Rosales Rodriguez Aman Determinismo Tecnológico

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  • 7/27/2019 Rosales Rodriguez Aman Determinismo Tecnolgico.

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    Amn Rosales Rodrguez

    Hans

    onas y el determinismo tecnolgico

    Summary:

    Hans lonas

    is

    widely knownfor

    his ethical proposals regarding science and tech-

    nology. Less known and yet of decisive impor-

    tance for his theory of responsibility are his opin-

    ions concerning the autonomy of modern tech-

    nology. In this paper the following related topics

    are discussed: basic traits of modern technology

    according to lonas, the paradoxical character of

    the Baconian programme, the new dimension of

    human power and his dominion over nature, the

    technological imperative, gnostic and existen-

    tialist influences in the shaping of lonas view

    regarding technological determinism.

    Resumen:

    Hans lonas es ampliamente co-

    nocido por sus propuestas ticas en torno a la

    ciencia y la tecnologa. Menos conocidas, y sin

    embargo fundamentales para su teora de la res-

    ponsabilidad, son sus opiniones respecto de la

    autonoma de la tecnologa. En este trabajo se

    discuten los siguientes temas relacionados: ras-

    gos bsicos de la tecnologa segn lonas, el ca-

    rcter paradjico del programa baconiano, la

    nueva dimensin del poder humano y del domi-

    nio sobre la naturaleza, el imperativo tecnolgi-

    co, influencias gnsticas y existencialistas en la

    configuracin de las ideas de lonas sobre el

    determinismo tecnolgico.

    Introduccin

    Pese a que Hans lonas (1903-1993) es un

    filsofo muy conocido por sus trabajos en tica

    de la ciencia y la tecnologa, sus opiniones en

    torno al determinismo tecnolgico no han tenido

    la misma divulgacin ni discusin crtica. Esta

    situacin no deja de ser extraa, por cuanto se

    puede afirmar que el contexto terico fundamen-

    tal que justifica esos trabajos, y que es la base pa-

    ra evaluar su contenido es el de una creencia ge-

    neral en la autonoma del desarrollo tecnolgico.

    Aunque al interior de dicha creencia se pueden

    aglutinar puntos de vista muy heterogneos,

    existe, sin embargo, un ncleo de ideas compar-

    tidas. G. Ropohl identific tal ncleo bsico del

    determinismo tecnolgico afirmando que, para

    quienes suscriben dicha creencia, el desarrollo

    tcnico no depende de factores externos, sino

    que [ste] determina y domina la situacin men-

    tal y social de los hombres en tanto que fuerza

    conductora del cambio social. (p. 86)

    lonas, por su parte, insiste una y otra vez en

    que el propio impulso dado al progreso tecnolgi-

    co, el empujn humano inicial o voluntad de do-

    minio sobre la naturaleza, se transforma de algu-

    na manera en una entidad responsable de los mo-

    vimientos y avances posteriores de la tecnologa.

    Segn lonas, los ltimos avances de la tecnologa

    ya no dependen de la voluntad y deseo humanos,

    sino que muestran ms bien en su conjunto el ca-

    rcter coercitivo de un proceso incompatible con

    la libertad humana. Para l, la inusitada velocidad

    del progreso tecnolgico no da tiempo suficiente

    para una consideracin pausada de sus posibilida-

    des, ni mucho menos para un control eficaz de

    sus efectos y secuelas de orden social y psicol-

    gico: De modo que debemos aadir a la primera

    observacin -en el sentido de que la velocidad de

    los desarrollos nutridos por la tecnologa no deja

    Rev. Filosofa Univ. Costa Rica, XXXVII (93), 313-320, 1999

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    AMN ROSALES RODRGUEZ

    tiempo para la autocorreccin- la ulterior que

    cualquiera que fuese el tiempo concedido, no obs-

    tante, las correcciones se volveran ms y ms di-

    fciles, y la libertad para hacerlas ms y ms res-

    tringida. (1980, p.216)

