"Abril sin censura", de Germán Sánchez Otero

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"Abril sin censura", un libro escrito por el exembajador de Cuba en Venezuela, Germán Sánchez Otero, con vivencias del golpe de Estado del 2002 contra el presidente Hugo Chávez.

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ABRIL SIN CENSURA

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Abril sin censuraMemorias

Golpe de estado en VenezuelaGermn Snchez Otero Prlogo de Jos Vicente RangelEditorial Correo del Orinoco Alcabala a Urapal, edificio Dimase, La Candelaria, Caracas- Venezuela.www.correodelorinoco.gob.ve

Directorio Hugo Chvez Fras Presidente de la Repblica Bolivariana de Venezuela Andrs Izarra Ministro del Poder Popular para la Comunicacin y la Informacin Ldice Altuve Viceministra de gestin Comunicacional Alejandro Boscn Viceministro de Estrategia Comunicacional

Al Bravo Pueblo civil y uniformado, que grit: Viva Chvez, no joda!. Y venci.

Edicin Rosa Alfonso Mestre, Annalien Ruiz Rey, Yudalmis Surez Alberdi, Zunilda gonzlez Valds y Adriana Daniel Aneiros Correcin Carlos Caldern Lazaga y Maykel Reyes Leyva Composicin Cecilia Ponce Menndez germn Snchez Otero, 2012 Sobre la presente edicin: Ediciones Correo del Orinoco (Venezuela) y Editora Poltica (Cuba), 2012 Todos los derechos reservados. Se prohbe la reproduccin de esta obra sin la autorizacin de la Editora.

Depsito legal lf26920123201268 ISBN 978-980-7426-45-9 RIF G-20009059-6

Impreso en la Repblica Bolivariana de Venezuela en los talleres de la Imprenta Nacional y gaceta Oficial. Abril, 2012

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Testigo de excepcin

PRLOgO

-IGermn Snchez Otero, exembajador de Cuba en Venezuela de grato recuerdo y larga permanencia en el pas, define el propsito testimonial de este libro al titularlo Abril sin censura. golpe de Estado en Venezuela. Mi amigo me envi el texto con el pedimento de que le hiciera el prlogo, y tan honrosa distincin aviv el recuerdo de los incontables episodios a los que se enfrent el pueblo venezolano durante el proceso subversivo enmarcado en el odio y el revanchismo que atiz el gobierno norteamericano y desencadenaron polticos, empresarios, la jerarqua de la Iglesia y medios de comunicacin desplazados del poder por la Revolucin Bolivariana. He revisado papeles y refrescado momentos inolvidables que compart con quienes estuvieron en posiciones clave en ese entonces, y la verdad es que resulta imposible deshacerse del cmulo de vivencias que nos toc vivir. -IIEl relato de Snchez Otero es apasionante. Est expuesto con un estilo transparente, que combina la ancdota con la reflexin profunda acerca de lo que sucedi en Venezuela. Adems, l tiene la autoridad que le confiere el protagonismo que asumi durante los acontecimientos, por lo que estoy convencido de que se convertir en un xito editorial dadas las revelaciones que contiene y la capacidad narrativa del autor. Me interesa destacar que el libro aparece durante la conmemoracin de un nuevo aniversario de aquella felona, en la que Venezuela corri el inmenso riesgo de un bao de sangre por culpa de gente irresponsable sin -XIXI

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sentido de patria. La trama urdida tanto por la derecha del pas como por el imperio norteamericano tuvo la siguiente particularidad: la conjura oper en dos planos. Uno, el visible, mediante la estimulacin de la calle con acciones de agitacin y de terrorismo meditico, combinadas con reiteradas invocaciones de la paz y contra la violencia; otro, aquel donde se hizo el trabajo para enganchar a los mandos militares, prelados de la Iglesia y gente pesada del mundo empresarial. Este diseo subversivo lo registra con claridad el libro de Snchez Otero. Porque su autor lo vivi. Porque lo capt sobre la base del conocimiento que tena del pas y las relaciones que consolid durante su exitosa gestin al frente de la embajada de Cuba en Caracas. -IIIEse accionar logr su objetivo el 11 de abril de 2002 y lo capta con absoluto rigor Snchez Otero. La lectura de la obra pone en evidencia que la planificacin del proceso desestabilizador logr, por una parte, distraer la atencin de los organismos de seguridad e inteligencia del gobierno; y por otra, la realizacin de un trabajo conspirativo que prcticamente pas inadvertido, determinante en el momento en que se decidi el golpe. La combinacin de las acciones de calle y el papel de los medios el 11 de abril, con el pronunciamiento de los mandos militares en Fuerte Tiuna y el caos en los servicios de inteligencia, logr el objetivo de derrocar ese da el gobierno constitucional de Hugo Chvez. A lo largo del libro se accede a los aspectos fundamentales de la estrategia que utilizaron los conjurados, sin duda concebida por expertos norteamericanos en desestabilizacin y ejecucin de golpes de Estado. El protagonismo de la Misin Militar de EE.UU., que operaba dentro de las instalaciones de Fuerte Tiuna, y el papel que jugaron oficiales venezolanos vinculados al Pentgono, entre los que figura un agregado militar en Washington, explica muchos desarrollos de la conspiracin que sorprendieron a la inteligencia y seguridad del gobierno nacional.

-IVPor cierto, Snchez Otero cita en el libro una frase de Jos Mart que no tiene desperdicio, la cual recoge en cierta forma lo que sucedi: En la poltica lo real es lo que no se ve. Esa lcida observacin del Apstol cubano resume una enseanza y se convierte en alerta permanente. En los tiempos de tormenta durante los cuales se ha desenvuelto el proceso bolivariano, tanto en los aos 2002 y 2003 como en los actuales, hay que tener los ojos bien abiertos: no solo para ver la superficie, lo que aflora en determinados momentos, sino lo que subyace, lo que se mueve ms abajo. En algo tan complejo adems de artero como la poltica, muchas veces lo real es lo que no se ve. Pero precisamente es ah donde est el engao. Esta precisin de carcter autocrtico tiene un efecto retroactivo respecto al 11-A y tambin, por lgica elemental, a la actualidad. Viene a ser consecuencia directa de la conjuncin de mltiples factores, los que se perciben a simple vista y los que funcionan en la penumbra. -VEn el libro destacan el herosmo y las convicciones democrticas y revolucionarias del pueblo venezolano. Destaca la dignidad de la oficialidad leal a la Constitucin Bolivariana y a su Comandante en Jefe. Destaca el coraje de una direccin poltica que no se dej amilanar por los golpistas y dio la cara. Y destacan el valor personal y la capacidad para la interlocucin, para moverse en el terreno poltico, en medio de una crisis, del autor del libro y embajador de Cuba en Venezuela para esos momentos. Snchez Otero no fue un embajador ms, de esos que convierten la misin en mero protocolo. Entendi, porque es un estudioso, lo que pasaba en el pas y cul era su papel. Sobresale tambin en este libro la transparente relacin tan satanizada por la oposicin entre Cuba y Venezuela, forjada con paciencia, con amor de pueblos, con sentido de hermandad y mutuo respeto. -XIII-

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En especial exalta la figura humana de Hugo Chvez, su extraordinaria habilidad poltica, su capacidad para sortear las celadas que le montan sus enemigos, su sentido de la oportunidad y la forma como reacciona, en una combinacin de pragmatismo con idealismo, ante circunstancias adversas. Snchez Otero asume al personaje directamente en ciertos pasajes del libro, y en otros lo insina, lo que revela capacidad de observacin y voluntad para abordar el papel que juega el ser humano en momentos de crisis. Y por si fuera poco en el anlisis de esa etapa est el boceto que el autor hace de la conjura, la manera como fue preparada, sus debilidades y fortalezas, as como las debilidades y fortalezas del chavismo. Tambin la participacin de los Estados Unidos y de pases como Espaa en el golpe y la solidaridad internacional que se manifest de manera espontnea. Hay una observacin en el libro que vale la pena poner de relieve. Es la siguiente: Lo primordial es que todos los integrantes de la oposicin participaron en la ejecucin del golpe, y tenan consenso respecto a dos objetivos centrales: anular la Constitucin Bolivariana y sacar por la fuerza al presidente Chvez. Toda la oposicin estuvo comprometida y toda, sin excepcin, sigui en la misma tnica despus del fracaso. En lo personal me atrevo a decir que para esa oposicin an sigue siendo ese, diez aos despus, su objetivo, lo que debe servir de advertencia para no repetir errores, justo cuando Venezuela se apresta a una nueva prueba, probablemente decisiva. Este libro, escrito por un agudo observador, para el cual no escapa detalle alguno, constituye una buena carta de navegacin en el proceloso mar de la poltica. Lo recomendable es leerlo con detenimiento y desentraar sus cdigos. Jos Vicente Rangel

Agradecimientos

A mi esposa e hijos. Este libro fue un compromiso y un empeo familiares, en el que participaran con su especial respaldo, aliento y comentarios tiles, mi esposa Amarilys Hernndez y Carlos Ernesto, nuestro hijo menor, ambos tambin fieles compaeros en aquellos memorables das de abril en Venezuela. All quedamos enlazados por siempre con el hermano pueblo bolivariano, al correr su misma suerte junto al resto de nuestros compatriotas de la embajada y sus hijos, varios de ellos nios y adolescentes. Mi hija Anna, que viviera con nosotros aos despus en Venezuela, donde quedara embarazada de dos preciosas jimaguas o morochas, fue una animosa colaboradora y me brind atinadas recomendaciones. A Elena Daz, Flix Lpez, Francisco Delgado y Felipe gil, que leyeron la primera versin y me ofrecieron sugerencias y juicios muy valiosos. Flix, adems, aport con altruismo su experiencia editorial y de avezado periodista en Cuba y Venezuela. A Jos Vicente Rangel, por su lcido prlogo y su admirable lealtad al ideal bolivariano. Al hroe de la gesta victoriosa del 13 de abril, el entonces cabo de la guardia Nacional, Juan Bautista Rodrguez, quien me relatara para este libro su participacin en la idea de redactar la nota donde Chvez anunciara al pueblo venezolano que no haba renunciado, y luego la trasladara desde Turiamo a los militares leales en Maracay. A Raimundo Urrechaga, que me facilitara copia de varios documentales sobre el tema y de las transmisiones que hicieran las principales televisoras de Venezuela los das del 11 al 14 de abril. A ngel Prez y Jos Arias, por el estmulo de ambos. A Hctor Madruga y Jorge Ferrera, siempre solidarios. A todos los cubanos XV -XV-

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y venezolanos que en diferentes momentos y sitios de ambos pases me alentaron a escribir estas memorias. Al compaero Rolando Alfonso Borges, que apoyara con esmero y calidez la pronta revisin editorial del texto. A todos los compaeros de la Editora Poltica que garantizaron, en tiempo rcord y con diligente quehacer colectivo, la edicin de este libro, bajo la eficaz direccin de Santiago Drquez y Jos Duarte. A Ernesto Niebla, que realiz el diseo y puso su corazn. A Andrs Izarra, por su iniciativa y apoyo para publicar sin demora esta obra en Venezuela.

