 1904, visitó el sur del país y de allí se dirigió a la ciudad de Washington…” (El énfasis es mío).

Obsérvese que el período que cubre el tomo 9, es de cinco años, extendiéndose hasta 1909. En el segundo párrafo, ya

se indica el año de inicio de actividades que tiene que ver con ese período, a saber, 1904. 1904-1909=cinco años. En el

primer párrafo se alude a que el período de cinco años, tiene como antecedente la crisis de 1902 a 1903.

Debe tomarse en cuenta que la cita de Notas Biográficas, fechada el 5 de Julio de 1906, alude a lo que se había dicho

sobre una visión que ella tuvo sobre Nueva York, y ella aclara el reporte sensacional sobre lo revelado a ella respecto a

la destrucción en Nueva York el 3 de Agosto de 1903, como se lee en “Notas Biográficas…”; y la única cita al

respecto, y que contenga la frase “piso tras piso…” en referencia a los edificios de esa ciudad, es la de Testimonios

para la Iglesia el tomo 9, y que se halla asimismo en “Nota Biográficas…”, como se verá en su momento.

Considerando que la referencia a la destrucción de edificios en Nueva York en ambas fuentes escritas de Elena

White son la misma, obsérvese con atención que en “Notas Biográficas…” la autora explica la extensión y el momento

de la destrucción de edificios en Nueva York con las palabras; “Yo he dicho, cuando veía los grandes edificios

levantarse allí, piso tras piso: '¡Qué terribles escenas ocurrirán cuando el Señor se levante para sacudir

terriblemente la tierra! Entonces se cumplirán las palabras de Apocalipsis 18: 1-3'. Todo el capítulo 18 de

Apocalipsis es una advertencia de lo que ha de suceder en la tierra.” Cuando el Señor se levante para sacudir la tierra, será cuando salga del Lugar Santísimo del Santuario Celestial para

recoger a su pueblo (Daniel 12:1, 2), y Apocalipsis 18:1-3 describe el fuerte pregón del cuarto ángel por el Espíritu

Santo a través del pueblo de Dios que entonces esté vivo. De éste modo, los eventos del 11 de Septiembre del 2001

nada tienen que ver con la declaración de Elena G. de White sobre la destrucción de edificios en Nueva York. Súmese

a esto, que la autora subraya posteriormente en la cita, “Pero yo no tengo luz en particular con respecto a lo que ha

de venir sobre Nueva York, y lo único que sé es que algún día los grandes edificios de esa ciudad serán derribados

por el poder trastornador de Dios”.

Ella es clara al revelar que no tiene luz específica sobre lo que vendrá sobre Nueva York, y al describir la

destrucción de edificios con las palabras “…los grandes edificios de esa ciudad…”, se revela que está hablando en

términos más generales.

Pero aún hay más, unas pocas páginas después de lo señalado por ella en “Notas Biográficas…” sobre Nueva York,

y que es sumamente importante para propósitos de nuestro estudio:

“En febrero 15 de 1904 leemos: "Cuando estuve la última vez en Nueva York, fui llamada a presenciar de noche como se levantaban los edificios, piso sobre piso, hacia el cielo. Estos edificios tenían garantía contra el fuego y eran erigidos para glorificar a los propietarios. Estas estructuras se levantaban más y más alto, y en ellas se usaba el material más costoso. . . "Mientras subían estos altos edificios, los propietarios se regocijaban, con un orgullo ambicioso, de que tenían dinero que invertir en glorificar el yo. . . Mucho del dinero que era invertido había sido obtenido por exacción, oprimiendo a los pobres. En los libros del cielo se guarda un registro de toda transacción comercial. Allí se registra

