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Amán Rosales Rodríguez Hans Jonas y el determinismo tecnológico Summary: Hans lonas is widely knownfor his ethical proposals regarding science and tech- nology. Less known and yet of decisive impor- tance for his theory of responsibility are his opin- ions concerning the autonomy of modern tech- nology. In this paper the following related topics are discussed: basic traits of modern technology according to lonas, the paradoxical character of the Baconian programme, the new dimension of human power and his dominion over nature, the technological imperative, gnostic and existen- tialist influences in the shaping of lonas' view regarding technological determinism. Resumen: Hans lonas es ampliamente co- nocido por sus propuestas éticas en torno a la ciencia y la tecnología. Menos conocidas, y sin embargo fundamentales para su teoría de la res- ponsabilidad, son sus opiniones respecto de la autonomía de la tecnología. En este trabajo se discuten los siguientes temas relacionados: ras- gos básicos de la tecnología según lonas, el ca- rácter paradójico del programa baconiano, la nueva dimensión del poder humano y del domi- nio sobre la naturaleza, el imperativo tecnológi- co, influencias gnósticas y existencialistas en la configuración de las ideas de lonas sobre el determinismo tecnológico. 1. Introducción. Pese a que Hans lonas (1903-1993) es un filósofo muy conocido por sus trabajos en ética de la ciencia y la tecnología, sus opiniones en torno al determinismo tecnológico no han tenido la misma divulgación ni discusión crítica. Esta situación no deja de ser extraña, por cuanto se puede afirmar que el contexto teórico fundamen- tal que justifica esos trabajos, y que es la base pa- ra evaluar su contenido es el de una creencia ge- neral en la autonomía del desarrollo tecnológico. Aunque al interior de dicha creencia se pueden aglutinar puntos de vista muy heterogéneos, existe, sin embargo, un núcleo de ideas compar- tidas. G. Ropohl identificó tal núcleo básico del determinismo tecnológico afirmando que, para quienes suscriben dicha creencia, "el desarrollo técnico no depende de factores externos, sino que [éste] determina y domina la situación men- tal y social de los hombres en tanto que fuerza conductora del cambio social." (p. 86) lonas, por su parte, insiste una y otra vez en que el propio impulso dado al progreso tecnológi- co, el empujón humano inicial o voluntad de do- minio sobre la naturaleza, se transforma de algu- na manera en una entidad responsable de los mo- vimientos y avances posteriores de la tecnología. Según lonas, los últimos avances de la tecnología ya no dependen de la voluntad y deseo humanos, sino que muestran más bien en su conjunto el ca- rácter coercitivo de un proceso incompatible con la libertad humana. Para él, la inusitada velocidad del progreso tecnológico no da tiempo suficiente para una consideración pausada de sus posibilida- des, ni mucho menos para un control eficaz de sus efectos y secuelas de orden social y psicoló- gico: "De modo que debemos añadir a la primera observación -en el sentido de que la velocidad de los desarrollos nutridos por la tecnología no deja Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXVII (93), 313-320, 1999

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Amán Rosales Rodríguez

Hans Jonas y el determinismo tecnológico

Summary: Hans lonas is widely knownforhis ethical proposals regarding science and tech-nology. Less known and yet of decisive impor-tance for his theory of responsibility are his opin-ions concerning the autonomy of modern tech-nology. In this paper the following related topicsare discussed: basic traits of modern technologyaccording to lonas, the paradoxical character ofthe Baconian programme, the new dimension ofhuman power and his dominion over nature, thetechnological imperative, gnostic and existen-tialist influences in the shaping of lonas' viewregarding technological determinism.

Resumen: Hans lonas es ampliamente co-nocido por sus propuestas éticas en torno a laciencia y la tecnología. Menos conocidas, y sinembargo fundamentales para su teoría de la res-ponsabilidad, son sus opiniones respecto de laautonomía de la tecnología. En este trabajo sediscuten los siguientes temas relacionados: ras-gos básicos de la tecnología según lonas, el ca-rácter paradójico del programa baconiano, lanueva dimensión del poder humano y del domi-nio sobre la naturaleza, el imperativo tecnológi-co, influencias gnósticas y existencialistas en laconfiguración de las ideas de lonas sobre eldeterminismo tecnológico.

