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Trabajo de la Onu
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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR.
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL “RÓMULO GALLEGOS”.
ÁREA: CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS.
SAN JUAN DE LOS MORROS.
ESTADO GUARICO.
PRINCIPIO CONSTITUCIONAL Y COMPARADO: ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU).
Marzo, 2.015
Profesor:
Abogado Víctor Padilla.
2do Año Sección N° 13
Integrantes:
Acosta Rafael C.I. 11.797.417 Gamboa, Henry C.I. 25.102.556 Hernández, Bárbara C.I. 25.698.202 Marini, Milagros C.I. 17.689.388 Ortiz, Reyenso C.I. 25.573.341
Introducción.
En 1941, durante la Segunda Guerra Mundial, los presidentes de Estados
Unidos (Franklin D. Roosevelt) y de Gran Bretaña (Winston Churchill) se
reunieron para crear una organización que ayudara a mantener la paz en el mundo.
En 1945, se unió a estos mandatarios Joseph Stalin, entonces dirigente de la
antigua Unión Soviética, hoy llamada Federación de Rusia.
A estos tres países se unieron otros y así, en 1945, quedó establecida la
ONU gracias a que 51 países - incluida Polonia, cuyo gobierno se encontraba en el
exilio - se pusieron de acuerdo para firmar la "Carta de las Naciones Unidas".
La "Carta de las Naciones Unidas y Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia" es el documento de partida más importante con el que cuenta la
Organización. Dicho documento se firmó en 1945 en la ciudad de San Francisco,
Estados Unidos. En el mismo acto de la firma quedó también constituida la
Organización de las Naciones Unidas, que nació con el propósito de ser "la casa
de todos los ciudadanos del mundo".
La principal finalidad de la Carta es la de servir de guía o marco de
referencia para evitar que la humanidad sufra más guerras mundiales, como las
ocurridas a lo largo del siglo XX.
Desde 1948, cada 24 de octubre se celebra el "Día de las Naciones
Unidas". En esta fecha se conmemora el aniversario de la entrada en vigor de la
"Carta de las Naciones Unidas", que tuvo lugar en la ciudad de San Francisco, de
ahí que se instaurase esta tradición, que ya cuenta con 59 años de celebración
ininterrumpida.
A través del presente pretendemos profundizar en la esencia de lo que es la Organización de las Naciones Unidas ONU, estudiar su estructura y su función, para así poder concluir con cuán importante es para el mundo y si en la actualidad cumple con el objetivo para la que fue creada.
La Carta de las Naciones Unidas y las Competencias de la ONU.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es una organización
internacional formada por 192 países independientes. Estos se reúnen libremente
para trabajar juntos en favor de la paz y la seguridad de los pueblos, así como para
luchar contra la pobreza y la injusticia en el mundo.
Naciones Unidas es el intento más perfecto de crear una organización
internacional capaz de vertebrar y armonizar toda la sociedad internacional para
conseguir determinados fines: mantenimiento de la paz y seguridad internacional.
Hubo un primer ensayo de dar forma o estructura a la Comunidad
Internacional, anterior a la ONU, que fue la Sociedad de Naciones, cuyos fines
fueron generales y de vocación universal (tenía su cargo preservar la paz
internacional).
Estuvo activa durante el periodo entreguerras (1919-1939), pero resultó un
proyecto fracasado por no conseguir evitar el desencadenamiento de una Segunda
Guerra Mundial; mucho más cruel e inhumana y con un mayor número de
víctimas.
En otro plano, la crisis del Estado liberal que motivó la aparición de
movimientos de signo totalitario de marcado carácter fascista en Italia y
Alemania, supusieron una quiebra total de la sociedad internacional. Y para
colmo, la crisis del 30 que vino a significar la experiencia económica más
desastrosa de todos los tiempos.
En la práctica, la Sociedad de Naciones no pudo abarcar la totalidad de
países de la Tierra. Este objetivo de alcanzar la universalidad no lo consiguió
debido primordialmente al desmarcarse países tan importantes como Estados
Unidos, Alemania, Japón y la URSS por agredir a Finlandia.
Todo esto debilitó la fuerza y la ya de por sí mermada credibilidad de la
Sociedad de Naciones.
La ONU comienza a germinarse desde de la 2ª Guerra Mundial; surgió en
las aguas del Atlántico entre Churchill y Roosvelt adoptando la "Carta del
Atlántico" en 1941 (EE.UU. y Reino Unido). Esto sólo era un acuerdo entre
Estados Aliados frente al fascismo europeo.
Esta Carta decía que para cuando acabara la 2ª Guerra Mundial todos los
Estados de la Tierra se comprometerían a renunciar al uso de la fuerza armada;
antes de la 2ª Guerra Mundial el uso de la fuerza era aceptado, a partir de
Naciones Unidas estará prohibido.
A esta Carta del Atlántico se adhirieron algunos Estados aliados que
fueron perfilando esta idea hasta el año 1945.
En junio de ese año, se convocó en San Francisco (EE.UU.) una
conferencia internacional entre los 51 Estados de la Carta del Atlántico que
adoptaron la "Carta de San Francisco", tratado constitutivo de Naciones Unidas.
El mismo entró en vigor el 24 de Octubre de 1945, creando la ONU con sede
central en Nueva York.
La Carta de San Francisco es producto de las potencias vencedoras de la Segunda
Guerra Mundial (EE.UU. Francia, Reino Unido, URSS y China), y nace con la
idea de evitar en el futuro nuevas guerras mundiales (factor que hoy ha quedado
superado).
No está pensada para dilucidar controversias entre los países fundadores, sino para
solucionar conflictos entre terceros países. Contiene además, el Estatuto del
Tribunal Internacional de Justicia, uno de los órganos más importantes de
Naciones Unidas.
A partir de la 2ª Guerra Mundial surgió la "guerra fría", que supuso el bloqueo del
Consejo de Seguridad, por lo cual la Carta quedó parcialmente obsoleta. Con ella
se trataba de controlar a las potencias derrotadas, pero Alemania y Japón se
pusieron a favor del bloque occidental.
Naciones Unidas no es un "súper Estado".
Algunos autores y pensadores han llegado a decir que la Carta de San Francisco es
una "Constitución" para todos los habitantes de la Tierra. Y en este sentido tiene
una doble dimensión:
Es el tratado constitutivo de una organización internacional, como es la ONU.
— posee rasgos muy especiales, que son los que vamos a analizar a continuación.
Caracteres especiales.
Naciones Unidas es la única organización internacional que tiene una clara
vocación universal y fines generales.
Su fin primordial es el mantenimiento de paz y seguridad internacional a
través de una serie de medidas: Consejo de Seguridad.
Art. 2.6 establece que "los Estados NO miembros de la ONU están
obligados a respetar las disposiciones de la Carta de San Francisco relativas al
mantenimiento de paz y seguridad internacional". Esto no lo hace ningún tratado
internacional, ya que estos sólo obligan a los Estados miembros de la
organización internacional.
Algo tan importante no puede quedar a la libre determinación de los
Estados, inspirado en el contexto histórico en que se creó la O.N.U., pues el
mismo preámbulo de la Carta así lo expresa: "Nosotros los pueblos de las
Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de
la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad
sufrimientos indecibles,...."
El Art. 103 dice "en caso de conflicto entre una disposición de la Carta y
una disposición de un tratado internacional cualquiera, siempre prevalecerán las
disposiciones de la Carta de San Francisco". Es decir, se atribuye rango superior
ante cualquier otro tratado anterior ó posterior a 1945.
