50413589 Ribla 17 La Tradicion Del Discipulo Amado

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    EDITORIAL

    Pablo Richard

    Este nmero de RIBLA est enteramente dedicado al Evangelio y a las tres cartas atribuidas tradicionalmente a Juan.Estos escritos constituyen lo que hoy se suele llamar la tradicin del discpulo amado. Queremos ofrecer a nuestroslectores un instrumental exegtico, histrico, teolgico y pastoral para profundizar en estos escritos y colaborar a suinterpretacin en el contexto actual de Amrica Latina y el Caribe.

    En los ltimos aos hemos intentado hacer una interpretacin y re-lectura de la Biblia desde una perspectiva pastoral,popular y comunitaria. Hemos buscado hacer una sntesis entre la investigacin exegtica y la lectura de la Bibliarealizada en nuestras Comunidades Eclesiales de Base y otros movimientos similares. Hemos intentado hacer unainterpretacin bblica contextualizada y liberadora. Este ha sido un trabajo lento y profundo, en el que hemos avanzadolibro por libro, tema por tema, motivados por las cuestiones ms urgentes que emergen de la realidad histrica en lacual vivimos. En este trabajo y programa se inscribe el esfuerzo de RIBLA y del equipo de biblistas que la produce.RlBLA 17 contina en esta misma caminada.

    En la prctica de la lectura popular o pastoral de la Biblia de los ltimos aos, hemos intentado abordar todos los textosdel Antiguo y del Nuevo Testamento. Unos textos han sido ms fciles, otros han exigido mayor esfuerzo. Muchascomunidades, agentes de pastoral y biblistas populares sienten dificultades para hacer una re-lectura histrica ylibertadora de los escritos atribuidos a Juan (el cuarto Evangelio y las tres cartas), y que en este nmero de RIBLAllamamos la tradicin del discpulo amado. La razn de esta dificultad reside en que desde muy antiguo (ya desde elsiglo segundo) estos escritos fueron interpretados por corrientes gnsticas y helenizantes que hicieron una lecturaespiritualista y a-histrica de ellos. Esta re-lectura marc profundamente la interpretacin de estos textos y les infundiun espritu que les era completamente ajeno. Esta espiritualizacin deformante de la tradicin del discpulo amado

    alien estos textos de las comunidades y grupos eclesiales de base.

    En los ltimos tiempos se han publicado muchos estudios exegticos y hermenuticos, en clave histrica, sociolgica yliberadora, sobre los evangelios sinpticos, Hechos de los Apstoles, los escritos paulinos y el Apocalipsis, sinembargo no poseemos estudios semejantes sobre el cuarto Evangelio y las cartas de la misma tradicin. Hay muchaliteratura sobre los escritos joneos, pero sin una contextualizacin histrica y sociolgica de talante liberador. El cuartoEvangelio es considerado el Evangelio espiritual por excelencia y ciertamente lo es, no obstante el Espritu de esteEvangelio slo lo podemos percibir desde una perspectiva histrica, de lo contrario diluimos el Evangelio en unapalabrera vana y sin sentido. Debemos leer estos textos con el Espritu con que fueron escritos (cf. Dei Verbum N 12).Creemos que solamente una re-lectura contextualizada y liberadora nos permite captar este Espritu y hacer unainterpretacin con Espritu.

    Este nmero ofrece ocho estudios sobre la literatura del discpulo amado. El primero, de Pablo Richard, esfundamentalmente hermenutico y busca dar claves para una re-lectura histrica y liberadora del cuarto Evangelio y lastres cartas. El segundo artculo, de Jos Severino Croatto, nos introduce en el captulo 6 del Evangelio, con un estudiodel discurso de Jess sobre el Pan de Vida a la luz de las tradiciones del xodo. Jos Crdenas hace un anlisisexegtico y una re-lectura pastoral de Jn. 9, en el contexto social de Jess y en el de la comunidad del discpuloamado. EI carcter simblico y dramtico del relato joneo lo hace disponible para las comunidades de nuestro tiempo.Francisco Rubeaux presenta un anlisis estructural, teolgico y pastoral del Libro de la Comunidad (Jn. 13-17). JohanKonings nos introduce en el juicio de Jess ante Pilatos (Jn. 18.28-19, 16), e interpreta en clave liberadora el dicho deJess: Mi Reino no es de este mundo. Elisa Estvez analiza la presencia de la mujer en la tradicin del discpuloamado. Por ltimo, presentamos dos estudios sobre la Primera Carta de Jn. Un anlisis estructural de la carta realizadopar James Wheeler, que nos permite descubrir e iluminar los temas y ejes centrales de este escrito, y un estudioexegtico-teolgico de Ral Lugo sobre el amor al prjimo como nico criterio. Aadimos dos reseas bibliogrficasrealizadas por Jorge Pixley.

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    CLAVES PARA UNA RE-LECTURA HISTRICA Y LIBERADORA(Cuarto Evangelio y Cartas

    Pablo Richard

    Resumen

    Este artculo ofrece algunas claves para una re-lectura histrica y liberadora de la tradicin del discpulo amado (el

    Evangelio y las tres cartas atribuidas tradicionalmente a Juan). Estos textos han sufrido a lo largo de la historia unproceso de helenizacin y espiritualizacin, que ha impedido a nuestras comunidades leerlos e interpretarlos en clavehistrica y liberadora. Es sta la clave que nos permite rescatar el Espritu con el cual el cuarto Evangelio y las cartasfueron escritas. Para rescatar el Espritu de esta tradicin hemos buscado claves de interpretacin desde cuatroperspectivas. Primero, desde la perspectiva del pobre. Segundo, desde la perspectiva de la mujer. Tercero, desde laperspectiva de los conflictos de la comunidad, lo que nos permite reconstruir la ubicacin social y geogrfica de estatradicin. Finalmente, desde la perspectiva de la historia de la comunidad del discpulo amado. Al final agregamos unabibliografa para profundizar en estas claves.

    Abstract

    This article offers some clues for a historical and liberating rereading of the tradition of the beloved disciple (Gospel andthree epistoles traditionally attributed to John). These texts have suffered a proccess of helenization and spiritualizationthrough history, that has prevented our communities from reading and interpreting them in a historical and liberatingway. To rescue the spirit of this tradition, we have sought interpretive clues from four perspectives: firstly, from theperspective of the poor: secondly, from the perspective of women: thirdly, from the perspective of community conflicts,

    which has allowed us to rebuild the social and geographical situation of this tradition: at last, from the perspective of thehistory of the beloved disciple's community. At the end we add a bibliography to deepen into these clues.

    1. Los pobres, los marginalizados, los despreciados 1

    En el cuarto Evangelio la perspectiva del pobre es diferente a la tradicin sinptica, pero no por eso menos real yprofunda. El pobre no es slo el econmicamente pobre, sino tambin el enfermo, el despreciado, el marginalizado, elexcluido. En los textos que analizaremos tenemos siempre presente la situacin social de Jess y la de la comunidadhistrica posterior.

    1.1. Los pobres

    El trmino pobre ( ptochos) aparece 4 veces en Juan (12, 5.6.8 Y 13,29) y no tiene el peso social y teolgico que enotros textos del NT: 10 veces en Lucas, 5 en Mateo, 5 en Marcos, 4 en Santiago, 34 veces en el NT. En Jn. 12, 5.6 y13, 29 la referencia a los pobres es tangencial; solamente refleja que los discpulos tienen una bolsa en comn pararesponder a la costumbre juda de dar limosna a los pobres. La frase importante la tenemos en Jn. 12,8: Pues a lospobres en todo tiempo (los) tienen con ustedes, pero a m no me tienen en todo tiempo (la frase ni siquiera es de Jn.,sino que est tomada literalmente de la tradicin: Mt. 26, 11 y Mc. 14, 7). Esta frase siempre es mal interpretada, en elsentido de que pobres habr siempre (la pobreza es insuperable, siempre habr ricos y pobres) y que, a final decuentas, es ms importante ocuparse de Jess que de los pobres 2. En primer lugar, observemos que aqu no seafirma que pobres habr siempre: todos los verbos (en el texto griego) estn en presente. EI sentido es: ustedes entodo tiempo (habitualmente) estn con los pobres 3. Adems, en el texto no se opone Jess a los pobres (ira contratoda la tradicin evanglica: cf. Mt. 25), sino que el contraste es entre la permanencia habitual de los discpulos junto alos pobres y el kairs (momento nico e irrepetible) de la presencia de Jess entre ellos: a m no me tienen como decostumbre. Por otra parte, todo el contexto (captulos 11 y 12 tomados como un solo bloque), muestra a Jess como unpobre, un condenado a muerte (11,45-54), Mara est ya embalsamando el cuerpo de este pobre para la sepultura. La

    solidaridad de Mara con Jess dcbe ser continuada por la solidaridad de los discpulos con los pobres. Jess, adems.defiende a Mara frente a Judas, a quien no le importan los pobres sino el dinero para robarlo. Marcos y Mateoacentan esta defensa de la mujer diciendo que en todo el mundo en donde se predicare el Evangelio, se hablar de loque la mujer ha hecho en memoria de ella.

    1.2. Los enfermos

    En la tradicin bblica los enfermos son siempre marginalizados, dbiles, carentes, considerados pecadores,normalmente pobres y mendigos. El cuarto Evangelio usa, en forma peculiar, para enfermedad el trmino griegoastheneia, y para estar enfermo astheneis, que expresa debilidad, tanto social como corporal. En 5,1-9 Jess sube a

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    Jerusaln para una fiesta de los judos y se dirige directamente a la piscina Betesda, en cuyos prticos yaca unamultitud de enfermos, ciegos, cojos, paralticos. Luego se fija en uno que era el ms pobre entre todos, pues llevaba38 aos enfermo y no tena quin le ayudara. Jess empieza esta visita a Jerusaln con una opcin por los pobres. Enel captulo 9 l tambin sana a un ciego de nacimiento, que era mendigo (v. 8) y considerado pecador (vv. 2 y 34). Araz de su curacin, y por su testimonio, ser injuriado y humillado (v. 28), y luego expulsado de la sinagoga. Es biensabido que la historia de este ciego representa la historia de la comunidad del discpulo amado. La situacin del ciegopobre y excluido, es igualmente la situacin de una comunidad pobre y excluida. Asimismo, en 6, 2 se dice: muchagente le segua porque vean las seales que realizaba en los enfermos. La gente sigue a Jess por su compromisocon los pobres. Del mismo modo, la comunidad es creble por las seales que realiza entre los enfermos, los pobres,

    los despreciados.

    En 4, 43-54 tenemos la ida de Jess a Galilea y la curacin del hijo del funcionario real. Aqu no se trata del centurinpagano de Mt. 8 y Lc. 7, sino de un funcionario judo de Cafarnaum, un burcrata pobre ligado a Herodes, que vive laterrible situacin de un hijo que se est muriendo.

    El texto insiste 5 veces en Galilea como lugar (vv. 43.45.46.47.54) y trata al funcionario como un galileo (vv. 45 y 48, endonde Jess le habla en plural). Los galileos eran profundamente despreciados por los magistrados y fariseos (cf. 7,47-52). El funcionario galileo, que quizs tena una situacin social en un pueblo de Galilea, era ciertamente un pobrehombre. De este pobre dice el Evangelio: crey el hombre en la palabra que Jess le haba dicho y se puso encamino (v. 50), y posteriormente: crey l y toda su familia (v. 53). Este pobre, al igual que en los captulos 5 y 9, esun pobre histrico, sin embargo tambin es smbolo de la comunidad posterior del discpulo amado.

