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El Plan de Dios en El Nuevo Tes - Jack B. Scott

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Panorama del Nuevo testamento

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ELPLANDEDIOSEN EL NUEVO TESTAMENTO

Jack B. Scott

Publicado y distribuido por Editorial Unilit

EL PLAN DE DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

1982 Logoi, Inc.14540 S.W. 136 St. Suite 200Miami, FL 33186

Ttulo del original en ingls: Survey of the New Testament 1977 by the Committee for Christian Education and Publications, the Presbyterian Church in America.

Traducido y publicado con el debido permiso.

Printed in U.S.A.

El plan de Dios en el Antiguo TestamentoJack B. Scott

Publicado y distribuido por Editorial Unilit

EL PLAN DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO 2002 Logoi. Inc. 14540 S. W. 136 St. Suite 200 Miami, FL 33186

Ttulo original en ingls: Gods Plan Unfolded 1976 by Jack B. ScottDiseo textual: Logoi, Inc. Portada: Meredith Bozek

Todos los derechos reservados, ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida, ni procesada, ni transmitida en alguna forma o por algn medio electrnico o mecnico sin permiso previo de los editores, excepto breves citas en reseas y debidamente identificada la fuente.

Producto: 496723Categora: Comentario/ExposicinISBN: 0-7899-1115-9Impreso en Colombia

El Plan de Dios en el Nuevo TestamentoJack B. Scott

En su presentacin del Nuevo Testamento, el autor, Jack B. Scott, sigue un estilo de organizacin pedaggica diferente al de texto exegtico continuo que caracteriza a su estudio del Antiguo Testamento. En este los captulos contienen secciones de preguntas y observaciones destinadas a destacar los puntos principales y a facilitar su fijacin y asimilacin.

Pero el enfoque teolgico, rigurosamente evanglico y conservador, es el mismo: reconocimiento de la autoridad suprema de las Escrituras y exclusividad del texto como base de toda enseanza.

El libro resulta as un instrumento auxiliar que complementa las lecciones del profesor de Biblia, a la vez que puede ser utilizado de manera provechosa por el estudiante en sus tareas fuera de clase.

Es de gran valor tambin para el lector comn como comentario devocional que aclara y enriquece la lectura de la Palabra de Dios.

PREFACIO

Este trabajo es una introduccin al contenido del Antiguo Testamento, concebido para introducir al estudioso de la Palabra de Dios a un conocimiento ms profundo del mensaje de esa parte de la Biblia. Es slo un instrumento y nada ms. Si el resultado del uso de este libro no es un amor ms profundo por la Palabra Escrita de Dios y un mayor deseo de estudiar el contenido de dicha Palabra, el autor habr fallado en su intento.

El orden en que estn los libros del Antiguo Testamento en este libro es bsico pero no totalmente cronolgico. El propsito, hasta donde ha sido posible, es presentar el fondo histrico contenido en la Escritura, seguido por los escritos de los profetas en orden cronolgico contrastados con dicho fondo. El orden cronolgico puede que difiera de otros; es hecho por m mismo, y basado en mi comprensin del contenido de los diversos librosde la Biblia y el fondo histrico general del antiguo Oriente Medio.

No hay notas de pie de pgina, ni citas de otros autores, no porque no tengan nada qu decir, sino porque mi deseo es que el lector permanezca en la Palabra de Dios y aprenda a estudiarla por s mismo. He tratado de que tanto el libro como los comentarios sean breves, porque, en ltimo anlisis, a donde se debe apelar nicamente es a la Palabra de Dios.

El libro no tiene ninguna intencin de ser un comentario. Ha habido necesidad de pasar por encima de muchos pasajes muy importantes sin hacer otra cosa que una breve mencin de ellos.

Insisto en que no estaba dentro de las miras de la obra el dar comentarios detallados de ningn pasaje.

Que el Seor bendiga el uso de este libro concedindoles una comprensin mayor de lasEscrituras del Antiguo Testamento a sus hijos.

El Plan de Dios en el Nuevo TestamentoJack B. Scott

Captulo 1Los evangelios de Mateo y Marcos

Introduccin

En este captulo examinaremos brevemente el contenido de los dos primeros evangelios. Ambos estn unidos en nuestro estudio debido a su proximidad dentro del Nuevo Testamento y adems porque en s mismos son algo diferentes de los otros dos evangelios, como haremos notar inmediatamente.

El contenido de estos dos evangelios tiene mucho de idntico o similar, por lo que daremos aqu mayor importancia al de Mateo. Sin embargo, es a todas luces evidente que cada evangelio tiene un enfoque diferente y, por ello, estudiaremos el contenido del de Marcos a la luz de su nfasis especial. Muchos que comparten el punto de vista sinptico de los primeros tres evangelios (teora que estima que los tres fueron escritos desde un punto de vista similar) recalcan la prioridad del Evangelio de Marcos. Puede ser, pero no es una conclusin obligada, toda vez que Mateo fue testigo presencial de las cosas que narra y Lucas fue un meticuloso historiador que investig acuciosamente antes de escribir.

Muchos favorecen un enfoque armnico de los evangelios y tratan de poner juntos los pasajes correspondientes en un intento de disponer los hechos de la vida de Jess y el contenido total de los evangelios en orden cronolgico. Si bien es cierto que la armona de los evangelios tiene sus ventajas, particularmente en la comparacin paralela de su contenido, tambin lo es que la armona destruye la unidad del mensaje individual del escritor y su especial nfasis. Por estas razones estudiaremos los evangelios no desde el punto de vista armnico sino tomando cada uno individualmente y tratando de determinar su enfoque particular. Quede para otros la armonizacin de sus contenidos.

Qu encontramos aqu?

MATEO: el evangelio del cumplimiento

Tanto en Mateo como en Marcos dividiremos el ministerio de Jess en dos grandes partes: el ministerio en Galilea y el ministerio en Judea. Este ministerio abarca dieciocho captulos en Mateo. En esta parte Mateo usa la palabra cumpli diez veces, mientras que Marcos, por el contrario, en la parte correspondiente la usa solamente una vez. Veremos que, adems de este vocablo, hay otras muchas pruebas de que Mateo est particularmente interesado en demostrar que Jess es realmente, por sus enseanzas y su vida y obras, el cumplimiento de todo aquello que el Seor haba prometido en el Antiguo Testamento en relacin con la salvacin de su pueblo.

MATEO 1-18: el ministerio en Galilea

Al comenzar el Evangelio de Mateo nos enfrentamos de inmediato con el inters que tiene el autor en las profecas y mensaje del Antiguo Testamento concernientes a Cristo. La palabra del Antiguo Testamento, Mesas, que significa ungido, fue traducida al griego como Cristo, que quiere decir lo mismo. Mateo da el nombre de Libro del Gnesis de Jesucristo a su obra (significando en griego generacin o quizs genealoga). Observe el lector que es el mismo trmino empleado para nombrar el primer libro del Antiguo Testamento. Por tanto, tambin en cierto sentido tenemos un nuevo comienzo con el Evangelio de Mateo: la narracin del Segundo Gnesis y del Segundo Adn.

I. Preparacin de Jesucristo para el ministerio (Mt. 14:11)

La breve genealoga de Jess (1:1-17) est condensada en el primer versculo: hijo de Abraham. De inmediato esto une a Jess con las promesas del Antiguo Testamento referentes a la simiente de Abraham y de David (II S. 7:12ss; Gn. 22:18; ver Ga. 3:16). Dentro de la misma genealoga hay algunos nombres particularmente interesantes, por ejemplo, Tamar, la mujer que dio a luz al hijo ilegtimo de Jud (v.3); Rahab, la ramera pagana de Jeric que se salv de la muerte y se cas dentro de la tribu de Jud (v.5); Rut, la pagana que se cas con Booz, habiendo sido atrada hacia el pueblo de Dios por su cario hacia Noem, su suegra (v.5); y la mujer no nombrada de Uras (Betsab), que lleg a ser esposa de David y madre de Salomn (v.6). Es bien obvio, viendo esta genealoga, que Jess no provena de una familia limpia de pecados, humanamente hablando. Por tanto, el hecho de que l estuviera limpio de todo pecado y fuera completamente puro no era producto de los mritos de sus antecesores. En verdad, Jos es descrito como esposo de Mara, pero no se dice que Jos engendr a Jess en el mismo sentido que se emplea esta palabra en los versculos precedentes (v.16).

La ltima parte del primer captulo, por consiguiente, muestra que Jess proceda de Dios, no del hombre, aunque fuese tambin verdadero hombre. Era un hombre verdadero porque haba nacido de mujer, tal como lo haban anunciado las profecas (Is. 7:14; ver Confesin de fe de Westminster, cap.8,II).

El nombre de Jess que le fue dado es en hebreo Josu, que quiere decir Jehov (o el Seor) es salvacin. El Josu del Antiguo Testamento fue capaz de conducir al pueblo hasta tierras de Canan, pero no a la herencia eterna (ver Hb. 4:8ss).

Los datos sobre el nacimiento de Jess incluyen el hecho de que naci en Beln, lo cual, como lo seala Mateo, fue predicho de antemano (Mt. 2:1-6). Los magos que, guiados por una estrella, vinieron a ver a Jess poco despus de su nacimiento eran quizs descendientes de un extenso linaje de sabios del antiguo oriente. Podemos notar que haba muchos de ellos en la corte del rey Nabucodonosor, en poca de Daniel. El hecho de queBalam fuera un profeta del Oriente (Mesopotamia) y que hablara de una estrella en relacin con el nacimiento del Rey de Israel (Nm. 24:17) puede ser muy significativo en relacincon el mantenimiento de la tradicin entre la poblacin no juda de Mesopotamia. Recordemos tambin que los judos haban vivido en Babilonia por muchos siglos despus de la cada de Jerusaln en 586 A.c. El Herodes mencionado en el versculo 2: 1 era, segn lo hemos visto en la Introduccin, Herodes el Grande.

En nuestro estudio del Evangelio de Lucas profundizaremos un poco ms en este personaje, baste por ahora saber que muri en el ao 4 de nuestra era, lo cual pone de relieve inmediatamente el hecho de que nuestro calendario est equivocado. Jess tuvo que haber nacido antes de la muerte de Herodes, probablemente tres aos antes de su muerte. Por consiguiente, el nacimiento de Jess puede sealarse como habiendo ocurrido en el ao 7A.c. Por ello, si estuviramos contando los aos de un modo ms preciso, este ao en que estamos, 1982, sera por lo menos 1989!

Despus Mateo nos cuenta del viaje de Jess a Egipto, donde permaneci hasta que Herodes muri (Mt. 2:13-15). Tambin Mateo relaciona esto con el Antiguo Testamento (Os. 11:1). Tenemos aqu un ejemplo de profeca que se refiere tanto al pasado como al futuro. Recurdese que el trmino profeca no significa lo mismo que prediccin. Los profetas hablaron del pasado, del presente, y del futuro; hablaron de la Palabra de Dios refirindose al pasado, presente, y futuro de las intervenciones divinas en su pueblo. Sin duda alguna, cuando Oseas escribi su profeca probablemente estaba pensando en cmo Dios haba llamado a Israel para que saliese de Egipto en la poca del xodo. Pero tambin el Espritu Santo de Dios tena otras intenciones que muy bien pueden haber estado msall de la comprensin de Oseas, indicando el momento en que Jess ira a Egiptosiguiendo el mandato del ngel del Seor. No siempre los profetas tenan total comprensin de lo que deca el Espritu Santo a travs de ellos (II P. 1:10ss). En la seccin siguiente Mateo nos seala una vez ms el cumplimiento de las Escrituras en un suceso acaecido durante la niez de Jess (2:18). Al final del captulo existe una anotacin concerniente a otra profeca acerca de Jess, quien sera llamado Nazareno (2:23), de Nazaret. En el Evangelio de Marcos leemos que Jess fue llamado Nazareno como referencia a su pueblo (Mr. 1:24). El Antiguo Testamento menciona a Nazaret solamente en Isaas 11:1; en la versin hebrea se habla del Cristo como una rama (netzer, en hebreo) de Isa.

