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    PRELUDIO EN ORLYCAPTULO PRIMEROCAPTULO IICAPTULO IIICAPTULO IVCAPTULO VCAPTULO VICAPTULO VIICAPTULO VIIICAPTULO IXESTE ES EL FINAL

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    LOU CARRIGANCENTRO COMERCIAL

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    ELUDIO EN ORLY

    Era una joven morena, de largos cabellos negros y ojos oscuros, grandes, hermosos. Toda ella era muy hermosa, no slo de rostro, sino de cque ya es ms difcil, o quiz sea mejor decir, menos frecuente, era hermosa hasta caminando.Haba estado tomando caf en uno de los bares del aeropuerto parisino de Orly, sentada a una mesita, mirando el reloj con frecuencia; esperando a alguien. A alguien que no lleg, porque finalmente, la muchacha se puso en pie, sac un billete de su gran bolso y, tras dejarl

    esita, se alej hacia el enorme vestbulo.Los altavoces estaban anunciando la llegada del vuelo de la Lufthansa procedente de Nuremberg. Vuelo directo. Pero no pareca que fuesenteresaba a la muchacha. Era tan llamativa, tan joven y pujante, que los hombres se volvan a mirarla con un ramalazo de fuego en los ojos.

    mprar un par de revistas, que guard en el bolso. Al hacerlo, ech un vistazo a la pistola con silenciador que llevaba dentro. Junto a la pistoapel que desdobl con tres dedos de una mano, mientras con la otra mantena abierto el bolso.En el papel la muchacha haba escrito:

    "Tiene unos treinta y cinco aos, sus cabellos son casi rojos, los ojos claros. Seguramente viste pantaln castao oscuro y chaqueta deporos. Lleva un gabn corto de color crema. Vuelo 305 Lufthansa Nuremberg-Pars."Una vez ms estuvo tentada de romper aquel papel, de convertirlo en cenizas, incluso, pero decidi que no tena por qu apresurarse, pues q

    ma hora tuviese que consultar alguno de los datos all anotados. En realidad, eran muy sencillos, pero ella era metdica, jams se pereter fallo alguno. Aparte de que en su profesin los fallos no se admitan. Era una profesin demasiado importante.La preciosa muchacha se encamin a la parte del vestbulo desde donde vera la llegada de los pasajeros de los vuelos internacionales. Uencendi un cigarrillo y adopt la actitud de quien sigue esperando con infinita paciencia.Mientras fumaba aparecieron los pasajeros del vuelo 305 de la Lufthansa, ya anunciado debidamente y, acto seguido, olvidado; el vuelol da era algo que ya se haba cumplido...Desde donde estaba, la muchacha de largos cabellos negros y hermosos ojos oscuros, vea a los pasajeros. Uno de ellos era de buena estalto, casi desgarbado; tena los cabellos rojizos, la cara llena de pecas, los ojos claros. Llevaba pantalones oscuros, chaqueta deportiva a cuabn de color crema doblado sobre el brazo izquierdo y un portafolios en la mano derecha. No poda ser otro.El pasajero en cuestin sali al vestbulo y se dirigi hacia la salida. La muchacha de los hermosos ojos fue tras l, como distrada,dad pendiente por completo de aquel hombre que la preceda. Para ella, en ese momento, slo exista el pasajero llegado en el vuelo 30hansa.

    El pasajero lleg ante la puerta, la abri y sali. La muchacha lo hizo detrs, metiendo la mano derecha dentro de su gran bolso.Sac la pistola, apunt a la espalda del pasajero del vuelo 305, y apret el gatillo.Plop.Plop, plop, plop.El pasajero haba lanzado un alarido al recibir el primer balazo en la espalda, y acto seguido, se volvi. Sus ojos estaban desorbitados, so descompuesto en una mueca de dolor y de rabia... Al volverse, la segunda bala le acert en el centro del pecho. La tercera en el abdomta, al caer hacia delante, se hundi, con blando choque sangriento, en su garganta.La muchacha dej caer la pistola dentro del bolso y se dispuso a alejarse corriendo. Cerca de ella y del cado pasajero del vuelo 305 Luan algunas personas, que haban reaccionado emitiendo grititos, mientras unos corran y otros se echaban de bruces al suelo, llegando a steel pasajero..., ya que la cada de ste haba estado frenada por las balas.La bella muchacha se dispuso a alejarse corriendo, pero ni siquiera lleg a terminar el segundo paso. Por detrs de ella un hombre sala, taeropuerto. Un hombre que, al ver lo que ocurra, haba palidecido intensamente, mientras su rostro quedaba desencajado de espanto, miedco como la leche su rostro, las facciones desencajadas... Pero ello no fue obstculo para que su reaccin fuese enrgica y certera: de suerda sac una pistola, tambin provista de silenciador, y la apunt hacia la espalda de la hermosa muchacha.Plop.Plop.La muchacha lanz un gritito primero, y un grito desgarrador al recibir el segundo disparo. Ella no tuvo oportunidad ni siquiera de volversela brutal fuerza de las dos balas.Qued tendida de bruces, contemplada con expresin desorbitada por el hombre que haba disparado contra ella. En seguida, el homba el pelirrojo pasajero del vuelo procedente de Nuremberg. Se guard la pistola, corri hacia l y se arrodill a su lado. Con todo cuidadoa.Lo primero que vio fue los ojos del pelirrojo, terriblemente abiertos; y la boca, todo el rostro, crispado en aquel gesto de dolor y de rabia.Aunque saba que no haba nada que hacer, el hombre que haba disparado contra la hermosa muchacha puso una mano en un lado del cuerojo, manchndose ligeramente de sangre.No haban latidos.No haba vida.No haba nada que hacer, efectivamente.

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    APTULO PRIMERO

    Veinticinco horas ms tarde, ya entrada la noche, llegaba al aeropuerto de Orly una pasajera de excepcin. Se llamaba Brigitte Montfort, pacionalidad estadounidense. Premio Pulitzer de periodismo, conocida en el mundo entero, era tan admirada que siempre encontraba factodo. Facilidades que quiz no habran sido tantas si en determinados pases que haba visitado hubiesen sabido que, adems, la setfort era la agente de la CIA N. Y. 7117 Baby... La espa ms peligrosa del mundo.Aunque la seorita Montfort era tan, tan, tan hermosa que quiz incluso su condicin de espa le habra sido perdonada con tal de disfer de su compaa.No trae equipaje? se sorprendieron, realmente, en las aduanas del aeropuerto.Solamente esto alz ella un maletn rojo con florecillas azules. Mi jefe no me dio tiempo, a preparar nada ms. Mejor dicho, no tiempo el avin: pude tomarlo por cuestin de segundos. De todos modos, espero que haya en Pars algo que una mujer elegante pueda com

    Los empleados de aduanas ya estaban sonriendo fascinados.

    Por supuesto, seorita. Feliz estancia.As lo espero... Aunque ese trabajo tan urgente no va a dejarme mucho tiempo libre. Au revoire!Au revoire, mademoiselle!Ni siquiera miraron el maletn rojo con florecillas azules. Habra sido lo mismo si lo hubiesen mirado. Para un observador no avisado, all dan cosas que toda mujer debe llevar de viaje, aparte de una pequea radio a transistores, unos gemelos de teatro, una cmara fotogrfica..importante! Qu poda llevar que no fuese legal una dama tan encantadora y bellsima como la seorita Montfort?

    En el vestbulo, un hombre se acerc presurosamen te a ella en cuanto apareci. Fue directo, como la mariposa a la luz.Seorita Montfort?S.Me enva monsieur Nez.Brigitte asinti, sonriendo. El hombre seal hacia el exterior, y segundos despus salan del edificio. Poco despus, llegaban junto al casiento trasero esperaba monsieur Nez, uno de los ms importantes jefes del servicio secreto francs en todas sus facetas, si bien e

    ctamente adscrito al SDECE (Servicio de Espionaje y Contraespionaje). Monsieur Nez se dispuso a salir del coche, pero Brigitte se lo imesto, y se sent a su lado, sonriendo y tendindole la mano.Cmo est, monsieur? se interes.

    Nez se llev la mano a los labios, pero sin llegar a tocarla con stos.Como siempre, encantado y fascinado..., y siempre agradecido por su buena voluntad hacia el SDECE. Gracias por venir.Todava no he aceptado lo que vaya a pedirme, as que reserve su agradecimiento para el momento oportuno. Sabe, monsieur, que po a esta parte lo recuerdo con gran frecuencia?De veras? se anim monsieur Nez, apodo impuesto por Brigitte y que, realmente, era el adecuado considerando el tamao de su apl.De veras. Cada seis meses recibo su envo de champaa Perignon, as que le recuerdo entonces. Y adems, muchas, muchas veces, cuorcho una botella.Es muy amable por su parte... Realmente, siempre ha sido usted muy especial. No creo que hayan en el mundo muchos espas que cobio con el estilo con que lo hace usted.Oh, me gusta el champaa, eso es todo! ri Brigitte. Vamos a pernoctar aqu?Mir al agente del SDECE que la haba acompaado al coche. El hombre se haba sentado ante el volante, y estaba vuelto hacemplndola tan embobado que haba perdido de vista el resto del mundo. No saba ni quin era ni dnde estaba..., hasta que se dio cuenta d Brigitte Montfort, como su jefe, lo estaban mirando expectantes y un tanto irnicos.Eh, qu...? resping.Preguntaba si vamos a pernoctar aqu.No... No, no! Perdn...El coche fue puesto en marcha. Nez sac un paquete de cigarrillos, ofreci a Brigitte, y encendi ambos. Brigitte miraba hacia la oscurie, salpicada de luces de diversos colores. Orly estaba en plena actividad.John Pearson, del MI5, me ha pedido que le transmita su carioso saludo murmur monsieur Nez, de pronto.Brigitte le mir en verdad sorprendida.John? Qu tiene que ver l con su llamada, monsieur?En realidad, el hombre asesinado pertenece al servicio secreto britnico.Han asesinado a un agente britnico? A uno de los hombres de John Pearson?As es. A uno de los agentes de su viejo y querido amigo Fantasma. Fue precisamente l quin me hizo notar el impresionante parecidna con usted... Bueno, creo que usted preferir que empiece por el principio. Naturalmente, en estas veintitantas horas, los del SDECE

    do trabajando mucho, y consiguiendo aceptables resultados. Es obvio que los del MI5 nos han prestado su colaboracin, tanto en el envo dus archivos, como en las pesquisas fsicas realizadas en la propia Pars. En este sobre, estn las fotografas de tres personas le tendi el sieur Nez. La marcada con el nmero uno, pertenece a un hombre llamado Terence Brooks. Es un importante personaje de la polticanica. En trminos vulgares, es lo que suele llamarse un personaje gris: de los que nunca aparecen en ninguna parte, de los que no tienen onal, no difunden sus ideas o decisiones en los peridicos... Pero, en Londres, es un hombre que ha resultado de mucha utilidad.Ya no?Hace unas semanas, comenzaron a desconfiar de l. As que, cuando Terence Brooks parti hacia el extranjero, se decidi mantenerancia. Entonces, enviaron tras l al agente del MI5 Reginald Colman; ste es el de la fotografa nmero dos, y puede usted observarlones: vivo y muerto.Brigitte, que haba encendido la luz del interior del coche, dej de observar la fotografa de Terence Brooks, que era un hombre de mediancto anodino, frente amplia, cabellos escasos y albos... Deba tener alrededor de cincuenta aos, y a Brigitte le pareci un profesor de eia. S, era un hombre de lo ms gris, sin relieve personal alguno.Pas esta fotografa, y entonces vio la primera de las correspondientes a Reginald Colman. Este era un hombre de algo ms de treintllos rojizos, ojos claros... Tena una expresin inteligente y casi simptica; casi, porque bien mirado se notaba en sus rasgos una leve expreza: la dureza del espa profesional de accin. La dureza de quien, como suele decirse, no confa ni en su padre. Y sin embargo... Sin embargnda y tercera fotografas se le vea muerto. Lo haban cazado, eso era todo. Ni ms... ni menos. De estas dos fotografas, una mostraba solabeza de Reginald Colman, de modo que se vea su mueca de rabia y de dolor, su gesto crispado, sus ojos desorbitados. La otra lo modo en el suelo.

