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PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE ALICANTE Roque Moreno Fonseret Francisco Sevillano Calero (eds.) EL FRANQUISMO Visiones y balances

Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

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Roque Moreno FonseretFrancisco Sevillano Calero (eds.)

EL FRANQUISMOVisiones y balances

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© Roque Moreno FonseretFrancisco Sevillano Calero

© de la presente ediciónPublicaciones de la Universidad de Alicante

Campus de San Vicente s/n03690 San Vicente del Raspeig

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Diseño de portada:Gabinete de Imagen y Comunicación Gráfica

Fotocomposición e impresión:Compobell, S.L. Murcia

ISBN: 84-7908-508-8 Depósito Legal: MU-2155-1999

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Espagrafic

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Índice

Portada

Créditos

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Totalitarismo, fascismo y franquismo: el pasado y el fin de las certidumbres después del comunismo . 11

Francisco Sevillano Calero

Inmovilismo y adaptación política del régimen franquista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

Glicerio Sánchez Recio

Las consultas populares franquistas:la ficción plebiscitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Roque Moreno Fonseret

La política exterior del franquismo: aislamiento y alineación internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176

Rosa Mª Pardo Sanz

Violencia política y represión en la España franquista: consideraciones teóricas y estado de la cuestión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229

Eduardo González Calleja

Exilio y clandestinidad. Treinta años de historiografíasobre el franquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 301

Abdón Mateos López

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Índice

Educación y cultura en el franquismo . . . . . . . . . . 337Francisco Moreno Sáez

La modernización de la agricultura española y la política agraria del franquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . 461

Carlos Barciela López

Economía y sociedad durante el franquismo . . . . . 560Carme Molinero y Pere Ysàs

Epílogo. Programación de la unidad didáctica Españadurante el franquismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 617

Mariano García Andreu

Apéndice. Los testimonios orales y la enseñanza de la historia: la represión de guerra y posguerra en Alicante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 681

Miguel Ors Montenegro

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Presentación

La historia de España no es diferente, se repite con cier-to esnobismo; España ha dejado de ser motivo de dolor(¡aquel desmesurado Unamuno!) para parte de nuestra

intelectualidad finisecular, que desprende optimismo al socai-re de lemas manidos. La normalidad de la historia española(al menos desde Cánovas), la equiparación del país a Europay la confianza ante los retos del mercado y de la globalizaciónson «santo y seña» de una nueva imagen de la nación noexenta de polémica. Pero en medio de este elíseo, ¿qué fueaquel episodio histórico de la dictadura franquista no tan leja-no?, ¿significó la culminación de un fracaso?, ¿se trató deuna perversa excepción? o ¿representó un particular desvíoque la propia normalidad del devenir histórico acabó subsa-nando? Quizá haya que comenzar respondiendo que todainterpretación teleológica de la historia a partir de una con-cepción lineal y progresiva desde el presente acaba siendo

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Presentación

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tan peligrosa como los viejos tópicos de la anomalía españo-la. Lejos de afirmaciones maximalistas, la cuestión es que lahistoria de España pudo ser normal, pero ¿por qué no lo fuetanto?; otra cuestión es el presente y el «ser de España» eneste fin de siglo. Hacer una llamada de atención, reflexionaracerca del significado del franquismo antes del cambio quese ha producido en nuestra historia reciente, es el objeto delas distintas visiones y balances que se recogen en esta obracolectiva.

Los trabajos aquí presentados constituyeron otras tantasaportaciones al curso España durante el franquismo, que secelebró a lo largo de la primavera de 1999 en la Universidadde Alicante gracias a la inestimable ayuda del Instituto deCiencias de la Educación. Pero sobremanera deseamos dejarconstancia de nuestra obligación con cada uno de los partici-pantes en aquel curso, y coautores del presente libro, por suamable colaboración y su celo profesional.

Son tres los aspectos en torno a los que se articulan las con-tribuciones a esta obra. En primer lugar, se ha prestado aten-ción al régimen de dictadura del general Franco. Sea un temaagotado o no, trátese más bien de una sesuda disquisiciónacadémica, lo cierto es que la naturaleza del franquismosigue atrayendo la atención de los historiadores. Al menos así

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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debería ser en medio de la reciente revisión del pasado his-

tórico y de la memoria colectiva. Un revisionismo que, en

buena parte, redivive rancios argumentos que amenazan el

recuerdo de muchos de quienes sufrieron y mantuvieron sus

convicciones bajo la dictadura. El objeto de la primera contri-

bución, con el título Totalitarismo, fascismo y franquismo, es

repasar precisamente este debate y apuntar algunas obser-

vaciones. La configuración y el funcionamiento de la dictadu-

ra es el objeto del análisis del Prof. Sánchez Recio, quien

parte de su accidentabilidad y durabilidad para explicar el

Inmovilismo y adaptación política del régimen franquista. Los

contrapuestos intereses acerca del proyecto de «nuevo

Estado» entre quienes habían apoyado la sublevación militar

en 1936 y la falta de legitimidad de origen del régimen forza-

ron la lenta definición jurídica de la «democracia orgánica» y

la instrumentalización de la ficción de las consultas populares

como fuentes de legitimidad política. Así se sostiene en la ter-

cera de las aportaciones habidas, Las consultas populares en

el régimen de Franco, que se centra sobre todo en la cele-

bración de estas consultas por el «tercio de representación

familiar» tras la promulgación de la Ley Orgánica del Estado

en 1967. Pero en modo alguno puede comprenderse la dicta-

dura sin considerar su lugar en una Europa convulsa por el

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Presentación

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fascismo y la guerra, que acabó dividida una vez más entre lapolarización y la coexistencia. Rosa M.ª Pardo Sanz realizaun balance de La política exterior del franquismo: aislamientoy alineación internacional, remarcando argumentos como elpersonalismo de Franco y Carrero Blanco en los entresijos dela política exterior, el peso del militarismo en la resolución dealgunos de sus episodios esenciales y el fracaso de proyec-tos como el de Castiella en medio del proceso de integracióneuropea y de la acelerada descolonización.

Un segundo aspecto tratado en esta obra es la cuestión delas relaciones entre el poder y la sociedad, prestándose aten-ción a la imposición de la dictadura franquista sobre los espa-ñoles y a la trayectoria de la oposición. La violencia políticaconstituye el marco teórico esencial desde el que comenzareste análisis, tal como Eduardo González Calleja hace en suestudio Violencia política y represión en la España franquis-ta, que cierra con un estado de la cuestión al respecto. AbdónMateos realiza, por su parte, una exposición de las aporta-ciones habidas en las últimas décadas sobre Exilio y clan-destinidad. Pero la imposición de los vencedores también seprodujo a través de la socialización y el adoctrinamiento delas conciencias en el universo simbólico de la «España eter-na». La extensa exposición sobre Educación y cultura en

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España bajo el franquismo, a cargo de Francisco MorenoSáez, muestra esta realidad y la paulatina formación de unacultura alternativa bajo la dictadura.

En tercer lugar, se atiende a la suerte de la economía y de lasociedad bajo la dictadura franquista. El Prof. Carlos BarcielaLópez procede a situar, en su estudio La modernización de laagricultura española y la política agraria del franquismo, lasconsecuencias de las políticas de intervención autárquica ysu posterior abandono bajo la dictadura dentro del contextomás amplio de la modernización del campo español, sin olvi-dar el autor que el problema agrario estuvo entre las princi-pales motivaciones de quienes apoyaron la sublevación con-tra la República. Carme Molinero y Pere Ysàs, por su parte,hacen un balance sobre la Economía y sociedad durante elfranquismo, insistiendo en la imposición de un «nuevo orden»fundado en la jerarquía y la disciplina, como sucedió en elmundo del trabajo. Pero este «nuevo orden» también afectó aotros ámbitos de sociabilidad según una voluntad totalitaria,destacando la acción de la Iglesia católica en el control de lavida privada. El «nuevo orden» económico se basó en la pro-piedad privada, la intervención estatal y la autosuficienciacomo defensa del sistema capitalista. Aún así, las catastrófi-cas consecuencias del largo «tiempo de silencio» de los años

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Presentación

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cuarenta y cincuenta fueron dando paso al susurro (cada vezmás estruendoso) provocado por el cambio socioeconómicoy la conflictividad social desde la década de los sesenta en uncontexto general de desarrollo y de apertura del país a los flu-jos económicos exteriores.

El propósito original de estos trabajos, como se apuntó, fuecontribuir a la actualización historiográfica del profesorado deHistoria de Enseñanza Secundaria. Precisamente, el libro secierra a modo de epílogo con una propuesta de programaciónde la unidad didáctica España durante el franquismo a cargode Mariano García Andreu, profesor de E.S., cuyo proyectofue becado y premiado por la Conselleria d’Educació iCiència en 1995. Asimismo, se ha incluido un apéndice sobreel empleo de Los testimonios orales en la enseñanza de lahistoria: la represión de guerra y postguerra en Alicante, acargo de Miguel Ors Montenegro. Estas contribuciones apor-tan un buen número de documentos sobre la dictadura fran-quista para su trabajo en el aula.

Sirvan estas líneas como presentación de un tema complejo,que todavía permanece vivo en la memoria colectiva de unaEspaña diferente y plural.

ROQUE MORENO FONSERET Y FRANCISCO SEVILLANO CALERO

Alicante, julio de 1999

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Francisco Sevillano Calero

Totalitarismo, fascismo y franquismo

Una de las cuestiones que continúan atrayendo en el

estudio del franquismo es la de su naturaleza, a pesar

de que haya autores para quienes se trata de un

debate agotado. Quizá sea más correcto decir que la esterili-

dad de la polémica obedece a la continuidad de los términos

en que ha sido formulada desde su aparición en los años

setenta, tratándose entonces de un debate fuertemente ideo-

logizado, que devino en planteamientos formales, para per-

derse en el puro nominalismo. Las aportaciones recientes

continúan atrapadas en aquellos mismos esquemas interpre-

tativos, que en muchos casos sirven para reducir mecánica-

mente la situación social a modelos preconcebidos. El replan-

teamiento de esta polémica pasa por recuperar la perspecti-

va histórica del objeto de estudio (el franquismo y las dicta-

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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duras de entreguerras, por ejemplo), siendo necesario emple-

ar un enfoque comparativo y, sobre todo, servirse de concep-

tos cuyo ámbito de aplicación y criterio de atribución queden

bien definidos. Esta labor de demarcación conceptual debe

poseer así una radical historicidad a partir de las condiciones

temporales de formación y transformación del objeto de estu-

dio.

Este es el caso de términos como totalitarismo desde su

irrupción de manos del fascismo italiano en el convulso pano-

rama europeo tras la Primera Guerra Mundial. En este senti-

do, es necesario retraer el concepto de totalitarismo a su

acepción originaria como un movimiento revolucionario y

moderno, tal como fuera exaltado por la demagogia y el

populismo nacionalista del fascismo, destinado a integrar la

sociedad en un Estado nuevo. Fue sobre todo la dimensión

simbólica de este proyecto totalitario, y la proyección ritual de

los principales mitos del fascismo en la sociedad, la que ins-

piró las complejas relaciones que este fenómeno político

mantuvo con la trayectoria de la derecha conservadora y la

extrema derecha en Europa y, sobre todo, la particular recep-

ción y adaptación del proyecto totalitario en el proceso de ins-

titucionalización y legitimación política de las diferentes dicta-

duras de entreguerras, como ocurrió con el nuevo Estado

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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franquista. Se trató, desde una perspectiva más amplia, de

diversas experiencias resultado de un proceso de subversión

ideológica y política ante el avance de la modernidad (que

hunde sus raíces culturales en la crisis de fin de siglo), per-

mitiendo constatar la variedad y el distinto grado de afinidad

de las respuestas nacionales; pero la afinidad y el mimetismo

en ese contexto histórico particular no puede reducirse a la

identidad de todas y cada una de tales experiencias, a no ser

que quiera caerse en una generalización abusiva y muy poco

enriquecedora.

Este debate emerge del trasfondo representado por recientes

posturas revisionistas, sobre todo tras la caída del comunis-

mo, rehabilitándose académicamente aquel concepto polito-

lógico de totalitarismo formulado en los años cincuenta en

plena guerra fría (nota 1). Estas posturas críticas, pero muy

poco académicas en muchos casos, no sólo condenan los lla-

mados regímenes de socialismo real, marcados «a sangre y

fuego» por la violencia y el terror, sino que en último término

han procedido a un «ajuste de cuentas» con la memoria

nacional (construida sobre el mito de la resistencia y el anti-

fascismo) que sustentó los proyectos constituyentes y políti-

cos en países como Italia, Alemania o Francia. Este revisio-

nismo ha provocado la lógica contestación de quienes, en

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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mayor o menor grado, comparten una visión radical del fas-

cismo legada por el marxismo. Pero su respuesta, en ocasio-

nes, no deja de ser un curioso «juego de equilibrio»: se

subestima el carácter novedoso del fascismo, para sobresti-

marlo en dictaduras como la franquista. El fiel de la balanza

es una vez más el objetivo contrarrevolucionario al que sir-

vieron los fascismos y, por supuesto, el franquismo. La polé-

mica sobre la naturaleza de la dictadura franquista no ha tar-

dado así en verse envuelta de nuevo (aunque sólo sea mar-

ginalmente) en el debate general sobre el totalitarismo y el

fascismo, como ya sucedió a mediados de los años sesenta.

1. El fascismo como totalitarismo

Desde su misma irrupción en el panorama político europeo,

el fascismo ha sido objeto de una intensa controversia acer-

ca de su naturaleza, cuyas motivaciones últimas, cuando no

claramente inmediatas, han sido ideológicas y políticas

(nota 2). Como consecuencia de la diversidad de aproxima-

ciones, han surgido múltiples teorías sobre el fascismo, des-

tacando su explicación desde el enfoque totalitario. La formu-

lación de esta teoría se produjo a principios de los años cin-

cuenta desde la óptica de la politología en el ámbito acadé-

mico norteamericano, sobresaliendo las aportaciones de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Hannah Arendt y, en especial, de Carl J. Friederich (nota 3).

En medio del clima ideológico de la guerra fría, el viejo con-

cepto de totalitarismo fue instrumentalizado al equipararse el

estalinismo y el régimen comunista chino con las dictaduras

fascistas (especialmente con el nacionalsocialismo alemán)

que habían sido derrotadas en la guerra mundial y estaba

estigmatizado su recuerdo por sus crímenes políticos y el

genocidio. Este enfoque, que entiende el totalitarismo como

la expresión de una naciente sociedad de masas, equipara

sin más fascismo y comunismo, destacando esencialmente

las formas de poder en el control de la sociedad a través de

una ideología revolucionaria totalizadora y excluyente, un

partido de masas, el ejercicio del terror, la manipulación de la

propaganda y el control centralizado de la economía.

Desde esta óptica, el historiador conservador alemán Ernst

Nolte ofreció, en la década de los sesenta, una visión del fas-

cismo como parte de una amplia y profunda reacción frente

al bolchevismo, interpretación que en los últimos años ha

adquirido predicamento en ciertos ámbitos historiográficos.

Como expresión totalitaria, el fascismo europeo fue resultado

así de las aspiraciones políticas, culturales e ideológicas sur-

gidas en las democracias liberales en crisis para contrarres-

tar el bolchevismo a través de la construcción de un «nuevo

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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orden» mediante una revolución de derechas y la exaltación

nacional (nota 4). Ya en la inmediata postguerra, los historia-

dores alemanes Friedrich Meinecke y, sobre todo, Gerhard

Ritter habían argumentado, en 1946, que el nazismo no fue

más que la culminación de la crisis moral de la sociedad

europea en general, y no específicamente de Alemania, a

raíz del enfrentamiento entre nacionalismo y bolchevismo.

Pero la aplicación de la interpretación totalitaria al caso parti-

cular alemán fue llevada a cabo sobre todo por Karl Dietrich

Bracher, quien comparó las semejanzas políticas e ideológi-

cas del nacionalsocialismo y el estalinismo como expresiones

nacionales de un mismo fenómeno totalitario, rechazando

explícitamente que el nazismo sea una variante del fascismo

europeo (nota 5).

A la postre, esta interpretación totalitaria del nacionalsocialis-

mo alemán como reacción al comunismo sirvió para negar la

existencia de un «fascismo genérico», como para el caso ita-

liano sostuvo Renzo De Felice. Este historiador, entre otros

aspectos, coincidió en la importancia de la dimensión racial y

eugenésica del nacionalsocialismo alemán para remarcar su

especificidad frente a la dictadura fascista en Italia (nota 6).

En general, De Felice desarrolló la explicación del fascismo

italiano como expresión del radicalismo de las clases medias

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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[sugerida ya en 1923 por el liberal Luigi Salvatorelli (nota 7)],

afirmando que el fascismo en Italia fue un movimiento reno-

vador y revolucionario de «clases medias emergentes» (y no

de clases medias desclasadas como en el caso alemán) en

busca de un espacio político y de la conquista del poder

(nota 8). Precisamente, la disolución del concepto genérico

de fascismo sirvió para construir nuevas categorías politoló-

gicas que englobaran experiencias dictatoriales no totalitarias

como el propio fascismo en Italia y, sobre todo, el franquismo

en España, produciéndose la rápida aceptación del concepto

de «autoritarismo» desde principios de los años setenta

(nota 9).

2. El debate sobre la naturaleza del franquismo

El debate sobre la naturaleza del franquismo, y con él buena

parte de las aportaciones sectoriales habidas, ha permaneci-

do desde entonces «atrapado» dentro de estos esquemas

interpretativos que giran en torno al concepto politológico de

totalitarismo. En 1964, el franquismo fue presentado como un

tipo ideal de régimen autoritario, según la definición propues-

ta por J.J. Linz (nota 10). Según este politólogo, los regíme-

nes autoritarios presentan unos caracteres propios frente al

gobierno democrático y el totalitarismo, sobresaliendo entre

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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sus rasgos esenciales un pluralismo político y de grupos de

intereses limitado; la ausencia de ideología, existiendo una

mentalidad; la falta de movilización política tanto intensiva

como extensa de la población; la debilidad del partido autori-

tario; el ejercicio de un control social relativo; la importancia

del ejército; la coexistencia de diferentes fórmulas de legiti-

mación, destacando su carácter carismático durante la con-

solidación de estos regímenes, que luego desaparece en

beneficio de un legalismo que rompe con la tradición; y la

heterogeneidad de la elite política, formada esencialmente

por expertos y militares, con una lenta renovación de la

misma (nota 11). El mismo Linz desarrolló algunos de estos

presupuestos básicos en trabajos posteriores. Así, insistió en

su afirmación de la debilidad del partido único autoritario,

poniendo de relieve que en el caso español se produjo la pro-

gresiva pérdida de influencia y la paulatina burocratización de

F.E.T. y de las J.O.N.S. (nota 12). Del mismo modo, explicó

más detalladamente el papel de la oposición en un régimen

autoritario como el de Franco, moviéndose en gran parte den-

tro del mencionado pluralismo limitado bajo la forma de una

semioposición tolerada, lo que sirvió al régimen para mostrar

su carácter no totalitario (nota 13).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Esta interpretación ha conseguido un gran predicamento

entre los investigadores del franquismo, definición que ha

sido ampliada y matizada principalmente por las aportacio-

nes de la historia comparada y la investigación empírica

(nota 14). Pero a pesar de que la definición del franquismo

como un tipo ideal de régimen autoritario se ha mostrado

como una de las más aceptadas, la teoría de Linz también ha

sido duramente criticada desde otros planteamientos. Frente

a la concepción autoritaria, el franquismo se entiende como

un régimen fascista. Esta visión, inspirada en la interpretación

marxista del fascismo, insiste así en esta naturaleza del fran-

quismo desde una concepción del fascismo muy general a

partir de su origen y su caracterización de clase, lo que per-

mite aplicar este concepto a casi cualquier tipo de régimen

dictatorial (nota 15). Desde finales de los años sesenta, la

mayoría de estas aportaciones guarda relación con la noción

de «Estado capitalista de excepción» (nota 16). De este

modo, Sergio Vilar, en la que fuera su tesis doctoral en socio-

logía dirigida por Poulantzas, procedía a definir al franquismo

como un «Estado de excepción» bajo la forma de una dicta-

dura militar distinta de los fascismos italiano y alemán, en la

que coexistían estructuras capitalistas con elementos feuda-

les-absolutistas que ya con anterioridad habían impregnado

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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al Ejército y a una burguesía que se aristocratizó; no obstan-

te, la dictadura militar franquista compartía inicialmente unos

rasgos comunes al fascismo, que al ir desarrollándose duran-

te un largo período de tiempo acabaron por convertirse en

rasgos específicos (nota 17). Por su parte, el historiador

Manuel Tuñón de Lara consideraba que fascismo era todo

totalitarismo de derechas que salvaguardara y representara

los intereses de las clases hegemónicas, tal y como sucedió

en el régimen franquista (nota 18). Una postura similar era la

mantenida por el sociólogo José F. Tezanos, quien, recono-

ciendo las peculiaridades del régimen español, también

caracterizó el franquismo como fascista a partir sobre todo de

su defensa de los intereses de la clase dominante y de su ori-

gen en una coyuntura de lucha de clases como había suce-

dido en los distintos fascismos europeos (nota 19).

Más allá del ámbito historiográfico español, las aportaciones

que se sucedieron en el estudio del fascismo europeo desde

finales de los años ochenta han permitido reconstruir una

concepción genérica de este fenómeno. Coincidiendo con la

opinión expresada por el historiador Tim Mason de que el fas-

cismo debe ser contemplado como una manifestación conti-

nental de la que el nacionalsocialismo constituía una parte

peculiar (nota 20), estos estudios han contribuido a una pro-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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funda revisión del tema, sobresaliendo el recurso a la com-

paración histórica. Una parte de los mismos ha permitido

remozar la propia visión marxista del fascismo, dentro de la

que el franquismo encuentra acomodo como una variedad

más. Hay que destacar, en este sentido, los esfuerzos de la

historiografía italiana en el análisis de las distintas formas de

fascismo europeo durante el período de entreguerras. Nicola

Tranfaglia ha señalado la existencia de varias modalidades de

fascismo en Europa, pues lo esencial para calificar a una

serie de regímenes como fascistas es su afinidad a partir de

unos principios inspiradores y de unos objetivos comunes,

situando al franquismo (al menos durante los años cuarenta)

entre las modalidades de fascismo existentes en Europa

(nota 21). Este planteamiento fue asumido y desarrollado por

otros historiadores, como Luciano Casali para el caso espa-

ñol (nota 22). Enzo Collotti ha insistido en que el fascismo fue

un fenómeno genérico que afectó en mayor o menor grado a

distintos movimientos y regímenes europeos en el período de

entreguerras, produciéndose su fascistización a partir de los

casos prototípicos de la Italia fascista y la Alemania nazi. La

Segunda Guerra Mundial contribuyó decisivamente a su

extensión, por lo que Collotti destaca la «pluralidad de ‘vías

nacionales’ al fascismo» en la Europa de entreguerras, con

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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un «área de fascismo católico» en los casos de Austria bajo

Dollfuss, España durante el franquismo y Portugal con

Salazar (nota 23). Esencialmente estos autores, coincidiendo

con las críticas de diversos especialistas marxistas anglosa-

jones a la consideración del nacionalsocialismo como expre-

sión preindustrial y antimoderna (nota 24), destacan la fun-

ción social de los fascismos en torno a la defensa de unos

intereses de clase como eje vertebrador de su naturaleza.

Más recientemente, el hispanista italiano Alfonso Botti ha

señalado el carácter del nacionalcatolicismo como equivalen-

te del moderno nacionalismo de derechas, incluido el fascis-

mo; el nacionalcatolicismo sería así su versión compatible

con la ortodoxia católica y la modernidad, constituyendo la

ideología que vertebró la derecha española y el carácter con-

trarrevolucionario del franquismo (nota 25).

La historiografía española ha permanecido apartada en cier-

to modo de este debate hasta hace poco tiempo.

Coincidiendo en buena medida con propuestas precedentes

de otros autores, el historiador Josep Fontana señalaba (en

un encuentro sobre el franquismo celebrado en Valencia en

1984 con motivo del décimo aniversario de la muerte del dic-

tador) que para comprender la naturaleza del franquismo es

necesario examinar sus comienzos en 1939; la evolución pos-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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terior de la dictadura no fue autónoma, sino impuesta desde

dentro por las luchas sociales y, desde fuera, por la búsque-

da del reconocimiento internacional después de la guerra

mundial. Fontana insistía en que la represión desempeñó un

papel político fundamental en la consolidación de la dictadu-

ra, de igual forma que sucedió en la Italia fascista y la

Alemania nazi (nota 26). Más recientemente, se ha reafirma-

do la naturaleza fascista del franquismo al considerar que la

coalición contrarrevolucionaria que destruyó la República per-

siguió los mismos fines que los movimientos fascistas de

Italia y Alemania, sobre todo la defensa de la propiedad pri-

vada y del orden social capitalista (nota 27). Sin embargo,

Ismael Saz matizó esta concepción del franquismo al definir-

lo como una «dictadura fascistizada», pues su esencia esta-

ría en la combinación de elementos del fascismo y del autori-

tarismo, de modo que ello explicaría su versatilidad y capaci-

dad de adaptación, y su larga supervivencia (nota 28). El pro-

pio autor ha especificado que «la dictadura franquista no fue

fascista. Ni tampoco va a constituir ‘nuestra peculiar forma de

fascismo’», tratándose de una dictadura de derechas que

tomó del fascismo todo aquello que no contravenía los inte-

reses de las clases dominantes y dirigentes tradicionales, de

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

Page 24: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

muchos sectores de las clases medias, de la Iglesia y del

Ejército (nota 29).

En los últimos años, han aparecido distintas disquisiciones

acerca de la naturaleza del franquismo que pretenden supe-

rar la rigidez de las grandes interpretaciones que han conse-

guido una amplia difusión y aceptación en la historiografía,

fundamentalmente su definición meramente descriptiva y

funcional como régimen autoritario de pluralismo limitado,

pero también su concepción como una variedad del fascismo,

lo que no debe implicar que se pase por alto las complejas

relaciones que existieron entre ambos ni menoscabar el

carácter netamente fascista y presuntamente «moderniza-

dor» de Falange Española. Estas otras aportaciones han gira-

do en torno a conceptos como coalición, dictadura militar, vio-

lencia y pseudojuricidad. Así, se ha recuperado y redifinido la

expresión «coalición reaccionaria» (nota 30) como eje articu-

lador fundamental de la dictadura franquista, manifestando la

identidad de intereses de los distintos grupos que se suble-

varon contra la República bajo el predominio del Ejército y

apoyaron un «régimen de estado de excepción duradero,

accidental y que instrumentaliza la ficción de la monarquía»

(nota 31).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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La existencia de una amplia y heterogénea «coalición» que

apoyó al franquismo ya fue destacada por Salvador Giner

(nota 32). En colaboración con otros autores, este sociólogo

ofreció una definición alternativa del franquismo al calificarlo

como una variante reaccionaria de los «despotismos moder-

nos», diferenciados de los totalitarismos por la existencia de

límites al poder de las elites, la movilización parcial y puntual

de la población y la no injerencia en la esfera de la vida pri-

vada (nota 33). En este sentido, el régimen franquista se

caracterizaría por ser una dictadura de clase de signo ultra-

conservador que defendía los intereses de la «coalición reac-

cionaria» que controlaba el aparato del Estado con el apoyo

del Ejército, al tiempo que favorecía el desarrollo del capita-

lismo según los supuestos de las clases dominantes. Otros

rasgos significativos serían la existencia de un pluralismo

político e ideológico restringido a los distintos grupos políticos

que formaban la coalición franquista, que compartían un

mismo substrato ideológico sincrético y poco elaborado de

signo ultraconservador, así como la utilización de medios

disuasorios y persuasivos mediante el control del aparato del

Estado para procurar tanto la obediencia pasiva como la

aceptación implícita de sus principios por la mayoría de la

sociedad (nota 34).

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

Page 26: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

A partir de la revisión crítica de las últimas aportaciones al

estudio del fascismo europeo, M. Pérez Ledesma recupera la

caracterización del franquismo como una «dictadura militar y

eclesiástica de tipo tradicional», que hiciera Manuel Azaña en

plena Guerra Civil (nota 35). Por su parte, Julio Aróstegui ha

insistido en que el franquismo no puede asimilarse al modelo

fascista, pues la dictadura fue un proyecto de restauración del

viejo orden tradicional bajo la forma de un pseudo Estado de

derecho, que buscaba juricidad y legitimidad para arropar su

función represiva de carácter restaurador (nota 36).

3. La renovación de los estudios del fascismo y lahistoriografía sobre el franquismo

Para comprender los orígenes del golpe de Estado de julio de1936, el estallido de una cruenta guerra civil y la imposiciónde una larga dictadura no sólo hay que tener en cuenta laquiebra del Estado liberal de la Restauración en medio de lastensiones ocasionadas por el proceso modernizador de lasociedad española, sino que este proceso se debe inscribiren el trasfondo ideológico y político europeo desde la prime-ra postguerra mundial, que explica el desarrollo de la derechay la extrema derecha y la aparición de los movimientos fas-cistas (nota 37). En este sentido es necesario retraer, como

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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ya fuera apuntado, el concepto de totalitarismo a su acepciónoriginaria no como modelo formal construido por la politologíaa mediados de los años cincuenta, sino como un proyectohistórico supuestamente revolucionario y moderno, tal comofuera exaltado por el fascismo italiano desde los años veinte.Desde este punto de vista, se ha definido el término totalita-rio como un movimiento revolucionario que aspira a conquis-tar el poder para construir un Estado nuevo en torno a unaideología palingenética (proyectada sobre la sociedad enforma de religión política destinada a crear un hombre nuevo)y la movilización de las masas con el objetivo de integrar yhomogeneizar la sociedad en el Estado (nota 38).Precisamente, ha sido la atención prestada a la ideología y ala movilización política la que ha permitido renovar el conoci-miento de los orígenes del fenómeno fascista y de la propiatransformación de la derecha europea a partir del panoramacultural y político común que supuso la nueva articulación delnacionalismo y la irrupción de las masas desde finales delsiglo XIX y, sobre todo, después de la Primera Guerra Mundial.Más allá de los planteamientos que buscan la explicación delcambio histórico en los condicionamientos socioecómicos ylas rígidas divisiones de clase, es necesario prestar atencióntambién a la construcción social de la realidad a través de laidentidad colectiva, la percepción de la propia movilización y

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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las luchas de representación a través del conflicto ideológicoy verbal entre universos simbólicos antagónicos. Este enfo-que permite interpretar la dictadura franquista no sólo comoel resultado de una «contrarrevolución» preventiva, sino asi-mismo como la encarnación política de una idea profunda-mente reaccionaria y tradicional de España, que estuvo en elcentro del universo simbólico de muchos españoles, trascen-diendo divisiones sociales y territoriales claras, así como laefímera y discutida hegemonía del ideario plenamente fascis-ta de Falange al socaire de la guerra civil y el auge de los fas-cismos hasta su derrota.

Es necesario precisar al respecto que la articulación de unnuevo proyecto político en el conjunto de la derecha españo-la no sólo fue tardío, sino que la propia debilidad del conser-vadurismo y del catolicismo político a la hora de reconducir laexperiencia democrática de la República acabó evidenciandoel arraigo del discurso del tradicionalismo integrista de laextrema derecha: fue precisamente este discurso ideológicoel que, durante la primavera de 1936, encontró en un sectordel Ejército la salvaguarda del viejo orden social y del univer-so ideológico tradicional que se creían en peligro (nota 39). Elgolpe de Estado del 18 de julio de 1936, y su producto histó-rico que fue el franquismo, no resultó la consecuencia lógica

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del «fracaso» del proceso de modernización en España, sinola perversa derivación de las fuertes resistencias que esteproyecto provocó en un sector de la derecha y de la sociedadespañola, excitadas desde 1917 por el miedo a la revolución,y a las que acabó uniéndose la jerarquía de la Iglesia católi-ca. Los orígenes del franquismo se inscriben, consiguiente-mente, dentro de la trayectoria seguida por el reaccionarismoespañol en medio de la crisis del sistema político de laRestauración y del naufragio de la experiencia autoritaria quesignificó la dictadura de Primo de Rivera. Así lo pone de mani-fiesto el influjo del discurso de la extrema derecha contrarre-volucionaria en el conjunto de la derecha española, difumuni-nándose sus presupuestos esenciales con el universo simbó-lico de una amplia base social que se sintió atraída por unaideología que se alejaba incluso de la nueva línea moderni-zadora de la derecha nacionalista europea (nota 40). Tras laguerra civil, la búsqueda de legitimidad también fue esencialpara el nuevo Estado, que procedió a buscar el apoyo y lacolaboración de los elementos tradicionales de la sociedadespañola satisfaciendo sus necesidades simbólicas. Esteesfuerzo se produjo mediante la construcción de una ideolo-gía fundamentada esencialmente en la doctrina contrarrevo-lucionaria de la inmediata preguerra, para lo que fue decisivoel papel de la religión católica (nota 41), que no sólo impreg-

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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nó de forma decisiva el ideario más genuinamente falangista,sino que acabó trascendiéndolo.

El franquismo irrumpió, por tanto, como una «dictadura reac-cionaria» por sus mismos orígenes ideológicos y sus particu-lares relaciones con la sociedad española. Esto no implicapasar por alto el mimetismo que existió con los fascismos enmedio de su ascenso, ni obviar la ambigüedad y las tensionesque caracterizaron su proyecto de Estado y el proceso desocialización de la población en los valores y las ideas delrégimen. Hay que señalar que el intento de legitimación delnuevo Estado protagonizado por Falange (sobre todo a travésde un aparato encuadrador y propagandístico inspirado en elfascismo que había de servir como vanguardia en la cons-trucción de un modelo totalitario de Estado a través de lamovilización de las masas) no sólo se produjo sobre unabase ideológica en la que fue central el elemento tradicionaly católico, sino que esencialmente chocó con la evidencia deuna sociedad desmovilizada por la derrota en la guerra y larepresión. La sociedad española estuvo sometida sobre todoa un modelo socializador de corte tradicionalista en lo políti-co y confesional en lo religioso, que fue tutelado por la Iglesiacatólica y defendido desde las principales instituciones cultu-rales y el aparato educativo; mientras, el alcance adoctrinador

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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de los medios de comunicación fue limitado en un principio,no obstante su evidente potencial persuasivo, que evidente-mente suscitó el interés y las disputas por su control(nota 42). Hay que acabar precisando, también que la exis-tencia de mecanismos de socialización política no implica deforma necesaria y automática un deseo de movilización de lasociedad a imagen y semejanza de los fascismos europeos y,en modo alguno, debe confundirse la movilización con la evi-dencia de unos apoyos o la adaptabilidad de amplios secto-res de la población a la dictadura. Es preciso insistir, ensegundo lugar, en que el proyecto de «nacionalización de lasmasas» se redujo al sector genuinamente falangista, que nosólo fracasó muy pronto, sino que chocó con los intereses yla capacidad de penetración social de otros sectores del régi-men dictatorial. La propia victoria militar y la brutalidad de larepresión muestran sencillamente la exclusión de la «otraEspaña», relegada al arrepentimiento y la sumisión. Si losresultados de la movilización política fueron modestos sedebió al fracaso de las intenciones que inspiraron el modelode integración y homogeneización de la sociedad en elEstado totalitario propugnado en el seno del partido único porlos falangistas, que fue parcial y estuvo sometido a las con-tingencias.

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Francisco Sevillano CaleroTotalitarismo, fascismo y franquismo

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1 Un notable ejemplo de la polémica originada por esta corriente esla publicación (primero en Francia e inmediatamente traducida endiversos países) de la obra colectiva, encabezada por StéphaneCourtois, El libro negro del comunismo. Crímenes, terror y repre-sión, editada en Barcelona por la Editorial Planeta y Espasa en1998. También aquí se suscitó el debate en las páginas de los prin-cipales diarios nacionales, como El País, además de alentar opi-niones académicas diversas, sobre todo en torno a la historia de laextinta Unión Soviética y el comunismo. Es necesario recordar elilustre antecedente que había significado poco antes el libro deFrançois Furet, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la ideacomunista en el siglo XX, aparecido en Francia en 1995 (traducciónal castellano en México, FCE, 1995).

2 Las aportaciones sobre las interpretaciones del fascismo soningentes; acerca de las líneas principales de este debate, vid. SAZCAMPOS, Ismael, «Repensar el feixisme», en Afers. Fulls de recer-ca i pensament, vol. XI, n.º 25 (1996), págs. 443 y sigs.

3 Sobre la teoría del totalitarismo, vid. ARENDT, Hannah, Los orí-genes del totalitarismo. Madrid, Taurus, 1998 (ed. or. en inglés de1951) y FRIEDRICH, C.J. y BRZEZINSKI, Z., TotalitarianDictatorship and Autocracy. Nueva York, Harper, 1956. Más recien-temente, puede verse SCHAPIRO, L., El totalitarismo. México, FCE,1981.

4 Vid. NOLTE, Ernst, El fascismo en su época. Barcelona,Península, 1968 (ed. or. en alemán de 1963) y La crisis del sistemaliberal y los movimientos fascistas. Barcelona, Península, 1971 (ed.

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or. en alemán de 1968). Las ideas de E. Nolte volvieron a desatar la«discusión de los historiadores» alemanes a finales de los añosochenta en torno a la relectura del pasado nacional y, más concre-tamente, del nacionalsocialismo; vid., de este autor, La guerra civileuropea, 1917-1945. Nacionalsocialismo y bolchevismo. México,FCE, 1994 (ed. or. en alemán de 1987) y Después del comunismo.Aportaciones a la interpretación de la historia del siglo XX.Barcelona, Ariel, 1995 (ed. or. en alemán de 1991). Más reciente-mente ha aparecido un nuevo alegato con motivo de su defensa dela figura de Heidegger; NOLTE, Ernst, Heidegger. Política e historiaen su vida y pensamiento. Madrid, Tecnos, 1998. Acerca de losdebates que marcaron la Historikerstreit, véase ELEY, Geoff,«Nazism, politics and the image of the past: thoughts on the WetsGerman Historikerstreit, 1986-1987», en Past and Present, 121(1988), págs. 171-208 y, más ampliamente, KERSAW, Ian, The NaziDictatorship. Problems and Perspectives of Interpretation. Londres,Edward Arnold, 1985 y MEES, Ludger, «La ‘Catástrofe Alemana’ ysus historiadores. El fin del régimen nacionalsocialista 50 años des-pués», en Historia Contemporánea, n.os 13-14 (1996), págs. 465-484.

5 BRACHER, Karl D., La dictadura alemana. Génesis, estructura yconsecuencias del nacionalsocialismo, 2 vols. Madrid, AlianzaEditorial, 1973 (ed. or. en alemán de 1969) y, más recientemente,Controversias de historia contemporánea sobre fascismo, totalita-rismo y democracia. Barcelona-Caracas, Alfa, 1983 (ed. or. en ale-mán de 1976). Véase también HILDEBRAND, Klaus, El TercerReich. Madrid, Cátedra, 1988 (ed. or. en alemán de 1979).

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Notas

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6 DE FELICE, Renzo, Storia degli ebrei italiani sotto il fascismo.Turín, Einaudi, 1961. Lo mismo se ha producido en una parte de lahistoriografía alemana; vid. BURLEIGH, Michael y WIPPERMANN,Wolgang, The Racial State. Germany 1933-1945. CambridgeUniversity Press, 1991.

7 La importancia de la pequeña burguesía en el fascismo italiano yafue puesta en evidencia por Salvatorelli en su obraNazionalfascismo, aparecida originalmente en 1923 (reeditada, conprólogo G. Amendola, en Turín, Einaudi, 1977).

8 Vid. Le interpretazioni del fascismo. Roma-Bari, Laterza, 1969 y,del mismo autor, Intervista sul fascismo. Roma-Bari, Laterza, 1975,además de su monumental obra Mussolini, publicada en ocho volú-menes entre 1965 y 1995. Las opiniones de este autor siempre hanencendido la polémica en la historiografía italiana acerca de supasado nacional; véase recientemente su obra Rojo y negro.Barcelona, Ariel, 1996 y la respuesta de Nicola Tranfaglia en Unpassato scomodo. Fascismo e potsfascismo. Roma-Bari, Laterza,1996.

9 La caracterización de J.J. Linz sobre los regímenes autoritarios sedifundió en Italia desde principios de la década de los setenta, des-pués de la publicación de su trabajo «L’opposizione in un regimeautoritario. Il caso della Spagna», en Storia contemporanea, n.º 1,1970.

10 LINZ, Juan J., «An Authoritarian Regime: Spain», en ALLARDT,E. y LITTUNEN, Y. (eds.), Cleavages, Ideologies and Party Systems.Helsinki, Westermack Society, 1964 (edición en español: «Una teo-ría del régimen autoritario. El caso de España», en FRAGA IRI-

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BARNE, Manuel; VELARDE FUENTES, Juan y CAMPO, Salustianodel (dirs.), La España de los años 70. Madrid, Editorial Moneda yCrédito, 1974, vol. III, t. 1, págs. 1467-1531). Esta teoría fue des-arrollada posteriormente por el mismo autor en «Totalitarian andAuthoritariam Regimes», en GREENSTEIN, F. y POLSBY, N. (eds.),Handbook of Political Science. Reading, Mass., Addison Wesley,1975, vol. 3, págs. 175-412.

11 Además de la bibliografía citada en la nota anterior, vid., delmismo autor, «Una interpretación de los regímenes autoritarios»,en Papers. Revista de Sociología, n.º 8 (1978), págs. 11-26.

12 Vid. LINZ, Juan J., «From Falange to Movimiento-Organization:The Spanish Single Party and the Franco Regime 1936-1968», enHUNTINGTON, S.P. y MOORE, C.H. (eds.), Authoritarian Politics inModern Society. The Dynamics of Established One-Party Systems.Nueva York, Basic Books, 1970, págs. 128-203.

13 Vid. LINZ, Juan J., «Opposition in and under an AuthoritarianRegime: The Case of Spain», en DAHL, R.A. (ed.), Regimes andOppositions. New Haven, Yale University Press, 1973, págs. 171-259.

14 Vid., en este sentido, PAYNE, Stanley G., El régimen de Franco(1936-1975). Madrid, Alianza Editorial, 1987 y, sobre todo, TUSELL,Javier, La dictadura de Franco. Madrid, Alianza Editorial, 1988, asícomo sus distintos trabajos sobre el régimen franquista en los quesubyace esta interpretación.

15 Una primera aportación al respecto fue la de SOLÉ-TURA, J.,«The Political Instrumentality of Fascism», en WOOLF, S.J. (ed.),

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Notas

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The Nature of Fascism. Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1968,págs. 42-50.

16 Sobre las distintas formas de «Estado capitalista de excepción»,vid. POULANTZAS, Nicos, Fascismo y dictadura. La IIIInternacional frente al fascismo. Madrid, Siglo XXI, 1973, págs. 353-397.

17 VILAR, Sergio, La naturaleza del franquismo. Barcelona,Península, 1977.

18 TUÑÓN DE LARA, Manuel, «Algunas propuestas para el análi-sis del franquismo», en Ideología y sociedad en la España contem-poránea. Por un análisis del franquismo. Madrid, EDICUSA, 1977,págs. 97-99.

19 TEZANOS, José F., «Notas para una interpretación sociológicadel franquismo», en Sistema, n.º 23 (1978), págs. 47-99.

20 Vid. MASON, Tim, «Whatever Happened to ‘Fascism’», en CHIL-DERS, Thomas y CAPLAN, James (eds.), Reevaluating the ThirdReich. Nueva York-Londres, Holmes & Meier, 1993, págs. 253-262(este trabajo fue redactado originalmente en 1988; recientementeha sido traducido al catalán en Afers. Fulls de recerca i pensament,vol. XI, n.º 25 (1996), págs. 475-484).

21 Vid. TRANFAGLIA, Nicola, «Italia e Spagna: due regimi autorita-ri a confronto», en Laberinto italiano. Il fascismo, l’antifascismo, glistorici. Florencia, La Nuova Italia, 1989, págs. 21-39 (este trabajofue escrito originalmente en 1982) y, del mismo autor, «Tre casi difascismo in Europa: una proposta di comparazione», en CASTEL-

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NUOVO, E. y CASTRONOVO, V. (eds.), Europa 1700-1992: storia diun’identità. Il ventesimo secolo. Milán, Electra, 1993.

22 Vid. CASALI, Luciano, «Introduzione. Il fascismo spagnolo», enCASALI, Luciano (ed.), Per una definizione della dittatura franchis-ta. Milán, Franco Angeli, 1990, págs. 7-37 y, más recientemente,Fascismi. Partito, società e stato nei documenti del fascismo, delnazionalsocialismo e del franchismo. Bolonia, CLUEB, 1995, sobretodo las págs. 11-93.

23 Vid., de este autor, COLLOTTI, Enzo, «Cinque forme di fascismoeuropeo. Austria, Germania, Italia, Spagna, Portogallo», en CASA-LI, Luciano (ed.), Per una definizione della dittatura franchista…,págs. 41-55; Fascismo, fascismi. Florencia, Sansoni, 1989 e «Il fas-cismo nella storiografia. La dimensione europea», en Italia contem-poranea, n.º 194 (marzo 1994), págs. 11-30.

24 Vid., al respecto, ELEY, Geoff, «What produces fascism: prein-dustrial traditions or a crisis of a capitalist state», en Politics andSociety, vol. 12, n.º 1 (1983), págs. 53-82, contribución que se ins-cribe dentro del debate historiográfico sobre el Sonderweg o «cami-no excepcional» de la historia de Alemania.

25 Vid. BOTTI, Alfonso, «El franquismo en la historiografía italianay la mirada del otro sobre los relatos de otras miradas», en Ayer, n.º31 (1998), págs. 127-148. Como réplica a este artículo, vid. SAZ,Ismael, «El objeto cercano. La dictadura franquista en la historio-grafía italiana», en Ayer, n.º 31 (1998), págs. 149-162.

26 FONTANA, Josep, «Reflexiones sobre la naturaleza y las con-secuencias del franquismo», en FONTANA, Josep (ed.), España

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Notas

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bajo el franquismo. Barcelona, Crítica, 1986, pág. 9. Sobre la esen-cia represiva del régimen franquista, véase recientementeRICHARDS, Michael, A Time of Silence. Civil War and the Cultureof Represion in Franco’s Spain, 1936-1945. Cambridge UniversityPress, 1998.

27 Esta propuesta ha sido formulada por PRESTON, Paul, La polí-tica de la venganza. El fascismo y el militarismo en la España delsiglo XX. Barcelona, Península, 1997 (ed. or. en inglés de 1990) yCASANOVA, Julián, «La sombra del franquismo: ignorar la historiay huir del pasado», en El pasado oculto. Fascismo y violencia enAragón (1936-1939). Madrid, Siglo XXI, 1992, págs. 1-28, sirviendocomo marco explicativo para algunos investigadores: RUIZ CARNI-CER, Miguel A., El Sindicato Español Universitario (SEU), 1939-1965. La socialización política de la juventud universitaria en el fran-quismo. Madrid, Siglo XXI, 1996 y CENARRO LAGUNA, Ángela,Cruzados y camisas azules. Los orígenes del franquismo enAragón, 1936-1945. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza,1997, entre otras interesantes aportaciones.

28 SAZ, Ismael, «El franquismo, ¿régimen autoritario o dictadurafascista?», en TUSELL, Javier; SUEIRO, Susana; MARÍN, José Mªy CASANOVA, Marina (eds.), El régimen de Franco (1936-1975).Política y relaciones exteriores. Madrid, UNED, 1993, t. I, págs. 189-201.

29 SAZ, Ismael, «Les peculiaritats del feixisme espanyol», en Afers.Fulls de recerca i pensament, vol. XI, n.º 25 (1996), págs. 636-637.

30 Vid. SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, «La coalición reaccionaria y laconfrontación política dentro del régimen franquista», en TUSELL,

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Javier; GIL PECHARROMÁN, Julio y MONTERO, Feliciano(coords.), Estudios sobre la derecha española contemporánea.Madrid, UNED, 1993, págs. 551-562.

31 SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, «En torno al régimen franquista.Revisión de una antigua polémica», en Anales de la Universidad deAlicante. Historia Contemporánea, n.º 8-9 (1991-92), págs. 9-19.Para una ampliación de este enfoque, véase la participación delautor en esta obra.

32 Continuity and Change: The Social Stratification of Spain,University of Reading, 1968, pág. 18.

33 SEVILLA, Eduardo; GINER, Salvador y PÉREZ YRUELA,Manuel, «Despotismo moderno y dominación de clase. Para unasociología del régimen franquista», en Papers. Revista deSociología, n.º 8 (1978), págs. 106-111.

34 Ibid., págs. 112-117.

35 PÉREZ LEDESMA, Manuel, «Una dictadura ‘Por la gracia deDios’», en Historia Social, n.º 20 (otoño 1994), págs. 173-193.

36 Vid. ARÓSTEGUI, Julio, «Opresión y pseudo-juricidad. Denuevo sobre la naturaleza del franquismo», en Bulletin d’HistoireContemporaine de l’Espagne, n.º 24 (diciembre 1996), págs. 31-46.

37 BLINKHORN, Martin, «Introduccion. Allies, rivals or antagonists?Fascists and Conservaties in Modern Europe», en BLINKHORN,Martin (ed.), Fascists and Conservaties: The Radical Right and theEstablishment in Twentieth Century Europe. Londres, UnwinHyman, 1990, págs. 9 y 14.

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Notas

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38 GENTILE, Emilio, «El fascismo y la vía italiana al totalitarismo»,en PÉREZ LEDESMA, Manuel (Comp.), Los riesgos para la demo-cracia. Fascismo y neofascismo. Madrid, Editorial Pablo Iglesias,1997, págs. 19 y 24.

39 Vid., en este sentido, UGARTE TELLERÍA, Javier, La nuevaCovadonga insurgente. Orígenes sociales y culturales de la suble-vación de 1936 en Navarra y el País Vasco. Madrid, BibliotecaNueva, 1998.

40 Vid., en este sentido, GONZÁLEZ CUEVAS, Pedro C., AcciónEspañola. Teología política y nacionalismo autoritario en España(1913-1936), Madrid, Tecnos, 1998, cuyas propuestas contradicenlas conclusiones aportadas en su día por Raúl Morodo en Los orí-genes ideológicos del franquismo: Acción Española. Madrid,Alianza Editorial, 1985 (esta obra fue publicada originalmente en1980).

41 Vid. JIMÉNEZ CAMPO, Javier, «Integración simbólica en el pri-mer franquismo (1939-1945)», en Revista de Estudios Políticos,Nueva Época, n.º 14 (Marzo-abril 1980), págs. 125-143 y, del mismoautor, «Rasgos básicos de la ideología dominante entre 1939 y1945», en Revista de Estudios Políticos, Nueva Época, n.º 15(Mayo-junio 1980), págs. 79-117.

42 Vid. SEVILLANO CALERO, Francisco, Propaganda y medios decomunicación en el franquismo (1936-1951). Alicante,Publicaciones de la Universidad de Alicante, 1998.

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Glicerio Sánchez Recio

Inmovilismo y adaptación política del régimenfranquista

1. Introducción

Creo conveniente explicar el significado preciso de los

términos que aparecen en el enunciado antes de

comenzar esta exposición. En primer lugar, régimen

político puede analizarse desde un doble punto de vista: está-

tico y descriptivo, que supondría considerarlo como «un con-

junto de instituciones a través de las cuales se manifiesta y

actúa»; y dinámico, según el cual, el funcionamiento de las

instituciones del régimen supone la actuación simultánea de

la sociedad de tal manera que ésta se adapte a aquél y el

régimen evolucione de acuerdo con las tendencias que apa-

rezcan en la sociedad. En el caso del régimen franquista,

41ÍNDICE

Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 42: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

interesa conocer tanto la configuración y el funcionamiento

de las instituciones como la implicación y las repercusiones

que tuvieron sobre la sociedad española de la época; y sólo

desde la perspectiva dinámica, en mi opinión, puede anali-

zarse correctamente el significado histórico de un determina-

do régimen político, ya que éste se implanta sólo en una

determinada sociedad y dentro de un espacio delimitado

(territorio).

Los términos inmovilismo y adaptación parecen, en principio,

contradictorios, porque toda adaptación implica algún tipo de

cambio; por lo tanto, es preciso también analizarlos con pre-

cisión. El inmovilismo del régimen franquista nos hace pensar

en algo perfectamente elaborado y construido desde el prin-

cipio, de forma que, una vez impuesto, se mantendría inalte-

rable, inmóvil, durante toda su existencia. Esto no sucedió

evidentemente y el régimen franquista pasó por un proceso

de elaboración muy lento; tanto es así que hasta enero de

1967 no se promulgó la Ley Orgánica del Estado con la que

el régimen político adquiría su configuración definitiva. Algo

semejante podría decirse de la política sindical, de la política

de orden público, etc. Así pues, si el régimen franquista pasó

por un proceso largo de configuración y si, como es evidente,

no se le puede predicar el término inmóvil como atributo de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 43: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

perfección, es preciso buscar otras acepciones que nos per-

mitan, por analogía, la utilización de dicho término. En todo

caso, el inmovilismo, como propiedad del régimen franquista,

nos remite a sus mismos orígenes, a los de la imposición de

un régimen de dictadura en España durante la guerra civil, y

que podrían situarse en el lapso de tiempo que va desde fina-

les de septiembre de 1936 a mediados de marzo de 1938. A

lo largo de aquellos meses se impone el régimen de dictadu-

ra y se adopta el modelo a reproducir o imitar, que era el de

las dictaduras implantadas en otros países europeos, la fas-

cista en Italia y la nazi en Alemania, países que, además,

eran los sostenedores del bando franquista en la guerra civil

y su aval internacional. Pues bien, respecto a aquel modelo

adoptado en los orígenes se debe interpretar, según mi opi-

nión, el inmovilismo del régimen franquista, a pesar de la des-

aparición de aquellas dictaduras en 1945, al final de la II

Guerra Mundial; o lo que es lo mismo, el régimen franquista

se mantuvo fiel a sus orígenes durante su prolongada trayec-

toria aunque las circunstancias internacionales en las que se

impuso desaparecieron en 1945. En este sentido, por lo tanto,

el régimen franquista, en la primera mitad de los años seten-

ta, era un ejemplo claro del anacronismo político en Europa

Occidental.

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 44: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La atribución del término adaptación al régimen franquista

plantea problemas semánticos parecidos porque se trata

también de precisar los límites entre este término y el de

cambio: la adaptación es compatible con el inmovilismo, pero

inmovilismo y cambio son términos contrarios. Así pues, la

adaptación, para mantenerse dentro de los límites semánti-

cos anteriores, no supone la alteración de la naturaleza de

una cosa; y por lo tanto, para que algo inmóvil pueda adap-

tarse a un elemento o situación nueva sólo podrá alterar una

parte accidental o circunstancial. Esto nos exige evidente-

mente especificar los elementos accidentales del régimen

franquista, analizar su comportamiento y observar los efectos

que producen sobre los permanentes y, en definitiva, como

afectan al inmovilismo del régimen.

2. El inmovilismo del régimen franquista

Esta propiedad del régimen franquista se observa, como se

ha indicado más arriba, en relación con el modelo político

adoptado para dar forma institucional al gobierno de dictadu-

ra que se había impuesto en España, primero, en el territorio

dominado por los militares rebeldes y, después, en el resto a

medida que éstos iban avanzando. Así pues, esta propiedad

del régimen franquista debe analizarse en dos pasos: prime-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 45: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ro, en el origen del régimen político respecto al modelo adop-

tado; y segundo, en el mantenimiento anacrónico de la fideli-

dad a dicho modelo durante el proceso de la institucionaliza-

ción.

2.1. El origen del régimen político

El modelo adoptado por el general Franco y sus consejeros

políticos para dar forma institucional a su gobierno de dicta-

dura, es decir, el de las dictaduras fascista y nazi, presenta-

ba de manera prioritaria estos elementos (nota 1):

a) Concentración máxima de poderes en el jefe supremo.

b) Existencia de una sola y exclusiva organización política

(partido único).

c) La milicia del partido que ejerce la acción disuasoria sobre

la oposición y el control ideológico del ejército.

d) El Estado está sobre los ciudadanos, es anterior a éstos,

y es quien otorga los derechos y exige las obligaciones.

Pues bien, el régimen del general Franco estaba ya revestido

con estos caracteres a mediados de marzo de 1938, un año

antes de que terminara la guerra civil. El fundamento de la

concentración de poderes en el general Franco se halla en el

decreto de 29 de septiembre de 1936 (B.O. del 30), por el que

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 46: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

se le nombraba «Jefe del Gobierno del Estado español...,

quien asumirá todos los poderes del nuevo Estado» (art. 1).

A los poderes políticos, según el mismo decreto, se unía la

jefatura «de las fuerzas nacionales de tierra, mar y aire» y se

le otorgaba el título de Generalísimo (art. 2) (nota 2). Estos

poderes, otorgados tan graciosamente por la Junta de

Defensa Nacional, eran explicitados por la Ley de la

Administración Central del Estado, del 30 de enero de 1938 y

actualizada por la del 8 de agosto de 1939 (B.O. del 9), en la

que se decía: «Correspondiendo al Jefe del Estado la supre-

ma potestad de dictar normas jurídicas de carácter general...,

y radicando en él de modo permanente las funciones de

gobierno, sus disposiciones y resoluciones, adopten la forma

de Leyes o de Decretos, podrán dictarse, aunque no vayan

precedidas de la deliberación del Consejo de Ministros, cuan-

do razones de urgencia así lo aconsejen...» (art. 7) (nota 3).

El general Franco creó también una sola y exclusiva organi-

zación política (FET y de las JONS) por el Decreto de 19 de

abril de 1937 (B.O. del 20), valiéndose de los partidos políti-

cos que se habían adherido a la rebelión militar, FE, CT y RE,

y habían aceptado lealmente sus poderes políticos y milita-

res. El mismo general Franco, que no había pertenecido a

ninguno de los anteriores partidos políticos, se autonombró

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 47: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Jefe Nacional y designó a los miembros de la Junta Política

(art. 1 y 2). En el mismo decreto se creaba también la Milicia

Nacional mediante la unión de las milicias de los partidos

anteriores y Franco se autodesignó Jefe Supremo. La rela-

ción entre la Milicia Nacional y el ejército se establecía con-

virtiendo a aquélla en auxiliar de éste (art. 3) (nota 4).

Por último, la primacía del Estado se especifica con claridad

en el Fuero del Trabajo, promulgado el 9 de marzo de 1938

(B.O. del 10), en el que, aparte de definir la política social y

económica del régimen, en las que se declara un intenso

intervencionismo estatal y se acusa una notable influencia de

la doctrina social de la Iglesia, se proclama al estado nacio-

nal como instrumento totalitario al servicio de la integridad

patria (nota 5).

Así pues, a mediados de marzo de 1938, en plena guerra

civil, el general Franco se hallaba investido con los poderes

máximos del Estado, los políticos y militares, y el régimen,

aunque no estaba desarrollado institucionalmente, había pro-

yectado ya algunas ideas y creado organizaciones que lo

situaban en la órbita de las potencias fascistas.

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 48: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2.2. El inmovilismo en el proceso de institucionalización

Se ha de insistir, en primer lugar, en la aparente contradicción

que encierran los términos inmovilismo y proceso, y más aún

en este apartado en el que se considera la larga trayectoria

del régimen franquista desde 1939 hasta 1975. En el lento

proceso de institucionalización del régimen se mantuvo una

fidelidad inquebrantable a los poderes absolutos asumidos

por el general Franco y en ningún momento se abandonó la

primacía del Estado manifestada en los primeros textos pro-

gramáticos.

Aparte de la concentración de poderes que residía en el

general Franco, éste se había otorgado una función institu-

cional, que alguno de sus ideólogos más próximos calificaron

como constituyente (nota 6), y de esta forma, previa aproba-

ción por aclamación, promulgará sucesivamente las Leyes

Fundamentales: la creación de las Cortes, el Fuero de los

Españoles, la Ley de Sucesión, la de los Principios

Fundamentales del Movimiento y la Ley Orgánica del Estado,

que asumía y sistematizaba a las anteriores. Ninguna de

estas leyes tuvo por objeto limitar los poderes recibidos ini-

cialmente por el general Franco, sino que, más bien, diferen-

ciaron los de Franco y los de las instituciones y aplicaron los

de aquél a nuevos campos.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 49: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Así pues, las Cortes, que se crearon en 1942, se presenta-

ban en el texto legal como colaboradoras del general Franco

en la función de legislar y se les encomendaba esta misma

misión en el texto legal más elaborado del régimen, la Ley

Orgánica del Estado, en 1967 (nota 7). Pero el texto en el que

se manifiestan los poderes de Franco de manera más explí-

cita es la Ley de Sucesión de 1947: en ésta, aparte de siste-

matizar las leyes fundamentales, se proyecta el general

Franco en la plenitud de su poder: es el dueño del presente y

del futuro de los españoles, crea y define una forma de

Estado (el de su régimen) –Monarquía tradicional, católica,

social y representativa–, que deja inmediatamente en sus-

penso porque él no se autoproclama rey ni regente, y se otor-

ga la facultad de fundar una Casa Real mediante el privilegio

de designarse sucesor «a título de rey» (nota 8). En el Fuero

de los Españoles, de 1945, es el Estado el que otorga los

derechos e impone las obligaciones, quedando en suspenso

los primeros cuando su ejercicio atenta contra la seguridad

de aquél, y estos mismos principios se mantienen en la Ley

de los Principios Fundamentales, de 1958, y en la Ley

Orgánica del Estado (nota 9). Sólo circunstancias históricas

de transcendencia internacional introducirán algunas correc-

ciones o matizaciones en la Ley Orgánica respecto a las

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 50: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

anteriores leyes fundamentales, como sucedió con el califica-

tivo de «totalitario» y con el reconocimiento de la «libertad

religiosa» (nota 10).

Pero el mantenimiento del atributo del inmovilismo aplicado al

régimen franquista se encuentra con el obstáculo más impor-

tante a partir de los años sesenta, cuando, a pesar de que el

régimen no cambia, tal como se manifiesta en la Ley

Orgánica del Estado, la sociedad española comienza un pro-

ceso acelerado de modernización, con el que el régimen tra-

tará de coexistir, situación que le creará serias dificultades de

todo tipo. Analizando la trayectoria del franquismo desde

1936 a 1975, los historiadores suelen distinguir dos etapas: el

primer franquismo, que terminaría en 1959, y al que por las

características que presenta le cuadraría correctamente el

atributo del inmovilismo (nota 11); y la segunda etapa, hasta

1975, en la que los cambios sociales, económicos y cultura-

les forzarían al régimen a tolerar algunos comportamientos

de índole liberal difícilmente compatibles con él mismo, lo que

explica la tensión permanente del franquismo entre la apa-

rente tolerancia y las demostraciones de intensa represión

durante los años sesenta y setenta: la universidad, las gran-

des empresas, la actividad periodística e, incluso, algunos

centros eclesiásticos, fueron los escenarios en los que se

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 51: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

representó esta pieza dramática. Algunos historiadores han

sobrevalorado los elementos innovadores de la segunda

etapa del franquismo, y a la primera de corte fascista, oponen

la segunda, a la que califican unos como dictadura conserva-

dora y otros como dictadura desarrollista (nota 12). Sin

embargo, pienso que en estos casos se ha tratado de anali-

zar al régimen franquista desde la actuación política, dejando

de lado los textos y el funcionamiento de las instituciones, y

no se ha tenido en cuenta que estos últimos eran lo perma-

nente y que al no asumir ninguna variación han hecho invia-

ble cualquier tipo de tolerancia de modo permanente. De ahí,

el recurso periódico a la represión y la difusión de la imagen

del búnker para representar al régimen en los últimos años de

su existencia.

Pero el régimen franquista no sólo se impuso sobre la socie-

dad española y trató de moldearla de acuerdo con su pro-

yecto y sus intereses sino que, al mismo tiempo, contó con la

complicidad de una parte importante de ella. Para cumplir con

este doble objetivo, el franquismo utilizó unos determinados

instrumentos institucionales y políticos y abrió ciertos canales

para comunicarse con los grupos sociales que podrían apor-

tarle los apoyos necesarios. Respecto a los instrumentos,

destacan el ejército, que desempeñó una función importante

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 52: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

en la guerra, por razones evidentes, y durante toda la trayec-

toria del régimen en los tres ministerios militares, el de la

Gobernación y en algunos ministerios económicos en la pri-

mera etapa (nota 13); la jerarquía eclesiástica, cuyas presta-

ciones (por interés propio) al franquismo se realizaron duran-

te la primera fase, y concretamente desde la guerra civil hasta

la celebración del Concilio Vaticano II, y fueron de tipo ideo-

lógico, primero (Pastorales de Pla y Deniel), y de colabora-

ción, después, principalmente en los campos de la educa-

ción, la asistencia, la política social, la política exterior y en

los proyectos de institucionalización del mismo régimen

(nota 14). Sin embargo, el instrumento político que ha atraído

más la atención de los historiadores en los últimos quince

años ha sido el de la represión: el franquismo, desde el esta-

llido de la rebelión militar, programó y ejecutó de forma siste-

mática una acción represiva, que no puede ser considerada

sólo como réplica de la más desorganizada e incontrolada,

por la incapacidad del gobierno, que se llevó a cabo en la

zona republicana, sino que se pretendía con ella eliminar, pri-

mero, a los enemigos en la retaguardia durante la guerra civil

y, después, tener sometida a la población por el miedo y neu-

tralizar cualquier intento de oposición (nota 15). La represión

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 53: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

franquista sobre la sociedad española puede analizarse

desde tres niveles distintos de acuerdo con los resultados:

a) Las muertes: este es el aspecto que más ha interesado a

los historiadores, que han tratado del número, la intensidad y

el ritmo de las ejecuciones; y en torno a estas cuestiones han

tenido lugar debates, cuyos resultados han repercutido sobre

la determinación del grado de arbitrariedad y violencia con el

que actuó el régimen franquista (nota 16). El franquismo

reprimió sin mostrar gran respeto por la vida humana, parti-

cularmente durante la guerra civil y en la inmediata postgue-

rra hasta 1945. A partir de aquel año las ejecuciones fueron

más esporádicas, más selectivas, pero mantuvieron el mismo

objetivo intimidatorio de la oposición al régimen (nota 17).

b) El encarcelamiento: este aspecto de la represión ha sido

menos estudiado que el anterior. Evidentemente es menos

espectacular y son más difíciles de evaluar sus repercusio-

nes; sin embargo, esta cuestión debe tenerse en cuenta y ser

objeto de importantes estudios, porque fue muy numerosa la

población encarcelada y, por lo tanto, causó unos efectos

muy negativos sobre un importante sector de la sociedad

(nota 18).

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 54: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

c) Las repercusiones de un régimen de terror: las ejecucio-

nes, los encarcelamientos, las delaciones de unos contra

otros, etc. produjeron en la sociedad un ambiente de miedo,

de desconfianza y de inseguridad, que causaron dos tipos de

efectos, ambos buscados por el régimen franquista: por una

parte, el terror actuó como mecanismo desintegrador de las

organizaciones políticas y sociales que estaban en contra de

un régimen de dictadura; y, por otra, en relación con el efecto

anterior, permitía que la imposición del franquismo fuera más

intensa y contundente.

En esta situación, a la sociedad española, al menos durante

las dos primeras décadas de la dictadura franquista, se le

ofrecían únicamente dos actitudes: la adhesión incondicional

al régimen y la apatía, es decir, el alejamiento y el desinterés

por la vida pública, aunque no deben olvidarse el fenómeno

de la oposición armada (la guerrilla), a pesar de haber sido

minoritario, y la oposición política organizada, la mayor parte

de la cual se hallaba en el exilio.

La adhesión de la sociedad al régimen fue un objetivo busca-

do permanentemente por el franquismo. Estas adhesiones

existieron desde el estallido de la rebelión militar y algunas

organizaciones políticas intervinieron en la elaboración de la

trama, pero se fueron concretando durante la guerra civil y

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 55: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

hallaron su encauzamiento más adecuado a partir de 1939.

En los últimos años los historiadores se han planteado la

cuestión del consenso de la sociedad española o de determi-

nados grupos sociales con el régimen de Franco, siguiendo el

ejemplo de lo realizado por los historiadores italianos, y la de

los apoyos sociales que está relacionada estrechamente con

la anterior. La primera presenta un significado prioritariamen-

te político y la segunda tiene un contenido eminentemente

práctico, que se adecua mejor, en mi opinión, a las circuns-

tancias en las que se impuso y mantuvo el régimen franquis-

ta y que permite además la utilización de otro concepto expli-

cativo, al considerar al franquismo como una red de intereses

que se articula, difunde y mantiene a lo largo de su trayecto-

ria.

Los apoyos sociales al franquismo pueden catalogarse en

tres tipos distintos, aunque muy relacionados entre sí

(nota 19):

a) Los estrictamente políticos: provienen de aquéllos que

colaboran con el régimen y participan en el gobierno, las ins-

tituciones, la administración y la dirección del partido.

Pertenecen a este grupo, por lo tanto, los que han profesio-

nalizado su actividad política y han convertido la lealtad al

régimen en la principal virtud política.

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 56: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

b) Los prioritariamente ideológicos: los efectúan quienes,

según sus creencias, su concepción de la sociedad y la fun-

ción pública que ejercen, encuentran al régimen franquista

como el marco más adecuado y coherente para desarrollar

su actividad. La jerarquía eclesiástica, la militar y determina-

das instituciones educativas y asistenciales se hallan dentro

de este tipo de apoyos.

c) Los económicos: en este grupo se encuentran los apoyos

principales y más numerosos del régimen franquista y hacia

él se dirigieron sus principales atenciones. En primer lugar,

los gobernantes franquistas, durante la guerra y, sobre todo,

al finalizar ésta, tuvieron que reconocer y compensar las deu-

das contraídas con los que habían sostenido al bando alzado

contra la República. De ahí que el régimen franquista haya

recibido, en este sentido, el calificativo de «restauracionista»

(nota 20). Para extender y reforzar este tipo de apoyos socia-

les el gobierno franquista utilizó principalmente la elaboración

y gestión de la política económica: a través de ésta se com-

pensó a las personas y a las empresas, se respondió a sus

demandas y se aseguraron sus intereses, y colocando a per-

sonas eficaces e influyentes al frente de los organismos eco-

nómicos y de las instituciones políticas se conseguía captar

voluntades y asegurar lealtades a cambio de beneficios eco-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 57: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nómicos (nota 21). Un excelente lugar de encuentro de los

políticos franquistas y de los empresarios fueron las institu-

ciones políticas y sindicales, tanto en el ámbito local como en

el estatal, que sirvieron de taller para extender la red de inte-

reses que se tejió en torno al régimen franquista aprove-

chando el fuerte intervencionismo estatal en la economía

española en la época de la autarquía y en la desarrollista, a

pesar de iniciarse en la última la liberalización de la econo-

mía.

3. La adaptación política del régimen franquista

Al atributo del inmovilismo le acompaña el de la duración del

régimen franquista. Un objeto inmóvil y duradero se compor-

ta como algo inanimado que resiste a los envites del tiempo

hasta su destrucción, y la imagen del búnker para represen-

tar al franquismo de los últimos años enfrentándose a las ten-

dencias liberalizadoras de la sociedad española se adecua

perfectamente a esa idea. Sin embargo, el franquismo no pre-

tende sólo resistir, sino también perdurar y para esto necesi-

ta adaptarse a las circunstancias siempre que no suponga

variaciones en su naturaleza, es decir, que no afecte a lo que

se ha definido aquí como inmovilismo.

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 58: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Las operaciones para adaptar el régimen franquista a las cir-

cunstancias se realizarían en dos campos distintos: el de la

política exterior y el de la política interior. Respecto a la polí-

tica exterior, es preciso analizar previamente la razón por la

que ésta adquirió tal importancia que algunos historiadores la

han calificado como «factor condicionante» del régimen fran-

quista (nota 22), a pesar de que España contaba con una

larga tradición de aislamiento y neutralidad en los conflictos

internacionales. Pues bien, las potencias fascistas, como se

ha indicado más arriba, intervinieron de forma notable en el

origen y la consolidación del franquismo, de manera que este

régimen estaba considerado en el contexto internacional afín

a los anteriores. Sin embargo, a partir de 1945 y, antes inclu-

so, desde 1942, cuando aparecieron los síntomas de que las

potencias fascistas podían perder la guerra, el régimen de

Franco comprendió la conveniencia de acercarse a los países

aliados para que éstos respetaran su existencia. Ésta es la

clave desde la que hay que interpretar la lenta evolución polí-

tica que comienza en 1942 y que pretendía un amago de

tenue adaptación del régimen a los presupuestos políticos de

los países liberales. Pero al mismo tiempo se han de tener en

cuenta las capacidades de la España franquista para interve-

nir en la política internacional de aquellos años: España era

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 59: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

un país con recursos muy escasos, arruinado por las des-

trucciones de la reciente guerra civil, con un ejército mal equi-

pado y una población empobrecida y en gran parte desmora-

lizada por la fuerte represión a la que estaba sometida. Ante

esta situación, cabe perfectamente preguntarse no tanto por

sus capacidades para influir en la política exterior, sino por las

aportaciones que pudiera realizar en ese campo. Pues bien,

España gozaba de una posición geoestratégica privilegiada,

que se mantenía a pesar de su aislamiento internacional

desde 1946 y su marginación respecto a la ayuda económica

americana; y el régimen franquista, además, podía aportar a

la escena internacional su anticomunismo ideológico y mili-

tante, como prueba principal de lealtad, para ser admitido en

el bloque de las potencias occidentales. Estos objetivos los

alcanzaría el General Franco en 1953, mediante los acuerdos

con el Gobierno de los EE.UU., lo que significaba, además, el

reconocimiento internacional del régimen, la entrada de facto

en el bloque occidental y el principio de la integración de

España en las organizaciones internacionales, que se consu-

mó en 1955 con el ingreso en la ONU. Franco había conse-

guido todo esto aprovechando la coyuntura internacional, sin

modificar un ápice de su régimen político.

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 60: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Respecto a la política interior, la adaptación del régimen se

produjo también atendiendo a las circunstancias y con la

intención prioritaria de perdurar. Teniendo en cuenta el férreo

control que había impuesto sobre la población el régimen

franquista, las dificultades sólo podrían proceder del exterior

y, en concreto, del cambio en la relación de fuerzas interna-

cionales, tal como se adivinaba en 1942, ante el desarrollo de

la guerra en el frente ruso. Por ello el franquismo necesitaba

anticiparse a los acontecimientos y poner los medios para

que, en el caso de que las potencias fascistas perdieran la

guerra y sus regímenes políticos desaparecieran, los aliados

(liberales y demócratas) respetaran su existencia, pero esto

suponía la necesidad de adaptarse y disimular las agudas

estridencias que separaban unos regímenes de otros.

En primer lugar, y sin que ello implicara ningún cambio insti-

tucional, el general Franco cambió su ministro de Asuntos

Exteriores, el falangista R. Serrano Suñer, albacea testamen-

tario de J.A. Primo de Rivera, cuñado de F. Franco e inspira-

dor del régimen franquista, por un militar aliadófilo, el general

Gómez Jordana, que tendría más fácil el contacto con los

aliados y sobre quien no pesaba la militancia falangista. Pero

al pretendido cambio de actitud del gobierno del general

Franco había que darle, a continuación, contenido político, y

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 61: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

en esta dirección deben interpretarse las leves reformas y el

largo proceso institucional que se prolonga hasta la Ley

Orgánica del Estado. Antes se ha visto que la promulgación

de aquellas leyes y la creación de las instituciones dejaron

íntegros los poderes de Franco; nos falta ahora precisar qué

añadieron o en qué matizaron aquellas leyes los poderes y

las instituciones.

Según la ley de creación de las Cortes, éstas se concebían

como una «institución colaboradora» del Jefe del Estado en

la importante tarea de elaborar las leyes, función que sólo

materialmente las relacionaba con los parlamentos democrá-

ticos, pero que formalmente, por sus facultades y por el modo

de elegir a los procuradores (elección corporativa e indirecta

y designación directa) (nota 23), se hallaban situadas en las

antípodas.

Con el Fuero de los Españoles, el régimen franquista preten-

día dar un paso más en la adaptación a los regímenes libe-

rales, pero por su origen, su formulación y sus limitaciones se

queda, en palabras de Tuñón de Lara, en algo parecido a una

«declaración otorgada de derechos» (nota 24). En este senti-

do, el Fuero de los Españoles es un claro ejemplo de cinismo

político e histórico.

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 62: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Como ya se ha dicho, en la Ley de Sucesión los poderes de

Franco se engrandecen mucho más, a pesar de que la jerar-

quía eclesiástica y otros panegiristas del régimen presenta-

ran las leyes fundamentales como una limitación que el pro-

pio general imponía a sus poderes y, por lo tanto, debía ser

objeto de reconocimiento y de votación favorable en el refe-

rendum. Con esta ley, además, el dictador hallaba la fórmula

para presentar institucionalmente su régimen, con la que pre-

tendía ser homologado internacionalmente.

La cuarta medida política para lograr la adaptación institucio-

nal, fue la convocatoria de las elecciones municipales, pero

no como recuperación de la democracia en los municipios,

sino como implantación de la democracia orgánica en ellos;

es decir, un sistema de representación corporativa, elección

indirecta y nombramiento gubernamental de los alcaldes.

A pesar de esta adaptación ficticia, el régimen de Franco fue

admitido de modo indirecto en el bloque occidental, por lo que

la dictadura franquista no necesitó de ningún tipo de reformas

para su reconocimiento y tolerancia internacionales. Por ello,

a partir de 1953 el régimen de Franco no precisó mayores

esfuerzos de adaptación y sólo efectuó ligeros retoques para

borrar las sombras de las declaraciones de totalitarismo de

los primeros años. Esta última función la ejercieron la Ley de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 63: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

los Principios Fundamentales del Movimiento y la Ley

Orgánica del Estado. A partir de 1967, los comentaristas del

régimen franquista lo calificarán como «Estado de derecho»,

con lo que se había consumado y entronizado la paradoja

política de convertir una dictadura en un régimen ficticio de

derecho.

Aparte del proceso de adaptación institucional analizado, el

general Franco se sirvió periódicamente de los cambios

ministeriales para incorporar al gobierno a personas o grupos

con sensibilidades y planteamientos ideológicos que podían

ser más eficaces en unas circunstancias u otras y con los que

el régimen se adaptaría mejor a las necesidades interiores y

exteriores, tal como sucedió en 1942. Los cambios más sig-

nificativos fueron los que tuvieron lugar en 1945 y 1957: el pri-

mero motivado por la urgencia de responder a la coyuntura

del final de la II Guerra Mundial, y el segundo, por la grave cri-

sis económica generada por el agotamiento de la política

autárquica. En ambos casos se percibe la estrecha relación

entre los problemas interiores y exteriores de la política del

régimen franquista.

En 1945, las amenazas contra el régimen procedían del exte-

rior y se trataron de neutralizar colocando en el Ministerio de

Asuntos Exteriores a una persona ideológicamente afín a la

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

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democracia cristiana, que desempeñaría una importante fun-

ción en los gobiernos de Europa Occidental en los años

siguientes; pero aquel ministro, además, debía impulsar en el

interior un proceso de reformas para hacer homologable el

régimen franquista con el de los aliados. Dada la incapacidad

de FET y de las JONS, el partido único franquista, para llevar

a cabo la anterior función, el ministro contó con dos impor-

tantes aliados: la jerarquía eclesiástica, particularmente el

Arzobispo de Toledo, y las organizaciones de AC, tanto las

que actuaban en el interior como las que proyectaban su acti-

vidad en el exterior. El Fuero de los Españoles y la Ley de

Sucesión fueron el escaso bagaje de aquella gestión política

(nota 25).

En 1957, el régimen franquista se hallaba consolidado en el

interior y reconocido en el exterior, pero los problemas proce-

dían de la crisis económica, acarreada por la política autár-

quica. Así pues, la economía española requería varias inter-

venciones urgentes: el saneamiento interior, medidas de libe-

ralización y el establecimiento de un sistema realista de cam-

bios monetarios con el exterior. Para llevar a cabo estas ope-

raciones el general Franco utilizó a un grupo de tecnócratas,

que pertenecían al Opus Dei, especialistas en cuestiones

económicas y administrativas y poco exigentes en los temas

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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relativos a la reforma política interior, aunque desaprobaban

el mantenimiento de fórmulas con reminiscencias totalitarias.

Los frutos de su gestión política fueron la Ley de los

Principios Fundamentales del Movimiento y la Ley Orgánica

del Estado; y los de la gestión económica, el Plan de

Estabilización y la elaboración y puesta en marcha de la polí-

tica de los Planes de Desarrollo, que supusieron un elemen-

to muy importante de la modernización económica y social de

España en los años sesenta.

Sin embargo, aunque en una y otra etapa el protagonismo

político lo ejercieron personas de uno u otro grupo, éstos

tuvieron permanentemente en frente a los dirigentes políticos

y ministros del sector falangista, que interpretaron como des-

viación y, por lo tanto, un atentado contra la integridad del

régimen (inmovilismo) la más ligera adaptación que se pro-

pusiera. Estos enfrentamientos tuvieron lugar a lo largo de la

primera etapa entre el grupo político de A. Martín Artajo y el

sector ortodoxo del partido único (nota 26); y durante la

segunda, los ataques contra el grupo tecnócrata procedían

del sector más inmovilista del falangismo (el búnquer), por-

que temían, y no sin razón, que el reformismo político segui-

ría a corto o medio plazo a la liberalización económica. El pro-

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 66: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tagonismo político de los tecnócratas terminó con el gobierno

de Carrero Blanco, en diciembre de 1973 (nota 27).

4. Conclusión: La implicación de la sociedad española

Precisado el significado histórico de los conceptos inmovilis-

mo y adaptación referidos al régimen franquista y analizados

a grandes rasgos sus contenidos, cabe plantearse la implica-

ción de la sociedad española con el régimen. Son ya lugares

comunes que el régimen franquista se impuso en España por

la fuerza, que su objetivo prioritario fue perdurar y que se sir-

vió permanentemente de la represión para tener sometida a

la población y neutralizar el más leve intento de oposición;

pero este régimen de dictadura pretendía, al mismo tiempo,

moldear la sociedad española «a su imagen y semejanza»,

utilizando los cuantiosos y poderosos medios que tenía sin

limitación ninguna: la propaganda, la educación, la manipula-

ción y la creación de la opinión pública, la movilización de la

juventud, etc. han afectado a varias generaciones de espa-

ñoles (nota 28). Sin embargo, el medio más eficaz para apor-

tar adeptos al régimen fue el otorgar beneficios económicos

y conceder situaciones de privilegio político y administrativo,

con los que se retribuía tanto a los adheridos de las primeras

horas como a los que posteriormente se acercaron al régi-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 67: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

men directamente, por mediación de otros o a través de las

instituciones, y siempre con la intención de obtener algún

beneficio: la jerarquía eclesiástica, organizaciones empresa-

riales, propietarios, empresarios y otros profesionales de ide-

ología conservadora, que ejercían una importante influencia

social, se aprestaron a ocupar o se incorporaron sucesiva-

mente a las instituciones y a los organismos del régimen. En

este sentido es muy importante la incorporación de la segun-

da generación del franquismo a la política activa en los años

sesenta, en la que, aparte de las motivaciones políticas, la

perspectiva de obtener una posición social y económica nota-

ble supuso un atractivo interesante (nota 29).Todo ello se diri-

gía a ampliar el consenso o, mejor, a extender los apoyos

sociales del régimen; pero es inevitable, asimismo, plantear la

cuestión de la oposición o el disenso.

La sociedad española estuvo sometida al régimen franquista

y una buena parte de ella asumió sus planteamientos por

interés o por afinidad ideológica, pero otra parte importante

de la misma se mantuvo alejada con actitudes claras de opo-

sición, de desprecio y de indiferencia; es decir, que la socie-

dad española albergó un alto grado de disenso. Una prueba

palpable de éste fue el mantenimiento durante toda la histo-

ria del franquismo de las medidas de política represiva cuyo

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

Page 68: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

objetivo no era la protección de los derechos y del modelo

social y político asumidos libremente por los ciudadanos, sino

el de la defensa del régimen en contra de los ataques que

podría sufrir de los ciudadanos. Se trata, pues, de una evi-

dente perversión del concepto de orden público. La política

represiva pasó por dos etapas principales: la anterior a 1959,

en la que giró en torno al Código de Justicia Militar y a los

delitos relacionados con la rebelión militar y con la seguridad

del Estado (nota 30) y su aplicación pasó por dos fases, con

mayor rigor en condenas a muerte y penas de cárcel más

prolongadas hasta 1945, aminoradas unas y otras en los

años siguientes; en la segunda etapa, desde 1959 hasta

1975, no varió el concepto de orden público, pero se adopta-

ron algunas innovaciones y se crearon tribunales especiales

de acuerdo con la categoría de los delitos: los de bandidaje y

terrorismo (Ley de 1960), cometidos contra la seguridad del

Estado, eran competencia de la jurisdicción militar, y las acti-

vidades realizadas con motivación política en contra del régi-

men franquista correspondían al tribunal especial de orden

público, formado en mayo de 1963, de acuerdo con la Ley de

1959 (nota 31); pero lo verdaderamente decisivo eran las

facultades de los magistrados y policías para clasificar los

actos y la arbitrariedad con la que lo realizaban.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 69: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Por último, ante el funcionamiento de este aparato represivo

la oposición no encontró apenas posibilidades de organizar-

se: los partidos históricos se hallaban en el exilio y ante cual-

quier intento que se descubría eran fuertemente reprimidos.

El PCE fue el más activo en los años cuarenta y cincuenta,

primero alimentó la actividad guerrillera y después se infiltró

en otros movimientos de estudiantes, obreros y servicios

públicos, que protagonizaron actos de protesta con una clara

intencionalidad política. En los años sesenta aparecieron

nuevas formas de organización de la oposición: en la lucha

sindical las CC.OO. y en la estudiantil, las coordinadoras de

estudiantes (nota 32); asimismo comenzó la actividad terro-

rista de ETA, la organización nacionalista vasca. No debe

olvidarse tampoco la actividad realizada en este campo por

las organizaciones de la AC, particularmente en el campo sin-

dical por la HOAC (nota 33). Sin embargo, a pesar de esta

actividad opositora, el régimen se mantuvo mientras vivió el

dictador ya que el entramado que había construido con el

inmovilismo, la adaptación política y los intereses, defendido

con las fuertes medidas represoras, le mantuvo su lealtad. El

concepto de lealtad política adquiere una gran importancia

para entender la existencia del régimen en los últimos años.

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Glicerio Sánchez RecioInmovilismo y adaptación política del régimen franquista

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1 Ver al respecto: SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, «La polisemia de losconceptos historiográficos: Los análisis sobre el fascismo y el fran-quismo», en Bulletin d’Histoire Contemporaine de la’Espagne, n.º27, CNRS, Aix-en-Provence, 1999, págs. 181-196. En él se alude aldebate en torno al significado del concepto «fascismo». Para unanálisis más profundo de la cuestión: SAZ CAMPOS, Ismael,«Repensar el feixisme», en Afers, n.º 25 (1996), págs. 443-473.

2 Fundamentos del Nuevo Estado, Madrid, Edit. Vicesecretaría deEducación Popular, 1943, págs. 46-47. Estos títulos son la base delposterior de Caudillo proyectado desde la Jefatura del Estado, elpartido único y la jerarquía eclesiástica. Ver: REIG TAPIA, Alberto,Franco ‘caudillo’: Mito y realidad, Madrid, Tecnos, 1996, págs. 61-68y 174-183.

3 Fundamentos…, pág. 79.

4 Ibid., págs. 20-21.

5 Ibid., págs. 173-182.

6 Mons. E. Pla y Deniel, «Carta pastoral ante el referéndum popularal proyecto de ley sobre la sucesión en la Jefatura del Estado», del13 de junio de 1947, en Escritos pastorales, Madrid, 1949, Vol. II,págs. 329-334.

7 Fundamentos…, págs. 47-52. La Ley Orgánica del Estado, en elPreámbulo, sistematizaba y asumía las anteriores LeyesFundamentales y, en la Disposición Transitoria 4ª, establecía que«...en el plazo de cuatro meses... se publicarán los textos refundi-dos de las Leyes Fundamentales, en los que se recogerán las modi-ficaciones a que se hace referencia en las disposiciones adiciona-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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les de la presente Ley...». Los textos refundidos se publicaron porDecreto del 20 de abril de 1967, y en el de la Ley constitutiva de lasCortes no aparece ninguna modificación al respecto. Ver: MONTE-RO, Julio (ed.), Constituciones y códigos políticos españoles, 1808-1978, Barcelona, Ariel, 1998, págs. 191 y 201-202, respectivamen-te.

8 Ver al respecto: Leyes fundamentales, Madrid, Edit. SecretaríaGeneral Técnica de la Presidencia del Gobierno, 1959, págs. 47-53.Ver la respuesta y crítica de D. Juan de Borbón (manifiesto deEstoril), en PRESTON, Paul, Franco. Caudillo de España,Barcelona, Grijalbo, 1994, págs. 707-708.

9 Ver: Leyes fundamentales…, págs. 9-23. Los citados textos refun-didos que siguieron a la promulgación de la Ley Orgánica no intro-dujeron ninguna modificación al respecto. Ver un análisis de las pri-meras leyes fundamentales y su relación con la jerarquía eclesiás-tica en SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, De las dos ciudades a la resu-rrección de España. Magisterio pastoral y pensamiento político deEnrique Pla y Deniel, Valladolid, Ámbito, 1995, págs. 152-164.

10 En el texto refundido del Fuero del Trabajo desaparece el califi-cativo de totalitario referido al Estado; y en el del Fuero de losEspañoles se compaginan la confesionalidad del Estado y la pro-tección de la libertad religiosa «...que, a la vez, salvaguarde lamoral y el orden público» (art. 6). Ver: MONTERO, Julio (ed.),Constituciones y códigos políticos..., págs. 182-183.

11 Ver al respecto: SÁNCHEZ RECIO, Glicerio (ed.), El primer fran-quismo (1936-1959). Ayer, n.º 33 (1999), particularmente,

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Notas

Page 72: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Presentación» y «Líneas de investigación y debate historiográfi-co», págs. 11-15 y 17-40.

12 Ver al respecto las obras de RAMÍREZ, Manuel, España 1939-1975. Régimen político e ideología, Barcelona, Labor, 1978; y deFERNÁNDEZ CARVAJAL, R., La constitución española, Madrid,1969. Aquí aparecen las reminiscencias del debate sobre la natura-leza del franquismo, al definirlo unos como «dictadura fascista» yotros como «régimen autoritario de pluralismo limitado». En una yotra formulación se parte de un cierto desenfoque: los primerosproyectan las características del principio sobre toda la trayectoriaposterior (refuerzan el atributo del inmovilismo) y los segundosinvierten la perspectiva y proyectan sobre el principio las caracte-rísticas de la segunda fase. Ver una revisión del debate en:SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, «Líneas de investigación y debate his-toriográfico»… op. cit.

13 Ver las obras de JEREZ MIR, Miguel, Elites políticas y centros deextracción en España, 1938-1957, Madrid, CIS, 1982; y MIGUEL,Amando de, Sociología del franquismo. Análisis ideológico de losministros del régimen, Barcelona, Euros, 1975.

14 Ver al respecto: RUIZ RICO, Juan J., El papel político de la IglesiaCatólica en la España de Franco (1936-1971), Madrid, Técnos,1977; TUSELL, Javier, Franco y los católicos. La política interiorespañola entre 1945 y 1957, Madrid, Alianza Universidad, 1984; ySÁNCHEZ JIMÉNEZ, José, «La jerarquía eclesiástica y el Estadofranquista: las prestaciones mutuas», en SÁNCHEZ RECIO,Glicerio (ed.), El primer Franquismo (1936-1959). Ayer, n.º 33(1999), págs. 167-186.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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15 Sobre la rentabilidad política de la represión, ver: REIG TAPIA,Alberto, Ideología e historia. Sobre la represión franquista y la gue-rra civil, Madrid, Akal, 1985; y MIR CURCÓ, Conxita, «Violenciapolítica, coacción legal y oposición interior», en SÁNCHEZ RECIO,Glicerio (ed.), El primer franquismo (1936-1959). Ayer, n.º 33(1999), págs. 115-145.

16 Ver al respecto las obras: SALAS LARRAZABAL, Ramón,Pérdidas de la guerra, Barcelona, Planeta, 1977; REIG TAPIA,Alberto, Franco ‘caudillo’…, págs. 205-209; CENARRO, Ángela,«Muerte y subordinación en la España franquista: el imperio de laviolencia como base del ‘Nuevo Estado’», en Historia Social, n.º 30(1998), págs. 18-19; y JULIÁ, Santos (coord.), Víctimas de la gue-rra civil, Madrid, Temas de Hoy, 1999.

17 El proceso seguido contra Julián Grimau y su ejecución, el 20 deabril de 1963, es un ejemplo de esta represión selectiva. La repre-sión se extendió hasta los últimos días de la vida del dictador: el 27de septiembre de 1975 fueron ejecutados tres militantes del FRAPy dos de ETA.

18 REIG TAPIA, Alberto, Franco ‘caudillo’…, págs. 239-276;MARTÍNEZ LEAL, Juan y ORS MONTENEGRO, Miguel, «En elreformatorio de adultos de Alicante», en Canelobre, n.º 31/32,Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 1995, págs. 46-72.

19 SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, Los cuadros políticos intermediosdel régimen franquista, 1936-1959. Diversidad de origen e identidadde intereses, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1996,págs. 117-154.

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Notas

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20 MORENO FONSERET, Roque, «Economía y poder local enAlicante (1939-1948). La función restauradora del régimen», enTUSELL, Javier y otros (coord.), El régimen de Franco (1936-1975),Madrid, UNED, 1993, Vol. I, págs. 99-114.

21 Este mecanismo lo hacían palpable los dirigentes franquistas dela provincia de Barcelona en un Informe político, del mes denoviembre de 1940, en el que se decía respecto a los antiguos mili-tantes de la Lliga Regionalista: «... Ello no obstante, con una acer-tada política en la dirección económica y con personas que merez-can su confianza, han de reaccionar con facilidad como prueba elhecho de la satisfación producida por el reciente nombramiento delCamarada Demetrio Carceller para Ministro de Industria yComercio, pues a pesar de conocer su filiación falangista, ven en élun hombre capacitado y conocedor de sus problemas, realista yhombre de empresa...» (Archivo General de la Administración deAlcalá de Henares, Sec. Presidencia, Secretaria General delMovimiento, Caja 31).

22 PORTERO, Florentino y PARDO, Rosa, «Las relaciones exterio-res como factor condicionante del franquismo», en SÁNCHEZRECIO, Glicerio (ed.), El primer franquismo (1936-1959). Ayer, n.º33 (1999), págs. 187-219.

23 Cuando, a partir de 1967, se amplió la representación a los pro-curadores familiares, el derecho de sufragio se concedió solamen-te a los cabezas de familia.

24 BIESCAS, J.A. y TUÑÓN DE LARA, M. (eds.), España bajo la dic-tadura franquista, Vol. X de la Historia de España, dirigida por M.Tuñón de Lara, Barcelona, Labor, 1980, pág. 213.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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25 Ver al respecto: PORTERO, Florentino, Franco aislado. La cues-tión española (1945-1950), Madrid, Aguilar, 1989; y «Artajo, perfilde un ministro en tiempos de aislamiento», en Revista de HistoriaContemporánea, n.º 15 (1996), págs. 211-224; TUSELL, Javier,Franco y los católicos.. op. cit.; y SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, «Lasprestaciones de la Iglesia a la política exterior del Régimen deFranco, 1945-1957», en TUSELL, Javier y otros (coord.), La políticaexterior de España en el siglo XX, Madrid, UNED, 1997, págs. 389-398.

26 TUSELL, Javier, Franco y los católicos..., págs. 391 y sigs.; ySÁNCHEZ RECIO, Glicerio, «La coalición reacionaria y la confron-tación política dentro del régimen franquista», en TUSELL, Javier yotros, Estudios sobre la derecha española contemporánea, Madrid,UNED, 1993, págs. 551-562.

27 Ver: TUSELL, Javier, Carrero. La eminencia gris del régimen,Madrid, Temas de Hoy, 1993.

28 Ver: SEVILLANO CALERO, Francisco, Propaganda y medios decomunicación en el franquismo (1936-1951), Publicaciones de laUniversidad de Alicante, 1998.

29 Está sin hacer el estudio específico de la incorporación de estegrupo a la política del régimen en los años sesenta y que, una déca-da más tarde, cumpliría importantes funciones en la transicióndemocrática.

30 LANERO TÁBOAS, Mónica, Una milicia de la justicia. La políticajudicial del franquismo (1936-1945), Madrid, Centro de EstudiosConstitucionales, 1996.

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Notas

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31 ÁGUILA, Juan J. del, «El Tribunal de Orden Público, 1963-1976.Trece años de represión política en España», en TUSELL, Javier yotros (coord.), La oposición al régimen de Franco, Madrid, UNED,1990, Vol. 2, págs. 427-440.

32 MARAVALL, José M.ª, Dictadura y disentimiento político. Obrerosy estudiantes bajo el franquismo, Madrid, Alfaguara, 1978.

33 DOMÍNGUEZ, Javier, Organizaciones obreras cristianas en laoposición al franquismo (1951-1975), Bilbao, Mensajero, 1985.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Roque Moreno Fonseret

Las consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

1. El uso de las consultas populares en regímenesdictatoriales

El análisis de las consultas electorales organizadas por los

diferentes regímenes dictatoriales es desdeñado por la mayor

parte de los científicos sociales, y en especial por los histo-

riadores. Fue en los setenta cuando se comenzó a teorizar

sobre la naturaleza y funciones de este tipo de elecciones,

denominadas semicompetitivas o no-competitivas (nota 1).

Ahora bien, bajo este concepto se englobaban elecciones de

todo tipo celebradas en dictaduras de naturaleza muy diver-

sa, y ello propició que se compararan sistemas, situaciones y

mecanismos tan diferentes y tan distantes en el tiempo como

sin duda son los regímenes fascistas o comunistas, las dicta-

Page 78: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

duras militares sudamericanas o los sistemas políticos auto-

ritarios africanos actuales, lo que hizo que muchas de sus

aportaciones referidas a las funciones, a la dinámica o a las

consecuencias de estas consultas fueran muy cuestionables

(nota 2). Sin embargo, los trabajos ratifican algo que parecía

obvio: que el estudio de este tipo de comicios puede aportar

elementos importantes que sirven para la captación de meca-

nismos difícilmente perceptibles en otros niveles de la reali-

dad política (nota 3). Es más, desde un criterio estrictamente

funcional, es evidente que la decisión de organizar unas elec-

ciones por parte de alguien que no está obligado en absolu-

to a hacerlo señala que de su organización espera obtener un

beneficio, normalmente el de su legitimación, aunque sea

caricaturesca. En otras palabras, el papel legitimador de

estas elecciones puede ser discutible, pero no por eso hay

que pasarlo por alto (nota 4). Por otro lado, la utilización de

plebiscitos y, en general, de todo tipo de consulta constituye

un mecanismo fundamental para resolver el problema de la

institucionalización del régimen autoritario (nota 5). Por ello,

su validez no ha sido soslayada, por ejemplo, en la historio-

grafía italiana centrada en el estudio del fascismo, siendo

muchos los trabajos que resaltan el papel legitimador del

recurso electoral, así como su importancia en el proceso de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 79: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

consolidación e institucionalización del fascismo. Hay que

tener en cuenta que, por ejemplo, el recurso de las eleccio-

nes permitió a Mussolini y a Hitler implantar, desde la legali-

dad, sus dictaduras totalitarias. En ambos casos, una vez

alcanzado el poder, los dos dictadores mantuvieron la ficción

democrática y permitieron la celebración de elecciones

«semilibres» que incluían la participación de todos los parti-

dos de la oposición, logrando dar base legal en el seno de la

constitución democrática a los dirigentes antidemocráticos,

proporcionar la ocasión de una manifestación plebiscitaria y

hacer manifiesto el poder real del partido en la calle (nota 6).

En la Italia fascista, tras la marcha de Roma, el Gran Consejo

del Fascismo se ocupó de manera casi inmediata de la cues-

tión de la reforma electoral (nota 7). La Ley Acerbo, aprobada

en noviembre de 1923, fue concebida como un instrumento

para consolidar la hegemonía del partido fascista (nota 8). El

texto introducía el escrutinio mayoritario de lista, de manera

que aquella candidatura que obtuviese el refrendo de al

menos el 25 % de votos conseguiría dos tercios de los esca-

ños del Parlamento. En las elecciones de 1924 votó el 63,8%

del censo y la lista ministerial, «il listone», compuesta por

candidatos fascistas o simpatizantes, obtuvo el 65% de los

votos y 356 diputados sobre un total de 535. De esta manera

79ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 80: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

se completó la primera fase del poder fascista. En realidad, la

historia del fascismo queda marcada en buena parte por la

evolución de su legislación electoral y de los resultados de las

diferentes consultas. En la ulterior «elección», que en el len-

guaje político fascista viene definida significativamente como

«il plebiscito» (nota 9), se aplicó una legislación más draco-

niana, la elaborada por Alfredo Rocco, que fijaba la existen-

cia de un único colegio electoral y reducía el número de dipu-

tados a 400. Los electores sólo podían votar SI o NO a una

lista confeccionada por entes corporativos y presentada por

el Gran Consejo Nacional, de ahí el carácter plebiscitario de

la consulta. Votó el 89,6% del electorado, por cierto, reducido

significativamente, y de ellos sólo el 1,57% lo hizo en contra.

El plebiscito selló «el culmen de una época del fascismo»

(nota 10) y el inicio, en definitiva, de una nueva fase en la que

el fascismo legalizó su posición y redujo a una pírrica minoría

a la oposición. El segundo plebiscito, celebrado en 1934, fue,

para los fascistas, un éxito mayor. El porcentaje de votantes

fue del 96,25% y el 99,8% de ellos apoyó la lista oficial. En

1939 la Cámara de los Diputados fue sustituida por la

Cámara del Fascismo y de las Corporaciones, inaugurándo-

se así la fase del fascismo de combate. Por la naturaleza de

las consultas realizadas, los historiadores italianos han anali-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 81: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

zado, sobre todo, la legitimidad de la representación que

ostentaban los diputados elegidos a partir de 1924, escasa

por la «maldad» intrínseca de las leyes electorales (nota 11).

Es obvio que el recurso a este tipo de consultas se hacía

desde el poder como instrumento de legitimación del régi-

men. Dicha afirmación queda confirmada con lo ocurrido

poco después en el norte de Italia. El propio Mussolini, cuan-

do proclamó el nacimiento de la República Social en 1943,

sabía que no tenía ningún poder ni base legal para hacerlo y

buscó esa legitimidad en unas posibles elecciones municipa-

les, en un intento fallido de establecimiento de un sistema de

representación orgánica en los ayuntamientos (nota 12).

Resulta paradójico, sin embargo, observar la escasa atención

que en dichos análisis se hace de la manipulación y control

de la opinión pública, el uso de la represión policiaca y de la

violencia como medio de acción política y, en general, el

empleo de todo el aparato del Estado al servicio claro del par-

tido dominante, tanto en la labor propagandística como la del

escrutinio (nota 13). Factores, que, en definitiva, explican

mejor la nula representatividad de los diputados «electos»

entre 1924 y 1939 que la propia legislación electoral.

En 1933, un mes después del ascenso al poder de Hitler, se

celebraron las últimas elecciones «libres» en Alemania. En

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 82: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

esta consulta votó el 89% del electorado alemán y supuso el

triunfo en las urnas del NSDAP al obtener el 43,9% de los

votos y el 44,5% de los escaños, con resultados muy des-

iguales en los diferentes territorios alemanes. Los 288 dipu-

tados nazis, sobre 647, unidos a los 52 del Partido Nacional

Alemán, concedieron a Hitler una mayoría parlamentaria que

éste usó para destruir paulatinamente el Estado republicano.

El resultado, nada contundente a pesar de que las elecciones

estuvieron presididas por la coacción y la intimidación, nada

tiene que ver con los habidos meses más tarde, cuando Hitler

utilizó nuevas consultas populares para dar base legal al

nacimiento de la dictadura. Las elecciones de noviembre de

1933, esta vez con candidatura única, sancionan el naci-

miento del III Reich, y el plebiscito de agosto de 1934 legiti-

ma al dictador ya que refrendan con un 88% de votos afirma-

tivos el autonombramiento de Hitler como presidente del

Reich producido tras la muerte de Hindenburg. Son muchos

los estudios sobre la asunción del poder por parte del Partido

Nazi, pero pocos los que tratan el ascenso de votos del par-

tido nazi y el mantenimiento de la ficción electoral. La inter-

pretación ampliamente aceptada es la enunciada por Bracher

(nota 14), que ha servido para calibrar la importancia de

estas prácticas. El recurso a las consultas populares sirvió no

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sólo para legitimar el poder entre los alemanes, sino también

para neutralizar los temores de los miembros de la coalición

en los momentos difíciles.

La legitimación a través del plebiscito también se procuró en

el caso del Estado Novo portugués. Salazar, verdadero hom-

bre fuerte desde 1928, entra en escena de la mano del gol-

pista general Carmona como ministro de Hacienda, funda

Unión Nacional -movimiento nacional corporativista de apoyo

inquebrantable a su persona-, en 1932 es nombrado presi-

dente del Consejo de Gobierno y en 1933 consigue que la

Constitución que configura el Estado Novo sea aprobada en

plebiscito. Salazar continuó empleando la ficción electoral

para legitimar, consolidar e institucionalizar el régimen. Y lo

hizo, sobre todo, en los momentos de mayor rechazo interno

y externo a la dictadura, tras la Segunda Guerra Mundial y en

los años sesenta (nota 15). Sin embargo, las consultas popu-

lares del régimen de Salazar han servido a los historiadores

portugueses para encauzar el estudio de la oposición al

«Estado Novo», toda vez que en los diferentes comicios habi-

dos se permitió la participación de las distintas fuerzas opo-

sitoras; eso sí, con todas las trabas, fraudes e intimidaciones

que se puedan imaginar. Es más, la utilización de las consul-

tas populares como instrumento de control de la oposición es

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 84: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

un argumento nada desdeñable a la hora de explicar su exis-

tencia y parece que se permitió la participación de las fuerzas

opositoras para tenerlas controladas. Entre 1933 y 1969 se

celebraron sucesivas elecciones presidenciales en las que

podían votar los jefes de familia y las mujeres diplomadas, un

censo que osciló tan sólo entre 1.300.000 en 1930 y

1.800.000 en 1969, a pesar del importante crecimiento

poblacional de Portugal en estas fechas. Aunque se mencio-

nan la falta de estímulo electoral, el desprecio doctrinario de

las urnas, los bajos porcentajes de abstención, casi siempre

inferiores al 20%, o la falsificación de certificados de voto, ha

sido la participación efectiva de los distintos partidos de la

oposición en estas «farsas electorales», tal y como ellos las

denominaban, y la consiguiente elaboración de programas

comunes y de discursos políticos, el tema recurrente de los

investigadores portugueses (nota 16). Como en Portugal, la

España franquista también presentaba una falta de legitimi-

dad de origen que intentó ser contrarrestada por la utilización

de diferentes consultas. Sin embargo, este tema reviste una

complejidad aún mayor, por la propia evolución del régimen,

por la heterogeneidad de las elecciones y, sobre todo, por la

compleja y enmarañada legislación electoral.

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Page 85: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2. Naturaleza de las consultas franquistas.Líneas de interpretación

Entendemos por consultas populares aquellas en las que

sectores de población relativamente amplios pueden acudir a

las urnas en su condición de ciudadano –o súbdito– sin nece-

sidad de pertenecer a ningún tipo de asociación. La existen-

cia de un cuerpo electoral amplio se complementa además

en determinadas consultas con el sufragio directo y la teórica

posibilidad de optar por listas alternativas, lo que convierte a

las consultas en elecciones semicompetitivas. En España las

consultas populares se redujeron a la elección de los repre-

sentantes del tercio familiar en los Ayuntamientos a partir de

1948 y en las Cortes desde 1967. A ellas habría que añadir

los dos referenda organizados en 1947 y 1966. El régimen

proclamaba que la naturaleza de ambas consultas era bien

distinta. Mientras el primer tipo de comicios respondía a la

teoría de la «democracia orgánica» expresada en el Fuero de

los Españoles, que predicaba que «todos los españoles tie-

nen derecho a participar en las funciones públicas de carác-

ter representativo a través de la Familia, el Municipio y el

Sindicato», el segundo tipo buscaba el refrendo de leyes

básicas en la institucionalización del régimen, vía catarsis.

Así, mientras en el primer caso las elecciones eran conside-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 86: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

radas apolíticas o administrativas, a las segundas se les

impregnaba de un fuerte carácter «político». Por esa circuns-

tancia, si en las elecciones por el tercio familiar sólo podían

votar los cabezas de familia –y a partir de 1967 también las

mujeres casadas– lo que lógicamente impedía ejercer ese

derecho a amplios sectores de la población, en los plebisci-

tos de 1947 y 1966 pudieron hacerlo todos los españoles

mayores de 21 años.

La cuestión fundamental en el análisis de estas consultas,

independientemente de su tipología, no deviene de conocer

su naturaleza, sino de averiguar la causa por la que el

Régimen de Franco convocaba episódicamente a sectores

más o menos extensos de la población española cuando, en

principio, no parece que fuera necesario hacerlo. Tanto más

teniendo en cuenta que, una vez convocados, el aparato del

Estado se aprestaba a manipular los comicios antes, durante

y después de la votación, en muchas ocasiones de manera

escandalosa, lo que evidentemente hacía perder, de haberla

tenido alguna vez, todo atisbo de legitimidad a las consultas

tanto en el exterior como en el interior. La utilización y el man-

tenimiento de esta ficción electoral constituyen, pues, el

aspecto crucial en el análisis de las consultas franquistas. No

se trata tanto de analizar la llamada «democracia orgánica»

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 87: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

como de descubrir las causas que impelieron al Régimen a

celebrar este tipo de consultas, aún sabiendo las consecuen-

cias y atisbando los imprevistos que la misma votación podía

deparar.

En este sentido, Linz señala que los regímenes autoritarios

orgánico-estatales como el Régimen de Franco, al no tener

un partido único movilizador (como lo fueron el Partido

Fascista o el Nazi) no podían organizar sistemáticamente

elecciones plebiscitarias a escala nacional y, para paliar estas

carencias, estos regímenes crean un sistema de representa-

ción que se apoya en colegios electorales fragmentados defi-

nidos por los grupos dirigentes; una «democracia orgánica»

caracterizada por un procedimiento electoral con múltiples

niveles que pasa por muchos canales corporativos y que per-

mite a los dirigentes filtrar a los candidatos. Al parecer, este

tipo de consultas son propias de economías en vías de

modernización y constituyen un escalón superior sobre los

métodos de política clientelista y de corrupción electoral, más

adaptados a las sociedades rurales y atrasadas, como la

España o el Portugal del primer tercio del siglo XX (nota 17).

Las elecciones en estos regímenes pierden, pues, el carácter

plebiscitario que caracterizan a los regímenes totalitarios,

donde se celebran elecciones-consenso.

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 88: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La caracterización que Linz hace de las consultas electorales

franquistas que, en definitiva, procede de la distinta naturale-

za percibida por el autor entre los regímenes autoritarios y

totalitarios, presenta a nuestro juicio evidentes lagunas. La

principal es, pensamos, la idea de que el Régimen de Franco

crea el sistema de representación corporativa simplemente

para paliar una carencia. Sin embargo, ya desde la Primera

Guerra Mundial el corporativismo, o mejor dicho, diferentes

fórmulas corporativistas fueron consideradas por las organi-

zaciones patronales y empresariales como la mejor alternati-

va para participar activamente en los órganos de representa-

ción, ante la pérdida progresiva de legitimidad de la repre-

sentación política inorgánica. El corporativismo es, además, a

juicio de muchos historiadores económicos, fundamental en

el establecimiento del sistema económico nacionalista, que

alcanza su máxima expresión con la autarquía franquista

(nota 18). La Dictadura de Primo de Rivera, por lo demás, ya

ensayó un sistema de representación corporativa, que el pro-

pio Linz denominó corporatismo social (nota 19), que reguló

las relaciones laborales y sociales según la tradición social

católica, basada en la sindicación libre y la corporación obli-

gatoria, lo que contribuyó decisivamente en la articulación de

una amplia gama de intereses (nota 20). Es cierto que la

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 89: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

naturaleza de este corporativismo es bien distinta del fran-

quista, pero no por eso debemos hablar de ruptura de la tra-

dición corporativa anterior. Lo que algunos han llamado cor-

porativismo social franquista, o modelo corporatista a medias

(nota 21), bebe sin duda de las realizaciones anteriores -en

ocasiones los hombres son los mismos- y, sobre todo, viene

a responder a las exigencias de los mismos grupos de inte-

rés. Por ello, el modelo corporativo debe entenderse como un

continuun que desde 1923 hasta la transición ha servido de

marco regulador de las relaciones entre la clase política y los

empresarios y terratenientes (nota 22). Por otra parte, consi-

derar que la democracia orgánica se corresponde con socie-

dades en franco proceso de desarrollo supone desconocer o

ignorar la realidad socioeconómica de la España del primer

franquismo, desde luego más rural y atrasada que la España

del primer tercio del siglo XX. De hecho, como veremos, no

parece que las elecciones franquistas soslayaran los méto-

dos tradicionales de clientelismo y adulteración electoral, sino

que, por el contrario, las redes clientelares en los ámbitos

rurales se consolidaron y los delitos electorales alcanzaron

cotas escandalosas. Por lo demás, es necesario escapar a

consideraciones simplistas que no tienen en cuenta los des-

ajustes que el paso de los años causa en todo régimen dic-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 90: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tatorial, ya sea en su bloque de poder -que deja de ser homo-

géneo- como en la instrumentalización de los resortes insti-

tucionales -que cambian tanto en el significante como en el

significado-.

Por otro lado, implícitamente, Linz acepta la distinción entre

elecciones administrativas y consultas políticas establecida

como consigna por el Régimen. Mientras las elecciones orgá-

nicas «sólo» trataban de confirmar a los candidatos que

representaban intereses oligárquicos y a las facciones en el

interior mismo del régimen, en los referenda estaba en juego

la legitimación plebiscitaria. Sin embargo, los escasos estu-

dios centrados en las elecciones municipales celebradas a lo

largo de los años sesenta insisten en la idea de que al menos

para los electores las elecciones fueron encaradas de forma

inequívocamente política, de manera que allí donde se politi-

zó más la práctica del voto, los candidatos independientes

pudieron afirmar su presencia (nota 23). Es más, la baja par-

ticipación característica de estos comicios municipales pro-

baba, más que una apatía, un elevado grado de politización,

en tanto en cuanto no se votaba por indiferencia respecto a

los términos de la alternativa que las elecciones planteaban,

y no por indiferencia a las elecciones (nota 24). En unos

momentos en los que una buena parte de los españoles lle-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 91: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

gaba a pensar seriamente en un aperturismo del régimen,

allá por 1966, este tipo de estudios llegó a concluir que el

Referéndum, y las consultas posteriores a la aprobación de

las Leyes Fundamentales, eran una invitación sincera del

Régimen a la participación política, un intento del Gobierno

de buscar una mayor asociación del ciudadano en la tarea

común (nota 25).

Las consultas franquistas, sean del tipo que sean, estuvieron

impregnadas de un carácter plebiscitario fuera de toda duda.

Ello era más evidente en los referenda, pero estuvo siempre

presente en las elecciones por el tercio familiar. Como vere-

mos, las consignas dadas por el Secretario General del

Movimiento a todas las Delegaciones Provinciales para

encauzar la propaganda electoral insisten en plantear las

consultas como un plebiscito a Franco y al Nuevo Estado, con

argumentaciones maniqueas ampliamente difundidas en los

medios de comunicación. El ministro de la Gobernación,

Alonso Vega, sintetizaba bien este punto, al afirmar con moti-

vo de las elecciones municipales de 1966 que «diría (a la ciu-

dadanía) que mediten seriamente en cuánto deben a nuestro

Caudillo, tanto en la guerra como en la paz, que disfrutamos

todos desde hace veintisiete años, en su constante sacrificio

y abnegación por España y por todos los españoles y que

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 92: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

esta deuda que todos tenemos contraída con él, exige no

sólo el que, a quien tanto se debe, se le exprese la adhesión,

sino la colaboración de todos en la obra del Gobierno»

(nota 26).

Por otra parte, el recurso a elecciones populares en la

España franquista buscó la legitimación institucional del régi-

men tanto en el ámbito interno como externo. Por ello los

momentos cumbres de estas consultas coinciden con los de

mayor acoso internacional al régimen y mayores niveles de

conflictividad interna. El recurso a las elecciones se concretó

precisamente en el período de máximo rigor en el sistema de

racionamiento alimenticio, con el lógico descontento social, y

de mayor aislamiento y presión internacional de los aliados

tras la Segunda Guerra Mundial; así, en el verano de 1945

Franco anuncia la convocatoria de elecciones municipales

presentándolas como un paso importante hacia la apertura

política, celebrándose en 1948 las primeras elecciones de

este tipo. Antes, el 6 de julio de 1947 las autoridades fran-

quistas sometieron a referéndum la Ley de Sucesión a la

Jefatura del Estado, basándose en la Ley de Referéndum de

1945. A mediados de los sesenta, la falta de desarrollo políti-

co de la dictadura contrastaba con el crecimiento económico

y la modernización social ocurridos en el país, produciéndo-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 93: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

se una creciente conflictividad social, y fuera de España, el

rechazo de las democracias occidentales al régimen de

Franco por totalitario crecía e impedía, por ejemplo, la ansia-

da integración europea del régimen. Ello, y los postulados

políticos del equipo tecnocrático en el Gobierno, llevó a las

autoridades franquistas a practicar una tímida apertura políti-

ca y acelerar el ritmo de las consultas, con el Referéndum del

14 de diciembre de 1966 que aprobó la Ley Orgánica del

Estado y la convocatoria de elecciones legislativas por el ter-

cio familiar en 1967, donde por primera vez en este tipo de

consultas pudo votar la mujer casada. En este sentido, es

conveniente reseñar también la vitalidad que adquirieron las

elecciones sindicales a partir de 1963, que, para Cué, «cons-

tituyen la manifestación más atípica de participación y repre-

sentatividad que se da en toda la estructura política del fran-

quismo» (nota 27).