Preguntas

Y cundo fue la primera vez que el presidente Chvez te habl sobre la posibilidad de un golpe de Estado contra su gobierno? me pregunt Yanuris durante una tertulia en su casa de la playa Santa Mara, al este de La Habana, en abril de 2011, vsperas del aniversario de aquel lance que culmin en la victoria popular ms formidable de la Revolucin Bolivariana, de esas que nunca envejecen. ramos cuatro amigos que habamos realizado diferentes quehaceres en Venezuela: Alexander Palacio, un mdico general integral en Barrio Adentro de apenas 36 aos, semblante laxo y pertinaz bromista, Yanuris Cruz, joven profesora en la Misin Deportiva amena conversadora, de piel morena y rostro vivaz, y Javier Lpez, asesor en las misiones educativas prximo a los cuarenta y el ms circunspecto del grupo, aunque sus pcaros ojos no se perdan un instante la esplndida sonrisa de Yanuris. El grato intercambio abarc diversos temas, casi todos sobre Venezuela, y cada quien narraba sus ancdotas de manera coloquial y desenfadada. Cuando empezamos a hablar del golpe de Estado, observ sus caras absortas y los estimul a que formularan sus interrogantes y comentarios, que reflejaban un elevado compromiso con el pueblo venezolano. Cmo fue posible que el golpe se hiciera de manera tan sorpresiva?, pregunt Javier con cierto asombro. Para m no est clara la participacin de los Estados Unidos coment despus Alexander. Cmo se explica que en menos de cuarenta y ocho horas el golpe fuera derrotado y a Chvez ni lo araaran?... inquiri Yanuris, mientras sorba un poco de Tropicola helada. -1-

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Alexander complet la ronda: Yo lo que quiero es que me cuentes de corazn, fjate bien, qu sintieron ustedes dentro de la embajada cuando estaban asediados por los fascistas y el alcalde Capriles quiso revisar los locales? Bueno, paren ah: dejemos algo para otro da! exclam de buen nimo, porque me senta satisfecho de que se interesaran por conocer detalles de aquel hecho tan relevante y colmado de lecciones. No se preocupen, tengo esas memorias bien guardadas e incluso voy a develarles secretos que ya es posible y conveniente que se conozcan los mir en rfaga y capt en sus gestos un ambiente de gozo. Abr una lata de cerveza Bucanero y ech un poco en mi vaso, para participar en un brindis que Alexander hizo en honor al pueblo bolivariano. Al que tanto admiramos y queremos, afirm. Qu les parece si nos damos un chapuzn? dije y los tres asintieron entusiasmados. El mar es el mejor amigo de los recuerdos y adems es un fiel confidente Comenc a narrarles con el agua hasta la cintura, aunque debimos movernos una y otra vez debido a las medusas que pululan en nuestra primavera caribea. Al terminar el relato, casi una hora despus, Alexander mir a los dems, que como l tenan sus rostros muy atentos, y me persuadi al mejor estilo galeno antes de dar unas brazadas: germn, tienes que escribir esas vivencias, que no son propiedad tuya ni de nadie y el paso del tiempo, como ocurre a los organismos humanos, suele deteriorarlas El siguiente da regres solo a Santa Mara. Las brisas olan a recuerdos, que se multiplicaron al avistar un barco venezolano que vena hacia La Habana, luego de bordear la isla al este de Mais. Los fulgores del mar me incitaron a trotar con mis pies desnudos sobre la clida arena y a nadar despacio hacia el veril, hasta que comenc a bucear en el azul oscuro, con ganas de tocar fondo. -2-

An jadeante por el inusual esfuerzo, me sent en la ribera debajo de una sombrilla playera a garabatear unas hojas, extasiado por la misteriosa sensualidad de las gaviotas y el rtmico vaivn de las olas, que me llevaron suavemente a las remotas costas de Vargas. Y sin secarme el agua del Caribe que compartimos, avanc a paso suelto hasta el puerto de La guaira y all no pude aguantar el deseo de serpentear el vila por el empinado camino de los espaoles y bajar a recorrer el valle de Caracas

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Preludio

A finales de mayo de 2000, durante un almuerzo privado que tuve en La Casona con el presidente Chvez, por vez primera conversamos sobre el tema de un eventual golpe de Estado. Dos das antes el Consejo Nacional Electoral haba anunciado la postergacin de los comicios presidenciales del 28 de mayo para el 30 de julio, los primeros que se efectuaran luego de aprobarse la nueva Constitucin, el 15 de diciembre del ao anterior. Chvez vena de recorrer el pas, al igual que lo hizo durante la campaa de 1998, y me cit para actualizarse sobre el quehacer de nuestros mdicos en las zonas del desastre natural en el estado de Vargas el ms trgico en la historia venezolana ocurrido el mismo da del referendo constitucional. Llegu a las 12 del medioda y me dispuse a esperar, pues supona que el Presidente deba tener muchos compromisos, despus de varias semanas sumido en mtines, caravanas y dilogos con la gente. Recorr con la vista el saln en que me encontraba, destinado a los embajadores: una hermosa pintura de Armando Revern, muebles estilo Luis XVI, porcelanas y relojes franceses del siglo xix, uno de ellos famoso por haber sido propiedad de Napolen. Y mientras degustaba un sabroso jugo de guanbana record las palabras de Chvez a tres meses de los comicios presidenciales del 6 de diciembre de 1998, durante un dilogo que tuvimos en el apartamento de un amigo comn, cerca de El Hatillo, en Caracas. He visto una revolucin en los ojos del pueblo humilde, dijo entonces, alborozado, como si hubiera descubierto un cuerno de la abundancia en la subjetividad popular y sentenci con nfasis: Esa gente lo que quiere es que hagamos una revolucin. Yo me sorprend al escuchar esa palabra tan venturosa y le sonre, sin l imaginar -5-

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la pregunta que me haca: Ser posible en este momento una revolucin en Venezuela?. A los pocos minutos Chvez ingres al Saln de los Embajadores, ataviado con ropa deportiva, radiante, y me estrech la mano con alegra. Esta vez te hice esperar menos de lo que suponas, pues estoy ansioso por saber cmo estn los mdicos cubanos en Vargas expres con su habitual voz grave y melodiosa, interesndose por nuestros compaeros que permanecan all desde los das de la tragedia. Adems, te confieso que tengo muchas ganas de almorzar, regres de esta gira optimista y con buen apetito. El mandatario hizo un gesto para que lo siguiera y pronto nos encontramos en el corredor lateral izquierdo de La Casona, tal vez su sitio predilecto de la mansin, en la que l no se senta a sus anchas por el lujo de los muebles, los adornos y la opulencia de la edificacin. Desde ese pasillo se disfruta el refrescante patio plagado de morichales y otros rboles, plantas ornamentales entre las que sobresalen inmensos helechos y diversos tipos de orqudeas, cafetos y un reluciente csped. Tambin se aprecian perezosos, ardillas, guacamayos, perdices, loros y numerosas aves que trinan por doquier. Nos sentamos vis a vis, separados apenas un metro por una sencilla mesa donde ya nos haban servido una cesta con casabe, y al instante nos trajeron arepitas humeantes, nata y quesos de telita y guayans. Pronto, Chvez inici el encuentro narrndome sus vivencias en la recin terminada gira electoral. Quiero que le cuentes todo a Fidel, hay varias experiencias nuevas hizo una larga pausa para disfrutar las primeras dos arepitas, a las que unt abundante nata invitndome a probarlas. Fueron hechas por un artista llanero dijo y sonri orgulloso de su tierra barinesa. Yo acerqu mi primer manjar, agregndole adems de nata el inigualable queso guayans, mientras recorra con la vista la -6-

sencilla mesa, donde haba dos pequeos manteles individuales, cubiertos comunes de acero niquelado, y un vaso de agua y otro de jugo, sin copas de vino. Hay dos cosas nuevas que distinguen la conducta actual del pueblo en comparacin con el momento de la campaa de 1998 comenz su explicacin Chvez. Lo primero es la nutrida presencia de nios y adolescentes en todos los actos y al paso de la caravana, al extremo que deb moverme todo el tiempo con sumo cuidado para evitar un accidente. Nios y nias entusiastas, que gritaban: Chvez, Chvez, Chvez y con su alboroto me decan sin palabras: Somos la nueva Venezuela que ha comenzado a crecer. En ese momento lo interrumpieron y le pasaron una llamada de un general que tena a su cargo una importante obra del Plan Bolvar 2000. Se le notaba molesto porque no avanzaban al ritmo que l les haba pedido. Al terminar, retom lo que vena dicindome, mientras se preparaba otra arepita. Y lo segundo, cuntale esto muy bien a Fidel, es la reiterada imagen del Che en todas partes. Una vaina muy emocionante dijo y luego hizo una pausa, tras alguna idea. Era un mensaje del pueblo dicindome: Lo que queremos es una revolucin de verdad, radical pues, y por eso enarbolaban al Che con su melena y ese rostro suyo de soador y guerrero de todas las batallas otra pausa y agreg: Regres a Caracas muy seguro de que ganaremos esta nueva escaramuza electoral y vamos hacia metas ms ambiciosas, tenemos que transformar el pas. Apenas hemos comenzado la revolucin poltica y debemos iniciar la revolucin econmica y social. Y para lograrlo, es necesario darles cada vez ms poder a los pobres. La conversacin se extendi casi dos horas, respaldada por un plato inicial de hervido de gallina, un exquisito pabelln criollo el plato tpico nacional a base de arroz blanco, frijoles negros, carne mechada y tajadas de pltano maduro frito y el celestial -7-

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postre de bienmesabe, compuesto de leche de coco hecha crema, que se une intercalando capas con un suave bizcocho casero y encima polvo de canela. Y de colofn el infaltable guayoyo, ese invento venezolano de preparar el caf con la dosis exacta de agua que permite ingerir y disfrutar muchas tazas, sin influir en el equilibrio nervioso. Y si hiciera falta una prueba, Chvez sera la mejor: consume decenas cada da. Precisamente, en el instante en que degustbamos sendos guayoyos bien calientes, le solt de sopetn: Oye, Hugo, se est rumorando cada vez ms que hay ruidos de sables en los cuarteles como decan en Chile, en la poca de Allende que me toc vivir all. Es verdad? No dej de observarlo mientras le haca la pregunta, tutendolo y llamndolo por su nombre, como l me pidi desde que lo conoc haca ya ocho aos, en septiembre de 1994. Sorbi otro trago de caf y luego encendi un cigarrillo, emiti uno, dos, tres lentos soplos de humo que inundaron mis pulmones, hasta que por fin dijo en tono lacnico: Es cierto, yo tambin he recibido algunas informaciones. Pidi otro guayoyo y me pregunt si deseaba tomar algo ms, le respond que esta vez apeteca un negrito, que se parece ms al modo en que los cubanos colamos el caf y continu atento a sus palabras. Lo perciba algo inquieto, aunque su verbo segua firme y coherente. Fjate, dile a Fidel que no se preocupe, estoy seguro de que si algunos oficiales de alto rango intentan un golpe, el pueblo los va a derrotar hizo un alto, degust otro sorbo del brebaje y sonri. Mir pensativo hacia la capilla que est al final del largo corredor, la original que exista en la hacienda colonial que fue remodelada en 1964 y convertida en residencia presidencial. Recorri con su vista el Cristo, el pequeo altar, los dos reclinatorios y coment

que all se encontraba un documento firmado por el Santo Padre Juan Pablo II. Yo le cont que la primera y nica vez que haba visitado La Casona durante el gobierno de Caldera fue precisamente en ocasin de un saludo que los embajadores le dimos al papa Juan Pablo II. Y Chvez, con especial cortesa sonri: Ahora no vas a tener que esperar a que venga el Papa a Venezuela para visitar La Casona. Luego retom el hilo de la conversacin lo que suele hacer despus de las ms inesperadas digresiones en cualquier dilogo o discurso, y mirndome firme dijo: S, estoy seguro: el pueblo no lo va a permitir, ni tampoco la abrumadora mayora de las Fuerzas Armadas. De eso no tengan dudas remarc esta ltima idea y devor en tres o cuatro sorbos el resto del caf, junto a las ltimas dosis de humo que extrajo del cigarrillo y expirara serenamente...

