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    RamMrRez Bacca, Renzo

    La broca del caf en Lbano. Impacto socioproductivo y cultural en los aos 90

    Revista de Estudios Sociales, Nm. 32, abril-sin mes, 2009, pp. 158-170

    Universidad de los Andes

    Colombia

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    Revista de Estudios Sociales

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    Colombia

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    PORRENZORAMREZBACCA*

    FECHADERECEPCIN: 8 DEOCTUBREDE2007FECHADEACEPTACIN: 10 DENOVIEMBREDE2008FECHADEMODIFICACIN: 18 DENOVIEMBREDE2008

    La broca del caf en Lbano.Impacto socioproductivo y cultural en los aos 90

    * Historiador, Maestra y PhD en Historia, Universidad de Goteborg, Suecia. Dentro de sus publicaciones recientes se encuentran: Historia laboral de lahacienda cafetera, Medelln: Universidad Nacional de Colombia-La Carreta Editores, 2008; Ensayos sobre historia y cultura en Amrica Latina, Medelln:Universidad Nacional de Colombia, 2008; Historia, Trabajo, Sociedad y Cultura. Ensayos interdisciplinarios. Vol. 1., Medelln, Universidad Nacional deColombia, 2008; Identidades, localidades y regiones. Hacia una mirada micro e interdisciplinar, Medelln, Universidad Nacional de Colombia-La Carreta,2007; Historia local. Experiencias, mtodos y enfoques , Medelln, Universidad de Antioquia-Facultad de Ciencias Sociales y Humanas-La Carreta Editores,2005. Actualmente se desempea como profesor asociado del Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia, sede Medelln y es lder delGrupo de Investigacin Historia, Trabajo, Sociedad y Cultura (Clasificacin A en Colciencias) . Correo electrnico: rr [email protected].

    Resumen

    Este texto analiza el impacto de la broca del caf Hypothenemus hampei(Ferrari) en Colombia. Su explicacin identifica los ras-gos generales de la caficultura en las fases de produccin tradicional y tecnificada en el municipio de Lbano, Tolima. Responde

    a las siguientes preguntas: Cules son las prcticas fitosanitarias y las polticas institucionales aplicadas durante la expansinde la plaga en los aos noventa? Cul es el impacto de la broca en trminos sociales, productivos y culturales? Los resultadossealan que la asimilacin de las nuevas prcticas culturales en los caficultores se limit a una convivencia con la plaga, pero

    tambin trajo consigo una disminucin y abandono de la caficultura. Las prcticas ms aceptadas fueron el control cultural (Re-R) y el control qumico. En cambio, la erradicacin de la caficultura se debi tambin al impacto social y econmico causado

    por polticas institucionales, la baja rentabilidad de la caficultura tecnificada, el endeudamiento de los caficultores con el sectorfinanciero y el ataque de la broca evidenciado en la dcada de los noventa del siglo XX. La interpretacin desarrolla un enfoquehistrico-antropolgico a partir de un trabajo de campo realizado en la zona y de fuentes bibliogrficas.

    PalabRas clave:

    Broca, Hypothenemus hampei (Ferrari), caficultura tecnificada, prcticas fitosanitarias, impacto social y cultural, Lba-no, Colombia.

    The Socio-Productive and Cultural Impact of the Coffee Berry Borer in Lbano, Colombia,during the 1990sabstRact

    This essay analyzes the impact of the coffee berry borer (CBB), Hypothenemus hampei (Ferrari), in Colombia. In the explanation,

    the general characteristics of the traditional and technified phases of coffee production in the municipality of Lbano, Tolima, areidentified. The article answers the following questions: What policies and phytosanitary practices were implemented during the

    expansion of the pest during the 1990s? What was the social, cultural, and productive impact of the CBB? The results indicatethat coffee farmers did not respond by adopting new techniques but instead learned to co-exist with the plague. They alsoshow a reduction in the amount of coffee produced as well as farmers abandoning coffee production. The most widely adopted

    practices were cultural control (Re-Re) and chemical control. The abandonment of coffee farming was not due just to the CBBoutbreak in the 1990s, however; it was also due to the social and economic impact of institutional policies, the low profitability ofthe technified coffee production, and the levels of indebtedness among coffee farmers. This study, which employs an historical-

    anthropological approach, is based both on fieldwork undertaken in the region as well as bibliographic sources.

    Key woRds:

    Coffee Berry Borer, Hypothenemus hampei (Ferrari), Technified Coffee Production, Phytosanitary Practices, Social andCultural Impacts, Lbano, Colombia.

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    Revista de Estudios Sociales No. 32rev.estud.soc.

    abril de 2009: Pp. 272. ISSN 0123-885XBogot, Pp.158-171.

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    Las circunstancias histricas vividas por los

    cafeteros son muy complejas en los ltimos tres dece-nios. Propietarios y trabajadores experimentaron unafase caracterizada por la caficultura tradicional (1880-1960), para luego recibir el impacto de la caficulturatecnificada (1970-1990). Posteriormente se vuelvenactores de una dcada caracterizada por la incertidum-bre y el caos causado por nuevas coyunturas y factorescomo la ruptura del Pacto Internacional del Caf y elataque de la broca Hypothenemus hampei (Ferrari) alos cafetales. En el presente artculo nos dedicaremos atratar este ltimo. Para comprender su impacto social,cultural y fitosanitario, el anlisis se limita a lo suce-dido en el municipio de Lbano (Colombia), principalproductor de caf a escala departamental y quinto enel nivel nacional, epicentro de todas las fases de expe-rimentacin de la industria cafetera en el pas; preci-samente, una comunidad-observatorio que nos ofreceun excelente referente para el caso colombiano. En talsentido, la intencin es responder a las siguientes pre-guntas: Cules son los rasgos generales de la caficul-tura en la zona de estudio? Cules son las prcticasfitosanitarias y las polticas institucionales desarrolladasdurante la expansin de la plaga? Cul es el impacto

    de la broca en trminos socioproductivos y culturalesdurante los aos noventa?1

    La metodologa se basa en un trabajo de campo realiza-do en la comunidad libanense en los aos 1993, 1995,1997 y 2000. La tcnica de entrevistas con caficultoresy la recoleccin de fuentes primarias y secundarias fue-ron realizadas en dicho perodo, con una actualizacinposterior en los aos 2003 y 2006.2

    LBANO: UNMUNICIPIOCAFICULTOR

    Lbano es una comunidad formada durante la llamadacolonizacin antioquea.3Los antecedentes de expe-rimentacin agrocomercial y produccin cafetera se re-montan a 1867.4Empresarios extranjeros y nacionales

    1 El anlisis sobre el impacto socioproductivo y cultural causadopor la broca est relacionado con la implementacin de prcti-cas para el manejo integrado de la plaga y su consecuente asi-milacin cultural y laboral por parte de los agricultores, lo queen su conjunto se orient al mantenimiento de la produccintecnificada del caf.

