Varela, Francisco- -Una circularidad fundamental

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    Una circularidad fundamental:

    en la mente del cientfico reflexivo

    F. Varela, Conocer, las ciencias cognitivas.

    Una condicin dada

    Un cientfico cognitivo de orientacin fenomenolgica que

    reflexionara sobre los orgenes de la cognicin podra razonar as: la

    mente despierta en un mundo. Nosotros no hemos diseado nuestro

    mundo. Simplemente nos hemos hallado con l; hemos despertado

    tanto a nosotros mismos como al mundo que habitamos. Llegamos a

    reflexionar sobre ese mundo mientras crecemos y vivimos.

    Reflexionamos sobre un mundo que no est hecho, sino hallado, y sin

    embargo tambin es nuestra estructura la que nos capacita para

    reflexionar acerca de este mundo. As en la reflexin nos

    encontramos en un crculo: estamos en un mundo que parece estar

    all antes de que comience la reflexin, pero ese mundo no estseparado de nosotros. Para el filsofo francs Maurice Merleau-Ponty,

    el reconocimiento de este crculo abra un espacio entre el yo y el

    mundo, entre lo interno y lo externo. Este espacio no era un abismo

    ni una divisoria; abrazaba la distincin entre yo y mundo, mas

    brindaba la continuidad entre ambos. Su apertura revelaba un camino

    intermedio, un entre-deux. En el prefacio a su Fenomenologa de la

    percepcin, Merleau-Ponty escriba:

    Cuando comienzo a reflexionar, mi reflexin descansa sobre una

    experiencia no reflexiva; ms aun, mi reflexin no puede no captarse

    como un acontecimiento, y as se manifiesta a s misma a la luz de un

    acto verdaderamente creativo, de una estructura modificada de

    conciencia, y empero, debe reconocer, concedindole prioridad sobre

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    sus propias operaciones, ese mundo que es dado al sujeto porque el

    sujeto es dado a s mismo... La percepcin no es una ciencia del

    mundo, ni siquiera es un acto, una toma deliberada de posicin; es el

    trasfondo a partir del cual todos los actos sobresalen y estpresupuesta por ellos. El mundo no es un objeto tal que yo tenga en

    mi posesin la ley de su constitucin; es el mbito natural, el campo

    de todos mis pensamientos y de todas mis percepciones explcitas.(l)

    Y hacia el final del libro escriba:

    El punto esencial es comprender plenamente el proyecto del

    mundo en que estamos. Lo que hemos dicho del mundo como

    inseparable de los puntos de vista sobre el mundo nos ayudar aqu a

    entender la subjetividad como inherente al mundo.(2).

    La ciencia (y la filosofa, llegado el caso) opta en general por

    ignorar lo que podra haber en ese entre-deuxo camino intermedio.

    En verdad, se podra responsabilizar en parte a Merleau-Ponty, pues

    en su Fenomenologa, al menos, l vea la ciencia como

    primariamente no reflexiva; argumentaba que la ciencia

    ingenuamente presupona la mente y la conciencia. En realidad, sta

    es una de las posturas extremas que puede, adoptar la ciencia., El

    observador que un fsico del siglo XIX tena en mente a menudo se

    describe como un ojo incorpreo que mira objetivamente el juego de

    los fenmenos. 0, para cambiar la metfora, se poidra imaginar a tal

    observador como un agente cognitivo que desciende a la tierra

    considerndola una realidad desconocida y objetiva que debe

    describir. Sin embargo, las criticas a esta posicin pueden irse

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    fcilmente al extremo opuesto. El principio de indeterminacin de la

    mecnica cuntica, por ejemplo, a menudo se utiliza para abrazar un

    subjetivismo en el que la mente "construye" el mundo por s misma.

    Pero cuando nos volvemos sobre nosotros mismos para hacer denuestra cognicin nuestro tema cientfico -y ello es precisamente lo

    que intenta la nueva ciencia de la cognicin-, ninguna de estas

    posiciones (el supuesto de un observador incorpreo o el de una

    mente des-mundada) resulta adecuada.