1. Introducción.

Pese a que Hans lonas (1903-1993) es unfilósofo muy conocido por sus trabajos en éticade la ciencia y la tecnología, sus opiniones en

torno al determinismo tecnológico no han tenidola misma divulgación ni discusión crítica. Estasituación no deja de ser extraña, por cuanto sepuede afirmar que el contexto teórico fundamen-tal que justifica esos trabajos, y que es la base pa-ra evaluar su contenido es el de una creencia ge-neral en la autonomía del desarrollo tecnológico.Aunque al interior de dicha creencia se puedenaglutinar puntos de vista muy heterogéneos,existe, sin embargo, un núcleo de ideas compar-tidas. G. Ropohl identificó tal núcleo básico deldeterminismo tecnológico afirmando que, paraquienes suscriben dicha creencia, "el desarrollotécnico no depende de factores externos, sinoque [éste] determina y domina la situación men-tal y social de los hombres en tanto que fuerzaconductora del cambio social." (p. 86)

lonas, por su parte, insiste una y otra vez enque el propio impulso dado al progreso tecnológi-co, el empujón humano inicial o voluntad de do-minio sobre la naturaleza, se transforma de algu-na manera en una entidad responsable de los mo-vimientos y avances posteriores de la tecnología.Según lonas, los últimos avances de la tecnologíaya no dependen de la voluntad y deseo humanos,sino que muestran más bien en su conjunto el ca-rácter coercitivo de un proceso incompatible conla libertad humana. Para él, la inusitada velocidaddel progreso tecnológico no da tiempo suficientepara una consideración pausada de sus posibilida-des, ni mucho menos para un control eficaz desus efectos y secuelas de orden social y psicoló-gico: "De modo que debemos añadir a la primeraobservación -en el sentido de que la velocidad delos desarrollos nutridos por la tecnología no deja

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tiempo para la autocorrección- la ulterior quecualquiera que fuese el tiempo concedido, no obs-tante, las correcciones se volverían más y más di-fíciles, y la libertad para hacerlas más y más res-tringida." (1980, p.216)

2. Tipos de determinismo tecnológico.

Puesto que existen, como ya se insinuó, di-versas posibilidades de concebir el determinismotecnológico, conviene tratar de situar la posiciónde lonas en alguna de ellas, no con el propósitode encasillarla dogmáticamente, sino con el deresaltar mejor sus particularidades. En este senti-do resulta provechosa la distinción propuesta porM. R. Smith y L. Marx entre una forma 'dura' yotra 'blanda' de determinismo tecnológico. Se-gún estos autores: "En el extremo 'duro' del es-pectro, el poder causal (el poder para provocar uncambio) se atribuye a la propia tecnología o a al-gunos de sus atributos intrínsecos; los avancestecnológicos llevan, pues, a una situación dé ine-vitable necesidad." (p.14) Es por ello que se"considera ... que los inventos, una vez que se in-troducen en la sociedad, adquieren vida propia,Por ejemplo, la continua mejora del ordenador haseguido una especie de lógica interna (una lógicaplasmada en los componentes materiales que loconstituyen y en su diseño), por lo que cada 'ge-neración' de aumentos de la sofisticación de losordenadores ha llevado, en una secuencia aparen-temente predeterminada, a la siguiente. A medidaque se difunde el uso del ordenador, son cada vezmás numerosas las instituciones que tienen quereconfigurar sus actividades para adecuarlas a lasnuevas capacidades y limitaciones que éstecrea." (p.13) Dentro de la variante 'dura' del de-terminismo se acepta con frecuencia la reifica-ción de la tecnología, una maniobra de gravesimplicaciones ontológicas pues entraña, nadamenos, que la elevación de un concepto, el de'tecnología' o 'desarrollo tecnológico', al rangode entidad real o existente junto o por encima delas otras entidades que pueblan la realidad.