    La tercera fotografa, es decir, la fotografa del tercer personaje, corresponda a una mujer. Estaba muerta, desde luego, cuando le haban tlla fotografa. Pero, aun as, se evidenciaba una cierta similitud de rasgos entre la hermosa muchacha muerta, y la divina espa que la contesus grandiosos ojos azules.

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    Esta es la asesina que se parece a m?Bueno..., en lneas generales.Brigitte hizo un gesto despectivo. La frente de la asesina era ms estrecha, tena las cejas ms gruesas, las facciones un poco ms huesudms gruesa... Bueno, quiz a un primer vistazo tuviese un cierto parecido... Quiz.

    Sabemos quin es?Segn parece, su nombre es Lydia Zevi.Palestina?Pasaporte israelita.Volvamos al principio.Como le deca, cuando Brooks sali de Inglaterra, Reginald Colman sali tras l. Lo sigui hasta Nuremberg; de Nuremberg, a Fdad, Furth es una ciudad satlite de Nuremberg, estn juntas. Bien. Brooks lleg a Furth, estuvo haciendo algunas compras...Qu clase de compras?Artculos deportivos. Unos esques.Ya. Siga, por favor.

    Compr unos esques, pase por Nuremberg y por Furth. De pronto, desapareci. No me pregunte cmo, porque eso slo lo saba Rman. Colman llam a un compaero de Pars que era su contacto especial en esta ocasin, le dijo que Brooks haba desaparecido, y que l uremberg hacia Pars en tal vuelo... El Lufthansa 305 de ayer. Que le esperase en Orly. As que el hombre en Pars del MI5 se vino a Orly alman. Este lleg en el vuelo anunciado y se dirigi a la salida. Su compaero que le estaba esperando... Le parece que lo llamemos Pars que usted no quiere saber nombres de agentes vivos?Pars-MI5 est bien asinti Brigitte.Bien. Pues, Pars-MI5, que estaba esperando en el vestbulo, se fue tras l, sin saludarle. Le pareci que si Colman no le buscaba, poda y decidi abordarlo afuera, para llevarlo al coche. Pero, justo en la salida, apareci la israelita, dispar contra la espalda de Reginald C

    do ste se volvi le dispar tres veces ms. Pars-MI5 no razon: sac la pistola y acribill a su vez a la muchacha. Lleg la polica, y, por mPars-MI5 recurri al SDECE, y nos pidi que avissemos a su jefe en Londres, dicindole lo ocurrido. Como es natural, nos disparle. Su jefe lleg...John Pearson?S. Le pusimos al corriente de lo ocurrido en cuanto lleg en vuelo privado, a las doce y media de la noche. Como es lgico, habamosadveres, y los tenamos bajo vigilancia especial en el depsito de cadveres. Pearson quiso ver a su hombre. Luego, al ver a Lydia Zevi, cpodra ser usted. Despus de eso, nos dedicamos a trabajar, en colaboracin.Est John todava en Pars?No. Dijo que usted no iba a negarnos su ayuda, y que, en este caso, lo mejor que poda hacer l era regresar a Londres, de modo quese tan inusitada actividad en el MI5. No olvide que el importante personaje poltico Terence Brooks desapareci en Nuremberg: si el MI5 eajar en Nuremberg, ser demasiado visto. Yo le ofrec a Pearson que el SDECE poda hacer averiguaciones, y en principio, acept. Luego, os sabiendo cosas de Lydia Zevi, cambi de idea. Insisti en que pidisemos la ayuda personal de usted, y a m me pareci form

    camente. De este modo, no slo permanecer en quietud el MI5, sino tambin el SDECE... Y ambos esperamos que usted sola, como tantaecho, solucione el asunto.Es decir, la desaparicin de Terence Brooks, el asesinato de Reginald Colman, la intervencin de la asesina Lydia Zevi, y saber quin equin trabaja..., y si su intervencin est relacionada con la desaparicin de Terence Brooks.S.Quiz todo resulte ms fcil de lo que parece. Qu sabemos de Lydia Zevi, exactamente?Llevaba un gran bolso negro y dentro del bolso, entre otras cosas, la pistola. Y una nota, escrita a mano... creemos que por ella misma. E

    mos seguros, pues hemos comparado la letra de la nota con otras cosas de su habitacin en una pensin de Pars. Esta es la nota.Brigitte ley la nota en la que anunciaba la llegada a Orly del pasajero de los cabellos rojizos, esto es, Reginald Colman. Luego, mir sorpsieur Nez, al ver que la nota estaba escrita en una servilleta de papel que llevaba impreso el nombre de Pensin Chez Claudine, 23 Reuil, Pars.As de fcil? murmur.S. Nosotros pensamos que Lydia Zevi estaba cenando en la pensin cuando la llamaron por telfono para darle ese mensaje. Ella regrea, tom una servilleta, y lo anot. No era nada que tuviese que quedar escrito, sino que deba ser destruido muy pronto, as que no vala lar papel mejor. Termin de cenar, subi a su cuarto a por la pistola, y sali rpidamente hacia Orly, para estar all cuando llegase el hombrellos rojizos: Reginald Colman.Bien. Seguro que la llamaron por telfono?La patrona de la pensin atendi el telfono. Era una llamada desde Nuremberg.O sea, que alguien avis a Lydia Zevi para que cuando Colman llegase a Orly, lo matase.Es evidente.Y ese alguien podra ser la persona relacionada con la desaparicin de Terence Brooks. O el propio Brooks, si est dedicado a peqiones a su patria, como hacen tantos.Pueden ser tantas cosas...!Desde luego. Pero John Pearson quiere saber qu ha sido de Terence Brooks y quin y por qu orden a Lydia Zevi que asesinase a Re

    man.Exactamente. Y todo ello, sin meter a nadie ms del MI5 en el asunto. Y preferiblemente, si usted acepta, sin que intervengamos tampocCE.John sabe perfectamente que aceptare. Y usted tambin lo sabe, monsieur. Qu ms sabemos de Lydia Zevi?Realmente, nada ms. No nos atrevemos a profundizar demasiado en la investigacin, pues podra ser contraproducente. Est clarolita ya no podr ponerse en contacto con nadie, ya que ha muerto... Si, adems, sus amigos se enteran de que alguien est tras los pasos de

    presurarn a esfumarse. Y entonces, no tendremos nada de nada... Excepto que Terence Brooks, el desaparecido Terence Brooks, fue a Fuprar unos esques. A menos que...Qu? sonri Brigitte.Puede ser arriesgado para usted, pero hemos tendido una trampa. Es decir, la trampa est preparada, pero slo comenzar a funcionar cd lo autorice.Yo soy el cebo?S.Trampa autorizada. Cmo funcionar?Naturalmente, estar usted protegida dentro de una discrecin que...

    No se preocupe por eso, monsieur. Cmo funcionar la trampa?Bien... Claro, la muchacha llamada. Lydia Zevi ha muerto, pero eso lo saben muy pocas personas. Pearson y yo pensamos que si algesa por Lydia Zevi, y sabe que est viva, har lo posible por ayudarla..., o por eliminarla, si su supervivencia tiene que resultar compromete

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    Claro! Se trata de hacer creer que Lydia Zevi est viva, y para eso cuentan conmigo, y con mi relativo parecido fsico con ella.S. Conseguimos que los peridicos silenciasen lo ocurrido en Orly; o quiz estara mejor decir que fuimos demasiado rpidos, y qu

    os tiempo de obtener ms que una vaga informacin. De este modo, lo qu han publicado es slo eso: vaguedades... Se menciona un tiroentre dos hombres y una mujer... Algo as. No se dice nada concreto respecto a la muerte de la mujer, si bien se asegura que, cuando mt herida. No hemos podido evitar que esta parte de la noticia trascienda, y nos alegramos de ello, porque podemos utilizarla en nuestro pando con la colaboracin de madame Claudine...La propietaria de la pensin donde estaba Lydia Zevi?S, s... Contando con su colaboracin, podemos tender la trampa. Puede que no d resultado, pero no perdemos nada intentndomen, si alguien llamase a la pensin Chez Claudine preguntando por Lydia Zevi, madame Claudine le dira que la muchacha estar unos dapensin, segn le ha comunicado por telfono. Aparentemente, Lydia Zevi habr llamado a madame Claudine para decirle que, durante un en casa de unos amigos, en Issy-les-Moulineaux, exactamente en el nmero seis de la rue Robespierre......Lo cual comunica Lydia a madame Claudine con el fin de que sta sea tan amable de informar a quien pregunte por ella. Y por lo en llamase a Lydia Zevi a Chez Claudine recibira este recado, y llegara a la conclusin de que, tras el tiroteo del aeropuerto, Lydia c

    par, aunque herida, y que se halla refugiada en casa de Issy-les-Moulineaux. Y esperamos que a esa casa acuda alguien, o bien para ayu

    a, o bien para... rematarla si su estado es comprometido para trasladarla.S.Y nosotros vamos ahora al seis, rue de Robespierre, en Issy-les-Moulineaux.S.Es una casa bonita?No encogi los hombros monsieur Nez, es una porquera, hmeda, cerca de un parque comunal muy feo. Pero rene las caractcas para un escondrijo de emergencia. Est al sudoeste de Pars. Y a lo peor, resulta que va a estar usted perdiendo el tiempo en ungradable.Hay libros en esa casa?Pues no s. Creo que s hay algunos.Entonces no perder el tiempo. Hace aos que tengo deseos de encerrarme en un sitio y dedicarme a leer, sin tener que pensar en ningun Hay telfono?Por supuesto. Se entiende que usted est herida, y que desde la casa ha llamado por telfono a madame Claudine.Lgico.Podemos avisar a madame Claudine para que si alguien llama ella diga que usted la ha llamado?Desde luego. Personalmente, me parece un plan bastante ingenuo, monsieur. Pero quiz por eso d resultado. A fin de cuentesionales del espionaje estamos ya ms que hartos de planes maquiavlicos, elaborados, sofisticados y todo eso... S. Quiz d resultado. Ysultado, al menos habr ledo un buen montn de libros en francs, que siempre es agradable.

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    APTULO II

    Germain Priely apag el cigarrillo y se dispuso a llamar de nuevo por telfono a la pensin Chez Claudine. Hacia las seis de aquella tarde ado desde el Kauffhoff de Furth para ordenarle que se interesase por Lydia, y desde entonces haba llamado no menos de cinco vecespre con resultado negativo: mademoiselle Lydia no estaba en la pensin, ni saban dnde estaba, ni saban cundo volvera......?Chez Claudine? Soy el amigo de mademoiselle Lydia otra vez. Quisiera saber......Ah! De veras? Magnfico!...S, entiendo. Ha dejado Lydia la direccin de esos amigos?...

    S, s.:. Muchas gracias. Ha dejado telfono?...Bueno, no importa. Ya me las arreglar... Perdn?...?Oh, sabr encontrarlo, desde luego! Gracias de nuevo, madame. Buenas noches.Priely colg el auricular y qued pensativo. Luego, reaccionando bruscamente, coloc el listn de direcciones de Pars sobre el sof y se l, buscando la direccin: 6, rue Robespierre.Tard casi cinco minutos en encontrar esta direccin, no en Pars, sino en la periferia, en Issy-les-Moulineaux. All s estaba el nmero s

    Robespierre, y el telfono, a nombre de Andr Grignalt; lo cual poda no significar nada, por supuesto.Marc el nmero; mientras encenda nerviosamente otro cigarrillo, oy sonar la llamada en el otro telfono. El otro telfono sonababa... Finalmente, Germain Priely colg el auricular, volvi a quedar pensativo, y de nuevo se decidi bruscamente, tras largo titubeo.Esta vez el nmero que marc fue ms largo, pues tuvo que anteponer el prefijo de comunicacin automtica con Alemania dretamente con Furth....?Kauffhoff? pregunt Priely a su vez. Pngame con la Sport Laden. Con direccin especial. Soy Priely, Pars.

