30
CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa ISSN: 0213-8093 [email protected] Centre International de Recherches et d'Information sur l'Economie Publique, Sociale et Coopérative Juliá Igual, Juan Francisco; Marí Vidal, Sergio Agricultura y desarrollo rural. Contribuciones de las cooperativas agrarias CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, núm. 41, agosto, 2002, pp. 25- 52 Centre International de Recherches et d'Information sur l'Economie Publique, Sociale et Coopérative Valencia, Organismo Internacional Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=17404103 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Agricultura-cooperativismo

Embed Size (px)

DESCRIPTION

agrocoperativa

Citation preview

  • CIRIEC-Espaa, Revista de EconomaPblica, Social y CooperativaISSN: [email protected] International de Recherches etd'Information sur l'Economie Publique, Socialeet CooprativeOrganismo Internacional

    Juli Igual, Juan Francisco; Mar Vidal, SergioAgricultura y desarrollo rural. Contribuciones de las cooperativas agrarias

    CIRIEC-Espaa, Revista de Economa Pblica, Social y Cooperativa, nm. 41, agosto, 2002, pp. 25-52

    Centre International de Recherches et d'Information sur l'Economie Publique, Sociale et CooprativeValencia, Organismo Internacional

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=17404103

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Agricultura y desarrollo rural.Contribuciones de lascooperativas agrarias

    Juan Francisco Juli IgualSergio Mar Vidal

    Centro de Especializacin y Gestin de Empresas Agrarias (CEGEA) de la Universidad Politcnica de Valencia

    CIRIEC-Espaa, Revista de Economa Pblica, Social yCooperativa, n 41, agosto 2002, pp. 25-52

    CIRIEC-Espaa, revista de economa pblica, social y cooperativaISSN: 0213-8093. 2002 CIRIEC-Espaa

    www.ciriec.es www.uv.es/reciriec

  • Agricultura y desarrollo rural.Contribuciones de lascooperativas agrarias

    Juan Francisco Juli Igual ySergio Mar VidalCentro de Especializacin y Gestin de Empresas Agrarias (CEGEA) de la Universidad Politcnicade Valencia

    RESUMEN

    El actual escenario de la agricultura, con un entorno cada vez ms globalizado y en el que las ayudas al pro-ductor vienen reducindose de forma constante en los ltimos aos, marca nuevos desafos para el sector agrario.En este punto, las cooperativas agrarias se estn convirtiendo en elementos clave de desarrollo del sector, comopone de manifiesto su importante realidad tanto social como econmica.

    Por otro lado, las nuevas tendencias de la Poltica Agraria Comunitaria, que viene dando cada vez ms impor-tancia a conceptos como la multifuncionalidad y el desarrollo rural, hace necesario que las cooperativas se involu-cren en estos temas, pues las oportunidades que se les presentan resultan de un enorme inters para ellas, yaque pueden y deben convertirse en las organizaciones que lideren estas nuevas preocupaciones.

    PALABRAS CLAVE: cooperativas agrarias, Poltica Agraria Comunitaria, multifuncionalidad, desa-rrollo rural.

    CLAVES ECONLIT: P130, Q130.

    CIRIEC-ESPAA N41/2002 (pp. 25-52)

  • Agriculture et dveloppement rural.Contributions des coopratives agricoles.

    RSUM: La scne agricole actuelle, avec un environnement de plus en plus globalis et surlaquelle les aides au producteur ont t rgulirement rduites au cours de ces dernires annes, estle cadre de nouveaux dfis pour le secteur agricole. Sur ce point, les coopratives agricoles devien-nent des lments cls du dveloppement du secteur, comme le met en vidence leur importante ra-lit, qu'elle soit sociale ou conomique.

    Par ailleurs, les nouvelles tendances de la Politique Agricole Commune, qui accorde de plus enplus d'importance des concepts comme la multifonctionnalit et le dveloppement rural, font qu'il estncessaire que les coopratives se sentent concernes par ces deux thmes parce que les opportu-nits qui leur sont offertes sont d'un trs grand intrt pour elles, puisqu'elles peuvent et elles doi-vent devenir les organisations qui seront la tte de ces nouvelles proccupations.

    MOTS CL: Coopratives agricoles, Politique Agricole Commune, multifonctionnalit, dvelop-pement rural.

    Agricultural and Rural Development. TheContribution of Agricultural Co-operatives.

    ABSTRACT: The current agricultural scenario, in an ever more globalised context in which pro-ducer aid has seen continual cutbacks over recent years, marks new challenges for the agriculturesector. At the present point, agricultural co-operatives are becoming key elements in the sectors deve-lopment, as evidenced by their present substantial social and economic mass.

    Meanwhile, the new tendencies of Common Agricultural Policy, lending ever greater importanceto concepts such as multifunctionality and rural development, make it necessary for co-operatives tobecome involved in these matters, as the opportunities presented are of enormous interest to them,as co-operatives can and should become the organisations leading these new concerns.

    KEY WORDS: Agricultural co-operatives, Common Agricultural Policy, multifunctionality, ruraldevelopment.

    26JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

  • 27AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

    Los retos a los que la agricultura y el cooperativismo se enfrentan en el siglo XXI, no puedensino abordarse desde la consideracin y el diagnstico del nuevo escenario econmico y marco ins-titucional en que se encuentran. Por ello, la observacin de algunos de los datos del escenario macro-econmico que supone dicha actividad, tanto en Espaa como en la Unin Europea se haceimprescindible.

    Este escenario podemos representarlo mediante las siguientes notas:

    Nos encontramos con una agricultura que produce excedentes ya de carcter estructural. Lareforma de la Poltica Agraria Comunitaria (PAC) en el ao 1992 como consecuencia del informe McSharry, puso de manifiesto la necesidad de virar todava ms hacia una poltica que en lugar de pri-mar a los agricultores va precios, lo hiciera va compensaciones directas, adems del mantenimientode las polticas dirigidas directamente a la reduccin de produccin excedentaria (abandono de tie-rras, sacrificio de la cabaa ganadera).

    El incremento, por otro lado, de la oferta internacional de muchas de sus producciones con pre-cios sensiblemente inferiores han sido determinantes claros de una disminucin de los precios delos productos agrcolas en trminos reales (cuadro 1), lo que a la postre ha1 significado que en las lti-mas tres campaas se pueda afirmar que la Renta Agraria, esto es los ingresos medios percibidos porlos agricultores de la UE, ha venido cayendo en los ltimos tres aos de la dcada de los noventa, sibien en el ao 2000 creci ligeramente (1,9%), debido en gran medida a un importante descenso delempleo de mano de obra.

    Cuadro 1. Evolucin de los precios a la produccin deproductos agrcolas en la UE (deflactados)

    Ao 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999ndice 100 97.2 89.3 84.9 85.0 85.4 83.2 80.1 76,6 73,1

    Fuente: Comisin Europea, 2001.

    1.- Escenario de la Agricultura Europea en elsiglo XXI

    1.- Este articulo se basa en una ponencia de los autores revisada y ampliada, que se presente con el mismo titulo en las Jornadas sobreAsociacionismo y desarrollo rural que organiz el Ministerio de Agricultura del 12 al 14 de Junio en Salamanca.

  • Los acuerdos internacionales, desde la llamada Ronda Uruguay a la Ronda de Singapur de laOrganizacin Mundial del Comercio y la ltima Conferencia de la OMC en Doha (Qatar), han supuestoy supondrn acuerdos claramente favorables a una creciente liberalizacin de los mercados interna-cionales, que conlleve la disminucin de los diferentes mecanismos de proteccin en las distintas reasde mercado, pero que a la vez cuestionar tambin la poltica de subvenciones a la produccin quelos diferentes pases establecen para sus agricultores y que a la postre alteran la igualdad de con-currencia en los mercados.