A fuer de sincero, la primera vez que supe de la preocupacin de Chvez sobre un eventual golpe de Estado contra su gobierno ocurri de manera indirecta, en julio de 1999. Yo haba sido invitado por Ral Isaas Baduel a la fiesta que se realiza todos los aos en el Saln Venezuela del Crculo Militar, en homenaje a los altos oficiales promovidos a grados superiores. Baduel recibi ese da la insignia de general de brigada y al igual que a los dems ascendidos, le asignaron dos mesas de ocho asientos cada una para sus invitados al gape. Los seleccionados por Baduel, quien en ese tiempo funga como secretario privado del Presidente, eran familiares y amigos suyos de larga data, excepto Jos Vicente Rangel, entonces canciller, y yo. Al cabo de un tiempo prudencial de la fiesta, Rangel decidi marcharse y en ese momento me percat de que tambin deba

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despedirme, a fin de permitirle al agasajado que compartiera a plenitud con sus seres ms cercanos. Baduel tuvo la deferencia de acompaarme hasta la puerta del saln, distante a ms de cincuenta metros, y mientras caminbamos me coloc el brazo en el hombro y enfil sus ojos msticos hacia los mos, en seal de que deseaba captar bien mi atencin. El Presidente me adelant hoy que est pensando nombrarme jefe de la 42 Brigada de Paracaidistas asentada en Maracay, que es, como sabes, una plaza estratgica dijo con sus labios casi pegados a mi odo para que lo pudiera escuchar sin distorsiones, debido a las estridentes voces del pblico y el intenso volumen de una gozosa cantante llanera, que repeta una y otra vez el simptico estribillo de advertencia a una contrincante amorosa: Con lo mo, mo, mo con lo mo no te metas. Reaccion sorprendido, pues Baduel haba sido nombrado por Chvez su secretario privado despus del triunfo electoral en diciembre de 1998 y hasta donde yo conoca, el apoyo que l le ofreca al Presidente vena siendo til. El flamante general capt mi asombro con sagaz mirada, y yo decid distanciar el odo de su boca y mirarlo de frente: su rostro estaba serio y tenso, como el soldado antes de partir a la primera lnea de combate. Si el Presidente adopta esa decisin, es que l presume que en algn momento puede ocurrir un intento de golpe de Estado y desde ahora quiere curarse en salud nombrndome en Maracay secrete otra vez en mi oreja, parados en la puerta de salida, y en el instante de despedirnos encendi un lancero Cohiba, de la caja que haca un rato le haba obsequiado. El hedonismo de fumar un habano es semejante al placer de caer en un paracadas o hacer el amor hasta el amanecer sonri con fruicin y elev su cabeza hacia el cielo soltando una densa bocanada de humo mientras murmuraba un rezo ininteligible

Inminencia

La segunda vez que convers con el presidente Chvez respecto a un posible golpe de Estado, tambin sucedi en La Casona, en un escenario nacional e internacional mucho ms riesgoso, a finales de marzo de 2002. Ahora s los ruidos de sables solo los sordos no los escuchaban. Las incgnitas eran cuntos sables, de quines y cundo los usaran. Las actuaciones de la oposicin y ciertas declaraciones de autoridades estadounidenses ofrecan signos inequvocos de que el plan golpista haba comenzado; entre los dirigentes bolivarianos existan opiniones divergentes, algunos tenan la certeza de que estaba en marcha y otros suponan que no haba un serio peligro. En esta ocasin el Presidente me cit a un encuentro nocturno, para evaluar tranquilos la ejecucin del Convenio Integral de Cooperacin que l y Fidel haban firmado en octubre del ao 2000. Varios proyectos no lograban despegar debido al boicot de funcionarios venezolanos, en particular de la empresa Petrleos de Venezuela S.A. (PDVSA) y del Ministerio de Produccin y Comercio. Ellos, adems de tener ideas de la IV Repblica, actuaban temerosos en medio de una furibunda campaa anticubana de los medios de difusin privados y sectores de la oposicin complotados con la mafia anticubana de Miami. Al despedirme del Presidente en la inmensa puerta de La Casona, al filo de la medianoche, mientras esperaba mi auto un resorte interior se activ. No puedo irme sin tocarle el tema, pens. Nos estn llegando muchas informaciones de que ahora s avanza una intentona de golpe en la que estn involucrados varios militares de alto rango, en coordinacin con civiles de la oposicin y la Iglesia. Qu t crees? -11-

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Chvez no demor cinco segundos en responder y escuch la misma apreciacin que me haba formulado diez meses antes, como si fuera el eco de entonces que haba quedado atrapado en los espacios y vericuetos de la residencia presidencial. S dijo con nfasis. Estoy recibiendo muchos reportes y conjeturas. Pero he dado instrucciones de evitar suspicacias que provoquen acusaciones infundadas y divisiones en el Alto Mando y la oficialidad. O sea, es cierto Es verdad, sin embargo, debo ser cuidadoso. Incluso he tenido que tomar medidas en la Direccin de los Servicios de Inteligencia y Prevencin (DISIP) porque estaban espiando a algunos generales y uno de ellos se quej y yo le di la razn. No confo en ciertos generales, son los menos y creo tenerlos a casi todos bajo control, aunque decidiera en los tres aos transcurridos de mi mandato respetar las normas formales de los ascensos, salvo escasas excepciones, y por ah han llegado a generales algunos que son los que estn conspirando, y hay otros pocos que pertenecen a generaciones anteriores y tambin estn en vainas. Pero, sumados, son una minora. Y piensas que no hay peligro de un golpe? Sigo creyendo que el pueblo derrotara cualquier aventura golpista. Tal vez lo intenten; que tengan xito, imposible. Nuestra gente saldra a las calles a enfrentarlos y la inmensa mayora de las Fuerzas Armadas no va a apoyar a los golpistas dijo y fij su vista con firmeza en mis ojos. Yo los conozco, germn, casi todos los oficiales, clases y tropas son leales a la Revolucin o, cuando menos, respetuosos de la Constitucin. A esos militares nadie los podr engaar y si ocurriera una accin golpista, el respaldo del pueblo bolivariano a su gobierno sera decisivo. Duerme tranquilo, aunque agradezco tus comentarios y preocupaciones. De todos modos, ojo pelao y cualquier seal de inters me avisas -12-

Antes de despedirnos, pidi a un edecn que trajera un CD de Al Primera, su cantor predilecto, que muriera en un extrao accidente en su automvil en la autopista Valle-Coche, en la madrugada del 16 de febrero de 1985. Ahora lo necesitamos ms y lo comprendemos mejor, l es como el Cid Campeador, sigue ganando batallas coment al obsequirmelo, me abraz sonriente, con la calidez de siempre y esper a que montara en el auto mientras saludaba a mi chofer cubano, Mario Prez: Epa, hermano! le dijo con afecto. Y cuando el vehculo empez a moverse nos grit con su vigorosa garganta: Venceremooos!. Entonces lo observ de reojo cuando entraba a La Casona y apreci que se mova muy despacio, como si llevara la cordillera de los Andes sobre sus anchos hombros.

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Causas

Abr la ventanilla del auto para respirar la fresca noche caraquea, introduje el CD de Al Primera en la reproductora y comenc a escuchar en su recia y tierna voz los versos nutridos de verdades del cantor de la Revolucin Bolivariana, esas que Chvez estaba intentando hacer realidad y que haban desatado las conspiraciones que ahora se cernan sobre el poder revolucionario: Basta de mentes hipcritas/ basta de mentes estlidas/ que nos quieren mandar/ levantemos para siempre la espalda/ destrocemos el ltigo/ que nos quiere marcar. Campesino, por tu propia tierra/ obrero, por tu propia fbrica/ estudiante, por tu propia idea/ busquemos lo que ha de emancipar. Sequemos el sudor de nuestra frente/ y busquemos tras las nubes al sol/ busquemos con alborozo/ el sol maravilloso de la liberacin. Ciertamente, la situacin venezolana en marzo de 2002 haba evolucionado hacia un escenario muy diferente a la primera vez que hablara con el Presidente sobre el tema del golpe de Estado, en mayo de 2000. Torrentes de aguas turbias visibles y subterrneas inundaban los espacios de la vida poltica nacional e internacional con la rapidez de una tormenta en la montaa. Mientras disfrutaba las canciones de Al en el trayecto hacia mi casa, discurran en mi mente a ms velocidad que las 24 imgenes por segundo del cine muchos de los acontecimientos que comenzaran a ocurrir desde el 2 de febrero de 1999. Y comenc por recordar un momento estelar. -15-

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Cundo se te ocurri calificar de moribunda a la Constitucin de 1961? le pregunt a Chvez un ao despus de aquel 2 de febrero, en que hiciera su juramento de primer mandatario ante el Presidente del Congreso y al lado del expresidente Rafael Caldera, quien quedara pasmado: Juro ante Dios, ante la Patria y ante mi pueblo, sobre esta moribunda Constitucin, que har cumplir e impulsar las transformaciones democrticas necesarias para que la Repblica nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos. Fue algo espontneo, me surgi en el instante en que haca el juramento, al mirarla la imagin as, postrada, moribunda dijo Chvez con naturalidad. Todo result vertiginoso: esa tarde del 2 de febrero de 1999 Chvez sale hacia Miraflores y all firma su primer decreto, que convoca a un referendo para preguntarle al pueblo si quera o no Constituyente; el 25 de abril, el 92 por ciento de los votantes la apoya; el 3 de agosto queda instalada la originaria Asamblea Nacional Constituyente, con 130 miembros, de ellos 125 pertenecientes al Polo Patritico; el 15 de diciembre la nueva Constitucin es aprobada por una amplia mayora: el 72 por ciento de los electores; y el 30 de julio de 2000 se realizan elecciones para votar al Presidente, los diputados de la Asamblea Nacional y estadales, gobernadores y alcaldes. El lder bolivariano es reelecto con el 60 por ciento de los votos y los candidatos de su alianza obtienen vasta mayora en los dems cargos y escaos. En apenas 18 meses la Revolucin Bolivariana haba creado un nuevo escenario poltico y estatal, favorable para iniciar los cambios econmicos y sociales y afianzar el poder poltico. Chvez dispona de una certera carta de navegacin: la Constitucin Bolivariana, que l no cesaba de explicar al pueblo cada da como ningn otro gobernante en el mundo, con nfasis en su formidable Prembulo: -16-

