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ISSN: 0214-1744 Revista & ALUDES DE NIEVE. RIESGO ACTUAL Y RIESGO FUTURO Snow avalanches. Present risk and future risk G. Furdada Bellavista Grupo de investigación de Riesgos Naturales RISKNAT Dpto. Geodinàmica i Geofísica; Facultat de Geologia. Universitat de Barcelona c/Martí i Franquès, s/n 08028 Barcelona - Fax: (34) 93 402 13 40 - [email protected] Resumen: Los aludes son fenómenos recurrentes que se producen con una gran variedad de situaciones nivo-meteo- rológicas. Las actuaciones para minimizar el riesgo son básicamente dos: la predicción temporal (boletín del peligro de aludes), que hay que mantener, y la predicción en el espacio (cartografías). El riesgo de ser afectado por un alud se percibe con total indefensión por la población cuando un alud de gran magnitud impacta sobre un edificio o una infra- estructura. Por tanto, es necesaria una legislación del uso de suelo que obligue a considerar los riesgos naturales en la calificación de suelos no urbanizables, basada en mapas de inventario y peligrosidad. Así se puede proteger a la pobla- ción no especialista frente a las amenazas naturales extremas. Respecto al cambio climático, el IPCC, en su Tercer Informe de Evaluación expone una serie de probables esce- narios de cambio climático a escala global. En todos ellos se concluye que muy probablemente las temperaturas míni - mas serán más altas (irán en aumento), habrá menos días fríos, días de heladas y olas de frío en casi todas las zonas continentales. esto va a conllevar la elevación de la isoterma de 0ºC hacia mayores altitudes y, por lo tanto, la eleva- ción del límite del manto nivoso continuo durante el invierno hacia mayores altitudes. Respecto a la precipitación y también a escala global, no se puede concluir que vaya a haber un incremento positivo de los eventos de temporal extremos, por lo que no se puede concluir que vaya a haber una variación del número de aludes extremos. Respecto al riesgo futuro, en el mejor de los casos se van a seguir produciendo aludes de la misma o mayor mag- nitud y en los mismos lugares. El deterioro del bosque de protección es muy probable, por lo será necesaria una buena gestión forestal. La minimización del riesgo deberá basarse en una buena legislación y una buena gestión territorial. Palabras clave: aludes de nieve, riesgo, cambio climático. Abstract: Avalanches are recurrent phenomena. They generate in a variety of nivo-meteorological conditions. There are two main procedures to reduce the avalanche risk, considering apart structural works that should be designed after accurate mapping and complementary studies. The first is temporal prediction, so elaboration and diffusion of avalan- che hazard bulletins. These bulletins are very useful for managers of the mountain areas, like ski resort safety respon- sibles, roads and other infrastructure managers, civil security and emergency managers and mountain users like alpi- nists and cross country skiers. The second is spatial prediction, based on mapping. People often feel defenceles with respect to avalanches, for instance when a large one impacts against a building or another infrastructure. As a result, legislation about land use planning, similar to the one existing in other European countries, forbidding building inside avalanche areas, is needed in Spain in order to protect the non-informed population. The application of this legislation should be based on good hazard maps. G. Furdada Bellavista. Aludes de nieve. Riesgo actual y riesgo futuro. Rev. C & G., 20 (3-4), 73-88.

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ISSN: 0214-1744

Revista&

ALUDES DE NIEVE.RIESGO ACTUAL Y RIESGO FUTURO

Snow avalanches. Present risk and future risk

G. Furdada Bellavista

Grupo de investigación de Riesgos Naturales RISKNATDpto. Geodinàmica i Geofísica; Facultat de Geologia. Universitat de Barcelona

c/Martí i Franquès, s/n 08028 Barcelona - Fax: (34) 93 402 13 40 - [email protected]

Resumen: Los aludes son fenómenos recurrentes que se producen con una gran variedad de situaciones nivo-meteo-rológicas. Las actuaciones para minimizar el riesgo son básicamente dos: la predicción temporal (boletín del peligrode aludes), que hay que mantener, y la predicción en el espacio (cartografías). El riesgo de ser afectado por un alud sepercibe con total indefensión por la población cuando un alud de gran magnitud impacta sobre un edificio o una infra-estructura. Por tanto, es necesaria una legislación del uso de suelo que obligue a considerar los riesgos naturales en lacalificación de suelos no urbanizables, basada en mapas de inventario y peligrosidad. Así se puede proteger a la pobla-ción no especialista frente a las amenazas naturales extremas.

Respecto al cambio climático, el IPCC, en su Tercer Informe de Evaluación expone una serie de probables esce-narios de cambio climático a escala global. En todos ellos se concluye que muy probablemente las temperaturas míni-mas serán más altas (irán en aumento), habrá menos días fríos, días de heladas y olas de frío en casi todas las zonascontinentales. esto va a conllevar la elevación de la isoterma de 0ºC hacia mayores altitudes y, por lo tanto, la eleva-ción del límite del manto nivoso continuo durante el invierno hacia mayores altitudes. Respecto a la precipitación ytambién a escala global, no se puede concluir que vaya a haber un incremento positivo de los eventos de temporalextremos, por lo que no se puede concluir que vaya a haber una variación del número de aludes extremos.

Respecto al riesgo futuro, en el mejor de los casos se van a seguir produciendo aludes de la misma o mayor mag-nitud y en los mismos lugares. El deterioro del bosque de protección es muy probable, por lo será necesaria una buenagestión forestal. La minimización del riesgo deberá basarse en una buena legislación y una buena gestión territorial.

Palabras clave: aludes de nieve, riesgo, cambio climático.

Abstract: Avalanches are recurrent phenomena. They generate in a variety of nivo-meteorological conditions. Thereare two main procedures to reduce the avalanche risk, considering apart structural works that should be designed afteraccurate mapping and complementary studies. The first is temporal prediction, so elaboration and diffusion of avalan-che hazard bulletins. These bulletins are very useful for managers of the mountain areas, like ski resort safety respon-sibles, roads and other infrastructure managers, civil security and emergency managers and mountain users like alpi-nists and cross country skiers. The second is spatial prediction, based on mapping. People often feel defenceles withrespect to avalanches, for instance when a large one impacts against a building or another infrastructure. As a result,legislation about land use planning, similar to the one existing in other European countries, forbidding building insideavalanche areas, is needed in Spain in order to protect the non-informed population. The application of this legislationshould be based on good hazard maps.