    Pronto nos internaremos ms en esta cuestin. Por el momento,

    deseamos hablar con mayor precisin acerca de esta ciencia que ha

    cobrado dicho viraje. Qu es esta nueva rama de la ciencia?

    Qu son las ciencias cognitivas?

    "Ciencias cogntivas" es el nombre actual de esta nueva

    disciplina.(3) En su sentido ms amplio, el trmino se usa para

    indicar que el estudio de la mente es en s mismo una empresa

    cientfica valedera. Las ciencias cognitivas an no estn establecidas

    como disciplina madura. An no se ha convenido un rumbo ni existen

    muchos investigadores que constituyan una comunidad, como ocurre,

    por ejemplo, con la fsica atmica o la biologa molecular. Se trata de

    un conjunto de disciplinas ms que de una disciplina aparte. La

    inteligencia artificial ocupa un polo importante, y el modelo

    informtico de la mente es un aspecto dominante de todo el campo.

    En general se considera que las dems disciplinas son la lingstica, la

    neurociencia, la psicologa, a veces la antropologa y la filosofa de la

    mente. Cada disciplina dara una respuesta algo diferente a la

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    pregunta de qu es la mente o la cognicin, una respuesta que

    reflejara sus propios intereses especficos. El desarrollo futuro de las

    ciencias cognitivas dista pues de ser claro, pero lo que se ha

    producido ya ha tenido un profundo impacto, y tal vez esto contine.

    Desde Alexandre Koyr hasta Thomas Kuhn, los historiadores y

    cientficos modernos han argumentado que la imaginacin cientfica

    sufre mutaciones radicales de una poca a otra, y que la historia de

    la ciencia se parece ms a una saga novelstica que a un progreso

    lineal. En otras palabras, hay una historia humana de la naturaleza,

    una historia que merece diversos enfoques narrativos. Junto con

    dicha historia humana de la naturaleza hay una correspondiente

    historia de las ideas acerca del autoconocimiento humano. Pensemos,

    por ejemplo, en la fsica griega y el mtodo socrtico, o en los

    ensayos de Montaigne y la temprana ciencia francesa. Esta historia

    del autoconocimiento en Occidente an no se ha explorado del todo.

    Empero, es justo decir que siempre hubo precursores de lo que ahora

    llamamos "ciencias cognitivas". pues la mente humana es el ejemplo

    ms cercano y familiar de la cognicin, y del conocimiento.

    En esta, historia paralela de la mente y la naturaleza, la fase

    moderna de las ciencias cognitivas puede representar una mutacin.

    En esta poca, la ciencia (es decir, el conjunto de cientficos que

    definen qu debe ser la ciencia) no slo reconoce que la investigacin

    del conocimiento es legtima, sino que tambin concibe el

    conocimiento en una amplia perspectiva interdisciplinaria, ms all de

    los confines comunes de la epistemologa y la psicologa. Esta

    mutacin, que tiene apenas treinta aos, fue introducida.

    enfticamente mediante el programa "cognitivista" (que

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    comentaremos despus), as como el programa darwiniano inaugur

    el estudio cientfico de la evolucin, aunque otros se haban

    interesado antes en ella.

    Ms aun, a travs de esta mutacin, el conocimiento se ha ligado

    tangible e inextricablemente con una tecnologa que transforma las

    prcticas sociales que lo posibilitaron: la inteligencia artificial

    constituye el ejemplo ms visible. La tecnologa, entre otras cosas,

    acta como amplificador. No podemos separar las ciencias cognitivas

    de las tecnologas cognitivas sin despojar a unas u otras de un vital

    elemento complementario. A travs de la tecnologa, la exploracin

    cientfica de la mente brinda a la sociedad en general un espejo sin

    precedentes que trasciende el crculo del filsofo, el psiclogo, el

    terapeuta o cualquier individuo que procure indagar su propia

    experiencia.

    Por primera vez, la sociedad occidental enfrenta en su vida y sus

    actividades cotidianas problemas tales como: es la mente una

    manipulacin de smbolos? Puede una mquina comprender el

    lenguaje? Estas preocupaciones no son meramente tericas sino que

    afectan directamente la vida de las personas. No es sorprendente que

    los medios de comunicacin demuestren un constante inters en las

    ciencias cognitivas y la tecnologa asociada con ellas, y que la

    inteligencia artificial haya penetrado profundamente en la mente de

    los jvenes a travs de los juegos de computacin y la ciencia ficcin.