    En el captulo 11 tenemos la comunidad de Jess (la familia de Lzaro, Mara y Marta en Betania). En esta comunidad,su amigo Lzaro enferma y muere. Esto provoca el ltimo y ms grande de los signos de Jess. Hallamos aqu denuevo una situacin desesperada, quiz no en un sentido econmico, pero s en un sentido humano. Incluso Lzaro, ya

    vuelto a la vida, es condenado a muerte por los sumos-sacerdotes (12, 10). Esta comunidad de Jess, opuesta a la desus parientes que no creen en l (7, 3-5), representa igualmente a la comunidad posterior del discpulo amado.

    1.3. Los discriminados

    El ambiente de Jess, y de la comunidad posterior, est bien caracterizado en 7, 40-52 (leer todo el pasaje): Acasoha credo en l algn magistrado o algn fariseo? Pero esa gente que no conoce la ley son unos malditos (7, 48-49).Tres veces aparece aqu la palabra ochlos(vv. 40.43.49), que se traduce malamente por gente, aunque msexactamente significa muchedumbre. Esta muchedumbre aparece en clara oposicin a los magistrados y fariseos,como gente que no conoce la ley y que por eso son malditos. Dc manera indirecta se identifica a esta muchedumbrecon los de Galilea (mencionada tres veces: vv. 41.52.52); ochlos(muchedumbre) es una traduccin del hebreo am haaretz. Originalmente designaba a todo Israel (Ez. 22, 29; 46, 3), no obstante pronto adquiri el matiz de pueblo en

    oposicin a los gobernantes (Jr. 1, 18; 2 R. 15,5), o gente de campo en oposicin a los de la ciudad. En Esdras yNehemas se designa as al pueblo que qued en la tierra, que no fue al exilio, y que es considerado impuro y semi-pagano. Entre los rabinos el am ha aretzes claramente el pueblo pobre, marginalizado, ignorante de la ley, y por esoimpuro y maldito. Esta es, segn el cuarto Evangelio, la ubicacin social de los que creen en Jess y de la comunidaddel discpulo amado.

    Una situacin parecida se refleja en toda la tradicin evanglica acerca de los samaritanos, poblacin despreciada porlos judos. En Jn. 4, 1-42, Jess tiene un trato preferencial hacia la mujer samaritana y los samaritanos. En 8, 48, lmismo es calificado de endemoniado y de samaritano. Jess responde a la primera acusacin, pero no a la segunda.Esta relacin de Jess con los samaritanos refleja ciertamente una situacin histrica del propio Jess, aunquetambin la situacin posterior de la comunidad del discpulo amado.

    2. Las mujeres en la comunidad del cuarto Evangelio

    En tiempos de Jess, y posteriormente en el perodo apostlico (30-70 d. C.) y sobre todo en el sub-apostlico (70-120d.C.), las mujeres eran oprimidas y marginalizadas. En esta situacin, la actitud de Jess frente a las mujeres tiene uncarcter fundante y liberador. La tradicin del cuarto Evangelio es la que con mayor fuerza y claridad guarda estamemoria de Jess. No se puede reconstruir la comunidad del discpulo amado sin tomar en cuenta el lugar privilegiadoque la mujer tiene en la historia, en la teologa y en los valores de esta comunidad. Cuando en el perodo sub-apostlico se fortalece una corriente patriarcalizante en la institucionalizacin de la Iglesia (cf. las cartas pastorales),emerge con fuerza la tradicin del discpulo amado en contra de dicha tradicin.

    En el cuarto Evangelio la figura central no es el apstol, sino el discpulo. Es el discpulo quien asegura la fidelidad ala tradicin de Jess (sobre esto volveremos ms tarde). Entre los discpulos hay hombres y mujeres. La tradicin del

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    discpulo amado, por lo tanto, integra la mujer a lo que es principal: ser discpulo y discpula 4. La importancia de estatradicin fundante ha sido ofuscada por la conceptualizacin del sacerdocio, que se hizo muy posteriormente. en elsiglo II. Dice R. Brown:

    Se hace a veces la afirmacin de que no haba mujeres sacerdotes en la poca del NT. Pero puesto que, en el mismoNuevo Testamento, el trmino sacerdote se aplica a los cristianos solamente en el sentido amplio del sacerdocio del

    pueblo (1 Pe. 2,5: Ap. 5, 10), parecera garantizado que el trmino sacerdote era, por ello, tan aplicable a las mujerescomo a los hombres en tiempos del NT. 5

    Quin preside la Eucarista en el NT? No lo sabemos, sin embargo parece que eran los profetas, y haba mujeres queeran profetas (1 Cor. 11,5: Hch 21,9).

    El cuarto Evangelio resalta a la mujer como discpula, posiblemente por dos razones histricas: por un lado, comoprotesta contra la tendencia patriarcalizante en la institucionalizacin de la Iglesia en el perodo sub-apostlico (cf. 1Tm. 2,9-15). La tradicin del discpulo amado, fundada sobre la memoria de Jess, refleja un modelo de Iglesia dondela mujer tiene relevancia y liderazgo eclesial. Por otro lado, es posible que el cuarto Evangelio privilegie la participacinde la mujer por responder a la situacin socio-religiosa de la misma comunidad. Tanto en el mundo greco-romano (demanera especial en las provincias, en las clases pobres y medias, y en el campo religioso), como en el mundo de lassinagogas de la dispora juda, haba un significativo movimiento de participacin de la mujer 6. Es posible que muchasde estas mujeres se convirtieran e ingresaran a la comunidad del discpulo amado, y que en sta conservaran ymejoraran su situacin anterior.

    Analicemos brevemente la participacin de la mujer en el cuarto Evangelio, para ilustrar y confirmar lo que hemosdicho.

    2.1. La samaritana (Jn. 4, 1-42)

    Mucho se ha escrito en torno a la relacin personal de Jess con esta mujer y su revelacin a ella. Tenemos aqu unamujer despreciada por ser samaritana, y en una situacin personal difcil (por haber tenido cinco maridos. y convivirahora con uno que no es marido suyo: v. 18). Esta mujer depreciada recibe una revelacin especial de Jess y esmisionera de ste en el pueblo de los samaritanos. Aparte de la situacin histrica del tiempo de Jess, este pasajeposiblemente refleja la situacin histrica que enfrentaba la comunidad del discpulo amado. En este contexto posterior.la mujer representa la tradicin del discpulo amado que siembra la semilla de la Palabra y lleva el peso dc la fatiga dela evangelizacin, en contraposicin a la tradicin apostlica que cosecha lo que otros han sembrado y se aprovecha

    de la fatiga de stos (Jn. 4, 34-38). La Iglesia se construye sobre el testimonio de las discpulas de Jess. La Iglesiaapostlica, en cambio, cosecha lo que la Iglesia de las discpulas de Jess ha sembrado. Aquellos se aprovechan de lafatiga de stas.

    2.2. Marta y Mara, hermanas de Lzaro (Jn. 11-12)

    En Jn. 11,5 se dice que: Jess amaba a Marta, a su hermana (Mara) y a Lzaro. Jess compone la revelacin y lamisin con aquellos a quienes ama (Jn. 15, 13-15). Estos tres constituyen en Betania la comunidad de Jess. lacomunidad de sus amigos y amigas, sus discpulos amados. Esta comunidad, as constituida. representa igualmente lacomunidad posterior del cuarto Evangelio. No se debe confundir la Mara y la Marta de Jn. 11 con las de Lc. 10, 38-42.Mara de Betania es tambin diferente de la Mara Magdalena de Jn. 20, y nada tiene que ver con la prostituta de Lc. 7.

    Marta hace una importante confesin de fe: Yo creo que t eres el Cristo. el Hijo de Dios (11. 27). que es la mismaconfesin que hace el discpulo amado como autor del cuarto Evangelio en 30,31: Estas (seales) han sido escritaspara que crean que Jess es el Cristo, el Hijo de Dios. La confesin de Marta corresponde a la confesin de Pedro enla tradicin apostlica: T eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo (Mt. 16, 16; cf. Mc. 8, 29). La confesin de Pedro tambinaparece en Jn. 6, 69, slo que su peso teolgico es muy inferior a la de Marta: ...nosotros creemos y sabemos que teres el Santo de Dios (hay variantes secundarias que buscan armonizar esta confesin con Mt. 16, 16). Podemosconcluir que as como la Iglesia en la tradicin apostlica de Mateo est construida sobre la confesin de fe de Pedro,en la tradicin del discpulo amado lo est sobre la confesin de fe de Marta. Es un modelo de Iglesia construido sobrela confesin de fe de una mujer. Notemos que esta confesin responde a una revelacin de Jess a Marta muysuperior a la que tenemos en Mt. 16, y que se da en el contexto del signo cumbre de Jess (la resurreccin de Lzaro).Si en la tradicin del discpulo amado, Marta aparece como tipo de la comunidad creyente y cumple un rol anlogo alde Pedro como representante de la fe apostlica, es porque en la comunidad del discpulo amado la mujer tienehistricamente un rol importante 7. En 12,2 se dice tambin: Le dieron all una cena, Marta serva (dieknei) y Lzaroera uno de los que estaban con l a la mesa, El verbo usado aqu (diakonein), en el contexto de la Iglesia sub-

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    apostlica, bien puede tener el sentido de la funcin de una persona ordenada por imposicin de manos (as se hainterpretado fcilmente este verbo para los 7 varones de Hch 6, 1-6).

    Mara de Betania(hermana de Lzaro, diferente de Mara Magdalena) unge los pies de Jess y los seca con suscabellos (Jn. 12,3). algo semejante a lo que har Jess en 13, 5 cuando lava los pies de los discpulos, Jess dice en13, 13 que los discpulos lo llaman Seor y Maestro (curiosamente en 11,28 Marta llama a Jess, Maestro, y en 11,32

    lo llama Seor). Jess realmente es Seor y Maestro: Si yo. el Seor y Maestro, les he lavado los pies, ustedestambin deben lavarse los pies unos a otros. En otras palabras, los discpulos deben ser en la comunidad servidores.En la comunidad del discpulo amado no hay Seores y Maestros. Jess se ha hecho servidor con los discpulos, comoMara se ha hecho servidora con Jess. Los discpulos deben ser servidores como Mara y como Jess.

    2.3. Mara Magdalena (Jn. 20, 1-18)

    Recordemos que Mara Magdalena no es Mara de Betania, ni mucho menos la mujer pecadora de Lc. 7, 36-50. Enningn lugar del cuarto Evangelio se dice que Mara Magdalena era o haba sido una pecadora. nicamente Lucas (8,2) y el apndice de Marcos (14, 9) nos dan la noticia de que de ella haban salido 7 demonios. Nunca se dice de ellaque es prostituta. Ha sido la tradicin oral (en su imaginacin perversa patriarcalizante) la que ha prostituido a MaraMagdalena 8.

    Mara Magdalena es la primera testigo de la Resurreccin (Jn. 20, 1-18). Esta tradicin se conserva en Mt. 28, 9-10 yen el apndice de Marcos; 14, 9. En Lc. 24 y 1 Cor. 15, 5, Mara Magdalena desaparece completamente como testigode la Resurreccin. En la tradicin que recoge Pablo en la cena ci tada a los corintios, Jess se aparece a Cefas, a losDoce, a 500 hermanos, a Santiago, a los Apstoles y a Pablo como un abortivo. Por qu desaparece MaraMagdalena? En Jn. 20, 18 ella dice; he visto (heraka) al Seor. En 1 Cor. 9, 1 Pablo dice lo mismo para fundamentarsu autoridad apostlica, no podramos hablar tambin de la autoridad apostlica de Mara Magdalena? Ella esenviada a los discpulos a anunciar la glorificacin de Jess; subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestroDios (18, 17). Este anuncio constituye la sntesis del cuarto Evangelio. Por eso Rbano Mauro, en su vida de MaraMagdalena del siglo IX, dice que Jess hizo de ella la apstol de los apstoles, que ella no tard en ejercer el ministeriodel apostolado y que evangeliz a los compaeros apstoles con la buena nueva de la resurreccin del Mesas, quefue elevada al honor del apostolado e instituida evangelista de la resurreccin 9.

