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II Época Nº 139 www.astronomia-e.com España: 5,00 € / Portugal: 6,25 € HISTORIAS DEL UNIVERSO HISTORIAS DEL UNIVERSO TERRAFORMACIÓN DE MARTE TERRAFORMACIÓN DE MARTE BANCO DE PRUEBAS: OCULARES EXPLORE SCIENTIFIC BANCO DE PRUEBAS: OCULARES EXPLORE SCIENTIFIC Xavier Villanueva Xavier Villanueva Eduardo García Llama Eduardo García Llama José Antonio Domínguez Sánchez José Antonio Domínguez Sánchez

Revista AstronomiA nº 139

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Lo último de la Astronomía mundial; artículos, analisis, efemérides, bricolage,...

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Page 1: Revista AstronomiA nº 139

II Época Nº 139 www.astronomia-e.com España: 5,00 € / Portugal: 6,25 €

HISTORIAS DEL UNIVERSOHISTORIAS DEL UNIVERSO

TERRAFORMACIÓN DE MARTETERRAFORMACIÓN DE MARTE

BANCO DE PRUEBAS: OCULARES EXPLORE SCIENTIFIC

BANCO DE PRUEBAS: OCULARES EXPLORE SCIENTIFIC

Xavier VillanuevaXavier Villanueva

Eduardo García LlamaEduardo García Llama

José Antonio Domínguez SánchezJosé Antonio Domínguez Sánchez

Page 2: Revista AstronomiA nº 139

De s d e h a c e ya bastante

tiempo, los astró-nomos nos tienen acostumbrados a presentar parte de sus trabajos acom-pañándolos de imá-genes de un detalle y belleza subyuga-dora. Es difícil no quedarse sorpren-dido o, simplemente

anonadado, ante los escenarios plasmados en miles de fotografías que describen cada vez con mayor exactitud las intimidades de nuestro Universo.

La terraforma-ción es un pro-

ceso consistente en modificar deli-beradamente las propiedades físi -cas de un cuerpo celeste para que pueda reproducir el medio ambiente terrestre o, simple-mente, para que sea hospitalario al ser humano, con una biosfera lo más similar posible a la de la Tierra; y se plantea como uno

de los mecanismos por los que el ser humano podría expandir su presencia en el cosmos.

SUMARIOEDITORIAL 5ÚLTIMAS NOTICIAS 8PERITO EN LUNAS 20LA TRIBUNA 21TERRAfORMACIóN DE MARTE 24HISTORIAS DEL UNIvERSO 32ASTROqUíMICA 42ASTROBIOLOgíA 44AgENDA 48CUERPOS MENORES 58

TERRAFORMACIÓN DE MARTEEDUARDO gARCíA LLAMA

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HISTORIAS DEL UNIVERSOXAvIER vILLANUEvA

II ÉPOCA Nº 139ENERO 2011

EN PORTADA:Esta imagen de parte de la nebulosa de

Carina, tomada por el Telescopio Espacial Hubble, ilustra el tema del artículo de por-tada de este mes sobre las impresionan-

tes imágenes del Cosmos y su belleza, y de cómo estas imágenes pueden

contarnos multitud de historias sobre el Universo y nuestro lugar en él. (NASA,

ESA y el Hubble SM4 ERO Team)

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ASOCIACIONES 64ESTRELLAS DOBLES 66ASTRONOMíA URBANA 68ASTRONOMíA DIDÁCTICA 72LA CARA OCULTA 74MAqUETA DE LAS fASES DE LA LUNA 76BANCO DE PRUEBAS 82ASTROfOTOgRAfíA 88CUENTA ATRÁS 92PARADOJAS 97PRóXIMO NÚMERO 98

4208

82

7658

ASTROQUÍMICALuis Lahuerta

ÚLTIMAS NOTICIASX. Dosi veiga y Ángel gómez

BANCO DE PRUEBAS: OCULARES ExPLORE SCIENTIFICJosé Antonio Domínguez

MAQUETA DE LAS FASES DE LA LUNAfrancisco José Cascales

CUERPOS MENORES y EL COMETA HARTLEy 2Mark Kidger

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totalmente a nuestra estrella y una corona de luz que la rodea, nos ilumina, tiñendo el cielo de un tono anaranjado que colorea también toda nuestra superficie. Durante un eclipse de Tierra, en cambio, se puede ver como una pequeña sombra de la Luna atraviesa poco a poco la superficie del planeta, desdibujando sus colores, envolviéndolos bajo un manto oscuro y grisáceo.