Finalmente, creemos que la democracia orgánica y las com-

plejas elecciones que derivaron a lo largo de los años, nacie-

ron para responder a los anhelos de los grupos de presión

que habían apoyado al ejército rebelde en la guerra civil para

que instauraran un régimen de representación corporativo

que consideraban más adecuado para sus intereses. Otra

cosa distinta es que, con el paso del tiempo, el cambio en la

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 94: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

correlación entre las clases y fracciones de clase dentro del

bloque en el poder hiciese que las nuevas clases intermedias

urbanas no viesen en estas consultas el canal adecuado de

representación, de ahí la pérdida de legitimidad de estas

elecciones, manifestada en la progresiva disminución de los

niveles de abstención electoral y en el escaso número de

candidaturas alternativas a las oficiales.

3. El ordenamiento legal de las elecciones

De «complicada trama formal», de «tela de araña electoral»

o de «inabarcable madeja de insondables complejidades» ha

sido calificada la legislación electoral franquista (nota 28).

Conviene tener en cuenta que el sistema orgánico implanta-

do tras la guerra civil contemplaba la celebración de eleccio-

nes parciales o generales con bases electorales muy diver-

sas en cuanto a su número y su naturaleza, y con diferentes

tipos de sufragio: directo, indirecto o mixto (cooptación). El

tipo de sufragio indirecto, el más usado, era aplicado en la

selección de todos los «representantes» en las diversas ins-

tituciones y asociaciones, tales como dos tercios de conceja-

les de los ayuntamientos, los diputados provinciales, los con-

sejeros nacionales, los representantes sindicales y los procu-

radores en Cortes. El sufragio directo sólo se aplicó en aque-

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Page 95: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

llas elecciones encaminadas a cubrir los puestos de repre-

sentación familiar, es decir, un tercio de concejales en los

ayuntamientos y, a partir de 1967, los llamados procuradores

familiares, menos de la quinta parte del total. Las bases elec-

torales, en estos casos, fueron más amplias. Hasta 1967

votaban sólo los llamados «cabezas de familia», entendiendo

por tales todos los españoles residentes en España mayores

de 21 años, varones o mujeres, bajo cuya dependencia con-

viven otras personas en su mismo domicilio, así como aque-

llos emancipados mayores de 18 años. A partir de ese año,

se permitió el voto a las mujeres casadas. En este último

caso, el censo electoral estuvo formado aproximadamente

por el 75% de los españoles mayores de edad. El sufragio

universal sólo fue usado en los dos referenda, adoptándose

en general diferentes sistemas de sufragio restringido acor-

des con el principio fundamental de representación orgánica

o corporativa, de ahí que se hayan calificado a las elecciones

franquistas como elecciones de corte neocensitario (nota 29).

Como veremos, la heterogeneidad de los procesos electora-

les franquistas se complicó con el paso del tiempo por el

amplio volumen de instrucciones y normas reservadas, y de

leyes y decretos que venía a sumar o a modificar los distintos

procedimientos electorales elaborados durante el franquismo

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 96: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

a partir de 1942, año en el que se publica la Ley de Cortes,

así como por la dispersión de la legislación reguladora, que

dejó importantes lagunas entre sí (nota 30).

Si nos atenemos a aquellas consultas que hemos calificado

como populares, la Ley Electoral de 1907 aparece como la

legislación electoral general, aplicable a las elecciones de

procuradores familiares y a los concejales familiares.

Lógicamente, la ley de Maura se diseñó para regular el siste-

ma de representación de un sistema inorgánico y, para evitar

contradicciones, el nuevo régimen introdujo una serie de dis-

posiciones que, en definitiva, intentaron adecuar el sentido de

la consulta al régimen de representación corporativa. La Ley

de 1907 aparece desde los inicios del Régimen bien como el

referente, bien como el instrumento supletorio, de los diferen-

tes procedimientos electorales. Entre las modificaciones, la

fundamental fue la nueva regulación para la designación de

los integrantes de la Mesa Electoral, presidentes, adjuntos e

interventores, y de las Juntas del Censo, que quedó en

manos de las diversas asociaciones económicas, sindicales y

de los propios Alcaldes, de manera que el proceso de vota-

ción y escrutinio quedaba bajo el control del Estado sin posi-

bilidad alguna de fiscalización.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 97: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La Ley de Bases de Régimen Local de 1945 reguló la com-

posición de los Ayuntamientos, Diputaciones y Cabildos. Los

Alcaldes y Presidentes eran designados por el Ministerio de

Gobernación, ya sea el Ministro o los Gobernadores Civiles,

mientras los concejales eran elegidos por las organizaciones

corporativas que iban a representar. Un tercio de los conce-

jales fueron designados por las Juntas de los Sindicatos, otro

tercio fue seleccionado por diversas entidades económicas y

sociales, y el último, el de representación familiar, fue elegido

por los cabezas de familia. Las primeras elecciones se cele-

braron en 1948 y se contempló la renovación de la mitad de

los concejales cada tres años. Se aprovecharon de la Ley de

1907 articulados que se adecuaban perfectamente a los

anhelos de las autoridades franquistas: así, se adoptó el artí-

culo tercero, que privaba de voto a los sentenciados a penas

de prisión mayor, y se reeditó su artículo 29 -el artículo 55 del

Reglamento de Organización, Funcionamiento y Régimen

Jurídicos de las Corporaciones Locales-, que preveía la elec-

ción automática de los candidatos proclamados cuando su

número no fuese superior al de los escaños vacantes. La

representación familiar llegó a las Cortes en 1967, gracias a

las diversas innovaciones que introdujo la Ley Orgánica del

Estado (LOE) que estipuló que cada provincia, independien-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 98: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

temente de su extensión o población, elegiría a dos procura-

dores familiares. Como novedad más importante de esta ley

hay que señalar la inclusión de las mujeres casadas en el

Censo, en un intento de movilizar a sectores cada vez más

amplios de la población española.

Elemento sustancial en las elecciones de representación

familiar es el sistema de selección de candidatos, que obsta-

culizaba el acceso a tal condición a un buen número de espa-

ñoles. Al margen de las condiciones generales de elegibilidad

(ser español, vecino del municipio o provincia, tener más de

23 años o poseer una formación mínima –saber leer y escri-

bir–), existían otras particulares mucho más draconianas.

Para poder concurrir a las elecciones, el aspirante, además

de reunir las anteriores condiciones, debía contar con alguno

de estos requisitos: haber desempeñado el cargo de concejal

en el propio Ayuntamiento; ser propuesto bien por dos procu-

radores representantes de las Corporaciones locales de la

provincia, bien por tres diputados provinciales, bien por cua-

tro concejales del ayuntamiento; o estar respaldado por un

número de electores no inferior a la vigésima parte del

Censo. En las elecciones a procuradores a Cortes de 1967 y

1971 las condiciones fueron similares, y el aspirante sólo

podía ser propuesto como candidato si contaba con el res-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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paldo del 5% del electorado, o con el apoyo de cinco procu-

radores o siete diputados provinciales.

Aunque el procedimiento electoral y los mecanismos de vota-

ción fueron similares, los plebiscitos organizados en 1947 y

1966 contaron con algunas singularidades destacables. De

hecho, tal y como se indicaba en el preámbulo de la Ley, el

recurso al referéndum tenía un carácter complementario del

sistema electoral orgánico. La tradición de este tipo de con-

sultas plebiscitarias era escasa en España. El referéndum

apareció por primera vez en la legislación española con el

Estatuto Municipal de 1924, pero su reconocimiento constitu-

cional no llega hasta la Constitución de 1931, cuyo artículo 66

señalaba que «el pueblo podrá atraer a su decisión mediante

‘referéndum’ las leyes votadas por las Cortes. Bastará con

ello que lo solicite el 15 por 100 del electorado». A diferencia

de esta norma, la Ley de Referéndum Nacional de 22 de

octubre de 1945 introdujo este tipo de procedimientos plebis-

citarios para sancionar determinados proyectos de ley elabo-

rados por las Cortes «cuando la trascendencia de determina-

das leyes lo aconseje o el interés público lo demande»

(nota 31), siendo potestad del Jefe de Estado la posibilidad

de recurrir a esta consulta. Se trata, pues, de un tipo de refe-

réndum facultativo o potestatario (puesto que sólo es el Jefe

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 100: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de Estado el que puede estimar la conveniencia de celebrar-

lo), previo (porque sólo afecta a los proyectos de ley) y de

carácter meramente consultivo (de resultado no vinculante)

(nota 32). El referéndum fue usado por Franco en dos oca-

siones: el 6 de julio de 1947 para sancionar la Ley de

Sucesión, y el 12 de diciembre de 1966 para respaldar la Ley

Orgánica del Estado. Excepcionalmente, el artículo 2 de la

citada ley contempló la fórmula del sufragio universal al per-

mitirse el voto «a todos los hombres y mujeres de la nación

mayores de veintiún años». Esta ampliación del voto, que

buscaba en definitiva un respaldo mayoritario de las leyes, no

fue la única, como veremos.

Con motivo de la celebración de los plebiscitos se promulga-

ron una serie de normas complementarias. Aparte de las dis-

posiciones tendentes a la formación del censo de mayores de

veintiún años, el decreto de 8 de mayo de 1947 fijaba las nor-

mas de aplicación del plebiscito de 1947 (nota 33), en las que

bajo una aparente legalidad en los procedimientos se hallaba

recogida una serie de disposiciones claramente distorsiona-

dora de los resultados. Por un lado, la obligatoriedad del voto,

con la imposición de sanciones económicas a quienes se

abstuvieran de hacerlo, y la exclusión de aquellas personas

condenadas judicialmente, descartando de este modo el

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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enorme número de represaliados políticos (art. 3). Por otro, el

control de las mesas electorales, sobre todo de los presiden-

tes y adjuntos, que como vimos, eran propuestos, siguiendo

el esquema orgánico, por los alcaldes, las delegaciones sin-

dicales y las asociaciones profesionales locales (art. 8). En

tercer lugar, la obligatoriedad de demostrar la identidad per-

sonal por parte de los electores sólo a petición explícita de los

miembros de la mesa (art. 21). Por otra parte, la falta de

garantías en el escrutinio al no tener el presidente la obliga-

ción de manifestar cada papeleta al resto de los miembros de

la mesa y, una vez concluido el recuento, no contrastarse el

número de votos emitidos con el de los votantes anotados

(art. 23). Finalmente, la falta de garantías en la estimación de

los recursos por la brevedad del plazo de impugnación, un

solo día después de la votación, y la ausencia del derecho de

presentación en las instancias superiores durante la tramita-

ción del recurso (arts. 29-33).

Por su parte, la orden de 20 de junio de 1947 (nota 34) intro-

ducía algunas normas complementarias muy importantes,

como la obligación de acreditar el haber ejercido el voto en el

referéndum (art. 1), la regulación del voto de los transeúntes,

destinados a convertirse en importantes correctores de votos

en aquellas localidades donde fuera necesario (art. 2), y la

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

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concesión de voto a los miembros del Ejército, claramente

identificados con el Régimen (art. 3).

A raíz de la convocatoria del referéndum de 1966, el decreto

de 21 de noviembre de 1966, completado con la orden de 29

del mismo mes (nota 35), simplemente actualizaba la legisla-

ción complementaria de mayo de 1947, con la única innova-

ción de que serían los alcaldes los únicos que propondrían

los miembros de las mesas electorales.

Como de lo que se trataba era de lograr el respaldo mayori-

tario en las urnas, al margen de esta serie de normas e ins-

trucciones, se instrumentalizaron diferentes mecanismos cla-

ros de coacción que estimularon el voto. Entre estas medidas

hay que destacar que la existencia del certificado de voto se

hizo imprescindible entre otras cosas para poder cobrar el

salario. Por otro lado, no hay que olvidar que, por ejemplo, en

el referéndum de 1947 se orquestó intencionadamente la

idea de que era imprescindible la presentación de la cartilla

de racionamiento en el momento de la votación para que

fuese sellada, lo que posibilitaba el acceso al racionamiento,

o que en el referéndum de 1966 se concedió un permiso de

trabajo de cuatro horas a todos los trabajadores que hubieran

ejercido el derecho al voto. Además de estas medidas, el

anuncio de una nueva cita electoral era seguido de una cam-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 103: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

paña perfectamente orquestada que presionaba ideológica-

mente al elector no sólo para que votase, sino también para

que este voto fuese positivo.

4. Propaganda y coerción social

4.1. Participación y desinformación: la ficciónplebiscitaria

La propaganda electoral y los niveles de coerción social y

presión ideológica variaron de unas consultas a otras, siendo

el clima creado en los referenda mucho más asfixiante que en

las elecciones por el tercio familiar. Ello explica mejor que

ninguna otra circustancia que los niveles de participación fue-

sen bien distintos en los dos tipos de elecciones. La diferen-

te intervención del Estado obedecía sobre todo al mayor inte-

rés que las autoridades franquistas mostraron por las consul-

tas plebiscitarias, pero también a las propias características

del procedimiento de elección y de la campaña electoral en

las elecciones por el tercio familiar, donde al existir una posi-

ble competencia, ficticia en la mayor parte de los casos, el

Estado pretendía mostrar una imagen de imparcialidad que-

dándose lo más al margen del proceso posible. Ello no supo-

nía que la infraestructura estatal no se pusiese en marcha

igualmente en estas elecciones. Los mismos instrumentos de

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 104: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

propaganda y manipulación usados para conseguir el voto

afirmativo en los plebiscitos fueron utilizados también para

conseguir el respaldo de las candidaturas oficiales. De hecho,

la eficacia de la propaganda y de los mecanismos de presión

usados ayudan a entender en gran parte el éxito obtenido en

las diferentes consultas, que se concretan en la participación

mayoritaria alcanzada en los referenda, con casi el 90% de

votantes en ambos casos, y el triunfo «pertinaz» de los can-

didatos oficiales.

Independientemente del tipo de consulta, las infraestructuras

del partido y del Estado buscaron dos objetivos, que consti-

tuyeron las consignas básicas de la propaganda electoral. En

primer lugar, se trataba de conseguir una alta participación,

para luego usarla como instrumento de legitimación. En

segundo lugar, se pretendía impregnar a la consulta de un

fuerte carácter plebiscitario, lo que reducía el mensaje elec-

toral al respaldo o no a la figura de Franco o a su obra. La

consecuencia inmediata de este hecho estribó en la ignoran-

cia de lo que se votaba, en un clima de desinformación gene-

ral y de apatía política. Como veremos, la mayor parte de los

españoles desconocían los programas, las ideas e incluso los

nombres de los candidatos, oficiales o independientes, y, no

digamos nada de las leyes sometidas a referéndum, que fue-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 105: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ron hechas públicas sólo días antes de ser sometidas a con-

sulta y cuyo texto era inaccesible e ininteligible para los elec-

tores.

Tras las elecciones, el aparato electoral no dejaba de funcio-

nar. Se trataba entonces de aprovechar lo positivo de la con-

sulta realizada, aireando a los cuatro vientos las cifras de par-

ticipación y adhesión al régimen, contrastándolas incluso con

las habidas antes de la guerra civil en España o las alcanza-

das en Europa occidental en contextos democráticos

(nota 36). Los resultados, independientemente de su fiabili-

dad, fueron considerados como la expresión de la adhesión a

Franco y fueron aprovechados por las autoridades franquis-

tas para legitimar e institucionalizar el Régimen. La gran para-

doja era, evidentemente, que el franquismo quiso adquirir

carta de legalidad sobre la base de una farsa electoral y del

desconocimiento general. Esta ficción plebiscitaria fue, no

obstante, mantenida hasta el final, debemos entender que

porque fueron más los beneficios obtenidos de los resultados

que los inconvenientes que acarreaba la celebración.

Queda por conocer cual fue el papel de la oposición al

Régimen en las diferentes consultas, aunque ciertamente

debió ser escaso. La oposición orquestó su particular propa-

ganda aprovechando los medios de comunicación internacio-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 106: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nales tales como las emisoras con cobertura en España,

como la BBC o Radio París, Radio Toulouse o las emisoras

nacionalistas vascas del sur de Francia, o la prensa interna-

cional, sobre todo L´Humanité de París, Liberation de

Casablanca o La Hora de Buenos Aires. La propaganda de

rechazo en el interior apenas se dejó sentir, limitándose al

reparto de octavillas clandestinas sobre todo de grupos anar-

quistas en las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona,

Sevilla y las provincias vascas. En todos los casos, la oposi-

ción pedía la abstención a la farsa electoral, considerando

que la escasa participación era más difícil de manipular que

el voto negativo y tenía una carga de rechazo mayor al régi-

men en general, aunque no faltaron voces partidarias del voto

negativo (nota 37). Ciertamente, contrasta esta decisión

inquebrantable con la mantenida en las elecciones sindicales

a partir de 1964, que permitió socavar al Régimen desde den-

tro en uno de sus pilares básicos, el Sindicato Vertical. Los

monárquicos parece que en todo momento actuaron más

como un grupo de intereses comunes que como una fuerza

política de oposición, prefirieron no poner en peligro los

cimientos de un Régimen con el que en gran parte se encon-

traban identificados y, al margen de los dirigentes destaca-

dos, optaron por el voto afirmativo (nota 38).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 107: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

4.2. Propaganda oficial durante los plebiscitos

La coacción política hasta ahora descrita estuvo acompaña-

da de la presión ideológica ejercida por el Estado a través de

los medios de comunicación social. Ante la convocatoria del

referéndum para aprobar el anteproyecto de la Ley de

Sucesión desde la Delegación General de Prensa se dictaron

las consignas a cumplir por todos los diarios y revistas del

país (nota 39), ordenando que la campaña periodística se

habría de ajustar a los siguientes puntos:

– El estudio de la Ley de Sucesión, señalándose que en el

mismo se debería insistir en que la ley obedecía a la nece-

sidad de institucionalizar el nuevo régimen bajo la forma de

un «Reino católico, social y representativo», enlanzando

con la tradición española, por imperativos de índole interna

y no por presiones externas; esta ley, se decía, estaba ins-

pirada directamente por Franco y no significaba ni la revi-

sión de los principios del Movimientos ni la «instauración»

inmediata de la monarquía, lo que quedaba al arbitrio del

Jefe del Estado.

– El estudio de la Ley del Referéndum y el decreto comple-

mentario de 8 de mayo de 1947, habiéndose de indicar la

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 108: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

obligatoriedad del voto y que era «obligación ineludible de

todo buen español votar a favor de dicha Ley».

– El estudio de las Leyes Fundamentales recogidas en la Ley

de Sucesión y de los principios más significativos del

Movimiento.

– La constatación de la obra concreta del régimen «en el

orden social, cultural, sanitario y religioso».

En líneas generales, la campaña propagandística desarrolla-

da por la prensa perteneciente al Movimiento, se ajustó

estrictamente a las consignas señaladas. En los primeros

días, los editoriales de todos los diarios insistieron en la nece-

sidad y el carácter de la Ley de Sucesión según los términos

ya indicados, para en los días anteriores al plebiscito reiterar

la obligación de todo español de votar afirmativamente, en

último término, por la defensa del «orden» y la «religión» fren-

te a la amenzana del «comunismo». En un editorial del diario

Información, se escribía unos días antes de la consulta:

«Lo que votas diciendo «SI». Que España se constitu-

ye en Reino católico, social y representativo. Que

Franco continúa siendo Jefe del Estado. Que España

garantiza su libertad e independencia con instituciones

de tipo permanente para el futuro. Que no se perderá

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 109: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

en el porvenir el espíritu cristiano de reformas sociales

que inspira el Movimiento. Que el pueblo español deci-

de por si mismo, sin ingerencias ni extrañas intromisio-

nes, la forma de gobierno que estima más conveniente.

Que la Monarquía que se instaure estará al servicio de

la Nación. Que el comunismo se estrellará siempre con-

tra la inexpugnable fortaleza de la unidad del pueblo

español. Que el propio Caudillo Franco irá convirtiendo

en realidad las normas de la Ley de Sucesión en el

momento que estime oportuno. Así pues, el deber de

todo buen español es votar «SI». Lo quiere Franco. Lo

exige España» (nota 40).

Por su parte las hojas propagandísticas impresas con motivo

del plebiscito, por su misma sencillez de ideas y fácil accesi-

bilidad, contenían mayoritariamente mensajes más cercanos

a los intereses inmediatos de los distintos colectivos sociales

resaltando la labor concreta del régimen hasta entonces des-

arrollada o por realizar (nota 41). En general, puede señalar-

se que la consulta de 1947 tuvo fundamentalmente un carác-

ter plebiscitario de la persona de Franco y el nuevo régimen

por él representado.

La campaña propagandística desarrollada con motivo de la

celebración del plebiscito de 1966, con una nueva adminis-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 110: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tración comunicativa en la que había desaparecido la censu-

ra previa, no giró en torno a la figura de Franco, ni siquiera a

la propia L.O.E., sino que se insistió, en medio de la eferves-

cencia desarrollista que sacudía al país, en los valores peren-

nes supuestamente representados por el régimen y la nece-

sidad de su ratificación de cara a la estabilidad futura del país

(nota 42). Además de señalarse la jefatura vitalicia de Franco,

la continuidad y culminación del proceso institucionalizador

del régimen, y el carácter pretendidamente «democrático» de

la nueva ley, en un editorial del diario alicantino Información

se afirmaba días antes del plebiscito:

«El largo y fecundo ciclo de la paz española. Las gen-

tes españolas, de todas las edades y todas las clases,

han comprendido perfectamente que esa nueva etapa

nacional, la que abre la Ley Orgánica del Estado, es la

etapa de la consolidación de una gran obra y, como

consecuencia de ello, la apertura hacia un porvenir en

el cual los valores eternos, comunes a todas las gene-

raciones, sean expresados con las formas nuevas que

los nuevos tiempos exigen» (nota 43).

Siendo los «valores eternos» representados por el régimen

franquista:

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 111: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«PATRIA, PROGRESO, JUSTICIA, PAN, BIENESTAR,

SEGURIDAD, PORVENIR, DESARROLLO, PAZ, CON-

CEDELES TU «SI» EN EL REFERENDUM NACIONAL

DE 1966» (nota 44).

4.3. La «campaña» en las consultas por el tercio familiar

Las campañas electorales quedaban reguladas por decreto.

Como quiera que los canales de representación de los ciuda-

danos eran las entidades de representación inorgánica esta-

blecidas en los principios del Movimiento, y en particular la

Familia y los Municipios, quedaba excluida cualquier asocia-

ción que pudiera asumir ese papel. De esta manera, se pro-

hibía expresamente la participación de cualquier asociación

en el desarrollo de la campaña o del escrutinio. Es más, aun-

que aquí la flexibilidad fue mayor, se prohibieron toda clase

de uniones electorales, expresas o de facto, entendiendo por

tales aquellas alianzas que tuviesen las mismas oficinas, el

mismo agente o que, simplemente, fueran consideradas así

por los candidatos. Los candidatos debían adherirse a los

Principios del Movimiento Nacional y a las otras Leyes

Fundamentales y debían contar con una oficina electoral per-

fectamente localizada y un agente que se hiciese responsa-

ble solidario de los actos de la campaña. El conjunto de acti-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 112: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

vidades lícitas que el candidato podía desarrollar hasta el día

anterior a la votación era muy reducido e invitaba, por dife-

rentes motivos, al desaliento. Los actos públicos, cuya orga-

nización se debía comunicar a la Junta Electoral con al

menos tres días de anticipación, no podían durar más de dos

horas y sólo podía intervenir el candidato; la propaganda

impresa tendría que ceñirse al objeto de la convocatoria elec-

toral y, de ser enviada por correo, se haría con franquicia pos-

tal ordinaria; los carteles sólo podían incluir la fotografía y el

nombre del candidato; la utilización de los medios de comu-

nicación quedaba restringido a la prensa y la radio, siendo

sólo gratuita la reproducción o difusión de un texto de 500

palabras. Como es lógico, las manifestaciones de los candi-

datos debían ser sometidas previamente a un examen de la

Junta del Censo. Aunque varió algo en las diferentes consul-

tas, los candidatos tenían tasado el dinero a invertir en la

campaña; el presupuesto máximo variaba de un municipio o

distrito a otro, dependiendo del censo electoral, pero, en

todos los casos, estaba rigurosamente controlado por la

Junta. De cualquier modo, los gastos originados por la cam-

paña electoral siempre quedaron fuera del alcance de la

mayoría de los españoles. Ya en 1966 los candidatos señala-

ban que una campaña costaba como mínimo 400.000 ptas.,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 113: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

aunque era muy corriente que los presupuestos de las cam-

pañas sobrepasasen el millón de ptas. en las municipales y

varios millones en las elecciones a Procuradores en Cortes.

Lo sangrante es que la mayor parte de estas cantidades

debían ir destinadas a la compra del censo de electores

–181.000 ptas. en el caso de Madrid–, imprescindible para

controlar la pureza de la elección por parte de los intervento-

res y para poder dirigir certeramente la propaganda electoral

(nota 45).

La legislación de la campaña obstaculizaba la labor de los

candidatos independientes. La obligatoriedad de adhesión al

Movimiento, lo que implicaba un informe político, los límites

impuestos en el contenido de los mensajes, las dificultades

de acceso a los medios de comunicación y los altos costes de

una campaña que sólo podía ser financiada por los propios

candidatos, supusieron en la práctica un bajo nivel de coop-

tación entre hombres ajenos al Régimen y un distanciamien-

to entre éstos y los electores. De esta manera, en la mayoría

de las ocasiones, los electores sólo pudieron optar entre los

candidatos oficiales y, de existir alguna alternativa, ésta solía

estar respaldada también por las distintas autoridades, con

tal de aparentar una lucha electoral inexistente. Ello no obsta

para que, de manera excepcional, en los municipios que pre-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 114: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

sentaban mayores niveles de modernización económica y

social se estableciera en determinadas consultas una encor-

setada lucha electoral y que, en ocasiones, incluso resultase

elegido el candidato no oficial. Ello ocurrió sobre todo en los

estertores de la dictadura, ya a finales de los años sesenta,

precisamente cuando el régimen necesitó más una aparien-

cia democrática y aceleró la celebración de procesos electo-

rales.

Las elecciones municipales de 1966 en Madrid son paradig-

máticas (nota 46). Ese año, un grupo de aspirantes de clara

inspiración monárquica se presentó a las elecciones en equi-

po, liderados por Joaquín Satrústegui, candidato por el distri-

to de Chamartín. Su programa electoral era en muchos

aspectos atrevido, puesto que criticaba abiertamente la Ley

de Régimen Especial aplicada a las ciudades de Madrid y

Barcelona y que relegaba al concejal a mera figura decorati-

va oscurecida por la labor de los delegados de servicio. Los

candidatos pretendían democratizar el Ayuntamiento y recor-

daron las reformas del Estatuto Municipal inspiradas por

Calvo Sotelo. Sin embargo, insistieron en repetidas ocasiones

que deseaban mantenerse en la «neutralidad municipal» y,

de hecho, en su campaña encontramos siempre manifesta-

ciones de adhesión inquebrantable al Régimen y al

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 115: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Movimiento. Una «carta de recomendación electoral» publi-

cada por el diario ABC tuvo como resultado no querido la poli-

tización de la campaña por parte de la prensa del Movimiento

(nota 47). La carta fue contestada poco después por el perió-

dico Arriba, que contrastaba al candidato del Movimiento,

Lacaci, «consagrado a la cuestión social, obrerista, preocu-

pado por las barriadas obreras...», con Satrustegui, «aboga-

do y político monárquico». La victoria de la candidatura oficial

fue destacada por la prensa como «una lección que debe

aprenderse», señalando contradictoriamente que «aunque

las elecciones tienen un carácter administrativo, es difícil elu-

dir el valor político de sus resultados», para a continuación

concluir que «el hecho de que la candidatura compuesta por

hombres que se declaraban monárquicos haya sido material-

mente barrida en los comicios descubre el peligro de exhibir

extemporáneamente unas filiaciones políticas que sólo deben

ostentarse en ocasiones adecuadas» (nota 48). El estudio

sociológico realizado de estas elecciones señala todo lo con-

trario; Satrústegui perdió los comicios porque no supo crear

la imagen pública que el elector esperaba y buscaba y, tanto

es así, que donde se politizó la práctica del voto, los candi-

datos independientes obtuvieron mejores resultados. Así lo

entendió el propio Satrústegui, quien en una carta de contes-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 116: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tación al diario Arriba, manifestaba que su candidatura no

había triunfado por no haber sabido transmitir la sensación de

que realmente se encontraba al margen del Movimiento

(nota 49).

Quizás la contienda electoral que mayor difusión y tratamien-

to tuvo en la prensa sea la que enfrentó en las elecciones

municipales de 1973 a Rodríguez Ocaña, un obrero inmi-

grante de Jaén, y a Alfonso Guash, el candidato oficial de

extracción social pequeñoburguesa catalana. Rodríguez

Ocaña planteó la campaña como un instrumento de denuncia

de los grandes problemas ciudadanos en los barrios del dis-

trito IX de Barcelona, en unas condiciones urbanísticas

lamentables, insistiendo en la pésima gestión municipal ante-

rior, aceptación de la inutilidad del cargo de concejal y pro-

mesa de una presencia crítica en la corporación municipal.

Su campaña electoral fue realmente innovadora, puesto que

la escasez de recursos fue suplida con la utilización de las

asociaciones de vecinos, organizaciones juveniles o de estu-

diantes, etc., que se distribuyeron por todo el distrito hacien-

do una campaña «puerta a puerta» (nota 50). A pesar del fal-

seamiento de los resultados, de la coerción a la que fueron

sometidos los electores y de los obstáculos e irregularidades

que Rodríguez Ocaña tuvo que pasar, éste obtuvo 3.238

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 117: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

votos más que el candidato oficial, siendo, en cualquier caso,

proclamado éste último por una argucia administrativa. Este

acto despertó gran indignación entre la población barcelone-

sa y fue ampliamente difundido por la prensa local e interna-

cional, tal y como aparece recogido en unas memorias de las

elecciones editadas por el propio candidato (nota 51).

En general, las campañas electorales en Barcelona en el tar-

dofranquismo alcanzaron relativamente un nivel alto de dis-

cusión en temas no específicamente municipales. El equipo

de Sociología Electoral llegó a distinguir entre cuatro grupos

de candidatos en las elecciones municipales de 1973 con

objetivos claramente distintos, el oficialista afín al

Movimiento, la pequeña burguesía catalana movida por inte-

reses profesionales, el grupo de inspiración demócrata y un

último grupo de difícil identificación, pero con tendencias

populistas. En líneas generales, los candidatos solían desta-

car su vinculación con el distrito, la obra realizada en anterio-

res cargos públicos y el apoliticismo, señalando su vincula-

ción con diferentes asociaciones de barrio o religiosas o su

conexión con entidades políticas oficiales. El contenido de

sus manifiestos electorales se centraba en aspectos urbanís-

ticos, institucionales y financieros, obviando temas peligrosos

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 118: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

desde el punto de vista político, como podían ser la promo-

ción de la lengua y la cultura catalanas, y mostrando escasa

actitud crítica y reformadora (nota 52). Los valores difundidos

en esa campaña giraron en torno al localismo o «patriotismo

de barrio», el moralismo pequeño burgués, la exaltación de la

familia tradicional y el papel de la mujer en ella, la defensa del

estatuto económico de la pequeña burguesía, la preocupa-

ción exclusiva por los servicios municipales, la utilización del

deporte como plataforma y afirmación del apoliticismo como

virtud personal y cívica. Sólo algunos candidatos avanzaron

criterios políticos, tales como la crítica del Ayuntamiento y la

reforma de la Carta Municipal, la afirmación de un vago cata-

lanismo y la afiliación expresa de una ideología política

(nota 53).

Mención aparte merece las campañas para la elección de

procuradores familiares, sobre todo las primeras. Como en el

caso anterior, los candidatos en general no elaboraron un

programa electoral que no fuesen más allá de las «500 pala-

bras» de las que hablaba la legislación. Sin embargo, el inte-

rés de la elección se vio animado, en este caso, por la pre-

sencia de elementos no habituales con prestigio popular que

consiguieron, apoyados por una impresionante y costosa

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 119: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

campaña electoral, sensibilizar al ciudadano medio e inquie-

tar a los candidatos oficiales. Al parecer la pugna y competi-

tividad aparecieron en ciudades grandes y con una cultura

política superior a la media. Se ha destacado el caso del can-

didato electo Eduardo Tarragona, personalidad independien-

te protagonista de las preocupaciones oficiales (nota 54). En

el extracto de una de sus conferencias electorales aprecia-

mos una fuerte crítica contra el sistema, reivindicando, por

ejemplo, el reconocimiento expreso de la personalidad histó-

rica de Cataluña, una reforma radical de los impuestos en el

sentido de convertirlos en progresivos y redistributivos, ense-

ñanza gratuita desde el nivel primario a la Universidad con un

programa de becas y ayudas adecuado, subidas salariales y

dotación de viviendas que chocaban con los postulados tec-

nocráticos en materia social, una nueva Ley Sindical que faci-

litase el desenvolvimiento democrático en el trabajo, y, por

encima de todo, la implantación paulatina de la democracia

en España (nota 55). Durante las elecciones de 1966 encon-

tramos casos similares al comentado, siempre excepciona-

les, lo que llevó en ocasiones, como ocurrió en la provincia de

Lleida, al procesamiento ante el Tribunal de Orden Público de

dos candidatos -derrotados- por las opiniones expresadas en

distintos mítines.

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 120: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

5. Manipulación y fraude electoral

Al margen de la campaña de coerción social y presión ideo-

lógica que los españoles vivieron durante el transcurso de la

campaña electoral, las autoridades franquistas manipularon

más o menos abiertamente los resultados con el objetivo de

que el escrutinio sirviese para solucionar las terribles parado-

jas que estas elecciones suponían para la mayoría de la coa-

lición reaccionaria en el poder: conseguir legitimidad con

mecanismos democráticos en un régimen dictatorial de parti-

do único y conceder el carácter de confirmación plebiscitaria

a las distintas consultas en un sistema que abominaba de las

urnas y se declaraba «orgánico». Los riesgos que se corrían

eran, por un lado, la posibilidad de perder determinados

escaños en los ayuntamientos o, a partir de 1967, en las

Cortes, con la consiguiente erosión del poder desde dentro, y

por otro, la escasa participación, de la que se podía inferir

rechazo al Régimen. De ahí que, desde la puesta en marcha

de este tipo de consultas, las diferentes autoridades convi-

niesen en manipular las consultas, a través de diferentes

mecanismos legales e ilegales. La consecuencia última de

este tipo de prácticas fue la apatía de una buena parte de la

población, al considerar las elecciones meras pantomimas y

los resultados fruto de tertulias de salón, y el descrédito inter-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 121: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nacional, puesto que los países de su entorno nunca consi-

deraron estas consultas como actos democráticos o, siquie-

ra, como leves señales de aperturismo político.

En las diferentes elecciones por el tercio familiar, estas prác-

ticas comenzaban en la selección y depuración de los candi-

datos. En realidad, estamos ante lo que algún autor ha deno-

minado sistema de cooptación imperfecta (nota 56), puesto

que no todos los españoles podían presentarse como elegi-

bles y, en la mayor parte de los casos, los candidatos eran

designados por la coalición reaccionaria entre sus miembros.

En primer lugar, en función de la legislación electoral, todo

candidato debía jurar lealtad a los principios del Movimiento,

lo que inevitablemente suponía la elaboración previa de infor-

mes de la Policía y de la Falange sobre el pasado político y

vital de los candidatos, con lo que en la práctica se descarta-

ba la presencia de candidatos con filiación anterior a la gue-

rra en partidos republicanos o de izquierdas o en los diferen-

tes sindicatos. Una vez salvado este escollo, los candidatos

debían hacer frente, como hemos visto, a una serie de gas-

tos propios de la campaña electoral inalcanzables para la

mayoría de los españoles. Sólo un puñado de intrépidos per-

sonajes reunían un pasado limpio y unos bolsillos llenos para

permitirse presentarse a unas elecciones que se sabían ama-

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 122: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ñadas. Al margen de ellos, solamente se podía ser candidato

si se pertenecía al partido, en calidad de afiliado o adherido,

o, al menos, si mantenía alguna vinculación con Falange, con

lo que la administración del partido corría con todos los gas-

tos y ofrecía toda su infraestructura. En ese caso, no era el

posible candidato el que manifestaba su propósito de pre-

sentarse en la lista oficial, sino que eran las jerarquías del

partido las que proponían a los futuros concejales. Aquel

aspirante a edil miembro de Falange que escapase a esta

norma era expedientado y expulsado del partido por desleal-

tad a los principios del Movimiento, lo que inevitablemente

suponía su inhabilitación como candidato. Además, en todas

las elecciones, como vimos, se obligaba a los «independien-

tes» a recabar las firmas de un buen número de electores

para poder ser candidato, cuando los vinculados al Régimen

sólo debían contar con el respaldo de un puñado de burócra-

tas.

La legislación relativa a la selección de candidatos estaba

especialmente diseñada para que sólo hubiese una lista, la

oficial, a pesar de las consignas dadas en sentido contrario

por la Secretaría General del Movimiento. Efectivamente,

desde esta Secretaría se instaba a que hubiese al menos dos

personas por escaño, aunque las dos estuviesen avaladas

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 123: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

por Falange y una de ellas se presentara como perdedora,

con el objeto de dar una imagen de disputa y eludir la aplica-

ción del artículo 55 del Reglamento de Organización,

Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Corporaciones

Locales, una reedición del artículo 29 de la Ley Electoral de

1907 (nota 57). Sin embargo, el rechazo al recurso de las

urnas entre las jerarquías provinciales llevó a que en muchos

municipios se procediese a la elección automática de los can-

didatos al no superar el número de vacantes. Un estudio de

las elecciones de 1954, parcial por lo fragmentado de la

documentación, mostró que en Vizcaya, Lugo, Baleares y

Valencia, con 112, 67, 65 y 264 municipios, no se celebraron

elecciones en 87, 56, 25 y 50 ayuntamientos respectivamen-

te; en Cáceres tan sólo se acudió a las urnas en un 25% de

los municipios y en Teruel «no se celebraron elecciones en la

mayor parte de la provincia» (nota 58). En Barcelona sólo se

celebraron elecciones en 43 municipios en 1948, en 12 en

1951, en 1 en 1954, en 10 en 1957 y en 2 en 1960 de un total

de 309 ayuntamientos (nota 59). Son datos que vienen a

demostrar que, dependiendo de las fechas y los lugares, las

elecciones municipales por el tercio familiar alcanzaron un

carácter meramente testimonial.

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 124: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Cuando a pesar de estas trabas existían candidaturas inde-

pendientes, todo parece indicar que se ejerció presión sobre

ellas para que abandonasen antes de la elección. Las circu-

lares e instrucciones reservadas enviadas a las Jefaturas

Provinciales insisten en como los Gobernadores civiles, ase-

sorados por el Servicio Especial de Vigilancia creado con tal

fin, debían ejercer un control exhaustivo de las candidaturas

presentadas, aceptando las oficiales y rechazando las res-

tantes (nota 60):

«Para la rápida y fácil presentación de candidaturas y

eliminación de las que convenga, se sugiere que los

Jefes Provinciales monten un Servicio Especial com-

puesto por un número, el más limitado posible, de mili-

procuradores autopresentados propuestos propuestos propuestospor procuradores por diputados por electores

provincialesnúmero 22 26 20 34

% 21,57 23,50 19,60 33,33% previo de los 18,84 29,07 16,29 35,78

candidatos (59) (91) (51) (112)

Fuente: Elaboración propia a partir de PUEBLO, 12/10/1967, pág. 17.

Cuadro 1Distribución de los procuradores elegidos en 1967 por

representación familiar según la forma de propuesta de sucandidatura

Page 125: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tantes experimentados y conocedores de la provincia,

que en contacto directo con el Jefe del que dependen

en su calidad de Gobernador, las Juntas Provinciales y

Municipales del Censo, conozcan las solicitudes y pro-

puestas que se hayan podido presentar espontánea-

mente ... las informe rápidamente y realicen cuantas

operaciones sean precisas para que sean presentadas

las candidaturas que convengan, a base de que los

ayuntamientos esten constituidos por una mayoría

auténticamente falangista. En esta selección se elimi-

naran sin contemplaciones ... cuantos vayan a la elec-

ción con una significación política propia y adversa al

Movimiento».

Además de todo ello se proyectaron, en todas y cada una de

las consultas realizadas, actuaciones claras de fraude electo-

ral, muchas de ellas llevadas a la práctica. Después de la

amplia utilización de los aparatos del Estado para canalizar el

voto, las autoridades franquistas se mostraron recelosas ante

el escrutinio. Por ello todo estuvo preparado para falsear los

datos si fuese necesario. En este sentido, es sin duda el

Reférendum de 1947 el que ha recibido más atención por

parte de los investigadores (nota 61). El sondeo realizado

poco antes de la votación alentaba la inquietud y el desánimo

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 126: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

entre las autoridades franquistas, de ahí que desde la

Delegación Nacional de Provincias se dieran instrucciones a

sus delegados provinciales para que falsearan los resultados

y desde los distintos Gobiernos Civiles se señalaran las opor-

tunas indicaciones para la confección de actas falsas.

Testimonios como el de Calvo Serer, que manifestó en 1977

que Carrero Blanco le confesó la elaboración de actas falsas

(nota 62), son elocuentes en este sentido, pero aún más lo

son el amplio cuerpo documental procedente del Ministerio

de Gobernación, que sirven para recrear los mecanismos de

manipulación electoral usados antes, durante y después de la

votación, procedimientos que ya han sido sistematizados en

algunos estudios (nota 63). El control de las Juntas y Mesas

Electorales constituía una pieza clave en este engranaje,

puesto que ello permitió la ejecución de todo tipo de arbitra-

riedades: desde la presión a los indecisos a la hora de votar

a la falsificación de las actas una vez realizado el escrutinio.

Por otro lado, se ha constatado la formación de brigadas

organizadas de electores que recorrían los distintos colegios

para suplantar el voto de los abstencionistas, la introducción

de centenares de sobres en las urnas, el voto de los difuntos,

etc.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 127: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Al margen de las prácticas ilegales usadas, existieron en

ambos referenda otros elementos correctores del voto, éste

con base legal aunque usado de manera fraudulenta, que

conviene tener en cuenta a la hora de analizar los datos

puesto que, en una medida difícil de calcular, desvirtuaron el

resultado de la consulta en determinados municipios. Nos

referimos a la posibilidad que se abrió a los transeúntes de

acudir a las urnas en las localidades donde circunstancial-

mente se encontraran el día de la votación, de manera que en

algunas localidades más del 20% de los votos emitidos pro-

cedían de no residentes. Así votaron en ambos plebiscitos

más de dos millones de españoles, siendo ésta la causa prin-

cipal que explica en muchos municipios un número de votos

superior al de electores censados, obviamente por las

amplias posibilidades de falseamiento que abría esta práctica

dadas las condiciones técnicas de la época. En diversos estu-

dios locales se ha llegado a constatar que municipios en fran-

co proceso de recesión demográfica se encontraban ese día

poblados por electores de paso, por supuesto afines al

Régimen (nota 64).

Pero los mecanismos de manipulación de los resultados no

se aplicaron sólo en los plebiscitos, sino que fueron utilizados

sistemáticamente en todas las consultas con base electoral

127ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 128: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

amplia. El estudio de las impugnaciones presentadas a la

Junta Electoral Central en las elecciones a procuradores de

1967 llevado a cabo por Vanaclocha revela que fueron tantas

las irregularidades cometidas durante la campaña y los

escrutinios electorales que no es posible achacarlo a la

carencia de medios y reflejan la existencia de claros intentos

de manipulación electoral y fraude (nota 65). La aplicación de

mecanismos fraudulentos en las elecciones municipales fue

también generalizada, y son varios los trabajos centrados en

las primeras elecciones, que han analizado estas prácticas

sobre una base documental amplia emanada por el Ministerio

de Gobernación y la Secretaría General del Movimiento

(nota 66). La manipulación y el falseamiento de los resultados

no se ciñó sólo a las votaciones de los años cincuenta, sino

que, lejos de desaparecer, estos procedimientos se siguieron

usando ya en la década de los sesenta, en unos momentos

en los que la presencia de interventores ajenos al sistema y

de la prensa internacional en el lugar de celebración de la

votación no arredraban en absoluto a los entusiastas del

Régimen. La labor fiscalizadora llevada a cabo por el equipo

de Vidal Beneyto en las elecciones municipales de 1966 cele-

bradas en Madrid refleja que los usos y costumbres no varia-

ron mucho a lo largo de los años: presencia de delegados

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 129: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

gubernativos no contemplados en la ley, control de las Mesas

Electorales, falta de preparación técnica de los componentes

de la mesa, ausencia de papeletas de voto de las candidatu-

ras independientes, coacción a los indecisos ante la urna,

carencias evidentes en la organización material de las elec-

ciones, etc. Además, el autor señala la reiterada coincidencia

entre ausencia total o parcial de interventores de la candida-

tura independiente en determinadas secciones y la disminu-

ción de votos en favor de esa candidatura en esas secciones

en relación con las otras secciones del mismo colegio, signo

evidente de fraude (nota 67).

6. Significación de los resultados

6.1. Consideraciones teóricas

Por todo lo dicho, el estudio de las consultas electorales rea-

lizadas en contextos no democráticos no permite descubrir

las posturas ideológicas o la magnitud de las tensiones polí-

ticas que existen entre las diferentes clases sociales o distin-

tos ámbitos espaciales como lo hacen las investigaciones

electorales centradas en regímenes democrático-liberales.

No obstante, un análisis de estos resultados puede facilitar-

nos algunos datos sobre las diferentes actitudes políticas o la

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 130: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

distribución de corrientes de opinión que otro tipo de fuentes

no nos pueden proporcionar. Hemos insistido que dicho aná-

lisis debe tener siempre presente, por un lado, el contexto en

el que los plebiscitos se han realizado, y, por otro, el grado de

garantía que ofrezcan los resultados hechos públicos. Como

hemos visto, la propaganda unilateral y obsesiva, el clima de

amenaza y coacción, la ignorancia de lo que se votaba o las

facilidades de todo tipo dadas al voto afirmativo o proclive a

la candidatura oficial mediatizaron al elector; los resortes

empleados por la administración franquista, la composición

de las mesas o el «voto transeúnte» manipularon los datos en

mayor o menor medida y, en consecuencia, confirieron una

dudosa fiabilidad a las cifras manejadas.

Pero es opinión compartida por todos los investigadores que

se han centrado en el análisis de este tipo de consultas que

los resultados son, cuando menos, significativos. Los datos,

ciertamente falseados, reflejan globalmente el estado de opi-

nión existente en cada momento en España. Justifican dicha

afirmación con argumentos muy variados. Por ejemplo, para

los años cuarenta se destaca la presencia de una amplia

masa derechista en España (nota 68) o la persistencia de

causas subyacentes en el comportamiento electoral de algu-

130ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 131: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nas circunscripciones (nota 69). Son variables a tener en

cuenta para explicar parcialmente los resultados. Pero, por

encima de ellas, el escrutinio final no refleja sino la capacidad

de la administración franquista para coaccionar, y cuando lo

creyeron necesario -en los referenda-, movilizar a la sociedad

española. Por ello resulta difícil explicar los resultados habi-

dos en las diferentes circunscripciones electorales recurrien-

do a las variables sociológicas clásicas, como la población, el

nivel de renta o industrialización, la tradición política o electo-

ral, etc. y esto lógicamente se constata mejor en ámbitos

reducidos (nota 70). La misma homogeneidad de los resulta-

dos habla en este sentido. Sí parece que hubo, no obstante,

una correlación entre la variable socioeconómica y la partici-

pación que explicaría, en su caso, la «alta» abstención relati-

va de las provincias de Madrid, Barcelona, Vizcaya o Sevilla

en los dos referenda, por ejemplo. Pero incluso aquí debemos

precisar que la abstención o participación, o la propia orien-

tación de la elección entre candidaturas u opciones, respon-

den más a la capacidad del sistema para movilizar al electo-

rado, bien mediante la convicción (nota 71), bien mediante la

coacción, de ahí que las principales conclusiones a extraer

del análisis de los resultados deben ir en ese sentido.

131ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 132: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

6.2. Los resultados de los referenda

La participación en ambos plebiscitos fue mayoritaria, bien

distinta de las mostradas en otros casos. En 1947 votó el

88,59% de electores, mientras en 1966 esta cifra ascendió al

89,19%. De ellos, el 92,94% en 1947 y el 95,87% en 1966

votaron afirmativamente, lo que fue entendido como un res-

paldo popular notorio a la figura de Franco y a su obra. Se ha

apuntado que las cifras de participación y asentimiento fue-

ron producto de una manifestación mucho más sincera y

espontánea de lo que se ha venido defendiendo (nota 72). En

1966, en un editorial poco acertado, el periodista Emilio

Romero escribía en el diario PUEBLO que conocía «a no

pocos entusiastas del Régimen, colocados en aquella oca-

sión en situación de poder fabricar un resultado optimista de

su urna, y resultó que los resultados reales fueron todavía

más lisonjeros que los del acta fabricada por si acaso»

(nota 73). Todo hace indicar que estos comentarios tienen

cierta base, aunque no obstante conviene recalcar que los

datos no son en absoluto exactos y que las manifestaciones

de observadores extranjeros y de la prensa internacional

hablan de un nivel de participación mucho menor, sobre todo

en el País Vasco o Navarra (nota 74). En cualquier caso, en

los dos plebiscitos analizados, una importante mayoría de la

132ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 133: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

población ratificó las Leyes sometidas a consulta y, con ello,

legitimaron al menos internamente al Régimen. El respaldo

tácito (votos afirmativos sobre el total de electores) se situó

en el 82,34% en 1947 y en el 85,50% en 1966. Aún así, los

resultados se alejaban bastante de los respaldos del 99% del

electorado característico de las elecciones de la Europa del

Este, pero esto parece que entraba de lleno en los cálculos

del régimen, puesto que fue utilizado por los Gobiernos fran-

quistas para recalcar la diferencia sustancial del sistema polí-

tico español con respecto a los regímenes de carácter totali-

tario. Otra cosa distinta fue la legitimación exterior. Ni en 1947

ni en 1966, Franco consiguió que el mundo democrático en el

que quería integrar a su España aceptase los datos como

ciertos y sinceros ni considerasen las consultas como signos

de aperturismo político.

La participación no fue, en cualquier caso, homogénea,

detectándose continuidades que necesariamente deben ser

achacadas a sentimientos colectivos más o menos comparti-

dos. Las figuras 1 y 2 muestran la alta participación registra-

da en las provincias castellanas, aragonesas y valencianas, y

la alta abstención registrada en Madrid, todo el norte de

España y Cataluña, con Barcelona a la cabeza. En el sur,

sólo Sevilla y Huelva muestran un índice de abstención por

133ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 134: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

encima de la media nacional. Las discontinuidades, de existir

realmente, son menos: Navarra, Guipúzcoa, Lérida, y los dos

archipiélagos muestran cambios sustanciales en el compor-

tamiento del electorado entre ambas consultas. Estos datos

se corresponden perfectamente con el sentido del voto emiti-

do, reflejado en las figuras 3 y 4, que es afirmativo en una

proporción mayor en las provincias donde la participación es

superior. Indudablemente, este argumento puede servir para

explicarnos la abstención en dichos territorios no como señal

de apatía política sino como disenso social.

Son muchas y variadas las causas esgrimidas por los dife-

rentes científicos sociales para explicar la participación o el

referéndum 6-VII-1947 14-XII-1966

Censo electoral (A) 17.178.812 21.803.397Votantes (B) 15.219.563 19.446.709Participación (% B/A) 88,59 89,19Votos SI (C) 14.145.163 18.643.161Votos NO (D) 722.656 372.692Votos nulos y blancos (E) 351.744 430.856Abstención (F) 1.959.249 2.356.688Abstencionismo (% F/A) 11,41 10,81Respaldo (% C/A) 82,34 85,50

Fuente: MARTÍNEZ CUADRADO, M., «Representación. Elecciones. Referéndum»,págs. 1426 y 1432.

Cuadro 2Resultados de los referenda de 1947 y 1966

Page 135: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

sentido del voto en las zonas analizadas, en ocasiones con-

dicionadas por la perplejidad que los resultados provocan

cuanto más descendemos en el detalle. Empero, parece que,

con excepciones, las zonas industrializadas y urbanizadas

mostraron un mayor rechazo a las propuestas del Régimen,

mientras las áreas rurales las apoyaron con rotundidad. La

continuidad de valores subyacentes, tales como la tradición

conservadora, la persistencia del voto clientelar o el nivel de

modernización económica y social, son variables a conside-

rar en estos casos. De cualquier manera, la coerción, cuyos

frutos son mayores en ámbitos reducidos, y la diferente

caracterización del personal político provincial, más o menos

identificado con la evolución del régimen y, por tanto, más o

menos interesado en estas consultas, constituyen factores

explicativos de la misma magnitud que los mencionados.

En esta línea se sitúa López Guerra, que percibe diferencias

subyacentes en el grado de tensión política cuando analiza el

nivel de abstención oficial en los referenda de 1947, 1966 y

1976. Las continuidades claras en los datos de abstención en

varias provincias le hace distinguir entre territorios donde la

abstención es apática, fruto de la despolitización, y zonas

donde la baja participación es sinónimo de rechazo político y

oposición al sistema. La distinción se fundamenta en las dife-

135ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 136: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

136ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

rentes estructuras socioeconómicas de estas circunscripcio-

nes. Las primeras presentarían bajos niveles de ingreso,

escasa alfabetización y una población dispersa en medios

rurales, tales como las provincias gallegas. Entre las segun-

Figura 1Abstención en el referéndum de 1947

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario Estadístico.

Page 137: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

das encontraríamos a provincias como Vizcaya, Barcelona o

Madrid, zonas con altos niveles de urbanización, industriali-

zación, ingresos y escolarización (nota 75).

Figura 2Abstención en el referéndum de 1966

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario Estadístico.

Page 138: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

No parece que otras variables influyeran en los resultados de

los referenda, aunque conviene ser cautos a la hora de reali-

zar ciertas afirmaciones. En este sentido, se ha señalado la

escasa repercusión que tuvo en la participación la presencia

Figura 3Distribución del voto afirmativo en el referéndum de 1947

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario Estadístico.

Page 139: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

de concejales no ligados a Falange en las provincias donde

su número era mayor. El coeficiente de correlación producto-

momento de Pearson empleado por Miranda y Pérez Ortiz

(nota 76) revela que no existe relación alguna entre ambas

Figura 4Distribución del voto afirmativo en el referéndum de 1966

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Anuario Estadístico.

Page 140: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

variables, pero ello no se debe, como señalan estos autores,

a la debilidad de la semioposición monárquica, sino a la dife-

rente implantación de Falange en los diversos territorios de

España como consecuencia de la tradición política, la dife-

rente graduación temporal en la implantación e institucionali-

zación del Régimen, la persistencia de valores conservado-

res, las estructuras socioeconómicas, etc.; factores todos

ellos que no hacen sino indicar que la Falange fue un partido

artificial y que ayudan a entender, por ejemplo, el alto núme-

ro de concejales no falangistas en las regiones castellanas,

donde sin embargo se obtuvo un alto respaldo electoral en

los dos plebiscitos.

6.3. Resultados de las elecciones municipales

Si difícil resulta analizar los datos habidos en los dos plebis-

citos celebrados, mayor es la dificultad existente para el estu-

dio de los resultados consignados en las diferentes eleccio-

nes municipales, por la mayor complejidad de estos comicios

y, sobre todo, porque dichos datos no fueron hechos públicos.

Desconocemos, en el momento actual de la investigación, el

número de candidaturas presentadas en cada circunscrip-

ción, el perfil de los candidatos e, incluso, la participación

registrada en las diferentes consultas. La documentación

140ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 141: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

depositada en el AGA puede proporcionarnos información

fragmentada tanto en el espacio como en el tiempo acerca de

estas contingencias. En este sentido, serían de gran utilidad

análisis de los resultados electorales como los existentes

sobre las elecciones municipales de la capital en 1966 o de

la ciudad de Barcelona en 1973 para las diferentes consultas.

La participación en estos comicios fue menor que en los ple-

biscitos analizados, acentuándose esta tendencia conforme

el régimen llegaba a sus estertores. Según las informaciones

obtenidas mayoritariamente en la prensa, el nivel de partici-

pación osciló entre el 80% habido en las primeras elecciones

de 1948 y 1951 a aproximadamente el 40% registrado en los

últimos comicios celebrados en 1970 y 1973 (nota 77). Los

distintos estudios que han descendido al análisis de la distri-

bución provincial de esta participación reflejan un reparto

similar al observado en los plebiscitos, de manera que la abs-

tención es mucho más alta en las zonas periféricas y en

Madrid, tal y como reflejan las figuras 5 y 6. El punto de infle-

xión lo marcan las elecciones municipales de 1966, en las

que sólo se acercaron a las urnas el 32% del electorado de

Madrid y el 13% de Barcelona. A pesar de que el régimen no

se preocupaba tanto por la participación en estos comicios,

sin duda los bajos niveles de participación hicieron reflexionar

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 142: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

a las autoridades y a partir de entonces se introdujeron medi-

das tendentes a aumentar la participación. La Ley Orgánica

del Estado permitió el voto a partir de 1967 a las mujeres

casadas y el día de la votación ya no coincidió con día festi-

vo, premiándose al elector con permiso de trabajo si votaba.

Aún así, la participación en las ciudades con mayor grado de

desarrollo socioeconómico fue extremadamente baja. En

Barcelona, por ejemplo, desde los años sesenta la participa-

ción nunca superó el 30%, cuando la media nacional era

prácticamente del doble (nota 78). En general, en las ciuda-

des de más de 10.000 habitantes la participación en 1973 fue

de sólo el 35,74%, siendo la media nacional del 44,91%

(nota 79).

Las causas de este bajo índice de participación hay que bus-

carlas en la propia naturaleza de estas consultas. Es eviden-

te que, con excepción de los primeros comicios municipales,

el aparato del Estado no estimuló el voto como lo hizo en los

dos referenda. Ello no devenía de la consideración de estas

elecciones como actos administrativos, proclamada reitera-

das veces por las distintas autoridades franquistas, sino por

el propio desprecio a las urnas de las jerarquías locales y pro-

vinciales, en tanto en cuanto para ellos no importaba tanto el

sentido del voto como el carácter plebiscitario que la votación

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 143: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tenía. Por encima de esta circunstancia, hay que considerar

que la abstención tuvo un alto componente político, de recha-

zo al sistema de representación orgánico en los ayuntamien-

tos, a la uniformidad de los candidatos presentados y al esca-

so margen de maniobra que los concejales tenían respecto al

alcalde y su equipo de gobierno nombrados por la adminis-

tración. De hecho, ya hemos señalado que, en aquellos dis-

tritos donde el nivel de polítización fue mayor y el electorado

percibió verdadera contienda electoral entre los candidatos

oficialistas y los no ligados al sistema, la participación ascen-

dió y los votos contrarios a la candidatura oficial fueron más

numerosos, confirmándose por otro lado una corresponden-

cia positiva entre asalariados y participación, y negativa, en

cambio, entre ésta y los niveles socioeconómicos superiores

(nota 80). De hecho la alta abstención puede ser enjuiciada

como una muestra evidente de que el nivel de coincidencia o

desajuste entre las necesidades de las clases y fracciones

del bloque en el poder y los aparatos del Estado era grande

ya a principios de los sesenta, con tendencia a aumentar a lo

largo del decenio. Por otro lado, como quiera que las eleccio-

nes municipales constituyen un buen índice para medir los

valores ideológicos que a través de los aparatos del Estado

se proponen a los ciudadanos-subditos como fundamentos

143ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 144: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de la legitimidad del poder, la baja participación refleja la

escasa efectividad de dichos aparatos y la pérdida de legiti-

midad progresiva en el ejercicio del poder. En palabras de

Solé Tura, «la experiencia de las elecciones municipales reve-

la una seria crisis de los aparatos ideológicos del Estado»

(nota 81).

En este sentido, resulta difícil cuantificar el número de oca-

siones en las que candidatos no oficiales triunfaron en unas

elecciones municipales, aunque evidentemente se trataba de

una circunstancia realmente excepcional. Según información

interna de FET, en las elecciones de 1948 una media del 4,11

de los concejales elegidos a través de las tres vías era con-

siderado «no obediente», cifra que asciende al 29,18% si a

ellos unimos los calificados como «tíbios», aquellos cuya

conducta no demostraba un fervoroso servicio a la Falange,

a pesar de ser personas afectas al Movimiento. Dadas las for-

mas de selección de los candidatos, para un independiente

resultaba más factible acceder a la condición de concejal

mediante el cauce familiar que a través de los otros canales,

que eran prácticamente de designación directa. Si aceptamos

esta hipótesis, el porcentaje de concejales no obedientes al

partido ingresados mediante la elección popular ascendería

al 12,5%. Aunque la fiabilidad de la fuente puede ser critica-

144ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 145: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

da, nos parecen más cercanos a la realidad estos números

que los que resultarían de conocer el grado de relación de los

concejales con el partido. El 35,34% de los concejales elegi-

dos no tenían ninguna relación con FET, y un 13,90% sólo

eran adheridos. Se podía inferir de estos datos que alrededor

de una cuarta parte de los concejales elegidos en las elec-

ciones de 1948 escapaban al control estricto que FET pre-

tendía ejercer en la vida municipal, pero ello no se debe tanto

a la victoria de listas alternativas, sino como hemos advertido

anteriormente a la desigual implantación que FET tenía en

los diferentes territorios y a las distintas estrategias que el

partido llevó a cabo en función de la peculiaridad del munici-

pio. Así, por ejemplo, dado el escaso número de afiliados

existentes en Cataluña o el País Vasco, FET tuvo que reclu-

tar sus candidatos entre los denominados «viejos políticos»

que tenían su pasado ligado a algún partido de «derechas»;

por ello, el porcentaje de concejales sin relación con FET se

situó en el 52,18% y 38,99%, respectivamente. Por el contra-

rio, en el norte meseteño, y en general, en las áreas rurales

con escasa entidad poblacional, FET practicó una estrategia

distinta. En las pequeñas poblaciones agrarias donde la pre-

sencia de la Falange era reducida o nula por razones obvias,

los falangistas prefirieron no presentar candidatura para no

145ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 146: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

plantear una rivalidad política que pudiera ser malentendida.

En una circular interna se precisaba que «siempre que se

trate de pequeños núcleos rurales en que exista acuerdo

entre las familias para proclamar un solo candidato se respe-

tará este acuerdo o costumbre» (nota 82). Esta circunstancia

explica que el número de candidatos no ligados a FET fuese

del 51,21% en Castilla-León, del 34,81% en Castilla La

Mancha o del 41,21% en La Rioja, porcentajes muy superio-

res a la media nacional (nota 83). La reproducción de las

redes clientelares en las áreas rurales y la reaparición del

caciquismo al margen de Falange o en connivencia con el

partido único constituyen aspectos centrales en los diferentes

estudios locales centrados en el estudio del personal político

y el funcionamiento de la vida municipal y requieren hoy por

hoy una mayor atención de los investigadores (nota 84).

En cualquier caso, conseguir triunfar en unos comicios como

los que comentamos resultaba difícil. El seguimiento de dife-

rentes consultas realizadas en los últimos años refleja que las

candidaturas oficiales solían obtener el doble de votos que

todas las candidaturas restantes, aun cuando en ellas hubie-

ra personajes con una trayectoria vital intachable y amplia-

mente conocidos en los distritos en los que se presentaba. La

explicación de estos resultados era bien sencilla; los que acu-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

dían a votar, lo hacían de manera mecánica, apostando por

la candidatura oficial que era perfectamente identificable en el

lugar de celebración de la votación. Según una encuesta

celebrada por el Instituto de la Opinión Pública en noviembre

Figura 5Abstención en las elecciones municipales de 1970

Fuente: MARTÍNEZ CUADRADO, M., Anuario Político Español 1970, pág. 341.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

de 1966, días antes de las elecciones municipales celebra-

das el día 20, el 80% de los encuestados desconocía a quien

iba a votar, decisión que tomarían el día de la votación, por-

centaje lógico si tenemos en cuenta que sólo el 11% conocía

Figura 6Abstención en las elecciones municipales de 1973

Fuente: RUIZ DE AZUA, M. A., «Las elecciones franquistas (1942-1976)», pág. 93.

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

el nombre de algún candidato, y aún más, el 33% de ellos

ignoraba que se celebraban elecciones y el 63% no recorda-

ba siquiera el nombre del alcalde (nota 85). La encuesta, que

hay que tomar con las lógicas cautelas, complementa la con-

Figura 7Abstención en las elecciones a procuradores en Cortes, 1967

Fuente: VANACLOCHA, F. J. «Las elecciones de representación familiar...», pág. 67.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

feccionada por la Sociedad DATA para el diario MADRID, y la

muestra realizada por Vidal Beneyto, que recalca que el por-

centaje de electores con candidato definitivamente escogido

antes de llegar al colegio electoral era del 48% de los votos

Figura 8Abstención en la elección de procuradores en Cortes 1971

Fuente: VANACLOCHA, F.J., «Las elecciones de representación familiar...», pág. 68.

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

elecciones 10-X-1967 29-IX-1971

Población (A)32.727.737 34.135.636

Censo electoral (B) 16.413.909 17.235.454

% A/B 50,15 50,49

Escaños a proveer 102 102

Número de candidatos 313 232

Candidatos por escaño 3,07 2,27

Votantes (C)9.748.767 7.388.875

Votos válidos (D) 9.371.037 7.169.823

Votos nulos y en blanco (E) 377.730 219.052

Participación (% C/B) 9,39 42,87

Abstención (F) 6652.142 9.846.579

Abstencionismo (% F/B) 40,61 57,13

Respaldo (% D/B) 57,09 41,60

Fuente: VANACLOCHA, F.J., «Las elecciones de representación familiar ...», pág. 69.

Cuadro 3Elecciones a procuradores en cortes por el tercio familiar

(1967 y 1971)

Page 152: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

totales emitidos, que representó el 31,60% de los inscritos

(nota 86).

6.4. Resultados de las elecciones de Procuradores enCortes

Aunque las Cortes franquistas no representaban al cuerpo

electoral, sino a los «elementos constitutivos de la vida nacio-

nal», con la Ley Orgánica del Estado se abrió la posibilidad

de elegir dos procuradores en cada una de las provincias

españolas, y uno en las plazas de soberanía, es decir, un

total de 102 procuradores, aproximadamente un 20% de la

Cámara. Los procuradores elegidos de esta manera repre-

sentaban, pues, a las familia en las Cortes. Acogiéndose a

esta modificación, se celebraron dos elecciones por el tercio

familiar en España, en 1967 y 1971, con resultados muy des-

iguales.

El abstencionismo en 1967 sobrepasó ligeramente el 40% del

censo electoral, cifra inferior a lo que venía siendo norma en

las elecciones municipales. Son varios los factores que ayu-

dan a explicar esta mayor participación. Habría que citar la

expectación que creó esta consulta en el panorama político

español del momento, hasta el punto de que fueron muchas

los que pensaron que se trataba del inicio de un aperturismo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 153: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

político que desembocaría en la implantación de la democra-

cia en España. Sin embargo, por encima de esta circunstan-

cia, debemos situar el mayor interés que las autoridades fran-

quistas mostraron en estas elecciones, concebidas como un

intento de movilizar a los sectores populares entre el electo-

rado y a las elites entre los candidatos que estaban desvin-

culados del Régimen (nota 87). Por ello la campaña de per-

suasión fue similar a la montada en los referenda. Ambos fac-

tores desaparecieron en 1971, elecciones en las que el abs-

tencionismo sobrepasó el 57% del cuerpo electoral, cifra cer-

cana a la registrada en las elecciones municipales. Las espe-

ranzas puestas en la democratización paulatina del Régimen

se habían diluido tras las trabas de todo tipo impuestas a los

procuradores familiares en su intento de dinamizar la vida

interna de la Cámara y a la insuficiencia manifiesta de la

reforma reglamentaria realizada en 1967 (nota 88), que per-

petuaba a las Cortes en su condición de caja de resonancia

de las decisiones de Franco. Por ello el número de candida-

tos presentados por cada escaño bajó significativamente de

3,07 en 1967 a 2,27 en 1971. Por otro lado, tal y como hemos

visto, las autoridades franquistas no desplegaron toda la

gama de medidas y mecanismos tendentes a potenciar la

participación de los ciudadanos, aspecto que se concretó

153ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 154: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

sobre todo en el menor grado de presión ejercido por los

medios de comunicación de masas. Como ya vimos en las

elecciones municipales, el alto nivel de abstención debe

entenderse, pues, en clave política, como signo evidente de

apatía electoral ascendente fruto de la crisis ideológica del

tardofranquismo, y como fenómeno de oposición o no adhe-

sión al Régimen.

Este último aspecto queda confirmado al estudiar la distribu-

ción provincial de la abstención, que reproduce con peque-

ñas excepciones el mantenimiento de las actitudes históricas

que hemos apreciado en ocasiones anteriores, tal y como

observamos en las figuras 7 y 8, que reflejan, con desequili-

brios muy significativos, una menor participación en las pro-

vincias periféricas con mayor nivel socioeconómico y una

menor abstención en las provincias interiores tradicionalmen-

te conservadoras.

Sin duda, el estudio del grado de contestación mostrado por

el electorado en cada una de las provincias se vería notable-

mente enriquecido si dispusiésemos de diferentes análisis

por territorios del número de candidaturas presentadas, sus

vinculaciones políticas y, sobre todo, el número de votos obte-

nidos por cada uno de los candidatos. Se ha señalado que en

todas las provincias se presentaron candidatos «encasilla-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 155: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

dos», en ocasiones sin competencia, que se enfrentaron a

candidatos que se autodeclararon independientes, siendo la

filiación política de ambos grupos muy compleja. Al parecer,

en las elecciones de 1967 se enfrentaron candidatos del

Movimiento e independientes, mientras en las de 1971 la con-

frontación quedó entre los candidatos del Gobierno, por aquel

entonces en manos del Opus, y los del Movimiento (nota 89).

Al margen de dicha clasificación, resultó difícil a un candida-

to realmente independiente obtener un escaño, dada la efica-

cia mostrada por las estructuras del Movimiento en cada una

de las provincias a la hora de controlar la campaña electoral

o de manipular el voto tras las elecciones. Con respecto a lo

primero, es significativo el malestar creciente mostrado por

los candidatos a lo largo del proceso electoral, motivado por

la situación de privilegio que gozaban algunos oponentes en

la obtención de los censos electorales, en el tratamiento de

su programa en los medios de comunicación, en el uso de la

infraestructura del Movimiento o de organizaciones vincula-

das al poder o en la coerción ejercida sobre los electores

sobre todo en el ámbito rural. Como botón de muestra, baste

mencionar la carta firmada por diez de los doce candidatos

presentados en Madrid en 1967 quejándose del apoyo de la

Jefatura Provincial del Movimiento a la candidatura cerrada,

155ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 156: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

que se concretaba sobre todo en la presión realizada por la

Jefatura en los pueblos de la provincia (nota 90). La Jefatura

madrileña, a pesar de declarar que no apoyaba candidatura

alguna, «dada la identidad absoluta con los Principios

Fundamentales del Movimiento de todos los candidatos»,

mostró su satisfacción tras el escrutinio por el triunfo de

Josefina Veglinson y Juan Manuel Fanjul, aquellos a los que

había apoyado y para los que la Sección Femenina y la

«Asociación de Amas de Casa» pidieron el voto en las pri-

meras elecciones en las que la mujer casada podía votar

(nota 91).

El control que el Movimiento trató de ejercer sobre los resul-

tados fue más allá de la coerción social o el de la presión de

los medios de comunicación, pues a ellos hay que unir la

manipulación del escrutinio, en ocasiones burdamente. En

Jaén, por ejemplo, se tuvieron que repetir las elecciones en

1967 por haberse excluido del cómputo los votos de la totali-

dad de las secciones de la provincia, al comprobarse que

todos los sobres recibidos en las mesas electorales estaban

abiertos antes de dar comienzo las operaciones de recuento.

Lo mismo ocurrió en la provincia de Badajoz en 1971. Pero

las impugnaciones fueron muchas y variadas, la mayoría de

ellas fundamentadas bien en el apoyo tácito de las

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 157: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Delegaciones Provinciales del Movimiento, bien en la lógica

aplastante de la existencia de mayor número de votos que de

electores posibles. Por esta última circustancia, la Junta

Central del Censo invalidó en 1967 los resultados de once

distritos de Almería, siete de Ávila, 32 municipios de La

Coruña –entre ellos el Ferrol y Santiago–, doce secciones de

Santa Cruz, once de Segovia y cinco de Soria. Anulaciones

que cobran más fuerza si tenemos en cuenta que, antes de

llegar a la Junta Central del Censo, las impugnaciones pre-

sentadas debían pasar por el filtro que suponían las Juntas

Provinciales, que rechazaban sistemáticamente las objecio-

nes presentadas al escrutinio (nota 92).

En cualquier caso, la celebración de las primeras elecciones

a Cortes contribuyó en parte a la renovación de la Cámara.

De los 102 candidatos elegidos, 73 ostentaron esta condición

por primera vez, 15 eran procuradores en ese momento y

otros 14 habían sido procuradores en legislaturas anteriores.

Ello supuso que el 74% de los candidatos presentados por el

tercio familiar llegaban al hemiciclo sin experiencia, porcenta-

je muy superior a la media total, que se situó en el 36%. La

diferencia relativa debe ser entendida por la presencia de

«hombres nuevos» en estas elecciones (nota 93), que reno-

varon la Cámara más de lo esperado por las autoridades

157ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 158: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

franquistas; unos hombres nuevos que se distinguen porque

cuentan con más agricultores, abogados, empresarios y fun-

cionarios modestos que «parecen iniciar un cierto movimien-

to de acercamiento a una estructura menos elitista»

(nota 94). Ahora bien, no hay que olvidar que como candida-

tos independientes, es decir, no vinculados al sistema o con

escasa relaciones políticas, sólo pueden ser considerados

aquellos que se presentaban propuestos por los electores

mediante la obtención de firmas. De esta manera, resultaron

elegidos procuradores 34 candidatos de los 102 que concu-

rrieron a la consulta, un tercio exactamente. El resto, dada la

forma de cooptación descrita más arriba, representaron los

intereses del sistema. Este número coincide con los integran-

tes de las denominadas Cortes ambulantes, procuradores

electos en 1967 y que hasta 1971 hicieron gala de su inde-

pendencia convocando reuniones a lo largo de toda la geo-

grafía española para dar a conocer los grandes males de las

Cortes españolas.

7. Conclusiones

El recurso a las elecciones no es exclusivo de los regímenes

democráticos. Sistemas políticos dictatoriales de todo tipo uti-

lizan los mecanismos electorales para legitimar o institucio-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 159: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nalizar la nueva situación política creada tras la llegada al

poder del dictador. La visita periódica a las urnas, tan asidua

en ocasiones como en los regímenes liberales, se convierte

entonces en un acto casi litúrgico, de confirmación plebiscita-

ria. No obstante, el contexto de coacción e intimidación y el

fraude y la manipulación del escrutinio convierten estas con-

sultas en puras farsas. Ahora bien, los resultados hechos

públicos son usados sistemáticamente para mantener esa fic-

ción plebiscitaria y consolidar en el poder al grupo hegemó-

nico: en definitiva, son fuente de legitimidad. El franquismo

tejió una compleja maraña de leyes, normas y órdenes elec-

torales y una telaraña de elecciones de todo tipo, con dife-

rentes niveles y características, para alcanzar estos objetivos

y suplir la falta de legitimidad de origen que presentaba.

Las consultas franquistas estuvieron impregnadas de un

carácter plebiscitario fuera de toda duda. Ello se hizo más evi-

dente en los referenda, pero estuvo siempre presente en las

elecciones por el tercio familiar. Las consultas siempre fueron

planteadas en unos términos en los que el elector debía optar

por Franco y su obra o el caos, lanzando mensajes que nunca

perseguían informar lo que realmente se iba a votar. Por otra

parte, el recurso a elecciones populares en la España fran-

quista buscó la legitimación del régimen tanto en el ámbito

159ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 160: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

interno como externo y la institucionalización del sistema cor-

porativo. Por ello los momentos cumbres de estas consultas

coinciden con los de mayor acoso internacional al régimen y

mayores niveles de conflictividad. Finalmente, la denominada

democracia orgánica –y sus complejas y variadas eleccio-

nes– nació para responder a los anhelos de los grupos de

presión que habían apoyado al ejército rebelde en la guerra

civil para que instauraran un régimen de representación cor-

porativo que consideraban más adecuado para sus intereses.

Paradójicamente, el ordenamiento legal de las consultas des-

cansaba en la ley de Maura de 1907, que aparece siempre

como el referente o el elemento supletorio de los diferentes

procedimientos electorales, aunque el cuerpo electoral des-

cendió considerablemente para acomodarse a las nuevas cir-

cunstancias. La legislación electoral, en cualquier caso, fue

condimentada con una serie de normas que distorsionaron el

sentido del voto y que hicieron que éste no reflejase en su

justa medida el verdadero estado de opinión de los españo-

les. Además, la manipulación y el fraude electoral estuvieron

presentes en todas las ocasiones, de manera que los resul-

tados hechos públicos, los oficiales, no fueron los reales en

una proporción imposible de discernir.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 161: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Hay que convenir, no obstante, en que los resultados cuando

menos son indicativos, dada la persistencia de causas sub-

yacentes en el comportamiento electoral de algunas zonas.

Es cierto que resulta difícil explicar los resultados habidos en

las diferentes circunscripciones recurriendo a las variables

sociológicas clásicas, como la población, el nivel de renta o

industrialización, la tradición política o electoral, etc., pero, no

obstante, un análisis de los resultados permite obtener con-

clusiones que van más allá de la manifiesta capacidad del

régimen para movilizar al electorado, bien mediante la con-

vicción, bien mediante la coacción, sobre todo en los dos ple-

biscitos planteados.

En este sentido, hay que descartar que los niveles de abs-

tención observados en las diferentes consultas se deben a la

apatía política. Aunque existen territorios donde la escasa

participación es fruto del desinterés y, sobre todo, de la des-

información, lo cierto es que el mayor abstencionismo mos-

trado por la población urbana, industrializada e instruida o por

las regiones con identidad cultural propia es consecuencia

del rechazo político. Hemos observado como allá donde las

elecciones se politizaron, el grado de contestación fue mayor.

Por otro lado, el cambio en la correlación entre las clases y

fracciones de clase dentro del bloque en el poder hizo que las

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Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

Page 162: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nuevas capas intermedias urbanas no viesen en estas con-

sultas el canal adecuado de representación, de ahí la pérdi-

da de legitimidad de estas elecciones, manifestada en la pro-

gresiva disminución de los niveles de abstención electoral y

en el escaso número de candidaturas alternativas a las ofi-

ciales. La alta abstención en las elecciones por el tercio fami-

liar debe ser enjuiciada como una muestra evidente de que el

nivel de coincidencia o desajuste entre las necesidades de

las clases y fracciones del bloque en el poder y los aparatos

del Estado era grande ya a principios de los sesenta, con ten-

dencia a aumentar a lo largo del decenio. Por otro lado, como

quiera que las elecciones constituyen un buen índice para

medir los valores ideológicos que a través de los aparatos del

Estado se proponen a los ciudadanos-subditos como funda-

mentos de la legitimidad del poder, la baja participación refle-

ja la escasa efectividad de dichos aparatos y la pérdida de

legitimidad progresiva en el ejercicio del poder, es decir, una

crisis de los aparatos ideológicos del Estado.

Se detectan, finalmente, la persistencia de métodos clientela-

res para la obtención del voto, sobre todo en las zonas rura-

les. La presencia de los antiguos caciques, la articulación de

sus redes clientelares y la deferencia del elector no son sino

varias de las muchas herencias que el liberalismo oligárquico

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 163: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

163ÍNDICE

Roque Moreno FonseretLas consultas franquistas: la ficción plebiscitaria

dejó al franquismo. Queda por analizar como se concretan

dichas herencias en el Nuevo Estado, el grado de fricción que

ello supuso y su vertebración dentro del partido único.

Page 164: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1 El concepto de elecciones no competitivas se elabora por exclu-sión. Serían aquellas en las que no se dan las condiciones señala-das en las elecciones concurrenciales: no hay opciones para loscandidatos, el elector carece de libertad y no afectan directamentea la composición del Gobierno, que se apoya en un sistema demonopolio del partido único. En las elecciones semicompetitivas setolera una semioposición y, en teoría, el votante puede elegirlo, aúncuando en la práctica, el monopolio de los medios de comunicacióny del proceso electoral convierten estas consultas en farsas.

2 HERMET, G., ROUQUIÉ, A. y LINZ, J.J., Des elections pascomme les autres, Presses de la Fondation Nationale de SciencesPolitiques, París, 1978 (edición en español, ¿Para que sirven laselecciones?, FCE, México, 1982); HERMET, G., ROSE, R. yROUQUIÉ, A., Elections without choice, The Macmillan Press,Londres, 1978.

3 HERMET, G., «Las elecciones en los regímenes autoritarios: bos-quejo de un marco de análisis», en HERMET, G., ROUQUIÉ, A. yLINZ, J.J., op. cit., pág. 35.

4 HERMET, G., op. cit., pág. 44. El autor señala que estas eleccio-nes conceden licencia de moralidad para el extranjero y procedi-mientos de confirmación plebiscitaria para el nativo.

5 Entendemos por institucionalización aquellas normas, mecanis-mos y estructuras destinadas a regular el conflicto creado con elsurgimiento del régimen, los procedimientos usados para reducir oampliar la capacidad de acción del Estado y para resolver adecua-damente el problema de la sucesión, es decir, la continuidad de la

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 165: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

dominación autoritaria por las mismas elites. Este concepto lo toma-mos de HUNEEUS, C., , en Reis, nº 13(1981), pág. 104.

6 LINZ, J.J., , en HERMET, G., ROUQUIÉ, A. y LINZ, J.J., op. cit.,pág. 98 y ss.

7 Un análisis de la legislación electoral italiana durante el fascismopuede verse en AQUARONE, A., L´organizacione dello Stato totali-tario, Turín, Einaudi, 1965; BALLINI, P.L., Le elezioni nella storiad´Italia dall´unità al fascismo, Il Mulino, Bolonia, 1988, págs. 209-227; PIRETTI, M.S., Le elezioni politiche in Italia dal 1848 a oggi,Laterza, Bari, 1996, págs. 226-317.

8 DE FELICE, R., Mussolini il fascista. I. La conquista del potere1921-1925, Turín, Einaudi, 19685, págs. 518-536.

9 El «plebiscito» del 24 de marzo de 1929 ha sido minuciosamenteanalizado por DE FELICE, R., Mussolini, il fascista. II. L´organizza-cione dello Stato fascista 1925-1929, Turín, Einaudi, 1968, págs.437-482.

10 DE FELICE, R., op. cit., pág. 477.

11 Véase BERSANI, C., «Sulla teoria della rappresentanza politicain Italia tra le due guerre», en Clio, nº 4 (1989), págs. 609-630.

12 NERI, E., «La Consulta Comunale Elettiva: un tentativo fallito didemocrazia nella Repubblica Sociale Italiana», en Nuova RivistaStorica, vol. 67, nº 5-6 (1983), págs. 611-618.

13 Sólo la historiografía de combate insiste en estos temas, parcialo totalmente. SPRIANO, P., Storia del Partito Comunista Italiano. II.Gli anni della clandestinitá, Turín, Einaudi, 1969, caps. 10, 11, 12.

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Notas

Page 166: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

14 BRACHER, K.D., La dictadura alemana. Génesis, estructura yconsecuencias del nacionalsocialismo, 2 vols., Madrid, AlianzaEditorial, 1973.

15 SCHMITTER, P.C., , en HERMET, G., ROSE, R. y ROUQUIE, A.,op. cit.; , en Revue Française de Science Politique, nº 27(1977).

16 RABY, D.L., Fascism and Resistance in Portugal, ManchesterUniversity Press, 1988, RABY, D.L., , en Análise Social, vol. XVIII(1982), págs. 869-883; RABY, D.L., , en European History Quarterly,vol. 19 (1989), págs. 63-84; TENGARRINHA, J., , en Revista deHistória das Ideias, Vol. 16 (1994), págs. 387-431; DA COSTA LUÍS,A.A., «As eleiçoes presidenciais de 1949: Dois Portugais em con-fronto», en Revista de Historia das Ideias, Vol. 16 (1994), págs. 283-322.

17 LINZ, J.J., op. cit., págs. 125 y ss. Véase también su trabajo , enHERMET, G., ROSE, R. y ROUQUIÉ, A., op. cit., págs. 53-66.

18 GARCÍA DELGADO, J.L., «De la protección arancelaria al cor-porativismo», en GARCIA DELGADO, J.L., (editor), España, 1898-1936; Madrid, 1984, págs. 117-136.

19 LINZ, J.J., , en PÉREZ YRUELA, M. y GINER, S., (eds.), El cor-poratismo en España, Barcelona, 1988.

20 PERFECTO, M.A., , en Studia Historica, nº 4, vol. II (1984).

21 LINZ, J.J., op. cit., págs. 93-101. MARTÍNEZ ALIER lo definecomo corporativismo estatal sin realidad histórica, en , en PÉREZYRUELA, M. y GINER, S., op. cit.

22 Véase el monográfico que la Revista Papeles de EconomíaEspañola dedicó al tema en 1985, nº 22.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 167: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

23 EQUIP DE SOCIOLOGIA ELECTORAL, Les eleccion municipalsa Barcelona del 16 d´octubre 1973. Assaig de Sociologia electoral,Universitat Autònoma de Barcelona, 1975; VIDAL BENEYTO, J.Elecciones municipales y Referéndum, Imp. Tanagra, Madrid, 1966.

24 SOLÉ-TURA, J.,

25 VIDAL BENEYTO, J., op. cit., pág. 33 y ss.

26 Diario PUEBLO, 12-11-1966, pág. 10.

27 CUÉ SANZ, G., «Las elecciones sindicales», en Historia16,(1977), págs. 95-108.

28 MARTÍNEZ CUADRADO, M., «Representación. Elecciones.Referéndum», en FRAGA, M., VELARDE, J. y DEL CAMPO, S., LaEspaña de los años 70. III. El Estado y la política, Moneda y Crédito,Madrid, 1974, pág. 1.393.

29 RUIZ DE AZUA, M.A., , en Historia 16, (abril de 1977), págs. 86-89.

30 El Régimen fue editando a lo largo de los años un buen númerode publicaciones que compilaban la legislación electoral.Véase, porejemplo, Legislación electoral española. Anotaciones y concordan-cias. Actualización, Madrid, 1971; Elecciones Municipales.Legislación, -ediciones de 1948, 1957, 1960, 1963, 1966 y 1973-;SECRETARÍA GENERAL DEL MOVIMIENTO, Normas legales apli-cables a las elecciones provinciales, Madrid, 1964; o SOUTONAVEIRA, M., Guía práctica electoral, Santander, 1966.

31 BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO, (BOE), 24-10-1945.

167ÍNDICE

Notas

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32 VANACLOCHA, F.J., y LABOA, J.M., «El Referéndum enEspaña», en Historia 16, nº 7 (noviembre de 1976), págs. 26-27.

33 BOE, 9-5-1947.

34 BOE, 25-6-1947.

35 BOE, 22-11-1966 y 30-11-1966 respectivamente.

36 Véase, por ejemplo, el libro apologético Referéndum español,Madrid, Publicaciones españolas, 1947. En él se critica las imper-fecciones del sistema electoral inglés, la ilegalidad democráticaexistente en Francia, la desunión de los italianos tras el Referéndumde 1946 o las farsas electorales habidas en las «democracias» delEste. A continuación señala en su página 81: «Ninguno de los par-tidos que se encuentran en el poder en Europa, con exclusión dellaborismo inglés y del franquismo español, han sido llevados a élpor la voluntad popular … Nuestras elecciones del 12 de abril y del16 de febrero fueron absolutamente falsas… Nunca un Gobiernoespañol ha estado respaldado por el 94% de los votos del pueblo.La República fue traída por el 20% de los votantes y ninguna poten-cia extranjera discutió su legalidad … Somos hoy, con nuestroReferéndum bien ganado, los únicos que tenemos detrás el respal-do casi unánime de la nación».

37 Con motivo de la celebración de un acto público en el CentroRepublicano Español en replica a la propaganda franquista para elReferéndum de 1966, se editó un folleto en el que nos encontramoscon las ideas básicas de los exiliados sobre las consultas. VéaseMARTÍNEZ DE LA VEGA, F., Nuestro NO al Referéndum, EditorialPablo Iglesias, México, 1966.

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38 TOMÁS VILLARROYA, J., op. cit., 683-685; y MIRANDA ENCAR-NACIÓN, J.A. y PÉREZ ORTIZ, J.F., «El franquismo intranquilo …»,op. cit., pág. 612.

39 A.G.A., S.G.M., caja 3519, .

40 Lo que votas diciendo , Información, 2-VII-1947, pág. 1.

41 Archivo Municipal de Denia (A.M.D.), caja 467. Algunos ejemplossignificativos del contenido de estas hojas son: \ \ \

42 Las diferencias de carácter entre los plebiscitos de 1947 y 1966ya fueron puestas de manifiesto por MARTÍNEZ CUADRADO, M.,op. cit., págs. 1431-1435.

43 , Información, 11-XII-1966, pág. 5.

44 Información, 2-XII-1966, pág. 8, reproducción de las papeletasenviada a cada elector junto al sobre de votación.

45 Como botón de muestra, sirvan las palabras de un candidato aconcejal por el distrito de Carabanchel (Madrid), en las eleccionesde 1966: «La campaña cuesta como mínimo 400.000 ptas. y (hayque tener en cuenta) el alto precio que alcanza la compra del censode electores -de 23.597 del censo de Chamartín a 42.700 del censode Arganzuela-. … Pienso que el sistema para la elección es injus-to porque estoy totalmente seguro existen muchas, muchas perso-nas con capacidad muy superior a los que nos presentamos, y que,sin embargo, por falta de recursos económicos o de «padrinos» quele patrocinen su candidatura y corran con los gastos, no puedenpresentarse. … No existe una igualdad de oportunidades -dehecho- para concurrir». Diario Arriba, 4-11-1966.

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Notas

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46 La campaña electoral despertó inquietud en la prensa delMovimiento, que siguió con interés la evolución de todos los candi-datos, abriéndose un cruce de editoriales entre el diario Arriba,defensor de los candidatos oficiales, y el periódico ABC, que res-paldó a los candidatos independientes, claramente monárquicos.Por lo demás, la campaña fue seguida con atención por VIDALBENEYTO, op. cit.

47 ABC, 17-11-1966.

48 Arriba, 19-11-1966.

49 Arriba, 28-11-1966.

50 EQUIP DE SOCIOLOGIA ELECTORAL, «Las Elecciones fran-quistas en Barcelona», en Historia 16 (abril de 1977), pág. 133.

51 RODRÍGUEZ OCAÑA, F., Candidato de los trabajadores,Barcelona, 1975.

52 EQUIP DE SOCIOLOGIA ELECTORAL, op. cit., págs. 52-54.

53 SOLÉ TURÁ, J., op. cit., págs. 794-796.

54 VANACLOCHA, F.J., , en Cuadernos Económicos del ICE, nº 1(1977). Pág. 70.

55 Extracto conferencia electoral, Multicopista, Villarroel, 1967. Suvocación demócrata y su valentía queda patente en frases como lassiguientes: «Debo manifestar que si bien respeto la legislaciónvigente ello es como punto de partida … la ley moral debe perma-necer por encima de la ley escrita … soy un demócrata convencidoy aspiro a la instauración en España de una democracia auténtica… creo en una administración tecnificada, pero no dominadora.

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56 VANACLOCHA, F.J., op. cit., pág. 61.

57 Instrucciones como la siguiente son comunes en la documenta-ción relativa a las elecciones municipales. En la circular 280 de1954 de la Jefatura Provincial de Valencia podemos leer: «Debe evi-tarse en cuanto sea posible la aplicación del artículo 55 que esta-blece la elección automática de los candidatos … Las JefaturasLocales de pueblos pequeños o de localidades donde existan pro-blemas políticos graves que lo justifiquen, podrán solicitar de laJefatura Provincial del Movimiento la aplicación del artículo 55, bienentendido que se seguirá un criterio muy restrictivo. … Debemosevitar en cuanto sea posible derrotas de camaradas nuestros. Porello, cuando no haya candidatos adversos e independientes y hayaque forzar la elección se reducirá el número de candidatos a losimprescindibles para que se evite la aplicación del artículo 55».Archivo General de la Administración (A.G.A.), Secretaría Generaldel Movimiento (S.G.M.), Delegación Nacional de Provincias(D.N.P.), Caja P-304.

58 MIRANDA, J.A. y PÉREZ, J.F., , en Anales de la Universidad deAlicante. Historia Contemporánea, nº 8-9 (1992), pág. 145.

59 MARÍN I CORBERA, M., , en TUSELL, J. y otros, El Régimen deFranco (1936-1975), UNED, Madrid, 1993, págs. 569-579.

60 A.G.A., S.G.M., D.N.P., Caja 321. Instrucción reservada fechadaen octubre de 1948.

61 ANGUERA, P., , en Quaderns de Vilaniu, nº 4 (1983), págs. 15-21; IZQUIERDO COLLADO, J.D., «El Referéndum de 1947.Antecedente del Referendum de la Ley de Reforma Política de

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Notas

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1976», en Al-Basit, nº 14 (1984), págs. 179-202; MIRANDA, J.A. yPÉREZ ORTIZ, J.F., «La manipulación …», op. cit., págs. 597-612;MORENO FONSERET, R. y SEVILLANO CALERO, F., op. cit.;TOMÁS VILLARROYA, J., «El referéndum de 1947», en Política ySociedad. Estudios en homenaje a Francisco Murillo Ferrol, CIS,Madrid, 1987, vol. II, págs. 673-699; VANACLOCHA, F.J. y LABOA,J.M., op. cit., págs. 24-30.

62 TOMÁS VILLARROYA, J., op. cit., pág. 695.

63 Véase, sobre todo, MIRANDA, J.A. y PÉREZ ORTIZ, J.F., op. cit.

64 ANGUERA, P., op. cit.; MORENO FONSERET, R. y SEVILLANOCALERO, F., op. cit..

65 VANACLOCHA, F.J., op. cit., págs. 73-75.

66 MIRANDA ENCARNACIÓN, J.A. y PÉREZ ORTIZ, J.F.,«Actitudes …», op. cit., págs. 139-147; MORENO FONSERET, R.,«La presencia de los grupos políticos en el Régimen de Franco através de las elecciones municipales de 1948», en TUSELL, J., GILPECHARROMAN, J. y MONTERO, F., op. cit., págs. 613-626.

67 VIDAL BENEYTO, J., op. cit., págs. 19-28.

68 TOMÁS VILLAROYA, J., op. cit., pág. 683.

69 LÓPEZ GUERRA, L., , en Revista Española de InvestigacionesSociológicas, nº 2 (1978), págs. 53-69; HERMET, G., «ElectoralTrends in Spain: an appraisal of the Polls conducted under theFranco Regime», en Iberian Studies, nº 3, vol. 2 (1974).

70 En los estudios locales existentes centrados en el análisis de lasdiferentes consultas electorales, y sobre todo, los referenda, se

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insiste en la dificultad de explicar los datos atendiendo a comporta-mientos electorales pasados o a factores sociales y/o económicos.Véanse, en este sentido, los trabajos de IZQUIERDO COLLADO, J.,«El Referéndum de 1947. Antecedente del Referéndum de la Leyde Reforma Política de 1976», en Al-Basit, nº 14 (1984), págs. 179-202 (para el caso de Albacete); ANGUERA, P., , en Quaderns deVilaniu, nº 4 (1983), págs. 15-21; EQUIPO DE SOCIOLOGÍA ELEC-TORAL, «Las elecciones franquistas en Barcelona», en Historia 16,(abril 1977), págs. 129-136; MORENO FONSERET, R. y SEVILLA-NO CALERO, F., , en Anales de la Universidad de Alicante. HistoriaContemporánea», nº 8-9 (1991-1992), págs. 121-138.

71 LÓPEZ GUERRA, L., op. cit., pág. 56.

72 TUSELL, J., Franco y los católicos. La política interior españolaentre 1945 y 1957, Alianza, Madrid, 1984, págs. 163-164.

73 Diario PUEBLO, 29-11-1966.

74 MIRANDA ENCARNACIÓN, J.A., y PÉREZ ORTIZ, J.F., op. cit.,pág. 608.

75 LÓPEZ GUERRA, L., op. cit., págs. 62-68.

76 MIRANDA ENCARNACIÓN, J.A. y PÉREZ ORTIZ, J.F., op. cit.,pág. 610.

77 CUADRADO, M., op. cit., pág. 1.414.

78 EQUIPO DE SOCIOLOGÍA ELECTORAL, «Las elecciones …»,op. cit., pág. 130.

79 RUIZ DE AZUA, M.A., op. cit., pág. 89.

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Notas

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80 EQUIPO DE SOCIOLOGÍA ELECTORAL, Les eleccions …, op.cit.; VIDAL BENEYTO, J., op. cit.

81 SOLÉ TURÁ, J., op. cit., pág. 789.

82 A.G.A., S.G.M., D.N.P., Caja 321.

83 Los datos están extraidos de MORENO FONSERET, R., «Lapresencia …», op. cit., págs. 624-626.

84 MARÍN i CORBERA, M., , en I Encuentro de investigadores delfranquismo, Barcelona, 1992, págs. 43-46.

85 La encuesta aparece reproducida en el diario PUEBLO, 19-11-1966.

86 VIDAL BENEYTO, J., op. cit., pág. 21.

87 VANACLOCHA, F.J., op. cit., pág. 60.

88 FERNÁNDEZ ASPERILLAS, A.I., «Las Cortes franquistas a tra-vés de su reglamento parlamentario», en I Encuentro deInvestigadores del Franquismo, Barcelona, 1992, pág. 29.

89 VANACLOCHA, F.J., op. cit., págs. 63-65.

90 Diario INFORMACIONES, 6-10-1967.

91 Véase el tratamiento de la carta en el Diario ARRIBA los días 7,10 y 12 de octubre de 1967.

92 Las impugnaciones fueron tantas que revelaron claramenteintentos de manipulación y fraude. Sin embargo, recibieron un tra-tamiento algo especial en la prensa, que publicó todas las resolu-ciones de las Juntas Electorales. Los datos proceden del diarioARRIBA, días 13 y 31 de octubre de 1967.

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Notas

93 El término procede de MARTÍNEZ CUADRADO, M., op. cit., pág.1415.

94 EQUIPO DATA, Quien es quien en las Cortes españolas,Edicusa, Madrid, 1969, pág. 43.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Rosa Mª Pardo Sanz

La política exterior del franquismo

Si admitimos que toda política exterior tiene componen-

tes de política interior; que es imposible separar

ambas, incluso que, casi siempre, suele primar la

segunda sobre la segunda vertiente (nota 1), convendremos

en que el estudio de esta interconexión puede enriquecer

mucho nuestro conocimiento sobre el franquismo. Se podrá

dilucidar, por ejemplo, hasta qué punto el uso propagandísti-

co de la política exterior contribuyó a la legitimación del

Régimen o precisar en qué medida las determinaciones

externas, provenientes del sistema internacional, delimitaron

las opciones políticas, institucionales o económicas a dispo-

sición de los gobiernos de Franco. Cabría evaluar, por ejem-

plo, la influencia de los éxitos fascistas sobre el modelo polí-

tico español en la II Guerra Mundial; el efecto del temor a una

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intervención internacional y luego del aislamiento sobre la

estabilización del régimen o sobre la elección de la política

económica autárquica; el condicionamiento internacional

implícito en el modelo de industrialización y apertura econó-

mica, en la tímida liberalización política de los años sesenta

o en el desmonte de los restos del imperio africano.

Más aún, como una vertiente más de la política, la formula-

ción de la acción exterior del estado no es sino un cúmulo de

decisiones políticas. Es decir, es la opción subjetiva de unos

individuos que actúan en nombre del estado, pero que son

representantes, en definitiva, de unos intereses (sociales,

económicos, corporativos) concretos y son portadores de uni-

versos simbólicos propios y colectivos. En consecuencia,

esclarecer el proceso de toma de decisiones puede resultar

interesante para comprender mejor la naturaleza y el ejerci-

cio político del Régimen. Y ahondar en el funcionamiento del

Ministerio de Asuntos Exteriores ayudará a esclarecer algo

más el proceso de construcción y modernización del estado.

Los trabajos sobre el estamento diplomático pueden consti-

tuir una pequeña contribución a la historia social del franquis-

mo (nota 2). De la misma forma, analizar las imágenes o pro-

yectos que manejaron los responsables políticos acerca de

quiénes eran los «amigos» o «enemigos» externos, de cuál

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 178: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

debía ser el papel de España en el sistema internacional y de

cómo conseguirlo puede completar los estudios sobre pen-

samiento político o nacionalismo. E identificar los posibles

grupos de presión (económicos, militares, culturales...) y sus

canales de influencia permitirá desentrañar los complejos

procesos que ligan ideas, intereses y acción social durante el

periodo de la dictadura. Por último, rastrear la huella dejada

sobre el imaginario colectivo y la cultura política de la socie-

dad española por las imágenes difundidas a través de la pro-

paganda oficial de la dictadura permitirá ahondar en fenóme-

nos de socialización política y memoria colectiva.

Casi todas estas posibilidades (enunciadas sin ánimo

exhaustivo) van siendo exploradas en la producción historio-

gráfica. Aunque ésta sigue adoleciendo hoy de las carencias

que ya se evidenciaban un lustro atrás en el conjunto de los

estudios de historia de las relaciones internacionales

(nota 3): en especial, la escasez de diálogo interdisciplinar

con ciencias sociales como la economía, antropología o la

ciencia política y un discurso histórico demasiado descriptivo

que, sin embargo, descuida muchas veces la calidad de la

narración. También faltan estudios de política exterior compa-

rada (nota 4). Estas deficiencias explican que hasta ahora se

hayan ido llenando lagunas pero que apenas haya verdade-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 179: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ros debates abiertos sobre los temas señalados. De hecho, el

único atisbo de controversia se ha planteado en torno a la dis-

yuntiva (más aparente que real) de si hubo o no una política

exterior durante el franquismo (nota 5).

Es obvio que los gobiernos franquistas desarrollaron una

política exterior. Tuvieron que adaptarse y responder a la evo-

lución del contexto exterior. Sopesaron alternativas, elabora-

ron estrategias y finalmente, pusieron en marcha acciones

(diplomáticas o de otro tipo) a fin de intentar sacar adelante

unos objetivos que identificaron como intereses de estado y,

por tanto, como nacionales. Al igual que cualquier gobierno,

entre esos objetivos reconocieron muy pronto la necesidad

de proteger la integridad y soberanía (territorial, económica y

política) del estado y, seguramente, la conveniencia de apro-

vechar la evolución internacional para acrecentar el poder del

estado y lo que entendían como el bienestar de sus ciudada-

nos. Todo ello definido desde los esquemas mentales, la ide-

ología y los intereses de quienes tomaban las decisiones. En

ese sentido, subrayar que el móvil esencial de la política exte-

rior española hasta 1975 fue el mantenimiento del Régimen

no deja de resultar otra obviedad, sobre todo teniendo en

cuenta el contexto internacional en el que se desarrolló la dic-

tadura. Lo relevante no es constatar esa evidencia, sino dilu-

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 180: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

cidar cómo se articuló el complejo proceso de toma de deci-

siones y qué condicionantes tuvieron mayor incidencia en

cada momento. Sólo así se podrán evaluar los intereses que

fueron prevaleciendo y el grado de eficacia y profesionalidad

alcanzado en los sucesivos diseños políticos.

El propósito de las páginas siguientes es, en primer lugar, lla-

mar la atención sobre algunos elementos relativos a la natu-

raleza política y al funcionamiento del Régimen que deben

ser tenidos en cuenta a la hora de abordar el estudio de la

política exterior del franquismo. Posteriormente, se ensayará

un mínimo balance sobre la evolución de la misma intentan-

do señalar aquellos aspectos menos tratados por la historio-

grafía o que merecerían estudios más rigurosos.

1. «Una, Grande y Libre»

Desde 1942, cuando comienza a eclipsarse la estrella del

Eje, hasta 1975, el franquismo juega con desventaja en el

tablero internacional. De la noche a la mañana se había con-

vertido en una especie de anacronismo político tanto por sus

peligrosas amistades durante la contienda mundial como por

su empeño en mantener instituciones antiliberales de claras

reminiscencias fascistas. Lo políticamente correcto ante la

opinión pública de su entorno occidental, trabajada durante

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 181: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

años por la propaganda bélica antitotalitaria, era la democra-

cia. Esta discordancia política básica dañó de manera irrepa-

rable la capacidad de maniobra de la diplomacia franquista.

No sólo supuso la exclusión de organizaciones internaciona-

les, condenas públicas y, en fin, un ostracismo oficial u oficio-

so, sino también un flanco de vulnerabilidad permanente en

cualquier negociación. Antes que fomentar intercambios de

cualquier tipo, los representantes diplomáticos tenían que

neutralizar la propaganda y la actividad del exilio republicano

e intentar desarticular o, como mínimo, protestar contra las

frecuentes manifestaciones «difamatorias» contra el Jefe del

Estado o su régimen. Buena parte de las energías del servi-

cio exterior español se gastaron en el intento de compensar

ese déficit de legitimidad.

La situación económica constituyó otra debilidad básica. Son

de sobra conocidos los elementos que imposibilitaron duran-

te décadas el uso de bazas económicas como instrumentos

eficaces de influencia y negociación. La dependencia exterior

en el abastecimiento de insumos básicos (como petróleo, fer-

tilizantes o algodón) fue decisiva en coyunturas como la II

Guerra Mundial. Los efectos perniciosos de la filosofía autár-

quica sobre la producción nacional (intervencionismo, protec-

cionismo, restricciones a la inversión extranjera y exigüidad

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 182: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

del mercado español) perpetuaron aquella vulnerabilidad

hasta los años sesenta (nota 6). La amenaza de desabaste-

cimiento, en la primera década, las necesidades de financia-

ción desde los años cincuenta y, después, los riesgos de que-

dar al margen de la integración económica europea embar-

garon en cierto sentido la acción exterior franquista.

Tampoco se dispuso de un caudal científico-tecnológico o

cultural que pudiera haber resultado atractivo o competitivo

en el exterior. La edad de plata de la cultura española quedó

clausurada en 1939 con la censura y el exilio. El ritmo de

recuperación y apertura en estos ámbitos corrió parejo al de

la economía y la política. Era imposible competir con el cau-

dal de cooperación técnica y científica que Estados Unidos

podía ofrecer en América Latina o Francia en el Norte de

África. En fin, tan sólo se pudo sacar provecho del tradicional

potencial estratégico de la península, aunque para revalori-

zarlo tras la revolución tecnológica nuclear hubo que ceder

bases militares a la gran potencia del bloque.

Por supuesto, la acción exterior del Régimen hubiese podido

ser distinta si el núcleo de poder franquista hubiera consenti-

do una evolución política diferente. Pero, teniendo en cuenta

la ideología y la estructura de poder del franquismo, afirma-

ciones como ésta pertenecen a la historia virtual o son poco

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 183: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

más que voluntarismo retrospectivo. Los vencedores de la

guerra que detentaron el poder desde 1939 juzgaron bien

defendidos sus intereses, y por extensión los colectivos, con

el estado autoritario controlado por el general Franco. La con-

centración de poder en su persona se juzgó imprescindible

para evitar el caos que hubiera supuesto una revancha repu-

blicana. Para ellos, ésta habría acarreado la destrucción de

las instituciones y valores que encarnaban la esencia misma

de la nación española y, seguramente, el rápido deslizamien-

to hacia el comunismo. El propio Generalísmo llegó a asimi-

lar que su misión era impedir una reversión del resultado de

la guerra civil por lo que decidió bloquear cualquier desliza-

miento hacia la democracia partidista. Su autoridad apenas

fue puesta en entredicho. Todos aceptaron su arbitrio y juga-

ron al pluralismo limitado.

Ese rasgo esencial de dictadura personal también marcó de

forma radical la política exterior (nota 7). El Caudillo decidió

siempre en última instancia la orientación general de la polí-

tica internacional. En el Palacio de Santa Cruz se elaboraba

la información y se diseñaban las alternativas, pero la deci-

sión última, la luz verde, se daba en El Pardo. Franco era dia-

riamente informado de los acontecimientos internacionales.

Intervenía en el nombramiento de embajadores. Llegaba a

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 184: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

redactar y corregir párrafos de las instrucciones que se envia-

ban a los diplomáticos. Tomaba decisiones trascendentales

sin consultar siquiera a sus cancilleres. En ocasiones llegaba

a ocultar datos relevantes a sus Ministros de Asuntos

Exteriores. A veces, éstos no sabían si estaban obrando en

concordancia con el pensamiento del General. Otras veces

Franco se escudaba en Carrero o daba la impresión de dejar

hacer a ciertos militares (Muñoz Grandes, García Valiño),

para no tener que revelar su propia opinión o asumir determi-

nadas decisiones (nota 8).

Es posible que ni siquiera quien ha sido considerado su alter

ego, Carrero Blanco, llegara a conocer a fondo su pensa-

miento. De cualquier forma, la influencia de este personaje

sobre la percepción que Franco tuvo del contexto interno e

internacional desde 1941 fue tal que resulta difícil separar el

criterio de ambos. El Almirante actuó como su oficial de

Estado Mayor: se encargó de informar técnicamente a su

superior, de distribuir órdenes y de vigilar su cumplimiento.

Contaba con sus propios servicios de información, amén de

tener acceso a la procedente de Asuntos Exteriores. Intervino

en el cese de los Ministros. Tuvo a su cargo la dirección de

áreas señeras como la política colonial y se inmiscuyó en

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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otras tan vitales como las relaciones con los Estados Unidos

o con el Vaticano (nota 9).

El carácter personalista de la dictadura y el peculiar papel de

Carrero en ella obligan a valorar las ideas sobre el sistema

internacional de Franco y de su edecán como claves. De su

condición marcial se desprendía una visión belicista de la

política internacional. La vida internacional era, para ellos,

resultado de la rivalidad de los egoísmos e intereses nacio-

nales. La potencia de las naciones la definía la geopolítica

(nota 10). Sin embargo, junto a ese realismo, siempre inter-

pretaron la evolución internacional en clave conspirativa,

como el juego de poder de las internacionales judeo-liberal-

masónica y comunista. Era la herencia (que compartían) del

tradicionalismo ideológico, reelaborado en los años veinte y

treinta en el marco de la reacción defensiva de la derecha

autoritaria contra los efectos de la irreversible llegada de las

masas a la política. En aquella nueva teoría contrarrevolucio-

naria confluían la interpretación católica providencialista de la

realidad presente y pasada, con toda la carga de antilibera-

lismo y anticomunismo previsibles (incluidos los recuerdos de

la Leyenda Negra), más las aportaciones del nacionalismo

integral y fascista (nota 11).

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

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A este mapa interpretativo hay que sumar la memoria de

1898. La derrota dejó un poso duradero de recelo hacia el

mundo exterior, primero respecto a las potencias anglosajo-

nas, luego, por la rivalidad en Marruecos, también hacia

Francia. Tal desconfianza, mezclada con la descalificación

ideológica de sus sistemas políticos, se acrecentó durante la

guerra civil y se reafirmó con las condenas internacionales de

la postguerra. Sólo las necesidades (primero militares, luego

económicas) lograron velar su imagen repulsiva del mundo

occidental.

Junto a tales prevenciones, su ultranacionalismo (otro rema-

nente noventayochista) se traducía en el proyecto de que

España recuperase peso en la esfera internacional, el que le

correspondía por su gloriosa historia imperial. Desde la

noción de grandeza pretérita, que tan bien definiera J.M.

Jover (nota 12), se pretendía superar el recogimiento cano-

vista y el internacionalismo republicano. Las plasmaciones

más significadas de este revisionismo fueron la decisión de

entrar en la guerra mundial (para recuperar Gibraltar y parte

del imperio colonial francés) y los grandilocuentes diseños de

política hispanoamericana; aunque el proyecto económico de

la autarquía se entendió también como una fórmula para

garantizar la independencia nacional.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 187: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

No fue éste, sin embargo, el rasgo cardinal de la política exte-

rior franquista. Se impuso el realismo del militar y el mismo

pragmatismo que prevaleció en política interior. El estilo de

Franco fue zigzagueante, oportunista, de mera respuesta al

acontecer internacional, supuesto que una transformación

profunda en las formas políticas nunca se consideró una

alternativa. Las concesiones hechas a la Alemania nazi o los

Pactos de 1953 prueban que el romanticismo nacionalista

quedó para los discursos o para gestos más o menos inocuos

como las simpatías proárabes o la condescendencia hacia la

Cuba castrista. Las contradicciones entre las soflamas del

nacionalismo oficial y la realidad se ocultaron tras la hojaras-

ca propagandística con ayuda de la censura. Todo aquel que

osó ponerlas en evidencia cayó en desgracia: los ceses de

Blas Piñar (1963) en el Instituto de Cultura Hispánica o del

propio Castiella (1969) en el Ministerio de Exteriores podrían

ser dos ejemplos.

El intervencionismo directo de Franco (y Carrero) más el

juego de contrapesos con que el Jefe del Estado manejó las

familias políticas redujeron el margen de maniobra de los

Ministros de Asuntos Exteriores. Nunca pudo funcionar bien

el principio de unidad de acción exterior que asignaba al

Palacio de Santa Cruz el control de cualquier negociación

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 188: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

con implicaciones internacionales. Así, Franco permitió a los

ministros militares la consecución de acuerdos técnicos a

sabiendas de que interferían gravemente sobre negociacio-

nes que Asuntos Exteriores llevaba a cabo. Es paradigmática

la cesión a Estados Unidos del uso de la base de Rota para

submarinos nucleares en 1963, sin que el equipo de Castiella

que en ese momento renegociaba los acuerdos se enterase.

Muchas veces era posible que desde otro ministerio se estu-

viera desarrollando, con la anuencia de Franco, una política

opuesta a la de Exteriores. La lista exhaustiva de este tipo de

casos sería demasiado larga: el tema del wolframio, la des-

colonización, la política de información, múltiples negociacio-

nes comerciales, etc. En la raíz de muchos conflictos buro-

cráticos que surgieron entre distintos ministerios había un

claro componente político. Algunos autores se han referido al

galleguismo del general para explicarlo. En todo caso el fun-

cionamiento cantonalista (nota 13) de los consejos de

Ministros, la falta de coordinación o proyecto gubernamental,

reforzó aún más su poder (nota 14).

Pese a tanta cortapisa, los Ministros de Asuntos Exteriores

tuvieron libertad suficiente como para poder ensayar sus pro-

pios proyectos, cuando los tuvieron. De los nueve que pasa-

ron por el palacio de Santa Cruz, sólo hubo dos internacio-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 189: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nalistas (Castiella y Cortina); el resto fueron juristas de otras

especialidades, con la excepción de López Bravo (ingeniero).

Pero los nombramientos dependieron menos de la prepara-

ción profesional que de la significación política. Recién aca-

bada la guerra, Franco prefirió seguir confiando en colegas

militares (Jordana y Beigbéder). El encumbramiento de

Serrano Suñer (1940-1942) estuvo vinculado a la preferencia

por una mayor fascistización del Régimen. La defenestración

del Cuñadísimo devolvió al Ministerio a Jordana (1942-1943),

más próximo por talante a la oposición militar y monárquica

que había desencadenado la crisis. La muerte del juicioso

general abrió la etapa de los ministros bilbaínos. Franco se

sirvió de Lequerica (1943-1945), un monárquico histórico

reconvertido; un franquista acomodaticio para tiempos de

necesario cinismo. Cuando lo urgente fue liquidar los resa-

bios fascistas, le llegó el turno al joven Martín Artajo. Su per-

tenencia a los Propagandistas de Acción Católica era todo su

capital político. Las ideas restauracionistas y reformistas con

las que llegó al gobierno fueron arrumbadas por Franco en

unos meses. Su lealtad y dedicación sirvieron bien para los

momentos en que el Régimen estuvo a la defensiva, pero tras

la relativa normalización alcanzada entre 1953-1955 se optó

por la profesionalidad. Castiella (1957-1969) tenía el perfil

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 190: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

adecuado para los tiempos tecnocráticos y representaba un

franquismo prototípico por su conexión con al menos tres

familias políticas: sobre todo como católico, pero también

monárquico con un breve pasado azul. Podía sacar a la diplo-

macia española de su marasmo. Olvidados los sueños impe-

riales y medio superado el aislamiento, fue capaz de diseñar

un proyecto diplomático que iba a dejar una huella duradera.

Mas, sus afanes encallaron en las arenas del inmovilismo.

Los sucesores, López Bravo (1969-1973) y López Rodó

(1973), dos tecnócratas opusdeistas, llegaron a Exteriores

por no poner en entredicho tal opción: el Ministerio fue la

recompensa a sus buenos servicios al Régimen. Ambos se

ocuparon de gestionar las cuestiones abiertas en la etapa de

su predecesor evitando tomar decisiones problemáticas que

pusieran en peligro la inminente transición. A Cortina (1974-

1975), del equipo de Castiella, le tocó el periodo complejo de

la crisis final del régimen. Esta vez el vértigo de los aconteci-

mientos se impuso a cualquier intento de programación

(nota 15).

Durante lustros, el servicio exterior encargado de documen-

tar y ejecutar la política exterior fue también precario. El

esfuerzo republicano por mejorar la formación y abrir social-

mente el cuerpo (copado por aristócratas o hijos de diplomá-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 191: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ticos) se retomó tímidamente en los primeros años del fran-

quismo. De hecho el decreto de creación de la Escuela

Diplomática data de 1942. El porcentaje de sancionados o

depurados entre 1937 y 1939 por insuficiente lealtad al Nuevo

Estado había sido sólo de un quince por ciento, lo que refle-

ja bien la idiosincrasia conservadora de sus componentes en

1939. Desde esa fecha hasta 1966 los aspirantes tuvieron

que presentar un documento de adhesión al Movimiento

Nacional (nota 16). Sin embargo, a los ojos de Franco siem-

pre fue un colectivo sospechoso por sus propensiones

monárquicas y liberales.

