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Las mil y una noches y Cien años de soledad: falsas presencias e influencias definitivas Author(s): Nicasio Urbina Source: MLN, Vol. 107, No. 2, Hispanic Issue (Mar., 1992), pp. 321-341 Published by: The Johns Hopkins University Press Stable URL: http://www.jstor.org/stable/2904742 . Accessed: 10/08/2013 14:54 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . The Johns Hopkins University Press is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to MLN. http://www.jstor.org This content downloaded from 157.253.50.10 on Sat, 10 Aug 2013 14:54:15 PM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

Urbina Nicasio - Las mil y una noches y Cien años de soledad

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Urbina Nicasio - Las mil y una noches y Cien años de soledad

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  • Las mil y una noches y Cien aos de soledad: falsas presencias e influencias definitivasAuthor(s): Nicasio UrbinaSource: MLN, Vol. 107, No. 2, Hispanic Issue (Mar., 1992), pp. 321-341Published by: The Johns Hopkins University PressStable URL: http://www.jstor.org/stable/2904742 .Accessed: 10/08/2013 14:54

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  • Las mil y una noches y Cien anos de soledad: falsas presencias e

    influencias definitivas

    Nicasio Urbina

    0. Introducci6n

    Una de las funciones tradicionales de la critica literaria es explorar la red de influencias y fuentes que se establece entre diferentes obras literarias. Este tipo de estudio se basa en el criterio subya- cente de que la literatura es un sistema de estructuras interrela- cionadas, y que ninguna obra esta exenta de la influencia, cons- ciente o inconsciente, que una obra en particular puede tener sobre un libro, un periodo o un determinado segmento del espectrum literario. En este trabajo me propongo discutir la influencia que Las mil y una noches y la literatura arabe oral han ejercido en la obra de Gabriel Garcia Marquez, Cien anos de soledad.

    La relaci6n intertextual que propongo como objeto de este estu- dio parece a todas luces evidente. Las mil y una noches es, como varios criticos han anotado, un pre-texto de Cien anos de soledad, ya que forma parte del material narrativo que sostiene el sistema lite- rario propuesto implicita y explicitamente en la obra. Garcia Mar- quez personalmente ha comentado sobre la influencia que Las mil y una noches tuvo en su formaci6n literaria, y numerosos criticos se han dado prisa en corroborar el dato y mostrar las pruebas feha- cientes de dicha influencia. Pero un estudio minucioso del texto y un escrutinio pormenorizado de las colecciones de Las mil y una noches, me han llevado a poner en duda referencias que tradicio- nalmente hemos aceptado como buenas y valederas, y a poner en

    MLN, 107, (1992): 321-341 ? 1992 by The Johns Hopkins University Press

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    tela de jucio la presencia misma de Las mil y una noches en Cien anos de soledad. Esto cobra aun mas validez cuando se le considera a la luz de la concepci6n de la obra como maquina de juego e ilusi6n, y especialmente considerando el gusto de Garcia Marquez por poner pistas falsas y reirse abiertamente del lector y del critico.

    1. Analisis textual

    1.1. Texto y subtexto: Las mil y una noches

    La presencia de Las mil y una noches en Cien anos de soledad se hace evidente hacia la mitad de la novela. En la secci6n decima el nar- rador relata la escena cuando Aureliano Segundo consigui6 que Ursula le permitiera abrir el cuarto de Melquiades. Este se habia mantenido limpio e intacto desde el dia de la muerte del gitano, por eso, cuando Ursula lleg6,

    con un cubo de agua y una escoba para lavar los pisos, no tuvo nada que hacer. Aureliano Segundo estaba abstraido en la lectura de un libro. Aunque carecia de pastas y el titulo no aparecia por ninguna parte, el nifio gozaba con la historia de una mujer que se sentaba a la mesa y s6lo comia granos de arroz que prendia con alfileres, y con la historia del pescador que le pidi6 prestado a su vecino un plomo para su red y el pescado con que lo recompens6 mas tarde tenia un diamante en el est6mago, y con la lampara que satisfacia los deseos y las alfombras que volaban (261).1

    Aureliano Babilonia, el penuiltimo de la estirpe, sera tambien un avido lector de este libro. Al empezar la secci6n dieciocho dice el narrador:

    Aureliano no abandon6 por mucho tiempo el cuarto de Melquiades. Se aprendi6 de memoria las leyendas fantasticas del libro descuadernado, la sintesis de los estudios de Hermann, el tullido; los apuntes sobre las ciencias demonologicas, las claves de la piedra filosofal, las centurias de Nostradamus y sus investigaciones sobre la peste, de modo que lleg6 a la adolescencia sin saber nada de su tiempo, pero con los conocimientos basicos del hombre medieval (429).

    Todo lector medianamente informado, inmediatamente rela-

    1 Esta y todas las citas de Cien anos de soledad vienen de la edici6n de Jacques Joset. Madrid: Catedra, 1984. Paginaci6n entre parentesis en el texto.

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    ciona estos pasaje con Las mil y una noches, tal y como lo confirma la nota de Jacques Joset a su edicion de la obra:

    El libro que lee Aureliano Segundo es Las mil y una noches, segun lo confiesa el propio GGM en su entrevista a E. Scho6, cuyos cuentos han tenido una influencia decisiva en su formaci6n literaria (261, nota 8).

    En realidad Joset cita a Scho6 a traves de Vargas Llosa, en Historia de un deicidio y no por medio del original. Vargas Llosa cita:

    Tal vez su historia [la de Garcia Marquez] deberia empezar a partir de la rampa de lanzamiento que fueron las historias de la abuela, con la lectura de Las mil y una noches, con la que le ocurri6 lo mismo que a su personaje Aureliano Segundo ... (183).2

    Con esto no se puede confirmar que el libro que lee Aureliano Segundo sea, en efecto, una edici6n de Las mil y una noches. La referencia es valida unicamente para demostrar la influencia de Las mil y una noches en la formaci6n literaria de Garcia Marquez. Esta influencia si la corrobora el autor en la carta reproducida por Ger- man Vargas en Encuentro Liberal, (22 de abril de 1967; 1: 22) citada por el mismo Vargas Llosa:

    Estas son las influencias que considero importantes en mis novelas: del punto de vista tecnico, Virginia Woolf, William Faulkner, Franz Kafka, Ernest Hemingway. Del punto de vista literario, Las mil y una noches, que fue el primer libro que lei a la edad de siete afos; S6focles y mis abuelos maternos (181).

