8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
1/17
Ttulo
original: Freedom
nd
resentment nd other essays
Publicado en
ingls
por Methuen and Co.
Ltd., Londres
Traduccin de
Juan
Jos Acero
Cubierta
de
Mario
Eskenazi
J
edicin 1995
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la
autorizacin escrita
de
los
titulares
del
...Copyright ,
bajo las
sanciones establecidas en las
leyes,
la reproduccin
total
o
parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la
reprngraffa y el
tratamiento
informtico, y la distribucin de ejemplares
de
ella
mtHIIonte ulquller o prstamo pblicos.
e 1974
by
P.F. Strawson
e de
esta
edicin
Ediciones
Paids
Ibrica, S.A.,
Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelona, e
lnNtltuto de Ciencias de la Educacin
de In Universidad Autnoma
de
Barcelona,
OH Bolloterra
ISHN: no o
Ocpslto 11 1(111. B-n.898/1995
lmprc1No
cn
Novugrhflk, S.L.
1 .. 7 OKO 1 1 Bnreclona
lmprcNo Npnf\n l rlntcd ln
Spain
SUMARIO
Introduccin, Juan Jos Acero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
l Libertad
y
resentimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
2.
Moralidad social e ideal individual . . . . . . . . . . . . . . 69
Las Investigaciones filosficas de Wittgenstein. . . . . 93
4. Yo, mente y cuerpo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
S.
La valoracin esttica
y
la
obra
de
arte.
. . . . . . . . . .
151
6.
No es nunca
la
existencia un predicado?. . . . . . . . . 165
7. Sobre la comprensin de la
estructura
de nuestro
lenguaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
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2/17
,.......
1
LIBERTAD Y
RESENTIMIENTO
1
'
Hay filsofos que dicen no saber cul es la tesis del deter-
f minismo. Otros dicen, o dan a entender,
que
saben cu l es. De
entre
stos, algunos
-posiblemente
los
pesimistas-
afirman
que si
la
tesis es verdadera, entonces los conceptos
de
obli-
gacin y responsabilidad
moral
carecen
realmente de
aplica
cin y que las
prcticas
de castigar y culpar, de
expresar
con
dena
y aprobacin moral
estn
realmente injustificadas. Otros
-posiblemente
los optimistas-
afirman
que estos conceptos
y prcticas no
pierden en
absoluto su
raison
d'etre si
la
tesis
del determinismo es verdadera. Algunos sostienen incluso que
la justificacin de estos conceptos y prcticas precisa de la ver
dad de la tesis. Existe otra opinin que se escucha
con
menos
frecuencia:
la
opinin,
podria
decirse, del
genuino
escptico
moral. De acuerdo
con
ella, las nociones de culpa moral,
de
censura,
de
responsabilidad moral son confusas
en
s mismas,
y esto es algo que podemos ver' considerando las consecuen
cias
bien
de
la
verdad del
determinismo bien de su
falsedad.
Quienes propugnan
esta opinin
concurren
con
los pesimis-
,
tas en que
estas nociones carecen de aplicacin si el
nismo
es verdadero; y se
limitan
a
aadir
que
carecen
igual
mente de aplicacin si el determinismo es falso. Si se me pre
gunta a cul de estos bandos pertenezco, debo decir que al pri
mero de
todos
ellos: al de los
que
no saben
cul es
la
tesis del
determinismo. Pero ello no me
impide
sentir simpata hacia
dems
y
desear hallar una
frmula reconciliatoria. Siendo
acional, no deberia inhibir
la
ignorancia semejantes simpa
tas? Bien,
aunque
a
oscuras uno
tiene alguna idea,
alguna
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38
LIBERTAD Y RESENTIMIENT O
nocin del gnero de cosa de la que se habla. Esta conferen
cia quiere
ser un paso
hacia la reconciliacin; as
que
es pro
bable que a todo el mundo le parezca fruto ue
una
actitud obs-
tinada.
Ahora bien, en lo concerniente al determinismo, cabe la
posibilidad de .una reconciliacin entre posiciones tan clara
mente
opuestas
como
las de los pesimistas y los optimistas?
Bueno; podra
haber
una retractacin formal de una parte a
cambio de una concesin sustancial por
parte
de la otra . As,
supngase que se expusiera la posicin del optimista de la
siguiente manera:
(1)
que los hechos, tal y como los aprecia
mos, no
ponen de manifiesto que el determinismo sea falso;
(2) que los hechos, tal y como los apreciamos, proporcionan
una
base
adecuada
a
los
conceptos
y
prcticas que
el pesi
mista siente que se hallan en peligro de
ser
posible la verdad
\_del determinismo. Ahora bien, podra ocurrir que el optimista
estuviese
en
lo cierto
con
esto, pero que sea propenso a dar
una
explicacin
inadecuada
de los hechos tal y
como
los aprecia
mos, y de cmo constituyen
una
base adecuada de los con
ceptos y prcticas problemticos; que las razones
que
aduce
de la adecuacin de esa base sean ellas mismas inadecuadas y
que pasen por alto algo vital. Podra ser que el pesimista tuvie
se
razn
al ansiar
incorporar
esta cosa vital y que, llevado de
su
ansiedad, sintiera que tiene que
ir
ms
all
de
los hechos tal
y como los apreciamos; que sienta que la cosa vital queda garan
tizada
slo si, adems de los hechos,
tal
y
como
los aprecia
mos, existe el hecho ulterior de que el determinismo es falso.
No podra verse forzado l a una retractacin formal a caro
.bio de que se le hiciese
una
concesin vital?
I I
Permtaseme extenderme
muy
brevemente sobre este pun
to, slo
para
preparar el
terreno.
Algunos de los optimistas
en
lo que cqncieme al determinismo sealan la eficacia de prc
ticas como la del castigo, la condena y la aprobacin moral en
la regulacin del comportamiento de formas socialmente de-
LffiERTAD Y RESENTIMI ENTO
39
t
seables.
1
En el hecho de su eficacia, sugieren, hay una base ade
/: cuada
de estas prcticas; y ciertamente este hecho no muestra
' que el determinismo sea falso. A esto replica de inmediato el
'
pesimista que el castigo
justo
y
la condena
moral
implican cul-
/ pa moral, que la culpa implica responsabilidad moral y la res-
1, ponsabilidad moral implica libertad; y la libertad implica la
falsedad del determinismo.
,A
lo cual los optimistas acostum
bran a responder, a su vez, que es
verdad
que en
un sentido
estas prcticas requieren libertad, y que la existenca de liber-
, tad en este sentido es uno de esos hechos que apreciamos. Pero
libertad no significa aqu ms que ausencia de cierts con
diciones cuya presencia hara inapropiados la condena y el cas
tigo moral. Tienen ellos en mente condiciones
como
la coac
cin
de
los dems,
una
incapacidad innata,
demencia
u
otras
formas menos extremas de desorden psicolgico o la existen
cia de circunstancias en las que hacer otra eleccin sera moral
mente inadmisible o algo que excedera con mucho lo que cabe
esperar de un hombre. A esta
lista
se ven forzados a aadir
otros factores que, sin ser exactamente limitaciones de la liber-
" tad, tambin pueden hacer inapropiado el castigo o la conde
na moral o bien
mitigar
su fuerza: por ejemplo, algunas for
mas de ignorancia, error o accidente. Y afirman que la
razn
seneral
por
la que la condena o el castigo moral resultan ina
cuando
se hallan presentes estos factores es que las
prcticas en cuestin sern en general medios eficaces de regu
lar el comportamiento slo cuando estos factores
no
se hallan
presentes. Ahora bien, el pesimista admite que entre esos hechos
que apreciamos
se incluye la existencia
de
libertad,
de
casos
de
accin
libre, en el sentido negativo
que
el
optimista
reco
noce; y admite, o mejor insiste, que
la
existencia de libertad
en
,este
sentido
es compatible
con
la
verdad
del determinismo.
tU es entonces lo que el pesimista echa en falta? Cuando tra
ta de responder a esta
pregunta,
su lenguaje
tiende
a bascu
entre
lo
muy
y
lo muy poco
familiar.