    S, espero....?S, soy Priely, Marius. He localizado, por fin, a nuestra vendedora. Parece que tuvo un pequeo accidente, y hasta hace poco no haunicar su paradero......?No, no. No a m, directamente. Eso es imposible, puesto que ella todava no me conoce: llam a su domicilio, indicando dnde estabn amigo preguntaba por ella. Es evidente que est esperando ayuda. Habis consultado a Hochst al respecto?...Ya comprendo. Bueno, yo he llamado por telfono all, pero no contesta. En mi opinin, est sola en esa casa, y quiz no se encuenzas para nada. Debo ir a ayudarla, supongo. Pero he preferido escuchar lo que ha dictaminado Hochst....De acuerdo....Descuida. Adis, Marius!Germain Priely colg. Se fue directo al dormitorio, abri el armario y, de uno de los cajones, sac una pistola metida en su funda, con atalaa estado oculta bajo la ropa. Se la coloc, se puso la chaqueta y sali de su apartamento. Abajo, en la calle, tena su "R-12". Era primeros dedava haca un fro considerable en Pars. Se meti a toda prisa en el coche, puso el motor en marcha y se asegur de que la calefaccin qurta. Luego, tras encender la luz del interior del coche, se puso a examinar el plano-gua de Pars, que formaba parte del librito editado por LeNo tard mucho en encontrar la rue Robespierre, al sudoeste de Pars, efectivamente en Issy-les-Moulineaux. Cerca de esa calle haba un ppendo. Poda dejar el coche por all, discretamente oculto, y acercarse a pie a la casa para asegurarse de que todo estaba bien. En su profosas nunca eran lo que parecan a primera vista. O casi nunca."Es una lstima lo de esa chica. Hasta ahora haba trabajado bien, pero no tendr ms remedio que eliminarla si su estado es demprometedor. Si lo dice Hochst, hay que obedecer... No ser yo quien desobedezca a Hochst!"Guard la gua, comprob que la calefaccin funcionaba debidamente, y arranc. Bien, no tena por qu quejarse demasiado, realmenteer contratiempo que tena desde que haba iniciado su labor en Pars, as que simplemente tena que hacer su parte del mejor modo posibleestado de nimo; eso era todo. Seguramente pasara mucho tiempo antes de que se presentase otro problema.

    "Me gustara poder ayudarla, pero en realidad depende ms de ella que de m. Cmo no se dio cuenta de que el britnico no estaba solara saber lo que realmente pas, pero esos malditos periodistas no se han enterado bien... O estn obedeciendo alguna consigna dridades francesas?"Al pensar esto, Priely movi instintivamente el pie hacia el freno del coche. Pero lo retir en seguida. No. Todo lo que apareca en los psentido, todo tena lgica. Incluso la actitud de Lydia Zevi al dejar su direccin en Chez Claudine. Incluso tena lgica que ella no cont

    ono. Seguramente, en la casa no tena que haber nadie, as que ella no poda cometer la tontera de contestar; pero, al mismo tiempo, esperaben a ayudarla. Que fuesen en persona, no que llamasen. De qu le serva una llamada telefnica a una persona herida?Eran casi las diez de la noche cuando Germain Priely detena el coche cerca del parque que haba visto en la gua. Se hallaba en la rue Leadelante, sta se bifurcaba; a la izquierda el nombre era rue Robespierre.Estaba lloviznando.Priely sali del coche, mascullando su aversin hacia el clima, que le hizo estremecerse. Cerr el coche con llave y camin haciespierre, con las manos metidas en los bolsillos. Se haba subido el cuello del gabn, pero de cuando en cuando una gotita de agua helzaba por su cuello. Haca aos que Germain Priely pensaba que tena que comprarse un paraguas para llevarlo siempre en el coche, para o el actual, pero nunca se acordaba de tal paraguas hasta que lo necesitaba. Y cuando lo necesitaba, o no tena cerca ninguna tienda donde prarlo o ya era demasiado tarde para ir de compras...El nmero seis.Pas por delante de la casa, que era de dos plantas. No se vea luz alguna en el edificio. Un edificio oscuro, feo, viejo... Tena un pequeo jaquier momento, el propietario decidira venderlo, y sera derribado para hacer una casa moderna, o ms probablemente, un blo

    tamentos. Camin unos pocos pasos ms y se detuvo, encendiendo un cigarrillo. No se vea un alma. Y en cuanto a l mismo, s le vea ara mucho la atencin, all parado, aunque fuese encendiendo un cigarrillo. Con un tiempo como aqul, la gente se apresura a llegar a su caa lo que le venga en gana.

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    Dio media vuelta y regres hacia la casa. Cruz el pequeo jardn y se detuvo ante la puerta. Puls el timbre. Lo oy ntidamente, dentro deno hubo reaccin alguna. Volvi a llamar, y esper otro minuto.Hasta que, por fin, comprendi.Empuj la puerta... y, en efecto, sta se abri. Priely movi la cabeza con el gesto de quien se culpa a s mismo de ser tonto, y entr en l tras l y encendi la luz. El vestbulo era pequeo y triste. Priely se estremeci.Lydia? llam.Silencio.Silencio absoluto.Lydia, soy Priely, el residente de Pars. Me oyes?En alguna parte oy unos golpes. S, golpes dados en madera. Los golpes se repitieron. Guiado por ellos, Priely se fue desplazando, hasta lormitorio de la planta baja, metido bajo la escalera que conduca al piso de arriba. Encendi la luz. En seguida vio la cama y, en ella, pletamente en una manta, vio a la muchacha.Es decir, vio la parte central de sus facciones, de la frente a la barbilla, como en una seccin lenticular. Y toda aquella parte del rostro q

    ba cubierta de sudor. Por un lado, pudo ver un ojo grande, oscuro, que pareca taladrarle. Priely haba visto varias veces a Lydia, y la id

    que, realmente, ms que identificar plenamente a aquella mujer, la mente de Priely funcion con automatismo: quin, sino Lydia, poda sehacha? Quin, si no? Tena que ser Lydia, sencillamente.Priely vio una silla y la coloc junto a la cama, para sentarse frente a la muchacha, que estaba de lado y segua mirndole fijamente. Por unanta que le cubra la cabeza apareca el largo cabello negro que Priely haba visto en ocasiones. Acerc una mano y toc el rostro femenci que no estaba caliente, sino ms bien fro, incluso normal; pero estaba hmedo. Lydia Zevi se encoga en la cama. Priely miraba, ahora,de ella, visibles al mover l la manta.Cmo ests? se interes en hebreo. No s si me has odo antes; soy Priely, el residente de Pars.Una expresin de desconfianza apareci en los negros ojos que parecan querer penetrar en Priely. Este sonri amablemente.No quieres que hablemos en nuestra lengua? De acuerdo, hablaremos en francs cambi a este idioma. Tienes que decirme cmoa, para tomar una medida u otra. Djame que vea tu herida para...Acerc las manos a la manta, pero not el brusco encogimiento de ella; vio en sus ojos la expresin de dolor y temor.Ests malherida? Dime hasta qu punto.Lydia Zevi se pas la lengua por los labios.Tengo... jade, tengo una... una bala... en el vientre...Germain Priely palideci. Mala suerte. Con mil disimulos se puede trasladar a un herido en una pierna, o brazo, u hombro... Pero trasla

    do en el vientre es muy comprometido. Dejarlo en el lugar, significaba que un mdico tena que estar yendo y viniendo para atenderlo, o ql hasta que se hallara fuera de peligro. Demasiado compromiso.Lo siento, Lydia... murmur, no lo tomes como nada personal; tu ya sabes. Llam al Kauffhoff y Marius me dijo que el Hochst ucciones concretas sobre la situacin..., y no tengo ms remedio que cumplirlas, a menos que puedas caminar. Podras caminar?Lydia Zevi movi negativamente la cabeza. Sus ojos parecan dos cristales negros y opacos, fijos en los grandes ojos castaos, inteligen

    main Priely.De verdad lo siento... Puedes hablar ms? Puedes decirme lo que pas en Orly, antes de que te mate?Hubo un brusco parpadeo en los oscuros ojos de Lydia Zevi. Priely desvi la mirada. A un lado vio el bolso negro de la muchacha. Se ace

    bri, y mir su contenido. Lo primero que vio fue la pistola con silenciador. Luego, una serie de cosas que no tenan mayor importancila de Lydia en su diestra, volvi a sentarse ante ella, junto a la cama.Tienes algo importante en Chez Claudine? Ya sabes que tendramos que recogerlo. Lydia, lo entiendes, verdad? Lo entiendes todo,

    Ella parpade, y eso fue todo. Germain Priely asinti.No puedes decirme nada de lo que pas? Ni siquiera puedes decirme si el britnico que te sealaron est muerto?Hubo un asentimiento en el gesto de Lydia Zevi.El britnico est muerto? Bien! Es absurdo que no permitan que los de Pars nos comuniquemos de cuando en cuando, pero ya sabes por la seguridad de todos. Por eso recibimos rdenes directamente del Kauffhoff, en lugar de ser yo quien las reciba todas y las distribu

    asos apurados como ste se nos permite el contacto personal..., y siento que tenga que suceder esto, Lydia. Lo siento de veras.La lengua de ella apareci, sonrosada, y se desliz por los labios; Priely se pas una mano por la boca. La izquierda. Con la derecha, de t la pistola de la propia Lydia al pecho de sta.Tengo que...Son un estampido ahogado. Casi inaudible. La manta que envolva el cuerpo de Lydia Zevi pareci hincharse como un globo, por un

    ntras apareca una pequea llamarada en un punto... Por all sali la pequea bala, que hizo crujir, apenas, la frente de Germain Priely. La una pequea y brusca sacudida, y cay inerte hacia el pecho, mientras la pistola de Lydia escapaba de entre sus dedos y caa al suelo. Gy estaba con los ojos abiertos, como contemplando, atnito, el suelo... Por el pequeo agujero de la frente apareci una gota de sangra, que se desliz hacia el entrecejo y luego por un lado de la nariz...Lydia Zevi se sent en la cama, desprendindose de la manta. Estaba completamente vestida y, por supuesto, no tena herida alguna. Coga se limpi del rostro las gotitas de agua que a Germain Priely le haban parecido gotitas de sudor. Luego, cuidadosamente, retir de sus llas de contacto, negras, dejando al descubierto sus hermosas pupilas azules.

    Puede venir, monsieur dijo en voz alta.Haba dejado las lentillas sobre la cama, junto a la pistolita de cachas de madreperla que haba utilizado contra Priely, y que en todo momendo empuando bajo la manta. De debajo de la cama sac el maletn rojo con florecillas azules, y lo coloc sobre la cama. Lo abri y guarn estuche especial, las lentillas de contacto. La pistolita se la coloc en la cara interna del muslo izquierdo, sujeta con dos tiras de esparadr carne.Ya todo en orden, se dedic a registrar cuidadosa mente a Germain Priely, que permaneca sentado, con los brazos colgando, la cabeza e el pecho, los atnitos ojos fijos en el suelo.En la billetera estaba la documentacin, que era autntica. O se lo pareci a ella. Estaba examinndola cuando apareci en el dormitorio macompaado del otro agente del SDECE.