    2.4. Mara, discpula y madre de Jess

    La madre de Jess aparece al comienzo del Evangelio, en las bodas de Can (2, 1-12), Y al final, al pie de la cruz (19,25-27). Al igual que con el discpulo amado, no se menciona su nombre. Esto es extrao, pues el nombre Maraaparece 15 veces en el cuarto Evangelio para nombrar a las otras discpulas, pero no a su madre. Jess, en los dospasajes mencionados, la llama simplemente mujer, Jess ve as a su madre como discpula, como mujer creyente. Esla discpula que Jess amaba. Es la fe y no la sangre, lo que une a Mara a Jess. Semejante en Mc. 3, 31-35; Mt. 12,46-50; Lc. 8, 19-21. La familia de Jess es la comunidad de los discpulos y las discpulas (incluida su madre, comodiscpula entre ellas).

    En Can de Galilea se celebra una boda en una familia pobre; no les alcanz el vino para los invitados. La madre deJess, sensible a esta necesidad humana, le dice: No tienen vino. Hoy dira: no tienen trabajo, no tienen casa, notienen tierra, no tienen comida. La madre de Jess es la figura femenina del Israel fiel, como Natanael es reconocidopor Jess como un israelita de verdad (1, 47). La mujer, como representante del pueblo fiel que espera y cree en elMesas, ordena a los sirvientes obedecer a Jess. Los 400 litros de vino, abundancia exagerada, rompen el contexto dela boda y son el comienzo de los signos de Jess, donde manifiesta su gloria y creen en l sus discpulos. La mujer(Israel) se hace discpula de Jess.

    La madre de Jess aparece por segunda vez al pie de la cruz, junto al discpulo que Jess amaba (19, 25-27). Ningunode los dos es nombrado por su nombre. Son simplemente la discpula y el discpulo, quienes constituyen las dosgrandes figuras del cuarto Evangelio y de la comunidad histrica. La discpula est al pie de la cruz como madre, y eldiscpulo es sealado por Jess como hijo de su madre, y por lo tanto hermano suyo. La madre es ahora nuevamentellamada mujer, porque como mujer simboliza a la comunidad del discpulo amado. El discpulo, por su parte, acoge a ladiscpula en su casa (en la comunidad), pero la acoge como madre. EI discpulo es hermano de Jess. La discpula esigualmente hermana de Jess, no obstante es reconocida como autoridad (como madre) en la comunidad.

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    3. Conflictos de la comunidad del discpulo amado (ubicacin social y geogrfica de la comunidad)

    3.1. Conflicto de la comunidad con el mundo

    El trmino mundo (kosmos) aparece 78 veces en el cuarto Evangelio 10. Hay tres significados que no implicanconflicto: 1) El mundo fsico (17, 5.24) o la tierra donde habita la humanidad (11, 9; 21, 25). 2) La humanidad que habita

    el mundo. Esta humanidad-mundo es objeto del amor de Dios (Tanto am Dios al mundo..., 3, 16) Y destinatario de lamisin del Hijo (Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por l3, 17). Jess es la luz del mundo (8, 12). Cf. asimismo 4, 42; 6, 14.33.51; 9, 5; 10,36; 16,21; 17, 18.21.23, etc.) Grupohumano numeroso: todo el mundo (12, 19; 14, 27).

    El uso ms caracterstico del trmino mundo en la tradicin del discpulo amado es el que connota conflicto yoposicin a la comunidad. Mundo es el mbito social opuesto a Jess y a la comunidad (Ellos no son del mundo, comoyo no soy del mundo,17,16; cf. 8,23; 15,19; 17,6.14).

    Este mundo odia y persigue a la comunidad (Si el mundo los odia, sepan que el mundo a m me ha odiado antes que austedes. Si fueran del mundo, el mundo amara lo suyo..., 15, 18-19). El mundo es un sistema u orden injusto, quetiene su propio jefe: el prncipe de este mundo (12, 31; 14,30; 16, 11), el diablo (6, 70; 8,44; 13,2), satans (13, 27), elperverso (17, 15). El mundo aborrece a Jess, porque da testimonio de que sus obras son perversas (7, 7). El mundo yla comunidad son opuestos en relacin al Espritu de la Verdad (...el mundo no puede recibir el Espritu de la Verdad,porque no le ve ni le conoce; pero ustedes le conocen porque mora en ustedes: 14, 17).

    EI mundo enemigo de Jess y de la comunidad del discpulo amado es una realidad universal; a veces se identifica conlos judos, sin embargo es mucho ms amplio que este grupo especfico. Es el mundo socio-religioso enemigo deDios, de Jess, de la luz, de la v ida, del Espritu, de los discpulos. Tiene una dimensin espiritual y diablica, aunquetambin es una realidad material, social y poltica. Especialmente en la segunda parte del Evangelio (captulos 13-21),el trmino mundo (sobre todo en la expresin este mundo) pareciera designar al Imperio Romano. En el cuartoEvangelio la presencia de los romanos es mayor que en los sinpticos. Los romanos se hacen presentes en elprendimiento de Jess en el huerto (en 18, 3 aparece la cohorte romana junto con los guardias del Templo; en 18, 12aparece adems el tribuno romano). No hay juicio ante el Sanhedrin, todo queda en manos de Pilato. El enfrentamientode Jess con Pilato es un modelo del enfrentamiento de los discpulos con los oficiales romanos. Jess se presentacomo Rey, y en cuanto tal est contra el Csar (...todo el que se hace rey se enfrenta al Csar, 19, 12). Se opone alos judos que declaran claramente su sumisin al Imperio (...no tenemos ms rey que el Csar, 19, 12). Jess esRey, no obstante no reina con la fuerza fsica, sino con la Verdad; su reino no es de este mundo, si bien est en elmundo (cf. 19,36-38). La oposicin de Jess al imperio se diferencia de la de Barrabs, que es un mesas popularviolento (cf. 6, 14-15 y 18,40). Barrabs representa del mismo modo lo que en la guerra contra Roma ser el partido delos zelotas. La comunidad del discpulo amado, como Jess, se opone al imperio, pero se diferencia tanto de los judosque dicen no tener otro rey que el Csar (19, 15), como del zelotismo 11.

    3.2. Conflicto de la comunidad con los judos

    La expresin los judos aparece en 70 pasajes en el cuarto Evangelio (en ms de la mitad de ellos con un sentidohostil hacia Jess). Es una expresin tpica de este Evangelio (en los sinpticos aparece 5 veces en Mateo, 5 en Lucasy 6 en Marcos, casi siempre en la frase: Rey de los judos) 12. Es importante clarificar quines son estos enemigos deJess y de la comunidad del discpulo amado, pues el conflicto con ellos impregna todo el Evangelio y es crucial paraprecisar el lugar social de la comunidad. Es importante asimismo para superar el sentido anti-semita que se le ha dadoa esta expresin y a todo el cuarto Evangelio.

    La hostilidad de los judos expresa ms bien un conflicto de la comunidad del discpulo amado despus del ao 70,que una situacin del tiempo de Jess o del perodo anterior al 70. Es muy difcil que Jess dijera, refirindose a los

    judos de su poca. vuestra ley (8, 17; 10, 34) o vuestros padres (6, 49). Tampoco pueden ser de este tiempoexpresiones como Pascua de los judos (2, 13; 11,55), la fiesta de los judos (5, 1) o la purificacin de los judos (2,6). Jess, como judo que era, no poda hablar as. Adems, el judasmo en el cuarto Evangelio aparece como una

    realidad uniforme, cuando ya antes del 70 (tal como se refleja en los sinpticos) hay una pluralidad de grupos talescomo fariseos, saduceos, herodianos, letrados, sacerdotes, etc. La uniformidad del judasmo es una realidad posterioral 70.

    Despus del ese ao la expresin los judos se refiere de manera fundamental a los fariseos. Los sumos-sacerdotesno existe despus del 70, de ah que su nominacin en el cuarto Evangelio aparece slo en los relatos de la pasin (18,3.35: 19,6. 15,21) y en los que preparan este relato (7, 32.45; 11, 47.57; 12, 10), que son textos tradicionales. Laexpresin los sumos-sacerdotes y los fariseos es un anacronismo, pues la alianza no se da antes del ao 70 y lossumos-sacerdotes no existen despus de esa fecha. Los trminos judos y fariseos son intercambiables en el cuartoEvangelio, lo que refleja una situacin histrica donde el judasmo es ya una magnitud unitaria de ndole farisea. Estose dio despus de la guerra del 70 d. C., cuando nace el judasmo rabnico con hegemona farisaica. Por eso mismolos fariseos aparecen en 9, 13ss; 7, 32.45 y 11,45-47.57 ejerciendo autoridad, una realidad coherente con al situacindel judasmo farisaico post 70.

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    Podemos, por lo tanto, concluir que la expresin los judos designa en el cuarto Evangelio el judasmo rabnico dehegemona farisea posterior al ao 70. Este estuvo representado principalmente por el Sanedrn de Jamnia, constituidodespus de la guerra juda de aquel ao. Estos son los enemigos de la comunidad del discpulo amado. Esta situacinse proyecta anacrnicamente a la vida del Jess histrico. El lugar social y poltico de la comunidad del cuartoEvangelio est determinado por este enfrentamiento con las autoridades fariseas del judasmo rabnico, representadofundamentalmente por el Sanedrn o Academia de Jamnia. La expresin los judos, por consiguiente, no tendrahistricamente en el cuarto Evangelio ninguna connotacin anti-semita.

    3.3. Conflicto de la comunidad con la sinagoga

    El conflicto de la comunidad del discpulo amado con la sinagoga, que en muchos casos llev a la expulsin de ella, sedio en el contexto posterior al ao 70, cuando la sinagoga estaba bajo la hegemona del judasmo farisaico delSanedrn de Jamnia. Esta situacin se dio progresivamente y sobre todo en la Palestina (quizs en Siria) 13. Esteconflicto afect de forma profunda a la comunidad del cuarto Evangelio.

    El relato de la curacin del ciego de nacimiento (Jn. 9), que es una representacin simblica de la vida de la comunidaddel discpulo amado, refleja ante todo la situacin de la comunidad posterior al 70. La informacin de que los judos sehaban puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconoca como Cristo, quedara excluido de la sinagoga (v. 22),responde justamente a la situacin que vive la comunidad despus de aquel ao. Los padres del ciego representan alos cristianos que no se atreven a confesar a Jess en pblico, por miedo a los judos (que son, como ya dijimos, lasautoridades del judasmo farisaico post 70). La misma situacin tenemos en 12, 42, donde los magistrados que creenen Jess no se atreven a confesarlo por miedo a ser expulsados de la sinagoga. El anuncio de Jess a sus discpulos:los expulsaran de las sinagogas (16, 2), se refiere de igual forma a lo que suceder con la comunidad despus de losaos setenta.