El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la proteccin de Dios, el ejemplo histrico de nuestro Libertador Simn Bolvar y el herosmo y sacrificio de nuestros antepasados aborgenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la Repblica para establecer una sociedad democrtica, participativa y protagnica, multitnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien comn, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para sta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educacin, a la justicia social y a la igualdad sin discriminacin ni subordinacin alguna; promueva la cooperacin pacfica entre las naciones e impulse y consolide la integracin latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervencin y autodeterminacin de los pueblos, la garanta universal e indivisible de los derechos humanos, la democratizacin de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecolgico y los bienes jurdicos ambientales como patrimonio comn e irrenunciable de la humanidad []. Qu significacin tiene la Constitucin Bolivariana en el inicio de la actual etapa histrica venezolana? Se trata de una Ley de Leyes que define un nuevo estatuto de democracia autnticamente participativa y protagnica, un sistema econmico de orientacin antineoliberal, que promueve el cooperativismo y la autogestin y una axiologa humanista y solidaria; enfatiza la responsabilidad social del Estado, por ejemplo, en garantizar la salud, la educacin y empleo para todos los ciudadanos. Adems, en un pas donde era comn que se violaran -17-

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los derechos humanos, la nueva Carta Magna establece una slida plataforma en defensa de esos valores. Y algo muy importante: Chvez logra que se apruebe el nombre de Repblica Bolivariana de Venezuela. Ms que smbolo, un proyecto histrico de alcances colosales. Cuando el lder bolivariano asume la presidencia hereda un Estado quebrado, una economa dependiente, improductiva y desarticulada, y una sociedad donde ms del 70 por ciento de la poblacin vive en la pobreza y haba sido manipulada y estafada por los partidos polticos y la oligarqua; el barril de petrleo a 8 USD; altos niveles de desempleo y subempleo; inflacin por encima del 80 por ciento; tendencia decreciente de los salarios reales; y pasos hacia la privatizacin de las empresas estatales incluida PDVSA, que haba comenzado con la venta de la empresa del acero dos aos antes y tena en proceso la del aluminio. Adems, Chvez debe gobernar con un Estado muy pesado, repleto de funcionarios y empleados que mantenan su adhesin expresa o tcita a los partidos Accin Democrtica (AD) y Demcrata Cristiano (COPEI) y a los valores de la IV Repblica. En rigor, esta no haba muerto y la V Repblica deba forjarse, aunque ya tena el acta de nacimiento y recin comenzaba a andar. Debido a la gravedad de los problemas de toda ndole acumulados, en paralelo con los cambios polticos aludidos, Chvez empieza a encarar varias urgencias sociales. Cmo lo hace, si no tiene recursos? Decide apoyarse en uno de los soportes principales que l conceba para garantizar el avance de la Revolucin Bolivariana: las Fuerzas Armadas. Para ello crea el Plan Bolvar 2000, en varias fases, e involucra a ms de ciento quince mil militares y decenas de miles de civiles, contratados y voluntarios. El Plan Bolvar 2000 empieza a construir escuelas y viviendas, a reparar hospitales y viales, a brindar servicios mdicos, a alfabetizar jvenes y adultos, a promover actividades deportivas y de -18-

estudios de oficios, esto ltimo con el fin de generar empleos y crear nuevas microempresas. Con este primer plan social, Chvez se propuso generar beneficios rpidos a la gente ms necesitada, aprovechar las fortalezas de la institucin castrense disciplina, organizacin, medios materiales y humanos y utilizar con el mximo de eficiencia los escasos recursos de que dispona el Estado, vincular la Fuerza Armada a los humildes y acelerar la alianza cvico-militar. Tambin el gobierno bolivariano adopta otras decisiones de amplia repercusin y bajo costo. Por ejemplo, la eliminacin del cobro de la matrcula escolar, que permitiera incorporar a ms de medio milln de nios y la instauracin paulatina de la doble sesin escolar, con almuerzo incluido. El quid de los programas econmicos y sociales de mayor alcance que Chvez saba que era menester implementar dependa en buena medida del ingreso petrolero y de lograr una reinsercin de Venezuela en el mbito exterior. Por eso, l se propuso de inmediato priorizar los nexos con la Organizacin de Pases Exportadores de Petrleo (OPEP), a fin de recuperar su papel en la regulacin de los precios mundiales de los hidrocarburos. Y al unsono, lograr una readecuacin del pas en el escenario internacional, muy condicionado entonces por el poder unilateral de los Estados Unidos. Chvez viaja a todos los pases de la OPEP y en pocos meses concilia las posiciones encontradas de varios de sus miembros, logrando que se celebre en Caracas, en septiembre de 2000, una Cumbre de la OPEP, la segunda desde su fundacin ms de veinte aos antes. En 2001 los precios del petrleo inician una tendencia alcista, debido en primer lugar a los acuerdos de ese cnclave, y despus influyen otros factores del mercado. Lo ms importante: la OPEP comienza a reponerse del control que los Estados Unidos haba logrado sobre el cartel en los ltimos diez aos. -19-

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A fin de fortalecer la independencia frente al predominante dominio global y bilateral de los Estados Unidos, el lder bolivariano emprende una poltica exterior muy activa, secundada con destreza por el canciller Jos Vicente Rangel, que prioriza los nexos con potencias emergentes y otros pases del sur, de intereses econmicos y polticos convergentes con Venezuela. En la Amrica Latina y el Caribe, el gobierno impulsa nuevas formas de cooperacin e integracin y Chvez toma la iniciativa de firmar un Convenio Petrolero con varios pases caribeos y centroamericanos, otorgndoles cuotas con un descuento en forma de crditos blandos a largo plazo. Y el ms relevante y novedoso: el Convenio Integral de Cooperacin entre Venezuela y Cuba, que firmara con Fidel Castro en Caracas el 30 de octubre de 2000, de amplio espectro y beneficio mutuo, sin precedentes en el hemisferio. Durante aquellos primeros tres aos de su mandato, de manera sostenida Chvez acrecent su protagonismo internacional junto a su liderazgo interno, en especial entre los sectores humildes de la poblacin y en la abrumadora mayora de los militares. gracias a sus incesantes y fecundos contactos directos con el pueblo civil y uniformado y a su denodada y brillante utilizacin de los medios de comunicacin, Chvez ejerci una influencia decisiva en la conciencia poltica e histrica de la base popular de la Revolucin y en la creacin en los hechos de su idea estratgica de lograr la alianza cvico-militar, como soporte esencial de los cambios revolucionarios. Cmo se reactiv la oposicin en aquellos tres primeros aos? Todo lo que avanz la Revolucin Bolivariana en ese perodo, debi hacerlo a contrapelo de una descomunal campaa de los medios de comunicacin privados. De manera abrumadora ellos se pusieron al servicio de los intereses de la oligarqua de la que los grandes propietarios de los medios forman parte, de los Es-20-

tados Unidos y otros adversarios externos de la Revolucin, como el gobierno reaccionario espaol de Jos Mara Aznar. Ante el desprestigio, disgregacin y repliegue de los partidos polticos tradicionales, vencidos una y otra vez en las urnas y en la confrontacin de ideas con Chvez, los medios asumieron el papel de oposicin poltica del gobierno y desplegaron un tenaz ataque ideolgico al proyecto bolivariano. Arrancaron desde el 2 de febrero con el boicot a la Constituyente, despus se opusieron a la aprobacin de la nueva Constitucin y de inmediato a todas las medidas encaminadas a su implementacin. Sin ningn pudor usaron los burdos artificios de la guerra Fra y campaas mentirosas de corte fascista. Entre ellas, por cierto, la idea matriz de que Chvez quera cubanizar a Venezuela, basndose ex profeso en una imagen falsificada del socialismo en la isla, al que daban por fracasado y lo pintaban como la anttesis de la democracia, la libertad, la felicidad y hasta del reino de Dios. Chvez hered un pas polarizado hasta el tutano: una polarizacin estructural, que provocara contrastes extremos entre miseria y riqueza, una injusta redistribucin de la renta petrolera e infinidad de paradojas en la vida social, poltica y cultural. Y cuando emprendi acciones para revertir tales antpodas, los causantes seculares de ellas desplegaron sus fuerzas y engendraron ms divisin ahora en el escenario poltico entre dos polos de la poblacin, al pretender retomar por cualquier medio los mecanismos de poder que les permitieran sostener durante largo tiempo esa sociedad de disparidades e injusticias. Y as surgi una pugna singular entre el aferramiento al pasado de algunos y la esperanza en el porvenir de muchos. Ese futuro no se vea cerca, mas era creble debido a que ya se haban iniciado los cambios y a la inefable relacin entre el pueblo humilde y su proverbial lder, que se sintetiza en esta emblemtica consigna de entonces: Con hambre y sin empleo, con Chvez me resteo!. -21-

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La jerarqua de la Iglesia Catlica fue otro de los vehculos que salieron al ruedo poltico, a suplir el vaco de los partidos desvencijados y sin capacidad de influencia. De manera agresiva e impdica, sus principales dirigentes entre ellos el cardenal Ignacio Velazco y el presidente de la Conferencia Episcopal, Baltazar Porras devinieron personeros de la contrarrevolucin, sumndose a casi todas las campaas contra el gobierno y el Presidente, y generando sus propias matrices de opinin. Y, al igual que los dueos de los principales medios, a partir del segundo semestre de 2001 estos jerarcas catlicos comenzaron a conspirar para derrocar al presidente Chvez por la va de un golpe de Estado. Otras dos instituciones que temprano se alinearon en el proyecto contrarrevolucionario fueron la organizacin empresarial Federacin de Cmaras de Venezuela (Fedecmaras) y la Confederacin de Trabajadores de Venezuela (CTV), una mafia sindical temerosa de desaparecer controlada por los partidos Accin Democrtica y COPEI. Chvez adopt la postura de responder a todos los ataques de sus enemigos medios de comunicacin, Iglesia, Fedecmaras, CTV, partidos, gerentes de PDVSA y adversarios internacionales. Los encar por separado, en grupo o de conjunto, siempre de manera resuelta y apoyndose en la Constitucin, en el pensamiento bolivariano, en los preceptos autnticamente cristianos y en ideas y valores ecumnicos favorables al progreso, la equidad y la justicia. En ese perodo Chvez mantuvo la iniciativa no solo en la muda acelerada de los escenarios polticos y de poder institucional, sino adems en la confrontacin de ideas. Su programa dominical Al Presidente serva la mesa del debate nacional al comenzar cada semana y pocas veces tuvo que actuar a la defensiva, hasta diciembre de 2001. Por otra parte, este proceso ascendente de lucha de clases, que se desboca en abril de 2002, fue depurando la composicin -22-