Se puede llegar a decir, que la Carta de San Francisco configura los
principios generales del Derecho Internacional Público, no son meramente las
disposiciones de un tratado internacional u organización.
Algunas Reformas Necesarias.
El procedimiento de reforma de la Carta es rígido; es necesaria la
unanimidad de los cinco Estados fundadores (sin ellos no se puede reformar
ninguna disposición). Hay reformas "pendientes", como por ejemplo, a nivel de
estructura orgánica.
La plataforma anterior de los países en desarrollo no exponía un punto de
vista sobre la reforma de la ONU y otros organismos internacionales, ni
presentaba propuestas específicas sobre el tema. No obstante, ante los cambios del
ámbito internacional, el tema de la reforma de las instituciones ha cobrado nueva
importancia. Es actualmente el tema central de opiniones y propuestas emergentes
de países desarrollados y de grupos independientes.
Toda propuesta realizada por países en vías de desarrollo que guarde
relación con la organización y la reforma de los procesos multilaterales debe
reflejar una sola idea muy trascendente, y es que, en gran medida, la fuerza de los
países en desarrollo en foros internacionales deriva de su cantidad; cantidad que
refleja a los estados nacionales y poblaciones que forman la comunidad global. La
ONU fue establecida sobre la base de la igualdad de los estados nacionales,
igualdad reflejada en el principio de "un país, un voto". Es este factor, y de ahí su
carácter universal, el que ha hecho de la ONU un foro en el cual los países en
desarrollo tienen una importante presencia. Este factor es también el que ha
permitido que los países en desarrollo se nucleen en el Movimiento de Países No
Alineados y en el Grupo de los 77 y adopten posiciones comunes en una variedad
de asuntos.
Se deduce de ello que las reformas que resten valor a los poderes y
funciones de los órganos con integración universal o los transfieran a otras
entidades menos representativas tenderán a debilitar la influencia y el impacto de
los países en desarrollo y de su organización: el Grupo de los 77. Esto es
especialmente cierto en lo que atañe a cambios que fortalecieran la función del
Consejo de Seguridad que cuenta con tan pocos integrantes en comparación con la
Asamblea General. Una cantidad de propuestas de reforma realizadas
recientemente tratan de establecer nuevas entidades de la ONU de muy restringida
integración: entidades como un Consejo de Seguridad Económica o un Consejo
Económico y un Consejo Social, etc. Su objetivo sería sustituir los órganos
existentes y más universales, los cuales quedarían sin efecto. El fin de esas
propuestas es supuestamente mejorar la eficiencia y vigencia de la ONU en los
ámbitos económico y social. Pero cualesquiera sean las perspectivas que se tengan
de alcanzar ese fin con los cambios propuestos, tendrían como consecuencia la
creación de órganos con una presencia marcadamente reducida de los países en
desarrollo.
Es verdad que las grandes asambleas no son los mejores instrumentos para
negociar acuerdos complejos y detallados. Sin embargo, en la práctica, los
acuerdos podrían ser, y lo han sido, efectuados mediante negociaciones
representativas realizadas en grupos de trabajo creados en el momento oportuno
por las corporaciones más numerosas. Esta ha sido la experiencia en el pasado y
ha dado buenos frutos cuando los factores políticos y afines contribuyeron para
ello.
También sería necesario hacer una reforma importante para resolver el
problema financiero: habrá que crear instrumentos para obligar a los Estados a
aportar dinero anualmente a la ONU (hay países, como EE.UU., que no pagan).
También se hace necesario reformar las palabras "estados enemigos",
referidas de países Alemania y Japón; puesto que hoy en día son unos de los que
más dinero aportan a la ONU.
Competencias de la O.N.U.
Tiene competencias generales, pudiendo tratar cualquier materia que tenga
un mínimo de contenido internacional.
El párrafo anterior está limitado por el artículo 2.7 de la Carta de San
Francisco "no puede intervenir en asuntos propios de la jurisdicción interna de los
Estados"; pero incluso este único límite se ha visto difuminado puesto que la
propia Carta prevé y estipula que podrá intervenir siempre que haya una amenaza
para la paz.
Las competencias generales, principales son las siguientes:
Mantenimiento de la paz y seguridad internacional.
Fomento de las relaciones amistosas entre los pueblos.
Fomento del arreglo pacífico de las controversias internacionales.
Protección de los derechos humanos.
Cooperación al desarrollo (aliviar la pobreza del tercer mundo).
Naciones Unidas tiene una regulación de las competencias en la Carta de
San Francisco, pero por el principio teórico de las competencias implícitas, se
desarrollan otras competencias que no están recogidas en la Carta; como por
ejemplo, la protección del medio ambiente, que se intenta poner en relación con la
cooperación al desarrollo. Así como aquellas llamadas a defender los derechos de
sus funcionarios.
Propósitos y Principios de O.N.U.
Los propósitos se identifican con los objetivos y fines que relata el artículo
primero de la Carta de las Naciones Unidas:
Mantenimiento de la paz y Seguridad internacional.
Todos los demás están relacionados directamente con este, ya que son
medidas preventivas para conseguir el mantenimiento de la paz y evitar conflictos
armados.
Fomento de las relaciones amistosas entre los Estados.
Desarrollar la cooperación internacional para subsanar los problemas
económicos, sociales y culturales. Donde existan estos problemas se pueden
producir conflictos armados.
Fomentar el respeto a los derechos Humanos.
Servir de foro donde se puede llevar a cabo medidas preventivas.
Los principios son las reglas por medio de las cuales la ONU tiende a
conseguir sus propósitos. Antes, estos principios, solamente estaban recogidos en
el artículo segundo de la Carta, pero posteriormente fueron ampliados y
desarrollados por la resolución 2625 (XXV) de 1970.
Dichos principios se consideran principios rectores del derecho
internacional, principios que deben ser respetados por todos los países (normas de
derecho impositivo), no admiten derogación ni modificación por parte de los
Estados. Esta "seriedad" le viene a dar, en definitiva, una cierta cohesión al
ordenamiento internacional.
1. Principio de PROHIBICIÓN de la amenaza o el uso de la fuerza armada
contra la independencia política e integridad territorial de los Estados.
Arreglo pacífico de controversias.
2. Principio de NO INTERVENCIÓN en los asuntos internos de los Estados.
3. Deber de COOPERACIÓN entre los Estados.
4. Principio de la libre AUTODETERMINACIÓN de los pueblos.
5. IGUALDAD soberana de todos los Estados Cumplimiento de buena fe de
las obligaciones internacionales.
6. PROTECCIÓN de los derechos humanos.
7. AUTORIDAD sobre Estados no miembros.
Los Estados Miembros Y Su "Estatus" Jurídico.
Los "miembros" de Naciones Unidas sólo pueden ser ESTADOS.
Actualmente la componen 185, presumiendo de estar abierta a todos (vocación
universal).
El "estatus" jurídico de Estado miembro significa, que en la ONU se le
aplican los derechos y obligaciones de la Carta de San Francisco.
En 1945 Naciones Unidas tenía 51 Estados; España se adhirió en 1955 (se
consideró que el régimen franquista era aliado del fascista). En los años 60 se
"disparó" el proceso de descolonización y se produjo una adhesión masiva
(Estados de Asia y África).