2
As,
puede decir
l.
Vase P. H. Nowell-Smith, Freewill
and
Moral Responsability,
Mind,
LVII, 1948.
2.
Como ha
sealado Nowell-Smith
en su
artculo posterior: Determinists
and Libertarians,
Mind,
vol. LXIII, 1954.
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4/17
'r
40
LffiERTAD Y RESENTI MIENTO
lo
que resulta
muy
familiar- que el
hombre
a quien se cas
tigue, culpe o condene mora}mente
debe
realmente merecerlo;
y quizs
aada
acaritii.iacin que, al menos cuando se le cul
pa
por
una accin positiva en vez de
por
una omisin, la con
dicin
de que realmente merezca
ser
reprochado
es algo
que
va ms
all de
las
libertades negativas
que el
optimista
reco
noce. Es,
digamos,
una
identificacin genuinamente libre
de
la voluntad con el acto. Y es esta condicin lo que resulta incom
patible con la verdad del
El
optimista
convencional,
aunque
conciliador,
no tiene
por qu
renunciar
todava.
Puede
decir: Bien,
la gente
decide
a menudo hacer cosas,
realmente
intenta hacer lo que
hace,
sabe
realmente lo que est haciendo cuando lo hace; las razo
nes que piensan que tienen para hacer lo que hacen son sus
razones,
no
sus
racionalizaciones.
Tambin todo
esto
se
inclu
ye
entre
los
hechos tal
y
como
los apreciamos.
Si
es esto lo
que
usted quiere
decir
con l a identificacin de la volun
tad
con el
acto-,
entonces la libertad
puede
aceptarse
una
vez
ms. Pero tambin esta admisin
es
compatible con la ver
dad
de la tesis
determinista. Pues no se seguira de
esa tesis
que
nadie decida
hacer
nada;
que
nunca nadie
haga nada
inten
cionadamente; que sea falso que algunas veces la
gente
sepa
perfectamente
bien
lo que est
haciendo.
Yo
trat
de definir
negativamente la libertad. Usted desea darle un
aspecto
ms
positivo.
Pero vienen
a
ser
lo
mismo. Nadie niega
la
libertad
en ste o estos sentidos; y nadie afirma
que la
existencia
de
li
bertad en estos sentidos muestre que el determinismo sea falso.
Sin
embargo, es aqu donde puede ponerse de manifiesto
la
laguna
que
hay
en la explicacin del optimista. Pues cabe supo
ner
que el pesimista pregunte:
Pero,
por qu la libertad as
entendida
justifica
el reproche y todo lo
dems?
Usted dirige
contra
m
la cara negativa, primero, y la cara positiva, despus,
de una libertad
que
nadie
cuestiona.
Pero
la nica razn que
ha dado de las prcticas de condena y castigo moral, all don
de
esta
libertad
se halla presente, es
la
eficacia
de estas
prcti
cas
para
regular el comportamie nto de formas socialmente de
seables. Pero esta base no es suficiente, ni siquiera una
base
del
gnero correcto,
de
estas
prcticas tal
y como
las entendemos.
..
LIBERTAD Y RESENTIMIENTO
41
No
es
probable que, llegados
a este punto,
mi
optimista,
siendo del gnero de hombre
que es, invoque ahora una intui
cin
final sobr.e el caso. As que nada ms tiene que decir en
,.
realidad. Y
mi
pesimista,
siendo
del
gnero de
hombre que
es,
/ ' slo
tiene
una
cosa
ms
que
decir, a saber: que
la
admisibili
dad de
esas
prcticas, tal y como las
entendemos,
demanda
otro
gnero
de libertad: el gnero
que
precisa, a
su
vez, de la
falsedad de la tesis del determinismo.
Sin
embargo, no podra
mos inducir al pesimista a que renuncie a decir esto y a que
, permita al optimista
aadir
algo ms?
'J
,,;JI
111
:
1
He
mencionado el castigo y
la condena
y aprobacin moral,
y
es a propsito de estas prcticas o actitudes
que
se siente la
importancia del contencioso entre optimistas y pesimi$tas; o
si
uno
es un pesimista, entre deterministas y libertarios. Pero
no
es
de estas prcticas y actitudes de lo que me propongo
hablar en
primer trmino. Estas
prcticas o
actitudes permi
ten, si es que no implican,
un
cierto dU.tanciamiento de las
.acciones y agentes que son sus objetos.
1\l
menos
al principio
quiero hablar de algo ms: de las
no distanciadas
actitudes y
;eacciones
de las
personas directamente
implicadas
en
tran
sa,cciones recprocas;
de
las
actitudes
y reacciones de las
par
ofendidas y de sus beneficiarios; de cosas tales coino l4gra:-
lJ,ld,
el el peni.n, el amor y los
bm_dos."uizs algo
parecido
al contencioso entre
optimistas
y
pesimistas emerge tambin
en
este
terreno vecino; y
puesto
que en
este
terreno no son
tantos
los que discuten, la
cues
tin
podra
ser ms fcilmente
resuelta
aqu. Y si se
soluciona
en l, podra resolverse con mayor facilidad en ese otro terre
no atestado
de controversistas.
En gran parte,
lo
que tengo que decir consiste en lugares
co::mnes. As lenguaje, l?Les el de los t?picos,
ser.
bastante
ac1ent1fico y
poco
prec1so.v.Ellugar comun cen
tral
en el que quiero insistir es
a las actitudes que adoptan h:;\c.a nosotros otros
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
5/17
\
42 LIBERTAD Y RESENTI MIENTO
seres humanos y la gran medida en que nuestros sentimientos
personales
dependen
de, o
nuestras
creencias
acerca de
estas actitudes
e intenciones. No puedo
ofrecer
una
descripcin simple
del
campo
de fenmenos
en
cuyo centro se halla esta verdad tpica, pues el campo es dema
siado complejo. Es mucha la literatura dedicada a explorar sus
complejidades; y disponemos
de un
amplio vocabularioyara
este propsito.
Hay
estilos
que
simplifican su manejo de
una
forma general. As, como
hizo La Rochefoucauld,
podemos
poner
en
el centro de
la
imagen el
amor propio, la
autoesti
ma
o la vanidad y sealar cunto puede reconfortarle a uno la
estima, o herirle
la
indiferencia o el desprecio,
de
los dems.
Empleando
otra jerga, podemos
hablar
de nuestra necesidad
de
amor
y
de la
prdida
de seguridad
que resulta
de
que
se nos
retire; o,
en
otra todava, del respeto
humano
a
uno
mismo y
de su conexin con el
reconocimiento
de la libertad del indi
viduo. me resultan tiles slo en la medi
da
en
que tyudan a
subrayar
cunto nos
importa, que
las acciones
de
las otras
personas y en
parti
cular las de algunas reflejen hacia nosotros actitudes de bue
na voluntad, afecto o estima, por qua parte, o desprecio, indi
ferencia o malevolencia, por otraVSi alguien me pisa la mano
accidentalmente mientras est
tratando de
ayudarme, el dolor
podr
no
ser
menos
agudo
que
si
lo hace
con
despectiva des
consideracin de mi existencia o con el malvolo deseo de herir
me. Pero, en general, en el segundo caso sentir tipo y gra
do de
que no sentir
en el
primero. Si las accio
nes de
alguien
me
sirven
para
lograr
una ventaja que
deseo,
entonces me benefician
en
cualquier caso; pero si
su
intencin
es
que
me beneficien a causa
de una buena voluntad
general
hacia
m, sentir
con razn
una gratituJi
que
no
sentira en
absoluto si el beneficio fuese consecuencia incidental, no que
rida o incluso lamentada por l, de algn
plan
de accin con
un
objetivo distinto.V
Son
stos
ejemplos
de
acciones
que
otorgan
beneficios o
que infligen daos adems de los conferidos o infligidos parla
mera
manifestacin de la actitud
y
la intencin
mismas.
