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85 Theoria, Vol. 14 (1): 85-101, 2005 ISSN 0717-196X Revisión EL ESTILO ALFARERO YAVI Y SU RELACIÓN CON LA CONSTRUCCIÓN DE ENTIDADES CULTURALES THE YAVI STYLE AND ITS RELATION WITH THE CONSTRUCTION OF CULTURAL ENTITIES FLORENCIA ÁVILA Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Argentina. Chacabuco 664 Depto. 2 (1069) Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. Teléfono: 0054143613359. e-mail: [email protected] RESUMEN En el presente trabajo se realiza una evaluación inicial, a partir de una revisión bibliográfica, de algunas de las propuestas arqueológicas y etnohistóricas más relevantes dirigidas a describir y explicar la entidad estilística yavi. El objetivo general que enmarca esta propuesta es el estudio de este estilo cerámico y sus cambios entre el período tardío e Inka (1000-1530 d. C). Con este fin se pondrá en discusión, a partir del análisis de anteceden- tes, la variabilidad contextual y estilística que se enmarca bajo el nombre de “estilo yavi”. Históricamente, el mismo ha sido asociado no sólo a un extenso período cronológico (desde el 500 d. C hasta el contacto hispano indígena), sino también a una extensa dispersión territorial (abarcando el norte de la puna jujeña y la Cuenca del Río Grande de San Juan). No obstante, materiales atribuidos a esta entidad han sido encontrados a ambos lados de los Andes en contextos de diversa cronología. Esta amplia distribución plantea interrogantes sobre los meca- nismos que pueden haber sido responsables de su traslado a diferentes lugares en distintas épocas, y sus impli- cancias para la comprensión de los procesos de interacción interregional. Los resultados de esta instancia de trabajo, la evaluación y discusión bibliográfica brindarán un marco de referencia para generar expectativas sobre las variaciones en los patrones de circulación de alfarería yavi tanto en diferentes regiones como en distintas épocas. PALABRAS CLAVES: Estilo, alfarería yavi, grupo chicha. ABSTRACT In this paper we present a preliminary evaluation of archaeological and ethno-historical suggestions aimed at explaining the “Yavi” stylistic entity. Our main goal is to study the stylistic changes that occurred during the transition between the Late and Inka periods (1000-1530 years AC). To achieve this end we will discuss, based on the analysis of the existing variability under the Yavi category, on both contextual and stylistic grounds. Historically, the Yavi have been associated with a long time span (500 AC - Spanish contact), and with a wide geographical area that includes the north of the Puna of Jujuy and the Río Grande de San Juan basin. Nevertheless, remains characteristic of the Yavi have been located on both sides of the Andes, and within a wide chronological range. It is one of our goals to evaluate the social mechanisms that produced this distribution and how they may have changed through time. This will be useful for understanding interre- gional interaction. Our preliminary results, their evaluation, together with a bibliographical discussion, will provide a frame of reference in order to understand variations in the patterns of circulation of “Yavi” materi- als. KEYWORDS: Style, Yavi pottery, Chichas. Recepción: 19/04/05. Revisión: 14/06/05. Aprobación: 25/07/05

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Theoria, Vol. 14 (1): 85-101, 2005 ISSN 0717-196X

Revisión

EL ESTILO ALFARERO YAVI Y SU RELACIÓN CON LACONSTRUCCIÓN DE ENTIDADES CULTURALES

THE YAVI STYLE AND ITS RELATION WITH THE CONSTRUCTIONOF CULTURAL ENTITIES

FLORENCIA ÁVILAFacultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Argentina.

Chacabuco 664 Depto. 2 (1069) Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.Teléfono: 0054143613359. e-mail: [email protected]

RESUMEN

En el presente trabajo se realiza una evaluación inicial, a partir de una revisión bibliográfica, de algunas de laspropuestas arqueológicas y etnohistóricas más relevantes dirigidas a describir y explicar la entidad estilística yavi.El objetivo general que enmarca esta propuesta es el estudio de este estilo cerámico y sus cambios entre elperíodo tardío e Inka (1000-1530 d. C). Con este fin se pondrá en discusión, a partir del análisis de anteceden-tes, la variabilidad contextual y estilística que se enmarca bajo el nombre de “estilo yavi”. Históricamente, elmismo ha sido asociado no sólo a un extenso período cronológico (desde el 500 d. C hasta el contacto hispanoindígena), sino también a una extensa dispersión territorial (abarcando el norte de la puna jujeña y la Cuenca delRío Grande de San Juan). No obstante, materiales atribuidos a esta entidad han sido encontrados a ambos ladosde los Andes en contextos de diversa cronología. Esta amplia distribución plantea interrogantes sobre los meca-nismos que pueden haber sido responsables de su traslado a diferentes lugares en distintas épocas, y sus impli-cancias para la comprensión de los procesos de interacción interregional. Los resultados de esta instancia detrabajo, la evaluación y discusión bibliográfica brindarán un marco de referencia para generar expectativas sobrelas variaciones en los patrones de circulación de alfarería yavi tanto en diferentes regiones como en distintasépocas.

