Salatin o Marco Aurelio

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  • 7/27/2019 Salatin o Marco Aurelio

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    Revista de Estudios Clsicos

    Nmero 35 (2008) Pg. 105 - 130

    MARCO AURELIO: FILOSOFA Y DISCURSO NTIMO

    M. C. Salatino de ZubiraUniversidad Nacional de Cuyo

    Resumen:

    La obra de Marco Aurelio es la manifestacin final de la tica estoica.El Emperador de Roma vive continuamente en medio de muchas guerraspor la defensa de su territorio. Pueblos germnicos atacaban sus fronterasen el noreste cuando puso en orden para sus amigos muchos pensamientoso notas recopiladas durante aos. Estas notas tienen forma de un cuadernode notas o de un diario ntimo y contenido filosfico. Las teorascontemporneas de la autobiografa han estudiado estas formas y definensus rasgos con precisin, pero existen mltiples diferencias entre lapersonalidad de los hombres antiguos y modernos. Esto vuelve espinosa lainterpretacin de los pensamientos aurelianos si usamos solamente losconceptos actuales de la literatura ntima. Nuestro artculo muestra estasdificultades.

    Palabras clave: filosofa, diario ntimo, estoicismo romano, literatura delyo

    Abstract

    :Marcus Aureliuss work is the last manifestation of stoic ethics. The

    Emperor of Rome lives in the middle of continuous wars for the defense of

    his territory. Germanic peoples are attacking the north-east limits when he

    puts in order for his friends many thougths or notes recopilated for years.

    These notes have the form of a notebook or diary and philosophic contents.

    The contemporary theories of autobiography have studied these forms and

    define their traits with precision, but there are multiple differences between

    the ancient and present personality of human beings. This reason makes it

    arduous to explain Aurelian thoughts if we use only the currents judgments of

    literature of intimacy. Our article shows these difficulties.

    Key words: Philosophy, diary, Roman stoicism, literature of intimacy.

    Fecha de recepcin: 01/04/07

    Fecha de aprobacin: 15/04/07

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    La historia de grandes reyes u hombres de estado, que hasolido gozarse en los contrastes entre destino y vocacin, presentacomo uno de sus ejemplos ms severos este del Emperador MarcoAurelio, sucesor de Antonino Po.

    Miembro de una familia augusta, esmeradamente protegido yeducado por una madre inteligente y culta, sucesor al trono msimportante de su momento y, sin embargo, falto de contextura yfortaleza fsicas apropiadas, con tendencias al retraimiento reflexivo,amante de libros y objetos artsticos, de lo bello y armonioso, Marco

    Aurelio responde ntegramente al llamado de la tarea poltica y militar,pero su interior lo convoca al mundo silencioso de las palabras y suentretejida malla de ideas. Lleva vida de emperador y es, en laintimidad de s mismo, slo -nada menos que eso- un estudioso.

    Con tamaa contradiccin sobre los hombros vivi este hombrey tuvo, como muy pocos, una lcida y valiente conciencia de ella.Como antes la de Adriano y la de Antonino Po, su figura se yerguesolitaria en medio de las turbulentas muchedumbres de aquellostiempos. Los tres -raros, introspectivos, controlados, acabadamenteromanos en su conciencia del deber para con ese estado quesostienen, ordenan y deben mantener- muestran la misma escisinentre vida pblica y elecciones espirituales. Quizs tambin Adrianoy Antonino se dieran a la escritura ntima. Muy lectores, de slidaformacin artstica y filosfica, amantes de las artes en general, no esdifcil imaginarlos, semejantes a Marco Aurelio, entregados a laescritura de sus reflexiones personales.

    La poca imperial fue mbito propicio para continuar algo quesiglos atrs haba florecido en los albores del genio latino: lasdiversas formas genricas de la literatura del yo. Segn E. Bickel, laescritura de memorias comienza en Roma en la poca de losEscipiones y de los Gracos1, momento rico para el desarrollo de lahistoriografa, los Comentarii y la autobiografa, ndices de la aptituddel genio romano para expresar la personalidad de lo individual.

    1Cf. Bickel (1987: 436 y 140).

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    Ms all de los Commentarii de Csar y del MonumentumAncyranum de Augusto, de tono sobriamente historiogrfico, Romaconoci memorias de carcter ms personal y de las que quedanalgunos restos como las de Agripina la Menor, madre de Nern2. Porlo dems, y fuera de estas manifestaciones genricas especficas, loautobiogrfico tie la historia, la stira y hasta la lrica y la elegalatinas que, coherentes con la constante realista del arte romano,muestran siempre en la zona de profundidad marcas de retrato o deautorretrato. Sin embargo, hacia tiempos de los Antoninos, el justoequilibrio augusteo entre formalismo griego y representatividad

    poltico-histrica evoluciona hacia un cierto idealismo que brota de unmovimiento cada vez ms barroco de las formas, inspiradas ahora denuevo en el arte helenstico de Prgamo 3.

    Idealismo, tendencias helenizantes, conciencia escindida del yopropia de una espiritualidad barroca. Estos rasgos se vuelvenevidentes en los Soliloquios aurelianos tanto en la frrea concienciadel deber ser que los atraviesa como hilo conductor y en el recurso alas posturas filosficas helensticas, como en la lengua griega que losconfigura y en el agudo desdoblamiento de una personalidad quemuestra un dominio de s suficiente como para actuar a la vez comosujeto de observacin y como sujeto observado. Todo esto ocurre enla plena madurez de este hombre que, al responder a una ineludiblenecesidad interior, rene, en serie fragmentaria y abierta,autorreflexiones carentes de ordenamiento lgico-causal, fundidas enun movimiento alterno constante entre los polos de la actividad auto-cognoscente y resueltas en la forma discursiva de un diario ntimo ode un cuaderno de apuntes personales.

