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PRECIO DE SUSCRIPCION EDICION DIARIA En la Ciudad. A domicilio, 60 centavos al mes. Per correo. 90 centavos al mee. En el resto el pa>s: Tres meses $1.75; Seis meses. $150; Un ao, $6.50. Fuera de los Estados Unidos: Tres meses, $2.50: Seis meses, $5.00: Un ao $10.00. Entered as Secón-doss matter I F»oruary il. 1913. at ti.· Post j Oiice it San Actonio, Te**», under the Act. o March 6, iS76. i DIARIO POPULAR INDEPENDIENTE Dirija toda la Correspondencia relativa al periódico, al Director, SR. IGNACIO E. LOZANO. 120 N. SANTA ROSA AVE. SAN ANTONIO, TEXAS. I Loe euscriptores al cambiar dt i i residencia, deben darnos tanto la | I nueva como la antigua dirección· a fin de anotar propiamente el cambio en nuestro· libro·. EDICION SEMANARIA Miércoles. t En los Estados Unidoss Seis meses $1.00: Un ao I1.5CL Fuera de los Estados Unidos. Un ao, $200. Los pagos deben hacerse por adelantado en giro postal o <fe express, carta certificada o letra sobre Nueva York. Los precios de la suscripción son en dinero ama· ricano o su equivalencia en moneda del pais de dond· se solicite el periódico. / i ;4 1 EL FRACASO DEL MUNICIPIO IMPUESTO :>*(: Por el Lic. Nemesio GARCIA NARANJO. . > JS./ . * La interrupción de los servicios municipales en la Capital de la Repblica ha venido a confirmar la ineptitud e inmoralidad de los regidores imperantes; pero sera temerario afirmar que la primera ciudad de México no tiene capa- cidad para ser gobernada por me- dio de un Ayuntamiento. El fra- caso de los gobernantes no justi- fica la supresión del gobierno, co- mo la quiebra de los bancos, no debe conducir a la destrucción de toda idea banearia ni el desastre de los muncipes na de implicar forzosamente la condonación del régimen municipal. Los observadores superficiales, sin embargo, r.o examinan el fon- do de los asuntos, y culpan a las instituciones de la ineficacia del personal administrativo. Hasta los periódicos revolucionarios se muestnn escepticos del gobierno ejercido por Ayuntamientos y el Presidente—es decir el jefe de la Revolución—ha confesado el fra- caso del Municipio libre. Xada ms injusto. ?i alpina aptitud tienen todos los pueblos. *>s la de sal>er organizar sus cahil «lost. Pueble una nación ser ineptc. para elegir al Jefe del Estado: pe- ro siempre es apta para nombrar regidores y alcaldes. Madero no pudo convencer a los ciudadanos de San Pedro de las Colonias que lo eligiesen Presidente Municipal, y en cambio, convenció a quince millones de habitantes, que lo eli- giesen Presidente de México. Las ciudades se cuidan mejor que las naciones y por eso en la elección de Ayuntamientos se encuentra el aberedario de la Libertad. Lo que pasa ea nuestro pas, es que ningn gobierno basta hov ba permitido elecciones munici- pales libres. Siempre se ha pre- sentado tina planilla de candida- tos. cuidadosamente escogidos por la Secretaria de Gobernación. Con este principio, el pueblo no acude a las urnas, y en vez de constituir- se un Cabildo serio, se instala tina camarilla sumisa a las consignas del Gobierno federal. A Teces, se hace la comedia de una lucha electoral reida. Ca- rranza, por ejemplo, tenia dividi- dos a sus sicofantes—porque t viejo marrullero aquel, presuma de malicioso—en dos grupos igual- mente desacreditados. Y les deca con acento aquiescente: "dispten- se el poder/' Y las dos porras rivales, se ponan a luchar con ar- dor. Y haba manifestaciones ca- llejeras, cartelones llamativos, discursos candentes, y cuando arreciaba la pelea, escndalos, motines, pedreas y hasta tiros. Los periódicos del Gobierno, pregona- ban con el mayor cinismo: "hubo libertad". Xada ms falso. Lo que haba habido era un zafarran- cho innoble, ajreno completamente a la sociedad. a cosa es permi- tir a los favoritos que rian por Tin hueso, y otra muy distinta es otorgar la libertad a un pueblo. ti obregonismo ha continuado el misino procedimiento:—se tole- ran luchas lie porras, bajo la egi- da de Calles, y nada ms. Natu- ralmente. sobre esta base, resul- tan los Ayuntamientos espléndidos para standar la obra poltica del Ministerio fie Gobernación .pero in adecuados para satisfacer las ne- cesidades populares. No fracasa el Municipio libre sino el Munici- pio impuesto. Tor eso 110 tiene razón Obregón en echar la culpa del desastre al reputen edilicio. Quien tiene la culpa es el personal podrido del obregonismo, que fracasa en cual- quiera labor que se lo encomien- de. El mal no est en las institu- ciones sino en quienes lian pro- tendido encarnarlas. Si esa misma cuadrilla de men- tecatos que hoy se sienta insolen- te en el Cabildo metropolitano, fuese llevada a manejar una tien- da, fracasara y no por ello se iba a decir que fracasaba el Comercio. Los remendones hacen muy mala ropa - no por eso sp va a proclamar la bancarrota de la sastrera. La construcción de un mal camino no autoriza a exe- crar la Ingeniera y el fallo de un juez venal, no puede servir de ba- se a una condenación razonada de las Leyes y los Tribunales. No fracasa la educación.