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El REALISMO ESCULTÓRICO ROMANO Y SU FUNCIÓN: EL
RETRATO Y EL RELIEVE HISTÓRICO
Augusto, (Julios) Claudio, (Claudios) Vespasiano (Flavios)
Antonino Pío, (s. II d.C.)Cómodo (s. I d.C.)
Constantino
Tetrarquía, (finales s. III)
RETRATO DE BRUTUS BARBERINI. S.I a.C. Del arte etrusco, Roma sacó el gusto por el realismo; de la influencia griega la
proporción y la belleza. Una tercera influencia será su propia costumbre y práctica religiosa de realizar las imágenes maiorum. Consistía en sacar un molde de cera del pater familias muerto. Esta imagen se guardaba en el atrio de la casa con el títulus en el que figuraban el nombre, título, cargo etc.
En los funerales se sacaban en procesión dichas máscaras portadas por los familiares. Era un culto ancestral propio del patriciado romano, (las familias más nobles y antiguas de Roma), una especie de culto a los manes o espíritus de los antepasados y como ejemplo para los jóvenes de la virtus de los romanos. Estas máscaras tendrían una enorme influencia en el realismo del retrato romano.
La escena representa a uno de estos patricios portando las cabezas de sus antepasados. Aparecen en esta escultura tres generaciones de la misma familia. El rostro de su mano derecha está apoyado sobre una palmera, símbolo de fertilidad o tal vez porque ocupó un cargo en Oriente.
La figura es una composición cerrada y simétrica y acusa cierta frontalidad. Sin embargo el equilibrio se rompe con el contraposto, la diagonal de las cabezas y los amplios pliegues de la toga.
Los rostros son de un elevado realismo: se busca la reproducción exacta, los defectos de la naturaleza, se trata de ver en ellos la huella que la vida imprime en las facciones del rostro.
Esta obra refleja la fusión de las corrientes helenizantes, (contraposto) con el realismo itálico y con una función política y propagandística encaminada a exaltar a la gens , (familia), manteniéndose fieles a la tradición de sus antepasados y asimilando a la persona que lleva las máscaras con los valores que adornaban a esos antepasados.
AUGUSTO DE PRIMA PORTA. 19 a.C. Es una estatua de mármol del emperador Octavio Augusto, vestido como
jefe militar arengando a las tropas. Es una copia encargada por su esposa, Livia, después de su muerte. Nótese
como va descalzo, como una divinidad, cuando la estatua original llevaría el calzado propio del ejército. Por tanto debió realizarse después de su muerte, una vez divinizado.
Estaba policromada, aunque el original, de broce u oro, no lo estuviera. Está pensada para colocarse junto a la pared, por tanto, tiene gran
frontalidad. Se supone que en la mano derecha lucía una corona de victoria que
mostraba a las tropas. A corona, la coraza y el paludamentum, (capa usada por los jefes militares) eran las insignias del poder imperial.
Es la primera vez que se adornaba la corza con relieves. Se conmemora la victoria sobre los partos, pueblo asiático. A derecha e izquierda aparecen, alegóricamente, las dos nuevas regiones incorporadas al imperio: Hispania y la Galia.
El Cupido montando un delfín recuerda el origen divino de Augusto quien, como miembro de la familia Iulia, se consideraba descendiente de Eneas, hijo de Venus.
Se inspira en el Doríforo de Policleto: expresiones parecidas y ambos se apoyan en la pierna derecha y doblan la izquierda, (contraposto). Sin embargo hay diferencias: tiene la cabeza más erguida y girada para mirar hacia delante y a lo lejos dominando con el gesto y la mirada el espacio frente a él, tal como corresponde al emperador.
Con este retrato se inauguraba la modalidad de retrato imperial de a pie; se convirtió en un prototipo a seguir.
Gran realismo, aunque exista idealización. Sin embargo nunca se sacrifican los rasgos particulares del individuo.
Más que frente a un retrato, que conserva, aunque idealizados, los rasgos del personaje, estamos frente a la representación ideal del príncipe que fue reproducida hasta la saciedad por todo el imperio yen diferentes funciones
ESTATUA ECUESTRE DE MARCO AURELIO. 173 d.C. Es una de las escasas obras en bronce procedente de la época y la única
muestra conservada de estatua ecuestre.
Debió de estar generalizada entre los emperadores la costumbre de levantar estatuas ecuestres para conmemorar sus glorias militares. Se los representaba con atributos militares en acto de pasar revista a sus legiones, extendiendo el brazo en señal de saludo. Aquí, tal vez, el brazo levantado fuera un gesto de clemencia hacia un bárbaro que pudo estar, en origen, entre los cascos del caballo.