    Este inters popular es signo de una profunda transformacin.

    Durante milenios los seres humanos han tenido una comprensin

    espontnea de su propia experiencia, una comprensin arraigada en

    el contexto de su tiempo y su cultura, y alimentada por dicho

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    contexto. Ahora esta comprensin espontnea se enlaza

    inextricablemente con la ciencia, y puede ser transformada por ella.

    Muchos deploran esta revolucin, y otros la celebran, pero lo

    innegable es que se est produciendo con creciente velocidad y

    profundidad. El dilogo fecundo entre investigadores, tecnlogos y

    pblico encierra un potencial para la transformacin profunda de la

    conciencia humana, una posibilidad fascinante que presenta una de

    las aventuras ms interesantes del mundo actual. Este texto aspira a

    contribuir a esa conversacin transformadora.

    A travs de este libro enfatizaremos la diversidad de visiones

    dentro de las ciencias cognitivas. A nuestro juicio, las ciencias

    cognitivas no constituyen un campo monoltico, aunque tienen, como

    toda actividad social, polos de dominacin, de modo que algunas delas voces que intervienen cobran mayor fuerza que otras en diversos

    perodos. En verdad, este aspecto sociolgico de las ciencias

    cognitivas es asombroso, pues la "revolucin cognitiva" de las ltimas

    cuatro dcadas recibi una fuerte influencia a travs de lneas

    especficas de investigacin y financiacin en los Estados Unidos.

    No obstante, aqu tenderemos a enfatizar la diversidad.

    Proponemos enfocar las ciencias cognitivas como si abarcaran tres

    etapas sucesivas. Abordaremos dichas etapas en la segunda, tercera

    y cuarta parte respectivamente. Pero, para orientar al lector, he aqu

    una resea general de estas etapas. Las hemos dibujado como un

    mapa "polar" con tres anillos concntricos (figura 1.1).

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    Cognitivismo

    Emergencia

    Enactivo

    Inteligencia artificial

    Linguistica

    Filosofa

    Ciencias

    Cognitivas

    Neurociencia

    Johnson

    Maturana

    Goodman

    Dreyfus

    Rorty

    Bruner

    Piaget

    Globus

    Freeman

    Grossberg

    Holland

    Brooks

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    Winograd

    Flores

    Lakoff

    Smolentzky

    Ballard

    Feldman

    Searly

    Hofstadter

    Denet

    McClelland

    Rumelhart

    Neisser

    John

    Abeles

    Marr

    Poggio

    Arbib

    Hinton

    McCarty

    Simon

    Newell

    Chomsky

    Fodor

    Phylishyn

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    Barlow

    Linas

    Hubel

    Wiesel

    Figura 1.1

    Una carta conceptual de las ciencias cognitivas actuales con

    forma de mapa polar, con las disciplinas respectivas en las

    dimensiones angulares y los diversos enfoques en el eje radial.

    Las tres etapas corresponden al movimiento sucesivo desde el

    centro a la periferia; cada anillo indica un importante cambio en el

    marco terico de las ciencias cognitivas. Movindonos alrededor del

    crculo, hemos situado las principales disciplinas que constituyen el

    campo de las ciencias cognitivas. As tenemos un mapa conceptual

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    donde podemos situar el nombre de diversos investigadores cuya