    2 Debo agradecer a la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, ala Universidad Nacional de Colombia y al Ministerio de Cul-tura de Colombia por el apoyo institucional y la financiacinen esta labor.

    3 Para una mejor comprensin y contextualizacin histrica,lanse Parsons 1961; Ramrez 2000; Santa 1961.

    4 Archivo General de la Nacin (en adelante, AGN), Repblica,Bienes Nacionales, t. 5, ff. 129-130.

    A broca-do-caf em Lbano. Impacto socioprodutivo e cultural nos anos 1990Resumo

    Este texto analisa o impacto da broca-do-caf Hypothenemus hampei(Ferrari) na Colmbia. Sua explicao identifica os traosgerais da cafeicultura nas fases de produo tradicional e tecnificada no municpio de Lbano, Tolima. Responde as seguintesperguntas: Quais so as prticas fitossanitrias e as polticas institucionais aplicadas durante a expanso da praga nos anos

    1990? Qual o impacto da broca em termos sociais, produtivos e culturais? Os resultados sinalizam que a assimilao das no-vas prticas culturais nos cafeicultores se limitou a uma convivncia com a praga, mas tambm trouxe consigo uma diminuio

    e abandono da cafeicultura. As prticas mais aceitas foram o controle cultural (Re-R) e o controle qumico. Ao contrrio, aerradicao da cafeicultura se deveu tambm ao impacto social e econmico causado por polticas institucionais, a baixa renta-bilidade da cafeicultura tecnificada, o endividamento dos cafeicultores com o setor financeiro e o ataque da broca evidenciado

    na dcada dos noventa do sculo XX. A interpretao desenvolve um enfoque histrico-antropolgico a partir de um trabalhode campo realizado na zona e de fontes bibliogrficas.

    PalavRas chave:

    Broca, Hypothenemus hampei (Ferrari), cafeicultura tecnificada, prticas fitossanitrias, impacto social e cultural,Lbano, Colmbia.

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    se motivaron con la leyenda de riqueza aurfera de lazona y los diagnsticos de la Comisin Corogrfica deAgustn Codazzi sobre la riqueza natural del subsuelo ysu potencialidad para la explotacin agrcola-comercial.Fueron capitalistas y hacendados quienes lideraron pro-yectos empresariales, inicialmente en la industria mine-ra y posteriormente, en la caficultura.5

    En el siglo XX dcada de los aos veinte la zona seconvierte en el Potos Agrcola de Colombia.6La ca-ficultura bajo sombro tradicional, con las variedadesde la especie Coffea arabicaTypicayBourbon, se expan-de y se consolida en una industria en la que participangrandes y pequeos propietarios, jornaleros, aparcerosy casas comerciales nacionales y extranjeras. Hasta ladcada de los sesenta los cultivos de variedades arbica,prcticamente sin abonos, constituyeron la tecnologautilizada en ms del 99% del rea cafetera colombiana.Es la fase en la que el caf se cultiva de manera exten-siva, sin muchos cuidados, con poco trabajo e inversinmonetaria. Los productos intercalados, siguiendo a Ma-riano Arango (1977, 13), permitan vivir y ayudaban a lasubsistencia de los pequeos productores, arrendatariosy aparceros de las grandes propiedades.

    La vejez de dichos cafetales se convirti en la principalpreocupacin de la Federacin Nacional de Cafeterosde Colombia (FNC). Desde mediados de los aos cin-cuenta, miles de haciendas estaban llamadas a renovarsus plantaciones, debido a su bajo nivel productivo. Elcamino a seguir era la innovacin de los cafetales, con-siderada antieconmica en esos aos. La inseguridad enlos campos durante la Violencia (1948-1964) no permi-te a los hacendados desarrollar tales transformaciones;por el contrario, no pocos abandonaron la caficultura odejaron en manos de administradores el control de laproduccin. Lbano ocupaba el vigsimo lugar entrelos municipios productores. A finales de los aos se-senta ms del 50% de los cafetales haba llegado a suextincin total por edad y mal manejo del suelo (verel Cuadro 1).

    Los cambios demogrficos, urbanos y las alternativasde desarrollo industrial de las ciudades pueden de igualmodo relacionarse con el inicio de la segunda fase de la

    5 La Comisin Corogrfica de Agustn Codazzi, al hacer un es-tudio de la zona, concluye [...] que es probable sembrar cacao

    y caf e incluso fundar algunas haciendas [...]. Y al respectode estos cultivos seala que son [...] estimados i de un valorconsiderable en el interior del pas i en los mercados extranje-ros. Ver Prez 1863, 28.

    6 Trmino utilizado por Pars 1946.

    produccin cafetera. De hecho, la renovacin cafeteratambin fue recomendada por la Comisin Econmi-ca para Amrica Latina y el Caribe-Organizacin de lasNaciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacin(CEPAL-FAO), cuyos diagnsticos estimaron necesariohacer cambios en la infraestructura del pas, debido albajo rendimiento de las explotaciones. En estas circuns-tancias se inici una tendencia a sustituir los arbustosacabados y enfermos por otros nuevos. La produccinse intensific en la mayora de los departamentos, ex-ceptuando los casos de Caldas donde se mantuvo casiigual y Tolima en donde baj. Es el inicio de la lla-mada Revolucin Verde, Era Tecnolgica o de Produc-cin sin Sombra caficultura intensiva, con la variedadCaturra Coffea arabica Caturra.

    El impacto de la tecnologizacin cafetera la entrega desemillas, plntulas, bolsas de polietileno para el cultivo

    Cuadro 1.Produccin de caf en Colombia,1854-1975*

    ProduccinAo cafetero

    TradicionalSacos de 60kilogramos

    1854 1.700

    1864 18.100

    1874 89.300

    1884 134.000

    1894 338.000

    1904 970.000

    1914 1.032.000

    1924 2.216.000

    1934/35 3.786.000

    1944/45 5.149.000

    1954/55 5.700.000

    1964/65 7.700.000

    1974/75 8.000.000

    * Los aos cafeteros comienzan el 1 de octubre y termi-nan el 30 de septiembre del ao siguiente. Fuente: Junguito

    y Pizano (1991).

