William Barclay El Padre Nuestro[1]

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Este libro es una traduccin de The Plain Man Look at Lords Payer William Barclay, 1974. Tradujo al castellano Jean Galbraith Citas tomadas de la Biblia de Jerusaln 2

ndiceIntroduccin Captulo 1 Captulo 2 Captulo 3 Captulo 4 Captulo 5 Captulo 6 Captulo 7 Captulo 8 Eplogo Un pueblo que ora El Padre nuestro Santificado Sea Tu Nombre Vnganos tu Reino Hgase Tu voluntad El Pan nuestro de cada da Perdn La tentacin 5 9 25 44 59 74 85 95 107 120

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El Padre NuestroWilliam BarclayIntroduccin Qu puedo decir? Muchas veces, cuando ramos chicos y tenamos que redactar una carta bamos a nuestros Padres o a alguna otra persona mayor y de preguntbamos: Qu puedo decir?. Y muchos de nosotros, en realidad casi todos, seguimos as toda la vida. En oriente el escritor de cartas era una figura profesional. Se sentaba la en su pequeo escritorio con un tintero y su lapicero y si alguien tena que escribir una carta recurra a l. La gente necesitada que alguien le dijera que decir. En nuestros pases podemos entrar a un negocio y comprar humano al de cmo escribir cartas, y una gua donde habr modernos de cartas que nos pueden indicar qu decir segn la ocasin. Cuando preguntamos: Qu puedo decir? no queremos en realidad decir exactamente eso. Sabemos bien qu queremos decir. Quizs queramos agradecer un regalo o un gesto; quizs quedamos solicitar ayuda o informacin; quizs queramos enviar un mensaje de paz, de buena voluntad o de amor; quizs queramos enviar nuestros buenos augurios o nuestro psame uno es las felicitaciones o hasta nuestras quejas. Esto al menos lo sabemos. El problema de la mayora no es saber qu decir si no como decirlo. Son muy pocas las personas que son realmente explcitas; a la mayora de resulta muy difcil 5

poner en palabras lo que piensan y ms difcil an poder en palabras lo que sienten. Aqu quiere saber y pregunta: Qu pudo decir? No le es de mucha ayuda que le contestan sintate nada ms y escribe. Esto es justamente lo que no puede hacer. Este es precisamente su problema. Quiere saber cmo poner en palabras y escribir lo que sabe qu quiere decir. Es lo mismo que hacer un discurso. A veces alguien que tiene que hacer un discurso en una fiesta de casamiento o en algn otro acontecimiento le pide a alguien ducho en pronunciar discursos: tengo que decir un discurso en un casamiento. Qu puedo decir?. l sabe bien que quiere transmitir sus buenos augurios, pensamientos amables y felicitaciones suyas y de otros, pero su problema es cmo hacerlo, como comenzarlo, y no le es de ninguna ayuda que alguien le diga: ponte nada ms de pie y habla. Cuando alguien tiene con esta solicitud: Qu puedo decir? hay dos maneras en que se le puede ayudar. El que ayuda puede simplemente dictarle la carta un discurso para que le escriba o puede escribrselo para que lo copie. Ese es una manera de ayudar, pero no es la mejor, porque si le ayuda de esa manera, la carta ser del otro lo mismo que el discurso. Sin duda dir todo lo adecuado y necesario, pero puede estar dicho de una manera y usando un estilo que la persona que solicit ayuda no habra usado nunca. Faltar el toque personal e individual. Pero hay otra forma de ayudar. En vez de darle una carta o un discurso ya ha hecho a la persona que necesite ayuda, para que lo repita un lo copie, se le puede dar un bosquejo, un modelo, que ser una gua a travs de la cual podr expresarse 6

a su manera. Esta forma es mucho mejor porque as puede decir lo que quiere correctamente y a su propia manera. Pas exactamente esto entre Jess y sus discpulos con respecto a la oracin. Ellos queran orar; saban cules eran sus necesidades y deseos; saban que Dios les poda dar lo que queran; pero no saban cmo orar. Maestro le dijeron ensearnos a orar (Lucas 11:1). Cuando oris, dijo Jess, orar as, y les ense el Padrenuestro (Lucas 11:2; Mateo 6:9). Pero lo que hizo fue darles un modelo de oracin ms que una serie de palabras que deban repetir, como nios que dan una leccin. La experiencia de los discpulos era de muchos de nosotros. Queremos orar porque sabemos que necesitamos de Dios. Pero no sabemos cmo empezar; no sabemos qu decir. Y Jess, as como se lo dio a sus discpulos, no da en el Padrenuestro, no slo una oracin para repetir sino una oracin para que sea el modelo de nuestras oraciones. Y el modelo es muy sencillo y fcil de comprender. En el Padrenuestro Jess nos dice: Cuando ores, Recuerda que Dios es tu Padre y tu reino y que por lo tanto vas a Aqul en quien se combinan por igual el Amor y el Poder. Cuando ores, No vacile es en decirle a Dios cules son tus necesidades cotidianas. Cuando ores, 7

No te olvides nunca de colocar el futuro desconocido y todos sus peligros en las manos de Dios. En el Padrenuestro, en respuesta a la solicitud de sus discpulos, Jess les dio a ellos y nos da a nosotros una oracin que es, a la vez una oracin que podemos usar, un modelo para cualquier oracin.

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Captulo 1Un pueblo que oraNada ms natural que uno de sus discpulos se acercaran a Jess y le pidiera que le enseara a orar (Lucas 11:1), porque los judos se caracterizaban por ser un pueblo que oraba. Se presentaron ante Dios con la confianza absoluta de que Dios querra sus oraciones y que Dios los escuchara. El Santo, decan los rabinos, anhela las oraciones de los justos. Cercano est Yahvh de aquellos que le invocan, (Salmo 145:18). Y hacia Yahvh gritaron en su apuro, y l los libros de sus angustias (Salmo 107:6). me llamara y le contestar, dice Dios del hombre santo, (Salmo 91:15). Es por eso que debemos considerar la herencia juda que haban recibido los discpulos de la oracin antes que las enseanzas y el ejemplo de Jess. Los judos no dudaban jams del poder que tena la oracin. La oracin es el arma de la boca, decan los rabinos, es poderosa. Los judos no dudaban que el odo y el corazn de Dios estuvieran abiertos a la oracin de todos sus hijos. Todos son iguales cuando oran ante Dios, mujeres y esclavos, sabios y tontos, pobres y ricos. Aunque todos, del mundo entero, orarn al mismo tiempo, Dios oira la oracin de cada uno. Citaban el versculo: aqu se debe la alabanza, oh Dios, en Sin (Salmo 65:2). Y despus decan: Un rey humano puede escuchar lo que dicen dos o tres o personas a la vez, pero no poda escuchar a ms; en cambio no ocurre lo mismo con Dios; 9

la humanidad entera podra orar y El los escuchara a todos simultneamente. Los odos humanos se cansan de or; pero los odos de Dios no quedan nunca saciados. Las oraciones de los hombres no lo cancin jams. Tampoco se cansa Dios, jams, de que sus hijos lo visiten. Dice una parbola rabnica: un hombre visita a su amigo y ste lo saluda cordialmente y lo invita a sentarse a su lado, en el sof. Viene otra vez y el amigo le ofrece una silla. A la siguiente vez le ofrece un banquito. Viene por cuarta vez y el amigo le dice: el banquito est lejos no lo puedo alcanzar. Pero Dios no es as. Cada vez que Israel golpea a la puerta de la casa de Dios es Santo se regocija, como est escrito: qu gran nacin tiene un Dios que est tan cerca de nosotros como el nuestro, cada vez que recurrimos a l? para un hombre las visitas de su amigo pueden ser cada vez menos gratas, hasta que llegan a ser una verdadera molestia, pero nunca sucede esto con Dios. Cuando ya haba sido destruido al templo en el ao 70 antes de Cristo y cuando los sacrificios se haban vuelto imposibles para los judos, la oracin lleg a ser el sacrificio y la ofrenda supremos; era un antes que eso haba muchos rabinos que habra sostenido que la oracin es ms grata los ojos de Dios que el sacrificio. Dios le dijo a Israel: Sed asiduos con respecto a la devocin, pues no existe mayor calidad que la oracin. La oracin es el mejor de todos los sacrificios. En el reglamento de sacrificios dice: si alguno tuviese un buey que ofrezca un voy; si no que ofrezca un ciervo, o un cordero, o una paloma; y si no tuviera una paloma que ofrezca una medida de harina. Y si ni siquiera tuviera una medida de harina que no traa nada, pero que venga con una oracin.

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Tal como lo vean los maestros judos, la oracin debe ser constante, y no solamente cuando se necesita algo. El Talmud utilizar a manera de ilustracin, lo que dice Eclesiasts: honra al mdico antes que requiera su servicios, y luego comenta: el Santo dice: as como me corresponde a m hacer caer la lluvia y el roco para que crezcan las plantas que sustentarn al hombre, a vosotros os corresponde orar y adorarme segn mis obras; no debis decir: Tengo todo lo que necesito, para qu voy a orar? Cuando llegue la desdicha entonces vendr y suplicar. Anticpate y obra antes que llegue la desdicha. La oracin no es tanto una splica de emergencia en un momento de necesidad como una conversacin contina, no interrumpida y un compaerismo con Dios. Friedlnder describe, de una manera muy hermosa, los sentimientos del corazn qu hacen que una persona ore. Debemos tomar todo lo que tenemos en nuestros corazones y presentarlo ante Dios. De esta forma no vemos obligados a examinar los deseos de nuestros corazones, para ver que no contengan nada indigno. La oracin tienen efectos saludables de purificar, perfeccionar y ennoblecer nuestro corazn. A oriente a los pensamientos malos y nos ahorra, por lo tanto, mucho dolor y afliccin. Veamos, entonces, como lo expresa Friedlnder a su pueblo, como debern ser los sentimientos del corazn que el habremos de traer Dios. Deberamos traer nuestro amor. Bendecir a Yahvh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza (Salmo 34:2). Abre, Seor, mis labios y publicar mi boca la tu alabanza (salmo 51: 17). Deberamos, sin duda, traernos la gratitud y nuestro agradecimiento. gracias te doy, porque me has respondido (salmo 118: 21). Mas yo con voz de accin de gracias te 11

ofrecer sacrificios (Jons 2: 10). Como lo explicaba uno de los rabinos: Aunque se suspendieran todo a las oraciones, jams se suspenderan las oraciones de gratitud. Sin embargo debemos tener cuidado de agradecerle a Dios por las cosas que corresponden. No te alegres cuando cae tu enemigo. El talmud tiene un pasaje hermoso: Los ngeles quisieron cantar alabanzas a Dios del edad los egipcios hablaban en el mar, y Dios nos rega al decirles: voy escuchar vuestros y los del las mis hijos perecen ante mi vista?. Segn el punto de vista de los maestros judos nadie puede agradecerle a Dios por la desdicha de otros. Siempre, al orar, se debe tener en cuenta la santidad de Dios. Por ms que alguien venga Dios con amor, con fe, con confianza debera haber esa reverencia que evitar una familiaridad indebida por parte de la criatura ante su creador. "En su oracin", dijo el rabino Simn "la persona debe pensar que la Shechinah (i.e. La gloria de Dios) est antes que l". Cuando alguien tiene en mente la santidad de Dios mientras ora debe, necesariamente, tener otras dos cosas en mente. Debe tener el deseo de obedecer y de agradar a Dios. Cun dulce al paladar me es tu promesa, dijo el salmista, ms que miel a mi boca!. Mi lengua repita tu promesa, pues todos tus mandamientos son justicia (Salmo 119:103,172). Debe tener el temor ofender a Dios. Es slo el de manos inocentes y corazn puro quin puede subir al monte de Yahvh (Salmo 24:3,4). Es la determinacin del salmista: mis manos la buena inocencia y ando entorno de tu altar (salmo 26:6). Sobre todo, en oracin presentamos toda nuestra debilidad ante la fortaleza de Dios. Sabemos perfectamente acerca de la inseguridad de la vida, de la manera en que la luz se puede transformar, de repente, en obscuridad. Sea Yahv ciudadela 12