    Al leer el modo como esta interioridad se ausculta a s misma,se define y dibuja ante la mirada atenta del propio sujeto, el lector denuestro tiempo podra pensar que est frente a un movimientoespiritual anlogo al que motiva hoy la escritura de diarios, cuadernosntimos, autobiografas. Y en parte no se equivoca. Sin embargo, en

    2Ibid., p. 438.3Cf. Hatje (1971: 108-115).

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    este punto y ante el ingente desarrollo de teoras en torno a laliteratura del yo en sus varias manifestaciones, cabe preguntarse si loque hoy se entiende por personalidad, individuo o sujeto, incluyerealidades espirituales verdaderamente homologables a las antiguas.Cuando se habla de personalidad en nuestro entorno posmoderno,se hace referencia a lo mismo que E. Bickel, segn citamos, sealacomo el despunte de un rasgo muy romano en tiempos de laRepblica Media?

    Nuestro estudio intentar identificar en los Soliloquios de MarcoAurelio los rasgos especficos del diario ntimo o del cuaderno de

    notas personales, ahondando en aquellos que muestran la complejaespiritualidad del emperador con vistas a responder la preguntaplanteada en el prrafo anterior. Respuesta que, creemos, arrojaralgunos conceptos importantes a la hora de verificar el modo derecepcin posmoderna de las obras de la antigedad clsica.

    Bajo el signo de EpictetoLa vigilante cautela materna determin que Marco Aurelio

    creciera con los mejores maestros de su poca. La Retrica, por esosaos reina de las disciplinas humansticas, casaba a la perfeccin conel espritu ampuloso y vacuo del Imperio, su dilatada riqueza y susvastas posesiones territoriales y llenaba de grandilocuencia el vacode argumentos reales. Era presumible que el futuro emperador, quehaba demostrado desde siempre inters por la filosofa, abandonaraal brillante y necio Frontn por la prudencia de Apolonio y lasobriedad estoica de Rstico, quien le cambi la vida al mostrarle elEnquiridion de Epicteto compilado por Arriano. La sabidura deaquellas normas de vida dadas por un esclavo, enfermizo y dbil,pero infinitamente fuerte en la sabidura de su moral, no podan dejarde impresionar al joven tambin enfermizo y sometido a la irrecusableobligacin de conducir el gobierno del Imperio. La antigua prcticapitagrica del examen de conciencia, familiar a Marco, debe de haberhecho costumbre este estarse frente a s mismo como juez y como

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    parte, viviendo y vindose vivir para alcanzar la excelencia de lavirtud4.

    Un nmero nada extenso de dogmas fundamentales estoicoslleg hasta Marco Aurelio de manos de frmulas griegas, resumidas,claras, contundentes, listas para ser aplicadas directamente a lasconductas diarias: la distincin entre las cosas que dependen denosotros y las que no dependen, la certeza de que slo en el hombredescansa el juicio sobre las cosas, de que pensamiento y voluntadson los verdaderos bienes interiores, de que todo lo dems essuperfluo y debe dejarnos indiferentes, de que el sabio debe alcanzar

    ante cosas y sucesos resignacin y renuncia (sustine et abstine) ydebe conformarse con el orden natural y necesario de losacontecimientos gracias a un sentido claro de la providencia universalinmanente a todo lo queexiste, admirada y venerada5.

    Y es sobre todo6 el principio que recomienda vivir segn lanaturaleza el que echa races ms hondas en Marco Aurelio, puesesto significa saberse parte de un orden gobernado por una leyuniversal y eterna que descansa en la disolucin de todo lo existente,necesaria a una renovacin total y peridica de lo creado. Estacondicin, a la que nada escapa, justifica el esfuerzo espiritual quesupone aceptarla y acordar la propia vida con ella, al tiempo queconjura un temor recurrente en el alma romana, el de la muerte 7.

    Quizs la idea del gua o dios interior sea la que con mayorinsistencia aparece en el curso de los Soliloquios. Elemento divino delalma humana, emanado de la razn universal y destinado a fundirsenuevamente en ella, este genio constituye un curieux ddoublementde la personnalit8 que confirma la presencia divina en el interior delhombre y se configura como la sola condicin racional de un deber

    4Cf . Marc-Aurle (1939: v).5Cf. Soleri, (s/d: 25-26).6 As lo afirma Aim Puech, en: Marc-Aurle (1939: xii).7 Vienen a las mientes nombres como los de Lucrecio, Horacio, Propercio oSneca.8 Segn A. Puech, en: Marc-Aurle (1939: xviii).

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    ser, a la vez natural y moral, frente a la cual cada uno, mientras estsiendo, puede medirse, compararse, juzgarse.

    Los dilogos con esta razn interior, sembrados de lasmltiples y dispares impresiones que la vida imprime en cada da,encuentran su lugar en la escritura. Como no poda ser menos enquien experimenta, tanto por temperamento natural como poreducacin, la necesidad de escribir. Su rico epistolario a Frontn, lascartas a Faustina desde los frentes de batalla, incluso los edictosimperiales que no slo firma, sino escribe9, hablan de un emperadorque sabe hacerse tiempo para cincelar, pulir, embellecer la palabra.

    Sin embargo, sus Soliloquios, quizs con la sola excepcin del libro Ique fue compuesto al final, manifiestan descuidos, maticesformularios y el desorden de apuntes escritos sin tiempo decorreccin, al correr de los escasos ocios de la guerra y ordenados enun todo, quizs entre las prisas de los preparativos de campaa, anteel pedido de los amigos.

    Puede preguntarse por qu alguien tan ejercitado en losdorados perodos de la prosa latina elige para dar forma a susmeditaciones al paso un griego trabajado en sintagmas generalmentesencillos, de lectura gil, exento de dificultades mayores. Por qu nohaberlas entregado al latn? En una primera respuesta se podrapensar en el contenido filosfico de las mismas, en una ciertaimitacin del lenguaje formulario de Epicteto, en un desprecio ltimo yenrgico de la retrica frontoniana.