En 1973 se adhirieron las dos Alemanias (RFA y RDA); los cambios
producidos en algunos países, como la URSS, han ido posibilitando el ingreso de
nuevos Estados (Estonia, Letonia)
—El último Estado, que se adhirió fue la Isla de Palaos, en Diciembre de 1994.
La Sociedad internacional de la posguerra se ha universalizado. Realmente
se ha hecho mucho más diversa, heterogénea y plural, pero la división entre países
ricos y pobres sigue existiendo, y no sólo eso, sino que parece acentuarse: Una
cosa es clara, no existe un tercer mundo único, no hay por qué "meter" a todos en
un mismo saco. Países como Singapur, China o el Golfo Pérsico son muy distintos
de Ruanda, Zaire, Chad, etc... Existen múltiples categorías e infinidad de
subdivisiones.
La ausencia más notable de la ONU es Suiza, que no puede ser miembro
de la misma debido a su estatuto de Estado neutralizado, ya que hay determinados
artículos de la Carta (Capítulo VI) que dan lugar a la creación de una fuerza
internacional para resolver un conflicto.
Que no sea un miembro activo, no significa que no coopere con la ONU;
Ginebra es una importante subsede de la misma.
A efectos de procedimientos, se diferencia entre los Estados fundadores y
los Estados admitidos; ambos gozan de los mismos derechos y de las mismas
obligaciones.
Requisitos:
El artículo 4 de la Carta de San Francisco, establece los requisitos
(sustantivos y procedimentales) para ser miembro, aunque se puede decir, que la
ONU no ha sido muy rigurosa en ellos:
Sustantivos:
Se requiere que sea un Estado que tenga los 4 elementos constitutivos.
Se excluyen las Organizaciones Internacionales, ONG's, etc... Pero en este punto
no se ha sido totalmente estricto, puesto que la URSS pidió que se admitiera a dos
países que en ese momento no eran estados: Ucrania y Bielorusia.
Ser un Estado amante de la Paz.
Que el candidato se comprometa a aceptar las obligaciones dimanantes de la Carta
de San Francisco.
El Estado manda una solicitud a la ONU.
El Consejo de Seguridad manda una "recomendación" que es vinculante y
preceptiva.
Posteriormente se debe aprobar por mayoría en la Asamblea General.
PROCEDIMENTALES:
El art. 5 de la Carta prevé la suspensión de los derechos y privilegios a un
Estado miembro, cuando este incumpla las obligaciones dimanantes de la Carta.
Este precepto nunca se ha aplicado a ningún Estado miembro.
El art. 6 de la Carta prevé la expulsión de un Estado miembro si ha violado
de forma continuada los principios de la Carta de San Francisco. Este art. tampoco
se ha aplicado nunca.
En estos casos se ha preferido "castigar" de otra manera antes de proceder
con la suspensión o expulsión. Es mejor tratar con los rebeldes dentro de la
organización, que no fuera. Nunca se han aplicado medidas sancionadoras, pese a
que no han faltado motivos (Sudáfrica).
Lo que sí se ha producido es la retirada "voluntaria" de Naciones Unidas, y
que no se encuentra estipulada en la Carta (es el caso de Indonesia).
Para los Estados NO MIEMBROS: organizaciones internacionales, UE ó
OLP, se establece un cierto estatuto de observador (sin voto), pero que le da
derecho a asistir a las sesiones e incluso a ser oídos.
Estructura Orgánica.
Es una estructura compleja, compuesta por seis órganos principales:
De los 6 órganos los más importantes son:
Consejo de Seguridad
Asamblea General
Consejo Económico y Social (ECOSOC)
Secretaría General
Tribunal Internacional de Justicia
Consejo de Administración Fiduciaria.
Cada uno de estos órganos principales han creado para su funcionamiento
otros determinados órganos subsidiarios, como UNICEF (Fondo de Naciones
Unidas para la infancia), ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para
los Refugiados), etc...
Consejo De Seguridad.
Es un órgano intergubernamental de participación restringida (no están
representados todos los Estados miembros).
Está dedicado primordialmente al mantenimiento de la "paz" y seguridad
internacional y para el ejercicio de ésta, puede, investigar situaciones susceptibles
de ponerla en peligro e instar a la pacificación.
En un primer momento estaba compuesto por 11 miembros; en la
actualidad son 15, y de estos 15 hay 5 que son permanentes (EE.UU., Reino
Unido, Francia, China y Rusia); los otros 10 países se van rotando cada dos años,
según distribución geográfica.
El Consejo de Seguridad funciona con carácter de permanencia; siendo así
que los 15 miembros deben tener un representante en Nueva York.
El porcentaje de su composición es una de las cuestiones más
problemáticas, puesto que las tendencias actuales hablan de ampliar los miembros
permanentes a Alemania y Japón, siguiendo criterios de política y economía.
Democráticamente debería haber un representante de cada área geográfica:
por África: Nigeria; por Asia: India y por América Latina: Brasil.
— No es casualidad que los cinco miembros sean los principales portadores del
armamento atómico.
El Consejo adopta sus decisiones por mayoría de 9 votos. Cuando es una
decisión de procedimiento o de forma vale cualquier voto por igual (sea de un
miembro permanente o no), pero en cuestiones de fondo o sustantivas estos nueve
votos deben incluir necesariamente los 5 votos favorables de los Estados
permanentes (estos tienen un "gran" poder: el derecho de veto son intocables).
El Consejo de Seguridad históricamente ha estado "bloqueado", puesto que
los conflictos desde 1945 implicaban a algún Estado miembro permanente y este
imponía su derecho de veto.
La división Este-Oeste (OTAN, Pacto de Varsovia) supuso la
"paralización" de la ONU; puesto que dos super potencias creasen instituciones
para la defensa dividió Naciones Unidas en dos bloques internacionales
Se puede decir, que ha vuelto a 'funcionar'; a producir y adoptar decisiones
tras el acuerdo entre USA y RUSIA. La resolución más importante del Consejo ha
sido legitimar la "Guerra del Golfo".
Asamblea General.
Es un órgano intergubernamental plenario, en su seno están representados
todos los miembros de Naciones Unidas (los 185 Estados). No tiene
funcionamiento permanente y sus competencias son:
Genéricas, es decir, la Asamblea podrá tratar cualquier tema dentro de los
límites de la Carta. Y debe quedar inactiva cuando el Consejo de Seguridad entre
a tratar una materia concreta.
Son competencias específicas:
a. Mantenimiento de la Paz y Seguridad internacional a nivel general, porque a
nivel de crisis concretas competen al Consejo de Seguridad.
b. Fomento de la Cooperación internacional (sirve de foro).
c. Realizar una labor impulsora para el desarrollo del Derecho Internacional
Público y de su codificación.
d. Antes el D.I.P. no era escrito, pero la ONU realiza una labor impulsadora de la
codificación, y en este sentido creó un órgano subsidiario, la Comisión de
Derecho Internacional, para dedicarse a la labor codificadora.
e. Elaborar y aprobar el presupuesto de la organización; así como fijar cuotas y
contribuciones de miembros.
Cada Estado miembro tiene su "sitio" en la Asamblea General. En un
principio estaba compuesta por Estados occidentales, pero posteriormente se
integraron los estados del tercer mundo; estos últimos países quieren un concepto
más revolucionario del Derecho Internacional Público. Nosotros que nos
denominan, "Estados del Tercer Mundo" somos mayoría en la Asamblea; y por
tanto ésta trata más cuestiones de índole económica, sobretodo de la cooperación
al desarrollo; y para ello aprobaron la resolución del Nuevo Orden Económico
Internacional (NOEI) que decía que cualquier forma económica tendría que estar
en búsqueda de la repartición de riqueza de todo el mundo (lo que no se está
aplicando en la práctica).