para el oprimido, ciudad en los tiempos de angustia! (Salmo 9:10). Como estaba expresado en el talmud: An cuando el filo del espada de tocar el cuello a alguien, aun entonces no debe abandonar su fe en la oracin a Dios. Confa en el Seor y vuelve a orar. Y existen an otras cosas que debemos tener en cuenta del pensamiento judo de la oracin para poder ver con mayor claridad la herencia que ya posean los discpulos antes de que Jess les enseara a orar. Gran parte de la oracin era de contricin. La puerta de las lgrimas no se cierra jams. Aunque no pueda traer ninguna otra cosa la congregacin, puede llorar y orar y Dios la recibir. Los judos le atribuyen un poder extraordinario a la oracin de contricin. Al judo siempre lo fascinaba lo que podramos llamar la paradoja de Dios. Los mandatos de Dios son inmutables; sus leyes son inviolables; sus juicios son inevitables. Parecera, de ah, que la condenacin de Dios del pecador fuera completamente inalterable. Y sin embargo permanece cierto el hecho de que existe tal cosa como la maravilla de la misericordia de Dios. El judo crea literalmente que la oracin del corazn contrito poda transformar la ira de Dios en misericordia de Dios. En qu se parece la oracin de los justos a un rastrillo? As como un rastrillo remueve los cereales, la oracin de los justos fe mueve el atributo de la misericordia. Una vez, cuando el rabino Ismael era sacerdote, entr al santuario ms ntimo para quemar incienso. All vio a Dios, y le or, Que sea tu voluntad que t misericordia domina tu vida, y Dios inclin su cabeza en seal de asentimiento. Quizs la figura ms asombrosas de toda la literatura religiosa juda edad de Dios orando a s mismo para 13

que prevalezca su misericordia. Rab dijo que la oracin de Dios era: Que sea mi voluntad que mi compasin pueda vencer a mi ira, y que pueda prevalecer sobre mis atributos de justicia y juicio, y que pueda tratar a mis hijos segn mis atributos de compasin, y que yo no proceda con ellos segn la lnea estricta de justicia. Israel Abraham cita las estrofas de Solomon Ibn Gabirol en su Royal Crow, El himno ms inspirador despus del salterio: De ti vuelo a ti. Esta es, por cierto, la forma ms vivida de decirle que a Dios no le cost nada perdonar pecados. La oracin suprema es siempre la oracin de la comunidad. La oracin de un solo individuo tiende a ser o corre el riesgo de ser, egosta; y por lo tanto la oracin suprema de la oracin de la comunidad de la cual uno no debe apartarse. Israel slo encontrar su redencin cuando forme un solo bando: cuando estn todos unidos recibir la presencia del Shequinah. Es slo quien participa de los problemas de la comunidad, como particip moiss de las aflicciones de sus Hermanos, quien ver el consuelo de la comunidad. Cuando los justos se encuentran a punto de morir no piensan en sus propias preocupaciones si no en las necesidades de la comunidad. Cuando se le comunic a moiss que deba morir (Nmeros 27: 12-14), su preocupacin inmediata no fue por s mismo, sino de que Dios nombrar a otro jefe que lo remplazar. Es posible que el ejemplo ms extraordinario de esta forma de pensar se encuentre en extraa oracin rabnica: Que la oracin de los viajeros no llegue ante tu presencia, oh Seor. La idea es que el viajero podra estar pidiendo tiempo bueno cuando el pas entero necesita lluvia. No es que el pensamiento judo condenar o no tuvieron en cuenta la oracin personal y privada, lejos de esto; simplemente es que los judos sentan 14

horror por el egosmo en la oracin, de aqu que enfatizaban la necesidad de orar dentro de y con la comunidad. Podemos ver que las palabras yo, me, mi y mo no parecen en el padrenuestro. Los judos crean firmemente que deba haber perseverancia en la oracin. Moiss si guin orando por la misericordia de Dios, aun cuando Dios le deca: Basta ya! No me vuelvas hablar de eso (Deuteronomio 3: 26). Cunto menos deberan desistir otros cuando sus oraciones no son contestadas! Despus del pecado del becerro de oro Moiss intercedi por Israel durante 40 das (Deuteronomio 9: 18,25). La los rabinos cuentan como Ezequas, en su lecho de muerte, no dej de orar, aun cuando Isaas de anunci, en nombre del Seor, que deba morir y no vivir (Isaas 38: 1-5). Tenemos una tradicin familiar, le dijo al profeta, aun en el caso que haya una espada filos a en el cuello de alguien, este no debera dejar de anhelar la misericordia. La oracin, el arrepentimiento y la limosna son las tres cosas que pueden dar lugar hasta que un decreto de Dios sea rescindido. Los judos no consideraban que hubiera nada de malo o fuera de lo normal en suplicar la Dios. Aunque las oraciones se ofrezcan perseverante y persistentemente, no obstante, se deben ofrecer con humildad. La persona que oraba aclaraba siempre que no quera nada que no fuera la voluntad de Dios. Que tengas a bien conceder; haz lo que considera es bueno, solos comienzos clsicos de las oraciones. Aprend a decir: todo lo que hace el todopoderoso lo hace para nuestro bien. Nadie debe orar y esperar una respuesta cmo se tuviera derecho a la misma. Una oracin arrogante es una abominacin. Existe un dicho curioso: el hombre est expuesto a tres pecados por 15

da, a los malos pensamientos, fiarse de las oraciones y a la calumnia. El que ora pensando que merece una respuesta no la obtendr. La idea es que puede haber una confianza tal que llegase una suposicin arrogante que Dios debe complacer a los que oran. La respuesta a una oracin es siempre una gracia, nunca un derecho. Nunca ha das de duracin un reclamo fijo, ni una demanda, que se deba cumplir, sino una splica por misericordia que puede o no ser concedida. Hasta cundo hora, el hombre debe recordar que Dios es el creador y que l es un ser creado. Para los judos la intercesin tena un Valor muy especial. Es una oracin dicha a favor de otros, que siempre es contestada en primer lugar. Rab dijo: el que puede orar a favor de su semejante y no lo hace es un pecador. Este es otro ejemplo del horror que tienen judos de ser egosta con respecto a las oraciones. Es, al menos, tan importante orar por otros como lo es orar por uno mismo. Slo porque la oracin ocupaba un lugar tan importante en el pensamiento y en la vida juda era estaba tan expuesta a ciertos peligros y a ciertos abusos, peligros y abusos que tenan muy en cuenta Jess cuando les hablaba sus discpulos sobre la oracin. El peligro supremo era el formalismo. Slo porque los judos estaban tan ansiosos de que no se omitieran las oraciones, se le dio el lugar que les corresponda en la vida. Se tena la tendencia a rodear las de reglas. Y sin embargo muchos escritores son muy injustos con los judos cuando tratan este asunto por dos razones. En primer lugar, el formalismo que exista surga del empeo y del deseo de darles a las oraciones el lugar que les corresponda en la vida. En segundo lugar, nadie conoca mejor los peligros que los 16

mismos judos y formularon las leyes por medio de las cuales se poda vencer al formalismo y mediante en tantas ocasiones. Schrer escribe: Hasta las oraciones, el centro mismo de la vida religiosa, estaban sujetas en la prisin de un mecanismo rgido. Es cierto esto, pero cierto a medias, pasaremos a mirar los peligros, pero no olvidaremos los ideales que hay detrs de los mismos, como dijo Aristteles hace mucho tiempo: cualquier persona o institucin debe ser juzgado por su manifestacin ms alta y mejor. 1. Haban formalismo con respecto al tiempo. El judo de devoto oraba tres veces al da, a las nueve a las doce y a las tres de la tarde. En el afn caracterstico de los judos de descubrir el origen de las cosas, le atribuan a Abraham la oracin matutina (Gnesis 19: 27); a Issac la oracin de la tarde (Gnesis 24: 63); y a Jacob el culto vespertino (Gnesis 28: 11). Daniel, tambin oraba tres veces por da con la mirada dirigida hacia Jerusaln (Daniel 6: 10). Es muy cierto que esto podra llegar a ser puro formalismo y que poda dar lugar a la ostentacin, pues donde se encontraba un hombre a la hora de la oracin, oraba, y bien poda elegir, deliberadamente, un lugar donde lo pudieran ver la mayor cantidad de personas. David tambin dijo: A la tarde, a la maana y al medioda me quejo y gimo: el oir mi clamor y (Salmo 55: 17). Esto, por supuesto, se poda convertir en un ciclo ritual de oracin; pero tambin es cierto que el judo devoto poda decir: sea un hombre pudiera orar continuamente, todo el da. 2. Haban formalismo con respecto al lugar. As como se debera orar en momentos determinados, se deba orar en lugares determinados. Abba Benjamn dijo: 17

Dios slo escuchar las oraciones que se ofrecen en la sinagoga. El rabino Huna dijo: Quien determina un lugar de oracin cuenta con la ayuda del Dios de Abraham. El rabino Juachanan dijo que todos deban tener un lugar que se destinara exclusivamente a la oracin. Perdn y Juan suban al templo a las tres la tarde a la hora de la oracin cuando se encontraron con nombre tullido en la puerta llamada hermosa, y curaron (Hechos 3:1). Pero sera un gran error considerarlo la nica regla de la oracin juda. Este mismo rabino Juachanan dijo que quien ahora en su casa la rodea de un muro de Hierro que es una de las cosas ms lindas que se han dicho sobre culto familiar. Y hay un Midrash en uno de los salmos que dice: Dios le dice a Israel: ora en la sinagoga de tu ciudad; si no puedes, ora en los campos; si no puedes, oren tu casa; si no puedes, oren tu cama; si no puedes, platicar con tu corazn en tu cama y mantente quieto. No existe lugar alguno donde no se puede encontrar a Dios. Aun en el caso de de que alguien estuviera trabajando en la punta de un rbol o en un andamio de una construccin, se le permitira orar a cuando llegaba la hora de las oraciones, en el lugar que estuviese. En la sinagoga ser costumbre orar mirando hacia el sancta santorum; sin embargo debemos recordar que los rabinos solan decir: un ciego o quin no puede orientarse, debe dirigir su corazn a su Padre celestial. Es cierto que haban formalismo con respecto al lugar, lo ms all del formalismo exista la seguridad de que Dios no viven ningn templo construido por seres humanos. 18