    Vargas Llosa matiza cuidadosamente la cita de Scho6 diciendo: "A Scho6 le dio a entender que su vida literaria habia comenzado, tal vez, con esos cuentos" (183; el enfasis es mio).

    Si me extiendo en esta discusi6n es porque considero capital elucidar la identidad del texto que se encuentra en Cien aros de soledad. Como bien apunta Vargas Llosa:

    En la carta citada dice que es el primer libro que conoci6

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    y una noches. Por otro lado, como me propongo demostrar a con- tinuaci6n, las referencias que hace el autor en relaci6n a la lectura de Aureliano Segundo son de dudosa procedencia.

    "La historia de una mujer que se sentaba a la mesa y s6lo comia granos de arroz que prendia con alfileres" no esta registrada en ninguna de las ediciones completas de Las mil y una noches que he consultado. Tampoco es posible documentar "la historia de un pes- cador que le pidi6 prestado a su vecino un plomo para su red y el pescado con que lo recompens6 mas tarde tenia un diamante en el estomago." En Las mil y una noches hay varias historias de pescado- res, pero ninguna relata una historia como esta. La "Historia del pescador y el efrit" (I: 33-39)3 relata la historia del pescador que s6lo echaba la red cuatro veces al dia, y un dia, en su cuarto intento, saco un jarr6n de cobre dorado en el que se encontraba un efrit que despues de un altercado le dio cuatro peces de cuatro colores diferentes. Richard Burton consigna la historia de "Khalifah the Fisherman of Bagdad," que relata la historia del pescador que en lugar de pescados sac6 tres monos del agua (8: 145).4 En suma, ninguna de las historia de pescadores refleja la historia mencio- nada por Garcia Marquez.

    En cuanto a "la lampara que satisfacia los deseos" es preciso notar que a pesar de lo que comuinmente se cree, estas no son muy comunes en las historias de Las mil y una noches. Su visibilidad viene de la "Historia de Aladino y la lampara maravillosa," que en rigor, no forma parte del manuscrito de El Cairo, sino que aparece en la traducci6n de Galland cuyo primer volumen apareci6 en 1704. Burton, afirma Borges, busc6 incansablemente el original arabe sin poder dar con el, pero aun asi la mantuvo en su edici6n inglesa.5 Lane la incluye en su traducci6n bajo el titulo "Story of Alla Ad Deen; or, The Wonderful Lamp," (IV: 20-139), lo que comporta una arabizaci6n del texto frances. Ir6nicamente, los cuentos mas famosos de Las mil y una noches son ap6crifos: "Ali Baba y los cuarenta ladrones" y "Los viajes de Simbad," tampoco forman parte de los ciclos originales de Las mil y una noches. En rigor no se

    3Las mil y una noches. Traducci6n de Le6n-Ignacio. Barcelona: Ediciones 29, 1985. 3a edici6n. 2 vols.

    4 The Arabian Nights or Book of the Thousand Nights and a Night. Plain and Literary translation by Richard F. Burton. London: Burton Club for Private Subscribers. Esta es una edici6n limitada a 1000 ejemplares en 10 volumenes, editada entre 1885 y 1886. Seguida de 6 volimenes suplementarios editados entre 1887 y 1888. 5 Vease Jorge Luis Borges, Siete noches. Mexico: Fondo de Cultura Econ6mica, 1980. p. 72.

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    puede hablar de autoria en una obra colectiva como Las mil y una noches, pero no deja de ser peculiar que estas historias hayan sur- gido primero en la versiones occidentales, para luego pasar a en- grosar el caudal de las colecciones orientales.

    En forma analoga "las alfombras que volaban" no son tampoco plurales en Las mil y una noches. Estas aparecen en Cien anos de soledad con la segunda llegada de los gitanos nuevos.

    Esta vez, entre muchos otros juegos de artificio, llevaban una estera voladora. Pero no la ofrecieron como un aporte fundamental al desa- rrollo del transporte, sino como un objeto de recreo. La gente, desde luego, desenterro sus ultimos pedacitos de oro para disfrutar de un vuelo fugaz sobre las casas de la aldea (104).

    En Las mil y una noches la alfombra voladora aparece en "La ciudad de Azofar" que tanto Burton como Lane traducen como "The Story of the City of Brass," y abarca las noches 566 a 578. En esta historia el efrit Dahish, encerrado en una columna por Salomon, le cuenta al emir Musa y sus hombres c6mo el rey Salom6n dio orden a su visir Asaf ben Berkhiya, quien

    lev6 un ejercito de un millar de millares de hombres o mas. A todos los pertrech6 con armas y armaduras y montando en la alfombra con toda su hueste volo por los aires, en tanto que las bestias iban por debajo de el ... (188).6

    Tambien se encuentra la alfombra voladora en la historia de "Ah Med y el hada Pari-Banui," que el principe Hisain compr6 de un mercader en Bisnagar.7 Aparte de estos pocos casos las alfombras voladoras brillan por su ausencia en las historias de Las mil y una noches.

    La discusi6n que he sostenido hasta el momento me lleva a con- siderar las siguientes posibilidades: a) La obra que lee Aureliano Segundo no es Las mil y una noches. b) Garcia Marquez formula su

    6 Esta historia no consta en la traducci6n de Le6n-Ignacio, pero la traslada al espafol Jesis Cabanillas, a partir de la edici6n de Burton (aunque omite revelar la fuente), publicada por Franco Maria Ricci. Madrid: Ediciones Siruela, 1985. pp. 163-228. Editado con una introducci6n de Jorge Luis Borges, que no es mas que un fragmento de la conferencia recogida en Siete noches. Op. cit. 7 Esta historia tampoco la registra la versi6n de Leon-Ignacio, pero aparece en la edicion de Lane bajo el titulo "The Story of Prince Ahmed, and the Fairy Perie Banou" The Arabian Nights Entertainments. London: J. C. Nimmo and Bain, 1883. vol. 4. pp. 292-354. La versi6n espafiola puede consultarse en la edici6n de Bruno Bettelheim, Los cuentos de las mil y una noches. Barcelona: Editorial Critica, 1980. pp. 129-211; en traducci6n de Esther Benitez del original frances de Galland.