G. Furdada Bellavista. Aludes de nieve. Riesgo actual y riesgo futuro. Rev. C & G., 20 (3-4),73-88.

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1. Los aludes

Un alud es una porción del manto nivoso que sedesprende y se desplaza por una vertiente por rup-tura de un equilibrio entre las fuerzas resistentes almovimiento (cohesión del manto nivoso, fricción yanclajes) y las fuerzas motrices (componente tan-gencial del peso del manto nivoso más la de cual-quier sobrecarga que éste pueda experimentar,como el paso de un esquiador, de un animal, caídasde piedras...).

Desde el momento en que la nieve se depositaen el suelo, y a veces antes por el efecto del viento,se empieza a transformar. Esta transformación esfunción de las condiciones meteorológicas y delgradiente geotérmico, que condicionan el gradien-te de temperatura en el manto nivoso. Según seaeste gradiente de temperatura los granos de nievetienden a transformarse en granos más pequeños,unidos entre si por puentes de hielo, en granosgrandes, de unos pocos milímetros, sin cohesiónentre ellos, o en esferas de hielo unidas entre si porcapilaridad por una película de agua de fusión. Losdistintos estratos de nieve, con distintas caracterís-ticas que van evolucionando a lo largo del invier-no, van a tener como consecuencia, en caso deinestabilidad, distintos tipos de aludes.

Así, en una primera clasificación sencilla sepueden distinguir los tres tipos siguientes:

- Aludes de nieve reciente: en general de nieveseca, se suelen producir durante o poco des-pués de las nevadas; a menudo desarrollan unaerosol; su velocidad puede alcanzar los 300

km/h y sus trayectorias suelen se rectilíneas,adaptándose poco a la topografía (Fig. 1.a).

- Aludes de placa: suele tratarse de placas denieve sobreacumuladas por el viento.Presentan una cicatriz de coronación que fre-cuentemente refleja la morfología lenticularde la placa de nieve, que suele ser rígida y frá-gil; las placas se rompen en fragmentos irre-gulares, dando lugar a bloques que se despla-zan por la vertiente (Fig. 1.b).

- Aludes de fusión: como indica su nombre, seproducen en momentos de altas temperaturas,involucrando nieve húmeda. Son los que tie-nen más capacidad erosiva, se adaptan a latopografía del terreno y sus velocidades pocasveces superan los 20 km/h (Fig. 1.c).

De esta clasificación se desprende que los alu-des se pueden producir en una gran variedad desituaciones meteorológicas. Pero los aludes extra-ordinarios, de gran magnitud, que pueden llegar aamenazar edificios e infraestructuras situadas enfondos de valle suelen producirse en situaciones detormentas intensas y prolongadas, por lo menos de3 días, acompañadas de viento, con descensosimportantes de las temperaturas que implican quela nieve se deposita hasta cotas bajas, que habitual-mente no se hallan innivadas a lo largo del invier-no si no es esporádicamente. Es decir, se producenen situaciones extraordinarias. Este hecho va a con-dicionar los escenarios de riesgo, tanto actualescomo futuros.

About the climate change, in IPCC 3rd Evaluation Report, several probable climate change scenarios at globalscale are presented. In all of them it is concluded that, likely, minimum temperatures will increase, there will be lesscold days, freezing days and cold waves in most continental zones. This will produce the 0ºC isotherm elevationtowards higher altitudes, so the elevation of the continuous snow cover limit during winters. About global scale preci-pitation, it can not be concluded whether there will be a positive increase of extreme storm events, so it can not be con-cluded that there will be a variation of extreme avalanches.

About future risk, in the case of the best possible scenario, with a slight increase of temperatures (2-4ºC) and noincrease of storms, most probably large magnitude avalanches, reaching valley bottoms and possibly affecting buil-dings and infrastructures, will continue generating as nowadays. Forest with protection function will probably conti-nue to deteriorate, increasing starting zones of avalanches and producing an increase of the magnitude of some extre-me avalanches. Hence the need of good forest management practices. The reduction of future avalanche risk should bebased, then, on a good legislation (and good hazard maps), a good forest management and a good lad use planning.

Keywords: snow avalanches, risk assessment, climate change.

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2. Riesgo actual

2.1. La percepción social del riesgo de aludes

El riesgo de ser afectado por un alud se puedepercibir desde dos puntos de vista distintos. En pri-mer lugar se puede considerar como una toma dedecisión personal, especialmente en el caso depracticantes del alpinismo, esquí de montaña ofuera de pista. Cada persona evalúa el riesgo enfunción de la información nivo-meteorológica dis-ponible y decide si sale a la montaña o no. Por otrolado, el riesgo de aludes puede ser percibido contotal indefensión. Esto ocurre cuando se produceun alud de gran magnitud que afecta un edificio ouna infraestructura. Este evento natural es percibi-do individualmente y genera una opinión colectiva:las consecuencias son “intolerables”; se trata deuna “catástrofe”. Las características de este tipo defenómenos son su ocurrencia muy poco frecuente,a la vez que se trata de un riesgo muy localizado(contrariamente, por ejemplo, al riesgo sísmico), ysusceptible de provocar accidentes en masa comolos de 1993 (52 muertos Uzrengili, Turquía), 1995(40 muertos 2 poblaciones en Islandia) o 1999(más de 60 muertos en los Alpes) (Brugnot, 2001).

De esto se deriva que la sociedad demanda,básicamente y simplificando, dos tipos de actua-ción: Por un lado, que se suministre a los usuarios

de la alta montaña una buena información que lespermita evaluar la situación de peligro con el máxi-mo de fiabilidad y les permita tomar la decisiónpersonal más correcta en el momento de decidirsalir a la montaña a realizar una actividad de ocio ono. Por otro lado, que se identifiquen las zonas sus-ceptibles de ser afectadas por aludes de grandesmagnitudes y se racionalice su uso, en ciertos casosprohibiendo la edificación; así, las personas que noson técnicas pueden ser protegidas de este fenóme-no en lugar de sufrirlo con total indefensión.

2.2. La frecuencia de los aludes y sus tipos de pre -dicción

Los aludes son un fenómeno recurrente. Estosignifica que hay aludes que se producen con unafrecuencia anual, normalmente con dimensionesrelativamente pequeñas; también se producen enlos mismos lugares aludes con magnitud mayor,con frecuencias de varios años o decenas de años,y con magnitudes extraordinarias, en las mismasvertientes, con frecuencias del orden del centenaro pocos centenares de años. Este comportamientoimplica que la predicción del peligro de aludes seaborda desde dos ángulos distintos, es decir, seaborda una predicción temporal (cuando se van aproducir los aludes) y una predicción en el espacio(donde o, mejor, hasta donde van a producirse y

Figura 1. a) Alud de nieve reciente; b) alud de placa; c) alud de nieve húmeda.Figure 1. a) Recent, dry snow avalanche; b) slab avalanche; c) dense, humid snow avalanche.