—por- que la devolución haya llevado ig- norantes a las escuelas: no fraca- sa la ciencia, porque los ignoran- tes destrocen los aparatos cient- ficos: no fracasan los ferrocarri- les. porque los insurrectos quemen puentes y arranquen los rieles: no fracasa la Poesa porque los tro- vadores cursis se atrevan a ta- er la lira. Nada de eso fracasa: lo que en realidad fracasa es la ignorancia que pretende ser sabi- dura. la arbitrariedad que tru- ta de usurpar el puesto a la jus- ticia: la disolución que intenta ser gobierno: la barbarie que procu- ra adornarse con los arreos de la civilización. o iay, pues, que ecaarie la cul- pa del desastre mexicano al r«*gi- men municipal. El Municipio triunfa en todo el mundo, lo mis- mo en las naciones ms avanza- das, q:;e <»n los pueblos que se ini- cian en el camino de la Ley. Qué en México ha fracasado? S: pero all, durante la ltima década todo lia fracasado. Fracasan las Le- gislaturas y los Gobernadores en los Estados federales; fracasan los Magistrados en la Corte: fracasan los Diputados y Senadores en el Congreso; fracasan los Diplom- ticos en el extranjero; fracasa to- do Per» no hay que atribuir la catstrofe a abstracciones. Se debe a los ineptos, a los incultos, a lo.s ladrones, a eso cuerpo de pa- rsitos que se ha»adueado del Go- bierno y que no sirve para nin- guna obra reconstructora. Es el fracaso de la Revolución. Heraclio Bernal EL RAYO DE SINALOA. Hermosa novela mexicana, basada en la vi- da del generoso bandido que por tanto tiempo asolara una extensa zona de los estados de Sina- loa y Durango. En esta novela el autor, don José Ascensión Reyes, hace un concienzudo es- tudio sobre importantes problemas relacionados con el presente y el futuro de México. Esta novela 0st impresa en muy buen papel y tiene hermosa cubierta a colores, formando un volmen de 240 pginas. Si usted aun no tie- ne esta obra mndenos su orden, acompaada de su valor y a vuelta de correo le ser enviada. VALE SOLAMENTE 50 CENTAVOS Haga su pedido CASA EDITORIAL LOZANO 118 N. Santa Rosa Ave. SAN ANTONIO.TEXAS CI CUERVOS y It MAN LOSOJOS Por el Lic. V. SALADO ALVAREZ. Parece que el seor don Isidro Fabela es un especialista en el es- tudio de! imperialismo americano, y que lleva publicados uno o va- rios libros sobre ese tenia. que si no os nuevo puede adquirir nove- dad 'bajo los puntos déla plumado un hombre entendido y estudioso. Corno no lie ledo el libro o los libros que el seor Fabela haya escrito no puedo censurarlos ni a- labarlos: pero si encuentro inex- plicables sus aserciones recientes en la Cmara de Diputados acer- ca del comportamiento de los Es- tados T'nidos en el curso de la re· volución mejicana, en casos como | la toma de Veracruz, el asesinato (ie Kenton y otros que no especifi- ca la crónica que le. Aunque soy poco asustadizo, confieso que me espanté ante las aserciones del seor Fabela. Te- nia yo como cosa averiguada nul- la revolución se crea hija legti- ma del gobierno americano, sobre todo de las dos administraciones de Wilson, y que se jactaba de ose oriiren como aquel individuo que deca al odo de las rentes cuando Shakespeare ya era famo- so: '"Voy a contaros una cosa que honra a mi madre: soy hijo bas- tardo de Shakespeare*'. Pero a lo ' fine parece al seor Fabela «o lo fisura escaso el auxilio que el mo- vimiento madero-carraneista re- cibió y que exclama como los Pa- dres del Limbo en aquel himno clsico: "Mucho, Seor, hiciste: pero pudiste ms". Y yo me doy cuenta de que ms pudo haber hecho ese horrible imperialismo americano que es ahora el tin ir. hunt grntrs del seor Fabela. en favor de la grande y gloriosa re- volución mejicana. J'.l seor i- aocia detie «ie saner de' sobra one la revolución de Ma- I dero fué amplia y eficazmente a- yndada por capitalistas america- nos que le dieron cuanto haba menester. Acaso sera se un obs- tculo a las miras revoluciona- ! rias? Sabe muy bien que la mo- vilización de los principios de 1911 en Ja frontera influyó de ma- nera principalsima para provo- car la renuncia y el retiro del Ge- neral Daz. Favorecera ese pa- so a la revolución o la contraria- ra? En marzo de 1012 se quejó el go- bierno de Madero de que se ven- dan armas a los revoltosos, y contrariando su poltica secular de que los ciudadanos de este