\/Tambin
habramos
de considerar
en cunto
de
nuestro
com-
'
,
'
LIBERTAD Y RESENTIMIENTO 43
portamiento el beneficio o el
dao
reside
principal
o entera
mente en la
manifestacin
de la
actitud misma. As sucede, de
una parte,
con
las buenas maneras y
con
mucho de lo que lla
mamos
amabilidad; y de otra,
con la
rudeza deliberada,
con la
indiferencia
estudiada
y
con
el insulto.
V
Adems del resentimiento y
la
gratitud, acabo
de
mencio
IW el perdn.
En
la filosofa moral del presente momento, este
tema est
bastante
poco de moda;
pero que
se
nos perdone
es
algo que a. veces pedimos, y perdonar es algo que a veces hace
mos:veedirser perdonados
es
en
parte
reconocer que la
acti
tud puesta de manifiesto
en
nuestras acciones era de tal ndo
le
que podra propiamente producir
resentimiento y
en parte
es repudiar
esa actitud
para el
futuro
(o cuando
menos
para el
futuro inmediato); y
perdonar
es aceptar el
repudio
y renun
ciar al
resentimiento.v'
V>eberamos pensar
que
son muchos los tipos diferentes de
re .cin que podemos tener
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6/17
--- - ..
.
\
44 LIBERTAD Y RESENTIMIE NTO
tener ante nuestras mentes algo que es fcil de olvidar en filo
sofa, especialmente en nuestro fro estilo contemporneo, a
saber:
cmo
es
en
realidad relaciones interpers.p
nales comunes, desde las
ms
ntimas a las ms casuales.
t
'
IV
' t
Una cosa es preguntar por las causas generales de estas acti
tudes reactivas a las que he aludido; otra es preguntar por las
variaciones a las que estn sujetas, por las condiciones parti
culares en que
parecen
naturales, razonables o apropiadas; y
una tercera es preguntar cmo sera, cmo
es,
no sufrirlas. No
me
ocupar apenas de la primera pregunta, pero s de la segun
da;
y puede
que
incluso
ms
todava de
la
tercera.
"\ Consideremos, entonces, situa- -
cion..es en las cuales una persona es ofendida o herida por la
accin de otra y en las que, en ausencia_de
consideraciones
especiales, puede esperarse de forma
n
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
7/17
46
LIBERTAD Y RESENTIMIEN TO
..
acci6n..bien siempn:
.
No nos
invitan
a ver la
accin
del agen
te de
un
modo que sea
consistente
con la plena retencin de
las actitudes interpersonales habituales y meramente incon
sistente
con
una
actitud
particular. Invitan a
ver
al agente mis
mo
a
una luz
diferente
de
aquella a la
que normalmente
vera
mos
a
quien ha
actuado
como
l lo
ha
hecho.
No me deten
dr en el primer subgrupo de casos. Aunque quiz susciten, a
corto plazo, preguntas anlogas a las que origine, a la larga, el
segundo
subgrupo,
podemos
dejarlas a
un
lado limitndonos
tan
slo a la sugerente frase No
era
l mismo, y hacindolo
con la
seriedad que, pese a
su comicidad
lgica, merece.
No
sentiremos resentimiento hacia la persona que es
por
la accin
hecha por la
persona que
no
es; o en todo caso sentiremos
menos. Usualmente
habremos
de
tratar
con
esa
persona en
cir
cunstancias
de
tensin
normal;
por
ello,
cuando
se
comporta
como lo hace en circunstancias de tensin anormal, no senti
remos lo mismo que habramos
sentido
si hubiese actuado as
en circunstancias
de tensin normal.
VEl segundo y ms
9..\le las normales,
pero no.uu:es.ema a Wl
agente
anormal
o
mo.r.;;Y,mente inmaduro.
El
agente era
l mismo,
pero
se halla deformado o trastornado,
era un
neurtico o simplemente
un
nio. Cuando vemos a
alguien a
una
luz
as,
todas nuestras actitudes
reactivas tien
den
a
modificarse
profundamente. Aqu
he
de moverme
con
dicotomas
toscas e
ignorar
las siempre
interesantes
e ilumi
nadoras variedades de cada caso. Lo que deseo
comparar
es la
(o
gama
de
participar
d,e._una relacin humana,
parte,
cnu lo que
poda
deno
minarse la actitud (o gama) objetiva (de actitudes)
hacia.un
ser
humano
diferente, de otra. Incluso
en una
misma situacin, he
de aadir,
ninguna
de ella
excluye
las
restantes; pero
son, en
un sentido
profundo,
opuestas
entre
La adqpcin
de la acti
tud.o.bj.etiya
bada
otro ser bumapo
consiste
en
verle,
cp1izs,
cqmo_l- 11
social.cQlllQ_.suj.etQa
lo. cp1e,
en
un
ll. JJY.ilffiPlio, . qu_e
ciertamente hay
que
tener
en_cuenta
..quiz,tomando.rnedi-
''
1
'
LlliERTAD Y RESENTIMIENTO
47
/
ai bien es.ULperfrasis..nn.es.car:actersticade los caso.s de.a ;ti
tud.objetiYa..La actitud objetiva puede hallarse emocionalmente
matizada
de mltiples formas,
pero
no de todas:
puede
incluir
repulsin o miedo,
piedad
o incluso amor,
aunque
no
todas
las
clases de Sin embargo, no
puede
incluir la
gama
de acti
tudes y sentimientos reactivos que son propias del compromi
so y
la participacin
en relaciones
humanas
interpersonales
con
otros;
no puede
incluir
el
resentimiento, la gratitud, el per
dn,
la
ira o
el
gnero de
amor
que dos adultos
sienten
a veces
el uno
por el
otro. Si
la
actitud de usted hacia alguien es total
mente
objetiva
entonces, aunque pueda pugnar con
l,
no
se
tratar de
una
ria;
y
aunque
le
hable
e
incluso sean partes
opuestas en una
negociacin,
no razonar con
l. A
lo sumo,
fingir
que est riendo
o
razonando.
Por lo tanto,
' lei.
a alguien como uu
ser defmmado
o tras
ta.r:nadon...compuJ.s.hr.Q_en su
cqmpqrtamiento,
o
como
liannente
des
gradado
en
las
en que s.e fo_rrnQ,
es
tender
en alguna
medida
a situarle al margen
des
reactivas de
participacin
nortl}al
por
parte
de
quien
as le
ve y, al
menos en
el mundq_c.JviH:z;aqo,
actitudes
objetivas. Pero hay algo curioso
que
aadir a lo dicho.
La
acti
tnd
ghjetjya no es slo algo
en
lo
que
naturalmente
tendamos
a caer en casos as,
en
donde las
actitudes participativas
se
encuentran
parcial
o
totalmente inhibidas
por
anormalida
des o
por
falta de
madurez. Es
algo de
lo que
se
dispone tam
bin como recurso en otros casos. Miramos con un ojo obje
tivo el comportamiento compulsivo del
neurtico
o
la aburri
da
conducta de
un
nio pequeo, pensando en l
como
si fue
se
un
tratamiento o
un
entrenamiento.
Pero
a veces
podemos
ver la col}ducta del sujeto normal y
maduro
con algo que difie
re muy poco de ese mismo ojo.
Tenemos
este recurso y a veces
lo empleamos:
como
refugio ante, digamos, las tensiones del
compromiso, como ayuda tctica
o
simplemente
por
curiosi-
dad
intelectual.
Siendo
humanos, en
una
situacin
normal
no podemos adoptar tal
actitud
por mucho tiempo
o del todo.