En torno a la segunda variante deterministaopinan Smith y Marx: "En el otro extremo del

espectro, los deterministas 'blandos' comienzanrecordándonos que la historia de la tecnología esuna historia de las acciones del hombre. Paracomprender el origen de un determinado tipo depoder tecnológico debemos conocer primero alos actores. ¿Quiénes eran? ¿En qué circunstan-cias se encontraban? ..¿Por qué fueron estas per-sonas y no otras las que hicieron la innovación?¿Por qué fue posible en este momento y en estelugar y no en otro? ¿Quién se benefició y quiénresultó perjudicado? ..En lugar de concebir la'tecnología' per se como el agente causal histó-rico, los deterministas blandos lo sitúan en unamatriz social, económica, política y cultural mu-cho más variada y compleja". (p.15)

Con base en las distinciones propuestas porSmith y Marx, puede decirse que parece clara laposición dura de lonas frente al tema del deter-minismo tecnológico. Ahora bien, no es que lo-nas ignore el contexto histórico que ha condicio-nado el surgir de la ciencia y técnica contempo-ráneas, pero su visión final de la fuerza tecnoló-gica manifiesta en la historia corresponde a laprimera variante arriba indicada: el desarrollo dela tecnología, una vez iniciado, tiende a escapardel control humano y adquiere casi de inmediatosu propia "dinámica compulsiva". Se trata de unadinámica que convierte a dicho desarrollo no só-lo en un proceso irreversible, sino también enuno dotado de una fuerza autónoma que desbor-da deseos, intenciones y planes iniciales del pro-pio diseño tecnológico. Con palabras de lonas:"Lo que alguna vez fue iniciado, toma la ley deacción de nuestras manos, y los hechos consuma-dos, creados en un comienzo, se convierten acu-mulativamente en la ley de su continuación."(1980, p.216) De hecho, lonas observa cómo "elelemento tiránico en la tecnología" compele aque se multipliquen sus obras y procedimientos,contribuyendo así a la sensación de que los sereshumanos hemos logrado hipostasiar, por mediode la tecnología, "nuestros propios modos de po-der en una especie de fuerza independiente en símisma", de la que la humanidad se ha convertidoen su servidora. (Cf. 1982, p.898)

Una interrogante surge en forma casi natu-ral a partir de lo anterior: ¿cómo se explica la

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DETERMINISMO TECNOLóGICO

fuerte tendencia a reificar o hipostasiar la tecno-logía, incluso hasta el punto de dotarla casi devida propia? Según la interpretación de L. Marx,el concepto de 'tecnología', a diferencia del de'artes mecánicas', tiende, por su misma genera-lidad o amplitud, a estimular la creencia en sucarácter autónomo o autodeterminado. SegúnMarx, el aspecto propiamente material u obje-tual de la tecnología con frecuencia palidece an-te la presencia de otro tipo de elementos socia-les, culturales o institucionales que ahora son ca-racterísticos "de los grandes y complejos siste-mas tecnológicos ... Cuando nos referimos a es-tos sistemas, en comparación, por ejemplo, conla carpintería, la alfarería, la fabricación de vi-drio o el manejo de máquinas-herramienta, el as-pecto material es una parte relativamente peque-ña de lo que nos viene a la mente." (p.264-5) Noes sorprendente, entonces, que en "virtud de sucarácter abstracto e inclusivo y de su capacidadpara evocar la inextricable interpenetración (porejemplo) de los poderes del ordenador con lasprácticas burocráticas de las grandes institucio-nes modernas, 'la tecnología' (sin ningún adjeti-vo especificativo) invit[e] a una interminablereificación. El concepto no se refiere a ningunainstitución especificable ni evoca ninguna aso-ciación clara de lugares o de personas que perte-nezcan a un determinado país, grupo étnico, ra-za, clase o género. Por consiguiente, una tenden-cia habitual del discurso contemporáneo es in-vestir 'la tecnología' de toda una multitud depropiedades y potencias metafísicas, haciendoasí que parezca una entidad determinada, unagente causal autónomo incorpóreo del cambiosocial, de la historia." (p. 265 )

El caso del concepto de 'tecnología', co-mo ejemplo claro de reificación en nuestrosdías, no es, sin embargo, único. Ya en el siglopasado J. S. MilI agudamente hacía notar que:"Siempre ha sido fuerte la tendencia a creerque todo lo que tiene un nombre es una entidado un ser dotado de existencia propia indepen-diente. Y cuando no se ha logrado hallar unaentidad real que corresponda al nombre, no poreso han pensado los hombres que esa entidadno existía; han imaginado, en cambio, que se

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trataba de algo particularmente abstruso y mis-terioso." (Cit. por Gould, p.315)