Muchas veces, cuando nos tum-bamos para observar el cielo estre-llado, me pregunto si habrá vida ahí arriba. ¿Os imagináis que existan seres inteligentes en la Tierra que, en este preciso momento y con los ojos cerrados, estén soñando con nuestra Luna, igual que nosotros soñamos con su planeta?

¡Bah! Qué idea tan absurda, la vida es imposible en un planeta con tanto oxígeno y lleno de agua líquida. Pero, a pesar de todo, cuánto me gustaría acostarme una noche, despertarme al día siguiente, abrir los ojos y encontrarme viviendo en ese planeta tan impresionante al que llamamos Tierra. Si fuese mi hogar en este vasto Universo lo cuidaría para que la vida en él siempre fuera posible.»

I maginaros que sois habitantes de la Luna y soñáis con alcanzar la Tierra…

«Hacía mucho t iempo, quizá demasiado, que no veíamos en el cielo una Tierra con tan pocas nubes, que nos permitiera observar tantos detalles de su superficie de forma tan clara.

Es maravilloso poder observar a través de un telescopio nuestro pla-

Para colaborar, enviad vuestros textos con un límite de unas 700 palabras a [email protected]. La revista no se identifica ni con la opinión ni los contenidos de los artículos firmados, y se reserva el derecho a su publicación.

LA TIERRA, PLANETA SOÑADO

Cuando nos tumbamos para observar el cielo estrellado, me pregunto si habrá vida ahí arriba.

Aitor Acasuso Ariño

Aitor Acasuso Ariño realiza un pro-grama de radio semanal sobre astro-nomía en la emisora Enkarterri Irratia de Zalla, Vizcaya.

neta natural y poder ver esas zonas azuladas, inmensas, que configuran la mayor parte de su superficie. Los científicos creen que se trata de océa-nos y mares de agua, pero en estado líquido, sustancia muy tóxica para nosotros, los Selenitas, habitantes de la Luna.

Si algún día pudiéramos enviar una nave tripulada a ese mundo, nuestros astronautas deberán ir muy bien protegidos para evitar el contacto con ella y para no res-pirar en una atmósfera, como la de la Tierra, tan rica en oxígeno, gas muy venenoso y por supuesto mortal para nuestra especie; en fin, un lugar peligroso, a la vez que fascinante.

Cuando, la semana pasada, mi padre me dijo si quería acompañarle a observar la Tierra con su telescopio, no me lo pensé dos veces, le ayude a preparar todo el material necesario para esa aventura tan emocionante y nos dirigimos en nuestro vehículo

solar hacia la zona de las llanuras, en dirección a la cara oscura de la Luna, para que el Sol no nos molestara y poder así contemplar la Tierra en todo su esplendor.

Tras un corto viaje, que se me hizo eterno, llegamos, por fin, al borde que delimita el día de la noche. El momento justo en el que entras en la cara oscura, atravesando el terminador, es difícil de explicar,

baja la temperatura muchísimo y se hace de noche de repente, una noche espesa en la que solo se puede ver algo cuando la Tierra se sitúa a ese lado de nuestro satélite, reflejando contra nosotros parte de la luz que recibe del Sol. Esa noche, en con-creto, se veía bastante bien, ya que la Tierra se encontraba completamente redonda sobre el horizonte. También es interesante observarla en sus fases intermedias, ya sea creciendo o men-guando y ver cómo en su terminador el día da paso a la noche de forma paulatina.

Y es justo, en esas noches de Tierra llena, cuando te haces pregun-tas inverosímiles mientras la obser-vas, incluso a simple vista, extasiado por su belleza, con todos esos colores que se entremezclan creando un pai-saje precioso e inigualable.

Otro de los fenómenos astro-nómicos más espectaculares es la observación de un eclipse de Sol; cuando se produce, la Tierra oculta

POR

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pedirle moderación en sus interpreta-ciones.