    He tenido que dispararle explic Brigitte Montfort, No creo que venga nadie mas por aqu, as que veamos si podemos sacar algo.Monsieur Nez asinti. Haba estado escuchando la conversacin por medio de los micrfonos que haban instalado en la casa. En realian tenido tiempo de nada, prcticamente. Estaban instalando a la seorita Montfort en la casa cuando haba sonado el telfono, y prendido: la trampa haba funcionado ya.Germain Priely dijo el auxiliar de Nez. Francs. La documentacin es autntica, desde luego. Sin embargo, habl en otro idi

    ndi usted?Brigitte Montfort movi negativamente la cabeza.Creo que habl en hebreo. Tuve que simular que desconfiaba y, entonces, habl en francs. Lo que dijo en hebreo tendrn que traducrn

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    d grabado.S.De todos modos, no creo que sea nada diferente a lo que dijo en francs. Tambin habl en alemn. Bueno, slo dos palabras: Kauhst. Y mencion a un tal Marius.Tendrn que traducirnos, tambin, esas palabras en alemn dijo el auxiliar de Nez.Eso no hace falta neg la divina espa. Kauffhoff significa centro comercial, en el sentido de grandes almacenes, para diferen

    mercial Zentrum, que es una zona dedicada a diversos comercios. En definitiva, se trata de un edificio convertido en un gran centro cometo a Hochst, significa supremo. Entonces, una de sus frases, la ms interesante a mi juicio, queda de este modo: "Llam al centro comus me dijo que el Supremo haba dado instrucciones concretas sobre la situacin...". Lo que significa que el tal Marius est en un centro co

    se encarga de impartir, o repartir, las instrucciones de alguien a quien llaman Supremo.Ya. Bueno, un centro comercial... Deben haber bastantes en Pars...Brigitte se qued mirando amablemente a monsieur Nez.En Pars? Segn tengo entendido, donde compr los esques Terence Brooks fue en Furth, la ciudad satlite de Nuremberg.Entonces parpade Nez habr que buscar un centro comercial en Furth. Deberamos preguntrselo al MI5: quiz Colman mencion

    le cuando llam desde all a Pars-MI5.S. Creo que debe comunicarse, cuanto antes, con John. Que le digan todo lo que sepan sobre Terence Brooks, y, en fin, todo lo que do ir componiendo sobre el asunto. De todos modos, mientras tanto, habr que ir preparando el montaje de la muerte de Germain Priely. Erme a m, es decir, a Lydia Zevi. De donde podemos comprender que esta gente aceptan morir cuando las cosas se ponen mal. Si se lo tom

    cho es porque quieren estar muy seguros de que nadie va a llegar a saber nada sobre ellos... Por tanto, no nos interesa alarmarlos. Puede ur montaje de las muertes de Lydia Zevi y Priely para los peridicos, monsieur?Naturalmente.Magnfico. Como ya no tiene objeto que me quede en este feo lugar, le agradecera que me llevasen al Grand Hotel. All esperar sus nel MI5. a va?Naturellement!

    * * *

    Bonjour, Brigitte! Et bon apetit!Meri, monsieur. Bonjour!Tras el saludo, monsieur Nez se sent frente a Brigitte, que se hallaba desayunando en una mesita colocada ante la ventana de su suite en el l. Bien dormida y descansada, baada, la espa internacional estaba sencillamente esplndida. Sus ojos eran tan grandes, tan azules, quear en la inmensidad del cielo. Y su piel dorada era un resplandor de sol, en aquel da gris de la capital francesa...Se ha quedado mudo de admiracin, no es as? mir maliciosamente Brigitte a Nez.Pues... s. S, debo confesarlo. A propsito: cmo est monsieur Tomasini?Por un instante hubo un destello de dureza en los ojos de la divina espa. Luego, apareci la sonrisa.Parece que todo el mundo sabe las relaciones entre Nmero Uno y yo, monsieur.Todo el mundo, no; slo los amigos de usted, que nos interesamos por sus compaas, a fin de evitarle cualquier disgusto.Ya entiendo. Debo entender que el SDECE ha autorizado que una de mis compaas sea la del signore Tomasini?Yo personalmente me interes por esta faceta de su vida. Bien entendido: solamente pensaba en su seguridad personal, Brigitte.Le parece que estoy segura con Nmero Uno?En lo personal, lo considero un hombre brusco y desagradable, pero es evidente que l jams le har dao a usted. Y si a usted le gubre tan spero y difcil de tratar, es cosa suya.Monsieur lo mir maliciosamente Brigitte, estoy segura de que entiende usted mucho de mujeres, pero, crame, de hombres no tieea! Bien, qu sabemos hoy? Oh, perdn...! Quiere desayunar conmigo?Ya lo he dicho, gracias. Pearson envi un mensaje a primera hora de la maana. Dice...A primera hora? Cul es la primera hora para usted?Deban ser poco antes de las siete.Y viene usted a las diez?Me pareci que no deba molestarla tan temprano.Brigitte estuvo mirando torvamente a Nez. Por fin, encogi los hombros y acab sonriendo.Est claro que ha sido usted considerado, monsieur. Pero debi avisarme en seguida. Qu ha dicho John?Como es natural, el MI5 estaba interesado por ese aspecto del viaje de Terence Brooks a Furth. Me refiero a la compra de los esquesce, no era, ni mucho menos, la primera vez que Terence Brooks iba de viaje a Nuremberg, y siempre, al regreso, traa alguna cosa a su famiUn momento, por favor! Naturalmente, Brooks an no ha aparecido.No. Se le est buscando muy discretamente, pero sin resultado.Esos viajes frecuentes que haca a Nuremberg... eran personales? Privados?S.Siempre iba solo a Alemania?

    S, siempre. Pero traa obsequios a su familia. Tiene un nieto de tres aos... Bueno, les compraba cosas a casi todos. Cabe la posibiliesta vez los esques fuesen para su hijo menor, un muchacho de diecinueve aos. Tiene, adems, otro hijo, de veintiuno, y una hija de veintidmadre del nio de tres aos.Zambomba!, como dira Frankie, pues s que se cas jovencita esa chica! Volvamos a los regalos: no me diga que el MI5 ha lleglusin de que Terence Brooks los compraba siempre en el mismo sitio.Parece ser que s; en un centro comercial que hay en el centro de Furth.Ya. Un Kauffhoff, no es as?As ha dicho Pearson que lo llaman all.Y a qu ms iba Brooks a Furth, aparte de comprar algunas cosas para su familia en el Kauffhoff?Que se sepa, a nada ms.Entonces, no vala la pena trasladarse desde Nuremberg al Centro Comercial de Furth, no le parece, monsieur?Claro que no. Conozco Nuremberg, y hay de todo all. Ms que en Furth, por cierto.S... Yo tambin conozco Nuremberg un poco. Bien..., si en Nuremberg tena de todo, me parece una tontera que fuese a Furth a hacpras. Por tanto, iba all a hacer algo ms que comprar regalos para su familia en el Kauffhoff. Qu se le ocurre a usted, monsieur?Quiz iba a vender.

    Interesante respuesta musit Brigitte. Dgame una cosa: saben ya algo ms concreto sobre Germain Priely? Por ejemplo: era de?S. Cmo se le ha ocurrido eso?

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    Por Lydia Zevi. Ella era israelita, y l pareca muy pesaroso por tener que matarme..., bueno, que matarla a ella, ya me comprende ustees realmente extrao, monsieur.Extrao?Mire, un hombre llamado Marius, residente en Furth, y que seguramente es alemn, estaba en contacto con Priely, que era de origen judin judo el tal Marius? Si lo es, vamos a preguntarnos muy seriamente qu hace en Alemania digamos que bien instalado y obedecien

    hst, a un Supremo. Si no es judo el tal Marius..., qu relacin poda unirlo con Priely y, evidentemente, tambin con Lydia Zevi, que sen judo? Y por qu ella, juda, quera matar y mat a Reginald Colman, britnico, que estaba siguiendo a otro britnico que acuda a os para su familia en un Kauffhoff de una ciudad alemana?Tal como plantea usted la cuestin, realmente es todo un lo admiti monsieur Nez, sonriendo.Hay una cosa que mantiene muy vivo mi inters en esto: Lydia Zevi, sin duda alguna, era una profesional del asesinato. Este de

    ortancia al asunto, no le parece?Desde luego. Ha visto los peridicos?Estaba esperando que usted me los seleccionase.Nez asinti y tendi dos ejemplares a Brigitte, que ya haba terminado de desayunar. Tom los peridicos tras encender un cigarrillo,

    arse en el sof, seguido por Nez. La historia era bsicamente la misma en ambos matutinos: unos agentes del servicio britnico, queitado ayuda a las autoridades francesas, haban presenciado en Orly, la noche anterior, la muerte de un compaero a manos de una mujer, a an herido y seguido despus, esperando que los llevara hacia el ncleo del grupo al que sin duda perteneca. La mujer, una israelita llamad, se haba refugiado en una casa de Issy-les-Moulineaux, y los agentes britnicos y sus colegas franceses haban decidido esperar a ver qu oue ocurri fue que, a la noche siguiente, lleg un hombre que entr en la casa y que sali a los pocos minutos. Cuando se le dio el altopar, y fue abatido a balazos, muriendo instantneamente. Su nombre era Germain Priely y, al parecer, haba ido a la casa de Issy-les-Mouusivamente a matar a Lydia Zevi. Esto, en lneas generales, pues los agentes britnicos en especial se haban negado rotundamente a facilitcaciones de cualquier clase a los periodistas que haban conseguido meter sus narices en el llamado Asunto Orly.Est bien acept Brigitte. Naturalmente, los periodistas son reconocidos en Pars.Sin duda alguna.De acuerdo. Han encontrado algo interesante en el domicilio de Germain Priely?Ya lo creo que s: dos pasaportes falsos, uno alemn y otro britnico; cincuenta mil marcos, diez mil libras esterlinas, una libreta con anoestn siendo descifradas... Esto, en cuanto a material que l deba considerar secreto, puesto que lo tena bien escondido. Aparte, sntrado muchas cosas ms. Parece que su labor habitual era la de representante de una fbrica de cosmticos de aqu, de Pars.Cuyos propietarios o principales accionistas sern de origen judo.Todava no hemos comprobado eso..., pero supongo que no nos sorprenderemos demasiado cuando nos cercioremos.Brigitte Montfort estuvo fumando en silencio, pensativa, durante un par de minutos. Por fin, pareci llegar a un acuerdo consigo misma.Tengo aqu mi pasaporte francs a nombre de Monique Lafrance, pero en l aparezco con los cabellos negros. Preferira conseguir uno eeciese con los cabellos rubios, a fin de que mi autntica personalidad sea lo ms diferente posible a la nueva Monique Lafrance. Cuentporte?En cuestin de horas, por supuesto que s asinti Nez.Bien. Tambin necesitar ropa, maletas, un domicilio digamos acreditado en Pars...