3. La paradoja del programa baconiano.

Puede decirse, sin exagerar, que en la fraseque da nombre a este apartado se sintetiza la idearectora fundamental de Jonas respecto del deter-minismo tecnológico. Dicha expresión (que Jonasno utiliza textualmente pero que puede armarse apartir de sus argumentos), se refiere a un estado decosas generado por una civilización científico-tec-nológica que ha llevado el proyecto reformador deBacon a sus más peligrosos excesos. Mientras queel programa original insistía con buenas intencio-nes en poner el saber (teórico y práctico) al servi-cio del dominio sobre la naturaleza, su manifesta-ción contemporánea más bien ha conducido a lahumanidad a una "situación apocalíptica", al bor-de de "una catástrofe universal" si no se reaccionaa tiempo. (Cf. Jonas 1984, p.251)

Jonas considera que tal ha sido el grado dedesarrollo del programa baconiano, que ésteahora ha perdido el control sobre sí mismo y so-bre el inmenso poder de que dispone. En la"cúspide de su triunfo", el programa evidenciasu autocontradicción al dejar escapar la posibi-lidad de movilizar sus propios recursos paraproteger a la naturaleza del ser humano y a éstede sí mismo. Con sus palabras: "La profundaparadoja del poder engendrado por el saber, al-go que Bacon no percibió, consiste en que esepoder ciertamente ha llevado a algo así como'dominio' sobre la naturaleza (es decir, su usopotenciado), pero con éste a la vez al más com-pleto sometimiento a sí mismo." (1984, p.253)Lo anterior ha generado una "dialéctica del po-der" que puede explicarse, en breve, del si-guiente modo: El poder humano inicial sobre lanaturaleza se ha convertido entretanto en un se-gundo poder amenazador, independiente de sucreador original. En vista de la posibtlidad deuna destrucción planetaria por los excesos deeste segundo poder, se precisa de un tercer po-der, benéfico, que parta nuevamente del creadororiginal. (Cf. Jonas 1984, p.254)

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La primera máxima expresa la esencia del impe-rativo tecnológico que Fromm mismo se encargade criticar mientras ilustra su contenido: "Si esposible fabricar armas nucleares, deben fabricar-se aun cuando puedan destruimos a todos. Si esposible viajar a la Luna o a los planetas, debe ha-cerse aun a costa de dejar insatisfechas numero-sas necesidades aquí en la Tierra." A continua-ción Frornm plantea una observación crítica a lairracionalidad inherente del imperativo tecnoló-gico: "Una vez que se acepta este principio deque las cosas deben hacerse porque técnicamen-te son posibles, todos los demás valores caen portierra y el desarrollo tecnológico se convierte enel fundamento de la ética." (p.42). En este lugardel texto Fromm reproduce, aprobando la inter-pretación, un pasaje del muy citado artículo deHasan Ozbekhan, "El triunfo de la tecnología:'Poder' implica 'Deber'''. Escribe Ozbekhan:"Así, la factibilidad, que es un concepto estraté-gico, llega a ser elevado a un concepto normati-vo, con el resultado de que cualquiera realidadtecnológica indica que el podemos hacerlo se to-ma en el sentido de debemos hacerlo".

Los argumentos de Lionel Rubinoff tam-bién pueden ser ubicados dentro de una vertientecrítica de la creencia en un inescapable imperati-vo tecnológico. Este autor sitúa el imperativotecnológico, sin nombrarlo explícitamente, en elamplio contexto de su crítica a una racionalidadfuncional. Esta forma de racionalidad, sustentaday nutrida por un deseo "fáustico" de control y do-minio sobre la realidad, obnubila la capacidadcrítico-evaluativa del individuo y la sociedad res-pecto de la deseabilidad y bondad finales de unadeterminada meta tecnológica. Subyugados porlo que Rubinoff llama una "ley de lo posible", losseres humanos no toman en cuenta sino criteriosde éxito y eficiencia para la valoración de la tec-nología: "Si es posible alcanzar un cierto objeti-vo, entonces el objetivo mismo debe ser racionaly estamos obligados a alcanzarlo." (p.273) Encraso contraste con lo que Rubinoff califica devisión platónica de la realidad, consistente en "launidad de la belleza, la bondad y el conocimien-to", la cultura occidental muestra "una fascina-ción fáustica por la 'posibilidad' en cuanto tal."(p.278) La sociedad fáustica define el Bien según

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4. Rasgos de la tecnología: la dimensióndel poder y el imperativo tecnológico.