Vemos as que en los dos primeros captulos de Mateo ha habido siete referencias especficas al cumplimiento de lo dicho en pasajes del Antiguo Testamento en relacin con el nacimiento de Jess. De ello puede inferirse que Mateo estaba particularmente interesado en demostrar que la persona y obra de Jesucristo culminan todo lo que en el Antiguo Testamento el Seor haba prometido hacer con referencia a la salvacin de su pueblo. Pero para poder comprender la orientacin de Mateo hacia el Antiguo Testamento es necesario ir ms all de esos pasajes que citan la realizacin de lo escrito en el Antiguo Testamento y observar cmo en cada pgina, en cada prrafo que escribi, se puede notar cmo Mateo tena siempre en mente el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento en conexin con la llegada de Cristo Jess y el principio de su ministerio.

Los dems hechos referentes al ministerio de Jess estn en relacin directa con el ministerio de Juan (3:1-12), el bautismo de Jess con el bautismo de Juan (3:3-17), y las tentaciones de Jess en el desierto (4:1-11). Una vez ms cita Mateo el Antiguo Testamento al hablar del ministerio de Juan (Is. 40:3). La descripcin que hace de Juan (3:4) nos recuerda a Elias (II R. 1:8), y el mensaje de Juan (3:7-12) es muy semejante a los mensajes de los profetas del Antiguo Testamento. Llamndolos generacin de vboras, nos hace escuchar las palabras de simiente de Satn (la serpiente). La exigencia de que sus vidas den fruto nos recuerda a Isaas 5:1ss. Y la descripcin del hacha cortando las races delrbol nos hace pensar en las Palabras de Dios habladas por boca de Isaas (ver Is. 10:5-15).

La referencia a ser bautizados con el Espritu Santo seala hacia Joel 2:28, y la ilustracin del trigo y la paja nos trae a la mente el Salmo 1. Juan era un individuo familiarizado con el Antiguo Testamento pero, al mismo tiempo, con sus pensamientos puestos muy de cerca en el comienzo del Nuevo Testamento.

El bautismo de Jess y su intencin de cumplir con toda justicia muestra el conocimiento que l tena de la necesidad de que se cumpliera todo lo escrito en relacin con su persona (3:15). Puede que esto se refiera a Isaas 53:9, que habla de su inocencia de todo pecado, y a Gnesis 18:19, que exige que toda la simiente de Abraham sea justa. El testimonio verbal del cielo no deja lugar a dudas con respecto a la identidad de Jess, quiz en referencia a Salmo 2:7 (Mt. 3:17).

La narracin de las tentaciones de Jess, experiencia final en preparacin para su ministerio pblico, est llena de referencias: al Antiguo Testamento. Ello demuestra que Jessconfiaba total y completamente en las Escrituras para hacerle frente a Satn. Por eso cit tres pasajes de Deuteronomio (8:3; 6:16, 13). Cada una de las tentaciones a que se enfrent Jess puede compararse con las sufridas por el primer Adn y su mujer, Eva: alimento, placer, y ambicin (bueno como alimento, placer a los ojos, deseo de saber; vase Jn. 2:16). Con esta misma confianza en la Palabra de Dios pasa entonces Jess al comienzo de su ministerio pblico.

2. Breve resumen del ministerio en Galilea (Mt. 4: 12-25)

En primer lugar, Mateo reconoce que el ministerio en Galilea era ya de por s un cumplimiento de las Escrituras (Is. 9:1,2). El breve resumen de dicho ministerio (4:17) nos recuerda las palabras de Dios por medio de Daniel referentes al establecimiento del Reino de Dios en la tierra como victoria sobre los reinos de este mundo (Dn. 2:44).

Es muy significativo el llamado a los hombres que seran sus discpulos (4:18-22), ya que estos pescadores fueron elegidos en relacin con los talentos y dones que el Seor les haba dado como pescadores.

La breve narracin del ministerio de Jess en Galilea (4:23-25) se ampla en los capitulas que siguen. Sin embargo, esta descripcin nos trae a la mente las palabras de Isaas en 61:1-3; 35:5-10. Si miramos el siguiente mapa, veremos cunto se haba expandido el ministerio de Jess.

3. El ministerio de enseanza de Jess en Galilea (Mt. 5-7)

Esta seccin es generalmente conocida como el Sermn de la Montaa; pero, sin lugar a dudas, es tpica de la clase de enseanza que imparti Jess por toda Galilea. Tambin notamos aqu un marcado nfasis en la revelacin del Antiguo Testamento. Las palabras de apertura, referentes a las bienaventuranzas de los hijos de Dios (5:1-12), nos recuerdan las palabras con que comienza el Salmo 1. Muchas de las expresiones empleadas aqu porJess los que padecen, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los puros de corazn son tomadas del Antigua Testamento (Is. 55:1; Sl. 24:4; 37:11, etc.). Con relacin a la probabilidad de sufrir persecuciones para los que siguen la voluntad de Dios, se est refiriendo a los profetas del Antiguo Testamento.

El discurso de Jess sobre la ley muestra no slo la validez de la ley para el reino de Dios en el tiempo presente sino tambin la intencin completa de la ley tal como Dios nos la ha

dado (5:17-48). El llamado a ser perfectos al igual que Dioses perfecto ciertamente nos hace recordar las palabras de Dios a Abraham muchos siglos antes (5:48; cf. Gn. 17:1).

Las advertencias contra la hipocresa al rendir culto (6:1-18) recuerdan advertencias similares pronunciadas por Isaas en el captulo primero de sus profecas, as como tambin la vvida descripcin hecha por Jeremas de la importancia que tiene el que nuestros corazones estn en armona con Dios, si es que nuestra adoracin ha de ser aceptable ante l. Es en esta seccin que nos encontramos con el Padrenuestro , repleto de significados tomados del Antiguo Testamento: la santidad del Padre (Is. 6), la venida del reino de Dios (Dn. 2), la voluntad de Dios hecha en la tierra (la promesa a travs de los profetas), lapeticin de nuestro pan cotidiano (como Dios lo dio en el desierto y lo promete a todo aquel que confa en l; Sl. 37:25), el perdn de los pecados (Sl. 51), y la liberacin del mal (Gn.3:15). Jess nos ha enseado a orar por aquello que el Seor ya haba prometido a todo aquel que confiara en l (ntese la semejanza con Ef. 1:4).

Las enseanzas referentes al ayuno y a la dedicacin al reino de Dios y a su justicia (6:16-34) nos traen a la memoria el primer mandamiento de dedicacin total y absoluta al Seor. Cuando nos habla del gran amor de Dios por nosotros, no podemos dejar de pensar en los mensajes de Oseas y del Cantar de los Cantares.

La puerta estrecha y los pocos que pasan a travs de ella (7: 12,14) nos recuerda la doctrina del Antiguo Testamento de los pocos que se salvaron de entre todo el pueblo de Israel. Finalmente, el llamado a ser sabios (en practicar la Palabra de Dios y no tan slo en escucharla) se refiere claramente a las palabras sobre la sabidura contenidas en los Proverbios. Vemos, por tanto, a Jess bebiendo en todas las fuentes de las Escrituras para ensear a sus seguidores. De la manera que conoca la Palabra y viva de acuerdo con ella (Mt. 4:1-11), as ense Jess a sus seguidores a que lo hicieran.

4. Las poderosas obras de Jess en Galilea (Mt. 8-9:26)

Los milagros se suceden rpidamente: vemos a Jess curando a un leproso (8:1-4), sanando al sirviente del centurin (5:3), y muchos ms (vv. 14-17), todo ello, segn hace observar Mateo, en cumplimiento de las Escrituras (Is. 53:4). Tambin calma el mar en medio de la tormenta (vv. 23-27) y expulsa a los demonios que moraban en dos pobres infelices (vv.28-34).

Pero las obras poderosas de Jess van ms all de curaciones y de poder sobre las fuerzas de la naturaleza: Jess tambin perdona los pecados (9:1-17). Cuando los fariseos lo increpan por ello, Jess les demuestra que esa es precisamente su misin, y se mezcla con toda clase de pecadores, mostrndoles la misma compasin que haba demostrado el Seor en el Antiguo Testamento. Aqu tenemos al Seor del Antiguo Testamento como haba dicho (Is. 1:18,19) que lo hara algn da verdaderamente sentado entre pecadores, ayudndoles a enfrentarse a sus pecados y a poder contemplarlo a l llenos de fe. Tenemos aqu al Seor de Isaas 57:15, el cual dijo que morara con los humildes y de corazn contrito, hacindolo ahora al extender su llamada a Mateo, autor de este libro. He aqu tambin al Seor de Isaas 58, que despreci el falso ayuno de los israelitas de aquel da, mostrndonos ahora que la obediencia y el servicio del hombre al Seor deben ser hechos

con las condiciones que Dios imponga, no las del hombre. Para que no cupiese la menor duda de la fe que todo hombre deba tener en el Seor, Jess resucit a uno de ellos de entre los muertos (9:18-26). Los ciegos podan ver que l era el Mesas y lo llamaban hijo de David (9:27-31). Aun las multitudes se maravillaban ante sus obras; pero los fariseos lo acusaban de tener pacto con el demonio (v.34).

Una vez ms demuestra Jess que ciertamente l es el Seor (9:35-38). De la misma manera que el Seor en el Antiguo Testamento mostraba su misericordia y paciencia tenemos aqu ahora a Jess, rechazado por las autoridades del pueblo ms contemplndoles con compasin, reflejando aquella gloria de Dios mostrada tanto tiempo antes a Moiss(Ex. 34:6,7) y ms tarde a Samuel (I S. 8:7).

5. El ministerio de Jess en Galilea es rechazado por las autoridades (Mt. 10-16:12)

Jess intensific sus esfuerzos por llegar hasta las ovejas perdidas de Israel (10:1-42). A ese fin instruy a los apstoles (aquellos a quienes envi) en cmo llevar a cabo suministerio. Encontramos aqu muchas alusiones a las lecciones del Antiguo Testamento; los enva como a ovejas entre los lobos (10:16), algo que recuerda misiones semejantes emprendidas por Jeremas y Ezequiel (Je. 1; Ez. 2:3); y pueden esperar que los odien y persigan al igual que fueron odiados y perseguidos en nombre del Seor los profetas anteriores a ellos (10:21,23).

Cuando Juan el Bautista le pregunta si en realidad l es el Cristo, la respuesta de Jess fue sobre todo demostrar cmo l cumpla lo que Isaas haba predicho sobre el ministerio del Cristo (11:4,5; cf. Is. 61:1ss). Luego le mostr que el mismo Juan era una realizacin de la promesa de Dios a travs de Malaquas (11:10; ver Ml. 3:1). Tambin llam a Juan el cumplimiento de la promesa de que Elas vendra antes de Cristo (11:14; ver Ml. 4:5).

Al igual que Isaas, Jess compar a las ciudades que lo rechazaron a l, al Seor con Sodoma y Gomorra (ver Is. 1:10ss). De acuerdo con las palabras de Jeremas, Jess ofreca descanso para las almas de aquellos que se llegaran a l (Je. 6:16, 31:25; Mt. 11:28,29).

Pero los principales de los judos no se quedaran sin objetar a Jess. Vemos, en el captulo12, cmo lo provocaron con respecto al sbado, a lo cual respondi Jess citando las Escrituras (12:7). En verdad, la gentileza misma de Jess hacia sus acusadores puso de relieve su propia identidad como Aquel que vendra a salvar, como lo seala Mateo citando a Isaas 42:1ss (12:18,21).