El tercer mundo ha querido e intentado cambiar muchas cosas; pero en la
práctica los tres poderes (político, económico y militar) siguen estando en manos
de unos pocos privilegiados, por no decir EE.UU.
Todo el derecho internacional está marcado por la división Norte-Sur. Los
países tercermundistas se encuentran con un derecho internacional que no les
favorece (no son miembros del Consejo de Seguridad). Además el abismo
(fundamentalmente económico) tiende a acentuarse, puesto que China puede pasar
a convertirse en un país poderosamente económico, a diferencia de Ruanda con
una economía muy vulnerable y frágil.
Las decisiones de la Asamblea General se adoptan por mayoría; esto no
viene a ser muy práctico puesto que estas decisiones no son de carácter vinculante
para los Estados, es decir, que estos no se obligan en su cumplimiento. En la
actualidad se tiende a adoptar las decisiones por consenso, que aunque no tenga
valor jurídico sí tiene un valor moral importante.
Decir, aquí, que 130 Estados del tercer mundo critican la prepotencia del
Consejo de Seguridad, es aberrante y supone una "degeneración" jurídica el no
hallar una fórmula para abolir dicho derecho de inmunidad.
Las Carta De Las Naciones Unidas: Una Visión Y Una Misión.
Al fundarse la ONU, al final de la Segunda Guerra Mundial, los estados
nacionales de entonces respondían a la necesidad de conducir las relaciones
internacionales en un régimen más cooperativo, transparente. Los planes de
construir la comunidad internacional sobre cimientos nuevos y más sanos
simbolizaban a la vez una manera visionaria y práctica de conducir las relaciones
económicas y políticas internacionales.
En vista de los actuales debates relativos a la función y el futuro de la
ONU, es importante recordar que la Carta de las Naciones Unidas: percibe los
problemas políticos, de seguridad, económicos, sociales, culturales y humanitarios
como interrelacionados, y por consiguiente propone soluciones y líneas de
conducta coordinadas; da instrucciones a la ONU para que aborde problemas más
allá de las relaciones tradicionales entre estados y luche por una cantidad de
objetivos normativos más amplios, entre ellos la promoción de "un elevado nivel
de vida, pleno empleo y condiciones de progreso económico y social" y la
evolución económica y social de "todos los pueblos"; coloca a la ONU en la
cúspide del incipiente sistema de organizaciones internacionales. Esta ha de
abarcar a las instituciones especializadas existentes tales como la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), así como las instituciones de Bretton Woods -- el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción
y Fomento (BIRF) o Banco Mundial -- instituciones establecidas un año antes de
la creación de la ONU.
Las esperanzas de un futuro más pacífico y próspero fueron depositadas de
este modo en un nuevo sistema de instituciones multilaterales, cuyo objetivo era
brindar una señal clara tendiente a un gobierno global bajo los auspicios de la
ONU. Sin embargo, desde el comienzo, esta visión internacionalista y
democrática de la ONU y de sus atribuciones ha tenido que lidiar con la realidad
de la política de fuerza.
Una primera manifestación de ello fue la decisión de las grandes potencias
de convertir a las instituciones financieras de Bretton Woods en entes
prácticamente autónomos con respecto a la ONU y mantener el nuevo órgano de
comercio internacional, el Acuerdo Internacional sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio (GATT), separado de la ONU. Estas decisiones han tenido graves
consecuencias para la coordinación de una política económica global y para la
participación democrática en importantes instancias decisorias. No obstante, a
pesar de no ajustarse plenamente a las esperanzas de los artífices del sistema
internacional de posguerra más "internacionalistas", la estructura institucional
emergente y los principios orientadores reivindicados permitieron alcanzar
grandes progresos en los años siguientes a su creación.
Cualesquiera hayan sido las tensiones internacionales y las deficiencias de
la ONU, la existencia de las Naciones Unidas como una institución para todos los
países generó la sensación de formar parte de la comunidad mundial y ayudó a
crear una conciencia global. Para los países en desarrollo, la ONU aportó la arena
política y permitió desencadenar su lucha anticolonialista y de emancipación
política, engendrando un sentimiento de poder e importancia y proporcionando un
medio para participar en el escenario mundial como iguales.
Desde el punto de vista económico y social, durante los tres decenios
posteriores a la creación de la ONU, el crecimiento económico generó pleno
empleo y prosperidad creciente y facilitó la adquisición de derechos sociales en el
Norte, a la vez que hubo desarrollo constante en muchos países del Sur.
Se adoptaron muchos principios, estructuras, pautas y referencias de
cooperación internacional para el desarrollo. Entre ellos se pueden mencionar la
Estrategia Internacional del Desarrollo, las metas de ayuda, el trato preferencial y
la no reciprocidad en las negociaciones comerciales.
La ONU también demostró ser una fértil fuente de ideas con decisiva
incidencia en la manera de proceder y en los principios del ámbito del desarrollo.
El actual sistema normalizado de contabilidad nacional tuvo su origen y posterior
evolución en la ONU. La idea de eximir de deudas y de contar con programas
especiales para los países menos adelantados entre los países en vías de desarrollo
también emanó de la ONU.
Las normas y principios fijados por los organismos especializados de la
ONU han mejorado la vida tanto a nivel nacional como internacional. Los
organismos menores y más especializados como la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT), la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la
Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) etc., a través de sus normas
y regímenes reglamentarios, han contribuido a mantener el orden internacional en
ámbitos tan diversos como la meteorología, las comunicaciones, la aviación, etc.
Sucesivas conferencias internacionales convocadas por organizaciones de la ONU
han ayudado a identificar y centrar la atención mundial en nuevos problemas
relativos a temas como medio ambiente, población, energía, ciencia y tecnología,
alimentación y nutrición y el lugar y función de la mujer en la sociedad y en el
desarrollo social en general.
Una cantidad de nuevos órganos de la ONU como la UNCTAD y ONUDI
fueron creados en respuesta a las necesidades enunciadas colectivamente por los
países en desarrollo. El objetivo de estas instituciones era ayudar a formular
principios orientadores y mecanismos internacionales que permitieran
implementar las atribuciones contenidas en la Carta de promover el progreso
económico y social de "todos los pueblos".
La investigación y el trabajo estadístico de calidad de la ONU arrojaron
luz sobre el funcionamiento de la economía mundial y pusieron de manifiesto sus
desigualdades y anomalías. Deliberaciones mantenidas en las nuevas instituciones
y en las conferencias mundiales de la ONU, dieron lugar a acuerdos
internacionales, normas y medidas que se convirtieron en elementos esenciales de
la cooperación internacional para el desarrollo. Así surgió un programa de
desarrollo global que se transformaría luego en una de las dimensiones clave del
trabajo de la Organización.
Pero algunos de los reclamos del Sur de criterios y medidas para alcanzar
mayor justicia económica parecieron poner en tela de juicio las relaciones
económicas y políticas mundiales vigentes y por consiguiente los intereses
inmediatos de las naciones de mayor poderío económico. Los esfuerzos por
traducir estos reclamos en compromisos prácticos y programas de trabajo de la
ONU rara vez recibieron apoyo entusiasta de los países más poderosos del Norte.