pas tenan derecho para fabricar y vender armas y municiones como cualquier otro objeto de comercio a quien quisiera comprrselas, el Congreso americano aprobó una resol ación conjunta autorizando al Presidente para expedir una proclama prohibiendo la exporta- ción de toda clase de elementos de guerra. El imperialismo se mos- traba, pues, amigo de la revolu- ción. Vino el cuartelazo de febrero de 1913 y Taft se rehusó reconocer a Huerta, lo cual en mi concepto no favoreció al detentador del po- der. Llegó Wilson con su pintoresco Secretario de Estado Bryan, y después de mil incidentes, el 27 de agosto lanzó su famoso mensaje en que se declaraba que no se re- conocera a Huerta y que se le o- bligara a retirarse hasta que' la Presidencia recayera en persona agradable al gobierno de los Es- tados Unidos. El imperialismo segua ayudando a la revolución. Tras la "renuncia" del embaja- dor Henry Lane "Wilson, el Presi- dente envió primero a William Bayard Hale a tratar con el mis- mo individuo a quien se rehusaba a reconocer y después al inefable manco John Lind, de Minnesota, con quien los constitucionalistas se hallaban a partir un pión, a prevenir a Huerta que cesara de pelear contra sus enemigos, que no se presentara candidato a la Presidencia de la Repblica y indicar las condiciones con que se reconocera un gobierno en Méji- co. Bien conocidas son la respues- ta de Federico Gamboa (agosto 12) a este acto de flagrante im- perialismo (que no era precisa- mente contrario a la revolución), el nuevo envo de Hale (noviem- bre 12) a conferenciar con los fes constitucionalistas y el men- saje de Wilson al Congreso sos- teniendo que "no habra paz en Méjico hasta que Huerta no dejara el poder que tena usurpado" Favorecan esos pasos a la revo- lución? Wilson expidió un apercibimien- to a los banqueros europeos para que no suministraran dinero a Huerta. Favoreca tal cosa al go- bierno usurpador, o a la revolu- ción ? F1 de febrero de 1914, Wilson derogó el decreto de Taft que pro- hiba el paso de armas a los revo- lucionarios; declaró en diferentes ocasiones que sus simpatas es- taban con los rebeldes, y el G de abril el jefe reconocido de éstos. «Ion Yenustiano Carranza, expe- da un manifiesto expresando su afecto a Wilson y su admiración por el pueblo americano. Quizs el seor Fabela haya redactado e- TOPICOS TIPICOS ABUL ABAS Va a verse obligado Addehrramn, ka fa de Córdoba, a cambiar su nom- bre por el de Abul Abas,· aquel bar- bin, kalifa de Dsmaseo, que mató no cuantos enemigos suyos y lue- go mandó ter.cer sobre les despojos palpitantes una gran alfombra y ser- vir una ración competente de alkus- ks que raboreó con todo deteni- miento. Sobre los cuerpos de muer- tos y heridos en los recientes tumul- tos s·? puede echar nuestro ka'ifa diciendo a imilación del otro: "Sólo Calles es grande"; mientras baila el jarabe de Iris y los trovadores yu- catecos cantan las glorias de la re- volución y se tapan el rostro 'es con- séjalos acompaantes al mencionar c! 25 de junio y las matanzas de Rio Blanco. HAY MAESTROS. PERO ' NO DISCIPULOS Debemos les mejicanos de ser ms cerrados que un candado de Yale y eon una moller·, ms dura que un tepehuaje. pues, habiendo tenido maestres ha.-rta reventar no sabe- mes de la misa 'a media. El maostro Barreda, el maestro Carmona y Va- lle, el maestro Parra, el maestro Al- tamirano, el maestro Rivas, el maes- tro Prieto, el maestro Sierra y otros muchos maestros no conseguido desbravarnos. Es ci'jrto que conseguimos desha- cernos del maestro Chvez, pues en la duda cartesiana que ha atormen- tado siempre a este soos no se de- cide todava por la dictadura o por la revolución; pero nos hemes gana- do otro maestro que pontifica con rr>s solemnidad que Pió XI, el maestro Caso, que es un Platón y un Platino, y que seria un Porfirio si no temiera lo confundieran con el horroroso tirano que derribamos hace aos y cuya cada nos ha hecho tsn felices. EL HISTORIADOR GUILLERMO VIGIL Yo he dicho siempre que la causa de nuestras desgracias -es que nos dedicamos a aquel'o para que no ser- vimos. Gui'lermo Virgily Robles po- seo una fantasia junta a la cual Pie- rre Bónoit, Alejandro Dumas y Ce- nan Doylo son unos infelizotes con menos jugo que un bagazo- Sus ami- gos le l'amnn Scherezada, mientras sus malquerientes lo apellidaban el Barón de Munchausen. Es aviador, arquitecto, fisiólogo, soldado e his- toriador. Ha ledo todos los libres ha estado en todas las batallas, ha conocido todos los persionajes, con su intervención se han arreglado to- dos los conflictos. No hay problema que no haya resuelto, ni negocio en que no haya mediado, ni reliquia que no guarde, ni ruina que se