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que zonas van a alcanzar los aludes) (Bosch et al.,1989).

La predicción temporal es similar a la predic-ción meteorológica. Consiste en identificar los lap-sos de tiempo en los que pueden producirse los alu-des y del tipo más probable de éstos. No intentapredecir la magnitud. Se basa en el seguimientoinvernal del manto nivoso y su evolución paradetectar las situaciones de inestabilidad. Es, portanto, una predicción útil para los esquiadores yalpinistas, así como para los gestores de la altamontaña, como responsables de la seguridad enpistas de esquí, carreteras, equipos de salvamento yprotección civil, etc. Esta predicción se difunde pormedio de boletines de peligro de aludes. En Europase utiliza una escala de peligro homogénea, de

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cinco grados (Fig. 2) Un ejemplo de estos boleti-nes, así como mucha información adicional sobrealudes, puede consultarse en las páginas web delInstitut Cartogràfic de Catalunya (http://www.icc.es/allaus) o del Institut Meteorològic de Catalunya(http://www.imc.es).

Así, a menudo y por el hecho de que se tienenmás presentes, “(…) la prevención se concentrasobretodo en los eventos bastante repetitivos. Perouna estimación global de los riesgos muestra clara-mente que la seguridad de la comunidad está ame-nazada en primer lugar por eventos raros, muyraros o extremadamente raros, para los cuales lasmedidas de prevención son a menudo insuficientes.(...) Para reducir los daños potenciales hay quetomar medidas apropiadas de ordenación del terri-

Figura 2. Escala de peligrosidad de aludes europea.Figure 2. European avalanche hazard scale.

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Aludes de nieve. Riesgo actual y riesgo futuro 77

torio y, específicamente, planes de zonificación”(Comité Français DIPCN/IDNDR, 1999).

En este sentido, es necesaria y se realiza la pre-dicción en el espacio. Es decir, se identifica dondese producirán les aludes, especialmente aquellos degrandes magnitudes, y hasta donde pueden alcan-zar, con que frecuencias y con que energía. Esto selleva a cabo mediante distintos tipos de mapas dealudes, que se describen en el siguiente apartado.

2.3. La gestión del territorio: tipos de cartografías

La gestión del territorio, en lo que respecta a losriesgos naturales, tiene por objeto mitigar las con-secuencias de dichos riesgos. En este sentido, unamplio conocimiento del fenómeno y su localiza-ción es lo que va a permitir aplicar correctamenteactuaciones de defensa estructurales y no estructu-rales. Esta gestión del territorio se va a apoyar, pormotivos obvios, en las cartografías y, en el presen-te caso, en las cartografías de aludes.

Existen dos tipos básicos de mapas de aludes,que comentamos a continuación.

2.3.1. Mapas de Inventario

Los mapas de inventario tienen por objeto com-pilar los fenómenos ocurridos y preservar lamemoria histórica. En ellos se cartografían lasenvolventes de los aludes ocurridos en cada una delas canales o zonas de aludes de los que existe unregistro inequívoco. Sus características básicas sonque la información que recopilan es cierta, que sondocumentos informativos (no aportan datos sobrela frecuencia ni la intensidad del fenómeno carto-grafiado), y son documentos “abiertos” a los quese puede ir añadiendo información. Sin embargo,hay que tener en cuenta que un alud puede sobre-pasar los límites cartografiados (puede no haberregistro sobre el), y que los límites de estos mapasno se pueden utilizar directamente para delimitarzonas de alta o baja peligrosidad (Fig. 3).

2.3.2. Mapas de Peligrosidad. El modelo francés

Su objetivo es la zonificación del territorio, esdecir, la determinación de la frecuencia e intensi-dad del alud, así como su clasificación en una zonade baja, media o alta peligrosidad. Esta zonifica-ción tiene como finalidad aplicar una serie de

regulaciones y restricciones al uso del suelo (per-misos de construcción) que se concretan en unMapa Reglamentario derivado del de Peligrosidad.Aunque existen distintas metodologías para la ela-boración de los Mapas de Peligrosidad, en el pre-sente trabajo vamos a presentar únicamente elmodelo francés. Cabe decir, sin embargo, que elmodelo suízo (Salm et al. 1990) se sigue, conmodificaciones, en Austria y en algunas regionesde Italia.

En la metodología francesa los mapas dePeligrosidad se integran en los llamados Planes dePrevención de Riesgos Naturales Previsibles. Parala consideración de los aludes en dichos Planes dePrevención de Riesgos, la metodología utilizada sebasa en los siguientes puntos (La DocumentationFrancaise (ed.) [en línea]):

- Se realiza la síntesis de la historia de una zonade aludes. Esto tiene por objeto recopilar lamáxima cantidad de información sobre losaludes y, sobre todo, sobre los aludes extre-mos que se hayan podido producir en dichazona. Esta información será básica en el casode aplicación de modelos dinámicos, para elcálculo de máximas zonas de alcance de losaludes y sus presiones de impacto, ya quedichos modelos precisan de calibracionesbasadas en eventos reales.

- La participación de los habitantes. Se concre-ta en todo un proceso, llamado deConcertación. Uno de los objetivos que siem-pre se citan es la toma de conciencia y laimplicación de la sociedad en la gestión delriesgo. Mediante una serie de reuniones conla población afectada se recopila informaciónsobre los aludes, se discute sobre su peligrosi-dad, sobre las posibilidades de gestión delriesgo, etc. A pesar de la dificultad que impli-ca este proceso, con él se consigue la revisióndel conocimiento y, por tanto se evita la pér-dida de la memoria histórica por parte de lapoblación, al mismo tiempo que se consiguela implicación social en la gestión del riesgo.

- La caracterización de la peligrosidad: Contodos los datos disponibles y, si es posible conla ayuda de modelos, se caracteriza la fre-cuencia y la energía de los aludes en unadeterminada zona de alud. A partir de aquí, sedefinen dos peligrosidades de referencia para

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un mismo sitio que diferencia la seguridad delos bienes de la seguridad de las personas. Laprimera se basa en la caracterización de unalud de referencia de periodo de retorno cen-tenario, que se tiene en cuenta para introducirnormas sobre la edificabilidad; la segunda sebasa en la caracterización del máximo aludposible en dicha zona, y se tiene en cuentapara excluir de la misma los edificios con fun-ción de coordinación de emergencias, evacua-ción, protección civil, hospitales, etc., sin nin-

guna regulación más sobre la edificabilidad(Fig. 4).

