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Titulo: LAS PREFERENCIAS RESIDENCIALES DE LOS JÓVENES EN
EL ÁREA METROPOLITANA DE GRANADA. Autor/es: Fuster González, Nayla;Susino Arbucias, Joaquín
Departamento de Sociología, Universidad de Granada Contacto: [email protected] / [email protected]
Palabras Clave: Movilidad residencial, preferencias residenciales, jóvenes, emancipación,
áreas metropolitanas.
Resumen: Esta comunicación tiene por objeto analizar las preferencias residenciales de los jóvenes. Nos centramos en este colectivo por dos motivos: porque se trata de uno de los grupos de edad con mayores tasas de movilidad y porque en estudios anteriores observamos que poseen representaciones sobre la ciudad y predilecciones de vivienda más definidas que otros grupos.
Se trata de un estudio empírico basado en una encuesta de vivienda realizada en el área metropolitana de Granada en 2008. Consta de 2363 entrevistas a residentes en Granada y su corona metropolitana de los que 985 son jóvenes de entre 18 y 39 años. La ventaja de esta encuesta es que contiene -además de variables socioeconómicas, demográficas y de la situación residencial actual (y pasada)- una batería de preguntas específica sobre “preferencias y expectativas residenciales” referidas a tipología, régimen de tenencia y, sobre todo, zonas y tipo de barrios.
Se espera poder determinar si las preferencias varían en función de la situación residencial de los jóvenes –ya emancipados o viviendo con los padres- y de las expectativas de cambio en el futuro próximo, además de variables usuales como más la clase social de pertenencia.
Esta comunicación forma parte de los resultados del proyecto de investigación titulado "Movilidad y ciudad real. Dinámicas y cambios territoriales y sociales en España (Movitra IV) que profundiza en los avances alcanzados por los proyectos CSO2011-29943-C03-03, BE C 2003-02391 y SE J 2007-67767-C04.
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1. Antecedentes
a. El estudio de las preferencias residenciales en el marco de investigación sobre
movilidad
En la mayor parte de la literatura la movilidad residencial es entendida como un proceso
de reajuste de unas necesidades o preferencias de vivienda y localización cambiantes.
Un acontecimiento en el curso de vida (como la emancipación, el casamiento, la
tenencia de hijos…) generaría una insatisfacción con la residencia actual que se
enmendaría mediante un cambio de vivienda (Clark y Huang, 2003). Estas
insatisfacciones, hacen referencia a aspectos muy diversos como la necesidad de más
espacio en la vivienda, la búsqueda de la propiedad o la búsqueda de un barrio más
acorde con la nueva situación familiar (véase Clark y Onaka, 1983; Clark yDieleman,
1996 y Mulder, 1996).
Aunque se trata de una línea de investigación relativamente reciente (Rossi, 1955) en la
actualidad encontramos una extensa literatura nacional e internacional al respecto. Sin
embargo, en cuanto a las preferencias residenciales parece existir una laguna en la
literatura en comparación con otros temas como, por ejemplo, la intensidad y dirección
de la movilidad que han acaparado mayor atención (Bayona y Pujadas, 2010; Clark y
Huang, 2003; López-Gay y Recaño; 2008; Modenes, 2001; Musterd, van Hen, Das y
Latten, 2014, entre otros).
Según Coulter, Van Ham y Feitjen (2011) esto es debido a limitaciones conceptuales:
suelen emplearse indistintamente términos como preferencias, deseos o expectativas de
vivienda cuando se trata de pensamientos distintos en los sujetos y con diferente
influencia en la movilidad final. Así, un individuo puede expresar preferencias o deseos
sin necesidad de tener expectativas de cambio de vivienda.
Por otro lado, las bases de datos disponibles -normalmente registros oficiales de
población y vivienda- han limitado a la mayor parte de la investigación al análisis de los
aspectos demográficos o socioeconómicos; relegando aquellos aspectos menos tangibles
en la explicación de la movilidad residencial, como pueden ser los posibles objetivos a
largo plazo, las aspiraciones o deseos de los protagonistas (Coulter, van Hamy Findlay,
2015).
3
En cuanto a las preferencias residenciales, si bien en mucha bibliografía se hace
referencia a ellas, no suelen ser objeto de investigación en sí sino que se presentan como
explicación teórica a los patrones de la movilidad residencial existentes hallados en
distintos perfiles (Contreras, 2011; Ferrer y Jiménez, 2009; Modenes, 2001). Quienes se
acercan más directamente a su estudio, suelen hacerlo bien a través de análisis de
encuestas, (Boterman y Sleutjes, 2014; Abellán y Puga, 1999)a través de análisis
cualitativos (Cosacov, 2014; Jouffe, 2011) o incluso mediante la combinación de ambas
técnicas (Lawton, Murphy y Redmond, 2013; Conde, 1999).