    En este sentido, conviene apuntar por un lado que la Unin Europea, en la segunda gran reformade su Poltica Agraria (PAC), a partir del ao 1.992, ya inici un proceso de desmantelamiento o reduc-cin tanto de sus sistemas de proteccin como de subvencin va precios a sus agricultores. Y porotro lado, en la tercera reforma de la PAC aprobada en el Consejo Europeo de Berln de marzo de1.999, se observa que se continuar claramente en esta direccin, con el desarrollo de susOrganizaciones Comunes de Mercado.

    Pero no pensemos ni por un momento que slo la Unin Europea protege su produccin agrcolade otros competidores, ya que es bien sabido que existen diferentes mecanismos de proteccin (aran-celes, prelevements, subvenciones a la exportacin va restituciones o va ayuda alimentaria a travsde crditos blandos, controles fitosanitarios) que todos los pases utilizan y que lo que diferencia aunos de otros es la opcin elegida. Por ello, son muchos los que reivindican que todas ellas seansometidas a debate en la Ronda del Milenio.

    En cuanto a la ayuda a sus agriculturas, todos los pases desarrollados tienen subvencionadosa sus agricultores, y hoy la Unin Europea no tiene un subsidio mucho mayor que el que disfrutanotras agriculturas de los pases de la OCDE (cuadro 2).

    Cuadro 2. Equivalente de subvenciones a la produccin(ESP), 1997

    ESP por ATP(dlares)

    Australia 4.400Canad 8.000UE 18.000Islandia 29.000Japn 24.000Nueva Zelanda 1.000Noruega 34.000Suiza 35.000USA 13.000OCDE 24 (*) 17.000*Media ponderada.Fuente: Tamames R., 1999

    28JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

  • 29AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

    Adems, debe sealarse que mientras en los foros internacionales se ha venido solicitando la dis-minucin de las ayudas que la Unin Europea concede a sus agricultores, otros pases como EstadosUnidos han incrementado de forma importante en los ltimos aos las ayudas agrarias, como sea-laba el Comisario Europeo Fischler en unas recientes declaraciones, cifrndose el crecimiento delas mismas desde 1996 al ao 2000 en un 700%, lo que ha hecho que tambin algn sindicato agra-rio espaol calificara de doble moral la actitud de este pas en los foros internacionales, que pareceva a continuar en los prximos aos.

    As, la nueva "Farm Bill" que el Gobierno Bush va a llevar adelante supondr un nivel de ayudassuperior para los agricultores estadounidenses frente a los europeos (cuadro 3).

    Cuadro 3. Ayudas agrarias en la nueva "Farm bill" y laUnin Europea

    Concepto EE.UU. UE

    N explotaciones en 1996 2.058.000 7.370.000Tamao medio explot. 207 Ha. 18 Ha.Ayuda total estimada en 2000 92.300 millones $ 103.500 millones $Ayuda total estimada per cpita 338 $ 276 $Ayuda al productor estimada (APE) en 2000 49.000 millones $ 90.200 millones $APE en 2000 por agricultor a tiempo completo 20.000 $ 14.000 $

    Fuente: OCDE y Eurostat

    Parece pues el momento de que, tal y como afirmaba el Presidente de ASAJA, la Administracineuropea "abra los ojos y comprenda la necesidad de mantener un sector clave, no slo para la eco-noma, sino tambin para la conservacin del entorno natural y la fijacin del empleo en el medio rural",mxime cuando nos encontramos con una actitud por parte de los Estados Unidos claramente pro-teccionista, y respaldada por su propio Presidente al considerar que el xito de los agricultores y gana-deros resulta esencial para el xito de la economa norteamericana en su conjunto.

    En cualquier caso, tambin creemos necesario diferenciar entre lo que constituyen ayudas direc-tas a la produccin, de las que se destinan a retribuir otras funciones que se reconocen hoy a la acti-vidad agraria desde el enfoque multifuncional, esto es su relacin con la poltica medioambiental,territorios y de desarrollo rural que no debe tener el mismo tratamiento.

    El modelo productivo de la agricultura europea es heterogneo, coexistiendo pases con una nota-ble eficacia productiva en trminos de Valor Aadido Neto a precios de mercado por explotacin (Van/ explotacin), como de VAN por Unidades de Trabajo Anuales (VAN / UTAs), como es el caso deHolanda, Dinamarca, Reino Unido y Blgica, frente a pases con tasas sensiblemente inferiores a la

  • 30JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

    media comunitaria, como ocurre en los pases mediterrneos (cuadro 4), que hacen que una polticaagraria totalmente uniforme desde un punto de vista territorial no sea todo lo eficiente que debiera, yque de nuevo haga reivindicar un mayor peso de la poltica de estructuras dentro de la PAC.

    Adems, la PAC ha marcado en cuanto al nivel de apoyo a los distintos sectores, una manifiestaprevalencia hacia los productos continentales frente a los productos tpicos de la agricultura medite-rrnea. As, el equivalente de subsidio al productor (ESP) como porcentaje del VAB a precios de mer-cado en productos como la leche se sita en el 90%, en cereal y oleaginosas en un 60 y 70%respectivamente, en algunas carnes como la de bovino por encima del 100%, frente a productos comolas frutas con un 10%, hortalizas 20%, aceite de oliva 33%, y vino 13%, que sitan en un escenarioms desfavorable an a la agricultura propia de los pases mediterrneos, ya que la mayor parte delpresupuesto agrario se destina a tres subsectores: herbceos, vacuno y lcteos (cuadro 5).

    Cuadro 4. Valor aadido neto por Unidad de TrabajoAnual y por explotacin en la Unin Europea

    VAN / UTA (1998)1 VAN / N de explotaciones (1.997)2

    Blgica 25.01 27,7Dinamarca 29.86 37,7Alemania 17.91 21,2Grecia 13.14 9,3Espaa 16.02 13,9Francia 25.06 36,1Irlanda 13.92 18,8Italia 12.72 9,0Luxemburgo 22.44 33,7Holanda 27.04 56,9Austria 11.83 7,4Portugal 3.91 5,2Finlandia 14.53 19,6Suecia 11.20 10,0Reino Unido 17.39 28,6

    VAN: Valor aadido neto al coste de los factores a precios corrientes.UTA: Volumen de la mano de obra agrcola en Unidades de trabajo anual (UTA)1 Miles de ecus /UTA2 Miles de ecus /explotacin

    Fuente: Juli J.F. y Meli E., 2001.

  • 31AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

    Cuadro 5. Equivalentes del subsidio al productor (ESP) enla Unin Europea

    Apoyo al precio como ESP como % del% del ESP total V.A.B. a p.m.1

    Productos continentalesTrigo 16,0 72,7Maz 52,3 61,4Otros cereales 30,2 113,0Oleaginosas 0,0 70,1Azcar 100,0 76,0Leche 88,0 90,4Carne de ovino 32,8 62,7Carne de bovino 79,7 133,4Carne porcina 79,9 36,4Carne de ave + huevos 76,3 53,7

    Productos mediterrneosFrutas 55,6 10,7Hortalizas 63,7 20,4Aceite de oliva 31,4 33,2Vino 43,3 13,8Arroz 94,1 106,0Tabaco 0,0 168,9

    1Valor aadido bruto a precios de mercado.

    Fuente: Garca J.M., Comps R., 1998.

    La ampliacin en un futuro inmediato de la Unin Europea con la adhesin de los llamados Pasesde la Europa Central y Oriental (PECOs), supone una mayor competencia para algunas produccionesde los actuales integrantes de la UE ya que la competitividad de los llamados PECOs no debe menos-preciarse en un contexto nada desfavorable de preadhesin que ir acompaado sin duda de ayudastal y como se recoge en la Agenda 2000, y que se estn materializando ya a travs de diversos pro-gramas, entre ellos el Programa SAPARD, con una dotacin presupuestaria de 500 millones de eurosanuales.