PALABRAS CLAVES: Estilo, alfarería yavi, grupo chicha.

ABSTRACT

In this paper we present a preliminary evaluation of archaeological and ethno-historical suggestions aimed atexplaining the “Yavi” stylistic entity. Our main goal is to study the stylistic changes that occurred during thetransition between the Late and Inka periods (1000-1530 years AC). To achieve this end we will discuss,based on the analysis of the existing variability under the Yavi category, on both contextual and stylisticgrounds. Historically, the Yavi have been associated with a long time span (500 AC - Spanish contact), andwith a wide geographical area that includes the north of the Puna of Jujuy and the Río Grande de San Juanbasin. Nevertheless, remains characteristic of the Yavi have been located on both sides of the Andes, andwithin a wide chronological range. It is one of our goals to evaluate the social mechanisms that produced thisdistribution and how they may have changed through time. This will be useful for understanding interre-gional interaction. Our preliminary results, their evaluation, together with a bibliographical discussion, willprovide a frame of reference in order to understand variations in the patterns of circulation of “Yavi” materi-als.

KEYWORDS: Style, Yavi pottery, Chichas.

Recepción: 19/04/05. Revisión: 14/06/05. Aprobación: 25/07/05

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INTRODUCCIÓN

El objetivo general que enmarca este trabajoes el estudio del estilo cerámico yavi y sus cam-bios entre los periodos tardío e Inka (1000-1530 d.C.) con énfasis en el análisis de formay diseño. Para tal fin, la línea de evidenciaque se emplea es la documentación y el aná-lisis de piezas cerámicas enteras correspon-dientes a esta entidad que forman parte dedistintas colecciones museográficas, recu-peradas tanto en lo que habitualmente se con-sidera el área “nuclear” yavi, como en las ve-cinas regiones de Quebrada de Humahuacay Puna de Jujuy.

El proyecto general en el cual se insertaesta investigación tiene como uno de sus ob-jetivos centrales indagar la dinámica de lasrelaciones interregionales a través del tiempoentre las poblaciones del N.O. de Argentina,sur de Bolivia y norte de Chile. Dentro deeste marco, el análisis de la forma e iconogra-fía de la cerámica yavi se integra como unalínea de evidencia adicional con el fin de apor-tar información a la problemática de dichoproyecto.

Particularmente, en este trabajo se presentauna evaluación de algunas de las propuestasarqueológicas y etnohistóricas más relevantesdirigidas a describir y explicar la entidad esti-lística yavi que constituye uno de los pasosiniciales para la concreción de los objetivospropuestos en el trabajo general. Tomandoen cuenta, por ejemplo, qué variables y atri-butos se utilizan para identificar este estilo,a qué contexto espacial y temporal se lo aso-cia, qué tipo de relación se establece con otrosestilos cerámicos, etc. Con este fin pondré endiscusión, a partir del análisis de estos ante-cedentes, la variabilidad contextual y estilís-tica que se engloba bajo la categoría de “es-tilo yavi”.

En términos espaciales, la principal áreade dispersión de estos materiales, y posible-mente el origen, incluye el norte de la punajujeña y la Cuenca del Río Grande de San

Juan (Región de Tupiza y Serranías Chichas,sur de Bolivia) (Fig. 1). No obstante, mate-riales atribuidos a esta entidad han sido re-gistrados a ambos lados de los Andes en con-textos de diversa cronología.

A nivel temporal, este estilo ha sido aso-ciado a un extenso período cronológico queabarca desde el 500 d.C. hasta el contactohispano indígena. En la bibliografía se pue-de verificar que se ha asumido, inclusive, lacontinuidad étnica entre esta manifestaciónarqueológica y los grupos Chicha, históri-camente registrados.

Por lo tanto, la evaluación y discusión deantecedentes bibliográficos brindarán unmarco de referencia para generar expectati-vas sobre las variaciones en los patrones decirculación de alfarería yavi, tanto en dife-rentes regiones como en distintas épocas.

REVISIÓN DE ANTECEDENTES

En la historia de los estudios arqueológicosen el noroeste argentino, las descripciones yclasificaciones de la diversidad cerámica sir-vieron para explicar y construir diferenciasque trascendían lo meramente estilístico te-niendo significados culturales, étnicos, socia-les, etc. En este sentido, se verá a continua-ción cómo se fue definiendo la categoría deanálisis yavi-chicha a través del tiempo, ca-tegoría que tenía como fin no sólo una in-terpretación histórica y cultural de la diver-sidad observada, sino también una reconstruc-ción del pasado prehispánico (Nastri, 1999).

La discusión de los antecedentes no si-gue exclusivamente un criterio cronológico,dado que la progresión de las discusionespresenta además otros ejes de variación. Porlo tanto, el criterio seguido para el ordena-miento de los autores está dado por los temasen que se ubica el énfasis del debate –v.gr.formulación de secuencias tipológicas, defi-nición de entidades étnicas, definición deáreas culturales, etc.–, y no estrictamente por

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Figura 1. Mapa de la región con los sitios mencionados en el artículo.