Como resultado, se trata de análisis referentes a ámbitos espaciales muy delimitados –
un barrio, ciudad o área metropolitana- y a perfiles concretos de población –clases
medias con estudios, personas mayores, etc.- (como por ejemplo, Boterman y Sleujtes,
2014; Conde, 1996, Conde, 1999; Ferrer y Jiménez, 2009).
b. La teoría sobre las preferencias residenciales
Modenes (2001) plantea que las preferencias residenciales son lo que va más allá de los
condicionantes exteriores -restricciones económicas y del mercado de vivienda-de la
movilidad residencial. Todos los individuos poseen predilecciones más o menos claras
sobre las características de la vivienda (como el tamaño, la tipología de vivienda, el
régimen de tenencia) y la localización (arraigo, cercanía al trabajo, facilidad de
comunicaciones, composición social del barrio y percepción de seguridad) (Boterman y
Sleutjes, 2014).
Localización y características de la vivienda son dos valores contrapuestos e
inseparables, dado que en la mayoría de las ocasiones, los sujetos tienen que priorizar
uno sobre otro, bien sea por falta de recursos o por la limitaciones propias del mercado
de vivienda (Conde, 2007). Esta necesidad de priorizar otorga a las preferencias un
papel fundamental en la comprensión del comportamiento residencial.
Pero, sobre qué determina las preferencias individuales, desde el estudio de la movilidad
residencial y de la sociología urbana en general, podemos decir que, a grandes rasgos,
vienen condicionadas por los siguientes factores.
En primer lugar, están relacionadas con la estructura del hogar en relación al curso de
vida, así por ejemplo, los solteros preferirían apartamentos en el centro de las ciudades,
4
mientras que las parejas con hijos buscarían viviendas unifamiliares en la zona
suburbana (Módenes, 2007).
En segundo lugar, por la clase social de pertenencia, ya que lo que es deseable para
cada grupo social depende de la cultura de clase aunque pueden encontrarse subgrupos
con diferentes trayectorias residenciales que se corresponden con diferentes gustos de
consumo o habitus en términos de Bourdieu (Conde, 2007; Jouffe, 2011). Así por
ejemplo, Boterman y Sleujtes (2014) analizaron las preferencias de las clases medias
con alto nivel de estudio, observando diferentes preferencias en función de la categoría
ocupacional.
Además, optar por cierta localización en detrimento de otras preferencias, puede
interpretarse como una estrategia de posicionamiento en la escala social (Clark, Deurloo
y Dieleman, 2006; Susino, 2007; Kintrea, 2009). En este sentido, Conde (2007)
ejemplifica el hábito de las clases medias-altas de optar por viviendas suburbanas en
propiedad como el resultado de expectativas de reproducción social en torno a la idea de
casa individual, con jardín y en un entorno socialmente homogéneo.
En tercer lugar, las representaciones sociales asociadas a los modelos de consumo
imperantes en la sociedad en un período histórico especifico (Boterman y Sleutjes,
2014; Conde, 2007). Así, por ejemplo, en España hemos pasado de “el pisito” como
referente del consumo de masas en los años 60-70, pasando por “el adosado en las
afueras” entre los 85 y 92 a modelos de consumo cada vez más segmentados
(urbanización cerrada, apartamento….) (Conde, 2007). El mercado residencial se vería
así afectado por la “obsolescencia” de ciertas localizaciones y tipología de viviendas y
la puesta en valor de otras en función de lo que es aceptable o deseable como residencia
en un momento dado (véase Kintrea, 2009).
Por último, las culturas urbanas específicas en la que se enmarcan las preferencias.
Estas culturas estarían formadas por las representaciones sociales sobre las zonas o
barrios del espacio urbano resultado de la historia urbana, social y económica (Conde,
2007). Así, por ejemplo, en nuestro ámbito de estudio –el área metropolitana de
Granada- una de las características más llamativas es la reducción simbólica del espacio
que ocuparía la ciudad. Reducción consecuencia de que un amplio porcentaje de
granadinos tiene a sus familiares residiendo en el mismo bloque de pisos o barrio y por
5
ende, relacionan el espacio de la ciudad con el limitado uso que hacen de ella (Conde,
1999).
En definitiva, si bien las preferencias residenciales están muy marcadas por los factores
clásicos, como el curso de vida o las redes sociales (Boterman y Sleutjes, 2014; Lawton,
Murphy y Redmond, 2013); la gente no se mueve sólo de forma reactiva a cambios en
el ciclo de vida, sino que sus decisiones están marcadas por unas preferencias
residenciales complejas. Un aspecto a destacar, que hace claves a las preferencias
residenciales en el estudio de la movilidad, es que se ha demostrado que estas son
realistas. Así, la gente no expresa preferencias “inalcanzables”, sino que estas reflejan el
conocimiento del mercado de vivienda de la ciudad- ya que se adaptan a las
oportunidades que ofrece el mercado de vivienda y son consecuentes con las propias
limitaciones del hogar (Boterman y Sletjues, 2014; Coulter, Van Ham y Findlay, 2015).
Podrían ser, por tanto, un predictor razonable del comportamiento residencial (Mulder,
1996).
c. Sobre las preferencias residenciales de los jóvenes
Si las preferencias residenciales constituyen un tema bastante olvidado en la literatura
sobre movilidad residencial, las preferencias de los jóvenes lo son aún más. Son pocos
los estudios que hacen referencia a la movilidad residencial de los jóvenes
(Hochstenbach y Boterman, 2015a); centrándose en su mayoría en las dificultades que
atraviesan para dejar el hogar paterno (Cruz y Santiago, 1999; Colom et al, 2000;
Fernández, Ruiz y Herrera, 2003; Garrido y Requena, 1996).