    La estructura productiva, especialmente en cuanto a dimensin de sus explotaciones, hace queen la medida en que estos pases vayan incorporando nueva tecnologa, en parte gracias a las ayu-

  • das que reciban, el aumento de rentas, que en muchos casos se est ya produciendo, y el incentivode unos precios de mercado altos al concurrir en un mercado como el de la UE de mayor poder adqui-sitivo har muy competitiva sus importantes producciones de cereales, lcteos, remolacha y carne devacuno, que harn olvidar las ineficiencias pasadas de sus sistemas de produccin bajo frmulas colec-tivas propias del socialismo europeo (Lamo de Espinosa, 1999).

    La demanda agroalimentaria ha registrado importantes cambios en la UE, si bien, si nos referi-mos en trminos cuantitativos al consumo de alimentos frescos, el crecimiento experimentado ha sidomnimo, inferior al de la oferta agraria. Sin embargo, otra cuestin bien distinta es el crecimiento del con-sumo de transformados que ya a finales de los ochenta se cifraba en ms del 70% del consumo ali-mentario (Mioni, 1987). Sin duda, los hbitos de vida y la incorporacin de la mujer al mundo del trabajohan sido factores determinantes que han favorecido, al igual que en otras zonas desarrolladas, que estefenmeno se haya producido. Un buen ejemplo podra ser el mercado europeo de ctricos donde frentea un crecimiento del 3,2% del consumo de transformados, el consumo en fresco slo creci el 0,2%,situndose el consumo de transformados en el 60% del consumo total de ctricos en los pases desa-rrollados, mientras que en el resto de pases apenas alcanza el 40% (FAO, 1998).

    Con todo, el cambio ms importante experimentado en cuanto a la demanda agroalimentaria es elfuerte grado de concentracin de la distribucin alimentaria, ya que en la mayora de los pases de laUE, slo los cinco primeros grupos de distribucin controlan ms del 60% de la demanda, lo que noes de extraar si pensamos en la importancia de los grupos de alimentacin europeos, que son cuatrode los nueve primeros que figuran en el top mundial.

    La consecuencia de los fuertes procesos de concentracin, especialmente en lo que se refiere ala demanda agroalimentaria ha supuesto una contribucin a los procesos de internacionalizacin y glo-balizacin de la distribucin, y por ende de las transacciones internacionales de productos agrcolas. Almismo tiempo se han hecho mucho ms exigentes en las condiciones de entrega de producto, y hanencontrado tambin una correspondencia con la concentracin en grandes organizaciones de produc-tores, que configuran un mercado europeo muy vertebrado en el que los pequeos operadores tantodel lado de la demanda como de la oferta tienen poco que hacer.

    De hecho, parte de la mercanca que entra de pases terceros a la Unin Europea, en algunos casosviene de la mano de operadores europeos2, que en ocasiones representan a los propios productores,lo que contribuye a una cierta ordenacin de la competencia acomodando los calendarios de entraday buscando incluso sinergias que contribuyan al aumento del consumo total de estos productos queen definitiva beneficien al conjunto de esta produccin.

    32JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

    2.- Holandesa Velleman and Tas, italiana Bocchi, alemana Atlanta Scipio, francesa Pomona, britnicas Geest, Fyffes y Albert Fisher.

  • La creciente preocupacin por los temas medioambientales, y de calidad y seguridad alimenta-ria, unido a una atencin preferente a los mismos en la referida Agenda 2000, permite aventurar unaserie de oportunidades para el mercado de productos orgnicos o biolgicos. De hecho se viene obser-vando un crecimiento si bien todava no en trminos absolutos, s relativos, de las superficies y pro-ducciones de estos productos (figura 1), registrndose al menos de momento unos precios algosuperiores, lo que es un indicador de la preferencia de algunos consumidores por este tipo de pro-ductos.

    Figura 1. Evolucin de la superficie de cultivo orgnicoen la Unin Europea (Ha.)

    Fuente: Willer H., Yussefi M., 2001.

    Por otro lado, el posible desarrollo de sistemas de modulacin de carcter medioambiental delas ayudas, por aplicacin de clusulas de ecocondicionalidad, es otro factor a tener en cuenta, puessin duda animar a los productores hacia estas formas de produccin cada da ms respetuosas conel medio ambiente, produccin integrada y produccin orgnica.

    33AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

    1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999

    3.500.000

    3.000.000

    2.500.000

    2.000.000

    1.500.000

    1.000.000

    500.000

    0

  • La produccin ecolgica, al igual que la produccin integrada, estn despertando el inters de losproductores agrarios en la Unin Europea, ya que se observa por parte de los consumidores un claroaprecio por una alimentacin ms sana, que adems es fruto de unas prcticas de cultivo ms res-petuosas con el medio ambiente.

    Por otro lado, estas formas de agricultura tienen una mayor coincidencia con los nuevos objetivosde la PAC, que como ya hemos sealado, van a favorecer los temas medioambientales.

    Estamos por tanto, ante un mercado que puede representar oportunidades de futuro para la agri-cultura, tanto desde el punto de vista de un previsible mayor apoyo institucional frente a la agriculturaconvencional, como tambin desde un punto de vista meramente comercial, ya que todo parece apun-tar a un crecimiento de la demanda de este tipo de productos.

    Algunos informes sealan como una estrategia de marketing para potenciar la imagen de calidad,la utilizacin de la produccin ecolgica o integrada, buscando adems el llamado efecto locomo-tora sobre las ventas de productos convencionales (Brugarolas M. et al, 1999).

    Esta situacin parece que es propia de los pases desarrollados como se desprende de los resul-tados obtenidos por Hartman & New Hope, 1.997 para el mercado USA en 1.996, que hablan de cua-tro segmentos de compradores (cuadro 6).

    Cuadro 6. Segmentacin del mercado norteamericano

    Segmento Compradores Atrados Bordeadores No interesadosecolgicos o fronterizos

    % poblacin 10 22 28 40

    Fuente: Brugarolas M., et al, 1.999.

    En el mismo informe se establece un umbral de precios superior para la produccin ecolgica; dehecho se seala que el 55% de los consumidores habituales estaran dispuestos a pagar un 20% mspor estos productos.

    34JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

    2.- La agricultura orgnica. Una referenciaobligada en el futuro del sector

  • Cuadro 7. Exceso de precio para los productores de cultivoorgnico como porcentaje sobre los precios de losproductores de cultivo convencional en la Unin Europea

    Estado miembro Vegetales Cereales Lcteos Patatas Frutas

    Austria nd 100 20-30 100-120 ndBlgica 35 65 20 80 ndAlemania 50 100 15 200 50Dinamarca 25-50 60-70 20-25 25-50 >100Espaa 0-30 0-50 10-30 nd 15-30Finlandia 50 50 10 50 300Francia nd 60-100 20-30 nd ndReino Unido 20-100 nd 40 40-200 5-40Grecia 30-50 10-20 nd nd 20-50Irlanda 25 nd nd nd ndItalia 15-20 25-30 15 15-20 15-20Luxemburgo 60 100 10 50 60Holanda nd 100 10 33 ndPortugal 10-100 nd nd 100 10-100Suecia 0-30 50-100 15-20 0-30 40

    nd: No disponibleFuente: Michelsen J., et al 1.999

    Con todo, el mercado de los productos ecolgicos todava presenta una enorme incertidumbrepues las cifras de consumo son reducidas y poco representativas, pudiendo nicamente hablar de indi-cios de un potencial de mercado que frente a una oferta todava escasa, ha supuesto precios cierta-mente elevados, situacin que creemos cambiar con el tiempo, ya que cabe esperar una mayorconvergencia en los precios, con un diferencial que en todo caso no ser mayor de un 5-10%.

    En la Unin Europea, si hablamos de agricultura ecolgica, alrededor de un 1,8% de la superfi-cie agraria total se dedica a la misma, siendo Alemania, Italia, Austria y Suecia los que representan lamayor parte de esta superficie de cultivo, que en 1.999 se situ en algo ms de 3,3 millones de hec-treas.