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    APTULO III

    Tres das ms tarde, mientras los peridicos de la capital francesa comenzaban a olvidar el Asunto Orly, y en los de otros pases inclusdo de ser una noticia interesante, una hermosa joven de rubios cabellos y ojos claros, de piel dorada y porte sugestivo, llegaba a Nuremn, procedente de Francfurt y Pars.Haban pasado casi ciento veinte horas desde que en Orly fuese asesinado el agente britnico Reginald Colman, y casi setenta desde na de Colman hubiese sido asesinada, a su vez, por un hombre llamado Priely, que haba sido muerto en Issy-les-Moulineaux por un gbres del servicio secreto britnico y francs, ante los ojos de periodistas que haban conseguido introducirse en la formacin de la tramnmero seis de la rue Robespierre.Naturalmente, a nadie se le poda ocurrir relacionar a la bella joven recin llegada a Nuremberg con todo el Asunto Orly. Es ms, qu era ey a quin demonios interesaba tal asunto?Ya en el aeropuerto de Nuremberg qued comprobado que la recin llegada viajera, llamada Monique Lafrance, hablaba el alemn a la per

    l alemn que se aprende en una academia, sino el alemn de quien ha convivido con familiares que lo hablan de origen.Con su fluido y perfecto alemn, mademoiselle Monique Lafrance no tuvo la menor dificultad en Nuremberg, como no las haba tenbordo en Francfurt. Desde el aeropuerto de Nuremberg se hizo llevar directamente a Furth, y en Furth pidi al taxista que l mismo le el serio y elegante, pero no de los modernos de lujo, tan detonantes.De todos modos, el taxista no se complic mucho la vida. O bien, no conoca Furth tan bien como Nuremberg. La seorita Lafrance, en d instalada en el Park-Hotel, en pleno centro de la ciudad, en la Rudolf-Breitscheidstrasse, muy cerca del Stadttheater.En total, se hicieron las cinco de la tarde. Poco despus, mademoiselle Lafrance sala del hotel, a dar un pequeo paseo, "para situarse". Sectamente, ya que localiz en seguida el Kauffhoff que, sin duda, era el que andaba buscando. Era un edificio agradable, de tono claro, ada tena un enorme rtulo luminoso, las letras en sentido vertical. En aquellos momentos se hallaban encendidas, y su tono rojo se rante, en el hmedo asfalto de la Schwabacher Strasse, en su confluencia con la Friedrichstrasse, formando ambas un ngulo agudo.Cerca de all haba un caf y Monique entr, huyendo de la fra llovizna. Eran poco ms tarde de las cinco y media cuando ya se hizo prctioche. La lluvia arreci. Por entre ella, tras la cristalera donde tomaba un caf, Monique continuaba mirando el rtulo rojo, enorme, veroraba las tinieblas de la lluvia y pareca esparcir sangre brillante sobre el asfalto.En el directorio telefnico de Furth constaba el Kauffhoff, naturalmente, con sus diversas secciones y telfonos respectivos. Brigitte pan ser como unos Macy de Nueva York, slo que en pequeo. Bastante ms pequeos. Muy bien, all tena la mole del centro comercial..., e

    a encontrar a un sujeto llamado Marius. Cuntos Marius deban trabajar en el Kauffhoff? Aunque, evidentemente, no deba ser unquiera... S, evidentemente. No poda ser un Marius cualquiera. Entonces, quiz deba pedir por un Marius que fuese jefe de algo all dentro.

    * * *

    Solamente hay un Marius que sea jefe de algo aqu le sonri el jefe de Informacin de los Kauffhoff, hablando en francs. Uando, sin duda, a herr Lind. Marius Lind, jefe de la Sport Laden..., la seccin Deportiva.Gracias, seor sonri la bella rubia. Muchas gracias. Y gracias, tambin, por hablar francs.Si no hablase francs e ingls, adems de alemn, no estara ocupando este puesto sonri de nuevo el hombre. Puedo servirla e?Pues no... Es decir, s: qu tengo que hacer para ver a monsieur Lind?Es muy sencillo el hombre seal hacia el hueco alfombrado que haba a poca distancia: la seccin Deportiva est abajo y slo tiey pedir por l. La atender en seguida.Gracias de nuevo, monsieur.Monique Lafrance se dirigi al hueco y descendi al primer stano donde, en efecto, estaba la seccin Deportiva. Eran las diez y medana, y haba bastante pblico, atendido por muy serios y debidamente preparados dependientes, uno de los cuales se acerc en el acto a Montras sta miraba alrededor. La Sport Laden ocupaba toda la planta inferior del edificio as que era amplia. Estaba muy bien ilumnficamente surtida de artculos deportivos, desde simples dardos para lanzar a dianas de corcho, hasta enormes tiendas de campaa, dos es se vean al fondo, montadas completamente, sobre csped artificial.Fraulein...Qu? mir Monique al dependiente, como sobresaltada; pero de pronto sonri. Oh, no hablo alemn! Estoy buscando a monsiMarius Lind.El dependiente comprendi perfectamente esto ltimo y le hizo seas de que lo siguiese. Frente a la ancha escalera que comunicaba el staanta haba algunas puertas y, en un lado, una especie de salita de espera al descubierto desde la que se poda abarcar toda la seccin. Monprendi que deba sentarse y esperar el regreso del dependiente que fue a llamar a una de las puertas. Reapareci a los pocos segundos y ls.Monique fue all. La puerta de aquel despacho permaneca abierta, as que vio al hombre que acuda hacia all procedente del fondo, dondeorme mesa. Aunque quiz menos enorme que el hombre, cuya estatura no deba ser inferior al metro noventa. Sus hombros eran anchsim

    x soportaba tal cantidad de musculatura que se inclinaba un poco hacia delante. Sin embargo, era elegante y sumamente atractivo. Debmenos de cuarenta aos, sus ojos eran oscuros, sus cabellos castaos y largos, su boca grande y sensual, de labios ms bien gruesos, pero ados por una barbilla slida, ancha. Un sujeto impresionante que, por supuesto, vesta deportivamente, como corresponda al jefe de la

    ortiva. Un puesto que deba encajarle perfectamente.Buenos das...! salud sonriendo. Es usted francesa?S... exclam Monique. Menos mal que usted tambin habla francs!La sonrisa de Marius Lind se ampli. Hizo una sea al dependiente, que se alej, y luego seal con el brazo hacia el interior del despacho.Pase, por favor, seorita...Monique entr, esper a que l cerrase la puerta y entonces dijo:Monique Lafrance. Es usted el seor Lind que conoce a Germain Priely?Un fro destello pas velozmente por los oscuros ojos de Marius Lind.Perdn? Cmo ha dicho? murmur.Ya veo que no es usted. Estoy buscando a un Marius, pero no saba su apellido. Debo estar mal informada. Arriba, en informacin, m.Conoce usted a Priely?Lo conoca. Digo "lo conoca", monsieur Lind. Y usted?.

    Es posible. De momento, no recuerdo, pero... quiz lo recordara si usted me diese ms datos.Estamos perdiendo el tiempo estpidamente dijo de pronto, en alemn, Monique. Es usted o no es "usted el Marius del Kaufca a Priely y conoce a Hochst?

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    Quin le ha hablado de Hochst?Germain.Qu le dijo exactamente?Me dijo: "Si en alguna ocasin me ocurriese algo ve a Furth, al Kauffhoff de la Schwabacher Strasse, y pregunta por Marius de mi partesegura de que ests ante l, le dirs el resto."

    Cul es el resto?Es usted el Marius que...?S, s, s. Cul es el resto?Germain me dio una cosa para que usted la pusiera a disposicin de Hochst.Qu cosa?Tengo que estar segura de que usted es Marius.Es decir, que tengo que convencerla.As es.De qu modo?

    Eso no lo s, herr Lind.En ese caso, no s cmo podr convencerla... Cules eran sus relaciones con Priely?Las normales entre un hombre y una mujer.Amor?Vamos a llamarlo agrado y satisfaccin mutua. Le aseguro que el dinero que me daba, de cuando en cuando, no tena nada que ver paviese muy bien con Germain. Por otra parte, l siempre me deca que cualquier da me necesitara para algo ms que para satisfacerle en la csi llegaba el caso, quera saber si yo estaba dispuesta a todo. Haca preguntas as... Un da, cuando yo estaba ya bastante fastidiada de quuntase siempre lo mismo, le dije que por l sera capaz de matar, incluso. Y para mi sorpresa, qued gratamente impresionado. Dijo que me lo tendra en cuenta. Supongo que fue una broma... o algo parecido.Seguramente. Es claro, usted no sera capaz de matar, verdad, mademoiselle Lafrance?Claro que no sonri ella.Marius Lind tambin sonri. Los dos sonrean, pero los dos tenan los ojos fros, inmviles, como congelados. De pronto, Lind sigui preguDnde aprendi el alemn?Aqu, en mi patria.Es usted alemana?Desde luego.Su nombre...Mi nombre es tan falso como mi pasaporte.Tiene usted un pasaporte francs falso?As es.Quin se lo facilit?Germain Priely.Y cul es su verdadero nombre?Monique Lafrance volvi a sonrer. Lind sonri a su vez, los dos igual que antes, siempre mirndose fijamente.La verdad es que Germain nunca me habl de usted, Monique.Eso lo creo. Siempre me deca que fusemos discretos y me citaba en sitios absurdos. Pareca temer que le vigilasen o algo pareccipio pens que era casado y eso me hizo gracia. Naturalmente, le dije que a m eso no me importaba en absoluto. l dijo que no se trataba que debamos vernos con gran discrecin. Muchas veces vena a mi apartamento, a pasar la noche, pero ya muy tarde.Estoy pensando, mademoiselle Lafrance, que tendra que ser usted quien me convenciese a m de que realmente conoca y conviva con PSoy yo quien ha de entregarle algo a usted, no usted a m, herr Lind. Por tanto...Quiz yo tambin podra entregarle algo a usted. Cmo est de dinero? Le ha perjudicado la muerte de Priely?Me las arreglar para salir adelante.Matando a alguien? sonri blandamente Marius Lind.Por qu no? ri Monique, Aunque siempre hay mejores medios para sacarle dinero a un hombre que matarlo, no le parece? Y sincera he venido aqu porque pensaba que usted sera generoso, en lugar de fastidiarme con tantas preguntas. Germain me dio a entender a a usted, mis problemas quedaran resueltos, o poco menos. Y me parece que he cometido una tontera... Ni siquiera me pagar los gast, verdad?Marius Lind segua contemplando fijamente a la rubia alemana que detentaba un pasaporte francs. De pronto, abri uno de los cajonea, meti la mano dentro... y resping y palideci cuando vio aparecer, como por autntico arte de magia, aquella pequea pistolita en lcha de Monique Lafrance.Saque la mano de ah, herr Lind..., por favor. Y digo slo la mano.Se est equivocando susurr Lind. Iba a entregarle algo de dinero.Oh! Vaya, en ese caso, puede sacar algo ms que la mano, desde luego. Pero si no es dinero, cuente con que recibir una balita justo encejas. Tengo una puntera excelente... De lo ms increble, se lo aseguro.

    Podra demostrar eso?Con mucho gusto alz ms la pistolita Monique. Ya que es su deseo...No, no, espere... casi ri Marius Lind. Eso sera ms tarde. Hablemos de dinero, ahora. Cunto esperaba conseguir?Sac un fajo de billetes! Alemanes, por supuesto. Los dej sobre la mesa y mir a Monique que le contemplaba especulativamente.ique desliz:Tres mil marcos?Lind cont una cantidad y la empuj hacia el borde de la mesa.Cinco mil marcos. Para usted.Empieza a tener usted el mismo estilo que Germain.Le aseguro que ramos amigos. Para dejar mejor explicada la situacin, le dir que yo era su jefe. Puedo hablarle extensamente sobre Gy, pero espero que usted haya comprendido ya que realmente ramos amigos. Me resista a admitir mi relacin con l, porque no sabaerme respecto a usted.Y ahora s?Creo que bastante bien. En realidad, aparte de pasarlo estupendamente con usted en el terreno personal, no me cabe ya la menor duda d

    main estaba haciendo con usted una labor de... captacin. No ser usted de origen judo, mademoiselle Lafrance?

    Monique Lafrance se envar un instante.Quiz replic framente.Guarde la pistola. Nos vamos a entender muy bien. Ya no van a ser cinco mil marcos, sino diez mil... empuj otra cantidad hacia el bo

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    a Y ahora..., qu le entreg Germain para m, que yo deba poner a disposicin de Hochst?Ella vacil todava unos segundos. Por fin, dej la pistolita en el borde de la mesa, a su alcance, y del bolso sac un paquete, que entreg a. Este retir el papel que lo envolva y se qued mirando el estuche de piel, del tamao de un libro corriente. Piel de cerdo, fortsima, bien

    che estaba cerrado por medio de una pequea cerradura de acero inoxidable, de apariencia muy slida. Lind mir a Monique.No tiene la llave?No. Siempre se la quedaba l. A veces me peda el estuche, se iba al cuarto de bao y, luego, me lo devolva.Usted no sabe lo que hay aqu dentro?No.Yo creo que no es tan difcil abrirlo, sea como fuere.Pens hacerlo cuando supe que Germain haba muerto. Pero la verdad es que yo tambin me haba dado cuenta de que l siempre me eeando, as que pens que, en determinado momento, se decidira a hacerme alguna oferta. Tena que ser importante... Y si haban otras perso usted y Hochst, quiz yo cometiese una imprudencia abriendo ese estuche. Poda, incluso, ser una trampa para ver si yo sabra ser discretaSabra usted ser discreta?El estuche lo tiene usted, no? Y est sin abrir.