- Se tiene especialmente en cuenta el papel delbosque de protección. Es decir, se define todoaquel sector forestal que, si sufriera daños(incendio, tala, etc.), provocaría un aumentodel área de la zona de salida de los aludes y,por tanto, la incorporación de más cantidad denieve y un aumento de la magnitud en caso deun alud extremo. Este punto es especialmenteimportante cuando se aborda la planificación

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Figura 3. Ejemplo de mapa de inventario, incluido en el Catastro Digital de Aludes de Andorra. En este mapa se cartografía los alu-des determinados mediante criterio de experto (gris claro) y los identificados por testigos (gris oscuro); las dos fuentes de informa-ción pueden coincidir y solaparse completamente o no, aportando datos complementarios. Además, el mapa va asociado a una basede datos que permite ver la descripción y fotografías de la zona de aludes sin nieve y la descripción y fotografías de los aludes ocu-

rridos.Figure 3. Example of an inventory map included in the Andorra Digital Avalanche Cadastre. In this map two sources of informa -tion are used: the information determined by an expert (light grey) and the information provided by witnesses (dark grey); the two

types of information can coincide or not, and the map reflects the two complementary information sources. Also, an associateddata base includes the description and pictures of the avalanche path as well as the description and pictures of the occurred ava -

lanches.

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del riesgo futuro, como se va a comentar enposteriores capítulos.

- La zonificación reglamentaria que se diversi-fica. Esto significa que no hay una correspon-dencia directa entre el mapa de peligrosidad yel mapa reglamentario donde se regula la edi-ficabilidad. A partir del mapa de peligrosidadse pretende preservar una serie de zonas depeligrosidad media con el objeto de que, si nose aumenta la ocupación, no se aumentan losedificios amenazados, por tanto no se incre-menta el riesgo y se evitan problemas en elfuturo. Por el contrario, en algunas zonas dealto riesgo, protegidas, se permite el manteni-miento de las edificaciones existentes (Fig.5).

- Para que esta metodología sea aplicable,teniendo en cuenta la participación de lapoblación afectada, se adopta un reglamentocon principios simples.

Con la aplicación de este tipo de mapas y de

planes de prevención de riesgos se va consiguien-

do proteger a la población de los riesgos de aludes.

De todos modos, para que todo este proceso sea

posible es necesario que exista un marco legal que

lo imponga. Lamentablemente, los intereses exis-

Figura 4. Esquema representativo de la caracterización de lapeligrosidad según el método francés (PPR Avalanches)

Figure 4.Avalanche hazard representation corresponding tothe French method (PPR Avalanches).

Figura 5. Zonificación reglamentaria del territorio según elmodelo francés (PPR Avalanches). Los principios de delimita-ción, de edificabilidad y de gestión del territorio se determinanpor el nivel de peligrosidad y por la situación del suelo en el

momento de realizar la zonificación.Figure 5. Principles of Land Use Zoning corresponding to theFrench method (PPR Avalanches). Land delimitation, buildingpermits and land use planning are determined by taking into

account hazard level and land use at the moment of the zoninganalysis.

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tentes en lo que se refiere al valor del suelo impi-den la aplicación de este tipo de planes si no existeuna obligación legal. El cambio del precio delsuelo cuando cambia su calificación de urbanizablea no urbanizable, por ejemplo en una zona turísticade montaña en expansión, es considerable y provo-ca que, en muchos casos, prevalezcan los interesesprivados sobre los de la colectividad. Es necesariodecir que la legislación vigente en España, aunquecita la posibilidad de tener en cuenta los riesgosnaturales en la calificación del suelo, no obliga aello. En este sentido, los ciudadanos se encuentrandesamparados, desprotegidos y sujetos al impactodestructivo de aludes y otros riesgos naturales.Hasta que no exista una conciencia social clara yuna demanda clara de responsabilidad a la clasepolítica, difícilmente será superable esta situaciónde indefensión de la ciudadanía frente a los riesgosnaturales, aunque existan medios científicos y téc-nicos para abordar la ordenación del territorio.

3. Riesgo futuro

Al abordar la interpretación del posible riesgofuturo provocado por los aludes hay que hacer lassiguientes consideraciones: para eventos de altafrecuencia y relativamente pequeña magnitud, pro-pios de cada estación invernal, la difusión de losboletines de peligro seguirá siendo fundamentalpara los responsables de estaciones de esquí, carre-teras, etc., y para los esquiadores y alpinistas. Paraestos colectivos las consideraciones a abordarserán sobre la duración de la temporada y las cotasdel manto de nieve continuo. Para eventos de bajafrecuencia y gran magnitud habrá que tener encuenta los eventos extremos de tormentas, con pre-cipitaciones intensas y bajas temperaturas, que sonlos que van a condicionar la generación de grandesaludes. Éstos son los que producen un gran impac-to socio-económico al afectar edificaciones, infra-estructuras y población indefensa.

Para tener en cuenta todo esto, a continuaciónse revisa el estado del conocimiento actual sobre elclima, su evolución futura y su relación con elmanto nivoso y las precipitaciones en áreas demontaña como los Pirineos y los Alpes.

3.1. Predicciones a escala global

Uno de los primeros estudios sobre la futuraocurrencia de aludes, realizado escala global perocentrado en el hemisferio norte, es el deGlazovskaia (1998). Utilizando datos del ModeloG F D L Q-flux estima posibles cambios en lascaracterísticas principales de las condiciones degeneración de aludes en el Hemisferio Norte parauna resolución correspondiente a celdas de tamañode 4,5º lat. x 7.5º long. (es decir, de unos 380 km x630 km en el Pirineo; considera la “región” deEuropa occidental). Los datos que tiene en cuentael modelo son la temperatura del aire en superficie,la temperatura del suelo en superficie, la precipita-ción mensual expresada en promedio diario, elviento, la humedad del suelo, etc., es decir, datosmuy generales para la resolución disponible. Lassimulaciones consideran un escenario de máximocambio, con aumentos de la temperatura de 3,5-4ºC. Concluye que en Europa Occidental y, en con-creto, en la Península Ibérica, se va a producir unaposible reducción del espesor de nieve de entre 10cm y >30 cm, una posible reducción en el númerode días con precipitaciones >10 mm de hasta el25%, y una disminución del periodo favorable aldesencadenamiento de aludes de unos 10 días. Estetrabajo tiene un valor intrínseco como trabajo pio-nero en el tema, pero no aporta información de uti-lidad respecto al riesgo futuro de aludes en nues-tros macizos montañosos por su carácter generalis-ta y baja resolución.