El cuerpo diplomático nunca fue muy numeroso (pasó de 360

a 580 funcionarios entre 1939 y 1975), como tampoco fueron

cuantiosas las consignaciones de su ministerio. La falta de

tradición burocrática internacionalista y la mermada actividad

exterior del Régimen pueden explicarlo. En los años del ais-

lamiento hubo que improvisar mucho: los diplomáticos dispo-

nibles sabían mucho de protocolo, pero menos de propagan-

da y casi nada de economía. Se habían formado en unos

modos diplomáticos que desde 1945 quedaron anquilosados.

El recurso de Artajo fue enviar embajadores políticos a los

puestos de relieve y recurrir a la diplomacia paralela (cultural

y religiosa) a través de personajes con experiencia periodís-

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 192: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tica, con frecuencia procedentes del catolicismo político.

Hasta la década de los sesenta no se incorporaron nuevas

generaciones más preparadas, lo que permitió avanzar en

una línea de mayor especialización, en consonancia con la

evolución del sistema internacional (nota 17).

2. La tentación bélica

Como la posibilidad de un cambio político no se tomó nunca

en consideración y se carecía de otros medios para alterar el

medio externo, fue éste el que marcó las oportunidades inter-

nacionales de la dictadura. Durante la guerra civil se habían

adquirido compromisos diplomáticos y, sobre todo, económi-

cos con las potencias fascistas. La adhesión al Pacto Anti-

Komintern y la retirada de la Sociedad de Naciones no signi-

ficaron la ruptura del estatuto de neutralidad, ni se desistió de

restablecer relaciones con Gran Bretaña y Francia. El Pacto

germano-soviético era otro argumento para la prudencia en

tiempos de reconstrucción económica (nota 18). Pero la gue-

rra europea abrió la posibilidad de un cambio absoluto en el

equilibrio de poder mundial. Si no concurría, España volvería

a quedar relegada, como en 1918. Si se lograba participar a

tiempo en el conflicto, la contingencia de un Nuevo Orden fas-

cista podía hacer realidad viejos sueños imperiales. Jugar a

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 193: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

esa carta comportaba muchos riesgos porque un error de

cálculo podía significar la pérdida de independencia y la des-

aparición del Régimen.

La claudicación de Francia en 1940 despejó muchas dudas.

La historiografía ha demostrado que la tentación belicista

existió y ha documentado su tempo: abandono de la no beli-

gerancia, ocupación de Tánger (con el beneplácito franco-bri-

tánico), oferta a Hitler y negociación de las condiciones de la

entrada en la guerra a cambio de territorios africanos y de

Gibraltar. Franco rompió la neutralidad española al adherirse

al Pacto de Acero en Hendaya, pero no dio el paso siguiente.

El hecho de que Hitler no garantizase las exigencias territo-

riales españolas (temía la reacción italiana y francesa), la

resistencia británica, la situación alimentaria española, la pre-

sión económica aliada y el cambio de estrategia decidido en

Berlín (atacar a la URSS) enfriaron la euforia intervencionis-

ta a lo largo del otoño-invierno de 1940-1941. Desde ese

momento el objetivo supremo fue evitar una invasión del terri-

torio español por cualquiera de los dos bandos (nota 19).

La suerte del Eje en la guerra influyó sobremanera en la dis-

tribución de fuerzas dentro del Régimen. El poder del

Cuñadísimo y, con él, el predominio falangista y su modelo

totalitario podrían haber arraigado, pero la oposición interna

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 194: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

que suscitó la prepotencia e ineficacia falangistas obligó a

Franco a redistribuir el poder en detrimento de Serrano

Súñer. Las derrotas militares del Eje y el bloqueo de materias

primas aliado que podía paralizar la economía española

hicieron el resto. El cerco al poder de Serrano Suñer llegó

hasta el Ministerio de Exteriores, donde sus seguidores más

fieles (en especial Ximénez de Sandoval) fueron separados

de sus cargos en la primavera de 1942. La institución pasó

por horas bajas debido a la irregular gestión serranista.

Parece que el Ministro no contó con la simpatía de los fun-

cionarios de carrera, de talante conservador más tradicional.

Los propósitos, si los hubo, de reformar la carrera y fascisti-

zar el servicio exterior no pudieron concretarse (nota 20). Su

radicalismo verbal en temas como el iberismo y, sobre todo,

el hispanoamericanismo hicieron mucho daño en ambas

áreas. Además provocaron la reacción del gran aparato de

propaganda norteamericano (nota 21).

La vuelta de Jordana al Ministerio en septiembre de 1942

devolvió la normalidad a la acción exterior española. El inmi-

nente desembarco aliado en el Norte de África le convenció

de la necesidad de reorientar la posición española hasta una

verdadera neutralidad y de reforzar ese repliegue con un dis-

curso moderado, anticomunista y católico. La División Azul

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 195: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

fue retirada. Las misiones diplomáticas españolas en

América se autoimpusieron la más absoluta inactividad mien-

tras se estrechaban los lazos políticos con otros países neu-

trales como Portugal y Argentina. Su gestión fue muy difícil

porque, no sólo tuvo que soportar la presión de los bandos,

sino también las resistencias internas al cambio de orienta-

ción. Franco, como muchos jerarcas del Régimen, no creyó

posible una derrota del Eje hasta la caída de Mussolini. De

ahí que permitiera hasta la primavera de 1944 los apoyos que

desde algunos ministerios se seguían prestando al Eje: facili-

dades militares, libertad para agentes nazis en la península y

en Tánger, trato de favor desde la prensa oficial y venta de

ingentes cantidades de un material estratégico, el wolframio.

Sólo el embargo de petróleo impuesto por los Estados Unidos

forzó la observancia estricta de las reglas de la neutralidad.

Desde ese momento hasta el final de la guerra se ensayó un

acercamiento a los gobiernos de Londres y Washington que

hubiera necesitado un inhibidor mágico de la memoria para

haber resultado eficaz. Lequerica, un buen amigo de los ale-

manes mientras fue embajador de Vichy, se encargó de inten-

tar la prestidigitación, pero ni la ruptura de relaciones con

Japón (nota 22), ni las facilidades aéreas otorgadas a los

Estados Unidos (nota 23) o a los judíos huidos del horror nazi

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 196: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

(nota 24) logró borrar los favores antes concedidos al Eje. Lo

peor fue que nunca se rompió del todo la amistad con la

Alemania nazi, ni siquiera tras la derrota. El asilo y protección

dada a agentes nazis y la ocultación de bienes alemanes

después de 1945 así lo atestigua. Como ha apuntado C.

Collado, quizá Franco pensó que, pese a la derrota, la recu-

peración alemana sería rápida y entonces se podrían cobrar

algunos favores. A corto plazo fue un error (nota 25).

En la vertiente interna, el resultado de la guerra tuvo conse-

cuencias duraderas tanto económicas como políticas. El esta-

do franquista pudo sacudirse la tutela o dependencia econó-

mica que seguramente hubiera supuesto una victoria alema-

na. Las deudas de guerra contraídas con Italia y Alemania

quedaron prácticamente saldadas, aunque a costa de no

haber podido sacar más provecho comercial de la situación

de neutralidad y, lo que fue peor, a costa del desabasteci-

miento del mercado interior, con graves efectos sociales

(nota 26). Por otra parte, la derrota del Eje impidió para siem-

pre la hegemonía de los sectores más totalitarios del

Régimen. La presión de lograr un cierto acomodo a la nueva

situación sería el factor desencadenante del lento proceso de

institucionalización del Régimen que se abrió con el Fuero de

los Españoles y la Ley de Referéndum de 1945 (nota 27).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 197: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

3. Orden y aguantar

Los primeros meses de la postguerra mundial fueron los

menos propicios de la historia del franquismo. Librarse del

estigma del fascismo resultó imposible en días de euforia

antitotalitaria. Mientras duró la aparente concordancia entre

las potencias anglosajonas y su aliado comunista se tamba-

leó el esquema mental que Franco y Carrero habían maneja-

do desde 1943. Habían calculado una ruptura inmediata de la

alianza y el estallido inminente de una tercera guerra. La

carta de Franco a Churchill para concertar las políticas de

ambos países contra el comunismo en el otoño de 1944

habla por sí sola. Pero oficialmente la amistad de los occi-

dentales con Moscú se prolongó más de lo previsto.

Advertencias diplomáticas, cierre de la frontera francesa,

reconocimiento del gobierno en el exilio y, finalmente, resolu-

ción condenatoria de Naciones Unidas fueron los hitos del

aislamiento. Lo grave era que esta presión podía animar

movimientos de oposición interna y dar alas a los monárqui-

cos en un momento en que el liderazgo de Franco aún no

estaba consolidado. La reacción del Régimen fue organizar

una ofensiva de diplomacia de propaganda para difundir la

nueva imagen política diseñada por Franco: catolicismo, con-

servadurismo clásico, anticomunismo y una pronta restaura-

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 198: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ción monárquica a medio plazo, si el contexto internacional

no era hostil. Se aprobaron créditos para difusión cultural y

con la aquiescencia de la jerarquía eclesiástica, se utilizó la

respetabilidad y el dinamismo de jóvenes procedentes del

catolicismo político para intentar captar a los sectores con-

servadores y católicos occidentales. Los países hispanoame-

ricanos recibieron trato preferente; por razones culturales sus

élites podían resultar objetivos más fáciles. Todo un desplie-

gue que fructificó más lento de lo esperado.

Sin embargo, Franco estaba decidido a resistir la presión. Era

cuestión de mantener el orden en el interior y esperar. Calculó

que las potencias occidentales no llegarían a una interven-

ción directa o a promover un golpe de estado en su contra por

el riesgo de una nueva desestabilización en la península. En

unos meses ocurrió lo previsto. Aunque la guerra fría comen-

zara oficialmente en marzo de 1947, durante el año anterior

la tensión entre los bloques fue tremenda. La URSS utilizó la

cuestión española como argumento para contrarrestar las crí-

ticas por su política en Europa del Este. El peligro comunista

hizo que los gobiernos occidentales flexibilizaran su actitud

hacia el franquismo por razones estratégicas y económicas.

Al final se impuso la línea prudente del Foreign Office frente

a los proyectos franceses y norteamericanos, más interven-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 199: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

cionistas por la presión de sus respectivas opiniones públicas

(nota 28).

Entretanto, Franco había conseguido absorber la presión de

quienes abogaban por una rápida restauración monárquica.

Gracias al control de la prensa y la propaganda pudo pre-

sentar el ostracismo internacional como una maniobra anties-

pañola que podía provocar un rebrote de guerra civil. El

miedo que concitaba ese recuerdo más el sentimiento de dig-

nidad nacional ofendida permitieron al Generalísimo reforzar

su liderazgo (nota 29). El aislamiento también sirvió de excu-

sa para eludir responsabilidades en el fracaso del modelo

económico autárquico; aunque, sin duda, la exclusión de la

España de Franco de los organismos económicos internacio-

nales de postguerra y del Plan Marshall por razones políticas

acentuó las preferencias oficiales autárquicas. El Régimen

hizo de la necesidad, virtud (nota 30).

Poco a poco, la dinámica de la guerra fría y el efecto del des-

pliegue diplomático franquista permitió disimular el aislamien-

to. Se inventó la política árabe aprovechando la cuestión

palestina. La coincidencia de intereses con Perón reportó

considerables beneficios y la política lobbista en la ONU y en

EE.UU., con argumentos antiintervencionistas y anticomunis-

tas logró sus adeptos. Al fin la Resolución de 1946 quedó sin

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 200: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

efecto en 1950 (nota 31). Sin embargo, los hombres fuertes

españoles, que menospreciaban el valor y por tanto la

influencia de la opinión pública, no calcularon que la memo-

ria del horror nazi y, quizás, la necesidad de enjugar cualquier

mácula colaboracionista tenían la suficiente fuerza como para

que los gobiernos europeos sostuvieran la cuarentena al

Régimen. Los sucesivos vetos a la incorporación de España

en el Plan Marshall, en la OTAN y en las organizaciones euro-

peas fueron una dura lección (nota 32).

4. El amigo americano

Sólo pudo hacerse admisible la prevalencia de los intereses

estratégicos en el tema español ante la opinión pública nor-

teamericana y, para ello, en pleno apogeo del McCarthysmo,

se esperó a la resaca de la Guerra de Corea. Tras una nego-

ciación lenta, las altas expectativas de la parte española no

se vieron satisfechas. Se cerró con un excesivo protagonismo

militar y con cesiones de soberanía. Quizá, ambos rasgos

estaban interrelacionados. Franco pudo implicar al ejército en

una decisión tan trascendente para evitar reacciones adver-

sas a posteriori, como había ocurrido durante la II Guerra

Mundial. Se proporcionaban cuatro bases militares y otras

facilidades que los Estados Unidos podían utilizar casi cuan-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 201: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

do quisieran; sin limitación de tropas a instalar en ellas; sin

acuerdo de seguridad mutua, ni categoría de tratado aproba-

do por el Senado. A cambio, ayuda militar y económica, aun-

que ésta se dedicara sobre todo a la construcción de las

bases. Las contraprestaciones se irán mejorando, lo mismo

que el desequilibrio implícito en algunas cláusulas de los

acuerdos, pero poco más. El gobierno de Washington, satis-

fechas sus urgencias militares con los Pactos, nunca tuvo

necesidad de arriesgarse a violentar a los grupos de opinión

liberal norteamericanos o a enturbiar su amistad con los alia-

dos europeos importantes por forzar una mayor integración

de la España de Franco en el bloque occidental (nota 33).

El vínculo con Estados Unidos abrió una nueva etapa. Era el

fin de una tradición diplomática de neutralidad seguida duran-

te décadas y, de alguna manera, también cerraba la herida

abierta desde 1898 en las relaciones bilaterales. Para Franco

era la garantía definitiva de que la gran potencia del bloque

no conspiraría contra su régimen, de que nadie en occidente

se atrevería a molestar demasiado. Los efectos económicos,

militares y culturales de los acuerdos iban a ser aún más rele-

vantes para el conjunto de la sociedad española, aunque

estas implicaciones hayan merecido menos atención de la

historiografía que las políticas. Los programas de formación

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 202: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de científicos españoles en EE.UU. fueron el germen de futu-

ros grupos de investigación y de la incipiente planificación de

la política científica (nota 34). Se inició el proceso de moder-

nización del ejército (renovación de material y armamento, la

coordinación con otros ejércitos occidentales, etc.) que con-

tribuyó a atenuar el descontento de este colectivo por el acu-

sado deterioro de su nivel de vida y consideración social

(nota 35). Sobre todo, las contrapartidas económicas de los

acuerdos contribuyeron a desbloquear el comercio exterior.

No sólo permitieron incrementar las importaciones de mate-

rias primas y bienes de equipo, sino que ayudaron directa-

mente al relajamiento de la autarquía al llegar acompañadas

de condicionamientos y recomendaciones antiinflacionistas y

liberalizadoras. El vínculo hispano-norteamerico también iba

a facilitar el engarce con las corrientes y organismos de inte-

gración y cooperación internacional, cuyo desarrollo desde

1944 había acrecentado el aislamiento económico que la

autarquía había impuesto (nota 36).

A la amistad americana se sumó el refuerzo simbólico que

supuso la firma del Concordato. Con ambos enlaces se abrió

un breve paréntesis de confianza en la diplomacia española:

visitas oficiales, enunciado de ambiciosos proyectos (la

Comunidad Iberoamericana de Naciones o el Pacto

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 203: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Mediterráneo), mejora de relaciones con Francia y Gran

Bretaña, admisión en la ONU (nota 37). El espejismo duró

poco. En 1956 los problemas internos tuvieron su prolonga-

ción en la descolonización de Marruecos, que no sólo puso

de manifiesto los errores de la colonización, sino la debilidad

internacional de la España franquista. Ni siquiera se logró un

acuerdo de independencia que fijara los límites territoriales

del nuevo estado. En algo más de un año, el irredentismo

generado por la dinámica nacionalista marroquí iba a provo-

car la guerra por Ifni y a dejar patente la vulnerabilidad militar

española. Entretanto la crisis de Suez dejó en evidencia la

vacuidad de la política árabe del Régimen y, sobre todo, las

limitaciones de la cobertura militar norteamericana (nota 38).

Los acuciantes problemas económicos obligaban a dar un

giro a la política económica que tenía implicaciones interna-

cionales: era preciso normalizar las relaciones con el bloque

occidental porque sus créditos e inversiones se hacían

imprescindibles.

5. La batalla diplomática de Castiella

El gobierno de febrero de 1957, con sus tecnócratas, debía

sacar del caos la economía y acercar el país al ritmo occi-

dental. Castiella compartía con ellos la búsqueda de eficacia,

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 204: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

así como un cierto pragmatismo. Se preocupó por moderni-

zar el aparato diplomático e insistió en la formación y profe-

sionalización de sus funcionarios. Él intentó definir unos obje-

tivos diplomáticos de estado, a imitación del modus operandi

de países como Gran Bretaña, que pudieran ser asumidos

por los gobiernos venideros e incluso pudieran contar con un

mínimo respaldo de la opinión pública. Su apuesta consistía

en un acercamiento decidido a Europa y una lealtad occiden-

talista sin fisuras, aunque se intentara equilibrar la relación

con los Estados Unidos. Así mismo valoraba la política árabe

como muy útil y, sobre todo, creía en la necesidad de renovar

e intensificar el vínculo iberoamericano y filipino como ele-

mentos cardinales de la identidad internacional española.

Desde el primer momento apostó por la aceptación del pro-

ceso descolonizar, ante cuya irreversibilidad sólo cabía inten-

tar sacar partido: la devolución de Gibraltar podía ser una

buena compensación. También asumió que para avanzar en

alguna de las vertientes citadas era preciso limar los aspec-

tos más autoritarios del Régimen (libertad religiosa, de pren-

sa, pena de muerte, etc.), aunque el ritmo liberalizador iba a

ser demasiado lento para muchos de sus propósitos

(nota 39).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 205: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Junto a los impulsos de renovación atizados desde el

Ministerio, varios fenómenos internacionales van a ser decisi-

vos para la diplomacia española durante esta etapa. En pri-

mer lugar, las necesidades comerciales y financieras de las

desarrolladas economías occidentales flexibilizaron la posi-

ción de los gobiernos europeos hacia el Régimen, si bien sólo

lo suficiente como para proteger sus intereses sin tener que

levantar el veto político. Desde los años cincuenta, el creci-

miento económico de esos países, incluidos sus modelos de

desarrollo (la planificación indicativa francesa, por ejemplo),

sirvieron de acicate al cambio económico español. El

Régimen tuvo que reaccionar para evitar que la exclusión de

los organismos económicos europeos dañase los flujos

migratorios, turísticos y sobre todo comerciales con Europa.

También, el clima de paz social alcanzado en aquellos esta-

dos con el patrón de estado de bienestar influyó en los tec-

nócratas franquistas. Por una parte, la lectura que realizaron

de la aparente «desideologización» de política europea no

hizo sino darles argumentos de legitimación: la influencia del

Gaullismo fue decisiva, a ese respecto. Pero, por otra, ese

mismo modelo y la incansable presión de buena parte de los

partidos y sindicatos europeos constituyeron un estímulo

para el cambio político y la liberalización. Curiosamente, este

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

Page 206: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tipo de implicaciones socio-políticas de las relaciones exte-

riores ha recibido menos atención de la que merece. Sólo se

ha estudiado la incidencia de la supervisión ejercida por la

O.I.T. sobre la política laboral y el vigor de la causa europeís-

ta como motor de cambio político (nota 40). Pero quizás falte

valorar en su conjunto el efecto del factor internacional sobre

el aperturismo político; el impacto de fenómenos como el

turismo y la emigración en la evolución socio-política españo-

la o el proceso de apertura económica (inversiones extranje-

ras, transferencia tecnológica, etc.).

El clima de coexistencia, y luego de distensión al relajar la

tensión internacional y propiciar políticas menos dependien-

tes de las directrices marcadas por las potencias hegemóni-

cas de cada bloque, permitió que desde Asuntos Exteriores

se pudieran plantear líneas políticas algo menos supeditadas

a la norteamericana, lo que no significó que salieran adelan-

te. En fin, la vorágine descolonizadora, al imponerse como

política oficial de las Naciones Unidas, forzó también el ritmo

de la política española en este ámbito. Al optar por esta vía,

se evitaron las condenas que sí sufrió Portugal y se consiguió

reabrir el litigio gibraltareño, pero también se dañó la amistad

hispano-portuguesa. Además, la falta de voluntad descoloni-

zadora del organismo encargado de la política colonial

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 207: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

(Dirección de Plazas y Provincias Africanas, dependiente de

Presidencia de Gobierno) embrolló el proceso impidiendo

una política coherente. Al final, la improvisación española,

sumada a la dinámica nacionalista de los nuevos estados

independientes (el marroquí y, luego, el guineano), impidió

normalizar relaciones con las excolonias, puso en evidencia

la inconsistencia de la política árabe y dejó empantanado el

problema saharaui (nota 41).

Pese a que Castiella no pudo ver culminado su gran diseño

diplomático, consiguió avances notables en la posición inter-

nacional del estado franquista. Ya durante los primeros años

de su gestión logró una mejora de las relaciones con

Alemania, Gran Bretaña y, sobre todo, con Francia. Con prag-

matismo se despejaron los contenciosos bilaterales pendien-

tes (a veces desde la Guerra Civil) y se abrieron nuevos cau-

ces de cooperación económica, técnica, laboral e incluso mili-

tar. El caso francés quizá sea paradigmático: aparte del cre-

ciente flujo comercial y de inversiones, se intercambió apoyo

en las cuestiones de Argelia y Marruecos, hubo coordinación

militar para resolver el conflicto de Ifni, el gobierno francés

puso muchas dificultades a las organizaciones del exilio repu-

blicano y proporcionó apoyo diplomático a la España fran-

quista en determinados foros internacionales. Con los

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

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Estados Unidos se logró poder dedicar la mayor parte de la

contrapartida económica de los acuerdos a desarrollo econó-

mico, amén de respaldo para la integración española en el

Fondo Monetario, el Banco Mundial y la OECE (nota 42).

El ingreso en estos organismos y su asesoramiento técnico

fue un incentivo para el cambio económico español. Los bue-

nos resultados del Plan de Estabilización, la creciente inte-

rrelación con los países occidentales, la necesidad de reac-

cionar ante el proceso de integración económica europea y el

patronazgo que parecían proporcionar los gobiernos de París

y Bonn crearon nuevas expectativas. En febrero de 1962 se

intentaba abrir una negociación con el Mercado Común con

vistas a una asociación que dejase la puerta abierta a una

futura integración. La respuesta no fue alentadora debido a

las dificultades internas de la organización, la oposición deci-

dida de amplios sectores democristianos y socialistas euro-

peos y, sobre todo, a la cerrazón del Régimen (contubernio

de Munich, represión contra huelguistas y, finalmente, ejecu-

ción de Grimau). La petición se repitió en 1964, pero la

Comunidad optó por una política dilatoria y no aceptó la aso-

ciación. Sólo en el otoño de 1967 se abrió una negociación

que daría como fruto el Acuerdo comercial preferencial de

1970 (nota 43).

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Este parón europeo no impidió que se intentase aprovechar

la renovación de los Acuerdos con los Estados Unidos, que

debía realizarse en 1963, para obtener mayores ventajas

económicas, militares y políticas. No se logró elevar la cate-

goría de los acuerdos, ni la reciprocidad en la garantía militar.

Al conceder el uso de Rota para submarinos nucleares se

perdió una baza de negociación definitiva. Franco ordenó

renovar a sabiendas de que las mejoras eran mínimas porque

no veía alternativa a la amistad norteamericana: la Francia de

De Gaulle era una incógnita, acceder al paraguas de la OTAN

resultaba imposible y tampoco daría cobertura en caso de un

conflicto africano.

Mediada la década de los sesenta, el asunto europeo seguía

parado y hasta 1968 no se reabría la negociación hispano-

norteamericana. En ese ínterin, la cuestión de Gibraltar se

fue imponiendo como el eje de la diplomacia española. El

marco elegido para batallar el pleito fueron las Naciones

Unidas, de ahí que buena parte de la estrategia montada con-

tra Gran Bretaña girase en torno a la obtención de votos en

la Asamblea General. Para ello hubo que acelerar la descolo-

nización de Guinea y Sáhara y desarrollar una campaña de

diplomacia multilateral en busca del apoyo de los países ibe-

roamericanos, de los nuevos estados del Tercer Mundo e

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

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incluso del bloque del Este. Para ello se ensayó un discurso

menos occidentalista, en la línea de la distensión, se reforzó

la aproximación a la causa árabe-palestina a raíz de la crisis

de 1967, se mantuvo la relación con la Cuba castrista y se

imitó a otros países en la apertura a los países comunistas.

La política de De Gaulle fue un modelo que se también se

tuvo muy en cuenta en ese aspecto. En fin, la otra cara de la

política gibraltareña consistió en entorpecer cuanto se pudo

el desarrollo económico y las facilidades militares que pro-

porcionaba la base del Peñón tanto a Gran Bretaña como a

la propia OTAN.

Sin embargo, desde 1968 los acontecimientos se precipitan.

Presidencia entorpece cuanto puede el ritmo descolonizador.

Una vez que Gran Bretaña opta por no obedecer las resolu-

ciones de Naciones Unidas no hay capacidad para ejercer

presión, porque los Estados Unidos no están dispuestos a

hacerlo por España, como pretendía el Ministerio de Asuntos

Exteriores. Sólo cabía multiplicar las sanciones contra la

colonia, lo que provocó una gran tensión con el gobierno de

Londres y, de rebote, transfirió a la renegociación de los

acuerdos hispano-norteamericanos un fuerte resentimiento

por parte española. De nuevo se pretendía un tratado de

seguridad mutua o ayuda militar para imprevistos africanos,

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amén de cierto respaldo en el contencioso gibraltareño. Esta

vez Franco permitió que se denunciaron los acuerdos y se

abriera el periodo renegociador, pero la intranquilidad fue

ganando a los sectores militares y a Presidencia del

Gobierno. En junio de 1969 Castiella claudica a medias de su

actitud más intransigente y firma lo que será el Tratado de

Amistad de 1970. De nuevo había sido imposible alcanzar los

objetivos de partida.

Sus días como Ministro estaban contados. Llevaba varios

meses actuando al margen de la voluntad de Franco y sobre

todo de Carrero, con el que se había enfrentado duramente

en los asuntos de la libertad religiosa, las relaciones vatica-

nas, descolonización, Gibraltar y Estados Unidos. Pese a la

devolución de Ifni a Marruecos en 1969, no se había logrado

apaciguar a Marruecos en el tema saharaui, Guinea llevaba

desde enero de 1969 sumida en el caos y Castiella había lle-

vado demasiado lejos la crispación con los gobiernos anglo-

sajones. La remodelación gubernamental generada por la cri-

sis del escándalo Matesa le hizo salir del Ministerio.

La política exterior que se desarrolló entre 1969 y 1975 ha

sido aún poco tratada en la historiografía. En cierto sentido ha

sufrido la misma suerte que la política interior, sobre todo

como consecuencia de las dificultades para el acceso a fuen-

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

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tes documentales. La línea básica de la diplomacia española

durante esa etapa fue eliminar tensiones que pudieran agra-

var la crisis del Régimen ante la decrepitud física del dictador.

Los últimos ministros se limitaron a gestionar el legado cas-

tiellista evitando cualquier enfrentamiento con Presidencia.

Con pragmatismo, aceptando la realidad política, jugaron

sobre todo con la baza económica y con un lenguaje de dis-

tensión ya plenamente aceptado en el sistema internacional.

La Ostpolitik alemana y las iniciativas de diplomacia multila-

teral llegaban en un momento en que la diplomacia tenía

mucha práctica tras la ofensiva gibraltareña. Sin embargo

problemas nuevos empañaron los últimos meses de la dicta-

dura: la crisis del petróleo, la tensión con el Vaticano, los efec-

tos de la revolución portuguesa y la ofensiva de Marruecos en

la cuestión saharaui. Por orden directa Franco se prorrogaron

por la vía urgente los acuerdos hispano-norteamericanos,

con el telón de fondo de la Marcha Verde y la ruptura de la

negociación con la CEE como represalia por las últimas

penas de muerte ejecutadas por el Régimen. Durante aquel

tiempo tuvo que ser casi imposible cualquier planificación a

medio plazo, más allá de eliminar obstáculos a la nueva

monarquía (nota 44).

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6. La herencia franquista

Cuando el franquismo inicia su andadura diplomática preten-

de revelarse contra la tradición diplomática precedente de

recogimiento y neutralidad. Proclamaba su propósito de

defender la independencia nacional y recuperar solvencia

internacional, incluso determinadas reivindicaciones territo-

riales, a las que por razones históricas y de equidad tiene

derecho. El proyecto, que a primera vista parece imitar el irre-

dentismo de las potencias fascistas, tiene un antecedente

mucho más directo en la política exterior de Primo de Rivera.

Esa amalgama de resentimiento nacionalista e impotencia

que conformaba la política franquista testimoniaba la perpe-

tuación de una imagen poco realista de las posibilidades

internacionales del estado español en la percepción de quie-

nes decidían la política exterior. Como en los años veinte, se

le atribuían responsabilidades que nunca podría cumplir:

modelo político, mediador, puente, agente integrador. Tal dis-

late no suponía ninguna anormalidad en el sistema interna-

cional en un tiempo en que el nacionalismo exacerbado llegó

a formar parte del sentido común político. Otras potencias

venidas a menos reproducían errores similares y desarrolla-

ban también un estilo diplomático orgulloso, de dignidad, pun-

tilloso en cuestiones de honor patrio, con la obsesión de no

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

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dejar de estar presente en ningún foro internacional; una

diplomacia, en fin, que hacía gala de su quijotismo para encu-

brir su impotencia. En el caso español, tal deficiencia pudo

estar acentuada por la defectuosa información que se mane-

jaba del medio internacional debido al histórico desinterés

por las cuestiones internacionales y a la falta de profesionali-

dad de su aparato diplomático. Faltaba tradición burocrática y

planificación. Había demasiada improvisación, un rasgo que

afectaba incluso al nombramiento de los Ministros. Todos

esos ingredientes los heredó la política exterior franquista.

Ciertamente la diplomacia de la II República había tratado de

paliar algunas de estas carencias, pero el Nuevo Estado, al

renegar de todo cuanto había supuesto el régimen anterior,

no pudo servirse del legado republicano.

Sólo el desastroso resultado para el Régimen de la II Guerra

Mundial pudo acabar con aquellos sueños de restauración

cuasi imperial. La nueva configuración del sistema internacio-

nal, regido por dos superpotencias extraeuropeas ideológica-

mente contrarias, barrió cualquier esperanza y dejó a la diplo-

macia española sin ningún proyecto. En principio, la urgencia

de contrarrestar el aislamiento absorbió todas las energías.

Aquellos apuros diplomáticos acrecentaron el viejo complejo

de inferioridad y, casi como una reacción refleja, también la

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ansiedad por evitar quedar marginados. Al final, para zanjar

la desubicación internacional del Régimen se optó por rom-

per con la tradición neutralista: el vínculo hispano-norteame-

ricano de 1953 dejaba a España inserta en un bloque militar,

aunque no a costa de ganar independencia, como se preve-

ía en los propósitos enunciados en 1939.

Se había solucionado un problema, en 1953, pero no se

había elaborado un diseño diplomático de conjunto. No exis-

tió un verdadero proyecto político, con planificación a largo

plazo, con el propósito consciente de trascender los intereses

del Régimen, hasta que Castiella se hizo cargo del Ministerio.

Con él quedó definido un encaje básico europeísta y occi-

dentalista, pese a las dudas neutralistas de sus últimos

meses en el cargo, que no descuidaba la identidad hispano-

americana. Esta última no debía quedarse anclada en el

pasado común, sino que requería un empeño y una renova-

ción permanentes y podía servir como baza en las dos coor-

denadas principales. La política árabe, inventada por el

Régimen durante la etapa del ostracismo era, aún más que el

hispanoamericanismo, una política de sustitución (nota 45).

Desde 1975 los gobiernos de la Monarquía tuvieron que nor-

malizar aquellas relaciones baldadas por la dictadura

(México, URSS, etc.), en especial el desencaje con respecto

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Rosa Mª Pardo SanzLa política exterior del franquismo

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al núcleo integrador europeo. Pudieron beneficiarse de los

avances en la profesionalización de la diplomacia española y

de los grandes ejes de acción que habían quedado trazados

desde la etapa Castiella, pero tuvieron que modificar la filo-

sofía de partida (un proyecto democrático) y con ella, renovar

modos e instrumentos, además de dar cabida a nuevos acto-

res (prensa, partidos, opinión pública) y, sobre todo, proceder

con una mayor transparencia (nota 46). Hay suficientes indi-

cios como para suponer que, en ese proceso, algunos lastres

del franquismo (quizás también del antifranquismo) aún no se

han superado del todo. El personalismo, concentrado en la

figura del presidente del gobierno, y las dificultades para

superar los efectos de décadas de manipulación y desinfor-

mación de la opinión pública son, quizás, los más llamativos.

La supuesta democratización (el control parlamentario de la

política exterior) no parece haber incrementado el interés ni

el conocimiento de las cuestiones internacionales. Como

demuestran los últimos estudios sociológicos de opinión

pública, siguen funcionando algunos clichés sobre «amigos y

enemigos» demasiado cercanos a las retóricas ideológicas

de la etapa anterior y asuntos como la colonización y desco-

lonización españolas han quedado instaladas en el territorio

del olvido. Ojalá que tanto estos temas abiertos como la últi-

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ma etapa de la dictadura comiencen pronto a atraer la aten-

ción de los investigadores, tanto desde la ciencia política

como desde la nueva historia del tiempo presente.

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1 MILZA, Pierre, «Politique interieur et politique étrangère», enREMOND, Réné, Pour une histoire politique. París, 1988, págs. 315-344 o DUROSELLE, J.B., Tout empire périra. Une vision théoriquedes relations internationales. París, 1982, pág. 43.

2 Algunas sugerencias interesantes en ELIZALDE, Mª Dolores,«Diplomacia y diplomáticos en el estudio actual de las relacionesinternacionales», en Historia Contemporánea, Universidad del PaísVasco, n.º 15 (1996), págs. 31-52 o HAZLETON, W.A., «Procesosde decisión y políticas exteriores», en WILHELMY, H. (ed.), La for-mación de la política exterior. Los países desarrollados y AméricaLatina. Buenos Aires, 1987, págs. 15-35.

3 QUINTANA, Francisco, «La historia de las relaciones internacio-nales en España: apuntes para un balance historiográfico», en LaHistoria de las Relaciones Internacionales: una visión desdeEspaña, Madrid, 1996, págs. 48-58.

4 Uno de los escasos ejemplos: LOFF, Manuel, Salazarismo eFranquismo na «época de Hitler» (1936-1942). Convergência políti-ca, preconceito ideológico e oportunidad histórica na redefiniçaointernacional de Portugal e Espanha. Oporto, 1996.

5 MARTÍNEZ LILLO, Pedro, «La política exterior franquista entre1939-1975», en VV.AA., Historia de la España actual, 1939-1996».Madrid, 1998, pág. 82; PORTERO, Florentino y PARDO, Rosa, «Lapolítica exterior del régimen de Franco», en CARR, R. (Coord.),Historia de España. Menéndez Pidal. La época de Franco (1939-1975). Tomo XLI, vol. I, Madrid, 1996, págs. 293-299.

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6 CATALAN, Jordi, La economía española y la Segunda GuerraMundial. Barcelona, 1995 y VV.AA., Política comercial exterior enEspaña (1931-1975). Madrid, 1979, tomos 2 y 3.

7 Como en otros ámbitos, jurídicamente, sus competencias fueroncasi absolutas hasta 1967. La nimia capacidad de control otorgadaa las Cortes y el carácter consultivo del resto de los organismos asílo consentía. Despúes, el Consejo de Ministros y el Ministerio deAsuntos Exteriores vieron tipificadas por ley sus atribuciones inter-nacionales; aunque de facto, no hubo cambios sustanciales hasta1975: FERNÁNDEZ-MIRANDA, Faustino, El control parlamentariode la política exterior en el derecho español. Madrid, 1977, págs. 65y ss.

8 Aunque Franco pudo relajar su control directo sobre algunosaspectos del gobierno del estado desde 1962 (PRESTON, Paul,Franco. «Caudillo de España». Barcelona, 1994, pág. 876) no pare-ce tan claro en el caso de la política exterior.

9 TUSELL, Javier, Carrero. La eminencia gris del régimen deFranco. Madrid, 1993.

10 FRANCO, Francisco, «Prológo», en DÍAZ DE VILLEGAS, J.,Contribución al Estudio Estratégico de la Península. Madrid, 1936,h. XIII.

11 Un análisis brillante de este mundo ideológico en GONZÁLEZCUEVAS, Pedro Carlos, Acción Española. Teología política y nacio-nalismo autoritario en España (1918-1936). Madrid, 1998.

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Notas

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12 JOVER, J.M., «La percepción española de los conflictos europe-os: notas históricas para su entendimiento», en Revista deOccidente, n.º 167 (1986), págs. 5-42.

13 CARR, Raymond, «Introducción», en CARR, R. (Coord.) Historiade España..., h. XXIX.

14 VIÑAS, «La administración de la política económica exterior enEspaña, 1936-1979», en Cuadernos Económicos del ICE, n.º 131(1980), págs. 159-247.

15 Se han elaborado algunos retratos de los Ministros: CAVA MESA,M.J., Los diplomáticos de Franco. J.F. de Lequerica, temple y tena-cidad (1890-1963). Bilbao, 1989; HALSTEAD, C.R., «Un ‘Africain’méconnu: Le Colonel Juan Beigbeder», en Revue d’Histoire de laDeuxième Guerre Mondiale, vol. 21, n.º 83 (Jul. 1971), págs. 31-60;TUSELL, J., «Los cuatro Ministros de Asuntos Exteriores de Francodurante la Segunda Guerra Mundial», en Espacio, Tiempo y Forma,Madrid, Serie V, n.º 7 (1994), págs. 323-348; PORTERO, Florentino,«Artajo, perfil de un ministro en tiempos de aislamiento», enHistoria Contemporánea, Universidad del País Vasco, n.º 15 (1996),págs. 211-224 y PARDO, Rosa, «Fernando Mª Castiella: pasiónpolítica y vocación diplomática», en Historia Contemporánea,Universidad del País Vasco, n.º 15 (1996), págs. 225-239; TUSELL,Javier, Franco y los católicos. La política interior española entre1945 y 1957. Madrid, 1984, págs. 69 y sigs. Sin embargo, a pesarde estas publicaciones, no se ha escrito ninguna biografía comple-ta sobre los personajes citados. En los casos de los últimosMinistros del franquismo las carencias son más notorias.

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16 Aún en 1969, el 33 % de los egresados en este cuerpo de fun-cionarios eran hijos de diplomáticos: Vid. VALDIVIESO DEL REAL,Rocío, La carrera diplomática en España 1939-1990. Sobre la depu-ración CASANOVA, Marina, «Depuración de funcionarios diplomá-ticos durante la guerra civil», en Espacio, Tiempo y Forma, Serie V,1987, y también NEILA J.L. y TOGORES, L., La EscuelaDiplomática: cincuenta años al servicio del estado (1942-1992).Madrid, 1993.

17 El estudio del mundo de los diplomáticos no ha interesadomucho hasta el momento. A pesar de los datos que aporta el librode R. Valdivielso, su planteamiento cuantitativista no resulta el máseficaz si lo que se busca es perfilar la mentalidad del grupo, sus per-cepciones sobre el papel de España en el concierto internacional,sus hábitos profesionales, la calidad de la información que remitían,su grado de compromiso con el Régimen, etc.También faltan mono-grafías sobre el funcionamiento interno del Ministerio de Exteriores,su organización burocrática, presupuestos, proceso de moderniza-ción, etc.

18 DURANGO, J.A., La política exterior de Franco. Estrategia paraun Imperio (1938-1940). Tesis doctoral inédita, Universidad deZaragoza, 1992.

19 Las últimas obras publicadas sobre estos temas: TUSELL, J.,Franco, España y la Segunda Guerra Mundial. Entre el Eje y laNeutralidad. Madrid, Temas de Hoy, 1995; GARCÍA PÉREZ, R.,Franquismo y Tercer Reich. Madrid, 1994; GUDERZO, M., Madrid el’arte della diplomazia. L’incognita spagnola nella seconda guerramondiale. Firenze, 1995; PRESTON, Paul, Franco. Caudillo... págs.

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Notas

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429 y sigs.; España y la Segunda Guerra Mundial, número especialde la revista Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, 1995 y CAROTE-NUTO, Gennaro, Italia e Spagna tra dittadura e democrazia, 1939-1953. Tesis doctoral inédita, Universidad de Valencia, 1998.

20 La documentación más significativa para esclarecer el periodoserranista parece haber desaparecido del Archivo del Ministerio deAsuntos Exteriores. Se desconoce casi todo sobre el funcionamien-to del Ministerio durante esa etapa. Además falta un estudio de con-junto sobre Falange Exterior. Con tales carencias resulta difícil esta-blecer comparaciones entre la diplomacia española y la fascista onazi. Los indicios apuntan la conclusión de que el Palacio de SantaCruz experimentó una fascistización tan somera como otros ámbi-tos de la vida política y social; incluso menor, dadas las simpatíasmonárquicas de sus miembros.

21 PARDO SANZ, Rosa, Con Franco hacia el Imperio. La políticaespañola en América Latina, 1939-45. Madrid, 1995; GONZÁLEZDE OLÉAGA, Marisa, Las relaciones hispano-argentinas 1939-1946. Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense, Madrid,1990; QUIJADA, Mónica, Relaciones hispano-argentinas, 1936-1948. Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense, Madrid,1989 y la obra ya citada de M. Loff.

22 RODAO, Florentino, Las relaciones hispano-japonesas, 1937-1945. Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense, Madrid,1993.

23 Faltan, quizás, sendas monografías sobre las relaciones con losEstados Unidos y Francia durante la guerra.

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24 SALINAS, David, España, los Sefarditas y el Tercer Reich, 1939-1945. La labor de diplomáticos españoles contra el genocidio nazi.Universidad de Valladolid-MAE, 1997; MARQUINA, A. y OSPINA,G.I., España y los judíos en el siglo XX. Madrid, 1987; LISBONA,J.A., Retorno a Sefarz. Barcelona, 1993; KEDOURIE, E., Spain andthe Jews. Londres, 1992.

25 Vid. R. GARCÍA PÉREZ, Franquismo y Tercer Reich..., págs. 405y sigs.; COLLADO, Carlos, «En defensa de Occidente. Perspectivasen las relaciones del régimen de Franco con los gobiernos demo-cristitanos de Alemania (1949-1966)», en TUSSEL, J.; MARÍN, J.M.;CASANOVA, M. y SUEIRO, S. (eds.), El Régimen de Franco, 1936-1975. Madrid, 1993, vol. 2, págs. 486 y sigs., y «España y los agen-tes alemanes, 1944-1947», en Espacio, Tiempo y Forma, Serie V,vol. 5 (1992), págs. 431-482. La tesis doctoral del autor, leídarecientemente en la Universidad de Munich, está aún inédita; asícomo la investigación dirigida por MARTIN ACEÑA, P., Informe parala Comisión de investigación de las transacciones de oro proce-dente del Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial. Madrid,1998 (en ella participan E. Martínez, M. Martorell, B. Moreno y C. dela Hoz). También LEITZ, Ch., Economic Relations between NaziGermany and Franco’s Spain, 1936-1945. Oxford, 1996.

26 CATALAN, Jordi, La economía española y la Segunda GuerraMundial…, op. cit.; VELASCO MURVIEDRO, C., El pensamientoautárquico español como directriz de la política económica (1936-1951), Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense, Madrid.Sería interesante el estudio de sectores económicos concretos oincluso de empresas sobre las que la guerra y la política exterior

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Notas

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tuvieron un impacto especial (navieras, minería, etc.). El efecto dela política económica y exterior sobre una empresa de capitalextranjero en GÓMEZ MENDOZA, Antonio, El «Gibraltar económi-co»: Franco y Riotinto, 1936-1954. Madrid, 1994.

27 POWELL, Ch., «Las relaciones exteriores de España, 1898-1975», en POWELL, Ch.; GILLESPIE, R.; RODRIGO, F. y STORY,J. (eds.), Las relaciones exteriores de la España democrática.Madrid, Alianza, 1996, pág. 37.

28 MORADIELLOS, Enrique, «La Conferencia de Postdam de 1945y el problema español», en TUSELL, J. y otros, La política Exteriorde España en el siglo XX. Madrid, 1998, págs. 307-326; PORTERO,Florentino, Franco aislado. Madrid, 1990; MARTÍNEZ LILLO, P.A.,Las relaciones hispano-francesas en el marco del aislamiento inter-nacional del régimen franquista (1945-1950). Madrid, 1993;AHMAD, Q., Britain, Franco Spain and the Cold War, 1945-1950.New York-London, 1992; BRUNDU OLLA, Paola, Ostracismo eRealpolitik. Gli Alleti e la Spagna franchista negli anni del dopogue-rra. Cagliari, C.E.L.T. Editrice, 1984 y L’anello mancante. Il problemadella Spagna franchista e l’organizzazione della difesa occidentale(1947-1950). Sassari, 1990.

29 PORTERO, Florentino y PARDO, Rosa, «Las relaciones exterio-res como factor condicionante del franquismo», en Ayer, n.º 33(1999), págs. 187-218.

30 La última aportación ha sido la de GUIRAO, Fernando, Spain andthe Reconstruction of Western Europe, 1945-57. Challenge andResponse. Londres, 1998. El debate sobre el efecto del aislamien-to internacional sobre el comercio y la economía sigue abierto.

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31 DELGADO GÓMEZ-ESCALONILLA, Lorenzo, Imperio de papel.Acción Cultural y Política Exterior durante el Primer Franquismo.Madrid, 1992; REIN, Raanan, Franco-Perón. Las relaciones hispa-no-argentinas, 1943-50. Madrid, 1995 y Franco, Israel y los judíos.Madrid, 1996; JIMÉNEZ REDONDO, J.C., Franco e Salazar: asrelaçoes luso-espanholas durante a guerra fria. Lisboa, 1996;ALGORA WEBER, M.D., Relaciones hispano-árabes durante elrégimen de Franco: la ruptura del aislamiento internacional (1946-1950). Madrid, 1995; JIMÉNEZ REDONDO, J.C., «La penínsulaIbérica entre el fin de la Cuestión Española y la guerra fría», enLLEONART, J.A., España y la ONU-V (1951). Madrid, 1996, págs.83-123.

32 No se ha profundizado en el estudio de «la cuestión española»en clave europea: su utilización en la política interior en paísesdemocráticos y en los apoyos sociales del franquismo en el extran-jero.

33 LIEDTKE, Boris N., Embracing Dictatorship. United StatesRelations with Spain, 1945-1953. Londres, MacMillan, 1997; JAR-QUE, Arturo, «Queremos esas bases». El acercamiento de EstadosUnidos a la España de Franco. Universidad de Alcalá de Henares,1998 y TERMIS, Fernando, España y Estados Unidos, 1953-1963.Tesis doctoral inédita, Madrid, 1999.

34 SANZ MENÉNDEZ, Luis, Estado, ciencia y tecnología enEspaña: 1939-1997. Madrid, 1997, págs. 150-151.

35 El proceso afectó más al Ejército del Aire y a la Marina e influyóespecialmente sobre la mentalidad de los generales más jóvenes,que se vieron obligados a aprender idiomas, viajar y compartir

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Notas

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maniobras con ejércitos occidentales; vid. PUELL DE LA VILLA, F.,Gutiérrez Mellado. Un militar del siglo XX (1912-1995). Madrid,1997, págs. 137-138.

36 España no fue invitada a la Conferencia de Bretton Woods y sudefinitiva exclusión vino impuesta por la Resolución condenatoriade 1946. Hasta que ésta no se levantó en 1950, no se podría haberpedido la participación en el FMI y el Banco Mundial. Ese caminono se emprendió hasta 1957: MUNS, J., Historia de las relacionesentre España y el Fondo Monetario Internacional. Madrid, 1985,pág. 19 y sigs.

37 TUSELL, Javier, Franco y los católicos..., págs. 380 y sigs. No hahabido continuidad en el estudio de la política exterior haciaIberoamérica o los países árabes durante la década de los cin-cuenta y los sesenta.

38 YBARRA, María C., España y la descolonización del Magreb.Rivalidad hispano-frnacesa en Marruecos (1951-1961). Madrid,1998.

39 PORTERO, Florentino y PARDO, Rosa, «La política exterior delrégimen de Franco» en CARR, R. (Coord.), Historia de España...págs. 200-300 y MARQUINA, Antonio, «La política exterior», enVV.AA., España actual…, págs. 490 y sigs.

40 MATEOS, Abdón, La denuncia del Sindicato Vertical. Las relacio-nes entre España y la Organización Internacional del Trabajo (1939-1969). Madrid, 1997; CRESPO MacLENAN, Julio, «El europeísmoespañol en la época de Franco y su influencia en el proceso dedemocratización política», en Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, t.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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10 (1997), págs. 349-367 y Cambio político y europeísmo: el proce-so de integración de España en la Comunidad Económica Europea,1957-1985. Tesis doctoral inédita, Universidad de Oxford, 1998 yMORENO JUSTE, Antonio, Franquismo y construcción europea,Madrid, Tecnos, 1998. No ha tenido continuidad la tesis de RamónBAEZA sobre la acción exterior de la Organización SindicalEspañola; un avance en «Acción Exterior de la O.S.E. Un conato dediplomacia paralela», en TUSELL, J. y otros, La política exterior enel siglo XX…, págs. 441-456. Tampoco se ha estudiado el procesode inversiones extranjeras, transferencia de tecnología, etc., duran-te los años sesenta.

41 El secreto oficial sigue pesando sobre parte de la documentaciónrelacionada con los temas de descolonización: Marruecos, Guineay Sáhara. Entre los estudios publicados destacan: VILLAR, F., Elproceso de autodeterminación del Sáhara. Valencia, 1982; NDON-GO BIDYOGO, Donato, Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial,Madrid, 1977; CASTRO, Mariano de y NDONGO-BIDYOGO,Donato, España en Guinea. Construcción del desencuentro: 1778-1968. Toledo 1998; LINIGER GOUMAZ, M., Cuando lo pequeño nosiempre es hermoso. Guinea Ecuatorial, 1900-1994 Madrid, 1995;IZQUIERDO SANS, Cristina, Gibraltar en la Unión Europea.Consecuencias sobre el contencioso hispano-británico y el procesode construcción europea. Madrid, 1996. Sobre las relaciones hispa-no-lusas: JIMÉNEZ REDONDO, J.C., El ocaso de la amistad entrelas dictaduras ibéricas, 1955-1968. Mérida, 1996; SÁNCHEZ CER-VELLO, J., La revolución portuguesa y su influencia en la transiciónespañola (1961-1976). Madrid, 1995.

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Notas

Page 228: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

42 Las relaciones hispano-francesas aún merecerían más atención.Uno de los últimos estudios es la tesis de OTERO, Maruja, L’Algériedans les relations franco-espagnoles, 1954-1964, Mémoire presen-té pour le DEA «Histoire du XXe siecle», Institut d’Etudes Politiquesde París, 1996. Hay varias más en marcha sobre relaciones bilate-rales económicas y políticas en los años sesenta. Asimismo seestán estudiando las relaciones con Gran Bretaña (CarolinaLabarta) y Alemania.

43 BASSOLS, R., España en Europa. Historia de la adhesión a laCE, 1957-85, Madrid, 1995; LA PORTE, Teresa, La Política europeadel Régimen de Franco, 1957-1962. Pamplona, 1992; DOMÍNGUEZJIMÉNEZ, M.ª Eugenia, Actitudes y estrategias de las Cámaras deComercio ante el M.C.E., 1957-1977. Tesis doctoral inédita,Universidad Complutense, Madrid, 1995 y, por supuesto, el libro yacitado de Antonio Moreno Juste.

44 Apenas se ha trabajado sobre este último periodo 1969-1975.

45 La definición acuñada por F. Morán sigue siendo las más preci-sa.

46 POWELL, Ch., «Un hombre puente» en la política exterior espa-ñola: el caso de Marcelino Oreja», en Historia Contemporánea,Universidad del País Vasco, n.º 15 (1996) págs. 241-252.

Page 229: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Eduardo González Calleja

Violencia política y represión en la Españafranquista

1. Consideraciones teóricas sobre la violencia política yla represión desde el punto de vista de las cienciassociales

Como elemento contingente en la lucha por el poder

dentro de los diversos espacios sociales, la violencia

política ha sido un fenómeno analizado con cierto

detalle aunque, huelga decirlo, no de forma concorde por las

varias disciplinas que estudian al hombre en colectividad. La

psicología social, la antropología, la ciencia política, la filoso-

fía del derecho, la historia o la sociología en sus múltiples

enfoques han elaborado criterios y métodos para calibrar la

naturaleza y el alcance objetivo del acto violento. Sin embar-

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 230: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

go, como todo fenómeno cultural sujeto al relativismo que

imponen la mutación histórica de las normas y los valores

comunes, la violencia no goza todavía de una caracterización

aceptable para todas las ciencias humanas, que nos permita

abordarla del modo más global y neutro posible.

El objetivo de estas primeras páginas es tratar de ofrecer una

definición operativa de la violencia política que tenga en

cuenta su presencia como opción estratégica en los conflic-

tos de poder. A continuación, presentaremos el fenómeno de

la represión como una modalidad peculiar de ese abanico de

estrategias posibles de la violencia, cuya peculiaridad reside

en su aplicación por parte de un poder en ejercicio (en este

momento, resulta indiferente que sea de iure o de facto) con

vistas al mantenimiento de un determinado orden político-

social.

1.1. Un ensayo de definición de la violencia política

Como acabamos de señalar, la violencia acostumbra a ser un

factor, contingente pero habitual, de todo conflicto social y

político. Es más, las teorías inspiradas en el Leviathan consi-

deran que la violencia es inherente a la acción política, pues-

to que la paz social está garantizada a través del monopolio

del uso de la fuerza por parte del Estado (nota 1). Incluso el

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 231: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

funcionalismo clásico, que situaba la política y la violencia

como términos incompatibles (Parsons señaló que la política

tenía como función erradicar la violencia mediante la formu-

lación y difusión de standards normativos derivados de los

papeles sociales, y, en última instancia, del empleo legítimo

de la fuerza coercitiva por parte del Estado para evitar con-

ductas desviadas y potencialmente violentas (nota 2), se vio

en graves dificultades para disociar la violencia de todo estu-

dio de la acción política. En realidad, no tenemos sino que

observar con cierto detenimiento algunas de las facetas más

habituales de la cosa pública para constatar que los conflic-

tos violentos se producen rutinariamente en los diversos

modos de manejo, contestación o conquista del poder. En

lugar de constituir una ruptura radical de la vida política nor-

mal, las acciones violentas tienden a acompañar, comple-

mentar y organizar las tentativas pacíficas ensayadas por los

actores para alcanzar sus objetivos (nota 3). Para Peter

Calvert, toda política es producto de la violencia ritualizada

(nota 4). Por ejemplo, el propio debate parlamentario es la

ritualización de ese combate y su sublimación, donde los con-

tendientes aceptan unas determinadas reglas del juego para

que sus seguidores no sobrepasen ciertos límites, ni se sal-

gan de ciertas normas legales que perjudicarían las aspira-

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 232: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ciones políticas del colectivo en su conjunto. Los ejemplos de

confrontación rutinaria (debates, mítines, manifestaciones,

congresos...) podrían repetirse hasta la saciedad.

Por lo tanto, la violencia política no es un fenómeno específi-

co de carácter excepcional, sino que forma parte de un exten-

so continuum de acciones de fuerza más o menos aceptadas

por la sociedad, y dirigidas a la obediencia o a la desobe-

diencia respecto del poder político. El carácter ambivalente

de la violencia como factor oficialmente marginado, pero al

tiempo como recurso supremo del debate político, ha dado

lugar a definiciones impregnadas, de forma más o menos

explícita, de un cierto relativismo moral. Según Della Porta y

Tarrow, la violencia política está conformada por un elenco de

repertorios de acción colectiva que implican gran fuerza físi-

ca y causan daño a un adversario en orden a imponer metas

políticas (nota 5). Un particular repertorio que, por añadidura,

es considerado a la vez como ilegítimo desde el sesgo de la

cultura y el poder dominantes. De este modo, otros especia-

listas destacan la ilegalidad y la ilegitimidad como las princi-

pales características del hecho político violento, desde el

momento en que ciertos grupos subversivos emplean la fuer-

za como único recurso para conquistar el poder o dirigirlo por

medios presuntamente no lícitos. En esa línea, Ted Honderich

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 233: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

define la violencia política como un uso de la fuerza conside-

rable, destructivo contra personas o cosas, uso de la fuerza

prohibido por la ley y dirigido al cambio de política, personal

o sistema de gobierno, y dirigida también a cambios en la

existencia de los individuos en la sociedad y quizás otras

sociedades (nota 6). De un modo similar, el criminólogo

Austin T. Turk la define como cualquier tipo de tentativa para

coaccionar, lesionar o destruir en el curso de una acción polí-

tica, entendida ésta como cualquier clase de intento para

desafiar o defender una estructura de autoridad (nota 7).

Como vemos, la mayor parte de los autores mencionados asi-

milan la violencia política con subversión del orden estableci-

do, reivindicando de manera indirecta la violencia ejercida

desde el poder, a la que aluden con el más aséptico término

control coercitivo. Otros, sin embargo, han destacado el

carácter instrumental de la violencia, entendida como la pro-

vocación deliberada, o la amenaza de provocación, de una

lesión física o un daño con fines politicos en el transcurso de

un conflicto político grave (nota 8). La definición de Nieburg

trata de hacer hincapié en la modificación de la conducta

ajena, cuando describe la violencia política como los actos de

desorganización, destrucción o daño cuya finalidad, elección

de objetivos o víctimas, circunstancias, ejecución y/o efectos

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 234: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tengan significación política, es decir, que tiendan a modificar

el comportamiento de otros en una situación de negociación

que tenga consecuencias para el sistema social (nota 9). Esta

propuesta tiene la ventaja de percibir la violencia como un

proceso que se establece entre varios grupos o categorías de

actores dentro de un sistema político, y no se limita a las

acciones perpetradas por los rebeldes contra el Estado.

En ese punto, parece pertinente exponer lo que nosotros

entendemos por violencia en política. Podríamos definirla de

forma preliminar como el uso consciente (aunque no siempre

deliberado o premeditado), o la amenaza del uso, de la fuer-

za física por parte de individuos, instituciones, entidades, gru-

pos o partidos que buscan el control de los espacios de poder

político, la manipulación de las decisiones en todas o parte de

las instancias de gobierno, y, en última instancia, la conquis-

ta, la conservación o la reforma del Estado. Esta definición

provisional abarca desde los llamamientos intelectuales (jus-

tificaciones, amenazas, doctrinas y teorías de la violencia)

hasta la violencia física, siempre que cumplan dos requisitos:

manifiesten intencionalidad y se dirijan a influir en el campo

de la estructura política. Permite insistir en el papel estratégi-

co de la violencia como medio de negociación, y describe la

violencia como un proceso interactivo que se desarrolla entre

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 235: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

varios grupos de actores. Además, engloba tanto las actitu-

des de ofensa al sistema como de defensa del mismo, a tra-

vés de la coerción legal o ilegal y el estado de excepción. Con

gran perspicacia, una serie de estudiosos de la crisis perua-

na de los ochenta definieron la violencia política como un

conjunto de hechos en el que destacan dos elementos: pri-

mero, dos o más actores sociales que son portadores de pro-

yectos políticos asumidos, al menos por uno de ellos, como

irreconciliables; segundo, la apelación a acciones de fuerza,

coerción o intimidación como parte dominante de su estrate-

gia o metodología para imponer dichos proyectos (nota 10).

La confrontación de proyectos políticos mediante el empleo

estratégico de la fuerza debe ser el núcleo central de cual-

quier reflexión sobre el papel de la violencia en la vida públi-

ca.

¿De qué modo diferenciamos la violencia política del resto de

la violencia que se produce en el seno de una sociedad?

¿Distinguimos esencialmente la violencia social por su carác-

ter espontáneo, su tenue organización e ideologización y su

bajo nivel de proyecto, mientras que la violencia política es

una estrategia, apoyo o desafío deliberado al poder estable-

cido, en sus distintas modalidades de violencia estatal, pro-

testataria e insurgente. Zimmermann propone tres criterios

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 236: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

muy similares a los que presentamos aquí para distinguir la

violencia social de la violencia política. En primer lugar, el

número de personas implicadas, ya que cuanto más gente

intervenga, más probabilidad hay de que los actos violentos

se interpreten como de naturaleza política, aunque las agre-

siones perpetradas individualmente (por ejemplo, un magnici-

dio), pueden tener un contenido indudablemente político. En

segundo lugar, la intencionalidad de los actores: una protes-

ta local puede derivar en un acontecimiento político significa-

tivo en función de hechos fortuitos que le otorgan otro signifi-

cado, como por ejemplo, un choque sangriento con la policía.

De modo que, para diferenciar violencia colectiva y violencia

política, definiremos la segunda por su carácter no ambiguo

y deliberado de ataque contra el Estado, sus agentes o sus

políticas específicas. Por último, las reacciones de la comuni-

dad particular o del público: los actos violentos pueden cobrar

naturaleza política según las reacciones de la audiencia par-

ticular, tales como segmentos de población, instituciones del

Estado, partidos políticos, medios de comunicación, etc.

(nota 11)

Quedarían, en principio, fuera del ámbito de este tipo de vio-

lencia política intrumentalizada ciertas manifestaciones de

violencia individual (como las agresiones, las venganzas u

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 237: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

otro tipo de actuaciones cercanas a la delincuencia común) o

colectiva (agitaciones campesinas, motines populares, o vio-

lencia sociolaboral centrada exclusivamente en la reivindica-

ción de mejoras en las condiciones de trabajo, como ciertas

huelgas, lock-outs, sabotajes, etc.), tan numerosas como difí-

cilmente catalogables desde un punto de vista político, que

no aparecen conectadas con un proyecto o estrategia globa-

les de actuación pública, y que, por tanto, tienen escasa inci-

dencia en el proceso de reparto de las esferas de poder.

Aunque, con todo, deben de ser una referencia obligada para

calibrar el grado de descontento, los períodos de conflictivi-

dad y el cambio de comportamiento violento de los diversos

grupos sociales. En realidad, si reflexionamos un poco sobre

la cuestión, habremos de dar la razón a Tilly, cuando advier-

te que cualquier movilización social de protesta tiene un com-

ponente político más o menos expresivo, en tanto en cuanto

subvierte un orden normativo que, tarde o temprano, debe ser

salvaguardado por la intervención de las autoridades. Pero, a

efectos de una mayor claridad expositiva, designaremos

como político todo acto violento que muestre un componente

explícito en ese sentido, es decir, si rebasa el mero campo

social, económico o cultural, y provoca un debate trascen-

dente en torno a su papel como redefinidor del campo políti-

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 238: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

co, acelerando un cambio en los equilibrios reales de poder

en la sociedad.

1.2. La teoría social ante los fenómenos del controlsocial y la represión

La represión, entendida como el conjunto de mecanismos

dirigidos al control y la sanción de conductas desviadas en el

orden ideológico, político o social, aparece como una varian-

te más del concepto de violencia política. Pero dentro del

complejo universo de acciones represivas cabe estudiar su

relación con fenómenos como la coacción legal o el control

social, que son términos anejos, pero en absoluto coinciden-

tes. Para comenzar, conviene que despejemos dos errores

muy extendidos. En primer lugar, es equivocado identificar

represión con violencia corporal. La represión engloba un

amplio abanico de actuaciones, que pueden ir desde la elimi-

nación física del disidente hasta el dirigismo de conductas

públicas y privadas a través, por ejemplo, de la imposición de

una cierta moral o de una cultura oficiales, en cuyo caso apa-

rece como más cercana al concepto de control social. Por

otro lado, no es acertado equiparar la represión con los

modos de coacción emanados exclusivamente de un poder

institucional o estatal, aunque estos actores sean los usua-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 239: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

rios y monopolizadores más habituales de estos recursos de

intervención expeditiva en la arena pública. Un paraestado o

un estado concurrente pueden aplicar medios represivos en

sentido vertical (para contestar a la exhibición de poder del

establishment) u horizontal (disputando la primacía de la con-

testación a los eventuales competidores). A priori, se puede

decir que la represión es una potencialidad vinculada a todo

poder político, sea de iure o de facto. Más adelante volvere-

mos sobre la relación entre represión, coacción y control

social.

Podríamos señalar a Hobbes como el referente pionero de

los conceptos de represión y control social. Este autor sitúa la

coerción en la base constitutiva de las relaciones humanas.

Para Hobbes, la sociedad es una forma de orden impuesta

por algunos hombres a otros, y mantenida por la coerción.

Las teorías inspiradas en el Leviathan consideran la violencia

como algo inherente a la acción política, puesto que la paz

social está garantizada a través del monopolio del uso de la

fuerza por parte del Estado (nota 12).

El concepto político de represión se desarrolló bajo la influen-

cia directa de la psicología social y del psicoanálisis. Según

Freud, la propia historia del hombre viene determinada por la

sustitución del principio de placer por el principio de realidad.

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 240: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La represión viene impuesta por la escasez de bienes y la

consiguiente necesidad de desviar la energía de la actividad

sexual hacia el trabajo (nota 13).

Para el marxismo clásico, las relaciones en la sociedad capi-

talista, que son esencialmente relaciones económicas de

clase entre los poseedores de los medios de producción, que

aparecen como los detentadores de la hegemonía en el

entramado estatal, y el proletariado, tienen una naturaleza

eminentemente coactiva. De ahí procede el argumento reto-

mado por la nueva izquierda en los años sesenta de una vio-

lencia estructural imbricada en la propia naturaleza injusta y

desigual de las relaciones socioeconómicas, que teóricos

como Galtung han identificado con la disonancia entre las

realizaciones potenciales de tipo somático, afectivo o mental,

y las realizaciones efectivas (nota 14). Sin embargo, una apli-

cación tan extensiva del término violencia (entendida como

coacción estructural) resulta muy poco operativa, ya que no

discrimina entre la violencia del sistema y el conflicto o la dis-

función social que la provoca.

Dentro del complejo fenómeno de la represión como conjun-

to de mecanismos estatales de control y de sanción de con-

ductas desviadas en el orden ideológico, político, social o

moral, hay que destacar su relación con fenómenos anejos,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 241: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

pero en absoluto equivalentes, como el control social, que

puede ser definido como el conjunto de medios de interven-

ción, positivos o negativos, que utiliza una sociedad o un

grupo social para conformar a sus miembros a las normas

que le caracterizan, impedir o desanimar los comportamien-

tos desviados, y reconstruir las condiciones de consenso en

caso de un cambio en el sistema normativo (nota 15). Este

concepto, desarrollado de forma implícita por el positivismo

comteano y el empirismo spenceriano, quedó fijado teórica-

mente en los textos del funcionalismo clásico, que considera-

ba la sociedad como un ente integrado a través de la adhe-

sión colectiva y voluntaria a valores. La teoría parsoniana no

alude nunca a la violencia estatal, sino que se refiere al

empleo legítimo de la fuerza coercitiva como la posibilidad

(junto al incentivo, la persuasión y el compromiso) más extre-

ma de control colectivo en pro del reequilibramiento del siste-

ma social. Desde ese punto de vista, el uso de la fuerza sería

el último recurso de coerción o de obligación, y, por tanto, un

procedimiento supremo del poder en tanto que medio de con-

trol social. Este empleo de la fuerza coactiva puede tener tres

intenciones: la disuasión, o prevención de una acción no

deseada, que puede desglosarse en coacción o apremio

(acción para hacer realmente imposible la realización de sus

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 242: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

intenciones, como el confinamiento físico) y coerción (ame-

naza del uso de la fuerza si el otro realiza la acción no dese-

ada). Si el otro desoye la amenaza y realiza el acto, el uso de

la fuerza deviene un castigo, o sanción por los actos realiza-

dos efectivamente. Y, por último, la demostración, o capaci-

dad simbólica para dominar a través de la posesión de supe-

riores medios de fuerza, pero de forma difusa, esto es, sin

orientación hacia contextos específicos, ya sea de disuasión

o con intención de castigar. La demostración incluye la ame-

naza (cuando es una expresión directa de la intención de

imponer una sanción negativa específica, contingente a la

ejecución de un acto prohibido o desaprobado) y la adver-

tencia, o demostración de que la capacidad y aptitud para

actuar podría alterar la realización de alguna de las acciones

no deseadas.

La fuerza y la violencia son, en la teoría parsoniana, cuestio-

nes a la vez centrales y marginales: fundamentan todo pro-

ceso de coerción cuando el consenso ha desaparecido, y

aparecen de manera abierta cuando el poder tiene necesidad

de hacerse obedecer. En su sofisticada reformulación de la

teoría parsoniana, Neil Smelser señalaba dos mecanismos

de canalización de los comportamientos colectivos: en primer

lugar, las técnicas de control que afectan a la conductividad

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 243: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

estructural, es decir, a las condiciones generales que hacen

a un sistema social más o menos vulnerable a las diferentes

formas de comportamiento colectivo, como la disponibilidad

de medios para expresar quejas, la existencia de minorías

marginadas o perseguidas, la inflexibilidad gubernamental,

etc. Entre ellas se incluyen las acciones de gobierno que

abren o restringen las vías de ejercicio de la influencia políti-

ca, de modo que si los grupos descontentos pueden acceder

a los canales que influyen en la política social, su respuesta

tenderá a ser pacífica y ordenada, pero si su acceso está blo-

queado, su respuesta puede ser violenta e incluso adoptar

formas extrañas y utópicas. En segundo lugar figuran los con-

troles que actúan a posteriori, cuando la conducta colectiva

ya se ha manifestado. Entre ellos pueden mencionarse las

acciones coactivas y represivas de la policía, los juzgados, la

prensa, etc.

La teoría de la privación o carencia relativa, que mantuvo un

fuerte predicamento en la sociología norteamericana de los

años sesenta y primeros setenta, situó el balance entre el

potencial coercitivo e institucional desplegado por los rebel-

des o por el Estado (los otros son la legitimidad del régimen,

la capacidad de institucionalización política y las facilidades

sociales para el surgimiento y desarrollo del conflicto) como

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 244: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

uno de los factores esenciales para calibrar la magnitud de un

conflicto violento (nota 16). Ted R. Gurr, uno de los principa-

les representantes de esta tendencia, considera que las res-

puestas a la violencia política que pueden adoptar las autori-

dades de un gobierno democrático son de tres tipos: en pri-

mer lugar, el consentimiento o tolerancia, reducido a mostrar

una actitud pasiva ante la violencia. En segundo, el control,

que persigue la supresión de los estallidos de violencia

mediante estrategias reactivas (represión) y preventivas (uti-

lización de actividades de inteligencia para anticipar las futu-

ras confrontaciones, y uso de la fuerza preventiva para enfriar

las situaciones conflictivas). Ni las respuestas preventivas ni

las reactivas ante la violencia colectiva satisfacen los ideales

de libertad que los gobiernos democráticos deben compartir

con los disidentes, pero la efectividad de la fuerza es amplia-

mente aceptada por todos: el empleo suficiente de la fuerza

oficial siempre desalentará la violencia privada. A largo plazo,

la efectividad de la fuerza pública para mantener la paz civil

descansa en tres condiciones: la creencia pública en la legiti-

midad del uso de la fuerza por parte del gobierno, el uso con-

sistente de esa fuerza, y el remedio rápido para los agravios

que dan lugar a actitudes de disidencia. Ese último requisito

es la base de la tercera respuesta alternativa: la reforma, diri-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 245: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

gida a tratar las causas antes que los síntomas o manifesta-

ciones de la violencia política. La aplicación de una u otra de

estas estrategias depende de la amplitud de la base social de

apoyo a esa violencia que se pretende combatir. Por ejemplo,

la manera más eficaz de hostigar al terrorismo es su trata-

miento con métodos de control preventivo, y cuando los movi-

mientos reformistas y en favor del statu quo entran en con-

flicto, la estrategia óptima que debe ser ensayada desde el

poder es una mezca de control y de reforma (nota 17).

Las teorías sociológicas adscritas al paradigma de la acción

colectiva son las que han reflexionado más profundamente

sobre el tema de la represión. Basado en los principios utili-

taristas de Stuart Mill y en los hallazgos de Mancur Olson al

aplicar la lógica económica sobre la teoría de grupos, la

represión aparece en este paradigma como uno de los varios

elementos a tener presente a la hora de que un individuo o un

colectivo realice un elección basada en el cálculo racional de

costes y beneficios de su acción. De manera más explícita,

las modernas corrientes de análisis de los movimientos

sociales integran este importante factor en el contexto de la

estructura de oportunidades, entendida como el contexto

externo (en esencia, la actitud del Estado) que facilita o difi-

culta la captación de los recursos imprescindibles (dinero,

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 246: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

armas, organización, alianzas, libertad de actuación, etc.)

para el desarrollo y fines del movimiento.

La represión es un proceso o acción externa que hace

aumentar los costes de la acción colectiva para los conten-

dientes, en sus dos principales condiciones: la organización y

la movilización de la opinión pública (nota 18). Para que la

represión actúe con eficacia, un gobierno o un movimiento

pueden incrementar los costes de la movilización de sus ene-

migos desarticulando su organización, dificultando o impi-

diendo sus comunicaciones y bloqueando los recursos a su

disposición: posiciones institucionales (en la burocracia, en

los órganos legislativos, en la jerarquía judicial, etc.), influen-

cia (experiencia, información, dominio de los medios de

comunicación, patronazgo, capacidad de convocatoria

social...) y medios coercitivos (policiales, militares, paramilita-

res, insurreccionales...). También puede actuar directamente

sobre los costes de la acción incrementando los castigos

(pena de muerte, tribunales militares...), haciendo inaccesi-

bles los objetivos de la acción (defensa armada de los luga-

res estratégicos) o induciendo a un derroche de los recursos

movilizados por los grupos protestatarios a través de la inter-

vención de agentes provocadores. Esta estrategia de la anti-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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movilización neutraliza la acción, aunque también puede lle-

gar a destruir al actor.

La represión es, según Donatella Della Porta, un barómetro,

aunque no el único, de la estructura de oportunidades políti-

cas, antes que una dimensión constitutiva de la misma. Los

actores institucionales (policía, judicatura, códigos legales,

derechos constitucionales...) juegan un importante papel defi-

niendo las oportunidades y las limitaciones para el control de

la protesta. A su vez, la estructura institucional y/o legal

marca las condiciones de las posibles estrategias de coac-

ción legal (nota 19). Para Della Porta, el control de la protes-

ta es uno de los factores de la estructura de oportunidades

políticas que influye más directamente sobre los movimientos

sociales, hasta el punto de que las estrategias de la protesta

y del control interactúan recíprocamente, conllevando innova-

ción y adaptación: la respuesta estatal a la protesta, de carác-

ter policial, judicial o legal, está mediada por variables cultu-

rales, y a la vez tiene importantes efectos sobre la definición

y la concepción de las oportunidades disponibles para los

activistas. El que una acción de protesta sea definida como

un derecho cívico o como un trastorno público tiene efectos

vitales sobre la legitimación de los diferentes actores incursos

en la acción. Della Porta esboza la siguiente clasificación

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

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dicotómica de las estrategias de control social: 1) represión

contra tolerancia, de acuerdo con el alcance de las conduc-

tas prohibidas; 2) acción selectiva o difusa, de acuerdo con el

rango de los grupos sujetos a represión; 3) acción preventiva

versus reactiva, de acuerdo con el ritmo de la intervención

policial; 4) comportamiento duro o suave, en función del

grado de fuerza empleado, y 5) represión sucia o legítima, de

acuerdo con el grado de respeto por los procedimientos lega-

les y democráticos (nota 20). Pero la coacción no es sólo

monopolio del gobierno, que dispone para tal cometido de

cuerpos especializados y profesionalizados. Los grupos

situados fuera del espacio de poder gubernamental también

pueden reprimirse mutuamente, en el sentido de manipular

los costes recíprocos de su acción colectiva. La represión

depende principalmente de los intereses de los grupos con-

tendientes, y especialmente del grado en que éstos crean

conflictos con los intereses del gobierno y los miembros de la

comunidad política (nota 21).

No todos los gobiernos exhiben el mismo nivel de represión.

La naturaleza del régimen y las correlación de fuerzas políti-

cas influyen enormemente en las actitudes coactivas de los

Estados. Neidhart establece una relación curvilinear entre la

violencia de los retadores y la represión de las autoridades

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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(nota 22). El nivel de violencia aumenta cuando el nivel de

represión exhibido por el gobierno y sus oponentes se apro-

xima al equilibrio, y decrece cuando, dando por descontada la

hegemonía coercitiva del Estado, existe una clara división del

trabajo entre los especialistas en el orden público doméstico

(policía) y los profesionales de la guerra exterior [ejércitos

(nota 23)]. Por su parte, Tilly distingue entre el volumen y tipo

de la actividad represiva y su significado simbólico (nota 24).

En todo caso, la voluntad coactiva de un gobierno es siempre

selectiva, y consiste en una combinación de represión sobre

unos grupos y de facilitamiento para otros, mientras que la

tolerancia es el espacio no determinado, esa tierra de nadie

que suele existir entre las intervenciones coactivas y de faci-

litamiento de la acción colectiva. Las diferentes modalidades

de ejercicio del poder político manifiestan grados de toleran-

cia muy distintos respecto de la movilización y la participación

colectivas: un gobierno represivo coarta la actividad de la

mayor parte de los grupos, y facilita la acción de unos pocos;

un régimen totalitario puede reprimir menos a la disidencia,

pero facilita un amplio elenco de acciones, hasta el punto de

hacerlas obligatorias, de modo que se reduce el campo de

acciones toleradas, a la inversa de una democracia sólida-

mente establecida, que ensancha los umbrales de la toleran-

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 250: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

cia y el facilitamento sin renunciar por ello a la represión de la

disidencia más irreductiblemente volenta. Por último, un régi-

men débil incrementa aún más su umbral de tolerancia, pero

facilita menos la acción colectiva, y dirige su represión hacia

los grupos menos poderosos, mientras que se muestra impo-

tente o incluso condescendiente frente a las presiones de los

fuertes. En suma, en los regímenes abiertos no se produce

demasiado conflicto violento, porque la mayoría de los grupos

pueden perseguir sus intereses a través de canales pacíficos

y menos costosos de participación política. Bajo un régimen

altamente represivo, las oportunidades para la movilización

política, violenta o no, son escasas por el alto coste que aca-

rrearía la misma. En un régimen semirrepresivo, que tolera

algunos tipos de acción colectiva pero coarta otras, es posi-

ble que las probabilidades de éxito de la acción pacífica sean

insignificantes, y se prefiera la acción violenta. Bajo un régi-

men no represivo, donde las oportunidades para la acción

colectiva de cualquier tipo son altas, los costes de la acción

pacífica son siempre menores de los que puede acarrear una

acción violenta (nota 25). En regímenes cerrados puede

haber bajos niveles de violencia política de masas, porque la

represión del régimen inhibe la protesta contra el Estado o su

política. El conflicto político violento suele darse en regíme-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 251: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nes parcialmente democráticos o semirrepresivos, que no

son tan cerrados como para inhibir la acción colectiva, ni tan

abiertos como para posibilitar canales pacíficos de participa-

ción.

1.3. Algunas reflexiones sobre las estrategias coactivaspropias del Estado moderno

Además de la no intervención la alternativa menos habitual

en las confrontaciones entre el Estado y los disidentes, el

gobierno y los sectores dominantes pueden hacer frente a la

protesta utilizando dos estrategias esenciales: por un lado, la

reforma como compromiso entre los intereses de los grupos

dominantes, las demandas de los retadores y la influencia de

una serie de mediaciones políticas. La otra alternativa es la

represión selectiva, que consiste en una amplia gama de

actuaciones dirigidas a aumentar los riesgos y los costes de

la movilización. Desde el sesgo de la ciencia política, la repre-

sión ha sido definida como el empleo o la amenaza de coer-

ción en grado variable, aplicada por los gobiernos sobre los

opositores reales o potenciales con vistas a debilitar su resis-

tencia frente a la voluntad de las autoridades (nota 26). De un

modo muy similar, Ucelay Da Cal la ha definido como toda

actividad institucional que tiende a cohibir los comportamien-

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 252: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tos colectivos (nota 27). En esencia, la represión ataca los

derechos a la integridad personal, y es desplegada por

gobiernos, organizaciones internacionales o grupos profesio-

nales (nota 28); es decir, por aquellas instituciones dotadas

de autoridad legítima o de facto, y de medios coercitivos para

hacer respetar esa autoridad como parte de un ordenamien-

to legal en vigor. Actúa como disuasora o instigadora del uso

de medios de violencia política cuando, por ejemplo el nivel

de represión estatal experimenta grandes fluctuaciones o se

hace un deficiente uso de los medios coactivos oficiales.

Entendida como un principio universal de dominio, la coerción

no es necesaria para asegurar la conformidad de los miem-

bros de una sociedad a las normas que la rigen, sino que es

una condición para que la mayoría continúe voluntariamente

desempeñando sus obligaciones bajo reglas que ellos mis-

mos defienden. Por ello, en su grado de menor visibilidad,

aparece vinculada con fenómenos como el control social y la

violencia subliminal o estructural.

Indudablemente, la coerción es un fenómeno multifacético:

puede ser física (detenciones arbitrarias, desapariciones,

detenciones, torturas o asesinatos políticos) o no (psicológi-

ca, espiritual, intelectual, estética), pública (oficial) o privada,

individual o colectiva, oficial (la realizada través de los orga-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 253: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nismos estatales especializados en la violencia) o extraoficial,

abierta o encubierta, legítima o ilegítima, positiva (que busca

o promete beneficios) o negativa (castigo, amenaza de priva-

ción), formal o informal, etc. (nota 29)

La predisposición a la violencia también depende del umbral

de tolerancia del sistema político. Como hemos visto, Tilly

establece una clasificación de regímenes políticos (represivo,

totalitario, democrático y débil) en función de su predisposi-

ción al facilitamiento o la represión. Por su parte, Gary Marx

distingue las acciones represivas en función de sus objetivos

específicos: la creación de una imagen pública desfavorable,

la información, la restricción de los recursos de un movimien-

to y la limitación de sus posibilidades, la desmovilización de

sus activistas, la eliminación de sus líderes, el fomento de

conflictos internos o intergrupales, el sabotaje de acciones

particulares, etc., etc. (nota 30).

La represión tiene una estrecha vinculación con otros facto-

res esenciales del sistema político, como la legitimidad. El

poder constituido debe tratar de mantener la estabilidad del

sistema mediante una adecuada dosificación del binomio efi-

cacia/efectividad en la satisfacción de las aspiraciones de sus

ciudadanos, o una sabia utilización de la autoridad en caso

de transgresiones localizadas, y recurrir a la coacción única-

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 254: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

mente en circunstancias extremas, con el menor daño y

sobre el menor número de personas posible. La fuerza y la

violencia pueden ser técnicas eficaces de control social y de

persuasión cuando se usan para propósitos que gozan de un

amplio consenso popular. Pero si ese apoyo no existe, su uso

puede ser autodestructivo, bien sea como técnica usada por

el gobierno o por la oposición. Para que la acción de la fuer-

za pública tenga efectividad deben darse tres condiciones: la

creencia pública de que el uso de la violencia por parte del

gobierno resulta legítimo; que la fuerza se utilice de forma

consistente, y se combine con acciones que palíen los agra-

vios que dan lugar al aumento de la disidencia (nota 31).

Cuando las autoridades usan la fuerza de una forma mode-

rada, inteligible a todos, o respondiendo a las expectativas de

los que reconocen los valores vigentes en la sociedad, el

empleo de la fuerza es considerado como legítimo (nota 32).

A nivel del Estado-nación, la violencia es legítima cuando se

usa para reforzar la ley y el orden, castigar las transgresores

contra la sociedad y defender el Estado y su territorio contra

posibles enemigos interiores o exteriores. A su vez, los ciu-

dadanos privados conservan su derecho a usar la violencia

en defensa de su vida, seguridad, familia y, en algunos casos,

su propiedad. Ninguno de estos derechos es absoluto, y

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 255: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

todos deben ser ejercitados dentro de límites razonables

(nota 33).

En la práctica, todo régimen muestra una legitimación muy

desigual, en función de los intereses de cada cual o de un

grupo muy variado de principios ideológicos. Además, una

buena parte de sus integrantes puede aceptar la acción coer-

citiva como necesaria e inevitable para los propósitos de la

vida en comunidad, pero no identificarse voluntariamente con

el conjunto del sistema político. Cuanto mayor sea el número

de personas que acepten la autoridad del Estado en sus dife-

rentes niveles de existencia y acción, menor capacidad coer-

citiva deberá aplicar éste contra la minoría opuesta a los

deseos y requerimientos del mismo. La relación legitimidad-

violencia coactiva forma un continuum en cuyo extremo figu-

raría un hipotético Estado donde todos aceptasen la legitimi-

dad del sistema político-social, el gobierno, la ley y su aplica-

ción. No habría violencia, y la fuerza existiría más como

capacidad que como acción. En el otro extremo se situaría un

Estado ilegítimo, una tiranía que impusiera su voluntad a un

pueblo que, sin excepción, rechazase la legitimidad del régi-

men, sus orígenes, actos y fines, pero cuyo dominio se basa-

ra en una capacidad para la violencia (amenaza de coerción)

tal que hiciera imposible toda resistencia. El talón de Aquiles

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 256: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de ese régimen radicaría en que la única fuente de legitimi-

dad sería el poder físico del gobernante. La noción de un régi-

men autoritario capaz de gobernar sin apoyo es un mito.

Ningún sistema puede operar sin legitimidad. Cualquier régi-

men, por muy estrechos que sean sus apoyos, sus medios de

acceso al poder o su ideología, debe construir una base de

consenso entre aquellos grupos que tienen la capacidad de

imponer altos costes y riesgos a través de la acción concer-

tada si son ignorados de forma excesivamente arrogante

(nota 34). Entre la completa identificación o la aquiescencia

bajo coacción, hay un amplio espectro de actitudes hacia la

autoridad política que varía de persona a persona en cada

sociedad y en cada momento.

Llegado el momento de la confrontación violenta, el gobierno

puede optar por cuatro estrategias de actuación, según su

capacidad de respuesta coercitiva: reprimir directamente a

los grupos disidentes; adoptar una postura pasiva mientras

aprueba tácitamente la violencia desplegada por las forma-

ciones leales sobre los disidentes; inhibirse y no favorecer a

ninguno de los grupos en lucha, quizás por ser demasiado

débil o por esperar a que los contendientes se debiliten; y

esperar inerme a que un grupo disidente asalte el poder

(nota 35). La implicación en la violencia política de los gobier-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 257: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nos y de las burocracias estatales, y en concreto de las insti-

tuciones encargadas de la coerción/represión, es una reali-

dad tan antigua como el propio Estado. En el terreno de la

violencia, la hegemonía estatal ha quedado puesta de mani-

fiesto por la mayor sofisticación, profesionalización y eficacia

de sus instrumentos y agentes, de acuerdo con el modelo de

la eficacia industrial y militar, cada vez más íntimamente uni-

dos en la sociedad contemporánea. Esta creciente profesio-

nalización violenta del Estado (nota 36) (paralela a la de los

movimientos subversivos que pretenden socavarle) se conec-

ta con otro fenómeno típico de la modernidad: la burocratiza-

ción y la disolución de la responsabilidad en la administración

de la violencia oficializada (nota 37).

La mayor parte de analistas de las sociedades postindustria-les admiten que el Estado moderno ha incrementado su nivelde tolerancia frente a la protesta multitudinaria, pero ha dilui-do el grado de violencia a través de una mejora sustancial delos medios de control y de comunicación en manos de unpoder centralizado, que facilita o reprime, pero en todo casocontrola y regula, los diversos tipos de acción colectiva(nota 38). Al contrario que el Estado del Antiguo Régimen, surepresión ya no es brutal y retroactiva, sino predictiva, pre-ventiva y selectiva, destinada en la mayor parte de los casos

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 258: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

a canalizar, y no a yugular, la acción colectiva popular. Contodo, la violencia puede estallar como resultado de unaacción colectiva sometida a fuerte represión, pero sus proba-bilidades de triunfo son escasas (nota 39). Como señalaWaldmann, ningún grupo social puede hacer seriamente lacompetencia al moderno aparato estatal de represión, y laúnica posibilidad de revolución reside en que un sector o latotalidad de las fuerzas de seguridad se rebele contra elgobierno (nota 40).

Indudablemente, el carácter de los medios represivos coloca-dos bajo control del gobierno afecta al grado de violencia:aspectos como la centralización y la autonomía de las unida-des policiales, sus dificultades de coordinación o la incerti-dumbre respecto de los móviles de la intervención puedenfavorecer una escalada violenta. Una parte importante de laviolencia que se produce en el curso de las acciones colecti-vas es protagonizada por los agentes de la seguridad estatal.Es más, el uso de la fuerza física es el rasgo más destacadode la actividad policial, y aparece como un elemento consus-tancial a todo poder político (nota 41). Las fuerzas de ordenpúblico, crecientemente especializadas, burocratizadas y mili-tarizadas en su organización, siguen siendo las más activasiniciadoras y perpetradoras de violencia (nota 42), porqueson las que están más organizadas y mejor armadas, y aun-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 259: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

que los grupos protestatarios desplieguen acciones ilegalesque no implican necesariamente la violencia, ésta se incre-menta al ordenarse a las fuerzas del orden impedir tal acciónmediante el uso de armas potencialmente letales.

El papel de los recursos coactivos es fundamental para el

mantenimiento de cualquier Estado, pero, por sí mismos,

éstos no cumplen una función legitimadora, sino que actúan

como garantes y agentes de la autoridad. Es más, pueden

ejercer un papel distorsionador de esa legitimidad si la coer-

ción resulta excesiva o insuficiente. La actitud de las institu-

ciones de vigilancia y control social respecto del sistema polí-

tico resulta decisiva para garantizar su estabilidad. La inhibi-

ción o el excesivo celo represor pueden acelerar el triunfo de

una revolución; su rechazo activo de la legitimidad del régi-

men, a un golpe de Estado; el desprecio de esta legitimidad,

mezclado con la hostilidad hacia los disidentes, a una situa-

ción de inestabilidad permanente.

El Estado sólo debe emplear la violencia cuando se le cierren

sus capacidades de influir sobre la población por métodos

consensuales. Un gobierno democrático sólo recurre a la vio-

lencia física ocasionalmente y de manera excepcional en los

períodos de grave confrontación sociopolítica. Pero si la crisis

se prolonga, puede abrirse el camino a los abusos de poder

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 260: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de la democracia formal: leyes de excepción; poderes espe-

ciales de la judicatura, la policía o la institución penitenciaria;

uso inmoderado del monopolio de la violencia, etc. Un des-

arrollo de la coerción y de la propaganda del terror que los

Estados totalitarios elevan a sistema permanente de gobier-

no, aunque para Giddens todos los Estados tienden a la

implementación de un poder totalitario, cuyo primer elemento

sería la vigilancia intensiva de la población dirigida a fines

políticos (nota 43).

Cuando la contemporización deja paso a la represión,

comienza a producirse un paulatino trasvase del apoyo social

a los disidentes, lo cual hace aumentar las probabilidades de

violencia política. En regímenes que emplean niveles cre-

cientes de represión, pero sin llegar al terror, existe una

mayor posibilidad de que surja algún tipo de contraviolencia

social, y viceversa. Ello puede generar una espiral de violen-

cia, ya que una y otra se alimentan y se justifican mutuamen-

te. El empleo extensivo de la coerción incide en una merma

de la legitimidad del régimen y en un aumento de la desobe-

diencia civil, en un círculo vicioso de mayor violencia institu-

cional y de mayor contestación social, hasta que, con la dis-

función de los aparatos coercitivos del Estado y la creencia

de los grupos de protesta en la inminencia del triunfo, las

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 261: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

fuerzas revolucionarias toman el poder y restablecen el equi-

librio del sistema, dando lugar a un nuevo orden social y a la

aparición de una nueva élite dominante, según la teoría cícli-

ca de Pareto. Sin embargo, un plan de violencia subversiva

diseñado erróneamente, que no tenga la oportunidad de con-

vertirse en estrategias de orientación y de organización polí-

tica de masas, no suele debilitar el poder dominante, sobre

todo si se halla instalado en un Estado que disfruta de un

amplio crédito de legitimidad. Por el contrario, lo que consigue

es fortalecer los órganos represivos, que encuentran en esa

violencia la oportunidad de justificar su existencia y acrecen-

tar su peso específico en la estructura del Estado (nota 44).

El punto ideal es la existencia de un agente de control social

firme y paciente, que prohíba ciertos tipos de protesta, pero

permita las tendentes a contener o a canalizar esos agravios

colectivos. Un estilo policial tolerante y suave favorece la difu-

sión de la protesta multitudinaria. Cuanto más represivas,

difusas y duras sean las técnicas de policía, más desaniman

la protesta masiva y popular, y alientan actitudes radicales de

los pequeños grupos. La acción policial preventiva, selectiva

y legal aísla las tendencias más violentas de los movimientos

sociales, y ayuda a la integración de los grupos más modera-

dos. Por contra, la acción policial reactiva, difusa y sucia ena-

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 262: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

jena al régimen la lealtad de las tendencias opositoras más

moderadas (nota 45).

Gary Marx resume de este modo los tipos de estrategia de

que dispone un Gobierno para desanimar los movimientos

sociales hostiles: definirlos públicamente como indeseables,

recoger información sobre ellos y hacerla pública, limitar el

flujo de los recursos, molestar a los inscritos y amenazar a los

miembros potenciales, boicotear la credibilidad de los líderes,

alentar el faccionalismo en el interior del movimiento, sabote-

ar las iniciativas de protesta, etc. (nota 46) En suma, las alter-

nativas de defensa que puede acometer un régimen son,

básicamente, tres: reforma-cooptación, control social, y la

represión pura y simple. Un balance de la estrategia óptima

del poder establecido podría resumirse de la siguiente mane-

ra: aumento de su legitimidad a través de la efectividad en la

resolución de problemas, y flexibilidad en la distribución de

bienes y valores, mediante el estimulo de canales apropiados

de expresión y participación. En el aspecto coercitivo, bús-

queda de un adecuado control social, basado en la mínima

represión, pero con la máxima vigilancia y con la aplicación

de sanciones selectivas y justas.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 263: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2. Violencia y represión en el régimen franquista: el

estado de la cuestión historiográfica

El estudio de la violencia política durante la Guerra Civil y la

posguerra ha estado marcado por un enorme caudal de

obras y ensayos sobre la represión física, cuyo proceso y

modalidades comienzan, a pesar de todo, a ser uno de los

fenómenos mejor conocidos del franquismo (nota 47). Y ello

a pesar de que, como señaló hace poco Antonio Elorza, se

ha venido asentando en los últimos años en la conciencia

colectiva de los españoles un peculiar pacto del olvido en

aras de un loable empeño de reconciliación nacional y de paz

civil. Una amnesia deliberada que algunos intelectuales han

identificado con la necesidad de hacer tabla rasa de un pasa-

do lleno de atrocidades inconfesables, pero que polemistas

menos escrupulosos están utilizando para impulsar un rea-

juste de cuentas que, con el argumento moral de la aversión

generalizada a la violencia viniere de donde viniere, margina

toda consideración histórica sobre los orígenes, naturaleza,

evolución, justificaciones y finalidades de estas políticas

coactivas.

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 264: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2.1. Las diversas facetas de la política represivafranquista

Afortunadamente, los estudios sobre la violencia represiva en

la España de los años treinta y cuarenta están alcanzando un

nivel de exigencia que los hace relativamente inmunes a este

tipo de polemicas ocasionales. La crítica de fuentes, los ins-

trumentos de análisis y las conclusiones generales van que-

dado sólidamente fijados y depurados en cada etapa, como

lo demuestran los trabajos de Reig Tapia, Solé Sabaté,

Conxita Mir, Francisco Moreno, Julián Chaves, Antonio

Hernández García, Francisco Cobo Romero o el dirigido por

Julián Casanova para Aragón (nota 48).

Las primeras alusiones a la represión en zona franquista fue-

ron coetáneas a los hechos, y obra de testigos directos de

esas actuaciones. Además de los escritos de funcionarios

republicanos a los que el levantamiento sorprendió en ciuda-

des como Sevilla o Burgos, surgieron otras obras que, por la

identidad del autor o por las especiales circunstancias que se

narran, encierran un fuerte valor testimonial.Tal es el caso del

memorial de Georges Bernanos sobre las primeras semanas

de actuación fascista en Mallorca o el relato periodístico del

portugués Mario Neves sobre la sanguinaria entrada de las

tropas rebeldes en Badajoz (nota 49).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 265: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

A pesar de que los trabajos de conjunto sobre la guerra civil

y la España franquista abordados por autores extranjeros

(Thomas, Jackson, Southworth, Payne, Broué y Témime,

Gallo...) en los años sesenta contienen reflexiones específi-

cas sobre la represión en ambas zonas, la derrota y el exilio

republicanos y el ulterior contexto de olvido deliberado al que

nos hemos referido antes han dificultado la realización de un

estudio global sobre la política represiva en zona franquista,

que tuviera una entidad equiparable al dedicado, por ejemplo,

a la persecución religiosa en la España republicana, o el gran

alegato conjunto sobre las víctimas nacionalistas que fue la

Causa General (nota 50).

Desde el final de la contienda, y prácticamente hasta la

actualidad, el debate historiográfico ha girado en torno a dos

cuestiones esenciales, de indudable calado polémico y no

menos evidentes connotaciones de orden moral: las caracte-

rísticas de la represión y su balance cuantitativo en las dos

zonas en conflicto. Respecto a la primera cuestión, la mayor

parte de los estudios recientes han destacado el diverso

carácter de la acción represiva desplegada por ambos ban-

dos en lucha: por un lado, la naturaleza premeditada (las

directivas de Mola de mayo y junio de 1936 no dejan resqui-

cio a la duda), sistemática e institucionalizada de la represión

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 266: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

en la zona rebelde, cuyo gobierno de fuerte impronta militar

la fomentó y amparó, no sólo como forma esencial de acción

política y de control social, sino como elemento constitutivo

del propio régimen. Según Aróstegui, se produjo una identifi-

cación del sistema de orden público con la represión de la

disidencia y la defensa interior del Estado, asumida en pri-

mera línea por las Fuerzas Armadas u otros organismos mili-

tarizados, y a continuación por un aparato político basado en

el monopolio del poder por parte del partido único, y un apa-

rato jurídico-legislativo donde predominaba el régimen de

excepción (nota 51). La plétora de normas emitidas por el

bando franquista durante la etapa final de la guerra y la inme-

diata postguerra (la Ley de Responsabilidades Políticas de 9

de febrero de 1939, que amplió desmesuradamente el campo

potencial de la delincuencia política punible; la Ley de

Represión de la Masonería y el Comunismo de marzo de

1940, la Causa General de abril de 1940, la Ley de Seguridad

del Estado de marzo de 1941 o la Ley de Rebelión Militar de

marzo de 1943) no pretendía únicamente la gestión más efi-

caz de la violencia ejercida contra los grupos disidentes, sino

también una legitimación de esa misma violencia, justificada

mediante argumentos pseudojurídicos que acarrearon parte

del material normativo que constituyó el armazón legal de la

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 267: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

dictadura. La juridificación de la represión trató así de cubrir

el patético vacío teórico sobre la presunta legitimidad de la

causa rebelde, si exceptuamos las consideraciones realiza-

das por algunos intelectuales sobre la continuidad del legado

histórico del que el franquismo se reclamaba heredero, o

sobre la licitud de la rebeldía según el derecho de gentes.

La dictadura franquista siempre confundió el orden público y

la defensa del orden político-social con la represión. Desde

ese punto de vista, la criminalización de los individuos e ins-

tituciones leales a la República era la alternativa políticamen-

te más útil, y socialmente la más adecuada al ambiente de

venganza colectiva que se respiraba, frente la dificultosa fun-

damentación legal de un régimen directamente emanado de

un golpe de Estado y de un cruento conflicto civil que englo-

bó diversos procesos de violencia a gran escala.

En el otro bando beligerante se ha destacado el carácter

espontáneo de la primera oleada represiva en zona republi-

cana. Un terror revolucionario de rasgos esencialmente caó-

ticos y defensivos, que fue desautorizado por un gobierno

que, al menos, trató de canalizarlo mediante la creación de

los Tribunales Populares el 23 de agosto de 1936. Aunque la

ulterior implicación de determinados partidos políticos y ser-

vicios secretos extranjeros en casos como el proceso al

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

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POUM, la desaparición de Andreu Nin y la proliferación de

checas abonan la presunción de una capacidad punitiva

igualmente metódica y deliberada en algunas instancias del

gobierno republicano (nota 52).

El segundo punto de debate no es menos controvertido, al

menos en lo que respecta a los muertos republicanos duran-

te la guerra y la posguerra, ya que las víctimas de derechas

fueron computadas minuciosamente localidad a localidad con

fines propagandísticos, depuradores y restitutivos.Ya a inicios

de los años cuarenta, Jesús Villar Salinas realizó un estudio

demográfico preliminar sobre las pérdidas de guerra, que

quedó invalidado por la escasa fiabilidad del Censo de 1940.

Luego siguieron los análisis puramente cuantitativos de

Jesús y Ramón Salas Larrazábal (nota 53). Este último cuan-

tificó en 57.808 las ejecuciones y homicidios llevados a cabo

en zona nacional por 72.337 en la zona republicana (nota 54),

pero los datos de ejecuciones cometidas por los rebeldes han

sido constantemente criticados y revisados al alza por las

investigaciones posteriores. La transición provocó los prime-

ros tímidos estudios sobre la persecución de la disidencia

política en la zona franquista, teñidos en ocasiones de un

fuerte contenido polémico y reivindicativo, que comenzaron a

aparecer en forma de artículos en publicaciones de informa-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 269: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ción general como Interviú y en revistas de divulgación histó-

rica (nota 55), aunque también surgieron las primeras mono-

grafías especializadas sobre el tema (nota 56).

Todos estos trabajos tuvieron el mérito de rescatar la memo-

ria olvidada de los vencidos, y enmendar la plana, con datos

concretos, a los panegiristas de la zona rebelde. Por ejemplo,

las cifras de víctimas aportadas para Navarra (1.190 ejecuta-

dos) fueron ampliamente refutadas por sendos trabajos

colectivos que casi triplican esa cifra (nota 57). De un modo

similar, en Córdoba Francisco Moreno da una cifra de 9.579

muertos en la guerra y posguerra (incluidos maquis) por

3.864 de Salas (nota 58); en la Rioja, Antonio Hernández ha

citado con nombres y apellidos dos millares de fusilados con-

tra 912; para Soria, este autor y Gregorio Herrero elaboraron

una lista de 281 víctimas frente a 82 (nota 59), y en Granada

Gibson puso en duda los 2.314 fallecidos establecidos por

Salas con un cálculo prudente de 5.000-6.000 fusilados, que

los últimos trabajos de Gil Bracero podrían duplicar (nota 60).

Los ejemplos podrían repetirse casi para cada provincia

española. Las razones señaladas para estas grandes diver-

gencias son los errores de método cometidos por Salas

Larrazábal, que recurrió a proyecciones basadas en los datos

elaborados por el Instituto Nacional de Estadística sobre la

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 270: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

base de los Registros Civiles. En múltiples estudios locales y

provinciales se ha podido comprobar que este organismo ofi-

cial trasvasó cifras de fallecidos de la guerra hacia los años

de la posguerra, y que en su expurgo de los datos de los

registros omitió deliberadamente ciertos tipos de muerte cau-

sados evidentemente por acciones represivas: traumatismo,

muerte violenta por causa desconocida, homicidio, etc. Todo

ello, junto a la inscripción tardía o deficiente en los registros,

o la no denuncia de otros óbitos por parte de los familiares

cercanos ante el temor a represalias, inducen a los expertos

a incrementar las cifras al doble de las computadas en la

época. En concreto, se habla de unos 130.000 ejecutados:

90.000 en la guerra y 40.000 en la posguerra (nota 61).

Según Heine, el número de asesinados en la posguerra se

acercaría a los 150.000, incluidos más de dos millares de

guerrilleros. Por su parte, Valentina Fernández intentó una

primera aproximación seria a las cifras de represaliados en

diverso grado tras la contienda y el período del bandolerismo

de 1943-1952, pero dedicó muy escaso espacio a la guerrilla

(nota 62).

A partir de los años ochenta, sobre todo a raíz del triunfo

electoral socialista y de la consolidación del poder de la

izquierda en gran parte de las Comunidades Autónomas,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 271: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Diputaciones y Ayuntamientos, pero también en virtud de

otras circunstancias de orden no estrictamente político, como

la gran polémica levantada por el libro de Reig Tapia en 1984

y las rememoraciones anejas al cincuenta aniversario del ini-

cio de la guerra civil en 1986, se produjo un nuevo impulso en

los estudios sobre represión, lo que permitió la publicación de

la mayor parte de las monografías que disponemos sobre el

tema (nota 63). En estos últimos quince años, la controversia

ha ido dejando paso a un marco de análisis más sereno, pre-

ocupado por la metodología y los aspectos teóricos, que

ubica el fenómeno represivo en el contexto más amplio de la

agitación social y la violencia política en la España de los

años treinta y cuarenta (nota 64). La represión ha pasado a

ser estudiada, no ya como un hecho puntual y excepcional de

desaparición física, sino como todo un entramado global y

coherente de control social en el tiempo largo, que cubría

aspectos jurídico-carcelarios (nota 65), económicos

(nota 66), sociolaborales (nota 67), de género (nota 68), ide-

ológico-culturales (nota 69), de la vida cotidiana (nota 70),

etc. Paradójicamente, los organismos especializados en la

represión de conductas delictivas, sobre todo los cuerpos no

militarizados de Policía, han sido los que han recibido menos

atención por parte de los especialistas. Las memorias de

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 272: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

alguno de los agentes implicados en labores antisubversivas

están lastrados por una fuerte carga ideológica y exculpato-

ria (nota 71). Únicamente son dignos de mención los análisis

técnicos desde dentro debidos a Martín Turrado Vidal. Como

en el caso de la Guardia Civil decimonónica, el estudio más

sugerente y crítico es el realizado por Diego López Garrido

(nota 72).

2.2. Sobre la resistencia armada al régimen de Franco

La primera manifestación secuencial de violencia disidente

contra el régimen de Franco fue la guerrilla impulsada por el

PCE y organizada desde el exterior a partir de octubre de

1944. A esta guerrilla armada predominantemente rural

siguieron las formas de lucha urbana, asumidas por el comu-

nismo, por el movimiento libertario y luego por ciertos secto-

res del nacionalismo vasco (ETA) y de la izquierda radical

(FRAP y GRAPO). Durante los años cuarenta y cincuenta, los

intentos de estudio del fenómeno de la resistencia armada,

centrada en el fenómeno de la guerrilla rural y urbana, se vie-

ron lastrados desde la historiografía oficial por la irresistible

tendencia al tratamiento del problema como una mera cues-

tión de delincuencia común (nota 73). Por su parte, los auto-

res prorrepublicanos trataron inmediatamente de dar cumpli-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 273: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

da réplica desde un sesgo eminentemente justificativo

(nota 74), al tiempo que se enzarzaban en arduas polémicas

sobre las estrategias resistenciales preconizadas por los

diversos movimientos y actores de la oposición (nota 75).

El restablecimiento del régimen democrático permitió, no sólo

la divulgación de los sorprendentes testimonios personales

de viejos guerrilleros (nota 76), sino también la aparición de

los primeros estudios globales de tono crítico (nota 77). En

los años ochenta comenzaron a divulgarse una serie ensayos

de interpretación de conjunto, en el contexto más amplio de

la oposición política al régimen franquista (nota 78), además

de una plétora de estudios regionales, que resultaron incenti-

vados por las mismas condiciones políticas y científicas que

habían impulsado los estudios sobre la represión política

(nota 79). Entre ellos destacan por su peculiaridad los dedi-

cados a la lucha armada anarquista en Cataluña, y concreta-

mente las acciones de guerrilla urbana perpetradas en la ciu-

dad de Barcelona, por los comunistas en 1944-1947, y por los

libertarios en 1948-1949 (nota 80).

A partir de 1946, el Estado franquista tuvo que afrontar nue-

vas formas de disentimiento, como la recuperación de la con-

flictividad laboral en el País Vasco y Cataluña. Pero no fue

sino en las postrimerías de los cincuenta cuando la violencia

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 274: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

resistente adquirió una nueva fisonomía, con el nacimiento de

ETA. El terrorismo en el País Vasco ha sido, sin ninguna dis-

cusión, el fenómeno violento que más interés ha despertado

hasta ahora en los diversos ámbitos de las ciencias sociales:

historia, sociología, política, psicología, antropología, juris-

prudencia, etc., etc. (nota 81). Los primeros pasos de ETA

merecieron una serie de testimonios y estudios que dejaban

traslucir una evidente empatía con este modo particular de

activismo antifranquista, que adquirió notoriedad a escala

internacional con el Proceso de Burgos de 1970 (nota 82).

Tras el ensayo pionero del filólogo Federico Krutwig, que

abrió el camino teórico de la lucha armada (nota 83), otros

autores han evaluado e investigado las diferentes estrategias

violentas elaboradas por ETA a lo largo de su historia

(nota 84), pero el tema, aún hoy de candente actualidad, dista

mucho de estar cerrado.

Como podemos comprobar, algunos aspectos de la violencia

política y de la represión en la España franquista, como la

evaluación numérica de la represión física, el aparato penal-

judicial, la guerrilla o los orígenes de la violencia etarra, ya

han recibido un tratamiento suficientemente detallado, aun-

que no exhaustivo. Otros permanecen en la penumbra, como

la guerrilla urbana libertaria, la opción armada de los grupús-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 275: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

culos de la extrema izquierda o la estructura y función del

aparato policial.Y ciertos asuntos se mantienen casi inéditos,

como las variaciones en la doctrina de orden público del régi-

men, o las implicaciones exteriores (emigración, relaciones

intergubernamentales) del maquis. Pero lo verdaderamente

importante es lograr la integración de estos fenómenos vio-

lentos en una explicación global de los mecanismos de con-

trol social y de movilización política en el contexto de un

Estado autoritario y militarizado como fue la dictadura fran-

quista.

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Eduardo González CallejaViolencia política y represión en la España franquista

Page 276: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1 Sobre la teoría hobbesiana, vid. RULE, James B., Theories of CivilViolence, Berkeley, University of California Press, 1988, págs. 20-26.

2 PARSONS, Talcott, «Some Reflections on the Place of Force inSocial Process», en ECKSTEIN, Harry (ed.), Internal War:Problems and Approaches, Londres, Collier-MacMillan y NuevaYork, The Free Press, 1964, págs. 33-70.

3 TILLY, Charles, Louise y Richard, The Rebellious Century (1830-1930), Cambridge (Mass.), Harvard U.P., 1975, pág. 280.

4 CALVERT, Peter A.R., Análisis de la revolución, 2 ed., México,Fondo de Cultura Económica, 1974, pág. 30, nota 15.

5 DELLA PORTA, Donatella y TARROW, Sidney, «UnwantedChildren. Political Violence and the Cycle of Protest in Italy, 1966-1973», en European Journal of Political Research (Amsterdam), vol.XIV (1986), pág. 614.

6 HONDERICH, Ted, Political Violence, Ithaca (NY), Cornell U.P.,1976, págs. 8-9 y 98, y «Democratic Violence», en WIENER, PhilipP. y FISCHER, John (eds.), Violence and Aggression in the Historyof Ideas, New Brunswick, Rutgers University Press, 1974, pág. 102.

7 TURK, Austin T., «La violencia política desde una perspectiva cri-minológica», en Sistema (Madrid), n. 132-133 (junio 1996), pág. 48.

8 WILKINSON, Paul, Terrorism and the Liberal State, 2 ed.,Basingstoke, MacMillan, 1986, pág. 30.

9 NIEBURG, Harold L., Political Violence. The Behavioral Process,Nueva York, St. Martin’s Press, 1969, pág. 13.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 277: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

10 Violencia política en el Perú, 1980-1988, Lima, DESCO, 1989,vol. I, pág. 11, nota.

11 ZIMMERMANN, Ekkart, Political Violence, Crises & Revolutions.Theories and Research, Cambridge (Mass.), SchenkmanPublishing Co., 1983, págs. 6-9.

12 Sobre la teoría hobbesiana, vid. RULE, James B., Theories ofCivil Violence, págs. 20-26.

13 ZANONE, Valerio, «Repressione», en BOBBIO, Norberto, MAT-TEUCCI, Nicola y PASQUINO, Gianfranco (dirs.), Dizionario diPolitica, Turín, UTET, 1990, pág. 959.

14 GALTUNG, Johan, Violence, «Peace and Peace Research», enJournal of Peace Research (Oslo), n. 6 (1969), págs. 167-191 (ed.castellana: «Violencia, paz e investigación sobre la paz», en Sobrela Paz, Barcelona, Fontamara, 1985, págs. 30-31).

15 GARELLI, Franco, «Controllo sociale», en BOBBIO, Norberto,MATTEUCCI, Nicola y PASQUINO, Gianfranco (dirs.), op. cit., pág.232.

16 GURR, Ted R., «A Causal Mode of Civil Strife», en DAVIES,James C. (ed.), When Men Revolt and Why. A Reader on PoliticalViolence, Nueva York, Free Press, 1971, págs. 294 y 311.

17 GURR, Ted R., «Alternatives to Violence in a DemocraticSociety», en GRAHAM, Hugh David y GURR, Ted R. (eds.),Violence in America, Washington D.C., National Commision on theCauses and Prevention of Violence y Nueva York, Signet, 1969,págs. 491-506.

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Notas

Page 278: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

18 TILLY, Charles, From Mobilization to Revolution, Nueva York,Random House/McGraw-Hill, 1978, págs. 100-102.

19 DELLA PORTA, Donatella, Social Movements, Political Violence,and the State. A Comparative Analysis of Italy and Germany,Cambridge, Cambridge University Press, 1995, pág. 57.

20 DELLA PORTA, Donatella, Social Movements and the State:Thoughts on the Policing of Protest, San Domenico, EuropeanUniversity Institute, Working Paper RSC n. 95/13 (1995), págs. 5 y7-8.

21 TILLY, Charles, From Mobilization to Revolution, pág. 57.

22 NEIDHARDT, Friedhelm, «Gewalt und Gegengewalt. Steigt dieBereitschaft zu Gewaltaktionen mit zunehmender staatlicherKontrolle und Repression», en HEITMEYER, Wilhelm, MÖLLER,Kurt y SÜNKER, Heinz (eds.), Jugend-Staat Gewalt, Weinheim yMunich, Juventa, 1989, págs. 233-243.

23 TILLY, Charles, From Mobilization to Revolution, pág. 219 y GID-DENS, Anthony, The Nation-State and Violence, Cambridge, PolityPress, 1985, pág. 192. De todo modos, en las sociedades actualesse percibe una utilización creciente de los recursos y de los princi-pios de orden castrense para reprimir la disidencia política, bajocoartadas como las doctrinas militaristas de la seguridad nacional,la seguridad interna, la contrainsurgencia o la guerra contrarrevolu-cionaria, que saturan a su vez de retórica belicista al Estado, losmedios de comunicación y la sociedad en general.

24 TILLY, Charles, From Mobilization to Revolution, pág. 104.

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Page 279: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

25 WEEDE, Erich, «Rebelión y transferencias de poder en la socie-dad: un análisis desde el enfoque de la elección racional», enSistema, n. 132-133 (junio 1996), pág. 189.

26 STOHL, Michael y LÓPEZ, G.A., «Introduction», en STOHL, M. yLÓPEZ, G.A. (eds.), The State as Terrorist, Westport, Greenwood,1984, pág. 7.

27 UCELAY DA CAL, Enric, «La repressió de la Dictadura de Primode Rivera», en IIes. Jornades de debat El poder de l’Estat: evolució,força o raó, Reus, Edicions del Centre de Lectura, 1993, pág. 161,nota 8.

28 HENDERSON, Conway W., «Conditions Affecting the Use ofPolitical Repression», en The Journal of Conflict Resolution, vol.XXXV, n. 1 (marzo 1991), pág. 121.

29 COOK, Samuel Dubois, Coercion and Social Change, en PEN-NOCK, J. Roland y CHAPMAN, John W. (eds.), Coercion, NomosXIV. Yearbook of the American Society for Political and LegalPhilosophy, Chicago, Aldine/Atherton, 1972, pág. 116.

30 MARX, Gary T., «External Efforts to Damage or Facilitate SocialMovements», en McCARTHY, J. y ZALD M.N. (eds.), The Dynamicsof Social Movements, Cambridge (Mass.), Winthrop, págs. 94-125.

31 GURR, Ted R., Alternatives to Violence in a Democratic Society,en GRAHAM, H.D. y GURR, T.R. (eds.), Violence in America, págs.491-506.

32 JOHNSON, Chalmers, Déséquilibre social et révolution, París,Nouveaux Horizons, 1972, pág. 40.

33 NIEBURG, Harold L., Political Violence, pág. 115.

279ÍNDICE

Notas

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34 Ibid., pág. 104.

35 LAMBERT, Richard D., Hindu-Muslim Riots. Tesis doctoral inédi-ta, Universidad de Pennsylvania, 1951, cit. por GRIMSHAW, AllenD., «Interpreting Collective Violence. An Argument for theImportance of Social Structure», en The Annals of the AmericanAcademy of Political and Social Science, n. 391 (septiembre 1970),pág. 19.

36 Sobre la transformación del Estado en un instrumento profesio-nalizado de coacción, donde la actividad política quedaría sometidaal dominio de las elites especializadas en la gestión de la violencia,vid. el ya clásico estudio de LASSWELL, Harold D., «The GarrisonState», en The American Journal of Sociology, vol. XLVI, n. 4 (enero1941), págs. 455-468. Por ello, interesaría estudiar las etapas his-tóricas de esa profesionalización y especialización, además del pro-ceso de toma de decisiones en el tratamiento y la represión de laviolencia política, y factores de orden jurídicos, como la codificaciónsobre el orden público o la tenencia de armas (leyes de excepción,supresión de garantías, ley marcial), la tipificación delictiva, la prác-tica de la represión jurídica (penas e indultos), el régimen carcela-rio, etc.

