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    o *(:

    Por el Lic. Nemesio GARCIA NARANJO. . > JS./ .

    *

    La interrupción de los servicios

    municipales en la Capital de la

    Repblica ha venido a confirmar la ineptitud e inmoralidad de los

    regidores imperantes; pero sera

    temerario afirmar que la primera ciudad de México no tiene capa-

    cidad para ser gobernada por me- dio de un Ayuntamiento. El fra- caso de los gobernantes no justi- fica la supresión del gobierno, co- mo la quiebra de los bancos, no debe conducir a la destrucción de

    toda idea banearia ni el desastre

    de los muncipes na de implicar forzosamente la condonación del

    régimen municipal. Los observadores superficiales,

    sin embargo, r.o examinan el fon- do de los asuntos, y culpan a las instituciones de la ineficacia del

    personal administrativo. Hasta los periódicos revolucionarios se muestnn escepticos del gobierno ejercido por Ayuntamientos y el Presidente—es decir el jefe de la Revolución—ha confesado el fra-

    caso del Municipio libre. Xada ms injusto. ?i alpina

    aptitud tienen todos los pueblos. *>s la de sal>er organizar sus cahil

    «lost. Pueble una nación ser ineptc.

    para elegir al Jefe del Estado: pe- ro siempre es apta para nombrar

    regidores y alcaldes. Madero no

    pudo convencer a los ciudadanos de San Pedro de las Colonias que

    lo eligiesen Presidente Municipal,

    y en cambio, convenció a quince millones de habitantes, que lo eli-

    giesen Presidente de México. Las

    ciudades se cuidan mejor que las naciones y por eso en la elección

    de Ayuntamientos se encuentra el aberedario de la Libertad.

    Lo que pasa ea nuestro pas, es que ningn gobierno basta hov ba permitido elecciones munici-

    pales libres. Siempre se ha pre- sentado tina planilla de candida- tos. cuidadosamente escogidos por la Secretaria de Gobernación. Con

    este principio, el pueblo no acude a las urnas, y en vez de constituir-

    se un Cabildo serio, se instala tina

    camarilla sumisa a las consignas del Gobierno federal.

    A Teces, se hace la comedia de

    una lucha electoral reida. Ca-

    rranza, por ejemplo, tenia dividi-

    dos a sus sicofantes—porque t

    viejo marrullero aquel, presuma de malicioso—en dos grupos igual- mente desacreditados. Y les deca

    con acento aquiescente: "dispten- se el poder/' Y las dos porras rivales, se ponan a luchar con ar- dor. Y haba manifestaciones ca-

    llejeras, cartelones llamativos, discursos candentes, y cuando arreciaba la pelea, escndalos, motines, pedreas y hasta tiros. Los

    periódicos del Gobierno, pregona- ban con el mayor cinismo: "hubo

    libertad". Xada ms falso. Lo

    que haba habido era un zafarran-

    cho innoble, ajreno completamente a la sociedad. a cosa es permi- tir a los favoritos que rian por Tin hueso, y otra muy distinta es

    otorgar la libertad a un pueblo. ti obregonismo ha continuado

    el misino procedimiento:—se tole- ran luchas lie porras, bajo la egi- da de Calles, y nada ms. Natu-

    ralmente. sobre esta base, resul- tan los Ayuntamientos espléndidos

    para standar la obra poltica del Ministerio fie Gobernación .pero in

    adecuados para satisfacer las ne-

    cesidades populares. No fracasa el Municipio libre sino el Munici-

    pio impuesto. Tor eso 110 tiene razón Obregón

    en echar la culpa del desastre al

    reputen edilicio. Quien tiene la

    culpa es el personal podrido del

    obregonismo, que fracasa en cual-

    quiera labor que se lo encomien- de. El mal no est en las institu-

    ciones sino en quienes lian pro- tendido encarnarlas.

    Si esa misma cuadrilla de men-

    tecatos que hoy se sienta insolen- te en el Cabildo metropolitano, fuese llevada a manejar una tien- da, fracasara y no por ello se iba a decir que fracasaba el

    Comercio. Los remendones hacen

    muy mala ropa - no por eso sp

    va a proclamar la bancarrota de la sastrera. La construcción de

    un mal camino no autoriza a exe-

    crar la Ingeniera y el fallo de un juez venal, no puede servir de ba- se a una condenación razonada

    de las Leyes y los Tribunales. No fracasa la educación.—por-

    que la devolución haya llevado ig- norantes a las escuelas: no fraca-

    sa la ciencia, porque los ignoran- tes destrocen los aparatos cient- ficos: no fracasan los ferrocarri-

    les. porque los insurrectos quemen

    puentes y arranquen los rieles: no fracasa la Poesa porque los tro- vadores cursis se atrevan a ta- er la lira. Nada de eso fracasa: lo que en realidad fracasa es la

    ignorancia que pretende ser sabi- dura. la arbitrariedad que tru-

    ta de usurpar el puesto a la jus- ticia: la disolución que intenta ser

    gobierno: la barbarie que procu- ra adornarse con los arreos de la civilización.

    o iay, pues, que ecaarie la cul-

    pa del desastre mexicano al r«*gi- men municipal. El Municipio triunfa en todo el mundo, lo mis-

    mo en las naciones ms avanza-

    das, q:;e


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