El Panel Intergubernamental de Expertos sobreel Cambio Climático (IPCC), en su Tercer Informede Evaluación sobre el Cambio Climático (IPCC,[en línea]), expone una serie de probables escena-rios de cambio climático a escala global, que abar-can un abanico de posibilidades de cambio, desdemás suave a más extremo. Si consideramos porejemplo el escenario B2, que no es un escenarioextremo, observamos que para nuestra latitud y entodo el ámbito del Mediterráneo se predice unaumento de las temperaturas medias anuales parael periodo 2071-2100 de entre 2 y 4ºC, comparadocon el periodo 1961-1990 (Fig. 6).

En este mismo Informe se valoran los fenóme-nos extremos relacionados con el clima, teniendoen cuenta los cambios observados y la fiabilidad delas series de datos, y los cambios proyectados para

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Aludes de nieve. Riesgo actual y riesgo futuro 81

el sigo XXI. Respecto a las temperaturas se con-cluye que muy probablemente las temperaturasmáximas serán más altas, habrá más días máscalientes y olas de calor en casi todas las zonascontinentales; las mínimas serán más altas (irán enaumento), habrá menos días fríos, días de heladas yolas de frío en casi todas las zonas continentales.En el caso del manto nivoso, esto va a conllevar laelevación de la isoterma de 0ºC hacia mayores alti-tudes y, por lo tanto, la elevación del límite delmanto nivoso continuo durante el invierno haciamayores altitudes. Además, estos cambios en latemperatura muy probablemente van a provocarolas de calor y sequías, que van a tener repercusiónen los bosques (salud de los árboles, incendiosforestales, etc.).

Respecto a la precipitación y también a escalaglobal, hay poco acuerdo entre los modelos actua-les sobre la probabilidad de que se produzcan más

precipitaciones extremas, con tempestades demayor intensidad en las zonas de latitud media.Podrán producirse (o no) más tormentas de nieve,hielo y más aludes extremos, que como se hacomentado, van asociados a estos fenómenos detormenta extremos. Es decir, no se puede concluirque vaya a haber una variación de los eventos detemporal extremos, por lo que no se puede concluirque vaya a haber un aumento de los aludes extre-mos. Lo que no parece que vaya a producirse esuna disminución de estos temporales en nuestraslatitudes, por lo tanto y siempre a escala global, noparece que vaya a haber una disminución de losaludes extremos.

Por supuesto, todas estas consideraciones sonsolamente válidas a escala global, es decir, del pla-neta. Por ello, solo se apuntan posibles tendenciasque no son en ningún caso directamente aplicablesa escala regional o local, como la península Ibérica

Figura 6. Cambio de la temperatura media anual (sombreado) y su margen de variación (isolíneas), en ºC, en el escenario B2 delIE-EE. Se compara el periodo 2071-2100 con el periodo 1961-1999. Simulado con MCGAO. (Extraído de IPCC 2001[en línea]).

Figure 6. Temperature mean yearly change (grey shadows) and its variation margin (isolines), in ºC, in the B2 IE-EE scenario. Theperiods 1961-1990 and 2071-2100 are compared. MCGAO simulation. (Extracted from the IPCC 2001 report [on line]).

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o un determinado macizo montañoso como, porejemplo, los Pirineos o los Alpes, como se comen-ta respecto al trabajo de Martin et al. (1997) en elapartado 3.2.

3.2. Predicciones a escala local: “downscaling”

Uno de los objetivos básicos de la investigaciónrelacionada con la modelización del clima es poderllegar a simular los efectos de la circulación globalen un contexto regional o local. Martin et al. (1997)desarrollaron un método de downscaling basado enanálogos para simular el manto nivoso estacionalen los Alpes franceses a partir de los resultados demodelos de circulación general, para distintos esce-narios. En su trabajo se parte del hecho de que enlos modelos de circulación global (GCMs) lasvariables de superficie simuladas por los modelosno se pueden utilizar en las áreas de montaña por-que suavizan demasiado la topografía. Por ejem-plo, en la resolución T42, la malla utilizada es deaproximadamente 300 km2 y la máxima elevaciónreproducida para los Alpes no alcanza los 1000 ms.n.m. Evidentemente, estas condiciones de parti-da, al no poder reproducir correctamente la com-pleja topografía de los Alpes, no pueden simular lasdrásticas variaciones en las variables meteorológi-cas que se producen habitualmente en áreas demenos de 50 km2. De estas limitaciones surge lanecesidad de desarrollar métodos de downscalingpara simular condiciones regionales y locales. Enel trabajo de Martin et al. (1997) se llega a losresultados y conclusiones siguientes: Simulandocondiciones de años precedentes con datos realesse produce una infraestimación sistemática de laprecipitación acumulada tanto estacional como alargo plazo (nieves permanentes). Esto es comúnen la aplicación de los métodos análogos, que tie-nen dificultades en seleccionar situaciones extre-mas asociadas con cantidades de precipitación ele-vadas. Además, la elevada sensibilidad del mantonivoso a pequeños cambios de temperatura o preci-pitación no permite una simulación precisa de laclimatología de la nieve. A esto hay que añadirle ladificultad de los GCMs para simular la circulaciónatmosférica en el Mediterráneo y las desviacionesque este hecho introduce y que son de difícilcorrección. El resultado es que el manto nivoso enel Sur de los Alpes no se reproduce bien. En lo que

respecta a los episodios extremos que pueden gene-rar aludes de grandes magnitudes, como se hadicho, este modelo presenta muchas limitaciones yno se puede deducir ninguna conclusión.

Expresando la misma dificultad en los proce-sos de d o w n s c a l i n g , en el número 1 de lasNewsletters derivadas del Proyecto ENSEMBLE(GOCE-CT-2003-505539), financiado en el marcodel 6º Programa Marco de la Comisión Europea, enel que participan 73 universidades e institucionesde investigación de todo el mundo, se recogen lassiguientes afirmaciones (Kostopoulou et al. [enlínea]):

“(…) La inceridumbre en la sensibilidad climáti-ca no ha decrecido entre el segundo (1995) y el ter-cer (2001) informe del IPCC. (…). Para poder con-siderar el impacto del cambio climático a escalaslocales, un paso importante consiste en caracterizarla variabilidad climática y los eventos meteorológi-cos extremos, y como estos cambian con el cambioclimático. (…). Los factores que controlan los even-tos extremos serán, por lo tanto, investigados.”