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    alusi6n a la famosa colecci6n de cuentos, mas por la percepcion popular que se tiene de dicha obra que por una lectura concien- zuda del texto. c) El autor le plantea al lector otra alusi6n falsa, otra "cascara" para que el lector (y en particular el critico) resbale y se desvie por un camino err6neo. Contrario a lo que una mente es- trictamente 16gica podria pensar, estas posibilidades no son mutua- mente excluyentes sino reciprocamente inclusivas. En rigor la obra que se encuentra en el cuarto de Melquiades no es ninguna edicion particular de Las mil y una noches, sino una especie de prototipo de la misma. Como tal, esta contiene no s61o las historias que se pueden leer en cualquiera de las ediciones que circulan, sino tam- bien la percepci6n que el piublico en general tiene de las mismas. A la vez, Garcia Marquez, en consecuencia con una tecnica familiar para cualquier lector avisado de Cien anos de soledad, ha propuesto una referencia engafiosa y alusiva, que ha llevado a innumerables criticos a aceptar, sin ponerlo en tela de juicio, que la obra en cuesti6n es, efectivamente, Las mil y una noches. Una vez resuelto el problema del subtexto de Cien anos de soledad, quiero pasar a dis- cutir las deudas de esta obra para con los cuentos de Las mil y una noches, ya que considero que estas van mas alla de su presencia explicita en el texto, y que como demostrare en las paginas siguien- tes, las similitudes, concordancias y analogias entre ambos textos, son tan numerosas y extensas, que es imposible ignorar su impor- tancia, auin cuando estas referencias no existieran en Cien afos de soledad.

    1.2. Los arabes en Cien anos de soledad

    En Cien anos de soledad los arabes o turcos (en Latinoamerica los dos terminos se emplean como sin6nimos) juegan un papel importante y la calle de los turcos sera un espacio clave de la novela que sufrira los cambios y transformaciones que afectan al resto del pueblo. En el primer parrafo de la tercera secci6n leemos:

    Macondo estaba transformado. Las gentes que llegaron con Ursula di- vulgaron la buena calidad de su suelo y su posici6n privilegiada con respecto a la cienaga, de modo que la escueta aldea de otro tiempo se convirti6 muy pronto en un pueblo activo, con tiendas y talleres de artesania, y una ruta de comercio permanente por donde llegaron los primeros arabes de pantuflas y argollas en las orejas, cambiando collares de vidrio por guacamayas (112-113).

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    Los arabes representan en la novela el mundo del trueque y el comercio, y en ese sentido son los portadores de una forma fun- damental de la organizaci6n social. Con la llegada de los turcos a Macondo se introduce el concepto mercantil y las estructuras de la organizaci6n social capitalista, los objetos adquieren un valor de cambio intrinseco y aparece el concepto de la plusvalia. Su influen- cia sera definitiva en la novela, ya que preconiza la llegada de otras formas del comercio, tales como las matronas de Francia y la com- pafnia bananera. En otro nivel de lectura la llegada de los arabes y su comercio tambien alude a la llegada de los espafioles al nuevo mundo, cambiando baratijas y espejos por piezas de oro y animales. De cualquier manera que se lea este pasaje, la llegada de este grupo etnico imprime una direccion nueva a la vida social y cultural de Macondo. A partir de este hecho podemos inferir que como parte del bagaje cultural de estos inmigrantes, lleg6 tambien a Macondo una tradici6n narrativa intimamente relacionada a los ciclos de Las mil y una noches.

    2. Analisis meta-textual

    2.1. El determinismo

    El principal punto de contacto entre Cien anos de soledad y Las mil y una noches es sin duda la concepci6n inherente sobre el destino humano. En la cultura arabe el destino es algo predeterminado, Ala el Supremo, el mas sabio, el mas fuerte, el mas pruderite y caritativo, sabe de antemano el resultado de todas nuestras ac- ciones, todo esta escrito ya en el libro de Ala, y el lenguaje y la literatura arabe se encargan de recordarnoslo a cada momento. En la "Historia de Ali-Ben-Bekar y la bella Shamsennahar," el joyero Amin le dice a su vecino:

    iOh, Abalhassan-Ben-Taher, prudente y sabio var6n! iQue buena idea tuviste al marcharte a Basora! jPero lo que esta escrito ha de ocurrir! (I: 406).

    Poco despues, cuando el califa se ha dado cuenta del engano de los dos amantes, Amin le pide al principe Ali que se marchen de la ciudad, en ese momento la narradora agrega:

    Pero todo lo que esta escrito debe cumplirse: jel destino se realiza bajo un cielo u otro! (I: 415).

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    En otra historia bellisima: "Las aventuras de Hassan-Al-Bassri," Hassan camina al lado de un lago, vencido e incapaz de hacer nada para salvar a su amada, cuando acuden a su memoria los siguientes versos:

    iCuando s6lo eras un germen en el seno de tu madre, forme tu des- tino seguin mi Justicia, y lo oriente en el sentido de mi Visi6n!

    Deja pues, oh criatura, que sigan su curso los acontecimientos: no debes oponerte a ellos.

    jSi la adversidad se cierne sobre tu cabeza, deja al destino que cuide de desviarla!" (II: 118). Esta forma de concebir el destino como algo pre-establecido tam-

    bien esta patente en Cien anos de soledad e informa la estructura interna de la novela. En Cien anos de soledad todo es causal, nada esta sujeto al azar. Como dice el narrador en el ultimo parrafo de la novela:

    S6lo entonces descubri6 que Amaranta Ursula no era su hermana, sino su tia, y que Francis Drake habia asaltado a Riohacha solamente para que ellos pudieran buscarse por los laberintos mas intrincados de la sangre, hasta engendrar el animal mitologico que habia de poner ter- mino a la estirpe (492). En Cien anos de soledad hay un destino que es anterior a los hechos

    y por supuesto, anterior a la narracion de los hechos. Este destino atemporal esta cifrado en la estructura temporal de los manuscritos de Melquiades:

    La protecci6n final, que Aureliano empezaba a vislumbrar cuando se dej6 confundir por el amor de Amaranta Ursula, radicaba en que Melquiades no habia ordenado los hechos en el tiempo convencional de los hombres, sino que concentr6 un siglo de episodios cotidianos, de modo que todos coexistieran en un instante (491).

    Esta concepci6n pre-determinista del mundo conforma la actitud del narrador de Cien anos de soledad, cuya secuencia narrativa se basa en el acuerdo tacito de que las cosas que han de suceder, sucederan, y que la narraci6n no es mas que la suspensi6n temporal de dichas acciones. Esta actitud esta cifrada en la primera frase de la novela:

    Muchos afios despues, frente al pelot6n de fusilamiento, el coronel Au- reliano Buendia habia de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llev6 a conocer el hielo (71).