haya es- capado a su mirada escrutadora. Y este hombre que ganaira millones es- cribiendo lo que suea en una noche de verano te ha metido historia- dor sólo porque puede taparse con la <capa de su to, digo de su padre, que no tuvo nunca esa imaqinación creadora que hara la felicidad de C?n>lina Jnvernizpio -y de Carlos A. de Braemé. QUE CESEN LOS VIAJES Don Adolfo de la Huerta se prepa- ra a venir a Sonora a solicitar la quinceava licencia. Por m que se la concedan o que se a nieguen; pero no sera posible arreglar el asunto definitivamente ya que cada viajecito cuesta de $20.000 a $50.000—como que el humilde si que también republi- cano mandatario no sólo trae la acostumbrada compaa de ministri- les, sacabuches, gentes que andan de cabeza, secretarios, mecanógrafas y toda suerte de arch chindes* sino que suele tener inmovilizada en Guaymas, con las calderas encendidas, una de las unidades de nuestra potente es·, cuadra? MUSSOLINL sa nota llena mieles, promesas y juramentos de ainor. Todava no se secaba la tinta de ese escrito cuando el 21 de abril Wilson mandaba bombardear Ae* racruz a fin de que 110 le llegaran a Huerta elementos de guerra que iba a utilizar contra la revolu- ción. Nos dice abora el seor Fa- bela que ese incidente ocurrió contra la voluntad de Carranza; pero es el caso que desde princi- pios de aposto ol ejército federal estaba disuelto, Huerta fugitivo, Obregón y su gente adueados de la ciudad de Méjico, ni un hom- bre se mandó, ni un tiro se dispa- ró contra el general Funs ton que guardaba Veracruz como prenda pretoria y que lo dejó basta el 2o de noviembre acompaado de fi.ftOO hombres de desembarco me- diante las órdenes de Wilson y no por las sugestiones de Carranza. Ks cierto que Carranza repro- la toma de Veracruz para ha- cer la deshecha: jiero es cierto también one se aprovechó del in- cidente pa,*'a hacer avanzar sus huestes al centro del pas, cosa que de otro modo 110 habra con- seguido sino con srrande esfuerzo y il cabo de mucho tiempo. En abril de ese ao se reunió la conferencia de Nigara Falls en que después de muchos cabildeos declararon los comisionados ame- ricanos qitr no fra aceptable com- binación ' ave no satisfi- ciera a don Ven list ano Carranza, quien deba asumir ··' poder por s mismo o por persona que de- signara. Elitro tanto se cruzaba una larga correspondencia qne el Xric York Trrald pu'Mcó en mediados fie julio y en nuo los seores José Vanconcclos. Alberto Pai. Luis Cabnfra y otros se comprometan a poner en manos de la "Clay Corporation" y de la "Standard Oil 'o." torios los criaderos de nceite y todos los ferrocarriles de Méjico a cambio de ciertos auxi- lios. Durante la exped:cion punitiva ! asunto de la retirada de las tro pas: americanas se trató en juntas y banquetes en El Taso, con el Oral. Seott, quedando por fin con- venida la evacuación del territo- rio no por la fuerza de las armas como creo corresponda a milita- res sino por la de razonamientos ms o menos especiosos. La pren- sa americana publicó el nombre del General que topar con los primeros expedicionarios los inte- rrogó sobre la causa de su presen- cia en Méjico, y que al saber que se haban internado sólo para per- seguir a Villa los sirvió de frua y auxilio. Peraldi me parece era el nombre de ese descastado. Las escaramuzas de Parral y Carrizal fueron hechos aislados que pasa- ron sin la voluntad del gobierno y 110 causaron estado en la situa- ción internacional. En 1910 los americanos ataca- ron Ciudad Jurez para destrozar a Villa, y lejos de encontrar cen- surable la revolución la conducta del general Escobar, que estaba encargado de la defensa de la pla- za. por haber permitido la intro- misión de extranjeros en un asun- to exclusivamente nacional, se le premió con grados, espadas y me- dallas de honor por su comporta- miento en aquella ocasión. Se aceptaban los auxilios del impe- rialismo? De las negociaciones acerca de la muerte "de Benton sólo conozco tina nota muy melosa en que Wil- son indica la conveniencia de que cesen las matanzas de extranje- ros. Acaso querra el seor Fa- bela que se diera bula a la re- volución para matar cuantos in- gleses se le pusieran delante? Yo no discuto aqu si el impe- rialismo es bueno o es malo, ni si la revolución era conveniente o inconveniente: asiento sólo que la intervención de los Estados Uni- dos ha hecho la revolución de Mé- jico y qie el seor Fabela al ata- car ese imperialismo ha hecho una obra netamente antirrevolu- cionaria. V. SALADO ALVAREZ. San Francisco, Cal., a 5 de di- ciembre de 1022. I * .