    obra es representativa y aparecer en nuestros siguientes

    comentarios.*

    En la segunda parte (captulos 3 y 4), comenzamos con el centro

    o ncleo de las ciencias cognitivas, conocido generalmente como

    cognitivismo.(4) La herramienta central y la metfora rectora del

    cognitivismo es el ordenador dgital. Un ordenador o computador es

    un artilugio fsico construido de tal modo que un conjunto particular

    de sus cambios fsicos se puede interpretar como computaciones. Una

    computacin es una operacin llevada a cabo sobre smbolos, es

    decir, sobre elementos que representan aquello a que aluden. (Por

    ejemplo, el smbolo 7 representa el nmero 7.) Simplificando por el

    momento, podemos decir que el cognitivismo consiste en la hiptesis

    de que la cognicin -la humana incluida- es la manipulacin de

    smbolos al estilo de los ordenadores digitales. En otras palabras, la

    cognicin es representacin mental: se piensa que la mente opera

    manipulando smbolos que representan rasgos del mundo, o,

    representan el mundo como si fuera de tal manera. De acuerdo con

    esta hiptesis cognitivista, el estudio de la cognicin en cuanto

    representacin mental brinda el dominio propio de las ciencias

    cognitivas. Se sostiene que dicho dominio es independiente de la

    neurobiologa, en un extremo, y de la sociologa y la antropologa, enel otro.

    El cognitivismo tiene la virtud de ser un programa de

    investigacin bien definido, pues cuenta con instituciones

    prestigiosas, publicaciones, tecnologa aplicada e intereses

    comerciales internacionales. Lo consideramos el centro o ncleo de

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    las ciencias cognitivas porque domina la investigacin en tal medida

    que a menudo se lo toma por las ciencias cognitivas en s mismas. En

    los ltimos aos, sin embargo, han surgido otros enfoques, los cuales

    difieren del cognitivismo en dos lneas bsicas de disenso:

    1) Una crtica del procesamiento de smbolos como vehculo

    apropiado para las representaciones.

    2) Una crtica de la pertinencia de la nocin de representacin

    como pivote de las ciencias cognitivas.

    La primera alternativa, que denominamos "emergencia" y

    exploramos ms plenamente en la tercera parte (captulos 5 y 6), se

    suele denominar conexionismo. Este nombre deriva de la idea de que

    muchas tareas cognitivas (por ejemplo, la visin y la memoria)

    parecen manipularse mejor mediante sistemas integrados por

    muchos componentes, los cuales, cuando se conectan mediante las

    reglas apropiadas, generan la conducta global correspondiente a la

    tarea deseada. El procesamiento simblico, sin embargo, est

    localizado. Las operaciones con smbolos se pueden especificar

    usando slo la forma fsica de los smbolos, no su significado. Desde

    luego, este rasgo de los smbolos nos permite construir un artefacto

    fsico para manipularlos. La desventaja es que la prdida de cualquier

    parte de los smbolos o las reglas de su manipulacin deriva en una

    seria disfuncin. Los modelos conexionistas generalmente abordan el

    procesamiento localizado y simblico de operaciones distribuidas es

    decir, operaciones que se extienden sobre una red de componentes, y

    as derivan en la emergencia de propiedades globales resistentes a la

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    disfuncin local. Para los conexionistas, una representacin consiste

    en la correspondencia entre un estado global emergente y las

    propiedades del mundo; no es una funcin de smbolos particulares.

    La segunda alternativa, que exploramos y defendemos en la

    cuarta parte (captulos 7-9) de este libro, nace de una insatisfaccin

    ms profunda que la bsqueda conexionista de otras posibilidades al

    margen del procesamiento simblico. Cuestiona la centralidad de la

    nocin de que la cognicin sea fundamentalmente representacin,

    pues dicha nocin oculta tres supuestos fundamentales. El primero es

    que habitamos un mundo con propiedades particulares, tales como

    longitud, color, movimiento, sonido, etctera. La segunda es que

    "captamos" o "recobramos" estas propiedades representndolas

    internamente. El tercero es que un "nosotros" subjetivo separado es

    quien hace estas cosas. Estos tres supuestos implican un fuerte

    compromiso -a menudo tcito e incuestionado con el realismo o el

    objetivismo/subjetivismo acerca de cmo ese mundo, qu somos

    nosotros y cmo llegamos a conocer el mundo.

    Sin embargo, aun el bilogo ms recalcitrante tendra que

    admitir que hay muchas maneras de ser del mundo --en verdad,

    muchos mundos de experiencia-, segn la estructura del ser

    involucrado y las clases de distinciones que es capaz de realizar. E

    incluso si restringimos nuestra atencin a la cognicin humana, hay

    muchas maneras diversas en que puede ser el mundo.(5) Esta

    conviccin no objetivista (y tambin no subjetivista, en el mejor de

    los casos est creciendo lentamente en el estudio de la cognicin.