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    Cuadro 2. Superficie total de cafetales y produccin, Lbano, Tolima, 1970-1996*

    Ao rea (ha)total rea (ha)tradicional rea (ha)tecnificada Produccinmunicipal (kg)

    1970 8.018 7.811 Inicio de tecnificacin 4.635.706

    1980 10.405 5.608 4.797 15.395.875

    1985 10.885 3.356 7.529 14.885.000

    1987 10.882 2.725 8.157 9.151.681

    1990 10.882 8 10.874 15.897.604

    1991 11.599 0 11.599 17.002.141

    * El rea total no abarca los cultivos de diversificacin.

    Fuentes: FNC (1970), FNC (1980), Comit Departamental de Cafeteros-Divisin Tcnica en Gobernacin delTolima y Departamento Administrativo de Planeacin (1992), Corporacin Autnoma Regional del Tolima (1997,cuadros 6 y 72), DANE (1992, 200-202).

    de germinadores, abonos, insumos para la produccin yla asignacin de crditos transform los hbitos cafe-teros. El efecto fue una racionalizacin econmica en eluso del espacio y la fuerza de trabajo, lo que a su vez im-plic un aumento de la produccin y la inversin, erra-dicando en menos de veinte aos las prcticas antiguaspropias de una caficultura orgnica o tradicional.

    En el mbito nacional, la caficultura intensiva ofreceen cambio una disminucin de los municipios cafeterosy del rea de produccin. De 587 municipios se pasa a559, segn los censos de la FNC. Y de 1.067.113 hec-treas de caf sembradas, a 869.159, disminuyendo, deigual modo, el tamao de las fincas. De otra parte, elpromedio de cultivos tecnificados en el pas abarcabaun 70,04% del territorio cafetero, y la produccin habaaumentado en un 33%.7Sin embargo, la realidad locallibanense era distinta.

    La superficie cafetera aumenta de 8.018 hectreas exis-tentes en 1970 a 11.559 en 1991 y se logra la sustitu-cin total del cultivo tradicional en el mismo ao (ver elCuadro 2). Lbano se convierte en el principal productorde caf en el departamento del Tolima y pasa a ocupar

    7 Los datos se basan en los Censos Cafeteros de la FNCC ela-borados en 1970, 1980-81 y 1993-97. La limitacin principalde esta hiptesis es que el rea censada entre 1970 y 1997disminuye en un poco ms del 10%. Ver Guhl 2004.

    el quinto puesto entre los 597 centros de produccincafetera de Colombia.8

    En los aos noventa el grupo mayoritario de finquerosen el municipio es integrado por pequeos y media-nos propietarios. Esta categora, aunque heterognea,abarca la totalidad de las explotaciones familiares, yen ella se sitan los productores ms pobres, ademsde utilizarse diferentes formas de produccin sociola-boral.9Al sumar el porcentaje de fincas menores de 5hectreas con los predios que abarcan terrenos entre5 y 20 hectreas, es posible sealar que el 91,4% delas propiedades que abarcan un 54,12% del total delrea rural pertenece al grupo de pequeos y medianospropietarios (Corporacin Autnoma Regional 1997,

    8 Es fundamental el papel de asistencia tcnica de la FNCC y

    sus entidades de extensin, investigacin, crdito y comercia-lizacin. La Federacin tambin centraliza la comercializacininterna y externa, regula los precios de mercado e invierte eninfraestructura, carreteras, centros de acopio y de investiga-cin. Ver Rincn 2001.

    9 Los pequeos y medianos cafeteros son considerados parte dela clase media campesinay del modelo rural hasta finales de losaos 80. Adquirieron gran importancia desde los comienzos dela tecnificacin cafetera, debido a las perspectivas econmicasque ofrecan la nueva tecnologa y la variedad utilizada.No obstante, tenan pocas posibilidades de crecer, a causa desu dbil capacidad econmica y su endeudamiento permanen-te. Tales condiciones les impedan enfrentar el aumento de loscostos de la produccin.

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    220). La administracin directa es predominante en suspredios. Otras formas de tenencia de la propiedad, comoel arrendamiento, la aparcera y compaas, ocupan casiuna tercera parte del panorama municipal (CorporacinAutnoma Regional 1997, 218) (ver el Cuadro 3).

    La produccin tecnificada increment los costos de laproduccin en un 50%, segn lo analizado por John Jai-ro Rincn (2001); en parte por el aumento de la manode obra para el establecimiento, sostenimiento y reco-leccin del grano en la plantacin, y porque los insumosagrcolas pesticidas, abonos y herbicidas representa-ban en conjunto ms de la mitad del total de los costos,as como el beneficio y el transporte del caf; todo loanterior relacionado de modo directo con el aumento enla densidad de la siembra.

    Los cambios tecnolgicos transformaron el ambientenatural. Con los cafetos tradicionales que contabancon la proteccin de rboles de sombro como el guamo,el roble, la dormidera se dio un ecosistema apropia-do que ofreca una regulacin natural de aguas lluvias ynaturales, permita el florecimiento del fruto, e inclusola cada de las pepas, y facilitaba la recoleccin del gra-no. Estas variedades slo necesitaban de abono natural,el cual se lograba con el mismo desyerbe hecho en lasplantaciones. Los denominados sombros no eran msque rboles frutales, cultivos de pltano, yuca, guayaba,mango y, en general, una serie de productos que contri-buan al autoabastecimiento de la unidad productiva,permitiendo a los campesinos soportar las pocas de

    crisis en la comercializacin del caf. Al acabar con es-tos productos se destruye la diversificacin de cultivosexistentes y el pequeo productor empieza a dependerde un monocultivo apoyado en una produccin urbanade insumos industriales.

    El nico dao al ecosistema durante la caficultura tra-dicional que se recuerde se debi al uso indiscrimina-do del azadn, que debilit la fertilidad natural de lossuelos volcnicos, por lo que el instrumento fue reem-plazado por el machete. Tambin en algunas haciendasse logr organizar un sistema del lavado del caf quepermiti controlar el ecosistema de los riachuelos y lasfuentes naturales, aunque en otras regiones no se llega-ron a tener estos cuidados y en muchos casos fue nece-sario pactar clusulas entre propietarios y arrendatariosa fin de cuidar el ecosistema.