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    El sentimiento de predestinaci6n, la fatalidad y la impotencia ante el futuro que trasluce esta frase, estara presente a todo lo largo de la novela, dominando cada instancia de la historia y guiando el hilo de la trama hasta llegar al uiltimo de la estirpe.

    La predestinacion ha sido uno de los grandes temas de muchos sistemas filos6ficos y religiosos. La tradici6n judeo-cristiana se ha mantenido en continua disputa entre el concepto de libre albedrio y la predestinaci6n, pero la filosofia escolastica da preferencia a la primera. El budismo ensefa que en esta vida estamos pagando las culpas de existencias anteriores, al mismo tiempo que estamos la- brando el destino de futuras reencarnaciones, por tanto el sino de cualquier existencia determinada ya ha sido decidido de antemano. La literatura esta llena de ejemplos que tratan este tema desde muy diversos puntos de vista, pero la fuerza y obstinaci6n con que el determinismo rige las acciones de Cien anos de soledad, emparenta esta obra, sin lugar a dudas, con la teologia islamica.

    2.2. El texto como generador de vida

    La contribucion mas importante de los ciclos de cuentos populares arabes a Cien anos de soledad, es el concepto subyacente de que la literatura es un instrumento generador de vida, contenida princi- palmente en la memoria, oral y auditiva por naturaleza como todas las literaturas populares, con mas enfasis en su fincion ludica y como fuente de entretenimiento, aunque tambien exhiba cierta intenci6n pedag6gica. En Cien anos de soledad el texto es el uiltimo y determinante catalizador de vida, ya que la existencia del mundo creado depende de la realizacion de ese texto. Los pergaminos de Melquiades no son la novela que leemos como Cien anos de soledad, pero su existencia dentro de la ficci6n es lo que informa la novela misma.8

    8 Michael Palencia-Roth (1983) afirma que "Cien anos de soledad y los pergaminos de Melquiades son, en todo detalle, el mismo libro." "Los pergaminos de Aureliano Babilonia," Revista Iberoamericana, 49(123-124): 407. Roberto Gonzalez Echevarria (1984) disputa acertadamente la imposibilidad de aceptar este postulado: "To be- lieve in the possibility of eternal time, or to think that there is a text to which the title of the novel gives a name, requires that we accept that visions such as Coronel Aureliano Buendia and Aureliano Babilonia have in the fiction of the novel exist outside the verbal realm." "Cien anos de soledad: The Novel as Myth and Archive," MLN, 99(2): 368, nota 13. Jacques Joset tambien rebate el argumento con evidencias textuales. Vease las paginas 490, nota 40 y 492, nota 47-de su edici6n de Cien anos de soledad.

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    Volviendo a la cita inicial de la secci6n dieciocho, recordemos que el conocimiento de Aureliano Babilonia empieza por la litera- tura, aprendiendose de memoria "las leyendas fantasticas del libro descuadernado," en forma inversamente proporcional a la manera en que "habia leido de la primera pagina a la ultima, como si fuera una novela, los seis tomos de la enciclopedia" (447-8). Con esta inversi6n de los medios de realizaci6n del material discursivo, Au- reliano Babilonia recobra para la memoria el mundo literario, res- taurandolo asi a su condicion original; esto es, a un texto com- puesto por unidades mnemicas, pre-semi6ticas. En ese sentido el fltimo Aureliano es homologo de Scherezada, depositario memo- rioso del contenido narrativo y dispositivo de realizaci6n del dis- curso literario. En ambos casos la existencia fisica depende de la transformacion del recuerdo de la historia en acto de comunicaci6n narrativa, y es en la realizacion de este fen6meno de comunicacion semi6tica que depende la vida. La relaci6n entre Aureliano y Scherezada es inversamente proporcional, ya que su perdici6n y su salvaci6n respectivamente, depende de otro texto: los pergaminos de Melquiades y las diferentes historias de Las mil y una noches.9

    2.3. Las pericias del Iman

    Otras influencias de Las mil y una noches en Cien anos de soledad son mas particulares y evidentes, y me llama la atenci6n que en el vasto material critico aun no hayan sido consignadas. Uno de los pasajes mas famosos de Cien anos de soledad es el que se refiere a la primera llegada de los gitanos a Macondo:

    Primero llevaron el iman. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorri6n, que se present6 con el nombre de Melquiades, hizo una truculenta demostraci6n publica de lo que el llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metalicos, y todo el mundo se espant6 al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caian de su sitio, y las maderas crujian por la desesperaci6n de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacia mu-

    9 Roberto Gonzalez Echevarria establece brillantemente la funci6n de la Enciclo- pedia y Las mil y una noches en Cien anos de soledad, libros que a su vez relaciona con Jorge Luis Borges. N6tese que Gonzalez Echevarria cae descuidadamente en la cascara de banano de Garcia Marquez, ya que acepta ciegamente la presencia de Las mily una noches. Op. cit. pp. 373-374. En cuanto a la influencia de Borges, cf. Vargas Llosa, op. cit., pp. 186-188.

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    cho tiempo aparecian por donde mas se les habia buscado, y se arras- traban en desbandada turbulenta tras de los fierros magicos de Melqui- ades (71-72).

    Esta escena fundamental de Cien anos de soledad, que establece el tono magico y exagerado que habra de dominar toda la obra e introduce uno de los mas importantes leit-motifs de la novela, tiene sus fuentes en un pasaje de Las mil y una noches. La historia del tercer saalik relata que habiendose embarcado para conocer tierras lejanas, perdieron el rumbo y pidieron al vigia que subiera al mastil a observar el mar. Cuando hubo bajado el vigia cont6: "A estibor he visto peces en la superficie del agua y, mas lejos, entre las olas, una cosa que a veces parecia blanca y otras negra" (I: 128). El Capitan le explico al tercer saalik el significado de aquella visi6n:

    Mafiana llegaremos a una montafia de rocas negras, llamada Montafia del Iman, contra la que nos llevara la fuerza del agua. Y nuestra nave va a despedazarse, pues volaran los clavos, atraidos por la montafia, hasta adherirse a sus laderas, ya que Ala, el Altisimo, dot6 a esa montafia de una secreta virtud que la hace atraer todos los objetos de hierro ... Y asi fue, en efecto: apenas amaneci6, nos encontramos muy cerca de la mon- tafia de rocas imantadas, a la que nos empujaban violentamente las corrientes marinas. Y cuando las diez naves se encontraron mas cerca, los clavos se desprendieron y empezaron a volar hacia la montafia, lo mismo que cuantos objetos de hierro habia a bordo, que fueron a adhe- rirse a la montafia. Los barcos se abrieron y todos caimos al mar (I: 128-129).