Resultaba difícil, o imposible, alcanzar consenso sobre propuestas de directrices
internacionales en ámbitos como materias primas, transferencia de tecnología y
códigos de ética para empresas trasnacionales, entre otros.
Desgaste De La Función Económica De La ONU.
Desde los comienzos del 80, la actitud de algunos países del Norte hacia la
ONU comenzó a volverse más rígida. En parte, la mayor desafección puede estar
relacionada con el considerable empeoramiento de la situación económica global
desde comienzos de la década - que se debió en gran parte a las medidas
deflacionarias monetaristas introducidas por el Norte. En un período de menor
crecimiento y esfuerzos por reducir los déficits presupuestarios internos y los
problemas nacionales cada vez mayores, se dio más importancia a estos últimos; y
recibieron menos atención los problemas internacionales, especialmente los que
suponían compromisos financieros.
No obstante, las posiciones adoptadas por las grandes potencias del Norte
frente a la ONU han estado inspiradas en algo más que la mera necesidad de
mantener el nivel de gastos bajo control. Hubo esfuerzos sistemáticos por hacer
que el Sur desistiera de su actuación colectiva, lograr que ésta disminuyera y
coartar las actividades económicas y las principales iniciativas dentro del Sistema
de la ONU. La consecuencia fue el desgaste y debilitamiento de las
organizaciones que no se encuentran plenamente bajo el dominio de las grandes
potencias. Hoy en día estos son objetivos explícitamente declarados.
En particular, ha mermado la labor de investigación, la formulación de
principios y las funciones negociadoras de la ONU con respecto a los
denominados problemas económicos "insoslayables" como el comercio
internacional, recursos para el desarrollo y temas monetarios. Por lo tanto, la
ONU se ha quedado cada vez más marginada en su finalidad principal de fijar
normas sobre estos temas, tendencia acentuada por la casi interrupción del diálogo
norte - sur. Al mismo tiempo, importantes cuestiones de principios relativas a
inversión extranjera, compañías trasnacionales y transferencia de tecnología
quedaron prácticamente excluidas de la atención internacional y mucho más de la
multilateral.
Lo cierto es que, en una situación en que la estructura de poder económico
está muy desequilibrada, un puñado de estados han podido mantener a las
Naciones Unidas como rehenes y han precipitado una importante crisis de
identidad. Al mismo tiempo, resulta insostenible la situación de falta de
instituciones multilaterales democráticas ante las cuales todos los países --
desarrollados y en desarrollo -- tengan que rendir cuentas por las repercusiones
externas de sus políticas económicas internas y regionales.
Por ejemplo, la UNCTAD, cuyo cometido es trabajar por el desarrollo
mundial, y cuyo peso y capacidad intelectuales tienen amplio reconocimiento en
los llamados temas económicos centrales, se ha visto deliberadamente menguada.
Su aptitud para realizar un análisis político de la cantidad y calidad prescritas ha
sido restringida en algunos aspectos básicos. Se ha debilitado la capacidad de la
UNCTAD de presentar, llegado el caso, una oposición motivada ante la
orientación política propugnada generalmente por el FMI y el Banco Mundial
(ahora también por la Organización Mundial de Comercio -- OMC).
Son evidentes similares intenciones con respecto a ONUDI, la rama de
desarrollo industrial de la ONU. Obviamente, la industria es muy trascendente
para la transformación económica y social; una base económica diversificada es
imprescindible en la altamente competitiva economía mundial de hoy. Sin
industrialización, el grueso de los países en vías de desarrollo no podrán combatir
la pobreza, resolver adecuadamente las necesidades básicas, generar fuentes de
trabajo con salarios por encima de los niveles de pobreza y lograr un rápido
progreso económico de manera integral y equilibrada. El trabajo de ONUDI ha
realizado un importante aporte en ayudar a los países a fortalecer el sector
industrial y sus servicios son de primordial importancia. Mientras que algunos
países avanzados del Norte han ingresado en lo que algunos consideran una era
posindustrial, la mayoría de los países del sur todavía necesitan lograr un
adecuado nivel de desarrollo industrial. Para ellos es imprescindible una ONUDI
fuerte y dinámica, de manera que pueda ayudar en la formulación de políticas
industriales, creación de instituciones, fijación de niveles de calidad, transferencia
tecnológica y de desarrollo y otras formas de cooperación y asistencia técnica.
Con respecto al no pago de cuotas financieras a la ONU y a otras
organizaciones del Sistema de la ONU, la modalidad cada vez mayor de aportes
voluntarios y sus consiguientes condicionalidades, presiones a las secretarías y a
las políticas de personal y otras tácticas, entre ellas las presiones bilaterales a
países en desarrollo en forma individual, son algunos de los medios utilizados por
algunos países desarrollados para ejercer su influencia y dominio sobre las
organizaciones de la ONU y sus procedimientos. Ello ha sido sucedido por graves
crisis financieras, que han afectado los programas, la moral y el desempeño del
personal y también la propia independencia de las instituciones. Durante años la
ONU ha trabajado con cero crecimientos presupuestarios y un congelamiento en
la contratación de personal, ambos de los cuales han desgastado seriamente su
aptitud para cumplir con las funciones asignadas y renovar su personal.
Ninguno de esos factores limitativos ha sido impuesto a las instituciones
de Bretton Woods: instituciones que, como no es de sorprender, sostienen la
postura ideológica y las preferencias políticas de sus principales accionistas, los
países industrialmente avanzados. La financiación de estas instituciones ha sido
muy generosa, hasta tal punto que han estado en condiciones de expandir
ampliamente sus tareas, operaciones, personal y consultores de tiempo completo.
Últimamente, el presupuesto del Banco Mundial ha estado casi totalmente
financiado por las ganancias provenientes de préstamos a países del Sur, pese a
que la opinión pública tiene la impresión de que el Banco es financiado por
donantes del Norte.
Muchas personas consideran hoy en día que las instituciones de Bretton
Woods tienen ventajas comparativas sobre la ONU en términos de capacidad
general en el campo de la economía. También se cree que son más competentes en
investigación para el desarrollo y su labor normativa. De este modo, los resultados
de decisiones políticas pasadas y presentes en materia de atribuciones
institucionales y asignación de recursos se utilizan ahora para defender propuestas
de una división formal del trabajo entre la ONU y las instituciones de Bretton
Woods en el campo de política macroeconómica con el argumento de la llamada
eficiencia y calidad.
Pero estas instituciones se han desviado de sus atribuciones originales y se
han transformado de hecho en instrumentos de control de las políticas internas de
los países en desarrollo para asegurar el pago de los servicios de la deuda a los
países prestamistas del Norte y a las instituciones financieras multilaterales. Estas
últimas han impuesto a los países en desarrollo, por medio de la condicionalidad,
los programas de ajuste estructural, que para ellas son medidas internas
adecuadas. Estos programas, en una cantidad de casos, han desembocado en una
contracción de los niveles de vida, con repercusiones negativas para el
crecimiento y desarrollo económicos y para la cohesión social.
Mercados, Gobiernos Y Organizaciones Multilaterales.