    La produccin de caf sin sombra, en cambio, modi-fica de manera sustancial el paisaje nativo. El Caturrano necesitaba de la proteccin de los grandes rboles,por lo que empezaron a ser destruidos, disminuyendola fauna y flora naturales. Tampoco eran necesarias lasmejoras de pltano, maz y otras de autoconsumo do-mstico, as como la diversidad ganadera de las fincas.De esta manera, disminuy el ndice de aguas naturalesy de maderas; y la tierra y los cafetos slo empezaron aproducir con el uso de insumos industriales.

    En la dcada de los 80, los rboles de sombro habandesaparecido y ya se haban agotado los nacimientos de

    Cuadro 3.Tenencia de la propiedad, Lbano, Tolima, 1993

    Corregimiento Predios Propietarios Arrendatarios Aparceros Compaa Otrasformas

    Cabecera

    municipal

    613 427 14 55 72 45

    Convenio 1.163 876 38 8 124 117

    San Fernando 487 413 5 12 39 18

    Santa Teresa 652 524 19 42 46 21

    Tierradentro 398 326 18 7 36 11

    Total municipio 3.313 2.566 94 124 317 212

    Fuente: Corporacin Autnoma Regional del Tolima (1997, 219).

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    agua. La deforestacin en las partes altas y bajas de lacordillera trajo como consecuencia el calentamiento delclima, el deterioro de los colchones hdricos, la seque-dad de los suelos y la consiguiente escasez de aguas parael municipio. Llegaron los problemas de erosin, refle-jando en su conjunto la falta de medidas previas en laexpansin de la nueva variedad. El efecto causado portxicos utilizados para combatir enfermedades y plagasque afectaron los cafetales fue tambin muy grande.

    A finales de 1982 se descubri en una finca del munici-pio de Chinchin (Caldas) la tan temida y esperada royaHemileia vastatrix, una enfermedad originada por laaccin de un hongo en las hojas, con serias consecuen-cias en la produccin del cafeto. La Federacin Nacio-nal de Cafeteros de Colombia ofreci como alternativauna variedad investigada y aprobada como resistente ala enfermedad, la Variedad Colombia. La emergenciaoblig a la Federacin entre 1983 y 1984 a poner enmarcha la poltica de entregar al caficultor una deter-minada cantidad de fungicida completamente gratis yun subsidio en dinero por rea fumigada. La roya erala principal enfermedad que limitaba la produccin decaf y se expandi sin haberse logrado un control defi-nitivo. A pesar de las masivas campaas en los medios decomunicacin, hacia 1986 se calcul que el 75% del reacultivada con caf estaba afectada. A raz de la escasa pro-ductividad de esta variedad, se retom el Caturra.

    Pero si bien las medidas institucionales pregonadascrearon una conciencia de prevencin para enfrentarel problema, ninguna otra plaga como la broca Hypo-thenemus hampei causara un impacto cultural, socialy econmico en los cafeteros en el siglo XX. Existenantecedentes de medidas gubernamentales contra unaposible aparicin de la plaga en Colombia en los aostreinta, pero es slo a finales del siglo XX cuando stainfluye en la ruina de muchos pequeos y medianos ca-ficultores.10

    LABROCA: ELIMPACTOSOCIALYCULTURAL

    El 7 de septiembre de 1988 se detect la broca en Ecua-dor, y al ao siguiente, en la regin fronteriza de Ancuy(Nario, Colombia) (Vlez y Benavides 1990). La reac-cin inicial fue de un optimismo moderado. El InstitutoColombiano Agropecuario, ICA, control los primerosbrotes pero ante su expansin la Federacin intensificprogramas de inspeccin cuarentenas e investigacio-

    10 Ver Ospina (1931).

    nes, con el fin de controlar la plaga.11Como medida ex-cepcional se destin dinero para tratar o quemar el cafafectado y evitar que la broca se expandiera.12El rubrotambin se utiliz con el propsito de asegurar la ausen-cia en varios departamentos de brocas vivas en el granoy los empaques. La Federacin prometi la compra delcaf infectado para destruirlo. Anunci, asimismo, quehara uso de la avispa parasita de Uganda, utilizada enotros focos de infeccin. Todo en medio de una cam-paa nacional de los caficultores en favor de subsidiospara combatir la plaga.

    Hacia 1993 la broca sigue su salvaje expansin.13La va-riedad Colombia resistente a la roya y a la broca es una

    11 Las polticas de la FNCC con relacin a las plagas tienencomo fundamento utilizar los principios de exclusin (cuaren-tenas, educacin, informacin, capacitacin e investigacin).

    12 Inicialmente, el Comit Nacional de Cafeteros destin 11 milmillones de pesos para la financiacin de la campaa.

    13 En octubre de 1993 se tenan censadas 98.610 fincas y 329.238hectreas afectadas, es decir, alrededor de un 30% del rea decafetales. La plaga atac especialmente los cafetales de los de-partamentos de Risaralda, Huila, Caldas, Valle y Tolima, y enmenor grado, de Quindo, Antioquia y Cauca, aunque prctica-mente la broca se encontraba en todo el pas cafetero para eseao (Arango 1994, 311).

    DEPARTAMENTO DELTOLIMA

    VALLE DEL CAUCA

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    RISARALDA

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    alternativa, pero por su baja y tarda produccin es des-cartada. Tcnicos y expertos tienen el convencimientode no poder erradicar el insecto y adoptan la polticade mantener los planes integrales de erradicacin dela plaga y la prctica de convivencia con sta (Actua-lidad Econmica 1995). La estrategia llamada ManejoIntegrado de la Broca, MIB, propuesta por el CentroNacional de Investigaciones de Caf, CENICAF, esdifundida. La constituyen los siguientes cuatro conjun-tos de prcticas.14

    PRCTICASDELMANEJOINTEGRADODELABROCAEl primero se da a partir de registros de floraciones,conocimiento sobre el porcentaje de infestacin en loscafetales y determinacin de la posicin de la broca enlos frutos del cafetal. Se busca que el caficultor consig-ne de forma escrita la fecha en que el cafetal presentaforestaciones, as como la calificacin cualitativa (si ensu concepto sta es buena, regular o mala). El nivel deinfestacin es una prctica enfocada a conocer la can-tidad de broca de un cafetal, con el fin de guiar al ca-ficultor sobre la medida de control que deber tomar,dependiendo del porcentaje de plaga que exista en sucultivo.15En cuanto al nivel posicional, esta prctica po-sibilita al caficultor conocer si es el momento oportunopara una aplicacin del hongo o de insecticida, partien-do de la posicin en la que se encuentre la broca dentrodel fruto (Castao 1998, 48-49).