    La evidente similitud entre ambos pasajes revela una morfologia comun, y se puede ver c6mo Garcia Marquez ha echado mano del material de esta historia para incorporarlo, de manera original y unica, a la historia de Macondo. En ambos casos el fen6meno mag- netico se percibe como un atributo magico y sobrenatural, mas alla de toda explicaci6n racional. La justificaci6n que los personajes aportan refleja de manera clara los elementos fundamentales de ambas obras: en Cien anos de soledad este fen6meno sirve para in- troducir la concepci6n animista del mundo que habra de dominar toda la novela; en Las mil y una noches el mismo fen6meno revela la importancia del espiritu fundamentalista islamico que caracteriza en general el tono de la obra. La presencia de estos dos pasajes revela, tanto por su contenido como por su funci6n, la persistente influencia que Las mil y una noches ha ejercido en Cien anos de soledad.

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    2.4. La magia de los numeros

    Un elemento caracteristico tanto de Cien anos de soledad como de Las mil y una noches, es el uso simbolico y a menudo hermetico de los numeros. En ambas obras hay un espiritu de exactitud que a menudo lleva al narrador a proporcionar datos numericos exactos sobre determinados acontecimientos. El caso mas evidente se refie- re al titulo de las obras, especialmente cuando consideramos que sendos titulos no son dictados por un c6mputo exacto inherente al discurso narrativo, sino por una percepci6n transliteraria de dicha cifra. El periodo narrado por Garcia Marquez sobrepasa en mucho los cien afnos, pero el autor opt6 por una cifra cerrada por razones esteticas y estilisticas. La divisi6n en noches sugeridas por el titulo de Galland es tambien una division hasta cierto punto arbitraria, que tiene que ver mas con la concepcion magica de la obra, que con la estructura discursiva en si.

    Los ejemplos textuales de la relaci6n numerica son abundantes en ambas obras. Uno de los mas reconocidos en Cien anos de soledad es el que se refiere a las lluvias: "Llovi6 cuatro afios, once meses y dos dias" (388). El dato exacto y la precisi6n matematica aportan un sentido de verosimilitud a la obra, demostrando que el narrador esta en control de la situaci6n, pero al mismo tiempo proporciona una nota ir6nica por la desproporci6n del dato en si. Este mismo efecto se puede ver en relaci6n al numero de muertos en la masa- cre de la companiia bananera. Al principio Jose Arcadio Segundo no estaba muy seguro del numero de muertos: "Debian ser como tres mil.. ." (381) le dijo a la mujer que le habia dado cafe. Cuando Aureliano Segundo quito el candado buscando a alguien con quien conversar mientras pasaba la lluvia, Jose Arcadio Segundo lo reci- bi6 con una afirmaci6n: "Eran mas de tres mil ... Ahora estoy seguro que eran todos los que estaban en la estaci6n" (387). Final- mente, un nueve de agosto, momentos antes de morir, Jose Arca- dio Segundo le dijo a Aureliano Babilonia: "Acuerdate siempre de que eran mas de tres mil y que los echaron al mar" (427). La importancia del dato numerico se ve en Cien anos de soledad desde la primera pagina: "Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cafiabrava ..." (71). Y mas adelante el narrador nos dira: "En pocos afios Macondo fue una aldea mas ordenada y la- boriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes" (80). Otro dato de este estilo puede encontrarse en la relaci6n de la travesia que termin6 con la fundaci6n de Macondo.

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    En sujuventud, el y sus hombres, con mujeres y nifios y animales y toda clase de enseres domesticos, atravesaron la sierra buscando una salida al mar, y al cabo de veintiseis meses desistieron de la empresa y fundaron Macondo para no tener que emprender el camino de regreso (82).

    Durante la travesia naci6 Jose Arcadio:

    A los catorce meses, con el est6mago estragado por la carne de mico y el caldo de culebras, Ursula dio a luz un hijo con todas las partes humanas (96).

    El nuimero de los fundadores de Macondo lo sabremos la noche de la inaguraci6n de la nueva casa, cuando despues de que Melquiades compuso la pianola lo mejor que pudo, nos dice el narrador:

    los porfiados descendientes de los veintiun intrepidos que desentrafa- ron la sierra buscando el mar por el occidente, eludieron los escollos del trastrueque melodico, y el baile se prolong6 hasta el amanecer (139).

    Con el regreso de Jose Arcadio encontramos otros datos similares:

    Colg6 la hamaca en el cuarto que le asignaron y durmi6 tres dias. Cuando despert6, y despues de tomarse dieciseis huevos crudos, sali6 directamente hacia la tienda de Catarino (166).

    En manera analoga, el dia de su muerte, el hilo de sangre que le sali6 del oido derecho llego a la cocina, despues de recorrer medio pueblo, "donde Ursula se disponia a partir treinta y seis huevos para el pan" (209). Otro ejemplo memorable lo proporciona la descripci6n del coronel Aureliano Buendia al principio de la sec- ci6n seis:

    El coronel Aureliano Buendia promovi6 treinta y dos levantamientos armados y los perdi6 todos. Tuvo diecisiete hijos varones con diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco afios. Escap6 a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y un pelot6n de fusil- amiento... (179).

    Un poco mas adelante el narrador va a desmentir este dato cuando una mujer muy bella lo visita en su campamento de Tucurinca con la intenci6n de matarlo. El coronel Aureliano Buendia presiente el peligro y toma la pistola que estaba en la gaveta:

    Cuando se volvi6 con la pistola montada, la muchacha habia bajado la suya y no sabia que hacer. Asi habia logrado eludir cuatro de once emboscadas (202).

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    Al igual que su padre cuando inici6 la travesia de la sierra, el coronel Aureliano Buendia habia salido de Macondo con veintiun hombres:

    De los veintiun hombres que lo siguieron en la guerra, catorce murieron en combate, seis estaban heridos, y s6lo uno lo acompafiaba en la hora de la derrota final: el coronel Gerineldo Marquez (198).