3. Un ariete urbanismo con respecto a las formas hechas de oracin. La ms importante de las oraciones judas es la Shemoneh Esreh, que significa los dieciocho. Estaba formada por dieciocho oraciones que tenan forma de bendiciones; todos tenan la frase: bendito eres. Se llamaba la perfila la Tefillah, qu significa la oracin por excelencia. Estaba incluida en todos los servicios religiosos de la sinagoga juda, y todo judo devoto tena que repetirla tres veces por da. Hasta haba una forma resumida de la misma que se poda usar cuando al que no poda repetir la oracin entera: danos entendimiento, oh Sr. Nuestro Dios, para conocer tus caminos; para circuncidarlos los corazones, para temerte y perdonarnos para que podamos ser redimidos. Mantennos apartados del dolor. Sanciones a los pastos de tu tierra, y rene a los que estn diseminados por los cuatro rincones del mundo. As que los justos se encuentren gozo en reconstruir tu ciudad y el establecer tu templo bien el sonido de la trompeta de David, t sirviente, y en la ley resplandeciente del hijo de Jesse, tu ungido. Aun antes de llamarte, nos contestas. Bienaventurado eres, oh Seor, que escuchas las oraciones. Haba oraciones hechas para todas las situaciones de la vida. Estas encuentran en el tratado de Mishnah, llamado Berachoth, que significa Las Bendiciones. Cuando tiene ante su vista la fruta, el vino, las verduras y cualquier producto de la tierra, el hombre deber decir: bienaventurado es aquel cuyo poder y fuerza llenan el mundo. Cuando ve montaas, sierras, ros, desiertos, deber decir: bienaventurado es el autor de la creacin. Ante la lluvia y las buenas noticias, deber 19

decir bienaventurado es aquel de quien es bueno y hace el bien. Ante las malas noticias, deber decir: bienaventurado es el juez justo. Si a construir una casa o comprado algo nuevo, deber decir: bienaventurado es quin nos ha dado la vida. Un hombre deber orar cada vez que entre o salga de una ciudad (9: 1-4). Es fcil ver como una costumbre y un ritual se pueden convertir una formalidad y algo ms que una especie de encanto mgico, pero tambin es fcil ver como un hombre con tales actos de oracin viva en un mundo que estaba lleno de Dios, un mundo en el que nada no volcara su corazn a Dios omnipotente, el creador y el protector de todo lo vivo. 4. Haba formalidad con respecto a la longitud, y Jess es una advertencia en contra de charlar (Mateo 2:7). Pero la enseanza bblica juda estaba muy de parte de Jess. El rabino Meir dijo: las palabras dirigidas a Dios debe ser siempre pocas. El rabino Chijja ben Abba dijo: quien prolonga su oracin y calcula en ello (es decir anticipa su cumplimiento como recompensa por su longitud), terminar con dolor en su corazn. En esto los rabinos fueron muy sabios, pues sostenan que haba un tiempo para acortar y un tiempo para alargar. As con respecto a Miriam, Moiss slo dijo: Oh Dios, crala por favor (Nmeros 12:13), y sin embargo Moiss tambin poda decir me postre ante Yahvh durante 40 das y 40 noches (Deuteronomio 9: 18). Los rabinos no estaban de acuerdo con las oraciones largas y ostentosas, como no lo haba estado Jess. Es perfectamente cierto que a veces las oraciones judas tienen una serie de encabezamientos dirigidos a Dios como la segunda parte del Kaddish: 20

Bienaventurado, adorador y glorificado, exaltado, alabado, honrado, magnificado y loado, es el nombre de Dios. Pero segn la enseanza rabnica corresponda aplicarle tres cualidades a Dios: grandioso, poderoso y venerado. Hay dichos a favor de la otra opinin: la cuando los justos hacen oraciones largas estas son escuchadas. Si no pudiera orar el da entero! Pero estos dichos se refieren a la oracin del corazn amante y de la persona que busca continuamente la presencia de Dios. Es fcil acusar de formalistas a las oraciones judas. Podemos citar prrafos que declaran que hasta un pequeo error en una oracin hecha es fatal. Pero difcilmente haya algo ms injusto, pues el formalismo es algo que trataron de evitar los grandes maestros judos con todas sus fuerzas. Los judos describieron a la primera necesidad de orar mediante una palabra intraducible. La oracin, dijeron, es kawannah. Kawannah es intencin y devocin concentradas; es la actitud en la cual los ojos, la mente y el corazn estn fijos en Dios. La exigencia para esta actitud en la oracin se encuentra en todos los pensamientos y escritos judos devocionales. No importan si hacemos mucho o poco, lo importante es que nuestro curacin se incline hacia el cielo. Un todo depende de la kawannah del corazn. Aunque nos encontremos caminando, debemos detenernos a orar y elevar nuestro corazn a Dios con respeto, 21

temor y temblor. Hasta la accin de caminar puede desviar los pensamientos y la intencin del corazn. El que ora debe orientar su corazn. Rab dijo: El que no tienen la mente aquietada no debera orar. El rabino Chanina tena por costumbre orar cuando estaba irritado. Los judos oraban de pie con las manos extendidas, y el rabino Ammi deca: La oracin de una persona no es aceptada a menos que est ponga su corazn en sus manos. El rabino Eleazar deca: debemos dejar siempre que una persona se prohbe a s misma: si puede orientar su corazn, permitamos de orar; si no puede, permitamos ley que no ore. Los judos devotos, aborrecan el formalismo. Las oraciones no se deben recitar como si estuviera leyendo un documento; y para evitar eso se deber decir una oracin nueva cada da. En cuanto a una oracin se convierta en una tarea fija una carga deja de ser una oracin en el sentido exacto de la palabra. El Mishnah establece que una persona no debe ponerse en pie para orar a menos que se encuentre en un estado mental muy serio, y luego los rabinos agregaron que uno nunca debera orar inmediatamente despus de haber realizado un negocio o un viaje, sino que se debera tranquilizar, asimismo y a sus pensamientos, antes de orar. Podemos concluir nuestro estudio sobre el pensamiento judo de la oracin eligiendo tres de las muchas oraciones judas famosas, que los judos todava emplean y que cualquier cristiano podra 22

adoptar. En primer lugar, una oracin para la noche, antes de dormir: Bienaventurado eres, Oh Seor nuestro Dios, Rey del universo, que haces que las manos del sueo caigan sobre mis prpados. Que sea tu voluntad, Oh Seor mi Dios, y Dios de mis Padres, permitir que mi acueste en paz y permitir que amanezca o travs en paz. No permitas que mis pensamientos me perturben, ni sueos malos, ni fantasas malas, sino que mi descanso sea perfecto en ti. Oh, aligera mis ojos para que no duerma el sueo de la muerte, pues eres t quien da luz a la nia del ojo. Bienaventurado eres, Oh Seor, que das luz al mundo entero en tu gloria. En segundo lugar, est la oracin que el rabino Yannai les ense a sus discpulos para que oraran al despertar en la maana: Bienaventurado eres, Oh Seor, resucitas a los muertos. Que sea tu voluntad, Oh Seor mi Dios, darme un corazn bueno, un carcter bueno, una esperanza buena, una vista buena, un alma buena, un alma humilde y un espritu o humilde; que tu nombre no sea profanado entre (o por), nosotros y haz que no seamos motivo de burla en boca de la gente; que nuestra vida no sea cortada, ni sea nuestra esperanza no tipo de enojo, y que no necesitemos los dones de carne y sangre, y no pongas nuestra subsistencia en sus manos, pues sus dones son pequeos, y la vergenza que causan el grande; y coloca nuestra parte dentro de tu Ley, junto con quines hacen tu 23

voluntad; constituye tu casa, t santuario, tu ciudad, tu templo, pronto, y nuestros das. Finalmente, una oracin de Rab: Que sea tu voluntad, oh Seor nuestro Dios, concdenos larga vida, una vida del paz, una vida de bien, una vida de bendicin, una vida de sustento, una vida de vigor corporal, una vida notable por el temor al pecado, una vida libre de vergenza y de reproche, una vida de prosperidad y honor, y una vida en la que el amor a la Ley y el temor al cielo se asirn a nosotros, una vida en la que t satisfaces el deseo del corazn para siempre. Cuando los discpulos de Jess se acercaron a l y le pidieron que les enseara a orar provenan de una herencia valiossima de oracin, que a travs de l llegara a ser an ms grandiosa y ms preciosa.

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Captulo 2Padre NuestroAntes de empezar a estudiar en detalle las peticiones del Padrenuestro deberamos fijarnos en el modelo general de la oracin. Es evidente que la oracin comienza dndole Dios el lugar que le corresponde. Las tres primeras peticiones de la oracin son: por la santificacin del nombre de Dios, por el advenimiento del reino de Dios y por el cumplimiento de la voluntad de Dios. El recin entonces que manifestamos nuestras propias necesidades y nuestras propias peticiones. El gran peligro de la oracin es que con tanta facilidad puede llegar a ser egosta e interesada. Podemos estar tan preocupados por nuestros propios deseos qu nunca pensamos en la voluntad de Dios. Podemos estar tan ocupados hablndole Dios que nunca damos la oportunidad a El de hablarnos a nosotros. Podemos estar tan ocupados dicindole cosas a Dios que nunca nos detenemos a escucharlo. Es precisamente esa clase de situacin la que el padrenuestro nos ayuda a evitar comienza por poner a Dios, y no a nosotros, en el centro del cuadro. Slo puede estar bien una circunferencia cuando el centro est en el lugar correcto. Slo les podemos dar a las cosas el lugar que les corresponde despus que le hayamos dado a Dios el lugar que le ha corresponde a l. El padrenuestro comienza recordndonos la

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majestad de Dios, el propsito de Dios y la aceptacin de la voluntad de Dios. La segunda parte de la oracin de la oracin ms fcil de comprender que jams se haya enseado. Veamos cules son sus tres peticiones: Danos hoy el pan nuestro de cada da. Perdonarnos nuestras deudas, as como nosotros perdonamos a nuestros deudores. No nos dejes caer en tentacin, lbranos del todo mal. La primera de estas tres peticiones pide por nuestra necesidad presente. La segunda pide por nuestro pecado pasado. La tercera pide por nuestro bienestar y bondad futuros. Estas tres breves peticiones toman la vida, pasado, presente y futuro y la colocan ante Dios. Alimento para el presente, perdn para el pasado y ayuda para el futuro traemos la vida toda ante la presencia de Dios. Pero estas tres peticiones hacen an ms que eso. Cuando oramos la primera de ellas, el pan nuestro de cada da, pensamos en Dios el Padre, creador y protector de toda vida. Cuando oramos la segunda, la oracin de nuestro perdn, pensamos en Dios el Hijo, Salvador y redentor de la humanidad y de nosotros. Cuando oramos la tercera, la oracin por ayuda futura para vivir sin pecado, pensamos en Dios el Espritu Santo, gua, socorro y protector de toda vida. Estas tres peticiones nos enfrentan con el Padre, con el hijo y con el espritu Santo. En su mbito reducido y con su asombrosa economa de palabras estas tres breves peticiones presentan la totalidad de la vida ante la totalidad de Dios. 26