% REVISTA DE LA SEMANA /res Con- EI ago 19.,2 ferencas 6e despide como de Paz comenzó: celebran do conferencias a granel para la paz' del mundo. Y la paz no parece por ninguna parte. Por un extiao fenómeno psicó- logo de la humanidad civilizada, no hay actualmente ninguna guerra, y sin embargo, no hay paz en el mun- do. Hay la paz mecnica, pero no la de los espritus. De aqu la in- quietud y malestar que afligen al mundo. Se temo algo, sin saber pre- cisamente en qué pueda consistir el mal que se espera. Quiz, esa misma incertidumbre aumentó la intranqui- lidad mundial y exagere los peli- gros. Francia teme una agresión de Ale- mania. cuando esa nación' ha sido reducida a la impotencia y quedó agotada por la guerra y por las con- diciones' que los vencedores le im- pusieron. Para defenderse de esa agresión, improbable por muchos aos. Francia clama por la alianza anglo-americana-francesa, que no es tn dispuestas a pactar Inglaterra ni los Estados Unidos. En vano Clemen ceau ha cruzado el océano en los l- timos das de su vida para venir a pedir a la nación americana que in- tervenga. de alguna manera, en los asuntos de Europa, y principalmente de Francia, para salvarlas de la cri- sis que se avecina. Actualmente se estn celebrando tres conferencias de paz: la de "Wa- shington para consolidar la paz cen- troamericana; la de Lausanne, en q* las principales potencias europeas tratan de asegurar la paz en el Cer- cano Oriente, y la de Londres, en que ins mismas potencias pretenden ase- gurar la paz europea arreglando de- finitivamente la cuestión de las repa- raciones que ha de pagar Alemania y la de las deudas de guerra que esas naciones tienen para con los Estados Unidos y que sólo Inglaterra ha comenzado a pagar. Hablando con franqueza, de esas tres conferencias sólo esperamos al- gn éxito de la de Washington. por- que sern los Estados Unidos Jos que impongan las condiciones de paz para las inquietas repblicas centro- americanas. Y como los tratados que él!a se firmen no sern meros pe- dazos de papel, por estar respalda- dos por el formidable poder america- no. tendrn que cumplirse, quiéran- lo o no las naciones que firmen esos pactos. la naz se har entre las repblicas centroamericanas, y qui- z también acaben all las revolucio- nes intestinas, los cuartelazos, el de- rrocamiento de gobiernos y lodos fso? nmles endémicos en esa región. Pi as fuere, la causa de la civiliza- ción y de la humanidad saldrn ga- nando. La conferencia de Lausanne nos parece que sólo lograr que se fir- me un mero armisticio, coij traje de tratado formal de paz. que durar muy poco en vigor, pues los turcos se encargarn· de continuar «us ma- tanzas abominables de cristianos, a pesar de haberse comprometido a respetad las vida* e intereses de las minoras cristianas Y como las po- tencias, que unidas podran engrillar al turco y abatir su orgullo, se ha- llan siempre divididas, nada podrn hacer para exigir el cumplimiento del tratado que llegue a firmarse, q* sólo ser un pedazo de papel, como otros tantos 'tratados que se han fir- mado desde que el mundo es mundo. La conferencia de Londres de los primeros Ministros de Inglaterra, Francia. Italia y BMgica. que se ce- lebró ayer, es importantsima, al gra- do que el embajador americano en Londres ha dicho nue de no llegarse en élla a un acuerdo definitivo en la cuestión de las reparaciones, no ve cómo Europa pueda vivir un ao mis. · En los momentos en que escribi- mos estas lneas an no se sabe el resultado de e.«a conferencia, pero es de creeerse que ser nulo, dada la intransigencia de Francia, que no quiere conceder una moratoria a Ale mania, ni que -se rebaje el monto de E- la Indemnización a cantidades razo· nables. l Y la paz continuar, alejada de la humanidad, porque no hay hombrea do buena voluntad, y el peligro del toolshorviktsmo continuar, creciendo a cada momento. Aun aqu en loa Estados Unidos se dice que hay una Inmensa conspiración roja para derro car al Gobierno y establecer la dic- tadura del proletariado. Protesta de En ta eon[„en. ios bstados cia de Lausanne Unidos los aliados hablan pasado por la humillación que les lm pusieron los turcos al hacerlos admi- tir que todos los .'riegos residentes en territorio turco <esen expulsados de all, a cambio d- que se hiciese lo mismo con Jos tu :os que viven en textorio griego. En la sesión del Jueves en la tarde iba a ser aprobada esa proposición turca, en que ya haban consentido los aliados, cuando el Jefe de los ob- servadores americanos, Ricardo Wash burn Child, so levantó manifestando que la deleganiónó americana no es- taba de acuerdo con tales movimlen tos de poblaciones, por lo q' no apro- bara que los griegos que viven en Constantinopla fuesen arrojados de all, siendo artesanos y comercian- tes, a un distrito