    Otro ejemplo de la forma en que el narrador usa el dato numerico lo vemos cuando al firmar el armisticio de Neerlandia llega el te- sorero de la revoluci6n:

    "Habia hecho un penoso viaje de seis dias, arrastrando la mula muerta de hambre, para llegar a tiempo al armisticio. Con una parsimonia exasperante descarg6 los baules, los abri6, y fue poniendo en la mesa, uno por uno, setenta y dos ladrillos de oro" (254). En la historia del San Jose de yeso podemos encontrar otros

    datos interesantes. Despues de que se despedazo en el suelo des- cubriendo el capital que tenia en su interior empezaron las averi- guaciones:

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    dato numerico, similar a los que he mencionado con anterioridad. "Meses despues volvio Francisco el Hombre, un anciano trotamun- dos de casi 200 afios . .." (127). Con referencia a Ursula, el dia en que la encontraron muerta, dice el narrador:

    La ultima vez que la habian ayudado a sacar la cuenta de su edad, por los tiempos de la compafnia bananera, la habia calculado entre los ciento quince y los ciento veintid6s afios (416).

    El ultimo ejemplo lo ofrece Pilar Ternera, donde los cinco amigos fueron despues de que Alvaro lleg6 con la noticia de El Nifio de Oro:

    ". . un inmenso salon al aire libre, por donde se paseaban a voluntad no menos de doscientos alcaravanes que daban la hora con un cacareo ensordecedor" (468).

    Su administradora y propietaria, Pilar Ternera, era tan vieja que:

    Afios antes, cuando cumpli6 los ciento cuarenta y cinco, habia renun- ciado a la perniciosa costumbre de llevar la cuenta de su edad ... (469). La hora del dia tambien va ajugar un papel importante en Cien

    anos de soledad y confirma la incidencia del narrador en el dato numerico. Vease por ejemplo la noticia sobre el nacimiento de Amaranta: "Un jueves de enero, a las dos de la madrugada, naci6 Amaranta" (103). Gran parte de las referencias a Melquiades estan marcadas por el mediodia,1? pero en general las referencias cro- nologicas de Cien anos de soledad son mas bien ambiguas e impreci- sas.

    En Las mil y una noches se encuentra este sentido magico, casi sagrado, de los numeros. En la "Historia del tercer saalik" por ejemplo, encontramos la descripci6n del castillo al que lleg6:

    La puerta principal, de oro macizo, tenia a ambos lados noventa y nueve puertas de maderas preciosas, de aloe y de sandalo ... En cuanto llegue a la habitaci6n me encontre frente a cuarenta muchachas de sorpren- dente belleza (I: 139).

    En la "Historia de Dulce amiga," se describe el Palacio de las De- licias diciendo: "Todo el edificio lo formaba un inmenso salon con ochenta ventanas ..." (I: 280). Haruin-Al-Raschild y su acom-

    10 Vease a este respecto el libro de Chester S. Halka, Melquiades, Alchemy and Narrative Theory: The Quest for Gold in "Cien anos de soledad." Michigan: International Book Publisher, 1981. Principalmente el c. 3, pp. 115-117.

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    pafiante, en la "Historia del falso califa," vieron en la barca que navegaba en el Tigris "doscientos mamelucos de pie, alineados a ambos lados del barco ..." (II: 795). En la "Historia del pastel hilado con miel de abejas y de la esposa calamitosa del zapatero remend6n," Maruf, provisto del anillo magico "... vio aparecer al instante doce mancebos muy hermosos ..." y mas adelante: "Al momento aparecieron ante Maruf los mil camellos y mulas carga- dos con los objetos indicados ..." (II: 449). En la "Historia del joven amarillo," Harun-Al-Raschid lleg6 a un palacio donde en la sala "se encontraban sentadas cien muchachas en cien sillas de oro .. ." (II: 465). Los ejemplos del uso de este tipo de informaci6n numerica abundan en Las mil y una noches, y considero innecesario multiplicar las citas. Es fundamental, sin embargo, entender que este tipo de recurso estilistico, comuin tambien a la literatura fol- clorica y popular, juega un papel primordial en la composici6n de la estructura narrativa. Como se puede observar en ambas obras, el dato numerico sirve para establecer cierto grado de objetividad y verosimilitud, afirmando de esta manera, la "realidad" de la histo- ria. Por otro lado se puede ver el valor estetico de este tipo de informacion que le imprime a la narracion un sentido de des- mesura, que a su vez revela la existencia de un mundo fantastico, superior en sus dimensiones al mundo cotidiano.

    2.5. La actividad sexual

    La actividad sexual es uno de los campos mas proliferos para la exageraci6n y el dato numerico. En la "Historia del mono joven- zuelo" Mahmud se casa con la hija del Sultan de El Cairo y despues de describir su primera noche de amor, dice: "De este modo con- tinuamos, oh rey del tiempo, durante veinte noches, en el colmo de la embriaguez . ." (II: 727). En la "Historia del visir Nureddin .. ." Hassan Badreddin tiene una furtiva noche de amor con Sett-El- Hosn y la narradora dice: "Y, ataque tras ataque, el ariete funcion6 quince veces seguidas, todas las cuales le parecieron deliciosas" (I: 203). Ali-Nur, en la "Historia de Dulce amiga" escogi6 al azar una de las muchachas y le asest6 "cuarenta asaltos de verdadero asalta- dor . ." (I: 141). En muchos aspectos, el tratamiento de la potencia sexual en Las mil y una noches nos recuerda la exagerada capacidad de Jose Arcadio Buendia y las acrobaticas sesiones de Aureliano Segundo:

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    La noche de bodas a Rebeca le mordi6 el pie un alacran que se habia metido en su pantufla. Se le adormeci6 la lengua, pero eso no impidi6 que pasara una luna de miel escandalosa. Los vecinos se asustaban con los gritos que despertaban a todo el barrio hasta ocho veces en una noche, y hasta tres veces en la siesta, y rogaban que una pasi6n tan desaforada no fuera a perturbar la paz de los muertos" (170).