Si las tensiones del compromiso, por ejemplo, continan sien
do
demasiado grandes, entonces hemos de
hacer
algo ms: sus-
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
8/17
__
48
LffiERTAD Y RESENTI MIENTO
pender la relacin,
por
ejemplo. Pero lo
que
es
interesante por
encima
de
todo
es
la tensin que
existe en
nosotros entre
la
actjtud partis;igUjva y la actitud objetjw. Se siente
tentado
uno
a
decir que entre
nuestra humanidad
y
nuestra
inteligencia.
decir
esto
seria desvirtuar
ambas
nociones.
LL.a...que .he
u;titude
participacin
n.tMntles ante la bue
na
o
la
mala.vcluntad.o..anteJ.a.indiferencia.
deJos
dems, con
..forme se ponen de manifiesto
pregunta que hemos de hacernos
es:
Qu efecto tendra,
o
habria
de tener, sobre
estas
actitudes reactivas la aceptacin
de
la verdad de
una
tesis general del determinismo? Ms espe
cficamente, conducirla, o tendria que conducir , la aceptacin
de la
verdad
de
la
tesis al debilitamiento o al rechazo de tales
actitudes?
Significarla, o
tendra que
significar, el fin
de la
gratitud, el resentimiento y el perdn, de todos los amores adul
tos recprocos, de
todos
los
antagonismos
esencialmente
per-
sonales?
Ahora bien, cmo puedo
responder, e incluso
plantear,
esta
pregunta sin
conocer exactamente cul es la tesis del deter
minismo? Bueno, hay
una
cosa que s sabemos: que si hay
una
tesis coherente del determinismo, entonces debe
haber
un
sen
tido de determinado
tal
que,
de ser verdadera
la tesis,
todo
el comportamiento, cualquiera que sea,
est
determinado en
ese
sentido.
Recordando
esto
podemos considerar
al
menos
qu
posibilidades
se hallan formalmente
abiertas, y
entonces
veremos
quiz
que la
pregunta puede responderse sin conocer
exactamente
cul es la tesis del
determinismo.
Cabe conside
rar
qu posibilidades
estn
abiertas,
porque tenemos ya ante
nosotros
una
explicacin de las formas en que las
actitudes
reactivas particulares, o bien las actitudes reactivas en gene
ral, pueden
y a veces consideramos que debier an inhibirse. As,
ms arriba me
detuve
en
un
grupo de consi.deraciones
que
tien
den
a inhibir, y juzgamos que debieran inhibir, el resentimiento
en
casos concretos
en
los
que
un
agente
causa
una
ofensa,
sin
que
por
ellb inhiban
en
general las actitudes
reactivas hacia
ese agente. Obviamente, en
sentido
estricto no puede pensar
se
que
este
grupo de
consideraciones
sea pertinente para
res-
LIBERTAD Y RESENTIMIENTO
49
pondera
la preguntt. pues sta tiene
que
ver
con
las
actitudes
reactivas
en
general.fPero
el
resentimiento tiene un jnters par
ticular
as metece
la
pena atiadir
que
nunca se ha
afir
mado
que
sea
una consecuencia de la verdad del determinis
mo
cue
una
u
otra
de
estas
do quiera que un
agente ocasione
UD
dao ni
que
se sigue
de
la
verdad del
causa
.wulao. .
a..bien
igm;>rasimplemenJe qge de fuer:
za
mayor
para infligirlo a
regaadientes o bien.\.,
etc.
El pre
dominio de este feliz estado de cosas no seria una consecuen
cia del reinado del determini smo universal, sino del reinado de
la buena voluntad universal. No podemos, entonces, encontrar
aqu la posibilidad de
una
respuesta afirmativa a nuestra pre
gunta, ni siquiera
para
el caso
particular
del resentimiento.
A
continuacin
observ
que la
actitud
participativa
y,
en
general, las
actitudes
reactivas personales
tienden
a
dar
lugar,
y se juzga
por
la
gente
civilizada que habrian de dar lugar, a
las
actitudes
objetivas,
precisamente cuando
al agente se le
ve excluido de las relaciones humanas adultas ordinarias por
alguna anormalidad
psicolgica
profundamente enraizada
o
simplemente
por
ser
un
nio.
Pero
no puede
ser
consecuencia
de ninguna tesis que
no
sea ella misma a?focontradictoria que
la anormalidad es la con
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
9/17
50
LIBERTAD Y RESENTIMI ENTO
pasar. Por consiguiente, supongo que debemos decir que no es
en absoluto inconcebible que deba suceder. Pero
me
hallo fuer
temente
inclinado a pensar que, conforme somos, nos resulta
prcticamente inconcebible.
El
compromiso humana de.par
ti&ipacin
en
las relaciones jnterpersonales..ordinarias resulta,
c:ceo._demasiado
abar9\dQLY. sus
races
pro
en serio.d.pensamiento
de..que..una conviccin .terica general pueda cambiar
tanto
YJt interper
,sona.les. conforme las entendemos conientemente; y
encon
trarse implicados
en
relaciones interpersonales, segn las enten
demos corrientemente, es precisamente hallarse expuesto a la
gama de actitudes y
sentimientos
reactivos
que
est en cues-
tin.
He
aqu, entonces,
parte
de
la
respuesta
a
nuestra
pregun-
ta. Una objetividad sostenida en la actitud interpersonal, y el
aislamiento humano
que
llevara consigo,
no parece
ser algo
de
lo
que seamos capaces los seres humanos, incluso aunque
hubiese alguna verdad general que le sirviera
de
fundamento
terico. Pero no es esto todo.,Implcito
en
lo que antecede hay
un
punto ms que
ha
de hacerse explcito. Excepcionalmente,
he dicho, podemos tener vnculos directos
con
los seres
huma-
-nos..sill..que.e.Kista..gra.do alguno de compromiso personal,
tra
tndoles
s;mplemente como criaturas
jadas
segn.nnestms propios intereses los
de
nuestra
faccin
==e
incluso segn los suyos
propios-f.
En
el caso extremo del perturbado mental, es fcil apreciar la cone
xin entre la posibilidad de una actitud totalmente objetiva y
la imposibilidad
de lo
que entendemos por
relaciones nter
personales ordinarias)Dada esta segunda imposibilidad, no se
dispone de
ms
actitud
civilizada que
la de
ver a
la
persona
trastornada como
algo
que ha de ser comprendido
y contro
lado del
modo ms
deseable. Verle fuera del alcance de las rela
ciones interpersonales es ya, para la persona civilizada, verle
de
esa
manera.
Por
razones tcticas o de autoproteccin, pode
mos tener ocasin, temporalmente quiz, de adoptar
una
acti
tud fundamentalmente similar a
la
que adoptamos
ante un ser
humano
normal; es decir, concentrndonos
en compren-
LIBERTAD Y RESENTIMIENTO 51
der
cmo funciona, con
un
ojo puesto
en determinar la
tc
tica que habremos de seguir o en encontrar
en
fSa misma com-
prens in alivio a .las tensiones del compromiscf. Ahora bien, es
ciertamente verdadero que
en
el caso del sujeto anormal, aun
que
no
en
el del
que
no
lo es, el
que adoptemos
la
actitud
obje
tiva es consecuencia de que veamos al agente incapacitado para
y las relaciones interpersonales ordinarias en uno o en todos los
respectos.
Se
hallara, por lo tanto,
incapacitado
quiz por el
hecho
de
que
su
imagen
de la realidad sea pura
fantasa:
de
que,
en
cierto sentido, no vive
en
absoluto
en
el
mundo
real;
o por el hecho de que
su
comportamiento consista, en parte,
en una actuacin carente de realismo y dirigida por propsi
tos
de
los
que no
es consciente; o
por
el
hecho de que
sea un
idiota o un idiota moraL
Pero
hay algo ms que, por ser ver
: dadero,
no
es verdadero
con
la misma
certeza.