    S. Seguramente. Pero tambin y en no poca medida ha dedeberse a que desde muy pequeo habl y escribi corrientemente elgriego, que esta lengua tuvo en su proceso de aprendizaje un lugarparalelo al latn materno y que, andando los aos, debi de haberleresultado tan propio y personal, tan ntimo, como para salvaguardarsu prctica introspectiva.

    Mirando hacia adentro, Marco Antonio no encontraba slo losdogmas estoicos que constituan el deber moral de su lgoshegemonikn, sino un lenguaje de infancia y de juventud, aquel con el

    9Ibid., p. v.

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    que su madre, matrona de rara sensibilidad, se ocup desde uncomienzo de rodearlo. Cuando Marco hallaba un momento paraescribir su reflexin, la otra lengua, flexible, maleable, rpida ymusical le acercaba palabras estoicas y versos de poetas y trgicos,cosas de la memoria que volvan bajo lecturas o relecturascontemporneas. La filosofa, amalgamada por el lenguaje con lapersona ntima, devino cosa interior. Las enfticas pompas del latnimperial eran aptas para los actos oficiales del emperador, para susrelaciones exteriores -incluso Faustina, su mujer. Para todo lo que nofuera l mismo. All, en su intimidad ms inmediata, el griego le

    ofreca un cobijo ms adecuado. Al llegar en el da -y slo en algunosdas- el aqu y el ahora interior donde la ley moral y el sujeto particulartraban su dilogo, el emperador de los romanos, vuelto sobre s, ensu estatura ms humana, ingresaba bajo el signo de Epicteto, en suluz y en su lengua.

    Un diario, un cuaderno de notas.These Meditations do not constitute a single coherent

    work, and still less a portrayal of a philosophical system.They provide simply a diary of his inner life, his thoughtsabout things and people, quotations which he regarded asnotable, together with reflections on them -all in a simplepersonal style, written without thought of publication10.

    Ante un comentario como este, que, casi sin variantes, sueleencontrarse en los trabajos que han estudiado los Soliloquios, cabepreguntarse qu aade la condicin de diario ntimo o cuaderno denotas personales a su comprensin profunda. Si estos escritostuvieran la forma de un trabajo coherente o de un sistema filosfico,el lector de cualquier poca hubiera tenido muy clara la perspectivadesde donde leerlos y enjuiciarlos. Sin embargo, la ambigedadparece haber predominado en relacin con estos escritos que ocupanun lugar marginal en las historias de la literatura romana o apenas se

    10 Lfstedt (1958: 193).

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    mencionan como final de la concepcin estoica antigua en lashistorias de la filosofa. Paradjicamente es en su condicin de diariontimo como estas reflexiones personales se dejan aprehender enprofundidad. Lejos de ser un modo menor o insuficiente deconfiguracin artstica, el diario se vuelve en este caso el instrumentoms idneo para canalizar la necesidad de reflexin y de expresinartstica del sujeto.

    La literatura de la memoria ha ocupado y ocupa de maneraintensa los estudios literarios contemporneos. Es lcito pues en estepunto acercar algunas reflexiones tericas actuales y confrontarlas

    con el caso de la escritura aureliana a fin de arrojar claridad sobre susposibles interpretaciones.

    Atendiendo a una definicin, Laura Freixas afirma: El diariontimo podra ser -qu otro gnero puede ocupar hoy ese espacio?-una reflexin, en primera persona y enraizada en la cotidianeidad,sobre la condicin humana y el sentido de la vida11. A partir deconceptos de Alain Girard, pionero en estos temas12, la estudiosaespaola enuncia los rasgos que caracterizan el diario ntimo y lodiferencian del dietario. En el primero seala un predominio de loafectivo; la escritura nace de las experiencias de la vida cotidiana y,generalmente, puede estar fechado. Por el contrario, en el segundo,importa lo intelectual, tiene carcter intemporal -se penetra en laintimidad del pensamiento del autor, pero no en las circunstancias dela vida que lo generan- y no es diario, ni ntimo. Los Soliloquiosparecen estar ms cerca de este ltimo, si bien no siempre laafectividad queda silenciada ni tampoco sus meditaciones tienen otroentorno que no sea la ms clausa intimidad. Enteramente recogidodentro de s murmura sus reflexiones en un tono menor,ahuecadamente interno, como el que se escucha en la siguientereflexin:

    Llegars alguna vez, oh alma ma, a ser buena,sencilla, uniforme, sin rebozo y ms patente a los ojos de

    11 Freixas (1996: 12).12Cf. Girard (1963).

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    todos que ese cuerpo de que ests vestida? [...] Estars, enfin, algn da, en condiciones de vivir con los dioses y loshombres en tal conformidad que no tengas motivo paraquejarte de ellos, ni dar causa para que ellos te condenen?(X, 1)

    O, en un tiempo en que ve morir a su hermano, a su esposa, a uno desus hijos:

    Cuntos de aquellos con quienes entr en el mundo

    ya salieron de l! (VI, 56)

    Queda nuestro texto a medio camino entre diario y dietario.Tiene del primero la marca indirecta de la vida cotidiana y una hondamelancola que dibuja sus arabescos en la superficie de los afectos.Tiene del segundo la sucesin de pensamientos -dogmticosono-, lanaturaleza fuertemente intelectual de lo escrito y su prescindencia derelatos de circunstancias. De todos modos, el texto se construye enun marco estricto de intimidad, como enunciado de un yo, sujeto queexpresa verbalmente un proceso de observacin y enjuiciamiento des.