No obstante, es habitual encontrar en la bibliografía constantes referencias a ellos
englobados en análisis más generales. Esto es debido al momento del ciclo vital en el
que se encuentran que genera que sean uno de los grupos con mayor movilidad
residencial (Aragonés y Amérigo, 1987; Arévalo, Ferrero, Otero y de Uña, 2008;
Bayona y Pujadas, 2010; Pujadas, 2009; Clark y Huang, 2003; Hochstenbach y
Boterman, 2015, Susino, 2010).
Dado que se trata de un momento vital de gran importancia caracterizado por multitud
de cambios (emancipación, formación de la pareja…) y que determina, en parte, la
futura posición social de los individuos, se puede esperar que sus preferencias
residenciales no sean las mismas que en otros grupos de edad. No obstante, parece no
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existir acuerdo en la literatura respecto a qué quieren los jóvenes o cómo se mueven y
sus motivaciones.
Por un lado, unos apuntan a que han sido protagonistas de la suburbanización
acontecida en España en las últimas décadas, yéndose a las afueras en búsqueda de la
propiedad y precios más asequibles (López-Gay y Recaño 2008; Susino, 2010).
Mientras que otros, los plantean como el referente de quienes aspiran a vivir de alquiler
en el centro de las ciudades, buscando la vida social y nocturna de la ciudad (Contreras,
2011; Hochstenbach y Boterman, 2015a; Pujadas, 2009).
Esta falta de acuerdo, posiblemente se deba a se ha estudiado casi siempre a los jóvenes
como un grupo homogéneo dentro de estudios de movilidad más generales,
señalándolos como un grupo de edad con unas características particulares (Arévalo et
Al., 2008; Clark y Huang, 2003; Lopez y Recaño, 2008; Susino, 2010; Susino y Duque,
2012). Mientras que pocos autores han analizado la movilidad residencial de los jóvenes
como grupo específico (con sus diferencias internas: de clase social de pertenencia,
composición del hogar a formar, etc.) (veáse Hochstenbach y Boterman, 2015a, para
una revisión de la literatura internacional al respecto).
Así distintos jóvenes, con clases sociales de origen o espacios urbanos diferentes,
podrían estar optando por estrategias diferenciadas para lograr acceder a sus
preferencias de localización o tipología de vivienda.
Por ejemplo, para el caso de los jóvenes en Amsterdam, Hochstenbach y Boterman
(2015b) han observado que las diversas vías que llevan los jóvenes aunque están
marcadas por el nivel económico también por las preferencias de estos. Así, si bien
aunque podrían tener unas trayectorias residenciales menos caóticas (con menos
cambios de vivienda y en mejores condiciones) si se alejaran del centro de las ciudades,
llevan a cabo trayectorias más caóticas por poder localizar su residencia en zonas
céntricas “de moda” y aceptando viviendas de peor calidad priorizando la ubicación
sobre otras preferencias.
Una realidad muy diferente reflejan muchos estudios en España, según los cuales, la
preferencia por la vivienda en propiedad, llevaría a la mayoría de los jóvenes a la
estrategia de retrasar el momento de la emancipación para acumular capital económico
y poder acceder así a la propiedad de la vivienda, aunque sea en detrimento de la
localización (Módenes, 2001; Gil, 2002; Lorenzo y Martínez, 2003).
7
Entre los barrios más pobres, por otro lado, suele producirse una reproducción
intergeneracional de barrio, bien porque los jóvenes no pueden optar por el cambio
debido a sus limitaciones económicas o por razones relacionadas con el arraigo en el
barrio, la pertenencia y las redes sociales de apoyo (Van Ham, Hedman, Manley,
Coulter y Osth, 2014).
En general parece ser que las preferencias de los jóvenes, están marcadas por la clase
social de origen siendo habitual que opten por zonas cercanas a donde vive la familia de
origen (Módenes, 2001; Gil y Garrido, 1997; Gaviria, 2002) o busquen vivienda en
zonas de similar estatus que los padres (Van Ham, et al., 2014). Aunque también, tienen
relación con factores menos tangibles, que veíamos en el apartado anterior, las
preferencias de zona e incluso el conocimiento de la ciudad (Hochstenbach y Boterman,
2015a).
2. Fuentes y metodología
En este estudio la fuente principal de datos es la encuesta sobre vivienda realizada por el
Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Granada en 2008 por encargo del
Ayuntamiento de Granada. Esta encuesta estaba inserta en un informe más amplio sobre
población y viviendas en el área metropolitana de Granada (Ferrer y Jiménez, 2009).
Se realizó el trabajo de campo entre junio y diciembre de 2008, la encuesta estaba
dirigida a mayores de edad residentes en Granada y el área metropolitana. Se llevó a
cabo un muestreo bietápico estratificado, teniendo como primera unidad de selección las
secciones censales– mediante muestra aleatoria simple con probabilidad proporcional al
tamaño de la sección- y como segunda unidad, las viviendas muestra aleatoria de 20
viviendas dentro de cada sección. Este muestreo se hizo a través de la lista de
localizaciones de viviendas del Ayuntamiento para la capital y la lista de viviendas del
Catastro para la corona metropolitana. Por último, los encuestados últimos dentro de la
vivienda seleccionada, se elegían en función de las cuotas de edad y sexo definidas en
función de la distribución de estas variables en la población.