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todo trato injusto, toda acción fraudulenta. Viene el tiempo cuando los hombres en su fraude y en su insolencia llegarán a un punto que el Señor no les permitirá pasar, y ellos sabrán que hay un límite a la tolerancia de Jehová. "La escena que en seguida pasó delante de mí era de un fuego alarmante. Los hombres miraban los edificios elevadísimos, pretendidamente a prueba de fuego, y decían: 'Están perfectamente seguros'. Pero estos edificios eran consumidos como si estuvieran hechos de resina. Las bombas de incendio no podían hacer nada para detener la destrucción. Los bomberos eran incapaces de hacerlas funcionar. Se me ha instruido en el sentido de que, cuando venga el tiempo del Señor, si no ha ocurrido un cambio en los corazones de los hombres orgullosos y de los ambiciosos seres humanos, hallarán que la mano que ha sido poderosa para salvar será poderosa para destruir. Ningún poder terrenal es capaz de detener la mano de Dios. Ningún material puede ser usado en la erección de edificios que los preserve de la destrucción cuando llegue el tiempo señalado por Dios para mandar retribución a los hombres por su insolencia y el descuido de su ley".* (Notas Biográficas de Elena G. de White (Publicaciones Interamericanas, División Hispana de la Pacific Press Publishing Association, California, EE.UU.), pp. 452, 453; el énfasis es mío). Nota: El pie de página del * al final de la cita, se da la fuente de la cita, y el año de su publicación: Review and Herald, 23 de Abril de 1906, mientras que la trascripción de la visión sobre Nueva York, fue hecha el 15 de febrero de 1904, como puede leerse al principio de la cita anterior. De todos modos, puede verse con claridad meridiana que la descripción sobre la destrucción de edificios en Nueva York es la misma que en Testimonios para la Iglesia, el tomo 9.

Obsérvese que el contexto posterior a la descripción sobre la destrucción de los edificios en Nueva York, se halla en el

contexto los juicios de Dios, al declarar “Los bomberos eran incapaces de hacerlas funcionar. Se me ha instruido en el

sentido de que, cuando venga el tiempo del Señor…”.

Nótese que Elena White pone como ejemplos a los juicios sobre la Tierra, lo que ha de ocurrir en la ciudad de Nueva

York. Esto es importante, porque a la luz de lo ocurrido el 11/9, ¿puede decirse que eso fue parte de los juicios de

Dios? Dios usó a Nabucodonosor como su instrumento para castigar a su pueblo por haberse apartado de Él (Jeremías

27:6; 43:10), así como castigar a Egipto por su maldad (Ezequiel 30:1-15), pero en el caso del 11/9, está bien

documentado que el gobierno ocultó a los verdaderos criminales de tales horrores, en algo que fue guiado contra el

pueblo estadounidense, y eso no entra dentro de lo señalado por Dios en su Palabra.

Yo mismo había creído, y hasta expuesto en su momento, que la declaración de Testimonios para la Iglesia, el Tomo

9 sobre la destrucción de edificios en Nueva York, era una predicción del 11 de Septiembre del 2001, pero comencé a

notar algunas incongruencias por el tenor en que está escrita, y su supuesta relación con los eventos que tomaron lugar

en esa fecha, y realmente, no puede sostenerse.

La declaración de Manuscript Releases, Volumen 11, sobre la destrucción de edificios en Nueva York Una última declaración de la pluma de Elena de White es proveída por Dave Westbrook, relacionándola con el 11/9

del 2001, la cual se expresa así:

“Mr No. 918-Ciudades Destruidas por “Bolas de Fuego” Me encontraba durante la noche –pensé- en una habitación, mas no en mi propia casa. Estaba en una ciudad que no conocía, y oí explosión tras explosión. Me levanté rápidamente de la cama, y vi desde mi ventana grandes bolas de fuego. Centellas se estaban fugando en forma de flechas, y edificios estaban siendo consumidos, y en unos pocos minutos todo el bloque de edificios estaba cayendo y gemidos chirriantes y lúgubres llegaron claramente a mis oídos. Yo grité, estando en pie, para saber lo que estaba pasando: ¿Dónde estoy? ¿Y dónde está nuestro círculo familiar? Entonces me desperté. Pero no podía decir dónde estaba porque me hallaba en otro lugar que no era mi hogar. Dije, O Señor, ¿dónde estoy y qué debo hacer? Una voz fue la que habló, “No temáis. Nada te hará daño”. Se me instruyó que la destrucción ha de llegar a las ciudades. La palabra del Señor se cumplirá. Isaías 29:19-24 fue repetido. No me atreví a moverme, al no saber dónde estaba. Clamé al Señor, ¿Qué significa esto? Tales representaciones de destrucción fueron repetidas. ¿Dónde estoy? “He presentado mediante escenas lo que ocurrirá; pero advierte a Mi pueblo que cese de poner su confianza en hombres que no son obedientes a mis advertencias y que desprecian Mi reproche, ya que el día del Señor estará pronto sobre el mundo cuando se muestre la evidencia. Aquellos que han seguido las voces de quienes torcerán los asuntos, tornarse han donde no puedan ver, pues serán como hombres ciegos. Estas palabras me fueron dadas de Isaías 30: “Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre. Porque este pueblo es

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rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras”. [Isaías 30:8-15 citado]…. Se me instruyó que esa luz me había sido dada y que yo había escrito bajo luz especial que el Señor había impartido. —Manuscript 126, 1906. (Diario, 23, 27 de Agosto, 1906.)” (Elena G. de White, Manuscript Releases, Volumen 11 (Ellen G White State, 1990), pp. 361, 362).