    El segundo conjunto de prcticas lo constituye la sumade un control cultural llamado Re-ReRecogeroportu-namente los frutos de los granos maduros cada quin-ce o veinte das, y Repase,para que en los rboles noquede caf sobremaduro ni seco y un control biolgicoo qumico (CENICAF 1995). El biolgico es repre-sentado por el insecticida que se produce con el hongoconocido como Beauveria bassiana, un moho blanco quecrece sobre el adulto de la broca, enfermndola. Y por elparasitoide Cephalonomia stephanoderisBetrem, nom-bre cientfico de la avispa de Marfil, considerada casi lanica forma de control de la broca, despus de que staha entrado al grano (CENICAF 1993). El control qu-mico es tambin complementario del cultural, si bien laFederacin es renuente al uso de insecticidas, debido aldeterioro ambiental que conlleva y por los peligros quesu manipulacin trae a la salud humana. La Federacinrecomienda entonces el uso del control qumico, siem-

    14 Lase un trabajo interesante sobre el proceso de asimilacin deestas prcticas en Castao 1998.

    15 En Colombia no se podan tolerar niveles de infestacin porencima del 5%.

    pre y cuando los niveles de infestacin as lo requieran.Sin embargo, enfatiza en que los insecticidas usadossean aquellos pertenecientes a la categora toxicolgicaIII, medianamente txicos, y conocidos comercialmen-te como Simithion, Lorsban y Actellic(Pirimifos metil).Pero lo cierto es que, como veremos ms adelante, des-de comienzos de la aparicin de la broca se utilizaroninsecticidas qumicos altamente txicos de Categoras Iy II (CENICAF 1994).

    El tercer conjunto corresponde a las recomendacionesa ejecutar en la recoleccin del grano. Estas prcticasson usadas para evitar el regreso de la broca al cafetal,y consisten en recoger el caf de los lotes infestados,vaciar frecuentemente a los costales el caf recolecta-do en los tarros, recolectar los frutos en costales de unmaterial por donde la broca no pueda salir, mantenerlosbien cerrados mientras el caf recolectado se lleva albeneficiadero y beneficiar al menos dos veces por da(Castao 1998, 53).

    Y el cuarto conjunto son las prcticas hechas durante elbeneficio, llamadas tambin prcticas poscosecha. stasconsisten en tratar las pasillas y la pulpa con solucionesinsectiles o agua caliente, dependiendo de la cantidad.Se recomienda tapar la tolva del beneficiadero y la pulpacon un plstico impregnado de aceite quemado y cubrircon una malla los desages del despulpado del caf, endonde sea posible capturar las brocas adultas que salende los frutos. Adems, se habla del control ecolgicode la plaga a partir de un mantenimiento ptimo de loscafetales, con el fin de que la broca no encuentre unmedio favorable para su propagacin. Para este controlse tienen recomendaciones como la eliminacin de ca-fetales viejos que dificulten el manejo de la broca, laregulacin del sombro, las densidades de siembra nomuy alta, la fertilizacin adecuada y oportuna y la diver-sificacin agrcola en la caficultura (Castao 1998).

    DIFUSININSTITUCIONALYASIMILACINCULTURALLa Federacin, a travs de los medios de comunicacin,lanz entonces la consigna No deje ni un grano en elsuelo, y sta se convirti en el eslogan de la campaanacional. En la estrategia de comunicacin se asumieronmtodos pedaggicos de carcter masivo, basados en ladinmica de grupos, como foros, reuniones, demostra-cin de prcticas tecnolgicas, das de campo, cursosveredales, programas de radio y televisin, boletines ycartillas, entre otros. La campaa tena como objetivopromover la conformacin de grupos de cafeteros parahacer labores con pases y repases simultneos en todas

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    las fincas. Los jefes de la campaa deban contar con elapoyo de la Iglesia catlica, los medios masivos de co-municacin, las Juntas de Accin Comunal recomenda-das por el Instituto Colombiano Agropecuario(ICA) y laFederacin, instituciones que en ese momento estabanms ocupadas en buscar una salida a la conflictiva situa-cin social y econmica de las regiones cafeteras.16

    La campaa contra la broca fue complementada conprogramas de fumigacin, liberacin de avispas e im-plantacin del hongo repelente Beauveria bassianacultivado por CENICAF.Hacia 1993 se producen enel pas 60 toneladas del hongo; en 1994, 100 toneladas,y en 1995, cerca de 200 toneladas, las cuales se asper-jaron en fincas infestadas de broca. Los hongos se apli-caron en regiones en las que los niveles de infestacinvariaban entre 20-30% y 80-90% (Bustillo 1996). En1995 fueron liberadas 40 millones de avispas contra labroca en la regin del Eje Cafetero (El Tiempo1995,24 de febrero). El impacto de este control fue asimi-lado de modo particular por parte de los caficultores,generndose un choque entre las prcticas culturalesy laborales.

    En los caficultores colombianos se evidenci un escasoconocimiento de la plaga desde el punto de vista tc-nico, un problema comn en todos los caficultores delmundo. No diferenciaban entre plaga y enfermedad, yun alto nmero desconoca el proceso de reproduccin

    de la plaga (Castao 1998, 54-55). El control biolgicoera confundido con matar la broca sin hacer dao almedio ambiente; visto de otro modo, era como fumigaro beneficiar el caf sin ensuciar las fuentes de agua. Laidea asimilada era que el control biolgico era un con-trol ecolgico (Castao 1998, 72). Quizs sea la raznpor la cual la adopcin del hongo en las comunidadesera muy baja, y las primeras prcticas se dieron cuandolos extensionistas del Comit de Cafeteros lo llevaronpor primera vez a sus fincas. Tan slo con las intensascampaas en los medios de comunicacin los caficul-tores conocieron que el hongo es una manera de con-trolar la broca. Siguiendo a Gloria Elsa Castao Alzate,los caficultores no adoptaron el hongo, debido a que suaccin era demasiado lenta y poco perceptible. En cam-bio, la mencionada avispa de Marfil C. stephanoderisno era considerada como parte de un control biolgico,y tampoco se tena de ella una conceptualizacin de pa-rasitoide, ni de cmo es el proceso por medio del cualse convierte en controladora de plagas. As mismo, el

    16 Para una mejor comprensin sobre la situacin de conflicto so-cial, lase Ramrez 2008.

    registro de floraciones no lo hacan por escrito, a pesarde que los comits hacan llegar los formatos en los quepodan hacerlo (Castao 1998, 73).