    Es de destacar, que atendiendo a esta situacin, algunos pases del norte de Europa, como Sueciao Dinamarca, se estn planteando incrementar la superficie de cultivo ecolgico para situarla en el pre-sente ao 2.000 entre el 10 y el 20% de la superficie total (Brugarolas M., et al 1.999).

    35AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

  • 36JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

    En el caso espaol, las superficies de cultivo son todava reducidas, aunque no obstante, seobserva un crecimiento. Es el caso de la produccin citrcola, donde segn los expertos consulta-dos, es previsible que de un 2-3% de superficie de cultivo en la campaa 1.998-1.999, se pasa a un5% en la 2.000-2.001.

    Un reciente estudio (Juli J.F., Server R.J., 2000) analiza la viabilidad del cultivo orgnico frenteal convencional de ctricos. Los resultados (cuadros 8 y 9) indican que slo en un contexto de pre-ferencia alta y muy alta, esto es con diferencias superiores en precio del 30% y 40%, presenta elcultivo orgnico una mayor rentabilidad, mientras que con la hiptesis de tan slo preferencia, que secorresponde con la situacin actual, las tasas de rentabilidad son, como sealamos, favorables al cul-tivo convencional, si bien las diferencias son reducidas.

    Cuadro 8. Tasas de rentabilidad del cultivo de naranjasegn hiptesis de preferencia

    TIR orgnico TIR convencional

    Hiptesis 1: Muy alta preferencia 15,29 12,40Hiptesis 2: Alta preferencia 12,87 12,40Hiptesis 3: Preferencia 10,14 12,40Hiptesis 4: Baja preferencia 6,70 12,40Hiptesis 5: Sin preferencia Negativo 12,40

    Fuente: Juli J.F., Server R.J., 2000.

    Cuadro 9. Tasas de rentabilidad del cultivo de mandarinasegn hiptesis de preferencia

    TIR orgnico TIR convencional

    Hiptesis 1: Muy alta preferencia 25,17 20,94Hiptesis 2: Alta preferencia 22,62 20,94Hiptesis 3: Preferencia 19,76 20,94Hiptesis 4: Baja preferencia 16,52 20,94Hiptesis 5: Sin preferencia 12,79 20,94

    Fuente: Juli J.F., Server R.J., 2000.

    No obstante, debe sealarse que el mercado de productos orgnicos presenta la paradoja de quesi bien los precios de los productos comercializados como orgnicos son sensiblemente superiores al

  • 37AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

    de los productos convencionales, en ocasiones se comercializa como productos de agricultura con-vencional un porcentaje significativo, que en el caso de las frutas en general, cifran en torno al 10%,que en la medida en que la produccin orgnica crezca, podra incrementarse de no encontrar loscanales comerciales adecuados.

    Por ltimo hay que sealar dos cuestiones que son las que mayor preocupacin despiertan sobreeste tipo de productos, lo que podramos denominar sus sombras. Por un lado las notables deficien-cias en la distribucin de estos productos, ya que todava los grandes operadores no han fijado suatencin en los mismos dado su escaso volumen y el nulo grado de asociacin del sector (Seifer,1.997), y por otro, las garantas sobre dichos productos, lo que se denomina la certificacin de los mis-mos, que puede enmascarar mecanismos protectores basados en protecciones a la salud que pue-den tener base cientfica rigurosa, o que pueden ser simples aagazas para alejar a los competidoresextranjeros. (Velarde J., 2.000).

    El cooperativismo cuenta en Espaa, al igual que en la mayora de los pases de la Unin Europea,con una larga tradicin en el sector agrario, si bien su desarrollo empresarial se ha producido con algnretraso en relacin con los pases de la Unin Europea que cuentan con agriculturas ms avanzadas.De hecho, son las dos ltimas dcadas, en las que el cooperativismo agrario espaol experimenta unmayor avance.

    Dos hechos pueden ser calificados como determinantes de la actual situacin del cooperativismoagrario espaol en esta etapa.

    Por un lado el desarrollo de su marco normativo, cuya situacin plurilegislativa, con 12 leyes vigen-tes en estos momentos (cuadro 10), la convierte desde el punto de vista de su regulacin en un hechosingular, no slo en el contexto europeo, sino mundial. Eso s, cierto es que todas estas normas hansupuesto el fortalecimiento de la consideracin empresarial de la sociedad cooperativa, apostando porun rgimen econmico, que sin desvirtuar su identidad como cooperativa, le dota de una mayor com-petitividad como empresa.

    3.- El Cooperativismo Agrario Espaol. Susignificacin social y econmica en cifras.

  • Cuadro 10. Desarrollo legislativo cooperativo en Espaa

    mbito territorial Ley Observaciones

    Estatal Ley 27/1999, de 16 de julio, de cooperativas Deroga la Ley 3/1987, de 2 deLey 20/1990, de 19 de diciembre, abril, General de cooperativas.de Rgimen Fiscal de Cooperativas.

    Pas Vasco Ley 4/1993, de 24 de junio, de Cooperativas de Deroga la Ley 1/1982, Euskadi, modificada por Ley 1/2000 de 29 de junio. de 11 de febrero.

    Catalua Ley 18/2002, de 5 de julio, de cooperativas. Deroga Decreto Legislativo 1/1992,de 10 de febrero, por el que se aprueba el Texto Refundido de la ley de Cooperativas de Catalua.

    Andaluca Ley de Sociedades Cooperativas Andaluzas, Deroga la ley 2/1985,aprobada por el Parlamento Andaluz el de 2 de mayo.10 de marzo de 1999.

    Comunidad Decreto legislativo 1/1998, de 23 de junio, A partir de la ley 11/1985, de 25 Valenciana por el que se aprueba el Texto Refundido de la de octubre, modificada por leyes

    ley de Cooperativas de la Comunidad Valenciana. 3/1995, de 2 de marzo, y 14/1997, de 26 de diciembre.

    Navarra Ley Foral 12/1996, de 2 de julio, Deroga la Ley Foral 12/1989.de Cooperativas de Navarra.

    Extremadura Ley 2/1998, de 26 de marzo, de sociedades cooperativas de Extremadura.

    Galicia Ley 5/1998, 18 de diciembre, de cooperativas de Galicia.

    Aragn Ley 9/1998, de 22 de diciembre, de cooperativas de Aragn.

    Madrid Ley 4/1999, de 30 de marzo, de cooperativas de la Comunidad de Madrid.

    La Rioja Ley 4/2001, de 2 de julio, de Cooperativas de La Rioja.

    Castilla y Len Ley 4/2002, de 11 de abril, de Cooperativas de la Comunidad de Castilla y Len.

    Fuente: Elaboracin propia.

    38JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

  • Por otro lado, el ingreso de Espaa en la Unin Europea y la adopcin de ReglamentosComunitarios, especialmente en relacin con las Organizaciones de Productores, tambin han favo-recido el desarrollo del sector cooperativo en Espaa.

    As pues, el cooperativismo agrario espaol constituye hoy una importante realidad, no slo social,sino tambin econmica, ya que como hemos adelantado ha experimentado un importante desarrolloempresarial. Baste sealar que en el ejercicio 2000, 983.210 agricultores son socios de alguna de las3.902 cooperativas existentes, lo que significa que la mayor parte de los titulares de explotacionesagrarias en Espaa son socios de cooperativas, y que en torno al 42% de la Produccin Final Agrariase comercializa a travs de estas organizaciones, cuya cifra de facturacin alcanza, tambin en elejercicio 2000, los 1,8 billones de pesetas (Confederacin de Cooperativas Agrarias de Espaa, 2002).