    Hasta ahora, sin embargo, esta nueva orientacin no tiene un

    nombre bien establecido, pues es ms bien un paraguas que cubre a

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    una cantidad relativamente pequea de gente que trabaja en

    diversos campos. Proponemos la designacin enactvo* para enfatizar

    la creciente conviccin de que la cognicin no es la representacin de

    un mundo pre-dado por una mente pre-dada sino ms bien la puestaen obra de un mundo y una mente a partir de una historia de la

    variedad de acciones que un ser realiza en el mundo. El enfoque

    enactivo toma seriamente, pues, la crtica filosfica de la idea de que

    la mente es un espejo de la naturaleza, e incluso aborda este

    problema desde el corazn de la ciencia.(6)

    Las ciencias cognitivas dentro del crculo

    Comenzamos este captulo con una reflexin sobre la circularidad

    fundamental del mtodo cientfico, en la cual reparara un cientfico

    cognitivo de inclinacin filosfica. La expresin ms obvia de esteenfoque se encuentra en la neurociencia, donde se investiga la

    cognicin examinando las propiedades del cerebro. Se pueden asociar

    estas propiedades de base biolgica con la cognicin slo a travs de

    la conducta. Slo porque esta estructura, el cerebro, sufre

    interacciones en un medio ambiente, podemos etiquetar la conducta

    resultante como cognitiva. El supuesto bsico, pues, es que podemos

    atribuir (aunque toscamente) estructuras cerebrales especficas a

    cada forma de conducta y experiencia. Inversamente, los cambios en

    la estructura cerebral se manifiestan en alteraciones conductuales y

    experienciales. Podemos diagramar este enfoque de la siguiente

    manera (en este y los siguientes diagramas, las dobles flechas

    expresan interdependencia o especificacin mutua).

    ESTRUCTURA

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    CONDUCTA Y EXPERIENCIAS

    Fig 1.2 Interdependencia o especificacin mutua de la

    estructura y la conducta/experiencia.

    Pero, pensndolo bien, por razones de coherencia no podemos

    evitar la implicacin lgica de que, dado este enfoque, toda

    descripcin cientfica de fenmenos biolgicos o mentales debe ser

    producto de la estructura de nuestro propio sistema cognitivo.

    Podemos representar esto en el siguiente diagrama:

    Estructura de la cognicin del

    cientfico

    ESTRUCTURA

    CONDUCTA Y EXPERIENCIAS

    Fig 1.3 Interdependencia de la descripcin cientfica y de

    nuestra estructura cognitiva.

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    Ms aun, el acto de reflexin que nos indica esto, ese mismo acto

    de reflexin, no viene de ninguna parte; nos encontramos realizando

    ese acto de reflexin a partir de un trasfondo dado (en un sentido

    heideggeriano) de creencias y prcticas biolgicas, sociales y

    culturales.(7) Describimos as este nuevo paso:

    Creencias y prcticas biolgicas, sociales y culturales

    Del transfondo

    Estructura de la cognicin del

    cientfico

    ESTRUCTURA

    CONDUCTA Y EXPERIENCIAS

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    Fig 1.4 Interdependencia de la reflexin y el trasfondo de

    creencias y prcticas biolgicas , sociales y culturales.

    Pero una vez ms, la postulacin misma de dicho trasfondo es

    algo que hacemos nosotros: nosotros, seres vivientes corpreos,

    estamos aqu, pensando este diagrama, incluyendo lo que

    denominamos trasfondo. As que, en rigor, deberamos subtitular

    toda nuestra empresa:

    Pensamientos filosficos de una persona presuntamentecorprea

    Creencias y prcticas biolgicas, sociales y culturales

    Del transfondo

    Estructura de la cognicin del

    cientfico

    ESTRUCTURA

    CONDUCTA Y

    EXPERIENCIAS

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    Fig 1.5 Interdependencia del trasfondo y la corporeidad.