    La prctica no les pareca funcional y no les interesabaser exactos, a juzgar por el trabajo de campo realizadopor Gloria Castao (1998). Los caficultores destruanlos formatos o los ponan en las paredes o puertas delas viviendas para consignar informacin sobre las canti-dades de caf recolectado. Las prcticas de infestacintampoco eran bien acogidas por los campesinos, aun-que podra suponerse que es una actitud generalizadamundialmente entre los pequeos agricultores. Es cla-ro: los campesinos no queran contar y tampoco sacarporcentajes, ya sea porque no estaban en condicionesde realizar dicha operacin correctamente o porque latradicin emprica impona un rechazo natural. Prefe-ran otras tcnicas de conteo para calcular la broca.

    Una de ellas era tomar un recipiente plstico y llenarlohasta el borde de granos de caf sacados de una tolva, yluego, sacar los granos brocados y depositarlos en otrorecipiente de igual capacidad. Segn el porcentaje delsegundo recipiente, se sacaba el porcentaje de broca enla plantacin (Castao 1998, 65). El mtodo no sloera satisfactorio sino que exoneraba las operaciones ma-temticas. Era una operacin a ojo e intuitiva, comolo demuestran las versiones de quienes aseguraban quecon poner un sombrero al aire en el cafetal, y segn lacantidad de brocas atrapadas, podan saber lo poco omucho que estaba infectada la plantacin.

    El nivel posicional de la broca dentro del fruto tampocoles interesaba, aunque s queran saber si las brocas esta-ban volando fuera del grano o si estaban dentro de ste.Nada ms sencillo que eso. La primera situacin eraun indicador del tiempo de fumigacin, mientras que ala segunda no le daban ninguna importancia. Lo cierto esque a finales de los aos noventa ninguna de las prcticassugeridas registro de floraciones, nivel de infestacin ynivel posicional era realizada en zonas cafeteras.

    Rincn (2006) seala que, en efecto, el campesinadocuestionaba los procesos de asistencia tcnica desarro-llados tanto por la Federacin como por otras entidades,entre las que se cuenta el ICA. La cuestin pone enevidencia la negligencia institucional a juicio de loscampesinos de estas entidades para el control, manejoy erradicacin de la broca del caf, que afect principal-mente a las zonas marginales de produccin. A ello seagrega que la percepcin del campesino indicaba quelos responsables de la llegada de la broca a Colombia

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    eran la Federacin e, incluso, el gobierno de turno, lide-rado por el presidente Csar Gaviria Trujillo.

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    El mejor mtodo de control fue el conjunto de prcti-cas culturales de manejo, consistente en la recoleccinselecta de las cerezas infectadas por la plaga, para inci-nerarlas, y realizar luego la recoleccin de las cerezassanas y maduras, sin dejar nada, ni en el rbol, ni en elsuelo. Ello implic el reforzamiento del ya mencionadoplan educativo y un consecuente cambio cultural de loscaficultores. A finales de los aos noventa el control cul-tural sobre la plaga se evidencia como el componentems importante en el manejo de la broca, debido a quecontribuye a la disminucin de sus poblaciones en elcampo y genera mayores ingresos.18

    Cmo explicar su aceptacin? Desde una comprensinantropolgica, Castao (1998, 69) advierte que su acep-tacin en los pequeos caficultores se debe a que lospropietarios viven permanentemente en los predios, yson ellos quienes se ocupan directamente de la revisiny de hacer un seguimiento constante de los trabajado-res que contratan. Diferente de los grandes propietariosabsentistas por naturaleza y de extraccin urbana,que no tienen control sobre si la prctica se realiza demodo eficaz, y cuyos trabajadores no siempre se pre-ocupan por realizar esta labor con responsabilidad. Sinembargo, no todos estn de acuerdo en que el controlmanual de la plaga sea rentable, aunque se reconozca sueficacia, y que su beneficio se da slo a mediano y largoplazo. Despus de la prctica del Re-Re, el componenteMIB ms utilizado a finales de los aos noventa fue eluso de insecticidas, y el nivel de infestacin, el regis-tro de floraciones, el entomopatgeno y los parasitoides(Meja y Lpez 2002).

    CENICAF (1994) considera que el manejo inadecua-do de la plaga no hacer la recoleccin permanente degranos maduros y sobremaduros gener la falsa versinde que la plaga slo puede controlarse con insecticidasqumicos. Los productores realizaron aspersiones ma-

    17 Sobre la dispersin de la broca por parte de la Federacin se-gn lo seala el estudio de Castao 1998, 59-60 se tienenmuchas historias. Unos cuentan que desde unas avionetas ti-raban los frutos brocados al cafetal; otros dicen que eran losagrnomos de la Federacin los que la traan en carrieles, y queen algunas fincas, das despus de ser visitados por ellos, apare-ca la broca justo por donde el extensionista se haba quedadopara orinar.

    18 Segn Benavides et al.(2002, 162), el Control Cultural es defini-do como aquellas labores orientadas a minimizar la disponibilidadde alimento y refugio y a modificar todas aquellas condiciones delmedio que son favorables para la reproduccin del insecto y estsustentado en la realizacin de una buena cosecha.

    sivas con insecticidas de categoras I y II, consideradosaltamente txicos y dificiles de manejar de forma segu-ra. De hecho, el campesino se familiariz inicialmente ymejor con el control qumico, pues se tena la nocin deque su uso era productivo. Los caficultores usaron losvenenos ms recomendados y posteriormente insectici-das con el nombre comercial de Thiodan y Thionil (ca-tegora toxicolgica I), con ingrediente activo de endo-sulfan, ms txicos y dificiles de manipular de manerasegura. Finalmente, el insecticida de mayor uso en losaos noventa fue el Thiodan 35 EC, a pesar de haber sidoautorizado por el Ministerio de Salud slo desde 1997.