Antes de analizar el pasaje de Isaías al que Elena G. de White fue dirigida, y analizar la interpretación que Westbrook

hace especialmente de algunos versículos posteriores al 15 del capítulo 30 del libro, examinemos la cita en cuestión:

En primer lugar, en la declaración no se revela la ciudad donde se consumen los edificios. Por su parte, en la

descripción de “grandes bolas de fuego. Centellas se estaban fugando en forma de flechas” que consumían tales

edificios, ¿debe interpretarse por los aviones que chocaron contra las torres gemelas en Nueva York? Si es así, ¿cómo?

Podría argumentarse que la mejor descripción de Elena White a los aviones, algo inexistente en su época, eran grandes

bolas de fuego; sin embargo, la cita parece relacionar estrechamente la destrucción de los edificios con estas, pero se

sabe bien que no fueron los aviones los que destruyeron los edificios en los eventos del 11/9.

Existen dos evidencias categóricas que rechazan la relación de la declaración de Elena White con tales eventos:

1. Una frase en una de las oraciones de la cita en cuestión, no armoniza con la interpretación del 11/9, a saber, que

“…edificios estaban siendo consumidos, y en unos pocos minutos todo el bloque de edificios estaba cayendo…”; y

seis de los ocho edificios de todo el bloque donde se hallaban las torres gemelas, no fueron consumidos ni cayeron.

2. Otras declaraciones de Elena de White sobre bolas de fuego, contradicen la interpretación de Westbrook sobre la

cita:

“El viernes pasado, de mañana, justamente antes de levantarme, se presentó delante de mí una escena muy impresionante. Me parecía que me había despertado de dormir, pero no en mi hogar. Por las ventanas yo podía observar una terrible conflagración. Grandes esferas de fuego se desplomaban sobre las casas, y desde esas bolas de fuego, saetas ígneas volaban en toda dirección. Era imposible dominar los incendios que se iniciaban y muchos lugares estaban siendo destruidos. Las ciudades de las naciones serán tratadas con estrictez, y sin embargo, no serán visitadas con la extrema indignación de Dios, porque algunas almas renunciarán a los engaños del enemigo, y se arrepentirán y convertirán, mientras que las masas estarán atesorando ira para el día de la ira”. (Dios nos cuida, p. 347).

Acorde a “El Ministerio de la Bondad”, p. 142, la cita se halla originalmente descrita en la Carta 278, 1906.

Elena White tuvo otra visión, pero describe una sola bola de fuego:

“Una escena muy impresionante pasó ante mí en visiones nocturnas. Vi una inmensa bola de fuego que caía en medio de un grupo de hermosas casas que fueron destruidas instantáneamente. Oí a alguien decir: “Sabíamos que los juicios de Dios visitarían la tierra, mas no pensábamos que vendrían tan pronto”. Otros dijeron en tono de reproche: “Vosotros que sabíais estas cosas, ¿por qué no dijisteis nada? Nosotros no lo sabíamos!” Y por todas partes oía reproches parecidos”. (Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia, Tomo 9, p. 23).

De acuerdo a Arthur L. White, “La noche del viernes 1 de Julio, a ella le fue dada la importante visión registrada en

Testimonios 9, 28, 29, en la que ella vio grandes bolas de fuego cayendo del cielo”. (Ellen G. White: Volume 5-The Early Elmshaven Years: 1900-1905, por Arthur L. White, p. 347).

El contexto de la página, ofrece el año 1904.

Cabe preguntarse a la luz de estas otras visiones de la sierva de Dios, si las bolas de fuego descritas por ella, y que caen

sobre grandes casas, representan igualmente aviones que chocan contra las estructuras descritas. Es muy improbable

que Elena G. de White viese siempre aviones como bolas de fuego. ¿Cómo interpretar las saetas que salen disparadas

de las bolas de fuego? ¿Serán más bien meteoritos que chocan contra la tierra, en ciudades y pueblos, cuyos fragmentos

como saetas salen disparados? Ese punto de vista es más probable y comprensible, aunque si bien no definitivo, lo de

aviones no es coherente.