    La expulsin de la sinagoga era una pena superior a la excomunin. Esta tena un carcter temporal, en tanto que laexpulsin era definitiva. El expulsado era considerado un renegado. No era apenas una medida religiosa, sino tambinuna condena social. Se prohiba todo trato personal y social con los renegados. Sus hijos no podan recibir educacinni aprender un oficio. Se prohiba vender o comprar a los renegados. Eran considerados peores que un pagano. Elrenegado o hereje era condenado severamente en la oracin de las 18 bendiciones, que era una de las oraciones msimportantes de los judos. En tiempos del rabino Gamaliel en Jamnia, despus del 70, se reform una de estasbendiciones (que era en realidad una maldicin), y su texto se fij as:

    Ninguna esperanza quede a los renegados y el poder irresistible los haga desaparecer. Y los nazarenos [es decir, loscristianos] y los minim[renegados y disidentes] perezcan al instante. Sean borrados del libro de la vida y no seaninscritos con los justos 14.

    La prediccin de Jess: incluso llegar la hora en que todo el que los mate piense que da culto a Dios (Jn. 16,2), esposible que refleje la situacin de la comunidad del discpulo amado despus del 70 en Palestina. Klaus Wengst sita,con buenas razones, que este conflicto entre la comunidad y la sinagoga se dio en una regin donde los judos todavatenan poder poltico y donde la Academia de Jamnia poda tomar medidas efectivas contra los disidentes. El autorpostula el norte de Jordania o la zona nor-oriental del lago de Tiberades, donde gobernaba Agripa II (48-95 d. C.).Segn el mismo autor, esta situacin difcilmente poda darse en feso o en otra ciudad importante de la dispora,donde las autoridades judas no tenan el poder suficiente para tomar medidas contra los cristianos, que tuvieran unreal efecto social y religioso. La comunidad tuvo que pagar un precio muy grande por confesar su fe en Jess. Loscristianos de esta comunidad seguramente eran muy pobres, o fueron empobrecidos por la misma exclusin ypersecucin por parte de las autoridades de la sinagoga y del Sanedrn de Jamnia (llamados por el cuarto Evangeliolos judos). En el siglo IV se dar una situacin inversa: los cristianos ricos y con poder, perseguirn y excluirn a los

    judos pobres en diferentes partes del Imperio Romano.

    3.4. Conflicto de la comunidad con judos que creen en Jess

    Hay judos que no son hostiles a Jess y que tienen una fe incipiente en l. Esto aparece en 2, 23-25: ...muchoscreyeron en su nombre al ver las seales que realizaba. Pero Jess no se confiaba a ellos, porque los conoca atodos.... Tambin en 8,31 comienza una larga confrontacin de Jess con los judos que haban credo en l. Hayasimismo otros judos que ya se llaman discpulos. slo que su fe es todava insuficiente y abandonan a Jess. Estoaparece en la crisis de los discpulos en Cafarnaum, despus del discurso sobre el Pan de Vida (Jn. 6, 60-66):

    Muchos de sus discpulos, al orle, dijeron: Es duro este lenguaje. Quin puede escucharlo?... Desde entoncesmuchos de sus discpulos se volvieron atrs y ya no andaban con l.

    Estos discpulos se diferencian de los judos que murmuran de las palabras de Jess en los vv. 41 y 52. Aquposiblemente tenemos dos contextos histricos: el de Jess y el de la comunidad posterior al 70. La comunidad del

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    discpulo amado debe haber tenido problemas con estos cristianos judos, que siendo discpulos, abandonaban lacomunidad por tener una fe inadecuada e insuficiente. Un caso un poco diferente lo constituyen los hermanos deJess. En 2, 12, despus de las bodas de Can, se dice que Jess baja a Cafarnaum con su madre y sus hermanos ysus discpulos. Hay aqu una distincin muy clara entre hermanos y discpulos. La madre de Jess tambin esmencionada aparte, aunque es de la familia de Jess y discpula. Aqu representa a las discpulas de Jess (cf. supra).Es curioso que esta misma distincin la tenemos en Hch. 1, 15, donde despus de la ascencin de Jess estnreunidos los 11 discpulos, con Mara y los hermanos de Jess. En Hechos de los Apstoles va a jugar un papel muyimportante Santiago, el hermano de Jess. Es posible que en el contexto del cuarto Evangelio exista igualmente estegrupo de la familia de Jess, con quienes la comunidad del discpulo amado habra tenido conflictos, quiz por su baja

    cristologa. En 7, 3.5.10 aparecen los hermanos de Jess con una fe slo aparente. Son del mundo, por eso el mundono los odia (v. 7). En 21,23 el trmino hermano tiene otro significado, se usa como sinnimo de discpulo y designa alos miembros de la comunidad.

    3.5. Conflicto de la comunidad con los creyentes inconsecuentes (o cripto-cristianos)

    El conflicto con la sinagoga y con los judos (autoridades del judasmo farisaico) es tan violento, que muchos de losque creen en Jess no lo confiesan pblicamente por temor a ser expulsados de la sinagoga. El temor a lasautoridades y la necesidad de permanecer dentro del sistema religioso-poltico dominante les impide crecer en la fe yse quedan con una fe inadecuada. El prototipo de estos creyentes inconsecuentes en el cuarto Evangelio son:Nicodemo (3, 1-21; 7,47-52 y 19, 39), Jos de Arimatea (19, 38), otros magistrados cuyos nombres no conocemos (12,42-43) y gente de la multitud (7, 13). En todos estos pasajes se superponen dos contextos histricos: el de Jess y elde la comunidad del discpulo amado posterior al ao 70. Veamos algunos textos.

    En 3,1-21 tenemos el encuentro de Jess con Nicodemo. El Nicodemo que v isita a Jess es un fariseo, magistradojudo (v. 1) y maestro en Israel (v. 10). Viene a Jess de noche, seguramente por miedo a las autoridades. Nicodemo

    cree en Jess como maestro enviado por Dios, acreditado por sus milagros; tiene una baja cristologa. En 7, 47-52 seenfrenta con otros magistrados fariseos y defiende a Jess pblicamente, sin embargo lo hace en nombre de la ley, sinconfesar en forma pblica su fe en Jess. En 19, 38-42, Jos de Arimatea retira el cuerpo muerto de Jess de la cruz, y

    junto con Nicodemo lo embalsama y lo pone en el sepulcro. Jos de Arimatea era discpulo de Jess, aunque ensecreto por miedo a los judos (v. 38). De Nicodemo se recuerda aqu de manera explcita que era aquel queanteriormente haba ido a verle de noche (v. 39). Los dos son piadosos, generosos y con una devocin y amistadespecial por Jess, no obstante ambos estn an presos del sistema religioso dominante y tienen una fe inadecuada.En el gesto de embalsamar el cuerpo de Jess, dejan bien en claro que no creen en la resurreccin. Estos personajeshistricos del tiempo de Jess, son recordados por la tradicin como personajes representativos de muchos creyentesdel tiempo de la comunidad del discpulo amado posterior al ao 70. Son cripto-cristianos (cristianos ocultos), con unafe inadecuada, magistrados, hombres importantes y posiblemente ricos, que no adheran pblicamente a la comunidady con los cuales sta debi tener muchos conflictos. El texto 12,42-43 es en este sentido, muy significativo:

    ...aun entre los magistrados, muchos creyeron en l; pero, por los fariseos, no lo confesaban, para no ser excluidos dela sinagoga, porque prefirieron la gloria de los hombres a la gloria de Dios.

    Como ya explicamos, este texto tiene como contexto histrico la comunidad posterior al ao 70. Los aqu llamadosfariseos corresponden a los judos de otros pasajes, y se refieren a las autoridades del judasmo farisaico dominantedespus de esa fecha. Otro texto con este mismo contexto histrico es el de 7, 13: nadie hablaba de l abiertamentepor miedo a los judos.

    3.6. Conflicto de la comunidad con los discpulos de Juan (Bautista)

    Este conflicto existe desde los inicios de la tradicin del discpulo amado hasta la redaccin final del cuarto Evangelio.La cantidad y densidad de textos sobre Juan (Bautista) muestra la importancia del conflicto con Jess mismo y lacomunidad posterior. El conflicto aparece especialmente en el cuarto Evangelio; en los sinpticos Juan Bautista cumpleel rol proftico de precursor, en relativa armona con el movimiento de Jess. En el cuarto Evangelio el nico Juan queaparece es este Juan, quien nunca es llamado Bautista como en los sinpticos.

    En el Prlogo, Juan (Bautista) aparece en dos estrofas intercaladas: 1,6-8 y 15. Juan es un hombre enviado por Dios,como testigo de la luz, para que todos creyeran por l. Es una descripcin muy positiva: Juan, como testigo de la luz yde la verdad, se opone a las tinieblas y desenmascara la mentira. Sin embargo, aparece inmediatamente el elementopolmico: No era l la luz... (v. 8)... se ha puesto delante de m, porque exista antes que yo (v. 15). Posiblementetenemos aqu el ltimo estadio de la redaccin (en la hiptesis de que el Prolgo fue lo ltimo que se escribi).

    En 1,19-34 hallamos el testimonio de Juan (Bautista). Primero sobre s mismo: l no es el Mesas, no es Elas, no es elProfeta (un segundo Moiss), sino una voz que clama en el desierto. Luego da su testimonio sobre Jess: lo sealacomo el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Juan (Bautista) explica que l bautiza en agua para queJess sea manifestado a Israel. Juan (Bautista) lo reconoce, porque sobre Jess baja el Espritu y se queda sobre l.Segn Juan (Bautista), es Jess quien bautiza con Espritu Santo, y Juan (Bautista) da testimonio de que Jess es elElegido de Dios (variante: Hijo de Dios). Los que mandan a preguntar a Juan (Bautista) son los judos; stos envan asacerdotes y levitas (v.19); se dice tambin que los enviados son fariseos (v. 24). El trmino los judos, como yavimos, nos sita en el contexto histrico posterior al ao 70. Slo que en esta poca ya no hay sacerdotes y levitas.

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    3, 5: En verdad, en verdad te digo:

    el que no nazca de agua y de Espritu

    no puede entrar en el Reino de Dios

    6, 53: En verdad, en verdad les digo:

    si no comen la carne del Hijo del Hombre

    y no beben su sangre

    no tienen vida en ustedes.

    Tanto el Bautismo como la Eucarista identificaban y distinguan pblicamente a la comunidad del discpulo amado, loque supona una alta cristologa y una fe adecuada. Los cripto-cristianos (los Nicodemos) y los discpulos dc Juan(como otros judos creyentes) no aceptaban el Bautismo y la Eucarista que los identificaba social y pblicamente conla comunidad del discpulo amado, donde se viva una alta cristologa y una fe adecuada.

    3.8. Conflicto de la comunidad con las Iglesias apostlicas

    El cuarto Evangelio no menciona a los apstoles. El trmino apstol aparece slo en 13, 16 con el sentido comn (no-tcnico) de enviado. La figura ms destacada en el Evangelio es la del discpulo, sobre todo en la expresin eldiscpulo amado. El autor establece un contraste continuo, en el contexto histrico posterior al ao 70, entre eldiscpulo amado, como tipo de la Iglesia del cuarto Evangelio, y Pedro, como tipo de las Iglesias apostlicas. Eldiscpulo amado seguramente fue una persona real e histrica, discpula de Jess, testigo de su vida, muerte yresurreccin. Fue posiblemente el autor del cuarto Evangelio, aunque es posible tambin que su obra fuera continuaday completada por la comunidad. El discpulo amado no es el apstol Juan, hermano de Santiago, hijos de Zebedeo. Laidentidad del discpulo amado es ser discpulo; su honra o ttulo es ser discpulo, no apstol. El discpulo amado, comoautor del Evangelio, conserv celosamente su nombre en el anonimato para hacer resaltar an ms su condicin dediscpulo. Del mismo modo que la madre de Jess nunca es mencionada por su nombre, para hacer resaltar sudignidad de mujer y de discpula de Jess. Posteriormente la tradicin eclesial identific al discpulo amado con el

    apstol Juan, a fin de darle al Evangelio una autora apostlica y rescatarlo de las manos de los herejes gnsticos, quese haban apropiado de l. No obstante, en el Evangelio mismo nunca se identifica, ni de manera explcita ni implcita,al discpulo amado con Juan el apstol 17.