Cuando la multitud finalmente lleg a la misma conclusin que los ciegos, es decir, que Jess era de la descendencia de David (12:23), los fariseos reaccionaron llamndolo a su vez un aliado de Beelzeb (12:24).

Hemos observado la dulzura con que Jess trat a sus enemigos mientras las acusaciones venan dirigidas solamente contra l mismo; pero cuando comenzaron a blasfemar contra el Espritu Santo, que haba engendrado al mismo Jess, se volvi contra ellos lleno de ira, llamndolos simiente de Satn (12:34), generacin de vboras (12:39). Vemos as queal igual que ellos rechazaron a Jess, Jess los rechaza a su vez, segn podemos leer en el

Salmo 1: no se levantarn los pecadores en la congregacin de los justos. Solamente aquellos que hacen la voluntad de Dios ocuparn un lugar junto a Jess (12:50).

Mateo nos hace saber que en este momento Jess se vuelve hacia sus discpulos y comienza a ensearles acerca del reino y, olvidndose de sus enemigos, de acuerdo con las Escrituras ensea a los suyos con parbolas (Mt.13; ver Is. 6:9,10; Sl. 78:2). Por medio de parbolas, Jess ensea bsicamente que solamente aquellos que den fruto han de agradar a Dios (Is.5) y que de entre todos los que escuchan solamente unos cuantos alcanzarn la salvacin (Mt. 13:24-30; ver Am. 9:7-15). La parbola de la semilla de mostaza nos hace recordar las lecciones del crecimiento del reino de Dios que encontramos en Daniel. El concepto del Antiguo Testamento sobre las dos semillas lo ensea ahora Jess claramente (Mt. 13:36-43; cf. Gn. 3:15).

El arresto de Juan el Bautista hace que Jess se retire ms y ms al crculo de sus seguidores (14:1ss). Les dio de comer cuando tuvieron hambre, como lo haba hecho antes el Seor en el desierto (14:13-21), y los calm cuando tuvieron miedo, como lo hizo el Seor con Job o con Habacuc cuando las tormentas de la vida los azotaban (14:22-23).

Cuando los fariseos cuestionaron sus enseanzas porque no estaban de acuerdo con las tradiciones de ellos, Jess puso al descubierto el verdadero motivo de sus hipocresas y les demostr, como lo haba hecho el Seor en el Antiguo Testamento, que sus corazones se encontraban muy lejos de Dios, aunque pretendan ser sus seguidores (15:1-9). Una vezms cita las Escrituras (Is. 29:13). Al igual que el Seor, el cual habl por boca de Moiss y de Jeremas en relacin con la corrupcin que moraba en el corazn de los israelitas, aqu tambin Jess nos indica que el corazn es el gran problema en las vidas de sus enemigos (15:18).

Jess, pues, concluye esta fase de su ministerio con una seria advertencia contra las falsas enseanzas de los fariseos y saduceos, quienes eran iguales que los antiguos falsos profetas que se haban opuesto a l mucho antes en Israel (16:1,2).

6. Jess, rechazado por los lderes de Galilea, se vuelve hacia los suyos para ensearles(Mt. 16:13-18:35)

Ya se ha demostrado la verdadera identidad de Jess y los fariseos la han rechazado. Qu harn ahora sus discpulos? Pedro responde por todos. Ellos saben que l es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, como lo haba ya enseado el Salmo 2 (16:13-20). Jess declara entonces que este conocimiento acerca de quin es l y su fe en l les ha llegado a travs no de sus conocimientos humanos sino del Espritu Santo de Dios, como haba sido dicho por el profeta Ezequiel mucho tiempo antes (Ez. 36:27). Las instrucciones subsiguientes respecto a su muerte siguen la misma lnea de las palabras de Isaas 53, que ensean la necesidad de que Cristo muera por nosotros, y la experiencia de la transfiguracin, en laque aparecen Moiss y Elas ( quizs representando la ley y los profetas, todo el testimonio del Antiguo Testamento) estn basados ambos, profundamente, en el mensaje del Antiguo Testamento y muestran cmo todo ello llega a su culminacin en la persona y obras de Cristo Jess (Mt. 16:21-17:8).

El resto de su ministerio en Galilea lo dedic Jess a ensear a sus discpulos las caractersticas peculiares de los das que estaban por venir: fe en el triunfo final de Jess (17:22,23; cf. Os. 6:2); humildad de unos para con otros (18:1-6; cf. Is. 57:15); sentido de responsabilidad hacia los dems (18:7-,14; Ez. 3:16-21); disciplina entre ellos, caso de que cualquiera de ellos pecase, de acuerdo con las palabras de Deuteronomio 19:15 (18:15-20); y un lazo de amor y de compasin que reflejara el amor, compasin, y perdn de Dios por ellos mismos (18:21-35; ver Lv. 19:17-18).

MATEO 19-28: el ministerio en Judea

Aunque podramos continuar mostrando cmo Mateo recalca el cumplimiento del Antiguo Testamento en el ministerio de Jess, aun yendo en camino hacia Judea, la falta de espacio nos impide hacerlo aqu ahora como lo hicimos con relacin al ministerio en Galilea. En su lugar, destacaremos tres temas que aparecen aqu entre, lazados: las instrucciones de Jessa sus seguidores, la oposicin de sus enemigos, y el rechazo de Jess a sus enemigos.

El captulo 19 seala un cambio en el ministerio de Jess. De ahora en adelante se vuelve al sur hacia Jerusaln, buscando con toda intencin el cumplimiento de la voluntad de suPadre con respecto a su misin. Tambin veremos que las multitudes que lo siguen al principio luego se vuelven contra l, pidiendo su muerte. Por encima de todo, Jess durante todo este tiempo trata de instruir a sus discpulos antes de terminar su obra, consciente siempre de la cercana de su muerte.

Pero sus enemigos lo esperaban y, a pesar de la urgencia del momento, tuvo que concederles un tiempo precioso para contestar sus preguntas. Ellos las haban preparado muy bien. Quizs haban tenido noticias de parte de los fariseos de Galilea, que ya le haban antagonizado. Es obvio que saban que el conocimiento de Jess acerca de las Escriturasera devastador. Pensaron que, si efectuaban una bsqueda minuciosa, podran acabar con l usando la misma Palabra de Dios. Encontraron dos pasajes contradictorios entre s o, por lo menos, as lo suponan ellos. No deca Malaquas que Dios estaba descontento con los divorcios? (Ml. 2:14-16). Sin embargo, Moiss haba permitido el divorcio! Si Jess se pona de parte de Moiss, entonces ellos podran sealarle a Malaquas. Si se opona al divorcio, entonces le recordaran las palabras de Moiss. Lo tenan atrapado!, pensaron. Jess les demostr de modo bien claro cmo es necesario comparar las Escrituras entre s para poder arribar a la verdad, y as los hizo callar. Se mostraba a la altura de la reputacin que haba alcanzado en Galilea.

Despus vino otro preguntndole cmo alcanzar la vida eterna. Jess, viendo que era rico, le hizo recordar su amor hacia las riquezas por encima del amor al Seor y, por ello, su incapacidad de ir ms all del primer mandamiento (19:16-22).

Despus de lo anterior Jess pudo ocuparse de los suyos por algn tiempo. Les advirti que no pensaran como el mundo en trminos de obras y de recompensas como lo hacan los ricos y los que deseaban serlo, sino que vieran que todo lo que posean era un don del Seor que jams podran alcanzar por s mismos (19:30-20:16).

Despus de recordarles la inevitabilidad de su propia muerte, tuvo que corregirles el orgullo personal, aun en la fe que tenan en l. Dos de los hijos de Zebedeo, discpulos suyos, deseaban el primer lugar en la gloria con Jess. Aunque tenemos en poca estima su ambicin personal, debemos observar que tambin pensaban que despus de las pruebas y sufrimientos Jess triunfara como Hijo de Dios (20:20-28). l les mostr que la grandeza del reino de Dios no consiste en la realizacin y exaltacin de s mismos como lo hace el mundo sin o en la humildad y abnegado sacrificio hacia los dems. Este era uno de los aspectos del amor cristiano.

Cuando Jess hizo su entrada en Jerusaln, la multitud estaba todava de su parte (21:1-11). Vemos una vez ms su deseo de cumplirlas Escrituras (21:5, ver tambin Za. 9:9). Tambin se advierte esto al echar Jess del templo a los que lo deshonraban (21:13-14, ver Is. 56:7; Je. 7:11).

La limpieza del templo fue ocasin para que sus enemigos trataran varias veces de ultrajarlo. Cuando le preguntaron con qu autoridad haba hecho semejante cosa, Jess a su vez les pregunt acerca de la autoridad de Juan, quien a la sazn se haba convertido ya en hroe de la muchedumbre (21:23-27). Jess trajo a colacin la parbola de los dos hijos, mostrndoles cmo ellos, la minora privilegiada, siendo conocedores de las Escrituras deban haberlo reconocido, pero sin embargo lo rechazaban; mientras que otros, que segn ellos eran pecadores, haban credo en l y en Dios, que por eso los prefera por encima de los propios fariseos (21:28-32). En otra parbola les ense tambin cmo ellos, al rechazar a Jess, haban ciertamente rechazado al mismo Hijo de Dios (21:33-46), una vez ms citando las Escrituras como base de sus palabras.

El siguiente grupo de preguntas hecho a Jess tena como propsito desacreditarlo desde el punto de vista poltico, teolgico, y exegtico. Todos eran preguntas inteligentes que cualquier hombre normal hubiera tenido dificultad en responder. Pero Jess aprovech la oportunidad para ensearles que los hombres, creados a imagen y semejanza de Dios, justamente por ello mismo pertenecan totalmente al Seor (22:21), y que no slo lo demuestra as la doctrina de la resurreccin sino que Dios tambin lo ense directamente a travs de Moiss (22:22-32), y que los ms grandes mandamientos son aquellos que constituyen la esencia misma de todos los dems mandamientos: amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alma y con toda tu mente y a tu prjimo como a ti mismo (vv. 37,38). Con todo esto Jess se mostr una vez ms como maestro de la Palabra deDios, capaz de usarla correctamente. Adems, demostr que Dios no ha cesado en su propsito de tener un pueblo santo (pertenecindole por completo), sin mancha, en su presencia (el Dios de los vivos), unido en un lazo de amor (amor a Dios y a los dems).

Luego Jess, preguntndoles a su vez, les mostr cmo las Escrituras ensean que, ciertamente, Jess es el Seor de David y, por consiguiente, deba serlo de ellos tambin (22:41-46). Ellos, a diferencia de l, estaban completamente confundidos ante la Palabra de Dios que l enseaba.

La cuestin estaba ya definida. Los fariseos, lderes de los judos (23:2) al igual que lo haban sido los falsos profetas de antao, haban rechazado a Jess de plano. Por ello Jess los denuncia en trminos severos y los condena por su incredulidad (23:1-26).

Despus, en palabras que nos hacen recordar las Lamentaciones, lamenta l la suerte de Jerusaln, la que, desde que fue parte de Israel, una y otra vez ha rechazado a los profetas que Dios le ha enviado y aun ahora mismo rechaza al propio Seor!

Sintiendo la premura del tiempo, Jess ensea rpidamente, en sucesin, a sus discpulos acerca de las seales que ocurrirn al final de los tiempos, acerca del reino, de la urgencia que tienen los creyentes de obedecer (caps. 24,25), y con relacin al momento en que todos comparecern ante el trono de Cristo en el da del juicio final para rendir cuentas de todo lo que haban hecho, bueno y malo, de acuerdo con las palabras de Eclesiasts 12:14 (ver II Co. 5:10; Ap. 20:12).