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el momento de desarrollo de las discusio-nes.

CUANDO YAVI NO ERA YAVI

Los elementos cerámicos de estilo yavi fue-ron dados a conocer desde principios del si-glo XX por distintos investigadores (Ambro-setti, 1901; Boman, [1908]1992; Bregante,1926; Casanova, 1938; Debenedetti, 1910;Lehmann Nitsche, 1902; Rosen, 1957; Sa-las, 1945; etc.), pero dichos elementos nofueron tomados como una entidad indepen-diente, sino que fueron agrupados dentro deuna misma cultura regional con centro en laQuebrada de Humahuaca.

Ejemplos de estas piezas fueron publica-dos por autores como Ambrosetti (1901),Lehmann Nitsche (1902) y Boman ([1908]1992). Allí se ilustran, provenientes de con-textos probablemente cercanos a Río Gran-de de San Juan (puna de Jujuy), una granvariabilidad de elementos cerámicos. Den-tro de los mismos se pueden mencionar vasi-jas con asas asimétricas y modelado antropo-morfo, escudillas de bordes inflexos, escudi-llas asimétricas, etc.; formas características delestilo luego denominado yavi. En el trabajopublicado por Boman ([1908]1992) hay re-ferencias a tipos similares de piezas contex-tualizadas en puntos más específicos del es-pacio, en los que podrían ser los sitios YaviChico y Sansana Sur o Cerro Colorado (Fig.2). Boman visitó este lugar en 1903 y reali-zó un hallazgo aislado consistente en unenterratorio humano en asociación con unavasija de asas asimétricas. Es el primer autorque les da a estos elementos una filiacióncultural, asimilándolos con materiales de laQuebrada de Humahuaca y, por ende, perte-necientes a la “cultura omaguaca”. “La Que-brada de Humahuaca comienza allí, y las an-tigüedades que exhumé en Yavi son tan aná-logas a la de esta Quebrada que no vacilo enclasificarlas como provenientes del mismo

pueblo” (Boman, [1908]1992). En esta pri-mera instancia de investigación las referen-cias espaciales de los objetos, ya sea por loazaroso de los hallazgos o por la falta de pro-cedencia de los mismos, se presentaban comovagas referencias contextuales, sin tener de-masiado peso en la construcción de tipolo-gías y clasificaciones taxonómicas.

Para mediados de la década del 20, Bre-gante (1926) realizó una sistematización delas colecciones del Museo Etnográfico deBuenos Aires, estableciendo una compara-ción con piezas ya publicadas en artículoscientíficos1. Dentro de este trabajo se citancántaros de asas asimétricas, que son men-cionados como “cerámica rara” de la Quebra-da de Humahuaca, asociándose a un área dedispersión que abarca la puna jujeña occi-dental y oriental (Casabindo, Yavi Chico,Sansana, Santa Catalina), zonas bolivianas(Sococha y Artera) y zonas de la Quebradade Humahuaca (La Isla, Juella) (Bregante,1926) (Fig. 3). Este trabajo es el primer ejem-plo en donde la circunscripción geográficade los materiales pasó a tener un significadoa la hora de definir la diversidad observaday establecer algún límite o frontera entre“culturas”. De esta forma se definió, por ladistribución geográfica de hallazgos simila-res, lo “omaguaca” (en donde se incluía elestilo yavi) en contraposición con la “cultu-ra calchaquí”, creándose una frontera no sóloentre ambas categorías, sino también entreambos territorios.

Dentro de estos lineamientos, las inves-tigaciones siguieron incorporando materia-les yavi a todo un complejo de la Quebradade Humahuaca, reforzado tanto por estu-dios en sitios arqueológicos de la puna jujeña,como por hallazgos de alfarería de este esti-

1 Una de las comparaciones que establece Bregante escon las notas inéditas de Debenedetti. En las mismas se rea-lizaba una descripción de piezas expuestas en el Museo Et-nográfico de Berlín, en particular para nuestro interés, lascolecciones Uhle y Herrmann, en las que se registraron pie-zas de estilo yavi (Bregante, 1926).

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Figura 2. Piezas publicadas por Boman ([1908] 1992) hallados en el sitio de Sansana (puna oriental de Jujuy).

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Figura 3. Piezas ilustradas por Bregante (1926:175).

a) Pieza proveniente de la región Yavi.b) Pieza proveniente de la región de Reinecillas (Bolivia).c) Pieza proveniente del sitio Pucará de Tilcara, comparada con un puco de la región de Yavi.d) Pieza proveniente del sitio Pucará de Tilcara.

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lo en sitios de la quebrada. Este es el caso delos ejemplares publicados por Debenedettipara el sitio La Isla de Tilcara (Debenedetti,1910)2 (Fig. 4) o para el Pucará de Tilcara(Debenedetti, 1930), por Casanova para elsitio Angosto Chico (Casanova, 1942) ySorcuyo (Casanova, 1938), por Serrano(1966), por Salas para el Antigal de CiénagaGrande (1945), por Alfaro y Suetta para elPucará de Rinconada (1970), por Schuel(1929), etc.