En un mundo cada vez más complejo e interdependiente que hace que las
opciones políticas sean complejas y donde las decisiones se tornan difíciles, la
ideología económica que preconiza dejar en manos de las fuerzas del mercado la
mayoría de los temas de crecimiento y desarrollo -y sugiere que es por el interés
de todos- atrae gran cantidad de adeptos y conversos. Las señales que indican el
éxito de esta fórmula son muy difíciles de aprehender. Los lineamientos
económicos neoliberales más exagerados adoptados en tantos países desarrollados
y en desarrollo están generando importantes problemas económicos y sociales:
aumentan las diferencias socioeconómicas dentro de los países y, en muchos
casos, empeoran de hecho la situación de los pobres en términos reales y provocan
en todo el mundo situaciones de inestabilidad socialmente explosivas entro de
cada sociedad y fuera de fronteras. La "mercadización" y liberalización de la
economía mundial, y el desmantelamiento de algunas de las prudentes
reglamentaciones vigentes en los años cincuenta y sesenta, han hecho más difícil
ejercer el control económico de cualquier economía en favor de los objetivos
sociales. En realidad, el pleno empleo y los salarios o ingresos vitales decorosos
han dejado de ser objetivos políticos a ser perseguidos con vigor.
Por supuesto que algunos de estos flujos de capital son necesarios para
financiar el comercio mundial y consolidar la inversión extranjera directa, pero
claramente no lo son los actuales flujos de capital constituido por dinero
especulativo en busca de beneficios instantáneos.
Es paradójico que, mientras se reclama que todos los países acepten sin
reservas las recetas del mercado libre, las prácticas comerciales anticompetitivas y
restrictivas de las compañías transnacionales se mantengan inobjetadas. Éstas son
protagonistas y dominan más del 70 % del comercio mundial. Aproximadamente
el 25 % del comercio mundial es realizado como comercio interno de la empresa
dentro de cada compañía transnacional. Así, las trasnacionales ejercen directa o
indirectamente influencias decisivas en el logro de muchos objetivos establecidos
internacionalmente. Sin embargo, el trabajo realizado en la ONU sobre estos
temas ha sido muchas veces echado por la borda, y las compañías transnacionales
quedan exentas de cualquier supervisión o regulación por parte de la comunidad
internacional. El raciocinio indicaría objetivamente que la ONU no puede
permitirse seguir adelante con esta situación.
Recursos Financieros De La ONU.
El tema de los recursos es fundamental para la lucha por el futuro de la
ONU. Los fondos le permiten instrumentar sus atribuciones y programas; por su
parte, la escasez de recursos restringe su labor, desmoraliza a los funcionarios,
contribuye a la pérdida de especialistas muy capacitados, la hace impotente frente
a los muchos desafíos globales que demandan su atención y la hace susceptible a
las presiones de quienes ejercen el poder del dinero.
La intención era que los estados miembro financiaran la ONU de manera
democrática y equitativa, lo cual se fundaba en otro principio básico que no puede
diluirse ni desgastarse sin poner en peligro todo el Sistema de la ONU: se trata del
principio de dotar de recursos financieros a la ONU mediante cuotas prorrateadas
entre todos los miembros según la relativa capacidad de aporte de cada uno.
Actualmente, hablar de "ser el que más aporta" a las finanzas de la ONU es
común; el "enfoque de mercado" ha intensificado esta peligrosa tendencia. Cada
nación que ostensiblemente "aporta más" habla también ahora de ser "accionista"
principal y de "recibir de la ONU por el valor de su dinero".
Algunos países del Norte han utilizado sus aportes a los presupuestos del
Sistema de la ONU para incidir en los principios rectores de las organizaciones y
para acrecentar su influencia y dominio sobre ellas. La ONU, en realidad, ha sido
llevada al borde de la quiebra por la retención deliberada de cuotas legalmente
obligatorias con la intención de tratar de imponer ciertas preferencias políticas o
administrativas.
La financiación voluntaria que está vinculada a ciertas actividades y
costumbres, la constante presión de las condicionalidades provenientes de un
puñado de miembros poderosos con peso financiero, y una efectiva retención de
fondos de unos cuantos, han resultado ser importantes puntos débiles de la propia
estructura de la ONU. Cuando se recurrió en primera instancia a la financiación de
actividades de la ONU de manera voluntaria, el argumento en favor de la misma
fue que redundaría en un aumento de recursos para la ONU. Pero los recursos
voluntarios han sido exiguos en comparación con las necesidades. El carácter
voluntario de los recursos ha permitido al norte mantener los programas de
desarrollo de la ONU en un nivel muy moderado; determinar la naturaleza, el
destino y las formas de estos programas en carácter de fondos fiduciarios,
programas multi-bilaterales, ordenación del intercambio de costos, etc., y alterar
las dimensiones de los programas a su albedrío, ya sea en favor de sus intereses o
en respuesta a la presión pública interna.
La experiencia de los primeros cincuenta años de la ONU, y especialmente
del último período, demuestra que ser excesivamente dependiente de las
aportaciones de uno o varios de sus miembros dista mucho de ser sano para la
organización mundial. Los miembros cuyas cuotas representan grandes sumas de
dinero en términos absolutos, debido a su mayor riqueza, y constituyen así una
importante proporción del presupuesto de la ONU logran, si optan por ello,
chantajear a la Organización.
La Creciente Militarización De La Asistencia Humanitaria.
Desde el fin de la Guerra Fría, ha habido una rápida expansión de la
asistencia humanitaria de la ONU en respuesta a la mayor cantidad de conflictos
armados en distintas partes del mundo, la mayoría de ellos dentro de fronteras.
Muchas de estas crisis son sumamente agudas, entrañan una ruptura de los
regímenes organizativos y sociales dominantes. Implican muerte, destrucción,
desplazamientos, miseria y sufrimiento humano generalizados. La asistencia
humanitaria y el mantenimiento de la paz se han convertido en las principales
actividades de la ONU y repercuten en gran escala en las prioridades, el
presupuesto, la dotación de personal y las operaciones de la Organización. El
actual método de financiar estas operaciones de emergencia -- que por su
naturaleza son difíciles de prever -- comprometen a la ONU en complejos
malabarismos financieros y, debido a la escasez general de financiación de la
ONU, se suman a su crisis financiera y obstaculizan otros programas y actividades
de la organización.
Esto es de por sí motivo suficiente para sugerir que se midan las
consecuencias para la ONU en el contexto de los debates sobre la reforma de la
ONU, y también la forma de tratamiento de los temas relativos a asistencia
humanitaria. En efecto, desde la perspectiva de la ONU, como organización
universal y democrática encargada de un programa mundial, y desde la
perspectiva de los países del Sur, que actualmente parecen ser los que más
probablemente necesiten asistencia humanitaria, surge una cantidad de
importantes preguntas. Las mismas se refieren a la creciente politización y
militarización de la ayuda humanitaria, el frecuente predominio de los objetivos
militares y de seguridad sobre los aspectos humanitarios, y el hecho de que la
asistencia humanitaria se brinda de manera selectiva según los intereses y las
orientaciones políticas de las grandes potencias, o como resultado de las presiones
sobre la opinión pública derivadas del impacto que, en la opinión pública, ejerce
la cobertura de los eventos por parte de los medios de comunicación. La provisión
de ayuda humanitaria es un factor que perturba las relaciones norte - sur en virtud
de la manera paternalista e intervencionista en que se maneja y porque resta poder
a los países en desarrollo.