Y
es
que hay
un
sentido de determinado tal
que (1)
si el determinismo es ver-
t dadero, todo comportamiento se halla determinado en este sen
tal que
(2) ef
determinismo podra
ser
verdadero; es decir,
no sera
inconsistente
con
los
hechos tal
y como los aprecia
mos suponer que todo el comportamiento podra liallarse deter-
' minado en este sentido; y tal que (3) la adopcin por nuestra
t'
parte de la actitud objetiva hacia el sujeto anormal sera el resul
tado
de
aceptar
primero la creencia
de
que el comportamien
to, o
la
porcin pertnente del comportamiento, del
ser
huma-
'
no
en
cuestin
se halla
determinada
en
este sentido. Ni
en
el
( caso del sujeto normal, por tanto, ni en el caso del
anormal
es verdadero que,
cuando adoptamos una actitud
objetiva, lo
hacemos
porqu tengamos tal creencia. As pues, mi respues
ta tiene dos partes. La primera es que
uo
podemos vemos seria-
' mente a nosotros mismos adoptando hacia los otros una acti
1 tud
de
objetividad omniaharcadora como.resn]tado de ]a cou".
viccin la Y.erdad gel determinismo; y la
, ..G.que. uando de
en un
gso el QJI.e hagamos tal cosa no .es..consecueocia .de
una
convic;;,in
terica
_que podramos
deilQJ.llinar Deter7
minismo-.delcaso. concre to,
sino una
consecuencia
de
que,
por razones diferentes en diferentes casos, abandonamos nues-
tras actitudes interpersonales ordinarias.
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
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52
LffiERTAD Y RESENTI MIENTO
Podra decirse que todo esto deja
sin
respuesta la pregun
ta real y que
no
cabe esperar responderla sin saber exactamente
cul es la tesis del determinismo. Pues la pregunta real no es
una pregunta acerca de qu hacemos en realidad o de por
qu
lo
hacemos.
Es
una
pregunta
acerca de
lo
que
sera
racional
hafer
si el determinismo fuese verdadero,
una pregunta
sobre
la justificacin racional de las actitudes interpersonales ordi-
narias en
general. A esto responder, primero, que tal pregun-
ta podra parecer real nicamente a quien haya conspicua
mente dejado de captar el significado de la respuesta prece
dente:
el
hecho
de nuestro
compromiso humano
natural para
con las. actitudes interpersonales ordinarias. Este compromi-
so es parte del marco general de la vida humana, no algo que
se presenta ocasionalmente a revisin, cuando dentro de este
marco
se
presentan
a revisin
distintos
casos particulares. Y
responder, en segundo lugar, que si pudisemos imaginar lo )
que
no
est en
nuestras
manos
hacer, a saber: elegir
en
esteJ
1
asunto, podramos elegir racionalmente slo a la luz de una
estimacin de las ganancias y prdidas para la vida humana,
de su
enriquecimiento o de
su
empobrecimiento; y
la
verdad o
falsedad
de
una tesis general del determinismo no incidira en
la racionalidad de
esta
eleccin.
4
V
La razn
de ser de
que discutiramos las actitudes reacti
vas
en conjuncin,
o
en
falta de
conjuncin,
con la tesis del
4. La
pregunta,
entonces,
acerca de
la conexin
entre la racionalidad
y
la adopcin de la atitud objetiva hacia los dems est mal
planteada
do se hace que parezca dependiente de la cuestin del determinismo. Pero hay
otra pregunt a que debera hacerse, aunque slo sea para distinguirla de la que
est mal planteada. Completamente al margen del tema del determinismo, no
cabra decir que deberamos estar proporcionalmente ms cerca
de ser
cria
turas puramente
racionales, puesto
que nuestra
relacin
con
los
dems
esta
ra de hecho dominada
por
la actitud objetiva? Creo que esto es algo que podra
afim1arse, slo que
habra
que aadir,
una
vez ms,
que
si semejante eleccin
fuese posible, no sera necesariamente racional elegir ser ms purame nte racio
nales
de
lo que
somose
LffiERTAD Y RESENTIMI ENTO
53
determinismo
era la de
situarnos
ms cerca, si ello es posi
ble, de una posicin de compromiso en
un
rea donde el deba
te es mucho m,s corriente. No debatiremos ahora las actitu
des reactivas que sean esencialmente las
de
las
partes
ofendi
das
o las de los beneficiados. Discutiremos las actitudes reac
tjvas que DO
soD Di
esem:ial nj siquiera incideDtalmente, las
de
oJos
beneficiados pero que.
sgstendr
no obs-.
tante
estn
emparentadas con aquellas de las
tado. Hice del resentimiento el centro
de
la discusin prece
dente. Har de la ipdjgpaciP.moral-o,
en
trminos
ms
dbi
les, de la desaprobacin
mgral-
el
centro
de la presente.
Las actitudes que he discutido hasta ahora son
eseDcialmeDte reacciones a la cualidad
de
la voluntad
de
los
dems hcia ngso I:Qs.
tal y
como se
manifiestan
en su com
P9rtamienta:.asu buena
o
mala
voluntad. a
su
indiferencia o
a su falta
de
inters
As,
pues, el o lo que he lla
mado resentimiento .es UDa reaccin a la ofeDsa o a la
renci.a.
Las actitudes reactivas
de
las que me voy a ocupar po
dran
describirse como los anlogos comprensivos, vicarios,
impersonales, o generales de las actitudes reac
tivas ya tratadas. Son reacciones a las cualidades
de la
volun
tad
de los
dems, no hacia
nosotros
mismos, sino hacia
los
dems. A causa de
su carcter
impersonal o vicario, les damos
nombres diferentes. As, de qui en experimenta el anlogo vica
rio del resentimiento se dice
que
est indignado o
que adopta
una
actitud desaprobadora, o que est moralmente indignado
o que
adopta una
actitud
moralmente
desaprobadora. Lo que
tenemos aqu,
como
si dijsemos, es resentimiento en nombre_
de otro uno eD e) quenLeLpr:opio.inler.s.nila.pmpiadignidad
estn.implicados; y es este carcter impersonal o vicario de la
actitud, aadido a los dems, lo que le otorga la cualificacin
de moral. Tanto mi descripcin de estas
actitudes
como el
nombre que
les he
dado
son,
en
un respecto importante, un
poco equvocos. No es que estas actitudes
sean
esencialmente
vicarias
uno
puede
sentir p.or.su..prapiaparte
si.w:uue es.esenci al a ellas
Sin
embargo, conser
var el nombre por
lo que
sugiere, y espero
que
lo que haya en
l de equvoco se corrija de
aqu
en adelante.
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58
LIBERTAD Y RESENTIMIENTO
cierne es investigar,
como
previamente lo hicimos a propsito
de
las actitudes reactivas personales,
qu pertinencia podra
tener
una
tesis
general
del determinismo
para
sus
anlogas
vicarias. Una vez ms, las respuestas corren paralelas,
aunque
las
ir
considerando
en
un
orden
ligeramente distinto.
En
pri
mer
lugar,
hemos de notar,
al igual
que
antes,
que cuando
se
da
una
suspensin
de tal
o tales actitudes, no es
nunca
conse
cuencia
de
la creencia
de
que el
comportamiento en
cuestin
se halla determinado
en
ese sentido
en
que todo compor
tamiento podra estar determinado y
si el
determinismo
es
verdadero,
la
totalidad del
comportamiento
lo est . Pues
la
posibilidad
de que
nadie sepa lo
que
est haciendo o
de que
el comportamiento de cualquiera sea ininteligible
en
trminos
de propsitos conscientes,
la
posibilidad
de
que todos vivamos
en un
mundo
de engao
y
carezcamos de sentido moral,
es
decir, que no haya nadie capaz
de adoptar
actitudes autorre
activas y dems, no es consecuencia de ninguna tesis general
del determinismo. De hecho, para la suspensin de las actitu
des morales reactivas no se precisara de un sentido de deter
minado
como el que requerira
una
tesis general del deter
minismo. En segundo lugar, supongamos que se acepta, como
he argido, que no cabe
tomar en
serio el pensamiento
de
que
la conviccin terica
de
tal tesis general conducira al debili
tamiento completo de las actitudes reactivas personales.