    2 Tipos de determinismo tecnolgico

    Puesto que existen, como ya se insinu, di-

    versas posibilidades de concebir el determinismo

    tecnolgico, conviene tratar de situar la posicin

    de lonas en alguna de ellas, no con el propsito

    de encasillarla dogmticamente, sino con el de

    resaltar mejor sus particularidades. En este senti-

    do resulta provechosa la distincin propuesta por

    M. R. Smith

    y

    L. Marx entre una forma 'dura' y

    otra 'blanda' de determinismo tecnolgico. Se-

    gn estos autores: En el extremo 'duro' del es-

    pectro, el poder causal (el poder para provocar un

    cambio) se atribuye a la propia tecnologa o a al-

    gunos de sus atributos intrnsecos; los avances

    tecnolgicos llevan, pues, a una situacin d ine-

    vitable necesidad. (p.14) Es por ello que se

    considera ... que los inventos, una vez que se in-

    troducen en la sociedad, adquieren vida propia,

    Por ejemplo, la continua mejora del ordenador ha

    seguido una especie de lgica interna (una lgica

    plasmada en los componentes materiales que lo

    constituyen y en su diseo), por lo que cada 'ge-

    neracin' de aumentos de la sofisticacin de los

    ordenadores ha llevado, en una secuencia aparen-

    temente predeterminada, a la siguiente. A medida

    que se difunde el uso del ordenador, son cada vez

    ms numerosas las instituciones que tienen que

    reconfigurar sus actividades para adecuarlas a las

    nuevas capacidades y limitaciones que ste

    crea. (p.13) Dentro de la variante 'dura' del de-

    terminismo se acepta con frecuencia la

    reifica-

    cin

    de la tecnologa, una maniobra de graves

    implicaciones ontolgicas pues entraa, nada

    menos, que la elevacin de un concepto, el de

    'tecnologa' o 'desarrollo tecnolgico', al rango

    de entidad real o existente junto o por encima de

    las otras entidades que pueblan la realidad.

    En torno a la segunda variante determinista

    opinan Smith

    y

    Marx: En el otro extremo del

    espectro, los deterministas 'blandos' comienzan

    recordndonos que la historia de la tecnologa es

    una historia de las acciones del hombre. Para

    comprender el origen de un determinado tipo de

    poder tecnolgico debemos conocer primero a

    los actores. Quines eran? En qu circunstan-

    cias se encontraban? ..Por qu fueron estas per-

    sonas y no otras las que hicieron la innovacin?

    Por qu fue posible en este momento y en este

    lugar y no en otro? Quin se benefici y quin

    result perjudicado? ..En lugar de concebir la

    'tecnologa'

    per se

    como el agente causal hist-

    rico, los deterministas blandos lo sitan en una

    matriz social, econmica, poltica y cultural mu-

    cho ms variada y compleja . (p.15)

    Con base en las distinciones propuestas por

    Smith y Marx, puede decirse que parece clara la

    posicin

    dura

    de lonas frente al tema del deter-

    minismo tecnolgico. Ahora bien, no es que

    lo

    nas ignore el contexto histrico que ha condicio-

    nado el surgir de la ciencia y tcnica contempo-

    rneas, pero su visin final de la fuerza tecnol-

    gica manifiesta en la historia corresponde a la

    primera variante arriba indicada: el desarrollo de

    la tecnologa, una vez iniciado, tiende a escapar

    del control humano

    y

    adquiere casi de inmediato

    su propia dinmica compulsiva . Se trata de una

    dinmica que convierte a dicho desarrollo no s-

    lo en un proceso irreversible, sino tambin en

    uno dotado de una fuerza autnoma que desbor-

    da deseos, intenciones

    y

    planes iniciales del pro-

    pio diseo tecnolgico. Con palabras de lonas:

    Lo que alguna vez fue iniciado, toma la ley de

    accin de nuestras manos, y los hechos consuma-

    dos, creados en un comienzo, se convierten acu-

    mulativamente en la ley de su continuacin.

    (1980, p.216) De hecho, lonas observa cmo el

    elemento tirnico en la tecnologa compele a

    que se multipliquen sus obras y procedimientos,

    contribuyendo as a la sensacin de que los seres

    humanos hemos logrado hipostasiar, por medio

    de la tecnologa, nuestros propios modos de po-

    der en una especie de fuerza independiente en s

    misma , de la que la humanidad se ha convertido

    en su servidora. (Cf. 1982, p.898)