de fuerzas de la alianza que haba llevado a Chvez al triunfo electoral de 1998. Las ms notorias deserciones fueron primero el Movimiento al Socialismo (MAS), a mediados de 2001, y despus Luis Miquilena con sus seguidores en la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo y otras instituciones. El gobierno de los Estados Unidos de Amrica estimul y respald a la oposicin por vas diplomticas, financieras, polticas y de presiones directas al Presidente bolivariano. Chvez no cedi en sus posiciones esenciales de entonces. Tampoco acept las prebendas de la oligarqua venezolana, que trat de cooptarlo igual que hiciera con otros mandatarios. Recuerdo, porque me lo cont uno de ellos, que el director y propietario de un importante diario nacional y su socio en una inversin hotelera en la isla de Margarita, que haban apoyado a Chvez en las elecciones de 1998, pasaron a ser enemigos del Presidente cuando este se negara a apoyarlos en una gestin para obtener un prstamo estatal de 10 millones de USD. El lder bolivariano no ces de buscar variantes para impulsar la Revolucin. Por medio de la Ley Habilitante, que le conceda facultades legislativas, en noviembre de 2001 aprueba 49 leyes que crean enorme irritacin y zozobra en los sectores pudientes venezolanos y en el gobierno estadounidense. En particular les molestan y preocupan tres leyes: Tierras y Desarrollo Agrario, Pesca y Acuicultura y la de Hidrocarburos. Esta ltima fue objeto de especial rechazo por parte de las transnacionales petroleras vinculadas a los Estados Unidos, el sector privado petrolero nacional y la dirigencia de PDVSA. Septiembre de 2001 es un mes clave. Bush lanza su cruzada mundial reaccionaria y utiliza el pretexto de enfrentar el terrorismo. Chvez es uno de los enemigos a eliminar, por varias razones: sus posiciones impiden que los Estados Unidos puedan apropiarse o al menos controlar el petrleo venezolano; en el mbito internacional devino lder de la OPEP, logr unirla y reactivarla y -23-

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que retomara ciertas posiciones independientes de la hegemona del gobierno norteamericano; es un mal ejemplo para otras naciones de la regin, al desarrollar un proceso antineoliberal, democrtico y pacfico, legitimado por una nueva Constitucin, siete actos comiciales y un amplio respaldo popular; adems, Chvez tiene un atributo riesgoso para el tradicional dominio hemisfrico de los Estados Unidos: su liderazgo en las Fuerzas Armadas y la creacin exitosa de una alianza cvico-militar, lo que garantiza que la revolucin sea pacfica, mas no desarmada, a pesar de que en esa etapa la institucin militar tena varios traidores que quedaran al descubierto en abril de 2002. En esa coyuntura de la poltica imperial, los dirigentes de la oposicin que apuestan a la salida inconstitucional de Chvez vislumbran la oportunidad de avanzar. Se intensifican y amplan los contactos entre los dirigentes civiles golpistas incluidos los principales jefes de la Iglesia y con algunos generales sediciosos, entre ellos el Agregado de Defensa de Venezuela en Washington. El rechazo que la oposicin promueve contra las 49 Leyes Habilitantes fue el pretexto para realizar el ensayo del paro nacional del 10 de diciembre de 2001, o un motivo real? Pareciera que result una excusa, en tanto la existencia de un paro nacional se prevea como el escenario indispensable del plan golpista que se urda. Esas leyes no desconocan la propiedad privada ni implicaban un cambio del sistema econmico dominante, aunque los enemigos internos y externos de Chvez se sentan molestos por los avances del proceso bolivariano y las decisiones que comenzaban a afectar algunos de sus intereses. Y ms an los atemorizaba que la Revolucin Bolivariana siguiera adoptando acciones de beneficio para el pueblo, con el apoyo creciente de este en alianza con las Fuerzas Armadas, que para sorpresa de la oligarqua y los Estados Unidos, cada vez se comprometan ms con el proceso de cambios. Y decidieron impedirlo a toda costa y en breve plazo -24-

Ensayo

El tanteo del golpe del 11 de abril de 2002 fue el paro empresarial del lunes 10 de diciembre de 2001, convocado por Fedecmaras y respaldado por la CTV. La fecha fue seleccionada porque ese da Chvez promulgara la Ley de Tierras, en la simblica Santa Ins de Barinas, sitio donde Ezequiel Zamora librara su victoriosa batalla a mediados del siglo xix e hiciera temblar a los oligarcas de entonces. Por primera vez, Pedro Carmona Estanga, presidente del gremio empresarial, apareca como la figura principal de la conspiracin en curso. Apenas dos meses antes, fui testigo del que tal vez resultara el ltimo encuentro personal entre Pedro Carmona y el presidente Hugo Chvez. El martes 2 de octubre de 2001 la Cmara de Comercio de Cuba y nuestra embajada inauguramos en el Saln Venezuela del Crculo Militar la Exposicin de Productos Cubanos, a la que fueron invitados el primer mandatario y el presidente de Fedecmaras. La inauguracin estaba prevista para las 8 de la noche y Chvez arrib solo 15 minutos ms tarde. Lo esperaba en la acera y al bajarse del auto enseguida me pregunt si haban llegado todos los invitados. Solo falta Carmona, pero no sabemos si vendr; ni ha llamado para excusarse por la tardanza, as es que ya podemos comenzar el acto si lo decides. Empecemos, pues fue su concisa reaccin inicial y agreg: Carmona est muy crtico, porque ya sus empleadores y l mismo conocen los alcances de las Leyes Habilitantes y tienen pnico de que se afecten sus intereses. La Ley de Tierras, por ejemplo, los aterra, al igual que las de Hidrocarburos y Pesca. Bueno, Presidente, invitamos a Carmona porque esta es una actividad empresarial y l siempre ha sido cordial con los -25-

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representantes comerciales cubanos, desde que tena el cargo de vicepresidente de Fedecmaras le argument algo apenado, entretanto avanzbamos hacia el primer piso del saln, donde todo estaba listo para comenzar. Me parece muy bien que lo hayan invitado y ojal que se incorpore al acto, e incluso sera conveniente que dijera unas palabras, a l le gusta hablar bastante, aunque an ms escucharse apenas pude or la ltima frase, eclipsada por los aplausos cerrados del pblico al verlo entrar. En pocos minutos iniciamos el evento. Cuando llamaron al presidente de la Cmara de Comercio de Cuba, Antonio Carricarte, para pronunciar su discurso, lleg Carmona a paso ligero y algo sofocado. Fue directo a su asiento, reservado a mi izquierda, y el Presidente se encontraba a mi derecha. Al saludarme, Carmona aprovech para excusarse, dijo estar en una reunin empresarial y que haba mucha congestin de vehculos en la ciudad. Enseguida mir al Presidente y ambos extendieron los brazos y unieron sus manos delante de mi pecho, con evidentes pocos deseos. Me complace verlo personalmente, Presidente sonri a medias Carmona y Chvez reciproc de inmediato. Me alegro que ests en este acto, ojal que tu presencia sirva para desprejuiciar un poquito a muchos empresarios que estn siendo engaados por la campaa contra Cuba Carmona hizo un gesto incoloro, sin decir nada, y los tres fijamos la atencin en el discurso de Carricarte. En breve, le susurr a Carmona que habamos previsto unas palabras suyas. No vine preparado, pero estoy dispuesto, musit e hizo silencio. Minutos despus observ de soslayo que se mova inquieto en su asiento, como si le picaran bachacos de la selva amaznica, hasta que no pudo aguantar la comezn y me solt su amargura en tono muy seco: -26-

Embajador, le soy sincero, las cosas no marchan bien con el gobierno, el presidente Chvez no quiere escuchar al empresariado ni a los productores del campo. Las Leyes Habilitantes atentan contra la propiedad privada y si l no rectifica pronto, el pas va hacia una confrontacin En ese instante anunciaron que hablara Carmona, quien se par con tanta agilidad que me hizo sonrer, pues ciertamente era notorio que lo estaban picando y fuerte, aunque no precisamente hormigas selvticas. Pronunci un breve discurso acorde con la ocasin, refirindose a la necesidad de ampliar los nexos comerciales entre ambos pases. Al concluir el acto, bajamos la escalera para cortar la cinta de acceso al recinto de la exposicin. En ese momento todava Carmona estaba visible en el grupo principal, aunque se mova escurridizo y cuando nos acercamos al primer stand junto al presidente Chvez, de repente desapareci en el tumulto como el conejo en el sombrero de un mago. Dos meses y ocho das ms tarde Carmona fue el instrumento ms visible del paro empresarial del 10 de diciembre de 2001, concebido para ensayar y adelantar el golpe militar, an sin fecha definida. Tal vez en ese momento l ya saba el premio que obtendra en la hora cero, que result ser el 11 de abril del siguiente ao, aunque con seguridad en ese instante s desconoca su aciago destino del 13 de abril. Aquel da del paro empresarial me encontraba en la isla de Margarita, formando parte de la delegacin cubana que asistiera a la Cumbre de la Asociacin de Estados del Caribe prevista para inaugurarse el siguiente da. Con el fin de cerciorarme de los reales alcances del paro en la clida isla, decid recorrer en la maana la ciudad de Porlamar, donde se desenvuelve buena parte del comercio margariteo, y de ese modo estar en condiciones de responder las preguntas que seguramente me hara Fidel, quien deba llegar de La Habana durante la tarde o la noche. -27-

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Pude apreciar que hasta el medioda la actividad econmica era casi normal, aunque en las calles haba pocas personas, an ms tratndose de los das previos a la Navidad. Sin embargo, cuando decid regresar al hotel alrededor de la una de la tarde, de manera sucesiva y casi rtmica los comerciantes comenzaron a cerrar sus puertas como si fueran olas del Caribe: una tras otra al sonar anunciaban lo que pareca un acuerdo de permanecer abiertos hasta esa hora. Al marcharme hacia el hotel, visualic una singular guayabera panamea de color azul oscuro dentro de una tienda; entr, ansioso por adquirir la prenda, en el exacto segundo en que el dueo se dispona a cerrar y al verme tan entusiasmado, dio instrucciones a un empleado para que me atendiera y se qued cerca de m a la expectativa. Y por qu hoy los comercios trabajan solo una sesin? le pregunt hacindome el ingenuo al dueo, un hombre de algo ms de cincuenta aos, cuyo acento y aspecto indicaban a las claras su origen rabe, tal vez libans, muy numerosos en la isla. Es que preferimos quedar bien con Fedecmaras y tambin complacer al gobierno reaccion sin tardar y agreg con humor margariteo: Adems, este da tan caliente lo hizo Al para disfrutar la playa con la familia.