Así, Jonas estima que lo auténticamente ca-racterístico de la era tecnológica es su propia co-losal magnitud, la insólita dimensión del poderhumano: "La técnica moderna es inherentemente'grande', y quizá demasiado grande para el tama-ño del escenario en que su obra se representa -Iatierra- y para su mismo intérprete -el hombre-."(1982, p.893) La tecnología ha puesto en manosdel ser humano recursos no sólo para transformarla realidad de un modo cuantitativo, sino tambiéncualitativo. Piénsese por ejemplo, propone Jonas,en ámbitos de ejercicio del poder tecnológico co-mo el de la microelectrónica, la informática y labiología molecular.

La insólita dimensión del poder tecnológicoen el presente se basa en gran medida en el hechode que la tecnología se concibe dinámicamentecomo una "empresa y un proceso"; a diferenciade la técnica antigua que consistía más bien en"una posesión y un estado". (l985b, p.7) Jonasadvierte que lo verdaderamente "demoníaco"respecto de la tecnología es que ésta "conduce depoder a poder, y que el poder reside del todo enla ejecución. El verdadero poder sólo se da cuan-do se le da un uso a la posibilidad abstracta."(l985a, p.319)

La idea de una suerte de imperativo tecno-lógico, segundo rasgo característico del actualdesarrollo tecnológico, ha sido estudiada, gene-ralmente, desde una óptica crítica por diversosautores de distintas orientaciones teóricas. Dosejemplos bastarán para calibrar mejor la varianteofrecida por Jonas, se trata de los puntos de vistade Erich Fromm y Lionel Rubinoff.

Fromm menciona implícitamente el impera-tivo tecnológico en el curso de exposición de loque él llama los principios que guían el "sistematecnológico actual". Es un sistema que Frommjuzga deshumanizante y que es preciso enfrentarso pena de sucumbir ante la hecatombe tecnoló-gica. Así, los dos principios que orientan dichosistema son los siguientes: "la máxima de que al-go debe hacerse porque resulta posible técnica-mente hacerlo", el primero, y como segundo el de"la máxima eficiencia y rendimiento". (p.41-2)

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lo que resulte de la aplicación de medios científi-co-tecnológicos.

Tanto Fromm como Rubinoff coinciden enconstatar un proceso creciente, casi irreversiblede deshumanización conforme la tecnología esta-blece, mediante la ejecución fiel del imperativotecnológico, su propio ritmo de crecimiento almargen de consideraciones morales. Todavía enrelación con lo anterior, adviértase que el puntomedular consiste, como 10ha destacado por ejem-plo H. Lenk, en que "la viabilidad tecnológica pa-rece haber ganado obviamente una fascinacióntal, que llega a asumir una fuerza casi normativa-el requerimiento casi automático de que sea apli-cada y llevada acabo." (1983, p.197). Hans Jonascoincidiría con las apreciaciones de estos autoresrespecto del imperativo tecnológico: cada nuevaetapa en el desarrollo de la tecnología parece es-tar preñada de sus propias condiciones de supera-ción, sea por la fascinación de la inventiva estric-tamente técnica, sea por las exigencias del merca-do en que los productos tecnológicos se comer-cializan y son convertidos en objetos del cultoconsumista. Por supuesto, "intentar todo 10que esposible no coincide con la afirmación de que todoes posible, ni tampoco con que todo lo que es po-sible es efectivamente realizable. Significa sóloque no se reconoce ninguna limitación a prioripara intentar, sin límites, todo 10 posible." (Hot-tois, p.114) Nuevamente, cuando Jonas califica ala tecnología como "una empresa y un proceso"(1985b, p.7), lo que intenta es llamar la atenciónsobre un conjunto de características que separande modo radical al fenómeno tecnológico con-temporáneo de la técnica, su pariente cercana.Son cuatro los rasgos que circunscriben, para Jo-nas, la naturaleza de la técnica moderna o tecno-logía, impulsada sobre todo desde la Revoluciónindustrial (cf. 1985b, p.8-9. Sobre la transforma-ción 'tecnológica' del concepto de 'teoría' resultafundamental Jonas 1983):

l. El desarrollo tecnológico no conoce pun-to de saturación o equilibrio, sino que, muy alcontrario, lleva en sí una dinámica incesante decreatividad que 10 constriñe a la autosuperaciónfutura de sus propios logros.