    Una interrogante surge en forma casi natu-

    ral a partir de lo anterior: cmo se explica la

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    DETERMINISMO TECNOLGICO

    fuerte tendencia a reificar o hipostasiar la tecno-

    loga, incluso hasta el punto de dotarla casi de

    vida propia? Segn la interpretacin de L. Marx,

    el concepto de 'tecnologa', a diferencia del de

    'artes mecnicas', tiende, por su misma genera-

    lidad o amplitud, a estimular la creencia en su

    carcter autnomo o autodeterminado. Segn

    Marx, el aspecto propiamente material u obje-

    tual de la tecnologa con frecuencia palidece an-

    te la presencia de otro tipo de elementos socia-

    les, culturales o institucionales que ahora son ca-

    ractersticos de los grandes y complejos siste-

    mas tecnolgicos ... Cuando nos referimos a es-

    tos sistemas, en comparacin, por ejemplo, con

    la carpintera, la alfarera, la fabricacin de vi-

    drio o el manejo de mquinas-herramienta, el as-

    pecto material es una parte relativamente peque-

    a de lo que nos viene a la mente. (p.264-5) No

    es sorprendente, entonces, que en virtud de su

    carcter abstracto e inclusivo y de su capacidad

    para evocar la inextricable interpenetracin (por

    ejemplo) de los poderes del ordenador con las

    prcticas burocrticas de las grandes institucio-

    nes modernas, 'la tecnologa' (sin ningn adjeti-

    vo especificativo) invit[e] a una interminable

    reificacin. El concepto no se refiere a ninguna

    institucin especificable ni evoca ninguna aso-

    ciacin clara de lugares o de personas que perte-

    nezcan a un determinado pas, grupo tnico, ra-

    za, clase o gnero. Por consiguiente, una tenden-

    cia habitual del discurso contemporneo es in-

    vestir 'la tecnologa' de toda una multitud de

    propiedades y potencias metafsicas, haciendo

    as que parezca una entidad determinada, un

    agente causal autnomo incorpreo del cambio

    social, de la historia. (p. 265 )

    El caso del concepto de 'tecnologa', co-

    mo ejemplo claro de reificacin en nuestros

    das, no es, sin embargo, nico. Ya en el siglo

    pasado J. S. MilI agudamente haca notar que:

    Siempre ha sido fuerte la tendencia a creer

    que todo lo que tiene un nombre es una entidad

    o un ser dotado de existencia propia indepen-

    diente. Y cuando no se ha logrado hallar una

    entidad real que corresponda al nombre, no por

    eso han pensado los hombres que esa entidad

    no exista; han imaginado, en cambio, que se

    315

    trataba de algo particularmente abstruso y mis-

    terioso. (Cit. por Gould, p.315)

    3. La paradoja del programa baconiano

    Puede decirse, sin exagerar, que en la frase

    que da nombre a este apartado se sintetiza la idea

    rectora fundamental de Jonas respecto del deter-

    minismo tecnolgico. Dicha expresin (que Jonas

    no utiliza textualmente pero que puede armarse a

    partir de sus argumentos), se refiere a un estado de

    cosas generado por una civilizacin cientfico-tec-

    nolgica que ha llevado el proyecto reformador de

    Bacon a sus ms peligrosos excesos. Mientras que

    el programa original insista con buenas intencio-

    nes en poner el saber (terico y prctico) al servi-

    cio del dominio sobre la naturaleza, su manifesta-

    cin contempornea ms bien ha conducido a la

    humanidad a una situacin apocalptica , al bor-

    de de una catstrofe universal si no se reacciona

    a tiempo. (Cf. Jonas 1984, p.251)

    Jonas considera que tal ha sido el grado de

    desarrollo del programa baconiano, que ste

    ahora ha perdido el control sobre s mismo y so-

    bre el inmenso poder de que dispone. En la

    cspide de su triunfo , el programa evidencia

    su autocontradiccin al dejar escapar la posibi-

    lidad de movilizar sus propios recursos para

    proteger a la naturaleza del ser humano y a ste

    de s mismo. Con sus palabras: La profunda

    paradoja del poder engendrado por el saber, al-

    go que Bacon no percibi, consiste en que ese

    poder ciertamente ha llevado a algo as como

    'dominio' sobre la naturaleza (es decir, su uso

    potenciado), pero con ste a la vez al ms com-

    pleto

    sometimiento a s mismo.