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    No por otra razn, en aquellos aos, labriegos presio-nados por sus deudas, el embargo de sus tierras o elmal manejo del producto, tambin hicieron uso del in-

    secticida. As, los sntomas de intoxicacin fueron unaconstante en el hospital municipal de Lbano. Estudiosrecientes demuestran que su uso no fue eficaz, en au-sencia del control cultural (Benavides et al.2002). Enparte, porque la potencial dependencia unilateral en eluso del control qumico para el combate del insecto noes aconsejable y porque su uso, adems de producir unaprdida en el peso de los frutos cosechados, afectaba deigual modo la calidad de la bebida (Bustillo 1996).

    El caf fue considerado un cultivo sano en trminosde plagas y enfermedades y de un bajo impacto en elambiente, hasta cuando apareci la roya en Chinchin(Caldas) en los aos ochenta. Pero con la aparicin dela broca cambia su historia en el patrn de uso de losplaguicidas, convirtindolo en un cultivo demandadorde insecticidas (Bonilla et al.2000).

    ELEFECTOSOCIOECONMICOLa transferencia de tecnologa contra la broca no fueuna labor sencilla, ya que el caficultor careca de unacultura para el manejo del problema fitosanitario. Laasimilacin de la nueva prctica cultural acarre un im-pacto econmico y el detrimento de los ingresos cafe-teros. Los caficultores siempre esperaron una prcticaeconmica, fcil de ejecutar y rpida. Hongos y avispasgeneralmente fueron usados cuando los recibieron rega-lados. Si bien el propsito de la campaa antibroca era

    19 El insecticida fue autorizado segn Resolucin 01669 del 27de mayo de 1997 del Ministerio de Salud. Por la cual se auto-riza el uso de productos con base en endosulfan nicamentepara el control de la broca del cafeto (Hypothenemus hampei),en cumplimiento de la Resolucin 01669 del Ministerio de Sa-lud. Ver Bonilla et al.2000. Lase tambin Posada,Villalba yBustillo .2004.

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    alertar sobre las consecuencias o problemas econmi-cos y sociales ocasionados por la plaga, los caficultoresdebieron mantener sus oficios en los cultivos y some-terse a campaas de aprendizaje y educacin. Esa laborpropagandista, que tambin estuvo acompaada de unprograma sobre radicacin de cultivos, se dio en detri-mento de la prdida de jornales por parte de los traba-jadores. No es exagerado entonces sealar que con lallegada de la roya, y luego de la broca, cambia la historiade los cultivos del caf en Colombia. Veamos por qu.

    Por la broca, la Federacin traz unplan de erradicacinde cultivos, que hizo desistir a no pocos propietariosde seguir invirtiendo en la caficultura. La renovacin,con el programa de subsidios de un milln de pesos porhectrea, logr derribar alrededor de 50 mil hectreas,por lo menos hasta 1995 (El Tiempo 1994, 10 de ju-lio; 1995, 17 de julio). El plan inclua una poltica derenovacin de cultivos, que trajo inicialmente muchooptimismo, por los subsidios que se pagaban y porqueserva como medio para combatir la broca. El tratamien-to fue especial para los grandes y medianos caficultores,los cuales recibieron subsidios por broca y renovacin,debido a las grandes reas establecidas. Los pequeospropietarios, en cambio, no siempre fueron protegidospor esta poltica. De aquellos que recibieron dineros porla destitucin de cultivos y la deforestacin, no todosracionalizaron bien los recursos; por el contrario, fue-ron despilfarrados. Mientras tanto, el inconformismodel pequeo productor iba en aumento. Varios de losentrevistados no recibieron el pago por la erradicacinde sus pequeos lotes de caf, y en la zona de SantaTeresa una gran mayora inici un xodo rural conescasos precedentes.20

    En Lbano, fincas que producan aproximadamente1.000 cargas de caf redujeron la produccin en 80-100cargas. Y las pequeas parcelas, que producan entre80 y 50 cargas, suministrando recursos econmicos ex-clusivamente para vivir, se cayeron totalmente (Rincn2001, 50). En Santa Teresa y San Fernando corregi-mientos del municipio donde se desatacaron los nive-

    20 Segn lo confirmado por Rincn (2001, 75-76), los Comitsde Cafeteros Municipales y Departamentales desembolsarondineros a travs de intermediarios financieros como Bancaf

    y la Caja Agraria. El dinero recibido se inverta en los jornalesrequeridos para tumbar el caf. Si el cafetalista sembraba caf,incumpliendo el contrato, el dinero recibido deba ser devueltola semana siguiente. El caficultor poda tumbar entre 1 y 3hectreas de caf, atendiendo a dos modalidades. La prime-ra, cafetales brocados y tradicionales. La segunda, cafetales enplena produccin y tecnificados, hecho que se evidencia espe-cialmente entre 1992 y 1994.

    les de erradicacin de cultivos durante esos aos setumbaron casi todas las plantas de caf, dejando slopocas hectreas en produccin.21La gente abandon lasveredas y muchos de los pequeos productores endeu-dados con entidades financieras no recibieron el dineroacordado, pues ste pas a ser abonado a las deudaspreviamente contradas (Rincn 2001, 75-76). Las deu-das adquiridas en esos aos y las polticas de entidadesbancarias colapsaron, al igual que el equilibrio socialy econmico de los cafeteros. La situacin gener unfuerte movimiento social con apoyo del clero, fraccio-nes del Partido Liberal, grupos armados al margen de laley y organizaciones no gubernamentales, que finalizcon la condonacin de deudas por debajo de cinco mi-llones de pesos.22

    Los ataques agresivos e incontrolados de la broca y lasacciones limitadas de la Federacin para afrontar elproblema inicialmente contribuyeron radicalmente enla rentabilidad del cultivo. El hecho es que de 25 milhectreas de cultivos afectadas en 1990, se pas a cer-ca de 600 mil en 1996, de un total de 1,2 millones dehectreas dedicadas al cultivo.23La Federacin contabacon un 25% del caf almacenado daado por la broca.24Hacia 1998 slo 2 de los 18 departamentos cafeterosdel pas no estaban infectados (El Espectador1996, 3de mayo). La broca ya cubra el 90% de la caficulturanacional (Mrquez 2000, 127).