A finales del mismo año tuvo ocasión de observar una ocultación de Júpiter por la Luna e interpretó erróneamente una ilusión óptica que se produce al observar dos objetos de distinta luminosidad como una evidencia de que la Luna tenía atmós-fera. No fue el último de sus desva-ríos, tras dedicar muchos esfuerzos a la observación de una serie de parches oscuros que aparecían sobre el cráter Eratóstenes y que parecían desplazarse, aseguró que se trataba de nubes de insectos que se despla-zaban por la superficie del cráter. Al mismo tiempo sugirió que desde la Luna también podrían verse con un telescopio las migraciones de los búfalos en Norteamérica.

También creyó detectar la presencia de vegetación y de tormentas de nieve sobre los picos centrales de Theophi-llus, Plinius, Alphonsus y Bullialdus. A pesar de que la comunidad científica fue muy escéptica, sus artículos en periódicos tuvieron mayor eco en la sociedad. Recordemos que fueron los años de la publicación de La Guerra de los Mundos de Herbert George Wells y la sociedad era muy receptiva a este tipo de asuntos.

Paco BellidoPOR

Los insectos Lunares de Pickering

Paco Bellido es autor del blog «El Beso en la Luna» (mizar.blogalia.com).

P ickering era un observador habilidoso y perseverante, tenía habilidad matemática y cierto

talento literario, pero adolecía de una virtud esencial: juicio sano. De hecho, es recordado fundamentalmente por sus disparatadas teorías que impidieron que la comunidad científica lo tomase en serio. Gracias al legado de una suma de más de 230.000 dólares, donado por Uriah Boyden, un ingeniero de Boston, estableció un observatorio en las proxi-midades de Arequipa (Perú), del que fue su primer director. Su hermano, que había sido artífice de este nombra-miento, le había encargado la creación de nuevas cartas del cielo austral y de la obtención de un gran número de espec-tros estelares pero, desde el principio, comenzó a dedicar la mayor parte de su tiempo a la observación de la Luna y de los planetas. Desde una posición privilegiada, con un refractor de 13 pulgadas de los prestigiosos Alvan Clark & Sons instalado a 2.500 metros de altitud sobre el desierto, disfrutaba de un seeing excelente la mayor parte de las noches.

A pesar de haber revolucionado con su hermano las técnicas aplicadas a la fotografía de nebulosas y estrellas, prefirió utilizar el ojo para el estudio de los detalles lunares y planetarios. Su hermano estaba desesperado por no recibir ni una sola fotografía y le envió un telegrama expeditivo que decía: «Photograph with the thirteen inch»

El nombre de William Henry Pickering ha pasado a la historia de la Astronomía por el descubrimiento en 1898 de Febe, el noveno satélite de Saturno. Nacido en 1858 en Boston, era hermano de Edward Charles Pickering (1846-1919), uno de los astrónomos más respetados de su época.

Retrato de William Henry Pickering. (Archivo)

(Haz fotos con el trece pulgadas). Le siguieron otras cartas de petición en tono más suave, pero fueron en vano.

Durante su segundo año en Perú se centró en el estudio de Marte, que en

1892 estaba posicionado mucho más favorablemente para los observadores del hemisferio Sur. Al igual que el astrónomo italiano Giovanni Schiapa-relli, Pickering también observó líneas en la superficie que se intersecaban en zonas más oscuras que denominó «lagos», y como tales los describió en una serie de artículos enviados al New York Herald. La polémica estaba servida y su hermano le escribió para

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Eduardo García Llama es licenciado en Ciencias Físicas y Máster en Administración Internacional de Empresas. Ha trabajado en el Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial de la Agencia Espacial Europea en Holanda y en la actualidad desarrolla su labor profesional en la Sección de Mecánica de Vuelo del Johnson Space Center de la NASA en Hous-ton, EE.UU. Para contactar: [email protected].

E l primer científico en proponer un caso de terraformación fue Carl Sagan en un artículo histórico publicado en la revista

Science en 1961 con el título El Planeta Venus. En dicho artículo, con los conocimientos que se tenían de Venus en aquel tiempo, Carl Sagan propuso un proceso de terraformación basado en la idea de poblar las nubes altas de este planeta con microorganismos genéticamente modificados que convirtieran el dióxido de carbono (CO2), nitrógeno (N2) y agua de la atmósfera en molé-culas orgánicas. Sin embargo, después de 1961 se descubrió que las nubes de Venus son, en reali-dad, una solución concentrada de ácido sulfúrico y que la presión atmosférica en la superficie es unas noventa veces mayor que la de la Tierra, lo que hace que el problema de terraformación sea mucho más complejo de lo que se pensaba. A pesar de esto, el trabajo de Sagan no fue en vano pues la nueva línea de investigación que abrió fue continuada por él mismo y por otros investigado-res, llegando a recibir la atención de la NASA, la cual realizó en 1976 su primer estudio oficial sobre la terraformación de Marte y organizó en 1979 su primer coloquio sobre la materia. Si bien los estudios relativos a la terraformación se