    Esta nueva capa indica esta corporalidad, este aqu y ahora.

    Obviamente, estas capas sucesivas continuaran indefinidamente,

    como en un dibujo de Escher. Este ltimo paso revela que, en vez de

    aadir etapas de abstraccin continua, debiramos volver adonde

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    empezamos, a la concrecin y particularidad de nuestra experiencia,

    aun en la empresa de la reflexin. La virtud fundamental del enfoque

    enactivo tal como se lo explora en este libro es su aptitud para ver

    nuestras actividades como reflejos de una estructura sin perder devista el carcter directo de nuestra propia experiencia.

    El tema de este libro

    Este libro est dedicado a la exploracin de esta profunda

    circularidad. Procuramos tener en cuenta nuestras elaboraciones

    tericas sobre la estructura sin perder de vista la inmediatez de

    nuestra experiencia.

    Los filsofos han discutido algunos aspectos de la circularidad

    bsica de nuestra condicin de varias maneras, por lo menos desde

    Hegel. El filsofo contemporneo Charles Taylor alude a ello cuando

    dice que somos "animales autointerpretativos" y se pregunta "si

    acaso los rasgos que son cruciales para nuestra autocomprensin

    como agentes no pueden recibir ningn sitio en nuestra teora

    explicativa".(8) La respuesta habitual de los cientficos cognitivos est

    bien expresada por Daniel Dennett, cuando escribe que "cada teora

    cognitivista que se defiende o se aborda actualmente... es una teora

    del nivel subpersonal. No me resulta claro, en verdad, cmo una

    teora psicolgica -a diferencia de una teora filosfica- podra no ser

    una teora subpersonal".(9) Para Dennett, nuestra autocomprensin

    supone nociones cognitivas tales como el creer, el desear y el

    conocer, pero no las explica. Por ende, si el estudio de la mente ha de

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    ser riguroso y cientfico, no se puede limitar a explicaciones

    relacionadas con rasgos esenciales para nuestra autocomprensin.

    Retomaremos este problema al final del captulo 3. Por el

    momento slo deseamos enfatizar la profunda tensin actual entre

    ciencia y experiencia. En el mundo actual la ciencia es tan dominante

    que le otorgamos autoridad para explicar aunque niegue lo ms

    inmediato y directo: nuestra experiencia cotidiana e inmediata. As, la

    mayora de la gente sostendra como verdad fundamental la versin

    cientfica de que la materia/espacio consiste en cmulos de partculas

    atmicas, considerando menos profundo y verdadero, a pesar de su

    riqueza, aquello que encuentra en su experiencia cotidiana. No

    obstante, cuando nos relajamos en el bienestar corporal inmediato de

    un da soleado o de la tensin corporal de correr ansiosamente para

    alcanzar un autobs, dichas explicaciones del espacio/material se

    esfuman en el trasfondo como abstractas y secundarias.

    Cuando se examina la cognicin o la mente, la pretensin de

    desechar la experiencia es insostenible e incluso paradjica. La

    tensin se agudiza en las ciencias cognitivas porque las ciencias

    cognitivas se encuentran en la encrucijada donde se encuentran las

    ciencias naturales y las ciencias humanas. Las ciencias cognitivas son

    pues bifrontes como Jano, pues miran hacia ambos caminos al mismo

    tiempo. Una de sus caras mira la naturaleza y ve los procesos

    cognitivos como conducta. La otra mira el mundo humano (o lo que

    los fenomenlogos denominan lebenswelt, "mundo-vida" o "mundo

    de la vida") y ve la cognicin como experiencia.

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    Cuando ignoramos la circularidad fundamental de nuestra

    situacin, esta doble faz de las ciencias cognitivas genera dos

    extremos: o bien suponemos que nuestra autocomprensin humana

    es falsa y que eventualmente ser reemplazada por cienciascognitivas maduras, o bien suponemos que no puede haber ciencia

    del "mundo-vida" humano porque la ciencia siempre debe

    presuponerlo.