Demostr, como lo haba hecho Isaas tiempos antes, que finalmente hay slo dos destinos posibles: castigo eterno para la simiente de Satn o vida eterna para la simiente de Dios, a travs de la fe en Cristo Jess (Mt. 25:46; ver Is. 1:27-28; 66:22-24).

El captulo 26 sigue de cerca las ltimas horas del ministerio de Jess en Judea. Comienza con las advertencias a sus discpulos acerca de su muerte inminente (26:1ss) y contina con su arresto y juicio ante el Sanedrn. Pedro, aun con todas las advertencias de lo que vendra, no fue capaz por s solo a pesar de su amor hacia Jess de contener su inters propio cuando lleg el momento de elegir (26:69-75). Una vez ms, la Palabra de Dios haba acertado (26:31; cf. Za. 13:7).

Es interesante notar cmo en el captulo 27, relatando el juicio de Jess ante Pilato y su ejecucin en la cruz, una y otra vez los paganos hablan de Jess refirindose a l como rey de los judos (27:11,37) y como Hijo de Dios (27:54); pero los suyos no lo reconocan como tal (27:29,42).

El entierro de Jess llevado a cabo por un hombre rico es sin lugar a dudas cumplimiento de Isaas 53:9.

Aunque los principales de los judos trataron de asegurarse de que Jess no se levantara de la tumba, sucedi tal como l lo haba predicho (Gn. 3:15). El captulo 28 ofrece algunos detalles de la resurreccin; pero aqu destacaremos ms bien el gran encargo o mandamiento dado a su iglesia, sus ltimas palabras antes de su ascensin hacia la diestra del Padre (28:18-20).

Citando prcticamente las mismas palabras del Salmo 2:8,9, Jess hace saber sin rodeos que todo poder en el cielo y en la tierra est en sus manos. Al igual que Dios se lo haba enseado a Nabucodonosor mucho antes por mediacin de Daniel, todas las naciones de la tierra se derrumbaran, pereceran, y terminaran por ser destruidas (Dn. 2: cf. Sl. 2:9). Pero Jess, llevado de compasin hacia los perdidos y contemplando ms all de las ovejas perdidas de Israel a las ovejas perdidas del mundo entero, de acuerdo con las palabras de Salmo 2:10-12, como gran Seor de la mies, encarga a sus discpulos aquellos a quienes l ense que salgan por todo el mundo. Antes de que todas las naciones sean destruidas, que la tierra y todo lo que la misma encierra sea lanzado a las llamas, como lo haba advertido el profeta Isaas, ellos saldran a hacer discpulos de entre todos los pueblos de la tierra, de acuerdo con la promesa de Dios a Abraham de que en su simiente todas las

naciones de la tierra seran benditas (Gn. 22:17,18). Ahora la obra del Padre, del Hijo, y del Espritu Santo, el Dios trino que al principio cre al hombre a su imagen y semejanza para gozar de comunin eterna con l (Gn. 1), sera sellada por el bautismo que Jess haba ordenado. Sera un bautismo acompaado, tanto en el hogar con los nios como en laiglesia con los creyentes, de enseanza, enseanza de todo lo que Cristo el Seor haba enseado. Esto incluye no solamente todo lo que encontramos en los evangelios sino tambin toda palabra de Dios, todos los consejos de Dios, los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. De esta forma, el mismo mandamiento dado por el Seor a Abraham (Gn. 18:19) es dado ahora a sus discpulos, con respecto a todas las naciones que han de creer y ser bautizadas. De cierto, la semilla de Abraham crecer y se difundir por toda la tierra!

Jess termina con palabras tranquilizadoras que nos hacen recordar las que una vez fueron dichas a Moiss, cuando el Seor lo llam (Ex. 3:12): He aqu que yo estar siempre contigo, hasta el final del mundo. EN VERDAD ESTE ES EMMANUEL DIOS CON NOSOTROS!

MARCOS: el evangelio de la urgencia

Slo podemos mencionar aqu brevemente algunas de las caractersticas del evangelio segn San Marcos que lo distinguen de los otros evangelios. Primero, tenemos que Marcos es muy breve en la iniciacin y conclusin de su evangelio, si se le compara con los otros. El resto trata de los mismos asuntos u otros similares; pero dando ms detalles. Puesto que existe muy poco en Marcos que no haya sido visto ya en Mateo, en lo que a su contenido se refiere, haremos notar ahora que Marcos se preocupa ante todo por darnos a conocer la urgencia del mensaje de Jess y lo hace mediante el empleo frecuente de trminos como luego, enseguida. Emplea esta palabra 37 veces (en el texto griego) al relatarnos el ministerio en Galilea (Mr. 1-9), mucho ms que cualquier otro autor o dos autores juntos, si lo vamos a ver. Sin duda hay alguna razn de peso para ello.

Por supuesto que el significado no descansa en particular en el empleo de tales trminos sino en la forma en que, repitindolos, sigue el ministerio de Jess en la urgencia de su mensaje al pueblo de aquellos tiempos. Se preocupa poco por relacionar ese ministerio al pasado o al futuro. Es como si lo hubiese escrito solamente para aquellos que vivan en aquel tiempo, que haban visto lo que Jess hizo y que, muy pronto, se iran de este mundo: tal como Jess haba pasado por donde vivan, tanto en Galilea como en Judea.

No se quiere decir con esto que el Evangelio de Marcos, escrito para su generacin, no tenga gran importancia para todas las otras generaciones. Lo que sacamos de la lectura de este evangelio es el conocimiento de que, al igual que Jess vino y se fue de este mundo en el perodo que comprende simplemente una generacin, la oportunidad que tenemos de creer en el evangelio est en el presente, ahora. Por tanto, es de suma importancia que creamos ahora. Ese fue el mensaje de Marcos a su generacin; pero tambin lo podemos aplicar a nuestra propia generacin. El tiempo es muy corto y pasamos por esta vida solamente una vez.

La oportunidad que Dios nos da de poder creer en Jesucristo y en el evangelio est presente ahora entre nosotros, no maana, no la semana que viene, ni el ao que viene, sinoAHORA! Esto es lo que Marcos nos dice. Jess no se detuvo en Galilea por mucho tiempo, ni en Judea, durante la poca de Marcos y su generacin. Tampoco podemos esperar que el Seor nos conceda mucho tiempo a nosotros para tener la oportunidad de creer en l.

Es muy posible que Marcos conociera a Jess. Algunos creen que Jess se hosped en casa de Marcos. Lo que s sabemos es que Marcos (llamado Juan) provena de un hogar que desde el principio haba credo en Jess (He. 12:12).

Qu otra informacin es de utilidad?

Puesto que ya hemos visto el trasfondo histrico del perodo comprendido entre los dos testamentos y estudiaremos luego el perodo histrico del primer siglo de nuestra era en relacin con nuestro estudio del evangelio segn San Lucas, ello ser suficiente como fuentes extrabblicas de nuestra investigacin. Sera apropiado revisar lo dicho en la introduccin a este semestre en lo concerniente al trasfondo del que surge el Nuevo Testamento.

Qu signific originalmente esta revelacin para el pueblo de Dios?

El pueblo de Dios haba esperado alrededor de 400 aos por el cumplimiento de las promesas del Antiguo Testamento. Era, pues, muy importante demostrarles que dichas promesas haban culminado en la persona y obra de Jesucristo. Era de suma importancia que el pueblo comprendiese que lo prometido mucho tiempo atrs por Dios en el Antiguo Testamento respecto a la salvacin de su pueblo haba sido cumplido ahora en la persona y obra de Jesucristo.

Era tambin de vital importancia para el pueblo ver que Jess, su Seor y Salvador, haban estudiado por s mismo el Antiguo Testamento y, al vivir su vida en la tierra en perfecta obediencia al Padre, haba estado guiado siempre por la verdad de las Escrituras. Ellos deban tambin confiar en esas mismas Escrituras y comprender el significado del ministerio de Jess teniendo solamente como base lo que se ensea en el AntiguoTestamento, no fuera a ser que tergiversaran el sentido y significado de la venida del Cristo, interpretndola como algo lejos de la verdad.

Era, pues, de suma importancia que el pueblo aprendiera a confiar y a depender de la Palabra de Dios, segn fue anunciada en el Antiguo Testamento, como lo hizo Jess en cada uno de sus encuentros con sus enemigos, fundndose siempre en esa Palabra para guiarse y defenderse de sus detractores.

Puesto que Jess no simplemente repeta el contenido del Antiguo Testamento sino que se basaba en l para impartir sus enseanzas y llevar a cabo su ministerio, tambin ellos deban comprender que para llegar a ser un cristiano bien preparado era necesario conocer todo lo relacionado con los consejos de Dios y no solamente lo que Jess enseaba

mientras se hallaba en este mundo. Jess adquiri el conocimiento del Antiguo Testamento y lo us como base de sus enseanzas. De igual forma deban los creyentes usar como base el Antiguo Testamento adems de lo que el Seor les revelara a travs del Nuevo: sin escoger entre uno y otro, sin que el uno excluyese al otro. Por tanto, segn lo ense Jess, la ley de Dios estaba an muy vigente para el pueblo de Dios. Lo cierto es que nunca pasara de estar en vigencia o dejar de servirle de gua y consejo en sus vidas. El mismo Seor que haba hablado a travs de Moiss haba venido ahora a la tierra y les hablaba por boca de Mateo y de los dems evangelistas.

Este mensaje en particular los condujo hacia un nuevo amanecer, al da en que el reino de Dios sera establecido en la tierra como haba sido predicho mucho tiempo antes, un da en que el Seor del reino dara rdenes a su iglesia de ir por todo el mundo y llevar su evangelio a todas las naciones, a todos los hombres, para que todos los elegidos por Dios pudieran ser trados hasta su reino, como Isaas lo haba anunciado siglos atrs (Is. 2:2-4). Ahora era el momento preciso para aquella generacin. Era en verdad ahora o nunca!

Qu leccin tiene hoy para nosotros esta porcin de las Escrituras?

Al igual que aparecieron innumerables tradiciones humanas en los 400 aos transcurridos entre el final de las revelaciones del Antiguo Testamento y el comienzo de las del Nuevo Testamento, as, desde el final de las revelaciones del Nuevo Testamento hasta nuestros das han surgido muchas otras tradiciones dentro de la enseanza y la doctrina de la iglesia en desacuerdo con las Palabras del Seor. De la misma manera que Jess en su tiempo separ la tradicin de lo que era la verdad de las Escrituras, as tambin debemos nosotros ahora examinar siempre lo que enseamos a la luz de las Palabras del Seor.

As como Jess se bas en la Palabra de Dios escrita para defenderse en todos sus encuentros con Satn y su simiente, tambin debemos nosotros basarnos no slo en el Nuevo Testamento sino tambin en el Antiguo, como lo hizo Jess y ense a hacerlo a sus discpulos.

Jess ense lo que ense basndose en las revelaciones dadas ya por Dios, y as debemos nosotros ensear. Su dependencia y respeto hacia las Escrituras del Antiguo Testamento ciertamente deben ser ejemplo que debemos seguir. Ser cristiano slo del Nuevo Testamento es estar armado solamente con una cuarta parte de la coraza, pues ignoramoslas tres cuartas partes de todo lo que ense Jess.

Del mismo modo que Jess demostr su misericordia hacia los que ya se haban perdido en aquel momento y como Seor de la mies orden a su iglesia que fuera al mundo a recoger su grano, as tambin debemos nosotros, veinte siglos despus, ver nuestra labor presentecomo continuacin de lo comenzado por l entonces. Jess jams alter ni un pice el curso del plan de salvacin de Dios: tener un pueblo santo, sin mancha, que viviese en su presencia en un lazo de amor mutuo. Para eso fue que l vivi, muri, y resucit: para que nosotros, al creer en l, podamos llegar a ser parte del pueblo de Dios y, despus, tomando lo que l nos ha enseado y el mensaje de lo hecho por l en todas las naciones, llamemos hacia l a nuestros hermanos.