    Esta caracteristica sin duda refleja una serie de valores inherentes a la sociedad en que han surgidos ambas obras literarias. El culto a la potencia sexual, sobre todo masculina, es un elemento distintivo de nuestra cultura patrilineal, tradicionalmente dominada por el hombre. El simple hecho de que todavia nos diviertan estas hiper- boles, es el mejor argumento para demostrar hasta que punto esta concepci6n esta inscrita en nuestro subconsciente colectivo. La sen- sualidad en general, y el apetito sexual en particular, es una de las principales caracteristicas de los ciclos de Las mil y una noches. Este espiritu, que aparece ya en la literatura indu mas antigua y en la Grecia clasica, lo vemos recorrer toda la historia de la literatura mundial, reprimido y silenciado en la Edad Media por los rigores de la Iglesia Catolica, azuzado y enaltecido por la fiebre del Ro- manticismo, estilizado y frigido bajo la mirada del Modernismo, reaparece en la literatura latinoamericana contemporanea con des- senfado y alegria, libre de toda culpa, como parte de un contexto mas general, exotico y abundante, en el que la naturaleza juega el principal papel.11

    Dentro del contexto de las relaciones sexuales quiero mencionar el incesto, como otro punto de contacto entre Cien anos de soledad y Las mil y una noches. El tema del incesto ha sido ampliamente dis- cutido y considero que no necesito incidir mas en el asunto.12 La historia de Cien anos de soledad es la historia de las relaciones inces-

    11 Vargas Llosa sefala acertadamente la analogia, a este respecto, entre Rabelais y Garcia Marquez; y disputa el tratamiento que Garcia Marquez ha dado a la influ- encia rabelaisiana. Vease op. cit., p. 169 y ss.

    12 Para German Dario Carrillo "el incesto en la novela es el equivalente biblico de 'El Arbol de la Ciencia'" (83) Paul B. Dixon considera el incesto como el mejor ejemplo de corto circuito geneal6gico en la novela (105). Para Doris Rolfe "El tabu simbolico del incesto es una configuraci6n apropiada de la soledad, ya que sugiere la circularidad y ademas lo implacable y lo irracional en el sentimiento de la familia atrapada, prisionera de su propia estructura" (277). Maria Eulalia Montaner Ferrer, por otro lado, rechaza la posibilidad de incesto en Ursula y Jose Arcadio, ya que "Los tataranietos-los "terceros nietos"-del comerciante aragons son Jose Arcadio y Aureliano, y la tataranieta es Amaranta ... la maldici6n de engendrar iguanas no puede pesar sobre Ursula ni sobre sus directos descendientes porque no se cumple el hecho del que arranca la maldici6n" (81).

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    tuosas de la familia Buendia. Las mil y una noches esta lleno de relaciones endogamicas, que, aunque permitidas por los c6digos sociales que rigen el mundo islamico, no dejan de reflejar la misma estructura incestuosa que observamos en la novela. Burton anota en "El cuento del principe hechizado" que:

    Un arabe cuenta siempre con que puede casarse con la primera de sus primas, la hija del hermano de su padre, y si alguien se la disputa el resultado sera la muerte y el odio eterno entre las familias. Con algunas variantes sucedia lo mismo entre los judios, y en ambas razas los ma- trimonios consanguineos cayeron en desuso al observar sus nefastos re- sultados (idiotez, sordera hereditaria, etc.) en razas mixtas como la in- glesa y la anglo-americana. Cuando un badawi habla de ?la hija de mi tio? se refiere a su esposa, y es aquel el titulo mas preciado, porque una mujer puede divorciarse pero la sangre es mas espesa que el agua....13

    Corroborando esta costumbre arabe se encuentran numerosos ejemplos en Las mil y una noches. En la "Historia del joven encan- tado y de los peces" leemos:

    Mi padre gobern6 durante setenta afios y luego se extingui6 en la mise- ricordia del Distribuidor. Tras su muerte fui yo el rey y me case con la hija de mi tio (I: 62).

    En la "Historia del visir Nureddin, y de su hermano el visir Cham- seddin y de Hassan Badreddin" la disputa se da precisamente por no acatar tan alto honor (I: 175). En la "Historia del medicojudio" el gobernador general cuenta como a su hija mayor "en cuanto lleg6 a la adolescencia, me di prisa en casarla, para lo cual la envie a El Cairo, a casa de un tio suyo, en espera de que se casara con uno de mis sobrinos y, por tanto, primo de ella" (II: 550).

    No obstante el matrimonio entre hermanos esta terminante- mente prohibido. En la "Historia del primer saalik" se consigna el caso de dos hermanos que se amaron con pasion provocando la furia del Altisimo (I: 103). De esta manera podemos ver que el incesto de Cien anos de soledad tiene un precedente muy importante en Las mil y una noches.

    13 Vease la edici6n de Las mil y una noches segun Burton, publicada por La Bib- lioteca de Babel, Ediciones Siruela, dirigida porJorge Luis Borges. Madrid, 1985. p. 238, nota 58.

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    2.6. La circularidad y la repeticion

    Otras caracteristicas comunes a estas dos obras son la estructura circular y la repetici6n. En Cien anos de soledad la circularidad se manifiesta, entre otras maneras, por medio de la repetici6n de los sustantivos, creando asi una ilusi6n reiterativa que pasara a ser uno de los leit-motif de la novela. Una de las instancias mas memorables es la que se refiere al devenir del tiempo y la respuesta tautol6gica del interlocutor: "C6mo pasa el tiempo." "Asi es, pero no tanto." Tal fue la respuesta que Ursula dio a Jose Arcadio Segundo cuando lo encontr6 hecho un salvaje, leyendo los manuscritos en el cuarto de Melquiades:

    Al decirlo, tuvo conciencia de estar dando la misma replica que recibi6 del coronel Aureliano Buendia en su celda de sentenciado, y una vez mas se estremeci6 con la comprobaci6n de que el tiempo no pasaba, como ella lo acababa de admitir, sino que daba vueltas en redondo (409).

    Esta tesis la corrobara Pilar Ternera en otra frase memorable de la novela, cuando Aureliano Babilonia, muriendose de amor, lleg6 a buscar consuelo en su regazo:

    No habia ninguin misterio en el coraz6n de un Buendia, que no fuera impenetrable para ella, porque un siglo de naipes y de experiencia le habia ensefiado que la historia de la familia era un engranaje de repeti- ciones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje (470).