Para la selección de municipios que formaban parte de la corona metropolitana, se
partió de los ámbitos delimitados por la movilidad cotidiana por razón de trabajo (Feria
y Susino, 2005) y de las matrices de movilidad residencial entre todos los municipios
8
del área más amplia y dentro de cada municipio, según el censo de 2001 (Feria et al.,
2008). Dando como resultado un mercado unitario de trabajo y vivienda, compuesto por
los siguientes 24 municipios: : Albolote, Alfacar, Alhendín, Armilla, Atarfe, Cájar,
Cenes de la Vega, Cúllar Vega, Churriana de la Vega, Gójar, Granada, Güevéjar,
Huétor Vega, Jun, Maracena, Monachil, Ogíjares, Otura, Peligros, Pulianas, Santa Fe,
La Zubia, Las Gabias y Vegas del Genil .
El tamaño de la muestra fue de 1.529 hogares para Granada capital y de 893 para el
caso de la corona -finalmente, se terminaron encuestando 1.473 y 890 hogares
respectivamente-.
El cuestionario, además de contar con una batería de preguntas sobre datos
demográficos y socio-económicos, está compuesto por 4 bloques temáticos: trayectoria
residencial familiar, situación residencial actual, expectativas de cambio de vivienda y
preferencias residenciales.
El objetivo de esta comunicación es realizar un primer acercamiento a las preferencias
residenciales espaciales de los jóvenes. Así, si bien la encuesta nos proporciona
información respecto de las preferencias en términos de tipología de vivienda (si
preferirían viviendas nuevas o rehabilitadas, si prefieren la tenencia en propiedad o
alquiler) en este primer momento nos centraremos en las preferencias espaciales de los
jóvenes (dónde se mudarían si pudiesen elegir cualquier zona del área metropolitana).
Nos centramos en el análisis de las preferencias espaciales por dos motivos deducidos
de la revisión bibliográfica. En primer lugar, porque la variable espacial y de
localización parece ser clave para comprender la movilidad de los jóvenes (como vimos,
es habitual que busquen centralidad y que opten por viviendas situadas cerca del hogar
paterno). Y por otro lado, porque el área metropolitana de Granada, nuestro ámbito de
estudio, se caracteriza, por un lado por un amplio porcentaje de personas que tienen
lazos familiares en el mismo barrio (Conde, 2007) y porque tiene unas pautas de
suburbanización de clase contrarias al modelo dominante: si habitualmente los son las
clases medias quienes optan por la suburbanización, en Granada son las clases
trabajadoras las protagonistas (Susino y Duque, 2012).
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Pretendemos analizar la relación entre las preferencias espaciales de los jóvenes en el
área metropolitana de Granada en función de la situación actual de residencia y la clase
social a la que pertenecen, teniendo en cuenta que no son un grupo homogéneo y que su
situación en el curso vital (ya emancipados o no, y las expectativas de cambio pueden
estar mediando en estas preferencias).
Tabla I. Variables utilizadas en el análisis Trayectoria residencial
pasada Situación espacial
actual Perfil socioeconómico Preferencias y
expectativas -Con quien vivía en la anterior vivienda -Motivo cambio de viviendo -Cambios totales anteriores
-Lugar de residencia (municipio y barrio) -Arraigo barrio -Satisfacción barrio -Relaciones en el barrio -Con quién vive actualmente -Raíces en el barrio
-Edad -Condición socioeconómica
-Preferencias de localización - Si tiene o no expectativas de movilidad en los próximos años.
Fuente: Elaboración propia.
A continuación presentamos un breve análisis descriptivo de las principales variables
consideradas, prestando especial atención a la forma en que se han construido las dos
variables claves, la referida al ámbito de preferencia de localización de la vivienda y la
que tiene en cuenta la situación de los jóvenes en relación con su forma de convivencia
y sus expectativas de cambio de vivienda en un futuro próximo. También se consideran
algunas variables especialmente relevantes, como la estratificación de las secciones
censales en función de su estructura de clases que, además, ha sido la utilizada en el
diseño de la muestra.
Por otra parte, se realizan dos modelos de regresión logística para intentar determinar
los factores que en mayor medida permitan entender las formas básicas de ámbitos de
preferencia de la vivienda, reelaborados como variables dicotómicas, que se han
considerado y se presentan en el descriptivo. Son modelos sobre los que hay que seguir
trabajando contemplando otras variables y depurando las ya utilizadas.
10
3. Resultados
3.1. Jóvenes, situación de residencia actual y preferencias espaciales
Para analizar las preferencias espaciales de los jóvenes, fue necesario elaborar una
variable que resumiese la información que proporcionaba el cuestionario para utilizarla
como nuestra variable dependiente. Partíamos de tres preguntas que nos daban
información acerca de preferencias espaciales: por un lado, conocíamos quienes habían
dicho que lo que más le gustaría sería quedarse en el mismo barrio donde viven. Por
otro lado, sabíamos dónde preferirían vivir si pudiesen elegir con total libertad: en
Granada capital o en otro municipio del área metropolitana. Y por último, para quienes
señalaban el área metropolitana, contábamos con una variable abierta sobre qué
municipio preferían que tuvo que ser codificada posteriormente.