rural, donde no ten- dran elementos para ganarse la vi- da. t concluyó el representante de loa Estados Unidos, protestando, en nom bre de su pas, contra ese desaloja- miento de seres humanos. Esa protesta oportuna y enérgica" bastó para nue lo* »15ndn«5 volviesen sobre sus pasos y Francia, Italia 4 Inglaterra manifestaron a los dele· gados turcos que deban cambiar sua planes de hacer salir a los griego* fuera de Constantinopla. Aadieron que si insistan en sus pretensiones podran fracasar las negociaciones r* la ti vas al cange de prisioneros guerra. Segn las ltimas noticias, los tur- cos han aceptado los principales pun- tos del plan de los aliados para la neutralización de los estrechos, pero Insisten en quo Constantinopla, la capital del Estado turco, no debff quedar Incluida en esa desmilitariza- ción. Es'o inC'ca qus les ?ROc'aclone* han entrado e.i vas de arreglo, per :o ra· nos tc5rlcan:ente. Mal rrmcipio E, dfa 6 M pre. del Donunio gente se elev do· Irlandés flnitivamente a la categora da "Dominio al sur de Ir- landa y qr.edó constituido legalmen- te. con la aprobación de las Cmaras Inglesas y del ley, el Estado Libre de Irlanda. T ese da, quo debió haber sido de regocijos populares en el sur de Ir- landa, por haber visto realizado sua sueos de muchos siglos, tras de lar- go3 martirios y formidables luchan fué de temores, porque loa irrecsn* ciTlables. los radicales, I03 repblica» nos de De Va!era, que suean con el Ideal imposible de una Repblica ir* lpndesa, independiente de' Inglaterra, tenan casi sitiados a los funciona* rios del nuevo Estado. Varias veces I09 amenazaron de muerte, por lo tf se vieron obligados los mis de éllo· a encerrarse en el palacio de Gobier- no, que estaba fuertemente custodia* do. Y todava all les ipersegnfe el odio de sus enemigos, que arrojaron varias bomba? contra el edificio. " Se cre'a que lo que los rebeldes trataban era «filamente impedir qua se estableciese «1 Estado Libre el da 6. y que una \ez hecha la ereceifin form»?, cesaran los rebeldes en eos criminales intentos. Pero no fué aS y el •da sgnente eay6 mortalmente herido uno de los diputados y otro fué muerto por las balas de los radicales Altales atentados conteste «1 nue- vo Gobierno mandando fusilar a cua- tro Jefes militares rebeldes» De manera que el nuevo Dominio, el Estado (Libre de Trlanrta, ha nacido a la vida entre escenas de desolaciün y de sanpre- LECTURAS POPULARES La imaginación puede sanar o matar Comencemos por referir algunos casos para demostrar basta donde puede llegar el poder de la imagina- ción -sobrecogida de temor, da ira o de fe. Acaba de mcirir -en un pueblo del norte un individué que se quejó de sue lo habla picado una vbora. Cre- yendo que su muerte estaba próxi- ma, el hombre ee bebió un trago de whiskey y se tendió en una cajna. donde espiró pocas horajg después en medio de horrible contracciones. Se quitaron las botas al cadver para ambrtajarlo debidamente y se encontró que donde deca <fi»e le ha- ba picado la vbora sólo tenia una espina enterrada. E cobarde sintió el piquete y creyó que era de una serpiente y -de murió de puro susto. En uno de los combatas de la gue- rra mundial un soldado recibió un balazo en una mano y por un movi- miento involuntario la. extendió con fuerza y golpeó la cara de otro sol- dado que se hallaba cerca. El golpea- do con la mano ensangrentada del lerido creyó que haba recibido un gVilpe de metralla, se dejó caer al suato y murió al ser transportado al primer puesto de «>corro. All ee ie examinó y tse vió que no tena t ni Tin libero rascuo. La cara y 4b cuello estaban ensangrentados por el golpe de la mano del <rue habla sido berUJb, pero fuera do esto no habla recibido ni una lesión· El que esto escribe presenció un caso anlogo. Un individuo previno a un amigo suyo que si le volva a, llamar por su apodo le darla un ba- lazo con la escopeta de caza qoe te- na en sus marfos. A los pocos mi- nutos le dijo su apodo y «1 otro in- mediatamente tendió su escopeta. El 1 provocador ethó a ocrrer y el del mal hombre le disparó. Al oin la detonación cayó el agredido llevn- dose la man'o a una pfera, donde de- ca haber recibido el dispapov Al principio todos los presentes cremos quo efectivamente afVié hombre ha- ba sido herido, pero el presunto he- r dor, riéndose a carcajadas deca q' la escopeta nb haba tsido cargada | •sino con taco do papel. Xos aosraa- mos al cado y vimos que efectiva- I mente no tena sadgre ni seOal de la ms pequea lesión, pero todava no J quera convencerse de que todo ha- ba sido una brtm», y por algunos das anduvo cojeando. Veanuvj ahora, el anverso de «sr CPaa» * 1* 6a. FtfJ sÉM ;Swi .'·./· >·;.«. &ÉÉÉÉ,