Pero segn lo hemos visto en el ejemplo de Jess y en su mandamiento, hacer la labor del Seor significa no slo predicar las buenas nuevas y ser testigos de todo lo que Jess realiz sino tambin ensear a aquellos que reciben con fe todo lo que Jess ense con su Palabra. Es por ello que el programa de educacin cristiana en cada iglesia es de vital importancia y debe basarse solamente en la Palabra de Dios escrita.

Para nosotros tambin el momento es el presente: Si oyereis hoy su voz, no endurezcis vuestros corazones (Sl. 95:7ss; He. 3:7,8; cf. II Co. 6:2).

Meditacin y aplicacin de la Palabra de Dios a nuestras vidas

1. Qu lugar ha ocupado el Antiguo Testamento en mi vida y en mis estudios? He dedicado el mismo tiempo al estudio del Antiguo Testamento que al del Nuevo Testamento?2. Hasta qu punto han influido las tradiciones humanas en mi manera de pensar, en el pensamiento de la iglesia de la cual soy miembro, o de la denominacin a que pertenezco?Qu responsabilidad tengo con relacin a la literatura y a los mensajes usados y escuchados en mi iglesia?3. Si yo hubiera vivido en tiempos de Jess, cul habra sido mi reaccin al ver que l se mezclaba con los pecadores?, ante sus censuras a los principales religiosos de entonces?,ante su reto a las tradiciones que ya en aquel momento eran bien conocidas y aceptadas por todos? Sera posible que yo est reaccionando negativamente hoy ante alguien que est en la misma posicin de Jess entonces pero en relacin a problemas de hoy da?4. He tomado con seriedad mi responsabilidad en lo que se refiere a la Gran Comisin dada por nuestro Seor? Trato de hablar a otros acerca de Cristo y de su vida y de su obra?He aprendido la Palabra de Dios de tal manera que pueda ser capaz de ensearla a los dems? Hasta qu punto soy un misionero (llevando y enseando a otros el evangelio de Cristo)? En qu medida ayudo a la labor de misiones llevada a cabo por mi propia iglesia?5. En sus ltimas palabras a la iglesia antes de su ascensin, a qu dio el Seor mayor importancia? Qu tiene para m hoy, veinte siglos despus, la prioridad? Se puede ver ello en la forma en que empleo mi tiempo cada da?6. Siento la misma urgencia respecto a mi generacin que Marcos tuvo hacia la suya?Cmo lo demuestro en relacin con el evangelio y el momento en que vivimos?

El Plan de Dios en el Nuevo TestamentoJack B. Scott

Captulo 2El Evangelio de Juan

Introduccin

Quizs podra preguntarse el lector por qu presentamos ahora el evangelio segn San Juan, pasando por alto el de Lucas. Lo hacemos por dos razones: primera, porque el de Lucas es mucho ms semejante a los de Mateo y Marcos que al de Juan. Puesto que acabamos de hacer un estudio detenido del contenido de los dos primeros evangelios, al estudiar el de Juan en este momento tendremos delante una variedad de material que no se halla en losdos primeros; segunda, Lucas y Hechos son continuacin uno del otro: siguen la historia del evangelio desde antes del nacimiento de Cristo hasta todo el siglo primero de nuestra era. Por tanto, nos pareci ms apropiado estudiar dichos dos libros seguidamente, uno despus del otro, para obtener mayores ventajas desde el punto de vista histrico.

Juan y Lucas nos declaran sus propsitos al escribir sus respectivos evangelios. Juan nos lo dice al final del suyo (20:30,31). Fue escrito, especficamente para que creis que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengis vida en su nombre. Se establecen as dos propsitos bsicos: primero, que los lectores puedan llegar a ser creyentes en Jess; y segundo, que habiendo credo puedan alcanzar esa vida la plenitud de vida queproviene de la fe en Jesucristo. Con respecto a este concepto, hemos de entender que la vida eterna se refiere no solamente a una vida duradera (que nunca termina) sino a su calidad: vida verdadera en contraste con la vida que el mundo conoce, la cual tiene como final la muerte y la desesperanza. La vida en Cristo significa mucho ms que el no morir en el pecado. Significa vivir ante Dios en su totalidad, como Dios quiso que viviesen sus hijos.

Por tanto, lo que bsicamente encontramos en el Evangelio de Juan es una serie de guas, cada una de ellas concebida para conducir al lector hacia la fe en Jesucristo como Hijo de Dios y, por ello, como Salvador, y despus llevar a ese mismo lector hasta la plenitud de la vida en Cristo como creyente en l. Es por este motivo que hemos dividido el Evangelio de Juan en veintisiete relatos acerca de la vida de Jess, de acuerdo con el propsito expresado por Juan. Estos relatos estn conectados por pasajes de transicin, los que destacaremos en su oportunidad. Tambin veremos que el Evangelio de Juan tiene una introduccin y una breve conclusin.

Qu encontramos aqu?

EL EVANGELIO DE JUAN: un llamado a la fe y a la vida

Introduccin al evangelio (1:1-51)

Las palabras del principio del Evangelio de Juan nos recuerdan de inmediato las del principio del Antiguo Testamento (Gn. 1:1). Se nos dice enseguida que en el principio la Palabra fue la base y fundamento de la creacin, en la planificacin de la historia del ser humano y de su salvacin (1:3). El empleo aqu del trmino verbo (palabra) nos trae a la mente la revelacin oral a travs de la cual Dios transmiti su naturaleza y atributos a Moiss, el cual quiso ver la gloria del Seor (Ex. 33:18). En aquel momento, el Seor prefiri no ensear a Moiss nada visualmente significativo sino que le revel verbalmente la gran verdad acerca de s mismo, verdad que lleg a ser la esencia del conocimiento de Dios mantenida por su pueblo a travs de toda la historia de Antiguo Testamento. Ya demostramos en el captulo 3 en nuestro Plan de Dios en el Antiguo Testamento cmo fue precisamente esta revelacin la que condujo a los hijos de Dios a travs de todas sus experiencias en el Antiguo Testamento. Mediante la revelacin verbal de s mismo a su pueblo, Dios revel tambin la verdad de que en l haba vida; es decir, solamente al aprender ellos a confiar en el Seor tal y como l se les haba revelado podran llegar a la vida. Dicha vida era la luz de los hombres. Era la luz que Dios no permitira que se apagase (1:4; ver tambin I S. 22:29; 21:17; I R. 11:36; 15:4, etc.). Aunque las tinieblas amenacen, siempre la Luz prevalecer (v.5). Esto quiere decir, que aun en los momentos ms tenebrosos de Israel, Dios jams careci de un pueblo, de un remanente que tena vida en la fe en el Seor y constitua la luz del mundo, al reflejar la luz de la Palabra en sus propias vidas.

Despus se nos presenta a Juan el Bautista como testigo de esa Luz, como uno que anunciar su venida y mostrar a todos los hombres quin es la Luz verdadera (1:6-8). Sin embargo, la Luz no sera reconocida por el mundo (v.10), ni aun por los suyos (v.10). Ni aun su propio pueblo de acuerdo con la sangre el pueblo judo reconocera la Palabra, la Luz del mundo, cuando l vino hasta nosotros (v.11).

Verdaderamente, la nica forma en que cualquiera pueda llegar a conocer quin es la Luz del mundo es por medio de la obra de Dios en su corazn (1:12,13). Estos son los que vuelven a nacer de acuerdo con la voluntad de Dios, como lo demostr Dios por boca del profeta Ezequiel (Ez. 36,37). Se demuestra que son hijos de Dios por la fe: resultado de la obra de la voluntad de Dios en sus vidas. Vemos, por tanto, que la fe llega por la gracia de Dios, la cual obra en los corazones de los que estaban muertos en el pecado para ofrecerles una vida nueva. Como resultado de esa nueva vida como recin nacidos en Cristo claman Yo creo, que es el clamor de los recin nacidos en Cristo (cf. Ef. 2:8-10). Por ello hablamos de llamada efectiva y de fe salvadora.

Despus nos encontramos en la introduccin de Juan el gran anuncio: el Verbo se hizo carne y habit entre nosotros (1:14). Dios, que en el pasado haba sido conocido por su pueblo por su revelacin verbal de s mismo, haba venido ahora hecho carne y, como hombre, estaba viviendo en presencia de los hombres todas las verdades presentes en su revelacin; mostrndose a s mismo como hombre; pero siendo misericordioso, amante, lento en la ira, abundante en su amor, en su ternura y en verdad, demostrando tierno amor por las multitudes, perdonando las ofensas, las transgresiones y los pecados, pero sin pasar por alto el pecado (Ex. 34:6,7). Nos dice Juan que esta es la clase de vida que contemplamos ser vivida en la persona y obra de Cristo Jess: la Palabra de Dios hecha hombre. Moiss pidi contemplar la gloria de Dios pero no tuvo el privilegio de ver esa

gloria; solamente or acerca de ella. Sin embargo, en Cristo nosotros podemos contemplar la plenitud de la gracia de Dios. Vemos a Jess, lleno de gracia y de verdad (v.14).

Moiss tuvo el privilegio de traernos la ley que nos ense cmo debemos vivir; pero es solamente en Cristo que encontramos la gracia y la verdad necesarias para convertirnos en hijos de Dios (1:17).

Despus el autor de este evangelio nos muestra cmo se llev a cabo el testimonio de Juan el Bautista (1:19-39). Juan reconoci su misin en el cuadro de la revelacin de Dios (1:23; ver Is. 40:3). Comprendi que la clase de bautismo que l ofreca era temporal para que los hombres se dieran cuenta de su condicin de pecadores ante la santidad de Dios de modo que, como lo haba enseado Malaquas, no fueran lanzados al fuego. Fue por ello que Juan comprendi que su labor era muy inferior a la de Aquel que haba de venir detrs de l (vv.26, 27).

Cuando Juan vio venir a Jess, inmediatamente se refiri a la promesa hecha por primera vez a Abraham en el Antiguo Testamento de que Dios proporcionara el cordero para ser sacrificado (ver Gn. 22:8). Este sera el sustituto que pagara por los pecados de todos nosotros, como lo haba dicho Isaas (Is. 53:4-8). Juan, sealando a Jess, lo llam Cordero de Dios (1:29,36). Su bautismo sera muy superior al de Juan, puesto que sera en el Espritu Santo (v.33).

La misin de Juan era identificar al Cristo cuando viniera. As lo hizo con toda fidelidad, y aquellos que hasta entonces lo haban seguido a l se convirtieron ahora en seguidores de Jess (1:40-51). Casi todos los discpulos de Juan, uno despus del otro, lo fueron abandonando para ir en pos de Jess y, habindolo encontrado, buscaron a sus hermanos y amigos para que lo conocieran tambin (1:41,45). Dios empezaba apenas a ensearles la verdad en Cristo Jess; mucho ms estaba por venir (1:51). Es este ms lo que constituye ahora el tema de este evangelio.