Esta información junto a la que hace referencia al municipio de residencia actual nos
permitiría crear una variable sobre preferencia espacial que diera cuenta de si los
jóvenes quieren moverse a una zona cercana a la que viven o por el contrario querrían
cambiar de entorno en el que viven prefiriendo un cambio a otra zona más lejana. Así,
se creó una variable que resumiera tres posibilidades de preferencia espacial: preferir el
mismo barrio o mismo pueblo, preferir otro barrio de la capital u otro municipio de la
corona o preferir un cambio de ámbito metropolitano (de corona a cabecera o
viceversa). La diferencia entre barrio y pueblo es para recoger las opciones de los
residentes en la capital y los de la corona metropolitana.
En el gráfico 1, se observa la distribución de las preferencias espaciales de los jóvenes.
En su mayoría optarían por el mismo barrio o pueblo en el que viven, seguido de forma
cercana por los que querrían vivir en otro barrio o municipio. Mientras que son la
minoría quienes preferirían un cambio más lejano, sin ser una proporción despreciable,
pues comprende a más de la quinta parte de los jóvenes. Esto va en la línea de lo
observado en estudios anteriores tanto sobre jóvenes y como sobre el área metropolitana
de Granada.
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Gráfico 1. Lugar de preferencia en la movilidad residencial de los jóvenes en el área metropolitana de Granada
Fuente: Encuesta Población, hogares y viviendas en Granada y su área metropolitana. Ayuntamiento de Granada, 2008. Elaboración propia.
Para analizar qué puede influir en estas preferencias fue necesario crear otra variable
respecto a la situación actual de los jóvenes (en relación al curso de vida) y el posible
cambio en esta situación. El objetivo era incluirla en los análisis de regresión logística
que se presentan más adelante. Así, se creó una variable que nos permite distinguir a los
jóvenes tanto por su situación de convivencia actual (ya emancipados o no) y la
expectativa de cambio de vivienda próximo (con expectativas de cambio y sin
expectativas). Obteniendo así 4 tipos de jóvenes: quienes viven con los padres pero no
tienen expectativas de cambio, quienes viven con los padres y sí las tienen, quienes
están recién independizados (último movimiento fue emancipación) y no quieren volver
a moverse; y por último, independizados que sí quieren moverse.
El número total de jóvenes en nuestro análisis es de 536, que no son todos los jóvenes
entre 18 y 39 años de edad que fueron entrevistados, sino solo aquellos para los que se
podía determinar que el tipo de forma de convivencia era uno de los dos comentados y
cuyo emancipación del hogar paterno no fuese muy lejano.
41.5%
36.3%
22.1%
Mismo barrio/Mismo pueblo
Otro barrio/Otro pueblo
Cambio metropolitano
12
Gráfico 2. Lugar de preferencia en la movilidad residencial de los jóvenes, según su forma de convivencia y expectativas de movilidad, en el área metropolitana de Granada
Fuente: Encuesta Población, hogares y viviendas en Granada y su área metropolitana. Ayuntamiento de Granada, 2008. Elaboración propia.
Al cruzar la variable sobre la situación de convivencia actual y las expectativas con las
preferencias espaciales, podemos observar como las expectativas y preferencias están
ligadas entre sí. De tal forma, que quienes no tienen expectativas de cambio casi la
mitad de ellos (tanto entre los independizados como los que no) preferirían vivir en el
mismo barrio o pueblo en el que residen actualmente. En este sentido, es probable que
esté relacionado con la vinculación con la zona donde se vive (a nivel de arraigo o
satisfacción general), por esto, decidimos incluir este tipo de variables de la situación
actual como posibles variables explicativas en los modelos que se presentan en el
siguiente apartado.
Como se ha señalado anteriormente, algunos estudios dan gran importancia a lo que
podríamos llamar arraigo, en sentido territorial. Por eso se han construido a partir de
varias preguntas de la encuesta algunas variables que juzgamos especialmente
significativas a este respecto. En el gráfico 3, a modo de ejemplo, se recoge la
distribución de una de estas variables en función de la clasificación de los jóvenes que
se acaba de exponer. Esa variable se refiere a las raíces de los encuestados en el barrio
en el que habitan, si tenían padres (o en el caso de los ya emancipados y con pareja,
también suegros) que habían nacidos o se habían criado en el barrio.
0 50 100 150 200 250
Viven con padres, conexpectativas de cambio
Viven con padres, sinexpectativas de cambio
Independizados, conexpectativas de cambio
Independizados, sinexpectativas de cambio
Mismo barrio/Mismo pueblo
Otro barrio/Otro pueblo
Cambio metropolitano
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Gráfico 3. Raíces familiares en el barrio de residencia de los jóvenes, según su forma de convivencia y expectativas de movilidad, en el área metropolitana de Granada
Fuente: Encuesta Población, hogares y viviendas en Granada y su área metropolitana. Ayuntamiento de Granada, 2008. Elaboración propia.