La poderosa figura del caballo resalta la figura del emperador de Roma . Marco Aurelio, más flaco y espigado de como se le representa habitualmente, viste el manto de soldado. Sin embargo no viste coraza. Esto puede ser debido a que Marco Aurelio, tuvo una vocación filosófica, (estoicismo), predisposición hacia la paz y fue un emperador que fundamentaba su poder en el uso de la razón. Aparece más como un portador de la paz que como un héroe militar, (sin embargo pasó casi toda su vida en los campos de batalla, llevado a ello por su sentido del deber patriótico y circunstancias políticas)
Durante la dinastía de los Antoninos, se produjo una transformación de los retratos. Cada vez era mayor el distanciamiento con respecto a los modelos clasicistas. El nuevo estilo se evidencia en los rizos de la barba y del peinado, los claroscuros contrastados. Estos elementos se someten al propósito de mostrar un retrato psicológico del emperador como hombre sereno y pacífico. Esto es algo nuevo: la captación psicológica, dando lugar a un realismo moral aunque todavía algo idealizado.
El rostro irradia serenidad, mesura, sabiduría, clemencia. No es un militar poderoso sino más bien un hombre cansado y un filósofo desilusionado, de ahí su barba y pelo desgreñados y ojos medio cerrados.
El vigoroso y enérgico caballo contrasta y compensa la serenidad del emperador.
Esta escultura serviría de modelo a todas las esculturas ecuestres de la Edad Media y del Renacimiento e incluso del Barroco.
ARA PACIS AUGUSTO. S,Ia.C.
Conmemora el victorioso retorno de Augusto tras pacificar Hispania y la Galia. Augusto significó la vuelta a la estabilidad política y el comienzo de lo que se denomina la Pax Romana. Este altar de la paz, es encargado por el Senado Aparecen representadas varias escenas de la historia y la mitología de Roma como elogio a la figura del emperador.
La obra se enmarca en el amplio programa propagandístico del emperador destinado a exaltar a su persona.
Es un altar a modo de pequeño templo de forma rectangular, con el altar en el centro sobre un pedestal escalonado y un recinto a modo de muro. Tiene dos entradas, una de ellas con escalinata para los oficiantes del rito y otra para las víctimas.
El monumento presenta , al exterior, un muro dividido en dos frisos separados por molduras de grecas. En las esquinas, pilastras de tipo corintio sustentan el entablamento. Los frisos exteriores están decorados con relieves: el inferior con matas de hojas de acanto que se abren en espirales, (roleo), estilizadas. Lirios y racimos de vid acompañan esta flora que aparece poblada por una variada fauna de insectos, reptiles… Un paraíso natural acorde con la paz que se ha conseguido.
El friso superior muestra la procesión del año 13 a.C. en honor de la Pax Augusta. En el lado sur, los sacerdotes encabezan la comitiva, seguidos de los animales que serán sacrificados y un hombre con un hacha en la mano; tras ello, el general Agripa, el emperador Augusto y los restantes miembro de la familia imperial. En el lado norte, desfilan el Senado y las mujeres y niños de la corte de Augusto. Dos figuras femeninas en la procesión simbolizan Roma y la Paz. Todos los personajes se ordenan según su rango y, en el centro, Augusto como Pontífice Máximo.
A ambos lados de la puerta hay dos relieves: en uno, Marte observa, complacido, la loba capitolina amamantando a Rómulo y Remo; en el otro, Eneas (mítico fundador de la ciudad que más adelante será Roma) realiza un sacrificio, asistido por dos jóvenes romanos.
A su vez, en los flancos de la entrada aparece el relieve de Tellus, la diosa de la tierra, flanqueada por dos ninfas acuáticas y acompañada de sus hijos; en el otro, se encuentra la diosa Roma.
La sensación de profundidad se consigue agrandando las figuras u objetos más próximos al observador y dándoles mayor volumen. Con esta técnica se establecen distinciones jerárquicas al situar en primer término a los personajes principales y en segundo a los de menor relevancia; las figuras están dispuestas en dos o tres planos de profundidad.
El movimiento se expresa gracias a la gran variedad de posiciones que adoptan los individuos. El modelo es el de las Panateneas del Partenón, solo que éste representa una escena genérica, no un hecho histórico concreto como el del Ara Pacis.
El trato singularizados de los participantes es evidente en caracterizaciones como la de los sacerdotes, con la cabeza cubierta, o el niño que se agarra a Agripa reclamando ser cogido en brazos.
A pesar de cierta idealización, ancianos y niños muestran los rasgos propios de su edad, mostrados con gran realismo.
Al interior aparece un friso con guirnaldas y bucráneos, (representación de una calavera de toro que alude al sacrificio del animal)
El sentido propagandístico es claro. El relieve de Eneas hace alusión a que los orígenes de Roma y los orígenes de la gens Iulia están unidos. Justo a la vuelta aparece Augusto, de gran parecido a Eneas.
Estos relieves históricos son una declaración política. Los orígenes de Roma van ligados con los de la familia de Augusto y , al mismo tiempo, el triunfo de Roma y la paz alcanzada es el de esta familia.