    (1984, p.253)

    Lo anterior ha generado una dialctica del po-

    der que puede explicarse, en breve, del si-

    guiente modo: El poder humano inicial sobre la

    naturaleza se ha convertido entretanto en un se-

    gundo poder amenazador, independiente de su

    creador original. En vista de la posibtlidad de

    una destruccin planetaria por los excesos de

    este segundo poder, se precisa de un tercer po-

    der, benfico, que parta nuevamente del creador

    original. (Cf. Jonas 1984, p.254)

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    La primera mxima expresa la esencia del impe-

    rativo tecnolgico que Fromm mismo se encarga

    de criticar mientras ilustra su contenido: Si es

    posible fabricar armas nucleares, deben fabricar-

    se aun cuando puedan destruimos a todos. Si es

    posible viajar a la Luna o a los planetas, debe ha-

    cerse aun a costa de dejar insatisfechas numero-

    sas necesidades aqu en la Tierra. A continua-

    cin Frornm plantea una observacin crtica a la

    irracionalidad inherente del imperativo tecnol-

    gico: Una vez que se acepta este principio de

    que las cosas deben hacerse porque tcnicamen-

    te son posibles, todos los dems valores caen por

    tierra y el desarrollo tecnolgico se convierte en

    el fundamento de la tica. (p.42). En este lugar

    del texto Fromm reproduce, aprobando la inter-

    pretacin, un pasaje del muy citado artculo de

    Hasan Ozbekhan, El triunfo de la tecnologa:

    'Poder' implica 'Deber'''. Escribe Ozbekhan:

    As, la factibilidad, que es un concepto estrat-

    gico, llega a ser elevado a un concepto normati-

    vo, con el resultado de que cualquiera realidad

    tecnolgica indica que el

    podemos

    hacerlo se to-

    ma en el sentido de

    debemos

    hacerlo .

    Los argumentos de Lionel Rubinoff tam-

    bin pueden ser ubicados dentro de una vertiente

    crtica de la creencia en un inescapable imperati-

    vo tecnolgico. Este autor sita el imperativo

    tecnolgico, sin nombrarlo explcitamente, en el

    amplio contexto de su crtica a una racionalidad

    funcional. Esta forma de racionalidad, sustentada

    y nutrida por un deseo fustico de control y do-

    minio sobre la realidad, obnubila la capacidad

    crtico-evaluativa del individuo y la sociedad res-

    pecto de la deseabilidad y bondad finales de una

    determinada meta tecnolgica. Subyugados por

    lo que Rubinoff llama una ley de lo posible , los

    seres humanos no toman en cuenta sino criterios

    de xito y eficiencia para la valoracin de la tec-

    nologa: Si es posible alcanzar un cierto objeti-

    vo, entonces el objetivo mismo debe ser racional

    y estamos obligados a alcanzarlo. (p.273) En

    craso contraste con lo que Rubinoff califica de

    visin platnica de la realidad, consistente en la

    unidad de la belleza, la bondad y el conocimien-

    to , la cultura occidental muestra una fascina-

    cin fustica por la 'posibilidad' en cuanto tal.

    (p.278) La sociedad fustica define el Bien segn

    316

    AMN ROSALES RODRGUEZ

    4. Rasgos de la tecnologa: la dimensin

    del poder y el imperativo tecnolgico.

    As, Jonas estima que lo autnticamente ca-

    racterstico de la era tecnolgica es su propia co-

    losal magnitud, la inslita

    dimensin del poder

    humano:

    La tcnica moderna es inherentemente

    'grande', y quiz demasiado grande para el tama-

    o del escenario en que su obra se representa -Ia

    tierra- y para su mismo intrprete -el hombre-.

    (1982, p.893) La tecnologa ha puesto en manos

    del ser humano recursos no slo para transformar

    la realidad de un modo cuantitativo, sino tambin

    cualitativo. Pinsese por ejemplo, propone Jonas,

    en mbitos de ejercicio del poder tecnolgico co-

    mo el de la microelectrnica, la informtica y la

    biologa molecular.

    La inslita dimensin del poder tecnolgico

    en el presente se basa en gran medida en el hecho

    de que la tecnologa se concibe dinmicamente

    como una empresa y un proceso; a diferencia

    de la tcnica antigua que consista ms bien en

    una posesin y un estado . (l985b, p.7) Jonas

    advierte que lo verdaderamente demonaco

    respecto de la tecnologa es que sta conduce de

    poder a poder, y que el poder reside del todo en

    la ejecucin. El verdadero poder slo se da cuan-

    do se le da un uso a la posibilidad abstracta.

    (l985a, p.319)

    La idea de una suerte de imperativo tecno-

    lgico,

    segundo rasgo caracterstico del actual

    desarrollo tecnolgico, ha sido estudiada, gene-

    ralmente, desde una ptica crtica por diversos

    autores de distintas orientaciones tericas. Dos

    ejemplos bastarn para calibrar mejor la variante

    ofrecida por Jonas, se trata de los puntos de vista

    de Erich Fromm y Lionel Rubinoff.