Si la asistencia humanitaria se continúa brindando con la actual modalidad
intervencionista, amenaza con seguir cercenando la soberanía política, territorial y
económica de los países en desarrollo. Si a esto se le añaden diversas incursiones
como las "condicionalidades" asociadas a la asistencia financiera externa y el
comercio internacional, esto hace aparecer al fantasma de un "colonialismo
poscolonial". La Resolución 46/182 de la Asamblea General de la ONU, adoptada
por consenso, refleja las nuevas realidades. Especifica que la asistencia
humanitaria debería ser dada con el "consentimiento" (antes era "a pedido") de un
país (antes siempre decía "gobierno"). Hay una cantidad de precedentes jurídicos,
políticos y militares sentados recientemente en casos específicos que podrían ser
mencionados como intervenciones selectivas realizadas en nombre de la ayuda
humanitaria, pero también con miras a lograr fines políticos, militares, de
seguridad y otros objetivos estratégicos de las potencias del norte.
Otro motivo de preocupación es que las crisis con importantes secuelas
humanitarias son vistas generalmente como hechos individuales y aislados, que
han de ser tratados como emergencias para contener los perjuicios. Además de
reflejar que las políticas de desarrollo son inadecuadas o inapropiadas en sí
mismas, indica la pasada ineptitud o falta de voluntad de la "sociedad
internacional" para ayudar a crear condiciones más amplias que ayuden a evitar
esas crisis y conflictos, así como su fracaso para adoptar medidas prácticas para
adelantarse estas crisis o ayudar a superarlas.
Está a la vista que en muchos, si no en todos los países que experimentan
crisis agudas, los programas de desarrollo han sido incapaces de satisfacer las
necesidades económicas básicas de todos los sectores de la sociedad y han
generado o exacerbado las divisiones sociales. Los programas de ajuste estructural
han tendido a agravar la naturaleza divisionista de las orientaciones de desarrollo
convencionales, y la carga de la deuda -- resultante tanto de factores externos
como internos -- ha mermado la capacidad de muchos países de mantener el
crecimiento necesario como para sustentar el desarrollo.
En efecto, la asistencia humanitaria, más que cualquier otro ámbito de
actividad de la ONU, refleja la nueva tendencia y las ambigüedades con respecto a
las respectivas funciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad.
El Consejo de Seguridad de la ONU ha tratado las cuestiones de ayuda
humanitaria con bastante firmeza, concentrando en sus manos la función rectora y
la adopción de medidas relativas a complejas rupturas estructurales, a pesar de que
según la Carta de la ONU su mandato está restringido a tratar conflictos entre
países y no está facultado directamente para tratar cuestiones de ayuda
humanitaria. La Asamblea General, por su parte, se abstiene de ejercer sus
atribuciones en este campo. No ha utilizado sus facultades de analizar cómo
repercutirán en la ONU los nuevos tipos de apremios que reclaman ayuda
humanitaria, ni ha debatido cabalmente o decidido sobre cambios en la línea de
conducta de la ONU sobre estos temas. Esta situación representa un grave
desgaste de los procesos democráticos.
Como consecuencia, las opiniones de la amplia mayoría de los miembros
de la ONU -- incluidos muchas veces los directamente afectados o interesados--
no son consideradas ni tenidas en cuenta. En efecto, se han permitido a sí mismos
convertirse en espectadores pasivos e impotentes.
La hipótesis de que el Consejo de Seguridad es responsable exclusivo de
las emergencias confiere automáticamente a los países del norte que son
miembros permanentes un papel de predominio. Además, reduce el rango de
posibles soluciones para abordar las complejas crisis, ya que los miembros del
Consejo de Seguridad (y particularmente los miembros permanentes) tienden a
ver esos problemas primordialmente en términos militares y a partir de sus
propios análisis estratégicos. La experiencia demuestra también que asignar al
Consejo de Seguridad la responsabilidad de estos temas ha permitido que un
puñado de grandes potencias con adecuados recursos y posibilidades asuman el
dominio efectivo de las operaciones, ya sea con la bandera de la ONU o
simplemente subcontratando misiones para sí.
Rediseño De La Soberanía.
A través del trabajo que realizan por el desarrollo, el mantenimiento de la
paz, el medio ambiente y la salud, las Naciones Unidas ayudan a los países y a las
comunidades a construir un futuro basado en la libertad y la prosperidad. No
obstante, el compromiso prioritario se expresa en la idea de que ningún ser
humano pueda ver sus derechos humanos ignorados o violados, sin importar su
raza, grupo étnico, religión, sexo o condición social. Esta idea, destacada en la
Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de Derechos
Humanos de 1948, es la fuente de inspiración. Sin el respeto de los derechos
humanos de los individuos, ningún país, ninguna comunidad, pueden ser
realmente libres.
Dice Kofi A. Annan -Secretario General de las Naciones Unidas- he
colocado los derechos humanos de los individuos como el eje de mis esfuerzos
por lograr progresos en la constitución de una comunidad de países. Ya sea que
esto signifique incrementar el desarrollo, o poner énfasis en la importancia de las
acciones preventivas, o en la intervención -incluso atravesando fronteras de los
estados- para detener las masivas violaciones de los derechos humanos, siempre
los individuos han sido el centro de nuestras preocupaciones.
Vemos que actualmente, la soberanía de los estados, entendida en su
sentido básico, sufre una redefinición motivada por las fuerzas desatadas por la
globalización y la cooperación internacional. Simultáneamente, la soberanía
individual -esto es los derechos humanos y libertades fundamentales señalados
por la Carta de la ONU- ha sido enaltecida por una renovada toma de conciencia
del derecho de todo ciudadano o de toda ciudadana de controlar su propio destino.
Si bien estos hechos son auspiciosos, exigen de la comunidad internacional
la voluntad para aplicar nuevos mecanismos de respuesta de las Naciones Unidas
a los siguientes fenómenos: las actuales crisis humanas, los medios empleados por
la comunidad internacional en situaciones de emergencia y la voluntad para actuar
en algunas áreas de conflicto.
Hay una gran necesidad de reflexionar sobre estos temas que derivan de
los hechos sucedidos en la última década; en particular, los desafíos enfrentados
por la comunidad internacional actualmente en Kosovo y Timor Oriental. De
Sierra Leona a Sudán, de Angola a Camboya y Afganistán, hay una gran cantidad
de personas que necesitan recibir de la comunidad internacional no sólo gestos de
comprensión o solidaridad sino un compromiso real y sostenido de ayudarlas a
concluir con los ciclos de violencia y lograr un pasaje seguro a la prosperidad.
El reciente conflicto de Kosovo ha generado fuertes interrogantes sobre las
consecuencias de la acción en ausencia de una completa unidad de decisión de
parte de la comunidad internacional.
Estos hechos han puesto al desnudo el siguiente dilema sobre la naturaleza
de la intervención humanitaria. Por un lado, la cuestión de la legitimidad de una
acción tomada por una organización regional sin el mandato de las Naciones
Unidas. Por el otro, el imperativo universalmente reconocido de detener de
manera efectiva las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos
que tienen graves consecuencias humanas. La incapacidad de la comunidad
internacional en el caso de Kosovo para unificar dos intereses igualmente
apremiantes de la comunidad internacional -la legitimidad universal y la eficacia
en defensa de los derechos humanos- debe ser vista como una tragedia, pero
seguramente no mayor a la del bombardeo indiscriminado, llevado a cabo por la
OTAN.
Asimismo, este dilema puso de relieve el desafío central de las Naciones
Unidas y de la comunidad internacional para el próximo siglo: forjar una unidad
detrás del principio de que las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos
humanos -cualquiera que fuere el lugar donde se produzcan- no deben ser
toleradas. Pero no dejemos de olvidar el principio de no intervención y el respecto
a la jurisdicción de los estados Nación. No olvidemos Chechenia o Somalia.