Vemos así como para la primera mitaddel siglo XX las investigaciones se centra-ron, de una manera o de otra, en sistemati-zar la diversidad observada bajo bloques geo-gráficos, identificándola con culturas regio-nales, adscriptas a una etnia específica. Enesta sistematización, el estilo fue utilizadocomo una herramienta básica de atribucióncultural y de contextualización en escala es-pacio-temporal, materializando su variabi-lidad bajo nombres regionales y bajo “cul-turas” históricas. Este estrecho vínculo quese estableció entre los conceptos de estilo,cultura y etnia; se encuentra íntimamenteligado a la concepción de cultura a la queadscribían estos investigadores, “... la cultu-ra es un conjunto de normas compartidas(...) y valores que caracterizan culturalmen-te a un grupo social; que se reflejan y tomancuerpo en la cultura material a través de con-juntos de objetos semejantes” (Llamazares ySlavutsky, 1990). Se ordena, describe y clasi-fica la diversidad de la cultura material, seidentifican conjuntos de objetos semejantes,se los enmarca en un contexto espacio-tem-poral, se los rotula y se les atribuye una filia-

ción étnica. A la diversidad de hallazgos ma-teriales se suman, posteriormente, distintaslíneas de evidencia (etnográficas, folklóricas,lingüísticas, arqueológicas, etnohistóricas,etc.) que permitieron la elaboración de unanarrativa histórica y cultural del estado mo-derno, planteándose una correlación entrelos hallazgos arqueológicos y los grupos his-tóricos del área. Los trabajos de Vignati (1938,1931), Canals Frau (1953, 1940)3, Salas(1945), Rosen (1957) e Ibarra Grasso (1967)entre otros, son distintos ejemplos que mues-tran la concreción de esta modalidad, repre-sentada ya por los trabajos de los primerosinvestigadores (por ejemplo, el de Boman).Se puede apreciar como se mezclan las evi-dencias de distinto tipo sin una discrimina-ción cronológica para dar cuenta de un blo-que étnico y cultural, definiendo unidadessociales internamente homogéneas que, sesuponía, expresaron sus diferencias identita-rias a través de diversos rasgos de culturamaterial.

Promediando el siglo XX, Wendell Ben-nett (1948) publicó, basado en un minu-cioso trabajo bibliográfico, un replantea-miento de la arqueología del noroeste argen-tino. Su trabajo se estructuró bajo criteriosdiferentes, organizando la información ar-queológica disponible en términos de patro-nes regionales de distribución. Esto marcóuna diferencia con los investigadores previosque limitaron sus esfuerzos a correlacionarlos restos arqueológicos con los aborígenes his-tóricos del área (Bennett et al., 1948). La cla-sificación de Bennett tenía como objetivoúltimo la determinación de áreas definidas porla combinación de factores ambientales y ele-

2 Cabe aclarar que las figuras 156 a 168 se encuentranen un apartado intitulado “cerámica de decoración pocofrecuente”, en el cual Debenedetti plantea que “todas lasollitas de este tipo constituyen, como factura y decoración,lo más bello del material arqueológico de aquella localidad”(Debenedetti, 1910). Por lo tanto, serían piezas alóctonas ysu tenencia estaría limitada a curacas. Aunque él les da unaposible filiación calchaquí, se puede asegurar que se trata depiezas, morfológicas y estilísticamente, yavi.

3 En el caso, por ejemplo, de Canals Frau (1953), sedescribe la historia paleontológica, geológica y arqueológicade Argentina, finalizando con una descripción de los pue-blos indígenas que habitaron y habitan la misma. En parti-cular para la cultura material de Jujuy (en la cual se incluyepiezas de estilo yavi), salvo la de la puna occidental (afiliadaal grupo apatamas) se le atribuía la identidad del grupo his-tórico omaguaca (Canals Frau, 1953).

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Figura 4. Piezas publicadas por Debenedetti (1910) para el sitio de la Isla de Tilcara.

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mentos culturales, con el fin de reconstruirla historia cultural de la región. Si bien noapeló a denominaciones étnicas sino geográ-ficas, Bennett consideraba que el área cultu-ral, como patrón de distribución geográficade restos materiales, podía ser interpretadatambién como una unidad cultural válidadel pasado (Bennett et al., 1948). El proble-ma fue que gran parte de los estilos cerámi-cos que el definió no pueden ser tenidos encuenta como marcadores cronológicos nicomo grupos internamente consistentes, yaque existe en ellos una gran variabilidad in-terna (Rivolta, 1997). Por ejemplo, Pérez(1973) resalta la existencia de “tipos de lacultura yavi”, a partir de los materiales recu-perados en la Necrópolis A y El Morro de laIsla de Tilcara, dentro del estilo que Ben-nett llamo Tilcara Negro sobre Rojo perte-neciente a la entidad cultural omaguaca(Pérez, 1973). Si bien la secuencia de Ben-nett enriqueció el debate arqueológico lo-cal, su estructuración no permitía superar lainstancia descriptiva de la suma de elemen-tos culturales.