    Marius Lind asinti. Provisto de un abrecartas de acero procedi a forzar la pequea cerradura, en lo que invirti menos de tres minutos alzar la tapa... Y en cuanto vislumbr su contenido, mir a Monique, alzando solamente las cejas. La vio interesadsima, estirando el cude ver el contenido del estuche. Marius vio en primer lugar los apretados fajos de billetes y permiti que Monique los viese. Cuan

    esin de asombro, se dijo que era imposible que fuese fingida: nadie poda ser capaz de fingir tan magnficamente.Es dinero! exclam Monique.Marius sonri, y lo fue colocando todo sobre la mesa: los dos pasaportes, las diez mil libras esterlinas, los cincuenta mil marcos, la pequesignos extraos... Marius Lind suspir aliviado y su expresin cambi ya de un modo definitivo cuando mir a la bella rubia.Lo nico que no acabo de entender bien es que Germain te hablase a ti de m, y a m no me dijese que estaba en relaciones con una jovncantadora. Slo se me ocurre una solucin: que l estuviese muy encaprichado contigo y prefiriese conservarte para... satisfacciones persgar de enviarte ya al Kauffhoff. Diras que estaba muy enamorado de ti?Por lo menos lo pareca. Pero ya le digo que siempre hablbamos de mutua satisfaccin, no de amor, herr Lind.Cada uno expresa las cosas a su manera. Tendrs que dejar de llamarme herr Lind. Voy a ser solamente Marius..., si aceptas trabajatros. Nunca te faltara dinero, te lo garantizo.Qu tendra que hacer? Cul sera mi trabajo?Tiene dos facetas. Una de ellas, ser cariosa con quienes te sealsemos. La otra, podra ser eliminar a determinada persona en un mo. Te interesa?Tendra que matar?Quiz alguna vez. Y no vengas con tonteras: slo con ver cmo me mirabas antes, s que has matado antes de ahora, Te interesa o no?Influye el hecho de que sea o no sea de ascendencia juda?Sin la menor duda. Pero las cosas se te irn explicando paulatinamente. Ahora, ven conmigo se puso en pie y seal una puerta, a la izmesa. Cul es tu verdadero nombre?

    Erika Schenk musit Monique Lafrance.Tienes pasaporte? Puedes probar lo que dices?Claro.Entonces, ven conmigo. Ya hablaremos luego de pasaportes y dems cuestiones. Tendrs que contestar muchas preguntas, Erika. Pero cupes... Bien, vamos abajo.

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    APTULO IV

    Marius Lind abri aquella puerta y salieron a una pequea habitacin en la que haba otra, visiblemente correspondiente a un asceneron dentro y Lind puls un botn sealado sencillamente con 2; Monique interpret exactamente que descendan al segundo sffhoff. Recorrido qu les llev apenas cuatro segundos.En un instante, Monique Lafrance comprendi que se hallaba poco menos que en un campo de entrenamiento para comandos. Reamente, pero la primera impresin que obtuvo fue sa. Al fondo haban varias dianas de gran tamao, algunas de ellas metidas en callndo del ascensor, a la derecha, haba otro, que Marius seal.Ese es para el public en general. Comunica con la planta baja, y, claro, con los dems pisos del edificio.Qu destino tiene este lugar? musit Monique.Algunos clientes quieren comprobar sus compras antes de adquirirlas en firme. A veces, los empleados de ventas tienen que hacer aquostraciones de cmo se monta una tienda, o cmo se maneja una caa de pescar, o se dispara ua escopeta de caza, o una pistola deport

    o comprenders, esta instalacin es conocida perfectamente por las autoridades. En un centro comercial como ste, tiene sentido, no creeS. Pero... a que est destinado, en realidad?Lo irs sabiendo todo. Ah, ah viene Klaus.Klaus era un hombre de edad mediana, alto y fuerte, de mirada aguda y cejas espesas, bajo las cuales, sus ojos oscuros parecan grafiando a Monique Lafrance. Haba estado atendiendo a un cliente en uno de los callejones de tiro, probando una escopeta. El cliente iba censor, acompaado del vencedor de la Seccin Deportiva. Pero quedaban varios clientes ms ante los blancos, disparando...Hola, Marius!Hola, Klaus! Ella es Erika. Los que quedan son de los nuestros? pregunt, sealando con la barbilla hacia los tiradores.S, en el entreno habitual. Algo nuevo?Erika Schenk la seal Lind. Amiga de Priely.Klaus mir con renovado inters a Monique, que sostuvo la mirada sin inmutarse.Priely tena buen gusto murmur Klaus. Pero no mucha prudencia, segn parece.Por el contrario, ha resultado que lo estuvo haciendo mejor de lo que pensbamos. De todos modos, tengo que consultar con Hochsa, as que voy al ltimo piso. Mientras tanto, prubala. Ella tiene una pistola en su bolso: que dispare con ella. Pero que pruebe tambas... Segn dice, dispara muy bien.

    Eso ya lo veremos. Saludos a Hochst.De tu parte. Vuelvo en seguida.Marius volvi al ascensor, y Klaus tom amistosamente del brazo a Erika, llevndola hacia uno de los callejones de tiro. En total, habano de ellos, otros tantos hombres estaban probando armas diversas. Klaus coloc a Erika en el callejn del centro, de los tres que quedabandems tiradores miraban con curiosidad a Erika en cuanto terminaban sus tandas de disparos. Ella tambin los mir, inexpresivo el rostro. aquella clase de nombres: duros, implacables, dispuestos a todo..., aunque su aspecto general era de personas corrientes, de las que inclua pensar que eran incapaces de matar una mosca. Pero slo haba que ver cmo movan las armas, cmo apuntaban, con qu fra meticuloaraban...Dnde se haba metido mademoiselle Lafrance? De momento, estaba en un centro comercial que deba ser muy conocido en Furth, desdende cientos de madres deban ir a comprar cosas a sus nios, y cosas para ellas mismas, o sus maridos... Era un centro comercial comquiera. En el primer stano, la seccin de deportes. En el segundo, la galera de tiro... Normal. Todo normal. Pero, mientras mamas copraban juguetes o estuches de colores, o abrigos en las plantas superiores, abajo, algunos hombres que se mezclaban entre los clientes habitntrenaban a disparar con varias clases de armas, tranquilamente. De lo que no caba la menor duda era que, en un lugar tan inofensivo cffhoff, se haba instalado una organizacin que haba tenido empleadas a personas como Germain Priely y Lydia Zevi, es decir, pnadas para matar...Haban sido estos empleados del Kauffhoff quienes haban hecho desaparecer al britnico Terence Brooks, despus de asesinarlo? nda, en conjunto y en definitiva, aquella organizacin?Hochst se llama as o es un sobrenombre? pregunt, de pronto, Erika Schenk.Lo llamamos as. No hagas preguntas. Djame ver tu pistola.Erika la sac del bolso. Klaus la sopes, sonri, y de pronto apunt hacia la diana y dispar. Plof, se oy apenas la pistolita. Ahorarendido el arma.De dnde has sacado esta preciosa mudita?La consegu por ah.Ya. Bueno, veamos qu sabes hacer con ella, realmente. No, no, espera: contra la diana, no.Haba un tablero de mandos elctricos all mismo, en la zona de disparo. Klaus puls uno de los botones, y la diana desapareci. Apret otareci una silueta de hombre, en negro. Apret otro botn y la luz de aquel callejn se apag, quedando iluminada solamente la silueta, poristancia era de no menos de veinticinco metros.Puedo disparar ya?Cuando gustes.Erika alz la pistolita y dispar tres veces, rpidamente, como sin apuntar. En la silueta negra aparecieron tres puntos de luz que lleg

    s: uno en cada ojo y otro entre las cejas. Erika mir a Klaus, que alz las cejas. Sin decir palabra, fue en busca de ms armas. Tres o utos ms tarde, Erika tena ante ella, en el mostrador, tres pistolas de diferentes modelos, dos rifles, dos escopetas de caza mayor y una autoralladora.Dos minutos ms tarde solamente, Klaus estaba realmente impresionado. Con cada arma, Erika dispar, siempre, tres veces. Y cada vezque hacer venir la silueta por sus pequeos rales elctricos, para ir tapando los tres orificios, siempre en el mismo sitio: los dos ojos y el ela ltima arma, la pistola automtica, Erika hizo una autntica exhibicin. Cuando Klaus hizo venir la silueta, la vio llena de orificios, p

    unos segundos en comprender que no eran orificios efectuados sin propsito alguno, sino que formaban claramente las letras E y Snk.Detrs de ambos se haban agrupado los otros tiradores, que, tras la sorpresa inicial, contemplaban en silencio a la mujer de los dibles. Nadie deca nada, ni siquiera Klaus, que finalmente se volvi hacia los otros tiradores y mascull:Volved a vuestra ocupacin.Hubo unas ltimas miradas a Erika Schenk; luego, cada cual volvi ante su blanco, y continu disparando. Ni siquiera, dejaron de hacerlodespus, descendi a la galera de tiro otro cliente autntico, acompaado por un vendedor, que portaba una escopeta de caza. Realmente

    ca natural all.

    Marius Lind regres cuando Erika y Klaus, fumando ambos, estaban haciendo comentarios sobre la pistola automtica, con el mismo tonaficionados a la pintura cambiaran impresiones sobre una obra de Picasso, por ejemplo.Ha ido bien? pregunt Marius.

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    Klaus era muy sobrio, as que no se extendi demasiado, ni mostr gran entusiasmo por la habilidad de Erika; pero lo hizo del modo exaMarius Lind comprendiese perfectamente que tena ante l a una tiradora absolutamente excepcional.Aprob con un gesto.Magnfico! T no hablas hebreo, verdad, Erika?No.Arreglaremos eso. Y en poco tiempo. Ahora, vuelve a tu alojamiento. Dnde ests?Cerca de aqu: en el Park-Hotel.Ah, s! Buen lugar. De acuerdo. Vuelve all y espera instrucciones.Quieres decir que no debo salir del hotel?No hay por qu tomrselo tan a pecho. Pero ser mejor que siempre ests en tu habitacin a partir de las siete de la noche.Est bien. Has visto a Hochst?S, claro.Qu ha dicho sobre m?En principio, la respuesta ha sido que permanezcas en nuestra esfera de actividades. Lo que no quiere decir que, una vez estudiado t

    a fondo, Hochst decidiese prescindir de tus servicios.Hubo un destello de alarma en los ojos de Erika.Y eso qu quiere decir?Nada que deba preocuparte. He querido decir que si no se considerasen convenientes tus servicios en las actividades para las quece te estaba captando Priely, seguramente te destinaramos a hacer contactos con personajes que nos interesan. O en todo caso, se te utilizar

    modo... didctico. Hablas perfectamente el alemn y el francs, de modo que...Tambin hablo ingls.Mejor todava. Tenemos algunos centros donde una persona como t sera muy bien acogida, para ensear idiomas. No te preocupes pon modo u otro, vas a encajar en nuestro grupo. Has hecho muy bien en venir aqu. Ahora subirs con ese ascensor a la planta, s