2. El conocimiento tecnológico entraña depor sí el éxito de su difusión mundial, tanto en

razón de la red internacional de comunicacionesque posibilitan el contacto comercial, como acausa de la presión por la competencia tecnoló-gica que obliga al consumo acelerado de los pro-ductos de la industria.

3. "La relación de medios a fines no es uni-linear sino circular". Con ello Jonas sugiere quelos avances tecnológicos, ideados para satisfacerciertas necesidades, generan a su vez otras quedeben ser colmadas con más y mejores tecnolo-gías, éstas a su vez van a generar otras nuevas ne-cesidades que demandarán más tecnología, y asísucesiva e indefinidamente.

4. La noción de "progreso" resulta ser uningrediente esencial, no meramente accidental niopcional del desarrollo tecnológico. Aquí está enjuego, según Jonas, "la premisa que puede haberprogreso indefinido porque siempre hay algonuevo y mejor que encontrar." (l985b, p.ll) Eldesarrollo tecnológico es por naturaleza 'progre-sista' yeso 10 distingue de las técnicas del pasa-do. Al parecer, Jonas piensa que un impulso ínsi-to en su naturaleza ocasiona que 'La' tecnologíaprocure siempre sobrepasarse a sí misma en nive-les cualitativamente superiores.

5. Influencias religiosas y filosóficas.

El temprano interés de Jonas por el gnosti-cismo y el existencialismo, sendos movimientosreligioso y filosófico del pasado distante y recien-te (un interés en apariencia más bien ajeno a te-mas de filosofía de la tecnología), marcó profun-damente el tono de sus reflexiones posteriores entorno a la actitud del ser humano contemporáneofrente a la naturaleza.

En primer término, Jonas recuerda cómo elgnosticismo no sólo contradice la idea bíblicafundamental de un creador inteligente y bueno,sino también la creencia en una mutua pertenen-cia del ser humano y el mundo: "Por el contrario,el gnosticismo afirma que el demiurgo del mun-do es ignorante, que por consiguiente el mundoes malo, y que el hombre es superior al mundopor detentar una chispa de espíritu provenientedel Padre lejano y bueno de las generaciones di-vinas. Evadirse del mundo será, pues, el objetivo

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del gnóstico." (Eliade y Couliano, p.133) Desdeese punto de vista, el gnosticismo plantea unaenajenación básica del ser humano frente al mun-do. Irrumpe el dualismo y con ello, afirma lonas,"la ilusión panteísta de la antigüedad se resque-braja." (Cit. por Wetz, p.29) El mundo del gnós-tico es uno tenebroso, atemorizante y que repre-senta "no sólo negativamente lo extraño-a-Dios,sino al mismo tiempo su misma violencia; estoes, lo extrañado-de-Dios, lo contra-divino." (Cit.por Wetz, p.30). En un mundo así concebido yexperimentado, tan diferente en su menosprecia-da materialidad de la espiritualidad esencial delser humano, no es de extrañar que no pueda na-cer un interés genuino por la investigación y co-nocimiento de la naturaleza.

En segundo término, lonas destaca en susprimeros trabajos la concordancia entre ideasgnósticas, cristianas y más recientemente, exis-tencialistas. En efecto, lonas rastrea el sentimien-to gnóstico de desprecio por el mundo y anhelopor una vida en el más allá en ideas dualistascristianas que valoran, muy por encima del mun-do externo, el factor de la interioridad humana.La misma tendencia se repite en los más destaca-dos autores existencialistas, cuyas motivacioneslonas las halla anticipadas en el gnosticismo an-tiguo. Para él algunas ideas gnósticas reviven ca-da cierto tiempo y continúan teniendo vigenciagracias a una recurrente atmósfera existencialistageneral. Ésta se manifiesta en estados de ánimoexistencialistas como el de estar 'arrojado' en elmundo, la presencia del sentimiento fundamentalde temor o angustia ante el mundo y el reconoci-miento de éste como un lugar extraño, hostil, alque no se pertenece. lonas incluso asevera que elexistencialismo (junto con otras tendencias comola fenomenología, la hermenéutica y la filosofíade la conciencia) va más allá que el gnosticismoen su consideración peyorativa de la naturaleza omundo externo. De hecho, lonas opina, refirién-dose al existencialismo, que "nunca una filosofíase ha preocupado tan poco por la naturaleza, pa-ra la cual ésta no ha conservado ninguna digni-dad." (Cit. por Wetz, p. 48)