    Veamos ahora los textos donde aparece el discpulo amado, autor del Evangelio y tipo de la Iglesia de esta tradicin,en contraste con Pedro, como tipo de la Iglesia apostlica. El primer texto es 1, 35-42. Aqu aparecen dos discpulos deJuan (Bautista) que oyen a ste, y siguen a Jess. Andrs es uno de ellos y el otro queda en el anonimato. Hayconsenso en la actualidad en identificar a este discpulo annimo con el discpulo amado, autor del Evangelio. As seexplica la cercana del movimiento de Juan (Bautista) con la comunidad del discpulo amado y el posterior conflictoentre los dos grupos. Tambin los detalles de este primer encuentro entre el discpulo y Jess: Fueron. pues, vierondnde viva y se quedaron con l aquel da. Era ms o menos las 4 de la tarde (v. 39). Este recuerdo es posible si eldiscpulo annimo es el discpulo amado, autor del Evangelio. Ya desde este inicio se manifiesta el contraste deldiscpulo amado con Pedro. Vemos que es Andrs (el compaero del discpulo amado) quien encuentra a Simn(Pedro), le anuncia su descubrimiento del Mesas y le lleva donde Jess. Pedro no dice nada y Jess no le dice aPedro sgueme. Se lo dir nicamente despus de la resurreccin, cuando Pedro confiese su amor por Jess (21,19). Felipe y Natanael tienen en el relato una situacin mejor que la de Pedro. La expresin Simn, hijo de Juan, segnalgunos autores significara la pertenencia de Pedro al movimiento de Juan Bautista (el nombre Juan siempre se refierea Juan Bautista en el cuarto Evangelio), lo que explicara el (todava) no-seguimiento de Pedro 18.

    El contraste mayor entre el discpulo amado y Pedro lo encontramos en la segunda parte del Evangelio (captulos 13-20). El primer texto es 13, 23-26. Aqu, quien se halla cerca de Jess es el discpulo amado. Pedro se comunica conJess a travs de ste. Es obvio el carcter simblico de este relato. Cuando se escribe el Evangelio estos dospersonajes histricos sirven de modelo para dos tipos de Iglesia distintas: una fundada sobre el discpulo y otra sobre elapstol. La primera pretende estar ms cerca de Jess, lo que supone un conflicto entre las dos. En el relato anteriordel lavado de los pies (13, 1-20), Pedro rechaza la accin de Jess. Jess, que es Maestro y Seor, acta como siervoy pide que todos acten de la misma manera, significando que en la comunidad no hay maestros ni seores. Pedro noacepta que Jess le lave los pies, y cuando acepta no entiende, con lo que rechaza una comunidad donde todos soniguales. Esta es la Iglesia del discpulo, la cual no es comprendida ni aceptada por la Iglesia apostlica.

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    En la noche de la pasin, cuando prenden a Jess y le llevan a casa de Ans y Caifs, seguan a Jess, Simn Pedroy el discpulo. Este entra con Jess en la casa del Sumo Sacerdote y Pedro se queda afuera. El discpulo hace entrar aPedro, slo que para negar a Jess tres veces (18, 12-27). Al pie de la cruz apenas se encuentran tres discpulas:Mara, la madre de Jess, su hermana y Mara Magdalena: tambin est ah el discpulo a quien Jess amaba. Son losnicos cuatro discpulos que estn al pie de la cruz: tres mujeres y un hombre. Estos discpulos representan a la Iglesiadel cuarto Evangelio. Pedro est desaparecido. Es el discpulo quien acoge a la Madre de Jess en su casa, que esmuy posible se refiera a la Iglesia del discpulo amado (19, 25-27). Despus que Jess muere y es atravesado por lalanza y sale de su costado sangre y agua, es el discpulo el que da testimonio: El que lo vio lo atestigua y sutestimonio es vlido, y l sabe que dice la verdad, para que tambin ustedes crean (19, 35). Los apstoles estn

    desaparecidos. La tradicin apostlica no puede dar este testimonio del discpulo amado.

    En 20, 1-10, despus de la resurreccin, tenemos otro contraste entre Pedro y el discpulo a quien Jess amaba.Cuando llega la noticia de Mara Magdalena acerca del sepulcro vaco los dos corren al sepulcro, no obstante es eldiscpulo quien llega primero. Pedro entr y slo vio; el discpulo, en cambia, entr, vio y crey. No cabe duda de queen este contraste entre Pedro y el discpulo, que se menciona cuatro veces y que son los nicos que aparecen aqu,tenemos una representacin simblica de dos modelos de Iglesia, uno fundado sobre el discpulo y otro sobre losapstoles.

    El ltimo contraste lo tenemos en el captulo 21, que es ciertamente un apndice posterior. Este captulo es muycomplejo y presenta muchas dificultades, pero aqu solamente queremos resaltar el contraste entre la Iglesia deldiscpulo amado y la Iglesia apostlica representada por Pedro. Cuando Jess resucitado se aparece y realiza la pescamilagrosa, el texto nos narra: El discpulo a quien Jess amaba dice entonces a Pedro: Es el Seor (v. 7). Es, pues, eldiscpulo el primero que reconoce a Jess. Lo curiosa es que se lo dice justamente a Pedro, estando tambinpresentes los otros discpulos. Despus de comer (celebracin de la Eucarista?) Jess se dirige tres veces a Pedrocon la pregunta: Simn, hijo de Juan. me amas? En el cuarto Evangelio es el amor lo que caracteriza al discpulo.Jess quiere saber de Pedro si se reconoce como discpulo. En caso afirmativo, Jess lo confirma como pastor de la

    Iglesia. Pedro puede ser Pastor, si primero es Discpulo. Tenemos aqu la Iglesia del discpulo amado, la cual reconocela autoridad de la Iglesia apostlica a condicin que sus autoridades sean discpulos de Jess. Despus de anunciarJess su muerte a Pedro, le dice a ste (por primera vez en el Evangelio): sgueme. Pedro se vuelve y ve al discpuloque Jess amaba. El relato recuerda de manera explcita la ltima cena y la cercana del discpulo a Jess. El relatoafirma luego la permanencia del discpulo, que seguramente se refiere a la permanencia de la comunidad del discpuloamado hasta que Jess venga. Si bien la Iglesia del discpulo reconoce la autoridad de la Iglesia apostlica. dado questa tambin ha llegado a ser discpula, se afirma la continuidad y permanencia de este tipo de Iglesia fundada sobre lamemoria del discpulo que Jess amaba. Por eso el texto agrega:

    Este es el discpulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio esverdadero (v. 24).

    La continuidad con Jess se funda en el discipulado. Es la Iglesia discpula, y no la Iglesia-autoridad, la que asegura latradicin de Jess. La tradicin apostlica queda subordinada a la memoria del discpulo que Jess amaba. El autor del

    Evangelio no polemiza con la Iglesia apostlica, pero s llama la atencin acerca de los riesgos de unainstitucionalizacin eclesial que olvida la exigencia radical de ser discpulos de Jess antes de ser autoridad.

    3.9. Conflicto de la comunidad con los disidentes

    La comunidad del discpulo amado no tuvo conflictos nicamente con grupos enemigos o diferentes de la comunidad,sino que tambin vivi conflictos dentro de la misma comunidad 19. En sta, y en la tradicin del discpulo amado,naci una tendencia helenizante y (pre)gnstica que hizo una interpretacin espiritualista del Evangelio. Las asllamadas cartas de Juan fueron escritas para corregir esta tendencia disidente. El autor de las tres cartas tiene unainterpretacin del Evangelio contrapuesta a la de los disidentes helenizantes y espiritualistas. La primera carta es comoun comentario del Evangelio, que lo interpreta desde la tradicin del discpulo amado (lo que era desde un principio...)para combatir la interpretacin errada de los disidentes espiritualistas. Esta interpretacin helenizante errada delEvangelio, lleg a ser la interpretacin dominante en el siglo II. Los disidentes se llevaron el Evangelio y lo difundieronen los ambientes gnsticos del siglo II. El comentario ms antiguo del Evangelio es del gnstico Heracleon (160-180d.C.). Hasta hoy perdura esta interpretacin gnstica, helenizante y espiritualista del cuarto Evangelio. De ah laimportancia de la primera carta para rescatar el espritu autntico y original de la tradicin del discpulo amado y de lacomunidad. El estudio del Evangelio debera hacerse siempre desde la primera carta, contra los disidenteshelenizantes y espiritualistas, tanto de finales del siglo I como de hoy.

    El autor de la primera carta se esconde en un nosotros que representa a la comunidad del discpulo amado. Es lacomunidad que mantiene viva la tradicin de este discpulo, bajo la proteccin del Espritu de la Verdad. El autor seidentifica en la segunda y tercera cartas con el presbtero, que en este caso no se refiere a una cargo eclesial,pastoral o administrativo (como en Hechos y en las Cartas Pastorales), sino que ms bien alude al anciano:representa a los antiguos de la comunidad que haban visto y odo al discpulo amado, quien a su vez haba visto y

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    odo a Jess mismo. Todos configuran ese nosotros que vive en la comunidad (cf. 1 Jn. 1, 1-4) Son los ancianos y lasancianas quienes mantienen viva la tradicin autntica de Jess y del discpulo amado, bajo la gua del Parclito.

    Veamos brevemente cules eran los puntos de conflicto dentro de la comunidad entre los que pretendan ser fieles a latradicin del discpulo amado (que es la posicin del autor de la primera carta) y los disidentes. El punto clave era lacristologa. Los disidentes acentuaban la divinidad de Jess y subvaloraban su humanidad. El Jess histrico, su vida ysus obras, incluso su muerte en la cruz, no eran importantes para los disidentes. Esta posicin espiritualista yhelenizante encontraba en cierto sentido un fundamento en el mismo Evangelio, puesto que ste presenta un Jesstransfigurado, revelador de la Gloria del Padre. Su muerte misma es presentada como una glorificacin, como una ida

    al Padre. El asunto es que cuando se escribe el Evangelio, la humanidad de Jess era lo obvio, lo que todosaceptaban. Lo que haba que probar era su divinidad. Por eso el Evangelio acenta la divinidad. En la poca posterior,cuando se produce el problema con los disidentes y se escribe la carta, la acentuacin de la divinidad de Jess lleva ala subvaloracin de su humanidad. De ah que la primera carta acente tanto la humanidad de Jess. La preocupacincentral del Evangelio era mostrar que Jess hombre era el Hijo de Dios. Ahora, en cambio, la preocupacin de laprimera carta es demostrar que el Hijo de Dios es el hombre Jess. Los disidentes hacan una lectura unilateral delEvangelio y negaban la plena humanidad de Jess.

    El segundo punto de conflicto con los disidentes era la tica, sobre todo el amor al prjimo. Los disidentesespiritualistas pretendan tener tal intimidad con Dios, que pensaban ser perfectos y sin pecado; descuidaban elcumplimiento de los mandamientos, en particular el del amor mutuo. Por eso la primera carta insiste tanto en el amorfraterno: Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos (3, 14). El amor deDios no permanece en aquel que cierra su corazn al hermano que padece necesidad (cf. 3, 17), o en quien tiene laarrogancia del dinero (2, 16).