Por otro lado, las conclusiones del PNR 31(OcCC, ed. [en línea]) indican que la evolución delos riesgos naturales asociados a la meteorologíano ha sufrido un cambio excepcional estos últimosaños en Suiza. Se observa, sin embargo, una ocu-pación creciente de las zonas susceptibles de serafectadas por fenómenos naturales, lo que aumentala amplitud posible de los daños debidos a los ries-gos naturales. Si el calentamiento continúa habráque esperar cambios en los siguientes dominios:

- Una fuerte disminución del manto nivoso eninvierno en altitudes medias y bajas, con laconsiguiente pérdida de turismo invernal, asícomo aumento de las crecidas en invierno.

- Un aumento de la inestabilidad de las vertien-tes.

- Efectos negativos en la estabilidad de los eco-sistemas alpinos.

Aunque cabe decir que estas conclusiones aescala regional y local no proceden de la aplicaciónde downscaling a los modelos climáticos.

Actualmente se están abriendo nuevas perspec-tivas en los métodos de simulación con la incorpo-ración modelos estocásticos. Por ejemplo,Watterson (2005) simula los cambios producidospor el calentamiento global en la variabilidad de la

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precipitación mediante un modelo estocásticogamma-distribuido. Esta aproximación le permiterealizar un downscaling en el SE de Australia conbuenos resultados.

En resumen, aunque es importante realizar unimportante esfuerzo en investigación y desarrollode las técnicas de downscaling, por el momento nopodemos disponer de simulaciones ni prediccionesfiables a escala regional ni local para los macizosmontañosos. Esto es especialmente cierto en lo quese refiere a la predicción de eventos extremos. Portodo ello, las consideraciones sobre el riesgo futu-ro de los aludes en nuestro ámbito se van a basar enestudios de series de datos sobre innivación y alu-des y en el conocimiento existente sobre el funcio-namiento del clima en Europa.

3.3. La Oscilación del Atlántico Norte y sus conse -cuencias

El clima en Europa y especialmente en Europaoccidental está ligado a la Oscilación del AtlánticoNorte (NAO) (Hurrell, 1995). La NAO es una osci-lación de baja frecuencia (de orden aproximada-mente decenal) que se produce en la intensidad delos centros de altas y bajas presiones característicos

de las Azores y de Islandia. Esta oscilación sedetermina mediante un índice que compara las pre-siones atmosféricas de dos observatorios que seconsidera reflejan bien dichas situaciones atmosfé-ricas, por ejemplo, el de Lisboa, frente las Azores,y el de Reykjiavik en Islandia.

En una situación con índice NAO positivo elanticiclón de las Azores y la depresión sobreIslandia se hallan reforzados. Esto produce vientosdel Oeste activos, que cortan el paso a los descen-sos de aire polar frío sobre Europa. Esta situaciónprevalece desde los años 70. En una situación coníndice NAO negativo el anticiclón de las Azores yla depresión centrada sobre Islandia se debilitan.Por tanto, los vientos del Oeste se debilitan y el airepolar frío puede descender sobre Europa (Fig. 7).

Estos bloqueos o descensos del aire polar sobreEuropa tienen relación, como es lógico, con lasprecipitaciones y, por lo tanto, con las precipitacio-nes en forma de nieve durante el invierno. En estesentido, el PNR 31 (Suiza) (Georg, 1998) realizóuna comparación entre el índice NAO y la presiónen Zurich desde 1903 hasta 1998, que refleja unamuy buena correspondencia entre estos dos valo-res. Además, se constató que entre los inviernos de1988 a 1998, con índice NAO positivo, se dieron 8

Figura 7. La Oscilación del Atlántico Norte (NAO); a) situación que produce un índice NAO positivo: alta presión en las Azores(H) y depresión sobre Islandia (B) reforzadas; b) situación que produce un índice NAO negativo: alta presión en las Azores (H) y

depresión sobre Islandia (B) debilitadas. (Georg, 1998).Figure 7. North Atlantic Oscillation: a) situation corresponding to a positive NAO index: Azores High pressure (H) and Icelandic

Low pressure(B) reinforced; b) situation corresponding to a negative NAO index: Azores High pressure (H) and Icelandic Lowpressure(B) weakened. (Georg, 1998).

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inviernos suaves, con poca nieve en la media mon-taña. Durante este periodo los inviernos fueronpoco tempestuosos. Pero en 1990, con índice NAOpositivo, se produjo el Huracán “Vivianne”, conráfagas de viento de 270 km/h, que abatió 50 km2

de bosque. Es decir, desde el punto de vista de lainnivación no fueron inviernos problemáticos, perola destrucción del bosque implica un aumento de lavulnerabilidad de las infraestructuras a las que ésteofrecía protección.

La relación entre el clima en el área delAtlántico Norte y los fenómenos meteorológicosen Europa nos permite abordar estudios de carácterregional y local. Algunos de ellos se centran en larelación entre la NAO y la precipitación. Otros, sinentrar en esta relación, se centran en el estudio deseries de datos nivo-meteorológicos, como se veráa continuación.

3.4. Los estudios de carácter regional y local

Existen pocos estudios específicos sobre lavariación de la precipitación y, más específicamen-te, de la cobertura nivosa en las cordilleras de lapenínsula Ibérica y su relación con el clima. Unode estos estudios es el de Martín Vide et al., (1999).Según estos autores, para el caso de la penínsulaIbérica y por lo menos en la mayor parte de esteterritorio existe una correlación negativa entre elíndice NAO y las precipitaciones de diciembre.Temporales de lluvia invernales que afectan aamplias zonas de la península se vinculan a valoresnegativos de la NAO. Sin embargo, en la zona sep-tentrional y en la franja mediterránea oriental estacorrelación es débil.