37 MICHAUD, Yves-Alain, Violence et politique, París, Gallimard,1978, pág. 19.

38 TARROW, Sidney, El poder en movimiento. Los movimientossociales, la acción colectiva y la política, Madrid, Alianza, 1997,pág. 185.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 281: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

39 TILLY, Charles, Louise y Richard, The Rebellious Century, págs.244-245.

40 WALDMANN, Peter, «Estrategias estatales de coacción», enSistema, n. 65 (marzo 1985), pág. 97.

41 DIEU, François, «La violence d’État en action: Essai sur la vio-lence policière», en BERTRAND, Michel, LAURENT, Natacha y TAI-LLEFER, Michel (eds.), Violences et pouvoirs politiques, Toulouse,Presses Universitaires du Mirail, 1996, págs. 15-18.

42 TILLY, Charles, From Mobilization to Revolution, pág. 177 yTILLY, Charles, Louise y Richard, The Rebellious Century, pág. 282,señalan que las fuerzas represivas del Estado son los responsablesde la mayor parte de los muertos y de los heridos en las protestas,mientras que los grupos contestatarios suelen aplicarse a la des-trucción de objetos. En «Collective Violence in EuropeanPerspective», en GRAHAM, H.D. y GURR, T.R. (eds.), Violence inAmerica, págs. 110 y 114, el mismo autor señala que una gran pro-porción de los sucesos que analizó en el ámbito europeo derivaronen violencia exactamente en el momento en que los grupos rivales,las autoridades o las fuerzas represivas intervinieron para deteneruna acción ilegal pero no violenta, como eran las huelgas o lasmanifestaciones. Según OBERSCHALL, Anthony, «Group Violence.Some Hypotheses and Empirical Uniformities», en Law and SocietyReview (Denver), vol. V, n. 1 (agosto 1970) págs. 74 y 85, la violen-cia es iniciada en la mayor parte de los casos por las autoridades ysus agentes, cuando las las demostraciones pacíficas, marchas,peticiones, asambleas pacíficas, etc., son disueltas y atacadas.

43 GIDDENS, Anthony, The Nation-State and Violence, pág. 303.

281ÍNDICE

Notas

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44 PEREYRA, Carlos, Política y violencia, México, F.C.E., 1974,pág. 40.

45 DELLA PORTA, Donatella, Social Movements and the State, pág.46.

46 MARX, Gary T., «External Efforts to Damnage or Facilitate SocialMovements», en McCARTHY, J.D. y ZALD, M.N. (eds.), TheDynamics of Social Movements, págs. 94-125.

47 Un repaso informativo muy sumario sobre la persecución enambas zonas durante la guerra civil, en SOLÉ SABATÉ, Josep M. yVILARROYA, Joan, «La represión en la zona rebelde» y «La repre-sión en la zona republicana», en La Guerra Civil, Madrid, Historia16, 1986, vol. 6, págs. 100-129. Un buen estado de la cuestiónsobre el tema para el período de la guerra civil es el artículo deSAGUÉS SAN JOSÉ, Joan, «La justícia y la repressió en els estu-dis sobre la guerra civil espanyola (1936-1939) i la postguerra. Unaaproximació historiogràfica», en BARRULL PELEGRÍ, Jaume y MIRCURCÓ, Conxita (coords.), Violència política i ruptura social aEspanya: 1936-1945, Lérida, Quaderns del Departament deGeografía i Història de l’Universitat de Lleida, págs. 7-28.

48 REIG TAPIA, Alberto, Ideología e historia (sobre la represiónfranquista y la guerra civil), Madrid, Akal, 1984 y Violencia y terror.Estudios sobre la guerra civil española, Madrid, Akal, 1991; SOLÉ ISABATÉ, Josep M., La repressió franquista a Catalunya, 1938-1953, Barcelona, Edicions 62, 1985; SOLÉ I SABATÉ, Josep M. yVILARROYA I FONT, Joan, La repressió a la guerra i a la postgue-rra a la comarca del Maresme (1936-1945), Badalona, Publicacionsde l’Abadia de Montserrat, 1983; MIR CURCÓ, Conxita, «Els repre-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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saliats polítics de postguerra a través de l’actuació del TRP deLleida», en I Encuentro de Investigadores del Franquismo,Barcelona, 1992, págs. 98-101; MIR CURCÓ, Conxita,CORRETGÉ, Fabià, FARRÉ, Judith y SAGUÉS, Joan, Repressióeconòmica i franquisme: l’actuació del Tribunal de ResponsabilitatsPolítiques a la província de Lleida, Barcelona, Publicacions del’Abadia de Montserrat, 1997; MORENO GÓMEZ, Francisco, Laguerra civil en Córdoba (1936-1939), Madrid, Alpuerto, 1985, pág.608 y Córdoba en la posguerra (La represión y la guerrilla, 1939-1950), Córdoba, Francisco Baena editor, 1987; CHAVES PALA-CIOS, Julián, La represión en la provincia de Cáceres durante laGuerra Civil (1936-1939), Cáceres, Servicio de Publicaciones de laUniversidad de Extremadura, 1995; HERNÁNDEZ GARCÍA,Antonio, La represión en la Rioja durante la guerra civil, Logroño,1984, 3 vols.; HERRERO BALSA, Gregorio y HERNÁNDEZGARCÍA, Antonio, La represión en Soria durante la guerra civil,Almazán, 1982, 2 vols.; COBO ROMERO, Francisco, La guerra civily la represión franquista en la provincia de Jaén (1936-1950), Jaén,Instituto de Estudios Jiennenses, 1994, y CASANOVA, Julián yotros, El pasado oculto: Fascismo y violencia en Aragón (1936-1939), Madrid, Siglo XXI, 1992.

49 BARBERO, Edmundo, El infierno azul. Seis meses en el feudo deQueipo, Madrid, Talleres del SUIG (CNT), 1937; BAHAMONDE YSÁNCHEZ DE CASTRO, Antonio, Un año con Queipo. Memorias deun nacionalista, Barcelona, Eds. Españolas, 1938; RUIZ VILAPLA-NA, Alfonso, Doy fe... Un año de actuación en la España naciona-lista, 3 ed., Barcelona, Epidauro Eds., 1977; BERNANOS, Georges,

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Notas

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Los grandes cementerios bajo la luna, Madrid, Alianza, 1986 yNEVES, Mario, La matanza de Badajoz, Badajoz, Editora Regionalde Extremadura, 1986.

50 MONTERO MORENO, Antonio, Historia de la persecución reli-giosa en España, 1936-1939, Madrid, BAC, 1961, que enumera a6.845 religiosos asesinados, y Causa General. La dominación rojaen España, 2 ed., Madrid, Ministerio de Justicia, 1942, donde sehabla de 90.000 víctimas, cifra muy lejana de los 470.000 caídos delos que hablaba Franco en 1938.

51 ARÓSTEGUI, Julio, «La oposición al franquismo. Represión yviolencia políticas», en La oposición al régimen de Franco. Estadode la cuestión y metodología de la investigación, Madrid, UNED,1990, tomo I, vol. 2, págs. 235-256.

52 Vid. CERVERA GIL, Javier, Madrid en guerra. La ciudad clan-destina, 1936-1939, Madrid, Alianza, 1998.

53 VILLAR SALINAS, Jesús, Repercusiones demográficas de la últi-ma guerra civil. Problemas que plantean y soluciones posibles,Madrid, Impta. Sobrinos de la Sucesora de M. Minuesa de los Ríos,1942; SALAS LARRAZÁBAL, Jesús, «Los muertos de la guerracivil: 250.000 bajas definitivas de 1936-39», Los Domingos de ABC(Madrid), 21-VIII-1974, págs. 28-35, y SALAS LARRAZÁBAL,Ramón, Pérdidas de la guerra, Barcelona, Planeta, 1977 y Losdatos exactos de la guerra civil, Madrid, Rioduero, 1980.

54 SALAS LARRAZÁBAL, Ramón, Pérdidas de la guerra, pág. 371.

55 CATALÁN DEUS, José, «El pueblo desentierra a sus muertos.Casas de Don Pedro, 39 años después de la matanza», en Interviú,

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n. 109 (15/21-VI-1978), págs. 86-88; COSTA CLAVELL, Xavier, «Unvendaval de sangre y terror. En Galicia, aquel verano del 36», enInterviú, n. 103 (4/10-V-1978), págs. 60-64; DAMIANO, Cipriano,«Las primeras venganzas fascistas. Gibraleón, julio 1936», enInterviú, n. 142 (1/7-II-1979), págs. 78-81; GIMÉNEZ PLAZA,Dionisio, «Navarra 1936 (1). Fusilados “Por Dios y por España”», enInterviú, n. 136 (21/27-XI-1978), págs. 76-78 y «Navarra 1936 (2).Los verdugos de la Cruzada», en Interviú, n. 137 (28-XIII-1978/3-I-1979), págs. 20-22; LAHERA, Emilio, «Valladolid, 1936.Madrugadas de sangre», en Interviú, n. extraordinario de Navidad(diciembre 1978), págs. 94-96; MARCUELLO, José Ramón,«Borrachera de sangre. Matanzas fascistas en la Rioja», enInterviú, n. 123 (21/27-XI-1978), págs. 62-64; MARTÍNEZ, Esteban,«Otro «Valle de los Caídos» sin cruz: «La Barranca», fosa comúnpara 2.000 riojanos», en Interviú, n. 74 (13/19-X-1977), págs. 88-90;MORALES, José Luis y TORRES, Miguel, «Jinámar, la sima de los“caídos” (1). Matanza de “rojos” en Canarias», en Interviú, n. 66(18/24-VIII-1977), págs. 24-28 y «Jinámar (2). El cementerio guan-che», Interviú, n. 67 (25/31-VIII-1977), págs. 24-27; MUÑOZ,Carmen, «Masacre fascista en Arahal (Sevilla). La venganza fueterrible», en Interviú, n. 91 (9/15-II-1978), págs. 38-40; SILES, JoséM., «Matanzas franquistas en Sevilla», en Interviú, n. 86 (5/11-I-1978), págs. 19-22; SOREL, Andrés, «Granada: Las matanzas nose olvidan», en Interviú, n. 81 (1/7-XII-1977), págs. 32-35; SAÑA,Heleno, «La represión franquista», en Nueva Historia (Barcelona),n. 12 (enero 1978), págs. 86-93; GUZMÁN, Eduardo de, «Despuésdel 1 de abril de 1939: Un millón de presos políticos y doscientos

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Notas

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mil muertos en España», en Tiempo de Historia (Madrid), n. 41(abril 1978), págs. 36-47; TENORIO, Rafael, «Las matanzas deBadajoz», en Tiempo de Historia, n. 56 (julio 1979), págs. 4-11, yCERECEDO, Francisco, «Cuando la sangre llegó al Miño. La gue-rra civil en Tuy», en Historia 16, n. 19 (noviembre 1977), págs. 43-50.

56 MUÑOZ, Javier R., «La represión franquista: paseos y ejecucio-nes», en Historia de Asturias, vol. IX: Represión, guerrilla y exilio(1937-1952), Gijón, Silverio Cañada, editor, 1978 y RAMOS ESPE-JO, Francisco, Andalucía: Campo de trabajo y represión, Granada,Algibe, 1978.

57 SALAS LARRAZÁBAL, Ramón, Los fusilados en Navarra en laguerra de 1936, Madrid, Industrias Gráficas España, 1983; COLEC-TIVO A.F.A.N. (Asociación de Familiares de Asesinados enNavarra), No, general! fueron más de tres mil los asesinados,Pamplona, Mintzoa, 1984 y ALTAFFAYLLA KUTUR TALDEA (grupode investigación formado por M.ª José RUIZ VILAS, José M.ªESPARZA ZABALEGUI y Juan Carlos BERRIO ZARATIEGUI),Navarra 1936. De la esperanza al terror, Estella, Altaffaylla KulturTaldea, 1992, 2 vols., que da una cifra de 2.789 ejecutados.

58 MORENO GÓMEZ, Francisco, La guerra civil en Córdoba, pág.608.

59 HERNÁNDEZ GARCÍA, Antonio La represión en la Rioja duran-te la guerra civil, vol. 1, pág. 16 y HERRERO BALSA, Gregorio yHERNÁNDEZ GARCÍA, Antonio, La represión en Soria durante laguerra civil, vol. 2, págs. 267-273.

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60 GIBSON, Ian, Granada en 1936 y el asesinato de García Lorca,Barcelona, Crítica, 1979, pág. 125 y GIL BRACERO, Rafael,Granada 1936: Jaque a la República, Granada, Caja de Ahorros,1998.

61 MORENO GÓMEZ, Francisco, «El terrible secreto del franquis-mo», en La Aventura de la Historia (Madrid), n. 3 (enero 1999),págs. 12-25.

62 HEINE, Hartmut, «Tipología y características de la represión yviolencia políticas durante el período 1939-1961», en La oposiciónal régimen de Franco. Estado de la cuestión y metodología de lainvestigación, Madrid, UNED, 1990, tomo I, vol. 2, pág. 310 yFERNÁNDEZ VARGAS, Valentina, La resistencia interior en laEspaña de Franco, Madrid, Eds. Istmo, 1981, págs. 91-107.

63 Entre los trabajos provinciales y locales de mayor entidad, nocitados hasta ahora, destacamos sin pretensiones de exhaustivi-dad: ALCARAZ ABELLÁN, José y otros, La represión política enLanzarote y Fuerteventura durante la guerra civil, Las Palmas, CajaInsular de Ahorros de Canarias, 1985; BARALLAT, Mercè, Larepressió franquista a Lleida, 1938-1945, Barcelona, Publicacionsde l’Abadia de Montserrat, 1991; BRAOJOS GARRIDO, Alfonso(ed.), Sevilla 36: Sublevación fascista y represión, Brenes, MuñozMoya y Montraveta editores, 1990; CABRERA ACOSTA, MiguelÁngel, La represión franquista en el Hierro (1936-1944), Santa Cruzde Tenerife, Tagoron de Ediciones, 1985; CORTÉS CARRERES,Santiago, València sota el règimen franquista (1939-1951).Instrumentalització, repressió y resistència cultural, Badalona,Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1995; EGEA BRUNO,

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Notas

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Pedro M., La represión franquista en Cartagena (1939-1945),Murcia, PCPE, 1987; GABARDA CEBELLÁN, Vicent, Els afusella-ments al País Valencià (1938-1956), Valencia, Edicions Alfons elMagnànim-Institut Valencià d’Estudis i Investigació, 1993; GARCÍALUIS, Ricardo, La justicia de los rebeldes. Los fusilados en SantaCruz de Tenerife (1936-1940), Tenerife, Ediciones de Baile de Sol,1994; GÓMEZ VILLOTA, Felicísimo, Represión de los TribunalesMilitares franquistas en Oviedo, 4 ed., Gijón, ed. del autor, 1994 yRepresión clerical franquista en el concejo de Lena, 1937-1975,Gijón, ed. del autor, 1995; LACOMBA, Juan Antonio, La represiónen Andalucía durante la guerra civil. El asesinato de Blas Infante,Sevilla, 1987; MARTÍN, A., SAMPEDRO, A. y VELASCO, M. J.,«Dos formas de violencia durante la guerra civil: la represión enSalamanca y la resistencia armada en Zamora», en ARÓSTEGUI,Julio (coord.), Historia y memoria de la guerra civil. Encuentro enCastilla-León, Valladolid, Consejería de Cultura y Bienestar Socialde la Junta de Castilla-León, 1988, vol. II, págs. 367-437 NÚÑEZ-BALART, Mirta y ROJAS, Antonio, Consejo de Guerra. Los fusila-mientos en el Madrid de la posguerra, Madrid, La CompañíaLiteraria, 1998; ORS MONTENEGRO, Miguel, «La represión deguerra y posguerra en la provincia de Alicante», en Anales de laUniversidad de Alicante. Historia Contemporánea, n. 6 (1987-1988)y La represión de guerra y posguerra en Alicante (1936-1939),Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil Albert, 1995; ORTIZ HERAS,Manuel, Violencia, conflictividad y justicia en la provincia deAlbacete, Cuenca, Eds. de la Universidad de Castilla-La Mancha,1995; RIVERO NOVAL, María Cristina, La ruptura de la paz civil.

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Represión en La Rioja (1936-1939), Logroño, Instituto de EstudiosRiojanos, 1992; SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, Las responsabilidadespolíticas en la postguerra española. El partido judicial de Monóvar,Alicante, Universidad, 1984; TOJO RAMALLO, José A., Testimoniosde una represión. Santiago de Compostela, julio de 1936-marzo de1937, Sada, Ediciós do Castro, 1990; RUIZ, David, «La represión enla periodización de la dictadura franquista: la experiencia asturiana(1937-1975)», en Estudis d’Història Contemporània del PaísValencià, n. 9 (1992), págs. 117-182; UGARTE, Javier, «Represióncomo instrumento de acción política del «Nuevo Estado» (Álava,1936-1939)», en Congreso Mundial Vasco. Congreso de Historia deEuskal Herria, tomo VI: Cultura e ideologías (siglos XIX-XX), SanSebastián, Txertoa, 1988, págs. 117-192, y VILARROYA I FONT,Joan, Violència i repressió a la reraguarda catalana, 1936-1939,Barcelona, Universidad, 1989 y La repressió a la guerra i la pos-tguerra a la comarca del Maresme (1936-1945), Barcelona,Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1989.

64 Sobre aspectos de orden teórico: ORTIZ HERAS, Manuel,Violencia política en la II República y el primer franquismo:Albacete, 1936-1950, Madrid, Siglo XXI, 1996, págs. XI-XX; ROME-RO, Luis, «El concepto de represión» y REIG TAPIA, Alberto,«Metodología de la represión», en ARÓSTEGUI, Julio, (ed.)Historia y memoria de la Guerra Civil. Encuentro en Castilla y León,págs. 287-294 y 295-302, respectivamente; REIG, Alberto,«Consideraciones metodológicas para el estudio de la represiónfranquista en la guerra civil», en Sistema, n. 33 (1979), págs. 99-128; RUIZ CARNICER, Miguel Ángel y CENARRO LAGUNAS,

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Notas

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Ángela, «La “represión política” y sus formas: fuentes y métodos deestudio», en Metodología de la investigación científica sobre fuen-tes aragonesas, Zaragoza, Instituto de Ciencias de laEducación/Universidad de Zaragoza, 1987, y SOLÉ SABATÉ,Josep M. y VILARROYA FONT, Joan, «Metodologia per a l’estudi dela repressió franquista», en Estudis d’Història Contemporània delPaís Valencià, n. 9 (1992), págs. 215-230.

65 Estudios sobre la represión jurídico-carcelaria: Justicia enGuerra. Jornadas sobre la administración de justicia durante la gue-rra civil española: instituciones y fuenes documentales, Madrid,Ministerio de Cultura, 1990 (especialmente págs. 249-388); CANOBUESO, Juan, La política judicial del régimen de Franco (1936-1945), Madrid, Ministerio de Justicia, 1984; RIBÓ DURÁN, Luis,Ordeno y mando. Las leyes en la zona nacional, Barcelona,Bruguera, 1977; BERDUGO GÓMEZ, Ignacio, «Derecho represivoen España durante los períodos de guerra y postguerra (1936-1945)», en Revista de la Facultad de Derecho de la UniversidadComplutense (Madrid), n. 3 (1980), págs. 97-128; TERRADILLOSBASCOSO, Juan, Peligrosidad social y Estado de Derecho, Madrid,Akal, 1981; LLARCH, Joan, Los campos de concentración en laEspaña de Franco, Barcelona, Producciones Editoriales, 1978;SUÁREZ, Ángel, Libro Banco sobre las cárceles franquistas, 1936-1976, París, Ruedo Ibérico, 1976; FUERTES DE ESTEFANI, Pilar,El microcosmos de la represión: la Prisión Provincial de Málaga(1937-1955), Málaga, ACM editores, s.f.; CASTILLO NOGUERA,Amalia, Delitos, penas y vida penitenciaria: la Prisión Provincial deMálaga (1955-1970), Málaga, ACM editores, s.f.; COLLADO QUE-

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MADA, Raquel, Colonia penitenciaria de El Dueso (Santoña): Papelpolítico-penal durante la guerra civil y el franquismo (1937-1975),tesis doctoral inédita, Universidad de Valladolid, 1992; MARÍNRODRÍGUEZ, Juan Francisco, La Cárcel Modelo de Barcelona(1939-1947), memoria de licenciatura, Universidad de Barcelona,1986; SABÍN, José Manuel, Prisión y muerte en la España de pos-tguerra, Madrid, Anaya & Mario Muchnik, 1996 y SUBIRATSPIÑANA, Josep, Pilatos, 1939-1941. Prisión de Tarragona (La repre-sión franquista en la inmediata postguera), Madrid, FundaciónPablo Iglesias, 1993. Del mismo modo, las comunicaciones sobrejusticia y represión jurídica presentadas al Congreso InternacionalEl Régimen de Franco (1936-1975). Política y RelacionesExteriores, Madrid, UNED, 1993, tomo I, págs. 227-304.

66 Sobre la represión económica, vid. MIR CURCÓ, Conxita,CORRETGÉ, Fabià, FARRÉ, Judith y SAGUÉS, Joan, Repressióeconòmica i franquisme: l’actuació del Tribunal de ResponsabilitatsPolítiques a la província de Lleida op. cit.

67 ÁLVAREZ OBLANCA, Wenceslao, La represión de la posguerraen León. Depuración de la enseñanza, 1936-1943, León, SantiagoGarcía, 1986; ANAYA, Luis Alberto y otros, La represión franquistaen la enseñanza en la provincia de Las Palmas (1936-1939), LasPalmas, 1985; BONIS, Pascual, «La represión del magisterio nava-rro durante la guerra civil (1936-1939)», en Congreso MundialVasco. Congreso de Historia de Euskal Herria, tomo VI: Cultura eideologías (siglos XIX-XX), San Sebastián, Txertoa, 1988, págs.117-192; FERNÁNDEZ PRIETO, Lorenzo, «Represión franquista ydesarticulación social en Galicia. La destrucción de la organización

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Notas

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societaria campesina, 1936-1942», en Historia Social (Alzira), n. 15(1993), págs. 49-65; GARCÍA PIÑERO, R., Los mineros asturianosbajo el franquismo (1937-1962), Madrid, Fundación Primero deMayo, 1992; MOLINERO, Carme e YSAS, Pere, Patria, Justicia yPan. Nivell de vida i condicions de treball a Catalunya, 1939-1951,Barcelona, La Magrana, 1985, y MORENTE, F., La depuración delmagisterio en la provincia de Barcelona al término de la guerra civil,memoria de licenciatura, Universidad Autónoma de Barcelona,1990.

68 DOÑA, Juana, Desde la noche y la niebla. Mujeres en las cárce-les franquistas, Madrid, Latorre, 1978; CUEVAS, Tomasa, Cárcel demujeres (1939-1945), Barcelona, Sirocco, 1985 y Mujeres de lascárceles franquistas, Madrid, Casa de Campo, 1983, y ORANICH,Magda, «L’Estat franquista i la dona. Crònica d’una injustícia», enL’Avenç (Barcelona), n. 4 (1978), págs. 46-51.

69 BENET, Josep, Catalunya sota el règim franquista. Informe sobrela persecució de la llengua i la cultura a Catalunya, Barcelona,Blume, 1978; PÉREZ BOWIE, José Antonio, El léxico de la muertedurante la guerra civil española. Ensayo de descripción,Salamanca, Universidad, 1983; SEVILLANO CALERO, Francisco,Dictadura, socialización y conciencia política. Persuasión ideológicay opinión en España bajo el franquismo (1939-1962), tesis doctoral,Universidad de Alicante, 1996 y Propaganda y medios de comuni-cación en el franquismo, Alicante, Universidad de Alicante, 1998 yVV.AA., Franquisme. Sobre resistència i consens a Catalunya(1938-1959), Barcelona, Crítica, 1990, especialmente el debate de

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la Parte 3 sobre instruments de dominació política i respostessocials, págs. 206-212.

70 ABELLA, Rafael, La vida cotidiana en España bajo el régimen deFranco, Barcelona, Argos Vergara, 1985 y La vida cotidiana en laEspaña de los 40, Madrid, Eds. del Prado, 1990.

71 Vid. el libro del oficial de la Guardia Civil RUIZ-AYÚCAR, Ángel,Crónica agitada de ocho años tranquilos, 1963-1970: de Grimau alproceso de Burgos, Madrid, Ed. San Martín, 1974 y DELGADOAGUADO, Julián, Prietas las filas: recuerdos de un capitán de losgrises, Barcelona, Libros PM, 1996.

72 TURRADO VIDAL, Martín, Estudios sobre historia de la Policía,2 vols., Madrid, Secretaría General Técnica del Ministerio delInterior, 1986 y 1991, y LÓPEZ GARRIDO, Diego, El aparato poli-cial en España, Barcelona, Ariel, 1987. Desde un punto de vistamás descriptivo y menos crítico: MORALES VILLANUEVA, Antonio,Las fuerzas de orden público, Madrid, San Martín, 1980 yAdministración policial española. Cuerpo Nacional de Policía,Guardia Civil, policías autónomas, policías locales, Madrid, SanMartín, 1988. Vid. también las páginas que dedica al período la obraimprescindible de BALLBÉ, Manuel, Orden público y militarismo enla España constitucional (1812-1983), Madrid, Alianza Editorial,1983.

73 Ello se percibe de forma evidente desde el opúsculo de BOIXA-DER, José V., El maquis, Madrid, Pace, 1944 y el informe pionerode LIMIA PÉREZ, Eugenio, Reseña general del problema del ban-dolerismo después de la guerra de liberación, Madrid, Dir. Gral. dela Guardia Civil, 1957 (mecanografiado), a los trabajos posteriores

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Notas

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de DÍAZ CARMONA, A., Bandolerismo contemporáneo, Madrid,COMPI, 1969; COSSIAS, Tomás, La lucha contra el maquis enEspaña, Madrid, Editora Nacional, 1956 y, sobre todo, del generalde la Guardia Civil AGUADO SÁNCHEZ, Francisco, El Maquis enEspaña, I. Su historia, Madrid, Ed. San Martín, 1975; El Maquis enespaña, II. Sus documentos, Madrid, San Martín, 1976 y, en cola-boración con CIERVA, Ricardo de la, «La aventura del maquis enEspaña: Análisis documental de una leyenda», en el monográficodedicado al tema por Nueva Historia (Madrid), n. 8 (septiembre1977).

74 IZCARAY, J., Las guerrillas de Levante, París, 1950; LÓPEZ SIL-VEIRA, J.J., Las guerrillas en España, Montevideo, Pueblos Unidos1940; FERNÁNDEZ, Alberto E., La España de los maquis, México,Era, 1971, y las aportaciones de SOREL, Andrés, Búsqueda,reconstrucción e historia de la guerrilla española del siglo XX, a tra-vés de sus documentos, relatos y protagonistas, París, Éditions dela Librairie du Globe, 1970 (otra ed. en Colección Ebro, París, 1975)y «A la busca y captura del maquis», en Historia Internacional(Madrid), n. 9 (diciembre 1975), págs. 34-44.

75 La versión comunista, en El movimiento guerrillero de los añoscuarenta, Madrid, Fundación de Investigaciones Marxistas, 1990.Desde un punto de vista trotskista, y por tanto crítico con la líneaoficial del PCE, ALBA, Víctor, Historia de la ResistenciaAntifranquista (1939-1955), Barcelona, Planeta, 1978, especial-mente págs. 155-182 y 308-317. Una interpretación marxista radi-cal, en GÓMEZ PARRA, Rafael, La guerrilla antifranquista, 1945-49, Madrid, Ed. Revolución, 1983. Desde la perspectiva anarquista,

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merece mención el libro de DAMIANO GONZÁLEZ, Cipriano, Laresistencia libertaria (1939-1970), Barcelona, Bruguera, 1978 y eldetallado trabajo de PONS PRADES, Eduardo, Guerrillas españo-las, 1936-1960, Barcelona, Planeta, 1977, además de su artículo«Los que se echaron al monte», en Historia 16, n. 62 (junio 1981),págs. 37-52.

76 CICERO GÓMEZ, Isidoro, Los que se echaron al monte, Madrid,Ed. Popular, 1977; GROS, José, Relatos de un guerrillero comunis-ta español, Barcelona, ATE, 1977 y REGUILÓN GARCÍA, AdolfoLucas, El último guerrillero de España, Madrid, Ed. ADLAG, 1975.

77 VIDAL SALES, José Antonio, Después del 39: la guerrilla anti-franquista, Barcelona, Ed. ATE, 1976 y «La guerrilla antifranquista»,en Tiempo de Historia, n. 34 (septiembre 1977), págs. 4-16, ademásdel breve recorrido informativo de KAISER, Carlos J., La guerrillaantifranquista. Historia del maquis, Madrid, Eds. 99, 1976.

78 Las invasiones guerrilleras por la frontera francesa son estudia-das en sus términos básicos por HEINE, Hartmut, La oposiciónpolítica al franquismo, Barcelona, Crítica, 1983, págs. 208-215, y deforma mucho más detallada por ARASA, Daniel, Años 40: losmaquis y el PCE, Barcelona, Argos Vergara, S.A., 1984. Una visiónde conjunto, en SOLÉ I SABATÉ, Josep M., La lluita armada a lapostguerra, en L’Avenç, n. 3 (1978), págs. 4-10. Una síntesis recien-te del fenómeno guerrillero de postguerra, en el artículo deCOWAN, Andrew, «The guerrilla war against Franco», en EuropeanHistory Quarterly (Londres), n. 2 (1990), págs. 237-253. Sobre larepresión del Nuevo Estado y la resistencia armada antifranquista,vid. también los trabajos presentados al Congreso sobre La oposi-

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Notas

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ción al régimen de Franco. Estado de la cuestión y metodología dela investigación, Madrid, UNED, 1990, tomo I, vol. 2, págs. 235-256y 309-440.

79 ASTRAY RIVAS, Manuel, Síndrome de 36: la IV Agrupación delEjército Guerrillero de Galicia, Sada, Ediciós do Castro, 1992;AZUAGA RICO, José M., «La Agrupación Guerrillera Granada-Málaga. Estudio sobre las mentalidades y la vida cotidiana», enEspacio, Tiempo y Forma, Serie V. Historia Contemporánea(Madrid), n. 4 (1991), págs. 139-167 y La guerrilla antifranquista enNerja, Nerja (Málaga), Izquierda Unida-Los Verdes, 1996;BARAGAÑO, Ramón, La guerra civil y la guerrilla en Asturias(1936-1952), Salinas-Gijón, Ayalga Ediciones, 1981; CASAS CAR-NICERO, Ángel, «La guerrilla republicana en Palencia», enPublicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses (Palencia),n. 45 (1981), págs. 257-262; CHAVES PALACIOS, Julián,Sublevación militar, represión sociopolítica y lucha guerrillera enExtremadura: la guerra civl en la provincia de Cáceres (1936-1955),Badajoz, Servicio de Publicaciones de la Universidad deExtremadura, 1993 y Huidos y maquis. La actividad guerrillera en laprovincia de Cáceres (1936-1955), Cáceres, Institución Cultural ElBrocense, 1994; CLARA, Josep M., El maquis, Gerona, Diputació yCaixa de Girona, 1992; FERNÁNDEZ PANCORBO, Paloma, Elmaquis al norte del Ebro, Zaragoza, Diputación General de Aragón,1988; HEINE, Hartmut, A guerrilla antifranquista en Galicia, Vigo,Eds. Xerais, 1980; LAMELA GARCÍA, V. Luis, Foucellas: el rigurosorelato de una lucha antifranquista (1936-1952), 4 ed., Sada(Coruña), Ediciós do Castro, 1993; MAS, David, Les valls d’Andorra

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i el maquis antifranquista, Andorra, 1985; NEIRA VILAS, Xosé,

Guerrilleiros, 2 ed., Sada (Coruña), Ediciós do Castro, 1992;

PÉREZ REGORDÁN, Manuel, El maquis en la provincia de Cádiz,

2 ed., Sevilla, ed. del autor, 1987; REIGOSA, Carlos G., El regreso

de los maquis, Madrid, Júcar, 1992; RODA HERNÁNDEZ,

Francisco, «El maquis en Navarra», en Príncipe de Viana

(Pamplona), n. 189 (1990), págs. 269-302; ROMEU ALFARO,

Fernanda, Más allá de la utopía. Perfil histórico de la Agrupación

Guerrillera de Levante, Valencia, Edicions Alfons el Magànim, 1987;

SACALUGA, Juan Antonio, La resistencia socialista en Asturias

(1937-1962), Madrid, Pablo Iglesias, 1986; SERRANO, Secundino,

«La guerrilla leonesa (1936-1951)», en Historia 16, n. 107 (marzo

1985), págs. 34-42; La guerrilla antifranquista en León (1936-1951),

Salamanca, Junta de Castilla y León, 1986 y Crónica de los últimos

guerrilleros leoneses, 1947-1951, Valladolid, Ámbito Ediciones,

1989; SAIZ VIADERO, José Ramón, «Los últimos guerrilleros de

Cantabria», en Tiempo de Historia, n. 34 (septiembre 1977), págs.

23-38; ROZADA GARCÍA, Nicanor, ¿Por qué sangró la montaña?.

La guerrilla en los montes de Asturias, Oviedo, el autor, 1989 y

Relatos de una lucha. La guerrilla y la represión en Asturias,

Oviedo, el autor, 1993; URIARTE OLANO, Carmelo, «Guerrillero o

bandolero (Foucellas)», en Historia y Vida (Barcelona), n. 48 (1972),

pág. 8; VILA IZQUIERDO, Justo, La guerrilla antifranquista en

Extremadura, Badajoz, Universitas Editorial, 1986 y VILLANUEVA,

M., Las guerrillas de León-Galicia de 1937 a 1949, París,

Universidad de la Sorbona, 1977.

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Notas

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80 CALZADA, José Luis, «La guerrilla urbana contra Franco», enHistoria y Vida, n. 274 (enero 1991), págs. 84-95; PONS, Agustí, «Elúltimo viaje de Quico Sabaté», en Historia Internacional (Madrid), n.13 (abril 1976), págs. 37-52; REGUANT, José M, MarcelinoMassana, terrorismo o resistencia?, Barcelona, DOPESA, 1979;TAJUELO, Telesforo, El MIL, Puig Antich y los GARI, Châtillon-sous-Bagneux, Ruedo Ibérico, 1977; TÉLLEZ SOLA, Antonio, La guerri-lla urbana en España. Sabaté, París, Ruedo Ibérico, 1972 (otra ed.en Sabaté, guerrilla urbana en España, 1945-1960, Barcelona,Plaza & Janés, 1978); La guerrilla urbana/1: Facerías, París, RuedoIbérico, 1974; «La guerrilla urbana: vivir y morir por una idea», enAjoblanco (Barcelona), n. 36 (1978), págs. 13-16 y Sabaté y la gue-rrilla anarquista contra el franquismo, en Nueva Historia(Barcelona), n. 29 (septiembre 1978), págs. 73-85. Puramenteanecdótico es el trabajo de BAYO, Eliseo, Los atentados contraFranco, Barcelona, 1976. Sobre actividades de la FederaciónIbérica de Juventudes Libertarias, vid. ALBEROLA, Octavio yGRANSAC, Arianne, El anarquismo y la acción revolucionaria,París, Ruedo Ibérico, 1975.

81 Una aproximación preliminar al ingente volumen de publicísticagenerado por el problema, en IBARRA GÜELL, Pedro, «Guíabibliográfica sobre ETA», en L’Avenç, n. 191 (abril 1995), pág. 75.Este número contiene un amplio dossier con el título «ETA: una his-tòria basca» (págs. 8-72), con artículos de Gurutz Jáuregui, MikelBarreda, José Manuel Mata y Ernest Lluch, y con entrevistas deMikel Urquijo a Mario Onaindía, Gorka Aguirre Arizmendi, Federico

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Krutwig, Fernando López Castillo y Juan Carlos Jiménez deAberasturi (sobre las fuentes para el estudio de ETA).

82 AGUIRRE, Julen (Eva Forest), Operación Ogro. Cómo y por quéejecutamos a Carrero Blanco, Hendaya-París, Mugalde-RuedoIbérico, 1974 (reed. en San Sebastián, Hordago, 1977); AMIGO,Ángel, Pertur. ETA 71-76, San Sebastián, Ed. Hordago, 1977 yOperación Poncho. Las fugas de Segovia, San Sebastián, Hórdago,1978; ARREGUI, Natxo, Memorias del KAS, 1975-1978, SanSebastián, Hórdago, 1981; CASTELLS, Miguel, Radiografía de unmodelo represivo, Bilbao, Ediciones Vascas, 1981; CELHAY, Pierre,Consejos de Guerra en España. Fascismo contra Euskadi, París,Ruedo Ibérico, 1976; HALIMI, Gisèle, Le procès de Burgos, Paris,Gallimard, 1971; SALABERRI, Kepa, El proceso de Euskadi enBurgos. Sumarísimo 31/69, París, Ruedo Ibérico, 1971; SÁNCHEZERAUSKIN, Javier, Txiki-Otaegui: el viento y las raíces, SanSebastián, Hórdago, 1978, y VÁZQUEZ DE SOLA, Andrés, La fran-quissima gracia: procès de Burgos, París, Edicions Catalanes deParis, 1972. Una visión contraria: ARTEAGA, Federico de, ETA y elproceso de Burgos (la quimera separatista), Guadalajara, Aguado,1971.

83 Fernando SARRAILH DE IHARTZA (seudónimo de FedericoKRUTWIG), Vasconia, Buenos Aires (pero París), Ed. Norbait,1962.

84 Destacamos los trabajos de GARMENDIA, José M., Historia deETA, San Sebastián, Luis de Haramburu, editor, 1979, 2 vols. (aná-lisis de la organización desde sus orígenes a la escisión de lasramas militar y político-militar en 1974) y GARMENDIA, José M. y

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Notas

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ELORDI, Alberto, La resistencia vasca, San Sebastián, HaramburuEditor, 1982; IBARRA GÜELL, Pedro, La evolución estratégica deETA (1963-1987), San Sebastián, Kriselu, 1987; JÁUREGUI BERE-CIARTU, Gurutz, Ideología y estrategia política de ETA. Análisis desu evolución entre 1959 y 1968, Madrid, Ed. Siglo XXI, 1981 yDOMÍNGUEZ IRIBARREN, Florencio, ETA: Estrategia organizativay actuaciones, 1978-1992, Bilbao, Servicio Editorial de laUniversidad del País Vasco, 1998. Son también de obligada consul-ta los Documentos Y, San Sebastián, Ed. Lur/Hórdago, 1979-1981,18 vols. (recopilación casi exhaustiva de documentos elaboradospor ETA desde su nacimiento hasta la fecha indicada), además depublicaciones como Zutik, Zutabe, Zuzen, Punto y Hora de EuskalHerría, Crónica de Documentación y Actualidad, etc.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Abdón Mateos

Exilio y clandestinidad

Realizar un somero balance a lo largo de treinta años

de historiografía sobre el exilio y la oposición antifran-

quista no resulta tarea fácil sobre todo para alguien

que lleva quince años de su vida académica recorriendo esta

bella parcela, aunque limitada, de la historia de la contempo-

raneidad española.

Una parte de la dificultad reside en el hecho de que una parte

del balance se refiere al trabajo de uno mismo pero otra no

menos importante reside en la influencia de ese, más o

menos ejemplar, pasado en la cultura política de nuestros

días.

Por otro lado, durante los últimos tiempos hemos asistido a

una eclosión de la memoria individual del antifranquismo y de

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 302: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

la escritura sobre el exilio, todavía marcada esta última por el

predominio de la historia intelectual y los estudios literarios.

Hace diez años Manuel Tuñón de Lara, con ocasión del

Congreso internacional La oposición al régimen de Franco,

hacía un balance del estado de la cuestión señalando que

más que de lagunas había que hablar de vacíos oceánicos.

Para entonces, no existían ni siquiera relatos canónicos sobre

las principales organizaciones y familias políticas del anti-

franquismo.

En realidad, por aquel entonces, la cercanía de la muerte de

Franco hacía todavía dudar a muchos sobre la conveniencia

y la posibilidad de la historización de la oposición al franquis-

mo. En efecto, durante los años ochenta la escritura sobre el

antifranquismo estaba a cargo de personas que de un modo

u otro habían estado cercanas a esa experiencia prepolítica.

Además, las reconstrucciones historiográficas tenían que

convivir con la literatura histórica, en parte de combate políti-

co, las aportaciones de las ciencias sociales, la memoria y

otras humanidades contemporáneas.

A los estudios eruditos hay que añadir las aportaciones

desde el campo de la creación artística, de la ficción. El cine

y la novela siguen aportando hoy en día obras cuyo argu-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 303: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

mento tiene un poderoso basamento en las experiencias de

posguerra, de represión, exilio y clandestinidad. Cabe recor-

dar la polémica asociada a la película Los años bárbaros, una

versión libre de un libro de Manuel Lamana sobre la expe-

riencia de la Federación Universitaria Escolar (FUE) y la

huida de Cuelgamuros, para justificar la afirmación anterior.

1. Una escritura y unos vacíos oceánicos

En realidad, la escritura sobre el exilio y el antifranquismo, al

ser en parte unas experiencias que son consecuencia direc-

ta de la guerra civil, comenzó de manera casi paralela a los

acontecimientos. Ya en 1950 el diplomático mexicano

Mauricio Fresco escribió una crónica de los refugiados en

México. Durante esa misma década, un funcionario franquis-

ta publicó un libelo sobre el gobierno de la república en exilio

mientras que exiliados como Carlos Martínez y Fidel Miró

realizaban los primeros balances tras veinte años del final de

la guerra civil. La Crónica de una emigración de Martínez

(1959) resultó un excelente recuento de la vida de los exilia-

dos en México, destacando los lugares de encuentro y las

aportaciones intelectuales de los «transterrados», según la

afortunada, aunque discutida, conceptualización posterior de

José Gaos.

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 304: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La obra de Carlos Martínez iba a abrir unos caminos por los

que correrían chorros de tinta, llegando a una cierta identifi-

cación mixtificadora entre las voces exilio, México e intelec-

tuales. No en vano el primer libro propiamente historiográfico

el de Patricia Fagen, Ciudadanos y transterrados (1973) reco-

gía esta línea de investigación destacando los debates políti-

cos y las aportaciones intelectuales de los exiliados en el país

azteca. Esta obra se benefició del asesoramiento de historia-

dores exiliados como Juan Marichal, recabando, además,

más de sesenta testimonios orales de los refugiados al final

de los años sesenta. Una parte considerable de las mismas

procedía de la segunda generación del exilio. Además Fagen

estudiaba aspectos como las relaciones entre los exiliados

con los emigrantes y la propia sociedad mexicana.

Desde un enfoque antropológico varios grupos de investiga-

dores mexicanos, vinculados sobre todo al Instituto Nacional

de Antropología e Historia, emprendieron el análisis del grado

de integración de los exiliados en la sociedad mexicana. Al

primer producto colectivo, coordinado por Michael Kenny,

siguieron varios volúmenes de la serie Palabras del exilio,

coordinados por Eugenia Meyer, que aparecieron entre 1980

y 1988. Dentro de estos trabajos cabría destacar las aporta-

ciones de Elena Aub sobre temas como la vida cotidiana o las

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 305: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

imágenes de ambos países, a través, por ejemplo, del testi-

monio de los refugiados que fueron regresando a España a

partir de los años cincuenta.

Con una perspectiva similar pero dando mayor relieve a per-

sonalidades intelectuales y profesionales, la transterrada

Ascensión León-Portilla recabó una serie de testimonios en el

bienio 1975-76 de un gran valor histórico. En su España

desde México sobresale sobre todo la imagen que los exilia-

dos en México tenían del tardofranquismo y los comienzos de

la transición.

En realidad, la obra que había iniciado la historiografía profe-

sional sobre el exilio y el antifranquismo procedía del histo-

riador norteamericano, afincado en Francia, David Wingeate

Pike, autor posterior de dos monografías sobre la experiencia

de los comunistas españoles en la segunda guerra mundial y

en los primeros tiempos de la IV República francesa. Pike

publicó en 1969 en la editorial Ruedo Ibérico la que creo fue

la primera aproximación profesional general sobre la trayec-

toria del exilio en Francia entre 1939 y 1944.

En ese mismo momento, con ocasión del treinta aniversario

del final de la guerra civil, exiliados españoles como Federica

Montseny, Mariano Constante o Antonio Vilanova habían

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 306: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

publicado ensayos en los que se entrelazaban la experiencia

vivida y el análisis con intención histórica.

Toda esta primera historiografía a cargo de hispanistas

extranjeros, aparecida en un momento pionero y en plena

vigencia de la dictadura de Franco, coincidía con una fase de

absoluto predominio de las aportaciones de estudiosos

anglonorteamericanos sobre la cotemporaneidad española

desde el mítico Laberinto Español de Gerald Brenan. Una

contemporaneidad entendida entonces como el tiempo histó-

rico iniciado con la proclamación de la segunda república.

2. Visiones panorámicas y literatura histórica

No será hasta el momento posterior a la muerte de Franco

cuando los propios españoles puedan aportar las primeras

visiones panorámicas sobre la historia del antifranquismo a la

par que se produce lo que podríamos denominar una verda-

dera revolución historiográfica sobre la historia más reciente

española.

Será, precisamente, el historiador Javier Tusell, pionero ya a

comienzos de los años setenta en el estudio de las eleccio-

nes durante la segunda república, quien publique en 1977, La

oposición democrática al franquismo. Esta obra, asumida por

el autor como un libro político, trazaba los principales hitos de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 307: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

algunas de las familias políticas del antifranquismo, con espe-

cial atención a la figura de Don Juan de Borbón y los monár-

quicos, entre el final de la guerra mundial y el coloquio euro-

peísta en Munich de 1962.

El hecho de pasar por alto la trayectoria de los comunistas y

la reivindicación de la oposición moderada, de carácter

democristiano o liberal, aparecida mediados los años cin-

cuenta, provocó verdaderas ampollas entre ciertos medios

intelectuales de la izquierda española, todavía plenamente

inmersos en la cultura política del antifranquismo. Un especial

mérito del ensayo del profesor Tusell era el esfuerzo por

poner en relación la trayectoria de las fuerzas democráticas

con la del régimen al considerar, acertadamente, a la oposi-

ción como una parte más del sistema político.

Una de las características comunes a estas visiones panorá-

micas sobre el antifranquismo era la utilización del testimonio

oral como fuente principal y, en segundo término, la prensa y

otras fuentes impresas. Algunas de las aproximaciones pro-

cedían del mundo de veteranos opositores sobre todo liber-

tarios como, entre otros, José Borrás, Políticas de los exilia-

dos españoles, Eduardo Pons Prades, Guerrillas españolas,

Abel Paz, CNT, 1939-1951 y Juan Manuel Molina, La resis-

tencia clandestina. El escritor Víctor Alba, procedente de los

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 308: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

medios del POUM, publicó también un par de obras sobre el

antifranquismo de posguerra con un título tan revelador como

La oposición de los supervivientes.

Una de las primeras tentativas de una visión global sobre la

oposición durante toda la dictadura fue obra de Valentina

Fernández Vargas, La resistencia interior en la España de

Franco (1981), aunque ya en 1978 José María Maravall había

publicado un estudio analítico, y desde la sociología política,

sobre el papel del movimiento obrero y la protesta estudiantil

universitaria, Dictadura y disentimiento político. En realidad,

las aproximaciones desde el campo de las ciencias sociales

tenían como antecedente el estudio de Sergio Vilar,

Protagonistas de la España democrática. La oposición a la

dictadura, 1939-1969. El mismo escritor publicó una esforza-

da tentativa de una historia general de la oposición en 1984.

Dentro de las visiones generales sobre la resistencia de pos-

guerra cabe citar, también, el primer libro de los historiadores

Carme Molinero y Pere Ysás, La oposició antifeixista a

Catalunya, 1939-1950 (1981).

La mayoría de estos trabajos, elaborado durante el tiempo de

la transición, utilizaban fuentes impresas y testimonios orales

pero todavía no disfrutaron de archivos bien organizados del

antifranquismo y de la administración franquista.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 309: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Las aportaciones no procedían sólo del ámbito del ensayis-

mo, el testimonio, las ciencias sociales y las humanidades

sino que el tema del antifranquismo era un territorio abierto al

periodismo de investigación. En este sentido, cabe destacar

los tres volúmenes de las Crónicas del antifranquismo publi-

cadas entre 1983 y 1985 por Pedro Vega y Fernando

Jáuregui.

Dentro de esa coexistencia de visiones y disciplinas, en torno

al comienzo de la década de los ochenta empezaron a apa-

recer los primeros estudios universitarios fruto de memorias

de licenciatura y tesis doctorales. El medio académico cata-

lán fue el más sensible a esta recuperación del pasado del

antifranquismo. Un esfuerzo que no era ajeno al hecho de la

implantación de las fuerzas de la oposición obrera y naciona-

lista en la vida política del Principado. Además del trabajo ya

citado de Molinero-Ysás, otros historiadores se ocuparon de

las familias comunista, socialista, republicana de izquierda,

así como de la biografía de algunas de sus principales per-

sonalidades.

En el campo de la historiografía, la aparición en 1983 de la

tesis de doctorado, dirigida por Paul Preston, de Harmut

Heine, resultó un verdadero hito historiográfico. La oposición

política al franquismo. De 1939 a 1952, constituyó una obra

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 310: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

novedosa por la utilización masiva de testimonios orales y

diversas colecciones documentales y de prensa pero, sobre

todo, por la incorporación de la información diplomática britá-

nica. El prólogo de Ángel Viñas destacaba tres grandes

temas en el estudio de la historia del tiempo presente de

España, identificada por entonces con el tiempo del régimen

de Franco, la oposición, la vida interna de la dictadura y su

política exterior. De acuerdo con su anterior monografía sobre

la guerrilla en Galicia, Heine realizaba un balance de la estra-

tegia de resistencia armada, sobrevalorando, a mi juicio, sus

posibilidades reales contra Franco y sin tener en cuenta las

terribles consecuencias que tuvieron estas actividades para

numerosos sectores de la población rural. La conclusión, que

insistía en la responsabilidad de las potencias occidentales

en la derrota de la oposición de posguerra, respondía a un

debate que pronto sería superado por la historiografía.

3. De las conmemoraciones a la nueva historiografía

La conmemoración del cincuenta aniversario de la guerra civil

(1986-1989) trajo consigo una verdadera eclosión historio-

gráfica sobre el exilio y la represión de posguerra pues, no en

vano, estos fenómenos constituían el epílogo de la ruptura

asociada a la contienda. Fue, por tanto, un momento de gran-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 311: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

des congresos en torno a los temas de exilio y antifranquis-

mo. Consolidada, además, la monarquía democrática parecía

adecuado el momento de la realización de un balance menos

apasionado del franquismo y del antifranquismo. Sin embar-

go, la relativa cercanía de los hechos respecto a la muerte de

Franco hacía obligatoria todavía la coexistencia no sólo con

otras disciplinas sino la memoria viva del antifranquismo.

El Congreso internacional de la UNED, La oposición al régi-

men de Franco, celebrado en octubre de 1988, congregó a

más de un centenar de estudiosos de varias generaciones

entre los que se encontraban de forma natural personas que

habían militado en la oposición junto con historiadores profe-

sionales. La convocatoria incluía temáticas más amplias que

el antifranquismo pues hubo sesiones dedicadas al exilio, la

represión, la creación intelectual y las protestas sociales,

temáticas todas ellas con una autonomía y un desarrollo

bibliográfico paralelo. Por otro lado, hubo novedosas aporta-

ciones sobre cuestiones como la alteridad y las actitudes

sociales.

En todo caso el Congreso resultó ser un útil balance del esta-

do de la cuestión, revelando los avances que la ordenación

de los archivos del antifranquismo, de manera especial, de

las familias republicana y socialista, estaban dando lugar. En

311ÍNDICE

Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 312: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

cambio, el estudio del mundo del comunismo español, a

pesar de su destacada preeminencia en la actividad clandes-

tina, estuvo subrrepresentado.

Para entonces, no obstante, se disponían ya de monografías

generales sobre el PCE y el PSUC a cargo del ya citado

Wingeate Pike (1984), Joan Oliver i Puigdomenech (1979,

tesis doctoral), Miquel Caminal, Joan Estruch Tobella (1982)

y Gregorio Morán (1986). Por otro lado, habían sido ya publi-

cadas diversas monografías regionales sobre la actividad

guerrillera comunista.

Poco después de la celebración del congreso de la UNED, la

Fundación de Investigaciones Marxistas organizó unas jorna-

das sobre el «movimiento guerrillero de posguerra». Esta

actividad ponía fin a una política de la memoria del comunis-

mo español, inaugurada con la formulación de la estrategia

eurocomunista, por la que se intentaba en cierto modo silen-

ciar la edad militar stalinista del PCE. Fue, precisamente, en

torno al derrumbe del mundo soviético desde 1989 cuando se

produjo una eclosión de la memoria autobiográfica de los

dirigentes del comunismo español, centrada en los heroicos

pero también terribles tiempos de la primera posguerra.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 313: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

En 1990 la Fundación Salvador Seguí organizó un congreso

sobre la oposición libertaria que reunía testimonios, ensayos

y aportaciones monográficas. En la práctica, La oposición

libertaria al franquismo (1993), junto a la aparición de las

memorias de José Borras, ha sido una de las pocas nuevas

aportaciones sobre el eclipse del anarcosindicalismo en

España.

En torno al primer exilio en Francia se celebró en Salamanca

en mayo de 1991 un Congreso que daría lugar a dos obras

impresas. El volumen de comunicaciones titulado Españoles

en Francia, 1936-1946 dedicaba sesiones a las políticas de

acogida, la cultura de la emigración y las relaciones e imáge-

nes hispano-francesas. Los principales trabajos aparecieron

en 1996 en un libro coordinado por Josefina Cuesta y Benito

Bermejo con el título de Emigración y exilio.

Estas iniciativas pretendían superar la distinción entre emi-

gración económica y exilio político. Una perspectiva más cer-

cana a la historia social y a la nueva historia cultural, al des-

tacarse aspectos como la sociabilidad y la alteridad. Este libro

incluye también un completo repertorio bibliográfico a cargo

de Javier Rubio, un historiador pionero en el estudio de los

movimientos migratorios provocados por la guerra civil.

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 314: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Desde la perspectiva de la política del antifranquismo, objeto

de este balance historiográfico, destacaban las aportaciones

de Benito Bermejo sobre la labor informativa y represiva de

Falange (FET-JONS) en Francia y el trabajo colectivo sobre la

participación de los españoles en el maquis de Geneviève

Dreyfus-Armand y Denis Peschanski. Además Daniel Díaz

Esculies, José Carlos Gibaja y Sónsoles Cabeza Sánchez-

Albornoz presentaban avances de importantes libros apareci-

dos con posterioridad sobre la política del exilio catalán,

Indalecio Prieto y el gobierno republicano.

La eclosión de la nueva historiografía sobre el antifranquismo

fue posible en buena medida gracias al esfuerzo de institu-

ciones culturales como, entre otras, la Fundación Pablo

Iglesias, la Fundación Universitaria Española, el Centro de

Estudios Históricos Internacionales, la Fundación F. Largo

Caballero y la Fundación Primero de Mayo para catalogar

diversos fondos de archivo de las organizaciones y promover

encuentros científicos, investigaciones y publicaciones. Estas

iniciativas contaron con el apoyo del Ministerio de Cultura y

del Ministerio de Educación. Todo ello no resultaba ajeno al

importante papel que jugaba la memoria individual e históri-

ca del antifranquismo en la España democrática.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 315: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La familia política más beneficiada por la investigación histo-

riográfica fue sin duda la socialista. A partir de 1986 la apari-

ción de las colecciones Anales de Historia y Luchas Sociales

durante el franquismo de la editorial Pablo Iglesias, y bajo la

coordinación respectiva de Santos Juliá y Manuel Pérez

Ledesma, presentaron las primeras aproximaciones mono-

gráficas a la historia del PSOE y la UGT. Posteriormente, la

misma editorial publicó una nueva colección con la fundación

socialista asturiana José Barreiro, y una serie de monografí-

as fruto de las tesis doctorales de Abdón Mateos y José

Carlos Gibaja. Además de estos estudios universitarios, los

hermanos Martínez Cobo publicaron varios volúmenes de su

Intrahistoria del socialismo.

Sobre las nuevas organizaciones socialistas, Abdón Mateos

ha publicado monografías sobre la Agrupación Socialista

Universitaria y la Unión Sindical Obrera. Amparo Rubio reali-

zó un estudio politológico sobre el Partido Socialista Popular

(1996) que venía a sumarse a las aproximaciones al pensa-

miento y la biografía de Tierno Galván.

Para las diversas formaciones del socialismo valenciano se

cuenta con un libro de Benito Sanz (1988). El caso de los

socialistas asturianos ha recibido la atención de diversos

estudios. La primera aportación fue obra de Juan Antonio

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 316: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Sacaluga (1986), seguida de los libros de Adolfo Fernández

(1990) y, más recientemente, la monografía sobre el área de

Gijón a cargo de Rubén Vega y Begoña Serrano (1998).

Por su lado, la Fundación Rafael Campalans, vinculada al

PSC, promovió varios encuentros, coordinados por José Luis

Martín Ramos, sobre la Historia del socialismo en Cataluña

en torno a formaciones neosocialistas como el Movimiento

Socialista y el Frente Obrero de Cataluña.

Una de las principales ausencias dentro de las monografías

regionales sobre la historia del socialismo se refiere al País

Vasco, a pesar de la importancia de la experiencia del Comité

Central Socialista de Euzkadi en el exilio y de la clandestini-

dad ugetista.

Desde una perspectiva biográfica alguna de las principales

personalidades socialistas de posguerra han recibido tam-

bién la atención de los historiadores. En este sentido, Javier

Tusell se interesó sobre el pensamiento del exilio de

Araquistain, Julio Aróstegui se ocupó del último Largo

Caballero, Gibaja de la política de Prieto durante los años

cuarenta y Adolfo Fernández estudió la trayectoria de José

Mata. Cuando se escriben estas líneas acaba de aparecer la

tesis de Bruno Vargas sobre la biografía del pedagogo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Rodolfo Llopis. Existen también aproximaciones a las figuras

de Antonio Amat, Josep Rovira, Enrique Tierno, Josep

Pallach, Luis Jiménez de Asua, Manuel Serra i Moret, Max

Aub, Gabriel Pradal, José Barreiro, Juan Negrín y Pascual

Tomás.

No se puede decir, no obstante, que el campo de la perspec-

tiva biográfica esté agotado. A pesar de la ausencia de dia-

rios, memorias políticas y archivos personales excesivamen-

te ricos, habría que insistir más en torno al perfil biográfico de

cuadros medios tanto de la clandestinidad como del exilio.

Ahora sería la ocasión de recabar testimonios sistemáticos

de los niños de la guerra, de militantes de la segunda gene-

ración del exilio y de la nueva generación antifranquista sur-

gida a partir de 1956.

Las aportaciones recientes sobre los comunistas españoles

han sido mucho más limitadas. Con un carácter general sólo

cabría citar la reelaboración de Pike sobre los comunistas

españoles en Francia durante la segunda guerra mundial.

Dentro de los estudios regionales, cabría destacar la mono-

grafía sobre la refundación del PSUC desde 1956 a cargo de

la antropóloga Carme Cebrián (1996) y la obra coordinada

por Erice sobre la trayectoria de los comunistas asturianos

(1996). Esta última obra colectiva además de realizar un reco-

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 318: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

rrido por el mundo del PCE desde la fundación hasta 1982,

insiste en temas metodológicamente novedosos como la cul-

tura política. David Ginard, colaborador del volumen citado

más arriba, ha publicado varios libros sobre el mundo de la

oposición, sobre todo comunista, en Baleares.

Para la región andaluza, Encarnación Lemus ha publicado

recientemente sugestivas aproximaciones sobre la primera

clandestinidad. En el artículo «La malla de cristal» (1999), la

profesora Lemus realiza un inteligente uso de testimonios

orales de mujeres comunistas a pesar del silencio y la invisi-

bilidad de estas actividades, destacando el valor de esta mili-

tancia en la supervivencia de la organización en los momen-

tos de mayor represión.

La historia de las mujeres y del antifranquismo comunista ha

recibido, además, otras recientes aportaciones a cargo de

Fernanda Romeu, El silencio roto (1994) y Carmen Alcaide

(1996).

En realidad, la bibliografía sobre el comunismo español de

posguerra se ha beneficiado en mayor medida por la apari-

ción durante los años noventa de un número considerable de

memorias y recuerdos políticos de gran valor.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Un campo relacionado con la historia de los comunistas

españoles ha sido la eclosión de monografías sobre la oposi-

ción obrera y la conflictividad. Además de la Historia de

Comisiones Obreras, coordinada por David Ruiz, han apare-

cido monografías específicas para los casos de Cataluña,

País Valenciano, Madrid y Galicia. Sin embargo, el predomi-

nio del enfoque de historia social difumina bastante la impor-

tancia de la política sindical comunista y del carácter de movi-

miento político que tuvo durante la dictadura Comisiones

Obreras.

La familia política republicana ha recibido una reciente aten-

ción de, entre otros, Alicia Alted, Francesc Vilanova, Gloria

Núñez, Miguel Ángel Yuste y Sónsoles Cabeza. En su

Historia política de la Segunda República en el exilio (1997),

esta última historiadora realiza un recorrido general sobre la

historia de los gobiernos republicanos en el exilio entre 1945

y 1977. Un recorrido general que viene a actualizar, a partir

de los archivos depositados en la Fundación Universitaria

Española, las obras de José María del Valle o Francisco Giral

de 1976 o los más depurados y recientes análisis de Alicia

Alted.

Los estudios sobre la nueva izquierda, en cambio, no han ter-

minado de despegar. No contamos todavía con monografías

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

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generales sobre el Frente de Liberación Popular o la Unión

Sindical Obrera aunque hayan aparecido aportaciones

recientes, por ejemplo, de Consuelo Laiz, sobre la

Organización Revolucionaria de Trabajadores, así como

varios artículos sobre el Frente Obrero de Cataluña.

En general, estos trabajos, realizados desde el enfoque de

las ciencias políticas, se detienen sobre todo en la evolución

ideológica de estas nuevas formaciones políticas. La aproxi-

mación desde la historia política clásica, con desarrollos

sobre la implantación, los debates internos, resulta extrema-

damente difícil a causa de la fragilidad de estas nuevas for-

maciones y la carencia de organismos directivos en el exte-

rior. Quizá sea necesario trascender el enfoque político-ideo-

lógico tradicional para ensayar aproximaciones a la cultura

política, anticapitalista y antifranquista, de la nueva izquierda.

Para ello el recurso al testimonio oral permitiría nuevos avan-

ces del estado de la cuestión.

Por lo que se refiere a los estados de la cuestión geográficos

son sin duda Cataluña y Asturias las comunidades autóno-

mas con una mayor densidad historiográfica sobre los temas

de antifranquismo. Esta densidad no es casual pues refleja

una profunda implantación del antifranquismo. Quizá sea

Cataluña la comunidad con un mejor conocimiento histórico

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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del exilio y la clandestinidad. No deja de resultar ilustrativo en

este sentido que, muy recientemente, revistas como L´Avenc

hayan dedicado números monográficos a presentar diversos

testimonios de la resistencia antifranquista o se hayan cons-

tituido centros de estudios locales como el de Hospitalet. En

los últimos tiempos, además, han aparecido monografías de

interés sobre socialistas (José Luis Martin Ramos), comunis-

tas (Carme Cebrián) y catalanistas (Daniel Díaz Esculies).

Por otro lado, Antonieta Jarné ha descendido a examinar la

trayectoria del antifranquismo en la provincia de Lleida mien-

tras que, desde hace algún tiempo, contábamos con la mono-

grafía de Heras Caballero para Tarragona.

4. Las perspectivas de la investigación

Como he señalado la bibliografía ha ido evolucionando desde

la literatura histórica coetánea a las visiones panorámicas.

Durante la última década la investigación se ha beneficiado

de un enfoque más monográfico que ha recopilado de forma

sistemática testimonios orales y se ha beneficiado de la orde-

nación de los archivos del antifranquismo.

Hoy en día la mayoría de los investigadores tienden a acer-

carse a las fuentes generadas directamente por la adminis-

tración franquista. Carme Molinero, Pere Ysás y Abdón

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 322: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Mateos han utilizado diversos fondos procedentes de la

Organización Sindical del régimen de Franco. En su obra

Productores disciplinados y minorías subversivas (1997), los

historiadores catalanes se han interesado, a partir de los

informes de las delegaciones provinciales de sindicatos,

sobre todo por la conflictividad laboral de los años sesenta y

setenta. Por su lado, Abdón Mateos en su libro La denuncia

del Sindicato Vertical (1997) ha utilizado fuentes diplomáticas

y del Servicio de Relaciones Exteriores sindicales para acer-

carse al tema de la confrontación entre la dictadura y el sin-

dicalismo internacional en el marco del organismo tripartito

de la Organización Internacional del Trabajo. En una línea

similar, la profesora Esther Martínez Quinteiro ha examinado

esta confrontación en el seno de la OIT durante el tardofran-

quismo.

Por lo general, las aproximaciones locales al tema del anti-

franquismo empiezan a utilizar los fondos de orden público de

los gobiernos civiles, además de los archivos de las

Audiencias Provinciales y de Prisiones. En este sentido cabe

citar las obras locales de Manuel Ortiz Heras, Rubén Vega-

Begoña Serrano y Antonieta Jarné.

Sin embargo, sobre la represión del antifranquismo queda

casi todo por hacer. La inaccesibilidad de los archivos de las

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 323: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

jurisdicciones especiales militares o del Tribunal de Orden

Público dificultan el avance de la investigación. Únicamente,

los ya numerosos estudios locales sobre la guerrilla han podi-

do acceder a los informes de las comandancias de la guardia

civil y en algunos casos de las capitanías generales militares.

Cabe destacar, en este sentido, las monografías de Harmut

Heine, Francisco Moreno, Fernanda Romeu, Secundino

Serrano, Ramón García Piñeiro o José Ramón Azuaga. Tras

estas investigaciones, quizá sea el momento de ensayar un

balance general sobre el tema de los huidos y la guerrilla

pues la monografía de Francisco Aguado (1975) necesita una

urgente actualización.

Las fuentes de la administración franquista creo que nos van

a permitir, además, un avance en el conocimiento de la signi-

ficación del antifranquismo. Aparte de la visión que de la

misma tenían diversos sectores de la dictadura, podremos

conocer mejor la repercusión de las actividades del antifran-

quismo tanto en el exilio como en el interior de España. Las

investigaciones de Molinero-Ysás y Mateos abren nuevas

líneas de investigación desde esta perspectiva.

Un campo de la investigación prácticamente inédito es el

estudio de la memoria histórica del antifranquismo en nues-

tro actual régimen de monarquía democrática. En otras pala-

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 324: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

bras, se trataría de examinar cómo han influido las experien-

cias de exilio, represión y clandestinidad en la cultura política

de nuestros días. Una investigación que constituiría el epílo-

go obligado a cualquier biografía real e imaginaria del anti-

franquismo.

5. Algunos debates historiográficos

Los debates de la literatura histórica, las ciencias sociales y

la historiografía acerca de la significación del antifranquismo

han sido muy numerosos y, a menudo, imbricados en las

polémicas sobre la naturaleza de la misma dictadura de

Franco.

El más transitado ha sido, desde luego, la cuestión de la per-

vivencia de la dictadura. Examinar hasta qué punto las diver-

sas alternativas estratégicas de la oposición permitieron la

supervivencia de Franco resulta hoy un ejercicio estéril.

Resulta conocido el hecho de que las principales formaciones

opositoras consideraron todas las políticas a su alcance

desde la denuncia internacional a la acción armada, pasando

por el entrismo en las instituciones, la constitución de diver-

sas plataformas unitarias y la negociación con los nuevos

disidentes desgajados del régimen. Ni es cierto que los socia-

listas subordinaran toda política a la evolución de la coyuntu-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 325: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ra internacional ni que los comunistas pensaran exclusiva-

mente en una salida violenta a la dictadura durante los años

cuarenta.

Es verdad que las divisiones de la oposición fueron un factor

negativo para la efectividad de sus estrategias. En realidad,

sólo hubo un breve momento de unidad antifranquista sin

exclusiones en torno al final de la segunda guerra mundial.

Sin embargo, como es sabido, el factor decisivo para la per-

vivencia de Franco fue el hecho de que las heridas de la gue-

rra civil permanecieron abiertas hasta al menos bien entrados

los años cincuenta. Una larga posguerra y una memoria de la

guerra civil alentada por el propio dictador.

No hay que sobrevalorar el papel de la oposición antifran-

quista, dada su debilidad clandestina transcurrida la posgue-

rra mundial, pero tampoco minimizar la significación del exilio

político. Si examinamos la documentación interna franquista

en Sindicatos o Asuntos Exteriores a menudo sorprende la

enorme repercusión sobre la administración dictatorial de las

relaciones internacionales del antifranquismo.

El exilio fue sin duda un resultado de la guerra civil pero resul-

ta demasiado tópica la afirmación del anclaje del conjunto de

los exiliados en el pasado de los años treinta. Aunque a veces

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 326: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

se tiende a identificar a México como el país por excelencia

del exilio la realidad fue que el santuario francés fue el centro

de la emigración política. Un exilio político en permanente

contacto con el interior de España, cuya composición fue

modificándose a lo largo de los años debido a la formación de

una segunda generación del exilio con los hijos de los refu-

giados de 1939, con los llegados de España durante los años

cuarenta y primeros cincuenta, y con la politización de una

parte considerable de la posterior emigración económica.

Lo que hubo, en realidad, fueron erróneas percepciones

mutuas entre el nuevo antifranquismo de 1956-1968 y los

supervivientes de la guerra civil tanto en el exilio como en el

interior de España. La bandera generacional de las nuevas

generaciones opositoras era la afirmación rotunda de que la

guerra civil había terminado. La creencia en que la historia no

tenía vuelta atrás y que la guerra había supuesto una decisi-

va fractura histórica llevó al ensayo de nuevas formaciones

opositoras en las que al antifranquismo se unía un renovado

anticapitalismo.

Todo ello nos lleva a la cuestión decisiva de hasta qué punto

se produjo una ruptura con la experiencia del exilio y de la

primera clandestinidad durante la transición democrática.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 327: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Un primer aspecto del debate nos conduce a la valoración de

la misma significación global de la experiencia opositora. Para

algunos historiadores como Juan Pablo Fusi lo decisivo del

antifranquismo es su ejemplo moral mientras que otros espe-

cialistas como Javier Tusell han insistido en la influencia en la

marcha de la dictadura de Franco. Además, hoy existe un

cierto consenso historiográfico (Ysás, Soto, Mateos) en eva-

luar la significación del antifranquismo no sólo en el plano de

la dimensión ética y de legitimidad democrática sino en la

imposibilitación de una salida no democrática a la muerte del

dictador, en la irrealidad de los proyectos políticos que con-

cebían un franquismo sin Franco.

La oposición fue ejemplo moral pero tuvo, desde luego,

influencia en la salida de la dictadura. Esta interpretación nos

conduce a otros debates historiográficos principales. El exa-

men sobre la continuidad/discontinuidad de la oposición y del

movimiento obrero, así como la cuestión de cómo interpretar

la evolución de las principales familias antifranquistas.

La utilización de términos como reconstrucción, reestructura-

ción o refundación para evaluar la transición interna de los

socialistas españoles durante los años setenta no es sólo un

mero debate nominalista.

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 328: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

El examen de si hubo continuidad o ruptura con la experien-

cia del exilio durante la transición resulta a estos efectos una

cuestión central. Santos Juliá ha insistido recientemente en

su libro Los socialistas en la política española (1997) sobre

una interpretación de ruptura con el exilio y, por tanto, de

refundación del PSOE durante la transición.

Para ello ha analizado, en primer lugar, la prosopografía del

núcleo directivo socialista surgido en el Congreso de

Suresnes. Aunque es cierto que sólo una cuarta parte de los

miembros de la comisión ejecutiva tenían experiencias que

se remontaran al menos hasta el primer franquismo, creo que

hay que tener en cuenta, además, otros indicadores como las

candidaturas electorales de 1977 o la composición de los

equipos directivos de la UGT para tener una perspectiva más

completa. Para ello la noción, ya destacada más arriba, de

segunda generación del exilio, compuesta en su mayor parte

por los niños de la guerra, resulta imprescindible.

Por ejemplo, entre 1973 y 1976 la mitad de los miembros de

la ejecutiva ugetista tenían experiencia del primer o del

segundo exilio. La mitad de los miembros de la dirección sur-

gida del XXX Congreso habían nacido antes de la guerra civil

por lo que no pertenecían a las nuevas generaciones anti-

franquistas de 1956 y 1968. Hay que tener en cuenta, ade-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 329: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

más, que dos de estos dirigentes aunque habían nacido

durante la posguerra eran hijos de refugiados de 1939 por lo

que parece lógico adscribirlos también a la segunda genera-

ción del exilio. Había, pues, una proporción más que signifi-

cativa de miembros del núcleo central socialista que tenían

una vinculación directa con las experiencias del exilio y de la

primera clandestinidad. El relevo generacional y la reestruc-

turación de las organizaciones socialistas había sido asegu-

rado por el grupo humano de niños de la guerra.

Si del núcleo dirigente ampliáramos la observación a los can-

didatos electorales, y no sólo a los parlamentarios electos, de

las elecciones de 1977, tenemos una plural presencia gene-

racional en la que difícilmente se puede concluir que hubo

una ruptura con las experiencias de la guerra civil y, sobre

todo, de su consecuencia, el exilio.

Si del plano del grupo dirigente pasáramos hacia una dimen-

sión de análisis más simbólica, la de la ideología y la cultura

política, la interpretación de la trayectoria socialista como rup-

tura con el exilio resulta todavía más relativa.

El alejamiento del discurso de la revolución y de la identifica-

ción mecánica entre socialismo y marxismo no es un produc-

to de la refundación ideológica del PSOE durante la transi-

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

Page 330: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ción pues este camino ya había sido recorrido durante el exi-

lio.

El modelo de partido centralizado sin espacio para las

corrientes organizadas tampoco es fruto de la transición de

los socialistas durante los años setenta pues un modelo pare-

cido había sido implantado durante la reconstitución de las

organizaciones socialistas al filo del final de la segunda gue-

rra mundial.

Por lo que se refiere a las relaciones con otras fuerzas, los

socialistas de posguerra siempre rechazaron las relaciones

bilaterales con los comunistas españoles aunque circunstan-

cialmente defendieran una unidad de acción circunstancial

durante la inmediata posguerra mundial y el tardofranquismo.

La política de la memoria socialista se caracterizó durante la

transición por una plural reivindicación simbólica de la totali-

dad del patrimonio histórico de las izquierdas españolas.

Basta con leer El Socialista del bienio de 1977-1978 para

observar una superposición de contenidos y personajes del

pasado. Los héroes consagrados de la izquierda española

durante el periodo democrático han sido los dirigentes exilia-

dos Pasionaria, Azaña y, según el transcurso del tiempo de la

transición y de la consolidación democrática, Largo Caballero

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 331: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

y, en el presente, los anteriormente minusvalorados como

líderes socialdemócratas, Indalecio Prieto y, en segundo tér-

mino, Juan Negrín.

A pesar de la ruptura que trajo consigo la escisión del PSOE

en 1972 hubo una temprana reivindicación de figuras del exi-

lio socialista como Pascual Tomás, Manuel Muiño o José

Barreiro. José Prat, exiliado en Colombia y presidente del

PSOE histórico, regresó a las filas del PSOE renovado tras

las elecciones generales de 1977 para convertirse en un sím-

bolo viviente del exilio de 1939. Habiendo desempeñado la

Subsecretaría de presidencia con los gobiernos de Negrín, el

senador Prat pasó a presidir la fundación de UGT, dedicada

a Francisco Largo Caballero.

Es cierto que la reivindicación de las personalidades socialis-

tas más directamente asociadas a la guerra civil resultaba

algo conflictiva por lo que la política de la historia tendió a pri-

mar los contenidos del exilio y la clandestinidad. En suma, la

omnipresencia de una política de la memoria sobre el anti-

franquismo hace difícil concluir que hubo una ruptura con la

experiencia del exilio sobre todo en el plano de la cultura polí-

tica.

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Abdón Mateos Exilio y clandestinidad

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Page 337: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Francisco Moreno Sáez

Educación y cultura en el Franquismo

1. La educación

1.1. La enseñanza no universitaria

En general, la idea directriz de toda la política educativa

en el primer franquismo fue la revisión de la labor lle-

vada a efecto durante la IIª República, que había reali-

zado, mediante la construcción de escuelas y la renovación

pedagógica, un enorme esfuerzo para recuperar el atraso

educativo del país. El nuevo régimen se aprestó de inmedia-

to a reformar todo lo anterior en estructuras, contenidos, per-

sonal, libros de texto, etc. (nota 1). No en vano había afirma-

do Franco de los maestros que «terminada la guerra, son los

jefes y oficiales del Ejército de la paz» y había exhortado al

Magisterio a cumplir su delicada misión: «Tenedlo muy en

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 338: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

cuenta, maestros… Esos niños, cuya educación se os enco-

mienda, han de ser guiados por la senda de la verdad y del

bien: ése es el mandato de Dios, ése es el mandato del fren-

te de las trincheras, de la sangre vertida y de las vidas inmo-

ladas».

Había que volver a la tradición: frente al materialismo, lo espi-

ritual; ante el desenfreno de la libertad y la democracia, la

autoridad y la disciplina. Esa obsesión por la vuelta a lo tradi-

cional y la crítica a las reformas republicanas se pone de

manifiesto en la primera legislación en esta materia: en ella

se afirmaba que «la etapa republicana de 1931 llevó a la

Escuela una radical subversión de valores. La legislación de

este período puso su mayor empeño en arrancar de cuajo el

sentido cristiano de la educación, y la Escuela sufrió una

etapa de influencias materialistas y desnacionalizantes que la

convirtieron en campo de experimentación para la más torpe

política, negadora del ser íntimo de nuestra conciencia histó-

rica. La imagen de Cristo fue prohibida en las aulas, en tanto

que las propagandas sectarias preparaban la incorporación

de la adolescencia al torvo empeño de la revolución marxis-

ta» (nota 2). Por ello, el objetivo del Nuevo Estado era res-

taurar la formación católica de la juventud: «La Escuela

española, en armonía con la tradición de sus mejores tiem-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 339: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

pos, ha de ser ante todo católica». En consecuencia, la Ley

de Enseñanza Primaria establecía en su articulado lo

siguiente:

«La educación primaria es el primer grado de la forma-

ción racional de las facultades específicas del hombre.

Tiene por objeto: a) Proporcionar a todos los españoles

la cultura general obligatoria. b) Formar la voluntad, la

conciencia, el carácter del niño en orden al cumpli-

miento del deber y a su destino eterno. c) Infundir en el

espíritu del niño el amor y la idea de servicio a la patria,

de acuerdo con los principios innovadores del

Movimiento» (Artº 1º).

«La educación primaria, iinspirándose en el sentido

católico consustancial con la tradición escolar españo-

la, se ajustará a los principios del dogma y la moral

católicas, y a las disposiciones del derecho canónico

vigente» (Artº 5º)

«Es misión de la educación primaria medíante una dis-

ciplina rigurosa conseguir un espíritu nacional fuerte y

unido e instalar en el alma de las futuras generaciones

la alegría y el orgullo de la patria, de acuerdo con las

normas del Movimiento y sus organismos» (Artº 6º).

339ÍNDICE

Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 340: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Como se puede apreciar, se identificaba la tradición pedagó-

gica española con sus representantes más integristas y se

olvidaban, lógicamente, las aportaciones de la Institución

Libre de Enseñanza (nota 3) o la Escuela Moderna.

La enseñanza media o segunda enseñanza fue objeto de una

especial atención, porque quienes la cursaban habían de

ocupar en el futuro los puestos dirigentes de la sociedad. Ya

en 1939 se estableció el sometimiento de los centros oficia-

les y privados al obispo «en la enseñanza de la religión y todo

lo referente a la vida cristiana de los centros de Enseñanza

Media», se suprimió la coeducación y se procedió a «la

Incautación y destrucción de cuantas obras de matiz socialis-

ta o comunista» hallasen los alcaldes y gobernadores civiles

en las escuelas, donde únicamente podrían leerse «obras

cuyo contenido responda a los santos principios de la religión

y de la moral cristiana, que exalten con sus ejemplos el

patriotismo de la niñez».

El 20 de septiembre de 1938, siendo ministro de Educación

Pedro Sáinz Rodríguez, se promulgó la Ley de Enseñanzas

Medias: la base había de ser la cultura clásica y humanística,

para volver así al «ser auténtico de España», es decir, el exis-

tente en el siglo XVI «que produjo aquella pléyade de políti-

cos y guerreros -todos de formación religiosa, clásica y

340ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 341: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

humanística- de nuestra época imperial, hacia la que retorna

la vocación heróica de nuestra juventud; poder formativo polí-

tico corroborado todavía notablemente con el ejemplo de las

grandes naciones imperiales modernas». De ahí que se estu-

diase latín durante los siete años del Bachillerato. Como el

catolicismo era la médula de la Historia de España, se nece-

sitaba una sólida formación religiosa (se estudiaba liturgia,

apologética, historia sagrada, historia de la Iglesia, etc.). El

equipo formado por Sáinz Rodríguez y el Director General de

Enseñanza Media y Superior, José Pemartín, insistía grandi-

locuentemente en la necesidad de superar todo lo anterior, en

especial los síntomas de decadencia que, para ellos, eran «la

falta de Instrucción fundamental y de formación doctrinal y

moral, el mimetismo extranjerizante, la rusofilia y el afemina-

miento, la deshumanización en la literatura y el arte, el feti-

chismo de la metáfora y el verbalismo sin contenido, caracte-

rísticas y motivos de la desorientación intelectual de muchos

sectores sociales en estos últimos tiempos, todo ello en con-

tradicción dolorosa con el viril heroísmo de la juventud en

acción que tan generosa sangre derrama en el frente por el

rescate definitivo de la auténtica cultura española».

La desconfianza hacia los maestros hizo que la depuración a

que fueron sometidos todos los funcionarios públicos (hasta

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

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los fareros) fuese especialmente intensa en lo que a al magis-

terio se refiere. Se trata de un tema que ya ha sido suficien-

temente investigado, aunque todavía no se tienen datos de lo

que supuso en el conjunto español: las penas que sufrieron

los maestros iban desde la pérdida definitiva de su plaza

hasta la prohibición de ocupar cargos directivos o de partici-

par en concursos de traslados durante algunos años (nota 4).

Por otro lado, se establecieron una serie de normas para el

acceso al magisterio de personas afectas al nuevo régimen,

de modo que, de cada diez plazas que salían a oposición, se

reservaban, en 1940, dos a caballeros mutilados, dos a ofi-

ciales provisionales de complemento (que habían tenido

otras oposiciones específicas para ellos), dos para ex-com-

batientes, una para ex-cautivos y otra para huérfanos de gue-

rra, de modo que solamente dos eran auténticamente libres,

aunque sin duda no fueron ocupadas más que por personas

de indudable adhesión al nuevo régimen. No contentos con

esa profunda renovación del magisterio, se organizaron (en

los primeros momentos del franquismo) una serie de cursillos

de adoctrinamiento político para maestros, además de esta-

blecer su movilización política (en determinadas fechas) y

religiosa (por ejemplo, la obligación de acompañar a ceremo-

nias religiosas a sus alumnos), un control permanente de su

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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actividad profesional a través de la inspección y su encua-

dramiento obligatorio en el Sindicato Español del Magisterio

(SEM). En esos momentos, era evidente que el régimen

esperaba de los maestros más el adoctrinamiento de los

alumnos en la ideología de los vencedores en la contienda

civil que la transmisión de conocimientos. Su situación eco-

nómica y profesional más bien mediocre era perfectamente

compatible con los desaforados elogios a su «misión» que

consistía nada menos que en llevar a los alumnos y alumnas

«Hacia Dios y el Imperio por la Escuela».

La temática de los cursillos nada tenía que ver con la peda-

gogía, era puro adoctrinamiento político: como ejemplo, pue-

den servir unos cursillos de «perfeccionamiento» y «orienta-

ción» organizados en la postguerra en Alicante, donde diver-

sos jerarcas hablaron sobre temas tales como «Judaísmo,

masonería y marxismo», «Orígenes del Movimiento», «Qué

espera la Iglesia del magisterio», «La educación del patriotis-

mo y la enseñanza de la historia nacional», «Minusvalías

marxistas» y «Tradición y revolución». En 1946, por citar otro

ejemplo, se realizan unas Jornadas de Estudio para el

Magisterio, organizadas por la Inspección de Enseñanza

Primaria en colaboración con los Consejos Diocesanos de

Hombres y Mujeres de Acción Católica: los temas son «La

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

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lucha ascética en la maestra de vocación», «Colaboración de

la maestra en la Acción Católica», «Formación del espíritu

religioso de las niñas», «La vocación de maestra. Aspecto

sobrenatural», «Autoridad y disciplina en la escuela»,

«Colaboración del magisterio en la difusión del espíritu misio-

nal».

No es extraño, pues, que, en el primer franquismo, se mantu-

viesen unas cotas de analfabetismo bastante elevadas: en

1950, en la provincia de Alicante aún eran analfabetos el 23’9

% de los hombres y el 32’8 % de las mujeres. El ritmo de

construcciones escolares fue muy lento, las escuelas unita-

rias prevalecieron sobre las graduadas: mientras que la II

República había creado 7.000 aulas en el primer año de su

existencia, 2.580 en el segundo y 3.980 en el tercero, se

observa ahora un cierto estancamiento. El papel del estado,

sobre todo, en las enseñanzas medias, se consideró clara-

mente subsidiario de la iniciativa privada, en especial, la pro-

tagonizada por las órdenes religiosas. Por citar un ejemplo, el

número de Institutos permanecía casi inalterado durante

años: en 1939 eran 113 y en 1949 llegaron a 119. Ello, tras

haber cerrado incluso algunos Institutos (como el de Elche)

porque la República había creado, «en su afán de perjudicar

a las órdenes religiosas», «un crecido número de centros de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 345: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

enseñanza media innecesarios a todas luces» (nota 5). No

hay que olvidar que, en esos años, estudiaban esa «segunda

enseñanza» muy pocos españoles, pertenecientes en gene-

ral a la clase dominante y, en el fondo, futuros dirigentes de

la sociedad: de ahí, el gran papel que en ella se había reser-

vado la Iglesia. Así las cosas, las cifras oficiales de escolari-

zación indican la existencia de un enorme absentismo esco-

lar (calculado en torno al 20 o 25 %) y, en enseñanzas

medias, era habitual el predominio de la llamada enseñanza

libre (o sea, no escolarizada) sobre la oficial o la colegiada.

Las características de la escuela franquista han sido otro de

los temas más tratados por los investigadores y hasta han

conseguido, en una especie de operación a caballo entre la

nostalgia y la crítica, llegar al gran público a través de libros

e, incluso, obras teatrales (nota 6). Dogmatismo, autoritaris-

mo, erradicación de la coeducación, patriotismo («Una

escuela donde no se aprende a amar a España, no tiene

razón de ser»), individualismo y memorismo eran señas de

identidad de una enseñanza primaria y secundaria paupérri-

mas, donde la conmemoración de las fechas señaladas del

régimen y la omnipresencia de lo religioso agobiaban a unos

estudiantes que eran manipulados totalmente por unos libros

de texto que, a toda costa, intentaban transmitir la ideología

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 346: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

franquista (nota 7). Así, se podían leer en textos de bachille-

rato lecciones como éstas: «La Revolución francesa. Sus orí-

genes enciclopédicos, masónicos y anti-católicos»; «Los

pseudointelectuales despechados, la masonería y las finan-

cieros judíos internacionales hacen caer la monarquía. La II

República. Sus desastres. Sus desórdenes. Sus crímenes»;

«Consecuencias de la gran guerra. El falso pacifismo demo-

crático. El comunismo. Su materialismo. La transformación del

hombre en máquina. El fascismo. Su sentido nacional, espiri-

tual e histórico que restituye su dignidad a la persona huma-

na».

Mariano Pérez Galán ha caracterizado la enseñanza media

en los primeros años del franquismo con estas notas: predo-

minio religioso (no existía la libertad de cátedra ni de con-

ciencia, eran obligatorias para maestros y alumnos las prác-

ticas religiosas), totalitarismo político, reforzado por la Ley de

6 de diciembre de 1940 que instituía el Frente de Juventudes

(nota 8) que, además de formar a sus militantes para futuros

afiliados a Falange, tenía por objeto «irradiar la acción nece-

saria para que todos los jóvenes de España sean iniciados en

las consignas políticas del Movimiento», y el clasismo (hasta

el punto de que hubo que dictar normas para contenerlo,

como reservar plazas para alumnos gratuitos en los centros

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 347: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

privados, hasta un 5 %). También habría que citar la pros-

cripción de las lenguas y culturas catalana, gallega y eus-

quera (nota 9), así como el machismo (nota 10).Y sobre todo,

el nacionalcatolicismo como eje primordial de la enseñanza,

tema bien investigado en varios trabajos (nota 11). Sobre

cómo concebía la Iglesia su papel en la enseñanza bastarán

estas líneas: «La Iglesia no pretende una injerencia tiránica,

sino una tutela maternal. Le pertenece por derecho propio la

guía de las almas y no hay terreno más delicado en esta

materia que el de la enseñanza y educación de la juventud,

aun en las disciplinas técnicas que no afectan directamente a

la fe y a la moral… (A la Iglesia) le atañen todos los grados y

órdenes de la educación, lo mismo la escuela primaria que el

liceo, la escuela especial o la Universidad, dentro claro es de

un orden administrativo correspondiente al de las institucio-

nes del Estado. Para un católico no puede haber en esto nin-

gún peligro. Para un Estado católico no se pueden derivar de

ello más que ventajas» (nota 12). No era únicamente precisa

la enseñanza de la religión, sino que (como decía el Obispo

de Orense en 1945) era necesario que toda la enseñanza y

toda la organización de la escuela estuvieran «imbuidos de

espíritu cristiano», de modo que «cualquiera que sea la asig-

natura que enseñe el maestro, ha de explicarla a la luz de la

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 348: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

religión católica, única que esclarece los problemas de la vida

terrena y ultraterrena».

La lectura de cualquier reseña de una inauguración del curso

escolar o de las fiestas de Santo Tomás puede informarnos

con exactitud, como las circulares enviadas por la Inspección

con motivos tan diversos como la celebración del Día del

Ahorro o del Día del Seminario, del exquisito control (realiza-

do también a través de los cuadernos de clase y de los cam-

pamentos de verano) que el régimen franquista ejercía desde

el régimen sobre el magisterio y sobre el alumnado. Por ejem-

plo, en 1942 y a través de la prensa, el director del Instituto

de Alicante convoca a los alumnos a asistir a los actos del Día

de la Victoria «significando que aquél que no se presente

será debidamente sancionado». Y en la Festividad de Santo

Tomás de 1942, tras una misa rezada en San Nicolás, se

celebra un acto académico escolar en el cine Monumental,

donde intervino el canónigo de Orihuela Sanfeliú que glosó el

tema de «La doble potestad eclesiástica y civil en Santo

Tomás de Aquino». Tras mezclar a San Agustín, Lutero, los

anabaptistas y el Caudillo, Sanfeliú concluyó «con una exal-

tación del patriotismo. Hemos recuperado los valores esen-

ciales de nuestra catolicidad, de nuestra tradición, de nuestro

afán imperial, y todo ello, gracias al genio del Caudillo y a

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 349: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

FET y de las JONS. Estas flechas volarán hacia lo alto en

cuanto sea menester. Se dispararán hacía el triunfo inmortal,

como lo dice nuestro lema: por el Imperio hacia Dios»

(nota 13).

La sucesión al frente del Ministerio de Educación Nacional de

José Ibáñez Martín, Joaquín Ruiz Giménez (cuya tímida

apertura fue más apreciable en la enseñanza universitaria

que en la no universitaria), Rubio García Mina y Lora Tamayo

no afectó al predominio de la ideología del nacionalcatolicis-

mo en la enseñanza primaria, aunque ya hubo una mayor

atención presupuestaria a la educación y aumentaron las

construcciones escolares. Con la llegada al Ministerio, en

1968, de Villar Palasí y con los cambios que se produjeron en

la economía española (cuya expansión requería ya de una

mayor formación técnica de los estudiantes), hubo que abor-

dar una reforma de la obsoleta enseñanza española. A ello se

aprestó el equipo dirigido por Ricardo Díaz Hochtleiner, que

elaboró un «Libro Blanco» de la Educación donde se pueden

encontrar lúcidas críticas del sistema educativo español

vigente hasta ese momento. A pesar de que la Ley General

de Educación no fue acompañada del necesario aumento en

los presupuestos dedicados a enseñanza, no cabe duda de

que fue la llave que abrió el camino hacia un cambio profun-

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 350: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

do en este sector, que acometió una nueva generación de

enseñantes que, en los años de la transición, arrumbaría defi-

nitivamente al viejo SEM y organizaría sus propios sindicatos,

consecuencia del Movimiento Democrático de Maestros

(nota 14)

1.2. La Universidad

También en este terreno, una de las obsesiones de los nue-

vos dirigentes universitarios y de los responsables de la edu-

cación en la España franquista fue desmontar la labor reali-

zada por el gobierno de la República y reaccionar contra la

Institución Libre de Enseñanza, pues, como afirmaba Luis de

Galinsoga, «varias generaciones escolares pudieron ser

envenenadas por esa caterva de pedantes malvados que

bajo las consignas inalterables de la Institución Libre de

Enseñanza tenían la infame misión de educar a aquellas

generaciones contra España». La toma del poder en la

Universidad, conforme las tropas franquistas iban entrando

vencedoras en cada distrito universitario, fue un evidente acto

de revancha política y ha sido magníficamente estudiado,

para el caso valenciano, por el malogrado Sebastià García

Martínez (nota 15).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 351: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Tras el breve paso de Sáinz Rodríguez por el ministerio, la

figura de José Ibáñez Martín domina la educación hasta

1951. Ibáñez era catedrático de Instituto, ex-cautivo y ex-com-

batiente y estaba muy vinculado a la ACNdeP. En su opinión,

«los principios eternos de España hay que fijarlos con vigor

revolucionario y para siempre. Recristianización y renaciona-

lización de la enseñanza es obra total y empresa colectiva.

Un pueblo con voluntad dispersa es como una nación que se

suicida» (nota 16), por lo que «nuestros alumnos universita-

rios tendrán una base religiosa inconmovible, una sólida for-

mación sin la cual no comprendemos la educación nacional»

(nota 17). Por otra parte, Franco, en 1946, prometía restable-

cer «en nuestras Universidades las otras dos ciencias olvida-

das: la filosofía y la metafísica. Solamente volviendo a estas

dos cosas, volviendo a Dios y a la filosofía católica, podemos

hacer que estos años no se pierdan».

Durante los años cuarenta, la Universidad española atravesó

un difícil período, caracterizado por la escasa capacidad inte-

lectual de la mayoría de sus profesores (nota 18). Cosa que

no es de extrañar, si se tiene en cuenta que marcharon al exi-

lio, según datos muy fiables, 118 profesores de la Universidad

española, entre los que destacaban Ignacio Bolívar,

Alejandro Otero, José Puche, Blas Cabrera, Wenceslao

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 352: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Roces, Agustín Millares José Gaos y Arturo Duperier, de

modo que incluso pudo crearse en México una Asociación de

Profesores Universitarios Españoles en el Extranjero que pre-

sidió algún tiempo Rafael Altamira. Además, se llevó a efecto

una fuerte depuración del personal docente: «El carácter de

la depuración que hoy se persigue no es sólo punitivo, sino

también preventivo. Es necesario garantizar a los españoles,

que con las armas en la mano y sin regateos de sacrificios y

sangre salvan la causa de la civilización, que no se volverá a

tolerar, ni menos a proteger y subvencionar a los envenena-

dores del alma popular, primeros y mayores responsables de

todos los crímenes y destrucciones que sobrecogen el

mundo y han sembrado de duelo la mayoría de los hogares

honrados de España... Los individuos que integran esas hor-

das revolucionarias, cuyos desmanes tanto espanto causan,

son sencillamente los hijos espirituales de catedráticos y pro-

fesores que a través de Instituciones como la llamada «libre

de enseñanza» forjaran generaciones incrédulas y anárqui-

cas...» (nota 19).

Se ha calculado que entre 1938 y 1945 se renovó el 55’7 %

del escalafón universitario. Esta depuración fue justificada

incluso por Ruiz Giménez en su discurso ante las Cortes en

enero de 1953: «Se explica claramente que una de las pri-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 353: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

meras reacciones de nuestro Movimiento Nacional, que venía

con el impulso heroico de restaurar valores esenciales de

España, fuese anular de raíz toda esa legislación (republica-

na) y establecer un sistema radicalmente nuevo». Sin embar-

go, es justo decir que el propio Ruiz Giménez, poco antes,

había suavizado las sanciones impuestas a los depurados.

Se había previsto que, una vez realizada la depuración, pro-

fesores y maestros tendrían que pasar unos cursillos de

orientación y perfeccionamiento profesional para «saturar su

espíritu del contenido religioso y patriótico que informa nues-

tra Cruzada». Poco después, el BOE especificaba que tales

cursillos habían de consistir en «conferencias de cultura reli-

giosa, sobre la significación histórica de nuestra gloriosa

Cruzada y orientaciones pedagógicas acerca de nuestros

propios valores». Era la «reconversión ideológica» del profe-

sorado. Además, los Rectores tenían que ser militantes de

Falange, se exigía el certificado de «adhesión» para ejercer

la labor docente y se controlaba totalmente el acceso a las

cátedras mediante el nombramiento de los Tribunales, que

hasta 1951, eran directamente designados por el Ministerio

de Educación Nacional.

Compartieron y se disputaron este control de la Universidad

española la Falange, la ACNdeP y el Opus Dei. A partir de

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 354: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1942, el mero hecho de estar matriculado en la universidad

implicaba la afiliación automática al SEU, sindicato estudian-

til único, cuyo fin primordial era «exaltar la intelectualidad pro-

fesional dentro de un sentido profundamente Católico y

Español, para hacer resurgir el pensamiento nacional que un

día tuvieron las Universidades de Salamanca y Alcalá de

Henares». En realidad, y retórica al margen, el SEU era el

encargado de seleccionar a la elite que asegurase el porve-

nir político del Régimen y, en un primer momento, era tam-

bién «brazo armado» de la Falange para momentos de ten-

sión, aunque evolucionará desde los años cincuenta hacia la

burocracia (nota 20). La ACNdeP se proponía captar «al que

tiene capacidad de dirección, a los mejores estudiantes, que

han de ser abogados, ingenieros, catedráticos, a aquellos

hombres situados en puestos señeros de la sociedad, desde

los cuales se puede hacer un apostolado con espíritu y efica-

cia». Los inspiradores de esta elite tan influyente eran el

jesuita Ángel Ayala y, sobre todo, Herrera Oria, creador de El

Debate, la Editorial Católica, la BAC, junto con Martín-

Sánchez Juliá, que ostentó numerosísimos cargos en la

España franquista (entre otros, procurador en Cortes y

Consejero Nacional de Educación). En cuanto al Opus Dei,

su asalto a la Universidad se realizó desde la Universidad de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Navarra, la Universidad de Verano de La Rábida, el CSIC y el

Instituto de Estudios Superiores de la Empresa de Barcelona

(nota 21).

Muchos rectores y decanos eran, a la vez, procuradores en

Cortes, dirigían colegios mayores y ocupaban cargos en

organismos paraestatales (nota 22). Cada disciplina se

«repartía» entre distintos catedráticos que imponían a sus

acólitos en sucesivas oposiciones y extendían sus dominios

por toda España, aunque a veces ocurrían escisiones y rebe-

liones internas (nota 23). Por otro lado, algunas figuras impor-

tantes de la intelectualidad española (como Ortega y Gasset,

su discípulo Julián Marías (nota 24) o Xavier Zubiri) o bien

tuvieron escasa influencia en la Universidad o hubieron de

mantenerse al margen: Ortega y Marías crearían un Instituto

de Humanidades y su papel en la cultura de esos años ha

sido, acertadamente, definido como el de «un maestro en el

erial» (nota 25).

La Ley de Ordenación Universitaria de 1943 fue el primer

gran proyecto de reestructuración legislativa en esta materia

en la postguerra y un intento de volver a una España Imperial

anclada en el pasado. La Universidad española nació «para

servir, ante todo, la misión de transmitir el saber mediante la

enseñanza… Esta finalidad, sometida al fiel servicio de la

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 356: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Religión y de la Patria», que tanta gloria dio a España en los

años imperiales, fue luego subvertida en el siglo XVIII, con

«la aparición del escepticismo» y llegó casi a su ruina con «la

corriente extranjerizante, laica, fría, krausista y masónica de

la Institución Libre de Enseñanza». Después, «la República

lanzó a la Universidad por la pendiente del aniquilamiento y

la desespañolización, hasta el punto de que brotaron de su

propia entraña las más monstruosas negaciones naciona-

les». Ahora, la Ley «quiere ante todo que la Universidad del

Estado sea católica» y, por otra parte, «exige el fiel servicio

de la Universidad a los ideales de la Falange, inspiradores del

Estado» (nota 26).

En ese intento, jugaban un importante papel los Colegios

Mayores que «se inspirarán, para realizar su función educa-

dora, en los principios de la moral católica, y procurarán ins-

pirar sólidamente en los colegiales el espíritu de disciplina,

austeridad, amor al trabajo, culto del honor y servicio a Dios

y a España, consustanciales con los postulados del

Movimiento Nacional».

Tras la expulsión de numerosos catedráticos (nota 27) y el

fusilamiento de algunos (entre ellos, Leopoldo Alas Argüelles

y Juan Peset Alexandre), el número de catedráticos de

Universidad permaneció estancado: eran 613 en el curso

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1947-1948 y apenas 808 en el curso 1959-1960, fecha hasta

la cual únicamente existía una mujer catedrática de

Universidad, que no obtuvo la plaza hasta 1953. En los años

cuarenta, en algunas revistas propiciadas por el SEU se

expresaron las inquietudes de personas como Laín Entralgo,

Tovar, Álvarez de Miranda, Valverde, Miguel Sánchez Mazas,

García Escudero, Pinillos, C. Alonso del Real, Robles Piquer,

Fraga y otros muchos, que compartían aún las concepciones

dominantes de la catolicidad y la hispanidad y creían en el

papel «revolucionario» de la juventud universitaria, para abor-

dar «los sempiternos problemas de la Universidad española,

egoísmo, desvertebración, falta de comezón intelectual».

Los años que van de 1951 a 1956 suponen, de un lado, el

acceso a la Universidad de generaciones que no habían

hecho la guerra y, del otro, el distanciamiento paulatino del

régimen de un número relativamente importante de intelec-

tuales, los Tierno, Aranguren, Vicens Vives, etc. Aranguren ha

escrito: «Una etapa concluye verdaderamente en 1956: la

Universidad alcanza una cierta madurez e independencia crí-

tica, revelándose el sistema incapaz de asimilar e integrar

dicha protesta. Puede decirse que a partir de entonces

comienza a configurarse una actitud de oposición intelectual

y política entre hombres procedentes del propio sistema y, a

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 358: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

su vez, entre jóvenes educados en él». En esos años, un

nuevo equipo ministerial, dirigido por Ruiz Giménez y del que

formaban parte Antonio Tovar y Laín Entralgo (nota 28), inten-

tó una cierta apertura en la vida universitaria, siempre a par-

tir de la fidelidad al Caudillo [al que se nombró doctor honoris

causa de la Universidad de Salamanca, nada menos

(nota 29)] y al propio régimen. Cuando Laín Entralgo tomó

posesión de su cargo de Rector de la Universidad de Madrid,

en septiembre de 1951, afirmó que «todo cuanto haga esta-

rá Inspirado en la lealtad al magisterio de nuestros maestros,

entre los que quiero destacar a dos, José Antonio Primo de

Rivera, que en esta Facultad cursó estudios, y Ramiro

Ledesma Ramos, que cursó en la de Filosofía, a los que es

necesario ser leales por su ejemplaridad y ética».

En los años cincuenta, el SEU fue el marco para el desarro-

llo de una interesantísima labor cultural, con exposiciones,

cine-clubs, revistas como La Hora y el famoso Teatro Español

Universitario. En 1954, una manifestación promovida y orga-

nizada desde el SEU que pedía «Gibraltar español» acabó

siendo reprimida por la policía, para desconcierto de muchos.

En 1955, se intentó organizar [por un grupo en que figuraban

Ramón Tamames, Enrique Múgica Herzog, Javier Pradera y

otros, más o menos dirigidos por un enviado del PCE,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Federico Sánchez (nota 30)] un Congreso de Estudiantes

Jóvenes, que fue prohibido por la policía. Poco a poco, esas

nuevas generaciones (muchos de ellos, hijos de los vencedo-

res en la guerra civil) pasan del descontento cultural al políti-

co, a lo que colabora el régimen, con su cerril actitud. El entie-

rro de Ortega y Gasset será ocasión para que esos sectores

más inquietos, cercanos a Falange, reivindiquen su papel

sobre todo, en cuanto debelador del poder clerical sobre el

pensamiento español. La censura ordenó a los directores de

periódicos que no dedicasen a Ortega más de tres artículos

y que, en todos ellos, se hiciese clara referencia «a sus erro-

res religiosos».

Esa tensa situación culminó en los acontecimientos que

tuvieron lugar en febrero de 1956 en Madrid, con actuaciones

de falangistas y miembros de la Guardia de Franco en el inte-

rior de la Universidad y diversos enfrentamientos en los que

resultó herido Miguel Álvarez, un joven falangista, lo que pro-

vocó que se preparase una especie de «noche de los cuchi-

llos largos» que pudo ser evitada, al parecer, por la energía

de algún alto cargo militar. Se produjeron numerosas deten-

ciones (Tamames, Múgica, Javier Pradera, Ruiz Gallardón,

Gabriel Elorriaga, etc.) y fue destituido el equipo de Ruiz

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 360: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Giménez. Para Franco, todo se debía a «una minoría de jara-

neros y alborotadores» (nota 31).

El período 1956-1962 tuvo como Ministro de Educación a

Jesús Rubio García Mina, ex-cautivo, falangista, doctor en

Derecho, subsecretario de Educación Nacional hasta 1951.

En la universidad comienzan las agitaciones y movilizaciones

y los cauces del SEU son desbordados: aparecen organiza-

ciones estudiantiles paralelas (Frente de Liberación Popular,

Nueva Izquierda Universitaria, Federación Universitaria

Democrática Española, Agrupación Socialista Universitaria) y

el SEU, pese a las reformas introducidas en 1958 en busca

de una mayor representatividad, pasará desde 1962 a ser un

organismo puramente fantasmagórico. En 1964 y 1965 fueron

prohibidos numerosos actos culturales en las Universidades

de Madrid y Barcelona, hechos que culminaron en una mani-

festación de estudiantes y profesores que provocaron la des-

titución de tan prestigiosos catedráticos como Aranguren,

Montero Díaz, Aguilar Navarro, García Calvo y Tierno Galván

(nota 32), cuyo expediente tramitó Luciano de la Calzada, y

la dimisión (con un famoso telegrama al Ministro: «No hay

estética sin ética», de José María Valverde. En 1966, se pro-

dujo en la Universidad de Barcelona la famosa «caputxina-

da», donde se aprobó un manifiesto sobre la Universidad y su

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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papel que había redactado Manuel Sacristán (nota 33). Por

esos años se organizó el Sindicato Democrático de

Estudiantes (nota 34) y desde entonces hasta el final del fran-

quismo, la Universidad fue lugar de encuentro casi diario

entre estudiantes, profesores no numerarios y algunos nume-

rarios y las fuerzas de orden (los «grises»), produciéndose

numerosos cierres y otros desmanes del poder que no pudo

evitar que la Universidad fuese uno de los núcleos funda-

mentales de la oposición democrática al franquismo

(nota 35).

2. La cultura

2.1. Consideraciones generales. El papel de la censura

Es evidente que el franquismo, aunque (como buen estado

totalitario) trató, en un primer momento, de forjar una cultura

propia, mantuvo permanentemente una actitud de prevención

y desconfianza hacia la cultura, sobre la que ejerció atenta

vigilancia. Especialmente, a partir del momento en que la acti-

vidad cultural fue una de las escasas formas posibles de

manifestar cierta disidencia contra el franquismo que, a partir

de los años cincuenta, hubo de permitir la apertura de algu-

nas ventanas de libertad que no colmaban el considerable

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retraso que la cultura española experimentaba respecto a la

que, en esas mismas fechas, se hacía en el extranjero. Pese

a esos avances, la mayoría de los intelectuales españoles se

convencieron de la incapacidad del régimen franquista para

evolucionar hacia las libertades, aunque sólo fuesen las de

pensamiento y expresión. La libertad controlada, siempre en

actividades muy minoritarias, que, en los años cincuenta, se

articuló desde el régimen (teatro de cámara, revistas estu-

diantiles, cine-forums) no fue suficiente y desde los años

sesenta era ya evidente que el franquismo tenía uno de sus

principales núcleos de oposición entre los intelectuales

(nota 36). Con todo, no hay que sobrestimar esa actividad

opositora desde la cultura, dado su carácter minoritario. La

inmensa mayoría del pueblo español, en los años sesenta,

estaba ya entregada a la más gozosa de las alienaciones: en

realidad, la habilidad del franquismo consistió, en no poca

medida, en saber abandonar su proyecto de imponer a todos

un rígido totalitarismo para conseguir, a cambio, un cierto

consenso, fruto de la despolitización y desmovilización de la

mayor parte de la población que, como el propio Franco, no

se metía en política.

El Estado y la Iglesia católica se convirtieron, en los años

cuarenta, en los únicos clientes para determinadas obras de

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arte y actividades culturales: de ahí que, sobre todo en pro-

vincias, se pueda observar que «quienes habían pintado

enormes carteles de Stalin o Lister retrataban ahora a Franco

o a vírgenes y santos; quienes habían entonado cantos épi-

cos en honor de los milicianos, cambiaron ahora el objeto de

sus poesías y se volvieron hacia la religión, la familia o inclu-

so, temas aparentemente más prosaicos, como el ahorro»

(nota 37). Muchos intelectuales, después de haber pasado

algún tiempo en las cárceles, tuvieron que aceptar todo tipo

de encargos, si querían seguir pintando, levantando edificios

o publicando alguna poesía.

El régimen franquista utilizó con artistas e intelectuales la

consigna, el halago y, sobre todo, la censura. Los condicio-

namientos que la censura impuso a la cultura española

durante muchísimos años han sido uno de los temas mejor

estudiados de la política cultural franquista, aunque quedan

todavía aspectos inéditos y haría falta, posiblemente, acceder

a documentación que tal vez haya desaparecido. La censura,

además, no se ejercía conforme a normas claras, sino que

tenía en la arbitrariedad una de sus más amenazadoras

características y, desde luego, era más estricta conforme se

descendía a instancias provinciales y locales que cuando se

ejercía en Madrid. Los funcionarios siempre preferían equivo-

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

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carse a favor de la censura que en contra: era, así, perfecta-

mente posible que, en plenos años sesenta, unos funciona-

rios de la Delegación Provincial del Ministerio de Información

y Turismo prohibiesen a un cine-club la exhibición de pelícu-

las procedentes de organismo tan subversivo como la

Filmoteca Nacional. En segundo lugar, era normal que la cen-

sura se ejerciese con mayor cuidado sobre aquellas activida-

des informativas y culturales que llegaban a sectores más

amplios de los españoles y españolas, de modo que el cine y

la prensa estaban más controlados que, por ejemplo, una

exposición de pintura o una revista de poesía, más minorita-

rios (nota 38).

Como es sabido, muchos intelectuales ejercieron, en los pri-

meros momentos del franquismo, como censores, aunque

posteriormente, algunos de ellos, se distanciaran e incluso se

enfrentaran al régimen. Una de las peores consecuencias de

un régimen dictatorial, en el terreno de las actividades cultu-

rales, precisamente por esa arbitrariedad de que hablába-

mos, es una curiosa circunstancia, según la cual todos, inclui-

dos los censores, pueden exhibir alguna heroica herida reci-

bida en la lucha contra dicha institución. A la vez, la aproba-

ción de alguna obra crítica, ya en los años sesenta, podía ser

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exhibida por el régimen (de hecho, se hacía de cara al exte-

rior) como prueba de su amplitud de criterios y de libertad.

Iniciada la transición, surgieron algunos informes de urgencia

sobre la cultura durante el franquismo (nota 39), pero cree-

mos que no existe una visión de conjunto sobre el tema, sin

duda porque se trata de un campo de estudio e investigación

muy amplio (nota 40). La aparición de las memorias de algu-

nos, muy pocos, de los protagonistas de la vida cultural

desde el poder o desde la oposición, apenas disimula nues-

tro desconocimiento sobre el papel jugado por tantos y tantos

personajes. Sin duda, las obras de escritores, artistas y cine-

astas han sido objeto de tesis y estudios, pero seguimos sin

tener un balance general. A niveles más particulares, hay que

señalar el intento de hacer una valoración del impacto de la

dictadura franquista sobre la cultura en Catalunya (nota 41) y

algunas aportaciones a niveles más concretos, como el

número de la revista Canelobre sobre la cultura y la sociedad

alicantina en los años cincuenta, que permite conocer de

forma más directa las vicisitudes por que atravesaban quie-

nes pretendían hacer cultura en provincias (nota 42).

Un aspecto que ha sido bastante bien estudiado, aunque no

está por supuesto agotado, es el del exilio. La otra cultura

española, que rayó en muchas ocasiones a gran altura y que

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 366: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

fue lamentablemente desconocida por quienes aquí queda-

ron hasta las postrimerías del franquismo (nota 43), ha sido

objeto estudio en Congresos (nota 44), revistas (nota 45) e

incluso ha dado lugar a una colección monográfica de estu-

dios (nota 46). Por sí solo, el exilio ofrece una riqueza cultural

inmensa que, sin embargo, no puede ser considerada, strictu

senso, como fruto del franquismo, sino todo lo contrario

(nota 47). No cabe duda de que el desconocimiento que exis-

tía de la cultura española en el exilio influyó muy negativa-

mente en el conjunto de los intelectuales españoles: uno de

los testimonios más impresionantes de ese abismo abierto

por la dictadura franquista entre los españoles de dentro y

fuera de España es el relatado por Max Aub, en La gallina

ciega (nota 48).

2.2. Pensamiento e ideología

La mayoría de los estudiosos de este tema reconocen (con

interesadas excepciones, como la de Ricardo de la Cierva)

que, en palabras de J. L. Abellán, «la situación cultural de

España en el período inmediato a la guerra civil fué la de un

auténtico páramo cultural». Laín Entralgo decía que la suya

había sido una generación sin maestros y Fontana recordaba

el enorme papel que, por ejemplo, la obra de Altamira y de

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otros ilustres historiadores exiliados, como Américo Castro o

Sánchez Albornoz, hubieran jugado en la Universidad espa-

ñola, que experimentó muy directamente los efectos de la

diáspora republicana hasta los años sesenta, al menos.

Aunque, lógicamente, hubo aportaciones muy notables en

literatura, arte, cine y teatro, la cultura de la época franquista

(sobre todo, la propiciada desde el régimen) tiene una

impronta de mediocridad, cuando no rozaba el esperpento.

En España quedaron, o volvieron pronto, intelectuales como

Azorín (que tuvo que escribir, para la prensa falangista, artí-

culos oportunistas sobre «el estilo literario de José Antonio»),

Baroja (del que se publicó por esas fechas un panfleto contra

comunistas y judíos que, si bien le fue en cierta medida ajeno,

no por eso fue desautorizado por él), Manuel Machado,

Xavier Zubiri, Eugenio d’Ors, Manuel García Morente (ex-ins-

titucionista, convertido al catolicismo durante la guerra civil y

ordenado sacerdote), Ernesto Giménez Caballero, Vicente

Aleixandre (que pronto se recluiría en el «exilio interior»),

Dámaso Alonso, Ortega y Gasset (que regresó a España en

1945), Pérez de Ayala y Marañón, los tres últimos, miembros

de la llamada «tercera España».

La cultura oficial rompió claramente con la cultura europea

liberal y se caracterizó por la defensa de la ortodoxia y la

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

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imposición de la uniformidad ideológica, además de una total

ruptura contra todo lo anterior. Entre 1936 y 1945, predomina

la afirmación fascista, avalada por la hegemonía internacional

de las potencias del Eje. Entre 1945 y 1959, se impone en el

franquismo una visión nacional católica, condicionada por la

derrota internacional del Eje y la necesidad de dar una coar-

tada anticomunista a la existencia del Régimen: de ahí, la pri-

macía de una literatura política inspirada en la doctrina de la

Iglesia y en el patronazgo de Menéndez y Pelayo. La oposi-

ción, por su parte, se verá condenada durante mucho tiempo

a manejar un lenguaje político crítico, con un lenguaje elípti-

co y una escasa, cuando no nula, incidencia en las masas:

recuérdense, por ejemplo, el Boletín que editaba Tierno

Galván en la Universidad de Salamanca, los trabajos históri-

cos de Vicens Vives o las críticas de José Mª Castellet en La

hora del lector. Sin embargo, a partir de los años sesenta, se

puede asegurar que la cultura española se construye en opo-

sición al franquismo.

Así se puede apreciar en los estudios históricos: según José

Mª Jover, la historiografía de los años cuarenta se caracteri-

zaba por el nacionalismo a ultranza, con una base metodoló-

gica positivista, lo que permitía la ausencia de la teoría y la

aparición de un mensaje ideológico. Solamente 7 de las 54

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Page 369: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tesis presentadas en la Universidad de Madrid en la década

de los cuarenta eran de historia contemporánea: la mayoría

trataban de justificar la pretensión de los vencedores en la

guerra civil de adoptar como modelo la España del

Quinientos, con los Reyes Católicos, el Concilio de Trento, el

Imperio, Felipe II, el descubrimiento y la conquista de

América. En los años cincuenta, y en algunas Universidades

(papel de Vicens Vives y sus discípulos, influidos por la

escuela de los Annales), se pasa a «una historiografía social

y económica servida por una metodología de base estadísti-

ca, y de la temátíca bajomedieval y renacentista a una defini-

tiva entrega a los temas de historia contemporánea».