    Fromm menciona implcitamente el impera-

    tivo tecnolgico en el curso de exposicin de lo

    que l llama los principios que guan el sistema

    tecnolgico actual . Es un sistema que Fromm

    juzga deshumanizante y que es preciso enfrentar

    so pena de sucumbir ante la hecatombe tecnol-

    gica. As, los dos principios que orientan dicho

    sistema son los siguientes: la mxima de que al-

    go debe hacerse porque resulta posible tcnica-

    mente hacerlo, el primero, y como segundo el de

    la mxima eficiencia

    rendimiento.

    (p.41-2)

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    DETERMINISMO TECNOLGICO 317

    lo que resulte de la aplicacin de medios cientfi-

    co-tecnolgicos.

    Tanto Fromm como Rubinoff coinciden en

    constatar un proceso creciente, casi irreversible

    de deshumanizacin conforme la tecnologa esta-

    blece, mediante la ejecucin fiel del imperativo

    tecnolgico, su propio ritmo de crecimiento al

    margen de consideraciones morales. Todava en

    relacin con lo anterior, advirtase que el punto

    medular consiste, como 10ha destacado por ejem-

    plo H. Lenk, en que la viabilidad tecnolgica pa-

    rece haber ganado obviamente una fascinacin

    tal, que llega a asumir una fuerza casi normativa

    -el requerimiento casi automtico de que sea apli-

    cada y llevada acabo. (1983, p.197). Hans Jonas

    coincidira con las apreciaciones de estos autores

    respecto del imperativo tecnolgico: cada nueva

    etapa en el desarrollo de la tecnologa parece es-

    tar preada de sus propias condiciones de supera-

    cin, sea por la fascinacin de la inventiva estric-

    tamente tcnica, sea por las exigencias del merca-

    do en que los productos tecnolgicos se comer-

    cializan y son convertidos en objetos del culto

    consumista. Por supuesto, intentar todo 10que es

    posible no coincide con la afirmacin de que todo

    es posible, ni tampoco con que todo lo que es po-

    sible es efectivamente realizable. Significa slo

    que no se reconoce

    ninguna limitacin a priori

    para intentar, sin lmites, todo 10 posible. (Hot-

    tois, p.114) Nuevamente, cuando Jonas califica a

    la tecnologa como una empresa y un proceso

    (1985b, p.7), lo que intenta es llamar la atencin

    sobre un conjunto de caractersticas que separan

    de modo radical al fenmeno tecnolgico con-

    temporneo de la tcnica, su pariente cercana.

    Son cuatro los rasgos que circunscriben, para Jo-

    nas, la naturaleza de la tcnica moderna o tecno-

    loga, impulsada sobre todo desde la Revolucin

    industrial (cf. 1985b, p.8-9. Sobre la transforma-

    cin 'tecnolgica' del concepto de 'teora' resulta

    fundamental Jonas 1983):

    l. El desarrollo tecnolgico no conoce pun-

    to de saturacin o equilibrio, sino que, muy al

    contrario, lleva en s una dinmica incesante de

    creatividad que 10 constrie a la autosuperacin

    futura de sus propios logros.

    2. El conocimiento tecnolgico entraa de

    por s el xito de su difusin mundial, tanto en

    razn de la red internacional de comunicaciones

    que posibilitan el contacto comercial, como a

    causa de la presin por la competencia tecnol-

    gica que obliga al consumo acelerado de los pro-

    ductos de la industria.

    3. La relacin de medios a fines no es uni-

    linear sino circular. Con ello Jonas sugiere que

    los avances tecnolgicos, ideados para satisfacer

    ciertas necesidades, generan a su vez otras que

    deben ser colmadas con ms y mejores tecnolo-

    gas, stas a su vez van a generar otras nuevas ne-

    cesidades que demandarn ms tecnologa, y as

    sucesiva e indefinidamente.

    4. La nocin de progreso resulta ser un

    ingrediente esencial, no meramente accidental ni

    opcional del desarrollo tecnolgico. Aqu est en

    juego, segn Jonas, la premisa que puede haber

    progreso indefinido porque siempre y algo

    nuevo y mejor que encontrar. (l985b, p.ll) El

    desarrollo tecnolgico es por naturaleza 'progre-

    sista' yeso 10 distingue de las tcnicas del pasa-

    do. Al parecer, Jonas piensa que un impulso nsi-

    to en su naturaleza ocasiona que 'La' tecnologa

    procure siempre sobrepasarse a s misma en nive-

    les cualitativamente superiores.