TerraformaciónMARTEde

Eduardo García Llama

han llevado a cabo desde entonces de forma un tanto marginal, todas las investigaciones hasta la fecha apuntan a que ésta debería ser técnicamente viable en un futuro no muy lejano.

No cualquier mundo podría ser terraformado ya que, en primer lugar, debería tratarse de un mundo rocoso y, al menos, los niveles de radia-ción, la radiación solar incidente, el periodo de revolución y la aceleración de la gravedad, entre otros parámetros, deberían estar dentro de unos rangos compatibles con su habitabilidad. Real-mente ningún cuerpo celeste conocido resulta ser totalmente idóneo para la terraformación, pero de todos ellos, Marte y algunos satélites de Júpiter y de Saturno, especialmente Titán, parecen ser candidatos susceptibles de ser estudiados. En concreto, Marte está en la mente de muchos como el mejor candidato para convertirse en el primer planeta en ser terraformado por varias razones, siendo dos de ellas sustancialmente relevantes para el desarrollo de la vida tal y como la cono-cemos. La primera tiene que ver con el agua. A día de hoy no solo se sabe que Marte tuvo abun-dante agua líquida corriendo por su superficie en un pasado remoto, sino que la sigue teniendo en la actualidad, si bien en estado sólido en

Figura 1. Terraformación gra-dual de Marte (composición artística). (Daein Ballard)

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L a terraformación es un proceso consistente en modificar delibera-

damente las propiedades físicas de un cuerpo celeste para que pueda repro-ducir el medio ambiente terrestre o, simplemente, para que sea hospitalario al ser humano, con una biosfera lo más similar posible a la de la Tierra; y se plantea como uno de los mecanismos por los que el ser humano podría expan-dir su presencia en el cosmos.

forma de permafrost y en las capas polares, pero disponible en cualquier caso para el proceso de terraformación. La segunda razón deriva de su distancia al Sol, que es alrededor de 1,5 veces la de la Tierra. A esta distancia, Marte recibe algo menos de la mitad del flujo solar que recibe la Tierra por unidad de área, lo que aún constituye una cantidad suficiente para que se pueda dar la fotosíntesis. Por otra parte, Marte es después de Venus el mundo más cercano a la Tierra, posee un período de revolución de algo más de 24 horas, una inclinación de su eje de rotación de unos 25°, lo que le confiere la existencia de estaciones, y su gravedad es casi 0,4 veces la de la Tierra. Todas estas características básicas, en principio, hacen de Marte un planeta atractivo para ser susceptible de terraformación.

La atmósfera marciana es de CO2 en un 95 % con el resto estando constituido por N2 y argón, principalmente. A pesar de estar cubierto por un gas de efecto invernadero, Marte es un planeta en extremo frío. Con una mínima de -140° C en los inviernos polares y una máxima de unos 20° C en el verano, posee una temperatura media de -63° C. Marte es frío a pesar de poseer CO2 porque su densidad atmosférica es extremadamente baja y

su distancia al Sol es mayor que la de la Tierra. La presión atmosférica en la superficie marciana es de tan solo una centésima parte de la terrestre, lo que equivale a la presión que se experimentaría a unos 30 km de altitud en la Tierra. Esto obliga a que el proceso de terraformación se tenga que dividir en dos fases, una primera de ingeniería planetaria consistente en aumentar la tempe-ratura media y presión globales hasta valores habitables, esto es, hasta que se pueda dar agua en estado líquido estable en la superficie; para más tarde iniciar la ecosíntesis planetaria, el proceso por el que se origina un ecosistema que se sostenga por sí mismo.