El modelo del Padre nuestro debe ser el modelo de toda oracin, pues comienza por darle a Dios el lugar que le corresponde, y continan llevando el pasado, el presente y el futuro a Dios: el Padre, el Hijo, y el Espritu Santo. Nos detendremos ahora en las primeras palabras del Padrenuestro, padrenuestro. Se requiere mucho ms que un diccionario para definir el significado de cualquier palabra. A la definicin del diccionario se le deber agregar la interpretacin de la experiencia. De ninguna de estas palabras es esto ms cierto que de la palabra Padre. La palabra tiene dos significados bien distintos. Se puede usar el sentido de paternity. En ese sentido se refiere simplemente la persona responsable por el nacimiento de una criatura. El en ese caso no hay conexin alguna entre Padre y del hijo fuera de una conexin fsica. Un hombre puede ser el Padre de un chico en el sentido de paternity del trmino, y no haber visto nunca la criatura por cuyo nacimiento a es responsable. Pero la palabra se puede usar en el sentido de fatherhood. En ese sentido describe una relacin de amor, de intimidad, de fe y de confianza entre el Padre y el hijo. El cristiano cree que Dios es Padre en el sentido de paternity en cuanto Dios es el origen de la vida, es quien da la vida a cualquier criatura, pero lo singular de la idea cristiana de Dios es que el cristiano cree que Dios es el Padre en el sentido de fatherhood porque cree que entre Dios y los hombres puede haber, a travs de Jesucristo, una relacin ntima, duradera, y amorosa en la cual Dios y el hombre llegan a estar muy cerca el uno del otro. Esta es, por cierto, una distincin que hicieron los mismos maestros judos. Los rabinos haban contar la historia de una joven hurfana que haba sido criada por un tutor bueno y fiel. Lleg el da de su casamiento. El escriba que estaba siendo todos los 27

preparativos legales necesarios para la boda le pregunt: cmo te llamas? ya le contest. Entonces el escriba le pregunt: cmo se llama tu Padre? la joven se qued callada. porqu no contestas? le pregunt su tutor. La joven dijo: porque t eres el nico Padre te conozco, pues es Padre quien quera cra no quien engendra. Por lo tanto, decan los rabinos, el verdadero Padre de Israel no es nadie que est relacionado con Israel por alguna relacin fsica sino que es Dios quien credo a la nacin. Cuando le decimos a Dios: padrenuestro, no es solamente la idea de paternity la que tenemos en mente, sino la relacin ms ntima de fatherhood. Cuando Jess les ense a sus discpulos a decir padrenuestro lo haca como resultado de una rica herencia, pues el concepto de la paternidad de Dios les era muy querida los judos. Haba dichos que se oan muy a menudo en labios judos. Hijos sois para Yahv vuestro Dios (Deuteronomio 14:1). "Porque yo soy un padre para Israel (Jeremas 31:9). "No es l (el Seor) tu padre, el que te cre, el que te hizo y te fund?" (Deuteronomio 32:6). "Pues bien, Yahvh, t eres nuestro padre. Nosotros la arcilla y t nuestro alfarero, la hechura de tus manos todos nosotros" (Isaas 64:7). La amorosa devocin de los judos se nutra de textos como stos. La conviccin de la paternidad de Dios les proporcionaba cierta confianza a los judos. 1 Su creencia en la paternidad de Dios les daba seguridad acerca de la cercana de Dios. Los santos judos estaban seguros de que por el hecho de ser padre Dios est siempre cerca para escuchar y para contestar las oraciones, y para brindar su presencia a su pueblo. Existe una interpretacin 28

juda de las instrucciones impartidas a Moiss para la construccin del Tabernculo en xodo 26.1 8-25. El Sbechinah era la gloria de Dios que a veces se asentaba sobre el Tabernculo y sobre el Templo como una nube luminosa Cuando Dios le dijo a Moiss-, "Hazme un lugar para vivir", Moiss se sorprendi porque saba que la gloria de Dios llena los cielos y la tierra y no poda entender cmo la gloria de Dios iba a poder morar en un lugar construido por l. Pero Dios le habl a Moiss "Tus pensamientos", le dijo Dios, "no son los mos. Pondrs veinte tablones hacia el norte, veinte hacia el sur y ocho hacia el oeste" (xodo'26:18, 20, 25). "Y no slo eso, sino que bajar y encerrar mi Shechinah en una yarda cuadrada. . . Hijos sois para Yahvh vuestro Dios y yo soy para Israel un padre" (Deuteronomio 14:1; Jeremas 31:9). Es un honor para los hijos estar cerca de su padre, y un honor para un padre estar cerca de sus hijos; por lo tanto, construid una casa para el Padre para que pueda morar cerca de sus hijos" (Exod R Teru-mah XXXIV, 1, 3). Dios puede encerrar su gloria en una yarda cuadrada. Por el simple hecho de ser Dios el Padre y de ser nosotros sus hijos, hasta en el hogar ms humilde, hasta en la iglesia ms pequea y pobre, hasta para la persona menos importante all' est la gloria de Dios. En cualquier parte est e Padre con sus hijos. Los rabinos decan esto de otra manera. El rabino Judah ben Simn dijo.- "Un dolo est cerca; sin embargo est lejos; Dios est lejos, sin embargo est cerca". Le preguntaron qu quera decir. "Un idlatra hace un dolo", dijo, "y lo pone en su casa. Io tiene cerca al dolo. Pero le 29

podemos implorar al dolo y no nos contestar, por lo tanto el dolo est lejos. En cambio Dios est lejos, sin embargo est cerca". "Por qu?" le preguntaron. "De aqu al cielo hay un viaje de quinientos aos; por lo tanto Dios esta lejos; pero tambin est cerca, porque si uno ora y medita en su corazn, Dios est cerca y contesta su oracin" (Deuteronomio R. Wa'ethanan 11:10). Aunque la morada de Dios se encuentra en las alturas, aunque el cielo y la tierra no puedan contener su gloria deslumbradora, por el solo hecho de ser Padre Dios est en la morada ms pequea y humilde y est cerca del corazn ms sencillo. 2 La creencia de los judos en la paternidad de Dios les daba seguridad sobre la misericordia de Dios y de su voluntad de aceptar al corazn penitente. Esto se expresaba de una manera muy hermosa; "Dios le dice a Israel: Por todas las maravillas y por todos los hechos grandiosos que he realizado para vosotros pido como nica recompensa que me honris como hijos, y que me llamis vuestro Padre" (xodo R. Mishpatim, XXXII:5). La esencia de la relacin de Dios con los hombres es su paternidad, y el mayor deseo de Dios es que sus hijos entren voluntariamente a esa relacin. Los santos judos lo consideraban a Dios un juez, pero lo consideraban un juez que adems era padre. Hay un pasaje judo que nos cuenta de dos hombres que se presentaron ante el tribunal, aterrorizados del juey, y a quien se los exhort a que tuvieran coraje. "Tambin Israel estar ante el tribunal de Dios, y le tendr miedo al Juez. Entonces los ngeles le dirn: No temis! No lo reconocis? El es vuestro conciudadano, y como est dicho; El reconstruir mi ciudad (Isaas 45:13). Entonces dirn: No le tengis miedo al Juez! No lo 30

reconocis? El es vuestro pariente, como est dicho: los hijos de Israel, pueblo de sus ntimos (Salmo 148:14). Entonces dirn: No lo reconocis? El es vuestro hermano, como est dicho; por amor de mis hermanos y de mis amigos (Salmo 122:8). Y ms an, El es vuestro Padre como est dicho: no es El tu Padre: (Deuteronomio 32:6)". Este es un pensamiento muy hermoso, que quien es juez tambin es conciudadano, pariente, hermano y sobre todo Padre. La conviccin de que Dios es Padre les dio a los santos judos la seguridad que el perdn estaba siempre accesible al corazn penitente. As como un padre perdona al hijo que se le acerca y le dice: "Perdname" tambin lo hace Dios. "Dios dice: Testifico por el cielo y por la tierra que me siento y espero a Israel ms que un padre por su hijo o que una madre por su hija; si al menos se arrepintieran, para que se cumplan mis palabras" (Tan. d. b. El- p. 163). Ms de una vez los santos judos han descripto al profeta que invita a la gente a regresar arrepentidos a Dios, y a la gente conciente de su pecado y de su vergenza y de la imposibilidad de aceptar siquiera la invitacin. Entonces Dios les dice: "Si regresarais a m no sera a vuestro Padre Celestial a quien regresarais? Como est dicho: Soy yo para Israel un padre" (Jeremas 31.9, Pos. K. 165 a). Hay otro pasaje rabnico sobre el lujo de un rey, que se haba escapado. El rey envi a su tutor para que lo invitara a regresar "Con que cara puedo regresar?" dijo el hijo. "Estoy avergonzado". Y el padre contest: " Puede un hijo sentirse avergonzado de volver a su padre?" Y as es con Israel y Dios (Deuternomio R., Wa'ethanan 11:24). En pasajes como stos hay una confianza en Dios que se acerca mucho al concepto de Dios en la parbola del Hijo Prdigo. Se ve aqu a Dios, que es 31

el Padre, y cuyo nico deseo es que sus hijos errantes vuelvan a casa. 3 - Pero no obstante la belleza de la idea juda de la paternidad de Dios, los judos nunca trataron sentimentalmente esta idea. Tenan muy en claro que la paternidad de Dios implica la obediencia amorosa por parte de los hombres. Eran muy precisos en que la idea de Dios como padre amoroso no puede ser nunca usada como una excusa para pecar; debe ser, ms bien, el llamado a la obediencia sagrada. Cuando los profetas le rogaron a Dios que tuviera piedad con sus hijos, Dios respondi: "Slo cuando hacen mi voluntad son mis hijos; cuando no hacen mi voluntad no son mis hijos" (Exodus R. Ki Tissa XLVI,4). "Escuchad", dice el pasaje rabnico, "a vuestro Padre que est en los cielos. Te tratar como si fueras su nico hijo si lo obedeces, pero, si no, te tratar como a un esclavo. Cuando haces su voluntad es tu Padre, y t eres su hijo, pero si no, contra tu voluntad, y oponindose a tu consentimiento, es tu dueo y t eres su esclavo" (Pes. R. 132b). Aqu est la idea que la voluntad de Dios no puede, en ningn caso, ser rechazada. El que la acepta voluntaria y obedientemente es el hijo de Dios; el que lucha contra ella, a la larga la tiene que aceptar, no como hijo amante, sino como un esclavo, no como voluntario, sino como conscripto. Los santos judos alegorizaron el incidente en xodo 17:11 que relata cmo en la batalla con Amalek, Israel venca siempre que Moiss mantena en alto las mano pero fue vencida cuando Moiss las baj. Pero podan las manos de Moiss alentar la batalla o desalentarla? Es ms bien para ensearnos que mientras los israelitas dirigan sus pensamientos hacia lo alto y mantenan sus corazones pendientes de su Padre Celestial, prevalecan; 32

de otro modo eran vencidos (Rosh ha Shanah 3:8). As tambin no era por mirar a la serpiente de fuego que se curaba quien haba sido mordido por una serpiente, sino por dirigir ion ojos y los pensamientos a las alturas, a Dios el Padre. Cmo podemos "adquirir a Dios"? pregunta el predicador judo, y contesta: "Lo podemos adquirir mediante nuestras buenas acciones y mediante el estudio de la Ley" (Tan. d. b. El. p. 128). El deber que tiene el maestro de nios es ensearles a los nios a "hacer la voluntad de su Padre que est en los cielos". El rabino Jud, el hijo de Tema, estableci un mandamiento hermoso: "Sed fuertes como leopardos, livianos como guilas, veloces como ciervos y fuertes como leones para hacer la voluntad de vuestro Padre que est en los cielos" (Aboth v. 23). Los judos siempre relacionaban la idea de la paternidad amorosa y bondadosa de Dios, no con el permiso a pecar, sino con la obligacin absoluta de responder con obediencia amorosa. 4 Podemos observar una ltima cosa. La idea de la paternidad de Dios le impona al judo la obligacin de tener en cuenta la hermandad de los hombres. El rabino Jos dijo: Por qu ama Dios a las viudas y a los hurfanos? Porque sus ojos estn dirigidos a l, y como se ha dicho: Padre de los hurfanos y tutor de las viudas (Salmo 68:5. De ah que cualquiera que los robe es como si robara a Dios, su Padre Celestial Exod. R. Mishpatim 10:8). Si Dios es Padre no podr nunca ver con buenos ojos al que hiere o al que se niega a uno de sus hijos. An antes que llegara la fe cristiana al mundo, y an antes que Jess les enseara a orar Padre nuestro a sus discpulos, haba en el pensamiento judo una gran herencia de riquezas 33