En tercer y último término es importantedestacar la conexión que lonas establece entre loanterior y la situación contemporánea. Recuérdese

que, según la interpretación de lonas, el existen-cialismo no sólo ha heredado rasgos básicos delgnosticismo, sino que ha ahondado en la diferen-cia ontológica radical entre el ser humano y la na-turaleza. El ámbito de la ciencia natural, para lo-nas uno de fundamental importancia para la com-prensión amplia e integral del ser humano y su en-torno, no parece ofrecer tampoco una solución sa-tisfactoria al problema de la relación ser humano-/naturaleza. Aunque lonas valora no sólo comomucho más grave, sino incluso como trágica la in-diferencia existencialista respecto de la naturaleza,comparada con la mera hostilidad o temor anteella, la actitud tecnológicamente agresiva de lamodernidad representa una nueva y quizá últimaamenaza para la existencia de la vida sobre el pla-neta. Mientras que el gnosticismo y el existencia-lismo coinciden en mantener la separación del serhumano respecto del mundo, inhospitalario parauno, indiferente para el otro, la perspectiva cientí-fica y tecnológica moderna se ha aprovechado deambos puntos de vista para su propia convenien-cia. En la medida en que se considera la naturale-za como una entidad indiferente para los más ele-vados propósitos del destino humano, así se ladespoja de cualquier valor intrínseco y derechopropio que pudiese violarse. Puesto que contra ella"no se puede pecar, ante ella toda está permitido ytodo puede hacerse sin que se pueda sentir culpa-ble" (lonas, cit. por Wetz, p.129), así entonces sedecreta 'carta blanca' para su sometimiento pormedio de la tecnología. La libertad y subjetividadhumanas, ingredientes antropológicos de valía in-discutible para lonas, han ido demasiado lejos ensu relación de dominio de la naturaleza.

De este modo, lonas ha logrado establecer,a lo largo de su trayectoria filosófica, sugerentesvínculos intelectuales entre tendencias religiosasdel mundo antiguo y actitudes filosóficas típicasde la modernidad. Resulta inequívoca la posicióncrítica que lonas adopta no sólo frente a comen-tes que alientan estados de ánimo evasivos, dua-listas y nihilistas de la realidad, sino y principal-mente contra posturas que propagan la indiferen-cia frente a la naturaleza. En forma a primera vis-ta paradójica, parece que ha sido esa misma acti-tud de indiferencia y despreocupación por elmundo natural, la incubadora tanto de la postura

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DETERMINISMO TECNOLÓGICO

actual de máxima intervención científico-tecnoló-gica en los procesos naturales, como de la propiacreencia en la autonomía total de la tecnología.

6. Recapitulación y conclusiones.

Desde el punto de vista de sus reflexioneséticas, Jonas no se cansó de insistir en la relevan-cia decisiva del fenómeno tecnológico para la su-pervivencia de la humanidad, presente y futura. Elpor qué la tecnología demanda un esfuerzo espe-cial de la ética contemporánea trató Jonas de ha-cerla explícito aportando cinco razones básicas. 1

1. La ambivalencia ingénita del desarrollotecnológico. La tecnología es el ejercicio de un po-der humano maximizado que, débil en su capaci-dad autocrítica, no es capaz de discernir las semi-llas del mal en medio de los frutos del éxito actual.

2. La tecnología ha vuelto obsoleta la distin-ción entre la posesión de un recurso y su ejercicio.La tecnología es poder humano en permanente ac-tividad. Apenas se vislumbra alguna posibilidadde acción o producción tecnológica, casi inmedia-tamente se procura su ejercicio o realización.

3. La nueva dimensión espacial y temporalen que ha irrumpido el progreso tecnológico. Setrata del contexto no sólo global, presente, en quese da el desarrollo de la tecnología, sino tambiénsu proyección alfuturo con implicaciones eviden-tes (p.e. ecológicas) para las nuevas generaciones.

4. La dimensión planetaria de los efectosde la intervención tecnológica exige ampliar elestrecho CÍrculo antropocéntrico de la ética tra-dicional. En vista del colosal poder científico-tecnológico, la biosfera toda debe ser tomada enconsideración y respetada en su valor intrínseco(fisiocentrismo de Jonas).