    El yo representadoEsta actitud introspectiva implica, en trminos

    contemporneos, la construccin de una intimidad en la que el sujetose auto-reconoce. La reflexin posmoderna habla derepresentaciones del yo, reales o imaginarias; distintas imgenesmentales que cada uno tiene acerca de s mismo y de los dems y deque dispone en la interactuacin con ellos. Carlos Castilla del Pino,por ejemplo, afirma la elaboracin de diferentes yo para cadaactuacin o representacin. Pluralidad almacenada y registrada porun sujeto o funcin psicolgica que se encarga de construir el yoactual en cada caso: El sujeto (alguien) es el que confiere laconciencia de la unidad de todos los yos que lleva, ha llevado o

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    puede llevar a cabo, y de ser el mismo, como sujeto, en todos lossuyos13.

    Este sujeto, disociado del yo de la actuacin, reconoce sudisociacin de modo metafrico como si estuviera disociado. Lopatolgico comienza cuando la disociacin se experimenta comoreal14.

    La escritura del yo en nuestro mundo posmoderno parte de laconviccin de un desdoblamiento esencial que lleva a una persona aencarar, a sabiendas o no, con distintos rostros la multiplicidad de loreal. El planteo, que trae a la memoria mscaras pirandellianas, es

    diametralmente distinto del que explica el movimiento de reflexin eintrospeccin que, para s, realiza Marco Aurelio.

    En su caso, mediante la conciencia de s mismo, el propiosujeto se desdobla y se observa en lo que es. No construye unaimagen, sino se encuentra con algo que existe de antemano. Ladiferencia resulta abismal ante un sujeto que re-conoce en susconductas y actuaciones una imagen a veces satisfactoria, a vecesobjeto de rechazo de s mismo, de su yo, y un sujeto que construyecada vez -y no pocas veces reciclando sus antiguos yo su imagenactual. Si al interpretar el texto antiguo nos situramos de un modo

    13Castilla del Pino (1996:16).14

    Castilla del Pino afirma, siguiendo al psiclogo W. James, una radicaldisociabilidad del sujeto en la cual distingue el sujeto del yo de actuacin.Un problema que puede plantear esta disociacin que el sujeto reconocecomo metafrica y que se diferencia de la autntica que acontece en loscuadros patolgicos, sera el establecer con claridad el lmite que separa lasalud de la enfermedad. Una ancha zona de frontera, gama de intensidadesvarias en el reconocimiento que el sujeto puede hacer de s, y que en el s.XX han sido ejemplificadas con claridad por el teatro o la narrativa de un S.Beckett, por ejemplo - a cuyos personajes convienen estos rasgospsicolgicos -, sera impensable en personajes literarios antiguos y,muchsimo menos, en textos lricos, elegacos o meditaciones como esta deMarco Aurelio. Nunca un antiguo se planteara, como lo ha hecho un hombremoderno (desde Shakespeare y Cervantes en adelante) y lo hace hoy unposmoderno, su realidad espiritual como duda entre cordura y locura.

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    parcial en una perspectiva que tuviera en cuenta nicamente lanaturaleza psicolgica que mueve la escritura del yo en nuestrotiempo, resultara difcil justipreciar el repliegue que Marco Aurelioejecuta sobre un s mismo ya conocido y que, amplificado en laescritura, debe ser evaluado en su adecuacin con la norma natural ymoral que rige el universo.

    De qu supuestos o saberes parte un emperador romanopara sus meditaciones? El estoicismo antiguo afirma que el hombrese compone de cuerpo, alma y razn.

    En relacin con esto, Marco Aurelio explica:

    Cuerpo, alma, inteligencia. Del cuerpo son lossentidos; del alma, los apetitos; de la inteligencia, lasdoctrinas. [...] lo propio del hombre de bien es [...] el deseode no manchar jams el espritu que habita en su pecho, niperturbarlo con un tropel de imaginaciones; por el contrario,ha de mantenerlo alegre y sabiamente sujeto a la divinidad;siempre fiel a la verdad en sus palabras y a la justicia en susactos. (III, 16)

    Y con Epicteto, en el suave perfume de antiqusimas creenciaspitagricas y platnicas, afirma que en la mente habita el daimon, esegenio, que no es sino logos, razn que conduce y gobierna latotalidad15. Capacidad humana, pero de naturaleza divina, que sirvede mediacin, de lazo entre lo sobrenatural y lo humano; zona depensamientos, de conocimientos que indican al sujeto concreto laconducta correcta; no mero raciocinio de lo conveniente, sinointeligencia partcipe de una razn universal, que sabe en quconsiste el deber ser de los actos humanos.

    Mantener feliz a este genio constituye una de las metas delhombre bueno. En tanto la totalidad del sujeto se deje controlar por el

    15Cf. en relacin con esta concepcin formulada antes por Posidonio, Bevan(1959: 103 ss). El tema es desarrollado con toda claridad tambin en VernonArnold (1958: 246).

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    principio que lo habita, se hace parte de la ratio trascendente sobre laque se asienta el devenir armonioso de todo lo que existe. El geniointerior da el tono del acorde y todo lo que no responda a su ordenquiebra la posibilidad de la armona.

    El espritu interior es aquella parte que se despierta as misma, se modifica, y se hace tal como ella quiere ytambin hace que los acontecimientos le parezcan como ellaquiere. (VI, 8)

    Esta afirmacin, descontextualizada, podra inducir a creerque el daimon aureliano es un principio constructivo de lapersonalidad individual tal como, segn vimos, se piensa hoy lanocin psicolgica de sujeto. Nada ms inexacto. El espritu interior,partcula desprendida del logos fundamental, tiene la posibilidad, entanto razn, de cotejar el deber moral con sus realizaciones. Hecho locual queda habilitado para obrar voluntariamente, para tomarconciencia y modificar dichas realizaciones de acuerdo con lo que laratio tiene dispuesto como mejor. Puede entonces prescindir de larepresentacin de los sentidos, oponindole la voluntad del obrarvirtuoso. En este sentido se dice que los acontecimientos le parezcanlo que ella quiere, porque su querer no es otro que el deber ser quearmoniza su devenir con el devenir de todo lo creado.