El escenario básico propuesto para conseguir el calentamiento de Marte consiste en añadir a su atmósfera gases de efecto invernadero. La con-secuencia que se persigue con el calentamiento inicial a partir de la presencia de estos gases es provocar la desgasificación del CO2 atrapado en el suelo y en la capa polar austral para que contribuya asimismo a elevar la temperatura y la presión de Marte. A medida que la temperatura fuera subiendo, la presencia de vapor de agua en la atmósfera también lo haría de forma natural, lo que contribuiría a su vez a un mayor efecto

Arriba:Marte terraformado (composición artística). (Daein Ballard)

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APRENDER ASTRONOMÍA

JUGANDO

Francisco José Cascales Muñoz es Maestro de Educación Primaria y miembro de la Asociación para la Enseñanza de la Astronomía (ApEA).

D e este modo, debemos proponer la elaboración de materiales didácticos que podamos usar tanto dentro del aula como fuera de ella y, a su vez, debemos

también diseñar y realizar actividades donde los alumnos sean partícipes de su propio aprendizaje desde los primeros ciclos de Educación Primaria y sobre todo a primeras edades, para que nuestros niños y niñas puedan comprender de una manera más fácil y efectiva todo lo relacionado a los sucesos que se producen en nuestro Universo. Por tanto, debemos enseñarles desde bien pequeños a mirar y observar el cielo para que puedan cono-

Sin lugar a dudas, en la actualidad son numerosos los niños y niñas que presentan cierta dificultad para comprender algunos fenómenos naturales que suceden en nuestro entorno, y a una escala mayor, los fenómenos que se producen en nuestro Sistema Solar. Bien es cierto que la astronomía tiene un alto grado de dificultad debido al bajo nivel de abstracción que normalmente presenta el alumnado.

Francisco José Cascales Muñoz

Las fases de la Luna

cerlo y comprenderlo mejor y así fomentar el gusto por la astronomía y, a su vez, puedan disfrutar desde edades tempranas de todas las maravillas que ésta nos ofrece.

Como en el número anterior (AstronomíA 138, diciembre 2010) aprenderemos a elaborar una sencilla maqueta, así como a realizar distintas actividades usando la misma para que nuestro alum-nado pueda conocer y estudiar las distintas fases de nuestro satélite la Luna, pues en la actualidad existe una gran cantidad de niños de temprana edad que presentan cierta dificultad para entender y com-prender por qué observamos que la Luna cada vez

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APRENDER ASTRONOMÍA JUGANDO

Figura 1. Las fases de la Luna tal y como se ven con la maqueta descrita en el artículo. (Todas las imágenes son cortesía del autor)

Figura 2. Componentes necesarios para la elaboración de la maqueta.

Primeramente vamos a pintar la base de aglo-merado o contrachapado de color negro, pero solo las dos caras ya que los cantos no deben ser pintados. Después, cuando la pintura esté seca vamos a realizar un pequeño taladro de una profundidad de unos 7 u 8 mm justo en el centro de la base, pero sin llegar a perforarla por com-pleto. Este agujero debe ser de la misma medida que el alambre.

A continuación vamos a realizar un agujero con la misma broca sobre la pelota blanca y con una profundidad de un centímetro. Una vez que hemos realizado estos agujeros, cortaremos un trozo del alambre de 7 centímetros e impregnare-mos uno de los dos extremos con soldadura fría y lo vamos a introducir en el agujero que hemos hecho en la pelota. Después de haber pegado el alambre a la pelota, vamos a impregnar también el otro extremo del alambre con soldadura fría y lo vamos a introducir en el agujero que hemos realizado anteriormente en el centro de la base de madera. La parte más baja de la pelota debe quedar a unos 5 centímetros de la base aproxi-madamente.

Una ver realizado todo lo anterior vamos a elaborar el sistema eléctrico que iluminará la

está iluminada de una manera totalmente distinta, configurándose o dando así lugar a las distintas fases de la misma. En la Figura 1 podemos observar una pequeña muestra sobre el resultado final de la elaboración de esta maqueta.

La elaboración de esta maqueta es muy sencilla y para ello vamos a necesitar los siguientes materiales (Figura 2):

► 1. Dos trozos de panel de 36 x 16 centímetros y dos trozos de 37 x 16 centímetros.

► 2. Un trozo de panel de 37 x 37 centímetros (los paneles deben ser de 4 ó 5 mm de grosor).