A una escala más local, Estrada (2005) ha rea-lizado análisis de las series pluviométricas delperiodo 1935 -2000 de las estaciones de Escaldes yRansol existentes en Andorra, correspondientes alcuatrimestre de invierno diciembre-enero-febrero-marzo, y las ha correlacionado con el índice NAO.Cabe decir que alrededor del 50% del territorio deAndorra se sitúa por encima de los 1900 m s.n.m.,con lo que buena parte de estas precipitaciones seproduce en forma de nieve. Estrada (2005) conclu-ye que el índice NAO de invierno guarda unacorrelación negativa apreciable con las precipita-ciones del cuatrimestre de invierno en Andorra (“r”de Pearson alrededor de -0.50). De acuerdo con la

tendencia general en el sur de Europa, valoresnegativos de la NAO se asocian, en el caso deAndorra, con inviernos de precipitaciones impor-tantes, y valores positivos con inviernos de precipi-taciones débiles o discretas. Las temporadas inver-nales con precipitaciones más copiosas suelenmantener una correspondencia con índices NAOnegativos. Muchos de los inviernos con más abun-dancia de nieve se corresponden también con valo-res negativos de la NAO. Esteban et al. (2005),también en los Pirineos de Andorra, analizan lasseries de datos de precipitación de los inviernosdesde 1986-87 hasta 2000-2001 y establecen lassituaciones sinópticas en las que se producen pre-cipitaciones de nieve muy importantes, que podrí-an estar asociadas a la generación de aludes comolos de los inviernos de 1996 o 2001.

Dessens y Bücher (1997) realizan un examencrítico de los datos meteorológicos registradosdesde 1882 hasta 1984 en el observatorio del Pic duMidí (Pirineo Francés), situado a 2862 m s.n.m.Esta serie de datos “a priori” es de indiscutible inte-rés, por ser larga y de altitud. Si embargo, los auto-res concluyen que los datos no deben ser conside-rados con posterioridad a 1922 debido a errores ycambios instrumentales. De todos modos, indicanque las precipitaciones del periodo histórico ante-rior a 1923 se han doblado en los meses deDiciembre a Abril, aunque es muy posible que estaestimación esté fuertemente sobreestimada. Enresumen, el único trabajo realizado con datos degran altitud no aporta ninguna conclusión útil parael objeto del presente trabajo.

Una de las maneras de estimar el riesgo futuro,aunque con muchas limitaciones, es tener en cuen-ta los estudios más numerosos realizados en losAlpes, y considerar hasta que punto sus conclusio-nes pueden ser extrapolables a los macizos monta-ñosos de la península Ibérica.

Uno de los primeros trabajos sobre nieve, alu-des y cambio climático es el de Föhn (1992). Eneste trabajo se analizan series de datos sobre elmanto nivoso y sobre los aludes en los AlpesSuizos. Se analizaron los datos de 20 estacionesalpinas situadas entre 800 y 2540 m s.n.m., conregistros de entre 40 y 50 años (con la excepción deDavos, a 1560 m s.n.m., con unos 100 años deregistro). La evolución temporal del espesor delmanto nivoso del día 1 de enero muestra una gran

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variabilidad interanual, pero no se observa ningunatendencia a largo plazo que indique que las acumu-laciones de nieve en los años anteriores a 1990, quefueron relativamente bajas en observatorios decotas bajas e intermedias, marcaran ninguna ten-dencia excepcional en observatorios de altitudcomo el de Weissfuhjoch (2540 m s.n.m.)(Figs. 8y 9). Beniston (1997), a partir de series de 50 añosde datos (1945-1994) tomados también en observa-torios a distintas altitudes en Suiza; por su parte,Laternser y Scneebeli (2003), Beniston et al. (2004) y Scherer et al. (2004) llegan a conclusiones simi-lares: a partir de los años 80 se produce una dismi-nución del espesor del manto nivoso y de su dura-ción a cotas bajas, que prácticamente no es signifi-cativo a cotas altas. Beniston et al. (2004 ) relacio-nan los espesores de nieve, que presentan una granvariabilidad interanual y unos ciclos decenales, conlas condiciones de forzamiento climático de granescala asociadas a la NAO.

Estos análisis son coherentes con el realizadoen el marco del PNR 31 (Georg., 1998), en el quese llega a la conclusión que la cobertura nivosa enaltitud, a 1500 m s.n.m., no ha variado durante elsiglo XX. Esto se basa en análisis de series de datossuficientemente largas de los observatorios deDavos (1560 m s.n.m.) y Bever (1710 m s.n.m.) enGrisons y Andermatt (1440 m s.n.m.) en Uri.Contrariamente, la reconstrucción de la innivaciónrealizada por historiadores en el “Plateau” Suizo,con cotas más bajas, a partir de datos de 311 invier-

nos (1684-85 / 1996-97; excluyendo 24 inviernossin datos en la serie) indica claramente una dismi-nución de la duración del manto nivoso invernal.Antes de 1898 había una media de 64 días decobertura nivosa / año; entre el final del siglo XlXy 1987, de 49 días de cobertura nivosa / año; desdemitad de los años 80 hasta 1997, la media era de 27días de cobertura nivosa / año. Esto indica fusión acotas bajas, que se relaciona con un aumento dealrededor de 2ºC en las temperaturas mínimas(menos heladas durante la noche). Las temperatu-ras máximas no presentan tendencias claras, perode todos modos disminuye la diferencia entre lastemperaturas máximas y las mínimas, se difuminael contraste invierno-verano, los extremos sonmenos marcados y los climatólogos dicen que elclima “se equilibra” y se vuelve “más marítimo”.También según PNR 31 (Georg., 1998), discernirlas tendencias de la precipitación es mucho másdifícil por su elevada variabilidad interanual.

Respecto a los aludes, los datos no son sufi-cientemente completos como para poderlos utilizarcomo indicadores climáticos, ya que únicamente sedispone de series de, como máximo, 50 años. Unanálisis de tres series de 50 años (observatorios deDavos, Bever y Andermatt) dan como resultadoque la frecuencia de los aludes no muestra ningunatendencia, ni a la alta ni a la baja PNR 31 (Georg.,1998). Los aludes se producen sobretodo en “ave-nidas”, de modo que en los últimos 50 años se hanproducido seis periodos de grandes avalanchas en

Figura 8. Espesor de nieve el 1 de Enero en Weissfluhjoch (2540 m) y media solapada de 11 años. (Extraída de Föhn, 1992).Figure 8. Snow depth yearly at the 1st January on Weissfluhjoch (2540 m) and 11-year overlapping means.(Extracted from Föhn,

1992).

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Suiza: en los años 1951 (2 periodos), 1954, 1968,1975 y 1984, sin tener en cuenta el terrible invier-no de 1999 que queda fuera del periodo considera-do en este trabajo. Es decir, se constata la llegadaregular de años avalanchosos sin que se pueda dis-cernir una tendencia general respecto a su sucesión.