    5.

    Influencias

    religiosas y filosficas.

    El temprano inters de Jonas por el gnosti-

    cismo y el existencialismo, sendos movimientos

    religioso y filosfico del pasado distante y recien-

    te (un inters en apariencia ms bien ajeno a te-

    mas de filosofa de la tecnologa), marc profun-

    damente el tono de sus reflexiones posteriores en

    torno a la actitud del ser humano contemporneo

    frente a la naturaleza.

    En primer trmino, Jonas recuerda cmo el

    gnosticismo no slo contradice la idea bblica

    fundamental de un creador inteligente y bueno,

    sino tambin la creencia en una mutua pertenen-

    cia del ser humano y el mundo: Por el contrario,

    el gnosticismo afirma que el demiurgo del mun-

    do es ignorante, que por consiguiente el mundo

    es malo, y que el hombre es superior al mundo

    por detentar una chispa de espritu proveniente

    del Padre lejano y bueno de las generaciones di-

    vinas. Evadirse del mundo ser, pues, el objetivo

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    del gnstico. (Eliade y Couliano, p.133) Desde

    ese punto de vista, el gnosticismo plantea una

    enajenacin bsica del ser humano frente al mun-

    do. Irrumpe el dualismo y con ello, afirma

    lonas,

    la ilusin pantesta de la antigedad se resque-

    braja. (Cit. por Wetz, p.29) El mundo del gns-

    tico es uno tenebroso, atemorizante y que repre-

    senta no slo negativamente lo extrao-a-Dios,

    sino al mismo tiempo su misma violencia;

    esto

    es, lo extraado-de-Dios, lo contra-divino. (Cit.

    por Wetz, p.30). En un mundo as concebido y

    experimentado, tan diferente en su menosprecia-

    da materialidad de la espiritualidad esencial del

    ser humano, no es de extraar que no pueda na-

    cer un inters genuino por la investigacin y co-

    nocimiento de la naturaleza.

    En segundo trmino, lonas destaca en sus

    primeros trabajos la concordancia entre ideas

    gnsticas, cristianas y ms recientemente, exis-

    tencialistas. En efecto, lonas rastrea el sentimien-

    to gnstico de desprecio por el mundo y anhelo

    por una vida en el ms all en ideas dualistas

    cristianas que valoran, muy por encima del mun-

    do externo, el factor de la

    interioridad

    humana.

    La misma tendencia se repite en los ms destaca-

    dos autores existencialistas, cuyas motivaciones

    lonas las halla anticipadas en el gnosticismo an-

    tiguo. Para l algunas ideas gnsticas reviven ca-

    da cierto tiempo y continan teniendo vigencia

    gracias a una recurrente atmsfera existencialista

    general. sta se manifiesta en estados de nimo

    existencialistas como el de estar 'arrojado' en el

    mundo, la presencia del sentimiento fundamental

    de temor o angustia ante el mundo y el reconoci-

    miento de ste como un lugar extrao, hostil, al

    que no se pertenece. lonas incluso asevera que el

    existencialismo (junto con otras tendencias como

    la fenomenologa, la hermenutica y la filosofa

    de la conciencia) va ms all que el gnosticismo

    en su consideracin peyorativa de la naturaleza o

    mundo externo. De hecho,

    lonas

    opina, refirin-

    dose al existencialismo, que nunca una filosofa

    se ha preocupado tan poco por la naturaleza, pa-

    ra la cual sta no ha conservado ninguna digni-

    dad. (Cit. por Wetz, p. 48)