Hemos aprendido que el mundo no puede permanecer al margen cuando se
están produciendo violaciones masivas y sistemáticas a los derechos humanos.
También hemos aprendido que la intervención debe estar basada en principios
universales y legítimos si pretende gozar del apoyo sostenido de los pueblos del
mundo. Esta norma internacional en favor de la intervención para proteger civiles
de matanzas masivas -que se halla actualmente en desarrollo- sin duda seguirá
planteando profundos desafíos a la comunidad internacional. En mi caso desde ya
que si, desde el punto de vista legal, no debemos introducir una política de poder,
sino de derecho, ni implantar el concepto tan de moda en la doctrina americana de
la legitimidad para ignorar el de legalidad. El orden jurídico establecido después
de la II Guerra Mundial y en la Carta de la ONU hace obligatorio respetar tres
conceptos. Primero, el uso de la fuerza está regulado exclusivamente por el
Consejo de Seguridad. Así, la idea de facultar a organismos regionales o de otro
carácter para emplear una actividad militar sancionadora es una aberración sin
fundamento legal. Segundo, todas las jurisdicciones domésticas deben ser
respetadas hasta que no se enmiende la Carta de la ONU (principio de no
intervención). No pueden respetarse sólo las de los países militarmente fuertes que
pueden ocasionar costos a las potencias interventoras.
Asimismo quedó demostrado en Irak, Serbia y Chechenia. Los poderosos
bombardeos no han cambiado sus regímenes internos pero si han causado daños
marginales y traídos perjuicios a la población civil. Está claro que los problemas
étnicos o culturales subsisten sólo adormecidos por la fuerza ocupante. Habría que
preguntarse qué será de Bosnia o Kosovo cuando termine el protectorado de la
OTAN.
Conclusión.
En resumen, el alcance y las repercusiones de la ayuda humanitaria y
operaciones afines llegan mucho más lejos de lo que se puede percibir a simple
vista. Tienen importantes consecuencias para los países en desarrollo y sientan
precedentes legales y políticos de los cuales se puede abusar fácilmente para
favorecer intereses externos. Se ha alcanzado una nueva y fundamental asimetría
en las relaciones norte - sur, que afecta vitalmente el futuro de esas relaciones. Es
también por ese motivo que tienen consecuencias considerables para la ONU.
Dotación de recursos y de personal: un punto débil de la Organización.
Tanto la democratización de la ONU como el cumplimiento pleno de sus
múltiples funciones dependen decisivamente de su financiación y de la aptitud del
funcionariado internacional. Estos dos factores han demostrado ser puntos
endebles de la Organización, y han sido utilizados para erosionar deliberadamente
sus posibilidades y darle algunos rumbos determinados. Sin un enfoque nuevo y
creativo de estos temas, es poco el progreso que se puede alcanzar en la
consecución efectiva de los objetivos de la ONU.
La casuística reciente muestra las enormes contradicciones de la llamada
intervención humanitaria y su reducida eficacia. Las intervenciones
seudohumanitarias han buscado enmascarar con ese rótulo las interferencias que
respondían a intereses económicos o estratégicos. Los países poderosos
intervienen sólo cuando sirve a sus intereses, porque sus aspiraciones éti cas se
limitan al bienestar de sus pueblos, sobre todo. Nadie puede discutir seriamente el
egocentrismo estatal.
En mi opinión, la desintegración de la Unión Soviética —que fue producto
de un complejo proceso interno— permitió a los Estados Unidos no tener que
lidiar con un serio rival en asuntos internacionales y decidió que podía actuar a
voluntad.
En ese nuevo esquema, las Naciones Unidas tenían escasa utilidad. Tras
haber conseguido el apoyo de otros países occidentales bajo el pretexto de
combatir la limpieza étnica en Kosovo, Estados Unidos ha sometido ahora a
prueba una nueva doctrina que contradice abiertamente los principios de la ley
internacional. Se ha establecido el precedente de intervenir en cualquier parte
violando toda norma internacional.
La nueva "estrategia" fue formalmente develada en abril durante la reunión
cumbre de Washington convocada para celebrar el cincuentenario de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Ahora, luego de Kosovo,
comienza a verse con más nitidez la configuración que tendrá el orden mundial
para Washington y algunas capitales europeas. En lugar de los principios de la ley
internacional, lo que observamos es la intervención de Estados Unidos (o, de un
grupo de países) en cualquier conflicto interno. En lugar de instituciones tales
como las Naciones Unidas, la Organización para la Seguridad en Europa Central y
el Consejo Europeo, tenemos a la OTAN, que quiere actuar a voluntad.
Claramente, sus líderes no están pidiendo permiso a nadie para gobernar los
destinos del mundo. Simplemente "lo están haciendo".
La tragedia de Yugoslavia ha mostrado a las claras, que esta clase de
"nuevo orden mundial" no puede funcionar. Con cada día que pasa, aumenta el
rechazo por parte de la opinión popular de otras naciones e inclusive de muchas
personas en países integrantes de la OTAN.
Creo que debería convocarse para el año 2000 a una sesión especial de la
Asamblea General de la ONU, a fin de discutir nuevas ideas para el futuro.
Ningún foro en la actualidad tiene más credibilidad o universalidad. Ninguna
organización es mejor que la ONU para discutir nuestro futuro. Es el único sitio
donde puede plantearse de manera apropiada el tema de la seguridad global.
Cualquier inquietud verdaderamente humanitaria y con profundo sentido
de solidaridad hacia las poblaciones del sur o países no desarrollados debería ir
más allá de actuar puntualmente para aliviar la situación de personas cuya
existencia inmediata está amenazada; la comunidad internacional, como también
las instituciones financieras multilaterales, debería asegurar que se realizaran
extenuantes esfuerzos para concebir pautas económicas y sociales, y adoptar las
medidas apropiadas para un desarrollo generalizado. Serían necesarios asimismo
esfuerzos multilaterales que generen un marco normativo internacional y un
entorno económico externo más propicios para los esfuerzos de crecimiento de los
países en desarrollo.
Todo debate sobre cuál es la mejor manera de formular estos principios y
planteamientos y sobre la función de la sociedad internacional implica
necesariamente estudiar uno de los temas más importantes y espinosos que es la
función de los órganos más importantes de la Organización y también la posición
de la propia ONU frente a las grandes potencias. Deben someterse a examen las
normas internacionales, a fin de determinar cuáles han quedado anticuadas y
cuáles deben ser agregadas, al tiempo que se reafirma la validez de ciertos
principios fundamentales. Debe darse a la ONU un papel especial tanto en la
solución de conflictos entre etnias como en la protección de la soberanía de las
naciones en una época de acelerada globalización.
Va de suyo, que es necesario crear medios más eficaces para proteger las
violaciones a los derechos humanos y la discriminación en perjuicio de las
minorías, pero no creo personalmente, que se puedan consolidar nuevas
instituciones sólo en base a declaraciones políticas o con bases en una
"legitimidad" fruto de la filosofía de países que pretenden ignorar el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas.
El mundo está siendo nuevamente empujado hacia una carrera
armamentista, en tanto los problemas del retraso, la pobreza, los daños al medio
ambiente y las brechas en materia de educación reclaman la atención de la ONU.
Se requiere un esfuerzo conjunto para pensar y planificar el futuro. Eso será útil
no sólo para los débiles y vulnerables sino también para los poderosos. Si es que
son realmente sabios.