► 3. Un trozo de madera de aglomerado o con-trachapado de 10 mm de grosor, con unas medidas de 36 x 36 centímetros y cuatro tacos pequeños de madera de 2 x 2 y de 3 centímetros de largos (podemos pedir en cualquier carpintería que nos vendan los paneles, el aglomerado y los tacos de madera ya cortados con esas medidas).

► 4. Un poco de alambre fino, aproximadamente de 25 centímetros de largo y dos bridas o abraza-deras pequeñas de plástico de color negro.

► 5. Seis tornillos finos de rosca de madera y de 1,2 centímetros de largo. Cola blanca de carpintero, soldadura fría de dos componentes de secado en cinco minutos.

► 6. Un bote pequeño de pintura negra acrílica (mate o satinada, es decir que no sea brillo).

► 7. Una pelota maciza de plástico o goma de color blanco y de superficie lisa con un diámetro aproximado de 4 cm.

► 8. Un casquillo de plástico negro de 6 mm de interior y de 5,5 centímetros de largo (podemos utilizar como casquillo un trozo del cuerpo de un rotulador o bolígrafo de color negro).

► 9. Un diodo led de 5 mm de luz blanca (es aconsejable que sea un diodo led de alto brillo).

► 10. Un portapilas doble para pilas de tipo AAA, y dos pilas de tipo AAA.

► 11. 25 cm de cable paralelo fino y cinta ais-lante negra.

► 12. Un interruptor pequeño y sencillo de palanca (todos los materiales del apartado 9, 10, 11 y 12 podemos conseguirlos en una tienda de electrónica y pueden costar aproximadamente entre 6 o 7 euros).

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UNIVERSOHistorias del

Xavier Villanueva es biólogo y un apasionado divulgador de la astronomía.

Se me ocurre que cualquier aficionado a la astronomía podría elaborar una especie de álbum personal con el que deleitar a sus visitas

y con el que explicar de una manera sucinta (y por supuesto, incompleta) la historia del Universo, una historia del Universo, su pequeña historia, personal e intransferible y probablemente inimitable, tal es el volumen de imágenes con el que podemos jugar.

En este artículo voy a relatar mi pequeña histo-ria. Una de muchas. Se trata de un compendio de imágenes que, partiendo de nuestra amada Tierra (el planeta Agua), van transitando por alguno de los caminos posibles, ni mejor ni peor y, seguramente, muy personal.

Desde hace ya bastante tiempo, los astrónomos nos tienen acos-tumbrados a presentar parte de sus trabajos acompañándolos de imágenes de un detalle y belleza subyugadora. Es difícil no quedarse sorprendido o, sim-plemente anonadado, ante los escenarios plasmados en miles de fotografías que describen cada vez con mayor exactitud las inti-midades de nuestro Universo.

Xavier Villanueva

Vía Láctea

Halley

Hudf

Antenas

Sol

Marte

Mano

Shuttle

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33II Época / Nº 139

Crédito: Daniel López (cielosdelteide.com)

Introducción: las esferas de los cielos

Historias del UNIVERSO

H ace ya mucho tiempo, cuando los antiguos griegos miraron al cielo, un cielo como este, libre de luces y resplandores en lata,

se sobrecogieron ante el espectáculo de los círculos mágicos que recorrían los astros en la oscuridad. Algunos quisieron explicar porqué las estrellas se movían de aquella manera tan precisa y regular. Entonces construyeron cosmologías en las que, mayoritariamente, ponían a la Tierra en el centro del Universo y hacían girar al resto de los cuerpos celestes a su alrededor ya que así era como lo dic-taba la experiencia diaria y la intuición.

Pero la naturaleza del cosmos no lo puso fácil. Algunas de aquellas estrellas se movían de manera extraña y no encajaban en aquella danza: los llama-ron planetai, las estrellas errantes, los vagabundos del cielo, los planetas.

Aristóteles llegó a necesitar hasta 55 esferas diferentes para que todo encajara según su idea del Universo. Otros intentaron simplificar aquella maquinaria tan complicada y poco convincente. Inventaron esferas que giraban en torno a otras esferas que giraban en torno a otras que giraban y giraban…

En el siglo II d.C, el sabio alejandrino Claudio Ptolomeo puso un poco de orden en tanto caos giratorio, componiendo un sistema geométrico centrado en la Tierra que explicaba de forma pormenorizada las razones de los movimientos de la Luna, el Sol, las estrellas y, cómo no, de los huidizos planetas…

Era un trabajo de relojería. Preciso, bello, pero falso.