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En fin, la cita de Elena White a la que alude Westbrook, no se refiere al 11/9 del 2001. Por ello, si alguien señala que

la declaración se halla en el tomo “11” de Manuscript Releases, como “una pista de Dios” al 11/9, ¿por qué no está la

página 9? Además si fuera el caso, sería al revés: mes 11, día 9. Sencillamente lo del tomo y la página, es

absolutamente extravagante.

Porqué Isaías 30:25 no se refiere a la caída de las torres gemelas de Nueva York

No sé cómo tengo que contestar a ésta afirmación, ya que me parece increíble.

El hermano Westbrook, hace hincapié al hecho de que a Elena de White se le hizo mención en la visión que

comentamos, a Isaías 29:19-24 (profecía condicional de restauración para Israel, cuya promesa pasa al pueblo de Dios

en la dispensación cristiana al fin de los días), y el capítulo 30:8-15. Westbrook sigue la lectura hasta el versículo 25, el

cual dice:

“Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán

las torres [del hebreo -“migDäl” (מגּדל)-]”. (Isaías 30:25 R60)

Para él, las torres que habrían de caer acorde a la profecía de Isaías, fueron las torres gemelas de Nueva York el 11 de

Septiembre del 2001, ya que el pasaje en cuestión se halla en el capítulo al que a Elena G. de White se le mostró en la

visión, relacionada con los edificios que ella ve consumirse, y por lo tanto, sería una pista escondida para nosotros.

Ahora bien, todo esto suena en cierta forma interesante, algo que “no debería ser coincidencia”, pero, nuevamente,

debemos basarnos en el contenido del pasaje en cuestión para determinar lo que quiere decir, y no por asociaciones

superficiales de lenguaje que se hacen de la Biblia y del Espíritu de Profecía para hacer concordar una enseñanza

[lamentablemente, esto es sensacionalismo].

El pasaje de Isaías 30:8-15, se halla en la declaración de la autora en el siguiente contexto ya citado en la misma cita

página y media atrás de éste estudio:

“Estas palabras me fueron dadas de Isaías 30: “Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre. Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras”. [Isaías 30:8-15 citado]….” (Elena G. de White, Manuscript Releases, Volumen 11 (Ellen G White State, 1990), p. 362).

Los versículos citados de Isaías 30, son del 8-10, y de acuerdo al contexto (vs. 1-7), el Señor reprende al pueblo por

buscar una alianza con Faraón como defensa para la ciudad, pero que esa ayuda sería vana. Asiria era la amenaza que

pendía sobre el pueblo de Judea (cf. Isaías 8:1-22; 36; 37), tomando todas sus ciudades fortificadas. El sucesor de

Salmanasar, rey de Asiria, a saber, Sargón II, arrasó Samaria en el 721 a.C. (2 Reyes 17:3-6; Isaías 28:1-13).

Senaquerib, que fue el rey asirio invasor de Judá, se burlaría de Judea por buscar apoyo en Egipto, al declarar, “He

aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y

la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían”. (Isaías 36:6).

Tiempo después, Nabucodonosor vencería a los ejércitos egipcios, quienes serían nuevamente los presuntos

defensores de la ciudad de Jerusalén (Jeremías 46:6, 10, 20, 24; 2 Reyes 24:7), en la batalla de Carquemis en el 605

a.C. Dios prohibió la alianza con pueblos paganos, pero Judea pecó y se separó más del Señor. De éste modo, los

versículos 8-10 citados en visión a Elena de White, señalaría que dicha visión debía ser escrita en una tabla delante del

pueblo y registrada en un libro para que quedara para siempre. Luego el pasaje en cuestión habla sobre los falsos

profetas de Judea que profetizarían sólo cosas “buenas”. En efecto, el falso profeta Ananías anunció sólo cosas a favor

de Judá en época de Jeremías (cap. 28), cuando se buscaba igualmente la alianza con Egipto. Los profetas solo

hablaban de paz, cuando no la había (6:13, 14). Bajo éste contexto, podemos comprender mejor los versículos 16-25 de

Isaías 30, y aún hasta el versículo 33.