    Un tercer punto de conflicto era la escatologa. Los disidentes defendan una escatologa realizada: ellos ya estaban en

    la luz, posean la vida eterna, estaban en Dios. La primera carta no desconoce esta realizacin, no obstante lacondiciona a guardar su Palabra, a la prctica del amor fraterno, a la confesin de los pecados. La carta introduce unespritu apocalptico, llamando la atencin sobre la ltima hora antes del fin, cuando el creyente debe hacer undiscernimiento entre los creyentes y los anti-cristos (3, 18-28), entre los que confiesan a Jess venido en carne y losfalsos profetas (4, 1-6).

    Otro punto de conflicto era la neumatologa. Los disidentes seguan a maestros y profetas que decan poseer elEspritu. El autor de la carta no se opone a ellos con un yo autoritario, sino recordando que todos los creyentes sonmaestros, con el Espritu y en el Espritu:

    En cuanto a ustedes, ya tienen la uncin del Santo y conocen todas las cosas... la uncin que de l han recibidopermanece en ustedes y no necesitan que nadie los ensee... (2, 20.27).

    Es muy curioso constatar que hoy, las corrientes espiritualistas y los carismticos exaltados se parecen mucho a los

    disidentes del tiempo de la comunidad del discpulo amado: subvalorizan la humanidad de Jess, descuidan el amorfraterno y la prctica de la justicia, se creen ya salvados y sus lderes monopolizan el Espritu.

    4. Historia de la comunidad del discpulo amado

    El Evangelio y las tres cartas que pertenecen a la tradicin del discpulo amado son el testimonio escrito de unacorriente o tradicin histrica vivida que nace en un tiempo de casi cien aos. El sujeto de esta tradicin esfundamentalmente una comunidad, la cual vive en comunin con muchas otras comunidades dispersas. Todas estascomunidades tienen como referencia el testimonio del discpulo amado, discpulo de Jess y autor del cuarto Evangelio(por lo menos de su redaccin ms antigua). Una interpretacin histlica del Evangelio y de las cartas debe fundarseen una compresin histlica de toda la tradicin del discpulo amado. Es de gran utilidad para esta comprensin delEvangelio y de las cartas reconstruir la historia de la comunidad donde estuvo siempre vivo el testimonio del discpuloamado, y en donde este testimonio se fue sucesivamente releyendo y escribiendo en las nuevas situaciones histlicasque tuvo que vivir la comunidad. Es til igualmente situar esta tradicin de cara a otras tradiciones del Nuevo

    Testamento. Aqu haremos apenas un esbozo de esta historia de la comunidad, para apenas introducimos en estecriterio de interpretacin 20. No haremos aqu una historia de la tradicin o de la redaccin, sino una historia de lacomunidad en donde nacen esa tradicin y redaccin. Tampoco entraremos en la complejidad exegtica que sustentaesta historia. Todo eso se puede investigar con la ayuda de la bibliografa citada.

    La historia de la comunidad del discpulo amado podra tener las siguientes etapas (se trata de una formulacinhipottica para comenzar a trabajar con ella):

    4.1. Aos treinta a cincuenta: nacimiento de la comunidad

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    Es el tiempo del testimonio del discpulo amado. l es uno de los discpulos de Juan (Bautista), que llega a serdiscpulo de Jess. Junto con Andrs, Simn, Felipe y Natanael constituyen una primera comunidad (1, 19-5). Es unacomunidad judeo-cristiana, que profesa a Jess como Mesas, Profeta y Rey de Israel. Poseen una baja cristologa,que no los diferencia del resto del pueblo judo. En esta poca todava andan juntos los discpulos, las discpulas(representadas por su madre) y los hermanos de Jess (2, 12). La referencia de Jess al Templo como casa de miPadre (2, 16) y su dicho a la samaritana: ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos,porque la salvacin viene de los judos (4, 22), no son restos casuales de una tradicin anterior, sino textos

    premeditados para mostrar el enraizamiento de los orgenes de la comunidad en el Israel bblico. La distancia de Jessde los judos refleja una situacin posterior al 70 d.C. (cf. supra).

    Es posible que en esta primera etapa la comunidad poseyera una tradicin oral o un escrito semejante a los sinpticos,que contena los 7 signos y el relato de la Pasin. Todo el Evangelio se estructura en una narrativa de la Pasin, poreso el autor adelanta el enfrentamiento en el Templo al captulo 2; la decisin de matar a Jess la pone en 11, 47 -53;la uncin de Betania la sita antes de la entrada triunfal en 12, 1-8; la agona del huerto est en 12, 27-28, antes de laltima cena; la Eucarista la pone en el captulo 6; la pregunta solemne si es el mesas est en 10, 24, y en 10, 33 lacondena por blasfemia. Esta estructuracin del Evangelio en la narrativa de la Pasin atestigua su enraizamiento en latradicin comn con los s inpticos.

    4.2. Aos cincuenta a setenta: identidad propia de la comunidad

    En esta poca la comunidad originaria del discpulo amado, en fidelidad radical a la memoria de Jess, asume unaactitud proftica, crtica de la Ley y del Templo, y simultneamente se abre al mundo de los samaritanos y de losgriegos (paganos). Esta situacin se ilumina y se entiende histricamente si asumimos la tesis de O. Cullmann 21 queasimila los orgenes de la comunidad del cuarto Evangelio a los helenistas de los Hechos de los Apstoles, captulos 6a 11 (Esteban, Felipe y compaeros). Hay una gran afinidad teolgica y similitud social y geogrfica entre ambosgrupos. En esta poca tambin nace la alta cristologa del cuarto Evangelio y el conflicto de la comunidad con losdiscpulos de Juan (Bautista), con los cristianos judos y con los creyentes inconsecuentes (o cripto-cristianos). En estapoca asimismo la comunidad ya vive los sacramentos del Bautismo y de la Eucarista, que separaban pblicamente ala comunidad de los grupos recin mencionados.

    4.3. Aos setenta a noventa: persecucin de la comunidad y escritura del Evangelio

    Entre el 66 y el 74 se da la gran guerra juda contra Roma. Jerusaln y el Templo son destruidos y nace el judasmorabnico, que tiene el Sanedrn o Academia de Jamnia (o Yabn) como centro. En esta poca posiblemente lacomunidad del discpulo amado ya se ha desplazado hacia el norte de Palestina. y quizs hasta Siria. En esta poca seda el conflicto de la comunidad con los judos (los jefes del judasmo farisaico dominante de Jamnia: cf. supra). Antesdel ao 70 exista un pluralismo tolerante en el seno del pueblo judo, en donde conviva la comunidad. Ahora seimpone la hegemona farisaica, que domina las sinagogas, en particular en Palestina y Siria. En esta nueva situacinse produce de forma progresiva la expulsin de los cristianos de la sinagoga. Esto significa una tremenda crisis de lacomunidad del discpulo amado y una persecucin por parte de los judos y del mundo (trmino que incluyepresumiblemente tambin al imperio Romano: cf. supra). Es para responder a esta situacin de expulsin de lasinagoga y de persecucin par parte de los judos y del mundo, que se escribe el Evangelio del discpulo amado. Laescritura del Evangelio signific asimismo una toma de posicin y la fundacin de una corriente eclesial en elcristianismo primitivo, lo que signific una progresiva confrontacin de la comunidad del discpulo amado con lasiglesias apostlicas (cf. supra).

    4.4. Aos 90 al 120: crisis de la comunidad y escritura de las cartas. Unidad de la Iglesia

    En estos aos se da la crisis de la comunidad del discpulo amado. Nace en su seno una corriente helenizante ygnstica, que espiritualiza el Evangelio del discpulo amado (cf. supra). Un anciano de la comunidad escribe las trescartas para rescatar la tradicin y re-interpretar el Evangelio del discpulo amado de acuerdo a lo que era desde elprincipio (1 jn. 1, 14). La primera carta es una especie de comentario del Evangelio y busca afianzar a la comunidadfrente a los disidentes.

    Posiblemente tambin en esta poca, y a raz de la misma crisis de la comunidad, se agrega igualmente el captulo 21al Evangelio, el cual expresa el reconocimiento por parte de la comunidad del discpulo amado de la gran Iglesia

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    fundada en la tradicin apostlica. Este reconocimiento no se hace de modo incondicional, sino en la medida quePedro (smbolo de la tradicin apostlica) se reconoce como discpulo y decide seguir a Jess. La comunidad deldiscpulo amado acepta la elevada eclesiologa apostlica; y la Iglesia apostlica acepta a su vez la elevada cristologade la Iglesia del discpulo amado. La unidad de la Iglesia permiti salvar el cuarto Evangelio, que en gran medida queden el siglo segundo en manos de los gnsticos. Esta unidad no suprimi el pluralismo en la Iglesia. En el momento dela organizacin del canon del NT el Espritu Santo no opt por una tradicin contra la otra, sino que opt por todas: latradicin apostlica, representada por Mateo y Lucas; la sub-paulina (Efesios, Pastorales); la sub-petrina (I Pedro); y latradicin del discpulo amado (cuando Evangelio y cartas), junto con otras tradiciones judeo-cristianas (Santiago) yapocalpticas (Judas, II Pedro, II Tesalonicenses y Apocalipsis).

    Bibliografa

    (Citamos solo las obras que nos ayudaron en esta interpretacin histrica y liberadora del cuarto Evangelio y lascartas).

    Brown, Raymond E. La comunidad del discpulo amado. Estudio de eclesiologa junica. Ed. Sgueme, Salamanca ,1983 (original ingls, 1979).

    Cassidy Richard J. John's Gospel in New Perspective. Christology and the Realities of Roman Power. Orbis , NewYork , 1992.

    Hengel, Martin. The Johannine Question. SCM Press, London , 1989; Trinity P. I. , Philadelphia (original alemn,1989).

    Karris, Robert J., 0 F M. Jess and the Marginalized in John's Gospel. The Liturgical Press, Minnesota, 1990.

    Konings, Johan. Jess ou os pobres? Anlise redaeional e hermenutica de Jo 12, 1-8, en: Perspectiva TeolgicaN66 (Mayo-agosto, 1993), pgs. 149-161.

    Mateos J. - Barreto, J. Vocabulario teolgico del Evangelio de Juan. Cristiandad, Madrid, 1980.

    Miranda, Jos P. El ser y el Mesas. Sgueme, Salamanca , 1973.

    Rensberger, David. Johannine Faith and Liberating Community. The Westminster Press, Philadelphia , 1988.

    Wengst, Klaus. Interpretacin del Evangelio de Juan. Sgueme, Salamanca, 1988 (original alemn, 1981).

    Zorrilla, Hugo. La fiesta de liberacin de los oprimidos. Relectura de Jn. 7, 1-10, 21 SEBILA, San Jos, 1981.

    Pablo Richard

    Apartado Postal 389

    2070 Sabanilla

    Costa Rica

    1Seguimos aqu a Robert J. Karris, OFM, 1990, 119 pgs.

    2Cf. Johan Konings, 1993.

    3Cf. Jos Porfirio Miranda, Comunismo en la Biblia, 1981, pgs. 104-109.

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    4Raymond E. Brown. 1983. Apndice 11: Funcin de las mujeres en el cuarto Evangelio, pgs. 179-192.

    5Ibid., pg. 180, nota 2.

    6R. J. Karris. op. cit., pgs. 73-78. Se funda en los estudios ya clsicos de Averil Cameron y Bernadette J. Brooten.

    7As ibid., pgs. 85.89.