    quilamente, y te comportars como una dienta cualquiera. De acuerdo?S. Cundo podr ver a Hochst?Ests en lo ms hondo del edificio sonri, con la buena voluntad de ser amable, Marius Lind. Tmatelo con calma, Erika: ha depo antes de que desde el segundo stano llegues al piso ms alto.Entiendo. Era slo curiosidad. Puedo marcharme?S. Y no olvides lo que te he dicho.Erika Schenk asinti y se dirigi al ascensor que utilizaban los clientes normales. As de sencillo. Se meti en la cabina, puls el botn de gundos despus sala a sta. Se dedic a deambular por all, comprando algunas cosas que, en verdad, necesitaba: un par de jerseys, mediauetn, guantes... Afuera haca un aire fro y hmedo, ms intenso que el de Pars.Por supuesto, capt muy pronto las cmaras de televisin que haban en las diversas plantas del Kauffhoff, y tuvo la completa seguridad dellos momentos, haba en el centro comercial un cliente que estaba siendo objeto de estudios especiales: ella misma.Cmo sera Hochst? Deba estar sentado en su confortable despacho del ltimo piso, contemplando en su monitor de televisin a la am

    main Priely, y quiz, obteniendo conclusiones sobre ella. Conclusiones que podan ser muy peligrosas. Lgicamente, Erika no se haca demones respecto a que Marius, y sobre todo Hochst, se lo hubiesen credo todo. Seguramente, la estaran vigilando algunos das. Muy bien.Era casi medioda cuando sali del Kauffhoff, cargada de paquetes; pero el hotel estaba tan cerca que no vala la pena tomar un taxi. Se las llegar sin grandes molestias, y tras dejar los paquetes en manos de un botones que se encargara de subirlos a su habitacin, fue al comedontana de ste, que daba a la calle, vio al hombre que la haba seguido desde el Kauffhoff; estaba en la otra acera, plantado como un pino,la sorprendi, en una actitud tan natural que nadie se deba fijar en l para nada. Nadie excepto ella, que era una profesional, se entiende.Y el otro, aquel hombre, era tambin un profesional del espionaje. No un aventurero, como aquellos que haba visto en la galera de tiro dercial, sino un profesional del espionaje. Se fij especialmente en sus facciones y en su modo de vestir, y eso la ratific en su opinin: aquelena nada caracterstico. Su ropa poda haber sido comprada en cualquier parte, sus facciones eran simplemente arias, su estatura era eleno sorprendente.Despus del almuerzo, subi a su habitacin. Los paquetes estaban sobre la banqueta, cerca de la cama. Tom el primero de ellos, vueldas a la puerta del cuarto de bao, y, con todo disimulo, sac la pistolita del bolso. Se volvi entonces hacia la puerta del bao y estir el brNo dijo nada.Simplemente, esper.Cuando apareci el hombre, sonrea. Tambin Brigitte Montfort sonri, baj el brazo, y se acerc al inesperado intruso, que se llev un des, y luego, con el mismo dedo, traz un crculo hacia el techo. La agente Baby comprendi en el acto, y asinti con un gesto. Su visitante tros nmeros 306, y sin ms se dirigi hacia la puerta. Sali en silencio, sin haber hecho el menor ruido, dejando la puerta entornada.Erika Schenk saba ya que mientras ella almorzaba, alguien haba colocado micrfonos en su habitacin, y que, como fuese, John Pearsoasma, los haba descubierto. Qu haca John en Furth, si precisamente la haban llamado a ella para evitar la intervencin directa del MI5?La rubia Erika saba muy bien lo que tena que hacer. Se prob los jerseys, hizo ruido con los envoltorios de los paquetes, abri y cerr lasrmario, incluso dando golpes, pero sin exagerar; luego, en el cuarto de bao, se limpi los dientes, asegurndose de que se oa con fuerza elgua. Finalmente, regres al dormitorio, y se tendi con fuerza en la cama.Estuvo as un par de minutos. Luego, sali de la cama, recogi del suelo sus zapatos, y, sin hacer el menor ruido, se dirigi hacia la puerta.

    lo, dej la puerta entornada de nuevo, y camin descalza hasta la escalera. Se puso los zapatos, subi al tercer piso, y poco despus estabaerta 306, que se abri en el acto.Entr, se colg del cuello de John Pearson, y le bes afectuosamente en los labios.Cre que el MI5 no quera intervenir sonri.Directamente, no. Gracias por ayudarnos, Brigitte.Oh, John, qu tonteras dices...! Ests alojado aqu?Yo, no. Uno de mis hombres, venido a propsito desde Estocolmo, slo para que tengas ayuda cerca. Ests bien? Todo va bien en tuitte?S. Gracias, John. Y t?Lo mismo de siempre. Trabajando tanto que nunca tengo tiempo de pensar en el amor que nunca tendr. Al menos, lo intento.John, t sabes...Vamos a hablar de espionaje sonri Pearson, que en ese terreno siempre nos hemos entendido magnficamente. Te estaba esperanabitacin, cuando o en la puerta unos ruiditos que me hicieron comprender que alguien que no eras t quera entrar... Dnde dirs qnd?Mmmm... Debajo de la cama!

    En efecto refunfu Pearson; pero sonri cuando Erika se ech a rer. Bueno, realmente, tiene gracia. El caso es que estuve viendon hombre mientras andaba de un lado a otro. Creo que te ha colocado tres "orejitas mgicas", as que ten cuidado.De acuerdo. Y si dejas de abrazarme, podremos sentarnos cmodamente los dos.

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    John Pearson bes a Erika Schenk en la punta de la nariz, y la llev hacia un silln. El se sent en el borde de la cama, encendi dos cigarrici uno.Para qu me esperabas en mi habitacin? inquiri la rubia Erika.Desde hace cuarenta y ocho horas estamos tomando pelcula de la gente que entra y sale del Kauffhoff. Es una labor muy ingratiderando que Terence Brooks desapareci en Furth, y que haba estado aqu, y, en fin, todo eso que sabemos los dos, nos pareci que por adebamos empezar a apoyar tu trabajo personal. Esta maana me han llegado las primeras fotografas con identificaciones, y me pare

    as verlas.Me parece que me tienes reservada una mala noticia.Pearson sac un sobre y se lo tendi.Como es lgico, miles de esas personas son completamente desconocidas para nuestra Seccin de Identificaciones Extranjeras... Quieroson simples ciudadanos alemanes que van al centro comercial a hacer sus compras. Sin embargo, en Londres han separado las fotografro personas que nos resultan conocidas... Me refiero, claro est, dentro de nuestras actividades, o bien, en actividades que las convieonas fciles de identificar. Te he numerado las fotografas. Estn ampliadas, por supuesto.Estis seguros de que en el Kauffhoff no se han dado cuenta de que estis tomando fotografas?

    Olvdalo. Lo estamos haciendo bien. Examina la fotografa del sujeto nmero 1: se llama Tor Olsenson, es sueco, tiene cincuenta y ddo, sin hijos; en estos momentos est considerado como uno de los consejeros econmicos ms importantes del Gobierno sueco. Elero 2, es un alemn; se llama Walter Fochertt, tiene cuarenta y seis aos, soltero, con una cierta fama de homosexual, no comprtualmente su labor profesional consiste en llevar el control numrico de los hombres y armas de la Repblica Federal en su relacin con la Or personaje es una mujer... Te sorprende?Todava no lo s. Quin es?Estuvo en un tris que se nos escapara: es la esposa de un poltico francs de cierta importancia llamado Jean Jacques Diderot. Una not

    ma hora me inform de que monsieur Diderot se halla enfermo, aquejado de gripe, en su casa de Pars.Y su esposa ha venido a Furth, al Kauffhoff?Evidentemente. El cuarto personaje...Brigitte Montfort, que haba ido mirando las fotografas a medida que iba recibiendo el informe verbal por parte de Pearson, se qued mta fotografa. Corresponda a un hombre de algo ms de cuarenta aos, de rostro enrgico e inteligente, cabello muy corto, mirada apna, como la de un felino en reposo. Baby se dio cuenta de que Pearson permaneca en silencio, y lo mir sorprendida.El cuarto personaje...? musit.Se llama Robert Dewitt, norteamericano.Erika Schenk se pas la lengua por los labios.De la CIA? susurr.S. Est destinado en Madrid desde la muerte del general Franco. Antes, operaba en la zona de Buenos Aires, segn parece. De e

    mos muy seguros.Pero s estis seguros de que es de la CIA.Si no fuese as, no te lo dira.Est bien. Pero no sabis a qu ha venido toda esta gente a Alemania, es decir, concretamente al Kauffhoff de Furth.No. Eso lo tendrs que averiguar t. Con el debido cuidado.Me han dicho que me limite a esperar. Si ellos no hacen algo pronto, yo no esperar. No me gusta perder el tiempo, John, ya lo sabes.S. Dime exactamente cmo te han ido las cosas por ese interesantsimo centro comercial.Fue cuestin de cinco minutos escasos que John Pearson quedase al corriente de la visita de Erika Schenk al Kauffhoff. El britnicoxionando unos segundos sobre la informacin, antes de mover la mano como quien espanta un insecto.Es una tontera que yo pierda el tiempo pensando en lo que puede ser todo esto, ya que t te enterars. Mientras tanto, ten mucho cuiderda que siempre habr un hombre en esta habitacin esperando cualquier indicacin tuya... Es una lstima que no hayas podido ver al suprhst... Seguramente, nos llevaramos una sorpresa si envisemos su fotografa a los archivos del MI5 y de la CIA. Y hasta del SDECE. No us Lind nada que pueda darle una pista sobre la personalidad de Hochst?No. Har lo posible por conocerlo cuanto antes.Mientras tanto, nosotros seguiremos con la pelcula de los clientes del centro comercial. Va a ser todo un largometraje.No demasiado neg Erika Schenk: ya te he dicho que a m no me gusta perder el tiempo. Mi paciencia llegar pronto a un lmate.Lo mismo digo murmur Pearson, correspondiendo al besito de Baby. No me gustara que Nmero Uno viniese a pedirme cuenrte.Se miraron fijamente un instante, y los dos sonrieron. Ambos saban que John Pearson no tema a Nmero Uno ni a nadie, y que si nada por el grupo del centro comercial, la pena del britnico sera tal que le importara bien poco lo que pudiese sucederle a manos de No de cualquiera. Y ambos saban, tambin, que Nmero Uno era demasiado inteligente para molestar a John Pearson por lo que pudiese ocitte en algn asunto, en el que ella se habra involucrado voluntariamente.Brigitte se bes la punta de tres deditos, y los puso sobre los labios de Pearson.Ya nos veremos...El asinti, en silencio. La rubia Erika Schenk sali de la habitacin, y regres a la suya, entrando silenciosamente. Poco despus, estaba d

    da en la cama, y dispuesta realmente a dormir una breve siesta.Marius Lind fue muy considerado en verdad: Cuando la llam por telfono, ya haba descansado ms que suficiente.

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    APTULO V

    Haca unos minutos qu haba anochecido cuando, siguiendo las instrucciones de Marius Lind, Erika lleg a la estacin del ferrocahardtstrasse, bien arrebujada en su flamante abrigo comprado en Pars. Se orient rpidamente, y, siempre siguiendo instrucciones, fue a uestos de librera, donde compr tres o cuatro revistas, que guard en su maletn rojo con florecillas azules.Hecho esto, y cuando pareca que ya iba a alejarse del puesto, se qued observando la portada de otra revista, muy interesada. El fro era inuces daban a todo una lividez desconsoladora; afuera, en los andenes, haba una ligera niebla...Has venido preparada?Erika Schenk volvi la cabeza slo lo justo para identificar a Marius Lind por algo ms que la voz. En efecto, era l.S.Lind estaba alzando el ngulo inferior de una revista, como consultando su contenido. Era una de las revistas colgadas ante los dos, y nadar que estaban conversando.