Por último, y aunque con ello no se agoten todas las variables independientes, hay que
mencionar la tipología de secciones utilizadas. Es esta una variable que podemos llamar
contextual, puesto que caracteriza no a los individuos encuestados sino a los territorios
en que residen. Se utilizó el censo de 2001 para hacer esta tipología, mediante análisis
de conglomerados (que aquí no se expone), puesto que ofrece datos con un aceptable
nivel de desagregación espacial, la sección censal. Lo que contrasta con el censo de
2011 que no permite replicar ese análisis, puesto que no ofrece datos por secciones. La
variable utilizada fue la condición socioeconómica, que dispone de 18 categorías. Se
determinaron, así, cinco tipos de secciones, a lo que se tuvo que añadir un sexto, la que
agrupaba las nuevas secciones que en el año 2001 aún no existían y, por tanto, no tenían
información censal.
En el gráfico 4 se ve la estructura de clases de tales secciones a partir de la encuesta (no
del censo), con solo tres clases ocupacionales, más una cuarta que agrupa a categorías
mal definidas y a personas no clasificables. Viene referida a la persona de referencia del
hogar, pero los datos están elevados para representar la estructura urbana de la ciudad
metropolitana. Aunque está en términos absolutos, puede observarse que las secciones
llamadas burguesas tienen mayoría de empresarios (que emplean personal), directivos,
profesionales y técnicos, las categorías de mayor estatus. No obstante, este grupo tiene
0% 20% 40% 60% 80% 100%
Viven con padres, conexpectativas de cambio
Viven con padres, sinexpectativas de cambio
Independizados, conexpectativas de cambio
Independizados, sinexpectativas de cambio
TotalSin raices enel barrio
Con raices enel barrio
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aún más presencia absoluta en otro tipo de secciones, pero no relativa. Los tres grupos
considerados tiene efectivos cercanos, entre 95.00 el superior y 139.00 el de empleados
de los servicios y autónomos, pasando por los 107.00 trabajadores manuales.
Gráfico 4. Distribución del total de entrevistados según tipología de secciones censales y su composición de clases ocupacionales, en el área metropolitana de Granada
Fuente: Encuesta Población, hogares y viviendas en Granada y su área metropolitana. Ayuntamiento de Granada, 2008. Elaboración propia.
3.2. Hacia un modelo interpretativo de la preferencia residencial de los jóvenes
Se han construido dos modelos de regresión logística distintos. El primero está
destinado a explicar la preferencia por la movilidad dentro del mismo barrio en que ya
se vive. El segundo pretende explicar el ámbito de movilidad preferido en el caso de que
se opte por salir del barrio en el que se habita, diferenciando entre la movilidad
metropolitana (entre municipio central y corona o viceversa) y movilidad dentro de cada
ámbito (entre barrios distintos de la capital o entre pueblos distintos de la corona).
Ambos tipos de modelos se construyen en tres pasos, introduciendo primero las
variables personales y contextuales de que ya se ha hablado, en segundo lugar las
vinculadas a las relaciones con el barrio actual, que podemos llamar genéricamente de
arraigo, y en tercer lugar la variable que combina la forma de convivencia de los
jóvenes con sus expectativas de cambio. Aunque la R cuadrado de Nagelkerke es un
indicador imperfecto que no informa del porcentaje de varianza explicada (ver tabla II),
0
20,000
40,000
60,000
80,000
100,000
120,000
Burguesas Medias Mixtas Populares Obreras Nuevas
Otras categorías yno clasificables
Trabajadoresmanuales
Empleados deservicios yautónomosEmpresarios,profesionales ytécnicos
15
permite observar que los modelos relativos al barrio parecen más eficientes que los
relativos a la preferencia por el cambio metropolitano frente a urbano. Además los tres
grupos de variables consideradas tienen distinto poder explicativo en ambos casos.
Tabla II. Resúmenes de los modelos de regresión logística: cambios en las R cuadrado de Nagelkerke
Cambio dentro del barrio frente a otro
Cambio metropoli-tano frente a urbano
1. Variables personales y contextuales 0,082 0,089 2. Variables de arraigo 0,237 0,174 3. Convivencia y expectativa de cambio 0,255 0,188 N (casos en los modelos) 536 307 Fuente: Elaboración propia.
Los resultados de la regresión logística realizada para entender las preferencias de los
jóvenes -entre cambiar de vivienda dentro del mismo barrio donde viven y cambiar
fuera del barrio (ya sea un cambio metropolitano o urbano)- pueden verse en la tabla 2.
De la variable contextual, que se refiere al tipo de sección censal (o si se quiere, barrio,
puesto que las secciones de parecidas características tienden a estar juntas en los
mismos barrios) solo es significativa para la categoría de obreros. En realidad este tipo
comprende muy pocas secciones, las de menor estatus social de Granada, todas en la
ciudad central; de forma que se entendería mejor su carácter si se las hubiese
denominado de secciones de exclusión. El signo y valor de los coeficientes indica que
frente a las secciones que sirve de referencia, las mixtas (en la tabla con una R), hay una
clara preferencia por la salida del barrio. Sin embargo, en cuanto a las variables
personales, en concreto la clase ocupacional de la persona de referencia del hogar, la
única categoría significativa es la de trabajadores manuales con signo positivo, de forma
que su preferencia por seguir en el barrio casi dobla la de la categoría de referencia.