    Las ltimas cifras del sector (cuadro 11), ponen de manifiesto su consolidacin en los trminosreferenciados y su grado de implantacin en las distintas comunidades autnomas, que se corres-ponde obviamente con la caracterizacin agronmica de cada una de ellas. As, en las comunidadescon mayor implantacin cooperativa, los sectores con una presencia cooperativa importante son losque tienen mayor peso en la Produccin Final Agraria.

    39AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

  • Cuadro 11. Nmero de cooperativas, socios y facturacinde las cooperativas en 1999 y 2000 en Espaa

    N de cooperativas N de Socios Facturacin1

    1.999 2.000 % 1.999 2.000 % 1.999 2.000 %

    Andaluca 792 783 20,07 235.346 238.750 24,28 413.885 405.630 22,47Aragn 225 205 5,25 105.346 52.797 5,37 77.638 93.215 5,16Asturias 72 75 1,92 20.479 20.246 2,06 103.767 67.312 3,73Baleares 32 39 1,00 6.172 5.849 0,59 9.548 7.043 0,39Canarias 55 38 0,97 12.289 8.150 0,83 19.404 15.700 0,87Cantabria 20 26 0,67 7.740 7.735 0,79 7.448 9.500 0,53Castilla-La Mancha 423 449 11,51 131.678 125.273 12,74 98.519 152.390 8,44Castilla-Len 363 348 8,92 132.453 72.500 7,37 122.024 202.179 11,20Catalua 441 435 11,15 80.214 55.620 5,66 274.758 189.620 10,50Extremadura 362 324 8,30 49.180 49.180 5,00 67.007 75.100 4,16Galicia 195 198 5,07 41.253 48.500 4,93 70.497 128.400 7,11La Rioja 65 42 1,08 8.190 12.080 1,23 6.988 23.551 1,30Madrid 39 35 0,90 14.630 8.650 0,88 11.514 11.200 0,62Murcia 88 85 2,18 22.790 22.640 2,30 59.629 78.520 4,35Navarra 137 179 4,59 24.362 24.720 2,51 87.769 89.254 4,94Pas Vasco 70 79 2,02 14.425 13.190 1,34 28.221 31.125 1,72C. Valenciana 536 562 14,40 191.542 217.330 22,10 241.623 225.710 12,50

    TOTAL 3.915 3.902 100 1.098.089 983.210 100 1.700.238 1.805.449 100

    1en millones de pesetas.Fuente: Confederacin de Cooperativas Agrarias de Espaa, varios aos.

    A modo de ejemplo, los sectores hortofrutcola y citrcola en la Comunidad Valenciana, donde elcooperativismo goza ya de un grado de implantacin nada despreciable, o Andaluca y Catalua conla ganadera, frutas y hortalizas y otros productos.

    En este sentido, un primer anlisis sectorial nos lleva a sealar que es el sector hortofrutcola elque cuenta con mayor desarrollo, si atendemos al volumen de negocio y a su propia estructura comer-cial, de clara orientacin exportadora (cuadro 12).

    40JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

  • Cuadro 12. Principales sectores cooperativos en Espaa

    Sector Facturacin1

    Frutas y hortalizas 601.934Ganadera 385.500Aceite de oliva 206.106Vitivincola 178.050Suministros 166.559Cultivos herbceos 128.300Otros sectores 139.000

    1 En millones de pesetas.Fuente: Confederacin de Cooperativas Agrarias de Espaa, 2002.

    Por otra parte, si hablamos de cuota de mercado, adems del tabaco y arroz, destacan el sectordel aceite y del vino con cuotas superiores a las frutas y hortalizas, pero con un volumen de factura-cin y desarrollo empresarial como decamos bastante inferior a stas, adems de que sus cuotas demercado se reduciran bastante si hablramos de aceite y vinos de calidad.

    Asimismo, debe sealarse el importante aumento en la cuota de mercado en algunas produccio-nes en los ltimos 15 aos, llegando incluso a ms que triplicarla en casos como los cereales o la leche(cuadro 13).

    Cuadro 13. Produccin vendida en Espaa por medio decooperativas (%)

    Frutas Hortalizas Cereales Leche

    1.986 26 12 10 101.992 32 15 17 161.996 45 15 20 271.999 45 (ctricos) 15 35 45

    35 (otras frutas) (25 transf.)

    Fuente: Juli J.F., Meli E., 2001.

    En cuanto a su organizacin de actividades, las sociedades cooperativas agrarias espaolas, pre-sentan en muchos casos diversas secciones para la gestin de las diferentes actividades comercia-les, transformadoras o de suministros, ya que a diferencia de otros pases de la UE, como el caso

    41AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

  • holands, est muy extendido el modelo de cooperativa plurisectorial, donde se realizan a veces variasactividades de comercializacin, incluso alguna de transformacin, y en la mayor parte cuentan ade-ms con una seccin de suministros y servicios relacionados con la actividad agrcola a los socios.En algunas Comunidades Autnomas, incluso se cuenta con una seccin de crdito dedicada fun-damentalmente a facilitar financiacin a los socios y a la propia cooperativa, partiendo de los aho-rros que depositan los socios en dichas secciones, que si bien no han conseguido la consideracinpor el Banco de Espaa de entidades financieras, en algunas Comunidades Autnomas, como es elcaso de la Comunidad Valenciana, Catalua, Extremadura y Andaluca, cuentan con legislacin espe-cfica que regula su funcin financiera (figura 2).

    Figura 2. Organizacin ms frecuente de lascooperativas agrarias valencianas

    Fuente: Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentacin. 1987.

    No obstante, y pese al crecimiento importante de su cifra de facturacin y la disminucin del nmerode cooperativas (en 1986, 4.323 cooperativas conseguan un nivel de facturacin que apenas supe-raba el medio billn de pesetas, y en el ejercicio 2000, 3.902 cooperativas superan ligeramente los1,8 billones de pesetas), son las propias organizaciones cooperativas las que estn tomando concien-cia de que un primer factor de debilidad es su escasa dimensin empresarial, sobre todo en compa-racin con muchas de sus homlogas europeas de pases como Dinamarca, Holanda o Francia, dondecuentan con una mayor presencia o arraigo.

    De este modo, y tratando de corregir este factor de debilidad, se han ido utilizando diversas fr-mulas de concentracin empresarial.

    Durante la dcada de los 80 y 90, se produjo una importante proliferacin de estructuras desegundo grado (cooperativas de segundo grado), que en el ao 2000, llegan a 175, con un volumen

    42JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

    COOPERATIVAAGRARIA

    Contabilidad comn Contabilidad independiente

    SECCIN DE SUMINISTROS Y

    SERVICIOS

    SECCIN DECOMERCIALIZACIN

    Y/O INDUSTRIALIZACIN

    SECCIN DECRDITO

  • de facturacin de 628.085 millones de pesetas que representa ms del 40% de la facturacin de todoel sector agrario espaol, estando integradas la mayor parte de cooperativas a alguna organizacinde este tipo, por lo que pueden ser consideradas como un elemento clave de representacin social yeconmica del cooperativismo agrario espaol (Montero A., 1999).

    De la mano de algunas de estas organizaciones de segundo grado, se han iniciado a finales delos aos 90 procesos de fusiones e integracin en diversos sectores, as como la creacin de gruposempresariales cooperativos, que liderados por una de estas cooperativas, y con la participacin tam-bin de sociedades cooperativas de base y otros partenaires, incluso, en algunos casos la propia admi-nistracin, han constituido diversas sociedades de carcter mercantil permitindoles aumentar supresencia en los mercados, y con ello situarse entre los lderes del sector para algunos productos. Estesera el caso de ANECOOP en frutas y vegetales, COREN en carnes y piensos, AGROPECUARIA DENAVARRA, con cereales y otros productos, ACOR con azcar, y COPAGA en carne y piensos, todosellos con cifras de facturacin que en el ltimo ejercicio se sitan entre 200 y 500 millones de euros.