Habrían de pasar más de mil doscientos años para empezar a comprender que muchas veces, nuestros sentidos nos juegan malas pasadas y nuestros prejuicios nos anclan en realidades ficti-cias. Fueron Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y Galileo Galilei, entre otros, el trío de sabios que dieron un revolcón a nuestros delirios de grandeza y, de paso, eliminaron la mayoría de las esferas que durante tanto tiempo intentaron explicar los movimientos del mundo.

Era el primer gran paso para construir un modelo real de nuestro Universo donde la Tierra se quedaba a un lado del escenario celeste.

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HARTLEY 2: LA MÁQUINA DE LOS CUBITOS

A los jóvenes –y no tan jóvenes– les impresiona y desconcierta saber que casi toda el agua de la Tierra, de los mares, de los océanos, de los ríos y lagos; casi toda el agua que forma el 70 % de su cuerpo y el 99 % del de una sandía, tiene un origen cometario. El líquido elemento llegó hasta nuestro planeta en formato helado, como parte esencial de miles, millones de cometas que no se resistieron a la gravedad terrestre y se dejaron caer en cascada sobre la superficie adusta durante eones, desde los primeros instantes en la formación del Sistema Solar. Pen-sémoslo la próxima vez que llenemos un vaso de agua, abramos el grifo de la ducha o la sintamos a nuestro alrededor en la piscina del aquagym. Toda ese agua cayó un día del cielo.

El caso es que el fenómeno no ha cesado, aunque ya no tenga la fre-cuencia de antaño. Casi con certeza, la última vez fue sobre las llanuras que rodean el río Vitim, en la Siberia

H emos hablado de la misión en varias ocasiones, pero merece la pena volver a hacerlo. La sonda EPOXI nos recuerda que, en lo que a artista se refiere, nadie supera la capacidad creativa de la Naturaleza. Disfrutad

de las imágenes.Mientras, celebramos el décimo aniversario de la Estación Espacial Internacional. No el décimo de su funcionamiento como un todo bien organizado, sino el décimo desde que se encuentra tripulada de manera permanente. Ahora que parece confirmarse que estamos en el ecuador de la vida útil del complejo espacial, deberíamos reflexionar sobre lo pretendido, lo conseguido y el futuro de otros diez años. No solo merece la pena; es necesario. Hemos puesto mucho esfuerzo, ilusiones y cantidades ingentes de dinero. El punto de no retorno quedó atrás. Nos va mucho en la empresa.

José Luis Hellín MaquedaPOR

sudoriental. Un núcleo cometario de entre 50 y 100 metros de diámetro se desintegró violentamente al entrar en la atmósfera y produjo una explosión que, depende del experto, rondó entre los 0,2 y los 5 kilotones. Lo inquietante es que ese fenómeno se produjo el 25 de septiembre ¡¡de 2002!! O sea, ayer. Y para rizar el rizo, ese mismo año, el 6 de junio, otro cuerpo celeste se había precipitado sobre el Mediterráneo oriental; en esta ocasión, no se está seguro de la naturaleza del meteorito puesto que las aguas se tragaron los posibles restos; pero sí se ha calculado la magnitud de la explosión: 26 kilo-tones, la potencia de la bomba nuclear que arrasó Nagasaki el 9 de agosto de 1945. De haber caído en el sur de Italia, Grecia u Oriente Próximo, las consecuencias mejor ni pensarlas. No obstante, el caso más famoso de caída de un cometa en tiempos históricos es, sin duda, el incidente de Tunguska, en la Siberia oriental, en la mañana del 30 de junio de 1908; en aquella inquie-tante ocasión, la potencia liberada fue

comparable a una bomba termonuclear de 30 megatones –parece ser que, en realidad, se produjeron dos explosio-nes casi simultáneas– lo que supera la mayor insania de las armas creadas por el hombre. Todo ello ocurrió a ocho kilómetros de altura; la onda expansiva, cuando tocó tierra, arrasó un área lobulada de unos 60 kilómetros de largo; el objeto debía medir varios centenares de metros de diámetro y estaría formado principalmente por hielo de agua y polvo. Quizá fuera un fragmento del cometa 2P/Encke, que estaba de visita cercana a la Tierra por aquellas fechas. El caso es que el hielo se sublimó en la atmósfera y pasó a formar parte de ella.