Esto no es contradictorio con el tipo de sección. Este tipo de trabajadores, aunque son
mayoría en las secciones obreras, son mucho más numerosos en términos absolutos en
las barriadas que hemos denominado populares, e incluso en las mixtas. La edad no
resulta significativa.
Cuando se añaden otras variables en sucesivos modelos, las anteriores cambian
ligeramente, pero se añaden otras muy relevantes. La de mayor poder explicativo es, sin
duda, la existencia de raíces en el barrio, es decir de padres (y en su caso suegros) que
han nacido o se han criado en el mismo barrio en el que los jóvenes viven, sea con sus
16
familias de origen o tras independizarse. También resultan significativas las categorías
que indican mayor satisfacción con la vida del barrio. Sin embargo, no ocurre lo mismo
con otras variables, como son las relativas a la existencia o no de relaciones de vecindad
o que la red familiar se centre en el propio barrio o esté más extendida fuera de él. Por
último, la cantidad de cambios de vivienda que se hayan realizado en los últimos diez
años, sea con la familia de origen o tras independizarse, parece provocar un afán de
permanencia en el mismo barrio, como si impulsase cierta voluntad de arraigo.
Tabla III. Modelos de regresión logística de preferencia de cambios en el mismo barrio frente a fuera del barrio
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
B Sig. Exp(B) B Sig. Exp(B) B Sig. Exp(B)
Secciones Mixtas (R) 0,000 0,035 0,000 0,000 0,040 0,000 0,000 0,030 0,000 Secciones Burguesas 0,074 0,835 1,077 0,030 0,935 1,031 0,115 0,763 1,121 Secciones Medias -0,451 0,161 0,637 -0,288 0,394 0,749 -0,233 0,497 0,792 Secciones Populares 0,277 0,239 1,319 0,431 0,092 1,538 0,385 0,138 1,470 Secciones Obreras -0,790 0,036 0,454 -0,735 0,069 0,479 -0,904 0,030 0,405 Secciones Nuevas -0,130 0,669 0,878 0,020 0,951 1,020 -0,150 0,654 0,861 Empleados y autónomos (R) 0,000 0,003 0,000 0,000 0,029 0,000 0,000 0,029 0,000 Empresarios, prof. y técnicos -0,139 0,548 0,870 0,003 0,990 1,003 0,052 0,833 1,054 Trabajadores manuales 0,683 0,002 1,980 0,655 0,007 1,925 0,669 0,007 1,952 Otras categorías y no clasif. 0,141 0,714 1,152 0,359 0,381 1,432 0,527 0,208 1,693 Edad 0,029 0,067 1,029 0,027 0,125 1,027 0,010 0,598 1,010 Relaciones con vecindario
0,133 0,514 1,142 0,133 0,519 1,142
Raíces en el barrio
0,970 0,000 2,638 1,089 0,000 2,972 Red familiar en barrio
-0,410 0,054 0,664 -0,387 0,073 0,679
Regular (R)
0,000 0,000 0,000 0,000 0,000 0,000 Muy satisfecho
1,587 0,000 4,887 1,568 0,000 4,795
Bastante satisfecho
1,551 0,000 4,714 1,525 0,000 4,597 Poco satisfecho
0,394 0,599 1,484 0,467 0,538 1,595
Nada satisfecho
-1,213 0,416 0,297 -0,953 0,520 0,386 Nº cambios vivienda
0,389 0,009 1,476 0,242 0,138 1,274
Independizados, sin expect. (R)
0,000 0,032 0,000 Viven con padres, con expect.
-0,984 0,004 0,374
Viven con padres, sin expect.
-0,478 0,088 0,620 Independizados, con expect.
-0,476 0,193 0,621
Constante -1,301 0,005 0,272 -2,884 0,000 0,056 -2,000 0,019 0,135 Fuente: Elaboración propia.
La variable introducida en el tercer modelo indica que solo hay una categoría que aporta
un cambio significativo respecto a la de referencia, la de los jóvenes que viven con sus
padres y tiene expectativas de cambio próximo para su emancipación. Y parece que
estos jóvenes quieren poner distancia con su barrio y posiblemente con sus familias.
Los resultados de la siguiente regresión realizada para explicar las diferencias en las
preferencias de los jóvenes entre el cambio en el ámbito metropolitano (Granada frente
a corona y a la inversa) y el cambio que hemos llamado urbano (aunque en realidad no
lo es porque incluimos tanto los cambios a otro barrio de Granada como los cambios
17
entre pueblos de la corona) pueden verse en la tabla IV. Los resultados son parecidos a
los vistos en el caso anterior, pero con algunas significativas diferencias.