Al relatarnos su propsito, Juan el apstol habla de las seales que hizo Jess (20:30,31). En el final del captulo siguiente Juan explica que con la palabra seales quiere decir cosas que Jess hizo (Jn. 21:25). Ello abarca mucho ms que el estricto significado de la palabra milagro. De hecho, Jess censura a aquellos que solamente quieren ver unmilagro (ver 2:18; 4:48; 6:30). Juan trata de relatarnos aqu algunos de los hechos de la vida de Jess que a menudo estuvieron acompaados por discursos. El todo constituye la seal o cosas que Jess hizo y comprende mucho ms que un milagro. Jess ense acerca dela fe y de la vida, y estos dos factores han de estar presentes en cada uno de los hechos que Juan nos cuenta. Juan no parece preocuparse mucho del orden cronolgico de los acontecimientos. Simplemente est tratando de reunir las pruebas (seales) de que Jess es el Cristo y de que, por ello, debemos creer en l. Creer no solamente para salvarnos sino tambin alcanzar la plenitud de la vida eterna que Jess nos ofrece y acerca de la cual nos ensea. Es por ello que a continuacin hemos anotado veintisiete hechos registrados por Juan, todos ellos concebidos con la idea de conducirnos hacia la fe en Jess ya la vida eterna, vivida a plenitud.

1. El cambio del agua en vino en Can de Galilea (2:1-11)

En este episodio Jess demuestra su facultad creadora, su poder de convertir el agua en vino. La extraordinaria calidad del vino fue muestra de su poder para cubrir todas las necesidades de los hombres, mostrando as su identidad como creador y fuente de vida (1:3,4). Por tanto, manifest su gloria (2:11), es decir, su semejanza con Dios, quien en su bondad y ternura ofrece todo lo bueno para cubrir las necesidades de los hombres. Como resultado, muchos creyeron en l (v.11).

TRANSICIN (2:12): Jess fue hasta Capernaum con su familia por un corto perodo de tiempo.

2. Limpieza del templo en Jerusaln durante la fiesta de la Pascua (2:13-22)

En Jerusaln Jess encontr en el templo grandes transgresiones contra la santidad de la casa de Dios. Para mostrar que Dios no pasaba por alto el pecado, limpi de mal vados la casa de su Padre ( vv. 15,16). Cuando se le pregunt con qu autoridad lo haba hecho, les ense que, en verdad, l haba venido a construir un templo verdadero: su cuerpo resucitado, verdadero lugar en que los hombres podran acercarse a Dios (2:19,20). (Recurdese la revelacin del templo verdadero en el cual Dios tendra su morada, como lo dijo Ezequiel, captulos 40-48.) Nadie entendi lo que Jess quiso decir con estas palabras; pero ms tarde, despus de su resurreccin, sus discpulos s lo comprenderan (v.22).

Ntese cmo se oponen en contraste la vida y la muerte. La muerte representa los pecados cometidos por los hombres en el templo; la vida, la promesa de Jess de construir un nuevo templo que jams sera destruido. Sin Cristo los hombres moriran por sus pecados. Aquellos resucitados por la fe en Cristo viviran.

TRANSICIN (2:23-25): Muchos creyeron durante aquella Fiesta de la Pascua, peroJess no se confiara (su misin) a ellos; conoca demasiado la debilidad humana.

3. Conversacin de Jess con Nicodemo por la noche en Jerusaln (3:1-21)

Aunque Nicodemo era principal de los judos y tambin maestro, ante Jess era como uno muerto en el pecado. Inmediatamente Jess lo enfrent a la necesidad de ser nacido desde arriba, es decir, de Dios (v.3). Contra la muerte espiritual de Nicodemo, Jess puso la vida que l le ofreca. Jess le ense que el renacer viene por obra del Espritu de Dios y que es necesario para poder llegar a ver el reino de Dios (v.5). Todo esto estaba de completo acuerdo con lo que tanto Jeremas como Ezequiel ya haban enseado (Je. 31; Ez. 36,37), y deba ser conocido por Nicodemo (v.10). Aqu Jess puso en contraste la muerte delhombre natural, nacido en este mundo, con la vida ofrecida por l, por el Espritu (vv.5,6).

Comentando las Escrituras le record a Nicodemo un incidente ocurrido en el desierto y le dijo que se refera al Cristo (3:14,15). La serpiente representaba la muerte, enemigo del hombre. Los hombres moran por doquier hasta que Moiss levant la serpiente sobre un leo, smbolo del triunfo de Dios sobre la muerte. Pero en realidad, sera Jess quien, al ser levantado, podra en s mismo ganar la victoria sobre el pecado y la muerte para todos los hombres. Aqu se nos demuestra claramente la relacin que existe entre fe y vida. Mediante

la fe en Jess se puede alcanzar la vida eterna en lugar de una muerte inevitable, maldicin que pesa sobre todos los hombres venidos a este mundo de modo natural.

Una vez ms se contrasta la vida con la muerte (3:18-21). Creyendo en Jess se obtiene la vida eterna. Sin fe se est condenado a muerte. La prueba de esa muerte se ve en que todo hombre prefiere la oscuridad (ocultar sus pecados) antes que la luz (la exposicin de sus pecados, contra los cuales tiene que luchar).

TRANSICIN (3:22-36): Despus Jess dej Jerusaln y lleg hasta la regin campestre de Judea (v.22). All atrajo a la mayora de los seguidores de Juan, lo cual no disgust a este. El comprenda que su propia importancia tendra que cesar para que la de Jess aumentase (v.30). En realidad el ltimo testimonio dado por Juan fue que a menos que uno creyera en Jess no alcanzara la vida sino solamente la ira de Dios (3:36). Estas palabras estaban de acuerdo con las pronunciadas por Isaas muchos siglos antes (Is. 27,28).

4. Conversacin de Jess con la Samaritana en trnsito de Judea a Galilea (4:1-42)

Varias circunstancias propiciaron esta inslita conversacin. Primeramente Jess se vio obligado a abandonar Judea porque exista all demasiada tensin y ello estorbara su ministerio, no solamente all sino tambin en otras partes. Segundo, Samaria se encontraba situada exactamente entre Judea y Galilea si se tomaba el camino ms directo, que fue lo que Jess decidi hacer (v.4). Tercero, Jess se encontraba muy cansado cuando lleg a Sicar, una aldea de Samaria (ver mapa) y descans all. Cuarto, una mujer samaritana se lleg a la fuente a buscar agua aunque era medioda, cosa poco usual, pues a esa hora el agua deba estar caliente por el sol (4:6,7). Finalmente, sus discpulos no estaban con Jess pues haban ido hasta la aldea a buscar pan (v.8). Sabemos que, al igual que en el libro de Ester, todas estas pequeas cosas no eran simples coincidencias, sino que todas estaban dentro del plan de Dios: que una pobre pecadora encontrase a Jess y pudiera salvarse de sus pecados junto a un gran nmero de otros habitantes de aquella aldea.

De inmediato Jess lleva la conversacin a la clase de vida que l ofreca (4:10,14). Pero tambin saba Jess que aquella mujer deba reconocer la muerte existente en su propia vida, as que la llev a pensar en sus propios pecados (vv. 17,18). Ella misma mostr la prueba de aquella muerte al tratar de cambiar el tema de conversacin, alejando la atencin del de sus pecados, reaccin normal de los humanos ante la confrontacin de sus pecados (vv. 19,20). Pero Jess la trajo de nuevo a lo mismo para que viera que el culto que ellarenda no era aceptable a Dios, y que el culto verdadero estaba en el espritu (en el corazn)y en la verdad (un corazn verdadero). Aqu podramos comparar el Salmo 51:10. El la trajo hasta all para abrir su alma a la verdad y para que confiase en l (v.26).

Ella, que haba venido a medioda a buscar agua a la fuente, probablemente rehuyendo a los otros habitantes de la aldea por su mala reputacin, dej su cntaro de barro y sali corriendo a buscar a los dems, contndoles lo de Jess (v.28). Como resultado de su testimonio muchos creyeron (v.39), pero an ms luego que hubieron escuchado a Jesspor s mismos (vv. 41,42).

Jess aprovech la oportunidad para amonestar a sus discpulos por haber perdido la ocasin de dar testimonio de l. Sin lugar a dudas haban pasado junto a aquella mujer cuando iban hacia la aldea. Jess les ense que haba un pan que era mucho ms necesario que el pan que ellos buscaban: hacer la voluntad de Dios. Les ense con esto que la vida en Cristo, ms que vivir, es servir al Seor, haciendo su voluntad y no la propia (4:34-38).

TRANSICIN (4:43-45): Despus de dos das Jess abandon Sicar y se dirigi a Galilea.

5. Curacin del hijo de un noble en Capernaum (4:46-54)

Poco despus de haber llegado Jess a Galilea, vino un noble procurndolo para que curase a su hijo, el cual estaba a punto de morir. En este momento pare el noble la muerte era algo muy real (v.47). Jess tena que decidir si el hombre era sincero en su peticin o si solamente buscaba una seal. Cuando el hombre dio testimonio de su gran necesidad y de su fe en Jess, su hijo fue curado. Aqu tenemos que de una situacin en que exista la muerte, surgi la vida fsica; y de una situacin de muerte espiritual, por la fe en Jess vino la vida eterna a aquel hombre y a toda su familia con l (v.53).

TRANSICIN (5:1): Jess asisti a una fiesta de los judos en Jerusaln.

6. Curacin de un paraltico en da sbado (5:2-47)

La muerte y el morir eran algo evidente a todo el rededor de la piscina de Betesda en Jerusaln. Lo ilustraba lastimosamente la experiencia del pobre infeliz que por treinta y ocho aos haba estado tratando intilmente de entrar en las aguas de la piscina cuando estas se agitaban. No se nos dice si exista alguna verdad en relacin con el hecho de ser curado all; pero s era una prueba ms de la mortalidad de las vanas esperanzas humanas. Tomndole compasin, Jess lo cur; pero ese da era sbado (v.9).

Hay aqu contraste entre la vida y la muerte cuando los fariseos acusan a Jess por hacer el bien en da sbado, mientras que Jess, al describir la vida que l vive, la llama una vida de trabajo por su Padre (v.17). En verdad, como lo demostr Jess, lo que deseaban ellos era matar a Aquel que haba venido a dar vida (vv.20,21). Una vez ms mostr Jess el camino de vida: fe en Dios (v.24). Tambin les present alternativas bien definidas: o vida conDios o juicio y condenacin (v.29).

Jess les explic que su vida segua el cumplimiento de la voluntad del Padre (v.30). Sus buenas obras daban testimonio de lo que l declaraba ser (v.36). En contraste, ellos estaban muertos espiritualmente puesto que no cumplan con la voluntad del Padre, es decir, creer en l, el enviado del Padre. La evidencia de vida verdadera patente en Jess no estaba en ellos ya que no mostraban los frutos de esa vida: ellos no amaban ni al Padre ni a Jess, el enviado del Padre (vv.42,43). Las Escrituras que decan conocer les hablaban acerca de Jess y del camino hacia la vida eterna: pero ellos no pudieron comprender lo que en las Escrituras se explicaba sencillamente y fueron condenados por las mismas palabras de vida contenidas en ellas (vv.39-46). Tambin en el Antiguo Testamento las Escrituras, en todas

sus partes, sealan nuestra necesidad de Cristo y corroboran lo que Jess les enseaba en esta ocasin.

TRANSICIN (6:1-2): Jess cruz el mar (lago) de Galilea hasta la otra orilla, escapando de la muchedumbre movida solamente por ver sus milagros de curacin.

7. Alimentacin de 5000 personas (6:3-14)

Aqu parece que Jess estaba preparando una futura leccin con el repartimiento milagroso de comida a la multitud que le rodeaba. Aparentemente haban venido a ver un milagro y Jess as lo hizo. Cre suficiente pan para alimentarlos a todos sirvindose del pedazo de pan que haba trado un muchacho. Todos fueron hartos, pero muy bien saba Jess que muy pronto volveran a tener hambre (6:12). Viendo este milagro, muchos quedaron impresionados (v.14).

TRANSICIN (6:15): El pueblo, reaccionando equivocadamente ante el milagro de Jess, quiso hacerlo rey (uno que diera satisfaccin a sus necesidades fsicas sin tener ellos que hacer nada). Pero Jess no deseaba tales seguidores (cristianos por un puado de arroz?), y se alej de ellos.