Desde el punto de vista filosófico, se asiste al triunfo absolu-

to del escolasticismo, que existía también fuera de España y

contaba con figuras respetables como Maritain y cierta

influencia en Hispanoamérica y en movimientos sociales y

políticos, como la democracia cristiana. Pero fuera de España

era un pensamiento abierto al diálogo y que coexistía con

otras muchas corrientes filosóficas. En España logró consti-

tuirse en la única filosofía posible e indiscutible. El ambiente

de los seminarios se trasladó a la universidad. Incluso cuan-

do, al margen por supuesto de la Universidad (es el caso de

los primeros libros de Julián Marías, que esbozaban una

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 370: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

suave crítica a la filosofía católica y tradicional, no sin algunos

problemas), aparecía otro tipo de filosofía tenía que ser inclui-

da dentro del pensamiento católica: es el caso del llamado

«orteguismo católico». No hay que olvidar tampoco que tanto

Ortega como el anatematizado Unamuno, eran conocidos

fuera de España como pensadores claramente conservado-

res, mientras que aquí suponían el colmo del pensamiento

avanzado: no en vano, como ha recordado Ridruejo, habían

sido sometidas a un duro expurgo las Bibliotecas y se había

prohibido o se prohibirían la edición o reedición de obras

como el Discurso del método, la Crítica de la Razón pura, el

Emilio, y, obviamente, El Capital o El Ser y la Nada.

El mismo ambiente se respiraba, por ejemplo, en la psiquia-

tría. Como ha señalado Castilla del Pino, no se intentó única-

mente imponer unos principios, sino también destruir funcio-

nalmente a quienes se consideraba encarnación de los

opuestos. En 1938, Vallejo Nájera, primer catedrático de

Psiquiatría de España, sugería seriamente la creación del

Cuerpo General de Inquisidores para velar por la pureza de

los principios que posibilitaron la España Imperial, y proponía

la pena de muerte e incluso la pérdida para sus hijos del ape-

llido paterno, de los que conculcasen tales principios. La psi-

quiatría oficial se caracterizaba por el antidemocratismo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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(nota 49), el moralismo, el racismo y la ideología religiosa.

Obviamente, fue mal acogido el psicoanálisis. Las obras de

Freud estuvieron prohibidas hasta 1949 (se autorizaron des-

pués en edición de lujo, a cargo de la Biblioteca Nueva).

Como decía López Ibor, a Freud había que conocerlo, pero

no aceptarlo (nota 50).

Un problema discutido es el de la supuesta o real existencia

de un enfrentamiento entre los intelectuales católicos y los

falangistas, en los primeros años del franquismo. Fue José

Carlos Mainer el primero que habló de esta dicotomía y,

según él, «correspondió a Falange la reapertura de la vida

intelectual madrileña con posterioridad a 1939». Ridruejo y

Laín habrían, según esta interpretación, defendido al intelec-

tual en el sistema, a diferencia de los integristas y contrarre-

volucionarios, obsesos de la España eterna. Para Mainer, el

equipo de Ridruejo habría tratado de «recuperar lo recupera-

ble» y gracias a ellos se reintegraron determinados escrito-

res, pensadores, médicos, evitándose así el acabose de la

cultura liberal española. Laín llega incluso a hablar del «libe-

ralismo intelectual» de ciertos sectores falangistas, expresa-

do a través de revistas como Escorial. Pienso que se trata de

una visión parcial y muy influida por la evolución posterior de

muchos de estos falangistas y creo que, de todos modos,

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 372: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

habría que dejar claro que la lectura de revistas como Vértice

y Escorial, empresas intelectuales falangistas, las eclesiásti-

cas Razón y Fe, Ecclesia o la Revista del Instituto de

Estudios Políticos, demuestran a las claras los límites de la

«apertura» pretendida desde algunos sectores del régimen

que, como suele suceder en todo sistema totalitario, siempre

tiene en su interior «palomas» y «halcones». Lo que es evi-

dente es que media España (la del exilio y la de quienes, en

el interior, no comulgaban con el franquismo) estaba excluida

de la cultura oficial y si se discutía la actitud a tomar ante

Ortega y Unamuno, a nadie se le ocurría siquiera reivindicar

a las grandes figuras del exilio o a la propia Institución Libre

de Enseñanza.

En Escorial, por ejemplo, colaboraron Dionisio Ridruejo,

Mourlane Michelena, Menéndez Pidal, Corts Grau, Zubiri,

López lbor, Fernández Almagro, C. Alonso del Real, Eugenio

Montes, Martín de Riquer, Ciríaco Pérez Bustamante, Camón

Aznar, Marañón, Emilio García Gómez, Eduardo Aunós, Fray

Justo Pérez de Urbel, Caro Baroja, Dámaso Alonso,

J.A.Maravall, Ramón Carande, Laín Entralgo, Sánchez Bella,

Baroja, Rafael Sánchez Mazas, etc. Y de casi todos ellos se

puede encontrar algún elogio a Franco y al régimen, muchas

alabanzas a la iglesia, no menos ataques a las doctrinas libe-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 373: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

rales y socialistas, y, en fin, textos de los que habrá de apo-

derarse un piadoso olvido. La evolución posterior hacia el

antifranquismo de muchos de sus autores (desde Maravall a

Carande) no nos puede llevar a olvidar que muchos de ellos

colaboraron, con mayor o menor intensidad, en el intento del

régimen de los vencedores en la guerra civil de dotarse de un

aparato cultural propio. Era necesario elaborar una ideología

justificadora del bloque dominante y vencedor en la guerra

civil, a partir de ideas como la concepción de España como

«unidad de destino en lo universal» y «el hombre como por-

tador de valores eternos», la valoración de la hegemonía de

las elites intelectuales (nota 51) y de la Universidad sobre las

mayorías, el nacionalismo (nota 52), la reinterpretación de la

historia de España (con la doctrina del Imperio, la exaltación

del Jefe, el racismo y el catolicismo), el fundamento religioso

de la cultura y la ideología, militarismo, etc.

La revista Razón y Fe era editada por los jesuitas desde pri-

meros de siglo y jugó un importante papel en los años cua-

renta y cincuenta. Entre sus colaboradores destacaban los

padres Azpiazu, Ignacio Errandonea, Miquel Batllori,

Constantino Bayle, Félix G. Olmedo y Martín Brugarolas.

Obviamente, el eje central de la revista era la defensa de la

ortodoxia católica más integrista: de ahí el terror ante cual-

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 374: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

quier asomo de libertades de expresión y pensamiento, la

apasionada defensa del Estado surgido del 18 de Julio, la

consideración de única posible de la filosofía tomista y esco-

lástica, etc. Resulta muy interesante leer los artículos dedica-

dos a la enseñanza, en momentos en que la Iglesia libraba

con éxito la batalla para su control. Así, se defiende la exis-

tencia de Universidades católicas, porque aunque en esas

fechas (1942) las universidades estatales lo eran por defini-

ción en España, «resulta prácticamente imposible a la larga

evitar que en ellas mismas se viertan ideas erróneas y con-

ceptos no católicos». Y se reclamaba una gran atención a la

formación religiosa en la Universidad porque «la ruina de las

creencias en los hombres cultos viene ordinariamente de la

inferioridad de su cultura sagrada respecto de la profana».

Por su parte, Errandonea aseguraba en 1943 que «la mejor

arma contra el comunismo revolucionario y enemigo de la his-

toria de cada nación son siete años de latín» (sic) (nota 53).

Como solía ser moneda frecuente en la época, desde Razón

y Fe se defendía una educación elitista, pues como decía el

padre Ayala, «educar a un gañán para lo que él ha de menes-

ter cuesta muy poco: cuentas y catecismo. Educar a un prín-

cipe que ha de gobernar a un pueblo requiere muchos años,

vasta cultura y dotes de formador no corrientes» (nota 54).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 375: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Otro de los temas recurrentes de Razón y Fe era el ajuste de

cuentas con los intelectuales españoles que habían mostra-

do cierta heterodoxia, especialmente algunos miembros de la

generación del 98, Pérez Galdós, Unamuno y Ortega y

Gasset. Frente a sus obras, siempre criticadas, se elogiaban

las aportaciones filosóficas de Menéndez y Pelayo, Donoso

Cortés, Zaragüeta, Zubiri o García Morente. En febrero de

1944 advierten contra la manifesta contradicción que supone

el hecho de que desde la Universidad española, que había de

ser abiertamente católica, se alabase a Unamuno y se le pro-

pusiese como maestro y modelo de españoles, siendo hom-

bre claramente anticatólico. Y en junio de 1943, un editorial

protesta contra el intento de conmemorar el centenario de

Galdós, «uno de los grandes falseadores del espíritu nacio-

nal». De modo que nada de homenajes, pues «bastante que-

branto es ya que anden sueltos y reimpresos tantos libros de

Galdós... y de otros».

Naturalmente, Razón y Fe apoyaba de manera inquebranta-

ble al régimen franquista con cualquier excusa, se trate de su

política penitenciaria o de su concepción del sindicalismo. Y

cuando fue necesario, apoyó el «giro hacia la neutralidad»

tras la derrota del Eje, prestando (como, en definitiva, hizo la

Iglesia en su conjunto) su legitimidad al régimen salido de la

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 376: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

guerra civil. Eso sí, dejando bien clara la resistencia a «esa

comezón inaplazable de aplicar como panacea automática y

apriorística el sufragio universal directo, inorgánico e indiscri-

minado, esa igualación de prudentes e imprudentes, de

sabios e ignorantes, de apasionados y serenos, de respon-

sables e irresponsables, de virtuosos y malvados, de locos y

cuerdos...».

Mientras en España eran encarcelados y fusilados los oposi-

tores al régimen, algunos teólogos se planteaban en Razón y

Fe la moralidad de las corridas de toros, porque los diestros

se exponían en ellas al peligro de muerte… Y ante las pre-

tensiones de recuperar a ciertos escritores, la revista asegu-

raba que, de la misma manera que cuando triunfó el

Cristianismo hubo que destruir bellas estatuas de dioses

paganos, por lógica jerarquía de las cosas, ahora había que

distinguir la principal de lo secundario, porque, «¿qué impor-

tancia puede tener que permanezca alejado de España algún

ingenio pulido o un poeta encantador si por su contenido son

focos de gangrenas de incalculables consecuencias?».

A similares conclusiones se llegaría (según se desprende de

algunos trabajos ya publicados) examinando otras revistas

religiosas, como el Boletín de la Acción Católica Nacional de

Propagandistas o Ecclesia. El Boletín era de circulación inter-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 377: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

na y ha sido estudiado por José R. Montero, que ha destaca-

do como sus principales características el anticomunismo; la

actitud de reserva ante el estatismo y el totalitarismo (en el

que, por supuesto, no incluían al régimen español); la subor-

dinación de los conceptos de Patria e Imperio a la orientación

católica; la más rígida ortodoxia religiosa apoyada en los

documentos pontificios, porque «para cada problema social y

político encontramos la solución adecuada en la doctrina de

la Iglesia, aplicada al momento por cada Encíclica». Y obvia-

mente, reflejaba el Boletín también otras dos características

generales de la propia ACNdeP: la vocación de captación de

minorías dirigentes y la absoluta lealtad al régimen surgido de

la guerra civil, del que constituyeron los propagandistas pieza

clave.

En cuanto a Ecclesia, ha sido estudiada en su evolución entre

1939 y 1945 por José Ángel Tello (nota 55): se trataba de la

publicación «oficial» de la jerarquía católica y fue fundada en

1941 por el Cardenal Gomá. En ella se pueden encontrar

también las características hasta aquí estudiadas en otras

revistas: visión maniquea de la guerra española, exaltación

de la Victoria que supuso «el abrazo entre la Religión y la

Patria»; insistencia en la necesidad de recristianizar a

España; convencimiento de que la llamada cuestión social, es

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 378: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

decir, la lucha de clases, «honda marejada amenazante de

todas las sociedades modernas» no es en último término

más que «un problema de ideas cristianas»; elogios a la

forma en que el Nuevo Estado llevaba a la legislación las

ideas católicas, en muchos aspectos; lucha ideológica contra

el liberalismo, en tanto doctrina filosófica y en tanto política

concreta en la reciente Historia de España: en última instan-

cia, el antiguo grito de combate integrista que aseguraba que

el liberalismo era pecado pasa ahora a formularse de forma

distinta: «El liberalismo llevaba en su aparente euforia el

gusano del comunismo que arruinaría las naciones»; el anti-

comunismo, combatido por procedimientos menos burdos

que en otras revistas, con estudios de Manuel Giménez

Fernández, Lojendio y otras; la insistencia en el papel que ha

de jugar la Iglesia en el sistema educativo y, finalmente, los

elogios a la Hispanidad.

Otra revista importante surgida en los años cuarenta fue la

Revista de Estudios Políticos, órgano del Instituto del mismo

nombre, creado en el año 1939 para cumplir «esa ambición

histórica de nuestro Movimiento que quiere hacer de España

el Imperio de cruces y espadas que le marca un destino

inexorable. Escuela de formación trascendente se crea, defi-

nidor de normas y vigía de estilos». Según Stanley Payne,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 379: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

sus redactores constituían el brain trust de la Falange y del

propio Estado franquista: García Valdecasas, Castiella,

Eugenio Vegas Latapié, Díez del Corral, J.A. Maravall,

Jordana de Pozas, Fernández Miranda, Ramón Carande,

Juan Beneyto, Pedro Laín Entralgo, Carlos Ollero, Sánchez

Agesta, García Escudero, Leopoldo Panero, Luis Rosales,

Mariano Aguilar, Fernández Almagro, Camón Aznar, Manuel

Fraga y otros. José Antonio Portero, en su estudio sobre esta

revista (nota 56), establece como sus principales líneas ideo-

lógicas el catolicismo, el nacionalismo o «españolismo» y el

falangismo. Así, es misión de España recristianizar a Europa

(nota 57), cosa fácil porque para los españoles, como decía

Corts Grau, «el catolicismo ha sido la verdadera Patria».

Lógicamente, se exaltaban aquellos momentos de la historia

española donde más evidente fue el papel de la religión: la

reconquista, la colonización en América y la guerra civil

(nota 58), a la que se denomina habitualmente Cruzada.

El sector tradicionalista y afín al Opus Dei, en la línea de

Menéndez y Pelayo, Vázquez de Mella, Ramiro de Maeztu y

el grupo de Acción Española, se agrupaba en torno al

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (por iniciati-

va de José Mª Albareda) y la revista Arbor, donde escribían

Rafael Balbín Lucas, Rafael Calvo Serer, Federico Suárez

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 380: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Verdaguer, Florentino Pérez Embid, Víctor García Hoz,

Vicente Palacio Atard, Alvaro d’Ors, Ángel González Álvarez,

Fray Justo Pérez de Urbel, García Yebra, Rafael Gambra,

Pinillos, Jesús Arellano y Francisco Elías de Tejada (nota 59).

Arbor cumplió un papel básico en la búsqueda de una cultu-

ra de elite que incluyó, a partir de 1946, una cierta apertura

hacia la cultura que se producía en el exterior, si bien con una

gran carga de ideología. En cierta medida, los hombres que

animaban el CSIC pretendían una alternativa a la visión «lite-

raria» a la que eran proclives los hombres que hacían

Escorial. Con todo, la cultura defendida por Arbor se caracte-

rizaba por un pensamiento arcaizante y contrarrevolucionar-

lo, el antirracionalismo, la idealización de la cultura medieval,

la idea de una Europa cristiana y la negación de la ideología

del progreso (nota 60).

Hay en Arbor una mayor atención a los temas científicos que

en otras revistas (cosa lógica, puesto que se trataba de dar

salida a la producción científica de los distintos Institutos cre-

ados en el seno del CSIC) y una menor atención a las cien-

cias humanas. Y sobre todo, es una buena fuente para cono-

cer las actividades del propio CSIC y de todo el aparato de

poder cultural y político que consiguió montar el Opus Dei a

través de los Cursos de Verano de la Rábida, la escuela de

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estudios sobre Hispanoamérica de Sevilla, y la Universidad

de Verano Menéndez y Pelayo.

También en los años cuarenta aparecieron dos revistas de

interés y mayor difusión: Índice, dirigida desde 1945 y a lo

largo de su vida por Juan Fernández Figueroa, caracterizada

casi siempre por su ambigüedad ideológica, e Insula, que

salió en 1946 y que, dirigida por José Luis Cano y Enrique

Canito, mantuvo una actitud más coherente, pero también

más reducida al ámbito puramente literario. Desde los aleda-

ños del poder, además, se asistía a la desaparición en 1946

de dos revistas integristas, iniciativa de Juan Aparicio y que

volverían a aparecer años después, también con cargo a los

presupuestos del Estado: El Español y La Estafeta Literaria,

ambas caracterizadas por el tono bronco que solía impregnar

las iniciativas del jonsista Aparicio. En El Español colaboraron

Azorín, Juan Beneyto, José Luis Cano, Óscar Pérez Solís,

José Plá, Rafael Sánchez Mazas, Tomás Borrás, Maximiano

García Venero, Ernesto Giménez Caballero, Antonio Tovar,

Luis Rosales, Rafael García Serrano, Eduardo Aunós,

Manuel Machado, Leopoldo Panero y Julio Caro Baroja, entre

otros muchos, procedentes de todas las «familias» del régi-

men, aunque con cierto predominio del falangismo.

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

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El Español, que inició su andadura en octubre de 1942, se

subtitulaba «Semanario de la política y del espíritu», apoyó

entusiásticamente a las potencias fascistas mientras ello fue

posible y mezclaba los artículos de temática cultural con otros

claramente propagandísticos sobre las realizaciones del régi-

men o las iniciativas de Falange. Abundaron, naturalmente,

los artículos de o sobre los fundadores de FE, las JONS y

demás antecedentes del estado franquista, la revisión de la

historia española y universal y las reclamaciones de un espa-

cio imperial para España.

En 1949 se suscitó entre Laín Entralgo y Calvo Serer una

polémica sobre la historia y el futuro de España. En 1947 se

publicó el tomo I de la Historia de España que dirigía

Menéndez Pidal, con su famoso prólogo titulado «Los espa-

ñoles en la historia». En 1949 Laín Entralgo publicaba su libro

España como problema y por esas fechas Antonio Tovar

escribía a su vez un estudio sobre Menéndez y Pelayo: con-

tra ambos reaccionó Rafael Calvo Serer en el número de

Arbor de septiembre-octubre de 1949, en un ensayo titulado

España sin problema. Laín optaba por una nación católica y

universal, pero manifestaba la necesidad de integrar y com-

prender a los otros, incluso a los librepensadores, porque

todos constituían el patrimonio de España. Creía Laín que la

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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esencia de España era el sentido católico de su existencia

(pero no en cuanto coacción), su unidad y su libertad política

y económica, el respeto a la justicia social, el idioma y el res-

peto a la dignidad de la persona humana. Calvo Serer, por su

parte (en el prólogo del libro que, también en 1949 y con el

mismo título que el artículo publicó en Rialp) aseguraba que

«esa consideración de España como problema ha sido el

tema central de la desunión espiritual que ha paralizado la

historia nacional, por medio de la confusión y las divisiones

internas de los españoles» y establecía en el pensamiento de

Menéndez Pelayo la solución de la pretendida disyuntiva.

Contra lo que muchos han sostenido, no hay tanta diferencia

entre Calvo, Tovar y Laín. En definitiva, nadie renunciaba a

esa «homogeneidad lograda en 1939» y nadie se acordaba,

por supuesto, de las gentes del exilio.

De todos modos, no hay que perder de vista el carácter mino-

ritario, casi esotérico, de estas querellas. La ideología que a

través de la radio, el cine o los medios de comunicación escri-

tos llegaba a los españoles no difería de la de años atrás,

salvo en una cierta distensión en la agresividad y un menor

ímpetu en el afán de proselitismo. La pretendida «oposición

democrática» al franquismo estaba compuesta por personas

que formaban o habían formado parte del régimen y llevaban

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 384: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

a cabo audaces conspiraciones tras haberlas puesto previa-

mente en conocimiento de la autoridad competente, mientras

que la oposición real se jugaba aún la vida y la libertad. En

provincias, las disputas entre falangistas y católicos eran

inexistentes, pues unos y otros eran «dos personas en un

solo ser verdadero», el del franquismo. En 1950, Juan de la

Cosa, pseudónimo utilizado por Carrero Blanco, aseguraba

que «en el orden político, durante estos diez años se ha veri-

ficado el tránsito de la dictadura más absoluta (en 1939, toda

la autoridad y todos los derechos que en él, como en los

reyes caudillos, convergían en su origen, están en la persona

del vencedor de la Cruzada) al actual régimen, estable y defi-

nitivo, de Monarquía representativa... El régimen así consti-

tuido, y pese a cuanto vociferen nuestros adversarios, es per-

fectamente democrático» (nota 61).

En la etapa que va de 1951 a 1956 se enmarcan los intentos

renovadores de Ruiz Giménez (que había sido embajador

ante el Vaticano y había preparado la firma de los

Concordatos, siguiendo las directrices de Martín Artajo) al

frente del Ministerio de Educación, con la ayuda de Tovar y

Laín como rectores de las Universidades de Salamanca y

Madrid, y con la colaboración en diversos cargos del

Ministerio de personas como Fraga, Federico Sopeña

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 385: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

(nota 62), Corts Grau, Sintes Obrador y Fernández Miranda.

Todo ello sin salirse ni por un momento del más absoluto res-

peto al Caudillo, a los principios del Movimiento y, en general,

a los intereses de la clase dominante, como se puede apre-

ciar en las declaraciones a la prensa e intervenciones en

actos públicos de Ruiz Giménez y su equipo. Sin embargo,

esta actitud suscitó en las filas integristas una evidente reac-

ción (que puede ser interpretada como una querella por par-

celas concretas del poder universitario y cultural más bien

que como una lucha en torno a una auténtica liberalización

del sistema): se acusó al equipo dirigente del Ministerio de

connivencia ideológica con la funesta generación del 98, con

los krausistas y hasta con los socialistas, y se les recordó su

pasado totalitario.

En los años cincuenta, también las revistas del régimen ofre-

cen material interesante para captar la ideología dominante.

Reapareció, de nuevo bajo la dirección de Juan Aparício, El

Español, que pretendió ser en esta nueva etapa un semana-

rio más popular que antes y propugnaba una actitud que, en

uno de sus primeros editoriales, se calificaba de «dogmática,

pero no excluyente». Por eso habría que intentar incorporar

todas las ideas, pero sin olvidar que «solamente merecen

puesto y lugar en el concierto nacional las que ni directa ni

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 386: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

indirectamente puedan poner en peligro el ser español y el

modo de ser español». En sus páginas colaboraron personas

de diversa ideología que evolucionarían, además, de modo

muy diferente: Miguel Delibes, Giménez Caballero, Juan

Beneyto, Zaragüeta, José Mª García Escudero, Dámaso

Santos, Eduardo Aunós, Enrique Ruiz García, Sánchez Bella,

Tomás Borrás, Maciá Serrano, Alfonso Sastre, etc. El Español

combinaba la vigilancia contra las heterodoxias y su militan-

cia anticomunista y antidemocrática en los editoriales y tra-

bajos sobre política con una evidente apertura en el terreno

cultural: en sus páginas se alabaron las primeras películas de

Bardem y Berlanga, el teatro de Alfonso Sastre, las primeras

novelas y relatos de Ignacio Aldecoa, Sánchez Ferlosio o

Carmen Martín Gaite. A veces apunta la crítica de los jóvenes

que comenzaban a enfrentarse, todavía con guante blanco,

con el Régimen, que, a su vez, no había renunciado aún a

integrarlos. Pero a partir de 1956 esa permisividad disminuye

bastante y a partir de los años sesenta, desaparecería total-

mente.

Merece la pena recordar una larga polémica de Juan

Aparicio, en 1954, con Jesús Iribarren, director de Ecclesia,

sobre la libertad de prensa y la censura, en defensa de las

opiniones de Arias Salgado –que también polemizaría con el

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 387: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Cardenal Herrera Oria, poco después, en 1955 (El Español

reproduce todos los documentos sobre el tema)–; los elogios,

aun matizados, a la figura intelectual de Ortega, a su muerte,

que contrastan con los ataques perpetrados contra Unamuno

por Fray Albino, Obispo de Córdoba, o por el padre Oromí,

etc. Tras los acontecimientos estudiantiles que provocaron la

salida de Ruiz Giménez del ministerio, El Español lanzó una

denuncia con nombre y apellidos (Múgica Herzog, Tamames,

Pradera, Julio Diamante, Sánchez Dragó, López Pacheco,

etc.) de personas que no podían defenderse (nota 63). A par-

tir de entonces, aún cuando todavía aparecen algunos artí-

culos de interés en el terreno cultural, la revista acentúa su

posición reaccionaria y publica artículos contra el existencia-

lismo y contra la libertad de costumbres que introduce el

turismo, elogios cada vez más abiertamente propagandísti-

cos a las realizaciones del Régimen, advertencias constantes

contra los peligros de la heterodoxia dirigidas a los intelec-

tuales, denuncias de los complots de socialistas y republica-

nos en el extranjero, críticas a Francia e Inglaterra. Podemos

citar como compendio un delirante artículo de Juan de la

Cosa, es decir, el almirante Carrero Blanco, publicado en

1957, y tomado de su libro «Las modernas Torres de Babel»,

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 388: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

donde se atacaba al capitalismo, al marxismo, al liberalismo

y al comunismo.

Otras revistas del régimen eran más directamente culturales

(es el caso de Poesía española) o adoptaban una actitud más

informativa y menos militante: así ocurrió con La Estafeta

Literaria, que volvió a salir en estos años cincuenta también

con fondos públicos y que analizaba la cultura desde posicio-

nes cada vez más conservadoras. Por otro lado, en la órbita

del Opus Dei, aparecieron por esos años Nuestro Tiempo y

Punta Europa. La primera apareció en 1954, dirigida por

Antonio Fontán y en su primer número afirmaba: «Vivimos,

sin quererlo, inmersos en el historicismo, como jugamos sin

saberlo con ideas democráticas o liberales, como nos incli-

namos respetuosos ante el mito de la igualdad. Todo ello por

la aplastante, mayoritaria y universal victoria de dos errores

capitales que acaban abrasándose en la más cruel, enérgica,

violenta y consecuente de las subversiones sociales: la revo-

lución Marxista». Por su parte, Punta Europa planteaba el

siguiente objetivo: «Cada vez más existe la clara y extendida

evidencia de la incompatibilidad entre las ideas de la gran

democracia y la dignidad del hombre... El 18 de julio fue una

rebeldía viril contra el estado de cosas precedente. Han que-

dado atrás muchos años vergonzosos. Ese otro rincón donde

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 389: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

el alma de Occidente puede estar vigilante, vuelve a ser

España, punta de Europa».

Los años cincuenta son, pues, tiempo de confusión entre una

sociedad que se moderniza y va conociendo lo que ocurre en

el extranjero, y un sistema político que se niega a cambiar: de

ahí, las luchas entre los inmovilistas y quienes pretendían

hacer evolucionar al régimen, aunque poco a poco estos últi-

mos irán comprendiendo que se trata de una empresa impo-

sible y evolucionarán hacia la oposición. Así se producen los

intentos de Aranguren de iniciar un diálogo con los protes-

tantes y con los existencialistas; la consolidación de la revis-

ta El Ciervo, que se venía publicando en Barcelona desde

1950, dirigida por Lorenzo Gomis y en la línea de un catoli-

cismo progresista (nota 64); y alguna polémica sobre la rela-

ción entre los intelectuales del interior y los del exilio.

Asimismo hay que hacer alguna referencia, en esta cultura

crítica más o menos tolerada que va apareciendo, a la publi-

cación del Boletín Informativo de la Cátedra de Derecho

Político de la Universidad de Salamanca, dirigido por Tierno

Galván y en el que colaboraban Raúl Morodo y Lucas Verdú,

y desde el que se defendían posturas tan prudentes como el

«tacitismo» y el «funcionalismo», es decir, la necesidad de

tener en cuenta la técnica y la eficacia europeas. O la obra

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 390: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

histórica de Jaume Vicens Vives en Barcelona, con su reno-

vación metodológica y su visión de la historia a partir, no de

una ideología imperial, sino de datos demográficos, sociales

y económicos (nota 65). O la labor de la llamada «generación

de 1956», la protagonista del conflicto universitario, propicia-

dora de reuniones como las Conversaciones del Cine

Español en Salamanca o del non nato Congreso de

Escritores Jóvenes, y que había comenzado su actividad cul-

tural y política colaborando e impulsando revistas, muchas de

ellas pagadas por el SEU, como Haz, Alférez, La Hora y

Alcalá, en Madrid, o Laye, en Barcelona (nota 66): hombres

como Castellet, Manuel Sacristán, J. Mª Valverde, Sánchez

Ferlosio, Sastre, Bardem, Luciano F. Rincón, las hermanos

Ferrater, los hermanos Goytisolo, Francisco Marsal,

Fernández Santos, Fuentes Quintana o Múgica Herzog.

Estas revistas, relacionadas con el SEU o con otras instan-

cias del propio régimen, plantearon sobre todo una polémica

generacional con los intelectuales del franquismo. Se trata de

una actitud todavía, aunque cada vez menos, alejada de la

política misma, pero «politizada» por la propia resistencia del

régimen. Alcalá manifestaba su propósito de «sumar y no res-

tar» en 1953, apoyándose en la política de Tovar, Ruiz

Giménez y el propio Fernández Cuesta: era necesario inte-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 391: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

grar en el proyecto futuro de España a otros intelectuales,

además de los Menéndez y Pelayo, Maeztu, Vázquez de

Mella, Balmes o Cortés. Es decir, a Ortega, Unamuno,

Ganivet, Lorca, Guillén, en lo que «de auténtico y valioso»

tuvieran. Se producía así, y a pesar de la buena voluntad de

cuantos esta política propugnaban, la curiosa situación de

que esta aparente polémica entre las dos Españas permitía

dejar al margen a una tradición cultural e intelectual españo-

la entonces en el exilio o en la clandestinidad, la cultura obre-

ra, la Institución Libre de Enseñanza, etc. Porque tanto

Alcalá, como La Hora o Laye no podían pasar por alto los elo-

gios al régimen, el comentario puntual y elogioso a los dis-

cursos de Franco y demás jerarquías, la conmemoración de

determinadas efemérides, etc.Y habían de recordar constan-

temente su fidelidad a los principios inamovibles del mismo

régimen y a la religión católica.

En La Hora, que apareció en mayo de 1956 y en la que cola-

boraban Gabriel Elorriaga, Bugeda, Mauro Muñiz, Carlos

Alonso del Real y Dámaso Santos, alternan las entrevistas a

Otto Skorzeny (que asegura que «mientras exista Alemania,

el comunismo encontrará su oposición») y a varios jerarcas

falangistas, los fragmentos de discursos de Arrese, Solís,

Sanz Orrio, Girón, Torcuato Fernández Miranda, Muñoz

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 392: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Grandes, las invocaciones a los Balmes, Maeztu, Menéndez

y Pelayo, Ledesma Ramos, Onésimo Redondo, García

Morente y demás ancestros, con la información cultural de

tono progresista y hasta cierta crítica, siempre desde una

perspectiva juvenil e inconformista, como, según sus autores,

cuadraba a la propia Falange. Así, La Hora atacó la pasión

por el fútbol, «que se ha ganado a pulso su título de opio

nacional», los festivales benéficos para diversión de la alta

sociedad, el veraneo de las clases altas (aunque ahora «la

soledad de los balnearios ha sido turbada por la instalación

vecina de un Campamento de lona»), la falta de horizontes de

alguna juventud (que no pensaba más que en la vespa, los

deportes, las chicas, el cine y la playa), determinadas carac-

terísticas anquilosadas de la Universidad y su carácter cla-

sista, etc.

A finales de la década de los cincuenta y a principios de los

años sesenta se asiste al triunfo de la ideología tecnocrática

del desarrollo económico, mientras que desde los sectores de

la oposición se esboza una crítica científica al absolutismo

ideológico del régimen. Miguel Sánchez Mazas, en 1957 y en

un artículo publicado en los Cuadernos del Congreso por la

libertad de la cultura (que animaba en París Julián Gorkín y a

los cuales no parece que fueran ajenos ciertos servicios de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 393: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

propaganda americanos), constataba «la decisión de las nue-

vas generaciones de superar la guerra civil, restablecer la

verdad de las funciones sociales, hacer participar a todas las

clases sociales en la gestión del país, sacar del pueblo una

nueva clase dirigente, convertir a España en una democracia

industrial, integrar a nuestro país en una Europa progresiva»

(nota 67).

Sin embargo, persistían las actitudes inquisitoriales, como lo

prueba la polémica suscitada en 1958 por un libro del domi-

nico P. Ramírez (catedrático de universidad, hombre clave del

CSIC, colaborador de Arbor) sobre La filosofía de Ortega y

Gasset, que pretendía probar la irreligiosidad de Ortega y era

a la vez un ataque a sus discípulos, por la carga política que

tenía en tales momentos señalar la heterodoxia del maestro.

Le contestaron los discípulos católicos de Ortega: Aranguren,

Laín, Marías, que señalaron cuán necesario era acostum-

brarse en España «a entender antes que a condenar». Otra

importante reacción integrista contra esos intelectuales que

habían iniciado el diálogo con el pensamiento europeo y libe-

ral (diálogo plasmado, por ejemplo, en libros como La espera

y la esperanza, publicado en 1957 por Laín Entralgo, o la

Ética de Aranguren, aparecida en 1958, con acercamientos al

cristianismo reformado y al positivismo anglosajón) fue la

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 394: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

aparición del libro de Vicente Marrero, La guerra española y

el trust de cerebros, publicado en 1961, en el que se critica-

ba la evolución intelectual –que se motejaba de insincera y

oportunista–, desde sus orígenes totalitarios a su actualidad

liberal, de Laín, Tovar, Ridruejo, Ruiz Giménez, Aranguren

(nota 68), etc.

Otros libros y empresas intelectuales renovadoras en esos

años fueron la traducción por Tierno Galván del Tractatus

logicophilosophicus de Witgestein, su Introducción a la

Sociología (1960), donde se insiste en la necesidad de que la

mentalidad anglosajona corrija la tendencia española a la

generalización y la abstracción, o la Teoría del saber históri-

co de J.A. Maravall, aparecida en 1958, o libros de teoría polí-

tica de Carlos Ollero, Jiménez de Parga o Pablo Lucas Verdú.

Muy interesante resulta también La Juventud europea y otros

ensayos, de Aranguren (1961) o la traducción por la editorial

Taurus del libro de Yves Calvez sobre el marxismo, por pri-

mera vez considerado como una teoría científica, aunque

desde una perspectiva católica (1958); o hechos más aisla-

dos, como la participación de algunos intelectuales en la

firma de protestas contra algunas barbaridades cometidas

por la policía en Asturias, la celebración de un homenaje a

Antonio Machado en Colliure y, en especial, la aparición en

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Buenos Aires en 1962 del libro de Dionisio Ridruejo, Escrito

en España (nota 69). El llamado por la prensa del régimen

«contubernio de Munich» mostraría que la tolerancia del fran-

quismo hacia la disidencia intelectual era más bien escasa,

pero infinitamente mayor de la dispensada al movimiento

obrero o a los partidos clandestinos (nota 70).

2.3. La literatura: poesía y novel

Ya desde el primer momento, los militares alzados contra la II

República se mostraron preocupados por la influencia de la

literatura y de la lectura en general sobre las masas. El perió-

dico Arriba España de Pamplona, el 1 de agosto de 1936,

incitaba así a los defensores del Alzamiento: «Camarada, tie-

nes la obligación de perseguir y destruir al judaísmo, a la

masonería, al marxismo y al separatismo. Destruye y quema

sus libros, sus revistas, su propaganda». Y el general Queipo

de Llano, en un bando emitido en Sevilla el 4 de septiembre

de 1936, advertía: «Una de las armas de mayor eficacia

puesta en juego por los enemigos de la Patria ha sido la lite-

ratura pornográfica y disolvente. La inteligencia dócil de la

juventud y la ignorancia de la masa fueron el medio propicio

para el cultivo de las ideas revolucionarias. Y la triste expe-

riencia de este momento histórico demuestra el éxito del pro-

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 396: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

cedimiento elegido por la masonería, el judaísmo y el marxis-

mo».

La censura de libros fue, pues, uno de los condicionamientos

fundamentales de la literatura durante el franquismo y es un

tema que ha sido bastante estudiado. Llamada con evidente

eufemismo «Ordenación Editorial» o «Servicio de

Orientación Bibliográfica», la censura fue omnipresente en

todos los años del franquismo. Las fichas de los censores

contemplaban varios aspectos, como «valor literario», «valor

documental», «matiz político» y «tachaduras en caso de

autorización». De ahí que se prohibiesen obras por su esca-

so valor literario (salvo cuando se autorizaba la obra «de una

poetisa, y por tanto, lleno de lagunas y deficiencias») o por-

que atentaban contra la pureza del castellano (así se retiró

una edición de un Aplec de Cançonetes de Nadal porque no

se le cambió su título por otro castellano y no se le proveyó

de un prólogo en español), por ataques al dogma y a la moral

o por criticar al régimen y sus instituciones. Se censuraba,

incluso, un tratado de matemáticas porque estaba escrito por

un ruso (en 1959). El máximo estudioso del tema, Manuel L.

Abellán (nota 71), ha reproducido el preámbulo de las

«Normas generales confeccionadas por la Delegación

Provincial de Huesca para las Delegaciones Comarcales

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dependientes de la misma regulando sus actividades de pro-

paganda», de 1944: «Nuestras actividades derivadas de las

funciones a desarrollar, deben estar encaminadas como

decía el Caudillo... a establecer el Imperio de la verdad y

divulgar al mismo tiempo la gran obra de reconstrucción

nacional que el Nuevo Estado ha emprendido. Es preciso

difundir la cultura para el pueblo por medio de todos los

medios de difusión a nuestro alcance, orientándola de esta

forma en las buenas costumbres, en el sano concepto de

nuestros ideales que inspiraron el Movimiento Nacional, y

propagando la sana y tradicional cultura española, así como

la doctrina cristiana... Nuestra labor ha de ir encauzada a

destruir todo aquello que pudiera ser dañino y perjudicial para

nuestra moral y para todos los conceptos antes menciona-

dos».

En cuanto a quienes ejercieron la censura, tema celosamen-

te velado por las autoridades (pese a las protestas de los

escritores que pretendían, como las editoriales, disponer

también de un código claro de prohibiciones y autorizaciones)

entre ellos figuraron casi todos los escritores del momento,

además de numerosos sacerdotes, militares y técnicos del

Ministerio, siendo perfectamente posible que ellos mismos

sufriesen, a su vez, los rigores de la censura: así, Camilo

397ÍNDICE

Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 398: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

José Cela, que rechazó las acusaciones de haber sido cen-

sor aludiendo despectivamente a que había tenido que encar-

garse de un Boletín de una sociedad de antiguos alumnos de

un colegio y cosas por el estilo, hasta que Rodríguez

Puértolas publicó su instancia ofreciéndose, pocos meses

después de haber terminado la guerra, como censor y ale-

gando como mérito para ejercer tal menester el haber pasa-

do la guerra civil en Madrid y estar por ello en condiciones de

descubrir a cuantos intentasen disimular sus antiguas convic-

ciones. Otros censores fueron, por ejemplo, en 1954, Carlos

Ollero, Darío Fernández Flórez, Román Perpiñá, J. A.

Maravall, Valentín García Yebra, Antonio de Balbín Lucas,

Martín de Riquer, Juan Ramón Masoliver, Leopoldo Panero,

Angel Sobejano, etc.

Como ejemplo de los informes de la censura puede verse el

comentario a Nada, de Carmen Laforet: «Novela insulsa, sin

estilo ni valor literario alguno. Se reduce a describir cómo

pasó un año en Barcelona en casa de sus tías una chica uni-

versitaria sin peripecias de relieve». Además, superada la

censura, eran todavía atacadas algunas novelas por la Iglesia

Católica: así, de La familia de Pascual Duarte, de Camilo

José Cela, se decía en Ecclesia, en 1944, lo siguiente: «Obra

literaria notable. No se debe leer, más que por inmoral, que lo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 399: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

es bastante, por repulsivamente realista. Su nota es la brutal

crudeza con que se expresa todo, incluso lo deshonesto, alre-

dedor de un relato que hace un condenado a la última pena

de su vida y de su familia. Contagiada del fatalismo ruso, lle-

gan sus personajes al crimen contra su propia voluntad». Y

en ese mismo año, el Arzobispo de Toledo, Plá y Deniel, ata-

caba en el Boletín Eclesiástico de la Diócesis a la novela La

fiel infantería, por proponerse como necesarios e inevitables

los hechos lujuriosos de la juventud, describirse cruda e inde-

corosamente escenas de cabaret y prostíbulos, tener expre-

siones obscenas, y otras volterianas y anticlericales «aún en

labios de soldados nacionales».

La llegada al Ministerio de Arias Salgado impuso a los cen-

sores, en su mayoría oscuros burócratas, una obsesión por la

moral cristiana y una enorme preocupación por la salvación

del alma de los potenciales lectores. El censor Pedro de

Lorenzo, en 1952, rechazaba un estudio de Gullón sobre la

poesía de Luis Cernuda recordando que este último se había

manifestado comunista en 1935, había combatido pública-

mente al Régimen y continuaba manifiestamente hostil en el

exilio; por ello, recomendaba resolver «sobre la apología de

una figura y una temática enemiga de los principios religio-

sos... blasfematoría... uranista... rojo». A pesar del cuidado de

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 400: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

la censura y de su diligencia, todavía se mostraba insatisfe-

cho Arias Salgado: «Ante los secretos de la gramática, la

habilidad de la alusión, la sutileza de los recursos literarios,

las ambivalencias de alguna figura retórica, las segundas

intenciones que para el público son perfectamente inteligibles

como primera, los trucos de la confección y titulación, el lugar

del periódico al que se condena la nota, el comentario, la

glosa, la información sugeridas por la autoridad –ardid cono-

cido de los lectores–; ante el silencio que puede ser tan sig-

nificativo, ante el mismo elogio, desmesurado ex profeso, la

técnica judicial de los tribunales ordinarios puede resultar

ineficaz e inadecuada en la mayoría de los casos». La llega-

da de Fraga Iribarne al Ministerio no supuso la desaparición

de la censura de los libros, ni mucho menos (nota 72).

Durante el franquismo existió una poesía clandestina, perse-

guida (problemas para la publicación de las obras de Miguel

Hernández, Pablo Neruda, Alberti y el resto de los exiliados,

Blas de Otero y muchos poetas extranjeros), pero también

existía una poesía del régimen, apoyada desde las institucio-

nes oficiales. La valoración de ambas ha sido diversa y some-

tida a cierto movimiento pendular: la poesía crítica con el sis-

tema fue incluso sobrevalorada por su valor añadido de pro-

testa social (véase el papel de los cantautores en los años de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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la transición), mientras que un piadoso velo se corría sobre

los poetas que ensalzaban al franquismo, ganadores de

Juegos Florales y cantores de acontecimientos históricos.

Posteriormente, y con el desprestigio de la llamada «poesía

social» a cargo de los «novísimos», se produjo una cierta

recuperación de autores como Panero, de forma que el furi-

bundo libro de Rodríguez Puértolas despertó cierto malestar

(nota 73). Creo que sería más importante encontrar unas cla-

ves para comprender que dictar juicios y, reconociendo el

derecho a la rectificación y sin olvidar que hay poetas buenos

y malos en todos los regímenes y sistemas (recuérdense, por

ejemplo, los poetastros surgidos en la España republicana

durante la guerra civil), procurar señalar las relaciones entre

ciertos poetas y el franquismo.

Según León Felipe, el exilio «se llevó la canción»: marcharon

de España Antonio Machado, Juan Ramón, Alberti, León

Felipe mismo, Altolaguirre, Cernuda, Gil-Albert, Emilio

Prados, Juan Larrea y otros poetas de menor importancia

(Herrera Petere, Juan Rejano, Moreno Villa). Había muerto

Federico García Lorca y pronto moriría Miguel Hernández.

Pero, con todo, aquí quedaron otros muchos que, entre la

adhesión al nuevo Régimen y el rechazo, produjeron una

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 402: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

obra estimable: Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, José

Hierro, José M.ª Valverde, etc.

En la inmediata postguerra, la poesía se centró en las temá-

ticas amorosa e imperial, esta última más directamente polí-

tica, como la contenida en antologías como la Elegía de los

campos y de los vientos en el cortejo de José Antonio

(Madrid, 1939), poemas sobre el traslado de los restos de

José Antonio desde Alicante hasta El Escorial; la Musa redi-

mida. Poesías de los presos en la Nueva España (Madrid,

1940), con encendidas loas patrióticas al Caudillo y al nuevo

régimen hechas por presos políticos que así redimían pena;

la recopilación Poemas de la Alemania eterna (Madrid, 1940),

donde hay poemas de Manuel Machado, Alfredo Marquerie,

Ridruejo, D’Ors y otros; la Ofrenda lírica a José Luis de

Arrese en el IV año de su mandato (Madrid, 1945), con obras

de Gerardo Diego, Marcelo Arroita Jaúregui, Pedro de

Lorenzo, Federico Muelas, Fray Justo Pérez de Urbel,

Marquina, Marquerie, Matías Prats, Jesús Evaristo Casariego

o Tomás Borrás; la Corona de sonetos en honor de José

Antonio Primo de Rivera (Barcelona, 1939), donde colabora-

ron Tovar, Álvaro Cunqueiro, Eugenio Montes, Vivanco,

Rosales, Fray Justo Pérez de Urbel, Gerardo Diego, Adriano

del Valle, Panero, Laín, Foxá y Pemán; o la Antología poética

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 403: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

del Alzamiento (Cádiz, 1939), en la que escriben muchos de

los citados, además de Manuel Machado, Marquina o el

valenciano Rafael Duyos, que años después insistiría en su

posición: es autor, así, de una Evocación lírica de José

Antonio (Madrid, 1964), compuesta precisamente en

Alicante, en una vigilia del 20 de noviembre.

Hubo, lógicamente, un fervor laudatorio hacia los vencedores

que produjo numerosas poesías hoy justamente olvidadas.

Con todo, también se movió con tal motivo la inspiración de

poetas más conocidos, como Agustín de Foxá (nota 74),

Ernesto La Orden Miracle, con su Romancero nacional

(Barcelona, 1939), Federico de Urrutia, autor de unos

Poemas de la Falange eterna (1938), y, sobre todo, José Mª

Pemán (nota 75) con su famoso Poema de la bestia y el ángel

(nota 76). En el Canto Primero, Pemán se remonta al princi-

pio de los tiempos, recordando los peligros de la libertad y la

ciencia, las asechanzas de la Sinagoga y las Logias contra la

Cruz, para acabar en el asesinato de Calvo Sotelo. En el

Canto Segundo, titulado «En el Centro de la Historia», Pemán

recuerda el nacimiento de Franco (tres hadas le llevan como

presente una espada, una balanza de plata y una sonrisa),

recuerda su actuación en Africa hasta llegar a la guerra civil:

el paso de Franco a Marruecos, escoltado su avión por dos

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 404: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

águilas, Roma y Germania, episodios de la guerra como el

Alcázar de Toledo, la defensa de Oviedo y el famoso enfren-

tamiento entre la bestia, un tanque («sonido sin sintaxis de

prosa dura y proletaria») y el ángel, un infante aragonés (que

«sabe su catecismo/leer despacio, escribir mal/multiplicar

hasta el siete y tres jotas al Pilar»). En el Canto Tercero,

«Hacia los nuevos tiempos», Pemán habla del Nuevo Estado,

para acabar en una invocación a Isabel la Católica y el

Cardenal Cisneros y una diatriba maldiciendo a Lenin.

Más calidad tienen otras empresas poéticas. Uno de los gru-

pos más importantes surgidos en la postguerra fue el de la

revista Garcilaso (1943). Apasionados por el soneto, los poe-

tas capitaneados por García Nieto, Germán Bleiberg y F.

Muelas utilizaban una retórica arcaizante y formalista, con

temas siempre abstractos (Belleza, Amor, Dios) (nota 77).

Además de esta «juventud creadora», los poetas franquistas

más importantes eran Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco,

Dionisio Ridruejo y Leopoldo Panero, la llamada «generación

de 1936», que evolucionaron de forma muy diversa, pero en

general hacia una poesía más humana, más auténtica,

menos fría y perfecta que la que hacían en los primeros años

triunfales, de la puede ser un ejemplo el Soneto a Mussolini,

publicado por Dionisio Ridruejo en la revista Vértice en junio

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 405: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de 1939. En cuanto a Leopoldo Panero, tal vez su poesía más

política fuese su Canto personal, publicado en 1953 como

réplica al Canto general de Pablo Neruda y con el que obtu-

vo el Premio Nacional de Literatura. En el prólogo, Ridruejo

se quejaba de que el mundo siguiese hablando de cada día

de cárcel de Miguel Hernández y de la última gota de sangre

de García Lorca: «es demasiada farsa seguir hablando de

esto después de Katin y de Nuremberg y de Híroshíma y de

los bombardeos en masa y de los campos de concentración

en todo el mundo».

Poco a poco van surgiendo otros poetas más críticos con el

régimen, o al menos, no tan entusiastas del mismo. Hitos en

esa evolución pueden ser el libro editado por la FUE en 1946,

Pueblo cautivo, debido probablemente a Eugenio de Nora, o

la aparición de Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, en 1944,

fecha en que también apareció Sombra del paraíso, de

Vicente Aleixandre como prueba de que era posible otra poe-

sía. Dámaso Alonso mostraba una pesimista visión del cai-

nismo español, de ese Madrid «que es una ciudad de más de

un millón de cadáveres»: su poesía desarraigada, más que

existencialista, utilizaba, sin embargo, un lenguaje cotidiano.

Otros libros importantes de esos años son Los muertos, de

Hidalgo (1947); Ángel fieramente humano (1950), Redoble de

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 406: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

conciencia (1951), de Blas de Otero y algunos otros de Juan

de Leceta, heterónimo de Gabriel Celaya. Son momentos, al

final de la década de los cuarenta, en que va surgiendo una

nueva estética, la que producirá la famosa «poesía social»,

aquella que consideraba a la poesía como «un arma cargada

de futuro», un instrumento para transformar el mundo

(nota 78).

Un papel importante en la poesía española lo jugaron las

revistas, que fueron en general apoyadas por el sistema o

toleradas en función de su escasa difusión. Portavoces de

diversos grupos, fueron a veces reducto de una poesía críti-

ca: es el caso de Espadaña, que desde 1944 fue una espe-

cie de antecedente de la llamada poesía social, revalorizan-

do la poesía olvidada de Hernández y César Vallejo; o el

grupo Cántico, de Córdoba, con poetas como Ricardo Molina

o Pablo García Baena. En otras ocasiones, eran portavoces

de provincianos cenáculos. Gracias a estas revistas, sin

embargo, fueron dándose a conocer poetas como Victoriano

Crémer, Angela Figuera, Otero, Nora y tantos otros (nota 79).

La década de los cincuenta muestra un total predominio de la

poesía crítica y no oficialista, aunque en muchos casos tenía

que seguir publicándose en revistas patrocinadas por el

Estado o siendo recitadas en Fiestas de la Primavera de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 407: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

indudables resabios falangistas. Siguieron existiendo los poe-

tas oficiales (los que recorrían los teatros españoles con sus

«Alforjas para la poesía»), pero se impuso totalmente esa

luego tan denostada poesía social, a partir sobre todo de la

publicación en 1952 de una Antología consultada de la joven

poesía española, seleccionada por Francisco Ribes tras una

consulta a críticos y poetas: allí fueron incluidos Gaos,

Cremer, Celaya, Otero, Nora, Hierro, Valverde y Bousoño

(nota 80). Y a lo largo de esos años fueron apareciendo los

versos de Ángel González, Carlos Sahagún, Claudio

Rodríguez, José Agustín Goytisolo, Caballero Bonald, Gil de

Biedma, J. A.Valente, Félix Grande y otros, que serían inclui-

dos en otra famosa antología, la publicada por Castellet en

1960. Apuntan ya, sin embargo, otros tiempos, con los prime-

ros versos de Francisco Brines y otros que, al amparo de

diversas circunstancias (un mejor conocimiento de la poesía

española del exilio, el regreso de Juan Gíl-Albert, el propio

cambio de la sociedad) darían lugar a los llamados «novísi-

mos», a partir de la antología de Castellet, aparecida en

1970, con obras de Guillermo Carnero, Pere Gimferrer, Félix

de Azúa, Vázquez Montalbán y otros, cuya evolución poética

posterior ha sido muy diversa (nota 81).

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 408: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Contamos con algunos textos memorialísticos de algunos

literatos y críticos de estos años, que nos aportan un testi-

monio de primera mano no sólo sobre las relaciones entre el

poder y la literatura, sino especialmente sobre las ideas polí-

ticas y artísticas de muchos escritores (nota 82). Eran años

difíciles y, mientras quedaban inéditas en España muchas

grandes novelas, eran traducidos autores de segunda fila

como Maurois, Pearl S. Buck, Louis Bromfield, Knut Hamsun,

Lajos Zilahy, Maurice Baring y Sommerset Maugham,

muchos de ellos en las editoriales propiciadas por Josep

Janés, que, entre 1944 y 1945, editó casi mil cuatrocientos

títulos. Además, se convocaron diversos premios de novela,

como el Nadal, que premió Nada, de Carmen Laforet, en

1945 y que, posteriormente, ganarían Delibes, con La som-

bra del ciprés es alargada, Gironella, con Un hombre, Elena

Quiroga, con Viento del Norte, y Sebastíán Juan Arbó, con

Sobre las piedras grises. Otros premios eran el Miguel de

Unamuno, el Lecturas, el Fasthenrat, el José Antonio Primo

de Rivera, el Miguel de Cervantes y otros muchos.

La producción novelística en los años cuarenta, se caracteri-

za (con las lógicas excepciones) por el provincianismo, el

anacronismo de las formas narrativas y la mediocridad.

Algunos supervivientes de otras épocas –como Ricardo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 409: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

León, con Cristo en los Infiernos (1943), Concha Espina, con

Luna Roja. Novela de la Revolución (1938) y Esclavitud.

Diario de una prisionera (1938), Wenceslao Fernández

Flórez, con Una isla en el mar rojo (1939)– y otros nuevos

escritores publican, en un primer momento, unas novelas

militantes, de tema falangista y anticomunista: es el caso de

Agustín de Foxá, con Madrid, de Corte a Cheka (1938),

Francisco Camba, con Madrídgrado (1939), Rafael García

Serrano, con Eugenio o la proclamación de la primavera

(1938) y La fiel infantería (1943); y Tomás Borrás, con Checas

de Madrid (1940). Estas novelas, lógicamente, se caracteri-

zan por una maniquea separación de sus personajes, la ide-

alización de los combatientes nacionalistas y el rebajamiento

de los luchadores de la República hasta los más ínfimos gra-

dos de infrahumanidad. Foxá los describe así: «Era el gran

día de la revancha, de los débiles contra los fuertes, de los

enfermos contra los sanos, de los brutos contra los listos.

Porque odiaban toda superioridad. En las chekas triunfaban

los jorobados, los bizcos, los raquíticos y las mujerzuelas sin

amor, de pechos fláccidos que jamás tuvieron la hermosura

de un cuerpo joven entre los brazos».

Se ha dicho que en los años cuarenta existió un nutrido grupo

de novelistas falangistas que, si bien fueron evolucionando al

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 410: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

compás de los acontecimientos históricos, no dejaron casi

nunca de demostrar sus orígenes y sus ideas (nota 83). En

este grupo habría que citar especialmente a García Serrano,

que ya advertía que «sirvo en la literatura como serviría en

una escuadra. Con la misma intensidad y el mismo objetivo.

Cualquier otra cosa me parecería una traición». Surgen así,

entre otros muchos, José Antonio Giménez Arnau, con Línea

Siegfried (1940) y sobre todo El canto del gallo (1954), José

Mª Alfaro, con Leoncio Pancorbo (1942), Tomás Salvador,

José Luis Castillo Puche, Emilio Romero, Cecilio Benítez de

Castro, Rafael Sánchez Mazas (La vida nueva de Pedrito de

Andía, 1951) y Gonzalo Torrente Ballester, con su Javier

Mariño (1943), subtitulada «Historia de una conversión», en

la que se cuenta la recuperación para la España nacional de

un escéptico señorito español afincado en París (posterior-

mente, Torrente Ballester publicaría, ya con temática muy

diversa, El golpe de estado de Guadalupe Limón, 1946, y a

partir de 1957 la trilogía Los gozos y las sombras).

Otros novelistas, bien ligados a la Falange en unos primeros

momentos o bien a las clases medias favorables a los nacio-

nalistas, se ocuparon de temáticas ajenas a la guerra civil:

así, Alejandro Núñez Alonso, Bartolomé Soler o Álvaro

Cunqueiro, que alcanzaría grandes cotas de calidad cultivan-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 411: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

do la literatura fantástica, a partir de Merlín y família (1957) y

Las crónicas del sochantre (1959). Otra corriente de éxito en

la novela española de postguerra, subproducto de La familia

de Pascual Duarte, de Cela, fue la novela «tremendista», cul-

tivada por José Suárez Carreño, con Las últimas horas

(1950), Darío Fernández Flórez, con Lola, espejo oscuro

(1950) y otros. La novela típicamente burguesa tiene sus

mejores representantes en Sebastián Juan Arbó e Ignacio

Agustí, con su serie La ceniza fue árbol, iniciada con Mariona

Rebull (1944), Dolores Medio, Elena Quiroga y, sobre todo,

Juan Antonio de Zunzunegui, con ¡Ay... estos hijos! (1942),

La úlcera (1949) y Esta oscura desbandada (1952). Un caso

especialmente interesante fue el de José M.ª Gironella que

comenzó a publicar en 1953 una trilogía sobre la guerra civil

con Los cipreses creen en Dios, a la que seguirían Un millón

de muertos (1961) y Ha estallado la paz (1966). La primera

de estas obras, e incluso la segunda, alcanzaron enormes

tiradas y provocaron numerosas polémicas: Gironella preten-

día tratar con objetividad el tema de la guerra civil, en res-

puesta (así se decía expresamente en el prólogo de una de

sus novelas) a las versiones que sobre la contienda españo-

la habían novelado Malraux, Hemingway, Bernanos, Koestler

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 412: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

y Arturo Barea en unas obras que estaban absolutamente

prohibidas en España en esos años, por cierto.

Las figuras más destacadas en la novelística española de los

años cuarenta fueron, sin duda, Camilo José Cela, que se vio

obligado a publicar en Buenos Aires, por razones de censura,

su aguda visión del Madrid de la postguerra La colmena

(1951), que constituye una de sus mejores obras, a mayor

altura que otras escritas también en estos años (Viaje a la

Alcarria, 1948; La catira, 1955); Carmen Laforet, aunque su

segunda novela, La isla y los demonios (1952), quedaba a

mucha distancia de su interesante primera obra, Nada

(1945); y Miguel Delibes, que escribe una desolada y sombría

narración en La sombra del ciprés es alargada (1948), a par-

tir de la cual irá evolucionando muy positivamente.

En los años cincuenta se dio el predominio exclusivo de la lla-

mada «novela social»: es evidente que se debió a una reac-

ción por parte de muchos jóvenes autores contra el falsea-

miento sistemático de que era objeto por la prensa la realidad

de España. Ha sido muy discutido este tema, en el que no

podemos entrar: hasta qué punto el intento de los Sánchez

Ferlosio, Fernández Santos, Juan Goytisolo, López Pacheco,

López Salinas y otros de «llegar» a un gran público para cum-

plir una función testimonial, con lo que todo ello suponía de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 413: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

reduccionismo formal (búsqueda de un lenguaje más sencillo,

de temáticas populares, de protagonistas «colectivos», etc.)

tuvo resultados apreciables desde el punto de vista literario.

Más que una relación con el llamado «realismo socialista»

(aunque no hay que descartar como han testimoniado

Goytisolo y Barral, por ejemplo, el apoyo del Partido

Comunista a este tipo de literatura, que se creía podría cum-

plir un papel de elevación de la conciencia de unas masas

que no leían, por cierto), estos novelistas se plantean una

disidencia de los parámetros culturales y políticos del régi-

men (nota 84). A pesar del rechazo que muchos de los críti-

cos que antes les ensalzaron y de los propios autores (desde

Alfonso Grosso hasta el propio Juan Goytisolo en su obra En

el reino de taifa), se puede decir que en estos años se pro-

duce una narrativa muy estimable: así la mayoría de la obra,

especialmente los cuentos, de Ignacio Aldecoa, Los bravos

(1954) de Jesús Fernández Santos, El Jarama (1956) de

Rafael Sánchez Ferlosio, Juegos de manos (1954) de Juan

Goytisolo, que podría ser calificada de novela de rebeldía

contra la clase burguesa, etc. De menor interés son, sin duda,

Central eléctrica (1958) de López Pacheco, La piqueta (1959)

de Antonio Ferres o La mina (1960) de Armando López

Salinas. Teóricamente, el tema se planteó en La hora del lec-

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 414: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tor (1957), de José M.ª Castellet, y en Problemas de la nove-

la (1959), de Juan Goytisolo. Finalmente, hay que recordar

que en este período aparecen también las primeras novelas

de Juan García Hortelano (Nuevas amistades, 1960) y Luis

Goytisolo (Las afueras, 1958). La etapa se cierra con una

novela que hará época: Tiempo de silencio, de Luis Martín

Santos (1962) (nota 85).

Posteriormente, la novela española inicia un camino hacia

nuevas formas, con las obras de Juan Goytisolo (Señas de

identidad, 1966), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa,

1966), Juan Benet (Volverás a Región, 1966) y nuevas apor-

taciones de Miguel Delibes (Cinco horas con Mario, 1967): la

primera, a pesar de que parecía haberse suavizado la cen-

sura, tuvo que aparecer en México. Ya en los años setenta, y

tras el éxito de El mercurio, de José María Guelbenzu, apa-

recen excelentes novelas como La saga/fuga de J.B., de

Torrente Ballester, Si te dicen que caí, de Juan Marsé, Ágata,

ojo de gato, de Caballero Bonald, y La verdad sobre el caso

Savolta, de Eduardo Mendoza, que se publica precisamente

en 1975.

Lógicamente, también habría que hacer mención de la litera-

tura no castellana, que sobrevivió a las dificultades opuestas

por el franquismo. En Catalunya, las figuras extraordinarias

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 415: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de Salvador Espriu, con su preocupación por los problemas

de Sepharad, Pere Quart (Joan Oliver), que estuvo en el exi-

lio, y Joan Brossa en la poesía, las aportaciones de Josep

Pla, Llorenç Villalonga, Manuel de Pedrolo o Mercé

Rododera. En el País Valenciano, la obra de Vicent Andrés

Estellés y Joan Fuster. En el País Vasco, las poesías de

Gabriel Aresti. En Galicia, la obra poética de Celso Emilio

Ferreiro y las prosas de Eduardo Blanco Amor, Álvaro

Cunqueiro y Méndez Ferrín, sobre todos los cuales (como

sobre la mayoría de los escritores españoles de la época) hay

ya estudios concretos y detallados.

2.4. Teatro y cine

El teatro fue, lógicamente, muy controlado por el franquismo

y le afectó también el fenómeno del exilio, al que marcharon

Antonio Machado, Max Aub, Alejandro Casona, Jacinto Grau,

Rafael Alberti y Gregorio Martínez Sierra, así como la actriz

Margarita Xirgu; además, había sido asesinado García Lorca

y «La Barraca» había desaparecido. Entre 1939 y 1949 se

representaron obras de ínfima categoría, intrascendentes y

dirigidas a un público urbano y burgués que no exigía otra

cosa que pasar el rato. Mientras iba desapareciendo, por la

competencia del cine, el teatro de los pueblos, donde aún

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 416: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

actuaban compañías de cómicos ambulantes, en las ciuda-

des dominaba la comedia benaventiana, de «fina intenciona-

lidad», situada en ambientes de clase media o alta, con una

crítica superficial, amable frivolidad, situaciones y tramas

eternamente repetidas y final feliz. Todo ello, bajo la cuidado-

sa supervisión de la censura, que controlaba textos, ensayos

y hasta las dimensiones de los vestidos de las vedettes. Así,

el departamento de Teatro y Música del Servicio Nacional de

Propaganda del Ministerio de la Gobernación recordaba, en

abril de 1939, a los empresarios de teatros, concierto, circo,

music-halls, etc., que debían presentar proyectos rigurosa-

mente detallados de cualquier actuación que pretendieran

realizar (nota 86).

Siguieron representándose En Flandes se ha puesto el sol,

de Marquina, El gran galeoto, de Echegaray, y cosas de los

Quintero o Linares Rivas. Entre las obras estrenadas en los

primeros momentos del franquismo se podrían citar, además

de las nuevas aportaciones de Benavente, Nieve en mayo, Al

amor hay que mandarle al colegio y otras sin demasiado inte-

rés (nota 87); Por la Virgen Capitana (1940) y El testamento

de la mariposa (1942), de José M.ª Pemán; María la Viuda, de

Marquina (1943) y La mejor reina de España, de Rosales y

Vivanco (1939), ejemplos de teatro, en verso muchas veces,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 417: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

que trataba de recuperar el pasado imperial. Más interés tuvo

el teatro de Enrique Jardiel Poncela (Un marido de ida y vuel-

ta, 1939; Eloisa está debajo de un almendro, 1940; Los ladro-

nes somos gente honrada, 1941; Los habitantes de la casa

deshabitada, 1942), caracterizado por el escapismo, el humor

abstracto e irracional y el predominio de lo fantástico e inve-

rosímil. También cultivaron el teatro de humor los Mihura,

Tono, Laiglesia, con obras como Ni pobre ni rico, sino todo lo

contrario (1943), de Mihura y Tono, o Guillermo Hotel (1945),

de Tono. Como es sabido, Mihura experimenta cierta evolu-

ción y en 1952 conseguirá estrenar una obra escrita mucho

tiempo atrás, sobre la imposibilidad de la comunicación y del

amor: Tres sombreros de copa. Un epígono de este tipo de

teatro es Alfonso Paso, que en su primera obra, Premio

Carlos Arniches, Los pobrecitos (1957) remozaba el viejo sai-

nete.

Como representantes de la comedia burguesa típica tendría-

mos que citar a Joaquín Calvo Sotelo (Plaza de Oriente,

1947), Edgar Neville (El baile, 1952), López Rubio (Celos del

aire, 1950), Víctor Ruiz Iriarte, Agustín de Foxá (Baile en

Capitanía, 1944), Giménez Arnau, Luca de Tena, etc.: en

estas obras predomina el paternalismo y en alguna ocasión

se tratan temas «fuertes» y que provocaron polémica en la

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 418: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

prensa de la época: así, Murió hace quince años (1953), de

Giménez Arnau, en la que el hijo de un militar es enviado

como terrorista desde Moscú (nota 88), o La muralla (1954),

de Calvo Sotelo, que tuvo un éxito clamoroso, sobre un ven-

cedor en la guerra civil que quiere restituir al final de su vida

la finca de un republicano que se apropió (nota 89).

Además, continuaban los éxitos de las revistas y de vedettes

tan identificadas con el régimen como Celia Gámez (Yola,

1941), que había popularizado la canción «Ya hemos

pasao…», respuesta franquista al «No pasarán», y del teatro

más insustancial, que podría representar Adolfo Torrado (La

madre guapa, Chiruca), que hacía las delicias del público bur-

gués, acostumbrado a las compañías que dirigían grandes

actores, que repetían una y otra vez la misma obra en la que

«los intérpretes iban siempre del sofá a la mesa y de la mesa

al bar a servirse una copa, con lo cual ya tenían el camino

libre para volver al sofá; las actrices se levantaban para lucir

el vestido de noche, y las damitas, que hacían de criadas,

cruzaban la escena cuando sonaba un timbre y aparecía, un

segundo después, el galán con frac, chistera y pañuelo blan-

co de seda» (nota 90). Además, estaba el teatro fallero de

Enrique Rambal, capaz de hacer aparecer en escena buzos

y tiburones, trineos y torreones desplomados… Y los éxitos

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 419: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

populistas de Doroteo Martí (La segunda esposa, Ama Rosa)

a partir de las obras que escribían para la radio Luisa Alberca

y Guillermo Sautier Casaseca (nota 91).

Hubo con todo, en esos años, buenos directores de escena,

como Luis Escobar y Cayetano Luca de Tena, que sobre todo

en Madrid, en el «María Guerrero» y en el «Español», man-

tuvieron una gran dignidad en sus producciones, muchas

veces dedicadas a los clásicos, y después, José Tamayo,

José Luis Alonso y Adolfo Marsillach. Y actores y actrices

como María Asquerino, Manuel Dicenta, Maruchi Fresno,

Irene López Heredia, Adolfo Marsillach, Fernando Fernán

Gómez (nota 92), Guillermo Marín, Guadalupe Muñoz

Sampedro, etc.

Sin embargo, el único teatro de interés en estos años lo

encontramos en las obras aisladas de algunos autores que

trataban de dotar al teatro de otro contenido, aunque tuvieron

que sostener una dura lucha contra la censura, que además

impedía la llegada a España de las novedades teatrales que

se producían en el extranjero. Buero Vallejo, con su Historia

de una escalera (1949), inicia su teatro humanista, que trata-

rá posteriormente unos temas recurrentes: la ceguera o la

sordera, como alegorías de otras deficiencias: Hoy es fiesta

(1956), Las cartas boca abajo (1957), Madrugada (1953), Las

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Meninas (1960) y El concierto de San Ovidio (1962). El

impacto de Historia de una escalera fue enorme, porque por

primera vez, la realidad se asomaba al teatro. Por su parte,

Alfonso Sastre integra en 1945 el «Arte Nuevo», movido por

la nausea que le producía el teatro burgués de ese momen-

to, y en octubre de 1950 en La hora publicó con José M.ª de

Quinto un manifiesto en el que se creaba el «Teatro de

Agitación Social». Después, escribió muchas obras, siempre

acosado por la censura: Escuadra hacia la muerte (1949), La

Mordaza (1954), En la red (1959), sobre la tortura de presos

políticos, Muerte en el barrio (1955). En este terreno hay que

citar también alguna obra aislada al final de este período,

como El tintero (1961), de Carlos Muñiz, o La camisa (1962),

de Lauro Olmo, autores de un «teatro de protesta» como

Martín Recuerda (Las salvajes en Puente San Gil),

Rodríguez Méndez (Bodas que fueron famosas del Pingajo y

la Fandanga) y otros, que fracasaron en una empresa impo-

sible, la de «hacer teatro político en una situación política que

no lo permitía», como sugiere Marsillach (nota 93).

En los años sesenta, comienza a representarse a Valle Inclán

(Divinas palabras, Luces de bohemia) y a García Lorca

(Yerma) y llega con cierta regularidad el teatro que se escri-

be y representa en el extranjero (Tennessee Williams,

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Pirandello e incluso Bertold Brecht, Sartre o Peter Weis y su

Marat-Sade), mientras el teatro burgués encuentra a su autor

por excelencia, Alfonso Paso, y Casona, que había regresa-

do a España en 1962, conseguía algún éxito con El caballe-

ro de las espuelas de oro, La dama del alba o La barca sin

pescador. Al final del período franquista, Antonio Gala, con

Los buenos días perdidos y Las cítaras están colgadas de los

árboles, recoge la antorcha del teatro benaventiano y del tea-

tro «fino, sensible, delicado» (nota 94).

La enorme afición al teatro existente en los años treinta, con

abundantes grupos de teatro aficionados en casi todas las

localidades, sufre un evidente retroceso: a través de Falange

o de Educación y Descanso, en colegios religiosos o bajo el

amparo de la Acción Católica aún se representan desde los

juguetes cómicos de la Galería Salesiana hasta alguna obra

moderadamente audaz. Ya a finales de los sesenta, surgen

por doquier compañías de teatro aficionado, que la censura

combate con autorizaciones para una sola representación, lo

que se añade a las dificultades económicas para subsistir.

Grupos como Los Goliardos, Tábano, Cátaro, Akelarre (y

entre nosotros, La Cazuela, en Alcoy; La Carátula, en Elche,

Alba 70, en Alicante), hicieron un «teatro independiente»

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 422: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

siempre lleno de dificultades, en el que las intenciones fueron

mejores que sus resultados.

En cuanto al cine, desde 1938 estaba implantada una estric-

ta censura, que abarcaba desde el guión hasta el resultado

final de las películas y se exigió el doblaje al castellano de

todas las películas. Se controló la información mediante la

creación del No-Do (nota 95), que con su revista «Imágenes»

perjudicó enormemente a la producción de cortometrajes. La

censura cinematográfica [en la que jugaba un papel funda-

mental la Iglesia Católica (nota 96)] era absolutamente arbi-

traria y no se limitaba a suprimir escenas y diálogos, sino que

incluso sugería o imponía otros, de modo que algún director

ha llegado a considerar a los casi siempre anónimos censo-

res como coautores de alguna de sus películas. El sistema de

licencias de importación de películas extranjeras condicionó

la producción española que, a lo largo de todos estos años,

fue de una extrema debilidad, con la excepción de la aventu-

ra, que duró poco, de la productora Cifesa (nota 97).

El cine de los años cuarenta (al margen de la anécdota de la

intervención del dictador en la película Raza (1941), rodada

por José Luis Sáenz de Heredia sobre un guión del propio

Franco, bajo el pseudónimo de Jaime de Andrade) se carac-

terizó por el predominio de unos géneros cuya característica

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 423: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

común era el alejamiento de la realidad. Desde la épica falan-

gista hasta la reinterpretación histórica de los momentos cul-

minantes de la España imperial, pasando por el cine religio-

so (o mejor dicho, de santos), la adaptación de determinados

clásicos, la acometida folclórica y alguna que otra cinta de

humor: A mí, la legión, Agustina de Aragón, Locura de amor,

El escándalo, Pequeñeces, Alba de América, Los últimos de

Filipinas, El destino se disculpa, etc., son algunas muestras

de ese cine.

En los años cincuenta, perduran algunos de esos géneros

(La mies es mucha, La señora de Fátima, Marcelino pan y

vino, El ultimo cuplé, Violetas Imperiales), surgen otros (como

la comedia del estilo de Las chicas de la Cruz Roja, Recluta

con niño o El día de los enamorados) y apuntan ya algunas

cintas de interés, como Surcos, de Nieves Conde, un intento

de introducir el neorrealismo en España, o El pisito y El

cochecito, de Marco Ferreri, director italiano afincado enton-

ces en España. En 1951 acababan sus estudios cinemato-

gráficos Bardem y Berlanga, que realizan al alimón Esa pare-

ja feliz y parecen abrir, con sus respectivas carreras (Calle

Mayor, Bienvenido Mr. Marshall), nuevos caminos al cine

español que había sido definido, en las Conversaciones

Cinematográficas Nacionales, celebradas en Salamanca en

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 424: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1955, como «políticamente ineficaz, socialmente falso, inte-

lectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente

raquítico» (nota 98).

Una tímida «apertura» impulsada desde la Dirección General

de Cinematografía por García Escudero (nota 99) se vino al

traste cuando se proyectó en Cannes Viridiana, rodada en

España por Luis Buñuel (regresado del exilio, al que retornó

de nuevo) y que provocó las iras del Vaticano y, en conse-

cuencia, de las esferas oficiales del régimen. Mientras que a

través de la comedia, el cine va dejando testimonio de los

cambios que el desarrollismo va introduciendo en la sociedad

española y en sus costumbres, el «nuevo cine» español,

también apoyado desde algún sector de la Administración,

trató de acercarse algo más profundamente a la realidad

española: debutaron entonces muchos directores que, des-

pués, han realizado una obra más o menos regular: Carlos

Saura con La caza, Patino con Nueve cartas a Berta, Miguel

Picazo con La tía Tula, Angelino Fons con La busca,

Francisco Regueiro, Julio Diamante, José Luis Borau, Mario

Camus y muchos otros. Sus obras llegaban de forma muy

irregular a las pantallas y servían, sobre todo, para dar una

sensación de libertad en festivales extranjeros. Frente a ellos,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 425: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

la llamada Escuela de Barcelona, obra de la «gauche divine»

y muy alejada de los planteamientos de los «mesetarios»

(nota 100). La aparición de las Salas de Arte y Ensayo, por

otro lado, y la proliferación de cine-clubs permitieron ir, muy

lentamente, recuperando el retraso de los espectadores

españoles en relación con el cine que entonces se hacía en

el mundo. En esos años sesenta, aparecieron incluso algunas

revistas teóricas, como Film Ideal o Nuestro Cine, se creó el

control de taquilla y hasta se elaboró un código de censura

que no aclaró demasiado la cosa. En España se llegan a pro-

ducir o a coproducir hasta 170 largometrajes en algún año,

cifra del todo excesiva y en la que, lógicamente, predomina-

ba el cine de ínfima categoría, pero de extremada comercia-

lidad (Lo verde empieza en los Pirineos, No desearás al veci-

no del quinto, comedias de los Ozores o de Lina Morgan)

(nota 101).

En los primeros años setenta, aunque la censura parecía ir

amainando sus rigores (no sin retrocesos y curiosas arbitra-

riedades), en el extranjero se dio un salto de gigante en la

libertad de temas y formas, que puso más de relieve si cabe

el desfase de nuestro país. Cinéfilos y erotómanos peregrina-

ban a Ceret de la Frontera y otras localidades francesas para

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 426: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ver el ciclo de Emmanuelle o películas tan peligrosas como

Muerte en Venecia, que llegaban con cuentagotas y con

retraso a nuestras pantallas. Algunas películas que trataban

de abordar la realidad española y la historia reciente tuvieron

grandes problemas con al censura: es el caso de La prima

Angélica, de Saura, o Canciones para después de una gue-

rra, de Martín Patino. Hasta los consagrados Bardem y

Berlanga (que habían conseguido obras del calibre de

Muerte de un ciclista, Plácido y El verdugo) han de irse a tra-

bajar al extranjero. El cine de subgéneros sigue en auge, si

bien al «spaghetti-western» le sucede ahora el cine de terror,

con doble versión (nota 102). Y hasta se intenta una «tercera

vía» para intentar combinar una cierta calidad con el éxito

comercial: Españolas en París, Mi querida señorita, Tocata y

fuga de Lolita. Al final de franquismo (lo que provocó proble-

mas con Pío Cabanillas, por ejemplo) hasta se llegó a ver

algún desnudo en las pantallas españolas, siempre que

«viniera exigido por el guión»… Pese a todos los condiciona-

mientos, el cine español dio en esos años del tardofranquis-

mo algunas obras excelentes, entre las que destaca El espí-

ritu de la colmena, de Víctor Erice, estrenada en 1973

(nota 103).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 427: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2.5. Las artes y la música

No vamos a detenernos en un análisis de la evolución de la

arquitectura, la pintura, la escultura y la música clásica duran-

te el franquismo, sobre los que hay algunos estudios de con-

junto y numerosísimas monografías. Únicamente queremos

señalar dos cosas: la primera, que también en este terreno se

notó el vacío creado por el exilio, donde marcharon arquitec-

tos como Lacasa, Sert, Candela; pintores como Josep

Renau, Vela Zanetti, Ramón Gaya, Aurelio Arteta o Enrique

Climent; escultores como Alberto Sánchez; músicos como

Pau Casals, Gustavo Pitaluga y Adolfo Salazar y la segunda,

que, al menos en el primer franquismo, desapareció el espí-

ritu renovador y vanguardista de los años de la República. De

las artes, tal vez fuese la arquitectura aquella en que hubo un

intento más o menos consciente de crear un arte franquista

(nota 104), si bien a partir de la imitación del pseudoimperia-

lismo alemán e italiano, en monumentos como el Arco de

Triunfo en la Ciudad Universitaria de Madrid, o el Valle de los

Caídos, obra de Muguruza, con esculturas de Juan de Ávalos

(nota 105). En pintura y escultura, predominó la temática reli-

giosa y un cierto academicismo, siendo tal vez Saénz de

Tejada el artista más representativo del régimen. La recupe-

ración de la vanguardia artística vino a través del arte abs-

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 428: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tracto, con obras de Manuel Millares, la aparición del grupo

«Altamira» (1948), el grupo Los Indalianos, en Almería y las

primeras obras de Eusebio Sempere. Finalmente, en 1948 se

fundó Dau al Set, en Barcelona, de la mano de Tapies,

Cuixart y Cirlot.

Desde 1951, cuando se celebra la Primera Bienal

Hispanoamericana de Arte, se reafirma el predominio del arte

abstracto. Gregorio Prieto, Rafael Zabaleta, Ortega Muñoz,

Cristino Mallo, Guinovart, Ibarrola, Basterrechea, Canogar y

Oteiza comienzan a ganar prestigio en estos años. En 1956,

se celebra en Valencia el Primer Salón Nacional de Arte No

Figurativo, en cuyo programa se decía: «No quiera ver pintu-

ra, ni escultura, ni acuarela, ni grabado: artes clasificadas.

Acuda con capacidad de asombro y permeabilidad para la

sensación de lo plástico. Para ver paisaje salga al campo, y

no se ponga delante de un bodegón si no espera comerlo».

En los años cincuenta aparecen varios grupos artísticos: en

Valencia, el Grupo Parpalló, con Manuel Gil, Andreu Alfaro,

Joaquin Michavila y Monjalés; en Madrid, «El Paso», que

componen Rafael Canogar, Luis Feito, Juan Francés, Manuel

Millares, Antonio Saura, Pablo Serrano y algunos críticos, y

que se disuelve en 1960 cuando muchos de sus componen-

tes ya han alcanzado un reconocimiento internacional. En los

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 429: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

años sesenta, llegan o rebrotan en España todos los «ismos»

de la pintura y del arte mundial, algunos de los cuales tienen

un específico componente político y social (además de las

actitudes de militante oposición al régimen de muchos artis-

tas de esos años). Se trata de «Estampa Popular»; creado en

1964 con Ricardo Zamorano y Agustín Ibarrola, y del «Equipo

Crónica» que componían R. Solbes y Manuel Valdés, a los

que se unieron también otros artistas como Juan Genovés,

Rafael Canogar o Alberto Corazón y, entre nosotros, el Grup

d’Elx (nota 106).

En cuanto a la música, si hubo algún intento desde el régi-

men (además de controlar casi toda la vida musical españo-

la durante muchos años, a través de la Comisaría (sic)

Nacional de Música) de dejar su impronta en el terreno musi-

cal, no cabe duda de que la obra significativa en ese sentido

fue el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, estrenado

en 1940 y considerado como paradigma de la restaurada

«música española», como ha señalado Tomás Marco: el

Concierto de Aranjuez sería así el equivalente de la poesía

de Pemán, la prosa de Eugenio Montes, la escultura de Pérez

Comendador o la pintura de Sáenz de Tejada. Poco a poco,

entre los compositores ya consagrados (los Óscar Esplá,

Joaquín Turina, Manuel de Falla) y los jóvenes que no les

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 430: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

reconocen como tales se abre un abismo: en los años seten-

ta, quienes habían tratado de renovar la música española

(Luis de Pablo, Carmelo Bernaola, Cristóbal Halfter, Tomás

Marco, etc.) comienzan a obtener un reconocimiento interna-

cional (nota 107). Finalmente, habría que hacer alguna refe-

rencia a los estudios aparecidos sobre la música popular

(nota 108), la fotografía (nota 109) y la publicidad (nota 110)

durante el franquismo.

3. Los medios de comunicación

Desde el mismo instante del levantamiento militar de julio de

1936, el franquismo realizó una activa propaganda, a través

de los medios de comunicación, concebidos «como un apén-

dice de los mecanismos de control y represión social»

(nota 111), es decir, como instrumentos de adoctrinamiento

más que como medios de información, siguiendo el modelo

de otras dictaduras que se dieron en Europa entre ambas

guerras mundiales, en especial el fascismo y el nazismo, los

cuales, pese a dominar los medios coercitivos para imponer

sus ideas, estuvieron muy interesados en organizar un cierto

«consenso» entre sus ciudadanos.

Aunque el Fuero de los Españoles proclamaba, sin el menor

asomo de rubor, que «todo español puede expresar libre-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 431: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

mente sus ideas mientras no atenten a los principios funda-

mentales del Estado», lo cierto es que el franquismo configu-

ró la información como «un servicio público», lo que quería

decir, un servicio al régimen. De ahí la atenta, minuciosa y

casuística legislación en torno a la prensa, la radio, el cine y,

más adelante, la televisión. Entre 1936 y 1938 se asiste, en el

bando sublevado, a una auténtica intervención militar de la

información, y entre 1939 y 1945 se ensayó (otra cosa es que

se consiguiese o no) un «modelo totalitario» de la información

y la propaganda. De ahí la censura y las consignas en la

prensa (nota 112), la depuración de periodistas, la regulación

de los programas de radio, la censura previa de los guiones

de las películas, etc. Como buen estado totalitario, el fran-

quista no sólo controlaba los asuntos políticos, sino que tam-

bién se entrometía en todos los aspectos de la vida privada y

las costumbres de sus súbditos y regulaba, por ejemplo,

hasta el tipo de música o los minutos de publicidad que se

podían radiar (nota 113).

Después de 1945, los católicos pasaron a jugar un papel

mayor en este tipo de asuntos, lo que no significó el menor

aperturismo, aunque algunos así lo hayan querido presentar.

La Iglesia actuó como legitimadora del régimen de cara al

exterior, en plena guerra fría, mientras que colaboró estre-

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

Page 432: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

chamente con la Falange en el mantenimiento del control de

la sociedad: piénsese, por ejemplo, en el papel jugado por los

sacerdotes en la Junta de Censura cinematográfica. Y cuan-

do en 1951 se creó el Ministerio de Información y Turismo, no

mejoró mucho la cosa, porque a su frente se colocó a Arias

Salgado que, como es sabido, consideraba que su misión

como ministro era «salvar las almas» de la mayor cantidad

posible de españoles y españolas.

La precaria situación de la prensa en esos años, sus escasas

tiradas, su propiedad (con las cadenas controladas por el

Movimiento y por la Iglesia), su marcado provincianismo, el

control de la información a través de las agencias de infor-

mación estatales [EFE (nota 114) y Cifra], su mala calidad, en

definitiva, hicieron que fracasase en esa pretendida misión de

adoctrinamiento de la sociedad (nota 115). La radio, caracte-

rizada por la abundancia y escasa potencia de las emisoras

y la uniformidad de la información, estaba también controla-

da desde el poder. Una muy deficiente información local (pla-

gada de notas oficiales), la información internacional decidi-

da desde Madrid, una información nacional (con discursos

oficiales, actos falangistas y religiosos, alabanzas al régimen)

que seguía obedientemente las consignas de la Dirección

General de Prensa, un papel infame y unos medios técnicos

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 433: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

paupérrimos son datos que explican el escaso interés que la

prensa despertaba en la población, al menos hasta los años

sesenta.

El régimen franquista tendría un mayor éxito en su política de

propaganda cuando, abandonada la pretensión totalitaria de

adoctrinar a toda la población y obligarla a henchirse de entu-

siasmo por el Imperio y demás zarandajas falangistas, optó

(desde mediados de los años cincuenta) por la alienación

pura y simple, a través de unos medios de comunicación que

seguían eficazmente controlados, incluso después de 1966,

tras la famosa Ley de Fraga Iribarne (nota 116). Si ya por

esas mismas fechas se estaba produciendo, en algunos sec-

tores de la población española, un cambio de mentalidad, al

compás del cambio generacional, no fue precisamente gra-

cias a los medios de comunicación social, sino a su pesar,

pues hasta la muerte del dictador siguieron confundiendo la

comunicación con la propaganda del régimen, con honrosas

excepciones, que conocieron en sus carnes las consecuen-

cias de la disidencia. En los últimos años del franquismo, la

televisión sustituirá a la prensa y la radio como «el principal

medio de propaganda ideológica del régimen», sobre todo a

través de la desmovilización y el apoliticismo (nota 117).

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Francisco Moreno Sáez Educación y cultura en el Franquismo

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Desde los años sesenta, hubo varios intentos de hacer «otro

periodismo», más atento a la realidad y más crítico. Revistas

como Triunfo (nota 118) o Cuadernos para el Diálogo, la

experiencia del diario Madrid e incluso, alguna tímida apertu-

ra en diarios de provincias no son más que excepciones en

un panorama siniestro, patente en la actitud de la prensa

española, en general, ante los sangrientos acontecimientos

que cerraron la dictadura franquista, por ejemplo (nota 119).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 435: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1 Una visión general de la situación de la enseñanza en España, enel primer franquismo, en MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIEN-CIA, Historia de la Educación en España. Textos y Documentos.Tomo V. Nacional-catolicismo y educación en la España de posgue-rra. Estudio preliminar y selección de textos de AlejandroMayordomo Pérez. Madrid, 1990; AUTORES VARIOS, La educa-ción en la España contemporánea. Cuestiones históricas. SociedadGeneral de Pedagogía, Madrid, 1985; RUIZ RODRIGO, C. y PALA-CIOS LIS, I., «Ideología y escuela en España (1939-1951)», enEscolarización y Sociedad en la España Contemporánea (1808-1970). Valencia, 1983, págs. 253-266; Historia de España. X.España bajo la dictadura franquista (1939-1975). Cultura e ideolo-gía. Labor, Barcelona, 1985; AUTORES VARIOS, La enseñanza enEspaña. Alberto Corazón, Madrid, 1975; AUTORES VARIOS, Laenseñanza en España. Ebro, París, 1979; MAYORDOMO, Alejandroy FERNÁNDEZ SORIA, Juan M., Vencer y convencer. Educación ypolítica. España 1936-1945. Universitat de València, Valencia, 1993;NAVARRO SANDALIGAS, Ramón, La enseñanza primaria duranteel franquismo (1936-1975). PPU, Barcelona, 1990; EQUIPO DEESTUDIOS, «Panorámica de la educación desde la guerra civil», enCuadernos de Pedagogía, n.º 9, Septiembre 1975, págs. 24-40;PUELLES BENÍTEZ, Manuel de, Educación e ideología en laEspaña contemporánea (1967-1975). Labor, Barcelona, 1980.Aspectos más parciales en PALACIO LIS, Irene y RUIZ RODRIGO,Cándido, Infancia, pobreza y educación en el primer franquismo(Valencia, 1939-1951). Universitat de València, Valencia, 1993;MARQUÉS I SUREDA, Salomó, L’escola pública durant el franquis-

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Notas

Page 436: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

me. La província de Girona (1939-1955). PPU, Barcelona, 1993;MORENO SÁEZ, Francisco, «La educación en el primer franquismo(1939-1951)», en AA.VV., Guerra civil y franquismo en Alicante.Instituto Juan Gil-Albert, Alicante, 1990.

2 Preámbulo a la Ley de Enseñanza Primaria de 17-VII-1945.

3 Sobre la inquina a la ILE, ENRIQUE SUÑER, Los Intelectuales yla tragedia española. Burgos, 1939, y FERNANDO MARTÍN-SÁNCHEZ JULIA (et al.), Una poderosa fuerza secreta: laInstitución Libre de Enseñanza. San Sebastián, 1940.

4 ÁLVAREZ OBLANCA, Wenceslao, La represión de postguerra enLeón. Depuración de la enseñanza, 1936-1943. Santiago Garcíaeditor, León, 1986; AUTORES VARIOS, Purga de maestros en laguerra civil. Ámbito, Valladolid, 1987; GONZÁLEZ AGAPITO, J.,Repressió del professorat a Catalunya sota el franquisme (1939-1943). IEC, Barcelona, 1996; JIMÉNEZ MADRID, R., La depuraciónde maestros en Murcia, 1939-1942. Murcia, 1998. Y sobre todoMORENTE VALERO, Francisco, Tradición y represión. La depura-ción del magisterio de Barcelona (1939-1942). Promociones yPublicaciones Universitarias, Barcelona, 1996, y La depuración delMagisterio nacional, 1936-1943: la escuela y el estado nuevo.Ámbito, Valladolid, 1997. En cuanto al exilio, MARQUÉS I SUREDA,Salomó, L’exili dels mestres (1939-1975). Universitat de Girona,Girona, 1995.

5 Orden de 7-VIII-1939.

6 Sobre todo SOPEÑA MONSALVE, Andrés, El florido pensil.Memoria de la escuela nacional-católica. Crítica, Barcelona, 1994.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 437: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

También OTERO, Luis, Al paso alegre de la paz. Plaza y Janés,Barcelona, 1998, así como la reedición de diversas«Enciclopedias».

7 GARCÍA CRESPO, C., Léxico e ideología en los libros de lecturade la escuela primaria (1940-1975). Universidad de Salamanca,ICE, 1983; ESCOLANO BENITO, Agustín (coord.), Historia ilustra-da del libro escolar en España. De la posguerra a la reforma edu-cativa. Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, 1998;VALLS, Fernando, La enseñanza de la literatura en el franquismo(1936-1951). Antoni Bosch, Barcelona, 1983, e «Ideología franquis-ta y enseñanza de la historia (1938-1953)», en Josep FONTANA(ed), España bajo el franquismo. Crítica, Barcelona, 1986;MARTÍNEZ TÓRTOLA, Esther, La enseñanza de la historia en elprimer bachillerato franquista, 1938-1953. Tecnos, Madrid, 1996; eIGLESIAS RODRÍGUEZ, Gema, «La manipulación ideológica enlos manuales franquistas, 1940-1960», en TRUJILLANOSÁNCHEZ, J. M. y GAGO GONZÁLEZ, J. M.ª (eds), Historia yMemoria del Franquismo, 1936-1978. Actas de las IVª Jornadas deHistoria y Fuentes Orales. Ávila, 1997, págs. 93-107.

8 SÁEZ MARÍN, Juan, El Frente de Juventudes. Política de juventuden la España de la postguerra (1937-1960). Siglo XXI, Madrid,1988.

9 MONÉS I PUJOL-BUSQUETS, J., L’escola a Catalunyna sota elfranquisme. Edicions 62, Barcelona, 1981. Sobre el tema, el libroclásico es el de BENET, Josep, Cataluña bajo el régimen franquis-ta. Informe sobre la persecución de la lengua y la cultura catalanaspor el régimen del general Franco. Blume, Barcelona, 1979.

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Notas

Page 438: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

10 AUTORES VARIOS, Mujer y educación en España, 1868-1975.Universidad de Santiago, 1990.

11 CÁMARA VILLAR, Gregorio, Nacional-catolicismo y escuela: lasocialización política del franquismo (1936-1951). Hesperia, Jaén,1984; GERVILLA CASTILLO, Enrique, La escuela del nacional-catolicismo. Ideología y educación religiosa. Impredisur, Granada,1990; NAVARRO GARCÍA, Clotilde, La educación y el nacional-catolicismo. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha,Murcia, 1993.

12 «La Iglesia y la Enseñanza», en Ecclesia, n.º 27, 1942.

13 Información, 8-III-1942.

14 Una visión general de la educación durante el franquismo, enFUSI AIZPURÚA, Juan Pablo, «La educación en la España deFranco», en SUÁREZ FERNÁNDEZ, Luis, Franco y su época.Universidad Complutense, Madrid, 1993. Y una revisión de la másreciente bibliografía, en AUTORES VARIOS, Historia de la educa-ción en España. Diez años de investigación (1983-1993). Ministeriode Educación y Ciencia, Madrid, 1994.

15 GARCÍA MARTÍNEZ, Sebastià y SALAVERT, Vicent, «L’ocupacióde la Universitat de València el 1939 pel quintacolumniste ManuelBatlle, catedràtic de Múrcia», en Afers, n.º 3, Catarroja, 1986.

16 J. Ibáñez Martín, en la apertura del curso universitario, en diciem-bre de 1942.

17 Declaraciones de Ibáñez Martín a Ya, 4-II-1944.

18 Sobre la Universidad española durante el franquismo, puedenverse AUTORES VARIOS, La Universidad española bajo el régimen

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de Franco (1939-1975). Institución Fernando el Católico, Zaragoza,1991; AUTORES VARIOS, La Universidad. Ciencia Nueva, Madrid,1969; FARGA, Manuel J., Universidad y democracia en España.Era, México, 1969; MONTORO, Ricardo, La Universidad en laEspaña de Franco (1939-1970). CIS, Madrid, 1981.

19 Decreto sobre la depuración del personal docente. Boletín Oficialdel Estado, 10-XII-1936.

20 RUIZ CARNICER, Miguel A., El Sindicato Español Universitario(SEU), 1939-1965. La socialización política de la juventud universi-taria en el franquismo. Siglo XXI, Madrid, 1996. Y su artículo , «ElSindicato Español Universitario (SEU) y el surgimiento de la oposi-ción estudiandil al régimen», en TUSELL, Javier, ALTED, Alicia yMATEOS, Abdón (coord.), La oposición al régimen de Franco. II.Sociedad y cultura. UNED, Madrid, 1990, págs. 223-236.

21 Una visión de la Universidad desde el Opus Dei, en FONTÁN,Antonio, Los católicos en la Universidad española. Rialp, Madrid,1981. También GUTIÉRREZ RÍOS, E., José M.ª Albareda. Unaépoca de la cultura española. Magisterio, Madrid, 1970.

22 Corts Grau, Luciano de la Calzada, el citado Manuel Batlle: de suimpronta sobre la vida universitaria puede ser un buen testimoniolas memorias de Antonio Martínez Sarrión, Una juventud.Alfaguara, Madrid, 1997.

23 Una buena descripción de esos ambientes, en lo que a la medi-cina y psiquiatría se refiere, en las memorias de Carlos CASTILLADEL PINO, Pretérito imperfecto. Tusquets, Barcelona, 1997.

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Notas

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24 MARÍAS, Julián, Una vida presente. Memorias, 2 vols. AlianzaEditorial, Madrid, 1989.

25 Por Gregorio Morán, en un discutido libro: El maestro en el erial.Ortega y Gasset y la cultura del franquismo. Tusquets, Barcelona,1996.

26 Ley de Ordenación de la Universidad Española. Boletín Oficialdel Estado, 31-VII-1943.

27 «Es pública y notoria la desafección de los Catedráticos univer-sitarios que se mencionan al nuevo régimen implantado en España,no solamente por sus actuaciones en las zonas que han sufrido ladominación marxista, sino también por su pertinaz política antina-cional y antiespañola en los tiempos precedentes al GloriosoMovimiento Nacional», por lo que, sin necesidad de garantías pro-cesales, se decretaba la separación del escalafón de AméricoCastro, Claudio Sánchez Albornoz, José Ots Capdequí, Juan PesetAlexandre, José Puche Álvarez, Luis de Zulueta, Pedro Salinas,Antonio Flórez de Lemus, etc. (Orden de 29-VII-1939). Otros fuerontrasladados o inhabilitados para ocupar cargos de confianza.

28 LAÍN ENTRALGO, Pedro, Descargo de conciencia (1930-1960).Barral Editores, Barcelona, 1976.

29 «El Caudillo para la universidad; la Universidad para el Caudillo»(El rector Tovar a Franco, en Salamanca, 8-V-1954).

30 En realidad, Jorge Semprún, que ha novelado esos años en suAutobiografía de Federico Sánchez. Planeta, Barcelona, 1977.

31 Título que escogió Roberto Mesa para su libro sobre esos acon-tecimientos (MESA, Roberto, Jaraneros y alborotadores.

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Universidad Complutense, Madrid, 1982. Véanse también LIZCA-NO, Pablo, La generación del 56. La Universidad de Franco.Grijalbo, Barcelona, 1981; HERNÁNDEZ SANDOICA, Elena,«Universidad y oposición al franquismo. Reflexiones en torno a lossucesos de 1956 en Madrid», en TUSELL, Javier, ALTED, Alicia yMATEOS, Abdón (coord.), La oposición al régimen de Franco. II.Sociedad y cultura. UNED, Madrid, 1990, págs, 185-190; ÁLVAREZBOBELA, José, «Algunas observaciones en torno a los anteceden-tes de los sucesos universitarios del año 1956», en III Encuentro deInvestigadores sobre el Franquismo y la Transición. Sevilla, 1998,págs. 485-499.

32 TIERNO GALVÁN, Enrique, Cabos sueltos. Bruguera, Barcelona,1981.

33 CREXELL, Joan, La Caputxinada. Edicions 62. Barcelona, 1987.Sobre Manuel Sacristán, AUTORES VARIOS, Manuel SacristánLuzón, 1925-1985. Mientras tanto, 30-31 Mayo 1987.

34 Benito Sanz Díaz, «El fin del franquismo en la universidad. El pri-mer Congreso del Sindicato Democrático de EstudiantesUniversitarios de España. Valencia, 30 de enero-2 de febrero de1967», en II Encuentro de investigadores del franquismo. Alicante,1995, Tomo II, págs. 97-114.

35 COLOMER, J.M., Els estudiants de Barcelona sota el franquis-me. Curial, Barcelona, 1978; Sergio RODRÍGUEZ TEJADA, «De laresistència a l’oposició. El moviment estudiantil valencià sota elfranquisme, 1956-1973», en Afers, n.º 22, Sobreviure al franquisme,Catarroja, 1995; FERNÁNDEZ BUEY, F. (ed.), «Documentos delmovimiento universitario bajo el franquismo», en Materiales,

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Notas

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extraordinario n.º 1, Barcelona, 1977; LEÓN, Sergio, «Notas sobreel movimiento estudiantil en España», en Horizonte Español 1972(II). Ruedo Ibérico, París, 1972, págs, 157-178; MARAVALL, JoséM.ª , Dictadura y disentimiento político. Obreros y estudiantes bajoel franquismo. Alfaguara, Madrid, 1978; SANZ, Benito (ed.),L’oposició universitaria al franquisme. València, 1939-1975.Valencia, 1996; José ÁLVAREZ COBELA, «La FUDE, 1961-1965»,en II Encuentro de investigadores del franquismo…, Tomo II, págs,15-20; DAVIRA FORMENTOR, «Universidad: crónica de siete añosde lucha», en Horizonte Español 1972. Ruedo Ibérico, París, 1972;«La lucha de los estudiantes españoles: documentos», enCuadernos de Ruedo Ibérico, n.º 6, Abril-mayo 1966, págs. 65-73;RODRÍGUEZ BELLO, Ramón Ignacio, «Universidad, moderniza-ción y antifranquismo», en III Encuentro de Investigadores sobre elFranquismo y la Transición. Sevilla, 1998, págs. 388-402.

36 GRÀCIA, Jordi, Estado y cultura. El despertar de una concienciacrítica bajo el franquismo (1940-1962). Publications Universitaires,Toulouse, 1996.

37 MORENO SÁEZ, F., «La cultura en el siglo XX», en Historia deAlicante. II. Información-Patronato del Quinto Centenario de laCiudad de Alicante. Alicante, 1990.

38 Sobre la censura, además de los trabajos sobre la ejercida entorno a los literatura y a la prensa, que se citan más adelante,puede verse NEUSCHAFER, H. J., Adiós a la España eterna. Ladialéctica de la censura. Novela, teatro y cine bajo el franquismo.Barcelona, 1994.

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39 EQUIPO RESEÑA, La cultura española durante el franquismo.Editorial Mensajero, Bilbao, 1977, y AUTORES VARIOS, La culturabajo el franquismo. Ediciones de Bolsillo, Barcelona, 1977.

40 En las obras generales dedicadas al franquismo, los capítulosdedicados a la cultura son muy irregulares y, en algún caso, clara-mente insuficientes y manifiestamente parciales. Hay, con todo,referencias en AUTORES VARIOS, España bajo el franquismo.Crítica, Barcelona, 1986; BIESCAS, José A.-TUÑÓN DE LARA,Manuel, España bajo la dictadura franquista (1939-1975). Labor,Barcelona, 1980; CARR, Raymond y FUSI, Juan Pablo, España, dela Dictadura a la democracia. Planeta, Barcelona, 1979; CIERVA,Ricardo de la, Historia del franquismo. Aislamiento, transformacióny agonía, 1945-1975. Planeta, Barcelona, 1975; DÍAZ-PLAJA,Fernando, La posguerra española en sus documentos. Plaza Janés,Barcelona, 1970; SUEIRO, Daniel y DÍAZ NOSTY, Bernardo,Historia del franquismo, 2 vols. Argos Vergara, Barcelona, 1978;PAYNE, Stanley, El régimen de Franco, 1936-1975. AlianzaEditorial, Madrid, 1987; TUSELL, Javier, La dictadura de Franco.Alianza Editorial, Madrid, 1988, y MOLINERO, Carme y YSAS,Pere, El regim franquista. Feixisme, modernitzacio i consens. Eumoeditorial, Vic, 1992. Aún no se ha publicado el tomo correspondien-te a la cultura y la educación de la Historia de España de MenéndezPidal, que tal vez ofrezca una buena síntesis del tema.

41 BENET, Josep, L’intent franquista de genocidi cultural contraCatalunya. Publicacions de l’Abadia de Monserrat, Barcelona, 1995;SAMSÓ, Joan, La cultura catalana: entre la clandestinitat i la repre-sa pública. Publicacions de l’Abadia de Monserrat, Barcelona, 1994;

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Notas

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FERRER I GIRONÉS, Francesc, La persecució política de la llen-gua catalana. Edicions 62, Barcelona, 1985; GALLOFRÉ VIRGILI,Maria Josepa, L’edició catalana i la censura franquista. Publicacionsde l’Abadia de Monserrat, Barcelona, 1991. Para el caso deValència, CORTÉS, Santi, València sota el règim franquista (1939-1951). Publicacions de l’Abadia de Monserrat, Barcelona, 1995;CUCÓ, Alfons y CORTÉS, Santi (eds), Llengua y politica, cultura ynació. Un epistolari valencià durant el franquisme. Edicions 3 i 4,València, 1997.

42 MORENO SÁEZ, Francisco (coord.), «Cultura y sociedad enAlicante en los años cincuenta», en Canelobre, n.º 14-15, Instituto«Juan Gil-Albert», 1989. Hay también datos sobre la cultura alican-tina en el n.º 31-32 de la misma revista, dedicada a «Alicante en losaños cuarenta». Pueden también verse MATEO NAVARRO, JoseVicente, Los Amigos de la UNESCO de Alicante. Una experienciademocrática bajo el franquismo. Alicante, 1983, y URÍA, Jorge,Cultura oficial e ideología en la Asturias franquista: el Instituto deEstudios Asturianos. Universidad de Oviedo, 1984.

43 Con la publicación de la obra El exilio español de 1939, dirigidapor José Luis ABELLÁN. En concreto, los tomos III. Revistas, pen-samiento, educación. Taurus, Madrid, 1976; IV. Cultura y literatura.Taurus, Madrid, 1977; y V. Arte y ciencia. Taurus, Madrid, 1976.

44 Por ejemplo, GIRONA, A. y MANCEBO, M.ª F. (ed), El exiliovalenciano en América. Obra y memoria. Valencia, 1995; SÁNCHEZALBORNOZ, Nicolás (ed.), El destierro español en América.Siruela, Madrid, 1991; NAHARRO-CALDERÓN, J. M. (ed.), El exiliode las Españas de 1939. «¿Adónde fue la canción?». Anthropos,

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Barcelona, 1991, y ALTED, Alicia y AZNAR, Manuel, Literatura ycultura del exilio español de 1939 en Francia. Salamanca, 1998. Ylos trabajos de M.ª Fernanda Mancebo («La oposición intelectual enel exilio», págs. 57-72), M.ª Ángeles Ordaz («El exilio español enEstados Unidos. Los intelectuales de España Libre», págs. 73-83) yFrancisco Varea («Periodistas en el exilio», págs. 97-109), enTUSELL, Javier, ALTED, Alicia y MATEOS, Abdón (coord.), La opo-sición al régimen de Franco. II. Sociedad y cultura. UNED, Madrid,1990.

45 AUTORES VARIOS, El exilio español en Hispanoamérica.Cuadernos Hispanoamericanos, 473-74. Madrid, Noviembre-Diciembre 1989; MARTÍNEZ LEAL, J. y MORENO SÁEZ, F.,«Alicantinos en el exilio», en Canelobre, n.º 20-21, Instituto JuanGil-Albert, Alicante, Primavera-verano, 1991.

46 La titulada «Memoria rota. Exilios y heterodoxias», de la editorialAnthropos, que ha publicado libros olvidados de escritores perte-necientes tanto al exilio republicano como al «exilio interior».

47 ABELLAN, José Luis, De la guerra civil al exilio republicano(1936-1977). Mezquita, Madrid, 1983, y El exilio filosófico enAmérica. Los transterrados de 1939. FCE, Madrid, 1998; ATENEOESPAÑOL DE MÉXICO, Obra impresa del exilio español en México(1939-1979). México, 1979; AUTORES VARIOS, El exilio españolen México (1939-1982). Fondo de Cultura Económica, México,1982; CAUDET, Francisco, Cultura y exilio. La revista España pere-grina (1940). Fernando Torres, Valencia, 1976; GIRAL, Francisco,Ciencia española en el exilio (1939-1989). El exilio de los científicosespañoles. Anthropos, Barcelona, 1994; GARCÍA, Manuel,

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Notas

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Exiliados. La emigración cultural valenciana. Conselleria de Cultura,Educació i Ciencia, Valencia, 1995; GÓMEZ ARCOS, Agustín,Escritores españoles exiliados en Francia. Diputación de Almería,1992; MARTÍNEZ, Carlos, Crónica de una emigración (La de losrepublianos españoles en 1939). Libro Mex Editores, México, 1959;GUBERN, Román, Cine español en el exilio. Lumen, Barcelona,1976; ZUERAS TORRENS, Francisco, La gran aportación culturaldel exilio español. Diputación Provincial, Córdoba, 1990. Una visióndesde el exilio de la cultura franquista, en AUTORES VARIOS,Memorandum sobre las vicisitudes de la cultura en la España deFranco. Unión de Intelectuales Españoles en México, México, 1947.

48 AUB, Max, La gallina ciega. Diario español. Alba Editorial, 1995.

49 «Tiene la democracia el grave inconveniente de que halaga lasbajas pasiones y de que concede iguales derechos al loco, al imbé-cil y al degenerado. El sufragio universal ha desmoralizado lasmasas, y como en éstas ha de predominar necesariamente la defi-ciencia mental y la psicopatía, al tener igual valor el voto del selec-to que el del indeseable, predominarán los últimos en los puestosdirectivos, con perjuicio del porvenir de la Raza» (Vallejo Nájera,Eugenesia de la Hispanidad. Burgos, 1937).

50 Un acercamiernto a las ideas de López Ibor, en LÓPEZ IBOR,Juan José, El español y su complejo de inferioridad. Rialp, Madrid,1951.

51 «Os pido simplemente que pintéis cara al nuevo sol, cara a laprimavera y a la muerte, a la gracia, a la virtud, a la juventud, a laarmonía, al orden exacto. No os pido cuadros patrióticos, ni muchomenos patrioteros o aduladores, sino cuadros que a la mente y a

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los sentidos traigan un reflejo del orden luminoso que queremospara la Patria entera...La tradición es una experiencia a veces dolo-rosa. No os malogréis en anécdotas oscuras, locales, a veces tor-pes y canallas. No pintéis las lacras de la Patria, ni tampoco reunáiscachivaches caseros en un desorden subversivo, que luego llaman‘naturalezas muertas» (Sánchez Mazas, Escorial, n.º 24).

52 «España supo salir a ofrecer su sangre, y elige su propia y áspe-ra tierra para que, humedecída con su martirio, sea aquí donde sedebata el más terrible problema de Occidente: el de sí es posibleseguir viviendo con dignidad de hombres católicos con libertad paraser buenos, o hay que convertirse en esclavos de cualquier Gengis-Khan asiático y comunista» (Escorial, n.º 6).

53 El mismo Errandonea proponía la creación de un BachilleratoFemenino distinto del masculino y realmente esperpéntico (Razóny Fe, Julio-Agosto 1943).

54 El P. Garmendía de Otaola llegaba a poner como ejemplo de laatención a las minorías dirigentes la Obra de Protección de lossuperdotados de la Nación Alemana, que llevaba directamenteGoering (Razón y Fe, Septiembre-Octubre 1942).

55 TELLO LÁZARO, J. A., Ideología y política. La Iglesia CatólicaEspañola (1936-1959). Pórtico, Zaragoza, 1984. Más recientemen-te, VERDERA ALBIÑANA, Francisco, Conflicto entre la Iglesia y elEstado en España. La revista Ecclesia entre 1941 y 1954. Eunsa,Pamplona, 1995.

56 RAMÍREZ, Manuel et al., Las fuentes ideológicas de un régimen(España 1939-1945). Libros Pórtico, Zaragoza, 1978.

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Notas

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57 «O Europa vuelve al seno de la catolicidad y con ello a iluminaral mundo, o se hundirá inexorablemente en las tinieblas de la escla-vitud bolchevique» (J. M. CASTRO RIAL, «El problema de la reali-dad de Europa», en Revista de Estudios Políticos, n.º 15).

58 Como ejemplo de la actitud ante la historia de España, puedeverse un artículo de José M.ª Areilza, en que se elogiaba la actitudde «requetés, monárquicos y falangistas ante la II República atea,socialista y disgregadora» («Lo esencial y lo episódico», en Revistade Estudios Políticos, n.º 11).

59 Sobre Arbor, pueden verse Arbor, Número extraordinario sobrela historia de la revista, Enero 1987, CSIC, Madrid, 1987; AUTO-RES VARIOS, «40 años de Arbor: un análisis autocrítico», en Arbor,n.º 479-480, Noviembre-diciembre 1985.

60 José Luis Pinillos sostenía en Arbor, en 1948, que cultura y reli-gión tenían que ayudarse «frente a ese bloque comunista, frente aesa catapulta cargada de materialismo político y pseudorreligíosoque se le viene encima a Europa».

61 Juan de la Cosa, España ante el mundo. Proceso de un aisla-miento. Madrid, 1950.

62 SOPEÑA, Federico, Defensa de una generación. Taurus, Madrid,1970.

63 «La conjura tiene nombres propios. Un plan comunista: corrom-per y subvertir a la juventud. La poesía y los Congresos deEscritores como instrumento de la agit-prop» (El Español, 4 y 10-III-1956), «Compañeros de viaje. Tres resortes de una maniobra:

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Irresponsabilidad liberal, vanidad intelectual y cálculo comunista»(El Español, 18 y 24-III-1956).

64 AUTORES VARIOS, La revista El Ciervo. Península, Barcelona,1992.

65 MUÑOZ I LLORET, J.M., Jaume Vicens i Vives. Una biografiaintel.lectual. Barcelona, 1997.

66 BONET, Laureano, La revista Laye. Estudio y Antología.Península, Barcelona, 1988.

67 Muy interesante, en esa misma revista, el artículo de MARÍAS,Julián, «La situación de la inteligencia en España», en Cuadernosdel Congreso por la libertad de la Cultura, n.º 45, París, XI-XII-1960,págs. 67-72.

68 LÓPEZ ARANGUREN, J.L., Memorias y esperanzas españolas,Taurus, Madrid, 1969.

69 RIDRUEJO, Dionisio, Escrito en España. Losada, Buenos Aires,1964.

70 Sobre la cultura en la España franquista, hay algunas obras deconjunto: ABELLÁN, José Luis, La cultura es España (Ensayo paraun diagnóstico). Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1971, y Laindustria cultural en España. Cuadernos para el Diálogo, Madrid,1975; AUTORES VARIOS, La cultura bajo el franquismo. Edicionesde bolsillo, Barcelona, 1977; AUTORES VARIOS, «La cultura enEspaña en el siglo XX», en Triunfo, 17-junio-1972; DÍAZ, Elías,Notas para una historia del pensamiento actual (1939-1973).Madrid, 1974; Pensamiento español en la era de Franco, 1939-1975. Tecnos, Madrid, 1983, y «Los intelectuales y la oposición polí-

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Notas

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tica», en TUSELL, Javier, ALTED, Alicia y MATEOS, Abdón (coord.),La oposición al régimen de Franco. II. Sociedad y cultura. UNED,Madrid, 1990, págs. 331-350; MARSAL, Juan F., Pensar bajo elfranquismo. Intelectuales y política en la generación de los años cin-cuenta. Península, Barcelona, 1979; TUÑÓN DE LARA, Manuel,«Acotaciones sobre la cultura española 1940-1970», en Cuadernospara el Diálogo, n.º extraordinario sobre «La cultura Española».Madrid, 1976.

71 ABELLÁN, Manuel L., Censura y creación literaria en España(1939-1976). Península, Barcelona, 1980, «Sobre censura. Algunosaspectos marginales», en Cuadernos de Ruedo Ibérico, n.º 49-50,enero-abril 1976, págs, 125-139, «Censura y práctica censoria», enSistema, n.º 22, enero 1978, págs. 29-52, «Análisis cuantitativo dela censura bajo el franquismo (1955-1976)», en Sistema, n.º 28,enero 1979, págs. 75-89, y «Problemas historiográficos en el estu-dio de la censura literaria del último medio siglo», en TUSELL,Javier, ALTED, Alicia y MATEOS, Abdón (coord.), La oposición alrégimen de Franco. II. Sociedad y cultura. UNED, Madrid, 1990,págs. 289-297; BENEYTO, Antonio, Censura y política en los escri-tores españoles. Euros, Barcelona, 1975; SÁNCHEZ REBOREDO,José, Palabras tachadas. Instituto Juan Gil-Albert, Alicante, 1988;SANTONJA, Gonzalo, Del lápiz rojo al lápiz libre. Anthropos,Barcelona, 1987.

72 AUTORES VARIOS, Diez años de represión cultural. La censurade libros durante la Ley de Prensa (1966-1976). Varias editoriales,Barcelona, 1977.

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73 RODRÍGUEZ-PUÉRTOLAS, Julio, Literatura fascista española. I.Historia. Akal, Madrid, 1986 y Literatura fascista española. II.Antología. Akal, Madrid, 1987. Véase también BLANCO AGUINA-GA, Carlos, RODRÍGUEZ-PUÉRTOLAS, Julio y ZAVALA, Iris,Historia social de la literatura española (en lengua castellana). IIII.Castalia, 1979.

74 El almendro y la espada. San Sebastián, 1940, que contiene este«Romance de Abdelazis»: «No llores, Abdelazis / no llores, que vasa España./ Que el fusil te lo da Franco / y en el fusil, su palabra;/ yestá el jardín del Profeta / al otro lado del agua..../ Pero sé que estátu sangre / defendiendo a mís campanas ,/ mis libros del Escorial /y mis custodias labradas./ Que al otro lado del monte / los hombressin Dios te aguardan ,/ con tanques de oro judío / y cien banderasde Asia».