EL FRACASO DEL CI CUERVOS It MAN LOSOJOS · 2018. 5. 1. · la sastrera. La construcción de un mal camino no autoriza a exe- crar la Ingeniera y el fallo de un juez venal, puede

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    La interrupción de los servicios

    municipales en la Capital de la

    Repblica ha venido a confirmar la ineptitud e inmoralidad de los

    regidores imperantes; pero sera

    temerario afirmar que la primera ciudad de México no tiene capa-

    cidad para ser gobernada por me- dio de un Ayuntamiento. El fra- caso de los gobernantes no justi- fica la supresión del gobierno, co- mo la quiebra de los bancos, no debe conducir a la destrucción de

    toda idea banearia ni el desastre

    de los muncipes na de implicar forzosamente la condonación del

    régimen municipal. Los observadores superficiales,

    sin embargo, r.o examinan el fon- do de los asuntos, y culpan a las instituciones de la ineficacia del

    personal administrativo. Hasta los periódicos revolucionarios se muestnn escepticos del gobierno ejercido por Ayuntamientos y el Presidente—es decir el jefe de la Revolución—ha confesado el fra-

    caso del Municipio libre. Xada ms injusto. ?i alpina

    aptitud tienen todos los pueblos. *>s la de sal>er organizar sus cahil

    «lost. Pueble una nación ser ineptc.