    Estos dos extremos sintetizan buena parte del debate filosfico

    en tomo de las ciencias cognitivas. En un extremo, los filsofos como

    Stephen Stich y Paul y Patricia Churchland arguyen que nuestra

    autocomprensin es simplemente falsa.(10) (Ntese la sugerencia de

    Churchland de que podramos aludir a estados cerebrales en vez de

    experiencias en el discurso cotidiano.) En el otro extremo se

    encuentran filsofos como Hubert Taylor y Charles Taylor, quienes

    dudan seriamente de la posibilidad de una ciencia cognitiva (quiz

    porque a menudo parecen aceptar la ecuacin ciencias

    cognitivas/cognitivismo).(11) El debate recapitula pues -aunque con

    nuevos giros- oposiciones tpicas en el seno de las ciencias humanas.

    Si, en medio de esta confusin, el destino de la experiencia humana

    ha quedado librado a los filsofos, esa falta de acuerdo no es un buen

    augurio.

    A menos que trascendamos estas oposiciones, la brecha entre

    ciencia y experiencia se ahondar en nuestra sociedad. Ninguno de

    ambos extremos es viable en una sociedad pluralista que debe

    abrazar tanto la ciencia como la realidad de la experiencia humana.

    Negar la verdad de nuestra experiencia en el estudio cientfico de

    nosotros mismos no slo es insatisfactorio sino que priva a dicho

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    estudio de su temtica. Pero suponer que la ciencia no puede

    contribuir a la comprensin de la -experiencia puede equivaler al

    abandono, dentro del contexto moderno, de la tarea de la

    autocomprensin. La experiencia y la comprensin cientfica soncomo dos piernas sin las cuales no podemos caminar.

    Podemos expresar esta misma idea en trminos positivos:

    nuestra comprensin de la cognicin slo puede ser ms completa y

    alcanzar un nivel satisfactorio si disponemos de un terreno comn

    para las ciencias cognitivas y la experiencia humana. Proponemos

    pues una tarea constructiva: ensanchar los horizontes de las ciencias

    cognitivas para incluir el amplio panorama de la experiencia humana

    vivida en un anlisis disciplinado y transformador. Como veremos a

    travs de este trabajo, la bsqueda de esta expansin tiene sus

    races en la investigacin cientfica misma.

    Notas:

    1 Maurice Merleau-Ponty: Phnomnologie de la perception, pgs. ry

    y v.

    2 Ibd., pgs. 463-464.

  • 8/14/2019 Varela, Francisco- -Una circularidad fundamental

    22/23

    3 Para un relato histrico introductorio, vase Gardner: The Minds

    New Science. Para una introduccin accesible, vase Stillings y otros,

    Cognitive Science.

    4 Esta designacin est justificada por Haugeland: -Me Nature and

    Plausibi lity of Cognitivism". A veces se describe el cognitivismo como

    el "paradigma simb lico del "enfoque informtico". Aqu ambas

    designaciones sern sinnimas.

    5 Vase Goodrnan: Woys of Worldmaking.

    6 Vase Rorty: Philosophy and the Mirror ofNature.

    7 La nocin de trasfondo es una idea filosfica bien desarrollada,

    especialmente debida a Heidegger- Ser y tiempo. Vanse secciones

    29, 31, 58, 68. Abordaremos esta nocin en varias formas a travs

    del libro, en vez de explayamos aqu sobre ella.

    8 Taylor: The Significance of Significance: The Case of Cognitive

    Psychology.

    9 Dennett: -Ibward a Cognitive Theory of Consciousness".

  • 8/14/2019 Varela, Francisco- -Una circularidad fundamental

    23/23

    10 Vase Stich: From Folk Psychology to Cognitive Science;

    Churchland: Scientific Realism and the Plasticity of Mind; Churcliland:

    Neurophilosophy. Vase tambin Lyons: The Disappearance of

    Introspection.

    11 Vase Dre~: What Computers Can1t Do; y Taylor: op. cit. Dreyfus

    parece haber modificado esta posicin cuando se trata del

    conexionismo reciente; vase el ensayo escrito en colaboracin con

    Stuart Dreyfus: "Making a Mind versus Modeling the Brain: Artificial

    Intelligence Back at a Branchpoint".

    * Para el neologismo enaccin", vase el captulo 8. [T.]