75 Sobre la evolución de Pemán, véase TUSELL, Javier y ÁLVAREZCHILLIDA, Gonzalo, Pemán. Un trayecto intelectual desde la extre-ma derecha hasta la democracia…op. cit.

76 La primera edición salió en Zaragoza, en 1938.

77 Han sido descritos así por José Agustín Goytisolo, en su poemaLos celestiales: «Y el viento fue condecorado, y se habló/de mari-neros, de lluvia, de azahares,/y una vez más, la soledad y el campo,como antaño/y el cauce tembloroso de los ríos/y todas las grandesmaravillas/fueron, en suma, convocadas».

78 CANO, José Luis, Poesía española contemporánea. Las genera-ciones de postguerra. Guadarrama, Madrid, 1974. Y sobre el

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Notas

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ambiente en torno a Aleixandre, CANO, José Luis, Los cuadernosde Velintonia. Seix Barral, Barcelona, 1986.

79 RUBIO, Fanny, Las revistas poéticas españolas (1939-1975).Turner, Madrid, 1976.

80 LUIS, Leopoldo de, Poesía social. Antología (1939-1968).Alfaguara, Madrid, 1965.

81 CASTELLET, J.M., Un cuarto de siglo de poesía española (1939-1964). Seix Barral, Barcelona, 1973, y Los escenarios de la memo-ria. Anagrama, Barcelona, 1988.

82 BARRAL, Carlos, Años de penitencia. Alianza Editorial, Madrid,1977; Los años sin excusa. Alianza Editorial, Madrid, 1982, yCuando las horas veloces. Tusquets, Barcelona, 1988; BENET,Juan, Otoño en Madrid hacia 1950. Alianza Editorial, Madrid, 1987;LEY, Charles D., La costanilla de los diablos (Memorias literarias,1943-1952). José Esteban, Madrid, 1981; FÓRMICA, Mercedes,Escucho el silencio. Planeta, Barcelona, 1984; SANTOS, Dámaso,De la turba gentil... y de los nombres. Planeta, Barcelona, 1987;SAGARRA, José M.ª , Memorias. Anagrama, Barcelona, 1998.

83 MAINER, José Carlos, Falange y Literatura. Antología. Labor,Barcelona, 1971.

84 MANGINI, Shirley, Rojos y rebeldes. La cultura de la disidenciadurante el franquismo. Anthropos, Barcelona, 1987.

85 Sobre la novela española de la postguerra y, en especial, sobrela novela social, puede verse ÁLVAREZ PALACIOS, Fernando,Novela y cultura española de postguerra. Cuadernos para elDiálogo, Madrid, 1976; MARTÍNEZ CACHERO, J.M., La novela

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española entre 1936 y 1980. Historia de una aventura. Castalia,Madrid, 1985; NORA, Eugenio de, La novela española contempo-ránea. Madrid, 1970; SOBEJANO, Gonzalo, Novela española denuestro tiempo (En busca del pueblo perdido). Madrid, 1970; GILCASADO, Pablo, La novela social española (1942-1968). SeixBarral, Barcelona, 1968.

86 En las postrimerías del franquismo, se llevó a cabo una«Encuesta sobre la censura», en Primer Acto, n.º 165 y 166, febre-ro y marzo-1974.

87 Pese a su público arrepentimiento sobre ciertas frases de apoyoa la República, el nombre de Benavente estuvo prohibido en los car-teles durante algún tiempo y así Pepa Doncel se anunciaba comoobra «del ilustre autor de La malquerida».

88 «Como blanco nos ponían un Cristo. Aproximadamente de esetamaño. En las primeras lecciones bastaba con darle en el cuerpo.Luego, exigían más. La bala debía aproximarse a los clavos de lasmanos y de los pies o a la llaga del costado».

89 TORRENTE BALLESTER, Gonzalo, Teatro español contemporá-neo. Madrid, 1957.

90 MARSILLACH, Adolfo, «El teatro español desde 1939 a 1975:una visión muy particular», en AUTORES VARIOS, España.Nuestro siglo. Gobierno de Franco, 1939-1975. Plaza y Janés,Barcelona, 1986, págs. 382-392.

91 BENACH, Joan A., «Teatre i societat catalana a la postguerra(1939-1952)», en L’Avenç, n.º 10, Desembre 1978, págs. 65-73.

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Notas

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92 Pueden verse sus memorias: FERNÁN-GÓMEZ, Fernando, Eltiempo amarillo. Debate, Madrid, 1990. Otras memorias recientes,las de MARSILLACH, Adolfo, Tan lejos, tan cerca. Mi vida. Tusquets,Barcelona, 1998.

93 Véase también GARCÍA PABÓN, F. El teatro social en España,1895-1962. Taurus, Madrid, 1962.

94 ARAGONÉS, J. Emilio, Teatro español de postguerra. Madrid,1971; ISASI ANGULO, Amando, Diálogos del Teatro español de lapostguerra. Ayuso, Madrid, 1974; MONLEÓN, José, Treinta años deteatro de la derecha. Tusquets, Barcelona, 1971; RODRÍGUEZMÉNDEZ, José M.ª, Comentarios impertinentes sobre el teatroespañol. Barcelona, 1971; RUIZ RAMÓN, Francisco, Historia delteatro español. Siglo XX. Alianza Editorial, Madrid, 1971; SALVAT,Ricard, El teatro español de los años setenta. Península, Barcelona,1974; GARCÍA LORENZO, Luciano, Documentos sobre el teatroespañol contemporáneo. SGEL, Madrid, 1981; BERTRAND DEMUÑOZ, Maryse, «La oposición al franquismo en el teatro y en lanovela», en TUSELL, Javier, ALTED, Alicia y MATEOS, Abdón(coord.), La oposición al régimen de Franco. II. Sociedad y cultura.UNED, Madrid, 1990, págs. 299-310.

95 ÁLVAREZ CEDENA, José Luis, España en blanco y negro. No-Do, una historia próxima. Metrovideo, Madrid, 1995; SÁNCHEZBIOSCA, Vicente y TRANCHE, Rafael, No-Do: el tiempo y la memo-ria. Filmoteca Española, Madrid, 1993.

96 AUTORES VARIOS, El cine y los católicos. Editorial Aldecoa,Madrid, 1941; MARTÍNEZ BRETÓN, J.A., Influencia de la IglesiaCatólica en el cine español. Haroferma, Madrid, 1998.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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97 FANES, Félix, Cifesa, la antorcha de los éxitos. Institució Alfonsel Magnánim. Valencia, 1982.

98 HEREDERO, Carlos F., Las huellas del tiempo. Cine español1951-1961. Filmoteca Española, Valencia, 1993.

99 GARCÍA ESCUDERO, José M.ª , La primera apertura. Diario deun Director General. Planeta, Barcelona, 1978.

100 RIAMBAU, Esteve y TORREIRO, Casimiro, La Escuela deBarcelona. El cine de la gauche divine. Anagrama, Barcelona, 1999.

101 AMO, Álvaro del, La comedia cinematográfica española.Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1975.

102 EQUIPO CARTELERA TURIA, Cine español, cine de subgéne-ros. Fernando Torres, València, 1974.

103 Sobre el cine español, en general, puede verse GARCÍA ESCU-DERO, José M.ª , La historia en cien palabras del cine español.Cine-Club SEU, Salamanca, 1954; AUTORES VARIOS, Siete tra-bajos de base sobre el cine español. Fernando Torres editor,Valencia, 1975; GUBERN, Román-FONT, Doménec, Un cine para elcadalso. Euros, Barcelona, 1975; MÉNDEZ-LEITE, Fernando,Historia del cine español. Rialp, Madrid, 1965; PÉREZ MERINERO,David y Carlos, Cine y control. Castellote, Madrid, 1975; «Guerra yfranquismo en el cine», en Revista de Occidente, n.º 53, Octubrel985; José Manuel ESTRADA LORENZO, «Los cineastas españo-les y la oposición al régimen de Franco: del exilio a la crítica social»,en TUSELL, Javier, ALTED, Alicia y MATEOS, Abdón (coord.), Laoposición al régimen de Franco. II. Sociedad y cultura. UNED,Madrid, 1990, págs. 407-415); GARCÍA FERNÁNDEZ, e.c., Historia

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Notas

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ilustrada del cine español. Planeta, Barcelona, 1985; MINISTERIODE CULTURA, Cine español. Madrid, 1989; CAPARRÓS LERA, J.M., Historia crítica del cine español (desde 1997 hasta hoy). Ariel,Barcelona, 1999; PÉREZ PERUCHA, Julio (ed.), Antología críticadel cine español (1906-1995). Crítica, Madrid, 1997; TORRES,Augusto M., El cine español en 119 películas. Alianza Editorial,Madrid, 1997; GUBERN, R. et al., Historia del cine español.Cátedra, Madrid, 1995.

104 Sobre la posición del régimen franquista en torno al arte, pue-den verse CIRICI, Alexandre, La estética del franquismo. GustavoGili, Barcelona, 1977; LORENTE, Ángel, Arte e ideología en el fran-quismo. Visor, Madrid, 1995; UREÑA, Gabriel, El arte del franquis-mo. Cátedra, Madrid, 1981; AUTORES VARIOS, El arte del fran-quismo. Cátedra, Madrid, 1981; AUTORES VARIOS, L’art de laVictoria. Belles Arts i franquisme a Catalunyna. Columna,Barcelona, 1996, y CABAÑAS BRAVO, Miguel, Política artística delfranquismo. CSIC, Madrid, 1996.

105 FERNÁNDEZ ALBA, Antonio, La crisis de la arquitectura espa-ñola, 1939-1972. Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1972.

106 AUTORES VARIOS, «Arte», en EQUIPO RESEÑA, La culturaespañola durante el franquismo. Editorial Mensajero, Bilbao, 1977,págs. 251-294. Puden verse también AGUILERA CERNI, Vicente,La postguerra. Documentos y testimonios. Ministerio de Educacióny Ciencia, Madrid, 1975, Iniciación al arte español de la postguerra.Península, Barcelona, 1970 y Arte y compromiso histórico (sobre elcaso español). Fernando Torres editor, Valencia, 1976; AUTORESVARIOS, Vanguardia artística y realidad social: 1936-1976. Gustavo

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Gili, Barcelona, 1976; AREÁN, Carlos Antonio, Veinte años de pin-tura de vanguardia en España. Editoria Nacional, Madrid, 1961,Balance del arte joven en España. Publicaciones Españolas,Madrid, 1971, y Treinta años de arte español (1943-1972).Guadarrama, Madrid, 1972; CIRLOT, J., Eduardo, Nuevas tenden-cias pictóricas (1955-1965). Seix Barral, Barcelona, 1965; MORE-NO GALVÁN, José M.ª La última vanguardia de la pintura españo-la. Magius, Barcelona, 1969; UREÑA, Gabriel, Arquitectura y urba-nística civil y militar en el período de la autarquía (1936-1945).Istmo, Madrid, 1979, y Las vanguardias artísticas en la postguerraespañola, 1940-1959. Istmo, Madrid, 1982; FORMENT, Albert, «Arti franquisme al País Valencià. Notes per a una reflexió», en Afers.Sobreviure al franquisme, n.º 22, Catarroja, 1995.

107 GARCÍA DEL BUSTO, José Luis y PÉREZ DE ARTEAGA, JoséLuis, «Música clásica», en EQUIPO RESEÑA, La cultura españoladurante el franquismo. Editorial Mensajero, Bilbao, 1977, págs. 295-333. Pueden verse también MARCO, Tomás, Música española devanguardia. Guadarrama, Madrid, 1970, y FERNÁNDEZ-CID,Antonio, La música española del siglo XX. Fundación Juan March,Madrid, 1973.

108 GONZÁLEZ LUCINI, Fernando, Veinte años de canción enEspaña (1963-1983). Grupo Zero Editorial, Madrid, 1984.VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel, Cancionero General, 1939-1971. Lumen, Barcelona, 1972.

109 LÓPEZ MONDÉJAR, Publio, Fotografía y sociedad en laEspaña de Franco. Las fuentes de la memoria. Ministerio deCultura, Barcelona, 1996.

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Notas

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110 MARCHAMALO, Jesús, Bocadillos de delfín. Grijalbo,Barcelona, 1996.

111 SEVILLANO CALERO, Francisco, Propaganda y medios decomunicación en el franquismo (1936-1951). Universidad deAlicante, 1998.

112 Sobre la censura de prensa, BARRERA, Carlos, Periodismo yfranquismo. De la censura a la apertura. Interuniversitarias, Madrid,1997; FERNÁNDEZ AREAL, Manuel, La libertad de prensa enEspaña, 1938-1971. Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1971;DELIBES, Miguel, La censura de prensa en los años cuarenta.Ámbito, Valladolid, 1985, y SINOVA, Justino, La censura de prensadurante el franquismo. Espasa-Calpe, Madrid, 1989.

113 Sobre la radio en España, DÍAZ, Lorenzo, La radio en España.Alianza Editorial, Madrid, 1992, y MUNSÓ CABÚS, Juan, Cuarentaaños de radio (1940-1980). Picazo, Barcelona, 1980. Un estudiolocal, en DELGADO REINA, M., Historia de la radio a Mallorca,1933-1994. Palma de Mallorca, 1996. Y la visión de las radios clan-destinas, en GALÁN, Luis, Después de todo. Recuerdos de unperiodista de la Pirenaica. Anthropos, Barcelona, 1988.

114 Que ha sido objeto de un estudio reciente: OLMOS, V., Historiade la agencia EFE. El mundo en español. Madrid, 1997.

115 Una visión interna de la prensa franquista, en ÁLVAREZ,Cándido, Memorias prohibidas. Ediciones B, Barcelona, 1995 y,sobre todo, PARDO, Jesús, Autorretrato sin retoques. Anagrama,Barcelona, 1996.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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116 Sobre la Ley de Prensa, puede verse DUEÑAS, Gonzalo, La leyde prensa de Manuel Fraga. Ruedo Ibérico, París, 1969. Una visiónoficial, en SERVICIO INFORMATIVO ESPAÑOL, España 66.Libertad de prensa e imprenta. Madrid, 1966.

117 GARCÍA JIMÉNEZ, J., Radiotelevisión y política cultural en elfranquismo. CSIC, Madrid, 1980. Una visión más militante, enRODRÍGUEZ MÉNDEZ, José M., Los teleadictos. La sociedad tele-visual. Editorial Estela, Barcelona, 1971.

118 ALTED, A. y AUBERT, P., «Triunfo» en su época. Madrid, 1995.Hay otros estudios sobre otros periódicos y semanarios en concre-to, como GELI, Carles y HUERTAS CLAVERÍA, J.M., Las tres vidasde Destino. Anagrama, Barcelona, 1991, y GARCÍA ESCUDERO,José M.ª, Ya. Medio siglo de historia (1935-1985). Biblioteca deAutores Cristianos, Madrid, 1984. Otros estudios sobre diarios enconcreto: MARTÍN DE LA GUARDIA, R. M., Información y propa-ganda en la prensa del Movimiento. Libertad, de Valladolid, 1931-1979. Universidad de Valladolid, 1994, y PÉREZ LÓPEZ, Pablo,Católicos, política e información. Diario Regional de Valladolid,1931-1980. Universidad de Valladolid, 1994.

119 Una visión general de la prensa durante el franquismo, enCHULIÁ RODRIGO, Elisa, La evolución silenciosa de las dictadu-ras. El régimen de Franco ante la prensa y el periodismo. InstitutoJuan March, Madrid, 1997; AUTORES VARIOS, Presse et pouvoiren Espagne, 1868-1975. Madrid, 1996; TERRON, Javier, La prensaen España durante el régimen de Franco. Un intento de análisispolítico. CIS, Madrid, 1981; FUENTES, J. F. y FERNÁNDEZ, J.,Historia del periodismo español. Prensa, política y opinión pública

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Notas

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en la España contemporánea. Madrid, 1997; ÁLVAREZ, J. Timoteo,Historia de los medios de comunicación en España. Periodismo,imagen y publicidad (1900-1990), Barcelona, 1989.Véanse tambiénlos artículos de SEVILLANO CALERO, Francisco, «La opiniónpública durante el régimen franquista» y PÉREZ LÓPEZ, Pablo,«Política de prensa y control de la opinión pública durante el fran-quismo, 1942-1965», en I Encuentro de investigadores del fran-quismo. Barcelona, 1992, págs. 198-201 y 187-190, así como elartículo de ZALBIDEA BENGOA, Begoña, «Prensa del Movimiento:el control ideológico desde el poder», en el II Encuentro de investi-gadores del franquismo. Alicante, 1995, Tomo II, págs. 255-268.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Carlos Barciela López

La modernización de la agricultura española y lapolítica agraria del Franquismo

1. Introducción

Los intentos, por parte de las autoridades públicas, de

promover el desarrollo de la agricultura, de controlar las

producciones, de regular los intercambios exteriores e

interiores o de fijar los precios de los productos básicos se

remontan, como suele decirse, a la más lejana antigüedad.

En el caso de nuestro país estos intentos se hicieron más sis-

temáticos a partir del reinado de los Reyes Católicos y adqui-

rieron un carácter más continuo y coherente durante el siglo

XVIII (nota 1).

Durante el siglo XIX la intervención del Estado en el sector

agrario fue importantísima, en especial en el terreno jurídico

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 462: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

con un conjunto de normas que constituyen lo que conoce-

mos como reforma agraria liberal, y que supuso la desapari-

ción de las instituciones y formas de propiedad característi-

cas del Antiguo Régimen. Elementos fundamentales de esta

reforma fueron el proceso de disolución del Régimen

Señorial, la desvinculación de los mayorazgos, las desamor-

tizaciones y la supresión de la Mesta (nota 2). Pero, además

de la intervención en el terreno de la reforma institucional y

de los derechos de propiedad, las autoridades adoptaron

medidas decisivas en relación con el comercio exterior, como

fue la política prohibicionista en materia de importación de

granos, política que adquiriría en España un carácter perma-

nente, aunque, en ocasiones, oscilase entre el prohibicionis-

mo y un fuerte proteccionismo, dependiendo de las coyuntu-

ras (nota 3). Finalmente, y ya en las postrimerías del siglo, la

intervención se dirigió hacia el fomento de la producción

agraria con las propuestas regeneracionistas, cuyo principal

elemento era una política de expansión del regadío, con el

soporte de grandes obras hidráulicas en las que se reserva-

ba al Estado un papel fundamental (nota 4).

Durante el primer tercio del siglo XX y en un contexto marca-

do por la salida de la crisis agraria finisecular y la consolida-

ción de planteamientos cada vez más proclives a la interven-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 463: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ción del Estado en la economía, las medidas de política agra-

ria de carácter regulador se fueron ampliando e intensifican-

do. Así, el proteccionismo se convirtió en un elemento central

de la política agraria y en el principal instrumento de defensa

frente a la competencia internacional, aunque recientes tra-

bajos del GEHR, Gallego y Pinilla y Serrano Sanz muestran

que fue un proteccionismo más matizado y gradualista de lo

que se ha venido sosteniendo tradicionalmente (nota 5).

Igualmente, recientes investigaciones han resaltado cómo,

además de los sectores que necesitaron de la protección,

hubo otros sectores de la agricultura española para los que la

formación de un mercado mundial fue un hecho positivo, par-

ticularmente para la agricultura mediterránea de vocación fru-

tícola (nota 6).

Concluido el gran trasvase de propiedades que fue el proce-

so desamortizador y la privatización de los señoríos, en el

que los grandes perdedores fueron los pequeños propietarios

y los campesinos sin tierra que vieron defraudadas sus espe-

ranzas de convertirse en propietarios (nota 7), la crisis finise-

cular golpeó de nuevo a estos mismos estratos campesinos

provocando fuertes procesos migratorios y un malestar en el

campo que empezó a preocupar a las autoridades y que

comenzó a conocerse como el «problema social agrario»

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

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(nota 8). Se desarrolló, en consecuencia, un importante pro-

ceso tendente a conocer dicho problema y a buscar las solu-

ciones adecuadas al mismo. Aparecen así propuestas de

reformas técnicas, fundamentalmente obras hidráulicas y

expansión del regadío en la línea de los planteamientos rege-

neracionistas, y de tímidas reformas sociales con proyectos

que incluían modificaciones en la estructura de la propiedad.

Entre las propuestas técnicas de expansión del regadío las

más importantes fueron el Plan Nacional de

Aprovechamientos Hidráulicos de 1902, conocido como Plan

Gasset; la Ley de Grandes Regadíos de 1911, que supuso un

importante paso en el reconocimiento de mayores competen-

cias al Estado en la materia y la creación de las

Confederaciones Hidrográficas en 1926, que asumieron un

ambicioso programa de obras hidráulicas.

En lo que concierne a la política de reforma social, y al ampa-

ro de la Junta Central de Colonización, se aprobó en 1907 la

Ley de Colonización Interior, conocida como Ley González

Besada y, ya en la época de Primo de Rivera se aprobó la Ley

de Parcelaciones en 1928 (nota 9).

En ninguno de los dos campos los logros fueron destacados,

si bien hay que decir que mucho menos en lo concerniente a

la modificación de la estructura de la propiedad, faceta en la

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 465: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

que la actuación puede considerarse como meramente testi-

monial (nota 10). Una de las mayores paradojas (aparentes)

de nuestra historia es la de un Estado que vende de manera

frenética millones de hectáreas de tierras desamortizadas,

muchas de ellas arrebatadas a los pueblos, para, pocos años

más tarde, pasar a comprar o a casi mendigar algunas tierras,

de ínfima calidad, para resolver el grave problema social

agrario.

Nuevos impulsos recibirá, en este período, la política de

fomento de la producción ya que, además del regadío, las

autoridades emprendieron nuevas líneas de actuación, parti-

cularmente en la promoción del cooperativismo, en el des-

arrollo de la investigación y las enseñanzas agrarias y en el

fomento del crédito (nota 11).

Durante la Segunda República culminará la línea de reformas

técnicas, con grandes y muy acabados proyectos de transfor-

mación como la Ley de Obras de Puesta en Riego, la llama-

da «Reforma Agraria de Prieto», con la que el Estado asumía

nuevas competencias, desde la elaboración de proyectos a la

ejecución material de las obras, y el Plan Nacional de Obras

Hidráulicas, y dará un cambio radical la reforma agraria social

con el proyecto de reforma agraria republicana de 1932. A

ello habría que añadir un buen número de disposiciones de

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 466: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

protección de jornaleros y arrendatarios, igualmente de gran

trascendencia.

Los planteamientos republicanos constituían un conjunto

coherente y bien encaminado en materia agraria, que iba

desde las grandes obras hidráulicas a la reforma de la estruc-

tura de la propiedad, pasando por una política arancelaria de

carácter más librecambista. Lamentablemente, estas medi-

das no recibieron el impulso político necesario para ponerlas

en marcha de forma rápida y, desgraciadamente, se vieron

interrumpidas por la crisis mundial de los años treinta, prime-

ro, y por el desencadenamiento de la guerra civil después

(nota 12). En síntesis se puede sostener que, en vísperas de

nuestro conflicto civil, la agricultura española había experi-

mentado un moderado proceso de modernización, aunque en

conjunto seguía siendo una agricultura atrasada comparada

con las del norte de Europa y más parecida a las agriculturas

de la cuenca mediterránea (nota 13). En este proceso moder-

nizador el Estado tuvo un papel muy modesto. Los gobernan-

tes españoles, condicionados por los escasos recursos pre-

supuestarios y por sus preferencias en el gasto, dedicaron

siempre una escasa atención al fomento de la agricultura.

Esta escasa atención presupuestaria contrasta, vivamente,

con la abundancia de proyectos, planes, informes, etc.

466ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 467: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Algunos de estos planes y proyectos se caracterizaron por su

rigor y fueron creando una base sobre la que se asentaron

planes y actuaciones posteriores, algunas tan destacadas

como el trasvase Tajo-Segura. Sin embargo, como ya he

señalado, fue poco lo que realmente se realizó (nota 14).

Al margen de su actuación concreta, lo cierto es que, en los

años anteriores a 1936, se fue consolidando la idea de que la

intervención del Estado era necesaria para lograr el desarro-

llo de la agricultura. Esencialmente se pensaba que la inter-

vención era imprescindible para abordar las grandes obras de

infraestructura: pantanos y canales, necesarios para extender

el regadío, en razón de las grandes exigencias financieras de

este tipo de obras y de la pasividad de la iniciativa privada. En

segundo lugar, se consideraba que sólo el Estado podía

abordar aquellas reformas que exigían la modificación de la

estructura de la propiedad y que, por lo tanto, tenían un con-

tenido jurídico. Se terminó dando por bueno, igualmente, el

que otras facetas, como la investigación y la extensión agra-

ria, sólo podían ser abordadas por el Estado, al carecer los

agricultores, individualmente considerados, de la capacidad

suficiente para emprender labores de investigación.

Finalmente, el Estado fue adquiriendo competencias cada

vez más amplias en la regulación del comercio exterior, en la

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

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de los intercambios interiores y abastecimientos y en materia

de control de precios, incluyendo la adopción de políticas de

precios de tasa (nota 15).

Lamentablemente, el Estado fue asumiendo, indiscriminada-

mente, todo este conjunto de competencias cuya justificación

teórica, en términos de necesidad de la intervención, no era

en absoluto semejante. Así, casi nadie puede dudar de que la

investigación agraria fue alcanzando, con el desarrollo de la

química y la mecanización, niveles de complejidad que esca-

paban a los agricultores individuales, por muy ricos que fue-

sen. Igualmente, se podría compartir, aunque sea parcial-

mente, que las grandes obras de infraestructura hidráulica

exigían la intervención del Estado (nota 16). No está, sin

embargo, igualmente justificada la política de sustituir los

mecanismos del mercado por la actuación de la burocracia

ministerial. Particular importancia, por sus posteriores reper-

cusiones, tuvo la idea de que los precios podían ser controla-

dos administrativamente y que los intercambios y el abasteci-

miento se podían ordenar mejor desde el Ministerio que

dejando actuar libremente a compradores y vendedores.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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2. La modernización de la agricultura española y elEstado

A finales de los años cincuenta, y tras una etapa sumamente

crítica, la agricultura española continuaba siendo una agricul-

tura tradicional y atrasada en el contexto europeo (nota 17).

Sin embargo, en los años setenta era una agricultura moder-

na y similar, en lo esencial, a las agriculturas europeas avan-

zadas. Tal vez no podamos encontrar otro caso histórico en el

que este proceso de modernización se haya producido de

una manera tan intensa y en tan corto período de tiempo.Tras

una trayectoria vacilante, con mucho retraso respecto a las

pautas del norte de Europa y más en sintonía con lo aconte-

cido en los países mediterráneos (aunque atrasada también

en relación a Italia) la agricultura española se moderniza.

¿Qué papel desempeñó el Estado y la política agraria en

estos procesos? (nota 18).

2.1. Crisis e intervención en la agricultura españoladurante los años cuarenta

«Los celosos ministros que propusieron a V.A. sus ideas y

planes de reforma en el expediente de Ley Agraria, han cono-

cido también la influencia de las leyes en la agricultura, pero

pudieron equivocarse en la aplicación de este principio, no

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

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hay alguno que no exija de V.A. nuevas leyes para mejorar la

agricultura, sin reflexionar que las causas de su atraso están

por la mayor parte en las leyes mismas, y que, por consi-

guiente, no se debería tratar de multiplicarlas, sino de dismi-

nuirlas: no tanto de establecer leyes nuevas, como de dero-

gar las antiguas» (nota 19).

He comenzado este apartado, dedicado a la crisis de la agri-

cultura durante los años cuarenta, con estas palabras de

Jovellanos porque estoy convencido de que contienen el ele-

mento fundamental para comprender las causas de dicha cri-

sis: la multiplicación de las normas, en lugar de su deroga-

ción.

No considero necesario extenderme en exceso en la descrip-

ción de la dificilísima situación que vivió el sector agrario

español durante los años cuarenta. Baste con recordar el

descenso de las producciones, de las superficies cultivadas y

de los rendimientos, lo que, unido al hundimiento de los inter-

cambios exteriores, se tradujo en un brutal descenso de las

disponibilidades alimenticias, provocando un importante y

bastante generalizado subconsumo y situaciones de hambre

ya desconocidas en nuestro país (nota 20). Junto a ello, y

como rasgo quizás más característico de lo que fue la

España de los cuarenta, se desarrolló un importantísimo mer-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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cado negro, el «estraperlo», que afectó a todo tipo de pro-

ductos y, en particular, a los productos alimenticios de prime-

ra necesidad (nota 21). Es difícil exagerar la magnitud del

mercado negro y sus consecuencias. Recordaré, tan sólo, en

relación a su importancia cuantitativa, que el mercado negro

de trigo o de aceite fue más importante que el propio merca-

do oficial. En lo que respecta a sus consecuencias, el merca-

do negro fue el origen de importantes fortunas, labradas

sobre la desgracia de la mayor parte de la población, que

consumió menos de lo necesario, a precios prohibitivos y sin

ninguna garantía de higiene o calidad (nota 22).

Paradójicamente, esta situación de total desorden se produjo

en una etapa histórica en la que las autoridades se habían

propuesto como objetivo un control absoluto de las produc-

ciones, de los abastecimientos y de los precios, mediante una

intervención «totalitaria» en el sector agrario. Esta interven-

ción se había traducido en una multiplicación de normas

reguladoras y en la creación de diversos organismos como el

Servicio Nacional del Trigo, la Comisaría General de

Abastecimientos y Transportes y la Fiscalía de Tasas

(nota 23).

Además de la desorganización de la producción y de los mer-

cados, los años cuarenta se caracterizan por la paralización

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

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del Estado en lo concerniente a reformas estructurales de

carácter técnico en el sector agrario, ya que en lo relativo a la

propiedad la actuación fue muy intensa. En efecto, las autori-

dades nacidas de la sublevación militar (y su trama civil) de

julio de 1936, adoptaron una decidida política de desmante-

lamiento de la reforma agraria republicana, aunque en buena

medida dicho proceso se produjo de manera espontánea,

con la recuperación directa por parte de sus antiguos propie-

tarios de las fincas afectadas por la reforma agraria republi-

cana o por la revolución campesina posterior a julio de 1936

(nota 24). En cualquier caso, se procedió de manera categó-

rica a la restauración del sistema de propiedad anterior a la

reforma agraria republicana, proceso acompañado, preciso

es recordarlo, de una durísima represión campesina

(nota 25).

El Nuevo Estado sustituyó el modelo republicano por un pro-

yecto de reformas técnicas en la agricultura que enlaza, por

una parte, con la larga tradición española sobre riegos y, por

otra, con la influencia de las políticas italianas en materia de

bonífica (nota 26). El resultado fue la política colonizadora

cuyo objetivo era esencialmente productivista, pero que, cola-

teralmente, habría de tener un cierto componente de reforma

social, al estar previsto el asentamiento de colonos en las

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 473: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nuevas zonas regables (nota 27). Tampoco en este aspecto

las autoridades consiguieron sus objetivos. He demostrado,

en un libro publicado no hace mucho tiempo, que la política

colonizadora desarrollada durante los años cuarenta se saldó

con un rotundo fracaso (nota 28).

Las autoridades proporcionaron explicaciones, tanto en rela-

ción con la crisis de producción como en lo que concierne a

la paralización de las reformas técnicas. Así, se culpaba de la

crisis de producción a las destrucciones de la guerra, a la

falta de medios de producción provocada por el aislamiento

internacional de España, a la pertinaz sequía e, incluso, a las

acciones destructivas del maquis (nota 29). El mercado

negro, según las autoridades, era consecuencia de la codicia

y de la falta de patriotismo de los que en él participaban. No

deja de resultar llamativo el que las autoridades franquistas

estuviesen dispuestas a reconocer oficialmente al maquis,

dándole, incluso, una importancia sorprendente, capaz de

desorganizar la producción agraria. Todavía más llamativo

resulta el hecho de que no se relacionase el sistema de inter-

vención «totalitario» impuesto a la agricultura con la situación

de la misma.

He dedicado algunos trabajos a esta cuestión y considero

que he demostrado que la explicación oficial es claramente

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 474: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

insuficiente, como, por otra parte, ya había señalado en su

momento el profesor Manuel de Torres (nota 30). Las des-

trucciones de la guerra no fueron catastróficas para el sector

agrario y las condiciones climatológicas respondieron, en

conjunto, a lo que es característico en nuestro país (nota 31).

Tiene más peso el elemento relativo a las difíciles relaciones

exteriores, aunque convendría averiguar las causas y la res-

ponsabilidad del aislamiento. Volveré sobre esta última cues-

tión un poco más adelante.

Independientemente de la escasa validez de la explicación

oficial, es indudable que la propia política agraria llevada a

cabo por los gobiernos de la época tuvo que tener una

influencia destacada sobre la marcha del sector agrario. En

algunas de mis investigaciones he llegado a la conclusión,

avanzada en parte por otros autores, de que la crisis agraria

de los años cuarenta se debe, en gran medida, al propio sis-

tema de intervención puesto en marcha por las autoridades.

Una política agraria de vocación autárquica y extremadamen-

te intervencionista, gestada a partir de la propia tradición

intervencionista y proteccionista desarrollada en nuestro país

desde el siglo XIX y de la influencia de la política agraria del

fascismo italiano (nota 32). Una política agraria que, como

tendremos ocasión de comprobar, incurrió en importantes

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 475: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

errores y contradicciones. Una política agraria que pretendió

sustituir los mecanismos del mercado por un sistema de pro-

ducción, comercialización y precios basados en la actuación

de la burocracia y en la autoridad del Estado (nota 33). Una

política agraria indigente en el plano teórico y descuidada en

lo relativo a la información sobre la realidad en la que se

intervenía (nota 34). Una política agraria, en fin, que, carente

de rigor y coherencia teórica, terminó improvisando medidas

para dar respuesta a problemas que venían originados,

muchas veces, por medidas anteriores y que terminaban oca-

sionando nuevas disfunciones.

Así, las autoridades empezaron fijando los precios del trigo,

que intentaron bajar y congelar por decreto «a los niveles pre-

vios al glorioso alzamiento nacional», en una época inflacio-

nista (nota 35). Esta medida, originó un gran desánimo entre

los productores que empezaron a reducir las superficies cul-

tivadas y a desintensificar el cultivo (nota 36). La reacción de

las autoridades fue decretar unas superficies obligatorias de

cultivo. Sin embargo, para poder hacer efectiva esta medida

había que disponer de unas superficies preparadas para ello,

por lo que se decretaron obligatorias las labores de barbecho.

Desde el Ministerio se fijaban las superficies a nivel nacional

y provincial, pero luego había que repartirlas por municipios y

475ÍNDICE

Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 476: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

para ello había que crear las correspondientes juntas que,

además, tenían que fijar superficies obligatorias para cada

uno de los agricultores. Y lo mismo sucedió con las cantida-

des de grano que cada cultivador tenía que entregar al

Servicio Nacional del Trigo a los bajos precios de tasa. Tuve

amistad con un alto cargo del Servicio que recordaba, con

verdadero horror, las luchas que se planteaban entre los agri-

cultores por evitar elevados cupos forzosos (nota 37). Había

que garantizar, igualmente, el transporte y el comercio de

trigo, su transformación en harina y en pan y la distribución y

el consumo racionado del mismo, lo que se hizo mediante

nuevas normas y regulaciones. Paralelamente, se comprobó

que, si se controlaba un producto y otros alternativos queda-

ban libres, se producía un desplazamiento de la producción

hacia esos bienes carentes de control y libres de precio. La

actitud de los gobernantes fue la de extender el sistema de

intervención a, prácticamente, todos los productos agrarios y

reforzar las medidas de represión. Multitud de normas y fun-

cionarios de distintos organismos se lanzaron a tan ingente

como inútil tarea (nota 38). Esta política agraria fue ya criti-

cada, y muy tempranamente, por algunos elementos del pro-

pio régimen y, destacadamente, por Manuel de Torres que

anunció con claridad su fracaso (nota 39). De forma más

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 477: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

detallada he analizado en un artículo publicado en un libro

colectivo titulado La Nueva Historia Económica en España la

falta de coherencia y la inconsistencia teórica de la política de

intervención en los precios practicada durante los años cua-

renta (nota 40).

En la cita de Jovellanos con la que comenzaba este aparta-

do el ilustre economista asturiano advertía de dos males: la

multiplicación de normas y las equivocaciones en la aplica-

ción de medidas. Durante los años cuarenta se intervino más

que nunca y, tal vez, por la gente menos preparada. La expe-

riencia de los años cuarenta demuestra que la mejor forma de

llegar al caos económico es mediante la multiplicación inco-

herente de medidas ordenadoras.

Especial referencia quiero hacer al mercado negro. Ya he

señalado cual fue, oficialmente, la interpretación de este

fenómeno. El propio general Franco denunció, públicamente,

a los malos españoles que arrastrados por la codicia se dedi-

caban a la práctica del «estraperlo» (nota 41). Sin embargo,

sabemos que los principales beneficiarios del «estraperlo»

fueron personas poderosas entre las que se encontraban,

incluso, algunos altos dirigentes del régimen. No obstante, lo

más importante es destacar que la escasez y el mercado

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 478: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

negro fueron, en gran medida, resultado de la propia inter-

vención (nota 42).

Es cierto, como ha comentado el profesor Velarde, que todos

los países europeos afectados por el conflicto mundial cono-

cieron una intervención de guerra (nota 43). Pero no es

menos cierto que, en España, la intervención fue esencial-

mente diferente. Fue mucho más general y duradera en el

tiempo y, sobre todo, nació con vocación de permanencia, no

como mero instrumento para hacer frente a una coyuntura

excepcional. Si comparamos la postguerra española con la

italiana, por ejemplo, se pueden comprobar claramente estas

diferencias (nota 44).

Esta reflexión nos conduce directamente a una cuestión que

había dejado pendiente: el debate sobre si la autarquía o el

aislamiento internacional fue una opción impuesta o deseada

por el propio régimen. Se trata de una polémica antigua en la

que han participado ilustres colegas y no pretendo ser yo el

que diga la última palabra (nota 45). Sin embargo, en relación

a la política agraria, considero que no cabe duda de que la

opción autárquica fue claramente expuesta como objetivo por

el Nuevo Estado. Muy significativa, al respecto, resulta la

posición de Dionisio Martín Sanz, inspirador, recordémoslo,

del Servicio Nacional del Trigo. Una opción autárquica y tra-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 479: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

dicional, con el trigo como cultivo rey, que suponía un grave

retroceso en relación al costoso camino recorrido por la agri-

cultura española durante el primer tercio del siglo en el pro-

ceso de especialización internacional (nota 46). Manuel

Jesús González y, más recientemente, J. Catalán han mos-

trado los costes y las oportunidades perdidas como conse-

cuencia de la opción autárquica elegida por nuestras autori-

dades (nota 47).

Si los años cuarenta se caracterizan por el erróneo plantea-

miento y el fracaso subsiguiente de la política de precios y

mercados, no mucho mejor fueron las cosas en lo que con-

cierne a la política estructural. Es verdad que el objetivo de

desmantelar lo realizado por la República, en materia de

reforma agraria, se alcanzó rápida y plenamente. Sin embar-

go, la puesta en marcha de una política alternativa de refor-

mas técnicas no tuvo el mismo éxito. He dedicado algunas

publicaciones al Instituto Nacional de Colonización, y consi-

dero que he demostrado como su actuación, durante los años

cuarenta, se saldó con un claro fracaso. Este fracaso fue,

incluso, reconocido en algunos escritos, que he tenido oca-

sión de sacar a la luz, por altos responsables de colonización

como José Zorrilla Dorronsoro y Emilio Gómez Ayau

(nota 48). Lo que no comparto con ellos, al menos en su tota-

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 480: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

lidad, es la explicación del fracaso. Los dirigentes de

Agricultura siempre pensaron que sus propuestas de inter-

vención, ya fuera en los precios, ya en materia colonizadora,

eran esencialmente correctas y beneficiosas para el desarro-

llo de la agricultura. Eran los propios agricultores los que por

codicia (como en el caso del mercado negro), o por desco-

nocimiento, o por maldad, hacían fracasar proyectos bien

definidos, al no seguir las líneas trazadas por las autoridades.

De manera rotunda lo afirmaba G. Castañón, ingeniero del

I.N.C., en relación a la principal norma colonizadora de los

años cuarenta, la Ley de Colonización de Grandes Zonas:

«Sólo una absoluta incomprensión, basada en la ignorancia

de los fines previstos y queridos por la Ley, o lo que es peor,

un deliberado espíritu adverso a toda cooperación a las tare-

as de engrandecimiento de España, pueden oponerse a su

realización» (nota 49).

La opinión de este dirigente del Instituto, compartida en el

fondo por todos los intervencionistas, se basaba en dos con-

sideraciones fundamentales. La primera, que los agricultores

no saben muy bien cuales son sus auténticos intereses, no

son capaces de comprender los grandes beneficios que se

derivan de la actuación estatal y, la segunda, que los proyec-

tos están bien concebidos y son superiores a los proyectos

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 481: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

privados. A mi modo de ver ambos supuestos son discutibles.

Por alguna extraña razón los agricultores han tenido que

arrastrar la fama (creada por gente ajena al campo) de ser

incompetentes, insensibles al progreso y al beneficio, cuando

no se les ha calificado despectivamente de «feudales». T.W.

Schultz ha dedicado páginas brillantes, y no carentes de iro-

nía, a desmontar tales tópicos (nota 50). Así, ha criticado a

quienes piensan que «los agricultores, o no responden a las

variaciones de los precios de los productos y los factores de

producción o, si lo hacen, reaccionan antagónicamente, es

decir, al contrario de lo que podría esperarse» (nota 51). Su

crítica se extiende a los que opinan que los agricultores

«carecen de determinadas virtudes económicas; con fre-

cuencia se afirma que no son ahorrativos, trabajadores y que

carecen de espíritu de empresa» (nota 52). Sin ignorar que

pueden existir y de hecho existen «restricciones culturales

que hasta cierto punto dificultan el crecimiento económico y

escapan a la teoría económica», T.W. Schultz insiste en que

«la población agrícola en las sociedades tradicionales no es

indiferente a las ganancias del trabajo ni a los rendimientos

de las inversiones; esta gente tiene mala prensa». Y refirién-

dose precisamente al problema que ahora nos ocupa, el de la

colonización, afirma: «La equivocación más corriente consis-

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 482: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

te en sobreestimar las posibilidades de la producción de la

agricultura de estos países y, en consecuencia, deducir que

los agricultores son incompetentes porque producen mucho

menos de lo que sería fácilmente posible. Cuando vemos que

no se emplea toda el agua disponible, afirmamos que la

derrochan, sin detenernos a calcular los costes y los benefi-

cios resultantes de utilizarla» (nota 53).

Esta última reflexión considero que es fundamental, y enlaza

con la segunda consideración en la que se basaba la mala

opinión del Instituto sobre los agricultores, la de la supuesta

bondad de los proyectos colonizadores, que aquéllos eran

incapaces de comprender. Lo cierto es que los grandes pro-

yectos del Instituto durante los años cuarenta, y, particular-

mente, la Ley de Grandes Zonas, no eran adecuados a la rea-

lidad del país, y mucho menos a la situación de los agriculto-

res. ¿Cómo se puede pensar que los agricultores iban a

emprender costosísimos proyectos de transformación en

regadío en las condiciones en que se encontraba España

durante los años cuarenta? No es posible extenderme en

este momento en detallar las dificultades que llevaron a los

agricultores a rechazar los proyectos colonizadores. Señalaré

que, ni las condiciones generales del país con una

Administración absolutamente ineficiente, ni las condiciones

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 483: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

económicas difíciles en todos los terrenos, ni las propias del

sector agrario con dificultades para el abastecimiento de toda

clase de inputs, ni la propia política agraria con precios de

tasa no remuneradores, eran el marco adecuado para adop-

tar decisiones de inversión (nota 54). Por el contrario, la abun-

dancia de mano de obra barata en el campo y el bajo nivel de

renta del país (que se traducía en una gran demanda de pan

y productos tradicionales) animaban a los agricultores a man-

tener sus sistemas de producción tradicionales (nota 55). La

opción económicamente más sensata no era la de maximizar

potenciales y teóricos beneficios con costosas y arriesgadísi-

mas inversiones, sino la de maximizar la producción con la

tecnología conocida.

Sin embargo, las autoridades podrían haber forzado las

transformaciones en el sector agrario asumiendo plenamente

los costes de las inversiones y obteniendo los recursos de los

propios agricultores mediante la vía fiscal. Recordemos que

el sector agrario acumuló importantes recursos financieros

durante los años cuarenta. Sin embargo, como demostré en

un reciente trabajo publicado en Hacienda Pública Española,

el fraude fiscal en el sector agrario alcanzó durante los años

cuarenta niveles escandalosos (nota 56).

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 484: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2.2. La «nueva política agraria» de 1951 y el comienzo de la modernización del sector agrario

A finales de los años cuarenta España seguía viviendo su lar-

guísima postguerra y la mayor parte de los españoles conti-

nuaban sufriendo restricciones y racionamiento. Sin embargo,

cada vez era más evidente la necesidad de salir de una situa-

ción insoportable. Un conjunto de circunstancias externas e

internas propiciaron e impulsaron el cambio. Es un episodio

histórico relativamente bien conocido y por ello no me deten-

dré en su exposición (nota 57). Me limitaré a recordar el papel

destacado de los Estados Unidos y de la Iglesia Católica en

el reconocimiento internacional del régimen del general

Franco y en su consiguiente apertura al exterior. Interesa más

destacar, en el ámbito que me concierne en este momento,

algunas cuestiones que considero fundamentales. En primer

lugar, el hecho de que entre la población española existía un

importante descontento por la difícil situación económica,

cuya manifestación más destacada era la persistencia del

racionamiento de alimentos. En segundo lugar, la evidencia

del fracaso del sistema de intervención impuesto al sector

agrario, que no consiguió su objetivo fundamental, esto es, el

de que los agricultores abasteciesen en cantidad y calidad a

la población española.Y, por último, un hecho de extraordina-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 485: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ria importancia: a finales de los años cuarenta no era sólo

algún economista aislado el que propugnaba un cambio en la

política agraria; a ellos se sumaron destacados elementos del

propio régimen, que comprendían que la vía autárquica e

intervencionista había fracasado. He narrado con cierto deta-

lle, en uno de mis trabajos, un episodio que me parece

extraordinariamente relevante al respecto (nota 58). Se trata

de un duro, sorprendentemente duro, enfrentamiento público

verbal entre Dionisio Martín Sanz, el inspirador de la política

triguera, y el ingeniero agrónomo Rafael Cavestany, hombre

con larga trayectoria en las filas del régimen. En este enfren-

tamiento, Cavestany defiende con claridad y rotundidad la

necesidad de acabar con la intervención y liberalizar la agri-

cultura española. La respuesta de Dionisio Martín Sanz fue,

igualmente, contundente y clara pero en sentido inverso: si la

intervención había fracasado la única solución era reforzarla.

Este episodio revela claramente ese planteamiento al que ya

me había referido anteriormente: que la intervención en

España, a diferencia de lo que sucede en otros países, no se

había concebido como un instrumento coyuntural, sino como

un sistema económico con vocación de perdurar.

Como los lectores saben Cavestany fue nombrado Ministro

de Agricultura en el gobierno de 1951, gobierno de signo eco-

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 486: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nómico relativamente aperturista y liberalizador (nota 59).

Con este nombramiento y con los cambios generales que

conoció la política económica española, se inaugura una

nueva etapa en la agricultura y la política agraria de nuestro

país. Una política agraria dirigida personalmente por R.

Cavestany, ministro de gran capacidad y fuerte carácter,

según le definen quiénes le conocieron. Cavestany planteó

para España una «nueva política agraria». En realidad, el

conjunto de sus propuestas, bastante coherente, no puede

calificarse sino, parcialmente, de nuevo. Era una política agra-

ria decididamente nueva en relación a la desarrollada duran-

te los años cuarenta, pero era también una política agraria

conservadora en lo social y de corte clásico en sus propues-

tas técnicas. Una política agraria que, al eliminar los aspectos

más negativos del sistema intervencionista: cupos forzosos,

superficies obligatorias, bajos precios de tasa, puso las bases

de la recuperación de la agricultura. La filosofía básica que

hay detrás de las propuestas de Cavestany es la de devolver

el protagonismo del sector a los propios agricultores, a los

que se considera capaces de responder a las señales de los

precios y de los mercados y al estímulo del beneficio. El catá-

logo de medidas y propuestas que conforman la «nueva polí-

tica agraria» de Cavestany lo he descrito en otros trabajos

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 487: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

(nota 60). En esencia, lo que se intentó fue poner en marcha

toda una serie de medidas de fomento para ayudar a los agri-

cultores a modernizar y mejorar sus explotaciones. Para

Cavestany la única reforma agraria que el país necesitaba

era la de la modernización de su agricultura. En esta línea se

adoptaron diferentes medidas para facilitar la adquisión de

medios de producción, para mejorar y diversificar las produc-

ciones y para agilizar la comercialización de las cosechas. La

respuesta de los agricultores fue inmediata y la evolución del

sector muy positiva en todos los terrenos: aumento de la pro-

ducción y de las superficies cultivadas, capitalización de las

explotaciones y puesta en marcha de grandes proyectos agrí-

colas, particularmente de obras de regadío (nota 61).

Creo que fue Arturo Camilleri el que acuñó la expresión

«edad de oro de la agricultura tradicional» para referirse a la

situación del sector durante los años cincuenta, y la expresión

es, en mi opinión, acertada. En efecto, la agricultura conoció

una fase de prosperidad sostenida en tres equilibrios básicos:

la oferta de mano de obra barata, el incremento constante de

medios de producción tradicionales (ganado de labor y abo-

nos) y la correspondencia entre los productos clásicos de la

agricultura tradicional española (trigo, aceite, vino, arroz...) y

lo que los españoles demandaban.

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 488: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Lo logrado por la agricultura española fue mucho en términos

de producción y disponibilidades alimenticias, aunque los

niveles de consumo de algunos productos de alta elasticidad-

renta todavía tardarían en recuperarse en relación al nivel

republicano (nota 62). Sin embargo, igual que la «nueva polí-

tica agraria» era, en realidad, una vuelta a la política agraria

de corte modernizador anterior a la guerra, también los logros

materiales del sector fueron tan sólo una recuperación de lo

ya logrado en el pasado. La guerra civil y la política de inter-

vención significaron veinte años perdidos para la agricultura

española.Y una pérdida irreparable porque, por desgracia, no

se puede recuperar el tiempo perdido, ya que, por lo general,

el mundo cambia, no espera a los que se duermen o han ele-

gido caminos equivocados. Durante los años cincuenta,

mientras España tenía como objetivo salir de la penuria y

alcanzar un alto nivel de autoabastecimiento de productos

tradicionales (y, secundariamente, recuperar el dinamismo

del sector exportador), los países europeos avanzados,

incluida Italia, superados desde la segunda mitad de los años

cuarenta los problemas de abastecimiento, definían nuevas

políticas y objetivos, ampliaban sus mercados y profundiza-

ban en la especialización a nivel europeo. Como es sobrada-

mente conocido estas políticas culminaron, en 1957, con la

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 489: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

firma del Tratado de Roma y la constitución de la Comunidad

Económica Europea, a la que nuestro país no pudo sumarse

por el carácter dictatorial del régimen franquista.

Por otra parte, no todo fueron éxitos en la liberalización inter-

na de la agricultura. Unas veces por falta de decisión, otras,

tal vez, por la resistencia de los grupos de interés, lo cierto es

que persistieron situaciones de privilegio difíciles de justificar.

El ejemplo más claro lo constituye la pervivencia del Servicio

Nacional del Trigo. Es cierto que sufrió reformas, tanto en sus

objetivos como en sus medios de intervención. Sin embargo,

continuó siendo un organismo poderosísimo capaz de impo-

ner, con la protección del Ministerio de Hacienda, sus condi-

ciones al propio Banco de España (nota 63). Un organismo

que, prácticamente, monopolizaba las ayudas que se canali-

zaban a la agricultura y que disfrutaba de unas líneas de cré-

dito ilimitadas a interés subvencionado (nota 64).Y este orga-

nismo siguió practicando una política de protección al sector

más tradicional de la agricultura española, el cerealista, en

perjuicio de los sectores más competitivos (los de exporta-

ción) o de los que más futuro tenían (ganadería, industrias

agrarias). La actuación concreta del S.N.T. estuvo, además,

caracterizada por la adopción de algunas medidas que tuvie-

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 490: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ron efectos muy contraproducentes. Pondré algunos ejemplos

a modo de ilustración.

El primero de ellos se refiere a la pérdida de calidad de los tri-

gos españoles, pérdida de calidad denunciada repetidamen-

te en medios especializados (nota 65). Este problema está

estrechamente relacionado con la política de precios seguida

por el S.N.T. El Servicio fue, durante esos años, el único com-

prador legal de trigo en nuestro país. Todos los agricultores

estaban obligados a vender su producción al Servicio al pre-

cio de tasa establecido y, a su vez, el Servicio estaba obliga-

do a comprar toda la producción a dicho precio. Este precio

de tasa se fijó, durante los años cuarenta, como precio único

sin distinción de calidades ni variedades. Se trataba de

fomentar la producción, la cantidad. Resulta que existe una

correspondencia inversa, casi general, entre calidad y pro-

ductividad de las variedades de trigo; es decir, las variedades

más productivas son las de peor calidad y a la inversa. El

resultado de una política de precios de este tipo fue el que,

cualquier economista, hubiese fácilmente pronosticado: un

desplazamiento de las variedades menos productivas y una

pérdida de calidad de los trigos españoles, como efectiva-

mente sucedió (nota 66).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 491: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

El segundo ejemplo tiene también relación con la política de

precio único, en este caso sin distinguir las zonas producto-

ras. En España la geografía de la producción y del consumo

triguero son opuestas, no hay un equilibrio, como sucede, por

lo demás, en casi todos los países. Las zonas productoras

son excedentarias y las zonas consumidoras son deficitarias.

Si se establece un precio único de compra en todas las

zonas, tenderán a producirse de forma natural embolsamien-

tos del producto en las zonas productoras-excedentarias y

desabastecimientos en las zonas no productoras y deficita-

rias. Y esto fue lo que, en efecto, sucedió. En ausencia de

unos precios diferenciales que hubiesen estimulado a los

agricultores a desplazar su producción a las zonas deficita-

rias, el Servicio se encontró con grandes cantidades de trigo

que tenía que desplazar por su cuenta (y, en definitiva, la de

los consumidores) a las zonas deficitarias.

El tercero, y último de los ejemplos, es un problema, en apa-

riencia, algo extraño. Durante los años cincuenta se mantuvo

un comercio clandestino de trigo bastante importante. No

tenía nada que ver con el mercado negro de los años cua-

renta, originado por los bajos precios de tasa y por la esca-

sez. El comercio clandestino de los años cincuenta tuvo como

origen una cierta «avaricia», llamémosla así, del S.N.T. Como

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 492: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

monopsonista en relación a los agricultores y monopolista

frente a los industriales harineros, el S.N.T. cargaba a sus

precios de compra una cantidad, estableciéndose de esta

forma el precio de venta. Esta cantidad se denominaba cánon

de comercialización, y los responsables del Servicio pensa-

ron que, en su situación monopsonio-monopolista, podían

fijar un cánon elevado, sin relación con el coste de los servi-

cios de intermediación que realizaban, y que les permitiría

tener una fuente saneada de ingresos. La reacción de pro-

ductores y consumidores fue prescindir, siempre que pudie-

ron, de tan abusivo intermediario y repartirse entre ellos el

beneficio obtenido al no tener que pagar el cánon del

Servicio. Todos los esfuerzos y sanciones del S.N.T. para

intentar controlar este comercio clandestino fueron inútiles,

todos menos uno: la reducción del cánon a un nivel que los

productores y consumidores estimaron razonable. A partir de

dicho momento el comercio clandestino de trigo desapareció

(nota 67).

En realidad, estos ejemplos, a los que podríamos añadir

alguno más, no son sino las consecuencias de una política de

precios mal diseñada, que no reunía las características de un

buen sistema de precios, según los expertos en dicha mate-

ria (nota 68).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 493: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2.3. La modernización de la agricultura española

A finales de los años cincuenta, como es conocido, la econo-

mía española vivía momentos delicados, con grandes dificul-

tades para alcanzar un desarrollo estable, no inflacionista, y

equilibrado en sus cuentas exteriores. Esta difícil situación se

salvó mediante un conjunto de medidas, y aquí están pre-

sentes algunas de las personas que protagonizaron esta deli-

cada operación económica, que conocemos con el nombre

de Plan de Estabilización y que, entre otras cosas, incluía

medidas de liberalización económica tanto en el interior del

país como en sus relaciones exteriores.

En relación al sector agrario, objeto de mi estudio, podemos

señalar que también la situación era delicada. Es cierto que

la agricultura vivía momentos de auge, incluso con superávits

en la balanza agraria, pero era una situación profundamente

inestable, abocada a cambios radicales si el país entraba

decididamente en una senda de desarrollo industrial. Y esto

fue, precisamente, lo que sucedió cuando España, gracias a

las medidas de saneamiento económico y al impulso euro-

peo, realizó, finalmente, su industrialización durante los años

sesenta. La industrialización y el desarrollo económico del

país rompieron aquellos equilibrios en los que se había fun-

damentado la expansión agraria de los años cincuenta. El

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 494: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

primero de los equilibrios que entró en crisis fue el del mer-

cado de trabajo. En efecto, la industrialización española y el

auge económico europeo provocaron, como es conocido, un

fuerte proceso migratorio con efectos inmediatos en el coste

del factor trabajo (nota 69). Este encarecimiento, unido a la

creciente facilidad para adquirir maquinaria, provocó la meca-

nización de las explotaciones que, paralelamente, fueron con-

sumiendo crecientes cantidades de productos energéticos y

químicos (fertilizantes y fitosanitarios). El proceso de moder-

nización (máquinas y química) fue muy rápido e intenso y

afectó, incluso, a explotaciones de reducida dimensión que,

en muchos casos, se capitalizaron más de lo aconsejable

(nota 70). El resultado de todo ello fue un aumento importan-

te de la productividad, de los rendimientos y del producto

agrario (nota 71).

La política agraria de los años sesenta se movió entre el

apoyo a este proceso de modernización y la defensa de los

cultivos tradicionales. Si bien es cierto que la política agraria

dejó de ser exclusivamente una política triguera, los cambios

fueron más lentos de lo que las circunstancias exigían. En

1964 el viejo Servicio Nacional del Trigo, que había pasado

intacto el Plan de Estabilización, se convirtió en el Servicio

Nacional de Cereales. Se trató de un cambio modesto, que

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 495: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

implicaba un mayor interés formal por otras producciones dis-

tintas del trigo. En 1969 se creaba un nuevo organismo el

Fondo para la Ordenación y Regulación de los Productos y

los Precios Agrarios (FORPPA), con una vocación decidida-

mente más amplia, y en 1971 el Servicio Nacional de

Cereales daba paso al Servicio Nacional de Productos

Agrarios (SENPA).

Si bien desde el Ministerio de Agricultura se apoyó la moder-

nización de todo el sector, lo cierto es que el peso de los pro-

ductos tradicionales siguió siendo dominante, a pesar de que

otro de los equilibrios que se rompió durante los años sesen-

ta fue el de la correspondencia entre la oferta y la demanda

de productos agrarios. Cuando en España, como consecuen-

cia del aumento de la renta, fueron cambiando las pautas de

consumo alimenticio en favor de bienes de alta elasticidad-

renta ese equilibrio se rompió. Igual que en los años cuaren-

ta también en este momento algunos economistas, en parti-

cular los profesores Luis Ángel Rojo y Enrique Fuentes

Quintana, señalaron el problema y la necesidad de cambios

en la política agraria para solucionarlo (nota 72). Sin embar-

go, los cambios, o fueron muy tímidos o, sencillamente, no se

produjeron. Los privilegios que la política agraria concedía a

los productos tradicionales, y en particular al trigo, se mos-

495ÍNDICE

Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 496: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

traban difíciles de remover. En mi obra ya citada sobre la

financiación del Servicio Nacional del Trigo, puede compro-

barse como, durante los años sesenta, este organismo (y los

agricultores que en él se protegían) siguió recibiendo una

financiación privilegiada y en constante aumento. Igualmente,

se siguió manteniendo una política de altos precios de garan-

tía y la compra sin límite de las cosechas a dicho precio.

Similares medidas se adoptaron para el caso de compras

garantizadas de otros productos tradicionales como el vino

(nota 73).

El resultado fue el que cabría esperar: creció la oferta de pro-

ductos cuya demanda estaba en regresión y fue aumentando

el déficit de los productos más demandados, cuya producción

no terminaba de despegar. La consecuencia fue un creciente

desequilibrio que terminó por deteriorar las cuentas exterio-

res del sector agrario que, en 1965, se hacían deficitarias.

Esta rigidez terminó provocando nuevos y graves problemas.

Por una parte, el desfase entre producción y consumo de

trigo se tradujo en la aparición de excedentes que, dado el

alto nivel de los precios de garantía, resultaban invendibles

en el exterior. Se tuvo que recurrir a operaciones de venta a

precios subvencionados para dar salida a los excedentes.

Mientras tanto se produjo un hecho curioso. Durante los años

496ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 497: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

sesenta se fue construyendo la denominada «Red Nacional

de Silos y Graneros», que exigió notables inversiones, y que

se fue llenando con los excedentes. Como las operaciones de

venta al exterior resultaron ruinosas se decidió desnaturalizar

el trigo y venderlo a bajos precios como pienso para el gana-

do. Se cerraba así un círculo absurdo y costoso para el país,

pero muy interesante para los productores trigueros, espe-

cialmente para los grandes propietarios que se beneficiaban

de un precio de garantía que, si era rentable para los campe-

sinos, a ellos les proporcionaba un beneficio diferencial adi-

cional. Además de este sistema de protección con compra de

toda la cosecha a precios garantizados, los cultivadores tri-

gueros fueron los principales beneficiarios de la política de

subvenciones y créditos. Frente a este sistema blindado de

protección, las producciones de exportación y las deficitarias

tuvieron que valerse por ellas mismas (nota 74).

Resulta algo sorprendente el que algunos expertos en la agri-

cultura española clamasen en sus obras contra el inmovilis-

mo de los agricultores que seguían produciendo trigo, vino u

otros productos excedentarios (nota 75). En realidad, las

cosas no podían ser de otra manera. Si el Estado se com-

prometía a pagar altos precios, a comprar completa la cose-

cha, a financiar el almacenamiento de excedentes y la cons-

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 498: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

trucción de los silos, a cargar con las pérdidas de las expor-

taciones y la desnaturalización del producto y, además, con-

cedía créditos y subvenciones para modernizar las explota-

ciones y producir más, ¿se podía esperar otra cosa?

Si la política de precios y mercados arrastró estas inercias

tampoco estuvo exenta de problemas la política de mejoras

estructurales. Es verdad que los años sesenta fueron años en

los que se canalizó una importante inversión pública hacia el

sector agrario. El grueso de las inversiones se dirigió a las

obras de transformación en regadío. En realidad, ya durante

los años cincuenta se habían invertido importantes cantida-

des en obras de riego. Al esfuerzo público hay que añadir las

inversiones realizadas por los propios agricultores para com-

pletar las obras de puesta en riego de sus fincas. El éxito de

la política de riegos, medido por la extensión transformada,

está fuera de toda duda (nota 76). Sin embargo, hay algunas

preguntas que me gustaría plantear. La primera tiene que ver

con el éxito de la política de regadíos en los años cincuenta

y, más aún en los sesenta, frente al fracaso de los años cua-

renta. Los propietarios eran los mismos, eran aquellos pro-

pietarios a los que el I.N.C. había acusado de ignorancia,

cuando no de maldad, al negarse a participar en los proyec-

tos colonizadores. Lo que había cambiado era el país y la

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 499: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

política de riegos y colonización. De manera más precisa,

cuando los propietarios se encontraron con un país capaz de

demandar los productos del regadío, con unos medios de

comunicación y transporte mínimamente eficaces, con la tec-

nología del regadío asequible y con unos planes estatales

coherentes, es decir, cuando las condiciones para la inver-

sión en regadío se hicieron idóneas y las expectativas de

beneficio razonables, en ese momento, los propietarios acep-

taron el reto de la transformación de sus fincas. Invirtieron,

como cualquier otro empresario, siguiendo unas pautas de

rentabilidad, desmintiendo los viejos tópicos sobre pretendi-

das actitudes irracionalmente inmovilistas de los agricultores.

Algunos autores han insistido en emplear términos descalifi-

cadores refiriéndose a determinados comportamientos de los

grandes propietarios del Valle del Guadalquivir y, en concre-

to, a la expansión del cultivo de trigo en regadío o a la poca

atención prestada a los denominados «cultivos sociales»

(nota 77). De nuevo, mi opinión es contraria a este tipo de

planteamientos. En el contexto económico, y dada la política

agraria en vigor, el cultivo de trigo era una alternativa más

rentable y mucho menos problemática que «cultivos socia-

les» como el algodón. Las explotaciones trigueras, además

de todas las ventajas ya señaladas, eran explotaciones

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 500: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

mecanizadas íntegramente, que empleaban muy poca mano

de obra: no había que «bregar» con los jornaleros. En una

economía capitalista en la que a ningún industrial o a ningún

banquero se le obliga por «motivos sociales» a contratar más

personas de las que su empresa necesita, parece razonable

que a los agricultores se les considere bajo el mismo criterio.

Sin embargo, considero que sí es exigible plantearse la ren-

tabilidad económica de las grandes inversiones públicas en el

regadío. Sobre esta cuestión son necesarios más estudios

microeconómicos y una gran investigación de síntesis. La

impresión es que las obras de regadío no se planificaron

adecuadamente y que, probablemente, el coste de oportuni-

dad de muchas de ellas fue muy elevado para una economía

como la española, con grandes carencias en todo tipo de

infraestructuras y servicios. De hecho, tanto el informe del

B.I.R.F y la F.A.O., como el del Banco Internacional de

Reconstrucción y Fomento planteaban fuertes críticas a la

política de regadíos (nota 78). Por mi parte, en un libro que

publiqué sobre el Instituto Nacional de Colonización, llegué a

conclusiones similares. La política de riegos ha sufrido fuer-

tes vaivenes, ha estado dominada por criterios constructivos

y ha carecido de una adecuada planificación y análisis eco-

nómico de las inversiones (nota 79).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 501: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Otro problema, en relación a la expansión del regadío, es el

de sus efectos sobre la estructura de la propiedad.

Frecuentemente se ha achacado a la política de riegos su

escaso impacto redistribuidor de la propiedad y el haber

beneficiado a los grandes propietarios, que vieron transfor-

madas sus pobres tierras de secano en valiosos regadíos

(nota 80). Sin duda ese fue el resultado. Sin embargo, no

cabe sorprenderse del mismo ya que la política de riegos y

colonización no fue nunca, porque no tuvo jamás esa inten-

ción, una reforma agraria. Los pequeños lotes concedidos a

los colonos en regadío tuvieron, más que una finalidad redis-

tribuidora, la de garantizar la oferta de mano de obra en las

grandes fincas regadas.

Como ya he señalado, la política agraria española después

de la guerra civil fue siempre claramente defensora de la gran

propiedad y, desde el ministerio de Cavestany, se identificó el

progreso de la agricultura con la creación, en lo posible, de

grandes explotaciones que incorporasen todos los avances

tecnológicos disponibles incluido el regadío (nota 81). Bajo

este prisma se entiende sin dificultad el poco impacto redis-

tribuidor de la colonización, igual que se entienden los nulos

efectos de las leyes «anti-latifundio», del tipo de fincas mani-

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 502: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

fiestamente mejorables, cuyo objetivo era ayudar a moderni-

zar las fincas no expropiarlas.

Durante estos años se emprendió también una actuación

bastante intensa para abordar un viejo problema estructural

de la agricultura española, el del minifundismo. En 1952 se

había creado un organismo, el Servicio Nacional de

Concentración Parcelaria, cuyo objetivo era el de reagrupar

en el menor número de fincas posible el conjunto de parcelas

propiedad de un agricultor. La actuación del S.N.C.P. (igual

que la del organismo que le sucedió el Servicio Nacional de

Concentración Parcelaria y Ordenación Rural) fue muy inten-

sa durante los años cincuenta y sesenta. Las investigaciones

realizadas, sin embargo, cuestionan la eficacia económica de

las inversiones en concentración parcelaria. Por una parte,

aunque se logró resolver parcialmente el problema, no se

alcanzó una solución definitiva ya que, al final de los proce-

sos, los propietarios seguían sin haber concentrado sus tie-

rras bajo una misma linde. Por otra, las normas de concen-

tración no incluyeron la posibilidad de proceder a expropia-

ciones forzosas que hubieran permitido alcanzar un tamaño

mínimo de las explotaciones (nota 82). En cualquier caso

todavía está por realizar, sorprendentemente, dado el gran

interés de este tema, una historia del S.N.C.P. y O.R., de su

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 503: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

actuación, de las inversiones y de su efecto sobre la agricul-

tura española. A pesar de todo hay dos cuestiones que no

quiero dejar de comentar. La primera es resaltar una parado-

ja de la política agraria de estos años, derivada tal vez de la

existencia de dos organismos en los que faltó coordinación.

Mientras el S.N.C.P. se esforzaba en resolver el problema del

minifundismo y de la dispersión de las propiedades, el

Instituto Nacional de Colonización asentaba colonos en pro-

piedades minúsculas, tan pequeñas que muy pronto se mos-

traron económicamente inviables (nota 83). La segunda refle-

xión es que la política de concentración, y todos los recursos

que a ella se aplicaron, y a expensas de esa futura investiga-

ción que realice un análisis coste-beneficio, tuvo, tal vez, un

alto coste de oportunidad. Hay que recordar que, durante los

años sesenta, y como consecuencia del proceso migratorio,

se produjo en nuestro país un importante proceso de con-

centración de las explotaciones, vía arrendamiento y, en

menor medida, compra de las fincas que abandonaban los

emigrantes. Este proceso totalmente espontáneo y, sobre

todo, gratuito para el Estado tuvo una magnitud y una gene-

ralidad muy superiores a las limitadas actuaciones del

Servicio de Concentración.

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 504: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

En definitiva, durante los años sesenta la agricultura españo-

la logró culminar su proceso de modernización, aunque per-

sistiesen algunos problemas estructurales importantes. Sin

embargo, sería equivocado pensar que con la modernización

nuestro país había alcanzado una meta definitiva. El proble-

ma que quiero plantear es que detrás de esa meta aparecía

otra y hacia ella se encaminaban los países europeos más

avanzados. Tras la modernización de la agricultura se habían

producido cambios radicales en la relación entre agricultura e

industria, con la formación de lo que conocemos como

agroindustria o sistema agroindustrial. Dos elementos bási-

cos de este sistema agroindustrial son la investigación agra-

ria y el desarrollo de un sector de industrias agroalimentarias

que se ha convertido en el principal sector industrial de los

países desarrollados (nota 84). En ese avanzado mercado

agroalimentario se desarrollaban también, durante los años

sesenta, gigantescas empresas multinacionales que contro-

laban cuotas destacadas de cada mercado nacional o seg-

mento de la producción. Paralelamente a la expansión de la

agroindustria se iban desarrollando las empresas comerciali-

zadoras y, dentro de ellas, las grandes multinacionales de la

distribución, empresas que, al final, se han convertido en la

clave del sistema agroalimentario (nota 85).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 505: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Mientras nuestro país culminaba su primera industrialización

y la modernización de su agricultura, los países occidentales

industrializados proseguían su carrera hacia nuevas metas.

España siguió sin poder recuperar el tiempo perdido y, en

este caso, las dificultades a superar parecen insalvables: des-

arrollo de la investigación agroalimentaria y fortalecimiento de

nuestras empresas industriales y de distribución. Sin ánimo

de ser pesimista me parece que la distancia que hoy nos

separa de los sistemas agroalimentarios de Francia,

Holanda, Alemania e, incluso, Italia es mayor que la que nos

separaba antes de la guerra civil. En cualquier caso, estamos

pagando el precio de una larga separación de Europa, con-

secuencia de los años perdidos con el proyecto autárquico.

La agricultura y la industria alimentaria española que, desde

comienzos del siglo XX, habían avanzado tímida, pero per-

sistentemente, en el proceso de modernización, de diversifi-

cación productiva, de especialización y de presencia en los

mercados internacionales, se encontraban, tras el freno de la

autarquía, de nuevo con el reto de reiniciar estos procesos en

unas condiciones internacionales mucho más difíciles.

Suele decirse que un historiador no debe analizar el pasado

inmediato pues carece de perspectiva para el análisis y se

puede dejar llevar por valoraciones subjetivas al formar parte

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 506: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de la propia sociedad que está estudiando. No puedo entrar

a discutir con detalle estas afirmaciones, aunque diré que no

las comparto y que el mayor o menor acierto en la interpreta-

ción histórica depende de la capacidad analítica del historia-

dor y no de la distancia temporal del objeto de estudio. La

posible subjetividad es un problema que tampoco tiene que

ver con el tiempo. Uno puede apasionarse con el estudio de

la guerra civil española, igual que con el de la revolución rusa,

o las sublevaciones de esclavos en la Roma republicana. Por

ello, no quiero acabar este trabajo sin hacer una reflexión final

sobre la situación actual de la agricultura española. A pesar

de algunas dificultades concretas, la integración de la agri-

cultura española en la Unión Europea constituye, histórica-

mente, un logro trascendental, que ha roto definitivamente

con una tradición secular de aislamiento. Sin embargo, nos

hemos unido a Europa en unas condiciones de cierta inferio-

ridad, derivadas de nuestro atraso relativo y de la propia

separación de Europa, y en un momento en el que la Unión

Europea tiene que proceder a una revisión profunda de la

política agraria desarrollada hasta el momento. En la actuali-

dad se tienen que afrontar problemas presupuestarios, eco-

lógicos y comerciales de indudable importancia. En realidad

todos están indisolublemente ligados: se han dedicado dema-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 507: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

siados recursos a apoyar la agricultura, con el resultado de

una excesiva intensificación de los cultivos y con la genera-

ción de excedentes y elevadas cuotas de autoabastecimien-

to, creando graves problemas a los países productores agra-

rios. Europa no podrá seguir soportando ni las críticas inter-

nacionales contra su proteccionismo, ni los altos costes finan-

cieros de la Política Agraria Común, ni el deterioro medioam-

biental de una agricultura que se ha convertido en el sector

más contaminante (nota 86). Para nuestro país, y por prime-

ra vez en la historia la responsabilidad de la política agraria

no es competencia exclusiva, ni principalmente, de nuestro

gobierno, el reto es doble: hacer frente con los demás países

europeos a la liberalización exterior de la política agraria

comunitaria y situarnos en un nivel de desarrollo agroalimen-

tario similar al de nuestros socios europeos.

3. Conclusiones

El proceso histórico de modernización del sector agrario ha

sido protagonizado en nuestro país por las gentes del campo.

Con esta afirmación, tan aparentemente obvia, quiero desta-

car que, históricamente, el Estado ha impulsado en ocasio-

nes, pero ha dificultado seriamente otras veces, el desarrollo

de la agricultura. España no ha contado, en general, y hasta

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Carlos Barciela LópezLa modernización de la agricultura española y la política

agraria del Franquismo

Page 508: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

épocas muy recientes, con unos políticos y una burocracia

bien preparados en materia agraria. Los gobernantes espa-

ñoles han desconfiado, sin ninguna razón, de la capacidad de

los agricultores para resolver sus propios problemas y para

cuidar de sus intereses. Han desconfiado de la capacidad

para competir de nuestros agricultores en los mercados exte-

riores e interiores, han desconfiado del mercado y han tenido

siempre la pretensión de que podían sustituir los mecanismos

del mercado por un sistema de regulación estatal. Particular

interés han tenido siempre en controlar los precios por decre-

to y con sanciones, en lugar de propiciar el descenso de los

precios mediante el aumento de la oferta con la mejora de las

condiciones productivas.

El Estado no ha puesto el mismo celo, desplegado para inter-

venir en los mercados, en otros aspectos. Así, podría haber

propiciado un mayor desarrollo de la investigación agraria y

agroindustrial, tan necesario en nuestro país, haber invertido

más en el desarrollo de infraestructuras o haber ayudado a la

consolidación de grandes empresas nacionales agroindus-

triales y de comercialización.

Por el contrario, los agricultores españoles, tan vilipendiados

en muchas ocasiones por políticos, funcionarios y agraristas,

que acuñaron lapidarias frases en relación a su pretendido

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 509: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

inmovilismo, han dado muestras de un dinamismo que, con-

templado en el largo plazo, es muy notable. Ellos fueron

capaces de transformar cultivos, de ampliar los regadíos, de

introducir nuevos productos y de conquistar, sin saber idio-

mas y sin ayudas de nadie, mercados exteriores. Es cierto

que buscaron, cuando pudieron, la protección del Estado y

que, como otros muchos empresarios, se sintieron cómodos

con la protección. Sin embargo, cuando las circunstancias del

país cambiaron y con ellas la política agraria que fue adqui-

riendo un cariz más liberal, los agricultores hicieron un nota-

ble esfuerzo por adaptarse a las nuevas condiciones. Y estas

transformaciones no fueron patrimonio de una clase de gran-

des propietarios agrarios, escasos por lo demás, sino que fue

protagonizada por una amplia masa de propietarios grandes,

medianos y pequeños y de no propietarios (arrendatarios)

cada uno aprovechando al máximo las oportunidades que les

ofrecía el mercado nacional o el internacional y las general-

mente difíciles condiciones del suelo y del clima de España.

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1 Puede verse al respecto: Ibarra y Rodríguez (1944); Anes (1969),(1970) y (1975); García Sanz (1977) y (1985) y V.V.A.A. (1989).

2 Sobre la disolución del régimen señorial: Moxó (1965); sobre losmayorazgos: Clavero (1974) y Pérez Picazo (1990); las desamorti-zaciones en: Tomás y Valiente (1971) y Simón Segura (1973); laetapa final de la Mesta en García Sanz (1978). Un panorama gene-ral en: Fontana y Garrabou (1986), Bernal (1979), Robledo (1993) yArtola (1978). De gran interés son los trabajos de Ruiz Torres (1985)para el País Valenciano y de Villares (1982) para Galicia.

3 La política cerealista en el siglo XIX y la opción prohibicionista en:Sánchez Albornoz (1963) y (1977) y Fontana (1973). Sobre la polí-tica proteccionista agraria durante los siglos XIX y XX, una visióngeneral en: Tortella (1994).

4 A finales del siglo XIX, J. Costa realizó una crítica de la política deriegos liberal, a la que juzgaba ineficaz, y propuso una alternativaen la que se reservaba al Estado la capacidad de proyectar y eje-cutar las grandes obras hidráulicas. La amplia obra de Costa reco-ge, en muchas ocasiones sus planteamientos sobre la políticahidráulica. De forma más específica puede consultarse: Costa(1911) y (1912). Sobre los riegos durante el siglo XIX: Llauradó(1878) y López Gómez (1974). Los regadíos durante la restauraciónen E. Nadal (1981). Sobre la vida y obra de Costa: Ortí (1976) y(1984).

5 La amplia obra de investigación de R. Garrabou, del Grupo deEstudios de Historia Rural (GEHR) y de los numerosos investiga-dores agrupados en el Seminario de Historia Agraria (SEHA), nosha proporcionado una visión de conjunto, regional y sectorial sobre

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Notas

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la agricultura española entre 1870 y 1935 totalmente renovada.Sobre el proteccionismo agrario, además de Tortella (1994), puedeconsultarse: Garrabou (1985), Garrabou y Sanz (1985), Gallego(1986), Gallego y Pinilla (en prensa), GEHR (1980), Palafox (1991),Pujol Andreu (1986) y Serrano Sanz (1986) y (1987). Sobre la polí-tica monetaria, la cotización de la peseta y sus efectos comerciales:Martín Aceña (1985).

6 Sobre la agricultura mediterránea: Martínez Carrión (1990), AbadGarcía (1984), Torres y París (1950), Jiménez Blanco (1984),Zapata Blanco (1986), Piqueras (1981) y Balcells (1980).

7 El proceso de abolición del régimen señorial y la privatización pos-terior de tierras de señorío puede verse en: García Ormaechea(1932), C. Sánchez Albornoz (1932) y Costa (1912). Sobre laestructura de la propiedad: Garrabou (coord.) (1992).

8 Un panorama general del período en: Jiménez Blanco (1986).Sobre los pensadores social-agrarios: Robledo (1993).

9 Se puede ver con detalle el contenido de estos planes y proyec-tos en: Jiménez Blanco (1986), Monclús y Oyón (1986), Melgarejo(1988), (1993) y (1995), Ortega Cantero (1979a) y (1979b) yVelarde (1968).

10 Sobre los pobres resultados de la política colonizadora puedeverse: Monclús y Oyón (1986), Ortega Cantero (1979a) y (1979b).Una visión más positiva en: Velarde (1968). Sobre los planes hidráu-licos, Lorenzo Pardo (1930) y, particularmente, en la Cuenca delSegura: Melgarejo (1988), (1993) y (1995). \No debe extrañar latimidez de las reformas sociales. Los grandes propietarios ni siquie-

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ra estaban dispuestos a tolerar una reforma tributaria como quedódemostrado con la hostilidad que dispensaron tanto a S. Alba comoa Calvo Sotelo. Sobre los proyectos reformistas de Alba: Cabrera,Comín y García Delgado (1989).

11 Sobre el cooperativismo, y en particular sobre las resistencias asu difusión y la timidez del impulso gubernamental: Garrido Herrero(1993) y (1994); también Castillo (1979). Sobre la enseñanza agra-ria y el papel de las Granjas-Escuela: Fernández Clemente (1981)y, especialmente, Fernández Prieto (1992). Sobre el crédito: Tortella(1994), Gámez (1993), Redonet y López Dóriga (1924) y MartínezSoto (1994). En general sobre la política agraria de este períodopuede verse: Pan Montojo (1992). La evolución del sector agrario enGEHR (1983).

12 Proyectos como la Ley O.P.E.R. y el P.N.O.H. constituyen la cul-minación de toda la experiencia y el trabajo realizados en materiade obras hidráulicas durante el primer tercio del siglo. El PlanNacional de Obras Hidráulicas está recogido, en toda su ambicióny amplitud, en: Ministerio de Obras Públicas. Centro de EstudiosHidrográficos (1933). Un análisis de estos planes en OrtegaCantero (1979a). Sobre las disposiciones republicanas en materiade protección a los jornaleros y arrendatarios: Malefakis (1971) y(1978a). La política comercial y arancelaria en: Palafox 1991). Degran interés sobre los problemas presupuestarios y la reforma agra-ria: Albiñana (1987). Sobre la falta de impulso político a la reformaagraria: Malefakis (1971) y (1978a) y Barciela (1993b). Sobre lareforma agraria y la guerra, además de las obras ya citadas: Carrión(1973), Garrabou, Barciela y Jiménez Blanco (eds.) (1986), Goméz

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Notas

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Ayau (1978), Malefakis (1978b), López López (1984), Maurice(1975) y (1978) y Naredo (1978).

13 Tanto R. Garrabou como el GEHR como algunos otros investiga-dores, caso de Martínez Carrión, han insistido en destacar loslogros de la agricultura española durante el primer tercio del siglo.Tortella (1994) sin embargo, aún admitiendo ciertos progresos hainsistido en el atraso general del sector, particularmente en un con-texto europeo. Menos pesimistas se muestran autores comoSimpson (1992) y Prados (1991).

14 Sobre el gasto público y su distribución: Tedde (1985) y Comín(1989).

15 Particular importancia tuvo la política de intervención en el culti-vo triguero que culminó con proyectos que incluían la creación deorganismos a los que se encomendaba la ordenación del comercioy del consumo. Puede verse: Larraz (1935), Barciela (1981a) yPaafox (1991).

16 En realidad, ya en Llauradó (1878), encontramos una clara justi-ficación de la necesidad de la intervención (y su conveniencia porrazones fiscales futuras) del Estado en las obras de riego. Sinembargo, Llauradó defendía la «empresa particular» y el «interésprivado»: «Sería, sin embargo, un error funesto conceder al Estadoel monopolio de esta clase de empresas, tanto, como ya se ha indi-cado, por lo limitado de sus recursos, como porque con ello se veríaprivado de la eficaz y poderosa cooperación de la iniciativa particu-lar, la cual, aunque impotente para realizar proyectos de determi-nada magnitud, puede, dentro de su esfera de acción, llevar a feliztérmino mayor número de empresas menos importantes en detalle,

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pero superiores por su conjunto a las pocas reservables a la inicia-tiva del Estado».

17 Los términos agricultura «tradicional» y agricultura «moderna»son algo equívocos. Es evidente que todo lo tradicional fue moder-no en algún momento. Sin embargo, en relación a la agricultura, tie-nen un contenido preciso. Hablamos de agricultura tradicional parareferirnos a un sistema de producción agraria en el que se utilizabaenergía humana, animal y mecánica natural (viento, agua) y en elque los medios de producción se obtenían en el propio sector (ape-ros y abonos). La modernización es, básicamente, la incorporaciónde energía no animal (de origen fósil) y de medios de producciónindustrial (máquinas y química).

18 Es tradicional la división de la política agraria en políticas de pre-cios y mercados y políticas estructurales, aunque los límites y con-tenidos no estén claramente definidos, ya que, por ejemplo, el sos-tenimiento a medio plazo de una determinada política de preciospuede terminar afectando a las propias estructuras productivas.

19 Jovellanos (1820). Quiero agradecer, en este momento, al profe-sor G. Anes el que me animase, hace ya muchos años, a leer laobra de Jovellanos. No tengo dudas de que las enseñanzas deestas lecturas, y otras relativas al siglo XVIII, han sido de granimportancia para el análisis de la agricultura contemporánea.

20 La evolución de las principales magnitudes relativas al sectoragrario puede verse en: Barciela (1989a). Una panorámica del sec-tor durante los años cuarenta en: Barciela (1985) y (1986). El défi-cit en el consumo de pan en: Barciela (1981a). Una panorámica degran interés sobre la economía española durante los años cuaren-

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Notas

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ta en: Fuentes Quintana y Plaza Prieto (1952). Pueden verse, igual-mente, sobre diversas facetas: Alonso Gil (1982), Carreras (1989),Buesa (1983), López Ortiz (1992), Moreno Fonseret (1995) y SevillaGuzmán (1979).

21 El mercado negro, en general, durante los años cuarenta en:Clavera (1976) y Barciela (1989b). El de productos agrarios: Naredo(1981), Barciela (1981b) y (1985) y Gutiérrez (1983).

22 Barciela (1981b) y (1989b) y Barciela y García González (1986).

23 Una historia del Servicio Nacional del Trigo en: Barciela (1981a).Los primeros años del S.N.T. en: García González y Mira Izquierdo(1946). Sobre el sector aceitero: Tió (1982).

24 El proceso de devolución de las fincas a sus antiguos propieta-rios puede verse en: Sorní Mañés (1978). En Barciela (1986) y(1990), he destacado como este proceso se realizó, en su mayorparte, sin control ni regulación legal, mediante la ocupación directade las fincas por parte de los antiguos propietarios.

25 De los 6,3 millones de hectáreas que se vieron afectadas por lareforma agraria republicana, sólo quedaron en manos del Estado11 fincas con una extensión inferior a 18.000 hectáreas en total,que fueron entregadas al Instituto Nacional de Colonización.Barciela (1986).

26 Sobre las influencias de la bonífica italiana sobre la política colo-nizadora del franquismo: Barciela (1993). Es muy significativo res-pecto a esta influencia el que el I.N.C. tradujese y publicase congrandes elogios, en 1939, la Ley sobre el latifundio siciliano. Labibliografía italiana sobre bonífica es extraordinariamente amplia y

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valiosa. Pueden verse, entre otras: Bevilacqua y Rossi-Doria(1984), Barone (1986) y Checco (1984).

27 La principal norma colonizadora fue la llamada Ley deColonización de Grandes Zonas de 1939. Sobre el contenido deesta Ley: Ortega Cantero (1979a), Barciela (1986) y 1990) yMangas Navas (1990).

28 Sobre el fracaso de la colonización durante los años cuarenta:Barciela (1986) y (1990). De manera muy resumida señalaré que sedeclaró de «interés nacional» la transformación en regadío y colo-nización de 576.891 hectáreas, de las que sólo se transformaron,efectivamente, 9.886 hectáreas en las que se instalaron 1.759 colo-nos. Cifras que hablan por sí mismas.

29 Puede verse: Barroso Rodríguez (1949). Todavía, en los añossesenta, hubo un ministro de agricultura que se refería a «las des-trucciones de los rojos» para justificar los problemas productivos dela agricultura española. Barciela (1981a).

30 M. de Torres (1944).

31 Se han ocupado de estas cuestiones: Montserrat y RosHombravella (1972), Clavera y otros (1973) y Barciela (1986).

32 Igual que en la política colonizadora, también en la política tri-guera puede detectarse la influencia italiana. Las autoridades fran-quistas declararon su «Batalla del Trigo», siguiendo los pasos de la«Bataglia del Grano» mussoliniana. Sobre la «Batalla» españolapuede verse: Servicio Nacional del Trigo y Delegación Nacional deF.E.T. y de las J.O.N.S. (S.f., ¿1937?). Sobre la italiana: Profumieri(1971), Tattara (1978) y V.V.A.A. (1982). En general, sobre la políti-

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Notas

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ca agraria del fascismo: Ciocca y Toniolo (1976), La Francesca(1972), Preti (1973) y Toniolo (1980). Una visión a largo plazo de lapolítica agraria italiana en: Orlando (1984) y Zamagni (1990). Laopinión dominante entre los historiadores italianos es que la«Bataglia delGrano», puesta en marcha en 1925 supuso un freno ala especialización productiva de Italia y fue un fracaso. Igualmentefracasó el intento de controlar los precios por parte del «ComitéCentral de Precios», creado en 1935, ante las presiones inflacio-nistas y el creciente déficit público.

33 También M. de Torres, en esta ocasión, analizó acertadamenteeste error: «Tratar un problema económico como una cuestión deorden público mediante sanciones y multas, no es que sea ascen-derla o degradarla en jerarquía, sino emplear un instrumento inade-cuado al fin que se desea lograr. Para intervenir y regular el preciode cualquier producto hay que actuar sobre los elementos que loforman; en manera alguna sobre su resultante, que, en último tér-mino, no es sino la consecuencia del mecanismo». Citado porBarciela (1981a).

34 He destacado en Barciela (1983) las erróneas apreciaciones delas autoridades «nacionales» sobre la situación de los abasteci-mientos alimenticios durante la guerra civil. En relación al pobre fun-damento teórico de la política agraria del Nuevo Estado, el mejorejemplo es la creación del S.N.T. Las normas constituyentes de esteorganismo, que tendrá una importancia excepcional en la historiaagraria de nuestro país, son de una pobreza conceptual y teóricaasombrosas. Se mueven entre tópicos (condena del «capitalismoliberal» y de los «gobiernos burgueses que han abandonado el

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campo», del «odio de la ciudad») y las promesas sobre una futura«revolución sindicalista» y un «nuevo orden social» del que nada seconcreta. Puede verse, igualmente, al respecto el documento cons-titucional del futuro S.N.T. en: Martín Sanz y Rodríguez de Torres(1937).

35 Véase Barciela (1981a).

36 Incluso en unas circunstancias tan poco favorables para la críti-ca como fueron los años cuarenta, los agricultores dieron muestrasde su descontento. La revista Agricultura se hizo, con frecuencia,eco de estas quejas. Puede verse al respecto: Barciela (1981a).

37 El propio S.N.T. (1958) reconoció, ya en la época de Cavestany,estos errores: «Claro es que la fijación de cupos era tarea delicaday no tanto por lo que se refiere a los cupos provinciales y locales,sino por lo que se relaciona con los cupos individuales...» \«...elhecho real fue la introducción de dos precios, muy distintos parauna misma mercancía, y ello dio lugar a grandes luchas localesentre agricultores al repartir el cupo forzoso a bajo precio, del quetodos querían la menor cuota posible para poder disfrutar luego delmáximo de ventas al precio primado. Ante la mente de cada agri-cultor y a la presencia de dos sacos del mismo trigo, se presentabael dilema del precio: uno a 84 ptas. el Qm., el otro a 224 ptas. por lamisma unidad».

38 Barciela (1981a), (1985) y (1986).

39 Además de M. de Torres (1944), pueden verse en Barciela(1981a) otros artículos críticos del citado profesor.

40 Barciela (1985).

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Notas

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41 Así se refería el general Franco (1947) a este problema: «Por esopido al campo español que en todas las medidas, medidas necesa-rias, medidas indispensables, colaboren para cortar este régimende carestía, para que ese espíritu de codicia no entre en el campoespañol, llevado por la ciudad o los especuladores; que extirpemosese afán de codicia, de riqueza rápida, que va contra la fraternidadcristiana, contra el sentido católico de nuestro pueblo, y que, al finy a la postre todos han de pagar a la hora de la muerte». En térmi-nos parecidos se había expresado con anterioridad, Franco (1946):«Vamos a empezar una batalla y necesito para ello de la juventud,del Municipio, de los concejales. Una batalla contra la codicia, unabatalla contra los precios. Hemos de renunciar todos a la codicia.Nosotros queremos que se venda barato. Vamos a dar la batallacontra los precios, a revalorizar la peseta de todos».

42 Sobre la participación de un ministro en el mercado negro:Naredo (1981). El S.N.T. (1958) admitió, aunque tarde, que el mer-cado negro había sido consecuencia de la propia intervención:«Esta diferencia de precios (se refiere a los cupos obligatorio yexcedentario) puso en pie toda la picaresca rural, y a la vez algu-nos industriales, con la posibilidad de venta de dos clases de hari-nas, unas baratas y otras caras, contribuyeron a excitar los ánimos,dando como consecuencia final el que se estabilizara un mercadoclandestino de trigo, que creció de manera alarmante y que diolugar en estas campañas a que circulara por el mercado invisible(así llamaba el S.N.T. al mercado negro) más trigo que el que fuecontrolado por el S.N.T. entre cupo forzoso y cupo primado. Esto es,que en el período en el que por unas u otras razones existían dos

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precios muy dispares, el mercado clandestino llegó a igualar y aúna superar al mercado legal».

43 Velarde (1993).

44 En Italia las condiciones de vida de la postguerra fueron tan difí-ciles en el bienio 1945-46 («bienio del hambre») que llevaron a queel Parlamento realizase una encuesta sobre la pobreza: Braghin(1978). Sin embargo, los niveles de consumo de muchos productosse habían recuperado en 1949-1950, y en 1952 el consumo ali-menticio era ya un 10 por 100 mayor que en 1938. Un consumo quehabía crecido a un ritmo superior al de la propia producción agríco-la, gracias al mayor aumento de las importaciones, Zamagni (1990).Esta recuperación, mucho más rápida que la española, se debiósegún muchos autores, Cavalcanti (1984) a la política de liberaliza-ción tras la segunda guerra mundial y a la capacidad mostrada porla industria italiana para ganar mercados exteriores.

45 La situación actual de esta polémica puede verse en: Catalán(1995).

46 Martín Sanz (1946) contestaba a la pregunta, formulada por elperiodista sueco Karl Hedstrom: ¿Puede España llegar a bastarsea sí misma del todo?, de la siguiente forma: «España como todopaís que estime su independencia, tenderá a la autarquía, dentrode los límites impuestos por la propia Naturaleza; las circunstanciasinternacionales señalarán en cada momento el sacrificio que elpueblo ha de imponerse para alcanzar este fin». El propio MartínSanz (1937) ya había afirmado: «La política a seguir marcadamen-te nacionalista con tendencia a una economía cerrada, autárquica,con posibles enlaces con las Naciones de economía similarmente

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Notas

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planificada y la capacidad del campo español de producir el trigonecesario para el consumo interior determinan a estudiar este pro-blema sin necesidad de asomarnos a la frontera».

47 M.J. González (1979) y Catalán (1995).

48 Barciela (1986) y (1990). Sobre la política de riegos: Gómez Ayau(1961).

49 Castañon (1943).

50 Schultz (1945), (1956), (1967) y (1969).

51 Schultz (1969).

52 Schultz (1969).

53 Schultz (1969).

54 He tratado de forma más detallada esta cuestión en: Barciela(1990). Sobre las condiciones necesarias para el éxito de los pro-yectos agrícolas: Price Gittinger (1983), Austin (1981) y Squire yVan der Talk (1977).

55 Barciela (1990). Sobre los cambios en los sistemas de cultivo:Naredo, Ruiz Maya y Sumpsi (1977).

56 Barciela (1994).

57 En mi opinión el mejor trabajo sobre la economía españoladurante el franquismo sigue siendo el de M.J. González (1979).Puede verse en este libro un análisis de estos cambios.

58 Dicho enfrentamiento tuvo lugar en una de las sesiones del «ICongreso Nacional de Ingeniería Agronómica», celebrado enMadrid en 1949. Puede verse en: Asociación Nacional deIngenieros Agrónomos (1950) y Barciela (1986).

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59 M.J. González (1979).

60 Barciela (1985) y (1986).

61 Cavestany (1958).

62 Sobre los niveles de consumo: Camilleri (1974) y Barciela(1989a).

63 He narrado en un libro: Barciela (1981c), los frecuentes rocesentre el Banco de España y el Servicio Nacional del Trigo.

64 Durante los años sesenta los agricultores trigueros recibieron entorno a un 70 por 100 del total de las ayudas a fondo perdido con-cedidas por el Estado al sector agrario: Barciela (1985). Sobre elvolumen de créditos y los tipos de interés al S.N.T. por el Banco deEspaña: Barciela (1981c).

65 Puede verse Gadea Loubriel (1958), Barciela (1981a) y, espe-cialmente, los diversos artículos y editoriales publicados porAgricultura. Una selección de estos últimos en: Barciela (1981a).

66 Barciela (1981a).

67 Barciela (1981b).

68 En esencia, el sistema de precios no cumplió, en distintosmomentos, con algunos o todos de los siguientes requisitos:\1º) Conocimiento anticipado de los precios por los agricultores. 2º)No modificación del sistema en un período suficientemente amplio.3º) Información clara y precisa. 4º) Variaciones en los precios por:almacenamiento, zona geográfica y calidad.

69 Sobre el Plan de Estabilización y sus efectos, además de M.J.González (1979), pueden verse: Fuentes Quintana (1959), (1984),

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Notas

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(1986) y (1987). Sobre el proceso migratorio y su impacto: Naredo(1971), Naredo, Leal, Leguina y Tarrafeta (1975), Martínez Alier(1968). Sobre la evolución de los salarios: Maluquer (1989). Engeneral sobre este período: García Delgado (1987).

70 Naredo (1971), Barciela (1981a) y (1989) y Naredo y otros(1975).

71 Naredo (1971), Barciela (1989) y Naredo y otros (1975).

72 De esta forma analizaba el profesor Rojo (1965) los cambios quese estaban produciendo: «La actual política agrícola está obstaculi-zando, en nuestra opinión, la evolución de la oferta nacional de pro-ductos agrícolas de acuerdo con la nueva estructura de la deman-da, al impedir el juego de los costes de oportunidad mediante perió-dicas elevaciones en los precios de productos con demanda enregresión -así la política de precios del trigo está obstaculizando eldesarrollo de la ganadería. Su sentido autárquico impide plantearun desarrollo selectivo de la agricultura con futuro. La estricta limi-tación de las importaciones de alimentos sometidas al régimen deComercio de Estado, impone alzas estériles de precios y llevaperiódicamente a fuertes elevaciones del coste de la vida queimponen súbitas importaciones nocivas para los intereses agrícolasy cuya discontinuidad imposibilita la estructuración de los cauces dedistribución que podrían hacerlas eficaces como normales suple-mentos de la oferta nacional».

73 Los costes de esta política pueden verse en: Barciela (1981c) y(1985).

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74 Ya el profesor Velarde (1970) había denunciado esta situación:«Al conseguir que el trigo siga entrando en los silos del S.N.C. encondiciones difícilmente sostenibles en pura racionalidad económi-ca, parecen probar los grandes terratenientes que sus intereseslogran preponderar una vez más sobre el interés general del país».

75 Tamames (1977), López de Sebastián (1970).

76 Bosque Maurel (1984). Sobre las transformaciones de la agricul-tura y la política agraria en los años sesenta: García Delgado yRoldán (1973) y Cercós (1983).

77 Así, López Ontiveros (1979) señala: «Los cultivos de este rega-dío (cerealista) ejemplifican con crudeza las inercias de la agricul-tura andaluza, la incapacidad de la gran propiedad para gestionareste tipo de aprovechamiento y el dispendio de unas cuantiosasinversiones que, en gran medida, han corrido a cargo del Estado».

78 Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (1962),Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y Organizaciónde las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (1966).Las críticas contenidas en el Informe del B.I.R.F. (1962) dieron lugara una respuesta que puede verse en: Fuentes Quintana (recopila-dor) (1963). En lo que concierne a la política de riegos y coloniza-ción el autor de la respuesta, Ugarte del Río se mostraba básica-mente de acuerdo con las críticas del Informe.

79 Comparto con Sumpsi (1983), la idea de que los gobernantesespañoles parecían pensar que cualquier transformación en rega-dío se justificaba por sí misma. Otro importante problema fue el

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Notas

Page 558: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

excesivo número de obras que se emprendieron simultáneamentey su largo plazo de ejecución.

80 Tamames (1977). Existen buenas monografías sobre la coloniza-ción y los riegos para todas las regiones españolas. Un buen ejem-plo sobre la colonización en tierras de Lérida: Bretón (1990).

81 Cavestany (1958). Sobre la legislación de fincas manifiestamen-te mejorables: Rodríguez Barrera (1983).

82 Barciela (1981a), Bosque Maurel (1984) y Liss (1987). Sobre laconcentración parcelaria pueden verse, igualmente, las propiaspublicaciones del Servicio de Concentración y del Ministerio deAgricultura. Una visión general en: Bueno (1978).

83 Barciela (1990) y Mangas Navas (1990). En general sobre laagricultura y la política agraria en las últimas décadas puedenverse: Camilleri y Sumpsi (1982), Naredo (1988), Reig (1990),García Delgado y Muñoz Cidad (1990), Arnalte y Ceña (1993) yColino (1993).

84 Puede verse al respecto: Pieri (1981), O.C.D.E. (1983),Commission of the European Communities (1989) y Corsani (1988).Sobre la situación en Estados Unidos: Marion (1979). Este autordestaca como la industria agroalimentaria norteamericana ha cono-cido un creciente proceso de oligopolización a pesar de la legisla-ción anti-monopolio. Walters (1975) destaca como frente a la situa-ción competitiva del sector agrario hay un grado diverso de oligo-polio entre los productores de inputs, el sector industrial y el distri-buidor. Una visión histórica del desarrollo de las grandes empresas

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agroalimentarias en EE.UU. en: Dorel (1985) y un tratado teórico yaplicado de dicho sector: Greig (1984).

85 Sobre el concepto de sistema agroalimentario puede verse laobra pionera de Davis y Goldberg (1957). También, entre otrosGalizzi (1975) y Malassis (1979). Sobre la moderna distribuciónagroalimentaria y la situación actual: Persuy (1977) y Bourret-Landier (1980). Para España y la CEE: Cruz Roche y MújicaGrijalba (1986), Delagneau (1986), Foxal (1984) y Granell (1987).Sobre el marketing de productos agrícolas: Galizzi (1976) y la obraclásica de Shepherd y Futrell (1982). Linda (1981) destaca el cre-ciente poder oligopsonista de las grandes empresas distribuidorasfrente a las industrias agrarias. Una comparación de la situación enEE.UU. Y el Reino Unido en: Padberg y Thorpe (1974). ParaFrancia: Rastoin (1977).

86 Sobre la situación de los mercados agroalimentarios mundialespuede verse: De carácter general: Barbero (1990), Fabiani (1990) yGorgoni (1987). Sobre los países en vías de desarrollo: Baron(1980). La política agroalimentaria de EE.UU.: Gardner (1988) ySeevers (1976). Sobre la política agraria comunitaria y sus difícilesrelaciones internacionales: Malorgio (1992) y Sarris (1991). Un aná-lisis teórico: Basile (1988), De Benedictis, De Filippis y Salvatici(1991) y Maclaren (1991). Sobre la contaminación de origen agra-rio: Bartolelli (1989), Iacoponi, Miele y Rovai (1989), Panero yBonaldi (1989) y Venzi (1989), recogidos en VV.AA. (1989b), yCesaretti (1971). Sobre la posición de los economistas a cerca dela relación entre la agricultura y recursos naturales: Cannata (1979)y Castle (1982).

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Notas

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Carme Molinero y Pere Ysàs

Economía y sociedad durante el Franquismo

Los estudios sobre la economía y la sociedad española

durante la dictadura franquista son todavía escasos,

sobre todo si los comparamos con los ya abundantes

estudios que se han ocupado de analizar las instituciones y

el personal político franquista, la acción política gubernamen-

tal, o la represión en los primeros años de la dictadura.

Sin embargo, a pesar del limitado número de investigaciones,

estamos hoy en condiciones de analizar con bases sólidas la

trayectoria de la economía española durante las casi cuatro

décadas franquistas, las políticas económicas gubernamen-

tales y sus consecuencias más importantes. Ello es así por-

que disponemos de aportaciones rigurosas, procedentes

tanto de investigaciones de economistas como de historiado-

res, desde estudios pioneros como los del volumen

Page 561: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Capitalismo español: de la autarquía a la estabilización

(nota 1), hasta obras más recientes como la de Jordi Catalán

(nota 2). Naturalmente, ello no quiere decir que muchos

aspectos estén investigados suficientemente, ni que no sean

necesarias nuevas líneas de investigación; por ejemplo, es

escaso aún el conocimiento que tenemos a nivel de todo el

territorio español de muchos fenómenos vinculados al omni-

presente «mercado negro» de los años cuarenta, especial-

mente en el sector industrial, e incluso conocemos insuficien-

temente las consecuencias concretas de la política autárqui-

ca en muchas zonas. En este sentido, estudios como los de

González Portilla sobre el País Vasco (nota 3), o el de Roque

Moreno sobre Alicante (nota 4), necesitan continuación sobre

otros muchos lugares.

En cuanto a la historia social, no hace mucho tiempo realizá-

bamos un breve balance que destacaba su pobreza, espe-

cialmente en relación con la historia política (nota 5). No obs-

tante, apuntábamos también que en los últimos años se per-

cibe un notable impulso a partir del creciente interés de

temas de gran relevancia, como las actitudes ante el fran-

quismo, o la conflictividad y los movimientos sociales (nota 6).

Los vacíos y las insuficiencias son, sin embargo, muy nota-

bles: necesitamos, por ejemplo, más investigaciones para

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 562: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

conocer mejor la evolución de las condiciones de vida de la

población española, desde los negros años cuarenta a los

años de la extensión de la sociedad de consumo en los

sesenta y setenta, o para aproximarnos mucho más a las for-

mas y pautas de sociabilidad bajo el régimen dictatorial.

1

Una primera aproximación a la economía y a la sociedad

española de 1939 implica necesariamente detenerse en la

evaluación de los costes de la guerra civil. En primer lugar de

los costes humanos. Según los estudios disponibles, la cifra

de víctimas mortales imputables a la guerra civil, por todos

los conceptos (combates, bombardeos, violencia política,

sobremortalidad natural), debería situarse en torno a las

600.000, a las que habría que añadir las víctimas de la feroz

represión franquista de los primeros años de la postguerra

(nota 7). A estas cifras deben sumarse las del voluminoso exi-

lio republicano con carácter definitivo, evaluado entre las

150.000 y las 300.000 personas. En síntesis, una pérdida

extraordinaria de capital humano: científicos, intelectuales,

artistas, profesionales, trabajadores especializados; como

escribió Tamames «toda la tecnología y la productividad en

España habría de resentirse por decenios de esa erosión bio-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 563: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

lógica» (nota 8). A todo lo anterior habría que añadir aún la

caída de la natalidad, que se situó en una tasa del 16,45 por

1.000 en el año 1939 (frente al 25,74 por 1.000 de 1935), y la

abuntante población reclusa, que alcanzaba las 280.000 per-

sonas en 1940 y aún sobrepasaba las 25.000 en 1951, fren-

te una media de 10.000 reclusos en los años republicanos.

En la España de 1939 había un anhelo de paz, que benefi-

ciaría indudablemente al nuevo régimen, pero al mismo tiem-

po estaba abierta, y sin perspectivas de cerrarse, una pro-

funda fractura social. La España de 1939 era una sociedad de

vencedores y de vencidos. Grandes propietarios agrarios,

industriales y comerciales, y amplias franjas de las clases

medias en el plano social; contrarrevolucionarios, reacciona-

rios y conservadores en el plano político, conformaban la

España vencedora, identificada con la España «auténtica».

Contrariamente, las filas de los vencidos se nutrían de las cla-

ses trabajadoras, de los obreros industriales y de los jornale-

ros agrícolas, de los sectores sociales que habían identifica-

do la República primero, o la revolución después, con la mejo-

ra de sus condiciones materiales de vida, aunque también de

sectores de clases medias especialmente hostiles al clerica-

lismo, sobre todo en la España periférica; políticamente,

republicanos liberales, socialistas, comunistas, anarcosindi-

563ÍNDICE

Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 564: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

calistas, nacionalistas no españolistas, en resumen demócra-

tas e izquierdistas eran los habitantes de la España vencida,

atemorizada y reducida al silencio.

La España de 1939 era también una sociedad afectada por

las destrucciones materiales de la guerra civil. Aunque las

evaluaciones actuales de los costes económicos del conflicto

bélico reducen muy sensiblemente las presentadas por las

autoridades franquistas, que pretendían con la exageración

de las destrucciones imputadas a las «hordas rojas» desviar

sus responsabilidades en la catastrófica situación económica

de los años cuarenta, no hay duda del notable impacto de las

destrucciones y de los daños materiales provocados por la

guerra civil: si en el sector industrial las destrucciones fueron

en general escasas, más notables fueron sin duda en los

transportes y en las comunicaciones, en las grandes infraes-

tructuras, y en las zonas convertidas en importantes escena-

rios bélicos, aunque también debe tenerse en cuenta la utili-

zación de presos y de soldados del Ejército en buena parte

de las obras de reparación y reconstrucción. En todo caso, en

1941 solamente 148 municipios en toda España se benefi-

ciaban de obras financiadas por el Servicio Nacional de

Regiones Devastadas. También la agricultura y la ganadería

sufrieron los efectos destructivos de la guerra civil, aunque

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 565: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

las cifras de postguerra relativas a la superficie sembrada o

al ganado sacrificado deben utilizarse con suma prudencia

dado el fenómeno del «mercado negro». A lo anterior debe

sumarse, claro está, el coste financiero de la guerra, por una

parte las 510 toneladas de oro del Banco de España, el famo-

so «oro de Moscú» de la propaganda franquista, utilizado por

el gobierno republicano para financiar su esfuerzo bélico, y

por otra el endeudamiento del bando franquista con la

Alemania nazi y la Italia fascista, sus principales proveedores.

Los vencedores de la guerra civil crearon un Nuevo Orden

político, pero pretendían mucho más, querían un Nuevo

Orden social, cultural y económico. Los dirigentes franquistas

querían una sociedad jerarquizada, armónica, al menos apa-

rentemente, y movilizada, al menos parcialmente, al servicio

de los superiores «intereses nacionales». El Nuevo Orden

franquista combinaba componentes tradicionales con innova-

ciones «modernizadoras»: se asentaba sobre concepciones

procedentes del tradicionalismo católico y al mismo tiempo

incorporaba las procedentes de la «modernidad» fascista. El

Nuevo Orden, por una parte, tenía un carácter restaurador:

de la propiedad privada de los medios de producción, de la

sociedad clasista, de una jerarquía social indiscutible; por otra

parte, establecía nuevos instrumentos de control social y pro-

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 566: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

clamaba su voluntad de configurar una comunidad superado-

ra de la lucha de clases y basada en la justicia social. El obje-

tivo de una sociedad jerarquizada y disciplinada estaba cla-

ramente definido, tanto entre quienes querían una sociedad

con perfiles más tradicionales, como entre los defensores de

las nuevas formulaciones relativas al papel de las minorías

dirigentes y conductoras de las masas. Jerarquía y disciplina

eran, por otra parte, valores especialmente presentes en ins-

tituciones como el Ejército y la Iglesia Católica.

En este Nuevo Orden social, el orden laboral ocupaba un

espacio central. El Nuevo Estado se había definido en el

Fuero del Trabajo (1938) como nacional-sindicalista, nacional

«en cuanto es instrumento totalitario al servicio de la integri-

dad de la patria», y sindicalista «en cuanto representa una

reacción contra el capitalismo liberal y el materialismo mar-

xista». La misma ley, convertida después en fundamental,

proclamaba también que «la Organización Nacional

Sindicalista del Estado se inspirará en los principios de

Unidad, Totalidad y Jerarquía». Los dos instrumentos princi-

pales para crear y consolidar ese nuevo orden laboral fueron

la Organización Sindical Española y el Ministerio de Trabajo.

Conocemos relativamente bien el papel de ambas institucio-

nes, si bien es cierto que algunos aspectos no han sido aún

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 567: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

estudiados suficientemente. La Organización Sindical

Española se fue configurando a partir de 1937, al mismo

tiempo que proseguía la sistemática destrucción del sindica-

lismo obrero, y en 1940 fueron promulgadas sus dos leyes

definidoras: la ley de Unidad Sindical y la ley de Bases de la

Organización Sindical (nota 9). La primera confirmaba la

imposición de un sindicato único y su subordinación al parti-

do único Falange Española Tradicionalista y de las JONS; la

segunda fijaba definitivamente la estructura de la OSE, basa-

da en tres pilares: la estructura territorial, con las delegacio-

nes de la CNS y sus jefes, funcionarios falangistas que inte-

graban la denominada «línea de mando»; la estructura sec-

torial, con los Sindicatos Nacionales de las diversas ramas

productivas, dirigidos también por funcionarios falangistas y

por empresarios, y las Obras Sindicales, de carácter asisten-

cial. Según la doctrina nacional-sindicalista, e incluso según

la legislación, la OSE estaba llamada a ocupar una posición

central en la vida social y económica de la nueva España. Sin

embargo, ello no fue así, aunque a la OSE le fueron confia-

das las funciones esenciales de encuadramiento, vigilancia y

control de los trabajadores, para evitar cualquier expresión de

malestar o de protesta obrera, así como de colaboración en

su represión si las acciones preventivas y disuasorias fraca-

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 568: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

saban. Según la Ley de Bases, las CNS debían agrupar a tra-

bajadores y empresarios en «hermandad cristiana y falangis-

ta», y tenían como principal función «establecer la disciplina

social de los productores, sobre los principios de unidad y

cooperación». Por su parte el secretario general de FET-

JONS afirmaba en un documento interno de 1939 que «debe

el sindicato disciplinarles, encuadrarles y educarles en el

nuevo credo» (a los trabajadores), aunque sin olvidar que «en

su mayoría eran marxistas o anarquistas», por lo que no

debía «perderse de vista su tendencia y deformación»

(nota 10). Aunque en los primeros años de la dictadura la afi-

liación a la OSE fue voluntaria, lo que no significa que no se

produjeran frecuentes e intensas presiones para que los tra-

bajadores se inscribieran, en 1942 fue establecida la afilia-

ción obligatoria de todos los «productores».

El nuevo orden laboral se basaba en el encuadramiento y

control de los trabajadores, pero el régimen franquista aspi-

raba también a ganar apoyo entre sectores obreros; esa fue

la principal función de las Obras Sindicales de la OSE, que se

ocupaban de problemas obreros de gran importancia, como

la vivienda (Obra Sindical del Hogar), y la salud (Obra

Sindical 18 de Julio), o del tiempo libre (Obra Sindical de

Educación y Descanso).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 569: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

El Ministerio de Trabajo fue el otro instrumento esencial para

conformar el nuevo orden laboral (nota 11). La nueva legisla-

ción laboral franquista elaborada por el ministerio de Trabajo

se basó en dos leyes, la de Reglamentaciones de Trabajo,

promulgada en 1942, y la de Contrato de Trabajo, de 1944;

ambas recogieron muchas normas aparecidas desde 1938.

La ley de Reglamentaciones establecía que la fijación de las

condiciones de trabajo «era función privativa del Estado, que

se ejercitará sin delegación posible por el Departamento

ministerial de Trabajo». Como escribió en 1946 el especialis-

ta en derecho laboral F. López Valencia «no puede dejarse a

las partes interesadas que ajusten sus diferencias mediante

convenios, porque en un sistema de unidad de empresa es

imposible reconocer la existencia de intereses antagónicos

entre los elementos que la componen, cuyos derechos y

deberes se fijan más equitativamente desde el plano superior

estatal, máxime cuando a través del sindicato, y también por

medio de su propia organización técnica administrativa, el

Estado conoce las condiciones económicas y de todo orden

en que se realiza el trabajo» (nota 12).

Las reglamentaciones, generalizadas para todos los sectores

productivos durante los primeros años de la década de los

cuarenta, fijaban detalladamente todos los aspectos de las

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 570: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

relaciones laborales: categorías profesionales, salarios, jor-

nada de trabajo, vacaciones, trabajo a destajo y a prima, con-

diciones de seguridad e higiene, y el régimen disciplinario.

Los Sindicatos Nacionales, que según el Fuero del Trabajo

podrían «intervenir por intermedio de sus órganos especiali-

zados en la reglamentación, vigilancia y cumplimiento de las

condiciones de trabajo», jugaron un papel muy secundario en

la fijación de las condiciones de trabajo, especialmente las

secciones y juntas sociales que teóricamente representaban

a los trabajadores. Por su parte, la ley de Contrato de Trabajo

dedicó una especial atención al régimen disciplinario. La com-

paración entre la ley republicana y la nueva ley franquista

resulta elocuente; en la primera se decía que «el deber pri-

mordial del trabajador es la diligencia en el trabajo, la colabo-

ración en la buena marcha de la producción, del comercio o

en la prosperidad de la unidad económica para quien preste

sus obras o servicios»; en la segunda fijaba que «es deber

del trabajador cumplir los reglamentos de trabajo así como

las órdenes y instrucciones del jefe de empresa, de los encar-

gados o representantes de ésta y de los elementos del per-

sonal de la misma que le asistan».