con respecto a la paternidad de Dios. Ahora estudiaremos el significado nuevo y el contenido nuevo que Jess le dio a la frase Padre nuestro cuando va dirigida a Dios. A veces es ms fcil ver lo meramente nuevo de un descubrimiento de la mente humana no fijndonos en el descubrimiento en s precisamente sino fijndonos en lo que se crea antes del mismo y en lo que crean despus quienes lo despreciaban o se negaban a aceptarlo. Por lo tanto veremos mejor lo meramente nuevo de la idea que tena Jess de Dios si nos fijamos en las ideas que se tenan de Dios antes del nacimiento de Jess. Las dos grandes filosofas pre-cristianas por las que se regan los greco-romanos eran el estoicismo y el epicureismo. Para el estoico el atributo esencial de Dios era apatheia. Apatheia en griego no es apata como lo usamos corrientemente en castellano. En castellano apata es la indiferencia de quien no necesitara ni debera sentirse indiferente. Apatheia en griego es la incapacidad esencial de sentir cosa alguna. La posicin griega era simple y lgica. Si una persona puede experimentar sentimientos de alegra, pesar, amor u odio, significa que otra persona lo puede afectar. Alguna otra persona, mediante su actitud le puede producir alegra o tristeza, puede afectar y cambiar los sentimientos de su corazn. Ahora, ser capaz de afectar a otra persona significa que se tiene por un momento al menos, cierto poder sobre ella. Pero seguramente, desde el punto de vista de los griegos, nadie puede tener poder alguno sobre Dios. Y la nica forma de garantizarlo es dar por sentado, como primer principio, que Dios, por el solo hecho de ser Dios, es completamente incapaz de sentimiento alguno. Es apathes, fro, insensible, esencialmente indiferente. Para los epicreos 34

la cualidad suprema de la vida era ataraxia, que para ellos significaba una calma completa, una serenidad perfecta. Los epicreos sostenan que si Dios tuviera algo que ver en los asuntos de la vida, entonces su serenidad desaparecera para siempre. De ah que para l la esencia de deidad es la separacin completa y total del mundo. Los dioses pueden ver el mundo, pero estn completamente separados de l. Es precisamente esa separacin serena e impasible que los hace dioses. Tennyson en el Choric Song. en el Lotos-Eaters capt perfectamente el concepto epicreo de los dioses: For they lie beside their nctar, and the bolts are hurl'd Far below them in the valleys, and the clouds are lightly curl'd Round their golden houses, girdled with the gleanning world; Where they smile in secret, looking over wasted lands, Blight and famine. plague and earthquake, roaring deeps and fiery sands, Clanging fights, and flaming towns, and sinking ships and praying hands.1 Aqu se describen perfectamente a los dioses epicreos, apartados de toda emocin, separados de toda accin y aislados de todo inters. Ahora bien, tomemos tres pasajes del Antiguo Testamento pero hagmoslo sabiendo exactamente qu estamos haciendo. No le estamos restando importancia al Antiguo Testamento; simplemente estamos diciendo que los autores del Antiguo Testamento no lo conocan a Dios tanto como lo conoca Jess. 35

Al fin y al cabo, si los autores del Antiguo Testamento lo hubieran conocido perfectamente a Dios no habra habido necesidad de que viniera Jess. Fue porque los hombres no lo conocan a Dios, y porque no tenan tampoco posibilidades de conocerlo por sus propios medios que Dios lleg los hombres a travs de Jesucristo. Tomemos, en primer lugar, el grandioso pasaje de Job 38 y 39. Estos dos captulos son grandiosos no slo dentro de la poesa dramtica del Antiguo Testamento sino dentro de la poesa dramtica mundial. El Seor le contesta a Job, torturado y agonizante, desde el torbellino. "Dnde estabas t cuando fundaba yo la tierra? Has mandado, una vez en tu vida, a la maana? Has penetrado hasta las fuentes del mar? Has calculado las anchuras de la tierra? Has llegado a los depsitos de nieve? Puedes t anudar los lazos de las Cabrillas, o desatar las cuerdas de Orion? Das t al caballo la bravura? Revistes su cuello de tremolante crin?" (Job 38: 4, 12, 16, 18, 22, 31; 39= 19). Estos captulos son el bombardeo divino ms imponente que se le haya hecho a Job, y lo terrible y horrendo del mismo es que Dios le est diciendo a Job: " Con qu derecho me hablas, o desconfas de mi?" Es difcil imaginarse a Jess hablndole de esa manera a una persona torturada fsicamente y acongojada. En segundo lugar tornemos la parbola del alfarero, de Jeremas (Jeremas 18:1-11). Jeremas lo miraba trabajar al alfarero. Cuando estaba haciendo una vasija sta se estrope; entonces el alfarero la destruy y la empez a hacer otra vez. Jeremas interpreta que Dios dijo: "Mirad que como el barro en la mano del alfarero, as sois vosotros en mi mano, casa de Israel" (Jeremas 18:6). He aqu un Dios que har con el ser 36

humano lo mismo que hizo el alfarero con el barro Desde este punto de vista el hombre no tiene ms derechos ante los ojos de Dios que un montn de barro sin forma ante los ojos del alfarero. Es imposible imaginarse a Jess hablando de personas como si fueran cosas. En tercer lugar tomemos el pasaje del salmista. En el salmo 24 el salmista establece las condiciones que se deben reunir para acercarse a Dios, como las ve el: "Quin subir al monte de Yahveh? quin podr estar en su recinto santo? El de manos inocentes y puro corazn, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engao jura. El lograr la bendicin de Yahveh, la justicia del Dios de su salvacin' . (Salmo 24-. 3-5). Para cualquiera que piensa en el significado de estas palabras, aparte de su poesa, son palabras terribles porque mientras las escucha, oye como la puerta que lleva a Dios se le cierra en la cara, porque no existe ser humano que pueda reunir estas condiciones Es imposible concebir al Jess que dijo: > No he venido a llamar a justos sino a pecadores, hablando de esa manera (Mateo 9:13). He aqu tres retratos de Dios, sacados del Antiguo Testamento que nos dejan aterrorizados, y sin embargo as es como se pensaba de Dios antes de Jesucristo. Agregumosle tres ejemplos modernos. James Stewart cita dos lneas de una poesa de Thomas Hardy y de un dicho de

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Voltaire. Thomas Hardy pregunta para qu pueden servir las oraciones cuando no tenemos a quin orar que no sea: The dreaming, dark, dumb Thing That turns the handle of the idle Show. El veredicto final de Voltaire de la vida fue: "Una broma de mal gusto". "Bajen el teln, la farsa se acab". En una de sus novelas H. G. Wells describi a un hombre derrotado por la nerviosidad, la tensin y la ansiedad de la vida moderna. El mdico le dijo que la nica esperanza que tena de conservar su cordura era la de confraternizar con Dios. "Qu?" dijo el hombre. "Eso. . . ah arriba. . . confraternizar conmigo? Algo as como hacerme grgaras con la Va Lctea o abrazar a las estrellas". He aqu los veredictos de los que no conocen a Dios en Jesucristo. Los estoicos ven a su Dios insensible; los epicreos ven a sus dioses completamente indiferentes; los escritores del Antiguo Testamento describen de la manera ms esplndida pero con trminos terribles la fuerza, la majestad, el poder y la santidad de Dios; los escritores modernos no pueden ver en Dios nada que pueda atraer a los afligidos. Y ahora veamos en qu contribuy Jess a la palabra padre. Para comenzar veamos la palabra Padre en s. A primera vista parece grandioso aplicarle este trmino a Dios y lo ser ms an cuanto ms ahondemos en su significado. En Gethseman Jess or: "Abba, Padre" (Marcos 14:36); y en dos oportunidades Pablo les escribe a sus amigos que mediante el Espritu Santo podemos orar de la misma forma y podemos usar la misma palabra que emple Jess cuando le oramos a Dios (Romanos 8:15; Calatas 4:6). Esta palabra abba es ms 38

que padre. Era la palabra que empleaban los nios en Palestina para llamar a sus padres en el crculo familiar, como an lo es jaba en rabe actualmente. Con la nica palabra que se podra traducir al castellano sera con pap. Por supuesto, si se tradujera as en el Nuevo Testamento sonara un tanto grotesco, pero nos ubica en el ambiente en el cual nos dirigimos a Dios; nos dirigimos a Dios con la confianza y la segundad con que un nio se dirige a su padre a quien conoce, y quiere y en quien confa. Y Jeremas seala que no hay paralelo en toda la literatura juda para la aplicacin de esta palabra a Dios. No es necesario continuar. Puede haber mayor contraste con la apatheia estoica, con la indiferencia epicrea, con la distancia del Antiguo Testamento, con la duda moderna del amor de Dios, que esta palabra abba? El hecho es que nadie, hasta ese momento, y fuera de Jesucristo, haba pensado en Dios de esa manera, ni lo ha hecho nadie hasta este momento. En cuanto usamos esta palabra se establecen dos cosas de inmediato. 1 - Se establece de una vez para siempre nuestra relacin con Dios que es el espritu, la confianza, la intimidad con que nos dirigimos a Dios. Cuando estudiamos las palabras de Jess podemos ampliar el significado de esta palabra. a) En primer lugar nos dice que a Dios le importa. Lejos de ser indiferente e insensible ante las emociones Dios se ocupa de las personas con el cario constante de un padre, y con una pasin amorosa que al final, en Jesucristo, sufri la agona de la Cruz. La palabra contiene toda la pasin del amor de Dios. 39

b) Adems, aprendemos que este amor de Dios es un amor no merecido. Jess se refiere a l como algo tpico de este amor paternal de Dios que hace salir su sol sobre los malos y los buenos, y llover sobre justos e injustos (Mateo 5:45). Este arnor de Dios no est reservado slo para el hijo bueno y obediente, sino que llega tambin para el hijo que sigue su propio camino, angustia el corazn de su padre y vuelve a su casa sumido en la desdicha porque no tiene ningn otro lado donde ir (Lucas 15: 11-32). No es que tengamos que tener manos limpias y corazn puro para poder entrar a ese amor. Dios el Padre nos ama con un amor que nunca nos soltar. c) Sin embargo, a pesar de esto, este amor de Dios tiene sus propias recompensas. Dios, a su manera, recompensa al hijo que hace la voluntad de su Padre (Mateo 6:4, 6, 18). Dios tiene dos clases de hijos: los que lo acongojan y los que le dan alegra, y hay cosas preciosas pralos que hacen la voluntad de su Padre. El hijo desobediente no es rechazado pero hay cosas para el hijo obediente que el desobediente no puede llegar a conocer hasta que no se someta al amor de su Padre. d) Este amor paternal de Dios es un amor prctico. Sabe que necesitamos alimento, vestimentas y todas las cosas necesarias de la vida. Nuestro Padre sabe que necesitamos estas cosas (Mateo 6:8, 32; Lucas 12:30). Cuando nos dirigimos a Dios en oracin, no es necesario que nuestras oraciones sean "espirituales" y "religiosas". Podemos pedirle a Dios por las necesidades prcticas, que nos preocupan cada da. No hay nada que no podamos llevarle a Dios en oracin. e) Es tan grande este amor que abarca toda la creacin de Dios. Dios ama hasta a los animales, a los pjaros y a las flores, a todas las cosas vivientes que fueron creadas por sus manos. 40