LA PRIMERA SISTEMATIZACIÓN:CULTURA YAVI

Los conocimientos iniciales sobre el estilocerámico yavi, como entidad cultural inde-pendiente de la Humahuaca, fueron desa-rrollados por Krapovickas y su equipo a par-tir de 1960. Esto se realizó llevando a caboexcavaciones en el sitio de Yavi Chico y cer-canas al río San Juan Mayo (Krapovickas,1977, 1973, 1968, 1965). El reconocimien-to de esta “cultura” en una instancia inicial sedio a partir de dos variables. Por un lado, porel color y el antiplástico de sus piezas cerámi-cas, por otro, por la circunscripción de losmateriales a los valles de los afluentes pune-ños del río Pilcomayo (río grande de SanJuan, arroyos de Yavi y Yavi Chico), aunqueya se hacía referencia de hallazgos aislados

en la Quebrada de Humahuaca (Krapovic-kas, 1965). A partir de ese momento y lue-go de sucesivos trabajos en la región puneña,Krapovickas realizó una sistematizacióntipológica de la “cultura yavi”4. La base parala determinación de esta entidad fue la cerá-mica (Fig. 5). Para la clasificación se tuvie-ron en cuenta en diferentes casos la decora-ción, las características y el color de la pasta,la calidad de los engobes, las técnicas deco-rativas y las formas. A continuación vere-mos las características mas sobresalientes queel autor destaca para cada variable:

–Pasta: consistencia compacta, inclusionesblancas de lutitas, color ante, etc.

–Forma: vasijas con asas asimétricas, mode-lados antropomorfos y zoomorfos, vasijasgrandes globulares de base restringida conapéndice en el centro de la misma, vasijasde cuerpo globular y cuello corto, “baldes”(Krapovickas, 1975), etc.

–Motivos del diseño: espirales, volutas, trián-gulos, ameboidales (Krapovickas, 1975),trazos de gotas que se intercalan (Krapo-vickas, 1975), líneas paralelas, etc.

A partir de esta descripción se confecciona-ron unidades tipológicas para el reconoci-miento de este estilo:

–Tipos sin decoración: Portillo Ante Liso, Por-tillo Engobado, Portillo con Mica, PortilloNegro con Mica, Yavi Chico Pasta Ante,Yavi Chico Negro con Mica, Pozuelos conCuarzo, Cerro Colorado con Cuarzo.

–Tipos decorados: Yavi Chico Policromo,Portillo Policromo, Portillo Morado sobreAnte.

Al seguir con los trabajos en la zona deYavi y en la cuenca del Río San Juan, Krapo-vickas vincula esta zona, tanto geográficacomo culturalmente, con la región de Tupiza.

4 También denominada “cultura yavi chico” (Krapo-vickas y Ottonello, 1973) y “fase yavi chico” (Krapovickas,1977).

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Figura 5. Piezas publicadas por Krapovickas para el sitio de Yavi Chico y Cerro Colorado (Krapovickas yAleksandrowiscz, 1990).

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A partir de la “continuidad natural” que re-laciona la zona en donde se emplazan LaQuiaca, Yavi y Yavi Chico, con la región deTupiza –que están circunscriptas dentro delos afluentes del Pilcomayo– se asume una“continuidad cultural” en estas regiones: “Estehecho nos permite afirmar casi sin duda quelos hallazgos en Yavi Chico son manifestacio-nes culturales que tienen su foco más al nor-te, quizás en Tupiza mismo” (Krapovickas,1973). Se crea, entonces, un bloque de si-tios en la Puna Argentina, en función de sucerámica, estudiados como “propios” de lacultura yavi. Entre ellos podemos mencionarYavi Chico, Cerro Colorado, Pueblo Viejo deLa Quiaca, Chocoite, Pozuelos, Yoscaba,Calahoyo, Pucapampa, Peña, Pampa Gran-de y Pueblo Viejo. “La concentración de ras-gos cerámicos, como la forma, pasta y estilodecorativos Yavi en los sitios antes mencio-nados, confirma que allí existió y se radicó lacultura Yavi” (Krapovickas y Aleksandrowiscz,1990).

La delimitación del territorio cultural deyavi, por distintos autores, no sólo estuvoplanteada a partir de la cerámica en la puna,sino también por los hallazgos de tipo intru-sivo de este tipo de material en otras regionescircumpuneñas (Quebrada de Humahuaca,puna de Atacama, puna occidental, sudesteboliviano, etc.). Esto planteaba la territoria-lizacion de una cultura en un ámbito espe-cifico capaz de hacer llegar parte de su cul-tura material a otras regiones, y de este mododefinirse a sí misma.