Estos resultados son coherentes con los de Föhn(1992), que compara las innivaciones medidas enDavos el 1 de Enero de 1892 a 1989 (Figs. 8 y 9),y los episodios con aludes catastróficos ocurridosentre 1801 y 1985 (Fig. 10).

Comparando estos datos se puede observar queno existe una recurrencia clara en los periodos ava-lanchosos y que estos se pueden producir en añoscon innivaciones nada excepcionales. Éste es elcaso del terrible invierno de 1951, en el que se pro-dujeron un gran numero de aludes extremos congraves consecuencias socioeconómicas.

La actividad excepcional de aludes (eventosextremos) es predominantemente causada por unacombinación de factores meteorológicos (Föhn,1992). Muchos de estos aludes se inician en altitud.Así, un ligero calentamiento climático no modifi-caría la generación de aludes extremos en Suiza, yaque un aumento de la temperatura media en 1 o 2ºC, o incluso una disminución en las precipitacio-nes entre un 10 y un 20% no son significativos res-pecto a las situaciones meteorológicas extremas(Georg., 1998).

En resumen, los aludes extraordinarios y extre-mos se producen en situaciones meteorológicas

especiales: Varios días con nevadas intensas y con-tinuas y con temperaturas del aire bajas. Suelenacompañarse de fuertes vientos que producensobreacumulaciones de nieve importantes sobrecapas de nieve inestables. A menudo van asociadosa un rápido calentamiento de capas de nieve frías ysin cohesión, y también pueden producirse asocia-dos a una lluvia continua e intensa sobre capas denieve evolucionadas. Teniendo en cuenta estas con-diciones, recopilando la información de los estu-dios regionales y locales en la península Ibérica,los Pirineos y los Alpes, y considerando las hipóte-sis sobre el cambio climático a escala regional, sepuede presentar un escenario para evaluar el futuroriesgo de aludes en nuestro ámbito.

Según la Oficina Española de CambioClimático (Ministerio de Medio Ambiente) [enlínea], durante el siglo XXI probablemente dismi-nuirá en España la disponibilidad de agua y aumen-tarán las sequías, olas de calor y otros fenómenosextremos. Así mismo, habrá un desplazamiento delas zonas bióticas hacia mayores alturas y hacia elNorte.

El Consell Assessor per al DesenvolupamentSostenible de la Generalitat de Catalunya, en suInforme sobre el cambio climático en Cataluña(2003) apunta que se producirá un incremento en laaltitud de la posición del manto nivoso en elPirineo, que se situaría por encima de los 2000 m;esto implicaría una disminución de su superficietotal.

Figura 9. Espesor de nieve el 1 de Enero en Davos (Alpes orientales) con la serie de datos más larga existente en Suiza (1892-1998) y media solapada de 11 años. (Extraída de Föhn, 1992).

Figure 9. Yearly snow depth at 1st January on Davos (Eastern of Alps) with the longest data-series in Switzerland (1892-1998) and11-year overlapping means (Extracted from Föhn, 1992).

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Estas predicciones, en principio coherentes conlas predicciones globales, permiten presentar unescenario hipotético a escala regional y local en elque los aludes extremos, por las condiciones en lasque se generan los que afectan hasta los fondos devalle habitados, se podrán seguir produciendocomo en la actualidad. Así mismo, es posible unincremento de su magnitud por la pérdida o dete-rioro del bosque de protección. Esto se deriva deque las condiciones que generan el fenómeno “aludextremo” probablemente serán similares a lasactuales (tormentas extraordinarias con fuertesvientos y descenso de las temperaturas duranteunos días). Por otro lado, el aumento de las tem-peraturas asociado al cambio climático afectará albosque produciendo enfermedades en los árbolespor falta de agua (incremento de las sequías), asícomo destrucción de la cobertura forestal por elaumento de incendios si no se actúa al respecto.Esto provocará una disminución del bosque quecumple una función de protección y, en consecuen-cia, el aumento de la magnitud de los aludes extra-ordinarios.

4. Conclusiones

Respecto al riesgo actual, cabe destacar lanecesidad de una legislación del uso de suelo queobligue a considerar los riesgos naturales en la cali-ficación de suelos no urbanizables. En nuestro con-texto europeo ésta es la única manera de proteger a

la población (no especialista) frente a las amenazasnaturales extremas, poco frecuentes, ya sean alu-des, ya sean otro tipo de riesgos. La aplicación deesta legislación debe basarse en información rigu-rosa en forma de mapas de inventario y mapas depeligrosidad. Además, es imperativo el manteni-miento de los sistemas de predicción temporalexistentes.

Respecto al riesgo futuro, el posible resultadodel cambio climático en el mejor de los casos, esdecir, si no aumentan los eventos extremos, es quese van a seguir produciendo aludes de la misma omayor magnitud y en los mismos lugares, ya queno van a disminuir las tormentas extremas que losproducen. Además, el deterioro del bosque de pro-tección es muy probable, por lo que emerge lanecesidad de una buena gestión forestal que asegu-re su mantenimiento. Los impactos producidossegún este escenario podrán tener implicacionessocio-económicas importantes. Finalmente, esposible que se de una cierta pérdida de concienciafrente a estos fenómenos: la elevación en altituddel manto nivoso continuo en el invierno puedeimplicar que se produzcan menos aludes de magni-tudes medias y periodos de retorno medios queafecten los fondos de valle y ciertas infraestructu-ras (como carreteras). Esta probable pérdida dememoria histórica deberá ser compensada con unbuen plan de cartografía y mantenimiento de lasbases de datos sobre aludes y, sobre todo, con unabuena legislación y una buena gestión territorial.

Figura 10. “Calendario” de la actividad avalanchosa catastrófica en los Alpes Suizos (1800-1985). Cada barra negra marca unevento catastrófico en la región indicada. Los periodos de retorno medios se tabulan en el margen derecho. (Extraída de Föhn,

1992).Figure 10. “Time-table” of past catastrophic avalanche activity in the Swiss Alps (1800-1985). Every black bar marks a catastrop -hic event in the given region. Mean return periods per region are tabulated on the right side hand. (Extracted from Föhn, 1992).

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Agradecimientos

La elaboración de este trabajo ha sido posiblegracias al apoyo de la Real Academia de CienciasExactas, Físicas y Naturales y del Grup de RiscosNaturals (RISKNAT): DURS - 2001SGR00081.

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