Y lo maravilloso de esta paternidad de Dios es que no es solamente universal, tan grande como el mundo, sino que es increblemente detallado. Mateo y Lucas no coinciden en sus relatos de algo que dijo Jess. En Mateo 10:29 dice: "No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caer en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre". En Lucas 12:6 dice: "No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos est olvidado ante Dios". En Palestina se podan comprar dos gorriones por un penique; pero con dos peniques se podan comprar, no cuatro gorriones sino cinco. Se daba un gorrin de yapa; ste no costaba nada; pero hasta ese gorrin de yapa es importante para Dios. Nunca dijo Jess, en forma tan explcita, que no hay nadie que no sea importante ante los ojos de Dios. Paul Tournier, el gran mdico cristiano, cuenta algo trgico. En A Doctors Casebook escribe: "Tena una paciente, la hija menor de una familia numerosa, que al padre le costaba mucho mantener. Un da oy que deca con desesperacin, refirindose a ella: 'Estaramos mejor si no la hubiramos tenido'. Esto es precisamente lo que nunca podra decir Dios". En el mismo libro llama la atencin sobre otra cosa. Dios le dice a Moiss: "Yo te conozco por tu nombre (xodo 33:17). Le dice a Ciro: "Yo soy Yahvh, el Dios de Israel, que te llamo por tu nombre" (Isaas 45:3). Algo que llama la atencin en la Biblia son los captulos enteros de nombres, de genealogas. En una poca Paul Tournier pensaba que estos captulos se podan haber omitido de la Biblia, pero despus se dio cuenta que simbolizan el nmero- infinito de personas que Dios conoce por nombre. El amor de Dios es tan detallista que tiene en cuenta a ese gorrin sin valor, de yapa, que no hay nadie que no conozca por nombre. De hecho, la ancdota del gorrin 41

puede ser an ms maravillosa. "Ni uno de ellos caer en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre". Podramos pensar que eso se refiere a la muerte de un gorrin. Pero a mi viejo maestro J. E. McFadyen le gustaba sugerir que si pasramos ese dicho al arameo podra querer decir, no que Dios ve cuando un gorrin se cae al suelo sino cuando un gorrin se posa en el suelo. Cada ve/, que un gorrin salta en el suelo Dios lo ve y lo salir. Cada vez que oramos: "Padre nuestro", podemos tener la seguridad que para Dios nada se pierde en la multitud: que aunque nadie se interese por nosotros, a Dios s le interesamos. Esto es algo nos alegra el corazn cada vez que oramos el Padrenuestro. 2 - Comenzamos diciendo que se establecen dos cosas al dirigirnos de esta manera a Dios. Se establece nuestra relacin con Dios, pero tambin y en igual grado se establece nuestra relacin con nuestros semejantes. La palabra que le sigue a Padre es nuestro. Al usarse esta palabra queda implcito que hay exclusividad. Si Dios es nuestro Padre entonces nuestro semejante es hermano nuestro. La nica base posible para que haya democracia es la "conviccin de la paternidad de Dios. El nico valor "que posee el hombre como tal es que es hijo de Dios. Las dos palabras con que comienza el Padre nuestro condenan firmemente al nacionalismo, al racismo, al snobismo, a la distincin de clases, al apartheid. Si repetimos esas palabras mientras odiamos o despreciamos a nuestro hermano, entonces la oracin es una burla y nos convertimos en mentirosos. Padre nuestro - casi podramos decir que no es necesario repetir ms que estas dos palabras de la oracin para que 42

quede establecida nuestra relacin con Dios y con nuestros semejantes. Estas dos palabras nos invitan a entrar ante la presencia de Dios con una audacia como la de los nios y no nos permiten hacer nada que no sea amar a cualquier persona.

1 Porque yacen con su nctar, y los cerrojos estn corridos Debajo suyo en los valles, y las nubes estn levemente rizadas Alrededor de sus doradas casas, rodeadas del mundo centellante; Donde se sonren en secreto, mientras observan las desoladas tierras, Desdicha y hambre, plagas y terremotos, profundidades rugientes y arenas ardientes, Estruendosos combates, y llameantes ciudades, barcos que se hunden y manos que oran 2 La Cosa soadora, oscura, muda que da vuelta la manija del Espectculo intil. 43

Captulo 3Santificado sea tu NombreEs posible que de todas las peticiones del Padrenuestro sta, que el nombre de Dios sea santificado, sea a la que la mayora de las personas encuentre ms difcil de dar un significado definido y preciso cuando se les pregunta qu quieren decir cuando la repiten. Comenzaremos a estudiar el significado de la palabra santificado. En griego la palabra es hagiazein. Prcticamente no existe la palabra hagiazein en el griego secular, pero en el griego bblico hay abundante material que define su significado. Tiene dos significados principales. En primer lugar significa hacer santa una cosa secular mediante ciertos ritos o bien ponindolo en contacto con cosas santas. Ese, evidentemente, no es el significado que corresponde aqu. No podemos hacer nada por hacer santo el nombre de Dios en ese sentido porque eso implicara que el nombre de Dios no es santo. Pero en segundo lugar significa considerar sagrado. Santificar una cosa es considerarla y tratarla como si fuera santa y sagrada. Y esto que significa? Recordemos qu significa hagios. Hagio es el adjetivo que significa sagrado; pero el pensamiento bsico es el de diferencia. Lo que es hagios es diferente de todo lo dems; pertenece a otra esfera en cuanto a calidad y a existencia. Es por eso que Dios es lo Santo, pues Dios pertenece a una esfera diferente de vida y de existencia.

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Este significado se hace ms claro cuando examinamos la palabra en uso. El mandamiento es: acordarse del sbado para santificarlo (xodo 20:8). Es decir que el sbado debe considerarse y guardarse como un da diferente de los dems. El mandato es de consagrar al sacerdote (Levtico 21:8). Aqu tambin el trmino que se emplea es hagiazein que significa apartar al sacerdote para que sea diferente de los otros hombres, entonces se puede decir que es diferente de los laicos. Habiendo llegado a este punto podemos ver que la palabra hagiazein comienza a adquirir el significado de reverencia, porque la reverencia es la actitud caracterstica hacia lo que es diferente, lo que pertenece a otra esfera de existencia que ia nuestra. Hay un pasaje del Antiguo Testamento (Nmeros 20:1-11; vase tambin Deuteronomio 32:51) que ilustra bien el significado de esta palabra. La historia cuenta que los israelitas en su travesa por el desierto estaban medio muertos de sed y se quejaban amargamente. Dios le dijo a Moiss que tomara su vara y que le hablara a la roca: que le dijera que brindara agua. Pero Moiss, enojado e irritado, en vez de hablarle a la roca le peg con la vara. Y entonces Dios le dijo: "Porque no creste en m como para santificarme ante el pueblo de Israel no llevars a esta gente a la tierra que les he prometido". El verbo santificar es hagiazein. Fundamentalmente, se entiende que el acto de Moiss fue un acto de irreverencia en cuanto significa desobediencia y falta de confianza en Dios. Al tomar la ley en sus propias manos Moiss, fue culpable de irreverencia ante Dios. As llegamos a la conclusin que santificar significa reverenciar. Veamos ahora qu significa la palabra nombre. 45

En tiempos bblicos el nombre significaba mucho ms que el nombre que se le da a una persona en el sentido moderno del trmino. El nombre representaba el carcter de una persona tal como era conocido, manifestado o revelado. Como lo expresa Orgenes en su comentario de esta peticin del Padrenuestro (On Prayer 24:2,3) nombre es un trmino que resume y manifiesta el carcter personal del nombrado. El nombre representa "el carcter personal e incomunicable" de la persona. El nombre de Dios, por lo tanto, representa la naturaleza, el carcter y la personalidad de Dios tal cual han sido revelados a los hombres.' Esto lo podemos ver con mayor claridad cuando observamos la forma en que se usa el nombre en las Escrituras. El salmista (Salmo 9:11) dice: "En ti confan los que saben tu nombre''. Esto, evidentemente, no significa que los que conocen el nombre de Dios, en el sentido castellano del trmino, confiarn en l. Significa que los que conocen el carcter, la naturaleza y la personalidad de Dios, los que saben cmo es Dios tal como se ha manifestado, confiarn en l. Otra vez dice el salmista (Salmo 20:8): "Unos los carros, otros los caballos, nosotros invocamos el nombre de Yahvh, nuestro Dios" Es decir, que hay quienes consideran a los carros y a los caballos sus posesiones ms poderosas, pero para nosotros lo ms grandioso de todo es la naturaleza de Dios tal como l mismo nos la revel. En Juan 17:6 dice Jess: "He manifestado tu nombre a los que me has dado sacndolos del mundo". 46

En efecto, eso significa que Jess le dijo a su gente cmo es Dios, cul es la verdadera naturaleza, carcter y personalidad de Dios. El nombre no puede representar a nada que no sea Dios mismo. El Antiguo Testamento habla de "blasfemar el nombre" y evidentemente eso significa insultar a Dios (Levtico24:16). Partimos entonces del hecho que el nombre representa la naturaleza, el carcter, la personalidad de Dios tal cual nos han sido revelados. Hemos definido el significado de los dos trminos de esta peticin. El nombre de Dios es el carcter, la naturaleza v la personalidad de Dios, tal como nos han sido revelados en las Escrituras, en el mundo que ha hecho y especialmente en Jesucristo, nuestro Seor. Santificar es reverenciar. Por lo tanto si oramos: "Santificado sea tu nombre", la oracin significa: "Que te sea dada esa reverencia nica que tu carcter, naturaleza y personalidad, tal como nos han sido revelados, demanden". Se pide que se le d a Dios esa reverencia que su ser divino demanda y necesita y que por revelacin suya sabemos que se merece. Recibimos exactamente la misma idea con respecto a Jess en I Pedro 3:15, donde Pedro le pide a su gente: "Santificad (hagiazein) al Seor, Cristo". A Jess se le debe dar la reverencia que su excelencia demanda. Esta conclusin est subrayada por el hecho que a veces ios patriarcas griegos usan otras palabras como equivalentes de hagiazein. Crisstomo usa doxazein, que significa glorificar u honrar. Orgenes usa hupsoun, que significa exaltar o ensalzar. Y ms tarde bagiazein se expresaba a menudo por la palabra eulogein, que significa bendecir o alabar. Santificar el nombre de Dios es darle a Dios la reverencia, el honor, la gloria, la 47

adoracin, la exaltacin que exige su carcter. Calvino lo expresa de esta manera: "Que se deba santificar el nombre de Dios equivale a decir que Dios debe tener su honor propio, del que es merecedor, para que nunca nadie piense o hable de l sin la mayor veneracin". Apenas llegamos a esta conclusin vemos que se ha eliminado una posible amenaza y peligro. Cuando establecemos la relacin entre Dios y el hombre que est implcita en la palabra Padre, y muy especialmente en la palabra Abba, debemos tener en cuenta que es posible que haya en cierto grado de sentimentalismo. No hay doctrina que se preste ms al sentimentalismo que la de la paternidad de Dios. Pero hay algo que es evidente para cualquiera que sepa algo sobre la religin y el culto judo que tal sentimentalismo es esencialmente imposible para un judo. Dios es, para un judo y por sobre todo, El Enteramente Otro; ningn judo podra jams pensar en Dios sin reverencia. Uno de los hechos ms interesantes del Judaismo es que cuando un judo nombraba a Dios el Padre casi siempre le agregaba a la palabra Padre otras palabras que conservaban la majestad y la gloria de Dios. De ah' que en Eclesistico la oracin del predicador sea (Sir. 23:1): "Oh Seor, padre y dueo de mi vida", y luego otra vez, "Seor, padre y Dios de mi vida". En III Macabeos 6:2-4 antes de orarle a Dios: "Oh Padre" ya haba dicho: 48