    Los ms afectados fueron quienes tenan sus fincas enlas regiones clidas, clima ms propicio para la prolifera-cin de la plaga. El caf dej de ser un negocio lucrativopara cientos de familias que tenan apostadas esperan-zas en las cosechas y los precios del mercado. Se calculaque en las zonas cafeteras de Colombia residan per-manentemente 500.000 familias, de las cuales 330.000

    21 Sobre los factores que influyeron en la crisis cafetera en el nor-te del Tolima, ver Rincn 2005. Lase tambin Ramrez 2001.

    22 El alivio temporal logrado con la refinanciacin y condona-cin de la deuda cafetera para pequeos caficultores redujoel impacto econmico de la broca. Pero ahora los caficulto-res tenan nuevos problemas, debido a que vieron reducir la

    produccin y control natural sobre los cafetales, y ademsdeban adquirir nuevos crditos o aumentar las deudas pre-viamente adquiridas. Sobre el movimiento de protesta cam-pesino, lase Ramrez 2001.

    23 En 1996 la FNCC consider que los resultados al adelantarlas prcticas culturales y biolgicas fueron positivos, ya quelos niveles de infestacin de la plaga disminuyeron, lo queredujo las prdidas por broca; aunque reconoci que la plagaestaba ya en dos tercios del rea sembrada de caf. Ver Fe-deracin Nacional de Cafeteros 1997.

    24 Informes provenientes de las zonas cafeteras indican que labroca se encontraba entre el 10 y 40% del caf pergaminoseco de trillacomercializado entre 1996 y 1997, por lo quesus precios tenan un descuento especial.

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    eran propietarias de las fincas, y las restantes 170.000derivaban su ingreso exclusivamente de la mano de obra.De las 500.000 familias, aproximadamente 300.000producan caf.25A esas cifras hay que agregar que laindustria del caf, la cual incluye la produccin y subeneficio, provea empleo a cerca de 800.000 personas,lo que representaba aproximadamente una tercera partedel empleo rural en todo el pas. En total, aproxima-damente tres millones de personas dependan, de unau otra forma, de las diferentes etapas de la industriacafetera (produccin y cosecha, transformacin, comer-cializacin, etc.) (Ramrez y Avallaneda 1995).

    La produccin afectada por la broca empez a ser com-prada a mitad de precio, sta era enviada al consumo na-cional. En algunos casos la recoleccin del grano lleg aser tan costosa que sus dueos prefirieron abandonar elcafetal y perder sus cosechas. En estas circunstancias,las familias que apostaron a quedarse en las zonas cafe-teras iniciaron la siembra de productos de autoconsumopara la supervivencia familiar. En realidad, los ms afec-tados resultaron ser los pequeos y medianos producto-res en el mbito nacional. La broca se convirti en unfactor importante de la baja rentabilidad del cultivo (ElTiempo1995, 30 de abril).

    25 Ver Bonilla et al. 2000, 40.

    Durante la dcada, a pesar de la diversificacin de laeconoma colombiana y los nuevos descubrimientos ydesarrollos en el sector petrolero, el caf gener el 20%de los ingresos externos del pas en 1994, el 18% en 1995y el 15% en 1996. Estos ingresos se reflejan en los indica-dores sobre las exportaciones, ya que hacia 1993 Colombiaproduca el 19% del total de las exportaciones de caf en elmundo, el 25% en 1994, el 18% en 1995 y el 15% en 1996(ver el Cuadro 4) (Ramrez y Avellaneda, 1995).

    Es cierto que el nico factor no fue la broca. Los estra-gos de la crisis se aprecian tambin en el hogar tradicio-nal campesino. Segn cifras del Instituto Colombianode Bienestar Familiar (ICBF), los ndices sobre casosde abandono, peligro fsico y moral para los nios, vio-lencia entre parejas y maltrato infantil son graves en lospoblados cafeteros (Ordez 1995). El estudio de Ma-riela Mrquez observa lo sucedido en el municipio deManizales (Caldas). La cada de los ingresos llev a re-ducir la nmina de trabajadores, y la situacin se agravpor la baja en las cosechas y por los problemas causadospor las polticas fitosanitarias. Un poco ms de la mitadde las familias de productores se disgregaron; una parteemigr a poblaciones lejanas o a las cabeceras munici-pales, en busca de ingresos nuevos. Los propietarios depredios extensos no afrontaron estas dificultades, porhabitar en las grandes ciudades; quedaron en las fincaslos adultos, nietos y sobrinos; se fueron los jvenes ca-beza de familia y las mujeres solteras (Mrquez 2000).Un gran nmero de recolectores cafeteros prefirieronemigrar a zonas de cultivos ilcitos (El Tiempo1995, 28de abril), y unos cuantos prefirieron suicidarse o aban-donar la caficultura para siempre.26Lbano no estuvoexento de esta situacin.27

    El problema de las plagas, al parecer, hizo que el ca-ficultor avanzara en el manejo del cultivo y mejoraraen el aspecto administrativo de la plantacin; pesea las adversidades, algunos aprendieron a sobrevi-vir en el negocio. Fueron pocos; esto dependi enparte de la ubicacin espacial de los cafetales: aque-llos cercanos a los cascos urbanos tradicionalmentecafeteros sobrevivieron, puesto que lograron contarcon una mejor oferta de brazos y abaratar los gastosde recoleccin.

    26 El ndice de homicidios con armas de fuego y cortopunzanteses superior. Le sigue luego el suicidio con Thiodan, fenmenotangible en la dcada 90, especialmente por la falta de tcnicasapropiadas de fumigacin para combatir la broca y, en no pocoscasos, por los problemas de endeudamiento. En el caso de San-ta Teresa se registra el ndice ms alto. En 1994 se presentaron5 homicidios y 3 suicidios (Rincn 2001, 114).

    27 Para una mejor comprensin, lase Ramrez 2004, 347-357.

    Grfico 1.Evolucin de la broca en el nivel nacional,1988-1996

    Fuente: El Espectador 1996, 3 de mayo.

    Hectreas

    700,000

    600,000

    500,000

    400,000

    300,000

    200,000

    100,000

    01988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996

    Aos

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    Ao cafetero Sacos de 60kilogramos

    1990/91 14.396.000

    1991/92 17.980.000

    1992/93 14.947.000

    1993/94 11.422.000

    1994/95 12.964.000

    1995/96 12.938.000

    1996/97 10.779.0001997/98 12.112.000

    1998/99 10.868.000

    Fuente: Mrquez (2000, 145).

    169

    La broca del caf en Lbano. Impacto socioproductivo y cultural en los aos 90RENZORAMREZBACCA

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