Tanto la OSE como el papel del Ministerio de Trabajo y la

legislación laboral respondían al discurso nacional-sindicalis-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 571: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ta, que acentuaba el protagonismo del Estado en todos los

planos, y proclamaba el objetivo de un orden armónico. Pero

la desigual posición de patronos y trabajadores en el nuevo

orden laboral mostraba con claridad las contradicciones, al

menos parciales, entre discurso y realidad social. En la

Organización Sindical los trabajadores estaban privados de

cualquier instrumento eficiente para defender sus intereses.

Las secciones y juntas «sociales» estaban en manos de mili-

tantes falangistas, puesto que el Fuero del Trabajo señalaba

que «las jerarquías del Sindicato recaerán necesariamente

en militantes de FET y de las JONS», y cuando en 1944 se

crearon las figuras de «enlaces sindicales», elegidos por los

trabajadores en el seno de las empresas, éstos debían gozar

de la «confianza política» de los dirigentes sindicales, aunque

debe añadirse que desde 1947 empezó a relajarse relativa-

mente el completo control político sobre candidatos y electos.

En cualquier caso, ni los organismos sociales de la OSE, ni

los cargos elegidos por los trabajadores en las empresas,

tenían la función de defender los intereses de los trabajado-

res sino la de colaborar en unas relaciones laborales que, por

definición, debían ser armónicas. No puede extrañar la acti-

tud escéptica de muchos trabajadores ante las elecciones

sindicales, y el extenso voto de protesta dirigido a futbolistas

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 572: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

o a artistas de moda en muchas convocatorias electorales.

En la ironía popular el sindicalismo vertical significaba que

«los de arriba» estaban encima de «los de abajo». Bien dis-

tinta era la posición de los patronos; por una parte controla-

ban los organismos «económicos» de la OSE, lo que les ase-

guraba que éstos defendieran eficientemente los intereses

patronales, e incluso ocupaban relevantes posiciones directi-

vas en los sindicatos locales, provinciales y nacionales

(nota 13). Por otra parte en aquellos lugares, como Cataluña

y el País Vasco, con arraigadas instituciones patronales, en

muchos casos éstas se incorporaron a la OSE conservando

una notable autonomía organizativa y funcional, lo que refor-

zó la defensa de los intereses patronales. Finalmente, fueron

mantenidas al margen de la Organización Sindical entidades

como las Cámaras de Comercio e Industria, y se admitieron

nuevas entidades independientes (nota 14). Así, a partir de

los propios organismos sindicales, de las entidades autóno-

mas o independientes, y de formas más opacas pero no

menos efectivas, los empresarios dispusieron de un conjunto

de instrumentos que les aseguraron una gran capacidad de

intervención ante el ministerio de Trabajo y, en definitiva, que

las reglamentaciones elaboradas por éste fueran acordes con

sus intereses.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 573: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

En cuanto a la legislación laboral, la desigualdad en la posi-

ción de patronos y trabajadores era aun más evidente. El

empresario se convirtió en «jefe de empresa», dotado de una

autoridad casi estatal, en un marco en el que la jerarquía y la

disciplina eran incuestionables. El empresario-jefe de empre-

sa, a quien los trabajadores debían absoluta obediencia,

tenía en sus manos, además, la adaptación de la reglamen-

tación general a las características específicas de su empre-

sa, especialmente a través del reglamento de régimen inte-

rior, que elaboraba sin ninguna intervención de los trabajado-

res, aunque debía ser aprobado por la autoridad laboral.

Pero, aunque la asimetría entre la posición de patronos y

obreros en el nuevo orden laboral era parcialmente contra-

dictoria con, al menos, determinadas formulaciones del dis-

curso nacional-sindicalista, no lo era con otras formulaciones

y prácticas políticas que consideraban que el mundo del tra-

bajo debía organizarse como un ejército, en el que los traba-

jadores eran los soldados, que debían ante todo obediencia

a sus superiores, los patronos, que tenían derecho a un legí-

timo beneficio, y los dirigentes sindicales y políticos, que

debían asegurar la primacía de los «intereses nacionales».

Los trabajadores debían ser fieles y obedientes, los jefes

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 574: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

severos pero justos, y la disciplina el hilo fundamental de su

relación.

En el Nuevo Orden social franquista el laboral ocupaba una

posición central. Pero el régimen franquista quería que su

Nuevo Orden redefiniera todos los aspectos de la vida social.

Para ello debían reestructurarse los espacios y las formas de

sociabilidad para adecuarlos al ideario y a los valores del

Nuevo Estado. Así, por una parte, debía completarse la des-

trucción de la redes asociativas vinculadas a las tradiciones

políticas y culturales de signo liberal, democrático, republica-

no, obrerista y nacionalista o regionalista no españolista. Allí

donde existían unas estructuras asociativas extensas y con-

solidadas, el destrozo provocado fue de notable magnitud;

por ejemplo, según Carles Santacana, en la provincia de

Barcelona las asociaciones autorizadas después de la guerra

civil eran solamente entre el 5 y el 27 por 100 (según las

comarcas) de las existentes en 1936 (nota 15). Por otra parte,

las autoridades franquistas crearon un conjunto de organis-

mos para ocuparse de la actividad cultural, recreativa y

deportiva, habitualmente en el marco del partido único y de

sus organizaciones. En este terreno se manifestó pronto una

situación de colaboración-competición entre las instituciones

estatales y la Iglesia Católica, ya que ésta rechazó con fir-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 575: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

meza ceder protagonismo al Estado en la organización de la

sociabilidad y, en particular, en la socialización de los jóve-

nes, por lo que potenció extraordinariamente su red asociati-

va, particularmente la Acción Católica.

La voluntad totalitaria del Nuevo Estado aparece claramente

en múltiples aspectos de la vida social: en la vida y en los

espacios públicos, especialmente fuera de las grandes ciuda-

des, todo el mundo debía actuar conforme a las pautas

impuestas por la dictadura. En política y en religión el Nuevo

Estado no toleraba ni la indiferencia. Era necesario adherirse

al nacional-sindicalismo o, al menos, que lo pareciera, era

necesario ser católico, o al menos, simularlo. Pero el Nuevo

Orden franquista iba más allá de la vida pública y determina-

ba también la privada. La acción de la Iglesia Católica desta-

ca singularmente en esta dirección. No suficientemente satis-

fecha con la incorporación a la legislación civil de sus con-

cepciones, especialmente sobre la familia, y del papel conse-

guido en la educación, la Iglesia quiso imponer a toda la

sociedad su moral, e incluso sus preceptos. Ello implicó una

ofensiva implacable contra buena parte de las actividades

relacionadas con el ocio popular.

El cine, por ejemplo, ocupaba una posición privilegiada en las

distracciones de las clases trabajadoras urbanas por un

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 576: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

cúmulo de factores: bajos precios, largas sesiones, confort en

invierno, gracias a la calefacción, cuando muchas viviendas

eran frías e inhóspitas y, claro está, la atracción de unas his-

torias habitualmente muy alejadas de la realidad cotidiana.

Pues bien, la Iglesia clamó vehementemente contra el cine, al

decir del jesuita padre Ayala «la calamidad más grande que

ha caído sobre el mundo desde Adán acá. Más calamidad

que el diluvio universal, que la guerra europea, que la guerra

mundial y que la bomba atómica» (nota 16). Su participación

en el control censor, especialmente exhaustivo con las pelí-

culas extranjeras, y entre ellas las procedentes de los

Estados Unidos, las más apreciadas por el público, convirtie-

ron a la Iglesia corresponsable de prohibiciones, mutilacio-

nes, y alteraciones a veces esperpénticas. La febril actividad

censora, conocida y defendida por las autoridades, estimuló

una creativa imaginación popular que atribuía a la censura la

desaparición de escenas inexistentes, pero que los especta-

dores podían intuir. Por otra parte, Estado e Iglesia aprove-

charon a fondo las posibilidades propagandísticas del cine,

desde la directa en los noticiarios del NO-DO, a films con

argumentos patrióticos o religiosos.

Otras expresiones del ocio popular estuvieron en el centro de

las diatribas eclesiásticas, como el baile. Para el obispo de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 577: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Ibiza, Antonio Cardona, «el baile es la raíz de incontables

pecados y ofensas contra Dios Nuestro Señor, que tiene pro-

hibida la lujuria en todos sus grados. Puede asegurarse tam-

bién que atenta enteramente contra la Patria, la cual no

puede ser grande y fuerte con una generación muelle, afemi-

nada y corrompida» (nota 17). Naturalmente las autoridades

políticas no podían ir tan lejos en la imposición de la moral

católica como deseaba la Iglesia. De ahí las constantes críti-

cas y denuncias de jerarquías eclesiásticas y organizaciones

católicas ante lo que consideraban excesiva permisividad de

las autoridades civiles. En el I Congreso Nacional de

Moralidad en Playas, Piscinas y márgenes de los ríos, cele-

brado en Valencia en 1951, organizado por la Comisión

Episcopal de Moralidad y Ortodoxia de España, se aprobaron

resoluciones como las siguientes: «Es indispensable que se

prohiban terminantemente los bailes en las playas y piscinas,

y mucho más en traje de baño, abuso gravísimo que se va

extendiendo y que no puede tolerarse»; «Se considera fun-

damental para la salvaguardia de la decencia la separación

de sexos en los baños»; «El Congreso suplica a la Comisión

Nacional de Moralidad y Ortodoxia que dé normas sobre cual

debe entenderse como bañador aceptable, tanto para seño-

ras como para caballeros» (nota 18). Algunas voces incluso

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 578: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

pidieron la instauración de la censura para los vestidos feme-

ninos veraniegos. No obstante, la resistencia popular a seguir

los dictados católicos debió ser notable, a juzgar por la reite-

ración de las denuncias eclesiásticas.

El Nuevo Orden social franquista iba acompañado de un

nuevo orden económico, cuyas características fundamentales

eran la defensa de la propiedad privada de los medios de pro-

ducción, el intervencionismo del Estado en la economía, y la

voluntad de alcanzar la autosuficiencia económica, la autar-

quía. El Fuero del Trabajo proclamaba que «el Estado reco-

noce la iniciativa privada como fuente fecunda de la vida eco-

nómica de la Nación», así como que «en general el Estado

no será empresario sino cuando falte la iniciativa privada o lo

exijan los intereses superiores de la Nación». Así pues, a

pesar de otras proclamas de signo anticapitalista, el nuevo

orden franquista no sólo no amenazaba el orden capitalista

sino que se convertía en sus principal defensa, aunque no del

capitalismo liberal del laissez faire sino de un capitalismo

modificado por una intensa intervención estatal.

Efectivamente, el estatalismo franquista rechazaba que el

Estado se limitara al establecimiento y vigilancia de las reglas

del juego; contrariamente, afirmaba que el Estado debía ase-

gurar que la economía sirviera a los intereses nacionales. En

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 579: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

este sentido, el mismo Fuero del Trabajo afirmaba que «la

producción nacional constituye una unidad económica al ser-

vicio de la Patria», y que «todos los factores que en la pro-

ducción intervienen quedan subordinados al supremo interés

de la Nación». Por otra parte, los dirigentes franquistas con-

sideraban que la autosuficiencia económica era una condi-

ción necesaria, incluso indispensable, para alcanzar la plena

independencia nacional. Así, guiados por esta convicción,

animados por los éxitos económicos de los regímenes fascis-

tas de Italia y Alemania, y exhibiendo con frecuencia una pro-

funda ignorancia económica, los gobernantes franquistas

pusieron en marcha una inviable política autárquica que exi-

gía a su vez un elevado intervencionismo. Sin duda, las esca-

seces vinculadas tanto a factores interiores (las consecuen-

cias de la guerra civil) como exteriores (la guerra mundial pri-

mero, el ostracismo internacional a que fue sometida la dic-

tadura española después) reforzaron el intervencionismo

gubernamental, incluso convirtiendo necesidades en virtu-

des, pero hoy es generalmente rechazada la explicación de

que la política económica del primer franquismo fuera una

simple imposición de las circunstancias, y que la autarquía no

fuera más que la continuación de políticas proteccionistas

anteriores. Como ha señalado recientemente Carlos Barciela,

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 580: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

el objetivo de la autarquía y el sistema de intervención en la

economía no fue hacer frente a una situación excepcional,

sino desarrollar un modelo alternativo al capitalismo liberal

(nota 19).

La política económica del primer franquismo exigió una

amplísima producción normativa. Para avanzar hacia la auto-

suficiencia se sometió el comercio exterior a un estricto con-

trol con el objetivo de disminuir las importaciones, lo que agu-

dizó la escasez generalizada, reforzando con ello el interven-

cionismo. Paralelamente, leyes como la de Industrias de

Interés Nacional (1939), de Ordenación y Defensa de la

Industria (1939), y de creación del Instituto Nacional de

Industria (1941), tenían como objetivo desarrollar la substitu-

ción de importaciones, impulsar producciones consideradas

estratégicas, limitar la presencia de capitales extranjeros, y

proteger las empresas instaladas. Por otra parte, se crearon

normas y organismos para regular los mercados y los pre-

cios, entre ellos la Comisaría General de Abastecimientos y

Transportes y el Servicio Nacional del Trigo. Las materias pri-

mas se distribuyeron a las empresas mediante cupos, calcu-

lados teniendo en cuenta el interés de los bienes que se pro-

ducían y sus capacidades productivas, a precios fijados admi-

nistrativamente; también los precios de los bienes elaborados

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 581: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

fueron sometidos a intervención y control. La tendencia de los

órganos interventores a fijar precios bajos, junto a la gran

escasez, generaron un fenómeno especulativo de gran

dimensión (el fenómeno del mercado negro o estraperlo) sólo

posible, sin embargo, por la complicidad de funcionarios y

autoridades franquistas. Por otra parte, los bienes de consu-

mo esenciales fueron sometidos a un régimen de raciona-

miento, lo que implicó el control de la producción, la distribu-

ción y los precios, y también el desarrollo de un extenso mer-

cado negro.

Las consecuencias de la política económica del primer fran-

quismo fueron catastróficas (nota 20). El colapso del comer-

cio exterior provocado por las medidas autárquicas contribu-

yó de manera decisiva a la depresión económica de los años

cuarenta, al restringir severamente importaciones indispen-

sables para muchas producciones industriales y agrícolas.

Por otra parte, el retroceso en la capacidad adquisitiva de

buena parte de la población hundió el consumo, contribuyen-

do así también a la depresión de la economía. Por último,

pero de no menor importancia, la intervención, la corrupción

y el mercado negro generaron una situación caótica.

Al iniciarse la década de los años cincuenta la situación eco-

nómica era insostenible. Las principales magnitudes econó-

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 582: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

micas anteriores a la guerra civil (producción, renta, salarios)

no se habían recuperado, y empezaban a manifestarse sig-

nos de un profundo malestar social. En 1951 la introducción

de cambios en la política económica era indispensable, y

además era facilitada por el nuevo escenario internacional

más favorable al franquismo. Así, la liberalización limitada del

comercio exterior (que, de hecho, implicaba la renuncia al

ideal autárquico), la limitación del intervencionismo estatal, y

la ayuda norteamericana en pago de las bases militares esta-

blecidas mediante los acuerdos de 1953, hicieron posible la

recuperación de las importaciones, incrementos en la pro-

ductividad, e incrementos de los salarios y de la demanda

interna, lo que implicó un crecimiento económico intenso, si

bien pronto aparecieron notables desequilibrios (déficit cre-

ciente en la balanza comercial y en la balanza de pagos, infla-

ción) que llevarían a la crisis de 1956. Ante la alternativa de

volver nuevamente a la política intervencionista y autárquica

de los años cuarenta, acabaron imponiendo su solución los

partidarios de la liberalización económica, iniciada en 1959

con el Plan de Estabilización.

Si bien en la década de los cincuenta mejoraron las condi-

ciones de vida de las clases trabajadoras, en los cuarenta

habían llegado a un punto crítico. Los bajos salarios, la esca-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 583: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

sez generalizada, y el mercado negro condicionaron dramáti-

camente las condiciones de vida de los trabajadores; unos

trabajadores, por otra parte, sometidos a unas condiciones

laborales que los reducían a obedientes y silenciosos «pro-

ductores», encuadrados y controlados por la OSE, a las órde-

nes de los patronos-jefes de empresa, y bajo una legislación

laboral impuesta por el Ministerio de Trabajo que acentuaba

su subordinación (nota 21). Los estudios disponibles hasta la

fecha nos muestran que, según los datos de las reglamenta-

ciones de trabajo, los salarios nominales de los trabajadores

se multiplicaron aproximadamente por 2,7 entre 1936 y 1951,

pero en muchas empresas grandes y medianas se multiplica-

ron por entre 3 y 4,6. Pero los precios crecieron mucho más,

tanto los precios oficiales como, especialmente, los precios

en el mercado negro, donde un producto podía multiplicar por

entre 2 y 25 el precio tasado. En esas condiciones, los sala-

rios reales se mantuvieron permanentemente muy por deba-

jo del nivel de preguerra, determinando unas penosas condi-

ciones de vida. Los jornaleros agrícolas tuvieron que hacer

frente a las condiciones más duras, sólo mitigadas por los

mayores recursos para subsistir en el campo. No solamente

los trabajadores sufrieron un espectacular retroceso en su

nivel de vida, también otros grupos sociales dependientes de

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 584: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ingresos regulados sufrieron en sus carnes la penuria y la

escasez. El hambre y la mala alimentación penetraron en la

sociedad española, y con ellas se produjo un repunte de

enfermedades, como la tuberculosis, que estaban en claro

retroceso desde la década de los años veinte.

Los informes de dirigentes de FET-JONS, de la OSE, de auto-

ridades provinciales y municipales, de organizaciones católi-

cas, e incluso de entidades empresariales, expresan la grave

situación social de la España de los años cuarenta. Por ejem-

plo, en abril de 1941 el jefe de FET-JONS de Baleares afir-

maba que «la depauperación se ceba en forma ostensible en

fabricas, talleres y construcciones, dándose el caso frecuen-

te de cesar en el trabajo, desplomados en el suelo por falta

de alimentación»; meses después el Consejo Superior de

Cámaras de Comercio e Industria atribuía el bajo rendimien-

to de la mano de obra a «la depauperación física del obrero

por alimentación insuficiente» (nota 22). Pero si las políticas

socio-económicas de la dictadura franquista provocaban

damnificados también tenían beneficiarios: grandes y media-

nos propietarios agrarios, industriales y financieros, comer-

ciantes, especuladores de toda calaña y vendedores de

influencias políticas.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 585: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Considerando todo lo anterior no debe extrañar que las acti-

tudes predominantes entre las clases trabajadoras españolas

durante las décadas de los cuarenta y cincuenta fueran de

clara hostilidad hacia el régimen franquista. Así aparece en la

amplia documentación generada por los diversos organismos

de control social de la dictadura. Rechazo y hostilidad se

acentuaban en amplios sectores obreros partícipes de tradi-

ciones republicanas, socialistas y anarcosindicalistas

(nota 23). Pero el rechazo y la hostilidad coexistió con una

notable pasividad, fruto del éxito de la dictadura en generar

un miedo intenso y extenso, resultado de la implacable políti-

ca represiva que obligaba al silencio como elemental recurso

defensivo. Por otra parte, la dureza de las condiciones labo-

rales y de vida favorecía también la pasividad política, aparte

del recuerdo de la guerra civil como factor paralizador, y la

ausencia de expectativas razonables de cambio. Cuando

éstas existieron, entre 1945 y 1947, se produjeron movimien-

tos obreros reivindicativos de notable entidad en las áreas

industriales de Cataluña y del País Vasco, además de la

importante acción antifranquista del 1 de mayo de 1947 en

Bilbao. Aun sin expectativas, cuando el malestar popular acu-

mulado alcanzó un punto límite se produjeron importantes

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 586: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

protestas obreras, especialmente en 1951 en Barcelona y en

el País Vasco, y de nuevo entre 1956 y 1958.

Pero, aunque la adhesión obrera fuera escasa, la dictadura

franquista disfrutó de notables apoyos sociales. En primer

lugar, de las clases burguesas, especialmente de los grupos

que se habían sentido más amenazados por las políticas

reformistas republicanas y por el ascenso de los movimientos

obreros y campesinos, sobre todo los grandes propietarios

agrarios, así como quienes quedaron horrorizados por la

revolución social desencadenada en la zona gubernamental

durante la guerra civil. Este apoyo no fue homogéneo, e iba

desde la adhesión plena y activa a la consideración del régi-

men como el «mal menor». También fueron notables los apo-

yos al franquismo entre las clases medias, aunque en estos

sectores fueron numerosas las actitudes disidentes. Los

mayores apoyos se manifestaron en la España interior, espe-

cialmente en aquellas zonas donde estaba muy consolidada

una cultura política conservadora, donde el catolicismo dis-

ponía de una abrumadora influencia social y una gran capa-

cidad movilizadora (nota 24); además sectores jóvenes de

estas clases medias fueron especialmente permeables al

«moderno» discurso fascista. Y fue en estos sectores donde

la rebelión de 1936 obtuvo adhesiones entusiastas, converti-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 587: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

das después en apoyos activos a la dictadura, favorecidos por

los privilegios que comportó la condición de «vencedores».

Hasta avanzada la década de los cincuenta no se aprecian

cambios sensibles en el cuadro de actitudes descrito, aunque

no será hasta la década de los sesenta, en un contexto de

profundas transformaciones socio-económicas, y con la lle-

gada a la edad adulta de una generación nacida tras la gue-

rra civil cuando los cambios adquieran relevancia.

2

Las décadas de los sesenta y setenta estuvieron marcadas

fundamentalmente por el cambio social y la transformación

de la vida cotidiana, un proceso que comportó que la socie-

dad española perdiera muchos de sus rasgos tradicionales al

tiempo que se introducían nuevas formas de vida y de socia-

bilidad. Es esta centralidad del cambio social el que justifica

la atención preferente que recibirá en las siguientes páginas.

Junto a este tema analizaremos dos aspectos que considera-

mos básicos para la dinámica social y política del periodo: la

conflictividad social y las actitudes sociales respecto a la dic-

tadura.

El cambio social de los años sesenta y setenta ha sido esca-

samente estudiado por los historiadores, aunque sí por soció-

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 588: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

logos y economistas. Desde la perspectiva del historiador el

trabajo realizado en esas otras áreas del conocimiento social

es muy útil, porque proporciona una cantidad ingente de

datos sistematizados, que no es necesario rastrear en los

archivos. Falta, sin embargo, realizar el trabajo específico del

historiador: interconectar en términos concretos los distintos

componentes de la vida social, porque las acciones y las acti-

tudes de los individuos (como las de los colectivos) están

determinadas por multitud de elementos que se combinan de

forma variable según los contextos específicos). En cualquier

caso el cambio social que se produjo en la España de los

sesenta y setenta estuvo vinculado al crecimiento económico

y ésta es la primera cuestión a la que haremos referencia.

Desde 1961 (después de las duras condiciones que acompa-

ñaron al Plan de Estabilización) y hasta 1974, la economía

española creció a una tasa superior a la de los países euro-

peos más desarrollados, aunque semejante a la de otros paí-

ses mediterráneos que, como España, estaban aprovechan-

do las oportunidades ofrecidas por los mercados internacio-

nales para reducir distancias respecto a los países más ricos.

En el marco de la OCDE sólo Japón tuvo una tasa de creci-

miento superior a la española. El crecimiento fue especial-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 589: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

mente intenso entre 1962 y 1966 y, después de oscilaciones

notables, entre 1971 y 1973.

Durante un tiempo algunos círculos generadores de opinión,

en los que también estaban presentes algunos politólogos y

sociólogos, reivindicaron el papel de los tecnócratas fran-

quistas en la transformación de la sociedad española. El dis-

curso argumental, grosso modo, era el siguiente: si bien el

régimen franquista fue una dictadura, es indiscutible que en

esos años con la dictadura se modernizó la sociedad espa-

ñola; España se convirtió en un país industrial, urbanizado, y

el nivel de vida de su población aumentó notablemente. De

esta manera el crecimiento económico y el proceso de trans-

formación social aparecía en el haber del régimen. De aquí

algunos incluso venían a deducir la justificación histórica de

la dictadura que «modernizó el país». Otros, los apologetas

del régimen, casi llegaban a insinuar que fue el régimen fran-

quista el que puso las bases de la actual democracia, par-

tiendo del principio de que la democracia sólo es posible

cuando se rebasa un determinado nivel de renta.

Ese fue un discurso que, sin embargo, no tuvo apenas eco

entre los economistas e historiadores económicos (nota 25),

los cuales continuaron mostrando que la explicación del cre-

cimiento estuvo en el potencial de expansión interna estimu-

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lada por el exterior, limitándose en buena medida el mérito de

los gestores franquistas a haber eliminado los obstáculos cre-

ados en la etapa autárquica.

Así, el crecimiento económico se basó, por un lado, en la

demanda productiva interna, que tenía un potencial de

expansión extraordinario dado que había estado colapsada

durante más de veinte años, y, por otro lado, en las favorables

condiciones del contexto internacional. Considerando este

último factor, para el crecimiento económico español fue

esencial el aumento del poder adquisitivo de la población

europea, que hizo posible que millones de personas pudieran

viajar a España de vacaciones; por otro lado fue importante

la gran cantidad de capital internacional acumulado, interesa-

do en invertir en un mercado como el español, que había

estado hundido durante veinticinco años; esas inversiones

extranjeras iban acompañadas, además, de tecnología y nue-

vas formas de organización productiva (nota 26). A turistas e

inversiones, como es sabido, hay que añadir las remesas de

divisas de los más de dos millones de emigrantes que salie-

ron de España, huyendo sobretodo de unas condiciones de

vida miserables.

Pero si el contexto exterior dio impulso y velocidad al creci-

miento de los años sesenta y primeros setenta, éste estuvo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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vinculado a dos factores internos conectados entre sí

(nota 27). El primero, el cambio hacia una estructura produc-

tiva en la que el sector agrario dejaba de tener un peso fun-

damental, y la industria se convertía en el sector hegemóni-

co, acompañada de una rápida expansión de los servicios;

este cambio de la estructura productiva se vio facilitado por la

innovación tecnológica a la que se pudo acceder con las divi-

sas generadas por la demanda exterior. El segundo factor,

resultado y estímulo del primero, fue el aumento de la renta

de la mayor parte de la población que permitió expandir el

consumo y mantener altos niveles de actividad productiva

(nota 28). Ambos elementos incidieron en el cambio social,

en el que nos centraremos a continuación.

El cambio estructural enlaza el análisis económico con el

social. Dado que al inicio de los sesenta el nivel de desarro-

llo del territorio español era muy desigual, el crecimiento

industrial y de los servicios fue posible por (al tiempo que inci-

tó) un amplísimo movimiento migratorio desde las áreas rura-

les a las urbanas, un desplazamiento que fue fundamental-

mente, aunque no exclusivamente, interregional. Todos los

sectores económicos que impulsaron el crecimiento exigieron

un importante flujo migratorio; la actividad industrial creció

sobretodo en aquellas regiones que disponían de una previa

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 592: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

actividad industrial, exceptuando el caso de Madrid; la activi-

dad turística por su parte (los 6 millones de turistas de 1960

se convirtieron en 34 en 1973) proporcionó trabajo a miles de

personas pero, a excepción de la costa andaluza, lejos de las

regiones agrarias.

Así, desde los años cincuenta y hasta la primera mitad de los

setenta, más de dos millones de personas (nota 29) se tras-

ladaron primero a los polos de inmigración tradicionales

(Cataluña, País Vasco, Madrid) y después también a otras

áreas de la periferia peninsular en expansión (especialmente

Valencia, y las islas Baleares), zonas donde la población

alcanzaba altas densidades, especialmente en la periferia de

las ciudades industriales. Contrariamente, desde los años

cincuenta algunas regiones de España casi se vaciaron,

como Castilla-León y Castilla-La Mancha; otras, de fuerte

potencial demográfico como Andalucía, vieron estabilizada

su población. Además de la concentración regional de la

población se produjo un importante proceso de urbanización:

si en 1940 prácticamente estaban equilibrados los porcenta-

jes de población que vivían en municipios de menos de 2.000

habitantes y los de más de 100.000 (18,4 y 19,1 por 100 res-

pectivamente), en 1970 la proporción se había convertido de

1 a 3 (11 y 36,8 por 100 respectivamente); en 1970 más de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 593: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

dos tercios del total de la población vivía en ciudades de más

de 10.000 habitantes (nota 30).

Las migraciones internas, por tanto, fueron las que propor-

cionaron a los sectores industriales y de servicios una oferta

de trabajo abundante y barata, a la vez que estimularon los

cambios que se estaban operando en la agricultura. Aunque

son bien conocidos los efectos económicos beneficiosos de

los desplazamientos migratorios, así como sus causas eco-

nómicas e incluso la inducción a la emigración desde el

gobierno mediados los cincuenta, otros aspectos apenas si

han merecido atención. En la magnitud y la concentración

cronológica del proceso emigratorio parecen haber influido

un cúmulo de circunstancias muy diversas (desde la crudeza

de las relaciones sociales, el peso de la represión política, a

la toma de conciencia respecto a la posibilidad de superar la

falta de expectativas en el lugar de origen, generada por con-

tactos exteriores como los que se producían durante el servi-

cio militar, por ejemplo, o la influencia de la radio); estos

aspectos, sin embargo, todavía no han sido suficientemente

estudiados.

En este sentido algunos de los estudios realizados sobre la

emigración han puesto de relieve la importancia de la propia

guerra civil y la instauración del régimen franquista como fac-

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 594: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tor explicativo de una parte del fenómeno migratorio. Angelina

Puig, por ejemplo, utilizando fuentes orales, ha mostrado que

a muchas de las personas comprometidas en la lucha social

y política de la etapa republicana (mayoritariamente jornale-

ros), la derrota en la guerra, la represión posterior, y la cru-

deza de la dominación social que impuso el franquismo, las

convenció que emigrar era la única alternativa posible

(nota 31). Lógicamente un movimiento migratorio tan volumi-

noso como el iniciado en los años cincuenta e intensificado

durante los sesenta era muy heterogéneo. Si amplios colecti-

vos huían de la miseria, la desesperanza y la falta de expec-

tativas vitales en las zonas meridionales, o de un campo cas-

tellano cuya viabilidad económica era más que incierta, otras

emigraron en los años sesenta porque pretendían mejorar su

nivel de vida; en este sentido las ciudades ejercían una atrac-

ción extraordinaria, porque en ellas las oportunidades de

mejora social vinculadas a la expansión de la industria y los

servicios fueron entonces muy importantes, sobre todo para

los sectores relativamente cualificados y, a través de la edu-

cación, para los hijos de los que carecían de cualificación.

También influía lógicamente los rasgos de la vida urbana,

más confortable, abierta y sin el control social existente en los

núcleos poblacionales más pequeños.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 595: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Desde otra perspectiva, asociada al movimiento migratorio y

al cambio productivo aparece la modificación de la estructura

social. Así durante los años sesenta y setenta se produjo una

reducción substancial del volumen de obreros agrícolas igual

que también disminuyó el número de los pequeños propieta-

rios agrarios. En sentido inverso, los obreros industriales, en

aumento hasta 1975, constituyeron la franja más amplia de la

estructura profesional, y a éstos hay que añadir los «obreros»

del sector terciario, que también aumentaron continuadamen-

te a lo largo del periodo franquista (nota 32). En conjunto, se

puede hablar de la formación de una nueva clase obrera por

los cambios tanto cuantitativos como cualitativos que experi-

mentaron los trabajadores. Paralelamente al ensanchamiento

de la clase obrera se produjo una mejora en la cualificación

profesional de la población española, tanto en lo que respec-

ta al personal administrativo y comercial como, sobre todo, en

el incremento de los profesionales altamente cualificados,

que prácticamente duplicaron su número entre 1964 y 1970

(nota 33). El significativo proceso de cualificación es un ele-

mento a considerar, tanto para explicar una parte del aumen-

to de los salarios medios que se registró a lo largo de los

años sesenta y setenta, como una cierta aunque limitada

movilidad social que afectó sobretodo las franjas más jóvenes

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 596: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de las clases medias (nota 34). Todos estos cambios supu-

sieron la consolidación de una sociedad capitalista industria-

lizada, en la que la clase obrera era amplia y diversificada,

igual que llegaron a serlo las capas medias, que experimen-

taron un profundo proceso de transformación.

Como ya se ha enunciado, otro de los elementos que intervi-

nieron en el cambio social fue la mejora del nivel educativo de

la población. Si bien durante los sesenta ya se produjo un

incremento significativo del número de estudiantes, en 1970

sólo el 12 por 100 de la población tenía estudios medios y no

llegaba al 2 por 100 la que había cursado estudios superio-

res (nota 35). Fue en los setenta cuando se aceleró el flujo de

estudiantes a la universidad, donde la matrícula pasó de los

95.000 en el curso 1961-1962 a los 255.000 diez años des-

pués y al medio millón en 1975. La educación también jugó

un papel destacado en el cambio que experimentó la condi-

ción femenina. En términos globales de 1960 a 1970 la tasa

de actividad femenina entre los 15 y 19 años pasó del 19,6 al

40,5 por 100 y entre los 20 y 24 años del 21,3 al 57,4 por 100.

Al margen del componente económico, el aumento de la pro-

porción de mujeres activas supuso un cambio cualitativo de

gran trascendencia porque repercutió en el cambio del papel

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 597: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

social de la mujer y por tanto genéricamente en el conjunto

de cambios sociales (nota 36).

Los cambios en la estructura social también fueron decisivos

para que se produjera un incremento del poder adquisitivo de

la mayor parte de la población. La renta per cápita española,

en términos reales, se duplicó holgadamente entre 1960 y

1977. La cifra en sí es suficientemente elocuente pero nece-

sita ir acompañada de algunas precisiones. Del crecimiento

de la renta se benefició el conjunto de la sociedad pero en

intensidades diversas. Así la remuneración neta de los asala-

riados creció menos que la renta nacional, de manera que

fueron los propietarios de capital los más beneficiados por el

crecimiento económico. Por otro lado, los trabajadores

aumentaron su renta porque se amplió el volumen de las per-

sonas ocupadas, porque la cualificación profesional era

mayor y porque, como señalaremos más adelante, un ele-

mento esencial para la consecución de mejoras salariales fue

la conflictividad laboral. Además se debe tener en cuenta que

tanto la intensificación como la extensión del tiempo de tra-

bajo fueron extraordinarias. Entre 1960 y 1975 la prolonga-

ción de la jornada de trabajo fue generalizada para todas las

categorías socioprofesionales, en unos casos a través del

recurso a una ocupación complementaria (el pluriempleo), en

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 598: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

otros, a través de la prolongación de su jornada de trabajo en

la propia fábrica o taller. Según la Encuesta de población acti-

va (cuyos datos han de considerarse como mínimos dado

que el «pluriempleo» no quedaba registrado en las estadísti-

cas de horas extraordinarias) en 1965 el 54 por 100 de la

población activa trabajaba entre 46 y 54 horas semanales y el

22,5 por 100 más de 55 horas a la semana. En 1975 las pro-

porciones eran del 41 y el 18 por 100 respectivamente

(nota 37).

El aumento de los ingresos hizo posible acceder a un con-

junto de bienes que ayudaron a modificar muchos aspectos

de la vida cotidiana, introduciéndose en España la denomi-

nada «sociedad de consumo» aunque era muy incipiente en

los años sesenta (nota 38). Las estadísticas señalan que en

1963 tan sólo un 9 por 100 de la población disponía de frigo-

rífico, un 33 de lavadora, un 8 por 100 de televisión, igual que

de un automóvil; en 1969 las proporciones se habían incre-

mentado notablemente: 63 y 62 por 100 frigorífico y televisión

y un 27 por 100 para el automóvil, y a mediados de los seten-

ta la disponibilidad de los principales electrodomésticos era

generalizada. Evidentemente las diferenciales territoriales

eran significativas (nota 39). En los setenta ya se puede

hablar de sociedad de consumo con más propiedad, porque

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 599: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

la parte del presupuesto familiar destinado a los gastos indis-

pensables se redujo de forma notable. Según el Instituto

Nacional de Estadística, en 1958 el 55 por 100 de los ingre-

sos familiares se destinaban a la alimentación, mientras que

en 1973 esa proporción se había reducido al 38 por 100; en

sentido contrario los gastos diversos absorbieron el 18 por

100 del total del presupuesto familiar en 1958 y el 32 por 100

en 1973.

En definitiva, durante las décadas de los sesenta y setenta,

España vivió un proceso de transformación social muy impor-

tante; el desarrollo de nuevas actividades en la industria y los

servicios además de generar un importante crecimiento eco-

nómico determinó una nueva estructura socioprofesional y

exigió mayores niveles de educación, todo lo cual influyó en

la aparición de nuevas pautas de comportamiento social.

Desde otra perspectiva hay que considerar que la mejora de

las condiciones materiales de existencia, en un contexto de

urbanización creciente, afectó tanto las pautas de sociabili-

dad como las actitudes sociales. Respecto a la primera cues-

tión hay que resaltar el impacto extraordinario que tuvieron

dos innovaciones: la televisión y el automóvil, que irrumpieron

casi al mismo tiempo. La televisión se convirtió en un polo de

atracción irresistible que estimuló la reclusión en el espacio

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 600: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

doméstico, cada vez más cómodo. Se puede afirmar que el

ocio progresivamente se fue individualizando pues, como la

televisión, la mayor parte de los bienes que se adquirían, sólo

se podían consumir privadamente. En el mismo sentido actuó

el automóvil que hizo habitual los desplazamientos en los

días festivos y en vacaciones (que también alargaban su

duración como resultado de la presión obrera). Todos esos

cambios, junto con otros, intervinieron en la crisis de muchas

actividades lúdicas de las décadas anteriores.

Por otro lado el cambio cultural de los años sesenta (relacio-

nes personales más abiertas y desinhibidas, autonomía del

individuo respecto al grupo, etc.) indujo un acentuado proce-

so de secularización que redujo la influencia de la Iglesia en

todos los ámbitos de la vida social. El proceso fue de doble

dirección pues cambiaba la sociedad y cambiaba la Iglesia.

En este sentido el magisterio del Concilio Vaticano II fue deci-

sivo. Aunque la jerarquía eclesiástica española continuaba

siendo muy conservadora y mayoritariamente identificada

con el régimen franquista, la renovación impulsada desde el

Vaticano debilitó su autoridad, al tiempo que los sectores

católicos favorables a la renovación se fortalecieron. Fue

entonces cuando se hizo visible la desafección de una parte

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 601: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

significativa de la Iglesia respecto al régimen, lo que tuvo

importantes consecuencias políticas.

En ese contexto de cambio ¿se modificaron las actitudes

sociales respecto al régimen franquista? Este es uno de los

ámbitos en los que la historiografía del periodo franquista

tiene mucho por hacer. Una primera aproximación permite

afirmar que sí, aunque el cambio de las actitudes estuvo rela-

cionado tanto con los cambios sociales como con la influen-

cia político-cultural de la oposición antifranquista.

En términos relativos las clases acomodadas fueron las que

experimentaron una menor evolución. El crecimiento econó-

mico iniciado en los sesenta aseguró la continuidad, y aun el

incremento, del apoyo de las clases burguesas al régimen,

porque éste aseguraba, además de «paz» y «orden», la con-

versión de España en una «potencia industrial» en la que los

beneficios eran fáciles y cuantiosos. El poder económico con-

tinuó tan concentrado como en las décadas anteriores

(nota 40), pero esa oligarquía financiera no actuaba de forma

abierta en los espacios públicos. Más transparente fue la acti-

tud de algunos círculos representativos de los sectores indus-

triales, los cuales, iniciados los setenta, fueron manifestando

sus incertidumbres respecto al futuro. Desde el inicio de los

setenta, la creciente conflictividad social (que el régimen

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 602: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

parecía incapaz de neutralizar sin una utilización de la fuerza,

lo que solía generar más problemas) introdujo elementos de

desconfianza que crecieron con rapidez.

Por su parte las clases medias participaron del doble y, apa-

rentemente, contradictorio fenómeno de los años sesenta de

extensión de una cultura individualista a la vez que extensión

del rechazo a la dictadura. No era contradictorio porque, por

un lado, la aparición de la «sociedad de consumo» favoreció

la pasividad política y la aceptación del régimen pero, por

otro, los mismos cambios económicos, sociales y culturales,

que pusieron de relieve el inmovilismo de la dictadura, esti-

mularon la aparición de situaciones conflictivas y, con ellas, el

aumento de las actitudes políticas contrarias a la dictadura,

tanto pasivas como activas. Ello cobró especial fuerza en el

País Vasco y en Cataluña donde la represión de las activida-

des vinculadas al desenvolvimiento de la identidad nacional

provocó el distanciamiento y/o rechazo de determinados sec-

tores respecto al régimen. Por otra parte, el creciente disen-

so en las clases medias se vio favorecido por los cambios

desarrollados en el seno de la Iglesia Católica, cambios que

se tradujeron en nuevas actitudes, algunas claramente desle-

gitimadoras del franquismo. Con todo, la dictadura conservó

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 603: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

hasta su fin apoyos notables entre las clases medias, espe-

cialmente en las generaciones que vivieron la guerra civil.

La transformación que vivió España afectó intensamente a la

cultura y las actitudes obreras, extendiéndose nuevos valores

y formas de vida vinculados al mayor poder adquisitivo y la

«sociedad de consumo» publicitada por los medios de comu-

nicación. Igualmente, el cambio generacional y las mejores

condiciones de vida extendieron entre algunos sectores la

aceptación de la dictadura; ahora bien, en otros, se extendió

la contestación a un régimen que negaba derechos funda-

mentales, especialmente a los trabajadores.

Como ya se ha señalado, un elemento que influyó en la

extensión de las actitudes de rechazo de la dictadura, fue la

difusión de una cultura de reivindicaciones democráticas que,

en buena medida, estuvo vinculada a la conflictividad social.

Desde los años sesenta la extensión de la conflictividad

social fue otro de los rasgos característicos de la sociedad

española. Si bien la conflictividad de origen laboral fue la más

extensa (nota 41), sobre todo desde los años setenta la movi-

lización se fue ampliando hasta involucrar una gran diversi-

dad de sectores sociales, algunos de los cuales adquirían

una primera experiencia de movilización sociopolítica.

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 604: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Desde 1962 las huelgas y otras formas de protesta se fueron

haciendo habituales, aunque los trabajadores que las prota-

gonizaron continuaron sufriendo la represión patronal y

gubernativa. El origen de los conflictos estuvo siempre en la

necesidad (y voluntad) de los trabajadores de mejorar sus

condiciones de vida, mejoras que los empresarios pretendie-

ron limitar en la medida de lo posible, con la ayuda de un

ordenamiento jurídico-laboral que les era muy favorable,

especialmente en lo relativo a la penalización de las huelgas

y sus dirigentes (nota 42). Pero aunque buena parte de los

conflictos tuvo su origen en reivindicaciones de carácter labo-

ral, esa misma conflictividad fue el origen de una creciente

«politización» obrera antifranquista, dada la continuada inter-

vención represiva del poder político.

Desde otra perspectiva, si bien el origen de la mayor parte de

los conflictos estuvo en reivindicaciones de carácter laboral,

su extensión y articulación fue el resultado de la labor de los

militantes obreros, que en buena medida eran al mismo tiem-

po militantes de organizaciones antifranquistas. En los años

sesenta y setenta organización obrera fue casi sinónimo de

Comisiones Obreras, y ese movimiento tuvo de específico la

combinación de la defensa de los intereses materiales de los

trabajadores con la defensa de sus intereses políticos: la con-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 605: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

secución de la libertad sindical en el marco de un régimen

democrático. Ese entrelazamiento entre reivindicaciones

laborales y políticas, cuya virtualidad la represión franquista

se encargaba de demostrar, fue otros de los factores que

influyó en la creciente manifestación de rechazo al régimen

que se produjo en los años setenta, de manera que el nuevo

movimiento obrero fue un vehículo de socialización antifran-

quista y una fuente esencial de reclutamiento para la militan-

cia política.

Junto a la conflictividad laboral, la conflictividad estudiantil se

convirtió en una preocupación permanente para las autorida-

des franquistas (nota 43). El incremento del número de estu-

diantes superiores, imbuidos en su mayoría de los nuevos

valores característicos de los jóvenes europeos de los sesen-

ta, provocó una movilización estudiantil de gran magnitud, ali-

mentada por la represión continua. A mediados de los sesen-

ta la movilización estudiantil planteaba reivindicaciones en

torno a la autonomía organizativa (desaparición del SEU y

creación de Sindicatos Democráticos de Estudiantes) y en

torno a los contenidos académicos. Sin embargo, a finales de

la década, el movimiento estudiantil como tal se fragmentó;

en ese proceso intervino de forma determinante la sistemáti-

ca represión a que fueron sometidos los estudiantes, que

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

Page 606: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

aceleró la radicalización ideológica de los dirigentes estu-

diantiles, mayoritariamente decantados hacia propuestas de

tipo revolucionario como las que eran hegemónicas en aque-

llos momentos en distintos países europeos. El alejamiento

de las preocupaciones estudiantiles mayoritarias, más la per-

manente intervención de la policía en los recintos universita-

rios redujo la influencia del movimiento estudiantil pero no así

la politización antifranquista y la continuidad de las protestas,

protagonizadas en los setenta también por el profesorado no

numerario. La contestación llegó, por otro lado, a ciudades en

las que la Universidad era un centro neurálgico de la vida

urbana, pero donde el escaso desarrollo industrial había evi-

tado hasta entonces el cuestionamiento abierto de la dicta-

dura (nota 44).Todo ello provocó una notable erosión del régi-

men.

Finalmente, un movimiento vecinal adquirió una gran impor-

tancia iniciados ya los setenta. La movilización vecinal se pro-

dujo en torno a la exigencia de mejoras en los espacios urba-

nos, duramente castigados durante dos décadas de creci-

miento desenfrenado, caótico y en ausencia de las infraes-

tructuras más elementales, proceso del que se beneficiaron

los sectores vinculados a la construcción, muy interconecta-

dos con el poder político local. Durante los últimos años del

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 607: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

régimen, los movimientos vecinales consiguieron alcanzar

algunas de sus reivindicaciones, aunque mayoritariamente

éstas no se vieron satisfechas hasta el final de la década de

la mano de la actuación de los ayuntamientos democráticos.

Ahora bien, los movimientos vecinales de los primeros seten-

ta fueron destacables desde distintos puntos de vista.

Generaron un espacio de participación ciudadana en el que

colaboraban personas de distinta procedencia social y políti-

ca: militantes del movimiento obrero, del movimiento estu-

diantil y, también, de manera destacada aunque numérica-

mente minoritarios, profesionales que desarrollaron en dicho

espacio su compromiso político-social; fue por otro lado el

movimiento vecinal un espacio de socialización política para

amas de casa, trabajadores ajenos al activismo sindical,

pequeños comerciantes, jubilados, e incluso niños (nota 45).

En definitiva, en los años sesenta crecieron en España impor-

tantes movimientos que articularon las protestas y la movili-

zación social al tiempo que se nutrieron de ellas. Esos movi-

mientos consiguieron parte de las reivindicaciones concretas

por las que luchaban, pero al mismo tiempo fueron el instru-

mento más eficaz de difusión de las alternativas democráti-

cas frente al régimen franquista. La dictadura, en los años

setenta y en un intento de detener la contestación creciente

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Carme Molinero y Pere YsàsEconomía y sociedad durante el Franquismo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

al régimen, se apoyó en la represión, lo que incrementó los

rechazos, protestas y condenas internas e internacionales.

De manera que los movimientos sociales en la segunda

mitad del franquismo fueron, por un lado, el agente organiza-

tivo con el que obtener mejoras materiales y sociales, pero,

por otro, el agente difusor de una cultura democrática que

convirtió en protagonistas del cambio político a centenares de

miles de personas de las que no pudieron prescindir en sus

decisiones aquéllos que controlaban los resortes de poder.

Al frente de esos movimientos estuvieron mayoritariamente

militantes de organizaciones políticas, que fueron los que les

dieron continuidad y articulación. Es a través de esos movi-

mientos que se puede evaluar la relevancia de las organiza-

ciones antifranquistas en la dinámica social y política del

periodo, porque fueron las continuadas propuestas para

ampliar los espacios de libertad lo que hizo insostenible el

mantenimiento del franquismo después de la muerte del dic-

tador.

Page 609: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1 CLAVERA, Joan y otros, Capitalismo español: de la autarquía a laestabilización (1939-1959), Madrid, 1978.

2 CATALÁN, Jordi, La economía española y la segunda guerra mun-dial, Barcelona, 1995.

3 GONZÁLEZ PORTILLA, Manuel y GARMENDIA, José María, Laposguerra en el País Vasco. Política, acumulación, miseria, SanSebastián, 1988.

4 MORENO FONSERET, Roque, La autarquía en Alicante (1939-1952), Alicante, 1994.

5 MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, «La historia social de la épocafranquista. Una aproximación», en Historia Social, n.º 30 (1998).

6 Véase, entre otros trabajos, BALFOUR, Sebastián, La dictadura,los trabajadores y la ciudad. El movimiento obrero en el ÁreaMetropolitana de Barcelona (1939-1988), Valencia, 1994; BABIA-NO, José, Emigrantes, cronómetros y huelgas. Un estudio sobre eltrabajo y los trabajadores durante el franquismo (Madrid 1951-1977), Madrid, 1995; GÓMEZ ALÉN, Jose, As CC.OO de Galicia ea conflictividade laboral durante o franquismo, Vigo, 1995; MOLI-NERO, Carme e YSÀS, Pere, Productores disciplinados y minoríassubversivas. Clase obrera y conflictividad laboral en la España fran-quista, Madrid, 1998.

7 Véase el reciente libro de JULIÁ, Santos (Coord.), Víctimas de laguerra civil, Madrid, 1999.

8 TAMAMES, Ramón, La República. La era de Franco, Madrid,1988, pág. 171.

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Notas

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9 Sobre la OSE véanse los primeros trabajos de LUDEVID, Manuel,Cuarenta años de sindicato vertical, Barcelona, 1976 y de APARI-CIO, Miguel A., El sindicalismo vertical y la formación del Estadofranquista, Barcelona, 1980; los posteriores de MOLINERO, Carmee YSÀS, Pere, «Patria, Justicia y Pan». Nivell de vida y condicionsde treball a Catalunya, 1939-1951, Barcelona, 1985; y los másrecientes de MATEOS, Abdón, La denuncia del Sindicato Vertical.Las relaciones entre España y la Organización Internacional delTrabajo (1939-1969), Madrid, 1997, y MARTÍNEZ QUINTERO,Esther, La denuncia del Sindicato Vertical. Las relaciones entreEspaña y la Organización Internacional del Trabajo (1969-1975),Madrid, 1997, así como de BABIANO, José, Paternalismo industrialy disciplina fabril en España (1938-1958), Madrid, 1998.

10 Circular núm. 64 de la Secretaría General del Movimiento del 23de agosto de 1939. Citado por LORENZO, José Mª, «EleccionesSindicales de la postguerra en Vizcaya» en TUSELL, Javier, ALTED,Alicia y MATEOS, Abdón, La oposición al Régimen de Franco,Madrid, 1990, tomo I, vol. 2, pág. 52.

11 En MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, «Patria, Justicia y Pan»...,págs. 53-91 se dedica una amplia atención al fundamental papel delministerio de Trabajo en la fijación de las condiciones laborales.Recientemente Babiano ha insistido en este extremo, véase BABIA-NO, José, Paternalismo industrial y discipliona fabril..., págs. 43-56.

12 LÓPEZ VALENCIA, F., Jalones de una reforma social, Madrid,1946.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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13 El papel de los empresarios en la OSE ha sido destacado porRoque Moreno en sus estudios sobre Alicante. Véase, especial-mente, MORENO, Roque, La autarquia en Alicante..., págs. 71-91.

14 MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, Els industrials catalans durantel franquisme, Vic (Barcelona), 1991. Sobre las Cámaras deComercio DÍEZ CANO, Santiago L., Las Camaras de Comercio enel franquismo. El caso salmantino, Salamanca, 1992.

15 SANTACANA, Carles, «La persistència de l’associacionisme»,en RIQUER, Borja de (dir.), La llarga postguerra. 1939-1960, volu-men 10 de Història, Política, Societat i Cultura dels PaïsosCatalans, Barcelona, 1997, págs. 272-287.

16 Citado por ABELLA, Rafael, La vida cotidiana bajo el régimen deFranco, Barcelona, 1985, pág. 80.

17 Citado por CANALES, Antonio, «La moralització dels costums»,en RIQUER, Borja de, La llarga postguerra..., pág. 188.

18 Archivo de la Corona de Aragón. Documentación del GobiernoCivil de Barcelona, c. 882.

19 BARCIELA LÓPEZ, Carlos, «Franquismo y corrupción económi-ca», en Historia Social, n.º 30 (1998), pág. 88. Véase tambiénSUDRIÀ, Carles, Una societat plenament industrial. HistoriaEconòmica de la Catalunya Contemporània, v. 4, Barcelona, 1988.

20 Junto a las obras ya citadas véase GARCÍA DELGADO, JoséLuis, «Estancamiento industrial e intervencionismo económicodurante el primer franquismo», en FONTANA, Josep, (ed.), Españabajo el franquismo, Barcelona, 1986; así como los trabajos recopi-lados en NADAL, Jordi, CARRERAS, Albert y SUDRIÀ, Carles, La

611ÍNDICE

Notas

Page 612: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

economía española en el siglo XX. Una perspectiva histórica,Barcelona, 1987; y en GARCÍA DELGADO, José Luis, (ed.), El pri-mer franquismo. España durante la segunda guerra mundial,Madrid, 1989.

21 MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, «Patria, Justicia y Pan»..., op.cit.; GARCÍA PIÑEIRO, Ramón, Los mineros asturianos bajo el fran-quismo (1937-1962), Madrid, 1990; BENITO DEL POZO, Carmen,La clase obrera asturiana durante el franquismo, Madrid, 1993;GINARD, David, L’esquerra mallorquina i el franquisme, Palma,1994.

22 Las citas proceden de GINARD, David, L’esquerra mallorquina...,pág. 212, y MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, «Patria, Justicia yPan»..., pág. 199.

23 Véase RIQUER, Borja de, «Rebuig, passivitat i suport. Actitudspolítiques catalanes davant el primer franquisme, 1939-1950», enBARBAGALLO, Francesco, y otros, Franquisme. Sobre resistència iconsens a Catalunya (1938-1959), Barcelona, 1990; MOLINERO,Carme e YSÀS, Pere, El règim franquista. Feixisme, modernitzaciói consens, Vic, 1992; SEVILLANO CALERO, Francisco, «Actitudespolíticas y opinión de los españoles durante la postguerra (1939-1950)» en Anales de la Universidad de la Universidad de Alicante,n.º 8-9 (1991-1992); MORENO FONTSERET, Roque y SEVILLANOCALERO, Francisco, «Actitudes políticas y disidencia social de lostrabajadores durante de postguerra española», en CASTILLO,Santiago, (coord.), El trabajo a través de la historia, Madrid, 1996.

24 El papel de las clases medias urbanas en la conformación de losapoyos sociales a la sublevación antirrepublicana ha sido destaca-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 613: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

do recientemente por UGARTE TELLERÍA, Javier, La nuevaCovadonga insurgente. Orígenes sociales y culturales de la suble-vación de 1936 en Navarra y el País Vasco, Madrid, 1998.

25 Entre los primeros trabajos véase ROS HOMBRAVELLA,Jacinto, Política económica española (1959-1973), Barcelona,1979; GARCÍA DELGADO, José Luis y SEGURA, Julio,Reformismo y crisis económica. La herencia de la dictadura,Madrid, 1977. Posteriormente, CATALÁN, Jordi, «Del milagro a lacrisis: la herencia económica del franquismo» en ETXEZARRETA,Miren (Coord.), La reestructuración del capitalismo en España,1970-1990, Barcelona, 1991; FUENTES QUINTANA, Enrique,«Tres decenios largos de la economía española en perspectiva» enGARCÍA DELGADO, José Luis, España, economía, Madrid, 1993.

26 Véase MUÑOZ, Juan, ROLDÁN, Santiago y SERRANO, Ángel,La internacionalización del capital en España, Madrid, 1978.

27 Véase CARBALLO, Roberto y otros, Crecimiento económico ycambio estructural en España 1959-1980, Madrid, 1981, yMARTÍNEZ SERRANO José Antonio y otros, Economía española1960-1980. Crecimiento económico y cambio estructural, Madrid,1982.

28 Una síntesis de la articulación de los factores económicos socia-les en MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, «Modernización econó-mica e inmovilismo político (1959-1975)» en MARTÍNEZ, Jesús M.(Coord.), Historia de España Siglo XX (1939-1996), Madrid, 1999,págs. 176-201.

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Notas

Page 614: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

29 CARRERAS, Albert, Estadísticas históricas de España, Madrid,1989; INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, Censos dePoblación de España, Madrid, 1981.

30 INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, Panorámica Social,1974, Madrid, 1975, pág. 57.

31 Véase PUIG, Angelina, «La guerra civil espanyola, una causa del’emigració andalusa en la dècada dels anys cinquanta?»,Recerques, núm. 31, 1995. También GARCÍA-NIETO, MaríaCarmen (Dir.) «Marginalidad, movimientos sociales, oposición alfranquismo. Palomeras, un barrio obrero de Madrid, 1950-1980» enTUSELL, Javier, ALTED, Alicia y MATEOS, Abdón (Coords.) La opo-sición al régimen..., op. cit.

32 INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, PanorámicaSocial..., op. cit.; TEZANOS, José Félix, «Modernización y cambiosocial en España» en J.F. TEZANOS y otros, La transición demo-crática española, Edit. Sistema, Madrid, 1989.

33 FINA, Lluis, «Cambio ocupacional en España 1965-1982» enESPINA, Álvaro y otros (Comp.), Estudios de Economía del Trabajoen España. I. Oferta y demanda de trabajo, Ministerio de Trabajo ySeguridad Social, Madrid, 1985.

34 Fundación FOESSA, Estudios sociológicos sobre la situaciónsocial de España, 1975, Euramérica, Madrid, 1976.

35 Sobre el marcado sesgo clasista en el acceso a la enseñanzamedia y superior en España durante el franquismo véase Ibidem.

36 Véase entre otros ZALDIVAR, Carlos Alonso y CASTELLS,Manuel, España fin de siglo, Madrid, 1992.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 615: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

37 Recogido en GARCÍA DURÁN, José y PUIG, Pedro, La calidadde la vida en España. Hacia un estudio de indicadores sociales,Madrid, 1980, pág. 370.

38 Véase GARCÍA FERRANDO, Manuel, «Ocio, consumo y des-igualdad social» en VV.AA., Política y sociedad. Estudios en home-naje a Francisco Murillo, Centro de Investigaciones Sociológicas,Madrid, 1987.

39 NAVARRO, Manuel, «Pautas de consumo en España y diferen-cias regionales» en FRAGA, Manuel y otros, La España de los años70, Madrid, 1974.

40 Según el Informe FOESSA de 1983, en 1974 51 familias contro-laban la mitad de los consejos de administración de las grandesempresas españolas.

41 Entre los trabajos más recientes sobre el movimiento obrerodeben destacarse: RUIZ, David (dir.), Historia de ComisionesObreras, Madrid, 1993; BABIANO, José, Emigrantes, cronómetrosy huelgas..., op. cit.; GÓMEZ ALÉN, José, As CC.OO. de Galicia…op. cit.; MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, Productores disciplina-dos y minorías subversivas… op. cit.

42 Véase MOLINERO, Carme e YSÀS, Pere, Productores discipli-nados…, págs. 62-77.

43 Los estudios sobre el movimiento estudiantil desde los añossesenta son muy escasos y continúa siendo obligado citar los tra-bajos pioneros de COLOMER, Josep Mª, Els estudiants deBarcelona sota el franquisme, Barcelona, 1978 y MARAVALL, José

615ÍNDICE

Notas

Page 616: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

616ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Mª, Dictadura y disentimiento político. Obreros y estudiantes bajo elfranquismo, Madrid, 1979.

44 En este sentido véase FERNÁNDEZ BUEY, Francisco,«Estudiantes y profesores universitarios contra Franco. De los sin-dicatos democráticos estudiantiles al movimiento de profesores nonumerarios (1966-1975)» en CARRERAS, Juan José, RUIZ CAR-NICER, Miguel Ángel (Eds.), La Universidad española bajo elRégimen de Franco, Zaragoza, 1991.

45 Sobre el movimiento vecinal, también poco estudiado, puedeverse CASTELLS, Manuel, Crisis urbana y cambio social, Madrid,1981; ALABART, Anna, Els barris de Barcelona i el moviment asso-ciatiu veïnal, Barcelona, 1982.

Page 617: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Mariano García Andreu

Epílogo. Programación de la unidad didácticaEspaña durante el franquismo

El profesorado valenciano de Enseñanza Secundaria

tenemos (tras la publicación del Decreto 174/1994, de

19 de agosto de 1994, del Gobierno Valenciano, por el

que se establece el currículo del Bachillerato en la

Comunidad Valenciana) el instrumento base e indispensable

para la elaboración de los materiales que nos permitirán con-

seguir la adecuada orientación y preparación del alumnado

para estudios superiores. El espíritu que subyace en dicho

currículo es que los estudios de Bachillerato favorecerán la

madurez y la habilidad intelectual de los alumnos para que

desarrollen una formación que les permita, en un futuro inme-

diato, una plena integración en cualquiera de las posibilida-

des que oferta la sociedad española.

617ÍNDICE

Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 618: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La LOGSE establece que los estudios post-obligatorios de

Bachillerato contribuirán a que el alumnado desarrolle un

conjunto de capacidades cognitivas, afectivas, de relación

interpersonal e inserción y de actuación sociocultural. Para

ello será necesario que los contenidos conceptuales, de

hechos, procedimentales (teórico-prácticos), de normas y

valores formen a los alumnos como ciudadanos de un Estado

democrático y sean conscientes de sus derechos y sus debe-

res, y los utilicen para un mejor desarrollo de la sociedad de

la que forman parte y a la que deben contribuir para su mejo-

ra con sus actitudes y capacidades.

La Unidad Temática que desarrollamos se ha proyectado

como la unificación de varios núcleos de contenidos:

Dimensión interna de la Guerra Civil, España durante el fran-

quismo y La recuperación democrática, buscando la cohe-

rencia entre los elementos teóricos y los prácticos que se

especifican en los criterios pedagógicos que se formulan en

el Diseño Curricular planteado por la Conselleria d´Educació

i Ciència. Comenzamos a experimentarla durante el curso

1992-93 y utilizamos los materiales que la Direcció General

d´Ordenació i Innovació Educativa había publicado. Éstos

eran novedosos, pero el trabajo en el aula (cotejado con algu-

nos compañeros de otros institutos) sacaba a la luz un grave

618ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 619: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

problema: eran demasiado extensos y los alumnos difícil-

mente trabajaban el período histórico comprendido entre

1939-1982/1989. Las conclusiones obtenidas tras el trabajo

en un primer curso, la opinión de otros compañeros y la eva-

luación que hicieron los alumnos del material fueron: en pri-

mer lugar, la necesidad de reducir los materiales existentes

que daban un excesivo peso al siglo XIX; en segundo lugar,

el interés que mostraron los alumnos por conocer su pasado

más inmediato y su presente; y, por último, era imprescindible

que los últimos núcleos temáticos se vieran en clase. En cur-

sos posteriores pudimos solventar parte de los problemas

que se plantearon al introducir nuevas experiencias metodo-

lógicas, que fueron de gran validez y plenamente aceptadas

por el alumnado. El hecho más importante fue que pudimos

analizar y estudiar el período comprendido entre 1939-

1982/1989 y, a su vez, no desvirtuar la línea marcada en el

D.C., es decir que los estudiantes tengan una plena concep-

ción de la Construcción del Estado Liberal, que el sistema

político de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera y

la II República forman parte de un proceso histórico global: la

crisis del Estado liberal; y, por tanto, el tipo de análisis debe

ser semejante.

619ÍNDICE

Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 620: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Ante esta situación se elaboraron unos núcleos temáticos

completamente nuevos aportando otros materiales documen-

tales, escritos, prensa, documentos originales, estadísticas,

etc. Un aspecto novedoso y que caló profundamente en el

alumnado fue la introducción de la historia oral en el aula. Los

alumnos realizaron entrevistas para que conocieran de pri-

mera mano los relatos de personajes que vivieron la Guerra

Civil y el Franquismo y, desde ahí, poder interpretar los valo-

res éticos, culturales, políticos... de nuestros mayores.

También profundizamos en la «vida cultural» que desgracia-

damente olvidamos con gran facilidad los historiadores a la

hora de desarrollar los temarios. Interesaba que entendieran

el significado del término cultura desde la perspectiva de his-

toria de las mentalidades. Contamos con el trabajo interdisci-

plinar de los seminarios de Lengua castellana y Lengua

valenciana para el conocimiento de la novela, poesía, teatro,

etc.; en sus áreas, sin embargo, quedaban una serie de lagu-

nas evidentes en el terreno del cine, la música, etc. Los alum-

nos desarrollaron trabajos de investigación sobre el cine,

pero se encontraron con una gran dificultad técnica para

poder montar fragmentos de las imágenes de diferentes pelí-

culas claves del período: Viridiana, La muerte de un ciclista,

Canciones para después de una guerra, etc. Sin embargo, el

620ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 621: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

trabajo realizado sobre la música fue muy fructífero, ya que la

facilidad de la grabación y reproducción es evidente. Los gru-

pos de trabajo realizaron una labor de recogida de música

española para un posterior informe y, de este modo, tener

una visión generacional de la mentalidad de los españoles

hasta la década de los 90, aflorando movimientos como los

cantautores, la Nova Cançó, el flamenco, la movida de los 80,

etc.

Por lo tanto, tras seis años de trabajo y experiencia presenta-

mos el resultado de cómo programar la Unidad Didáctica

España durante el franquismo (nota 1). El material lo estruc-

turamos en dos partes, una teórica y otra práctica. La parte

teórica recoge la orientación básica de toda programación, es

decir, objetivos, metodología (conceptos, principios, procedi-

mientos y actitudes) y distribución temporal. La sección prác-

tica se divide en una guía de trabajo para el profesorado y en

los materiales para los alumnos (nota 2).

1. Objetivos

Los objetivos que pretendemos lograr tienen una clara moti-

vación didáctica y estarán relacionados con las actividades

que los alumnos efectuarán en el aula y en su trabajo de

campo. Éstos son los siguientes:

621ÍNDICE

Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 622: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1. Serán capaces de explicar hechos y acontecimientos de la

victoria y la permanencia del general Francisco Franco, califi-

cando su significación histórica. Deberán conceptualizar el

régimen en la medida que nos interese sus actuaciones y las

consecuencias de las mismas, comprendiéndolas y valorán-

dolas. Ello será posible examinando los discursos, declara-

ciones, etc., desde un punto de vista crítico, siendo conscien-

tes de la parvedad de una lectura textual de la fuente.

2. Comprenderán los procesos socioeconómicos, políticos y

culturales de la reciente historia española. Debemos partir de

un problema central que desarrolle diversos puntos; así se

podrá explicar la larga duración del régimen y relacionar dife-

rentes circunstancias (internas y externas) que nos lleven a

un análisis de la dictadura centrado en los cambios y perma-

nencias.

3. El empleo correcto de conceptos básicos de la historia

reciente de España, como dictadura, represión, lucha demo-

crática, soberanía nacional o nacionalismo. Debemos acotar

y relacionar cronológicamente los diferentes conceptos con

las distintas fases del franquismo. En consecuencia debemos

intentar que los alumnos sean conscientes de los costes

sociales, políticos y culturales de la dictadura franquista.

622ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 623: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

4. Realización de actividades de indagación y síntesis que les

permitan ordenar las cuestiones que, en torno a un problema

previamente definido, comentarán. Ello será posible con la

utilización de fuentes variadas (verbales, escritas, estadísti-

cas, etc.), que les ayuden a constatar que el entendimiento

histórico es limitado y siempre estará en revisión.

2. Plan y metodología del trabajo

La estructura metodológica de nuestra Unidad Didáctica se

inscribe en las siguientes directrices:

2.1. Hechos y conceptos

Las consecuencias de la Guerra Civil

Profundizaremos en la actividad investigadora que deben

realizar los alumnos a lo largo del curso con la introducción

de la historia oral. A través de ella, penetraremos en los

hechos acontecidos que afectaron al todo social, denuncian-

do los silencios, que durante muchos años aquejaron a la his-

toria española, y las estructuras que generaron esos silen-

cios. Por último, contribuiremos a la reconstrucción de las

identidades colectivas de los grupos que fueron marginados

al finalizar la Guerra Civil.

623ÍNDICE

Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 624: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Naturaleza político-social del régimen franquista

En primer lugar, se preguntará ¿qué es el franquismo?,

¿existe un modelo de régimen franquista?, ¿fue un naciona-

lismo autoritario?, ¿fue una dictadura militar?, etc. Ello es una

labor compleja, pero muy importante para que los alumnos

especifiquen si el franquismo reformuló los antiguos proble-

mas que arrastraba España y/o si ocasionó otros nuevos:

¿cómo los solucionó? En segundo lugar, se estudiará que la

existencia y evolución del régimen franquista estuvieron inte-

rrelacionados con la coyuntura exterior: alianza con las dicta-

duras totalitarias, aislamiento e integración internacional. En

tercer lugar, se establecerán cuáles fueron los apoyos y las

bases sociales que sustentaron al franquismo, su evolución y

qué mecanismos utilizaron para mantenerse en el poder.

Represión y propaganda. La vida cultural

En este núcleo de contenidos se trabajará con la ventaja que

nos dan los 60 años que han transcurrido desde la finaliza-

ción de la Guerra Civil. Veremos la represión que el régimen

ejerció a lo largo del periodo sobre los vencidos: fusilamien-

tos, encarcelaciones, vejaciones, malos tratos, etc. Los alum-

nos con los que trabajamos pueden estudiar el tema con un

sentido común y un sosiego que hasta hace poco tiempo era

624ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 625: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

imposible; además, los alumnos podrán escuchar testimonios

directos de personas represaliadas por el régimen por perte-

necer al bando republicano y aportar experiencias de sus

familiares. Por último, se estudiará la vida cultural de la

España franquista; partiremos del desastre cualitativo que

supuso el exilio cultural, siguiendo una visión de las diferen-

tes parcelas de la escena cultural: teatro, literatura, cine y

música. Aquí los alumnos realizarán grabaciones musicales

de solistas o de grupos desde los años 40 a los 90, en las que

se puedan determinar la evolución de la música como sím-

bolo de los gustos culturales de las generaciones anteriores

a ellos, como previo enlace con los suyos.

Evolución económica durante el franquismo

Se estudiará la consolidación de un tipo de política económi-

ca que aparece tras la guerra civil (la autarquía), las medidas

liberalizadoras de los años 50, el Plan de Estabilización, el

Desarrollismo y la crisis del petróleo que supone una trans-

formación continua de las estructuras económicas españolas

desde una nueva política económica. Se ofrecerán textos,

gráficas y cuadros estadísticos para reflexionar sobre el «cre-

cimiento económico»: ¿cómo se creció y a costa de qué?,

625ÍNDICE

Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 626: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

¿se modernizó España? y ¿qué fases definieron la evolución

económica?

La crisis del franquismo. La oposición democrática a la dicta-

dura (no pertenece al núcleo de España durante el franquis-

mo, pero damos las líneas básicas de trabajo)

Se examinará que, con la irrupción de la década de los 70,

llegamos al final del franquismo, caracterizada por una crisis

política, social y económica que se refleja con la muerte de

Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, en la cama a

la edad de 83 años. La modernización de la estructura eco-

nómica, y obviamente de la sociedad española, trajo consigo

la aparición de nuevas fuerzas que se enfrentaron al aparato

político oficial, inmovilizado como la mayoría de la sociedad

española. Serán las generaciones más jóvenes, que no vivie-

ron la Guerra Civil, las que aspiraron a una forma de vida

semejante a la de las democracias europeas. Ello contribuyó

a que la oposición se consolidara en una serie de focos, que

lucharon con diferentes armas contra el franquismo: la clase

obrera, la Universidad y, en menor medida, los partidos polí-

ticos ilegales. Por otro lado, el régimen franquista pierde poco

a poco el apoyo de algunos de sus principales aliados: la

Iglesia a raíz del concilio Vaticano II y, en menor proporción,

algunos núcleos del Ejército con la aparición de la UMD.

626ÍNDICE

Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 627: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Todos estos factores hicieron posible que el régimen se ago-

tara.

Se ofrecerán testimonios orales de personajes que lucharon

contra el franquismo y pruebas procedentes de la búsqueda

en Archivos que se refieran a la Junta Democrática y a la

Plataforma de Convergencia Democrática. Emplearán textos

sobre la participación del movimiento obrero y los universita-

rios en la oposición a la Dictadura.

2.2. Principios

Estableceremos las relaciones de causalidad para definir

fenómenos causales o acciones orientadas a una finalidad

concreta.

Intervención de la historia oral

Con la preparación de preguntas elaboradas por los alumnos

se investigará que los sujetos de la historia, sus protagonis-

tas, son las mujeres y los hombres en plural, insertos en el

todo social, que conforman un corpus de información históri-

ca, que recogido y grabado se convertirá en fuentes y docu-

mentos históricos. Existirá una puesta en común en clase de

las transcripciones y de la elaboración de conclusiones.

627ÍNDICE

Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 628: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Las interpretaciones de la Guerra Civil y el franquismo

Se elaborará una revisión desde la distinción de las versionesde los protagonistas de la historia, las valoraciones de los his-toriadores, los políticos, los economistas, los sociólogos, etc.,de unos hechos de gran trascendencia para la historia con-temporánea española y que para los alumnos queda muylejana.

El papel del historiador

Se realizará una reflexión sobre el conocimiento históricocontemporáneo y las dificultades para su análisis, debido a lacomplejidad por la multiplicidad de interpretaciones, docu-mentación, puntos de vista, etc., planteándose a los alumnos¿qué papel juega el historiador?, ¿interpreta?, ¿narra loshechos? o, al interpretar y valorar las fuentes, ¿encuentra laexplicación de los hechos?

2.3. Procedimientos

Estarán orientados a los procedimientos contemplados en elDesarrollo Curricular referidos a la Historia Contemporáneade España.

1. Se hará necesaria la consulta de libros para que los alum-nos tengan que informarse de algunos aspectos y, de ese

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 629: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

modo, habituarse al trabajo en la Biblioteca del Centro o delBarrio. Estará presente en todas las secuencias de la Unidad.

2. Tendrán que manipular índices, glosarios e informacionescomo medio de sintetizar ideas. Utilizarán los ficheros de laBiblioteca y Hemeroteca de la Ciudad, junto con la delInstituto, para familiarizarse en la búsqueda y anotación designaturas, materias, etc. Presente en todas las secuenciasde la Unidad.

3. Se utilizarán fuentes no escritas como las audiovisuales,fotografías, diapositivas, etc., para que los alumnos conside-ren que se puede conseguir información sobre el períododesde diferentes tipos de fuentes, y aprenderán a interpretar-las.

4. Empleo de testimonios orales mediante entrevistas y cues-tionarios para informarse de la Guerra Civil (primordial) y, enmenor escala, sobre la vida y costumbres del franquismo. Secreará un archivo en el Centro con todos los testimonios,transcripciones, fotografías, etc.

5. Describirán las características principales en esquemas,diagramas, gráficos y estadísticas de las secuencias econó-micas como medio de comprensión indispensable para suinterpretación. Se les informará de la existencia de programas

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durante el franquismo

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informáticos que ayudan a la realización de las gráficas yestadísticas.

6. Identificarán la importancia de todas las fuentes de infor-mación: testimonios directos, prensa, panfletos, pasquineselectorales, etc. Conocerán y clasificarán los distintos tipos dedocumentos elementales de la historia, monedas, banderas,en sus diversas ramas científicas. Aparecen estos procedi-mientos en todas las secuencias.

2.4. Actitudes, valores y normas

Para terminar con el Plan y Metodología del trabajo, se pre-tende que los alumnos:

1. Sean capaces de comprender y argumentar las causas dela conflictividad de la primera mitad del siglo XX español paraestablecer paralelismos con los años 80 y 90.

2. Valoren y profundicen en la sociedad española tras unareflexión sobre las condiciones de vida de nuestros abuelos,padres y las de la actualidad.

3. Reflexionen y valoren la importancia de vivir en un estadodemocrático y las dificultades que han encontrado los espa-ñoles de tiempos pasados hasta conseguirla.

4. Se sensibilicen para que conserven su patrimonio, tantodocumental (prensa, fotografías…), visitando las hemerote-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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cas y bibliotecas, como etnográfico (museos agrarios, esco-lares, etc.).

5. Se coloquen en la piel de «sus mayores» y entiendan quesus valores son diferentes a los nuestros, al igual que susexperiencias, y que sus lecciones del pasado les sirvan paramejorar su presente y construir su futuro.

3. Distribución temporal

El currículo del segundo curso de Bachillerato se divide ensiete núcleos de contenido. El primero (Aproximación al cono-cimiento histórico. La relación del historiador y las fuentes)está implícito en el resto, de ahí que nosotros partamos de laidea de que el currículo se estructura en seis núcleos para elcálculo de las sesiones de clase. El curso escolar 1998/1999consta de 89 sesiones: las sesiones que utilizaremos en eldesarrollo de la Unidad serán:

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durante el franquismo

título sesionesLas consecuencias de la Guerra Civil (núcleo 5) 3

Naturaleza políticosocial del régimen franquista 3

Represión y propaganda 1

La vida cultural 3

Evolución económica durante el franquismo 3

La oposición democrática a la Dictadura Núcleo 7

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4. Actividades. Guía de trabajo para el profesorado

4.1. Consecuencias de la guerra civil

Junto a la utilización de la historia oral como fuente primaria

emplearemos otras a las que el alumnado ya está acostum-

brado. Éstas nos servirán para contrastar la información de

ambas y así se realizarán ejercicios con ideas confrontadas

para tener opinión sobre los hechos y sobre la visión de los

historiadores y de los protagonistas. Para que el alumno

comprenda la trascendencia de la fase histórica inmediata-

mente posterior a la finalización de la Guerra Civil, hemos

subdividido el núcleo de contenidos en dos partes: 1)

Represión política e ideológica; 2) Consecuencias sociales y

humanas. El exilio.

Actividad inicial

Proponemos la visión del capítulo 6º de la Historia de la

Guerra Civil realizada por Granada Televisión (cuya duración

es de 45 min.), que servirá para centrar el problema y obser-

var de un modo directo los nuevos símbolos políticos que

introduce el franquismo y los desastres materiales ocasiona-

dos por la contienda civil.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 633: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Actividad 1: Represión política

En esta actividad el alumno conocerá dos formas selectivas

de la depuración ideológica y política que desarrolló el fran-

quismo tras su triunfo bélico y que conducen a conocer:

1. El peso del ejército en la represión.

2. La violencia y odio acumulado en el conflicto.

3. El ataque a la libertad de expresión y establecimiento de

una uniformidad ideológica.

Actividad 2: Consecuencias sociales y humanas. El exilio

Nos introducimos en las consecuencias que más pueden

impactar a los alumnos: las humanas. Estudiaremos la inten-

sa ruptura de la sociedad española que se produjo tras la

Guerra Civil al crearse dos bandos: los vencedores y los ven-

cidos. Todo ello a través de las fuentes escritas y de los testi-

monios que aportarán los alumnos con sus entrevistas de

personas que vivieron aquellos momentos.

Tras estas actividades los alumnos llegarán a sus propias

conclusiones en las que deberán reflejarse:

– La ruptura de la sociedad española.

– Los fundamentos en los que se crea la nueva España fran-

quista.

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 634: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

4.2. Naturaleza político-social del régimen franquista

Los alumnos examinarán la definición del franquismo, la evo-

lución del régimen interrelacionada con la coyuntura exterior

y los apoyos sociales que sustentaron al franquismo. Tras el

triple análisis deberán llegar a unas conclusiones en las que

se reflejen los siguientes aspectos: 1) ¿Cómo definir el fran-

quismo social y políticamente? 2) ¿Qué grupos sociales apo-

yaron al franquismo? ¿Eran nuevos o provenían de épocas

anteriores? 3) ¿Qué valores y problemas se formulan con la

llegada del franquismo?

Actividad opcional: ¿Qué es el franquismo?

Esta actividad la establecemos como opcional por la dificul-

tad que implica. Son abundantes los estudios que se han

planteado el lograr una definición del franquismo, pero la

polémica aún no está cerrada; de ahí que los textos puedan

servir como mero apoyo y que los alumnos puedan utilizarlos

(junto a las definiciones que hayan encontrado en sus entre-

vistas) para observar las múltiples visiones que se tienen

sobre el tema.

Actividad 3: El aislamiento y adaptación

Proponemos tres textos para el estudio de la conexión inter-

nacional del franquismo de diferente concepción. El primero,

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 635: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de Javier Tusell, nos sirve para desmitificar la «no interven-

ción española» durante la Segunda Guerra Mundial, hecho

que la moderna historiografía demuestra que no fue así.

Intentamos demostrar a los alumnos con ello que el franquis-

mo estuvo alineado con las fuerzas del Eje, similares en su

naturaleza política al franquismo. Los documentos de Ricardo

de la Cierva y Enrique Moradiellos nos informan sobre el ais-

lamiento internacional a que estuvo sometida España duran-

te los años cuarenta y cincuenta a causa de la represión y la

falta de libertades. Estos documentos nos ayudarán para que

los alumnos observen dos visiones contrapuestas, una cer-

cana al franquismo (de la Cierva) donde aparecen dos térmi-

nos: la conjura internacional y los vencidos, conceptos que

constantemente utiliza el vocabulario franquista, y el segundo

documento (Moradiellos) basado en una interpretación más

cercana a la realidad de una España no democrática y aisla-

da internacionalmente.

Actividad 4: Bases sociales del franquismo

En esta actividad el alumno, al estudiar los grupos sociales

que componían el régimen franquista, deducirá si ¿son los

mismos grupos sociales que sustentaron a la monarquía

alfonsina?, ¿cuáles aparecen como nuevos?

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 636: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Actividad 5: La Iglesia

Nos adentramos en el análisis de la Iglesia, que jugó un des-

tacadísimo papel en la consolidación del régimen al dotarlo

de una fuerte base popular. Aquí el alumno observará cómo

la Iglesia adoctrinó a los españoles (en actividades posterio-

res veremos cómo actuó en la enseñanza, los valores gene-

rales, etc.), ayudó a romper el aislamiento internacional del

régimen franquista, etc., recibiendo a cambio un buen núme-

ro de prebendas. No obstante, la Iglesia española evolucionó

(documento de Tamames) y, con el apoyo del Papa Pablo VI,

las cosas comenzaron a cambiar.

4.3. Represión y propaganda. La vida cultural

Dentro de bloque de la represión se verán imágenes del NO-

DO, obtenidas de TVE, al igual que parte de los documenta-

les sobre la censura emitidos por televisión. A través de ellos

los alumnos podrán determinar el grado de intolerancia y

fanatismo que dominó la vida española durante varias déca-

das. En un segundo momento, pasaremos diapositivas sobre

los emblemas y símbolos del franquismo en los que se mues-

tran las bases propagandísticas del régimen: monedas con

las leyendas, banderas, maternalismo, etc. En un tercer

momento presentaremos textos para analizar sobre qué

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 637: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

bases y grupos se apoyaba el franquismo para sustentar su

ideología.

Actividad 6: La censura política y cultural

En esta actividad las imágenes juegan un papel directo y pri-

mordial sobre la actuación censora y purificadora de las auto-

ridades franquistas. Los alumnos deben señalar sus impre-

siones sobre la moralidad del momento y el porqué, creen

ellos, se actuó de aquel modo.

Actividad 7: La propaganda

Es la tercera actividad audiovisual que utilizamos para estu-

diar este núcleo de contenidos. Ello nos servirá para ahondar

con las imágenes en la represión-propaganda franquista, ya

que a través de esta vía será más fácil llegar al alumno que

con textos. Ver el escudo imperial, las monedas, las bande-

ras, etc., les servirá para tener una clara «imagen» de la sim-

bología del régimen y poder compararla, posteriormente, con

la que introdujo la Constitución de 1978.

Actividad 8: Educación y valores

Presentamos documentos sobre la educación y los valores

del franquismo (claramente represivos y que actúan directa-

mente sobre todo aquello que tenga una cierta connotación

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 638: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

sexual) para observar sobre qué pilares se asentaba la mora-

lidad y propaganda del franquismo.

Actividad 9: La represión de la mujer

Hemos considerado necesaria la creación de un apartadoreferido a la represión ejercida sobre la mujer española, cuyaimagen se identificaba con esposa y madre, aislada comple-tamente de toda actividad política y social. Sería convenienteestablecer un debate entre los alumnos del porqué la mujerjugó ese papel y señalar, a través de los testimonios directosque han obtenido de las mujeres (entrevistas), una visión másamplia del problema.

Actividad 10: Las manifestaciones culturales

Esta actividad es muy extensa en textos; sin embargo, lo quepretendemos es que los alumnos la lean y reflexionen sobrela cultura oficial franquista en sus diversos géneros y expon-gan una conclusión. Los alumnos realizarán, en esta activi-dad, una serie de grabaciones musicales comprendidas entrelos años 40 y 70 para determinar, estudiando el tipo de músi-ca que escuchaban sus abuelos y padres, los gustos deaquellos años. Las grabaciones musicales nos servirán, pos-teriormente, para enlazarlas con el tipo de música que hoyescuchan y encontrar las semejanzas y diferencias.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 639: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Proponemos que los alumnos localicen canciones señerasdel franquismo como pueden ser El emigrante, de JuanitoValderrama (cariño profundo a España); Madrecita, deAntonio Machín (mito de la madre); canciones de los cin-cuenta, de Paquita Rico o Lola Flores (mujer bonita y hombrevaliente -españoles-); Saetas, de Antoñita Moreno (folklorereligioso); Cocidito Madrileño, de Pepe Blanco (chotis-chule-ría); Mirando al mar o Campanitas de la aldea, de JorgeSepúlveda (romanticismo de las clases medias y altas).

Es un buen momento para que los alumnos elaboren un infor-me sobre los aspectos de la represión, la propaganda y lavida cultural.

4.4. Evolución económica durante el franquismo

La composición metodológica de este núcleo de contenidoeconómico es un tanto diferente al resto debido a la naturale-za de las fuentes que utilizaremos. Los alumnos trabajaráncon gráficas, cuadros estadísticos y textos de economistas ehistoriadores lo que eleva la complejidad de las diferentesactividades. El lenguaje utilizado en los estudios económicoses distinto al que han empleado los alumnos hasta estemomento y, por lo tanto, deberán acostumbrarse a términoscomo inflación, depresión, estabilización, desarrollo, balanza

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 640: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

de pagos, mercado nacional, mercado internacional, etc.,cuyo significado es diferente al que ellos emplean cotidiana-mente. Junto a esta problemática, los alumnos tendrán querealizar un esfuerzo en la lectura de gráficas y cuadros enuna doble vertiente, la cuantitativa y la cualitativa.

La lectura cuantitativa les servirá para poder expresar y expli-car coherentemente lo que los números exponen fríamente:estancamiento, crecimiento, hundimiento, etc., y de estemodo tener una valoración de la evolución económica espa-ñola en general y por coyunturas. Por otro lado, es en la inter-pretación de las cifras (desde el punto de vista cualitativo)donde ellos intervienen a través de la apreciación (no sólodescriptiva) de los números y deberán responder a diversosinterrogantes. Se responderá interrelacionando las fuentesgráficas, numéricas y textuales y así obtener unas conclusio-nes coherentes en las que se vean las dos caras de la mismamoneda: una positiva, con la industrialización española, nive-les de bienestar hasta entonces desconocidos, etc.; otranegativa, resultado de los desequilibrios regionales, la emi-gración masiva, etc.

Actividad 11: Posguerra y autarquía

El documento de Roque Moreno nos sirve para que los alum-

nos, con las entrevistas por ellos realizadas, puedan valorar

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 641: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

la dureza de la posguerra española. El hambre y la miseria

estuvieron presentes durante los años 40 y parte de los 50 en

la sociedad española. La actividad se complementa con la

interpretación que Molinero e Ysàs realizan sobre los grupos

políticos que, dentro del franquismo, optaron por el modelo

económico autárquico en medio del aislamiento internacio-

nal, acerca de quiénes se beneficiaron del mismo y sobre

cuáles fueron las consecuencias económicas, aspecto en el

que redundamos con el artículo de prensa de García

Delgado, que sirve para situar a España dentro del contexto

internacional.

Actividad 12: Los años cincuenta. La estabilización.

Desarrollo y crecimiento

Mostramos varios documentos del cambio de la política eco-

nómica franquista de los años 50 y del periodo de mayor cre-

cimiento (1960-1970); de alto contenido técnico y cuantitativo,

el alumno realizará un esfuerzo para adentrarse en el len-

guaje económico, que le servirá para actividades posteriores,

sobre todo la lectura de cuadros y gráficos. En los textos se

incide en la coyuntura internacional a la que España no es

ajena.

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 642: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Actividad 13 y apoyo: Tablas, cuadros y gráficas

Hemos introducido diferentes tablas estadísticas con infor-

mación de los sectores económicos y productivos, que apor-

tarán al alumno nuevos conocimientos, valoraciones e inter-

pretación de fuentes; las leerá e interpretará para llegar a una

conclusión propia sobre los costos y cambios que se produ-

jeron en la economía española, ya que, al llegar a este punto,

el alumno tiene la suficiente información bibliográfica, oral

(entrevistas) y estadística para tener una visión cualitativa del

tema. La actividad de apoyo es de tipo informativo y servirá

para cotejar las conclusiones extraídas por los alumnos con

las de tres reputados economistas, lo que puede servir para

establecer un debate.

5. Material para el alumnado

Actividad 1

«Como tipos delictivos, los tribunales militares aplicaron,

según la gravedad imputada, los siguientes: adhesión, auxilio

a la rebelión y excitación a la rebelión. El primero comprendía

la decidida participación en favor de la República (en los fren-

tes ya sea como voluntario, ya sea como comisarios políticos;

en cargos públicos en la retaguardia; la pertenencia a parti-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 643: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

dos o sindicatos del Frente Popular o la pertenencia a la

masonería). El auxilio a la rebelión se relacionaba con la

mera cooperación con la República aún en puestos de poca

importancia o, simplemente, tener una ideología de izquierda.

El tercero, la excitación a la rebelión, era el menos grave y

podía incluir incluso cualquier acusación sobre comentarios

contrarios a los rebeldes...

El hecho, además, de que la represión en la provincia (se

refiere a la de Alicante) tuviera lugar con la guerra ganada, a

diferencia de las masacres cometidas por los rebeldes en

Andalucía y Extremadura... en las que la represión se consi-

deraba como una estrategia, brutal por lo demás, para ganar

la guerra, la represión en la provincia de Alicante puede con-

siderarse como un acto de mera venganza, como respuesta

a los asesinatos de la guerra, a los «paseos» y a las «sacas».

Lo que ocurre es que nos da la impresión de que a la hora de

fusilar si no se encontraba a los verdaderos responsables, se

hacía como si los condenados a muerte lo hubieran sido en

realidad»

ORS MONTENEGRO, Miguel, «La represión de posguerra en Alicante»,

en La guerra civil y el franquismo en Alicante, Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1990, págs. 101-104.

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 644: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«En lo que respecta a la prensa, el franquismo triunfante

comienza por suprimir de manera tajante más de la mitad de

los diarios y revistas que antes de la guerra se publicaban en

España. No sólo hace desaparecer todos los periódicos obre-

ros, republicanos o revolucionarios, sino también los simple-

mente liberales...

Innecesario, es decir, que ni uno solo de los que trabajaban

en los numerosos periódicos suprimidos por el franquismo

recibe indemnización de ningún tipo... Los periodistas con-

cretamente han de sufrir tres tipos de graves sanciones: una

depuración administrativa...; unos juicios en los que no tienen

posibilidades serias de defensa en que han de comparecer y

en los que son sentenciados a muerte un cincuenta por cien-

to... y la prohibición absoluta de ejercer su profesión cuando

logran la libertad...

Los periódicos ofrecen tanto en sus informaciones como

comentarios una terrible y monótona uniformidad. Todos

dicen lo mismo y en la misma forma, de absoluta conformidad

con las ordenes recibidas a las que nadie tiene la valentía de

faltar»

GUZMÁN, Eduardo, «Vicisitudes y penalidades de la prensa española de 1936 a 1979»,

en Tiempo de Historia, n.º 66 (1980), págs. 53-55.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 645: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Actividad 2

«La guerra civil produjo una ruptura en la sociedad española

y el exilio es consecuencia de ese quebrantamiento. El éxodo

de españoles se produjo en varios momentos a lo largo de la

guerra, al compás de la caída de los distintos frentes, pero el

verdaderamente importante tuvo lugar tras el derrumbe del

frente catalán en los meses de enero y febrero de 1939»

ALTED VIGIL, Alicia,

«Franco y el régimen: imágenes desde el exilio», en

Anales de la Universidad de Alicante. Historia Contemporánea, n.º

8-9 (1992), pág. 155.

«¿Cuántos exiliados españoles había en Francia aquel mes

de septiembre de 1939?... Según declaraciones del ministro

de Asuntos Extranjeros de Francia en aquel año, la cifra máxi-

ma alcanzada de refugiados era 450.000 el 9 de marzo de

1939. A consecuencia del regreso a España de buena parte

del ellos, el número había quedado reducido el 20 de julio del

mismo año a 251.000. Algunos no habían regresado a

España, sino que habían ido a instalarse a otros países:

4.700 para México, 1.200 para Chile, varios centenares para

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 646: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

otros países de América Latina y 965 para Unión Soviética. A

Bélgica fueron enviados más de 2.000 niños... hay que tener

en cuenta el elevado número de fallecimientos: algo más de

14.000... No entran en ese cómputo los varios millares de

vascos (sobre todo mujeres y niños) ya exiliados desde el

verano de 1937 y los 20.000 refugiados que habían llegado

por mar al norte de África»

TUÑÓN DE LARA, Manuel,

«Los españoles en la II Guerra Mundial

y su participación en la resistencia francesa», en

El exilio español de 1939. Guerra y Política. Madrid, Taurus, 1976,

Vol. 2, págs. 13-14.

«La actitud de México respecto a los republicanos españoles

no tuvo igual en ningún otro país. Ya durante la guerra de

España el Gobierno mexicano apoyó en la Sociedad de

Naciones la precaria posición internacional de la República...

Podría, pues, calcularse a falta de datos precisos, que el

número total de refugiados españoles en México sobrepasó

los quince mil y no anduvo muy lejos de los veinte mil»

LLORENS, Vicente, El exilio español de 1939. La emigración

republicana de 1939. Madrid, Taurus, 1976, Vol. 1, págs. 125-126.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 647: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Actividad opcional

«a) Despolitización y provocada apatía. Salvo en los momen-

tos en que, por alguna circunstancia, ha interesado la movili-

zación de grandes sectores del país en algún aspecto con-

creto y siempre en beneficio de la política dominante (nota 3).

b) Pervivencia del trauma de la guerra civil. Y ello en un doble

aspecto que se complementa. En un primer lugar, perviven-

cia puramente generacional, por la coexistencia histórica de

una generación que hizo o simplemente conoció la guerra, y

de otra que es generación de posguerra... Pero, en segundo

lugar, el trauma ha pervivido porque así se ha querido desde

la instancias del poder y como ingrediente ideológico a utili-

zar...

c) Especial suspicacia ante problemas de orden público. Por

tres suertes de razones... En parte, por subsistir... el recuer-

do de un orden público violentamente alterado en etapas polí-

ticas inmediatamente anteriores... por ser consecuencia de la

ideología autoritaria vigente... y por haberse unido las ideas

de orden público-paz, por un lado, y desarrollo económico,

por otro...

d) Escasa secularización de pensamiento y permanente ten-

dencia a la utilización de patrones religiosos tradicionales...

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 648: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

se fue dibujando una especie de incapacidad nacional para

conducir la dimensión religiosa a la esfera de creencia perso-

nal y actitud consecuente. Esto se ha sustituido, durante

muchos años, por una «catolización de la sociedad» que se

acerca mucho más a una visión teocrática del mundo que a

una visión racional del mismo.

e) Histórica debilidad de un sentimiento de moral cívica...

Diríamos que moral pública y clase social han caminado

durante años estrechamente unidas... No es sólo que el dis-

tinto trato existiera, haciendo buena la vieja distinción entre

«justicia para pobres» y «justicia para ricos», sino que el

mismo tipos de actos pasaba de ser censurado para una

clase social a ser tolerados e, incluso, admirados para otra.

f) Profundo individualismo y casi nulo espíritu comunitario...

Las gestas colectivas parecían reservadas a los grandes

acontecimientos históricos, y el español, se argüía que «por

naturaleza», resultaba siempre más propenso a la originali-

dad individual.

g) Tendencia a la rigidez en el mantenimiento de opiniones y

posturas... Este ingrediente, que ha sido uno de los más des-

tacados del español de estos pasados decenios, termina de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 649: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

perfilar,... el esquema de una mentalidad autoritaria, fruto, en

parte, de la subsistencia de los eternos «males de la patria»

RAMÍREZ, Manuel, España 1939-1975 (Régimen político e ideolo-gía). Barcelona, Guadarrama, 1978, págs. 112-117.

Actividad 3

«La España vencedora durante la Guerra Civil ni remota-

mente mantuvo esa actitud (neutral). Ninguna otra expresión

resulta más inconveniente para calificar su posición que la de

neutralidad. Mereció el calificativo, quizá, al principio y al final

del período, pero sólo si a él se le une otro, benevolente, y se

tiene en cuenta que en 1939 lo era con respecto a Alemania

y en 1945 con los Estados Unidos. Durante la mayor parte de

la guerra no sólo no fue neutral, sino que ni siquiera decía

serlo. Desde junio de 1940 hasta septiembre de 1942 fue «no

beligerante»... pero que resultaba especialmente grave por el

hecho de prestar el territorio propio para operaciones contra

el adversario... Después de la reunión de Hendaya, España

fue un país del Eje vinculado con Alemania e Italia»

TUSELL, Javier, Franco, España y la II Guerra Mundial. Madrid, Temas de Hoy, 1995, pág. 646.

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Page 650: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«El hecho histórico central en el período 1945-1948 de la his-

toria contemporánea española es, sin duda, el acoso exterior.

La delimitación de este período (que encierra un movimiento

histórico innegable, por lo definido) también está clara: desde

el verano de 1945, cuando termina la segunda guerra mun-

dial, hasta fines del verano de 1948, cuando el régimen de

Franco ha conseguido neutralizar la ofensiva política interna,

apoyada por Europa, mientras los Estados Unidos, con los

escrúpulos democráticos amortiguados por los primeros

embates de la guerra fría, inician una aproximación pragmá-

tica al régimen español... En el segundo semestre de 1945

parece como si la España de Franco, que acaba de salir

indemne de la segunda guerra mundial, se prepare para la

ofensiva exterior... en un doble plano, el ajuste de cuentas por

las potencias vencedoras y la revancha del bando vencido en

la guerra civil, que trataba a remolque de otra victoria lo que

no pudo alcanzar por sus propios medios en la guerra inte-

rior... La conclusión final es que, de cara a una guerra fría de

resultados imprevisibles, el régimen de Franco se consolida»

CIERVA, Ricardo de la, Historia del franquismo.Aislamiento, transformación,

agonía (1945-1975). Barcelona, Planeta, 1979, pág. 13

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 651: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«El ostracismo diplomático se inició el 28 de febrero de 1946,

cuando el gobierno francés cerró su frontera con España. El

4 de marzo, una declaración conjunta anglo-franco-america-

na expresaba su repudio del franquismo... A mediados de

abril, por iniciativa del representante polaco, el Consejo de

Seguridad de la ONU comenzó a estudiar la cuestión espa-

ñola. Tras largas deliberaciones... el Consejo terminó reco-

mendando la adopción de medidas diplomáticas...: 1º excluir

a España de todos los organismos técnicos establecidos por

la ONU... 3º recomendar la inmediata retirada de embajado-

res de Madrid»

MORADIELLOS, Enrique, La España aislada.Cuadernos del Mundo Actual, n.º 6, Madrid, Historia 16, 1993,

págs. 27-28.

Actividad 4

«Composición del aparato gubernamental

Los nombres de estos grupos están en la mente de todos y

varios están reconocidos explícitamente en las leyes funda-

mentales: el Ejército, del que provienen tradicionalmente los

ministros de tierra, mar y aire, aparte de otros puestos en las

Cortes y en diversos Consejos; la Iglesia, a la que atribuyen

ciertos puestos en las Cortes y en otros organismos meno-

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res; monárquicos tradicionalistas que a menudo ocupan la

presidencia de las Cortes y el Ministerio de Justicia; Falange,

que ocupa fundamentalmente los sindicatos y el Ministerio de

Trabajo; Opus Dei, de donde a partir del 57, salen la mayoría

de los ministerios llamados «económicos», y ACNP

(Asociación Católica Nacional de Propagandistas), que

ocupó bastante tiempo los ministerios de Educación Nacional

y Asuntos Exteriores.

Origen social de los grupos que componen el Movimiento

Las bases de reclutamiento de la Falange están en la clasemedia y, concretando más, en los sectores medios y bajos dela misma. El falangista típico es el hijo de comerciante oempleado a quien sus padres lograron «dar carrera», o quecomenzó muy pronto trabajando en un sindicato y fue subien-do poco a poco. Los orígenes sociales de los militares no sonfáciles de precisar, pero cabe formular algunas hipótesis decarácter general: antiguamente, los altos puestos se cubríancon personas procedentes de la aristocracia... Actualmente,el ejército se democratizó y la mayoría de sus componentesparecen provenir de la clase media.

Pero más importante que su origen social es el estatus actualde los militares... el ejército se ha mantenido en la línea «des-politizada», con gran desinterés. ¿Aumentará su influencia en

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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el futuro? Es difícil predecirlo, si bien, a corto plazo, estoparece probable. En todo caso es evidente que nada impor-tante se hará sin su consentimiento, al menos, sin su toleran-cia.

De los sacerdotes poquísimos proceden de la aristocracia ymuy pocos de la burguesía. La gran mayoría proviene de losmedios rurales y de familias pobres... Esta raíz proletariapuede explicar tanto la sumisión de algunos al poder como elinconformismo de otros. Pero, en todo caso, lo que parecedeterminar de modo predominante la actitud política de lossacerdotes es su vinculación a Roma. Y Roma... se ha adap-tado al mundo llamado moderno, occidental y democrático...

La composición social de la ACNDP es bastante diferente.Sus filas se nutren de profesionales y empleados de altonivel. Aunque éstos sean burócratas, sus altos ingresos y suprestigio los sitúan muy por encima de la gran masa de laclase media probablemente dentro del grupo de directivos oejecutivos... Esto convirtió al grupo, por algún tiempo, en unaespecie de partido católico y conservador, continuador de lavieja derecha española... El grupo haya ido perdiendo influen-cia paulatinamente. Actualmente parece retirado a los cuar-teles de invierno, ejerciendo presión, muy moderada, en favorde una cierta apertura del régimen.

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Los miembros del Opus Dei proceden, mayoritariamente, dela clase alta y, cualesquiera que sean sus orígenes, su posi-ción social actual es la propia de los miembros de la burgue-sía (banqueros, industriales) y de los ejecutivos (técnicos dealto nivel...)... La Obra... posee directamente el control denumerosos bancos y empresas y tiene influencia en muchosotros»

GARCÍA SAN MIGUEL, Luis, Teoría de la transición. Un análisis del modelo español

1973-1978. Madrid, Editora Nacional, 1981, págs. 28, 32 y 35-37.

Actividad 5

«Entre el hambre y las cartillas de racionamiento, los espa-ñoles se sienten asediados por emociones religiosas deculpa y expiación, que la Iglesia instrumentaliza a su gusto.Solemnes procesiones, peregrinajes a lugares revestidos dehistórica significación nacional, entronizaciones del SagradoCorazón o desplazamientos de Vírgenes contribuían a afir-mar el reino de Dios y ayudaban a distinguir la patria católica,la verdadera España, de la otra, la anti-España del laicismorepublicano»

GARCÍA DE CORTÁZAR, F. y GONZÁLEZ VESGA, J.M., Breve Historia de España.

Madrid, Alianza, 1994, pág. 594.

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Page 655: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Terminada la guerra, el nuevo Estado se apresuró a decla-

rar su confesionalidad y el firme propósito de erigirse en fiel

guardián de la Iglesia y sus instituciones. A golpe de ley, el

gobierno franquista fue devolviendo a la Iglesia todos los pri-

vilegios que un día le quitara el gobierno republicano; al tiem-

po que abolía el divorcio, hacía obligatorio el matrimonio por

la Iglesia y eximía a ésta de la tributación de impuestos por

los bienes eclesiásticos...

Los obispos, auténticos reyezuelos en sus diócesis, aprove-

charon toda suerte de tribunas para imponer sus cartas pas-

torales que, mientras mostraban una obsesiva preocupación

por la moral de la pantorrilla, olvidaban, en cambio, la dramá-

tica realidad del momento: el hambre, el estraperlo, el paro, la

falta de viviendas y de escuelas, los abusos de poder, las

represiones, las cárceles llenas»

BAHAMONDE MAGRO, Ángel, La sociedad española de los años40. Cuadernos del Mundo Actual, n.º 3, Madrid, Historia 16, 1993,

pág. 15.

«El Concordato de 1953 en algún sentido culmina una época.

Representa el momento clave de la aceptación del sistema

político por parte del sistema eclesial internacional y el

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momento igualmente clave de predominio de la Iglesia en el

círculo interior del sistema...

En lo que atañe a beneficios la Iglesia católica española los

recibe en tres planos básicos. Por una parte, en lo que se

relaciona con la consolidación de su dominio en materia de

regulación del comportamiento social... confesionalidad del

Estado, la regulación de los problemas matrimoniales... Junto

a ello, el predominio que se le concede a la Iglesia en mate-

ria de enseñanza...

En segundo lugar, la Iglesia recibe beneficios de orden sim-

bólico. Tales son la eliminación de la obligatoriedad de ciertos

cargos públicos para clérigos y religiosos, la exención válida

para los novicios del cumplimiento del servicio militar, lo que

se podría llamar inmunidad judicial de obispos, clérigos y reli-

giosos, etc.

Por último, recibía beneficios muy considerables de orden

económico..., así como subvenciones extraordinarias... exen-

ciones tributarias,... creación de un patrimonio eclesiástico

propio»

RUIZ RICO, Juan. J.,El papel político de la Iglesia Católica en la España de Franco.

Madrid, Tecnos, 1977, págs. 140-146.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 657: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«La Ley de Libertad Religiosa de 1967 tuvo una consecuen-

cia colateral importante, cual fue la deliberar a lo mejor de la

Iglesia católica de la mala conciencia de su actitud restrictiva

frente a los otros credos religiosos, y el de dejarla libre, en

consecuencia, para centrarse en los verdaderos problemas

del pueblo cristiano... En esta nueva actitud de la Iglesia cató-

lica española, desempeñó un papel importante la formación,

de acuerdo con las directrices del Concilio Vaticano II, de la

conferencia episcopal, en la que destacaron por sus posicio-

nes progresistas obispos como los Doctores Roca, de

Murcia; Añoveros, de Cádiz; Girarda, de Santander; Díez

Merchán, de Guadix; Jubany, de Gerona; y Vicente y

Tarancón, de Oviedo, quien en 1970 pasaría a arzobispo de

Toledo y Primado de España...

Planteamientos económicos concretos, conflictos sociales,

problemas políticos como el de la ETA y el Consejo de

Burgos, ocuparon gran parte de la atención pública de la

Iglesia durante 1970 y 1971. Pero con gran diferencia, duran-

te 1971 el episodio más notable fue la «Asamblea conjunta

de obispos y sacerdotes», celebrada en septiembre. En ella

el clero regular planteó mayoritariamente a sus diocesanos la

necesidad de avanzar en el frente de una Iglesia preocupada

por el mensaje evangélico, es decir, por la justicia social, la

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libertad y la dignidad de la persona humana en este mundo.

Esto significaba subrayar la urgencia de una separación entre

Iglesia y Estado, para que la primera pudiese recuperar su

plena libertad de acción y crítica»

TAMAMES, Ramón, La República. La era de Franco.Madrid, Alianza-Alfaguara, 1977, págs. 572-577.

Actividades 6 y 7

Utilización de un vídeo de TVE sobre la censura desde 1939a 1975 y una serie de diapositivas sobre los símbolos fran-quistas.

Actividad 8

«Según la secular y venerable tradición eclesiástica, la carney su fruto, el amor sexual, están viciados de raíz y son el ori-gen de casi todos los pecados y la más peligrosa encarna-ción de Satanás...

Por si este aviso sobre el peligro de eterna condenación nosurtía efecto, la Iglesia acompañaba sus exigencias con otrasamenazas más palpables. En un libro de Bachillerato delcélebre jesuita Valentín Incío, titulado La moral y declarado de«utilidad nacional» por el BOE del 26 de agosto de 1939, seaseguraba que, «según el juicio de los más afamados médi-

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cos, las perturbaciones cardíacas, la debilidad espinal, la tisispulmonar, la epilepsia, las afecciones cerebrales, la enteritiscrónica, etc. y de un modo especial la sífilis, son ordinaria-mente triste herencia del pecado deshonesto...

Con ello se caía en el absurdo de identificar con el mal y laimpureza miembros o cosas dignos de mayor respeto. Así, enlos seminarios y colegios religiosos se ponía en guardia con-tra la «serpiente diabólica» (miembro viril) y contra el «antrode Satanás» (la vagina). Los tratados de moral seguían divi-diendo el cuerpo de la mujer, como en la Edad Media, en trespartes, según su «honestidad». Huelga decir que las parteshonestas eran sólo las manos, los pies, la cara y los brazoshasta el codo. El resto del cuerpo femenino era menos hones-to, como la parte superior del brazo, o rotundamente desho-nesto, como el pecho y el vientre. Había que evitar no sólo elpecado, sino hasta su posibilidad, es decir, las ocasiones delmismo. Adelantemos ya que se consideraban tales por ejem-plo el baile agarrado, el ir del brazo los novios, el beso, elbañarse en playas o piscinas en que no hubiera separaciónde sexos, asistir al cine o a una revista y la simple lectura deuna novela»

ALONSO TEJADA, Luis,La represión sexual en la España de Franco. Barcelona,

Luis de Caralt Editor, 1977, págs. 18-20.

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Page 660: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«La educación escolar, impartida por los jesuitas españoles

(y por otros religiosos) durante el franquismo, formó un tipo

de hombre que hoy merece las críticas de todos, aun desde

el punto de vista católico.

Los caminos educativos del nacional-catolicismo fueron: 1) el

miedo; 2) la emulación y la competencia, y 3) el estímulo diri-

gido a los más fuertes y poderosos. Y los tres medios por él

utilizados resultaron ser: 1) el sistema de las notas; 2) el

método de los premios y castigos, y 3) el fomento del lideraz-

go de los «selectos».

Llegamos de este modo a lo que era el motivo más fomenta-

do en la enseñanza escolar: el miedo. «El miedo a las tenta-

ciones, miedo al infierno, miedo al pecado, miedo a Dios,

miedo al comunismo... Había una especie de catastrofismo:

un Dios tiránico y castigador, un infierno amenazante, una

muerte cercana.Y en el orden político, una conjunción judeo-

masónica y un comunismo internacional dispuesto ha hundir

a España».

MIRET MAGDALENA, Enrique, «La Iglesia franquista»,

en Tiempo de Historia, Especial, n.º 62 (1980), pág. 86.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 661: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«El NO-DO y la radio, los únicos medios que llegaban a todos

los rincones de España, ofrecían una información parcial,

panfletaria, con unos textos que hoy «provocan rubor a sus

propios redactores». Pero era la única que se podía ver. El

público lo aceptaba, incluso los empresarios de cine…»

GÓMEZ MARDONES, Inmaculada, «NO-DO: El mundo entero (menos España)

al alcance de todos los españoles», en Tiempo de Historia, n.º 66(1980), pág. 40.

«La información que hacíamos era muy mala, llena de servi-

dumbres y enormes condicionamientos. La única manera de

salvarla era amenizándola con toros, fútbol y algún docu-

mental. Rara era la semana que no aparecía Franco, hiciera

lo que hiciese, y lo mismo los ministros que llamaban para

que rodáramos la traída de aguas de no sé qué sitio, cuando

era noticia que en los periódicos no le habían concedido más

espacio que unas breves líneas de columna. El NO-DO era

un organismo cerrado que funcionaba a golpes de teléfono

con llamadas procedentes de las secretarías de los ministe-

rios. Nos veíamos obligados a hacer cosas de las que nos

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Page 662: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

avergonzábamos y teníamos que disimularlo creando versio-

nes de un mismo noticiario»

Declaraciones de un periodista de NO-DO, recogidas por Gómez Mardones.

Actividad 9

«Es consigna rigurosa de nuestra Revolución elevar y fortale-

cer la familia en su tradición cristiana, sociedad natural, per-

fecta, y cimiento de la nación.

En cumplimiento de la anterior misión ha de otorgarse al tra-

bajador (sin perjuicio del salario justo y remunerador de su

esfuerzo) la cantidad de bienes, para que aunque su prole

sea numerosa (y así lo exige la patria), no se rompa el equi-

librio de su hogar y llegue a la miseria, obligando a la madre

a buscar en la fábrica o taller un salario con que cubrir la insu-

ficiencia del conseguido por el padre, apartándola de su fun-

ción suprema e insustituible que es la de preparar a sus hijos,

arma y base de la Nación en su doble aspecto espiritual y

material»

Preámbulo de la Ley de Bases de 18 de Julio de 1938.

«...Ya lo sabes: cuando estés casada, jamás te enfrentarás

con él, ni opondrás a su genio tu genio, y a su intransigencia

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 663: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

la tuya. Cuando se enfade, callarás; cuando grite, bajarás la

cabeza sin replicar; cuando exija, cederás, a no ser que tu

conciencia cristiana te lo impida. En este caso no cederás,

pero tampoco te opondrás directamente: esquivarás el golpe,

te harás a un lado y dejarás que pase el tiempo. Soportar, ésa

es la fórmula…»

ENCISO VIANA, E., La muchacha en el noviazgo. Madrid, 1967, pág. 95.

«La mujer es considerada el ‘sexo débil’, por no decir el ‘sexo

imbécil’. Para los moralistas, constituye la mismísima ‘puerta

del infierno’ (palabras de Tertuliano), un ‘encantador defecto

de la naturaleza’ (Milton), en suma, un ser inferior capaz sólo

de obedecer, crear problemas y servir de ocasión de pecado

al varón. En un texto escolar editado en 1959, se puede leer

esta máxima ejemplar: ‘Mentir es una cobardía. Por eso las

mujeres, seres débiles, mienten más que los hombres’»

ALONSO TEJADA, Luis, La represión sexual en la España de Franco. Barcelona,

Luis de Caralt Editor, 1977, págs. 28-29.

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Actividad 10

«El balance de los repertorios muestra la alternancia del epi-

gonismo de una «alta comedia» trasnochada con el viejo tea-

tro costumbrista o el vodevil repetidor de impenitentes fórmu-

las. Y la inexistencia de un auténtico espectáculo operístico

español en el período. Una insuficiente técnica en todos los

órdenes. Unas condiciones de producción que imposibilita-

ban la plenitud de trabajo del actor, el director, el autor, el

escenógrafo, etc., que impiden la constitución de un auténti-

co equipo de trabajo... sobre el trabajo de los hombres de tea-

tro pesó no sólo la censura arbitraria y las imposiciones admi-

nistrativas de una legislación atávica y absurda, sino las pro-

pias condiciones de producción que el Régimen había, man-

tenido e impulsado... El estreno de «Historia de una escale-

ra» en 1949, supuso el regreso a los escenarios de unos con-

flictos ligados a la realidad. Su autor Antonio Buero Vallejo,

comenzaba así la andadura de un teatro de resonancias éti-

cas y metaforizaciones dramáticas de la realidad.

Buero y Sastre iniciaron una senda por la que siguieron otros

autores, los de la generación del realismo social, los del

grupo neosimbolista, etc. Ellos representaron una determina-

da respuesta en el terreno teatral a las contradicciones, cada

vez más visibles de la sociedad española...

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 665: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Si tuviésemos que buscar la característica aparencial más

definitoria de la situación del teatro durante el período fran-

quista, habría que resaltar necesariamente la existencia de la

censura... La censura enmascaró el problema de fondo que

ha aquejado al teatro durante el franquismo: su negación

como bien de cultura por su utilidad social, para convertirse

en simple mercancía»

HORMIGÓN, J.A., «El teatro español durante el franquismo», en Tiempo de Historia, n.º 31 (1977), págs. 124-127.

«En el arte, como en otros campos, el triunfo del Movimiento

no supuso una auténtica ruptura... Simplemente, se puso

entre paréntesis lo ocurrido entre 1931 y 1936... Lo que ocu-

rre en 1939 es que se establece una continuidad con los gus-

tos más conservadores, que resultan potenciados, al tiempo

que cualquier tentativa de innovación queda ahogada o sim-

plemente reprimida... Y no podemos olvidar el irreparable

vacío que se abre, por tantos desaparecidos durante la con-

tienda y el gran número de exiliados... A partir de 1939, y

durante casi una década, todos se verán obligados a trabajar

en unas coordenadas tradicionales y académicas. Se enfati-

za el lenguaje, no sólo en edificios oficiales, buscando la

imposible conexión con el pasado imperial, como reflejo con

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la arquitectura nazi y fascista (Ministerio del Aire, Universidad

Laboral de Gijón), sino en casas de viviendas para las clases

acomodadas, que se rematan con simbólicas cúpulas y orna-

mentan con elementos de los órdenes clásicos.

Cierta pintura, sobre todo, gozará de gran atención. Hay un

dinero fácil, el de los nuevos ricos surgidos o potenciados por

el Régimen, que comprarán las estampas para calendarios

que venían a ser los cuadros de Sotomayor, Benedito y tan-

tos otros. Al igual que los arquitectos, los pintores y los escul-

tores frenaron sus impulsos renovadores..., y se lanzaron a

un arte adocenado o a un realismo cuando menos miope...