    8Cf. Carolyn M. and J. A. Grassi, Mary Magdalene and the Women in Jesus' Life. Kansas City, Shoed & Ward, 1986,158 pgs.

    9Citado por R. E. Brown, op. cit., pg. 185, nota 12.

    10Cf. Mateos-Barreto, 1980, articulo mundo".

    11Cf. D. Rensberger. 1988, The Trial of Jesus and the Politics of John. captulo 5. Para la dimensin poltica en elcuarto Evangelio, vase el reciente libro de Richard J. Cassidy, 1992.

    12Cf. K. Wengst. 1988, pgs. 40ss.

    13Ibid., pgs. 53-83.

    14Ibid., pg. 60.

    15Cf. D. Rensberger, op. cit., captulo 3, pgs. 52ss.

    16Ibid., captulo 4, pgs. 54ss. Exeelcnte resumen de la discusin y nueva pcrspectiva.

    17Cf. R. E. Brown, op. cit.

    18Cf. Mateos-Barreto, op. cit., pg. 252.

    19En lo que sigue, nos apoyamos fundamentalmente en R. E. Brown, op. cit., pg. 91ss.

    20En lo que sigue nos referimos a las obras de R. Brown. K. Wengst y M. Hengel (cf. bibliografa).

    21The johannine circle. Phil., 1976.

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    JESUS A LA LUZ DE LAS TRADICIONES DEL XODO(La oposicin Moiss/Jess en Jn. 6)

    Jos Severino Croatto

    Resumen

    En el captulo 6 de Juan se concentran mltiples referencias a las tradiciones del xodo y del desierto que tienen aMoiss como protagonista. El discurso de Jess sobre el pan de vida (vv. 32-58) plantea una oposicin entre l yMoiss como mediador de la ley (a la que se refiere el man en la interpretacin juda). Jess reemplaza a Moisscomo palabra de vida. Para reforzar esta idea, el autor trabaja con un conjunto de episodios del xodo/desierto pararecrearlos en un marco jesunico. La propuesta final, que coincide con la de toda la obra, es una propuesta de vida.

    Abstract

    John 6 contains many references to the Exodus and desert traditions in which Moses is the protagonist. Jesus, in hisdiscourse on the bread of life (verses 32-58) poses an opposition between himself and Moses as mediator of the law (inthe Jewish interpretation, the mana refers to the law). Jesus replaces Moses as the word of life. To emphasize this idea,the author works with a group of exodus/desert episodes, recreating them in terms of Jesus. The final proposal, which

    coincides with that of the entire gospel, is a proposal of life.

    El captulo 6 del evangelio de Juan es evocado especialmente por el discurso de Jess sobre el pan de vida (vv. 26-58), y sobre todo por el fragmento redaccionalmente ms tardo de los vv. 53-58 al que, tomado fuera del contextopresente, se le da slo un contenido eucarstico. Este largo discurso empero no se entiende sin el conjunto deepisodios iniciados por la ubicacin geogrfica (1-4), y continuados por la multiplicacin de los panes (5-15), lacaminata sobre el mar (22-25), y la bsqueda de Jess (16-21), para redondear con la discusin de ste con algunosdiscpulos (59-66) y la confesin de Pedro (67-71). La frmula despus de esto de 6:1 y 7:1, indica que el captuloentero forma una unidad independiente de los relatos contiguos.

    Nos interesa descubrir hasta que punto el autor dc Jn. 6 explora en las tradiciones del xodo, entendiendo por tales lasque se refieren a Ex. 1 hasta Nm. 22, o sea, desde los episodios de la liberacin hasta los de la travesa por el desierto,

    incluyendo el Sina En otras palabras, es el tiempo cubierto por la hegemona de la figura de Moiss con todo suimpacto en la memoria posterior recogida en aquella parte del Pentateuco 1. El tema no es novedoso y los comentariossuelen aludir a los contactos con las tradiciones del Pentateuco 2, pero no se da una visin del conjunto y por eso seescapan muchas referencias que son significativas, como veremos. Creemos que la contraposicin Moiss-Jessdomina en todo el captulo y que es fundamental no solamente como modelo de relectura sino tambin como mensaje.

    1. La duda sobre la capacidad creativa de Jess

    El episodio de la multiplicacin de los panes (y peces) constituye uno de los signos que hace Jess. Los evangeliossinpticos contienen el relato de ese suceso (Mc. 6:30-34; Mt. 14: 13-21; Lc. 9:10-17), no obstante Marcos y Mateoregistran por su parte una segunda multiplicacin (Mc. 8: 1-10: Mt. 15:32-39). Algunas escenas de Jn. 6 (nmero de losalimentados y de los panes y peces, as como el de los canastos recogidos) aproximan este relato al de los tressinpticos. En cambio, la pregunta de Jess en el v. 5 o la perplejidad de Felipe y Andrs (vv. 7-9), remiten ms bien ala segunda multiplicacin de Marcos-Mateo. El relata joaneo, con todo, se separa por varios detalles que adquieren

    sentido dentro, precisamente, de la construccin de todo el captulo.

    Extraa, en primer lugar, que el mismo Jess siembre una duda al preguntar a Felipe; de dnde (pthen)compraremos panes para que coman estos? (v. 5). El texto aclara enseguida la intencin de la pregunta, que estentar (= probar) a este discpulo. Felipe, efectivamente, entra en duda. La expresa en una instancia puramenteeconmica, con una argumentacin impecable por lo elemental: Doscientos denarios [el equivalente al salario de msde seis meses] no les bastan (ouk arkousin) para que cada uno tome un trozo (v. 7).

    Para l no hay solucin al caso. Extraa esta respuesta en Felipe, ya presentado en 1:43ss con un excelentetestimonio sobre Jess como aquel de quien escribieron Moiss en la Ley, y los profetas (v. 45), y que propone aNatanael ver a Jess (v. 46b). Ahora no ve. Para colmo se le suma Andrs, hermano de Simn Pedro y uno de los

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    dos primeros discpulos de Jess (1:40), para aportar otra cuota de duda: Hay aqu un muchacho que tiene cincopanes de cebada y dos pececillos; pero stos qu son (t estin) para tantos? (v. 9).

    Jess no contesta con palabras sino con hechos: multiplica los pocos panes y peces, sacia a la multitud de cinco mil ytodava se recogen doce canastas de lo que sobr (vv. 12s). Como para sealar que las dudas no eran fundadas.Estas, sin embargo, ocupan un espacio textual de consideracin (cuatro versculos sobre once), y el inicial, haciendodel resto una reaccin al planteo de los tres actores del relato.

    Ahora bien, la tradicin bblica del man nos ofrece el trasfondo de esta lectura joanea de la multiplicacin. De las dosformas literarias del suceso (Ex. 16 y Nm. 11), es la segunda la que tiene ms inters en este caso. Ya en el desierto,los hijos de Israel lloran preguntndose quin podr proporcionarles carne y pescado como coman en Egipto (vv. 4-5,queja repetida en el v. 18). Ms adelante entra en escena el mismo Moiss, argumentando como Jess sobre dednde (pthen) voy a sacar carne para drsela a todo este pueblo? (v. 13), como Andrs sobre el nmero de gente (v.21) y la escasez de provisiones (v. 22); lo ltimo con estas palabras:

    Si se mataran para ellos ovejas y bueyes, les bastaran (arksei autois)?Si todos los peces del mar se juntaran paraellos, les bastaran (arksei autois)?

    En ltima instancia, es la misma duda sobre quin podr de los vv. 4-5. Esto es un verdadero desafo para Yav (v.23). EI reemplazo del man por carne roja (los peces desaparecen del relato) se interpreta ms como un castigo quecomo un don (vv. 20 y 33).

    Se puede observar que las tres dudas del relato joaneo tienen su equivalente en el de Nm 11 (ledo en los LXX paraver mejor las correspondencias lexemticas). Los textos ya citados son elocuentes al respecto. La pregunta de Jess

    en Jn. 6:5 tiene su funcin literaria (introduce a otro actor, Felipe, con su propia duda) pero sobre todo tipolgica, paraponer en paralelo a Jess con Moiss (Nm. 11: 13). Slo que la pregunta de ste era cuestionadora (vv. 11ss), la deJess era apenas para ver la reaccin de Felipe (v. 6). Este juego de semejanzas y oposiciones es continuo (hay otrosejemplos en el captulo que estudiamos) y es parte de la construccin de una relectura tipolgica como sta.

    2. Del man a la carne

    Los hijos de Israel reclaman a Yav carne y peces en lugar del man que tienen, pero del que estn cansados (Nm.11:6). Yav les proporciona codornices (v. 31s). En la narracin paralela de Ex. 16, el man y las codornices son partede un mismo milagro (v. 13) que responde a la queja por carne y pan que no tenan desde Egipto (v. 3, con 8 y 12),aunque las codornices quedan en segundo plano respecto del man, tema dominante. En Jn. 6 Jess multiplica lospanes y los peces (v. 11), no obstante estos ltimos tambin pasan al olvido (porque no interesan al relato). El episodioes el preludio al dilogo entre Jess y los discpulos (con los judos, como en 5:19ss, nicamente en los vv. 41-58).Slo as se percibe el paralelismo antittico, con la experiencia del desierto. Qu puede significar, en efecto, la frase

    de Jess del v. 51: el pan que yo dar es mi carne para la vida del mundo?. Es el final del discurso originario del texto(si el fragmento eucarstico de 52-58 es un complemento redaccional), y concluye una discusin sobre el sentido delman. Para adelantar el paralelismo con Nm. 11, hay que sealar que aqu la carne (las codornices) reemplaza alman. Jess pasa del pan material (luego, en el discurso, del man) a su propia carne. El paralelo sin embargo esantittico. La carne concedida a los israelitas se convierte en alimento de muerte a causa de su incredulidad (v. 33 ySalmo 78:30s). La carne de Jess, que recibe quien tiene fe, es fuente de vida (Jn. 6:51.53ss).

    3. Del man-Ley de Moiss al man palabra de Jess

    Los interlocutores de Jess le piden una seal que motive su fe (v. 30). Volveremos sobre este episodio de los vv. 28-31. Fijmonos ahora en la respuesta, de Jess a la afirmacin de que nuestros padres comieron man en el desierto(v. 31):

    En verdad, en verdad os digo: no fue Moiss quien os dio el pan del cielo, sino que mi Padre es el que os da el pan delcielo, el verdadero. En efecto, el pan dc dios es quien baja del cielo y da v ida al mundo (vv. 32s).

    No hay texto del Pentateuco que haga de Moiss el dador del man, una accin exclusiva de Yav. Pero la frase del v.32 se entiende si se tiene en cuenta que la exgesis rabnica ya haba hecho la trasposicin man = Ley, la cual s fuedada por mediacin de Moiss (Ex. 20: 18ss; Dt. 5:23-31; 12;1ss) 3. De esta manera, el texto de Juan 6:32s dice algoasombroso y contestatario, a saber, que si el man/pan del cielo es la Ley como palabra de Dios, en el presente (en elmomento en que habla Jess) el verdadero man/pan del cielo es Jess mismo que baja del cielo (como carne segn1: 14: la Palabra se hizo carne y habit entre nosotros). El texto, efectivamente, se acuerda de este pasaje inicial delevangelio. Por eso el uso del presente del verbo dar en el v. 32b. Esta memoria del texto se completa con 1:17,donde se afirmaba que la Ley por medio de Moiss fue dada, la gracia y la verdad se realizaron por Jesucristo. El

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    paralelo en oposicin es claro. No obstante 1: 17 habla de una contraposicin entre el pasado de la Ley y el presentede la gracia/verdad, mientras que 6:32s niega en cierta manera tambin el pasado, porque pan del cielo es solamenteel que en efecto baja del cielo, lo que es cierto de Jess que v iene del Padre (he bajado del cielo, vv. 38.41s.51.58).