    Los procesos de fusiones (cuadro XIV) en estas empresas plantean sin duda ms dificultades queen las sociedades mercantiles dada la ausencia de un mercado de valores que pueda servir de referen-cia tal y como sucede en las sociedades mercantiles a travs de la bolsa, que les permite establecerun valor de canje de acciones. En las sociedades cooperativas el proceso es ms complejo y difciltanto por su propia normativa sustantiva, que en general no ha desarrollado en la medida de lo nece-sario en su articulado este punto, como por las caractersticas de su propia base social, poco cono-cedora y habituada a estos procesos.

    43AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

  • 44JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

    Cuadro 14. Integraciones y fusiones de las cooperativasagrarias en el ao 2000

    Comunidad Autnoma N de integraciones Frmula de integracin

    Andaluca 3 2 cooperativas de segundo grado1 S.A. formada por cooperativas

    Aragn 3 3 fusionesAsturias 0Baleares 0Canarias 1 1 fusinCastilla-La Mancha 3 3 fusionesCastilla y Len 1 1 cooperativa de segundo gradoCatalua 7 7 fusionesEuskadi 0Extremadura 2 2 cooperativas de ulterior grado.Galicia 1 1 fusinLa Rioja 2 1 cooperativa de segundo grado

    1 fusinMurcia 3 3 fusionesNavarra 1 1 cooperativa de segundo gradoValencia 8 8 fusiones

    Fuente: Revista Cooperacin agraria. Mayo de 2.001. Confederacin de Cooperativas Agrarias de Espaa.

    Pese a ello, debe reconocerse que en este sector, que cuenta con una larga tradicin represen-tativa, al estar ampliamente vertebrado a travs de sus Uniones, Federacin y Confederacin, y conun alto ndice de asociacin en estructuras de segundo grado, estas organizaciones han jugado unpapel clave para conscientes de la necesidad de desarrollar estos procesos, los han animado desdesu seno, y si bien, todava se est lejos de la situacin de algunos pases europeos, justo es recono-cer que en los ltimos aos se ha puesto de manifiesto que la labor desarrollada en este sentido, haconcluido en un buen nmero de fusiones en la geografa espaola.

    La necesidad de desarrollar un modelo de agricultura deseable, como indicaba el profesorTamames en el primer Congreso de Economa Agraria en 1.992, que incorporara al sector agroali-mentario en su conjunto con el fin de capturar valores aadidos, utilizando el asociacionismo para inte-grar los procesos de comercializacin, transformacin e intermediacin, deja clara la necesidad deldesarrollo agroindustrial del sector cooperativo.

  • Por ello, han sido los grupos cooperativos ms importantes los dinamizadores durante esta ltimadcada de un proceso de creacin de sociedades agroindustriales en diferentes sectores, conservashortofrutcolas, zumos, productos crnicos y cocinados, que han supuesto una importante presenciade los agricultores a travs de la participacin de sus cooperativas en estas sociedades, en el entra-mado agrolimentario espaol. As, pueden citarse los casos de AGRICONSA, INDULLEIDA, COREN-GRILL S.A., CEVENASA, INTERMALTA, IVEXSA O COPROLIVA, vinculados en su mayor parte a losgrupos cooperativos anteriormente sealados (Juli J.F., Server R.J., en prensa).

    Podemos afirmar por tanto, que el cooperativismo agrario es en cierta medida representativo delsector agroalimentario en Espaa, y que presenta por tanto los mismos atributos y deficiencias que elconjunto de empresas que lo conforman. As, las empresas cooperativas agrarias espaolas, aten-diendo a su tamao medio (nmero de socios y volumen de facturacin medio), puede decirse queson empresas por lo general pequeas y medianas, si bien muy extendidas en el sector agrario espa-ol, estando constituidas generalmente por pequeos y medianos agricultores. Presentan necesida-des de desarrollo tecnolgico importantes en algunos subsectores, si bien han consolidado un merecidoreconocimiento, y en algunos casos liderazgo, por la calidad de sus productos y capacidad de res-puesta a las demandas de los grandes operadores de la distribucin alimentaria, como es el caso delos ctricos y tambin, aunque en menor medida en vinos y aceites.

    Por ltimo, en el orden social, debe apuntarse que las empresas cooperativas han ido identifi-cndose cada vez ms con el nuevo marco conceptual que para ellas ha supuesto la economa social,pasando de una nueva aproximacin al conocimiento del trmino y de su significado, a una identifi-cacin plena y activa con el mismo, conscientes de que constituyen la frmula empresarial que mejorse identifica con los postulados que definen a este tambin llamado tercer sector de la economa.

    De esta forma, las cooperativas entroncan mejor an si cabe, con el modelo europeo de agricul-tura, cuya identificacin como a veces se ha sealado, frente a otros modelos de otras reas del mundo,se basa en su ntima ligazn con la defensa de un modelo social de economa del bienestar o eco-noma social de mercado, que requiere ms de una forma de agricultura multifuncional, que exclusi-vamente productivista.

    45AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

  • Los riesgos de una agricultura societaria, expansiva, de grandes producciones, con un alto niveltecnolgico (mecanizacin), aplicacin intensiva de inputs, incorporacin de avances de la biotecno-loga, como los organismos genticamente modificados (OGM), son mayores en el marco de una pol-tica agraria de corte productivista, donde la capacidad de producir marca casi exclusivamente el nivelde ayudas a recibir. Frente a ellas, las empresas familiares agrarias (EFAs), que responden mejor aun modelo social de agricultura que evita el desarraigo de la produccin agraria del territorio, ms iden-tificado con los enfoques de una agricultura multifuncional, comprometida no slo con la produccinde productos sanos, sino tambin con el respeto al medioambiente y el desarrollo rural, pueden sen-tirse amenazadas, dado que ni el mercado ni las ayudas de las polticas agrarias actuales, retribu-yen y valoran adecuadamente las funciones no productivas que esta forma de agricultura puededesarrollar.

    Por tanto, no cabe duda que las empresas que mejor responden al modelo de agricultura plan-teado en las ltimas reformas de la Poltica Agraria Comunitaria son las Empresas Familiares Agrarias,pues al mismo tiempo que evitan el desarraigo de la produccin agraria del territorio, tambin seencuentran ms comprometidas con la produccin de productos sanos, con el respeto al medioam-biente y el desarrollo rural, ya que su propia naturaleza les obliga a ello. La conservacin de su mediode vida resulta un objetivo prioritario para las mismas, lo que les lleva a identificarse de una forma muyclara con los enfoques de la agricultura multifuncional (Juli J.F., Meli E., Mar S., 2001).

    Sin embargo, la supervivencia de este tipo de empresas puede verse amenazada por diversosmotivos:

    Por un lado, ni las ayudas de las polticas agrarias actuales ni en muchos casos todava el mer-cado, retribuyen y valoran adecuadamente estas funciones no productivas de esta forma deagricultura,.

    Por otro lado, estas empresas no pueden declararse ausentes del contexto de globalizacin yapertura de mercados en el que se encuentran.

    Estas consideraciones obligan necesariamente a estas empresas a cumplir con los criterios deeficiencia de la actividad productiva, para lo que entre otras cosas no pueden renunciar a los proce-sos de Investigacin y Desarrollo, y a participar en la comercializacin y desarrollo agroindustrial desus producciones.

    46JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

    4.- Las explotaciones familiares, la agriculturamultifuncional y el cooperativismo

  • Frente a estos ltimos requerimientos parece que el asociacionismo agrario es sin duda un esla-bn imprescindible para poder acometer los procesos necesarios que los atiendan, haciendo viableun modelo de agricultura basado en las explotaciones familiares agrarias, tal y como el ejemplo euro-peo pone de manifiesto, donde las cooperativas agrarias han sido el instrumento bsico para el desa-rrollo de las agriculturas ms eficientes.