8. Caminando sobre las aguas (6:16-20)

Aqu tenemos que la muerte era real e inminente para los discpulos al desencadenarse una tormenta en el lago y no estar Jess con ellos. Al llegarse a la barca, caminando sobre las aguas, vino a tranquilizar sus corazones: vida, en medio de la tormenta del mar, que con tanta frecuencia trae la muerte.

TRANSICIN (6:22-24): La muchedumbre que Jess haba tratado de evadir lo volvi a encontrar en Capernaum.

9. Discurso sobre el pan de vida (6:25-70)

Una vez ms Jess tena razn al pensar que la multitud buscaba solamente sus milagros. Pero l queda que ellos sintieran el deseo del alimento de vida, no slo del alimento que perece (vv.26, 27). Ellos seguan pensando en qu era necesario hacer para ganarse el favor de Dios. Jess les explic que no es lo que el hombre hace lo que le trae salvacin sino lo que ha hecho Dios a travs de Aquel a quien envi. Hay que confiar en l (vv.28,29). Pero para que ellos puedan creer les es necesario tener una seal (v.30). As era tambin en el Antiguo Testamento, cuando tan a menudo, en tiempos de los jueces, los hombres necesitaban una seal (algo que pudieran ver) para poder creer en lo que Dios les haba dicho.

Como antes con la samaritana, que queda cambiar el tema de conversacin, tambin ahora Jess haca que ellos se enfrentaran a lo que l tena que ofrecerles (v.35). Les ofreca, vida, pero ellos preferan la muerte (v.36).

Pero Jess no desesperaba! l saba que la fe de ellos dependa en primer lugar de la voluntad de Dios. Todos aquellos que el Padre haba determinado que creyesen en l creeran en l. En ltimo anlisis, ni uno solo de ellos se perdera. Por tanto, aquellos que crean eran la prueba de la obra del Padre en sus corazones (vv.37-40). Esa era una vida segura. Los otros, por su persistencia en la incredulidad, demostraban que no haban sido trados hasta Jess por el Padre (6:44,45).

Es esto lo que nuestra Confesin de Fe quiere decir al hablar de llamamiento efectivo; y es por eso que, conjuntamente con la doctrina de la maldad total, todos debemos abrazar una teologa que declare que la salvacin viene solamente del Seor (Confesin de Fe deWestminster, cap. 10). Pero, repetimos, la responsabilidad de responder al evangelio es slo del hombre. Todo aquel que cree, tiene vida eterna (v.47). Es por este motivo que nuestra Confesin de Fe tiene tambin capitulas que se refieren a la fe salvadora y al arrepentimiento de por vida (caps. 14,15).

Jess hablaba de s mismo como del pan de vida, en contraste con el pan que ellos buscaban y que no poda alimentarlos por mucho tiempo, ya que era un pan perecedero. Continuando con esa analoga, l habl de la fe como el acto de comer la carne de Cristo y beber su sangre (6:51-59). Esto desagrad a algunos de sus discpulos que pensaron que sus palabras eran demasiado fuertes. Pero no tenan por qu pensar as, tomadas en el sentido en que Jess estaba hablando, constituan una hermosa y grfica ilustracin de lo que es la verdadera fe.

Pero la multitud segua confusa ante la idea de la muerte, dudando de Jess y alejndose de l. Pero una vez ms Jess proclam la verdad de que nadie llegar hasta l sino por la voluntad del Padre (vv.60-65). Aquellos que andaban en caminos de muerte se alejaron de Jess y jams volvieron a seguirlo. Qu significado tan grande tendra esa decisin en sus vidas! (v.66).

Pero la mayora de sus discpulos ms cercanos creyeron en sus palabras de vida eterna (v.68). Aunque entre ellos haba ya uno que llevaba la seal de la muerte espiritual, hijo de Satans entre los hijos de Dios (vv.70, 71).

TRANSICIN (7:1-9): Ya Jess no poda continuar andando abiertamente en Judea porque sus enemigos all buscaban matarlo. Aun en la misma Galilea, entre los de su familia, entre sus propios hermanos, exista la incredulidad. La muerte lo acechaba aun en su propio hogar.

10. Discurso en el templo en Judea (7:10-52)

Jess, sintiendo sin dudas que la muerte lo rondaba, habl en el templo proclamando que sus enseanzas venan de Aquel que lo haba enviado (7:16). Ello nos recuerda palabras similares pronunciadas por Ams, el cual, aunque amenazado de muerte, explic que no tena otro remedio sino decir lo que el Seor le haba ordenado. Otros profetas respondieron de la misma forma ante amenazas semejantes (v.19). Jess les seal la poca inclinacinque tenan de obedecer la ley de Dios y los deseos de mandarlo a matar (v.19).

La multitud dio a conocer su muerte espiritual al negar que deseaban su muerte; pero Jess les demostr lo contrario (vv.20-23). Sin embargo, aquel da algunos fueron convertidos y creyeron (v.31). Aun en el ltimo da de nuevo volvi Jess a llamar a los hombres para que se llegaran hasta l y creyeran en l (vv.37-38). Volvi a hablarles de fe y de vida.

TRANSICIN 7:53-8:1): La mayor parte de la muchedumbre regres a sus casas, peroJess se fue hasta el monte de los Olivos.

11. El caso de la mujer adltera (8:2-58)

S muy bien que el pasaje que sigue a continuacin (8:2-11) no se encuentra en muchos de los mejores manuscritos griegos del Evangelio de Juan y que, por lo tanto, muy a menudo se omite en las traducciones o se presenta entre parntesis, como para apartarlo del resto. Sin embargo, nada de lo escrito en esta porcin est en contradiccin con el resto de las Escrituras y adems parece ser un prlogo apropiado para el discurso que sigue.

Aqu la muerte se cierne sobre la cabeza de la mujer adltera. Los que la acusan aparentemente estn deseosos de atrapar a Jess en alguna forma con respecto a la ley, segn lo hemos visto en los dos primeros evangelios. La simple respuesta que Jess les da (v.7) resulta efectiva y las palabras que dirige a la adltera tratan de traerla desde la muerte a la vida (vv.10, 11).

En el discurso que vemos despus, Jess, refirindose a las tinieblas que reinan en los corazones de los que lo escuchan, se proclama a s mismo como la luz del mundo (8:12). Le preocupa a Jess saber que el tiempo es corto y que quizs ellos tengan que irse sin haber encontrado jams esa luz (v.21). Los impresiona a todos con la posibilidad de sus muertes inminentes, en sus pecados (8:24). Muchos de los que lo oan creyeron en l, o por lomenos unos cuantos (v.30). Una vez ms comienza aqu Jess a ensearles el significado de la vida en Cristo. Significa permanecer fieles a su palabra, a travs de la cual creceran en el conocimiento de la verdad de Dios la cual, a su vez, los librada del deseo de pecar (vv.31,32). Ya sus detractores lo acusaban abiertamente y, aparentemente, entre ellos haba muchos que acababan de hacer profesin de fe en l.

Fue por esto que Jess expuso claramente que, en realidad, hay solamente dos clases de simientes en este mundo: la simiente de Dios y la simiente de Satn (los justos y los malvados) como lo haba enseado siempre la Palabra de Dios (Gn. 3:15; Sl. 1). Con algunas de sus palabras ms duras, Jess los denuncia como hijos del demonio (v.44 ), al mismo tiempo que les ensea que la caracterstica de los hijos de Dios es el amor al Seor Jess (v.42). Era muy simple: aquellos que escuchaban su palabra (crean en l), eran hijos de Dios; los otros no lo eran (v.47).

Su insensibilidad era evidente una vez ms (8:48-53). Cuando Jess se proclam a s mismo como igual al Seor del Antiguo Testamento, YO SOY (v.58), sus enemigos decidieron matarlo (v.59).

TRANSICIN (8:59b): Jess tuvo que esconderse porque an no haba llegado la hora de su muerte. Y tuvo que abandonar el templo.

12. Curacin de un ciego en da sbado (9:1-10:39)

De nuevo explic Jess que la vida en Cristo significaba estar en actividad en las obras del Seor mientras haba oportunidad (9:4). Para demostrar que en verdad l era la luz del mundo, realiz entonces el milagro de hacer ver a un ciego (9:5ss). Mientras sus enemigos trataban de desacreditarlo (9:16-18), el ciego que haba recobrado la vista mantena tenazmente su fe en Jess. Ellos, hablando el lenguaje de los espiritualmente muertos, negaban la divinidad de Cristo (v.29). El ciego, conociendo de la vida que Cristo otorga, hablaba de la luz que Cristo le haba dado (vv.30, 33). El crey en Jess a pesar de que su creencia lo converta en paria entre los suyos (vv.35-38); mientras que aquellos que tenan ojos para ver las poderosas obras de Jess, an estaban muertos en sus pecados (v.41; cf. Is.6:9-10).

Era todava invierno en Jerusaln cuando Jess dijo este discurso. Jess opona la vida que l ofreca a la muerte en que estaban atrapados los que lo escuchaban. Pero de poco les serva, porque en su mayora estaban demasiado ocupados, yendo directamente hacia la muerte.

TRANSICIN (10:40-42): Jess los dej, pero algunos lo siguieron, creyendo en l.

14. Resurreccin de Lzaro (11:1-44)

Aparentemente Jess deliberadamente dej morir a Lzaro en Betania, donde haba vivido. Despus de esta muerte, toda Betania lamentaba el acontecimiento; pero Jess lo hizo para poder ensearles el verdadero significado de la fe (v.15). A su vez, Marta y Mara, las hermanas de Lzaro y amigas de Jess, manifestaron la gran fe que tenan en Jess a pesar del dolor que sentan por la muerte de su hermano (vv.21, 22). De nuevo aprovech Jess la ocasin para explicarles que l era la resurreccin y la vida, es decir, la nica respuesta a la muerte; y les pidi que creyesen en l (11:25,26). Luego, al enfrentarse a la muerte ante la tumba de Lzaro, Jess demostr su poder conquistando la muerte, plaga del hombre desde que el pecado entr por vez primera en el corazn de Adn (11:33-44).

TRANSICIN (11:45-57): Muchos creyeron en Jess con motivo de la resurreccin deLzaro, pero no todos (v.46).

Los dirigentes de los judos en esta ocasin, vindose ante tal milagro cuya importancia no podan ignorar, temieron ahora por su propio bienestar poltico (v.48). Decidieron, por tanto, que Aquel que haba otorgado la vida deba morir (vv.49,53). Por esta razn Jess no poda ya andar abiertamente entre los judos (v.54); y sus enemigos y detractores estaban obcecados con la idea de buscar su muerte (v.57).

15. Jess es ungido por Mara (12:1,8)

Durante la ltima semana antes de la muerte de Jess, Mara, quizs presintiendo lo cercana que estaba esa muerte, le ungi los pies con un ungento de gran precio. Judas, quien haba de traicionarlo, mostr la muerte que ya dominaba en su propio corazn al quejarse del

gasto que se estaba haciendo. Pero Jess lo censur y le demostr que lo que ella haca era algo de mucha importancia (v.8).

TRANSICIN (12:9-11): Muchos, viendo que Lzaro realmente haba resucitado, creyeron en Jess.

16. Entrada pblica de Jess en Jerusaln (12: 12-18)

La ltima demostracin de apoyo en favor de Jess tuvo lugar al da siguiente, al entrarJess en Jerusaln. Aquel da la multitud lo proclam rey de Israel.

TRANSICIN (12:19): Los fariseos se dieron casi por vencidos, viendo que aquel era el da de Jess.