    para elegir al Jefe del Estado: pe- ro siempre es apta para nombrar

    regidores y alcaldes. Madero no

    pudo convencer a los ciudadanos de San Pedro de las Colonias que

    lo eligiesen Presidente Municipal,

    y en cambio, convenció a quince millones de habitantes, que lo eli-

    giesen Presidente de México. Las

    ciudades se cuidan mejor que las naciones y por eso en la elección

    de Ayuntamientos se encuentra el aberedario de la Libertad.

    Lo que pasa ea nuestro pas, es que ningn gobierno basta hov ba permitido elecciones munici-

    pales libres. Siempre se ha pre- sentado tina planilla de candida- tos. cuidadosamente escogidos por la Secretaria de Gobernación. Con

    este principio, el pueblo no acude a las urnas, y en vez de constituir-

    se un Cabildo serio, se instala tina

    camarilla sumisa a las consignas del Gobierno federal.

    A Teces, se hace la comedia de

    una lucha electoral reida. Ca-

    rranza, por ejemplo, tenia dividi-

    dos a sus sicofantes—porque t

    viejo marrullero aquel, presuma de malicioso—en dos grupos igual- mente desacreditados. Y les deca

    con acento aquiescente: "dispten- se el poder/' Y las dos porras rivales, se ponan a luchar con ar- dor. Y haba manifestaciones ca-

    llejeras, cartelones llamativos, discursos candentes, y cuando arreciaba la pelea, escndalos, motines, pedreas y hasta tiros. Los

    periódicos del Gobierno, pregona- ban con el mayor cinismo: "hubo

    libertad". Xada ms falso. Lo

    que haba habido era un zafarran-

    cho innoble, ajreno completamente a la sociedad. a cosa es permi- tir a los favoritos que rian por Tin hueso, y otra muy distinta es

    otorgar la libertad a un pueblo. ti obregonismo ha continuado

    el misino procedimiento:—se tole- ran luchas lie porras, bajo la egi- da de Calles, y nada ms. Natu-

    ralmente. sobre esta base, resul- tan los Ayuntamientos espléndidos

    para standar la obra poltica del Ministerio fie Gobernación .pero in

    adecuados para satisfacer las ne-

    cesidades populares. No fracasa el Municipio libre sino el Munici-

    pio impuesto. Tor eso 110 tiene razón Obregón

    en echar la culpa del desastre al

    reputen edilicio. Quien tiene la

    culpa es el personal podrido del

    obregonismo, que fracasa en cual-

    quiera labor que se lo encomien- de. El mal no est en las institu-

    ciones sino en quienes lian pro- tendido encarnarlas.

    Si esa misma cuadrilla de men-

    tecatos que hoy se sienta insolen- te en el Cabildo metropolitano, fuese llevada a manejar una tien- da, fracasara y no por ello se iba a decir que fracasaba el

    Comercio. Los remendones hacen

    muy mala ropa - no por eso sp

    va a proclamar la bancarrota de la sastrera. La construcción de

    un mal camino no autoriza a exe-

    crar la Ingeniera y el fallo de un juez venal, no puede servir de ba- se a una condenación razonada

    de las Leyes y los Tribunales. No fracasa la educación.—por-

    que la devolución haya llevado ig- norantes a las escuelas: no fraca-

    sa la ciencia, porque los ignoran- tes destrocen los aparatos cient- ficos: no fracasan los ferrocarri-

    les. porque los insurrectos quemen

    puentes y arranquen los rieles: no fracasa la Poesa porque los tro- vadores cursis se atrevan a ta- er la lira. Nada de eso fracasa: lo que en realidad fracasa es la

    ignorancia que pretende ser sabi- dura. la arbitrariedad que tru-

    ta de usurpar el puesto a la jus- ticia: la disolución que intenta ser

    gobierno: la barbarie que procu- ra adornarse con los arreos de la civilización.

    o iay, pues, que ecaarie la cul-

    pa del desastre mexicano al r«*gi- men municipal. El Municipio triunfa en todo el mundo, lo mis-

    mo en las naciones ms avanza-

    das, q:;e