Acorde a los versículos 15-17, los judíos confiarían en sus caballos para huir a la desgracia (asiria, acorde al libro de

Isaías), en lugar de confiar en Dios. Los versículos 18-21, registran que cómo el Señor a pesar de tal actitud de parte de

su pueblo, tendría piedad de ellos y los salvaría, y los haría morar en Sión, es decir, no permitiendo que sufrieran la

misma suerte que sus vecinos del norte: Samaria. Y así se cumplió, de acuerdo al libro del profeta Isaías:

“Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba. Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. Por tanto, así

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dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo. Y salió el ángel de Jehová y mató a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada en Nínive”. (Isaías 37:31-37).

En el versículo 22 se profetiza que como resultado de la salvación dada por el Señor, los israelitas destruirían sus

imágenes de dioses falsos, lo cual también se cumplió con Ezequías, que era el rey entonces (Isaías 36:18; cf. 2

Crónicas 31:1). Los versículos 23 y 24 declaran que como resultado de tal entrega del pueblo, el Señor bendeciría su

tierra. Lo mismo se ve en el 25, que dice:

“Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando caerán las torres”.

Los montes altos y collados elevados eran comunes en los alrededores de Judea, y se prometen ríos de aguas para el

pueblo. ¿Cuándo? El pasaje bíblico señala “el día de la gran matanza, cuando caerán las torres”. Nótese con atención,

que de acuerdo a todo el contexto analizado brevemente en nuestro estudio sobre Isaías 30, que todo lo referido es al

pueblo de Judá como resultado de su vuelta al Señor luego de la llegada de Asiria para tomar la ciudad de Jerusalén.

Pero, ¿cuál gran matanza y cuáles torres caerían, y en cuál momento después de lo descrito hasta el versículo 24?

Veamos:

En Isaías 2:12-16 se lee:

12

Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido; 13

sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Basán; 14

sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados; 15

sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte; 16

sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas. (Isaías 2:12-16).

Varios de los elementos mencionados en 30:25 se hallán en los versículos 14 y 15: “montes altos”, “collados

elevados”, “toda torre-alta (lo mismo que torres)”. Resulta significativo que Isaías es el mismo que profetiza sobre

tales elementos. En el pasaje en cuestión, es el Señor mismo quien cae sobre los montes altos, los collados elevados, y

sobre toda torre alta; es decir, reciben juicio. Se comprende así, que en 30:25 el día de la gran matanza, hace que caigan

las torres, por el juicio de Dios. De éste modo, cuando en 30:25 se profetiza que “caerán las torres”, no hace alusión

ni a dos, ni a tres, sino a todas, ya que el juicio viene “sobre toda torre alta” (2:15). ¿Apoya el contexto del capítulo 2,

una correspondencia con el capítulo 30? Claro que sí. En los versículos 1-4 del cap. 2, se profetiza la gran bendición

que se derramaría sobre Judá y Jerusalén -por supuesto- siempre que cumpliese con el pacto del Señor para con ellos

(cf. Jeremías 4:1-4). Los versículos 5-9 describen el estado de apostasía del pueblo para con Dios. De hecho, los

reinados de Uzías y Acaz –época de Isaías- se caracterizaron por una gran decadencia moral entre el pueblo de Judá.

Por su parte, los versículos 10-22, se hacen eco de la segunda venida de Jesús a la tierra, en un lenguaje muy similar al

de Apocalipsis 6:15, 16. No obstante, deben tomarse en cuenta otros puntos muy importantes: en el versículo 13 se

habla del castigo de Dios sobre los cedros del Líbano. De acuerdo a la Escritura, los árboles en varias ocasiones

representan la impiedad o el orgullo del hombre (Daniel 4:10-26; Mateo 7:17-19; Lucas 23:31b; etc.). Resulta

interesante, que en Ezequiel 31:3-14, se compara al reino de Asiria con cedro del Líbano, y ya vimos que Asiria fue el

reino opresor en tiempos de Isaías, cuyo capítulo precisamente estamos comentando. De ésta forma, el versículo 16

profetiza el castigo del Señor sobre el reino de Asiria, que acorde a Ezequiel 31:11, 12, sería destruido por “el

poderoso de las naciones”, que en esa época, era Nabucodonosor (Ezequiel 29:19; cf. Daniel 2:36-38; 4:20-22). En

otras Palabras, el día del Señor registrado en Isaías 2:10-21, alude a los ejércitos de Nabucodonosor como instrumentos

de Él para castigar (véase Jeremías 25:9; 27:6; 43:10; etc.). Y en efecto, si bien Isaías 30:26-33 hablan sobre la venida

del Señor en términos muy apocalípticos, cuando se le compara asimismo por ejemplo con Apocalipsis 6:15, 16. No

obstante, no puede pasarse por alto igualmente que en el versículo 31 de Isaías 30, se señala que Asiria sería castigada

por el Señor “con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo”. Dios

simboliza su juicio sobre las bestias, por ejemplo, con el fuego (Daniel 7:9-12). Respecto al granizo, que no es

verificable en la historia del castigo contra Asiria, debe tomarse en cuenta que de acuerdo a la Biblia, los reinos

opresores aparecen en ocasiones simbolizados por granizo (la misma Asiria: Isaías 28:2. Babilonia: Ezequiel 13:9, 11,