No hablemos de las enseñanzas que se impartían en las

escuelas: Picasso provocaba risas, y los maestros de una

moderada modernidad que se habían afianzado en la pre-

guerra, una mirada compasiva, si no el ataque frontal»

CORREDOR-MATHEOS, J., «Introducción a cuarenta años de actividades artísticas»,

en Tiempo de Historia, Especial, n.º 62 (1980), págs. 182-183.

«El cine ha de ponerse al servicio del Estado para cumplir los

fines que le son particulares, dentro de las normas y consig-

nas del Movimiento... En una gradación de valores podríamos

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 667: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

decir que es necesario incorporar al cine: Primero, el sentido

católico tradicionalmente español que se traduce en el acata-

miento al dogma y en el respeto, defensa y elogio de los prin-

cipios religiosos y fundamentos morales que deben regir y

cimentar la vida española... Segundo, el sentido político del

movimiento de forma que en toda película, cualquiera que

sea su argumento, se aliente el espíritu auténticamente espa-

ñol que ha de saber reflejarse en los distintos modos de reac-

cionar o de conducirse ante los problemas humanos que se

planteen… He aquí, en breves rasgos, lo que yo creo que

debe ser el cine español»

Declaraciones del Delegado Nacional de Propaganda, Manuel López Torres, en 1942,

cit. en FONT, D., Del azul al verde. Barcelona, Avance, 1976.

Actividad 11

«La escasez de productos alimenticios que sufrió España

tras la guerra civil fue quizás, por encima de cualquier otra

carencia en los distintos sectores económicos, el asunto que

más preocupó tanto a las autoridades como a la gran masa

de la población, que soportó ya no sólo la poca cantidad de

comida sino también la mala calidad de ésta. El hambre

marcó hasta tal punto la vida de los españoles que incluso se

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ha llegado a hablar de «estómagos militarizados» y del siste-

ma de racionamiento de alimentos como mecanismo de con-

trol político de la población...

Pero si esta precariedad existió en todo el Estado español,

fue mucho más intensa en las zonas no productoras, sobre

todo en ciudades que, como Alicante, Barcelona o Madrid, no

dispusieron de provincias que les suministrasen los alimentos

básicos siquiera en cantidad mínima. Fue aquí donde más

escaseó la comida, donde los alimentos no intervenidos

subieron más sus precios y, sobre todo, donde fueron a parar

buena parte de los productos básicos que eran comercializa-

dos en el mercado negro..., en función de él, se intensificaron

las diferencias entre las clases privilegiadas y menos favore-

cidas gracias al recurso del mercado negro»

MORENO FONSERET, R., «Racionamiento alimenticio y mercado negro en la postguerra alicantina», en Guerra Civil y franquismo en Alicante. Alicante,

Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1990, págs. 121-122.

«La majoria d´autors coincideixen en una primera caracterís-

tica bàsica: el protagonisme de l´aparell polític franquista en

la determinació de la política econòmica, que, naturalment,

no suposava la marginació dels interessos dels grups socials

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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més poderosos. Un altre tret característic acceptat de forma

general és la plena restauració del poder econòmic de les

classes tradicionalment dominants...

El col.lapse del comerç exterior va ser un element essencial

de l´estancament econòmic dels quaranta ja que l´economia

espanyola mantenia, des de l´inici de la industrializació del

segle XIX, una forta dependència de l´exterior tant pel que fa

a matèries primes com a equipaments i innovacions tècni-

ques..Des d‘aquesta perspectiva, i com han assenyalat diver-

sos autors, la impossibilitat d‘aplicar una política realment

autàrquica va portar a una política ultraprotecionista que, en

suprimir la competència estrangera, va determinar la consoli-

dació d´un capitalisme gens competitiu, amb una estructura

industrial basada en empreses d´escasses dimensions, poc

capitalitzades, amb maquinària antiquada i producció molt

diversificada, la qual cosa no estava en contradicció amb una

forta concentració del poder econòmic entorn de la banca»

MOLINERO, Carme i YSÀS, P., El règim franquista. Feixime, modernització i consens. Vic, Eumo

Editorial, 1992, págs. 38-45.

«El plan de estabilización y liberalización de 1959 así la ter-

cera gran etapa de la economía española durante el fran-

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quismo: la que abarca todo el decenio de los años sesenta y

se prolonga hasta 1973.

Por lo que se refiere a los factores impulsores de los próspe-

ros sesenta, nada nuevo cabe señalar. Como en 1951 y en

1957, la economía española va a mostrar, tras las medidas

del verano de 1959 y de los meses posteriores, una extraor-

dinaria capacidad de asimilación de las favorables condicio-

nes del mercado internacional… Y, el proceso de acumula-

ción y crecimiento se va a ajustar, hasta el comienzo de los

años sesenta, al esquema dominante en la escena de los paí-

ses de la OCDE…energía barata…; favorables precios relati-

vos también de las materias primas y de los alimentos;

ampliadas posibilidades de financiación exterior; adquisición

de un mercado internacional expansivo de la tecnología…y

abundantes disponibilidades de una mano de obra (las dos

grandes reservas son la población agraria y la población

femenina»

GARCÍA DELGADO, J.L., El País. Extra, 3 de diciembre de 1992.

Actividad 12

«Tras un decenio de «congelación» económica y social, losaños cincuenta son testigos de una alteración profunda de laestructura del país... La producción agrícola experimenta un

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notable salto en 1951, para quedarse luego prácticamenteestancada... La producción industrial, por su parte, experi-menta un rapidísimo crecimiento a partir de 1950... el trasva-se de mano de obra de la agricultura a la industria provocóque los salarios industriales crecieran menos rápidamenteque los salarios agrícolas, lo que permitía a la industria incre-mentar el ritmo de la producción sin incrementar los costesunitarios del trabajo. Asimismo, este proceso tendía a incre-mentar la capacidad de compra del mercado nacional y,especialmente, a estabilizarla»

CLAVERA, J. y otros,

Capitalismo español: de la autarquía a la estabilización (1939-

1959). Madrid, EDICUSA, 1978, págs. 220-223.

«El primer año de crecimiento elevado fue 1950, y los dossiguientes confirmaron la tónica apuntada. También en 1950se superó por primera vez el máximo de preguerra.

Tras el parón de 1953 vinieron cinco años de crecimientomoderadamente alto. En conjunto los ocho primeros años dela década de los cincuenta presentan un balance muy positi-vo. Si ello es fruto de la recuperación del potencial económi-co de preguerra, del favorable entorno internacional o de laeficacia del nuevo régimen es harina de otro costal. Dos

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observaciones pueden situar el problema. En primer lugar,España no disfrutó del enorme crecimiento que vivieron lamayor parte de los países europeos occidentales entre 1945y 1950..., sino que el proceso vivido fue el contrario. La pos-guerra fue un largo período de crecimiento lento. Sólo cuan-do los demás países volvieron a la normalidad –y ésta resul-tó ser una expansión económica sin precedentes– Españaempezó a crecer... los años 1950-58 pueden considerarse losde recuperación del nivel de producción alcanzable bajo lasrestricciones de una economía cerrada y corporativa... Elquinquenio 1958-1962 sufre una clara reducción del ritmo decrecimiento. Son los años del Plan de Estabilización. Se frenael crecimiento con la esperanza de reorientarlo y conseguirque tenga una fundamentación más sólida. Y de hecho elPlan tiene pleno éxito.

A partir de 1962 se suceden doce años de crecimiento inin-terrumpido... Si bien todos los sectores e industrias crecen, elprincipal impulso del crecimiento procede de la industria eléc-trica y de la siderurgia...

...Con el despegue industrial de 1962-74 concluye la revolu-ción industrial en España y el fenómeno mucho más amplioque denominamos industrialización... Es bastante significati-vo que los problemas que se plantea España desde 1974sean por primera vez muy parecidos a los del resto de la

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Europa Occidental (con todas las reservas debidas a la dis-tancia que las separa)»

CARRERAS, Albert, Industrialización española: estudios de histo-ria cuantitativa. Barcelona, Espasa-Calpe, 1990, págs. 50-53.

«[Conclusiones sobre la evolución de la política económicadel franquismo de 1959 a 1973:]

1. La eficacia «interna» del gran programa aplicado en juliode 1959... fue muy sustancial...

2. A partir de estos primeros efectos positivos arranca la ondade la gran expansión capitalista 1961-65-66: sus característi-cas son el crecimiento productivo intenso, la ola inversorabien pronunciada, la tasa de beneficios pujante, el empleoindustrial y terciario en marcha con la consiguiente migraciónurbanizadora intensa...

3. Paralela al hecho señalado y en conexión con él la reformainstitucional, en el sentido obvio de mayor coherencia delmarco con un nuevo desarrollo capitalista...

6. No abordar las reformas pendientes para la modernizacióncapitalista se explicaba por su inviabilidad política dentro delsistema... La incidencia del declive político de Franco en elsentido de su baja actividad por senilidad es un factor que

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

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hemos considerado importante en esta prolongada inhibiciónde casi una década»

ROS HOMBRAVELLA, Jacint, Política económica española (1959-1973).

Barcelona, Blume, 1979, págs. 58-60.

«Un legado ambivalente en más de un sentido: durante losdos últimos largos decenios del franquismo, el crecimientoeconómico fue importante tanto en términos absolutos comoen términos comparados con cualquier periodo precedentedel proceso de industrialización; y sin embargo, no fue enabsoluto excepcional en el mapa de las economías occiden-tales de la posguerra…las transformaciones en la estructuraproductiva se hubieran realizado con menos costes socialesy también más consistentemente, sin dejar tantas junturasdeficientemente soldadas como el impacto de la crisis demediados de los años 70 pondrá de manifiesto. Sin olvidar, entodo caso, que el régimen franquista acababa imponiendo porsu propia naturaleza y entidad límites insuperables paradeterminados cambios económicos institucionales (en elcampo del sector público, en el de las relaciones laborales, enel sector exterior, entre otros)»

GARCÍA DELGADO, J.M., El País. Extra, 3 de diciembre de 1992.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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«Ese crecimiento acelerado (del que los planes de desarrollo

fueron simplemente una especie de megafonía publicitaria),

permitió, a su vez, la elevación de los niveles de consumo, y

contribuyó a dinamizar a la sociedad española por el triple

impulso interrelacionado, de la industrialización, del éxodo

rural, y de la brutal urbanización con la larga fase transitoria

del chabolismo. Ese crecimiento tuvo costes sociales muy

elevados que la propaganda desarrollista siempre ocultó:

desequilibrios sociales e interregionales acentuados, que se

hicieron ostensibles en ricos más ricos, en el hacinamiento de

los inmigrantes en las zonas suburbiales de las grandes ciu-

dades, en el éxodo masivo a la Europa comunitaria, en el

despoblamiento de comarcas enteras. La sociedad tradicional

saltó hecha trizas, sin que por ello se entrara en una moder-

nización profunda. Pero lo más importante en el devenir his-

tórico…es que el proceso de crecimiento acelerado…empe-

zó a cambiar a la sociedad española, aumentando en parale-

lo las muestras de rechazo contra un régimen político que

cada vez resultaba técnicamente más anacrónico»

TAMAMES, Ramón, El Mundo. Especial, 2 de diciembre de 1992.

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

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Actividad 13

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Población ocupada por sectores económicos (en %)

primario secundario construcción servicios

1930 45,51 21,30 5,21 27,98

1940 50,52 16,97 5,16 27,35

1950 47,57 19,91 6,64 25,88

1955 42,10 24,67 6,28 26,95

1960 41,70 25,27 6,53 26,50

1965 33,20 28,25 7,25 31,30

1970 29,10 28,83 8,47 33,60

1975 21,46 27,75 10,49 40,30

1980 18,51 27 11,31 43,18

Fuente: Elaboración propia a partir de INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA.

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Saldos migratorios por comunidades autónomas, 1941-1980(en miles)

Comunidades Autónomas 1941-1950 1951-1960 1961-1970 1971-1980

Andalucía -232,5 -568,5 -792,6 -305,5

Aragón -0,5 -67,6 -34,3 -21,9

Asturias -2,2 2,2 -31,3 6,9

Baleares 4,4 2,5 78,7 70,9

Canarias -22,2 -6,3 -0,1 47,5

Cantabria -14,1 -26,3 -14,5 -0,2

Castilla y León -99,8 -349,3 -185,2 -229,5

Castilla-La Mancha -95,6 -294,1 -458,4 -179,7

Cataluña 258,8 469,8 720 780,4

Comunidad Valenciana 62 76,2 302,7 244,3

Extremadura -25,1 -174,6 -378,2 -170,3

Galicia -111,4 -227,3 -229,1 -39,6

Comunidad Autónoma de Madrid 275,5 411,7 686,6 324,8

Comunidad Autónoma de Murcia -48,5 -71,2 -101,7 4,6

Navarra -16,8 -20,5 18,5 2,4

País Vasco 35,8 152,3 256,1 41,7

La Rioja -8,3 -21,1 -12,5 3,3

Fuente: Elaboración propia a partir de I.N.E. Movimientos de población.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Paro registrado, 1940-1980 (en miles)

Emigración española a Europa (1960-1976)

0

200

400

600

800

1000

1200

1400

1940

1942

1944

1946

1948

1950

1952

1954

1956

1958

1960

1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980

0

50000

100000

150000

200000

250000

1960 1962 1964 1966 1968 1970 1972 1974 1976

Totalemigración permanete Temporal (Francia) Total emigración

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Mariano García AndreuEpílogo. Programación de la unidad didáctica España

durante el franquismo

Evolución de la población, 1930-1980 (en miles)

0

5000

10000

15000

20000

25000

30000

35000

40000

1930 1935 1940 1945 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980

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1 Esta Unidad Didáctica forma parte del Proyecto De la Dictadura ala Democracia. Franquismo, Transición y ConsolidaciónDemocrática. Dicho Proyecto fue premiado y becado por laConselleria d´Educació i Ciència como proyecto de desarrollo curri-cular en 1995.

2 Como ya hemos indicado anteriormente, en su origen la UnidadDidáctica abarcaba cronológicamente el periodo comprendido entre1939 y nuestros días. Debido a razones de espacio, y al título deesta aportación, dejamos fuera la «Oposición democrática a laDictadura», que se integra en el núcleo de contenidos La recupera-ción democrática.

3 Gibraltar o campañas contra Europa. Manifestaciones de apoyo aFranco en la Plaza de Oriente.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Miguel Ors Montenegro

Apéndice: los testimonios orales y la enseñanza dela historia

Me propongo en este trabajo ofrecer una muestra de

las posibilidades que las Fuentes Orales proporcio-

nan a cualquier investigador relacionado con la

Historia Contemporánea y, especialmente, a los especialistas

del llamado Tiempo Presente. Entiendo que la utilización del

testimonio como fuente de investigación no nos convierte a

sus practicantes en historiadores orales, porque sería una

suerte de fundamentalismo metodológico que no conduce a

ningún sitio. Por ello, considero preferible hablar de fuentes

orales, y no tanto de Historia Oral, como alternativa de una

historia convencional realizada sobre la base de fuentes

escritas. Si se piensa en una investigación acerca del

Franquismo, de la Transición o de las décadas de los ochen-

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 682: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

ta o noventa en un marco geográficamente limitado, como

pueda ser el de una ciudad o una provincia, rechazar por

principios la Fuente Oral como una herramienta más parece

poco inteligente. Otra cosa es la falta de costumbre, porque

tampoco se requiere ni una gran experiencia como entrevis-

tador, ni la realización de un master ad hoc (nota 1).

Simplemente basta con la búsqueda de informantes a partir

de la documentación escrita o de la bola de nieve (unos infor-

mantes conducen a otros nuevos), un par de grabadoras para

que el testimonio quede bien registrado, paciencia para trans-

cribir y, finalmente, incorporar la fuente oral, junto al resto de

la documentación utilizada, al relato histórico. Tengo la impre-

sión que, así consideradas, a las Fuentes Orales no le deben

quedar muchos detractores. Probablemente, al que no le con-

venza será más por comodidad que por cualquier otra razón.

Es verdad que el historiador metido a entrevistador se con-

vierte en un competidor de otros asaltantes callejeros, tales

como testigos de Jehová, agresivos agentes de seguros,

encuestadores telefónicos perversos y otras muchas formas

de alterar la privacidad de las personas. Es, por tanto, un tra-

bajo denso, con el que se aprende a escuchar, a respetar opi-

niones (en ocasiones poco respetables, del tipo «Hitler era un

patriota») y con el que, sin lugar a dudas, se enriquece enor-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 683: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

memente el conocimiento histórico, con la ventaja añadida de

la creación, en el transcurso de la investigación, de una nueva

fuente de conocimiento y de nuevos archivos. Los límites de

las Fuentes Orales son, huelga decirlo, puramente biológicos.

Los testimonios que se recogen aquí fueron grabados entre

1984 y 1992 y la mayor parte de los informantes ya han falle-

cido. A la altura del siglo en la que nos encontramos, la II

República y la Guerra Civil son etapas históricas cada vez

más agotadas porque encontrar personas que tuvieran prota-

gonismo en aquellos años (y que estén físicamente en condi-

ciones de contarlo) resulta cada vez más complicado. Nos

queda, pues, la posibilidad de investigar el Franquismo y con

no demasiadas posibilidades para los primeros años del régi-

men: alcaldes, concejales, profesionales diversos, opositores

al régimen y un largo etcétera son, y por poco tiempo, los tes-

timonios más urgentes.

1. La experiencia personal, por si pudiera servir

En mi caso, como tantos otros, oí hablar por vez primera deHistoria Oral y de Fuentes Orales a partir de la publicación en1979 del libro de Ronald Fraser, Recuérdalo tú y recuérdaloa otros. Aquella lectura (inolvidable) y las posteriores del pro-pio Fraser, de Paul Thompson, de Mercedes Vilanova, de la

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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revista Historia y Fuente Oral y de tantos otros (nota 2) meconvirtieron no solamente en un defensor del uso de lasFuentes Orales, sino en un ferviente y doble practicante,tanto en mi labor docente como en la tesis doctoral que pre-paré sobre la represión de guerra y posguerra en la provinciade Alicante. Si después de haber realizado más de un cente-nar de entrevistas sigo defendiendo la utilidad de las FuentesOrales, me parece esencial recordar, de acuerdo con el pro-fesor Juan Martínez Leal (nota 3), que las Fuentes Orales notienen sentido sin un trabajo previo con las fuentes tradicio-nales del historiador, tanto archivísticas como hemerográfi-cas. Son, ciertamente, un camino de ida y vuelta: las fuentesescritas llevan a las fuentes orales y éstas, de nuevo, a aqué-llas.

Desde el punto de vista docente, como profesor deEnseñanzas Medias, primero, y como profesor universitario,después, he propuesto, siempre que me ha sido posible, amis alumnos que hicieran algún trabajo con Fuentes Orales,preferiblemente con familiares cercanos. Escuchar y grabarvarias horas a las abuelas primero y a los abuelos después,y por este orden porque es costumbre que el alumno (e inclu-so la alumna) considere que su abuelo tiene «más historia»que su abuela, me ha parecido siempre un procedimiento efi-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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caz para llamar la atención sobre la evolución de las mentali-dades, del trabajo, de la condición de la mujer, de las enfer-medades, de las vivencias políticas, de la educación y la cul-tura y otras muchas cuestiones que pueden ser así analiza-das no solamente en el contexto general que permite el aulasino en el más cercano al propio estudiante. Creo que mien-tras trabaje en la enseñanza de la Historia no dejaré de reco-mendar la experiencia y, en el ámbito de la ComunidadValenciana, son ya numerosas las investigaciones realizadasa partir de las Fuentes Orales. Si se mantiene una mínimacontinuidad, los centros educativos y los archivos municipa-les pueden contar con fondos orales y documentales (todo elmaterial al que se accede a través de las entrevistas: fotogra-fías, memorias y documentos de todo tipo) de enorme valor.

En estas tierras merece la pena destacar un esfuerzo reali-zado por un buen grupo de historiadores que consiguió poneren marcha, bajo los auspicios del Instituto de Cultura Juan GilAlbert, un archivo provincial de Fuentes Orales al que fuerona parar las cintas magnetofónicas, las transcripciones y todoel material documental y fotográfico resultante de investiga-ciones diversas, relacionadas con la II República, la GuerraCivil, la posguerra, los movimientos migratorios y elMovimiento Asambleario de la Transición. El archivo nació a

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 686: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

finales de 1991 y fue completando un fondo que superó las

250 entrevistas con más de 350 horas de grabación (nota 4).

Pero, como suele suceder por estos pagos, con el cambio

político y la llegada a la Diputación del Partido Popular, los

nuevos responsables del Instituto de Cultura Juan Gil Albert

debieron considerar que las Fuentes Orales es cosa de gente

de poco fiar (o al menos de personas que no tienen aspecto

de centro) y pusieron fin a la continuidad de los proyectos y

del propio archivo. Por las informaciones que tengo, no sola-

mente no se ha potenciado ni un sólo proyecto de investiga-

ción, sino que se ponen trabas a la hora de poder consultar

el material cedido por los investigadores, precisamente, con

ese exclusivo fin. Pero hay que ser optimistas: al menos por

ahora no han quemado las cintas magnetofónicas y el que

más y el que menos tiene copias de seguridad en su casa.

Visto, pues, el apoyo de nuestras instituciones culturales, fue

necesaria la puesta en marcha de un nuevo mecanismo que

pusiera en contacto a investigadores relacionados con las

Fuentes Orales. Nació así, en 1997, AVIFOR, la Asociación

Valenciana de Investigadores con Fuentes Orales, vinculada

al departamento de Humanidades Contemporáneas de la

Universidad de Alicante y con representantes del conjunto de

la Comunidad (nota 5).

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 687: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

2. Fuentes orales y represión de guerra en Alicante

Como investigador, al centrarme en un aspecto específico dela guerra y posguerra españolas, como fue el de la represión,tuve ocasión de entrevistar a un buen número de personas alo largo de la provincia. Como es lógico, la selección de infor-mantes se produce a partir de las fuentes escritas, en el casoal que me refiero, de los informes de la Causa General, de laprensa, de la documentación de los archivos municipales, delos partidos políticos y sindicatos y de mil maneras diferentes.A partir de ahí, un testimonio suele llevar a otro. En un asun-to como el de la represión, complejo, relacionado con unmomento histórico excepcional y que suele dejar (en unocomo en otro bando) las menos pistas documentales posi-bles, las fuentes orales ayudan a superar la mera cuantifica-ción y añaden, en muchos casos, una información de enormevalor histórico. Veamos, a modo de ejemplo, cómo los testi-monios ofrecen respuesta a algunas cuestiones relevantes yde qué forman enriquecen el conocimiento de aspectos sobrelos que, en la mayor parte de los casos, no existe documen-tación alternativa.

Los prolegómenos de la guerra: el 20 de febrero de 1936

«El 20 de febrero de 1936 yo me encontraba en el cemente-

rio enterrando a un abuelo mío al que, por cierto le habían

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 688: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

dado una paliza. Desde allí pude observar la humareda

inmensa que produjo la quema de iglesias y otros edificios. Al

día siguiente me fui de Elche (...)»

(Bruno Rodríguez Sánchez, falangista. Elche, 21 de abril de 1986)

«Desde mi casa lo vi todo: los tiros del teniente de asalto, ahí

en la esquina y los guardias de asalto que se dejaron los fusi-

les aquí al lado por no matar a la gente. La paliza que le pega-

ron al teniente Toni, un hombre de 70 años que luego sería

de los 17 fusilados. ¡Unos chicuelos de 18 ó 20 años pegan-

do una paliza a un hombre de 70 años! Quemaron la

Tómbola. Pasó la manifestación en plan pacífico y había dos

piquetes con la consigna de que cuando llegara a la Glorieta

empezar. Recuerdo que uno de aquí de Elche, cuyos herma-

nos son todos amigos míos y a sus chiquillos los he operado

a todos y los aprecio, pero aquel hombre, la cosa política del

momento, la borrachera de los comunistas de entonces, ahí

en la verja de la Glorieta dijo: ‘¡Camaradas! No tengáis prisa,

calma, aquí no tiene que quedar na’. Así lo hicieron, quema-

ron todas las iglesias, El Radical que estaba en lo que hoy es

el Casino, Acción Católica y la CEDA, donde está hoy la joye-

ría Mancheño, la Acción Cívica de la Mujer que ocupaba el

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 689: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

edificio del antiguo Casino. Una verdadera masacre. Todo eso

fue el 20 de febrero, jueves. Inolvidable (...)»

(Francisco Galán Giner, falangista. Elche, 7 de octubre de 1989)

«El famoso 20 de febrero lo viví intensamente. Aquel día la

Guardia de Asalto estaba indecisa después de los incidentes

que provocó su teniente Sánchez Meseguer. Manuel

Rodríguez quiso hablar con ellos para que se pusieran junto

al pueblo. Me dijo que fuera con él y vino también Carmen

Juan. Rodríguez sacó un pañuelo blanco y los guardias deja-

ron de apuntarnos. Habló con los sargentos y salió el herma-

no del teniente y preguntó por él. Rodríguez le contestó que

estaba vivo aunque merecía estar muerto por lo que había

provocado (...). De allí nos fuimos tranquilos pero al llegar al

convento de las Clarisas vimos a un grupo de hombres y

mujeres frenéticos que querían quemar el convento. Manuel

Rodríguez me dijo que tratara de evitarlo. Entretanto, me

encontré con uno de los heridos de la Glorieta con los intes-

tinos fuera, diciéndome que le vengara. En la plaza de

Mariano Antón estaba la gente gritando enfervorecida.

Conseguí introducirme y vi a la portera pálida a la que la

gente le pedía las llaves para prender fuego al edificio.

Llevaba una cesta con llaves, vírgenes, escapularios y rosa-

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 690: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

rios. Les dimos las llaves y se fueron. Yo no creo en los mila-

gros pero aquello bien lo parecía. Le pregunté a la portera por

las monjas, entré y las vi rezando. Cerré la puerta y les dije

que salieran. Salieron siete monjitas. Me asomé y no había

nadie. Yo conocía a Galán, que tenía una oficina muy cerca y

allí las llevé. Aquel hombre me dijo que no le complicara pero

le amenacé y le forcé a que las dejara estar en su casa. Yo

llevaba una detonadora para hacer ruido y supongo me sirvió

en aquellos momentos (...)»

(Francisca Vázquez Gonzálvez, socialista.

Elche, 1 de marzo de 1986)

«Recuerdo el 20 de febrero de 1936. Hubo una manifestación

en la que yo iba y al pasar por la puerta de lo que se llama-

ba el ‘Centro de Caballeros’ de la calle Mayor –Acción

Popular–, algo que por cierto me achacaron luego a mí, en mi

expediente, algo que presencié pero en lo que no participé.

Resulta que se tiraron cuatro piedras, se rompieron los cris-

tales pero no hubo más, ni asalto ni nada (...)»

(Vicente Escudero Esquer, socialista.

Orihuela, 8 de agosto de 1991)

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 691: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La aparición de Falange Española y el trasvase masivo de

militantes de la JAP a Falange tras la derrota electoral de la

derecha en febrero de 1936

«Con anterioridad a las elecciones de 1933 ingresé en las

Juventudes de Acción Popular (JAP). Aquí en Elche la JAP

era la organización juvenil de Derecha Ilicitana. Éramos un

centenar de afiliados, al margen de las mujeres que formaba

su propio grupo. El presidente de la JAP era Pepe Maciá. Mis

razones para militar a los 16 años eran de índole religiosa.

Como católico creí que ése era el lugar en el que debía estar.

Recuerdo que nos reuníamos en el local de Acción Católica,

local que fue quemado el 20 de febrero de 1936 (...).

Precisamente a partir del 20 de febrero y ante el panorama

de una derecha destruida, la gente de la JAP pasamos casi

en bloque a Falange. Creo que con anterioridad a esta fecha,

Falange en Elche contaría con un escaso número de militan-

tes. Quizá unos 50, pero desconozco la cifra porque, por lo

demás, estaba organizada clandestinamente. Ni tan siquiera

puede hablarse de que hubiera jefes (...)»

(Bruno Rodríguez Sánchez, falangista. Elche, 21 de abril de 1986)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 692: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Ingresé en Falange poco después del 20 de febrero de

1936, cuando se pasó a Falange la mayoría de la gente de la

JAP, algunos requetés (por ejemplo Alfredo y Pepe Tormo) y

otros sin militancia anterior. En total poco más de un cente-

nar. Así que a partir de esa fecha funcionó en Elche una cen-

turia organizada en escuadras de 4 a 6 militantes (...)»

(Fernando Campos Sánchez, falangista.

Elche, 3 de marzo de 1986)

«Antes de la guerra, la verdad es que en Alicante éramos

unos 90 falangistas. Falange su fundó en Alicante en 1933

con un triunvirato formado por Francisco Vidal Quereda,

Francisco Maestre Bernabeu -que vive– y el tercero era José

María Maciá, el hermano de ‘El pollo’. El que organizó

Falange fue el padre de don Luis Romero, el que fue secre-

tario general del Gobierno Civil. Se llamaba Pascual Romero

Ors. Éste fue el que reunió a la gente en un piso de la calle

Italia, donde vivía don José Bohigas. Yo estaba con los estu-

diantes católicos cuando ingresé en Falange y tenía compa-

ñeros en Falange, en la FUE o en las Juventudes Anarquistas

y nos llevábamos todos muy bien. Me afilié en 1933 y la fami-

lia de Bohigas y todos los Maestre (Genoveva, que luego

sería condenada a muerte; Francisco; Juana y Juan, que fue

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 693: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

oficial del Ejército Nacional). Los padres de éstos venían a

casa todos los días y a mí me afilió Francisco Maestre, que

ahora vive en Zaragoza. Creo que llevaba todavía pantalón

corto porque nací en 1918. Tenía 15 años. Antes de lo de

Falange nos habíamos afiliado a las JONS. Cuando nos pre-

sentaron la ficha se nos preguntaba cosas como si sabíamos

subir en moto y si nos gustaría, si sabíamos y queríamos con-

ducir, si nos gustaban las armas... Esto era atractivo para los

jóvenes (...)»

(Agatángelo Soler Llorca, falangista. Alicante, 19 de abril de 1990)

«En la guerra nos incautaron la fábrica y a mi padre le metie-

ron en la cárcel. Yo estaba estudiando peritaje entonces tras

haber terminado el bachiller (...). Milité en la JAP a los 15

años porque todos mis amigos estaban allí. Pero fue una

cosa de amigos, de ir los domingos al baile que se hacía allí

(...). Cuando llegó la guerra, el mero hecho de ser estudiante

te convertía en un fascista. Falange se formó en Jijona a tra-

vés de Alicante. Hubo gente que fue a ver a la cárcel a José

Antonio (...)»

(Fernando Galiana Carbonell, falangista.

Jijona, 23 de agosto de 1991)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 694: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Aquí se formó una milicia falangista con el barón de la Linde

como jefe. A éste lo fusilaron en guerra en Alicante y la fami-

lia no quiso que se trasladara el cadáver a Orihuela. Organizó

Falange en Orihuela a base de meter a un montón de huer-

tanos de Molins, como ganado. Creo que en el juicio contra el

barón varios falangistas de Orihuela le echaron todas las cul-

pas a él y por ello, cuando terminó la guerra, la familia se

opuso al traslado a Orihuela. Senén era el hombre de con-

fianza del barón. A estos falangistas, señoritos con pistola,

los únicos que les podían plantar cara eran las Juventudes

Socialistas, las únicas que estaban organizadas. Recuerdo

que los huertanos de Molins vinieron a declarar a la Comisión

de Orden Público, más de doscientos huertanos, que estaban

en las fichas de Falange y que la mayoría no sabían ni lo que

era aquello. Con la irrupción de Falange en 1936 la tranquili-

dad terminó (...)»

(Vicente Escudero Esquer, socialista.

Orihuela, 8 de agosto de 1991)

La búsqueda incesante de armas por parte de falangistas deAlcoy, Elche o Callosa del Segura. Empresarios alcoyanosque financian a grupos falangistas o falangistas ilicitanos que

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 695: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

marchan a Francia en busca de armas. Anarquistas alcoya-nos que sortean semanalmente «pipa y tabaco»

«Íbamos a Callosa del Segura a traer sellos de José Antonioy se recogió dinero de fabricantes para comprar armas. Creoque se consiguieron 70 u 80 pistolas ‘T. Unión’. Para ello fue-ron a Francia Vicente Asencio Torres, Manuel Ruiz Bru ySantiago Canales en un taxi. Posteriormente, Antonio Grasse encargó de repartirlas escondiéndolas en un capazo de subicicleta. Recuerdo que en casa de José Serrano era dondemás pistolas había. Se hizo por razones de seguridad, pues-to que tuvimos que escondernos y desaparecer de Elche.Nos llamaban ‘pandorgos’ o ‘fachas’(...)»

(Fernando Campos Sánchez, falangista.

Elche, 3 de marzo de 1986)

«Compramos 100 camisas azules en Málaga y fuimos porellas a la estación. No teníamos una perra. Algún industrialnos dio dinero como Roque Monllor que era dueño de untinte. Fui uno de los que fue a ver a este señor. Le dijimosqueríamos salvar a España. El nos contestó: ‘¿A salvarEspaña ustedes? Tomen y que Dios les proteja’. Aquello fueuna aventura juvenil. Hoy procederíamos de otra manera (...)»

(Rafael Coloma Payá, falangista. Alcoy, 8 de julio de 1989)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 696: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«En el Centro de Estudios Sociales, antes de la guerra,

semanalmente se hacía una rifa que sin disimulos se decía

que consistía en una ‘pipa y tabaco’. En el argot ácrata una

pistola y munición. Tal vez esas fueron las verdaderas armas

con las que se contó después del 18 de julio de 1936.

Tengamos presente que con estas pistolas que casi todas

eran del calibre 6,65 ó 7,65 se tenía que hacer frente a una

sublevación (...)»

(Mario Brotons Jordá, cenetista. Alcoy, 7 de agosto de 1987)

Las innumerables visitas (auténticas romerías) de falangistas

a José Antonio Primo de Rivera. Y algunas propuestas poco

menos que estrambóticas realizadas al fundador de Falange

«En el mes de abril fui a ver a José Antonio en la cárcel.

Utilicé el nombre de un periodista de Blanco y Negro de

Madrid para que no constara mi nombre. Fuimos 3 ó 4 a verle.

Nos dio muchos ánimos y estaba enterado. Estuvimos con él

5 ó 10 minutos.Y fuimos nosotros a liberarlo, aunque de esto

no se ha ocupado más que una revista que se llamaba

Domingo, editada en Zaragoza. Me hicieron una mala pasa-

da. En Alcoy estaba el cuñado de Gómez Soler –que aún

vive–, que puso el coche y él mismo conducía. También

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 697: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Gómez Soler. Yo llevaba una pistola ametralladora envuelta

en un papel de confitería por las calles de Alcoy. Cuando lle-

gamos a las afueras, me dijo Gómez Soler: ‘Coloma, tu ahora

eres la víctima. Hemos salido de Alcoy tres personas. Si nos

han seguido saben que somos tres y, si Dios quiere, volvere-

mos de Alicante tres personas. Así que bájate y vuélvete a

Alcoy’. Me bajé y entré en Alcoy por la parte alta. Fueron

Gómez Soler y su cuñado a la Cárcel Provincial a sacar a

José Antonio para ponerlo al frente del Alzamiento. Faltarían

unos días. Les dijo que no quería salir, que saldría a su hora

(...)»

(Rafael Coloma Payá, falangista.

Alcoy, 8 de julio de 1989)

«Después comenzamos a preparar la Marcha sobre Madrid,

con las instrucciones que recibíamos de Alicante o de

Madrid. Nuestro jefe era Antonio García Llácer. Sobre aquello

faltaba la fecha y luego se desconvocó, pero mientras, inver-

timos seis o siete mil pesetas en alimentos para la gente que

tuviera que ir en camiones. Eso se perdió (...)»

(Rafael Coloma Payá, falangista. Alcoy, 8 de julio de 1989)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 698: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

La connivencia entre militares y falangistas tanto en Alcoy

como en Alicante a la hora de participar en el golpe, pero

también la falta de coordinación entre unos y otros. Los repro-

ches falangistas a los responsables militares de una y otra

ciudad

«Camilo Candela era teniente de infantería. A este hombre le

faltó pegarle un tiro al coronel, privó en él la ordenanza, por-

que era un tío cojonudo. Había un teniente coronel en Alcoy

que mataron en Alicante en la saca de los 52 por un bom-

bardeo que hubo en Alicante. Se dio el caso chusco que

luego lo citaron a juicio. Candela falló porque donde hubo una

guarnición y hubo un tío que pegara un tiro, ahí ganaba

España. En Alcoy falló. Teníamos Albacete y si Alcoy se

hubiera levantado, habría que ver que hubiera pasado en

Valencia. Porque en Alcoy cuando se veía a seis guardias

civiles montados a caballo, la gente se cagaba encima.

Mucho anarquista pero cuando no hubiera nadie enfrente.

Aquí no quedó ni guardia civil ni guardia de asalto, se los lle-

varon enseguida al frente (...)»

(Rafael Coloma Payá, falangista.

Alcoy, 8 de julio de 1989)

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 699: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Los militares, cuando se reunían en los cuartos de banderas

decían ‘café’, que significaba Camaradas, Arriba Falange

Española, pero en Alicante no había conexión entre militares

y falangistas. Aquí seguíamos lo que decía José Antonio.

Cuando teníamos que recoger las armas en el Paseo de

Gadea fue días antes del 18 de julio de 1936»

(Agatángelo Soler Llorca, falangista.

Alicante, 19 de abril de 1990)

«Ingresé en el ejército el 1 de junio de 1931, voluntario. La

guerra me cogió en el Regimiento de Infantería de Alicante.

Presencié los fusilamientos de general Aldave, del teniente

coronel Ojeda, del comandante Sintes Pellicer, Meca Romero

y de los tenientes Robles y Pascual. Al estallar el Movimiento

era suboficial, estaba al mando de la guardia de la Cárcel

Provincial, donde estaban José Antonio, Margarita Larios y

Miguel Primo de Rivera. Por cierto, gracias a nosotros no

hubo allí una masacre, porque cada noche, alrededor de la

cárcel, se presentaba allí un centenar de tíos armados. Yo

estaba al mando de un pelotón y no me relevaron hasta sep-

tiembre de 1936, ya que al ascender me mandaron a

Segorbe, donde estaba la plana mayor del Regimiento. En

ese tiempo vi sacar gente de allí y aparecer los cadáveres en

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 700: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

las cunetas. También presencié el fusilamiento de los 52 de la

Vega Baja (...). Yo no llegué a oír conversaciones sobre la

conspiración. Era cosa de los oficiales, pero sí vi lo que pasa-

ba en las compañías días antes del 18 de julio. La tropa dor-

mía con los fusiles y alguna vez el oficial de mando hacía for-

mar la tropa y mandaba que los fusiles estuvieran cerrados y

a los pocos momentos los soldados volvían a cogerlos. De

sargentos para abajo, todos estaban de parte del Gobierno

(...)»

(Carmelo Hernández Cortés, militar. Alicante, 26 de abril de 1990)

La movilización política y sindical como respuesta al golpe de

estado del 18 de julio de 1936. La multiplicidad de poderes

municipales: Ayuntamientos, Consejos de Defensa, Comités

del Frente Popular

«En 1936 me afilié al Partido Comunista. Creo que lo que me

llevó a tomar esa decisión fue porque sus soldados eran los

más aguerridos y por el orden que el partido supo imponer. El

PCE formaba soldados de vanguardia. Había un ambiente

formidable en 1936. Quizá por ello la gente que se sublevó no

pudo con nosotros en los primeros momentos de la guerra.

Socialistas y comunistas nos llevábamos bien a principios de

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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la contienda. Con la CNT nos soportábamos. Había un

Comité de Enlace PSOE-PCE (...)»

(Antonio Moll Máñez, comunista. Elche, 16 de junio de 1986)

«Las milicias en Elche se crearon como consecuencia de unmandato socialista: una policía ‘cívica’ que recogía las armasque tenía la gente de derechas, que controlaba las carreterasy los puestos de vigilancia. Así empezó el Consejo Local deMilicias con un miembro por cada una de las fuerzas delFrente Popular. El presidente era yo. Se formó cinco días des-pués de iniciada la guerra. Las armas –más de un centenar–se fueron dejando en el Ayuntamiento y éste fue el armazónque por la guerra el Ayuntamiento consideró que debía cre-arse. Ni la Guardia de Asalto ni la Guardia Civil nos merecíaconfianza aunque luego se incorporaran. Ese Consejo deMilicias instruyó militarmente a todos sus miembros. Su cuar-tel general estaba en lo que hoy es la Mutua Ilicitana. Unos700 u 800 hombres y unas pocas mujeres como Rita Garcíaen alimentación. Nos dedicábamos todas las tardes a ir a uncampo de fútbol donde se formaban secciones, compañías yse hacían ejercicios de tipo militar: marcar el paso, ordenan-zas (...)»

(Manuel Arabid Cantós, socialista. Elche, 19 de abril de 1986)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 702: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«El papel de Manuel Rodríguez como alcalde es decisivo en

el tema de las muertes de la guerra, por la autoridad moral

que tenía en aquellos momentos. De no haber tenido Elche

un alcalde de su autoridad moral, porque se le respetaba

incluso por quienes no eran socialistas, si en la alcaldía

hubiera estado un pelele... Elche tuvo la suerte de tener a

Manuel Rodríguez y que a éste le sustituyera Juan

Hernández (...). Lo que se trató de impedir es que pudiera ir

gente al palacio de Altamira para pasear a la gente. Esto no

le interesaba al gobierno de la República, no le interesó

nunca. Tenías enfrentamientos y cosas con gente que venía

al Ayuntamiento diciendo que le habían matado a un familiar.

Claro que había una exigencia de sangre por quienes tenían

muertos en el frente. Al primer marido de mi hermana lo

mataron en el frente -se fue voluntario–. Venía gente: ‘¡Han

matado a mi hijo!... ¡A esos los mato!’ (...)»

(Juan Vives García, socialista. Elche, 11 de mayo de 1988)

Las detenciones del verano de 1936

«El seis de agosto detuvieron a mi padre -también farmacéu-

tico– y entonces yo me enteré que si me encontraban a mí,

soltarían a mi padre. ¡Con 18 años y sin saber manejar un

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 703: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

arma! Procuré quedarme quieto a pesar de que pude irme en

un barco, como se habían ido Felipe Bergé y otros. Se iban

desde la playa con patines. Así que me cogieron el mismo

seis de agosto y la cárcel era una fiesta, porque allí estaba el

Casino en pleno, todos los de Gil Robles, muchos falangistas,

toda la buena sociedad alicantina, los curas... A nadie le

entraba en la cabeza –al fin y al cabo Alicante tenía una men-

talidad liberal– detener a don José Lamanié o a don Ramón

Bono, un hombre con un gran bigote blanco. Hasta que se

empezó a matar a gente. Yo tenía mucho miedo por mi padre

porque en los interrogatorios que me hicieron a mí nunca

negué que fuera falangista. No quería negarlo porque podía

confundirles con mi padre, al llamarse igual que yo. Además,

cuando me enseñaban sellos de Falange Española de cinco

pesetas, mi padre pagaba a los falangistas, a los carlistas, a

los monárquicos... el que no podía pagar era yo (...)»

(Agatángelo Soler Llorca, falangista.

Alicante, 19 de abril de 1990)

El anticlericalismo como acto simbólico de afirmación antifas-

cista. Los pueblos se incorporaban a la revolución quemando

sus imágenes religiosas. A partir de julio y agosto de 1936

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 704: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

hubiera resultado poco menos que una provocación (y un

peligro) dejar una iglesia intacta

«Al principio de la República, había un periodiquito anticleri-

cal que aquello era asqueroso, era una bazofia: La Traca. Me

acuerdo de una portada con un cura gordo quemando una

mujer y diciendo: ‘El fuego todo lo purifica’. Es decir, me la he

chafado y ahora la quemo»

(Francisco Galán Giner, falangista. Elche, 7 de octubre de 1989)

«Aquí en Dolores durante la guerra, en agosto de 1936, se

quemaron las imágenes de la Iglesia. Aquel día yo estuve tra-

bajando en la huerta y recuerdo que por la noche fui todavía

sin cambiar de ropa a la casa en la que servía mi mujer y la

señora me preguntó ‘si nos habíamos divertido’. Yo le dije de

donde venía y ella se dio cuenta por el barro que llevaba enci-

ma. Hoy pienso que si me hubiera cogido en Dolores posi-

blemente hubiera participado, pero simplemente aquel día no

estuve (...). Sobre los golpes que recibió la imagen de la

Virgen de los Dolores, luego me enteré que uno que se le

conocía como ‘Guerrero’ cargado de copas se fue a ver a un

herrero a por un martillo. Fue ‘Guerrero’ solo el que rompió la

pared donde estaba guardada la imagen y el que la dañó.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 705: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Había otro que estaba fuera y el cabo mirando. Cuando aquel

juez me dijo que se me acusaba de lo de la Iglesia y me trajo

a los dos que me habían denunciado, entre ellos el propio

‘Guerrero’, le dijeron al juez que habían firmado sin saber lo

que se decía en el informe y que yo no tuve que ver ni en lo

de la iglesia ni en lo del cuartel de la Guardia Civil de

Torrevieja (...)»

(Francisco Martínez Pérez, comunista.

Dolores, 17 de diciembre de 1986)

«Se quemaron los santos porque apretaban de otros pueblos

de los alrededores que ya los habían quemado. Venía gente

y nos preguntaba por qué no se hacía nada. Así que hicimos

una hoguera en la iglesia para que nos dejaran en paz. Pero

de saqueos de casas, nada (...)»

(Manuel Segura Berná, comunista. Albatera,

10 de diciembre de 1986)

Las sacas de las cárceles. No se elige al azar. La autorización

política por el Comité correspondiente

«El 28 de noviembre hubo un bombardeo y por la noche

comenzaron a llamar y sabíamos que iban a matarnos. Nos

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 706: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

llamaron por lista y yo tenía que ir en el primer camión, pero

al querer matar a dos hermanos juntos, Alfonso y Federico

Soto Chapuli, o lo que fuera, lo que ocurrió es que no fui en

la primera tanda. Cuando volvió el camión, yo ya estaba

muerto y entonces me encontré en la cárcel, muerto (...). En

la saca del 29 de noviembre de 1936 se utilizó el camión del

Hércules. Se llenó una vez y luego volvieron a llenarlo, pero

comenzaron a oírse las sirenas porque continuaba el bom-

bardeo y se llevaron a la gente a la Cárcel Provincial y ya no

mataron a más gente. También pudo influir la intervención de

los consulados en Alicante. Por mí, por ejemplo, se había

interesado el cónsul inglés y el consulado inglés había comu-

nicado a Londres la matanza, porque no se trataba de los de

Callosa, que habían pasado por un juicio y un tribunal, sino

de un asesinato en masa de 52 personas (...)

(Agatángelo Soler Llorca, falangista. Alicante, 19 de abril de 1990)

«En la Cárcel Provincial aquella gente llegaba cada noche

para sacar a los presos de derechas y darles el paseo. Un

capitán me dijo que ni aunque fuera con una orden por escri-

to, si él no iba que yo no permitiera que se me relevara.

Estaba el pelotón que yo mandaba y otro de carabineros.

Había que poner dos centinelas en cada garita. También

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 707: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

había Guardia Civil con una ametralladora para evitar el asal-

to, asalto que no se llegó a producir, al menos durante el tiem-

po que estuve allí. Era gente armada con fusiles, eran de la

FAI, comunistas... De extrema izquierda todos, algunos lleva-

ban el pañuelo rojo y negro (...). Mi pelotón lo formaban 15

soldados, dos cabos, el corneta y el sargento al mando.

Luego habría 5 ó 6 Guardias Civiles y otros tantos de

Carabineros. Presos serían 300 o más. A José Antonio se le

veía pasar por un patio con Miguel y Margarita Larios. Tenían

un gato. Pero cuando lo fusilaron yo no estaba allí (...)»

(Carmelo Hernández Cortés, militar. Alicante, 26 de abril de 1990)

El paseo como resultado de la actuación de partidos y sindi-

catos: ni espontaneidad, ni incontrolados, ni turbas, ni violen-

cia de las masas frentepopulistas. Como me contó un mili-

tante socialista ilicitano: cada partido o cada sindicato elegía

a quién matar y se encargaba directamente de la ejecución.

De ahí la presencia de vehículos municipales e, incluso, la

participación en ocasiones de guardias municipales en los

asesinatos. El paseo como exhibición del terror. Los cadáve-

res de las personas asesinadas (tonyines se les llamó en

Elche) no se esconden: se muestran en las cunetas de los

caminos, a la vista de todos.

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 708: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Aquí en Elche los paseos tuvieron lugar siendo alcalde

Manuel Rodríguez Martínez, hasta el 18 de octubre de 1936.

Con su sustituto, ‘Cucaleta’ –Juan Hernández Rizo– no se

paseó a nadie. Aquel 18 de octubre mataron a mi padre,

Antonio Campos, a Arístides Botella, a Jerónimo Antón, a

José Mas y a Gaspar Quiles en la carretera de Aspe. Uno que

le llamaban ‘el tío cojo de las bicicletas’ pudo escapar tirán-

dose a la cuneta, al igual que se salvó también Lorenzo

Quiles Boix. Aquella misma noche mataron en otro lugar al

padres de los Gomis ‘Carnases’. Sobre todo esto, Francisco

Sánchez Llebrés consiguió una lista que tenía en su poder un

comunista que le llamaban ‘Salud’(...)»

(Fernando Campos Sánchez, falangista.

Elche, 3 de marzo de 1986)

«En aquel verano de 1936, cuando se divulgaba la noticia de

que había algún cadáver en una carretera, se veía auténticas

romerías desde las fábricas para presenciarlo. Aquello fue

una epidemia de cretinismo. El razocinio no funcionó y los

verdugos eran gente insensible. Recuerdo que uno de ellos

era un hombre bajito que llevaba unas muñequeras con

balas. Era un matarife del Matadero Municipal. La gente de la

CEDA o de la JAP, de adversarios pasaron a convertirse en

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 709: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

enemigos.Y la militancia les llevaba a la cárcel. Desde luego,

se vivió dentro de un miedo horroroso que hacía que la gente

que se sentía amenazada no durmiera en sus casas.

Tampoco faltó cobardía. A veces no se defendía ni a los pro-

pios parientes por miedo, y eso después de la guerra conti-

nuó igual (...)»

(Francisco Agulló Marco, independiente.

Elche, 19 de abril de 1986)

«A mi padre lo mataron sin que hubiera el más mínimo moti-

vo. Él ni destacó como católico, ni militó en ningún partido

político alguno. Primero lo encerraron en el Hospital y se lo

llevaron. Lo mataron junto al jefe de teléfonos de Elche y a

otro que era cojo. Éste intentó escapar pero lo cogieron y lo

mataron. El que consiguió escapar fue Quiles. Éste nos hizo

después una visita y pudo contarnos quienes intervinieron.

Precisamente, cuando me quedé viuda tuve que consultar la

prensa de los primeros meses de la posguerra para saber

quienes mataron a mi padre y poder reclamar una pensión de

orfandad. En la Gaceta de Alicante encontré que fusilaron a

Carlos Torres Soler por haber matado a mi padre. Cuando

detuvieron a mi padre, mi madre y yo fuimos a Alicante a ver

a un tal Mora que era familiar nuestro y que trabajaba en el

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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Gobierno Civil. Fuimos a su casa y nos dijo que no se podía

hacer nada. El cadáver de mi padre lo encontró mi marido en

Carrús. Todavía le hicieron la autopsia ¡para ver de que había

muerto! Le sacaron cinco balas. Sin entierro de ningún tipo mi

marido se encargó de darle sepultura en el panteón familiar.

Nunca hemos encontrado explicación a su asesinato. Quizá

uno de los primeros falangistas –un tal Manolo, que era pro-

curador y que se casó tres veces sin que murieran sus dos

primeras mujeres–, quizá le sacó a mi padre algún donativo y

por ahí pudo venir todo, pero nunca lo hemos podido saber.

Recuerdo que una compañera de instituto que era de izquier-

das y que hoy está internada en un manicomio -la ‘Mecha’–,

cuando mi padre le dijo: ‘¿A mí no me pasará nada, no?’, ella

le contestó que estaba ‘un poquet senyalaet’. Cuando a mi

padre lo mataron, la gente conocida nos rehuía.Tenían miedo

de saludarnos y para evitar retirarnos el saludo, hacían por no

tropezarse con nosotros. Yo creo que las autoridades munici-

pales no hicieron nada por evitar estas cosas (...)»

(Aurelia Coquillat Samper. Elche, 9 de mayo de 1988)

La aparición en muchos municipios de auténticos criminales

de guerra que mataron durante los primeros meses de gue-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 711: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

rra con total impunidad. Desde responsables de partidos polí-

ticos, por ejemplo en el caso de Elche el hombre fuerte del

Partido Comunista local fue el inductor de un buen número de

paseos. En el caso de Orihuela un advenedizo a la política se

convirtió en el matón de la ciudad. Llegó a asesinar no sólo a

personas de derechas sino a un pobre torero con el que tuvo

una discusión por querer participar en un festejo taurino.

Pero, si se me permite la licencia, un animal vestido y calza-

do que dispuso de vidas a su antojo sin que nadie en la ciu-

dad fuera capaz de pararle los pies. Un militante quizás

incontrolado, pero ¿incontrolable? En el caso de Alcoy, un

grupo limitado de anarquistas llevó la voz cantante y mató

con una discreción infrecuente: los cadáveres aparecían en

Llosa de Ranes o en Rotglà i Corberà a muchos kilómetros

de Alcoy

«Pincelito fue un personaje clave en Orihuela. Tendría unos

odios concentrados contra cierta gente. Actuaba por su cuen-

ta. Persiguió a mucha gente de derechas. De Orihuela no era.

Estuvo o con los comunistas o con la CNT, pero no lo recuer-

do dentro del Partido Socialista. Quizá comunista. Sin ningún

tipo de formación política, pero en aquellos momentos el que

tenía más arrestos... No lo conocí personalmente. Echó mano

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de la pistola y se convirtió en autoridad pero sin tener signifi-

cación política alguna. Un advenedizo (...)»

(Vicente Escudero Esquer, socialista.

Orihuela, 8 de agosto de 1991)

«Respecto a las persecuciones que hubo en Elche, perso-

nalmente pude escuchar cómo un militante comunista se

jactó él solo, de haber matado a 15 personas. Supe que des-

pués de la guerra fue fusilado. También recuerdo que

Mangraneta, estando en la plaza de Mariano Antón vio pase-

ar a un hombre de derechas y comentó con un amigo que por

qué esa noche no terminaban con él. Al día siguiente apare-

ció muerto (...)»

(Joaquín Lucerga Sánchez, republicano.

Elche, 30 de octubre de 1984)

«Yo no he sabido nunca por qué se mataba a la gente. A mi

me acusaron desde un juzgado de Alicante y eso pasó a la

DGS. Me acusaron de haber sido jefe de una checa. Lo único

que recuerdo fue una vez que vi un coche lleno de sangre. Lo

llevaban ‘Els Petits’, Pepín y Manolín Rodríguez. Uno de ellos

vive en Uruguay y el otro murió en Toulouse. Lo de los pase-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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os salió de las Juventudes Comunistas y de la CNT. No sé si

el PSOE tuvo que ver, pero no lo creo. Supongo que, sobre

todo, el Partido Comunista, pero no lo puedo asegurar (...)»

(Leopoldo Maestre Micó, Izquierda Republicana.

Elche, 10 de julio de 1986)

Pueblos que supieron defender la integridad de sus ciudada-

nos de propios y, sobre todo, de extraños. Un buen ejemplo

es Santa Pola. Personas de derechas de otros lugares encon-

traron en la villa marinera un excelente refugio y no se reca-

taron a la hora de ensalzar al Comité local del Frente Popular

«Como la casa nuestra estaba ocupada, nos fuimos a Santa

Pola y allí estábamos muy a gusto. Aquello era el paraiso

terrenal en esta zona, porque el jefe del Frente Popular era

Joaquinet, un maestro albañil que se jugó el tipo para salvar

a gente de Elche (...)»

(Francisco Galán Giner, falangista.

Elche, 7, 9 y 12 de octubre de 1989)

«En Albatera, los primeros años de la República se pasaron

con tranquilidad. No había diferencias de clase y había armo-

nía. De falangistas, nada. De los 4 ó 5 caciques que había en

Albatera no nos podíamos quejar. A don Clementino Aznar

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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que fue alcalde lo sacaron para fusilarle y nadie se atrevió.

Vino gente de fuera a matar. Vinieron de Novelda y eran de la

CNT (...) A principios de la guerra hubo detenciones, pero

estaban más seguros en nuestras manos que en sus casas.

Nació de nosotros mismos que no se matara a nadie (...)»

(Manuel Segura Berná, comunista.

Albatera, 10 de diciembre de 1986)

La represión en los frentes de guerra. El caso del Batallón

Elche: tres derechistas enrolados a la fuerza tras haber per-

manecido en la cárcel consiguen pasar a líneas enemigas.

Sus compañeros pagarán por ello. De la misma manera,

informes personales enviados desde los Ayuntamientos pro-

piciaron muchas muertes en los frentes

«El uno de agosto, cuando iba con mi familia en un coche, medetuvieron en la Plaza Mayor y fui encarcelado en el castillode Altamira, donde había mucha gente y, sobre todo, gentemayor (...). Para los que éramos muy jóvenes y podíamosempuñar un arma, abrieron un banderín de enganche y, contal de salir de allí, nos apuntamos una treintena al BatallónElche y a la Columna de Alicante. El 28 de febrero de 1937salimos en tren (...). Tras unos días llegamos a Carabanchel,donde nos concentraron el grupo escolar Mariana Pineda.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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Nos sentíamos vigilados pero no sufrimos malos tratos (...). Alos tres meses justos, el 28 de mayo de 1937 a las cuatro dela tarde, nos escapamos Jaime Buigues, Diego Botella y yo.Fue una huida fácil pero muy peligrosa. Lo habíamos prepa-rado: existía un frente continuo y de tramo en tramo un escu-cha. Muy cerca de uno de ellos saltamos la trinchera ycomenzamos a correr. Ninguno de los dos escuchas que tení-amos más cerca nos vieron, ni tampoco se percataron al otrolado de las líneas. Entre ambas trincheras había una valla demampostería de poco más de un metro. La saltamos, nosrecuperamos de la tensión que llevábamos encima y nosacercamos agitando trapos de telas blanca para evitar quenos dispararan los nacionales. Por fin, nos encontramos a unzapador que nos llevó ante un capitán. Una vez en el bandonacional, nos mandaron a Navalcarnero, donde estuvimosdetenidos una noche. Nos atendieron, pudimos oír misa des-pués de varios meses y de allí fuimos a Leganés y a Talaverade la Reina (...)»

(Bruno Rodríguez Sánchez, falangista.

Elche, 21 de abril de 1986)

«En el frente coincidí con Bruno Rodríguez, Ismael Chinchilla

y Gaspar Mora, falangistas enrolados a la fuerza en 1937 tras

su estancia en el palacio de Altamira. Precisamente, yo me

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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tuve que escapar del frente para abrazar a mi madre cuando

el fallecimiento de mi padre y, en cambio, a Gasparín Mora sí

le dieron permiso para ver a su padre en la cárcel. Primero se

escapó Bruno, luego Gasparín y a continuación vinieron las

represalias con el resto. Fue una situación muy mala.

Recuerdo a Juan Castaño, hijo de un comerciante de la calle

del Salvador. Tuve la fortuna de conocerlo y salí con él en

Madrid. Era muy buen chico. A mí me deshizo moralmente

cuando lo ejecutaron. No sé quién tomó la decisión (...)»

(Antonio Moll Máñez, comunista.

Elche, 16 de junio de 1986)

«Como teníamos gente que había estado presa, hubo una

llamada de atención diciendo que no intentaran pasarse al

enemigo. Se pasaron 3 ó 4 y dieron las coordenadas de nues-

tras líneas. Hubo combates con mortero y explotó un fortín

con armas y murieron tres soldados. Hubo una represión,

aunque el mando trató de impedirlo. Fueron 17 los cadáveres

que vinieron de Madrid (...)»

(Manuel Arabid Cantós, socialista.

Elche, 19 de abril de 1986)

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«Socorro Blanco». Detenciones a lo largo de la guerra por

haber contribuido con dinero para presos políticos

«Recuerdo también el caso de un individuo que llegó a Elche

en 1938 y que pedía dinero para los detenidos de derechas.

A veces se anunciaba él mismo como agente de Franco. A mí

me pidió dinero aunque no me hiciera la misma confesión. Le

di mil pesetas y eso me costó unos siete meses de cárcel de

prisión en una cheka de Valencia, en unas condiciones

lamentables (...)»

(Joaquín Lucerga Sánchez, republicano.

Elche, 30 de octubre de 1984)

La visita de la Columna de Hierro por algunos pueblos de la

provincia: en el caso de Elche, saqueo masivo de las tiendas

del centro de la ciudad mientras las autoridades municipales

observaban por las ventanas del Consistorio el desaguisado

«Lo que si me contaron fue la llegada de la Columna de

Hierro a Elche. Aparecieron en un camión y fueron al

Ayuntamiento. Allí plantaron una ametralladora y saquearon

relojerías. Traían con ellos unas putangas. Una vez cargados

de relojes, el Ayuntamiento tuvo que llamar a Palmiro para

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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que fuera a verlos para evitar una matanza. Devolvieron lo

sustraído (...)»

(Antonio Moll Máñez, comunista.

Elche, 16 de junio de 1986)

La cultura anarquista. La influencia de maestros anarquistas

como Rueda en Petrer, Domingo Germinal en Elche o

Enrique Vañó en Alcoy. Igualmente, el influjo de teóricos

como Vargas Vila entre los anarquistas alcoyanos

«El sentimiento anticristiano o anticatólico Alcoy lo lleva den-

tro de la masa. Alcoy tiene dos sentimientos: el anticlericalis-

mo y el anarquismo. El anarquismo heredado del siglo pasa-

do.Y lo tienen personas como un consuegro mío que tiene un

piso en Alcoy espléndido, un apartamento en San Juan y dos

coches ¡y continua siendo anarquista! Y sobre el anticlerica-

lismo, no hay pueblo que como Alcoy se haya pasado tres

años derribando tres templos. El 29 de marzo de 1939 tuve

que ir yo a Santa María, que estaba ya en los cimientos, y

decirles a los albañiles: ‘¡Qué ya está bien, que ya se ha ter-

minado la guerra, a casa, coño!’ ¡Hasta las campanas! Se ve

hoy en la reconstrucción que dejaron en pie metro y medio.

¡Tres años! Tengo unas fotografías que lo demuestran. Santa

María que era neoclásica, San Agustín un gótico incipiente y

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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San Francisco que era un barroco excepcional. Todo a hacer

puñetas. Pero es que en Alcoy si llega a estar la catedral de

Burgos, ¡se la hubieran cargado! Ningún pueblo hay en

España que hubiera matado tantos curas. Y la expropiación

de empresas. Y no hay nadie que me gane a mí a ser alco-

yano (...)»

(Rafael Coloma Payá, falangista. Alcoy, 8 de julio de 1989)

«Yo me apunté a las Juventudes Libertarias en Petrer todavía

durante la dictadura de Primo de Rivera. Tendría 13 ó 14

años. En el local del sindicato nos daba clase un chico,

Rueda se llamaba, que era muy inteligente y con el que

aprendíamos cultura general y anarquismo. Nosotros al ser

jóvenes no éramos estrictos en lo de no fumar o no beber

alcohol. Pero tampoco entonces se fumaba como ahora. Aquí

los padres si veían al chiquillo fumar le pegaban bien. Yo

hasta la guerra no empecé. También fue en la guerra cuando

aprendí a leer y a escribir. Mi novia en sus cartas me decía

que pusiera las letras como ella las ponía y que me enseña-

ra, porque no le gustaba que me tuvieran que escribírmelas

(...)»

(José Beltrán Montesinos, cenetista. Petrer, 3 de abril de 1987)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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«A las Juventudes Libertarias me afilié en 1934. Tenía 14

años cuando en realidad tenía solamente doce. Fue el mismo

procedimiento que luego usaría para actuar como miliciano

en Alcoy o para ir al frente de Córdoba con la columna alco-

yana (...). Entonces las Juventudes Libertarias se encubrían

en el Centro de Estudios Sociales, pues las organizaciones

anarquistas como tales estaban en la clandestinidad a pesar

de la República y buscaban sucedáneos para camuflarse. En

Alcoy el Centro de Estudios Sociales estaba al final de la calle

de San Nicolás y encima mismo estaba el Socorro Rojo

Internacional. Recuerdo las lecturas comentadas que se cele-

braban semanalmente, los sábados por la tarde. Había siem-

pre un conferenciante de turno pero a falta del mismo siem-

pre había un libro o un panfleto de última hora del que hablar.

El conferenciante que más recuerdo y más era celebrado

naturalmente era Enrique Vañó, un intelectual extremista den-

tro del anarquismo y el militante más formado que tenía Alcoy

a distancia de todos los demás (...). Los domingos, una de las

costumbres que existía era irse a ‘Los Canalones’ de Alcoy.

Era el puesto de concentración de los naturistas que, si bien

apreciaban la presencia ajena, se molestaban seriamente si

por el suelo la gente al comer se dejaba basuras y sobre todo

restos de animales, ‘cadáveres’, decían ellos. Por lo menos

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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en Alcoy estaba mezclado en un confundible maremágnum

todo aquello de esperantistas, filósofos, nietschanos, teóso-

fos, socialistas y anarquistas, o sea que formaban una mez-

cla de agítelo antes de usarlo (...)»

(Mario Brotons Jordá, cenetista. Alcoy, 7 de agosto de 1987)

«Mi marido era de la CNT, se pasó tres años en primera línea.

Tenía las ideas clásicas: no fumar, no beber, no ir a los bai-

les...Y lectura, muchísima lectura: Gorky, Tolstoy, franceses y

españoles. Le gustaba mucho leer fuerte y mientras yo hacía

punto él me leía El Quijote o Los Episodios Nacionales. En la

CNT de Denia había una biblioteca muy buena. Su madre le

traía todos los periódicos y al mayor igual. Soli, Tierra y

Libertad, El tío Cuc. A veces me decía que no me leía más

porque no escuchaba y me preguntaba para que le dijera lo

último que había leído (...)»

(Bienvenida Ivars Ronda. Denia, 26 de agosto de 1987)

«Nací en Elche el 22 de diciembre de 1920 en el seno de una

familia libertaria (...). Mi padre era un activista en el sindicato.

En mi infancia mi padre me llevaba al sindicato y los textos

que yo empecé a leer eran la revista Cultura Proletaria de

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 722: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Nueva York, una revista anarquista que se publicaba en

Ginebra en varios idiomas, Solidaridad Obrera (...)»

(Liberto López Román, cenetista. Elche, 25 de enero de 1992)

El golpe de Casado

«El cuatro de marzo de 1939, cuando tuvo lugar el golpe de

Casado, en Elche hubo una reunión entre el PSOE, la CNT y

los republicanos a espaldas del PCE y, por lo visto, se nos

acusó a los comunistas de habernos sublevado. Nos detuvie-

ron. El día cinco nos llevaron a Comisaría –donde está hoy el

Banco Central– y nos metieron en la cárcel de Calendura. Allí

estábamos Luis Crespo, Francisco Antón, Luis Vives,

Belmonte, Ruiz Quirant, Gregoria Lozoya, Josefa Pastor, un

chico que después moriría en el exilio y yo. El día 15 ó 16 vino

a vernos Manuel Rodríguez y nos sacó a todos. En Alicante

algunos compañeros fueron detenidos por las tropas de

Franco estando ya en la Prisión Provincial (...)»

(Antonio Moll Máñez, comunista. Elche, 16 de junio de 1986)

«La terminación de la guerra para mí fue muy desagradable.

Me cogió en la Cárcel Provincial de Alicante por lo de

Casado. Cogieron a muchos comunistas y en Callosa, al

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 723: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

tener cierta relevancia política -estuve en el Comité de agit-

prop–, me detuvieron. Así que el final de la guerra me cogió

en la cárcel. Más vale olvidar aquellos momentos. Hubo una

noche que fue tétrica. Estábamos unos 140 militantes comu-

nistas de toda la provincia. Iban saliendo y quedamos unos

50 ó 51. Estábamos en una sala incomunicada y desde den-

tro oíamos los cantos del Cara al Sol y gritos como ‘¡crimina-

les!, ¡asesinos!, ¡os vamos a matar!, que eran los mejores

que nos decían. Estábamos... no quisiera que nadie pasara

por aquello. Esperábamos esa noche lo peor. Habían salido

todos los presos de la Cárcel Provincial. Quedaban sólo unos

cuantos jefes de Falange y el grupo nuestro. Incluso los

comunes habían salido. Serían las dos de la mañana y abrie-

ron la puerta. Pensamos que iban a matarnos. Me llamaron a

mí: ‘¡Tomás Estañ. Que salga!’ Los compañeros me dijeron

que no saliera, que iban a empezar por mí. Me resistí a salir

y volvió a oírse la voz. Salí y era un paisano de Falange –que

luego sería alcalde de Callosa y que ha muerto hace una

semana, José Campello Sanz–. Estaba allí detenido y me dijo

que me había llamado porque quería despedirse de mí (...).

Según él, al día siguiente, a las diez de la mañana saldríamos

todos de allí, así que podíamos dormir tranquilos. Por lo visto

habían tenido una reunión y habían decidido dejarnos salir

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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para dar la impresión de que no pasaba nada, teniéndonos

controlados como nos tenían y sin podernos ir al extranjero

(...)»

(Tomás Estañ Alfosea, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

La salida al exilio

«El 28 de marzo, en el Stanbrook, zarpamos de Alicante. Nos

bombardearon a la salida del puerto y, sin más problemas,

llegamos a Orán. Nos mandaron a un campo de concentra-

ción. Nos dieron un pedazo de pan y unos cuantos dátiles. De

allí, nos metieron en un tren y llegamos al desierto de Bogari,

custodiados por senegaleses. Habíamos unos 3.000 más o

menos y otros 10.000 en Argel. Allí en Bogari llegué a dormir

con una barra de hierro al costado entre el miedo a sufrir una

agresión por parte de los que estaban con nosotros. Allí ya no

había socialistas. Se quedaron en Orán. Quizá tuvieran sus

propios comités de acogida. Algunos hasta hicieron buenos

negocios. Nosotros nos dedicábamos a dar mítines. En Argel

hubo incidentes importantes. Nos dedicábamos a recoger

dinero para los que estaban en España y a veces salíamos a

mamporro limpio porque utilizábamos una bandera republica-

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na y nos decían que pusiéramos sólo una bandera rusa.

Íbamos de casa en casa recogiendo dinero todos los domin-

gos. Había una separación tremenda entre unos y otros (...)»

(Antonio Moll Máñez, comunista. Elche, 16 de junio de 1986)

3. Fuentes orales y represión de posguerra

Con relación a la represión de posguerra, las entrevistas se

convierten de nuevo en un aporte imprescindible porque se

facilita información que no se encuentra en ninguna otra fuen-

te. Téngase en cuenta que el historiador puede sin demasia-

dos problemas cuantificar la represión pero poco más. En la

provincia de Alicante entre 1939 y 1945 fueron fusiladas 721

personas, más del doble por cierto de las 334 facilitadas por

el Instituto Nacional de Estadística y recogidas por Salas

Larrazábal (nota 6). La relación se obtiene recorriendo los

Registros Civiles de la provincia, los registros de los cemen-

terios y un listado existente en el archivo de la prisión provin-

cial de Fontcalent. Podemos conocer también, a través del

Boletín Oficial de la Provincial, la aplicación de las leyes de

Responsabilidades Políticas (4.205 expedientes entre 1939 y

1945) y de Represión de la Masonería y el Comunismo (70

expedientes). Mientras los expedientes de Responsa-

bilidades Políticas o no se han conservado o no se sabe

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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dónde están, los expedientes masónicos sí pueden consul-

tarse en la sección de masonería del Archivo Histórico

Nacional de Salamanca, pero en cambio seguimos sin tener

acceso a la que es, sin duda, la fuente esencial para conocer

los entresijos, los mecanismos, de la represión: la documen-

tación procedente de las auditorías de guerra. Leer las sen-

tencias de los consejos de guerra ayudaría a entender cabal-

mente que criterios se utilizaron a la hora de aplicar la pena

de muerte o las distintas modalidades de penas de cárcel.

Habrá que insistir una vez más en que una documentación de

enorme interés histórico sigue secuestrada y, lo que es peor,

corre el peligro de desaparecer.

Por tanto, la utilización de las Fuentes Orales, una vez vacia-

das las fuentes archivísticas y las hemerotecas, proporcionan

información complementaria sobre cuestiones tales como:

El final de la guerra. El estigma de la cárcel

«Lo de la ‘Liberación’ fue un mito. Aquí vinieron las tropas

como si esto fuera Abisinia, igual, igual. Hubo muchos inci-

dentes que podría contar. Por ejemplo, Carmelo Serrano iba

con su novia y un legionario se metió con ella y Carmelo le

partió la cabeza al legionario de un culatazo. A Carmelo las

cicatrices le quedaron (...). Salvador Sansano que estuvo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 727: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

conmigo preso en el barco fue incluso a la cárcel –estuvo 15

días– por una discusión (...)»

(Francisco Galán Giner, falangista.

Elche, 7,9 y 12 de octubre de 1989)

«Como en Elche tantos pasaron por la cárcel, nadie era seña-

lado por eso. No era ningún estigma sino todo lo contrario.

Desde patronos –el padre de Esquitino, el presidente del

Elche CF; Narciso Caballero; Paco Soler el de la UGT que

tenía fábrica–, mucha gente, republicanos... Fue un mal

general (...)»

(Liberto López Román, cenetista.

Elche, 25 de enero de 1992)

«Me detuvieron el 1 de junio de 1939. Me llevaron a Falange

–esto ya lo conté en otra ocasión– y me hicieron brindar con

aceite de ricino. En fin. La misma noche también detuvieron a

otro de las Juventudes, Antonio Cartagena Ruiz, de mi casa

se fueron a la suya. En Falange había una habitación llena de

gente y aunque oía pegar a mí no me pegaron. El ricino era

para que ‘purgara lo que había hecho’. Después estuve en

Palacio, en Altabix y en la fábrica número 2. Uno de los que

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 728: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

más fastidiaron fue Ismael Chinchilla y unos hermanos muy

cafres que pegaban... Uno murió y a otro lo vi hace poco en

la sede del PSOE. A un militante que le acompañaba le dije-

ron que cómo iba con un pena y un facha como ése, con las

‘hostias’ que había pegado. Chichilla era la cabeza visible de

todo eso (...)»

(Alfredo Mira Gran, socialista.

Elche, 17 de noviembre de 1990)

«Recuerdo algunos casos de mujeres que fueron represalia-

das cuando terminó la guerra. Por ejemplo, Josefina Lara que

recibió palizas y fue purgada. Carmen Agulló, Joaquína,

María, Tona, la mujer de Antonio Asencio Lozano, María

Guirau... En ocasiones les ponían un cartel y las paseaban

por el centro del pueblo (...)»

(Rogelio Mora Porcel, socialista.

Elche, 6 de junio de 1986)

Los consejos de guerra. Juicios sumarísimos que se despa-

chan en cuestión de minutos y en los que se juzga a la vez a

10, 15 ó 20 personas. En ocasiones se juzga por pueblos

(«los de Aspe», «los de Crevillente»...). Abogados defensores

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 729: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

legos, no ya sin preparación jurídica alguna sino con poca

predisposición moral para defender

«En Elda me tomaron declaración. Me decían: ‘Vd. Ha inter-

venido en esto y en esto’.Y yo contestaba que no. Al que inte-

rrogaba le llamábamos el Tío Niega porque cuando decíamos

que no, él hacía escribir al secretario: ‘Niega la veracidad de

los hechos’. A mí me acusaban de haber detenido a uno de

Petrer que luego pasearon. Sucedió que estando yo en

Valencia con varios cenetistas jóvenes, vimos a uno que

estaba reclamado en Petrer por fascista. Uno de los que vení-

an con nosotros dijo de detenerlo y se empeñó. Por cierto que

la Guardia de Asalto se llevó a los dos, al reclamado y al

denunciante. Estuvimos esperando a que volviera y nada,

que no llegaba. Cuando lo hizo contó que casi lo detuvieron

a él, por la influencia que tenía aquel hombre. Pero llevaba

consigo una foto con mucha gente que estaba ya encarcela-

da. Llamaron a Petrer desde Valencia y los que fueron a por

él se lo cargaron. El que nos tomaba declaración era un abo-

gado, el Tío Niega, que era un asesino. Me juzgaron con 31

más en Monóvar ante un tribunal compuesto por un presi-

dente y 2 ó 3 más. El presidente era comandante y el resto

deberían ser capitanes o tenientes. Por abogado teníamos a

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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un alférez de Monóvar. Era abogado, pero del ejército. A mí

un compañero me dijo que intentara ver si junto a mi nombre

aparecía una letra o un número (la letra era M de muerte y el

número los años de cárcel). Cuando habló conmigo el abo-

gado defensor me preguntó si yo había intervenido en la

detención de aquel vecino de Petrer, o sea que venía a acu-

sarme. Yo vi que en sus papeles junto a mi nombre había

escrito una M, así que le dije: ‘¿Qué viene Vd. A preguntarme

si sabe que estoy ya condenado? ¡Váyase a hacer puñetas

hombre!’. Él me contestó que era su obligación y recuerdo

también que muy cabreado me dijo: ‘¡Como se nota que eres

de los becerros esos de las Juventudes Libertarias!’. De los

32 que juzgaron nos condenaron a muerte a 8 ó 9. A los

demás, 30, 20 ó 12 años. En mi caso fue por ‘adhesión a la

rebelión’. El juicio duraría media hora y defensa no hubo. Al

rato se salieron a ‘deliberar’ o, lo que es lo mismo, a fumarse

un cigarro ante nuestra vista.Y enseguida nos leyeron la sen-

tencia. Fusilaron al alcalde de Monóvar y a un maestro que se

llamaba Alfredo Pla. El juicio fue en el Ayuntamiento de

Monóvar (...)»

(José Beltrán Montesinos,

cenetista, 3 de abril de 1987)

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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«Una mañana de marzo de 1940 fui juzgado junto a una

mujer socialista y un vendedor de pescado, todos de Elche. A

mí me acusaron de responsabilidad por los hechos sucedidos

en Elche y por auxilio a la rebelión. A los dos hombres nos

pidieron pena de muerte y a la mujer 20 años. Recuerdo que

hubo en el juicio una nota de humor: juzgaron también a un

borrachín del barrio del Raval y cuando le preguntaron qué

había hecho durante la guerra, el hombre contestó que

emborracharse, con lo que le soltaron (...)»

(José Cabrera Girona, comunista. Elche, 10 de junio de 1986)

«Me llevaron a Alicante a juzgarme. La víspera de la Purísima

ya me habían juzgado. Fuimos lo menos ocho, todos de

Callosa. El fiscal era de Crevillente y le pusimos ‘el carnicero’

porque se encandilaba poniendo penas de muerte. Si querí-

as decir algo, la Guardia Civil te amenazaba con la culata del

fusil. Abogado defensor no tuve. En el juicio no salió que yo

fuera militante del Partido Comunista. Solamente se libró

Jeromo, el del Paseo, al que le pusieron 12 años y un día por-

que empezó a contar que había hecho sabotaje. A los demás

pena de muerte. Allí no había acusaciones (...)»

(Roberto Ruiz Ferrández, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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Fusilados no sólo por razones políticas. También se dio algún

caso por estraperlo o por delitos comunes

«Otro hecho que ocurrió en la cárcel fue el barco de alimen-

tos que vino de Auxilio Social. Fusilaron a un coronel y al jefe

de Auxilio Social de Albacete. Como a mí me ha gustado

enterarme siempre de lo que pasaba, un día vi entrar a

mucha gente, falangistas, el alcalde de Villena, el de

Albatera... En la cárcel el rumor y el comentario corren y ade-

más cada partido tenía su grupo de transmisión de noticias.

Nos enteramos que había llegado un barco a Alicante desde

Norteamérica, con leche y alimentos para Auxilio Social y que

habían desaparecido. El embajador norteamericano había

pedido responsabilidades (...) El embajador y el cónsul de

Alicante se movieron y se hizo un juicio. Conocí en la cárcel

al alcalde de Villena que era muy simpático, aunque no sé lo

que haría en Villena. Me dijo que los alimentos se los habían

repartido entre cuatro jefes de arriba. El caso es que al poco

se hizo el juicio y un coronel del ejército que por lo visto tenía

cierta relación con Serrano Suñer –estuvo aislado en una

celda– y el jefe de Auxilio Social de Albacete, pasaron al

‘tubo’. Dijeron que había mucha gente metida y en la misma

noche los fusilaron. ‘¡Han fusilado al coronel!’ fue el comenta-

rio del día siguiente en la cárcel. El alcalde de Villena me dijo

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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entonces que si no los hubieran fusilado se habría armado la

de San Quintín, porque sabían demasiado (...)»

(Tomás Estañ Alfosea, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

Presos que mueren por disparos de centinelas

«En San Miguel estábamos de todos los pueblos. Más de 500

seguro (...). Los moros eran centinelas y disparaban. Mataron

a uno por la espalda cuando estaba bebiendo de un botijo. Al

moro le dieron tres meses de permiso. Luego mataron a uno

de Callosa, el de la ‘Fondà’, también por asomarse a la ven-

tana (...)»

(Roberto Ruiz Ferrández, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

«Salí a la fábrica número 2. Allí mataron al padre de

Bartolomé Amorós Amorós, porque un centinela lo vio ante la

ventana de su celda (...)»

(Alfredo Mira Gran, socialista.

Elche, 17 de noviembre de 1990)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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El campo de concentración de Albatera

«Sólo estuve un día en el campo de concentración de

Albatera porque pude fugarme, cosa que no era muy difícil en

los primeros días. Me vine a Elche y me refugié en una casa

de campo de Rojales, Un primo hermano mío falangista me

denunció al cabo de dos meses y fueron a detenerme (...)»

(José Cabrera Girona, comunista.

Elche, 10 de junio de 1986)

«Yo me fui en octubre de 1936 y del campo de concentración

de Albatera no supe nada. Cuando vine andando del frente al

terminar la guerra, la gente salió del campo gritando ‘Viva

Albatera’. Todo lo contrario de lo que pasó luego. Cuando ter-

minó la guerra vinieron unos falangistas de Elche y pegaron

a la gente que había estado en el Partido Comunista. Una vez

vi como pegaban a un preso por agacharse a coger pieles de

naranja. El campo estaba en San Isidro y parte de la vía. Es

incalculable la gente que podía haber. Mucha. En Albatera se

decía que todas las mañanas fusilaban. A José Vila

Hernández –era comunista– lo sacaron del campo para que

delatara a los compañeros y de la paliza que le dieron lo

reventaron. No sé si fue en Elche o en Alicante. Malos tratos

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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sí hubo. Conmigo no se metieron porque la familia de mi

madre era de derechas. Cuando al final de la guerra llegaron

moros, atemorizaron. A un tal Tomás lo violaron y lo mataron

(...)»

(Manuel Segura Berná, comunista.Albatera, 10 de diciembre de 1986)

«Nos trasladaron a los ochenta y tantos en tres camiones

–entonces no había autobuses– al campo de concentración

de Albatera (...). En Albatera estuvimos cuatro meses custo-

diados por moros. Allí se dio el caso curioso de que estába-

mos en los barracones y teníamos, para hacer nuestras nece-

sidades, que ir a unas letrinas separadas de los barracones.

Cuando se hacía de noche, era muy peligroso ir a las letrinas

porque cualquier moro podía decir que pretendías escapar y

te fusilaban al día siguiente. Fusilaron a muchos en esas con-

diciones. Nos hacían formar a la madrugada y a los que acu-

saban los moros de querer escapar los fusilaban. Incluso

estábamos durmiendo y entraban con unos vergajos y te

daban leña. Decían: ‘¡Paisa, tu querer escapar!’ Yo presencié

por lo menos, sin ser exacto, pero por lo menos de 8 a 10 fusi-

lamientos. Otra cosa que pasaba es que había gente que se

la llevaban para matarlos, pero los que mataban allí no tení-

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 736: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

an por qué registrarlos. Como la oficialidad era mora también,

formaban el pelotón y ya estaba. Esos fusilamientos fueron

en varios días. El máximo que vi fusilar a la vez fueron dos

(...)»

(Bienvenido Zaplana Belén, socialista.

Crevillente, 13 de agosto de 1987)

La vida en la cárcel. Las condiciones de alimentación, higie-

ne, etc. El apoyo de las familias

«En la cárcel de Alicante debíamos estar 3.000 ó 4.000 pre-

sos. En cada celda de ocho a diez. Teníamos las colchonetas

todas juntas y recuerdo que podíamos dar hasta cuatro pasos

(...)»

(José Beltrán Montesinos, cenetista.

Petrer, 3 de abril de 1987)

«Fui detenido y me pasé en Dolores 11 meses en un alma-

cén habilitado como cárcel con unos 80 más. Luego pasamos

a los bajos del seminario de Orihuela donde junto a unos 800

presos pasé 13 meses. Aquí fue mucho peor porque además

de que mi mujer no podía llevarme comida, el trato era muy

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 737: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

malo, por parte de los falangistas pero no por el de los profe-

sionales de prisiones. Una vez un falangista recriminó a uno

de ellos por condescendiente y éste contestó que él había

custodiado a Azaña y luego fue presidente de la República y

que con los presos que allí estábamos podía pasar lo mismo,

que alguno acabara gobernando (...)»

(Francisco Martínez Pérez, comunista.

Dolores, 17 de diciembre de 1986)

«En San Miguel había salas y habitaciones. Aquello había

sido un seminario y las habitaciones las convirtieron en cel-

das. Estábamos hacinados, 9 ó 10 por celda. Conocí allí al

hijo de Largo Caballero, de los que cogieron en el puerto.

Éste un día desapareció y el comentario que se hizo fue que

querían canjearlo. Allí la edad no se podía apreciar porque

hombres jóvenes parecían ancianos. A los nueve meses me

trasladaron al Reformatorio de Alicante. Si cabe, peor que en

Orihuela. Allí al menos los funcionarios eran de la Vega Baja

y se pasaba mejor. En Alicante, la vida del Reformatorio no se

la deseo a nadie. Llegué a Alicante el 28 de septiembre (...).

Recuerdo la sala de los presos comunes. Aquello era deplo-

rable. Se dio un caso que no sé si contarlo... En una celda

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 738: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

había unos 11 chavales jóvenes. A uno, para violarlo le metie-

ron hierro, lo abrieron en canal y murió. Cuando lo llevaron a

la enfermería, sangrando, murió al cabo de pocas horas.

También recuerdo que se habilitó una nave para desparasitar.

Coger parásitos allí era tan fácil... Me cogieron a mí y allí

estábamos mezclados los ‘polis’ y los ‘choris’. Todo esto lo

tengo escrito en casa. Aquello era terrible. Los ‘polis’ nos

poníamos la poca comida debajo del cabecerón y aun así te

la quitaban (...). Tocaba diana a las siete de la mañana.

Recogíamos las mantas y el petate. Tocaba la corneta otra

vez y desayunábamos algo que llamaban café. Después nos

formaban y nos contaban. Volvía a tocar de nuevo y salíamos

al patio. Nos hacían cantar el Cara al Sol para salir al patio y

cuando éste terminaba. A mediodía formábamos para la

comida. Nos daban corteza de habas, patatas podridas y un

caldo negro. Había quien recibía comida de casa y quien no.

Los paquetes llegaban pero eran registrados antes de que

nos los dieran. Salíamos de nuevo al patio y cada vez que for-

mábamos, a cantar el Cara al Sol. La mayoría no quería can-

tar pero los oficiales estaban muy atentos y cuando veían a

alguien que no cantaba... Después de la cena, a las nueve de

la noche tocaba silencio. Teníamos un día a la semana para

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 739: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

recibir visitas. Afortunadamente, estaba soltero entonces

(...)»

(Tomás Estañ Alfosea, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

«Allí el que no cantaba... El director del Reformatorio, si lo

enganchara yo ahora, lo haría pedazos. Llevaba la gorra al

estilo alemán. Dijeron que se había comprado una finca con

el dinero que se llevaba al bolsilllo de la comida de los presos

(...). En Alicante, nos levantábamos y a las ocho nos daban

un café que no era café ni nada. Estuvimos un montón de

meses que sólo nos daban nabos. Yo no podía, me bebía el

caldo. El director de Alicante se conoce que lo parió una loba.

Cuando entraron las monjas la cosa cambió. Recuerdo a una

monja pequeñita que vino de Santoña y cuando entraba en el

patio nos levantábamos todos. Lo primero que hicieron las

monjas fue coger el suministro del dinero. Teníamos nueve

reales para la comida, pero el director se quedaba con todo

el dinero. Con las monjas nos dieron naranjas, chocolate y

pan. A mediodía mataron más de 30 animales e hicieron una

paella. Ahí se descubrió al ladrón. A los 15 días, otra vez pae-

lla. Recuerdo que un guardián se llevó dos o tres pollos. Las

monjas hicieron que aparecieran. Vinieron 4 ó 5 monjas y la

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 740: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

que mandaba era una pequeñita. Allí la higiene era que si te

ponías malo te tenías que curar tú.Veías a gente con un dedo

de costras. La mayor enfermedad era el hambre. Gente que

pesaba 80 kilos que se quedó con 50. En la cárcel conocí al

abogado Miguel Villalta. ¡Qué injustamente lo mataron! De los

hombres buenos de Alicante (...)»

(Roberto Ruiz Ferrández, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

La militancia política y sindical en el interior de las cárceles.

Comunismo y anticomunismo

«Entre los presos no había buena relación por el partidismo.

Los comunistas cogieron las riendas de la cárcel, lo mismo

que sucedería en Santoña. Los de CNT éramos los más dis-

criminados. Si había favoritismo dentro de la prisión era para

los comunistas, pero porque ellos eran también los que lucha-

ban dentro de la cárcel»

(José Beltrán Montesinos, cenetista.

Petrer, 3 de abril de 1987)

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 741: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Los comunistas cuando han tenido ocasión de liquidar a un

elemento que les ha molestado, lo han liquidado, de los nues-

tros y de los que fueran (...). En las cárceles igual, porque en

el Reformatorio de Alicante estábamos divididos exactamen-

te igual. Y hablaba con Arabid, con los republicanos, pero los

comunistas rancho aparte. Los comunistas han sido gente

activa pero muy poco escrupulosa, por no decir otra cosa

(...)»

(Liberto López Román, cenetista.

Elche, 25 de enero de 1992)

«Miguel Hernández vino de la cárcel de Ocaña. Fue conde-

nado a muerte y cuando se le conmutó vino a Alicante.

Cuando llegó al Reformatorio no era muy conocido. Era ade-

más un hombre con una vida bastante aislada. Lo conocí por-

que puso su petate al lado del mío.Yo había oído hablar de él

pero no lo conocía personalmente. Cuando supe que era él,

le dije que era de Callosa del Segura y que me gustaba la

poesía. Me relacioné con él durante varios meses. Me ense-

ñó una fotografía de Rusia donde había estado. Por eso yo

sabía que fue comunista, aunque nunca me lo dijera. Se le

notaba en la forma de hablar. En la cárcel éramos todos una

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 742: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

familia aunque cada grupo se organizaba. En la cárcel escri-

bió poco, paseaba por el patio y me contaba que no era par-

tidario de la métrica en la poesía. Me decía que me olvidara

de todo eso, que buscara la musicalidad de las palabras, que

hubiera armonía. Cuando le conocí pesaría unos 80 kilos y

era alto, cerca de un metro ochenta. Recio, pero después se

fue consumiendo. Una de las veces que fui a la enfermería

daba pena verlo, era un cadáver (...)»

(Tomás Estañ Alfosea, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

Catequesis a la fuerza. El papel de los capellanes: el padre

Vendrell

«Todos los días venía (al ‘tubo’) el padre Vendrell y lo prime-

ro que nos decía era esto: ‘Hijos míos, ¿habéis dormido

bien?’(...)»

(José Beltrán Montesinos, cenetista. Petrer, 3 de abril de 1987)

«Recuerdo al padre Vendrell, un jesuita de Valladolid que

estuvo en el Reformatorio. Un señor alto. Los comentarios

que corrían allí decían que era de la acera de enfrente y el

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 743: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

director también. El padre Vendrell cuando iban a fusilar

venía. En la parte donde estábamos nosotros tenía dos

secretarios: Rafa, un chico de Novelda que jugaba al fútbol y

Pina, un primo hermano del que jugaba en el Hércules.

Paseaba siempre con ellos. Cuando cogía a alguien del cue-

llo ya sabíamos que lo iban a fusilar. Así que los del ‘tubo’

sabían que se iba a fusilar cuando lo veían (...). Escribí una

vez un artículo en el que denuncié a un cura del

Reformatorio, don Pascual, porque intervino en el problema

de Miguel Hernández. Era un cura muy acicalado, con bri-

llantina y muy soberbio. Cuando se le descubrió la pleura a

Miguel, don Pascual dijo que si no se confesaba, del

Reformatorio no saldría, ni él ni ningún preso que no se con-

fesara. Miguel le dijo que era una cuestión suya y no le deja-

ron salir. La última vez que lo vi, estaba hecho una momia. La

pleura necesita una alimentación especial y él no la tuvo.

Como lo considerábamos comunista, repartíamos los paque-

tes por pabellones y a uno le tocaba una manzana, a otro lo

que fuera. Teníamos una relación de personas necesitadas y

entre ellas estaba Miguel, lo que nunca se ha dicho.

Recuerdo que le gustaba jugar a la pelota y que salía al patio

con una toalla en la cabeza. Fue una pena y se pudo haber

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 744: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

evitado si todos los defensores que tiene ahora hubieran sali-

do entonces (...)»

(Tomás Estañ Alfosea, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

«La fiesta mayor era la Virgen de la Merced. Teníamos que ir

a misa los domingos. Alguna vez nos obligaron a confesar y

comulgar. La vez que fui a confesarme el cura me preguntó si

tenía yo algo en las piernas. Comprendí que tenía que arro-

dillarme (...)»

(Roberto Ruiz Ferrández, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

«Nos obligaban a comulgar.Yo fui bautizado porque en aque-

llos tiempos no se podía. Los que no estaban casados por la

Iglesia tuvieron que hacerlo para que sus mujeres pudieran

visitarlos. De curas sólo recuerdo a un jesuita muy famoso

que venía a Elche, a la fábrica número 2, a darnos conferen-

cias y una de las veces el mitin que nos dio fue decirnos que

debíamos dar gracias de estar vivos, que él mismo llevaba

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 745: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

una pistola y que había estado en la guerra. Luego venía otro

para tapar las barbaridades que había dicho (...)»

(Francisco Pérez Campillo, socialista.

Elche, 8 de diciembre de 1990)

Los presos del «tubo»: condenados a muerte que no saben

que madrugada les va a tocar

«Cuando oí la palabra muerte nunca pensé que en realidad

me fueran a matar, pero lo pasé muy mal el primer mes des-

pués de la condena en el Reformatorio de Alicante. Allí no

pasaba una noche en la que no se llevaran a gente, así que

no podíamos dormir. Cuando yo llegué, cada noche se saca-

ba a uno, a dos, hasta cinco. Los sábados por la noche des-

cansaban. Y como los juicios no acababan, aquello no varia-

ba. Cuando me llegó la conmutación de la pena quedaban

aún muchos condenados. Todos estábamos apartados en el

‘tubo’ e incluso teníamos un patio para nosotros. Recuerdo

que había allí un centinela que era de Petrer y estando él de

guardia en lo alto y yo en el patio, le hice un gesto como de

rajarle el cuello y cuando volví al pueblo y hablé con él me

contó el temblor que le entró entonces (...). Allí se dormía sólo

cuando el sueño te rendía. Te despertaba siempre el ruido

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 746: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

que se movía con los que se llevaban. Recuerdo a los her-

manos Olivares de Elche. Se vistieron con toda tranquilidad,

como si fueran de boda. Hubo un tal Arraez, al ir a llevárselo

le gritaron que se diera prisa y él les contestó: ‘estoy aseán-

dome y poniéndome colonia porque a la muerte hay que ir

así’. Vi también a los fusilados de Petrer y a un chico de

Monóvar que había sido cabo en Alcoy y al que también con-

denaron a muerte. Éste se pasó dos o tres años en esa situa-

ción. Parece que lo quisieran matar por sufrimientos (...)»

(José Beltrán Montesinos, cenetista. Petrer, 3 de abril de 1987)

«Cuando el fiscal pidió para mí ‘muerte’, no me inmuté por-

que lo esperaba. Así que junto a los aproximadamente 370

condenados a la pena capital, ingresé en el ‘tubo’, que era

como llamábamos al lugar de los condenados y allí estuve

mes y medio hasta que recibí la comunicación de la conmu-

tación. Firmé un papel por el que debía cumplir 30 años y

recorrí muchas cárceles hasta ser liberado a finales de 1946

(...)»

(José Cabrera Girona, comunista. Elche, 10 de junio de 1986)

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 747: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Así que pasé a la galería de los condenados a muerte. Éra-

mos 8 ó 9 en cada celda. Un día vino un señor y me dijo que

firmara un papel en el que decía que se conmutaba la pena

por la de 30 años. Allí rara era la noche que no había ‘saca’.

Nos enterábamos por el ruido. A ocho de Callosa se ve que

les avisaron de que los iban a fusilar. Un domingo los vimos

en misa y se despidieron por señas de nosotros (...)»

(Roberto Ruiz Ferrández, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

«Fuimos esposados hasta Alicante y estuvimos en el

Reformatorio unos días y, más tarde, al palacio de Altamira

de Elche, que estaba lleno de presos. Me colocaron en las

carboneras de un empujón. ‘¡Ya teníamos ganas de cogerte!’

me dijeron. Pedí estar en la sala en la que estaba mi padre y

me dijeron que no. Estuve 15 días si ver la luz, a pan y agua.

Me llevaron después a la torre con ‘los peligrosos’. En

Navidad de 1939 fue cuando llegamos a Alicante y, días des-

pués, ya estábamos en Elche. De Palacio nos llevaron a la

cárcel Fábrica número dos –Candalix–. Estuve allí hasta abril

de 1949 sin que me trasladaran a Alicante para juzgarme y,

por fin, me condenaron a muerte y a los 15 días me la con-

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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mutaron por 30 años y un día de reclusión mayor. Permanecí

en el Reformatorio de Adultos hasta el 1 de julio de 1946 (...)»

(Manuel Arabid Cantós, socialista. Elche, 19 de abril de 1986)

La oposición al Franquismo en la provincia. El caso del ins-

pector Maján en Elche. Un policía que consigue introducirse

en un grupo de comunistas ilicitanos

«En marzo de 1945 en Elche, en aquellas fechas, lo que es

el Partido Comunista tiene la mayor organización (...). Hay

algunos que están refugiados porque son huidos de campos

de concentración o de cárceles, y se concentran en una casa

en Valverde, una casa de un campesino, también militante del

Partido Comunista. El enlace provincial era José García, El

Forasteret y tenía la misión de ir a Alicante a comprar el mate-

rial para imprimir. Resulta que en esa vivienda del campo,

desconocida para las autoridades, había concentrados nueve

hombres y tenían una imprentilla y desde allí emitían el perió-

dico. Ocurrió que al preguntarle el dueño de la imprenta tres

o cuatro veces si tenía quien le imprimiera aquello, lo denun-

ció a las autoridades. Entonces, un inspector de Alcoy –o al

menos ejercía en Alcoy– llamado Maján de apellido lo detuvo

y le dijo que dónde imprimían aquellas cuartillas y para qué

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 749: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

eran. Éste, como punto de salvación, cometió el grave error

–digo grave porque aquello le costó, a toda la organización,

la caída– de llevarlos a la casa donde, como estaban arma-

dos, él saldría ileso.Y mientras uno le abría la portezuela, los

otros disparaban un par de tiros al inspector y se produce la

desbandada (...)»

(Joaquín Grau García, comunista. Elche 4 de junio de 1992)

«De nuevo me incorporé al partido y formé parte del Comité

Local de 1947, como responsable político. Teníamos reunio-

nes periódicas, cotizábamos y recibíamos ‘Mundo Obrero’ a

través de un empleado en una casa de transporte –La

Ilicitana–. Sobre todo, nos dedicábamos a la captación de

militantes. La caída se produjo en 1953. El 6 de agosto de ese

año nos detuvieron bajo la acusación de propaganda ilegal

por un confidente –Luis Medel– que se nos introdujo y que,

con anterioridad, había provocado la caída de compañeros

de Elda y Alcoy. Nos pasamos siete meses de cárcel –hasta

marzo de 1954–, en el Palacio de Altamira. Recurrimos al

abogado Salvador Ramos Folqués y se portó muy bien con

nosotros. Nos dijo que recogiéramos 3.000 pesetas para dar

propinas en el juzgado a fin de que nuestros expedientes se

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 750: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

liquidaran. Las recogimos y así pudo liberarnos.

Posteriormente habría tres detenciones más: 1959, 1964 y

1973. La última fue jugando al dominó. En la mesa había un

guardia civil sin que yo lo supiera. Apareció Franco en la tele,

hice algún comentario y al guardia le faltó tiempo para denun-

ciarme (...)»

(José Cabrera Girona, comunista. Elche, 10 de junio de 1986)

«Actuamos en la clandestinidad y nuestra principal misión fue

la de mantener el espíritu socialista en todos nuestros mili-

tantes. Llegamos a controlar a todos los que había en el pue-

blo, pero no se conocía a la directiva. Cada uno de nosotros

conocía a un delegado de barrio y éstos a un grupo.Todo esto

fue cuando la Segunda Guerra Mundial había terminado con

la decepción para todos nosotros. La función era recoger

dinero para ayudar a familiares de exiliados o de gente que

estaba aún en la cárcel. Los más activos fueron, después de

Pérez Candela, Manuel Lozano, Manuel Esclapez Boix,

Galipienso, Alfredo Mira, Arabid –más tarde, porque él se fue

a vivir a Herencia–, José María Maciá Mañuz, muchos, hasta

que nos detuvieron en 1947, en marzo. Nos detuvieron a

todos y un sargento de la Guardia Civil registró en casa y

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 751: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

encontró unas poesías y le contó al capitán que llevara cui-

dado conmigo porque era un intelectual –¡yo, que no he lle-

gado a ir a la escuela!–. Cuando vi los nombres me di cuen-

ta que nos habían cogido a todos. Paco Soler era el presi-

dente, Francisco Rodríguez Martínez de organización y yo de

administrativo. Éramos 17 los detenidos. Estuvimos en la cár-

cel y a mí me mandaron, una vez más, a la oficina con el

director. La detención fue porque hubo uno muy confiado, le

cogieron, le dieron una paliza y dio los nombres. El que se

hizo famoso fue el capitán de la Guardia Civil (...). Para mí un

sádico. Lo primero que hacía era darte una patada en las par-

tes. Pasó el tiempo y se pudo capear el temporal y nos pusie-

ron en libertad. Pero llegó la víspera del primero de mayo de

1947 y el capitán de la Guardia Civil nos llamó y nos dijo que

como ocurriera algo, seríamos nosotros los responsables

(...). En los días siguientes apareció un letrero que ponía ‘Viva

el Partido Comunista’. Fueron a por nosotros tres –Paco

Soler, Rodríguez Martínez y yo– y el capitán de la Guardia

Civil nos metió en una cuadra junto a comunistas y a cene-

tistas. Nos volvió a repetir su amenaza y le dije que nosotros

no teníamos nada que ver con los comunistas. Entré con

Rodríguez Martínez y nos dieron a cada uno una vara de

toro: ‘¡Pégale!’ Tuve la suerte de pegarle sólo una vez, con un

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 752: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

guardia civil. Después me hicieron desnudarme por completo

y obligaron a Rodríguez a pegarme 25 golpes en el culo y si

pegaba flojo un guardia civil le pegaba a él. Luego me tiraron

un cubo de agua y me hicieron pasar a otro cuarto. Así todos,

pegándonos unos a otros. Lo último que nos dijo el capitán

fue que si contábamos lo que había pasado que nos entera-

ríamos. Paco Soler le miró al capitán y todavía le pegó un

guantazo. Para que mi madre no se enterara –todavía estaba

soltero porque mi mujer estaba en el exilio con su madre– fui

a casa de un practicante y me curó (...)»

(Francisco Pérez Campillo, socialista.

Elche, 8 de diciembre de 1990)

Las muertes violentas de la posguerra en extrañas circuns-

tancias

«En marzo de 1942 –yo estaba entonces en Vitoria haciendo

el servicio militar, porque a los de la zona republicana nos

mandaban o al norte o a África–, detuvieron en Elche a Juan

Caracena y, a través de él, a todos los que tenían una hoja

clandestina. Detuvieron a mi padre, Ramón Mora Martínez, a

uno que vendía vinos en la calle del Ángel –creo que se lla-

maba Prats–, a Antonio Vázquez y a muchos más. Les dieron

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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palizas y a mi padre lo sacaron para declarar en el retén.

Coincidió que se apagó la luz en ese sector y cuando mi

padre era conducido por una pareja de guardias civiles, mi

padre, con más de 50 años, cayó desde el arco del

Ayuntamiento. Una hermana mía pudo verlo muerto. La ver-

sión oficial es que se tiró (...)»

(Rogelio Mora Porcel, socialista. Elche, 6 de junio de 1986)

La tortura

«Fui torturado en 1953 en Calendura. Me reventaron las uñas

de los pies. Había allí un inspector que se emborrachaba con

nosotros. Me lo hicieron dos veces. En cambio en Altamira no

me tocaron. Allí, en Palacio estaba conmigo Tonico Sansano

y un santapolero como preso común. Éste precisamente al

verme en el estado en el que me encontraba, me confesó que

el director de la cárcel lo había puesto allí para espiarme»

(José Cabrera Girona, comunista. Elche, 10 de junio de 1986)

«Salí de la cárcel el 26 de mayo de 1943, por el decreto que

afectaba a los condenados a 20 años. Me vine entonces a

vivir a Crevillente. Al poco tiempo me detuvieron. Luego vol-

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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vía a Callosa. En 1945 me volvieron a detener. Dos veces me

pusieron la pistola en la frente para que dijera nombres. Me

quitaron la camisa, me ataron las manos por detrás y tres

pegando vergazos al mismo tiempo. Caí sin sentido hasta

que me dejaron. Estuve siete horas sin conocimiento. Me lle-

varon de nuevo al Reformatorio y estuve un mes. Cuando lle-

gué y el practicante quiso ponerme una inyección le dijo al ofi-

cial que no tenía un pedazo de carne donde pinchar. El resto

de detenciones fue sólo ir al Ayuntamiento o a la Guardia Civil

(...)»

(Tomás Estañ Alfosea, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

«La costumbre que utilizaban estas personas, los dirigentes

de Falange, si es que se les puede llamar personas, era irse

a cenar y a beber. Cenaban bien cenados, se emborrachaban

algunos de ellos y su diversión consistía en venir al

Ayuntamiento y pedir a los centinelas falangistas que les tra-

jeran a fulano de tal. Les tomaban declaración, los hinchaban

y luego para dentro otra vez. Prueba de ello es que yo dormía

con un hombre que se llamaba Salvador Candela, más cono-

cido por el tío Castellano, Salvador el Castellano, dormía

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

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junto a mí y cuando le llamaron una noche y lo entraron

luego, su cara era la de un monstruo. Tiraba sangre por la

nariz, por los oídos. La cara era de un monstruo de la paliza

que le pegaron. Así que conseguirían que declararan lo que

querían, para evitar los golpes. Después este hombre estuvo

en la cárcel y salió sin ningún cargo. De todo esto se encar-

gó la Falange, la Guardia Civil no intervino para nada. Era el

estilo hitleriano (...)»

(Bienvenido Zaplana Belén, socialista.

Crevillente, 13 de agosto de 1987)

El caso de una mujer embarazada que es fusilada después

de dar a luz

«Fui novio de Carmen Gambín. Ella y su hermana Rosario

estaban en Francia. Carmen era preciosa, de lo más bonito

que se ha conocido por aquí. Volvieron a Callosa y estuvieron

en Socorro Rojo en Alicante. A un hermano, Luis, lo mataron

en el frente y por lo visto un guardia municipal le había pega-

do en una ocasión a Luis. Al morir éste, las dos hermanas

fueron a casa del guardia y lo mataron. Parece ser que la que

disparó fue Rosario, que ya estaba casada. Estando yo en

San Miguel supe que Rosario y Carmen también estaban allí

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

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encarceladas. Carmen estaba embarazada y nos enviamos

unas notas. Las juzgaron y esperaron a que Carmen diera a

luz. Por eso fusilaron antes a Rosario que a Carmen. Se

había casado con un chico de Bilbao (...)»

(Tomás Estañ Alfosea, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

«De mi mujer (Rosario Soriano Gambín) no quiero hablar. La

chiquita sí me la llevaban (...)»

(Roberto Ruiz Ferrández, comunista.

Callosa del Segura, 14 de febrero de 1992)

Dos menores de edad fusilados por pintarrajar una imagen

del fundador de Falange

«El caso más sonado fue el de los tres chicos de Dolores.

Pintaron un bigote al retrato de José Antonio y, aunque eran

menores de edad, la excusa que dieron para fusilarlos fue

que tenían banderas republicanas. Murieron gritando Viva la

República (...)»

(José Beltrán Montesinos, cenetista.

Petrer 3 de abril de 1987)

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 757: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

«Aunque aquí en Dolores no hubo muertes durante la guerra,

cuando ésta terminó sí fusilaron primero a dos hombres des-

pués de que fueran apaleados en Almoradí y fueron fusilados

tres jóvenes por pintar los labios de un cuartel de José

Antonio Primo de Rivera. Un cuarto joven, José Cano

Illescas, se libró porque era menor de edad y porque era

sobrino del sacristán y se ve que el cura intercedió por él.

Cano salió después de cumplir siete años. Los cuatro eran de

la J.S.U. (...)»

(Francisco Martínez Pérez, comunista.

Dolores, 17 de diciembre de 1986)

El estraperlo

«Al acabar la guerra, los cupos, no trabajar y vender los

cupos y hacerse millonario.Y en mi caso, la guerra, la cárcel,

la ruina y 15 años para levantar la casa, pero trabajando. Yo

me he llegado a marear de hambre estudiando la carrera,

pero no se me ha ocurrido –y podíamos haberlo hecho– por-

que con la cárcel que hemos padecido nosotros ha habido

gente que luego se hizo ministro (...)»

(Francisco Galán Giner, falangista.

Elche, 7, 9 y 12 de octubre de 1989)

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 758: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

Hablar valenciano en la posguerra

«Mi hermano y mi primo Paco, viniendo de viaje y recién aca-

bada la guerra, venían de Bilbao del hotel Carlton de Bilbao

donde estaba el Ministerio de Industria y Comercio de la zona

aquella para buscar materia prima para la industria de Elche.

Iba también Moreta y estaban sentados en una mesa en el

comedor y estaban hablando en valenciano. Al lado había

unos oficiales, un coronel, un comandante, un capitán y un

asistente. De repente el coronel sacó una pistola y les dijo:

‘¡están ustedes ladrando, son unos hijos de puta...!’ Al coro-

nel le habían matado dos hijos en la guerra. En fin, que ni pre-

guntaban (...)»

(Francisco Galán Giner, falangista.

Elche, 7, 9 y 12 de octubre de 1989)

«Acabé la guerra en Torrijas. Como borregos nos metieron en

la plaza de toros de Guadalajara con muchísima gente. Allí

estuvimos tres días, lloviendo, mientras nos quitaban lo poco

que llevábamos encima (...). Luego nos llevaron a una espe-

cie de aeródromo de zepelines. Por cierto que allí un día

hablando en valenciano con otro, me vino un centinela ame-

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 759: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

nazándome con que me mataba como siguiera hablando ‘en

ruso’(...)»

(José Beltrán Montesinos, cenetista, 3 de abril de 1987)

«También detuvieron a mi madre, Asunción Porcel. Fue juz-

gada pero su expediente fue sobreseído. Como anécdota

recuerdo que cuando fui a verla, una carcelera me dijo que no

hablara valenciano (...)»

(Rogelio Mora Porcel, socialista. Elche, 6 de junio de 1986)

¿Valió la pena?

«Hoy con mis 70 años, si me dijeran de volver a la juventud

teniendo que pasar lo que pasé, diría que no, que prefiero los

pocos años de vida que me queden pero con tranquilidad

(...)»

(Francisco Martínez Pérez, comunista.

Dolores, 17 de diciembre de 1986)

«Si en aquel momento alguien nos hubiera dicho, a unos y a

otros, que íbamos a meternos en un fregado como el que nos

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 760: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

metimos para, al final, restaurar a los Borbones, seguro que

nadie hubiera ido a la guerra. Esto no me lo puede negar

nadie. Luego habría una guerra con actos heroicos por las

dos partes y actos deleznables también por ambas. ¡Quién le

hubiera dicho a la gente que iba a morir por salvar a la monar-

quía! Los falangistas hubieran abandonado los frentes. Y si

no, la Iglesia, muy perseguida. Mataron a 8.000 curas, a no

sé cuantos obispos, pero cuidado con la Iglesia, que nos

metió en el fregado a todos. Nos hubiéramos tomado un café

todos juntos y en Alicante no habría habido guerra civil y

supongo que en los demás sitios igual. Para mí, la culpa de

todo no la tuvo ni la República, ni la guerra, sino la monar-

quía, entregada por completo a la plutocracia. Habría que ver

a un obrero con blusa y alpargatas, un maestro nacional con

los codos rotos y luego tíos saliendo del Casino con su coche.

Es decir, diferencias sociales tan tremendas, de manera que

el odio estaba justificado (...)»

(Agatángelo Soler Llorca, falangista.

Alicante, 19 de abril de 1990)

«Hoy milito en el Movimiento Comunista junto a mi compañe-

ra. Estamos con gente muy joven y ayudamos en lo que

podemos. Nos apuntamos todavía en la clandestinidad y en

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 761: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

una casa de campo que tengo hacíamos reuniones con gente

que venía de Madrid (...)»

(José Beltrán Montesinos, cenetista.

Petrer 3 de abril de 1987)

4. A manera de conclusión

Como historiadores, ¿nos podemos permitir el lujo de renun-

ciar, por comodidad, a la obtención de una información tan

valiosa que sólo puede ser recogida durante un tiempo limi-

tado? Sencillamente, a mí al menos me parece un despropó-

sito no intentarlo.

¿Qué veracidad ofrece el testimonio de un militante de cual-

quier organización? En mi caso, pocas veces he sentido des-

confianza ante lo que me estaban contando. En alguna oca-

sión alguien se puede presentar como el héroe del frente, el

fundador de lo que sea, el número uno de la oposición o

cosas por estilo, pero no es lo habitual y, cuando así ocurre,

la entrevista suele terminar antes. Por otro lado, si hay una

información en los testimonios que resulta poco relevante es

la que intenta precisar cifras: por ejemplo, de una cárcel inte-

resa sobre todo la vida de un interno y sirve de muy poco que

hable del número de presos: «éramos 3.000». ¿Cómo calcu-

lar visualmente la gente que había en el puerto de Alicante a

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Miguel Ors MontenegroApéndice: los testimonios orales y la enseñanza de la historia

Page 762: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

finales de marzo de 1939? En ocasiones un testimonio oral

desmiente a una fuente escrita: tuve ocasión de entrevistar a

una mujer, militante del Partido Comunista durante la guerra

civil, porque un semanario ilicitano la consideró como mode-

lo de la participación de la mujer en la retaguardia. Cuando la

entrevisté descubrí que era un montaje propagandístico:

aquella señora no sabía de que le estaba hablando.

Un aspecto ético. En muchas ocasiones un testimonio puede

incorporar, entre otras muchas barbaridades, una acusación

con nombres y apellidos de la que el historiador se puede

convertir en altavoz. Por tanto habría que distinguir entre el

testimonio grabado que debe quedar en un archivo sin alte-

ración alguna y el uso por parte del historiador de ese testi-

monio. No todo es publicable. Y no se trata tanto de evitar el

juzgado como de huir de la calumnia.

Queda muchísimo por hacer y el tiempo corre en contra nues-

tra. El Franquismo es, me parece, el objetivo más urgente:

cuadros políticos, docentes, funcionarios y un largo etcétera

nos pueden suministrar abundantes pistas con las que acudir

luego a las fuentes escritas. La propia naturaleza de la dicta-

dura y sus tinieblas informativas convierten a las fuentes ora-

les en una herramienta poco menos que indispensable.

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Roque Moreno Fonseret, Francisco Sevillano Calero (eds.)El franquismo, visiones y balances

Page 763: Roque Moreno y Francisco Sevillano - El Franquismo_ Visiones y Balances

1 Un libro útil para empezar a trabajar es el de FOLGUERA, Pilar,Cómo se hace historia Oral, Madrid, 1994, págs. 82-89.

2 FRASER, Ronald, Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. Historia oralde la guerra civil española, Barcelona, 1979. Del mismo autor,Mijas. República, guerra, franquismo en un pueblo andaluz,Barcelona, 1985 (un excelente ejemplo de cómo la historia localpuede superar el localismo estéril) y Escondido. El calvario deManuel Cortés, Valencia, 1986. Es importante también la aporta-ción metodológica de THOMPSON, Paul, La voz del pasado.Historia oral, Valencia, 1988. Una aplicación reciente puede verseen VILANOVA, Mercedes, Las mayorías invisibles. Explotaciónfabril, revolución y represión, Barcelona, 1996. La revista Historia yFuente Oral viene recogiendo las mejores aportaciones nacionalese internacionales sobre fuentes orales; el número 13 (1995) ofreceun índice de los doce primeros números.

3 MARTÍNEZ LEAL, Juan y ORS MONTENEGRO, Miguel, «Larepresión de posguerra en Alicante (1939-1945)» en Canelobre, nº31-32, Alicante, 1995, págs. 23-72.

4 El Instituto de cultura Juan Gil Albert publicó un catálogo de suarchivo de fuentes orales en abril de 1995.

5 AVIFOR publica una hoja informativa llamada La Veu. Su direcciónes AVIFOR, apartado de correos, 262, 03560 EL CAMPELLO(Alicante).

6 SALAS LARRAZABAL, Ramón, Pérdidas de la guerra, Barcelona,1977, pág. 371.

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Notas