"Rey de gran poder, altsimo, todopoderoso Dios, que gobierna a toda la creacin con amor". En la oracin mxima de la sinagoga, la llamada Shermoneh 'Esreh, es decir Ias dieciocho bendiciones quinta y sexta dicen: Haz que retornemos, Padre a tu Ley, y haz que nos acerquemos, Oh Rey a tu servicio ye que nos integremos, en perfecta pertenencia a tu presencia. Bendito eres t, Oh Seor, que te deleitas en el arrepentimiento. Perdnanos, Padre nuestro, porque hemos pecado; perdnanos Rey nuestro, porque hemos transgredido; dispuesto ests a perdonar. Bendito eres t, Oh Seor bondadoso, por tu abundante perdn". No hay nada ms caracterstico de las oraciones judas que la combinacin de los encabezamientos Padre, Rey y Seor dirigidos a Dios. En la oracin Ahabab rabbah que est en segundo lugar despus del Shema (a las oraciones judas se las conoce por las palabras con que empiezan, y stas significan con abundante amor) se encuentra esta peticin: "Padre nuestro, Rey nuestro, por nuestros padres que confiaron en ti, y a quienes les enseaste las leyes de la vida, s bondadoso tambin con nosotros y ensanos". En la famosa oracin Kaddish que presenta las distintas partes del culto de la Sinagoga hay un paralelo casi exacto de las dos primeras frases del Padrenuestro: "Alabado y santificado sea su gran nombre en el mundo que l ha creado segn su voluntad. Que instale su Reino durante tu 49

vida, en tus das y durante la vida de toda la casa de Israel, rpido y pronto, y decid Amn". Durante los diez das de penitencia anteriores al da del Perdn los judos oran la gran oracin Alnnu Malkenu (Padre nuestro, Rey nuestro). Tiene cuarenta y cuatro peticiones y todas comienzan as: "Padre nuestro, Rey nuestro", por ejemplo: "Padre nuestro, Rey nuestro, hemos pecado ante ti. Padre nuestro, Rey nuestro, no tenemos otro Rey ms que t. Padre nuestro, Rey nuestro, haz que volvamos a ti perfectamente arrepentidos. Padre nuestro, Rey nuestro, dgnate a inscribirnos en el Libro de la Redencin. Padre Nuestro, Rey nuestro, escchanos, aunque no hayamos hecho el bien. Santificaremos tambin tu nombre por el mundo, Oh Dios, el Dios de nuestros padres, reina sobre el mundo entero en tu gloria". Podra haber un peligro moderno de sentimentalizar la idea de Dios como Padre; pero no es un peligro en el que hubiera cado ningn judo. Los judos llamaban Padre a Dios y les encantaba llamarlo as, pero nunca se olvidaron que tambin era el Rey y el Seor de toda la tierra. La reverencia no estuvo nunca en peligro de ser borrada por el sentimentalismo. En el Padrenuestro no le oramos solamente a nuestro Padre sino a nuestro Padre que est en los cielos, y luego pedimos que Dios reciba la reverencia que merecen y exigen su naturaleza y carcter. Pasaremos a ver ahora qu significa santificar el nombre de Dios, qu significa darle a Dios ese 50

lugar nico que exigen su naturaleza, su carcter y su personalidad. En otras palabras, trataremos de averiguar qu es la verdadera reverencia, Existe un pre-requisito principal sin el cual no podra existir la reverencia. A ese pre-requisito se refiri el escritor a los Hebreos 11:6: "El que se acerca a Dios ha de creer que existe y que recompensa a los que le buscan". Es decir que no puede haber reverencia sin las dos creencias fundamentales gemelas: primero, que Dios existe, y segundo, que a Dios le interesa la actitud y las acciones de los hombres para con El. La Biblia en s nunca trata de probar la existencia de Dios. En Geometra hay ciertas verdades llamadas axiomas. Los axiomas no se demuestran; son las verdades fundamentales que son la base de todo razonamiento y de toda demostracin. Para los escritores bblicos Dios es un axioma, el hecho de cuya existencia es el hecho fundamental de la vida. Los escritores bblicos habran dicho que no tenan necesidad de demostrar la existencia de Dios de la misma manera que no tenan necesidad de demostrar la existencia de sus esposas o de sus amigos ms ntimos. No tenan la necesidad de demostrar la existencia de Dios porque se encontraban con l todos los das; no tenan necesidad de discutir acerca de Dios porque se encontraban con l todos los das y a toda hora. En cuanto al hecho que a Dios le interesa la respuesta y la reaccin del hombre, el cristiano piensa que no es necesario ir ms all de la encarnacin para encontrar la demostracin de esto. El inters de Dios por los hombres es tal que l, por medio de Jesucristo, ingres a la vida para conseguirlos. El cristiano no debe jams dudar que Dios existe y que recompensa a los que lo buscan. 51

Cmo, entonces podemos expresar esta reverencia por el Dios que existe y que se interesa por nosotros? Tholuck descubre que los comentaristas de esta peticin interpretan esta obligacin de tres maneras diferentes: 1- Lo interpretan, podramos decir, desde un punto de vista negativo, que el nombre de Dios no debe profanarse sino que se debe nombrar siempre con reverencia. Esta, evidentemente, es una interpretacin estrecha y slo tiene que ver con el habla de una persona. 2- La interpretan de manera ms positiva, que a Dios se lo debe adorar y glorificar con palabras. Esto significara que santificaramos el nombre de Dios y que lo reverenciaramos en las oraciones, en las alabanzas de la liturgia y en los actos de culto en el sentido ms estrecho de la palabra. Esta tambin es una interpretacin estrecha y limita esta reverencia necesaria al culto que ofrecen los hombres dentro de la Iglesia. 3- Interpretan que Dios debe ser reverenciado en el corazn y que nuestro andar y nuestro hablar deben mostrar, continuamente, esta reverencia interna para que as otras vidas reverencian a Dios. Esto quiere decir que debemos reverenciar a Dios y santificar el nombre de Dios en las actividades de la vida diaria. No hay duda alguna acerca de cul es la interpretacin correcta. La reverencia que exige no puede limitarse a la liturgia y alabanza de la Iglesia, por esplendidas que sean; deben vivirse y se manifestarse en cada momento de nuestra vida, tanto en la iglesia como en el mundo. En los Padres d ela 52

Iglesia encontramos interpretaciones muy iluminadoras de esta peticin, siempre en este sentido. Ven esta reverencia ejemplificada en tres direcciones. 1- Reverenciamos a Dios cuando nuestras creencias acerca de Dios son dignas de Dios. Es decir que la doctrina pura y la enseanza genuina son reverencia hacia Dios; la doctrina falsa y la enseanza falsa son irreverencia hacia Dios. Orignes (On Prayer 24) destaca esto. Dios se ha revelado como el que es (xodo 3:14). Todo el mundo hace sus propias suposiciones sobre Dios; todo el mundo sabe algo acerca de Dios; pero el hombre, por ser hombre, solo puede captar una pequesima parte de la santidad de Dios. Y porque somos tan propensos a equivocarnos y a confundir verdades parciales con la verdad total, se nos ensea a orar: que el concepto de Dio sea santificado entre nosotros. El que introduce en su concepto de Dios ideas que no corresponden toma el nombre de Dios en vano. Como por el nombre de Dios se entiende la naturaleza y el carcter de Dios, cualquiera que introduce a su concepto de Dios ideas y pensamientos incompatibles con el carcter verdadero de Dios es culpable de ser irreverente y de no santificar el nombre de Dios. Un ejemplo evidente: los griegos con sus ancdotas de guerras, de batallas, de luchas, los amores y los odios, las seducciones, los adulterios de los dioses, eran en realidad culpables de ser irreverentes porque introducan en el concepto de Dios cosas que no tenan porqu estar all. Pero los mismos cristianos estn lejos de estar libres de toda culpa en este asunto. Muchas veces los hombres han rechazado ideas sobre Dios que lo muestran salvaje, vengativo, duro y cruel, todo lo contrario al Dios que vemos en Jesucristo. Habr muchos que no estn de acuerdo pero podra ser que los que 53

presentaron a Dios como el que rechaza del cielo a los nios que no han sido bautizados y que predestina a algunos al cielo y a otros al infierno, para su propia gloria, son culpables de irreverencia. Ha habido veces en que Dios ha sido presentado como un Dios de batallas y como una especie de aliado nacional. Ha habido veces en que algunos lo han presentado a Dios segn sus teoras de superioridad racial. Ha habido veces en que otros han usado sus ideas de Dios para ponerle barreras a todo progreso social, en que hicieron, por cierto, de la religin el opio del pueblo, en que hicieron de la religin la razn por la cual se deba mantener el status quo. Ha habido teoras de la expiacin que contraponen un Dios de justicia y un Cristo de amor, de sacrificio. Bien dijo Juan Wesley de alguien de esta creencia: "Tu Dios es mi demonio". Permitir que pasen a formar parte de nuestro concepto de Dios cosas que son indignas de El y cosas que no corresponden a Dios que es el Dios y Padre de Muestro Seor Jesucristo, es no santificar el nombre de Dios; es ser culpable de irreverencia y peor an, es la razn por la cual varios miles de hombres y mujeres se han apartado de la Iglesia y enseanza. Si vamos a santificar el nombre de Dios deberemos estar seguros de que el concepto que tenemos de Dios es genuinamente cristiano. 2- Reverenciamos a Dios y santificamos el nombre de Dios cuando nuestra vida honra a Dios a otros hacia l. Esta es una idea a la cual una y otra vez los Padres de la Iglesia. Cirilo de Jerusaln (Catechetical Lecture 23) dice que evidentemente el nombre de Dios es por s y por su naturaleza santo, digamos lo que digamos y hagamos lo que hagamos. La oracin no puede querer decir que el nombre de Dios deba hacerse santo por no serlo. Repetimos esta oracin porque el nombre de Dios "se hace santo en nosotros, cuando nosotros somos santos y 54

hacemos cosas dignas de la santidad". Cipriano (On the Lord's Prayer 12) dice que es imposible que querramos la santidad de Dios por medio de nuestra oracin; lo que s pedimos es que "su nombre sea santificado en nosotros". Tertuliano (On Prayer 3) dice exactamente lo mismo. "Oramos que el nombre de Dios sea santificado en nosotros". Agustn (El Sermn del Monte 5:19) seala esto mismo. No es que el nombre de Dios no sea santo. Oramos para que los hombres lo consideren santo, es decir que Dios llegue a estar tan cerca nuestro que no habr nada ms santo para nosotros que su nombre y sentiremos horror de ofenderlo. Este tema lo trata en forma extensa y completa Gregorio de Nisa en su tercer sermn sobre el Padrenuestro. Repetimos esta oracin porque la naturaleza humana es demasiado dbil para lograr las cosas que sabe que debe lograr. Slo podemos llevar a cabo el bien con la ayuda divina. Y de todo lo bueno lo ms importante para nosotros es que Dios debe ser glorificado a travs de nuestras vidas. Esto, dice Gregorio, se nos har ms claro si lo vemos primero desde el punto de vista negativo. Pablo condena (Romanos 2:24) a los que por quienes Dios dice: "El nombre de Dios es blasfemado entre las naciones". Los cristianos estn viviendo en un medio ambiente pagano; y si los paganos ven que los cristianos llevan vidas inmorales, irreligiosas y poco hermosas, le atribuirn la fealdad de esas vidas no a las faltas del cristiano como individuo sino al cristianismo, del cual el cristiano individual es ejemplo y representante. Se culpa por tal conducta no al cristiano sino al cristianismo. La oracin significa en realidad: "Que el nombre de Dios sea santificado en m, para que los dems puedan ver nuestras obras buenas y glorifiquen a nuestro Padre que est en los cielos". Cualquier persona razonable se ver, en 55