13; cf. 13:1-23). De éste modo, Babilonia representada por el granizo, caería en castigo de Dios contra el reino de

Asiria.

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Con todo el contexto anteriormente considerado, las torres de Isaías 2:14, ubicadas en el contexto antiguo de la

profecía, representan las torres fortificadas de las ciudades en defensa contra los enemigos, como aquellas construidas

por el rey Uzías en tiempos de Isaías, quien construyó torres fuertes en Jerusalén, amplió las murallas y erigió torres en

zonas campestres. (2 Crónicas 26:9-11) El que algunos de sus inmediatos sucesores al trono hicieran lo mismo (2

Crónicas 27:1-4; 32:2-5-6; etc.), es un indicativo de que la ciudad de Jerusalén, incluyendo todas sus torres, serían

destruidas, lo cual sería mediante Nabucodonosor, medio por el cual el gran día del Señor se mostraría en la época de la

destrucción.

Pero, ¿por qué el lenguaje de Isaías 2:10-21 y 30:25-33 se halla en un lenguaje que parece ir más allá de la

destrucción realizada por los ejércitos babilonios sobre Jerusalén y el reino de Asiria? Debe recordarse que todo

aquello que no tuvo lugar en toda su plenitud con el Israel literal, lo tendrá con el espiritual cuando el Señor regrese en

su gloria. En efecto, Elena de White hace tal doble aplicación al capítulo 30 de Isaías:

““La soberbia del Assur será derribada, y se perderá el cetro de Egipto.” las naciones de hoy que no cumplen el

propósito divino. En el día de las recompensas finales, cuando el justo Juez de toda la tierra haya de “zarandear las gentes” (Isaías 30:28), y se deje entrar en la ciudad de Dios a los que guardaron la verdad, las bóvedas del cielo repercutirán con los cantos triunfantes de los redimidos. Declara el proteta: “Vosotros tendréis canción, como en

noche en que se celebra pascua; y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al Fuerte de Israel. Y Jehová hará oir su voz potente... Porque Assur que hirió con palo, con la voz de Jehová”. (Profetas y Reyes, pp. 270, 271).

Nota: También antes de ser destruido por Nabucodonosor, el ejército asirio sería gravemente disminuido por el ángel

del Señor, matando a ciento ochenta y cinco mil personas (Isaías 37:36).

Conclusión Ninguna declaración de los escritos del Espíritu de Profecía, así como de las Sagradas Escrituras, puede invocarse

para aplicarlo de forma específica a los fatídicos eventos del 11 de Septiembre del 2001 en Nueva York, ya que las

declaraciones y citas aplicadas al caso, no son asociadas considerando un profundo análisis sobre el lenguaje, tiempo y

lugar en que Elena White escribió, así como la desconsideración de una exégesis adecuada a los pasajes bíblicos

invocados para ello.

Así, asociaciones a partir de números de página o mención de pasajes bíblicos que parecen ligar por frases, a un

supuesto evento como el mencionado, es algo que se halla fuera de lugar en la enseñanza teológica de los adventistas.

Lamentablemente, muchos caen en posiciones extremas y extravagantes, y representan un grave peligro en una

época donde toda clase de viento de doctrina ataca a nuestra iglesia.

Debemos basarnos en los principios de interpretación que el Señor nos dejó en su Palabra, y que la misma Elena de

White confirma en sus escritos sobre la Biblia, y para lo que ella misma escribió.

Dave Westbrook hace bien sobre la vida en el campo, y lo que enseña, mas es altamente recomendable que revise su

posición sobre lo que enseña sobre la aplicación de ciertos eventos futuros a sucesos que no están relacionados por lo

ya considerado.

Debemos salir fuera de las ciudades grandes, de eso no cabe duda, pero eso representa otro trabajo a ser considerado

en otro momento.