    Afortunadamente, como vemos, este es el camino que tambin mayoritariamente estn adoptandonuestros pequeos y medianos agricultores, pues como ya hemos sealado, el cooperativismo agra-rio espaol ha experimentado en las dos ltimas dcadas un importante crecimiento en trminos eco-nmicos, lo que le hace imprescindible para el desarrollo de cualquier poltica en el sector agrario.

    Las cooperativas agrarias tradicionalmente han mostrado una clara sintona con la Poltica AgrariaComunitaria de la UE desde sus inicios, que aumenta en el marco del nuevo escenario del siglo XXI,mxime si atendemos al deseo de configurar una nueva poltica europea agrcola y rural, que pretendael modelo de una agricultura multifuncional, no slo comprometida con producir mejor, con calidad yseguridad alimentaria, con el medio ambiente, con el territorio, y con el desarrollo rural.

    Pero lo expresado, en el caso de las cooperativas no se queda simplemente como una declara-cin de intenciones de lo que deberan hacer, sino que resulta de obligado cumplimiento para stasen tanto que en los propios principios cooperativos, que son las pautas mediante las que las coope-rativas ponen en prctica sus valores, queda recogido el inters que las mismas deben otorgar a estostemas.

    El ltimo de los principios cooperativos tras la redeclaracin de stos en la articulacin de la iden-tidad cooperativa en 1995, el principio del inters por la Comunidad, suscita la importancia de lo apun-tado anteriormente como uno de los valores que deben perseguir las cooperativas, pues de suinterpretacin se deriva la responsabilidad de las cooperativas de trabajar a un ritmo constante parala proteccin medioambiental de las comunidades donde se encuentran ubicadas (Alianza CooperativaInternacional, 1995). Y es esto precisamente lo que la nueva Poltica Agraria Comn est preconi-zando como modelo de desarrollo de una agricultura que debe estar cada vez ms comprometida conel medio en el que desarrolla su actividad.

    Creemos que la posicin de las cooperativas en este punto es del todo ventajosa, pues sin dudael poder de influencia sobre sus socios, que son en definitiva los que tienen que empezar a aplicaresas tcnicas de cultivo respetuosas con el medio ambiente y colaborar en el desarrollo de las pobla-ciones rurales, es enorme.

    Ms an, las cooperativas deben orientar a sus socios agricultores en estas nuevas formas deagricultura, tanto desde la formacin necesaria en la aplicacin de las nuevas tcnicas, como de laconcienciacin social que estos sistemas requieren.

    47AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

  • El xito que las cooperativas han cosechado en el establecimiento de calendarios de produccincon la consiguiente ordenacin temporal de los cultivos que facilitase un acceso escalonado de la pro-duccin a los mercados, puede servir como ejemplo de la influencia que las mismas tienen sobre suspropios asociados.

    Pero la tarea de las cooperativas en este campo no slo debe limitarse al desarrollo de lo hastaaqu expuesto.

    Como ya se ha sealado, una de las dificultades que se encuentran actualmente para el adecuadodesarrollo de las formas de produccin que cumplen con los requerimientos medioambientales quese vienen exigiendo, es la inexistencia en muchos casos de canales de comercializacin adecuadosque sean capaces de retribuir al productor por el esfuerzo realizado y la labor de conservacin delos espacios naturales. En este sentido, las cooperativas tienen en su mano el poder desarrollar estoscanales de modo que el mayor valor de este tipo de producciones sea devuelto al productor y no quedeen manos de otras empresas de distribucin cada vez con mayor poder de mercado.

    Es ms, creemos que dado que las cooperativas gozan de una muy buena imagen entre los con-sumidores como proveedoras de productos sanos y de calidad, la comercializacin de estas nuevasproducciones, integrada u orgnica, facilitara este reconocimiento y la aceptacin por parte del con-sumidor sera con toda probabilidad ms fcil y eficiente con la consiguiente ventaja que ello supon-dra para el productor.

    En este sentido ya son varias las experiencias que desde el sector cooperativo se estn desa-rrollando y con unos resultados interesantes como se pone de manifiesto por el continuo crecimientode las producciones implicadas en el proceso.

    48JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

  • En los ltimos aos, el desarrollo rural se ha venido configurando como un elemento clave de lanueva PAC constituyendo uno de los pilares de la misma, el llamado segundo pilar, que junto al tra-dicional basado en la regulacin de los mercados y de sostenimiento de la competitividad agraria, hahecho que una denominacin ms apropiada y por ello, ya ms utilizada por muchos autores, sea lade Poltica Agraria y de Desarrollo Rural.

    Sin duda, la apuesta por un modelo de agricultura europea multifuncional, sostenible, unido a lanecesidad de legitimar, como apuntbamos en el contexto internacional, las ayudas a la agriculturaeuropea, despiertan un creciente inters por el desarrollo rural.

    Por otro lado, es importante destacar una firme voluntad por parte de la organizacin coopera-tiva de apoyo a todos los programas de desarrollo rural, como queda puesto de manifiesto al repasarlos objetivos fijados para estas organizaciones en el Libro Blanco del Cooperativismo Agrario querecientemente ha elaborado, en nuestra opinin con gran acierto, la Confederacin de CooperativasAgrarias de Espaa.

    En este punto pues, conviene plantearse las contribuciones que al desarrollo rural pueden apor-tar las empresas cooperativas agrarias.

    En primer lugar, conviene recordar que la cooperativa agraria constituye probablemente la prin-cipal estructura organizada profesional y estable implantada en el medio rural, ya que estas empresasestn ligadas incondicionalmente y de forma estable al medio rural, por lo que juegan un papel fun-damental en la economa local en las zonas rurales (Baamonde E., 2002).

    Por otra parte, en los ltimos aos, las cooperativas agrarias espaolas han venido tomando unmayor compromiso con la actividad productiva, asumiendo ms funciones de apoyo a esta actividaden las explotaciones agrarias con el fin de incrementar su eficiencia, conscientes de las dificultadesque el modelo productivo que representan las pequeas y medianas explotaciones familiares agrariasen orden a su competitividad.

    Tambin han comenzado a apoyar el desarrollo de nuevas formas de produccin ms respetuo-sas con el medio ambiente, lo que por otro lado resulta lgico si pensamos que estas formas de pro-ducir pueden significar el desarrollo para ellos de una verdadera ventaja competitiva dado que ellosmejor que ninguna otra organizacin se encuentran posicionadas para cumplir las exigencias de la tra-zabilidad, ya que su actividad comienza desde el inicio del cultivo en las explotaciones de sus sociospara su posterior comercializacin o transformacin en los almacenes de las mismas.

    49AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

    5.- Contribuciones al desarrollo rural delcooperativismo agrario

  • Estas actividades, sin duda suponen una contribucin clara al desarrollo rural pues no slo llevanparejo una posible mejora de la eficiencia productiva y del futuro econmico de estas explotaciones,sino que tambin contribuyen a aportar una mayor calidad de vida a sus socios agricultores al incor-porar una serie de servicios que claramente facilitan el desempeo de sus labores, y pensemos queuno de los problemas del mantenimiento de la poblacin rural no slo es el menor nivel de renta, sinoa veces las condiciones e imagen social que supone el trabajo agrario.

    Otro problema del mundo rural al que el cooperativismo puede aportar soluciones es el relevogeneracional, ya que en muchas zonas donde se hubiera producido un abandono de cultivo, y conl de la actividad econmica, la gestin de las explotaciones por parte de la sociedad cooperativa, hasignificado el mantenimiento de la misma y con ello del empleo rural.

    El desarrollo agroindustrial que en muchos casos vienen realizando algunas cooperativas no sloha servido para capturar valor aadido a favor de los productores, sino tambin para la fijacin depoblacin en zonas rurales que de otra forma hubieran asistido a un despoblamiento mayor.