    En Las mil y una noches las reiteradas f6rmulas "Pero cuando lleg6 la noche siguiente . ." y "Sherezada advirti6 que llegaba la aurora y callo discretamente" comportan una circularidad que define uno de los principales atributos de la obra. Estas voluciones ciclicas, independientes del devenir narrativo, marcan los hitos cronologi- cos del tiempo vivencial del discurso. Las breves noches de Sherezada no concuerdan con las largas noches de lectura, creando asi una distinci6n entre la cronologia del lector y la de del auditorio de la narradora. En forma analoga, los ciclos temporales de Cien anos de soledad y los ciclos narrativos, no concuerdan en el plano de la narraci6n, distinguiendose a la vez de la cronologia extratextual de nuestra lectura. Vemos pues, como esta estructura temporal,

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    fundamental para la comprension de la novela, tiene su precedente inmediato en Las mil y una noches.'4

    2.7. La narraci6n y sus espejos El ultimo punto que quiero destacar se refiere a la creacion de ilusiones 6pticas y pespectivistas, ilusiones que se destacan tanto en Cien anos de soledad como en Las mil y una noches. La metafora del espejo es fundamental en la novela de Garcia Marquez, tal y como se deja ver claramente en el paradigma final:

    Sin embargo, antes de llegar al verso final ya habia comprendido que no saldria jamas de ese cuarto, pues estaba previsto que la ciudad de los espejos (o los espejismos) seria arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres ... (492-493).

    Esta metafora define en forma retroactiva la lectura del texto, plas- mando los hechos narrados en una superficie azogada que repro- duce falsamente otra realidad ausente en el texto, creando asi una secuencia de realidades concatenadas, que se iluminan y comple- mentan mutuamente. Es a la luz de esta figura que podemos com- prender mejor la vida de la familia Buendia, las repeticiones de los sustantivos y los atributos, la naturaleza ciclica del tiempo y las disparidades entre la realidad y el recuerdo. En Las mil y una noches la metafora del espejo es la tecnica central, por medio de la cual las narraciones pueden extenderse, de noche a noche, hasta completar el ciclo infinito que sigue viviendo en la imaginaci6n y el recuerdo de los lectores. La proliferaci6n de historias en Las mil y una noches disefia una tecnica basada en la proyecci6n del espejo, por medio de la cual un personaje cuenta una historia, cuyo personaje a su vez

    14 Vargas Llosa (1971) propone que "puede hablarse de la estructura temporal de la novela, como de un gran circulo compuesto por numerosos circulos, contenidos unos dentro de otros, que se suceden, superponen y encabalgan, y que son de diametros diferentes" (550). Julio Ortega (1972) establece "cuatro secuencias de mundo y tiempo: 1) el mundo y tiempo mitico de los fundadores; 2) el mundo y el tiempo hist6rico que introduce el coronel Aureliano Buendia y sus guerras; 3) el tiempo ciclico en la madurez y muerte de los primeros personajes, y su mundo trasmutado por la insercion de Macondo en una realidad mas vasta; y 4) el deterioro de Macondo, axis mundi, en el agotamiento de los canjes de su realidad por el mundo y tiempo exteriores, que equivale tambien al agotamiento del linaje, eje de Macondo" (173). Ricardo Gull6n (1981) considera que "La circularidad estructural nos conduce del caos y la nada en que la creaci6n se ordena al caos y la nada en que todo acaba y resuelve" (143). Para Michael Palencia-Roth (1983) el enigma de Cien anos de soledad esta en su forma circular, como principio y fin de todas las cosas (404).

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    cuenta otra historia, y asi sucesivamente. Esta tecnica, que luego Cervantes usaria magistralmente en El Quijote, ejemplifica, si no el procedimiento, el disenio narrativo que impera en Cien anos de soledad.

    3.0. Conclusiones

    Como hemos visto es de todo punto de vista indudable la influencia que Las mil y una noches ha ejercido en Cien anos de soledad. En este trabajo se ha demostrado esta influencia cotejando la presencia en ambas obras de diferentes recursos tecnicos, tales como la repeti- ci6n, la estructura circular y la metafora del espejo; de elementos de contenido que van desde la presencia del iman como fuerza magica y desaforada, hasta el uso de los nuimeros, el incesto y la endogamia; y anotando la importancia que tienen en sendas obras, conceptualizaciones abstractas de orden teologico y sociologico que determinan el comportamiento de los personajes y la concepci6n de la obra. Tambien se ha demostrado que a pesar de las numero- sas influencias, la presencia textual de Las mil y una noches en Cien anos de soledad es, en realidad, una artimafa mas del autor, siempre proclive a poner este tipo de "cascaras" al lector, como parte de una concepci6n ludica de la obra literaria.'5 El libro descuadernado que lee Aureliano Segundo y que mas tarde memorizara Aureliano Babilonia, representa sin duda Las mil y una noches, pero es im- posible demostrar a ciencia cierta que se trate en realidad de dicha obra, ya que las referencias de que disponemos no concuerdan con ninguna de la narraciones de las ediciones conocidas hoy en dia. La literatura, como las otras manifestaciones del arte, se nutre tanto de la realidad y la imaginaci6n, como de la literatura misma, y de esta manera es capaz de crear su propia realidad. Esto es al fin y al cabo, la grandeza del arte.

    Tulane University

    15 En este momento tengo en preparaci6n otro trabajo que se centra en la natu- raleza ludica de la obra y la concepci6n de la literatura como juego.

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    Article Contentsp. [321]p. 322p. 323p. 324p. 325p. 326p. 327p. 328p. 329p. 330p. 331p. 332p. 333p. 334p. 335p. 336p. 337p. 338p. 339p. 340p. 341

    Issue Table of ContentsMLN, Vol. 107, No. 2, Hispanic Issue (Mar., 1992), pp. 205-420Front Matter [pp. ]The Dorotea-Fernando/Luscinda-Cardenio Episode in Don Quijote: A Postmodernist Play [pp. 205-219]The Receptive Circuit and the Mise en scne in/of La Estrella de Sevilla[pp. 220-234]For Love and Money: Narrative Economies in Misericordia [pp. 235-249]Fabricating Culture in Cnovas[pp. 250-273]The Politics of Ventriloquism: Cava, Revolution and Sexual Discourse in Conde Julin[pp. 274-297]Burying the Dead: Repetition in El otoo del patriarca[pp. 298-320]Las mil y una noches y Cien aos de soledad: falsas presencias e influencias definitivas[pp. 321-341]El entierro de la poesa: Huidobro, Nietzsche y Altazor[pp. 342-362]Brazilian Naturalism and the Politics of Origin [pp. 363-395]NoteMulberries, Sloe Berries; or, Was Doa Endrina a Mora?[pp. 396-405]

    ReviewsReview: untitled [pp. 406-410]Review: untitled [pp. 410-412]Review: untitled [pp. 412-415]Review: untitled [pp. 415-417]

    Books Received [pp. 418-420]Back Matter [pp. ]