Podemos
tomar en
serio,
entonces,
el
pensamiento
de que
semejante conviccin
una
conviccin que, de spus
de
todo,
muchos
han
tenido o dicen que tienen- conducira, sin embar
go,
al
total debilitamiento o repudio de las anlogas vicarias
de estas actitudes? Creo que un cambio en nuestro
mundo
social
que nos dejase expuestos a las actitudes reactivas personales
pero
no a
la
totalidad de sus anlogas vicarias,
que la
genera
lizacin del egocentrismo
anormal que tal cambio
supondra,
resulta
para
nosotros ms difcil
de entender como
posibilidad
real que el debilitamiento completo de
ambas
clases de acti
tud. Si
bien
hay
algunas diferencias necesarias y algunas con
tingentes
entre
los
modos
y casos
en
que operan ambas
cla
ses de actitud, o
en
que sus operaciones se inhiben,
sin
embar
go, en tanto
que
capacidades o predisposiciones humanas, se
LffiERTAD Y 59
mantienen o desmoronan a la par. Finalmente, a la pregunta
ulterior de si no sera racional, bajo la conviccin terica de la
verdad del deterrp.inismo, cambiar nuestro
mundo
de tal mane-
ra
que se suspendan en l todas estas actitudes debo responder,
como lo hice antes:
que
quien insista
en
esta
pregunta
ha
deja
do completamente de captar el significado de la respuesta pre-
i cedente, la naturaleza del compromiso humano que se halla
aqu involucrado: es
intil
preguntar si no sera racional
para
nosotros hacer
lo
que no
est
en nuestra naturaleza
(poder)
hacer. A esto debo aadir, como antes, que si estuviese abier
ta
por un
momento
la
posibilidad
de
semejante eleccin divi
na,
la
racionalidad
de
hacerla o
de rehusar
hacerla se hallara
determinada
por
consideraciones que no tienen que ver con la
verdad o la falsedad de la doctrina general que nos concierne.
Lo segundo
sera
simplemente irrelevante, lo
que
se hace ir
nicamente claro cuando recordamos que
para
aquellos que estn
convencidos, no obstante, de que la verdad del determinismo
convertira en racional esa eleccin siempre
ha
existido el obs
insuperable de explicar en trminos inteligibles cmo su
falsedad convertira
en
racional
la
eleccin opuesta.
Soy consciente
de
que, al
presentar
el
argumento como
lo
he
hecho -negando las siempre interesantes
variedades de
cada caso-- no he ofrecido sino
un
esquema, usando ocasio
nalmente
una
nada
refinada contraposicin entre
frases all
donde hay todo
un
laberinto
de
fenmenos.
En
particular,
la
simple contraposicin
entre las
actitudes objetivas, de una par
te, y las diversas actitudes contrastadas
que he opuesto
a las
primeras
debe parecer tan flagrantemente tosca
como
cen
tral resul ta ser. Para
Initigar algo esta tosquedad, as como para
reforzar una de mis afirmaciones centrales, permtaseme dete
...
nerme a mencionar algunas cosas que
tienen
un pie
puesto
en
' .cada
una de
estas clases
de
actitud
que
he comparado. As,
ni
los
padres ni
otras personas preocupadas por el cuidado y la
educacin de los nios pequeos pueden tener ninguna de estas
clases
de
actitud
de
una
manera pura
o
sin
cualificar.
Tratan
con criaturas que potencial y progresivamente son capaces
de asumir, y de
ser
objetos de,
la gama
completa
de
actitudes
humanas y morales,
pero
no
son
capaces
ni
de hacer
ni de ser
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
14/17
60
LIBERTAD Y RESENTIMIE NTO
una u otra cosa. Por consiguiente, el
trato con
tales criaturas
debe
representar
una
suerte
de
compromiso,
que
continua
mente cambie
de direccin,
entre
la objetividad
en
la
actitud
y
las actitudes humanas
plenas. Casi
sin darse cuenta,
los simu
lacros se convierten
en
actuaciones reales. El castigo de
un
nio
se parece y
no
se parece, al mismo
tiempo,
al castigo de
un
adulto. Supngase que tratamos
de
vincular esta progresiva
emergencia
del
nio
como
ser
responsable, en
tanto que
obje
to de actitudes no objetivas, a ese sentido de determinado e11.,
que, si el determinismo fuese una tesis verdadera, todo el com
portamiento podria estar
determinado; y
en
el que, si el deter
minismo
es verdadero,
todo
el
comportamiento est
determi
nado. De qu forma podra incidir semejante sentido de deter
minado
en la
progresiva modificacin de nuestras actitudes
hacia el nio? No seria grotesco concebir el desarrollo del nio
de forma que, a partir de una zona
en
la que su comportamiento
est determinado
en este sentido,
emerge
de
forma
progresiva
o
discontinua en otra en la
que
eso ya no
es as?
Cualquiera
que sea el sentido de determinado que se requiera
para
enun
ciar la tesis del determinismo, difcilmente podr ser uno que
deje
espacio
al
compromiso,
a
respuestas
ambiguas a la pre
gunta:
Est o
no
determinado
este episodio de su compor
tamiento?. Pero cuando
abordamos esta
temtica de los nios
pequeos, nos movemos en un terreno que es esencialmente
difuso, ur
rea
de
penumbra. Entrando
ahora en
una
cuestin
muy diferente,
consideremos
la tensin que preside
la
actitud
del
psicoanalista hacia su
paciente.
La
objetividad de su acti
tud, el que suspenda
sus habituales actitudes
reactivas mora
les,
se
ve profundamente
modificada por el hecho
de
que la
finalidad de la empresa es la de lograr
que tal suspensin sea
innecesaria o que no lo sea tanto. Aqu podemos hablar, y lo
hacemos
de
forma natural, de
restablecer
la
libertad
del agen
te. Pero el restablecimiento de
la
libertad significa
en
este caso
hacer
que
el
comportamiento
del agente
sea
inteligible en tr
minos
de
propsitos conscientes,
en
vez
.de
que
lo
sea en
trminos
de propsitos
inconscientes.
ste es el objeto de la
empresa; y en la medida
en
que este objeto se alcanza, la sus
pensin
o
la
semisuspensin
de
las
actitudes morales usuales
LIBERTAD Y RESENTIMIENT O
61
deja de juzgarse
necesaria
o
apropiada.
Y en ello vemos,
una
vez ms, la falta de pertinencia de ese concepto de estar deter
minado que debe
ser
el concepto central del determinismo.
Pues no podemos
estar
de acuerdo
en
que este objetivo es alcan
zable y
en
que
su
logro tiene estas consecuencias y,
sin embar
go, sostener
(1)
que el
comportamiento
neurtico est deter
minado
en un
sentido en que
-puede
que
as
sea todo el
comportamiento est determinado; y (2) que puesto que el com
portamiento
neurtico
est determinado
en este sentido,
las
actitudes objetivas
se consideran congruentes con
l. No, al
menos, sin acusarnos a nosotros mismos de incoherencia en
nuestra
actitud para con
el
tratamiento
psicoanaltico.
VI
Ahora podemos
tratar
de
colmar
la laguna que el pesimis
ta
halla en la explicacin
que da
el optimista del
concepto
de
responsabilidad moral, as como de las bases de la condena y
castigo moral; y de colmarla
con
los hechos que ya conoce
mos.
Pues, tal
y
como he observado, cuando
el
mismo
pesi
mista se
empea
en colmarla, pasa
por
alto los hechos con
forme los apreciamos y proclama que no puede hacerlo
en
abso
luto a no ser que el determinismo
sea
falso.