Judas

En la maana siguiente, antes del acto inaugural de la Cumbre, sal a trotar por las calles cerca del hotel Margarita Hilton, donde nos hospedbamos los delegados. Los lugareos estaban felices por el acontecimiento y en especial se referan, en muchas partes, a la presencia del presidente Chvez, de Fidel y otros lderes del Caribe, al que ellos se sienten orgullosos de pertenecer; ms an, consideran que son la vena cardinal venezolana de esa cultura. Al arribar sudado al lobby del hotel me coloqu algo distante de la puerta del ascensor donde esperaban algunas personas. De repente, o a mis espaldas la voz conocida de un anciano. Embajador, te estoy esperando hace media hora clam Luis Miquilena, en ese entonces ministro de Relaciones Interiores y Justicia, con quien haba establecido una estrecha comunicacin amistosa desde que lo conociera en septiembre de 1994, durante un almuerzo en su apartamento de Altamira, ocasin en que por primera vez yo hablara con Chvez. gir mi cuerpo y pronto nos estrechamos las manos. Me impresionaron enseguida sus exaltados ojos, y la piel del rostro reflejaba como nunca antes sus 82 aos de edad. Acabo de venir de Caracas y me urge conversar contigo dijo bajito, para evitar que las personas cercanas lo escucharan. Lo invit a tomar un caf en mi habitacin y luego que cerr la puerta l no demor en espetarme su intencin: necesitaba dialogar con Fidel antes de que se reuniera con Chvez. Fidel es el nico que puede evitar que Hugo cometa el error fatal de querer hacer en estos tiempos una revolucin en Venezuela solt el sapo y en ese instante apreci que sus manos le temblaban y no quera dejar de hablar, mas decid interrumpirlo. -29-

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Y por qu un error fatal? S, as es, Hugo se ha vuelto loco, en vez de sacar una leccin del paro de ayer, me ha dicho que no va a detenerse, que va a aplicar de manera radical las Leyes Habilitantes Luis, me disculpas, creo que ests alterado, tal vez necesitas un descanso en esta propia isla. Me alarma lo que dices, por el contenido y por ser t quien lo expresa. Es que las Leyes Habilitantes son muy duras para los productores del campo y para el sector privado petrolero y pesquero. Han provocado el pnico y la ira de todos los empresarios y el gobierno de los Estados Unidos tampoco lo admite. Y existe otro camino para cumplir la Constitucin Bolivariana que t mismo ayudaste a redactar? le hice esta pregunta, que l saba tena solo dos posibles respuestas: avanzar o claudicar. Pues te anticipo que si Hugo no rectifica, estoy seguro de que lo tumban pronto; l no tiene cmo enfrentar a los empresarios, al gobierno de Bush, a la CTV, a la Iglesia y a muchos altos oficiales que no estn de acuerdo con esas decisiones. Incluso conozco que hay varios jueces del Tribunal Supremo que estn inconformes y la gente del Movimiento al Socialismo le quit el apoyo Bueno, la otra opcin es hacer lo mismo que los gobiernos de la IV Repblica. T que has estado tan cerca del Presidente, crees que l va a traicionar sus ideales y la palabra empeada con el pueblo? Mira, embajador, yo conozco cmo piensan todos los que estn en contra de Chvez y s la fuerza que tienen. Para m es evidente, o Hugo rectifica y atempera sus polticas o se acaba el gobierno bolivariano. As de simple. Mientras Miquilena hablaba yo segua el nfasis de sus palabras, el humo del tabaco que expulsaba a borbotones, su cara redonda que brillaba por el sudor que despedan sus entraas revueltas. Sus ojos, ocultos tras los cristales circulares montados en -30-

lentes de metal, daban la sensacin de que aquel octogenario se encontraba frente a una encrucijada existencial inesperada al final de su vida. Antes de ese da habamos dialogado sobre variadas situaciones y los ms dismiles temas polticos; nunca lo haba percibido en ese trance, pusilnime y acobardado, como si el diablo le hubiese anticipado sus macabras intenciones. Traslad el mensaje de Luis y la respuesta fue que oportunamente se le respondera. En la maana del 12 de diciembre fue recibido por Fidel y Chvez en el propio hotel Hilton donde ambos se hospedaban. Cuando terminaron el encuentro, an sin yo conocer los detalles de lo ocurrido, me percat de que el desenlace no haba sido el que Miquilena esperaba. Sali contrariado del local, al extremo de que en vez de ir para la puerta del ascensor torci el sesgo hacia la derecha dando tumbos hacia la salida de la escalera y al darse cuenta del equvoco, el propio Chvez que, junto a Fidel tuvo la gentileza de acompaarlo hasta el elevador, le indic el rumbo correcto: todo un smbolo. El ministro se despidi molesto y huidizo, y casi sobraron las palabras para entender quienes no participamos en la reunin lo que haba acontecido. Supe ms tarde que Chvez le reiter que no claudicara ante el chantaje y que su reaccin frente al paro empresarial sera continuar el curso de la Revolucin Bolivariana. Un rato despus coincid con Miquilena en el lobby del hotel, cuando l sala hacia Caracas, y solo me dijo: Tengo que contarte las cosas no salieron bien, y me pidi que lo invitara a almorzar en mi casa al concluir el evento previsto en la Asamblea Nacional por el segundo aniversario de la Constitucin Bolivariana, el 15 de diciembre. Esa tarde, esper a Miquilena viendo el acto en la televisin. l habl al final, en su carcter de presidente de la Asamblea Constituyente de 1999, y segn recuerdo su discurso no dio seales de lo que ya estaba en su mente. Por fin, a las 5 de la tarde arrib a mi -31-

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residencia y enseguida nos sentamos a almorzar; ambos tenamos exacerbado el apetito y durante la primera hora nos dedicamos a degustar el tpico plato cubano a base de congr, carne de cerdo asada y yuca con mojo, junto a las siempre exquisitas hayacas navideas venezolanas, todo ello coronado por dos bolas de helado Coppelia y el infaltable caf de estirpe cubana. Y con el fin de distenderme al mximo, en vsperas del que estaba seguro sera un dilogo difcil, opt por acompaar a Miquilena y tambin encend un habano Churchill. Repasamos el proceso bolivariano desde la rebelin del 4 de febrero, los alcances de la nueva Constitucin, el contenido de las Leyes Habilitantes y l me cont su versin de la reunin con Chvez y Fidel, explicndome que este haba sido muy respetuoso mientras que Chvez le reiteraba las mismas posiciones intransigentes que antes le haba expuesto en Caracas, a raz del paro empresarial. Su comentario final fue alarmante: Dile a Fidel que yo nunca traicionar a Hugo, pero tampoco voy a comprometerme con su loca decisin de radicalizar las posiciones del gobierno. Eso es suicida asegur con el rostro tirante, tom otro poco de caf y mordi el tabaco. En este tiempo no es posible una revolucin en Venezuela ni en ningn pas de Amrica Latina! Y qu piensas hacer? lo mir para interpretar todos sus gestos del lenguaje extraverbal, porque en verdad yo tena duda respecto a cul sera su conducta. He pensado que lo mejor es renunciar al cargo de ministro, sin hacer olas, y me excusar diciendo que estoy enfermo desvi su atencin hacia una jaula colgada en el jardn, donde se encontraba un loro que de vez en vez gritaba viva Chvez!, y luego expres sin mirarme a los ojos: S, yo estoy muy viejo para traicionar y tener que empezar Mejor es abandonar el ring. Sent pesar en ese momento e imagin que esta conducta de Luis deba dolerle mucho a Chvez, quien ms de una vez se haba -32-

referido a l como si fuese un padre, reconocindole sus aportes al triunfo electoral de diciembre de 1998 y en el arranque de la revolucin en 1999. A la vez, record que haba escuchado afirmar a Chvez que Miquilena trat siempre de convencerlo de que no era necesario convocar una Constituyente y redactar una nueva Carta Magna, defendiendo la idea de introducir modificaciones a la de 1961 y no alterar radicalmente el statu quo. Repas adems las dos veces que fui invitado por numerosos grupos de empresarios para homenajear a Miquilena, primero en el amplio Saln Venezuela del Crculo Militar y despus en el aristocrtico saln principal del hotel Eurobuilding, donde le ofrecieron esplndidas fiestas que reflejaban su porosidad a esos sectores. Pensaba todo esto y lo miraba frente a m, y senta un casi incontrolable deseo de expresarle que su decisin de renunciar significaba regresar a la orilla cuando el ro estaba crecido mientras Chvez, los dems dirigentes y el pueblo bolivariano seguan adelante, pese a los peligros. Y de pronto sent que Miquilena me lea el pensamiento. El paro del 10 de diciembre fue el ensayo, embajador, les sali bien y ahora vendrn con todo Y la Revolucin Bolivariana no tiene fuerzas para afrontar cualquier arremetida y no perder la iniciativa? No lo creo. La mayora de la gente no va a apoyar un gobierno que no tenga capacidad de maniobra para resolverles sus necesidades hizo una pausa y continu con su lengua suelta. La gente lo que quiere es tener el estmago lleno y vivir sin sobresaltos y el camino que ha escogido Hugo conduce al caos. Es trasnochado suponer que son posibles nuevas Cubas. Pero una nueva Venezuela s, Miquilena lo interrump, porque ya estaba claro su derrotero y quera marcarle mi posicin. El presidente Chvez siempre ha defendido la idea de que la Revolucin Bolivariana es autnticamente venezolana y este pas si algo tiene es historia y cultura poltica suficientes, no necesita copiar. -33-

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Repito, embajador, s de buena tinta que las Leyes Habilitantes rebosaron la copa y como Chvez decidi no derogarlas ni cambiarlas, pues el choque de trenes es inevitable y yo no pienso estar en ningn vagn. Prefiero dar un paso al costado Aunque podra interpretarse que ese paso tuyo es hacia atrs. Depende desde el lado del que se me observe. Es cierto, quienes estn a la izquierda tuya percibirn que retrocedes. Luego de despedir a Miquilena en la puerta de mi casa, me pregunt si efectivamente podra adoptar una posicin neutral y conjetur que l haba oteado el campo enemigo y opt por abandonar el barco a tiempo, o peor, traicionar a Chvez. Y aunque pens esto ltimo, no lo crea posible, tal vez por confiar en su comentario de que a su edad no quera terminar ante la historia como un Judas. Me dije que es muy difcil anticiparse a las conductas humanas, tan vinculadas a las circunstancias, segn nos leg el sabio espaol Ortega y gasset. Esa noche cerr los ojos y musit para consolarme: Es mejor esperar y ver lo que va a suceder.