Las primeras informaciones de materia-les del estilo ya clasificado como yavi fuerade su centro fueron las de Tarrago (1968),en tumbas cercanas a San Pedro de Atacama(Catarpe, Solcor, Vilama)5. Años mas tarde,

Pérez (1973) propuso que uno de los estiloscaracterísticos de Quebrada de Humahuacaen el tardío (Tilcara Negro sobre Rojo, queel denomina Purmamarca Línea Fina), noera originario de esa región, sino que era pro-ducto de la “... influencia de la alfarería yavisobre el tipo ya existente que nosotros de-nominamos Purmamarca Negro sobre Rojo”(Pérez, 1973).

Estos argumentos que se van a sucedertoman a la “cultura Yavi” como un paquetede rasgos, y al demostrar su presencia encontextos alóctonos hacen más fuerte la hi-pótesis de un territorio étnico y cultural enla puna. “Se trata de un fenómeno que re-presenta diversos tipos de contactos entre lospobladores de esa zona, portadores de esacultura, y los habitantes de otras regiones”(Krapovickas y Aleksandrowiscz, 1990).

LOS INCAS ENTRAN EN ACCIÓN.LAS HIPÓTESIS SOBRE INCA PAYA

La entidad yavi cruzó los límites del perio-do tardío, y fue vinculada con la hipótesisde una presencia efectiva Inca en el extremonorte de Argentina por distintos autores(Krapovickas, 1981/82; Raffino et al., 1986).Los hallazgos de cerámica yavi en sitios conocupaciones Incas (Krapovickas, 1983,1977) llevaron a postular la coexistencia deestos dos grupos en tiempos del imperio. Laentidad yavi fue comparada con el comple-jo cerámico chicha de Bolivia (Ibarra Grasso,1967), por sus similitudes tanto tecnológi-cas como decorativas. Dichas entidades apa-recían en sitios de filiación incaica tanto delsur de Bolivia (Chipihuayco, Chagua, Chu-quiago), en el norte de Chile (Caspana, Qui-

5 Años mas tarde, en su tesis doctoral, Myriam Tarrago(1989) registró en varios contextos funerarios materialescerámicos correspondientes al tipo yavi policromo clásicodefinido por Krapovickas (1977, 1975), así como dos cán-taros tipo pelike de Tilcara con tradición tecnológica yavi(Tarrago, 1989). Este tipo de relaciones interregionales se

plantean tanto para la fase VII Solor (1200 d. C-1470 d.C), en donde “existen excelentes cruces por los rasgos diag-nósticos entre Tilcara-Yavi y Roja Violáceo” (Tarrago,1989), como para la fase VIII Catarpe Inca (1470 d. C-1535 d. C), en donde “existen cruces con vasos yavi poli-cromo y con inca paya del Noa” (Tarrago, 1989).

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llacas), como del norte argentino (Pozuelos,Toroara, Calahoyo) (Ángelo, 1999; Mamani,1998; Raffino et al., 1991,1986; Stovel,2002; Uribe, 1997). Estos hallazgos plan-tean una relación especial entre la cerámicachicha y yavi con la incaica, ya que no se pro-dujo un reemplazo de una por la otra, sinouna fusión de ambos estilos. Se producen,de este modo, piezas cerámicas de pasta yavi,pero con forma y motivos incaicos. El ejem-plo más claro de la hipótesis de fusión de losestilos yavi e inca es el estilo Inka Paya6. Elmismo habría derivado del estilo Yavi ChicoPolicromo, tanto por las semejanzas en la téc-nica de realización como en los motivosicónicos (Krapovickas, 1983, 1968, 1965).Este estilo, por la dinámica de la expansiónincaica, habría circulado dentro de un perí-metro más amplio que el estilo Yavi en el pe-riodo precedente llegando estas piezas a sitioscomo Potrero Chaquiago, Potrero Payogasta(Williams y Cremonte, 1992/93), La Paya(Calderari, 1998), entre otros. En estos tér-minos, se planteó la expansión espacial deeste estilo y la continuidad temporal delmismo desde el año 1000 d.C. (periodo tar-dío) hasta momentos post incaicos comoveremos en el siguiente apartado.

LA CULTURA YAVI TIENE CARA,LOS CHICHAS

“Un estilo cerámico dado suele representara una entidad étnica en particular” (Calde-rari, 1998). En función de esto se buscódocumentación etnohistórica que permitie-ra ubicar los grupos étnicos en el espacio yque, de este modo, de una “cara” a los esti-los cerámicos que se observaban. “Al perdu-rar esta cultura hasta el período agroalfarerotardío y también hasta el incaico y el hispa-no-indígena, ha pertenecido a un grupo in-

dígena histórico” (Krapovickas y Aleksan-drowicz, 1990). En el caso que tratamos, elestilo cerámico yavi fue relacionado directa-mente como perteneciente al grupo históri-co chicha. Varios autores se han referido es-pecíficamente a este grupo, pero dados losobjetivos de este trabajo, nos centraremosen los investigadores que lo han relacionadocon materiales arqueológicos.