    Voy a dejar caer al suelo un sobre oscuro dijo Lind. Contiene la reserva de un compartimento del tren que saldr a las diecinueve vsta misma estacin con destino a Munich. Te instalars en ese compartimento. En l; te visitarn dos de los nuestros... He seleccionado a ue viste esta maana en el Centro, con el fin de que los identifiques enseguida y no desconfes de ellos. Llevas encima los dos pasaportes?S.Cuando te alejes de aqu, deja caer el verdadero, el que est a nombre de Erika Schenk: queremos examinarlo. Mientras tanto, t esthacia Munich.

    Qu tengo que hacer en Munich?Nuestros dos compaeros te lo dirn. Si no te ves capaz de hacerlo, dilo, y ellos lo harn. Pero no digas que puedes hacerlo y luego no tehagas mal por nerviosismo o miedo. Est esto bien claro, Erika?Tengo que matar a alguien? Ya?No ests obligada a obedecer. Slo se trata de saber de lo que eres capaz y en qu cometido puedes sernos ms til, para asignarte un p

    nitivo, cuanto antes.Me estis poniendo a prueba, eso es todo... Verdad?Buena suerte! le sonri Marius Lind.Se alej. En el suelo estaba el sobre de color oscuro. Erika se inclin, lo recogi, y lo guard en un bolsillo del abrigo, del cual sac u

    pr la revista cuya portada haba estado, observando, y luego se coloc a un lado del puesto de librera, para abrir el maletn y guardar tamvista... Antes de cerrar el maletn, el pasaporte de Erika Schenk cay al suelo, pero la rubia no se dio cuenta.Se dirigi hacia el gran tablero luminoso con los horarios de los distintos trenes. Una vez all, volvi la cabeza con disimulo, a tiempo dbre recoger el pasaporte y alejarse rpidamente. Volvi a mirar el tablero: efectivamente, a las diecinueve veintids sala un tren con dich.Tena tiempo de cenar tranquilamente en cualquier restaurante cercano a la estacin.

    * * *

    El tren sali a las diecinueve veintids en punto. En un compartimento, Erika Schenk, sin pasaporte a este nombre, y por tanto, dispuesta rsonalidad de Monique Lafrance, se dispona a viajar sola.Es decir, hasta que sus dos compaeros del Kauffhoff la visitasen.El tren que se formaba en Furth pas pocos minutos despus por Nuremberg, donde, naturalmente, hizo parada, para recoger ms pasajeue haba tomado en Furth. Luego, prosigui su marcha hacia el Sur: Eibach,. Reichelsdorf, Wolkersdorf... En Schwabach, el tren se detuvoce minutos. Luego prosigui su marcha, siempre hacia el Sur, pasando muy pronto por debajo de la formidable autopista E-12. Alrededoan luces lejanas...Son la llamada a la puerta del compartimento, que Monique haba cerrado por dentro.Quin es? pregunt tras la madera forrada de formica.Somos del Centro.Abri. En efecto, reconoci en seguida a los dos hombres; aquella maana haban estado admirndola mientras disparaba con la autos entraron rpidamente, y Monique volvi a cerrar.Uno de ellos se frot las manos enrgicamente y sonri.Se est bien aqu. Maldita sea, no me acostumbro a climas como ste!Hablaba muy bien el francs. Monique le sonri y seal el asiento-cama. El hombre se sent junto a la ventanilla, y el otro en el extremo o

    que ella tuvo que hacerlo entre ambos. Naturalmente, se haba quitado el abrigo, de modo que su cuerpo esplndido quedaba bien moldeadodo; al sentarse, la falda subi, dejando al descubierto la perfeccin de las doradas rodillas y casi la mitad de los muslos. El hombre quado puso una mano sobre la piel de seda, y cuando Monique lo mir vivamente, sonri.Yo soy Jean, francs. l es Helmutt, alemn. Generalmente, a menos que uno sepa varios idiomas, viaja acompaado, con el fin dentar cualquier imprevisto.Monique mir la mano sobre su carne, luego mir a Jean, y sonri.T no hablas alemn?Un poco. Tengo entendido que si t no sirves para lo que vamos a hacer, es posible que te utilice en idiomas. A lo mejor, vas a ser mi maA lo mejor. Helmutt no habla francs?Con cierta dificultad. Pero lo entiende perfectamente, y se las arregla para que lo entiendan a l.Bueno, como de todos modos no vamos a Francia... O S?No, no. Vamos a Munich.Y qu tenemos que hacer all? Estoy impaciente por saberlo.Lo sabrs antes de llegar, no te preocupes. Te molesta mi mano sobr la pierna? La tengo muy fra, me parece.As es. Pero no me molesta, Jean.Eres una chica amable. Y ests muy cachonda, de veras. Oye, cmo debemos llamarte? Marius dice que...Monique. As no complicremos el asunto, ya que en estos momentos viajo con pasaporte francs a nombre de Monique.Claro. Helmutt y yo hemos estado conversando sobre ti, antes de venir al compartimento. Nos gustara acostarnos contigo.Bueno sonri Monique, no me parece que ste sea el momento, Jean.Quiz tengas razn. Aunque, cul es el mejor momento sino ahora? Dentro de un minuto podemos estar muertos todos, por un enem

    ro que nos acribille a los tres..., yo qu s! Miles de cosas, no te parece?Esperemos que no ocurra nada.De pronto, Helmutt gir para quedar ms de frente a ella, y, sin ms aviso, meti la mano izquierda por el escote del vestido. Monique

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    do la fra mano asi su seno derecho, estrujndolo.Estte quieto! exclam... No tengo ganas de esto ahora!Beberas ser ms amable con nosotros refunfu Jean: a fin de cuentas somos compaeros que vamos a jugarnos la vida en tu comique. Qu tiene de malo un poco de amor, antes?No s... Nada. Desde luego, nada. Pero tenis las manos fras... Vamos, Helmutt, deja de tocarme el pecho! Jean, quita la mano de ah...

    Jean emiti una risita, dio un tirn y su mano reapareci, con los destrozados pantaloncitos. Helmutt farfull algo, baj la ropa del hoique dejando al descubierto el pecho, y se inclin a besarlo...Por favor... gimi ella. Por favor! No podra soportarlo, con dos a la vez! Helmutt, no...! No, por favor... Estis estropendolo ta la vez, no!Espera... jade Jean. Helmutt, espera! Parece que Monique nos va a complacer, pero tiene que ser de uno en uno. No es as, MoniSois un par de bestias... farfull ella. Desde luego, informar de esto a Marius!Acaso no te gusta hacer el amor?Me gusta cuando se hace bien, no a lo bestia, como lo estabais iniciando vosotros. No me gusta que...!

    Clmate! Adems, tienes razn. Helmutt, sal del compartimento, y vuelve dentro de... media hora. Est mejor as, Monique?Acaso tengo otro remedio? Si no os complazco os vais a poner pesadsimos, y estarais distrados cuando tuvisemos que trabajarHelmutt, vuelve dentro de media hora. O menos: no vamos a pasarnos el viaje haciendo lo mismo, supongo.

    Helmutt refunfu algo, pero sali del compartimento. Monique cerr la puerta tras l, y se volvi hacia Jean, que se estaba quitando los pamiraba con ojos brillantes.Sera mejor que te desnudases... dijo, con voz ronca. Tu cuerpo debe ser precioso, Monique. Ven. Ven, te voy a...Ella se acercaba, sonriendo ceudamente, como quien decide, que, a fin de cuentas, tampoco hay por qu rechazar un momento que tar agradable. Pareca que se iba a desabrochar ms la ropa, pero, de pronto, su mano derecha se cerr, fue hacia atrs, y parti hacia delseco crujido de aire. Los nudillos superiores de los dedos ndice y corazn golpearon la punta de la barbilla de Jean, rompindola y roin, por percusin, la base del crneo del francs. Este, que tena los pantalones y los calzoncillos todava en la mano derecha, cay haciaos ojos en blanco, instantneamente muerto. Su cabeza choc contra el cristal de la ventanilla, rebot, cay de rodillas, y luego de bruces, de Monique Lafrance.En aquel momento se oy el agudo silbido del tren. Monique se apresur a bajar la cortinilla de la ventanilla, de modo que no poda ver el esde el exterior podan verla a ella, suponiendo que eso fuese posible, a tal velocidad. A los pocos segundos, se cruzaron con otro tren...Le puso los calzoncillos y los pantalones a Jean. Luego, lo coloc tendido boca abajo en el asiento-cama, y le quit la pistola. Tras vacilarcarla en la funda de Jean. Se sent en el borde del asiento, y encendi un cigarrillo, impvida. Termin de fumar, siempre pensativa, y a del cigarrillo en el cenicero. Mir su relojito."Estoy perdiendo el tiempo."Se puso en pie, fue hacia la puerta y abri. Se asom al pasillo. Helmutt estaba all fumando. Al verla, puso cara de sorprendido. Moniqusea, y Helmutt dej caer el cigarrillo, lo aplast y entr en el compartimento. Primero vio a Monique, que tena el maletn abierto ante ellapared. En seguida vio a Jean, tendido, y exclam:

    Qu pasa? Qu le ha ocurrido a Jean?No lo s. Se ha desmayado. Estoy buscando en mi maletn algo que...Helmutt se haba precipitado ya hacia su compaero del Centro. Lo asi por la ropa y le dio la vuelta. Vio la expresin de su rostro, loco, la barbilla hundida... Puso una mano sobre el corazn de Jean, por encima de la camisa. Y se volvi hacia Monique, atnito.Est ni...Monique le estaba apuntando con una pistola. Helmutt haba visto aquella pistolita por la maana, sobre el tablero de armas del calleja estado disparando ella. Record la puntera increble de aquella mujer que le contemplaba ahora con ojos de hielo... Y Helmutt no pudo te, ni tragar saliva. En realidad, su boca qued seca.Yo era quien deba morir en este viaje, verdad? pregunt framente Monique.No... No...S. Marius y Hochst desconfan de m, y han pensado que lo mejor, lo ms sencillo, es eliminarme. As que me meten en un tren, me envaas para que hagan conmigo lo que quieran, incluido matarme, antes, de llegar a Munich, y asunto resuelto. No es as? Dime la verdad, estHelmutt consigui tragar saliva.S... As ha sido, s... Pero no dispares, yo no te...!Plof.Si Helmutt hubiese continuado con vida habra comprobado que Erika Schenk sin duda alguna, disparaba magnficamente y que aquella aba sido casualidad que sus disparos acertasen siempre en el entrecejo de la silueta, ya que tambin a l la balita la acert en el entrecejo.

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    APTULO VI

    Fruncido el entrecejo, Marius consult una vez ms su reloj de pulsera. Luego; dirigi una inquieta mirada a los dos hombres que le acompaltas horas de la noche si se consideraba su horario normal de trabajo, en el piso alto del Kauffhoff.

    Son las once y media mascull.Los hombres que le acompaaban eran Klaus y Dieter. El primero, preparador de armas de los hombres del Centro. Dieter era el abilidad del Kauffhoff; un hombrecillo menudo, plido, delgado, casi transparente, que llevaba gafas y vesta con una correccin tan impre tan bien planchado que pareca un maniqu.Estaban los tres en la Seccin de Contabilidad, en el piso alto, en el ltimo. Alrededor de ellos, todo era cristal, de modo que vean toinada. A lo lejos destellaban con monotona algunos anuncios luminosos. Dentro de la Seccin, el silencio era total. Las modernas m

    ban inactivas, los ficheros cerrados, las calculadoras desconectadas. Ocupando el nico espacio que tena pared de cemento en el centro ds alargadas cristaleras, estaba el gran cerebro electrnico. Junto a ste, la puerta de un despacho privado, cerrada.

    Quieres que llame yo a Munich? propuso Dieter.Seguramente no servir de nada intervino Klaus: ese tren ha llegado ya hace rato, as que los nuestros de all no podran enterarse dyo opino que si Jean y Helmutt no han llamado es porque no han llegado a Munich.Pero el tren s