17. Los griegos preguntan por Jess (12:20-36)

Es un hecho muy de notar que mientras los dirigentes de los judos rechazaban a Jess, algunos de entre los gentiles, evidentemente eran proslitos judos, trataban de hablar con l. As tenemos que, mientras los judos tramaban asesinarlo, Jess vea su propia muerte como el medio de hacer que su ministerio diera ms fruto del que haba tenido entre su propio pueblo. Mostr que los hijos de Dios, ofreciendo sus vidas por amor a Dios, ganaran la vida eterna. Ense que la verdadera vida eterna significa servir a Cristo y honrar al Padre (12:23-26). Jess vio su propia muerte como medio de derrotar a Satans y de arrebatarle su poder sobre el mundo (vv.31, 32). Una vez ms la luz y las tinieblas se oponen para recalcar el hecho de que uno debe pertenecer o al reino de Satn o al reino de Dios; no hay manera alguna de permanecer en el medio (vv.35,36).

TRANSICIN (12:36b-43): En este punto Juan, autor del evangelio, aprovecha para comentar sobre el rechazo de Jess por el pueblo y cmo ello estaba de acuerdo con lo que haban dicho las Escrituras (vv.38-40). Sin embargo, de entre aquellos muchos algunos creyeron el remanente al igual que en tiempos del Antiguo Testamento (v.42).

18. Una vez ms Jess pide a los que lo escuchan que tengan fe en l (12:44-50)

Esta fue la ltima vez que Jess predic en pblico acerca de la fe y de la vida por medio de l. Se perciba claramente una finalidad en las palabras que pronunci. Las alternativas seguan siendo la vida por medio de la fe o juicio y muerte.

TRANSICIN (13:1): Aunque sus discursos en pblico haban terminado, Jess an amaba a los suyos y fue as que los estuvo instruyendo hasta el fin, particularmente en relacin con el significado de la vida que l estaba predicndoles.

19. Discursos a sus discpulos en la ltima cena (caps. 13-17)

Teniendo delante ahora mucho de gran significacin debemos esperar para estudiarlo luego ms a fondo. Por ahora, destacaremos solamente lo perteneciente a la nueva vida en Cristo que Jess muy pronto iba a ganar para ellos.

Al lavar los pies a sus discpulos, en lugar de ser a la inversa, Jess demostraba que vivir como cristiano significa vivir en humildad, no en orgullo (13:2-20).

Despus de haber partido Judas Iscariote dispuesto a llevar a cabo las malignas intenciones que albergaba en su corazn, Jess explic al resto de sus discpulos que sobre todas las cosas, para vivir como hijos de Dios, en la vida que Cristo haba ganado para ellos era menester que aprendieran a amarse los unos a los otros. Esta sera la prueba ms evidente ante el mundo incrdulo de la realidad de la fe que ellos posean (13:31,38).

Tambin los instruy acerca de los privilegios de ser hijos de Dios. Algn da ellos vendran al lugar que el mismo Seor les tena preparado (14:3). Ellos mismos haran en la tierra obras mayores que las que haban visto hacer a Jess (14:12). Tendran el privilegiode pedir al Padre en nombre de Jess y les sera concedido (14:13,14). Tambin el Seor les enviara el Espritu Santo como Consolador despus que Jess se hubiera ido; pero el Espritu Santo jams los abandonara (14:16,17). Y puesto que ellos amaban a Jess, experimentaran en s mismos el significado del amor del Padre (v.21). El Consolador, cuando viniera, les enseara todo lo que necesitaban saber (v.26), es decir, todo lo queJess les haba enseado.

Finalmente, Jess les dejara la misma paz (fruto del Espritu) que estaba en l para ayudarlos y sostenerlos en el mundo (14:27).

En el captulo quince Jess los instruye an ms sobre el significado de la vida en l. Mientras ellos permanecieran en l y en su Palabra, ellos produciran frutos (aparentemente los frutos del Espritu del que habl Pablo ms tarde; Ga. 5:22,23). Jess menciona especficamente aqu los frutos de la alegra y del amor (vv.11,12). Aunque el mundo los odie, ellos sern sostenidos por el Espritu (caps.15,16). Sern confortados en sus tribulaciones (16:20), y aunque puede que hayan de sufrir grandes tribulaciones en el mundo por parte de los enemigos de Cristo, tendrn la paz de Jess para sostenerlos (16:32,33).

Jess, terminado que hubo su hermosa oracin de intercesin por los suyos, elev su corazn al Padre. Ahora rogaba al Padre por todo aquello que l les haba prometido: que los protegiera (vv.11ss), que ellos pudieran disfrutar del mismo gozo que l haba conocido (v.13), que pudieran ser santificados por la Palabra (v.17), que a travs de su ministerio, cuando salieran al mundo, otros pudieran creer (v.20), que pudieran ser uno en el amor, al igual que el Padre y el Hijo eran uno (v.22), que pudieran ser perfeccionados de acuerdo con los propsitos de Dios para todos sus hijos (v.23), y que al final pudieran estar denuevo con l y contemplar su gloria (v.24).

En resumen, en esta oracin Jess declar su ltima voluntad y testamento para aquellos por quienes iba a morir.

20. Jess es arrestado en el Getseman (18:2-11)

La muerte acechaba en el jardn aquella noche. Bien conoca Judas el camino hasta aquel lugar (v.2). Pero la muerte no poda ser vencida por la espada, como pensaba Pedro (v.11). El significado del mandato a Pedro en este momento es que el reino de Dios ya no adelantara nada con la espada de los hombres. La prxima espada que estara en manos del pueblo de Dios sera la espada del Espritu, la Palabra de Dios escrita.

Entonces los enemigos de la cruz seran destruidos, no por las espadas de este mundo sino por la Palabra de Dios al ser convertidos al reino de Dios o condenados para siempre por el juicio (como lo indicara Pablo ms tarde con respecto a su propio ministerio; II Co. 2:15-17). De ahora en adelante el inters de los discpulos de Cristo sera aprender a empuar correctamente la espada del Espritu, la Palabra de la verdad (II Ti. 2:15; 3:16,17; Ef. 6:13-20).

TRANSICIN (18:12-18): Jess, no deseando pelear como lucha el mundo, fue arrestado por sus enemigos. Mientras tanto, Pedro, completamente frustrado por la negativa de Jess de hacer frente a sus enemigos, cej en su fe y neg a Jess.

21. Jess ante Ans (18:1-9-20)

Tambin estaba presente la muerte en Ans. Como l mismo lo dijo, Jess haba enseado abiertamente frente a todos, pero ellos haban rehusado creer y ahora lo perseguan fsicamente. Cuando Jess ret a Ans a declarar qu mal haba visto en l, Ans permaneci en silencio.

TRANSICIN (18:25-27): Dos veces ms se neg Pedro a dar testimonio de Jess y se mantuvo en su negacin.

22. Jess ante Pilato (18:28.- 19:16)

Jess dio testimonio de su reino y de su misin ante Pilato. Explic que como su reino no era de este mundo sino de lo alto, ese reino no poda ser sostenido por medios terrenales (v.36). Ense que, aunque estaba siendo juzgado por las mentiras de los hombres, l haba venido a dar testimonio de la verdad.

Por tres veces proclam Pilato la inocencia de Jess (18:38; 19:4,6); pero, finalmente, cedi a la presin ejercida por los judos que exigan su muerte. Tenemos aqu al poder estatal sucumbiendo ante las presiones del poder religioso; pero no para siempre. Una vez ms el pueblo descendiente de Abraham rechazaba a su verdadero rey y, en su lugar, escoga a un rey de este mundo (19:15; cf. I S. 8:19).

TRANSICIN (19: 17-22): Aunque accedi Pilato a sus deseos, no cambi de opinin con respecto a lo que Jess era en verdad: rey de los judos.

23. Jess en la cruz (19:23-37)

Juan nos demuestra ahora que Jess comprenda claramente la necesidad de que todo lo dicho por las Escrituras en relacin con sus sufrimientos y su muerte fuera cumplido fielmente (19:28; cf. vv.24,36). Tres de las palabras dichas por Jess desde la cruz fueron anotadas por Juan: 1) entrega final de la responsabilidad del cuidado de su madre a su discpulo Juan el apstol; 2) peticin de algo de beber, para as cumplir con las enseanzas de las Escrituras; 3) reconocimiento de que su ministerio en la tierra haba terminado. Juan indica el cumplimiento de las Escrituras como base de la fe del lector en Jess y de todo lo que se haba escrito sobre l (v.35).

TRANSICIN (19:38-42): Jos de Arimatea pide el cuerpo de Jess y le es concedido para enterrarlo en una tumba de su propiedad.

24. Jess resucitado aparece a Mara Magdalena (20: 1-17)

Mara no esperaba encontrar resucitado a Jess. Tampoco lo esperaban sus otros discpulos. Ellos no podan comprender que l se levantara de entre los muertos, a pesar de que l mismo se lo haba advertido repetidamente antes de su muerte (v.9). Aunque estaba en presencia de Jess, Mara no lo reconoca, lo que indica que su mente y su corazn no estaban en aquel momento abiertos a la posibilidad de un Cristo resucitado. Mara tuvo que ser convencida de que era Jess en realidad aquel que estaba ante ella (20:11-16).

TRANSICIN (20:18): Mara cont a los discpulos lo que haba sucedido, pero ellos no quisieron creerla.

25. Jess resucitado aparece a los discpulos (20: 19-23)

Es obvio que tampoco los discpulos esperaban volver a ver a Jess. Estaban temerosos y encerrados en una habitacin. Fue un gran momento para Jess aparecer ante sus discpulos y calmar sus temores, asegurndoles quin era l al mostrarles las heridas en sus manos yen su costado. Entonces los instruy acerca de la mayor responsabilidad de sus nuevas vidas en Cristo: recibir al Espritu Santo e ir adonde l los enviase, con una misin semejante a la que l haba cumplido en este mundo. Esa gran responsabilidad encomendada a los discpulos estaba representada en trminos de vida y muerte para aquellos a quienes ellos seran enviados.

TRANSICIN (20:24-25): Cuando Toms el apstol, que no estaba presente la primera vez que Jess se apareci a los otros discpulos, supo acerca de esto, quiso ver para poder creer.

26. Jess resucitado aparece ante sus discpulos una vez ms, estando Toms presente(20:26-29)

Jess ret a Toms a ver y creer, pero para Toms simplemente su presencia y sus palabras fueron suficientes. Aqu Jess les ense que la verdadera fe no estaba basada en ver sino en la Palabra de Dios (cf. I P. 1:8; Hb. 11:1).

TRANSICIN (20:30,31): Juan expone ahora la razn por la cual escribi este evangelio.

27. Jess resucitado aparece a los siete en Galilea (21:1-23)

Una vez ms notamos que los discpulos no esperaban que Jess se les apareciera. Para ellos era un da normal de trabajo. Aun cuando l les habl desde la orilla, ellos no lo reconocieron (v.4). Fue solamente cuando hizo un milagro que se dieron cuenta de que era Jess quien les estaba hablando (v.7).

Este encuentro tuvo un significado muy especial para Pedro. l haba negado a Jess tres veces. Se senta deprimido, humillado, y apenado en presencia de Jess (se puso a recoger las redes, mientras que los otros se agrupaban alrededor de Jess). Pero Jess lo seal entre todos para llevar a cabo la reconciliacin (vv. 15-23). Aquel da Jess ense una leccin de amor cristiano. Pedro se haba considerado siempre como el amigo ms cercano de Jess (Mt. 26:33). Sin embargo, llegado que hubo el momento decisivo haba renegado de esa amistad. La amistad de los hombres simplemente no era suficiente para que un discpulo de Cristo continuase siendo fiel.

Usando ahora dos palabras diferentes, traducidas las dos generalmente como amar, demostr