    Esta personificacin en Jess del man/pan del cielo = carne = palabra, es una manera de reapropiarse de unatradicin ya releda de otra forma en el judasmo contemporneo del autor del cuarto evangelio. Pero hay mucho mstodava.

    4. La fe en el enviado

    El gran peso que tiene en el Pentateuco, y luego en la tradicin, la figura de Moiss como enviado de Yav y mediadorde su palabra, crea otra senda para las relecturas. Como enviado, Moiss est ligado al proceso de l iberacin de laesclavitud de Egipto (Ex. 3: 10.l3s; 6: 10-13.29: 7: 1s, etc.). Como mediador, es el protagonista humano de larevelacin sinatica (Ex. 19 a Nm. 10), pero su papel de transmisor de la voluntad de Yav empieza en el mismomomento en que es enviado a comunicar el proyecto de liberacin tanto al faran (Ex. 3:18) cuanto a los hijos deIsrael (3:13: el Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; 3:16ss; 4:1.12, etc.). En adelante, Yav transmitesus decisiones por su intermedio, desde los episodios de la salida de Egipto, durante toda la travesa por el desierto, yen la misma escala final que empieza en Nm. 22: 1. Queda claro, por lo mismo, que el Moiss enviado y mediador de lapalabra es un componente vertebral de las tradiciones del xodo y del desierto. La exgesis juda lo ha explotado en suactualizacin hermenutica, y el NT no poda menos que intentar reapropiarse de esta figura prominente. Nuestrocaptulo 6 de Juan no lo olvida.

    Que Jess sea el enviado del Padre, est dicho de muchas maneras en su discurso a los discpulos. As como lamisin de Moiss estuvo desde el principio ligada a su aceptacin o) rechazo, tanto por los hijos de Israel (Ex. 3:18;4:31; 14:31: aceptacin; 4:1-9; 6:9: rechazo) como por el faran (7:4 y el relato de las plagas), tambin la de Jess. Yas como Moiss produce una seal (el cayado convertido en serpiente) para que crean que se te apareci Yav, elDios de sus padres (Ex. 4:5), los interlocutores de Jess le piden igualmente una seal (semeion) para que vindolacreamos en ti (Jn. 6:30). Este reclamo viene despus que Jess les hubo dicho que la obra de Dios es que creis enquien l ha enviado (v. 29). El tema del enviado impregna luego todo el discurso (vv. 38.39.44.57). Sin embargo setrata de la fe en l como mediador de la voluntad del Padre (vv. 29.35s.40.47). En este discurso a sus discpulos Jesses positivo, afirma el valor de la fe en l; en el anterior, a los judos de Jerusaln (5:19-47), es negativo, les critica sufalta de fe en el como enviado de Dios (vv. 38.44.46s). El paralelo con Moiss est siempre en primer plano; su nombreest en la conclusin del discurso del captulo 5 (vv. 45s) y al inicio del dilogo del captulo 6 (v. 32). Todo el evangeliode Juan est centrado sobre la problemtica de la fe o el rechazo de Jess como enviado del Padre. En eso consiste lavida eterna, segn 17:3. Con ese tema se cierra el libro (20:31, antes de la inclusin del captulo 21). Ahora bien, es latradicin de Moiss la que proporciona el arquetipo para este querigma.

    5. El motivo de la murmuracin en el desierto

    Luego de escuchar que Jess es el pan bajado del cielo, como otrora el pan era el man (6:32-40), los judos (ya no losdiscpulos) murmuran de l por haber afirmado tal cosa (vv. 41-43). Terminada la contestacin de Jess (44-58), sonlos mismos discpulos quienes murmuran por lo extrao que acaban de or (60-61). Ahora bien, este es otro motivotpico de las tradiciones del xodo y del desierto, que por lo dems introduce el episodio del man en Ex. 16: toda lacomunidad empez a murmurar contra Moiss (y Aarn) en el desierto (v. 2). Ellos, sin embargo, aclaran (por dosveces!) que la murmuracin es contra Yav (vv. 7.8; sin especificacin en 9 y 12). Hay otra murmuracin contra Moissen el episodio anterior (15:24) y en el siguiente (17: 1ss, cf. v.3). En el paralelo de Nm. 11 el episodio del man seencuentra tambin rodeado por otros dos que hablan de murmuracin delante de Yav (v. 1 LXX) o contra Moiss (12:1 LXX). Son numerosos (ms de una docena) los casos de murmuracin en xodo y Nmeros. El tema es importante,pues constituye como una caracterstica que los profetas recordarn muy bien (especialmente Ezequiel: 2:3;20:4b.8.13.27, etc.). Jn. 6 se ubica en esa lnea (como Lucas en el discurso de Esteban, Hch. 7:30.51s), y retoma elmotivo de la murmuracin para reforzar la tipologa Moiss/Jess.

    6. Quin puede ver a Dios?

    Cuando Jess critica a los judos (en el discurso anterior) por su incredulidad y afirma que vosotros no habis odonunca su voz [la del Padre] ni habis visto nunca su rostro (5:37b), se hace un nuevo paralelo con Moiss, de quien sedice que hablaba con Yav (Ex. 19:19; 33:11: ...cara a cara como habla un hombre con su amigo, y principalmenteNm. 12:8, en la proximidad del relato del man: boca a boca hablo con l, abiertamente y no en enigmas). En esteltimo pasaje se aade que Moiss contempla la imagen de Yav, que los LXX entienden de la gloria. Nadie ha visto

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    a Dios (Ex. 33:20), tema que retoma el prlogo de Juan (1:18a) y repite Jess en 6:46 (no es que alguien haya visto alPadre, con lo que resalta la exeepcin de Moiss y del mismo Jess (el texto citado contina: sino aquel que havenido de Dios, ese ha visto al Padre; y completar con 1:18b). En Jn. 6 no se alude al privilegiado de Moiss de ver aDios, no obstante est en la memoria de los oyentes del discurso. En este caso, no decirlo es otra manera decontraponer las dos figuras de Moiss y de Jess, sobre todo despus de la afirmacin del v. 46a que pareceracancelar el caso de Moiss. Sera demasiado provocativo decirlo con palabras.

    7. La generacin que muere en el desierto

    Ms de una vez se refiere Jess a la generacin del desierto que muri a pesar de haber comido del man: vuestrospadres comieron el man en el desierto y murieron (6:49): este es el pan bajado del cielo; no como el que comieronvuestros padres, y murieron (v. 58). Por contraposicin, el nuevo man, que es Jess mismo, otorga la vida, temaimportante en todo el cuarto evangelio (aqu, cf. vv. 33b. 40b.47.50ss). En cambio, la generacin del desierto muere porsu falta de fe (Nm. 32:13). As declara Yav despus de las quejas por la tierra esperada:

    ...ninguno de los que ha visto mi gloria [= en la liberacin] y las seales que he realizado en Egipto y en el desierto, queme han puesto a prueba ya diez veces y no han escuchado mi voz, ver la tierra... (14:22s).

    De nada les sirvi el man.

    No sucede lo mismo con quienes creen en Jess; l es el man que da vida eterna. Una vez ms se relee lastradiciones del desierto para destacar un elemento cristolgico.

    8. El profeta que ha de venir al mundo

    Volvamos al episodio de la multiplicacin de los panes (y peces) de los vv. 5-15. La gente, que siempre capta sinrodeos los signos de Dios, ve la seal que Jess ha hecho (ese ver es ms que fsico, y parece interpretar elhecho justamente como seal). Y hace su propia lectura, recordando la esperanza en la venida del profetaescatolgico, as descrito: este es verdaderamente el profeta que ha de venir al mundo (Ho proftes ho erjmenos eiston ksmon, v, 14). No se trata de un profeta (como en Mc, 6: 15) sino del profeta, que no es otro que el anunciado enDt. 18:15,18 como un nuevo Moiss, y que sin duda era objeto de espera como se deduce del mismo cuarto evangelioen la escena de la identificacin de Juan el Bautista (1:21b,25b, siempre con el artculo definido como en 7:40b).

    No se trata del Mesas, no obstante, por la respuesta de Jess en el v, 15 parecera en un primer momento que el autorlo identifica con l, como tambin lo sugiere la lectura lucana expresada en Hch, 3:20-23, Sin embargo se distingue del en el interrogatorio de 1:19ss, lo mismo que en el testimonio de la gente de 7:40-44. Por eso, por la coherencia de laobra joanea, es mejor mantener separadas las figuras del v, 14 (el profeta) y del 15 (el rey futuro). Cual si Jess noaceptara ser reconocido como el profeta -el nuevo Moiss- ni como rey (esto ltimo suceder ms adelante: 12:13,15;

    18:37). Hay que recordar que Moiss es llamado profeta en Dt. 18 por su papel de mediador de la tor (la Ley). Perosi no es l quien dio el pan del cielo (= la Ley en la interpretacin rabnica), y si por ello se opone a Jess que ahorada el pan del cielo, el verdadero (6:32), no es de extraar que tampoco el ttulo del Moiss, profeta, le interese aJess. No estamos seguros de esta interpretacin, ms creemos que es posible en el contexto del captulo 6.

    9. El espritu de Moiss repartido

    El relato de Nm, 11 no se centra propiamente en el man, como se acostumbra afirmar, sino en la donacin a lossetenta ancianos del espritu de Yav que est en Moiss. El motivo del man es solamente introductorio al del espritu(cf. vv. 10-15), con el de las codornices como cierre (castigo) en los vv. 31-33. La reparticin del espritu tiene que veraqu con la aptitud para conducir al pueblo (v, 17b). El Pentateuco no seala en ninguna parte cundo recibi Moissaquel espritu. La tradicin posterior se encarg de llenar esa laguna textual; el dato es recogido en una hermosaoracin por la liberacin conservada en la redaccin final del libro de Isaas, en 63:7-64: 11. All se recuerda a Yav susprodigios antiguos para que los renueve; en un tramo de la plegaria escuchamos:

    Se acord de los das antiguos, de Moiss su pueblo. Dnde est el que los hace subir del mar, y a los pastores de surebao?Dnde est el que pone en su interior [de l] su espritu santo?, el que hace marchar a la diestra de Moiss subrazo resplandeciente, el que hiende las aguas ante ellos para hacerse un nombre eterno...? El espritu de Yav loshizo descansar. As guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre esplndido (vv. 11-14).

    El texto hebreo no es claro en algunos momentos, pues parece retocado por lo singular de la tradicin all recuperada.No obstante se puede deducir que Moiss recibe el Espritu Santo de Yav en el paso del mar. Tambin Jess recibeel Espritu antes de pasar el Jordn, segn Jn. 1:32s (en el v. 28 Juan esta bautizando del otro lado del ro, pero luegoJess aparece de este lado). Se da nuevamente la tipologa Moiss/Jess. con preeminencia de ste que llega a latierra de la promesa (no as Moiss. como se sabe). A esta luz puede entenderse mejor la referencia al espritu en 6:63como el que da vida, e identificado con las palabras del propio Jess que son espritu y vida. nicamente Juan

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    describe el acto de morir Jess con la expresin entreg el espritu (10:30). A quin lo entrega? Al Padre, que luegolo dar a la comunidad de los discpulos (14:16s.26). No se esconde en estos pasajes la tipologa Moiss/Jess con elmotivo del espritu repartido sobre los ancianos o sobre la comunidad nueva? En 6:63 se anticipa