Chvez no pierde tiempo frente a la movilizacin enemiga. El 17 de diciembre, aniversario de la muerte de El Libertador, encabeza una concentracin popular en la avenida Bolvar, con el fin de juramentar a decenas de miles de miembros de los Crculos Bolivarianos. Al llegar a la ancha y prolongada alameda, mira hacia la entusiasta multitud y le parece estar frente al ro Amazonas en tiempo de lluvias. Apenas ocho meses antes, el 21 de abril, haba lanzado la idea en su programa Al Presidente de crear Crculos Bolivarianos en todo el pas, que deban convertirse en las clulas bsicas de la organizacin popular y aglutinar todas las corrientes del gran movimiento bolivariano revolucionario. Llam a organizarlos en -34-

barrios populares y urbanizaciones de clase media, en centros de trabajo y estudio, en campos y ciudades. Los Crculos Bolivarianos podan surgir de grupos de ciudadanos que se pusieran de acuerdo, segn los intereses especficos de cada colectivo. Deban servir de conexin entre las aspiraciones y necesidades de la poblacin y las respuestas que el gobierno bolivariano est obligado a implementar, para cumplir con el mandato del pueblo. Chvez imagin una organizacin social verstil y flexible, que tambin cumpliera funciones de ndole poltica e ideolgica, en defensa de la Revolucin y para difundir la ideologa bolivariana. Orient que los Crculos registraran su existencia en Miraflores, va telefnica, y precis que desde Palacio se les dirigira directamente, sin intermediarios. Muy pronto los hombres y mujeres bolivarianos, vidos de participar en las tareas de la Revolucin y de organizarse segn intereses dismiles, crearon miles de Crculos. El acto de juramentacin convocado por Chvez el 17 de diciembre ocurri una semana despus de que los planes golpistas se activaran. Esa fecha no fue casual: l saba que los Crculos Bolivarianos y el pueblo todo seran determinantes para derrotar a los exorbitados adversarios, que tampoco perdan tiempo.

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Enero

No olvidar jams cmo despunt para m el ao 2002 en Caracas. El 2 de enero decid comenzar a realizar actividades fsicas al aire libre junto a mi esposa, temprano en las maanas. Y nos fuimos a las siete con el entusiasmo del primer da al Parque del Este, a recorrer su larga trayectoria de trotar y caminar entre rboles y el trinar de los pjaros. A los cinco minutos de nuestro rpido andar, notamos que frente a nosotros pasan, en sentido contrario, una mujer y un hombre que al vernos fruncen sus ceos y ponen caras de asombro. Al rato, vemos que se acerca y nos cruza por el lado un conocido periodista de globovisin, que reacciona como si hubiera visto dos extraterrestres. Le digo a mi esposa: A este lugar parece que no viene nadie de Petare, solo gente del este rico. Y no haba terminado, cuando pasan dos hombres que no solo nos miran atravesados; adems, cuando estn a dos metros de nuestras espaldas movindose en direccin contraria, uno de ellos susurra al otro: Es el embajador de Cuba, y eleva su voz para que lo oigamos bien: Abajo Fidel!. Ven, acrcate, para que me lo digas de frente!, le grit con el brazo levantado hacia ellos, y sin siquiera girar sus cabezas comenzaron a trotar a gran velocidad mientras nosotros les decamos bien alto: Viva Fidel! Viva Cuba!. Seguimos nuestra caminata y pronto vislumbramos a treinta o cuarenta metros una seora cincuentona, de cara sufrida, que desde esa distancia empez a clamar histrica: Vyanse para Cuba, no los queremos en Venezuela!. Yo apresur el paso y me le acerqu. Ella se turb, y en voz suave y firme le dije: Seora, respete a su pueblo y al mo, que son hermanos; Venezuela no es de usted, -37-

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as es que no se atribuya un derecho que no tiene. Ella escupi en el piso y avanz dando tumbos. Entonces vi aproximarse a una joven de piel morena que tambin me haba identificado. Reaccion en guardia y ella sonri con afecto: Embajador, esa mujer es una esculida y aqu casi todos los que vienen por la maana son opositores del Presidente, as es que le recomiendo que no venga ms a esta hora. As hicimos. Al arribar esa maana a la embajada, tena un mensaje urgente del Presidente, citndome para una reunin en la casa del ministro de Defensa, que radica en la loma ms alta de las que existen en Fuerte Tiuna. Desde all se aprecia el hermoso paisaje del Crculo Militar, que tiene en su centro un laguito con peces, cientos de tortugas y patos, y en derredor rboles cundidos de pjaros y guacamayos. Chvez haba decidido trasladarse algunos das para esa instalacin, a fin de usarla para trabajar y refrescar al menos la vista en medio de su intenso ajetreo. Cuando llegu, estaban junto al Presidente el capitn de navo (r) Ramn Rodrguez Chacn y el jefe de la Seguridad e Inteligencia Poltica (DISIP), Carlos Aguilera. Pronto supe el tema: horas antes, la embajada de Venezuela en Costa Rica haba informado acerca de un salvadoreo que se presentara en esa sede diplomtica el 1 de enero a denunciar un presunto magnicidio contra Chvez. Vimos los detalles del dilogo que sostuviera el diplomtico venezolano con el salvadoreo y el Presidente concluy solicitndome que la informacin fuese valorada en Cuba por nuestros rganos especializados. Chvez me invit a almorzar, y luego de despedirnos de Chacn y Aguilera, de repente entr a una camioneta conducida por l y detrs iba su hija Mara gabriela. En aquellos das Chvez imaginaba la posibilidad de trasladar la sede del Palacio Presidencial para esa zona elevada de Fuerte Tiuna, y construir all, adems, otros edificios del gobierno. Era una idea muy tentativa, -38-

pero mientras manejaba el vehculo sealaba los posibles lugares de ubicacin en el firme de la hilera de lomas por la que nos desplazbamos. Llegamos a una casa donde hacan guardia cuatro soldados, y al ver a Chvez bajarse del vehculo saltaron de nerviosismo y alegra. Lo acompa junto a Mara gabriela en el recorrido de la pequea instalacin, percatndose l de ciertas cosas que podan mejorarse y as les prometi a los muchachos. Lo percib gozoso y jaranero, como un soldado ms. Y despus recib otra sorpresa: Has jugado bolas criollas?, me dijo ya ubicados frente al rectngulo donde vi dispersas varias bolas, unas rojas y otras verdes. Y as, por primera vez, comenc a jugar bolas criollas, en pareja con el Presidente, mientras aprenda de l a hacer un arrime y un boche, y hasta el espectacular boche clavado: todo un arte deportivo que disfrutara algunas veces ms en Venezuela, casi siempre invitado por Chvez. Otra noche, observndolo jugar, pens que si este deporte estuviese inscrito en las olimpiadas l hubiese roto algn rcord guiness, sobre todo en boche clavado, que es como un disparo certero de artillera en el punto y el momento neurlgico del partido. Al terminar la intensa jornada fui hacia la embajada para enviar a Cuba la solicitud que nos haba hecho el Presidente. Pens que ese salvadoreo tena todas las caractersticas de un presentado, o sea, alguien que por su propia voluntad va a una embajada con el fin de denunciar un magnicidio o algn supuesto plan enemigo contra ese pas. Casi siempre se trata de personas que lo hacen para obtener dinero, sin que en realidad exista el plan, o individuos de mente desajustada. De cualquier modo, hay que indagar. Y en el caso de esa informacin, relacionada con la vida del presidente Chvez y al iniciarse un ao en el que ya se avizoraban los nubarrones, con ms razn era menester usar una buena lupa. Incluso para saber si las intenciones de sus enemigos consistan en tratar de limitarlo en sus nexos con el pueblo y crearle focos de -39-

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preocupacin, o sea, junto a la desestabilizacin del pas que ya se intentaba, buscar desequilibrar al lder.

Otro indicio revelador del impulso que iban teniendo los planes para derrocar a Chvez fue la llamada telefnica que le hizo a principios de 2002 Carlos Ortega secretario general de la CTV al expresidente Carlos Andrs Prez, quien se encontraba en los Estados Unidos en plena conspiracin. Estos son algunos de los segmentos ms reveladores del dilogo: Al, Presidente! Mi querido amigo, un feliz ao para ti! Feliz ao para usted, caray! Cmo est, cmo se siente? Ahora te toca, t vas a ser el protagonista de esta etapa. As es. Yo creo que all van a hacer paros escalonados S, vamos a meter, estamos trabajando en eso y va a culminar, definitivamente, si no hay cambios de actitud, de conducta del gobierno, en una huelga general, para all es que vamos. Yo creo que eso es lo que hay que hacer. T actuaste con mucha sensatez y con mucha serenidad. No pierdas el contacto con Pedro Carmona. No, no, l est por all! Ah, est por aqu? S. T no sabes el telfono? No, no lo tengo ahora, pero l est por all. Pues voy a tratar de localizarlo, voy a tratar de ubicarlo. Yo posiblemente est viajando (a los Estados Unidos) en el transcurso de los prximos quince das. Bueno, ya nos pondremos de acuerdo.

Chvez decidi comenzar el ao 2002 a la ofensiva: el 1 de enero promulga la Ley de Hidrocarburos en el sitio histrico donde funcionara la primera empresa petrolera venezolana, en el estado de Tchira. Al iniciar su discurso, dijo: Yo tengo la certeza de que este ao 2002 est sealado a ser grande, este ao va a ser un ao grande para nuestro pueblo []. Y el 10 de enero, a menos de un mes de juramentar los Crculos Bolivarianos, anuncia el Comando Poltico de la Revolucin, formado por 41 dirigentes representantes de todos los partidos de la Alianza Bolivariana. Con ello busca avanzar en la consolidacin de la unidad de las fuerzas polticas de la Revolucin y crear un instrumento central de direccin del pueblo. En trminos de lidia poltica, el ao 2002 despunt el mircoles 23 de enero, aniversario de la cada del dictador Prez Jimnez. Ese da, la oposicin contrarrevolucionaria y el chavismo decidieron medir sus fuerzas en las calles de Caracas: la pulseada mostr que ambas partes tenan msculos para echar la pelea. La furibunda y bien orquestada campaa contra Chvez de los medios durante ms de tres aos no haba logrado en igual densidad movilizar a los sectores sociales susceptibles de ser captados por los mensajes destinados a activar sus prejuicios. Entre ellos, por ejemplo, el temor a perder la propiedad privada, la libertad de expresin, los nexos dependientes de los Estados Unidos y a una nueva poltica petrolera e internacional soberana. La emblemtica fecha de 23 de enero sign el inicio de una nueva realidad, al lograr la oposicin desplegar en las calles decenas de miles de personas y comenzar el forcejeo y la competencia entre las marchas y concentraciones chavistas y opositoras. Ese da, adems, la dirigencia adversaria del gobierno moviliz a su gente en la zona oeste de la ciudad tradicional coto chavista, desde la avenida Lecuna hasta la Plaza OLeary, a pocos metros del recorrido y el mitin de los bolivarianos, que transcurra en-41-

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tre las avenida Baralt y Urdaneta, aunque en esa primera ocasin solo se intercambiaron ironas y bromas. En rigor, lo ms importante no fue el tamao de una y otra concurrencia, sino que el antichavismo probara que haba acumulado fuerzas y la clase media saliera de manera bastante masiva a realizar su bautismo de fuego. De ah en adelante crecera como leche hirviente, en la misma medida en que suba la temperatura en torno al conflicto gobierno-PDVSA y este alcanzara ribetes definitorios en la lucha por el poder. Recuerdo que al regresar a mi residencia aquella tarde fresca y despejada venan del desfile tres vecinos, y uno de ellos dijo a otro en voz alta, quizs para que yo lo escuchara: No, vale, es mejor que el Presidente nos siga llamando esculidos, pues como l quiere cambiarlo todo va a tener que modificar el significado de esa palabra Si es que antes no lo sacamos! El siguiente da, 24 de enero, Luis Miquilena anuncia por fin su renuncia a ministro de Interiores y Justicia: una inequvoca seal pblica del inevitable choque de trenes y un aliento adicional a los golpistas. Con l abandonaran el convoy oficialista varios diputados, que pasaron al bloque parlamentario opositor, y un grupo de magistrados del Tribunal Supremo, puestos all por Miquilena, que cambiaron en ese rgano la correlacin a favor de los adversarios del gobierno.