    Razn por la cual este logos puede ser hegemonikn, esdecir, razn que gobierna, pues puede acomodar la percepcin de losacontecimientos a lo que manda la pauta moral. Slo entonces elhombre deviene libre; libre de sus ataduras corpreas, de susafecciones perturbadoras. La sujecin al daimon o divinidad interior legarantiza el amparo de una fuerza mental que lo trasciende y lo

    justifica.Marco Aurelio est en conocimiento de conceptos psicolgicos

    estoicos. Esto es, comprende el alma a veces como principiosensible, a veces como espiritual. En tanto principio racional, deberegir la vida del hombre. Sabe que el impulso natural o instintopertenece al alma sensitiva y que es activado por las impresiones o

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    representaciones sensibles. Esto lo convierte en afecto (pathos) y,cuando es desorbitado, se convierte en padecer, en un estarafectado. Por eso encomienda su conducta a la direccin prudentede su genio interior. J. Hirschberger precisa estos conceptosamplindolos como sigue:

    Si el alma racional logra tener firmes las riendas del apetitoe instinto, de modo que los movimientos de nuestra alma,que entran en juego con el instinto, resultan ordenados y el

    hombre se hace con ello una imagen del macrocosmos, unmicrocosmos regido por la razn exactamente como aquel,tenemos entonces la voluntad, que es siempre un apetitoracional16.

    El genio, nada sino alma racional, es a un tiempo capacidadnotica y voluntad, las cuales oponen el principio moral a la tendenciade los afectos innobles; su principal cualidad consiste en habitar elinterior del hombre y hacer posible el dilogo del sujeto consigomismo.

    Otro fenmeno capital observado por la psicologa estoica esel de la conciencia:

    El estoicismo parece tambin haber sido el primero enacuar una palabra peculiar para la conciencia de lospropios estados internos, synasthesis. El animal tiene unaconciencia instintiva de la conformacin de su cuerpo, unsensus constitutionis, y el hombre tiene tambin unaconciencia de sus estados psquicos, por ejemplo, de sudebilidad e incapacidad en las cosas necesarias de lavida17.

    16Hirschberger (1968: 226).17 Barth (1930: 104).

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    De modo muy claro ha aprehendido Marco Aurelio estanocin. Slo el hombre de bien -lejos a un tiempo de la bestia, delhombre afeminado, del racionalista ateo, del criminal inteligente (III,16)- puede dirigir hacia s la mirada de una lcida prudencia ycorregir el rumbo de sus conductas. Bellamente dice:

    No todos saben los sentidos de estas palabras: robar,sembrar, comprar, descansar. No son los ojos del cuerpo,sino otra especie de vista la que distingue lo que se debe

    hacer. (III, 15)O enuncia el dilogo entre conciencia y daimon18:

    Qu es para m presentemente mi espritu interior? Quhago ahora? A qu fin le hago servir al presente? No estprivado de inteligencia? No est arrancado y separado dela sociedad? Est tan fuertemente adherido y confundidocon la carne al punto que comparte con ella todas lasagitaciones?. (X, 24)

    Un espacio para el yo

    Castilla del Pino expone la nocin de un espacio o escenariode representacin del yo. Los distintos mbitos de interactuacin delyo constituyen sendos escenarios que inscriben las conductashumanas en escenarios ya ntimos, ya privados o pblicos ydeterminan las variantes de conducta del sujeto19. Tanto lo privado

    18 Con respecto al examen de conciencia como prctica estoica, leemos enVernon Arnold (1958: 236) [] It is a daily examination of his soul, to knowwhether it is in tune with the purposes of the universe [].19 Afirma: las actuaciones humanas son representaciones porque tienenlugar en un escenario en el que los personajes, los yos, [] se maquillan deacuerdo con el tipo de escenario en el que han de actuar. Castilla del Pino(1996:18). Para estos conceptos, cf. pp. 17 y ss.

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    como lo pblico ponen al sujeto en relacin con otros yo y lo obliganen cada caso a construir alternativas permanentes de respuestasalvando en cada caso su autoestima. Slo el espacio ntimo posee lapropiedad de ser observable nicamente por el sujeto; pero, inclusoen l, el yo puede transgredir la verdad.

    Puede admitirse que las conductas exteriores -pblicas yprivadas- de un emperador responden a lo que la sociedad espera deun hombre de tal rango y funcin. Sin embargo, las referenciashistricas nos muestran a un Marco Aurelio que lleva a la prctica el

    virtuoso modelo de Antonino Po y se esfuerza en todos los casos porreprimir cualquier tentacin que le acerque el poder omnmodo querene en su mano.

    Mira bien no te transformes en Csar de pies a cabeza, nite revistas de este carcter de soberana y majestad, comosuele suceder. []Mustrate en todo discpulo de Antonino[] Imtalo, pues, en todo esto, para que la ltima hora de lamuerte te encuentre con tan buena conciencia como a l loencontr. (VI, 30)

    Incluso limitar su aficin a la lectura de obras literarias y

    filosficas ante las pullas y censuras de los hombres del entornopoltico. Si en sus espacios pblicos y privados el emperador secomport como tal, por lo menos demostr que ms que configuraruna imagen de lo que era costumbre o presumible en un emperadorromano, asumi conductas que buscaron hacer lo que el ejemplo delos mejores haba enseado que deba ser y no, precisamente, deun modo terico:

    No se trata, en ningn modo, de discutir sobre lo que debeser el hombre de bien, sino de ser hombre de bien20. (X, 16)

    20 Y tan romana que resulta esta conducta en su epigramtica certeza!

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    Hoy, un escenario ntimo se define como un espacio virtual,esto es, mental o construido en la mente del sujeto, quien coloca all aun yo que lo representa y que se pone en relacin coherente con elyo de los otros, tambin representacin o constructos del sujeto. Lasvivencias de este estado ntimo pugnan por exteriorizarse en elescenario privado por medio de la confidencia, o en el pblico, pormedio de entrevistas, de diarios, de televisin y tambin, de lallamada literatura del yo21.