realidad, obligada a glorificar a Dios "si ve en los que creen en l una vida firmemente fundada en la virtud. . . limpia de todo pecado, libre de toda sospecha de maldad, y brillante de temperancia y prudencia santa". Luego Gregorio pasa a describir la vida que llevar quien en vida santifica el nombre de Dios: El que lleva esta vida opondr con fortaleza a los ataques de las pasiones; como slo toma de la vida lo que necesita, no est debilitado por los lujos del cuerpo y es un verdadero extrao en todo lo que se refiere a borracheras, holganza y engreimiento jactancioso. Toca la tierra pero apenas, con las puntas de los pies, porque no est sumergido en los placeres de la vida, y est ms all de todo engao de los sentidos. Y as, aunque en la carne, lucha por la vida inmaterial. Considera que su nica riqueza es la posesin de sus virtudes y que su nica nobleza es su intimidad con Dios. Su nico privilegio y poder es su dominio de s mismo para no ser un esclavo de sus pasiones humanas. Se entristece si se prolonga su vida en este mundo material; como los que se marean se apresura a llegar al puerto de descanso". Contina diciendo que cuando repite esta peticin lo que en realidad pide es: "Que con tu ayuda pueda ser libre de culpa, justo y piadoso, que me abstenga de todo mal, que hable la verdad y haga justicia. Que ande por el camino recto, brillando de temperancia, adornado de incorrupcin, hermoseado por la sabidura y la prudencia. Que pueda meditar en las cosas elevadas y desechar lo terrenal, mostrando una forma de vida angelical. Pues slo se puede glorificar a Dios mediante la virtud, que es testigo de que el Poder divino es la causa de su bondad". Aqu esta peticin est dirigida a nosotros. Slo puede ser santificado el nombre de Dios cuando cada acto de nuestra vida es un testimonio de nuestra fe en l, y cuando le damos 56

constantemente crdito al nombre que llevamos. Los Padres de la Iglesia enfatizaban esto con gran intensidad porque vivan en un medio ambiente pagano y la nica forma en que se poda divulgar el cristianismo para conquistar el mundo era que cada cristiano levara una vida de belleza tal, bondad y verdad que otros quisieran compartir el secreto de esa hermosura. Lo que resultaba fatal era una vida que desprestigiara la fe y la Iglesia cristiana. El hecho es que esta situacin no ha cambiado. Puede ser que no vivamos ahora en una sociedad hostil al cristianismo; vivimos en una sociedad donde el cristianismo y la Iglesia estn fuera de lugar. Y si el cristiano puede sucumbir ante el dolor, si su vida est tan frustrada e insatisfecha como la vida del no-cristiano, si est tan preocupado y angustiado, tan nervioso e intranquilo, tan culpable de fraude, de egosmo, de medirlo todo con valores materiales como el que no profesa el cristianismo, entonces, por supuesto, nadie querr al cristianismo porque la conclusin evidente a la que se llega es que de nada sirve. Nietsche, el famoso filsofo pagano alemn, dijo algo que desafa a todo cristiano profesante: "Demustrame que ests redimido y entonces creer en tu redentor". La esencia misma de esta peticin es que en ella pedimos que Dios nos permita mostrar que estamos redimidos, para que i nuestras vidas l pueda ser glorificado y para je a travs nuestro otros puedan desear el secreto que poseemos. Esta peticin ruega que se nos permita mostrarles a los hombres a Cristo para que los hombres puedan desear a Cristo. 3 Es bien claro que esta peticin representa no, slo una oracin de nuestra parte sino tambin una exigencia por parte de Dios, una exigencia que sin la ayuda de Dios no podemos cumplir. Si, entonces, vamos a santificar el nombre de Dios, 57

deberemos, antes que nada, entronizar a Dios en nuestros corazones. En su comentario sobre esta peticin Orgenes (On Prayer 24:4) tiene una exgesis hermosa, si bien un tanto exagerada. Identifica a santificar el nombre de Dios con ensalzar el nombre de Dios. Cita el Salmo 30:1-. "Yo te ensalzo, Yahvh, porque me has levantado; no dejaste rerse de m a mis enemigos". Ensalzar a Dios, santificar el nombre de Dios significa, a la larga, que hacemos de nuestro corazn su templo, su morada, pues slo cuando, more dentro de nuestros corazones lo honrarn nuestras vidas y traern a otros hacia l. Santificado sea tu nombre sta es la peticin que salva a la idea de la paternidad de Dios de todo sentimentalismo y que establece en trminos inconfundibles la obligacin ineludible de reverencia. En ella pedimos que sea Dios mismo quien nos permita darle a l el lugar nico que su naturaleza, carcter y personalidad, tal como fueron manifestados por Jesucristo, exigen y merecen. Y le damos ese lugar slo cuando nuestra comprensin de l es verdaderamente cristiana y no tiene restos de indignidad, y cuando nuestras vidas estn vestidas con la belleza de la santidad, cuando son una permanente invitacin a compartir el secreto que poseemos en Jesucristo. Y sabemos que eso nunca lo podemos hacer hasta tanto lo entronicemos como Rey en nuestros corazones. En su catecismo Mayor, Martn Lutero plantea la pregunta: "Cmo lo santificamos (al nombre de Dios) entre nosotros?" Y da la respuesta: "Cuando nuestra vida y doctrina es verdaderamente cristiana". Por lo tanto, pues, esta peticin es a la vez que un desafo a la accin cristiana, una invitacin al compromiso cristiano.

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Captulo 4Vnganos tu ReinoSera posible y natural opinar que "Vnganos tu Reino" es la peticin central del Padrenuestro puesto que el Reino de Dios constitua el mensaje y la proclamacin central de Jess. Cuando Marcos narra la primera aparicin pblica de Jess hace un resumen de su mensaje: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios est cerca; convertios y creed en la Buena Nueva". (Marcos 1:14; vase Mateo 4:17). Lucas nos relata cmo les anunci Jess a sus discpulos que deban movilizarse. "Tambin a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado". (Lucas 4:43). La proclama del Reino no era nada menos que el propsito por el cual haba venido Jess al mundo. Que la idea del Reino es central lo da el hecho que la frase el Reino de Dios o el Reino de los Cielos aparece cuarenta y nueve veces en Mateo, diecisis veces en Marcos y treinta y ocho veces en Lucas. Lgicamente, si esta idea es una parte del mensaje de Jess deberemos comprender con claridad qu es el Reino y qu tiene que ver con nosotros antes de repetir esta oracin. Hay dos hechos generales que debemos considerar en primer lugar. 1 Quizs sera mejor que nos refiriramos al reinado de Dios. En la actualidad el trmino reino, nos da la idea de un terreno o territorio, como cuando hablamos por ejemplo del 59

Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte. Pero en el Nuevo Testamento el Reino no es un territorio, es el reinado de Dios. "El Reino de Dios est cerca" significa "Dios est a punto de comenzar su reinado; la soberana, el podero real de Dios en el mundo est por comenzar". 2 En el Nuevo Testamento encontramos dos frases: el Reino de Dios y el Reino de los Cielos. Las dos frases tienen exactamente el mismo significado y sera un error tratar de encontrar diferencias. Sucede que Mateo casi nunca se refiere al Reino de Dios y casi siempre habla del Reino de los Cielos, mientras que Marcos y Lucas casi nunca hablan de Reino de los Cielos y siempre se refieren al Reino de Dios. Y hay una explicacin para esto. El judo devoto evitaba pronunciar el nombre de Dios. Siempre que era posible usaba alguna perfrasis. La perfrasis evidente para Dios es cielo. Mateo es el ms judo de los escritores del Evangelio y para no usar el nombre de dios habla del Reino de los Cielos, mientras que Marcos y Lucas `que no tienen esa influencia juda no ponen reparos en hablar del Reino de Dios. Uno de los hechos ms curiosos de los evangelios es que no hay una definicin del Reino. Al Reino no se le describe en cuadros o analogas y en sus exigencias y efectos pero nunca se lo define en palabras. El estilo literario hebreo se caracteriza por el uso continuado del paralelismo. Es una costumbre hebrea comn decir las cosas dos veces; y la segunda parte del paralelo repite o ampla o explica la primera. Vemos esta caracterstica hebrea en casi todos los versculos de los Salmos. Con nosotros Yahvh Seboat, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob (salmo 46:7). 60

Yahavh, tu guardan, Tu sombra, Yahavh, a tu diestra. (Salmo 121:5) En el Padrenuestro hay dos peticiones, una a continuacin de la otra: "Venga tu Reino; Hgase tu voluntad as en la tierra como en el cielo". , (Mateo 6:10). Si pudiramos dar por sentado que ste es un ejemplo normal de paralelismo hebreo y que la segunda parte explica y define a la primera, entonces podramos llegar a la siguiente definicin: El Reino de Dios es una sociedad terrenal donde se hace la voluntad de Dios tan perfectamente como en el cielo. Es decir, que hacer la voluntad de Dios y estar en el Reino es exactamente lo mismo. Ser ciudadano de un reino y ser sbdito de un rey implica obedecer las leyes de ese reino y las rdenes de ese rey. Ser miembro del Reino de Dios implica necesariamente aceptar la voluntad de Dios. Esto explica el lugar que ocupa Jess en el Reino y tambin explica ciertos dichos enigmticos del Nuevo Testamento. Segn Mateo 11:11 Jess dijo: "En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el ms pequeo en el Reino de los Cielos es mayor que l" (vase Lucas 7:28). Se implica que con la venida de Jess y con la venida del Reino vino algo completamente nuevo. Qu es eso completamente nuevo? Recordemos nuestra definicin de Reino. Estar en el Reino significa aceptar perfectamente y hacer perfectamente la 61

voluntad de Dios. Jesucristo fue el nico que alguna vez acept y llev a cabo la voluntad de Dios. Por lo tanto, con Jess lleg el Reino. En l lleg el Reino. El encarna al Reino. Jess no slo proclam el Reino; l es el Reino demostrado en vida humana. El les trajo a los hombres el mensaje y la manifestacin del Reino. De inmediato vemos al Reino en funcin de la voluntad de Dios, el Reino llega a ser algo personal. El Reino de Dios no es algo que desde el principio tiene que ver con naciones, pueblos y pases. El Reino de Dios es algo que comienza conmigo. Hablar del Reino no significa proclamar una doctrina teolgica; ni establecer una plataforma poltica; significa afrontar un desafo personal en el cual aceptamos o rechazamos la voluntad de Dios. Los chinos cristianos oraban sabiamente diciendo: Seor has revivir a tu iglesia comenzando conmigo; El Reino compromete la aceptacin individual de la voluntad de Dios. De ah que orar: Venga tu Reino equivale a decir: Seor, aydame a hacer tu voluntad. Esto lo vemos con mayor claridad cuando observamos dos pasajes paralelos del Nuevo Testamento. En Marcos 9:43 leemos. Y si tu mano te es ocasin de pecado, crtatela. Ms vale que entres manco en la vida que con las dos manos, ir a la gehena, al f