    En tercer y ltimo trmino es importante

    destacar la conexin que lonas establece entre lo

    anterior y la situacin contempornea. Recurdese

    que, segn la interpretacin de

    lonas,

    el existen-

    cialismo no slo ha heredado rasgos bsicos del

    gnosticismo, sino que ha ahondado en la diferen-

    cia ontolgica radical entre el ser humano y la na-

    turaleza. El mbito de la ciencia natural, para lo-

    nas uno de fundamental importancia para la com-

    prensin amplia e integral del ser humano y su en-

    torno, no parece ofrecer tampoco una solucin sa-

    tisfactoria al problema de la relacin ser humano-

    /naturaleza. Aunque

    lonas

    valora no slo como

    mucho ms grave, sino incluso como trgica la

    in-

    diferencia existencialista respecto de la naturaleza,

    comparada con la mera hostilidad o temor ante

    ella, la actitud tecnolgicamente agresiva de la

    modernidad representa una nueva y quiz ltima

    amenaza para la existencia de la vida sobre el pla-

    neta. Mientras que el gnosticismo y el existencia-

    lismo coinciden en mantener la separacin del ser

    humano respecto del mundo, inhospitalario para

    uno, indiferente para el otro, la perspectiva cient-

    fica y tecnolgica moderna se ha aprovechado de

    ambos puntos de vista para su propia convenien-

    cia. En la medida en que se considera la naturale-

    za como una entidad indiferente para los ms ele-

    vados propsitos del destino humano, as se la

    despoja de cualquier valor intrnseco y derecho

    propio que pudiese violarse. Puesto que contra ella

    no se puede pecar, ante ella toda est permitido y

    todo puede hacerse sin que se pueda sentir culpa-

    ble (lonas, cit. por Wetz, p.129), as entonces se

    decreta 'carta blanca' para su sometimiento por

    medio de la tecnologa. La libertad y subjetividad

    humanas, ingredientes antropolgicos de vala in-

    discutible para

    lonas,

    han ido demasiado lejos en

    su relacin de dominio de la naturaleza.

    De este modo, lonas ha logrado establecer,

    a lo largo de su trayectoria filosfica, sugerentes

    vnculos intelectuales entre tendencias religiosas

    del mundo antiguo y actitudes filosficas tpicas

    de la modernidad. Resulta inequvoca la posicin

    crtica que

    lonas

    adopta no slo frente a comen-

    tes que alientan estados de nimo evasivos, dua-

    listas y nihilistas de la realidad, sino y principal-

    mente contra posturas que propagan la indiferen-

    cia frente a la naturaleza. En forma a primera vis-

    ta paradjica, parece que ha sido esa misma acti-

    tud de indiferencia y despreocupacin por el

    mundo natural, la incubadora tanto de la postura

  • 7/27/2019 Rosales Rodriguez Aman Determinismo Tecnolgico.

    7/8

    DETERMINISMO TECNOLGICO

    actual de mxima intervencin cientfico-tecnol-

    gica en los procesos naturales, como de la propia

    creencia en la autonoma total de la tecnologa.

    6 Recapitulacin y conclusiones

    Desde el punto de vista de sus reflexiones

    ticas, Jonas no se cans de insistir en la relevan-

    cia decisiva del fenmeno tecnolgico para la su-

    pervivencia de la humanidad, presente y futura. El

    por qu la tecnologa demanda un esfuerzo espe-

    cial de la tica contempornea trat Jonas de ha-

    cerla explcito aportando cinco razones bsicas.

    1. La ambivalencia ingnita del desarrollo

    tecnolgico. La tecnologa es el ejercicio de un po-

    der humano maximizado que, dbil en su capaci-

    dad autocrtica, no es capaz de discernir las semi-

    llas del mal en medio de los frutos del xito actual.

    2. La tecnologa ha vuelto obsoleta la distin-

    cin entre la posesin de un recurso y su ejercicio.

    La tecnologa es poder humano

    en permanente ac-

    tividad. Apenas se vislumbra alguna posibilidad

    de accin o produccin tecnolgica, casi inmedia-

    tamente se procura su ejercicio o realizacin.

    3. La nueva dimensin espacial y temporal

    en que ha irrumpido el progreso tecnolgico. Se

    trata del contexto no slo global, presente, en que

    se da el desarrollo de la tecnologa, sino tambin

    su proyeccin alfuturo con implicaciones eviden-

    tes (p.e. ecolgicas) para las nuevas generaciones.

    4. La dimensin planetaria de los efectos

    de la intervencin tecnolgica exige ampliar el

    estrecho Crculo antropocntrico de la tica tra-

    dicional. En vista del colosal poder cientfico-

    tecnolgico, la biosfera toda debe ser tomada en

    consideracin y respetada en su valor intrnseco

    (fisiocentrismo de Jonas).