La información procedente de documen-tos etnohistóricos ha dado lugar a plantea-mientos contradictorios sobre la adscripciónétnica de los pueblos que habitaban nuestroterritorio (ver Boman, [1908] 1992; Casa-nova, 1936; Canals Frau, 1953, 1940;Fernández, 1978; Krapovickas, 1978; Salas,1945; Vignati, 1931). Para la zona de la punade Jujuy se hablaba de la presencia chicha enel extremo norte, atacamas en el oeste y sur,además de otros grupos como los apatamas,los casabindo y los cochinoca. Si bien ya sehabía propuesto que estos grupos étnicoseran parte del pasado arqueológico de la re-gión, el primer autor que establece una rela-ción de homología entre un grupo históricoy una entidad o fase cultural arqueológicapara la Puna sería Krapovickas (1983). A estefin, intenta correlacionar, o “hacer coincidir”(op. cit.), tres elementos: 1. Las etnias histó-ricas (información deducida de fuentes ydocumentos históricos del siglo XVI); 2.Entidades culturales arqueológicas (defini-das por la variabilidad estilística cerámica) y3. Espacios territoriales (correlación entredispersión de materiales arqueológicos y to-pónimos derivados de los nombres etnohis-tóricos –v.gr.: actuales divisiones territoria-les en Bolivia, norchichas y surchichas–). Eneste contexto, las divisiones culturales en laPuna estuvieron georeferenciadas por las dis-tribuciones de las cuencas hidrográficas,Miraflores-Guayatayoc-Salinas Grandes aloeste, Pozuelos en el centro y los tributariosdel Pilcomayo al este. Cada cuenca fue con-siderada como una frontera territorial, al oes-te los casabindo y los cochinoca, y al este los

6 También llamado Casa Morada Policromo (Bennettet al., 1948)

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chichas. Esto fue justificado por topónimos,documentos, material arqueológico, o unamezcla de los tres. “Los documentos pro-porcionan datos mínimos sobre la localiza-ción de algunas de las antiguas tribus. Estaescasa información la hemos complementa-do con la toponimia. Pero estos dos elemen-tos son insuficientes (...). Por ello debemosacudir a la arqueología” (Krapovickas, 1983).

La dispersión geográfica propuesta para elgrupo chicha abarco Talina, Tupiza, La GranChocaya, Santiago de Cotagaita, Chalca,Esmoraca, Vitichi, Suipacha (Espinoza Soria-no, 1981). No obstante, a partir de la lectu-ra de documentos históricos como la cartadel Licenciado Juan de Matienzo del 2 deenero de 1566 o los editados por Levillier, sepropuso que el territorio chicha pudo haberocupado también el extremo norte de la ac-tual provincia de Jujuy. Específicamente lascuencas como las de Yavi y Sansana, y la par-te central y norte de la cuenca de Pozuelos(Balbuena, 1992, Fernández, 1978, Krapo-vickas, 1983, 1978), hecho que “coincide”con la distribución de los materiales arqueo-lógicos de estilo yavi. Se ha afirmado que“Existe una regionalización de estilos cerámi-cos, lo que conduce a una idea de una inde-pendencia territorial y política entre los casa-bindos, los chichas y los atacamas” (Raffino,1993). Es decir, la dispersión de los estiloscerámicos sirvió para la delimitación terri-torial de los grupos que las fuentes no po-dían precisar.

Por otro lado, los datos arqueológicos tam-bién sirvieron para la delimitación temporalde los grupos. La información que se tomóen cuenta para esta cuestión fue la cronolo-gía propuesta para el estilo yavi. Si bien seefectuaron fechados radiocarbónicos para lacontextualización temporal del mismo, enlo que más se hizo hincapié fue en las aso-ciaciones contextuales con otros estilos (Kra-povickas, 1987/88, 1983; Krapovickas yAleksandrowicz, 1990). Por un lado, la edadmás temprana se propuso por la asociación

con el estilo isla, mientras que la más tardía,por las asociaciones con materiales incaicos.En función de estas evidencias se afirmó queel estilo yavi ocupa un amplio rango tempo-ral que abarca, al menos, entre los años 500y 1600 d.C. Finalmente, dando un paso másen la interpretación y pensando que el estiloyavi es parte de la cultura material del gru-po chicha, se propuso que los chichas se ex-tendían, como una unidad estable, dentrode ese mismo rango temporal. De este modo,la dispersión tanto espacial como temporaldel estilo yavi dio el marco para el radio deacción del grupo chicha, y este grupo le dioel marco étnico a la cerámica.

LOS NUEVOS ESTUDIOSETNOHISTÓRICOS Y LA

DIVERSIDAD DE GRUPOS

Como hemos visto en el punto anterior, lainterpretación de los restos arqueológicoscomo materialización de identidades étnicasha simplificado la visión sobre las sociedadesprehispánicas. Más aún si se ha asumido queestas entidades étnicas constituyen unidadespolíticas estables que perduran por muchotiempo, en este caso, más de 1.000 años.