5. Dado el potencial destructor de la tecno-logía, la reflexión crítica se ve enfrentada a inte-rrogantes metafísicos insólitos para las éticastradicionales. Algunos de ellos son, con palabrasde Jonas: "si y por qué debe existir una humani-dad; por qué debe el ser humano, tal y como loha producido la evolución, ser conservado y suherencia genética respetada; sí, por qué debe ha-ber del todo vida." (1987, p.87) En síntesis: Jo-nas cree que la tecnología ha ensanchado el cam-

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po de la indagación ética a causa de dos factoresque su misma naturaleza entraña: la nueva di-mensión del poder y el imperativo tecnológico.Según Jonas, el hiper-desarrollo que presentanestos dos factores fundamentales del actualavance tecnológico, sólo se explica en virtud delcarácter autodeterminado que éste ha adquiridopaulatinamente.

Por desgracia, la misma magnitud del de-terminismo tecnológico, no sólo identificadaagudamente por Jonas, sino también aceptadapor él mismo con resignación, parece bloquearcualquier posibilidad real de autodefensa. El es-cepticismo y un sentimiento de impotencia inte-lectual cunden en Jonas cuando de lo que se tra-ta es de presentar estrategias concretas, porejemplo, con la intención de proteger a las nue-vas generaciones de los actuales desmanes tec-nológicos en conjunción con malas prácticasambientales. Atiéndase a sus palabras: "¿Quéhacer, entonces, para salvamos? Sin duda pue-den establecerse programas abstractos, pero¿hay una política concreta que lleve a que loselectores consientan en hacer pesados sacrifi-cios y en aceptar una severa disciplina por elbien de las generaciones futuras? Tomemos elejemplo más elemental: la procreación. La ex-plosión demográfica debe ser deternida [sic];¡es necesario que lo sea! Incluso el número ac-tual de hombres sobre la tierra es demasiado al-to. Pero los medios de los que dispone una de-mocracia para lograrlo son frágiles. ¿Qué hacerentonces? Esto concierne a los dominios másíntimos, a los dormitorios. ¿Cómo hacer que losseres humanos se digan: aquí y ahora tocamosun límite imposible de superar; no podemos se-guir creciendo numéricamente, es necesario queno haya más de dos hijos por pareja? En estepunto, lo confieso, mi reflexión no puede pro-poner soluciones aceptables para este tipo de si-tuaciones. Concluir que se debe hacer algo y sa-ber lo que es necesario hacer, son, ay, dos cosasmuy diferentes." (1996, p.55)

Se comprende la consternación de Jonas a laluz del formidable enemigo que su teoría ha crea-do. Pero, ¡atención!: una cosa es que a Jonas cier-tamente parece que se le va la mano cuando carac-teriza el poder de una tecnología poderosamente

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autónoma; otra muy distinta es que su perspectiva,en efecto, ha puesto en evidencia rasgos estructu-rales básicos de la racionalidad tecnológica con-temporánea y su modus operandi. Sin duda, aun-que hay que insistir en que estos rasgos no debenser reificados (un punto sobre el que tienen razónlos deterministas 'blandos'), tampoco puede ne-garse que poseen, integrados en el contexto globalde producción, difusión y consumo de tecnologíasuna especie llamativa de autonomía parcial/, Esnecesario tener esto en cuenta para no caer en op-timismos ingenuos, o demasiado entusiastas res-pecto de las posibilidades reales del control socialde la tecnología. En todo caso, no deja de ser en-comiable la tenacidad con que lonas defiende lasposibilidades de la libertad y responsabilidad hu-manas para sobreponerse, siquiera en alguna me-dida, a un gravísimo estado de cosas resultado, se-gún él, de la herencia baconiana.Vista desde esaperspectiva, no es en modo alguno trivial la ense-ñanza que puede aportar un examen crítico de lasopiniones de Hans lonas en torno al determinismotecnológico.

Notas

l. El resumen se basa en Jonas 1982 y sobre todo 1987.El desarrollo completo se ofrece en Jonas 1984. Cf. ade-más sus reflexiones más recientes en Jonas 1992.2. Cf. sobre este tema Rosales R., especialmente la Se-gunda parte.

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Amán Rosales RodríguezEscuela de Filosofía y

Escuela de Estudios GeneralesUniversidad de Costa Rica