    Con la salvedad hecha lneas arriba sobre cmo interpretar en

    el mundo antiguo el concepto de representacin del yo, resultailuminadora en Marco Aurelio esta virtualidad o interioridad mental delacto de dialogar consigo mismo o con su damon interior. Slo en lasilenciosa simplicidad de este espacio ntimo, el emperador se sientelibre para hacer el examen de lo que es.

    Muchos para su retiro buscan las casas de campo, lasorillas del mar, los montes; cosas que t mismo solasdesear con anhelo; pero todo esto es una vulgaridad,teniendo uno en su mano el recogerse en su interior yretirarse dentro de s en la hora que le diere la gana. Enefecto, en ninguna parte tiene el hombre un retiro ms

    quieto ni ms desocupado que dentro de su mismo espritu,sobre todo cuando encierra aquellos bienes hacia los que essuficiente inclinarse para recobrar la paz. La que yo llamoahora tranquilidad no es otra cosa que un nimo biendispuesto y ordenado. (IV, 3)

    En medio de esta soledad consigo, ningn engao podramediar. Recordemos el modo como ya vimos que se dirige a su alma,siempre difcil de dejarse gobernar, en X, 1. Es inverosmil pensar quealguien que habla de s y de la condicin humana con tal agudosentido de su nimiedad, de su miseria y pequeez esenciales, puede

    21Cf. Castilla del Pino (1996:21-22).

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    estar fingiendo o enmascarando su yo ante la propia mirada -esindispensable no perder de vista que este estar a solas implica lapresencia permanente y recoleta de su logos hegemonikn, ya seaque est dialogando explcitamente con l o que, sin nombrarlo, sedirija a s mismo.

    El hecho mismo de hacer conocer en su crculo privado estasanotaciones de cuaderno, hiladas en principio para s, no podraentenderse dentro de su contexto biogrfico e histrico sino como unarenuncia -otra ms- a la deferencia que l mismo se haba concedido

    de poner por escrito algo que no hubiera debido salir del cerco ntimo,quizs en la creencia real, por lo dems, si pensamos en susallegados ms cultos de que la propia tarea de adecuar la vida almandato del genio pudiera servir a otros. Decisin que slo puedehaber sido alumbrada por la certeza de una veracidad indudable.

    Una tarea para la intimidadEn el marco de lo que Castilla del Pino denomina funciones

    de la intimidad aparece otra diferencia esencial con el pensamientoantiguo:

    La intimidad es un espacio reservado [], un espacio

    protegido en donde se conservan las ms raras especies deyos y, por tanto, del comportamiento humano, la mayor partede las veces insospechado para los dems. [] El sujetodispone as de un mbito de libertad que usa paraactuaciones sin testigo22.

    En este lugar, a salvo de condicionamientos externos, elhombre posmoderno encuentra la libertad de auto-construir diversosyo liberadores, siempre recnditos y en donde incluso la mendacidades propia e inherente al sujeto mismo23. No obstante, all tambin

    22 Castilla del Pino (1996:24).23Ibid.,p. 27.

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    actan las ideas, preconceptos, imgenes del mundo exterior, esdecir el poder en cualquiera de sus formas24 que determina laconducta ntima del sujeto. Creencias tales como las de un Diosomni-observador, generan, segn el terico espaol, un estado deinsoportable angustia ante la privacin de la libertad de su espaciointerior, pues quien lee sus pensamientos (alguien al que se dota deun poder superior) sabe qu puede hacer, qu puede desear, qupuede sentir25.

    Cmo integrar la autorreflexin de Marco Aurelio en este

    modo de pensar, si a cada paso encontramos anotaciones delsiguiente tenor espiritual?

    Recgete dentro de ti mismo. La razn que te gobiernavivir por naturaleza contenta consigo misma, obrando con

    justicia y logrando, adems de eso mismo, la tranquilidadms apetecible. (VII, 28)

    La distancia es gigantesca. Nuestro tiempo ha derogado unprincipio vigente sine qua non para el hombre romano: el de la virtud.Valor social, por cierto, aprendido desde la infancia y entendido comonecesario para regular las relaciones interpersonales de una

    comunidad. Una prctica de seleccin de conductas en orden a unajerarqua moral, aceptada sin discusin como inmejorable.El autocontrol que este emperador ejercit de manera

    consecuente a la luz de su daimon hegemonikn es el nicodispositivo de la conducta individual que posibilitaba, a sus ojos, eldominio de lo exterior para salvaguardar la anhelada ataraxa. Por elcontrario, para el terico posmoderno es una secuela interior quedesde la ms temprana edad dejan las vidas privada y pblica parahomologarse con la ntima. Autocontrol en este contexto no es sinorepresin, coercin aprendida. Ha caducado incluso el concepto de

    24Ibid., p. 25.25Ibid., p. 26.

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    super yo que acu el psicoanlisis temprano del siglo XX comomecanismo psicolgico de contencin, de equilibrio entre el sujeto ysus apetencias instintivas; funcin que, entre otras cosas, armonizabalas conductas del individuo ante la sociedad.

    El tema vuelve evidentes tres instancias conceptualesmarcadamente diferentes en el devenir de la historia: la idea de virtud-vigente con variantes desde la antigedad hasta el fin de lamodernidad-, el puente psicoanaltico que construy la modernidadde principios del siglo XX y, en tercer lugar, la conviccin

    posmoderna. El autodominio, que para Marco Aurelio constitua lalibertad interior definitiva, resulta hoy exactamente su antpodaconceptual, es decir, un mecanismo coercitivo de la libertadindividual.