A partir de estudios recientes en el cam-po de la etnohistoria, con manejo de nuevadocumentación tanto édita como inédita,podemos plantear nuevas hipótesis acerca dela supuesta estabilidad espacial y temporaldel grupo chicha. Es sumamente complica-do plantear un panorama homogéneo en ladispersión espacial que tuvo este grupo, tantopor haber sufrido el paso de los incas, comopor la resistencia contra los chiriguanos o ladominación española. Con respecto a la cir-cunscripción espacial, los chichas se vieronexpuestos, en el periodo incaico y en el his-pano indígena, a una intensa y permanentemovilidad, tanto espontánea como forzada(Zanolli, 1998/99). La primera desarticula-ción y diversificación en su radio de acción,

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desde la información de fuentes históricas,es la realizada por los incas. En ese momen-to se manifiesta una notable expansión ha-cia regiones más alejadas. “La presencia chi-cha en la puna Argentina no obedece a unestímulo expansivo propio con captura delterritorio, sino al Tawantisuyu” (Raffino,1993). Los chichas fueron integrados al Tawan-tisuyu bajo distintos fines funcionales al im-perio, como ser parte de una frontera ofen-siva contra los chiriguanos (Zanolli, 2004),lo cual produjo, por la propia dinámica dela dominación incaica, una amplia disper-sión y desestructuración del grupo. “Luegode una serie de episodios de rebelión, conmatanzas y traslados de población, el “espa-cio chicha” fue reocupado por mitmaqunasfieles al inca. Si se sacó población de loschichas, siguiendo siempre el mecanismoimpuesto por Pachacuti, habría que buscarsus restos en una región geográfica diversa,porque esta desubicación formaba parte delcastigo” (Gentile, 1991). Este proceso dedominación trajo aparejada la descomposi-ción de identidades y de unidades políticassupuestamente estables. Esto pudo haber afec-tado tanto a los grupos chichas que se queda-ron en su territorio en el que se introduje-ron mitimaes de otras regiones, así como tam-bién a los trasladados por el Inka (Lorandi,1991), quienes luego de la caída del imperio“se encontraron lejos de su lugar de origen ymuchas veces afectados por las particionesarbitrarias producidas por las asignaciones enencomienda” (Zanolli, 2004). Este procesodejó una marca de pluralidad étnica en cadamicro región del área circumpuneña, lo cualhace compleja la delimitación territorial decada grupo étnico. Ejemplos de este tipo sonlas evidencias en el valle de Tarija (Presta,1995), o en la cuenca del río Grande de SanJuan y laguna de Pozuelos (Albeck, 2001),los que se han considerado complejos espa-cios “multiétnicos”.

Ya fragmentadas las etnias andinas por eldominio incaico, sufren una segunda y últi-

ma desestructuración, la conquista españo-la. El reconocimiento de estas unidades nosolo es dificultoso por la propia dinámicade la ocupación hispana, sino también porla oscuridad de las fuentes y los documentoshistóricos. “La superposición existente entrelos numerosos grupos étnicos mencionadospor las fuentes y a la vez mencionados por losautores se hace por demás notable, proble-mático y confuso” (Zanolli, 2000). Hacia1562 se reconocen tres principales pueblosde reducción chicha, Santiago de Cotagaita,San Juan de Talina y Nuestra Señora de laAsunción de Calcha. Tradicionalmente, sesuponía que este grupo había sido enteramen-te encomendado –tanto la población localcomo los mitimaes que se encontraban allí–a Hernando Pizarro. Pero, “debido a la movi-lidad fronteriza producida por el Inka podría-mos pensar en la existencia de otros chichas,tal vez no denominados como tales, que noestén encomendados “en la Real Corona” sinoa otros encomenderos” (Zanolli, 1998/99).Este puede ser el caso de las encomiendasdesignadas a Cristóbal Barba de Albornoz oa Juan de Villanueva7, quien toma posesiónde los habitantes del sur de Talina y PunaArgentina (Zanolli, 1995).

CONSIDERACIONES FINALES

No podemos eludir la dificultad que impli-ca la identificación de etnias históricas antesy aun después de la ocupación incaica, yposteriormente hispana. La dinámica delimperio, las alteraciones y desestructuracio-nes de las identidades grupales, y la ambi-güedad de las fuentes documentales nos pre-sentan una gran inestabilidad en el pasadode los grupos (Gentile, 1991). Por otro lado,la cerámica arqueológica también exhibe una

7 La encomienda designada a Juan de Villanueva en1540 pasa intacta al poco tiempo a manos de Pedro deZárate y a su hijo Juan Ochoa de Zárate.

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considerable heterogeneidad tanto a nivelespacial y temporal8, como para la confor-mación de categorías culturales.

Entonces, ¿es posible fundar una homo-logía a partir de entidades tan dispares entresí, como lo son la arqueológica y la etnohis-tórica, y tan variables internamente? Esta ideade prolongación de un grupo étnico en unaescala temporal amplia, implica no sólo unagran reducción de la variabilidad temporal,sino también espacial. En todo caso la conti-nuidad cultural es una hipótesis que debe serevaluada, tanto como la existencia de discon-tinuidades.

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