Sin embargo,
parte
del
sentido
de
los
hechos, tal
y
como
los apreciamos, se halla ciertamente presente en la mente del
pesimista. Cuand o su oponente, el optimista, asume la labor de
mostrar que
la
verdad
del
determinismo no sacudirla
los fun
damentos
del concepto de responsabilidad moral y de las prc
ticas de la
condena
y el castigo
moral,
se refiere caracteristi
camente, de
una manera ms
o
menos
elaborada, a la eficacia
de
estas
prcticas
para
regular el
comportamiento
de formas
socialmente deseables. Ests prcticas
tienen tan
solo el carc
de instrumentos tcticos, de
mtodos
de tratamiento indi
y de control El pesimista
rehsa aceptar
esta ima
.
gen; y
un
cierto elemento de
su
negativa tiene
tpicamente un
carcter puramente
emocional. Pues se siente llevado a decir,
entre muchas cosas ms, que la
humanidad
del ofensor mismo
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
15/17
62
LIBERTAD Y RESENTIMIENT O
se ve ofendida
por semejante
imagen
de su condena
y castigo.
Las
razones de su
rechazo
l a
explicacin
de
que
sienta
un
golpe emocional, as
como
conceptual- se
hallan
ya ante
nosotros. La imagen dibujada por los optimistas
ha
sido pin
tada en
un
estilo
apropiado
a
una
situacin que
se
entenda
dominada completamente por la objetividad de la actitud. Las
nicas nociones operativas invocadas en
esta imagen son
del
estilo de las de tctica, tratamiento y control. Pero una actitud
de objetividad omniabarcadora, que excluya las actitudes reac
tivas morales, excluye
al mismo tiempo elementos esenciales
de los conceptos de
condena
moral y de responsabilidad moral.
Es sta la razn del golpe conceptual. El
o)];lk ewodQWII,
ms
profundo, es
una
reaccin, no simplemente a
un
anlisis con
ceptual inadecuado, sino a la sugerencia de
un
cambio en nues
tro
mundo. He
observado
que
es posible cultivar
en
algunos
casos, y por diversas razones,
una
actitud exclusivamente obje
tiva all donde el objeto de la actitud no queda fuera del alcan
ce de las actitudes interpersonales y morales plenas a causa de
su inmadurez o anormalidad.
Y
la sugerencia que parece hallar
se
contenida en la
explicacin del optimista es que semejante
actitud debe
adoptarse
universalmente
hacia
todos los ofen
sores. A los ojos del pesimista, esto resulta chocante. Pero, esti
mulado
por
el golpe, sus ojos miran ms all. Sera difcil efec
tuar
esta
divisin
en
nuestras naturalezas. Si para todos los
ofensores, entonces
para
toda
la humanidad . Ms an, a quin
podra,
en un
sentido real, hacerse esta recomendacin? nica
mente
a los poderosos, a las autoridades. Y con ello los abis
mos parecen abrirse.
5
Sin embargo, confimiremos nuestra atencin al caso de los.
ofensores. Los conceptos que nos conciernen son los
de
res
ponsabilidad
con la
cualificacin de.
moral, de un
lado
- junto
con los de pertenencia.a
una.
comunidad
moral-;
los
de
demanela. indignacin, desaprobacin.y condena, toclJS
con la cualificacin
de
moral,
de
otro -adems del
de
caS
tigo-.
La
indignacin
y
la
resen-
5.
Vase J.
D.
Mabbott, Freewill
and
Punishment, publicado
en
Contem-
porarv British Philosoph:v.
3. serie, Londres: Allen & Unwin, 1956.
LIBERTAD Y RESENTI MIENTO
63
timiento.
tiendenainhibi.r,o
c::uando
me119s J l tar
buellil.Ynluntad.bacia el obje.ta..de .estas ac.titudes; tienden a
al menas.par
ciaLo
temporalmente
.Lo hacen as en
proporcin
a su fuerza;
y
su
fuerza resulta
en
general
proporcionada
al sentimiento de
magnitud de la
ofensa y al grado
en
que
la
voluntad del agen
te se identifica con ella o
en
que le
resulta
indiferente. (Estas
conexiones, desde luego, no son contingentes.) Pero tales acti
tudes de desaprobacin
e
indignacin son precisamente
los
correlatos de la demanda moral cuando se siente que
la
deman
da
ha
sido ignorada
.fJ.d.ewandw-
.es..tener la prop.eJJ.Sin.a.tales
actituds:.s ..A diferencia de la adopcin de actitudes objetivas,
adoptar
estas otras no entraa
que
a
su
objeto
no
se le consi
dere
miembro
de
la comunidad moraLLa
suspensin parcial
gy._e.
.
cacin.queellas entraan dda demanda olr9
deher a.aharrrs ele, si es posible. eLsufr imiento .es.,.ms bien.
.. __rn,ie...ml?r-.de
la
comunidad moral; slo que
como
miembro
que ha
llevado
a cabo una ofensa a
pesar
de las demandas que se le hacan.
As, pues, la disposicin a admitir que el infligir sufrimiento al
ofensor,
que
es
una parte
esencial del castigo, va de
la mano
de toda
esta
gama de actitudes de la que he estado hablando.
No
son
slo las actitudes reactivas morales hacia el ofensor las
que estn
en
cuestin
aqu. Debemos
mencionar
tambin
las
actitudes
autorreactivas de los ofensores mismos. As co
mo las actitudes reactivas hacia los otros se asocian, dentro de
institucin del castigo, a una disposicin a admitir
que
se
sufrimiento al ofensor , as.las....a.ctitudes autor rew;tivas
se asocian a la disposicin par.parte.delofensar a .admitir.ial
sin
desarrolladas reacciones (por.ejem.plo, la de
:resentimiento).que desarrollara.normalmente sise le
__
es decir, como.sid ijsemo.
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
16/17
64
LffiERTAD Y
RESENTIMIENTO
bien por parte del
ofensor
mismo bien por la de los dems,
estn siempre
o
comnmente
acompaadas o
precedidas
de
estallidos de indignacin o de punzadas de remordimiento;
tan
slo que tenemos uo cootinuo
.de
.. al
estas a
Ni en
absoluto
sugiero que
pertenece
a
este
continuo de acti
tudes la de que deberamos estar preparados a aceptar la inflic
cin
de dao a los ofensores de una forma que fuese indiscri
minada de
todo punto
o mediante
procedimientos
que supi
semos que fueran
totalmente
intiles. Por el
contrario,
s.alva
jes o la
utilidad
de
de
condena
JI;
.:;astjgo utilidadso.cial de
estas prcticas, en las J20p.e el
nfasis,
J?: ?. .
lo
est
en
cuestin ahora.
Lo
que
s lo est
es el
sentimiento
justificado
del
pesimista
de
que
hablar
ni
camente
en trminos
de
utilidad social es
dejar
fuera algo vital
nuestra
concepcin de estas prcticas. El elemento rital pue
restablecerse tomando .en.cuenta esa complicada
red
de acti
y
_una
de
la vida
oral, Jaly C()mO la
ente a la ac.titud de la objetividad. Slo prestando atencin
a esta gama de actitudes
podemos
recuperar de los hechos, tal
y
como
los apreciamos, el sentido de lo que queremos decir;
con
otras palabras, todo lo que
queremos decir
cuando, em
la
moral,
.
cul:v&.
condena
y
justicift
.
Pero lo recupe..t:f : 1J:OS de los
hecho_ conforme.) apreciamos. No tenemos que
ir
ms all
de ellos. Puesto que el optimista niega o
malinterpreta
estas
actitudes, el pesimista correctamente afirma
hallar
un hiato en
la explicacin
del
primero. Podemos ponernos
en su lugar y
superar
el
hiato
por l.
Pero,
a su vez, debemos
solicitarle al
pesimista la rendicin de
su
metafsica.