Bueno, y esta larga digresión para hablar del cometa Hartley 2 y de su visitante fugaz, la nave EPOXI; de soltera, Deep Impact. El pasado 4 de noviembre, la sonda sobrevoló el núcleo cometario hasta una cercanía de 700 km, sacó fotografías en alta resolución, aguantó algunos leves impactos de copos de nieve y se marchó

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93II Época / Nº 139

Cuenta atrás

Los puntitos blancos alrededor de Hartley 2 no son ruido de la imagen, sino «bolas de nieve» expulsadas por el núcleo cometario… (NASA/JPL-Caltech/UMD)

Los telescopios de la sonda Deep Impact-EPOXI. (Ball Aerospace)

con viento fresco de allí. Hasta aquí, bien, normal.

El caso es que, una vez analizadas las fotografías, la sorpresa y la alegría de los científicos no han dejado de sumar enteros. Nunca antes se había fotografiado un núcleo cometario –la verdad sea dicha, de pocos de ellos se tienen imágenes contundentes: Halley, Borrelly, Wild 2 y Tempel 1– con tanta riqueza de detalles. Y, además, no se parecen en nada a las conseguidas hasta la fecha. En el caso del Hartley 2, se repite la forma de cacahuete del núcleo, similar a la del Halley, por ejemplo. Como cometas que son, todos ellos proyectan materia al espacio por efecto de la radiación solar, consumiendo poco a poco su propia esencia. El hielo se sublima y hace que el cuerpo del cometa entre en erupción por multitud de chimeneas. Algo así le ocurría, otro ejemplo, al Tempel 1. Pero, en el caso del Hartley 2, las cosas han sido distintas.

Cuando la antena de alta ganan-cia pudo trabajar tras el sobrevuelo, empezaron a llegar las imágenes en alta resolución; y, con ellas, la sorpresa. Hartley 2 se desmigaja a borbotones: tormentas de nieve rodean el núcleo con partículas que oscilan entre un simple copo y auténticas pelotas de baloncesto; eso sí, de una estructura tan frágil que se desharían ante la menor de las gravedades. De esto no sabe la energía cinética, porque si una de esas «bolas» hubiera golpeado a la nave (velocidad relativa, 12 km/s), el

efecto podría haber sido catastrófico. Ya dijimos en cierta ocasión que, a gran velocidad, hasta una lágrima puede ser mortal. «Afortunadamente, estábamos lejos de la zona de peligro. […] La luz solar sublima los trozos de hielo antes de que puedan alejarse demasiado del núcleo», aclaraba el profesor Mike A’Hearn, investigador principal de la EPOXI. Al parecer, la culpa de este des-membramiento inmisericorde la tiene el hielo seco, dióxido de carbono (CO2) en estado sólido. Muy abundante en el cometa, es también muy sensible a la radiación solar; cuando esta lo alcanza, se sublima con prisas, busca una salida al exterior y arrastra pedazos de hielo de agua, más resistentes y duraderos

a la acción del Sol. Así es que la cara iluminada del cometa parece vomi-tar nieve por todos sus poros. Spit-ice comet.

Hartley 2 es unas cien veces menos volu-minoso que Tempel 1, el objetivo primario de EPOXI cuando era Deep Impact. Su eje mayor apenas llega a los dos kilómetros de largo; sin embargo, expulsa cinco veces más cantidad de polvo y gas. Y, como ya ocurrió con la visita del cometa Halley en 1910, se ha detectado radical cianógeno o cianido, un elemento esencial de

todos los cianuros, veneno letal donde los haya; pero, tranquilos, que todo queda muy lejos –casi 18 millones de kilómetros–, aparte de no tener nada de novedoso, ya que, al parecer, el com-puesto CN es muy común en todos los núcleos cometarios.

EPOXI, terrible nombre compuesto de Extrasolar Planet Observations and Characterization (EPOCh) y de Deep Impact eXtended Investigation (DIXI). Aquel día, el encargado de los nombres se levantó con mal pie o estaba aburrido. Bromas aparte, la sonda nos ha ofrecido un espectáculo único en nuestro conoci-miento de la Naturaleza (más informa-ción en la sección Cuerpos Menores en páginas 58 a 63 de esta misma revista).