Febrero

El chavismo decidi reiterar su superioridad popular en el aniversario dcimo de la rebelin militar del 4 de febrero. El Presidente declar esa fecha de celebracin nacional y convoc a una gran marcha de sus seguidores, que vinieron de todo el pas y sumaron alrededor de 600 mil personas, la ms grande movilizacin de masas en muchos aos. En su discurso en la tribuna frente a Miraflores, el lder bolivariano alert al pueblo sobre las conspiraciones golpistas y denunci las prfidas campaas mediticas. La gente humilde, que constitua el grueso de los presentes, intua que algo estaba sucediendo, pues en pocas semanas los enemigos del chavismo realizaron un paro empresarial y desplegaron diez das antes, el 23 de enero, una fuerza de calle indita e inesperada. Por eso, ante las denuncias de Chvez, la gente gritaba con vehemencia: No pasarn, no pasarn!. Y el Presidente de manera enftica advirti a quienes pensaban en un golpe de Estado: Bjense de esa nube. El 4 de febrero la jefatura adversaria no moviliz sus huestes, mas s hizo gala de creatividad pidindole a los antichavistas que se vistieran de negro y que sonaran las cacerolas en la noche, todo ello aderezado por el perverso manejo meditico. Un hombre que sola pasar por la acera de la embajada junto a su mujer, trabajadora domstica que serva en una casa contigua, le pregunt a ella con cierta irona: Dime, por qu hay tanta gente de luto por aqu? Es que cay una bomba atmica?. Y ella, sonriente, le respondi: No, lo que cay fue una bomba chavetmica!.

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Tres das despus, el 7 de febrero, en un acto en el hotel Caracas Hilton auspiciado por el diario opositor El Nacional, que tena de presentador al humorista opositor Pedro Len Zapata, el coronel de la aviacin Pedro Luis Soto pide la renuncia del Presidente, y afirma que lo hace en nombre del 80 por ciento de los militares. Algunos de los presentes en el evento crean que se trataba de una broma por las payasadas de Zapata, mas la furiosa cara de Soto y las posteriores declaraciones del siguiente desertor, el capitn de la guardia Nacional Pedro Jos Flores, hicieron ver a todos que lo sucedido era en serio. Se iniciara de ese modo el llamado goteo militar, ingrediente peculiar de la conspiracin en curso que serva a la vez de incitacin al anuncio del golpe en gestacin. Ello ocurri estando presente en Caracas una representacin de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, que al siguiente da criticara al gobierno por los que consider ataques a la libertad de expresin. El 18 de febrero se sum al goteo el contralmirante Carlos Molina Tamayo, quien haba sido secretario permanente del Consejo de Seguridad y Defensa de la Nacin (Seconasede), rgano adscrito a la presidencia de la Repblica, y recin nombrado en aquellos das embajador en grecia, tal vez un indicio de que existan informaciones que aconsejaban alejarlo de cargos militares. Cuando lo vi en la pantalla del televisor pas por mi mente su imagen con el impecable uniforme blanco recibiendo con pleitesa al general de brigada y nico cosmonauta cubano Arnaldo Tamayo Mndez. Con l tuvo una amena conversacin en su despacho de Seconasede, en el Palacio Blanco, a 50 metros de Miraflores, y se interes en particular por sus vivencias en el cosmos, aunque tambin por datos acerca de supuestos compromisos militares de Cuba con Chvez. Me pareci un hombre sibilino y calculador, tanto, que estuvo presente en el coctel que efectuara en mi residencia el 2 de diciembre de 2001, por el Da de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. -44-

Horas despus evalu con mis compaeros de la embajada de Cuba la declaracin realizada por el contralmirante Molina Tamayo, que tuvo una amplsima repercusin en los medios de comunicacin privados. Nos percatamos de que ese documento inclua todas las acusaciones y exigencias que venan formulando la oposicin venezolana y los voceros oficiales del gobierno de los Estados Unidos. Se trataba de un texto elaborado por expertos polticos y jurdicos, quienes formaban una especie de cerebro oculto tras ese y otros militares. Los uniformados actuaban segn el guion golpista: a quien conociera el limitado intelecto de Molina Tamayo y leyera su declaracin no le era difcil llegar a esa conclusin. El documento acusa a todos los rganos del Estado de violentar la Constitucin, un anticipo para justificar su disolucin; afirma que el Presidente ha dividido el pas y ha deteriorado las relaciones internacionales con nuestros aliados tradicionales; argumenta al igual que los voceros del gobierno de los Estados Unidos, que Chvez sostiene nexos con la guerrilla colombiana y tiene la intencin de instaurar en Venezuela una tirana de extrema izquierda; dice que el Presidente puso la Fuerza Armada al servicio de su inters poltico y se propone crear una milicia al estilo cubano; adems, deplora el acuerdo petrolero con Cuba y rechaza la inminente posibilidad de derramamiento de sangre innecesario, instigado por personeros del chavismo y los mal llamados Crculos Bolivarianos. Ese ltimo aserto prefigura el montaje que despus sirvi de pretexto para el golpe del 11 de abril, con las imgenes trucadas por Venevisin de los pistoleros de Puente Llaguno disparndole al pueblo. Y, para que no quedaran dudas de sus intenciones, Molina exige la renuncia inmediata del Presidente y con ello anticipa lo que hicieron los generales golpistas el 11 de abril: cualquier parecido con la realidad, no es pura coincidencia. -45-

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Durante febrero de 2002, tampoco por casualidad, de manera sincronizada suben el tono y se incrementan las declaraciones de altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos. Los voceros del imperio contribuyen a estimular la asonada en preparacin: Colin Powell, secretario de Estado, pone en duda que Chvez sea un demcrata; george Tenet, director de la CIA, expresa estar preocupado por Venezuela, nuestro tercer suplidor de petrleo, y agrega que la insatisfaccin interna con la Revolucin Bolivariana del presidente Chvez est creciendo, las condiciones econmicas se han deteriorado con la cada de los precios del petrleo y la atmsfera de crisis probablemente va a empeorar; Carl Ford, secretario adjunto de Estado, coloca otra piedra: Washington observar cuidadosamente el panorama poltico venezolano, en virtud de las relaciones de Chvez con el presidente cubano Fidel Castro y con la guerrilla colombiana. El escenario poltico interno tiende a polarizarse cada vez ms. La campaa de los medios privados de informacin y de todos los dirigentes de la oposicin es agresiva y sucia, busca enervar a los sectores pudientes y a las capas medias y confundir en lo posible al resto de la poblacin. Alfredo Pea, alcalde mayor de Caracas y connotado periodista del grupo Cisneros y del diario El Nacional, y aclito desenfadado de los Estados Unidos, con sus declaraciones del 10 de febrero sintetiza el sesgo golpista en apogeo: Si Chvez radicaliza el proceso, provocar una guerra civil, y adelanta la necesidad de un gobierno de transicin de civiles apoyado por los militares.

Frente a las innumerables presiones y evidentes planes golpistas, el presidente Chvez ratifica su decisin de defender las medidas adoptadas en las Leyes Habilitantes. Responde al complot de los gerentes de la nmina mayor de PDVSA destituyendo el 13 de fe-46-

brero a su presidente, el general guaicaipuro Lameda, quien desde haca varios meses estaba involucrado en el plan golpista y cumpla el papel de enlace principal entre la directiva mxima de PDVSA y los militares que conspiraban con el mismo fin de derrocar al gobierno bolivariano. Chvez nombra una nueva directiva de PDVSA, presidida por el profesor universitario gastn Parra Luzardo y otros prestigiosos expertos petroleros, de consecuentes posiciones en defensa de los intereses de la nacin y severos crticos de la petrocracia que se haba adueado de la empresa insignia. Entre los nombrados estn el veterano Carlos Mendoza Potell y el ms joven, Rafael Ramrez. El lunes 25 de febrero se inicia la campaa de los gerentes golpistas contra la supuesta politizacin de PDVSA y se desencadena de ese modo una nutrida artillera meditica en defensa de la llamada meritocracia de PDVSA. La mayora de los gerentes de la llamada nmina mayor hacen pblico un documento, en el que de manera altanera rechazan la nueva Junta Directiva y desconocen la autoridad del Jefe de Estado para hacer tales nombramientos. Y aqu recomiendo detenernos en la siguiente idea. Entre el paro del 10 de diciembre de 2001 y el de abril de 2002 hay una diferencia crucial: el papel que cumpliera en este ltimo la directiva de PDVSA, en coordinacin con los dems protagonistas del golpe. El conflicto que suscitaran los altos gerentes de PDVSA al desconocer la autoridad del presidente Hugo Chvez moviliz como nunca antes a todos los sectores de la oposicin, al entregarles abundante combustible del tipo que necesitaban los medios de divulgacin privados para mover a cientos de miles de personas en las calles, bajo la impdica y reiterada consigna de sacar a Chvez del poder. Los gerentes principales de la empresa estatal petrolera actan en ese momento de acuerdo con la pauta que desde varios aos antes ellos haban impuesto como algo normal: el poder en -47-

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PDVSA es igual al poder en Venezuela, o lo que es lo mismo, la empresa petrolera devino Estado dentro de otro Estado. Desde la nacionalizacin petrolera en 1976, los gerentes venezolanos de las compaas extranjeras estatizadas comenzaron a proceder de manera unilateral, en defensa de sus intereses corporativos y del capital petrolero forneo, y descubrieron que el nuevo status empresarial sin la estricta dependencia a las instancias matrices de las trasnacionales les permita en contubernio con los funcionarios de los gobiernos de turno tener el control real del complejo sistema empresarial petrolero, dentro y fuera de Venezuela. En poco tiempo la empresa estatal PDVSA se convirti en un poder en s mismo, que actuaba segn sus propios cdigos e intereses, una especie de logia hermtica que esgrima el concepto de meritocracia como fundamento de sus quehaceres inescrutables. Personalmente viv esa experiencia entre 1994 y el ao 2002. Durante el gobierno del presidente Caldera (1994-1998), logramos una relacin fluida y cordial con el ministro de Energa y Minas Edwin Arrieta. Cuba adquira entonces de PDVSA, a travs de intermediarios, alrededor del 50 por ciento del petrleo que consuma. Eso hizo que nuestro pas se convirtiera en un cliente de mediana importancia para Venezuela. Poco despus de llegar a Caracas, en agosto de 1994, fui invitado a un almuerzo por la directiva en pleno de MARAVEN, empresa de PDVSA que entonces se encargaba de vender el petrleo con destino a la isla. Mi experiencia con los gerentes de MARAVEN fue ms bien positiva. Casi todos eran personas dialogantes e interesadas en relacionarse conmigo por ser el embajador del gobierno socialista de Cuba, que en aquella coyuntura muchos suponan en el mundo que tena sus das contados. Entre sorbos de vino blanco y