El optimista y el pesimista malinterpretan los
hechos
con
estilos muy diferentes. Pero en un sentido profundo hay algo
en
comn
en
las dos
interpretaciones. Aunque de formas
dife
rentes,
ambos
tratan de superintelectualizar los hechos. Dentro
de la
estructura
o
red
general de actitudes y sentimientos de
los
que
he estado hablando hay espacio
sin
fin
para
modificar,
LIBERTAD Y
RESENTIMIENTO 65
redirigir, criticar y justificar. Pero las cuestiones de justifica
cin son internas a la estructura o conectan entre s modifica
ciones a ella.
La
existencia general del
marco
mismo
de actitudes es algo que
se nos
da con el hecho de la sociedad
humana. Como
un
todo,
ni
pide
ni
permite
justificacin racio
nal externa. El optimista y el pesimista demuestran
por
igual
ser
incapaces,
aunque de formas
diferentes, de
aceptar
esto.
7
El estilo con que el optimista superintelectualiza los hechos es
el
de
un
empirismo
caractersticamente
incompleto,
el
de
un
utilitarismo de un nico ojo. Busca hallar una base adecuada
para ciertas prcticas sociales
en
sus consecuencias calculadas
y
pierde
de vista -quiz quiera perder
de
vista-las
actitudes
humanas
de las que estas prcticas
son
expresin.
Al
pesimis-
ta no se le escapan
estas
actitudes,
pero
es incapaz de
aceptar
el
hecho de que sean precisamente
estas
mismas
actitudes
las
que colman el hueco que
hay
en la explicacin del
optimista.
_A
causa
de ello, piensa
que
el
hueco puede
ser
rellenado
slo
si
se verifica
repetidamente,
en
todos
los casos en que
resulta
apropiado atribuir responsabilidad moral, alguna proposicin
metafsica general. Esta proposicin es
para
l
tan
difcil de
formular coherentemente y
con
pertinencia inteligible como
lo es se contradictoria determinista. Incluso cuando se encuen
tra una
frmula
(libertad contra-causal o algo por el esti
lo), toda,va parece que resta un hiato entre su aplicabilidad en
fos
casos
particulares
y
sus supuestas
consecuencias
morales.
A veces tapa este hueco recurriendo a una intuicin acerca
de la verdad
del
caso
una penosa baratija intelectualista que
llevar como amuleto
contra
el
reconocimiento
de su propia
humanidad.
Ni siquiera el escptico moral tiene
inmunidad
frente a
su
propia forma de querer superintelectualizar nociones como las
7.
Comprese esto con
el
problema de la justificacin de
la induccin.
El compromiso
humano con
la formacin inductiva de creencias
es
original,
natural,
no
racional (no irracional), algo que
en
forma alguna
podemos
elegir
o a lo que
quepa
renunciar. Sin embargo, la crtica y la reflexin racionales
pueden refinar los cnones y
su
aplicacin, proporcionar reglas para juzgar
sobre la
causa
y el efecto. Desde que
Hume pusiera
en claro los hechos,
la
gente se ha resistido siempre a aceptarlos.
'
8/10/2019 Strawson - Libertad y Resentimiento
17/17
66
LIBERTAD Y RESENTIMIENTO
de responsabilidad, culpa y censura moral. Aprecia que
la
expli
cacin del optimista es
inadecuada
y que
la
alternativa liber
taria del pesimista es inane; y
no
halla otro recurso que afirmar
que las nociones en cuestin son confusas en s mismas, que
la culpa es metafsica. Pero la metafsica
estaba
en
el ojo del
metafsico. Es una lstima
que
haya cado en desgracia hablar
de los sentimientos morales. El trmino sera
un
buen
nombre
para esa red de actitudes humanas
en
el reconocimiento
de
cuyo
carcter y lugar estriba, sugiero, la nica posibilidad de
que
las partes en disputa se reconcilien entre s y con los hechos.
Hay en
el presente factores
que
se suman,
de
una
forma
ligeramente paradjica, a la dificultad de llevar a cabo este reco
nocimiento. Estas mismas
actitudes
humanas,
en su desarro
llo y en la variedad de sus manifestaciones, han llegado a ser
en
una
medida
cada
vez
mayor
objeto de estudio
de
las cien
cias sociales y psicolgicas; y este crecimiento de la autocon
ciencia
humana, que podramos esperar
que
redujera la difi
cultad de su aceptacin, la aumenta de
hecho
de varias mane
ras. Un factor de importancia comparativamente menor es
una
mayor conciencia histrica y antropolgica de
la
.gran diversi
d d
de
formas que
pueden
asumir estas actitudes
humanas en
diferentes
momentos
y diferentes culturas. Esto
hace
que uno
sea
con
razn cauteloso a la hora de propugnar que haya for
mas
local y temporalmente prominentes de estas actitudes que
sean
rasgos esenciales del
concepto
de
moralidad
en
general.
Sin
duda, mis propias descripciones de las actitudes humanas
han reflejado en alguna medida rasgos locales y temporales de
nuestra propia
cultura.
su
diversidad no
\
debera impedimos
reconocer
tambin
que,
en
ausencia
de
cualesquiera
formas
que tengan
estas actitudes, es dudoso que
(
reste algo que
podamos nosotros
hallar inteligible
como
siste
ma de relaciones humanas, como sociedad factor
muy diferente y de mayor importancia es que los estudios psi
colgicos nos han hecho desconfiar con razn de muchas mani-
festaciones particulares de las actitudes
de
las
que
he
hablado.
stas son una esfera
fundamental del
autoengao, la
ambi
gedad, la sospecha, la transferencia
de culpa, el
sadismo
inconsciente y dems. Pero sera
una
horrible exageracin, sos-
LIBERTAD Y RESENTI MIENTO
67
pechosa
en
s misma, que el lado brumoso de los hechos nos
incapacitara para
reconocerlos,..- Finalmente, el prestigio de
estos mismos estudios tericos quiz sea el factor ms impor
tante de todos. Ese prestigio es grande y tiende a
hacemos
olvi
dar que
en
filosofa,
aunque
sea tambin
un estudio
terico,
tenemos que tener
en
cuenta los hechos en
todas
sus implica
ciones; que no hemos de suponer que, como filsofos, se
nos
exige o permite considerarnos a nosotros mismos,
en tanto
que
seres humanos, separados de las actitudes que, en tanto que cien
tficos, estudiamos con distanciamiento.
En
forma alguna nie
ga
esto
la
posibilidad y la deseabilidad
de
que se confiera
una
nueva direccin a, o de que se modifiquen, nuestras actitudes
humanas a
la
luz de estos estudios. Pero podemos razonable
mente
considerar improbable que
una
progresivamente mayor
comprensin
de ciertos aspectos de nosotros
mismos
conduz
ca a la desaparicin total de esos aspectos. Quiz no sea incon
cebible que
suceda; y
quiz
se cumplan entonces los sueos de
algunos filsofos.
Si modificamos suficientemente e s decir, radicalmente-
el
punto de
vista del optimista, el suyo ser el correcto. Est
lejos de
ser un
error subrayar la eficacia de todas esas prcti
cas, que expresan o manifiestan nuestras actitudes morales, al
regular el comportamiento en formas
que
se consideran desea
bles; o aadir que
cuando
ciertas
de
nuestras creencias acerca
de
la
eficacia
de estas prcticas resulten ser
falsas,
entonces
podremos tener
una
buena razn para
abandonarlas
o modi
ficarlas. Lo que s es
un
error es olvidar que estas prcticas,
el
modo
en
que
las recibimos
las
reacciones
ante
ellas-, son
realmente expresiones de nuestras actitudes morales y no mera
mente mecanismos que empleamos de forma calculada con
fines regulativos. Nuestras prcticas no se
limitan
a explotar
nuestras naturalezas; las expresan. De hecho, la comprensin
misma del tipo de eficacia que tienen estas expresiones de nues
tras depende de que recordemos esto. Cuando lo hace
mos, y modificamos
en
consecuencia
la
posicin del optimis
ta, corregimos simultneamen te sus deficiencias conceptuales
y prevenimos los peligros que parece
entraar, sin recurrir
a
la oscura y alarmante metafsica del libertario.