Tabla IV. Modelos de regresión logística de preferencia de cambios metropolitano frente a otro barrio/otro pueblo
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
B Sig. Exp(B) B Sig. Exp(B) B Sig. Exp(B)
Secciones Mixtas (R) 0,000 0,022 0,000 0,000 0,017 0,000 0,000 0,062 0,000 Secciones Burguesas -2,000 0,009 0,135 -2,057 0,008 0,128 -1,994 0,011 0,136 Secciones Medias -0,204 0,611 0,816 -0,329 0,436 0,719 -0,219 0,609 0,803 Secciones Populares 0,312 0,336 1,366 0,357 0,312 1,429 0,316 0,378 1,372 Secciones Obreras 0,581 0,174 1,788 0,636 0,167 1,889 0,548 0,248 1,730 Secciones Nuevas 0,528 0,174 1,696 0,483 0,236 1,620 0,351 0,413 1,421 Empleados y autónomos (R) 0,000 0,534 0,000 0,000 0,319 0,000 0,000 0,324 0,000 Empresarios, prof. y técnicos 0,094 0,750 1,099 0,234 0,453 1,264 0,271 0,391 1,311 Trabajadores manuales -0,102 0,747 0,903 -0,108 0,750 0,898 -0,073 0,833 0,929 Otras categorías y no clasif. -0,735 0,193 0,479 -0,853 0,146 0,426 -0,817 0,168 0,442 Edad -0,019 0,346 0,981 -0,007 0,764 0,993 -0,002 0,939 0,998 Relaciones con vecindario
0,419 0,112 1,521 0,467 0,082 1,595
Raíces en el barrio
-0,740 0,019 0,477 -0,724 0,026 0,485 Red familiar en barrio
0,037 0,904 1,038 0,023 0,942 1,023
Regular (R)
0,000 0,018 0,000 0,000 0,017 0,000 Muy satisfecho
-0,814 0,037 0,443 -0,904 0,024 0,405
Bastante satisfecho
0,031 0,928 1,032 -0,045 0,898 0,956 Poco satisfecho
-2,140 0,032 0,118 -2,183 0,032 0,113
Nada satisfecho
-0,289 0,744 0,749 -0,222 0,805 0,801 Nº cambios vivienda
-0,545 0,017 0,580 -0,543 0,036 0,581
Independizados, sin expect. (R)
0,000 0,326 0,000 Viven con padres, con expect.
-0,273 0,552 0,761
Viven con padres, sin expect.
0,093 0,816 1,097 Independizados, con expect.
-0,754 0,131 0,470
Constante -0,027 0,963 0,974 0,348 0,706 1,417 0,391 0,719 1,478 Fuente: Elaboración propia.
En las variables contextuales resulta significativo que quienes viven en secciones
burguesas, las de más alto estatus social, tengan mucha menor preferencia a hacer un
cambio de suburbanización (todas las secciones de este tipo están el Granada capital) y
prefieran ir a otros barrios, posiblemente de más bajo estatus. Es llamativo porque en
otras ciudades los residentes de estos espacios tienen mayor propensión a la
suburbanización. Sin embargo, no resultan significativos las variables relativas a la
clase ocupacional de pertenencia o la edad.
Al contrario que para explicar la preferencia por continuar en el barrio, parecidas
variables y categorías dan ahora valores negativos reduciendo la probabilidad de
preferir cambiar de zona metropolitana. Es llamativo el caso de los poco satisfechos con
su barrio, pero los casos son pocos y quizás no debamos prestar demasiada atención a
este hecho.
18
Por último, ninguna de las categorías en que hemos clasificado a los jóvenes en función
de su forma de convivencia y de sus expectativas de cambio resulta estadísticamente
significativa. Es decir, los jóvenes, con independencia de tales cuestiones, tienden a
pensar sus preferencias de movilidad residencial en términos parecidos.
4. Conclusiones
Las conclusiones que aquí se presentan son provisionales a la espera de completar los
análisis en curso. Las conclusiones que aquí se presentan son provisionales a la espera
de completar los análisis en curso. No obstante, el análisis descriptivo y los modelos de
regresión realizados confirman algunas de las intuiciones formuladas y evidencias
encontradas anteriormente. Los jóvenes no se comportan como un grupo homogéneo,
porque no lo son. Sus decisiones y sus preferencias estas últimas son las aquí
analizadas responden a pautas con una clara dimensión de clase. Se ve parcialmente en
la preferencia de los jóvenes de clase obrera a cambiar de vivienda dentro del barrio que
les vio nacer y en el que se han socializado. Pero también puede ser que cuando se
acerca el momento del cambio, en el que hay que tomar una decisión, tiendan a dar más
importancia a la posibilidad de alejarse de la familia de origen. Los datos manejados
son, no obstante poco concluyentes, seguramente porque el número de jóvenes
participantes en la encuesta realizada no es muy alto.
La relevancia de este trabajo es que muestra cuál era la situación en el momento en que
el anterior ciclo inmobiliario y de altas expectativas residenciales de los ciudadanos
llegaba a su punto culminante. Permite, por tanto, entender una fase crucial de la
historia urbanística reciente de nuestras ciudades, poniendo el foco en los actores
individuales que toman las decisiones de cambio residencial. Además, en unos grupos
que necesariamente han de moverse en su proceso de emancipación.
Cabe esperar, ahora, que se presente la posibilidad de analizar en términos parecidos la
situación más reciente. Tras los profundos cambios ocurridos no solo a nivel
económico, sino en las conciencias y representaciones sociales de los actores
individuales.
19
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