    Diario y filosofaAlain Girard enuncia en su Le journal intime (1963)una serie

    de temas que aparecen en los diarios del s. XIX, precedentes delintimismo del s. XX.

    [] la huida del tiempo, que hace del yo de hoy un yodistinto del de ayer, la movilidad de las impresiones que

    hacen que se perciba a s mismo como mltiple ycontradictorio, el sentimiento de [] extraeza que elloproduce, la voluntad de ser sincero [], la impresin de queel espritu flota sobre un fondo oscuro []26.

    De entre ellos, algunos se dejan ver tambin en la textura delos Soliloquios.

    Un ejemplo:

    La duracin de la vida humana es como un punto; lamateria del hombre es un flujo perpetuo; sus sensaciones

    26Cf. Girard (1963: 34).

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    son un oscuro fenmeno; todo su cuerpo, una masacorruptible; su alma, un torbellino; su destino, un enigmainsoluble; su reputacin, una cosa indefinible. En resumen,todo lo que es del cuerpo es como un ro; todo lo del alma,sueo y vapor; la vida, una guerra perpetua o la cortadetencin de un peregrino; la fama de la posteridad, unolvido. Qu nos puede guiar entonces? (II, 17)

    El contexto histrico que rodea los diarios ntimos del

    siglo XX no carece de rasgos homologables con los difciles aos deMarco Aurelio. Son tiempos de transicin, de inestabilidad generales.Si la modernidad y la posmodernidad marcan una escisinfundamental con los modos culturales de Occidente tal como hanexistido desde la antigedad -sirva de ejemplo la reaccin ante ellogocentrismo y la apuesta por las culturas de los mrgenes quedesarroll el post-estructuralismo en Europa y Estados Unidos -, estoes, el fin de un mundo histrico mientras se opera simultneamente eldiseo de otro, no fue menos crtica la etapa que se abri a la muertede Marco Aurelio. Casi dos siglos de desrdenes minarondefinitivamente la estructura del Imperio hasta el gobierno deConstantino. Podra pensarse que el ltimo de los Antoninos fue

    tambin el ltimo emperador que lo gobern con el espritu con quehaba nacido en tiempos de Augusto. Algo fortsimo haba cambiado yno tendra retorno hasta que se produjera el final. Se advierte ciertoagostado cansancio en la vida cultural. Una percepcin deanonadamiento habita, angustiosa, en el interior del hombre. Esnatural que perodos histricos anlogos propicien un cultivo comnde determinados gneros literarios.

    Sin embargo, para Marco Aurelio queda una posibilidadredentora de que carecen los escritores contemporneos. Siretomamos el texto anterior, sigue as:

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    Qu nos puede guiar entonces? Una sola y nicacosa, la filosofa []. (II, 17)

    Nos hallamos ante una gran diferencia. La escrituraautobiogrfica es en Marco Aurelio el cdigo que le permiteexteriorizar un proceso espiritual que, ante la evidente indigencia dela condicin humana, hundida en la mezquindad de la historia queella misma ha construido, ha dirigido la mirada del hombre hacia smismo, hacia un lugar de coexistencia con la ley moral divina. Este

    proceso nunca hubiera sido posible sin el estoicismo y sus maestros.Por eso, la reflexin con que se cierra el libro segundo, escrito comoel mismo emperador consigna al final, en Carnuto, villa de Panonia,durante los preparativos de la interminable guerra contra cuados ymarcomanos, es la ms clara afirmacin de la unin entre vida yfilosofa, entre diario ntimo y filosofa:

    Ahora bien, la filosofa consiste en conservar puro y sinignominia el espritu o mente interior, en mantenerlo superioral placer y al dolor, lejos de obrar sin reflexin, lejos de todafalsedad y ficcin, contento consigo mismo [], conformecon todo lo que viniere, y satisfecho con la parte que le

    tocare, ya que todo viene del mismo lugar de donde l havenido []. (II, 17)

    La filosofa ha cristalizado en tica. Muy romano, esteemperador que vive y se ve vivir, juzgndose desde la mirada de sugenio, advierte qu tiene la filosofa de indispensable para unhombre de accin como l, en qu medida cada mxima estoica loayuda directamente en el oficio de cada da. Nada de extrao tienepues que vuelque en las notas sueltas de un diario los momentos enque, escritura mediante, la dificultad de vivir se encuentra con lapauta que le endereza el camino hacia aquella pureza y dignidad delespritu interior.

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    Escritura mediante. He aqu un punto donde cabe detenerse.Philippe Lejeune afirma que antes que un texto, el diario es unaprctica, que llevar un diario es ante todo una manera de vivir 27.Escrito por y para el propio sujeto, cargado de sobreentendidos, sumetadiscurso es un ritual que debe interpretarse28. Literatura del yo,franja de creacin cuasi-artstica, en donde la forma es una prcticamayutica, un modo de ayudar a nacer.

    Marco Aurelio descansa de su rango, olvida la silla imperial,se repliega en un rincn de su tienda de campaa y, aislado de todo,

    recuerda versos de Eurpides y de Homero o se amonesta a s mismocon imgenes sencillas y cotidianas, cargadas de lirismo, sinnarraciones de hechos o situaciones, que evaden la ms mnimacarga retrica. Es tangible su esfuerzo por esquivar el peso literario

    en el peor de los sentidos que agrave o vuelva artificial la palabravehculo de la persona misma. Sirvan a modo de ejemplo las citassiguientes:

    Lo que fuere, pues, realmente bello, de nada ms tendrnecesidad como no la tiene la ley, la verdad, la benevolenciay el pudor. [] Pierde acaso su valor la esmeralda porqueno la elogien? Se hace por ello menos apreciable el oro, el

    marfil, la prpura, la espada, la florecilla, el arbusto? (IV, 20)Vemos sobre un mismo altar que arden muchos granos deincienso, de los cuales los unos caen antes y los otrosdespus, pero nada importa el orden con que caen. (IV, 15)

    Procura pasar, pues, este punto indivisible de tiempoconforme con la naturaleza y muere con serenidad, tal comola aceituna madura cae bendiciendo la tierra que la hanutrido y plena de gratitud por el rbol, su padre. (IV, 48)

    27 Lejeune (1991: 58)28Ibid., p. 59.

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    Gratitud. Un gesto permanente en este emperador de losromanos. El diario de notas trazadas al correr de pensamiento ysentimiento, de formas simples y con el desorden de lo que est vivo,ser publicado en un espacio privado antes de la ltima campaa,pero no sin un especial cuidado de las formas en el libro I que, escritoal final, encabezar ahora su obra.