    Tambin el cooperativismo agrario, especialmente en las zonas desfavorecidas, ha ido liderandoactividades de carcter complementario que supusieran una fuente adicional de ingresos y de empleo.As por ejemplo, el desarrollo del turismo rural, y de productos de nuestra cocina y repostera tradi-cional, que de no contar con el soporte de una organizacin o de una red empresarial tendran unadifcil viabilidad econmica a nivel de iniciativas aisladas o individuales.

    Por ltimo, indicar que la participacin del sector cooperativo en la programacin del desarrollorural, puede solucionar uno de los problemas que actualmente representa el hecho de que la mayorparte de las iniciativas partan y sean tuteladas por las Administraciones Locales que no siempre sonlos gestores ms apropiados, y que pueden suponer un dficit de iniciativa privada, cuando en la mayorparte de pases europeos se defiende que este tipo de iniciativas para que tengan xito y futuro, debenpartir de la propia sociedad, eso s, con frmulas que garanticen la participacin y el compromiso conel territorio, esto es, frmulas de economa social, de las que como es sabido, las cooperativas sonlas ms claras representantes en el sector agrario (Juli J.F., Server R.J., en prensa).

    Ante el escenario descrito cabe plantear como conclusiones algunas acciones que deberan serabordadas por el cooperativismo agrario espaol con mayor premura (Juli J.F., Server R.J., 1999).

    En primer lugar y en relacin con la actividad productiva, parece claro que deben ser las propiasorganizaciones cooperativas las que fomenten entre sus socios un compromiso con una nueva formade producir ms eficiente, que persiga la calidad y el respeto al medioambiente, a la vez que intenteatender a las nuevas demandas de los consumidores. En el caso del cooperativismo agrario espaol,con un problema claro de estructura en su modelo productivo, se debe tratar de transferir tecnologay ms an, animar procesos que supongan reduccin de costes, esto es, continuar facilitando el aba-ratamiento en la adquisicin de inputs, pero racionalizando su empleo, con un asistencia tcnica ade-cuada y favoreciendo el uso en comn de algunos inputs (equipos de riego, maquinaria, etc.)

    50JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002

  • Las nuevas formas de agricultura, con canales comerciales todava no muy desarrollados, y tam-bin porque no decirlo, con una prctica productiva escasa, hacen necesario que las organizacionescooperativas vayan adquiriendo un mayor compromiso, ayudando al agricultor desde un punto devista tcnico, pero adems intentando establecer canales de distribucin que faciliten la salida deestos productos.

    El aumento del consumo de transformados ha puesto de manifiesto la necesidad de un desarro-llo industrial en la agricultura. Una muy buena parte de la produccin agraria se ofertar, cada da ms,como un producto agroalimentario transformado, y de ah la necesidad de que las cooperativas agra-rias estn presentes en el sector agroindustrial, garantizando as la participacin de los productoresen esta fase de la cadena agroalimentaria, que cada da va adquiriendo un mayor relieve.

    La asuncin de estos nuevos retos con los que se enfrenta la agricultura y el cooperativismo euro-peo, requieren inevitablemente unas organizaciones cooperativas eficientes, lo que significa la norenuncia al logro de aquellos elementos que constituyen las variables competitivas en un mercado glo-balizado y abierto como el actual, destacando entre stas claramente la dimensin empresarial, quedeben alcanzar mediante los diversos procesos de agrupamiento que ya han iniciado.

    AGRONEGOCIOS. Semanario Independiente de informacin agrcola, ganadera y alimentaria. AoIV, n 148, semana 20-26 de mayo de 2002.

    ALIANZA COOPERATIVA INTERNACIONAL. Declaracin de la Alianza Cooperativa Internacionalsobre la identidad cooperativa. Los principios cooperativos, 1995, pp. 135.

    BAAMONDE E. Lo Rural y lo Urbano o el equilibrio territorial. En Conferencia Europea "La economasocial como instrumento de integracin y cohesin social", Salamanca, mayo de 2002.

    BRUGAROLAS M., RIVERA L.M. y SNCHEZ M. El consumidor valenciano ante los productos eco-lgicos e integrados: un anlisis emprico, 1999.

    COMISIN EUROPEA. La situacin de la agricultura en la Unin Europea. Informes varios aos.Comunidades Europeas.

    CONFEDERACIN DE COOPERATIVAS AGRARIAS DE ESPAA. Informe socioeconmico del coo-perativismo agrario espaol. varios aos.

    CONFEDERACIN DE COOPERATIVAS AGRARIAS DE ESPAA. Revista de Cooperacin Agraria,mayo de 2001.

    51AGRICULTURA Y DESARROLLO RURAL. CONTRIBUCIONES DE LAS COOPERATIVAS AGRARIAS(pp. 25-52)

    CIRIEC-ESPAA N41/2002

    6.- Bibliografa

  • CONSELLERIA DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIN. Las cooperativas agrarias valen-cianas: Un anlisis empresarial, 1987.

    EUROSTAT. Agriculture: Statistical yearbook. Varios aos. Comunidades europeas.FAO. Frutos ctricos frescos y elaborados. Estadsticas anuales. FAO. 1998. CCP: CI 98/CRS.1.GARCA LVAREZ-COQUE J.M., COMPS R. Anlisis de la poltica agraria en relacin con los pro-

    ductos mediterrneos y sus consecuencias socioeconmicas y financieras. Documento de trabajoAGRI-107 ES Direccin General de Estudios. Parlamento Europeo, 1998.

    HARTMAN & NEW HOPE. The evolving organic marketplace. Washington: Hartman & New Hope,1997, pp. 100.

    JULI J.F. y MELI E. La agricultura y el cooperativismo en el siglo XXI. Un nuevo modelo para losnuevos retos. En XIX Diada de la cooperaci. Lleida, 2001.

    JULI J.F., MELI E. y MAR S. Los nuevos retos de la agricultura y el cooperativismo espaol, enel contexto de la Agenda 2000 y el modelo de agricultura europeo. En Seminario Internacional deEstudio: la cuestin cooperativa, Universidad Catlica de vila, diciembre 2001.

    JULI J.F. y SERVER R.J. Retos y praxis del cooperativismo agrario en la Unin Europea. Cuadernosde desarrollo rural, 1999, n42.

    JULI J.F. y SERVER R.J. Evaluacin Econmico - Financiera de los sistemas de cultivo en ctricosbiolgicos (orgnicos) versus convencionales. Informe para FAO, 2000.

    JULI, J.F. y SERVER R.J. Social economy companies in the agricultural sector. Delimitation andsituation in Spain. Annals of public and cooperative economics. (en prensa)

    LAMO DE ESPINOSA J. La carrera de los premios europeos. Cuadernos de Agricultura, Pesca yAlimentacin, 1999, nm. 8, pp. 11-14.

    MICHELSEN J., HAMM U., WYNEN E. y ROTH E. The European Market for Organic Products: Growthand Development. Universitt Hohenheim, 1999, pp. 199.

    MIONI M. Las empresas cooperativas frente a los desafos del futuro. Congreso del COGECA,Bruselas, 1987.

    MONTERO, A. El cooperativismo agrario y formas de integracin. Madrid: Ministerio de Agricultura,Pesca y Alimentacin, 1999.

    SEIFER A. Agricultura ecolgica. Por una alimentacin ms natural. Rev. Integral, 1997, n 10-97, pp.27-35.

    TAMAMES R. El nuevo modelo de la agricultura europea. Cuadernos de Agricultura, Pesca yAlimentacin, 1999, nm. 8, pp. 15-20.

    VELARDE FUERTES J. La PAC ha muerto Viva la PAC! Cuadernos de Agricultura, Pesca yAlimentacin, 1999, nm. 8, pp. 3-8.

    WILLER H. y YUSSEFI M. Organic Agriculture Worldwide. Statistics and Future Prospects. IFOAM,2001.

    52JULI, JUAN FCO. Y MAR, SERGIO

    CIRIEC-ESPAA N 41/2002