    5. Dado el potencial destructor de la tecno-

    loga, la reflexin crtica se ve enfrentada a inte-

    rrogantes metafsicos inslitos para las ticas

    tradicionales. Algunos de ellos son, con palabras

    de Jonas: si y por qu debe existir una humani-

    dad; por qu debe el ser humano, tal y como lo

    ha producido la evolucin, ser conservado y su

    herencia gentica respetada; s, por qu debe ha-

    ber del todo vida. (1987, p.87) En sntesis: Jo-

    nas cree que la tecnologa ha ensanchado el cam-

    319

    po de la indagacin tica a causa de dos factores

    que su misma naturaleza entraa: la nueva di-

    mensin del poder y el imperativo tecnolgico.

    Segn Jonas, el hiper-desarrollo que presentan

    estos dos factores fundamentales del actual

    avance tecnolgico, slo se explica en virtud del

    carcter autodeterminado que ste ha adquirido

    paulatinamente.

    Por desgracia, la misma magnitud del de-

    terminismo tecnolgico, no slo identificada

    agudamente por Jonas, sino tambin aceptada

    por l mismo con resignacin, parece bloquear

    cualquier posibilidad real de autodefensa. El es-

    cepticismo y un sentimiento de impotencia inte-

    lectual cunden en Jonas cuando de lo que se tra-

    ta es de presentar estrategias concretas, por

    ejemplo, con la intencin de proteger a las nue-

    vas generaciones de los actuales desmanes tec-

    nolgicos en conjuncin con malas prcticas

    ambientales. Atindase a sus palabras: Qu

    hacer, entonces, para salvamos? Sin duda pue-

    den establecerse programas abstractos, pero

    hay una poltica concreta que lleve a que los

    electores consientan en hacer pesados sacrifi-

    cios y en aceptar una severa disciplina por el

    bien de las generaciones futuras? Tomemos el

    ejemplo ms elemental: la procreacin. La ex-

    plosin demogrfica debe ser deternida [sic];

    es necesario que lo sea Incluso el nmero ac-

    tual de hombres sobre la tierra es demasiado al-

    to. Pero los medios de los que dispone una de-

    mocracia para lograrlo son frgiles. Qu hacer

    entonces? Esto concierne a los dominios ms

    ntimos, a los dormitorios. Cmo hacer que los

    seres humanos se digan: aqu y ahora tocamos

    un lmite imposible de superar; no podemos se-

    guir creciendo numricamente, es necesario que

    no haya ms de dos hijos por pareja? En este

    punto, lo confieso, mi reflexin no puede pro-

    poner soluciones aceptables para este tipo de si-

    tuaciones. Concluir que debe hacer algo y sa-

    ber lo que es necesario hacer, son, ay, dos cosas

    muy diferentes. (1996, p.55)

    Se comprende la consternacin de Jonas a la

    luz del formidable enemigo que su teora ha crea-

    do. Pero, atencin : una cosa es que a Jonas cier-

    tamente parece que se le va la mano cuando carac-

    teriza el poder de una tecnologa poderosamente

  • 7/27/2019 Rosales Rodriguez Aman Determinismo Tecnolgico.

    8/8

    320 AMN ROSALES RODRGUEZ

    autnoma; otra muy distinta es que su perspectiva,

    en efecto, ha puesto en evidencia rasgos estructu-

    rales bsicos de la racionalidad tecnolgica con-

    tempornea y su modus operandi. Sin duda, aun-

    que hay que insistir en que estos rasgos no deben

    ser reificados (un punto sobre el que tienen razn

    los deterministas 'blandos'), tampoco puede ne-

    garse que poseen, integrados en el contexto global

    de produccin, difusin y consumo de tecnologas

    una especie llamativa de autonoma

    parcial

    Es

    necesario tener esto en cuenta para no caer en op-

    timismos ingenuos, o demasiado entusiastas res-

    pecto de las posibilidades reales del control social

    de la tecnologa. En todo caso, no deja de ser en-

    comiable la tenacidad con que lonas defiende las

    posibilidades de la libertad y responsabilidad hu-

    manas para sobreponerse, siquiera en alguna me-

    dida, a un gravsimo estado de cosas resultado, se-

    gn l, de la herencia baconiana.Vista desde esa

    perspectiva, no es en modo alguno trivial la ense-

    anza que puede aportar un examen crtico de las

    opiniones de Hans lonas en torno al determinismo

    tecnolgico.

    Notas

    l. El resumen se basa en Jonas 1982 y sobre todo 1987.

    El desarrollo completo se ofrece en Jonas 1984. Cf. ade-

    ms sus reflexiones ms recientes en Jonas 1992.

    2. Cf. sobre este tema Rosales R., especialmente la Se-

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