    En l, una letana de agradecimientos discurre como unacorriente cristalina detrs de la frmula par + genitivo: mis

    recuerdos para tal y tal; o bien, le debo a tales y tales virtudese incluso sus defectos. La forma se ordena formando una espiral.Primero, gratitud hacia su linaje (abuelo, padre, madre, bisabuelo,ayo); luego, hacia sus maestros ( Diognetes, Rstico, Apolonio,Sexto, Alejandro, Frontn); hacia sus amigos (Catulo Cinna, suhermano Severo, Maximo); hacia su padre adoptivo, el emperadorAntonino. Los diecisis agradecimientos acaban en un crculo final, elde mayor extensin, que lo engloba todo: la gratitud a los dioses,porque de ellos han procedido todos los bienes anteriores. El yo iniciael libro que habla de s mismo, describe una amplia rbita derelaciones humanas y sobrehumanas y acaba en l mismo, fundidofinalmente en la causa divina que lo origina, localizando en el espacio

    y en el tiempo el acto de agradecimiento, en territorio de los cuados,a orillas del Gran:

    Pa/nta ga\r tau=ta qew=n bohqw=n kai\ tu/xhjdei=tai. 29(I, 17)

    Conclusin

    29Pues todas estas cosas provienen de los dioses y de la fortuna. El ritmo

    de la anforapara\ tou= se quiebra slo al final en la categrica afirmacindel nominativo neutro que engloba la totalidad de los bienes largamenteenumerados a lo largo del libro.

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    Al enunciar los rasgos del gnero en Espaa, Anna Caball,que ha sealado la falta de correspondencia entre lo ntimo y lo ajenocomo el mimbre donde el diario teje su estructura, observando cmohasta la anotacin mnima exige un espacio y un tiempo de repliegue,indispensables para el acto de composicin, se refiere a la formamisma de la materia verbal en estos trminos: El diario sueleapoyarse en una escritura de gran pureza, [] en su organizacin yestructura no estn presentes las ataduras impuestas a la estructuraliteraria30.

    Esta experiencia de pureza -dira mejor, casi de inocencia- enla expresin autobiogrfica es inmediata y tangible para el lector deMarco Aurelio. La mirada del escritor cae recta, directa sobre lascosas, los hechos, los hombres. Se detiene fugazmente en ellos, losuficiente como para advertir su carcter de smbolo. Todo est ahpara que el emperador decodifique qu significan en el universo lomirado y l mismo. Un ademn sin testigos, de hombre culto quemodela en palabras propias o ajenas la fluyente existencia de lo otro,y que tiene algo de desamparo, de gesto originario, de conmovedorahumildad con que su lector se siente inmediatamente identificado.

    Hemos sealado en el desarrollo de este estudio diferenciasradicales entre las prcticas literarias modernas, con sus

    correspondientes teoras, y el ejercicio antiguo del gnero. Esevidente que resulta cuando menos frvolo juzgar sin tamices losescritos del mundo clsico a la luz de reflexiones posteriores. Larecepcin de estos textos debi hacerse cargo de un concepto deindividuo, de personalidad individual, que no es el moderno ni elposmoderno. De all el escaso xito que hoy tiene este texto tanledo y hondamente disfrutado hasta mediados de los aos 60, en elsiglo que acaba de terminar.

    Son los Soliloquios aquello que circula ahora bajo ladenominacin de literatura de autoayuda? Quizs podran ser ledosen ese sentido por algn lector contemporneo. Pero nuestro lector

    30 Caball, A. (1991: 143 ss)

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    posmoderno rpidamente o quizs con desconcierto advertira quehay mucho ms en las varias anotaciones del libro. El plus es lo queha determinado que Marco Aurelio sea mencionado en la fase final dela historia del estoicismo como uno de sus representantes msconspicuos. Sus crticos modernos -Martha, Renan, Lfstedt, Puech-,a sabiendas de que transgredan usos acadmicos, no pudieronreprimir el tono de un entusiasmo que sintieron como inmenso ante latalla gigantesca de este solitario, que, sin eternidad, sin redencinprometidas, se recoge en el fondo de s mismo para encontrar all su

    tranquilidad. Marco Aurelio, erguido sobre su caballo de bronce, no esms imponente que en la sencillez estoica de su diario. Por elcontrario, es en estas notas deshilvanadas donde se tiene la certezade su actualsima humanidad:

    We must recognize that there are but few figures in historywho have united so much humble humanity with so muchlofty royalty, so much purity of thought and feeling with somuch determination and consistency in action; we mustrecognize that there are few who deserve better than he torepresent to posterity the four great gospels which the spiritof antiquity left to future generations, and which are these:

    the gospels of freedom and courage, of humanity and ofduty.31

    Apeado del caballo, bajo la luz mortecina de hachones decampaa, con el cuerpo extenuado por la enfermedad y las penurias,el emperador, victorioso sobre s ganaba para el imperio algo msque la defensa de sus fronteras. Sin quererlo ni saberlo, ampliabatambin su territorio histrico aadiendo un espacio que por serahincadamente ntimo e individual pudo ser compartido por otros

    31Lfstedt (1958: 204).

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    muchos, incluso quien reflexiona en estas lneas, a lo largo de lossiglos.

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